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LA ANUNCIACIÓN, Lc 1,26-38 1

El texto

El primer paso en la exégesis de un pasaje es la crítica textual, por la que se determina el texto a
estudiar: es decir, se estudian las variantes que aparecen en los manuscritos y se elige, de acuerdo a criterios
seguros, cuales son las variantes más atendibles. Existe una gran convergencia en la transmisión del texto de
la Anunciación; de hecho las ediciones críticas del texto griego: Aland, Nestlé y Merk no señalan ninguna
variante para la parte central de la perícopa (vv. 30-33). Veamos algunas variantes que aparecen en el resto.

En el v. 28 algunos manuscritos añaden bendita tú entre las mujeres; esto falta en los códices de mayor
autoridad; tal vez haya aparecido por influencia del saludo de Isabel (v. 42). Esta combinación tan habitual
para nosotros en el Avemaría se encuentra por primera vez en dos ostraka (tablillas de barro cocido en las que
escribían) egipcios del s. VI o VII; desde el tiempo de San Gregorio Magno (s. VI) se usó en el ofertorio del
IV domingo de Adviento; como fórmula de oración está atestiguada desde fines del s. XII. No parece que el
uso litúrgico haya influenciado la transmisión del texto.

Respecto al v. 29, varios códices agregan idousa (viendo) y pocos akousasa (oyendo), que sin duda
es por influencia de la aparición a Zacarías (cf. v. 12), pero no cuadra en la diversa presentación de la aparición
del ángel a María.

En el v. 37, pocos testimonios, pero buenos, traen pará tou Theou (con genitivo) mientras que muchos
pará to Theo (dativo). Con genitivo la frase queda conexa con "palabra": ninguna palabra que proviene "de
Dios" es imposible; con dativo se conecta con "no es imposible": nada es imposible "para Dios"; se trata de
una pequeña diferencia.

División de la perícopa

Los vv. 26-27 sirven de introducción dando las circunstancias del evento. En v. 28a y 38b hay breves
indicaciones sobre la llegada y partida del ángel. La parte central se divide en tres secciones: 28b-29; 30-34;
35-38a. La iniciativa siempre corresponde al ángel y le sigue la respuesta de María; hay un progreso desde el
silencio, a la pregunta y al asentimiento.

Análisis de los versículos

a. Las personas y las circunstancias (26-27).

Estos dos versículos forman una única proposición bastante larga, simple, bien construida y llena de
nombres propios (tres veces aparece "nombre") y nos da informaciones precisas; hay un solo verbo, que indica
la misión del ángel de parte de Dios.

La indicación temporal del inicio crea una conexión fuerte con el pasaje precedente (los cinco meses
de Isabel y el “sexto” mes), y con la indicación temporal de 1,5: en tiempos de Herodes. Otras indicaciones
(especialmente la gravidez de Isabel 1,36) nos piden ver ambas perícopas relacionadas.

1
Cfr. K. STOCK, Le prime pericopi della storia dell’infanzia in Lc 1-2 (Roma 21990); S. LYONNET, Il racconto
dell’Anunciazione e la Maternità divina della Madonna (Varese 1954). Con reservas, se puede ver para algunos temas R.
LAURENTIN, I Vangeli dell’infanzia di Cristo (Milano 31989).
1
Se dice al inicio el nombre del ángel Gabriel (no aparece otra vez este nombre; hay en el libro de Tob
5,4; 12,15 un ángel llamado Rafael; en Dan 10,21; 2,1, Jud 9 y Ap 12,7 aparece Mikael). El término a;ggeloj
(angelos) en griego puede referirse a la naturaleza y se traduce ángel (espíritu puro), o puede referirse a la
función, y se traduce mensajero; en este caso, sin embargo, aunque es mensajero de Dios, se designa a un
espíritu puro. De él se dice que fue mandado de parte de Dios (apo tou theou/), con lo cual se indica el punto
de partida de la misión; no se dice la finalidad de la misión, sino simplemente el nombre de la persona a la cual
se dirige: María.
En la introducción se nombra a María y a Nazaret; y tanto la virgen como la ciudad son caracterizadas
primero de modo general: ... una ciudad de Galilea...;... una virgen...; y después se particulariza con el nombre:
...Nazaret...; María... En cuanto a Nazaret podemos comparar con Lc 4,31: bajó a Cafarnaúm, una ciudad de
la Galilea: primero el nombre y después la característica de ciudad de Galilea; parece más importante el hecho
que se trate de una ciudad de Galilea y no que sea precisamente Nazareth; tal vez por el contraste con la primer
misión del ángel en el Templo de Jerusalén; Galilea se encuentra en una posición marginada, expuesta a los
paganos. Del mismo modo, pone primero: a una virgen, en contraste con Zacarías, que no sólo es hombre,
sino también sacerdote. San Lucas se preocupa en subrayar el carácter humilde de la ciudad y la persona a las
que es enviado el emisario divino. La Biblia habla raramente de las vírgenes; en el Nuevo Testamento aparece
como atributo de María (Mt 1,23 = Is 7,14; Lc 1,27); hay otros pocos pasajes en que se las nombra (Mt 25,1-
11: parábola de las vírgenes; He 21,9: las hijas profetisas de Felipe; 1Cor 7,25-38: sobre la virginidad; 2Cor
11,2; Ap 14,4), como si no hubiera un gran interés por ellas. En nuestro pasaje hay un énfasis en el término: se
antepone el atributo al nombre.

