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Karma

Para otros usos de este término, véase Karma (desambiguación).


No debe confundirse con Dharma.

Nudo infinito

Rueda budista de oración, en un templo nepalí , hecha a mano


Los símbolos del karma ―como el nudo sinfín (arriba)― son motivos culturales comunes en Asia. El
nudo infinito simboliza la interconexión entre las causas y los efectos, un ciclo kármico que continúa
eternamente. El nudo infinito es visible en el centro de la rueda budista de oración.

Según varias religiones dhármicas, el karma (En sánscrito: कर्म) es una energía trascendente
(invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas.
Es una creencia central en la doctrina del hinduismo, el budismo, el jainismo,1 el ayyavazhi y
el espiritismo.
Aunque estas doctrinas expresan diferencias en el significado mismo de la palabra karma,
tienen una base común de interpretación. Generalmente el karma se interpreta como una
«ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto. Se refiere al concepto de «acción»
entendido como aquello que causa el comienzo del ciclo de causa y efecto. Según el karma,
cada una de las sucesivas rencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en
vidas anteriores.
El karma está en contraposición con las doctrinas abrahámicas
(judaísmo, cristianismo e islamismo); lo más parecido en el cristianismo es el concepto
teológico de retribución. El karma explica los dramas humanos como la reacción a las
acciones buenas o malas realizadas en el pasado más o menos inmediato. Según el
hinduismo, la reacción correspondiente es generada por el dios Iama, en cambio en
el budismo y el jainismo ―donde no existe ningún dios controlador― esa reacción es
generada como una ley de la naturaleza (como la gravedad, que no tiene ningún dios que la
controle).
En las creencias indias, los efectos del karma de todos los hechos son vistos como
experiencias activamente cambiantes en el pasado, presente y futuro.2
Según esta doctrina, las personas tienen la libertad para elegir entre hacer el bien y el mal,
pero tienen que asumir las consecuencias derivadas.

Índice
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 1Etimología
 2Karma: no implica solamente las acciones físicas
 3La causa del Karma.
 4Karma y reencarnación
o 4.1Recuerdo de vidas anteriores
o 4.2Los niños prodigio
 5Historia del concepto «karma»
o 5.1Difusión en Occidente
 6En las religiones indias
o 6.1En el hinduismo
o 6.2En el budismo
 6.2.1Fundamentación
o 6.3En el jainismo
 7Explicación teológica oriental acerca de la justicia divina
 8El karma en la cultura popular
 9Notas
 10Bibliografía
 11Véase también
 12Enlaces externos

Etimología[editar]
Proviene de la raíz kri: ‘hacer’ (según el Unadi-sutra 4.144).3
Es errónea la etimología karaṇa: ‘causa’ y manas: ‘mente’, en boga en Occidente. Se hizo
originar a partir de la palabra inexistente karmaṇ, inventada a partir de la palabra
sánscrita karman (declinación de karma). La letra n final de karman (que no es una ṇ) indica
que se trata de un sustantivo neutro.4 Para analizar las raíces de la palabra karma se debe
utilizar solo el término básico karma (no su declinación karman ni el inventado kar-maṇ).
En pali se dice kamma y en birmano kan.

Karma: no implica solamente las acciones físicas[editar]


Tanto para el hinduismo como para el budismo, el karma no implica solamente las acciones
físicas, sino habría tres factores que generan reacciones como:

 los actos
 las palabras
 los pensamientos.
Tanto el budismo como el hinduismo creen que mediante la práctica de esas respectivas
religiones, las personas pueden escapar del condicionamiento del karma y así liberarse de los
cuatro sufrimientos (que se enumeran igual en ambas religiones):

1. nacimiento
2. enfermedad
3. vejez
4. muerte.

