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PRINCIPIOS RECTORES DEL PROCESO CIVIL

Los principios procesales son directivas o ideas básicas sobre las cuales se estructura un
ordenamiento jurídico procesal. En efecto para que el proceso se desarrolle con éxito y
logre su finalidad es necesario organizarlo adecuadamente y estructurarlo sobre ideas básicas
que llamamos "Principios Procesales”.

El Derecho a la Tutela Judicial Efectiva y al Debido Proceso

El Debido Proceso (Art. 6 CPC) es un derecho fundamental y constitucional, de carácter


instrumental, este se encuentra constituido por un conjunto de derechos esenciales,
tales como:

 Un juez natural, independiente e imparcial


 Los derechos de acción y de contradicción o defensa,
 El debido emplazamiento y las notificaciones, publicidad,
 Motivación de las resoluciones judiciales con las limitaciones señaladas por ley,
 El derecho a impugnar,
 El derecho a probar,
 El derecho a que se asegure la eficacia o ejecución de las decisiones judiciales;
 El derecho a que las decisiones se emitan dentro de un plazo razonable;
 Que el proceso se desarrolle bajo los principios de celeridad y economía procesal;
 El derecho a que las decisiones sean objetivas, y comprensibles a los destinatarios de la
justicia, a una debida aplicación de la norma procesal, etc.

El Derecho a la Tutela Judicial Efectiva (Art. 8 CPC) se puede enfocar desde tres
estadios del proceso:

1º.- La libertad de acceso a la justicia, eliminado los obstáculos que pudieran impedirlo (antes
del proceso);
2º.- Obtención de una sentencia de fondo, es decir motivada y fundada, en tiempo
razonable (dentro del proceso) y;
3º.- Que esta sentencia se cumpla, es decir sea ejecutoriada el fallo (después del
proceso).

La Tutela Jurisdiccional Efectiva Comporta: el acceso a la justicia, en el sentido de que toda


persona tiene derecho a ser parte en un proceso y, por tanto, los jueces deben posibilitar
el acceso sin restricciones irrazonables y, de interpretar con amplitud la norma procesal sobre
legitimación, pues el rechazo como consecuencia de una interpretación restrictiva vulnera el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. En caso de duda habrá de optar por la formula "pro
homine" a favor de las libertades y de la efectividad de los derechos sustanciales.
Resumiendo, podemos decir, que el derecho a la tutela jurisdiccional comprende el acceso a la
justicia y, el debido proceso en su interior. Es así, que la tutela jurisdiccional efectiva y el
derecho a un debido proceso se encuentran íntimamente ligados. La tutela jurisdiccional es el
postulado, es una aspiración, es la abstracción de la justicia; en cambio, el debido proceso es
la manifestación concreta del primero, es su actuación que se realiza en el proceso.

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PRINCIPIOS JURÍDICOS DEL PROCESO CIVIL

Artículo 10 - Principio de Igualdad, Contradicción, Defensa e Imparcialidad:

Principio de Igualdad: Las partes son iguales en el proceso, gozando de las mismas
obligaciones, cargas y oportunidades, en función de la posición procesal que ocupen.

El juez está obligado a preservar la igualdad de las partes en el proceso y a evitar toda
discriminación contra o entre ellas por razones de sexo, raza, religión, idioma, o condición
social, política, económica o de otra índole.

Principio de Contradicción: La oralidad se presenta como el mejor facilitador de este


principio básico en el sistema procesal civil, cual es la contradicción derivada de la dualidad de
partes en el proceso, especialmente en la recepción de la prueba, ya que al recibirse en forma
directa, sin intermediarios y de manera continua y concentrada la prueba, exigiéndose la
presencia de todos los sujetos del proceso, para que ellos tengan la posibilidad de intervenir en
esa recepción haciendo preguntas y observaciones, solicitando aclaraciones y vigilando la
forma en que se introduce al proceso y apreciando la manera en que las demás partes también
realizan esa misma labor.

Como decía Calamandrei la contradicción es técnicamente el dispositivo psicológico más


apropiado para garantizar la aplicación exacta de la ley y la imparcialidad del juez, y ello no
sólo para la mejor defensa de las partes sino también para el interés público de la justicia.

Principio de Defensa e Imparcialidad: El derecho de defensa, implica para todos los


involucrados en un proceso, la garantía esencial del debido proceso, vulneración a dicho
principio implica el vicio del mismo, con todas las consecuencias que eso conllevan de
conformidad a la ley.

