Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Proverbio persa
Cuando le dieron la noticia no fue capaz de creerlo; pero era verdad lo que
anunciaban las escrituras: el Mesías estaba a punto de nacer y la señal de
su llegada se haría visible en el firmamento.
Artabán era uno de los alquimistas que más popularidad había al-
canzado en la ciudad de Asur. Tanto era así que hasta el Faraón de
Egipto, en una de sus visitas a las tierras de Oriente, se quedó ma-
ravillado de sus hazañas como destilador de elixires. Más de uno
podía llegar a ser mortal, pero especialmente uno de ellos sobresa-
lía por los efectos tan embriagadores y placenteros que originaba;
él lo llamaba «el agua de la alegría». Antes de marcharse, Ramsés le
ofreció todas las tierras que desease del gran país del Nilo, pero el
mago tenía en mente otros proyectos mucho más importantes que
los de ser un mero terrateniente en un país extranjero.
En aquel tiempo el rey Darío, uno de los más sanguinarios y
violentos de todos los monarcas que había tenido la gran Persia,
se encaminaba por el desierto hebreo al encuentro de las tropas
gobernadas por Alejandro Magno, un joven emperador sediento
de poder que anhelaba acabar con la hegemonía persa que tantos
siglos había perdurado al este de las tierras hititas. Todos los hom-
bres de la ciudad habían sido llamados a filas, pero el general Al–
11
12
13
14