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TEMA 10

PATRIMONIO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE LA REGIÓN DE MURCIA: DIS-


POSICIONES GENERALES. BIENES DEMANIALES DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA:
AFECTACIÓN, DESAFECTACIÓN Y MUTACIÓN DE BIENES DEMANIALES. BIENES
PATRIMONIALES DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA: ADQUISICIÓN.

1. PATRIMONIO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA


DE LA REGIÓN DE MURCIA:
DISPOSICIONES GENERALES
● Variedad de la necesidad de medios de las Administraciones
Públicas
Las Administraciones Públicas, para el desempeño de las tareas que les
corresponden cuentan, además de con los poderes o potestades jurídicas que el
ordenamiento les otorga, con un conjunto de medios.

a) Unos son medios personales (recursos humanos), constituidos por


todas aquellas personas que, bajo cualquier vínculo jurídico, prestan servicios
a la Administración.

b) Otros son medios, recursos o derechos económicos o financieros


(recursos financieros), que constituyen lo que en nuestro Derecho se
denomina la Hacienda Pública.

c) Otros, por último, son bienes distintos de los anteriores, de diversa


naturaleza, así como ciertos derechos reales sobre cosas ajenas. Estos son los
que calificamos de bienes públicos (recursos patrimoniales).

● Dos características de los bienes públicos de las Administraciones:

a) Por su titularidad pública:

Lo que caracteriza a los bienes públicos es, por tanto, que su titularidad
corresponde a una Administración Pública. El criterio esencial para identificar
estos bienes es, pues, el criterio subjetivo de su pertenencia.

b) Por su régimen jurídico exorbitante al de derecho privado: privilegios


A este criterio hay que añadir otro complementario. Los bienes públicos además
son bienes –ya sean materiales o incorporales, muebles o inmuebles, o derechos
reales sobre bienes ajenos–, que se someten a un régimen jurídico especial, en
todo o en parte diferente del aplicable a los bienes y derechos de que son
titulares los sujetos privados.

Este régimen jurídico es consecuencia de la propia naturaleza de la


Administración Pública. Al ser la Administración una organización destinada
por esencia al servicio de los intereses generales, no puede usar y disponer de
los bienes que le pertenecen como un propietario particular. Los bienes de la
Administración están destinados al cumplimiento de los fines de interés público.
De ahí que el Derecho establezca normas particulares de adquisición, uso y
disfrute y, en su caso, enajenación de estos bienes. Y de ahí que se preocupe por
arbitrar un régimen especial de protección de los mismos.

● Fuentes jurídicas

─ La Constitución española, en su artículo 132, que reproducimos:

Artículo 132 CE:

1. La ley (reserva de ley):


– regulará el régimen jurídico de los bienes de dominio público y de los

comunales,
– inspirándose en los principios de inalienabilidad, imprescriptibilidad

e inembargabilidad, así como su desafectación.

2. Son bienes de dominio público estatal:


– los que determine la ley y, en todo caso,

– la zona marítimo-terrestre,

– las playas,

– el mar territorial y

– los recursos naturales de

• la zona económica y •
la plataforma continental.

3. Por ley – se regularán:

• el Patrimonio del Estado (Ley 33/2003, de 3 de noviembre; esta


Ley también regula los bienes demaniales como legislación básica y
para la Administración General del Estado y sus Entes públicos) y

• el Patrimonio Nacional (Ley 23/1982, de 16 de junio),


La Iglesia y Convento de la Encarnación, la Iglesia y Hospital del Buen
Suceso, el Convento de las Descalzas Reales, la Real Basílica de Atocha,
la Iglesia y Colegio de Santa Isabel, la Iglesia y Colegio de Loreto, en
Madrid, donde también radican los citados en los apartados precedentes,
el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, sito en dicha localidad, el
Monasterio de Las Huelgas, en Burgos, el Hospital del Rey, sito en dicha
capital, el Convento de Santa Clara, en Tordesillas, el Convento de San
Pascual, en Aranjuez y el Copatronato del Colegio de Doncellas Nobles,
en Toledo.

– su administración, defensa y conservación.


─ El régimen general aplicable al patrimonio de la CARM está constituido,
primeramente por la Ley 33/2003, de 3 de noviembre, de Patrimonio de las
Administraciones Públicas (en adelante LPAP), en todo aquello que resulte de
aplicación general o básica (Disposición Final 2.ª).

─ Respondiendo al esquema “legislación básica del Estado─desarrollo legislativo


autonómico”, en el respeto a las bases y coordinación necesarias: la Ley 3/1992,
de 30 de julio de Patrimonio de la Comunidad Autónoma de la Región de
Murcia.

● Regulación en la LPAP:

«TÍTULO PRELIMINAR – DISPOSICIONES GENERALES CAPÍTULO I –


OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN

Artículo 1. Objeto de la ley. Esta ley tiene por objeto establecer las bases del
régimen patrimonial de las Administraciones públicas, y regular, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 132 de la Constitución, la administración, defensa y
conservación del Patrimonio del Estado.

Artículo 2. Ámbito de aplicación. 1. El régimen jurídico patrimonial de la


Administración General del Estado y de los organismos públicos vinculados a ella o
dependientes de la misma se regirá por esta ley.
2. Serán de aplicación a las Comunidades Autónomas, Entidades que integran la
Administración Local y Entidades de Derecho Público vinculadas o dependientes
de ellas los artículos o partes de los mismos enumerados en la disposición final
segunda.

CAPÍTULO II – PATRIMONIO DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS


Artículo 3. Concepto. 1. El patrimonio de las Administraciones públicas está
constituido por el conjunto de sus bienes y derechos, cualquiera que sea su
naturaleza y el título de su adquisición o aquel en virtud del cual les hayan sido
atribuidos.
2. No se entenderán incluidos en el patrimonio de las Administraciones públicas
el dinero, los valores, los créditos y los demás recursos financieros de su Hacienda
ni, en el caso de las entidades públicas empresariales y entidades análogas
dependientes de las Comunidades Autónomas o Corporaciones Locales, los
recursos que constituyen su tesorería.

Artículo 4. Clasificación. Por razón del régimen jurídico al que están sujetos, los
bienes y derechos que integran el patrimonio de las Administraciones públicas pueden
ser:
– de dominio público o demaniales y –
de dominio privado o patrimoniales.
Artículo 5. Bienes y derechos de dominio público o demaniales. 1. Son bienes y
derechos de dominio público los que, siendo de titularidad pública, se encuentren
afectados al uso general o al servicio público, así como aquellos a los que una ley
otorgue expresamente el carácter de demaniales.
2. Son bienes de dominio público estatal, en todo caso, los mencionados en el
artículo 132.2 de la Constitución.
3. Los inmuebles de titularidad de la Administración General del Estado o de los
organismos públicos vinculados a ella o dependientes de la misma en que se alojen
servicios, oficinas o dependencias de sus órganos o de los órganos constitucionales
del Estado se considerarán, en todo caso, bienes de dominio público.
4. Los bienes y derechos de dominio público se regirán:
– por las leyes y disposiciones especiales que les sean de aplicación y,
– a falta de normas especiales, por esta ley y las disposiciones que la
desarrollen o complementen.
– Las normas generales del derecho administrativo y,
– en su defecto, las normas del derecho privado, se aplicarán como
derecho supletorio.

Artículo 6. Principios relativos a los bienes y derechos de dominio público. La


gestión y administración de los bienes y derechos demaniales por las
Administraciones públicas se ajustarán a los siguientes principios:
a) Inalienabilidad, inembargabilidad e imprescriptibilidad.

b)Adecuación y suficiencia de los bienes para servir al uso general o al servicio

público a que estén destinados.


c) Aplicación efectiva al uso general o al servicio público, sin más excepciones

que las derivadas de razones de interés público debidamente justificadas.


d)Dedicación preferente al uso común frente a su uso privativo.
e) Ejercicio diligente de las prerrogativas que la presente ley u otras especiales
otorguen a las Administraciones públicas, garantizando su conservación e
integridad.
f) Identificación y control a través de inventarios o registros adecuados.

g) Cooperación y colaboración entre las Administraciones públicas en el

ejercicio de sus competencias sobre el dominio público.

Artículo 7. Bienes y derechos de dominio privado o patrimoniales. 1. Son bienes y


derechos de dominio privado o patrimoniales los que, siendo de titularidad de las
Administraciones públicas, no tengan el carácter de demaniales.
2. En todo caso, tendrán la consideración de patrimoniales de la Administración
General del Estado y sus organismos públicos:
– los derechos de arrendamiento,

– los valores y títulos representativos de acciones y participaciones en el capital

de sociedades mercantiles o de obligaciones emitidas por éstas, así como


– contratos de futuros y opciones cuyo activo subyacente esté constituido por

acciones o participaciones en entidades mercantiles,


– los derechos de propiedad incorporal, y

– los derechos de cualquier naturaleza que se deriven de la titularidad de los

bienes y derechos patrimoniales.


3. El régimen de adquisición, administración, defensa y enajenación de los
bienes y derechos patrimoniales será:
– el previsto en esta ley y en las disposiciones que la desarrollen o

complementen.
– Supletoriamente, se aplicarán las normas del derecho administrativo, en

todas las cuestiones relativas:


• a la competencia para adoptar los correspondientes actos y
• al procedimiento que ha de seguirse para ello, y
– las normas del Derecho privado en lo que afecte a los restantes aspectos de su

régimen jurídico.

Artículo 8. Principios relativos a los bienes y derechos patrimoniales. 1. La


gestión y administración de los bienes y derechos patrimoniales por las
Administraciones públicas se ajustarán a los siguientes principios:
a) Eficiencia y economía en su gestión.

b)Eficacia y rentabilidad en la explotación de estos bienes y derechos.

c) Publicidad, transparencia, concurrencia y objetividad en la adquisición,

explotación y enajenación de estos bienes.


d)Identificación y control a través de inventarios o registros adecuados.

e) Colaboración y coordinación entre las diferentes Administraciones

públicas, con el fin de optimizar la utilización y el rendimiento de sus bienes.


2. En todo caso, la gestión de los bienes patrimoniales deberá coadyuvar al
desarrollo y ejecución de las distintas políticas públicas en vigor y, en particular, al
de la política de vivienda, en coordinación con las Administraciones competentes.»

● Regulación en la Ley 3/1992 de Patrimonio de la Región de Murcia:

A continuación se reproduce el Título Primero de la citada Ley regional, en su


Capítulo I:

«TÍTULO PRIMERO PATRIMONIO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE


MURCIA CAPÍTULO PRIMERO – DISPOSICIONES GENERALES

Artículo 1.

1. El patrimonio de la Comunidad Autónoma de Murcia está integrado por todos


aquellos bienes y derechos de los que la misma sea titular, cualquiera que sea el
título para su adquisición y el destino a que se afecten.

2. También forman parte del patrimonio de la Comunidad Autónoma de Murcia


los bienes y derechos de las Entidades de Derecho Público dependientes de la
misma, sin perjuicio de las especialidades contenidas en esta Ley y en sus leyes de
creación.
Artículo 2.

La Asamblea Regional de Murcia tiene autonomía patrimonial,


correspondiéndole, con sometimiento a lo establecido en esta Ley, las mismas
competencias y facultades que se atribuyen al Consejo de Gobierno, y a los
Consejeros en su caso, sobre los bienes y derechos que tengan adscritos o adquiera
por cualquier título. No obstante lo anterior, la titularidad de los bienes y derechos
atribuidos a la Asamblea Regional será, en todo caso, de la Comunidad Autónoma.

Artículo 3.

1. El patrimonio de la Comunidad Autónoma de Murcia se rige por esta Ley, por


el reglamento que se dicte para su desarrollo y demás normas que la
complementen, siendo de aplicación supletoria las normas de derecho público o
de derecho privado que corresponden en cada caso.

2. El régimen jurídico de los bienes y derechos de las Entidades de Derecho


Público, dependientes de la Comunidad Autónoma de Murcia, está constituido por
sus leyes de creación, por las disposiciones especiales que les sean aplicables y por
la presente Ley.
3. En cuanto a las propiedades administrativas especiales, serán de aplicación
sus normas específicas, rigiendo con carácter supletorio las disposiciones de esta
Ley. (se refiere, entre otras a minas, aguas minerales, termales, espacio radio–
electrico, canteras, lagunas interiores, etc.)

Artículo 4.

Los bienes y derechos que integran el patrimonio de la Comunidad Autónoma de


Murcia son de dominio público o demaniales y de dominio privado o
patrimoniales.

Artículo 5. Régimen de los bienes de dominio público o demaniales

1. Son bienes de dominio público de la Comunidad Autónoma de Murcia los de


su titularidad destinados al uso o servicio público y aquellos a los que una ley
otorgue expresamente este carácter.

2. Se consideran bienes de dominio público aquellos inmuebles propiedad de la


Comunidad Autónoma o de cualquiera de las entidades públicas integrantes de su
sector público que se destinen a oficinas o servicios administrativos.

No obstante lo establecido en el párrafo anterior, la autorización por parte del


Consejo de Gobierno para la enajenación de los citados bienes les atribuye la
condición de bienes patrimoniales y resultan alienables, sin necesidad de previa
declaración de alienabilidad. Se exigirá autorización por norma con rango de ley
cuando el importe del bien sea superior la cantidad de diez millones de euros.

Artículo 6. Régimen de los bienes patrimoniales o privados

1. Constituyen el dominio privado de la Comunidad Autónoma de Murcia


aquellos bienes y derechos cuya titularidad le pertenezca y no tengan la
consideración de demaniales.

