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Hace 30 años era una ciudad con cuatro cárceles llenas, conocida por sus
altos niveles de consumo de alcohol, pobreza y violencia.
Hoy Almolonga, una pequeña ciudad guatemalteca en el departamento de
Quetzaltenango (en el suroeste del país), tiene a sus centros penitenciarios
cerrados por falta de reclusos.
El 80% de su población (alrededor de 25.000 personas) se dedica a la agricultura
y el consumo de alcohol se redujo drásticamente.
Ahora le dicen “el jardín de las Américas”, por los vegetales gigantes que
produce en nada menos que ocho cosechas anuales.
El pueblo que celebra el “milagro” del náufrago salvadoreño
Los países donde los niños crecen menos en el mundo
¿Milagro? Para el alcalde de la ciudad de alrededor de 25.000 habitantes sí lo es.
“Yo creo que es obra de Dios“, señala Pedro Siquiná Yac, autoridad municipal
y convertido a la religión evangélica.
El pastor evangélico Jose Silverio Sánchez recuerda aquel pasado de forma casi
apocalíptica.
“El pueblo estaba en la extrema pobreza, había alcoholismo, adulterio, brujería y
hechicería. Las calles eran un caos y los vegetales que producíamos eran muy
pequeños”, relata el pastor.
“Hay una gran sensación de celebración, con fuegos artificiales, baile, canto y
aplausos”, describe Bracken.
La periodista cuenta que en Guatemala realizó reportajes sobre las huellas del
conflicto armado y los terribles recuerdos de la guerra, por lo que visitar
Almolonga fue todo un cambio renovador.
¿De verdad?
Existen explicaciones divididas respecto a los motivos del drástico cambio que
sufrió Almolonga en las últimas tres décadas.
No quedan dudas que en esta pequeña ciudad se vive mejor que hace 30 años.
Las razones del “milagro” pueden ser divinas o económicas. En Almolonga todo
depende de a quién se lo preguntes.
¿Cómo puede ayudarme Jesús a dejar el alcohol?
Publicado el 23 Mar 2014
Por: Carlos Valerio
1 Comentario
Tag: Adicciones,Alcoholismo, Como salir del alcohol, Jesús libera del alcohol
No olvides que la oración es la acción transformadora de Dios en la vida de todos los seres
humanos, puedes pedir a Jesús algo como esto en oración:
“Jesús bendíceme y fortaleceme por favor, lléname de fuerza por tu Espíritu Santo. Te
pido dame un asco intolerable por toda bebida embriagante, y suple con tu amor toda
necesidad a las sustancias del alcohol que hay en mi cuerpo y en mi cerebro, necesito tu
ayuda sobrenatural!… por favor ayúdame a que ya no soporte más el olor de las bebidas,
que pueda oler las bebidas como realmente son: ¡nauseabundas!… gracias Espíritu Santo
por ayudarme y fortalecerme, en el nombre de Jesús ¡amén!”
Juan 16:23
23
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis
al Padre en mi nombre, os lo dará. Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Tienes que decirte: ¡Mi sufrimiento y dolor no es mayor que el que padeció Jesús!
Por más dolorosa que sea la situación respira y piensa:
Jesús fue entregado por unos de sus más cercanos discípulos, luego negado por
sus amigos, y por si fuera poco todo el sufrimiento que padeció en la cruz del
calvario, Jesús fue molido por nuestros pecados.
Isaías 53:5
5
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Reina-Valera 1960
(RVR1960)
Decide por la verdadera libertad
Perdonar trae la libertad al alma y se refleja en nuestros cuerpo ¿para que guardar las
ofensas que haz sufrido en tu corazón? estás ofensas son como desperdicio en tu casa, ¿qué
haces con los desperdicios, los guardas o los tiras a la basura?
Jesús nos enseñó a perdonar y nos enseñó como nuestro Padre nos ha perdonado.
Si Jesús te ha perdonado y no te juzga más ¿podrías tú también perdonar a todos los que te
lastimaron e hirieron?
Congregate en una buena iglesia, donde se enseñe y se ministre la Palabra de Dios con
autoridad y poder.
Cada vez que tengas pensamientos de querer ir a beber, o sientas que tu cuerpo necesita la
bebida, ora a Jesús, lee los evangelios y salmos y dile a tu alma: ¡Todo lo puedo en Cristo
Jesús mi Señor y Salvador que me fortalece!