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REALIZADO POR:
Cesar Betancourt
C.I. 24.954.412
Materiales dúctiles
Este tipo de materiales posee la propiedad conocida como ductilidad, que se refiere
a la deformación que puede presentar un material antes de romperse debido a una
carga que se le aplica, ya sea de tensión, compresión o torsión. Esto significa que
este tipo de materiales presenta una gran resistencia a la rotura pero sí llega a
romperse con el esfuerzo adecuado después de deformarse visiblemente.
Los materiales dúctiles son elegidos por los ingenieros para el diseño debido a su
gran resistencia y a que pueden darse cuenta fácilmente cuando éstos absorben
demasiada carga, ya que su deformación resulta muy notoria. Ejemplo de este tipo
de materiales son las aleaciones metálicas o los materiales asfálticos y se
caracterizan por su capacidad para fluir a temperaturas normales.
Materiales frágiles
Al contrario que los materiales que presentan ductilidad, éstos tienen poca fluencia
antes de romperse. Los materiales frágiles no tienen un esfuerzo de ruptura bien
definido, pero también exhiben una resistencia más elevada a la compresión axial.
Los materiales dúctiles, como el acero estructural, así como muchas aleaciones de otros
metales, se caracterizan por su capacidad de fluir a tempera- turas normales. Al someterse
la probeta a una carga que aumenta, su longitud se incrementa primero linealmente con
la carga y a una tasa muy lenta. Así, la porción inicial del diagrama esfuerzo-deformación
es una línea recta con una pendiente pronunciada (figura 2.9). No obstante, después de
alcanzar un valor crítico sY del esfuerzo, la probeta experimenta una gran deformación
con un incremento relativamente pequeño de la carga aplicada. Esta deformación es
causada por el deslizamiento del material a lo largo de superficies oblicuas y se debe sobre
todo a esfuerzos cortantes. Como puede notarse en los diagramas esfuerzo-deformación
de dos materiales dúctiles típicos (figura 2.9), la elongación de la probeta después de que
ha comenzado a fluir puede ser 200 veces más grande que su deformación anterior a la
fluencia. Después de haber alcanzado un cierto valor máximo de carga, el diámetro de una
porción del espécimen comienza a disminuir, debido a la inestabilidad local (figura 2.10a).
Este fenómeno se conoce como estricción.
Después de que comienza la estricción, son suficientes cargas algo menores para lograr que
la probeta se alargue aún más, hasta que finalmente se fracture (fi- gura 2.10b). Puede
verse que la fractura ocurre a lo largo de una superficie con forma de cono que forma un
ángulo de, aproximadamente, 45° con la superficie original de la probeta. Esto indica que
el cortante es el principal responsable de la falla de los materiales dúctiles, y confirma el
hecho de que, bajo una carga axial, los esfuerzos cortantes son máximos en las superficies
que forman un ángulo de 45° con la carga (véase sección 1.11).
El esfuerzo sY en el que comienza la fluencia se llama la resistencia o punto de fluencia
o cedencia del material, el esfuerzo sU que corresponde a la máxima carga aplicada al
material se conoce como la resistencia última y el esfuerzo sB correspondiente a la
fractura se denomina resistencia a la fractura.
Los materiales frágiles como el hierro colado, el vidrio y la piedra se caracterizan por el
fenómeno de que la fractura ocurre sin un cambio notable previo de la tasa de
alargamiento (figura 2.11). Así, para los materiales frágiles, no hay diferencia entre la
resistencia última y la resistencia a la fractura. Además, la deformación unitaria al
momento de la fractura es mucho menor para los materiales frágiles que para los
materiales dúctiles. En la figura 2.12 se observa que no hay estricción alguna en el
espécimen en el caso de un material frágil, y que la fractura ocurre a lo largo de una
superficie perpendicular a la carga. Se concluye, a partir de esta observación, que los
esfuerzos normales son los principales responsables de la falla de los materiales frágiles.
Los diagramas esfuerzo-deformación de la figura 2.9 muestran que el acero estructural y el
aluminio tienen distintas características de cedencia aunque ambos son dúctiles. En el caso
del acero estructural (figura 2.9a), el esfuerzo permanece constante a lo largo de un gran
rango de valores de deformación después de la aparición de la fluencia. Posteriormente
debe incrementarse el esfuerzo para seguir alargando la probeta, hasta que se alcance el
valor máximo sU. Esto se debe a la propiedad del material conocida como
endurecimiento por deformación. La resistencia a la cedencia del acero estructural puede
determinarse durante el ensayo de tensión vigilando la carga que se muestra en el
indicador de la máquina de ensayo. Después de aumentar en forma estable, se observa que
la carga decae en forma súbita a un valor ligeramente menor, que se mantiene por un cierto
periodo mientras que la probeta continúa alargándose. En un ensayo realizado con
cuidado, puede distinguirse entre el punto superior de cedencia, que corresponde a la
carga alcanzada justo antes de que comience la fluencia, y el punto inferior de cedencia,
que corresponde a la carga requerida para mantener la fluencia. Debido a que el punto
superior de cedencia es transitorio, debe emplearse el punto inferior de cedencia para
determinar la resistencia a la cedencia del material.
Hasta ahora, se han analizado sólo ensayos o pruebas de tensión. Si una probeta de
material dúctil se cargara a compresión en lugar de tensión, la curva de esfuerzo-
deformación que se obtendría sería esencialmente la misma a lo largo de su porción inicial
en línea recta y del comienzo de la porción correspondiente a la cedencia y al
endurecimiento por deformación. De relevancia particular es el hecho de que, para un
acero dado, la resistencia a la fluencia es la misma tanto a tensión como a compresión. Para
valores mayo- res de deformación, las curvas de esfuerzo-deformación a tensión y a
compresión divergen, y deberá advertirse que no puede ocurrir estricción a compresión.
Para la mayoría de los materiales dúctiles, se encuentra que la resistencia última a
compresión es mucho mayor que la resistencia última a la tensión. Esto se debe a la
presencia de fallas (por ejemplo, cavidades o grietas microscópicas) que tienden a debilitar
al material a tensión, mientras que no afectan en forma significativa su resistencia a la
compresión.