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ETAPA DE LA ADOLESCENCIA

TAREAS A LOGRAR

La adolescencia es la edad que sucede a la niñez y que abarca desde la pubertad


hasta el completo desarrollo del organismo; es una etapa de transición entre el niño y el
adulto. Su duración varía en cada persona y también existen diferencias en la edad en
que cada cultura considera que un individuo es ya adulto.

La adolescencia es una etapa de profundos cambios para el joven en el aspecto físico


se convierte en un adulto, psicológicamente adquiere todas las funciones y conductas
de un persona madura y socialmente debe elaborar una concepción del mundo.

En la vida del ser humano la adolescencia es una etapa de preparación para alcanzar
ciertas tareas o metas a las cuales debe llegar al final del período; logro de: a) la
identidad, b) la identidad sexual c) definición vocacional, d) la independencia o
autonomía, e) integración social y relaciones efectivas con los coetáneos.

a) La identidad personal del adolescente

El tema vital más importante en la personalidad adolescente es el desarrollo del yo y de


la identidad personal; se refieren al núcleo de la persona, que rige su comportamiento y
que, está presente en la conciencia del propio sujeto, en forma de representaciones
respecto de sí mismo, proyectos y expectativas de futuro, coordinación de sus propias
experiencias y presentación de si mismo ante los demás.

El adolescente siente que no es adulto y que tampoco forma parte de los niños,
empieza a cuestionarse ¿quién soy yo para esta sociedad? Al final del período de la
adolescencia debe lograr una concepción armoniosa de su personalidad.

El desarrollo del yo y de la identidad personal está estrechamente vinculado a la propia


historia del adolescente. Es en la adolescencia que el ser humano comienza a tener
una historia propia, memoria biográfica, interpretación de las experiencias pasadas y
su aprovechamiento para enfrentar los desafíos del presente y las perspectivas del
futuro. El niño o la niña poseen memoria autobiográfica, pero todavía no la tiene
organizada como un relato personal, es una reconstrucción de su propia historia, en la
cual el presente y el futuro se relacionan con las experiencias pasadas. Es en la
adolescencia que comenzamos a tejer nuestro propio relato personal y ese relato
constituye el discurso fundamental de nuestra identidad personal.

b) La identidad sexual

La identidad sexual, consiste en la conciencia y aceptación emocional de la propia


naturaleza básica biológica como mujer u hombre, que comienza temprano en la vida y
es un componente importante del sentimiento total de identidad personal. Por ejemplo,
una mujer con una identidad sexual femenina acepta el hecho de que es mujer, aunque
pueda escoger o no el ser esposa y madre, o manifestar otros comportamientos típico
de su sexo. El sexo es un dato biológico básico respecto del cual poco es lo que puede
hacerse (salvo algunos transexuales que se someten a cirugía reconstructiva).

También hay que distinguir entre identidad sexual y orientación sexual. Por ejemplo,
la mayoría de los homosexuales – masculinos como femeninos – se consideran a sí
mismos como miembros de su sexo biológico aun cuando sus atracciones sexuales
vayan dirigidas primordialmente o exclusivamente hacia miembros de su mismo sexo.
No es tal en el caso de los transexuales, que se consideran miembros del sexo
opuesto, desgraciadamente atrapados en un cuerpo impropio.

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Otro aspecto importante a considerar es la conducta de tipo sexual, que es el
comportamiento apropiado de un hombre o una mujer, aunque esa conducta no
significa una conformidad estricta a los estereotipos del papel sexual. Por ejemplo, es
por completo apropiado que una mujer sea agresiva o que un hombre sea cariñoso,
aunque estas conductas puedan haberse vinculado tradicionalmente con el sexo
opuesto-

La adolescencia es una etapa de exploración y experimentación sexual, de fantasías y


realidades sexuales y de incorporación de la sexualidad a la propia identidad .Los
adolescentes poseen una curiosidad insaciable por conocer los misterios de la
sexualidad .Se cuestionan si son sexualmente atractivos , cómo mantener relaciones , y
cómo serán sus vidas sexuales en el futuro. La mayoría de .los adolescentes logra
desarrollar una identidad sexual madura, pero muchos de ellos viven momentos de
vulnerabilidad y confusión en el desarrollo sexual a lo largo de su vida.

