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1.

La filosofía es la que proporciona la felicidad: al joven acoger serenamente lo que su


tiempo le da, y al viejo a enriquecer su presente por el recuerdo agradecido de las
venturas vividas 


. 2. Preceptos éticos que procuran la felicidad (tetraphármakon): carácter curativo que el


epicureísmo le concede esencialmente a la filosofía; ésta se avala como un
tratamiento contra los males que nos aquejan. Liberación: respecto del dolor (algós)
y de la pena (lype). A) La recta (piadosa) opinión sobre los dioses. B) La recta opinión
sobre la muerte. C) La recta opinión sobre el placer y su límite. D) La recta opinión
sobre el dolor y su límite.

. 3. La recta (piadosa) opinión sobre los dioses: 1) Los dioses son incorruptibles (Esta
condición, pues, le permite al dios experimentarse a sí mismo como vida sin falta,
plena y autosuficiente, lo cual constituye el dechado de la existencia bienaventurada).

-la aprehensión de los dioses tiene un carácter estrictamente racional. -No es impío el que
rechaza los dioses del vulgo, sino el que imputa a los dioses las opiniones del vulgo 2) Los
dioses son inalterables y no intervienen en los asuntos humanos (como creen el vulgo –
capricho- y el docto –necesidad-). Los que se hacen semejantes a los dioses –condición
necesaria de lo cual es opinar piadosamente sobre éstos– reciben de esta misma semejanza,
de la cercanía con lo divino, los mayores provechos. Se prefigura de esta manera la promesa
con que concluye la Carta, que anuncia al prudente una existencia que es análoga a la de un
dios, merced a la participación en bienes inmortales.

. B. La recta opinión sobre la muerte: Por una parte, no hay sensación de lo que llamamos
“muerte”; luego, la muerte (1)no es nada, no es ente en ninguna de las acepciones en
que este término puede ser aplicado (cuerpo, vacío, propiedad, accidente). La vida es
el contexto de toda sensación posible, entonces la vida y la muerte no se tocan. El
vulgo teme la muerte como límite de la vida, es decir, a la manera de un límite que
fuese susceptible de ser experimentado como tal. Cree que la muerte nos afecta, que
resta plenitud a todo presente vivido. (2)Al filósofo se le impone la tarea de
habituarnos a este pensamiento. La idea de la filosofía como un ejercicio constante
del pensamiento, que conlleva el rasgo del cuidado (de sí) y trae eficacia serenadora
para el alma. (3)Pero sabiendo lo sabido en aquel conocimiento, alcanzamos el gozo,
no sólo a pesar de que somos mortales, sino en cuanto lo somos. Pensar que la muerte
no es nada en relación a nosotros nos abre al gozo, no de una vida que olvida la
muerte, sino de una vida que se sabe mortal: “hacer gozosa la condición de ser
mortales”. – (4) La muerte pone la vida en condición de la espera. (5) El sabio lo es
por su postura ante la muerte. (6). Se opone a todo pesimismo ético y al suicidio:
afirmar el placer (que puede reinar en toda la vida) en las condiciones más adversas.

C. La recta opinión sobre el placer. El placer es ausencia de dolor.

Naturales necesarios: su satisfacción hace cesar el dolor. (A)Necesarios para la vida: comida
y bebida. (B)para evitar el malestar del cuerpo: ropa , casa, fuego. (C): Para la felicidad: la
filosofía y la amistad
Solo Naturales: si no son satisfechos no rematan en dolor y pueden disiparse: los placeres
de los sentido, del sexo y de la belleza

Vanos (Ni necesarios ni naturales): infringen el límite establecido por la naturaleza y la


necesidad. Erotismo en el caso de los solo naturales, lujo y refinamiento en el caso de los
necesarios.

-Diferencia entre el placer del alma (ataraxia) y el placer del cuerpo (aponía). En ambos casos
el placer es ausencia de dolor. Cuerpo y alma son de naturaleza física, aunque la calidad de
los átomos es distinta. Por una parte, el placer corpóreo es experimentado en el presente de
la ocasión, determinado por la actualidad del estímulo placentero, y se disipa con su ausencia;
en cambio, el alma puede extender el placer a todo el tiempo de la vida, por obra del recuerdo
y la confianza, concentrando en el presente esa totalidad.

-Placer catastemático: placer perfecto: ausencia de dolor del cuerpo más ausencia de
turbación del alma. 


- El placer, en efecto, es una afección (páthos), criterio de verdad (de realización) ética, como
la sensación lo es de la verdad cognoscitiva, y coincide con ésta en ser álogon,
originariamente exento de determinación racional. Sensación y afección deben ser
consideradas como dos caras de un mismo complejo. El placer es el principio (anterior a todo
proyecto) y fin a que toda vida apunta y en que toda vida se consuma: un fin que no trasciende
al existir, sino que puede plenamente cumplirse en él.

- Pues a éste lo hemos reconocido como el bien primero y congénito, y desde él iniciamos
toda elección y rechazo. HAY QUE EVITAR PLACERES CUANDO DE ESTOS SE
SIGUE UNA MOLESTIA MAYOR Y HAY QUE SOPORTAR DOLORES CUANDO SE
SIGUE DE ELLOS UN PLACER MAYOR. No se trata del placer particular de cada
circunstancia, sino del mayor placer, del que se puede dar en la totalidad de la vida. Los
placeres particulares deben acomodarse de acuerdo a ese fin general. NO TODO PLACER
HA DE SER ELEGIDO, Y AUNQUE TODO DOLOR ES UN MAL, NO TODO DOLOR
HA DE SER EVITADO SIEMPRE. Se trata para Epicuro de un cálculo de las consecuencias
(de los provechos y de las desventajas). Se trata de la prudencia como un saber del límite

. Pero hay que escuchar la demanda de la naturaleza; no hay un primado de la razón.

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