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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

1024 PALABRAS

“¿QUÉ IMPLICA PARA USTED LA DEMOCRACIA?


¿CONSIDERA QUE, DADA SU NATURALEZA, UN SISTEMA
SOCIALISTA ES MÁS DEMOCRÁTICO QUE UNO CAPITALISTA, O
VICEVERSA?”

ESTUDIANTE.- CARLOS ALBERTO GONZALEZ C.

CURSO.- 4/6

DOCENTE.- PABLO QUIÑONEZ

ASIGNATURA.- ECONOMÍA POLÍTICA II


INTRODUCCIÓN

"Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia"

(Roosevelt, 1858-1919).

La democracia es un tipo de gobierno en donde el poder se lo atribuye al pueblo, siendo

los ciudadanos (as) demandantes de justicia y respeto. Lo cual se consigue a través de ejercer

el voto para la elección de un representante máximo que nos identifique (tanto a la mayoría

como a las minorías) para la toma de decisiones, y como su principal función perseguir el

respeto por los derechos humanos, la protección de las libertades civiles y de los derechos

individuales, y la igualdad de oportunidades en la participación en la vida política,

económica y cultural de la sociedad para el gozo de todos (as).

La democracia implica un conjunto y subconjunto de propuestas que engloban diferentes

ámbitos de la vida cotidiana (social, económico, político,…), pero que en cada uno de ellos

dista su significado. En lo político se la define como la forma de un Estado, en lo social es

una sociedad caracterizada por la igualdad de condiciones, y en lo económico se plantea la

redistribución de riqueza persiguiendo un bienestar generalizado.

LA DEMOCRACIA MÁS ALLÁ QUE SÓLO UNA PROPUESTA DE CAMPAÑA

Al escuchar la palabra democracia se nos viene a la mente otra palabra igualdad, que

asociamos a la idea de que no hayan brechas entre los pobladores o no existan las clases

sociales, pero eso se asemeja más a una utopía.

Cómo sabemos la reproducción indistintamente del sistema en que se encuentre va a

seguir produciendo mercancías porque sin esta la humanidad se extinguiría. Por lo tanto, en

un sistema capitalista como un sistema socialista se genera un excedente en la producción

creada por el obrero los capitalistas la denomina plusvalía, pero he ahí la incógnita ¿en qué

sistema se redistribuye mejor ese excedente?; la cual no la gestiona sólo un individuo, sino
que se pone en marcha por la cooperación de muchos individuos que conforman una

sociedad.

Dada su naturaleza y concepción valoro que el sistema socialista practica de forma más

aproximada el significado de la democracia porque bajo su premisa “de cada uno, según su

capacidad; a cada uno, según su trabajo” su razón es abolir la explotación del hombre por

el hombre, como se presente en el sistema capitalismo quien controla los medios de

producción.

En un sistema socialista sus objetivos están encaminados para implementar democracia

en cada uno de ellos, por ejemplo: el caracter de trabajo -todos trabajan para la sociedad,

para si mismos y no para llenar los bolsillos de ubos pocos-; en general el próposito es que

todos los miembros de la comunidad ejerzan los mismos derechos y deberes, sin distinción

entre clases sociales. En cambio, el capitalismo el poder de todos está en las manos de unos

cuantos quienes buscan el beneficio individual y no colectivo; por tanto la democracia

implementada en este sistema económico representará el bienestar de una minoría en

relación a las necesidades de la mayoría.

Según la página the Economist Intelligence Unit en 2016 Noruega es el país con la

democracia más fuerte, seguido por Islandia, Suecia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá e

Irlanda empatados en sexto lugar, Suiza, Finlandia y Australia

La piedra angular es el capital para determinar qué sistema es más democrático, en el

capitalismo el capital es de carácter de clase, es decir, personal; pero en el socialismo se

aspira a convertir en colectiva esa riqueza.

LA DEMOCRACIA COMO UN FIN EN SÍ MISMA

Mucho debate existe en la actualidad con respecto a ¿Qué es en sí la verdadera democracia?

Y hasta qué punto en el sistema capitalista en el cual hoy en día se ven inmersos la mayor
parte de países del mundo, garantiza realmente la democracia, en el sentido más profundo y

puro que ella encierra, es decir, el de garantizar que se cumplan a plenitud los derechos de

todos los individuos, la libertad de expresión es una de las definiciones más usuales que se

le da al término democracia. Sin embargo, cómo se puede hablar de libre expresión en

individuos que sólo participan en el sentido de sufragar en elecciones presidenciales, pero a

lo largo del período su repercusión es nula en las decisiones más importantes que se toman

en el país en cuestión.

Además ¿Cómo es posible afirmar que en los países occidentales, donde el capitalismo es el

soberano, exista democracia aun cuando en éstos existen altos indicadores aún de

desigualdad, concentración de la riqueza en élites y miseria en el otro polo de la población

que de paso, en ciertas regiones ni siquiera alcanzan a cubrir los recursos más básicos? Y es

precisamente éste el sistema que denuncia al socialismo de ser un sistema poco o nada

democrático. ¿Acaso no es eso caer en la doble moralidad? Resulta paradójico que

precisamente, un sistema que pretende estructurar una sociedad más equitativa, más

igualitaria, que ponga al ser humano en primer lugar, antes que al capital, que en última

instancia lo que busca es proporcionar a la sociedad en su conjunto las condiciones de vida

dignas, sea considerado como un sistema poco democrático. ¡Qué desfachatez más grande!

Y cuánta ¡Doble moral!

Conclusiones

Considero que la aplicación de un sistema socialista, pero en un sentido estricto, como lo

establecía Marx, es decir, de cada quién según su capacidad y a cada quién según su trabajo,

es la mejor forma en que se garantice la verdadera democracia, entendida como un fin en sí

misma, es decir, que lleve al ciudadano a un estado en el cuál sea verdaderamente escuchado,

donde sus necesidades sean verdaderamente atendidas, donde su voz si sea influyente en
las decisiones y no sólo en un buen día donde por medio del sufragio se le venda la falsa

ilusión de que se respeta su libre expresión. Para ello, es necesario empoderar al ciudadano

y eso sólo será posible cuando se le garantice el acceso a una educación de calidad, a un

buen sistema de salud, a una vivienda y trabajo dignos, a condiciones de vida que garanticen

el buen vivir y en consecuencia, una verdadera libertad que haga valer el pleno de sus

derechos más básicos.


Bibliografía

Harvey, D. (2014). Guía de El Capital de Marx. Libro primero. Madrid: Ediciones Akal.

Marx, C. (1990). El Capital. Moscú: Editorial Progreso.

Nikitin, P. (1982). Economía Política (5 ed). Ciudad de México: Editores Mexicanos

Unidos.

Roosevelt, T. (1858-1919).

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