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Mientras volaban en la esfera de vendavales los refugiados oraban por que todo
estuviera bien, viajaron por el cielo durante toda la noche hasta llegar a los fiordos
de Noruega donde hicieron una parada para que Tadeo tomara un descanso y
recuperara fuerzas.
Ezequiel se levantó de esa tela suave y comenzó a caminar sabiendo que estaba
en el pabellón de su mente, no sabía por qué estaba ahí así que no tomo un
rumbo fijo, solo caminó en la misma dirección en la que se levantó. En esos
momentos una voz profunda comenzó a susurrar en un idioma desconocido,
Ezequiel sabía que había escuchado esa voz antes, sin embargo no recordaba
donde, así que siguió el eco de la voz hasta que esta fue más clara y pudo
escuchar claro que mencionaba su nombre.
-Aun no puedo decirte quien soy, no hasta que te cuente una historia.
-Puedes hacer todas las preguntas Ezequiel menos preguntar quién soy.
-Ezequiel yo conocí a tu abuelo Don Maximino Ibáñez Huerta, tal vez recuerdes
que alguna vez Emiliano hablo acerca de un día en el que tu abuelo fue herido de
muerte en un tifón en Haití.
-Ya, ahora recuerdo, esta voz, ¿fuiste tú el que me curo ese día no es cierto?
-Ese día hice más que eso, yo deje una parte de mi dentro de ti, en tu brazo, veras
hace varios cientos de años yo luche para que tu raza evitara el conflicto entre sus
iguales, sin embargo, siempre libraban batallas brutales entre ellos por
insensateces que yo no comprendía, no sabía a quién acudir para que ustedes
comenzaran a respetarse y amarse para construir una evolución sólida. Mi creador
sabe que no tuve opción así que busque ayuda con alguien a quien no debí
buscar, tú lo conoces como Saint Germain, él era un segador, un ente que no
aprecia la vida como un tesoro sino más bien como algo prescindible, el mismo
decía que ustedes no merecían poblar este mundo, tomo una postura
determinante, él quería exterminarlos para que esta tierra floreciera de nuevo y
como sabes casi lo logró, después de eso mi única esperanza...
-¿fui yo?
-No Ezequiel, lo siento, tú eres mi vehículo, la esperanza verdadera es Tadeo, él
nació cuando tu llegaste hace 16 años, pero mucho antes yo te necesite a ti para
traerlo a él, siempre estuve ahí, te cure, te ayude a aprender y ayude a la anciana
a sanar a tu padre, yo te ayude a subir la montaña y a resistir el hambre, yo te di la
fortaleza para seguir cuando no tenías esperanzas ya.
-Explícame todo eso por favor, necesito saber todas las respuestas.
-Lo lamento Ezequiel, debo dejar esta historia inconclusa, debo pedirte ahora que
cuides de Tadeo y lo guíes con lo que has aprendido, él es la criatura más
poderosa que haya pisado este mundo, el representa el gran cambio que
necesitamos, protégelo, te lo encomiendo, pronto será tiempo de que sepas todas
las respuestas.
Las habilidades de Ezequiel estaban volviendo poco a poco pero el aún se sentía
débil, había despertado a sabiendas que su amigo había fallecido en el intento de
defenderlos, Ezequiel en ese momento viajo solitario hasta una montaña cercana
y levito hasta la cúspide, cerró los ojos y se concentró para localizar la débil aura
de Emiliano, cerro su círculo de energía en pies y manos y encendió la luz de sus
pupilas una vez que el aura de Emiliano apareció, lo hizo rápidamente debido a la
fuerte conexión que existía entre ellos, su cuerpo se encontraba en el poder del
ejercito de Xel-ha rumbo a un laboratorio de experimentos, Ezequiel les negó el
derecho al cuerpo de su amigo al concentrar su energía y disolver el aura de
Emiliano en el aire al igual que su cuerpo, él reintegro a Emiliano al universo.
Tadeo había visto lo que había pasado sin embargo cerro la boca y su curiosidad
para dejar a Ezequiel vivir un poco de su luto antes de que pudieran planear su
siguiente movimiento. Ezequiel estuvo por dos días orando en la punta del cerro
hasta que bajo al atardecer. Los miembros de Mictlan y los refugiados lo
esperaban pacientes compartiendo tarros de Cuitz entre ellos.
Al bajar de la montaña Ezequiel había recuperado sus habilidades por completo,
Tadeo se encargó de recibirlo con un tarro de Cuitz.
-No me lo tomes a mal Tadeo pero no como nada desde hace más de 30 años
-A veces cuando pierde mucha energía debo descansar y me hace bien comer un
poco de esto.
