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ENSAYO SOBRE EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIA

Carolina Londoño Hoyos

El hombre más rico de Babilonia es un gran libro, que a través de historias y parábolas, sucedidas en
el antigua y la que llego a ser la región más rica del mundo, nos enseña sin número de pautas de
cómo podemos llenarnos de riquezas ¿Pero cómo? Se preguntaran muchos, pues a lo largo del libro
se desarrollan distintos capítulos, cada uno de ellos una forma de enseñarnos como acercarnos cada
día más a la riqueza, claramente de una forma paulatina, no nos hablan de una riqueza espontanea
o dada en meses, al contrario, los tiempos son algo extensos, el más corto nos habla de un año, esto
nos explica que será un largo y arduo camino, pero si sabemos cómo caminarlo, nos podremos
encontrar con el hombre, o mujer más rico de Babilonia, frente al espejo.

A continuación empezaremos a desarrollar cada uno de los capítulos en un título, para así facilitar
un poco más el desarrollo de las pautas.

El hombre que deseaba oro

Bansir, era un fabricante de carros, los más bellos y lujosos carruajes de aquella época, era bastante
reconocido por su hermosa labor, pero un día se encontraba sentado frente a su casa, cansado,
aburrido, algo triste y no encontraba ánimos para terminar uno de los carruajes que le habían
encargado, en medio de este estado de no saber qué hacer, llego un amigo de él, Kobi, un gran
músico, que interpreta hermosas melodías en el arpa y quien a modo de saludo, le bendice por ya
no tener que trabajar, pensando así que él tenía suficientes riquezas como para dedicarse a no hacer
nada y procede a pedirle algo de dinero prestado, Bansir le responde a su amigo, que no tiene anda
de dinero, pero Kobi muy sorprendido por aquella respuesta, siente curiosidad de cómo puede el
no tener dinero y no estar trabajando, luego de eso, entablan una conversación de la forma en la
que tan arduamente trabajan y no consiguen dinero, ante tal agobio, ambos tienen una brillante
idea, de ir a visitar a Arkad, un antiguo amigo que había estudiado con ellos en el colegio y que ahora
era el hombre más rico de la ciudad, decidieron ir a solicitarle algunos consejos de cómo podrían
ellos convertirse también en hombres acaudalados.

El hombre más rico de Babilonia

Akard, era considerado el hombre más rico de la ciudad, reconocido mundialmente por su inmensa
fortuna que parecía nunca acabar, aunque distribuyera su fortuna ampliamente entre las personas
que lo necesitaban, sus seres queridos y en sí mismo, Bansir y Kobi empiezan por cuestionarlo, de
cómo pudo el ser tan adinerado, si los tres se criaron en las mismas condiciones, a lo Akard responde
a modo de regaño, que ellos mismos son los culpables por quizá desconocer o no aplicar las reglas
para acceder a la riqueza, posteriormente enumera algunas de las cosas maravillosas a las que la
riqueza permite acceder, como viajar, mejorar su hogar, construir sin número de cosas bellas, tener
un gran poder, algo a lo que ellos también pueden acceder, y les conto la historia, de cómo un día
en su trabajo como escribano, conoció a Algamish, un reconocido prestamista, que le encargo
transcribir la Novena Ley, y al que le solicito ayuda de cómo podría el ser tan rico al igual que
Algamish, a cambio de terminar su trabajo a tiempo. Una vez Akard tuvo completas las tablillas,
Algamish procedió a ilustrarlo con sus sabios consejos, el primero de ellos hablaba de la igualdad de
condiciones que todos disponían para ser ricos, pero que eran los ancianos los que debían ser
porque son ellos los que tienen la combinación de conocimiento con experiencia, lo que llamamos,
sabiduría, luego, le dio la primera y más importante pauta para empezar a construir su riqueza;
Pagarse a sí mismo, ahorrar, abonar su árbol de la riqueza, y así lo hizo, luego de un largo año de
trabajo decidió invertir su árbol de la riqueza, en un amigo suyo, que construía ladrillos y viajaría
para comprar algunas gemas preciosas, esto claramente termino en una estafa, y de allí deriva otro
de sus valiosos consejos, y es pedir consejos a la persona que verdaderamente sabe acerca del tema;
posterior a esto, tuvo que construir un nuevo árbol de la fortuna, durante un largo año, para así
tener un buen resultado, está vez, corrió con algo de experiencia y sabiduría de cómo invertir su
dinero y hallo así la primera forma de multiplicar paulatinamente su oro, se convirtió en el
prestamista de un armero, a quien le prestaba para comprar su materia prima, y que posteriormente
pagaría sus intereses; sus amigos, Kobi y Bansir, se sorprendieron de su suerte, y le preguntaron,
¿Cómo podía él ser tan afortunado, suertudo? Akard, respondió, que la suerte no era muy necesaria
para un hombre que trabajaba realmente duro.