La adolescencia constituye un puente entre el niño asexual y el adulto sexual. En todas


las sociedades se presenta cierta atención a la sexualidad de los adolescentes .En
algunas los adultos controlan y protegen a las adolescentes de los chicos
acompañándolas constantemente. Otras sociedades, en cambio, fomentan los
matrimonios tempranos. En algunas, como la sociedad estadounidense, se permite un
cierto grado de experimentación sexual, a pesar de que no existe acuerdo a la hora de
determinar hasta dónde debería llegar esa experimentación. En otros países como
Suecia o los Países Bajos, la actitud hacia la sexualidad es muy permisiva.

La forma en que se presenta el sexo en los medios de comunicación resulta


preocupante; sexo se emplea como medio para vender cualquier producto, de
automóviles a detergentes. Las escenas de sexo aparecen en forma explícita en
películas, programas televisivos, vídeos, letras de canciones, o en páginas de
Internet .De esta manera, no debería sorprendernos que los adolescentes sientan tanta
curiosidad y quieran experimentar con el sexo, dados los mensajes sexuales que
abundan en su cultura y que, en muchas ocasiones, chocan con los esfuerzos paternos
por retrasar los encuentros sexuales de sus hijos adolescentes.

Debemos recordar que el desarrollo y el interés sexual constituyen aspectos normales


del desarrollo del adolescente y que la mayor parte de ellos poseen actitudes
saludables hacia el sexo y llevan acabo prácticas sexuales que no dañan su desarrollo

Desarrollo de la identidad y la actividad sexual

La masturbación o auto-estimulación sexual, es la primera experiencia de la mayoría


de la gente joven y es casi universal. Ha habido un cambio respecto a la visión sobre la
masturbación, los educadores en la actualidad recalcan que ésta es normal y saludable
y que no puede dar con un daño físico en tanto algunos adolescentes aún continúan
mirándola como algo vergonzoso y que provoca sentimientos de culpabilidad.

El dominio sobre los nuevos sentimientos sexuales y la formación de una identidad


sexual constituyen procesos con múltiples facetas .Este largo proceso incluye aprender
a gestionar los sentimientos sexuales como la excitación y la atracción sexual,
desarrollar nuevas formas de intimidad, y conocer las habilidades necesarias para
regular el comportamiento sexual y evitar así consecuencias indeseables. El desarrollo
de la identidad sexual va más allá del mero comportamiento sexual, ya que incluye la
interacción con otras identidades también en pleno desarrollo .Las identidades sexuales
surgen en el contexto de los factores físicos, sociales y culturales, sin olvidar los límites
impuestos por la mayoría de las sociedades al comportamiento sexual de los
adolescentes.

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La identidad sexual de un adolescente se expresa mediante una orientación sexual
heterosexual (como la mayoría); sexualmente interesado en miembros del otro sexo u
homosexual, sexualmente interesado en personas del mismo sexo. Lo asumen con
actividades, intereses y estilos de conducta distintos y algunos con elevados niveles de
ansiedad mientras que para otros esa ansiedad es menor. Algunos dan muestras de
mayor excitación sexual que otros, o son sexualmente muy activos, mientras que otros
aún son vírgenes. Algunos adolescentes no practican el sexo por haber recibido una
educación marcadamente religiosa, mientras que otros pueden practicar de forma
regular su religión sin que se inhiba su actividad sexual.