2. En especial, tienen la consideración de patrimoniales los siguientes:

a)Los bienes propiedad de la Comunidad Autónoma, que no están afectos


directamente a un uso general o a un servicio público, y los bienes muebles
necesarios para el desenvolvimiento de los servicios públicos o para el ornato
y decoración de las dependencias oficiales.
b)Los derechos derivados de la titularidad de los bienes patrimoniales de la

Comunidad Autónoma.
c) Los derechos reales que le pertenezcan, no afectos a un uso general o a un
servicio público.
d)Los derechos arrendaticios y demás de carácter personal de la Comunidad

Autónoma.
e) Los títulos representativos de capital y demás participaciones en sociedades

constituidas, de conformidad con el derecho privado, de los que sea titular la


Comunidad Autónoma.
f) Los derechos de propiedad incorporal.

g) Cualquier otro bien o derecho cuya titularidad pertenezca a la Comunidad

Autónoma de Murcia y no sea calificado de dominio público.

Artículo 7.

La Comunidad Autónoma de Murcia tiene plena capacidad


– para adquirir bienes y derechos por los medios establecidos en las leyes

– para administrar y disponer de los que integran su patrimonio, y

– para ejercitar las acciones, excepciones y recursos procedentes en defensa de

sus derechos.

Artículo 8.

1. Salvo que por ley se disponga expresamente otra cosa, el ejercicio de las
funciones dominicales sobre los bienes y derechos del patrimonio de la
Comunidad Autónoma, corresponde a la Consejería de Hacienda y
Administración Pública, sin perjuicio de las funciones y responsabilidades de
otras Consejerías, respecto de los bienes que tengan adscritos conforme a lo
dispuesto en esta Ley.

2. Tratándose de bienes y derechos patrimoniales de las Entidades de Derecho


Público, dependientes de la Comunidad Autónoma de Murcia, las funciones a que
se refiere el apartado anterior serán ejercidas por los órganos que las representen
legalmente, salvo que una norma especial disponga lo contrario.
3. Corresponde a la Dirección de los Servicios Jurídicos de la Comunidad
Autónoma, la representación y defensa en juicio de ésta en los asuntos
relacionados con su patrimonio.

4. La representación extrajudicial corresponde:


– al Consejero de Hacienda y Administración Pública, y

– a los órganos que legalmente representen a las Entidades de Derecho

Público respecto de sus bienes y derechos patrimoniales.

Artículo 9. Régimen jurídico exorbitante respecto de los patrimoniales


1. Los bienes de dominio público de la Comunidad Autónoma son
– inalienables, –
imprescriptibles e –
inembargables.

2. Ningún tribunal ni autoridad administrativa podrá dictar providencia de


embargo ni despachar mandamientos de ejecución contra los bienes y derechos
del patrimonio de la Comunidad, ni contra las rentas, frutos o productos del
mismo.

Artículo 10.

1. Corresponde a cada Consejería o Entidad, respecto de los bienes que utilice o le


estén adscritos, el deber de su mantenimiento, custodia y conservación. La
conservación y mejora del resto de los bienes patrimoniales de la Comunidad
Autónoma es competencia de la Consejería de Hacienda y Administración
Pública.

Asimismo, corresponden a la Consejería de Hacienda y Administración Pública


las actuaciones dirigidas a la disposición y mejora de espacios de uso
predominantemente administrativo, y las competencias relativas a su vigilancia,
protección y condiciones de la edificación. Con respecto al resto de espacios estas
competencias corresponderán a la Consejería o Ente que los tenga adscritos.

A los efectos de este artículo, se entiende por espacios de uso predominantemente


administrativo aquellos cuyo destino principal sea el de oficinas, excluyendo
expresamente de este carácter, entre otros, los espacios de uso docente y sanitario.

2. Corresponde a la Consejería de Hacienda y Administración Pública la


redacción de los proyectos de obras de edificios de la Comunidad Autónoma de uso
predominantemente administrativo, así como la contratación, seguimiento, control
y dirección de las obras.

3. En los supuestos no comprendidos en el apartado segundo, la Consejería de


Hacienda y Administración Pública designará un representante en la dirección
técnica de todas las obras que afecten a edificios de la Comunidad Autónoma,
siempre que el importe de las mismas supere los 300 millones de pesetas.
4. El Consejo de Gobierno podrá acordar la descentralización en la Consejería
de Hacienda y Administración Pública de la gestión económico–financiera de los
procesos de gasto derivados de los servicios y suministros de los inmuebles
ocupados por los organismos y entidades dependientes de la Administración
Regional.»
CAPÍTULO II – PROTECCIÓN Y DEFENSA
Artículo 11. Medios de defensa del patrimonio

1. La protección del patrimonio de la Comunidad Autónoma de Murcia


comprende el inventario, la inscripción registral y, en su caso, el deslinde.

2. La defensa de dicho patrimonio se llevará a cabo mediante el ejercicio de


acciones de toda índole.

Artículo 12. Potestad investigadora

1. La Comunidad Autónoma, a través de la Consejería de Hacienda y


Administración Pública, ejercerá la potestad investigadora sobre la situación de los
bienes y derechos que pueden formar parte de su patrimonio, a fin de determinar la
titularidad efectiva de los mismos, y comprobará el uso y destino al que
efectivamente estén adscritos.

2. El ejercicio de la potestad a que se refiere el apartado primero, podrá acordarse


de oficio o por denuncia motivada de los particulares, resolviendo en este último
caso la Consejería de Hacienda y Administración Pública sobre su admisibilidad y
ordenando, si procede, su tramitación por el procedimiento que reglamentariamente
se determine.

3. Premio: A las personas que promuevan el ejercicio de la acción investigadora,


les abonará la Comunidad Autónoma de Murcia, como premio, el 10 por 100 del
precio en el que la misma enajene los bienes investigados.

Si después de adjudicada una finca en venta se redujere el precio por rebaja de cargas,
la liquidación del premio de investigación se fijará sobre la cantidad liquidada que la
Comunidad Autónoma haya de percibir en la venta.

Transcurridos cinco años desde la conclusión del expediente de investigación, sin que
la finca sea vendida por la Comunidad Autónoma, el denunciante podrá reclamar, a
cambio del premio, el 10 por 100 del valor de tasación de la finca que conste en el
expediente.

Sección primera. Protección del Patrimonio Artículo 13. Inventario general

1. La Comunidad Autónoma estará obligada a formar un inventario general, que


se estructurará conforme a los siguientes apartados:

a) Los bienes inmuebles de dominio público y patrimoniales.


b) Los derechos reales que le pertenezcan. Las cargas y gravámenes que recaigan
sobre los inmuebles de su propiedad.
c) Los bienes muebles no fungibles.

d) Los valores mobiliarios.

e) Los derechos arrendaticios y demás derechos de carácter personal.

f) Los vehículos automóviles.

g) Los bienes semovientes.

h) Los bienes muebles de valor extraordinario o artístico.

i) Los bienes informáticos.

j) Los derechos de propiedad incorporal.

2. No se incluirán en el inventario general los bienes, cualquiera que sea su


naturaleza, adquiridos con la finalidad de devolverlos al tráfico jurídico o para
garantizar la rentabilidad de las reservas que hubieren de constituirse.

3. La formalización, actualización y custodia del inventario general quedan


atribuidas a la Consejería de Hacienda y Administración Pública, que podrá recabar
de las distintas Consejerías o Entidades la información o colaboración que precise
para ello.

4. Dependiente de la Intervención General de la Comunidad Autónoma, existirá


una unidad de contabilidad patrimonial.

Artículo 14.

Las Consejerías y demás organismos de la Comunidad Autónoma comunicarán a la


Consejería de Hacienda y Administración Pública, cualquier incorporación o
variación por modificación que se produzca respecto de los bienes y derechos que
tengan afectados, o adscritos, a efectos de la formación y puesta al día del Inventario
General.

Artículo 15. Protección registral

1. La Comunidad Autónoma, a través de la Consejería de Hacienda y


Administración Pública, deberá inscribir en los registros públicos los bienes,
derechos y actos susceptibles de inscripción, conforme al régimen establecido en la
legislación hipotecaria para los bienes y derechos del Estado.

2. Las Entidades de Derecho Público procederán a la inscripción de sus bienes y


derechos patrimoniales.
3. Los registradores de la propiedad, cuando tengan conocimiento de la existencia
de bienes y derechos de la Comunidad, no inscritos debidamente, lo pondrán en
conocimiento de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, para que ésta
provea al efecto.

Artículo 16. Deslinde administrativo

1. La Comunidad Autónoma, mediante procedimiento administrativo con


audiencia de los interesados, tiene la facultad de promover y ejecutar el deslinde
entre los bienes que le pertenecen y los de terceros cuando los límites sean imprecisos
o cuando fueren apreciados indicios de usurpación.

2. Los expedientes de deslinde podrán incoarse de oficio o a instancia de los


interesados. En ambos supuestos, la iniciación del expediente corresponderá a la
Consejería de Hacienda y Administración Pública, que se comunicará al registro de la
propiedad correspondiente si la finca estuviere inscrita, para que se extienda nota de
la misma al margen de la inscripción de dominio.

3. Mientras se tramite el procedimiento administrativo de deslinde, no podrá


instarse procedimiento judicial con igual pretensión, ni se admitirán interdictos sobre
el estado posesorio de las fincas de la Comunidad Autónoma en tanto aquél no se
lleve a cabo.

4. Reglamentariamente se desarrollará el procedimiento para llevar a cabo el


deslinde.

Artículo 17.

1. La aprobación del deslinde compete al Consejero de Economía, Hacienda y


Fomento, cuya resolución, que se notificará a todos los interesados y se publicará en
el «Boletín Oficial de la Región de Murcia», será ejecutiva y sólo podrá ser
impugnada en vía contencioso–administrativa por infracción de procedimiento, sin
perjuicio de que cuantos se estimen perjudicados en sus derechos, puedan hacerlos
valer ante la jurisdicción ordinaria.

2. Una vez que sea firme en vía administrativa el acuerdo de aprobación del
deslinde, se procederá al amojonamiento con intervención de los interesados.

Artículo 18.

1. Si la finca objeto de deslinde estuviere inscrita en el Registro de la Propiedad,


se inscribirá también el deslinde administrativo debidamente aprobado.

2. En caso contrario, se procederá a la inscripción previa del título adquisitivo de


la misma o, a falta de éste, de la certificación, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 206 de la Ley Hipotecaria, inscribiéndose a continuación el deslinde.
Artículo 19.

Durante la sustanciación de los expedientes de deslinde, la Administración podrá


adoptar las medidas provisionales que se estimen oportunas para salvaguardar la
efectividad del acto administrativo que en su día se genere. Dichas medidas se
comunicarán al Registro de la Propiedad cuando proceda, a efectos de las oportunas
anotaciones o inscripciones.

Sección segunda. Defensa del Patrimonio Artículo 20. Interdictum propium o


recuperación de oficio de la posesión

1. La Comunidad Autónoma puede recuperar por sí misma y en cualquier


momento la posesión indebidamente perdida de sus bienes de dominio público.

2. Igualmente, puede recuperar los bienes y derechos patrimoniales en el plazo de


un año, contado a partir del día siguiente de producirse la usurpación. Transcurrido
este tiempo, deberá acudir ante la jurisdicción ordinaria mediante el ejercicio de las
acciones correspondientes.

Artículo 21.

1. La recuperación de la posesión se iniciará de oficio o en virtud de denuncia,


que dará lugar a la incoación del correspondiente expediente por la Consejería de
Hacienda y Administración Pública.

2. La recuperación material del bien se producirá una vez adoptado el oportuno


acuerdo que le sirva de fundamento.

El acuerdo final será ejecutorio y recurrible en la vía contencioso–administrativa,


pero la decisión sobre la titularidad del bien o derecho sólo corresponde a la
jurisdicción ordinaria, a la que el interesado o la Administración pueden acudir si lo
consideran oportuno.

3. La Comunidad Autónoma, en el ejercicio de la prerrogativa de recuperación de


la posesión indebidamente perdida de sus bienes, tendrá la facultad de requerir a los
usurpadores o perturbadores para que cesen en su actuación.

A tal efecto, podrá solicitar el concurso y los servicios de las fuerzas de seguridad,
dirigiéndose para ello a la autoridad correspondiente.

4. No se admitirán interdictos (hoy son las denominadas «acciones posesorias» de la


LEC, artículo 250.1) contra las actuaciones de la Administración de la Comunidad
Autónoma en esta materia, siempre que aquélla se haya ajustado al procedimiento
legalmente establecido.

● Regulación en el Código Civil:

El Código Civil tiene una regulación «de los bienes según las personas a que
pertenecen»:

Artículo 338. Los bienes son de dominio público o de propiedad privada.

Artículo 339. Son bienes de dominio público:


1.º Los destinados al uso público, como los caminos, canales, ríos, torrentes,
puertos y puentes construidos por el Estado, las riberas, playas, radas y otros
análogos.
2.º Los que pertenecen privativamente al Estado, sin ser de uso común, y están
destinados a algún servicio público o al fomento de la riqueza nacional,
como las murallas, fortalezas y demás obras de defensa del territorio, y las
minas, mientras que no se otorgue su concesión.

Artículo 340. Todos los demás bienes pertenecientes al Estado, en que no


concurran las circunstancias expresadas en el artículo anterior, tienen el carácter de
propiedad privada.

Artículo 341. Los bienes de dominio público, cuando dejen de estar destinados al
uso general o a las necesidades de la defensa del territorio, pasan a formar parte de
los bienes de propiedad del Estado.

Artículo 342. Los bienes del Patrimonio Real se rigen por su ley especial; y, en lo
que en ella no se halle previsto, por las disposiciones generales que sobre la
propiedad particular se establecen en este Código.

