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¡Auspiciosa de todas las cosas auspiciosas! ¡Oh consorte de Shiva, cumplidor de todos
nuestros anhelos! Nuestro único refugio! ¡Oh Gauri de tres ojos! ¡Oh Narayani! Nuestros
saludos a usted.
La Creación del Universo en el Rig Veda
Presento aquí en versión integral los seis himnos del Rig Veda que
contienen la visión más amplia sobre el origen y la creación del universo.
Cargados de simbolismo y de poesía, todos ellos se encuentran en el libro
X y se identifican por los números 72, 81, 90, 121, 129 y 190. Aludiré,
asimismo, a otro himno (X 82) que, en mi opinión, es algo menos
interesante por lo cual no se justifica su traducción dentro del marco de
este ensayo. El método que seguiré con cada uno de los seis himnos es el
siguiente. Primero, vertiré el mismo al español sin comentario ni notas para
que el lector pueda apreciar sus cualidades sin interferencia. Luego, en una
segunda instancia, comentaré las estrofas que lo requieran e interpretaré
su significado global. Finalmente, consideraré a todos estos himnos en su
conjunto e intentaré una síntesis.
Uno de los himnos más sublimes del Rig Veda, el 129, conocido como el
“Himno de la Creación”, se remonta al período cósmico más remoto
concebible:
Del océano nace el tiempo (2a) que gobierna la vida de todos los seres
vivientes (2b) a quienes se refiere con una imagen habitual en el Rig Veda
(“los que parpadean”). Finalmente, aparecen el sol y la luna y las tres
divisiones tradicionales del universo: el cielo, el espacio intermedio o
atmósfera y la tierra (3), pero ninguno de ellos brota espontánea o
mecánicamente sino que son el producto de un agente, de un creador. El
nombre de este último (dhatri) se confunde con el de su función pues el
vocablo puede ser tanto un nombre común como un nombre propio
significando: el que establece, el que crea, el que sostiene, el que dispone,
el que ordena. Nos encontramos aquí con un fenómeno no poco frecuente
en la literatura védica consistente en la personificación de determinados
atributos o capacidades. Así, Dhatri es una suerte de dios-agente abstracto
que, mencionado unas pocas veces en el Rig Veda (todas salvo una en el
libro X), fue asimilado luego a otras divinidades creadoras.
suyas son las direcciones del espacio, suyos estos dos brazos.
Las estrofas 7 y 8 son más problemáticas pues intentan revelar algo del
misterio de este dios ignoto. El embrión yace en las aguas que producen el
fuego (7a) las mismas que, luego, portan a Daksha y producen el sacrificio
(7b). Las aguas son el agente de la acción, pero son los poderes
fecundadores del embrión y de Daksha los que permiten la generación del
fuego y del sacrificio, respectivamente. El fuego es aquí tanto el elemento
como el dios del fuego (Agni), pero lo importante es que se trata del fuego
sacrificial. Igualmente, Daksha es tanto la habilidad en el ritual sacrificial,
la capacidad de realizar el mismo, como la personificación del rito. Como
vimos anteriormente con Dhatri, a veces es muy difícil (e incluso
innecesario) distinguir entre una cualidad y su personificación y lo mismo
podría decirse respecto a los cuatro elementos tradicionales (aire, agua,
tierra y fuego). En resumen, el embrión y Daksha dan origen al sacrificio,
uno aportando el fuego necesario para el mismo y el otro el también
imprescindible ritual. Con la aparición del sacrificio culmina
apropiadamente este himno pues el sacrificio no sólo era el centro de la
religión védica sino, a menudo, una parte esencial de su cosmogonía. Las
dos estrofas restantes tienen un tono muy diferente pues son un pedido de
protección y de riquezas por y para los invocadores como es
consuetudinario en los himnos védicos. Lo novedoso es que en la última se
devela inequívocamente el nombre del demiurgo y desaparece, por
consiguiente, la pregunta-estribillo. Se trata de Praja-pati, el Señor de las
Criaturas, cuyo rol de divinidad suprema será reconocido, sobre todo, en la
literatura védica posterior. Embrión Dorado no era más que un nombre de
él, una hipóstasis de su poder creador mientras que Daksha, un ente más
autónomo aunque algo vago termina, también, por asimilarse, a Praja-pati.
Este himno se propone contar el nacimiento de los dioses para que las
generaciones futuras puedan visualizarlos, puedan recrear mentalmente
ese momento trascendente (1). Si bien la pareja Aditi-Daksha desempeña
un rol primordial en el proceso y en la creación del universo, se dice,
también, que Brahamanas-pati (llamado también Brihas-pati) fue el padre
de los dioses a los que forjó juntos, como un herrero soplando en la fragua
(2a). En la religión védica Brahamanas-pati es el sacerdote de los dioses, y
por ser el que recita las plegarias se lo califica aquí como “señor de la
palabra sagrada”. Su paternidad parece contradecir a la de Aditi y Daksha
a lo cual se suman algunas otras contradicciones aparentes o reales. No
debemos olvidar que estamos frente a una poesía religiosa que utiliza un
lenguaje conciso y, a menudo, ambiguo cuya intención no es la claridad sino
maravillar e inducir reverencia, revelar, pero también ocultar. Aditi es una
figura maternal y la aparición de la tierra y del espacio es concebida como
un parto (3b y 4a). Aditi es, también, madre de Daksha y, a la vez, hija suya
(4b y 5a) siendo esta generación mutua de principios masculinos y
femeninos un recurso casi obligatorio cuando se los concibe de manera
antropomórfica como en este caso.
