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TITULO: TRASTORNO BIPOLAR

GRUPO: MACANÁ
Carmen M Sánchez Martínez

RESUMEN

Las enfermedades mentales afectan a una gran suma de pacientes, unas 450
millones de personas aproximadamente en el mundo las padecen. Una de cada
cuatro padece un episodio a lo largo de su vida.
Vienen determinadas por una predisposición genética sumada a factores
externos o ambientales.
El trastorno bipolar es una enfermedad crónica grave y recurrente donde
existen episodios agudos patológicos de alteración del humor y la afectividad.
Básicamente hay episodios de depresión y manía lo suficientemente
importantes para que incapaciten a quien padece este trastorno mental. Su
prevalencia es algo mas elevada en hombres que en mujeres y la aparición de
la enfermedad puede dar su inicio desde la niñez o adolescencia con
persistencia a lo largo de la vida.

Se clasifica en varios tipos: el tipo I o episodios mixtos de manía y depresión


mayor recurrentes, el tipo II, donde predomina la fase de depresión mayor con
al menos un episodio de hipomanía, y el tipo ciclotímico, donde hay
alteraciones del humor con fases de manía y depresión mas leves, aunque no
hay que restarle importancia porque con el tiempo puede evolucionar a una
forma mas grave.
El mas importante de todos es el tipo I, que a su vez puede tener subtipos
según el episodio más reciente.

Una buena adherencia al tratamiento y la terapia psicológica mejora mucho su


pronóstico, aunque es una enfermedad con una alta tasa de recaídas.
El principal objetivo del tratamiento es disminuir la frecuencia y gravedad de los
episodios agudos y con ello mejorar la calidad de vida, relaciones sociales e
independencia para las actividades de la vida diaria y relación con el entorno.
Siempre se ha resaltado como tratamiento estrella el uso de Litio, como
estabilizador del estado de ánimo, acompañado del valproatro y
carbamazepina, y en ocasiones neurolépticos y benzodiacepinas.
Es importante el tratamiento farmacológico, pero las últimas revisiones
científicas no concluyen una mejora de la enfermedad sino se acompaña con
terapia psicológica.
Es de suma importancia una psicoeducación, y no solo para el paciente sino
también para la familia que convive con la persona en cuestión. Con ello
además de mejorar la adherencia al tratamiento se modifica la conducta y se
hace consciente, en la medida de lo posible, tanto al paciente como a la familia,
de los momentos de crisis, de las limitaciones y de posibles soluciones ante
estas circunstancias.

CASO CLINICO

Se trata de un varón de 40 años de edad, que acude al servicio de urgencias


del hospital provincial de Castellón, por alteración de la conducta. Es
trasladado por la policía local tras un accidente de tráfico provocado por el
mismo en un intento de quitarse la vida.

Como antecedentes psiquiátricos presenta alteraciones del pensamiento de la


conducta y del ánimo, desde que nació su única hija, de 5 años, aunque desde
pequeño ha dado indicios de alteraciones de la misma, sin diagnostico.

Como antecedentes familiares reseñar que es el tercer hijo de cinco hermanos.


En este momento vive con sus padres tras su divorcio hace 2 años y hace muy
difícil la convivencia.
Su madre y todos sus hermanos presentan también alteraciones de la
conducta, con tratamiento algunos de ellos. Diagnosticados de trastornos de la
personalidad, trastorno obsesivo compulsivo, y alteraciones de la conducta sin
especificar, sin estudios profundos de ellas, y con tratamientos sintomáticos a
temporadas, pero que se manifiestan con problemas en las relaciones sociales
y familiares, y alta predisposición al consumo de alcohol y tóxicos.
El paciente esta incapacitado para llevar una vida normal y no trabaja.
Fumador, bebedor y consumidor de cannabis y cocaína a diario desde hace
dos años, antes de forma más esporádica.
Desde hace dos semanas se encuentra descompensado, ha gastado todo el
dinero de su pensión por invalidez y parte que ha robado a su madre en
inversiones de negocios incoherentes, en drogas y en regalos innecesarios,
por lo que tras enfrentarse a su realidad ha querido quitarse la vida.
No toma bien la medicación, siempre tiene que ser obligada y bajo supervisión
de familiares.

