Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Hoy sabemos que SB era bisexual. Su “ Diario de guerra” y sus “Cartas a Sartre”,
publicadas en 1990 por Sylvie Le Bon, han revelado lo que su obra autobiográfica
había silenciado: su gusto «carnal» por las jóvenes que había conocido, cuando era
profesora en institutos femeninos, en el período de 1933 a 1943. SB tuvo en efecto
varias “pasiones orgánicas”, como las llama en su diario. La primera, Zaza, su
amiga de infancia, muerta en plena flor de la vida pero de la que una novela de
juventud, publicada en 1979 con el título “Cuando prima lo espiritual”, nos
proporciona algunas evidencias a través de la historia de Marguerite que cuenta
una escena de seducción fallida entre Marie-Ange y la narradora. Beauvoir precisa
además en la introducción que la historia de Marguerite “era en gran parte la de mi
adolescencia” [1].
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 1/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Me detengo en estas tres mujeres que son conocidas actualmente por las
publicaciones póstumas y porque Beauvoir tuvo relaciones con ellas diez años
antes de escribir “El segundo sexo”, algo que tuvo que influenciar su visión sobre
“la lesbiana” a la cual dedica un capítulo. No analizaré el funcionamiento del trío,
pues lo que me interesa aquí es la manera en que Beauvoir va a mantener un
doble lenguaje sobre el eros lésbico constitutivo de su propia ambivalencia.
Al día siguiente, Beauvoir cuenta el mismo episodio en su carta casi diaria a Sartre,
comenzando por la reflexión de Nathalie diciéndole: “Ha hecho bien, no habría
vuelto a verla en la vida”. Y comenta la escena a su “Querido pequeño ser”.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 2/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Toda la noche estuvo enfurecida dándole vueltas a esa frase y ayer se sentó sobre
la cama y estalló en reproches y después en lágrimas, que dieron paso a mimos,
besos y, abrazos apasionados. Pone unas caras bellísimas, trágicas y desesperadas
que me conmueven. Intenté explicarle que me gustaba mucho pero me respondió
con desesperación: “¡Es tan injusto! ¡Ocupo el quinto puesto en su vida!” y con un
instinto muy certero me dijo que los soporta a usted, a Bost (de quien apenas le he
hablado) y a Kosakiewicz pero que odia a mi amiga pelirroja (L. Védrine). Estuve
todo lo tierna que pude aunque sin hacerle promesas, y terminó por calmarse y
hasta pareció ponerse contenta. (LC, 180)
Tenía motivos para estar “sobrecogida por la pasión”: Bajo la presión insistente de
B., Sartre acababa de romper su relación sexual con Bianca Bienenfeld, dejando a
B. vía libre para proseguir con sus paroxismos.
La relación con Sorokine no estaba enturbiada por los celos. En su “Diario”, ella
cuenta el 13 de enero:
Pasión por una parte, sensualidad física, por otra: Pero que no llega hasta el
extremo de expresarse públicamente. En sus escritos “oficiales”, los destinados a
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 3/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
ser publicados, oculta completamente toda implicación carnal con las mujeres.
Primero en las novelas, como “La invitada”, donde las dos heroínas no hacen el
amor juntas, lo que reduce la rivalidad del trío a una historia de celos por un
hombre. Y, sobre todo, en “El segundo sexo”, donde B. dedica un capítulo entero a
“la lesbiana” como si escribiese una disertación filosófica. Es cierto que hablamos
del año 1949 y la iniciativa puede parecer en sí muy audaz en esos tiempos de
misoginia creciente. Pero no olvidemos que el público recibió un impacto mayor por
su capítulo sobre la maternidad, en el que no solo hablaba libremente del aborto
(entonces prohibido), sino que denunciaba la pretendida igualdad con el hombre
que otorgaba el simple hecho de convertirse en madre. Y además, no es la primera
en arriesgarse. Treinta años atrás, Gide, Proust, Natalie Clifford Barney y luego
Colette escribieron sobre el tema antes de que lo hiciera el psicoanálisis. Lo que
explica probablemente por qué B. rebate ampliamente los argumentos de
psiquiatras y sexólogos.
Pero por qué nunca pudo asumir públicamente sus relaciones sexuales con las
mujeres, llegando incluso a negar haber tenido relación personal alguna con el
lesbianismo, como en esta entrevista realizada en 1984 (es decir, dos años antes
de su muerte) por Hélène Vivienne Wenzel que le pregunta:
« H.V. Wenzel: (...) usted ha tratado el tema del lesbianismo en “El segundo sexo”
en 1949 de una manera más equitativa y amplia que otros estudios similares de
ese período. Y por entonces usted ya conocía a Violette Leduc y a otras lesbianas
en Francia. ¿Basó su propio estudio en estas relaciones?
S. de B.: Oh, no nunca. Creo que conocí... Creo que era realmente muy superficial,
lo que dije sobre lesbianismo. Conocía a algunas lesbianas pero no a muchas.
Conocía a Violette Leduc pero ella nunca me habló de su propia vida sexual porque
ella era ambivalente. (...) » [4]
«Oh, no nunca»... ¿No es esa una sorprendente negación proferida por una mujer
cuya obra, “El Segundo sexo”, se tradujo a numerosos idiomas. Una filósofa que
está unánimemente reconocida como la gran teórica de la liberación femenina,
pero que jamás puede asumir sus deseos por las mujeres? Además, sugiere que
Violette Leduc es ambivalente. Bonita proyección pues si hay alguien ambivalente
sobre el tema, ésa es SB.
con respecto a lo prohibido, en primer lugar. ¿Prohibido por quién y por qué?