Artículo 343. Los bienes de las provincias y de los pueblos se dividen en bienes de
uso público y bienes patrimoniales.

Artículo 344. Son bienes de uso público, en las provincias y los pueblos, los
caminos provinciales y los vecinales, las plazas, calles, fuentes y aguas públicas, los
paseos y obras públicas de servicio general, costeadas por los mismos pueblos o
provincias.
Todos los demás bienes que unos y otros posean son patrimoniales y se regirán
por las disposiciones de este Código, salvo lo dispuesto en leyes especiales.

Artículo 345. Son bienes de propiedad privada, además de los patrimoniales del
Estado, de la Provincia y del Municipio, los pertenecientes a particulares, individual o
colectivamente.
Las referencias al Estado hay que entenderlas hoy a las Administraciones Públicas,
comprensivas, lógicamente a las Comunidades Autónomas y Entes de Derecho Público,
vinculados o dependientes de aquéllas.
2. BIENES DEMANIALES DE LA COMUNIDAD
AUTÓNOMA: AFECTACIÓN, DESAFECTACIÓN
Y MUTACIÓN DE BIENES DEMANIALES.
Ya hemos visto como las Administraciones Públicas, como sujetos con personalidad
jurídica, pueden ser titulares de bienes y también de derechos. Esta titularidad pública
se distingue por tener un régimen jurídico específico diferente del régimen de la
propiedad del derecho privado. Los bienes de la Administración Pública se
clasifican en bienes de patrimoniales y demaniales, que están sometidos a un régimen
jurídico distinto, basado en su afectación.

Así, los bienes de dominio público se caracterizan porque, siendo titularidad de la


Administración, se encuentran destinados a un uso o servicio público, lo que justifica
un régimen jurídico exorbitante del derecho privado, que tiene su fundamento en
la propia Constitución. Por tanto podemos acercarnos al concepto de dominio público
definiéndolo como aquellos bienes de la Administración Pública sometidos a un
régimen jurídico exorbitante del Derecho Civil, por razones de interés general.

Siguiendo con esta definición podemos afirmar que el dominio público está
constituido por aquellas propiedades administrativas afectadas a la utilidad pública
y que como consecuencia de esta afectación resultan sometidas a un régimen
especial de utilización y protección.

Los elementos que se extraen del análisis de esta definición son los siguientes:

a) El dominio público supone una relación de propiedad.


b)Se trata de propiedades administrativas, o propiedades especiales, con notas

que la separan de la propiedad común, pues son bienes cuyo titular es una
Administración Pública.
c) Se trata de bienes que están afectados a la utilidad pública. Es decir son

bienes destinados a satisfacer necesidades de carácter público: bien al uso


público, bien a algún servicio público o bien y según se desprende del Código
Civil, al fomento de la riqueza nacional.
d)Están sometidos a un régimen jurídico especial. Las reglas de utilización y

protección de estos bienes demaniales presentan características especiales y les


dotan de una especial protección con objeto de garantizar su destino a la utilidad
pública a la que están afectados.
Como ya se ha advertido, el régimen jurídico de los bienes de dominio público es
diferente al régimen de los bienes privados, porque su titular es una Administración
Pública que precisa de privilegios y poderes exorbitantes para proteger el fin público
a que están destinados estos bienes.

Expongamos a continuación la regulación contenido a la LPCARM:

«TÍTULO II BIENES DEMANIALES DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA


CAPÍTULO PRIMERO AFECTACIÓN, DESAFECTACIÓN Y MUTACIÓN
DE BIENES DEMANIALES

Artículo 22.

1. Por la afectación, se vinculan de forma real y efectiva bienes y derechos


patrimoniales al dominio público de la Comunidad Autónoma de Murcia, mediante su
destino a un uso general o a la prestación de servicios públicos.

2. Es competencia de la Consejería de Hacienda la afectación de bienes y


derechos al dominio público, excepto en los casos de afectación a fines o servicios
públicos encomendados a los organismos públicos, para cuya afectación expresa
será competente el titular de la Consejería de la que dependan.

Artículo 23.

La afectación podrá efectuarse:

Por ley de la Asamblea Regional, que podrá referirse a uno o varios bienes o
1.

derechos de forma concreta, o de forma genérica, a todos los que posean


determinada naturaleza, carácter o condición.

2. Por un acto de la Administración de la Comunidad Autónoma, que podrá ser:

a) Expreso, en cuyo caso el Consejero de Economía, Hacienda y Fomento


dictará resolución sobre la afectación de bienes y derechos.

b) Tácito, en cuyo caso se considerarán afectos al dominio público, sin


necesidad de ningún acto formal, a excepción de lo dispuesto en el último
apartado de este artículo, los bienes y derechos destinados al uso o servicio
público,
– adquiridos en virtud de usurpación o expropiación forzosa,

– así como cuando la afectación resulte implícitamente de planes,

programas, proyectos o resoluciones aprobados por el Consejo de


Gobierno.
En todo caso, la afectación deberá constar en acta, con intervención de la
Consejería de Hacienda y Administración Pública y de la Consejería y
organismo al que los bienes hayan de quedar adscritos.

Artículo 24.

Los bienes de dominio privado de las Entidades de Derecho Público, dependientes


de la Comunidad Autónoma de Murcia, podrán ser afectados al uso o servicio
público, quedando dichos bienes de titularidad demanial de la misma.

Artículo 25. Mutación demanial (causas)

La mutación demanial se produce por


– el cambio de destino de los bienes de dominio público de la Comunidad

Autónoma,
– cuando los mismos se adscriban a distinta Consejería o Entidad de derecho

público dependiente de la misma.

Artículo 26. Mutación demanial (modos y competencia, necesidad de "acta")

1. La mutación demanial puede producirse:

a)Por ley de la Asamblea Regional.


b)Por acuerdo expreso del Consejo de Gobierno,

– previa instrucción del expediente por la Consejería de Hacienda y


Administración Pública,
– a instancia de las Consejerías interesadas.

2. En cualquier caso, deberá suscribirse la oportuna acta que refleje las


circunstancias de la mutación.

Artículo 27. Adscripción

1. Podrán adscribirse los bienes y derechos patrimoniales de la Comunidad


Autónoma, así como sus rentas, frutos y productos a las Entidades de Derecho
Público, para el exclusivo cumplimiento de sus fines y la gestión de los servicios
de su competencia.

2. La adscripción podrá efectuarse


– por ley de la Asamblea Regional o

– por acto del Consejero de Hacienda y Administración Pública, y


@ llevará implícita la afectación al dominio público del bien o derecho de que se
trate.

3. Corresponderá a la Consejería de Hacienda y Administración Pública:


– comprobar la aplicación de tales bienes o derechos al uso que motivó la

adscripción y
– promover, en su caso, la reincorporación de los mismos al patrimonio de la

Comunidad Autónoma.

Artículo 28. Desafectación

La desafectación procederá cuando los bienes o derechos de dominio público dejen


de estar destinados al uso general o a la prestación de servicios públicos.

La desafectación será, en todo caso, expresa.

Sin perjuicio de lo anterior, respecto de aquellos bienes o derechos que hayan sido
adquiridos mediante expropiación forzosa, el reconocimiento del derecho de
reversión llevará implícita la desafectación del bien o derecho a que se refiera.

Artículo 29. Desafectación: modos y competencia

La desafectación de los bienes y derechos que no sean precisos al uso general o al


servicio público podrá efectuarse:

1. Por ley de la Asamblea Regional, de acuerdo con lo previsto para la afectación.

2.Por un acto expreso de la Administración de la Comunidad Autónoma, siendo


competente para ello el Consejo de Gobierno, cualquiera que haya sido el
título o procedimiento por el que se haya integrado el bien en el patrimonio de la
Comunidad, a propuesta de la Consejería de Hacienda y Administración
Pública, previo expediente en el que se acreditará que no es necesaria su
afectación al uso general o al servicio público.

Artículo 30. Conflictos interadministrativos

Cuando las Consejerías o Entidades de Derecho Público discrepen entre sí o con la


Consejería de Hacienda y Administración Pública, acerca de la afectación,
desafectación, adscripción o cambio de destino de un bien o bienes determinados del
patrimonio de la Comunidad Autónoma, la resolución correspondiente:
– será competencia del Consejo de Gobierno,

– a propuesta de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, –

previa audiencia de los organismos interesados.


CAPÍTULO III USO Y APROVECHAMIENTO DE BIENES DEMANIALES

Sección primera. Uso Artículo 31. Usos: común (general y especial) – privativo

El uso de los bienes de dominio público podrá ser común o privativo.

El uso común podrá ser, a su vez, general o especial.

Artículo 32. Uso común: general y especial

1. El uso común es aquel que corresponde indistintamente a todas las personas,


sin que la utilización por parte de unas impida la de otras.

2. El uso común es general cuando no concurren circunstancias especiales, en


cuyo caso no estará sujeto a licencia ni tendrá otras limitaciones que las derivadas
del uso por las demás personas, el respeto a la naturaleza de los bienes y su
conservación, así como el sometimiento a las reglas de policía e instrucciones
dictadas para promover su ordenado uso.

3. El uso común tendrá carácter especial cuando por recaer sobre bienes
escasos o por su intensidad, multiplicidad o peligrosidad, se requiera autorización
o licencia, que será en todo caso temporal, y no excluirá el uso general.
Artículo 33.

1. El órgano al que se haya adscrito el bien tendrá competencia para regular


su uso y otorgar las autorizaciones o licencias oportunas, debiendo comunicar a la
Consejería de Hacienda y Administración Pública las variaciones que se
produzcan cuando éstas modifiquen los datos consignados en el Inventario
General.

2. El otorgamiento de estas autorizaciones o licencias podrá quedar sujeto a una


tasa.

3. Las autorizaciones demaniales podrán ser transmitidas por sus titulares,


previa resolución expresa del órgano que las otorgó.

4. En cualquier caso, la duración de estas autorizaciones o licencias no podrá


exceder de 20 años.

Artículo 34. Uso privado


1. El uso privado es aquel que implica una utilización individualizada de los
bienes demaniales, de forma que limite o excluya su libre uso a otras personas.

2. Todo uso privado exige la previa concesión administrativa, salvo que sea en
favor de las Entidades públicas dependientes de la Comunidad Autónoma de Murcia
que tengan asignada la gestión, conservación, explotación o utilización para la
prestación de un servicio público.

Sección segunda. Concesiones administrativas y reservas demaniales Artículo 35.


Concepto de concesión demanial

1. La concesión demanial:
– es el título que otorga a una persona el uso y disfrute exclusivo y temporal de

un bien de dominio público,


– cuya titularidad permanece en poder de la Comunidad Autónoma de

Murcia,
– pudiendo llevar consigo la realización de obras de carácter permanente o

temporal.

2. Podrá preverse en el título concesional que el concesionario pueda adquirir la


propiedad de los frutos, rentas y productos del bien objeto de la concesión, que
sean susceptibles de separación del mismo, conforme a su naturaleza y destino.

3. En todo caso, en la concesión deberán relacionarse los bienes demaniales


afectos a la misma.

Artículo 36.

Las concesiones de dominio público se regirán por las leyes específicas aplicables y,
en su defecto, por la presente Ley en sus normas y desarrollo.
Pliegos de condiciones: generales y particulares:

– El Consejo de Gobierno, a propuesta del Consejero de Hacienda y


Administración Pública, aprobará un pliego de condiciones generales para las
concesiones demaniales.
– Cada Consejería elaborará y aprobará pliegos de condiciones particulares
para cada tipo de concesión.

Artículo 37.
1. La competencia para otorgar las concesiones demaniales corresponderá a los
órganos a los que esté atribuida, por razón de la cuantía, la facultad de contratar en
la legislación regional.

A estos efectos, dicha cuantía vendrá determinada por el valor del precio de la
concesión, calculado por la mitad del plazo de su duración.

2. Cuando para la prestación de un servicio público en régimen de concesión,


sea necesario el uso común especial o el uso privativo de un bien determinado, la
licencia, autorización o concesión demanial, según correspondan para ese uso, se
entenderá implícita en la del servicio público.

Si la Consejería o Entidad competente para la concesión del servicio público no


coincide con la que tenga la competencia para gestionar el bien demanial
necesario para aquél, la concesión deberá ser otorgada mediante acuerdo del
Consejo de Gobierno, y llevará implícita la mutación demanial.

3. En todo caso, se deberá dar cuenta a la Consejería de Hacienda y


Administración Pública de las concesiones otorgadas para su oportuna constancia
en el Inventario General.

Artículo 38. Límites en las concesiones: duración

Las concesiones de dominio público:


– se otorgarán siempre sin perjuicio de terceros, y

– su duración no podrá exceder, incluida la prórroga, de 99 años, salvo que en

leyes especiales se establezca un plazo inferior.

Artículo 39. Derechos y obligaciones del concedente

1. Son derechos de la Administración concedente:

a)El ejercicio de las facultades dominicales sobre los bienes de dominio público
objeto de la concesión.
b)El ejercicio de las acciones de recuperación para recobrar el uso de los bienes

demaniales concedidos, junto con los incorporados por accesión y, en su caso,


las obras y mejoras.
2. Son obligaciones de la Administración concedente:

a)Poner a disposición del concesionario los bienes inherentes a la concesión.


b)Ejercer las funciones de control, vigilancia y policía administrativa sobre la

concesión.
c)Indemnizar al concesionario, si procede, en caso de rescate.
d)Cualesquiera otras establecidas en leyes especiales en sus disposiciones de

desarrollo y en las cláusulas de concesión.

Artículo 40. Derechos y deberes del concesionario

1. Son derechos del concesionario el uso y disfrute de la concesión, conforme a


las cláusulas de la misma y el de la prórroga, en su caso.