Pasar de las relaciones estrechas con gente del mismo sexo a compromisos románticos
con gente de otro sexo es uno de los cambios más profundos en la identidad de un
adolescente .Verse a sí mismo como un ser sexual, ponerse de acuerdo con los propios
sentimientos sexuales y desarrollar una relación íntima, romántica son aspectos
importantes del logro de la identidad sexual.

La autoimagen de un adolescente y las relaciones con los compañeros y los padres


están muy relacionados con la sexualidad. La actividad sexual - caricias y besos,
manoseo, contacto genital - llena un número de necesidades importantes en los
adolescentes, una de las cuales sólo es el placer físico. Los adolescentes llegan a ser
sexualmente activos para realzar la intimidad, buscar una nueva experiencia, probar su
madurez, estar en armonía con el grupo de compañeros, encontrar alivio a las
presiones e investigar los misterios del amor.

Un estudio sobre la sexualidad mostró que entre los adolescentes no vírgenes existen
dos tipos bien definidos: los, pasan libremente de una pareja a la siguiente y no se
sienten obligados a ser fiel a ninguno de los compañeros o compañeras sexuales y los
monógamos seriales, que se caracterizan por tener relaciones con una sola persona
por un período determinado y practican el coito sólo con esa persona durante un
tiempo.

Un cambio dramático en nuestra sociedad es la disminución de la edad de la primera


relación sexual. Aunque la mayoría de ellos no son promiscuos y tienen relaciones
sexuales sólo con una persona. Una preocupación por la actividad sexual temprana
tiene que ver con el mayor riesgo de embarazo y de las enfermedades transmisibles
sexualmente.

Muchos de los conflictos entre padres y adolescentes son acerca del sexo; porque no
les gusta el novio/a, no quieren que esté en casa cuando no hay adultos o que se
quede fuera muy tarde. Quizás ellos protegen a la hija porque están en cierto modo
incómodos con su propia sexualidad e inseguros de la manera como deben tratar los
asuntos sexuales. Por otro lado, la ambivalencia de los adolescentes hace más difícil
que sus padres les hablen acerca de sexo. Aunque aquellos dicen que les gustaría se
abiertos y francos con sus padres acerca del comportamiento sexual, con frecuencia se
resienten a que les pregunten y tienden a considerar su actividades sexuales como
algo muy personal.

c) La definición vocacional

Para la definición de la propia identidad es importante para el adolescente elegir una


vocación. El problema de decidirse por y prepararse para una vocación representa una
de las principales tareas del desarrollo en esta etapa.

Se ha distinguido tres períodos distinguibles en la maduración de la elección


vocacional: el de la fantasía, el tentativo y el realista. El primero se presenta en la
niñez temprana y media y se suelen seleccionar las ocupaciones que parecen requerir
mucha actividad y ser emocionantes, como las de astronauta, bombero, enfermera,

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exploradora; al principio del período tentativo, predomina la influencia de los intereses
de los adolescentes, sin embargo, a medida que maduran, comienzan a estimar su
capacidad para ejecutar realmente los trabajos en los que están interesados. Más tarde
intentan integrar los intereses y capacidades y gradualmente comienzan a estar mejor
preparados para hacer una elección más realista; en este período el adolescente estima
el nivel de sus aspiraciones, su motivación y las exigencias del trabajo que desea
desempeñar y luego se pone a tratar de alcanzar su objetivo mediante una planeación
educativa y vocacional; culmina alrededor de los 17 o 18 años cuando los intereses son
más estables aunque algunos atraviesan por un período de inseguridad y exploración
durante unos cuantos años más.

Le corresponde al adolescente, de acuerdo a las propias capacidades y posibilidades


reales, definir su rol social y considerando también un conjunto de aspiraciones y
exigencias relacionadas con el grupo familiar.

Influencia en la elección vocacional

En la sociedad actual, la vida es más complicada, hay muchos distintos trabajos


especializadas asequibles, pero la mayoría de los adolescentes por lo general sólo
tienen una idea vaga sobre la naturaleza de muchos de estos trabajos y por eso pueden
su elección vocacional puede basarse tan sólo en un número limitado de oportunidades.