¡Misterio! En ningún momento B. aborda la cuestión de la norma (hetero) sexual
para denunciarla o discutirla, aun cuando sigue vigente en el lenguaje jurídico que
habla de “prácticas contra natura” en los textos que condenan las relaciones
homosexuales relacionadas con “la incitación al vicio”. El problema no es la norma,
sino el mito de la feminidad y las categorías filosóficas que sirven para oponer las
mujeres a los hombres en series pretendidamente complementarias como activo -
pasivo, sujeto - objeto, virilidad - feminidad, depredación - naturalismo, etc. Ella
las retoma íntegramente y veremos cómo estos conceptos utilizados en la filosofía
existencialista hipotecan toda posibilidad de comprender la esencia del deseo
lésbico. Sabido es que la crítica del naturalismo ha sido su gran aportación al
pensamiento feminista. Su célebre cita de “El segundo sexo”, «No se nace mujer,
se llega a serlo», ha dado la vuelta al mundo, contribuyendo a socavar el mito de
la feminidad con el fin de poder pensar la igualdad entre los sexos desde una
perspectiva universalista. Pero si bien podemos felicitarnos de esta deconstrucción,
apenas nos hemos interrogado sobre sus consecuencias, a saber, una crítica del
naturalismo que sirve para demostrar que la lesbiana no contribuye a liberación
alguna. Y una visión de la virilidad que sale reforzada de esa empresa puesto que
B. no cuestiona nunca la superioridad erótica del hombre. Si la feminidad es una
engañifa y la virilidad, inatacable, ¿qué le queda a las mujeres para construir su
identidad en una sociedad claramente falocrática?
Estas jóvenes eran de hecho sus compañeras de trabajo y, como esas “prácticas
impúdicas” sucedían sin testigo y sin “intermediaria”, la Corte de Casación anuló el
juicio en 1937 por “falta de base legal”. Vemos, sin embargo, que antes de la
guerra, el artículo del código penal que castigaba “la incitación de menores al vicio”
se aplicaba tanto a las lesbianas como a los pederastas.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 5/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Las dos mujeres son las únicas en hablar de “relaciones sexuales normales”.
Interrogadas, Olga habla de “insinuaciones de tipo muy especiales”, Wanda de
“costumbres especiales”, Sartre de “sentimientos particulares hacia las mujeres” y
de “amistad recíproca entre Mlle de Beauvoir y Sorokine”. En cuanto a M. Dupas,
su ex amante, la relación entre las dos mujeres es para él una “pasión real”.
Vemos pues cómo B. se defiende utilizando el argumento de la normalidad
mientras que sus amigos reconocen el carácter íntimo de su relación. Este modo de
defensa no la librará de ser suspendida de la Enseñanza Nacional en junio de 1943
y rehabilitada tras la Liberación.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 6/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
“Los amores sáficos son en la mayoría de los casos una asunción de la feminidad,
no su rechazo”, escribe. Vemos cómo B. se refiere al punto de vista masculino para
desacreditar la relación femenina en el marco lésbico, en una ambivalencia que
aparece aún más nítida cuando B. compara a la lesbiana con la mujer normal.
Al igual que la mujer frígida desea el placer a la vez que lo rechaza, la lesbiana
querría ser a menudo una mujer normal y completa aún sin querer serlo (DS, II,
202).
Ella está evidentemente privada de órgano viril; puede desflorar a su amiga con la
mano o utilizar un pene artificial para fingir la posesión; no deja de ser un castrado
Es inútil dividir a las lesbianas en dos categorías definidas en tanto que una
“comedia social se superpone a sus relaciones verdaderas”, prosigue B.
inexorablemente y dice exactamente lo que reprochaba a los psicoanalistas:
“Complaciéndose en imitar una pareja bisexuada, sugieren ellas mismas la división
en viriles y femeninas” (DS, II, 211). Dicho de otra manera, las categorías viril /
femenino no son producidas por la sociedad sino reproducidas por las lesbianas que
llegan así a “inútiles fanfarronadas y a todos los alardes de falta de autenticidad. La
lesbiana juega en un primer momento a ser un hombre, después ser lesbiana se
convierte también en un juego; el travestí, de disfraz se transforma en uniforme; y
la mujer con el pretexto de sustraerse a la opresión masculina se convierte en
esclava de su personaje; no ha querido encerrarse en la situación de mujer, pero
queda aprisionada en la de lesbiana” (Beauvoir :DS, II, 217).
Que la homosexualidad sea una prisión para B., es probable. Pero ¿por qué
generalizar en una falsa paradoja que descalifica a la lesbiana hasta en su libertad
de sujeto existente? Vemos así cómo la serie de oposiciones paradigmáticas sujeto
/ objeto, activo / pasivo, masculino / femenino, hipoteca toda posibilidad de
cuestionar la normalidad en tanto que norma socialmente construida. Además,
esas oposiciones se apoyan sobre una concepción de la conciencia que corta todo
acceso al inconsciente y a la parte oculta de uno mismo. Si una conciencia es
siempre consciente de sí misma, como postula el existencialismo, se corre el riesgo
de descubrir verdades ocultas. ¿Por qué una mujer desea a otra cuando toda su
educación, su cultura, su religión, la condiciona a desear a un hombre? ¿Por qué y
cómo ha escapado a ese condicionamiento? He aquí cuestiones que apenas se
plantea B. Lo único que le interesa es ser una mujer normal sin dejar de disfrutar
del tesoro de la sensualidad femenina.