2. Son obligaciones del concesionario:

a) Pagar el canon que se haya establecido.


b)Conservar y no disponer del bien de dominio público concedido, ni de las

obras y mejoras que tengan la consideración de inmuebles por incorporación,


afectación o destino.
c) Devolver a la administración concedente los bienes en un estado, como

mínimo, similar al que se entregaron, salvo el deterioro causado por el uso


normal.
d)Cualesquiera otras obligaciones en leyes especiales, en sus disposiciones de

desarrollo y en las cláusulas de la concesión.

Artículo 41. Extinción de la concesión demanial

1. La concesión demanial se extingue:

a) Por el transcurso del plazo o por incumplimiento grave de las obligaciones


del concesionario, declarado por el órgano concedente.
b)Por el rescate, en cuyo caso la administración concedente podrá recuperar por

sí misma la plena disposición y uso del bien concedido, previa resolución del
organismo concedente, en la que se justifique la existencia de razones de
utilidad pública o interés social para ello.
c) Por la renuncia, de acuerdo con el Código Civil.

d)Por la resolución por mutuo acuerdo de ambas partes.

e) Por la desaparición o agotamiento de la cosa.

f) Por cualquier otra causa admitida en Derecho.

2. Extinguida la concesión, el órgano que la concedió incoará expediente, en el


que se determinarán, entre otros extremos:
– el grado de cumplimiento de las obligaciones del concesionario,

– el estado y el valor en uso de los bienes demaniales objeto de la concesión y

– la exigencia, en su caso, de las responsabilidades que procedan, conforme a lo

establecido en el título IV de esta Ley.


Artículo 42. Transformación en bienes patrimoniales

Cuando un bien de dominio público, objeto de concesión, se transforme en


patrimonial, se deberán respetar los derechos reconocidos al concesionario en el
título concesional, especialmente el plazo de uso.

Si se acordare la enajenación de bienes patrimoniales sobre los que existan


titulares de derechos vigentes sobre los mismos que resulten de concesiones
otorgadas cuando aquéllos eran demaniales, éstos tendrán derecho de adquisición
preferente en igualdad de condiciones.

Artículo 43. Reserva de uso por razón de interés general

La Comunidad Autónoma podrá reservarse el uso de ciertos bienes de dominio


público cuando existan razones de interés general que así lo justifiquen, o cuando
lo establezca la legislación especial. Dicha reserva deberá adoptarse por acuerdo del
Consejo de Gobierno e impedirá el uso o usos incompatibles con la misma por parte
de otras personas.

Artículo 44. Cesión de uso gratuita de bienes demaniales

1. El Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y


Administración Pública, podrá autorizar la cesión de uso gratuita de bienes
demaniales a cualquier Administración Pública por razón de utilidad pública,
justificada en el expediente y por el plazo máximo de 50 años.

2. El incumplimiento de las condiciones que hubieren sido impuestas o el


transcurso del plazo determinarán la extinción de la cesión.

************

Hemos visto la regulación de los bienes demaniales, veamos a continuación la


exposición de determinadas cuestiones que hacen singular el régimen de estos bienes,
como son la inalienabilidad, la imprescriptibilidad y la embargabilidad.

La incomerciabilidad es la característica fundamental del demanio, que en ningún


caso puede ser objeto de tráfico jurídico privado. Lo que impide la comerciabilidad
de los bienes de dominio público es, por tanto, su afectación a un uso o servicio
público, de modo que cuando se produzca su desafectación, por dejar de cumplir un
fin o un servicio público, y se convierta en patrimonial, podrá volver a ser objeto de
comercio.
Que los bienes de dominio público estén fuera del comercio de las cosas sólo
significa que no pueden ser enajenados, pero no quiere decir que no puedan ser
rentabilizados o explotados para obtener un beneficio económico (por ejemplo,
mediante la celebración de un contrato de concesión de obra pública).

En las actuales circunstancias de la economía y la sociedad no cabe anquilosarse en la


tradicional «concepción estática del dominio público» (orientada a conservar la
titularidad pública), y hay que dejar paso a la «concepción dinámica de los bienes
demaniales» (que persigue optimizar la gestión eficaz y la eficiencia económica de los
activos inmobiliarios de las Administraciones Públicas). La Administración Pública es
simple titular fiduciaria de unos bienes que tienen por finalidad la satisfacción de los
intereses generales, y ese objetivo debe alcanzarse con las máximas cotas de eficacia en
la gestión, y de rentabilidad económica o eficiencia en la asignación de los recursos
públicos.

La incomerciabilidad comprende además tres notas características, cuya base legal


se halla, como ya se apuntó, en el artículo 132 de nuestra norma fundamental:

1. Inalienabilidad:

Los bienes de dominio público no pueden ser objeto de enajenación por ningún
tipo de negocio jurídico, ya sea acto o contrato. Esta afirmación supone que
cualquier venta de estos bienes será nula de pleno derecho sin que pueda ser
subsanada o convalidada.

El fundamento de la inalienabilidad hay verlo directamente en la afectación.


Se proclama la inalienabilidad precisamente por la necesidad de defender el
cumplimiento de la función pública a la que el bien esté afectado. Este principio
es por tanto una regla para proteger la afectación, conservando la titularidad
administrativa de los bienes. Con la inalienabilidad se garantiza la
inseparabilidad de los bienes de su función pública. Así si la Administración
quiere vender un bien de naturaleza demanial, ha de desafectarlo previamente de
la finalidad pública que cumple, porque de lo contrario, el acto sería nulo de
pleno derecho.

2. Imprescriptibilidad:

La imprescriptibilidad supone que, frente a la posibilidad de la adquisición de la


propiedad de los bienes privados ajenos por quien los posee durante un cierto
tiempo –en el caso de inmuebles, diez o veinte años con justo título y buena fe,
y treinta años sin ninguna otra condición (arts. 1.957 y 1.959 del Código Civil)–,
los bienes de dominio público no pierden esa condición, ni la Administración su
titularidad, cualquiera que fuere el tiempo de posesión por los particulares.
Los bienes demaniales no están sujetos a usucapión, por lo cual no pueden ser
adquiridos a favor de un patrimonio privado utilizando las reglas de la
prescripción adquisitiva. Se defiende así la integridad del dominio público frente
a usucapiones de los particulares que, de aplicarse el régimen común,
terminarían por imponerse por el transcurso del tiempo. Es decir en otras
palabras, si todos los bienes que integran el demanio están fuera del comercio,
ello supone que no pueden ser adquiridos por prescripción por parte de tercero,
aunque éste los posea en concepto de dueño, de forma pública, pacífica e
ininterrumpida. En efecto, al ser los bienes de dominio público indisponibles
para la propia Administración, no pierden su titularidad pública aunque la
Administración pierda de manera prolongada su posesión fáctica.
3. Inembargabilidad:

Este principio recogido también en el Artículo 132 de la Constitución significa


que no se admiten apremios ni embargos sobre los bienes demaniales de la
Administración. Pública. Hasta 1998 se entendía que la nota de
inembargabilidad era aplicable indistintamente a los bienes demaniales y a los
bienes patrimoniales de las Administraciones Públicas.

Sin embargo, la ya famosa sentencia del Tribunal Constitucional 166/1998 de


15 de julio declaró contrario a la Constitución, el Artículo 154.2 de la Ley de
Haciendas Locales (“No se podrán despachar mandamientos de ejecución ni
dictar providencias de embargo contra los derechos, fondos, valores, y bienes en
general de la Hacienda Local”) que recogía este principio de inembargabilidad
de los bienes patrimoniales de los municipios. La sentencia se fundamenta para
declarar la nulidad de dicho artículo, en la vulneración del Artículo 24.2 de la
Constitución, en su vertiente de derecho subjetivo a la ejecución de las
resoluciones judiciales firmes, ya que la extensión de la nota de la
inembargabilidad a los bienes patrimoniales dificulta la ejecución de las
sentencias que condenan a la Administración. Tras la publicación de la sentencia
han tenido que ser modificadas varias normas que recogían este principio
derogado. Entre ellas podemos cita la Ley General Presupuestaria, la nueva Ley
de Haciendas Locales tras la nueva redacción dada por la Ley de Medidas
Fiscales Administrativas y de Orden Social de 30 de diciembre de 1998. Por
supuesto, la LPAP también ha tenido que adaptarse al criterio establecido por la
Sentencia del Tribunal Constitucional.

Así, frente al criterio expansivo que manejaba la anterior Ley de Patrimonio del
Estado en la que tanto bienes patrimoniales como demaniales gozaban de la nota
de la inembargabilidad, el art. 30 de la LPAP establece:

«Artículo 30. Régimen de disponibilidad de los bienes y derechos.


1. Los bienes y derechos de dominio público o demaniales son inalienables,
imprescriptibles e inembargables.

2. Los bienes y derechos patrimoniales podrán ser enajenados siguiendo el


procedimiento y previo el cumplimiento de los requisitos legalmente establecidos.
De igual forma, estos bienes y derechos podrán ser objeto de prescripción
adquisitiva por terceros de acuerdo con lo dispuesto en el Código Civil y en las
leyes especiales.

3. Ningún tribunal ni autoridad administrativa podrá dictar providencia de


embargo ni despachar mandamiento de ejecución contra los bienes y derechos
patrimoniales
– cuando se encuentren materialmente afectados a un servicio público o
a una función pública,
– cuando sus rendimientos o el producto de su enajenación estén
legalmente afectados a fines determinados, o
– cuando se trate de valores o títulos representativos del capital de
sociedades estatales que
• ejecuten políticas públicas o
• presten servicios de interés económico general.
El cumplimiento de las resoluciones judiciales que determinen obligaciones a
cargo de la Administración General del Estado o sus organismos se efectuará de
conformidad con lo dispuesto
– en los artículos 44 de la Ley General Presupuestaria, texto refundido
aprobado por Real Decreto Legislativo 1091/1988, de 23 de septiembre, y
– 106 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, Reguladora de la Jurisdicción
Contencioso–Administrativa.»

PARADA VÁZQUEZ, critica esta solución:

Este privilegio fue muy criticado por la doctrina, que lo consideraba contrario al
derecho a la tutela judicial efectiva del artículo 24 de la Constitución por impedir de
forma definitiva la ejecución de las sentencias judiciales sobre los bienes de la
Administración cuando ésta no hacía frente, o retrasaba sine die, el pago de las
condenas dinerarias (FONT Y LLOVET). No faltaban, por ello, autores que
postulaban la supresión del privilegio de la inembargabilidad para los bienes del
patrimonio privado y financiero de las Administraciones públicas e incluso para las
cuentas de las Administraciones en el Banco de España (GARCÍA DE ENTERRÍA).

A la vista de esta norma, puede decirse que en bien poco han quedado los
esfuerzos doctrinales y del Tribunal Constitucional para quebrar la regla de la
inembargabilidad de los bienes patrimoniales, en orden a permitir que el patrimonio
privado de los entes públicos, y sobre todos sus dineros, pudieran ser objeto de
embargo y ejecución para el pago de sus obligaciones en ejecución de sentencias.
2.1. LA AFECTACIÓN DEMANIAL. MODALIDADES

La configuración legal del concepto afectación aparece recogida en el artículo 22 de


la LPRM. Este precepto se centra en la idea de la vinculación de un determinado
objeto a una finalidad o destino, lo que en el campo del Derecho Administrativo y
referida a los bienes de las Administraciones Públicas, se traduce en la vinculación de
estos bienes y derechos a dos concretos objetos: el uso general y el servicio público.
Así se puede afirmar que la afectación será la acción o efecto de dar a un bien del que
es titular la Administración Pública, un destino que provoque la incorporación de
aquél en el dominio público. La expresión afectar es pues sinónimo de destinar, ya
que este destino es precisamente lo que va a determinar la calificación jurídica de
dominio publico del bien.

De lo hasta aquí expuesto podemos dar una primera definición del concepto de
afectación cómo aquél acto en virtud del cual los bienes son destinados al
cumplimiento de una función de utilidad pública, lo que supone un cambio en la
naturaleza del bien, de tal forma que mediante la afectación, los bienes pasan a ser de
dominio público.
En cuanto a las modalidades, por la forma en que se lleva a cabo la afectación cabe
hablar de afectaciones expresas, implícitas y presuntas o tácitas.

Expresa: De la letra del artículo 23 se deduce que la afectación debe hacerse,


1.

como norma general en virtud de acto expreso por el órgano competente, es


decir, el Consejero de Hacienda y Administración Pública, excepto en los caso
de afectación a fines o servicios públicos encomendados a los organismos
públicos, para cuya afectación expresa será competente el titular de la
Consejería de la que dependan. En dicho acto se recogerá el bien o derecho que
va a quedar integrado en el dominio público, el fin a que se destina así como el
órgano al que va a corresponder el ejercicio de las competencias demaniales
propias del régimen de especial protección. No obstante lo anterior, la plena
eficacia de la afectación vendrá demorada legalmente a la formalización del acta
de recepción de los bienes afectados por el órgano al que se atribuyan las
competencias demaniales sobre el bien en el propio acto de afectación. Dentro
de esta primera categoría cabe hacer referencia a una subdivisión:

a) Afectación genérica por Ley formal: En este caso la afectación arranca


de una declaración legal, por lo que hay que entender que sus efectos se
producen ex lege. Así ocurre en el caso de los bienes demaniales por
naturaleza, es decir, aquellos que se han declarado legalmente demaniales con
carácter general por el hecho de reunir unas características determinadas,
como es el caso de las aguas de dominio público hidráulicos, o el dominio
público marítimo–terrestre. Se trata de grupos de bienes demaniales que
cuentan con su propia regulación específica, la denominada legislación
sectorial y que prevalece, para dichos bienes, sobre la LPRM y la LPAP, tal y
como hemos advertido anteriormente.

b) Afectación singular por resolución administrativa: En este supuesto


se encuadran el resto de afectaciones producidas por disposiciones de rango
inferior a la ley, fundamentalmente, por actos administrativos. Como regla
general, es competencia del actual Consejero de Hacienda y Administración
Pública la afectación de bienes y derechos al dominio público, excepto en los
casos de afectación a fines o servicios públicos encomendados a los
organismos públicos, para cuya afectación expresa será competente el titular
de la Consejería de la que dependan

Implícita: Es la que se produce de forma refleja como consecuencia de un


2.

acto de contenido distinto, también administrativo, pero no dirigido de modo


inmediato a esa finalidad. Es decir, en estos casos existe un acto dictado con
una finalidad distinta de la afectación, pero que va a llevar aparejada ésta de
manera implícita (por ejemplo, los bienes adquiridos por expropiación forzosa).
3.Presunta o tácita: Tiene lugar esta modalidad de afectación cuando se produce
sin acto formal, deducida únicamente de determinados comportamientos. Son
los supuestos regulados en el artículo 23.2.b) de la LPRM: Utilización
pública, notoria y continuada por la CARM de bienes o derechos de su
titularidad para un uso o servicio público o la adquisición de bienes o derechos
por usucapión por la propia CARM.

