Revista Jícara

Propuesta por estudiantes de la Licenciatura en

Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales

Publicación
Nº 10. Segundo semestre de 2014

Rector (e)
Carlos Javier Mosquera Suárez

Vicerrector Académico
Giovanni Rodrigo Bermúdez Bohórquez

Decano Facultad de Ciencias y Educación

Mario Montoya Castillo

Coordinador proyecto
curricular LEBECS
Jorge Orlando Blanco

Coordinadores Revista Jícara

Víctor Ávila, Wilson Peña

Comité editorial
Camilo Medrano, Luisa Orozco, Gloria Mora,
Sebastián Valencia, Nasly Cruz

Agradecimientos especiales a nuestros

compañeros y colaboradores
Joaquín Molano, Daniel Montañez, Raúl Prada, Ayar Quispe,
Catherine Walsh, Luis Eduardo, Rene Reinaga, Mauricio Barrera,
Luisa Luna, A Media Cuadra, Marcela Aragón, Ayda Palacios,
Tatiana Pinilla, David Rojas, Ochy Curiel, Cristian David Ospina,
Estefanía Mora, Abadio Green, Revista La Guadaña

Colaboradores intergeneracionales Jícara

Carlos Martin, Angélica Torres, Laura García,
Laura Peña, Diana Ávila

Fotografías
Daniel Montañez, Tatiana Pinilla, Malely Linares, Braulio Puentes,
Cindy Díaz, Andrés Arévalo, Escuela Popular Mártires del 68,
Yamile Alvira, Paramos minería cero, No le saque la piedra a la
montaña, David Oviedo Rojas, Bryan Reyes, Lawrence Cáceres,
Archivo 10 años Jícara, Víctor Ávila. Sonika Urbana, El Turbión

Imagen de portada y contraportada

Roberto López (artista peruano)

Dirección Sección de Publicaciones

Rubén Eliecer Carvajalino

Coordinación editorial
Miguel Fernando Niño Roa

Corrección de estilo
Editorial UD

Diagramación y montaje de cubierta

Jorge Andrés Gutiérrez Urrego

Impresión
Imprenta Editorial UD

Preparación editorial y diseño

Editorial UD
Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Miembro de la Asociación Colombiana de Editoriales
Universitarias de Colombia (ASEUC)

Los contenidos de la Revista son propuestas de diferentes inves-

tigaciones, por tanto cada autor se hace responsable de su escrito.
Jícara es un medio de expresión de diferentes opiniones y propues-
tas académicas abierta a comentarios y recomendaciones para for-
talecer las futuras publicaciones.
 Contenido

Editorial 4

Transeuntes
Entrevista con Joaquín Molano 6
Comité editorial Revista Jícara

Diálogos
Trote y coraje. Apuntes sobre el seminario “El pensamiento crítico
frente a la hidra capitalista” 17
Daniel Montañez Pico

Somos luchadores por eso nos involucran con el EPP 22

Tamara Lajtman

Resistencias andinas y “Buen Vivir” frente al extractivismo minero.

Una perspectiva decolonial: el caso de Quimsacocha en Ecuador y Conga en Perú 32
Yamile Alvira Briñez

Neo-extractivismo versus Buen Vivir. Los casos de Bolivia y Ecuador 52

Virginia Jabardo Pereda

Cuentos y poemas
Un jinete en bicicleta 61
Bryan Reyes

Miradas estudiantiles
El falso sincretismo económico del capital; Neo-extractivismo. ¿Responde el
Neo-extractivismo a las dimensiones minero-energéticas del mundo moderno? 62
Santiago Forero Ortiz

El movimiento social por el derecho al agua y la defensa del territorio frente

a la gran minería en Boyacá 71
Diego Eduardo Naranjo Patiño
Cuentos y poemas
Frontera 78
David Barbosa Vera

Umbral investigativo
Re-pensando desde y con los otros: sobre memorias e identidades en los
conflictos de los Andes 80
Laura García Corredor

Territoriedad del mundo de la vida colonizado. Apuntaciones de un no-obtentor 87

Camilo Medrano

Las mujeres indígenas en las dignas acciones: cumbres y encuentros

por y en el Abya Yala 104
Nasly Cruz

Comunicación indígena: alternativa a la comunicación para el desarrollo 108

Gloria Mora

Palabreando sentires
Senderos bifurcados: hilando memoria en el tiempo. 10 años de Revista Jícara 113

San Quintín y el “México Bronco” 118

Guillermo Marín

Vía microbial en agricultura 121

Mario Mejía Gutiérrez

Cuentos y poemas
Me-ollo 124
David Barbosa Vera
 4
Editorial
C
omo devenir sin soñar/hacien-
do por anchos caminos, como
no hacerlo cuando ahora el
tiempo en periodo nos seña-
la un decenio en el trasegar,
mientras otro tiempo susurra a la Jícara en
crisoles, su experiencia en emergencias.
Como en otras paradojas que se enraízan
y nos profundizan consigo, yergue aque-
lla que intenta enunciar una vez más la
fuerza que tienen los sueños aterrizados
en los cielos y los pies aventados a Tierra,
por rumbos equidistantes, recorriendo
la memoria, viramos a observar la Jícara
procesualmente, pero esta nos correspon-
de una mirada tenaz, transgresora, rizo-
mática, olorienta; y ahí desandamos los
andares que nos hicieron caminar para
hacernos camino, y así caminamos la(s)
traza(s) que la Jícara hilvanó para accio-
nar, toda vez que el cuenco depositario y
sostén de mundos nos convoca al oficio: de
arqueólogos al minuciarle sus grietas, sus
vestigios, sus fugas; de ecólogos cuando
le inmunizamos su cuerpo con saber/hacer
de(s)colonial, mientras el como ¿Cómo? No
es solo camino sino caminante que nos ha
traído en metodología otra.
En ese reencontrarnos nos miramos a los
ojos, con colores y matices que no pueden
aislarse de la posicionalidad, aquella viene
a cuestionarnos sobre nuestro quehacer
frente a las dinámicas coloniales cristaliza-
das en los huesos, no pudimos así, aislarnos
de nuestro entorno, recordando-presen-
ciando la incursión colonial en el territorio,
observamos la expansión de la domina-
ción y explotación del ser, del saber y del
poder en el gran vientre de nuestra tierra:
el Abya Yala. Decidimos corazonar desde
el ramillete de procesos tejiendo rebeldías
aquí y allá, en el ancho horizonte del buen
vivir y la vida plena.
“Extractivismos, geopolítica y múltiples
formas en un proceso de paz” con-boca a
beber en la Jícara, para reconocer y dife-
renciar la vida desde modos nos-otros, para
oponerse al determinismo geográfico del
desarrollo, creyendo que no se trata como
ya lo ha sostenido Alberto Acosta de la go-
bernanza de los recursos naturales sino de
vivir en y desde cosmovisiones relaciona-
les también entendidas por y para algunos
como postdesarrollo o postextractivismo.
En una ruta dualógica por las luchas con-
tra el saqueo colonial y neocolonial que se
funge por el bienestar exclusivo del norte
global y la satisfacción material del con-
sumo minero-energético, esta Jícara en
sus entresijos sienta palabra sobre el Buen
Vivir como mundo posible al mejor vivir
rampante, en prácticas, haceres, dis-
putas, discursos y sueños di-
ferentes en anti lógica del
mandar obedeciendo.
Interpelamos al desa-
rrollo no solo como
maquina económica
y política de la muerte
al decir del pueblo Nasa,
sino que también como
artefacto cultural que nos
escinde de la vida, convirtién-
donos en lo que Vandana Shiva de-
nomina monocultivos mentales.
Por esto tratamos de escucharnos para
saber mirarnos, en duálogos que enun-
cian las resistencias andinas desde la mi-
rada decolonial pero también la tajante
 5

Editorial
disputa por nuevos tiempos, aquella lu- ne Walsh con quien compartimos una vez
cha entre neoextractismo vs Buen Vivir. más experiencias que nos hacen comunes,
Trayendo a la memoria el Tipnis, el Ya- y asimismo con quien presenciamos los
sauni, Quinsacocha, Conga y otros tantos “peligros emergentes” de lo decolonial: sim-
territorios en despojo neoextractivista, plificación, sobresubjetivización e institu-
versión contemporánea del extractivismo cionalización, son entre los que impiden
situada en el capitalismo transnacional pensar el movimiento hacia el cómo accio-
agenciado estatalmente en lo local. nar, muy posiblemente porque los debates
cobran aun rigor sobre el giro descolonial
De allí que las miradas estudiantiles gi-
o cuando de hablar de los proyectos deco-
ren en torno a las especificidades de las lu-
loniales se trata.
chas que en Colombia, Paraguay y México
se perciben, en el campo de articulaciones Con la presente Jícara, celebramos el re-
entre el mundo moderno y el extractivis- corrido que nos implica volver, detener-
mo, con nuevas formas de dominio, pero nos mirando hacia atrás, reconstruyendo
a su vez nuevas luchas, nuevas formas de los pasos a cada huella que ha quedado
luchar, tomando como necesario aquella plasmada y otras que no han pisado duro
consigna de “armarnos de conceptos e o que en la contingencia el aire o las aguas
ideas”, planteada en el Seminario El Pen- borraron, imágenes que en cuentos y poe-
samiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista mas van yéndose aun cuando se quedan
desde territorio zapatista. haciendo fuerte y nos esperan. Por eso el
camino enseña que otrora es como otre-
Recogiendo reflexiones entre la territo- dad en potencial proyección, de ahí leerla,
riedad y la memoria, el umbral investiga- sentirla, desdoblarla en dobladillos, aun
tivo como espacio de reavivar saberes y cuando cambiante el horizonte no es extra-
tiempos quizá del posconflicto eleva la mi- ñamente otro, está-siendo. Eso también lo
rada al repensarnos desde y con los otros, vamos aprendiendo con los pueblos
por lo que fuimos transeúntes con Joaquín
Molano a quien siempre se le ocurren mo-
dos para (des)imaginar la naturaleza.
Devenimos palabreando sentires pun-
tada tras puntada, acerca de los profun-
dos significados del territorio en y para la
vida, sin embargo fue allí donde nosotroas
como Jícara asumimos también enunciar-
nos y confrontar las formas como opera
el extractivismo cuando despoja las cor-
poralidades del cuerpo, los cuerpos del
territorio y del territorio los saberes; ex-
tractivismos raciales, sexua-
les, étnicos, de género,
migrantes y epistémi-
cos que en la presen-
te entrega evocan
aun en academias
ahogadas, un grito
armónico, melodio-
so, en senderos bifur-
cados caminados entre
aquel jardín de Borges, el
que anhelo ser otro, y el rizo-
ma que nos evoca por vez más, en
su descentramiento, a la paradoja. Es
desde esa fisura que al lomo del tiempo
en trayectorias, diez años más tarde pero
más cerca, nos miramos y abrazamos
como inusitadamente vino; es con Catheri-

*
Geógrafo y ambientalista. Profesor de
Geografía de la Universidad Nacional de
Colombia.
6
Entrevista con Joaquín
Molano Barrero*
E
Comité editorial Revista Jícara
n un tiempo cósmico sin desci-
frar, mi existencia divagaba por
los senderos de las trasmutacio-
nes que suelen ocurrir entre la
materia y la energía, como entre
la oscuridad a la luminosidad de los cuerpos
estelares; en la inmensidad del silencio vivía la
plenitud de la permanencia y de los cambios.
Un encanto que vine a reencontrar cuando des-
perté en las entrañas de unas selvas también
milenarias, donde las aves cantaban las músicas
del agua y los ríos daban a luz mohanes, duen-
des y candelillas que brotaban de las espumas
en que se convierten las crecientes, precisamen-
te, cuando los ríos caminan por los montes.
Soy un hijo del cosmos donde habita la tierra,
un hijo de las selvas y de los viajeros que no
dejan jamás de amar y de enamorar. Ese tiem-
po, ya más descifrado, es imposible contarlo en
años. Solo siento que brota, porque el tiempo no
se sucede, es lo que nos sucede. Un niño, que
no deja de ser, llenó sus primeras sensaciones y
miradas de soles que jugaban sobre los follajes,
permitiendo la policromía de las floraciones y la
dulzura de los frutos. Supo de osos apacibles que
compartían los lugares ancestrales, cual dioses
tutelares, atravesando pausados los potreros y
los ríos. Nunca entendió por qué el leopardo y
el tigre solo comían el entrepecho de las ovejas.
Me gustaba visitar las quebradas de aguas ama-
rillas y ambarinas por donde paseaban ardillas,
peces diminutos y una luz iridiscente inspirada
en el viento, la cual alimentaba los sueños y la
vida. En las madrugadas, mis padres permitían
en los corrales que brindáramos con leche aún
tibia, ordeñada sobre panela raspada hume-
decida con el buen aguardiente que mi madre
“sacaba” allá en la montaña. Una totumada.
Nunca una jícara pudo ofrecer tan exquisito
licor y alimento.
Nos bañábamos en el río con todos los ani-
males: marranos vacas, novillos, ovejas, perros,
para luego, en esos días de domingo, servirnos
un delicioso plato de arroz con leche acompa-
ñado de carne asada y papas saladas. Imposible
de olvidarlo. Ello está grabado en mi genética y
para mis hijos es la comida que más prefieren
y reclaman.
Llega una carta que nos invita a partir, sin
destino. Como duele desenraizar. Pasar a ha-
bitar pueblos tristes, ciudades incomprensibles
donde los fermentos de las selvas y las cabelle-
ras movidas por el viento, no tienen lugar ni
sentido. Vocear la prensa, sin aún saber leer.
Sentir el hambre convertida en camino cotidia-
no. Son otras temporalidades que brotan y me
han hecho hermano de tantos humillados y des-
poseídos por el odio que ha atravesado este país
esplendoroso y feliz, donde nada nos determina
y donde continuamos creciendo. Es increíble,
pero la calle me dio la fortaleza y la sensibilidad
para intuir el porvenir, sin dejar de estar pre-
sente con los caminantes de hoy.
Joaquín Molano Barrero
Jícara: ¿Cómo es hoy el extractivismo y
cuáles sus implicaciones geográficas, am-
bientales, y territoriales, respecto a la in-
versión del capital extranjero y la media-
ción del proceso de paz?
Molano: Rondemos en torno al concep-
to. Definir el extractivismo es en cierta for-
ma, una manera reducir la posibilidad de
 7
entenderlo. Considero más bien trazar un
doble contexto histórico-geográfico como
también de tipo territorial-geopolítico. El
modelo de acumulación de riqueza en po-
cas manos y el de ponerle precio a todo ha
significado para nuestros países, en esas
relaciones asimétricas y desiguales, todo
un proceso de empobrecimiento, de pér-
dida de territorialidades y de generación
de violencia. Empecemos a mirar esta pro-
blemática en una secuencia histórica ini-
ciada prácticamente desde el contacto con
los invasores europeos, cuyas prácticas de
conquista, saqueo y muerte, significó para
nosotros el inicio temprano del extractivis-
mo. Si lo analizamos, nos damos cuenta
que el modelo no ha cambiado y se man-
tiene en sus formas económicas, sociales y
políticas, aún vigentes.
Para Colombia y los países latinoameri-
canos las formas de dominación, control
y desarrollo no han cambiado. El proceso
mismo de dominación y deformación es
permanente y nos ha llevado a convertir-
nos en la despensa del mundo. Somos un
territorio saqueado, un territorio negado
y con muchas dificultades en términos de
autonomía, que resiste desde sus raíces
culturales, su pensamiento y sus prácticas
milenarias, luchando por el reconocimien-
to de las territorialidades ecuatoriales he-
redadas y vividas.
Empiezo entonces señalando algunos
contextos breves. Primeramente es nece-
sario hablar sobre un concepto fundante
de gran importancia y trascendencia para
nuestros pueblos: el territorio. El concepto
territorio ha alcanzado un gran reconoci-
miento en las ciencias sociales, la política,
la economía y las ciencias ambientales. Di-
cho auge radica en la importancia que tie-
ne su aplicabilidad, para lograr entender
con profundidad las espacialidades crea-
das y sucesivamente construidas por las
culturas en tiempos incluso muy largos.
En una clara concepción interpretativa, el
territorio no solo alcanza sino que dimen-
siona lo que somos y lo que hacemos. Es-
tar territorializados significa, además de
ser de la tierra, reconocernos en los luga-
res donde vivimos, en lograr conciencia de
que el cuerpo es la territorialidad funda-
mental para habitar el mundo. En los es-
pacios donde existimos, el territorio no es
solo paisaje o lugares de tránsito, también
es un sentimiento, una huella y unas for-
Transeuntes
mas profunda de coexistir y dar cuenta de
las territorialidades que somos.
Entonces, considero que para poder va-
lorar críticamente lo que está sucediendo
con el extractivismo, lo debemos situar y
relacionar en términos territoriales. Los
discursos en los cuales se sustenta el ex-
tractivismo son bastante naturalistas e in-
completos, mantiene ideológicamente los
sesgos de la civilización, el progreso y el
desarrollo, por lo tanto, el análisis de las
territorialidades nos permite conocer de
manera más explícita y contundente las
implicaciones ambientales sobre los do-
nes de la naturaleza, las consecuencias del
deterioro social y la pobreza que crea el
extractivismo, así como las formas de vio-
lencia y terror con que protege la inversión
extranjera.
Como podemos ver, el concepto de te-
rritorio no solo es mucho más profundo
para entender lo que sucede a lo largo
y ancho del país, sino que es estratégico
para entendernos y conocer el país que
tenemos; ahí donde nos encontramos
con la gente, con sus maneras de ser, con
sus luchas, con sus formas de organiza-
ción social y cultural. Como el propósito
gubernamental es desconocer todas esas
cualidades territoriales, creo que es muy
necesario pensar localmente para dar res-
puestas de autonomía y resistencia frente
al proceso extractivista global, tomando
en cuenta sus dimensiones territoriales.
Las corporaciones y los inversionistas no
han entrado a un terreno baldío o en unas
selvas vírgenes, tampoco han entrado en
lugares despoblados, por el contrario, in-
tervienen y ocupan los lugares habitados
por comunidades y pueblos territoriali-
zados desde hace incluso milenios, como
en el caso de las comunidades ancestrales;
todo lo cual ha significado una devasta-
ción profunda, porque no es solamente lo
que se roban, lo que se llevan, es también,
todo lo que impactan y deforman, con gra-
ves consecuencias para el futuro del país.
El proceso de deculturación o de muerte
de una cultura es completamente inacep-
table. Perder una cultura es perder una vi-
sión, una cosmovisión de mundo y ella no
se construye cada día, ni la venden en los
supermercados. Todas estas secuelas de
un desarrollo inhumano tienen para noso-
tros una significación muy grande y creo
 8

que el concepto de territorio constituye la el cual se realizan la mayor cantidad de in-

piedra de toque para ver qué es lo que está versiones a nivel mundial, lo que significa
pasando en las diferentes regiones y luga- la apetencia por nuestros recursos. En este
res del país. contexto se entiende porque vienen a lle-
varse lo que ellos necesitan y que es nues-
En segunda instancia, precisar que noso-
tro y nos pertenece. No podemos seguir
tros somos un país ecuatorial no un país
siendo su despensa. Si cotejamos histórica-
tropical –algo que he venido proponiendo
mente tiempos largos coloniales con las si-
y aclarando desde hace más de 25 años–,
tuaciones de hoy, podemos decir que des-
no aceptamos la ecuatorialidad, porque
de tempranas épocas, realmente el proceso
pesa tanto la dependencia civilizatoria,
ha sido de una prolongada devastación y
que no hemos podido superarla. Este país
sometimiento, paradójicamente denomi-
ecuatorial es de una gran diversidad y la
nado civilizatorio a partir de la implemen-
belleza, condición esencial de la diversi-
tación del modelo europeo-occidental y
dad y la felicidad. Establezco este puente
posteriormente nórdico, acompañado con
porque es bien importante, no basta solo
sus técnicas, sistemas productivos, tecno-
hacer inventarios de maticas y animalitos,
logías y políticas imperiales, mediante las
como los que realizan los institutos oficia-
cuales no han hecho más que desconocer
les que dan cuenta de la diversidad natural
las cualidades de la selva, de los territorios
ecuatorial, precisamente desconociendo
ecuatoriales y sus ricas expresiones cultu-
las implicaciones que tiene la biodiversi-
rales. En su ignorancia y violencia civiliza-
dad para la existencia, para la identidad
da nunca supieron a donde habían llegado
y para la felicidad de la gente en sus dife-
y tampoco pudieron reconocer dónde se
rentes lugares. Unas preguntas de entrada
encontraban. Impusieron a sangre y fue-
–para que no sea un monologo y para que
go sus visiones e intereses, destruyendo y
encontremos motivos para la vida– ¿Qué
devastando lo hallado, a tal punto que el
país tenemos? ¿Qué país queremos? Para
país en este momento ha perdido la mitad
contextualizar el extractivismo, veamos
de sus selvas: Colombia era un territorio
¿Qué se tiene y qué nos queda? ¿Qué se
ecuatorial completamente selvático donde
ha perdido? ¿Qué se puede defender? Es-
sus mantos verdes plenos de fermentos y
tas preguntas también pueden servir de
floraciones amarillas, han desaparecido en
entrada no solo para la reflexión sino para
buena medida y cuyo proceso no para.
encontrar respuestas. Muy preocupante,
no estamos dando respuestas. Sea que haya cambio climático algún día
o que se imponga la ideología con que se
Un contexto político y geopolítico ha de
sustenta hoy para justificar el extractivis-
ser el de tomar algunos datos de la econo-
mo, si devastamos toda la selva, los pára-
mía mundo y mirar que está pasando. La
mos y los glaciares, tendremos condiciones
mayoría de la potencias, dependen de las
terribles para habitar en estos territorios
materias primas de nuestros países –los
de vida y abundancia. Las condiciones cli-
países deformados, dependientes, invia-
máticas, el tiempo atmosférico, las dinámi-
bles, como nos quieren calificar
cas de los suelos y la circulación de las
o descalificar– y esa dependen-
aguas se tornaran completamen-
cia es muy alta, en el caso de
te desenfrenados e incontro-
Alemania el 98% de la materias
lables. Echarle la culpa
primas provienen de nuestros
al cambio climático,
países, una dependencia ab-
es el comodín que
soluta. Pero también el incre-
imponen las
mento de extracción de mate-
rias primas se ha acelerado en
la últimas décadas de manera
impresionante, una demanda acelerada
que la extracción atiende y que es requeri-
da para el desarrollo industrial que ellos
promueven.
Por otra parte, América La-
tina es el subcontinente en
 9
corporaciones multinacionales y los go-
biernos que las atienden y promueven,
para disimular todos los impactos ambien-
tales, sociales y políticos que provocan en
el territorio nacional.
Geopolíticamente, las inversiones e in-
tervenciones multinacionales requieren de
distintas estrategias para el control tanto
de los espacios institucionales y de terri-
torios, como las políticas de desarrollo con
las cuales es posible cooptar el Estado y
flexibilizarlo, para que su ordenamiento
jurídico no se oponga y no haya trabas
a la extracción, como ha sucedido con el
código minero y la expedición de licen-
cias ambientales inmediatas. Así mismo,
el accionar geopolítico se extiende hacia
la obtención de seguridad y garantías de
protección por parte del Estado, el cual
garantiza dicha seguridad a través de las
fuerzas armadas, el ejército y demás fuer-
zas de seguridad, que en varios casos se
lleva a cabo mediante fuerzas para-esta-
tales y/o paramilitares, promovidas por
las compañías extranjeras promotoras del
extractivismo.
El Estado representativo, debilitado y
comprometido con las acciones multina-
cionales se ha convertido en un Estado
corporativo, gremial y de perfil transna-
cional. Son las corporaciones las que están
al mando, uno puede ver perfectamente
cómo se da: uno de los dirigentes gremia-
les es nuestro embajador en Washington,
hace poco pero hoy puede ser ministro
de defensa, esta es la puerta giratoria, en
donde los elementos del poder económi-
co, los representantes de gremios y de-
más empresarios, ejercen un control del
Estado y este se vuelve un Estado patri-
monial, que consideran el territorio como
una gran tienda o hacienda en la cual se
puede permitir que entren, saquen, corten,
hagan minería, etc. Un tipo de Estado que
deviene en promotor de la acción extracti-
vista con un remedo de democracia y unas
profundas crisis y problemas no resueltos.
Esta ha sido la trayectoria que hemos se-
guido a lo largo de los años en este país.
Este contexto se traza para poder identifi-
car cómo opera el zarpazo transnacional
sobre nuestros recursos y las territorialida-
des. Tendremos entonces ya bosquejados
varios aspectos importantes con los cuales
mirar el extractivismo.
Transeuntes
Jícara: Demos una mirada hacia los pá-
ramos y las luchas que se gestan en ellos.
Molano: Las altas montañas, para no
hablar solo de páramos –paramos es algo
muy pequeño– constituyen una sola uni-
dad. Las altas montañas es lo que nosotros
debemos defender con glaciares, lagunas,
humedales, páramos, selvas. Defender la
montaña que es nuestra casa, de manera
integral, tomando todas sus espacialidades
y reconociendo la especificidad de las terri-
torialidades de los páramos, las nieblas, los
glaciares, las lagunas y pantanales, las co-
munidades vegetales y animales, las comu-
nidades humanas, el origen de las aguas,
las territorialidades del trueno y el rayo,
vamos, elementos que integran el contexto
territorial para la defensa de las montañas.
Las altas montañas fueron el espacio
ideal –desde la época colonial– para los
europeos que se asentaron en los Altos
Andes. Ciertas condiciones que les eran
favorables: las temperaturas no eran tan
ardientes como en las tierras bajas, no ha-
bían tantas pandemias y epidemias como
se podían encontrar en las selvas ecuato-
riales cálidas. Ellos se ubicaron en las par-
tes elevadas de los Andes como Pamplona,
Mutiscua, Paramo del Almorzadero desde
Málaga y Cerrito hasta Chitagá. En tierras
boyacenses ocuparon las áreas del Co-
cuy, Güican, Panqueba, Chita, El Espino,
Sorocotá, Sativa Norte y Sativa Sur, hasta
alcanzar las montañas de Pisba y los corre-
dores montañosos andinos que incorporan
a Tunja. La colonización creció desde los
altiplanos y valles altos de las vertientes,
derribando las selvas andinas y altiandi-
nas hasta hacer contacto con los páramos;
la limpieza de los territorios silvestres no
solo permitió un desarrollo agropecuario
intensivo, sino un copamiento de las altas
montañas con especies paramunas. Los
páramos son producto de una construc-
ción socio-cultural hispánica y de unos
procesos de copamiento de la vegetación
originaria de los páramos originales. Una
construcción por colonización de altura,
dado que allí se daban los productos que
traían de Europa, se podía ejercer la gana-
dería con especies ovinas, caprinas, vacu-
nas y caballares. Ello fue posible mediante
el establecimiento de grandes haciendas.
Todo lo que hoy consideramos paramos
fueron sistemas trigueros impresionantes;
 10
cualquiera que no conozca la historia colo-
nial y republicana, como en el caso de los
naturalistas y los biólogos, cuando arriban
a los páramos antrópicos “expresan con
emoción que están en el paramos original,
creado por Dios desde siempre”, creyendo
además que son los pioneros y los prime-
ros en descubrirlos. Imposible que esto
pueda suceder, pero ocurre. Eso para te-
ner presente de lo que es un páramo y que
lo tendríamos que analizar entonces como
una construcción histórica, social, cultural,
productiva, política. Estoy superando un
poco el concepto que trae Milton Santos,
quien definió el espacio como una pro-
ducción social, ¿y lo demás? El territorio
altoandino, no solamente en lo social, pues
la integralidad como un espacio construi-
do por todo lo que los seres humanos que
lo han habitado, expresa formas de ser,
maneras de pensar, estructuración de sis-
temas productivos, tipos de organización
social y diversas manifestaciones cultura-
les. Es un espacio trabajado.
Si queremos defender hoy los páramos,
con las montañas, los glaciares, las lagunas
y demás, lo que tenemos que decir es que es
un espacio hecho y que como construcción
geohistórica hay que defenderlo, porque
son los pueblos, las comunidades ancestra-
les, milenarias que después de 500 años de
ocupación se lograron afianzar en esos luga-
res fundando ejidos, organizando estancia,
fundando pueblos y afianzando proyectos
económicos como el régimen de las hacien-
das, con las cuales sustentaron el modelo co-
lonial, heredado en la fase republicana.
Una característica del sistema montaño-
so altiandino ecuatorial es la herencia que
recibe de las Glaciaciones Cuaternarias,
en término de las grandes cantidades de
agua que contienen las altas montañas en
cuerpos lagunares, glaciares, humedales,
quebradas y riachuelos. La montaña es la
madre de todos los ríos, encontrando así un
nexo muy grande y vital con nosotros los
seres humano y todas la demás expresiones
de la vida ecuatorial: el agua constituye una
urdimbre y un tejido que irradia e irriga
toda la montaña y las tierras circundantes
y lejanas; alimenta los cultivos en vertientes
y valles, clama la sed de millones de perso-
nas que habitan en ciudades, pueblos, y vi-
llas. Hemos venido impactando de manera
agresiva e irresponsable las montañas, las
selvas, los páramos, los campos por donde
se vierte el agua. Afectar o desecar un pan-
tanal o unas lagunas implica muchas cosas,
entre ellas impedir que nazcan corrientes
juveniles, que se precipiten como arroyos y
que se entallen como quebradas, que en su
sabio caminar por las montañas, teje con
sus hilos cristalinos la humedad y la fertili-
dad de las tierras y los territorios.
Al intervenir las vertientes montañosas
encontramos dificultades porque desregu-
lamos el ciclo de las aguas; los ríos y las
montañas –lo voy a citar de una manera
poética– aprendieron a caminar por las
montañas, ellos hicieron todo un proceso
de conocimiento: por dónde debo ir, qué
debo hacer, en qué rocas me puedo dete-
ner, cuales puedo diluir y caminar. La cir-
culación de las aguas es todo un proceso de
gran sabiduría. En las aguas reposa toda la
cosmovisión y los sentires de los pueblos.
Todo está reflejado y contenido en el agua.
No sabemos nada de su trascendente fluir,
la vemos pasar, nos bañamos en ella, la be-
bemos pero no desciframos sus encantos,
pero si la ensuciamos, depositamos en ella
inmundicias, las intoxicamos con venenos,
la tornamos impotable y letal. En el agua
está grabada toda la historia de la natura-
leza y de las culturas, y todas las maneras
como el ser humano se ha reconocido en el
elemento que le ha dado su existencia; so-
mos agua. Entonces, me parece que la de-
fensa del agua es fundamental y comienza
en las altas montañas.
Existe una importante diversidad de la
vida a lo largo de todas las montañas, con
presencia de plantas migratorias de diver-
sos lugares del mundo, plantas introduci-
das por los europeos, plantas exclusivas
y endémicas de los Andes; al igual que
cultígenos autóctonos y alóctonos, cuya
composición también hay que valorar y
defender de las agresivas amenazas de la
minería y los discursos y políticas del de-
sarrollo. Es ello lo que nos convoca a orga-
nizar la defensa de las montañas en toda
su integridad. No de fragmentarla y deli-
mitarla para entregarla en concesión a los
extranjeros sino de rescatarla, de resignifi-
carlas y convocar a todos quienes tenemos
una pertenencia y dependencia absoluta
del agua que nace en estas alturas.
La defensa de la vida es la defensa del
agua, pero la defensa de nuestra sociedad
es la defensa del agua, la cual que no se
 11
puede embotellar, no se puede convertir
en cloacas, que no se puede enajenar, que
no se puede comprar por las multinacio-
nales para hacer represas porque necesitan
energía para seguir extrayendo recursos.
La defensa del agua toca la dimensión
del país, y si la tomamos en su origen, me
parece que ese valor originario del agua
nos da mucha posibilidad de hacer una
lectura política, social, cultural, ambiental
grande para enfrentar las crisis y la proble-
mática que se tiene en el país. Además de
la minería, en los páramos hay muchas to-
rres de conexión de energía que no pagan
un peso por utilizar estos espacios, están
las multinacionales de las telecomunica-
ciones en la mayoría de nuestros paramos
y no pagan un centavo por el uso de los
territorios de las altas montañas; se agre-
gan a ellos los embotelladores de agua,
los promotores de la industria turística, los
agricultores agroindustriales. Todas esas
intervenciones nacionales y extranjeras no
pueden permanecer incontroladas y desli-
gadas de la legislación ambiental y política
de la nación y de la autonomía de los po-
bladores y los derechos de las montañas.
Jícara: Hay eventualmente, de un tiempo
hacia acá, un discurso institucional domi-
nante, con una visión glotona o gigantista
Transeuntes
de la naturaleza, pero no solo de esta, sino
en el sentido del discurso de la naturaleza,
materias primas y todo lo que tiene que ver
con los insumos del capital. Cómo analiza
las alternativas a estos discursos, las min-
gas, las cumbres alternas y los procesos de
defensa del territorio…
Molano: Voy a focalizar un poco la pre-
gunta porque hay varios componentes.
Comienzo expresando que el carácter vio-
lento y agresivo, como de intervención y
de saqueo de la riqueza por parte de las
concesiones otorgadas y las prácticas de
control que hacen posible el extractivis-
mo; necesariamente producen una reac-
ción en los pueblos y en la comunidades
donde se intervienen los territorios. En
general, los recursos que se están buscan-
do existen en áreas lejanas a los centros
de poder: Orinoquia, Amazonia, Urabá,
el litoral Pacífico, el Catatumbo y las Al-
tas Montañas y Páramos andinos. Las
reacciones que provoca el extractivismo
en dichos lugares no solamente nacen en
las comunidades locales y regionales que
han entran en resistencia, sino en las or-
ganizaciones sociales, académicas, políti-
cas y ambientales que se oponen a las sig-
nificaciones, lógicas y sentidos que se le
otorgan al territorio por parte de las em-
presas multinacionales, con lo cual crean
 12
una gran confusión y falsas expectativas,
que el Estado disimula y mantiene como
pautas del desarrollo económico global.
No se logra tener claridad y solidez en la
conciencia de país, en los intereses de las
políticas, en los conceptos indispensables
que han de manejarse para abordar las si-
tuaciones de conflicto creadas. Tomemos
como caso el concepto territorio. Para un
indígena, campesino o colono representa
una serie de valores intangibles, de histo-
rias de vida, de luchas y realizaciones, de
seguridad social y alimentaria, de sueños
y memorias. En esta concepción y expe-
riencias locales, el territorio no es una tie-
rra baldía. Pero el Estado si los contempla
así, ya sea por ignorancia o por necesidad
de atender a los intereses extranjeros.
Entonces, el concepto de territorio cam-
bia bajo los intereses multinacionales,
cuya importancia radica en poder inter-
venirlo borrando de un tajo las territo-
rialidades históricamente construidas y
culturalmente sustentadas durante siglos
y aún milenios. El territorio es para pene-
trarlo, intervenirlo y dominarlo, usufruc-
tuarlo y saquearlo, por parte de extraños.
El Estado asume el territorio en el marco
constitucional que especifica su defensa
y control, mediante el ordenamiento te-
rritorial, un orden que está en el papel y
que por lo tanto delega en las empresas
nacionales y multinacionales –integradas
y complementarias– para su intervención
en los territorios baldíos se constituya en
estrategias de ordenamiento territorial y
desarrollo.
Por un lado no habrá ordenamiento sino
caos, y por otro, se trata de la entrega y ven-
ta del territorio que integra el país. Todo se
reduce a discursos, promesas y pérdida de
autonomía. Ha sucedido en la altillanura,
donde las empresas señaladas han “orde-
nado todo” para dar lugar al desarrollo
agroindustrial. Inicialmente el Estado es
permisivo y está ausente. Cuando se afian-
za el proceso productivo y se agudizan
los conflictos viene la planeación nacional
para defender la inversión y sus intereses
con servicio y fuerza pública. Despliega
algunos programas de educación, salud,
vivienda y vías, cuya ejecución carece de
presupuestos y voluntad política.
En síntesis no se produce un ordena-
miento territorial, sino solo la disposición
y adecuación de servicios e infraestructura
que al fin de cuentas favorece a las empre-
sas extranjeras y nacionales, a costa de un
aumento de la deuda externa y del aban-
dono y pobreza para los campesinos, indí-
genas y colonos, a quienes verdaderamen-
te les pertenece estas territorialidades, que
no estaban baldías ni desordenadas solo
se trata de crear un orden favorable para
apoyar el extractivismo de las riquezas y
mantener confusión, devastación y desor-
den en los territorios de los colombianos.
Ante la situación planteada se ha gene-
rado una convergencia de diferentes mo-
vimientos sociales, colectivos culturales,
ONG, organizaciones sociales, etc., para
buscar enfrentar esta situación y apoyar a
los campesinos, indígenas, comunidades
negras y colonos. Infortunadamente toda-
vía falta trabajar más en la articulación de
los intereses y propuestas. Avanzar en la
organización mediante políticas solidarias
y lenguajes comunes que permita cohesio-
nar a los pueblos y comunidades en resis-
tencia y afectados por el extractivismo y
las políticas del Estado que las promueve
y defiende, en contra de los intereses de
los nacionales. De otra parte, se requiere la
construcción de nuevas subjetividades con
claridad política, intercultural, conceptual
en las sociedades campesinas, indígenas y
rurales, en general, no solo para orientar
y articular los movimientos en resistencia,
sino para concertar el apoyo nacional de
todos los sectores excluidos de las posibi-
lidades de un desarrollo humano y social.
Mientras no se tenga claridad y decisión
y no se integren nuevos elementos de cua-
lificación que permitan afrontar las crisis
del Estado y de las políticas neoliberales,
que se difunden a través de los medios
de comunicación, los acuerdos gremiales,
las estrategias de inversión y la entrega
y venta del territorio de la nación, no se
llega todavía. No se trasciende. Conviene
asumirnos en las dinámicas propias de
nuestras sociedades, fortaleciendo las re-
presentaciones sociales, evitando las frag-
mentaciones y superando las debilidades
y confusiones que nos pueden afectar.
Hacer claridad en que el extractivismo
y las políticas neoliberales en que el Es-
tado se sostiene y los gobiernos alimen-
tan con la corrupción, nos va a sacar de
la pobreza, la miseria, el atraso, el sub-
 13

Transeuntes
desarrollo y el hambre. ¿Seguimos dando acorde a nuestras necesidades. También
la bienvenida a la inversión extranjera? aparece el Buen Vivir ¿Cómo generar es-
No desconocer que la violencia que vi- tructuras jurídicas que permitan defender
vimos guarda estrecha relación con ella. la riqueza pero que también permita gene-
Solo con violencia oficial y paraestatal se rar modelos de “desarrollo” para superar
pueden penetrar los territorios. El Esta- la pobreza, que si bien hay que proteger
do, ahora sin autonomía y sin fronteras el agua un campesino merece vivir de otra
se encuentra cooptado por la geopolítica forma? ¿Cómo superar esas formas, ese
mundial, permitiendo abrir las puertas y agotamiento? ¿Cuáles serían las salidas?
ventanas del país a la rapiña de los capita-
les en manos de las multinacionales. Molano: Hay una serie de apuestas y de
salidas que contemplar. El neoextractivis-
Este es un Estado al cual hay que inter- mo, tiene muy poco de nuevo, en términos
venirlo pero creo que estamos todavía un de la explotación y el control de los recur-
poco distantes y no es una actitud pesimis- sos sobre los cuales se sostiene la economía
ta, sino que los alcances no llegan todavía mundo; el ecosocialismo del siglo XXI, sin
para que podamos tener esa incidencia, nos embargo, ante la necesidad de acoger la te-
tenemos que proyectar. Todavía estamos rrible destrucción de la naturaleza y de las
en un proceso y el poder hablar y plantear sociedades rurales y urbanas, supuso una
cómo nos debemos articular y cómo nos de- actitud de avanzada en las luchas de los
bemos asumir, no solamente con claridad pueblos por una vida digna, sana y justa,
conceptual sino con niveles de compromi- pero finalmente ante los juegos del poder
so, conciencia, acción y respuestas. En esa y lo reducido de las orientaciones ecológi-
medida nosotros podemos irnos acercando cas, ha retrocedido en sus propósitos. Al
mucho más y no sucumbir en el camino. No abordar las políticas ambientales en el ve-
significa que no haya movimientos fuertes,
cino país del Ecuador, nos damos cuenta
formas de resistencia y organización y op-
que los dones y bienes que constituyen su
ciones de futuro; conviene caminar, pensar
riqueza y su futuro, no se encuentran ver-
y actuar de manera conjunta, desde todos
daderamente protegidos ambientalmen-
los ángulos territoriales del país. Entre to-
te. En tanto las comunidades indígenas y
dos lo podemos todo.
Jícara: Enrique Leff decía que unas de
las grandes fallas del marxismo era su
incapacidad para interpretar las for-
mas culturales y ambientales.
¿Qué genera en la práctica,
el modelo económico capi-
talista? Tenemos escuelas
desde el postdesarrollo,
metiendo teorías como el
reconocimiento de la pa-
chamama, corriente como el
ecosocialismo y actualmente
ha aparecido una categoría
como el neoextractivismo
en países como Ecuador y
Bolivia pero sabemos que
también se ha utilizado
por parte de países euro-
peos y que se le ha dado un
gran debate, simplemente es
una negociación donde se
cobran más impuestos pero
se acepta la explotación y,
dentro de eso, cómo supe-
rar la relación capital-tra-
bajo. Generar un modelo
 14
campesinas, si bien amparan las selvas y
las montañas con un pensamiento ances-
tral propio y unas prácticas acordes con el
respeto y el cuidado que les ha permitido
llegar hasta hoy; no sucede los mismo con
las políticas de gobierno nacional y control
multinacional, las cuales van orientadas
hacia sustentar un desarrollo mediante la
entrega de los recursos y las territoriali-
dades a las potencias que los requieren en
esta fase neoextractivista.
Se apuesta al desarrollo, sin certeza y con
muy pocas posibilidades de atender las ne-
cesidades de los países y a las condiciones
de existencia que merecen los habitantes.
Se requiere un giro de autonomía políti-
ca y de resistencia, donde se articulen las
distintas territorialidades, los diferentes
actores y las variadas políticas endógenas
y globales, con el propósito de asumir po-
siciones de defensa del país desde dentro
y hacia afuera. Una articulación territorial
como lo sugiere Maristella Svampa, más
desde la esencia misma de los grupos, de
las expresiones y concepciones culturales
de las comunidades y desde las opciones de
respuestas situadas.
Producir un cambio social cierto y po-
der tener una sociedad distinta,
generar nuevas formas de organización
social, cultural, ambiental y política. Hacer
una revolución es plantear una evolución
sociopolítica y cultural, con carácter endó-
geno, en el sentido de que la gente pueda
asumir localmente fortalezas para definir-
se y fortalecerse para hacer frente a lo glo-
bal desde lo local. Hay necesidad de gene-
rar y construir esas resistencias, sin dejar
solas a las comunidades y a los gobiernos,
pues todavía hay muchas deficiencias en
términos de orientaciones, compromisos
y de conciencia, como de posiciones polí-
ticas y ética. Erradicar la propaganda ofi-
cial, muy publicitada que sugiere y hace
ver y creer que la multinacional viene a
salvarnos y protegerlo todo: supera el des-
empleo, la miseria, la salud, el hambre, la
educación y la injusticia.
Debe ser una construcción colectiva y
participativa donde tengan espacio di-
versas instituciones académicas, cultura-
les, políticas gubernamentales, civiles, las
cuales trabajen con la visión de un país
diferente y con el compromiso de terri-
torializar el porvenir de unas sociedades
autónomas, autosuficientes, respetadas y
libres; a fin de poder ir construyendo un
ordenamiento que articule lo local, lo re-
gional y lo nacional, en una escala de
territorialidades que permitan dimen-
sionar y evaluar las acciones multina-
 15
cionales que no dejan de llegar y aparecer,
muchas veces de manera inoportuna.
Muchas veces llegan ONG´s de la banca
multilateral a convencernos de las bonda-
des de las estrategias transnacionales, for-
mas de control y manipulación para abrir
los espacios a la inversión y la penetración
de las políticas neo-extractivistas en nues-
tros países, que atienden políticas y formas
de gobernanza corruptas y clientelistas
a favor de las élites locales. Gobiernos in-
capaces de representar la democracia y a
los millones de habitantes, lo cual resulta
idóneo para la incursión de la inversión ex-
tranjera. Me parece clave que hay que to-
mar participación de esos espacios para ir
consolidando las comunidades, no hacer la
política tradicional, pero si una política que
pueda renacer desde abajo y hacia arriba,
que puede generar nuevas apuestas, que
vayan permeando y transformando el or-
denamiento existente. El quehacer depende
en muy buena medida de la forma cómo se
puedan atender estas situaciones.
Preocupa mucho, el que el extractivismo
se vuelva cada vez más agresivo, más ava-
sallante y por lo tanto las
comunidades tengan
que desplazarse,
o que las
Transeuntes
desaparezcan y las maten, como está su-
cediendo en sector del Vichada como las
selvas de Mataven, donde los indígenas
que habitaron estos llanos y selvas, están
huyendo porque los desplazaron y porque
no tienen tierra ni futuro. Ahora, se arrin-
conaron en la selva sobreviviendo en unos
refugios donde no tienen lo que necesitan,
pues su cultura estaba relacionada con el
río, las selvas y la sabana, donde nada fal-
taba. Denunciamos estas acciones extracti-
vistas a nivel local, nacional e internacio-
nal ¿Y entre tanto, qué hacer? Ver de qué
manera se frena y de qué manera se ubican
las acciones del Estado, así como se desen-
mascaran esos discursos justificadores de
la inversión y la acción multinacional en
territorios sometidos al desarrollo que nos
proponen en esta época.
Jícara: “Vámonos. De casa en casa, llega-
remos a donde pasen los caballitos de agua.
No es el cielo. Es la tierra dura con muchos
grillos que cantan, con hierbas que se me-
nean, con nubes que se
levantan, con hon-
das que lanzan