Vemos cómo el amor predador se sitúa en B. en la problemática del yo. Esta parte
de ella misma que “entrega” al varón, desea poseerla también para ella sola.
Quiere abrazar la pulpa cremosa de un sexo femenino, participar en el banquete de
la vida, consumir todos los frutos de la creación sin estar limitada por los
prejuicios. El vocabulario erótico de S.B. está marcado por la glotonería, lo que
expresa una avidez de la carne tan necesaria de satisfacer como el hambre o la
sed. “Noche patética, apasionada, estaba saciada de pasión, es foie gras pero de
mala calidad encima” [8], escribe a Sartre tras una noche junto a Bianca
Bienenfeld.
La depredación no se da sin una cierta perversión, que aflora en las cartas a Nelson
Algren donde ella le habla de las lesbianas que conoce:
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 9/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Cuando me hubo explicado todo, que compone hermosos poemas lésbicos, que
tiene un cuerpo excitante, que es una mujer apasionada, añadió sonrojándose: “Me
he enamorado de usted cinco o seis veces... Eso volverá a pasarme seguramente
de nuevo.” Le sonreí y cambié de conversación. Cada vez que le doy dinero, quiere
gratificarme con su cuerpo sublime, así que finalmente le dije que era Sartre quien
le dio el dinero, que yo no me podía permitir tales generosidades.
Sirve para alimentar los apetitos del yo sin hacer distinción entre yo y el otro. Muy
autoritaria con las jóvenes que deseaba, me confió Bianca Lamblin, B. dominaba e
imponía su voluntad sin discusión. Por el contrario, con los hombres debe tener en
cuenta el punto de vista del otro, dado que se mueve en una sociedad donde el
hombre reina como dueño y no concede a su poderosa polaridad intelectual nada
más que un minúsculo margen de movimiento. Ignorarlo sería un comportamiento
esquizofrénico, mucho más perjudicial que la opción perversa por la que ha optado
ya que le permite sacar el mejor partido posible de la situación de dominio que era
la de las mujeres de su generación. En la introducción de “El segundo sexo”,
escribe: “Las mujeres de hoy están a punto de destronar el mito de la feminidad.
Comienzan a afirmar concretamente su independencia, pero no sin dificultades
consiguen vivir íntegramente su condición de ser humano” (195). Estamos en
1949. La conquista de la condición humana de la mujer pasa por la virilidad, o la
fraternidad, como ella dice en la conclusión de “El segundo sexo”. Pasa pues por el
modelo masculino en tanto que condición humana universal y es por lo que B.
desarrolló con Sartre una concepción de la pareja que le permitió fusionarse
intelectualmente con él conservando siempre el disfrute de su propio tesoro
femenino.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 10/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
...tras estas últimas semanas y después de las cartas que me ha escrito usted, no
existe sabiduría capaz de hacerme efectuar esta transformación que es la puesta
entre paréntesis. Amor mío, somos uno, y siento que soy usted en la misma
medida en que usted es yo. Le amo, mi dulce pequeño, y nunca he sentido tanto
su amor (LS, 171).
Imposible decir eso a la mujer deseada. Primero porque no tiene clara su propia
ambivalencia sobre géneros y normas. La homosexualidad es natural en tanto que
deseo de lo femenino, pero no es normal. Después porque se siente atraída por
antiguas alumnas con las que no tiene relación de igualdad intelectual como le
sucede con Sartre. Son objeto de su depredación sexual y B. desprecia demasiado
la pasividad femenina para reconocerse en una lesbiana deseando la feminidad. De
ahí su ambivalencia frente al deseo lésbico. Es preciso que se le oponga resistencia
y, a sus ojos, únicamente un hombre sabe hacerlo. En “El segundo sexo”, hay
pasajes muy reveladores de su concepción del “acto” sexual cuando ella compara
el amor con un hombre y con una mujer:
Es sólo cuando sus dedos modelan el cuerpo de una mujer cuyos dedos modelan su
propio cuerpo cuando se produce el milagro del espejo. Entre el hombre y la mujer
el amor es un acto, cada uno despojado de sí mismo se convierte en otro: lo que
maravilla a la enamorada, es que la languidez pasiva de su carne sea reflejada
bajo la forma de ardor varonil; la narcisista en cambio, en este sexo erguido sólo
reconoce de manera confusa sus propios encantos. Entre mujeres el amor es
contemplación; las caricias no están destinadas a apropiarse de la alteridad como a
recrearse lentamente a través de ella; la separación abolida, no hay ni lucha ni
victoria ni derrota; en una exacta reciprocidad cada una es a la vez sujeto y objeto,
soberana y esclava; la dualidad es complicidad (DS, II, 208).
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 11/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
de dos: o usted no habrá tenido el interés suficiente y entonces, tal como es usted,
acabe o no la guerra, la dejará caer como un escupitajo, que es usted una pequeña
malvada. O si no, como se presente, se encariñará mucho de ella y entonces sé
que es usted tan ávida como para quererla guardar de todos y contra todos. Sería
completamente triste sacrificar ese corazoncito, pequeño y puro [10]
Para concluir podemos decir que la relación de dominio es una opción que adoptan
las mujeres que desean el poder en las situaciones históricas en las que ellas no lo
tienen legítimamente. Como escribió Roger Dorey en un artículo sobre el tema: “El
dominio traduce pues una tendencia muy fundamental en la neutralización del
deseo del otro, es decir la reducción de toda alteridad, de toda diferencia, la
abolición de toda especificidad; el objetivo es reducir al otro a la función y al status
de un objeto totalmente asimilable” » (LC, 503).
