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OBRAS DE A L E JA N D R O DE HUM BOLDT.

COSMOS ENSAYO DE UNA

DESCRIPCION FISICA DEL MUNDO


PO R

ALEJANDRO DE HUMBOLDT.
V E R T ID O A L C A S T E L L A N O

PO R

BERNARDO GINEE
Y
JOSE DE FUENTES.

«N aturse vero rerum v is


a t ip e m ajestas in ó m n ib u s m o m en tis
lide caret, si q u is m odo partes ejus ac
non totam com pletat anim o.» *
P lin io i , vn, c. 1.

TOMO IV.

MADRID
I M P R E N T A DE G A S P A R Y R O I G , EDITORES.
c a lle del p r í n c i p e , X ÍS J . 4 .
S e ha c u m p lid o con la s c o n d ic io n e s qu e m arca la le y para lo s d er ec h o s de propiedad .
INTRODUCCION DEL AUTOR
PARA EL T-'iiíO (T A R T O .

En una obra que abraza muchas cosas, que lia de estar


íil alcance de todas las inteligencias, y en la que nada debe
turbar la impresión del conjunto, casi puede decirse que
el trabajo de la composicion, la división y la subordina­
ción de las partes, importan mas aún que la riqueza de
los materiales. Esta necesidad se hace sentir tanto mas res­
pecto del Cosmos, es decir, respecto del Libro de ki X a iv -
m lc :a . cuanto que las miras generales, bien se consideren
objetivamente los fenómenos esteriores, j a se busque el re­
flejo de la Naturaleza en la imaginación y en los sentimien­
tos del hombre, deben tratarse con entera independencia
de los resultados particulares. Esas miras generales, cuyo
objeto es nada menos que el conjunto de la N aturaleza, se
hallan bosquejadas en los dos primeros tomos del Cosmos,
donde también se vé, cómo la hum anidad á través de los
siglos y bajo las zonas mas diferentes, ha/procurado paso á
paso llegar á conocer el concurso de las fuerzas que ani­
man el Universo. Aunque para hacer comprender el enca­
denamiento de las causas y de los efectos, ha va sido necesario
c ' t/

citar considerable número de fenómenos, no es menos cier­


to que un cuadro general de la N aturaleza carecería de fres­
cura y de vida, si no estuviese contenido en estrechos lí-
TOMO IV.
rnites, y si la acumulación de los hechos imposibilitara
abarcarlo de un solo golpe de vista.
Así como en los Atlas geográficos., los mapas de tal ó
ó de cual país, siguen á los mapas que representan la su­
perficie toda del globo 6 la estructura interior de la cor­
teza terrestre, así también nada me ha parecido mas pro­
pio para una descripción física del Mundo, y mas natural
para facilitar su inteligencia, que colocar á continuación de
las altas generalidades sobre el conjunto de ese mismo M u n ­
do los hechos particulares cuyo conocimiento constituye el
estado actual de la Ciencia. Los dos últimos tomos del Cos­
mos deben, p u es, considerarse, según he dicho j a (1),
como una repetición mas completa y acabada del Cuadro
general de la Naturaleza (2). De las dos esferas que forman
el Mundo, la esfera celeste únicamente ha suministrado la
materia del tercer tomo; quedando la esfera terrestre reser­
vada para el cuarto. Háse conservado así la antigua divi­
sión del universo creado en Cielo y Tierra, división tan
sencilla, tan natural, que en todos los pueblos se halla, en
los primeros monumentos en que se manifiesta el despertar-
de la conciencia humana.
Pasar de la inmensidad del firmamento, en donde bri­
llan innumerables soles, y a aislados, y a unidos entre sí por
el lazo de una gravitación recíproca, y de lejanas nebulosi­
dades, á nuestro sistema planetario, es descender de lo uni­
versal á lo particular y á un orden de ideas relativamente
pequeño. ¡Cuánto no se reduce todavía el campo de la ob­
servación, cuando del conjunto de ese sistema y de los di­
ferentes cuerpos que le componen, se pasa al esferoide ter­
restre , es decir, á uno solo de entre los planetas que verifi­
can su revolución alrededor del Sol! Evaluando el paralaje
de la estrella mas próxima, a del Centauro, e n 0 " ;9187, se
observa que la distancia de dicha estrella es ’2GS veces m ajor
que el diámetro de nuestro sistema solar, medido hasta el
afelio del cometa de 1080, y este punto está á su vez á u n a
distancia 853 veces mayor que la de la Tierra al Sol (3).
Esos números nos dan la distancia que separa una de las re­
giones mas próximas del firmamento, y lo que se tiene por
el límite estremo del sistema solar, así como la distancia de
este límite al lugar de la Tierra.
La Uranología, que se aplica á todo lo que llena los es­
pacios mas apartados de la creación, conserva siempre su an­
tiguo privilegio de trasportar la imaginación del hombre y
de imprimirle la idea mas sorprendente de lo sublime, m er­
ced á la imposibilidad de abrazar las relaciones de espacio
y de número que nos sum inistra, al orden y regularidad
que presiden el movimiento de los cuerpos celestes, merced
también á la admiración que escitan en nosotros los resul­
tados de la observación astronómica y los esfuerzos del en­
tendimiento humano. Ese sentimiento de regularidad y de
periodicidad se ha impuesto al hombre desde luego, y
frecuentamente se refleja en las formas de lenguaje que se
relacionan con el curso armonioso de los astros. Pero lo que
quizá da á las leyes c u ja existencia en la esfera celeste se
ha comprobado el carácter mas maravilloso, es su sencillez:
solo se aplican con efecto, á las dimensiones de los astros, á
la distribución de la materia ponderable de que están for­
mados y á su fuerza de atracción. Esta impresión de gran­
deza material con que admiramos un objeto incomensurable
se trasforma , en virtud del lazo misterioso que une e]
mundo sobrenatural al mundo sensible, y nos hace pasar,
casi inconscientemente, á una esfera de ideas mas eleva­
das. Ha y en la imagen del infinito, de todo lo que no tiene
medida y carece de lím ite, una fuerza que escita en nos­
otros cierta disposición grave y solemne, algo parecido á
la emocion que causan siempre la grandeza intelectual y la
elevación moral.
El efecto que produce simultáneamente, en pueblos en-
teros, la vista de fenómenos celestes estraordinarios, de­
muestra perfectamente la fuerza de esas asociaciones de sen­
timientos. La impresión que reciben las imaginaciones vi­
vas al solo aspecto de la bóveda estrellada, auméntase por
la Ciencia y por el uso de los instrumentos que ha descu­
bierto el hombre para acrecentar su fuerza visual y estender
su horizonte. A la sensación que causa la inmensidad del
Cielo, agrégase también la de la paz que parece reinar en
él. La icLea de la paz se liga naturalmente con las de regu­
laridad y de armonía, librando á las profundidades del es­
pacio y del tiempo de esa especie de horror que les presta ht
imaginación. El hombre, bajo todas las zonas, se siente in­
genuamente conmovido [al contemplar la calma de una no­
che de verano iluminada por las estrellas.
Si las impresiones de masa y de estension pertenecen
especialmente á la parte sideral de la descripción del Mun­
do , si el órgano solo de la vista basta para llegar al cono­
cimiento de la esfera celeste, la parte terrestre tiene en cam­
bio la ventaja decisiva de ofrecer en los diferentes elemen­
tos que la componen una variedad susceptible de divisiones
científicas. Todos nuestros sentidos nos ponen en contacto
con la naturaleza terrestre. Cierto es que la Astronomía,
mas asequible que ninguna otra ciencia á las combinaciones
matemáticas, en cuanto es el conocimiento de los cuerpos
luminosos en movimiento, ha dado al alto análisis un nuevo
brillo, y ensanchado de una manera sorprendente el vasto
dominio de la Optica; pero la esfera terrestre, merced á la
variedad de las sustancias que la componen y á la compli­
cación de las fuerzas que esas sustancias ponen en juego,
ha fundado por sí sola la Química y todas las ramas de la
Física que tratan de fenómenos considerados hasta el dia
como estraños á la s ondulaciones del calor v de la luz. Así,
cada esfera, por la naturaleza de los problemas que propone
á nuestra curiosidad, egerce una influencia diferente en el
trabajo de la inteligencia j el acrecentamiento del tesoro
científico de la humanidad.
Todos los cuerpos celestes, á escepcion de nuestro pla­
neta y aereolitos que atrae h áciasí, no son, en loque nos
permiten juzgar los límites de la ciencia humana , sino una
materia homogénea, gobernada por lasle je s de la gravita­
ción , sin ninguna diferencia específica ó elemental de sus­
tancia. Pero esta manera tan sencilla de representarlos no
resulta de la naturaleza interior y constitución de esos cuer­
pos; fundase únicamente en la simplicidad de las condicio­
nes que bastan para esclarecer y determinar de antemano
sus movimientos en el espacio. Como he tenido j a ocasion
de recordar muchas veces (4), háse llegado á este punto de
vista por la imposibilidad de percibir la heterogeneidad de
la materia. Así escomo se ha resuelto el gran problema de
una mecánica celeste, subordinando todos los cambios que se
realizan en la esfera sideral á la sola l e j de la teoría del
movimiento.
Los cambios periódicos de las manchas luminosas que se
observan en la superficie de Marte, indican ciertamente que
la sucesión de las estaciones es causa de distintos fenóme­
nos meteorológicos en la atmósfera de dicho planeta, j que
existen en los polos depósitos producidos por el frió (5). La
analogía j relación de las ideas nos llevan á deducir de aquí
la presencia del hielo ó de la nieve, j por consiguiente del
oxígeno j del hidrógeno, como las masas eruptivas de la
Luna 6 sus valles circulares nos autorizan á admitir la di­
versidad de las rocas; pero la observación inmediata nada
nos suministra respecto de este asunto. Newton únicamente
se permitía hipótesis respecto de la constitución elemental
de los planetas pertenecientes á un mismo sistema solar: lo
sabemos por cierta conferencia que tuvo con Conduit ((5), en
Kensington. La imágen uniforme de una materia homogé­
nea obediente á las lejes de la gravitación j condensada en
cuerpos celestes ocupa diferentemente la imaginación pen­
sadora del hombre: el mito es el que presta á los desiertos
silenciosos de los espacios celestes el poderoso atractivo de
la armonía (7).
Testigo de la riqueza infinita de sustancias químicamen­
te distintas y de la variedad de los fenómenos por los cua­
les se manifiestan sus fuerzas, colocado en medio de todas las
formas que crea la actividad de la naturaleza orgánica y de
gran número de sustancias inorgánicas, entre las trasfor-
maciones constantes que presentan alternativamente la apa­
riencia del aniquilamiento y de la reproducción, el espí­
ritu organizador se esfuerza, desesperando á veces de su
trabajo, en referir el movimiento á leyes simples. Léese ya
en la Física de Aristóteles (8) : «Los principios fundamen­
tales de la Naturaleza entera son el cambio y el movimien­
to. El que no ha reconocido esos principios no conoce la Na­
turaleza. » En otra parte (9), al tratar Aristóteles de la he­
terogeneidad de la materia ó, según sus palabras, de la dife­
rencia de esencia, llama ¿Uoíucns-, es decir, trasformacion,
al movimiento considerado como componente en la categoría
de la cualidad, y distingue esta trasformacion de la sim­
ple mezcla , y de la penetración, que no escluve la se­
paración.
La desigual ascensión de los líquidos en los tubos capi­
lares: la endosmosis, tan activa en todas la células orgáni­
cas, y que probablemente es una consecuencia de la capila-
ridad; la condensación de los gases en los cuerpos porosos,
como por ejemplo, del oxígeno en cierta preparación de pla­
tino, con una presión superior á la de700 atmósferas, y de^
ácido carbónico en los poros del carbón de boj, donde mas
de una tercera parte del gas se condensa en gotas sobre las
paredes de las células; el efecto químico de las sustancias de
contacto que, por su presencia determinante ó su fuerza ca­
talítica, destruyen ó producen combinaciones, sin participar
ellas mismas del resultado que causan, todos esos fenómenos,
demuestran que á distancias infinitamente pequeñas, las
sustancias ejercen, unas sobre otras, cierta atracción depen­
diente de su naturaleza específica. Tales atracciones serian
inesplicables si no se admitieran movimientos que se esca­
pan á nuestra vista.
¿Qué relación existe entre la atracción recíproca de las
moléculas, considerada como una causa de movimiento per­
petuo en la superficie y m u y probablemente en el interior
de la T ierra, y la gravitación que pone también en movi­
miento perpetuo los planetas y sus soles? La solucion siquie­
ra sea parcial de este problema puramente físico sería la
mas gloriosa conquista que pudieran intentar, en este orden
de hechos, los esfuerzos reunidos de la esperimentacion y de
la reflexión. En la relación que indicaba mas arriba, he te­
nido cierto reparo en designar únicamente bajo el nombre de
atracción newtoniana la atracción que reina en los espacios
celestes^ y obra en razón inversa del cuadrado de las distan­
cias. Esta denominación esclusiva me parecería una injusti­
cia á la memoria del gran hombre q u e , sin distinguirlas
claramente una de otra, habia sin embargo reconocido la
existencia de esas dos fuerzas, y que, presintiendo los descu­
brimientos venideros, procuraba, en sus adiciones á la Ópti­
ca, referir la capilaridad y cuanto se conocía entonces de
la afinidad química á la gravitación universal (10).
Así como en el mundo de los sentidos, especialmente
en el horizonte del mar, imágenes engañosas burlan durante
mucho tiempo la esperanza del navegante que se cree en
en el momento de entrar en posesion de una tierra descono­
cida, así también, en este horizonte ideal que limita las
mas apartadas regiones del mundo del pensamiento, el
investigador de la naturaleza siente nacer y desaparecer
multitud de ilusiones mentirosas. Preciso es confesar, sin
embargo, que los descubrimientos de estos últimos tiempos
son á propósito para exaltar la confianza. Citaré la electri­
cidad de contacto; el magnetismo de rotacion, obtenido
por fluidos liquefactados ó congelados; la feliz ideado con­
siderar toda afinidad química como la consecuencia de las
relaciones eléctricas de los átomos con una fuerza polar
predominante; la teoría de las sustancias isomórficas apli­
cada á la formacion de los cristales; los fenómenos produ­
cidos por el estado eléctrico de las fibras musculares ani­
madas; v por último, la influencia comprobada de la posi­
ción del Sol, es decir, de la irradiación solar que eleva la
temperatura, en el mas ó menos de sensibilidad y espansion
magnéticas de uno de los elementos que entran en la com-
posicion de la atmósfera, del oxígeno. Cuando se vé apa­
recer en el mundo físico algún fenómeno nuevo, descono­
cido basta entonces, podemos creernos tanto mas cerca de
descubrimientos nuevos también cuanto que las relaciones
del fenómeno con los hechos ya conocidos son confusas y
aun contradictorias.
He elegido con especialidad los ejemplos en que efec­
tos dinámicos de fuerzas atractivas parecen abrir la via por­
que puede esperarse llegar á la solucion de estos dos pro­
blemas : comprobar la heterogeneidad originaria, invaria­
ble, y por consiguiente elemental, de las sustancias, ta­
les como el oxígeno, el hidrógeno, el azufre, el potasio, el
fósforo, el estaño, y medir los esfuerzos que hacen esos
cuerpos para reunirse, es decir, su afinidad química. Pero,
lo repito^ todo lo que sabemos de la materia descansa en t
diferencias de forma y de mezcla. Tales son las abstrac­
ciones bajo las cuales creemos abarcar el movimiento uui-
versal de la creación por medidas y análisis. La detonación
de los fulminantes bajo una ligera presión mecánica, la
esplosion acompañada de fuego y aun mas pavorosa del
cloruro de ázoe, contrastan con la unión del cloro y del
hidrógeno^ que se inflama en el momento mismo en que
recibe un ra jo directo del Sol, particularmente un r a jo
violado. La trasformacion de la materia, la composicion j
la descomposición trazan el círculo donde se mueven eter­
namente los elementos, en la naturaleza inorgánica, como
en las células animadas de los animales j las plantas. Esto
no es obstáculo para que la cantidad de materia existente
permanezca siempre la m isma: los elementos cambian solo
de luofar.
O .
Así se ve confirmado el antiguo principio de Anaxágo-
ras, de que lo que existe en el Universo no aumenta ni
dism inuje; j que lo llamado por los Griegos aniquila­
miento no es otra cosa que el cesar de combinaciones ante­
riores. Indudablemente la esfera terrestre, asiento del
mundo orgánico, único accesible á nuestra observación,
parece ser un obrador de- muerte j de disolución, pero el
gran fenómeno de la combustión lenta que llamamos diso­
lución, no lleva en pos de sí el aniquilamiento. Las sus­
tancias vueltas á su ser se reúnen con otras sustancias, j
merced á las fuerzas de que están animadas, germina y
surje del seno de la Tierra una nueva vida. *
RESULTADOS PARTICULARES

DE LA O B ^E I’.V A r iO M EN KL D O M IN IO

DE LOS FENOMENOS TERRESTRES.

Si en una obra en que se dispone de un material in­


menso formado de los mas diversos objetos se quieren
dominar esos materiales, es decir, poner en orden los fenó­
menos de tal manera que se pueda conocer fácilmente su
dependencia , el único medio de hacer luminosa la esposi-
cion es subordinar las nociones especiales, particularmente
en el campo tanto tiempo abierto de la observación, al
punto de vista mas elevado de la unidad del Mundo. La
esfera terrestre, opuesta á la celeste, se divide en dos
partes : la naturaleza inorgánica , y la naturaleza or­
gánica. Comprende la primera, la magnitud, la forma y
la densidad de la Tierra; su calor interno, su actividad
electro-magnética, la constitución mineralógica de su cor­
teza, la reacción del interior sobre la superficie, que se
produce dinámicamente por via de quebrantamiento, q u í­
micamente por .los fenómenos que forman y trasforman las
rocas, la invasión parcial de la superficie sólida por el ele­
mento líquido ó el mar; el contorno y las articulaciones de
la parte sólida que se levanta sobre las olas, es decir, con­
tinentes v islas: por último, la envuelta gaseosa que cubre
el globo por todas partes, ó en otros términos, la atmós­
fera. El dominio de la naturaleza orgánica comprende, no
las formas particulares de la vida, cuya descripción es pro­
piamente el objeto de la Historia natural, sino las relacio­
nes de localidad que existen entre los séres y las partes
sólidas ó líquidas de la superficie terrestre, es decir, la
Geografía de las plantas y de los animales, y las gradacio­
nes de la especie humana en razas y en tribus, á pesar de
su unidad específica.
Esta división pertenece en cierto modo á la antigüe­
dad. Distinguíanse ya por entonces los dos órdenes de
hechos: de una parte, los fenómenos elementales y la tras-
formacion de las sustancias; de otra, la vida de las plantas
y de los animales. A falta de medios para aumentar la
fuerza visual de que se carecía casi en absoluto (11), la dis­
tinción entre los vegetales y los animales era puramente
intuitiva ó descansaba únicamente en el poder que tienen
los animales de alimentarse por sí mismos y en el meca­
nismo interior que los permite moverse (12). La especie de
concepción intelectual que llamo intuición. y mas aun la
asociación de las ideas^ tan penetrante y tan fecunda en
Aristóteles, le revelaron el tránsito aparente de lo animado
á lo inanimado, de la sustancia elemental á la planta, y le
llevaron á ver que; tendiendo siempre la vida á elevarse en
la escala de los séres. existen gradaciones insensibles de
las plantas á los animales inferiores (13). La historia de
los organismos, tomando la palabra historia en su sentido
prim itivo. es de cir, trasportándonos á la época de los
Faunos y de las Floras antiguas, está tan íntimamente
unida á la Geología. con la superposición de las capas ter­
restres y edad de los levantamientos, ya de países enteros,
ya simplemente de montañas, que no he creído en una
obra como el Cosmos, deber tomar por punto de partida la
división, muy natural por otra p a rte , de la naturaleza or -
gánica y de la naturaleza inorgánica, y hacer de ella un
elemento principal de mi clasificación. La gran división
que he seguido me parece mas adecuada al objeto que me
propongo, puesto que representa mejor el encadenamiento
de vastos fenómenos, que ocupan un lugar considerable en
el Universo. Con efecto, no me es posible sujetarme aquí
á un punto de vista morfológico. De lo que se trata espe­
cialmente. es de trazar un cuadro general de la Naturale­
za, que permita abrazar el conjunto de todas las fuerzas
que concurren á animarla.
PRIMERA PARTE.

MAGNITUD Y FORMA DE LA TIERRA.

OJEADA KKXERAL.

Lo que todas las lenguas, aunque adoptando formas


simbólicas diferentes, designan con la palabra Naturaleza,
j aun puede decirse lo que todas las lenguas designan con
las palabras de Naturaleza terrestre, puesto que el hombre
lo refiere todo gustoso á la mansión que habita, es el resul­
tado de un sistema de fuerzas que obran con calma y j u n ­
tamente, c u j a existencia conocemos solo por los cuerpos
que ponen en movimiento, que componen ó descomponen, j
que forman una parte de los organismos vivientes destina­
dos á reproducirse de igual manera. El sentimiento de la
naturaleza es la emocion confusa, pero generosa j fecun­
da, que la acción de estas fuerzas produce en el alma del
hombre. El primer objeto que cautiva nuestra curiosidad,
es el concepto de las dimensiones de nuestro planeta: pe­
queño conjunto de materia condensada, perdido en la in­
mensidad del Mundo. Un sistema de fuerzas obrando de
acuerdo para unir ó para separar, por .efecto de la actividad
polar, supone la dependencia recíproca de cada una de las
partes de que se compone la naturaleza, ya sea en los fe­
nómenos elementales de la formacion inorgánica, ó en la
producción y en la conservación de la vida. De una parte
la magnitud y la figura del esferoide terrestre, de la otra
su masa, es decir, la cantidad de partes materiales de que
está constituida, y que, comparada al volúmen, dá la medi­
da de su densidad, y revela, con ciertas reservas, su cons­
titución interior y el grado de atracción que ejerce, están
entre sí en una subordinación mas patente y mas fácil de
calcular matemáticamente, que la subordinación compro­
bada hasta aquí entre los fenómenos vitales, las corrientes
de calórico, los estados terrestres del electro-magnetismo y
las trasformaciones químicas.. Relaciones que la compli­
cación de los fenómenos no ha nermitido todavía formular
pueden ser reales sin embargo, y llegar á ser probables
por inducción.
Si en el estado actual de nuestros conocimientos, no se
está todavía en condiciones de reducir á una sola y misma
ley las dos especies de fuerzas atractivas : la que obra á dis­
tancias apreciables, como el peso y la gravitación, y
la que no obra sino á distancias incomensurables por su pe-
queñez, como la atracción molecular ó atracción de contac­
to , lo estamos, sin embargo, para creer que la capilaridad
v la endosmosis, tan importante para la ascensión de la savia
y para la fisiología de los animales y de las plantas, no se
hallan menos subordinadas al peso y su distribución lo­
cal, que los fenómenos electro-magnéticos y las trasfor­
maciones químicas. Es preciso reconocer que si nuestro
planeta, estremando las cosas, no tuviera una masa supe­
rior á la de la Luna, lo que equivale á decir que la inten­
sidad del peso seria seis veces menor de lo que lo es en
realidad, los fenómenos meteorológicos, el clima, las rela­
ciones hipsométricas de las cadenas de montañas producidas
por via de levantamiento, la fisonomía de la vegetación, todo
se encontraría completamente cambiado. La magnitud abso­
luta de la Tierra es importante para la economía general de
Ja Naturaleza solo en razón á las relaciones del volumen, á
la masa y á la rotacion : porque si las dimensiones de los
planetas, sus masas, sus velocidades y sus distancias recí­
procas , aumentasen ó disminuyesen según una misma pro-
porcion, tendríamos un mundo mayor ó menor, del que
puede representarse la imaginación, y en el cual los fe­
nómenos que dependen de la gravitación no esperimenta-
rian cambio alguno (14).
D e -a rru llo del (Cuadro general de la N aturaleza. — V é a se (]osnn>.<, . \ . p. t ¿T- ! ¿i5 y
ÓSS- Ó95; n o t a s "20- 37. )

El cuerpo de la Tierra Ha sido medido y pesado, por me­


dio de su figura, de su densidad y de su masa. La preci­
sión que siempre se ha procurado en estas determinacio­
nes terrestres ha contribuido tanto como la solucion de los
problemas astronómicos al perfeccionamiento de los ins­
trumentos de medida y al de los métodos analíticos. L na
parte esencial de la medida del grado es en sí misma, ade­
más, un trabajo astronómico. Las alturas de las estrellas
forman el arco de círculo c u ja longitud da la resolu­
ción de una red trigonométrica. Las matemáticas ele­
vadas han tenido la fortuna de vencer todas las dificultades
y de determinar, por datos numéricos preexistentes, hi
forma de la Tierra j la figura que ha tomado, al equi­
librarse, la masa líquida j homogénea, ó sólida y for­
mada de capas heterogéneas, que la compone. Despues de
Newton y H uygens. los geómetras mas célebres del si­
glo xvm han hecho esfuerzos para procurarse la solucion
de este problema. Jamás se recordará bastante que todos
los grandes descubrimientos producto de combinaciones
matemáticas, realizadas por un poderoso esfuerzo de la in­
teligencia, toman su valor no solo del resultado adquirido
de la Ciencia, siuo especialmente de los recursos que esos
descubrimientos pueden suministrar al perfeccionamiento
y fuerza del instrumento analítico.
La figura geométrica de la Tierra, en oposicion con su
figura física, está determinada por la superficie del agua
que la surcaría y la envolvería completamente, si se supo­
ne un inmenso sistema de canales en comunicación con el
Océano (15). La superficie geométrica corta perpendicular­
mente las direcciones de las fuerzas resultantes de todas las
atracciones que parten de cada punto de la Tierra y se
combinan con la fuerza centrífuga, que se halla en una rela­
ción determinada con la velocidad de la rotacion. El con­
junto del cuerpo terrestre no puede considerarse sino como
aproximándose en mucho á un elipsoide de revolución (16):
porque las irregularidades que presenta la distribución de
la masa en el interior de la Tierra, produciendo cambios lo­
cales en la densidad, ocasionan también irregularidad en la
superficie geométrica, que está indicada por la acción co­
mún de elementos desigualmente repartidos. La superficie
física de la Tierra no es otra cosa que la superficie del ele­
mento sólido y el elemento líquido, tales como existen real­
mente en el límite de la corteza terrestre. En virtud de
principios geológicos, es probable que las alteraciones acci­
dentales que se operan en el interior de la Tierra, por el
cambio de lugar de las masas en fusión, masas fáciles de
mover á pesar de la presión que soportan, modifiquen, en
períodos largos de tiempo, la misma superficie geométrica,
inclinando en espacios de poca estension, los meridianos y
los paralelos; por su parte, la superficie física está directa­
mente sometida, en la región oceánica, á un cambio regular
de las masas, producido por el movimiento periódico del
flujo y del reflujo. La pequenez de los efectos de la gravita­
ción, en las masas continentales, puede ocultar á la observa­
ción real un cambio que sigue una progresión muy lenta.
Según los cálculos de Bessel, el aumento de un solo se-
TO MO I V . *2
gundo en la altura polar de un lugar implica, en el inte­
rior de la T ierra, el cambio de una masa igual á 114 mi­
llas geográficas cúbicas, suponiendo que la densidad de
esta masa es igual á la densidad media de la Tierra (17).
Por sorprendente que aparezca á primera vista el volúmen
de esta masa fuera de su lugar, si se le compara al del Mont-
Blanc. al del Chimborazo, ó al del Kintschindjinga. la
sorpresa acaba desde el momento en que se recuerda que
el esferoide terrestre contiene mas de 2,050 millones de
esas millas cúbicas.
El problema de k figura de la Tierra, cuya relación
con el problema geológico á que lia dado lugar el antiguo
estado líquido de los cuerpos planetarios, habíase va recono­
cido en la gran época de Newton, de H u y g e n sy de Hoo-
ke (1N ', ha sido tratado de tres maneras diferentes y con
éxito desigual: por las medidas de grado, operacion geo­
désica y astronómica á la vez: por las esperiencias del pén­
dulo y por las desigualdades lunares ó perturbaciones del
movimiento de la Luna en longitud y en latitud. El pri­
mero de estos métodos se divide en dos procedimientos dis­
tintos : la medida de la latitud bajo un arco del meridiano
y la medida de la longitud bajo diversos paralelos.
Han trascurrido ya siete años desde que coloqué en el
Cuadro general de la Naturaleza el gran trabajo de Bessel
acerca de las dimensiones del cuerpo terrestre; y hasta aquí
no ha sido reemplazado dicho trabajo por otro mas comple­
to, que descanse en nuevas medidas de grado. H ay que es­
perar, no obstante, que se perfeccionará y recibirá im­
portantes adiciones cuando se haya hecho pública la medi­
da del grado que debe terminarse muy pronto en K li­
sia, y que comprende casi todo el espacio desde el cabo
Norte al mar Negro. Las consecuencias de la operacion lle­
vada á cabo en las Indias gozarán de mayores garantías
cuando por una detenida comparación se llegue á saber
exactamente cuál medida lia sido la usada en esta región.
Según las determinaciones que Bessel lia publicado en 1841,
Jasdimensiones medias de nuestro planeta, obtenidas por una
combinación hecha cuidadosamente de diez medidas de g ra ­
do (1*)), son las siguientes : el semi-eje mavor del elipsoide
de revolución, al cual se aproxima mas la figura irregu­
lar de la Tierra, es de 3 ^27^20771,14 (6 377 398 m. 1): el
semi-eje menor de 3 261 139',33 (0 356 079m.9 ) : la lon­
gitud del cuarto de círculo terrestre es de 5 131 179l,81
(i 000 857nl,2 ; la longitud del grado medio de un meridia­
no de 57013', 109 (111 120 m, 64); la longitud de un grado
paralelo por 0° de latitud, es decir, de un grado ecuato­
rial, de 57 108',520 (111 306nl,59): la longitud de un gra­
do paralelo por 45° de latitud de 4 0 4 4 9 t,371 (78 8 3 8 in, 18).
El aplanamiento es igual á i ;¡-2 j longitud de una
milla geográfica de 15 al grado ecuatorial es de 3 807',23
(7 42 0 m,43). El cuadro que sigue demuestra la longitud
. <reciente de los grados de un meridiano, desde el ecuador
hasta los polos, tal como la suministra la observación, es
decir, modificada por las perturbacionos de las atracciones
locales.
LATITUD GEOÜJtÁFIGA
i.üMGrrn»
PAISES. di'l medio del arco
medido. del arco medido.

„ . ! (>(;° 20' io " 1" 3 7 ' lí)"ü


S,lcc,a.................................1 1 <JG. _Lí) ___¡57 . 0 57 .‘50 , í
8 2 2 8 ,‘J

Pnisia................................. ;ü ;>8 2 g,o 1 30 29,0


Dinamarca......................... r»f 8 i«,7 1 :;i 33,3
H annover.......................... 52 32 10,ü 2 0 5 7 ,S
52 :s3 4:>,o 3 ;>7 13,1
2 50 23,5
1
íí 51 2,5 12 22 12,7

América sclentrional. . . . 39 12 0 l 28 55, 0


i<; s 21, ;> 15 57 40,7
Indias orientales................
i 12 32 20,8 l 34 5 K, i
Reino de Quito................ . „ f
3 7 3,3
(flcm isferio meridional). ) ° ’‘
Caho de Uiiena-Espcraiiza. | 3:1 18 30 1 13 17,5
(llem isíerio meridional), j 35 13 20 3 3í 3 5,7
i
RHSULTa HOS
IMi LA OJ’Sl'il»VACIUN.

Lony¡Lud de un gr ado s e g ú n O nSE llV A D O U E S.


la lat i t ud del me di o del arro
me di do.

o 7 1 !í' :íS Svanbery.


5 72 01 ,8 M aupertuis.

57 13 7,0 S l r u v e , T o m i e i ’.

:>7 I KJ /2 B essel, Baeyer

57003,1 Schum acher.

5 7 ! 2 (5, í Gauss. 1

5 7 07 5,0
R oy, M uclye, Kaler.
.'>7 0 7 1 , 8
1 ---------
Delanibre, J VIúchain.
5 7 01 2,5
Biot, A ragú.

5 GS8 Ü,(Í M asón , D ixon. ¡

F»(i7 7 :{,<i Laiiibton, Everest. i


r>c7 o y , o L a m í >I o n .

La Coiidam ine.
o(i8 i;í,(¡
Bouyuer.

5 7 0 o . ) , (¡ Laeaille.
50 0 3 2 ,5 M a c loar.
1
La determinación de la figura de la Tierra por la medi­
da de un grado del meridiano, bajo diferentes paralelos,
exige una gran precisión en la indicación délas longitudes.
Ya, en 1740, Cassini de T hury y Lacaille se valian como
señal para medir una perpendicular al meridiano de París,
de la inflamación de la pólvora. Despues, desde la gran
triangulación de Inglaterra, fueron determinadas las lon­
gitudes de los arcos de paralelos y las diferencias de los
meridianos, de Beachy Head á Dunnose y de Douvres á
Falmouth (20), con medios de ejecución mas seguros v
mayor exactitud, pero entre longitudes distantes solamente
I o 2(Y y 6o 22'. La mas brillante de esas operaciones es la
que ha abarcado un espacio de 15° 3 2 ' 2 7 " , entre el meri­
diano de Marennes, en la costa occidental de Francia , y el
de Fiume, á través de la cadena mas occidental de los Al­
pes y las llanuras de Milán y de Padua. La operacion
se hizo por completo bajo lo que se ha convenido en llamar
el paralelo medio de 45°, por Brousseaud y Largeteau,
Plana y Carlini. Las numerosas esperiencias del péndulo,
ejecutadas con este motivo en la proximidad de las cadenas
de montaña, han comprobado de nuevo y de una manera
notable las atracciones locales, reveladas ya por la compa­
ración de las latitudes astronómicas con los resultados de
las medidas geodésicas (21).
Además de este doble procedimiento de medida directa:
la medida por el arco de meridiano y la medida por el
arco de paralelo, debemos citar también otro modo pura­
mente astronómico de determinar la figura de la Tierra.
El principio de este método es la iofluencia que la Tierra
ejerce sobre el movimiento de la Luna, es decir, las des­
igualdades
O
de los movimientos lunares en longitudO
y en
%J
latitud. Laplace, primero que ha descubierto la causa de
estas desigualdades, ha enseñado también la aplicación
que puede hacerse de ella, demostrando de una manera
m uy ingeniosa la ventaja considerable que presenta este
método que no pueden ofrecer las medidas de grado
calculadas aisladamente ni las esperiencias del péndulo, á
saber : la ventaja de determinar por un resultado sencillo
y único la figura media, es decir, la forma general de la
Tierra. Léese con placer, el pasaje donde el autor del des­
cubrimiento dice en términos tan felices que un astrónomo,
sin salir de su observatorio, puede reconocer en los movi­
mientos de un cuerpo celeste la forma particular del pla­
neta que habita (22). Despues de una últina revisión de
las dos desigualdades del movimiento de la Luna en longitud
y en latitud, y aprovechándose de muchos miles de ob­
servaciones, debidas á Bürg, á Bouvard y á Burckardt (23),
ha demostrado Laplace, por su método lunar, un aplana­
miento de J/ 305 j resultado m u y aproximado al obtenido
por las medidas de grado paralelo, que es 1/ . 29í>-
Las oscilaciones del péndulo suministran un tercer me­
dio de determinar la figura de la Tierra, es decir, supo­
niendo que la Tierra tiene la forma de un elipsoide, re­
conocer la relación del eje mayor con el menor medio
fundado en la ley en cuya virtud la pesantez a u ­
menta del ecuador á los polos. Ya hácia fines del siglo x,
durante el brillante período de los Kalifas Abasidas (24),
los astrónomos árabes, y particularmente Ebn Junis, se
habían servido del péndulo para medir el tiempo. Despues
de una interrupción de 600 años, Galileo y el padre Ric-
cioli en Bolonia pusieron en práctica el mismo método (25).
Combinando un sistema de ruedas con el péndulo para re­
gularizar la marcha del reloj, como se había ya intentado
por primera vez en 1612, en Pádua, en los imperfectos en­
sayos de Sanctorius, y mas tarde, en 1656, en-el bello
trabajo de H uygens, y comparando la marcha del reloj
astronómico en París y Cayenne, Richer, en 1672dió la p ri­
mera prueba material de los diferentes grados de intensi­
dad del peso bajo diversas latitudes. Picard vigiló, cier­
tamente, los preparativos de esta importante espedicion,
pero no se atribuye el mérito de la iniciativa. Riciier aban­
donó á Paris en el mes de Octubre de 1671, y Picard, en la
descripción de la medida de grado que apareció el mismo
año, habla simplemente de la hipótesis espuesta en una se­
sión de la Academia, por uno de sus miembros, conjetura
según la cual,.en razón de la rotacion de la Tierra, las pe­
sas del reloj se movían mas ligeramente bajo el ecuador que
hácia los polos (26). Añade en términos dubitativos que, se­
gún algunas observaciones hechas en Londres, en Lyon y
en Bolonia, parecía que el péndulo de segundos debia acor­
tarse, á medida que se aproximaba al ecuador, pero que, por
otra parte, no tenia entera confianza en los resultados obte­
nidos, porque en La Haya, á pesar de la situación mas se-
tentrional de esta ciudad, la longitud del péndulo era la
misma que en Paris. Está acreditado que Newton tuvo
conocimiento de la medida del grado ejecutada por Picard,
bastante tarde, pero desgraciadamente ignoramos completa­
mente en que época le fueron revelados los resultados tan
importantes para el de las esperiencias de Richer sobre el
péndulo, que datan, como se ha visto, de 1672, pero que na
fueron del dominio público hasta 1679; igual duda existe-
respecto á la fecha en que conoció Newton el descubri­
miento del aplanamiento de Júpiter, hecho por Cassini
anteriormente á 1666. Es de gran interés para la histo­
ria de una astronomía física, fundada en principios mate­
máticos, distinguir cuidadosamente las fechas, sobre todo
en una época en que las miras teóricas prestaban poderosa
atractivo á las observaciones, y en que por una feliz ri­
validad, las observaciones influían sobre las teorías.
Las medidas directas de arcos del meridiano ó de arcos
paralelos, sobre todo si nos fijamos, para la primera de esas,
operaciones, en la medida del grado ejecutada en-Francia
entre 44° 42' y 47° 30' de latitud ^27), y si se comparan,
para la segunda, los puntos situados al Este y Oeste de los
Alpes griegos. (28), prueban ya que la forma real de
la Tierra se separa sensiblemente de la forma elipsoidal
geométrica. El desacuerdo entre los diversos valores del
aplanamiento^ que dan las diferentes longitudes del pén­
dulo, y la distribución de los lugares en donde estas
diferencias se manifiestan, son todavía mucho mas sor­
prendentes. La determinación de la figura de la Tier­
ra po reí aumento ó disminución del peso, es decir, por
la intensidad de la atracción local, supone que el peso
ha quedado, en la superficie del esferoide terrestre, tal
cual era, cuando el paso del estado líquido al estado
sólido, y que despues no se lia producido cambio alguno
en la densidad (29). A pesar de los perfeccionamientos lle­
vados á los instrumentos y á los métodos por Borda, Ivater
y Bessel, no pueden citarse actualmente en los dos hemis­
ferios, desde las islas Maluinas. en donde Freycinet. Du-
perrey y Ross. establecieron sucesivamente sus observacio­
nes, hasta el Spitzberg, por lo tanto desde 51° 35' de latitud
austral, hasta 79° 50' de latitud boreal, no pueden citarse,
repito. mas que de 65 á 70 puntos distribuidos irregular­
mente, sobre los cuales la longitud del péndulo simple
haya sido determinada con igual precisión que la posicion
de los lugares en latitud, longitud y altura sobre el nivel
del mar (30). ’
Se lia comprobado por las esperiencias del péndulo en
la parte de un arco del meridiano medido por los astróno­
mos franceses, así como por las observaciones del capitan
Kater en la triangulación de la Gran Bretaña, que los
resultados no pueden representarse aisladamente por una
variación del peso en relación con el cuadrado del seno
de la latitud. También el gobierno inglés se decidió,
ímte la opinion del vicepresidente de la Sociedad Real,
Gilbert, á organizar una espedicion científica cuya direc­
ción fue confiada á mi amigo Sabine, que habia acompa­
ñado, en calidad de astrónomo, al capitan Parry en su
viaje de descubrimiento al polo Norte. En 1822 y 1823. esta
espedicion liabia llevado á Sabine á lo largo de las costas
occidentales de Africa. desde Sierra-Leona hasta la isla de
Santo Tomás, próxima al ecuador; de allí subió por la isla
de la Ascensión liácia las costas de la América del Sud,
desde Bahía hasta la embocadura del Orinoco, despues
liácia las Indias occidentales y la Nueva Bretaña; pene­
trando, finalmente, en las regiones polares árticas, hasta
Spitzberg y en una parte de la Groenlandia oriental cu­
bierta de montañas de hielo, y que ningún navegante
liabia visitado todavía (lat. 74° 32'). Esta brillante empre­
sa. realizada tan gloriosamente, tuvo la ventaja de ser diri­
gida liácia un objeto único, y de abarcar puntos distan­
tes entre sí 93 grados de latitud.
El campo esplotado por los astrónomos franceses se h a ­
llaba mas apartado á la vez de la zona equinoccial y de la
zona ártica; en cambio, los lugares de observación, dispues­
tos en línea recta, podían compararse directamente con el
arco parcial determinado por las operaciones astronómicas y
geodésicas. Biot continuó, en 1826, la série de las espe-
riencias sobre el péndulo, desde Formentera, á los 38° 39'
56". en donde anteriormente habia hecho observaciones con
Arago y Chaix, hasta la isla de Unst, la mas setentrional
de las islas Schetland, renovando sus esperiencias en mayor
escala, de acuerdo con Mathieu, bajo los paralelos de Bor-
deaux, de Figeac y de Pádua, hasta Fiume (31). Los resul­
tados que obtuvo, combinados con los de Sabine, dan, para
todo el cuarto de círculo del hemisferio setentrional, un
aplanamiento de ; pero, si se divide el hemisferio en
dos zonas se encuentra desde el ecuador hasta los 45° J/ . 2T6,
y desde los 45° hasta el polo 1/ 30G (32). La mayor parte de
las esperiencias han demostrado, en ambos hemisferios, la
influencia de las masas compactas de basalto, de grunstein,
de diorita y de melafiro, por oposicion con las rocas es­
pecíficamente mas ligeras de las formaciones terciarias y
de los terrenos estratificados; ha podido apreciarse en
particular el aumento del peso en las islas volcáni­
cas .33). Hanse observado también, sin embargo, gran
número de anomalías que no se esplicarian por lo que
podemos conocer de la constitución geológica del suelo.
Para el hemisferio meridional, contamos con una série
de observaciones escelentes, aunque poco numerosas y es­
parcidas por vastos espacios, cuyos autores son Freycinet,
Duperrey, Fallows, Lutke, Brisbane y Rumker. Esas ob­
servaciones confirman lo que es tan sorprendente en el he­
misferio del Norte, que la intensidad de la pesantez varía
bajo la misma latitud, y también que el aumento de la pe­
santez, del ecuador al polo,.no parece seguir las mismas le­
yes bajo meridianos diferentes. Las esperiencias de Lacaille
en el cabo de Buena-Esperanza, y las de Malaspina en el
viaje de circunnavegación que hicieronlos españoles, habían
estendido la opinion de que el hemisferio del Sud está nota­
blemente menos aplanado que el hemisferio del Norte ; pero,
como he dicho en otra parte (34), la comparación de las
islas 'Maluinas y de la Nueva-Holanda con New-York,
Dunkerque y Barcelona, dieron resultados mas exactos, que
han demostrado lo contrario.
De todo lo que precede resulta que el péndulo, especie
de sonda arrojada á las capas invisibles de la Tierra, es
sin embargo, para la figura de nuestro planeta, manan­
tial de informaciones menos seguras que las medidas de
grado y los movimientos de la Luna. Las capas concéntri­
cas y elípticas de la Tierra, homogéneas, si se las considera
aisladamente , pero que reciben de la superficie al centro,
un aumento de densidad en cierta relación con las dis—
tandas, y difieren en algunas partes por su naturaleza*
su disposición y la sucesión de las densidades, pueden
producir irregularidades locales en la intensidad del peso.
Si las condiciones que lian dado lugar á esas irregula­
ridades son mucho mas recientes que la solidificación
de la corteza esterior, nada impide representarse la figura
de la superficie terrestre como libre de las modificaciones
locales que hubiera debido causar el movimiento interior
de las masas en fusión. Las diferencias de los resultados en
las medidas del péndulo son por otra parte demasiado sensi­
ble para que sea permitido hoy aun atribuirlas á errores de
observación. En los lugares donde, agrupando y combinan­
do diferentemente las estaciones, se ha podido llegar á resul­
tados concordantes, ó cuando menos á comprobar una m ar­
cha regular, los péndulos dan siempre un aplanamiento
comprendido próximamente entre y 1/ 290 , mas con­
siderable por consiguiente que el que se deduce de las
medidas de grado.
Si nos atenemos al resultado que dan las medidas
de grado, el mas generalmente adoptado hoy, según los úl­
timos cálculos de Bessel, ó sea 1/ “2 9 9 ’1 o2 j>es preciso admitir
que el hinchamiento de la Tierra llega, bajo el Ecuador, á
una altura de 10,938 toesas (3272077 1 — 3261139 1), ó
en millas geográficas 2 */», y con mas exactitud *2,873 (3o).
Como desde hace mucho tiempo se ha tenido la costum­
bre de comparar ese hinchamiento con macizos de mon­
tañas cuyas dimensiones son conocidas, elegiré por punto
de comparación, la mas alta de entre todas las cimas del
Himalaya medidas hasta el dia, el Kintschindjinga, de
4,406 1 de altura, según el coronel Waugh, y la parte de
la meseta del Tibet, más próxima á los lagos sagrados de
Rakas-Tal y de Manassarovar, que, según los cálculos del
teniente Strachey tiene 2,400 1 por altura media. Por
consiguiente, el hinchamiento convexo de la Tierra, bajo la
zona ecuatorial, no es de hecho triple del levantamiento de
la montaña mas alta sobre el nivel del mar. Es próxima­
mente quíntuplo del de la meseta oriental del Tibet.
Debemos observar aquí que los diferentes valores del
aplanamiento, suministrados por las solas medidas de
grado y por la combinación de esas medidas con las espe-
riencias del péndulo, no dan, para el hinchamiento equi­
noccial, resultados tan diversos como podrian hacer creer
las fracciones á primera vista (36). La diferencia entre Vsio
y 1/ 2so: límites estremos del aplanamiento, no produce
apenas entre el eje mayor y menor de la Tierra sino una
diferencia de 6,600 pies, que no es el doble del Brochen
ó del Vesubio, sino la décima parte próximamente del va­
lor que da para el hinchamiento terrestre el aplanamiento
representado por 1/ 29q.
Tan pronto como ciertas medidas de grado exactísimas,
ejecutadas bajo latitudes m uy diferentes, dieron á conocer
que la Tierra no puede tener, en el interior, una densidad
uniforme, puesto que está comprobado que el valor del
aplanamiento es m uy inferior á la fracción adoptada por
Newton (1/ 23 o)j J muy superior á aquella en que se fijó
Huygens (1/ s7s) . en la idea de que toda la atracción se
hallaba reunida en el centro de la T ierra. la relación en­
tre el valor del aplanamiento y la ley de la densidad en
el interior del globo llegó á ser uno de los objetos impor­
tantes del cálculo analítico. Las especulaciones teóricas re­
ferentes al peso hicieron que desde luego se tuviera
en cuenta la atracción ejercida por los grandes macizos de
montañas, que se levantan como escollos sobre el lecho
desecado del mar atmosférico. Desde el año 1728, Newton,
en su libro titulado Treatisc o f íhe System ofíhe IVorfc/ in
a popular w aij, trataba de averiguar cuanto haría desviar
el péndulo de la dirección vertical una montaña de 2,500
pies de altura y un diámetro de 5,000. Este problema
fue probablemente el que suscitó las esperiencias poco con­
cluyentes de Bouguer en el Chimborazo (37), las de Mas-
kelyne y de Hutton en el monte Schehallien en el Pertli-
shire, cerca de Blair Athol; el que dió la idea de comparar
las longitudes del péndulo obtenidas por Carlini en el hos­
picio del monte Cenis, sobre una meseta de (5,000*pies, con
las observaciones hechas por Biot y Mathieu á nivel del
mar, cerca de Bordeaux; el que ha dado origen por último
á las bellas esperiencias á que se entregaron Reich y Baily,
con el ingenioso instrumento de la balanza de torsión, in­
ventada en su origen por Mitchell, y que Wollaston tras­
mitió á Cavendish (38). He hablado ya detalladamente, en
la descripción general de la Naturaleza (39), de los tres mé­
todos que pueden servir para determinar la densidad de
nuestro planeta : la desviación de la plomada, las oscilacio­
nes del péndulo y la balanza de torsion. Solo me resta citar
aquí las esperiencias á que se consagró de nuevo Reich,
en 1847 y 1850, con su infatigable celo, y que ha dejado
consignadas en una obra reciente (40). Pueden resumirse
como sigue los resultados obtenidos hasta el d i a :
P lomuda.
M o t i l e S c h e h a l l i e n . — T é r m i n o m e d i o e n l r e el m á x i m u m ( 4 , S ü 7 ) ,
y el m í n i m u m (í,.')?)9) o b s e r v a d o s p o r P i a y f a i r ................................... í , 7 l . ‘{

Pendido.

M o n l e - C c n í s . — O b s e r v a c i o n e s d e Car l i ni c o n l as c o r r e c c i o n e s de
G i t i l í o ........................................................................................................................................................................................................................... í,!)c(>

Balanza de torsion.

Observaciones de Ca ve nd is h , calculadas po r 1 5 a i l y ............................o , 4 4 8


d e R e i c h , 1 8 3 8 .............................................................................. :J,4Í0
de D aily , 1 8 4 2 ........................................................ :>,(í« 0
d e R e i c h , I S Í 7 - I S 5 U ................................................................. .>,577

El término medio de los dos últimos resultados da para


la densidad de la Tierra 5,62, tomando por unidad la del
agua. Esta densidad es muy superior á la de los basal­
tos mas finos y compactos, que, según las numerosas es­
periencias de Leonhard . está comprendida entre 2,95
v 3,67 : escede también á la de las piedras de imán, que
varía entre 4,9 y 5,2; es algo inferior á la del arsénico
nativo de Marienberg y de Joacliimstlial (41). Hemos vis­
to en otra parte (42) que, según la vasta estension de las
capas estratificadas, de las formaciones terciarias y de los
terrenos de aluvión que forman hoy la parte continental de
la superficie terrestre, y entre las cuales se destacan como
islas en medio délos mares, los pequeños intervalos ocupa­
dos por los levantamientos plutonianos y volcánicos, las ro­
cas que componen la parte superior de la corteza terrestre
alcanzan apenas una densidad de 2,4 á 2,6. No obstante,
si se admite con Rigaud que el elemento sólido está con el
elemento líquido en la relación de 10 á 27, y si se tiene
en cuenta la profundidad de las aguas, que, según las es­
periencias de la sonda, pasa de 26,000 pies, resulta que
la densidad de las capas de nuestro planeta colocadas in ­
mediatamente despues de la superficie sólida y de la su­
perficie oceánica, es apenas de 1.5. Un célebre geómetra,
Plana, observa cuán infundadamente atribuye el autor de
la Mecánica celeste á las capas superiores de la Tierra la
densidad del g ran ito , exagerando además un poco esta
densidad, que representa por 3. sin que por esto adopte
para la densidad del centro de la Tierra mas de 10,047 (43).
Esta densidad es, según Plana, de 16,27, el cual no
evalúa sin embargo la de las capas superiores mas que
en 1,83, alejándose poco del resultado qué da, para la
densidad media de la corteza terrestre, 1,5 ó 1,6. El pén­
dulo vertical, como el péndulo horizontal, llamado tam ­
bién balanza de torsion, merece el nombre de instru­
mento geognóstico: pero la geología de los espacios sub­
terráneos é inaccesibles de nuestro planeta, asi como tam­
bién la astronomía de los cuerpos celestes opacos, debe tra­
tarse con estremada circunspección. Me propongo además,
en la parte de esta obra consagrada á los volcanes, abor­
dar cuestiones presentadas antes que por mí por otros, acer­
ca de las corrientes que se mueven á través de la fluidez
general del interior de la Tierra:J sobre la verosimilitud
o
ó inverosimilitud del flujo y del reflujo que pueden produ­
cirse en cuencas aisladas ó incompletamente ocupadas, so­
bre la existencia de espacios vacíos bajo las cadenas de
montañas (44). En un libro que tiene por objeto represen­
tar el conjunto de la Naturaleza, no debe permitirse la
omision de ninguna de las consideraciones á que pueden
llevarnos las observaciones positivas y aun las analogías
próximas á la verdad. . •
(D ksui rollo dd ciuulro general de la Xaluraleza. — Véase E l Cosmos, t. I,
[>. lo ;i-!(J 0 y notas :»7 - í 0 ).

Las consideraciones sobre el calor subterráneo, c u ja


importancia ha crecido tanto desde que generalmente se ha
reconocido el lazo que le une á los fenómenos de levanta­
miento j de erupción , fúndanse en parte en las medidas
directas , j por consiguiente incontestables, de la tempera­
tura en las fuentes, los pozos horadados j las minas, j en
los cálculos analíticos á que pueden dar lugar el enfria­
miento progresivo de la Tierra j la consecuencia que de él
ha debido resultar primitivamente para la velocidad de la
rotacion j la dirección de las corrientes subterráneas de
calórico (45). A su vez, la depresión polar depende del de­
crecimiento de la densidad en las capas concéntricas j he­
terogéneas que se han superpuesto unas á otras. La prime­
ra parte de estas investigaciones, la parte esperimental, la
mas segura por consiguiente j á la cual debemos limitar­
nos aquí, no puede difundir la luz sino en un espesor in­
significante de la corteza terrestre, j la segunda , la parte
matemática, en razón de su naturaleza misma, proporciona
resultados mas bien negativos que positivos. Ella es la que
ofreciendo al espíritu la asociación atractiva de ideas inge­
niosas, ha sentado problemas que no pueden pasarse en
silencio, cuando se buscan las conjeturas á que han dado
materia el origen de las fuerzas volcánicas j la reacción
de las masas en estado de ebullición sobre la corteza del
globo (46). El mito geognóstico del Piriñegeton, con
que trataba Platón de esplicar el origen de las fuentes
termales y las erupciones de los volcanes, nació de la nece­
sidad , sentida desde luego y de un modo tan general, de
asignar una causa común á un vasto conjunto de fenóme­
nos misteriosos (47).
En medio de las múltiples combinaciones que crean, en
la superficie de la Tierra, los efectos de la insolación y la
irradiación del calórico, entre esa variedad de rocas que,
difiriendo entre sí de composicion y de densidad, conducen
m uy desigualmente el calor, hay motivo para sorprenderse
deque las mas de las veces, siempre que hayan sido he­
chas las observaciones con cuidado y en favorables circuns­
tancias , el crecimiento de la temperatura en razón de la
profundidad dé, en localidades muy diferentes, resulta­
dos tan concordantes. Los pozos artesianos m uy profun­
dos son los que mas se prestan á las observaciones, es­
pecialmente cuando estáu llenos de aguas turbias, algo
espesas por la arcilla, menos propias, por lo tanto, para for­
mar corrientes subterráneas, y cuando en ellos no se infil­
tran muchas aguas estrañas, penetrando á diversas alturas
por las grietas laterales. Empezaremos, pues, atendiendo
á su profundidad, por los dos pozos artesianos, estimados
como los mas dignos de observación : los pozos de Grenelle
y de Neu-Salzwerk, en los baños salados de (Eynhausen,
cerca de Minden, pudiendo garantizar la exactitud de las
informaciones que siguen :
Según Walferdin ( 4 8 \ autor de todo un sistema de
aparatos m uy ingeniosos para medir la temperatura en
las profundidades de las fuentes y en las del mar, el sue­
lo del pozo de Grenelle está á 30"1 21 sobre el nivel del
mar, elevándose el agua á 331'1 33 sobre el suelo. La suma
de esas dos alturas, 69m 57, es inferior en 60 metros próxi-
Tvlí.IO ¡ V . •
mámente á la superficie inferior de la capa de asperón
verde que forma la colina de Lusigny, al Sud-este de
París, y c u ja s filtraciones suministran probablemente las
aguas del pozo de Grenelle. La abertura de sonda se halla
abierta á una profundidad de 547m bajo el suelo, ó 510,n 76
bajo el nivel del mar. La ascensión total de las aguas es,
pues, de 580'11 3 3, y la temperatura de la fuente de 27° 75
del termómetro centígrado (22° 2 Reaumur): de donde re­
sulta que la temperatura se eleva 1 grado del termómetro
centígrado por cada 32™ 3.
El orificio del pozo de Neu-Salzwerk, cerca de Relime,
está-á 217 pies sobre el nivel del mar; su profundidad ab­
soluta, á partir del punto en que se lia empezado á cavar el
suelo, tiene 2.144 pies. Las aguas salinas, que brotan
cargadas de gran cantidad de ácido carbónico , se Hallan
por consiguiente á 1.926 pies bajo el nivel del Océano;
la mayor profundidad relativa quizá á que lian llegado los
hombres en el interior de la Tierra. La fuente de Neu-
Salzwerk, conocida con el nombre de baño de CKynhausen,
tiene una temperatura de 32° 8 (26° 3 Reaumur), y como
el término medio de la temperatura anual es, en este sitio,
algo mayor que 9°,6 (7o 7 Reaumur), puede deducirse que
la temperatura aumenta 1 grado centígrado por cada 30
metros. Comparado con el pozo de Grenelle, el de Neu-
Salzwerk está, absolutamente hablando, 461 pies mas pro­
fundo ; penetra 354 pies mas hondo bajo el nivel del mar,
y la temperatura de sus aguas es 5o, 1 mas elevada (49).
Un aumento de calor de 1 grado centígrado exige, en
P a rís , 7 p 1p mas de profundidad: la progresión es por
consiguiente 1/ li mas lenta. He hecho notar en otra par­
te (50) que La Rive y Marcet comprobaron un resultado
idéntico en el pozo artesiano de Brego y, cerca de Ginebra,
cuya profundidad es solo de 221ra . por mas que esté á
mas de 1,500 pies sobre el mar Mediterráneo.
Si. á esos tres pozos, cu vas profundidades son respecti­
vamente 547,680 y 221 metros, se agrega un tercero,- el
de Monk Wearmouth, cerca de Newcastle, cuyas aguas
llenau el fondo de una hullera, y en donde los trabajos, se­
gún los cálculos de Philiphs, se han seguido hasta una pro­
fundidad de 4 5 6 m bajo el nivel del mar, hállase el notable
resultado de que, en cuatro localidades tan distantes unas
de otras, la profundidad correspondiente á 1 grado centí­
grado no varía mas que de 91 á 99 pies (51). Sin embargo,
según los medios que se emplean para medir el calor sub­
terráneo á profundidades determinadas, no podemos lison­
jearnos de hallar siempre la misma conformidad. Si se ad­
mite, además, que las aguas pluviales, que se filtran sobre
las alturas y se equilibran como en sifones, pueden, en ra­
zón de la presión hidrostática que ejercen, señalarla ascen­
sión de las fuentes á mayores profundidades, y que las aguas
subterráneas adquieren la temperatura de las capas con que
están en contacto, síguese de aquí que, en ciertos casos, las
aguas délos pozos, en comunicación con las aberturas ver­
ticales, deben recibir nuevo aumento de calor de profun­
didades desconocidas. Esta influencia, que es preciso no
confundir con la conductibilidad, variable según las rocas,
puede hacerse sentir en puntos m uy apartados de los po­
zos. Es probable que las aguas subterráneas tan pronto se
muevan en espacios reducidos, como arroyos que corren por
medio de barrancos, lo que es causa de queen muchos en­
sayos de pozos artesianos, aun m uy aproximados, solo al­
gunos lleguen á lograrse, y como llenen cuencas estensas
cavadas horizontalmente, circunstancia que favorece el
trabajo. Las anguilas, las conchas y los restos vegetales
que se encuentran, m uy rara vez por lo demás, mez­
clados ¿ esas aguas, son indicio de una comunicación entre
la superficie del globo y las regiones subterráneas. Si, por
las razones precedentes, las fuentes ascendentes pueden al-
gima vez ser mas calientes de lo que haria presumir la poca
profundidad de los pozos, en cambio, aguas mas frias, in­
troduciéndose por las hendiduras trasversales, logran en
ocasiones hacer descender su temperatura.
Háse observado j a que los puntos situados en una
misma línea vertical, á m u j pequeña distancia bajo la su­
perficie de la Tierra, sienten, en épocas m u j diferentes, el
máximun j el mínimun que la posicion del Sol j el cambio-
de estaciones producen en la temperatura atmosférica. Se­
gún las observaciones siempre exactas de Quételet (52)r
las variaciones diurnas no son sensibles j a á una profundi­
dad de 3 pies j s/~ . En Bruselas, termómetros colocados,
á 24 pies bajo el suelo señalaron la temperatura mas ele­
vada el 10 de Diciembre, j la mas baja el 15 de Junio.
Cuando los preciosos esperimentos á que se dedicó Forbes
en las cercanías de Edimburgo, sobre la conductibilidad de
diferentes rocas, el máximum de calor se produjo el <X de
Enero en las combinaciones basálticas de Calton-Hil, á 23
pies de profundidad (53). Según las esperiencias hechas
por Arago durante muchos años en el jardín del Observa­
torio de París, en uno de ellos no tuvieron lugar sino m u j
pequeñas diferencias de temperatura á 28 pies bajo el suelo.
A 26 pies í/ . i , Bravais halló, cerca de Bossekop, en el Fin-
marck, á los 69° 58', que la temperatura variaba aun un
grado. A medida que se desciende, la diferencia entre las
mas altas j las mas bajas temperaturas desaparece poco á
poco. Según Fourier, cuando la profundidad crece en pro-
porcion aritmética, las diferencias entre las temperaturas
forman una proporcion geométrica decreciente.
La profundidad de la capa de temperatura invariable
depende á la vez de la altura polar, de la conductibilidad
délas rocas j de la diferencia termométrica entre la estación
mas cálida j la mas fria. Bajo la latitud de París (48° 50')
es de tradición tomar la profundidad de las cuevas del Ob-
servalorio (86 pies) j su temperatura (11°,834) como pro­
fundidad y temperatura de la capa invariable. JDesde el
año 1783, en que Cassini y Le Gentil colocaron en esos
subterráneos, que formaban parte en otro tiempo de ciertas
canteras, un termómetro de gran precisión, el mercurio
subió 0o,22 ^54), Esta elevación, ¿debe atribuirse á un ac­
cidente ocurrido en la escala termométrica que Arago habia
rectificado en 1817, con su exactitud acostumbrada, ó pro­
viene en realidad de un aumento de temperatura? cosa es
esta que no se sabe todavía positivamente. La temperatura
media del aire en París es de 10°,822. Bravais piensa que
el termómetro de las cuevas del Observatorio está j a colo­
cado bajo la capa de temperatura invariable, aunque Cas­
sini haya creido encontrar una diferencia de 0°, 02 entre
la temperatura del verano j la del invierno: cierto es que
la temperatura mas elevada correspondía al invierno (55).
Si se toma el término medio entre gran numero de obser­
vaciones sobre el calor del suelo, recojidas entre los parale­
los de Zurich (47°,22) j de Upsala (59° ,5 1 ), se nota el
aumento de un grado para una profundidad de 67 í/ . ¿ pies.
La profundidad correspondiente á un grado de temperatu­
ra no varía, entre esos paralelos, mas que de doce á quince
pies, j ni aun esta variación se produce regularmente de
Norte á Sud, porque la influencia de la latitud, imposible
de negar, se combina, entre límites m u j reducidos, con la
influencia déla conductibilidad del suelo v las inexactitu-
des*de las observaciones.
Según la teoría de la distribución del calor, la capa en
que cesan de ser sensibles durante todo el año las dife­
rencias de temperatura, está tanto menos distante de la su­
perficie del suelo cuanto menor es el intervalo entre el má­
ximum j el mínimum de la temperatura anual. Esta con­
sideración ha llevado á mi amigo Boussingault al método
ingenioso y fácil de determinar la temperatura media de
las regiones tropicales con un termómetro hundido en tier­
ra, á una profundidad de 8 á 12 pulgadas, en un sitio abri­
gado. De esta manera ha medido particularmente la tempe­
ratura de las regiones comprendidas entre 10° de latitud
boreal j 10° de latitud austral. A horas m u j diferentes, j
aun en meses distintos, como lo prueban las esperiencias
del coronel H all, cerca del litoral de Choco, en Tumaco, las
de Salaza en Quito, las de Boussingault en la Vega de Zu­
pia, en Marmato j en Anserma Nuevo, en el valle de Cau­
ca, la temperatura no ha variado en dos décimos de grado,
j apenas si se ha encontrado mas diferencia entre esta tem ­
peratura j la temperatura media atmosférica, en los lugares
en que la temperatura atmosférica ha sido determinada por
observaciones horarias. Es particularmente notable, que esta
identidad, comprobada por sondas termométricas, si pue­
den llamarse así esperiencias hechas á menos de un pie de
profundidad, ha j a subsistido siempre, lomismoen lasorillas
ardientes del mar del Sud , en G uajaquil j en P a jta , como
en un pueblecillo indio, situado en la vertiente del volcan
de Puraz, á 2 6 4 3 m,2 sobre el nivel del mar, según mis me­
didas barométricas. Entre las temperaturas medias de esos
lugares, colocados á alturas tan desiguales, no habia menos
de 14° de diferencia (56).
Creo de justicia, conceder particular atención á dos ob­
servaciones que he hecho en las montañas del Perú j de Mé­
jico, en minas mas altas que el vértice del pico de Teneri­
fe, mas altas que todos los lugares á donde hasta entonces
se habia llevado un termómetro. A mas de 12,000 pies so­
bre el nivel del mar, he encontrado el aire subterráneo 14
grados mas caliente que el aire esterior. La pequeña ciudad
peruana de Micuipampa está situada, según mis cálculos
astronómicos é hipsométricos, á 6o 43' de latitud boreal, en
una altura de 1,857 toesas, al pie del Cerro de Gualgajoc,
célebre por sus minas de plata; el vértice de esta montaña
pintoresca, que se levanta aisladamente como un fuerte cas­
tillo, está 240 toesas mas elevado que el suelo de la ciu­
dad (57). A distancia de la entrada de las galerías de la
Mina del Purgatorio, la temperatura del aire esterior era
de 5o,7, pero en el interior de los trabajos, á una altura
de 2 057 toesas (12342?) sobre el nivel del mar, el termó­
metro señaló siempre de una manera uniforme 19°,8 : dife­
rencia 14", 1. La roca calcárea estaba perfectamente seca
y allí presentes un pequeño número de mineros. En la Mina
de Guadalupe, situada á la misma altura, la temperatura
del aire interior era de 14°,4, lo que reduce la diferencia
á 8o,7. Las aguas que salían de galerías m uy húmedas es­
taban á 11°,3. Es probable que la temperatura media anual
de Micuipampa no esceda de 7o,5. En una de las hermosas
minas de plata de Guanaxuato, en Méjico, llamada la Mina
de Valenciana (58), mientras que yo hallaba para la tem­
peratura del aire esterior, cerca del nuevo pozo de tir o , si­
tuado á 7,122 pies sobre el mar, 21°, 2, el termómetro seña­
laba 27° en el fondo de los pozos, en las llanuras de San Ber­
nardo, á 1,530 pies debajo de la abertura del Tiro Nuevo.
Temperatura que es próximamente la media de las orillas
del golfo de Méjico. A 138 pies sobre la altura del suelo de
las llanuras de San Bernardo, se vé brotar de la roca tras­
versal un manantial á la temperatura de 29°,3. La latitud
austral de la ciudad de Guanaxuato, que he determinado
yo mismo, es de 21°,0'; la temperatura media cae próxi­
mamente entre 15°,8 y 16°,2. Estaría fuera de propósito
aventurar aquí hipótesis acerca de las causas, puramente lo­
cales quizás, que elevan la temperatura subterránea, á altu­
ras de 6,000 á 12,000 pies.
El suelo de hielo que se encuentra en las regiones mas
setentrionales del Asia forma notable contraste con ese fe­
nómeno. Aun cuando Gmelin y Pallas hablaran de él ha
mucho tiempo, habíase puesto en duda hasta su existencia;
las hábiles investigaciones recientemente hechas por Er-
man, Baer y Middendorff, han permitido formar idea exac­
ta de la estension y de la profundidad de esas capas subter­
ráneas de hielo. Según las descripciones de la Groenlandia
por Cranz, del Spitzberg por Martens y Phipps, de las cos­
tas del mar de (a ria por Sujew, y generalizando impruden­
temente sus resultados, representóse toda la parte seten-
trional de la Siberia desprovista de vegetación, constante­
mente helada en la superficie, y cubierta hasta en la llanu­
ra, de perpétua nieve. No es, como se ha supuesto, el gra­
do 07 de latitud el que señala en el Norte del Asia, el lí­
mite estremo de la vegetación de los grandes árboles, aun­
que los vientos del mar y la proximidad del golfo del Obi
la impidan crecer cerca de Obdorsk. El valle de Lena pro­
duce grandes árboles hasta el paralelo 71. En las islas de­
siertas de la nueva Siberia. numerosos rebaños de renos y
otros animales hallan donde nutrirse suficientemente (50).
Los dos viajes de Middendorff á la Siberia, que revelan su
espíritu de observación, su atrevimiento y su perseveran­
cia . se dirigieron, de 1843 á 1840, hácia el Norte, en el país
de Taymir, hasta los 75°.45' de latitud: al Sud-Este, hasta
la corriente superior del Amor y el mar de Okhotsk. La
primera de esas peligrosas espediciones habia llevado al sá-
bio viajero á una región completamente inesplorada hasta
entonces, y que ofrecia gran interés por estar á igual dis­
tancia de las costas orientales y occidentales del antiguo
continente. En el programa dispuesto por la Academia de
Ciencias de San Petersburgo, la medida exacta de la tem ­
peratura del suelo y del espesor de las capas subterráneas
de hielo ocupaba el primer lu g ar, con la distribución de
los organismos,
O ' considerada sobre todo como consecuen-
cia de las condiciones climatológicas. Las esperiencias se
instituyeron en agujeros de sonda y pozos de 20 á 57 pies
de profundidad, en mas de doce puntos distintos, particu-
lamiente en Turuchansk, en el Jenisei y en Lena, á distan­
cias relativas de 400 ó 500 millas geográficas.
De estas observaciones, las mas importantes fueron he­
chas en el pozo deSchergin, situado en Iakutsk, á 6*2°,2' de
latitud (60). Habia sido preciso romper, para sondearlo,
una capa subterránea de hielo de 358 pies de espesor. El
trabajo se terminó en 1837. Dispusiéronse termómetros á lo
largo de las paredes, en once puntos colocados unos debajo
de otros, desde la boca hasta el fondo del pozo.
La série de las observaciones, cuvos errores no están
evaluados por término medio mas que en 0o.25, abarca el
intervalo que media desde el mes de Abril de 1844 al mes
de Junio de 1846. Si se consideran los resultados parcia­
les, la disminución del frió no es proporcional á la profun­
didad, pero, en suma, la temperatura se eleva mas y mas,
como puede verse por el cuadro siguiente:

P R O r i'X D 'l)\ D . T ESIPEP.ATI.'R A .