La clase social de un adolescente influye en sus metas vocacionales de diversas


formas. Ayuda a determinar los tipos de ocupaciones que la persona joven conocerá y
de las cuales es probable que escoja una. También influye en la aceptabilidad social de
varios trabajos. Por ejemplo, el ser conductor de camión, dependiente de una tienda o
mecánico automotriz podrán ser una elección apropiada en un grupo de clase media
baja, pero no en un grupo de clase alta. El individuo que se desvía de los trabajos
asociados normalmente con su clase social puede verse sometido a la reprobación de
sus coetáneos, especialmente si la desviación tiende a un estatus de clase inferior.

También se observan diferencias sexuales en la preferencia laboral, aunque esto ha ido


cambiando hoy en día como consecuencia de factores como la relación entre hombres
y mujeres, la familia como institución y cambios en la sociedad. No sólo hay variación
en el número de mujeres que trabaja sino en el tipo de trabajo que desempeñan; cada
vez existe más mujeres desempeñando funciones que antes estaban limitados a los
hombres, aunque persisten las diferencias de salarios de acuerdo al sexo, siendo más
elevados el de los varones en una igual función.

Existe por lo general influencia paterna en la elección vocacional. Los padres que
apoyan y estimulan el logro educativo y vocacional probablemente tendrán niños que se
fijen objetivos vocacionales elevados. La ocupación de los padres ejerce una gran
influencia sobre la elección de carrera de los hijos; es probable que se deba a que está
más familiarizado con la ocupación de sus padres y puede tener acceso más fácil a ese
campo, una mayor motivación de la familia, y a veces hasta presión, para que el hijo se
dedique a esa actividad o el nivel de identificación del hijo con alguno de sus padres.

Los coetáneos y el ambiente escolar pueden tener un efecto significativo sobre la


elección de carrera que haga un adolescente. Por ejemplo, un muchacho de un hogar
de clase baja es más propenso a tener aspiraciones educativas y vocacionales
superiores si asiste a una escuela de clase media, que a una cuyos estudiantes
provengan en especial de clase baja. Sin embargo, en términos generales, la influencia
paterna tiene un efecto más grande sobre las aspiraciones de carrea que al la influencia
de los coetáneos.

d) Independencia o autonomía

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En forma gradual y progresiva el adolescente deberá ir independizándose de la familia y
ser capaz de controlar y dirigir su conducta de acuerdo a normas y principios propios, lo
que lo va a llevar a cuestionarse lo existente, produciéndose los tan temidos choques
generacionales. El joven debe llegar a ser capaz de tomar y dirigir sus decisiones en
forma responsable, de acuerdo a criterios propios pero que le permitan una sana
convivencia. El logro de la autonomía le implica una independencia voluntaria que
llevan al adolescente a conducirse de acuerdo a una escala de valores propios.

Los padres pueden desear que sus hijos se vuelvan independientes, pero también es
probable que les resulte difícil comprender que su hijo/a ya no es un infante y que las
reglas y normas que habían sido apropiadas cuando sus niños eran más pequeños ya
no son eficaces. También es probable que los adolescentes tengan sentimientos
conflictivos sobre la dependencia y la independencia; no es extraño que fluctúen entre
ambos polos. Se sienten atraídos por la posibilidad de mayor libertad para dirigir sus
propias vidas sin las restricciones paternas, pero esa independencia y sus
responsabilidades también pueden ser un poco atemorizantes.