1
El agro-ecólogo orgánico y humano, profe-
sor Mario Mejía Gutiérrez, en nuestro sentir,
significa uno de esos individuos-sociales
quien más se ha esforzado por hacer,
posicionar, pensar y practicar la defensa a
la Madre Tierra como Territorio ambiental
en Colombia por más de medio siglo, y aún
continua caminando y soñando de la mano
de muchos campesinos y ciudadanos, in-
cluido el profesor Joaquín Molano Barrero,
a quien agradecemos por conceder-nos su
palabra tan ambientada y responsable en
nuestro decenio.
16
piedras…” y yo le diría a ese poeta español:
Con nuestras manos untadas de arcoíris,
construiremos versos de esperanza. Ante
eso, literariamente en forma de canción
¿qué puede decir el profesor Joaquín?
Molano: Claro, cuando uno habla de lo
local, de la cultura viva en cada ser humano,
uno está reconociendo visiones tan profun-
das y sensibles que hacen que la esperanza
no se borre, que tenga continuada presen-
cia y sea fundamento del vivir. La manera
cómo los pueblos han habitado sus territo-
rios, contiene esos elementos que constitu-
yen formas de resistencia, de existencia y
de pervivencia. Una razón de ser, en tanto
que el canto es una manifestación profun-
da del sentir, de la manera de habitar, de
las formas de amar el territorio. Razones
profundamente sensibles. Nos quedan esas
formas de expresión popular; por fortuna,
seguimos todavía con unas herencias cultu-
rales tan grandes y significativas que cons-
tituyen fortalezas espirituales profundas
que no se podrán perder ni borrar.
Es tan profundo el sentido de habitar la
tierra que “a nosotros nos pueden matar
pero no nos pueden quitar la vida”. Es
siempre la continuidad de la esperanza.
Sin embargo hay que mantenernos despier-
tos y alerta, pues sabemos que los de aden-
tro nos quieren vender y que los de afuera
nos quieren comprar; Pero nosotros, no te-
nemos precio. En esa expresión poética de
Mario Mejía1, yo quiero resaltar la condi-
ción humana, los valores, la intangibilidad
de la existencia y la fortaleza espiritual,
que hace que el precio que se le quiere dar
al ser humano y a las culturas, quede por
fuera de toda posibilidad de negocio para
que los pueblos cuenten con el respeto que
merecen, mantengan la identidad y pue-
dan recuperar la esperanza como utopía
del buen vivir.
El futuro cabalga en la esperanza, siem-
pre soñando con tener justicia y la plenitud
con que nombramos la paz. Cuando pen-
samos en un país nuevo, diferente, pleno
de alegrías y bondades, sin pobres y bello,
estamos construyendo futuro, porque ese
país ya existe en el corazón, en la mente, en
los anhelos y con la fuerza del deseo. Se tra-
ta de una revolución que se vive y se intuye.
De la mano del maestro Ernesto Sábato, me
despido diciendo que: “si nos cruzamos de
brazos, seremos cómplices de un sistema
que ha legitimado la muerte silenciosa”
 17

Diálogos
Trote y coraje.
Apuntes sobre el seminario
“El pensamiento crítico
frente a la hidra capitalista”

Daniel Montañez Pico* bo afines al movimiento. En la página web

A la banda de Guerrero, Playa del
Carmen, DF y Oaxaca con quienes arma-
mos comunidad, comidas compartidas,
baños en cascadas, pensamientos y sueños
rebeldes en aquellos lindos días de prima-
del CIDECI (https://cideciseminario.word-
press.com) se puede acceder a los videos y
audios de la casi totalidad del seminario.
Pensamiento crítico
Programa de Posgrado en Estudios
*

vera chiapaneca. Manolo, Lenin, Julián,
Dante, Ana, Isidora, Fer, Ángela, Josefa,
Carlos y Tomás.
El llamado de nuestras, nuestros y nues-
troas compañeros zapatistas fue pararnos
unos días a escuchar y pensar. ¿Pararnos?,
Latinoamericanos, UNAM. Correo:
danielm9876@hotmail.com.
1
La compañera de la Ibero y del 132,

E
ntre los días 30 de abril y 9 de
mayo de 2015 respondimos
con asistencia física e implica-
ción emocional al llamado de
los compañeroas zapatistas a
participar en el seminario “El pensamien-
to crítico frente a la hidra capitalista” con-
vocado y organizado por el movimiento y
sus comunidades, así como por los círculos
de apoyo vinculados a la 6ª declaración de
la Selva Lacandona. El evento tuvo lugar
entre el Caracol de Oventic y la Universi-
dad de la tierra (CIDECI), dándose en el
primero la apertura del evento y los home-
najes a las figuras de Luis Villoro, Galeano
y los 43 de Ayotzinapa, y en el segundo el
grueso de las charlas del seminario a cargo
de una amplia diversidad de intelectuales
y activistas de múltiples regiones del glo-
¿en medio de esta guerra? Sí, pararnos. Latía Mariana Favela, en una intervención muy
locuaz y encendida, expresó una crítica que
una idea de fondo: necesitamos armarnos
de conceptos e ideas con las que morder la
ya se estaba escuchando por los pasillos
en relación al formato del evento donde no
realidad, con las que interpretar los acon- había debate y la producción y transmi-
tecimientos en donde estamos inmersos, sión de conocimiento era muy “vertical”.
El sup Galeano, como moderador de su
con las que soñar desde cada realidad un
mesa, recogió la crítica y al día siguiente la
mundo común que ya tejemos entre nues-
respondió al comenzar la primera sesión
tras manos. Hay veces que tenemos que de intervenciones aludiendo a que nunca se
pararnos a pensar para poder seguir cami- había presentado esa idea de evento, que
nando con un sentido sobre nuestros pa- “esto no era la escuelita zapatista” y que
se había convocado a escuchar y pensar
sos: y ahora es cuándo, esta era la idea base
dentro de un formato de seminario más
del llamado y el encuentro. Por ello, era “clásico”.
un ejercicio de compartir cada experiencia
de lucha, pero el enfoque en esta ocasión
trataba de ser más teórico, la pequeña riña
entre el Sup y la compañera del 132 sobre
el formato del evento fue una forma de ar-
gumentar y debatir esta cuestión1.
Por pararse a pensar, los compañeros
entendían a producir pensamiento crítico
 18
desde la experiencia de cada trinchera en
un doble sentido, tanto en el de destripar
la naturaleza, cambios y elementos de las
formas que adquiere actualmente la ex-
plotación de la humanidad y sus políticas
dentro de la estructura de las relaciones
sociales basadas en el Capital, como en el
de valorar y reflexionar sobre los límites y
potencias de los horizontes y utopías que
ya estamos construyendo como expresión
de lucha y de reconstrucción de tejidos
sociales que albergan formas de vida más
dignas y justas. No hubo casi espacio para
voces y posiciones reformistas en el senti-
do de tratar de arreglar y hacer más vivi-
ble el sistema de relaciones basadas en el
Estado y el Capital, sino que la apuesta y
el sentido de “lo crítico” dentro del pensa-
miento hacía alusión a una posición teóri-
ca y vital enfrentada a la base civilizatoria
que habitamos.
Desde este punto de vista escuchamos
diversas palabras que articularon una in-
finidad de temas. Se debatió en términos
más economicistas sobre el alcance e im-
pacto en nuestras sociedades de la finan-
ciarización de la economía, las nuevas
formas de despojo y/o acumulación por
desposesión y su intersección con el pa-
triarcado, el racismo, el imperialismo, el
colonialismo y las renovadas formas de ex-
plotación, precariedad del trabajo, crimi-
nalización de la resistencia y guerra contra
las poblaciones y la naturaleza que gene-
ran estos procesos; pero también hubo lu-
gar para la explicación y valoración de los
horizontes sociales que albergan diferentes
pueblos, comunidades y movimientos ac-
tuales, cómo ensayan otras formas y rela-
ciones políticas, económicas y geográficas,
sus formas propias de justicia, educación,
producción de conocimiento, así como sus
estrategias de lucha frente a la “hidra capi-
talista” como metáfora de las múltiples fa-
cetas que muestra la estructura capitalista
que ataca nuestros territorios.
Insistir en lo real
Pese a la diversidad de posturas era po-
sible captar un posicionamiento general
que parecía reunir a casi todas las inter-
venciones: apostar por lo real, entendi-
do como aquella insistencia en dirigir la
mirada, nuestras brújulas y calendarios
hacia los ritmos y estrategias de nuestros
movimientos y comunidades que ya es-
tán ensayando otras formas de relación
social. Apostar, insistir en que esta fuer-
za de lo común se reproduzca, expanda
y teja caminos conjuntos con sus afines,
atravesar las apariencias y comprender
la multiplicidad de sus luchas y estrate-
gias bajo este horizonte común fundado
en la pluralidad. Este es también un po-
sicionamiento frente a una coyuntura, la
de la aparición actual de iniciativas pro-
 19
gresistas emergentes en todo el globo que
apuestan por la vía electoralista y estatis-
ta. No se debatió casi sobre el Estado más
que para comprender su papel dentro de
las brutales formas de represión en las
que se despliega la acumulación de Ca-
pital en la actualidad2. ¿Cómo se habría
leído en esos días un acontecimiento ac-
tual como el referéndum griego frente a
la troika? No lo sabemos, pero podemos
especular que hubiera habido un entu-
siasmo generalizado al ver expresado el
rechazo de la mayoría del pueblo griego
frente a las medidas neoliberales de aus-
teridad que pretenden imponer sobre el
país los organismos internacionales y
los gobiernos del norte de Europa, sin
embargo, habría convivido seguramente
con la sospecha y la tristeza de ver que
se trata de un ejercicio de enunciación y
rechazo colectivo, cuyo horizonte es más
bien renegociar una deuda más vivible
en vez de abolirla, y apostar por reforzar
y expandir las numerosas experiencias
de autonomía y construcciones autoges-
tionarias que laten profundamente desde
hace años en numerosos sectores del pue-
blo griego3.
El posicionamiento apostó, una vez más,
por los movimientos y las instituciones
forjadas desde los pueblos y comunidades
frente a los renovados intentos, tildados de
oportunistas, de una izquierda progresista
que apuesta por el reforzamiento del Esta-
do y sus técnicas de impulso al ciclo de Ca-
pital mediante la promoción del consumo,
el neoextractivismo, la alianza con poten-
cias económicas emergentes, la promoción
del subimperialismo y la desaparición de
la potencia del cambio social mediante la
2
cooptación de las organizaciones sociales
en nuevas experiencias de corporativismo.
Este posicionamiento se vio reflejado
tanto en los homenajes a personajes que-
ridos como en la muestra de la alianza con
3
Diálogos
“Mújica es igual a Peña Nieto”, así comenzó
el compañero Raúl Zibechi una interesante
y polémica intervención donde pretendía,
mediante esta metáfora y desde diversos
datos contrastados, criticar a los gobiernos
progresistas actuales de América Latina
presentándolos como reproductores del
neoliberalismo y el neoextractivismo más
voraz. Pese a poder compartir, como casi
siempre, las lúcidas argumentaciones
del compañero uruguayo, para quienes
vivíamos en México se hacía una metáfora
un tanto apretada, tanto por las diferentes
trayectorias personales y capacidades cog-
nitivas y emocionales de una persona como
Enrique Peña Nieto en comparación con
José Mújica, como por la brutal represión
que la estructura del Estado mexicano en
connivencia con el Narco despliegan en
el país actualmente. Que sean ambos dos
estados y gobiernos capitalistas no significa
que sean lo mismo y no sabíamos en qué
medida ese tipo de metáfora podía explicar
la realidad o fomentar acciones políticas
estratégicas para la defensa y proyección de
nuestras comunidades.
Este es un ejercicio corto de imaginación
política coyuntural que no tiene que
entenderse como una reflexión cerrada, y
más contando con que seguramente a los
primeros que convendría la salida del euro
de Grecia sería a la troika para contar con
un país cercano que funcione como cantera
de mano de obra barata a la que poder
superexplotar, el purismo estratégico puede
caer en ceguera social y en idealismos de
ricas palabras y pobres realidades.
 20

4
La disertación de Moisés sobre el coraje
fue muy comentada en aquellos días, el
subcomandante hizo alusión a la fuerza
negativa del miedo que te puede hacer salir
de tu escondite en medio de la selva cuando
escuchas los helicópteros que te andan
buscando, dando por resultado el que te
descubran y te maten, por lo tanto, vencer
el miedo, la valentía y el coraje, en este
caso, residían en la templanza, la inmovili-
dad, la espera y la inteligencia: en quedarse
quieto frente al movimiento exterior, o,
lo que es lo mismo, la quietud como una
forma de concentración para sobrevivir o
asestar el golpe maestro, la quietud como
lucha, la quietud como movimiento.

algunos movimientos concretos. En los tructura de varios estados que construye

homenajes a los compañeros zapatistas,
Luis Villoro y Galeano, se enfatizó en la
recuperación de la memoria de sus vidas
concretas dedicadas a tiempo completo a
la defensa y promoción de esta insistencia
sobre lo real. Vidas heterogéneas pero en-
contradas, la de un intelectual comprome-
tido en cuerpo y alma desde su trinchera
universitaria con el movimiento zapatista
y la de un compañero maestro en una de
sus comunidades torturado y asesinado
por apostar y luchar por otra forma de
vida. En las muestras de apoyo y alianzas
con movimientos concretos destacaron la
presencia los de padres y madres de los
43 estudiantes desaparecidos de la Escue-
la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de
Ayotzinapa y la de la sección femenina del
Movimiento de Liberación Kurdo. Movi-
mientos heterogéneos pero encontrados,
el de unos padres y madres que constru-
yen dignidad, memoria, lucha y justicia
en alianza a más movimientos frente a un
Estado mexicano que se señala como el
culpable de los desaparecidos y la de un
pueblo encerrado y reprimido por la es-
su patria desde una base social comunita-
ria en medio de la guerra apostando por la
edificación, en sus propias palabras, de una
“Modernidad alternativa”. Movimientos
que resisten a una guerra continua abierta
y de baja intensidad concentrándose en for-
talecer sus propias formas de lucha como
formas de vida que son en si mismas un
ataque de dignidad frente a la indignidad
generalizada de la hidra.
Provocar
Detrás de la convocatoria a pensar y la
reafirmación del posicionamiento junto
a los pueblos y las comunidades frente al
Capital, latió, como siempre, un objetivo
principal en esta nueva invitación zapa-
tista: provocar. Provocar a cada quien a
que desde su trinchera actúe como en-
tienda necesario para construir ese mun-
do donde quepan muchos mundos. Provocar
enseñando, mostrando y reflexionando
sobre su experiencia de más de 20 años de
rebeldía y construcción de autonomía en
medio de la guerra. Provocar a actuar y a
compartir, ¿cómo? al trote y con coraje4, así
 21
lo resumió el subcomandante insurgente
Moisés cuando, ante la alerta creciente de
violencia estructural e impunidad en el
país, invitó, frente a aquella máxima za-
patista de caminar al ritmo del más lento, a
trotar, pues no siempre se puede caminar
despacio, y tendremos que cargar si es ne-
cesario a quien se rezague. Sin prisa y sin
pausa hay que acelerar la marcha de las
luchas y las alianzas en este nuevo envite
de despojo de nuestros bienes comunes,
conocimientos, fuerza de trabajo, amores,
amistades y rebeldías.
A nosotros nos provocó. Siendo casi
sólo estudiantes de una maestría en Estu-
dios Latinoamericanos en la UNAM, que
es algo así como un estacionamiento de
dos años donde te dan plata por estudiar
y producir una tesis y cuando se termina
te quedas medio bobo sin saber muy bien
qué hacer, poco después de esta provoca-
ción lanzamos a rodar una humilde apor-
tación al pensamiento crítico en forma de
revista digital (http://laguadana.org) que
Diálogos
apunta buenas maneras, y recientemen-
te gestionamos inminentes proyectos de
educación popular y cooperativas en gas-
tronomía y difusión cultural rebelde en la
Ciudad de México, como forma de luchar
frente al imperialismo clasista pedagógico
y la dictadura del salario y las agendas cul-
turales del Estado y sus compinches que
se encuentran en absoluta bancarrota espi-
ritual, separadas del acontecer de la vida,
las comunidades y los movimientos con
potencia de cambio. Pero esto ya es hablar
de sueños, y eso trataremos más de efec-
tuarlos y compartirlos al calor del fuego
de la hoguera compartida, aquella misma
en torno a la cual se tejieron desde hace si-
glos los sueños y construcciones de otras
sociedades, aquí y ahora, en medio de la
guerra, de nuestros compañeros, compa-
ñeras y compañeroas cimarronas, aquella
misma hoguera que continua calentándo-
nos el alma desde entonces, pues todas las
llamas forman parte de un mismo fuego.
Madrid, julio 6 de 2015

*
Maestra en Estudios Latinoamerica-
nos por el Programa de Posgrado en
Estudios Latinoamericanos (PPELA) de
la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Correo electrónico:
tamara.lajtman@hotmail.com.
22
“Somos luchadores, por eso
nos involucran con el EPP”
Tamara Lajtman Bereicoa*
P
Introducción
araguay vive una ofensiva del
modelo agroexportador con el
apoyo de un Estado que milita-
riza progresivamente las regio-
nes con mayor tensión social.
En una investigación anterior fue traba-
jada la hipótesis de la funcionalidad para
los intereses dominantes enmarcados en el
agronegocio, de la articulación de discur-
sos –tanto oficiales como mediáticos– so-
bre el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)
y los efectos de ello sobre la resistencia
campesina en Paraguay (Lajtman, 2014).
Desde un primer momento, es funda-
mental problematizar cómo estos intereses
están actualmente enmarcados en la ex-
pansión de los monocultivos por determi-
nadas regiones del país. La expansión de
la soja se ha duplicado entre 2002 y 2012
(Guereña, 2013, p.16), superado las 3 mi-
llones de hectáreas en la campaña agrícola
2012/2013, mitad sobre las tierras ganade-
ras y aproximadamente la otra mitad so-
bre tierras campesinas. De esto se produjo
un promedio de expulsión de 9.000 fami-
lias por año (Palau, 2008, p.34). El Informe
Chokokue (1989-2013) denuncia la muerte
de 115 dirigentes y miembros de organi-
zaciones campesinas en 25 años de gobier-
nos posdictatoriales a partir de un “plan
sistemático de ejecuciones” articulado en-
tre “terratenientes e intereses corporativos
ligados a los agronegocios que, aliados con
líderes políticos tradicionales, mantienen
capturado al Estado, sirviéndose de él y
utilizando sus medios de represión para
perpetrar estos crímenes y garantizarse
impunidad” (Codehupy, 2014, p.7).
De acuerdo con el informe, es en el no-
reste de la región oriental donde dicho
‘plan’ fue aplicado con mayor rigor gracias
a la perversa ecuación entre la expansión
del agronegocio y el fortalecimiento de la
resistencia en defensa del territorio cam-
pesino. Es justamente la región en que co-
munidades campesinas luchan en defensa
de su modo de vida, la que se considera
cuna del supuesto grupo guerrillero EPP
que aparece en los discursos de los medios
conservadores y del Estado paraguayo
como amenaza a la seguridad y estabili-
dad nacional.
La situación agraria contemporánea
debe ser entendida por la expansión pre-
datoria, por la destrucción integral de
los territorios campesinos; y no solamen-
te por la integración o “monopolización
del territorio” (Palau, 2008, p.14). Si en
un momento anterior estos territorios
eran integrados –aunque por medio de
la explotación de la fuerza de trabajo
y sumisión cultural–, la actualidad del
agronegocio difiere en la medida que
el aumento de la tasa de ganancia y la
disminución de los costes de producción
provienen de la utilización de tecno-
logías de producción a gran escala y la
eliminación progresiva de mano de obra.
En este sentido, los desplazados por el
agronegocio además de perder su tierra
son víctimas de un epistemicidio, en la
medida en que las técnicas de produc-
 23

ción y conocimientos tradicionales son
ignorados, sustituidos y destruidos por
el avance violento de la territorialización
del gran capital transnacional y su mo-
nocultivo asociado a la biotecnología.
En este espacio, nos dedicaremos a ar-
ticular algunos materiales producto del
trabajo de campo, análisis de material de
prensa y documentos oficiales que aporten,
a partir de una narrativa localizada, algu-
nos elementos para la comprensión de la
situación actual de persecución de sujetos
que resisten al agronegocio en Paraguay.
Una isla en un mar de soja y ganado
Benjamin Valiente, de la Pastoral Social,
nos cuenta que el trabajo reciente de la or-
ganización se concentró justamente en la
Mapa 1. Ubicación geográfica. Frontera entre San Pedro y Concepción
Diálogos
franja fronteriza entre San Pedro y Concep-
ción: “Ese año la pastoral trabajó mucho
por la ruta cinco. En la franja que va más
o menos de Horqueta a Yby Yaú. Porque es
ahí el único resto de agricultura familiar orgá-
nica”. Fueron impartidos aproximadamen-
te 40 cursos en esta zona “donde incursio-
nan los sojeros y empiezan a expandirse
creando problemas” pero, indica, “para
la policía somos gente que está forman-
do a guerrilleros”1. En la noticia “Tacuatí:
Según intendente banda es protegida en
asentamientos” (Última Hora, 3 de enero
de 2009) vemos un mapa que muestra que
las localidades en donde se “ocultan” los
guerrilleros del EPP son las mismas que las
apuntadas por Valiente como las que per-
1
Charla realizada con las delegaciones de
sisten en las formas comunitarias de pro-
la Misión Internacional de Observación de
ducción libre de transgénicos. los Derechos Humanos en Concepción,
Paraguay el 11 de noviembre de 2013.

Fuente: elaboración propia con base en los datos de Google Earth

Figura 1. Los supuestos bastiones del EPP

Fuente: Ultima Hora, 3 de enero de 2009, infografía.


2
Disponible en: http://es.scribd.com/
doc/162409737/ley-5036-13#scribd
3
El empleo de los elementos de combate
de las FF.AA. se da en los departamentos
de San Pedro, Concepción y Amambay
por medio del Decreto N°103, promulgado
por Horacio Cartes el 24 de agosto de
2013. Disponible en: http://www.dgaf.
mil.py/wp-content/uploads/2014/01/
Decreto-N%C2%BA-10313-Por-el-cual-
sedispone-el-empleo-de-elementos-de-
Combate-de-las-Fuerzas-Armadas-de-
la-naci%C3%B3n-enoperaciones-de-
Defensa-Interna-en-los-Departamentos-de-
Concepci%C3%B3n-San-Pedro-yAma.pdf.
4
Entrevista realizada el 14 de octubre de
2013 en Tacuati Poty.
24
Luego del asesinato de uno de los “reyes”
del ganado en Paraguay –el 31 de mayo de
2013 en la estancia Paso Itá, ubicada a po-
cos kilómetros del asentamiento
Tacuati Poty, departamento de
San Pedro– se procesan una se-
rie de violentos allanamientos en
la localidad con el fin declarado
de encontrar a los miembros del
EPP. Horacio Cartes asume la
presidencia el 15 de agosto de
2013. El 17 del mismo mes se
produce el asesinato de cuatro
guardias de seguridad privada y
un policía en la estancia Lagunita
(Tacuati, San Pedro). En los prin-
cipales medios de prensa nacio-
nal ambos hechos son atribuidos
al EPP, sin pruebas concretas.
A continuación del “primer
ataque en la era Horacio Car-
tes”, una estrategia más ofensi-
va contra el “grupo criminal y
terrorista de izquierda” empieza
a aparecer en la prensa. Se pre-
senta como la única solución po-
sible para resolver aquello que
el nuevo ministro del Interior, Francisco
De Vargas, llama una cuestión de interés
nacional que afecta a la soberanía nacional
y a la seguridad de todo el pueblo para-
guayo (Ministerio del Interior, 20 agosto
de 2013) y que, de forma más o menos
directa trata de vincular con la población
campesina, especialmente la organizada.
Uno de los procesos clave identificados
fue la progresiva consolidación de algunas
tendencias discursivas que “desemboca-
ron” en la sanción por el Congreso Nacio-
nal de la Ley Nº 5036/13 “Que modifica y
amplía los artículos 2, 3 y 56 de la Ley Nº
1337/99 de Defensa Nacional y de Seguri-
dad Interna”2, atribuyendo facultades ex-
traordinarias al Ejecutivo para militarizar
determinadas zonas del país con el empleo
transitorio de elementos de combate de las
Fuerzas Armadas.
El miedo y el sentimiento de inseguridad
expresados en los comentarios que se escu-
chaban en las calles asunceñas a mediados
de agosto de 2013 reflejaba muy bien el
imaginario que los medios conservadores
trataban de construir día a día a través de
las principales páginas de los periódicos:
una zona donde el Estado dejó de exis-
tir, una amenaza a la seguridad nacional
donde la guerrilla subversiva impera. En
aquellos días, los focos del show mediático
alumbraban a Tacuati Poty. En la localidad,
ubicada en el norte de la Región Oriental,
en la zona de frontera entre San Pedro y
Concepción, se llevaba a cabo un aparatoso
despliegue de las Fuerzas Armadas con el
objetivo declarado de desmantelar al Ejér-
cito del Pueblo Paraguayo (EPP)3.
Una isla en un mar de soja y ganado.
Arrinconadas, las cerca de setecientas fa-
milias del asentamiento fueron logrando,
a lo largo de no más que veinte años, el
cumplimiento de demandas básicas tales
como una escuelita, un puesto de salud, el
colegio, agua potable; mientras, como nos
cuenta Victoria Sanabria (pobladora y una
de las principales voceras del asentamien-
to), enfrentaban una “batalla contra la so-
jización”4. Al caminar por la comunidad
por la mañana la escena con la cual nos
encontramos es la de señoras cuidando
sus chanchos y aves de corral, un grupo de
niños que juegan en la calle y, no muy le-
jos de ahí, un destacamento militar. Pocos
meses antes, en una noche helada de junio,
campesinos pobres que cultivan mandioca
y crían unos pocos animales, se despiertan
en la madrugada con una visita inespera-
da de patrullas policiales que buscaban a
algunos de los referentes de la lucha social
en el pequeño asentamiento. Tras el ase-
sinato de uno de los reyes del ganado en
Paraguay, Tacuati Poty empieza a aparecer
en el discurso estatal y mediático como el
reducto del Ejército del Pueblo Paraguayo
(EPP) y, en consecuencia, como una de las
zonas más peligrosas del país.
El discurso de persecución del enemigo
interno como eje justificador de la actual
política de seguridad del Estado paragua-
yo, sostiene la necesidad impostergable de
garantizar la seguridad interna del país te-
niendo a las fuerzas militares como recurso
indispensable para ello. Tal discurso es en-
cabezado por los medios de comunicación
masivos que legitiman sistemáticamente
acciones abusivas de instituciones estatales
–Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Mi-
nisterio Público, Fiscalía, etc. Los blancos
directos de la represión son los dirigentes
campesinos e importantes liderazgos de
pequeños asentamientos, aunque tam-
bién son criminalizados los sectores pro-
gresistas de la Iglesia y organizaciones de
derechos humanos, en la medida que son
 25
reiteradamente vinculados con el supues-
to grupo terrorista. Estos sujetos en lucha
pasan a ser tratados tanto por la opinión
pública como por el Estado bajo la lógica
del enemigo interno y, como consecuencias
inmediata de ello, los reclamos por vivir en
un ambiente donde sea viable la reproduc-
ción de la vida comunitaria son traslada-
dos a problemáticas de seguridad.
Buscando a “los del EPP”, garantizando
la seguridad nacional
En parte de la tesis de maestría en la cual se
basa el presente artículo, se trabajó con la
recopilación, sistematización y análisis de
noticias del periódico ABC Color, el princi-
pal periódico del país, y comunicados del
Ministerio del Interior. En este espacio nos
interesa destacar fundamentalmente lo que
refiere a los allanamientos en Tacuati Poty
mediante los cuales se emprendió la bús-
queda de los asesinos de Lindstron, que
supuestamente pertenecían al EPP. Una de
las primeras casas allanadas en la ocasión
fue la de Damacio Miranda e Irma Epinoza,
quienes pudimos entrevistar y, como vere-
mos, manifiestan versiones bastante distin-
tas de las que sostiene ABC Color.
(…) el domingo último se realizaron dos
allanamientos, en uno de los cuales se
encontraron materiales alusivos al grupo
criminal. La vivienda pertenece a Dama-
cio Miranda Medina, quien se encontraba
ausente durante el procedimiento policial.
Los agentes fueron recibidos por Irma Es-
pinoza, concubina del hombre, según deta-
lló el jefe policial. Entre los elementos halla-
dos figuran panfletos con las ‘nuevas leyes del
EPP’, banderas y otros elementos sobre la Coor-
dinadora Campesina ‘Dr. Gaspar Rodríguez de
Francia’. (ABC_ML_03.06.13_13)
En la casa de Damacio Miranda Medina
(26), los intervinientes hallaron un panfleto
con el logo del EPP, que contiene ‘las leyes revo-
lucionarias’ establecidas por los secuestradores.
La fiscala Fani Aguilera dijo que analizarán
nexos con el crimen del hacendado. (…)
Miranda Medina es un dirigente de la Coordi-
nadora Campesina ‘Dr. Gaspar Rodríguez de
Francia’, que la misma fiscala reveló que sería
el brazo político del EPP. ‘Nosotros sospechá-
bamos que este señor tenía vínculos con el EPP,
pero con estas evidencias halladas podemos ase-
gurar que está involucrado con ellos’, remarcó
la representante del Ministerio Público. (…) El
procedimiento también permitió la incau-
Diálogos
tación de otros documentos y panfletos, así
como una bandera del Partido Convergencia
Popular Socialista (PCPS) y otros elementos
alusivos a la lucha social, que fueron remiti-
dos a la fiscalía. (ABC_ML_03.06.13_16)
De la misma manera, en la página del Mi-
nisterio del Interior la “lucha de clases”
aparece como un signo de criminalidad
asociada el EPP:
Se incautaron de varias ropas camufladas
–tipo para para´í-, telas para la fabricación
de estas prendas de las que utiliza el EPP,
y panfletos alusivos a mensajes de lucha de
clases y amenazas con ‘membretes’ del grupo
armado en cuestión. (MI_ML_31.05.13_02)
Seis son los procesados por la muerte
del ganadero: Gustavo Ramón Cardozo
Bazán, Ireneo Ramón Vallejos Rojas, Da-
macio Miranda Medina, Pedro Pablo Bal-
buena, todos detenidos; además de Juan
Ramón Cardozo Bazán y Carmelo Recal-
de Pérez, que estuvieron como prófugos.
Desde el inicio de las investigaciones so-
bre el caso, el accionar de la justicia va en
dirección a involucrar a los campesinos
al grupo criminal en lugar de investigar
el crimen. La participación de grupos de
narcotraficantes, o la misma participación
policial no deberían ser descartadas si se
considera, por ejemplo, que las balas que
mataron al ganadero son del mismo tipo
que las que usan la Fuerza de Operaciones
Policiales Especiales (FOPE), importadas
de Colombia. Pero no fueron incorporados
a la investigación elementos básicos como,
por ejemplo, el informe pericial balístico o
la reconstrucción de los hechos.
Con el apoyo de la Codehupy (Coordina-
dora de Derechos Humanos de Paraguay)
y del SERPAJ-PY (Servicio de Paz y Justicia
de Paraguay), se realizaron entrevistas con
Ireneo Vallejos y Damacio Miranda el 3 de
septiembre en la Penitenciaria Regional
de San Pedro. En relación a estos, lo que
se vehiculaba en la prensa era:
El tercer aprehendido había sido Damacio
Miranda Medina (27), presunto ideólogo
del homicidio y líder de la Coordinadora
Campesina ‘Dr. José Gaspar Rodríguez
de Francia’, apuntada por la Fiscalía y
la Policía como el ala política del EPP.
Damacio fue capturado por un grupo de
combate de las Fuerzas Armadas, en la
madrugada del sábado 31 de agosto, fren-
te a su casa del asentamiento Tacuatí Poty,

5
El orden de allanamiento fue requerida por
el Abog. Carlomagno Alvarenga de Souza,
agente fiscal interino de la Unidad Penal
N°3 de la Fiscalía Zonal de Santa Rosa del
Aguaray del Departamento de San Pedro
(Proceso “Gustavo Ramon Cardozo Bazan
y otros s/ Homicidio Doloso en la Estancia
Paso Ita – Distrito de Tacuati” Expte N°51,
Folio N°08, año 201. Tomo I, pág. 95).
6
Proceso “Gustavo Ramon Cardozo Bazan
y otros s/ Homicidio Doloso en la Estancia
Paso Ita – Distrito de Tacuati” Expte N°51,
Folio N°08, año 201. Tomo I, pág. 122.
7
Eliodoro Bazan, Jacinta Galeano y los
hijos Eliodoro Salvador Bazan (13 años) y
Cristian Bazan (7años) (Proceso “Gustavo
Ramon Cardozo Bazan y otros s/ Homicidio
Doloso en la Estancia Paso Ita – Distrito de
Tacuati” Expte N°51, Folio N°08, año 201.
Tomo I, pág. 169).
26
en el mismo lugar donde el 2 de junio pa-
sado se había hallado un panfleto del EPP
durante otra intervención. (…) Otro arres-
tado es Ireneo Ramón Vallejos Rojas (43),
quien habría escondido en su casa a los
autores materiales del atentado. Este cayó
el lunes 17 de junio pasado, en un allana-
miento en el asentamiento Tacuatí Poty de
Tacuatí, a solo 2.000 metros del sitio donde
fue acribillado el ganadero Lindstron (ABC
Color, 9 de septiembre de 2013).
Vallejos nos cuenta que:
Me llamó un hermano mío que vive en
Asunción informándome que apareció el
nombre mío en el diario ABC Color especí-
ficamente. Estaba mi nombre en un listado
de un grupo de gente de Tacuati, que su-
puestamente yo estuve también implicado
en una reunión tres días antes de la muerte
de este señor Lindstron. Que estuve su-
puestamente en la reunión que se realizó
en el puesto de salud del asentamiento de
Tacuati Poty en la cual se le citó a por lo
menos siete personas en este listado. Me
llamo mi hermano y me dijo “mira Ireneo
que tu nombre apareció en el diario ABC
Color. Que supuestamente estás implicado
en la muerte del señor Lindstron”. “¿En
serio?”, le dije, y le pedí que me leyera un
poco el informe. Y confirmó que mi nom-
bre aparecía en el diario.
La noticia de ABC Color mencionada por
Vallejos consta del siguiente contenido:
El crimen fue decidido en una reunión
que se hizo en el puesto de salud del asen-
tamiento. La fuente implicó también al
hermano de Gustavo, Juan Ramón Cardo-
zo Bazán, así como a la señora Delia Escu-
rra de Cardozo, madre del Froilán Escurra
Cardozo, y a Damacio Miranda Medina,
estos últimos dirigentes de la Coordina-
dora Campesina “Dr. José Gaspar Ro-
dríguez de Francia”, considerada el ala
política del EPP. También habrían estado
envueltos Aurelio Escurra Cardozo, hijo
de Delia y hermano de Froilán; Pedro Pa-
blo Balbuena Romero y Carmelo Recalde
Pérez. La lista de sospechosos sigue con
Ireneo Vallejos y un tal Magín González y
otro conocido como profesor Marcelo, to-
dos pobladores del asentamiento Tacuatí
Poty (ABC Color, 16 de junio de 2013).
En la ocasión del allanamiento6, Vallejos
afirma que no fue encontrada cualquier
evidencia pero aun así le llevaron. “Ya me
llevaron con ellos. Una buena cantidad
de efectivos policiales. Ya me pusieron en
el calabozo de la comisaria. En el día si-
guiente ya me imputaron directamente”.
En relación a este hecho, averiguamos en
el Acta de Procedimiento6 que “se realizó
una inspección del interior de las habita-
ciones y de las dependencias del inmue-
ble, no encontrando ninguna evidencia
relacionada al hecho que se investiga”. A
continuación el dirigente campesino dete-
nido afirma que “una familia que vive en
el asentamiento vecino fue los que hicieron
los testigos7. Y ahí empezó todo. Me im-
putaron sin tener pruebas. Dijeron que yo
supuestamente le tenía a esta gente (los del
EPP) en mi casa, que yo andaba repartien-
do plata por el asentamiento”. Preguntado
sobre su acción política y participación en
la vida comunitaria, Ireneo Vallejos nos
cuenta que fue uno de los fundadores del
asentamiento Tacuati Poty, hace 18 años.
En aquel entonces yo estuve como socio
fundador del asentamiento. Estuve varios
tiempos haciendo movilizaciones porque
fuimos tirados en el monte, solamente nos
dieron tierras. Eran tierras de los menoni-
tas, comunidad Manitovas. Las demandas
desde esa época eran por infraestructura
básica, por una escuela, un puesto de sa-
lud. Todo eso construimos gracias a las
movilizaciones porque nada se nos dio así
con gestión. Lo cierto es que siempre tra-
tábamos de hacer gestiones legales, y solo
después recurríamos a las manifestacio-
nes... tuvimos que salir a las calles… tuve
muchas persecuciones policiales… siem-
pre me llevaban en cuenta por eso, por mi
currículo de lucha. Estuve perteneciendo
por mucho tiempo a una organización acá
de San Pedro que se llamaba Asociación de
Agricultores Oñondivopa. Ahí sí, esta or-
ganización nos acompañó en la lucha por
la tierra. Estaba vinculada a la Organiza-
ción Nacional Campesina, que está vincu-
lada a la Central Nacional de Trabajadores,
que estaba afiliada a la Central Latinoame-
ricana de Trabajadores. Lo cierto es que yo
siempre pertenecí a una línea de organiza-
ción socialista, nuestro principio siempre
era humanista cristiano, se basaba en esta
línea de pensamiento. Nunca tuvimos una
organización que iba por la vía de la lucha
armada. Siempre fui un luchador por la
vida, nunca tuve ninguna entrada en la co-
misaria o en la cárcel. (Fin de cita extensa)
Le preguntamos si había tenido algún
tipo de conflicto anterior con el ganadero
Lindstron y nos comenta:
 27

No, lo que sí es que… yo también hago una
evaluación personal del por qué estoy en
esta situación. Siempre fui luchador contra
la sojización del departamento. Siempre ha-
bía grupos de menonitas y sojeros que me
llevaban en cuenta porque yo siempre me
opuse al sistema de la implementación de
la soja porque no se respetaba la barrera de
plantas de eucaliptos para no contaminar.
Y Justamente este señor Lindstron invitó a
una embajadora americana a este asenta-
miento. A unos cuatro años atrás impul-
saron un trabajo, como un sistema de ayu-
da… y fue este señor con sus tractores, y le
mostraban a la prensa que hay ayuda para
el asentamiento, pero no es así la cosa…
Decían a la prensa que llevaban ayuda al
asentamiento, pero la verdad es que se me-
canizaba todo. Yo salía a decir que no era
así. Y por oposición a estos trabajos siem-
pre me llevaban en cuenta a mí y a los com-
pañeros dirigentes. Y yo estuve relacionan-
do todo esto... por eso me involucran, pero
yo no tengo la más mínima idea. Para mí
es una pesadilla y por eso trato de intentar
hacer algo. No quiero aceptar una cosa que
no es mía, que no me pertenece. Yo nunca
fui amante de la violencia.
Diálogos
que viera, yo le advertí a mi esposa para
que no tocara en cualquier cosa que ellos
traían. Porque después van a hacer pericia
e involucrarla que ella estaba repartiendo
panfleto. Entonces mi señora dijo que puso
las manos hacia atrás y le dijo al comisario
“estos panfletos son de ustedes, ustedes
están haciendo eso” (…) Y la Fiscalía sabía
bien que el comisario llevaba este panfle-
to… y después encontraron una bandera
del Partido Convergencia Socialista, que
nos habían dado en una reunión en Asun-
ción, y pasaron a la prensa que era del EPP.
(Fin de cita extensa)
¿En su lucha por la tierra estaban logrando
conquistas?, le preguntamos
Lo que conquistamos fue cárcel e impu-
taciones. El gobierno prefiere meternos
todos a la cárcel que darnos las tierras…
involucrarnos con el EPP y matarnos. A mí
me querían matar. ¿Y cuáles son las acusa-
ciones precisas? Ahora mismo el fiscal me
dijo que me imputó por homicidio doloso
y asociación criminal. ¿A partir de cuáles
evidencias? Nada de evidencia. Según
ellos salió un comentario que una niña de

Posteriormente se entrevistó a
Damacio Miranda que empe-
zó contando que es perseguido
desde 2012, en ocasión de un
desalojo del que participó junto
a otros compañeros.
Cuando yo empezaba a luchar
por la tierra, ahí me perseguían.
Allanaron mi casa el dos de junio.
Vino un vecino a avisar a mi se-
ñora que había unos policías en
mi casa, que estaban pateando. Y
ahí yo le dije a mi señora que se
vaya, porque esta gente me quie-
re involucrar por la muerte de
Lindstron y yo me voy a quedar
nomás acá. Somos luchadores,
por eso nos quieren involucrar.
Yo le dije que fuera a ver lo que
estaban haciendo. Yo le dije “no
vaya a tocar en cualquier arma o
cualquier panfleto, porque segu-
ramente van a mandar hacer pe-
ricia y me van a involucrar por la
muerte de Lindstron”. Y al llegar,
dijeron que había un panfleto del
EPP. El comisario le dijo “mira lo
que está repartiendo tu marido” y
dijo que era un panfleto del EPP
con exigencias de leyes revolu-
cionarias. Entonces el comisario
quería llevar a mi esposa para

8
Material audiovisual facilitado por el
SERPAJ-PY.
9
Acta de Procedimiento, Proceso “Gustavo
Ramón Cardozo Bazán y otros s/ Homicidio
Doloso en la Estancia Paso Ita – Distrito de
Tacuati” Expte N°51, Folio N°08, año 201.
Tomo I, pág. 16.
10
Acta de Anticipo Jurisdiccional de Prueba,
Proceso “Gustavo Ramón Cardozo Bazán
y otros s/ Homicidio Doloso en la Estancia
Paso Ita – Distrito de Tacuati” Expte N°51,
Folio N°08, año 201. Tomo I, pág. 357.
28
18 años, por lo de las reuniones. Me nom-
braron de que estaba en la reunión. Noso-
tros siempre hacemos reuniones, nuestro
trabajo es hacer reuniones de sin tierras y
eso. Estos compañeros que estaban, Gus-
tavo, Ramón y otros compañeros que esta-
ban por ahí… ellos también son luchado-
res. (Fin de cita extensa)
La reunión que menciona Miranda es la que
se realizó en el puesto de salud de la co-
munidad y desde ella, tal como publicado
en noticia ya citada de ABC Color, sale una
lista de sospechosos. ¿Tienes enemigos en
la comunidad?, continuamos.
¿Yo? No. ¿Entonces qué explica estos testi-
monios de esta familia de vecinos? En mi
opinión personal hay plata en el medio. Es-
tos que hablaron son de escasos recursos, no
tienen casa, no tienen nada. Pasaban días sin
comer, yo les conozco. ¿Vos decís que el Mi-
nisterio Público les pagar a ellos? Sí, porque
la fiscalía hace rato me persigue, me quiere
involucrar. Y ahí me quería plantar algo del
EPP. Entonces ya me quería hace rato traer
acá y no tenía prueba. Otra vez fueron a mi
casa para traerme, y no pudo. Encontraron
lo de la bandera, y no pudo. Y ahí no tenía
más alternativa y pagó a esta gente.
En ocasión de una visita a la comunidad de
Tacuati Poty, hecha con la intención de ha-
blar con los vecinos y familiares de los acu-
sados, tuvimos la oportunidad de conocer
a Irma Espinoza, esposa de Damacio. En
esta ocasión, contaba las condiciones en
las cuales se llevó a cabo el allanamiento
a su casa, enfatizando principalmente que
fueron “plantadas” pruebas falsas. Según
Irma, el comisario Olvidio Benegas escri-
bió “Viva EPP” en el papel y lo puso como
evidencia contra su esposo. El comisario
también habría hecho amenazas de que su
marido sería preso porque no le gustaba
la plantación de soja y las fumigaciones,
y que él era del EPP. Irma contesta: “claro
que no le gustan las fumigaciones, el vene-
no no nos gusta a los pobres”8.
Frente a los testimonios y a las noticias
de prensa, el acta de procedimiento del
allanamiento que consta en el expediente
judicial aparece como material fundamen-
tal. En el documento está la siguiente des-
cripción, claro ejemplo de cómo se desle-
gitima, desde las instituciones estatales, la
lucha campesina y los símbolos alusivos a
la izquierda.
(…) en efecto nos constituimos en la vivien-
da de Damacio Miranda Medina, quien no
se encontraba en el lugar, por lo que se or-
denó la apertura forzosa de la puerta de re-
ferida vivienda, ingresando de tal manera
la comitiva fiscal-policial procediéndose
a verificar el interior, momento en que la
persona de sexo femenino identificándose
como la concubina del ciudadano Dama-
cio Miranda Medina de nombre Irma Es-
pinoza Benítez; paraguaya, de 25 años de
edad, con el CI N° 7.245.481; acompañando
a la comitiva fiscal-policial (…) pudiendo
encontrar en uno de los cajones del ropero
los siguientes documentos: un panfleto con
la inscripción EPP, hecho a mano con algu-
nas exigencias de cumplimiento (…); un
acta de renovación de la Comisión Direc-
tiva-Vecinal Sin Tierra del Asentamiento
Tacuati Poty (…); una planilla sin nombre
da la Coordinadora Campesina Dr. José
Gaspar Rodríguez de Francia; un cuaderno
de la marca Pegasus de color marrón claro,
donde están varios escritos entre ellos un
comunicado a la opinión pública; un pan-
fleto que llevó como título “yo voto protes-
tando” (…); una hoja de cuaderno marca
Lineal donde se describe el discurso de
Ernesto Che Guevara; (…) una bandera
de color verde con estrellas rojas en el
medio con la sigla “PCPS”9.
Ahora bien, es indispensable tener en cuen-
ta que los testigos clave de la investiga-
ción provienen de una familia de vecinos
de la comunidad que se encuentran bajo
el programa de protección de testigos. En
comunicación personal, Abel Irala, activista
del SERPAJ-PY, planteaba que este tipo de
programa forma parte de la estrategia de re-
compensa de informantes en el marco de
la Ley Nº 3963, más conocida como Ley
Informante. No obstante, hay fundamen-
tos que nos permiten vincular la misma
ley con proyectos como el Umbral, admi-
nistrados por la Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID) en la medida que la Fiscalía y el
Ministerio Público fueron las instituciones
que más recursos recibían del programa
si comparamos con los otros ministerios.
Otro punto que aparece como fundamen-
tal en el proceso que es el testimonio de los
niños de la familia Bazán, Eliodoro Salva-
dor Bazán, de trece años, y Cristian Bazan,
de siete años. No pudimos tener acceso a
las grabaciones de los testimonios, pero el
acta del anticipo jurisdiccional de prueba10
consta del siguiente contenido:
 29
(…) la psicóloga pregunta al niño acerca de
sus datos personales quien manifiesta lla-
marse: Eliodoro Salvador Bazán, de 13 años
de edad, estudiante, hijo de Eliodoro Bazán
y de la señora Jacinta Galeano. Acto segui-
do la perito pasa a explicar a la víctima que
deberá en todo momento decir la verdad.
Desarrollándose seguidamente la diligen-
cia con la intervención de todas las partes
en el proceso quienes formularon sus in-
terrogantes. Acto seguido el Agente Fiscal
de la causa hace sus incidentes interroga-
torios. Primera pregunta: 1) ¿Gustavo Car-
dozo Bazán le amenazó a quién?; 2) ¿Ireneo
Vallejos le amenazó a quién?; 3) ¿Cómo se
llama la mama de Gustavo Bazán a quien
le conto el hecho que el escucho?; 4) ¿Ire-
neo y Gustavo son del EPP? Acto seguido
la abogada Sinthia Ruiz Froez, en represen-
tación del imputado Ireneo Ramón Vallejos
Rojas, formuló la siguiente pregunta: 1)
¿Puede describir las características físicas
de Ireneo Vallejos, si es alto, rubio, tiene bi-
gote o no, si es vecino, y cuantas cosas vive
de su casa? Se omite la transcripción de las
respuestas vertidas por las victimas en ra-
zón de que las entrevistas son grabadas en
formato digital, la cual será entregada a las
partes una vez concluido el acto.
En comunicación personal, el 3 de setiem-
bre de 2013, la abogada Sinthia Ruiz co-
menta sobre muchas contradicciones en
el testimonio de los niños:
Los niños estaban muy con-
fundidos, pareciera que
Diálogos
habían aprendido de memoria una poesía
y luego se les olvidaba alguna parte. El
niño se olvidaba de los nombres. Gustavo
Cardozo Bazán terrorista, decía así rápido,
como si fuera de memoria, pero se le olvi-
daba el nombre de Ireneo. Estos niños dicen
cosas que aprendieron de memoria. Le pre-
gunté al de 13 años si me podía describir
las características físicas de esta gente que
está citando y me pegaron en la audien-
cia... dijeron: “¿cómo vas a preguntar a un
niño, que importaba?”… y el niño hablaba
en guaraní, y describía alguien que no tie-
ne nada que ver con Ireneo. Dijo que tenía
bigote (Ireneo no lo tiene) y sale el fiscal y
dice, “claro que sí, tenía bigote postizo”.
Aquí, la primera pregunta que se plantea
es ¿Cómo un niño de trece años, de una
comunidad campesina del interior de Pa-
raguay, utiliza la palabra terrorista para
clasificar a alguien? Que ese término le
fue inculcado es la respuesta prácticamen-
te obvia. Pero más allá de que la Fiscalía o
el Ministerio Público estén fabricando evi-
dencias y testimonios falsos –que no es un
problema menor, pero no está a nuestro
alcance develar los detalles oscuros
de la (in)justicia paraguaya–, nos
interesa ubicar la problemática de
este caso particular en un esce-
nario más amplio de constru-
cción de un ene-
migo interno
que hay que
 30
perseguir y derrotar para garantizar la se-
guridad nacional. No es coincidencia que
la máscara de este enemigo, con apellido
de EPP, caiga justamente sobre sujetos cla-
ve de la resistencia campesina que se opo-
nen al modelo agroexportador.
Consideraciones finales
La reflexión presentada sobre la disputa
por la tierra en el marco de la defensa de
los sistemas comunitarios de producción
en contra de la expansión de los latifun-
dios sojeros, las informaciones referentes
al cerco policial, militar y mediático a estos
territorios; y los análisis de las noticias, do-
cumentos oficiales y entrevistas, ofrecen un
contrapunto analítico cuyo objetivo es, an-
tes que nada, el reconocimiento de las voces
de los sujetos afectados al tiempo en que
alumbra un pequeña parte de la cara oculta
del discurso dominante. Lo que identifica-
mos en entrevistas y charlas informales en
las comunidades consideradas “bastiones
del EPP”, es que pese a lo mucho que se ha-
ble del grupo, la gente no sabe identificar
quiénes son ni cómo se organizan. Lo que
sí pueden afirmar es que desde que el EPP
entra en escena, se intensifica la violencia
del Estado contra la población.
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 32