¿No es lo que B. ha descrito en “la lesbiana? “La separación está abolida”. Pues la
diferencia no se sitúa entre las mujeres que, de una cierta manera, vuelven todas a
lo mismo, sino entre el hombre y la mujer. De ahí la valorización del modelo viril
que es una manera como otra de consumir los tesoros de la feminidad
compartiendo siempre cierto poder intelectual con hombres de excepción.
En 1933, elle rencontre Olga Kosakiewicz, qui est son élève au lycée de Rouen. Elle
aura avec elle une liaison en 1935 tandis que Sartre tombe follement amoureux de
la jeune fille, dont elle s’inspirera pour camper le personnage de Xavière dans son
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 12/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
premier roman “L’Invitée” écrit entre 1938 et 1941. Cette liaison, parallèle à son
statut « d’épouse morganatique » de Sartre, selon l’expression utilisée par ce
dernier en 1930, inaugure le fameux trio qui sera constitutif de sa structure
amoureuse. Dans cette relation, c’est Olga qui souffre de la jalousie de Beauvoir
car Sartre l’aimait et voulait en faire sa maîtresse, ce que refusera Olga.
Deux ans plus tard, Beauvoir rencontre Bianca Bienenfeld (qui deviendra Mme
Lamblin) au lycée Molière, à Paris. Née en 1921 en Pologne, de parents juifs qui
ont émigré en France en 1922, où ils s’installent dans la bijouterie, Bianca est la
plus connue du fait qu’elle a raconté son histoire dans les “Mémoires d’une jeune
fille dérangée” (1993) [elle apparaît sous le pseudonyme de Louise Védrine dans le
“Journal” et la correspondance de Beauvoir].
En 1938 Beauvoir rencontre Nathalie Sorokine qui est son élève au lycée Molière.
La jeune fille est également d’origine étrangère, russe précisément, née à
Constantinople en 1921. Sa liaison avec son ancien professeur de philosophie
débute durant l’hivers 1939-40 tandis que Sartre est mobilisé. Elle aura des
conséquences importantes pour Beauvoir puisqu’à la suite d’une plainte déposée
par sa mère en décembre 1941 pour « excitation de mineure à la débauche »,
Beauvoir sera suspendue de l’Education Nationale en juin 1943, ce qui réoriente sa
vie vers la littérature.À la Libération, Nathalie épousera un G. I. s qu’elle suivra aux
Etats-Unis où elle mourra en 1967.
Je m’arrête à ces trois femmes qui sont connues aujourd’hui par les publications
posthumes et parce que Beauvoir eut des liaisons avec elles dix ans avant d’écrire
le “Deuxième Sexe”, ce qui ne pouvait qu’influencer son regard sur la lesbienne
auquel elle consacre un chapitre. Je n’analyserai pas le fonctionnement du trio car
ce qui m’intéresse ici, c’est la façon dont Beauvoir va tenir un double langue sur
l’éros lesbien constitutif de sa propre ambivalence.
Dans les lettres à Sartre, écrites pendant la drôle de guerre, et son propre “Journal
de guerre” (1939), elle raconte ce qu’elle vit avec une franchise parfois
déconcertante. Au sujet de Védrine, par exemple, elle écrit à Sartre : « Je la traite
de biche effarouchée et ça la fout dans des colères noires. Ça me fait quand même
drôle d’être passionnément aimée de cette manière féminine et organique par deux
personnes : Védrine (...) et Sorokine... » [12] .. A cette époque, Beauvoir mène de
front ces deux liaisons avec ses ex-élèves tout en écrivant des lettres remplies
d’amour à Sartre qui est mobilisé pour la guerre. Elle parle souvent de ses «
étreintes passionnées » et des nuits passées avec les jeunes filles à l’hôtel après un
dîner à la coupole où une explication de texte philosophique. Elle en parle dans les
lettres comme dans ses carnets, dans une sorte de double emploi où les
différences deviennent particulièrement signifiantes. Ainsi, elle raconte dans son
Journal une anecdote survenue avec Sorokine qui vient lui rapporter le carnet noir
[son journal ?] qu’elle avait chipé dans son sac, lui disant :
Si vous l’aviez emporté, je ne vous aurais pas revue de ma vie". Alors elle me
reproche "ça ne tient donc pas plus fort que ça, vos sentiments !". Je m’assieds à
côté d’elle sur le lit, et la console, et tout de suite, étreintes, baisers passionnés ;
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 13/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
elle est encore toute cabrée : "j’ai le cinquième rang dans votre vie. " J’essaie de la
persuader de ne pas être jalouse de ma vie, je lui dis que je l’aime tendrement.
Avec un sûr instinct, c’est "mon amie rousse" [Védrine] qu’elle hait. Je me sens
vraiment tendre pour elle et je lui parle avec toute la sincérité et toute la douceur
possible. Elle s’est détendue, elle m’a quittée pour la première fois peut-être avec
tranquillité, confiance et tendresse - elle a de beaux visages pathétiques et
tendres. Mais me voilà engagée, quoique j’en aie [13].