50 pi es i n g l e s e s . — ■ G°Gl Pteatnui*.
100 — W22
i SO — 4°6 í
200 — :l°8 S
2:> 0 — :} *3 Í

382 • — 2° 40

Despues de una discusión muy profunda de todas las


observaciones, Middendorff adopta por término medio, como
correspondiente á una elevación termométrica de 1 gra­
do centígrado, una profundidad de 100 á 117 pies ingle­
ses, (61). Este resultado acredita, en el pozo de Schergin,
un aumento de temperatura mas rápido que el dado, en la
Europa central, por muchos pozos artesianos perfectamente
correspondientes entre sí (62). La diferencia está compren­
dida entre 1/ 4 y 1/ s. Háse comprobado que la temperatura
media anual de lakutsk es de — lü%15 del termómetro
centígrado ( — 8% 13 R eaum ur). Según las observaciones
llevadas á cabo durante quince años, de 1829 á 1844, por
Newerow, la temperatura del verano y del invierno con­
trastan de tal manera que algunas veces, en el mes de J u ­
lio y de Agosto, la temperatura del aire se eleva en quince
dias consecutivos hasta 25° y aun hasta 29!J,3 del termó­
metro centígrado (20'1, y 23ü,4 Reamur), mientras que, en
invierno, durante los cuatro meses de Noviembre, Diciem­
bre, Enero y Febrero, el termómetro varía de 41°,2 á 55°,9
centígrado (33° y 440,8 Ream ur) bajo cero. Puede deter­
minarse, guiándose por el crecimiento de la temperatura
comprobado en la operacion del aforamiento, á qué profun­
didad se encuentra la capa de hielo mas próxima á 0!J, en
otros términos; cuál es el límite inferior del hielo subterrá­
neo. Según los cálculos de Middendorff, completamente en
armonía con los que Erman habia hecho con mucha ante­
rioridad, es preciso ir á buscar este límite á una profundi­
dad de 012 á 642 pies. Por otra parte, la elevación de tem­
p e ra tu r a observada en los pozos de Mangan, de Schilow y
de Dawidow, colocados en medio de las colinas que costean
la orilla izquierda de Lena, á una milla todo lo mas de
lakutsk, autorizaría á creer que la capa normal de üu se en -
cuentra á 300 pies del suelo , y aun quizás á menor pro­
fundidad (63). Cierto es que esos pozos no han alcanzado
todavía una profundidad de 60 pies. ¿Debe deducirse de
aquí que esta desigualdad de nivel es solo aparente, porque
una determinación numérica, calculada á profundidad de
tan poca importancia, no presenta garantía alguna, y que,
por otra parte, el crecimiento de la temperatura no está
sometido siempre á la misma ley? Según esto seria posi­
ble dudar de que si, por la estremidad del pozo de Scher-
gin, se hiciese pasar un plano horizontal en una estension
de muchos cientos de toesas, este plano cortase en todas .
direcciones las capas subterráneas de hielo, y que esas capas
estuvieran todas igualmente á la temperatura de ‘i 1*,3 bajo
cero.
Schrenk ha examinado el hielo subterráneo en el pais
de los Samoyedas, á los 67°,5 de latitud. En Pustojenskov
Gorodok, el aforamiento del pozo se precipitó por medio del
fuego. En verano, háse encontrado la capa de hielo á 5
pies de profundidad, y habíasela seguido hasta (33 pies
cuando se destruyó repentinamente el trabajo. A poca dis-.
tancia de allí, en las costas de- Ustje, pudo correrse en
narria por el verano de 1813 (64). Durante mi viaje á la
Siberia, con Ehrenberg y Rose, hicimos cavar el suelo en
el Ural, cerca de Bogoslowsk (lat. 59° 447), en el camino
que conduce á los pozos de Turjin (65). El suelo era hor­
naguero; á 5 pies de profundidad halláronse ya tímpanos
de hielo mezclados como brechas á la tierra helada; des­
pues empezaba una capa compacta de hielo cuyo término
no había podido hallarse aun á 10 pies.
Según Middendorff, que ha generalizado de una ma­
nera m uy ingeniosa los resultados de la observación, para
determinar la estension geográfica del suelo de hielo, es
decir, la circunscripción en que se encuentra, á una cierta
profundidad, hielo y tierra helada, desde las regiones mas
setentrionales de la Escandinavia hasta las costas orien­
tales del Asia, deben tenerse en cuenta las influencias lo­
cales todavía mas que la temperatura del aire. Puede de­
cirse de un modo general que la influencia atmosférica es
la mas sensible de todas; sin embargo, como observa
Kupffer, las curvaturas convexas ó cóncavas de las líneas
isogeo-térmicas no son paralelas á las líneas isotérmicas
que señalan las temperaturas medias de la atmósfera. Los
vapores del aire que se precipitan en el suelo y penetran
en el interior, la ascensión de las fuentes de aguas calien­
tes, la mayor ó menor conductibilidad del suelo, son cir-
cunstancias particularmente determinantes ((3(3). Léese en
el libro de Middendorff: «E n la estremidad mas setentric-
nal del continente europeo, en el Finm ark, á los 70 y 71“
de latitud, no Hay aun suelo de hielo continuo; pero kácia
el Este, entrando en el valle del Obi. se encuentra un ver­
dadero suelo de hielo en Obdor.sk y en Beresow, 5 grados
al Sud del cabo Norte. Hacia el Este v Sud-Este. el suelo
es menos frió, á escepcion de Tobolsk sobre el Irtisch, en
donde la temperatura del suelo es mas fria que en W i-
timsk, un grado mas aproximado al Norte. El suelo de
Turuchansk sobre el Jenisei, á los 65° 54'. no está helado,
pero toca en el límite de las capas de hielo. En Amginsk,
al Sud-Este de lakutsk. el suelo es tan frió como en Ob-
dorsk. situado 5o mas lejos hácia el polo. Lo mismo su­
cede en Oleminsk sobre el Jenisei. Desde el Obi al Jenisei.
la curva que señala el límite del suelo de hielo parece su­
bir '2o hácia el Norte, para inclinarse de nuevo hácia el Me­
diodía, y atravesar el valle de Lena, 8o mas meridional que
el Jenisei. Mas lejos aun hácia el Este, la línea vuelve á
tomar la dirección del Norte (67).» Kupffer, que ha visi­
tado los pozos de Nertschinsk, da á entender que, inde­
pendientemente de la masa de hielo que forma por decirlo
así un continente hácia el Norte, debe presentarse el mis­
mo fenómeno, bajo la forma de islas, en regiones mas me­
ridionales. En general, esta línea isogeo-térmica es inde­
pendiente de las que marcan el límite de los grandes ár­
boles yjv de la vegetación.
O
‘Es un punto importante para la física del globo, haber
llegado gradualmente á abarcar, bajo una ojeada general
y cosmológica, todas las relaciones de temperatura que
puede presentar la corteza terrestre, en la parte setentrio­
nal del antiguo continente, y haber reconocido que, bajo
meridianos diferentes, el límite del suelo de hielo pasa por
latitudes m uy diversas, lo mismo que la línea de igual
temperatura anual, y la del crecimiento de los árboles, lo
cual debe mantener en el interior de la Tierra perpetuas
corrientes de calórico. En la parte Nor-Oeste de la Amé­
rica , en el mes de Agosto, Franklin encontró el suelo he­
lado á una profundidad de 16 pulgadas. En un punto de
las costas mas próximo al Este, á 71° 12' de latitud, Ri-
chardson vió, en el mes de Julio, la capa de hielo fundida
hasta tres pies debajo de un suelo cubierto de vegetación.
¡Puedan pronto iluminarnos sábios viajeros acerca del con­
junto de las relaciones que presenta el calor subterráneo
en ambos hemisferios! Las miras generales, abarcando el
encadenamiento de los fenómenos, son la senda mas segura
para descubrir las causas de esas anomalías misteriosas
llamadas con sobrada precipitación infracciones de las le­
ves de la Naturaleza.
ACTIVIDAD MAGNÉTICA DEL CUERPO TERRESTRE CONSIDERADA EN

SU T R I P L E MODO D E A C C I O N : LA INTENSIDAD, LA INCLINACION Y

LA DECLINACION.— PUNTOS EN LOS CUALES LA I NCLI NACI ON ES

IGUAL Á 90° (P OLOS MAGNÉTICOS). — CURVA DE LOS PUNTOS

DONDE NO SE O B S E R V A INCLINACION ALGUNA. — (ECUADOR MAG­

NE TIC O ).— CUATRO PUNTOS DE LA MAYOR INTENSIDAD, AUNQUE

DE INTENSIDAD DESIGUAL.— CURVA DE LA MEN OR I N T E N S I D A D . —

PE R T U R B A C I O N E S E S T R A O R DINA R IAS DE LA DECLINACION (TEM­

PESTADES MAGNÉTICA?); LUZ POLAR.

¡ii'stirrollo <lcl Cuadro ncvcral de la Nitlura¡i'Z‘i.— \cn<c Cosmos, t. I , ]». -í*¿0—1 S I y


. " 9 Í - 4 U 7 , n o t a s í I —7 0 ; t . I I , p . . " 2 _ - r > v2 T y 4 7 . ' > - í 7 f i , n o t a ? rii>—7 í .

No puede conocerse la constitución magnética de nues­


tro planeta sino de una manera indirecta, por las manifesta­
ciones de la fuerza terrestre , y á condicion de que revelen
relaciones apreciables en el espacio ó en el tiempo. La
fuerza magnética de la Tierra se señala por efectos ince­
santemente variables; bajo este punto de vista no pue­
den compararse á ella, ni la temperatura, ni las acum u­
laciones de vapores, ni la tensión eléctrica de las capas
inferiores de la atmósfera. Esta perpétua instabilidad en
los estados.magnéticos v eléctricos d é la materia, lan ío -
timamente unidos entre s í , distingue m uy esencialmente
los fenómenos del electro-magnetismo de los que produce
á distancias siempre iguales, la fuerza elemental de la
materia, á saber, la atracción de las masas y la atracción
molecular. Ahora bien, la investigación del elemento re­
gular en los fenómenos variables es el primer objeto á que
debe atenderse al estudiar las fuerzas de la Naturaleza. Si
los trabajos de Coulomb y de Arago han probado que la ac­
tividad electro-magnética puede desarrollarse en las sus­
tancias mas diversas. Faraday ha demostrado, con su bri­
llante descubrimiento del diamagnetismo. la influencia,
completamente estrana á la gravitación, de la heterogenei­
dad de las sustancias, en las diferencias de los dos ejes que
se dirigen de Norte á Sud. y de Este á Oeste. Bajo la acción
de un im án , el oxígeno encerrado en un tubo de delgado
cristal se mueve paramagnéticamente, como el hierro, es
decir, de Norte á Sud. El ázoe, el hidrógeno y el ácido car­
bónico permanecen inmóviles. El fósforo toma la dirección
diamagnética, es decir, paralela al ecuador, lo mismo que
el cobre v la madera.
En la antigüedad griega ó romana, se conocía la ad­
hesión del hierro al imán; la atracción y la repulsión; la
propagación de la fuerza atractiva á través de los vasos de
bronce y de los eslabones de las cadenas, siempre que uno
de los anillos esté en contacto con el imán (68); y por
último, la falta de afinidad para el imán de la madera, y
de los demás metales distintos al hierro. Respecto de la
propiedad directriz que el imán puede trasmitir á los cuer­
pos movibles, sensibles á su influencia, nada se sabia en
los pueblos occidentales, Fenicios y Etruscos, asi como
tampoco entre los Griegos y Romanos. Hasta los siglos xi
y xir, no vemos estendido entre las naciones del Occi­
dente el conocimiento de la virtud que ha contribuido
de una manera tan poderosa á los progresos de la na­
vegación, y que despues, en razón á los servicios materia­
les que podía prestar, ha interesado constantemente al es­
píritu en el estudio de una fuerza natural esparcida sobre
toda la Tierra, y sin embargo, tan poco observada hasta
entonces. Al enumerar las fases principales que merecen
indicarse en la historia de la Contemplación del Mundo,
hemos tenido j a ocasion de dar á conocer algunos detalles
que reunimos aquí en una sola ojeada (69).
Entre los Chinos, la propiedad inherente al imán de
señalar el Norte y el Mediodía se halla aplicada, por medio
de una aguja imantada nadando sobre el a g u a , en un
tiempo que precede quizás á la invasión dórica y á la
vuelta de los Heráclidas al Peloponeso. Pero es digno de
observarse que, en las naciones orientales del Asia, la aguja
imantada se usó en los viajes por tierra antes de utilizarla
en la navegación. En la parte anterior de los carros magné­
ticos, una aguja, nadando libremente sobre el agua, hacia
mover el brazo de una pequeña figura que señalaba el
Sud. Uno de esos aparatos llamados Fse-nan (indicadores
del Sud) fué dado como presente 1100 años antes de nues­
tra era, bajo la dinastía de los Tscheu, á embajadores del
Tunkin y de la Cochinchina que tenían que atravesar es­
tensas llanuras para regresar á su país. Los carros magné­
ticos se usaban todavía en el siglo xv despues de Jesu­
cristo (70). Conservábanse muchos en el palacio del empe­
rador , que servían para orientar las caras del edificio,
cuando se construían claustros budistas. La frecuente apli­
cación de la aguja imantada trajo poco á poco á los mas
ilustrados de entre los Chinos, á consideraciones físicas so­
bre la naturaleza de los fenómenos magnéticos. El autor
chino de un Elogio del imán, Kuofo, que vivía en la época
de Constantino, compara la fuerza atractiva del imán con la
del ámbar frotado. «Parece, dice, que una ráfaga de viento
atraviesa misteriosamente esas dos sustancias, y se comu­
nica con la rapidez de la Hecha.» Esa ráfaga simbólica re ­
cuerda el alma no menos simbólica que el fundador de la
escuela jónica, Tales, atribuía á las dos sustancias atrac­
tivas (71). Es evidente que. por alma, es preciso entender
aquí el principio interior de la activid¿d y del movimiento.
Como, en razón de la escesiva movilidad de sus agujas
nadantes ó brújulas acuáticas, los Chinos podían difícil­
mente medir sus indicaciones, á principios del siglo xn
despues de Jesucristo, fueron reemplazadas por agujas que
se movían libremente en el aire, aunque suspendidas de un
hilo de algodon ó de seda m uy tirante, según el procedi­
miento llamado hoy suspensión á lo Coulomb, y que usó pri­
mero que nadie Gilbert en la Europa occidental. Los Chinos
empezaron en la misma época á determinar con este mismo
aparato perfeccionado, la declinación occidental que, en
esta parte del Asia, parece esperimentar solo variaciones
lentas y casi insensibles (72). Pero mucho tiempo antes la
brújula, que únicamente habia servido al principio para los
viajes de tierra, se aprovechó para la navegación. Bajo la
misma dinastía de los T sin, en el siglo iv de nuestra era,
juncos chinos guiados por la brújula visitaron los puertos
de la India y las costas orientales del Africa. Ya doscientos
años antes, bajo el reinado de Mareo-Aurelio Antonino;
llamado An-Tun por los historiadores chinos de la dinas­
tía de los Han, diputados romanos habían llegado por agua
al reino de Tunkin, y de allí á China. Pero no era esta rela­
ción pasajera la que podia hacer que entrase la brújula en la
práctica de la navegación europea; debíase esperar á que
el uso se hiciera general en todo el Océano Indico, en las
costas de la Persia y de la Arabia, y esto no sucedió has­
ta el siglo x i i . Rigorosamente no se sabe si la importación
de la brújula proviene de la influencia directa de los A ra­
bes ó de los cruzados que, desde el año 1096, comercia­
ron con el Egipto y el Oriente propiamente dicho. En las
investigaciones cronológicas de este género, apenas si se
puede pretender determinar con certeza el límite estremo
á partir del cual se han realizado los hechos. La sátira po­
lítica de (jruyot de Provins 1199^ cita la brújula como ins-
TOM<) 1\. í
frumento conocido de m uy antiguo en el mundo cristiano.
También se habla de ella en la descripción de la Palestina
del obispo de Tolemaida, Santiago de Vitry, que debió
terminarse en 1204 y 1215. Dirigidos por la brújula fué
como los catalanes navegaron bácia las islas del norte de la
Escocia, los vascos iban á pescar la ballena en las costas
occidentales del Africa tropical, y los Normandos visitaron
las Azores, y las islas Bracir de Picigano. Las Leyes de las
Partidas del sabio R ey don Alonso el nono, que datan de la
primera mitad del siglo xiii. celebran la aguja como el in­
termediario fiel entre la piedra imán y la estrella polar. Gil-
bert, en su notable obra de Magnete P hysiolopa ñora, reco­
noce que la brújula es una invención china, pero añade
imprudentemente que fué importada á Italia por Marco
Polo, «qui apud Chinas artem pyxidis didicit.» Ahora bien,
Marco Polo no empezó hasta 1271 los viajes que terminó
en 1295, y los testimonios de Guyot de Provins y de San­
tiago de V itry prueban que se navegó con la brújula en
los mares de Europa 60 ó 70 años antes de su partida. Los
nombres de Zohron y de Aphron que Beauvais (1224) da
á las dos estremidades de la aguja imantada, en su Espejo
de la Naturaleza, suponen la intervención de pilotos árabes
que debieron importar á Europa la brújula china. Todavía
volvemos á encontrar aquí á esos pueblos laboriosos y sá-
bios de la península arábiga, cuya lengua está con fre­
cuencia m uy desfigurada en nuestros mapas del Cielo.
Según lo que acabo de recordar, no puede haber duda
alguna de que la aplicación de la aguja imantada á la na­
vegación europea proceda de la cuenca del mar Mediter­
ráneo, en un tiempo que no es posterior al siglo x ii . y aun
de que los primeros ensayos son anteriores á esta fecha. Los
pueblos que tuvieron la mayor parte en esta novedad, fue­
ron los pilotos moriscos, los Genoveses, los Venecianos, los
Mallorquines y los Catalanes. En 1346. los Catalanes, con-
ducidospor su célebre navegante, don Jaime Ferrer. habían
llegado, en la costa occidental del Africa, hasta la emboca­
dura del Rio de Ouro, á 23° 40' de latitud boreal, j según
el testimonio de Raimundo Lulio. en su libro titulado F é ­
nix de las Maravilles del Orbe (1286), los habitantes de
Barcelona se servían j a mucho antes de Jaime Ferrer de
mapas marinos, astrolabios y brujulas.
El conocimiento de la declinación magnética que los
navegantes indios, m alajos j árabes, habían adquirido si­
multáneamente de la China j que se llamó en un princi­
pio simplemente variación, sin especificar nada, se esten­
dió también naturalmente por la cuenca del mar Mediter­
ráneo. Este elemento tan indispensable para la corrección
de los cálculos náuticos estaba entonces determinado me­
nos por lar salida j postura del Sol que por la estrella po­
lar, j siempre de una manera m u j incierta. Indicábase j a
sin embargo en los mapas marinos, j particularmente en
el mapa tan estraordinario de Andrea Bianco, que fué tra ­
zado el año 1436. Colon que, en un principio, no tenia
como Sebastian Cabot, conocimiento de la declinación m ag­
nética, prestó no obstante á la ciencia el 13 de Setiembre
de 1492, el servicio de determinar una línea sin declina­
ción magnética situada dos grados j medio al Este de la
isla Corvo, una de las Azores. Al penetrar en la parte oc­
cidental del Océano Atlántico, se apercibió de que la varia­
ción pasaba insensiblemente del Ñor-Este al Nor-Oeste. Esta
observación le inspiró la idea que tanto ha preocupado des-
pues á los navegantes, de encontrar la longitud por medio
de las curbas de variaciones, que suponía también paralelas
al meridiano. En su Diario de bordo se ve que en su segun­
do viaje, en 1496, dudando del sitio donde se encontraba,
trató efectivamente de orientarse por las observaciones de
declinación. El método indicado por Colon era, á no dudar­
lo, el secreto infalible que Sebastian Cabot, en su lecho de
muerte, se vanagloriaba de poseer por revelación divina.
A la línea sin declinación se referían, en la aventu­
rera imaginación de Colon, otras miras algo quiméricas so­
bre los cambios de clima, sobre la forma anormal de la
Tierra y los movimientos irregulares de los cuerpos celes­
tes. Esto fué lo que le determinó á cambiar una línea física
de demarcación en una línea política. La r a ja sobre la
cual se vuelven las agujas de marear hácia la estrella polar
llegó á ser así el límite de las posesiones portuguesas y es­
pañolas; pero era necesario fijar de una manera precisa, por
los métodos astronómicos, la longitud geográfica de esta lí­
nea de demarcación, y seguirla en ambos hemisferios, sobre
toda la superficie terrestre. Así, un abuso de la autoridad
papal tuvo para el desarrollo de la navegación y el perfec­
cionamiento de los instrumentos magnéticos, las conse­
cuencias mas imprevistas y felices (73). Felipe Guillen de
Sevilla (1525), y probablemente antes de él el cosmógrafo
Alonso de Santa Cruz, que habia dado lecciones de matemá­
ticas al joven emperador Cárlos V, construyeron nuevas brú­
julas de ta ri ación, con las cuales se podían medir las alturas
del Sol. Alonso de Santa Cruz dibujó, en 1530, por lo tanto
siglo y medio antes que Halley, el primer mapa general de
las variaciones,j trazado verdaderamente con materiales mu %v/
incompletos. Puede juzgarse de la curiosidad que escitó el
magnetismo terrestre en el siglo xvr, despues de la muerte
de Colon, y las discusiones á que dió lugar la línea de de­
marcación papal, por el viaje de Juan Jaime, que, en 15S5,
fué de las Filipinas á Acapulco con Francisco G ali, con el
único objeto de probar, durante una larga travesía por el
mar del Sud. un nuevo instrumento de declinación inven­
tado por él.
Con la tendencia á la observación se manifestó el gusto
por las especulaciones teóricas, que siempre la acompañan
y aun la^preceden con frecuencia. Entre los Indios y entre
]os Arabes,* O eran número de tradiciones marítimas lia­
Lian de islas cubiertas de rocas funestas para los navegan­
tes, porque su poder magnético atraía liácia ellas el hierro
que servia para unir la armadura del navio, ó hacían que
éste permaneciera inmóvil. Bajo la influencia de esas fanta­
sías, se pensó en un principio en representar el punto en
donde debían reunirse todas las líneas de declinación m ag­
nética, por la imágen material de una montaña de imán,
próxima al polo terrestre. En el mapa del nuevo Continente
que acompaña á la edición de la geografía de Tolomeo p u ­
blicada en Roma, en 1508, el polo Norte magnético está
figurado por una isla montañosa, situada al Norte de la
Groenlandia (G ruentlant), que á su vez se halla indicada
como una. dependencia del Asia oriental. El polo Norte
magnético se acerca insensiblemente al Mediodía, en el
'ere Compendio de la E sfera de Martin Cortés (1545) y
en la Geografía de Tolomeo de Livio Sanuto (1588). Este
punto, al cual se designaba con el nombre de el Cahmitico.
merecía una gran atención de los que pretendían llegar á
él. Había laconviccion de que no se podiaver el polo m agné­
tico sin presenciar alcv/n miraculoso stupendo effetto, y fué
preciso mucho tiempo para triunfar de esta superstición.
Hasta cerca de fines del siglo xvi, la atención se había
fijado esclusivamente en el fenómeno de la declinación, que
es en efecto de la mayor importancia para los cálculos de bor­
do y la determinación del lugar marítimo. En vez de una
línea única sin declinación, descubierta por Colon en 1492,
el sabio jesuíta Acosta que, en 1589, había recibido leccio­
nes de pilotos portugueses, creia poder trazar, en su es-
celente Historia natural de las Indias, cuatro líneas sin de­
clinación, que debían dividir toda la superficie de la Tierra.
Como los cálculos de bordo exigen, además de la indicación
precisa de la dirección, es decir, además de la medida del
ángulo tomada con la brújula rectificada, la longitud del
camino recorrido, la introducción de la corredera, por im­
perfectas que sean aun hoy las indicaciones de este aparato,
marca sin embargo una época importante en la historia de
la navegación. Creo haber probado en otra parte (74), en
oposicion á la opinion dom inante, que la primera señal
cierta de la aplicación de la corredera (la cadena de la
popa"' está en el Diario de Viaje que l ’igaffeta escribió durante
la travesía de Magallanes, en el mes de Junio de 1521. Ni
Colon, ni Juan de Cosa, ni Sebastian Cabot, ni Vasco de
Gama, tuvieron conocimiento de la corredera: evaluaban á
simple vista la velocidad del navio, j median la longitud
del camino recorrido por medio de ampolletas. Por último,
despues de no haber contado durante mucho tiempo mas
qué con la declinación, es decir, con la distancia angular
de la aguja horizontal al polo Norte geográfico, se decidió­
la medida de otro elemento de la fuerza m agnética, la in ­
clinación. Normann determinó, en Londres, esta propie­
dad de la aguja imantada, por medio de un inclinatorium
inventado por el mismo, y con bastante precisión. Era pre­
ciso esperar aun dos siglos para que se tratara de medir
el tercer elemento del magnetismo terrestre, á saber, la in­
tensidad misma de esta fuerza.
Un hombre admirado por Galileo, y cu jo s servicios
desconoció Bacon completamente, Gilbert, habia trazado, á
fines del siglo xvi el primer bosquejo grandioso del m agne­
tismo terrestre (75). Antes que nadie distinguió claramen­
te por sus efectos el magnetismo j la electricidad, aunque
consideró á ambos como emanaciones de una fuerza única
inherente á la materia, como materia. Pequeñas analogías
bastaron para hacer nacer en él felices presentimientos, pro­
pios del genio. Guiado por esta convicción clara del mag­
netismo terrestre (de magno magnete tellu re ), reconoció
desde luego que la formación de los polos en las barras de
hierro verticales que forman los montantes de las cruces
sobre las viejas medias naranjas de las iglesias, es un efecto
de la fuerza terrestre. Fué el primero que enseñó en Euro­
pa á comunicar la virtud magnética al hierro por el frote
de un imán, cosa que sabían hacer los Chinos verdadera­
mente hacia j a cerca de cinco siglos (76). Desde aquel mo­
mento también Gilbert dió la preferencia al acero sobre el
hierro dulce, como pudiendo asimilarse de una manera mas
duradera las propiedades magnéticas.
Durante el siglo xvn, la navegación que, entre los Ho­
landeses, los Ingleses, los Españoles j los Franceses, habia
tomado j a una inmensa estension, debida al perfecciona­
miento de la brújula j á la determinación mas exacta de
las longitudes, recibió todavía un nuevo desarrollo, por
el conocimiento de las líneas de declinación, que el jesuíta
Acosta, según acaba de verse , habia tratado de com­
binar en sistema (77). Hácia el año 1616, Schouten se­
ñaló, en medio del mar del S u d , al Este de las islas M ar­
quesas, puntos sobre los cuales la variación es nula. En esta
región también está colocado h o j el notable sistema isogó-
nico, cerrado sobre sí mismo, en el que cada grupo de cur­
vas concéntricas presenta una declinación menor que el
grupo que le envuelve (78). El deseo de determinar las
longitudes, no solo por la declinación, si que también
por la inclinación magnética, en un cielo cubierto j falto
de estrellas, resultado tan importante que no tenia precio,
decia W right (79), trajo la construcción de gran número
de aparatos magnéticos, j escitó una viva emulación entre
los observadores. El jesuíta Cabeus de F errara, R id lej,
Lieutaud (1668) j Bond (1 676), se distinguieron en este
camino. La discusión que se empeñó entre Bond j B eck-
borrow no dejó quizás de influir, como las cuatro líneas sin
declinación, en la teoría de Ila lle j, concebida desde el
año 1683, según la cual existen cuatro polos ó puntos de
convergencias magnéticas.
Halley señala una época importante en la historia del
magnetismo terrestre. Admitía para cada hemisferio dos
polos, uno mas fuerte y mas débil el otro, en total cuatro
puntos donde la inclinación de la aguja imantada iguala á
90°, lo mismo que hoy, sobre cada hemisferio, se comprue­
ba. entre los cuatro puntos de la mayor intensidad m agné­
tica. una diferencia en el máximum de intensidad, es de­
cir, en el número de las oscilaciones de la aguja colocada
paralelamente á la dirección del meridiano magnético. E l
mas considerable de los cuatro polos de Halley se suponía
situado á los 70° de latitud austral, 120° al Este de Green
wich, casi bajo el meridiano que atraviesa el King-Georges
sound. en la parte de la Nueva-Holanda llamada tierra
de N uyts (80). Los tres viajes marítimos que hizo Halley
en 1698. 1699 y 1702, son posteriores á la primera con­
cepción de una teoría que descansaba entonces únicamente
en un viaje anterior á Santa Elena y en observaciones de
declinaciones incompletas, debidas á Baffin, á Hudson y á
Schouten. Estas son las primeras espediciones dirigidas há­
cia un gran objeto científico, á saber, el estudio de uno de
los elementos de la fuerza terrestre necesaria para la seguri­
dad de la navegación, que han sido emprendidas bajo los aus­
picios y con la iniciativa de un gobierno. Halley adelan­
tó hasta 52° mas allá del Ecuador, y pudo antes que nadie
construir el primer mapa de las r aviaciones abarcando es­
pacios considerables. Este mapa asegura á la ciencia teórica
del siglo xix un punto de comparación instructivo, que,
aunque algo aproximado á nosotros, permite ya probar el
movimiento progresivo de las curvas de declinación.
La idea de Halley de ligar gráficamente por líneas los
puntos de igual declinación, y de presentar así con clari­
dad. y en una sola ojeada el conjunto de los resultados
adquiridos, fue m uy feliz (81). Nuestras líneas isotermas ó
de igual tem peratura (temperaturas medias del año, del
verano y del invierno), que desde luego fueron favorable­
mente acogidas por los físicos, han sido trazadas por un pro­
cedimiento análogo al de las curvas isogónicas de Halley.
Su objeto es; sobretodo desde el desarrollo y perfecciona­
miento que recibieron con los trabajos de Dove, hacer re­
saltar la distribución del calor en la superficie de la Tierra,
y el lazo de dependencia que con esta distribución relaciona
la configuración del elemento líquido y del elemento sólido,
en otros términos, con la situación respectiva de los mares y
de las masas continentales. Los viajes puram ente científicos
de H alley se destacan tanto mas de los que se emprendieron
mas adelante á espensas de los gobiernos, cuanto que no
fueron como la mayor parte de los otros, viajes de descubri­
mientos geográficos. Además de los hechos relativos al m ag­
netismo terrestre, la permanencia de Halley en Santa Ele­
na, en 1677 y 1678, produjo un catálogo importante de
constelaciones meridionales; y aun puede decirse que el
primer catálogo general que se conoce, desde que á ejem ­
plo de Morin y de Gascoigne se combinaron los anteojos con
los instrumentos de medida (82).
En el siglo XVII se tenia un conocimiento mas profun­
do de las líneas de declinación, y hubo de intentarse por
primera vez la determinación teórica de los puntos de con­
vergencia ó polos magnéticos,* al siglo XVIII estaba reserva­
do el descubrimiento de las variaciones horarias de la de­
clinación. Graham, en Lóndres, tuvo la gloria incontestable
de ser el primero en observar esas variaciones horarias con
precisión y continuadamente (1722). En Upsala, Celsius
y Cioprter dieron nuevos datos, en la correspondencia que
sostuvieron con Graham (83); pero los que penetraron ver­
daderamente en la esencia del magnetismo terrestre fueron
Brugmans, y Coulomb (1784-1788), dotado de mas sentido
matemático que Brugmans. Sus ingeniosas esperiencias
comprendieron la atracción de toda especie de sustancia, la
distribución de la fuerza magnética en una barra imantada
de determinada forma, y la ley de su acción á distancia.
Con el fin de obtener resultados mas exactos, se utilizaron
ya oscilaciones de una aguja horizontal, suspendida de un
hilo, j a la desviación por la balanza de torsion.
La idea de estudiar las diferencias de intensidad m ag­
nética en los diversos puntos de la superficie terrestre, y de
medirlos por medio de las oscilaciones de una aguja coloca­
da verticalmente en el meridiano magnético, se debe ente­
ramente á la penetración de Borda. Obtuvo este resultado,
no por sus esperiencias personales, sino por el razonamien­
to y por sus instancias perseverantes cerca de los viajeros
que se preparaban á lejanas espediciones. Sus hipótesis lar­
go tiempo maduradas se vieron confirmadas desde luego por
las observaciones queLamanon, elcompañerodeLaPerouse,
hizo desde 1785 á 1787, y que quedaron ignoradas y ma­
nuscritas mucho tiempo, aunque el secretario de la Acade­
mia de Ciencia?, Condorcet, conociera los resultados desde
el verano de 1787. La importante ley de la intensidad, va­
riable con la latitud magnética, fue reconocida por vez pri­
mera en la desgraciada espedicion de La Perouse, cuyos
preparativos hacían esperar tan prósperos resultados (84),
aunque de una manera incompleta, y quizás me sea perm i­
tido afirmar que verdaderamente no ha recibido una exis­
tencia científica, hasta el dia en que se publicaron las
observaciones que he podido h a ce r, desde 1798 á 1804,
en la Francia meridional, en España, en las islas Canarias,
en la América tropical, en el Océano Atlántico y en el mar
del Sud. En cuanto á la inclinación, los sabios viajes de Le
Gentil, Feuillée y Lacaille, el primer ensayo de un mapa
de la inclinación porAYilke (1768), los memorables viajes de
circunnavegación de Bougainville, Cook y Vancouver, han
esclarecido mucho este elemento tan importante de una
teoría del magnetismo tan olvidado no obstante hasta en­
tonces: sin embargo todos los instrumentos no tenían la
misma precisión, las observaciones no eran simultáneas y
habían sido recogidas en las costas y en el marmas bien que
en el interior de los continentes. Por último, á fines del si­
glo xvin, las observaciones de declinación hechas por Cassi-
ni, Gilpin y Beaufoy, en estaciones magnéticas y con ins­
trumentos mas perfectos (1784-1790), demostraron de una
manera mas rigorosa la influencia periódica de las horas y
de las estaciones. Desde esta época se dio nuevo impulso
á las investigaciones magnéticas.
Esta emulación ha tomado en la primera mitad del si­
glo xix, un carácter singular. No solo ha sido casi simul­
táneo el progreso en todas las ramas de la teoría del m agne­
tismo terrestre, la intensidad, la inclinación y la declina-
cion, sino que se ha revelado también por nuevos descubri­
mientos sobre la producción del magnetismo y sobre la
manera de medir su distribución, y por el primero y bri­
llante ensayo, debido á Gauss, de una teoría del magne­
tismo terrestre rigorosamente fundada en el razonamiento
matemático. Los medios usados para llegar á estos resul­
tados son: el perfeccionamiento de los instrumentos y de
los métodos; las espediciones marítimas emprendidas con
objetos científicos, las cuales esceden á cuanto se conocía
hasta aquí, por el número y grandeza, y en las que todo
ha concurrido, el cuidado de los preparativos, la generosa
solicitud de los gobiernos, la elección de los jefes, y de los
observadores encargados de acompañarlos; algunos viajes
terrestres por los que se ha penetrado profundamente en el
interior délas regiones continentales, por último el estable­
cimiento de gran número de estaciones fijas, estendidas en
parte por ambos hemisferios, bajo latitudes correspondientes
y á veces casi antípodas una de otra. Esos observatorios mag­
néticos y meteorológicos á la vez forman como una red en la
superficie d éla Tierra. Merced á una combinación inteli-
gente de las observaciones publicadas á espensas del Estado
en Rusia y en Inglaterra, se ban obtenido resultados im ­
portantes é inesperados. Un punto que debería ser el prin­
cipio y no el fin de toda investigación, á saber, el de que
tal ó cual fuerza de la naturaleza obra con arreglo á una ley,
lia sido ya establecido suficientemente en muchas fases dis­
tintas del magnetismo terrestre. Loque hasta aquí ha podi­
do descubrirse de las relaciones del magnetismo con la elec­
tricidad en movimiento, el calor radiante y la luz, lo que se
sabe de los fenómenos tardiamente observados del diamag-
netismo y de la propiedad específica que posee el oxígeno
atmosférico de adquirir la polaridad 3 nos ofrece la animada
perspectiva de poder mirar un dia mas de cerca la natura­
leza misma de la fuerza magnética.
Con el fin de justificar el elogio que he hecho en gene­
ral de los trabajos magnéticos pertenecientes á la primera
parte del siglo xix, doy aquí un cuadro sumario, tal como
lo permiten la forma y asunto del Cosmos, de los principales
esfuerzos encaminados á este objeto. Como los trabajos han
nacido unos de otros, los colocaré ya según el orden crono­
lógico. ya por grupos (85).

Í803-1S 0G .— V iajo do K r u s e n s t e r n (Krusenslern1* llehc nm (lie Welt,


1812. tra d u cid o a l f r a n c é s p o r E y r i e s , 1 8 2 1 ) . V c a u s e t. III, p. 2 1 7 , la s
partes a str o n ó m ic a y m a g n é t ic a , que son obra de H o ru or, y no están
c o m p r e n d i d a s e n la e d i c i ó n f r a n c e s a .
18 0 4 . — I n v e s t i g a c i ó n d e la l e y q u e r e g u l a la i n t e n s i d a d c r e c i e n t e d e la
f u e r z a t e r r e s t r e á p a r tir d e l e c u a d o r m a g n é t i c o , h a c i a e l N o r t e y h a c i a e l
S u d . s e g ú n o b s e r v a c i o n e s h e c h a s d e s d e 17í)9 á 1 8 0 í . Y e a s e Ilu m b old l,
1 taje á las regiones equinocciales del nuevo Continente, t. III, p. 01 o - f i 2 3 ;
Thann de Física d e D e l a m é t h o r i c , t. L 1X , I 8 0 i , p. Í 0 3 . A c o m p a ñ a á e sto
1r a b a j o e l p r i m e r e n s a y o d e un c u a d r o d e la i n t e n s i d a d m a g n é t i c a : v é a ­
s e t a m b i é n e l Cosmos, t. I, p. 3 0 9 . n o t a üí). O b s e r v a c i o n e s m a s r e c i e n t e s
han probado q u e el m ín im u m d e i n t e n s i d a d c o r r e s p o n d e al e c u a d o r
m a g n é t ic o , pero q u e. en a m b o s h e m is f e r io s , la i n t e n s i d a d n o v a c r e ­
c i e n d o h asta l o s p o l o s m a g n é t i c o s .
1 SO-'J-l8 0 0 . — í l a v - L u s s a c y I l u m b o l d l : O b s e r v a c i o n e s d e i n t e n s i d a d e n
e l m e d i o d í a d e F r a n c i a , en Italia, e n S u i z a y e n A l e m a n i a . V e a n s e l a s
Memorias de la Sociedad de Arcueil, t. I, p . 1-22 : l a s o b s e r v a c i o n e s h e c h a s
p o r Q u e t e l e t e n 1830 y 183'J, a s í c o m o e l m a p a d e l a i n t e n s i d a d m a g n é ­
tica h o r i z o n t a l e n t r e P a r í s y Ñ a p ó l e s , q u e p u b l i c ó e n l a s Memorias de la
Academia de Bruselas, t. X I V ; l a s o b s e r v a c i o n e s d e Forbes en A le m a n ia ,
F l a n d e s é I t a lia ( 1 8 3 2 y 1 S 3 7 ) , e n l a s Transactions of tha royal Society of
E dinb urg h, t. X V , p. 27; la s o b s e r v a c i o n e s e s t r e m a d a m e n t e e x a c t a s do
K u d b e r g , e n F r a n c i a , en A l e m a n i a y e n S u e c i a ( 1 8 3 2 ) ; p o r ú l t i m o , l a s
o b s e r v a c i o n e s r e c o g i d a s en 1837 y 1 8 Í 0 por e l Dr. B a c h e , director o f (he
Coasl-Survey of the United States, e n v e i n t i u n a e s t a c i o n e s d i f e r e n t e s , y q u e
tratan á la v e z d e la i n c l i n a c i ó n y la i n t e n s i d a d .
IS O ü -lS 0 7 .— L a rg a série de o b s e r v a c io n e s so b re la s v a r ia c io n e s h o r a ­
r ias d e la d e c l i n a c i ó n y v u e l t a d e las t e m p e s t a d e s m a g n é t i c a s , h e c h a s e n
B e rlín por Ilu m b o ld t y O ltm a n n s. E s a s o b s e r v a c i o n e s , q u e se r e fie r e n
preferen tem en te á lo s so lstic io s y los e q u in o c c io s , h a n sido r e c o g id a s en
i n t e r v a l o s de o, (¡ y a l g u n a s v e c e s de !) d i a s c o n su s n o c h e s c o r r e s p o n ­
d i e n t e s , c o n un a n t e o j o m a g n é t i c o de P r o n y , q u e p e r m it í a d i s t i n g u i r u n
a r c o de 7 á 8 segundos. .
181 2. — M o r i c h i n i , en lio r n a , p r e t e n d e q u e a g u j a s de a c e r o no i m a n t a ­
d o , so i m a n t a n al c o n t a c t o d e la lu z v i o l e t a . A c e r c a d e la l a r g a d i s c u ­
s i ó n á q u e d i e r o n hi'^ar e sta a s e r c i ó n y l a s i n g e n i o s a s e s p e r i e n c i a s d e
M a r y S o m e r v i l l e , h a s t a l o s r e s u l t a d o s c o m p l e t a m e n t e n e g a t i v o s de U i e s s
y d e M o s e r , v é a s e B r o w s l e r , Treatise of Magnctism, 1 8 3 7 , p. i S .
1 8 Lo-18 1 8 y 1 8 2 3 -IS 2 (> .— D o s v i a j e s de c i r c u n n a v e g a c i ó n e m p r e n d i d o s
por K o lz c b u e : el p r im e r o e n e l R ourik, el s e g u n d o , c i n c o a ñ o s m a s tar­
de e n e l Predprijalie.
1 S 1 7 - 1 8 Í 8 . — L a r g a s e r i e d e e s p e d i e i o n e s m a r í t i m a s c ie n tilic a s, e m p r e n _
d i d a s b a j o l o s a u s p i c i o s del g o b i e r n o f r a n c é s y q u e t u v i e r e n ta n f e l i c e s
c o n s e c u e n c i a s para lo s p r o g r e s o s d e l m a g n e t i s m o t e r r e s t r e : v i a j e s de
F r e y c i n e t e n l a c o r b e t a Uranio, 1 8 1 7 - 1 8 2 0 ; d e D u p e r r e y , en l a fr a g a ta tu
{'oquille, 1 8 2 2 - 1 S 2 o : de B o u g a i n v i l l c , e n la f r a g a t a Thétis, 1 8 2 Í - 1 8 2 G ; de
D u m o n t d ' Q r v i l l e , on oiA slrolab e, IS2G-1S2Í); d e l m i s m o , v i a j e a l p o lo S u d ,
e n la Zelée, 1 8 3 7 - 1 8 Í0; de B lo sse v ille , v ia je á las In d ia s, 1828 ( v é a s e
I l e r b e r t , e n l a s Asiat. Researches, t. X V I I I , p. í,y Ilu m b old t, Asia cen
(ral, t. III, p. í üS); d e l m i s m o , v i a j e á í s l a n d i a ( v é a s e L o t t i n , Viaje de la
Investigación, 183G, p. í>7<»-í09 ): de D u - P c t i t - T h o u a r s y d e T e s s a n , e n la
Venus, 1 8 3 7 - 1 8 3 9 ; de Le V a i l l a n t , e n la B o n ik , 183(5-1 837 ; d e la C o m i s i o u
i d e n t if ic a d e l N o r t e ( L o t t i n , B r a v a i s , M a r tin s , S i l j e s lr u j m ) , v i a j e á E s -
e a n d i n a v i a , L a p o n i a , i s l a s ' F e r o c s y S p i t z b e r g , e n la c o r b e t a la Recherche,
1 8 3 'J -lS íO ; d e B c r a r d , al g o l f o d e M é j i c o y á la A m é r i c a d e l N o r te , 18 38;
d-d m i s m o , al C ab o d e B u e n a E s p e r a n z a y á S a n t a E l e n a , 1 8 í 2 y 1850
( v é a s e S a b i n a cu las Philosnph. T rannrlions for 18ÍÍ), 2 . a p a r t e , p. I"o);
de C astelnau , v ia je á l a s r e g i o n e s c e n t r a l e s de la A m é r i c a del S u d ,
1847-1850.
1 8 1 8 - 1 8 5 1 .— S erie de a tr e v id a s e sp e d ic io n e s e m p r en d id a s en lo s m a te s
p o l a r e s á r t i c o s , b a jo lo s au sp icios del g o b ie rn o britán ico, y c u y o in i­
cia d o r fue B a r r o w : o b s er v a c io n es m a g n é tica s y a stro n ó m ica s de S ab i­
n o . e n e l v i a j e d e R o s s al e s t r e c h o d e D a v y , e n l a b a h í a d e B a f f i n y a l
e s t r e c h o d e L a n c a s t r e ( 1 8 1 8 ) , y e n e l v i a j e de P a r r y á las isla s de
M elv ille , por en m edio d e l e s t r e c h o d e B a r r o w , e n e l Hccla y e l Gri-
per ( 1 8 1 9 - 1 8 2 0 ) ; v ia je de F ran k lin , d e l Dr. R ichardson y de Back
(1 8 1 9 -1 8 2 2 ); otro v ia j e d e lo s m is m o s ( 1 8 2 5 - 1 8 2 7 ) ; v ia je de B a c k solo
( 1 8 3 3 - 1 8 3 5 ) ; ( u n l i q u e n , e l Gyrophora pustulata, d e s i g n a d o p o r l o s c a z a ­
d o r e s d e l c a n a d á b a j o e l n o m b r e d e tripa de roca f u e , d u r a n t e m u c h a s
s e m a n a s , casi el ú n ic o a lim e n t o de la tr ip u la ció n . P u e d e v e rse el a n á li­
s i s q u í m i c o d e e s t a p l a n t a , p o r S t e n h o u s e , e n l a s Pililos. Transad, fo r
1 8 5 9 , 2 . a p a r t e , p . 3 9 3 ) ; s e g u n d a e s p e d i c i o n d e P a r r y c o n L y o n , e n el
F u ry y e l Hecla ( 1 8 2 1 - 1 8 2 3 ) ; te r c e r v i a j e d e P a r r y c o n C lar k R oss
(1 S 2 Í - 1 S 2 5 ) ; cuarto v ia j e de P a r r y , t e n ta tiv a h e c h a j u n t a m e n t e co n los
tenien tes Foster y C rozier, para penetrar, en el h ie lo , al N orte del
S p itz b e r g , e n l a c u a l se l l e g ó h a s ta los 8 2 ° 4 5 ' de la titu d (1827); s e g u n ­
d o v i a j e d e R o s s , e n c o m p a ñ í a d e s u s a b i o s o b r i n o , C la r k R o s s . y á e s -
pensas de B o o th , una de las esp ed icio n es mas largas y p elig ro sa s
(1829-1833); v i a j e d e D e a s e r y d e S i m p s o n , d e l a H u d s o n ’s B a y C o m -
pany. E s n e c e s a r i o c it a r t a m b i é n l o s v i a j e s e m p r e n d i d o s r e c i e n t e m e n t e
en busca de F ra n k lin por lo s cap itan es O m m a n e y , A u stin , Pennv,
R o ss y P h illip s (1 8 5 0 y 1 S 5 1 ). La esp ed ic io n q u e h á a v a n z a d o m as h ácia
e l jN'orte e s la d e l c a p i t a n P e n n y , el cual pen etró en el c a n a l V ic to ria ,
en d on de desem boca el canal W e llin g to n , á 77° 6 ' de la titu d .
1819-1821. — V iaje de B e llin g h a u se n por el O céano glacial an­
tartico.
1 8 1 9 . — A p a r i c i ó n d e la g r a n o b r a d e H a n s t e e n , Magnetismus der E rde,
t e r m i n a d a y a d e s d e 1 8 1 3 . E s i n c o n t e s t a b l e q u e e s t e lib r o h á c o n t r i b u i d o
á realzar lo s e stu d io s m a g n é t ic o s y lo s h á dad o una d ir ec ció n m ejor. A
c o n t in u a c ió n de e ste b e llo trabajo, H a n s t e e n ha p u b lic a d o m a p a s g e n e ­
r a le s d e las c u r v a s i s o d i n á m i c a s ó i s o c l í n i c a s e n u n a p a r l e c o n s i d e r a b l e
d e l a s u p e r f i c ie t e r r e s t r e .
1S19.— O b se r v a cio n e s del a lm ir a n te R o u ssin y de G iv r y en las costas
d e l B r a sil, entre la s e m b o c a d u r a s del M arañ on y de la P la ta .
1 8 1 9 - 1 8 2 0 .— (E rsted d e sc u b re q u e u n c o n d u c to r , a tr a v e sa d o por una
corrien te e lé ctr ica q u e form a u n c ir c u i t o n o i n t e r r u m p i d o , e j e r c e , p o r
t o d a l a d u r a c i ó n d e l a c o r r i e n t e , s ó b r e l a d i r e c c i ó n d e la a g u j a i m a n t a d a ,
l i n a a c c i ó n d e t e r m i n a d a d e p e n d i e n t e d e l a p o s i c i o n r e l a t i v a de e s t a a g u j a .
E s t e d e s c u b r i m i e n t o e s , c o n e l d e l o s m e t a l e s a l c a l i n o s y el d o b l e m o d o
d e p o l a r i z a c i ó n d e l a l u z , u n o d e l o s m a s b r i l l a n t e s d e l s i g l o x i x ( 86 ). E l
p r i m e r d e s a r r o l l o q u e r e c i b i ó f u e la o b s e r v a c i ó n d e A r a g o d e q u e e l h i l o
c o n ju n tiv o de la tó n ó de p la tin o , a tr a v esa d o por u n a co rr ie n te e lé ctr ica ,
a t r a e la l i m a d u r a d e h ie r r o y l a r e t i e n e c o m o u n i m á n : y l a d e q u e , si se
co lo ca n a g u j a s e n e l i n t e r i o r de u n h i l o g a l v á n i c o a r r o l l a d o e n h é l i c e ,
h a y v a r ia c ió n en lo s p o lo s c u a n d o se ca m b ia la d ir ecció n d e la s corrien­
tes ( v é a n s e lo s Anales de Química y de Física, t. X V , 1 8 2 0 , p . 9 3 - 1 0 2 . y
l a s Obras de A r a g o , t. I Y , p . 4 0 9 - 4 1 8 ) . E l d e s c u b r i m i e n t o d e e s t o s f e n ó ­
m e n o s , r e n o v a d o s en c i r c u n s t a n c i a s d i f e r e n t e s , fu e s e g u i d o d é l a s b e l l a s
com b in a c io n es de A m p cre respecto de los efectos e le ctr o -m a g n étic u s
q u e p r o d u c e n u n a s s o b r e o tr a s l a s m o l é c u l a s d e l o s c u e r p o s p o n d e r a b l e s .
E sa s c o m b in a c io n es teó ricas se v ie r o n co n firm ad as por u n a s é r i e d e apara­
tos n u e v o s é i n g e n io s o s , y p e r m itier o n r e c o n o c er l e y e s en m e d io de los
n u m e r o so s fe n ó m e n o s m a g n é t i c o s q u e fr e c u e n te m e n te p avecian c o n tra ­
dictorios.
1 5 2 0 - 1 8 2 Í . — Y i a j e s d e W r a n g e l y d e A n j o u (el Norte de la Siberia,
Viaje entre las tribus de la Rusia asiática y al Mar Glacial . t r a d u c i d o d e l
B u s o p o r e l p r í n c i p e G a li t z in . P a ris, 1843). V é a n s e im p o r ta n te s apari­
c i o n e s d e l u z p o l a r , l . II, p . 3 7 1 .
1820.— V ia je de S c o r esb y , Account of thc A rc lic Rcgions. V é a n s e l a s
e s p e r i e n c i a s s o b r e la i n t e n s i d a d , t. II, p. 5 3 7 - 5 o 4 .
1821 .— D e s c u b r i m i e n t o d e l t e r m o - m a g n e t i s m o y de l a e l e c t r i c i d a d t é r ­
m ica por S e e b e c k . E ste sa b io r ec o n o c ió q u e el contacto de d os m e ta le s
d e s i g u a l m e n t e c a l i e n t e s , c o m o , p o r e j e m p l o , el b i s m u t o y e l c o b r e , ó la s
d iferen cias de tem p era tu ra en la s d i v e r s a s p a r te s d e u n a n i l l o m e t á l i c o
h o m o g é n e o , so n un m a n a n tia l d e co rr ie n te s e le c tr o -m a g n é tic a s.
1 8 2 2 - 1 S 2 3 . — D os i m p o r t a n t e s e s p e d i c i o n e s de S a b i n o , c o n o b j e t o de
d e t e r m i n a r la i n t e n s i d a d m a g n é t i c a y la l o n g i t u d d e l p é n d u l o , b a j o d i ­
f e r e n t e s l a t i t u d e s . S a b i n o v i s i t ó l a s c o s t a s o r ie n t a l e s d e A f r i c a h a s t a e l
e c u a d o r , e l B r a s i l , l a H a b a n a , la G r o e n l a n d i a h a s t a 7 í ° 2 3 d e l a t i t u d , la
N o r u e g a y e l S p i t z b e r g , á 7 9 ° o 0 ;. L o s r e s u l t a d o s d e e s o s v i a j e s , i n t e ­
r e s a n t e s b a j o e l p u n t o d e v i s t a d e l m a g n e t i s m o , e s t á n c o n s i g n a d o s e n el
lib r o t i t u l a d o : Account of Experiments to determine the figure of thc Earth,
1 8 2 4 , p . 4G 0 -o09 .
1 8 2 2 - 1 8 2 4 . — V i a j e d e W e d d e l l p o r e l m a r p o la r a n t a r t i c o h a s t a l o s
7 4 ° l o ' (.4 Voyage towards the south Pole performed in the years, 1 3 2 2 - 2 Í ,
L o n d re s, 1825).
1 8 2 1 . — O b s e r v a c i o n e s m a g n é t i c a s de E r i k s o n , á l o l a r g o d e l a s o r il l a s
del m a r B á l t i c o .
1 8 2 o . — A r a g o d e s c u b r e e l m a g n e t i s m o d e r o t a c i o n . A r a g o t u v o la p r i­
m e r a r e v e l a c i ó n d e e s t e d e s c u b r i m i e n t o i n e s p e r a d o , e n l a p e n d i e n t e d e la
c o l i n a d e G r e e n w i c h , n o t a n d o q u e la p r o x i m i d a d de s u s t a n c i a s n o m a g ­
n é tic a s h a c ia m a s rápidas las o sc ila c io n e s de una a^uja d e in c lin a c ió n .
L a s s u s t a n c i a s q u e o b r a n s o b r e l a s o s c i l a c i o n e s d e l a a g u j a , e n la s e s -
p e r i e n c i a s d e A r a g o , s o n e l a g u a , el h i e l o , el c r i s t a l , e l c a r b ó n y el m e r ­
c u r io ( 8 7 ) .
1 8 2 3 - 1 8 2 7 .— O b se r v a c io n e s m a g n é t ic a s de B o u s s in g a u lt , en diferentes
partesde la A m é r i c a m e r i d i o n a l , e s p e c i a l m e n t e e n M a r m a t o y e n Q u ito .
Véanse l o s Anales de Química ij de Física, t. X X X I V . p. y í 08.
1 8 2 7 -1 8 2 3 .— O b serv a cio n es acerca de la in ten sid a d , r eco g id a s por
K e i l h a u e n v e i n t e e s t a c i o n e s , en el F i n m a r k , e n Sp itz be r g - y en la isla
d e l o s O sos. (Reise i ost og vest Finmarken samt til Beeren E ilan d og Sjñtz-
bergen): p o r K e i l h a u y B o e c k , en la A l e m a n i a m e r i d i o n a l y e n Ita lia .
V é a n s e l a s Astronom. Nachrichten d e S e h u m a c h e r , n . ° 1 4 6 . .
1 8 2 0 - 1 8 2 9 . — V i a j e del a l m i r a n t e Li'itke a l r e d e d o r d e l m u n d u. Lu Con­
c e r n i e n t e a l m a g n e t i s m o , e n la n a r r a c i ó n d e e s t e v i a j e , h a s i d o p u b l i c a d o
Con g r a n c u i d a d o p o r L e n z . en 1 8 3 4 . La p a r t e n á u t i c a a p a r e c i ó e n 1 8 30.
El viaje de L iU k e fue t r a d u c i d o d e l r u so a l francés por B o y é . Pa­
rís. 1 8 3 5 .
1 8 2 0 - 1 S 3 0 . — O b s e r v a c i o n e s d e l c a p i t a n P a r k e r K i n g , e n la s p a r t e s m e ­
r id io n a le s de las costas o r ie n ta les y o c c id e n ta le s de la A m é r ic a d e l S u d ,
e n e l B r a s i l , e n M o n t e v i d e o , en el e s t r e c h o do M a g a l l a n e s , e n C h il o e y
-mi V a l p a r a í s o , ( 2 . a e d i c . , 1 S 3 0 ) .
1 S 2 7 - 1 S 2 9 .— Estado del magnetismo terrestre durante doce años ( B r u s e ­
l a s ) , p o r (Jue tele t. O b s e r v a c i o n e s de i^rau e x a c t i t u d c o n s ig n a d a s en u n a
s<'rie d e M e m o r i a s e n 5.°
1 S 2 7 . — I n v e s t i g a c i o n e s a c e r c a de lu i n t e n s i d a d r e l a t i v a d e l m a g n e ­
t i s m o , e n P a rís y e n L o n d r e s , p o r S a b i n e . H a n s t e e n h a b i a h e c h o e n 182 5
y en 1^28 una c o m p aració n a n á lo g a entre P arís y C ristiania (v é a se
Hecting of the h ritk h Association al L iv erjiool, 18 37 . p. 19-23). M erced á
esas c o m p a ra cio n es , las o b ser v a c io n es de in tensid ad r e c o g id a s por los
viajeros en F r a n c ia , en I n g la t e r r a y e n lo s p a i s e s d e l N o r t e , h a n s u m i ­
n i s t r a d o , s o b r e l a s o s c i l a c i o n e s <le l a a g u j a i m a n t a d a e n la s tr es c i u d a d e s
c ita d a s, las r ela cio n es nu m éricas sig u ie n te s: para P arís 1 , 3 1 8 ; para
L o n d r e s , 1 , 3 7 2 ; p a r a C r i s t i a n i a , 1 , 4 2 3 ; el p r i m e r n ú m e r o lo d e t e r m i n e y o ,
el s e g u n d o S a b i n e , y e l' t e r c c r o H a n s t e e n . T o d o s h a n s i d o c a l c u l a d o s t o ­
m a n d o p o r u n i d a d la i n t e n s i d a d d e u n p u n t o s i t u a d o e n e l E c u a d o r m a g ­
n é t i c o , e s d e c ir , e n la l í n e a sin i n c l i n a c i ó n q u e a t r a v i e s a l a s c o r d i l l e r a s d e l
P e r ú , e n t r e M i c u i p a m p a y C a x a m o r e a , á 7o d e la t it u d y 8 1 ° 8 de lon ­
g i t u d o c c i d e n t a l . L a i n t e n s i d a d d e e s c p u n t o , q u e y o m i s m o l ie r e p r e ­
se n ta d o por 1,000 , h a s e r v i d o d e c o m ú n m e d i d a para l a s r e d u c c i o n e s e n
to d a s la s t a b l a s d e i n t e n s i d a d q u e s e h a n tr a z a d o d u r a n t e c u a r e n t a a ñ o s
( v é a s e H u m b o l d t , Cnleccion de observaciones astronómicas, t. II , p . 3 8 2 - o s>3>
y Yinjfi á las regiones equinocciales, l. 1iI p. 0 2 2 : G a y - L u « a c . en la s
riña de ta Sociedad de A r c u e il, t. 1, l S 0 7 , p . *21; H a n s t e e n . Veber den Mag-
nelismus der Erde, 1 8 1 0 , p. 71 : S a b i n e , e n Report o f the british Association
al Liverpool, p. -í3-;j8). P e r o l ia s e o b j e t a r lo r e c i e n t e m e n t e c o n r a z ó n q u e
la l i n e a sin i n c l i n a c i ó n n o l i g a e n t r e sí l o s p u n t o s de la m e n o r i n t e n s i ­
d a d ( S 8 ). V é a s e S a b i n e , en l a s Philos. Transaclions lbr L81 6 , 3 . a p a r te ,
p . 2 5 í , y en el Manual ofScirnt. E nquirij for the use. o f the R ritish N av y , 1 8 íí*^
p. 17.
1 8 2 8 - 1 8 2 9 . — V i a j e d e H a n s t e e n y o b s e r v a c i o n e s d e H ue (Magnetische
Heobachlungeii im Europceischen Ruxsiand und dem (esllichcn Sibirien bis I r ­
kutsk).
1 8 2 S - 1 S 3 0 — E n n a n , v ia je alred ed o r del m u n d o por el A s i a s e t e n -
lr i o n a l y lo s d o s O c é a n o s , en la f r a g a t a r u sa Krotkoi. L a i d e n t i d a d de
l o s i n s t r u m e n t o s y d e l o s m é t o d o s y la p r e c i s i ó n c o n q u e h a n s i d o d e ­
t e r m i n a d o s lo s l u g a r e s a s t r o n ó m i c o s a s e g u r a n u n r e n o m b r e d u r a d e r o á
e s t a e m p r e s a , d i r i g i d a por un observador m u y esp e r im e n ta d o y l le ­
v a d a á c a b o a s u s e s p e n s a s . Afease el m a p a g e n e r a l d e l a d e c l i n a c i ó n s e -
g i m las o b s e r v a c i o n e s de E r m a n , en Report of the Committee retal, tn
lite arctic Expedition , 1 S Í 0 , lá m . III.
1 8 2 8 - 1 8 2 9 . — H u m b o l d t p r o s i g u i ó , en un a c a s a m a g n é t i c a c o n s t r u i d a
e s p r e s a m e u t e e n B e r l í n , y c o n u n a b r ú j u la d e ( í a m b e y , l a s o b s e r v a c i o ­
ne s a c e r c a d e l a s v a r i a c i o n e s h o r a r i a s y la s é p o c a s d e la s g r a n d e s p e r ­
t u r b a c i o n e s m a g n é t i c a s , q u e e m p e z a r a e n 18 00 y e n 1807, durante los
s o l s t i c i o s y l o s e q u i n o c c i o s . M e d i d a s c o r r e s p o n d i e n t e s , t o m a d a s en S a n
l ’e t c r s b u r g o , e n Ni c o la e'i IT y e n l a s m i n a s d e F r e i b e r g , á 2 1 6 p i e s b a j ó l a
su p e r f i c ie d e l s u e l o . E s a s ú l t i m a s m e d i d a s se d e b e n a l p r o f e s o r U e i c h . Do v e
y R iess c o n tin u a r o n h a sta el m e s de N o v i e m b r e d e 1 8 3 0 l a s o b s e r v a ­
c i o n e s a c er ca d e l a d e c l i n a c i ó n y la in te n sid a d d é l a fuerza m a g n é tica
horizon tal. V é a n s e los Anales de P oggeu d orff, t. X V , p. 3l8-33(j
t. X I X , p. 3 7 o - 3 9 l ( c o n 1(1 t a b l a s ) ; t. X X , p. o í .' j -o 5 o .
1S 2 9 -L S 3 4 .— M a g n i f i c a s é r i e d e o b s e r v a c i o n e s s o b r e la d e c l i n a c i ó n y la
i n t e n s i d a d , h e c h a s á lo l a r g o d e la s c o s t a s Ñ o r - O e s t e do la A m é r i c a y e n
las is la s S a n d w i c h , h a s t a el b o r d e d e l c rá te r d e K i r a u e a h , p o r e l b o t á n i ­
co P o u g l a s , q u e m i .r ió e n U w h y h é e , c a y e n d o en u n p o z o á d o n d e y a
se h a b i a p r e c i p i t a d o u n t o r o s a l v a j e . V é a s e S a b i n e , Meeltinrj a Liverpool,
p. 2 7 - 3 2 .
1829.— K u p ffer, V iaje al m o n t e E l b r u z e n el C á u c a s o (N arración
hecha á la Academia de Ciencias de un viaje ú los alrededores del monte E l­
bru z. e n í . ° , p. f¡8 y l i o .
1 S 2 9 . — H u m b o l d t , o b s e r v a c i o n e s s o b r e ol m a g n e t i s m o te rr estre , re­
co g id a s sim u ltá n ea m en te con d eterm in a cio n es de lu gares a stron óm icos,
d u r a n te un v i a j e e j e c u t a d o por o r d e n d e l e m p e r a d o r N i c o l á s al A s i a s e -
l e n t n o n ' i l , r n l r e I I o o ' y 8 0 ° 1 2 ’ d e l o n g i t u d E ste del m e r i d i a n o d e P a -
T oro y.
r is . e s d e c i r , h a s t a c e r c a d e l l a g o D z a i s a n , y e n t r e 4 o ° 53’ y 08 o 5 2 ' d e
l a t it u d ; e n o t r o s t é r m i n o s , d e s d ó l a isla B i r u t s c h i c a s s a , e n e l m a r C a s ­
pio . h a sta W e r c h o t u r i a , e n la p a r te s e t e n í r i o n a l d e l U r a l . V é a s e e l
A sia Central, t. 111, p . 4 4 0 - 4 7 8 .