Las siete maneras de llenar una bolsa vacía

En este capítulo, considerado para mi uno de los más importante, en el que el rey de Babilonia le
pidió el favor a Akard de aconsejar a su pueblo, las formas en las que ellos podrían obtener dinero
también, para lo cual se reunió en un salón del reino, con el fin de indicarle a 100 hombres cuales
eran sus principios y que a su vez, esos 100 hombres, le ensañaran a cada vez más personas, y así
difundir toda esa información, al mismo tiempo nos enseñan siete pautas de cómo empezar a
llenarnos de riquezas, mediante algunas acciones, que parecen complicadas, pero realmente no son,
tan solo se necesita disciplina y constancia para llegar a ese tan anhelado tesoro de la riqueza:

La primera manera: Empezar a llenar la bolsa, esta, en otras palabras nos habla del ahorro, guardar
una décima parte de lo que ganemos, sin importar que tanto o tan poco sea, deberemos guardar
esa parte de nuestro dinero, crear la costumbre de ahorrar, para así empezar a sembrar nuestro
árbol de la fortuna

La segunda manera: Controlar nuestros gatos, esta consta de aprender a vivir justamente con lo que
ganamos, sin importar que tanto o qué tan poco ganemos, deberemos aprender a gastar justo en
lo necesario, en lo que realmente necesitamos para sobrevivir, lo que es esencial, debemos
diferenciar los gastos obligatorios, con los deseos, aunque estos deseos impliquen a nuestra familia,
deberemos aprender a controlar nuestro instrumento de gastos, así sea creando un listado, en el
que especifiquemos y diferenciemos lo estrictamente necesario, de lo opcionalmente requerido.

La tercera manera: hacer que el dinero fructifique, una vez tengamos llena nuestra bolsa de oro,
deberemos ponerla a trabajar para nosotros, ya que ella por sí sola no representa una gran ganancia,
a menos de que la pongamos a trabajar para nosotros, en esta parte nos enuncia que una buena
forma de invertirla podría ser prestarla para obtener de ella un interés, pero hay que asegurarse de
hacerla a alguien de confianza, con el que se tenga la certeza de que este oro volverá.

La cuarta manera: proteger los tesoros de cualquier perdida, cuando la bolsa se encuentra llena,
muchas veces nos encontraremos tentados a gastarla, invertirla en distintos proyectos que auguran
cosas buenas, pero no siempre esas inversiones son segura, y en esta parte retomamos el ejemplo
de la mala inversión que él hizo al entregar todo su dinero a un experto en ladrillos para comprar
gemas preciosas, debemos ser conscientes de los peligros que acarrea entregar nuestro árbol de la
fortuna y pensar bien, pedir consejos a gente que le respecta el tema, no confiarnos demasiado en
nosotros mismos, la sabiduría es la fuente real del conocimiento, y es necesario buscar ayuda a la
hora de realizar un paso tan gigante como es la inversión de nuestro capital

La quinta manera: Hacer que nuestra propiedad sea una inversión rentable, una gran forma de
invertir nuestro dinero, es adquirir una propiedad, una buena casa, que nos proteja tanto a nosotros
como a nuestra familia, y nos impulse cada día más a cumplir con nuestras metas trazadas, un lugar
donde podamos estar cómodos, con nuestra familia, que todos puedan disfrutar de esta propiedad
y que además de todo, es un gran respaldo para los prestamistas, que ven con mejores ojos a las
personas que invierten en una buena propiedad.