Por último, hemos de hacer referencia a la adscripción. El procedimiento de


adscripción supone vincular un bien de naturaleza jurídica patrimonial a un
Organismo Público concreto para el desempeño de sus funciones, adquiriendo, desde
ese momento el carácter de bien demanial, conforme lo dispuesto en el artículo 27 de
la LPRM. La competencia para la adscripción le corresponde al Consejero de
Hacienda y Administración Pública, sin perjuicio de que pueda llevarse a cabo
mediante Ley de la Asamblea Regional.

2.2. LA DESAFECTACIÓN. MODALIDADES

La desafectación o desvinculación de un bien del uso o servicio público al que estaba


destinado, produce como efecto el cambio de naturaleza jurídica . El bien deja de ser
de dominio público, y pasa a ser dominio privado o bien patrimonial (volviendo a
estar dentro del comercio de las cosas).

En nuestro ordenamiento la desafectación no puede ser implícita o presunta.


Razones de seguridad jurídica exigen que la desafectación siempre sea expresa (para
evitar que por desidia o grave negligencia administrativa un tercero pretenda haber
adquirido por prescripción la titularidad de un bien que había pasado a ser bien
patrimonial por desafectación presunta). Ello no obstante, en la realidad de las cosas
hay casos en los que la desafectación no es expresa, como sucede cuando cambia el
curso de un río (hecho material del que resulta la desafectación del antiguo cauce).

Así pues, la desafectación, supone la desvinculación de un bien de dominio público


del fin de uso general o de servicio público al que está destinado. Se trata pues de la
figura opuesta a la afectación ya que si con la afectación los bienes pasaban a
incorporarse al dominio público, con la desafectación dejan de ser demaniales, para
incorporarse al régimen de los bienes patrimoniales, sin que por ello se pierda su
titularidad pública. Este efecto de cambio de calificación y régimen jurídico que
produce la desafectación y que se deriva de la desvinculación de los bienes del uso
general o de los servicios públicos al que estaban afectados, comporta que dichos
bienes siguen perteneciendo al conjunto del patrimonio de la CARM, aunque a
partir de la desafectación pertenezcan al grupo de los bienes patrimoniales y como
tales no pueda predicarse de ellos la inalienabilidad, imprescriptibilidad e
inembargabilidad propia de los bienes demaniales.
La regla general establecida en el artículo 28 de la LPRM es que la desafectación ha
de ser expresa, ya sea por un acto administrativo del Consejo de Gobierno, o bien por
ley de la Asamblea Regional. Sin embargo el propio artículo 28 determina que
respecto de aquellos bienes o derechos que hayan sido adquiridos mediante
expropiación forzosa, el reconocimiento del derecho de reversión llevará implícita la
desafectación del bien o derecho a que se refiera.

En cuanto a las modalidades, podemos distinguir las siguientes:

• En el demanio natural:

– Por cambio legal (degradación): Por ejemplo, si la vigente legislación


minera se sustituyese por otra que admitiese la propiedad privada sobre las
minas, esto supondría una declaración legal de desafectación.

– Por cambio en las condiciones naturales (desnaturalización): Por


ejemplo, los supuestos de los cauces de los ríos que quedan abandonados por
cambiar naturalmente el curso de las aguas.

• En el demanio artificial:

– Desafectación expresa: Son los supuestos en que a través de un acto


administrativo singular y expreso se declara formalmente la desafectación de
un bien concreto del fin o servicio público que venía cumplimiento.
– Desafectación implícita: Como en el supuesto de la afectación, se
refiere a casos en que se produce la desafectación como acto reflejo de otro
acto de contenido distinto. El ejemplo más clásico y notorio es el de la
reversión de los bienes expropiados previsto en la actual Legislación de
Expropiación Forzosa, en la que la pérdida de la condición demanial de un
bien se realiza en una declaración que no tiene por finalidad directa establecer
esa pérdida de demanialidad sino que se trata de un acto que tiene su origen
en la desaparición de la causa de expropiación forzosa.

La figura de la desadscripción, regulada en el artículo 27 de la LPRM, es la figura


contraria a la de la adscripción, resultando todos sus elementos paralelos pero
opuestos a los de la adscripción, de forma análoga a lo que ocurre con las figuras de
la afectación y desafectación. Se trata pues, de bienes que en su día fueron adscritos a
un Organismo Público concreto para el cumplimiento de sus fines y que debido a una
serie de causas van a perder su condición de bienes de dominio público a través del
procedimiento de la desadscripción, convirtiéndose por tanto en bienes patrimoniales,
al desvincularse del fin que motivó su adscripción.

En cuanto a las causas que determinan la desadscripción, hay que tener en cuenta
que estas giran siempre en torno al elemento esencial de esta figura, es decir, el
destino de los bienes a un fin determinado. Así, procederá la desascripción cuando los
bienes no se destinen efectivamente al fin para el que vienen adscritos, que se
incumplan las condiciones de la adscripción o por la falta de ejercicio del las
competencias sobre el bien, o por innecesariedad de los bienes para el organismo
Público que los tenía adscritos. Hay que destacar que la innecesariedad del bien para
el OP puede venir determinada por toda una serie de factores sobrevenidos, ya sea por
la modificación de las competencias atribuidas al Organismo, o bien porque ese bien
concreto ya no sirve a las necesidades del Organismo en cuestión.

2.3. LA MUTACIÓN DEMANIAL. MODALIDADES

El artículo 25 de la LPRM contiene la definición legal del concepto de mutación


demanial, configurándolo como el cambio de destino de los bienes de dominio
público de la Comunidad Autónoma, cuando los mismos se adscriban a distinta
Consejería o Entidad de derecho público dependiente de la misma.

La mutación demanial, se configura pues como un acto de desafectación y


afectación simultánea de bienes que, sin perder el carácter de demaniales, pasan a
cumplir una finalidad o servicio público distinto del que venían cumpliendo hasta
entonces.

La mutación puede producirse por Ley de la Asamblea Regional o mediante


acuerdo expreso del Consejo de Gobierno, previa instrucción del expediente por la
Consejería de Hacienda y Administración Pública, a instancia de las consejerías
interesadas.

En cuanto a las modalidades, podemos distinguir las siguientes:

• Por cambio de sujetos:

– Cuando hay sucesión de sujetos públicos. Por ejemplo cuando hay


alteración de términos municipales, como la fusión de dos municipios en uno,
la agregación de partes de un término municipal, etc.

– Cambio en la competencia para un servicio o utilidad pública al que


estaba afecto un bien demanial. Lo normal es que tras un cambio de
competencias haya también un cambio de titularidad demanial de los bienes
destinados a la prestación del servicio en cuestión. Así sucedió en el proceso
de transferencias de servicios del Estado a las Comunidades Autónomas.

• Por cambio de afectación:

– Las denominadas pseudo–expropiaciones sobre el dominio público: A


la luz del artículo 1 de la LEF parece quedar excluida la posibilidad de
expropiar bienes de dominio público, al señalar el citado artículo como objeto
de la expropiación simplemente a las propiedades privadas. Sin embargo en el
caso de que para construir un pantano hay que inundar una gran zona que se
expropia, en ocasiones un pueblo entero y en las que sin duda habrá bienes de
dominio publico como caminos, puentes, etc. Por eso en estos casos algunos
autores opinan que más que una expropiación nos encontramos ante una
mutación demanial por cambio de afectación.
– Cambio de destino de un bien determinado: Se produce tal mutación
cuando conservando un mismo Ente la titularidad de un bien, se destina a un
uso o servicio público diferente al anterior.

•Por imposición de afecciones secundarias. Sucede esto cuando a un


determinado bien, sin perder su afectación, se le impone otra. Por ejemplo, en el
caso de la instalación de un tranvía, donde el camino que está abierto al uso
común, queda también afectado a otra finalidad.

•Por reestructuración orgánica: la Disposición Adicional Cuarta de la LPRM


responde a la pregunta de qué pasa con los bienes demaniales cuando se produce
una reestructuración en la organización regional. En este sentido establece, en
primer lugar, que se estará a lo que se disponga en la disposición de
reestructuración correspondiente y en defecto de ésta, los bienes seguirán
afectados a los mismos fines y de este modo atribuidos a los órganos u OOPP
que resulten competentes para estos fines a consecuencia de la reestructuración
producida, conforme lo que se determine mediante resolución de la consejería
competente en materia de patrimonio, previa audiencia de los implicados. Lo
dispuesto en este Artículo constituyen tanto mutaciones de carácter expreso (“lo
que disponga la disposición de reestructuración”) e implícita (cambio de los
sujetos titulares de las competencias que resulte). En ambos casos, no obstante
se produce la mutación a través de un acto de reestructuración organizativa.

• Mutación intersubjetiva: la misma disposición adicional contempla la


mutación intersubjetiva. Este concepto se ha asumido en algunas CCAA, y
supone una verdadera transferencia de titularidad de un bien entre diferentes
Administraciones Públicas. Así, se determina que los bienes y derechos
demaniales del patrimonio de la CARM podrán afectarse al dominio público de
las entidades locales de la Región de Murcia o al de otras administraciones
públicas para su destino a un determinado uso o servicio público de su
competencia. Dicha afectación podrá producirse con o sin transferencia de la
titularidad de los bienes y derechos y en las restantes condiciones que acuerden
las administraciones públicas intervinientes, resultando competente para ello el
Consejo de Gobierno mediante acuerdo.

3. BIENES PATRIMONIALES DE LA
COMUNIDAD AUTÓNOMA: ADQUISICIÓN
Desarrollamos la regulación de la LPCARM:

«TÍTULO III BIENES PATRIMONIALES DE LA COMUNIDAD


AUTÓNOMA

Capítulo I – Adquisición Artículo 45. Formas de adquisición

La adquisición de bienes y derechos patrimoniales por la Comunidad Autónoma de


Murcia, podrá efectuarse de las siguientes formas:

a) Mediante atribución por ley.


b)Mediante cesión originada por transferencia o delegación de funciones y

servicios del Estado y otros entes públicos.


c) Mediante hechos, actos y negocios jurídicos, onerosos o gratuitos, inter

vivos o mortis causa y por accesión, ocupación, prescripción y demás formas


admitidas en derecho.
d)Mediante expropiación forzosa.
Artículo 46. Competencias en la adquisición de bienes y derechos

1. Toda adquisición de bienes inmuebles o derechos a título lucrativo, deberá


realizarse mediante decreto del Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería
de Hacienda y Administración Pública.

2. La adquisición de bienes muebles a título lucrativo corresponderá al


Consejero de Economía, Hacienda y Fomento; no obstante, cuando el valor de los
mismos exceda de 5.000.000 de pesetas, será preceptiva la autorización del Consejo
de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, sin
perjuicio de las modificaciones que la Ley de Presupuestos prevea para dichas
cuantías.

3. Si la adquisición lucrativa llevare aneja alguna condición o modalidad


onerosa, éstas no podrán sobrepasar el valor intrínseco del bien o derecho de que
se trate, que será determinado por tasación pericial.

4. La aceptación de la herencia se entenderá hecha, en todo caso, a beneficio de


inventario.

5. Los bienes y derechos procedentes de herencias, legados o donaciones, se


integrarán en el patrimonio de la Comunidad Autónoma, aunque el disponente
señalare como beneficiario a un organismo determinado de la misma.

Artículo 47. Renuncia a herencias, legados o donaciones

No se podrá renunciar a herencias, legados o donaciones si no es por Decreto


motivado por el Consejo de Gobierno, previo expediente en que se demuestre la
existencia de causa justificada.

Artículo 48. Adquisición de bienes inmuebles o derechos reales

1. La adquisición a título oneroso de bienes inmuebles o derechos reales sobre


ellos, corresponderá al Consejero de Hacienda y Administración Pública; no obstante,
cuando el valor de los mismos exceda de 60 millones de pesetas, será preceptiva la
autorización del Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y
Administración Pública.

2. Cuando la adquisición se realice con la finalidad de devolver los bienes al


tráfico jurídico, el Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y
Administración Pública, podrá atribuir la facultad de adquirir al Consejero
correspondiente por razón de la materia.

3. La adquisición se hará mediante concurso público y se cuidará


especialmente el cumplimiento de las reglas de publicidad y concurrencia.