Resistencias andinas y “Buen

*
Psicóloga Social colombiana, Magister en
Gobierno y Políticas Públicas de la Univer-
sidad Externado de Colombia. Investigadora
Vivir” frente al extractivismo
minero. Una perspectiva
Social comprometida con las luchas de los
movimientos campesinos e indígenas por la
defensa del agua, la vida y los territorios en
América Latina. Fue integrante del Colectivo

decolonial: el caso de
Colombiano de Psicología Social de la
Liberación 2010-2012. Ha tenido experien-
cia en el fortalecimiento organizacional y
acompañamiento de procesos político-so-
ciales y comunitarios con diferentes grupos

Quimsacocha en Ecuador y
poblacionales en Colombia (2002-2010). Ha
trabajado en la prevención e intervención
de problemáticas psicosociales (2002-
2013). Ha intercambiado experiencias

Conga en el Perú
en diferentes espacios académicos y
comunitarios (2003 a 2014) en Colombia,
Costa Rica, Venezuela, México, Cuba, Perú
y Ecuador. Ha sido investigadora Asociada
de la Universidad Andina Simón Bolívar,
sede Ecuador en el Programa del Doctorado
en Estudios Culturales Latinoamericanos
(Julio a diciembre de 2014 y mayo a junio
de 2015). Actualmente realiza el tercer año
del Doctorado en Ciencias Sociales por la

Universidad Autónoma Metropolitana UAM
– Xochimilco, Ciudad de México.
1
La colonialidad entendida por Aníbal Quijano
como “uno de los elementos constitutivos
y específicos del patrón mundial de poder
capitalista. Se funda en la imposición de una
clasificación racial/étnica de la población
del mundo como piedra angular de dicho
patrón de poder; y opera en cada uno de
los planos, ámbitos y dimensiones, materi-
ales y subjetivas, de la existencia cotidiana y
a la escala social” (Quijano 2007, p. 93).
2
Principalmente, explotación de hidrocar-
buros, extracción minera, monocultivos
para la producción de agrocombustibles,
construcción de infraestructura vial, tala
de bosques para madera y explotación
marítima de especies.
E
Yamile Alvira Briñez*
n América el despojo de los
territorios, la usurpación y
mercantilización de la natu-
raleza, es un fenómeno colo-
nial que inicia con la llegada
de los primeros españoles en el siglo XVI,
y desde entonces, fue utilizado como una
de las formas de dominación y explotación
tanto de la fuerza de trabajo de los pue-
blos originarios como de las riquezas de
sus territorios. Al respecto Aníbal Quijano
plantea que:
Con la emergencia de América se crearan
nuevas identidades sociales producidas
en la idea de raza para la división y con-
trol del trabajo, que ayuda a la consoli-
dación del capitalismo colonial-moderno,
como un nuevo patrón global de organi-
zación y control del trabajo en todas sus
formas históricamente conocidas (reci-
procidad, esclavitud, servidumbre, etc.),
de sus recursos y sus productos (Quijano,
2000, p. 202-08)
En este proceso de dominación y ex-
plotación para Héctor Alimonda, sub-
yacen historias bastante largas de colo-
nialidad1, asociadas al genocidio físico y
cultural, los mecanismos de expropiación
y exclusión de los recursos naturales, y la
destrucción o subalternización racista de
identidades. (Alimonda 2011, p. 45). De
esta forma, el actual extractivismo en sus
diferentes modalidades2 de acumulación,
responde a una larga historia que no es
posible, considerar sin el surgimiento de
una América sistemáticamente despojada,
explotada y dominada de maneras tan vio-
lentas y sutiles hasta nuestros días.
Particularmente, la explotación de las
minas, desde la colonia, —y durante cin-
co siglos—, ha reconfigurado el mapa so-
cial y político de los pueblos originarios
que habitan en la región andina (Zibechi,
2013a, p. 1), y en general esto aplica para el
resto de América.
La consolidación del extractivismo,
marca formalmente la inserción de lo que
 33
hoy conocemos como América Latina a la
economía mundial en la primera mitad
del siglo XX. Sin embargo, la estrategia de
sustitución de importaciones dada entre
1940 y 1980, estaba diseñada para no caer
en esta trampa, pero la crisis de la deuda
de los 80’s favoreció la imposición del neo-
liberalismo y el extractivismo regreso. La
ola de privatizaciones entregó el control
de la industria minera y petrolera a las
multinacionales (Nadal, 2012).
Con la llegada del neoliberalismo3 en los
países de la región andina sudamericana4,
los gobiernos intensificaron, una economía
basada en lo que Nadal (2012) denomina el
“neo- extractivismo”, el cual se vincula a
la existencia de enclaves, explotación la-
boral sin límites, desplazamiento forzado
y exterminio de los llamados grupos in-
dígenas y la subordinación de los gobier-
nos al poder de empresas multinacionales
para la extracción de los recursos natu-
rales. Para el caso de la región andina, se
concentra una mayor producción y venta
de hidrocarburos y minerales como el oro,
la plata y el cobre.
Desde entonces, la inversión extranjera
para la industria extractiva5, se ha visto fa-
vorecida para emprender grandes proyec-
tos extractivos, entre ellos la megaminería
a cielo abierto. A partir de sus actividades
se han producido corrientes exportado-
ras, que desempeñan papeles claves en
las economías nacionales y globales (Gu-
dynas, 2004). Estos megaproyectos son
fomentados y avalados por Instituciones
Financieras Internacionales como el Ban-
co Mundial, el Fondo Monetario Interna-
cional, la Corporación Financiera Inter-
nacional y recientemente por la inserción
de China en esta región, quienes facilitan
créditos a las exportaciones y garantías de
inversión para permitir que estas com-
pañías puedan operar (Observatorio de
3
Conflictos Mineros de América Latina y
Acción Ecológica, 2011).
El principal argumento: promover un
supuesto “desarrollo” traducido en cre-
cimiento económico, con la esperanza
que pueda generar bienestar social para
la población en estos países andinos.6
Si bien los proyectos mineros pueden
4
5
6
Diálogos
El neoliberalismo que por definición se pre-
senta como voluntad, autoritaria, violenta
e impositiva en la matriz epistemológica
del pensamiento liberal con pretensión de
universalidad, genera necesariamente con-
flictos cuando se encuentra con sociedades
que piensan, actúan o viven de manera
diferente, por tanto, pareciera ser que no
existe espacio para reconocer la diferencia
(Dávalos, 2005, p. 18).
Es considerada una zona estratégica y
única en el planeta, por integrar diferentes
tipos de ecosistemas representados en la
cordillera de los andes, los páramos, los
bosques altos andinos y la selva amazóni-
ca que la hacen fuente de agua, oxígeno
y diversos recursos naturales, además
alberga una de las mayores diversidades
de flora, fauna y concentra el 95% de los
glaciares tropicales del mundo. Sin duda,
ello convierte a América del Sur en el blanco
de la voracidad de países ricos y empresas
multinacionales.
Según Gustavo Castro (2013, p. 5),
grandes transnacionales a nivel mundial
han encontrado en llamados “países po-
bres” una serie de condiciones que favorecen
la explotación de minerales con incentivos
fiscales, menores costos de producción,
rápidos procesos de apropiación y
regulaciones ambientales menos estrictas.
Así mismo, “la industria extractiva minera
gira en torno a la lógica y la estrategia del
capital financiero trasnacional, a las condi-
ciones y los actores político-económicos
internacionales en cada país”.
La crisis que se viven en estas naciones
acentúan las contradicciones, donde
el contexto generalizado de pobreza y
endeudamiento en muchos casos alimenta
estrategias de desarrollo basadas en el
extractivismo que profundizan los impactos
económicos con dudosos resultados socia-
les y ambientales (Gudynas, 2004).

Término utilizada por José Carlos Mariátegui
7 consulta previa y consentimiento de los
para referirse a los hacendados que durante
la Republica en el Perú, concentraban
grandes cantidades de tierras.
En el texto: “7 Ensayos de Interpretación de
8
la Realidad Peruana”, Mariátegui (1928),
descubre y esclarece desde la crítica
socialista, diferentes visiones y respuestas
dadas en el transcurso de la historia del
Perú al llamado “Problema del indio”.
REVISTA
34
ofrecer oportunidades de “progreso” a
cierto número de individuos o empresas,
sus efectos han sido más bien regresivos
para el bienestar de comunidades princi-
palmente, campesinas e indígenas, pues
más bien han contribuido a aumentar la
pobreza y la desigualdad social, además
de vulnerar la normatividad internacio-
nal existente sobre libre determinación,
pueblos indígenas reconocida por la
Declaración de Naciones Unidas sobre
los derechos de los pueblos indígenas en
2007 y el Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo, tal como ocurre
en países de la región andina.
Desde una visión jurídica, el informe
del relator especial para los derechos y
libertades fundamentales de los pueblos
indígenas James Anaya (2011), menciona
que los proyectos de extracción llevados a
cabo en territorios indígenas y campesinos,
constituyen una de las fuentes más im-
portantes de vulneración a sus derechos
humanos, ya que atentan directamente
contra su libre determinación y en el peor
de los casos ponen en peligro su existen-
cia, pues no solamente se incumple con la
obligación de consultar a los pueblos in-
dígenas y campesinos sobre los proyectos
de extracción, sino que además se destaca
la criminalización de la protesta y la mili-
tarización que gira en torno a estas activ-
idades extractivas en colaboración con los
gobiernos de la región.
El actual modelo extractivista, persiste
en los abusos, atropellos e incluso exter-
minio cometidos en contra de la población
originaria, desde la colonia. Al parecer las
grandes empresas extractivas de hoy, al ig-
ual que los “gamonales”7 de la Republica,
no le temen ni a la legislación que prote-
ge a los pueblos indígenas de hoy, ni a las
prácticas administrativas, pues saben que
cuentan con el apoyo y la negligencia de
quienes tienen la obligación de aplicarlo y
no lo hacen.
En este sentido, retoma vigencia los cues-
tionamientos realizados por José Carlos
Mariátegui en 1928, referidos a la visión
jurídica sobre la situación del indio, por con-
siderar que este tipo de visiones unilatera-
les reducen y simplifican el “problema del
indio”8 a causas jurídicas, administrativas,
eclesiásticas o de dualidad o pluralidad de
razas en sus condiciones culturales o mo-
rales. Apoya sus críticas en la inutilidad de
los decretos, leyes y providencias encami-
nadas amparar a los indios de los diversos
abusos, desde los tiempos de la legislación
colonial española y nulamente aplicadas en
la Republica. Además agrega que:
La tendencia a considerar el problema in-
dígena como un problema moral, encarna
una concepción liberal, humanitaria, ocho-
centista, iluminista, que en el orden político
de Occidente, anima y motiva las “ligas de
los derechos del hombre”. Las conferencias
y sociedades antiesclavistas, que en Europa
han denunciado más o menos infructuosa-
mente los crímenes de los colonizadores,
nacen de esta tendencia, que ha confiado
siempre con exceso en sus llamamientos al
sentido moral de la civilización. (Mariáte-
gui, 2005, p. 30-31)
Por consiguiente, bajo esta óptica jurídica
y moral “el problema del indio” no deja
de presentarse como una cuestión que se
limita al incumplimiento o garantía de lar-
go listado de derechos humanos, tradicio-
nalmente agenciados por organizaciones
internacionales, aunque se supone deben
garantizar los propios Estados. Estas vi-
siones unilaterales, solo han invisibilizado
y desviado la atención hacia las verdaderas
causas, descubiertas y esclarecidas por
Mariátegui, desde la crítica socialista, en
la misma economía del país y el régimen
de la propiedad de la tierra; así pues, el
problema del indio en Mariátegui (2005, p.
35) es fundamentalmente económico-social
y político; además se encuentra directa-
mente vinculado con el problema de la
tierra y el régimen latifundista al que han
estado sometidos.
 35

En este sentido, la imposición y puesta
en marcha de megaproyectos mineros que
afectan no solamente la tierra, si no tam-
bién hoy, el territorio y recursos de pueblos
originarios y comunidades campesinas, se
ha convertido en generadores de diversos
conflictos considerados por algunos gobi-
ernos de la región, de carácter ambiental,
aunque en realidad se trata de conflictos
donde convergen causas estructurales en el
orden político, económico, jurídico, ambi-
ental, social y cultural. Estas circunstancias
encuentran como características comunes
la degeneración de dinámicas y tejidos so-
ciales locales dado el tipo de relación que
se establece entre las grandes empresas ex-
tractivas9, las comunidades y los Estados.
(Acosta y Machado, 2012, p. 82).
Diálogos
miento a diferentes conflictos en América
latina; llama la atención que países andi-
nos en Sudamérica bajo el mandato de go-
biernos progresistas, no hayan sido la ex-
cepción, tal es el caso de Ecuador, Bolivia,
Argentina entre otros. Estos gobiernos in-
sisten en concebir el extractivismo minero
como motor del crecimiento económico y
el financiamiento de los aspectos sociales,
por lo que favorecen reformas normativas
a subsidios financieros (Petras 2012, cita-
do por Acosta y Machado, 2012, p. 19) y
si es necesario, formulan normatividad
para favorecer el acceso de las empresas
mineras a los territorios, por encima del
rechazo de las comunidades10, más allá de
los demostrados impactos sociales y am-
bientales negativos.
Para el caso de Perú la mayoría de las
9

grandes compañías mineras provienen de

El extractivismo, como parte del patrón
mundial económico capitalista, se ha con-
vertido en un gran fenómeno, que atraviesa
los diferentes ámbitos de la existencia huma-
na de una comunidad campesina o pueblo
originario afectado, incluso a todos quienes
hemos padecido sus efectos y hemos sido
paridos en estas tierras, como herederos de
una larga historia que se disputa entre la
dominación, la explotación pero también en-
La evidente contradicción entre la pres-
encia de un poderoso capital trasnacional
y el fortalecimiento de los Estados aus-
piciado por los llamados gobiernos pro-
gresistas en la mayor parte de la región
—andina—, obliga a estos gobiernos a
moverse en el precario equilibrio entre
mantener las condiciones para la perma-
nencia y reproducción de dicho capital, a
la vez que conservan el respaldo –activo
América del Norte, en particular de Canadá,
pero muchas compañías de extracción de
gas y petróleo que operan actualmente
son originarias de Europa. (Observatorio
de Conflictos Mineros de América Latina y
Acción Ecológica 2011).
10
Tal es el caso de la Reforma a la Ley de
Minería, aprobada por la Asamblea Nacio-
nal del Ecuador, pese a la rotunda negativa
del movimiento indígena, representado
a nivel nacional por la CONAIE y a las

tre la resistencia y la insurgencia.
Hoy el extractivismo, se encuentra en
todas partes, incluso más allá de la zona
geográfica despojada, se inserta en la mis-
ma cotidianidad y en la intimidad de las
relaciones sociales y económicas, encon-
trando diversas formas y acciones para
expresarse, anidándose inicialmente en lo
económico, lo político y sistemáticamente
en la misma cultura, de maneras tan vio-
lentas y tan sutiles a la vez, que se lleva con
éste sin darse cuenta, en la misma lógica
que se carga con el colonialismo del que
somos producto en América.
De acuerdo con el Observatorio de Con-
flictos Mineros de América Latina (OCMAL,
2013), encargado de registrar y hacer segui-
o pasivo– de los movimientos que les dan disposiciones constitucionales frente a los
legitimidad. (Zibechi, 2011, p. 20) derechos de la Naturaleza Art. 71, 72 Y 73.
11
Rechazo al funcionamiento de bases mili-
Sin duda, los llamados gobiernos progresis- tares norteamericanas, rechazo a la firma de
ta en la región sudamericana, han cuestiona- tratados de libre comercio y nacionalización
do el actual modelo neoliberal11, cuya carac- de los hidrocarburos y otras fuentes de
energía y minerales no renovables, son
terística es la reducción del estado hacia una
algunos de los avances que se registran en
tendencia privatizadora y desregularizadora estos países, bajo el mandato de gobiernos
norteamericana. Sin embargo, se mantiene el progresistas.
modelo productivo, el cual se sostiene en la
extracción de bienes comunes (agua, biodi-
versidad, hidrocarburos, minerales), aunque
ahora la privatización territorial es realiza-
da por el estado a través de su legitimidad
política y se aplican algunas políticas socia-
les (Zibechi, 2011, p. 22).
En este sentido, Guillermo Almeyra
(2012), plantea que el extractivismo que

12
Por conservadurismo se entiende la defensa
por todos los medios del servilismo ante
los intereses de la oligarquía local y de las
empresas trasnacionales, así como a la
política social e internacional que les dicta
Washington (Almeyra, 2012).
13
Las Áreas de Bosque de Vegetación Protec-
tora son declaradas con el fin de conservar
los recursos biológicos, ecológicos, es-
cénicos y naturales (suelo agua y clima).
Estos bosques son inmensos reservorios
naturales de agua, atraen la lluvia, son
protectores de las cuencas hidrográficas,
mantienen la calidad de los suelos, purifican
el aire y fijan el CO2. Disponible en (http://
noalamineria.wordpress.com/algunos-as-
pectos-sobre-la-mineria-en-el- ecuador/)
Acceso 15/06/2011.
14
Los conflictos reportados son: 1. Ecuacor-
rientes en Cordillera del Cóndor 2. Intag se
opone a la minería de Ascendent Corp 3.
Pobladores de Azuay movilizados contra
el Proyecto Quimsacocha para proteger el
agua 4. Bolivar exije salida de Curimining
por problemas legales, ambientales y
sociales, 5. CODELCO planea explotar el
canton ecológico Cotacachi, 6. Habitantes
de Shaglli defienden el agua e impiden
el paso de minera siendo criminaliza-
dos y 7. Oposición a proyecto Fruta
del Norte. Observatorio de Conflictos
Mineros de América Latina, conflictos
mineros en Ecuador. Disponible en http://
basedatos.conflictosmineros.net/ocmal_
db/?page=lista&idpais=02032900 Acceso
09/02/2013.
15
Para mayor ilustración ver noticia:
“Quimsacocha será declarada zona de
reserva para protección hídrica”. Disponible
en Ecuavisa http://www.youtube.com/
watch?v=rtiJ4YUqDv4&list=PL674B-
0C011F968727 Acceso 15/02/213.
REVISTA
36
sustenta el llamado neodesarrollismo de
los países dependientes marca por igual
tanto las políticas de los gobiernos llama-
dos progresistas, como las de los llamados
conservadores12, donde la depredación del
extractivismo es peor en el sector minero,
promovido con entusiasmo por todos los go-
biernos sin excepción alguna. En cualquier
de los dos casos se evidencian alianzas entre
el capital trasnacional y los estados para re-
sponder a las demandas y sostenibilidad de
la economía global imperante. Sin embargo,
en el primer caso, no se trata de gobiernos
neoliberales, aunque su economía se base
en un modelo extractivista, hoy se habla
de gobiernos neo-desarrollistas e incluso
pos-neoliberales.
El caso de Ecuador
Si bien es cierto, la extracción del petróleo
para Ecuador, ha sido el producto que des-
de los años 70’s garantizó su inmersión al
mercado mundial, convirtiéndose en el
principal sustento del actual modelo pri-
mario exportador; durante la última dé-
cada la extracción de metales como oro,
cobre y plata, ha llamado la atención del
actual gobierno en cabeza de Rafael Cor-
rea, bajo afirmaciones como está:
La minería es fundamental para la era
moderna. Sin ella regresamos a la época
de las cavernas. No podemos caer en la
irresponsabilidad de ser mendigos sen-
tados en un saco de oro. La minería cor-
rectamente manejada es positiva. (Rafael
Correa Presidente de Ecuador en su visita
a Kimsacocha, octubre 25 de 2011).
Sin embargo, para el economista ecuato-
riano Pablo Dávalos, este argumento ha
construido un imaginario que mantiene
el “mito del desarrollo” en la idea del cre-
cimiento económico y el progreso lineal
que da por hecho la supuesta vinculación
entre la renta extractiva y el gasto públi-
co en salud, educación y la distribución
de los ingresos a través de subsidios a
sectores sociales vulnerables, así como
inversión pública. También se justifica el
extractivismo como una fase de transición
hacia una modernización postextractiva en
una economía intensiva en capital y crea-
dora de valor agregado (cambio de matriz
productiva); la promoción de empresas
nacionales extractivas que renegocian las
regalías y contratos en oposición al entre-
guismo neoliberal, que pretende impulsar
un discurso de soberanía nacional sobre la
renta como confrontación al capitalismo
neoliberal (Dávalos, 2013).
Sin embargo, en Ecuador el extractivis-
mo minero resulta incompatible con áreas
destinadas para ello; de las 5.000.000 mi-
llones de hectáreas (20% del territorio
nacional) reservadas para esta actividad
2.000.000 millones de hectáreas son áreas
protegidas y bosques protectores13, cuyas
características son frágiles, con gran var-
iedad de flora y fauna ubicadas en territo-
rios agrícolas de campesinos e indígenas
sobre todo Kichwas (Acción Ecológica,
s/f). Esta situación se presenta, pese a que
el Ecuador cuenta con una constitución
política, que por primera vez en la histo-
ria, reconoce derechos de la naturaleza.
Según Lander (2010), las tensiones entre
las visiones a favor del extractivismo y
otros modos de vida continúan atrave-
sando estos procesos tanto en las políti-
cas de la oposición, como al interior del
propio gobierno.
Actualmente, el OCMAL (2013a) registra
en su base de datos siete (7) conflictos so-
cio- ambientales asociados a la minería14
de los cuales se estudia el caso de los “Po-
bladores de Azuay movilizados contra el Pro-
yecto Quimsacocha para proteger el agua”15.
 37
El proyecto minero Quimsacocha
Entre el año 2001 y 2003 el Estado ecua-
toriano, otorgó a la empresa canadiense
IamGold, la concesión para explotar 12.967
hectáreas de las 33.426 hectáreas que com-
prende el páramo de Kimsacocha16 una
reserva natural de agua17, ubicada entre
3.700 y 4.000 msnm, a 30 km al sudoeste
de la ciudad de Cuenca, en la Provin-
cia de Azuay, al sur de Ecuador. A par-
tir de estudios de pre-factibilidad y la
exploración avanzada,18 se estima que el
subsuelo de esta zona alberga un impor-
tante yacimiento de 3,3 millones de onzas
de oro, 10 millones de onzas de plata y 79
millones de libras de cobre, que resulta
significativo para la economía del país, sin
contar con la riqueza y diversidad biológi-
ca de la zona.19
Las principales comunidades afectadas
son las parroquias de Victoria de Portete
y Tarquí, entre otras (Girón, Asunción, San
Fernando, etc.) quienes se abastecen del río
Irquis entre otras fuentes hídricas, además
de suministrar el recurso para los siste-
mas comunitarios de agua potable para el
consumo diario y de sus actividades prin-
cipalmente agrícolas y ganaderas para la
producción de leche que se distribuye en
gran parte del sur de Ecuador, incluso en la
Ciudad de Guayaquil (Pérez, 2012).
En el año 2007, el Ministro
de Minas y Energía
revoco 3,600 hectáreas de las concesio-
nadas a la empresa minera que incluyen
las tres lagunas de Kimsacocha y algunos
ríos que abastecen a la Ciudad de Cuenca,
pero no incluía el nacimiento del río Irquis
(Kuhn, 2011), que como antes mencionaba
provee a las principales parroquias afecta-
das. Actualmente el proyecto se encuentra
suspendido, aunque la compañía minera
canadiense INV Metals, a quien la Iam-
Gold transfirió las concesiones del proyec-
to, se encuentra a la espera de la evaluación
del nuevo Estudio de Impacto Ambiental
para retomar las operaciones.
La Resistencia por la “La Defensa del
Kimsacocha”
Representantes de las comunidades de
influencia antes mencionadas (Victo-
ria Portete, Tarqui, entre otras aledañas)
se oponen a esos trabajos y rechazan el
proyecto minero, por considerarlo una
amenaza para el abastecimiento del agua
en sus actividades productivas y para su
propia subsistencia, además consideran
que este proyecto provoca una masiva
contaminación del suelo, el aire y el agua.
Diálogos
16
Aunque para el Gobierno Ecuatoriano se es-
criba con Q, para los dirigentes de la región
de Azuay se escribe con K y en lengua
kichua significa: “tres lagunas”, por ello,
en adelante cuando me refiera al proyecto
minero lo escribiré con Q y cuando se
refiera al páramo lo escribo con K.
17
Hace parte de la zona de amortiguamiento
del parque Nacional de Cajas (PNC) y está
dentro del Área de Bosque de Vegetación
Protectora (ABVP) Irquis-Tarqui-Berme-
jos-Yanuncay. Alberga 30 lagunas entre
ellas: Estrellacocha, Chullacocha, Gegeno,
Truenococha, entre otras, donde nacen
las aguas que alimentan a más de 35
sistemas para el agua potable y el riego que
beneficia a poblaciones de la región. (Diario
El Comercio 2011).
18
La extracción pretende desarrollarse de
manera subterránea con una inversión es-
timada de $400 millones al 2014 para de-
sarrollo de la mina; $740 para accesos con
gastos operativos y se esperan ingresos
por $40 millones al año, durante los 7,5
años de vida útil de los 12 años de ejecución
total. Se utiliza procesos de lixiviación en
pilas con cianuro de sodio y lixiviación en
pilas con ácido sulfúrico y no ha entrado en
funcionamiento, esperando que el gobierno
resuelva los temas pendientes relacionados
con su política minera.
19
En auditorías ambientales de los suelos,
agua, flora y fauna realizados por las
universidades de Cuenca y del Azuay,
financiadas por IamGold, se confirma la
diversidad vegetal de páramo, bosques de
polylepis y montano. Además dentro de la
zona de exploración de las concesiones
mineras, Cerro Casco y Río Falso se
registran 72 especies de plantas, de las
cuales cinco son endémicas., y en toda el
área de Quimsacocha hay 380 especies de
plantas. Disponible en Diario El Comercio
(http://www.elcomercio.com/sociedad/
Quimsacocha-reserva-natural- agua-mi-
nerales_0_585541537.html) Acceso
17/02/2012.

20
A nivel regional se destacan organizaciones
como: Sistemas Comunitarios de Agua de
las Parroquias Tarqui- Victoria del Portete,
Unión de Sistemas Comunitarios de Agua
del Azuay (UNAGUAS), Comité de defensa
de Medio Ambiente de la Región, Feder-
ación de Organizaciones Campesinas de
Azuay (FOA), Agrupación de Defensoras
de la Pachamama y Junta de Agua del Río
Portete. A su vez estas organizaciones se
han articulado y recibido apoyo de la Co-
ordinadora Nacional en Defensa de la Vida
y la Soberanía, Confederación de Pueblos
de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador
(Ecuarunarí), Confederación de Nacional-
idades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y
la Coordinadora Andina de Organizaciones
Indígenas CAOI.
21
Los individuos y los colectivos podrán ejercer
el derecho a la resistencia frente a acciones
u omisiones del poder público o de las
personas naturales o jurídicas no estatales,
que vulneren o puedan vulnerar sus derechos
constitucionales, y demandar el recono-
cimiento de nuevos derechos”. Constitución
Política de Ecuador 2008. Art. 98.
22
Sistemas Comunitarios de Agua de las Par-
roquias Tarqui-Victoria del Portete, Unión
de Sistemas Comunitarios de Agua del
Azuay (UNAGUAS), Comité de defensa de
Medio Ambiente de la Región, Federación
de Organizaciones Campesinas de Azuay
(FOA), Agrupación de Defensoras de la Pa-
chamama y Junta de Agua del Río Portete.
23
En el ámbito nacional, se destaca el papel
de la Coordinadora Nacional en Defensa de
la Vida y la Soberanía, Confederación de
Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecua-
dor (Ecuarunari), Confederación de Nacio-
nalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y
de la Organización No Gubernamental Acción
Ecológica, quienes acompañan diferentes
las luchas en contra del extractivismo en
Ecuador, y apoyan la difusión nacional e
internacional de lo que está ocurriendo con
estas, e incluso brinda asesoría legal para
algunos casos específicos de criminalización
de la protesta.
24
Coordinadora Andina de Organizaciones
Indígenas CAOI.
38
Según el OCMAL (2013b), en Azuay
la situación de la minería ha convoca-
do a diversos actores y organizaciones20
articuladas regional y nacionalmente,
quienes durante la última década, han
emprendido diferentes acciones (Paros
regionales, movilizaciones, asambleas,
bloqueo de vías, mesas de diálogo, en-
cuentros, eventos de información y ca-
pacitación, consultas, etc.), en rechazo
a las actividades de la compañía minera
IamGold y lo que sería la siguiente fase
del proyecto: la explotación propiamente
dicha. También se ha realizado el inter-
cambio de criterios con las autoridades
locales y nacionales, sobre la conexión
que tiene la actividad minera con otras
obras que condicionan los planes de de-
sarrollo autónomos de las localidades.
Para el gobierno del Presidente Correa
el proyecto minero Quimsacocha hace
parte del grupo de los cinco los proyec-
tos metálicos considerados “estratégicos”
para el país, por lo que en el año 2007 em-
pezó un proceso de reformas al sistema
de gobernanza minero caracterizado por
interacciones en permanente dialogo y
disputa. Pese a la voluntad de las comu-
nidades de rechazar el proyecto a través
de una exitosa consulta comunitaria (para
indagar la aprobación o rechazo de las
actividades minera en el páramo del Kim-
sacocha), amparada bajo el Convenio 169
de la OIT, que protege a pueblos indíge-
nas o bajo otras modalidades; el Presiden-
te Correa, no solo declaro ilegal e incon-
stitucional la consulta realizada sino que
también insiste en la ejecución del proyec-
to, acompañado de amenazas, detención y
procesamiento arbitrario a los dirigentes.
En octubre de 2011, en las comunidades de
Victoria del Portete y Tarqui se realizó una
consulta popular en que el 93% votaron
en contra de la minería en Quimsacocha...
Tras esa consulta, Rafael Correa visitó,
muy irritado, Quimsacocha y soltó su frase
preferida: “no podemos ser mendigos sen-
tados sobre un saco de oro”. Los líderes
de estas protestas, como Carlos Pérez, han
sido criminalizados y sentenciados a cárcel
por protestar. (Martínez 2012)
A pesar del “derecho a la resistencia”21
consignado en la Constitución Política
Ecuatoriana del 2008; durante esta visita
a Kimsacocha, se ordenó la militarización
de la zona, y la detención del entonces
presidente de la Federación de Organi-
zaciones Indígenas y Campesinas FAO
Leonardo López de más de 60 años de
edad (Pérez, 2012).
A la fecha se tiene registro de decenas
de casos criminalizados por defender el
agua y los territorios comunitarios frente
a lo que se considera la amenaza minera.
Algunos han llegado ser sentenciados,
como Carlos Pérez, Federico Guzmán y
Efraín Arpi, de quienes la Corte recono-
ce la validez de su lucha altruista y sin
embargo, dicta una condena de 8 días
de reclusión (Acción ecológica, 2013). En
febrero del 2012 el informe de Auditoría
emitido por la Contraloría General del Esta-
do evidenció en el proyecto Quimsacocha,
el incumplimiento de derechos constitucio-
nales y normas tanto ambientales como
de minería.
En Ecuador, los pueblos originarios y co-
munidades campesinas que hoy, se opon-
gan al modelo extractivo, son acusados de
“terroristas”, entre otros calificativos, que
amenazan el desarrollo del país y según
Dávalos (2005) serán utilizados como “el
chivo expiatorio del fracaso de las políti-
cas desarrollistas”, pues según explica los
pueblos y nacionalidades indígenas se les
considera sociedades tradicionales, “atrasa-
das”, “premodernas” desde el siglo XIX
hasta la actualidad por lo que persiste un
constante enfrentamiento.
Los actores involucrados en este con-
flicto asociado al proyecto minero son las
diferentes organizaciones y dirigentes re-
gionales que representan a la comunidades
(Victoria de Portete y Tarqui) en la provin-
cia de Azuay22; las organizaciones que los
apoyan a nivel nacional23 e internacional24;
la Compañía Minera INV Metals, el Gobi-
erno de Ecuador en cabeza del Presidente
Correa y representado el ámbito Nacional
por el Ministerio de Minas y Energía y el
Ministerio de Recursos no Renovables y en
el ámbito regional y local por Gobernador,
Alcaldes y Fuerza pública de la Provincia.
También es importante destacar, el papel
de diferentes sacerdotes católicos, pertene-
cientes a organizaciones eclesiásticas de
base, quienes también han estado compro-
metidos con la defensa del agua en Kim-
sacocha, incluso algunos también han sido
detenidos (Pérez, 2012).
 39
Tal es la devoción de las comunidades
que se opone al proyecto, que en Octubre
de 2010, acompañadas por estos sacer-
dotes y dirigentes indígenas nacionales
que defienden el agua, deciden instalar la
Virgen del Kimsacocha, frente a una de las
tres lagunas, para delegar en ella el cuida-
do y protección de las aguas del Kimsaco-
cha, a través de la Fe que en ella depositan.
Desde entonces, todos los años se realizan
peregrinaciones para celebrar la eucaristía,
hacer ofrendas a las lagunas, compartir los
alimentos en una pampa mesa y reciente-
mente para realizar jornadas de siembra
de especies nativas como la Quinua.
El caso de Perú
Según la Coordinadora Andina de Organi-
zaciones Indígenas (CAOI, 2012), en el Perú
Tomado del 12° Reporte primer semestre 2013.
Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú.
Diálogos
a inicios de la década del 90 las concesiones
mineras ocupaban 2.300.000 hectáreas y
para el primer semestre del 2013, el Ob-
servatorio de Conflictos mineros en el
Perú registra que ya superan los 26.752.220
hectáreas, y solo en noviembre de 2008 a
junio de 2013 estas pasaron del 13.46% al
21.02% del territorio nacional. De las 5.680
comunidades reconocidas y con títulos de
propiedad, 3.326 se encontraban a fines del
siglo XX con parte de sus territorios ocupa-
dos por concesiones mineras. Actualmente,
una de cada cinco hectáreas del Perú ha
sido entregada a las multinacionales mi-
neras, así como la mitad de las tierras de las
comunidades campesinas e indígenas de la
sierra andina (Zibechi, 2013).

25
En la minería a cielo abierto, el mayor uso se
da en el riego de vías internas para reducir
el polvo en suspensión. Cifras disponibles
indican que el agua utilizada en el riego de
caminos puede variar entre cero y el quince
por ciento del consumo total de agua de
una operación minera. “IV Minga global por
la madre tierra, Minería y crisis del agua”.
Disponible en CAOI 2011 (http://www.
coordinadoracaoi.org/portal/sites/default/
files/agua%20y%20minga.pdf) Acceso
29/03/2013.
26
Además estos parajes cajamarquinos
brindan valiosos servicios ambientales
porque son zonas de purificación de
aire, reciclaje de nutrientes, provisión y
regulación de agua.
27
Se trata de 5 cabeceras de cuenca que
hacen parte de un ecosistema frágil (Jalca)
conformado por 34 hectáreas donde
se encuentran más de 40 lagunas, 260
hectáreas de bojedales y 17.200 hectáreas
de pajonales.
28
El proyecto utilizaría gran cantidad de
agua porque la separación del metal de la
roca se haría mediante flotación. De hecho,
en las inmediaciones del Proyecto Conga
existen cerca de 40 lagunas y más de 100
hectáreas de bojedales y humedales, que se
perderían para siempre. Pero el atractivo es
evidente para la empresa: las 11 millones
800 mil onzas de oro proyectadas, a un cos-
to de 250 dólares, le significarían ganancias
de al menos 1750 dólares por onza, sin
contar los 3.1 billones de libras de cobre,
además de la plata. Las autoridades son
también las otras ganadoras, pues saben
que el funcionamiento de una mega minera
les supone dinero que podrán repartir entre
sí mismos y sus electores mediante planes
sociales de corto alcance. (OCMAL, 2013d).
40
En Perú, la profundización del modelo
extractivista minero inicia durante el go-
bierno de Alan García (1985-1990), acom-
pañado por una ofensiva de privatización
y mercantilización de los recursos natu-
rales, impactando en la anulación de las
formas tradicionales de convivencia, con
frecuencia ancestrales, que con ellos man-
tienen comunidades campesinas e indíge-
nas. (Alimonda, 2011, p. 12). Por su par-
te Alberto Fujimori, se encargará de dar
continuidad e intensificar el extractivis-
mo minero, junto con la implementación
del modelo neoliberal y una serie de
reformas que lo favorecen tal como la ley
de servidumbre minera del Perú de 1990
y la liberalización del mercado de tierras
de 1995 entre otras.
Actualmente, el OCMAL (2013c), regis-
traba en su base de datos treinta y cuatro
(34) conflictos socio-ambientales asociados
a la minería de cual se estudia el de “Caja-
marca defiende sus aguas y dice no a proyecto
Conga de Newman”.
El megaproyecto minero Conga
El megaproyecto minero Conga, para la
extracción a cielo abierto25 de oro y otros
metales, está ubicado en las nacientes de las
cuencas hídricas de las provincias de Caja-
marca, Celendín y Hualgayoc al norte de
Perú entre los 3.700 y 4262 msnm. Según
Zibechi (2012), Conga sería la primera en
extracción de oro de América del Sur y
tiene previsto invertir casi 5 mil millones
de dólares y drenar cuatro lagunas, dos
para extraer oro y otras dos para almace-
nar desechos tóxicos.
Para el OCMAL (2013d), con este mega-
proyecto minero, se pone en peligro los
ecosistemas denominados alto andinos,
en este caso, jalcas cajamarquinas,26 que
intervienen tanto en la cantidad del agua
que se genera en las cuencas,27 como en
la misma regulación hídrica, que implica
la permanencia en el tiempo del caudal
generado, por ello, no solamente brindan
paisajes, sino que también albergan una
gran biodiversidad fauna y flora entre po-
blaciones significativas de especies endé-
micas locales, de las cuales se encuentran
las hierbas medicinales que crecen en este
entorno y otros cercanos, pero no en otros
lugares del planeta.
Aun así, de todos los aspectos menciona-
dos, el más crítico, es la inminente amena-
za a la vida y subsistencia de cientos de co-
munidades campesinas y originarias de la
región de Cajamarca, que se quedaran sin
abastecimiento de agua en sus territorios y
para realizar las actividades agrícolas, ga-
naderas y artesanales de las que depende
la reproducción de su vida material, social,
simbólica y su propia existencia.
Algunas de las cifras del proyecto, que
aparecen en el primer y cuestionado28 Es-
tudio de Impacto Ambiental (EIA) presen-
tado por la empresa: constaría de dos tajos
abiertos, uno de ellos de dos km de largo y
un km de profundidad, emplazado sobre
la laguna el Perol, que tiene
15 millones de años. Removería 92.000
toneladas de roca al día por 17 años, deposi-
tando los desmontes sobre la laguna Azul.
Esta laguna más los bojedales circundantes
dan vida al río Jadibamba. Por otro lado, el
promedio de 85.000 toneladas de relaves tóxi-
cos que generarían al día, durante al menos
17 años, los depositarían en relaves ubicados
en un área de 700 hectáreas que constituyen
las nacientes del río Jadibamba, principal río
del distrito de Huasmín que las comunidades
usan para la agricultura, ganadería y con-
sumo humano (OCMAL, 2013d).
El estudio de Impacto Ambiental tam-
bién fue cuestionado por el científico
Robert Morán que luego de un estudio in-
dependiente expresa que:
El EIA de Conga es un documento mal
hecho y poco honesto, lo cual sorpren-
de dada la escala de la inversión – más
o menos 4800 millones de dólares – así
como la participación de varias corpo-
raciones importantes (Newmont y Bue-
naventura) junto con la rama del Banco
Mundial que se encarga de dar présta-
mos al sector privado, la Corporación
Financiera Internacional (IFC). El área
del proyecto Conga ha sido estudia-
da por varias consultoras a lo largo de
varios años y el EIA ha sido revisado y
aprobado por lo menos dos veces por el
gobierno peruano, sin embargo todavía
no logra proporcionar la información
técnica necesaria para que la po-
blación y los organismos reguladores
puedan tomar decisiones adecuadas.
En muchos sentidos, es una burla a la
población y a las agencias reguladoras
del Estado (Moran, 2012, p. 9)
 41
Sin embargo, el Estudio de Impacto Am-
biental que presentó la empresa minera
fue aprobado por el Ministerio de Energía
y Minas (responsable también de la pro-
moción de la minería), pero ha recibido
diferentes críticas de las instituciones caja-
marquinas y del Ministerio del Ambiente
dado que la explotación minera especial-
mente a tajo abierto genera cambios de
enormes dimensiones, lo cual demanda
que antes de ponerla en práctica, estos de-
ben ser cuidadosamente analizados.
La Resistencia por la “Defensa del Agua
y la Vida en Conga”
De acuerdo con Zibechi (2013a) Conga
se ha convertido en el principal conflic-
to minero y social que se registra en el
Perú, debido a la masiva oposición de la
población hacia este proyecto, a cargo de
la empresa estadounidense Newmont
Mining Corporation, y su socio en Perú la
compañía Minas Buenaventura, además
del Banco Mundial con el 5% de las accio-
nes. Esta sociedad explotan desde hace
más de veinte años otro yacimiento de oro
a 50 kilómetros al norte de la ciudad de
Cajamarca a más de 3.400 metros de altu-
ra, llamado Yanacocha, considerada como
la segunda mina de oro del mundo.
Consultado en https://lamula.pe/2011/11/09/tres-claves-sobre-conga/lamula/
Diálogos
Al respecto el Frente de Defensa Ambien-
tal de Cajamarca, constata que el conflicto
directamente relacionado con Conga ini-
cia hacia el año 2009, aunque tiene como
antecedente los conflictos ocasionados por
Yanacocha en la compra y venta de tierras
durante los 90s, los conflictos laborales en
el 2006, además de los demostrados y con-
tinuos impactos socio- ambientales produci-
dos por la ejecución del proyecto minero
Yanacocha que inició operaciones en 1992.
Como una de los mayores desastres ecológi-
cos conocidos en la historia del Perú, es de
resaltar el caso del derrame de mercurio (151
Kilogramos) en la población de Choropampa
en el año 200029 ocasionado por la misma em-
presa minera, además del conflicto desatado
por el pretendido Cerro Quillis en el 2004.
29
Para mayor ilustración ver el documental:
Para el movimiento en oposición, el
“Choropampa el precio del oro” Disponible
megaproyecto minero Conga, no es más en https://www.youtube.com/watch?v=h1O-
que la ampliación del yacimiento minero de fuRrKjGc Acceso 26/05/2013.
Yanacocha, pues su tiempo de ejecución está
finalizando y es la forma de dar continuidad.
A ello se suma que en las cercanías de donde
se pretende hacer Conga, se han llevado a
cabo otras concesiones mineras para proyec-
tos mineros como son: Galenos de la empre-
sa China Lumina Copper S.A.C., el proyec-
tos Michiquillay de la compañía británica
Anglo American, la zona de La Carpa y El
amaro se contempla como áreas de expan-
sión del proyecto Conga (Ver Mapa).

