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Los niños y las plantas

Todo el mundo en su niñez ha sembrado alguna judía o cualquier otra legumbre sobre
un algodón empapado en agua.

Para los niños es algo fascinante, casi mágico, ver como la semilla comienza a
germinar y verla crecer día a día.

Este puede ser un método muy económico, fácil y sobre todo sencillo, para que los
más pequeños de la casa comiencen a conocer el prodigio del crecimiento de una
planta.

Es importante que sepan que los árboles, plantas o flores que generalmente nos
rodean necesitan de unos cuidados frecuentes de nuestra parte para que crezcan
sanos.

Deben saber que estos elementos de la naturaleza nos son imprescindibles para la
vida, que son los responsables de la presencia del oxigeno y que ellos son los
encargados de limpiar y purificar el aire que respiramos.

A continuación hay algunos consejos para la seguridad con las plantas:

 Conozca el nombre de todas las plantas que crecen alrededor o dentro de su


casa. Averigüe cuáles son las venenosas.
 Si tiene plantas en el interior de la casa, póngalas fuera del alcance del bebé.
Guarde las semillas y los bulbos donde su hijo no los pueda alcanzar.
 Recuerde que las plantas de la época navideña pueden ser tóxicas. Éstas son,
entre otras, el muérdago, el acebo y la nochebuena (flor de Pascua).
 Anime a su bebé a oler las flores y las hojas pero no deje que se las meta a la
boca.
 No coma plantas silvestres, en particular los hongos.
 No haga silbatos, juguetes, guirnaldas o coronas con plantas desconocidas.
 Aprenda a reconocer el zumaque venenoso y la hiedra venenosa. No toque las
hojas, los tallos ni las raíces.
Las plantas amigas

Josito era un niño al que le encantaba la naturaleza. Todos los días paseaba por el
parque y recogía toda la basura que la gente dejaba por allí.

Un día hizo una excursión al campo con los compañeros del colegio y, cuál fue su
sorpresa cuando vio que un grupo de niños comenzó a arrancar plantas, flores y a
pisar arbustos.

- ¡No hagáis eso! ¡Parad! ¡Hacéis daño a las pobres plantas! – gritaba Josito.

Pero los niños se reían de él y no le hacían ni caso.

- ¡No digas tonterías! ¡Las plantas no sienten nada! – le contestaban los niños
riéndose.

Josito iba detrás de ellos recogiendo todo lo que iban dejando por el suelo e
intentando cuidar el entorno para que aquello no quedara hecho un asco. Incluso
hablaba con las plantas para darles cariño…

- ¡Uhhhh! ¡Mirad a Josito! ¡El novio de las plantas! ¡Ja, ja, ja! – gritaban los niños
burlándose de él.

Pero Josito seguía a lo suyo, convencido de que lo que hacía era bueno para las
plantas y la naturaleza.

Un día, mientras estaba en casa, escuchó ruidos en el jardín y, cuando salió a ver qué
ocurría, no podía creer lo que sus ojos veían:

- ¡Todas las plantas y flores estaban destrozadas! ¡Las han arrancado! – lloraba Josito
mientras observaba como todo su jardín estaba destrozado.

Josito sabía que habían sido aquellos niños y se sintió muy mal, aunque rápidamente
se puso a arreglar todo y a plantar las plantas que aún se podían salvar.

Estuvo horas y horas arreglando el jardín y cuando ya estaba regándolo, de repente


vio como las plantas cobraban vida.

- Josito, ¡Muchas gracias por cuidarnos tanto! ¡Si no fuera por personas como tu, no
habría plantas en el mundo! – le dijeron las plantas.

Josito pensó que estaba soñando pero se puso muy feliz al ver que las plantas le
hablaban.
-Las plantas amigas Siento mucho lo que os han hecho esos niños…¡No entiendo
cómo pueden ser tan malos! – les dijo Josito.

- ¡No te preocupes! ¡Se nos ocurrirá un plan para que aprendan la lección! –
contestaron las plantas.

Al día siguiente, cuando los niños malos vieron que Josito había arreglado el jardín,
quisieron pisotearlo y destrozarlo de nuevo, pero, esa vez, ocurrió algo que no
esperaban…

¡Todas las plantas cobraron vida y se llevaron un susto terrible!

Los niños salieron corriendo mientras las plantas les advertían de que no debían
volver a hacer eso o ellas mismas se encargarían de convertirlos en plantas.

Los niños se asustaron tanto que, al final, aprendieron la lección y nunca más lo
volvieron a hacer.

Actividad 15:

Dividiremos la clase en dos grupos. Un grupo será las flores y el otro las mariposas.
Colocaremos las flores repartidas por la clase. Han de estar muy quietas porque las
flores no se mueven. Los que son mariposas, se moverán por la clase imitando este
animal. Cuando el profesor o profesora dé una palmada, cada mariposa se situará al
lado de una flor. Las mariposas se posarán suavemente sobre las flores.

Actividad 16: Conversamos con los niños y niñas sobre las plantas, sobre que es un
ser vivo que nace, crece, se alimenta… Hablaremos de los elementos necesarios para
su vida (agua, luz) y le enseñaremos la importancia de respetarlas y cuidarlas. Una
vez dicho esto, organizaremos el cuidado de las plantas que tenemos en el aula (cada
niño traerá su propia planta y la cuidará todos los días, plantaremos como semillas
lentejas, garbanzos, alpiste…)

Actividad 17: “Nuestro jardín”


Les mostraremos a los niños unas láminas con distintas flores y cada una llevará
pegada una semilla de esa flor. Hablaremos sobre el proceso desde que la semilla
está hasta que nace la flor en el jardín, diciéndole que quien tiene un jardín, tiene un
amigo. Luego, cada niño dibujará el contorno de su mano en papel de charol de
distintos colores, lo recortarán y le añadiremos un tallo y hojas para que parezca una
flor. A continuación, improvisaremos un jardín sobre el tablón de corchos

Actividad 18: Haremos flores con distintos materiales.

Actividad 19: Daremos un paseo por el jardín del colegio y observaremos las flores
(tamaños, colores y formas) y les explicaremos cómo son y sus características. Una
vez que hayamos visto las flores, les diremos las siguientes adivinanzas:

Amarilla en el centro,

blanca por fuera.

Si fuera huevo,

estaría en la nevera,

pero como no lo soy

aparezco en primavera.

(La margarita)

Es un fruto delicioso,

aunque no es el más carnoso.

Su piel es roja y brillante.

(La cereza)

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