1 8 2 9 .— La A c a d e m ia im peria l d e C ien cia s d e Sa n P e te r s b u r g o apruc-


íta l a p r o p o s i c i o n h e c h a por Ilu m b o ld t para la f u n d a c ió n de e sta c io n e s
m a g n é t i c a s y m e t e o r o l ó g i c a s e n la s m a s d i f e r e n t e s z o n a s d e la Piusia E u ­
r o p e a y ele la R u s i a A s i á t i c a , y p a r a c o n s t r u i r e n l a c a p it a l del I m p e r i o
u n o b s e r v a t o r i o f í s i c o c e n t r a l , b a j o l a a c t i v a y s á b ia d i r e c c i ó n d e l p r o ­
f e s o r K u p ff e r . Y é a s c e l Cosmos, t. I, p . 401 , n o t a 66 y s i g u i e n t e s , y K u p -
f l e r , M emoria d irig id a á la Academia de San Pclcrsburgo, relativa al Observatorio
Físico central, fundado por el cuerpo de M inas. e n l a s Astronomische Nachrich-
ien d e S c h u m a c h e r , n . ° 7 2 6 ; v é a n s e t a m b i é n l o s Anales magnéticos, p . X I .
G racias á la sim p a tía c o n s t a n t e del m in istr o d e H a cie n d a , c o n d e de
C an crin, por to da s la s g r a n d e s e m p r esa s c ien tífica s, pu do darse c o m ie n z o ,
d e s d e e l a ñ o 18-32, á o b s e r v a c i o n e s c o r r e s p o n d i e n t e s y s i m u l t á n e a s e n t r e
e\ m a r B l a n c o y l a C r i m e a , e n t r e e l g o l f o d e F i n l a n d i a y l a s c o s t a s d e la
A m é r i c a r u s a , b a ñ a d a s p o r e l m ar d e l S u d ( 8 9 ) . U n a e s t a c i ó n m a g n é t i c a
p e r m a n e n t e f u e e s t a b l e c i d a e n P e k i n , e n un v i e j o c l a u s t r o q u e , d e s d e
T ed i o el G rande , está h a b ita d o , á in t e r v a lo s p e r ió d ic o s, por m o n je s g r ie ­
g o s . El s a b i o a s t r ó n o m o F u s s , a u t o r d e l a s p r i n c i p a l e s m e d i d a s q u e h a n
s e r v i d o p a r a d e t e r m i n a r l a d i f e r e n c i a d e n i v e l e n t r e e l m a r C a s p io y el
m a r X c g r o , f u e n o m b r a d o p a r a ir á s e ñ a l a r e n C h in a e l l u g a r d e l o s p r i­
m e ro s e sta b le c im ie n to s m a g n é t ic o s . M as ta rd e, K u p ffer, en una visita
d e i n s p e c c i ó n , c o m p a r ó e n t r e sí y c o n i n s t r u m e n t o s m o d e l o s t o d o s l o s
em p lea d o s en la s e s t a c i o n e s m a g n é t i c a s y m e te o r o ló g ic a s situ ad as al
E ste h a s ta N c rtsch in sk ( l o n g ., 117° 1 6 ') . Las o b s e r v a c io n e s , escelen tes
sin d u d a a l g u n a , q u e F e d o r o w r e c o g ió en la S i b e r i a , no han sido p u ­
blicad as to d a v ía .
1 8 3 0 - 1 8 4 5 . — O b s e r v a c i o n e s d e i n t e n s i d a d h e c h a s e n la fr o n t e r a m e r i ­
d io n a l del C a n a d á , por el co ro n el G ra h a m , u n o de los in g e n ie r o s t o p ó ­
g r a f o s d e l o s E s t a d o s - U n i d o s . ( V é a s e Philosoph. T ransarlions, for 1 S 4 6 ,
;La p a r t e , p. 2 i 'i ) .
1830. — F uss, o b s e r v a c i o n e s m a g n é t i c a s , a s t r o n ó m i c a s é ip o m é t r i c a s ,
r e c o g id a s en el viaje del la g o B a ik a l á P ek in , á través de E rg i Ude,
D u r m a y l a m e s e t a d e G o b i , d e 2 , 4 0 0 p i e s d e a l t u r a s o l a m e n t e , p o r e sta
p a r t e . E l o b j e t o d e l v i a j e e ra ir á f u n d a r e n P e k i n u n o b s e r v a t o r i o m a g ­
n é tic o y m e te o r o ló g i c o , q u e sir v ió d u ra n te diez a ñ o s para la s o b s e r v a c io ­
n e s d e K o r a n k o . V é a s e Reporl oflhe seventh M eelingof thebritish Association,
1 8 3 7 , p . 4 9 7 - 4 9 9 , y H u m b o l d t , Asia Central, t. I, p. 8 : t. II, p. líl , y
t. III, p . 4 6 8 y 4 7 7 .
1831-1336. — O b s e r v a c i o n e s h e c h a s p o r el c a p i t a n F i l z r o y e n
a lr e d e d o r d el m u n d o , en el Beagk, y e n l a s c o s t a s d e l a e s l r e i u i d a d m eri
d i o n a l de l a A m é r i c a , c o n un in c lin a to r iu m d e G a m b e y y agujas o sc ila .
(,orias q u e l e h a b í a n s i d o r e m i t i d a s p o r H a n s t e e n .
1 8 3 1 . — D u n l o p , d i r e c t o r d e l O b s e r v a t o r i o de P a r a m a t t a . o b s e r v a c i o ­
n e s r e c o g i d a s e n un v i a j e á la A u s t r a l i a . V é a n s e l a s Philos. Transactiom
for 1 8 1 0 , l , a p a r t e , p. 1 3 3 - l í O . '
1 S 3 I . — C o r r i e n t e s d e i n d u c c i ó n d e F a r a d a y , c u y a te o r í a h a siclo d e s ­
a r r o l l a d a p o r N o b i l i y A n t i n o r i . G ran d e s c u b r i m i e n t o d e l a p r o d u c c i ó n
d e la c h i s p a e l é c t r i c a p o r l o s i m a n e s . V é a n s e l o s Anales de Fisíca y de Quí­
mica . t. X L V I I I , p. 4 0 2 .
1 8 3 3 - I S 3 9 — E p o c a s i m p o r t a n t e s p o r la p r i m e r a r e v e l a c i ó n d e l a s m i ­
Intcnsitas Vis
ras t e ó r i c a s d e G a u s s . E n 1 S 3 3 a p a r e c e e l l ib r o d e n o m i n a d o
Magnética terresíris ad Mcnsuram absolutam revócala. L é e s e e n la p á g . 3:
« E lem e n lu m tertium in ten sita s u s q u e ad tém p ora r ecen tiora penitu s ne-
g l c c t u m m a n s i t » E n 1 8 3 9 , la i n m o r t a l o b r a c o n o c i d a c o n el títu lo de
Allgemeine Theorie des Erdmagnetismus , f u é p u b l i c a d a p o r G a u s s y W e b e r ,
o b s e r v a c i o n e s d e l Maqnetischen Ycreins d e 1 8 3 8 ,
en los resultados d é l a s
(p. 1-37). .
I S 3 3 .— T rabajos de B a r lo w sob re la a tra cció n ejercida por el hierro
d e lo s n a v i o s , y sobre el m e d io d e d eterm in ar la d e s v ia c ió n de la b r ú ­
j u l a q u e r e s u l t a d e e s t a a t r a c c i ó n . I n v e s t i g a c i ó n d e la s c o r r i e n t e s e l e c t r o ­
m a g n é t i c a s e n l a s p e q u e ñ a s e s f e r a s d e i m á n c o n o c i d a s b a jo el nom b re
de terrellce. M a p a s g e n e r a l e s d e l a s c u r v a s iso c r ó n ic a s. P u e d e c o m p a r a r s e
á B a r l o w , Essay on magnetic AttracHon, 1 8 3 3 , p . S 9 , c o n P o i s s o n , Sobre
las desviaciones de ¡a brújula producidas por el hierro de los navios, e n la s
Memorias del Instituto . t. X V I , p. 4 8 1 - S o o . V é a s e t a m b i é n A i r y , e n l a s
Phüos. Transactions f o r 1 8 3 9 , 1 . a p a r t e , p . 1C 7, y fo r 1 8 4 3 , 2 . a p a r to ,
p . . l 16, y R o s s , e n l a s Philos. Transad, f o r 1 S 4 9 , 2 . a p a r l e . p . 1 7 7 - 1 9 ' i.
1 8 3 3 .— M oser, M éto d o para r e c o n o c e r la situ a c ió n y la fuerza de los
.polos m a g n é t i c o s v a r i a b l e s , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. X X V I l í ,
p. 59-296.
1 8 3 3 . — C h r i s t i e , Qn the arctic Observations of Cap. Back , en l a s Philos.
Transactions fo r 1 8 3 6 , 2 . a p a r t e , p. 3 7 7 . V é a s e a d e m a s u n a i m p o r t a n t e
M e m o r i a d e C h r i s t i e , p u b l i c a d a a n t e r i o r m e n t e e n l a s Philos. Transactions
f o r 1 8 2 ’i , 1 . a p a r t e , p . 2 3 .
1S 3 í . — P a r r o t , Reise nach dem A rarat. V é a s e l á p a r t e m a g n é t i c a ,
t. 11, p . 5 3 - 6 5 .
1S36.— O b serv a cio n e s del m a y o r E t s c o u r t , en la e s p e d ic io n del c o r o ­
n e l C h e s n e y a l E u f r a t e s . U n a p a r t e d e l a s o b s e r v a c i o n e s de i n t e n s i d a d se
perdió e n el n a u fra g io del vapor Tigris, p é r d i d a t a n t o m a s s e n s i b l e c u a n ­
to q u e se carece c o m p le ta m e n te de o b ser v a c io n es e x a cta s respecto de
e s t a p a r le d e l A s i a M e n o r y r e g i ó n q u e s e c s t i e n d e al S u d d c l .m a r C a s p io .
183G.— C aria de Ilu m b o ld l á S. A . R . el duque de Sussex , presidente de
la Sociedad Real de Londres, sobre Ios medios propios p ara perfeccionar el co­
nocimiento del magnetismo terrestre por el establecimiento de estaciones magné­
ticas y de observaciones correspondientes, a b r i l d e 183G. P u e d e n verse las
f e l i c e s c o n s e c u e n c i a s d e e s t e p a s o , y la i n f l u e n c i a q u e t u v o e n l a g r a n e s -
p e d ic io n antartica de R oss, e n el Cosmos, t. 1, p. 4 0 2 , nota 66 , y e n e !
Yoyage to ihe Southern and A ntarctic Regions d e R o s s , 1 8 4 7 , 1 . 1, p . X I I .
1 8 3 7 . — S a b i n o , On ihe variations o f the magnetic Intensity o f ihe E arth,
c u e l Seventh Meeting o f the british Association at Liverpool, p . 1 -8 'i. E s t e
t r a b a j o e s e l m a s c o m p l e t o en s u g é n e r o .
1 3 3 7 -1 S 3 S . — El profesor H u m p h r c y L lo y d lev a n ta un ob servatorio
m a g n é t i c o e n D u b l i n . V é a n s e , s o b r e l a s o b s e r v a c i o n e s r e c o g i d a s en e s t e
e s ta b le c im ie n to , de 1840 á 1 S Í 6 , l a s Transactions of the Royal h isli Acá-
demy, t. X X I I , 1 .a p a r l e , p . 7 4 - 9 6 .
1 8 3 7 . — B r e w s t e r , a T reatüeon llagnelism , p. 1 8 Ü -2 6 3 .
1 8 3 7 - 1 8 4 2 . — V i a j e s d e B e l c h e r , al S i n g a p o r e , al m a r d e la C h in a y á
l a s c o s t a s o c c i d e n t a l e s d e A m é r i c a . V é a n s e Pililos. Transactions for 1 8 i 3 ,
2 .a parte, p. 113 y 1 Í 0 - 1 Í 2 . L a s o b s e r v a c i o n e s d e B e l c h e r , c o m p a r a d a s
c o n l a s q u e y o m i s m o h e r e c o g i d o en u n a é p o c a a n t e r i o r , i n d i c a n un
c a m b i o m u y i r r e g u l a r e n l a s c u r v a s . Y o h e h a l l a d o , p o r e j e m p l o , q u e la s
i n c l i n a c i o n e s eran , e n 1 8 0 3 , e n A e a p u l c o , e n G u a y a q u i l y en C a l l a o
d e L i m a , d e -f- 3 8 ° 4 S ', -f- 10° 5 2 ', — 9 o ’i4 . B e l c h e r o b s e r v ó -f- 3 7 ú ;i7',
-f- 9 o 1 ', y — 9 o 5 4 ' . ¿ D e p e n d e r á e s t o de q u e l o s t e m b l o r e s de tie r r a ,
ta n f r e c u e n t e s á lo l a r g o d é l a c o s t a d e l P e r ú , e j e r c e n u n a in flu en cia
l o c a l e n l o s f e n ó m e n o s q u e d e p e n d e n d e la f u e r z a m a g n é t i c a ?
1 8 3 S - 1 8 4 2 . — W i l k e s , N arrative o f the United States exploring E xpedition.
t. 1, p XXI .
1 8 3 S .— V ia j e del te n ie n te S n l iv a n , de F a l m o u t h á la s i s l a s F a l k l a n d .
V é a n s e la s Philos. Transactions for 1 8 Í 0 , 1.a p a r t e , p. 1 2 9 , 140 y 1 Í 3 .
1838 y 1 8 3 9 .— E sta b le c im ie n to de estacion es m a g n ética s en am b os
h e m i s f e r i o s , á e s p e n s a s d e l g o b i e r n o b r i t á n i c o y b a j o la e s c e l e n l e d i r e c ­
c ió n d e l c o r o n e l S a b i n e . L o s i n s t r u m e n t o s f u e r o n e n v i a d o s e n 1 8 3 9 . L a s
o b serv a cio n es em pezaron en T o r o n to , en el Canadá, y e n la T i e r r a d e
V a n D i e m e n , en 1 8 5 0 , e n e l c a b o d e B u e n a - E s p e r a n z a e n 1 8 5 1 . V é a s e
J u a n H e r s c h e l , e n e l Quarterly Review, t. L X V Í , 1 8 4 0 , p. 2 9 7 ; B e c q u e r e l ,
Tratado de Electricidad y de magnetismo, t. V i , p. 1 7 3 . M e r c e d a l c u i d a d o
p e r s e v e r a n t e c o n q u e el c o r o n e l S a b i n e , e n c a l i d a d d e Superintendent o f
the colonial O í / s e r ü a ¿ o n e s , h a u t ¡ l i z a d o e s e r i c o t e s o r o d e m a t e r i a l e s q u e c o m ­
pren d e to d a s la s v a r ia c io n e s d e la a c t iv id a d m a g n é t i c a , h a d e sc u b ierto
l e y e s h a s t a e n t o n c e s d e s c o n o c i d a s y a b i e r t o á la c i e n c i a n u e v o s h o r i z o n ­
tes. L o s r e s u l t a d o s d e s u s i n v e s t i g a c i o n e s l ia n s i d o c o n s i g n a d o s p o r é l e n
una larga série de M e m o r ia s i n s e r í a s e n l a s Philow phical Transactions
t d e l a S o c i e d a d R e a l d e L o n d r e s , b a j o e l tí tillo d e Conlributions lo lerres-
trial Magnetism, n ú m s . 1 - 9 , y e n m u c h o s e s c r i t o s s e p a r a d o s q u e s i r v e n d e
fun dam ento d esta parte del Cosmos. C i t a r e m o s a q u í s i m p l e m e n t e a l ­
g u n a s d e la s m a s e s c e l e n t e s d e e s a s o b r a s : I o Observations on days of
unusual magnetic disturbances , t I, 1 8 1 0 - 1 8 4 4 , y c o m o c o n t i n u a c i ó n de
e s t e t r a b a jo , u n a M e m o r i a a c e r c a de la s t e m p e s t a d e s m a g n é t i c a s , en las
Philos. Transaciions for 1 8 5 1 , 1 . a p a r t e , p. 1 2 3 - 1 3 9 ; 2 . ° Observations made
at thc magnetical Observatory at Toronto ( l a t . b o r . 4 3 ° 3 9 ' , l o n g . o c c i d . 8 1 °
4 1 ' ) , t- b 1 8 4 0 - 1 8 4 2 , y t. 11, 1 8 4 3 - 1 8 4 5 ; § . ° U n a m e m o r i a s o b r e l a m a r ­
c h a i r r e g u l a r d e la d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a , o b s e r v a d a d u r a n t e l a s d o s
m i t a d e s d e l a ñ o e n S a n t a E l e n a , e n e l c a s t i l l o de L o n g w o o d (la titu d,
au s tr . 15° 55', lo n g . occid. 8 o 3 ' ) , e n l a s Philos. Transaciions for 1 8 4 7 ,
1 . a p a r t e , p . 54; 4 . ° Observations made ai the magnet. and meteoroi. OLserva-
fnry, at the Cape of Good Hope, 1 8 Í 1 - 1 S 4 G , t. I: 5 . ° Observations made at
the magnet. and meteoro/. Observatory at Hobarton ( l a t . a u s t r . 4 2 ° 5 2 ' , l o n ­
g i t u d o r i e n t a l 1 4 5 ° l 1) in Van Diemen Island and on the Antarctic Expedí -
tion, t. 1, II y 111, 1 8 4 1 - 1 8 5 2 ( V é a s e s o b r e la l í n e a d e d e m a r c a c i ó n d é l a s
p e r t u r b a c i o n e s o r ie n t a l e s y o c c i d e n t a l e s , t. II, p. i x - x x x v i ) ; C.° F e n ó m e ­
n o s m a g n é t i c o s e n el in t e r i o r d e l c ír c u l o p o l a r a n t a r t i c o , e n K e r g u e l e n y
on V a n D ie m e n , en las Philos. Transad, fo r 1 8 4 3 , 2 . a p a r t e , p . 1 4 5 - 2 3 1 ; 7 o
E stad o de las lín e a s iso c lín ic a s é is o d in á m ic a s en e l O céano A tlá n tic o
en 1 8 3 7 , e n las Philos. Transaciions fo r 1 8 4 0 , 1 .a parte, p. 129-155;
S . ° F u n d a m e n t o s d e u n m a p a d e l O c é a n o A t l á n t i c o , r e p r e s e n t a n d o , para
el a ñ u 1 8 4 0 , l a s l í n e a s d e d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a , e n t r e 6 0 ° d e l a t i t u d
boreal y 60° d e la titu d a u s t r a l , en las Philos. Transaciions fo r 1 S 49 .
2 . a p a r t e , p. 1 7 3 - 2 3 3 ; 9 . ° S o b r e l o s m e d i o s e n u s o e n l o s o b s e r v a t o r i o s
d e l a s c o l o n i a s i n g l e s a s par a m e d i r l o s v a l o r e s a b s o l u t o s d e la f u e r z a
m a g n é t i c a , s u c a m b i o s e c u l a r y su v a r i a c i ó n a n u a l ( a b s o l u t e v a l ú e s , s e ­
Philos.
c u l a r c l i a n g e a n d a n n u a l v a r i a t i o n o f t h e m a g n e t i c forrn), e n l a s
Transadions fo r 1 8 5 0 , 1 . a p a r t e , p . 2 0 1 - 2 1 9 . V é a s e e n p a r t i c u la r la c o i n ­
c i d e n c i a de la m a y o r p r o x i m i d a d d e l S o l c o n la m a y o r i n t e n s i d a d de la
fu e r za m a g n é t ic a en a m b o s h e m isfe rio s y el c r e c im ie n to de la i n c l i n a ­
ción id ., p . 2 0 0 ; 1 0 . ° S o b r e l a s l i n e a s i s o c l í n i c a s é i s o d i n á m i c a s e n la
estrem idad seten trion al del n u e v o c o n tin e n te , y s o b r e la p o s i c i o n g e o ­
g r á fic a d e l p u n t o d e la m a y o r i n t e n s i d a d ( l a t . 5 2 ° 1 9 ' ) , d e d u c i d a d e l a s
o b s e r v a c io n e s del capitan L e f r o y , en las Philos. Transadions for 1 8 5 0 ,
3 . a p a r l e , p. 2 37 -33G ; l l . ° L e y e s p e r i ó d i c a s d é l a s p ertu r b a c io n es d é l a
d e c l i n a c i ó n ó d e la s t e m p e s t a d e s m a g n é t i c a s e n T o r o n t o , e n e l C a n a d á , y
e n H o b a r t o n , e n la tier ra d e V a n D i e m e n , y r e l a c i ó n d e l p e r ío d o d e c e n a l
d e la s v a r i a c i o n e s m a g n é t i c a s c o n e l p e r í o d o , i g u a l m e n t e d e c e n a l , d e la
f r e c u e n c ia d e l a s m a n c h a s d e l S o l , d e s c u b i e r t a e n D c s s a u por S c h w a b e ,
e n las Philos. Transadions fo r 1 8 5 2 , 1.a p a r l e , p . 1 2 1 - 1 2 1 .
1 83 9. — C u a d r o d e l a s l i n c a s d e i g u a l i n c l i n a c i ó n y d e i g u a l i n t e n s i d a d .
e n l a s i s l a s B r i t á n i c a s ( Magnetic
isoclinal and isodynamic Unes, from Obser-
rations of Humphrcy Lloyd, John Ph illipps, Robert Wcre Fox, James Ross and
Edivard Sabine). E n 1 8 3 3 , l a British Association d e c i d i ó e n C a m b r i d g e ,
q u e s e d e t e r m i n a r a n e n m u c h a s p a r t e s d e l r e i n o l a ' i n c l i n a c i ó n y la i n t e n ­
s i d a d . D e s d e el v e r a n o d e l a ñ o s i g u i e n t e , f u e c u m p l i d o e s t e d e s e o p o r e l
p r o f e s o r L l o d y y el c o r o n e l S a b i n e . E n 1 8 3 5 y 1 8 3 0 , se e s t e n d i ó el tra­
Report of,
b a j o al p ais d e G a le s y á E s c o c i a , y e n 1 8 3 8 , p u d i e r o n u n i r s e a l
the Meeting at Newcastle, m a p a s i s o c l i n i c o s é i s o d i n á m i c o s d e l a G ran B r e ­
t a ñ a , p. 5 9 - 1 9 6 . E n e s o s m a p a s , s e h a t o m a d o p o r u n i d a d l a i n t e n s i d a d
m a g n é iie a de L ondres.
1 8 3 S - 1 8 Í 3 . — C la r k B o s s v e r i f i c ó su g r a n v i a j e de d e s c u b r i m i e n t o a l
p o l o S u d , n o m e n o s a d m i r a b l e e n s u s r e s u l t a d o s , p u e s t o q u e c o n f i r m ó la
ex isten cia , hasta e n to n ce s c o n tr o v er tid a , de las r e g io n e s polares, c u an to
por lo m u c h o q u e h a e sc la r e c id o las c o n d ic io n e s m a g n é t ic a s de u n a parte
c o n s i d e r a b l e d e l a s u p e r f i c ie te r r e s t r e . E s t a e s p e d i c i o n , e n l a q u e h a n s i d a
d e t e r m i n a d o s n u m é r i c a m e n t e l o s tres e l e m e n t o s d e l m a g n e t i s m o te r r e s tr e ,
a b r a z a c a s i l a s d o s te rc er a s p a r t e s d e la s u p e r fi c ie q u e f o r m a l a s a l t a s l a ­
titu d es d el h e m isfe r io m e r id io n a l. L as o b s e r v a c io n e s m a g n é t ic a s d e K oss,
h a n s i d o a r r e g l a d a s y e d i t a d a s p o r el c o r o n e l S a b i n e e n l a s Philosophica!>
Transactions fo r 1 S í 3 , art. x , y fo r 1 8 í í , a r t. v i l . Q u e d a t o d a v í a u n a p a r ­
te po r p u b l i c a r .
1 8 3 9 - 18o 1 . — O b s e r v a c i o n e s d e K r e i l s o b r e l a s v a r i a c i o n e s d e t o d o s l o s
e l e m e n t o s d e l a f u e r z a te rr estre y s o b r e l a s i n f l u e n c i a s p r e s u m i b l e s d e l
S o l y d e l a L u n a , e s t u d i a d a s d u r a n t e m a s d e d o c e a ñ o s e n el o b s e r v a t o r i o
de P r a g a .
1 8 iO .— O b s e r v a c i o n e s m a g n é t i c a s h o r a r i a s , h e c h a s por G a y c o n u n a
b r ú j u l a d e d e c l i n a c i ó n d e G a m b e y , d u r a n t e u n a e s t a n c i a de d i e z a ñ o s en
C h ile. V é a s e la obra de este sá b io t i t u l a d a : Historia física y política de
Chile, 1SÍ7.
1 8 1 0 - 1 8 5 1 . — R e su lta d o s de las o b s e r v a c io n e s m a g n é t ic a s d e L a m o n t,
director d e l o b ser v a to rio de M u n ic h , c o m p a ra d a s co n las de G o d t in g u e ,
q u e se r e m o n t a n h a s t a 1 8 3 5 . D e s c u b r i m i e n t o d e la i m p o r t a n t e l e y r e g u ­
l a d o r a d e la v u e l t a p e r i ó d i c a d e c e n a l d e l o s c a m b i o s d e d e c l i n a c i ó n (a).
V é a s e L a m o n t cu l o s Am alen d e P o g g e n d o r f f , 1 8 5 1 , t. L X X X I V , p . 5 7 2 ­
582, y R eslh u b cr, id ., 1 8 5 2 , t. L X X X V , p. 1 7 9 - 1 8 i L a h i p ó t e s i s d e u n a
r e la c ió n entre los c re cim ien to s ó la s d is m in u c io n e s p e r ió d ic a s de lo s térm i­
n o s m e d i o s a n u a l e s , f o r m a d o s c o n l a s v a r i a c i o n e s d i u r n a s d e la d e c l i n a ­
c i ó n , y l a f r e c u e n c i a p e r i ó d i c a d é l a s m a n c h a s d e l S o l , f u e e s p u e s t a por v e z
p r i m e r a p o r el c o r o n e l S a b i n e en la s Philos. Transactions for 1 8 5 2 , y c u a t r o

(«) V é a n s e las Observaciones complementarias d e e s t e t o m o .


ó c in c o m e s e s d e s p u é s p o r e l s á b i o d i r e c t o r d e l o b s e r v a t o r i o d e B e r n a , W o l f ,
q u e d e s c o n o c í a el p r i m e r t r a b a jo , e n l a s M e m o r i a s d e l o s Schweizcrischen
Xaturforscher ($ 0 ). L a obra d e L a m o n t , Jlandbuch des Erdmagnelismus, 1 8 4 S ,
c o n t i e n e la i n d i c a c i ó n d e l o s m e d i o s d e o b s e r v a c i ó n m a s r e c i e n t e s , a s í
c o m o u n a e s p l i c a c i o n d e t a l l a d a de l o s m é t o d o s .
1 8 lO -I S í.’L — B a c h e (D irector of the Coast S 'irv cy of th e U n it e d
S t a t e s ) , Observalions made ad the m agnelical and meleorological Observaiory
al G irad‘s College, F i l a d c l f i a , 1 3 4 7 .
18 4 0 -1 8 -4 2 .— T e n i e n t e G i l l i s s , Magnelical and meleorological Observalions
made at W ashington, 1 S í 7, p . 2 - 3 1 9 (Magnelic Slorms, p . 3 3 0 ) .
1 8 4 1 -1 8 4 3 .— O bservacion es de d e c lin a c ió n h e c h a s por S c h o m b u r g k en
los b o sq u es de l a G u y a n a , en tre el m o n te R o r a im a y el p e q u e ñ o pueblo-
d e P i z a r a , d e s d e 3 o 3 9 ; h a s t a 4 o o 7 ' de l a t i t u d . V é a n s e l a s Pililos. Tran­
sactions íov 1 8 4 9 , 2 . a p a r t e , p . 2 1 7 .
1 8 4 1 - 1 8 4 5 . — Magnetical and meleorological Observalions made at Madras..
en í .°
1 8 4 3 -1 8 4 Í.— O bservaciones m a g n é tic a s h e c h a s en el ob serv a to rio a s ­
tro n ó m ico de M akerstu n , en el condado de R o x b u r g h en E sco cia ,
( la t. .’>!>° 3 4 '), p o r B r i s b a n e . V éase Transactions of the voy al Society o f
Edinburgh, t. X V I I , 2 . a p a r t e , p . 188 y t. X V I I I , p. -40.
1 8 5 3 - 1 8 5 9 . — K r e i l b u s c a la i n f l u e n c i a de l o s A l p e s en l a m a n i f e s t a ­
ció n de la fuerza m agn ética. Véanse las Aslronom. Xachrichlen de
S ch n m a ch er, núm . 002.
185 5-1S í . — E s p e d i c i o n d e Ja Pagoda a l a s a l t a s r e g i o n e s a n t a r t i c a s ,
b a j o e l m a n d o d e l - t e n i e n t e d e la m a r i n a r e a l M o o r , q u e h a b i a y a t o m a d o
p a r t e , e n e l Terror, e n la e s p e d i c i o n d e l P o l o N o r t e , y d e l t e n i e n t e de a r ­
tille r ía C l e r k , a n t e s d i r e c t o r d e l o b s e r v a t o r i o m a g n é t i c o d e l c a b o d e B u e -
n a - E s p c r a n z a . E sta e s p e d i c i o n , q u e h a a b a r c a d o l o s tr es e l e m e n t o s d e l
m a g n e t i s m o t e rr es tre , e n t r e 04 y 07 g r a d o s de l a t i t u d a u s t r a l y d e s d e 4
hasta J I7 gra d o s de lo n g itu d o r ie n t a l, es d ig n o co m p lem e n to de lo s
tr a b a jo s d e C lar k R o s s c u e l P o l o S u d .
1 8 4 5 .— Proceedings of the magnetical and meleorological Conference held
Cambridge.
18 5’J.— Observalions made at the magnelical and meleorological Observatonj
al Bombay under the Superintendency o f A r lh u r Jiedforl Orlebar. El O b s e r v a ­
torio f u e e d i f i c a d o e n 1 8 4 1 , en la p e q u e ñ a i s l a d e C o l a b a .
1 8 4 5 - 1 8 5 0 . — Resulls o f the magnet. and meleorol. Observalions made al the
royal Observaiory at Greenwick. E s t a s o b s e r v a c i o n e s han produ cid o se is
to m o s: e l o b s e r v a t o r i o m a g n é t i c o d a t a d e 1 8 38 .
1 8 4 5 . — S i m o n o f f , p r o f e s o r e n K a s a n , investigaciones sobre la acción m ag­
nética de la Tierra.
1 8 4 6 - 1 8 4 9 .— Magnelic S u r m j of the Easlern archipelago, p o r el c a p i l a n d e ­
i n g e n i e r o s E l l i o t , d e l e j e r c i t o d e M a d r a s . E l l i o l lia d e s c a n s a d o e n d i e z
y seis e sta c io n e s d iferen tes, y m u c h o s m e ses e n c o d a una. Ha. v isita d o
t a m b i é n B o r n é o . C é l e b e s , S u m a t r a . l a s N i c o b a r y l a s is la s K e e l i n g , t o d o
e l e s p a c i o c o m p r e n d i d o e n t r e IG° d e l a t i t u d b o r e a l y 12° d e la t it u d a u s ­
tral, e n t r e 7S y 123 g r a d o s d e l o n g i t u d o r i e n t a l . l i a c o m p a r a d o l a s o b s e r ­
v a c i o n e s r e c o g i d a s e n e s o s l u g a r e s c o n l a s d e M a d r a s. V é a s e Philos. Trun-
sactions fo r 18o 1, 1 . a parte, p. 2 8 7 - 3 3 1 , y p. i - c l v i i . H á n s e u n i d o á esta
M e m o r i a m a p a s q u e r e p r e s e n t a n la s l í n e a s d e i g u a l i n c l i n a c i ó n y d e i g u a l
d e c l i n a c i ó n , a s í c o m o l a f u e r z a m a g n é t i c a h o r i z o n t a l y la f u e r z a t o t a l . E l
t r a b a j o d e l c a p i t a n E U i o t , q u e i n d i c a a la v e z l a s i t u a c i ó n d e l e c u a d o r
m a g n é t i c o y d e la l í n e a sin d e c l i n a c i ó n , e s u n o de l o s m a s g r a n d e s y m a s
d is tin g u id o s q u e han aparecido en e stos ú ltim o s tiem p os.
1 8 4 5 - 1 8 5 0 . — B r i l l a n t e s d e s c u b r i m i e n t o s d e F a r a d a y (9 1 ): 1 . ° S o b r e la
d i r e c c i ó n p a r a n i a g n é t i c a , e s d e c ir en s e n t i d o d e l e je d e la T i e r r a , y d i a ­
m a g n é t i c a , e s d e c i r p a r a l e l a al e c u a d o r , q u e t o m a n l o s c u e r p o s q u e o s c i ­
Pililos. Trnnsar-
l a n l i b r e m e n t e b a j o la i n f l u e n c i a e s l e r i o r d e l i m á n ( v é a s e
tinns for 18 i í í , § 2 1 2 0 , y for 1 8 5 1 . 1 . a p a r te , §§ 2 7 1 8 -2 7 9 G ) ; 2 ° de la i n ­
flu e n c ia ejercida por el e le c t r o - m a g n e t is m o sobre un r a y o de lu z p o la r i­
z a d a , y d e l m o v i m i e n t o c i r c u l a r im p r e s o á e s t e r a y o p o r e f e c t o d e l c a m ­
b i o e n e l e s t a d o m o l e c u l a r d e l a m a t e r i a á t r a v é s de la c u a l p a s a n el r a y o
p o l a r i z a d o y la c o r r i e n t e m a g n é t i c a /'v é a se Philos. Transaciions for 18 Sí).
1 . a p a r t e . §§ 2 1 95 y 2 2 ! 5 - 2 2 2 ] ) : 3 . ° s o b r e la n o t a b l e p r o p i e d a d q u e t ie ­
n e el o x í g e n o , ún ico gas p aram agnético, de ejercer en lo s e le m e n t o s
d e l m a g n e t i s m o te rr es tre u n a i n f l u e n c i a tal q u e , c o m o e l h i e r r o d u l c e ,
a u n q u e e n u n g r a d o i n f i n i t a m e n t e m a s p e q u e ñ o , l o m a de la v i r t u d c o ­
m u n i c a t i v a d e la T ie r r a la p o l a r i d a d d e un m í a n , o b r a n d o de u n a m a n e r a
p e r m a n e n te y recíp ro ca . Y óasc Philosnph. Transaciions for 1 8 5 1 , ! a p a r ­
te, §§ 2 2 9 7 - 2 9 G 7 ( 9 2 ) .
1^19.— Em ory, Magneíical Observations made at the hthmus of Darien and
al the City of Panamá, Cambridge (U. s.), 1850.
1 S Í 9 . — T h o m s o n , p r o f e s o r e n G l a s g o w , á Malhcmalical Thcory of Mau-
nctism, e n l a s Philos. Transaciions fo r 1 8 5 1 . 1 . a p a r t e , p . 2 í 3 - 2 8 5 . E n lo
c o n c e r n i e n t e á la d i s t r i b u c i ó n d e la f u e r z a m a g n é t i c a , p u e d e c o m p a r a r s e
esta d i s e r t a c i ó n c o n la de P o i s s o n , e n la s Memorias del Instituto, 1 8 11 ,
1 . a p a r t e , p. I, y 2 . a p a r t e , p. 1 0 3 .
1850 .— A i r y , on thc present State and proapecls of the Science of lern s-
tria l Magnetism, f r a g m e n t o d e u n a o b r a q u e l l a m a la a t e n c i ó n d e l m u n d o
s a b i o ’.
1 S 5 2 . — K r e i l , i n v e s t i g a c i o n e s s o b r e l a s v a r i a c i o n e s d e la d e c l i n a c i ó n
m a g n é t i c a e n P r a g a , c a u s a d a s por l a i n f l u e n c i a de la L u n a , e n l o s a ñ o s
1839-1819. (Magnetische and meteorologischc Beobachtungen zu Prag). A c e r ­
c a de l o s tr a b a jo s a n t e r i o r e s d e e s t e c o n c i e n z u d o o b s e r v a d o r , p u b l i c a d a s
d e s d e 18 3 0 á I S 3 S , v é a n s e , Osscrvazioni sull ‘ iníensilá e sulla direzm ni
della forza magnética wlituite negli anni 1 8 3 G -1 S 3 8 , all‘ I. R . Osservatorio
di Milano, p . 1 7 1 .
IS oO .— F a r a d a y . On Lines of magnetic forcé and their deftnile cha-
racter.
1 8 3 3 .— S a b in e , i n v e s t i g a c i o n e s sob re la s v a r ia c io n e s diu rn a s p r o d u ­
c i d o s p o r la L u n a e n l a d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a e n T o r o n t o , e n S a n i a E l e n a
y e n H o b a r t o n ; v é a n s e la s Pkilosoph. Transactions fo r 1 8 'i3 .
1 8 o 3 -1 8 o í.— N u e v a s p r u e b a s sacadas por S a b in e de la s o b s er v a c io n es
de T o ronto, de H obarton, de S a n ta E le n a , y d el cabo de B u e n a -E sp e -
r n n z a ( 1 8 4 1 - l S o l ) , q u e c o n f i r m a n l a v a r i a c i ó n a n u a l q u e s e a g r e g 'a á la
v a r i a c i ó n d i u r n a m e d i a de la d e c l i n a c i ó n , y l a c o r r e s p o n d e n c i a d e s u s é p o ­
Observa-
c a s s e m e s t r a l e s c o n l a s d e l p a s o d e l S o l p o r el e c u a d o r . V é a n s e
tions made at Toronto, t. 11, p . x x n , y Proceedings of the Royal Society of
Lnndon, m a y o 18o i .
El cuadro cronológico de los trabajos y descubrimien-
1 os cu j o objeto ha sido el magnetismo terrestre, en la
primera mitad del siglo xix, durante la cual, he tomado un
ardiente interés por esta rama de nuestros conocimientos, es
testimonio de un doble esfuerzo coronado por el éxito. La
rnajor parte de los trabajos se ha consagrado á la obser­
vación de la actividad magnética de la Tierra, á la deter­
minación numérica de todo lo que puede ser medido en el
tiempo ó en el espacio. La segunda parte, menos considera­
ble, pertenece á laesperimentacion, lo que equivale á decir
que el físico ha suscitado por sí mismo los fenómenos que
podían hacerle penetrar en la esencia déla actividad terres­
tre, y permitirle profundizar la naturaleza interior de la
fuerza magnética. Dos procedimientos diferentes: de un
lado, la observación y el cálculo aplicados á la dirección y
á la intensidad de los fenómenos magnéticos; de otro, la es-
perimentacion aplicada á la fuerza magnética en general, se
han prestado mutuo auxilio que ha redundado en prove­
cho de la ciencia. La observación pura, independiente, de
toda hipótesis sobre la causa común de los fenómenos y so­
bre la acción recíproca de las moléculas en el interior de
las sustancias, que hasta aquí está fuera de nuestras percep­
ciones y de nuestras medidas, nos ha hecho descubrir leyes
numéricas de gran interés. La penetración maravillosa
que han desplegado los físicos esperimentadores les ha
revelado, en los cuerpos sólidos y gaseosos, propiedades de
la polarización que nadie habia sospechado hasta entonces,
y que están en íntima relación con la tem peratura y la
presión atmosférica. Por importantes é incontestables que
sean esos descubrimientos, no pueden considerarse sin em­
bargo, teniendo en cuenta el estado actual de nuestros cono­
cimientos, como la esplicacion y el principio de las le je s
que han podido comprobarse hasta aquí en el movimiento
de la aguja imantada. El medio mas seguro de llegar á
agotar todo lo que en el espacio está sometido á medidas
variables, y al mismo tiempo, de estender y acabar la teoría
matemática del magnetismo terrestre, trazada ya á g ran ­
des rasgos por Gauss, es continuar simultáneamente, y en
puntos bien elegidos de la superficie terrestre, la observa­
ción de los tres elementos de la actividad magnética. He
indicado ya en otra parte (93)y hecho comprender por me­
dio de ejemplos los grandes resultados que me prometo de
la alianza de la esperimentacion con las combinaciones ma­
temáticas.
No puede representarse nada de lo que pasa en nuestro
planeta sin referirlo al conjunto del Mundo. El solo nombre
de Planeta despierta ya en nosotros la idea de dependencia
con relación á un cuerpo central, de unión con un grupo de
cuerpos celestes que, aunque m uy diferentes en estension,
tienen probablemente un mismo origen. La influencia de la
posicion del Sol en la manifestación del magnetismo ter­
restre se reconoció bien pronto Esta influencia fue com­
probada con gran claridad por el descubrimiento de la de­
clinación horaria; ya lo habia sido confusamente un siglo
antes, cuando Keplero sospechaba que una fuerza m agné­
tica dirigía todos los ejes de los planetas hácia una misma
región del Cielo. Keplero dice terminantemente que el Sol es
un cuerpo magnético, y que en él reside la fuerza que mueve
los planetas (94). La atracción de los astros y la gravitación
se presentaban entonces bajo elsímbolode la atracción m ag­
nética. Horrebow. que no confundia la gravitación con el
magnetismo, ha definido la luz como una aurora boreal per-
pétua, producida por las fuerzas magnéticas en la atmósfe­
ra vaporosa del Sol (95). Despuesse han presentado, acerca
del modo de acción del Sol, opiniones c u ja s divergencias
son dignas de observación.
Háse creído, ó bien que el Sol, sin ser por sí mismo un
cuerpo magnético, obra sobre el magnetismo terrestre por
los cambios de tem peratura que produce, y esta es la opinion
de Cantón, de Ampere, de Christie, de Lloyd y de Airy; ó
se piensa, con Coulomb, que el Sol está rodeado de una a t­
mósfera magnética (96) que obra sobre el magnetismo ter­
restre, comunicándole algo de su poder. El magnífico des­
cubrimiento de Faraday, de las propiedades param agnéti-
cas del oxígeno, ha orillado la grave dificultad que impedia
admitir, con Cantón, que el paso del Sol á través del me­
ridiano del lugar produce, como efecto inmediato, un au­
mento rápido y sensible en la tem peratura de la Tierra y
de los mares. Sin embargo, la unión de todas las observacio­
nes calculables y la ingeniosa discusión que de ellas ha he­
cho el coronel Sabine dieron por resultado el de afirmar
que las variaciones periódicas, comprobadas hasta hoy en
la actividad magnética de la Tierra, no provienen de los
cambios periódicos por que pasa la tem peratura de la región
atmosférica asequible á nuestras esperiencias. Las épocas
principales de las variaciones diurnas de la.declinación, ni
las de las variaciones anuales que Sabine pudo determinar
exactamente primero que nadie, despues de un número
inmenso de observaciones, como tampoco los períodos de la
intensidad media, están de acuerdo con las épocas en que
se producen los máximos y los mínimos termométricos de
la atmósfera ó de la corteza superior de la Tierra (97). Los
cambios de período para los fenómenos magnéticos mas im­
portantes son los solsticios y los equinoccios. La época de la
mayor intensidad magnética, aquella en donde, la aguja de
inclinación se aproxima mas á la vertical, en ambos hemis­
ferios. es la época de la mayor proximidad del Sol (98),
aquella en que el movimiento de traslación de la Tierra
ofrece la mayor rapidez posible. Ahora bien, en el perihe-
lio, es decir en los meses de diciem bre, de enero y de fe­
brero, y en el afelio, es decir, en los meses de m ajo , de
junio y de julio, las tem peraturas de las zonas situadas al
Norte y al Sud del ecuador están en oposicion directa. No
podrian pues atribuirse al S o l, considerado como principio
de calor, los períodos crecientes ó decrecientes de la inten­
sidad,/ de la declinación «yv de la inclinación.
Los términos medios anuales, formados con las observa­
ciones recogidas en Munich y en Goettingue, revelaron al
laborioso director del Observatorio real de Baviera, el profesor
Lamont, la notable ley de un período de 10 años y 1/ 3, que
reaparece regularm ente en las variaciones de la declina­
ción (99). Durante el período de 1841 á 1850. el término
medio de las variaciones mensuales de la declinación llegó
á su mínimum precisamente á la mitad de 1844, y ásu máxi­
mum á mediados de 1849. Antes de conocer los resultados
adquiridos en Europa, el coronel Sahine había comparado
los términos medios mensuales, sacadosde observaciones re ­
cogidas en lugares situados casi en las dos estremidades del
eje terrestre, en Toronto, en el Canadá y en Hobarton, en la
tierra de Van Diemen, durante los años 1843-1848, y había
llegado á reconocer la existencia de una causa periódica de
perturbaciones. Esta causa verdaderamente cósmica se de­
be á los cambios que la atmósfera del Sol esperimenta
igualmente por períodos de 10 años (100). Como en otra
parte he espuesto ( 1 )_, de todos los astrónomos hoy vivientes
el que con mas asiduidad ha observado las manchas del Sol,
Schewabe, ha descubierto, durante una larga série de
años (1826-1850), que el número de las manchas del Sol
está sometido á variaciones periódicas, de tal suerte que el
máximum cayó en los años 1828, 18-37 y 1848, y el mí­
nimum en 1833 y 1843. «No he tenido ocasion, dice, de
examinar una série no interrum pida de observaciones mas
antiguas, pero me inclino de buen grado á creer que este
período mismo puede cambiar.» Los fenómenos luminosos
que se presentan en otros soles, dotados de luz propia,
ofrecen con efecto algo análogo á esta variación, es decir,
períodos en los períodos. A este propósito recordaré los
cambios tan complejos de intensidad que Goodricke y A r-
gelander han estudiado de un modo curioso en p de la Lira
y Mira Ceti (2).
Si, conforme á la opinion de Sabine, el magnetismo del
cuerpo solarse manifiesta porel crecimiento del magnetismo
terrestre, cuando la Tierra se aproxima al Sol, hay motivo
para asombrarse de que, según las profundas investigacio­
nes de Kreil, la influencia magnética de la Luna no se ha­
ga sentir ni en sus diferentes fases, ni en su mayor ó me­
nor alejamiento de la Tierra. Parece que, relativamente al
Sol, la proximidad de la Luna no compensa la debilidad de
su masa (b). El principal resultado de las investigaciones
sobre la influencia magnética de la Luua, que, según Me-
lloni, no produce mas que una señal de calor, es el de que.
sobre el esferoide terrestre, la declinación magnética experi­
m enta, durante un dia lunar, cierto cambio regular, que
consiste en alcanzar un doble máximum y un doble míni­
mum (3). «Si la Luna, dice juiciosamente K reil, no causa
en la superficie terrestre un cambio de tem peratura sensible
para los aparatos termométricos, no puede modificar por la
(b ) Y e a n s e las Observaciones complcinfiifarias do ','stc ’. crno.
influencia del calor la fuerza magnética de la Tierra, y, si
se reconoce sin embargo, el efecto magnético de la Luna,
es preciso adm itir que este efecto se produce por otro me­
dio.» Todo lo que no parece resultado de una fuerza única
no puede considerarse como existiendo por sí mismo sino des-
pues que se han eliminado gran número de causas de per­
turbaciones estrañas: este es el caso de las influencias lu ­
nares.
Aunque basta abora las variaciones mas considerables
•/y mas sensibles en las manifestaciones del magnetismo
O
terrestre no pueden esplicarse de un modo satisfactorio por
los máximos y los mínimos de los cambios de tem peratura,
no puede dudarse sin embargo de que, antes de mucbo
tiempo, cuando se b a ja n abarcado mejor y profundizado mas
los fenómenos de la actividad magnética, el gran descubri­
miento de la propiedad polar inherente al oxígeno atmosfé­
rico, contribuirá á dar nueva luz sobre la generación mis­
ma de esos fenómenos. El concierto armonioso de todas las
fuerzas que animan el Universo se opone á creer que esta
propiedad del oxígeno y las modificaciones que introduce
en e\ crecimiento de la tem peratura no tengan influencia
alguna en la producción délos fenómenos magnéticos.
Es m uy probable, como ba declarado Newton, que las
sustancias pertenecientes á un mismo grupo de cuerpos ce­
lestes, es decir, al mismo sistema planetario, son en gran
parte las mismas (4). De aquí puede deducirse que no es
solo en nuestro planeta donde la materia sometida á la gra­
vitación está dotada también de una actividad electro-m ag­
nética. La opinion contraria reduciría arbitrariamente el ho­
rizonte de las grandes miras cosmológicas. La hipótesis de
Coulomb sobre la influencia ejercida por el Sol magnético,
y recibida por la Tierra magnética no está por el contrario
en contradicción con ninguno de los resultados obtenidos
hasta aquí.
Si pasamos ahora á la representación puramente objeti­
va de los fenómenos magnéticos, tales como se producen en
diferentes partes de la superficie de la Tierra y según las
diversas posiciones de nuestro planeta con relación al cuer­
po central, debemos, en los resultados numéricos, distin­
g u ir claramente las variaciones que se representan en cor­
tos intervalos de las que se renuevan solo despues de
períodos m uy largos. Todas se subordinan, unas á otras, y
se robustecen recíprocamente ó se suspenden y se destruyen
en parte, como los círculos que se cortan, al alargase, en la
superficie de las aguas agitadas. Doce objetos diferentes
llaman especialmente la atención:
Dos polos magnéticos, situados uno en el hemisferio
austral, el otro en el hemisferio boreal, á distancias des­
iguales de los polos de rotacion. Llámanse polos magnéti­
cos los puntos en que la inclinación iguala á 90°, donde por
consiguiente la fuerza horizontal es nula;
El ecuador magnético, es decir la curva sobre la cual
la inclinación es igual á O;
Las líneas de igual declinación y aquellas sobre las
que la declinación es igual áO, en otros términos, las líneas
isogónicas y las líneas sin declinación;
Las líneas de igual inclinación ó líneas isoclínicas;
Los cuatro puntos de mayor intensidad magnética. Dos
de esos puntos, de fuerza desigual, están situados en cada
hemisferio;
Las líneas de igual intensidad ó isodinámicas;
La línea de las ondulaciones magnéticas que liga, en
cada meridiano, los puntos de la menor intensidad (5). Esta
línea se llama alguna vez también ecuador dinámico; no
coincide ni con el ecuador geográfico ni con el ecuador
magnético;
El límite de la zona, de una intensidad magnética m uy
pequeña en general, que juega, por decirlo asi, el papel
de interm ediaria, j en la cual las variaciones horariaspar-
ticipan alternativamente, según las estaciones, de las pro­
piedades de los dos hemisferios ( 6 ).
He cuidado de aplicar la palabra polo únicamente á los
dos puntos de la Tierra en donde la fuerza horizontal des­
aparece, porque, en nuestros dias, como j a he observa­
do, esos puntos, que son verdaderamente los polos magné­
ticos, han sido frecuente j torpemente confundidos con
los puntos de la m ajo r intensidad (7). Gauss ha probado
también que no es conveniente designar bajo el nombre de
eje magnético de la Tierra la cuerda que une los dos pun­
tos de la superficie terrestre en donde la inclinación de la
aguja es igual á 90° (8 ). El íntimo lazo que relaciona en­
tre sí todos los fenómenos debidos á la acción de una sola j
misma fuerza permite felizmente reunir, distinguiéndolas
bajo los tres puntos de vista de la intensidad, de la inclina­
ción j de la declinación, todas las manifestaciones del mag­
netismo terrestre.

INTENSIDAD.