30
Frente Departamental de Defensa Ambiental
de Cajamarca, Frente de Defensa de Bam-
bamarca, Asambleas regionales, Rondas
Campesinas de la Zona, Juntas Administra-
doras del Servicio de Agua Potable de Agua
Tapada, Cumbe Mayo, el Frente de Defensa
Ambiental de la Cuenca el Ronquillo, Frente
de Defensa del Distrito de Baños del Inca,
Delegaciones de Comerciantes de los Mer-
cados Modelo, San Antonio, San Sebastián,
Comité Ejecutivo del SUTE Provincial de San
Marcos, maestros de los SUTES Base de los
CC.EE de Cajamarca, pobladores de los dif-
erentes barrios de la ciudad de Cajamarca,
Sindicato de Trabadores de la Universidad
Nacional de Cajamarca, SITARMUN, entre
otras delegaciones.
31
Para mayor ilustración ver vídeo “Marcha
Nacional del agua 2012” Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=mE-
J7OnXNdHk Acceso 26/05/2013.
42
Tomado del 12 Reporte primer semestre 2013 del Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú.
Esto corrobora la pretensión del Gobierno
Nacional de hacer de Cajamarca un Dis-
trito y Región Minera, registrando según
el Observatorio de Conflictos mineros del
Perú el 44.8% del territorio concesionado
al primer semestre del 2013:
De esta manera, el megaproyecto minero
Conga, que supone la extracción de oro y
cobre en cabeceras de cuenca de los An-
des Cajamarquinos fundamentales para
el abastecimiento del agua en las comu-
nidades y sus actividades productivas, ha
generado el rechazo y la conformación y
movilización de diversas organizaciones
sociales30 y hasta del entonces Presidente
Regional de Cajamarca Gregorio Santos,
mediante diversas acciones entre las cuales
se destacan: movilizaciones, protestas, pa-
ros regionales, uso de tranqueras para de-
tener las actividades mineras, entre otras.
También es de resaltar la realización
de la primera Gran Marcha Nacional del
Agua31, convocada por los pueblos cam-
pesinos, indígenas y organizaciones
afectadas por la imposición de Conga, en
el año 2012. Sin duda, está marcha con-
tribuyó a la visibilización nacional e in-
ternacional tanto del conflicto como de la
situación de vulneración de los derechos
a las comunidades campesinas e indíge-
nas en el caso de Conga, y de otras luchas
que durante el recorrido a pie desde la
ciudad de Cajamarca hacia la ciudad de
Lima, se fueron identificando y suman-
do. Para Zibechi (2012), lo más impor-
tante es que el movimiento aglutinado
alrededor del caso Conga, ha conseguido
trascender lo local para convertirse en la
confluencia de las más importantes orga-
nizaciones sociales para una gran acción
de carácter nacional.
También es importante señalar, el uso
creativo de diversas expresiones artísti-
co-culturales, puestas al servicio de la lu-
cha por la defensa del agua y la vida como
han sido las vigilias artístico-culturales
realizadas en la provincia de Celendín
y Cajamarca, la composición de un gran
repertorio de canciones y coplas alusivas
a lo que ha sido la lucha por la defensa
del agua, la elaboración de murales, pan-
cartas, pintas, esténcil, exposiciones fo-
tográficas, realización y socialización de
documentales y hasta un desfile de ani-
males de la región, disfrazados en contra
del megaproyecto Conga.
Por su parte, dirigentes del movimien-
to, también han tenido una importante
participación en diferentes actividades y
eventos de carácter académico tales como
 43
congresos, encuentros y conversatorios en
universidades, ruedas de prensa, etc., que
sin duda, conforman un conjunto muy di-
verso de formas para expresar el rechazo
al megaproyecto además de contribuir a la
difusión de lo que ocurre con este tipo de
experiencias extractivas en sus territorios,
así como para dar cuenta de la emergencia
de “nuevas” formas organizativas como los
Guardianes y Guardianas de las Lagunas32 en-
tre otras. Al respecto Zibechi menciona que:
Los guardines de las lagunas, las ron-
das campesinas, los frentes de defensa,
provinciales y departamentales y los co-
mandos unitarios de lucha son algunas
de las expresiones organizativas de estos
movimientos. Los paros locales, las con-
sultas comunales, los bloqueos de rutas
para impedir la actividad de trasnacionales
mineras, las marchas y enfrentamientos di-
rectos con las fuerzas policiales y militares,
son las formas de lucha empleada por las
comunidades y pueblos en defensa de la
vida contra los proyectos de muerte de em-
presas y gobiernos. (Zibechi, 2013ª, p. 1)
La presencia de las Rondas Campesinas
en la región de Cajamarca, como organi-
zación comunal autónoma, de donde han
surgido otras formas organizativas como
los “Guardianes de las Lagunas” y algu-
nos de los Frente de Defensa Ambiental,
han sido sin duda, centrales en la defen-
sa del agua y la vida para sus territorios,
hoy amenzados por las operaciones ex-
tractivas, aunque el gobierno nacional y
la fuerza pública, invalida y niega en su
Diálogos
accionar la justicia comunitaria ejercida
por las misma Rondas, pese a contar con
el respaldo constitucional33 y legal34 del
Estado peruano.
Las rondas campesinas en Cajamarca han
asumido un rol fundamental en la defensa
de las tierras y de los recursos hídricos de
la región, frente a la compra de terrenos
por parte de intermediarios de las empre-
sas mineras. En tanto, el proyecto minero
sigue paralizado, según fuentes guberna-
mentales se viene buscando la aprobación
de la población, mientras la empresa ase-
guró que el 2015 reevaluará el proyecto.
(Observatorio de Conflictos mineros en el
Perú 2013ª, p. 18)
Por otra parte, En el marco de este conflic-
to, se le reclama al actual presidente del
Perú Ollanta Humala, por las promesas re-
alizadas durante su campaña presidencial,
quien afirmó ante campesinos y campesi-
nas de la región de Cajamarca, que si vo-
taban por él, no permitiría que tocaran las
fuentes hídricas de la zona, porque según
él, era más importante el agua de las lagu-
nas que el oro35, pero una vez en el poder,
cambio de opinión y ahora es uno de los
mayores defensores de la empresa minera 32
Los Guardianes de la Lagunas, se orga-
Yanacocha, e interesados en impulsar la nizaron específicamente, a fin de vigilar
y verificar permanentemente el estado de
continuidad del megaproyecto Conga que
las 5 cabeceras de cuenca (Mamacocha,
se supone debe estar legalmente detenido, El Perol, Azul, Michacocha y Cortada) y los
justificándose en que, este megaproyecto ecosistemas que lo rodean, informando
había sido firmado por el anterior man- a las Rondas para constatar e impedir la
datario presidencial de Alan García y presencia de maquinaria y actividades en
el marco del megaproyecto minero Conga.
por tanto, no podía poner en riesgo el Para ellos, se trata de una resistencia
“desarrollo” del país. pacífica, para proteger y garantizar el agua,
la vida y la integridad de sus territorios y
velar por la permanencia del agua para las
generaciones futuras.
33
Constitución Política del Perú 1993. Art.
149: Reconocimiento de funciones juris-
diccionales y derecho consuetudinario de
comunidades campesinas, comunidades
nativas y rondas campesinas. Disponible
en (http://www.derechoysociedad.org/imag-
es/stories/iids/Actividades-eventos/Consti-
tucion_Del_Peru.pdf) Acceso 11/03/2013.
34
Ley de Rondas Campesinas 27908. F. dación:
17/12/2002, promulgasda 06/01/2003 y
publicada el 07/01/2003. Disponible en http://
www.leyes.congreso.gob.pe/Imagenes/
Leyes/27908.pdf. Acceso 03/13 2013.
35
Ver vídeo Candidato Humala contra minería
en lagunas. Disponible en http://www.
youtube.com/watch?feature=player_embed-
ded&v=LqRlp1jJuP8#!

36
Frente Departamental de Defensa Ambi-
ental de Cajamarca, Frente de defensa de
Bambamarca y Sorochuco, Asambleas
regionales, Rondas campesinas de la zona,
Juntas Administradoras del Servicio de
Agua Potable de Agua Tapada, Plataforma
Interinstitucional Celendina PIC, Comando
Unitario de Lucha, Cumbe Mayo, el Frente
de Defensa Ambiental de la Cuenca el
Ronquillo, Frente de Defensa del Distrito de
Baños del Inca, Delegaciones de Comerci-
antes de los Mercados Modelo, San Antonio,
San Sebastián, Comité Ejecutivo del SUTE
Provincial de San Marcos, académicos y
docentes universitarios, maestros vincu-
lados a los SUTEP Base de los CC.EE
de Cajamarca, pobladores y artistas de las
diferentes provincias afectadas, Sindicato
de Trabadores de la Universidad Nacional
de Cajamarca, SITARMUN, entre otras
delegaciones.
37
Grupo de Formación e Intervención para el
Desarrollo Sostenible GRUFIDES, Proyecto
Democracia y Transformación Global
PDTG, CooperAción Acción Solidaria para
el Desarrollo, Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos, Instituto Internacional
de Derecho y Sociedad de Perú, Asociación
Interétnica de Desarrollo de la Selva
Peruana AIDESEP, Confederación Nacional
de Comunidades del Perú Afectadas por
la Minería CONACAMI, Periódico Lucha
Indígena y emisoras radiales, Confed-
eración Campesina del Perú (CCP), la
Confederación Nacional Agraria (CNA), la
Organización Nacional de Mujeres Andinas
y Amazónicas del Perú (ONAMIAP).
38
1. Agua y alimentación, 2. Ambiente sano,
3. Comunicación e información, 4. Cultura y
Ciencia, 5. Educación, 6. Hábitat y vivienda,
7. Salud, 8. Trabajo y 9. Seguridad social.
Capitulo segundo. Constitución Política de
la Republica de Ecuador 2008.
44
Así, de acuerdo con Almeyra (2012) los
pobladores de la región de Cajamarca que
se oponen a Conga, plantearon la disyun-
tiva entre el agua o el oro, y han elegido
la primera opción, que implica la preser-
vación de la comunidad, de sus modos de
vida y del ambiente, apostando su propio
futuro y el de sus descendientes.
Los principales actores involucrados en
este conflicto, son las comunidades campe-
sinas y originarias, organizaciones y diri-
gentes36 que representan a la comunidades
de las provincias afectadas (Bambamarca,
Cajamarca y Celendín); las organizaciones
que las apoyan a nivel nacional e internacio-
nal37; la Empresa Minera Estadounidense
Newmont Mining Corporation, asociada
a las Compañía de minas Buenaventura,
Compañía Minera Yanacocha, el Gobierno
del Perú en cabeza del Presidente Ollanta
Umala y representado el ámbito Nacional
por el Ministerio de Energía y Minas y el
Ministerio de Medio Ambiente y en ámbito
Local por Gobernador y Alcaldes de las
Provincias y Distritos.
Según el informe del segundo semestre
de 2013, realizado por el Observatorio de
Conflicto Mineros en Perú, el gobierno
sigue dando muestras claras de querer im-
poner el proyecto minero Conga sin tener
en cuenta la opinión de la población y sin
evaluar seriamente la viabilidad ambien-
tal del proyecto. Se supone que las acti-
vidades en Conga deben estar paralizadas
desde la huelga de noviembre de 2012; sin
embargo a pesar de la anunciada suspen-
sión por dos años, la empresa ha seguido
ejecutando obras en la zona, como el ini-
cio de la construcción de una carretera en
cercanías de las Lagunas y los reservorios,
bajo el lema “el agua primero, la mina
después” (CooperAcción, 2013, p. 18).
Aproximación teórica al “Buen Vivir”
en la perspectiva decolonial
A continuación pretendo realizar un acer-
camiento general a la discusión teórica
sobre la noción del “Buen Vivir”, como
paradigma emergente desde la periferia
del capitalismo, en el cual parece ubicarse
el “Buen Vivir” o “Sumak Kawsay”, particu-
larmente en la región andina, y teniendo en
cuenta los aportes teóricos y perspectivas
de diferentes actores como son: 1. Guber-
namental, en una dimensión de carácter
más político-administrativa y jurídica;
2. Académicos no indígenas en la línea
del pensamiento crítico latinoamericano
y la perspectiva decolonial y 3. Intelec-
tuales indígenas que se ubican entre los
conocimientos ancestrales y los debates
académicos dados en la misma región.
En primer lugar, desde la visión guber-
namental el “Buen Vivir” o “Sumak Kaw-
say”, aparece enunciada por primera vez
en la constitución política de Ecuador 2008,
aunque se encuentra más asociada a un lis-
tado de ocho derechos del buen vivir38 en
el capítulo segundo, que aparentemente
no varían mucho a los contemplados en
la anterior constitución política de 1998, la
cual hacía referencia al enfoque tradicional
de los derechos humanos (derechos civiles,
políticos, económicos sociales y culturales,
y colectivos).
En esta constitución, el término se en-
cuentra enunciado en diferentes partes
del documento aunque no se da una defi-
nición explicita de la noción de “Buen Vi-
vir”, solamente se menciona lo que re-
querirá de la siguiente forma:
El buen vivir requerirá que las personas,
comunidades, pueblos y nacionalidades
gocen efectivamente de sus derechos, y
ejerzan responsabilidades en el marco de la
interculturalidad, del respeto a sus diver-
sidades, y de la convivencia armónica con
la naturaleza”. (Art 275. 3. Enciso. Consti-
tución política de Ecuador, 2008)
En este punto, regresamos nuevamente
a la crítica de Mariátegui sobre la visión
jurídica antes presentada, pues bajo esta
mirada el “Buen Vivir”, responde a una
dimensión meramente jurídico-adminis-
trativa, sobre la garantía de los derechos
y sus deberes, y aunque aparezca relacio-
nada a un nuevo término, el de intercul-
turalidad —que no aparece definido— y
la convivencia armonía de la naturaleza
—la cual tendrá por primera vez, derechos
contemplados—. Resulta paradójico que
el Gobierno del Rafael Correa, pretenda
financiar el actual Plan Nacional del Buen
Vivir 2013-2017 con las rentas que produ-
cirá el modelo extractivista.
En la constitución política de Bolivia
2009, también se enuncia la noción, aun-
que aparece como “Vivir Bien” o “Suma
 45
qamaña”, aclarando desde el preámbulo
que “Se está acabando con los privilegios para
que todos podamos “Vivir Bien” y no mejor que
nuestros semejantes”, por tanto se establece
una diferencia entre el significado de los
términos “Bien” y “Buen” que algunos au-
tores desde la academia y el pensamiento
indígena reflexionan y elaboran un poco
más. En general la noción se encuentra
vinculada a “Principios ético-morales de la
sociedad plural”, “Valores indígenas” y tam-
bién a los tradicionales derechos humanos.
Alimonda (2011, p. 37), resalta que en prin-
cipio la defensa y el respeto por la Pachama-
ma, como postulado central de la propuesta
andina del “Buen Vivir”, se recogen en las
constituciones de Ecuador y de Bolivia, y
se vincula directamente con el intento de
proteger y dejar fuera del mercado a la na-
turaleza. Sin embargo, este posicionamien-
to a nivel constitucional ha sido producto
de las luchas y demandas sociales de los
movimientos indígenas en ambos países.
Desafortunadamente, desde la práctica
gubernamental la propuesta ha tomado
rumbos contradictoriamente diferentes.
En segundo lugar, desde una visión
académica se destacan los aportes de al-
gunos intelectuales que en la región vie-
nen produciendo profundos debates,
cuestionamientos y aportes al Buen Vivir,
algunos en la línea del pensamiento crítico
latinoamericano y otros en la perspectiva
decolonial. A continuación se destacan al-
gunos de planteamientos teóricos sobre la
noción de “Buen Vivir”:
Para Alberto Acosta39, el “Buen Vivir”
no se trata de regresar a la “época de las
cavernas”, ni de negarse la posibilidad de
propiciar la modernización de la sociedad,
aunque asegura, debe recuperar la “cosmo-
visión de los pueblos y nacionalidades indíge-
nas” por constituir una categoría central
de la filosofía de vida en estas sociedades.
Diálogos
Tampoco se plantea como una verdad
indiscutible, pero no puede asociarse al
concepto de “bienestar occidental”; lo cual
implica cuestionar la noción de desarrollo
en el sentido de la acumulación de bienes
materiales. En definitiva, dice, “el Buen Vi-
vir tiene que ver con una serie de derechos y
garantías sociales, económicas y ambientales”
(Acosta, 2008). Aquí parece referirse a los
derechos tradicionalmente consignados
en la carta constitucional para ser garan-
tizados por un Estado.
Eduardo Gudynas40, plantea que el
“Buen Vivir” o “Vivir Bien”, engloba un
conjunto de ideas que se están gestando
como reacción y alternativa a los concep-
tos convencionales sobre el desarrollo. Por
tanto, se están acumulando diferentes re-
flexiones que, con mucha intensidad, ex-
ploran nuevas perspectivas creativas tanto
en el plano de las ideas como en las prácti-
cas (Gudynas, 2011). No pretende defender
una definición en particular, sino más bien 39
Es Economista. Profesor e investigador
rescatar el “pluralismo de posturas” que se de la FLACSO. Consultor internacional.
Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-presi-
están concibiendo en varios países y desde
dente de la Asamblea Constituyente.
diferentes actores sociales. Se destaca aquí,
como una noción en construcción y perma- 40
Es investigador en el Centro Latino
Americano de Ecología Social (CLAES), en
nente discusión.
Montevideo, Uruguay.
César Germana41 vincula el “Bien Vi- 41
Es profesor principal de sociología en la
vir” o “Vivir bien” a los movimientos de facultad de Ciencias Sociales de la Univer-
pueblos indígenas andinos y amazónicos; sidad Mayor de San Marcos donde ha sido
como una propuesta que lleva consigo el Decano de la misma.
principio de igualdad en los diferentes
ámbitos de la existencia humana descri-
tos por Aníbal Quijano: la relación entre
sexos, la reciprocidad en las relaciones de

42
Ministro de Relaciones Exteriores del
Estado Plurinacional de Bolivia. Extracto
de la ponencia sustentada en el Encuentro
Latinoamericano “Pachamama, Pueblos,
Liberación y Sumak Kawsay”, organizado
por la Fundación Pueblo Indio del Ecuador
en la celebración del Primer Centenario de
Nacimiento de Mons. Leónidas Proaño,
Quito, 27 de enero del 2010.
43
Es historiador aymara boliviano, realizó un
estudio para la Coordinadora Andina de
Organizaciones Indígenas (CAOI) sobre el
“Buen Vivir / Vivir Bien: Filosofía, Políticas,
Estrategias y Experiencias de los Pueblos
Indígenas Andinos”, del cual hace parte el
presente texto.
44
Es abogado kichwa ecuatoriano, ex-pres-
idente de la Confederación de Nacionali-
dades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y
ex–candidato presidencial por Pachakutik.
46
trabajo, la armonía con la naturaleza y la
interculturalidad, esta última como dialo-
go de saberes que posibilita la articulación
de la nueva ciencia con las estructuras de
saber de los pueblos subalternados en
una perspectiva de lograr una forma más
democrática, es decir más igualitaria en su
existencia. (Germaná 2011).
En este sentido, el “Buen Vivir”, se enmar-
ca en la perspectiva decolonial, ya que para
Aníbal Quijano, esta propuesta destaca la
reaparición de nuevas racionalidades de las
que fueron colonizadas, por lo que se po-
dría ser testigo de diferentes racionalidades,
es decir, varios modos de producir un senti-
do, que puedan tener una esfera en común
donde se puedan comunicar y aprender los
unos de los otros. En otros términos, se refi-
ere a un “nuevo horizonte de sentido histórico
que emerge con toda su heterogeneidad históri-
co/estructural”. (Quijano, 2010)
En tercer y último lugar, quiero resaltar
los aportes a la teorización del “Buen Vi-
vir”, de algunos intelectuales indí-
genas, quienes además tener for-
mación académica, rescatan parte
de la herencia y el conocimiento
ancestral de los pueblos origi-
narios a los que pertenecen:
David Choquehuanca Cés-
pedes42, habla de un “Vi-
vir Bien”, basado en la
vivencia de los pue-
blos, es de-
cir, vivir en comunidad, en hermandad, en
armonía con las personas y la naturaleza
y especialmente vivir en complementarie-
dad. Hace la diferencia con el vivir mejor a
“costa del otro”, compitiendo en la opulencia
y el derroche, que promueve la noción de
desarrollo y bienestar en el modelo capi-
talista. (Choquehuanca, 2010). Esta noción
coincide con la diferencia entre vivir bien y
vivir mejor, introducida en la actual Consti-
tución Política de Bolivia 2009.
Fernando Huanacuni43, a partir de una
crítica a las promesas del progreso y el
desarrollo basado en la acumulación de
bienes, Plantea que a partir de los princi-
pios de los pueblos indígenas que hoy se
asumen; se pueda encontrar un paradig-
ma para el “Vivir Bien” que permita hablar
de un proceso de cambio de paradigmas.
Donde la concepción del tiempo entre
Occidente y ANDES es radicalmente dife-
rente (Huanacuni, 2010).
Por último, para Luis Macas44, el “Sumak
Kawsay” se presenta a partir de una pro-
funda reflexión sobre la cosmovisión de los
pueblos Kichwa en el Ecuador y su relación
con el proceso de colonización y domi-
nación hasta la llamada “Ciudadanización”
como el momento de ruptura de la vida
con la que se impone y se institucionaliza
el buen vivir en la constitución Ecuatoriana.
Por el contrario, lo que rescata del “Sumak
Kawsay”, es que se origina en la vida, en la
práctica, en la cotidianidad de los pueblos
indígenas y remite a una gran variedad de
sentidos y significados que recogen la mis-
ma vida en plenitud total, la vida en comu-
nidad, en reciprocidad y redistribución del
trabajo colectivo y la puesta en práctica de
conocimientos y saberes colectivos para vi-
vir en armonía (Macas, 2010).
Con este acercamiento teórico al “Buen
Vivir” o “Sumak Kawsay” en Ecuador y
“Bien Vivir” o “Sumak Qamaña” en Bolivia,
es necesario reconocer, la diversidad de
posturas y abordajes existentes. Por ello,
afirmo que el “Buen Vivir”, por lo menos,
desde su concepción se convierte en una
noción polisémica, que evidencia la dispu-
ta y permanente construcción en la que se
encuentra. Así mismo, el “Buen Vivir”, ha
sido susceptible de ser cooptado, banaliza-
do y vaciado en su contenido y significado
de acuerdo con los intereses de los dife-
rentes actores que a este se acercan.
 47

Diálogos
Sin embargo, el “Buen Vivir” también céntrica de las subjetividades subalternas”
ha dejado abierta la posibilidad de ser (Grosfoguel y Castro-Gomez, 2007, 21).
indagado, discutido, resignificado y visi-
Por ahora termino, más no concluyo,
bilizado desde el debate académico, pero
con el llamado que hace Héctor Alimonda
sobretodo posicionado desde la práctica
(2011: 39) frente a tener en cuenta el plan-
cotidiana de pueblos indígenas y campesi-
teamiento de Rosa Luxemburgo y Karl Po-
nos como una apuesta ético-política por
lanyi, sobre si lo decisivo en los orígenes
la misma Vida de todos los que estamos
de la economía de mercado es la transfor-
(no solamente humanos) y para los que
mación de seres humanos y de la naturale-
vendrán, frente a un modelo extractivis-
za en “mercaderías ficticias”, las luchas de
ta de acumulación asociado a la muerte
resistencia contra esta mercantilización
y la destrucción, que niega, objetiviza y
pasa a adquirir una nueva trascenden-
mercantiliza toda forma colectiva Otra de
cia; ya no se trata de resistencias para la
Pensar, Sentir, Estar y Ser con el agua, con
negación del progreso, como pretendió
el páramos, con la jalcas, y en general los
la hegemonía del iluminismo liberal y del
territorios que habitamos y nos habitan.
marxismo normatizado. Ahora sería nece-
En este sentido, me veo convocada a la sario leerlas como formas de resistencia
invitación que hace Luis macas, de acer- basadas en la defensa de sistemas tradi-
carme al “Sumak Kawsay” en la práctica, cionales de organización social para el uso
en la cotidianidad, y en la misma Vida y disposición comunitaria de los recursos
de pueblos originarios y comunidades humanos y naturales, frente a los embates
campesinas para tener un cartografía más de la mercantilización.
compleja y completa, tal como se pretende
Sin embargo, dadas las características
hacer durante el trabajo de campo de esta
que asume el actual modelo capitalis-
investigación.
ta globalizado, cada vez más voraz y
Realizar este primer abordaje conceptu- depredador, tal como lo demuestra los
al, también implica reconocer las limita- megaproyectos de extracción minera,
ciones en la teoría decolonial, sobre todo (por citar solo un ejemplo); las luchas de
si pensamos que su proyección es relativa- resistencia, parece ser que van más allá
mente reciente, uno de sus principales re- de la defensa de los sistemas tradiciona-
tos, reconocido por sus representantes, es les de organización social, que sin duda,
el lenguaje y conceptos aún insuficientes son la base para una mayor defensa en
para explicar la realidad. Por ello, se hace nuestros tiempos la “Defensa por la misma
necesario desplegar el lenguaje más allá Existencia de la Vida” entre ella la vida de
del sometido por las ciencias sociales la especie humana.
decimonónicas y que haga explicito las
estructuras del poder como una serie de
dispositivos vinculados en red. Es decir,
se necesita crear, lo que Aníbal Quijano
llama una “Resistencia semiótica, capaz
de resignificar las formas hegemónicas de
conocimiento desde el punto de vista
de la racionalidad post-euro-
 48
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Neo-extractivismo versus
Buen Vivir. Los casos de
Bolivia y Ecuador
*
Doctora en Geografía por la Universidad
Autónoma de Madrid (España), Máster
Europeo en Estudios Latinoamericanos:
Diversidad Cultural y Complejidad Social
por la Universidad Autónoma de Madrid
(España), la Université de Toulouse - Le
Mirail (Francia) y la Università degli Studi di
Torino (Italia), es licenciada en Antropología
Social por la Universidad Nacional de Edu-
cación a Distancia y en Historia por la Uni-
versidad Autónoma de Madrid. Actualmente
se encuentra desarrollando un posdoctora-
do en la Instituto de Geografía de la UNAM,
en donde da continuidad a sus trabajos
académicos precedentes, los cuales giran
en torno al estudio de la conflictividad
emergente en los procesos de apropiación
de territorios en contextos étnicos y de las
luchas que consecuentemente enfrentan
los pueblos indígenas en tales escenarios
de diversos países latinoamericanos como
Bolivia, Brasil o México. Correo electrónico:
vjabardo@igg.unam.mx
E
A modo de introducción
52
Virginia Jabardo Pereda*
Instituto de Geografía, Universidad
Nacional Autónoma de México
Sudamérica es el último de la cadena, el
último que corre, el que da saltos de gamo,
de los que todo el mundo puede reírse, salvo
ella. Tiene que actuar con precipitación y si
quiere vender tiene que producir, cueste lo
que cueste, azúcar, café, caucho, charqui o ni-
tratos, cacao, y siempre a bajo precio. De ahí
que, en cada caso, se vea encerrada en unos
“ciclos” sucesivos, con los subsiguientes des-
asimientos de la cadena, violentos e inopina-
dos. Este proceso es la clave, tanto del pasado
como del presente de América del Sur. Se ha
tenido que someter a todas las exigencias de
la demanda mundial: en materias primas, en
una economía que, al principio, fue estricta-
mente de tipo colonialista y que, después de
la época colonial, se perpetuó bajo la forma de
una economía de dependencia.
BRAUDEL, FERNAND,
Las civilizaciones actuales.
xtractivismo, neo-extractivis-
mo, post-extractivismo consti-
tuyen términos que de algunos
años a esta parte vienen lle-
nando las páginas de trabajos
científicos de las más diversas disciplinas,
habiéndose convertido en un atractivo ob-
jeto de debate. ¿Consiste esta tendencia en
una moda más de puertas adentro de la
academia? ¿Responde al compromiso que
siente esta por conectar con la realidad,
por escapar de reflexiones meramente teó-
ricas y aportar elementos que contribuyan
a la transformación social? La cuestión del
neo-extractivismo se ha colado entre los
debates académicos más recientes y cada
vez proliferan más los espacios de discu-
sión dedicados a reflexionar acerca de las
consecuencias que dicha práctica puede
acarrear para aquellos países que han su-
bordinado su desarrollo económico a la
lógica extractivista.
Los gobiernos de Bolivia y Ecuador se
muestran más preocupados en la manera
como engrosar las arcas del Estado que en
pensar en modelos alternativos de desa-
rrollo o incluso en modelos alternativos al
desarrollo. Ambos países a pesar de pre-
sentar altos niveles de riqueza en térmi-
nos de biodiversidad, de forma paradójica
presentan altos índices de pobreza, aun-
que gracias a las gestiones de los gobier-
nos de Evo Morales y Rafael Correa, res-
pectivamente, hayan logrado reducir de
manera notable estas cifras. La apremiante
búsqueda, y en ocasiones precipitada, de
métodos que creen riqueza, si bien a cor-
to plazo, los ha convertido en prisioneros
del modelo neo-extractivista. Este choca
 53
frontalmente con los paradigmas del suma
qamaña boliviano (término aymara) o Vivir
Bien y sumak kawsay ecuatoriano (término
quechua) o Buen Vivir, los cuales se enun-
cian como el estar en armonía con el resto
de seres humanos y frente a la naturaleza
como parte de ella.
El objetivo principal de este texto consis-
te, por lo tanto, en reflexionar acerca de las
contradicciones que emergen en la confron-
tación de los discursos oficiales de los go-
biernos progresistas de Bolivia y Ecuador
con el manejo del Vivir bien o Buen vivir
y el uso, apropiación y gestión de la natu-
raleza en el marco de un modelo primario-
exportador como es el neo-extractivismo.
Continuidades de la lógica capitalista
colonial
¿Qué matices aporta el prefijo “neo” al
concepto de extractivismo?, ¿qué diferen-
cia existe entre los modos de extracción de
recursos naturales y minerales desarrolla-
dos en América Latina desde el periodo
colonial y los actuales?
Nos hemos de remontar a mediados del
siglo XVI cuando el cerro de la ciudad de
Potosí, Bolivia, fue despojado de la ingente
cantidad de plata que albergaba en su inte-
rior. Narra Eduardo Galeano (1973) en una
de sus obras más célebres de qué manera
esta ciudad fue cubierta con este mineral. La
codicia de los conquistadores encontró en
ella el lugar propicio para ser puesta
en práctica y sus
Diálogos
minerales fueron intercambiados por el tí-
tulo de “Villa imperial”, concedido por el
emperador Carlos V. En lo que para aquel
entonces conformaba la Nueva España y
que a día de hoy corresponde con México,
este fenómeno se repitió en las ciudades de
Zacatecas y Guanajuato. Encontramos que
el modelo extractivista va ligado entonces a
la historia colonial, naciendo de la mano de
la conquista.
Desde los primeros años del periodo co-
lonial las materias primas de la periferia
aparecieron ante los ojos de los conquis-
tadores como un preciado tesoro que esti-
mularía el desarrollo de los centros de un
sistema mundo moderno en ciernes, con-
virtiéndose en la principal fuente de acu-
mulación de riquezas para las metrópolis.
Mientras los países periféricos eran despo-
jados y transferían sus recursos, los cen-
tros, con una capacidad de consumo que 1
Tal y como apunta Roberto Almanza (2012)
crecía vertiginosamente, consolidaban sus América se construyó como la condición de
posiciones hegemónicas en el nuevo esce- posibilidad de lo que sería la modernidad y
nario geopolítico. La nueva praxis colonial el capitalismo, modelo económico hegemó-
impulsó el modelo extractivista que dio el nico (2012), así como la primera periferia
del sistema colonial europeo, quedando
pistoletazo de salida a una búsqueda ince-
modernidad y colonialidad inextricable-
sante de minerales preciosos –oro y plata
principalmente– con los que subvencionar
mente unidas, o parafraseando a Mignolo,
constituyendo las dos caras de la misma
una recién instaurada economía-mundo moneda.
capitalista en plena expansión. En tal esce-
nario, las periferias, como así se constituyó
América Latina desde el largo siglo XVI
(Wallerstein, 1979; Braudel, 1984) jugaron
el papel de proveedoras de materias pri-
mas demandadas por los grandes centros
del sistema mundo moderno, sembrando
de esta manera el germen de la dependen-
cia subsidiaria que estrangularía más
tarde al continente1.
 54
Actualmente los gobiernos progresistas
latinoamericanos promueven la continui-
dad de la economía primario-exportadora
o la reprimarización de la economía, si bien
con un matiz importante que cabe señalar:
lo hacen defendiendo a través de discursos
de tinte nacionalista el papel soberano de los
pueblos, a quienes hacen aparecer por un
lado como dueños de los bienes primarios
y por otro presumen de convertirlos en los
principales beneficiarios de las ganancias
obtenidas con las operaciones de venta de
dichos recursos en los mercados globales,
destinadas a reducir la desigualdad social e
incrementar la redistribución de las rentas
y el gasto público. Estos gobiernos inciden
en el modelo extractivista para alcanzar el
bienestar social y reducir la pobreza par-
tiendo de una clara asociación, tan arraiga-
da como la modernidad, entre desarrollo y
crecimiento económico. Tan convencido de
ello se muestra Rafael Correa que ha decla-
rado: “No daremos marcha atrás en la Ley
de Minería, porque el desarrollo respon-
sable de la minería es fundamental para el
progreso del país. No podemos sentarnos
como mendigos en el saco de oro”, mien-
tras que en la misma línea de argumenta-
ción Evo Morales expone que: “algunas
ONGs decían ‘Amazonía sin petróleo’ (…)
eso quiere decir que no haya gas ni petróleo
para los bolivianos, entonces ¿de qué Boli-
via va a vivir si algunas ONGs dicen Ama-
zonía sin petróleo?” (en Gudynas, 2009, p.
214). Esta “trampa asistencialista” (Gudy-
nas, 2011b) se sirve de la inversión en pro-
gramas sociales para legitimar, de cara a la
opinión pública, la persistencia del modelo,
buscando a su vez debilitar la protesta so-
cial en su contra (Gudynas, 2009). Es lo que
a día de hoy se ha venido a denominar en-
tonces como neo-extractivismo, siendo, por
lo tanto, su característica principal la recu-
peración del papel del Estado en el proceso
productivo de dicho modelo (ibid.).
Si la historia se repite lo hace con ciertos
matices. En los países andino-amazónicos
como son los casos de Bolivia y Ecuador,
el modelo económico basado en la exporta-
ción de materias primas se continúa repro-
duciendo. Se busca atraer al capital extranje-
ro aunque esto resulte contradictorio con la
nacionalización de empresas llevada a cabo
en ambos países en los primeros años de las
actuales gestiones de Morales y Correa. En
este contexto surgen algunas preguntas, no
todas fáciles de responder: ¿Cómo conjugar
las prácticas neo-extractivistas con los dis-
cursos de las nuevas izquierdas latinoame-
ricanas?, ¿cómo legitimar tales acciones en
un país como Bolivia en el que se enaltece
la “revolución comunitaria indo-popular”
o en Ecuador con la pretendida “revolución
ciudadana”? Y en definitiva ¿hay alternati-
va para evitar la persistencia de modelos de
desarrollo dependientes de la exportación
de materias primas? La respuesta debe apa-
recer contundente: sí la hay. Y para ello ni
siquiera hay que plantearse una vuelta a la
vida más primitiva, ni quedar al margen de
los procesos globales.
No tenemos porqué caer en la trampa
que plantea Bautista cuando señala que
“o bien nos desarrollamos y entonces
explotamos a la naturaleza para moder-
nizarnos, o bien nos quedamos donde es-
tábamos antes, no sólo subdesarrollados,
sino conviviendo con formas de vida ar-
caicas, casi en la Edad de Piedra, o como
salvajes viviendo en medio de la selva”
(2014, p. 259). Es cierto que cuesta encon-
trar una fórmula que concilie el modelo
neo-extractivista con los paradigmas del
suma qamaña y sumak kawsay, lógicas que
se presentan como radicalmente opues-
tas. Sin embargo, no tenemos porqué
movernos únicamente en la mencionada
disyuntiva extrema que no deja lugar a
opciones intermedias. Y no parece im-
prescindible ahondar en dicho modelo,
el cual ha caracterizado a las economías
latinoamericanas desde el arranque de su
historia colonial.
Pareciera un sacrificio inevitable con el
que satisfacer las necesidades del pueblo
–boliviano y ecuatoriano– y salir de la po-
breza (aunque las necesidades que en últi-
mo término se satisfagan sean en realidad
las de los países industrializados). Para
ello la estrategia pasa por establecer una
asociación directa entre el modelo neo-ex-
tractivista y el progreso de la nación, con-
virtiéndolo en la principal actividad eco-
nómico-productiva sobre la que asentar la
economía del país. Martínez Alier llama
la atención acerca de los aparentes bene-
ficios económicos que este modelo puede
reportar, lo cual desmiente mostrando los
datos que indican el déficit de las balanzas
comerciales de varios países del continente
sudamericano como Ecuador, Colombia,
Brasil o Perú (2015).
 55

Muchos son quienes perciben temero-
sos el auge de gobiernos progresistas de
la nueva izquierda latinoamericana. Este
temor procede de la creencia de que una
nueva geopolítica del panorama de dicho
continente dará la espalda a los intereses
económicos y financieros que tradicio-
nalmente han determinado el devenir so-
ciopolítico y las tendencias de la econo-
mía en la región. En concreto gobiernos
como los de Bolivia o Ecuador mantienen
un pulso frente a empresas transnaciona-
les que gozaron de ciertos privilegios,
como lo son las exenciones fiscales, por
la explotación de los recursos naturales
que se encuentran en sus suelos. Cier-
to nerviosismo se cierne sobre aquellas
compañías que habían detentado sin
mayores problemas la gestión y comer-
Diálogos
En ambos países ha supuesto una absoluta
novedad la inclusión en los textos constitucio-
nales de la naturaleza entendida como sujeto de
derecho. Ambas constituciones son de las más
progresistas entre todas las del continente latino-
americano. Incluso para el caso boliviano se ha
llegado a crear la Ley Marco de la Madre Tierra
y Derecho Integral para Vivir Bien (aprobada en
octubre de 2012) en la que no solo se reconocen
los derechos de esta sino que se equiparan a los
derechos de los seres humanos2.
El actual presidente, Evo Morales, ha
reiterado tanto en apariciones públicas
como en diversos escritos, la inquebran-
table relación entre la naturaleza y los
grupos humanos en Bolivia, fundamen- 2
El derecho a la vida y a la existencia;
talmente grupos indígenas. En uno de el derecho a continuar ciclos vitales y
sus discursos más emblemáticos abogó, procesos libre de la alteración humana; el

cialización de recursos extraídos en estos
países, caso de la española Repsol la cual
se ha visto inmersa en tensas situaciones
de conflicto frente al gobierno boliviano
frente a la comunidad internacional en
el marco de la celebración de la Cum-
bre del Clima de Copenhague (2009),
por la prioridad de defender la naturaleza,
derecho a no tener su estructura celular
contaminada o alterada genéticamente;
el derecho a no ser afectada por mega
infraestructuras y proyectos de desarrollo
que afecten el balance de los ecosistemas y

tras la retirada de la potestad para la ex- la Madre Tierra, por su carácter sagrado, las comunidades de los pobladores locales;

tracción de hidrocarburos. por constituir el hogar de la humanidad. el derecho al aire limpio y al agua pura; el
derecho al equilibrio; el derecho a no ser
Cuestionaba las políticas conducentes contaminada. Consultado en Observatorio
Al mismo tiempo han sucedido las a su destrucción que la someten a un Latinoamericano de Conflictos Ambientales,
protestas en el seno de estos países, de la proceso de mercantilización ante lo que en http://www.olca.cl/oca/index.ht.
mano de activistas de la sociedad
civil que junto con las poblaciones
locales afectadas por la puesta en
marcha de megaproyectos, luchan
por la preservación de la biodi-
versidad y por la no injerencia de
empresas neo-extractivistas. Tan-
to en Bolivia como en Ecuador el
conjunto de la sociedad legitima
tales protestas amparándose en el
cumplimiento de varios artículos
recogidos en la carta magna de los
respectivos países, exigiendo que
no solo se reconozca sobre el pa-
pel el derecho a la naturaleza sino
que este se aplique.

La naturaleza como sujeto

de derecho en los discursos
oficiales
Se ha convertido en un rompeca-
bezas para los poderes ejecutivos
de los gobiernos de Bolivia y Ecua-
dor la manera cómo conjugar un
modelo neo-extractivista con las
políticas adoptadas en defensa de
la naturaleza.