La sexta manera: Asegurar unos ingresos para el futuro, el camino de la vida consta de distintas
etapas, desde la infancia hasta la vejez, la riqueza no solo debe pensarse de inmediato o a unos
cuantos meses adelante, esta debe pensarse hacia un futuro, asegurar el dinero, en este pequeño
párrafo nos indican unas cuantas formas de llegar a esa meta, una es la compra de bienes raíces,
invertir juiciosamente en casas que tendrán una gran utilidad a futuro, la otra forma es invertir
dinero que genere ingresos, por medio de los prestamistas, algo que hoy en día lo podríamos hacer
con distintos bancos, también mencionan algo un poco futurista que hoy conocemos como los
seguros de vida, y las pensiones, que nos facilitan un poco, esta tarea de llegar a la vejez.

La séptima manera: Aumentar la habilidad para adquirir bienes, muchas veces el deseo de ganar
dinero, nos ciega, nos invade esta constante sensación de poseerlo, y no siempre está mal, el deseo
bien estructurado, claro, fuerte y preciso, acompañado de una fuente de conocimientos y las ganas
de aprender son las que enriquecen realmente al hombre, a mayor conocimiento, mayor dinero,
dependiendo de su profesión, serán distintas las formas de adquirir nuevos métodos para especular
el dinero.

La diosa de la fortuna

Cuando Akard se encontraba dando clases a sus 100 alumnos, uno de ellos, le conto la historia de
cómo se había encontrado una bolsa de oro, él pensaba que esa iba a ser la forma en que se iba a
convertir en una persona rica, y le pregunto a su maestro como podría seguirse encontrando
bolsas de oro, creyendo que la suerte iba a ser la que lo librara del trabajo, la respuesta que le dio
el maestro, lo dijo muy triste e insatisfecho ya que no fue lo que esperaba, la suerte no es más que
casualidad, aprovecharla no está mal, pero esta nunca será una fuente de ingresos, la riqueza se
obtiene del trabajo duro, la dedicación y la constancia, un día de suerte no vuelve a nadie rico (a
no ser de que se gane la lotería) sin embargo, la casualidad puede ser una ayuda para quienes
trabajan duro, como la historia que conto Akard a sus estudiantes a cerca del negociante de ovejas
y de camellos, que se topó un día con un vendedor desesperado, que necesitaba algo de dinero,
por lo que estaba vendiendo sus ovejas y camellos muy baratos, pero el negociante desconfió ante
tan bajo precio y decidió no comprar, al día siguiente, se encontraba arrepentido, porque
desaprovecho esa gran oportunidad, la reflexión de este capítulo es, la suerte no es una diosa, la
riqueza es producto del trabajo, sin embargo existen días buenos y casualidades que podemos
aprovechar para continuar motivados con nuestro camino a la construcción de la riqueza.
Las cinco leyes del oro.