También se pone la situación actual de la virgen: comprometida en matrimonio. “mnesteuo” significa


“aspirar a la mano de”, “buscar en matrimonio”, que en el pasivo se usa para la mujer y tiene el sentido de
“volverse esposa”; en el Nuevo Testamento sólo aparece en relación a María (Mt 1,18; Lc 1,27; 2,5).

La frase de la casa de David puede referirse a María o a José, pero más probablemente a José (cf. 2,4:
de la casa y familia de David); esta indicación prepara el anuncio de 1,32: tendrá el trono de David su padre.
José no sólo es mencionado por Lc y Mt, sino también por Jn (1,45; 6,42), siempre en el contexto de la
proveniencia de Jesús. La relación de Jesús con David aparece varias veces en el NT (Jn 7,42; Ro 1,3; 2Tim
2,8; Ap 22,16); pero es en san Mateo donde Jesús es llamado frecuentemente Hijo de David. Todos los
sinópticos concuerdan en el hecho de que la referencia a Jesús como Hijo de David termina en la discusión
sobre la proveniencia del Mesías (cf. Mt 22,42-45 y par.), en la cual Jesús, aún sin decirlo expresamente, hace
entender que el Mesías es más que Hijo de David.

En la última palabra de la proposición está el nombre de la virgen. En los sinópticos otras mujeres
llevan este nombre, cuyo significado original está muy discutido. F. Zorell en Lexicum graecum piensa que tal
nombre, María lo lleva en memoria de la hermana de Moisés.

Esta proposición, 1, 26-27, como descripción de las personas que entran en juego y como descripción
de lo que precede a la aparición, es comparable a Lc 1, 5-10, pero en la comparación se ven las diferencias.
Hay correspondencia en la relación Zacarías-Isabel y José-María, pero mientras los primeros son un
matrimonio viejo, María es una virgen comprometida en matrimonio. Está la indicación de las casas, pero
mientras en el primer caso se trata de la estirpe sacerdotal de Aaron, en el segundo se trata de la estirpe real de
David. En nuestro pasaje no se dice nada de la cualidad de las personas (1,6: justos), sobre su actividad (1,8:
servicio en el Templo), sobre la relación con otros (1,10: presencia del pueblo); fuera de ciudad de la Galilea
y comprometida, sólo aparecen nombres; se prescinde del resto y todo aparece como librado a la acción de
Dios; no hay nada que indique una conducta previa de María (sólo el “comprometida”); es Dios quien llama a
María gratia plena; de Dios proviene la vocación de María de ser madre del Hijo de Dios.

2
b. El saludo del ángel (28)

El ángel se presenta a María, ante la cual entra en la casa; es distinto de la anunciación a Zacarías en
el sentido de que el ángel "se aparece", en cambio en el caso de María "entra" (en la casa); al entró de v. 28
corresponde el se fue de v. 38 (cf. Gen 18,33: anuncio del nacimiento de Isaac y Jue 6,21: aparición a Gedeón;
otro caso comparable en que el ángel entra es en He 10,3).

Las palabras iníciales del ángel son un elemento extraordinario que no se encuentran en ningún otro
anuncio de un nacimiento (cf. Jue 13,3: Sansón; Gen 16,11: Agar).

El versículo ha sido bastante discutido. Cada elemento puede ser entendido en un sentido superficial
y en otro más profundo. Para chaire (caire) se puede ver el sentido usual del saludo griego (vulgata: "ave") o
el verdadero significado del imperativo: alégrate, exulta. El kecharitomene (kecaritwmenh), puede entenderse
en un sentido menos fuerte: favorecida, agraciada, o también según las particularidades de su forma verbal y
de su uso concreto. El Dominus tecum puede entenderse como saludo convencional, o como el asegurar una
especial asistencia divina. Veamos las expresiones más particularmente.

Alégrate

El valor normal de cai/re en un encuentro es el del saludo (cf. Mt 26,49: saludo de Judas; 27,29: burla
de los soldados; He 15,23: saludo inicial de una carta, etc.); así tomaron este pasaje las versiones siria y latina.
Pero en Lc este verbo, que es relativamente frecuente (12 veces), no se usa como saludo, sino siempre en su
pleno significado: alegrarse; cuando Lc pone un saludo lo hace siempre en la forma hebrea: paz a vosotros:
10,5; 24,36. Por eso, no es probable que use aquí la forma griega de saludo, especialmente considerando el
hecho de que es un texto situado claramente en ambiente judío y con tantas alusiones al AT.

La LXX que traduce el saludo hebreo siempre: paz a ti, cuando trae cai/re, siempre tiene el propio
valor expresivo: alégrate (Jl 2,21; Sof 3,14; Zac 9,9, Lam 4,21, etc.). Considerando el influjo del lenguaje que
tiene la versión griega de los LXX en estas perícopas de Lucas, no es probable que se aparte de ella en este
caso. Sin duda el imperativo cai/re debe tener su significado propio: alégrate.

Una confirmación la vemos en el anuncio a Zacarías: será para ti gozo y alegría y muchos se
alegrarán... (v.14: e;stai cara, soi kai. avgalli,asij kai. polloi. evpi. th/| gene,sei auvtou/ carh,sontai); y el anuncio
a los pastores: ...os anuncio una gran alegría (2,10: euvaggeli,zomai u`mi/n cara.n mega,lhn). El anuncio a María
es central y principal y comienza con la exhortación al gozo. Otra confirmación la encontramos en los Padres
griegos que, desde Orígenes, lo ven como imperativo: alégrate, y lo contraponen a las palabras de Dios a Eva:
con dolor parirás los hijos (Gn 3,16: evn lu,paij te,xh| te,kna).