Elle avait remâché ça toute la soirée avec fureur et hier elle s’est assise sur le lit et
a éclaté en reproches puis en larmes : d’où cajolerie, baisers, étreintes
passionnées. Elle a de beaux visages tragiques et désespérés qui me désolent ; j’ai
tâché de lui expliquer que je tenais bien à elle mais elle m’a dit avec désespoir :
"Mais c’est tellement inégal !J’ai la cinquième place dans votre vie !" et avec un sûr
instinct elle m’a dit que vous, Bost (dont je ne lui ai quasi rien dit), Kosakiewicz,
elle me les passerait encore, mais qu’elle haïssait mon amie rousse (L.Védrine). j’ai
été aussi tendre que j’ai pu sans pourtant faire de promesses, et elle a fini par se
rasséréner et par avoir l’air presque contente (LC, 180).
Beauvoir pratique donc les relations multiples avec un naturel non dissimulé. A
Sartre, elle détaille le nombre de ses liaisons tout en menant un jeu pervers qui le
place en position de voyeur du fait qu’il a lui-même une liaison avec Védrine,
comme le raconte Bianca Lamblin dans son livre. Rivalité ? Jalousie ? Manipulations
en vue de dévaloriser Védrine ? « On a eu des étreintes passionnées et à vrai dire,
j’ai pris quelque goût à ces rapports » (LS, 344), écrit-elle un peu plus tard à
Sartre. Elle joue serré et ne veux perdre sur aucun tableau. Mais on sent au fil des
lettres qu’elle a peur de perdre la première place auprès de Sartre. Elle attaque
jour après jour les petits travers de Bianca Bienenfeld tout en resserrant les liens
épistoliers avec Sartre. Par exemple, après avoir reçu plusieurs lettres de lui, elle
répond : « Mon amour, elles [les lettres] sont si tendres, si proches, c’est une vraie
présence ; j’ai été secouée de passion pour vous ; nous avions tant de bonheur, la
passion n’avait jamais l’occasion d’être volcanique, mais je savais bien qu’elle
pourrait produire en moi ses tremblements de terre » (LS, 158).
La relation avec Sorokine n’est pas troublée par la jalousie. Dans son Journal, elle
raconte à la date du 13 janvier :
On rentre, il est 9h. - on cause un très court moment côte à côte, puis baisers, et
très vite étreintes, et on éteint l’électricité et se met au lit - elle est détendue cette
fois, et passionnément heureuse et tendre avec toujours la même retenue dans la
passion, la même grâce dans la tendresse. On rallume pour lire les carnets, mais
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 14/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
on lit peu; elle me pose des questions, « qu’est-ce qu’on peut faire de pire entre
femmes ? » et « si nous sommes des criminelles, si nous méritons la prison ? »,
idée qui la charmerait - j’ai absolument l’idée d’une « initiation », ce qui me ferait
honte si je n’étais profondément prise dans l’instant. Pas une ombre de passionnel
pour elle, mais immense tendresse et estime, je ne voudrais pour rien au monde
lui faire de peins - un si émouvant visage quand elle sourit avec le plus d’abandon
dont elle est capable, un abandon consenti qui jamais ne la déborde. Nouvelles
étreintes (....)» (JG, 240).
Passion d’un côté, sensualité physique de l’autre. Mais qui ne va pas jusqu’à
s’exprimer publiquement. Dans ses écrits « officiels », ceux qui sont destinés à la
publication, elle occulte totalement toute implication charnelle avec les femmes.
Dans les romans d’abord, comme L’Invitée où les deux héroïnes ne font pas
l’amour ensemble, ce qui réduit la rivalité du trio à une histoire de jalousie pour un
homme. Et surtout, le “Deuxième Sexe” où Beauvoir consacre un chapitre entier à
« la lesbienne » comme si elle écrivait une dissertation philosophique. Certes,
c’était en 1949 et l’entreprise peut paraître en soi très audacieuse en ces temps de
misogynie montante. Mais n’oublions pas que le public fut plus choqué par son
chapitre sur la maternité où non seulement elle parlait librement de l’avortement
(alors interdit), mais dénonçait la prétendue égalité avec l’homme que conférerait
le fait de devenir mère. Et puis, elle n’est pas la première à prendre ces risques.
Trente ans plus tôt Gide, Proust, Natalie Clifford Barney puis Colette ont pris la
plume sur le sujet avant que la psychanalyse se mette de la partie. Ce qui explique
probablement pourquoi Beauvoir discute longuement les discours des
psychiatriques et des sexologues.
"H.V. Wenzel : (...) you had treated the subjet of lesbianism in the Second Sex in
1949 in a much more equitable and compréhensive fashion than other similar
studies of that périod. And at that time you already knew Violette Leduc and other
lesbians in France. Did you base your own study on these acquaintances ?
«Oh, no never»... N’est-ce pas là une stupéfiante dénégation proférée par une
femme dont le “Deuxième Sexe” est traduit en de nombreuses langues. Une
philosophe qui est unanimement reconnue comme la grande théoricienne de
l’émancipation féminine, mais qui ne peut toujours pas assumer ses désirs pour
elles. De plus, elle suggère que Violette Leduc est ambivalente. Belle projection,
car si quelqu’un a été ambivalent sur le sujet, c’est bien Beauvoir.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 15/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
« Attendu que l’article 334 (334-1) du Code pénal n’atteint pas, en principe, les
actes de séduction personnelle et directe, les manifestations physiologiques
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 16/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
naturelles d’un sexe pour l’autre, ce texte trouve son application lorsque, en
l’espèce, il s’agit de faits contre nature, qui doivent être considérés comme des
actes de perversion, de dépravation et d’excitation à la débauche, actes qui font de
leur auteur un agent de corruption » [16].
