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Resumen
El problema de la identidad constituye una preocupación de la sociedad
contemporánea, que se expresa tanto en la vida cotidiana como en discursos
políticos y de movimientos sociales. Sin embargo, en estos ámbitos, el
yo y sus necesidades de autorrealización suelen darse por sentados. El
presente trabajo ofrece reflexiones acerca de la identidad individual a
partir de las herramientas de la teoría de sistemas en la versión de Niklas
Luhmann. Desde esta perspectiva, la identidad se observa no como cosa
ni como sujeto, sino como “autoilusión” de un sistema de conciencia,
que se diferencia a sí misma del mundo, evento tras evento, de manera
contingente. En el plano de definición de contenidos de la identidad del
yo, las estructuras de los sistemas sociales definen quién es una persona,
cómo debe actuar y cuánta estima merece recibir. Estas estructuras son
adoptadas por la conciencia como sus propias estructuras de identidad; no
obstante, ciertos contextos sociales son más relevantes para la construcción
de la identidad individual que otros. La comunicación moral aumenta la
probabilidad de que esta apropiación de estructuras ocurra, dado que el
factor afectivo de la identidad está ligado a la estima/menosprecio que el
individuo recibe en las interacciones que este participa.
Abstract
The problem of identity is an issue of contemporary society that is not only
expressed in daily life concerns but also in discourses of politics and social
movements. Nevertheless, the I and the needs of self-fulfillment usually
are taken for granted. This paper offers thoughts regarding individual
identity based on Niklas Luhmann’s systems theory. From this perspective,
identity is not observed as a thing or as a subject, but rather as a “self-
illusion” of a system of consciousness, which differentiates itself from the
world, event after event, in a contingent way. As concerns the definition
* Candidato a Doctor en Sociología por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Docente de la Escuela de
Sociología y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Este ensayo es una versión
revisada del trabajo final elaborado para el Seminario de Teoría Sociológica dirigido por el profesor Pedro
Morandé en el Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, durante el segundo
semestre 2014.
: fxmorales@puce.edu.ec
Recibido junio 2016 / Aceptado julio 2016
Artículo disponible en: www.revistatheorein.com
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1
J. Torres Nafarrate, “La dimensión especulativa en el pensamiento de Luhmann”, ponencia pre-
sentada en el Seminario: Niklas Luhmann, 30 años de Sistemas Sociales, Santiago de Chile, 12
de noviembre de 2014.
Reflexiones teórico-sistémicas acerca de la identidad individual 19
Si bien “la individualidad no puede ser otra cosa que la cerradura circular
de esta reproducción autorreferencial” (Luhmann, 1998: 243), el nivel
operativo es solo un punto de partida para esclarecer la cuestión que
nos interesa. De hecho, la clausura operacional de un sistema no puede
entenderse sin tomar en cuenta que la capacidad de enlace depende de la
estabilización de estructuras que establecen los criterios del enlace. Por
ejemplo, cuál es el criterio de las acciones correctas e incorrectas, o cómo
determinamos que alguien es buena o mala persona. Al mismo tiempo,
las estructuras suponen la apertura del sistema frente al entorno, lo cual
implica informaciones sorpresivas y posibilidad de seleccionar variaciones
al interior del sistema. Así pues, si hablamos de clausura operacional,
hablamos también de acoplamiento estructural. De la misma manera, si
hablamos de estructuras, hablamos de expectativas. Es en este nivel donde
podemos abordar el problema de la “identidad social” del individuo.
Reflexiones teórico-sistémicas acerca de la identidad individual 23
objetos, incluyendo a los otros individuos humanos. Por otra parte, Parsons
llamó la atención respecto de la importancia que adquieren los juicios de
aprecio y estima en la gratificación y privación de los individuos, así como
en la configuración de su sistema internalizado de valores (Parsons & Shils,
1968). Si bien la teoría de la conciencia que hemos presentado aquí se aleja
de estos abordajes que toman como eje los impulsos de gratificación y que
proponen un modelo de “economía psíquica”, es necesario reconocer que la
experiencia que el individuo tiene de la identidad no se limita a su sentido
de individualidad, sino que tiene relevancia a partir de sus significados
afectivos así como de sus connotaciones morales. Como lo ha descrito
bien la psicología social, la identidad no posee solamente una dimensión
cognitiva, sino también emocional y valorativa (Tajfel, 1984).