En la LXX este imperativo aparece casi exclusivamente en los profetas menores: Jl 2,21; Sof 3,14;
Zac 9,9 (en Zac 2,14 no aparece el cai/re sino un sinónimo, pero el texto hebreo trae el mismo inicio que Sof
3,14). Todos estos pasajes no están aislados, sino que forman un todo coherente: tienen una estructura común
-exhortación al gozo- que se funda en el cambio profundo que realiza Dios; el motivo del gozo es la venida
del Señor.

Jl 2,21 No temas, suelo, jubila y regocíjate, porque Yahveh hace grandezas. No temáis, bestias del
campo, porque ya reverdecen los pastizales del desierto, los árboles producen su fruto, la
higuera y la vid dan su riqueza. ¡Hijos de Sión, jubilad, alegraos en Yahveh vuestro Dios!
Porque él os da la lluvia de otoño, con justa medida, y hace caer para vosotros aguacero de
otoño y primavera como antaño.
3
Sof 3,14-15 ¡Lanza gritos de gozo, hija de Sión, lanza clamores, Israel, alégrate y exulta de todo corazón,
hija de Jerusalén! Ha retirado Yahveh las sentencias contra ti, ha alejado a tu enemigo.
¡Yahveh, Rey de Israel, está en medio de ti, no temerás ya ningún mal!
Zac 9,9-10 ¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu
rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna. El
suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de
combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río
hasta los confines de la tierra.
Zac 2,14 Grita de gozo y regocíjate, hija de Sión, pues he aquí que yo vengo a morar dentro de ti,
oráculo de Yahveh.

En todos estos textos el contexto muestra claramente que no se trata de un simple saludo, sino de una
invitación a la alegría. Sobre este fondo del Antiguo Testamento, que caracteriza tanto este pasaje de san Lucas,
es del todo improbable que se trate simplemente de un saludo. María desde el inicio es invitada al gozo; a una
participación emocional personal en lo que se le anunciará. Ella no es un simple instrumento impersonal.

En los pasajes del AT se habla de la Hija de Sión ( !AYci-tB; tl;WtB.), que es una personificación
del pueblo de Israel; en san Lucas se sugiere que María es la representante del pueblo elegido. Otra expresión
que aparece en Is 37,22 y Lam 2,13 es: la virgen, hija de Sión; en Jer 18,13; 31,4.21: la virgen de Israel. Por
otra parte hay estrecha conexión entre David (obtendrá el trono de David su padre, v.32) y Sión, la ciudad de
David.

Llena de gracia

Kecaritwme,nh es un participio perfecto pasivo derivado de caritow, verbo causativo (es decir, hace lo
que indica la raíz). En este caso la raíz es ca,rij (gracia), por lo que aquí significa "producir la gracia"; en
participio perfecto pasivo femenino habrá que traducir: “la que ha sido causada de modo perfecto y estable en
el ser de la gracia”.

Este verbo aparece muy poco; en LXX sólo en Sir 18,17: una palabra vale más que un buen presente,
un hombre "benévolo" (agraciado) ofrece ambos (ouvk ivdou. lo,goj u`pe.r do,ma avgaqo,n kai. avmfo,tera para. avndri.
kecaritwme,nw|: usa también el participio perfecto pasivo). El Nuevo Testamento, fuera de la Anunciación, sólo
lo usa en Ef 1,6: nos predestinó a ser sus hijos adoptivos... para alabanza de su gracia con la cual "nos ha
agraciado” (indicativo aoristo activo: evcari,twsen) en su dilecto; se trata de dos aspectos: la acción benévola
de Dios y estado gracioso del hombre resultado de tal acción y tal actitud divinas; ambos están presentes en la
expresión kecaritwme,nh. La forma verbal implica la referencia a la acción personal y activa de Dios (pasivo
teológico) que no se expresa en la fórmula “gratia plena”, en la cual el sustantivo “gracia” no recuerda ya tanto
la fundamental relación personal y la benevolencia creadora de Dios; y el adjetivo “plena” no dice una
referencia fuerte a la acción divina. Al llamarla kecaritwme,nh, el ángel expresa que Dios, definitiva y
efectivamente ha dirigido su benevolencia hacia la persona de María, y por eso ella se encuentra en un estado
que se caracteriza por esta actitud activa de Dios.

En Lc 1-2 se habla de ca,rij (gratia) sólo en relación a María (1,28.30) y a Jesús (2,40.52). Otra cosa
que podemos notar es que el término está en vocativo, casi en lugar del nombre propio; es el único anuncio de
un nacimiento en que el destinatario sea llamado con una denominación semejante en lugar de su nombre
propio. Sólo hay otro caso en que alguien, en una aparición angélica, sea llamado por una designación que lo
cualifica en vez del nombre, es el de Gedeón (Jue 6,12): el ángel de YHWH se le apareció y le dijo "YHWH
contigo, valiente guerrero"; tal denominación está conectada con la misión que Dios le asigna a Gedeón: ve
con ésta "tu valentía" y salva a Israel (v.14). Leyendo en paralelo ambos textos se puede decir que
4
kecaritwme,nh es usado en referencia a la misión de María, una misión determinada por el amor benévolo de
Dios. El participio perfecto pasivo empleado en función del nombre propio, aparece en muy pocos casos. En
Ef 1,6 se dice de Cristo dilecto (amado); es el amado por antonomasia; en LXX dilecto se usa para el pueblo
de Israel (Dt 32,15; 33,5.26; Is 44,2); en el NT son llamados "dilectos" los cristianos, pero no en el modo
absoluto como es llamado Jesús; Jesús es el “dilecto” a secas, mientras que los cristianos son “dilectos” en
relación a algo, p.e. elegidos de Dios, santos y amados... Col 3,12; conocemos, hermanos queridos de Dios,
vuestra elección...1Tes 1,4.; a los que han sido llamados amados de Dios... Judas 1. Jesús es el dilecto del
Padre, los otros lo son a causa de él y en cuanto están en comunión con él (cf. Ef 1,5s). Del mismo modo, así
como Cristo es el "amado", María está caracterizada por una especial benevolencia de parte de Dios: “colmada
de gracia”.