La defensa en juicio comprende la defensa técnica y la material. La material supone


reconocerle al justiciable el derecho de participar en la invocación o defensa de sus
intereses, mientras que la técnica importa establecer la exigencia legal de un patrocinio
letrado obligatorio y asegurarlo para el caso de carencia de recursos.

La imparcialidad conlleva que el judicial en su actuación para procesar y sentenciar el litigio


debe ostentar claramente ese carácter: para ello, no ha de estar colocado en la posición de
parte (imparcialidad) ya que nadie puede ser actor y juez al mismo tiempo, debe carecer de
todo interés subjetivo, inmediato o mediato, en la solución del litigio (imparcialidad) y debe
poder actuar sin subordinación jerárquica respecto de las dos partes (independencia). (Art. 49
CPC).

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Artículo 11 - Principio de Publicidad (Proceso Público): La publicidad en el proceso
conlleva la posibilidad de que cualquier ciudadano pueda presenciar la audiencia, escuchar y
observar la prueba para formarse su propio juicio, podemos afirmar que la publicidad es una
garantía de transparencia. Por ello, se hace necesario que en el sistema exista una estructura
adecuada de comunicación y de notificación internas de las actuaciones judiciales, medios que
hagan posible esa comunicación y notificación de los actos procesales. De igual modo, como
es bien sabido, la publicidad impone un mecanismo procesal estructurado en forma tal que sus
actos principales puedan ser conocidos por la generalidad de la ciudadanía; la publicidad
externa de los actos de prueba, de las conclusiones, del pronunciamiento de la sentencia
imponen un sistema que haga posible los testimonios y las certificaciones, incluso un sistema
de realización de los actos procesales dentro de un espacio físico determinado que haga
posible el conocimiento por todos de los actos procesales.

Artículo 12 - Principio Dispositivo: Este principio es el que asigna a las partes, y no al


juez, la iniciativa del proceso, el ejercicio y el poder de renunciar a los actos del proceso, por lo
que el proceso civil solo puede iniciarse mediante acto procesal valido de parte que sea
consecuencia de la autonomía de la voluntad consagrada en la constitución y en las leyes
de derecho privado, con dicho principio las partes pueden iniciarlo libremente y tienen la
posibilidad de este y de sus diversos actos. Es entonces al ciudadano que solicita dicha tutela a
quien se atribuye la carga de pedirla, precisarla, alegar y probar los hechos y argumentar
en derecho.

Artículo 13 - Principio de Aportación de Parte: El principio de aportación de parte hace


referencia a que la ley asigna a las partes el poder de reunir y traer al proceso el material de
hecho, limitando la función del Juez a recibirlo para valorarlo después, en modo tal que el
Juez no puede fundar su decisión en otros hechos distintos ni prescindir de lo que las partes
sometan a su juicio. Igualmente se refiere a que el Juez debe de juzgar según lo probado por
las partes. El principio de aportación de parte se recoge, pues, en el viejo brocardo: “iudex
secundum alligata et probata partium iudicare debet”. El referido principio, supone que el
dominio sobre el material procesal que constituirá fundamento de hecho de la sentencia
corresponde a las partes litigantes, en consecuencia recae sobre ellas tanto la tarea de
introducir los hechos en el proceso, como la de probarlos.

Artículo 14 - Principio de Buena Fe y Lealtad Procesal: Este principio esencial en la


adecuada articulación de un derecho procesal moderno se fundamenta en dos
consideraciones esenciales:

 Las partes, los profesionales del derecho que les asistan y representen procesalmente y, en
general, todos los partícipes en el proceso, adecuarán su conducta a la veracidad, probidad,
lealtad y buena fe procesales.
 El juez hará uso de su poder para prevenir o sancionar cualquier acción u omisión
contrarias al orden o a los principios del proceso.

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Rechazará cualquier solicitud, petición o acto que implique una dilación manifiesta o
ineficaz del litigio, o cuando cualquiera de las partes o ambas se sirvan del proceso para
realizar un acto simulado o para perseguir un fin contrario a la ley.

Artículo 15 - Principio de Dirección del Proceso: Este principio nace como


contrapartida al principio dispositivo, donde el juez era un mero espectador y cuya función
era legitimar la actividad de las partes, quienes eran los protagonistas indiscutibles de la
relación procesal.