-Tú nos salvaste la última noche, te estaría pagando ese favor que nos hiciste
mostrándote estos secretos.
Tadeo acepto y al día siguiente fue llevado por Ezequiel a las montañas que
rodeaban los fiordos para entrenar sobre aquello que él había aprendido en veinte
años, no necesitaba mostrarle a Tadeo sobre humildad pues sus intenciones para
con los demás habían nacido puras, era un mártir nato que solo tenía bondad en
el corazón, sin embargo también lo poseía la inestabilidad y rabia cuando
presenciaba a personas abusando de inocentes, así que ambos trabajaron en la
canalización de sus emociones por largo tiempo, también con la responsabilidad
sobre las criaturas y las personas se dedicaron a re ubicar a todos, a brindarles un
espacio para vivir, alimento seguro y esperanza de un mundo mejor, mientras ellos
que eran los principales objetivos de Xel-ha viajaban por todo el mundo agotando
sus recursos y frustrando sus planes.
El dúo llego a la Republica Central Africana donde dejaron a la última de la
criaturas refugiadas que los acompañaba, era una mujer de piel apiñonada y tersa
que tenía la habilidad del vudú y control de los muertos, en cuanto llegaron
Ezequiel le dijo a Tadeo que irían al rio Ubangui para entrenar en su control del
clima y la gravedad, por tanto se quedarían a vivir en la afluente a merced de un
pueblo cercano.
-¡Duele!
-Mientras más te resistas al flujo más dolor sentirás, deja que el universo entre en
ti y una vez que lo tengas hazlo fluir, dale un cauce.
-No presiones tu estómago, el flujo no tiene que ver con fuerza, tiene que ver con
control y respiración.
-No puedo, no puedo aun.- Dijo Tadeo mientras liberaba a las corrientes de su
control.
-Necesitas más tiempo para controlar las fuerzas naturales.- dijo Ezequiel mientras
tomaba una postura firme. –Necesitas tener el temple adecuado para dejar entrar
al universo en ti.- Entonces Ezequiel levanto la mano y dejo estático el flujo del rio
que pasaba sobre ellos.-Puedes ver ahora que el flujo no solo se ha detenido en
este punto, sino que todas las fuentes de este rio han quedado paralizadas bajo mi
voluntad, cada gota de agua está bajo mi mando ahora, así puedo separar el rio
en dos mitades desde el suelo marino hasta la rivera.-Ezequiel levanto ambas
partes del rio dejando la esfera de aire a la mitad, suspendida entre dos placas de
agua, una abajo y otra arriba.- Este es el verdadero poder, el que viene del
control.- entonces dejo caer el agua haciendo que el flujo del rio continuara.
-Es impresionante lo que haces pero necesito aún más tiempo para dominarlo.
-No te preocupes me tomo muchos años dominar este flujo, no es algo que se
aprenda de la noche a la mañana.
Para el atardecer de ese día Tadeo y Ezequiel dejaban su choza para repartir los
tazones del polímero entre las personas del pueblo que recibieron con los brazos
abiertos a los forasteros ya que muchos de ellos habían escuchado rumores de
dos sujetos que estaban ayudando a personas en todo el mundo con su comida
milagrosa y sus habilidades únicas.
Compartieron con los habitantes del pueblo un trago de una bebida especial a
base de la fermentación del maíz, estuvieron platicando historias con ellos gracias
a que ambos dominaban el dialecto madre, por la noche antes de irse a su choza
a meditar, ambos fueron alcanzados por una niña que entre sollozos les decía.
Tadeo se acercó a ella y le puso la mano en su frente para conectar sus auras,
entonces vio con ella lo que había pasado, un convoy de hombres vestidos de
negro dirigiéndose a la ciudad, militares reprimiendo a los pobladores, tiros al aire
y asesinatos por doquier. La consternación en el rostro de Tadeo se hacía más
visible, el horror se veía en los ojos de la pequeña niña, todo era nervios y
sentimientos hechos plasta, ellos debían ir cuanto antes a la ciudad a detener a
aquellas personas que portaban en sus uniformes el emblema del cuchillo
dentado.
-Sí, eran docenas de sujetos, a lo mejor son militares de alguna ciudad cercana
-Si eran los cuchillos que yo tengo en mente puede que estemos tratando con algo
grande, tú aun no nacías cuando ellos desaparecieron.