Kalabab, un hombre mayor y bastante sabio, nos deja una gran enseñanza a través de una
comparación entre una tablilla de arcilla llenas de conocimientos, y enseñanzas y un saco de oro a
la cual todos los presentes le respondieron, “el saco de oro” indicando así, que aún no habían
entendido uno de los consejos más importantes, el de adquirir sabiduría para aumentar el capital,
por lo que procedió a contarles una historia más sobre Akard, y la forma en la que él no apoyaba la
tradición de la herencia, y que únicamente esperaba su muerte para, todo hijo esperaba la
herencia de su padre cuando este muriera, en cambio, para poder tener esta adquisición a través
de una “penitencia” que su padre le impondría, él le dio una tablilla de arcilla donde estaban todas
las herramientas que él podría necesitar para demostrarle que era totalmente capaz de
administrar este dinero, las herramientas eran, unas tablillas grabadas en las que estaban
grabadas las cinco leyes del oro y un saco con oro, por lo que solo tendría que poner en práctica el
conocimiento de estas sabias tablillas, y demostrarle a su padre que el si iba a ser capaz de
administrar esos bienes, para lo que le dio un plazo de 10 años. Una vez este plazo llego a su fin,
volvió a casa de su padre y empezó a contarle lo que había sucedido durante ese tiempo, empezó
contándole la triste experiencia de su viaje a Nínive, y de la forma en la dos supuestos “amigos” lo
llevaron a invertir en una carrera en la que aposto y perdió la mayoría del dinero, paso mucho
tiempo viviendo en la miseria, hasta que se acordó que no solo le había dado un saco si no
también una tablilla, la leyó recapacito se memorizo las cinco leyes del oro: la primera dice que el
oro le llega a esos hombres que guardan una pequeña parte de lo que ganan en su diario vivir, la
segunda enuncia que el que le encuentra provecho al dinero, la tercera regla del oro nos habla de
cómo el hombre hace que este trabaje para el todo lo que quiera, además de esto quien busca
concejos de un hombre sabio, el hombre que siempre tendrá la certeza de que lo que va a invertir
es algo provechoso y enriquecedor, la quinta y última regla del oro nos dice el oro se va de las
manos de los hombres que invierten innecesariamente en empresas de las cuales no son
aprobadas por las personas sabias, el oro se va de las manos de las personas que lo quieren ganar
de manera fácil, haciéndole daño a los demás.

Así fue como Nomasir el hijo de Arkad pudo obtener un trabajo donde iba a aplicar estas palabras
de sabiduría que le dio su padre, fue capataz en un grupo de esclavos donde trabajaban en la
construcción de una muralla, de esa forma empezó nuevamente a obtener ingresos y aplicar así
las leyes de oro y poder demostrarle a su padre, como pudo aprender a administrar sus bienes a
partir de la experiencia

El prestamista de oro de babilonia.

Rodan el fabricante de lanzas de Babilonia estaba feliz, porque el rey le había dado cincuenta
monedas de oro por su trabajo diseñando las lanzas para la guardia real, a pesar de tener su bolsa
de oro llena, estaba preocupado porque, no sabía cómo invertirlo, desesperado fue a ver a Maton:
un reconocido prestamista de oro y comerciante de joyas y telas muy extrañas, este, se
encontraba muy intrigado, ya que nadie nunca había acudido a él para solicitar un consejo, a lo a
modo de historia lo aconsejo, contándole de como un granjero que entendía todo lo que hablaban
sus animales, el buey , el asno, y el plan que se ingeniaron para que el buey aparentara estar pasar
enfermo, argumentando que no tenía días de descanso, el esclavo que era el que manejaba el
buey le conto al dueño la situación a lo que este resolvió fácilmente, poniendo al asno para que
cubriera el trabajo que hacia el buey, al terminar el día el asno estaba muy agotado entonces le
informo a él iba a cargar con sus propias obligaciones porque había escuchado que el amo iba a
traer al carnicero si seguía “enfermo”, fue así como el Buey y el Asno rompieron su lazo de
amistad. Si quieres ayudar a tu amigo, hazlo de forma que luego no recaigan sobre ti sus
responsabilidades, fue así como Rodan aprendió que era importante preocuparse por el mismo, y
que la forma de ayudar no era acarrear con responsabilidades ajenas.

Las murallas de babilonia.