Ces jeunes filles étaient en fait ses compagnes de travail, et comme ces «pratiques
impudiques» se passaient sans témoin, et sans «entremetteuse», la Cour de
Cassation annula le jugement en 1937 pour «manque de base légale». On voit
néanmoins qu’avant la guerre, l’article du code pénal réprimant «l’excitation de
mineur à la débauche» s’appliquait autant aux lesbiennes qu’aux pédérastes.
Nathalie, comme certaines jeunes filles de son âge, me portait une admiration
vraiment exaltée. Je n’ai jamais répondu à ses appels et, au contraire, je l’ai
dirigée vers des relations sexuelles normales. Nathalie Sorokine est violente,
impulsive et combien de fois, plus tard lorsque je ne fus pour elle que son amie et
son professeur, me reprochait-elle certaines de mes relations masculines [17].
Si l’on peut comprendre que Beauvoir nie avoir des relations sexuelles
«anormales» sous le régime de Vichy, on s’explique moins comment elle n’hésite
pas à charger son amie pour se parer de toute la respectabilité qui sied à un
professeur. Le ton a terriblement changé depuis le jour où elle s’attendrissait sur sa
« retenue dans la passion » et la grâce de sa tendresse. La version de Nathalie
Sorokine est bien différente. Elle affirme avoir inventé cette histoire d’amour avec
son professeur mais nous voyons qu’elle utilise le même vocabulaire que Beauvoir.
« Je n’aimais pas cet homme et je voulais m’en séparer à tout prix. J’inventais
alors cette histoire de rapports sexuels avec Mlle de Beauvoir afin de me
débarrasser de M. Dupas. Mlle de Beauvoir m’avait donné ce conseil. M. Dupas
comprenant que j’étais une femme "faussée sexuellement" me laissa le quitter.
(...) Je tiens à dire que je suis une femme normale. Je n’ai jamais eu de relations
sexuelles avec des femmes ».
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 17/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Les deux femmes sont les seules à parler de «relations sexuelles normales».
Interrogées, Olga parle «d’avances d’ordre très spéciales», Wanda de «moeurs
spéciales», Sartre de «sentiments particuliers vis à vis des femmes», et «d’amitié
réciproque entre Mlles Beauvoir et Sorokine». Quant à M. Dupas, son ex amant, la
liaison entre les deux femmes est pour lui une «réelle passion». On voit donc
comment Beauvoir se défend en utilisant l’argument de la normalité tandis que ses
amis reconnaissent le caractère intime de leur liaison. Ce mode de défense ne
l’empêchera pas d’être suspendue de l’Education Nationale ne juin 1943 puis
réintégrée à la Libération.
Cette histoire n’en aura pas moins de profondes conséquences sur sa façon de
parler publiquement du lesbianisme. Quand elle ne l’occulte pas, elle s’emploie à
verrouiller une éventuelle accusation de lesbianisme (alors qu’elle est soupçonnée
« d’excitation de mineure à la débauche » et qu’elles n’ont qu’une dizaine d’années
de différence..., ce qui n’est pas un délit) derrière la critique du mythe de la
féminité. Elle investit la féminité de tout ce qu’elle rejette dans la société au nom
du naturalisme sans se rendre compte qu’en contre investissant la virilité de
qualités hyper positives elle pratique exactement ce qu’elle dénonce.
Elle reprend à son compte le discours dominant sur la féminité comme la passivité,
le rapport d’objet au sujet masculin qui en fait une proie sexuelle, qui devient ainsi
un véritable repoussoir rejaillissant sur l’érotisme, ou l’absence, d’érotisme entre
femmes. « Les amours saphiques sont dans la majorité des cas une assomption de
la féminité, non son refus », écrit-elle. On voit comment Beauvoir se réfère au
point de vue masculin pour discréditer le rapport au féminin dans le cadre lesbien
dans une ambivalence qui apparaît encore plus crûment lorsque Beauvoir compare
la lesbienne à la femme normale.
Quel bel aveu ! car n’est-ce pas là que se situe son problème ? D’où la mise en
équivalence de la lesbienne avec la frigidité, car ce que refuse la femme frigide ce
n’est pas le plaisir, c’est l’homme qui prétend lui donner, ou lui prendre. Ainsi,
l’ambivalence ne se situe pas par rapport aux catégories naturalistes masculin /
féminin, mais bien par rapport à la norme dominante.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 18/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Elle demeure évidemment privée d’organe viril ; elle peut déflorer son amie avec la
main ou utiliser un pénis artificiel pour mimer la possession ; elle n’en est pas
moins un castrat (DS, II, 203).
Il est d’autant plus vain de ranger les lesbiennes en deux catégories tranchées
qu’une « comédie sociale se superpose à leur véritables rapports », poursuit
Beauvoir inexorablement. Et de dire exactement ce qu’elle reprochait aux
psychanalystes : « Se plaisant à imiter un couple bisexué, elles suggèrent elles-
mêmes la division en «viriles» et «féminines» (DS, II, 211). Autrement dit les
catégories virile/féminine ne sont pas produites par la société mais reproduites par
les lesbiennes qui arrivent ainsi aux « inutiles fanfaronnades et à toutes les
comédies de l’inauthenticité. La lesbienne joue d’abord à être un homme ; ensuite
être lesbienne même devient un jeu ; le travesti, de déguisement se change en
livrée ; et la femme sous prétexte de se soustraire à l’oppression du mâle se fait
esclave de son personnage ; elle n’a pas voulu s’enfermer dans la situation de
femme, elle s’emprisonne dans celle de lesbienne » (Beauvoir :DS, II, 217).