3
Esto explica el interés mostrado por el
Banco Nacional de Brasil para el Desarrollo
Social y Económico (BNDES) en la cons-
trucción de dicho corredor.
56
defiende que “la madre no se alquila, no
se vende ni se viola” sino que “hay que
respetarla” (Svampa, Stefanoni y Forni-
llo, 2010, p. 272). Diera la impresión que
tal defensa de la naturaleza quedase en el
olvido en el momento en el que autoriza
la construcción de la carretera que atra-
vesará el TIPNIS, refugio de múltiples
familias originarias, pese a la protesta
social que dicho proyecto ha desencade-
nado. Y, sin embargo, en su programa,
amalgama de premisas provenientes del
socialismo, cosmología indigenista y
cierta carga nacionalista, se acusa al ca-
pitalismo de ser el principal responsable
de la destrucción de la naturaleza y del
saqueo voraz y salvaje de sus recursos,
privatizándolos. Los discursos de Mora-
les hacen continua referencia a la inver-
sión del esquema del vivir mejor (propio
del modo de producción capitalista) por
el Buen Vivir, basado en la solidaridad y
reciprocidad (Svampa, Stefanoni y Forni-
llo, 2010). Las fuentes de estos discursos
beben de aquellas proclamas libertarias
de mitad de siglo, encarnadas en el caso
boliviano en Fausto Reinaga, quien en el
prólogo de su obra más famosa gritaba
lo siguiente: “De ahí que cuando los dos
millones y medio de indios claman: TIE-
RRA, ejercitan, esgrimen el derecho del
hijo a reconquistar su madre. La voz de
la justicia aureola la frente y los puños
del pueblo indio en su marcha hacia la
posesión y uso de la Tierra, su Pachama-
ma” (1953, p. 4).
En Ecuador han sido más atrevidos en
el rediseño de la legislación que atañe a la
concepción de la naturaleza si la confron-
tamos a su homóloga de Bolivia. El artículo
71 de la Asamblea Legislativa recoge que
“la naturaleza o Pacha Mama, donde se re-
produce y realiza la vida, tiene derecho a
que se respete integralmente su existencia
y el mantenimiento y regeneración de sus
ciclos vitales, estructura, funciones y pro-
cesos evolutivos”. Además de este ejem-
plo, del todo ilustrativo, no sobra men-
cionar que el paradigma del sumak kawsay
aparece como un elemento transversal del
texto constitucional, de lo que ha dado
cuenta Catherine Walsh (2012, p. 110). Su-
mado a ello se ha creado el Plan Nacional
para el Buen Vivir, aunque se persista en
alentar los proyectos petroleros (Gudynas,
2011a). Es por ello que podemos afirmar
sin temor a equivocarnos que los nuevos
discursos que se manejan tanto en un país
como en el otro caen en contradicciones,
en muchos casos insoslayables.
En defensa del territorio. Los casos del
TIPNIS (Bolivia) y Yasuní (Ecuador)
En ambos países se producen, por lo tanto,
ciertas contradicciones en el uso de la na-
turaleza asociadas al modelo neo-extracti-
vista. Prestaremos especial atención a dos
casos paradigmáticos que ponen de mani-
fiesto a éstas.
Empezaremos por Bolivia y nos despla-
zaremos hasta el Territorio Indígena Par-
que Nacional Isiboro Sécure –TIPNIS– ubi-
cado al interior de la región amazónica y
el cual ocupa una extensión de 12,000 km².
Este etnoterritorio en el que habitan pobla-
ciones tsimanes, mojeñas, yukis o yuraca-
rés, destaca por su riqueza en términos de
biodiversidad. Un proyecto diseñado en
2011 planeó construir una carretera que
atravesaría más de 100 kilómetros del in-
terior del TIPNIS y que al mismo tiempo
se pretendía que funcionase como canal o
vía por el que exportar materias primas a
países vecinos3. En respuesta, los pueblos
indígenas que se vieron involucrados en
dicho conflicto se organizaron para exigir
el reconocimiento de los derechos territo-
riales que se hicieron efectivos en la década
de los noventa del pasado siglo. No solo se
ha incurrido en el incumplimiento del de-
recho de consulta de las comunidades del
TIPNIS, poniendo en entredicho la sobera-
nía del pueblo en cuanto a los recursos na-
turales, sino que se ha puesto de manifiesto
la continuidad de un modelo exportador
que ha ido esquilmando los recursos de la
Amazonia boliviana. A pesar de los argu-
mentos esgrimidos por el ejecutivo en de-
fensa de este proyecto, lo que parece poco
transparente son las concesiones de más de
100,000 hectáreas a un consorcio encabeza-
do por la empresa brasileña Petrobras y la
francesa Total (Leveratto, 2011).
Salvando las distancias, el caso del TIP-
NIS comparte numerosas similitudes con
el caso del Parque Nacional de Yasuní en
Ecuador, en donde Rafael Correa ha dado
vía libre a la explotación del oro negro. El
Parque Nacional Yasuní, con una exten-
sión que alcanza el millón de hectáreas, fue
 57
declarado Reserva Mundial de la Biosfera
por la UNESCO en 1989 y se localiza en
la región amazónica del país. Transcurrie-
ron casi 10 años para que el, para enton-
ces presidente de la república, Jorge Jami
Mahuad, declarase la zona más meridional
como “zona intangible” de cara a evitar
la explotación de recursos en su interior.
De modo similar a lo comentado para el
TIPNIS, este espacio alberga tanto uno de
los más altos índices de biodiversidad del
planeta con un valor incalculable en térmi-
nos ambientales, como a diversos pueblos
indígenas (huaorani, tagaeri, taromena-
ne o quechua). Pero lo que ha atraído la
atención del gobierno ecuatoriano por un
lado y de compañías petrolíferas por otro,
es que en el subsuelo de este espacio se
encuentra hasta el 20% de las reservas de
petróleo del país, concretamente en el eje
Ishipingo-Tambococha y Tipunini (ITT).
La prohibición implantada durante el
gobierno de Mahuad fue respetada en un
principio por el actual presidente, quien
más tarde consideró (con muestras de tris-
teza) inevitable mantener dicha prohibi-
ción. Para ello se acogió a lo dictado por la
constitución del país que le permite, como
presidente, dar luz verde a aquellos pro-
yectos dirigidos a la explotación de recur-
sos no renovables aunque esto tenga lugar
en áreas protegidas, siempre y cuando ta-
les acciones respondan al interés nacional,
asumiendo la producción de barriles como
uno de los grandes financiadores de la eco-
nomía ecuatoriana. Al mismo tiempo, el
texto constitucional de Ecuador incluía en
su reforma del año 2008 el paradigma del
Buen Vivir, si bien no ha frenado la perfo-
ración de pozos petrolíferos, tampoco se
han atendido en este caso las protestas de
las comunidades indígenas que habitan
este espacio, dándose casos de violencia y
criminalización contra dirigentes indígenas
que las han liderado, y habiéndose contabi-
lizado más de 200 activistas a quienes les ha
sido abierto un proceso judicial, acusados
de “terrorismo” y “sabotaje” por mostrar
abiertamente su oposición a la entrada de
empresas de países como Canadá, China,
Brasil o del continente europeo (Cúneo y
Gascó, 2013, p. 216). Y tal y como se comen-
taba para Bolivia, los grandes beneficiarios
de las extracciones de crudo y su posterior
exportación serán empresas extranjeras, en
este caso chinas y la española Repsol.
Diálogos
El neo-extractivismo ha reconfigurado la
ordenación del espacio en la región ama-
zónica de ambos países, lo cual afecta di-
rectamente a las poblaciones locales que
lo habitan. La explotación de la Amazonia
demuestra el avance de un “extractivismo
depredador” (Gudynas, 2011a, 2011). Y
como en todo momento de la historia del
capitalismo, en Bolivia y Ecuador la natu-
raleza ha sido convertida en objeto, sien-
do cosificada, y quedando de este modo
subsumida a la acumulación capitalista.
Asimismo, la expresión utilizada por Da-
vid Harvey a partir de la lectura de Marx:
“acumulación de capital por desposesión”,
nos ayuda a entender la perpetuación del
sistema capitalista a través de la mercanti-
lización de los recursos ambientales. Y la
producción hegemónica de la biodiversi-
dad no está dejando margen a otros modos
de entender la naturaleza.
A modo de reflexión
A los gobiernos progresistas de América
Latina emergentes desde finales del siglo
pasado y principios del actual, se les pre-
senta el reto de conciliar la lógica extrac-
tivista con el proyecto de construcción de
un Estado plurinacional, descolonizado e
intercultural.
El proyecto de la modernidad nos desvela
su dimensión más destructiva e irracional
en la relación de dominación que ha desple-
gado frente a la naturaleza, la cual ha sido
convertida en una mercancía con valor de
cambio, en una ganancia que determina la
producción capitalista, y por la que se dis-
putan su apropiación las grandes potencias
hegemónicas. La destrucción de la natura-
leza ha contribuido a poner de manifiesto
la crisis civilizatoria por la que atraviesa el
proyecto de la modernidad.
Bolivia y Ecuador son dos países que
apuestan por refundar un Estado que se
sustente sobre la interculturalidad, decolo-
nialidad y plurinacionalidad, mecanismos
con los que presumen enfrentar la razón
moderno-occidental así como la lógica de
dominio colonial a partir de racionalida-
des epistémicas otras.
Quedaba señalada la idea de que hay
alternativas al modelo neo-extractivista.
El conjunto de propuestas van desde de-
sarrollos alternativos hasta alternativas
 58

tivas que van apareciendo lo hacen bajo

el paraguas del post-extractivismo, no de-
4
En base al informe publicado por el Grupo ben ser traducidas como una renuncia al
de Trabajo Cambio Climático y Justicia, modelo extractivo.
Bolivia y Ecuador, junto con otros países
sudamericanos, tal es el caso de Vene- Más allá de tales propuestas, de si pue-
zuela, alcanzan cifras que superan el 90% dan o no convencer, de si puedan mostrarse
de las exportaciones en materias primas
como una alternativa real o no, lo primero y
(2014, p.9).
más prioritario para países como Bolivia y
5
Linera ha creado la noción de “capitalis- Ecuador es cesar en su vocación netamente
mo andino-amazónico” para referirse a
exportadora de materias primas4; transfor-
un modelo económico sustentado en la
explotación de recursos, cuyos beneficios mar de forma radical los patrones de con-
se redistribuyan en el ámbito comunitario sumo y las estructuras que alientan a los
(Jabardo, 2015). mismos; cambiar el rumbo y tratar de evi-
tar asumir la racionalidad capitalista como
la única vía posible de desarrollo; dejar de
emular al Norte en términos de progreso y
desarrollo económico, para impedir que, tal
y como advierte Héctor Alimonda, se repi-
ta la historia que convirtió a América (junto
con Oceanía) en el mayor ejemplo de “me-
gacatástrofe ambiental por intervención
humana” (2012, p. 69).
Para García Linera, vicepresidente de
la república de Bolivia e ideólogo de la
pretendida revolución puesta en marcha
en el país, lo importante del debate no es
cuestionarse si se es o no extractivista, sino
plantearse de qué manera se puede transi-
tar hacia otro modo de producción que su-
pere al modo capitalista (2012, p. 103)5. Al
mismo tiempo hace una apuesta rotunda
por mantener dicho modelo alegando que
a día de hoy constituye “el único medio
técnico del que disponemos para distri-
buir la riqueza material generada gracias a
él” (García, 108), porque si no de qué otro
modo superar el extractivismo, se cuestio-
na el vicepresidente. Pero la respuesta no
puede ser con más extractivismo. De esta
manera se corre el riesgo de caer en lo que
Martínez Alier denomina como “desarro-
llismo senil” o la perpetuación y profundi-
zación de dicho modelo (2004).
Si se quiere abandonar una economía
primario-exportadora que contribuye a
mantener la relación desigual y de depen-
dencia Norte-Sur no sirven las estrategias
al desarrollo (Gudynas, 2011a, 2011b).
lampedusianas del que todo cambie para
Estas van desde el concepto un tanto ex-
que todo siga igual. Sino que se debe op-
travagante de “extractivismo sensato y
tar por economías que no hagan depen-
responsable” a los enfoques de decreci- der al país de turno de la explotación de
miento, post-extractivismo, Buen Vivir, recursos naturales, esto es, economías
biocivilización, economía basada en re- post-extractivistas. Para Alberto Acos-
cursos zeitgeist o crecimiento/economía ta, economista y ex ministro de Minas y
verde (GTCC-J, 2014). Si bien las alterna- Energía de Ecuador, supone un reto de
 59
gran magnitud lograr dicha transición en
un mundo capitalista del todo dependien-
te de bienes como el petróleo, la minería,
los recursos forestales, etc., por lo que
su apuesta va dirigida al decrecimiento
planificado del extractivismo (2012). Op-
ciones como el Buen Vivir o el Vivir Bien
emergen efectivamente como alternativas
al desarrollo, si bien no parece que vaya a
superar la dimensión teórica desde la que
son planteadas tanto en Ecuador como en
Bolivia, al menos a día de hoy. En ambos
países se requeriría un cambio de rumbo
en las políticas económicas y en los proce-
sos productivos para que estos no queden
anclados al modelo primario-exportador,
sino que se conceda prioridad a las acti-
vidades económicas del mercado interno,
sin supeditar la naturaleza a los flujos del
capital internacional. Consecuentemente
esto otorgaría a los estados mayor mar-
gen para maniobrar en cuanto a la explo-
tación y gestión de los recursos naturales
y minerales, para disponer de ellos y de
las ganancias que de estos devengan, para
facilitar de este modo una redistribución
social de la riqueza más justa. El futuro,
sin embargo, se presenta incierto.
Diálogos
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 61
Un jinete en bicicleta
C
Bryan Reyes*
uando sale el sol color pla-
ta y se esconden las gentes
por miedo al vacío, sale por
entre las calles un jinete, que
a diferencia de otros no sabe
de estribos, ni herraduras, este jinete rue-
da por tan ancestrales tierras, por el asfalto
desgastado en el que por sus ranuras se
encuentra congelada la dignidad de aque-
llos transeúntes que la dejaron caer y en
horas concurridas caminan sobre ella.
Este jinete deambula por entre la luz de
la luna, por entre las construcciones, en-
contrándose con niños que se aferran a su
inocencia y la defienden con un frasco de
pegante entre las manos y con ese mismo
golpean a quien toque golpear. Pasa por el
centro de su ciudad, por el centro de cada
baldosa, pero el hombre no está en el cen-
tro, está en el sur y se siente mal por es-
tarlo, por ser un mestizo sin lactosa, por
estar allá, en lo más bajo, en el sur, casi que
en el suelo, por ser un subdesarrollado con
el que se desarrollan las potencias, por ser
miembro del club del tercer mundo y des-
de allí creer que en las ‘escuelas’ del sur
hay docentes que dan cátedras magistra-
les de estrategias para cuando ya todo esté
preparado y los de abajo nos movamos
para que los de arriba se caigan. Y creer.
No avanza mucho este jinete porque
al encontrarse en su sexta década de
vida las articulaciones ya no son
tan rápidas como la juventud y
apenas se mueve porque el
viento lo mueve y mientras
lo mueve, el frio hace estra-
gos y acomoda su bufanda
escocés para resguardarse
del frio y viene a él, el profundo
Cuentos y poemas
llanto que le causa España, cuando en una
de sus aceras madrileñas un sujeto le dice:
“quítate de ahí, sudaca de mierda” y el ji-
nete con toda su fuerza le dice: “Ahhh, a
ti era el que quería encontrar, y sí me lo
preguntas, ¡sí! vine por mi oro, ¡sí!, por el
que tú y tu gente nos robaron, ¡sí!, a mi y a
mi gente, ese oro que nos saquearon ¡ham-
pones! por el mismo que asesinaron toda *
Estudiante de Licenciatura en Artes de la
una cultura, ese oro que hoy puedo ver en Universidad Pedagógica y Tecnológica de
las edificaciones que levantaron y con el Colombia (UPTC), integrante del colectivo
cual se enriqueció toda esta tierra, policía
Catedra de Pensamiento Latinoamericano
de esa universidad. Correo electrónico:
de mierda”. Y el jinete cae (doblemente) en sin.jotabr@gmail.com
un irreversible llanto y llora y llora porque
no puede contener su odio hacia la huma-
nidad, por no poder frenar su desprecio a
cada maldito individuo que habita el más
recóndito lugar en este planeta y no se de-
tiene porque el odio lo incita a escribir, al
odio y al novio que secuestra la mano de su
compañera, y escribe y repasa duro, rom-
piendo la hoja le escribe al odio, a cada ser
humano que se conformó con lo impuesto
y ahora marcha por una vida invivible. y
se odia a él mismo por ahorcarse con la fa-
tídica soga del amor, odia el presente que
le dejaron los de ayer, la juventud anciana
que no se mueve, odia esa necesidad de
amar, de depender, de odiar
 62
El falso sincretismo
económico del capital;
Neo-extractivismo
¿Responde el Neo-extractivismo a
*
Estudiante de la Licenciatura en Educación
Básica con énfasis en Ciencias Sociales las dimensiones minero-energéticas
de la Universidad Distrital Francisco
José de Caldas. Correo electrónico:
santiagosoc91@gmail.com del mundo moderno?
Santiago Forero Ortiz*
…Un solo día de la vida de una perso-
na que comprenda cómo todas las cosas
surgen y se desvanecen, vale más que
cien años de la vida de una persona que
no comprende cómo las cosas surgen y se
desvanecen.
Filosofía Taoísta.
E
ste ensayo cuenta con una es-
tructura de sentido compara-
tivo y valorativo; busca res-
ponder a la cuestión de si el
Neo-extractivismo puede ser
comprendido como una nueva estrategia
global para la preservación del recurso na-
tural y humano o si ofrece salidas viables
al desmedido desarrollismo. Este proble-
ma se irá develando de acuerdo a consi-
deraciones hechas desde una perspectiva
relacional economicista, a partir de la con-
cepción de desarrollo y progreso que da
sentido a capitalización de la naturaleza
y una perspectiva moral propia, que pre-
tende sopesar estos conceptos. Si bien, el
extractivismo convencional hace parte del
proceso de acumulación de riqueza pro-
movido afanosamente desde la pretensión
expansiva de los centros del desarrollo del
capital para su sostenimiento y conserva-
ción. Este nuevo término que se nos pre-
senta, cambia el papel del estado dentro
de la estructura del capital, dando un me-
jor manejo a los bienes naturales del terri-
torio nacional, sin embargo esta no llega
a ser la respuesta al problema mayor que
representa el crecimiento exponencial de
las sociedades a escala global. Más allá
de la respuestas que presenta esta para-
doja económico-política, encontraremos
salidas que permiten re-considerar y re-
orientar las acepciones de desarrollo des-
de proyectos epistémicos alternativos,
que logran responder de una u otra ma-
nera al desafío global de la permanencia
en el planeta, que aunque novedosos y
propositivos no logran tener un alcance
 63
frente a la constante de expansión y des-
trucción del sistema capitalista.
La configuración de la era moderna ha
propiciado la estructura del capitalismo
como orden socio-económico sustentado
en la hegemonía y el poder de los países
inscritos en la lógica del desarrollo tecno-
lógico-científico y la descentralización de
flujos económico-políticos. La regla de la
capitalización de la naturaleza es simple;
imposición de fuerza por fuerza, donde
la fuerza productiva obedece a la efecti-
vidad en tanto que transformación de la
naturaleza. Los medios de producción, de
carácter privado, incluyendo el papel del
trabajador asalariado, se asumen como la
mejor herramienta que posee el depreda-
dor en su medio. Es esto mismo, ver la de-
predación de la naturaleza, y quien logre
transformarla de la manera más adquisi-
tiva tiene mayor oportunidad de ganar
el máximo beneficio o lucro. Este fin del
“techo productivo”, la maximización de
la adquisición como modo de transforma-
ción de los bienes naturales desde modos
de producción específicos, no llega a ser
compatible con los ciclos de producción de
los recursos naturales.
Podemos ver las disparidades al decir
que los procesos geológicos, desde la for-
mación de montañas, la acumulación de
aguas subterráneas, la presión de las pla-
cas tectónicas, los yacimientos de mine-
rales, los pozos petrolíferos, han tardado
eones en formarse, pero en la expansiva
búsqueda y captación de estos (menos)
preciados bienes para suplir el crecimien-
to exponencial propulsado por el desarro-
llismo y a su vez para dar cubrimiento al
consumo energético a nivel mundial, no se
ha tardado sino poco menos que décadas
para consumar grandes reservas energé-
ticas. Estas reservas deben comprenderse
desde una constante de finitud o una cons-
tante en el planeta que se ve en decreci-
miento por la excesiva sobre-utilización y
sobre-explotación de la materia.
La incorporación de la energía/materia
al medio original, su causa misma, desde
procesos de revitalización y re-estructura-
ción de la constante energética se ven opa-
cados por la ley límite de la entropía en
donde se sitúan distinguidamente las po-
tencialidades y los límites de la naturaleza,
pues se reconoce que en los procesos eco-
Miradas estudiantiles
nómicos se encuentra la tendencia a la de-
gradación parcial progresiva de la materia
y la energía y, con ello, se esbozan los lími-
tes físicos que impone la ley de la entropía
al crecimiento económico y a la expansión
de la producción. Y aunque el crecimien-
to económico avanza a costa de la pérdida
de fertilidad de la tierra y la desorganiza-
ción de los ecosistemas, esto es resultado
del no-reconocimiento de este accionar de
la capitalización y tecnificación de la na-
turaleza, y por el cual el ser humano, por
ser parte del ecosistema mismo que agota,
debe enfrentarse a la ineluctable degrada-
ción entrópica de todo proceso productivo
y consigo la sostenibilidad armónica de los
ecosistemas (Leff, 2004).1
Las alteraciones de orden artificial,
provocadas por procesos de adaptación
a necesidades y espacio (léase como un
bucle dialéctico) motivan al ser humano
a la determinación sobre la naturaleza sin
reconocer además su reciproca filiación Leff (2004) ofrece una perspectiva sutil
1
frente a la crisis del medio ambiente mani-
al sistema natural. El agotamiento de los
fiesta desde una crisis civilizatoria. Introdu-
sistemas obedece al accionar del hombre ce el concepto de Ley de Entropía, tomando
acompañado de un agotamiento de con- consideraciones hechas desde la segunda
ciencia que no le permite reconocerse y ley de la termodinámica clásica para desig-
verse reflejado en sus acciones. La nega- nar la degradación de los recursos naturales
y de la materia al atravesar por procesos de
ción de la contradicción que oculta la ilu-
producción y transformación energética.
sión de poder controlar la naturaleza, en
el caso de la configuración socio-política,
socio-económica, incluso socio-discursiva
del sistema capitalista no permite al mis-
mo concebirse bajo una lógica directriz
distinta que no sea el extractivismo; de
igual manera somos sus reductos, aquellos
que pertenecemos y sustentamos el siste-
ma de consumo, regido por la oferta y la
demanda de necesidades que no conoce-
mos a fondo.
Consumo no es igual a vida, y, se pre-
senta la confrontación ante una completa
paradoja del ser humano en su lucha por
reconocerse desde su unidad existencial
en la totalidad universal de la esencia pe-
renne de la naturaleza, desde una pers-
pectiva biocéntrica; es este el sujeto que se
re-dimensiona desde la confrontación y re-
sistencia hacia la hegemonía estructurante
que presenta la capitalización de la natu-
raleza desde el saqueo y la aniquilación
(bucle dialéctico de error cíclico). Es decir,
si se secuenciaran las acciones del ser hu-
mano, desde la repetición continua y sobre
el punto de partida que es la naturaleza,
basándose en la explotación y extracción
 64
sobre-forzada, sobre-acumulada, sobre-
utilizada y no-basada en recursos, se lle-
garía, se quiera o no, a la desaparición fija
de dicho punto, la constante energética y
la constante armónica natural-vital.
Si la energía es la capacidad de realizar
un trabajo y no tenemos más fuentes de
bienes minero-energéticos puede dejarse
de lado la idea de seguir creciendo eco-
nómicamente, no habrá energía suficiente
para generar trabajo ni potencia. En tiem-
pos de advertencia encontramos deber
en el preconizar posibles puntos de fuga,
salidas del mundo de la modernidad en
su ideal mecanicista del desarrollismo,
donde el extractivismo juega un papel ac-
tivo en el desenvolvimiento, expansión y
difusión de las lógicas capitalistas.
Es así donde el crecimiento exponen-
cial propuesto por el sistema capitalista
da lugar a la aparición de la concepción
de riqueza y con esta surge también la
concepción del desarrollo tecnológico e
industrial, justamente para aumentar la
productividad y capacidad de extracción
y procesamiento de recursos, afín de acu-
mular y replicar. Es este, el instinto de la
capitalización, y como un tigre frente a su
presa, utilizando sus garras retráctiles y su
estrategia de caza, ataca y acaba su cometi-
do. El hecho de que utilice sus habilidades
para cazar implica que en su instinto exis-
ta aquello que le direcciona en su accionar,
una evolución constante que es inherente a
la capacidad de adaptación al medio.
Es el extractivismo una habilidad in-
herente al sistema capitalista, donde su
presa, que es tierra y abundancia, es des-
garrada por palas y retroexcavadoras, ho-
radada por pozos y socavones, infectada
en su sangre viva, que es agua, y alterada
su pureza e integridad, que es aire y so-
plo de vida. Brillantemente lo expresa En-
gels en su ensayo el papel del trabajo en la
transformación del mono en hombre (1876): la
necesidad creó el órgano, donde el papel
de adaptación del sistema capitalista en su
propia conservación, le llevó a desarrollar
a cabo la lógica del extractivismo, en su ne-
cesidad de realización desde la concepción
del progreso continuo.
Este progreso continuo está siendo pro-
pugnado por las demandas minero-energé-
ticas que promulgan los centros de desarro-
llo capitalista, comúnmente denominado
como “primer mundo”. Las “tierras altas”
se caracterizan por su desarrollo y rique-
za histórico-político, mas no precisamente
por su riqueza económico-natural. Un país
que cuente con bajos recursos naturales, o
su abanico de opciones sea muy reducida,
puede de igual forma establecerse en el de-
sarrollo productivo que se fundamente en
la producción tecnológica-industrial, debi-
do a sus avanzados conocimientos en este
ámbito, pero para sustentar estas prácticas
económicas debe recurrir a la importación
de materias primas de las que depende este
modo de producción.
La teoría de la dependencia sostiene que
la desigualdad en el mundo se debe a pau-
tas históricas de explotación de los países
pobres por los países “ricos”. Este control
económico-político que permite el enri-
quecimiento de una minoría de naciones
por medio de los bienes naturales prove-
nientes de otras tierras se conoce también
comúnmente como “colonialismo”. Esta
dependencia de los recursos, conlleva
unos procesos de emplazamiento conce-
sional de latrocinio, que permiten satisfa-
cer las necesidades de otros continentes
sin precisar o considerar las necesidades
que en primera medida existen en los te-
rritorios saqueados.
Las zonas bajas del planeta cuentan con
la fortuna de poseer la mayor cantidad
concentrada de recursos en el planeta. Son
zonas codiciadas por la expansión capita-
lista-colonialista, atravesadas por fuertes
intereses ocultos, conflictos por la tierra,
conflictos sociales, donde existen puntos
particulares, zonas críticas de violencia y
muerte, que develan la necesidad minero-
energética de las zonas altas. Para cubrir
la conflictividad de estas zonas, muchos
gobiernos se han propuesto manejar eco-
nomías de exportación de recursos con el
ánimo de incentivar la economía de papel
a nivel nacional y mejorar la calidad de
vida de sus gobernados.
Pero no llega a ser suficiente substituir
la riqueza natural a la riqueza artificial,
dada la corrupción de ciertos gobiernos
que centralizan y captan la riqueza arti-
ficial, agravando mucho más la situación
económica de sus países, generando con-
diciones de desigualdad social y donde el
proteccionismo y los estados de bienestar
solo llegan a materializarse en políticas
 65

Miradas estudiantiles
orientadoras que los gobiernos deciden o do, su composición y estructura etimoló-
no asumir. Los países del primer mundo gica no delimita la idea presentada en la
o macro-organizaciones económicas que palabra, su alcance se queda corto. Hablar
funcionan a escala global, como el Fondo desde eufemismos para pre-configurar la
Monetario Internacional y el Banco Mun- perspectiva y visión del ser humano en su
dial, desde estas orientaciones, pretenden haber y estar en el mundo, limitan los ho-
encubrir o falsificar sus intenciones de rizontes del ejercicio de re-significar, cer-
captación de bienes naturales, justificán- cando así la posibilidad del conocimiento.
dose desde las epistemologías y discursos ¿Por qué no hablar desde la realidad, ya
del progreso, queriendo crear en los paí- que es la fuente más útil de conocimientos
ses exportadores la ilusión de bienestar y saberes y por el hecho mismo también
en el intercambio de bienes y servicios de ser la dimensión que es continente de
que no se acoplan a las necesidades y pro- todo el accionar y pensar del ser huma-
blemáticas reales que existen al interior no? Se trata de reconocer la veracidad de
de estos territorios. la realidad, no como mostrada sino como
Para dar inicio a la comprensión y ex- de-mostrada en tanto se reconozca el hacer
plicación del Neo-extractivismo, primero parte de ella. Menciono esto por la utiliza-
me gustaría ofrecer la siguiente considera- ción de términos como ‘primer mundo’,
ción: las palabras no son inocentes de sus ‘tierras bajas y altas’, ‘norte y sur’ que per-
significados, arrastran sentidos. Esto en tenecen y son muy comunes al lenguaje
relación a la capacidad que tiene el ser hu- refiriéndose a otras esferas socio-económi-
mano de razonar y pensar el mundo, pues cas. No necesariamente la legitimidad de
ha logrado dar explicación a gran parte de un discurso o estructura semántica tiende
este, e inclusive al encontrarse en situacio- a ser la única forma de comprender y ex-
nes de duda, o de error, o más grave aún, presar estas realidades.
ignorancia y desconocimiento total, se ha
atrevido a crearlo mediante la palabra. La Similarmente el término Neo-extractivis-
cuestión ante la re-significación del mun- mo presenta una dificultad en este orden
do se da en torno al valor subjetivo que so- de la coherencia y el sentido de la palabra.
bre este se posea. La definición del mundo Se define para sí como una redefinición de
ayuda a crearlo en sus distintas realidades.
Nietzsche afirmaba lo siguiente en relación
a la valoración en tanto que creación; las
cosas en sí mismas carecen de valor; su va-
lor se lo otorga el hombre al expresar sus
deseos, sus instintos, es decir, su voluntad
de poder. Y ésta es precisamente la tarea
específica del hombre. El hombre es quien
pone valor a las cosas. Los pone para sos-
tenerse a sí mismo. Fue él quien asignó,
creador, un sentido a las cosas, un senti-
do humano. Por esto se llama hombre, es
decir, el que valora. Valorar es crear. Por
la valoración se fija el valor; sin la valora-
ción la nuez de la existencia estaría vacía.
(Nietzsche, 1996). Esta valoración o reco-
nocimiento se logra establecer en la línea
semántica mediante la aparición de nue-
vas terminologías que en su razón de ser
permiten visibilizar nuevas re-concepcio-
nes del mundo.
Pero lo que pretendo reconocer aquí es
todo lo contrario; cuando la palabra ad-
quiere un tono indistinto en cuanto a su
significación, es decir cuando la palabra no
expresa coherencia en cuanto a lo expresa-
 66
la soberanía energética-minera y del terri-
torio en cuanto a la apropiación coherente
y práctica de los bienes naturales que obe-
dece a la auto-suplencia de las necesida-
des socio-económicas que se presenten en
la inmediatez del contexto nacional de los
países frente a las lógicas extractivas im-
plantadas en estos territorios desde pro-
cesos transnacionales de explotación de la
riqueza, propiedad de las naciones, rique-
za que es patrimonio mismo inscrito en
su territorialidad. Se reconoce en esta de-
finición la participación activa del Estado
frente a los procesos de extracción, distri-
bución y consumo minero-energético des-
de políticas de protección socio-ambiental.
Se reconoce también que los flujos de valor
económico generados por la actividad eco-
nómica que presenta el Neo-extractivismo
se centralizan en la mejora de la calidad
de vida de los nacionales, desde la crea-
ción de fondos o arcas estatales que captan
las ganancias monetarias para luego ma-
terializar este capital en la conformación
de proyectos de bienestar institucional a
nivel nacional. Este es el bucle dialéctico
auto-pretendido por los gobier-
nos progresistas que divulgan
estas políticas neo-extracti-
vistas; bienestar económico
por bienestar social.
En sí, esta definición
logra quebrar la de-
pendencia frente a los
países del norte me-
diante propuestas
que apuesten hacia
las economías social-
mente alternativas.
Sin embargo, el prefijo
neo intenta falsificar la
realidad adoptándose al
discurso economizador
de la globalización para re-
conocer su autonomía fren-
te a su explotador,
proponiéndose y miento de las dinámicas so-
presentándose como
diferente, pero que
en esencia no aban-
dona su modelo e inten-
ta de manera caricaturesca
imitarlo, re-producirlo. El concepto si
se cimenta en una expresión de indepen-
dencia económica que socava las bases de
los sistemas basados en la dependencia re-
cursiva. Pero esto no es suficiente. Si bien,
es más que necesaria esta reorientación del
desarrollo a una reconversión productiva
que atienda las demandas de las mayorías
con una regulación social y ambiental hacia
nuevos sectores que permitan reducir la de-
pendencia de otros países, la lógica extrac-
tivista sigue estando presente en el accionar
económico del ser humano.
El impacto y el riesgo ambiental, aunque
a menor escala de centralización, continua
afectando sectores aislados, se prolongan
las problemáticas que afectan los entor-
nos de exploración, explotación y extrac-
ción de bienes naturales, como la minería
ilegal, tráfico de recursos, inseguridad, y
la constante degradación del medio am-
biente. Se presenta como un desafío para
el Estado lograr regular la totalidad de
las actividades minero-energética. ¿Cómo
equilibrar las nuevas condiciones de pro-
ducción minero-energéticas con esta nue-
va directriz de la no-acumulación de los
bienes naturales, acoplando realmente es-
tas nuevas condiciones a las necesidades
reales de la población?
Los sectores extractivos prima-
rios se reconocen como pilares
que sustentan las estrategias
de desarrollo para los paí-
ses. La constante aquí
continua siendo el de-
sarrollo, la concep-
ción moderna occi-
dental de la misma
que solapa bajo un
pretendido concep-
to de bienestar, to-
das sus acciones de
guerra objetiva y sim-
bólica en la dimensión
cultural-ambiental. Los
procesos históricos civili-
zatorios tomaron lugar en la
invasión de territorios desde
la justificación del no-reconoci-
ciales ya existentes
en estos territorios y
desde la imposición
cultural se configuró un
escenario de violencia que
buscaba la dominancia y el con-
trol, tanto sobre la población y consecuente-
mente sobre la potencialidad recursiva que
mostraban tener las tierras en invasión.
 67
El equilibrio estructural se rompe con la
inclusión de un nuevo actor, el conquista-
dor, quien concibe la tierra desde el pen-
samiento (ego) eurocentrista como suya.
Esta irrupción trajo consigo transformacio-
nes de fondo que basaron la relación socio-
económica en una relación de extracción y
saqueo de materias primas consideradas
valiosas, donde la explotación del recurso
es también la del recurso humano, nece-
sario y visto como fuerza productiva para
dar inicio a procesos de desarrollo econó-
mico e incluso del desarrollo cultural des-
de el modelo occidental. Este escenario de
hegemonías y contrastes de poder debe ser
rebatido desde la posibilidad de volver a
discutir el desarrollo en su integridad.
La superación y salida del concepto
de modernidad y de desarrollo se hace
entonces necesaria para poder pensar y
orientar otras maneras de establecer la
relación hombre-naturaleza, las relacio-
nes de producción económica y las inte-
rrelaciones humanas. Rebatir, es entonces
fundamental aquí, la propia idea de la
esencia del desarrollo, sus causas y con-
secuencias, los discursos que la legitiman,
junto a instituciones multilaterales y sus
prácticas; una postura crítica radical a
toda la base cultural e ideológica que sus-
tenta el desarrollo actual.
El Neo-extractivismo solo se refiere
en cuanto al cambio del poseedor de los
medios de producción y extracción, cam-
biando la destinación de los recursos ex-
plotados, evidenciado la re-inversión retri-
butiva en una sociedad mejor. Sin embargo
la estructura jurídico-política que emana el
Estado frente a la naturaleza sigue siendo
la misma. El Neo-extractivismo sugiere
ser una nueva ilusión que pretende suce-
der al antiguo concepto de extractivismo
convencional y será tal vez nuestra suerte
cambiar de tiranos sin destruir la tiranía.2
Es inevitable entonces proteger la tie-
rra; los sistemas económicos basados en
la extracción no lo permiten. La re-va-
loración de la relación hombre tierra lo-
gra encontrar bases epistemológicas en
concepciones alternas al conocimiento
científico-occidental; doy explicación a
dos de ellas, la concepción del buen-vivir
que se contrapone al concepto de bienes-
tar y la epistemología del sur para el sur
como un proceso de reclamación que in-
Miradas estudiantiles
corpora nuevos procesos de producción,
de valorización de conocimientos válidos,
científicos y no científicos, y de nuevas
relaciones entre diferentes tipos de cono-
cimiento, a partir de las prácticas de las
clases y grupos sociales que han sufri-
do, de manera sistemática, destrucción,
opresión y discriminación causadas por
el capitalismo, el colonialismo y todas las
naturalizaciones de la desigualdad en las
que se han desdoblado; el valor de cam-
bio, la propiedad individual de la tierra,
el sacrificio de la madre tierra, el racismo,
al sexismo, el individualismo, lo material
por encima de lo espiritual y todos los
demás monocultivos de la mente y de la
sociedad (económicos, políticos y cultura-
les) que intentan bloquear la imaginación
emancipadora y sacrificar las alternativas
(De Sousa, 2014), esto como una apuesta
al conocimiento que logra hacer frente a
la expansión ideológica del imperialismo
en su espacio-temporalidad económica.
El buen vivir puede sugerirse desde un 2
Se atribuye esta afirmación a Mariano
Moreno, abogado, periodista y político de
mínimo vital-espacial, donde el gozo y el
las Provincias Unidas del Río de la Plata,
esparcimiento como auto-determinación en el prólogo de la traducción al español de
del estar y el habitar del ser humano sean “El Contrato Social”, obra de Jean-Jacques
infalibles e irremplazables. Este concepto Rousseau (1810).
del buen-vivir se presenta como una crí-
tica radical al desarrollo contemporáneo
al poner en tela de juicio las reales nece-
sidades y demandas energéticas por sobre
unas necesidades impuestas desde un sis-
tema de consumo desmedido e inconmen-
surable, que como antes se mencionaba al
principio de este texto, es producto de la
estructura capitalista.
El buen-vivir o Sumak Kawsay se cons-
tituye como un modelo de vida (frente al
modelo de vida occidental) que se origina
en los pueblos indígenas de las tierras an-
dinas y de las regiones mayas de Abya-Yala
(América), y hunde sus raíces en la noche
de los tiempos. El buen-vivir es la búsqueda
permanente del equilibrio mediante la par-
ticipación de todos. Equilibro entre ser hu-
mano y naturaleza, entre hombre y mujer,
equilibrio entre la producción y el consumo
en la línea de una economía del suficiente
y no de la acumulación. Estas dos últimas
características responden a una apelación
frente a la naturaleza que se presenta con-
testataria al crecimiento exponencial con la
propuesta del principio del suficiente; don-
de la frugalidad, la sencillez, la austeridad y
la sobriedad son absolutamente necesarias
 68
para la supervivencia material y social del
género humano, son indispensables para
vivir unas relaciones interpersonales autén-
ticas. Desde esta fundamentación espiritual
Los recursos de video utilizados en la
3
surge la concepción del decrecimiento.
construcción de este texto aparecen al final
del artículo como anexos. El profesor Eduardo Godynas conside-
ra en una de sus conferencias (Cartilla del
Buen Vivir/Buen Convivir. Sumak-Kaw-
say) 3 las potencialidades del buen-vivir,
de cómo esta concepción tiene una fuer-
te apelación a un cambio ético-sustancial
como una apuesta biocéntrica, un sentido
de cambio radical que permite ver cómo
se aborda la valoración de la naturaleza
y cómo se reconfigura los papeles de los
ciudadanos como sujetos políticos. Para
impulsar esa praxis “en verde” incluso el
buen-vivir propone como alternativa de
decrecimiento, cuatro puntos sustanciales
en el inicio de una re-configuración del
pensamiento y un re-dimensionamiento
individual y colectivo ante los sistemas
de consumo, precisamente como sujetos
políticos, de acción: reducir los objetos de
consumo, reutilizar los que ya hemos utili-
zado, reciclar los productos dándoles otra
utilidad y rechazar la propaganda descara-
da que sutilmente nos impulsa a consumir.
Esta es una posible salida a la crisis mi-
nero-energética; si nuestro planeta cuenta
con recursos limitados, finitos, la conten-
ción del crecimiento de la economía y el
consumo puede vislumbrar posibilidades
para vivir mejor con menos. El buen-vivir
y su orientación al decrecimiento es una
buena respuesta a la cuestión porque de-
viene de la articulación con los saberes in-
dígenas que son no-modernos, integrando
la noción de los límites, límites que al ser
reconocidos y adaptados al cotidiano vivir
logran de una u otra manera, reducir el
consumo de energía y materia. Es imagi-
nar otra forma de vivir y producir.
A diferencia del Neo-extractivismo, su
propuesta es prolongar la crisis desde la
continuación del desgaste desde un amino-
ramiento de la economía actual por medio
de cambios institucionales en el manejo de
los recursos. Expresa Boaventura de Sou-
sa Santos en la formulación de elementos
que permitan circunscribir el concepto de
la “epistemología del sur” que uno de esos
elementos concierne al hecho de que vivi-
mos en un tiempo de preguntas fuertes y
respuestas débiles.
La pregunta centro-problema llega a
ser el crecimiento exponencial de las so-
ciedades del mega-consumo y
mega-desperdicio. ¿Responde
de manera concreta el Neo-ex-
tractivismo a esta situación? Se
consideraría que no, por el he-
cho de ser un agente integrado
en las lógicas globalizadoras.
Además el Neo-extractivismo
no siempre tiene una connota-
ción filantrópica, dado que los
gobiernos progresistas, aunque
enfatizan sus políticas de pro-
tección y sus alcances funciona-
les estatales en sectores de alta
y mediana vulnerabilidad no
siempre es así; en ocasiones pre-
sentan incongruencias y contra-
dicciones en su gestión por lo
que hace falta aplicar programas
concretos de acción que vayan
más allá de las palabras, dado
que si no es así, las “buenas in-
tenciones de cambio” naufragan
por la falta de compromiso en
las políticas administrativas que
regresionan al estado de extrac-
tivismo convencional.
 69
La epistemología del sur como una nueva
corriente de pensamiento crítico y por lo
tanto comprensivo del mundo moderno
ofrece una nueva perspectiva contra-he-
gemónica que se piensa desde un pasado,
reivindicando el carácter histórico y la
potencia semántica de la reconstrucción
de las memorias, hacia un futuro posible.
Encuentra relación con el Post-desarrollo,
propuesto por el profesor Godynas, en
esa dimensionalidad espacio-temporal a
futuro; futuro alternativo de cambio ra-
dical. Sin embargo esta re-conversión de
la praxis humana hacia el decrecimiento
y la valoración de la naturaleza requieren
de un complejo proceso de auto-conoci-
miento del ser humano, que aún no se
reconoce como humanidad. Es aún más
complicado pensar en el futuro hoy día
por la creciente separación que producen
las ideologías, las fronteras, las demarca-
ciones socio-ontológicas que generan dis-
tanciamiento y tensión.
Refiere Boaventura de Sousa Santos a las
epistemologías del sur como un instrumento
(…) eficaz contra la guerra, porque si no
ampliamos la conversación con la humani-
dad, la alternativa es la guerra (De Sousa,
2014). Pero más que una guerra regular,
esta afirmación también se interpreta al
soslayar la guerra contra el discurso del
capital desde procesos y lógicas contra-
económicas, corrientes críticas, que permi-
tan adquirir una conciencia ante la guerra
por los recursos. Sin embargo resulta aún
más complicado el hecho de que la agenda
de muchas organizaciones y movimientos
progresistas (como el Neo-extractivismo)
presentan la dificultad de imaginar el fu-
turo post-capitalista, al mismo tiempo que
el presente capitalista se vuelve más y más
salvaje, más discriminador, más desigual
(De Sousa, 2014).
Rescato la opinión de Boaventura De
Sousa Santos en cuanto que quisiera que
el lector comprendiese un poco más el
título de este texto; vivimos en tiempos
que ofrecen situaciones problemáticas
de complejidad considerable, y que ante
esto, la acción y pensamiento de la hu-
manidad se presenta limitada e incapaz
de circunscribirse en un camino hacia
una verdadera y eficaz solución. Las pro-
puestas existen, es de reconocerse, pero
no hallan una verdadera conexión con la
voluntad de cambio. Existen aisladas y
Miradas estudiantiles
ajenas a la totalidad. No logramos pues,
reparar un puente de madera a punto de
colapsar con un solo clavo. Por muy in-
geniosas que se nos presenten las ideas
de conservación y cuidado de los bienes
naturales, no es suficiente su alcance en la
conciencia humana, que de por sí halla en
su esencia irreparables e irreconciliables
fragmentaciones existenciales.
Menciono el sincretismo, en este epígra-
fe, tomando su dimensionalidad religiosa
y revirtiéndola en este contexto económi-
co-político que ve nacer el Neoextractivis-
mo desde el siguiente ejemplo; las creen-
cias yorubas fueron insertadas mediante
la esclavitud desde el África negra hasta
el Caribe. Su vigencia permanece intacta
como religión activa y hecha práctica. En-
contraremos, si se profundizara más en
este tema, las inexplicables uniones del
misticismo y realidad, realizadas en vida
y obra de sus practicantes.
Sin embargo el proceso que tuvo que
atravesar este fenómeno socio-religioso
fue bastante complejo, llegándose a con-
vertir lo que se conoce hoy día como san-
tería. Una unión que vislumbró tomar
elementos del panteón yoruba y darles
lugar en la jerarquía religiosa cristiana a
manera de similitud en su adoración. No
con esto, la santería renuncia a sus oríge-
nes sino que, de manera inteligente logra
dar otra cara a su creencia. Logra sincre-
tizar sus deidades con los santos
cristianos, dando un sentido
más propicio en su adecua-
ción a lo que consideran
ellos como una magia
superior, la magia del
hombre blanco que su-
prime su creencia, más
no su esencia. Es este el
mismo antifaz que uti-
liza el desarrollismo y
la capitalización de la
naturaleza a nivel nacio-
nal. Representa el encu-
brir una acción con otra,
simbólica de por sí, en la
supervivencia misma de
la validez de su verdad.
Dejar de ser, en un sen-
tido, pero seguir siendo.
El Neo-extractivismo,
pretendiendo ser distinto
 70
a su predecesor, no abandona nunca su
esencia, no adopta un cambio estructu-
ral fuerte y sigue estando presente de la
misma manera que el extractivismo; y su
nueva apariencia solo logra justificarse a
la circunscripción al nuevo sistema econó-
mico global. Su subsistencia, créase cierto,
logra darse en el simple anexo del prefijo
ya mencionado.
De manera conclusiva y como un ele-
mento adicional a la cuestión, quisiera
defender lo siguiente; el ser humano se
encuentra ya en el punto del no-retorno.
Al igual que la explotación y uso de la ma-
teria, su conciencia ha llegado al límite del
desgaste. No podemos regresar al estado
natural de las cosas por el hecho mismo de
la re-utilización de la vida del hombre bajo
una misma directriz; el desarrollo socio-
económico que redujo a cenizas el sentido
del valor sobre la naturaleza y la vida des-
de la racionalidad y el pensamiento, idea-
les que han elevado al ser humano lejos
de su esencia. Intentar volver a ese estado
armónico y equilibrado, la avenencia natu-
ral, es poco probable, no al menos estando
en vida; carecemos de la posibilidad total
de integrarnos nuevamente a ese estado
natural poseyendo esta conciencia.
Pareciese que esa degradación de la con-
ciencia afectó la parte “natural” del ser
humano, donde él mismo reconfiguró su
estilo y modo de vida; en parte se debe por
el procesamiento cultural irreversible ejer-
cido por la cultura occidental, de talante
judeo-cristiano, economicista, puramente
racional. Tomado decididamente el cami-
no y saltando al vacío ya no hay marcha
atrás. Las palabras ya se han manifestado,
no tienen retroceso. El mal-vivir será la
carga sentida de la existencia del hombre,
no en una vida ni en dos; constantes inter-
generacionales sabrán de nuestro accionar
desmedido, que sobrepasamos el límite y
no volteamos hacia atrás, como los venide-
ros si lo harán preguntándose la causa de
su consumación.
Hombre, acuérdate que polvo eres y que al
polvo volverás.
Génesis, 3, 19.
Referencias
Acosta, A. (2012). Extractivismo y neoex-
tractivismo: Dos caras de la misma mal-
dición. En: Grupo permanente de trabajo
sobre alternativas al desarrollo, Más allá
del desarrollo. Quito: Abya Yala.
Cartilla del Buen Vivir/Buen Convivir. Su-
mak Kawsay.
De Sousa, B. (2014). Introducción: las episte-
mologías del sur. Madrid: Akal.
Gudynas, E. (2011). El nuevo extractivismo
progresista en América del Sur: tesis sobre
un viejo problema bajo nuevas expresiones.
Montevideo: Centro Latino Americano
de Ecología Social (CLAES).
Leff, E. (2004). La ley límite de la naturaleza:
entropía, productividad neguentrópica
y desarrollo sustentable. En Racionalidad
Ambiental: La reapropiación social de la na-
turaleza. México: Siglo XXI Editores.
Macionis, J., Plummer, K. (2000). Sociología.
España: Gráficas Rogar S.A.
Nietzsche, F. (1996). Así habló Zaratustra.
Madrid: Alianza.
Páginas web consultadas
https://noticierointernacional.files.wor-
dpress.com/2012/03/cartillabuenvi-
vir2012.pdf
http://www.dw.de/neoextractivismo-el-
camino-equivocado/a-17638237
http://omal.info/spip.php?article4847
Videos consultados
¿Qué es el Neo-Extractivismo?
Transiciones y alternativas al extractivismo.
Carlos Taibo: El decrecimiento.
Tres grandes ideas para el decrecimiento
Post-desarrollo, decrecimiento y relacio-
nes norte-sur (parte 1 y 2)
La agonía y el fracaso del extractivismo
 71
El movimiento social por el
derecho al agua y la
defensa del territorio,
frente a la gran minería en
Boyacá
L
Diego Eduardo Naranjo Patiño*
A globalización económica ha
sido el resultado de la expan-
sión y avance (tecnológico)
de las fuerzas de producción1.
Esta dinámica profundiza y
alimenta un modelo global de economía
extractiva a gran escala, lo que se traduce
en términos económicos en la generación
de altos rendimientos de crecimiento eco-
nómico para las compañías, junto a daños
ambientales irreversibles, además de rela-
ciones global-locales que se evidencian en
efectos e impactos ambientales y sociocul-
turales categóricos. Esta tendencia hege-
mónica se presenta amenazante, llevando
a las comunidades a asumir distintos re-
tos, entre ellos organizarse para defender
la vida y el territorio como práctica inhe-
rente al tipo particular de identificación
con el paisaje social construido.
Se presenta un escenario de -respuestas
locales ante imposiciones globales, por
esta vía podemos afirmar que existe hoy
un movimiento internacionalista que se
opone enfáticamente a la expansión del
extractivismo en el mundo.
Consideremos la siguiente afirmación:
La minería en Colombia debe analizarse
desde la perspectiva geoestratégica, en la
cual el mundo puede ser dividido en tér-
minos del mercado global en dos tipos de
países: un Norte Global caracterizado por
incluir países con altas tasas de crecimien-
to y necesidades inmediatas de materias
primas para ser transformadas y usadas en
mercados internos altamente especializa-
dos y exportadas con alto valor agregado,
y un Sur Global al que pertenecen países
pobres, generalmente con altas tasas de in-
equidad en la distribución del ingreso, los
cuales suministran las materias primas en
mercados predominantemente manejados
por empresas pertenecientes al primer gru-
po de países. (Fierro, 2012, p. 15).
El modelo se presenta hegemónico y con
tendencias de universalización, los pro-
yectos de vida alternativos a esta concep-
ción, siguen siendo tachados y enmarcados
como signos del atraso (subdesarrollo) que no
permite alcanzar la modernización social, econó-
mica y política del país, para Boaventura de
Sousa Santos (2011) la palabra “Desarrollo”
fue creada con el propósito de impedir una
alternativa al capitalismo y específicamente
Miradas estudiantiles
*
Licenciado en Ciencias Sociales de la
Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia. Colectivo de trabajo: Cátedra de
Pensamiento Latinoamericano UPTC, joven
investigador UPTC, Grupo de investigación
“Historia y prospectiva de la universidad
latinoamericana” –HISULA-. Correo elec-
trónico: diego.nuptc@gmail.com.
1
En términos de la teoría (económica)
Neoclásica, se habla de optimización de los
procesos, a través de la implementación
de métodos eficaces y eficientes –que
permitan– la implementación de un modelo
de producción de bajos costos y altos bene-
ficios con el logro de ritmos de crecimiento
constante. La teoría no menciona el riesgo
ecológico y socioambiéntal que ha impli-
cado la práctica de estos principios, donde
los recursos naturales (como el agua) y la
biodiversidad se incorporan como bienes
primarios, –mercancías–. De allí la práctica
de las multinacionales, expresión concreta
de la globalización del capitalismo, con
la imposición de un modelo de economía
extractiva que solo encuentra límite con
el agotamiento y escases de los recursos
en el mediano plazo, en función de la
acumulación de capital y alto benéfico in-
dividual (corporativo) en el corto plazo. Sin
considerar otras dimensiones problémicas
de lo que socialmente ha significado el
fenómeno de la globalización. Para una ma-
yor profundización sobre el tema se puede
consultar: Bauman (1961), Fanon (1961),
Marini (2008), Silva (1990), Moore-Kucerag
(abril-junio, 2009).

