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Ezequiel en el Rio Quevar

Ezequiel 3: 16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de


Jehová, diciendo: 17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de
Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
Ezequiel fue un sacerdote deportado en babilonia, este río llamado Quevar estaba cerca a
babilonia y se cree que era un canal que salía del rio Efrautes y regaba los campos de cultivos
aledaños cerca de la ciudad. Allí vivieron los judíos los cuales se dedicaban a las labores agrícolas,
El salmo 137 nos dice la historia de los cautivos que junto a los ríos de babilonia Vivian y se
recordaban de la gloria del imperio destruido que fue Jerusalén y la majestuosidad de su templo.

Revisando la historia en la antigüedad se defendían las ciudades con muros altos y gruesos. Las
torres desde donde los atalayas podían ver a los enemigos que se disponían a atacar cuando aún
estaban lejos, el atalaya tenía por obligación; velar y sonar la alarma cuando el peligro se
acercaba; y, ¡ay! del que se quedara dormido en tanto vigilaba, o que, por cualquier causa, no
sonara la alarma cuando había peligro, pues pagaba el descuido con su vida. El viejo profeta es
comparado con un atalaya y tenía como público objetivo, personas con características que
describiremos a continuación:

I.- Eran Rebeldes y obstinados por creer que no necesitan de Dios.

El profeta tenía un mensaje claro, de lo que iba a decirles a todas estas personas, el contenido
es amonestarles de su maldad al seguir adorando a Dioses ajenos. Baal uno de estos dioses era
adorado en aquel tiempo, por carnavales que eran organizados por la gente de los pueblos
cananeos sin embargo fueron los judíos quienes adoptaron este tipo de fiesta que satisface el
egoísmo humano, Algunos dirán pero tengo derecho a divertirme a olvidarme de mis penas,
pero la Biblia dice que debemos de entregar nuestras cargas a EL y que nuestra carnalidad debe
ser sujetada a verdad de la Palabra de Dios: 16

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la


carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no
hagáis lo que quisiereis. Filipenses 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

II.- Estaban cautivos y eran reeducados en la cultura de sus enemigos

Una de las de técnicas de guerra para destruir pueblos y someterlos, era


sacándolos de su lugar de origen, convertirlos en pueblos migrantes, para
que se les pueda imponer la cultura del pueblo donde residían, hay un claro
ejemplo de esto cuando fueron cambiados los nombres de Daniel y sus
amigos. Ananías significa “El señor de gracia” y cambiado por sadrac que
significa “iluminado de aku” Claramente el cambio de sus nombres tenía la
intención de cambiar sus identidades y convertirlos en babilonios en
costumbre, idioma y fe. Sin embargo, como la historia lo revelará, los
esfuerzos del jefe de los eunucos fueron totalmente insuficientes con estos
hombres. Porque propusieron en su corazón no contaminarse.

III.- Los resultados serán beneficiosos cuando Dios trata con nuestra rebeldía.

El exilio babilónico se recuerda en la historia judía como un tiempo de tribulación y


nostalgia por la patria perdida. Pero en realidad el episodio tuvo consecuencias
decisivas en la configuración de la religión y de la identidad nacional judía. Si
anteriormente a la conquista de Jerusalén el pueblo hebreo había tendido al
politeísmo, los sacerdotes del exilio elaboraron un pensamiento rigurosamente
monoteísta, muy influido por la ciencia mesopotámica. De este modo, a su vuelta
a Jerusalén a partir del año 521, los exiliados establecieron un nuevo modelo
religioso y político que ha marcado todo el devenir del pueblo judío hasta
nuestros días. Al final el pueblo judío sentó las bases para la venida del
mesías. El salvador del mundo. Entendieron que solo hay un solo Dios
verdadero. Números 14:23-25
Conclusiones
La gente que fue deportada en su gran mayoría nunca más volverá a su casa
porque fueron 70 años que el pueblo estuvo en el destierro, serán los nacidos
y niños los que volverán.
Los que regresaron nunca más adoraron a los baales, Dios logro su cometido
de sacar el politeísmo de sus vidas, y convertirlos en monoteístas.
Después del trato especial de Dios algunos se quedaron muertos en el
destierro, pero lo que podemos notar es que fueron los de mente nueva y
renovada los que vieron la tierra prometida y en este caso los que regresaron
a Jerusalén.
Regresar a Jerusalén significaba para ellos estar en la presencia de Dios,
volver a la casa del padre, donde la verdadera seguridad seria y es el refugio
correcto.

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