Es conocido también con el nombre de principio de autoridad, pero no concebida como un


poder autoritario, sino de firmeza en la actuación del juez, que se convierte en el principal
protagonista del proceso.

En el proceso civil moderno el juez no puede conservar una actitud pasiva que tuvo en
el proceso de otros tiempos. Es un principio del derecho público moderno que el estado
hallase interesado en el proceso civil; no ciertamente en el objetivo de cada pleito, sino en
que la justicia de todos los pleitos se realice lo más rápidamente y lo mejor posible (...) El
juez, por tanto, debe estar provisto también en el proceso civil de una autoridad que careció
en otros tiempos (Chiovenda, 1992, Pág. 136)

Artículo 16 - Principio de Oralidad: Esta es una de las principales novedades del CPC,
pues constituye un cambio radical en todo lo que concierne al proceso civil, desapareciendo
el tradicional procedimiento escrito, siendo sustituido por audiencias en presencia judicial.
El principio de oralidad significa que, en primer lugar, que en los actos procesales
predomina lo hablado sobre lo escrito, como modo de expresión y comunicación entre los
diferentes sujetos que intervienen en el proceso.

De antemano sabemos que prácticamente no hay régimen alguno de derecho positivo


exclusivamente oral, sino que todos son mixtos. Entre las ventajas de la oralidad se
encuentran las siguientes:

 Garantiza la publicidad del proceso y el control crítico de la actividad jurisdiccional,


obliga al Juez a una mayor actividad pues dirige personalmente la audiencia, mantiene
contacto directo con las partes y sus representantes y defensores, consecuentemente,
el Juez estará en mejores condiciones de obtener una convicción derivada de su
apreciación directa de los medios de prueba.
 Posibilita la concentración efectiva en el desarrollo del proceso, ya que será el mismo
Juez el que conocerá del proceso en su totalidad.
 Ligada a la oralidad aparece la inmediación que supone el conocimiento directo y la
comunicación personal de las partes, los litigantes y el juzgador.

Artículo 17 - Principio de Inmediación: Este principio exige que el sentenciador tenga

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el mayor contacto personal con los elementos subjetivos y objetivos que conforman el
proceso. Por ello, esencial que el juez que debe pronunciar la sentencia haya asistido a la
práctica de las pruebas de que extrae su convencimiento, y haya entrado, por lo
tanto, en relación directa con las partes, con los testigos, con los peritos y con los objetos
del juicio, de forma que pueda apreciar las declaraciones de tales personas y las
condiciones de los sitios y cosas litigiosas, fundándose en la impresión inmediata recibida de
ellos y no en referencias ajenas. Lo anterior constituye una atribución exclusiva a la
autoridad judicial de la capacidad de dirección directa, efectiva o inmediata del proceso y del
debate procesal con criterios de legalidad e imparcialidad, es por ello que la oralidad es el
mejor medio para alcanzar la inmediación, de manera más eficiente que la escritura, pues la
comparación y el análisis se facilitan bastante más cuando los elementos de prueba son
recibidos por todos los sujetos del proceso, de manera concentrada y continua, como se
realizara en el juicio oral.

Artículo 18 - Principio de Concentración: Este principio también es consecuencia


de la oralidad que debe de presidir todo el nuevo sistema procesal civil. La doctrina
distingue en el principio que analizamos dos puntos de vista complementarios: el que se
refiere a la actividad procedimental y el que atañe al contenido del proceso.

 El primero supone que los actos procesales se desarrollen en una sola audiencia, y si ello
no es posible, en varias próximas temporalmente entre sí, de modo que el juez, en el
momento de dictar sentencia, conserve en su memoria las manifestaciones realizadas por
las partes y el resultado de las pruebas prácticas.
 El segundo se refiere la concentración a las cuestiones prejudiciales, previas e
incidentales, evitando, en la medida de lo posible, su tratamiento separado y las
impugnaciones con efecto suspensivo. Se intenta de este modo no paralizar o diferir
el negocio principal, dotando al proceso de mayor utilidad y eficacia.

Artículo 19 - Principio de Celeridad: El principio de celeridad, es la expresión concreta


de la economía por razón de tiempo. Los plazos, normas expeditas y sancionadoras de la
dilación innecesaria. Una justicia tardía no es justicia.