Para una compresión de territorio: El
2
territorio es una red, un tejido que articula
componentes físicos, procesos ecológicos
y procesos sociales históricos que delinean
su configuración en tanto forma sistémica
peculiar asociada a la disposición pero
también a relaciones de dependencia, proxi-
midad, propiedad, inherencia, información,
etc. Es un contenedor y un escenario de
procesos y dinámicas ecológicas, poblacio-
nales, relaciones de poder interconectadas
con el contexto inmediato y mediato. (…)
Es construido a partir de los procesos eco-
nómicos, sociales, políticos y culturales que
lo configuran y desde donde se co-produce
(Sosa, 2012).
72
para designar y categorizar a los países del
Sur Global como subdesarrollados “Y ¿por
qué se consideran subdesarrollados? No es
solamente por su economía, ya que se con-
sideran también subdesarrolladas sus insti-
tuciones, leyes, costumbres o filosofías” (de
Sousa Santos, 2009, p. 14).
La categoría de Sur y Norte Global, surge
con la jerarquización de saberes y sistemas
económicos y políticos, así como por la pre-
dominancia de culturas de raíz eurocén-
trica (Meneses, 2011), en otras palabras se
trata de una metáfora de la explotación y
la división geopolítica y geoestratégica del
mundo para validar el imperialismo a tra-
vés de la determinación unánime de la ver-
dad, Sur Global es la categoría para designar
a los países mal llamados del tercer mundo,
países sub-desarrollados o en vía de desa-
rrollo. Pero también Sur Global como ex-
presión, viene a resignificar lo que para de
Sousa Santos, son prácticas novedosas de
transformación de la sociedad, reconocien-
do que “probablemente la parte más gran-
de de la teoría critica fue desarrollada en el
Norte global” (de Sousa Santos, 2011, p. 19)
a esta concepción se une el investigador
social Raúl Zibechi cuando argumenta la
necesidad de descolonizar el pensamiento crí-
tico y resignificar las practicas alojadas en
la cultura y que surgen con la vitalidad de
los imaginarios de los pueblos originarios
y comunidades rurales en la configuración y
construcción misma del territorio2.
En este sentido, siguiendo la investiga-
ción del geólogo Julio Fierro, la política
minera en Colombia sigue la receta sumi-
nistrada por los agentes especulativos de
la económica mundial:
Es importante definir que la política minera
colombiana se enmarca perfectamente en
los postulados del Consenso de Washing-
ton, que fue el resultado de reuniones infor-
males de economistas relacionados con el
complejo político económico-intelectual que
tiene sede en Washington D. C., los cuales
establecieron una receta genérica para que
los países latinoamericanos alcanzaran una
mayor prosperidad. Esta recomendación es-
tuvo fuertemente influenciada por los pos-
tulados de la escuela económica de Chicago
y se basó en la liberalización de mercados,
el adelgazamiento de los Estados (tanto a
nivel de privatización de activos como en
la flexibilización normativa), la eliminación
de barreras comerciales y el incentivo a la
inversión extranjera. Aplicar la receta gene-
raría un rápido crecimiento económico (me-
dido en indicadores que también excluyen
todos los aspectos sociales y am-
bientales como el PIB y la inver-
sión extranjera directa, es decir,
que no hay posibilidad de fallar
en la aplicación de la receta si
los indicadores hacen parte de
la misma). Este remedio radical
podría empeorar la desigual-
dad social en el subcontinente
más inequitativo del mundo,
impactar fuertemente la identi-
dad cultural o incluso desapa-
recer saberes tradicionales –que
hoy sabemos fundamentales en
la adaptación al cambio climáti-
co o en biotecnología– y agotar
o afectar irremediablemente los
recursos ambientales (ciclo hi-
drológico, biodiversidad), pero
se pensaba que el crecimiento
económico generaría suficiente
riqueza para reparar los daños.
(Fierro, 2012, p. 16)
En Boyacá desde el gobierno
de Álvaro Uribe Vélez (2002-
2010) se viene concesionan-
do gran parte del territorio
(paramos y zonas de reserva
 73
hídrica y forestal) para la explotación de
recursos minero-energéticos (carbón, hi-
drocarburos) y oro, esta política que como
explicamos es una receta impuesta desde
el Norte Global, viene a ser reforzada por
el actual gobierno Santos en lo que se de-
nominó “Locomotora Minero energética”,
proyecto que se plantea como objetivo:
Aumentar las exportaciones de carbón a
100 millones de toneladas anuales.
Aumentar las exportaciones de oro cuatro
veces la producción actual.
Incrementar la exploración geológica bási-
ca del territorio nacional.
Es así que, el Plan Nacional de Desarrollo
Minero plantea cuadruplicar la producción
de oro y duplicar la de carbón, “la ‘loco-
motora’ va a todo vapor: a octubre de 2009
cerca del 40% de los títulos otorgados eran
para oro y el 25% para carbón, pero suce-
de que estos materiales no generan valor
agregado (la demanda interna de carbón
térmico ha sido suplida hace muchos años
correspondiendo a cerca del 5% y la nueva
producción de carbón será exportable) y
dado que el negocio es 100% privado, so-
lamente nos quedan las (exiguas) regalías”
(Fierro, 2012, p. 47); que en ningún caso
compensan el daño ambiental y sociocul-
tural generado por la Megaminería3.
Según la Agencia Nacional de Minería
ANM (2015), 318.737 hectá-
reas es el área asignada para
la explotación minera en el
departamento, con un alto ín-
dice de minería de carbón en
zonas de paramo, de esta área
asignada más de 37.742 hectá-
reas afectan estos ecosistemas
estratégicos, en los departa-
mentos de Boyacá, Santander
y Cundinamarca.
Un caso excepcional, del co-
nocimiento de todos y todas los
defensores de la vida, se viene
presentando desde 2011 en el
municipio de Tasco, allí el cam-
pesinado ha tenido que salirle al
paso (Naranjo y Parra, 2014) a la
locomotora minera y enfrentar
con sus cuerpos a esta campa-
ña masiva de despojo.
Miradas estudiantiles
Con el primer Campamento permanen-
te por la defensa del páramo de Pisba (13 de
enero a 09 de marzo de 2013) se afianza y
se consolida el movimiento social por la
defensa del agua y la vida, convirtiéndose
en el motor para que distintos colectivos se
unan para denunciar y expulsar la minería
de los páramos y paulatinamente de nues-
tros territorios, pasando de ser un asunto
de defensa de los recursos a una construc-
ción política, expresión del poder popular
contra las leyes del despojo y una forma de
identificarse con el territorio como espacio
socialmente construido.
Ha sido una gran experiencia la confor-
mación de este movimiento social contra
la implementación y expansión de un me-
gaproyecto minero en área de influencia
del Páramo de Pisba4 por la firma minera
Hunza Coal; así como por la exploración
sísmica realizada por Maurel & Prom des-
de 2011 a través del proyecto TEA COR15,
que cubrió los municipios de Socha, Paz
del Río, Belén, Cerinza, Sogamoso, Betéi-
tiva y Tasco, en la vereda Canelas sector
El Manzano, recientemente la comunidad
emprendió un nuevo campamento por la
defensa de la vida y los páramos, con to-
tal desconocimiento por la opinión públi- 3
Hace referencia al tipo de minería que
ca, este movimiento social exigió el retiro se viene adelantando en el planeta tierra,
y el abandono del proyecto de reapertura debido a que: “la realidad demuestra que
los yacimientos mineros de alta calidad
de la mina a cielo abierto de hierro que
en el mundo ya han sido explotados. Este
adelanta la empresa Minas Paz del Río hecho ha llevado a la necesidad de mejoras
S.A. empresa propiedad de la multinacio- tecnológicas que permitan la extracción de
nal Votorantin S.A. en la mina El Banco materiales en concentraciones bajas, reper-
cutiendo en el desarrollo de proyectos de
minería a cielo abierto cada vez más grandes
y más profundos, con alta generación de
escombros y de gran demanda de químicos;
actividad conocida como Megaminería o
Gran Minería” (Fierro, 2012, p. 15).).
4
El complejo de páramos de Pisba se ubica
en los departamentos de Boyacá y Casanare
entre los 3.100 y 4.100 metros sobre el
nivel del mar (msnm). Con una extensión
de 81.481 hectáreas comprende 11 muni-
cipios, especialmente Socotá, Chita, Socha
y Tasco. INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN
DE RECURSOS BIOLÓGICOS ALEXANDER
VON HUMBOLDT. Atlas de Paramos de
Colombia. Mayo de 2007.
 74

del municipio de Tasco, inmovilizando la presenta a los movimientos sociales como

5
Para consultar el comunicado emitido por
la comunidad el día miércoles 22 de julio
de 2015 seguir el siguiente enlace: http://
prensarural.org/spip/spip.php?article17351
– En el Video: Tasco es Vida, No a la rea-
pertura de la Mina realizado por El Colectivo
Supresión Alternativa donde se registran
las denuncias de la comunidad ante la
reapertura de esta mina de hierro: https://
www.youtube.com/watch?v=ZcaozRLjIxY.
Para comprender cada uno de estos
6
maquinaria5.
Contradictoriamente al cubrimiento lo-
grado en el primer campamento, esta se-
gunda movilización completó el 28 de julio
de 2015 más de un mes de bloqueo e inmo-
vilización de la maquinaria. En 2013 esta
situación de tensión entre la comunidad
y la empresa fue usado por los medios de
comunicación (y oportunamente por algu-
nos políticos regionales, que contradicto-
riamente son de la Unidad Nacional) para
hacer especiales de contenido ambientalis-
ta, notas periodísticas donde se aprecia el
paisaje natural, así como un registro de las
boca-minas que existen hoy en este terri-
torio (Noticas Caracol emisión de las 7:00
p.m. Paramo Pisba fuente de agua, 07 de abril
de 2013), sin embargo la comunidad siguió
siendo fustigada por funcionarios(as) de la
empresa Hunza Coal a través de la firma
Capital Social Group, quien realiza trabajo
de campo en el sector veredal de Canelas y
Calle Arriba. A pesar de estos intentos de
la empresa Hunza Coal, la comunidad ha
expresado que su posición no será tranza-
da por promesas de infraestructura para el
municipio, porque esas son responsabilidades
inconclusas del Estado (como por ejemplo la
reparación o reubicación de la Institución
Educativa), por otro lado las acciones jurí-
dicas no han tenido respuesta positiva.
De allí la importancia de valorar, otorgar
resultado, pero también como procesos
de prácticas sociales; por esta misma vía
y desde la perspectiva de la sociología de
la acción, para el investigador Mauricio
Archila “un movimiento social es una ac-
ción más o menos permanente, orientada
a enfrentar injusticias, desigualdades o ex-
clusiones que tienden a ser propositivas en
los contextos históricos específicos” (Ar-
chila, 1995, p. 254).
Este movimiento social contra la minería
se presenta como una construcción colecti-
va, que no solo se opone a determinada po-
lítica económica, sino que también revela lo
que Astrid Ulloa identifica como identidad
territorial, es decir una forma de hallarse y
sentirse en el mundo estrechamente ligada
al paisaje natural y cultural habitado, estos
campesinos, tal y como lo afirmara Franz
Fanón son una suerte de fuerza radical y
transformadora, que “desempeñan un pa-
pel decisivo en la construcción de relacio-
nes entre el Estado y la sociedad a partir del
territorio” (Herrera, 2013, p. 18).
Son hoy los movimientos sociales, la
única fuerza social capaz de reivindicar y
exigir ante el Estado el reconocimiento de
otras formas de vida, otras miradas y otras
formas de identificarse, pero también es
una apuesta por la lucha por la igualdad y
el reconocimiento de derechos fundamen-
tales como el derecho al agua, el dere-

enfoques ver el estudio de caso de Luz

Ángela Herrera: Región, desarrollo y acción
colectiva. Movimiento de Integración del
Macizo Colombiano publicado por el CINEP
en 2003.
y reconocer a esta comunidad organizada cho a la tierra, al energía,
en términos de un movimiento social. Luz
Ángela Herrera, a partir del análisis de
los enfoques teóricos de los movimientos
sociales (Conducta colectiva, movili-
zación de recursos y socio-
logía de la acción)6,
 75
a la biodiversidad y a los recursos natura-
les (de Sousa Santos, 2009).
Las tensiones desatadas no solo entre la
comunidad y las multinacionales (directi-
vos, empleados y autoridades locales que
respaldan y salvaguardan con la fuerza
pública a los inversores extranjeros y sus
intereses por encima de los reclamos de la
comunidad), sino al interior de la comuni-
dad misma, se convierte en un fenómeno
social que compromete a los investigadores
y científicos sociales, en la medida en que
sus aportes investigativos logren generar
un espacio de dialogo, donde se presen-
ten los discursos enfrentados, se estudie y
comprenda la situación, y se avance en la
concreción de propuestas para una salida
dialogada, evitando nuevos focos del con-
flicto social y armado que carcome como un
cáncer la vida a lo largo y ancho del país.
Apelamos a que en el mejor de los ca-
sos se garantice el respeto al derecho de la
comunidad por un ambiente sano, la pre-
servación del agua y la vida, así como por
la autodeterminación de las comunidades
locales respecto al uso y destino de los re-
cursos que allí se encuentran, ya que de
esta autodeterminación depende el futuro
mismo de las comunidades.
El acompañamiento de la comunidad
académica se vuelve determinante, en
cuanto a la expansión y fortalecimiento de
las formas de expresión de las comunida-
des objeto de este tipo de intervención de
agentes multinacionales.
Por un lado permite ponderar las pers-
pectivas, sentires y propuestas de las co-
munidades frente a los megaproyectos,
Miradas estudiantiles
y por otro, analizar desde las relaciones
sociales de producción con relación al te-
rritorio, el medioambiente, los usos y cos-
tumbres; en otras palabras y desde la pers-
pectiva adelantada por Henri Lefebvre, es
necesario comprender las formas en que
las comunidades locales rurales producen
su espacio y construyen territorio.
Ahora, desde la perspectiva social, el
reconocimiento de las problemáticas re-
gionales, y más aún la socialización de la
situación a la que se enfrentan las comuni-
dades locales en los espacios académicos,
incuba la necesidad por el progreso de un
pensamiento ambiental, sociocultural y
teórico, que apele por la adopción de prác-
ticas encaminadas a la reducción de los
riesgos ecológicos, que tanto preocupan
hoy al mundo entero.
Se trata pues de sumar esfuerzos que per-
mitan concretar una serie de críticas pro-
fundas al discurso del desarrollismo7, y en
esta medida replantear en el ámbito social
pero especialmente el que atañe a la Forma-
ción de las Nuevas Generaciones la idea del
subdesarrollo, del atraso y el tercer-mun-
dismo, discurso impuesto para expoliar los
recursos y mantener cruelmente en el atra-
so y la miseria a los pueblos Latinoamerica-
nos; es en ultimas la necesidad de ponde- 7
Para Blanca Ramírez surge la necesidad
de entender la paradoja que nace de la
rar el debate ante la comunidad académica
aplicación de prácticas de orientación del
local, en términos de entender la necesidad
desarrollo en un intento por lograr una
de alzar nuestras investigaciones regionales transformación más equitativa de nuestras
como apéndices de las voces del Sur, para sociedades y realidades que, por el contra-
caminar juntos por la vía de la autonomía rio, actualmente enfrentan desigualdades
y marginalización de amplios sectores de
de los procesos locales en el marco del for-
población, lo que ha engendrado pobreza
talecimiento del Socialismo Latinoamericano extrema, en lugar de prosperidad y progre-
o de lo que se ha dado a llamar Nuevas For- so al interior de nuestros grupos sociales
mas de Gobierno por Raúl Zibechi (2013) en (Ramirez Velàzquez, 2003, p. 10)

8
La desterritorialización hace referencia a
“pérdida del territorio derivado de la dinámi-
ca territorial y de los conflictos de poder
entre los distintos agentes territoriales” en
Montañez y Delgado (1998).
76
América Latina: periferias urbanas, territorios
en resistencia, ahondando en la superación
de lo que Ramírez (2003, p. 10) llama “la
dependencia que todavía tenemos de las
teorías, concepciones y soluciones de los
postulados que se generan en los llamados
países ‘desarrollados.”
Descolonizar el pensamiento crítico es
nuestra tarea, asumir las experiencias de
lucha de nuestras comunidades como re-
ferentes válidos para soportar la teoría de
la trasformación social, política, económi-
ca y cultural.
Tenemos la certeza que el territorio es
una construcción social, hablamos de jun-
tar reflexiones que nos lleven al entendi-
miento de la importancia de la teoría, para
la comprensión de nuestra realidad y de
los problemas que amenazan en todas sus
formas a la vida, y en este sentido no se
trata de compartir nuestros esfuerzos, re-
servándolos para nuestro entender como
comunidad académica, justificando que
le damos a la investigación un enfoque
humano es necesario en todo este camino
incluir y reconocer a los otros: los actores
sociales, los agentes trasformadores del es-
pacio, los sectores subalternos: pobladores
de los territorios desterritorializados (Delga-
do, O. 1998 )8 enfrentados a las formas de
territorialización (de apropiación del espa-
cio) de la lógica hegemónica de la moder-
nidad capitalista que niega esas otras terri-
torialidades como formas otras de apropiar
y producir el territorio.
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Ediciones desde abajo
 78

Frontera

David Barbosa Vera*

*
Compañero y amigo, de la universidad, del Y por fin el frio de la montaña...
barrio, de la vida, poeta y gran soñador
libre, partió con la luna roja para vivir Es drástico el cambio de clima,
en destello de cielos, su corazón grande
siempre se llenó con poco.
La sonrisa se desata por la cercanía de la frontera imaginaria,
Ya nada falta para esta tierra que me vio nacer,
Que me alimento y me lleno de sabiduría…
Que linda es la montaña cuando el sol posa sus últimos rayos en sus cumbres llenas de
vida amor y fortaleza,
Qué buena despedida me ofrece este día y este país que ya es mío…
No me alcanzan los dedos junto con las pestañas para contar las historias que me regalo
este corto lapso lejos de mi casa…
Es inevitable sentir un poco de nostalgia pero qué más da,
Igual es más fuerte la enseñanza las huellas los ojos las manos y
las marcas… todo pasa por algo…
Como no aceptar un poquito de frio después de tanta
temperatura alta,
Pienso entonces que serían buenas un par de medias y por
otro lado desearía no usar más estos zapatos que me tienen
asediado y sentir  antes de la línea imaginaria un poco  más de
esta tierra y luego un poco de la que pienso es mía aunque
eso sea una mentira pues todos somos la misma sangre
y el mismo pueblo…
Sigue cayendo el sol entre las nubes, se
acerca y oculta tras la cima de
la cordillera mien-
 79

Cuentos y poemas
tras con un disparo de luz cálida toca por última vez en este día mi cara como si no quisiera
que yo partiera, como si me bendijera con su caricia deseándome la mejor suerte viajera….
tengo ya ansiedad  locombiana y la música ya se posa en mis oídos,
Se me hace agua la boca al pensar en comidas… Sabores… y el pulmón se acongoja tan
solo por un poco de korinto y un par de piel rojas…
Qué lindo es sentirse cada vez más cerca…
Este pedacito de montaña, mientras admiro por la ventana, me dice que vendrán
cosas más bellas, que esto solo es la primera parte y que en definitiva será más
largo el próximo viaje…
Ya quiero encontrarme con unos cuantos ojos y quizás obsequiar un par de besos que
traigo guardados de este viaje, solo espero que este suvenir de labios sea bien recibido y
sin disparates, y que estos abrazos que llevo acumulados sean bienvenidos por los que
siempre creyeron en mí y también por los que dudaron,
por los que se preocuparon,
por los que quiero y siempre llevo con migo aunque yo me haya encontrado lejos….

Tulcan-Rumichaca…
8 de julio de 2013

*
Licenciada en Educación Básica con énfasis
en Ciencias Sociales de la Universi-
dad Distrital Francisco José de Caldas
(Bogotá,Colombia). Magister en Estudios
de la Cultura Mención Políticas Cultura-
les– Universidad Andina Simón Bolívar
(Quito, Ecuador). Estudante Programa
de Doutorado em Antropologia Social.
Universidade Federal do Rio Grande do Sul
(Porto Alegre-Brasil). Correo electrónico:
lauragarciacorredor@gmail.com.
Elizabeth Jelin, Capítulo.2 “De qué
1
hablamos cuando hablamos de memoria”
y Capítulo 3 “Las luchas políticas por la
memoria”, en Los trabajos de la memoria,
Madrid, Siglo XXI, 2002, 17-62.
2
Beatriz Sarlo, Tiempo pasado. Cultura de la
memoria y giro subjetivo. Una discusión,
Buenos Aires, siglo XXI, 2005, 59-94.
80
Re-pensando desde y con
los otros: sobre memorias e
identidades en los conflictos
de los Andes
Laura García Corredor*
Somos nuestra memoria, somos ese qui-
mérico museo de formas inconstantes, ese
montón de espejos rotos…
Jorge Luis Borges.
C
uando escuchamos la pala-
bra memoria nos remitimos
a lugares de la mente que
nos brindan la posibilidad
de recordar, escenarios que
se activan en el presente y nos desplazan
hacia al pasado. Voces, silencios, actos,
alegrías y tristezas, pero también espa-
cios colectivos donde se establecen pautas
para definir y construir identidades socia-
les. Desde esta perspectiva ¿cuáles son los
parámetros desarrollados en la memoria
que permiten hablar de la construcción de
identidades? Para el abordaje de esta pro-
blemática se retoma por un lado la influen-
cia de los actores y los hechos sociales en la
construcción de la memoria desde la pro-
puesta de Elizabeth Jelin (2002)1, y por otra
parte, la acción política y la subjetividad
desde el enfoque de Beatriz Sarlo (2005)2,
categorías que permitirán el análisis de
la problemática planteada por el escritor
peruano Ponciano del Pino Huaman en el
texto Uchuraccay: memoria y representación
de la violencia política de los andes.
La memoria entendida como un marco
de representaciones individuales o colec-
tivas se caracteriza por ser selectiva, plás-
tica, cargada de sentido, construida por
medio de una narración y significativa-
mente caracterizada por el olvido. A dife-
rencia de la historia establecida como un
conocimiento disciplinado y académico, la
memoria se desenvuelve en marcos de in-
terpretación sociales y colectivos, señalan-
do límites temporales, tradiciones, hechos
importantes en la vida de las personas y
narrativas que construyen la memoria
colectiva de una comunidad; por lo tanto
historia y memoria se entienden como dos
formas distintas de construir recuerdos.
Cuando nos referimos a la memoria co-
lectiva, entendemos aquellos códigos cul-
turales compartidos resultado de diversas
interacciones voluntarias, esporádicas o
sobrepuestas. En ella se desarrollan ins-
trumentos para reconstruir imágenes y
acontecimientos del pasado que permiten
pensar lo social por medio de los marcos
sociales de la memoria; esta matriz provee
el desarrollo de los recuerdos y la desapa-
rición de los olvidos, son los portadores
de la representación general de los valo-
res y la sociedad.
 81
En este contexto, la memoria además de
ser una herramienta teórico-metodológica,
es utilizada en dinámicas de y por el poder
como lo plantea Elizabeth Jelin: “Actores
y militantes “usan” el pasado, colocando
en la esfera pública de debate interpreta-
ciones y sentidos del mismo. La intención
es establecer / convencer / transmitir una
narrativa, que pueda llegar a ser aceptada”
(Jelin, 2002, p. 39), partiendo de lo anterior
surgen preguntas como: ¿desde dónde se
forja la memoria?, ¿qué es rememorado
y qué es olvidado?, ¿qué-cómo-cuándo
se recuerda y se olvida?, ¿quiénes son
Umbral investigativo
los actores que se encuentran directa
o indirectamente involucrados en esta
construcción de memoria?
Memoria oficial y no oficial
Existen tipos de memorias, por ejemplo las
narrativas y las habituales, la primera ges-
tada desde un proyecto de homogeneidad
y la segunda construida por los actores
no estatales. En el marco de un proyecto
de homogeneidad, existen actores princi-
palmente estatales que son centrales para
la elaboración de la historia y la memoria
 82
oficial, quienes dotan de significado y tie-
nen la facultad de construir imágenes y re-
presentaciones que se forjan a través de los
marcos sociales de la memoria, permitien-
do trasmitir y diseminar por diferentes es-
pacios los discursos oficiales de la nación:
La memoria como construcción social na-
rrativa implica el estudio de las propieda-
des de quien narra, de la institución que
las otorga o niega el poder y lo/a autoriza
a pronunciar las palabras, ya que, como
señala Bourdieu, la eficacia del discurso
performativo es proporcional a la autori-
dad de quien lo enuncia. Implica también
prestar atención a los procesos de construc-
ción del reconocimiento legítimo, otorgado
socialmente por el grupo al cual se dirige
(Jelin, 2002, p. 35).
Así, las condiciones políticas en las que se
gesta la narración producirá afirmaciones
de los recuerdos, negaciones y silencios,
para ello se generan espacios performativos
y pedagógicos como mecanismos que per-
miten elaborar y ritualizar prácticas en la
reafirmación de la memoria nacional. A su
vez los hechos sociales construyen las me-
morias oficiales, forjadas a partir de la na-
rrativa de los vencedores, estas memorias
“son intentos más o menos consientes en
definir y reforzar sentimientos de pertenen-
cia, que apuntan a mantener la cohesión so-
cial y a defender fronteras simbólicas” (Po-
llak, 1989, p. 9) (Jelin, 2002, p. 40). En este
sentido, los hechos se convierten en campos
de disputa con relación a las memorias y a
los actores que intervienen en ellos.
Por otro lado, existen actores no esta-
tales, que cobran gran importancia, pues
buscan reivindicar las memorias silencia-
das, con el fin de establecer la verdad, la
justicia y la reparación, reviviendo las me-
morias alternativas o subalternas. Desde
esta perspectiva Sarlo plantea el fenómeno
de la violencia de Estado y los movimien-
tos que reivindican el accionar político de
las víctimas y su reconocimiento positivo,
como es el caso del movimiento “Nunca
Más”, es decir, la memoria no solo se plan-
tea como un derecho sino como un deber,
una necesidad política, moral y jurídica.
Observamos entonces como la memoria
oficial ha sido construida y escrita por me-
dio de narradores e historiadores, borran-
do otras memorias envueltas en los acon-
tecimientos. La memoria se convierte en
narrativa al ser relacionada con el recuerdo
y la historia en explicativa al tener el carác-
ter de comprensión, así sus diferencias son
tanto conceptuales como metodológicas.
El testimonio como herramienta de
re-construcción de la memoria
En la narrativa de construcción de la me-
moria histórica, el testimonio cobra una
gran importancia al permitir corroborar o
alterar la veracidad de los relatos. Los tes-
timonios que construyen la memoria, pro-
vienen desde posiciones de pensamiento
que influyen la forma en que son narrados
los acontecimientos, en este sentido, el tes-
timonio refleja una postura política que se
evidencia en su construcción:
El testimonio puede permitirse la anacro-
nía, ya que se compone con lo que un su-
jeto se permite o puede recordar, lo que
olvida, lo que calla intencionalmente, lo
que modifica, lo que inventa […] lo que
sus instrumentos culturales le permiten
captar del pasado, lo que sus ideas actua-
les les indican que debe ser enfatizado en
función de una acción política o moral en el
presente […] Saber cómo pensaban los mi-
litantes […] y no limitarse al recuerdo que
ellos ahora tiene de cómo eran y actuaban,
no es una pretensión reificante de la sub-
jetividad ni un plan para expulsarla de la
historia. Significa solamente que la verdad
no resulta del sometimiento a una pers-
pectiva memorialista que tienen límites ni,
mucho menos, a sus operaciones tácticas.
(Sarlo, 2005).
La memoria se convierte en el núcleo del
testimonio, sin embargo por su carácter
subjetivo y anacrónico, este no pretende
revelar una verdad absoluta, por lo tanto
es necesario reconocer y abordar los con-
textos sociales, políticos y culturales en los
que se desarrolla dicha memoria.
Violencia política en los Andes:
Uchuraccay como caso de memoria y
reflexión
Se cita en el presente escrito, el articulo
Uchuraccay: memoria y representación de la
violencia política de los andes del escritor
Ponciano Del Pino Huaman, quien re-
flexiona sobre las formas como opera la
memoria en medio de un escenario de vio-
lencia. Propone la memoria como objeto de
 83

estudio explorando sus dinámicas y usos,
con el objetivo de comprender los “distin-
tos significados y sentidos que encarna la
violencia política para las poblaciones an-
dinas”3. El autor enfoca su escrito hacia la
forma en que la población de Uchuraccay
se convirtió en un referente de la violencia
política en el Perú, repercutiendo a su vez
en la representación sobre el imaginario de
las y los indígenas peruanos.
Se hace referencia al asesinato de ocho
periodistas en 1983 por parte de campesi-
nos indígenas de la comunidad ayacucha-
na de Uchuraccay en medio del conflicto
entre el PCP Sendero Luminoso y el ejérci-
to peruano, este hecho marcó una enorme
relevancia en el conflicto interno peruano,
ya que hasta ese acontecimiento la violen-
cia no había adquirido una importancia
nacional y se le referenciaba solo en el ám-
bito regional.
Del Pino retoma primero la represen-
tación del campesino y el indígena habi-
tante de la zona, así como la transforma-
Umbral investigativo
cial, cultural e identitaria de los pobla-
dores ayacuchanos. Se develaron a partir
de ahí distintos relatos tanto de familia-
res de víctimas como los construidos con
base en los discursos que generaban los
actores del Estado:
Uno encuentra así dos versiones entre la
misma gente respecto a la matanza de los
periodistas; una historia “oculta”, sedi-
mentada en la memoria privada de cada
persona, pero capaz de reconocer los de-
talles más mínimos de la matanza, y una
historia para el consumo del embarcado,
prefabricada, repetitiva y reconstruida
permanentemente para cada interlocutor.
Estamos pues ante una suerte de “doble
memoria”, una privada y una pública, ante
eso que Stern (1998) llama “doble vida”, los 3
Ponciano del Pino, “Uchuraccay: memoria y
dos yoes interno y externo. En este caso, representación de la violencia política en los
esta doble memoria, más que expresión de Andes”, Carlos Ivan Degregori, ed, Jamás
tan cerca arremetió lo lejos. Memoria y
una tensión, aun cuando existía temor a las
violencia política en el Perú, Lima, IEP,
represalias, pareciera responder a la vo- 2003, 49- 93.
luntad consciente de prolongarse, misterio
que hace de Uchuraccay un lugar que no se
4
Flores, A. (1986). La guerra Silenciosa. En
puede olvidar. (Del Pino, 2003, pp. 81-82) Violencia y campesinado. Lima: Instituto de
apoyo agrario.

ción de la víctimas y el victimario de los En medio de los trabajos por la memoria, 5

Existe un relevante debate frente al manejo
enfrentamientos, pues los habitantes de la verdad y la reconciliación se propuso el académico y social que se le dio a este
Uchuraccay pasaron de ser campesinos retorno a los lugares de la comunidad por hecho, véase Degregori, C. y Sandoval, P.
(eds.) (2008). Saberes periféricos: ensayos
patriotas “víctimas de la violencia que se parte de los habitantes de Uchuraccay que sobre la antropología en América Latina.
armaron para combatir a los terroristas” habían sido desplazados por el conflicto ar- Lima: Instituto de Estudios Peruanos/Insti-
a ser los “Indios barbaros-incivilizados, mado y la violencia política. La propuesta tuto Francés de Estudios Andinos.
probablemente senderistas,
por ello terroristas, mal vesti-
dos y mal hablados” reforzan-
do una serie de estereotipos
en la forma en que han sido
representados las comuni-
dades indígenas, además de
complejizar los mecanismos
de discriminación y racismo,
como afirmaría Alberto Flo-
res Galindo: el problema del
racismo en el Perú es tan an-
tiguo y problemático como la
misma violencia.4
Posterior a las consecuen-
cias que produjo el hecho
sobre los habitantes de Uchu-
raccay, el final de la guerra y
el establecimiento de una co-
misión de verdad y reconcilia-
ción5, se acudió a la memoria
y la recolección de los testimo-
nios, con el fin de encontrar
respuestas de lo sucedido y
buscar la reconstrucción so-
 84

del retorno se convirtió en un hecho central en el presente. En donde, tanto los

del proceso de la recuperación de la memo-
ria, pues enmarca el nacimiento de un nue-
vo tiempo-espacio en la construcción de la
identidad colectiva del pueblo al conciliar
las dimensiones de la memoria y la vida. La
propuesta de Ponciano Del Pino Huaman
sobre la memoria del conflicto muestra el
accionar de la guerra y sus secuelas tanto en
los actores que vivieron y sintieron la gue-
rra en el Perú como la de sus descendientes,
alterando múltiples tiempos y espacios.
Desde esta perspectiva la memoria pasa
por diferentes estados, entre la negación y
el olvido, refiriéndonos al olvido se utilizó
como herramienta en el proceso del retor-
no, ya que el conflicto había involucrado y
afectado las relaciones personales de los ha-
bitantes de Uchuraccay, así que se tornaba
como condición necesaria para volver y co-
menzar. Sin embargo, hay sucesos que que-
dan en el recuerdo de las personas que no
se pueden olvidar como lo argumenta Jelin:
actores como los hechos sociales
marcan luchas políticas, sociales y
culturales que se impregnan en los
nuevos escenarios de conflictos por
la resignificación en la construc-
ción de las identidades, donde la
memoria y el olvido son ejes fun-
damentales.
En el proceso de edificación de
la memoria tanto actores, hechos
sociales, subjetividades, posturas
y acción política son ejes que atra-
viesan su construcción, los actores
estatales forman la memoria y la
historia de la nación homogenizan-
do discursos, pensamientos y memo-
rias, sin embargo en lo limi-
nal las voces que
se han busca-
do silenciar,
se mantie-
nen y sur-

Los acontecimientos traumáticos conllevan

grietas en la capacidad narrativa, huecos
en la memoria […] Está también el olvido
que Ricoeur denomina “evasivo” que re-
fleja un intento de no recordar lo que pue-
de herir. Se da especialmente en periodos
históricos posteriores a grandes catástrofes
sociales, masacres y genocidios que gene-
ran entre quienes han sufrido la voluntad
de no querer saber, de evadirse de los re-
cuerdos para poder seguir viviendo. (Jelin,
2002, p. 28-31)

En este sentido, el olvido se desarrolló a

manera de silencio, un silencio estratégico,
de complicidad para la superación de los
conflictos del pasado: “Era necesario, asi-
mismo establecer un consenso comunal
que fuese capaz de construir un “noso-
tros”, que organizase la vida en la co-
munidad, resguardase la “armonía”
interna y definirse ciertos acuerdos de
que recordar y qué olvidar, qué hablar
y qué silenciar respecto al pasado de
la violencia” (Del Pino, 2003, p. 61).

Voces y memorias en escenarios

de posconflicto
A pesar de la búsqueda de un
nuevo horizonte, el peso del pasa-
do se vislumbra y como señala Sar-
lo juega funciones políticas fuertes
85

Umbral investigativo
gen en algunos escenarios para
subvertir las narraciones domi-
nantes, es así como la memoria se
convierte en un escenario de disputa
de control y de poder, pero también
se subvierte como una herramienta
tejedora de otras identidades.
No podemos olvidar que en me-
dio de los conflictos y las violencias
políticas en distintos países de América
Latina, las identidades, memorias y vidas
de los otros indígenas, negros, campesi-
nos, mujeres, niños, desplazados han sido
afectadas, por tanto es deber y responsabi-
lidad del Estado y los grupos vinculados
al conflicto atender a estas voces, pues
los factores de desigualdad e inequi-
dad están atravesados de
manera intersec-
cional, raciali-
zando, jerar-
quizando
 86
y subalternizando. Re-pensar y afrontar
escenarios de posconflicto significa leer
las experiencias de otros lugares, con el
objetivo de trascender una transformación
estructural tanto de las instituciones como
de la sociedad.
Referencias
Borges, J. L. (1969). Elogio de la sombra. Bue-
nos Aires: Emecé
Degregori, C. y Sandoval, P. (eds.). (2008)
Saberes periféricos: ensayos sobre la antro-
pología en América Latina. Lima: Institu-
to de Estudios Peruanos/Instituto Fran-
ces de Estudios Andinos.
De La Cadena, M. (2008). La producción
de otros conocimientos y sus tensiones:
¿de una antropología andinista a la
interculturalidad? En: G. Ribeiro, y A.
Escobar (eds). Antropologías del mundo:
transformaciones disciplinarias dentro de
sistemas de poder. CIESAS, Envion, (Ver-
sión en línea).
Del Pino, P. (2003). Uchuraccay: memoria
y representación de la violencia políti-
ca en los Andes. En C. Degregori Car-
los Iván, (ed). Jamás tan cerca arremetió
lo lejos. Memoria y violencia política en el
Perú. Lima: IEP.
Flores, A. (1986). La guerra Silenciosa. En
Violencia y campesinado. Lima: Instituto
de apoyo agrario.
Jelin, E. (2002). Los trabajos de la memoria.
Madrid: Siglo XXI.
Pollak, M. (1989). Memória, esquecimento,
silêncio. Em Estudos históricos.
Sarlo, B. (2005). Tiempo pasado. Cultura de la
memoria y giro subjetivo. Una discusión.
Buenos Aires: Siglo XXI
 87
Territoriedad del mundo de
la vida colonizado.
Apuntaciones de un
no-obtentor
Camilo Medrano Valencia*
…O cuando la alteridad se funge con
Cacao, Jícara y Azadón: serendípica.
El de otro modo y las reconversiones de
sentido: ambientaciones del Tener en el
L
saber/dominar
A territoriedad emerge como
singularización para con el
territorio en juego, es decir,
hablamos para efectos de este
ensayo de los levantamientos
identitarios en torno a la territorialidad,
o como lugar de enunciación que aunque
Spivak no pueda afirmar para los subalter-
nos, esa misma posicionalidad en el mun-
do, es en sí misma un lugar. Se diría enton-
ces que se acuña como lugar de disputa.
En estos tiempos corridos es de saber
que para las ciencias sociales fungen una
serie de factores que tensionan su estatuto
primero: trasdisciplinarización, indiscipli-
nación, subalternización, y con esto lo que
nos coloca acá, los fenómenos ecosistémi-
cos que por su mismo carácter complejo
ponen en estado de cuestión los campos
de conocimiento de la relación sociedad-
Umbral investigativo
ambiente en su bio-diversidad, los para-
digmas e imágenes mentales con los cuales
se subsumía el lugar de la naturaleza como
grifo y sumidero al decir de O’connor en
las sociedades (pos)fordistas y del capita-
lismo tardío del sistema-mundo / red-glo-
bal del que irresolublemente acaecen las
antípodas cual todo-mundo de Glissant,
muy a propósito de las declaraciones in-
ternacionales: informe de los límites del
crecimiento del Club de Roma, la comisión
Bruntland sobre el tan ansiado desarrollo
sostenible, el protocolo de Kioto sobre el
cambio climático, y entre estos saltos las
acaloradas discusiones altermundiales
acerca de los reales factores y responsables
de la contaminación multidimensional de
la esfera tierra, que ciernen hasta ahora
los límites del norte y el sur global, y las
implicaciones epistémicas que devienen
ambientalismo crítico frente al modelo de
representación científico ecológico.
Creemos que con la recursión tras la cri-
sis del mercado global de las economías
fosilizadas, y como se ha reiterado en el
medio, el andamiaje del formato neoliberal *
Estudiante de Licenciatura en Educación
del capitalismo salvaje ha reconducido sus Básica con énfasis en Ciencias Sociales
dispositivos de reprimarización financiera de la Universidad Distrital Francisco José
de Caldas, integrante del Semillero de
hasta la profundización de las contradiccio- investigación Runa Emergente y del Comité
nes por la escisión cultural, acontecimien- editorial de la Revista Jícara. Correo electró-
to que la literatura de la ecología política y nico: kesne_7676@hotmail.com
 88

decolonial recuperan, aunque parcialmente El estado de cosas para el continente es

porque como dice Tom Perreault, estas han de vorágine, la tenencia de la tierra, la so-
de imbricarse. Y para efectos de justicia am- beranía alimentaria, la franja agrícola, los
biental esto resultaría loable, toda vez que cultivos ilícitos, la ganadería extensiva, el
ciña un punto de partida para la superación monocultivo, los baldíos, las diásporas, las
conceptual del discurso de la biodiversidad licitaciones territoriales y minero-energé-
hegemónica, que Cajigas plantea a su vez ticas, la conurbación y demás fenómenos
como la mirada glotona sobre los relatos conexos que responden adjudicablemente
de escasez (sostenibilidad-sustentabilidad) a sistemas de valores del orden neocolo-
y de abundancia (gula ecocapitalista) del nial, demuestran por su entronización las
norte global en relación al sur global. geoestratagemas del capital trasnacionali-
zado (ecocapitalista) por
cooptar el espacio redu-
cido luego del tiempo
acelerado según David
Harvey, que sin atengo
de la vida, secuestran
territorios y gentes con
todo y su potencial ex-
plotable, simulan deseos
traslapados en necesi-
dades consumistas, ate-
rrorizan las relaciones
sociales, reproducen in-
terfaces mediáticas, na-
turalizando el despojo
a la vida en microfísicas

Una Epígrafe contra la “Doxa”

S
on anchos los rumbos para encontrarse. Esa es quizá la palabra que recorre
nuestras pieles y nuestros huesos cuando decidimos arrojar esta NOMBRES
(LETANIA, diccionario, glosario, invocación, ristra, ruego, sarta, sucesión, sú-
plica, retahíla, rollo) a lo(as) lectores ya hace un tiempo, con la intención de
leer en multiplicidad. La doble lectura que hoy emerge tras 10 años de desco-
locar nuestras dislexias, nos convoca por vez más a enunciar significaciones que nos de-
safían cuando proponen interpretaciones de lugar; muy de la mano también de cuando,
parafraseando, Derrida advierte que esa es la palabra, la lengua que nos tocó. La misma
que no pertenece.
En esa medida intentamos inmiscuirnos a la palabra vociferante y pegada con la que nos
han dicho y escrito para decir y escribir, en una sucesiva y desplegada serie de términos
que abocan la maquinaria semiótica con la que codifican nuestras prácticas de vida, la
misma que bajo la etiqueta de los extractivismos carcome la vida situada en nuestros terri-
torios, en nuestros pueblos. Por eso, el desafío se dobla cuando desdoblamos el doblez de
la lectura y encontramos voces titubantes y humildes de todo-mundo, en un intento de ha-
cerle justicia desde nuestras palabras al agobiante sistema “bio-colonial”. Así, se construye
esta lectura a varios registros que nos transgreden en la propuesta inicial, convencidos de
estar aportándole a esta lengua que hablamos desde hace un largo tiempo, como lo hicie-
ron los literatos en Zacatecas, algunas significaciones del corazón de la razón.
Desarrollo: Máquina de la Muerte. (Minga social y comunitaria, La María – Piendamó,
Cauca. 2013)
 89

del poder donde se agencian violaciones
directas, simbólicas que irrumpen recolo-
nizadoras como tener indeleble.
Hasta ahí la consideración no vuelca
a hacer otra cosa, que como el sociólogo
peruano Aníbal Quijano disertaba, la co-
lonialidad del poder como forma clasifi-
catoria de racialidad cognitiva, lejos de
replicar la formula por la cual observar
las formas referenciales de la colonialidad
como la cara oculta de la modernidad en
nuestras sociedades, la materialidad nos
conduce por una vez más a considerar
que la realidad ambiental opera en el or-
den del extractivismo minero-energético
en América Latina, que en términos de
corpopolitica es indisociable de su piel
negra: el neocolonialismo renderiza la
subsunción formal de la periferia por su
diferencia colonial, haciéndola pasar por
desarrollismo emergente, ergo, cuando
el proyecto moderno ineluctablemente
ha olvidado el ser, cuestión que para el
mismo Heidegger es el error de la moder-
nidad, para lo subalternos constituye la
cristalización del colonialismo.
Umbral investigativo
Este es quizá el hecho más significativo
que esta mirada aporta frente a lo que el
programa modernidad/colonialidad no ha
alcanzo a auscultar salvo con la coloniali-
dad del ser de Nelson Maldonado, en la
implicación biopolitica de Castro-Gómez y
Eduardo Restrepo, la geopolítica de Gros-
foguel con la zonas del ser y del no-ser, el
lugar de la naturaleza de Arturo Escobar,
elementos que no resisten la explicación
de la colonialidad de la naturaleza por la
naturaleza como invención. Solo es hasta
cuando Cajigas extiende la mirada sobre la
colonialidad del poder para entrever su di-
mensión biocolonial que avisamos desde
esta perspectiva tales contexturas. No obs-
tante, desconocíamos en el desperdicio de
la experiencia, autores y planteos acerca
de estas prácticas sistemáticas en nuestro a
ver sobre este terreno teórico en apertura:
Restrepo, Jairo., Beltrán, Y., Machado Ho-
racio., Bohórquez Luis, sin contar con los
trabajos de Vandana Shiva, entre otros/as.
Lejos de querer hacer justicia, lo que nos
proponemos como se enuncia en un primer
momento, es discernir sobre esta problé-
mica que tiene por realidad no meramente

“La traducción del concepto “desarrollo” a Sindebele (la len-

gua local de Matabeleland) es “tomar el control sobre lo que
necesitas para trabajar”. Los nombres de la mayoría de los
grupos también reflejan esta preocupación. Algunos escogidos
al azar son: Siwasivuka (“Nos caemos y nos volvemos a le-
vantar”), Siyaphambili (“Vamos hacia adelante”), Dingimpilo
(“Búsqueda de la vida”), Sivamerzela (“Lo estamos haciendo
nosotros mismos”), Vusanani (“Apóyense unos a otros para
levantarse”)
Orlando Fals Borda

Mohammad Anisur Rahman

Tierra: Andaré por los cerros, selvas y llanos toda la vida arrimándole coplas a tu esperan-
za, tierra querida. (Atahualpa Yupanqui)
La tierra para nosotros es la expresión viva de lo que es la Pachamama (es la madre que
nos ha procreado, que ha dado la vida a los seres humanos, las plantas, animales, ríos,
montañas problema que afecta nuestro país es la tenencia de la tierra campesinos que
poseen demasiadas extensiones de tierra y otros en menor cantidad a pesar de ser un país
grande en extensión. (Juan Xavier Sárate, embajador Bolivia)
Territorio: ‘Recuperar la tierra da mucha fortaleza, es como recuperar todo, porque el in-
dio sin la tierra es como el pez sin el agua’, dice con una sonrisa. (Efrén Terapuez, pueblo
de los pastos)
 90

la explotación del hombre por el hombre –

mercantilización–, sino indefensiblemente,
el despojo de la vida por la vida –cosifica-
ción–, es por esta razón que ostensiblemen-
te asalta la inquietud acerca de si concep-
tualmente la biocolonialidad del poder
alcanza a explicar y regular tal cuestión –
sin querer entonces forzar el traslado a bio-
colonialidad del ser y así una suscripción a
una episteme en boga–, entendiendo que el
momento histórico que nos ocupa, localiza
diseños globales que encuentra sus corre-
latos de alteridades por el mundo de los
mundos, que a la vez que profundizan con-
tradicciones, siembran esperanza sin espe-
ra, de modo que a las epistemologías emer-
gentes que piensan desde los márgenes les
concierne ambientalizar su pensamiento.
A eso nos referimos cuando hablamos
de reconversión, no es por la asunción de
una teoría yuxtapuesta a la otra que se rea-
lizan cambios paradigmáticos, no es por el
cambio de la referencia de frontera a Borde
como dice Mignolo, como se desaprende
la diferencia colonial por la herida, apun-
temos a que estos presupuestos seminen
en condiciones de posibilidad concretas,

Las represas quiebran esa armonía de modo irreparable. “El río representa la pureza
y la espiritualidad; le da a la tierra la generosidad de mujer, de madre, que puede en-
gendrar y reproducir. Afrentar al río de ese modo, romper su cauce, incide en la espiri-
tualidad de nuestro pueblo, nos enferma, y solo nuestra medicina puede sanarnos, pero
hoy la tierra donde crecían esas plantas ha sido inundada”, dice Kuntxemañ (autoridad
pueblo mapuche, chile)
Territorialización: La acción directa no violenta, la conquista de la tierra como sufrimiento y
organización, y la conquista de la libertad a través de la tierra. (Movimiento Sin Tierra, Brasil)
Capitalismo verde: “Donde nosotros vemos el río, ellos solo ven bajar los dólares.” (indí-
gena colombiano en dialogo con hermano Mapuche)
Soberanía alimentaria: La soberanía alimentaria es el Derecho de los pueblos, de sus Países
o Uniones de Estados a definir su política agraria y alimentaria, sin dumping frente a paí-
ses terceros. El concepto de soberanía alimentaria fue desarrollado por Vía Campesina y
llevado al debate público con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996, y
ofrece una alternativa a las políticas neoliberales. (Vía Campesina)
Subdesarrollo: “Obedecer, obedecer, obedecer… y nunca Mandar.” (Facsímil Zapatista)
Subdesarrollo: Qué mientras haya una sola mirada sobre el devenir de la historia, no haya más que
un espejo en el cual observarse. Los de arriba verán el espejo en su justa posición, los de abajo se
verán en un espejo invertido que refleja la realidad de otros.
Este espejo que posee un virulento poder colonizador, no será más que una herramien-
ta en la cual se pueden reflejar todas las realidades del mundo, pero sucede que por la
distancia –o tal vez su uso excesivo– el espejo solo refleja correctamente una realidad; las
 91

Umbral investigativo
praxicas, que la descolonización no se ate
a la decolonialidad, ni la ecología política a
las dos contradicciones basales del capital,
ni la interculturalidad a la constitución del
estado plurinacional y sí que menos la de-
construcción de metarelatos simule otros a
su vez. Recién he aprendido que la revolu-
ción puede radicar en una brizna de paja.