Las emociones pueden observarse desde la teoría de sistemas en
relación con el concepto de expectativa. El sentimiento se entiende como una
adaptación interna a las confirmaciones o frustraciones de expectativas que
se encuentran suficientemente “densificadas” en la conciencia (Luhmann,
1998: 247). Se consideran comparables a un sistema inmunológico, en la
medida en que conmueven tanto al cuerpo como a la conciencia cuando
se percibe algún peligro para la autopoiesis de la conciencia. “Esto puede
tener muchas causas, por ejemplo, amenazas exteriores, desacreditación
de una autorrepresentación, pero también el peligro de emprender
caminos nuevos, por ejemplo, en el amor, que para la misma conciencia es
sorpresivo” (Luhmann, 1998: 251).
La moral, por su parte, no se considera el campo de aplicación de
normas, reglas o valores, sino una forma de comunicación que comporta
referencias a la estima o el menosprecio de la persona como un todo. El
ámbito de la moral se delimita como el conjunto de condiciones conforme
a las cuales uno estima/menosprecia a otros o a sí mismo (Luhmann,
2013: 240-1). Desde este punto de vista, si bien toda comunicación es
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con el cuerpo como con las comunicaciones, y este nicho es fuente tanto
de interdependencias como de irritaciones mutuas. La paradoja de yo y
mundo es paradoja de yo y cuerpo, y paradoja de individuo y sociedad.
Cada uno es condición de posibilidad del otro. Ahora bien, los tres sistemas
operan simultáneamente y dependen de esta simultaneidad para su propia
reproducción. En la medida en que esto ocurre, pueden también establecer
sus diferencias y cada uno constituye un acceso diferenciado al mundo.
Es en estas operaciones simultáneas, y en el acoplamiento conciencia-
cuerpo y conciencia-comunicación, que se produce la identidad individual,
ya no en el sentido meramente operativo de conciencia clausurada, sino
con contenidos específicos que determinan quién es un individuo, cómo
debe actuar y cuánta estima merece recibir. Esta ya no es una identidad
meramente operativa, sino una identidad reflexiva, de descripciones y
autodescripciones semánticas. Solo mediante la dotación de contenidos a
esquemas binarios, como acción correcta/incorrecta o buena/mala persona,
es posible la individualización de un sujeto. Como es evidente, estos
esquemas, al igual que sus posibles contenidos, provienen no del individuo
sino de la sociedad y son relativos a los distintos sistemas de comunicación
en los que participa un ser humano. Esta diferenciación de sistemas y, por
tanto, también de estructuras y semánticas, depende de la evolución social.
Por ello, la identidad reflexiva de un individuo se juega en la contingencia
de la interpenetración entre individuo y sociedad, que varía históricamente
y biográficamente.
Nos encontramos aquí en el ámbito de la “persona”, descrito
acertadamente por Goffman (2001) como presentación dramatúrgica relativa
a distintos contextos de interacción. En la medida en que los individuos
participamos de interacciones, tendemos a comprometemos interiormente
con las expectativas propias de las distintas situaciones. De esta forma, el
sistema psíquico se identifica con el cuerpo, lo considera parte de su yo, a
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se plantea como ética para la sociedad, puede aplicarse, quizás con mayor
factibilidad, como ética para el individuo, es decir, para su autoobservación
reflexiva. Puesto que el individuo es siempre una conciencia autónoma, y
ya que la conciencia puede operar con diferentes semánticas, es posible
semejante toma de distancia.
Referencias