Hay diversos factores que afectan el grado de dificultad al que se enfrenta el


adolescente para establecer su independencia

Factores que influyen en la autonomía

En primer lugar, se cuenta la actitud general de la sociedad en su conjunto hacia el


entrenamiento de la independencia de los adolescentes. En segundo lugar, figuran las
prácticas de crianza infantil y los modelos de conducta que los padres proporcionan al
adolescente. En tercer lugar, están las interacciones con los coetáneos y el apoyo que
brindan éstos a la conducta independiente. Hay una gran variación en las normas de
entrenamiento de independencia, tanto de una cultura a otro como de un grupo de
padres a otros

Relación entre padre e hijo/a y desarrollo de la independencia

Obviamente la naturaleza de la relación entre padre e hijo afectará mucho al


establecimiento de la independencia de los padres y un factor importante es el de la
posición de éstos a lo largo de la dimensión de amor y atención contra hostilidad y
rechazo.

La necesidad de padres amorosos y atentos es vital. La investigación ha demostrado


que sin manifestaciones fuertes y claras de amor paterno, los niños y adolescentes
tienen pocas probabilidades de desarrollar la autoestima y relaciones constructivas y
recompensantes con otras personas y la confianza en su propia identidad. La hostilidad,
el rechazo o la negligencia paterna ocurren con mayor frecuencia que la aceptación, el
amor y la confianza, en el historial de los niños con una gran variedad de problemas
que van desde dificultades académicas y malas relaciones con otros hasta desórdenes
neuróticos, trastornos psicosomáticos y problemas de la conducta como es la
delincuencia.

Autoridad y control versus libertad y autonomía

Para enfrentar de modo efectivo el mundo de hoy y del mañana, los adolescentes
necesitan disciplina (en última instancia, autodisciplina), pero también necesitan
independencia, confianza en sí mismos, adaptabilidad y un fuerte sentido de sus
propios valores.

Los patrones de conducta de los padres varían ampliamente. Pueden ser


autocráticos, cuando los padres le dicen simplemente a sus jóvenes lo que tienen que
hacer; autoritarios, cuando el adolescente pude participar, pero no se les consulta para

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la toma de decisiones; autoritativos, cuando el joven participa libremente en la
discusión de las cosas que tienen que ver con su conducta e inclusive pueden tomar
decisiones, pero la autoridad última es retenida aún por los padres; igualitarios,
cuando existe una diferenciación mínima de papeles entre padres e hijos; Permisivos,
cuando la toma de decisiones se inclina en dirección del adolescente; y el laissez faire,
cuando el joven está en libertad de atender o desatender los deseos de los padres.
Desde la estructura autocrática hasta la del laissez faire envuelve una creciente
participación del adolescente en su autodirección y un concurrente decrecimiento en la
participación de los padres en la toma de decisiones en lo concerniente al adolescente.

La investigación ha mostrado que los padres orientan mejor a sus hijos cuando
muestran respeto por sus hijos, los hacen participar en los asuntos familiares y en la
toma de decisiones y alientan el desarrollo de la independencia apropiada a la edad,
pero también guardan para sí la responsabilidad final. Estos padres valoran la voluntad
propia autónoma y la conducta disciplinada. Estimulan la interacción verbal y cuando
ejercen la autoridad paterna en forma de exigencias o prohibiciones explican las
razones que tienen para ello.

Los padres dictatoriales favorecen la obediencia como una virtud absoluta y son
propensas a tratar los intentos de protesta con medidas punitivas y de fuerza.
Desalientan cualquier tipo de discusión libre o de interacción de doble dirección entre el
padre y el hijo, con la convicción de que la persona joven deberá aceptar sin protestas
la palabra del padre. Algunos padres pueden adoptar esta posición debido a
sentimientos de hostilidad o porque no se les puede molestar; sin embargo, otros
pueden hacerlo porque piensan que “ésta” es la forma de desarrollar “respeto por la
autoridad”. Un error que cometen es que aunque puedan suprimir la disidencia, por lo
general no la suprimen por completo y puede que sólo estimulen el resentimiento.