El conocimiento del elemento mas importante del m ag­


netismo, es decir, la determinación directa de la fuerza to­
tal de la Tierra, ha seguido, tras un largo intervalo, al
conocimiento de la dirección horizontal j vertical de esta
fuerza. Las oscilaciones, c u ja duración es la medida de la
intensidad magnética, llegaron á ser por vez primera, ha­
cia fines del siglo x v m , objeto de esperimentacion, j solo
en la primera mitad del siglo xix lo fueron de investiga­
ciones sérias j perseverantes. En 1723, Graham midió las
oscilaciones de su aguja de inclinación, con el fin de asegu­
rarse de si eran constantes, j de descubrir la relación de la
fuerza que las produce con el peso 9). La primera ten­
tativa para evaluar la intensidad del magnetismo en puntos
mu y distantes de la superficie terrestre, según el número
de oscilaciones verificadas en un tiempo dado, fué hecha por
Mallet en 1769. Encontró, con aparatos m uy imperfectos,
que el número de las oscilaciones era exactamente el mis­
mo en San Petersburgo á 59° 5 6 ' de latitud, y en París
á 67° 4 ' (10): de donde nació el prejuicio, que se propagó
hasta Cavendish, de que la intensidad de la fuerza terres­
tre es igual bajo todas las zonas. Según me ha contado con
frecuencia el mismo Borda, guiado por consideraciones teó­
ricas, se habia preservado de este error, que evitó tam ­
bién Le Monnier. Pero el frotamiento de la aguja de in ­
clinación empleado por Borda sobre el eje que la sostenía,
le impidió reconocer, en su viaje á las islas Canarias, en
1776, las diferencias de intensidad entre París, Tolon, Santa
Cruz de Tenerife y Gorea en Senegambia, es decir, en un
espacio de 35 grados de latitud (11). Lamanon, fué el pri­
mero en comprobar esas diferencias con instrumentos per­
feccionados, durante la desgraciada espedicion de La Perou­
se (1785 y 1787 1 . Pero, enviadas de Macao al secretario per-
pétuo déla Academia de Ciencias de París, sus observaciones
permanecieron, como he dicho antes ( 1 *2 ), escondidas en
los archivos de la Academia con otros muchos documentos.
Las primeras observaciones de intensidad que se han
publicado, son las que recogí durante mi viaje á las regio­
nes equinocciales del nuevo Continente, desde 1798 á l8 0 4 .
Las esperiencias hechas anteriormente, 1791 á 1794, por
mi amigo Rossel en los mares de la India, se imprimieron
cuatro años despues solamente de mi vuelta de Méjico.
En 1829, tuve la satisfacción de poder continuar mis inves­
tigaciones relativas á la intensidad y á la inclinación m ag­
néticas, en una estension de 188 grados de lougitud, des­
de el mar del Sud hasta la Dzungaria china, es decir, en
las dos terceras partes del hemisferio oriental y á través de
los continentes no interrumpidos. En latitud, llevo espío-
TOMO I V . 0
rado un espacio de 72°, desde los 60° de latitud boreal bas­
ta los 1 2 ° de latitud austral.
Cuando se si<?ue
o atentamente la dirección de las líneas
isodinámicas 6 curvas de igual intensidad, que se envuel­
ven unas á otras, j se pasa de las líneas esteriores, que
son las mas débiles, á las líneas interiores, c u ja fuerza
aumenta gradualm ente, se reconocen en cada hemisferio,
á distancias m u j desiguales de los polos de rotacion j r
de los polos m agnéticos, dos puntos ó focos de la m ajor
intensidad,/ el uno mas fuerte % y/ el otro mas débil. De esos
cuatro puntos, el mas fuerte, el foco americano, está si­
tuado en el hemisferio del Norte á los 52° 19' de latitud
y - 94° 2 0 ' de longitud occidental (13); colócase general'
mente el mas débil, llamado también comunmente foco
siberico, á los 70° de latitud j 117° 4 0 ' de longitud orien­
ta l, pero tal vez deba de estarlo algunos grados mas
hácia el Oeste. En el viaje de Parschinsk á Iakutsk,
en 1829, Erman ha encontrado la curva de m ajor inten­
sidad (1,742) cerca de Beresowski Ostrow, á los 115° 31'
de longitud oriental, 59° 4 4 ' de latitud boreal (14). De las
dos determinaciones que preceden, la del foco americano
es la mas segura, cuando menos en lo concerniente á la
latitud; la longitud es probablemente demasiado occiden­
tal. El óvalo que contiene el foco setentrional mas fuerte
está situado, según esto, en el meridiano del límite occi-
dentar del Lago Superior, entre la estremidad meridional
de la bahía de Hudson j el lago canadino W innipeg. Esas
medidas son el fruto de la importante espedicion, hecha
en 1843 en el interior de las tierras, por el capitan de ar­
tillería L efroj. antiguo director de la estación magnética
de Santa Elena. El medio de la Lemniscate que une los
dos focos del hemisferio setentrional parece estar situado
al Nordeste del estrecho de Behring, mas cerca del foco
asiático que del foco americano. .
Cuando, en 1802, atravesando la cadena de los Andes,
en el hemisferio meridional, cortaba j o el ecuador m ag­
nético, es decir, la línea sin inclinación, entre Micuipam-
pa j Caxamarca, á los 7o 2 ' de latitud austral j 81° 8 ' de
longitud occidental, j á partir de esta línea vi crecer la
intensidad hácia el Norte j hacia el Sud, generalicé esta
observación. Sin puntos de comparación, que faltaban en
esta época j faltaron mucho tiempo despues, supuse que
la intensidad aumentaba sin interrupción desde el ecuador
magnético hasta los dos polos magnéticos, j que el máxi­
mum de intensidad estaba en esos polos, es decir, en los
puntos donde la inclinación es igual á 90°. Cuando, por
primera vez, se observa la huella de una gran le j de la na­
turaleza, los cálculos que se forman precipitadamente tie­
nen las mas de las veces que rectificarse. Sabine, apo-
jándose en las observaciones que él mismo habia hecho
desde 1818 á 1822, en zonas m u j diferentes, j compa­
rando con sagacidad los resultados cada vez mas numerosos
que le fueron suministrados por otra parte, ha probado que
ia intensidad j la inclinación se conducen j se modifican
m u j diversamente, de tal modo, que en muchos puntos
el máximum de intensidad está alejado del ecuador m ag­
nético, j que en las regiones mas setentrionales del Canadá
j del territorio próximo á la bahía Hudson, desde 52° í/ ?>
de latitud hasta el polo magnético, bajo el meridiano de 94
á 9 o grados de longitud occidental, la intensidad, en vez
de aum entar, dism inuje (15). En 1845, en el foco de la
m ajo r intensidad, descubierto en el Canadá por L efroj, la
inclinación era solo de 73° 7 ', j en ambos hemisferios, se
hallan máximos de intensidad con inclinaciones relativa­
mente poco considerable (16).
Por abundantes j preciosas que sean las observaciones
de intensidad, debidas á las espediciones de Ross, de Moore
j de Clerk, en los mares Aníárticos; quedan aun muchas
dudas respecto de la posicion de los dos focos del hemisferio
meridional. Ross ha atravesado varias veces las líneas iso-
dinámicas de la mayor intensidad, y recogido observa­
ciones según las cuales Sabine, despues de un detenido
exámen, ha colocado uno de los focos á los 64° de latitud,
135° 10' de longitud oriental. Ross mismo, en la Relación
de su gran viaje (17), suponia situado este punto cerca de
la tierra de Adelia, descubierta por Dumont d’Urville, es
decir, á los 67° de latitud y 137° 4 0 7 de longitud oriental
próximamente. Creia acercarse al otro foco recorriendo los
parajes situados á los 60° de latitud y 127° 2 0 ' de longi­
tud Oeste. Sin embargo, considerado todo, inclinábase á co­
locarlo mucho mas al Sud, bajo un meridiano mas oriental
y no lejos del polo magnético (18 ;.
Despues de haber fijado la situación de los cuatro má­
ximos de intensidad, conviene determinar las relaciones de
sus fuerzas. Ese cálculo puede hacerse de dos maneras : ó
según el método antiguo, es decir, de una manera relativa,
tomando por unidad la intensidad que he medido en un
punto del ecuador magnético, en el lugar donde corta la
cadena de los Andes á los 7 o *27 de latitud austral y 81° 8 ' ‘
de longitud Oeste, ó bien, tomando valores absolutos, como
han propuesto Poisson y Gauss (1 9 \ Según la escala propor­
cional, la intensidad de París y la de Londres fueron recono­
cidas, en 1827, y estaban en la relación de 1,348 á 1.372,
(20). Si se traducen estos números en valores absolutos, se
obtiene próximamente 10,20 y 10,38. Como consecuencia
de la misma trasformacion, la intensidad del Perú, que he
representado por 1,000, se convierte en 7,57; es mayor
que la de Santa Elena, igual á (5,4. Todos esos núm e­
ros deben ser aun modificados, en razón á los años tras­
curridos entre las comparaciones. Es preciso considerarlos
no mas que como provisionales, en la escala relativa, lo
mismo que en la escala absoluta, aunque esta merece la
preferencia. Pero hoy mismo, por poco precisos que sean,
arrojan gran luz sobre la distribución del magnetismo te r­
restre, de este elemento respecto del cual se estaba todavía,
hace menos de cincuenta años en la mas profunda ignoran­
cia. Proporcionan, y esto es de gran importancia cosmoló'
gica, puntos históricos de partida para los cambios que re­
velarán los siglos venideros, y cuyo secreto puede estar en
la dependencia de la Tierra con relación á la fuerza m ag­
nética del Sol.
En el hemisferio del N orte, Lefroy ha determinado de
la manera mas satisfactoria la intensidad del foco canadi-
no, el mas poderoso de los dos, situado á los 52° 19' de la­
titud, 94° 2 0 ' de longitud occidental. En la escala propor­
cional, si la intensidad de Londres es igual á 1,372, la del
foco canadino es de 1,878: en la escala absoluta, es de
14,21 (21). Ya en New-York, á los 40° 4 2 ' de latitud, Sa­
bine habia hallado una intensidad casi tan grande (1,803).
La intensidad del foco siberico, que se supone situado á
los 70° de latitud, 147° 4 0 ' de longitud oriental, ha sido
evaluada por la escala relativa, en 1,74, por Erman, y en
1,76 por Hansteen, lo que equivale á 13,3 en valor abso­
luto. La espedicion antártica de Ross da lugar á creer que
la diferencia de los dos focos es menor en el hemisferio del
Sud que en el hemisferio del Norte, pero que cada uno de
los dos focos australes supera á los dos focos boreales. La
intensidad del foco austral mas fuerte (lat. 64°, long. orient.
135° 10') es, por lo menos, en la escala proporcional, 2,06,
y en la escala absoluta, 15,60 (22); la del mas débil (lat.
60°, long. occid. 127° 20'?) está representada, según Ross,
por 1,96 y 14,90 (23). La mayor ó menor distancia entre
los dos focos de un mismo hemisferio es un elemento impor­
tante de su poder individual y de la repartición general del
magnetismo. Si los focos del hemisferio meridional presen­
tan una intensidad sensiblemente mayor (valor absoluto
15,60 y 14,90) que los focos del hemisferio setentrional
(14,21 y 13,30), no puede deducirse de aquí que la fuerza
total de uno de los hemisferios sea superior á la del otro.
Las cosas tomarán otro aspecto, si, en vez de dividir el
esferoide terrestre por el Ecuador, se hace pasar un plano
por los meridianos de 100 y 280 grados, contados de Oeste
á Este, á partir del observatorio de Grenwich. De esta m a­
nera, el hemisferio oriental, el mas continental de los dos,
comprende la América del Sud, el océano Atlántico, la E u ­
ropa, el Africa y el Asia casi hasta Baikal; el hemisferio
occidental, compuesto especialmente de islas y de mares,
casi toda la América del Norte, el mar del Sud, la Nueva-
Holanda y una parte del Asia oriental. El meridiano de 100°
está situado próximamente á 4° al Oeste de Singapore, y
el de 280° á 13° al Oeste del cabo de H ornos, pasando
por Guayaquil. En la Tierra así dividida, los cuatro pun­
tos de mayor intensidad y los dos polos magnéticos perte­
necen al hemisferio occidental (24).
La importante observación de Erman sobre el mínimum
de intensidad observado en el océano Atlántico, al Este de
la provincia brasileña de Espíritu Santo, á los 20° de lati­
tu d , 37° 24' de longitud occidental, ha sido citada ya en
el primer tomo de esta obra (25). Erman halló como valor re­
lativo 0,7062, como valor absoluto 5,35. Esta zona de la
mas pequeña intensidad ha sido atravesada dos veces en
la espedicion antártica de Ross, entre 19 y 21 grados de lati­
tud (26); lo ha sido también por los tenientes Sulivan y
Dunlop. en su viaje á las islas Falkland (27). En el mapa
isodinámico del océano Atlántico, ha trazado Sabine de una
orilla á otra la curva de menor intensidad que Ross llama
the Eqnator o f less intensity. Corta la costa de Benguela^
por la orilla occidental del Africa, cerca de la colonia por­
tuguesa de Mossamedes, á los 15° de latitud austral. Su
vértice cóncavo, en medio del Océano, pasa álos 20° 20 ' de
longitud O ested esd e donde se levanta liácia la costa del
Brasil hasta 20° de latitud austral. Es posible que al Norte
del Equador, 20° próximamente al Este de las Filipinas, se
encuentre también otra zona de pequeña intensidad, en que
el valor relativo de la fuerza magnética no esceda de 0,97;
investigaciones ulteriores esclarecerán este hecho.
Los materiales recientemente recogidos no autorizan á
modificar mucho la relación que he indicado en el primer
tomo de esta obra entre la menor y la mayor intensidad
conocida hasta aquí. Están entre sí como 1 es á 2 x/ ± , ó
mas bien como 1 es á 3. Las diferencias provienen del cam­
bio mas ó menos caprichoso de los máximos solamente, ó de
los mínimos y los máximos (28). A Sabine corresponde el
mérito de haber sido el primero en llamar la atención sobre
]a importancia del ecuador dinámico (29). «Esta curva,
dice, liga en todos los meridianos geográficos los puntos en
donde la fuerza magnética es menos sensible, describiendo
alrededor de la esfera terrestre gran número de ondula­
ciones. Por ambos lados, la fuerza magnética aumenta, á
medida que se sube hácia las altas latitudes: así, esta cur­
va marca el límite entre los dos hemisferios magnéticos
mejor que el ecuador magnético, sobre el cual, la dirección
de la aguja imantada es perpendicular á la de la gravedad.
Todo lo que concierne directamente á la intensidad misma
de la fuerza terrestre es todavía de mayor consecuencia
para la teoría del magnetismo que lo que se refiere á la di­
rección horizontal ó vertical de la aguja imantada. El ecua­
dor dinámico describe gran número de sinuosidades, cosa
que es fácil de comprender, puesto que esas sinuosidades
dependen de fuerzas cuyo foco está en los cuatro puntos
de la mayor intensidad m agnética, situados irregular­
mente y dotados de una potencia desigual. Lo que hay mas
de notable en esas ondulaciones, es la gran convexidad, di­
rigida hácia el polo austral, y situada en el océano Atlán­
tico, entre las costas del Brasil y el cabo de Buena-Espe-
ranza.»
¿Disminuye sensiblemente en las alturas á que po­
demos llegar, la intensidad de la fuerza terrestre? ¿Aum en­
ta en el interior del globo? La solucion de este problema
exi^e observaciones m uy complicadas en la superficie del
suelo ó en las profundidades de la Tierra. Cuando, con efec­
to. en las ascensiones de montañas, se trata de comparar
los efectos producidos por alturas considerables, los sólidos
montañosos no permiten, aproximar bastante á las estaciones
superiores y las estaciones inferiores. La naturaleza de las
rocas y los filones invisibles de los minerales que las atra­
viesan pueden modificar los resultados; además, el conoci­
miento incompleto de las variaciones horarias y accidenta­
les de la intensidad es una causa de error para las observa­
ciones que no son rigorosamente simultáneas. Por todas
estas razones, sucede, que se atribuyen á la altura y á la
profundidad efectos independientes de esas circunstancias.
En las numerosas minas á que he bajado á profundidades
m uy considerables, en E uropa, en el P erú, en Méjico, en
Siberia. jamás he hallado localidades de naturaleza capaz
de inspirar confianza alguna (30). Es necesario también
indicar si las profundidades, cualesquiera que sean, están
tomadas superior ó inferiormente al horizonte del mar que
representa la superficie media del esferoide terrestre. Los
pozos de Joachim sthal, en Bohemia, tienen cerca de 2,000
pies de profundidad absoluta, y sin embargo, no terminan
sino en una capa situada á 250 pies sobre el nivel del
mar (31). Las ascensiones aereostáticas ofrecen m uy distin­
tas condiciones y mucho mas favorables. Gay-Lussac se
elevó á 21,600 pies sobre París. La mayor profundidad re­
lativa á que se ha llegado en E uropa, con los pozos ar­
tesianos, es apenas la 11a parte de esta altura. Las obser­
vaciones que yo mismo he hecho en las montañas, des­
de 1799 á 1806. me inclinan á creer que, en resum en, la
fuerza terrestre disminuye á medida que aumenta la altura,
aunque muchos resultados contradigan esta opinion, indu­
dablemente á consecuencia de las influencias estraüas que
he indicado antes. He elegido y reunido en una nota los
casos mas notables que me han suministrado las 125 medi­
das de intensidad tomadas por mi en la cadena de los An­
des, los Alpes suizos, Italia y Alemania (32). Las observa­
ciones comprenden todas las alturas, desde el nivel del mar
hasta 14 960 pies y el límite de las nieves perpétuas; pero
no son las alturas mayores las que me han dado los resul­
tados mas seguros. Háse hallado que los lugares mas favo­
rables son un punto de la Silla de Caracas, situado m uy
cerca de la costa de la Guayra, á 8 105 pies de altura; el
santuario de Nuestra Señora de Guadalupe que, construido
en el vértice de un muro escarpado de calcáreo, parece
flotar sobre la ciudad de Bogotá, á una altura de cerca
de 2,000 pies; por últim o, el volcan de Puraz de 8,200
pies de elevación sobre la plaza mayor de la ciudad de Popa-
yan. Kupffer en el Cáucaso (33), Forbes en diferentes
partes de Europa, Laugier y Mauvais en el Canigu, Bra-
vais y Martins en el Faulhorn y durante su permanencia
valerosa cerca de la cumbre del Mont-Blanc, han compro­
bado que la intensidad disminuye á medida que la altura
aumenta. Resulta también de la discusión general de Bra-
vais que el decrecimiento de la intensidad es mas.rápido
en los Pirineos que en los Alpes (34).
Los resultados completamente opuestos á que ha llega­
do Quetelet, en un viaje de Ginebra á la garganta de Bal­
ín e y al gran San Bernardo. hacen desear doblemente, si
quiere resolverse la cuestión de un modo decisivo, que nos
aislemos completamente de la superficie terrestre, y que
volvamos al medio que Gay-Lussac empleaba desde el año
de 1804, en compañía de Biot, el 24 de Agosto, otra
vez sólo el 16 de Setiembre, es decir, que se empren­
da una série de ascensiones aereostáticas. Aun oscilaciones
medidas á mas de 18,000 pies de altura no pueden enseñar­
nos nada nuevo de una manera cierta acerca de la fuerza
magnética que se propaga en la atmósfera si no á condi­
ción de corregir con gran exactitud la tem peratura de las
agujas, antes y despues de la ascensión. Por no haber to­
mado esta precaución, se habia deducido de las esperiencias
de Gay-Lussac la consecuencia equivocada de que la fuer­
za terrestre permanecía la misma hasta la altura de *21,600
pies (35); mientras que por el contrario, teniendo en cuenta
la disminución producida en la longitud de la aguja por la
tem peratura de las regiones superiores del aire, la espe-
riencia comprobaba el decrecimiento de esta fuerza (36). El
brillante descubrimiento, debido á Faraday, de la propie­
dad paramagnética del oxígeno no es de despreciar tam ­
poco respecto del asunto que nos ocupa. Ese gran físico
hace observar que en las altas capas de la atm ósfera, la
disminución de la intensidad no se esplica únicamente por
la distancia que separa esas capas del foco m agnético, es
decir, del cuerpo de la Tierra, sino que la rarefacción del
aire puede ser parte en este efecto, atendiendo á que la can­
tidad absoluta de oxígeno contenida en un pie cúbico de
aire atmosférico varía con las diferentes capas del aire. Pro­
visionalmente, creo que todo lo que puede decirse con fun­
damento, es que la propiedad paramagnética del oxígeno
atmosférico va disminuyendo en razón de la altura y de la
rarefacion del aire, y esta disminución es una de las causas
que concurren á modificar la intensidad magnética. Por
otra parte, determinando los cambios de temperatura y de
densidad, corrientes de aire ascendentes, debilitan la in­
fluencia ejercida por la rarefacción del aire (37). Esas per­
turbaciones tienen un carácter variable y esencialmente lo­
cal ; obran en la atmósfera como las rocas en la superficie del
suelo. Cada vez que podemos congratularnos de un nuevo
progreso en el análisis de la atmósfera y de sus propiedades
físicas, reconocemos que la acción común y variable de las
fuerzas de la naturaleza está sometida á mas aventuras aun
de las que habíamos supuesto, y esas aventuras nos acon_
sejan que seamos cada vez mas circunspectos en las conclu­
siones que deducimos de nuestras esperiencias.
La intensidad de la fuerza terrestre, medida en puntos
determinados del globo, ofrece, como todos los fenómenos
del magnetismo, variaciones horarias y variaciones secula­
res. Las variaciones horarias fueron claramente reconocidas
en Port Bowen, en 1825, en el tercer viaje de P arry, por este
hábil navegante y por el teniente Foster. El aumento de
la intensidad, de la mañana á la tarde, ha sido, en las lati­
tudes medias, objeto de las mas minuciosas investigaciones
por parte de Christie, de Arago, de Hansteen, de Gauss y de
Kupffer (38). Como las oscilaciones horizontales son prefe­
ribles á las de la aguja de inclinación, á pesar del perfec­
cionamiento que este instrumento ha recibido, no puede
esperarse que se obtengan las variaciones horarias de la in­
tensidad total sin el mas exacto conocimiento de las varia­
ciones horarias de la inclinación. Las estaciones m agnéti­
cas levantadas en ambos hemisferios del Norte y del Sud
tienen la ventaja considerable de proporcionar una inmensa
cantidad de materiales al abrigo de toda sospecha. Basta,
para dar una idea de esto, escoger dos puntos situados fue­
ra de los trópicos, de ambos lados del ecuador y casi á
igual distancia (39): Toronto, en el Canadá, á los 43° 3 9 1
de latitud boreal, y Hobarton, en la Tierra de Diemen, á
los 42° 53' de latitud a u stral: la diferencia de los dos me­
ridianos es próximamente de 15 horas. Las observaciones
simultáneas, hechas en una de esas dos estaciones durante
los meses de invierno, caen en la otra en los meses de ve­
rano. Las medidas tomadas en una parte, durante el día,
pertenecen generalmente en la otra á la noche. La declina­
ción en Toronto es occidental y de I o 3 3 '; en Hobarton es
oriental y de 9o 57'. La inclinación en Toronto se dirige
liácia el Norte y es ig*ual á 75° 1 5 '; en Hobarton se dirige
liácia el Sud y es igual á 70° 3 4 1. La intensidad absoluta
de Toronto es de 13° 90'; la de Hobarton de 13° 56'. De
esas dos estaciones tan felizmente escogidas (40), la del Ca­
nadá presenta, según las investigaciones de Sabine, cuatro
cambios de período; la de la Tierra de Diemen solamente
dos. Con efecto, en Toronto, la variación de intensidad tiene
su principal máximum á las seis de la tarde y su mínimum
principal á las dos de la mañana; un segundo máximo mas
pequeño á las oclio de la m añana, y un mínimo mas pe­
queño dos horas despues; en Hobarton, por el contrario,
no hay mas que una sola progresión decreciente de la inten­
sidad, desde el máximo, que cae entre cinco y seis de la ta r­
de, hasta el mínimum, que se produce de ocho á nueve de la
mañaua, aunque la inclinación tenga como en Toronto, cua­
tro cambios de período (41). Comparando los cambios de la
inclinación con los de la fuerza horizontal se ha comprobado
que, en el Canadá, la fuerza total de la Tierra es mayor du­
rante los meses de in fe rn o , cuando el Sol está en los signos
australes, que en los meses de verano. Así también, en la
Tierra de Diemen, desde Octubre hasta Febrero, es decir,
durante el verano del hemisferio austral, la intensidad es­
cede del término medio anual; y es menor que este, por el
contrario, desde el mes de Abril hasta el mes de Agosto.
Según Sabine, no son las diferencias de tem peratura las que
dan fuerza al magnetismo terrestre; este resultado se debe á
que la Tierra, en esta parte de su órbita, está mas cerca del
Sol, obrando como cuerpo magnético (42). En Hobarton, la
intensidad absoluta es durante el verano del hemisferio aus­
tral, de 13,574. y durante el invierno, de 13,543. Lo que
se sabe de las variaciones seculares de la intensidad no se
funda hasta aquí mas que en un pequeño número de obser­
vaciones. Parece que esta fuerza ha esperimentado alguna
disminución en Toronto. desde 1845 á 1849. La compara­
ción de las observaciones que hice en 1806 con las que ha
recogido Rudberg en 183*2 da para Berlín el mismo re­
sultado (43).

IN CLINACIO N.

El conocimiento de las curvas isoclínicas, en otros tér­


minos, el conocimiento del crecimiento mas ó menos rápido
de la inclinación, á partir del ecuador magnético, en donde
la inclinación es igual á 0 , hasta los polos magnéticos del
Norte y del Mediodía, en donde desaparece la fuerza hori­
zontal, ha adquirido en estos últimos tiempos nueva im ­
portancia, merced á que la fuerza total de la Tierra no pue­
de ser deducida de la intensidad horizontal, por exactas que
‘sean las medidas, por otra parte, sin poseer la certeza
acerca del valor de la inclinación. Las nociones fijas que
se tienen sobre la situación de los dos polos magnéticos se
deben ai atrevimiento y actividad científica de un solo na­
vegante. Ross ha determinado el lugar del polo Norte,
durante la segunda espedicion de su tio JuanRoss, de 1829
á 1833 (44) ; el del polo Sud, en la espedicion antártica que
dirigía él mismo de 1839 á 1843. El polo Norte magnético,
situado á los 70° 5' de latitud, 99° 5' de longitud occiden­
tal, está 5 grados mas alejado del polo de rotacion de la
Tierra, que el polo Sud magnético, situado á los 75° 5' de
latitud y 151° 48' de longitud oriental. La diferencia de las
longitudes entre los dos polos magnéticos es de 109 grados.
El polo Norte pertenece á la gran isla Boothia Félix, próxi­
ma al continente americano, y que forma parte del país de­
nominado desde un principio por el capitan Parry, N orth-
Somerset; está situado á poca distancia de la costa occiden­
tal de la isla, no lejos del promontorio Adelaida que se ade­
lanta entre K ing Williarns Sea j Victoria Strait (45). No
ha sido posible tocar directamente en el polo S ud, como se
habia tocado en el polo Norte. El 17 de Febrero de 1841, el
Erebus se encontraba á los 76° 12' de latitul austral y
161° 40' de longitud oriental. La inclinación no era aun
mas que de 8 8 ° 40°, de donde se dedujo que se estaba á 160
millas marinas inglesas del polo magnético austral (46).
Numerosas observaciones de declinación, hechas con el ma­
jo r cuidado j destinadas á determinar la intersección de
los meridianos magnéticos, hacen suponer con gran verosi­
militud que el polo austral se halla en la gran región polar
antártica South Victoria Land, al Oeste de los Albert Moun-
tains, que se unen al volcan activo del Erebus, de mas
de 11,600 pies de altura.
He espuesto de un modo completo, en el primer tomo del
Cosmos (47), la situación del ecuador magnético j los cam­
bios seculares que ha sufrido su forma. Sabine, fue el pri­
mero que determinó el nudo africano, es decir, el punto
en donde el ecuador magnético corta al ecuador geográfico
en esta parte del m undo, en 1822, al principio de la espe-
dicion que emprendió relativa á las esperiencias del péndu­
lo (48). Mas tarde, en 1840 , el mismo sábio, comparando
las observaciones de D uperrej, de Alien , de Dunlop y de
Sulivan, trazó un mapa del ecuador magnético, que par­
tiendo de Biafra, en la costa occidental del Africa, á los 4,J
de latitud boreal j 7o 10' de longitud oriental, atravesaba
el océano Atlántico j la parte del Brasil situada bajo el
paralelo 16, entre Porto-Seguro j el Rio Grande, para vol­
ver á unir el punto de las Cordilleras en donde j o habia sor­
prendido, cerca del mar del S ud, el paso de la inclinación
setentrional á la inclinación meridional (49). En 1837, el
nudo africano se encontraba situado á los 0o 40' de longitud
oriental; en 1825. se habia comprobado su existencia á los
4o 3 o \ Así, pues, el nudo, cambiando de Este á Oeste, sé
habia alejado de la isla basáltica de Santo Tomas, de 7,000
pies de altura, con una velocidad algo menor que la de me­
dio grado por año. Resulta de este movimiento que la línea
sin inclinación se encaminaba hácia el Norte, en la costa afri­
cana, mientras que, en la costa del Brasil, se inclinaba hácia
el Sud. La salida convexa del ecuador magnético permane­
ce en dirección hácia el polo Sud, y, en el Océano, deja en
el máximum un intervalo de 16 grados entre ella y el ecua­
dor geográfico. En el interior de la América meridional, en
la ierra incógnita de Matto-Grosso, entre los grandes rios
X ingu, Madera y U cayal, las observaciones de inclinación
faltan completamente, hasta la cadena délos Andes. En esta
cadena, 17 millas geográficas al Este del mar del Sud, entre
Montan, Micuipampa y Caxamarca, he determinado astro­
nómicamente, á los 7o 2' de latitud austral, 81° 8 ' de lon­
gitud occidental, la posicion del ecuador magnético que to ­
ma, en ese sitio, la dirección del Noroeste (50).
El trabajo mas completo que poseemos acerca de la si­
tuación del ecuador magnético es el que hizo mi antiguo
amigo Duperrey, para los años de 1823 y 1825. Atravesó
seis veces este ecuador en sus viajes de circunnavegación,
y pudo, según sus propias observaciones, trazar su desar­
rollo sobre una estension de mas de 220 grados (51). Los
dos nudos están situados, según el mapa de Duperrey, uno
en el océano Atlántico, á los 3o 30' de longitud oriental, el
otro en el mar del S u d , entre los meridianos de las islas
Vi ti y Gilbert, á los 175° de longitud oriental. Cuando el
ecuador magnético ha abandonado las costas occidentales
de la América del S ud, probablemente entre la Punta de
la Aguja y Payta, se aproxima mas y mas, en la dirección
Oeste, al ecuador geográfico, del cual queda á 2 grados,
bajo el meridiano de las islas Mendaña (52). 10 grados mas
al Oeste próxmimamente, bajo el meridiano que atravie­
sa la parte mas occidental de las islas Paumotu (Low A r-
chipelago), álos 151° 30', el capitan Wilkes encontró, en
1840, que la distancia entre los ecuadores era todavía
de 2 grados de latitud (53). El segundo nudo no está, como
se ha dicho, separado del nudo atlántico 180 grados, ni
situado á 176° 30' de longitud occidental, sino bajo el me­
ridiano del grupo Viti, á 175° de longitud oriental próxi­
mamente, ó lo que es igual, á 185° de longitud occidental.
Si, por consiguiente, partiendo de las costas occidentales del
Africa, se toma la dirección Oeste, á través de la América
del Sud, hállase la distancia indicada entre los dos nudos
mayor de 8 grados y medio; lo que prueba que la curva
del ecuador magnético no es de las mayores circunferencias
de la esfera terrestre.
Según las numerosas y escelentes determinaciones del
capitan Elliot (1846-1849) q u e, entre los meridianos de
Batavia y de Ceilan, se corresponden de un modo m aravi­
lloso con las de Blosseville, el ecuador magnético atravie­
sa la estremidad setentrional de Borneo, y corriendo casi
exactamente de Este á Oeste, toca la punta Norte de Cei-
lan , á los 9o 45' de latitud. En esta parte de su curso,
la línea de menor intensidad total es casi paralela al ecua­
dor magnético (54); pero mas lejos, el ecuador penetra en
la parte oriental del continente africano, al Sud del cabo
Guardafui. Ese importante punto ha sido determinado con
gran precisión por los cálculos de Rochet d’Hericourt.
en su segundo viaje á la Abisinia (1842-1845), y por la
ingeniosa discusión de que han sido objeto sus observacio­
nes magnéticas (55). Vuélvese á encontrar el ecuador mag_
nético al Sud de Gaubada, entre Angolola y Angobar, la
ciudad principal del reino de Schoa, á los 10° ! ' de latitud,
38° 51' de longitud oriental. El curso del ecuador m agné­
tico, en el interior del continente africano, desde Angobar
hasta el golfo de Biafra, es por otra parte tan poco conocido
como en el interior de Ja América del Sud, al Este de la ca­
dena de los Andes, j al Sud del ecuador geográfico. Esas
dos regiones continentales, medidas de Este á Oeste, presen­
tan casi la misma-estension, j tomadas juntam ente no ocu­
pan menos de 80 grados de longitud; de donde resulta que
cerca de una cuarta parte de la esfera terrestre se pierde para
la observación magnética. Las observaciones de inclinación
j d e intensidad que j o mismo he hecho en el interior de la
América meridional, desde Cumana hasta el Rio N egro, j
desde Cartagena de Indias hasta Quito, comprenden sola­
mente la zona tropical situada al Norte del ecuador geo­
gráfico; las que he recogido en el hemisferio del Sud, des­
de Quito hasta Lima, se limitan á la región vecina de la
costa occidental.
La traslación del nudo africano de Este á Oeste , en­
tre los años 1825 j 1837, está confirmada por las ob­
servaciones de inclinación de Panton de 1776, en la ribera
oriental de Africa, comparadas con las de Rochet d’He-
ricourt. Encontró éste el ecuador magnético, mucho mas
cerca del estrecho de Bab-el-Mandeb, un grado al Sud de
la isla Socotora, á los 8 o 40' de latitud boreal. No ha habido,
por consiguiente, en 49 años, mas que un cambio de 1? 27'
en latitud; pero en la misma época, D uperrej j Arago ha­
bían evaluado en 1 0 ° de longitud la traslación de los nudos
hacia el Oeste. La variación secular de los nudos del ecua­
dor magnético se ha producido, en la costa oriental del
Africa que da frente al mar de las In d ias, exactamente en
la misma dirección que en la costa occidental; la cantidad
del movimiento está aun por determinar.
Habíanse señalado j a los cambios periódicos de la in ­
clinación, pero solo desde hace doce años, á partir del mo­
mento en que se establecieron estaciones magnéticas en
ambos hemisferios, merced al gobierno inglés, es cuando
se ha fijado con certeza la duración de los períodos,
TWJ TV. T
Arago, á quien tanto debe la teoría del magnetismo, babia
reconocido ciertamente, desde el otoño del año 1827, que
la inclinación es mayor á las nueve de la mañana que á las
seis de la tarde, m ientras que la intensidad, medida por
las oscilaciones de una aguja horizontal, tiene su máximum
á las seis de la tarde y su mínimum á las nueve de la ma­
ñana (56). En las estaciones magnéticas inglesas, ha que­
dado resuelta esta cuestión, así como la vuelta periódica de
las variaciones horarias de la inclinación, despues de mu­
chos miles de esperiencias hechas y laboriosamente discu­
tidas desde el año 1840. Esta es la ocasion de presentar
reunidos los resultados que han llegado á ser los funda­
mentos de una teoría general del magnetismo terrestre;
pero es preciso ante todo h acer notar que si se quieren co­
nocer bien las oscilaciones, apreciables en el espacio, de los
tres elementos del magnetismo terrestre, es preciso, con Sa­
bine, distinguir en los cambios de período (turning hours)
que determinan el máximum y el m ínim um, las grandes
oscilaciones de donde nacen las desviaciones estremas, y las
pequeñas oscilaciones, especie de intermediarios que la
mayor parte de las veces no son menos regulares que las
otras. Los movimientos periódicos de la inclinación y de la
declinación, así como las variaciones en la intensidad de la
fuerza total, ofrecen, por consiguiente, máximos y m íni­
mos principales y máximos y mínimos secundarios, que
están reunidos ordinariamente, es decir, que en los casos mas
ordinarios, hay, por una parte, una doble progresión con
cuatro cambios de período, y por la otra, una progresión
simple con dos cambios de período; en otros términos,
un solo máximo y un solo mínimo. Así es en Hobarton,
en la Tierra de Diemen, la intensidad de la fuerza total
sigue una progresión sim ple, mientras que hay doble pro­
gresión en la inclinación, y en un punto del hemisfe­
rio boreal que corresponde á la situación de Hobarton, en
Toronto, ambos elementos, la intensidad y la inclinación,
siguen una progresión doble (57). En el cabo de Buena-
Esperanza tampoco hay mas que un solo máximum y un
solo mínimum de inclinación. A continuación doy%/
el cua~
dro de los cambios periódicos horarios de la inclinación
magnética.

HEM ISFERIO DEL NORTE.

G reen w ich :— m á x im u m , 9 de la m a ñ a n a ); m ín im u n , á las 3 de la


lard e ( v é a s e A i r y , Observaciones e n 1 8 í 5 , p. 2 1 ; 1 S 1 6 , p . 1 1 3 ; 1 8 í 7,
p . 2 4 7 ) . E n 1 8 4 7 , e l t é r m i n o m e d i o d é l a i n c l i n a c i ó n e r a , á las 9 d e la
m añana, 68° 5 9 ' , 3 , á la s 3 d é l a t a r d e , 6 S° 5 8 ' , 6 . S i s e c o n s i d e r a n o y a
la v a r ia c ió n h o r a r ia , sino la v a r ia c ió n m e n s u a l, el m á x im u n cae e n lo s
m e s e s d e a b r il, d e m a y o y d e j u n i o ; el m í n i m u m , e n o c t u b r e , n o v i e m b r e y
dic ie m b r e.
P aris:— m á x ., 9 de la m añ an a; m ín ., G d e la tarde. L a p r o g r es ió n
sim p le de P aris y d e G r e e n w i c h s e r e p r o d u c e e n el c a b o d e B u e n a - E s -
peranza.
P etersb u rgo:— m á x ., 8 d e la m a ñ a n a ; m í n . , 10 d e la n o c h e . C o m o e n
Paris, en G r e e n w ic h y e n P e k in , la v a r ia c ió n d é l a in clin ación es m en or
e n l o s m e s e s f r io s . El m á x i m u m v u e l v e c o n m a s r e g u l a r i d a d á la h o r a
in d ic a d a q u e el m ín im u m .
T o r o n t o , ( C a n a d á ) : — m á x . , p r i n c i p a l , 9 d e la m a ñ a n a ; m í n . p r i n c ., 4
d e l a ta r d e ; 2 . ° m á x . , 1 0 d e la n o c h e ; I o m í n . , 6 d e Ja m a ñ a n a , Y é a s e
S a b i n e , Toronto, 1 8 Í 0 - 1 8 4 2 , t . I, p. l x i .

H EM ISFER IO DEL SUD.

H ob a rto n (isla de D ie m en ):— m ín ., p r in c ., 6 de la m añana; m áxim um


p r i n c . , 11 y 1{2 de l a m a ñ a n a ; 2 .° m í n . , 5 d e l a ta r d e ; 2 .° m á x . , 10 d e
]a n o c h e , ( v é a s e S a b i n e , Hobarton, t. I, p . l x v i i ) . L a i n c l i n a c i ó n e s , e n
v e r a n o , c u a n d o e l S o l e s t á e n lo s s ig n o s a u stra le s, d e 70° 3 6 ', 74; y en
i n v i e r n o , c u a n d o el S o l s e d e t i e n e e n l o s s i g n o s b o r e a l e s , d e 7 0 ° 3 4 , , 6 6 . E l
té r m in o m e d io a n u a l, r esu ltan te d e se is a ñ o s de o b s e r v a c ió n es d e 7 0 g r a ­
d o s 3 6 ' , 0 1 . L a i n t e n s i d a d es m a y o r t a m b i é n e n H o b a r t o n , d e s d e el m e s
de o c t u b r e a l m e s d e fe b r e r o q u e d e s d e e l m e s d e a b r il al d e a g o s t o .
( V é a s e S a b i n e , H obarton, t. II, p. x l i v y x l v i .
Cabo d e B u e n a -E sp e ra n za :— p ro g r es ió n sim p le , m ín ., 3 4 f m e d i o d í a ,
m á x ., 8 y 3 4 ' d e la ta r d e , c o n m u y p e q u e ñ a s o s c i l a c i o n e s i n t e r m e d i a s e n ­
tre 7 y 9 d é l a m a ñ a n a . V é a s e S a b i n e , Cape Observat., 1 8 4 1 - 1 8 5 0 , p. lu í .
Según los resultados manifestados en este cuadro y
espresados en tiempos de cada lugar, los máximos de las
inclinaciones concuerdan maravillosamente, sobre todo en
el hemisferio del Norte: en Toronto, en París, en Green-
wich, en Petersburgo; todos caen entre ocho y diez de la
mañana. Los mínimos, aunque haya, entre ellos mas des­
viación, se reproducen siempre despues del medio dia ó
por la tarde á las cuatro, seis y diez. Causa esto tanta
m ajor sorpresa, cuanto que en uno de los cinco años,
durante los cuales se recogieron en Greenwich, en 1845,
observaciones m u j precisas, el máximum j el mínimum
estuvieron invertidos. El término medio anual de la incli­
nación era, á las 9 de la mañana, 6 8 ° 56',8, j á las 3 de la
tarde, 6 8 ° 58', 1.
Si se comparan las dos estaciones correspondientes de
acá j allá del ecuador, Toronto j Hobarton, se nota un
gran intervalo entre los cambios de período del mínimum
principal de la inclinación (4 de la tarde j 6 de la m aña­
na); pero h a j uno m u j pequeño por el contrario entre los
cambios de período del máximum principal ( 1 0 j 1 1 l/ ±
de la mañana). La hora del mínimum principal, en Hobar­
ton ( 6 de la m añana), es la del mínimum secundario en
Toronto. En ambas localidades, los dos máximos ocurren á
las mismas horas ( 1 0 j 1 1 l/ 2 de la m añana, j 1 0 de la
noche). Los cuatro cambios de período de la inclinación
son, pues, casi exactamente los mismos en Toronto y en
Hobarton (4 ó 5 de la tarde, 10 de la noche, 6 j 10 ú
11 l/ 2de la mañana). Este juego complicado de las fuerzas
interiores de la Tierra es digno de séria atención. Si
comparamos ahora Hobarton j Toronto, bajo la doble rela­
ción de los cambios de período de la intensidad y de la in ­
clinación, se nota que en Hobarton, en el hemisferio del
Sud, el mínimum de la intensidad total es posterior solo
en dos horas al mínimum principal de la inclinación, mien-
tras que el intervalo de los máximos es de seis horas, y que
por el contrario, en Toronto, en el hemisferio del N orte, el
mínimum de la intensidad precede ocho horas al máximum
principal de la inclinación, mientras que el máximum de
la intensidad está separado del mínimum de inclinación
por dos horas solamente (58).
La periodicidad de la inclinación en el cabo de Buena-
Esperanza no está conforme ni con la de Hobarton situado
en el mismo hemisferio, ni con la de punto alguno del he­
misferio setentrional. El mínimum de la inclinación se
produce en esta región á la hora en que la aguja llega al
máximum en Hobarton.
Para determinar la variación secular] de la inclinación,
es necesario disponer de uua larga série de observaciones,
todas igualmente exactas. No se podría, por ejemplo, remon­
tarse confiadamente hasta los viajes de circunnavegación
de Cook, aunque en su última espedicion, haya invertido
constantemente los polos, porque hay frecuentemente en­
tre sus evaluaciones y las de Bayley, en el mar del Sud,
diferencias de 40 á 54 minutos, que dependen probable­
mente de la imperfección de los aparatos y de la dificultad
con que se movia la aguja. Para Ldndres, no se va apenas
mas allá de las observaciones recogidas por S abine, en el
mes de Agosto de 1821, observaciones que, comparadas á
las escelentes determinaciones colectivas de Mayo de 1838,
de Ross, Sabine y Fox, dan una disminución anual de
2',73. Lloyd, con instrumentos no menos exactos, pero en
un espacio de tiempo mas breve, habia hallado, en Dublin, .
2'38, resultado que se acomoda mucho-al primero (59). En
París, donde la disminución anual de la inclinación está
en descenso, esta disminución es mayor aun que en Lón-
dres. Los m uy ingeniosos métodos, imaginados por Cou­
lomb para determinar la inclinación, habían, sin embar­
go, llevado al autor á resultados erróneos. La primera
esperiencia, hecha en el Observatorio de París con un es-
celente instrumento de Lenoir, data de 1798. Entonces
encontré con Borda, despues de observaciones muchas veces
repetidas, 69° 5 r ,0 ; en 1810, con Arago, hallé 6 8 ° 5 0 ',2;
en 1826, con M athieu, 67° 5 6 ',7 ; en 1841, Arago contó
67° 9',0; en 1851, Laugier y Mauvais obtuvieron 6 6 ° 35',
siempre por el mismo método y con instrumentos de
igual precisión. Este período que escede de medio siglo
(1798-1851), da para París una disminución media anual
de 3'69. Las épocas intermedias producen los resultados
siguientes:

179S-181 o .........................y,0<>
1 S 1 0 - 1 8 2 G ........................... 3 ' , 3 7
1826-1841. . . . . 3 ',1 3
1 8 Í 1 - 1 8 5 1 ........................... 3 ' , í 0

El decrecimiento de la inclinación disminuyó mucho


de 1810 á 1826, aunque de una manera progresiva. Ob­
servaciones hechas con el mayor cuidado por Gay Lus-
sac, en 1806, á su regreso de Berlin, á donde me habia
acompañado de vuelta de nuestro viaje á Italia, dieron
69° 12', lo que supone desde 1798 á 1806, una disminución
anual de 4 ',8 7 . A medida que el nudo del ecuador m agné­
tico se aproxima al meridiano de París, en su movimiento
secular de Este á Oeste, la disminución parece irse debili­
tando. Háse producido este efecto, en medio siglo, en la
proporcion de 5',08 á 3',40. Poco tiempo antes de mi es­
. pedición á la Siberia, en el mes de Abril de 1829, habia
reunido y comparado, en una Memoria presentada á la
Academia de B erlin, los diferentes puntos sobre los cuales
hice yo mismo observaciones, siempre, puedo decirlo, con
la propia exactitud (60). Sabine ha medido la inclinación
y la intensidad en la H abana, 25 años despues que yo,
Jo cual, para esta región tropical, es ya un intervalo de
tiempo considerable, y lia determinado la variación de esos
dos importantes elementos del magnetismo terrestre. Por
último, en 1831, Hansteen ha investigado y discutido la
variación anual de la inclinación en ambos hemisferios, en
un trabajo digno de elogio, mas completo que el mió (61;.
Mientras que las observaciones del capitan Belcher. 1838,
comparadas con las recogidas por mí en 1803 (6 2 \ revela­
ban cambios considerables de la inclinación, á lo largo de
las costas occidentales de la América, entre Lima, G uaya­
quil y Acapulco? y daban resultados tanto mas preciosos
cuanto que era mayor el espacio de tiempo que abarcaban,
reconocíase que, en otros puntos del mar del Sud, ese cam­
bio secular de la inclinación habia sido de una lentitud sor­
prendente. En Otahiti, Bayley ha encontrado, en 1773,
29° 43'; Fitzroy, en 1835, 30° 14'; Belcher, en 1840,
30° 17'. Por lo tanto, en 67 años, la variación media anual
ha sido apenas de 0',51 (63). El concienzudo observa­
dor Sawelieff, recorriendo el Norte del Asia, desde Casan
á las orillas del mar Caspio, 22 años despues de mi es­
tancia en esas regiones, ha encontrado la inclinación m uy
desigualmente cambiada al Norte y al Sud del paralelo
50 (64). Véase el cuadro comparativo de sus resultados y
de los mi os:
IlumbüUlt. S aw elieff.
1829. ■1851.

C a s a n .......................... 6 8 ° 3 6 7,7 G 8 °3 0 7.8


S aratow . . . . 6 í° -í0 ',9 G 4 ° í 8 7.7
Sarepta. . . . 6 2 0 1 3 ' }9 G 2 ° 3 9 7,6
As t rakan. . . . 59°;>8',3 60°27> ,9

Respecto del cabo de Buena-Esperanza, se tiene una


larga série de observaciones, y de observaciones m uy satis­
factorias, limitándose al período de cincuenta años que me­
dia desde la espedicion de Vancouber, en 1791, hasta las
de Ross y de Dupetit-Thouars, en 1840 (65).
El problema de si la elevación del suelo, puede por sí
misma, influir de una manera sensible y cierta sobre la in­
clinación y la intensidad magnéticas lia sido para mí obje­
to de m u j detenido exámen. en mi esploracion por la
cadena de los xAndes, el l ral y el Atlas (06). Antes be he­
cho observar, al ocuparme de la intensidad, que desgracia­
damente pocas localidades están en las condiciones necesa­
rias para sum inistrar un elemento seguro para la solucion
de este problema. Rara vez con efecto, la distancia de los
puntos que se comparan es bastantemente poco considera­
ble para no dar lugar á sospechar que la diferencia de la
inclinación puede provenir, no de la elevación del suelo,
sino de la curvatura de las líneas isodinámicas é isoclínicas;
ó de una gran diferencia en Ja naturaleza de las rocas. Me
limitaré pues á indicar cuatro resultados principales que,
en ios lugares mismos donde los he recogido, me han pare­
cido demostrar la influencia de la altura sobre la inclina­
ción de la aguja imantada de una manera mas convincente
que pueden hacerlo las observaciones de intensidad.
Silla de Caracas, e l e v a d a c a s i p e r p e n d i c u l a r m e n t e 8 , 1 0 0 p i e s s o b r e las
c o s t a s d e l a G n a y r a . a l S u d y á u n a m u y p e q u e ñ a d i s t a n c i a d e la r ib e r a ,
a l N o r t e de la c iu d a d d e C a r a c a s : a l t u r a 8 . 1 0 0 p i e s , i n c l i n a c i ó n : 4 1 ° , 9 0 ; la
Guayra: a l t u r a 1 0 p i e s , i n c l i n a c i ó n , Í 2 ° , 2 0 ; Caracas: a l t u r a e n l a s o r illa s
del R io -G u a y r a , 2 , Í8 I pies, in c lin a c ió n . í2 °.í)5 . V é a s e H um bold t, Viajo á
las regiones equinocciales, t. 1. p . (i 12 .
S a n t a F é de B o g o t á : a l t u r a . 8 , 1 9 0 p i e s , i n c l i n a c i ó n - 7 o , 15: Cap illa de
N u e s t r a S e ñ o r a d e G u a d a l u p e , c o l o c a d a e n c i m a d e la c i u d a d e n u n a roca;
a ltura, 1 0 , 1 2 8 pies, in c lin a c ió n , 26 ° , 80 .
P o p a y a n : a l t u r a , 5 , í 6 6 p i e s , i n c l i n a c i ó n , 23 °, 2o; p u e b l o d e P u r a /, e n
la p e n d i e n t e d e l v o l c a n : a l t u r a , o,1 0G p i e s , i n c l i n a c i ó n , 2 J ° , 8 0 : v é r t i c e d e l
v o l c a n de P u r a z : a l t u r a . 1 3 . 6 5 0 p i e s , i n c l i n a c i ó n , 2 0 ° , 3 0 .
Q uito : a l t u r a , 8 , 9 5 2 p i e s , i n c l i n a c i ó n 1 i ° . S 5 ; v a l l e d e S a n A n t o n i o d e
L u l u m b a m b a . a t r a v e s a d o p o r el e c u a d o r g e o g r á f i c o : a l t u r a , 7 , 6 5 0 p i e s , i n ­
c l i n a c i ó n , 10° , 0 2 , ( la s i n c l i n a c i o n e s e s t á n e s p r e s a d a s a q u í e n g r a d o s c e n t e ­
sim ales).

Apenas me atrevo á mencionar las observaciones que be


recogido en el hospicio de Saint-Gothard (altura 6,650 pies,
inclinación, 6 6 ° 1 2 '), y la comparación que he hecho con
Airolo altura 3 ,5 0 2 pies, inclinación, 6 6 ° 54'), y con Altorf
(inclinación, 6 6 ° 55'); como tampoco los resultados siguientes
que parecen contradecir á los primeros: Lansle Bourg (in­
clinación. 6 6 ° 9'). hospicio del Mont-Cenis (altura. 6,358
pies, inclinación, 66°22 '\ yT urin (altura, 707 pies, inclina^
don, 6 6 °3 '); ó los que he recogido, tanto en Ñápoles, en
Portici v en el cráter del Vesubio, como en Bohemia en el
vértice del gran Milischarer, formado de fonolita (inclina­
ción, 67° 53' 5") que he comparado con Teplitz (inclina-
nación. 67° 1 9',5), y con Praga (inclinación, 6 6 ° 4 7 ', 6 ).
Esas espariencias pueden parecer poco concluyentes, en
razón á las distancias relativas v á la influencia de las
montañas vecinas (67). En 1844, Bravais, Martins y Le-
pileur, que hacían observaciones acerca de la* intensidad
horizontal, las cuales se publicaron despues acompaña­
das de gran número de detalles, y comparaban entre sí,
treinta v cinco estaciones, entre las cuales están el vér­
tice del Mont-Blanc ( 14,809 ), el del gran San Ber­
nardo (7.848)!1) y el de Faulhorn (8 ,1 7 5 p ), se dedi­
caron también á esperiencias de inclinación, en la gran me­
seta del Mont-Blanc (1 2 ,0 9 7 11 ) y en el valle de Chamou-
nix (3 .2 0 1 1’ ). Si la comparación de esos resultados probaba
en definitiva, la influencia de la elevación del suelo sobre
el decrecimiento de la inclinación magnética, habia sin em­
bargo, entre aquellas observaciones algunas, tales como las
de Faulhorn y de Brienz (1,7541* ) que presentaban á la in­
clinación creciendo con la altura. Asi que, ni p arala in­
tensidad horizontal ni para la inclinación, se habia obtenido
solucion satisfactoria del problema (6 8 ). En una Memoria
manuscrita de Borda, sobre su espedicion de 1776 á las is­
las Canarias, que se conserva en París en el Depósito de
Marina, y cuyo conocimiento debo á la atención del alm i­
rante Rosily, he encontrado la prueba de que Borda habia
sido el primero en buscar la influencia de una elevación
considerable, en la inclinación magnética. Halló que la
inclinación es en el pico de Tenerife I o 15' m ajor que en el
puerto de Santa Cruz. Esta diferencia dependia ciertamen­
te de la atracción local de las lavas, que he observado con
frecuencia en el Vesubio y en los volcanes de la Amé­
rica (69).
Con el fin de reconocer si, como las alturas, influyen las
profundidades en la inclinación, hice un ensayo durante mi
permanencia en Freiberg, en el mes de julio de 18*28, con
todo el cuidado de que soy capaz, é invirtiendo á cada es-
periencia los polos. Escogí el pozo de Churprinz, despues de
haberme asegurado, por un detenido examen, que la roca
formada de gneis, no ejercía influencia alguna sobre la
aguja imantada. A una profundidad de 802 pies bajo de
tierra, encontré que la diferencia entre la inclinación sub­
terránea y la de un punto situado directamente encima, en
la superficie del suelo, no escedia de 2',06. Tal fue sin em­
bargo el cuidado con que la esperiencia fue hecha que creo
poder deducir de los resultados de cada aguja, consignados
mas adelante en una nota (70), que la inclinación es mayor
en el pozo de Churprinz que en la superficie de la montaña.
De desear es que se presente ocasion para renovar esas espe­
riencias en minas respecto de las cuales exista el convenci­
miento de que las rocas próximas no pueden tener .acción
alguna local, y á profundidades suficientes para que los re­
sultados sean decisivos; citaré por ejemplo, los pozos de m i­
nas de Valenciana, cerca de Guanaxuato, en Méjico, que
están abiertos á 1 582 pies debajo de tierra, las hulleras in­
glesas que tienen mas de 1,800 pies, y el pozo del Asno hoy
abandonado’, cerca de K uttenberg en Bohemia, que pene­
tra en la tierra á una profundidad de 3 545 pies (71).
Cuando el violento temblor de tierra de Cumana, el 4
de Noviembre de 1799, hallé disminuida la inclinación
en 90 minutos centesimales, cerca de un grado. Las cir­
cunstancias en que comprobé este resultado, y cuyo de­
talle exacto he dado, no permiten en equidad sospecha
de error (72). Poco tiempo despues de mi llegada á Cu-
mana, habia comprobado que la inclinación era de 43°,53
de la división centesimal. Algunos dias antes del temblor
de tierra, habia visto por casualidad espresada, en una obra
española, preciosa por otra parte, el Tratado de Navegación
de Mendoza (73), la opinion equivocada de que las varia­
ciones horarias y mensuales de la inclinación eran mas fuer­
tes que las de la declinación; y esto me dio motivo para insti­
tuir una larga serie de esperienciasen el puerto deCumana.
Del 1 .° al 2 de Noviembre, el término medio de la inclinación
se mantuvo constantemente á43°,65. El instrumento, con­
venientemente nivelado, permaneció en el mismo lugar, sin
que lo tocase nadie. El 7 de Noviembre, tres dias despues
de las grandes sacudidas, el instrumento nivelado de nue­
vo, dió 42°,75. La intensidad magnética, medida por las
oscilaciones verticales, no habia cambiado. Esperaba que la
nclinacion volveria insensiblemente á su primitivo estado;
pero permaneció constantemente la misma. En el mes de
setiembre de 1800, despues de haber seguido por agua y
tierra el curso del Orinoco y del Rio Negro, en una estension
mayor de 500 millas geográficas, el instrumento de Borda,
que llevaba conmigo en esta espedicion, marcó 42°,80;
igual resultado que antes de mi viaje. Como los movimien­
tos mecánicos y las descargas eléctricas comunican la pro­
piedad polar al hierro dulce, cambiando su estado molecu­
lar, podrían suponerse ligadas entre sí, la dirección de las
corrientes magnéticas y las de los quebrantamientos terres­
tres. Pero habiendo prestado gran atención ál sitio de esos
fenómenos, cuya realidad no tenia motivo de sospechar
en 1799, no he vuelto á ver jam ás, en los innumerables
— IOS —
temblores de tierra de que be sido testigo, durante una es­
tancia de tres años en la América del Sud, un cambio re­
pentino de la inclinación, imputable á esas sacudidas, cual­
quiera que fuese la dirección de las ondulaciones terres­
tres. Un observader m u j exacto j de gran saber, E rm a n .
no ha hallado tampoco, despues de un temblor de tierra en
las orillas del lago Baikal (8 de Marzo de 1828) ninguna
perturbación en la declinación magnética ni en el curso de
sus variaciones periódicas (74).

DECLINACION.

El tercer elemento del magnetismo terrestre, la declina-


nación, es el que se conoce de mas antiguo. Hánse visto prece­
dentemente los orígenes históricos de este descubrimiento. En
el siglo xn de nuestra era, los Chinos sabían no solo que una
aguja magnética horizontal, suspendida de un hilo de algo-
don, forma ángulo con el meridiano geográfico, sino que sa­
bían también medir la amplitud de esta declinación. Desde
el año 1436, cuando, merced á las relaciones de los pilotos
chinos con los Malajo s j los Indios, j de estos con los A ra­
bes j los Moros, el uso de la brújula se hubo estendido por
la cuenca del Mediterráneo, entre los Mallorquines j los
Catalanes, en la costa occidental del Africa j en las altas
regiones del Norte, las indicaciones de la variación magné­
tica fueron trazadas en los mapas marinos, para diferentes
partes de los mares (75). En 1492, el 13 de Setiembre,
Colon reconoció una línea sin declinación, es decir, en la
que la aguja imantada se dirigía hácia el verdadero Norte,
llamado de otro modo el polo de rotacion, j desde esta épo­
ca comprendió que el conocimiento de la declinación podia
servir para determinar las longitudes geográficas. He pro­
bado en otra parte con el Diario del Almirante que, en el
segundo viaje que emprendió en el mes de Abril de 1496,
cuando era dudosa la dirección de.su navio, trató de orien­
tarse por observaciones de declinación (76). Las variaciones
horarias de la declinación fueron observadas en Luvo, en
el reino de Siam, por Hellibrand y el Padre Tachard, pero
simplemente como hechos materiales; Graham las estudió
primero que nadie en 1722, detalladamente y de una ma­
nera casi satisfactoria. Por último, Celsius las utilizó para
medir en común y de una vez la distancia de dos puntos
separados considerablemente (77).
Pasando á los fenómenos mismos de la declinación, exa­
minaremos primero las variaciones que en ellos producen
las diferentes horas del dia y de la noche, asi como las es­
taciones del año, y el término medio anual que de aquí re­
sulta; despues trataremos de la influencia que ejercen en
estos cambios las perturbaciones estraordinarias, aunque
periódicas, y la posicion de los lugares al Norte ó al Sud
del ecuador magnético; y por último, estudiaremos las rela­
ciones lineales que unen entre sí los puntos de la superficie
terrestre en que la declinación es nula, ó que tienen la mis­
ma declinación. Estas relaciones lineales son, bajo el pun­
to de vista de la aplicación práctica, el elemento mas
útil para los cálculos de bordo y para la navegación en ge­
neral; pero todos los fenómenos del magnetismo están tan
íntimamente relacionados entre sí, incluso los mas misterio­
sos, las perturbaciones estraordinarias'ó tempestades mag­
néticas que con frecuencia se producen simultáneamente á
inmensas distancias, que, para completar gradualmente la
teoría matemática del magnetismo terrestre, es preciso no
despreciar absolutamente ninguno.
En las latitudes medias del hemisferio magnético boreal,
la estremidad Norte de la aguja imantada se aproxima mas
á la dirección Norte, á las 8 y í/ í de la mañana. Desde
las 8 v * / 4 hasta la 1 y 3/ 4 de la tarde, la aguja se mueve
de Este á Oeste, hasta que alcanza su punto mas occidental.
Este movimiento liácia Qeste es universal en todas las r e_
giones del hemisferio setentrional, j a sea occidental la de­
clinación, como en Europa, en Pekin, en Nertschinsk j en
Toronto en el Canadá, j a sea oriental, como en Kasan, en
Sitka en la América rusa, en W ashington, en Marmato en
la Nueva Granada, j en P a jta en la costa del Perú (78). A
partir de la 1 * /4 j del punto mas occidental, la aguja
prosigue su marcha hácia el Este durante la tarde j una
parte de la noche hasta las 12 ó la 1 de la mañana,
haciendo generalmente una pequeña pausa hácia las 6 de
la tarde. Por la noche, retrograda la aguja débilmente há­
cia el Oeste, hasta que alcanza su mínimum de desviación,
ó en otros términos su punto de parada oriental, á las 8 * / 4
de la mañana. En otro tiem po, este período de la noche
pasaba completamente desapercibido; j solo se habia ob­
servado, en el intervalo de la 1 3/ 4 á las 8 1/ 4 de la ma­
ñana, una vuelta progresiva j no interrum pida de Oeste
á Este. En Roma me he ocupado mucho de esos movi­
mientos casi imperceptibles, haciendo con G aj-L ussac un
trabajo sóbrelas variaciones horarias de la declinación, con
el telescopio magnético de P ro n j. Como la aguja es en g e­
neral mas movible, mientras que el Sol está debajo del ho­
rizonte, es mas difícil conocer el pequeño movimiento noc­
turno hácia el Oeste. Cuando se destaca con claridad, no
le he visto acompañado de ninguna oscilación instable. Al
contrario de lo que sucede en las tempestades magnéticas,
la aguja, al aproximarse al Oeste, procede por ciertos in­
tervalos, exactamente lo mismo que en el período diurno de
las 8 l/ í á la 1 x/ v Es de notar que cuando la aguja,
despues de haberse adelantado regularmente hácia Oeste,
vuelve de nuevo al Este ó vice-versa, no h a j intervalo algu­
no entre los dos movimientos, cambiando súbitamente de
dirección, especialmente en el período diurno de las 8 * / 4
á la 1 3/ 4. Generalmente, el pequeño movimiento hácia el
Oeste empieza despues de media noche; ha sido, sin embargo,
observado en Berlín y en las minas de Freiberg, asi como
en Greenwich, en Makerstoun en Escocia, en Washington
y en Toronto, desde las 10 y 11 de la noche.
Despues de muchos miles de observaciones horarias,
los cuatro movimientos de la aguja que he comprobado
en 1805 (79) han sido referidos, en la bella coleccion de las
observaciones de Greenwich (1845-1847). á los cuatro cam­
bios de período siguientes (80): l . er mínimum de desvia­
ción, 8 de la mañana; l . cr máximum, 2 de la tarde; 2.°,
mínimum, mediodía; 2.° máximum, 2 ó 4 de la tarde. De­
bo limitarme aquí á indicar los estados medios, y á llamar
la atención hácia la circunstancia de que el mínimum p rin­
cipal (8 de la mañana) no está modificado en modo alguno,
en nuestra zona setentrional, por la salida mas ó menos tardía
del Sol. Observando con Oltmanns las variaciones horarias
durante dos solsticios y tres equinoccios, y prolongando las
esperiencias á cada repetición durante cinco ó seis dias y
otras tantas noches, he encontrado que la mayor declinación
oriental estaba fija invariablemente entre las 7 3/ 4 y las
8 l/ í de la mañana, en verano como en invierno, y que la
salida mas matinal del Sol no adelantaba este momento sino
de una manera apenas sensible (81).
En las altas latitudes setentrionales, próximas al círcu­
lo polar, y entre este círculo y el polo de rotacion, no ha
sido posible comprobar hasta aquí de una manera satisfac­
toria la regularidad de la declinación horaria, aunque se
hayan hecho un cierto número de observaciones m uy exac­
tas. La acción local de las rocas y la frecuencia de las au­
roras boreales, que de cerca ó de lejos, perturban la marcha
de la aguja imantada, inspiraron escrúpulos á Lottin, du­
rante la espedicion científica francesa de Ja Lilloise (1836);
temiendo sacar de sus propias y laboriosas investigaciones,
como del trabajo del sabio Loewencern, que data de 1786,
consecuencias formales sobre los cambios de período. En
general sin embarg*o, según las observaciones del misionero
G enge,.el mínimum de la declinación occidental caia en
Reikjavik en Islandia (lat. 6 4 0 8 ') j en Godthaab, en la
costa de la Groenlandia, casi como en las latitudes medias,
hacia las 9 ó las 10 de la mañana; pero el máximum parecía
no producirse hasta las 9 ó las 10 de la noche (8*2). Mas al
Norte, en Hammerfest, en el Finm ark (lat. 70° 4 0 '), Sa­
bine ha comprobado que la aguja señalaba con bastante re­
gularidad su mínimum de desviación occidental á las 9 de
la mañana, su máximum occidental á la 1 * /2 de la tarde,
como en el medio dia de la Noruega j en Alemania ^83);
pero halló en Spitzberg (lat. 79° 5 0 ') un resultado m u j
diferente: el mínimum occidental caia en las 6 de la ma­
ñana, el máximum occidental en las 7 l/ . ¿ de la tarde. Res­
pecto de las islas del polo ártico, tenemos una bella série de
observaciones, recogidas durante 5 meses en Port-Bowen,
en la costa oriental de la isla del Príncipe-Regente, por los
tenientes Foster j Ross, durante el tercer viaje del capitan
Parr j (1825); pero aunque en '24 horas pasase la aguja dos
veces por el m eridiano, considerado como el meridiano
magnético medio del lu g a r, j durante dos meses enteros,
Abril j M ajo, no se h a ja visto aurora boreal, la duración
de las elongaciones principales variaban de 4 á 6 horas, j
desde Enero hasta M ajo no habia por término medio mas
que una hora de intervalo entre los máximos j mínimos de
la declinación occidental. Días se vieron en que la amplitud
de la declinación se elevó de 1° 1/ 2 hasta 6 ó 7 grados,
mientras que, bajo los trópicos, alcanza apenas el mismo
número de minutos (84). La complicación que existe, ju n ­
to al círculo polar, en las variaciones horarias de la decli­
nación m agnética, se encuentra también cerca del Ecua­
dor. En B om baj por ejemplo, á 18° 56' de latitud boreal,
las variaciones horarias se dividen en dos clases m uj’ dife­
rentes, desde Abril á Octubre, j de Octubre á Diciembre;
cada una de esas clases se subdivide en dos períodos c u ja
fijación aun está por hacer (85).
Solo á partir de la segunda mitad del siglo xv, j mer­
ced á los atrevidos viajes de Dieg-o Cam j de Martin Be-
hain, de Bartolomé Diaz j de Vasco de Gama, pudieron
los Europeos adquirir por sí mismos un conocimiento in ­
completo todavía de la dirección de la aguja imantada, en
el hemisferio austral. Pero desde el siglo m de la era cris­
tiana, los Chinos, como los habitantes de Corea j de las is­
las del Japón, se guiaron, aun en el mar, por la brújula. La
importancia q u e , según las narraciones de sus escritores
mas antiguos, concedían al polo Sud, se fundaba principal­
mente en la circunstancia de que su navegación se dirigía
especialmente hácia el Sud j el Sud-oeste. Habían obser­
vado en sus viajes, que la estremidad de la aguja que les
servia de guia no estaba exactamente dirigida hácia el polo
Sud, j hasta habían medido la amplitud de la variación
hácia el Sud-Este. Conocemos una de esas determinaciones
que data del siglo xn (86). La aplicación j estension de
este recurso tan útil á las empresas marítimas favorecieron
las relaciones m u j antiguas de la China con la India j
con Java, como las travesías mas lejanas de los M alajos j
su establecimiento en Madagascar (87).
Aunque á juzgar por la situación actualmente m u j
setentrional del ecuador m agnético, sea probable que la
ciudad de Luvo, en el reino de Siam, estuviese m u j pró­
xima del límite del hemisferio magnético boreal, cuan­
do en 1682 el misionero G u j Tachard observaba allí las
variaciones horarias de la declinación, es preciso sin em­
bargo reconocer que ese fenómeno no fué conocido con
exactitud en el hemisferio magnético austral hasta un si­
glo despues. Macdonald siguió la marcha de la aguja iman­
tada durante los años de 1794 j 1795, en el fuerte M arl-
TOMO IV . S
borough, en la costa Sud-Oeste de Sumatra y en Santa
Elena (88). Los resultados que obtuvo llamaron la atención
de los físicos bácia la am plitud decreciente de las variacio­
nes diurnas en las bajas latitudes. La elongación no esce-
dia de 3 á 4 minutos. Las espediciones científicas de Frey-
cinet y de Duperrey han permitido abarcar un número
mas considerable de hechos y profundizar mejor esos fenó­
menos; pero no se ha llegado á estar verdaderamente en
posesion de datos generales y completos, sino por el estable­
cimiento de estaciones magnéticas en tres puntos importan­
tes del hemisferio austral, en Hobarton en la Tierra de
Van-Diemen, en Santa Elena v en el cabo de Buena-Es-
peranza. en donde hace diez años se observan de hora en
hora, y según métodos uniformes, las variaciones de los
tres elementos del magnetismo terrestre. La aguja imanta­
da tiene, en las latitudes medias del hemisferio magnético
austral, una marcha precisamente opuesta á la que sigue en
las zonas correspondientes del hemisferio boreal. Marchando
la estremidad Sud de la aguja de Este á Oeste, desde la
mañana hasta el medio d ia , resulta evidentemente que la
estremidad Norte verifica un movimiento de Oeste á Este.
Sabine, á quien debemos una discusión ingeniosa de
todas esas variaciones, ha reunido las observaciones hechas
de hora en hora durante cinco años en Hobarton (lat. aust.
4'20 o37; declin, orient. 9o 57') y en Toronto (lat. bor. 43°
3 9 ': declin, occid. I o 3 3 '), de tal m anera, que se distin­
guen con claridad los dos períodos del mes de Octubre al
mes de Febrero, y del mes de Abril al mes de Agosto. Los
meses intermedios, Marzo y Setiembre, presentan, por de­
cirlo así, fenómenos de transición. En Hobarton. la estremi­
dad Norte de la aguja señala dos máximos de elongación
oriental y dos máximos de elongación occidental (89). De
Octubre á Febrero, se dirige hácia el Este, entre 8 ó 9 de la
mañana y 2 de la tarde, para retrogradar un poco hácia el
Oeste desde las 2 hasta las 11; de 11 de la noche á 3 de la
mañana, recobra su marcha hácia el Este j vuelve nueva­
mente al Oeste desde las 3 á las 8 de la mañana. En el pe­
ríodo que media desde el mes de Abril al mes de Agosto,
los puntos orientales de regreso se retrasan hasta las 3 de
la tarde y 4 de la mañana; los puntos occidentales de re­
greso se adelantan por el contrario, y se producen á las 10
de la mañana y á las 11 de la noche. En el hemisferio
magnético boreal, el movimiento hácia el Oeste, que se
verifica de 8 de la mañana á 1 de la tarde, es mas sensible
en verano que en invierno; en el hemisferio austral, don­
de, entre los cambios de período indicados antes, los movi­
mientos se ejecutan en sentido contrario, se ha reconocido
que la amplitud de la elongación es m a jo r, cuando el Sol
está en los signos meridionales que cuando atraviesa los
signos setentrionales.
La cuestión que hace siete años presenté en el Cuadro
general de la Naturaleza (90), de si existe sobre la Tier­
ra una región, intermedia quizás entre el ecuador ter­
restre j el ecuador magnético, en donde la variación
horaria de la declinación sea nula, antes de que la estre-
midad Norte de la aguja pase á la dirección opuesta,
parece deberse resolver negativamente según esperien-
cias mas recientes, j sobre todo despues de las ingenio­
sas discusiones de Sabine, respecto de las observaciones
recogidas en Singapore (lat. bor. I o 1 7 , en Santa Elena
(lat. austr. 15° 5 6 ') j en el cabo de Buena-Esperanza
(lat. austr. 33° 5 6 '). No se ha reconocido hasta ahora pun­
to alguno sin variación horaria de la declinación, j las con­
tinuas observaciones de las estaciones magnéticas han pro­
ducido el descubrimiento, tan importante como inespera­
do, de que h ajT dos lugares en el hemisferio magnético
austral en donde las oscilaciones horarias de la declinación
participan alternativamente de los fenómenos distintivos
de los dos hemisferios. La isla de Santa Elena está situada
m u j cerca de la línea de menor intensidad magnética que,
en esos sitios, se aleja considerablemente del ecuador ter­
restre y de la línea sin inclinación. En esta isla, la marcha
de la estremidad JNorte de la aguja imantada está exacta­
mente opuesta, desde el mes de M ajo hasta el mes de Se­
tiem bre, á la que sigue, á las mismas horas, de Octubre á
Febrero. Según cinco años de observaciones horarias, desde
M ajo á Setiembre, que son los meses de invierno del he­
misferio austral, es decir, cuando el Sol está en los signos
setentrionales, la estremidad Norte de la aguja señala la
m ajor declinación oriental, á las 7 de la mañana. A partir
de este momento, recobra su marcha hácia el Oeste hasta
las 10. de la m añana, como en las latitudes medias de la
Europa j de la América del N orte, j se estaciona en esta
dirección hasta las 2 de la tarde. Por el contrario, durante
los meses de Octubre á Febrero, que constitujen la esta­
ción de verano, cuando el Sol está en los signos meridiona­
les, j lo mas cerca posible de la Tierra, la menor elongación
occidental tiene lugar á las 8 de la mañana, j va acompa­
ñada hasta el medio dia de un movimiento de Oeste á Este,
exactamente como en Hobarton (lat. austr. 42° 5 3 '), j en
otras regiones pertenecientes á las latitudes medias del he­
misferio austral. En la época de los equinoccios ó poco tiem­
po despues, en los meses de Marzo j Abril, como en los de
Setiembre j Octubre, las oscilaciones de la aguja señalan,
en ciertos dias, períodos de transición, j pasan del tipo del
hemisferio boreal al tipo del hemisferio austral (91).
Singapore está algo al Norte del ecuador geográfico,
entre esta línea j el ecuador magnético que, según Eliot,
casi coincide con la curva de la menor intensidad. Según
las observaciones hechas en Singapore de dos en dos ho­
ras, durante los años de 1841 j 1842, Sabine halló que
los dos tipos opuestos, c u ja existencia ha sido comprobada
en Santa Elena, desde el mes de M ajo al mes de Agosto,
j desde el mes de Noviembre al mes de Febrero, se en­
cuentran igualmente reunidos en el cabo de Buena-Es-
peranza, por mas que esté situado á 34° del ecuador ter­
restre y mas alejado aun del ecuador m agnético, por mas
que la inclinación de la aguja imantada sea de 50°, y el
Sol no se presente allí jamás en el cénit (92). Hánse pu­
blicado j a observaciones horarias recogidas en el cabo du­
rante seis años; de ellas resulta que, en este punto estre­
mo del Africa, como en Santa Elena, la aguja, que llega
á su m ajor declinación oriental, se aleja de allí á las 7 i/ 2
de la mañana j se dirige hácia el Oeste hasta las 11 !/ 2,
desde el mes de M ajo hasta el mes de Setiembre, j que por
el contrario, desde el mes de Octubre hasta el mes de Mar­
zo, se dirige hácia el Este desde las 8 1/ 2 de la mañana
hasta la 1 1/ 2 ó las 2. El descubrimiento de este fenómeno
tan bien comprobado, pero cu j o origen está envuelto aun
entre espesas tinieblas, ha puesto fuera de duda la impor­
tancia de las observaciones hechas sin interrupción de hora
en hora. Las perturbaciones que, como se verá bien pron­
to, hacen desviar con tanta frecuencia la aguja imantada,
j a hácia el Este, j a hácia el Oeste, darían poca seguridad
á las esperiencias aisladas del viajero.
A consecuencia de la estension dada á la •naveg-acion
O
v
de la aplicación de la brújula á los cálculos geodésicos, no­
táronse desde luego perturbaciones estraordinarias en la
dirección de la aguja imantada, acompañadas de oscilacio­
nes, de temblores j de estremecimientos. Este fenómeno se
esplicó por un estado particular de la a g u ja , que se de­
signó de una manera m u j característica, en el lenguaje
marítimo francés, diciendo que estaba loca. Para remediar
esta locura, era conveniente magnetizar la aguja de nuevo
j con mas fuerza. H a lle j fué sin contradicción el primero
que declaró fenómeno eléctrico á la luz polar (93). Invitado
por la Sociedad Real de Londres para esplicar el gran me­
teoro de 6 de Marzo de 1716,7 visible en toda Inglaterra,
o y
respondió que este meteoro era análogo al que Gassendi
habia designado, antes que nadie, bajo el nombre de A u ­
rora borealis. Aunque en los viajes marítimos que empren­
dió para determinar la línea sin declinación, llegase hasta
los 52° de latitud austral, sábese sin embargo, por confesion
propia que, antes de 1716, no habia nunca visto la luz
polar en el hemisferio del Sud ni en el del Norte; y no
obstante, las auroras australes son ciertamente visibles
hasta en la zona tropical del Perú. Halle y no observó tam ­
poco, á lo que parece, nada de la instabilidad de la aguja
y de las desordenadas oscilaciones por que pasa, bajo la in ­
fluencia de las auroras boreales y australes, visibles ó in ­
visibles. Olav Hiorter y Celsius de Upsala fueron los pri­
meros en confirmar, por medio de una larga série de me­
didas, la relación supuesta solamente por Halley, entre la
aparición de la luz polar y la perturbación impresa á la
marcha normal de la aguja. Esta meritoria empresa que
Hiorter y Celsius llevaron á* cabo en 1741, antes de la
muerte de Halley, les dió motivo para instituir, de acuerdo
con Graham, las primeras observaciones simultáneas. Las
perturbaciones estraordinarias de la declinación magnética,
correspondientes á la aparición de la luz polar, fueron es­
pecialmente profundizadas por W arg en tin , Cantón y
W ilke.
En 1805, tuve ocasion de hacer en Roma, en el monte
Pincio, en compañía de Gay-Lussac, algunas observaciones
que fueron objeto de un largo trabajo, al cual me dediqué
con Oltmanns á mi vuelta á B erlín, durante los equinoc­
cios y los solsticios de los años 1806 y 1807, en un estenso
jardín situado en apartado lugar, con el telescopio m ag­
nético de Prony y una señal colocada á distancia y bien
ilum inada por una lámpara. Aprendí de este modo que la
parte de la actividad magnética de la Tierra, designada
con el nombre general de perturbaciones magnéticas es-
traordinarias, que obra tan poderosamente en ciertas épo­
cas, j no ejerce solo una influencia local, merece atención
decidida en razón de su complicación. El mecanismo de la
señal y de los hilos cruzados en el telescopio, suspendido
j a de un hilo de seda, j a de un hilo de metal, j encerrado
en una caja de cristal, permitía leer arcos de cS segundos.
Como, según este método de observación, la pieza en que
se encontraba el telescopio, gobernado por una barra de
hierro imantado, debía quedar oscura, no habia que temer
la corriente de aire que puede ocasionar la iluminación de
la escala en declinatorios de microscopio, que son, por otra
parte, escelentes. Convencidos de lo que j o habia dicho, de
que una série no interrumpida de observaciones estudiadas
de hora en hora, ó de media en media hora, durante un
número igual de dias j de noches (observatio perpetua), es
preferible en sumo grado á observaciones recogidas sin su­
cesión durante muchos meses, hicimos en las épocas de
los equinoccios j de los solsticios, c u ja importancia han
acreditado todos los trabajos recientes, observaciones con­
secutivas, prolongadas noche j dia durante 5, 7 j 11 de
estos (94). Reconocimos bien pronto que, para apreciar el
verdadero carácter físico de esas perturbaciones anuales, no
bastaba determinar su am plitud, sino que era preciso, en
cada observación, unir en números el grado de instabi­
lidad de la aguja, midiendo la separación de las oscilacio­
nes. Cuando la aguja seguía regularm ente su marcha ho­
raria, estaba tan poco agitada que, de 1,500 resultados
deducidos de 6,000 observaciones, desde mitad de M ajo
de 1806 hasta fines de Junio de 1807, la oscilación no
comprendia las mas de las veces sina una semi-division, es
decir, 1' 12". En algunos casos particulares, j frecuen­
temente en tiempo m u j tormentoso, la aguja parecía
— m —