No obstante, el órgano que sea competente para proceder a la adquisición, podrá


autorizar la contratación directa cuando concurra alguna de las circunstancias
siguientes:

a) Reconocida urgencia de la adquisición.


b)Peculiaridad del bien que se pretende adquirir o de la necesidad que deba ser

satisfecha.
c) Limitaciones del mercado inmobiliario de la localidad donde estén situados

los bienes que se pretenda adquirir.

En los supuestos previstos en este apartado se solicitarán un mínimo de tres ofertas


y la adquisición se publicará en el «Boletín Oficial de la Región de Murcia».

Artículo 49. Bienes muebles

1. La adquisición a título oneroso de los bienes muebles necesarios para el


desenvolvimiento de los servicios públicos para el ornato y decoración de las
dependencias oficiales de la Comunidad Autónoma, se verificarán por la Consejería
que haya de utilizar dichos bienes y se someterá a las normas de contratación
administrativa vigentes.

2. Cuando la adquisición tenga por objeto los vehículos automóviles,


corresponderá a la Consejería de Hacienda y Administración Pública, a propuesta
de aquélla a la que vayan destinados.
3. En todo caso, el Consejo de Gobierno podrá acordar la adquisición
centralizada de determinados bienes para todos los organismos y entidades de la
Comunidad Autónoma.

Artículo 50. Adquisiciones por Organismos Públicos

1. Las adquisiciones a que se refieren los artículos anteriores, efectuadas por los
Organismos Públicos de la Comunidad Autónoma de Murcia, se realizarán
conforme a lo establecido en sus leyes de creación o en la legislación específica y,
en su defecto, por las disposiciones de esta ley, previo informe favorable de la
Consejería competente en materia de Hacienda cuando se trate de bienes inmuebles.
Se exceptúa de lo dispuesto en el apartado anterior las adquisiciones a que se refieren
los números 2 y 3 del artículo 49 de esta ley (vehículos automóviles y adquisición
centralizada).

2. Los bienes y derechos propiedad de los Organismos Públicos que resulten


innecesarios para el cumplimiento de sus fines, excepto los que hayan sido
adquiridos para devolverlos al tráfico jurídico, que podrán ser enajenados por
aquéllos, se incorporarán al patrimonio de la Administración General de la
Comunidad Autónoma, previa desafectación, en su caso, por el Consejo de
Gobierno, conforme a lo dispuesto en el artículo 29.2.

Artículo 51. Arrendamientos de inmuebles

1. Los arrendamientos de bienes inmuebles para el cumplimiento de los fines


de la Comunidad Autónoma se concertarán por la Consejería de Hacienda y
Administración Pública mediante concurso público, de acuerdo con las reglas de
publicidad y concurrencia. En los supuestos excepcionales previstos en el artículo
48.3, el Consejero de Economía, Hacienda y Fomento podrá autorizar la
contratación directa.

2. La resolución voluntaria de los contratos de arrendamientos de inmuebles a


favor de la Comunidad Autónoma, será competencia de la Consejería de Hacienda
y Administración Pública.

Artículo 52. Arrendamientos de muebles

Los arrendamientos de bienes muebles se concertarán por la Consejería a la que


vayan a quedar afectos, siguiendo el procedimiento señalado para los inmuebles.

Artículo 53.

En los supuestos de arrendamiento–venta, arrendamiento financiero, leasing y


demás contratos mixtos de adquisición y arrendamiento, se estará a lo dispuesto en el
artículo 48 de esta Ley (adquisiciones de inmuebles).

Artículo 54. Arrendamientos por las Entidades de Derecho Público

Las Entidades de Derecho Público, dependientes de la Comunidad Autónoma de


Murcia, podrán concertar a su favor el arrendamiento de bienes conforme a su
legislación específica, y, en su defecto, por las disposiciones de esta Ley y normas
que la desarrollan, debiendo dar cuenta a la Consejería de Hacienda y Administración
Pública de los arrendamientos de bienes inmuebles.
Artículo 55. Competencia en las cuestiones incidentales en los contratos

El órgano competente, según los casos, para la adjudicación o el otorgamiento de los


respectivos contratos, lo será para cuantas incidencias se produzcan en relación
con los mismos.

Artículo 56.

1. La adquisición a título oneroso de cuotas, partes alícuotas o de títulos


representativos de capital, de cualquier clase de empresas constituidas conforme al
derecho privado, sea por suscripción o por compra, se acordará por el Consejo de
Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y Administración Pública.

En caso de sociedades mercantiles, la participación de la Comunidad Autónoma en


su capital social no será nunca inferior al 10 por 100 de aquél, salvo que
excepcionalmente el interés público debidamente justificado aconsejare otra cosa.

2. Regirán las mismas normas para la constitución de empresas por la


Comunidad Autónoma, pudiendo en este caso el Consejo de Gobierno acordar la
aportación de bienes inmuebles de su patrimonio, cualquiera que sea el valor de los
mismos.

3. El ejercicio de los derechos de la Comunidad Autónoma, como socio o


partícipe en empresas mercantiles, corresponde a la Consejería de Hacienda y
Administración Pública, en donde, además, se custodiarán los títulos o los
resguardos de depósito.

4. Las adquisiciones de valores mobiliarios por Entidades Públicas


dependientes de la Comunidad Autónoma, se regirán en todo lo que no esté
establecido por sus normas específicas por las disposiciones de esta Ley.

Artículo 57.

La adquisición a título oneroso de propiedades incorporales será acordada por la


Consejería de Hacienda y Administración Pública, siempre que el valor de las mismas
no supere los 60 millones de pesetas. Si el valor fuere superior a dicha cantidad, la
adquisición deberá ser realizada por el Consejo de Gobierno, a propuesta de la
Consejería de Hacienda y Administración Pública.

Artículo 58. Adquisición por causa expropiandi


1. La adquisición de bienes y derechos por expropiación forzosa, se ajustará a
lo prevenido en su normativa específica.

2. Concluido el expediente de expropiación, la Consejería u organismo que la


haya llevado a cabo, deberá dar cuenta a la Consejería de Hacienda y
Administración Pública de la adquisición realizada.

Artículo 59. Adjudicaciones por causas judiciales o administrativas

Cuando la Comunidad Autónoma pudiere devenir adjudicataria de bienes o


derechos a consecuencia de procedimientos judiciales o administrativos, la
Consejería de Hacienda y Administración Pública adoptará el acuerdo previo
correspondiente, una vez hechas las comprobaciones oportunas.

CAPÍTULO II
ENAJENACIÓN Y OTRAS FORMAS DE DISPOSICIÓN DE LOS BIENES

Artículo 60. Enajenación de inmuebles

1. Para la enajenación de bienes inmuebles del patrimonio de la Comunidad


Autónoma y del resto de Entidades integrantes del Sector Público, se requerirá la
previa valoración. El acuerdo de incoación del procedimiento de enajenación
llevará implícita la declaración de alienabilidad de los bienes a que se refiere.

Los expedientes de enajenación podrán tramitarse aun cuando los bienes se


mantengan afectados a un uso o a un servicio público durante la instrucción del
mismo, siempre que se proceda a su desafectación antes de dictar la resolución o
acto aprobatorio de la correspondiente operación patrimonial.

2. Corresponderá a:
– la Consejería competente en materia de Hacienda acordar la enajenación

cuando el valor del inmueble, según tasación pericial, no exceda de 3.000.000


de euros, y
– al Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería competente en materia

de Hacienda, en los demás casos,


– sin perjuicio de dar cuenta a la Asamblea Regional.

3. La enajenación de los bienes a que se refiere el artículo 48.2 (adquisición con


finalidad de devolver los bienes al tráfico jurídico) cualquiera que sea su valor
podrá acordarse por el Consejero correspondiente, sin perjuicio de dar cuenta de
ello a la Consejería competente en materia de Hacienda.
4. La enajenación de los bienes inmuebles se realizará mediante subasta
pública, salvo cuando el Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería
competente en materia de Hacienda, acuerde su enajenación directa y siempre
que el valor de tasación no supere los 10.000.000 de euros.
5. Antes de concluir los trámites conducentes a la enajenación del inmueble, se
procederá a depurar la situación física y jurídica del mismo, practicándose un
deslinde si fuere necesario e inscribiéndose, si no lo estuviese ya, en el Registro
de la Propiedad.

6. Podrá acordarse la enajenación de bienes inmuebles del patrimonio de la


Comunidad Autónoma y del resto de Entidades integrantes del Sector Público con
reserva del uso temporal de los mismos, total o parcial, cuando por razones
debidamente justificadas resulte conveniente para el interés público y así lo
autorice el Consejo de Gobierno. Esta utilización temporal podrá instrumentarse
a través de la celebración de contratos de arrendamiento, de corta o larga
duración, o cualesquiera otros que habiliten para el uso de los bienes enajenados,
simultáneos al negocio de enajenación y sometidos a las mismas normas de
competencia y procedimiento que éste.

El llamado “lease–back” (la Administración vende un inmueble, pero a cambio del pago
de un canon, sigue ocupándolo durante un tiempo como arrendataria o inquilina del
nuevo propietario).

Artículo 61. Enajenación de muebles

1. La enajenación de bienes muebles de la Comunidad Autónoma y del resto de


Entidades integrantes del Sector Público tendrá lugar mediante subasta con el
mismo procedimiento que los inmuebles en cuanto sea aplicable, pero la
competencia para acordar la enajenación y la realización de la misma
corresponderá a la Consejería o Entidad integrante del Sector Público que los
hubiera utilizado, sin perjuicio de dar cuenta de ello a la Consejería competente
en materia de Hacienda.

2. La enajenación de los vehículos automóviles corresponderá, en todo caso, a la


Consejería competente en materia de Hacienda.

3. No obstante, los bienes muebles podrán ser vendidos directamente:


– una vez declarada desierta la primera subasta o

– cuando el valor de enajenación de los mismos no sea superior a 6.000 euros,

– o se trate de bienes obsoletos o deteriorados por el uso.

Artículo 62. Permuta de bienes inmuebles, muebles y vehículos automóviles


1. Los inmuebles del patrimonio de la Comunidad que hayan sido declarados
enajenables por el Consejero de Hacienda y Administración Pública, podrán ser
permutados por otros, previa tasación pericial, siempre que de la misma resulte
que la diferencia del valor entre los bienes que se traten de permutar no sea
superior al 50 por 100 del que lo tenga mayor.

Si hubiere diferencia de valoración entre ambos bienes, procederá su compensación


en metálico.

Corresponderá autorizar la permuta a quien, por razón de la cuantía, fuere


competente para autorizar la enajenación.
2. Los bienes muebles podrán ser permutados por otros de igual naturaleza,
con sujeción a lo establecido para la permuta de los inmuebles, si bien no será
necesaria la declaración previa de alienabilidad.

La competencia para autorizar la permuta corresponderá a la Consejería que los


viniere utilizando. Cuando se trate de vehículos automóviles, la competencia
corresponderá al Consejero de Hacienda y Administración Pública.

Artículo 63. Enajenación de títulos capital

1. La enajenación de títulos representativos de capital propiedad de la


Comunidad Autónoma en empresas mercantiles, o de los derechos de
suscripción que le correspondan, la realizará el Consejero competente en materia
de Hacienda, siempre que el conjunto de operaciones en un mismo ejercicio
presupuestario y respecto de títulos de una misma entidad no exceda de tres
millones de euros o no supere el 10 % del importe de la participación total que la
Comunidad Autónoma ostente en la respectiva empresa.

2. Cuando el valor de los títulos o de los derechos de suscripción, en iguales


circunstancias que las previstas en el apartado 1, sobrepase esa cantidad o supere el
porcentaje de participación del 10%, la competencia para proceder a la disposición
corresponderá al Consejo de Gobierno, sin perjuicio de dar cuenta a la Asamblea
Regional.

3. Si los títulos se cotizan en Bolsa, se enajenarán en la misma.

4. De no ser así, se enajenarán mediante subasta pública, salvo que el Consejo de


Gobierno, a propuesta de la consejería competente en materia de hacienda, acuerde
su enajenación directa, respetándose las reglas de publicidad y concurrencia.

5. El acuerdo de incoación del procedimiento de enajenación llevará implícita la


declaración de alienabilidad de estos títulos.
6. En defecto de su legislación específica, el régimen establecido en los apartados
anteriores se aplicará también cuando se trate de enajenar participaciones que
pertenezcan a Entidades de Derecho Público dependientes de la Comunidad
Autónoma.

7. El régimen dispuesto en este artículo se aplicará, en cuanto fuere posible, a la


enajenación de bonos, cuotas y otros títulos análogos pertenecientes a la
Comunidad Autónoma.

Artículo 64. Enajenación de propiedades incorporales

La enajenación de propiedades incorporales será acordada por el Consejo de


Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, con el
mismo procedimiento que en la enajenación de inmuebles.

Artículo 65. Cesión gratuita de inmuebles y cesión de muebles

1. Los bienes inmuebles de dominio privado cuya explotación o afectación al


uso o servicio público no se juzgue previsible, podrán ser cedidos gratuitamente
por el Consejo de Gobierno a propuesta del Consejero de Hacienda y
Administración Pública, para fines de utilidad pública o interés social. Si el valor
del bien supera los 600 millones de pesetas, la cesión deberá ser autorizada por ley
de la Asamblea Regional.

Se considerarán de utilidad pública o de interés social, entre otras, y a los efectos


de este artículo, las cesiones realizadas a:

a) Las Administraciones Públicas y sus entes institucionales.


b) Las fundaciones y asociaciones ciudadanas con implantación regional y sin

ánimo de lucro.
c) Las organizaciones sindicales, patronales y colegios profesionales.

d) Las confesiones religiosas para locales destinados al culto.

e) Los Estados extranjeros y organismos internacionales, de acuerdo con los

tratados o convenios de los que España sea parte.