Banzar quien era él vigilante y protector de las murallas de Babilonia, veía como día a día los
soldados defendía a todos los habitantes de estas tierras de todos los intentaban invadirla en
medio de una guerra, como su rey dirigía el ejército para evitar que se apoderaran de sus tierras, y
aunque la guerra empezó a cesar paulatinamente corrieron con la mala suerte de una emboscada
que les dio la posibilidad a los invasores se apoderaran de las tierras, la incertidumbre se adueñó
de todos los habitantes de Babilonia, por el mero hecho de abrir la posibilidad de la pérdida de su
pertenencias tanto familiares como materiales, que solo pudo ser calmada con las actuaciones que
hico el ejército, demostrándole así a todos sus habitantes la importancia de la protección, tanto en
la guerra, como en las inversiones, y negocios enseñándonos así que no podemos permitirnos
vivir sin una protección y seguridad adecuada, y que solo está asegura que nuestra riqueza crezca.

El tratante de camellos de babilonia.

Tarkad el hijo de Azure se encontraba invadido por el hambre y el desespero en su intento por
calmar el hambre lo llevaba a pasar por el marcado y robar cualquier fruta que estuviera a su
alcance, hasta que un día, se topó Dabasir, un prestamista al que le debía y quien inmediatamente
exigió el dinero, al no tener forma de pagarle el dinero, Dabasir y Tarkad acordaron un encuentro
en el restaurante de Kauskor donde Dabasir, empezó a contarle la historia, y mucha gente empezó
a aglomerarse, para intrigados de como en su infancia su padre, que fabricaba sillas para
camellos, hasta que se casó, y quiso mejorar, darle todo lo mejor a su esposa, por lo que se
empezó a endeudar cada vez más, pidiendo prestado, al punto de no poder pagar sus deudas, por
lo que decidió huir de todos los problemas que le acarrearon la ambición y sus deudas, de esa
forma fue que resulto en malos caminos robando cargamentos de oro que pasaban por el
desierto, en compañía de unos bandidos, así fue que empezaron a ganar dinero hasta que en uno
de los robos fueron capturados por los defensores de los cargamentos, luego vendidos como
esclavos, e interrogados por su “amo” y sus cuatro mujeres, una de ellas solicito que guiara su
camino a casa de su madre enferma; en el transcurso del viaje Dabasir empezó a contarle como
las deudas hicieron que llegara a ser un esclavo, su ama lo juzgaba por su irresponsabilidad, a
pesar de todo, la madre de Sira, su ama, continuaba enferma y era el, el encargado de arreglar
todo lo pertinente para el viaje, al mismo tiempo, lo animo y preparo, para que volviera a hacer un
hombre libre, preparando los camellos y entregándole algo de dinero para cubrir su deuda; al
finalizar la historia Tarkad aprendió la lección, tomo los consejos que Dabasir le entrego, y se sintió
plenamente identificado con lo que le había sucedido, y logro entender que cuando se está
determinado se encuentran los medios.

Las tablillas de barro de babilonia.

“Estas tablillas que fueron traducidas a otro idioma, habían sido escritas por Dabasir cuando
se encontraba en crisis, y empezó a combatir sus problemas que le habían acarreado la
ambición. Después de haberlas descubierto por el arqueólogo y traducidas, fueron leídas por
una pareja la cual se encontraba paralelamente en iguales circunstancias a las que estaba
Dabasir, y estas tablillas de arcilla ayudaron a que esta familia siguiera adelanta y se librar de
esos problemas que cada vez consumían su vida.”

Una persona que se encuentre bajo el agobio de las deudas no puede sentarse a pensar en
forma racional en formas de acumular riquezas – debe salir de sus deudas primero.

Es mucho más productivo actuar para salir de las deudas antes de emprender cualquier
programa para acumular riquezas. Necesita un plan para salirse de las deudas y ganarse el
respeto de si mismo. El plan:

 Está diseñado para proporcionar una futura prosperidad, por lo que un décimo de todo lo que
se gana debe ser puesto en un plan de ahorros a largo plazo.
 Se requieren gastos normales de vida para la persona en deuda y sus familiares. Por esto,
siete decimos de todo lo que se percibe debe emplearse para tal propósito.
 Con el restante, debe visitar a los acreedores con una propuesta.