completamente estacionaria, ó solo oscilaba de ‘24 á 28'';


pero cuando estallaba la tempestad m agnética, c u ja se­
gunda j mas fuerte manifestación es la luz polar, las os­
cilaciones eran unas veces de 14', otras de 18', j no dura­
ban nunca mas de 1 segundo * /2 á 3 segundos. Frecuen­
temente, la amplitud j la desigualdad de las oscilaciones
que escedian en mucho las divisiones de la señal, bien de
un lado, bien de los dos, hacían imposible toda observa­
ción (95). Esto es lo que, por ejemplo, aconteció sin inter­
rupción en la noche del 24 de Setiembre de 1806, desde
las 2 v 40 minutos hasta las 3 j 32 minutos de la m a­
ñana, j desde las 3 j 57 hasta las 5 j 4 minutos.
O rdinariam ente, en las violentas tempestades m agné­
ticas (mmsual or larger magnetic Disturhances, magnetic
Storms‘J, el término medio de los arcos de círculo recorri­
dos por las oscilaciones de la aguja aumentaba de un lado
ó del otro. aunque con una velocidad desigual; pero en
casos poco usuales, notáronse también oscilaciones estraor-
dinarias, sin que la declinación aumentara ó dism inujera
irregularm ente, es decir, sin que el término medio de las
oscilaciones se alejase de la división de la señal que perte­
necía en dicho momento á la marcha normal de la aguja.
Hemos visto sucederse á un largo reposo relativo movi­
mientos repentinos, de fuerza m u j desigual, describiendo
arcos de 6 á 15 minutos, que se correspondían alternativa­
mente, ó se confundian los unos con los otros. Lo mas sor­
prendente fué ver por la noche una mezcla de reposo absoluto
j de oscilaciones violentas, sin que la aguja avanzara de nin­
gún lado (96). Creo deber citar también, aunque sea m u j
raro, otro movimiento, especie de movimiento de báscula,
que se produce en sentido vertical, j modifícala inclinación
de la aguja durante 15 ó 20 minutos, mientras que las os­
cilaciones horizontales se verifican m u j moderadamente ó
no se producen. Entre todas las circuntancias particulares,
consignadas con tanta atención en los registros de las estaj-
ciones inglesas, encuentro ese movimiento vertical (constant
vertical motion, the neeclle oscillating xertically) indicado
solo tres veces para la isla de Diemen (97).
Según las observaciones de Berlín, creo que por tér­
mino medio se producen las grandes tempestades magné­
ticas á las 3 de la mañana; cesando por término medio tam­
bién, hácia las 5. Muchas veces observamos pequeñas tem­
pestades magnéticas de 5 á 7 de la tarde, en los mismos días
del mes de Setiembre en que debían estallar, 8 ó 10 horas
despues, tempestades tan violentas, que la amplitud y la
rapidez de las oscilaciones no permitían leer ni apreciar el
termino medio de las elongaciones. Desde el principio, tuve
tal convencimiento de que las tempestades magnéticas de­
bían producirse por grupo, durante muchas noches segui­
das. que anuncié á la Academia de Berlín las particulari­
dades de esas perturbaciones estraordinarias, é invité á mis
amigos á que vinieran á verlas á hora determinada para
darles el placer de este espectáculo (98). Kupffer, durante
su viaje al Cáucaso, en 1829. y mas tarde Kreil, á conse­
cuencia de las preciosas observaciones que hizo en Praga,
comprobaron, como yo, la vuelta periódica de las tempes­
tades magnéticas á horas determinadas (99).
La hipótesis que habia podido espresar solo de una ma­
nera general, cuando las observaciones que hice durante
los equinoccios y los solsticios del año 1806, llegó á ser,
despues del establecimiento de las estaciones magnéticas
en las posesiones inglesas (1838-1840), y merced á los ri­
cos materiales puestos en acción tan felizmente por el co­
ronel Sabine, uno de los mas importantes descubrimientos
de la teoría del magnetismo terrestre. Sabine ha compa­
rado todos los resultados obtenidos en ambos hemisferios,
y clasificado las perturbaciones según las estaciones, las
horas del dia y de la noche, y según las desviaciones orien-
“tales ú occidentales. En Toronto y en Hobarton, las p er­
turbaciones ban sido dos veces mas frecuentes y mas fuer­
. tes en la noche que por el dia (100); las primeras observa­
ciones hechas en Berlin habían dado el mismo resultado.
Lo contrario aparece de las profundas investigaciones á
que se dedicó el capitan Youngliusband acerca de *2,600
ó 3,000 perturbaciones observadas en el cabo de Buena-
Esperanza, y sobre todo en la isla de Santa Elena. En To­
ronto, las principales perturbaciones se produjeron por té r­
mino medio desde las 12 de la noche á las 5 de la mañana;
solo algunas se han observado antes, entre las 10 v las 12
d é la noche. H ay, por consiguiente, en Toronto como en
Hobarton, predominio de perturbaciones nocturnas. Según
la larga é ingeniosa prueba á que sometió Sabine 3,940
perturbaciones observadas en Toronto y 3,470 fenómenos
de igual naturaleza observados en Hobarton durante los
seis años de 1843 á 1848, y que representaban la novena
y la décima parte de todas las observaciones de declina­
ción, pudo sacar en consecuencia que las perturbaciones
forman una clase particular de variaciones periódicas, so­
metidas á leyes susceptibles de ser comprobadas, y que
dependen de la posicion del Sol en la eclíptica y de la ro­
tación de la Tierra; que esos movimientos no deben, por
lo tanto, ser llamados irregulares, y que hay motivo para
reconocer en esos fenómenos, con un carácter local par­
ticular, efectos generales que afectan á todo el conjunto
del cuerpo terrestre (1). En los mismos años en que las
perturbaciones fueron en Toronto mas frecuentes que de
ordinario, sucedió lo mismo y casi en igual medida en Ho­
barton. Aparecieron doblemente numerosas en Hobarton en
los meses de verano, desde Abril á Setiembre, que en los de
invierno, desde Octubre á Marzo; pero el mas fecundo de
todos los meses fué Setiembre. Este es también el resultado
d élas observaciones que hice yo en Berlin, en 1806. en
el equinoccio de otoño (2). Por todas partes, son mas raras
en invierno, es decir, desde el mes de Noviembre al mes de
Febrero, en Toronto: desde el mes de M ajo al de Agosto,
en Hobarton. En Santa Elena j en el cabo de Buena-
Esperanza, los pasos del Sol á través del ecuador están se­
ñalados por una abundancia grande de perturbaciones.
El becbo capital, cu j o descubrimiento se debe también
á Sabine, es la regularidad con que en ambos hemis­
ferios, aumentan las perturbaciones la declinación oriental
li occidental. En Toronto donde la declinación occidental
es pequeña j no escede de I o 33', el número de las per­
turbaciones que hacían declinar la aguja hácia el Este du­
rante el verano, es decir, desde el mes de Junio al mes
de Setiembre , era superior al de las perturbaciones que
producían un movimiento hácia el Oeste en invierno, es
decir, desde el mes de Diciembre al de Abril; la relación
era de 411 á 290. Obsérvase lo mismo en la isla de Van-
Diemen, teniendo en cuenta las estaciones locales. Las tem­
pestades magnéticas son también allí mucho mas raras en
el invierno, que dura desde el mes de M ajo al mes de Agos­
to (3). El exámen de seis años de esperiencias, en las dos
estaciones opuestas de Toronto j de Hobarton, condujo á
Sabine al resultado admirable de que no solo el número de
las perturbaciones habia ido creciendo, en ambos hemisfe­
rios, de 1843 á 1848, sino que también, si para obtener el
término medio anual normal de la declinación diurna, no
se tomaba en cuenta una série de 3,469 tempestades, la
declinación total se habia elevado insensiblemente, durante
cinco años, de 7',65 á 10',58: por último, que el mismo
aumento se hacia sentir en la inclinación j en la intensidad
de la fuerza terrestre. Este resultado adquirió una importan­
cia considerable, cuando se generalizó j confirmó por el
notable trabajo publicado por Lamont en 1851, acerca de
un período de 10 años en el movimiento diurno de la aguja
magnética. Según observaciones hechas en Goettingue. en
Munich, y en Kremsmiinster, la amplitud media de la de­
clinación diurna habia llegado á su mínimum desde 1843
á 1844, y á su máximum de 1848 á 1849 (4). Luego que la
declinación ha aumentado así durante cinco años, dismi­
nuye el mismo espacio de tiempo, como lo prueba una série
de observaciones horarias m uy exactas, que llegan hasta
un máximum que cae á mediados de 1787 (5). Con el fin
de esplicar por una causa general esta periodicidad común
á los tres elementos del magnetismo
O terrestre.' háse inten-
tado recurrir á la conexion de los fenómenos cosmológicos.
Esta conexion nos ha sido suministrada, según la conjetura
de Sabine, por los cambios que se producen en la fotosfera
del Sol, es decir, en la envuelta gaseosa y brillante del
cuerpo solar opaco (6). Según las investigaciones prosegui­
das por Schwabe durante largos años, los períodos de la ma­
yor y de la menor frecuencia de las manchas solares con-
cuerdan perfectamente con los de las variaciones m agnéti­
cas. Sabine indicó, por primera vez esta coincidencia, en una
Memoria presentada en 1852 á la Sociedad Real de Lon­
dres. No hay duda alguna, dice Schwabe, en un trabajo
con el cual me ha permitido enriquecer anticipadamente
la parte astronómica del Cosmos, de que, por lo menos, para
la época comprendida entre 1826 y 1850, las variaciones
en el número de las manchas solares se reproducen por
período de diez años próximamente, de suerte que el máxi­
mum cae en los años 1828, 1837, 1848, y el mínimum
en 1833, y 1843 (7). Sabine ha robustecido también la
hipótesis de la influencia solar en el magnetismo terrestre,
por la ingeniosa observación de que el momento en que, en
ambos hemisferios, la intensidad de la fuerza magnética es
mas considerable, y aquel en que la dirección de la aguja se
aproxima mas hácia la vertical, cae entre los meses de Oc­
tubre y de Febrero, en la época en que la Tierra está m uy
próxima al Sol j en que su revolución es mas rápida (8).
He indicado j a en el Cuadro general de la Naturale­
za (9) la simultaneidad de numerosas tempestades magné­
ticas, j he dicho cómo se propagan las mismas tem pesta­
des á distancias de muchos miles de leguas j recorren todo
el esferoide terrestre, como sucedió el 25 de Setiembre
de 1841, en que una tempestad magnética fue observada
en el Canadá, en Bohemia, en el cabo de Buena-Esperan-
za, en la Tierra de Diemen j en Macao. He citado tam ­
bién ejemplos de perturbaciones mas locales, como la que,
desde Sicilia, se estendió hasta Upsala, pero no salvó este
límite, j no se hizo sentir ni en Alten ni en la Laponia.
Cuando las observaciones simultáneas de declinación, que
combinamos Arago j jo , en 1829, en Berlín, en París, en
Freiberg, en San Petersburgo, en Kasan j en Nicolaíeff,
con instrumentos uniformes de G am bej, algunas fuertes
perturbaciones no pudieron propagarse desde Berlín hasta
París, ni aun hasta un pozo de Freiberg, en donde Reich
hacia sus observaciones sobre el magnetismo subterráneo.
Las declinaciones j oscilaciones considerables de la aguja,
que acompañaron, en Toronto, á las auroras boreales, coinci­
dieron con las tempestades magnéticas que estallaron en las
islas Iíerguéles del hemisferio austral, pero no fueron sen­
sibles en Hobarton. Según la propiedad de penetración que
la fuerza magnética, como la gravitación, presenta á través
de toda especie de sustancias, es ciertamente difícil formar­
se idea clara de los obstáculos que se oponen á su propaga­
ción en el interior de la tie rra , obstáculos análogos á los
que detienen las ondas sonoras j las ondas de quebranta­
miento, j que hacen que en los terremotos, lugares próxi­
mos entre sí, no sientan jamás las mismas sacudidas (10).
¿Consistirá esto en que líneas magnéticas, dirigidas en di­
ferentes sentidos, interceptan por su cruzamiento la propa­
gación de la fuerza magnética?
He descrito los movimientos regulares y los movimien­
tos en apariencia irregulares que ejecuta una aguja sus­
pendida liorizontalmente. Cuando observando la marcha
normal de la aguja que vuelve sobre sí m ism a, y compo­
niendo un término medio con los estremos de las variacio­
nes horarias, se ha determinado la dirección del meridiano
magnético, sobre el cual, de un solsticio á otro, la declina­
ción oriental iguala en suma á la declinación occidental,
es natural comparar los ángulos que forma sobre diferentes
paralelos, la intersección de los meridianos magnéticos con
el meridiano geográfico: y de aquí resultan dos cosas: llé­
gase primero al conocimiento de las líneas de tari-aciones,
que Andrea Bianco, en 1436. y el cosmógrafo del Empe­
rador Cárlos V, Alonso de Santa C ru z , trataban j a de re­
presentar gráficamente, j despues al intento feliz de gene­
ralizar las curvas isog-ónicas
O ó líneas de igual
O declinación.'
á las cuales dieron los marinos ingleses mucho tiempo, en
justo reconocimiento, el nombre histórico de Halleyan Unes.
E ntre esas curvas isogónicas diversamente contorneadas, á
veces casi paralelas, j que en raras ocasiones vuelven sobre
sí mismas componiendo sistemas cerrados de forma oval,
las mas interesantes, bajo el punto de vista de la física del
globo, son las líneas sin declinación, de una j otra parte de
las cuales se producen las declinaciones en sentido opuesto v
aum entan desigualmente con las distancias (11). He hecho
ver en otro lugar cómo el primer descubrimiento de una lí­
nea sin declinación, hecho por Colon en el Océano A tlánti­
co, el 13 de Setiembre de 1492. habia dado un impulso po-
dereso al estudio del magnetismo terrestre, que, durante dos
siglos j medio, parecía destinado únicamente á perfeccionar
los cálculos náuticos.
Por mucho que h a ja aumentado en nuestros dias el co­
nocimiento parcial de las líneas sin variación en el Norte del
Asia, en el archipiélago Indio j en el Océano Atlántico, mer-
ccd á un grado mas alto de instrucción científica «entre los
marinos y al mejoramiento de los instrumentos y de los mé­
todos, es m uy de sentir, sin embargo, en esta rama de la
ciencia en que. hay necesidad de miras cosmológicas, la len­
titud de los progresos y la carencia de resultados genera­
les. Débese, no lo ignoro, á la casualidad, que hacia que las
embarcaciones atravesasen las líneas sin declinación, un
número inmenso de observaciones consignadas en los Dia­
rios de bordo; lo que falta, es la unión y comparación de los
materiales. Esos materiales no podrán en realidad adqui­
rir la importancia que han de tener para el conocimiento
mismo de las líneas sin declinación y para determinar la
situación actual del ecuador magnético, en tanto que no se
envíen á los diferentes mares navios sin otro objeto que se­
gu ir sin interrupción esas líneas. Merced únicamente á la
simultaneidad de las observaciones, puede el magnetismo
terrestre ofrecernos una historia: al decir esto, repito lo que
he dicho ya mas de una vez (1*2).
Por lo que sabemos hasta hoy acerca de la posicion de
las líneas sin declinación, existen probablemente, en el lu ­
gar de las cuatro líneas meridianas que se suponía unian á
los polos, hácia fines del siglo xvi (13), tres sistemas m uy
distintos en su conformación, si es que pueden llamar­
se sistemas esos grupos de líneas isogónicas, que contienen
una línea sin declinación que no está, unida directamente
con ninguna otra línea de igual especie, y no puede, en el
estado actual de nuestros conocimientos, considerarse como
su prolongacion. De esos tres sistemas que describiremos
separadamente m uy pronto, el sistema intermedio ó sistema
atlántico está limitado á una simple línea sin declinación
que se estiende en la dirección de Sud-Sud-Este al Nor-No-
roeste, entre los 65° de latitud austral y 67n de latitud bo­
real. El segundo, mas aproximado en 150 grados al Este,es­
timulando solo los puntos de intersección de los dos sistemas
con el ecuador geográfico, ocupa toda el Asia j toda la Aus­
tralia. Es de todos el mas estenso y el mas complicado; sube
y vuelve á bajar de manera singular, presentando una
punta al Norte y otra al Mediodía. En la estremidad Nord­
Este, su curvatura es tal que la línea cero, volviendo sobre
sí misma en forma de elipse, contiene líneas c u ja declina­
ción aumenta en una proporcion rápida de fuera á adentro.
La parte mas occidental j la parte mas oriental de esta
curva están, como la línea cero del Océano Atlántico, diri­
gidas de Sud á N o rte , j se inclinan del Sud-Sud-Este al
Nor-Noroeste, en el espacio comprendido desde el mar Cas­
pio á la Laponia. El tercer sistema,1el del mar del Sud, es
el menos esplorado j el mas pequeño de los tres. Situado
casi por completo al Sud del ecuador geográfico, forma un
óvalo cerrado, compuesto de líneas concéntricas sobre las
cuales la declinación, al contrario de lo que se ha notado
p a ra la parte Nordeste del sistema asiático, dism inuje de
afuera á adentro. En Africa no se conocen otras líneas que
aquellas c u ja declinación occidental varía de 6 á *29 grados
(14); es cierto que hasta aquí las observaciones se han limi­
tado á las costas. Sábese, cuando menos, por Purchas que la
línea atlántica sin declinación ha abandonado desde el ¿iño
de 1605 el cabo de Buena-Esperanza, retirándose en la di­
rección de Este á Oeste.—¿Existe en el Africa central otro
grupo ovalado, formado de líneas concéntricas en las cua­
les dism inuje la declinación hasta 0? igual razón existe
para afirmarlo que para negarlo.
La parte atlántica de la curva americana sin declina­
ción fue determinada por el coronel Sabine, que ha repre­
sentado con una exactitud maravillosa el estado de la decli­
nación magnética en ambos hemisferios para el año 1840,
despues de una suma de 1,480 observaciones, j teniendo
en cuenta las variaciones seculares. Esta línea que se en­
contró próximamente á los 70° de latitud austral j 21° de
longitud occidental (15), corre hácia el Nor-Noroeste, pasa
tres grados al Este del archipiélago Sandwich, 9 grados y
medio al Este de la Georgia meridional, se aproxima á las
costas del Brasil, en el cual entra por el cabo Frió, deja á 2
grados al Oeste á Rio Janeiro, atraviesa el nuevo continen­
te hasta 0o 36' de latitud a u stra l, se separa algo de él al
Este de Para, cerca del cabo Tigioca, y del Rio-Para, una
de las bocas del de las Amazonas, para cortar por prime­
ra vez al ecuador geográfico á los 5o 6' de longitud occiden­
tal. Desde allí, sigue las costas de la G uyana, á una distan­
cia de 22 millas geográficas, hasta los 5o de latitud boreal,
costea el arco descrito por las pequeñas Antillas hasta el
paralelo 1 8 ,.para ir á tocar al litoral de la Carolina del
N o rte, cerca del cabo Lookut, al Sud-Oeste del cabo Hat-
taras, á los 34° 50' de latitud y 76° 30' de longitud. En el
interior de la América del N orte, la línea sin declinación
continúa su marcha hácia el Nor-Oeste hasta Pittsburgh,
Meadville y el lago Erie, á los 41° 30' de latitud y 80° de
longitud; es de suponer que desde 1840 ha adelantado ya
hácia el Oeste medio grado próximamente.
La curva sin declinación, que puede llamarse aus-
tralocaspia, si se considera con E rm an, la línea que sube
repentinamente de Kasan á Arcángel y á la Laponia rusa
como prolongacion de la que atraviesa el mar de las Molu-
cas y del Japón, no podría seguirse en el hemisferio aus­
tral mas que hasta el paralelo 62. La parte meridional de
esta línea está situada mas al Oeste de la Tierra de D ie-
men de lo que en un principio se habia supuesto, y los
tres puntos en que Ross cortó la línea sin declinación (16)
en su viaje de descubrimiento al polo antártico (1840-1841),
se encuentran todos á los 6’2°, 54° 30' y 46° de latitud,
entre 131° y 133° 20' de longitud oriental. La mayor par­
te de la línea sigue, pues, la dirección meridiana de Sud á
Norte. En su estenso desarrollo, esta curva atraviésala
TO M O 1Y . 'i
parte occidental de la Australia, do Norte á Sud, desde
la costa meridional del país de N u y ts, 10 grados próxi­
mamente al Oeste de la isla Adelaida, basta cerca del rio
Van Sittart y del monte Cockburn, para entrar desde allí
en el mar del archipiélago indio, en sitios donde la incli­
nación, la declinación y la intensidad total, así como el má­
ximum y el mínimum de la intensidad horizontal, fueron
observados por el capitan E liot, desde 1846 á 1848, con
mas exactitud que en ninguna otra parte. La línea continúa
enseguida su dirección recta hasta el E ste, desde los 118°
hasta 91 grados de longitud occidental, pasando al Sud de
Flores, y atravesando la pequeña isla de Sandahvood (17).
Diez y seis años antes, Barlow, habia indicado esta direc­
ción con gran precisión. A partir délos 91° de longitud occi­
dental, la curva australo-asiática asciende hácia el Noroeste
hasta 9o,70' de latitud austral, á juzgar por la situación
de la línea que marca I o de declinación oriental, que Eliot
siguió hasta Madras. La línea sin declinación, cuyo curso
trazamos, ¿corta al ecuador hácia el meridiano de Ceylan,
y penetra en el continente asiático, entre el golfo de Cam
bay y Guzurata. ó mas al Oeste, por el golfo de Mascata (18),
siendo de esta suerte idéntica á la curva sin declinación
que, partiendo de la cuenca del mar Caspio, parece correr
hácia el Sud (19). ó mas bien, como pretende E rm an , incli­
nándose al Este, antes de cortar al ecuador, y remontándose
hácia el Norte, entre Borneo y Malaca, atraviesa el mar del
Japón y penetra en el Asia oriental por el golfo de Okhotsk
(20)? Cosa es esta imposible de resolver. Es muy de sentir
que las frecuentes comunicaciones que sostiene la navega­
ción europea con las Indias, la Australia, las islas Filipinas
y las costas del Noroeste del Asia queden estériles para la
ciencia, y que innumerables materiales que deberían ser­
vir para generalizar las ideas sobre el conjunto del globo,
uniendo el Asia meridional á las regiones mejor esploradas
del Asia setentrional, no salgan de los Diarios de bordo;
cuestiones pendientes desde 1840 y que carecen aun de so­
lución por estos motivos. Para no mezclar lo cierto con lo
dudoso, me limito á la parte sibérica del continente asiático,
que conocemos hasta el paralelo 45, por los trabajos de Er-
man, de Hansteen, de Due, de Kupffer, de Fus y por mis
propias observaciones. En ninguna otra parte del globo, ha
podido seguirse por tierra tan largo desarrollo de las líneas
magnéticas. La importancia que. bajo este punto de vista,
tiene la inmensa estension de la Rusia en Europa y en Asia
habia sido presentida j a por el genio de Leibnitz (21).
Con el fin de seguir de Este á Oeste la dirección de las
espediciones europeas á la Siberia, empezaremos por la par­
te setentrional del mar Caspio; y desde luego encontra­
mos que en la pequeña isla Birutschikessa, en Astrakan,
sobre el lagoE lton, en la Estepa de los Kirguisos, y en
Uralsk sobre el Jaik , entre 45° 43' y 51° 12' de latitud,
44° 5 1' y 49° 2 ' de longitud, la aguja oscila de 0 o 10' de
declinación oriental á 0 o 37 ' de declinación occidental (22).
Hácia al N orte, la curva sin declinación tiende un poco
mas al Noroeste y vá por los alrededores de Nishney-
Nowogorod (23). En 1828, corría entre Osablikowo y
Doskino, á los 56° de latitud y 40° 4 0 ' de longitud. Dirí­
gese luego hácia la Laponia rusa, y pasa entre Arcángel y
Kola, ó con mas exactitud, según Hansteen (1830), entre
U m b ay Ponoi (24). Solo despues de haber recorrido cerca
de los dos tercios del Asia setentrional, entre los parale­
los 50 y 60, es decir, en el lugar de su mayor latitud, y
de haber atravesado un espacio en que es hoy la declina­
ción decididamente oriental, es como vuelve á unirse la
línea sin declinación, que, pasando cerca de la parte Nord­
Este del lago Baikal, al Oeste de W iluisk, y, subiendo
hácia el Norte, alcanza un punto situado en el meridiano
de Iakutsk (127° 3 0 ') y paralelo 68, para formar allá la
envuelta esterior del grupo ovalado, compuesto de lí­
neas concéntricas de declinación, de que tanto se ha ha­
blado. Esta curva, en fin, vuelve á bajar hácia Okbotsk,
á los 140° 5 0 ' de longitud, corta el arco de las islas K u­
riles , j , continuando su marcha hácia el S u d , penetra en
el mar del Japón. Las curvas de 5 á 15 grados de decli­
nación oriental, que llenan el espacio comprendido en­
tre la parte occidental y la parte oriental de la línea asiá­
tica sin declinación, tienen todas una cima cóncava diri­
gida hácia el Norte. El máximum de su curvatura, cae,
según Erman, á los 77° 4 0 ' de longitud, en un meridiano
casi intermedio entre Omsk y Tomsk, y m u j próximo del
que atraviesa la estremidad meridional del Indostan. Ese
grupo, plegado en sí mismo en óvalo cerrado, se estiende,
en su eje longitudinal, por un espacio de 28 grados de la­
titud, hasta la península de Corea.
Una.configuración análoga, pero de dimensiones mas
considerables aun, existe en el mar del Sud. Las líneas iso-
gónicas, volviendo sobre sí m ism as, forman allí un óvalo
comprendido entre 20° de latitud austral j 42° de latitud
boreal, cu j o eje principal está situado á los 132° 2 0 ' de
longitud. Lo que distingue sobre todo este á grupo singular,
c u ja m ajo r parte pertenece al hemisferio del Sud j sola­
mente á la región oceánica, del grupo del Asia oriental, es
el orden en que se suceden las curvas de declinación que
le componen. En el primer grupo, la declinación es orien­
tal, j dism inuje á medida que se penetra en el interior
del óvalo; en el segundo, la declinación occidental va au­
mentando desde fuera á adentro. No existen sin embargo
en el interior del grupo austral, mas que declinaciones
comprendidas entre 8 j 5 grados. ¿Consistirá esto en que
despues de haber atravesado un anillo de declinación orien­
tal, se encuentre mas allá de la línea cero, la declinación
occidental?
Las curvas sin declinación, como todas las líneas m ag­
néticas, tienen su historia. Por desgracia, esta historia no
puede remontarse mas allá de doscientos años. Encuén-
transe de ella, sin embargo, algunas huellas hasta en los
siglos xv y xvi. Débese también á Hansteen la recopilación
y comparación de esos documentos, hecha con su penetra­
ción ordinaria. Parece como que el polo Norte magnético
se mueve de Oeste á E ste , y el polo Sud de Este á Oeste;
pero observaciones exactas demuestran que las diferentes par­
tes délas curvas isog-ónicas
O se cambian de una manera m uv•/
irregular, que esas líneas, en los sitios donde eran parale­
las se separan del paralelismo, y que las regiones en que
reinaba esclusivamente una de las dos declinaciones se en­
sanchan ó se restringen en m u j distintas direcciones. Las
líneas sin declinación del Asia occidental y del Océano At­
lántico se adelantan de Este á Oeste. La primera de esas
líneas pasaba por Tobolsk hácia 1716; en 1761, en tiempo
de Chappe, atravesaba K atherinenburg; despues, cortó á
Kasan ; por último , en 1829 corría entre Osabiikowo y
Doskino, á corta distancia de Nisknei-Nowogorod. De este
modo, en 113 años, adelantó hácia el Oeste 24° 4 5 '. Si la
línea de las Azores, que determinó Cristóbal Colon el 13
de Setiembre de 1492, es la misma que, en 1607, según
las observaciones de Davis y de K eeling, atravesaba el
cabo de Buena Esperanza (25), la misma que vemos hoy
dirigirse desde la embocadura del rio de las Amazonas há-
cia el litoral de la Carolina del N orte, pregúntase qué ha
sido de la línea sin declinación que pasaba por Kcenigs-
berg en 1,600, p o r.Copenhague probablemente en 1620.
por Londres desde 1657 á 1662, que en 1666 se inclinaba
mas al Este y cortaba á P a rís, y que por liltimo atra­
vesaba á Lisboa poco antes de 1668 (26). Deben mirarse
con sorpresa justam ente los puntos de la Tierra donde, du­
rante largos períodos de tiempo, no ha podido notarse cam­
bio secular alguno. Juan Herschell ha llamado j a la aten­
ción acerca de la larga fijeza de la brújula en la Jamai­
ca (27); Euler (28) j Barlow (29) han señalado la misma
constancia de fenómenos en la Australia meridional.

LUZ P O L A R .

Hemos tratado detalladamente los tres modos principa­


les por qué se manifiesta el magnetismo terrestre: inten­
sidad, inclinación j declinación, j hemos estudiado las va­
riaciones, dependientes de la situación geográfica, que
esos tres modos esperimentan, según las estaciones y las
horas. Las perturbaciones estraordinarias, cu jo s efectos
se revelaron por vez primera en los cambios de la decli­
nación, anuncian en parte, j en parte acompañan á la luz
polar magnética, como habia presentido H a lle j, j compro­
baron Hiorter j Du F a j. He descrito también con bastan­
te estension, en el Cuadro general de la N aturaleza, los
fenómenos, tan brillantes por lo común, que acompañan
á la producción de la luz terrestre, j observaciones mas
recientes han confirmado en general las ideas que espuse
en aquella época. «La aurora boreal no debe considerarse
como la causa de la perturbación que interrum pe el equi­
librio del magnetismo terrestre, sino como el resultado de
la actividad del globo, exaltada hasta la producción de fe­
nómenos luminosos, j que se manifiesta, de una parte, por
la iluminación polar de la bóveda celeste, de otra, por las
desordenadas oscilaciones de la aguja imantada.» Según
esto, se ve que la luz polar es una especie de descarga sin
detonación, el acto que da fin á la tempestad magnética, lo
mismo que, en las tempestades eléctricas, el equilibrio des­
truido se restablece por otro fenómeno luminoso, el relám­
pago, acompañado del trueno. No debe temerse el repetir, á
propósito de una aparición tan compleja j misteriosa, una
hipótesis claramente formulada y30); los esfuerzos mismos
que se hagan para rebatirla no pueden sino favorecer la ob­
servación, que llegará á ser de esta manera mas escrupulo­
sa y mas asidua.
Al empezar la descripción puramente objetiva de esos
fenómenos, respecto de los cuales aprovecharé la magnífica
série de observaciones, proseguidas sin interrupción duran­
te ocho meses (1838-1839), por físicos distinguidos, en
la estremidad setentrional de la Escandinavia (31), consi­
deraremos primeramente el velo nebuloso que gradualm en­
te se levanta en el horizonte,* %
vJ se denomina segmento
O
os­
curo de la aurora boreal (32). Como observó Argelander,
el color oscuro no es un efecto de contraste; algunas veces,
en verdad, la niebla es visible antes de estar adornada por
el arco luminoso. Esto depende de alguna operación que
debe realizarse en una parte de la atmósfera, porque nada
hace sospechar hasta aquí una mezcla material, de que pue­
da resultar el oscurecimiento. El telescopio reconoce las es­
trellas mas pequeñas en el segmento oscuro, como en las
partes coloreadas y luminosas de la aurora en su completo
desarrollo. En las altas latitudes, el segmento oscuro pare­
ce ser mucho mas raro que en las latitudes medias. En los
meses de Febrero y Marzo, en una época en que las auroras
boreales eran frecuentes y el cielo m u j puro, no ha apare­
cido el segmento. Keilhau pasó todo un invierno, en Tahvig
de la Laponia, sin observar ninguno. Argelander ha demos­
trado, al determinar con mucha exactitud alturas de estre­
llas, que ninguna parte de la luz polar tiene influencia á
tales alturas. Fuera de los segmentos, fórmanse también,
aunque esto acontece rara vez, rajo s negros ó estrías, que
Hansteen j j o hemos visto subir en muchas ocasiones (33).
Aparecían al mismo tiempo manchas negras de forma re­
dondeada j como encerradas en espacios luminosos, de las
que lia tratado singularmente Siljestrcem (34). La parte
central de la corona que se observa por otra parte tan rara
vez, v cu j o vértice, por un efecto de perspectiva, se con­
funde en cada lu g ar, con la prolongacion de la aguja de
inclinación,7 también es ordinariamente de un negro O subi-
do. Bravais estima que este efecto, como el color negro de
los rajo s, son ilusiones de óptica producidas por el contraste
de los colores. Vénse á menudo subir paralelamente hácia
el cénit muchos arcos luminosos, llegando algunas veces á
siete j hasta nueve, pero esto es raro, j h a j también oca­
siones en que faltan por completo. Los haces de rajo s j
las columnas luminosas afectan las formas mas variadas;
pudiendo observarse en ellas pliegues ondulosos, guirnal­
das dentadas, corchetes, lenguas de fuego ó velas hincha­
das de navios (35).
En las altas latitudes, el color que domina ordinaria­
mente en las auroras boreales es el blanco; blanco de leche,
cuando la luz es poco intensa, que se convierte en amari­
llo, cuando la luz es mas brillante. Entonces el centro de
la ancha faja de rajo s oscurece este color amarillo, vién­
dose en los dos bordes indistintamente rojo j verde. Si
los rajo s se desenvuelven en forma de cintas largas j es­
trechas, el rojo se apercibe encima j el verde debajo. Bien
sea que el movimiento se efectúe de izquierda á derecha ó
de derecha á izquierda, el rojo se ve siempre del lado hácia
el cual se dirige el movimiento, quedando detrás el verde.
Acontece rara vez que en los rajo s verdes ó rojos, se observe
uno solo de los colores complementarios. Jamás se ve azul;
un rojo subido, semejante al reflejo de un incendio, es tam ­
bién tan raro en el Norte, que Siljestrcem solo lo ha perci­
bido una vez (36). La intensidad luminosa de la aurora bo­
real no llega nunca , aun en el Finm ark, á la de la Luna
llena.
La opinion que tengo espresada hace mucho tiempo
sobre la probable conexion de la luz polar con la formación
de las nubes mas pequeñas y desligadas, es decir los cirros,
designados por los campesinos con el nombre de nubes
ensortijadas, cuyos rastros paralelos, á iguales distancias
unos de otros, siguen generalmente la dirección del meri­
diano magnético, ha tenido en estos últimos tiempos muchos
partidarios. Si es preciso deducir de aquí, como aseguran
el almirante "Wrangel y Thienemann, el esplorador délas
regiones setentrionales, que esas nubes son el substratum
de la luz polar, ó mas bien, como he supuesto de acuerdo
con el capitan Franklin y el doctor Richardson, un fenó­
meno meteorológico que acompaña á la tempestad m ag­
nética y que ella produce, cosa es que todavía no está re­
suelta (37). Además de la disposición regular de las fajas
polares, formadas por esos ligeros rastros de cirros, y de su
dirección relacionada con la declinación magnética, he exa­
minado con mucho detenimiento, en 1803 en la meseta de
Méjico, y en 1829 en la parte setentrional del Asia, el mo­
vimiento circular de los puntos de convergencia. Cuando
el fenómeno se realiza de una manera com pleta, los dos
puntos aparentes de convergencia, en lugar de permanecer
fijos, uno al Nordeste y el otro al Sudoeste, en la dirección
de la línea que une los puntos culminantes de los arcos
nocturnos de la aurora, se mueven gradualmente hácia el
Este y hácia el Oeste (38). Háse observado muchas veces y
con mucha exactitud, en el F in m a rk , un movimiento
análogo de traslación, de la línea que sirve para unir, en
las verdaderas auroras boreales, lo vértices de los arcos lu­
minosos, mientras que los pies de esos arcos, es decir,
sus puntos de apoyo en el horizonte, abandonan la direc­
ción de Este á Oeste, para tomar la de Norte á’Sud (39).
Según esos cálculos, la situación de las nubes ensortijadas,
dispuestas en fajas polares, corresponde á las columnas lu-
miñosas ó Laces de rajo s que parten de los arcos, dirigi­
dos ordinariamente de Este á Oeste, j que elevándose há-
cia el cénit no pueden confundirse con los arcos observa­
dos por P a r r j, que permanecen visibles durante un dia
claro, despues de una noche ocupada por una aurora bo­
real. El mismo fenómeno se reprodujo en Inglaterra, el
3 de Setiembre de 1827; durante el dia viéronse escapar
del arco luminoso brillantes columnas (40).
Háse afirmado muchas veces que alrededor del polo Nor­
te magnético reina una aurora boreal perpétua. Bravais,
que pasó en observación 200 noches consecutivas, durante
las cuales contempló j describió exactamente 152 auroras
boreales, declara, con efecto, que las noches sin aparicio­
nes luminosas son escepcionales. Acontecíale, sin embar­
go, en alguna ocasion, estando el cielo sereno j cuando nada
reducía el horizonte, no descubrir ninguna señal de luz
polar, ó esperar cuando menos la tempestad magnética d u ­
rante una parte considerable de la noche. A fines de Setiem ­
bre es cuando las auroras boreales, absolutamente hablando,
son mas num erosas, j como el mes de Marzo parece tener,
bajo este respecto, una superioridad relativa sobre los me­
ses de Febrero j de A b ril, puede sospecharse que este
fenómeno, como otros magnéticos, está en relación con los
equinoccios. A los ejemplos de auroras boreales visibles en
el Perú, j de auroras australes visibles en Escocia, conviene
añadir un fenómeno de luz polar coloreada, observado
durante dos horas enteras, el 14 de Enero de 1831, por el
capitan Lafont, en Candida, al Sud de la Nueva Holanda,
bajo el paralelo45 (41).
Despues de las esperiencias de Bossekop, los físicos
franceses j Siljestroem negaron la producción del ruido
tan formalmente como Thienemann, P a r r j, Franklin, Ri-
chardson, W rangel j Anjou (42). Bravais ha dado, como
medida de la altura del fenómeno, por lo menos 100,000
metros, que componen mas de 13 millas geográficas. Es
verdad que, por otra parte, el distinguido observador Far-
quharson evalúa esta altura en menos de 4,000 pies. Los
fundamentos de esas medidas son poco ciertos. Los efectos
de perspectiva y la supuesta identidad de dos arcos lum i­
nosos, percibidos simultáneamente en dos puntos alejados
del horizonte, pueden inducir fácilmente á error. No cabe
poner en duda, antes al contrario , la influencia de la
luz polar en la declinación, la inclinación y la intensidad
horizontal ó total. Pero aunque esta influencia se deje sen­
tir en todos los elementos del magnetismo terrestre, obra
desigualmente en cada uno de ellos , y en diferentes fa­
ses. Las investigaciones mas completas respecto de este
punto, son aquellas á que se dedicaron en Laponia (1838­
1839) los distinguidos observadores Siljestroem y Bra-
vais (43), y las que se han recogido en Toronto, en el
Canadá (1840-1841), discutidas de una manera tan in­
geniosa por Sabine ( 4 4 ). Las observaciones instituidas
de acuerdo y sim ultáneam ente, en el jardín de Men-
delsohn-Bartholdy en Berlin, en las minas de Freiberg,
en Petersburgo, en Kasan y en Nicolai'eff, han confir­
mado que la aurora boreal visible en Alford, en el condado
de Aberdeen, á 57° 15' de latitud, el 19 y el 20 de Di­
ciembre de 1829, habia influido en esos diferentes sitios,
sobre la declinación, y que, en otrasjregiones donde se
observaron también los demás elementos del magnetis­
mo terrestre, la declinación, la inclinación y la intensidad
la habían sentido igualmente y al mismo tiempo (45). D u­
rante la hermosa aurora boreal que estudió el profesor
Forbes, el 21 de marzo de 1833, en Edimburgo, la incli­
nación fue estremadamente pequeña, y la aguja de decli­
nación tan agitada que apenas podían hacerse las lecturas
angulares. Un fenómeno, que parece merecer particular
atención, es la disminución de la intensidad total, durante
el período mas activo de la aurora boreal. Las medidas que
tomé en Berlín con Oltmanns, durante una preciosa aurora
boreal, visible el 20 de Diciembre de 1806 (46), que se im­
primieron en las Investigaciones de Hansteen acerca del
magnetismo terrestre, ban sido confirmadas por Sabine y
por la comision francesa enviada al Norte en 1838 (47).
Al esponer con todo el cuidado de que soy capaz el es­
tado actual de nuestros conocimientos positivos respecto de
los fenómenos del magnetismo
O terrestre,y be debido lim i-
tarme á describir de una manera puramente objetiva hechos
que no tienen todavía esplicacion teórica, ni aun fundada
únicamente en la inducción y la analogía. Por igual razón,
me he abstenido, en este trabajo, de hipótesis geonósticas, y
no he estimado deber señalar las relaciones que se han crei-
do reconocer entre la dirección de las grandes cadenas de
montañas ó de masas pétreas estratificadas y la de las lí­
neas magnéticas, particularmente las isoclínicas é isodiná-
xnicas. Estoy m uy lejos de negar la influencia de todas las
fuerzas elementales de la naturaleza que obran dinámica y
químicamente, como tampoco la influencia de las corrien­
tes magnéticas y eléctricas en la formación de las rocas cris­
talinas y el relleno de los filones (48); pero si se considera
el cambio de todas las líneas magnéticas, y las variaciones
de forma que acompañan á este movimiento, es difícil que
su situación actual nos enseñe algo de las direcciones rela­
tivas de las cadenas de montañas levantadas en épocas m uy
diferentes,' y de las contracciones que ha adquirido la cor­
teza terrestre al solidificarse, por la pérdida de su calor.
Los fenómenos geognósticos que pueden designarse con
el nombre de magnetismo de las montañas, son fenóme­
nos parciales y locales de especie distinta, y que no po­
drían entrar en el magnetismo terrestre en general (49).
En 1796, antes de mi partida á América, me ocupé mucho
de ellos, cuando estudiaba la serpentina magnética del
Haidberg, en Franconia. Respecto de esto hubo en Alema­
nia un gran certámen que, verdaderamente, no disgustó á
nadie j fue puramente literario. Esos fenómenos dan ma­
teria á una serie de problemas m u j accesibles, pero imper­
fectamente resueltos j m u j descuidados h o j. Puede ensa-
ja rse el poder del magnetismo de las montañas en algunos
fragmentos esquistosos de anfibol j de clorita, de serpen­
tina, de sienita, de dolerita, basalto, melafiro, j de traqui-
ta, según la desviación d é la aguja, j , en lo concerniente
al crecimiento de intensidad, según el número de las os­
cilaciones. Es fácil, comparando el peso específico, lavando
la roca reducida á polvo j haciendo aplicación del micros­
copio, decidir si ordinariamente la fuerza de la polari­
dad depende menos de la cantidad de las partículas de
hierro magnético ó de óxido de hierro contenidas en la
roca que de la disposición relativa de esas partículas. Una
cuestión mucho mas importante, bajo el punto de vista
cosmológico, es la q u e propuse hace tiempo, respecto
del Haidberg : ¿Existen montañas en que las vertientes
opuestas tengan polos opuestos (50)? Habria gran interés
en determinar con exactitud la orientación astronómica del
eje magnético de una montaña, j a hubiera de encontrarse
despues de largos períodos de tiempo, un cambio en la di­
rección del eje, j a hubiera de reconocerse la independencia
al menos aparente de este pequeño sistema de fuerzas mag­
néticas, con relación á los tres elementos variables del mag­
netismo terrestre.
SEGUNDA PARTE.
REACCION DEL INTERIOR DE LA TIERRA SOBRE SU SUPERFIC IE.

ESPOSICION GENERAL.

Háse visto que esta parte del Cosmos se destina espe­


cialmente á presentar el encadenamiento de los fenóme­
nos terrestres y el conjunto de fuerzas activas que compo­
nen un solo y mismo sistema. Para cumplir fielmente
este p lan , necesario es recordar aquí como, tomando por
punto de partida las propiedades generales de la naturaleza
y las tres direcciones principales de su actividad : la atrac­
ción, las vibraciones del calor y de la luz, los fenómenos
electro-magnéticos, he considerado en la primera parte de
este tomo, las dimensiones, la forma y la densidad de nues­
tro plan eta, la distribución de su calor interior y su te n ­
sión magnética, que se ejerce por los diferentes efectos á la
vez variables y regulares de la intensidad, de la inclina­
ción y de la declinación. Las distintas direcciones de la ac­
tividad terrestre son manifestaciones íntimamente unidas
de una sola y misma fuerza primordial (1). En la gravita­
ción y en la atracción molecular es donde se muestran es­
pecialmente estas manifestaciones independientemente de
la diversidad de las sustancias. Hemos presentado también
á nuestro planeta en su relación cósmica con el cuerpo ce­
leste, centro del sistema á que pertenece, porque el calor
original, que reina en el interior del cuerpo terrestre, debi­
do probablemente á la condensación de un anillo nebuloso
que gira sobre sí mismo, está modificada por la influencia
del Sol ó insolación. Igual causa reconoce, según las mas
recientes hipótesis, la influencia periódica que ejercen so­
bre el magnetismo terrestre las manchas solares, es decir,
las aberturas que se muestran con mas ó menos frecuencia
en las envueltas del Sol.
La segunda parte de este tomo tratará de los fenó­
menos complejos que deben atribuirse á la reacción per­
manente del interior de la Tierra sobre su superficie (*2).
Designo este conjunto de fenómenos con el nombre gene­
ral de vulcanismo, estimando que es ventajoso no separar
lo que tiene una causa común, y difiere solo en que la
fuerza agente se manifiesta con intensidades diversas y por
procedimientos físicos distintamente complicados. Conside­
rados bajo este punto de vista general, fenómenos, indife­
rentes en apariencia, adquieren una m ajo r significación.
El viajero que, sin estar preparado por estudios científicos,
se acerca por primera vez al borde de un estanque que llena
un manantial de agua caliente, j de él ve salir gases que
apagan la llama de una bujía; el que marcha entre dos filas
de volcanes cenagosos de conos variables que apenas sobre­
salen de su cabeza, no sospecha que , en esos espacios h o j
apacibles, han sido lanzadas llamas á muchos miles de pies
de altura, que la misma fuerza interior á que se deben .es­
tos fenómenos, produce indiferentemente los cráteres g i­
gantescos de levantamiento , los volcanes devastadores del
Etna j del pico de T e jd e , que arrojan olas de lava, los del
Cotopaxi j del T unguragua, que despiden montones de
escorias.
En esta escala de fenómenos, producidos por la reacción
del interior de la Tierra sobre su corteza esterior, elijo en
primer lugar los puramente dinámicos , es decir, aquellos
cu jo carácter esencial es el movimiento ondulatorio que se
propaga á través de las capas sólidas de la Tierra. En este
caso, la actividad volcánica no va necesariamente acompa­
ñada de trasformacion química , de la producción ó de la
ejeccion de una materia cualquiera. Por el contrario, en
los demás fenómenos debidos á la reacción del interior al
esterior de la Tierra, en los volcanes de gas j de cieno, los
fuegos de nafta j las salsas, como en las grandes montañas
ignívomas, únicas que desde el principio j por mucho tiem­
po, se han denominado volcanes, no deja nunca de produ­
cirse alguna sustancia, gas elástico ó cuerpo sólido. Siempre
h a j allí descomposición , desprendimiento de gas j forma­
ción de rocas nuevas por efecto de la cristalización. Tales son,
en su m ajo r generalidad, los signos distintivos de la vida
volcánica de la Tierra. En tanto que esta actividad resulte
en su m ajo r parte de la elevada tem peratura de las capas
inferiores del globo, es probable que todos los cuerpos ce­
lestes que han sido redondeados por un inmenso despren­
dimiento de calor , j han pasado del estado de vapor al es­
tado sólido, deben presentar fenómenos análogos. Lo poco
que sabemos de la configuración de la Luna es una presun­
ción mas (3) en favor de esta opinion; nada impide el que
se adm ita, aun en un cuerpo celeste privado de aire j de
agua, el levantamiento de las montañas j esa actividad que
trasforma una masa liquefactada er> rocas cristalinas.
Que las diferentes clases de fenómenos volcánicos pre­
cedentemente enumerados están unidos entre sí por un
mismo origen, demuéstranlo numerosas señales que acre­
ditan también su simultaneidad, j el paso común de efec­
tos mas simples j mas pequeños á efectos mas fuertes j mas
complejos. Esta consideración justifica el orden en que he
T I M O i Y. . <0
colocado las diferentes materias. La tensión del magnetismo
terrestre, cu j o fundamento es preciso no buscar en las m a­
terias en fusión que llenan el interior del globo, por mas que
según Lenz j Riess, el hierro fundido tenga la facultad de
conducir una corriente electrica ó galvánica, produce un
desarrollo en los polos magnéticos, ó cuando menos en su
proximidad. He terminado el primer capítulo del tomo con­
sagrado á la p arte terrestre del Cosmos con la iluminación
de la Tierra. Ese fenómeno de la producción de la luz , re­
sultante de las vibraciones del aire puesto en movimiento
por las fuerzas magnéticas, será seguido de los fenómenos
volcánicos que. en virtud de su propia naturaleza, no obran
tampoco sino de una manera puramente dinám ica, es decir,
determinando oscilaciones en la corteza de la Tierra, pero
sin producir ni trasformar sustancia alguna. Los fenóme­
nos secundarios que no resultan necesariamente de la acti­
vidad volcánica , tales como las llamas que se elevan duran­
te los temblores de tie rra , las ejecciones de agua j el des­
envolvimiento de gas que son su consecuencia, recuerdan
los efectos de las fuentes termales j de las salsas. (4). Las
salsas vomitan también llam as, lanzando á veces trozos de
rocas que surjen de las profundidades de la Tierra (5), pre_
parando en algún modo los fenómenos grandiosos de los vol­
canes propiamente dichos, que se limitan, á su vez, en los
intervalos de las erupciones, como las salsas, á dejar esca­
par por las grietas vapores acuosos j gases. Tales son las
conocidas analogías que ofrece, en sus diferentes grados,
la actividad volcánica de la Tierra : tales las lecciones que
de aquí pueden deducirse.
(Desarrollo del Cuadro general de la Naturaleza.— Véase Cosmos, t. I, p. 1S3-19GJ.

Desde que lie trazado en el primer tomo de esta


obra (1845), un cuadro general de los fenómenos diná­
micos, debidos á la actividad volcánica de la Tierra, no
na disminuido de una manera sensible la oscuridad que
envolvía el fundamento y las causas de esos fenómenos. Sin
embargo, los escelentes trabajos de Mallet (1846) y de
Hopkins (1847), han arrojado alguna luz sobre la natura­
leza del quebrantamiento, sobre la conexion de efectos di-,
ferentes en apariencia, y sobre la independencia de los fe­
nómenos físicos ó químicos que acompañan á los temblores
de tierra ó se producen al mismo tiempo que ellos (6). Como
lia demostrado Poisson, el razonamiento matemático puede
servir aquí como en todas partes de gran auxilio. Las ana­
logías entre las vibraciones de los cuerpos sólidos y las on­
das sonoras del aire, que Young habia va indicado, son
particularmente propias para engendrar ideas teóricas mas
satisfactorias y mas sencillas acerca de la dinámica de los
temblores de tierra (7).
El cambio, la conmocion. el levantamiento, el resque­
brajamiento, constitu ven el carácter esencial del fenómeno
de que hablamos. Debemos distinguir, de una parte, la
fuerza activa c u jo impulso determina las vibraciones; de
otra, la naturaleza la propagación y la m ajo r ó menor
intensidad de las ondas de quebrantamiento. He descrito,
en el primer tomo del Cosmos, lo que hiere desde luego
nuestros sentidos, lo que j o mismo tuve ocasion de obser­
var durante tantos años en el mar, sobre el lecho seco de los
Llanos j á alturas de ocho á quince mil pies; al borde de
los cráteres de volcanes inflamados, j en regiones de g ra ­
nito j de esquisto micáceo, situadas á trescientas millas
geográficas de todas las erupciones de llamas; en regiones
donde, en ciertas épocas, los habitantes cuentan las sacu­
didas subterráneas como contamos en Europa los chaparro­
nes, donde un dia nos vimos obligados Bonpland j jo ,
por la inquietud de nuestros mulos á echar pie á tierra en
medio de un bosque, porque el suelo habia temblado por
espacio de quince ó diez j ocho minutos. Esta larga cos­
tumbre, que adquirió despues Boussingault en m ajo r gra­
do todavía, predispone á observar con mas calma j aten­
ción. El espíritu se siente en estos lugares, en situación de
recoger
O
con una sangre
O
fria crítica los indicios divergentes,
O '