2. Lo anterior se entenderá sin perjuicio de las cesiones derivadas de la aplicación


de la legislación vigente en materia de reforma y desarrollo agrario en las zonas de
actuación, en cuyo caso la competencia corresponde al Consejero de Agua,
Agricultura y Medio Ambiente, que, una vez formalizadas, lo comunicará a efectos
de conocimiento a la Consejería de Hacienda y Administración Pública.

3. Asimismo, el Consejero de Hacienda y Administración Pública, podrá ceder


bienes muebles en iguales condiciones que las señaladas en el apartado primero.
Artículo 66.

1. El acuerdo de cesión deberá contener, como mínimo, lo siguiente:

a) El fin o actividad a la que se habrá de destinar el bien cedido.


b)El plazo dentro del cual debe destinarse el bien al fin o actividad previsto.

c) La prohibición de todo acto de disposición o gravamen, salvo que fuere

autorizado por el Consejo de Gobierno.


d)Cuando se trate de la cesión del uso de un bien, el plazo de cesión.

2. Los plazos establecidos en cada acuerdo de cesión de uso podrán ser


prorrogados a petición del cesionario, quedando excluida la prórroga tácita.

3. La Consejería de Hacienda y Administración Pública podrá adoptar cuantas


medidas sean pertinentes para vigilar la aplicación de los bienes cedidos a los
fines expresados en el acuerdo de cesión, y el cumplimiento de las condiciones
fijadas.

Artículo 67. Resolución de la cesión gratuita y reversión de los bienes

1. Se considerará resuelta la cesión y producida automáticamente la reversión de


los bienes cedidos en los siguientes supuestos:

a)Cuando no fueren utilizados para el fin o destino previstos en el acuerdo de


cesión, dentro del plazo establecido, o dejen de estarlo con posterioridad una vez
iniciado el uso.
b)Cuando venza el término señalado a la cesión del uso o el de prórroga, en su

caso.

2. Producida la reversión, la Comunidad Autónoma:


– podrá exigir del cesionario el valor de los detrimentos o deterioros

experimentados por los bienes o derechos cedidos,


– quedando las mejoras habidas a beneficio de la Comunidad.

Artículo 68.

Los bienes propiedad de los Organismos Autónomos y de otros Entes de la


Comunidad Autónoma, no necesarios para el cumplimiento directo de sus fines, se
incorporarán al patrimonio de la misma. La entrega se hará por conducto de la
Consejería a la que esté afecta el organismo.
Se exceptúan, pudiendo ser enajenados por aquéllos, los bienes adquiridos por éstos
con el propósito de devolverlos al tráfico jurídico, así como aquellos que fueron
adquiridos como inversión de las garantías legalmente constituidas.

Artículo 69. Gravámenes sobre bienes patrimoniales

La imposición de gravámenes sobre los bienes y derechos del patrimonio de la


Comunidad Autónoma, deberá cumplir los requisitos exigidos para su enajenación.

Artículo 70. Transacciones y arbitraje sobre bienes patrimoniales

Las transacciones respecto a bienes y derechos patrimoniales de la Comunidad


Autónoma, así como el sometimiento al arbitraje de las controversias o litigios sobre
los mismos, requerirán autorización del Consejo de Gobierno, a propuesta de la
Consejería de Hacienda y Administración Pública, previo informe preceptivo de los
servicios jurídicos de la Comunidad Autónoma de Murcia, salvo que, por razón de la
cuantía, se precise ley de la Asamblea Regional, de acuerdo con lo establecido en el
artículo 60.

CAPÍTULO III USO Y APROVECHAMIENTO DE LOS BIENES


PATRIMONIALES

Artículo 71.

1. Los bienes patrimoniales susceptibles de rendimiento económico, y que no


estén destinados a ser enajenados, podrán ser explotados bien por la Comunidad
Autónoma, bien por medio de un Ente institucional o por los particulares. En este
último caso, los contratos de adjudicación se realizarán mediante concurso
público. Se exceptuará la publicidad y concurrencia cuando fuere una
Administración Pública la peticionaria de la explotación.

2. La adjudicación de este supuesto excepcional habrá de estar precedida de


resolución motivada del órgano competente.

Artículo 72.

1. Corresponde al Consejero de Hacienda y Administración Pública la aprobación


de las cláusulas particulares de cada concurso y la resolución sobre la
adjudicación de bienes inmuebles.
2. Respecto a los bienes muebles, será competente el titular de la Consejería
que los tenga adscritos, previo informe de la Consejería de Hacienda y
Administración Pública.

3. No obstante, competerá al Consejo de Gobierno la resolución de adjudicación


en aquellos supuestos en los que la renta o canon anual exceda de 15 millones de
pesetas o la duración fuere superior a 5 años.

Artículo 73.

1. El uso de los bienes patrimoniales por terceros se someterá al derecho


privado con las especialidades previstas en esta Ley.

2. En todos los contratos se contendrá una cláusula de actualización anual de la


renta o canon, de acuerdo con el índice oficial que se fije por el Instituto Nacional
de Estadística.

Artículo 74.

Los adjudicatarios de los bienes patrimoniales de la Comunidad Autónoma harán


suyos los frutos, rentas y productos que resulten de la explotación, salvo pacto en
contrario.

Artículo 75.

El uso o explotación de dominio privado por terceros no podrá superar el plazo de


30 años.»

3.1. ATRIBUCIÓN POR LEY

En primer lugar, debemos referirnos a las adquisiciones derivadas de atribución por


Ley. Se trata de un caso particular de las adquisiciones, en que la atribución se
produce ex lege, aunque sea preciso tramitar un expediente administrativo al término
del cual se declare que esa atribución se ha producido, y todo ello con pleno respeto a
los derechos de terceros.

Estamos ante supuestos caracterizados por la adquisición originaria de los bienes y


derechos, ya que ésta no trae causa de una transmisión de su anterior titular, ni
siquiera en el caso del abandono voluntario por parte de éste.

De las adquisiciones por ley previstas en la LPAP (en la LPRM no se recoge ningún
supuesto), hay que citar en primer término la atribución al patrimonio de la
Administración General del Estado de los inmuebles que carezcan de dueño. Se
contiene su regulación en el artículo 17 de la LPAP, que es de aplicación general, y
que establece que “pertenecen a la Administración General del Estado los inmuebles
que carecieren de dueño”. Otro caso de adquisición de bienes y derechos al Estado
por ministerio de la Ley es el de los saldos y depósitos abandonados, que la LPAP (en
el artículo 18) reserva en exclusiva a la Administración General del Estado, y
conforme al cual “corresponden a la Administración General del Estado los valores,
dinero y demás bienes muebles depositados en la Caja General de Depósitos y en
entidades de crédito, sociedades o agencias de valores o cualesquiera otras entidades
financieras, así como los saldos de cuentas corrientes, libretas de ahorro u otros
instrumentos similares abiertos en estos establecimientos, respecto de los cuales no se
haya practicado gestión alguna por los interesados que implique el ejercicio de su
derecho de propiedad en el plazo de veinte años.”

La legislación regional añade como otro modo de adquisición, la transferencia de


bienes y derechos del Estado adscritos a las funciones y servicios asumidos por cada
Comunidad conforme a sus respectivos estatutos de autonomía. A este propósito debe
recordarse que el Tribunal Constitucional ya matizó, en su sentencia 58/1982, que en
este supuesto estamos ante una sucesión de entes públicos, y que los bienes se
transmiten con carácter irrevocable aún cuando se variara o se suprimiese
posteriormente por la Comunidad Autónoma el fin público que justificó el traspaso.

De esta forma, han sido adquiridos por la CARM una parte importante de los bienes
inmuebles que integran hoy día el patrimonio de la misma, como por ejemplo, los
bienes incluidos en el Real Decreto 938/1999 , de 4 de junio, sobre traspaso de
funciones y servicios de la Administración del Estado a la Comunidad Autónoma de
la Región de Murcia en materia de enseñanza no universitaria o Real Decreto
1474/2001 , sobre traspaso a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia de las
funciones y servicios del Instituto Nacional de Salud.

3.2. PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA

Al igual que ocurre con los particulares, la CARM puede adquirir bienes a través del
instituto de la usucapión, debiendo remitirnos a la legislación civil. Así lo recoge el
artículo 22 de la LPAP, al establecer que “Las Administraciones públicas podrán
adquirir bienes por prescripción con arreglo a lo establecido en el Código Civil y en
las leyes especiales”. Se trata de un precepto de aplicación general, de acuerdo con el
apartado 2 de la Disposición final segunda, que plasma lo que la normativa en materia
patrimonial de las distintas administraciones ya preveía, como, por ejemplo, el
artículo 45 de la LPRM.

3.3. OCUPACIÓN
Del mismo modo que ocurre con la prescripción adquisitiva, la LPAP remite,
mediante el artículo 23, de aplicación general, al Código Civil y a las leyes especiales
para regular la adquisición de bienes muebles mediante la ocupación por parte de las
Administraciones públicas.

En el Código Civil, la regulación se contiene en el Título Primero del Libro Tercero,


que abarca los artículos 610 a 617. En particular, el artículo 610 establece: “Se
adquieren por ocupación los bienes apropiables por su naturaleza que carecen de
dueño, como los animales que son objeto de la caza y pesca, el tesoro y las cosas
muebles abandonadas.” Como en el caso de la prescripción adquisitiva, la ocupación,
que es un modo de adquirir originario, se contempla en la normativa de otras
Administraciones, como en el ya citado artículo 45 de la LPRM.

3.4. ADJUDICACIÓN

Se regula en el artículo 59 de la LPRM otros modos singulares de adquisición, como


son las adjudicaciones a favor de la CARM de bienes y derechos como resultado de
procedimientos administrativos o judiciales, previo acuerdo de la Consejería de
Hacienda y Administración Pública.

Para éstos, tanto la LPRM como la LPAP establecen determinadas precisiones o


cautelas cuando las adjudicaciones lo son a favor de la CARM, remitiéndose en
cuanto a la regulación del procedimiento administrativo a la normativa preexistente.

Así, las adjudicaciones que tienen su origen en procedimientos de apremio


administrativo siguen rigiéndose por lo dispuesto en la normativa tributaria, es decir,
la ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, artículo 172.2. Igualmente es
aplicable el Reglamento General de Recaudación, aprobado por Real Decreto
939/2005, de 29 de julio.
Tras la incorporación de los bienes procedentes de un procedimiento administrativo,
la LPAP prevé que se pueda recurrir a la potestad del desahucio administrativo para
tomar posesión del bien adjudicado, aunque debería referirse a la recuperación
posesoria, y así lo establece expresamente el artículo 27, que tiene el carácter de
legislación básica. No obstante, debe recordarse que si el bien adjudicado
constituyese la vivienda de una persona, esa potestad administrativa decaería ante la
protección constitucional del domicilio, lo que requeriría la intervención de la
autoridad judicial para conseguir el desalojo.

3.5. ADQUISICIONES ONEROSAS


Comenzando por las adquisiciones a título oneroso, lo primero a reseñar es que debe
diferenciarse entre las que tienen en su origen un negocio jurídico, que actúa como
título de adquisición, de las que traen su causa del ejercicio de la potestad
expropiatoria.

En el estudio de las adquisiciones onerosas derivadas de un negocio jurídico, es


preciso partir de lo dispuesto por la LPAP (artículo 19), cuando señala que las
adquisiciones de bienes y derechos a título oneroso y de carácter voluntario se regirán
por las disposiciones de esa ley y supletoriamente por las normas del derecho
privado, civil o mercantil. La normativa anterior no recogía la remisión supletoria al
derecho privado, pero en cualquier caso ahora, al recogerse de forma expresa,
únicamente estamos ante una novedad de carácter formal, puesto que el artículo 4.3
del Código Civil declara el carácter supletorio del mismo en las materias regidas por
otras leyes. Y además, el
TRLCSP, en su artículo 4.1.p) califica estos contratos –aquí denominados “contratos
de compraventa”– como privados y establecen que los mismos tendrán carácter
privado, y que se regirán en primer lugar, en cuanto a su preparación y adjudicación,
por la legislación patrimonial y, en cuanto a sus efectos y extinción, por el derecho
privado. Así mismo en relación con esto hay que destacar que aunque el artículo 19
LPAP no tiene carácter básico, sí que lo tienen el 4.1.p) del TRLCSP.

Si analizamos con detalle la regulación de las adquisiciones onerosas contenidas tanto


en la LPRM como en la LPAP observamos que los preceptos que regulan las mismas
que son los artículos 48 (LPRM) y 115 y siguientes (LPAP), no regulan la vida de
estos contratos, sino únicamente, los trámites relativos al expediente previo y a la
adjudicación del contrato. En consecuencia, de modo más correcto se podría decir
que los efectos y extinción se regulan por el Código Civil pero no supletoriamente,
sino en primer lugar. Y en cuanto a la preparación y adjudicación, el artículo 19
parece remitirse en defecto de la legislación patrimonial a la legislación civil, pero
como la legislación civil y mercantil no regula estas cuestiones, supletoriamente
habría que acudir, en caso de que existiese laguna, a la normativa sobre contratación
pública.

Las adquisiciones de bienes muebles por su parte, son, casi sin excepción contratos
administrativos de suministro y, en consecuencia, el artículo 49 de la LPRM señala
que la adquisición a título oneroso de los bienes muebles necesarios para el
desenvolvimiento de los servicios públicos para el ornato y decoración de las
dependencias oficiales de la Comunidad Autónoma, se verificarán por la Consejería
que haya de utilizar dichos bienes y se someterá a las normas de contratación
administrativa vigentes. No obstante, cuando la adquisición tenga por objeto los
vehículos automóviles, corresponderá a la Consejería de Hacienda y Administración
Pública, a propuesta de aquélla a la que vayan destinados. Por último, resulta
necesario señalar que el Consejo de Gobierno podrá acordar la adquisición
centralizada de determinados bienes para todos los organismos y entidades de la
CARM.