Artículo 20 - Principio de Convalidación (Convalidación Procesal): Cuando las


normas procesales regulan actos en que el fin es predominantemente el interés de las
partes, al ser infraccionadas, no necesariamente se produce la nulidad absoluta, decretable
de oficio, sino que la falta de reclamación convalida lo actuado. Este es el principio de
convalidación. Es una aplicación extensa del principio de Preclusión Procesal en cuanto a
los medios de impugnación e incidentes de nulidad. No reclamada la nulidad ni
propuesto el recurso, lo irregular se confirma, se convalida. (Ortiz Urbina, año, Pág.)

Artículo 21 - Integración de Principios: Los principios contenidos en este Código,


integran el cuerpo normativo procesal, rigen y vinculan a la autoridad judicial y a las partes
en la interpretación y aplicación de sus disposiciones en todas las actuaciones procesales,
su inobservancia dará lugar a la sanción de nulidad.

Principio de Preclusión Procesal: La palabra “Preclusión” fue introducida por


Chiovenda en el léxico procesal, y proviene de la voz latina praeclusio, que significa
clausurar, cerrar (el paso), impedir.

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La preclusión ha sido definida como el efecto de un estadio del proceso que al abrirse
clausura, definitivamente, el anterior, exigiendo que se establezcan una serie de lapsos
de tiempo para que cada parte lleve el correspondiente escrito y este se comunique a la
parte contraria, ocurriendo algo muy similar con las resoluciones del juez, Es necesario, por
tanto, dividir el proceso en fases o períodos que sólo se desarrollan ordenadamente
mediante el criterio de la preclusión. Esto es que el procedimiento se cumple por etapas que
van cerrando la anterior.

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Disposiciones Preliminares y Principios

Las Disposiciones Preliminares y Principios están contenidos en veinte artículos y


son la parte introductoria de los ocho libros que estructuran el Código con una
pretendida sistematicidad en su contenido.

Las disposiciones preliminares comprenden las siguientes cuestiones


esenciales:

a) La supremacía constitucional, en virtud de la cual jueces y tribunales velarán por


el respeto de los derechos fundamentales y derechos humanos consagrados en la
Constitución Política e interpretarán y aplicarán las disposiciones de la Ley y
Tratados internacionales en armonía con los derechos y garantías contenidos en la
norma fundamental. Por ello esta disposición fija sin duda alguna, que nuestra
Constitución Política es trascendental en su interpretación y aplicación.

b) El ámbito de la Ley Procesal Civil en cuanto a territorio y materia. Se señala


de manera clara que sus normas regirán en todo el territorio nacional.

c) La temporalidad de la norma procesal, en cuanto a que los asuntos civiles,


se sustanciarán siempre con arreglo a las normas procesales vigentes, las que
nunca serán retroactivas.

La regla general contemplada en el literal anterior, sufre excepción cuando el


proceso se encuentre en primera instancia, apelación o casación, ya que
continuará su trámite conforme el procedimiento con el que se inició hasta que
recaiga resolución que le ponga fin a dicha instancia. La etapa siguiente se
tramitará conforme el nuevo procedimiento.

d) El carácter supletorio del Código para aquellas materias que no cuenten total
o parcialmente con una normativa procesal especial.

Con el fin de hacer efectivas las garantías judiciales, se han establecido con rango de
principios que han de regir al proceso civil, unos de naturaleza constitucional y otros
de carácter procesal; siendo los primeros el debido proceso, el acceso a los juzgados
y tribunales, la tutela judicial efectiva, el Juez predeterminado por la Ley,
contradicción, defensa e imparcialidad, publicidad y dispositivo y los de carácter
procesal como los de aportación de parte, buena fe y lealtad procesal, dirección del
proceso, oralidad, inmediación,

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concentración procesal, celeridad y convalidación procesal.

El Código contiene quince principios que constituyen líneas directrices fundamentales, tendientes a
orientar la actuación de las partes y de los tribunales en el proceso.

Entre los principios de naturaleza constitucional, tenemos el PRINCIPIO DEL DEBIDO PROCESO,
comprende todas las garantías constitucionales consignadas en los Artículos del 25 al 38 de la
Constitución Política de Nicaragua y en los artículos 1 al 20 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
los Códigos modernos han preferido incorporarlos en su contenido, criterio que asume esta
Comisión, para que el funcionario judicial los tenga presente cuando tramite y resuelva una causa,
a fin de asegurar la efectiva vigencia de los derechos individuales reconocidos por la Constitución
Política tales como el derecho a recurrir a la justicia, el derecho a obtener la tutela judicial efectiva,
el derecho a un procedimiento legal previamente instituido, la oportunidad de ser oído, el derecho a
la defensa, el derecho a producir pruebas, el derecho a obtener sentencia fundada dentro de un
término prudencial, la exigencia de legalidad del proceso y a la publicidad del proceso reconocido
asimismo en el articulo 34 Cn.