Muchos hijos de padres dictatoriales o autócratas, como no se les da la oportunidad


para probar sus propias ideas o tomar responsabilidad independiente y, como a sus
opiniones no se les da importancia, terminan siendo adolescentes con una carencia de
confianza en sí mismos, de autoestima y son incapaces de tener seguridad en sí
mismos, de actuar con independencia, de pensar por su cuenta y muchas veces se
sienten rechazados.

Los padres laissez-faire e igualitarios, que dejan a sus hijos hacer lo que quieran o que
adoptan una actitud “igualitaria” exagerada, tampoco brindan el tipo de apoyo que el
adolescente necesita. Los niños y adolescentes, no importa cuanto puedan protestar a
veces, no quieren en realidad que sus padres sean iguales; ellos quieren y necesitan
que sean padres, amigables y comprensivos, pero padres. El padre o la madre que
trata de actuar “a la moda” (adoptando valores, modas o conducta del adolescente)
confunde y avergüenza a la persona joven. Además, un padre así priva al adolescente
de lo que él o ella necesita más en un padres además del amor, la orientación y la
atención, un modelo de conducta “adulta” exitosa, independiente y capaz de resolver
problemas.

e) Integración social y relación con los coetáneos

Es posible que una de las imágenes más comunes asociadas con la adolescencia sea
la de un grupo de jóvenes que vagan el grupo, ya sea que permanezcan en la esquina
de una calle, en una pizzería, o en un centro comunitario. El grupo de coetáneos
desempeña un papel vital en el desarrollo psicológico de la mayoría de los
adolescentes, al igual que sucede con los niños. Los adolescentes aprenden a
interactuar socialmente con sus compañeros de la misma edad, a desarrollar
habilidades e intereses apropiados a su grupo cronológico y a compartir problemas y
sentimientos similares.

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Los coetáneos se vuelven importantes durante la adolescencia por varias razones.
Primero, porque las relaciones del adolescente con los coetáneos de ambos sexos son
más íntimas que las que tiene con los adultos, el joven que mantiene buenas relaciones
con los coetáneos aprende buenas relaciones adultas. Segundo, los vínculos de los
adolescentes con sus familias se debilitan y por eso pueden volverse más dependientes
de sus coetáneos (por ejemplo, los pueden estar en desacuerdo con sus padres y
descubrir que los coetáneos entienden mejor sus problemas). Tercero, los adolescentes
necesitan la compañía y el apoyo de otras personas que pasan por la misma etapa de
la vida que ellos. No importa lo comprensivos que intenten ser los adultos, éstos están
en posiciones distintas que los adolescentes.

Conformidad a la cultura de los coetáneos

Junto con la imagen del grupo de jóvenes que vagabundean, está la idea de que todos
los adolescentes son iguales en cuanto a modas, lenguaje, costumbres, valores. En
realidad a menudo parecen iguales; vestidos de una forma casi idéntica según la moda
del momento y con frecuencia parecen actuar igual, todos escuchan el mismo tipo de
música, todos siguen las mismas modas. El estereotipo común de los jóvenes es que
todos ellos se conforman estrictamente a las normas del grupo de coetáneos y que
éstas no concuerdan con los patrones de la cultura adulta.

Grupos de coetáneos

Al igual como sucede en otras áreas de la experiencia, hay un cambio en la naturaleza


de los grupos de coetáneos que tienen importancia para el adolescente. Durante la
niñez y la pre-adolescencia los niños y niñas juegan separados. Los niños tienen mayor
tendencia que las niñas a participar en “pandillas” y las niñas suelen permanecer un
tanto más unidas a los padres y tener relaciones amistosas más íntimas con los
coetáneos. Durante la adolescencia hay un cambio hacia un mayor número de
interacciones con los amigos del sexo opuesto y también hay cambios en el tamaño y
en la función de los grupos de coetáneos. Se amplía el círculo de amigos y de
conocidos casuales: está la “multitud”, el grupo más pequeño y más íntimo conocido
como la “camarilla” y las amistades individuales.