El Señor está contigo

Esta frase, en la misma formulación o en otra semejante, aparece unas 103 veces en el AT, y 13 veces
en el NT. En un estudio W. C. van Unnik (Dominus vobiscum..., Manchester 1959), estudia los pasajes
veterotestamentarios y neotestamentarios y constata que sólo en dos pasajes esta frase parece tener la función
de saludo: Jue 6,12 y Rut 2,4.

La frase expresa la relación de Dios con los hombres, se trata de una presencia dinámica: protección,
ayuda, liberación, bendición, éxito; se trata de una declaración que se hace a una persona que debe realizar una
tarea importante (Jacob, José, Moisés, Gedeón, Saúl, David, Jeremías). La fórmula define la actividad dinámica
del Espíritu de Dios que reposa sobre una persona elegida, o bien sobre el pueblo de Dios, habilitándolos para
una misión divina -en palabras u obras- mediante su protección, asistencia y bendición. Esta fórmula, en este
pasaje, muestra también que se trata de la vocación de María como madre de Dios.

Hemos nombrado ya varias veces el pasaje de Jue 6,12-21 el cual puesto en paralelo con el de la
Anunciación muestra elementos muy interesantes. Hay correspondencia en toda la estructura del relato. Así,
Gedeón (en voz alta) y María (en silencio) reflexionan sobre las palabras del ángel; el ángel (YHWH en el
texto hebreo) alude el apelativo distintivo y revela la tarea de Gedeón: ve con esta "tu valentía" y salva a
Israel...; y de María: has hallado "gracia ante Dios"... concebirás... Luego sigue una dificultad, Gedeón alude
a su debilidad y no imagina como podrá salvar a Israel; María indica su estado de virgen. En la respuesta a
Gedeón el ángel refiriéndose a la segunda parte del saludo, quita la dificultad: el Señor será contigo y
derrotarás...; a María el ángel, si bien no le repite las mismas palabras (el Señor está contigo), alude a su
significado y así explica cómo podrá realizar su misión: el Espíritu Santo descenderá sobre tí... Gedeón pide
un signo y se le concede; María recibe un signo sin pedirlo. Más atenuada es la correspondencia en el final;
Gedeón construye un altar luego de la partida el ángel; María acepta formalmente su misión y entonces parte
el ángel. Por eso el exégeta Klemens Stock, de Instituto Bíblico, cataloga a Lc 1,26-38 en el género literario
de relato de vocación.2

Es cierto que en este relato se predice el nacimiento de Jesús, pero el carácter especial de este relato
está en que el nacimiento de Jesús se presenta como una misión que debe realizar María y para la cual ella
recibe una asistencia especial de Dios. No es una madre como las otras a las que se le anuncia el nacimiento
de un hijo, casos en que sólo los hijos tienen una misión de parte de Dios: la misma maternidad de María está
presentada como una misión. También las personas a las que se dirige la fórmula "el Señor está contigo" en el
AT: Isaac, Jacob, Moisés, Josué, Gedeón, Jeremías, siempre tienen una misión importante para cumplir.
Vistas en su conjunto las tres partes del saludo y relacionadas con los géneros literarios del AT que sirven de
fondo ("exhortación al gozo": Joel 2,21; Sof 3,14; Zac 2,14; 9,9; e "introducción a una vocación": Jue 6,12),
encontramos en la Anunciación una combinación de géneros literarios que se condicionan y modifican

2
También I. De la Potterie, Maria nel mistero dell’Alleanza, (Marietti 1988; 2007) 41.
5
mutuamente. La exhortación al gozo por la intervención salvífica de Dios, implica también una cooperación
activa de María bajo la asistencia divina. La vocación de María se vuelve motivo de gozo. Para María, llamada
como las más grandes personalidades de la historia de Israel, a una acción decisiva en favor del pueblo, su
vocación es fuente de gozo; su gozo está destinado a volverse el gozo de todo el pueblo (Lc 2,10).

c. Reacción de María (29)

La reacción de María tiene dos aspectos, uno emocional: se turbó y otro racional: se preguntaba.
Ambas cosas se refieren a las palabras del ángel y no a su aparición (distinto para Zacarías 1,12). María está
profundamente conmovida a causa de las palabras del ángel, lo cual presupone al menos una comprensión
inicial de su significado (una palabra no comprendida no turba; cf. el turbarse de Herodes ante el anuncio de
los magos 2,2s: al oírlo el rey Herodes se turbó...). Pensaba que sentido tuviese tal saludo. El objeto de la
reflexión es la naturaleza del saludo; un saludo convencional no puede causar tal turbación y reflexión (Un
tipo a quien alguien saluda: “Buenos días” no se preocupa preguntándose ¿Qué me habrá querido decir...?).
No hay paralelo en la Biblia de una semejante reflexión ante un anuncio de nacimiento; sólo en el caso ya
citado de Gedeón.

d. El anuncio del ángel (30-33)

En las palabras siguientes el ángel se refiere primero a la preocupación de María, luego le


revela la misión a la que está llamada, finalmente describe el del Hijo de María.

No temas María, has hallado gracia ante Dios...