“la sensación de Bienestar está en el

alto consumo energético”
Con la emergencia del discurso desarro-
llista –que animadversó para el corto si-
glo XX con el socialismo–, el discurso de
la biodiversidad y el del cambio climático
entre otros, se sobrepusieron las agendas
públicas del sistema internacional funcio-
nalizado, mientras los motores económico-
políticos del progreso dispersaban el poder
dominante de factura del estado-nación
hacia las corporaciones (multi)trasnacio-
nales, organismos multilaterales, la banca
internacional, las tecno-naturalezas y toda
suerte de lumpenismo clasista organizado
alrededor de la inversión extranjera y el li-
bre-cambio; corrimientos desde arriba que

demás las refleja como figuras inconexas e imperfectas, sin

mucha claridad, imágenes erróneas en relación a la perfecta
imagen que el espejo refleja de los de arriba.
Vida: Ahora, casi al poner el punto final a estas palabras, se me
ocurre que la respuesta, o al menos una parte de ella, está senta-
da en esa mesa, está en quienes están atrás y frente mío, está en
los mundos que al nuestro se asoman por la lucha de quienes,
con secreto orgullo, se autodenominan zapatistas, profesionales
de la esperanza, transgresores de la ley de gravedad, personas
que sin aspavientos en cada paso se dicen y dicen: Para Vivir
morimos. (Desde las montañas del Sureste Mexicano. Subcoman-
dante Insurgente Galeano. México, Mayo 2 del 2015.)
Extractivismo/monocultivo: “Si cortar una palma es un delito, entonces que delito está co-
metiendo la Anglo Gold Ashanti.” (niños de Cajamarca, Tolima en defensa de la “Colosa”)
Ecología: “Crear la vida y la biodiversidad entre un basurero en el bosque seco ecuato-
rial… Con energía y amor, mi bosque seco ¿y tú? (“tierra de niños” Cañaveral, Tumbes
– Perú)
Cambio climático: “Nosotros las cuidamos las aguas con pagamento para que no se se-
quen.” (Serawa y María José, niños Arawakos)
“El cambio climático puede ser natural o por los seres humanos.” (niños de “Montelu-
na”, Choachí)
 92

produjeron por su andanada alzamientos y la debilidad de zonas del mundo ricas y

desde abajo, argüidos por su capacidad de
clase, constituyente o de resistencia, ha-
ciendo crisol por vez más en las vindica-
ciones de las gentes; pueblos y territorios
que cobran fuerza en el caso latinoameri-
cano por sus luchas y resistencias al cuer-
po a cuerpo, mientras que otras vías tie-
nen lugar: alrededor de la barroca literaria
como potencia discursiva de autorreferen-
ciación, el ecologismo de los pobres como
respuesta a los tratados internacionales en
materia ambiental elitares, y en general la
emergencia epistémica de formas de com-
prender el (otro)mundo: periférico, sur,
transcultural y transmoderno.
No nos interesa hacer narrativa a pasos
agigantados sobre un estado de cosas par-
cial más que revisar sobre los entresijos
como ha hecho carrera el binomio geográ-
fico del norte y el sur global en sinonimias
estratégicas antagónicas: la primera como
opulenta y la segunda como empobrecida,
tanto como para evidenciar que tales refe-
rencias presuponen geopolíticamente pun-
tos cero de visibilidad sobre lo grande y lo
chico, la abundancia y la escasez, la fuerza
pobres, y su concatenada ejecución. No es
gratuidad que en zonas del mundo donde
probadas reposan las mayores reservas de
combustible fósil sean despojadas, las más
fértiles invadidas, las estratégicamente
ubicadas saboteadas, las más pobres ais-
ladas, las emergentes protectoradas y las
ancestrales negadas. Decimos con esto que
la zonificación del mundo obedece a lógi-
cas glocalizadas de una ontología hegemó-
nica, que sin subjetivar la reproducción de
tales imágenes, corresponde a un macro-
poder que planea sistemáticamente sobre
el planeta.
Por los procederes no nos encontramos
con Erich Fromm cuando desde una pers-
pectiva de Psicología social de los indivi-
duos llega al “tener y ser”, en cambio, una
mirada descolonial de la metodología de
los dos ojos (puesto que para occidente
es uní-ocular) nos lleva a considerar que
más allá de la antropología de la mirada
glotona que señala Cajigas, existe una
mirada antropológica dominante desde
la misma historia hegeliana de oriente a
occidente, el etapismo morganiano y por

Petroleo: (¡El camino es el petróleo!) El Magreb es el “camino de caminos”. Pero no solo se

trata de términos físicos o territoriales, sino que también involucra la variable ideológica o
religiosa. (José María Alfaro Roca, bloguero Túnez)
Sostenibilidad/sustentabilidad: “La gallina de los huevos de oro.” (profesor Julio Carri-
zosa y otros)
Autoproductividad, porque así como las abejas y las hormigas y las cigarras son pro-
ductivas autososteniblemente. Tenemos que pensar en producir sosteniblemente por que
llegaran tiempos fuertes donde necesitamos tener una reserva. (Catalina Schachtebeck)
Operación trasnacional
Contra toda forma de
Desarrollo
Endógeno
(Jícara)

Permacultura:
“El Diseño es la conexión entre las cosas.
No es el agua, la gallina o el árbol.
Es cómo el agua, la gallina y el árbol están conectados.
Es lo opuesto de lo que nos enseñan en la escuela.
 93

otro lado la invención del tercer mundo,
en tanto que en el orden del discurso su
punto siego es precisamente el eurocen-
trismo infatuoso que impera y el colo-
nialismo indefensible al decir de Cesaire,
otrora cuando en ese devenir se ejerce el
colonialismo interno y el ser llega a tener
que ser, dicho de otro modo, la negación
de la negación se efectúa o la dominación
produce subjetividades.
Porque no es tabla rasa este mundo posi-
ble en su vorágine, interesa en continuidad
con los trazos que nos hemos dispuesto a
enunciar, apreciar el pendular con el cual
nos hemos inmiscuido en el terreno, pre-
cisamente porque el carácter de esta co-
municación -con las diferencias epistemo-
lógicas e ideológicas-, intenta dar cuenta
de un contexto en despliegues teóricos y
concretos que concitan más que coyuntu-
ralmente a abordar de manera integrada
los fenómenos en cuestión, allanando la
posibilidad de reproducir la realidad antes
que atenderla, pues sin ser conciliatorios
en ese aspecto, es evidente que para enru-
tar el análisis contextual sobre Colombia
en común a las variables que acá esboza-
Umbral investigativo
mos, se advierte necesario dar lugar a la
interseccionalidad y los entronques a los
que allá lugar.
“No habrá paz si esta no se hace con la
Madre Tierra”
De ninguna manera es posible un proce-
so de paz positivo sin justicia ambiental
y paz territorial, pero todos los procesos de
paz adelantados en el mundo han llegado
a ser prescindiendo de esta condición.
Por las características que comporta geo
(gráfica-política-estratégica), territorial y
ecológicamente el país, contrasta la agra-
vada situación de desterritorialización
por recolonización, descampenización por
desplazamiento y confinamiento, la erra-
dicación toxica de perímetros agrícolas a
causa de cultivos ilícitos, la mega-minería
y el de-crecimiento de la franja agrícola,
el monocultivo y el derivado agro nego-
cio, la ganadería extensiva, los baldíos,
el testaferrato, el latifundio – micro fun-
dió y la acaparación de tierras, los par-
ques naturales como zonas de reserva, las

La educación mira cada cosa por separado y la destaca, igno-

rando las conexiones entre ellas.
La PermaCultura hace las conexiones...
... porque cuando tienes la conexión puedes nutrir a la galli-
na con el árbol.”
(Bill Mollison)

Agua:
«Uno de mis grandes sueños que siempre he peleado y he
discutido es que para el pueblo Wayuu exista “Haways”. Es
lo primero que yo quisiera.» (Orsinia Polanco, mujer Wayuu
y congresista)

Tejido:
La milpa y el tejido, las actividades ideales para hombres y mujeres respectivamente,
están impregnadas de un aura espiritual: “al principio del tiempo, Nuestra Madre,
la Luna enseñó a la primera mujer a tejer en telar de cintura y Nuestro Padre, el Sol
enseñó al primer hombre a sembrar la milpa. Para el maya el algodón blanco cardado
es el semen generador de vida (actualmente los hombres hilan lana, nunca algodón,
esto es privativo de las mujeres). Ese hilo al ir enrollándose sobre el huso simboliza
al feto que crece y a la mujer que va haciéndose “grande” con el niño. Para tejer con
un telar de cintura o lomera, es esencial contar con un poste o árbol donde sujetar el
 94

concesiones por encima de la línea de pa-
ramo, la ocupación trasnacional del espec-
tro electro-magnético, militarizaciones; la
colonización armada, por lo menos, hacen
ver que la factoría del modelo económico
se vuelca incisivamente sobre el territorio,
dicho modelo se mantiene intocable en los
actuales acuerdos de paz, y la víctima se
hace inevitadamente la pista de baile.
Conocemos, porque quizá son epicen-
trales en Colombia, procesos organizados
que con muy diversos repertorios y hete-
rárquicas, le hacen oposición a tal afren-
ta, por la defensa ya sea de la soberanía
del territorio y su implicancia, ya sea por
la vida en los territorios como sagrados.
Vemos entonces como accionan fuerzas
que sin ser símiles –aunque esto sea mo-
tivo de distracción– encuentran sus cau-
sas por las realidades socio-ambientales
y por supuesto espirituales que emergen
problemáticas y que han de materializar-
se terapéuticas, telúricas, desde el lugar
que se manifiestan.
A portas de lo que llegaría a ser un pos-
acuerdo y un estado de salud social bené-
fico o la arremetida más sofisticada por la
riquezas naturales a causa de los capitales
globalizados por la tenencia de la tierra
en su dimensionalidad –tenencia corre-
lativa al tener contrapuesto–, se presenta
una dinámica de tensión y la adverten-
cia de presión desde los escenarios que
detentan el poder neocolonial patente
en la fase de negociación que centra las
miradas mundiales a su haber y el senti-
do común de la sociedad mayor, en una
especie de bajo cuerda que recoge y cede
del extremo conveniente y man-tiene el
horizonte de expectativa entre el clamor
y la zozobra, aunque la movilización so-
cial ni la puesta en operación del poder
popular flaqueen. La paz no se debe a
instancias del macro-poder (desde arri-
ba) a menos que el micro-poder (desde
abajo) no grite que no se debe a.
Es precisamente un estado de cosas se-
mejante el que por su magnitud entrama
los diferentes ámbitos de la economía
de los usos y los valores de la vida, que re-
presenta en Colombia un lugar de disputa
entre el mejor vivir, que se refocila en el
desarrollo de la hidra capitalista y el buen

telar. En lengua maya se le llama “Árbol Madre”. Representa de alguna manera al

“Árbol de la Vida”, del cual todo ha nacido y que para los mayas estaba manifestado
por la Vía Láctea. El Árbol Madre sostiene el telar que ha sido montado por medio
de una cuerda que los mayas reconocen como un sinónimo del cordón umbilical,
Kuxam Sum o cuerda viva. El movimiento de un lado al otro, para darle una deter-
minada tensión al tejido, representa los movimientos de una madre en el parto. Así,
lentamente, los huesos desnudos del telar se van convirtiendo en tela, en una entidad
con vida, en la criatura. Muchos mayas, aun hoy, tienen el concepto que los tejidos
“nacen”. (Tejedoras Maya)
“El tejido es una meditación. Despierta la memoria, entabla la relación entre nuestros
pensamientos y sentimientos, permite plasmar en las tramas colores y urdidos, la cone-
xión con lo subjetivo e intrínseco de nuestro ser” La tejedora y artesana Mónica Malo

Montaña:
Es la correspondiente provocación por la que 45.000 personas salieron a las calles a ma-
nifestarse en contra de la minería en el páramo de Santurbán (Roberto Dager, Revista
Supuestos)

Minga:
(mink’a o minga en quechua «trabajo colectivo hecho en favor de la comunidad»; minca
del quechua minccacuni «solicitar ayuda prometiendo algo»; o mingaco) O la práctica
por la que se resiste durante más de 500 años aun en reciprocidad. (Minga Techotiba)
 95

vivir que subyace comunitario en su deve-
nir ancestral, siendo rizoma. Ahora cuan-
do la época del contexto nos indica una
suerte de transicionalidad institucional
que supone en efecto la transición de abar-
co regional postextractivista tras la go-
bernabilidad de los recursos a la que han
conducido incluso el progresismo latinoa-
mericano. Otra será la proposición acerca
del postdesarrollo como deconstrucción
de esa instalación dominante.
Es entonces cuando nos inquietamos
por el lugar de la dignidad posible, los
no-dialogales en la interculturalidad y la
descolonización de la Tierra madre, en el
tener del poder/saber/ser de la vida en las
cartografías de la abundancia, en peligro
de extinción.
Curación que sana, NO remedios para el
capital
El pathos moderno constituye la forma
conducente de la pasión a la enfermedad
y un tipo de ethos social que re-tiene la do-
minación, la explotación y la barbarie, se
Umbral investigativo
funde de lesa naturaleza cuando el ecoci-
dio se torna irreversible hasta su punto y
las fugas brotan despresurizadas.
De los aforismos más acertados para
nuestra (condición) americana, refiere José
Martí cuando decía que aunque el tronco
fuera occidente nuestras raíces eran nues-
troamericanas. Sobre esa literalidad on-
dearemos dando lugar, entre varias, a un
par de las narrativas que se erigen desde
nuestra latitud y que levantan un espe-
jo con el que mirarse, puesto que nuestros
otros espejos por los que mirarse, son vícti-
mas de la fracturación hidráulica, los re-
cursos acuíferos, contaminación fluvial y
la hidro-pirateria.
Nos des-situamos para ir a dar a dos
propuestas que para efectos de este ensa-
yo en su rodeo resultan avistamientos que
tejen de otro modo al capitalismo cogni-
tivo y que por ser así, se aúna en su des-
silenciamiento.
La escisión cultural basal “physis y nomos”
con todo y sus modalidades es discutible-
mente el constituyente de las posteriores
codificaciones solipcistas culturales para

Lucha:
“Estalló la revolución de 1910, como un clamor inmenso de
justicia que vivirá siempre en el alma de las naciones como
vive la libertad en el corazón de los pueblos para vivificarlos,
para redimirlos, para levantarlos de la abyección a la que no
puede estar condenada la especie humana. (Emiliano Zapa-
ta, EZLN)
“(…) No importa la latitud, no importa las circunstancias,
no importa el nivel de violencia: estamos aquí. Nos tomare-
mos el cielo por asalto, pero también la tierra. Vamos a trai-
cionar la cultura, porque la cultura nos ha traicionado, como
nos lo enseñó Gloria Anzaldúa. ¿A dónde nos llevará todo
esto? No sé, porque además yo no he venido a decir cómo va a acabar todo esto, sino
cómo va a empezar. Voy a enseñarles a todas lo que ellos no quieren que veamos. Les
enseñaré un mundo sin reglas y sin controles, sin límites ni fronteras. Un mundo donde
mi vagina no signifique nada, donde no se intercambie a las mujeres, donde no exista el
Paraíso y el Edipo no funcione, donde con quien haga el amor y cómo lo haga no se dé
por sentado.” Declaración comando Colibrí.

Resistencia:
“(...) aún somos pueblos en resistencia. Yo creo que la humanidad se mueve constan-
temente, existe el conflicto. La idea es cómo superar el conflicto. (...) nosotros mismos
hemos generado cambios de hace veinte o treinta años y aquí lo vemos en la práctica. La
 96

enunciar el mundo desde, y las consecuen- autoafirmaciones incluso combinadas a la

tes formas de hacerlo. Lo cierto dentro de
lo discutible ha de ser el hecho de que el
desmadramiento significa por su afecta-
ción, condición de orfandad connatural,
y con el creciente colonialismo global que
supedita la diferencia colonial, aparece una
orfandad cultural que da lugar a múltiples
vez de la contradicción acerca de la crisis ci-
vilizatoria. En caso de ser esta una de ellas,
otra es la perspectiva con la que el profesor
Darío Botero Uribe plantea su filosofía ética
ambiental en cuanto a que hay que empren-
der otro periplo para concebir la sociedad y
colocarla como transnaturaleza frente a la

diferencia es que no es a la fuerza, no es por las vías de las armas, ahí si diferimos mucho,
ahí hacemos un cambio de forma razonada e inteligente, aprovechando los valores que
tenemos (..) hoy nos toca resistir desde el espacio local, frente a unos hechos grandes,
frente a unos imperios que se han construido en el mundo (...) entonces, hoy la resisten-
cia es frente a eso, es defender el plan de vida, es pedir respeto a la diversidad cultural,
es hacer frente a unas acciones que están contra la vida y los Derechos Humanos (...)”
(Marcos Yule, Comunidades de Paz, San José de Apartadó –Antioquia)
¿Saben? Uno de los engaños de arriba es convencer a los de abajo de que lo que no se
consigue rápido y fácil, no se consigue nunca. Convencernos de que las luchas largas
y difíciles sólo cansan y nada logran. Trucan el calendario de abajo sobreponiéndole el
calendario de arriba: elecciones, comparecencias, reuniones, citas con la historia, fechas
conmemorativas que solo ocultan el dolor y la rabia.
El Sistema no le teme a los estallidos, por muy masivos y luminosos que sean. Si un
gobierno cae, hay en su alacena otros para reponer e imponer.
Lo que lo aterroriza es la perseverancia de la rebeldía y la resistencia de abajo. Porque
abajo es otro el calendario.
Es otro el paso. Es otra la historia. Es otro el dolor y otra la rabia. Primer Apunte sobre
el Método Zapatista.
Palabras del Subcomandante Galenao en la Inauguración del Seminario “El Pensa-
miento Crítico frente a la Hidra Capitalista” 03 de Mayo de 2015.
 97

naturaleza, que por supuesto todavía confi-
gura al hombre, que sin dejar de ser natura-
leza autoprodujo su humanidad con el de-
sarrollo de un proyecto propio, dando con
la visión ambiental, que para el autor no
consiste en la mirada superficial a los daños
observables en el ambiente sino más bien
como la modernidad ha desarrollado las
dos grandes dimensiones inmanentes en el
hombre: naturaleza y trasnaturaleza, supo-
ne una concepción que equilibra esas dos
dimensiones inmanentes entre el individuo
y la vida social en ese puente naturaleza-
trasnaturaleza que ha edificado el vitalismo
cósmico, mientras que el ambientalismo en
ese autoexamen de la conciencia social para
reconocer la vida hace un acuerdo político
de equilibrio que vigoriza la vida y detie-
ne la muerte, cosa que el vitalismo cósmico
asume por el colapso de la vida que pre-
siente el planeta.
Manifiesta se hace entonces tras la pos-
tura, la actitud epistemológica con la cual
analiza Botero la persistibilidad en el mun-
do de la vida que no hace hincapié en el
deterioro de la naturaleza externa, más
bien si es un intento reificante de postula-
Umbral investigativo
dos del deber ser de una ética ambiental
prospera, ante el realismo avasallante del
mundo de la vida colonizado.
Ahora desde la pluralidad epistémica,
el profesor doctorado indígena Abadio
Green nos presenta un análisis sobre la
educación (superior): desde la madre tie-
rra y una letanía de la herencia colonial y
las posibilidades sobre tal hechura.
La pedagogía de la madre tierra propone
una alteridad educativa al campo acadé-
mico bajo los presupuestos de la intercul-
turalidad (intercambio, dialogo de sabe-
res, diversidad, equidad) contrarios a las
formas de saber y ser occidentales que han
dominado las universidades de Colombia
específicamente, impidiendo la reflexión
sobre el respeto a la naturaleza por la ex-
plotación de recursos y la reproducción
mercantil por los conocimientos científico-
técnicos impartidos, que abisman siste-
máticamente el papel que ha cumplido la
educación para con los pueblos: la borra
de su memoria y huella del continente.
Considerar entonces que son suficien-
tes las resistencias ante los globalismos es

Agronegocio:
Representa un pacto de poder de las clases sociales hege-
mónicas con fuerte apoyo del Estado (brasileño), orienta-
do en el financiamiento y la acumulación del capital, en la
mercantilización de los bienes de la naturaleza, generando
concentración y extranjerización de la tierra, contaminación
de los alimentos por agrotóxicos, destrucción ambiental, ex-
clusión y violencia en el campo y la criminalización de los
movimientos, dirigencia y luchas sociales. (Manifiesto de las
organizaciones sociales del campo, Brasil)

Neoextractivismo:

AgriBusiness

Nuestra Misión:
Disponer un continente SINGENTE en
(ecoportal.net) América Latina y el Caribe.
 98

equivocado, Abadio nos exhorta a pensar
que el reconocimiento de las tradiciones
de los pueblos es inherente a las prácti-
cas de los mismos por una pervivencia
sostenible con la naturaleza y por sobre
eso hay que proponer estrategias que nos
permitan dialogar en la diversidad, más
cuando la educación es prerrogativa co-
mún pero no igual y la pedagogía su for-
ma de ejercicio así mismo.
De ahí se deriva que en un momento
histórico como el del país diverso que hoy
debate entre la paz y la violencia, entre la
democracia y la hegemonía del poder en
manos de los ricos y no de los pueblos y
comunidades, es imprescindible llamar la
atención sobre tal negación, es decir, que
la diversidad cultural no es prioridad, por-
que significa el obstáculo del progreso, por
tanto la homogenización es una necesidad,
las culturas deben desaparecer porque el
orden mundial a nivel económico requiere
que la soberanía de los países desaparez-
can, para que las puertas de nuestras casas
se mantengan abiertas a las grandes em-
presas multinacionales con sus megapro-
yectos, aniquilando los proyectos de vida
de los pueblos originarios de este conti-
nente y de los pobres de América.
Con tales ejemplificaciones creemos ha-
ber dado la puntada restante toda vez que
lo que enseñan estas proposiciones es a so-
ñar despierto, a comunicar en diversidad,
pensando en la otredad de mundo en la
tierra ecosférico, puesto que este contene-
dor moderno antropósferico no se resiste
per se. Es ignominioso.
Recogeres que no ob-tienen
Incursionados por los saberes y conoci-
mientos de occidente, extremo-occidente
y nuestra-América; sus epistemes, tecno-
logías, usos y costumbres, nos convoca
traer a colación la intencionalidad seren-
dipica que nos mueve a enunciar, extraí-
da de un cuadro narrativo –fue utilizado
por primera vez por el escritor británico
Horace Walpole (1717-1797) para descri-
bir la habilidad que tenían los protago-
nistas de un cuento escrito por el italiano
Christoforo Armeno, titulado “Peregrinaje
de tres jóvenes hijos del rey de Serendip”,
quienes constantemente realizaban des-

Transgenicos:
El cultivo de los transgénicos comenzó en 1995 con un tomate de larga duración pos-co-
secha. En el año 2004, el área mundial sembrada con CT llegó a 81 millones de hectáreas,
experimentando un aumento de 20% con respecto al año anterior. Es decir, que hubo 13,3
millones de hectáreas más que el año 2003, abarcando 17 países, siendo los principales
cultivos los siguientes:
- Soja: 61%
- Maíz: 23%
- Algodón: 11%
- Canola: 6%
En salvaguarda del derecho a alimentos naturales, sanos, no-transgénicos para toda
la población, debemos exigir al gobierno la prohibición de liberar nuevos cultivos
transgénicos y la reconsideración de los cultivos ya autorizados para revertir la situa-
ción actual, apuntando a la eliminación total de los cultivos transgénicos.
(Por un mundo libre de transgénicos, Red de Acción en Pla-guicidas y sus Alternativas
para América Latina, Uruguay)

Siembra:
Makanéo: v. btú. Trabajar la tierra para la siembra de la yuca, el maíz. (Diccionario de la
lengua afro palenquera – español. Solmery Cásseres Estrada)
 99

Umbral investigativo
cubrimientos que nunca estaban buscan-
do– que consideramos resignificable en
tanto que “no buscamos lo que buscamos
porque nos encontraron sin haber estado
perdidos”, no hablo de las naves invaso-
ras, nos referimos a esa condición del tener
cristalizada en la colonialidad –que son
Colon eventualmente–, agenciadas contra-
actualmente biopolíticas en las mentes y
los cuerpos de los colonizados; tecnologías
de naturaleza posmoderna que configuran
nuevas formas de relaciones (interfaces)
sociales que traslapan el sujeto deseante
en subjetividad e identidad.
Cuando nos reclamamos no-obtentores,
llamamos la atención en el hecho de que
no colegimos el nomenclato detrás del cual
se impone una denominación al trabajador
de la tierra: sembrador, custodio de semi-
lla, como comprador de agrotóxicos y con-
sumidor del capitalismo verde en su fase
rampante, tal habito dentro de muchos, es
el que argüimos denigrante por su funcio-
nalidad bio-colonial que lobotomiza las for-
mas de vida orgánicas por el ecosistema en
pleno, altera los biomas en su composición,
modifica los centros de poder, desenriquece

Semilla: pqua */pkua/ Pepita, meollo. Semilla sólida que ge-

neralmente se encuentra al interior de una fruta. (Grupo de
investigación Muiskkubun, Bakata)

Rubén Blades & Willie Colón - Siembra (1978)

“Las semillas son los niños
Que el tiempo hará crecer
Pero hay que dar el ejemplo
Pa que pueda suceder
Olvida la rabotada y enfrenta la realidad
Y da la cara a tu tierra y hacia el cambio llegarás
Siembra cariño
Siembra humildad
Y da frutos de esperanza a los que vienen detrás”

Custodia de semillas:
“En ese lenguaje incomprensible pero perfectamente claro me hablaron de los tiempos
de la agricultura. Bochica, protector y gran maestro de las muiscas, recién nos había
salvado de la amenaza de las aguas, desocupando la inundación en el Tequendama.
Entonces aprovechó los campos fértiles que se abrieron paso entre los humedales para
enseñarnos sobre la esencia de la vida, el cultivo y lugar las semillas, porque de la semilla
de la tierra habían surgido todas las cosas, incluso nosotras mismas.
 100

las estructuras elementales de la naturaleza, Llamamiento a cruzar y prestar las

roba los principios activos y desequilibra
la carga entrópica sino y entre otras conse-
cuencias, liquida la vida misma en la Tierra.
Nuestra respuesta se hace responsable y
convida.
manos
Nuestras sociedades no requieren más
de manones ni cabezones por separado
como diría el filósofo. Con esta misiva
queremos provocar a nuestra fuerza e
intelecto, que parece más estarse adormi-
lando en los estrados universitarios que
madurando, a que juntos emprendamos
un periplo ambiental por la geografía lo-
cal que no es así y como urbanamente la
habitamos, por algunos de los espacios
emergentes que intentamos potenciar en
los barrios para el ejercicio de la siembra,
de la tierra, de los cuerpos y de las men-
tes en un intento por sonsacarnos de la in-
manencia que implica la infatuosidad de
lo que podemos estar-siendo aun y sin el
sistema-mundo (bio)colonial.
Para esto consideramos pertinente, luego
de esta provocación, poder desacademizar
el conocimiento que a bien podría ser este
espacio de análisis y reflexión por demás,
donde se situe efectivamente los mínimos
y comunes que nos conducen o nos condu-
cirán a hacer lo que buscamos hacer y su

Bachué, madre, bondad y conocimiento, antes de ascender a la tierra de la sagrada lagu-

na de Iguaque, nos dio las semillas pero no nos enseñó a cultivar. En una totuma les entre-
gó a los hombres y mujeres muiscas los fundamentos de la vida. Una semilla amarilla a la
que nombró Maíz, una roja a la que nombró Fríjol y una naranja a la que nombró Auyama.
Bajo la mirada oportuna y penetrante del Cóndor, hacedor de los cielos, los seres
de los valles fríos sembraron. Unos el Maíz por aquí, otros el Fríjol por allí y otras la
Auyama por allá.”
Los Tiempos de la Agricultura. Colectivo Agrario Abya Yala, Universidad Nacional de
Colombia.

Buen vivir:
Sumak Kawsay/Suma Qamaña “en la cosmovisión indígena cultivada por nuestros an-
cestros, promueve la idea de que todo es importante. Esto es que no hay cosa pequeña,
ni cosa grande, y en consecuencia, que todo importa. Así, la lección es que todo se debe
cuidar y que el deterioro de cualquier parte de la comunidad representa un daño para
todos. Esto, por ejemplo, invita a replantear el tipo de relaciones que la sociedad occi-
dental ha promovido, no solo entre hombres, sino también de ellos con la Naturaleza.”
(Fernando Huanacuni, Bolivia)
“Nuestro sueño es la realización del buen vivir en las prácticas cotidianas de nuestros
pueblos.
Que las mujeres y familias vivamos en armonía y en equilibrio, libres, en territorios
seguros y con autonomía.”
 101

sentido, espacio de producción de conoci-
miento e intercambio, que entre su bagaje
le atañe el trabajo intelectual en relación a
la autonomía alimentaria, el consumo cons-
ciente y la práctica ambiental, las formas co-
munitarias de acción y relacionamiento, y lo
que desde el sur se está caminando. La filoso-
fía andina, la razón andina, el pensamiento
latinoamericano y la filosofía latinoamerica-
na, constructos algunos de ese pensar.
Umbral investigativo
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cuperado de http://www.youkali.net/
youkali11-b-JCCajigas.pdf

Declaración final, II Cumbre Continental de Mujeres Indí-

genas del Abya Yala

Descolonizacion:
“Descristalizar la colonización cristalizada en los huesos”
(Frantz Fanon invertido)
Desaprender la colonialidad de género, para reaprender a
estirar las alas y a recibir el sol en el rostro y a la luna en el
vientre.
Comando Colibrí

Contaminación ambiental:
Sequías y precipitaciones extremas/Alteraciones del clima/Alteraciones de la biodiver-
sidad
Alteraciones del balance energético/Alteración del libre desarrollo/Muerte de la biodi-
verdidad/de los seres humanos/de la vida/de los sueños/de los ideales. (Vanessa Corzo
M. Ser en constante exploración y aprendizaje)

Progreso:
Antes a la codicia y a la ignominia le daban el nombre de acciones evangelizadoras o ci-
vilizadoras, ahora le llaman progreso. El progreso, ese fantasma que nadie ve y que se ha
 102

Cajigas-Rotundo J. (enero-febrero, 2007). Grosfoguel, R. (Enero-junio, 2012). El con-

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y CEPES.
Maldonado-Torres, N. (2003). Sobre la colo-
nialidad del ser: contribuciones al desarrollo
de un concepto. (Secciones de este ensayo
fueron presentadas en charlas en el Cen-
tro para Estudios de la Globalización
en las Humanidades, en el Centro John
Hope Franklin, de Duke University, el 5
de noviembre de 2003, y en la conferen-
cia sobre “Teoría crítica y descoloniza-
ción”, en Duke University y la Universi-
dad de Carolina del Norte, Chapel Hill,
el 30 de mayo de 2004). Recuperado de
http://www.ram-wan.net/restrepo/deco-
lonial/17-maldonado-colonialidad%20
del%20ser.pdf

dedicado a aterrorizar a la humanidad. Antes, el oscuro camino del saqueo, genocidios

e injusticias contra nuestro pueblo era alumbrado con el cirial en nombre de Dios y su
Majestad. Hoy es alumbrado con el petróleo en nombre del progreso y de la mayor de las
majestades entre la mayoría de los no indígenas... (Carta Uwa)

Agua:
“Desde el punto de vista de la cosmovisión de los pueblos indígenas, el agua es también
un ser con el que tenemos una relación de profundo respeto; en aymara decimos Jallu
Tata que significa Padre Lluvia, y Quta Mama que significa Madre Agua. La Madre Agua
permite la existencia de toda forma de vida. (…) En la visión de los pueblos indígenas, la
Madre Agua es sagrada.
Fernando Huanacuna Mamani

Tampu:
“Es la generación de espacios comunes donde se ponen a disposición, productos o alimen-
tos que van a favor de quienes los necesitan en la comunidad, para que a nadie le falte nada”
Fernando Huanacuna Mamani

Abya Yala:
Nombre que dieron los indios Kunas a nuestro continente y que significa Tierra en plena
madurez. Actualmente como resultado del proceso de insurgencia material y simbólica
 103

Mignolo, W., Tlostanova, M. (s.f.). Habitar
los dos lados de la Frontera/Teorizar en el
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Quijano V. O., Tobar, J. (comp). (2006). Te-
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turaleza y la identidad social: Una teo-
rización incompleta. En: Justicia Hídrica.
7 Ensayos como aportes para articular las
luchas. Bogotá: CENSAT Agua Viva

de las nacionalidades y pueblos indígenas, se ha convertido

en el espacio de enunciación desde el cual se habla y se lucha,
por ello los pueblos originarios ya no hablan de América La-
tina, sino de Abya-Yala.
Luis Herrera Montero
Patricio Guerrero Arias

Limpia:
Práctica ritual que realizan las y los yachaks para desblo-
quear, barrer las energías y emanaciones negativas o chiquis
que provocan la enfermedad, mediante el uso de instrumen-
tos energéticos y de poder como el huevo, las plantas, el cuy, las piedras, entre otras.
Luis Herrera Montero
Patricio Guerrero Arias

Pacha:
Se refiere al cosmos, el escenario en el que se teje la vida, conformado por la conjunción
entre espacio y tiempo
Luis Herrera Montero
Patricio Guerrero Arias
 104
Las mujeres indígenas en
las dignas acciones: cumbres
y encuentros por y en el
Abya Yala
*
Estudiante de la Licenciatura en Educación
Nasly Cruz*
Básica con énfasis en Ciencias Sociales, de
la Universidad Distrital Francisco José de NOS LEVANTAMOS ANTES Y NOS
Caldas, integrante del Comité editorial de la
SEGUIMOS LEVANTANDO mientras a
Revista Jícara y del Semillero de Investiga-
ción Runa Emergente. Correo electrónico: nuestros hijos nos los arranchan de nues-
nasly2903@hotmail.com tros vientres, de nuestros pueblos y de la
nueva historia. Nos levantamos con Nues-
tros Pueblos porque la MADRE TIERRA,
razón de nuestra existencia y desarrollo,
sigue en manos de extraños mercaderes,
saqueadores y destructores.
Declaración del sol, I Encuentro
Continental de Mujeres Indígenas de
las Américas. Quito 1995.
D
ando colores nuevos a un
tejido que antaño se había
emprendido, las mujeres in-
dígenas del continente asu-
men, deciden hermanarse,
mirar la luna, el sol y cielo, para encontrar-
se así mismas. Trazas que emergieron con
los encuentros continentales de pueblos y
con otros tantos escenarios para repensar
la condición de la mujer indígena y del te-
rritorio con el que se habita, se significa y
se vive en todo el sentido del verbo. Pensar
la consolidación del movimiento indígena
continental a través de estos espacios lleva
a su vez a reflexionar acerca de las discu-
siones que sobre la mesa han puesto las
mujeres indígenas en su lectura de la vida,
el territorio y la resistencia, entendiendo
que de ello emergerá no solo una diploma-
cia indígena, de los pueblos, fraterna, sino
que se construyen espacios de encuentro
desde una diplomacia de la madre tierra,
de la mujer semilla.
Los encuentros y cumbres continenta-
les de pueblos indígenas surgen como es-
pacios de encuentro, dialogo, pero sobre
todo de organización de las resistencias
en torno a los derechos de los pueblos
indígenas. Para las mujeres fue necesario
construir su propio espacio, en donde se
reconociera la condición de la mujer indí-
gena en relación a su misma comunidad
y al conjunto de las dinámicas de la socie-
dad. En ese sentido, lo que se pretende con
este pequeño escrito es reseñar las reivin-
dicaciones, exigencias y mandatos de las
mujeres indígenas del continente frente a
la tierra y al territorio, partiendo de asu-
mir que los extractivismos de los que han
sido victimas resilentes los pueblos indíge-
nas, tocan profundamente el cuerpo te-
rritorio de las mujeres, tanto afectando el
ejercicio de su construcción como mujeres,
como llevándolas a pensarse caminos de
lucha desde y para la madre tierra.
 105
En ese proceso de repensar la política
internacional, la diplomacia indígena de
las mujeres tendrá como antecedentes la
Primera Conferencia Mundial sobre la mu-
jer en 1975, el cuestionado decenio (1976-
1985) de Naciones Unidas para la Mujer, la
Convención sobre la eliminación de todas
las formas de violencia en 1979, la tercera
conferencia sobre la mujer en Kenia 1985,
Beijing, Quebec, entre otros espacios que se
recogen en un Primer Encuentro Continen-
tal de Pueblos Indios realizado en Quito en
el marco de la campaña 500 años de resisten-
cia. Allí las mujeres lograron posicionar un
eje temático propio desde el cual abordaron
la relación con la tierra, el antimilitarismo
como defensa de la vida y la necesidad fun-
damental de creación de una organización
continental de mujeres indígenas.
Para 1993 en el marco de la conferencia
mundial sobre la mujer indígena (Beijing
1995), las mujeres del continente se pien-
san la activa participación en este escena-
rio, propuesta que se recogerá en el Primer
Encuentro Continental de Mujeres de las
Américas organizado en Quito, Ecuador,
por organizaciones históricas como la
CONAIE y la CONAMIE, las cuales han
jugado un papel fundamental en la resis-
tencia de los pueblos indígenas del Ecua-
dor. De este primer encuentro surgirá así
el Enlace Continental de Mujeres Indíge-
nas de las ECMI, como un espacio para ar-
ticular acciones y reflexiones en torno a las
condiciones de las mujeres del continente.
Enlace Continental de Mujeres Indígenas
(ECMI)
Fuente: http://ecmia.org/
Umbral investigativo
Esta imagen representativa del ECMI da
cuenta de cómo se piensa la relación di-
recta, reciproca y complementaria entre la
tierra y la mujeres no solo en torno a la po-
sibilidad de dar vida, sino que establecien-
do la responsabilidad del estar aquí, desde
el pensamiento y la acción, es el caminar
con la madre asumiendo su cuidado y su
defensa sin condiciones. Este enlace gene-
rado en Quito se constituyó con reflexio-
nes y propuestas que encaraban la defensa
del territorio frente a las multinacionales
por parte de las mujeres indígenas quienes
demandaban el reconocimiento de la dig-
nidad acumulada por siglos que se mate-
rializaba en los derechos históricos de los
pueblos indígenas. Para estas mujeres el
reconocimiento de sus derechos implicaba
directamente el reconocimiento del territo-
rio y de los saberes ancestrales de las mu-
jeres para relacionarse con este en el marco
de la autodeterminación ya establecida en
el convenio 169 de la OIT.
Como mandato de este encuentro las
mujeres del continente construyen la de-
claración del sol recordando la vida, la luz
y la llegada de nuevos tiempos para vivir
en armonía, reciprocidad y complementa-
riedad con la madre tierra. Esta declara-
ción se piensa no solo para ser recogida en
Beijing sino que se forje como transversal
dentro de las acciones a seguir en el dece-
nio de los pueblos indígenas (1995-2004)
establecido por la ONU, y como ruta de
para el ECMI. En palabras de las mujeres
indígenas: “Seguiremos naciendo del vien-
tre de la madre tierra para hacer fecunda
nuestra historia.”1 En Quito con el sol, las
mujeres asumieron el reconocimiento del
territorio como práctica de la ancestrali-
dad, territorialidad e interculturalidad de
las mujeres indígenas.
Con este fin las mujeres se volverán
a encontrar en Oaxaca, México en 1997,
ahora mas centradas en otras formas de
extractivismos, ya no exclusivamente el
minero, para ellas la propiedad intelectual Declaración del sol, I Encuentro Continental
1
indígena tiene un carácter fundamental en de Mujeres Indígenas de las Américas,
su lucha, por cuanto mandatan que se res- Quito 1995
peten sus saberes y la propiedad ancestral
sobre ellos, esto tanto en temas de medici-
na indígena como en los saberes sobre el
territorio, el tejido y todas las expresiones
artísticas de las comunidades. Lo que las
llevara a que en Panamá, en el III Encuen-
tro en el 2000, se planteara la profundidad
 106
del significado del territorio para las muje-
res indígenas, y las especificidades de sus
luchas contra su explotación indiscrimina-
da. En este encuentro las mujeres asumen
una consigna central en la cual su cuerpo
no puede seguir siendo el botín predilecto
de una sociedad explotadora de la natura-
leza, por lo que el cuerpo territorio de la
mujer y la madre tierra se piensan desde el
accionar de los pueblos.
“Sintiendo, pensando y haciendo el futu-
ro, siguiendo el camino de Mama Waku”
así expresaron las mujeres su sentir fren-
te al IV encuentro realizado en la ciudad
de Lima, dejando por sentado su vinculo
con la tierra, las mujeres del continente
mandatarán el rechazo a los mega proyec-
tos cada vez más presentes en territorios
indígenas, la enajenación de las semillas,
el repudio de la privatización y militariza-
ción de los territorios. Aquí particularmen-
te cabe resaltar que las mujeres indígenas
piensan el extractivismo como asociado a
un modelo de desarrollo en particular, en
este caso el capitalismo, para ellas más que
tener que ver con estructuras económicas
tiene que ver con el modo en cómo se con-
cibe la vida y de allí que sostengan que el
futuro y los tiempos se construyen desde
la complementariedad, en la unidad/di-
versidad de la vida. Esto convocará a que
el próximo encuentro en Quebec, Canadá
(2007) se centre en la espiritualidad del te-
rritorio, visto desde las mujeres que se fi-
jaron como objetivo dentro del contexto de
la Declaración de los Derechos de los Pueblos
Indígenas, el restablecimiento de nuestro
equilibrio con la Pacha Mama.
Fuente: http://ecmia.org
Para el VI encuentro en Morelos (2011)
las mujeres plantean el Buen Vivir como
alternativa al desarrollo occidental, man-
datan que el Estado debe saldar la deuda
ambiental pero en particular lo llaman a
asumir el cambio climático restaurando las
raíces de la tierra. Esto se concreta en la I
Cumbre Continental de Mujeres Indígenas
del Abya Yala realizada en Puno, Perú, en
la que se declara:
Las mujeres indígenas reunidas en las tie-
rras sagradas del Lago Titikaka después de
dos días de debates, deliberaciones y sien-
do quienes aportamos al proceso histórico
de transformación de nuestros pueblos con
nuestras propuestas y acciones en las dife-
rentes luchas gestadas desde los movimien-
tos indígenas, elevamos nuestra voz en estos
tiempos en que el vientre de Abya Yala está
nuevamente con dolores de parto libertario,
que engendrará el nuevo Pachakutik para el
Buen Vivir del planeta.
Mandato I Cumbre Continental de Mu-
jeres Indigenas. Puno, Peru, 2009. (http://
www.latice.org/kvin/es/ilaay0907es.html)
Este escenario será para las mujeres un es-
pacio de debate y construcción que estará
centrado en la defensa de la Madre Tierra,
por lo que se piensan, la creación de una
coordinadora, las acciones para el retiro
inmediato de las multinacionales, la des-
penalización de la hoja de coca, la reforma
agraria, el rechazo a los biocombustibles
y de manera particular la creación de un
tribunal de justicia climática; apuesta li-
derada por las mujeres en aras del resta-
blecimiento del equilibrio ancestral, lo que
ellas denominan desarrollo con identidad,
 107