¿El cabello se usa corto o largo?, ¿Se usan los colores fuertes o suaves? El
adolescente encuentra respuesta para éstas y otras preguntas en la camarilla. Ésta le
permite al joven mantenerse al día en las modas de vestir, el arreglo personal, la
música, el lenguaje, los temas populares de conversación y cosas por el estilo. A nivel
más profundo las camarillas pueden servir como un terreno de ensayo para las
creencias y valores sociales en desarrollo del joven. Además, las camarillas planean las
actividades de la muchedumbre, la cual es el centro de actividades sociales más
grandes y mejor organizadas, como las fiestas, que permiten la interacción entre los
sexos.

En la adolescencia temprana, predominan las camarillas del mismo sexo: cuando estos
jóvenes interactúan con los de sexo opuesto, esto suele suceder dentro de la situación
de multitud más grande y segura. Poco a poco comienzan a aparecer pequeñas
camarillas heterosexuales, aunque también continúan las del mismo sexo y la multitud
todavía es importante. En la adolescencia tardía, son frecuentes los grupos de parejas
poco asociados; continúan las amistades del mismo sexo, pero se vuelven más
estables y la importancia de la multitud disminuye a medida que la necesidad de
conformidad a los coetáneos declinan y el adolescente comienza a sentir que él o ella
quiere desarrollar su propia identidad individual.

Popularidad adolescente

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¿Qué determina la popularidad de cualquier adolescente? Hay muchos factores,
algunos predecibles como el atractivo físico, el encanto y el tener sentido del humor.
Los adolescentes que son tolerantes, que les gusta la gente, que son flexibles y
simpáticos, de buen humor y de buen carácter, suelen encontrar aceptación ente sus
coetáneos. Además, por lo común a los jóvenes les gusta los coetáneos que los hacen
sentirse aceptados e implicados, que promuevan y panean activamente interacciones y
actividades de grupo placenteras.

Por lo expuesto, es fácil predecir las características que serán menos admiradas ya que
en muchas formas son lo contrario de aquéllas que conducen a la aceptación y a la
popularidad. Por ejemplo, un adolescente que se muestra turbado y que carece de
confianza en sí mismo, en vez de ser un planeador de actividades de grupo, tendrá
probabilidades de toparse con el rechazo de sus coetáneos. De modo similar, el
adolescente que se va al otro extremo (es decir, que reacciona a la inseguridad al exigir
atención o volverse demasiado agresivo) tampoco serán aceptados por el grupo de
coetáneos. Así mismo, una persona que sea tan egocéntrica que no responda a las
necesidades de los otros, que sea sarcástica e inconsiderada, que contribuye muy poco
al esfuerzo del grupo, tampoco tendrá probabilidades de ser aceptados por el grupo de
coetáneos.

Hay muchos otros factores que afectan la popularidad como la inteligencia, los talentos
especiales (como tocar guitarra), pertenecer a una mayoría culturalmente dominante,
entre otros.

No todos los adolescentes cuentan con el apoyo de una camarilla o multitud. Algunos
individuos, ya sea por elección propia o, más a menudo, debido al rechazo de los
coetáneos, se encuentran aislados.

Muy pocos adolescentes (o adultos) son inmunes al rechazo o al abandono, los


adolescentes impopulares caen en un círculo vicioso. Primero, puede que los
coetáneos no los acepten inicialmente debido a que carecen de confianza en sí
mismos. Después, como son conscientes del rechazo de sus coetáneos, pierden
todavía más confianza en sí mismos y su sentido de aislamiento social se incrementa.

Fuentes

Mussen, P. et. al. Aspectos esenciales del desarrollo de la personalidad en el niño.


México: Trillas, 2003.

Papalia, D. & Wendkos, S. Psicología del desarrollo de la infancia a la adolescencia.


Bogotá: McGraw- Hill, sa.

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