Establezca el monto total de su deuda y el plan para realizar pagos regulares a todos los
acreedores, en forma prorrateada, hasta pagar completamente todas las deudas.

Ningún acreedor tendrá un trato preferencial, todos deben recibir pagos regulares en
proporción al monto total.

La ventaja de este plan es que provee esperanza para el futuro, a la vez que ofrece pasos
prácticos para salirse y mantenerse fuera de toda deuda.

Una vez que la persona se ha acostumbrado a vivir con un 70% de sus ingresos, puede
continuar con ese estilo de vida mucho después de que sus deudas hayan sido totalmente
canceladas.

La mayoría de las personas temen acercarse a sus acreedores por vergüenza. Sin embargo,
la mayoría de los acreedores prefieren tener un plan concreto y práctico de pago, en vez de
arrastrar la deuda para siempre1.

1
George S. Clason http://www.ssgt.com.mx/archivos/babilonia.html
El babilonio más favorecido por la suerte.

Sharru, el prestigioso mercader de Babilonia, iba con su caravana hacia Damasco, con el nieto de
Halan Gula, el hombre que había sido su socio, y al que ahora quería recompensarle algo a su
nieto, de quien recibió diversas preguntas, como ¿cuál era la finalidad de trabajar? ¿Qué sucedía
con el tiempo de descanso? Puesto que era un joven perezoso, que decía que el trabajo estaba
hecho para los esclavos y que el solo quería disfrutar y descansar, a lo que el prestigioso mercader
quiso dar respuesta, contándole historias vividas con su abuelo, en las épocas en las que él
trabajaba arando el campo, cuando un día conoció a Megido, un hombre que junto con otro iban
encadenados del cuello, y muy cerca de él estaba Zabado, y Megido; el joven, se inquietó
bastante, pues se percató de que él había sido un esclavo, y decidió contarle toda esa experiencia
vivida y de cómo todo empezó en un festín, en el que Sharru Nada su hermano, asesino un amigo,
y luego Sharru fue vendido como esclavo, en forma de pago de ese crimen, de esa forma fue que
él arribó Babilonia donde el rey estaba esperando a los esclavos para iniciar la construcción, por lo
que su labor fue cargar ladrillos “hasta que le doliera el espinazo”, Esa misma noche Sharru Nada
lo invadió la angustia puesto que no quería ser un esclavo, él quería trabajar debidamente. Al día
siguiente, corrió con la suerte de que unos mercaderes necesitaban llevarse algunos esclavos para
convertirlos en sus “criados”, y gracias a su voluntad, fue elegido, en compañía de Megido. Una
vez instalados en la casa, aprendieron muchas cosas sobre panadería, como amasar, moler y
hornear, Swasti, que era la que le brindaba el alimento a él, una vez le propuso a su amo hacer y
vender panes y pasteles por todo el pueblo para pagar por su libertad, pues necesitaba dinero y
pues esa fue la única forma que vio que la podía obtener, lo que el amo acepto, ya que necesitaba
algo de dinero, así fue como Sharru empezó a obtener cada vez más ganancias, y uno de los fieles
clientes de él era el Alan Gala el abuelo de Hadan Gala, se encontraba impresionado por su
excelente labor, ambos empezaron a adquirir confianza y se confesaron mutuamente su situación
de esclavos, se dieron un fuerte abrazo y el abuelo de Halad Gula le agradeció por en algún
momento el también haberle dado ese entusiasmo y esa fuerza para hacerlo salir adelante, fue así
como Alan Gula vio en Sharru Nada en su interior un espíritu de luchador y por eso se convirtió en
su socio.

Cuando este concluyo su historia, Halad Gula aprendió la lección y el valor verdadero del trabajo.

Bibliografía

El hombre más rico de Babilonia, Geroge S. Clason, primera edición mayo de 1994

Editorial Obelisco

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