Que l’homosexualité soit une prison pour Beauvoir, c’est probable. Mais pourquoi
généraliser en un faux paradoxe qui disqualifie la lesbienne jusque dans sa liberté
de sujet existant. On voit ainsi comment la série d’oppositions paradigmatiques
sujet / objet, actif / passif, masculin / féminin, hypothèque toute possibilité de
remettre en question la normalité en tant que norme construite socialement. De
plus ces oppositions s’appuient sur une conception de la conscience qui barre tout
accès à l’inconscient et à la part cachée de soi-même. Si une conscience est
toujours consciente d’elle-même, comme le postule l’existentialisme, on ne risque
pas de découvrir des vérités cachées. Pourquoi une femme désire-t-elle une autre
femme quand toute son éducation, sa culture, sa religion, la conditionne à désirer
un homme ? Pourquoi et comment a-t-elle échappé à ce conditionnement, voilà des
questions que ne se pose guère Beauvoir. Ce qui l’intéresse uniquement, c’est
d’être une femme normale tout en jouissant du trésor de la sensualité féminine.
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 19/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Qu’elle s’adapte plus ou moins exactement à son rôle passif, la femme est toujours
frustrée en tant qu’individu actif. Ce n’est pas l’organe de la possession qu’elle
envie à l’homme : c’est sa proie. C’est un curieux paradoxe que l’homme vive dans
un monde sensuel de douceur, de tendresse, de mollesse, un monde féminin,
tandis que la femme se meut dans l’univers mâle qui est dur et sévère ; ses mains
gardent le désir d’étreindre la chair lisse, la pulpe fondante : adolescent, femme,
fleurs, fourrures, enfant ; toute une part d’elle-même demeure disponible et
souhaite la possession d’un trésor analogue à celui qu’elle livre au mâle (D.S., II,
p. 191).
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 20/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
La prédation ne va pas sans une certaine perversion qui affleure dans les lettres à
Nelson Algren où elle lui parle des lesbiennes qu’elle rencontre.
Quand elle m’a eu tout exposé, comme elle compose de beaux poèmes lesbiens,
quel corps excitant elle possède, quelle passion elle montre au lit, elle a ajouté en
rougissant légèrement : « Je suis tombée amoureuse de vous cinq ou six fois... Ça
arrivera sûrement encore. » J’ai souri aimablement et détourné la conversation .
Chaque fois que je lui donne de l’argent, elle veut me gratifier de son corps
sublime, alors à la fin je lui ai appris que c’était Sartre qui casquait, que moi je
n’avais pas les moyens de faire de telles largesses (LNA, 459).
Solitaire, lesbienne au fond du coeur, elle est de beaucoup la plus hardie des
femmes que je connaisse. (...) Elle sait parler de l’amour sur un ton émouvant et
remarquable ». Et une autre fois, elle lâche cette phrase superbement révélatrice
de ses catégories conceptuelles : "Celle-là, avec une sensibilité féminine écrit
comme un homme (LNA, 111).
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 21/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
Elle sert à nourrir les appétits du moi sans faire de distinction entre moi et l’autre.
Très autoritaire avec les jeunes femmes qu’elle désirait, m’a confié Bianca Lamblin,
Beauvoir avait le pouvoir et imposait sa volonté sans discussion. En revanche avec
les hommes il lui faut tenir compte du point de vue de l’autre du fait qu’elle évolue
dans une société où l’homme règne en maître et qui n’accorde à sa puissante
polarité intellectuelle qu’un minuscule champ d’exercice. L’ignorer serait un
comportement schizophrénique beaucoup plus préjudiciable que l’option perverse
pour laquelle elle a opté parce qu’elle lui permet de tirer le meilleur parti possible
de la situation de domination qui était celle des femmes de sa génération. Dans
l’introduction du “Deuxième Sexe” elle écrivait : « Les femmes d’aujourd’hui sont
en train de détrôner le mythe de la féminité. Elles commencent à affirmer
concrètement leur indépendance, mais ce n’est pas sans peine qu’elle réussissent à
vivre intégralement leur condition d’être humain » (p. 195). C’était en 1949. La
conquête de la condition humaine de la femme passe par la virilité, ou la fraternité,
comme elle le dit en conclusion du “Deuxième sexe”. Elle passe donc par le modèle
masculin en tant que condition humaine universelle, et c’est bien pour ça que
Beauvoir a développé avec Sartre une conception du couple qui lui permet de
fusionner intellectuellement avec lui tout en gardant la jouissance de son propre
trésor féminin.
... après ces dernières semaines et les lettres que vous m’avez écrites, aucune
sagesse ne saurait plus me faire effectuer cette conversion qu’est la mise entre
parenthèse. Mon amour, on ne fait qu’un, et je sens que je suis vous autant que
vous êtes moi-même. Je vous aime mon doux petit, et jamais je n’ai mieux senti
votre amour (LS, 171).