El ángel tranquiliza a María y comienza a indicarle el sentido de las palabras que le ha dirigido. Cuando
el ángel le había dicho a Zacarías “no temas”, le indicó que Dios había oído su oración -la acción había tenido
inicio en Zacarías- y se limitó a anunciar el don de un hijo. En cambio la exhortación a María se funda en el
hecho que ella ha encontrado gracia ante Dios3; tal es la razón para no preocuparse (...pues has encontrado
gracia...). Toda la acción proviene de Dios, no se indica una acción precedente de parte de María, como la
oración en el caso de Zacarías. La frase designa una actitud benévola de parte de Dios hacia María (como en
kecharitomene que) es el fundamento de la misión que debe realizar María; con tal gracia María se vuelve
capaz para el encargo que se le pide, aunque, además, es su persona la que está llena de gracia; Dios no ha
conferido sólo una gracia pasajera, para una misión, sino que ha colmado de gracia la persona misma de María.

Concebirás... y darás a luz un hijo...


El ángel le anuncia que será madre de un hijo y lo llamará Jesús. No se explica el nombre se Jesús,
como si lo hace Mateo 1,21: él salvará al pueblo de sus pecados. El hecho que Dios mismo haya elegido ese
nombre indica ya una especial relación del niño con Dios. En Gen 17,5.15 aparece el anuncio del nacimiento
de Isaac, precedido del cambio de los nombres de Abraham y Sara por parte de Dios; allí vemos la relación
entre el nombre, el destino (misión) y la disposición de la voluntad divina.

El será grande...
Se describe el rol del niño que nacerá. Primero se dicen las cualidades principales de su persona: será
grande y será llamado hijo del Altísimo. Luego se indica su misión: El Señor le dará el trono de David su
padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre... Se dice será grande de modo absoluto; de Juan se dijo
será grande ante Dios (1,15); "grande", sin modificaciones, en el AT se usa para Dios (especialmente en los
salmos 47,1; 74,14; 95,4; 144,3; 134,5); al menos indica una gran proximidad a Dios.

3
Encontrar gracia ante... es una fórmula bastante usada en el AT; usada con referencia a Dios se restringe a un grupo
selecto: Noé, Abraham, Lot, Moisés, Gedeón, David. Y solo en relación a Noé y Moisés la fórmula es pronunciada por
el mismo Dios; en el caso de María el ángel le trae el saludo de parte de Dios.
6
La afirmación siguiente será llamado hijo del Altísimo refuerza la proximidad. Hay pasajes con
características similares en que ciertos hombres son llamados "hijos del Altísimo"; se usa en conexión con
alguna actitud o cualidad de tales hombres que los hace en algún modo semejantes a Dios (p.e.: obradores de
paz, misericordiosos, benévolos, etc, cf. Lc 20,36; Rom 8,14.19; 9,26; Gal 3,26). Pero en el caso de Jesús se
le aplica sin ninguna justificación.

Será llamado...
No indica una denominación extrínseca. Más bien se expresa que además de ser hijo del Altísimo,
también será reconocido en cuanto tal. Hay una relación activa entre la denominación y la realidad (cf. 2,23:
todo primogénito será llamado santo para Dios = consagrado; 15,19: ya no soy digno de ser llamado hijo
tuyo; etc.). Podemos preguntarnos si no es un pasivo teológico; si es así, el mismo Dios reconoce a Jesús como
su Hijo.

El Señor Dios le dará el trono de David...;


Se trata, sin duda, de una alusión a las promesas del AT que se refieren al sucesor de David sobre su
trono. La promesa fundamental se encuentra en 2Sam 7,12-16: Y cuando tus días se hayan cumplido y te
acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el
trono de su realeza... Yo seré para él padre y él será para mí hijo. Si hace mal, le castigaré con vara de
hombres y con golpes de hombres, pero no apartaré de él mi amor, como lo aparté de Saúl a quien quité de
delante de mí. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente4.

El anuncio a María parece ser el cumplimiento definitivo de la promesa. Sin ser una cita, hay diversos
elementos que retoman 2Sam 7,12ss: un descendiente de David que saldrá de sus entrañas; el trono de David;
Dios lo considera como Hijo; su reino durará siempre. La diferencia más notable está en la relación entre el
trono de David y la filiación divina. En la promesa a David se habla primero de un descendiente de David con
derecho al trono, y luego se menciona la relación filial con Dios (una relación de castigo y de favor); en cambio
la cualidad fundamental de Jesús y la primera que nombra el ángel es su filiación divina, que está repetida en
v. 35.
En Is 9,5s hay un anuncio del inicio de la salvación: Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se
nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios
Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz». Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de
David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta
siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.

Es de notar que el inicio del tiempo de la salvación se lo ve en la entronización de un rey. El texto


tiene en común con Lc 1,32: dominio grande; duración eterna; trono de David; todo realizado mediante la
actividad del Señor. Otro rasgo común es que antes de la entronización del rey de paz, se describe la alegría
que se conecta al inicio del tiempo de salvación: Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre
ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría (Is 9,2).

