Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Martin Heidegger
Fragmento (correspondiente a la sección VI) de Beiträge Zur
Philosophie (Vom Ereignis) que publicará la Biblioteca Internacional
Martín Heidegger en la colección "En el camino hacia el Otro pensar",
dirigida por Rogelio Fernández Couto. Traducción de Diana
Picot, Pensamiento de los Confines, número 9/10, primer semestre de
2001.
Los futuros[iii] son esos venideros a los que, en tanto que de retorno aguardan
en oferente retención, adviene la seña y acometida de la lejanía y cercanía del
último dios.
Están en el saber señorial en tanto verdadero. Quien alcanza este saber, no se deja
calcular ni forzar. Este saber es además inútil y no tiene “valor” alguno; no rige y
no puede ser asumido inmediatamente como condición de la actividad que se está
desarrollando.
¿Con qué tiene que comenzar el saber de quien verdaderamente sabe? Con
el auténtico conocimiento histórico; es d. con el saber del ámbito y con el estar
(cuestionador) en el ámbito, desde el cual se decide la historia venidera. Este
conocimiento histórico no consiste nunca en la constatación y descripción de los
actuales estados y almacenajes de sucesos y de sus abrigadas metas y exigencias.
Este saber sabe las horas del acaecer, que recién conforma historia.
Los que van-al ocaso en sentido esencial son aquellos que pasan-
inadvertidos[vii] por lo que viene (lo venidero) y se inmolan a él como su
fundamento invisible venidero, los encarecidos que incesantemente se exponen al
preguntar.
La época del ocaso es sólo sabible para los pertenecientes. Todos los otros
tienen que temer el ocaso y por ello negarlo y desconocerlo. Pues les es sólo
debilidad y un fin.
Los que van-al ocaso son los que siempre preguntan. La intranquilidad del
preguntar no es ninguna vacía inseguridad, sino la inauguración y el abrigo de
esa tranquilidad, que como concentración en lo más cuestionable (el evento)
aguarda la simple intimidad del clamor y sostiene la furia extrema del abandono
del ser.
El preguntar por la esencia de la verdad y por el esenciarse del ser (Seyn), qué
otra cosa es más que la resolución a la extrema meditación. Pero esta resolución
crece desde la apertura a lo necesario, que hace ineludible la experiencia de la
indigencia del abandono del ser. Mas la experiencia de esta indigencia depende
nuevamente de la magnitud de la fuerza de recuerdo, en su totalidad del señor-ío
del saber.
Preguntar de este tipo es la retención del buscar, dónde y cómo la verdad del
ser se deja fundar y abrigar.
Las oposiciones más simples pero extremas erigirá este dios sobre su pueblo,
como las vías sobre las cuales anda más allá de sí para hallar otra vez su esencia
y apurar el instante de su historia.
Retención y reserva serán la más íntima fiesta del último dios y ganarán el
modo propio de confianza en la simplicidad de las cosas y la corriente propia de
la intimidad del éxtasis encantador de sus obras, el abrigo de la verdad hará estar
oculto a lo más oculto y le prestará de esta manera el único presente.
Los pocos futuros cuentan para sí a los esencialmente inaparentes, a los que
no pertenece publicidad alguna, pero que reúnen en su belleza interior el previo
resplandecer del último dios y de nuevo obsequian en reflejo a los pocos e
insólitos. Todos ellos fundan al ser-ahí, a través del cual vibra la consonancia de
la cercanía del dios, que no se sobreeleva ni tampoco hunde, sino (ha) tornado la
solidez del más íntimo temor como el espacio de vibración más singular. Ser-ahí
-movimiento de todas las referencias de alejamiento y cercanía (acceso) del
último dios.
La desmedida del sólo ente, del no ente en su totalidad y lo insólito del ser,
por lo que se busca a los dioses alinterior del ente. Cuando se busca y no se
encuentra y por ello se introduce por la fuerza en forzadas maquinaciones,
ninguna libertad del retenido esperar y poder aguardar de un encuentro y una
seña. La nobleza de ensamble y el vigor de la confianza en la seña, la rencorosa
furia de lo terrible, sea ser-ahí el orden más íntimo, del cual
la impugnaciónrecién toma su ley. Eclipsa a todo el que sale al encuentro y
recién nos hace experimentar lo simple de lo esencial. El orden es lo más simple
que se muestra y de buena gana es falsamente mirado como algo “al lado” y “por
encima” de los fenómenos, es d. no visto
Los futuros, los encarecidos del ánimo de retención en el fundado ser-ahí,
sólo a la cual se dirige el ser (salto) como evento, los acaece y autoriza al abrigo
de su verdad.
Martin Heidegger
[ii] Distinguimos con el autor (“Seyn”) en tanto ser como evento, de la noción
metafísica de ser (“Sein”) que equivale a ser del ente.
[iv] Com. Prospectiva, 5. Para los pocos – Para los insólitos, p. 14 y sigs.