Impossible de dire ça à la femme désirée. D’abord parce qu’elle n’a pas éclairci sa
propre ambivalence autour des genres et des normes. L’homosexualité est
naturelle en tant que désir du féminin, mais elle n’est pas normale. Ensuite parce
qu’elle est attirée par ses anciennes élèves avec qui elle n’a pas de relation
d’égalité intellectuelle comme elle le vit avec Sartre. Elles sont objet de sa
prédation sexuelle et Beauvoir méprise trop la passivité féminine pour se
reconnaître dans une lesbienne désirant la féminité. D’où son ambivalence face au
désir lesbien. Il faut qu’on lui résiste, et à ses yeux, seul un homme sait le faire.
Dans le Deuxième Sexe, elle a des passages très révélateurs de sa conception de «
l’acte » sexuel lorsqu’elle compare l’amour avec un homme et avec une femme :
C’est seulement quand ses doigts modèlent le corps d’une femme dont les doigts
modèlent son corps que le miracle du miroir s’achève. Entre l’homme et la femme
l’amour est un acte ;.chacun arraché à soi devient autre : ce qui émerveille
l’amoureuse, c’est que sa langueur passive de sa chair soit reflétée sous la figure
de la fougue virile ; mais la narcissiste dans ce sexe dressé ne reconnaît que trop
confusément ses appâts. Entre femmes l’amour est contemplation ; les caresses
sont destinées moins à s’approprier l’autre qu’à se recréer lentement à travers elle
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 22/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
; la séparation est abolie, il n’y a ni lutte, ni victoire, ni défaite ; dans une exacte
réciprocité chacune est à la fois le sujet et l’objet, la souveraine et l’esclave ; la
dualité est complicité (DS, II, 208).
Vous m’amusez avec votre harem de femmes. Je vous encourage fort à bien aimer
votre petite Sorokine, qui est toute charmante. Mais direz-vous, il faudra la
sacrifier à la fin de la guerre. Vous êtes une naïve, mon amour, car de deux choses
l’une : ou vous n’y aurez pas trop tenu et alors, telle que vous êtes, fin de la
guerre ou pas vous la laissez tomber comme un crachat, mauvais petit que vous
êtes. Ou bien, comme cela se produit, vous vous y attachez et alors je vous sais
assez âpre pour vouloir la garder envers et contre tous. Il serait tout à fait
dommage de sacrifier ce pur et charmant petit cœur [20].
En conclusion nous pouvons dire que la relation d’emprise est une option que
prennent les femmes qui désirent le pouvoir dans des situations historiques où
elles ne l’ont pas légitimement. Comme l’écrit Roger Dorey dans un article sur le
sujet : « L’emprise traduit donc une tendance très fondamentale à la neutralisation
du désir d’autrui, c’est-à-dire à la réduction de toute altérité, de toute différence, à
l’abolition de toute spécificité; la visée étant de ramener l’autre à la fonction et au
statut d’objet entièrement assimilable » (LC, 503).
Notas
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 23/24
19/2/2018 Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal" - Artículos de Ciudad de Mujeres
[4] Helene Vivienne Wenzel, « Interview with Simone de Beauvoir », Yale French studies, 72, 1986,
pp. 15-40.
[5] S. de Beauvoir, Le Deuxième Sexe (1949), Gallimard, Folio essais, t. II, p. 191. Todas las citas
están sacadas de esta edición
[7] Todas estas citas están sacadas de Gilbert Joseph, Une si douce occupation : Simone de Beauvoir
et Jean-Paul Sartre, 1940-1944, Paris, Albin Michel, 1991, p. 210-212.
[9] S. de Beauvoir, Lettres à Nelson Algren, Un amour transatlantique 1947-1964. Texto establecido,
traducido del inglés y anotado por Sylvie Le Bon de Beauvoir, Paris, Gallimard, Folio, p. 455.
[10] J.P. Sartre, Lettres au Castor et à quelques autres, Gallimard, 1983, p. 503.
[14] Helene Vivienne Wenzel, « Interview with Simone de Beauvoir », Yale French studies, 72, 1986,
pp. 15-40.
[15] S. de Beauvoir, Le Deuxième Sexe (1949), Gallimard, Folio essais, t. II, p. 191. Toutes les
citations sont extraites de cette édition.
[17] Toutes ces citations sont extraites de Gilbert Joseph, Une si douce occupation : Simone de
Beauvoir et Jean-Paul Sartre, 1940-1944, Paris, Albin Michel, 1991, p. 210-212.
[19] S. de Beauvoir, Lettres à Nelson Algren, Un amour transatlantique 1947-1964. Texte établi,
traduit de l’anglais et annoté par Sylvie Le Bon de Beauvoir, Paris, Gallimard, Folio, p. 455.
[20] J.P. Sartre, Lettres au Castor et à quelques autres, Gallimard, 1983, p. 503.
En la misma sección
Simone de Beauvoir o la ambivalencia de una mujer "normal"
La aportación de Simone de Beauvoir a la discusión sobre el género
En el centenario del nacimiento de Simone de Beauvoir (1908 - 1986)
Un apunte histórico cultural fundamental
¿Conoces a Simone de Beauvoir?
Muertes dulces
Beauvoir en su centenario
La condición femenina desde el pensamiento de Simone de Beauvoir
Mayo del 68 visto por Simone de Beauvoir
Simone de Beauvoir: filósofa existencialista, pensadora de nuestra libertad
Palabras clave
Lesbianismo
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Simone-de-Beauvoir-o-la 24/24