El libre acceso a los juzgados y tribunales, principio que adquiere la condición de derecho
subjetivo, reconocido así en nuestra Constitución Política, como una exigencia inherente a la idea
de Estado de Derecho y la condición necesaria que tiene una persona para ejercer el derecho de
acción y obtener la tutela judicial efectiva, la que solo es posible en virtud de la imparcialidad del
juez en el conocimiento del caso, por cuanto únicamente debe someterse al imperio de la
Constitución y las leyes y juzgar conforme lo alegado y probado por las partes dentro del proceso.

Otra garantía constitucional constituye el Juez predeterminado por la ley, cuyo contenido esencial
es la prohibición de establecer "Tribunales de excepción" para el conocimiento de un
determinado asunto por lo que una ley anterior debe crear no solamente el órgano sino además
atribuir la jurisdicción y competencia y establecer los requisitos mínimos que garanticen su
autonomía e independencia.

Por el PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN, DEFENSA E IMPARCIALIDAD, los juzgados y


tribunales deben garantizar la igualdad procesal entre las partes, de manera que la parte
demandada tendrá siempre el derecho a conocer la pretensión del actor a fin de poder contestarla
con eficacia. Al actor y al demandado se les debe garantizar el derecho a acceder a los medios
probatorios previstos en la ley, aportadas por el contrario y a pedir que se cumpla con el principio
de legalidad en la práctica de dicha prueba.

Por el derecho de defensa se exige tener que llamar al proceso a toda persona legitimada para
ello, a fin de tenerla como parte en todo el procedimiento, sin que pueda dictarse una resolución
sin haberla oído, salvo en el caso que, llamada una persona al proceso, no

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comparezca voluntariamente. Congruente con el derecho de defensa se regula el beneficio de
asistencia jurídica gratuita, que establece la obligación de la Dirección de la Defensoría Pública, de
proveer de un defensor público a las personas que no tengan la capacidad económica previamente
comprobada, para sufragar los gastos de un abogado particular.

El PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD obliga a los Jueces y Magistrados dictar sus resoluciones con
sujeción a la ley y a intervenir con absoluta imparcialidad en todo proceso sometido a su
conocimiento, en consecuencia tienen el deber de abstenerse sin esperar a que se les
recuse si concurre en ellos alguna de las causas de abstención o recusación determinadas en
el Código. Este principio es la manifestación de una administración de justicia transparente,
pues el Juez debe carecer de todo interés subjetivo, inmediato o mediato en la solución del litigio.

Entre los principios procesales tenemos el DE PUBLICIDAD, que comprende tanto la publicidad
para las partes como la publicidad general. La primera referida al principio de contradicción o
audiencia, en virtud del cual se garantiza a las partes el derecho de defensa; y la segunda, referida
a la publicidad hacia el público, al que le está permitido entrar en el local de la audiencia para
presenciar la realización del acto procesal, salvo cuando la ley disponga lo contrario, o el juzgado
o tribunal así lo decida, por razones de seguridad, de moral, o de protección de la personalidad de
alguna de las partes en casos muy especiales y bajo su estricta responsabilidad (honra o intimidad
de una persona). Entendido así este principio, posibilita la fiscalización popular del funcionamiento
de la justicia, tornándola transparente.

El PRINCIPIO DISPOSITIVO, reconoce que solo las partes pueden iniciar y poner fin al proceso
antes de que se dicte sentencia en cualquiera de las instancias, o en casación, ya que a
nadie se le puede obligar a solicitar la tutela jurisdiccional o a ejercitar su defensa ante los
Tribunales. En virtud de este principio las partes pueden disponer de las pretensiones promovidas
en el proceso sobre el cual recaería la decisión judicial.

El principio dispositivo mantiene su vigor, pues continúa siendo la máxima procesal fundamental
que guía el nuevo proceso civil que se propone, se aplica a la proposición y aportación de la
prueba y junto al de aportación de parte constituye el principio básico de la autonomía de la
voluntad.