Tadeo dejo a la niña en un profundo sueño y la entrego con la familia que cuidaba
del pueblo para que la vigilaran mientras ellos iban a la ciudad por su madre,
levitaron sobre las planicies hasta encontrarse con el horror que Tadeo había visto
en los pensamientos de la niña. Había fuego y gritos por todos lados, los
pobladores habían sido atacados por la última elite de Zione quienes se estaban
encargando de erradicar a los pueblos de todo el mundo dando así el último
término a la humanidad.
Apenas entraron en la zona visible del pueblo fueron atacados por una fuerza
poderosa que estallo y los hizo bajar al suelo con rapidez, Ezequiel y Tadeo se
miraron, era momento de usar sus habilidades pues quienes habían provocado
esto no eran personas sino criaturas disidentes de otra dimensión.
-Apruebo que uses tus habilidades ahora Tadeo, no mates a nadie solo
desmáyalos.
Tadeo asintió aun nervioso pues sería la primera vez que combatiría con alguien
que no usaba armas ni otros artilugios tecnológicos, así que se separaron en
búsqueda de los pobladores sobrevivientes para transportarlos hasta el pueblo
cerca del Ubangui, las casas estaban hechas escombros en su totalidad, los
sobrevivientes habían quedado sepultados bajo kilos de acero, barro y concreto,
no fue difícil para ellos desentrañar de las casas a niños, mujeres, hombres y
ancianos, la mayoría estaban asustados así que para controlarlos tenían que
hacerlos dormir, eso facilitaba transportarlos.
Tadeo llego a una casa donde escucho los sollozos de un niño, la casa era
relativamente pequeña pero su techo había colapsado y solo se mantenía en pie
por los muros que cargaban la estructura hecha añicos, él se acercó y removió los
escombros hasta el cielo para sacar al niño que estaba en una esquina en
posición fetal llorando.
-El sabio del eclipse frente a nosotros, es un honor tenerte de nuevo aquí
Ezequiel, nuestro virus, Croatoan aun destrozara a los humanos que tanto amas. –
grito la criatura que era una especie de mujer con una gran pinza en lugar de
brazo, tenía el cabello corto y partes de su piel estaban escamadas, su pecho,
espalda, antebrazos y piernas estaban cubiertas por una especie de coraza, la
criatura sonreía mientras veía como la estela de polvo cubría la calle, no tardó
mucho en que Tadeo respondiera.
Una gran pila de escombros se dejó caer a la mitad de la calle proyectada por
Tadeo, sin embargo la criatura lo esquivo.
-Esa voz no es del sabio del eclipse. –Dijo la criatura mientras se incorporaba,
entonces Tadeo hizo explotar el techo de la choza y emergió levitando dejándose
ver al fin.
Tadeo llego a las afueras del pueblo para dejar al chico dormir con los demás, en
ese momento escucho más alaridos viniendo de las entrañas del pueblo, Ezequiel
no aparecía por ningún lado, Tadeo se encontraba nervioso porque por unos
instantes había perdido el control, debía tranquilizarse cuanto antes y salvar a
todos los que pudiera, en sus pupilas brillaba el rojizo fuego de la ciudad que
estaba al centro, estaba aterrado y no podía negarlo pero su voluntad era más
fuerte que su miedo así que dejo todo atrás y se entregó de nuevo a ese infierno
Casi de inmediato observó a personas corriendo por las calles huyendo de las
criaturas monstruosas que los acorralaban cada vez más, Tadeo bajo tras de ellos
y aprisiono a tres bestias con murallas de roca sólida, voló hasta otro sitio e hizo lo
mismo con los monstruos que lanzaban acido sin embargo esto no funcionaba
puesto que el ácido era tan corrosivo que derretía la roca, así que Tadeo uso los
cantaros de agua que estaban a su alrededor para transformarlos en hielo y cubrir
los cuerpos de esas criaturas horrendas.
Salió del cráter y se paró firme e hizo circular la energía por su cuerpo hasta
inundar sus ojos con el fulgor azul levantando el polvo y la tierra a su alrededor,
nada podía tocarlo, había alcanzado un estado en el que su aura estaba
expandiéndose como una esfera, con la mente ampliada ubico a cada persona
que aun estuviera atrapada en su hogar y conecto a todos con su pensamiento, a
través de estos canales les transmitió la fuerza que necesitaban para salir
induciendo en cada poblador inocente un trance que los conectaba directamente
con Tadeo, todos se regeneraron y curaron las heridas que tenían, también eran
capaces de manipular los elementos para salir de sus hogares, una vez que todos
salieron comenzaron a levitar fuera del peligro hacia las orillas del Ubangui,
Ezequiel observo esto sabiendo que Tadeo lo había hecho, el sabio conecto su
aura con la de Tadeo para saber dónde estaba y se dio cuenta que estaba
emanando una gran cantidad de poder justo a veinte cuadras de él. Entonces una
vez que todos habían salido Tadeo los desconecto y los puso a dormir para que
entonces el pudiera usar toda la fuerza restante para defenderse, se levantó sobre
todas las criaturas, levitando en su orbe de energía, todos seguían empeñados en
atacarlo a pesar de no provocarle ningún daño, fue el momento cuando Ezequiel
lo vio a lo lejos, supo de inmediato que ver a Tadeo en ese estado significaba
peligro así que voló tan rápido como pudo pero fue tarde. Tadeo se dejó caer al
piso y con un pulso de gravedad atrajo a todas las criaturas hacia él.