En Jer 23,5s el profeta tiene un oráculo en que se renueva la promesa del rey davídico: Mirad que días
vienen - oráculo de Yahveh - en que suscitaré a David un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará
el derecho y la justicia en la tierra. En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro. Y este es el
nombre con que te llamarán: «Yahveh, justicia nuestra.»5

4
Cf. Sal 89; 132,11s; Is 9,5; Jer 22,29s; 23; 5s; 33,14-26; Zac 6,12s, pasajes en que se refiere a la promesa a David.
5
Esto después de haber dicho en 22,29s que esta promesa no vale para el hijo del rey actual: Así dice Yahveh: Inscribid
a este hombre: «Un sin hijos, un fracasado en la vida»; porque ninguno de su descendencia tendrá la suerte de sentarse
en el trono de David y de ser jamás señor en Judá.
7
Todos estos textos muestran la esperanza siempre viva de un rey justo de la casa de David. También
en Jer 33,25s encontramos la relación entre la descendencia de Jacob y David: Pues bien, dice Yahveh: Si no
he creado el día y la noche, ni las leyes de los cielos y la tierra he puesto, en ese caso también rechazaré el
linaje de Jacob y de mi siervo David, para no escoger más de su linaje a quienes imperen sobre el linaje de
Abraham, Isaac y Jacob, cuando yo haga tornar a sus cautivos y les tenga misericordia.

El uso de "la casa de Jacob" parece indicar mejor que el dominio de Jesús es sobre toda la descendencia
de Jacob; el otro nombre del patriarca: “Israel” se refería muy a menudo a la parte norte del reino. Estas
referencias de nuestro texto al AT muestran que el Hijo de María es aquel cuya espera está muy viva en el AT;
Dios es fiel a su alianza con la casa de Jacob y con David y dará a su pueblo un descendiente de David que
reinará para siempre. Cabe aquí la pregunta sobre cómo y cuándo se realiza este anuncio. ¿Reino terrestre o
celestial? ¿Para sólo la casa de Jacob? ¿Dónde se muestra este reinado de Jesús? En el evangelio de Lucas ya
no hay referencia al trono; sólo en He 2,30s dice Pedro de David: sabía que Dios le había jurado solemnemente
de hacer sentar a un descendiente suyo sobre el trono, y previó la resurrección de Cristo;

Pedro concluye su sermón con la cita de Sal 110,1 diciendo: sepa pues, con certeza toda la casa de
Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo al Jesús que vosotros crucificasteis (cf. la referencia que Pedro
hace a Sal 132,11; 89,4; 2Sam 7,1s a los que alude también Lc 1,32). Del trono hablan también Heb 1,8: Pero
del Hijo: Tu trono, ¡oh Dios!, por los siglos de los siglos; 8,1: Este es el punto capital de cuanto venimos
diciendo, que tenemos un Sumo Sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos;
12,2: fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual... soportó la cruz... y está sentado a la diestra
del trono de Dios. La carta a los hebreos presenta a Cristo sumo sacerdote, y la cruz es el acto sacrificial por
el cual él mismo accedió y abrió para los creyentes el camino a los cielos.

En la obra de san Lucas no vuelve a aparecer el verbo “basileuo”: “reinar”; aparece sí en 1Cor 15,25: es
preciso que él reine hasta que haya puesto todos sus enemigos bajo sus pies; en Ap 11,15: él reinará por los
siglos de los siglos. En cambio habla Lucas “reino” (“basileia”) de Jesús; en la última cena (22,29): yo, por
mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi
mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. y en el pasaje del buen
ladrón (23,42): Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.» Jesús le dijo: «Yo te aseguro:
hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

En ambos casos se indica una entidad futura. Nos limitamos a estas indicaciones no exhaustivas,
porque no podemos entrar en un tratamiento más largo del tema. Solamente digamos que 1,32 indica el reinado
"pos pascual" de Jesús (después de la resurrección, ascensión), inaugurado con el acto sacerdotal de Jesús; y
también está la afirmación de que con él se realiza la promesa, hecha a David, de un rey cuya misión es la
salvación y señorío en medio de su pueblo (lo cual no excluye un señorío más amplio de Jesús sobre todas las
naciones).

e. La pregunta de María (34)6

Hasta aquí María había callado, ahora pregunta: ¿cómo sucederá esto, porque no conozco varón? Pide
explicación sobre la posibilidad de la misión que se le anuncia; tal pedido lo fundamenta indicando su estado
actual: ¿Cómo puedo, yo virgen, ser madre? Mucho se ha disputado sobre el significado de la pregunta ¿Cómo
entender una tal pregunta de parte de una mujer que en la introducción fue presentada como comprometida en
matrimonio con un hombre?

6
Cf. I. DE LA POTTERIE: Maria nel NT, in NDTB (a cura di P. Rossano, G. Ravasi, A. Ghirlanda) (Paoline 2005), 908-
919.
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Pueden distinguirse dos géneros de explicación. El primero se refiere a la situación de María durante
este anuncio y busca determinar los particulares de esta situación que permitan entender la pregunta; así se
piensa en un voto de virginidad, o una referencia a su estado de prometida, no conducida aún a la casa de su
esposo (primer estadio del matrimonio israelita).

El otro género de explicación prescinde de la situación de María y considera la situación del lector;
así, la pregunta se toma como un medio literario que interrumpe el anuncio del ángel y al mismo tiempo
provoca la continuación: de este modo se subraya el estado virginal de María y se pone en relieve el modo
especialísimo de su concepción.
El padre de la Potterie (cf. artículo “María” en NDTB) dice que ya antiguamente (s. Gregorio de Nissa,
s. Agustín, etc.), en las palabras de María se expresa su propósito de permanecer virgen. En general la tradición
habló de un voto de virginidad de María. Hoy en día muchos exégetas no están convencidos de esta
interpretación, pues dicen que el “no conozco hombre”, en la Biblia, normalmente expresa un “hecho” y no
una “intención”. Por eso muchos autores consideran la posibilidad de un artificio literario: el v. 34 se pone en
boca de María sólo para introducir el v. 35. A esto hay que responder que es improbable que s. Lucas haya
hecho decir a María una frase vacía de sentido; además el ángel responde a la dificultad de María: nada es
imposible para Dios (v. 37).

