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Los cauces modernos de la novela de Flaubert se aprecian desde las primeras páginas. Los
Charles. La constitución de seres racionales, y aún más que eso, productivos (como apuntan
aprendiéndose todos los temas de memoria. Logró aprobar con notas bastante buenas”2. Es,
pues, la noción de educación como memorización sin reflexión, con el fin de aprender
aplicarse y que crean al hombre de bien dentro de la sociedad moderna. De tal manera, la
diversificados en los distintos personajes, protagonistas que a la vez son también símbolos
contradicción. Así es que en lo cabal de sus páginas Madame Bovary da ya muestras del
modernidad en la novela de Flaubert sea precisar los caracteres diversos y opiniones que
fecundan cada uno de sus personajes. Tal baste para dar cuenta que si bien hay
1
Vid. “El concepto de ilustración”.
2
Gustave Flaubert. Madame Bovary. p. 19
contrapuntos románticos en la obra (en contraposición a los valores de razón y progreso),
también hay testimonios del avance del pensamiento racionalista, clara muestra de una
emblemáticos de esto son los de Monsier Homais, progresista y científico nato: “Tengo una
sitúa al hombre como ser superior, y a la razón como único Dios. Son los personajes citados
por Homais (en el que también se anticipa la propia voz de Flaubert) emblemáticos
trabajador que no cuestiona su saber, sino que busca meramente su aplicación; en Homais
Breve explicación del mercado y su poder más allá de lo ético e inclusive que lo
préstamos; el poder irreducible del comercio: “Se lo van a embargar todo esta misma
semana. La culpa la tiene Lheureux, que los ha hundido con tanto préstamo”6. Lheureux irá
aumentando su capital a través del mercado, ambos términos (capital y mercado) prototipos
progreso en Madame Bovary: los padres de Charles, la primera esposa del mismo, Bidet,
3
Ibid. p. 93.
4
Vid. “Las luces de la razón”.
5
Vid. “La modernidad”.
6
Gustave Flaubert. Op. Cit. p. 156.
etc. Reminiscencias, aunque menores, hay en cada uno de estos de los valores de la
sociedad moderna.
Bovary. Hay uno más, aunque un tanto fugaz y más anclado a los valores de la sociedad
moderna: Rodolphe; mas éste utiliza un juego de máscaras, siendo a su vez una parodia del
romanticismo más exaltando, dando clara muestra de su falsedad en sus discursos afectados
con los que seduce a Emma Bovary. Los dos primeros, sin embargos, embebidos y
los valores tradicionales, pues en ambos hay un sed de desenfreno y lujuria (tanto pasional
como deseo de lujo), sino la contradicción de la modernidad, que se sumen en sus propias
paradojas: sus valores son los sentimientos, pero no pueden evitar embriagarse ante la idea
de la ciudad (Paris), los trajes finos, la vida emocionante de los aristócratas. Su pasión no es
traicionan porque no siguen con rigurosidad los valores del sentimiento: León es aspirante a
contador, figura anclada en los valores y las transacciones; Emma no puede evitar
integrarse hasta cierto nivel en la sociedad que vive y cumplir con la labor que la
modernidad le ha asignado, y aún más, disfruta de algunos productos de ésta, como las
revistas informativas que lee con ahínco. Su amor, incluidas las reminiscencias románticas,
lleva al suicidio, no como liberación de las penas, sino como frustración por no poder
satisfacer todos las necesidades y a la vez mantenerse en los roles impuestos por la cultura
moderna.
7
Vid. Op. Cit.
Así es como la novela de Flaubert da un gran testimonio sobre la modernidad. Sus
personajes miran al abismo que es la modernidad misma. Quien la acepta, logra superar de
alguna forma la vida porque funciona dentro de ella como la modernidad lo pide. Los que,
arriesgados, se alejan de sus parámetros (aunque no salgan por completo de ellos), son
devora a sus hijos. Madame Bovary es una novela moderna, no sólo por ser producto de la
modernidad, no sólo por ser reflejo de ella (como se ha visto en los personajes): también lo