de examinar en qué condiciones han podido producirse en


la superficie de la Tierra los grandes cambios c u ja s huellas
se encuentran frescas todavía. Aunque j a habian tras­
currido cinco años desde el espantoso temblor de tierra
de Riobamba que, en algunos minutos, el 4 de Febrero
de 1797 (8), ocasionó la muerte de mas de 30,000 hombres,
encontramos de nuevo los conos de M oja que habian salido
de la Tierra en aquel momento (9), j los Indios se servían
au n , en sus chozas, de esta sustancia combustible para la
coccion de sus alimentos. He podido describir los trastor­
nos producidos en el suelo por esta catástrofe que renovó,
en m ajor escala, los fenómenos que habia presentado el cé­
lebre temblor de tierra de Calabria, en el mes de Febrero
de 1781, j que s p consideró mucho tiempo como fantasía
imaginaria, por que no era fácil esplicarlo por teorías for­
madas á la casualidad.
Separando, como antes se ha convenido, las considera­
ciones sobre la fuerza que produce el quebrantamiento, de
. las consideraciones sobre la naturaleza j la propagación de
las ondas,-se han llegado ádistinguir dos clases de proble­
mas c u ja solucion presenta dificultades m u j diferentes. La
primera clase no podría en el estado actual de la ciencia, su­
ministrar resultados satisfactorios; esto es precisamente lo
que debe esperarse en aquellas cosas en que se tiene la pre­
tensión de conocer hasta las últimas causas. Es sin embargo,
de gran interés para la contemplación del Mundo, buscan­
do las lejes reales de los fenómenos sujetos á la observa­
ción positiva, no perder nunca de vista las diversas j atre­
vidas esplicaciones sobre las causas de esos fenómenos, con­
sideradas como plausibles. Respecto de todo lo que concierne
á los efectos volcánicos, la m ajor parte de las hipótesis se
debe á la alta tem peratura j á la constitución química, di­
ferentemente modificadas de las materias incandescentes que
están en ebullición en el interior de la Tierra. Una sola de
esas hipótesis, la mas reciente, trata de esplicar los tem ­
blores de tierra en las regiones traquíticas por la falta de
cohesion de las masas roquizas que ha levantado la acción
volcánica. El pasaje siguiente indica con exactitud j ver­
dad las diferentes consideraciones presentadas sobre la na­
turaleza de la primera impulsión que determina el que­
brantamiento: '
«1.° El núcleo de la Tierra se supone en estado de fu­
sión; este estado es, con efecto, la consecuencia del modo
de formación de todo cuerpo planetario que, compuesto pri­
mitivamente de una materia gaseosa, desprende calor, á
medida que pasa del estado líquido al estado sólido. Las ca­
pas esteriores fueron enfriadas en un principio por la irra­
diación j se modificaron las primeras. Un desprendimiento
desigual de vapores elásticos, formados en el límite del es­
tado líquido j del estado sólido, j a únicamente por la masa
en fusión, j a también por el agua de mar que penetra en
el interior; fallas que se abren de repente, dando paso á los
vapores mas profundos, dotadas por tanto de un calor y de­
una tensión mas intensos, que se elevan bruscamente hácia
las capas mas próximas á la superficie de la tierra: tales son
las causas del quebrantamiento. Como causa accesoria, in ­
dependiente de la Tierra , admítese también la atracción
que ejercen el Sol j la Luna en la superficie liquefactada
del núcleo terrestre (10), de donde resulta una presión mas
fuerte, inmediatamente dirigida contra la bóveda roquiza
que descansa en el núcleo de la T ierra, ó comunicándose
mediatamente á los sitios en que, en los estanques subter­
ráneos, la masa sólida está separada de la masa líquida por
vapores elásticos.
2.° Háse supuesto que el núcleo de nuestro planeta
consistía en masas no oxidadas, en combinaciones de m eta­
loides con metales alcalinos j térreos. En esta hipótesis, el
aire j el agua penetrando en el núcleo de la Tierra, serian
los que pondrían en movimiento su actividad volcánica. Es
m u j cierto que los volcanes arrojan á la atmósfera una gran
cantidad de vapor acuoso, pero la filtración del agua en el
foco volcánico presenta muchas dificultades, en razón á la
doble presión que ejercen en sentido contrario la columna
de agua esterior j la lava interior (11). La carencia, d u ­
rante la erupción, ó cuando menos la estremada rareza del
gas hidrógeno inflamable, que no pueden suplir suficiente­
mente las formaciones de ácido clorídrico (12), de amoniaco
j de hidrógeno sulfurado, ha obligado al autor de esta h i­
pótesis á abandonarla espontáneamente (13).
3.° Según un tercer sistema, que es el del eminente
esplorador de la América meridional, Boussingault, la falta
<de coherencia en las masas de traquito ó de dolerita, que
constituyen los volcanes levantados de la cadena de los
Andes, debe considerarse como la causa principal de gran
número de quebrantamientos que se han hecho sentir á
grandes distancias. Según esta congetura no se admite
que los conos gigantestos y los vértices en forma de cúpu­
las délas Cordilleras, se hayan levantado, cuando su sus­
tancia era todavía pastosa y se hallaba en un estado de
semi-fluidez; sino que son inmensos fragmentos angulares,
amontonados unos sobre otros, despues de haber llegado á
estado de solidez completa. Este hacinamiento ha debi­
do necesariamente dejar subsistir intervalos y cavernas pro­
fundas. Cuando esas bóvedas se hunden súbitamente, cuan­
do falta bajo esas masas sólidas un punto de apoyo m uy
pequeño, entonces es cuando se producen los quebranta­
mientos (14).
Es mas fácil referir á teorías mecánicas sencillas \jvelaras
las ondas de quebrantamiento producidas por la primera im­
pulsión, que esplicar la naturaleza de esta impulsión, que
puede ser por otra parte de especies diferentes. Como he
hecho observar antes, esta rama de la ciencia geognóstica
ha adelantado en los últimos tiempos considerablemente.
Háse representado la marcha y la estension de las ondula­
ciones terrestres á través de las rocas de densidad y de elas­
ticidad distintas (15). Hánse estudiado matemáticamente
las causas de la velocidad con que se propagan, y su dismi­
nución producida por la ruptura, el reflejo y la interferen­
cia de las oscilaciones (16). Háse tratado de referir á la
línea recta las conmociones que parecen giratorias, y cuyos
obeliscos colocados delante del claustro de San Bruno, en la
pequeña ciudad Stephano del Bosco, en C alabria, dieron
en 1783 un ejemplo frecuentemente citado (17). Es cierto
que las ondulaciones de la atmósfera, del agua y de la tier­
ra siguen en el espacio las mismas leyes, comprobadas por
la teoría del movimiento,' pero los efectos devastadores de-
las ondas terrestres van acompañados de fenómenos c u ja
naturaleza les condena á permanecer desconocidos, j que
entran en el dominio de la física. Entre esos efectos, con­
viene citar las emanaciones de vapores elásticos j de gas, ó
como en los pequeños conos movibles de arcilla que se en­
cuentran en Pelileo, la mezcla arenosa de cristales de piro­
geno, de carbón j de infusorios de concha silícea. Esos co­
nos movibles han derribado gran número de chozas habita­
das por los Indios (18).
En el Cuadro general de la Naturaleza, he referido, con
ocasion de la gran catástrofe acaecida en Rio bamba, el 4
de Febrero de 1797, detalles recogidos de los mismos su-
per-vivientes, en el lugar de la desgracia, con un formal
deseo de distinguirla verdad histórica. Algunos eran análo­
gos á los fenómenos que se habían presentado j a cuando el
gran temblor de tierra de la Calabria, en 1783; otros
nuevos, j tenían por principal carácter el de dirigirse de
abajo á arriba, como en la esplosion de una mina. El tem ­
blor de tierra no fue anunciado ni acompañado de ruido al­
guno subterráneo. Una inmensa detonación, designada aun
h o j por las únicas palabra: el gran ruido, se produjo du­
rante 18 ó 20 minutos despues, en las dos ciudades de
Quito j de Ibarra, j no se ojó ni en Tacunga, ni en Ham-
bato, ni en el teatro mismo de la catástrofe. En las tristes
calamidades \k que está espuesta la raza hum ana, no h a j
ninguna que pueda en menos minutos en un pais poco po­
blado, herir tantos miles de hombres, como la producción j
la propagación de algunas ondas terrestres, acompañadas de
resquebrajamientos.
Cuando la catástrofe de Riobamba, cu jo s primeros de­
talles dió el célebre botánico de Valencia D. José Cava-
nillas, se produjeron otros hechos que merecen atención
particular. Abriéronse j se cerraron de tal manera las
hendiduras, que los hombres pudieron salvarse estendien­
do los brazos. Cabalgatas ó mulos cargados desaparecieron
en las grietas que se formaron á su paso, en tanto que otros
bu yeron el peligro echándose atrás. La superficie del suelo
fué sucesivamente levantada y hundida por oscilaciones i r ­
regulares. que depositaron sin sacudida sobre el pavimen­
to de la calle personas colocadas á mas de 12 pies de al­
tura. en el coro de la iglesia; grandes casas vinieron á tier­
ra. con tan poco detrim ento, que los habitantes pudieron
abrir las puertas del interior sanos y salvos, y esperaron
dos dias á que se los sacara de ellas. Fueron de un cuarto
á otro, encendieron antorchas. se alimentaron con provi­
siones que tenían por casualidad, ocupándose de las pro­
babilidades de salvación que les quedaban (19). Una cosa
no menos sorprendente, es la desaparición de masas enor­
mes de piedras y materiales de construcción. El Viejo-Rio-
bamba tenia iglesias
O cv/ conventos rodeados de casas de mu-
chos pisos, y , sin embargo, no encontré en las ruinas,
cuando levanté el plano de la ciudad destruida, mas que
montones de piedras de 8 á diez piés de altura. En la parte
Sud-Oeste del Viejo Riobamba, antigum ente Barrio ele
Sigchuguaicw, pudo reconocerse claramente una fuerza en
dirección de abajo arriba, que produjo el efecto de la esplo-
sion de una mina. Sobre el cerro de la Cuica, de algunos
centenares de piés de altura, y que domina el Cerro de
Cumbicarca,- situado algo mas al Norte, existen escombros
mezclados con huesos humanos. En Q u ito , como en Cala­
bria, hubo muchos ejemplos de traslaciones horizontales,,
que cambiaron paseos de árboles sin desgajarlos é hicieron
resbalar unos sobre otros campos cubiertos de diferentes
cultivos. Un hecho mas sorprendente aun y mas complejo,
es el de haber encontrado en los escombros de una casa el
mobiliario de otra, m uy distante de la prim era; descubri­
miento que dió ocasion á un proceso. Esta confusion ¿pro­
venia, como suponian los habitantes del país, de un hun-
dimiento del suelo á seguida del cual, los objetos se hubie­
ran precipitado, ó es preciso creer, á pesar de la distancia,
en una simple superposición? Como en la naturaleza todo
se renueva, cuando se presentan las mismas circunstancias
no debe temerse llamar la atención de los observadores fu­
turos sobre fenómenos particulares, señalando los hechos
mismos que todavía no han sido suficientemente obser­
vados , ,
Según las esperiencias á que me he dedicado, es preci­
so no olvidar que además del quebrantamiento de las par­
tes sólidas por las ondulaciones terrestres, fuerzas de m uy
distinta índole, aunque igualmente físicas, tales como las
emanaciones de gas y de vapores, concurren m uy frecuen­
temente á la formación de las fallas. Cuando, en las ondula­
ciones, se pasa el límite estremo de la elasticidad de la m a­
teria en movimiento,7 límite variable según o la diferen-
cia de las rocas y de los terrenos estratificados, y se veri­
fica la ruptura, las aberturas pueden dar paso á vapores
elásticos que llevan del interior á la superficie diversas
sustancias, y cuyas emanaciones llegan á ser á su vez la
causa de movimientos traslatorios. A esos fenómenos que
acompañan la conmocion primitiva, pero que no forman ne­
cesariamente parte de ella, pertenece el levantamiento de
los conos de arcilla cuya naturaleza errante no se puede
negar, y probablemente también el trasporte de distintos
objetos á la superficie de la Tierra (20). 1Cuando grandes
grietas se cierran solo en la parte superior, dejan subsistir
cavernas subterráneas, que no solamente producen nuevos
temblores de tierra, á consecuencia de las masas mal soste­
nidas que se separan con el tiempo, según la conjetura de
Boussingault, y determinan una conmocion subterránea';
sino que pueden también agrandar los círculos de quebran­
tamiento, permitiendo en adelante obrar á los vapores elás­
ticos, en sitios á donde nunca habian llegado. Es pues un-
fenómeno accesorio el que produce el aumento sucesivo, j
m u j poco observado hasta aquí del círculo de quebranta­
miento; no es la fuerza misma de la onda de quebranta­
miento la que atraviesa una vez por todas las partes só­
lidas de la Tierra (21).
Casi siempre las manifestaciones de la actividad volcá­
nica, uno de cuyos menores efectos son los temblores de
tierra, comprenden simultáneamente fenómenos diuámicos
y fenómenos físicos, dando vida á nuevas sustancias. He
recordado muchas veces en el Cuadro general de la N atu­
raleza, como, lejos de todo volcán, simples fallas arrojan
agua y vapores calientes, ácido carbónico y otros gases,
un humo negro, semejante al que se vió durante varios
dias en las rocas de Alvidras, cuando el temblor de tierra
de Lisboa (1.° de Noviembre de 1755), llamas, arena, cie­
no y arcilla mezclada con carbón. Un geognosta de espíri­
tu penetrante, Abich, ha demostrado el lazo que existe en
el Ghilan persa, entre las fuentes termales de Sarcin, s i '
tuadas á una altura de 5,050 pies, en el camino de Ardebil
á Tabriz, y los temblores de tierra que quebrantan con fre­
cuencia la meseta, de dos en dos años. En el mes de Octubre
de 1848, una sacudida ondulatoria, que duró una hora ente­
ra, obligó á los habitantes de Ardebil á abandonar la ciudad,
y enseguida las fuentes, c u ja tem peratura varía ordinaria
mente entre 44 j 46 grados centígrados, llegaron á ser es-
tremadamente abrasadoras j permanecieron en este estado
todo un mes (22). Quizás en parte alguna, dice Abich-, ha
sido mejor determinada, ni mas patente la relación de los
temblores de tierra que hienden el suelo con los fenómenos
de los volcanes de cieno, salsas, gases inflamables, que pe­
netran á través de las grietas de la Tierra, j fuentes de pe­
tróleo, como en la estremidad Sud-Este del Cáucaso, entre
Schemacha, Bakú j Salliam ; esto es, la parte de la gran
depresión aralo-caspia, en la que ha sido con mas frecuen-
cía removido el suelo por los temblores de tierra (23). Yo
mismo me sorprendí de notar, en el Norte del Asia, que el
círculo de conmocion c a jo centro parece ser la región del
lago Baikal, no se estienda, al Oeste, basta la cadena del
U ral, sino únicamente basta el límite mas oriental del
Altai ruso, es decir, á las minas de plata de Riddersk, á la
roca traquítica de la K ruglaja Sopka, j á las fuentes ter­
males de Rachmanowka j de Aracan. Mas lejos, hácia el
S u d , mas allá del paralelo 45, existe en la cadena del
Thian-chan ó Montes Celestes, una zona de actividad vol­
cánica, dirigida de Este á Oeste, cujTa fuerza se revela por
todos los modos de manifestación. No solo se estiende esta
zona á través de la pequeña cadena de A sferah, desde el
distrito del Fuego (Ho-tscheu) hasta Bakú, j de allí hasta
el Asia menor, cortando al monte Ararat, sino que se cree
posible seguirla, en sus oscilaciones entre los paralelos 38
j r 40, hasta cerca de Lisboa j las Azores, á través de la
cuenca volcánica del Mediterráneo. He tratado en otra parte
detalladamente de este punto interesante de geografía vol­
cánica (24). También en la Grecia, que parece haber su­
frido mas temblores de tierra que ninguna otra comarca de
Europa (25), infinito número de fuentes termales, ó agota­
das, ó aun corrientes, nacieron en medio'de los quebran­
tamientos terrestres. Esta conexion entre fenómenos inde­
pendientes en apariencia ha sido j a señalada en el notable
libro de L jd u s , de Ostentis (26). Con ocasion del gran
acontecimiento que produjo en la Achaia el año 373 antes
de Jesucristo la destrucción de Hélice j de B ura, se pre­
sentaron especialmente las hipótesis sobre el origen común
de todos los fenómenos volcánicos (27). Aristóteles propone
á este respecto la singular teoría de los vientos que pene­
tran con violencia en las profundas cavernas de la Tier­
ra (28). La funesta frecuencia de las conmociones subterrá­
neas en Grecia j en la Italia inferior, al destruir bien pron­
to los monumentos de la mas brillante época del arte, fue
de tristes consecuencias para el estudio de los diversos pe­
ríodos de la cultura griega y latina. Los monumentos
egipcios sufrieron también temblores de tie rra , menos ra­
ros de lo que se ba pensado en el valle del Nilo, como ba
hecho ver Letronne. El coloso de Memnon, roto el año 27
de la era cristiana, es ejemplo de esas mutilaciones (29).
Despues de todos los cambios físicos producidos por los
temblores de tierra, y mas directamente por el resquebra­
jamiento del suelo, sorprende que tantas fuentes termales
hayan conservado exactamente durante muchos siglos los
mismos elementos y la misma tem peratura. Es preciso su­
poner que brotan de hendiduras cuyo fondo y cuyas pare­
des no han esperimentado alteración alguna. Nuevas co­
municaciones con las capas mas elevadas hubieran ocasio­
nado una disminución de calor, aumentando por el contra­
rio este, si se hubiesen establecido dichas comunicaciones
con capas mas profundas.
Cuando el volcan de Conseguina, en el Estado de Ni­
caragua, tuvo su gran erupción el 23 de Enero de 1835, los
ruidos subterráneos se oyeron almismo tiempo en la isla de la
Jamáica y en la meseta de Bogotá, á 8,200 pies sobre el
nivel del mar (30); la distancia es mayor que la de Argel
á Londres. He hecho notar en otra parte q u e , cuando la
erupción del volcan de la isla de San Vicente, el 30 de
Abril de 1812, á las dos de la m añana, un ruido seme­
jante á una descarga de artillería se percibió en el espacio
de 10,000 millas geográficas cuadradas, sin ningún que­
brantamiento sensible (31). Es singular que, cuando el
temblor de tierra va acompañado de detonación, lo que no
sucede en todos los casos, la intensidad del ruido no au ­
mente con la de la conmocion. El fenómeno de detonación
subterránea mas raro y mas difícil de esplicar es siempre
el de los bramidos de Guanaxuato que, dieron principio el 7
de Enero de 1784, y duraron hasta la mediados del mes si­
guiente. He podido recoger de los mismos testigos oculares
y entre las piezas conservadas en los archivos las primeras
noticias ciertas acerca de este estraño acontecimiento (32).
La velocidad con que se propaga un temblor de tierra
varía necesariamente según las densidades de las capas
sólidas que atraviesa, capas de granito y de gneis, de ba­
salto y de porfiro traquítico, de calcáreo jurásico y de yeso,
y según las de los terrenos movibles. Sería, sin embargo,
de desear que pudieran llegar á conocerse con seguridad los
límites en que oscila dicha velocidad. Es probable que las
sacudidas mas violentas no sean las que se propaguen con
mas rapidez. Las medidas, por otra parte, no se han apli­
cado siempre á la dirección que toman las ondas de quebran­
tamiento. Por estas razones, fáltannos las determinaciones
matemáticas, y solo hace m uy poco, y por primera vez, Sch-
midt, astrónomo agregado al observatorio de Bonn, obtuvo
un resultado exacto y cierto acerca del temblor de tierra
que se sintió en la cuenca del Rin, el 29 de Julio de 1846.
Sábese que la velocidad de propagación es de 3,739 millas
geográficas por m inuto, lo que equivale á 1,376 pies por
segundo; esta velocidad escede á la de las ondas sonoras at­
mosféricas. Si se considera, por el contrario, la velocidad
del sonido en el agua que, según Colladon y S tu rm , es
de 4,706 pies, ó la velocidad del sonido en tubos de fundi-
cion que, según Biot, llega hasta 10,690 pies, este resul­
tado parecerá relativamente m uy poco considerable. Para
el temblor de tierra de Lisboa (1.° de Noviembre de 1755),
Schmidt reconoció, guiándose por los pocos datos exactos
que pudo adquirir,-■ . que la velocidad habia sido cinco veces
mayor entre las costas de Portugal y las de Holstein, que
á lo largo del R in; observando que desde Lisboa á G lucks-
tadt, separadas por una distancia de 295 millas geográfi­
cas, el quebrantamiento recorrió 1.916 millas por minuto.
ó 7,164 pies por segundo; 3,226 pies menos aun de los
que el sonido tarda en recorrerla en un tubo de fundi­
ción (33).
Las conmociones terrestres j las erupciones ígneas que
rompen bruscamente un largo reposo, j a arrojen los vol­
canes simplemente escorias, j a que, semejantes á fuentes
interm itentes, bagan correr tierras en fusión en torrentes
de lava, tienen todas, es cierto, por causa común j única,
la elevada temperatura que reina en el interior de nuestro
planeta; pero estos fenómenos se presentan las mas de las
veces independientes entre sí. En la cadena de los Andes,
por ejemplo, violentos temblores de tierra, propagándose
en línea recta, quebrantan regiones que contienen volca­
nes todavía no apagados, c u ja actividad se manifiesta aun
con frecuencia, sin ejercer sobre ellos ninguna influencia
sensible. Cuando la gran catástrofe de Riobamba, el vol­
can de T unguragua, situado á poca distancia, j el Coto-
paxi algo mas distante, no salieron de su reposo. Así tam ­
bién, largas j formidables erupciones ban tenido lugar,
sin ir precedidas ni acompañadas de temblores de tierra.
Los quebrantamientos que ban causado m ajores estra­
gos j recorrido espacios mas considerables, aquellos c u y o
recuerdo conserva la historia, son precisamente los que, á
juzgar por las observaciones que pueden hacerse en la su­
perficie del suelo, no tienen relación alguna con la activi­
dad de los volcanes. Esos quebrantamientos han sido lla­
mados recientemente plutónicos, en oposicion á los que­
brantamientos volcánicos propiamente dichos, que están
reducidos ordinariamente á un espacio mas pequeño. Mi­
rando bajo un punto de vista general los fenómenos volcá­
nicos, no se puede aprobar esta nomenclatura; seria preciso
entonces llamar plutónicos á mas de la mitad de los tem ­
blores de tierra.
La causa que produce los volcanes está estendida por
do quier bajo nuestros pies. La consideración de que el
mar que cubre las tres cuartas partes de la superficie te r­
restre, no mantiene si no es por algunas islas esporádicas,
ninguna
O comunicación entre la atmósfera v el interior del
globo, es decir, que no tiene volcanes activos, refuta el
prejuicio m u j general, de que todos los temblores de tier­
ra deben atribuirse á la erupción de algún volcan lejano.
Los quebrantamientos de lo£ continentes pueden cierta­
mente propagarse bajo el lecho de los m ares, salvando sus*
costas, j producir esos levantamientos de olas formida­
bles de que han dado memorable ejemplo los temblores de
tierra de Lisboa, del Callao, de Lima j de Chile. Si por el
contrario, los quebrantamientos salen del lecho mismo del
mar j nacen en el imperio del gran agitador de la Tierra,
Neptuno <j¿¿0 «v), pueden notarse también, aun
cuando no vajTan acompañados del levantamiento de una
isla, como la efímera de Sabrina ó Ju lia, un ruido j una
hinchazón inusitada de las olas, en los lugares mismos don­
de el navegante no sentiría sacudida alguna. Los habitan­
tes de las incultas riberas del Perú llamaron mi atención
frecuentemente acerca de los fenómenos de ese género. En
el puerto del Callao j cerca de la isla de San Lorenzo, si­
tuada enfrente del puerto, en esos sitios tranquilos del
Océano Pacífico, vi, en noches en que el viento no inter ­
rumpía su calma, amontonarse las olas, durante algunas
horas, á 10 ó 14 pies de altura. La suposición de que tal
fenómeno fué consecuencia de una tempestad desencadena­
da á lo lejos en alta mar, no es admisible bajo estas lati­
tudes.
Para empezar por los quebrantamientos que están en­
cerrados en un pequeño espacio, j deben su origen evi­
dentemente á la actividad de un volcan, recordaré primero,
como, despues del gran temblor de tierra de Nápoles (16
de Julio de 1805) j despues de la erupción de lava que
siguió 17 dias mas tarde, sentado sobre el cráter del Vesu­
bio, con un cronómetro en la mano por la noche, al pie de
un pequeño cono de erupción, sentí con gran regulari­
dad, cada 20 ó 25 minutos, una conmocion en el suelo del
cráter, inmediatamente antes de cada eyección de escorias
incandescentes. Una parte de esas escorias elevadas á 50
ó 60 pies de altu ra, volvían á caer en la abertura mis­
ma que daba paso á la erupción ; las demas cubrían las
paredes del cono. La regularidad de los fenómenos hace
que la observación no sea peligrosa. Esas ligeras sacudi­
das no se sentían en .modo alguno fuera del cráter, ni en
el Atrio del Caballo, ni tampoco en la ermita del Salva-
tore. Los intervalos iguales en que se sucedían las sacu­
didas prueban que eran independientes del grado deter­
minado de tensión que deben alcanzar los vapores, para
atravesar la masa liquefactada en el interior del cono de
escorias. En la vertiente del cono de cenizas, no se sentía
conmocion alguna; lo mismo sucedió despues, en un fe­
nómeno análogo, aunque de proporciones m uy diferentes.
Un observador m uy distinguido, AVisse, no ha notado
ningún temblor de tierra en el cono de cenizas del vol­
can de Saugai, situado á 15,894 pies de altura, al S ud­
Este de la ciudad de Quito, cuando, en el mes de Di­
ciembre de 1847, se aproximó al vértice y al cráter, á una
distancia de 1,000 pies y34). Sin embargo, en el espacio
de una hora, no contó menos de 267 esploáiones ó erupcio­
nes de escorias.
Una segunda especie de temblor de tierra, m uy n u ­
merosa é infinitamente mas im portante, es la que suele
acompañar ó preceder á las grandes erupciones volcánicas,
ya viertan ios volcanes torrentes de lava, como sucede en
Europa, ya arrojen solo masas escorificadas, cenizas y va­
pores, como el Cotopaxi, el Pichincha y el Tunguragua
de la cadena de los Andes. Les volcanes que determi-
T 'J M O >. 11
nan conmociones de esto, naturaleza deben considerarse es­
pecialmente como válvulas de seguridad, según decia j a
Strabon respecto de la hendidura que esparcía lavas cerca
de Leíante, en Eubea. Los temblores de tierra cesan inme­
diatamente despues de la gran erupción.
Pero las ondas de quebrantamiento cuyos estragos se
estienden por grandes espacios (35) son las que se propa­
gan en regiones faltas de masas traquíticas y de volcanes,
ó que atravesando, por el contrario, regiones traquíti­
cas y volcánicas, como las cordilleras de la América m e­
ridional y de Méjico, no ejercen por lo menos influencia
alguna en los volcanes á que se aproximan. Esas espe­
cies de conmociones componen un tercer grupo de fenóme­
nos, el mas propio para el convencimiento de la existencia
de una cuusa general, que no es otra que la constitución
térmica del interior de la Tierra. A este tercer grupo per­
tenece el caso, m uy raro por otra parte, de las conmociones
que, en países poco volcánicos y poco visitados por los tem­
blores de tie rra , quebrantan el suelo sin interrupción, du­
rante meses enteros, en un espacio estremadamente estre­
cho, v hacen temer la formación de un volcan activo. Esto
aconteció en el Piamonte, en los valles de Clusson y de
Pélis, y cerca de Pignerol, en los meses de abril y de m ajo
de 1808, en M urcia, entre Orihuela y la ribera del mar,
en un espacio que tenia apenas una milla cuadrada, en la
.primavera de 1829. Cuando, en el interior de Méjico, en la
vertiente occidental de la meseta de Mechoacan, la llanura
cultivada de Jorullo fué agitada por un temblor de tierra
que duró sin interrupción 90 dias, el volcan se elevó, ro­
deado de muchos millares de conos, de 5 á 7 piés de altura
(los hornitos), y esparció un torrente de lava que se agotó
pronto pero m uy abundante. En el Piamonte y en España,
ñor el contrario, cesaron las conmociones insensiblemente,
sin que ocurriese ningún otro acontecimiento natural.
He creído necesario distinguir las diferentes especies
de fenómenos por que se manifiesta una sola y misma
fuerza, la actividad volcánica, es decir, la reacción del cen­
tro de la Tierra contra su superficie; y lo he hecho con el
fin de guiar al observador, y de acumular materiales que
puedan llevar á cálculos fecundos sobre el origen común de
esos fenómenos. A veces,j la actividad volcánica abarca,* %va
j
simultáneamente, y a en cortos intervalos, una parte tan
considerable del cuerpo terrestre, que los quebrantam ien­
tos que produce pueden atribuirse á muchas causas que
obran al mismo tiempo y están unidas entre sí por un lazo
común. Los años 1796 y 1811 particularmente ofrecen me­
morables ejemplos de ese concurso de fenómenos (36).
Desarrollo del Cuadro (¡eneral de la yalurile:?:.— W a s o f“i Com»*, l. I, p. l9>-'20!

Hemos representado los temblores de tierra como una


consecuencia de la actividad vital que anima el interior del
cuerpo terrestre, y se manifiesta por fenómenos irregulares
y con mucha frecuencia desastrosos. Los temblores de tier­
ra están regidos por una fuerza volcánica; pero esta fuerza,
considerada en sí misma, se limita á darle impulso y á que­
brantar el suelo, obrando dinámicamente. Es preciso que
esté favorecida en ciertos puntos por circunstancias acceso­
rias, para que llegue á ser capaz, no diré de producir sus­
tancias, como sucede en los volcanes propiamente dichos,
sino de atraer sustancias á la superficie de la Tierra. S i, en
los temblores de tie rra . acontece alguna vez, que sean ar­
rojadas á través de las grietas abiertas súbitam ente, agua,
vapores, petróleo, mezclas de diferentes gases ó masas se-
m i-líquidas de cieno y de arcilla, durante un corto tiempo,
por otra parte, se escapan fluidos líquidos y gaseosos,, de
una manera permanente, del seno de la Tierra, á través de
la red de grietas que la envuelve. Al lado de los cortos y
violentos fenómenos de erupción, colocamos el estenso y
tranquilo sistema de las fuentes, cuya bienhechora acción
reanima y sostiene la vida orgánica. Durante miles de años
las fuentes devuelven á la creación organizada, lo que las
lluvias han quitado de humedad á la atmósfera. Los fenó­
menos análogos se esplican uno por otro en la eterna eco­
nomía de la naturaleza; y cuando se tiende á generalizar
las consideraciones, es preciso no despreciar el íntimo en­
cadenamiento que une los hechos, cuya afinidad ha sido
comprobada.
La división de las fuentes en fuentes calientes y fuen­
tes frias, división tan estendida y que parece tan natural
en la práctica del lenguaje, es de un fundamento inseguro
cuando se la quiere referir á evaluaciones termométricas.
Si se compara el calor de las fuentes con el calor interno
del hombre, que Bréchet y Becquerel, por medio de apa­
ratos termo-eléctricos, han encontrado que está compren­
dido entre 36°,7 y 37°, el grado del termómetro á que un
líquido puesto en contacto con el cuerpo humano, se consi­
dera como frió, caliente ó abrasador varía según las impre­
siones individuales. No puede haber una tem peratura fija
mas allá de aquella en que una fuente está reputada como
caliente. Háse propuesto llamar fria, en cada zona de clima,
á una fuente cuya tem peratura media anual no esceda de
la temperatura media anual de la atmósfera; esta combina­
ción ofrece gran exactitud científica, permitiendo comparar
números determinados. Tiene además la ventaja de inducir
á consideraciones acerca de los diferentes orígenes de las
fuentes, en atención á que la igualdad entre la tem peratura
del agua y la tem peratura anual del aire se reconoce inme­
diatamente por las fuentes invariables; mas para las fu en ­
tes variables es necesario, según ha demostrado W ahlen-
berg y Erman padre, tomar los términos medios de los me­
ses de invierno y de los meses de verano. Desgraciadamen­
te. según este criterio, hay una zona tal donde debería re­
putarse como cálida una fuente, que alcanzaria apenas la
sétima ó la octava parte de la tem peratura de una fuente
reputada como fria en una zona mas próxima al ecuador.
Basta recordar la diferencia entre la temperatura media de
Petersburgo (3o,4) y la de las orillas del Orinoco. Las fuen-
tes mas puras, c u ja s aguas he probado en la región cer­
cana á las cataratas de Atures j de Maipures (37) ó en los
bosques del Atabapo, tenían una tem peratura de mas de 2(3°.
La tem peratura de los grandes ríos de la América tropical
corresponde al estado termométrico de esas fuentes repu­
tadas por frías (38).
La emergencia de las fuentes, debida á diferentes efec­
tos de presión j á un sistema de hendiduras llenas de agua,
que se comunican entre sí, es un fenómeno tan general­
mente ostendido en la superficie de la Tierra que, en algu­
nos puntos, brotan de las capas mas elevadas de las monta­
ñas, j en otros salen del fondo del mar. En los veinticinco
primeros años de este siglo, Buch, W ahlenberg y j o h i­
cimos numerosas esperiencias sobre la tem peratura de las
fuentes j la distribución del calor en el interior de la
Tierra, desde 12° de latitud austral hasta 71° de latitud
boreal (39). Las fuentes c u ja tem peratura es invariable
fueron cuidadosamente distinguidas de aquellas c u ja tem ­
peratura cambia con las estaciones, j Buch reconoció la
poderosa influencia de la distribución de las lluvias en el
trascurso del año,. ó en otros términos, la influencia de la
relación entre las lluvias de invierno j las lluvias de ve­
rano, sobre la tem peratura de las fuentes variables, quo
son las mas numerosas. Las aproximaciones ingeniosísi­
mas de G asparin, de Schouw j de Thurmann han arro­
jado, en los últimos tiempos, nueva luz sobre dicha in­
fluencia considerada bajo este punto de vista geográfico é
hipsométrico, es decir, según las. latitudes j las altu ­
ras (40). W ahlenberg ha pretendido que, en las latitudes
m u j altas, la tem peratura media de las fuentes variables es
superior en poco á la tem peratura media de la atmósfera;
ha buscado las causas de esta diferencia, no en la sequedad
de un aire m u j frió j en la rareza de las aguas pluviales
que es su consecuencia, sino en la cubierta de nieve que
proteje el suelo y disminuye la irradiación del calor. Ei?
las llanuras del Asia setentrional, donde se halla, á algu­
nos piés de profundidad, una capa de hielo perpétuo, 6
cuando menos un suelo movible superficial mezclado de
pedazos de hielo (41), no puede aplicarse sino con mucha
prudencia la temperatura de las fuentes á la esplicacion de
la importante teoría de Kupffer sobre las líneas isogeoter-
mas. Se efectúa, en estos lugares, en la capa superior de la
corteza terrestre, una doble irradiación: la dirigida de
abajo á arriba hácia la atmósfera, y la que va de arriba :i
abajo hácia la capa de hielo. Una larga série de observa­
ciones preciosas, que mi compañero y amigo Rose recogió,
en un verano abrasador, en fuentes que aun estaban cu­
biertas de hielo, entre Irtysch, el Obi y el mar Caspio, ha
mostrado una gran complicación de perturbaciones locales,
Semejantes perturbaciones se producen , por otras cau­
sas, en la zona de los trópicos , en los sitios en donde bro­
tan fuentes alpinas, bien de mesetas situadas á ocho ó di es
mil piés sobre el nivel del mar , como en Micuipampa, en
Q uito, en Bogotá, bien de las cimas agudas de montañas
aisladas que se elevan á muchos miles de piés sobre esas
mesetas; y no solo influyen esos fenómenos en una parte
mucho mas considerable de la superficie terrestre, sino que
son también para el físico razón para considerar las re­
laciones termométricas análogas, á que dan lugar los países
montañosos de la zona templada.
Ante todo, es necesario, en asunto semejante, distin­
guir las observaciones reales de las consecuencias teóricas.
El resultado que buscamos, espresado de la manera mas ge­
neral, comprende la distribución del calor en la parte acce­
sible déla corteza terrestre, en el Océano y en la atmósfera,
Las dos envueltas de la T ierra, las capas superpuestas de
la envuelta líquida y las de la envuelta gaseosa, están so­
metidas, siguiendo la dirección vertical, á cambios de tem­
peratura en sentido contrario. En las partes sólidas de la
Tierra, la tem peratura crece con la profundidad, el cambio
se opera con proporciones diferentes, pero en el mismo
sentido que en el Océano atmosférico, cuyos bajíos y es­
collos están formados por las mesetas y las cimas de las
montañas diversamente configuradas. Conocemos exacta­
mente. por esperiencias directas, el calor de la atmósfe­
ra : geográficamente según las determinaciones de lugares
en longitud y latitud, hipsométricamente por la medida de
las alturas verticales sobre el nivel del mar; pero, en los dos
casos, no percibimos mas que la tem peratura de las capas
del aire casi en contacto inmediato con la parte sólida y la
parte líquida de la superficie terrestre. Sin contar el efecto
debido á la gran proximidad de la Tierra, las investigacio­
nes científicas «yv sistemáticamente ordenadas,y hechas con
los aereostáticos en pleno mar atmosférico, han sido hasta
aquí m uy raras para perm itir determinar, como es tan ne­
cesario, las evaluaciones numéricas de los estados medios.
Para la disminución del calor en las profundidades del
Océano, no faltan las observaciones; pero las corientes que
traen de latitudes y profundidades diferentes aguas de des­
igual densidad se oponen mas aun quizá que las corrientes
atmosféricas á que se obtengan resultados generales. Senci­
llamente he indicado, de pasada, las condiciones termométri-
cas de las dos envueltas de nuestro planeta; me reservo vol­
ver á ocuparme de cada una de ellas; pero he querido no mi­
rar separadamente, como un hecho aislado, la influencia de
la distribución vertical del calor en la corteza de la Tierra,
es decir, del sistema de las líneas isogeotermas. He creido
que convenia considerar esta distribución como una parte
del movimiento del calor que lo penetra todo, y efecto de
una fuerza verdaderamente cósmica.
Por instructivas que puedan ser. bajo muchos conceptos,
las observaciones sobre la tem peratura de las fuentes inva­
riables. que está en razón inversa de la altura de su punto
de emergencia, esta relación no está regida mas que por
leyes locales, que no hay fundamento para considerar, aun­
que se hace con mucha frecuencia, como una de las leyes
generales que presiden el calor interno de la Tierra. Si
fuese cierto que el agua pudiera recorrer un espacio consi­
derable sobre una capa horizontal, sin sufrir mezcla, sería
m uy sencillo creer que ha tomado poco á poco la tempera­
tura de las rocas con que está en contacto. Pei'o en la es­
tensa red de grietas que surcan las masas levantadas, este
caso no puede producirse sino rara vez; aguas mas frias,
porque son mas altas, se mezclan con las aguas inferiores.
Nuestras minas, aunque ocupan poco espacio en profundi­
dad. son m uy instructivas bajo este respecto. Pero para
llegar
o
inmediatamente al conocimiento de las líneas isogeo-
O

termas, no hay mas que recurrir al método de Boussin-


gault y enterrar termómetros á alturas m uy diferentes so­
bre el nivel del mar, y debajo del punto donde se hace sen­
tir aun la influencia de las variaciones de temperatura que
se verifican en las capas inferiores de la atmósfera (42).
Desde el paralelo 45 hasta las regiones próximas al ecua­
dor, la profundidad á que empieza la capa de temperatura
invariable decrece de 60 pies hasta'pie y medio ó dos pies.
Solo, pues, en los trópicos ó en la zona subtropical es de
fácil ejecución el procedimiento de Boussingault. Hasta
a q u í. los físicos no han podido aprovechar sino en locali­
dades cuyas alturas esceden apenas de 1,500 pies sobre
el nivel del mar el escelente recurso de los pozos artesia­
nos que, en profundidades absolutas de 700 á 2,200 pies,
dan un descenso de 91 á 99 pies para un grado del termó­
metro centígrado (43). He visitado en la cadena de los An­
des, á 6 o 45 de latitud a u stra l, pozos cavados por el hom­
bre en minas de plata, á una altura de cerca de 2,400 pies:
la temperatura del agua que filtraba á través de las hendi­
duras del calcáreo era de 11°,3 ^44). Las aguas que se lía-
cían calentar para los baños del Inca Tupac-Yupanqui en la
falda de los Andes, en el Paso del Assuay, provienen pro­
bablemente de las fuentes de la Ladera de Gadlud, donde
encontré el emplazamiento de la antigua senda peruana, á
una elevación de 14,568 pies, según las indicaciones del
termómetro, casi á la altura del Mont-Blanc (45). Estos son
los puntos mas elevados donde be podido examinar fuentes
en la América del Sud. En Europa, los hermanos Schla-
gintweit midieron en los Alpes orientales, y á 8,8(50 pies
de altura, la temperatura de las aguas que llenaban el fon­
do de las galerías, en una mina de oro llamada Goldzecha,
y la de pequeñas fuentes próximas á la abertura de los
pozos. Encontraron solo, á distancia de la nieve y de los
hielos, 0 o, 8 (46). Los límites superiores de las fuentes va­
rían mucho según las latitudes geográficas, la altura de
la línea de las nieves y la relación de las cimas mas eleva­
das en las mesetas y en la cresta de las montañas.
Si se supone aumentado el rádio de la tierra en la al­
tura del Iíintschindjunga, una de las montañas mas ele­
vadas de la cadena del Himalaya, es decir, en una longi ■
tud de 26,000 pies, esa prolongacion, igual á Vsoo sola­
mente del rádio terrestre, dejará subsistir, según la teoría
de Fourier, la temperatura de la superficie terrestre casi
como hoy está. Pero si sobre puntos aislados de la Tierra se
levantan cadenas de montañas, dominadas por cimas estre­
chas, que son como los escollos del Océano atmosférico, se
producirá, de abajo á arriba, en el interior de esas masas
levantadas, un descenso de temperatura, modificado por su
contacto con capas de aire de diferentes temperaturas, por
la capacidad para el calórico y la conductibilidad derro­
cas heterogéneas, por la insolación de los vértices y de las
vertientes, y por la irradiación del calor, que depende
del relieve de las montañas, de su poderosa masa, ó de
su forma cónica ó piramidal. La elevación particular de
la región de las nubes, la cubierta de nieve y de hielo
cuyo nivel varía con el límite de las nieves perpetuas, la
frecuencia de las corrientes que, á ciertas horas del dia,
bajan las pendientes escarpadas de las montañas y refres­
can la atmósfera, cambian el efecto de la irradiación terres­
tre. A medida que se enfria la cresta dentada de las mon­
tañas, se forma de abajo á arriba, en el interior, una cor­
riente de calórico que se esfuerza, sin poder conseguirlo,
en restablecer el equilibrio. Reconociendo que la reparti­
ción vertical del calor es función de tantas causas diferen­
tes, se llega, por la complicación y la conexion de esos fe­
nómenos locales, á conjeturas fundadas, pero no á determi­
naciones numéricas directas. Pueden mezclarse con fre­
cuencia-á las fuentes de montañas, de las cuales las mas
altas son especial y cuidadosamente buscadas por los caza­
dores de gamuzas, aguas estrañas, que caen de mayor al­
tura y traen consigo la temperatura mas baja de las capas
superiores, ó que viniendo, por el contrario, de mas bajo,
comunican á la fuente una temperatura mas elevada. De
las observaciones hechas por Wahlenberg sobre esas fuen­
tes, deduce Kaemtz que es preciso elevarse en los Alpes
900 ó 960 pies para ver bajar un grado la temperatura de
las fuentes. Las esperiencias mas numerosas y mas cir­
cunspectas que Hermann y Schlagintweit hicieron en los
Alpes Karínticos orientales y en los Alpes suizos occiden­
tales, sobre el Monte-Rose, dan únicamente 7*20 pies. Se­
gún el gran trabajo de esos escelentes observadores (47),
el descenso de la temperatura de las fuentes, es en to­
dos los casos, mas lento que el de la temperatura media
anual del aire, que, en los Alpes, es de I o para 540 pies. A
igual nivel, las fuentes son, en estas montañas, mas calien­
tes que la temperatura atmosférica media, y esta dife­
rencia crece con la altura. La temperatura del suelo no
es la misma,’á idéntica altura, en toda la cadena de los Alpes:
las líneas isotermas que unen los puntos de igual tempe­
ratura de las fuentes se levantan tanto mas sobre el nivel
del mar, abstracción hecha de la latitud geográfica, cuanto
mas considerable es el hinchamiento medio del suelo cir­
cundante. Todo ello, por lo demás, está conforme con las le­
ves de la distribución del calor en un cuerpo sólido, c u ja s
partes difieren entre sí en altura j en espesor; así es como
se puede comparar el relieve de los Alpes.
En la cadena de los Andes, j precisamente en la parte
volcánica que presenta las elevaciones mas considerables,
los termómetros enterrados debajo de la superficie del
suelo pueden en ciertos casos producir resultados erróneos,
por la influencia de circunstancias locales. Yo creí en un
principio que las crestas de rocas que atraviesan la región
de las nieves, j que se creen destacar en negro desde lejos,
no deben siempre su completa desnudez solo á su configu­
ración y á su escarpadura. Convencido de que este fenó­
meno reconocia otras causas, también hundí un termóme­
tro á tres pulgadas en la arena que llenaba una grieta de
una de esas crestas de rocas. Estaba en el Chimborazo
á 17,160 pies de altura, 3,350 pies sobre la cima del
Mont-Blanc; el termómetro marcó constantemente 5o, 8 .
mientras que el aire era solo de 2o,7. El resultado de esta
observación tiene alguna importancia; porque j a , 2,400
pies mas abajo, en el volcan de Quito, en el límite inferior
de las nieves perpétuas, Boussingault j j o encontramos,
despues de gran número de esperiencias, que el calor
medio de la atmósfera no escede de I o, 6 . La temperatura
terrestre indicada antes, 5o, 8 , debe, pues, atribuirse al ca­
lor alimentado en la montaña formada de dolerita, no por
la masa misma de la montaña, sino por las corrientes de
aire que suben del interior. Existe, además, cerca del p u e ­
blo de Calpi, al pie del Chimborazo, á 8,900 pies de a ltu ­
ra, un pequeño cráter de erupción, el Yana-Urcu, que pa­
rece haber estado en actividad hácia mediados del siglo xv,.
como lo acredita su roca negra y escorificada (pórfiro au-
gítico) (48).
La aridez de la llanura en medio de la cual se levanta
el Chimborazo, y el arrojo subterráneo cuyo murmurio
se oye debajo de la colina volcánica del Yana-Urcu, nos
inspiraron, á Boussingault y á mí, en épocas m uy diferen­
tes, la idea de que las aguas producidas cada dia por el
derretimiento de las nieves, cerca del límite inferior de
las perpétuas, se filtran en las profundidades del suelo
por las grietas y las cavernas de los volcanes (49). Esas
aguas enfrian incesantemente las capas á través de las cua­
les se precipitan. Sin ellas, las montañas de dolerita y de
traquito, aunque nada haga temer una erupción próxima,
sacarían de su. foco volcánico, situado quizá á profundida­
des desiguales, bajo diversas latitudes, pero siempre en
actividad, una temperatura interior todavía mas elevada.
Así, merced á esas influencias alternativas de calor y de
enfriamiento, reina continuamente un flujo de calor, de
arriba abajo, y de abajo arriba, sobre todo en los sitios
donde las montañas elevan sus picos agudos en medio de
los aires.
Pero el área de las montañas y de las altas cimas que las
dominan ocupa m uy poco sitio, comparada con el relieve de
los continentes, y además es sabido que el fondo de los ma­
res forma las dos terceras partes de toda la superficie ter­
restre. Según el estado actual de los descubrimientos geo­
gráficos en ambos hemisferios, el mar está con la tierra en
la relación de 8 á 3. El fondo del mar se halla en contacto
inmediato con las capas de agua que, poco saladas y super­
poniéndose en el orden de las densidades, cuyo máximum
es de 3o,94, tienen una temperatura casi glacial. Las ob­
servaciones exactas de Lenz y Du Petit-Thouars han demos-
irado que en medio de los trópicos, en los lugares del Océa­
no en donde el termómetro señala, en la superficie. 26 ó 27
grados de calor, lia podido sacarse de una profundidad de 7
á 800 brazas, agua á 2 o V 2; de donde debe deducirse la
existencia de las corrientes sub-marinas que llevan el agua
fria desde los polos al ecuador. Este enfriamiento continuo
de las regiones inferiores del Océano, que se manifiesta en
la m ajor parte de la superficie terrestre, tiene consecuen­
cias mas dignas de observación que lo que se ha creído
hasta aquí. Los escollos j las islas poco estensas que salen
del lecho del mar j se elevan hasta la superficie de las
aguas, las estrechas lenguas de tierra que. como el itsmo
de Panamá j de Darie, están bañadas por los grandes
mares, deben ofrecer, en las capas superpuestas de que se
componen, otra distribución del calor que las regiones de
igual estension j de masa igual, situadas en el interior de
los continentes. En una isla montañosa m u jTelevada, la
parte submarina está en contacto con el elemento líquido
c u j a temperatura va creciendo de abajo arriba, pero desde
el momento en que las capas terrestres cesan de estar ba­
ñadas por las olas j entran en la atmósfera, están someti­
das á la influencia de la insolación y de la libre irradiación
del calórico latente, y se hallan en contacto con un fluido
gaseoso c u ja temperatura decrece con la altura. Las mismas
relaciones de temperatura creciente j decreciente siguiendo
la dirección vertical se vuelven á presentar en el estrecho
Ust-Urt que separa dos grandes mares mediterráneos, el
mar Caspio j el lago de Aral. Para esclarecer esos fenó­
menos complicados, es necesario emplear esclusivamente
los medios que nos hacen conocer directamente el calor
interno de la Tierra, tales como los pozos artesianos cava­
dos á gran profundidad. Seria peligroso limitarse á me­
dir la temperatura de las fuentes ó la del aire en las caver­
nas; esto daría resultados tan poco seguros como la tempe­
ratura del aire encerrado en las galerías y en los cuartos
de las minas.
Cuando se comparan llanuras bajas con una meseta
montañosa ó crestas ,de montañas escarpadas, de muchos
miles de pies de altura, se reconoce que la ley del calor
creciente ó decreciente no depende solo de las alturas ver­
ticales relativas. Si en la hipótesis de un cambio determi­
nado de temperatura para un cierto número de pies, se
midiese la distancia en altura que separa la llanura y el
vértice de la montaña, ya partiendo de la llanura, ya par­
tiendo del vértice, se encontraría, en el primer caso, el
vértice demasiado frió; en el segundo caso, la capa que, en
el interior de la montaña, está á nivel con la superficie de
la llanura, mucho mas caliente. La distribución del calor
en las ondulaciones de la superficie terrestre depende,
como se ha visto antes, de la fuerza, de la masa y de la
conductibilidad, de la insolación y de la irradiación del
calor hácia capas de aire trasparentes ó cargadas de nubes,
del contacto y del juego de las corrientes ascendentes y
descendentes de aire. Según estas conjeturas, debería ha­
ber, á alturas de 4 ó 5,000 pies solamente, gran n ú ­
mero de fuentes cuya temperatura escederia en 40 ó 50
grados la temperatura media de la llanura. ¿Cuánto mas
verdadero no seria esto en los trópicos, al pie de las mon­
tañas, que, á 14,000 pies de altura, están aun libres de la*
nieves perpétuas y no presentan roca alguna volcánica, sino
solamente gneis y esquisto micáceo? (50). El gran matemá­
tico Fourier, vivamente interesado en la descripción de la
llanura donde tuvo su erupción el Jorullo, y en la cual era
imposible descubrir, á muchos centenares de millas cua­
dradas á la redonda, ninguna señal estraordinaria de calor
terrestre, se ocupó, á instancia mia. en el mismo año que.
precedió á su muerte, de resolver la segunda cuestión:
¿cómo en los levantamientos de montaña y cambios que
sobrevienen en la superficie de la Tierra, se equilibran las
fajas isotermas con la nueva forma del suelo? la irradiación
lateral de capas situadas al mismo nivel, aunque desigual­
mente cubiertas, es mas importante para la distribución
del calor que lo es, en lugares donde se distingue fácil­
mente la superposición de las capas, la inclinación de las
superficies que las separan.
He dicho j a en otro lugar que las fuentes termales
situadas en los alrededores de la antigua Cartago, proba­
blemente las fuentes de Pertusa, las aquce calida de Ham­
mam el Enf, indujeron á San Patricio, obispo j mártir,
á discernir las verdaderas causas de la diferencia de tem­
peratura en las aguas saltadoras (51). A la cuestión pro­
puesta en son de burla por el procónsul Julio: quo auctore
fe n e n s hcec aqua tantúrn ehdliat'1 Patricio contestó des­
envolviendo la teoría del calor central «que produce las
erupciones del Etna j del Vesubio, j calienta las fuentes,
tanto mas, cuanto de mas bajo vienen.» El Piriflegeton de
Platón era el infierno para el santo obispo; mas como si
hubiera querido recordar uno de aquellos infiernos frios de
los Budistas, á pesar de las lejes de la Física, admite sin
gran esfuerzo, como eterno suplicio de los impíos, aquam
qelidissimam concrescentem in ¡jlaciem.
Las fuentes termales que se aproximan al punto de
ebullición del agua j se elevan á la temperatura de 90
grados, son mucho mas raras de lo que generalmente se
cree, fundándose en inexactos esperimentos; por lo menos,
puede asegurarse que únicamente se encuentran en los al­
rededores de los volcanes en actividad. He tenido la suerte
de examinar dos de las fuentes mas importantes de esta
clase cuando mi viaje á América, j ambas situadas bajo
los trópicos. Las aguas de comangillas brotan de una mon­
taña de basalto que h a j en Méjico, cerca de Chimequillo
j de las minas de plata de (Juanaxuato, á 2 1 ° de latitud
boreal (52). En Setiembre de 1803 era su temperatura de
96°,4. Aquella masa basáltica ha roto, formando filón, un
pórfido columnario que descansa sobre un depósito de sie-
nita blanca, rica en cuarzo. A m ajo r elevación, aunque
á poca distancia de esta fuente casi en ebullición, cerca de
los Joares j al Morte de Santa Rosa de la Sierra, cae la
nieve á la altura de 8,160 pies, desde el mes de Diciembre
al de Abril, j los indígenas hacen hielo todo el año por
efecto de la irradiación, en estanques preparados á este
objeto. En el camino de Nueva-Valencia, en los m iles de
Aragua, en Portocabello, á 10°LV próximamente de lati­
tu d , he visto saltar de un granito estratificado, que no
pasa al gneiss j en la vertiente setentrional de la cordi­
llera costera de Venezuela, las agitas calientes de las T rin ­
cheras. La temperatura de esta fuente era en el mes de Fe­
brero de 1800, 90°,3 (53), mientras que los baños de Ma~
riara, que también están situados en los valles de Aragua,
aunque en medio del gneiss, señalaban 59°,3. Veintitrés
años mas tarde, en el mes de Febrero asimismo, hallaron
Boussingault j Rivero para los baños de Mariara, 64°,0,
j para las Trincheras de Portocabello, á pequeña altura so­
bre el mar de las Antillas, 9*2°,2 en uno de los estan­
ques, 97°,0 en el otro (54). Habíase, pues, elevado la tem­
peratura de dichas fuentes , durante el intervalo de los dos
viajes, la de Mariara 4°,7 , j t 6 o,7 la de las Trincheras.
Boussingault ha hecho observar fundadamente que en este
mismo intervalo, j el 26 de Marzo de 1812, tuvo lugar
el espantoso terremoto que destruj’ó á Caracas. Indudable­
mente la conmocion fue menos violenta en la superficie del
suelo á los alrededores del lago de Tacasigua, donde Nueva-
Valencia se halla situada,* mas no es creíble que en el in­
terior de la Tierra, donde vapores elásticos obran sobre las
grietas, b a ja podido un movimiento, que tan lejos se pro­
paga j con tal violencia, cambiar fácilmente la red de las.
tc c c o : v . i -2
fallas y abrir canales que arrastran las aguas de mas abajo.
Las termales de las Trincheras, que brotan de una forma­
ción granítica, casi son puras, puesto que no contienen
sino una pequeña cantidad de sílice en disolución y gas
ácido hidrosulfúrico (hidrógeno sulfurado), con algo de
ázoe. De estas aguas, y despues de infinitas cascadas pin­
torescas, de vegetación lujuriosa rodeadas, nace el Pico de
Aguas calientes. poblado de cocodrilos que el calor atrae.
También sale del granito, en la parte mas setentrional de
la India, la abrasadora fuente de Jumnotri, que cuenta
90°: como situada á 10,180 pies de altura en que la presión
atmosférica disminuye, su temperatura viene á ser, con
corta diferencia, el punto de ebullición del agua (55).
Entre los manantiales calientes intermitentes, los que
sirven en Islandia para cocer los alimentos, sobre todo el
gran Geyser y el Strokkr, son justamente célebres. Según
las delicadas investigaciones á que se dedicaron en los úl­
timos tiempos, Bunsen, Sartorios de Waltershausen y Des-
cloiseaux, la temperatura de esos dos surtidores de agua
disminuye de una manera notable durante su ascensión. El
Geyser tiene un cono truncado de 25 á 30 pies de altura,
formado de capas horizontales de sílice concrecionada. En
ese cono está cavado un estanque de 52 pies de diámetro,
.en medio del cual, el tubo, de un diámetro tres veces me­
nor, que dá paso á la fuente, se hunde entre paredes ver­
ticales, á una profundidad de 70 pies. La temperatura
.del agua que llena continuamente el estanque es de 82°.
A intervalos m uy regulares de una hora y veinte minutos
ó de hora y media, un ruido semejante al trueno indica,
.en el fondo de la fuente, el principio de la erupción. Los
surtidores de agua, de un espesor de nueve pies, tres de los
cuales mayores que los otros, se suceden inmediatamente,'
se elevan hasta 100 y á veces hasta 140 pies. A 6 8 de
^profundidad, m uy poco antes de la erupción, la temperatu-
ra del agua, va en el tubo, se ba encontrado á 127°: du­
rante la erupción era de 124°,2. Casi inmediatamente des­
pues caia á 1 2 2 °, y en la superficie del estanqúe no era
mas que de 84 ú 85. El Strokkr, situado igualmente al
pié del Bjarnafell, tiene una masa de agua menor que el
Geyser. Las concreciones que forman las orillas del estan­
que miden solo alguuas pulgadas de altura y ancho. Las
erupciones son más frecuentes que en el Geyser, pero no
se anuncian per detonaciones subterráneas. En el Strokkr,
la temperatura es, á 40 piés de profundidad, é inmediata­
mente antes de la erupción, de 113 ó 115 grados; en la su­
perficie del suelo solo de 100°. El salto de esas fuentes
intermitentes y las ligeras modificaciones que pueden veri­
ficarse en el carácter de los fenómenos, son en un todo inde­
pendientes de las erupciones del Hécla; las de 1845 y 1846
no produjeron suspensión ni interrupción alguna (56).
Bunsen, con la sagacidad que lleva siempre á la observa­
ción y discusión de los hechos naturales, ha rebatido las
hipótesis anteriores acerca de las erupciones periódicas de
los Geysers, que se disponían, decíase, en fuentes subter­
ráneas, grandes recipientes alternativamente llenos de va­
por y de agua. Según Bunsen, las erupciones provienen
•de que cierta parte de una columna de agua situada muy
abajo, y que, por la presión de vapores acumulados, ha
adquirido un alto grado de temperatura, es impelida há­
cia adelante, y no sufre mas que una presión que no cor­
responde á esta temperatura. Así los Geysers son colectores
naturales de fuerzas elásticas.
Entre los manantiales calientes, solamente algunos se
acercan á la pureza absoluta; conteniendo otros en disolu­
ción de 8 á 12 partes de materias sólidas ó gaseosas. A los
primeros pertenecen las fuentes medicinales de Luxeuill de
Pfeffers y de Gastein . cuyo modo de acción en razón mis­
ma de su pureza, es muy difícil de definir (57). Como las
fuentes están alimentadas principalmente por las aguas
pluviales, todas contienen ázoe, según lo ha demostrado
Boussingault, en la fuente purísima llamada las Trinche­
ras de Portocabello, que corre por rocas graníticas (58), y
Bunsen en la fuente de Cornelio en Aquisgran, y en el
Geyser de Islandia (59). Las materias orgánicas que están
en disolución en muchas fuentes, contienen también ázoe y
aun algunas betún. Hasta que no se supo por las esperien­
cias de Gay-Lussac y por las mias, que los gases disueltos
en el agua pluvial y en la nieve derretida contienen , el
diez por ciento el uno, ocho por ciento el otro de oxígeno, mas
por consiguiente del que hay en el aire atmosférico, causa­
ba gran sorpresa encontrar, al analizar las fuentes de No-
cera, en los Apeninos, una mezcla de gas rico en oxígeno.
Los análisis hechos por Gay-Lussac, durante el tiempo que
pasamos cerca de esta fuente alpina, han demostrado que
no encierran mas oxígeno que el que le han podido comu­
nicar las aguas pluviales (60). Si sorprende ver los depósi­
tos silíceos hechos por la Naturaleza, como materiales de
construcción, para componer los aparatos de los Geysers,
que podrían tomarse por objetos de arte, el asombro dismi­
nuye cuando se recuerda que la sílice está estendida tam ­
bién un gran número de fuentes frias, que contienen una
cantidad muy pequeña de ácido carbónico.
Las fuentes acídulas y las emisiones de gas carbónico,
atribuidas mucho tiempo á depósitos de hulla y de lignito,
parecen mas bien el producto de la actividad volcánica, ac­
tividad estendida por doquier, y que no se manifiesta solo
en los lugares donde las rocas volcánicas señalan el sitio de
antiguas erupciones ígneas. Las emisiones de gas carbóni­
co son, en verdad, el fenómeno que sobrevivió más, en los
volcanes apagados, á las catástrofes plutónicas; sucediendo
á la fase de actividad de las solfataras, y produciéndose á
la vez con erupciones abundantes de aguas cargadas de
ácido carbónico, que salen á temperaturas m u j diferentes,
del gneis j de las montañas de aluvión , antiguas ó recien­
tes. Las fuentes acídulas se saturan de carbonatos alcalinos,
especialmente de carbonato de sosa, en todos los lugares
donde aguas cargadas de ácido carbónico obran sobre rocas
que contienen silicatos alcalinos (61). En la Alemania del
Norte, gran número de fuentes acuosas j gaseosas de áci­
do carbónico presentan la particularidad sorprendente, de
que las aguas ó los gases salen de capas dislocadas, j apa­
recen en valles circulares como en P jrm o n t, en Driburg, et­
cétera. Hoffmann j Buckland dieron, cada uno de por
sí, j casi al mismo tiempo, á esas depresiones del suelo el
nombre característico de valles de levantamiento ó eleva­
ción (vallejs of elevation).
En las fuentes comunmente llamadas fuentes sulfuro­
sas. el azufre no se combina siempre de la misma manera.
Gran número de entre ellas en que no existe carbonato de
sosa, contienen probablemente hidrógeno sulfurado en di­
solución. En otras, por el contrario, como las fuentes
del Emperador, de Cornelio, de la Rosa j de Quirino, en
Aquisgran, los gases que se obtienen, privando las aguas
de aire por ebullición, no ofrecen rastro alguno de oxíge­
no sulfurado, según las investigaciones de Bunsen j de
Liebig; j en cuanto á las burbujas de gas que se elevan
sobre el agua, la fuente del Emperador es la única en que
esas burbujas contienen 31 partes de cada 100 de oxígeno
sulfurado (62).
Hé sido el primero en hacer conocer el notable fenó­
meno de una fuente termal que da vida á todo un rio car­
gado de ácido sulfúrico, al rio Vinagre, llamado por los
indígenas Pusambio. El rio Vinagre brota á 10,000 pies
de altura alrededor de la vertiente Noroeste del volcan
Puraz, al pié del cual está construida la ciudad de Popa-
van. Forma tres pintorescas cascadas (63), una de las cua-
Jes tengo representada, que cae verticalmente de 300 piés
de altura, á lo largo de un muro escarpado de traquito.
Desde el punto en que recibe este pequeño rio basta las
embocaduras del Pindamon j del Palacé, es decir en una
distancia de dos á tres millas, el rio Cauca no alimenta pez
alguno, gran inconveniente para los habitantes de Popa-
j a n , que practican severamente las abstinencias religiosas.
Según el análisis hecho por Boussiugault) con posteriori­
dad á mi viaje, las aguas del Pusambio contienen gran
cantidad de hidrógeno sulfurado j de ácido carbónico, con
algo de sulfato de sosa. Cerca de la fuente, Boussingault
halló 72°,8. La parte superior del Pusambio es subterránea.
En el páramo de R u iz , sobre la pendiente del volcan del
mismo nombre, cerca de las fuentes del rio G uali, Degen-
hardt, de Clausthal en el Harz, c u j a muerte prematura
deploran los geólogos, descubrió en 1846, á 11,400 piés
de altura, una fuente termal, en la cual Boussingault en­
contró tres veces más ácido sulfúrico que en el rio Vinagre.
La constancia de la temperatura j de la composicion
química de las fuentes, que en general no está desmenti­
da, según las observaciones mas antiguas dignas de con­
fianza, es un hecho mucho más notable aun que los* cam­
bios que h a ja n podido comprobarse en algunos puntos (64).
Las fuentes de aguas calientes q u e , en su larga j compli­
cada corriente, toman de las rocas con que están en con­
tacto tantos elementos diversos, para llevarlos frecuen­
temente á otras rocas que carecen de ellos, tienen además
la eficacia de trasformar j crear. Bajo este punto de vis­
ta, son de gran importancia geológica. Senarmont há de­
mostrado con su maravillosa sagacidad, hasta qué punto es
verosímil que gran número de fallas que dieron en otro
tiempo paso á las aguas termales, se b a ja n llenado de aba­
jo á arriba por el depósito de los elementos que dichas aguas
tenían en disolución. Los cambios de presión j de tempe­
ratura, las influencias electro-químicas interiores j la atrac­
ción específica de las paredes laterales, han producido en
las aberturas y cavidades atravesadas por los fluidos, j a
divisiones laminares, j a formaciones concrecionadas. Dru­
sas en forma de filones j amigdaloides porosas parecían de­
ber su origen en parte á aquellas causas. En los sitios en
que las diferentes capas están superpuestas en zonas para­
lelas, dichas zonasse hallan constituidas, ordinariamente, de
tal modo, que se .corresponden simétricamente, cuando se
comparan los techos j los muros de dos sallandas (piedra
ó pared que se encuentra entre el filón j la roca). Senar-
mont, que ha llevado á la Química una facultad de inven­
ción maravillosa, logró componer artificialmente un núme­
ro considerable de minerales, por medio de síntesis análogos
á los procedimientos de la Naturaleza (65).
Un observador distinguido, que es m u j querido, p u ­
blicará m u j pronto, según creo, un trabajo nuevo é im­
portante sobre las relaciones termométricas de las fuentes,
donde esclarece con gran sagacidad, j de la manera mas
general, el fenómeno complejo de las perturbaciones, por
el método de inducción fundado en numerosas esperiencias.
En las observaciones que tiene hechas, desde 1845 á 1853,
sobre la temperatura de las fuentes, en Alemania, cerca
de las orillas del R in , j en Italia , en los alrededores de
Roma, sobre el monte Albano j en los Apeninos, Hallmann
distingue: 1 .° las fuentes puramente meteorológicas, cuj’a
temperatura media no se aumenta por el calor interno de
la Tierra; 2.° las fuentes meteorológico-geológicas que,
independientes de la distribución de la lluvia, j mas ca­
lientes que el a ire , no esperimentan mas variaciones de
temperatura que las que provienen de las capas del suelo
que atraviesan; 3.° las fuentes frias anormales, que traen
su baja temperatura de alturas considerables (6 6 ). A me­
dida que, en estos últimos tiempos, se ha podido, por una
feliz aplicación de la Química, penetrar algo mas en el co­
nocimiento geoguóstico de la formación j de la metamor­
fosis de las rocas, ha debido darse mas importancia á la ob­
servación de las fuentes cargadas de sales y de gas, que
circulan en el interior de la Tierra, y que, cuando estien­
den en la superficie sus aguas termales, han ejercido j a ,
creando, tranformando j destru jendo, la m ajor parte de su
actividad.
FUENTES DE VAPOR Y DE G A S . -----S A L S A S . -----VOLCANES
DE L O D O , F U EG O S DE N A F T A .