-Tienes que levantarte Tadeo, tenemos que salvar a estas personas, te necesito
consciente.
Gilgamesh se acercaba de poco a poco al cráter para terminar con Tadeo, al verlo
sentado en flor de loto lanzo una carcajada y preparo su puño para destrozarle la
cabeza sin embargo cuando dio el primer golpe Tadeo se levantó deteniendo su
puño con el pulgar, en ese momento abrió los ojos mostrando tal brillo que
encegueció a Gilgamesh por un segundo, Tadeo preparo su puño y dio el golpe,
su puño ni siquiera toco a Gilgamesh, pero la fuerza era tal que hizo que el
grandulón saliera proyectado a una velocidad impresionante rompiendo muros
haciéndose añicos.
Las demás criaturas salieron al encuentro atacando de nuevo a Tadeo con todas
sus fuerzas, Tadeo permanecía intocable y se acercó despacio con una actitud
superior frente a las criaturas las cuales estaban impotentes y horrorizadas porque
ningún ataque surtía efecto, Tadeo con un solo movimiento de manos levanto una
placa de roca de treinta toneladas y barrio a las criaturas lejos de él, entonces se
elevó al cielo y ubico a todos los que habían sido afectados por el virus y los hizo
levitar también, cerro los puños y en cuanto los abrió desintegro molecularmente a
todos los monstruos, con la mirada proyectada al fuego de la ciudad se preparó
para barrer con todos los edificios y casas pues tenía que terminar su labor.
Fue el momento en que Ezequiel lo intercepto para impedir que destrozara toda la
ciudad.
-La ciudad está arruinada, debo quitarla de aquí para que todo esto sea renovado.
-Mi propósito es confuso ahora, pero esto que estoy viendo necesita una
transformación, si tú te opones debo integrarte al universo también.
Entonces Tadeo se lanzó con una fuerza increíble hasta Ezequiel quien
rápidamente evadió los primeros golpes pero la velocidad y destreza de Tadeo
eran superiores así que tan pronto como Ezequiel fue alcanzado por el puño
implacable de Tadeo sintió lo mismo que había sentido durante su dominio de la
gravedad en las montañas, su fuerza era descomunal y mortal, como pudo el
sabio salió de los escombros y ataco al hijo prodigo desde el cielo con todos los
elementos y también con pulsos de gravedad pero ningún ataque lo hizo perder la
concentración que tenía. Tadeo voló hasta Ezequiel y lo golpeo nuevamente sin
inmutarse proyectándolo a las calles, si Ezequiel se descuidaba un poco entonces
Tadeo podría matarlo pues aún era parte humano después de todo, ese
pensamiento le devolvió la concentración pues Tadeo también al ser un humano
podría haber alguna forma de bloquearle el flujo de energía momentáneamente
solo para sacarlo del trance.
Ezequiel intento acercarse lo suficiente pero a cada intento recibía golpes brutales,
él no quería dañar a Tadeo pero si seguía así era seguro que acabaría
destrozándolo molecularmente así que estando ambos levitando Ezequiel dijo.
-Tadeo, eres un buen alumno, has aprendido mucho y más rápido de lo que yo
pensaba.- Entonces unió sus manos haciendo un signo con los dedos.-… pero no
has aprendido todo.
Para cuando Tadeo se dio cuenta de lo que pasaba, Ezequiel apareció frente a él
y con los dedos presiono puntos clave del cuerpo de Tadeo para bloquearle la
energía, 7 golpes fueron suficientes para desmayar al hijo prodigo, Ezequiel cargo
con el cuerpo de Tadeo hasta el Ubangui, el resplandor de los incendios fue
apagado por la lluvia tibia de la madrugada que limpiaba los restos de la ciudad,
de las criaturas y de los monstruos, la batalla por fin había terminado.