La causa del Karma.[editar]


El concepto karma no solo tiene una dimensión moral sino también una dimensión existencial.
En este sentido, el karma se produce cuando el sujeto que ejecuta una acción no se reconoce
como la causa de los efectos que esa misma acción produce, sobre todo cuando dichos
efectos le son adversos. Este no reconocimiento también ocasiona la exacerbación de los
efectos nocivos, porque los movimientos que hace el sujeto para solucionar el problema solo
lo agravan. Ejemplo: el caso de un sujeto que al no saber nadar, y por el instinto de querer
sobrevivir, en su desesperación y con sus movimientos bruscos empeora su situación. No se
da cuenta que lo que le hace hundirse cada vez más, es su propia reacción.
Estas ideas del karma y del reconocimiento no son ajenas a la filosofía Occidental. Por
ejemplo, el filósofo alemán Karl Marx en su obra Manuscritos Económico – Filosóficos, expone
la “teoría de la alienación” (que en este caso sería otra manera de nombrar el karma por el no-
reconocimiento). Dice que en la economía capitalista el obrero no se reconoce como creador
de los objetos que él mismo fabrica: "5El obrero se ha convertido en una mera mercancía (…)
la demanda de que dependen de la vida del obrero, depende a su vez del humor de los ricos y
capitalistas". Esta situación alienante ocasiona la pérdida de autonomía del sujeto quien no es
dueño de su propia actividad.

Karma y reencarnación[editar]
Usualmente se asocia el karma con la reencarnación, ya que una sola vida humana no
alcanzaría para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas («cobrar» todo el
bien que se ha hecho o «pagar» todo el mal que se ha realizado en vida).
En religiones teístas (como el hinduismo o el cristianismo) existe el concepto de alma. Bajo el
punto de vista del karma, la rencarnación sería la nueva encarnación del alma en un nuevo
cuerpo físico, en tiempo futuro, en el útero de una nueva madre.
En el hinduismo, el concepto de alma individual, o yiva-atman, es una chispa del Espíritu
Divino (Atman) que todos tenemos, a diferencia del budismo, en que el objeto de la
rencarnación corresponde a un registro de la mente.
Se entiende que existe un estado de pureza y sabiduría original, latente pero dormido, en la
vida de todos los seres humanos. En el concepto oriental, el ser humano olvida su naturaleza
superior y se identifica erróneamente con el cuerpo en cada nuevo nacimiento.
La reencarnación ―o transmigración de las almas― es el paso hacia la siguiente existencia
física. El karma determina las condiciones bajo las cuales el individuo vuelve a la vida. Sin
embargo, el estado de pureza y sabiduría latente sigue intacto y desarrollándose lenta y
progresivamente vida tras vida, en una especie de evolución espiritual del alma/cuerpo astral a
través de numerosos cuerpos físicos y personajes, un largo viaje desde nuestra naturaleza
inferior o animal hasta nuestra naturaleza superior o divina.
Recuerdo de vidas anteriores[editar]
El gurú Paramahansa Yogananda creía que todos los seres realizados (entre quienes contaba
a Jesucristo o Buda Gautama) podrían recordar sus vidas. Afirmaba también que él podía
recordar a voluntad sus vidas anteriores. En cambio, al ser humano común no le ayudaría
recordarlas, debido al peso emocional que le acarrearía. Por lo tanto, el recuerdo de esas
vidas está oculto, pero guardado en la «memoria del alma» o en la mente hasta que la
persona esté preparada para recordarlas sin daño emocional.
La mayoría de las escuelas budistas enseñan que mediante la meditación se puede llegar a
un estado de superconciencia llamado nirvana (samadhi en yoga), que es el fin de la
existencia condicionada por el karma. Por lo tanto, la práctica budista intenta que las personas
alcancen un estado de paz y felicidad absoluta en esta misma vida. Algunas corrientes
minoritarias, como la del budismo nichiren, entienden que no es posible escapar al ciclo de
la rencarnación.
Los niños prodigio[editar]
El karma y la rencarnación son la manera en que los orientales trataban de explicar el fe

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