El PRINCIPIO DE APORTACIÓN DE PARTE, posee un carácter meramente técnico, que


responde a un particular modo de concebir el desarrollo del proceso, en el que la iniciativa del juez
(a) y magistrados se constriñe a la voluntad de las partes.

La garantía de la aplicación del PRINCIPIO DE BUENA FE Y LEALTAD PROCESAL se


manifiesta no solo en la intervención del juez como máximo garante del orden procesal, sino
también de las partes litigantes. En el primer caso el juez durante el proceso, formulando
reparos a la

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conducta de las partes si se comportan de manera irrespetuosa, o quebrantan los deberes de
lealtad, probidad y buena fe procesal; y en el segundo caso, cuando se dicte sentencia
desestimatoria solicitando el resarcimiento por los daños y perjuicios que haya sufrido.

Se incluye como novedad el concepto de fraude procesal y la facultad que se otorga al juez para
tomar todas las medidas necesarias que resulten de la ley o de sus poderes de dirección,
para prevenir o sancionar cualquier acción u omisión contrarias al orden o a los principios del
proceso.

Los principios de dirección del proceso, de oralidad, de inmediación, de concentración y celeridad


procesal, constituyen en su conjunto la principal característica y fundamento del modelo que
adoptamos. Estos principios si bien se materializan de forma más evidente en las audiencias,
están presentes en cada una de las fases procesales, aun las escritas pues los jueces y
tribunales, pueden y deben dirigir el proceso, en el sentido de ordenar su tramitación de acuerdo
con la ley e impulsarlo de oficio, una vez iniciado a instancia de parte, así pues, el impulso
procesal de oficio es un poder y un deber del juzgador. El principio de dirección se manifiesta
tanto en cuanto el control de la falta de presupuestos procesales por el juzgador como en la
presidencia de las audiencias, que siempre debe ser asumida personalmente por el juez o el
tribunal, bajo sanción de nulidad absoluta.

El PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN exige al juzgador su presencia directa e inmediata desde que


se inicia hasta que termina el proceso, ya que en las audiencias deberá resolver en forma oral, y
valorar la pertinencia o impertinencia de la prueba solicitada. Se impone una grave consecuencia
para el incumplimiento del precepto legal: la nulidad absoluta, salvo casos excepcionales, cuando
la diligencia deba celebrarse en territorio distinto al de su competencia.

Por el PRINCIPIO DE DIRECCIÓN DEL PROCESO, los Jueces y Magistrados tienen el deber de
dirigir y controlar formalmente el proceso, e impulsar las actuaciones procesales de mero trámite
hasta su conclusión, a menos que la causa esté en suspenso por algún motivo legal, y sin perjuicio
de la facultades que se otorga a las partes respecto al poder de disposición sobre la pretensión o
el procedimiento. El principio cobra importancia porque la parte demandante inicia el proceso y
después de admitir la demanda, el juez se convierte en el director del proceso.

Con el PRINCIPIO DE ORALIDAD, se produce un giro radical en la forma de desarrollarse el futuro


proceso civil, terminando con la escritura como la regla general de nuestro proceso. Evidentemente,
por razones de seguridad y fijeza, la escritura sigue siendo fundamental para la concreción de las
alegaciones básicas y la fijación y fundamentación de las pretensiones y oposición a las mismas; en
cambio, la oralidad debe regir sin trabas en materia de prueba tanto en lo relativo a su proposición,
como a su admisión, particularmente en todo lo relativo a su práctica.

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Las ventajas de la oralidad en el proceso, y en concreto en el desarrollo de la
actividad probatoria, se manifiestan en los siguientes aspectos: Garantiza la publicidad
del proceso y el control crítico de la actividad jurisdiccional; se adapta mejor que la
escritura al ejercicio de la función jurisdiccional en su misma esencia, pues obligará a
una mayor actividad del juez que, dirigiendo personalmente la audiencia, tomará
contacto directo con las partes, y estará en mejores condiciones de obtener una
convicción derivada de su apreciación directa de los medios de prueba y posibilita la
concentración efectiva de las actuaciones del proceso.

El PRINCIPIO DE CONCENTRACIÓN PROCESAL, permite que el procedimiento se


desarrolle en una o en la menor cantidad de audiencias posibles, procurando
concentrar en un solo acto todas las diligencias que sean necesarias. La concentración
en el proceso ordinario, se expresa en dos audiencias: la audiencia inicial, que tiene
funciones de saneamiento y la audiencia de probatoria, en la que deben practicarse
todas las pruebas.

