Sei sulla pagina 1di 2

A partir de que el hombre tiene consciencia de sí, su mente se echa a andar, de tal suerte

que si es una mente bien canalizada, puede elaborar toda una ciencia y un legado que
trascenderá su tiempo y cultura. Este es el caso de los milesios Tales, Anaximandro y
Anaxímenes, afortunados de ser precisamente milesios.

Recordemos que la ciudad e isla de Mileto, fundada en el 800 A.C., floreció gracias al
comercio, y es que entre sus haberes, contaba con un puerto, lo que facilitaba a sus
ciudadanos el contacto con otros y con otras culturas. El comercio exigía muchas
necesidades a las que la ciudad de Mileto tuvo que responder, tanto así como sus
ciudadanos, por lo que se hizo preciso el uso del alfabeto fonético, también se necesitó del
número abstracto en la contabilidad (lo que propició la especulación y transformó los
medios de las transacciones comerciales), en este ambiente nace una nueva clase social, la
de los mercaderes, partidarios de la democracia. En efecto, el adelanto de la navegación
puso a los milesios en contacto con los conocimientos astronómicos y matemáticos
orientales (Egipto y Mesopotamia), y permitió que este pueblo de marinos estuviera más en
contacto con los fenómenos de la naturaleza y acentuara desde luego su interés por ellos.

De ahí que esta Escuela, - que bien debe considerarse como tal, al observar la relación de
estos tres pensadores, como que son de la misma ciudad, se ocupan del mismo problema y
tienen una relación de alumno-maestro-, fuera cosmogónica, porque buscaba algo
permanente y que fuera el origen precisamente del cosmos, pero también tiene su
cosmología al intentar descubrir la naturaleza del universo.

Es importante que no olvidemos el hecho de que en la Antigua Grecia existía el uso del
mito como forma de explicar el funcionamiento y origen del universo. Característica tal con
la que los milesios rompen, al empezar hacer uso de la observación para que a partir de ella
se engendren sus teorías basadas también en el razonamiento, pero no en la
experimentación. Aun así, estos tres milesios, que si bien posiblemente no son los únicos, sí
de los que se tienen noticias, son los iniciadores de la filosofía occidental; quienes ponen en
movimiento el pensamiento filosófico griego.

Destaca Tales de Mileto, a quien se le considera un político, matemático, astrónomo, y por


supuesto, comerciante. Nacido aproximadamente en el 640 A.C. y muerto en la Olimpiada
LVIII, 548-545 A.C. Como político, se dice que propuso “un útil parecer” a los jonios, al
proponer una sola sala de consejos y que esta estuviera en Teos. Como matemático, según
Diógenes Laercio, es famoso por medir la altura de las pirámides a través de su sombra. En
la astronomía, su principal aportación fue la predicción del eclipse solar del
aproximadamente 28 de mayo del 585 A.C.

Tales de Mileto era un excelente observador y el hecho de que viviera en una isla puede
prestarse a la idea de que esto fue lo que propició su teoría acerca del problema del origen
de todas las cosas, problema que preocupaba a los de la escuela de Mileto. En efecto, para
Tales de Mileto, el principio o arkhé del cual todas las cosas están hechas, es el agua. Para
él, el agua es lo que constituye todas las cosas. Esta afirmación, basada en la observación,
puede parecernos pueril, si no conocemos las circunstancias en que se dio, pues ya dijimos
que la Antigua Grecia gustaba del mito para la explicación de todo; entonces Tales da un
gran salto al conocimiento, pues por primera vez en la Antigua Grecia, alguien deja de lado
el mito, y toma la observación de la naturaleza (todas las plantas necesitan agua para beber;
la tierra misma se encuentra flotando sobre una gran masa de agua, etc.) junto con la razón,
para tratar de explicar el origen de todo cuanto existe.

Anaximandro, aproximadamente 14 años más joven que Tales, no se convence en el hecho


de que todas las cosas tengan su origen en un elemento finito. Según él, es imposible
considerar que el universo (infinito) esté compuesto de un elemento material y finito. Por
lo que según Anaximandro, las cosas tienen su origen en algo infinito, abstracto, y lo
denominó ápeiron o lo indeterminado. Aquí vemos el gran progreso que representa
Anaximandro, al superar la materialidad y considerar un elemento indeterminado. Es decir,
lo infinito contiene lo finito. Además, Anaximandro es el primer pensador serio que deja
testimonio de sus obras, por lo que se le atribuyen las siguientes: Sobre la Naturaleza,
Circuito de la Tierra, Sobre las Estrellas Fijas, y Esfera Celeste.

Sin lugar a dudas, el pensamiento de estos dos hombres representa el inicio de la filosofía
occidental, y pone de manifiesto la importancia de la observación de los fenómenos y el
razonamiento como herramienta para entender precisamente esos fenómenos observados.

Potrebbero piacerti anche