La segunda mitad del himno tiene dos vertientes: por un lado retorna al
tema del origen de los dioses y por otro cuenta la participación de estos en
el proceso creativo. Se dice (5b) que los dioses vinieron después de Aditi
aunque no se precisa cómo. Sólo más tarde sabremos que Aditi tuvo ocho
hijos, inaugurando con siete de ellos la edad de los dioses (8 y 9a). El
octavo, Martanda, es diferente pues fue concebido para el nacimiento y
para la muerte (9b). Su nombre nos proporciona una clave para develar su
identidad. Significa, literalmente, “nacido de un huevo (aparentemente)
muerto”, es decir es un ave y metafóricamente el sol imaginado como un
pájaro de fuego. Por ser el sol que sale y se pone todos los días está
destinado al “nacimiento y a la muerte”. El sol es, además, a través de
Manu, el ancestro de los hombres por lo cual el verso alude también a la
mortalidad de estos últimos. ¿Quiénes son, entonces, los otros hijos de
Aditi o Adityas? Si bien se mencionan a varios de ellos en el Rig Veda no
hay unanimidad en cuanto a su identidad ni a su número. Suelen ser seis,
destacando entre ellos el propio Daksha, Varuna y Mitra mientras que los
tres restantes son secundarios. A ellos, se añade con frecuencia Surya, una
forma del sol desprovista de la transitoriedad de Martanda. Obviamente,
los Adityas no comprenden a todos los dioses sino a un grupo de ellos por
lo cual no son equivalentes a los mencionados en el resto del himno. La
posible supremacía de los Adityas sobre otros dioses es insinuada en un
verso bastante oscuro (8b). Su traducción más plausible, me parece, sería:
“Aditi dio comienzo a los dioses”, es decir sus hijos serían los primeros de
entre ellos, pero otros traducen “Aditi presentó sus hijos a los dioses”, es
decir los integró al panteón. Sea cual fuere la interpretación de este verso,
está claro que los dioses de las estrofas 6-7 contribuyen a la formación del
universo generando un rocío, neblina o vapor y extendiendo o hinchando
a los mundos (se los compara a Yatis, unos ascetas de los que hay poca
información aunque debemos suponer dotados de poderes
sobrenaturales). Finalmente, extraen el sol del océano (7b) lo cual se
contradice con el rol solar de Martanda, una muestra más de las tensiones,
incertidumbres y enigmas respecto al origen y rol de los dioses en la
creación del universo.
Visvakarman, el Hacedor de Todo (X 81)
Con ojos por todos lados, con bocas por todos lados,
con brazos por todos lados, con pies por todos lados, (3a)
Es el señor de lo inmortal
Tal es su grandeza,
De él nació Viraj
y lo sacrificaron dioses,
De él nacieron caballos
Este himno postula aún otro ente creador al que llama Purusha, nombre
que puede traducirse como hombre, persona o espíritu. Se trata, en
realidad, de una suerte de gigante cósmico cuyo desmembramiento da
origen a dioses, astros y seres animados. Aunque habíamos dicho que no
íbamos a hacer distinciones cronológicas entre los himnos tratados en este
artículo por falta de datos, con este vamos a hacer una excepción pues hay
un par de indicios bien claros de que es uno de los más tardíos del Rig Veda.
Veamos, brevemente, cuales son antes de adentrarnos en él. En la novena
estrofa, se enuncia que del sacrificio de Purusha nacieron himnos, cantos y
fórmulas, es decir la materia del Rig Veda, Samaveda y Yajurveda,
respectivamente, lo cual indica que cuando este himno fue compuesto se
conocían ya los tres Vedas (el cuarto Veda, el Atharva, no mencionado aquí
es posterior a los otros, pero su ausencia carece de valor para fechar pues
no tenía el mismo prestigio que ellos y, por lo tanto, no siempre era
mencionado junto a los mismos). Sabemos que el Samaveda y Yajurveda
datan, muy probablemente, de comienzos del primer milenio a.C. por lo
cual el himno de Purusha debe ser un par de siglos más tardío que los otros
himnos que he comentado. Un segundo indicio de la composición
relativamente reciente del mismo es la referencia, única en el Rig Veda, a
la división de la sociedad india en cuatro grandes clases (12). Otro indicio
es, quizás, su menor ambigüedad y relativa transparencia comparado con
otros himnos de su tipo.
Conclusiones
http://libros.casalamm.edu.mx/php/simple_document.php?subfolder=historiadelarte/art
eindiaasia/&doc=La%20civilizaci%C3%B3n%20de%20la%20India%20antigua.pdf
http://www.elportaldelaindia.com/El_Portal_de_la_India_Antigua/Presentacion.html
http://www.sacred-texts.com/hin/sbe30/sbe30003.htm
https://books.google.com.mx/books?id=HeGa-hCMWGAC&pg=PA3&lpg=PA3&dq=Grihya-
s%C3%BBtra+of+Gobhila&source=bl&ots=jLvG4Axd2k&sig=UrjjFZ9zLrZ2VBgD4-
2PfNp1KLA&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiCkPXG1Z7ZAhUm94MKHTzbCYkQ6AEIMjAB#v=o
nepage&q=Grihya-s%C3%BBtra%20of%20Gobhila&f=true
https://es.slideshare.net/adithyansokaapahaarthapuram/adivan-satakopan
http://www.ahobilamutt.org/us/home/welcome.asp