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¿QUÉ HA DICHO LA JURISPRUDENCIA SOBRE EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN

PARENTAL?

¡No quiero ser alienado!


Nuestra jurisprudencia revela que en la mayoría de casos son los padres quienes ejercieron la
alienación, provocando que los juzgadores concedan la tenencia a la progenitora.

Cuando, por una u otra causa, llega la ruptura en una relación, los exmiembros de esta suelen olvidar
que el problema es exclusivamente de pareja. ¿Por qué tendrían que inmiscuir a los hijos en la
disputa?

Es verdad que la relación de familia se quebró entre los padres, pero son ellos quienes se
enemistaron. Por esta razón, no deben desentenderse de la relación con sus hijos, como revelan las
innumerables demandas por alimentos. Mucho menos deben involucrar a los menores en el conicto.
Esto último es lo que ocurre con el síndrome de alienación parental.

Con esta expresión se entiende la in- uencia negativa padecida por los hijos e infundida por uno de los
progenitores, con el n de generar repudio hacia el otro. Así los menores terminan odiando a uno de sus
padres siguiendo el dictado del alienante. Incluso se llegan a creer como ciertas, las falsas
imputaciones inventadas por este.

Desde el origen de esta gura, se entendió que era la madre quien con más frecuencia provoca el
síndrome de alienación parental en sus hijos indisponiéndolos contra el padre.

Y es que, generalmente, según se pensó en un comienzo, el agente alienante es la madre que ejerce
la tenencia y que inculca este repudio contra el padre, llegándose incluso al extremo de inventar un
supuesto abuso sexual y hacerles creer a los hijos que en realidad ocurrió.

¡Te odio, mamá!

Dicho lo anterior, llama la atención que el primer caso presentado en nuestra Corte Suprema trate de
un supuesto diverso: la hipótesis del padre alienante. Fue en Cas. N° 2067- 2010-Lima, del 26 de abril
de 2011, en que la Sala Civil Permanente se pronunció de manera expresa sobre el síndrome de
alienación parental.

En los hechos, la relación materno- lial venía resquebrajándose cada vez más, lo que se tomó como
clara muestra de que el síndrome de alienación parental provocado por el padre y la familia paterna
inuyó negativamente en el desarrollo e integridad emocional de los niños. Resalta el hecho de que se
contaba con las declaraciones de los hijos en el sentido de que preferían vivir con su padre. A pesar de
ello, la sala decidió que se tomen con reserva. Era necesario que se restablezcan los vínculos
materno-liales.

En consecuencia, se decidió, no solo sobre la base del indicado síndrome contrario al desarrollo
emocional de los menores, sino también por existir imputaciones contra el padre en el sentido de que
habría incurrido en conductas atentatorias a la indemnidad sexual de la menor hermana de sus hijos
por la línea materna. Así pues, había peligro para la integridad de los propios hijos. Se hacía urgente la
variación de la tenencia, a favor de la madre, quien antes solo había disfrutado de un régimen de
visitas.
Resulta remarcable que se haya prestado atención a evaluaciones psicológicas consignadas en el
informe del equipo multidisciplinario, que señalaban la existencia del síndrome de alienación parental.
Releva, también, la aplicación del interés superior de los niños, al dictarse la medida más beneciosa
para ellos, aunque ello signicó una decisión contraria a su propia opinión.

En tal predicamento, se tiene que sopesar siempre cuál de los padres garantizaría el derecho de los
menores a mantener contacto con el otro progenitor. En este caso, el padre quedaba descalicado por
su actitud insidiosa.

Una visión crítica acerca de este primer pronunciamiento, es la del reconocido especialista Benjamín
Aguilar Llanos. Pese a la claridad del síndrome de alienación parental, sostiene que habría que criticar
a la sentencia el haber dispuesto la variación de tenencia en forma inmediata, ya que se la suele
efectuar en forma progresiva. “En razón de las alegaciones de abuso sexual hubiera sido
recomendable no ya la variación de la tenencia, sino la suspensión de la patria potestad”, concluye.

Madre contra padre

Un escenario diverso fue resuelto por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema (Cas. Nº 5138-
2010-Lima, del 31 de agosto de 2011). Aquí, el supuesto encajó en la teoría original, pues fue la madre
que ejercía la tenencia quien ejerció la alienación.

Los informes psicológicos determinaron que la menor hija se identicaba en un principio con ambos
padres, pero luego de que la madre obtuvo provisionalmente la tenencia, se advirtió una reacción y
conducta distintas hacia el padre.

¿Qué había ocurrido? La madre había ejercido inuencia negativa, denominada alienación parental.
Como resultado, en la menor se insertó una imagen distorsionada del padre. Y esto degeneró el
ejercicio de la tenencia a cargo de la madre.

¡Otra vez no, padre!

De nuevo la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema (Cas. Nº 370-2013- Ica, emitida el 6 de marzo
de 2013) y otra vez el padre fue el culpable. Y fue un padre emocionalmente inestable, colérico e
inmaduro para asumir la responsabilidad de su hijo, lo que le hizo derivarla a la madrastra del menor.
Eso concluyó el informe psicológico.

