REFLEXIONES SOBRE EMPRESA Y SOCIEDAD
Cambio
Este es un momento de crisis glo-
bal, crisis económica fundamental-
mente, pero también y desde hace
más tiempo, crisis de creencias y de
valores. En este momento en el que
millones de personas se encuentran
en un estado de desempleo, y des-
moralización, en el que no hay
perspectivas próximas de mejora y
en el que todas las previsiones son
pesimistas, se hace necesaria una
reacción, un cambio, en primer lu-
gar a nivel personal para tratar de
mejorar las circunstancias de cada
uno. Hay que intentar dar un golpe
de timón a nuestra vida, intentar
salir del pesimismo y transformar
esta crisis en una oportunidad.
Además está visto que de la nada
no sale nunca nada.
En un primer momento, el ám-
bito de actuación debe ser el per-
sonal, sobre todo porque es com-
plicado cambiar cosas que no
están a nuestro alcance. Siempre es
más fácil y realista concentrarse en
las cosas pequeñas y personales
que están al alcance de nuestra
mano y que siempre hemos queri-
do cambiar. ¿Qué cambiar? Todo
aquello que no nos gusta, que no
nos es útil o que no nos aporta na-
da. En lo personal pueden ser cua-
lidades de las que no nos sentimos
orgullosos, vicios, malos hábitos,
trabajo, etc. ¿Qué conseguimos a
cambio? Bienestar y optimismo
por la hazaña realizada, que en es-
tos momentos no es poco.
Esta sociedad ha perdido valores
tradicionalmente loados, como el
culto al esfuerzo, y se cae en gran
modo en el hedonismo, la inmedia-
tez y el consumismo. El hedonismo
es la búsqueda del placer por el pla-
cer, sin que entrañe nada más y sin
ir más allá. La inmediatez o la falta
de paciencia. Cualquier acción re-
quiere necesariamente un efecto in-
mediato, el hecho de tener que re-
petir la acción varias veces para con-
seguir el efecto deseado crea
ansiedad y finalmente desinterés. El
consumismo nos afecta en el senti-
do en que sufrimos un vacío exis-
tencial y nuestra manera de taparlo
es adquiriendo cosas, de ese modo
nos evitamos mirar más allá y en-
frentarnos con nosotros mismos.
Estos nuevos valores que imperan se
reflejan claramente en épocas de
crisis como la que nos afecta en la
actualidad. Son valores de carácter
negativo, ya que nos hacen apáticos
e indolentes frente a lo que se nos
viene encima. Todo da igual, la pa-
sividad prima frente a la reacción y
se acaba cayendo en un círculo vi-
cioso del que es complicado salir.
Replegarse en un estado como
este resulta perjudicial, por lo que
se hace necesario salir de ahí, ¿Có-
mo? Fijándose metas, pequeñas
metas, no hay que plantearse
grandes hazañas, cualquier mejo-
ra que se lleve a cabo es positiva. Y
lo más importante es que de este
modo se fomenta el hábito de bus-
car nuevas metas y superarlas, o al
menos de desarrollar la capacidad
y acumular la valentía suficiente
para afrontarlas. ¿Qué metas ase-
quibles podemos ponernos? acti-
vidades como hacer deporte, por
ejemplo. No hay duda de los be-
neficios que aporta el deporte a la
salud, tanto a nivel físico como
mental. Adquirir una alimenta-
ción saludable, igualmente supo-
ne un reto alcanzable y saludable.
Dejar antiguos vicios como fumar,
aporta bienestar físico. Dedicar
tiempo a una afición, cambiar de
trabajo cuando uno no está a gus-
to y buscarse uno nuevo, pueden
ser un ejemplo de reacción.
Dada la situación de crisis, cam-
biar de trabajo o buscar uno nue-
vo, representa mayor complejidad.
El empleo, que no es baladí, es
ilustrativo de la situación en la que
nos encontramos. Según un estu-
dio llevado a cabo por la Universi-
dad de Cádiz el 70% de los univer-
sitarios andaluces quiere ser fun-
cionarios una vez concluyan sus
estudios. Sorprendente. En unas
circunstancias normales, los jóve-
nes tras su período de formación
deberían tener ilusión e iniciativa
para emprender cualquier tipo de
actividad, o propia o ajena, pero
de forma mayoritaria deberían te-
ner ilusión, dentro de las posibili-
dades de cada uno, por crearse un
trabajo a su medida, sin depender
de nadie, ni rendirle cuentas a na-
die, y dedicarse a aquello que más
le apetece o que mejor se le dé.