Los pasajes del AT en que aparece la fórmula “no conozco varón” indican el estado físico de la mujer
que todavía no ha tenido relaciones maritales (muchas veces aparece un paralelismo con "virgen"); el caso más
conocido es el de la hija de Jefte, a quién el padre iba a sacrificar en cumplimiento de un voto, y , antes de
morir, consigue el poder ir por los montes llorando su virginidad porque no había conocido varón (Jc 11,38s.);
también en Jc 21,12 se habla de muchachas vírgenes que no habían conocido varón. Por eso, Lc 1,34 leído en
relación al uso del AT indica un "estado presente", María habla de su estado actual de virginidad, sin alusión
al pasado (hice voto de virginidad) ni al futuro (quiero conservar la virginidad hasta el matrimonio). Sin
embargo la fórmula de María es nueva en el sentido de que ella se expresa en presente “no conozco”, y, sin
embargo, se trata de una mujer ya unida en matrimonio.
Otra cosa que hay que notar es que las palabras del ángel dicen que ella será madre de un hijo, pero
no dicen nada sobre el padre (hombre). En los otros anuncios de nacimiento siempre se indica de algún modo
la acción del marido. En este caso se distingue claramente de los otros anuncios.
El p. de la Potterie dice: “para respetar todos estos particulares, parece necesario presentar una solución
parcialmente nueva, que permanezca en el espíritu de la tradición”; según el exégeta belga no se trata de una
“decisión” o “propósito” de María de no tener relaciones con ningún hombre (¿cómo se explicaría su
matrimonio?), sino de su “deseo” de la virginidad, como también lo dice santo Tomás (III, q.28, a.4): él habla
de un voto de María,
“sin embargo, como en el tiempo de la Ley, era necesario que tanto los hombres como las mujeres se
dedicaran a la generación, pues el culto de Dios se propagaba según la carne, antes del nacimiento de
Cristo, por eso no se cree que la madre de Dios haya hecho absolutamente voto de virginidad, antes
del desposorio con José, aunque tenía el deseo de ella (la virginidad); en esto encomendó su voluntad a
la decisión divina. Luego, habiéndose desposado, según lo exigían las costumbres de aquellos tiempos,
emitió junto con su esposo el voto de virginidad”.

En las palabras de la virgen se expresa más bien “la profunda orientación de su vida” (R. Guardini);
aunque no había decidido nada, pues no era posible en el ambiente cultural del tiempo. Volvamos al paralelo
con el pasaje de Gedeón, quien presenta su dificultad: ¿Cómo voy a salvar a Israel si... soy pequeño...?
Humanamente la pequeñez de Gedeón y la virginidad de María se presentan como impedimento para la
realización de la misión anunciada por el mensajero. En el caso de Gedeón se comprende fácilmente la pregunta
puesto que su humilde condición se presenta como una dificultad insoluble; sólo la intervención de Dios, que

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después le será confirmada podrá hacer superar el obstáculo. En el caso de María la virginidad, en una persona
que ha sido presentada como comprometida en matrimonio, no se presenta como una dificultad insoluble; es
por ello que la pregunta de María ha sido interpretada como fundamentada en una determinación personal a la
virginidad, o al menos en su profundo deseo.
Este deseo debe tener origen en una inspiración divina: la que se reconoce como esclava del Señor sin duda se
mueve según la voluntad de su Señor. El texto nos muestra que todo proviene de la iniciativa divina y María
se muestra en total disponibilidad; la dificultad de "no conocer varón" sólo se entiende en esta actitud de
disponibilidad hacia la voluntad divina de la "Llena de gracia". Ella manifiesta el deseo de la virginidad y sabe
que ese deseo no está en contraposición con la voluntad divina que le manifiesta el ángel, quien seguidamente
le revelará que precisamente su virginidad por la acción del Espíritu Santo tendrá una fecundidad
extraordinaria.
La dificultad de María hay que verla también en paralelo con la que pone el viejo Zacarías (1,18): ¿en
qué lo conoceré? Porque soy viejo y mi mujer avanzada en edad. Y el ángel le anuncia que quedará mudo por
no haber dado crédito a sus palabras. En el caso de María la dificultad no tiene nada de escepticismo, pero no
se entendería como dificultad a no ser que ella fuera consciente de que su deseo está en total consonancia con
la voluntad divina.

f. La explicación del ángel (35-37)

El ángel explica cómo será causada la maternidad: El Espíritu Santo descenderá sobre tí y la potencia
del Altísimo te cubrirá con su sombra; la combinación de Espíritu y Potencia aparecía ya en 1,17 referida a la
actividad del Bautista.
En cuanto a la expresión "Espíritu Santo" tenemos las siguientes frecuencias: en el AT se encuentra sólo 2
veces; en cambio la expresión "Espíritu de Dios" 21 veces y "Espíritu del Señor" 28 veces. En el NT la más
frecuente es "Espíritu Santo" (8 veces) y "Espíritu de Dios" (2 veces). Espíritu Santo, en Lucas, es el nombre
usual del Espíritu de Dios que se muestra especialmente en una actividad de inspiración o didáctica (Lc 1,41:
a Isabel; 67: a María; 2,25: a Simeón; 10,21: a Jesús; 12,12: a los discípulos).

El verbo "venir sobre" ("eperchesthai": Lc x 3; He x 4; Ef 2,7; Sgo 5,1) expresa la pasividad de la


persona a la que se refiere. Una asociación de los elementos de nuestro pasaje está también en He 1,7: recibiréis
la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos...; la acción del Espíritu Santo
los capacitará para dar testimonio de Jesús.