El PRINCIPIO DE CELERIDAD establece que los actos procesales deben realizarse


sin demora, evitando toda dilación y prolongación indebida en el desarrollo de la
actividad procesal; abreviando los plazos cuando el Código faculte para ello. Si se
concentra todo, implica que es ágil, sin demora.

El PRINCIPIO DE CONVALIDACIÓN constituye un remedio saneador para los actos


viciados de nulidad relativa, los que se subsanan confirmando la validez del acto
si la parte no lo impugna. Este principio sirve de fundamento a toda la
regulación de las nulidades procesales. El Código establece que la nulidad se
convalida en los siguientes casos: cuando el litigante procede de manera que pone de
manifiesto tener conocimiento oportuno del contenido de la resolución; cuando el acto
procesal no obstante carecer de algún requisito formal, logra la finalidad para la cual
estaba destinado; cuando el litigante no impugna el acto anulable en la primera
oportunidad y antes de que hubiere recaído resolución que ponga fin al proceso y
obtenga carácter de firme y por último, cuando el vicio no ha de influir en el alcance
de la resolución o en las consecuencias del acto procesal viciado y pueda ser
subsanado.

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PRINCIPIOS:

1. Principio del Debido Proceso.

Artículo 6. Debido Proceso: Los juzgados y tribunales civiles deben guardar


observancia del debido proceso en todas sus actuaciones, brindando las garantías
necesarias a las partes para la adecuada defensa de sus derechos.

2. Principio de Acceso a los Juzgados y Tribunales.

Artículo 7. Acceso a los Juzgados y Tribunales: Toda persona tiene derecho a


acudir y promover la actividad de los juzgados y tribunales civiles, con el fin de obtener
la tutela efectiva de sus derechos e intereses legítimos.

3. Principio de la Tutela Judicial Efectiva.

Artículo 8. Tutela Judicial Efectiva: Toda persona tiene derecho a obtener de los
juzgados y tribunales civiles, siempre que concurran todos los presupuestos procesales
establecidos en este Código, una sentencia debidamente razonada, motivada y
fundamentada, en la que se resuelvan las pretensiones que han sido objeto de
debate entre las partes y al efectivo cumplimiento de lo resuelto.

4. Principio del Juez Predeterminado por la Ley.

Artículo 9. Juez Predeterminado por la Ley: Los juzgados y tribunales civiles tendrán
competencia en cada caso, cuando el conocimiento de la causa les esté atribuido
por normas con rango de ley y anteriores a la iniciación de las actuaciones de que
se trate. Nadie puede ser separado de su Juez competente.

5. Principio de la Contradicción, Defensa e Imparcialidad.

Artículo 10. Contradicción, Defensa e Imparcialidad:

1. Los juzgados y tribunales civiles garantizarán la igualdad de derechos,


facultades y condiciones de las partes en el proceso. También se garantizará la
aplicación de los principios de contradicción, defensa e imparcialidad.

2. Considerando la dualidad de posiciones, todas las partes tienen derecho a ser


oídas por el órgano jurisdiccional, antes de adoptar cualquier decisión que afecte
directa o indirectamente a la resolución final, bien en la instancia, bien en los
recursos, en cualquier proceso ordinario o especial; así mismo se les oirá para
la adopción de medidas cautelares y en la fase de ejecución, salvo que

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voluntariamente se coloquen en situación de rebeldía, o que sea contraria la
audiencia a la propia finalidad del acto, lo que deberá estar expresamente previsto.

3. En ningún caso se puede producir indefensión a las partes del proceso, a


quienes se les garantiza el acompañamiento de abogado que les asista o
represente, elegido libremente por las partes o designado por el Estado, en los
términos previstos por este Código.

4. Los juzgados y tribunales civiles dictarán sus resoluciones con absoluta sujeción al
principio de imparcialidad.

6. Principio de Publicidad.

Artículo 11. Publicidad: Las comparecencias y las audiencias del proceso serán
públicas, salvo que expresamente la ley disponga lo contrario o el juzgado o tribunal así
lo decida, por razones de seguridad, de moral, o de protección de la personalidad de
alguna de las partes en casos muy especiales y bajo su estricta responsabilidad. En
ningún caso se impedirá a las partes el acceso al expediente, ni a las actuaciones
orales del proceso.