Carácter y conducta: Sociable, desconfiado, perspicaz, dejadez, ausencia de


responsabilidad, cambios de humor, agresividad, pasa de días de grandeza con
ganas de hacer muchas cosas y retomar las riendas de su vida, a pasar días
enteros dormido hasta incluso sin comer.
Cuando come lo hace de forma compulsiva y desmesurada.

Al ingreso el paciente se encuentra consciente y orientado, cabizbajo, y con


dificultad para expresarse. Hace difícil la comunicación, contesta con
monosílabos. Los días posteriores al ingreso mas colaborador, y con
predominio de ansiedad, y muy deprimido. Duerme casi todo el tiempo.

Las exploraciones médicas complementarias, muestran tóxicos positivos en


orina, para cannabis, cocaína y benzodiacepinas. Electrocardiograma y resto
de analítica normal.

No antecedentes medico-quirúrgicos de interés. Obesidad.

CONCLUSIONES
El abordaje del enfermo mental en fase aguda ha de basarse principalmente en
el control del entorno en función de que patología, grado de afectación y
agresividad presente el paciente.
El control del entorno engloba la seguridad, que es prioritaria del personal
sanitario y/o que participa en el abordaje del paciente con alteración mental, es
importante destacar que como rasgos generales presentan una fuerza física
exacerbada.
Además no podemos esperar una conducta adscrita a las normas de
comportamiento establecidas, por lo que resultan imprevisibles en todos los
aspectos.
Si nos centramos en el paciente con trastorno bipolar, dependerá de si está en
fase maniaca o depresiva que presente un cuadro totalmente contrario el uno
del otro.
En la fase maniaca es de vital importancia controlar el entorno para proteger la
integridad de los profesionales que intervienen en la asistencia así como la
integridad del paciente.
Cuando se habla del control del entorno nos referimos a indumentaria
individual: se ha de evitar el uso de pañuelos, collares, pelo no recogido, etc. ya
que sería un modo fácil de inmovilizarnos, doblegarnos o hacernos daño. En
cuanto al espacio físico hemos de evitar tener objetos punzantes o afilados,
fácilmente adquiridos por el enfermo y que pueden lesionarnos, el espacio ha
de estar despejado y el mobiliario que este en la habitación no sea fácilmente
abarcable y/o arrojable.
En cuanto a las contenciones mecánicas, han de estar preparadas siempre, no
se debe iniciar una maniobra de contención sin los recursos necesarios tanto
personales como inertes.
Representa un momento crítico, de gran consumo de recursos y que pone en
riesgo nuestra integridad por lo que ha de estar lo más planificado posible con
el fin de reducir al máximo los posibles daños.

Las zonas de escape han de estar controladas y vigiladas en todo momento.


El hecho de dar la espalda al paciente nos deja en una posición de máxima
vulnerabilidad. El control visual nos mantendrá alerta de las posibles actitudes
que tome el paciente.
En cuanto al abordaje verbal del paciente en fase maniaca la actitud ha de
guiarse en función a cada paciente. En ocasiones si se consigue retener la
atención del paciente con el discurso verbal, mostrando interés en su discurso
conseguiremos frenar su transcurso de pensamiento y enlentecerlo o por lo
menos posponer conductas de escape o agresión. La psicoterapia reduce los
síntomas agudos aunque su eficacia más notable se da en fases post agudas.
El tratamiento inicial del trastorno bipolar en fase maniaca se centra
principalmente en el uso de fármacos.
Las técnicas utilizadas como tratamiento de continuación con mayor éxito en
el abordaje de la fase maniaca son:
Terapia cognitiva conductual, terapia interpersonal y del ritmo social, terapia
familiar y psicoeducacion. El objetivo último del tratamiento es la mejora de la
calidad de vida de las personas con trastorno bipolar.
Los factores desencadenantes de la fase maniaca o depresiva son:
Abandono de la medicación, la ruptura de los ciclos circadianos y los
acontecimientos vitales con carga emocional, por lo que el tratamiento ira
encaminado a establecer rutinas en estos sentidos. El éxito de la no
recurrencia del trastorno afectivo viene determinada por el equilibrio en los
distintos planos que forman a la persona: cognitivo, emocional, conducta e
interpersonal. La genética condiciona la susceptibilidad de que la persona sufra
este tipo de enfermedad pero no es requisito único.

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