El verbo "cubrir con su sombra" ("episkiazo": Mt 9,7; 17,5; Lc 9,34; He 5,15; en total x 4 en AT y x 5
en NT) siempre se usa en referencia a una acción divina (excepto Prov 18,11). Muy significativo es Ex 40,35:
la nube estaba sobre la tienda y la gloria del Señor llenaba la morada; la nube es signo de la presencia y la
gloria del Señor; también en la Transfiguración la nube, de dónde proviene la voz: éste es mi Hijo, indica la
presencia de Dios (Lc 9,34). El verbo se usa no sólo para la nube, sino que también se aplica directamente a
Dios, como en Sal 91, 4: te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás, y en Sal 139,8 Dios mío, fuerza
de mi salvación, protege (cubre) mi cabeza en el día de la lucha; Dios es llamado "fuerza" y se pide su
protección: el ser cubierto con su sombra. Esta misma imagen de la presencia poderosa de Dios es la que
aparece en la Anunciación: es este poder el que obra la maternidad de María; no se dice el modo concreto
cómo se realiza, pero Dios mismo, en su omnipotencia es la causa de esta maternidad.
Como consecuencia de tal origen del niño dice el ángel que será llamado santo, hijo de Dios; el nexo causal
"por eso" está fuertemente indicado en el texto: se subraya que las cualidades características del niño se
fundamentan en su origen. El término que usa para designar al niño es "lo generado"; normalmente el neutro
es aplicado a personas cuando la atención no está puesta en el individuo, sino en una cualidad: aquí es muy
posible que también subraye el origen totalmente particular del niño. El verbo "gennao" puede significar
"generar" o "parir"; aquí, en presente, usado antes de la concepción, puede significar ambas cosas: "lo que es
generado" y "lo que está por nacer"; pero el contexto inclina más a captar el sentido de "lo generado".
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En el hecho de que el niño sea llamado "santo" se expresa su pertenencia a la esfera de Dios cuya característica
es la santidad; puesto que es generado por el poder del Espíritu Santo, será llamado santo. El término hijo de
Dios, que es más personal, especifica mejor el término santo: el niño tiene su origen inmediatamente y
únicamente de la fuerza creadora de Dios. Como en 1,32 hay dos términos que cualifican a Jesús; el primero
está conectado especialmente con Dios (grande, santo) y el segundo expresa su relación personal con Dios
(hijo de Dios, hijo del Altísimo).
Los versículos 36-37 traen las últimas palabras del ángel con el signo confirmativo: la referencia a la
concepción de Isabel. Esto, además, conecta toda la perícopa con la precedente y prepara la del encuentro de
María con Isabel. El ángel continúa con el tema del poder de Dios comenzado en v. 35. Por otra parte el
discurso vuelve totalmente a Dios: él, en su poder, realizará todo lo que se anuncia. La referencia a la
concepción de Isabel vieja y estéril subraya el carácter excepcional y real de la concepción anunciada a María;
si su concepción virginal fuese solo metafórica tal referencia estaría de más.
Ninguna palabra de parte de Dios es imposible. El término "palabra" en el texto griego es "rema", que
corresponde al hebreo "dabar" y tiene dos significados fundamentales: palabra y cosa. Lo que precede son las
palabras del anuncio y luego María se referirá a las palabras del ángel, por eso la traducción "ninguna cosa",
si bien es correcta, no parece la más adecuada; es mejor traducir con "palabra", aunque sabiendo que esta
palabra expresa un "hecho".
Ahora bien, literalmente el ángel dice toda palabra de parte de Dios no será imposible; el uso del
futuro "será" complica un poco las cosas: si se refiere a lo ocurrido con Isabel, debería usar el pasado o al
menos el presente. Por eso se piensa que el ángel con esta afirmación final no se refiere a la concepción de
Isabel, sino a lo anunciado a María: toda palabra dicha hasta ahora, que proviene de Dios, se realizará. Sin
embargo esta propuesta no deja de tener complicaciones sintácticas que, para alegría del estudiante no
trataremos aquí.

g. La aceptación definitiva de María (38)

En su respuesta María se presenta a sí misma como la sierva del Señor; el término sierva del Señor,
en s. Lucas se halla sólo en este paso y en el Magníficat.
En el AT "doule": "sierva", "esclava" es bastante frecuente. Muchas veces es usado por una mujer
cuando habla con un hombre superior (Ana con Elí; Abigaíl con David; las servidoras...); el masculino "doulos"
es también frecuente; en el AT se autodenominaron siervo del Señor Josué (Jue 2,8), David (Sal 35,1); o los
que fueron llamados así por Dios: Moisés (Mal 3,22), David (2Sam 7,5-29), Israel (Is 49,3), los profetas, etc.
De todos modos el grupo es reducido; esto coloca también a María en el grupo de los "grandes llamados" de
Dios y refuerza la interpretación del pasaje como "vocación de María". María expresa de ese modo la total
disponibilidad delante de Dios.
Hágase en mi según tu palabra se refiere a la palabra del ángel que en el versículo anterior fue
presentada como palabra del poder ilimitado de Dios y acepta su realización. María acepta que el designio de
Dios se realice en ella.
La perícopa concluye con la indicación de la partida del ángel. No se dice más; con la aceptación de
parte de María la palabra de Dios se ha realizado. Luego viene el episodio de la visitación a Isabel que ayuda
a profundizar lo ocurrido: María será llamada como Madre de mi Señor y cantará a la grandeza del Señor a
causa de su llamado.

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