Asimismo la adquisición de bienes por los organismos públicos de la CARM se


realizarán conforme a lo establecido en sus leyes de creación o en la legislación
específica y, en su defecto, por las disposiciones de la LPRM, previo informe
favorable de la Consejería competente en materia de hacienda cuando se trate de
bienes inmuebles, exceptuando la adquisición de vehículos automóviles, que le
corresponderá en todo caso a la Consejería de Hacienda y Administración Pública.

Clarificada pues la cuestión del régimen jurídico, es importante destacar en este


apartado una previsión genérica que es clara materialización del principio de libertad
de pactos. Dice en este sentido el artículo 115 de la LPAP que “para la adquisición de
bienes o derechos, la Administración podrá concluir cualesquiera contratos, típicos o
atípicos”. Y añade su párrafo 2º que podrá asimismo concertar “negocios jurídicos
que tengan por objeto la constitución de un derecho a la adquisición e bienes o
derechos”, siendo de aplicación a estos contratos las normas establecidas para la
adquisición de los bienes o derechos de que se traten.

Partiendo de esta amplitud de posibilidades o amplio margen que se le otorga a la


CARM para realizar adquisiciones onerosas, la LPRM, concretamente en su artículo
48, consagra como procedimiento habitual para adquirir el concurso, previendo la
adquisición directa únicamente en los supuestos de reconocida urgencia de la
adquisición, la peculiaridad del bien que se pretende adquirir o de la necesidad a
satisfacer y las limitaciones del mercado inmobiliario., requiriéndose en cualquier
caso la solicitud de un mínimo de tres ofertas y la publicación de la adquisición en el
BORM.

En materia de competencia, la competencia para adquirir a título oneroso bienes


inmuebles y derechos sobre los mismos la tiene el Consejero de Hacienda y
Administración Pública, previa autorización del Consejo de Gobierno cuando el valor
de los bienes exceda de 60 millones de pesetas. No obstante, cuando la adquisición se
realice con la finalidad de devolver los bienes al tráfico jurídico, el Consejo de
Gobierno, a propuesta de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, podrá
atribuir la facultad de adquirir al Consejero correspondiente por razón de la materia.

Por lo que respecta al procedimiento, y sin tratar de ser exhaustivos, únicamente


señalar la necesidad de que en el expediente de adquisición conste necesariamente,
según dispone el artículo 116.3 LPAP (por aplicación supletoria), lo siguiente:

Una memoria en la que se justificará la necesidad o conveniencia de la


a)

adquisición, el fin o fines a que pretende destinarse el inmueble y el


procedimiento de adjudicación que, conforme a lo establecido en el apartado
siguiente y de forma justificada, se proponga seguir.
b) Informe jurídico sobre las condiciones de la adquisición proyectada.

La tasación del bien o derecho, debidamente aprobada, que incorporará el


c)

correspondiente estudio de mercado.

Por último, debemos hacer referencia a dos supuestos específicos de adquisición


onerosa. Por un lado, el artículo 56 de la LPRM prevé que la adquisición a título
oneroso de cuotas, partes alícuotas o de títulos representativos de capital, de cualquier
clase de empresas constituidas conforme al derecho privado, sea por suscripción o por
compra, se acordará por el Consejo de Gobierno, a propuesta de la de Hacienda y
Administración Pública.

En caso de sociedades mercantiles, la participación de la Comunidad Autónoma en su


capital social no será nunca inferior al 10 por 100 de aquél, salvo que
excepcionalmente el interés público debidamente justificado aconsejare otra cosa.

Regirán las mismas normas para la constitución de empresas por la Comunidad


Autónoma, pudiendo en este caso el Consejo de Gobierno acordar la aportación de
bienes inmuebles de su patrimonio, cualquiera que sea el valor de los mismos.

Por último, se prevé que el ejercicio de los derechos de la CARM, como socio o
partícipe en empresas mercantiles, corresponda a la Consejería de Hacienda y
Administración Pública.

Por otro lado, el artículo 57 de la LPRM determina que la adquisición a título oneroso
de propiedades incorporales será acordada por la Consejería de Hacienda y
Administración Pública, siempre que el valor de las mismas no supere los 60 millones
de pesetas. Si el valor fuere superior a dicha cantidad, la adquisición deberá ser
realizada por el Consejo de Gobierno, a propuesta de esa misma Consejería.

Una vez analizadas las adquisiciones onerosas que tienen por título un negocio
jurídico hemos de analizar la otra modalidad existente de adquisiciones onerosas, que
son las derivadas del ejercicio de la potestad expropiatoria.

En esta materia es preciso partir del artículo 24 de la LPAP y, dentro de éste, hay que
destacar, sobre todo los apartados 1.º, 2.º y 3.º puesto que los mismos son normativa
básica aplicable a todas las Administraciones Públicas en virtud del artículo 149.1.18
C.

El apartado 1.º de este artículo 24 de la LPAP (al igual que el artículo 58 de la LPRM)
hace una remisión total y absoluta en esta materia de adquisiciones en ejercicio de la
potestad expropiatoria a lo dispuesto en la Ley de 16 de diciembre de 1954 de
Expropiación Forzosa y en la Ley 6/1998, de 13 de abril, sobre Régimen del Suelo y
Valoraciones u otras normas especiales.
El apartado 2.º de este artículo, en consonancia con lo dispuesto en el artículo 9 de la
LEF cuando señala que “Para proceder a la expropiación forzosa será indispensable la
previa declaración de utilidad pública o interés social del fin a que haya de afectarse
el objeto expropiado”, dice que la afectación del bien o derecho al uso general,
servicio público o a fines o funciones de carácter público, se entenderá implícita en la
expropiación. Este, el de la expropiación es uno de los pocos supuestos de afectación
implícita que se prevén en la LPRM y en la LPAP.

Finalmente, el apartado 3.º, por lo que respecta a la normativa aplicable a todas la


Administraciones Públicas, señala que la posterior desafectación del bien o derecho o
la mutación de su destino no darán derecho a instar su reversión cuando se produzcan
en la forma y con los requisitos previstos en el apartado 2 del artículo 54 de la LEF,
artículo que fue modificado por la Ley de 5 de noviembre de 1999 de ordenación de
la edificación. En concreto no habrá derecho a reversión según este artículo en los
siguientes casos:

• El primero de ellos es cuando simultáneamente a la desafectación del fin que


justificó la expropiación se acuerde justificadamente una nueva afectación a otro
fin de utilidad pública o interés social.

•En 2.º lugar tampoco hay derecho a reversión cuando la afectación al fin que
justificó la expropiación o a otro declarado de utilidad pública o interés social se
prolongue durante diez años desde la terminación de la obra o el establecimiento
del servicio.

Por último, debemos recordar que el artículo 28 de la LPRM determina que respecto
de aquellos bienes o derechos que hayan sido adquiridos mediante expropiación
forzosa, el reconocimiento del derecho de reversión llevará implícita la desafectación
del bien o derecho a que se refiera, siendo ésta la única excepción prevista a la regla
general de la desafectación expresa.

3.6. ADQUISICIONES GRATUITAS

Por lo que respecta a las adquisiciones a título gratuito, (herencias, legados y


donaciones), hay que comenzar señalando que su regulación se desarrolla en el
artículo 46 de la LPRM.

La Ley atribuye la competencia para aceptarlas en el ámbito de la CARM y cuando se


trate de bienes inmuebles, al Consejo de Gobierno mediante Decreto, a propuesta del
Consejero de Hacienda y Administración Pública.
En el caso de los bienes muebles se atribuye la competencia al Consejero de Hacienda
y Administración Pública, siendo preceptiva la autorización del Consejo de Gobierno
cuando el valor de los bienes o derechos exceda de 5 millones de pesetas. No
obstante, según lo establecido en el artículo 48 de la Ley 5/1996, de 30 de julio, de
museos de la CARM, la aceptación en nombre de CARM de las donaciones,
herencias y legados compuestos exclusivamente por los bienes culturales de
titularidad privada susceptibles de ser integrados en las colecciones de los museos,
que se hagan a favor de la Comunidad con el fin específico de ser custodiados o
exhibidos en museos, corresponderá a la Consejería competente en materia de cultura

La LPRM determina además que si la adquisición gratuita llevare aneja alguna


condición o modalidad onerosa, éstas no podrán sobrepasar el valor intrínseco del
bien o derecho de que se trate, que será determinado por tasación pericial. La
aceptación de la herencia se entenderá hecha, en todo caso, a beneficio de inventario.

Por último, no se podrá renunciar a herencias, legados o donaciones si no es por


Decreto motivado por el Consejo de Gobierno, previo expediente en que se demuestre
la existencia de causa justificada.

3.7. ARRENDAMIENTOS

Y no podemos terminar el tema de las adquisiciones por la CARM sin hacer una
brevísima referencia al procedimiento específico de incorporación al Patrimonio de la
ésta de bienes propios de los Organismos Públicos. Esta materia aparece regulada en
el artículo 50.2 de la LPRM. Así, se determina que los bienes y derechos propiedad
de los organismos públicos que resulten innecesarios para el cumplimiento de sus
fines, excepto los que hayan sido adquiridos para devolverlos al tráfico jurídico, que
podrán ser enajenados por aquéllos, se incorporarán al patrimonio de la
Administración General de la Comunidad Autónoma, previa desafectación, en su
caso, por el Consejo de Gobierno, conforme a lo dispuesto en el artículo 29.2.

Y entramos ya en materia de arrendamientos de bienes inmuebles en los que la


CARM es arrendataria, materia regulada en los artículos 51 a 55 de la LPRM.

La Ley prevé el concurso como regla general para la adjudicación de los


arrendamientos y la concertación directa como excepción en los supuestos de
reconocida urgencia de la adquisición, la peculiaridad del bien que se pretende
adquirir o de la necesidad a satisfacer, y las limitaciones del mercado inmobiliario
(igual que para la adquisición).

El órgano competente para arrendar los bienes inmuebles para la CARM es el


Consejero de Hacienda y Administración pública, quien también es competente para
autorizar cualquier novación de los contratos suscritos, la resolución voluntaria o
anticipada de los mismos, o el cambio de organismo u órgano ocupante del inmueble
arrendado. Sin embargo, una vez concertado el arrendamiento, será la consejería que
lo ocupe quien tendrá que ejercitar los derechos y facultades y cumplir las
obligaciones propias del arrendatario.

En el caso de los arrendamientos por las Entidades de Derecho Público de la CARM


podrán concertar a su favor el arrendamiento de bienes conforme a su legislación
específica, y, en su defecto, por las disposiciones de la LPRM y normas que la
desarrollan, debiendo dar cuenta a la Consejería de Hacienda y Administración
Pública de los arrendamientos de bienes inmuebles.
Y finalmente en materia de arrendamientos debemos destacar la posibilidad de
concertar contratos de arrendamiento–venta, arrendamiento financiero, leasing y otros
contratos mixtos de adquisición y arrendamiento para los que se aplicarán las normas
establecidas para la adquisición de inmuebles, según lo dispuesto por el artículo 48 de
la LPRM.
4. RESPONSABILIDADES Y SANCIONES

«TÍTULO IV – RESPONSABILIDADES Y SANCIONES

Artículo 76.

1. Toda persona natural o jurídica que, por cualquier título, tenga a su cargo
bienes o derechos del patrimonio de la Comunidad Autónoma, está obligada a su
custodia, conservación y explotación racional, con la diligencia debida según los
casos, y responderá ante la Comunidad Autónoma de los daños y perjuicios causados
por su pérdida o deterioro.

2. Los usuarios del dominio público y de los servicios públicos, deberán utilizar
los bienes afectos a los mismos con la debida diligencia, de acuerdo con las
disposiciones que regulen su uso.

Artículo 77.

1. A toda persona que mediante dolo o negligencia, cause daños en bienes de


dominio público de la Comunidad Autónoma, o los usurpe de cualquier forma, se le
impondrá multa por importe del tanto al duplo de los daños producidos, y que, en
ningún caso, podrá ser inferior a los beneficios obtenidos mediante dicha acción.

2. Si la persona a que se refiere el apartado anterior tuviere encomendada la


posesión, gestión o administración de dichos bienes, la multa podrá alcanzar el triple
de los daños causados.

3. En los mismos supuestos, las personas ligadas a la Administración de la


Comunidad Autónoma o a las entidades públicas dependientes de la misma por una
relación funcionarial, laboral de empleo o servicio, y que tengan a su cargo la gestión
de los bienes o derechos a que se refiere esta Ley, serán sancionados con una multa
que podrá alcanzar hasta el cuádruple de los daños causados, sin perjuicio de otras
sanciones procedentes en aplicación de la legislación sobre la función pública.

4. Con independencia de estas sanciones, los causantes del daño o usurpación


estarán obligados a indemnizar y restituir, sin perjuicio de la responsabilidad a que
pudiere haber lugar.

Artículo 78.

La determinación del importe de los daños, la imposición de sanciones y la exigencia


de responsabilidades, se acordarán y ejecutarán en vía administrativa, conforme al
procedimiento que regularmente se determine, previa la tramitación del
correspondiente expediente con audiencia del interesado.

Artículo 79.
Cuando los hechos pudieran ser constitutivos de delito o falta, la Administración
suspenderá la tramitación de los procedimientos sancionadores dimanantes de los
mismos hasta tanto la autoridad judicial se haya pronunciado sobre ellos.»

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