Umbral investigativo
como una forma de ser y estar con el terri-
torio desde la ritualidad.
Como vemos, las mujeres andan un ca-
mino que va desde el reconocimiento del
territorio, la propiedad intelectual indíge-
na, la autodeterminación, el desarrollo con
identidad, la espiritualidad en el tejido, de
Fuente: http://cms.onic.org.co/2013/11/declaracion-
lo comunitario hasta llegar a la II Cumbre final-ii-cumbre-continental-de-mujeres-indigenas-del-
Continental realizada en la María, Pienda- abya-yala/
mo, Cauca, que como escenario de lucha y
resistencia, trajo a la memoria de las mu- Nuestro sueño es la realización del buen
jeres la participación de compañeras en la vivir en las prácticas cotidianas de nues-
resistencia contra la expansión del extracti- tros pueblos. Que las mujeres y familias
vismo en Perú, Ecuador, Colombia, Argen- vivamos en armonía y en equilibrio, libres,
tina, entre otros. Se trata aquí de entender el en territorios seguros y con autonomía.
desarrollo como sinónimo de violencia, que
requiere su descolonización para que como Declaración final, II Cumbre
lo nombran las mujeres sea visto desde la Continental de Mujeres Indígenas
identidad; desarrollo con identidad es sinó- del Abya Yala
nimo de buen vivir, en un amplio sendero
que para las mujeres se manifiesta en la mo-
vilización continental del Abya Yala contra (http://cms.onic.org.co/2013/11/declara-
las industrias extractivas, en la digna acción cion-final-ii-cumbre-continental-de-muje-
de la descolonización de la madre tierra. res-indigenas-del-abya-yala/)
 108

Comunicación indígena:
alternativa a la comunicación
para el desarrollo

Gloria Mora* Este modelo monodesarrollista, que ve

*
Estudiante de Licenciatura en Educación
Básica con énfasis en Ciencias Sociales de
la Universidad Distrital Francisco José de
Caldas, miembro del Semillero de investiga-
ción Runa Emergente y del Comité editorial
La palabra sin acción es vacía, la acción
sin la palabra es ciega, la palabra y la
acción por fuera del espíritu de la comuni-
dad, son la muerte.
Pensamiento Nasa
en la industria, la tecnología y la ganancia,
la única forma posible de supervivencia
humana, en un corto plazo empieza a de-
bilitarse. De allí la necesidad de un modelo
que sea más armónico con la madre tierra
y con el ser humano. Es por esto la mira-
da se centra en los pueblos basados en el

E
de la Revista Jícara.
l modelo de desarrollo que se
comienza a consolidar al fina-
lizar la segunda guerra mun-
dial, donde el concepto mismo
de desarrollo va ser entendido
como una huida, una condición indigna
denominada subdesarrollo, es acuñado al
decir de Esteva (1996) por el presidente
Truman en su plan de gobierno de 1949.
Esta concepción viene a mostrar el mode-
lo cultural estadounidense como el único
posible, reduciendo a dos terceras partes
de la población mundial a una condición de
inferioridad inapropiada, de la que es ne-
cesario salir lo más pronto posible.
Al finalizar el siglo xx Estados Unidos
no solo sigue siendo el gran líder mun-
dial sino que además parece no contar con
resistencia. Es así que este modelo de de-
sarrollo va abarcar todas las formas de or-
ganización y expresión humana, coaptán-
dolas y transformándolas en mercancía, la
comunicación no va a ser la excepción y se
consolida como una mercancía al servicio
de los grandes monopolios.
principio de las filosofías andinas que pro-
ponen el buen vivir, y aunque la necesidad
de adoptar dicho modelo se refleja mucho
más en el campo económico, la cultura y
dentro de esta la comunicación, no escapa
a este engranaje.
Al finalizar la guerra fría, con la desinte-
gración de la Unión Soviética y el fracaso
del comunismo, Estados Unidos se perfi-
la una vez más como líder mundial posi-
cionando el capitalismo neoliberal como
modelo de desarrollo hegemónico, cuyo
motor es la economía. Sin embargo no des-
cuida otros aspectos como la política y la
cultura, concebida esta última como una
cultura de masas donde, como señalan
Horkheimer & Adorno (1994), bajo una
falsa identidad universal se reproduce el
modelo cultural del monopolio, convir-
tiéndose así la cultura en una industria
más “la industria cultural”, que mientras
más sólida sea mayor será su control sobre
los consumidores.
Vista así, la cultura es entendida como
mercancía, pero con un funcionamiento
paradójico pues no es intercambiable, se
 109
disuelve en la sociedad con el uso diario,
tendiendo a su vez a fundirse con la pu-
blicidad y siendo capaz de rechazar toda
inconformidad que se plantee, no solo
hacia la industria como tal, sino contra
el mundo y el monopolio que esta repre-
senta. Dentro de la industria cultural no
caben las subjetividades, solo hay indivi-
duos, concebidos como individuos-con-
sumidores.
La comunicación como campo esencial
de la cultura va a ser casi que reducida al
campo de la comunicación de masas, lo
que implica entonces verla como una mer-
cancía, con el agravante de que no solo es
producida sino que además en palabras
de Althusser es reproductora de ideolo-
gía dominante, perpetuadora del orden
establecido. Esta noción implica además
concebirla como un ejercicio antropocén-
trico, unidireccional, mero reproductor de
representaciones simbólicas.
Conscientes de esta crisis a la cual nos
lleva el modelo de desarrollo hegemónico
construido por Estados Unidos, tendiente a
globalizarse cada vez más, y para la cual no
se entrevén soluciones desde la modernidad,
se hace necesario moverse más allá de dicho
paradigma, es así que los pueblos y nacio-
nalidades del Abya-Yala1 al finalizar el siglo
anterior, se reorganizan para reconstruir sus
instituciones económicas, jurídicas, políticas,
sociales, culturales, espirituales y normarlas
para restablecer el orden violentado por la
colonización de más de cinco siglos.
Umbral investigativo
En este contexto surge en Colombia
el CRIC (Consejo Regional Indígena del
Cauca), institución cohesionadora del mo-
vimiento indígena del Cauca que aparece
en 1971 bajo una plataforma de lucha co-
mún, basada en la recuperación, defensa
y protección del buen vivir de los pueblos y
por lo tanto la tierra, la cultura y formas
propias de ser.
Como parte de la plataforma de lucha de
esta organización se encuentra el progra-
ma de comunicación como herramienta
política de participación y organización, y
como estrategia para la conservación de la
cultura propia.
Este componente comunicativo en la
plataforma de lucha, permite la recupera-
ción, fortalecimiento, visualización y de-
fensa del plan de vida de los pueblos indí-
genas del Cauca.
La estrategia -se ha- entendido como un
mecanismo de participación y desarrollo
integral, haciendo una gran diferencia en-
tre los modos y medios de comunicación.
Entiéndase como modos de comunicación
la lengua materna, mitologías, cuentos le-
yendas, expresiones artesanales, mingas,
tejidos, medicina tradicional, comunica-
ción cosmogónica, sitios sagrados, etc.,
los modos o formas es una comunicación
constante y estratégica para la pervivencia.
Los medios de comunicación, por el con-
trario, son instrumentos técnicos que se
han apropiado únicamente como canal de
información (www.cric-colombia.org).
“Abya Yala es el nombre kuna que, en espe-
1
cial en América del Sur, es utilizado por los
y las dirigentes y comunicadores indígenas
para definir al sur y norte del continente,
siendo América un nombre colonial con
el que no quieren identificar su territorio
común.” (Gargallo, 2013, p. 23)

2
La minga (minka en quechua) es una
antigua tradición de trabajo comunitario o
colectivo con fines de utilidad social.
REVISTA
110
Este modelo de comunicación para los
pueblos indígenas del Cauca está pensa-
do desde lo que se ha venido definiendo
como un modelo de desarrollo alternativo,
pero que para los pueblos indígenas no es
más que las condiciones materiales y espi-
rituales para construir el buen vivir, vivir
bien o vivir armónico, término que varía se-
gún la cosmovisión de cada pueblo, pero
que posee una plataforma en común para
todos los pueblos, basada el pensamiento
andino o lo que ha sido denominado por
Josef Estermann como filosofías andinas,
basadas en los siguientes principios:
Principio de relacionalidad
Para el pensamiento andino toda vida, ac-
tuar, sentir y saber cobra sentido siempre
y cuando esté inserto en una serie de re-
laciones múltiples, contrario al principio
del pensamiento occidental, que concibe
al hombre como individuo autónomo,
constituyente y centro del mundo. La re-
lacionalidad para los pueblos Andinos se
expresa de varias maneras:
• Las relaciones dinámicas con los ante-
pasados que garantizan la superviven-
cia epistémica y moral.
• El intercambio entre cielo y tierra, di-
mensiones complementarias del mun-
do garantizan la vida y la perduración
en el tiempo, constituyendo además
un distanciamiento de uno de los prin-
cipios de la Ilustración occidental, que
plantea como máxima desligarse del
conjunto de la naturaleza.
• El trabajo organizado, complementa-
rio y reciproco dentro de una comuni-
dad, como la minga2 o el ayni.
• Las relaciones de parentesco determi-
nadas por nexos étnicos o familiares
son fundamentales para la armonía
de la comunidad, la idea de individuo
aislado auto-nomo auto-constitutivo,
característica del pensamiento occi-
dental, dentro del pensamiento an-
dino pierde toda validez, incluso las
relaciones de bienestar y fertilidad,
marcadas por la elección libre de una
persona para el amor, no son tampoco
un asunto aislado de los individuos,
sino que es un asunto colectivo, es de-
cir el matrimonio como institución es
una especie de organización que afec-
ta y determina a la comunidad.
La comunicación entendida desde este
marco filosófico supera la definición oc-
cidental que la reduce a una práctica de
carácter unidireccional y ejercida exclu-
sivamente, y la define a partir del rela-
cionamiento milenario y constante entre
hombres y mujeres, en armonía con la
naturaleza y el cosmos. Para el caso espe-
cífico del movimiento indígena del Cau-
ca las prácticas comunicativas implican
comprometer todos los sentidos y la espi-
ritualidad, implica admitir como medios
de comunicación, no solamente los apa-
ratos tecnológicos a los cuales occidente
mayoritariamente les ha delegado esta
función, sino que implica además conce-
bir las señas3, los sueños y premoniciones
como medios de comunicación entre el
hombre y el cosmos; así mismo el fogón,
el tejido, las danzas, los relatos, son me-
dios de comunicación necesarios para la
pervivencia de la cultura y el pensamien-
to de cada pueblo.
Por otra parte este principio es iden-
tificable en la intención de trabajar en
Red, este es un fenómeno que viene ex-
pandiendo su alcance geográfico cada
vez más, debido a la necesidad misma
de enfrentarse a un modelo cada vez más
global y por tanto la necesidad de crear
redes nacionales e internacionales de re-
sistencia.
 111
Principio de complementariedad
“El principio de complementariedad sig-
nifica que a cada ente y a cada acción co-
rresponde un complemento (elemento
complementario) que de estos recién hace
un todo integral” (Estermann, 2005, p. 12).
En esta dinámica lo contrario no es nega-
ción ni exclusión, sino complemento.
Este principio constituye una vez más un
rechazo de dos premisas del pensamiento
occidental: el principio de no contradicción;
la imposibilidad de que algo ocurra al mis-
mo tiempo y dentro de la misma relación
con su contrario, y a nivel ontológico el
concepto de substancia como posibilidad
de una existencia en y de sí misma. Para el
pensamiento andino un ser aislado e indivi-
dual, carente de cualquier relacionalidad es
considerado incompleto e incorrecto.
El verdadero “ser” es una unidad de
opuestos, para el pensamiento Andino sol
y luna, noche y día, cielo y tierra, van de la
mano y constituyen una unidad y un equi-
librio dialéctico, ya que la contradicción
lejos de paralizar, dinamiza.
Umbral investigativo
Esta complementariedad en el contex-
to del movimiento indígena del Cauca es
fácil identificarla en la convivencia y coo-
peración entre los distintos programas,
como el de educación y comunicación por
ejemplo, además entre instituciones con
objetivos y procedencias distintas como el
movimiento indígena y la iglesia cristiana,
en donde la inserción y el sincretismo que
se desarrolla entre movimiento indígena
e iglesia en algunos casos logra aunar es-
fuerzos sacando proyectos comunes ade-
lante, demostrando que los contrarios no
necesariamente deben excluirse.
Principio de reciprocidad
“El principio de reciprocidad es la aplica-
ción ética y social del principio de com-
plementariedad. Cada acto humano (pero
también divino) recién llega a su finalidad
integral cuando le corresponde un acto re-
ciproco y complementario equivalente de
otro(s) sujeto(s)” (Estermann, 2014, p. 70),
de allí que el indígena le pida permiso a la
madre tierra antes de sembrar en ella y así
mismo ofrezca una serie de homenajes al
Se entiende por señas, manifestaciones
3
involuntarias del cuerpo, que anuncian o
manifiestan determinado proceso en la vida
de alguien.
 112
recoger sus frutos, es una forma simbólica
de devolverle a la Pacha Mama lo que esta
le da. En este principio no hay un ente pa-
sivo y otro activo sino que los dos son entes
activos, lo cual es equiparable al concepto
de Emirec en comunicación, acuñado por
el canadiense Jean Cloutier, para hacer re-
ferencia al emisor, que es al mismo tiempo
receptor, permitiéndole al receptor ser tam-
bién portador de voz y por lo tanto emisor.
Principio de correspondencia
“Tanto los diferentes tipos de relaciones
(complementariedad, reciprocidad, co-
rrespondencia) como también la significa-
ción fundamental del calendario agrario
nos revelan un rasgo elemental del pensa-
miento andino (…), el orden cósmico y el
orden humano corresponden mutuamente
e interfieren de diferentes maneras” (Ester-
mann, 2005, p. 18). Esta correspondencia se
acerca más al ámbito de lo representativo-
simbólico, así por ejemplo las polaridades
cósmicas entre sol y luna que representan
la noche y el día, en el orden humano co-
rresponden a la polaridad entre hombre
y mujer. Se cree que la correspondencia
simbólica puede ayu-
dar a reproducir el
orden del cosmos o
alterarlo, de allí la necesidad de acompa-
ñar simbólica y ritualmente muchas de las
transiciones cósmicas como los solsticios.
Principio cíclico
Con base a la experiencia agraria, el hom-
bre andino concibe al tiempo y espacio
como algo que se repite. No entiende a
la infinitud como una línea sin fin, sino
como un movimiento circular o espiral
ilimitado. Cada espiral describe un ci-
clo, sea respecto a las estaciones del año,
a las secuencias de las generaciones o de
las distintas épocas históricas (…). Las
secuencias de los siclos son dialécticas y
discontinuas, cada ciclo termina con un
cataclismo cósmico que forma el inicio de
un nuevo ciclo, una nueva era a otro nivel
(Esterman, 2014, p. 71).
En las comunidades indígenas los ciclos
de la madre tierra dirigen los ciclos de ac-
ción y de pasividad del hombre y no al
revés como sucede en la sociedad occiden-
tal, que queriendo adaptar la naturaleza al
modelo de desarrollo pensado por él, daña
y destruye la propia madre.
Para Occidente puede que un vuelco a
estos principios sea una alternativa al de-
sarrollo, que intentan apropiar sin descui-
dar un objetivo común: la ganancia; para
los pueblos andinos por el contrario este es
un camino que no nace hace 40 o 50 años,
sino que tiene un pasado milenario y es la
ruta para la supervivencia armónica y res-
petuosa con el cosmos.
Referencias
Estermann, J. (2014). Cruz y Coca.
Quito: Ediciones Abya-yala
Esterman, J., Peña, A. (1997). Filo-
sofía andina. Chile: IECTA-IQUI-
QUE.
Sachs, W. (editor) (1996). Diccio-
nario del desarrollo. Una guía del co-
nocimiento como poder, Perú: PRA-
TEC.
www.cric-colombia.org/portal
 113
Senderos bifurcados:
hilando memorias en el
tiempo*
H
Revista Jícara
ay algunos hombres y
mujeres que piensan mun-
dos, como si tuviesen una
melodía en la cabeza y no
se atrevieran a cantarla, a
arrancar el nudo de la garganta y entrar en
la fluidez del ritmo. Sí, existen esos hom-
bres y mujeres que se la pasan pensando
y nunca se comprometen. Nosotros ya nos
comprometimos, ya optamos por cantar.
Ahora no importa qué tipo de música es,
¿acaso es un sonido nuevo?, ¿o son mu-
chos sonidos?, de cualquier forma es nues-
tro sonido, emitido desde lo profundo de
nuestro espíritu.
A diferencia de algunos, adquirimos un
compromiso. Aquel re-pensar de América
Latina se ha convertido en un hecho, el ver-
bo se ha vuelto acción y en el accionar ha
nacido este proceso, ha surgido un <um-
bral> para cada uno de los que hacemos
parte de él. Cada voz que habla a través de
esas páginas porta la voz de muchos otros,
por lo tanto es con todos ellos que nos
comprometemos, con los que sueñan otros
sentidos de vida, con los que sonríen en su
mudez y su alegría se vuelve grito que gol-
pea en los tímpanos, con lo que han hecho
un alto en este camino para decir que no
queremos nuestro fin y el fin de la tierra.
Hoy cuando la incertidumbre nos ace-
cha, cuando nuestras sociedades se vuel-
Palabreando sentires
ven cada vez más extrañas al dolor y al
sufrimiento de nuestros hermanos, cuan-
do el otro es mirado con desconfianza y
temor, juntamos las manos, multiplica-
mos las acciones en pro de la vida y de
la dialoguicidad. La Jícara está abierta a
su palabra y a las otras palabras, para es-
cucharlas y que usted sea participe de la
nuestra. Aquí no solo importa lo que us-
ted piense, también lo que sueñe, lo que
intuye, lo que siente. Que suenen los ins-
trumentos y se tejan en el acto de la comu-
nicación, que sean muchas las melodías.
Porque también, así como usted, tene-
mos una forma de pensar, hacemos estas
cosas y porque no las podemos hacer so-
los, lo invitamos a que beba de la Jícara y
se comprometa, no con nosotros, compro-
métase con usted mismo, con la vida, con
su tiempo y lugar. Únicamente la acción
constante puede transformar la historia, y
esta es “nuestra historia”, impresa la entre-
gamos, pero también le damos su sonido,
su sabor y su aroma. Cada letra es un pel-
daño que saltamos y que quizás mañana
volvamos a enfrentar y cuando eso ocurra
abriremos los brazos al sol y a la tierra,
descubriremos nuestro pecho y afronta- *
En este escrito están las palabras de la Jíca-
remos la brisa que golpea trocando con ra intergeneracional retomando editoriales
nuestro destino. y escritos que vieron nacer cada edición de
nuestra revista.
Pensando en un nombre para nuestra
revista, en un primer momento pareció
que quedábamos en blanco, que había
 114
tantas cosas que debía expresar este, que a
la hora de escogerlo quedaba difícil hasta
el hecho de proponerlo. Pero poco a poco
y a medida que íbamos avanzando en
nuestras lecturas y conceptualizaciones
frente a las diferentes teorías propuestas
para pensarnos desde Latinoamérica, co-
menzaron a surgir ideas, que empezaron
a reducirse hasta encontrar una que reco-
gía lo que desde un principio se quería.
Fue así que en el desarrollo de una confe-
rencia del profesor y nuestro coordinador
de proyecto Víctor Manuel Ávila, dictada
en la Universidad Nacional de Colombia, en
el marco del Encuentro Distrital de Socio-
logía organizado por los compañeros de la
revista “Sigma”; cuando el profesor hace
alusión al Libro de los libros del Chilan
balam: “nacerá entonces otra «Jícara» en la
cual se beba y el día en que desate su ros-
tro amarga será su «Jícara», amarga será su
bebida cuando venga el hombre a las este-
ras y beba el jaguar de otra agua”, y poste-
riormente realiza una reflexión en cuanto a
la «Jícara» como el “instrumento, objeto en
la cual nos bebemos, como beben nuestros
indígenas algunos la llaman totuma…”.
Con lo anterior podemos ya hacernos una
idea de lo que es una «Jícara», para esto
traer a colación la conocida totuma, es de-
cir, el recipiente tradicional donde toma-
mos la bebida del maíz, la chicha.
De esta forma la “Jícara” es un instru-
mento que lleva conocimiento y eso es lo
 115
que se pretende en la revista, un conoci-
miento para pensar Nuestra América. Y
que esta sea una herramienta como lo in-
dica su nombre para llevar dentro de ella
y en unas cuantas páginas diferentes pro-
puestas y conceptos, para gradualmente ir
conociendo e indagando, para luego, inda-
gar y proponer.
Pero antes de decidirnos por este nombre
debíamos buscar más acerca del significa-
do de la palabra. Así nos encontramos que
es un aztequismo como cacao, chocolate o
tomate, por tanto, es un término propio de
nuestro continente; y de la misma forma la
encontramos en diferentes textos como en
el Popol Vuh cuando se relata la historia
de la “Princesa Ixquic”, la cual es condena-
da a muerte y quienes habrían de cumplir
con esta tarea, debían llevar el corazón de
la princesa en una “Jícara”. Asimismo, se
encuentra el relato de “Canek”, un gue-
rrero maya, en el cual se cita “el blanco no
sabe que una “Jícara” no lleva más agua
que el agua que señalan sus bordes, la de-
más se derrama y se desperdicia”.
Finalmente hacemos referencia al uso de
las comunidades indígenas del centro y
del sur de América, quienes emplean este
instrumento como forma de conservar su
cultura, su lengua, como es el caso de los
Malecus de Tanjibe en Costa Rica, los cua-
les tallan en la “Jícara” figuras de animales
Palabreando sentires
y cosas (pocas veces humanos) y escriben
su nombre en su lengua nativa “maleco” y
en español, y al ser esta actividad realiza-
da por los padres y los hijos, hace que sea
una tradición y de esta forma se conserva
su cultura y se dan a conocer.
Por tanto, retomamos la idea de “Jícara”
como recipiente que lleva un conocimiento
y ese recipiente vendría siendo para el caso
la sociedad misma como la que transmite
ese saber que lleva dentro de ella. Surge
así la música de los discursos emergentes,
donde las voces se unen, donde la diver-
sidad se expresa al unísono al interior de
esta Jícara, donde usted encontrará la me-
lodía que expresa Nuestra América, voces
que entonan una lucha, un dolor, una pre-
ocupación, un sin fin de sentimientos que
se encuentran en una única idea, la de pro-
poner una América diferente.
Ya el tramado se ha tejido, ahora sigue
la tarea mayor: vamos levantando capas
del ser tanto individual como social, ahora
queremos ser nosotros mirando nuestros
problemas de otra forma, tal vez en una
radicalidad a contra luz, donde las notas
en retruécano se vuelven décimas que se
levantan en eco emergente, no son octavas;
es lo que emerge de la paciencia, del silen-
cio para comprender las trampas del dis-
currir de la razón, ahora el cuerpo rompe
las representaciones del mundo abarcando
116

la interioridad de lo posible negado. Cami-

namos en el filo de la navaja. Todo hierve,
todo quiere ser memoria, todo se convierte
en conocer y así el sistema se acopla prote-
giéndose a sí mismo…
Quien hoy interesado e inquieto se sien-
te junto a nosotros, seguramente tropeza-
rá con algo del llanto de esos rostros o de
la ira de esas gargantas, quizá halle un
poco del espesor de la sangre, de algunas
muertes distantes o las cicatrices del pa-
sado en alguna piel cercana; pero a la vez,
encontrará millones de motivos para con-
tinuar, narraciones no conocidas a pesar
de ser tan nuestras, felicidades sujetas al
silencio guardado por años, secretos que
se esconden en el velo de la cotidianidad,
un poco del sonido de la danza milenaria
de nuestros pueblos, nuestra historia y,
por consecuencia, un poco de lo que usted
y nosotros somos como sujetos en cons-
trucción. Todo como una premonición
que se fulguraba –porque así es el paso
del tiempo–, permitiendo que lo que era
una mera idea se haga absoluta realidad
y transformando cada momento contun-
dente con la fuerza de los hechos. Si hoy
recordamos como remembrando lo que
hemos sido, no lo hacemos simplemen-
te por evocar; por el contrario buscamos
despertar lo que hasta hoy estaba dormi-
do, y cuando los párpados se abran será la
mirada más penetrante que cualquiera se
haya atrevido a soltar.
No es mirar atrás; es la vista de un futuro
que no se proyecta contingentemente pre-
sintiendo no solamente los hechos; presin-
tiendo lo que se ha roto y anulando para
siempre la única vía que se nos había en-
señado a ver. Si el tiempo pasa para noso-
tros también, pasa para esas ideas que nos
habían limitado la visión. Ahora es otra
mirada la que nos une y se proyecta, es di-
ferente porque une nuestras mentes para
que no se desaten nuestras vidas, porque
ata para siempre nuestras historias permi-
tiendo contar una memoria diferente.
Entonces ¿la memoria a quién pertene-
ce? Una respuesta que inclusive no anhela
serlo: es del que la construye, del que la
vive, de quienes la rememoran; la memo-
ria es de todos y de nadie, porque aquél
que no la retoma no hace parte de ella;
pero el otro que ve en la memoria una
construcción la reivindica y resignifica
 117

Palabreando sentires
para que no muera, para que no pase des- viento, de paisajes llenos de sentimientos,
apercibida. La memoria es un constructo de sentires palabreados y de epopeyas de
individual y colectivo, mental, social, es miradas que yacen en las dimensiones
de todos y aquellos que la retoman: son a del espíritu nos traen pequeñas partes de
los que la memoria pertenece. nosotros convertidas en las lecturas que
componen la Jícara. Hoy somos distintos,
Hemos entrado en el corazón del debate,
porque el tiempo ha cambiado y con ello
pero todavía nos protegemos en la frescura
nosotros, pero es algo que asumimos con
y en la radicalidad de la vida. Hay algunos
tranquilidad, pues entendemos que en los
que guardan silencio y así se protegen, es
círculos de la vida, algunos se van, otros
su forma; la nuestra está ceñida, está dada,
llegamos, otros vuelven, otros continúan,
es tan simple como lo debe ser el trato en-
pero algún día, en el fragor de nuestros
tre amigos, entre hermanos.
sueños y de nuestros compromisos con no-
Frente al silencio de años como arma de sotros mismos, con nuestro tiempo, con
coacción, Jícara pone en sus manos nues- nuestros pueblos, es necesario abrir nue-
tra Memoria, la memoria de una juven- vos caminos, encontrar nuevos rostros,
tud cambiante que bajo distintos cielos para así, dejar que el camino nos vuelva a
encarna nuevas perspectivas, herencia encontrar en alguna inspiración o en algu-
de las herencias en una palabra sentida. na conspiración.
Retomamos las imágenes, los grafos y las
Jícara convergente, dispuesta a que la to-
trazas de una generación diversa en un
men en sus manos nuevos sueños, nuevos
ejercicio de diálogo a partir de la fotogra-
encuentros, nuevos puntos de acción, nue-
fía y de la palabra, de aquellas cosas que
vos lugares dispersos sin nadir y sin cenit.
el tiempo ha borrado o simplemente de
Otorgándole voces a tiempos encubiertos
las que no se puede hablar, de las cosas
en la línea del tiempo: la América se hace
que quedan escondidas en el tiempo, en
babélica en sus voces, transportando la
la fugacidad de los periódicos, de aque-
inmensidad de sus espacios y sus tiempos
llas historias sin escribir, de un sinfín de
en la fatigosa búsqueda de redes. Puñados
retratos sin mostrar, de todos aquellos
de hilos
elementos que se mantienen vivos solo
en el recuerdo de aquellos que los vivie-
ron como suyos y aún tienen tiempo, y
ahora espacio, para compartirlos.
Re-escribimos antiguos y nuevos discur-
sos que a través de su presencia se hacen
luchas genuinas para transformar realida-
des a partir de sus propios sueños, descolo-
nizando el alma. Evocamos épocas donde
el ritmo del pensamiento desnuda el cora-
zón absoluto de la vida. Somos autores de
un nuevo tiempo. Nuevos viajes impulsan
la carrera de un gran sueño que surge en
las conversaciones con el auditorio, con los
libros, con un café, con el corazón mismo o
simplemente con las aventuras del tiempo
que logran concebir pensamientos y pai-
sajes que refrescan las perspectivas y dan
nuevos aires a grandes ilusiones y proyec-
tos que se materializan a través de la lucha
de quienes dejan un legado, quienes aún
lo escriben y quienes estamos dispuestos a
continuarlo envueltos de pasión y los más
sinceros deseos de amistad que conducen
los linderos de está Jícara.
Se continúa tejiendo un sueño, el valien-
te amanecer que en forma de palabras al
 118

San Quintín y “el México

bronco”

C
Guillermo Marín* cañón y soldados de leva en sus permanen-
tes luchas fratricidas por el poder, los han
ierta mañana al inicio de la explotado como trabajadores esclavos para
década de los años ochenta, acumular grandes riquezas o son el “voto
desayunaba con Guillermo duro” de los partidos. Sin embargo, jamás
Bonfil Batalla en los portales los han reconocido como poseedores de
y estaba el platón del ma- conocimiento y sabiduría milenaria. Para
gisterio. Fue entonces que Guillermo me la ideología neocolonial criolla, la Civiliza-
dijo, que ese movimiento social
tendría mucha fuerza porque la
mayoría de los profesores oaxa-
queños son de origen indígena.
El tiempo le dio la razón.
Lo mismo ha pasado con el
EZLN en Chiapas. En enero de
1994, inmediatamente el sistema
acusó a Obispo Ruiz y al Sub-
marcos de “usar a los indígenas”
en sus inconfesables planes en
Promotor cultural de la Toltecáyotl. Correo
contra de México. Y hasta la fe-
*

electrónico: tigremarin@gmial.com
cha, la ideología criolla neocolo-
nial, se resiste a aceptar que exis-
te una “inteligencia indígena”,
para ellos: “los indios no pien-
san”. Hoy se reconoce en Europa
al movimiento del EZLN como la
inspiración de los movimientos
antisistémicos, los indignados,
los 99%, etc., y que Marcos es
solo es un vocero.
Desde 1521 los gachupines y
después de 1821 los criollos, que
han tenido el poder durante es-
tos cinco siglos, han despreciado
y menospreciado la inteligen-
cia y sabiduría milenaria de los
pueblos anahuacas (indígenas).
Los han usado como carne de
 119

Palabreando sentires
ción del Anáhuac fueron solo los “aztecas” La única respuesta que puede salir de
y la “gran Tenochtitlán” fue destruida con gobernantes ineptos, corruptos y deshu-
su civilización el 13 de agosto de 1521 y “no manizados es el desprecio y la represión.
queda nada de ella”, más que el Museo del Los gobiernos, federal y estatal, se han bur-
Templo Mayor, para los turistas. lado y menospreciado de la lucha de esta
Sin embargo, los grandes movimientos gente, harta y desesperada de vivir bajo la
sociales de este país han sido empujados línea de lo humano. Al igual que las trage-
por la sabiduría ancestral que se encuentra dias de Ayotzinapa y Tlatlaya han exhibi-
en la base más subterránea de su identidad, do su torpeza, cinismo y opacidad. No se
que está depositada en los llamados pue- dan cuenta que están acumulando grandes
blos campesinos e indígenas. Los mestizos, y constantes errores. Que no se debe me-
desde esta perspectiva, somos, –como dijo nospreciar a los más pobres y humildes,
Guillermo Bonfil–, “indios desindianiza- que no pueden pasar sobre sus derechos
dos”. Que la casta divina de explotadores humanos y destruir el Estado de Derecho
sean extranjeros y sus descendientes, sean sobre ellos. No se dan cuenta que el país y
metafóricamente, –Hernán Cortés o Carlos el mundo han cambiado.
Slim–, no representan la esen-
cia y raíz de un pueblo, que
como los chinos o los indios,
posee una memoria histórica
milenaria y una sabiduría y
experiencia humana riquísi-
ma en valores y principios.
Que no sea conocida esta ri-
queza (Toltecáyotl) y que se
mantenga inconsciente por
medio de la colonización
mental y cultural, no quiere
decir que no exista.
Esta reflexión viene al caso
por los grandes errores que
están cometiendo, las auto-
ridades federales y estatales
en San Quintín, BC., donde
los capitales extranjeros y los
empresarios agrícolas han
sometido, por décadas, a un
régimen de esclavitud y ex-
plotación deshumanizada a
decenas de miles de trabaja-
dores de muchas partes del
país, los más pobres entre
los pobres, es decir, los indí-
genas. Son inimaginables y
vergonzosas las condiciones
de trabajo de familias com-
pletas, como en la época de
la Colonia. Y todo esto, con la
complicidad de los partidos
políticos, las autoridades,
los medios de comunica-
ción y la sociedad civil, que
se hizo de “la vista gorda”,
pero finalmente explotó y
los trabajadores agrícolas
dijeron ¡ya basta!
 120
La mayoría de los trabajadores agrícolas
de San Quintín son indígenas, en especial
oaxaqueños. No son los únicos trabajadores
agrícolas explotados en esas condiciones en
el país. Ellos tienen una cultura y experien-
cia de resistencia de cinco siglos. Se saben
organizar bajo sus milenarias costumbres y
tienen la fuerza y la conciencia “del noso-
tros”. Creemos que el gobierno está “jugan-
do con fuego”, San Quintín no es Chiapas,
es todo “el México profundo”, condensado
en un pequeño espacio, con mucha injusti-
cia de los ricos y poca inteligencia de las au-
toridades. No es conveniente despertar “al
México bronco”. Escrito el 14 de mayo…
¡Recapacitaron! 15 de mayo. Felicidades
 121
Vía microbial en agricultura
Mario Mejía Gutiérrez*
Epigramas
Nadie nunca le puso agroquímicos
a un viejo bosque.
Lowenfels y Lewis, 2010, en
Teaming With microbes.
La nutrición natural en plantas y animales
se da por intermediación microbial.
Lowenfels y Lewis 2010 en
Teaming With microbes.
La nutrición natural consiste
en un proceso micro
que nos acerca a la física cuántica.
El autor
E
Introducción
spíritus que animan la vida de
los seres ligados al suelo fue-
ron intuidos desde la época
precientífica: Ángeles, devas,
kamis, orishas subterráneos.
Todavía hacía 1924 el ocultista Steiner
atribuía a los gnomos la germinación de
las semillas, y otros procesos de la vida ve-
getal a silfos, elfos, ondinas: creencias de
la mitología nórdica europea. Steiner invo-
caba influencias astrales sobre las plantas:
astros solo desde el sol y hasta Saturno
porque no alcanzó a vivir para saber que
había más. (Murió en 1928)
Palabreando sentires
Aborígenes chilenos aplicaban mantillo
de bosque a sus cultivos. Mayas y azte-
cas aportaban fango. En lo que fue luego
Perú se sembraba en hoyitos donde pre-
viamente se habían puesto peces. Es decir
intuían fuerzas y energías afines a los pro-
cesos de vida.
La era precientífica, ancestral, derivó en
la Humanidad a la era científica, a través
de un proceso que no vamos a explicar
esta vez.
1. Masaharu Taniguchi. Ni la propuesta
alternativa de Howard, ni la reforma
agraria alemana, ni la biodinámica de
Steiner, todas ellas antagónicas a la
hegemonía de la agricultura conven-
cional, ponen en primer plano el pa-
pel microbial en suelos con relación a
agricultura.
Maestro, investigador y activista en el
Es hacia 1930 cuando Masaharu Ta-
*
niguchi plantea la filosofía del Seicho
campo de la agricultura orgánica. Ha lide-
rado junto con otros procesos ecológicos
–no– -ie donde Si estás en paz con no solo en Colombia sino en la región.
todos los seres de cielo y de la tierra Reconocido como una de las eminencias
todo será tu amigo, y nada podrá ha- más destacadas en agroecología.
certe daño. En el terreno agrícola esta
es la formulación de la agricultura de
convivencia. Todo ser es un proyecto
de la Naturaleza, y tiene razón, dere-
cho de existir.
El sueño de Taniguchi paulatinamente
se va volviendo realidad: los aportes a
Sanidad: Chaboussou (favorecer esta-
dos de profeosíntesis, en las que enzi-
mas son funcionales); de Callahan (los
insectos pueden ser despistados, no
eliminados, mediante aromas y ondas
de baja frecuencia). Como aromas des-
pistantes son bien conocidos el ácido
piroleñoso y el sistema de cultivo en
biodiversidad. Aportes de Teruo Higa
 122

que convierten el suelo en una masa si, Mayo de 2015, pareciera coincidir
fermentativa y fértil. con la prédica de Pannikar, y en el nu-
meral 34 menciona hongos, algas, in-
2. Lakhovsky. En la década de 1920
sectos, como seres importantes.
George Lakhovsky publicó Le secret
de la vie. Donde establece el principio Si no cambias vos, no cambia nada,
fundamental de que todo ser emite, dijo Mojica. De donde deducimos que
recibe y elabora energías. miradas alternas a nuestra relación
con la Naturaleza se darán en la me-
3. Chaboussou. Década de 1960: si el
dida de nuestra intención, de nuestra
complejo enzimático de un ser fun-
actitud, de nuestro crecimiento espiri-
ciona correctamente, ese ser tiende a
tual, intelectual, cultural.
estar sano.
6. Teruo Higa. Converso de la agricul-
Las enzimas son mecanismos micro-
tura convencional de USA a la Iglesia
biales, Chaboussou señala los mo-
mesiánica de Okada. Hacia la década
mentos de mayor fragilidad sanitaria
de 1980 Higa introdujo en la agricul-
vegetal: los momentos de proteólisis,
tura mesiánica caldos microbiales tipo
que son eventos enzimáticos.
agroplús norteamericano que derivó a
4. Kervran. Hacia 1953 Carl Louis Ker- EM s ( efectives microbes).
vran inicia sus publicaciones acer-
El suelo tipo fermentativo, sano, pro-
ca de la transmutación biológica de
ductivo, masivamente colonizado por
elementos, proceso enzimático, por
microorganismos considerados bené-
el cual es intervenido el núcleo de
ficos.
elementos: algo así como una micro-
fusión en frío, que nos ha permitido En 1983 Germán Feged regaló al Mi-
convertir en tierra agrícola corriente nuto de Dios caldos importados de
latosoles, declarados tóxicos para agri- Texas, donde surgió FUNDASES,
cultura por la ciencia convencional. Se promotora de agroplús y agrovite, de
pues para Colombia un potencial de múltiples usos agrícolas, zootécnicos,
cien millones de hectáreas agrícolas, y e incluso humanos. A través del agro-
al mundo la incorporación agrícola de plús Germán Feged y Carlos Ramírez
los tres séptimos de la superficie emer- Caro lograron en vinazas de la Licore-
gida, que son latosólicos. ra de Caldas la transmutación de sodio
y potasio. Komakí, discípulo
5. Pannikar. Hacia la década de 1980
de Kervran,
Raimon Pannikar, teólogo católico,
mestizo de catalana e hindú, planteó
la unidad ecología – espiritua-
lidad como dúo insepa-
rable. La encíclica
Laudato
 123
estableció en Japón la industria de
transformar sodio en potasio, para el
cultivo de arroz: de dos cosechas por
año se pasó a tres.
7. Callahan. En Tuning in to nature,
1977, Philip S-Callahan pone de pre-
sente el sistema de comunicación
de los insectos a través de sensillas =
(viene de sentir) que funcionan como
electretos. Se refiere también a la cap-
tación de energías por cloroplastos,
dispuestos como antenas.
En 1995, Callahan anuncia que una
fuerza electromagnética, el paramag-
netismo, es fundamental en la vida
vegetal, que incluye formas microbia-
les. Equilibrio yin – yang en la Natu-
raleza animada se da en la relación
diamagnética (yin) y paramagnetis-
mo (Yang).
8. Lowenfels y Lewis. En Teaming With
microbes, 2010, estos autores trabajan
el concepto de nutrición por interme-
diación microbial. Los nutrientes no
pasan por solo solubilidad del suelo
a las plantas, como lo quiso dejar es-
tablecido Liebig: por esa razón todos
los fertilizantes agroquímicos son so-
lubles; aumentan la presión osmática
en la solución del suelo, y por ello ma-
tan microorganismos del suelo, hasta
dejarlo a la larga, MUERTO.
Palabreando sentires
Distinguen entre bacterias (tendencia
alcalina, afinidad con nitratos) y hon-
go (tendencia ácida y afinidad con
amonios).
Explican por microbiología la fisiolo-
gía de la nutrición en su fase radicular.
A través de los conceptos de pH y Ca-
pacidad de Intercambio catiónico, con-
siderados antes como exclusivos de la
Química, nos introducen Lowenfels y
Lewis al horizonte de la física micro,
en cuanto se dan esos procesos en tér-
minos de iones.
Conclusión
Frente a la hegemonía de la agricultura
convencional, de revolución verde y nue-
va revolución verde, la vía microbial viene
aportando horizontes de factibilidad: mico-
rrización de plántulas; caldos trofobióticos;
caldos de sanidad; purines; compostajes;
tés microbiales; mantillo artificial; rizobios;
microbios promotores de fósforo y de nitró-
geno; entomopatógenos; caldos aeróbicos
diversos y también anaeróbicos; lumbri-
compuestos …La vía microbial constituye
un gran aliado de los agricultores alterna-
tivos: es cuestión de capacitarse, estudiar,
crecer cultural, intelectual, espiritualmente,
para librarse de las transnacionales parási-
tas de la agricultura, que aspiran a dominar
al mundo mediante la privatización del ali-
mento y las semillas
 124

Me-ollo

David Barbosa Vera*

Ya solo veo el sur,

Música que inspira la distancia
Del camino al sol
Desde esta tierra
De la que soy un pasajero.

Aquí, donde hay blues,

Caídas y travesías de medulas,
Largo es el disparate
Y el alago del trecho,
No islitas,
No muertitos,
Pero todo
Lleno de óbito destrozado,
Compañero y amigo, de la universidad, del Los pasos son largos
*

barrio, de la vida, poeta y gran soñador

libre, partió con la luna roja para vivir Y yo,
en destello de cielos, su corazón grande
siempre se llenó con poco. Sigo diagnosticando esta red
Mientras miro la mesa
Con sus tres sillas dispuestas,
Solo veo reflejos
Mientras las propuestas siguen abiertas…
Pierdo la orientación,
Sin abrigo moral…
Ataca el reloj de arena
Aunque no le quede tan solo un grano
De este viaje roto…
 125

Cuentos y poemas
Cae la lágrima de la corteza,
Entonces no hay cosa más dulce
Que el recuerdo agrio imagínante del olvido
Envuelto en flores de primavera…

Ahora voy para abajo

En duras penas de fulgor forjado,
Promulgo no atarse a lo primero
Pues hay cosas más allá de mis propios limites
Aunque tema a esa discordia…

Aun me queda el amanecer

Lo que dicen las pupilas…
La cabeza fría,
Y un baile en el que no me veo tan bien