Viéndolo de este modo, ¿quién
Los símbolos de la ilustración son WEI JI. Estos dos símbolos engloban para
la cultura oriental los conceptos de Crisis, Peligro y Oportunidad Oculta
El carácter único y singular de cada persona permite que mediante la unión
de alma y mente se puedan llegar a generar las más originales ideas
podría querer trabajar de por vida y capacidad de adaptación al me-
para el ente público, o ser asalaria- dio, y desde este punto de vista, el
do, cuando cada persona podría funcionariado se convierte en el
dedicarse a lo que más le apetecie- trabajo ideal, puesto que es total-
se? Pues sorprendentemente, los mente estático y regular. El pro-
hechos confirman lo contrario. blema surge cuando esta necesi-
Cabe pensar que hay algo que no dad de seguridad y estabilidad
funciona. choca con la necesidad de auto-re-
¿Cuál podría ser la causa de es- alización y de creación también
to? Las personas, a pesar de ser los inherentes en el individuo. Enton-
más adaptables entre los seres vi- ces estalla un conflicto interior.
vos, son reacios a los cambios que Es obvio que desde los poderes
siempre entrañan complicaciones públicos tampoco se fomenta la
actividad del individuo, no vaya
ser que tanto cambio los arrastre.
Paradójicamente en estos momen-
tos de tanta recesión, se otorgan
400 euros a los parados de larga
duración, una triste ayuda para
malvivir. Seguramente las cosas
irían de otro modo si ayudaran a
la gente a trabajar, a encontrar su
lugar en el mundo. Pero entonces
quizás todo no sería pan y circo…
No obstante, esto tampoco debe
convertirse en una justificación de
la pasividad, tampoco es cuestión
de caer en el victimismo y pensar
que sin la ayuda de Papá Estado
no hay nada que hacer. En estos
momentos más que nunca hay
que atreverse con iniciativas inno-
vadoras. Hay que cargarse de pa-
ciencia, acumular fuerzas, cam-
biar los esquemas mentales, con-
fiar en nosotros mismos, en nues-
tro instinto de supervivencia y vol-
carse en aquel proyecto personal
que nos ronda por la cabeza y que
nos haría sentir vivos.
Es cierto que toda aventura o
cambio implica un riesgo, y está
latente, y siempre cabe la posibili-
dad de que no obtengamos el re-
sultado esperado. Si ese fuera el ca-
so, hay que evitar caer en la deses-
peración, ya que no conduce a
nada positivo. Hay que sacar pro-
vecho de aquello que se hizo bien,
buscar la correspondiente morale-
ja, y una vez se haya aprendido la
lección, volverse a tirar a la pisci-
na, pero esta vez habiendo acumu-
lado una experiencia y por tanto
siendo más sabios y temiéndole
menos al batacazo. Hay que ahu-
yentar los pensamientos negativos
que nos ronden, ya que son noci-
vos. Auto culparse y sentir
vergüenza por el fracaso, no son
una opción de vida, ya que siem-
pre nos vamos a equivocar, y no
vamos a ir acumulando culpa y
vergüenza por cada vez que tome-
mos una decisión poco acertada,
sería insoportable. Además, siem-
pre podremos sentirnos orgullosos
de haber tenido el valor para
afrontar ese cambio. Vale más pro-
bar algo y fracasar en el intento,
que nunca haberlo intentado. Y
como hemos dicho antes, la pasi-
vidad sólo engendra pasividad.
Visto lo visto, lo suyo es respirar
hondo, cargarse de positividad,
(una meta nada fácil de conseguir
en estos momentos) y reflexionar
sobre nuestra vida, qué nos gusta,
qué nos gustaría cambiar, buscar la
fuerza necesaria para llevar ese
cambio a cabo y lanzarse a su con-
quista.
No hay satisfacción mayor que
sentirse dueño y protagonista de
tu propia vida, atreverse a tomar
decisiones y aceptar las conse-
cuencias que provengan de ellas
de conformidad con uno mismo.
Intentar mejorar aquello que no
nos convence y cambiar aquello
que no nos gusta. Al fin y al cabo,
la razón última de todo esto no es
otra que la tan ansiada búsqueda
de la felicidad. La ambición de ser
mejor y de encontrarse mejor con
uno mismo, de superar las dificul-
tades que surjan, y de crecer. El
movimiento, el cambio, en el fon-
do es esto lo que realmente nos
hace sentirnos vivos. Y es también
una espiral, una vez que se empie-
za, cuesta parar.
La sabia filosofía oriental reza
que cualquier crisis contiene en sí
misma dos significados uno el de
un peligro y el otro el de una opor-
tunidad oculta, y es la persona la
que elige qué significado adopta.
Entre permanecer pasivo ante la si-
tuación o reaccionar, la opción pa-
rece clara, ¿no?