7. Principio Dispositivo.

Artículo 12. Dispositivo: Las partes pueden iniciar y poner fin al proceso antes de que
se dicte sentencia en cualquiera de las instancias o en casación, en las formas previstas
en este Código, sin perjuicio de lo que éste disponga para aquellos procesos especiales
en los que se tutelen derechos o intereses públicos.

8. Principio de Aportación de Parte.

Artículo 13. Aportación de Parte:

1. Los hechos que conforman las pretensiones y en los que se debe fundar la
resolución judicial de fondo, han de ser alegados por las partes en los momentos
fijados por este Código.

2. Las pruebas que deban practicarse para la acreditación de los hechos


controvertidos, han de ser aportadas por las partes en el momento procesal
dispuesto por este Código.

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3. Al Juez o Magistrado le queda prohibida la aportación al proceso de hechos o
medios de prueba.

9. Principio de la Buena Fe y Lealtad Procesal.

Artículo 14. Buena Fe y Lealtad Procesal:

1. Las partes, sus representantes y todos los partícipes del proceso, ajustarán su
conducta a la dignidad de la justicia, al respeto que se deben los litigantes y a la
lealtad y buena fe. El juzgado o tribunal deberá tomar, a petición de parte o de
oficio, todas las medidas necesarias que resulten de la ley o de sus poderes de
dirección, para prevenir o sancionar cualquier acción u omisión contraria al
orden o a los principios del proceso, impidiendo el fraude procesal, la colusión o el
abuso del derecho y cualquier otra conducta ilícita o dilatoria.

2. Se entiende por fraude procesal todo comportamiento de las partes, sus


representantes y demás partícipes del proceso, en virtud del cual el juzgador ha
sido víctima de engaño debido a la presentación falaz de los hechos, a probanzas
irregulares, documentos alterados, e incluso por efecto de una argumentación falsa.

10. Principio de la Dirección del Proceso.

Artículo 15. Dirección del Proceso: Los Jueces y Magistrados tienen el deber de
dirigir y controlar formalmente el proceso e impulsar las actuaciones procesales de mero
trámite hasta su conclusión, de acuerdo a las disposiciones generales de este Código, a
menos que la causa esté en suspenso por algún motivo legal, y sin perjuicio de la
facultades que este Código otorga a las partes respecto al poder de disposición sobre la
pretensión o el procedimiento.

11. Principio de Oralidad.

Artículo 16. Oralidad:

1. La expresión oral es el medio fundamental de las actuaciones procesales. El


proceso debe ajustarse al principio de oralidad, bajo sanción de nulidad absoluta.
Las diferentes comparecencias, audiencias y los procesos regulados en este
Código serán orales y públicos.

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2. Sólo deben constar por escrito aquellas actuaciones autorizadas expresamente por
este Código y las que por su naturaleza así lo exijan. En caso de duda entre la
aplicación de la oralidad y la escritura, el Juez o Magistrado escogerá siempre la
oralidad.

12. Principio de Inmediación.

Artículo 17. Inmediación: Los Jueces y Magistrados que conocen del proceso
presidirán las audiencias, la práctica de la prueba y demás actuaciones procesales
orales, no pudiendo delegarlas bajo sanción de nulidad absoluta, salvo cuando la
diligencia deba celebrarse en territorio distinto al de su competencia.

13. Principio de Concentración Procesal.

Artículo 18. Concentración Procesal: El procedimiento se desarrollará en una o en la


menor cantidad de audiencias posibles, procurando concentrar en un solo acto todas las
diligencias que sean necesarias.

14. Principio de Celeridad.

Artículo 19. Celeridad: Los actos procesales deben realizarse sin demora, evitando
toda dilación y prolongación indebida en el desarrollo de la actividad procesal,
abreviando los plazos cuando este Código faculte para ello.

15. Principio de Convalidación Procesal.

Artículo 20. Convalidación Procesal: Las nulidades procesales relativas, no


protestadas oportunamente por las partes, se convalidan por las actuaciones
posteriores. Se prohíbe a los juzgados o tribunales declarar de oficio la nulidad procesal
relativa. Por el contrario, las nulidades procesales absolutas que afectan el orden
público o el derecho de defensa de las partes, no se convalidan por la falta de protesta,
debiendo ser declaradas de oficio en cualquier tiempo.

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