1
Desarrollo del Cuadro general de !a rsaturalcza. (Véase el Cosmos, t. 1 >. 20-2-204, 415,
n o ta 2b.)

En el primer tomo del Cosmos he demostrado. con


ejemplos de fenómenos poco observados hasta aquí, pero
cuyos caractéres esenciales se conocen, sin embargo, cómo
las salsas, si se siguen las diferentes fases de su actividad,
desde las erupciones acompañadas de llamas hasta el período
de calma de la emisión de los lodos, son una especie de in­
termediario entre las fuentes calientes y los volcanes pro­
piamente dichos, que arrojan tierras en fusión bajo la for­
ma de escorias disgregadas ó de rocas nuevas, superpuestas
muchas veces sobre sí mismas. Como todo lo que sirve de
intermediario y de transición en la naturaleza orgánica ó
inorgánica, las salsas y los volcanes de lodo merecen par­
ticular atención, y mas séria de la que le concedieron los
antiguos
O geognostas,
O O / faltos de conocimiento bastante de
esos fenómenos.
Algunas veces las salsas y las fuentes de nafta están
reunidas en grupos apretados y aislados, como las Mala-
cubi, en Sicilia, cerca de Girgenti, mencionadas ya por
Solin, ó como las que se ven cerca de Pietra Mala, en Bari-
gazo, y en el Monte Zibio. situado no lejos de Sassuolo. en
el norte de Italia, ó en Turbaco, en la América del Sud. En
ocasiones, están colocadas unas á continuación de las otras
en filas estrechas; siendo las mas importantes y curiosas.
Conocíanse de antiguo, en las estremidades de la Cadena del
Cáucaso: al Noroeste los volcanes de lodo de Taman, al
Sud-Este las fuentes de nafta y los fuegos de nafta de
Bakú y de la península caspiana de Apscheron (67).
Abich, tan versado en el conocimiento de la parte caucásica
del Asia menor, fué el primero que comprendió la g ran ­
deza y unión de esos fenómenos. Según él, los volcanes
de lodo y los fuegos de nafta del Caúcaso están dispuestos
en líneas determinadas, fáciles de reconocer, y que se ha­
llan en una relación incontestable con los ejes de levanta­
miento de los estratos y el sentido de su dislocación. Los
volcanes de lodo, las emanaciones de nafta y los pozos sa­
lados, ocupan, en la región Sud-Este de la cadena, el espa­
cio de 240 millas cuadradas, representando un triángulo
isósceles, cuya base viene á ser el litoral del mar Caspio,
desde Balaclíani, al norte de Bakú, hasta una de las em­
bocaduras del Kur (antiguo A raxes), próxima á las fuen­
tes termales de Sallian. El vértice de ese triángulo está si­
tuado cerca de Schagdagh, en el elevado valle de Kina-
lughi. En el límite de una formación de dolomita y de
esquisto, á 7,834 pies de altura sobre el mar Caspio, cerca
del pueblo mismo de K in alu g h i, rompen en erupción los
fuegos perpétuos de Schagdagh, que ningún aconteci­
miento meteorológico apagó jamás. El eje medio de ese
triángulo corresponde á la dirección que siguen constante­
mente los temblores de tierra, tan frecuentes en Schamacha,
sobre la orilla del Pyrsagat. Si se entra mas adelante hácia
el Noroeste, encuéntranse las fuentes sulforosas termales
de A kti, en una línea que se confunde con la cresta prin­
cipal del Caúcaso, en el sitio donde esta cadena se levanta
para dar lugar al Kasbegk y sirve de límite al Daghestan
occidental. Las salsas de las tierras bajas, colocadas comun­
mente de manera regular unas á continuación de otras,
aumentan poco á poco en número , á medida que se está
mas cerca del litoral del mar Caspio, entre Sallian , la em­
bocadura del P jrsa g a t, próximo á la isla Swinoi, j á la pe­
nínsula Apscheroo; presentando huellas de erupciones su­
cesivas de lodo, y mostrando en su vértice pequeños conos
semejantes en la forma á los del Jorullo en Méjico, de
donde sale un gas inflamable, en general espontáneamente.
Considerables erupciones Ígneas se produjeron en gran nú­
mero, sobretodo, entre 1844 y 1849, en el Udplidagh,
el Nahalath y el Turandagh. M u j cerca de la emboca­
dura del P jrs a g a t, en el volcan cenagoso llamado Topra-
chali, se hallan trozos de marga negra, que á primera vista
podría tomarse por basalto compacto ó por dolerita de grano
m u j fino, que son el indicio de un crecimiento anormal j
m u j considerable en la intensidad del calor subterráneo.
En otros puntos, en la península Apscheron , Lenz halló
restos escorificados, que parecían haber sido arrojados por
volcanes, j el 7 de Febrero de 1839, cuando la gran erup­
ción ígnea del Baklichli, los vientos llevaron á gran dis­
tancia pequeñas bolas huecas, semejantes á las materias
llamadas cenizas, en los volcanes propiamente dichos (6 8 ),
En la estremidad Noroeste, hácia el bósforo Cimeriano,
están situados los volcanes cenagosos de la península Ta-
man , que forman, cerca de Kertsch, un mismo grupo con
los de Aklanisowka j de Ienikalé. Una de las salsas de
Tamandió, el 27 de Febrero de 1793, el espectáculo de una
erupción de cieno j de gas, en la cual, despues de muchas
detonaciones subterráneas, se elevó á muchos cientos de
pies, una columna de fuego semioculta por una negra
niebla, formada quizás por un espeso vapor de agua. Un
hecho notable, j bastante para dar alguna luz respecto de
la naturaleza de los volcancitos de Turbaco, es el de que el
gas analizado en 1811 por Parrot y por Engelhardt no era
inflamable, mientras que el recogido por Goebel en el m is­
mo sitio, 23 años despues, arrojaba por la estremidad de
nn tubo de cristal, una llama azulada, como todos los
gases que se escapan de las salsas en la parte Sud-Este del
Caúcaso, dando, á consecuencia de un análisis exacto, 92.8
por ciento de hidrógeno carbonizado y 5 por ciento de ácido
carbónico (69).
Las erupciones de vapor cargadas de ácido bórico, que
tienen lugar en la Toscana, Possara, Castel-Nuovo, Monte
Cerboli, y forman lo que se llama lagom. fummarole, soffío-
ni. xolcani, son fenómenos diferentes de las erupciones de
salsas por los efectos que producen, pero ciertamente de
origen análogo. Los vapores tienen por término medio una
temperatura de 96 á 100 grados, que, según Pella, se eleva
en ciertos puntos á 175°. Una parte se escapa directamente
de las grietas de las rocas, otra de charcas de donde hacen
surgir pequeños conos de arcilla líquida; viéndoselas en el
aire en forma de torbellinos blanquecinos. Es imposible re­
coger el ácido bórico que se escapa del seno de la Tierra con
el vapor de agua, haciendo pasar por grandes tubos los va­
pores délos soffioni\ su volatilidad es tal que se disipa en
la atmósfera. Solo puede obtenerse en los hermosos esta­
blecimientos del conde de Larderel, cubriendo inmediata­
mente los orificios de los soffioni con arcas de agua que
absorben los vapores (70). Según el escelente análisis de
Payen, las emanaciones gaseosas contienen 0.57 de ácido
carbónico, 0,35 deázoe, 0,07 únicamentede oxígeno y 0,001
de ácido sulfúrico. En el sitio por donde pasan los vapores
de ácido bórico á través de las hendiduras de la roca, depo­
sitan azúfre. Las investigaciones de Murchison han demos­
trado que la roca es en parte cretácea, en parte una forma­
ción eocena que contiene nunmulitas, un Macigno, cuyas
capas quebrádas por un levantamiento de serpentina, se ven
en los alrededores de Monte Rotondo (71). Es posible que
suceda aquí, dice Bischof, como en el cráter de Vulcano,
que vapores de agua obren, á gran profundidad por la des­
composición , sobre minerales boratados y sobre rocas ri­
cas en datolita, en arinita y en turmalina (7*2).
El sistema de la sofjioni de la Islandia escede, por el nú­
mero y magnitud de los fenómenos, á todo lo que conoce­
mos en el continente. En medio del campo de emisiones
de Krisuvek y de Reykjalidh verdaderas fuentes de lodo se
abren paso á través de una arcilla de azul ceniciento, y se
lanzan del fondo de pequeños estanques, rodeados de bor­
des semejantes á los de los cráteres (73). Aquí todavía pue­
den seguirse las fallas que dan paso á las fuentes en direc­
ciones determinadas (74). Merced á la sagacidad y á los
esfuerzos perseverantes de Bunsen, la Islandia es de todos
los países que poseen fuentes termales, salsas y erupciones
de gas, aquel en que los análisis químicos son mas seguros
y mas completos. En parte alguna existe estension tan
grande de país que ofrezca mu y cerca de la superficie del
suelo, un juego tan complejo de descomposiciones q uí­
micas, de trasformaciones y de producciones nuevas.
Si de Islandia pasamos al continente americano que
está de ella poco apartado, encontramos en el Estado de
New-York, á corta distancia de Fredonia y del lago Erié,
en una cuenca de capas de asperón devoniano, infinito n ú ­
mero de fuentes de gas inflamable formado de hidrógeno
carbonado, que salen de las hendiduras de la Tierra y que
se utilizan en parte para la iluminación. Cerca de Rush-
ville, otras fuentes de gas inflamable afectan la forma de
conos cenagosos; otras, por último, en el valle del Ohio,
en la Virginia y en el rio Kentucky contienen sal marina,
hallándose así en relación con pequeñas fuentes de nafta.
Mas allá del golfo de las Antillas, en la costa Norte de la
América meridional, á 2 millas y media al Sud-Sudeste
del puerto de Cartagena de Indias. se presenta, cerca del
pueblo encantador de Turbaco, un notable grupo de sal­
sas ó volcanes cenagosos, c u ja primera descripción be dado
j o . Los volcancitos, en número de 18 ó 20, se levantan en
una llanura desierta, situada en medio de un antiguo bos­
que, desde el cual abarca la mirada, en toda su magnifi­
cencia, el nevado coloso de Santa Marta. Los mavores de
esos conos, formados de tierra arcillosa de gris negro, tienen
de 18 á 2 2 pies de altura, j 80 pies lo menos de diámetro en
la base. En el vértice, h a j un orificio circular de 5 á 7 pies
de circunferencia, rodeado de un pequeño muro de cieno.
El gas sale con violencia, como en Taman, bajo la forma
de burbujas, de las que cada una. como me be asegurado
midiéndolas en vasos graduados, tiene una capacidad de 1 0
á 12 pulgadas cúbicas; La parte superior del embudo está
llena de agua que reposa en una espesa capa de fango.
Las ejecciones de los conos próximos no tienen lugar si­
multáneamente; en todos sin embargo se nota una cierta
regularidad. Permaneciendo, Bonpland j j o , en las dos es-
tremidades del g ru p o , contamos con bastante exactitud
cinco erupciones cada dos minutos. Inclinándose bácia la
abertura de las hendiduras, se o je . 2 0 minutos antes
de cada erupción, ordinariamente, una sorda detonación
en el interior de la tierra., á gran profundidad debajo del
suelo. El gas que se escapaba del cráter, j que era re­
cogido m u j cuidadosamente en dos veces, apagó instantá­
neamente una vela m uy delgada, j también un tizón de
Bombax Ceiba. El gas no era inflamable: el agua de cal
no se turbó j no se verificó absorcion alguna. Tratado
por el bióxido de ázoe, el gas de los volcancitos no presentó
en la primera esperiencia ninguna señal de oxígeno; en un
segundo ensajo se encontró algo mas de 0 , 0 1 de oxígeno:
pero el gas habia permanecido encerrado muchas horas con
.agua debajo de una campana de cristal, j probablemente
« 1 oxígeno desprendido por el agua se mezcló accidental­
mente al gas recogido.
Según los resultados de esos análisis, declaré, en aque­
lla época, que el gas de los volcancitos de Turbaco era ázoe,
al que podia mezclarse una pequeña cantidad de hidró­
geno, en lo cual no me engañaba. Al mismo tiempo es­
presaba en mi Diario el pesar de que la Química, en el es­
tado que tenia en el mes de Abril de 1801, no suminis­
trase medio alguno de determinar numéricamente en una
mezcla de ázoe j de hidrógeno, la relación de cada parte. El
procedimiento que permite reconocer en una mezcla de gas,
la presencia de 0,003 de hidrógeno, no se halló hasta cua­
tro años mas tarde por Gaj-Lussac (75). Despues de medio
siglo que hace que abandoné á Turbaco, j determiné as­
tronómicamente el rio de la Magdalena, ningún viajero es­
tudió los volcanes que antes he descrito, á no ser á fines de
Diciembre de 1850, uno de mis amigos conocedor de todos
los descubrimientos recientes en Geognosia y en Química,
Joaquin Acosta (76), al cual se deben las observaciones dig­
nas de atención, de que al presente los conos esparcen un
olor bituminoso, que algo de petróleo nada en la superficie
del agua encerrada en las pequeñas aberturas, j que el gas
que se eleva de todos los montículos cenagosos es inflama­
ble. Nada que á esto asemejara habia j o encontrado, j
Acosta pregunta si debe deducirse de aquí que el fenóme­
no ha sido modificado á consecuencia de un trabajo interior,
ó si ha habido error en las primeras esperiencias. Recono­
cería de buen grado que me equivoqué si no conservara la
hoja del Diario en la que tengo consignados todos los de­
talles de las esperiencias, en la mañana misma en que las
hiciera (77); nada encuentro en él que pueda hacerme du­
dar. Si por otra parte se piensa en que según la narración
de Parrot, el gas de los volcanes cenagosos de la península
de Taman apagaba en 1811 un tizón ardiendo, j en que no
podían inflamarse las burbujas de un pie de espesor, que
salían de los orificios, en el momento en que reventaban;
si se comparan esas esperiencias con las de Gsebel, que
en 1834, vio en el mismo lugar encenderse fácilmente el
gas y arrojar una llama clara y azulada, nada se opone á
que admitamos que las emanaciones gaseosas pueden en
diferentes épocas esperimentar cambios químicos. M u j re­
cientemente, Mitscherlich determinó, á instancias mias, el
límite en el cual dejan de ser inflamables mezclas de ázoe
y de hidrógeno compuestas artificialmente. Comprobó que
la mezcla de una parte de hidrógeno y de tres partes de
ázoe, no solo se inflama á la aproximación de una luz, sino
que continúa quemándose. Si se aumenta la cantidad de
ázoe, de modo que los dos gases estén en la relación de 1
á 3 1/ . 2, la mezcla se inflama todavía, pero cesa de que­
marse. Es necesario que el hidrógeno esté con el ázoe como
1 e s á 4 , para que sea imposible la inflamación. Las emisio­
nes de gas que, en razón á su facilidad en inflamarse y
de su claro color, llámanse ordinariamente corrientes de
hidrógeno puro ó carbonatado, no necesitan por lo tanto
contener mas que un tercio de cualquiera de los dos gases.
En cuanto á las mezclas mas raras de ácido carbónico y de
hidrógeno, la capacidad del ácido carbónico para el calor
cambia el límite donde dejan de ser inflamables. Acosta ha
dicho juiciosamente: «existe una tradición estendida entre
los indígenas de Turbaco, que descienden de los Indios de
Tarnaco, segunda cual todos los volcancitos ardieron en
otro tiempo, y los volcanes de Fuego se trasformaron en vol­
canes de Agua por los exorcismos de un fraile. Esta fábula
no pudiera aludir á un estado que pasara y haya reapare­
cido (78)*?» Las grandes erupciones de llamas vomitadas
por volcanes de cieno, que han vuelto á ser despues tan
pacíficos como antes, suministran ejemplos de revoluciones
análogas, como se vio en Taman en 1793; en las orillas
del mar Caspio, en Jokmali, en 1827; enB aklichli, en 1839,
j por último, en 184(5, cerca de Kutschtschy, situado en
el Cáucaso igualmente.
El fenómeno tan humilde en apariencia de las salsas
de Turbaco ganó nueva importancia geológica con la
poderosa erupción de llamas y trastorno del suelo que
se produjeron en 1839, á mas de 8 millas geográficas al
nor-nord-este de Cartagena de Indias, entre este puerto y
el de Sabanilla, cerca de la embocadura del gran rio de la
Magdalena. El punto central del fenómeno era, propia­
mente hablando, el cabo Galera-Zamba que entra milla y
media ó dos millas en el mar, y forma una estrecha
península; el conocimiento de este suceso se debe tam­
bién al coronel Acosta, arrebatado desgraciadamente á
las ciencias por una muerte prematura. En medio de esta
lengua de tierra habia una colina en forma de cono, cu j o
cráter daba paso de tiempo en tiempo al humo producido
por los vapores, j á gases que se escapaban con bastante
violencia para arrojar lejos tablas j grandes pedazos de ma­
madera. En 1839, hizo desaparecer el cono una erupción
considerable de llamas, j la península de Galera-Zamba
llegó á ser una isla separada del continente por un canal
de 30 pies de profundidad. Las cosas permanecieron en este
estado hasta el mes de Octubre de 1848, en cu j o año, sin
que hubiese en los alrededores quebrantamiento sensible,
se produjo nuevamente una erupción ígnea formidable,
visible, á 1 0 ó 1 2 millas de distancia, en el mismo sitio de
la ruptura, que se prolongó durante muchos dias (79;. La
salsa no arrojó mas que gases sin objeto sólido alguno.
Cuando se apagaron las llamas, hallóse que el suelo del
mar habíase levantado j formado una pequeña isla de are­
na que desapareció á poco. Mas de 30 volcancitos, es decir,
mas de 50 conos semejantes á los de Turbaco, rodean ahora,
en un radio de 4 á 5 millas, el volcan submarino de gas de
TVMrt IV. 13
Galera-Zamba. Bajo el punto de vista geológico, debe con­
siderarse este volcan como el principal fundamento de la
actividad volcánica que, en todas las tierras bajas compren­
didas desde Turbaco hasta mas allá del Delta del Rio
Grande de la Magdalena, intenta poner el interior del glo­
bo en contacto con la atmósfera.
Los fenómenos, análogos entre sí, que-presentan en las
diferentes fases de su actividad, las salsas, los volcanes de
cieno y las fuentes de gas, en Italia, en el Cáucaso y en
la América del Sud, se reproducen en el imperio chino, en
inmensa estension del país. Desde los tiempos mas anti­
guos, la industria del hombre ha sabido utilizar el tesoro
que le ofrecían esas comarcas. De allí vinieron los ingenio­
sos procedimientos de taladro peculiares de los Chinos, y
que han sido conocidos m uy tarde por los Europeos. Los
pozos artesianos están, cavados á muchos miles de pies de
profundidad, por la mas sencilla aplicación de la fuerza
humana, ó mas bien por el solo peso del hombre. He trata­
do ya de este invento detalladamente (80), como de las
fuentes de fuego (Ho-tsing y de las montañas ardientes
(Ho-schan) del Asia oriental. Desde las provincias Yun-
nan. Kuang-si y Szu-tchuan, situadas en la estremidad
Sud-Oeste del imperio, en el límite del Tibet, hasta la pro­
vincia setentrional de Schan-si, se cava el suelo para ob­
tener á la vez agua pura, agua salina y gas inflamable.
Ese gas da una luz rojiza, y esparce frecuentemente un
olor bituminoso. Traspórtasele á distancias, en tubos de
bambú portátiles ó fijos, y se utiliza en hacer sal, en
calentar las casas y alumbrar las calles. En algunos ca­
sos, poco frecuentes, el hidrógeno carbonatado se agota
donde se interrumpe la emisión por temblores de tier­
ra. Así, se sabe que un célebre Ho-tsing, situado al Sud­
Oeste de Khiung-tscheu, á los 50° 27' de latitud bo­
real, 1 0 1 ° 6 ' de longitud oriental, cuyo tiro inflamado
iba acompañado de ruido, se apagó en el siglo x m . des­
pues de haber iluminado toda la comarca , desde el siglo n
de nuestra era. En la provincia de Schan-si, donde abun­
dan las hulleras, hállanse algunas inflamadas: las monta­
ñas ardientes (Ho-schan) se estienden por una gran parte
de la China. En muchos sitios, por ejemplo en la roca del
Py-kia-schan, al pie de una montaña cubierta de nieves
perpétuas. á los 31° 40' de latitud, se lanzan las llamas de
largas aberturas inaccesibles y suben á grandes alturas.
Este fenómeno recuerda los fuegos perpétuos del monte
Schag-dag’h
O O ,? en el Cáucaso.
En .lava, en la provincia Samarang, existen á tres mi­
llas de la costa setentrional, salsas semejantes á las de
Turbaco y de Galera-Zamba. Altas colinas de 2o á 30 pies,
cuya posicion cambia con frecuencia, arrojan cieno, agua
salina y una mezcla poco común de hidrógeno y de ácido
carbónico (81), emisión que es preciso no confundir con los
grandes torrentes de cieno que devastan la región en las
raras erupciones de los verdaderos volcanes de Java, las
gigantescas montañas de Gunong-Kelut y de Gunong-
Idjen. En Java, algunas grutas, en que fuentes de ácido
carbónico ocasionan la asfixia, gozan también de celebri­
dad que deben, en gran parte ciertamente, á las exagera­
das narraciones de los viajeros y á presentarlas unidas á
las fabulosas historias del Upas, confusion contra la cual
han protestado ya Sykes y Loudon. La mas notable de las
seis grutas cuya descripción científica ha dado Junghuhn.
es la que se denomina por lo común el valle de los Muertos
de'la Isla (Pakaraman) en los montes Dieng, cerca deBatur;
viene á ser una escavacion enformadeembudo, sobre la pen­
diente de una montaña, una hondonada, en la cual la capa
de ácido carbónico que se escapa del suelo alcanza, según Ja
estación, muy distinto nivel. Encuéntranse en ella con fre­
cuencia esqueletos de jabalíes, de tigres y de pájaros (82).
Las emanaciones inofensivas del árbol venenoso, el ponon-
tqms ó mejor ¡)ühn upas de los Mala vos, el Antaris toxica­
ría del viajero Lescbenault de La Tour, son completamente-
estraños á esos efectos de asfixia (83).
Doy fin al capítulo consagrado á las salsas y á las fuen­
tes de vapores ó gas, con la narración de una erupción de
vapores calientes de azufre, que en razón á la naturaleza
particular de la roca de donde se desprenden; merecen lla­
mar la atención de los geognostas. Cuando esploré la cor­
dillera central de Quindiu, empleé 14 ó 15 dias en salvar
la cresta de la montaña, de 10,788 pies de elevación, y tras­
ladarme del valle del Rio-Magdalena al valle del Cauca. En
esta penosa ascensión, aunque fecunda en goces, durante la
cual me fué preciso marchar constantemente á pie, y pa­
sar todas las noches al aíre libre, visité, á la altura de
(>,390 pies, el Azufral situado al Este de la estación el Mo­
ral. En el estrecho valle del Azufral (quebrada del Azu­
fral) vi salir vapores calientes de las aberturas de un es­
quisto micáceo algo oscuro, que descansa en una capa de
gneis granatífero, y rodea, juntamente con esta roca^. la
alta cúpula granítica de la Ceja y de la Garita del Páramo.
Como esos vapores están mezclados de hidrógeno sulfurado
y de gran cantidad de ácido carbónico, esperiméntanse
violentos vértigos, al inclinarse para medir la temperatura,
y si se permanece demasiado tiempo en las cercanías. Latem -
peraturadel vapordeazufreerade 47°, 6 ; la del aire, de20°. 6 ;.
la del pequeño arroyo sulfuroso, enfriado quizás en la cor­
riente superior por la nieve fundida que corre á lo largo del
volcan de Tolima,de 29°,2. El esquistomicáceoque contiene-
algo de pirita, está atravesado por muchos restos de azufre.
Esta sustancia, cuando sé prepara para el comercio, está sacada
en gran parte de una tierra arcillosa de amarillo ocre, mez­
clada con azufre natural y esquisto micáceo en descomposi­
ción . Los mestizos que se emplean en este trabajo esperimen-
tan males de ojos y parálisis musculares. Cuando Boussin-
gault visitó en 1831, es decir, 30 años despues que yo, el
A zufral de Quindm, la temperatura de los vapores cuyo aná­
lisis químico dio, era inferior á la del aire libre, de 2 2 ° en­
tonces, y no llegaba mas que á 19 ó 20 grados (84). El mismo
observador vió, en la Quebrada de Aguas Calientes, la roca
traquítica del volcan de Tolima hiriendo al esquisto micá­
ceo, según habia yo observado con toda claridad, cerca
del puente de cuerda de Penipe, al traquito negro del vol­
can de Tunguragua, cubrir igualmeute á consecuencia de
erupción, un micasquisto verdoso granatífero. Como hasta
el dia no se ha encontrado azufre en Europa en lo que se
llamó en un tiempo terrenos primitivos, sino solamente
en el calcáreo terciario, el yeso, los conglomerados y las
rocas puramente volcánicas, el fenómeno que presenta el
A zufral de Quindiu, á los 4o 30' de latitud boreal, es tanto
mas notable cuanto que se reproduce al Sud del Ecuador,
entre Quito y Cuenca, sobre la vertiente setentrioual del
Paramo del Assuay. En el Azufral del Cerro Cuello, á
los 2o 13' de latitud meridional, encontré á 7,488 pies de
altura, siempre en el esquisto micáceo, un gran depósito
de cuarzo, donde el azufre, inyectado en cantidad consi­
derable, parece formar nidos de pájaros (85). En la época
de mi viaje, los fragmentos de azufre solo tenían de 6 á
8 pulgadas de espesor; mas adelante hánse encontrado
de un diámetro de 3 y 4 pies. Vése también en el golfo de
Cariaco, cerca de Cumana, brotar una fuente de nafta
_ol fondo del m ar, en medio del esquisto micáceo. La
nafta colora de amarillo la superficie del mar en una lon­
gitud de mas de 1 , 0 0 0 pies, y tengo la seguridad de que
el olor se estiende hasta el interior de la península Ara-
ya (86).
Si dirigimos una última ojeada al modo de actividad
volcánica que se manifiesta por la emanación de vapores y
de gas, con ó sin fenómenos luminosos, encontramos, j a una
gran analogía, j a una diferencia sorprendente entre las
materias que se escapan del suelo, según que la alta tem­
peratura interior, modificando el juego de las afinidades,
obre sobre sustancias similares ó m u j complejas. Las ma­
terias que este pequeño grado de actividad volcánica puede
arrojar á la superficie de la Tierra son: el vapor de agua
en gran cantidad, el cloruro de sodio, el azufre, el hidró­
geno carbonatado ó sulfurado, el ácido carbónico j el
ázoe, la nafta incolora, amarillenta, ó bajo la forma de pe­
tróleo oscuro, el ácido bórico j la arcilla de los volcanes
cenagosos. Las diferencias profundas que caracterizan esas
materias, algunas de las cuales sin embargo, como la sal
marina, el gas hidrógeno sulfurado j el petróleo, están casi
siempre reunidas, prueban cuan impropia es la denomina­
ción de salsas, importada de los Estados de Módena. donde
Spallanzani tuvo la gloria de ser el primero en llamar la
atención de los geognostas acerca de un fenómeno por lar­
go tiempo despreciado. El nombre de fuentes de vapo­
res j de gas espresa mejor el caracter común de esas em a­
naciones. Si gran número de salsas en emisión, se refieren
indudablemente á los volcanes apagados, j como fuentes de
ácido carbónico, representan una última fase de esos volca­
nes, otras, como las fuentes de nafta, parecen completa­
mente estrañas á las verdaderas montañas ignívomas, que
arrojan tierras en fusión. Las salsas, en este caso, segu’i
hizo ver Abich para el Cáucaso, se escapan de las grie­
tas del suelo, siguiendo direcciones trazadas por la Natu­
raleza, j esas largas fallas surcan las bajas llanuras j
también la cuenca profundamente deprimida del mar Cas­
pio, lo mismo que las montañas de 8000 pies de altura.
Como los volcanes propiamente dichos, las salsas manifies­
tan de tiempo en tiempo el súbito despertar de su actividad,
lanzando á los aires columnas de fuego que llevan m u y
allá el espanto. En ambos continentes, en regiones sepa­
radas por intervalos inmensos, pasan por los mismos esta­
dos sucesivos: pero nada autoriza basta aquí á creer que
sean mensageras encargadas de anunciar el nacimiento de
verdaderos volcanes, que arrojen lavas y escorias. Su acti­
vidad es de otra naturaleza; quizás germina á profundidad
menor, y es resultado de otras combinaciones químicas.

\
VOLCANES C O N S I D E R A D O S S E G U N SU F OR M A Y LOS D I F E R E N T E S
G R A DO S DE SU A C T I V I D A D . ---- E F E C T O S DE LOS VOL C AN ES Á

T RA V ES DE LAS GRIETAS Y LOS C R Á T E R E S DE E S I ' L O S I O N .


---- R EC I N T O S DE LOS C R Á T E R E S DE L E V A N T A M I E N T O . -----VOL­
CANES EN F O R M A DE CONOS Y DE CAMPANAS, CON Ó S I N

ABERTURA E N E L V E R T I C E . -----D I F E R E N T E S E S P E C I E S DE R O ­

CAS Á T RA V ÉS DE LAS C UA L E S OBRAN LOS V O L C AN E S .

Desarrollo del Cuadro general déla IS'áumileza. (Véa e el Como* I. 1. ]>. -201-225.)

Entre los diversoss modos con que se manifiesta la


reacción del interior de nuestro planeta contra las capas
superiores, el mas poderoso es el que pertenece á los
volcanes propiamente dichos. á las aberturas que dan
paso, no solo á diferentes especies de gases, sino á masas
inflamadas, específicamente diferentes, lanzadas desde una
profundidad inmensa á la superficie de la Tierra bajo la
forma de corrientes de lava, escorias y materias pulveriza­
das , á las cuales se ha convenido en llamar cenizas. La
confusioc, de antiguo consagrada por el uso, de los nombres
de volcan y de montaña ignívoma, supone q u e , según un
prejuicio m uy esparcido, representase siempre á los volca­
nes bajo la imágen de montaña cónica aislada, con una
abertura circular ú ovalada en el vértice; pero estas ideas,
pierden mucho de su generalidad, cuando el observador
ha tenido ocasion de atravesar regiones volcánicas, que se
estienden por espacios de muchos miles de millas cuadra­
d a s. como por ejemplo toda la parte media de la meseta
mejicana, entre el pico de Orizaba, el Jorullo y las costas
del mar del Sud, ó la América central, ó bien las cordille­
ras de la Nueva Granada y de Quito, entre el volcan de
Puraz, cerca de Popayan, el de Pasto y el Ckimborazo, ó,
finalmente, el istmo montañoso del Cáucaso, entre el Kas-
begk, el Elbruz y el Ararat. En la Italia inferior, entre los
campos Flegraneos de la Campania, la Sicilia, las islas Lipa-
ri y las islas Ponza, como en las islas de la Grecia, una parte
del suelo que debia unir las islas al continente no ba sido
levantada, y otra parte ba sido absorbida por el mar.
En esas grandes regiones volcánicas de la América y
del Cáucaso, kallánse masas eruptivas, formadas de verda­
dero traquito que es preciso no confundir con los conglo­
merados traquíticos, corrientes de obsidiana y fragmentos
de piedra pómez, no galetas de pómez arrastradas y depo­
sitadas por las aguas. Esas rocas parecen independientes
de las montañas, de las cuales están separadas por una dis­
tancia considerable. ¿Por qué cuando el enfriamiento pro­
gresivo producido por la irradiación de las capas superiores
del globo, no se abriría la superficie terrestre en diferentes
sentidos, antes del levantamiento de las montañas aisla­
das ó de las cadenas de montañas? Porque desde esas grie­
tas, la fuerza volcánica no habría lanzado materias incan­
descentes que hubieran formado al solidificarse rocas erup­
tivas, como el traquito, la dolerita, el melafiro, la perlita, la
obsidiana y la pómez. Una parte de esas capas de traquito
ó de dolerita. dispuestas primitivamente en pisos horizon­
tales, y que parecen haber salido de las fuentes de la Tierra
en el estado de reblandecimiento, se han hundido y han
tomado una situación inclinada, cuando el levantamiento
de las montañas en forma de cono ó de campana (87). Asi, y
como primer ejemplo en Europa, en la escavacion del Etna,
m uy conocida por el nombre de Val del B o te , que forma
una escotadura profunda en el interior de la montaña, la in­
clinación de las corrientes de lava, alternando m u y regu­
larmente con grupos de guijarros, es de 25 á 30 grados
mientras que la lava que cubre la superficie del E tn a , j
que no puede subir mas allá del levantamiento de la mon­
taña, no presenta, según las determinaciones exactísimas de
Beaumont, mas que una pendiente de 30 á 50 grados, to­
mando como término medio el número de 30 corrientes su­
cesivas. Esas relaciones prueban claramente la existencia de
formaciones volcánicas m u j remotas, arrojadas desde el in­
terior del suelo á través de las fallas que le surcan antes del
nacimiento del volcan, como montaña ignívoma. La anti­
güedad nos presenta un fenómeno análogo, tanto mas nota-
blecuanto que se produce en medio de una estensa llanura,
en una región apartada de toda especie de volcanes activos
ó apagados, en la isla de Eubea, la antigua Negreponto:
«Los violentos temblores de tierra, dice Strabon, que han
quebrantado parte de la isla, no cesaron hasta el momen­
to en que la Tierra, entreabriéndose en la llanura de Lé-
lanto, dió paso á un torrente de fango inflamado.» Por fango
inflamado debe entenderse, lava (8 8 ).
Si, como desde hace mucho tiempo estoj dispuesto á
creer, es preciso atribuir á un primer rompimiento del sue­
lo, quebrantado en sus profundidades, las formaciones mas
antiguas de rocas eruptivas, que se presentan algunas
veces también como filones, j c u ja composicion minera­
lógica está conforme en un todo con la de las lavas mas
recientes, esas aberturas no deben considerarse, como
tampoco los cráteres de levantamiento que han llegado
despues, j que tienen j Ta una estructura menos sencilla,
sino como aberturas eruptivas, j no como volcanes propia­
mente dichos. El caracter esencial de los volcanes consiste
en una comunicación permanente entre la atmósfera y el
foco interior del globo. Los volcanes tienen por consiguien­
te una estructura particular, porque como dice m u j bien
Séneca en una carta á Lucilio (89): «ignis in ipso monte
non alimentum babet sed viam». Así, la actividad vol­
cánica obra dando al suelo, por el levantamiento, una
nueva configuración; no obra, como se ba creido mucho
tiempo de una manera esclusiva , comoforma construc­
to ra , acumulando las escorias j las capas de lava. La
resistencia que las masas incandescentes, al apretarse
en demasiada cantidad contra la superficie de la Tier­
ra, encuentran en el canal de-erupción, aumenta la fuer­
za del levantamiento. Entonces se hincha el suelo como
una vejiga , según lo indica la inclinación regular de las
capas levantadas de dentro afuera. Una esplosion semejante
á la de una mina, haciendo saltar la parte media j culm i­
nante de esa hinchazón, no produce á veces mas que lo que
Buch ha llamado cráter de levantamiento (90), es decir,
una cavidad redonda ú oval, rodeada de un cerco de levan­
tamiento, especie de muralla circular desmantelada á tre­
chos; pero á veces también la esplosion hace salir del centro
del cráter una montaña en forma de cono 6 de cúpula j
solo entonces es cuando el relieve del cono está completo.
Generalmente la cima de la montaña está abierta, j en el
fondo de esta abertura, que forma el cráter del volcan, se
levantan eminencias no permanentes de escorias j de ma­
terias volcánicas, conos de erupción pequeños j grandes,
de los cuales muchos esceden bastante de los bordes del
cráter de levantamiento, especialmente en el Vesubio. Pero
los testigos de la primera erupción, los antiguos andamios,
no se conservan siempre en el estado en que los he descrito.
En gran número de los volcanes mas poderosos j mas
activos, es imposible reconocer la alta muralla de roca que
rodea el cráter de levantamiento, en los pocos restos que
subsisten.
Progreso reciente j considerable de los tiempos moder­
nos, es no solo haber llegado, comparando volcanes separa­
dos por grandes intervalos, á observar de una manera exac­
ta los detalles de sus configuraciones relativas, sino también
haber introducido en el lenguaje espresiones mas propias
para distinguir las particularidades de su relieve y las dife­
rencias que pueden existir en las manifestaciones de su ac­
tividad. Los que no son enemigos decididos de las clasifica­
ciones, so pretesto de que para llegar mas pronto á ideas de
conjuntcr, no hay siempre necesidad de fundar las clasifi­
caciones en inducciones m uy completas, pueden represen­
tarse de diferentes maneras la erupción de masas incandes­
centes y de materias sólidas, con desprendimiento de vapo­
res y degas. Para ir de los fenómenos simples á los fenómenos
compuestos, colocaré en primera línea las erupciones que se
producen á través de las fallas de la Tierra, y no forman hi­
leras de conos determinados, pero que arrojan masas volcá­
nicas líquidas ó simplemente reblandecidas, que se superpo­
nen por capas. De aquí pasaré á las erupciones á través de
los conos de conglomerados que, sin estar cercados, vomi­
tan sin embargo lavas, como se ha visto durante cinco años,
cuando fue desvastada la isla de Lanzarote, en la primera
mitad del siglo xviii . En tercer lugar, estudiaremos los crá­
teres de levantamiento formados de capas levantadas, sin
cono central, que no dan paso á las corrientes de lava sino
á través de las paredes de las murallas que los rodean, y no
á través del conducto interior, obstruido en seguida por al­
g ú n hundimiento,- llegando, por último, á las montañas en
forma de campana sin abertura, ó á los conos de levanta­
miento abiertos en el vértice, ya que esas montañas ó esos
conos estén rodeados de un cerco subsistente en parte al
menos, como se vé en el pico de Tenerife, en la isla de
Fuego (Fogo) y en Rocca Monfina, ó que carezcan en abso­
luto de muralla y de cráter de levantamiento, como en Is-
landia, en las Cordilleras de Quito y en la región central de
'Méjico (91). Los c o d o s de levantamiento abiertos de esta
cuarta clase sostienen entre la atmósfera j el foco central
de la Tierra una comunicación, mas ó menos activa en épo­
cas indeterminadas, pero permanente. Según mis propias
observaciones creo, que las montanas de traquito j de do-
lerita en forma de cúpulas y de campanas, c u jo vértice está
cerrado, son mas numerosas que los conos, activos ó inacti­
vos, que tienen un orificio en el vértice, y mucho mas nu ­
merosas sobre todo que los volcanes propiamente dichos.
Las montanas que presentan la forma redondeada de una
cúpula ó de una campana, como el Chimborazo, e lP u j-d e -
Dome, el Sarcouj, el Rocca Monfina y el Vultur, contras­
tan felizmente con las puntas agudas del esquisto ó las for­
mas recortadas del calcáreo, y comunican al paisaje un ca­
rácter que solo ellas pueden darle.
En la narración pintoresca que Ovidio nos ha dejado de
la tradición relativa al gran acontecimiento volcánico de
que fue teatro la península de Metona, la formación de una
de esas eminencias á modo de campana, sin abertura en el
vértice, está descrita con metódica claridad: «La violen­
cia de los vientos encerrados en cavernas oscuras, que bus­
can en vano salida, tiende é hincha la superficie de la Tier­
ra, como se acostumbra á hinchar, llenándola de aire, una
vejiga ó una piel de cabrito: (extentam tumefecit hum un).
Con el tiempo, el suelo levantado se endurece y consérvala
figura de una colina.» He hecho j a ver en otra parte (92),
en qué se confórmala descripción del poeta romano con la
narración que ha dejado Aristóteles de lo que aconteció en
una de las islas de formación nueva que componen el grupo
de Lipari, en Hiera, j en lo que aquella descripción di­
fiere de esta narración. «El poderoso viento, desencadenado
en las regiones subterráneas, levanta también una colina,
pero despues la rompe, para lanzar u t a lluvia de ceni­
zas inflamadas.» Vése claramente aquí que el levanta­
miento precede á la erupción. En Metona, según Strabon,
la colina, levantada en forma de cúpula, se abrió para
dar paso á una erupción ígnea, despues de la ’cual se
estendió por la noche un olor agradable. Es m u j de
notar que este olor se reprodujo en circunstancias m u j
análogas, en la erupción de Santorin, en el otoño de 1650,
j que poco tiempo despues, en un sermón sobre la peniten­
cia, c u j a copiae xiste, un monje, lo llamaba signo consolador,
que probaba que Dios no quería la muerte de su rebaño (93).
Este buen olor, ¿no indicaría la presencia de la nafta? Kot-
zebue cita también esta particularidad en la Relación de su
viaje á Rusia, con motivo d é la isla volcánica de Umnack,
recientemente salida del mar, en el archipiélago de las islas
Aleouticas, j que arrojó llamas en 1804. Cuando la gran
erupción del Vesubio, el 12 de Agosto de 1805, Gaj-Lus-
sac. que la observaba conmigo, comprobó que el cráter in­
flamado exhalaba de tiempo en tiempo fuerte olor bitumi­
noso. I no esos hechos, á los cuales no se ha concedido aten­
ción hasta aquí, porque pueden servir para poner en claro
el encadenamiento que liga todas las manifestaciones de la
actividad volcánica, desde las salsas j las fuentes de nafta
hasta los volcanes propiamente dichos.
Cercos, análogos á los que rodean los cráteres de levan­
tamiento. existen también en rocas que difieren mucho de
el traquito, del basalto j del esquisto porfírico. Beaumont
los ha hallado en el granito de los Alpes franceses. El m a­
cizo de Oisans. al cual pertenece la mas alta cima de mon­
taña que hay en Francia, el monte Pelvoux, próximo al
Briancon, v de 12,105 pies de altura 94), forma un cir­
co, c u ja circunferencia no es menor de ocho millas geo­
gráficas, j en medio del cual está colocado el pequeño pue­
blo de la Berarde. Los muros del circo se elevan á pico á
mas de 9,000 pies de altura. La muralla es de gneis; todo
el interior de granito (95'. En los Alpes de la Suiza j de la
Saboya, se vuelve á encontrarla misma conformación, en pro­
porciones menores. La gran meseta del Mont-Blanc, sobre
la cual acamparon durante muchos dias Bravais y Martins,
es un circo cerrado, cuyo suelo casi liso está situado á
1 2 , 0 2 0 pies de altura, y en medio del cual se levanta la pi­
rámide colosal que forma el vértice de la montaña (96). Las
mismas fuerzas intestinas producen formas semejantes, aun­
que modificadas por la composicion de las rocas. Asi, los
valles circulares ó en forma de cubas, producidos por le­
vantamientos ^vallejs of elevation), que se encuentran en
los terrenos sedimentarios de la Alemania setentrional, en
el condado de Hereford, en la parte de las montañas del
Jura donde está situada Porentruy, descritas por Hoffman,
Buckland y Murchison, pertenecen á la misma clase de
los fenómenos precedentes. Puede decirse otro tanto, aun­
que la analogía sea menos sorprendente, de las mesetas de
las Cordilleras , cerradas por todas partes por macizos de
montaña, sobre los cuales, están construidas las ciudades de
Caxamarca (8.784 pies de altura), Bogotá (8,190 pies de
altura), Méjico (7,008 pies-de altura), como el valle de
Cachemira está encajado en el Himalaya. á r>,460 pies de
altura.
Los cráteres de esplosion estendidos en gran número en
los volcanes apagados del Eifel tienen menos semejanza con
los cráteres de levantamiento que con el modo mas elemen­
tal de la actividad volcánica, es decir, las eyecciones que
se producen á través de simples aberturas. Llámanse cráte­
res de esplosion las depresiones en forma de cubas prac­
ticadas en un terreno no volcánico, el esquisto devoniano,
y rodeadas de muros poco elevados formados por sí mis­
mos: embudos análogos á los pozos de minas, que han sido
testigos de esplosiones muy parecidas á las de las minas,
y recuerdan la de huesos humanos que tuvo lugar en la
colina de Cuica, el 4 de Febrero de 1797, cuando el tem-
blorde tierra de Riobamba, c u j a descripción he dado (97).
Cuando cráteres de esplosion aislados, situados á medianas
alturas están llenos de agua, como se ven en el Eifel.
en Auvernia j t en la isla de Java, pueden también lla­
marse cráteres-lagos; pero no se podria tomar de una
manera general esta denominación como sinónima de la
de cráteres de esplosion, en atención á que Abich j j o h e­
mos encontrado pequeños lagos en el vértice de los volca­
nes mas altos, sobre verdaderos conos de levantamiento, y
en cráteres apagados, por ejemplo en el volcan mejicano de
Toluca, á 11,490 pies de altura, j en el. Cáucaso, en el
Elbruz, á 18,500 pies. Es preciso distinguir cuidadosamen­
te, en los volcanes del Eifel, dos productos de la actividad
volcánica de edades m u j diferentes: los volcanes propia­
mente dichos, que vomitan corrientes de lava, j r los cráte­
res de esplosion, cu jo s fenómenos eruptivos tienen un ca­
rácter menos grandioso. A la primera clase pertenecen: la
corriente de lava basáltica, rica en olivina, j dividida en co­
lumnas verticales, que reviste el valle de Uesbach cerca de
Bertrichs (98); el volcan de Gerolstein, que sale de un cal­
cáreo que contiene dolomía j se halla ligado en grauwa-
cas esquistosas de origen devoniano, j el Mosenberg de
espalda alargada, á 1,645 pies de elevación sobre el nivel
del mar, cerca de Bettenfeld, al Oeste de Manderscheid. El
Mosenberg tiene tres cráteres : los dos mas próximos al
Norte, ofrecen una forma perfectamente circular, j el sue­
lo que constituje su fondo está cubierto de hornagueras,
mientras que del tercero, situado hácia el Sud, se escapa
abundante corriente de lava, de un rojo oscuro, que se di­
vide en columnas, hundiéndose en el valle de la pequeña
K jll (99) El Mosenberg, el Gerolstein j los demás volcanes
propiamente dichos del Eifel, presentan un fenómeno nota­
ble, contrario al que se observa en general en los volcanes
que vomitan lavas, á saber: que las lavas, á su salida del
cráter, no parecen rodeadas de las rocas traquíticas, sino que
brotan inmediatamente délas capas devonianas, tan lejos como
puede llevarse la observación. La superficie del Mosenberg-
no revela lo que oculta en sus profundidades. Las escorias
augíticas, que pasan en masa á las corrientes de basalto,
contienen pequeños fragmentos calcinados de esquisto, pero
no manifiestan señal alguna de traquito. El traquito no se
encuentra tampoco en el cráter de Rodderberg, tan próximo
sin embargo de la mayor masa traquítica de las orillas del
Rin, los Siebengebirge.
Según la ingeniosa observación del Director general de
Minas, Dechen, «la formacion de los cráteres de esplosion
parece pertenecer á la misma época, ó poco menos, que las
erupciones de lava de los volcanes propiamente dichos. Los
cráteres de esplosion y las corrientes de lava se encuentran
en las cercanías de los valles profundamente cortados. En
la época indudablemente originaria de la actividad de los
volcanes que dan lava, los valles tenianya una forma m uy
parecida á la actual; vése también que, en esta región, las
corrientes mas antiguas de lava se han precipitado en los
valles.» Los cráteres de esplosion están rodeados de frag­
mentos de esquisto devoniano, montones de arena gris y un
cerco de toba. ElLaacher See, que puede considerarse como
un gran cráter de esplosion, ó, según la opinion de mi an­
tiguo amigo Oeynhausen, como parte de un gran valle
abierto en el esquisto arcilloso, como el estanque de W ehr,
muestra en sus estremos algunas erupciones de escorias. Lo
mismo sucede en el Iírufter Ofen, en el Weitskopf y en el
Laacher Kopf. Pero lo que distingue á los cráteres de es­
plosion de los cráteres de levantamiento, no es solo la ca­
rencia absoluta de las escorias de lava, que se observa en las
islas Canarias, en el borde esterior de los cráteres de le­
vantamiento, ó cuando menos á m uy pequeña distancia^ ni
tampoco la altura insignificante de la corona que rodea los
ioj;o ii
cráteres de esplosion; la diferencia esencial está en que falta
en los bordes de los cráteres de esplosion lo que es conse­
cuencia del levantamiento, capas regularmente estratifica­
das é inclinadas. Los cráteres de esplosion que se hunden en
el esquisto devoniano ofrecen como he notado antes, la apa­
riencia, de los embudos de minas, en los cuales cae la ma­
yor parte de las masas disgregadas de rapilis, despues de
una esplosion violenta de gas y vapores cenagosos. Me li­
mitaré á citar aquí como ejemplo, los cráteres de esplosion
del Immerath, de Pulver y deMeerfeld. En medio del pri­
mero, cuyo suelo, que no tiene menos de 2 0 0 pies de pro­
fundidad , está seco y cultivado , se hallan situados los
dos pueblos del Ober Immerath , y Unter Immerath.
En ia toba volcánica de los alrededores, se encuentran,
como en el borde del Laacher See, mezclas de feldés-
pato y augita, de forma esférica, en las cuales están dise­
minados pequeños fragmentos de cristal negro y verde. La
toba que rodea el cráter de esplosion de Pulver, cerca de
Gillenfeld, trasformado actualmente en un lago profun­
do, contiene también pedazos esféricos de mica, de hor-
blenda y de augita llenos de vitrificaciones. El cráter de es­
plosion de Meerfeld. cuyos bordes afectan una circunferen­
cia regular, y que está lleno en parte de agua, en parte de
turba, se distingue, bajo el punto de vista geognóstico, por
su proximidad á los tres cráteres del gran Mosenberg. de
los cuales, el mas meridional ha producido corriente de
lava. El cráter de esplosion está sin embargo á 600 pies de­
bajo de la falda prolongada del volcan y cerca de su es-
tremidad oriental, no sobre el eje de los cráteres, y se in­
clina mas hácia el Noroeste. La altura media sobre el nivel
del mar de los cráteres de esplosion del Eifel. varia en­
tre 865 pies, que parece ser la altura del Laacher See,
y 1,470, que es la del cráter de esplosion de Mosbruch.
Lugar es este de indicar hasta qué punto la actividad
volcánica se encuentra semejante á sí misma, como poten­
cia productora, por diferentes que sean por otra parte los
andamios esteriores á través de los cuales se manifiesta,
j j a se la considere por lo tanto en los cráteres de esplo­
sion, en los cráteres de levantamiento rodeados de un cerco
natural, ó en las montañas cónicas de vértice abierto. Puedo
pues señalar la singular abundancia de minerales cristali­
zados que han arrojado los cráteres desde su primera es­
plosion, una parte de los cuales está b o j hundida en las
tobas. Los alrededores del Laacber See son los mas ricos en
minerales de este género; pero otros cráteres de esplosion.
como el de Im m eratb, ó el de Meerfeld, rico en g ra ­
nos redondos de olivina. contienen también masas crista­
linas m u j bellas. Citaremos: el circón, la hauyna, la leu-
cita, ( 1 0 0 ), la apatita, la nosiana, la olivina, la angita, la
riakolita, el feldespato común ú ortoclase, el feldspato vitreo
ó sanidina, la mica, la sodalita. el granate, j el hierro titá ­
nico. Si estas sustancias son m u j inferiores en número á los
hermosos minerales cristalizados del Vesuvio, de los cuales
enumera Scacchi 43, preciso es no olvidar que una pequeña
parte de ellos han sido en realidad arrojados por el Vesuvio,
y que los mas pertenecen á lo que se llaman ejecciones del
Vesuvio, completamente estrañas á esta montaña/ según la
opinion de Buch (1), j que deben siempre referirse, según
la misma autoridad, «á una capa superficial de toba, que
se estiende mas allá de Cápua, j q u e , levantada por el cono
del Vesuvio, á medida que él mismo se levantaba, es pro­
ducto probablemente de una acción volcánica submarina,
profundamente oculta en el interior de la Tierra.»
Tampoco pueden dejar de conocerse en el Eifel ciertas
direcciones determinabas, que siguen las diversas manifes­
taciones de la actividad volcánica. Los volcanes de corrien­
tes de lava de las altas regiones del Eifel están todos dis­
puestos sobre una falla de 7 millas de longitud próxima­
m ente, que se estiende en la dirección del Sud-Este al'Nor-
Oeste, desde Bertrich hasta Goldberg, cerca de Ormond.
Por el contrario, los cráteres de esplosion, desde el de Meer-
feld hasta Mosbruch y el Laacher See, siguen la dirección
del Sud-Oeste al Nor-este. Esas dos líneas se cortan en los
tres caractéres de Daun. En ninguna parte se ve traquito
en la superficie del suelo cerca de Laacher See; los únicos
indicios que hacen sospechar la presencia de esta roca en el
interior son la naturaleza particular de la pómez del Laa­
cher See, que es enteramente feldespática, y las bombas de
augita y de feldespato arrojadas por el cráter. Todo el tra­
quito visible que hay en el Eifel, compuesto de feldespato y
de grandes cristales de horblenda, está esclusivamente di­
vidido entre las montañas balsáticas. Así se encuentra en
el Sellberg, de 1,77(5 pies de elevación, cerca de Quiddel-
bach; en la altura de S tru th , cerca de Ivelberg, y en la
cadena fortificada de Reimerath cerca de Boos.
A escepeion de las islas Lipari y las islas Ponza, son
m uy pocos los países de Europa que hayan producido una
cantidad mayor de pómez que esta región de Alemania
que, en un levantamiento relativamente poco considerable,
ofrece formas tan diferentes de la actividad volcánica: crá­
teres de esplosion, montañas basálticas, volcanes de cor­
rientes de lava. La masa mayor de pómez está entre Nie-
der-Mendig y Sorge, entre Andernach y Rubenach. La
mayor masa de trass, conglomerado de formación m uy
reciente depositado por las aguas, se encuentra en el valle-
del Brolil, desde el sitio en que este rio se precipita en el
Rin hasta Burgbrohl, cerca de Plaidt y de Kruft. El trass
del valle del Brolil contiene, además de los fragmentos de
grauwacas esquitosas y de madera, pedazos de piedra pó­
mez que en nada difieren de la que se estiende por la
superficie de la región, y que cubre al mismo trass. A pe­
sar de ciertas analogías que parecen suministrar las Cor­
dilleras, lie dudado siempre de que el trass del Eifel pu­
diera atribuirse á las eyecciones cenagosas de los volcanes
de corrientes de lava. Supongo mas bien, con Dechen, que
la pómez ha sido arrojada seca, y que el trass se ha formado
á la manera de los demás conglomerados. La pómez es es-
traíiaá los Siebengebirge, y , según conjeturas fundadas en
la disposición de los lugares, es posible que la pómez del
Eifel , cuya masa principal se halla también encima
del loess, y en algunos sitios alterna con este depósito,
provenga de una erupción que debió tener lugar en el valle
del Rin, en el gran estanque de Neuvied, sobre la ciudad
de ese nombre, quizás cerca de Ourmits, en la orilla
izquierda del rio. Esta sustancia , con efecto , es tan de­
leznable, que la acción délas aguas del Rin, obrando des­
pues, ha podido borrar sin dejar señal el sitio de la erup­
ción. En todo el espacio ocupado en el Eifel por los crá­
teres de esplosion , como en la región volcánica del Eifel
que se estiende de Bertrich á Ormond. no hay pómez: la
del Laacher See no pasa de las montañas que le rodean, y
en los demás cráteres de esplosion, los pequeños fragmen­
tos de feldespato empastados en la arena volcánica v la toba
no pasan de la piedra pómez.
He hablado ya de la edad de los cráteres de esplosion y
de la de los volcanes que vomitan lavas, relativamente á la
formación de los valles. El traquito de los Siebengebirge
parece m uy anterior á dicha formación, y aun ha prece­
dido á la hulla del Rin. Su aparición ha sido estraña á la
•rotura del valle regado por este rio, aun suponiendo que
proceda de una falla. El nacimiento de los valles es cier­
tamente mas reciente que la hulla y la mayor parte del ba­
salto del R i n , y es por el contrario mas antiguo que la
gran erupción de pómez y el trass. Las formaciones de b a­
salto se prolongan sin duda alguna hasta una época mas
moderna que la formación del traquito. y . por consi-
guíente, la masa principal del basalto debe considerarse-
corno mas nueva que el traquito. E ü las pendientes actua­
les del valle del R in, en la cantera de Uokel, en Rolan-
dseck, en Godesberg, gran número de grupos basálticos
encerrados probablemente basta entonces en macizos de
grauwacas devonianas quedaron al descubierto por la aber­
tura del valle.
Los infusorios, estendidos en tan gran número por los
continentes, en el fondo de los mares, en las altas capas de
la atmósfera, j c u j a inmensa espansion, demostrada por
E k ren b erg , es uno de los mas brillantes descubrimientos
de nuestro siglo, tienen, en el Eifel, su asiento principal
en medio de las capas de traquito y de los conglomerados
de piedra pómez. Esos organismos silíceos ocupan el valle
del Brobl y las masas eruptivas de Hochsimmern; a lg u ­
nas veces están mezclados en el trass con ramas de conife­
ras no carbonizadas. Toda esta vida microscópica es, se­
gún Ekrenberg, una formación de agua dulce, y solo
por escepcion se presentan los politalamos de mar en la
capa superior del loess deleznable y amarillento que cubre
el pie y las vertientes de los Siebengebirge, y que recuerda
la naturaleza de una costa en c u ja s cercaDÍas existieron
antiguamente aguas salobres (2 ).
El fenómeno-de los cráteres de esplosion ¿se limita á la
Alemania occidental? El conde de Montlosier que esploró
el Eifel en 1819, j que considera al Mosenberg como uno
de los mas hermosos volcanes que conoce, coloca, como Ro-
zet, el abismo de Tazenat, el lago Pavin j el lago de la
Godivel, en la Auvernia, entre los cráteres de esplosion.
Esos lagos están cortados en rocas de m u j distinta natura­
leza: en el granito, el basalto j la domita, roca de los ter­
renos traquíticos. Sus bordes están rodeados de esco­
rias (3).
Las andamiadas, que los volcanes construj’en como
elevada manifestación de su poder, levantando el suelo’
y vomitando lavas, revisten cuando menos seis formas di­
ferentes, y se reproducen con esta variedad bajo las zonas
mas distantes de la Tierra. El que lia nacido en regiones
volcánicas, entre montañas de basalto y de traquito, se en­
cuentra como en su patria allí donde se le presentan las
mismas formas. La configuración de las montañas es uno
de los elementos mas importantes que componen la fisono­
mía de la Naturaleza. Las montañas, según que esten re­
vestidas de vejetacion, ó presenten á la vista su estéril des­
nudez, comunican á la región aspecto atractivo ó ca­
rácter severo y grandioso. Esto es lo que me obligó á
reunir en un Atlas, vistas de las Cordilleras de Quito
y de Méjico, grabadas según mis propios dibujos. El ba­
salto se presenta unas veces en cúpulas cónicas, algo re­
dondeadas por el vértice, otras en montañas gemelas de
altura desigual, colocadas entre sí á poca distancia, algu­
nas finalmente, bajo la forma de una larga cima hori­
zontal . terminada en cada estremo por una cúpula mas
elevada. En el traquito, se distingue especialmente la forma
majestuosa de la media naranja, que es la del Cliimborazo,
de 20,100 pies de altura (4). y que no debe confundirse
con la figura de campana que afectan montañas igualmente
cerradas en el vértice, pero mas lanzadas. El Cotopaxi, de
17,712 pies de altura (5), presenta el ejemplo de un cono
perfecto. Despues de él viene el Popocatepetl (de 16,632
pies de altu ra), c u ja magnificencia puede contemplarse
desde el humoso lago de Tezcuco ó desde las alturas de la pi­
rámide de gradas de Cholula( 6 ), j el volcan de Orizaba
(de 16.302 pies de altura, ó de 16,776 según Ferrer) (7).
El Nevado de Cajamba Urcu (de 18,170 pies de altura),
que atraviesa el ecuador, muestra el aspecto de cono m u j
truncado (8 ), como.el volcan de Tolima (17,010 pies), que
se distingue al pie del Páramo de Quindiu, cerca de la pe»
-queña ciudad de Ibaga, sobre un antiguo bosque ,9). El
volcan del Pichincha (de 14.910 pies de altura) ofrece á la
mirada asombrada del geognosta una prolongada cim a, á
c u j a estremidad j en el lado mas elevado se halla el estenso
cráter, que lanza todavía llamas ( 1 0 .)
El hundimiento y rompimiento de los muros de los crá­
teres, causados por las grandes catástrofes de la Naturaleza
v por las esplosiones salidas de las entrañas del globo , de­
terminan singulares contrastes en las formas de las monta­
ñas cónicas. De aquí resultó la división en dos pirámides,
más ó ménos regulares. que se produjo en el Cargairazo
(14,700 piesde altura), cuando el súbito ahondamiento que
se verificó en la noche del 19 de Julio de 1698 (11), y la
que dividió también el Ilinissa (1*2): de aquí la figura den­
tada de las paredes superiores, en el cráter del Capac Ur-
■cu. el Cerro del A ltar, que solo tiene hoy 16,380 pies de
altura, v cuyas dos cimas, m uv regulares é inclinadas
una hácia la otra, dejan presumir la forma primitiva. Es
tradición generalmente estendida entre los indígenas de la
meseta de Quito, que habitan entre Chambo y Lican, entre
ias montañas de Condorasto y de Cuvillan. que, despues
de las erupciones que duraron sin interrupción siete ú ocho
años, la cima del Capac Urcu se hundió, catorce años antes
de la caida de Huayna Capac, hijo del IncaTupac Yupan-
qui, y que toda la meseta en que está situada la nueva ciu­
dad de Riobamba se cubrió de pómez y de cenizas volcá­
nicas. E l Cerro del A lta r, primitivamente mas elevado que
el Chimborazo, se llamó en la lengua de los Incas ó len­
gua quechua, el rey ó el príncipe de las montañas, de Capac,
rey y Vrcv montaña, porque los indígenas veian elevarse el
vértice de este volcán, sobre la línea inferior de las nieves
perpetuas, á mucha mayor altura que ninguna otra mon­
taña de la comarca (13). El gran Ararat, á cuya cima
de 16.026 pies de altura , llegó Parrot. en 1829; Abich y
Chodzko, en 1845 y 1850, es, como el Chimborazo, una
cúpula cerrada. Las poderosas corrientes de lava que ha
arrojado, salieron por debajo del límite de las nieves. Un
rasgo característico de la configuración del Ararat es una
caverna lateral, una escotadura profunda, conocida con el
nombre de Valle de Jacob, que puede compararse con el
7'al del Boro del Etna. Solo en esta caverna, según ob­
servación de Abich, puede realmente reconocerse la estruc­
tura interior del núcleo de la campana traquítica, en
atención á que ese núcleo y el levantamiento del Ararat
por completo son mucho más antiguos que las corriente
de lava (14). El Kasbegk y el Tschegem, que. como el
colosal Elbruz, de 18,500 pies de altura, hicieron erup­
ción en la cima principal del Cáucaso que se dirige de
Este Sud-Este á Oest-Noroeste, son también conos sin crá­
teres en el vértice, mientras que el Elbruz ostenta en su
vértice un cráter-lago.
En todas las comarcas, las montañas de forma de cono
ó de cúpula son las mas,numerosas; la larga cima del P i­
chincha, aislado en medio de los volcanes de Quito, es
m uy digna de atención. Hé estudiado mucho y cuidadosa­
mente la configuración de esta montaña, y publicado, ade­
más de un perfil. dibujado con sujeción á gran número de
medidas angulares, un diseño topográfico de los valles tras­
versales que la surcan (15'. El Pichincha forma un muro de
traquito negro, mezclado con augita y oligo clase , de una
estension de mas de dos millas geográficas, á lo largo de una
falla practicada en la parte más occidental de la cordillera
próxima al mar del Sud . sin que el eje de la montaña sea
sin embargo paralelo al de la cordillera.
En el Pichincha se suceden en dirección del Sud-Oeste
á Nordeste, tres cúpulas, asentadas como fortalezas: el
C tm htr-Gnachana. el Guagua-Pichincha, el hijo del vie­
jo volcan, y el Picacho de los Ladrillos. El volcan propia­
mente dicho lleva el nombre de Padre ó Antiguo, Rucu-
Pichincha\ es la única parte de esta estensa cima que se
eleva hasta la región de las nieves perpetuas, j pasa de la
cúpula del Guagua-Pichincha 180 pies próximamente. El
cráter oval, algo inclinado hácia el Sud Oeste, fuera por
consiguiente deleje de la muralla que se eleva por término
medio á 14706 pies, está rodeado de tres rocas en forma de
torres. En la primavera del año 1802, subí acompañado del
Indio Felipe Aldas, á la más oriental de lastres rocas. Per­
manecimos en el borde estremo del cráter, á 2,300 pies
próximamente sobre el fondo del abismo inflamado. Wisse,
que aprovechó su larga estancia en Quito, para enriquecer
las ciencias físicas con tan gran número de observaciones
interesantes, no temió pasar, en 1845, muchas noches en
el cráter mismo del Rucu-Pichincha, donde el termómetro
llegó á 2o bajo cero, durante la puesta del Sol. El cráter
está dividido en dos partes por la arista de una roca cubierta
de escorias vitrificadas. La oriental, de forma circular, pare­
ce más profunda que la otra, y es en la actualidad la ver­
dadera base de la actividad volcánica. Contiene un cono de
erupción, de 250 pies y rodeado de mas de 70 aberturas in­
flamadas, de las que se exhala un vapor de azufre (16).
Probablemente de este cráter, cubierto, en los sitios menos
calientes, de mazorcas de gramíneas semejantes á las cañas,
y de una especie de arbustos de morera de hojas de Bro-
melia, surgieron las erupciones ígneas de escorias, pómez
y cenizas que ocurrieron en 1539, 1560, 1566,1577. 1580,
y 1660. Durante esas erupciones, la ciudad de Quito que­
daba todo un dia sumida en completa oscuridad, causada
por el polvo de los rapilis.
A esta clase más rara de volcanes, c u ja cima se pro­
longa en gran estension, pertenecen en el Antiguo Mun­
do: el Galungung, provisto de un vasto cráter, en la
parte occidental de la* isla de Java (17), la masa doleríti-
ca del Schiwelutsch, cadena de montañas situada en el
Kamtschatka, c u ja arista está cuajada de cúpulas que se
elevan hasta 9.540 pies (18); j el Hécla que, mirado
desde el Noroeste, en la dirección de la falla longitudi­
nal sobre la cual se levanta, parece una gran cadena
de montañas, en que se destacan muehos pequeños picos.
Desde las últimas erupciones de 1845 j 1846, en las
cuales arrojó el Hécla corrientes de lava de 2 millas geo­
gráficas en longitud j de ancho en algunos sitios de m e­
dia milla, semejantes á las que vomitó el Etna en 1669, la
montaña tiene una hilera de cinco cráteres en forma de cu­
bas. Como la falla principal se dirige al Norte 65° Este,
el volcan visto desde Selsundsfjall, es decir, por la parte
del Sud-Oeste, j por lo tanto según un corte trasversal,,
presenta el aspecto de cono agudo (19).
Las formas de las montañas ignívomas pueden mos­
trar diferencias sorprendentes, como por ejemplo el Cotopa-
xi j el Pichincha, sin que las materias que arrojan, j las
combinaciones químicas que se operan en las profundidades
de la Tierra varíen; pero la situación relativa del cono
de levantamiento ofrece particularidades mas singulares
aun. En Luzon, grupo de las Filipinas, se levanta, en
medio de un gran lago poblado de cocodrilos, en la laguna
de B om lon, el volcan todavía activo de Taal, c u ja erupción
mas funesta fué la de 1754. El cono, á que se subió en el
viage de descubrimiento de Kotzebue, tiene un cráter-lago,
del cual surge otro cono de erupción provisto de otro crá­
ter (20). Esta descripción recuerda á H an n o n , en donde se
cita una isla que contiene un pequeño lago, en el centro del
cual se levanta otra isla. Este fenómeno, álo que parece, se
produjo dos veces: una en el golfo del Pico occidental, otra, en
la bahía de los Monos Gorilas en la costa occidental del Afri­
ca. Descripciones en las que se marca un carácter tan indivi­
dual, no pue.den estimarse desde luego como verdaderas ( 2 1 ).
La consideración hipsométrica de los puntos mas ele-
Tados y más bajos en que se manifiesta la actividad vol­
cánica de la Tierra de una manera permanente ofrece,
parala descripción física del Mundo, el Ínteres que va un i­
do á todo lo que concierne á la reacción del interior de la
Tierra contra su corteza esterior. La altura de los conos
volcánicos puede indudablemente darla medida déla fuerza
que los ha levantado (m 2'2). La influencia de la altura en la
fuerza y forma de las erupciones, son relaciones que con­
viene apreciar con gran reserva. Algunos efectos semejan­
tes por la frecuencia y la intensidad, producidos escepcio-
nalmente por volcanes cuyas alturas contrastan, no resolve­
rían la cuestión, y de centenares de volcanes activos, cuya
existencia en los continentes y en las islas se supone, es muy
pequeño el número de los conocidos hasta hoy para que pueda
aplicarse el único método cierto, el de los términos medios.
Si estos permitieran reconocer á qué altura de los conos
de levantamiento corresponde una repetición mas frecuente
de las erupciones, darían aun lugar á la duda de que ade­
mas de la altura, es decir el alejamiento del foco volcánico,
obran en la red de las fallas, mas ó menos fáciles de obs­
truir, accidentes que no pueden ser tenidos en cuenta. Bajo
el punto de vista de las causas que concurren á formarlos,
los fenómenos volcánicos son, por consiguiente, un proble­
ma indeterminado.
Encerrándome pues prudentemente en el dominio de los
hechos, puesto que la complicación de los fenómenos y la
falta de documentos históricos acerca de las erupciones ve­
rificadas durante el curso de los siglos no permite aun descu­
brir la ley de las manifestaciones volcánicas, me limitaré,
■en la hipsometria comparada de los volcanes, á disponer
cinco grupos en los cuales cada clase de altura está caracte­
rizada por ejemplos poco numerosos, pero incontestables.
Cuento en esos cinco grupos las montañas cónicas, provistas
en su vértice de cráteres inflamados, esto es, los volcanes pro­
piamente dichos, c u ja actividad no está agotada, pero na
las montañas de forma de campana, como el Chimborazo. To­
dos los conos de erupción que dependen de un volcan próxi­
mo, ó que lejos de todo volcan, como en la isla deLanzarote
j en Isquia, en el Arso del Epomeo, no han sostenido comu­
nicación permanente entre la atmósfera j el interior del glo­
bo, están también escluidos de ese cuadro. Según el testimo­
nio del observador que ha estudiado con mas celo los fenó­
menos volcánicos del Etna, Sartoriusde Waltershausen, ese
volcan se halla rodeado de cerca de 700 conos de erupción,
grandes j pequeños. Como las medidas de alturas tienen por
punto de partida el nivel del mar, es decir, la superficie lí­
quida de la Tierra, tal como b o j existe, importa recordar
que los volcanes de las islas, algunos de los cuales no se
elevan á 1000 pies sobre el Océano, como el volcan japo­
nes de ( 1osima(23), situado á l a entrada del estrecho de
Tsougar j descrito por Horner j Tilesius, j otros, como el
pico de Tenerife (24), tienen mas de 11,500 pies de al­
tura, han sido levantados por las fuerzas volcánicas sobre
el lecho del m ar, que actualmente tiene 2 0 , 0 0 0 pies, al­
gunas veces mas de 43,000 pies de profundidad bajo su
superficie. Con el fin de evitar las ilusiones que podian
causar esas relaciones numéricas conviene añadir también
que, si, para los volcanes continentales, la diferencia de-
la primera á la cuarta clase, es decir de 1 , 0 0 0 pies á
18,000, parece m u j considerable, el efecto de esta rela­
ción cambia completamente, cuando, conforme á las es-
periencias de Mitscherlich acerca del grado de fusión del
granito, j según la hipótesis algo aventurada, en ver­
dad , del calor creciente con la profundidad en proporcion
aritmética, se admite que el límite superior de las capas
incandescentes de la Tierra está á 119,000 pies bajo el ni­
vel actual del mar. Al considerar la fuerza que la obstruc-
cion de las fallas volcánicas añade A la tensión de los vapo­
res, es preciso reconocer que las diferencias de altura de
los volcanes medidos hasta el dia no son bastante conside­
rables para impedir á la lava y otras masas compactas
elevarse á la altura de los cráteres.

HIPSOMETRIA DE LOS VOLCANES.

P rim er grupo, de ” 0 0 á 4 , 0 0 0 pies de alia ra.

E l v o ' c a n de la i sl a C o s i m a , e n e l J a p ó n , a l S u d d e l a i s l a J e z o , 7 0 0
p i e s de a l t u r a , s e g ú n H o r n e r .
E l v o l c a n d e l a isla Y u l c a n o , e n e l a r c h i p i é l a g o d e l a s i sl as L i pa r i ,
1 .*22i p i e s d e a l t u r a , s e g ú n H o f f m a n ( 2 5 ) .
E l G u n u n g A p i , e s d e c i r , e n l e n g u a m a l a y a , M o n t a ñ a d e F u e g o , en
la i sl a B o n d a , 1 , 8 2 8 p i e s .
El v o l c a n de i zal co , en el E st a d o de S a n S a l v a d o r ( A m é r i c a c e n t r a l ) ,
v o l c a n casi c o n t i n u a m e n t e e n e r u p c i ó n , á c u y o v é r t i c e s e l l e g ó po r p r i ­
m e r a v e z e n 1 7 7 0 , 2 , 0 0 0 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n S q u i e r (2G).
El G u n u n g R i n g g i t , el m e n o s e le v a d o de los v o l c a n e s de J a v a , 2 , 2 0 0
pies de altura, s e g ú n J u n g h u h n (27).
El S l r o m b o l i , 2 , 7 7 5 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n H o f f m a n n .
El V e s u b i o : altura m e d i a de la parte c u l m in a n t e de los la dos dej.
c rát er, s o b r e l a R o c a d e l P a l o , 3, 7Ü0 p i e s, s e g ú n las d o s m e d i d a s baro-
m é r i c a s t o m a d a s p o r H u m b o l d t , e n ISOo y 1 S 2 2 ( 2 8 ) .
El Jor nll o, l e v a n t a d o sobre l a m e s e ta mejic ana , el 29 de Se ti e m b r e
d e 1 7 5 9 , 4 , 0 0 2 p i e s d e a l t u r a (2ÍI).

Segundo grupo, de 4 , 0 0 0 á 8 , 0 0 0 pies.