Esta historia se escribió en varias ciudades, ya que el padre había trasladado a la menor, sin
consentimiento de la madre, a otra ciudad distante. Así, se impidió u obstaculizó la adecuada relación
que debería existir entre padres e hijos. Y no se trata tanto de un asunto de derecho de los padres,
sino del propio hijo.

Conforme a la Convención sobre los Derechos del Niño y a nuestra legislación interna, se tiene que
respetar el derecho del menor que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones
personales y contacto directo con ambos de modo regular, salvo si ello es contrario a su propio interés
superior.

Una conducta negativa de parte del niño con respecto a su madre, fue el efecto del adiestramiento
previo por parte del padre en contra de esta. De modo que una vez más, el síndrome de alienación
parental benefició al vínculo materno-lial: se le otorgó la tenencia a la madre.
Una nueva mamá

¡De vuelta un padre alienante! ¡Y también su familia! La Corte Superior de Justicia de Huaura tuvo que
resolver sobre un caso más de alienación parental. Fue en el Exp. N° 00979-2012-0-1308-JR-FC-01,
del 15 de setiembre de 2014.

En el caso, se había evidenciado una inuencia negativa en una menor de edad. Los autores fueron el
padre biológico y la familia paterna. Ante el síndrome de alienación parental, la sala ordenó que ambos
progenitores compartan la tenencia.

De hecho, la crianza de la niña corría a cargo de la familia paterna y era la nueva pareja del padre la
que hacía las veces de madre. De manera que la niña llegó a considerarla como madre, dejando de
lado a la verdadera.

En la práctica, por obra del padre y la familia paterna, se estaba suplantando a la madre real. Por ello,
tuvieron que adoptarse medidas en pro del derecho de la niña a mantener relaciones personales con
ambos progenitores.

Los menores J.A.R.R.A. y V.R.R.A.

El conocidísimo caso de los menores J.A.R.R.A. y V.R.R.A. es una muestra patente de lo complejas
que pueden resultar las controversias sobre tenencia y régimen de visitas. Aquí tuvo que intervenir el
más alto de nuestros tribunales. Es verdad que el Tribunal Constitucional no realizó un análisis del
síndrome de alienación parental, pero en el caso en sí, referido al incumplimiento del régimen de
visitas, se vericó la existencia del señalado síndrome. Los hechos muestran a un padre alienante,
quien impedía que la madre visite a sus dos menores hijos.

Entre los varios fallos producidos en este caso, tenemos la RTC Exp. N° 02151-2012-PHC/TC,
publicada el 26 de marzo de 2013, favorable a la madre, de la misma manera que la STC Exp. N°
01817-2009-PHC/ TC, publicada el 10 de noviembre de 2009, sobre agresión física ocasionada por el
padre contra la hija, y el daño a la integridad psíquica de ambos hijos.

Pero la referencia explícita al síndrome de alienación parental en este caso corresponde al Poder
Judicial. Así, se le encuentra en la resolución recaída en el Exp. N° 425-2010 de la Segunda Sala de
Familia de la Corte Superior de Justicia de Lima, del 10 de agosto de 2010.

En esta se concede la medida anticipada sobre el fondo de variación de tenencia de la adolescente a


favor de su progenitora, debido al síndrome detectado.

¿Machismo escondido?

La desconfianza se cierne sobre esta gura tan controvertida. A su creador, el médico estadounidense
dedicado a la psiquiatría Richard Gardner, se le atribuyó simpatía por la pedolia y el incesto, y se dice
que creó esta teoría para defender a soldados vueltos a su patria que habían cometido actos
detestables con sus propios hijos.

Y es que el síndrome de alienación parental puede servir de escudo contra denuncias por atentados de
carácter sexual. Si se argumenta que la madre infunde odio hacia el padre, y que para ello incluso le
inventa acusaciones de violación, podría darse que se confunda lo cierto con lo falso. Es decir, que, en
efecto, el padre sea culpable de violación o tocamientos indebidos, pero con la ayuda del síndrome de
alienación parental salga bien librado, al tomarse las denuncias como falsas. De esta forma se llega al
argumento de muchas mujeres que sostienen que este síndrome es en realidad una herramienta
machista que busca despojarlas de sus hijos.

Como fuere, la jurisprudencia nacional nos muestra que también las madres son beneciadas con esta
gura. En la mayoría de casos son los padres quienes ejercieron la alienación, provocando que los
juzgadores concedan la tenencia a la progenitora.

En fin, se percibe que este ha dejado de ser un tema marginal, debido a los últimos pronunciamientos
jurisprudenciales al respecto, pero es preciso un profundo análisis del escenario creado, pues hay que
dilucidar si las imputaciones contra uno de los padres son falsas o, por el contrario, constituyen un
reejo de real abuso. Habrá que estar a lo expresado por la jueza Clara Mosquera, quien señala “que se
requiere el apoyo del equipo multidisciplinario, constituido por psicólogos y asistentes sociales, a n de
determinar cuál de los padres ejercerá la tenencia y custodia de los hijos”.

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