El m o n t e P el é de la Marti nic a. 4 , 4 1 0 pies de altura, s e g ú n D u p u g e t


(m edida poco segura).
La M i n a d e A z u f r e d e l a G u a d a l u p e , í,">G7 p i e s de altura, s e g ú n
Deville.
E l G u n u n g L a m o n g a n , en la parte m a s oriental d e la i sl a d e J a v a ,
o , 0 1 0 pies de altura, s e g ú n J u n g h u h n .
El G u n u n g T e n g g e r , el de m a y o r cráter d e t o d o s l o s v o l c a n e s de
J a v a : al tur a l o m a d a s o b re el c o n o de e ru p ci ón el B r o m o , 7 , 0 8 0 pies s e ­
g ú n J u n g h u h n (30).
E l v o l c a n de O s o r n o , e n C h i l e . 7 . 0 S 3 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n F i i z r o y .
El v o l c a n do l a ¡>>la P i c o , on l as A z o r e s , 7,1 53 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n
ol e a p i t a n V i d a l ( 31 ) .
El v o l c a n d e l a i sl a B o r b o n , 7 , o 0 7 p i e s du a l t u r a , s e g ú n B e r l h .

Tcrccr grupo, de 8 , 0 0 0 á 1 2 , 0 0 0 pies.

El v o l c a n d e A w a t s c h a , on l a p e n í n s u l a d e l K a m s t s c l i a t k a , q u e es
p r e c i s o no c o n t u n d i r c o n el S t r j c l o s c h n a j a S o p k a , s i t u a d o a l g o m a s al
Norte, y al c ua l l la m a n t a m b i é n l os m a r i n o s i n g l e s e s v o l c a n d e A w a t s -
c h a , 8. 3G0 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n Er m a i i ( 3 2 ) .
El v o l c a n d e A n t u c o ó A n t o i o , e n C h i l e , 8 , 3 0 S p i e s de a l t u r a , s e g ú n
D o m c y k o (33).
El v o l c a n d e l a i sl a F o g o , e n e l a r c h i p i é l a g o d e l c a b o V e r d e , 8 , o 8 7
p i e s d e a l t ur a , s e g ú n D e v i l l e ( 3 4 ) .
El S c h i w e l u t s c h , en el K a m t s c h a t k a , a l t u r a d e la c i m a Norest e»
9 , 8 9 8 pie s, s e g ú n E n n a n (3o). .
El Etna, 10 , 2 0 0 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n S m y l h (3l>).
El ])¡co do T e n e r i f e , 1 l , í 0 8 p i e s de a l t u r a , s e g ú n D e v i l l e ( 37 ) .
La G u n u n g S e m e r u , l a m a s e l e v a d a de t o d a s l a s m o n t a ñ a s d e l a isla
Java, 11 , 5 S 0 p i e s de a l t u r a , s e g ú n l a s m e d i d a s b a r o m é t r i c a s d e J u n g -
hu hn.
El E r e b u s , s i t u a d o á l o s 7 7 ° 3 2 ' de l a t i t u d , el v o l c a n m as pr óxim o al
p o l o S u d , 1 1 , 0 0 3 p i e s d e a l t ur a , s e g ú n R o s s ( 3 S ) .
El A r g r e u s , e n C a p a d o c i a , h o y E r d s c h i c h L'agli, al sud s u d - e s t e d e
K e i s a r i e l i . 1 1 , 8 2 3 p i e s de a l t u r a , s e g ú n T c h i h a t c h e f f ( 3 9 ) .

Cuarto g ru p o , de 1 2 , 0 0 0 á 1 6 , 0 0 0 pies.

El v o l c a n d e T u q u e r a s , e n l a s a l t a s t i erras d e l a p r o v i n c i a d e l os
T a s t o s , 1 2 , 0 3 0 p i e s d e a l t ur a , s e g ú n B o u s s i n g a u l t ( 4 0 ) .
El v o l c a n de P a s t o , 1 2 , 6 2 0 p i e s do a l t u r a , s e g ú n B o u s s i n g a u l t ( 4 1 ) .
El M a u n a R o a , 1 2 , 9 0 9 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n W i l k e s ( 4 2 ) .
El v o l c a n d e Curnbal , e n l a p r o v i n c i a d e l o s P a s t o s , l í /160 p i e s de
altura, s e g ú n B o u s s i n g a u lt (43).
El K l i u t s c h e w s k , e n el K a m t s c h a t k a . 1 5 , 7 9 0 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n
Enr í an (5 5).
El R u c u P i c h i n c h a , 1 5 , 9 5 0 pi e s d e a l t u r a , s e g ú n l as m e d i d a s b a r o ­
métricas de Hu m bo ld t.
E l T u n g u r a h u a , l o , 4 7 3 pi es de a l t u r a , s e g ú n l as m e d i d a s t r i g o n o m é ­
t ricas d e H u m b o l d t ( 4 o).
El vo lca n de Pur a/ . , eorca de Popayan, lo,9o7 pies, s e g ú n José
•Caldas ( í f i ) . . . . . . .
El S a n g a y . al s u d - e s t e de (Jui t o. 1 6 . 0 0 8 pí o s do a l t u r a , s e g ú n Bou-
g u o r y La C u n d a m i n e ( 4 7 ) .
£1 P o p o c a t e p e t l , 1 0 , 0 3 2 p i e s d e a l t a r a , s e g ú n l as m e d i d a s trigono­
métricas d e ' H u m b o l d l (Í8 ).
El v o l c a n de O r i z a b a , 1 í*, 7 “ (» p i o s de a l t u r a , s e g ú n Ferrer ( í ! ) ).
E l E l i a s b e r g -. e n l a s c o s t a s o c c i d e n t a l e s d e l a A m é r i c a d e l N o r t e ,
If>,7o0 p i e s d e a l t ur a , s e g ú n l a s m e d i d a s d e C u a d r a y d e G a i c a n o ( o 0 ) .
El vo lca n de T o l i m a , 1 7 , 0 1 0 pies de altura, s e g ún las m e di da s t r ig o ­
nom é tr ic as de H um b o l d t ( ó l ) .
El v o l c a n de A r e q u i p a , 1 7 , 7 1 5 p i e s d e a l t u r a , según las medidas
t r i g o n o m é t r i c a s de D o l l c y ( m e d i r l a p o c o s e g u r a ) ( o 2 ) .
El Cotopaxi, 17,712 pies de altura, s e g ú n B o u g u e r
El Sahama, en la Bolivia, 20.970 pies de altura, según Pent-
l and ( o í ) .

El Sahama, que cierra la lista, tiene mas de dos veces la


elevación del E tna, y es cinco veces y media mas alto que
el Vesubio. La gradación que he establecido entre los volca­
nes, á partir de los pequeños cráteres de esplosion, especies
de embudos sin andamiada de donde salen las bombas de
divina, rodeadas de trozos de esquisto casi fundidos, hasta
el volcan activo de Sahama, de ‘2 1,000 pies de altura, ha­
ce ver que no h a j ningún lazo necesario entre el máximun
de elevación, la disminución de la actividad volcánica y la
naturaleza de las rocas visibles. Observaciones circunscritas
á algunos países pueden inducir fácilmente á consecuen­
cias equivocadas. Por ejemplo, en la parte de Méjico, situa­
da en la zona tórrida, todas las montañas cubiertas de nie-
vesperpétuas, esdecir, lospuntos culminantes de la comarca,
son volcanes. Casi lo mismo sucede en las Cordilleras de
Quito, si se coloca entre los volcanes á las montañas de tra ­
quito de forma de campana, sin abertura en el vértice,
como el Chimborazo y el Corazon. Por el contrario, en la
parte oriental de los Andes de la Solivia, los máximos de
altura carecen completamente de actividad volcánica. El
Nevado de Sorata, de 19,974 pies, y el de Illimani, que tiene
19,843, están formados de grauwacas esquistosas, que­
bradas por masas de porfíro, y en medio de los cuales se
hallan fragmentos de esquisto, testigos de la ruptura de
las capas (55). En la Cordillera oriental de Quito, al sud
del paralelo de I o 35', las altas cimas del Condorasto, del
Cuvillan y del Altar de los Collanes, situadas enfren­
te de los traquitos y que se elevan también en la re ­
gión de las nieves perpétuas, están compuestas de esquisto
micáceo y de gestellstein. Según los conocimientos que te­
nemos hoy acerca de la composicion mineralógica de las
mayores alturas del Himalava, merced á los escelentes
trabajos de Bryan, de Hodgson, Jacquemont, Dalton Hoo-
k e r , Thomson y Strachey, parece que las rocas reputadas
en otro tiempo como primitivas, el granito, el gneiss
y el esquisto micáceo, se ven también en esas monta­
ñas; pero que no se descubre en ellas formación alguna
de traquito. Pentland, encontró conchas fósiles en Bolivia,
en medio de los esquistos silúricos del Nevado de Anta-
caua, á 10,400 pies sobre el nivel del m ar, entre la Paz y
Potosí. La escesiva altura de la formación cretácea, que re­
velan los fósiles traídos por Abich del Daghestan, y los
que yo mismo he recogido en las Cordilleras del Perú, entre
Guambos y Montan, recuerdan de una manera sorpren­
dente que capas sedimentarias, no volcánicas y llenas de
despojos orgánicos, capas que no deben confundirse con le­
chos volcánicos de toba, se presentan en lugares alrededor
de los cuales, á una gran distancia, el melafiro, el traquito,
la dolerita y otras rocas pirojénicas, á que se atribuye
la fuerza que hunde y que levanta, permanecen ocultas en
las profundidades de la Tierra. En una inmensa estension
de las Cordilleras y de la región próxima al Este, no existe
señal alguna visible de toda la formación granítica.
rovo iv. j;¡
Como muchas veces he obsorvado, la frecuencia de las
erupciones de un volcan parece depender de causas múlti­
ples y m uy complicadas. Tampoco es posible espresar se­
guramente por una ley general, la relación de la altura
absoluta con el número y fuerza délas erupciones volcáni­
cas. Si, limitándose á un grupo poco considerable, la com­
paración del Stromboli, del Vesubio y del Etna puede ha­
cer creer que el número de las erupciones está en ra­
zón inversa de la altura de los volcanes, otros hechos se
hallan en oposicion directa con esta fórmula. Sartorius de
AValtershausen, tan conocedor del E tn a , observa que,
según el término medio délos últimos siglos, puede espe­
rarse una erupción cada seis años. mientras que en Islan-
dia, donde ningunaparte del suelo está alabrigo de la com­
bustión submarina, las erupciones no se repiten en elHécla,
inferior al Etna en 5.400 pies , sino cada 70 ú 80 años (56).
E l grupo de los volcanes de Quito presenta un contraste
<xun más sorprendente. El volcan de Sangay^, de más de
1 6 , 0 0 0 pies de altura, es mucho más activo que el cono
del Stromboli. que solo tiene 2,775. El Sangay es de todos
los volcanes conocidos, aquel en el que se suceden en el es­
pacio de un cuarto de hora, con la mayor rapidez las erup­
ciones de escorias inflamadas que iluminan á lo lejos el ho­
rizonte. En vez de engolfarnos en hipótesis sobre las causas
cuyo concurso produce fenómenos inaccesibles á nuestras
investigaciones, prefiero detenerme en seispuntosde la su­
perficie del globo que , en la historia de la actividad volcá­
nica , son particularmente instructivos y curiosos. Estos
puntos son: el Stromboli, la Quimera de Licia, el antiguo
Tolcan de Masaya, el moderno de Izalco, el de Fogo en las
Islas de Cabo Verde , y el colosal Sangay.
La Quimera y el Stromboli (antiguo Strongilo) son las
dos montañas ignívomas cuya permanencia; fundada en do­
cumentos ciertos es mas antigua en la historia. La eminen­
cia cónica del Stromboli. formada de dolerita, es dos veces
más alta que la montaña ignívoma de la isla de Vulcano,
-conocida de los antiguos bajo los nombres de Hiera j de
Thermessa, c u ja última gran erupción data del año 1775.
La incesante actividad del Stromboli se compara con la de
la isla Lipari (antigua Meligunis). por Strabon j porPli-
nio. que atribujen á sus llamas, es decir, á sus escorias,
una pureza j claridad majores, con un calor menos inten­
so (57). El número j la forma de sus pequeñas bocas de
fuego son m u j variables. La descripción del suelo del crá­
ter dada por Spallanzani, j que se ha tenido mucho tiem­
po por una exageración, ha sido plenamente confirmada por
Hoffmann, geognosta consumado, j últimamente por el
ingenioso físico Quatrefages. Una de dichas bocas encen­
didas hasta el rojo no tiene mas que 2 0 pies de diámetro,
asemejándose á la abertura de un gran hornillo. Cuando,
desde los bordes del cráter se mira esta abertura, vese á
toda hora, subir j desbordarse la lava en fusión. Todavía
b o j se orientan los márinos por las erupciones del Strom­
boli , que no se han interrumpido nunca desde las edades
mas atrasadas. La dirección de las llamas j d e las columnas
de vapores que se escapan del cráter sirven, como actual­
mente á los Griegos j Romanos, para pronosticar los vientos
con más ó ménos acierto. Poljbio, c u ja descripción revela
un conocimiento singularmente exacto del estado del cráter,
refiere á la antigua estancia de Eolo en la isla de Strongilo,
v aun mas á observaciones sobre los fuegos de Volcano, la
isla sagrada de Vulcano, que, en la época del historiador
griego, se escapaban con violencia del cráter, los diversos sig­
nos que eran presagio del cambio de vientos. La repetición de
las erupciones ígneas se ha verificado, en Jos últimos tiem­
pos, á intervalos algo irregulares. El período durante el cual
despliega el Stromboli la m ajor actividad es el del mes de No­
viembre j l a estación de invierno. Según Sartorius de Wal-
tershausen, sucede lo mismo al Etna. Por otra parte, la ac­
tividad del Stromboli no se interrumpe sino por cortos mo­
mentos de calma, como acredita la esperiencia de muchos
siglos.
La Quimera de Licia, tan bien descrita por el almirante
Beaufort, j de la cual lié hecho mención dos veces ( 0 8 ),
no es un volcan, sino un foco perpétuo, una fuente de ga&
constantemente inflamado por un efecto de la actividad vol­
cánica de la Tierra. Hace algunos meses, un artista de ta ­
lento, Alberto Berg, fué á visitar la Quimera, para tomar
vistas pintorescas de ese lugar, j a célebre en los tiempos de
Otésias j de S cjlax de Carjanda, j recoger fragmentos de-
todas las rocas de donde salen las erupciones ígneas. Las
descripciones de Beaufort, del profesor Forbes j del te­
niente Sprat, en los Tratéis InL icya, han sido justificadas
por completo. Una masa eruptiva de serpentina atraviesa
el espeso calcáreo , en una garganta que pasa del Sudeste
al Noroeste. En la estremidad Noroeste de esta garganta, la
serpentina está cortada ó quizás cubierta verticalmente por
una arista de calcáreo redondeado en forma de arco. Los
fragmentos que se han traido son, los unos verdes é inal­
terables, los otros oscuros j en estado de descomposición.
Fácilmente se reconoce en los dos depósitos de serpentina la
presencia del diálaga.
El volcan de Masa j a (59), el Infierno de M asaya,
c u ja reputación se habia estendido mucho á principios del
del siglo xvi, bajo esta denominación d%In fa m o , y que ha
sido objeto de Memorias dirigidas al emperador Cárlos
Quinto, está situado entre los dos lagos de Nicaragua j de
Managua , al Sud-Oeste del Nindiri, pueblo encantador de
la India. Durante siglos, presentó el raro fenómeno que he­
mos descrito á propósito del volcan de Stromboli. Veíase
desde los bordes del cráter, j á través de una abertura in­
flamada, subir j precipitarse las olas de lava agitadas por
los vapores. El historiador español Fernando González de
Oviedo, que visitó el Vesuvio en 1501 con la reina de Ña­
póles. á la cual acompañaba en calidad de jefe de Guar-
darojm, fue el primero que subió al Masaja, en el mes de
Julio de 1529, é hizo comparaciones entre los dos volca­
nes. El nombre de Masaja pertenece á la lengua chorote-
ga, en uso en el Estado de Nicaragua, j significa montaña
inflamada. El volcan, rodeado de un campo estenso de la­
va (mal-país). formado indudablemente por el mismo, era
considerado en esta época como perteneciente al grupo de
los nuevos Maribios inflamados. «En el estado ordinario,
dice Oviedo, la superficie de la lava, en medio de la cual
nadan escorias negras, se encuentra á muchos cientos de
piés bajo los bordes del cráter . pero á veces se produce re­
pentinamente tal hervor, que la lava casi alcanza el
borde mas elevado.» La perpetua iluminación del Masaja
procede, según el ingenioso j preciso lenguaje de Oviedo,
no de una llama propiamente dicha, sino de vapores ilumi­
nados por la parte inferior (60). Este fenómeno, añade, tie­
ne tan grande intensidad q u e , en una senda de más de tres
leguas de estension , que conduce desde el volcan á la ciu­
dad de Granada, la comarca estaba iluminada casi como en
la época del plenilunio.
Ocho años despues de la ascensión de Oviedo, hizo otra
al volcan un fraile dominicano, F r a j Blas del Castillo, el
mismo personaje que, en las obras de Gomara, de Benzoni
j de Herrera, es llamado F r a j Blas de Iñesta. Convencido
de que la lava en fusión en el cráter era oro líquido, Frav
Blas se asoció á un religioso flamenco de la Orden de
San Francisco, no ménos avaro que él, F r a j Juan de Gan-
davo, j los dos, abusando de la credulidad de los Españoles
recien venidos, fundaron una sociedad por acciones, para
esplotar esta mina á espensas comunes. Ellos, dice b u r­
lescamente Oviedo, estaban eximidos de toda contribu-
cion pecuniaria por su calidad de eclesiásticos. La reía»
cion que Fray Blas del Castillo dirigió al obispo de Cas­
tilla del Oro, Tomás de Verlenga, sobre los medios de
ejecución de esta aventurada empresa, no fué conocida
hasta 1840, por el descubrimiento de la obra de Oviedo so­
bre Nicaragua. F ray Blas, que habia servido anteriormen­
te como marinero, quiso imitar el método por medio del
cual los habitantes de las islas Canarias, suspendidos por
cuerdas sobre el m ar, recogen de los escarpados flancos de
las rocas, la materia colorante llamada orchilla (Lichen
Roccella). Meses enteros se emplearon en disponer y reno­
var los aparatos, para hacer subir sobre el abismo una viga
de mas de 30 pies de la rg a , por medio de una grúa y una
polea. El fraile, cubierta la cabeza con un casco de hierro
y un crucifijo en la mano, fue bajado con otros tres miem­
bros de la asociación; permanecieron toda una noche sóbre­
la parte sólida del suelo de cráter, en donde hicieron esfuerzos
inútiles para coger el pretendido' oro, con vasos de tierra
cubiertos con una envuelta de hierro. Temerosos de asustar
á los interesados, convinieron en decir, si salían de allí, que
habían hallado grandes riquezas, y que el Infierno de M a -
sayct merecía llamarse en adelante Paraiso de Masa-
¡ja (61). Renovóse la operacion muchas veces hasta que el
Gobernador de Granada, ya porque recelara el fraude, ya
cuidadoso de que no se perjudicara al fisco, prohibió el des­
censo al cráter con cuerdas. Tomóse esta medida en el vera­
no de 1538; pero en 1551, el deán del Cabildo de León,
Juan Alvarez, obtuvo de la Corte de Madrid la cándida au­
torización «de abrir el volcán y tomar todo el oro que con­
tuviera,» ¡tan firmes eran en el siglo xvi las creencias po­
pulares! En 1822, Monticelli y Covelli debieron probar-
tambien en Nápoles, por análisis químicos, que no habia
oro en las cenizas arrojadas por el Vesuvio el *28 de Octu­
bre i,6 *2 ). .
— m —

El volcan de Izalco, en la costa occidental de la Amé­


rica central, á 8 millas al Norte de San Salvador, y al
Este del puerto de Sonsonata, fué levantado once años
despues que el volcan del Jorullo, muy interior en Mé­
jico. Las dos apariciones tuvieron lugar en medio de
una llanura cultivada, á continuación de temblores de
tierra y de bramidos subterráneos prolongados durante
muchos meses. Una colina en forma de cono salió de tierra
en el Llano de Izalco, é inmediatamente, el 23 de Febrero
de 1770, brotó un torrente de lava del vértice de esta emi­
nencia. Todavía no ha podido determinarse lo que en el
rápido crecimiento de la colina proviene del levantamiento
del suelo, y lo que depende de la acumulación de las es­
corias, cenizas y masas tobáceas; lo único cierto es que
despues de su primera erupción, el nuevo volcan, lejos de
apagarse casi en seguida, como el Jorullo, no ha suspen­
dido su actividad, y que frecuentemente sirve de faro á los
marinos que recalan en la bahía de Acajutla. Cuéntanse alli
cuatro erupciones ígneas por hora. La regularidad de ese
fenómeno ha sorprendido á los pocos viajeros que lo han
observado exactamente (63). La fuerza de las erupciones
era variable, pero no la duración de los intervalos. La a l­
tura que alcanzó el volcan de Izalco despues de su última
erupción de 1825, está evaluada en 1,500 pies próxima­
mente; altura casi igual á la del volcan de Jorullo sobre la
llanura que le abrió paso; y cuatro veces la del cráter de
levantamiento de Monte Nuovo. en los campos Flégraneos,
que, según las medidas exactas de Sccachi, es de 405
pies (04). La actividad permanente del volcan de Izalco,
considerado mucho tiempo como una válvula de seguridad
para la comarca vecina á San Salvador, no conjuró sin em­
bargo la catástrofe que destruyó completamente ln ciudad,
en la noche de Pascua de 1854.
Una de las islas de Cabo-Verde, que se levanta entre
San lago y Brava, ha sido llamada por los Portugueses la
Isla de Fuego, Ilh a do Fogo, porque, como Stromboli,
lanzó llamas sin interrupción desde 1680 á 1713. Despues
de un largo descanso, el volcan de esta isla se reanimó en
el verano de 1798. poco tiempo despues de la última erup­
ción lateral del pico de Tenerife, que salió á través del crá­
ter de Chaborra, llamado sin razón el volcan de Chahorra,
como si formase una montaña distinta.
El mas activo de todos los volcanes de la América me­
ridional es el Sangay, y aun escede en actividad á todos los
volcanes y a citados. Llámasele también volcan de Macas,
porque los restos de esta antigua ciudad, m uy populosa al
principio de la Conquista, están situados en el Rio-Upano,
á 7 millas geográficas al Sud de Sangay. Esta montaña
colosal, de 16,068 pies de altura, surgió en la vertiente
Este de la Cordillera oriental, entre dos sistemas de afluen­
tes que van á engrosar el rio de las Amazonas, el del Pas-
taza y el del Upano. El grande , el incomparable fenómeno
que presenta en la actualidad el S a n g a y , parece que no
empezó hasta 1728. Cuando la medida astronómica del
grado, tomada por Bouguer y La Condamine desde 1738
á 1740. esta montaña hizo los oficios de una señal de fue­
go perpétuo (65). Yo mismo oí durante muchos meses,
en 1802, en Chillo cerca de Quito, en la deliciosa casa
de campo del Marqués de Selvalegre, los bramidos del San­
gay, que medio siglo antes habia oído Don Jorge Juan,
algo mas al Nord-Este, cerca de Pmtae, al pie del Anti-
sanu (66j. En 1842 y 1843, las erupciones fueron acom­
pañadas de ruidos mas violentos que nunca, que se oyeron
distintamente, no solo en el puerto de Guayaquil, sino
hasta en Payta y San Buenaventura, á lo largo de las cos­
tas del mar del S ud, es decir, que salvaron una distancia
igual á la que separa á Basilea de Berlin, los Pirineos de
Fontainebleau, <3 Londres de Aberdeen. Desde principios
de siglo, muchos geognostas visitaron los volcanes de Mé­
jico, de Nueva-Granada, de Q.uito, de la Bolivia y de Chi­
le; por desgracia la situación solitaria del Sangay. colocado
fuera de todas las vías de comunicación, ha sido causa de
que se le olvide. Solo en el mes de Diciembre de 1849
subió á él un sabio y atrevido viajero, Wisse, despues
de una estancia de cinco años en la cadena de los An­
des, y llegó hasta la estremidad de la cima cubierta de
nieve. A la vez que determinaba exactamente por medio
del cronómetro la frecuencia estraordinaria de las erupcio­
nes, estudió la composicion del traquito, encerrado en
un reducido espacio, de donde salia á través del gneiss.
Wisse contó 267 erupciones por hora (67); cada una
duraba, por término medio, 13",4. Lo que hay en esto
de sorprendente es que dichas erupciones no iban acompa­
ñadas de sacudida alguna sensible, aun en el cono mismo
de cenizas. Las materias arrojadas por el volcan en medio
de una humareda abundante, de color ya gris ya naran­
jado, son en su mayor parte una mezcla de cenizas negras
y de rapilis; pero lanza también verticalmente escorias de
forma esférica, que no tienen menos de 15 á 16 pulgadas
de diámetro. En una de las erupciones mas fuertes, Wisse
no pudo contar mas que 50 ó 60 piedras incandescentes,
arrojadas simultáneamente. El mayor número de esas pie­
dras vuelve á caer en el abismo; algunas veces cubren el
borde superior del cráter ó se deslizan á lo largo del cono,
y despiden por la noche un brillo que visto á gran distancia
por La Condamine, le produjo el efecto de una eyección de
azufre y de asfalto inflamados. Las piedras suben aislada
y sucesivamente de modo que las unas vuelven á caer ya
cuando las otras apenas han abandonado el cráter. Según
una medida exacta del tiempo, el espacio que recorren en
la parte de su caida posible de ver, es decir, hasta el bor­
de superior del cráter, parece, por término medio, de 737
pies. Las piedras lanzadas por el Etna llegan, según las
medidas de Sartorius Waltershausen y del astrónomo Chris-
tian Peters, á una altura de 2,500 pies sobre los bordes del
cráter; las evaluaciones de Gemellaro, durante la erupción
de 1832, dan un resultado tres veces mas considerable. La
ceniza negra forma, en la pendiente del Sangav y en un
radio de 3 millas, capas de 300 á 400 pies de espesor. El
color de esas cenizas y el de los rapilis da á la parte supe­
rior del cono un aspecto terrible. Antes de terminar esta
reseña, será bueno indicar las proporciones gigantescas del
Sangay, seis veces mas elevado que el Stromboli, tenien­
do en cuenta que esta comparación desmiente de una ma­
nera formal la creencia, demasiado absoluta, de que las mon­
tañas ignívomas menos elevadas son las que siempre pro­
ducen erupciones mas frecuentes.
La agrupación de los volcanes importa mas aun quizás
que su configuración y su altura, porque conduce al gran
fenómeno geológico del levantamiento del suelo sobre las fa­
llas de que está surcada la corteza terrestre. Esos grupos sea
que, según la división de Buch, estén formados alrededor
de un volcan central, ó dispuestos en hileras, indican las
partes del suelo en que la erupción de las materias lique-
factadas ha encontrado menos resistencia, á consecuencia
del menor espesor de las capas roquizas, ó en razón á su
conformación natural y de su ruptura primitiva. El espa­
cio sobre el cual se ejerce la actividad volcánica de una ma­
nera formidable, en el E tna, las islas Eolicas, el Vesubio
y los campos Flegranéos, desde Puteoli (Dicearco), hasta
Cumas y hasta Isquia, la isla tirrena de los Monos (/Ena-
ria), en donde el Epopeus arroja llamas, comprende tres
grados
o de latitud. Reunión tal de fenómenos análogos o no
podia pasar desapercibida para los Griegos. Léese en Stra-
bon : «Toda la parte de mar que empieza en Cumas y llega
hasta Sicilia, está encendida, y contiene en sus profundi­
dades cavernas que comunican entre sí y con el continen­
te ( 6 8 ). Esta naturaleza es no solo la del E tna, según el
testimonio de todos los que la lian visto, sino también de
las islas Liparis y de toda la región que rodea á Dicearco,
Ncapolis, Baja y Pitee usa.» De aquí nació la fábula de que
Tifón estaba acostado en Sicilia, y cuantas veces se mo­
vía bacia brotar llamas y aguas, y de que en ocasiones tam­
bién surgían islotes de en medio de las ondas de ebullición.
«Frecuentemente, dice además Strabon, viéronse apare­
cer llamas en la superficie del mar, en el grande espacio
comprendido entre Strongilo y Lipara. El fuego encerra­
do en las cavernas profundas sale violentamente de dentro
á afuera.» En Pindaro (69), el cuerpo de Tifón ocupa tal
espacio, que la Sicilia y alturas rodeadas por el mar, que
se estienden sobre Cumas, es decir, los campos Flegra-
néos, descansan en el pecbo velludo del coloso.
Así Tifón, ó Encelada que se ba confundido con él,
era en la imaginación de los Griegos la personificación mí­
tica de la causa desconocida y oculta en las profundidades
de la Tierra, de donde nacían los fenómenos volcánicos. El
lugar que se le asigna y el espacio que ocupa espresan la
delimitación y acción común de muebos sistemas volcá­
nicos. En el gran cuadro del mundo que coloca Platón al
fin de su Fédon, bajo esta imágen geológica del interior
déla Tierra, que acredita una fantasía tan poderosa, aque­
lla acción común se atribuye mas atrevidamente aun,
al conjunto de todos los sistemas. Todas las corrientes de
lava se alimentan en el Piriflegeton, que despues de haber
dado muchas vueltas debajo de la Tierra se hunde en el
Tartaro. Platón dice formalmente que los volcanes, cual­
quiera que sea el lugar donde se encuentren, hacen ascen­
der, por la fuerza de su'soplo, las materias violentamente
arrancadas al Piriflegeton (70). La espresion a.'xoa-naotiara (JUe
usa Platón, espresa bastante bien la fuerza de impulsión del
viento que, encadenado hasta entonces, se abre salida sú­
bitamente, fuerza sobre la cual fundó despues Aristóteles
su teoría de los volcanes.
Ses'un
O esos antig-uos'
O cálculos,* las hileras' de volcanes
tienen aun, para el observador que abarca el conjunto del
cuerpo terrestre, un carácter mejor determinado que los
volcanes centrales. Esta disposición de los volcanes es sor­
prendente, sobre todo cuando siguen grandes fallas, para­
lelas entre sí de ordinario, que atraviesan en línea recta es­
tensas comarcas, como las Cordilleras. Para obedecer á esas
condiciones, y citar solo las cadenas importantes que con­
tienen los volcanes mas próximos unos de otros, encontra­
mos, en el Nuevo Continente, la cadena volcánica de la
América central y de Méjico, las de Nueva-Granada
y Quito, del P e rú , de la Bolivia y de Chile; en el Anti­
guo Continente, las islas de la Sonda, en particular Java,
la península de Kamtschatka y su prolongacion en las K u ­
riles, por último, las islas Aleuticas, límite meridional
del mar casi cerrado de Bering. Vamos á detenernos en
algunos de esos prupos principales, porque reuniendo los
detalles es como puede llegarse á descubrir los fundamen­
tos de los fenómenos.
La cadena de la América central, que une los*volcanes
designados antiguamente con el nombre de Costa Rica,
Nicaragua, San Salvador y Guatemala, se estiende desde
el volcan Turrialva, cerca de Cartago, hasta el de Soco­
nusco, por un espacio de seis grados de latitud, entre
10° 9' y 16° 2'. Dirigida generalmente de Sudeste á Nor­
oeste, y describiendo además algunas ligeras curvaturas,
no tiene menos de 135 millas geográficas; casi la distan­
cia del Vesubio á Praga. Entre la laguna de Managua y
la bahía de Fonseca, entre el volcan de Momotombo y el
de Conseguina, cuyo ruido subterráneo, oido en 1835
en la Jamáica y en la meseta del Bogotá, producía el efecto
de detonaciones de artillería, están situados ocho volcanes-
mas, muy próximos unos de otros, y que parecen levan­
tados en una sola y misma falla, de 16 millas geográficas
de longitud. En la América central y en toda la parte me­
ridional del Nuevo Continente, y aun puede decirse que
desde el archipiélago de los Chonos, al Sud de Chile,
hasta el volcan setentrional de Edgecomba, en la pequeña
isla próxima á Sitka (71), y al del monte Elias, en el
Prince W illiam'S Sund, en una estension de 1,600 millas
geográficas, las fallas volcánicas están abiertas por do quier
en la parte occidental que es la mas cercana al mar del Sud.
En el lugar donde la cadena volcánica de la América cen­
tral entra en el estado de San Salvador, al Norte del golfo
de Fonseca, cerca del volcan de Conchagua, á los 13° 30' de
latitud boreal, cambia su eje con el de las costas, y toma la
dirección del Este-Sud-Este á Oeste Noroeste, y aun pasa
casi decididamente de Este á Oeste, en el sitio donde se
encuentran tan próximas unas de otras las montañas igní­
vomas, que pueden contarse cinco, mas ó menos activas, en
el pequeño espacio de 30 millas. A esta desviación corres­
ponde un hinchamiento considerable del continente, en la
península de Honduras,* en donde la costa oriental se in­
clina bruscamente de Este á Oeste, desde el cabo de Gracias
á P íos hasta el golfo de Amatico, es decir en una estension
de 75 millas, despues de haber recorrido un espacio igual
paralelamente al meridiano. En el grupo de los altos vol­
canes del Guatemala, á los 14° 10' de latitud, la cadena
vuelve á tomar su antigua dirección N. 45° O., y continúa
asi hasta la frontera de Méjico, del lado de Chiapa y del
istmo de Huasacualco. Al Noroeste del volcan deSoconusko
y hasta el de T uxtla, no se ha encontrado un solo cono de
traquito apagado. Domina en esta región el granito rico
en cuarzo y el esquisto micáceo.
Los volcanes de la América central no coronan las ca-
deuas de montañas; se levantan á su pie, y la mayor parte
completamente separados de las mismas. Las alturas mas
considerables están en los dos estrenaos de la línea. Hácia
el Sud, en Costa Rica, se descubren los dos mares sobre la
cima del volcan de Cartago, el Irasu; es cierto que. además
de la altura, la posicion mas central de la montaña concur­
re á ensanchar el horizonte. Al Sud-Este de Cartago se
elevan montañas de 10 á 11,000 pies: el Chiriqui (10,567),
y el Pico Blanco (11,013.) Ignórase de qué rocas se com­
ponen; probablemente son conos traquíticos cerrados. Mas
lejos, hácia el Sud-Este, en Veragua, las alturas disminu­
yen y no pasan de 5 ó 6.000pies. Esta elevación parece
ser también la elevación media de los volcanes de Nicara­
gua y de San Salvador; pero en la estremidad Noroeste de
toda la cadena volcánica, no lejos de la nueva ciudad de
Guatemala, existen dos volcanes que se levantan á la al­
tura de 1*2,000 pies. Los máximos caen asi, según la cla­
sificación hipsométrica que he dado antes, en el tercer
grupo, con el Etna y el Pico de Tenerife, mientras que la
mayor parte de las alturas situadas entre las dos estremi-
dades esceden apenas en 2,000 pies la altura del Vesubio.
Los volcanes de Méjico, Nueva Granada y Quito pertene­
cen al quinto grupo, y se elevan en su mayoría á mas de
16,000 pies.
Aunque, á partir del istmo de Panamá, y atravesando
las provincias de Veragua, Costa Rica y Nicaragua,
hasta los 1 1 ° 30' de latitud boreal, se nota ya un ensancha­
miento sensible en el continente de la América central, la
estensa superficie del lago de Nicaragua, que escede solo en
120 pies el nivel de los mares (72), produce tal depresión
del suelo, que desde el mar de las Antillas al mar del Sud^
se forma una gran corriente de aire funesta por lo general
á los navegantes que atraviesan el Océano llamado pacífico.
Las tempestades causadas por estos vientos del Nord-Este
reciben el nombre de Papagayos, y subsisten á veces cua­
tro ó cinco dias sin interrupción. Tienen de notable que,
mientras duran, despejan ordinariamente de nubes el
ciclo. El nombre de Papagayos está tomado del golfo de
Papagayo, es decir de la parte de las costas occidentales
del Estado de Nicaragua comprendida entre Brito ó Cabo
Desolado y Punta S. Elena, entre 11° 3*2' y 10° 50',
que encierra, al Sud del Puerto de San Juan del Sur, las
pequeñas bahías de Salinas y de S. Elena. En una travesía
que liice de Guayaquil á Acapulco, pude comprender, du­
rante los dos dias 9 y 11 de Marzo de 1803, toda la violen­
cia de los Papagayos, y observar los caracteres particulares
de esas tempestades. Habia ya sin embargo pasado de los
parajes indicados antes, y me encontraba al Sud á 9o 3 '
de latitud. Las olas eran tan altas como jamás habia visto,
y el Sol, que constantemente se distinguía en un cielo azul,
me permitió medir la altura de aquellas, por un método que
no se habia aun esperimentado, por las alturas del Sol mis­
mo sobre dichas olas y las profundidades que abrían. Todos
los marinos españoles, ingleses y americanos atribuyen á
los vientos alíseos del Nord-Este, que nacen en el Océano
Atlántico, los Papagayos del mar del Sud (73).
En un nuevo trabajo sobre las cadenas volcánicas de la
América central á que me dedico con gran aplicación, y
que se compondrá en parte de los materiales publicados, en
parte de noticias manuscritas (74), enumero 29 volcanes,
cuya actividad pasada ó presente puede ser estimada con
exactitud. Los habitantes de esas regiones cuentan un tercio
mas, pero comprenden antiguos estanques de erupción, que
quizás no hicieron mas que dar paso á muchas erupciones la­
terales, procedentes de un solo y mismo volcan. Entre los co­
nos y las campanas aisladas que los indígenas llaman volca­
nes, es posible que muchos esten formados de traquito y de do-
lerita; pero constantemente cerrados desde su levantamiento,
jamás han dado señales de actividad. En la actualidad
solo pueden considerarse como inflamados 18 volcanes. Siete
han arrojado llamas, escorias y corrientes de lava en este
siglo, en 1823, 1835, 1848 y 1850, dos han presentado los
mismos fenómenos á fines del siglo pasado, en 1775 y
1799 (75). Fundándose en la falta de corrientes de lava en
los poderosos volcanes de las Cordilleras de Quito, los geó­
logos han afirmado últimamente repetidas veces, que esta
carencia era general en los volcanes de la América cen­
tral. Verdaderamente, las erupciones de escorias y de
cenizas se producen ordinariamente sin corrientes de la­
va, que es lo que sucede en este momento al volcan de
Izalco; pero las emisiones de lava , de los cuatro volcanes
Nindiri , el N uevo, Conseguina, San Miguel de Bo-
sotlan, descritas por testigos oculares , contradicen esta
aserción (76).
Me he detenido de intento en todos los detalles relativos
á la situación de los volcanes dispuestos en apretada fila,
que forman las cadenas volcánicas de la América central,
con la esperanza de que un geognosta que hubiera estudia­
do anticipadamente los volcanes activos de la Europa y los
apagados de la Auvernia, del Vivarais ó del Eifel, y que
fuera capaz, cosa que es de la mayor importancia, de
describir la composicion de las rocas según las exigencias
de la mineralogía moderna, sintiese por fin el deseo de vi­
sitar esta comarca, tan accesible ahora, y aun puede decirse
que tan próxima á nosotros. Quedará todavía mucho que
hacer, aun cuando ese viajero se consagrase esclusivamente
á investigaciones geognósticas , y se propusiese sobre todo
determinar, bajo el punto de vista de la orictognosia, las ro­
cas traquíticas, doleríticas y melafíricas. clasificar el levan­
tamiento primitivo y las partes cubiertas por erupciones
posteriores, distinguir finalmente las verdaderas lavas, que
se estienden en corrientes estrechas v continuas, de las es­
corias amontonadas, que se confunden frecuentemente con
ellas. Importa también separar claramente las montañas
cónicas que se levantan en forma de cúpulas ó de campa­
nas, j que están siempre cerradas, de los volcanes aun ac­
tivos, ó que lo han sido, y que vomitan escorias y corrien­
tes de lavas, como el Vesubio y el Etna, ó escorias y cenizas
sin lavas, como el Pichincha y el Cotopaxi. Nada, que j o
sepa, puede dar un impulso mas rápido al conocimiento de
la actividad volcánica, que tanto deja aun que desear, por
falta de suficiente número de observaciones acerca de las
grandes masas continentales. Si además, como resultado
material de este vasto trabajo, se examinasen colecciones
de rocas, recogidas de gran número de volcanes propia­
mente dichos j conos traquíticos cerrados, teniendo cuidado
de añadir á ellas fragmentos de las capas no volcánicas, ro­
tas por el levantamiento de esta doble especie de montañas,
habríase abierto al análisis químico j á las deducciones
geológicas j químicas cu j o análisis seria el punto de p a rti­
da un campo tan vasto como fecundo. La América central
j Java tienen, sobre Méjico, el reino de Quito j Chile, la
incontestable ventaja de ofrecer en un espacio mas estenso,
j con menos intervalos, los mas diversos modelos de las an­
damiadas á través de las cuales se manifiesta la actividad
volcánica.
Con el volcan de Soconusko, situado á los 16° 2 ' de la­
titud boreal, acaba cerca de la frontera de la provincia de
Chiapa, la cadena volcánica de la América central, j em­
pieza un sistema completamente distinto, el sistema meji­
cano. Los istmos de Huasacualco j de Tehuantepec, tan
importantes para el comercio con el mar del Sud , están,
como el estado de Caraca al Nor-Oeste, completamente des­
provistos de volcanes, j quizás también de conos traquíticos
cerrados. A 40 millas del volcan de Soconusko se levan­
ta, cerca de la costa de Alvarado, á los 18° 2 8 'de latitud,
TOMO I V . 10
sobre la vertiente oriental de la Sierra de San Martin, el
pequeño volcan de Tuxtla . de donde salió, el 2 de Marzo
de 1793, una gran erupción de llamas j de cenizas. Yo
habia determinado exactamente, en el interior de Méjico,
en el antiguo Anahuac, el lugar astronómico de los volca­
nes y de los colosos nevados; á mi vuelta á Europa, en el
momento en que insertaba los máximos de altura en mi
gran mapa de la Nueva-España, el exámen de esas deter­
minaciones me llevó á reconocer q u e , de un mar á otro,
existe un paralelo de volcanes v de puntos culminantes, que
oscila solo algunos minutos alrededor del paralelo geográ­
fico de 19°. Los únicos volcanes y al mismo tiempo las
únicas montañas cubiertas de nieves perpétuas que en­
cierra el país, lo que supone en esta comarca una eleva­
ción m ajor de l i ó 12,000 pies, el volcan de Orizaba, el
Popocatepetl, los de Toluca j de Colima, están situados en­
tre 18° 59' j 19° 2 0', j parecen señalar la dirección de
una falla volcánica, lo menos de 90 millas de larga, que
va de Este á Oeste (7 7 \ En dicha dirección, á los 19° 9',
entre los volcanes de Toluca j de Colima, á 29 millas del
uno j 32 millas del otro, en una estensa meseta de 2;424
pies de elevación, surgió el volcan de Jorullo, el 14 de Se­
tiembre de 1759. á 4,002 pies de altura. El lugar de este
fenómeno, comparado con la situación de los demás vol­
canes mejicanos, y la circunstancia de que la falla dirigi­
da de Este á Oeste, corta casi en ángulo recto la gran
cadena de montañas que corre del Sud-Sud-Este al Nor-
Xor-Este, son hechos geológicos no menos importantes que
la distancia del Jorullo al mar, las huellas que ha dejado
-su levantamiento j de las cuales he dado un detallado di-
l>ujo, los innumerables hornilos que exhalan vapores alre­
dedor de la montaña, y los pedazos de granito que encon­
tré empastados en la corriente de lava, vomitada por el
volcan principal.
El cuadro siguiente contiene las determinaciones de
lugar y las alturas de los volcanes que forman la cadena
volcánica de Anahuac, sobre una falla que corta, de un mar
á otro, la de la gran cadena de montañas.

¡ OKDE l\
LATITI'D A LT n i A S
DE LOS VOLCANES
de
GEOGRAFICA. SOBRE EL MAR-.
Este á
1

j V o l c a n de Ori zab a.................... 1!)° 27 17' 27!M¡ toesas.

N e v a d o I zt ac c i h u a l l ................ li)° 10' 3" •2 í:;n

P o p o c a l e p i * l l ............................. 18° ;»9 <7" 2772

19° II7 33 " 2372


t
1
1
. J o ru l l o ............................................. 10° 1)i 0” (if¡7
i
1
! V o l c a n de C o l i m a ..................... lí)° 20' o" 1S 77
- ......... ............... ...........

A 110 millas bácia el Oeste de las costas del mar del


S u d , el paralelo de actividad volcánica que atraviesa la
región tropical de Méjico encuentra al grupo de las islas
Revillag-ig-edo.
O O
en cu vas cercanías Collnet ba visto-nadar
%J

piedra pómez. Quizás puede prolongarse este paralelo has­


ta la distancia de 840 millas, donde se reúne al gran vol­
can Mauna Roa, á los 19° 28' de latitud, aunque en el in­
tervalo no exista ningún levantamiento de islas.
Las cadenas volcánicas de Quito y de Nueva-Granada
comprenden una zona en la que se manifiesta en la actua­
lidad la reacción del interior de la Tierra sobre su super­
ficie, y que se estiende desde 2 ° de latitud austral hasta-
cerca de 5° de latitud boreal. Las dos estremidades de esta
zona están ocupadas por el S a n g a j, c u ja actividad no ha
cesado nunca, j por el Páramo j el volcan de Ruiz , c u ja
última sacudida tuvo lugar en 1829, j que vio echar h u ­
mo Degenhardt en 1831, desde la Jkina de Santana. en la
provincia de Mariquita, j en 1833 desde Marmato. A par­
tir del volcan de Ruiz, los que han conservado señales mas
notables de grandes fenómenos eruptivos son, en la direc­
ción del Norte al Sud: el cono truncado del volcan de To-
lima (17,010 pies de altura), que debe su celebridad al
recuerdo que dejó su espantosa erupción del 12 de Marzo
de 1575; los volcanes de Puraz (15,950 pies de altura), j
de Sotara, cerca de Popa j a n ; el volcan de Pasto (12,020
pies), cerca de la ciudad del mismo nombre; los de Monte
de Azufre (12,030 pies de altura), cerca de Tuquerras, de
Cumbal (14,654 pies), j por último de Chiles, en la pro­
vincia de los Pastos. Siguen despues volcanes de m ajo r re­
nombre histórico, situados sobre la meseta de Quito pro­
piamente dicho, al Sud del Ecuador, j entre los cuales
pueden ciertamente considerarse como no apagados, e] P i­
chincha, el Cotopaxi, el Tungurahua j el S a n g a j. Al
norte del nudo de montañas de Robles, cerca de Popa j a n ,
de entre las tres cordilleras que componen la cadena de los
Andes, la del centro , j no la occidental, mas próxima al
mar del Sud, es la que, como demostraré m u j pronto, da
signos de actividad volcánica; pero al Sud de este mismo
nudo de montañas, en el sitio donde los Andes no forman
mas que dos cadenas paralelas, citadas con tanta frecuen­
cia en los escritos de Bouguer j de la Condamine, las mon­
tañas ignívomas por el contrario , están repartidas igual­
mente. A sí, los cuatro volcanes de los Pastos, como el
Cotocachi, el Pichincha, el Iliniza, el Carguairazo j el
Jana-Urcu, se hallan situados al pie del Chimborazo, en la
cadena occidental, mas próxima al mar, pero el Imbabura,
el Cajambo, el Antisana, el Cotopaxi, el Tungurahua que
se levanta en frente del Cotopaxi, casi en medio de la es­
trecha meseta que separa las dos cadenas paralelas, el Altar
de los Collanes, llamado también el Capac-Urcu, j el San­
g a j pertenecen á la cordillera oriental. Cuando se abraza
de una ojeada el grupo mas setentrional de las cadenas vol­
cánicas de la América meridional, la opinion tantas veces
espresada en Quito, j á cu j o favor pueden invocarse he­
chos históricos, á saber, que la actividad'volcánica cambia
j gana en intensidad de Norte á S ud, adquiere un cierto
grado de verosimilitud. Es cierto que, del lado del Sud,
cerca del gigantesco S a n g a j, que no cede en actividad al
Stromboli, encontramos las ruinas del Príncipe de las Mon­
tañas, del Capac-Urcu . que ha sobrepujado seguramente
la altura de Chimborazo, pero que á fines del siglo x v, 14
años antes de la conquista de Quito por el hijo del Inca
Tupac Yupanqui, se apagó desplomándose, j no ha vuelto
á encenderse despues.
El espacio que en la cadena de los Andes no 'está cu­
bierto por grupos de volcanes, es mucho m ajor de lo que
ordinariamente se cree. En la parte setentrional de la
América del Sud, desde el volcan de Ruiz j el cono de
Tolim a, que forman la estremidad setentrional de la ca­
dena volcánica de Nueva-Granada j de Quito, hasta Costa
Rica, mas allá del istmo de Panam á, donde empieza la
cadena de la América central, existe una comarca fre­
cuente j violentamente quebrantada por temblores de
tierra, en la cual se conocen salsas que vomitan llamas,
pero en donde no se han encontrado huellas de volcanes
propiamente dichos. Este país tiene 157 millas geográficas
de longitud, j forma una laguna que no es mas que la mi­
tad del espacio falto de volcanes, comprendido entre el
S a n g a j, estremidad meridional del grupo de Nueva-Gra-
nada y de Q uito, y el Chacani , cerca de Arequipa,
punto donde comienza la cadena volcánica del Perú y la
Bolivia; tan diferentes y complicadas son, en una misma
cadena de montañas, las circunstancias c u jo concurso es
necesario para formar fallas permanentes, y asegurar la li­
bre comunicación del interior del globo con la atmósfera.
Entre los grupos de traquito y de dolerita, á través de los
cuales actúan las fuerzas volcánicas, encuéntranse espa­
cios menos estensos, donde domina el granito , la sienita,
el esquisto micáceo, el esquisto arcilloso, el pórfiro cuarcí-
fero, conglomerados silíceos, y por último rocas calcáreas,
una parte considerable de las cuales pertenece, según el
análisis que hizo Buch de los restos orgánicos traídos
por Degenhardt y por mí, á la formación cretácea. Como
he hecho ver en otra p a rte , la aparición cada vez mas fre­
cuente de las rocas Jabradoricas, ricas en pirójeno y en
oligoclase, anuncia al viajero observador el paso de una
zona cerrada hasta allí por sí misma, no volcánica, de p or­
fiaos desprovistos de cuarzo, abundantes en feldespato vi­
treo y muy ricos en plata amenudo, á regiones volcánicas-
que comunican aun libremente con el interior del cuerpo
terrestre.
El conocimiento mas exacto que últimamente hemos
adquirido de la posicion y de los límites de los cinco g ru ­
pos volcánicos pertenecientes á las regiones tropicales de
Méjico, á la América central, á las repúblicas de Nueva-
Granada y de Quito, á las del Perú y la Bolivia, y á Chile,
ha permitido observar que, en la parte de las Cordilleras
comprendida entre 19° 15' de latitud boreal y 46° de la­
titud austral, que, ron las inflexiones causadas por las des­
viaciones del eje, no tiene menos de 1,300 millas geográ­
ficas, casi la mitad de esta estension está cubierta de volca­
nes; el cálculo da 637 millas contra (507 (78). Si en seguida
se trata de repartir el espacio falto de volcanes entre los
cinco grupos citado^ j a , nótase que la m ajor distancia
es la que separa la cadena de Quito j la del Perú; dis­
tancia que es de 240 millas. Por el contrario, los grupos
mas aproximados son los dos primeros; es decir, el grupo
de Méjico j el de la América central. Los intervalos que
separan los cinco grupos están entre sí comu los números
75, 157, 240, 135. La gran distancia del volcan mas me­
ridional de Quito al volcan mas setentrional del Perú pa­
rece al principio tanto mas sorprendente cuanto que, se­
gún antiguo uso , se ha acostumbrado á llamar la medida
de grado tomada en la meseta de Quito, la medida perua­
na. La parte meridional de los Andes del Perú, que es la
menos considerable, es la sola volcánica. El cuadro si­
guiente indica el número de los volcanes contenidos en cada
grupo; ha sido trazado despues de una profunda discusión
de los mas recientes materiales.

1
G RUPO S NUM ERO
| DE CADENAS VOLCÁNICAS N U M ERO ' D E LOS V O L C A N E S
comprendidas D E L OS V O L C A N E S que pueden
entre l ‘*° 'IV de latitud Norte considerarse
contenidos
y i todavía :
li -ió" 8' de latitud Sud. en endn grupo. j como activos. •
í!
1___ ■
___________

Grupo de ( i y ) ....................... ■ '•> | í


1 - ■ 1 • \ :

, G rupo de la A m é ric a central (8 0 ;.. 1 21


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1 Grupo de N u eva G ra n a lla y Qui- t to
lo (8 1 ).................................... | 18 [0

¡ Grupo del P e rú y de la Boli-1 J


21 •» '
1 v ia (8 2 )..............................
* _____-_______ _____________ ____________

Grupo de C hile . ti 13
i i
Así, los cinco grupos americanos dan un total de 91
volcanes, de los cuales 56 pertenecen al continente de la
América meridional. Comprendo bajo la denominación de
volcanes, además de los inflamados aun, las andamiadas cu­
j a s erupciones corresponden á los tiempos históricos, ó cu­
j a estructura j masas eruptivas, j entiendo por esto los crá­
teres de levantamiento j de ejeccion , las lavas, las esco­
rias, las pómez j las obsidianas los designan, sobre toda
tradición, como volcanes apagados hace mucho tiempo. Los
conos j las cúpulas de traquito sin abertura, ó las largas
cimas de traquito igualmente cerradas, no entran en esta
categoría. Este es el sentido que Buch, Darwin j Naumann
han dado á la palabra volcan, en sus enumeraciones geo­
gráficas. Llamo volcanes inflamados, á los que, considerados
m u j de cerca, dan aun signos de actividad, en m ajor ó me­
nor grado, j una parte de los cuales ha abierto, paso en
tiempos próximos á nosotros, á erupciones comprobadas
históricamente. La condicion, espresada por las palabras
«considerados m u j de cerca», es importante, porque, vistos
desde la llan ura. pueden pasar desapercibidos los vapores
ligeros que se escapan del cráter á una gran altura. ¿No se
ha negado , en la época de mi viaje á América, que el
Pichincha j el gran volcan de Méjico, el Popocatepelt, es­
tuviesen aun inflamados? Despues, un atrevido viajero,
Wisse (84), contó, en el cráter del Pichincha, alrededor del
gran cono de erupción todavía activo, 70 bocas inflamadas;
y j o mismo he sido testigo ocular de una erupción de ce­
nizas perfectamente manifiesta, al pie del Popocatepetl, en
el Maljmis del Llano de Tetim jm , donde media una base
trigonométrica (85).
La cadena volcánica de la Nueva Granada j de Quito,
que, de 18 volcanes, posee todavía 1 0 inflamados, j tiene
una longitud próximamente doble de la de los Pirineos,
puede subdivirse en cuatro grupos menos considerables, á
saber: el Páramo de Raíz j el volcan de Tolima, situado
á poca distancia, á los 4° 55' de latitud Norte, según
Acosta; el Puraz y el Sotara, cerca de Popa j a n , á 2o. 157;
los volcanes de Tuquerras j de Cumbal, en la provincia de
los Pastos, entre 2o. 2 0 ‘y 0o. 50', por último, labilera de
volcanes que se estiende desde el Pichincha, próximo á la
ciudad de Quito, hasta el S a n g a j, c u ja actividad no ha
cesado jamás, es decir, desde el ecuador hasta 2 o de latitud
austral. Esta última subdivisión, no se distingue, entre las
cadenas volcánicas del Nuevo Mundo, ni por su longitud
ni por la aproximación de los volcanes que la componen.
Sábese h o j que tampoco comprende las cimas mas eleva­
das; porque el Aconcagua, situado en Chile, á los 32° 39'
(21,584 pies de altura según Kellet, 22,434 según Fitz-
R o j j Pentland), los Nevados de Sahama (20,970 piés de
altura), el Parinacota (20,670 pies de altura), el Gualateiri
(20,604 pies de altura) j el Pomarapo (20,360 pies de al­
tura), comprendidos todos entre 18° T y 18° 25' de latitud
austral, están decididamente considerados como mas eleva­
dos que el Chimborazo, que solo tiene 20,100 pies. No
obstante , los volcanes de Quito son los de mas renombre
entre todos los del Nuevo Mundo. Esta celebridad procede
de que á la meseta de Quito va unido el recuerdo de tra­
bajos astronómicos, geodésicos, opticos, barométricos, tra­
bajos importantes por los esfuerzos que han costado como
por el objeto á que tendían, j que han inmortalizado los
nombres de Bouguer j La Condamine. En las comarcas de
que se ha posesionado la inteligencia, donde se han agitado
numerosas ideas que han contribuido al desenvolvimiento
científico, queda como atributo local, por mucho tiempo, la
gloria. Por esto en los Alpes suizos, la celebridad va unida
preferentemente al Mont-Blanc, no en razón á su altura,
que no escede en 523 pies á la del Mont-Rose, no á causa
de los peligros que es necesario afrontar en su ascensión,
sino en recuerdo de las grandes miras físicas y geológicas
que ilustran el nombre de Saussure y el teatro de.su in ­
fatigable actividad. La Naturaleza se presenta grande so­
bre todo cuando, obrando sobre los sentidos, se refleja en
las profundidades del pensamiento.
La cadena volcánica del Perú y de la Bolivia. que per­
tenece todavía por entero á la zona equinoccial, y sobre
la cual, según Pentland, el límite de las nieves perpétuas
no empieza sino á partir de 15,1)00 pies, alcanza el máxi-
mun de su altura, á igual distancia próximamente de sus
dos estremidades, en el grupo de Sahama, entre 18° 7' y
18° 25' de latitud austral. En este sitio, cerca de Arica, la
costa forma una inflexión redondeada y m uy sensible, á la
cual corresponde un cambio súbito de dirección en el eje de
de la cadena de los Andes y en la línea volcánica que cor­
re paralelamente al Oeste. De allí, la costa ’y la falla volcá­
nica vuelven á tomar la dirección del Sud, no la del Su­
deste al Noroeste, sino la misma del meridiano, que con­
servan basta la entradaoccidental delestrechodeMagallanes,
en una estension de mas de 500 millas geográficas. Al re­
correr el mapa de las ramificaciones y de los nudos de la
cadena de los Andes, que he publicado en 1841, causan sor­
presa otras muchas aproximaciones del mismo género, en­
tre el contorno del Nuevo Continente y la dirección de la
Cordillera, mas ó menos cercana á la costa. Asi, desde
el promontorio Aguya hasta San Lorenzo, es decir desde 5 o
30' á I o de latitud austral, la costa del Océano Pacífico y
la Cordillera corren directamente del Sud al Norte, despues
de haberse inclinado ambas á dos, durante tanto tiempo de
Sudeste á Noroeste, entre los paralelos de Arica y de Ca-
xamarca; asi también la costa y la Cordillera toman franca­
mente la dirección del Sudoeste al Nordeste, desde el nudo
de montañas de Imbaburu , cerca de Quito, hasta el de los
Robles, cerca de Popayan (8 6 \ Parece difícil separar las
causas geológicas c u ja acción común determinan la ar­
monía entre los contornos de los continentes j la dirección
de las cadenas de montañas vecinas, armonía manifestada
con tanta frecuencia en las Cordilleras de la América del
S u d , en los Alleglianjs de la América del Norte, en las
montañas de la Noruega j los Apeninos.
Aunque en la actualidad sea la rama occidental de la
cadena de los Andes, es decir, la mas próxima al mar del
Sud, la que da majores testimonios de su actividad volcánica,
un observador m u j esperimentado, Pentland, ba encontra­
do, al pie de la cadena oriental, á mas de 4o millas geo­
gráficas de la costa, un cráter perfectamente conservado,
aunque apagado, con corrientes de lava imposibles de des­
conocer. Este cráter forma el coronamiento de un cono si­
tuado no lejos de San Pedro de Cacha, en el valle de Y u c a j
de 11,300 pies de altura, (lat. austr., 14° 8 ', long.; 73° 40')
al Sudeste de Curzo, donde la cadena nevada oriental de
Apolobamba, de Caraba j a j de Vilcanoto se inclina en la
dirección del Sudeste al Noroeste. Este punto, digno de la
atención de los viajeros, está señalado por las ruinas de un
templo célebre, debido al Inca Viracocha (87). El antiguo
volcan, indicado por Pentland, está mucho mas apartado
'del mar que el S a n g a j , que pertenece igualmente á una
rama oriental de la Cordillera; j mas también que el d r i­
zaba j el Jorullo.
Un intervalo sin volcanes, de 135 millas de longitud,
separa la cadena volcánica del Perú j de la Bolivia de la
de Chile; no h a j , con efecto, menor distancia entre la
erupción producida en el desierto de Atacama j el volcan
de Coquimbo. 2 o 3 4 ' mas al Sud, el grupo de Chile alcan­
za su máximun de altura en el volcan de Aconcagua, de
• 21,584pies de elevación, que, según el estado actual de nues­
tros conocimientos, es también el punto culminante de todas
las cimas del Nuevo Mundo. La altura media del grupo de
Saliama, en la Bolivia, es de 20,650 pies; escede también
por lo tanto en 550 pies la altura del Chimborazo. Siguen
luego, descendiendo rápidamente, el Cotopaxi, el Arequipa
(?) j el Tolima, cu vas alturas están comprendidas entre
17,712 y 17,010 pies. Doy, con aparente exactitud y sin
corrección, los resultados de medidas compuestas por des­
gracia de determinaciones trigonométricas y barométricas,
porque esta es, á mi juicio, la mejor manera de provocar
medidas nuevas, y de llegar á nociones mas seguras. Es de
sentir que. en la cadena de Chile, en la cual be citado
veinticuatro volcanes, solo se b a ja n determinado hipsomé-
tricamente unos cuantos. Hause medido los menos elevados
j mas meridionales, los que están comprendidos entre los
paralelos de 37° 20' j 43° 4 0 ', desde Antuco hasta Yánta­
les, j se ba bailado que la altura de esos volcanes no pasa
de seis á ocba mil pies. En medio mismo de la Tierra del
Fuego, se levanta la cima perpétuamente cubierta de nieve
del Sarmiento que, según Fitz-Roj, po tiene de elevación
mas de 6,400 pies. Desde el volcan do Coquimbo al volcan
San Clemente, h a j 242 millas.
Acerca de la actividad de los volcaiies chilenos, tenemos
el importante testimonio de Darwin (8 8 ), que cita formal­
mente, como inflamados todavía, el Osorno, el Corco-
vabo j el Aconcagua, los testimonios de Me je n , de Pueppig
y de G a j, que subieron al M ajpo, al Antuco j al Peteroa,
por último los de Domejko, el astrónomo Gilliz j del Ma­
j o r Filipi. Según estas autoridades, debe fijarse en trece
el número de los volcanes inflamados; cinco menos única­
mente que en el grupo de la América central.
De los cinco grupos que componen las cadenas volcáni­
cas del nuevo continente, j c u ja situación j altura
pueden indicarse según determinaciones de lugares astro­
nómicos, j también lo mas frecuentemente según me­
didas ipsométricas, pasamos á las cadenas del antiguo mun­
do, en el cual, al contrario de lo que acabamos de ver,,
las filas mas apretadas de volcanes pertenecen no á-los con­
tinentes, sino á las islas. El mayor número de los volcanes
europeos, incluso el gran cráter situado entre Tera, Tera-
sia y x\spronisi, que ha dado muchas y sucesivas pruebas
de su actividad, se encuentran reunidos en el Mediterrá­
neo, y aun en la parte de este mar designado con el nombre
de mar Tirreno y mar Egeo. En Asia, los volcanes mas
poderosos están repartidos en las grandes y pequeñas islas
de la Sonda, las Molucas y las Filipinas, en los archipiéla­
gos del Japón, de las Kuriles y de las islas Aleuticas, al
Sud v al Este del continente.
En ninguna región de la superficie terrestre se m ani­
fiestan señales tan recientes de una comunicación activa
entre el interior y el esterior de nuestro planeta como en
el reducido espacio, que tiene apenas una estension de 800
millas cuadradas, y se estiende entre 1 0 ° de latitud aus­
tral y 14° de latitud boreal, y entre los meridianos que
pasan por la estremidad meridional de la península Malaca,
y por la punta occidental de la península de los Papuas, en
Nueva Guinea. Este archipiélago volcánico iguala casi en
estension á la Suiza, y está bañado por los mares de la
Sonda, de Banda, de Solo y de Mindoro. La única isla de
Java , aunque solo mide 136 millas geográficas de Este á
Oeste, contiene aun hoy mayor número de volcanes infla­
mados que toda la América del Sud, que ofrece una lon­
gitud siete veces mayor. Despues de una larga espera, un
sabio naturalista, tan atrevido como incansable, Junghuhn.
abrió nuevos horizontes á la constitución geognóstica de
Java, utilizando trabajos m uy meritorios aunque incomple­
tos, deHorsfield, Stamford Rafles yReinwardt. Despues de
una estancia de mas de doce años, abarcó toda la historia n a ­
tural del pais, en una interesante obra acerca de Java, su
forma.su vegetación v su estructura interior. Han sido me­
didas barométricamente por él mas de 4,000 alturas con el
m ajor cuidado. Los conos j las campanas volcánicas, en
número de 4 5 . las representó en perfil, subiendo á ellas
Junghu.hn dos ó tres veces (89). Se ba asegurado que mas
de la mitad de esos volcanes, 28 por lo menos, están aun
en actividad j vomitan llamas. Sus relieves, tan notables j
tan diversos, han sido descritos con una maravillosa clari­
dad ; el autor se ha remontado , en la historia de sus erup­
ciones, tan lejos como era posible. La isla de Java no
•ofrece menos interés por sus capas sedimentarias de for­
mación terciaria que por sus fenómenos volcánicos. Esos
terrenos que, antes de los trabajos de Jung huh n, eran
completamente desconocidos, cubren los 3/ 3 de la isla, so­
bre todo la parte meridional. En muchos sitios de Java,
fragmentos de troncos de árboles petrificados, de tres á siete
pies de altura, j pertenecientes todos á la clase de los di­
cotiledones , son los últimos restos de antiguos y dilatados
bosques. Esto es tanto mas sorprendente, en un pais donde
crecen en la actualidad abundantemente las palmeras j los
helechos, cuanto que se encuentran con mucha frecuencia
en Europa, en los terrenos terciarios de la formacion hullera,
donde no pueden crecer los monocotiledones arborescentes,
palmeras fósiles. (90). Merced al cuidado que tuvo J u n ­
ghuhn de recojer hojas de árboles fósiles j troncos petri­
ficados, pudo Cueppert, trabajando á su vez, publicar la flo­
ra antidiluviana de Java, como la primera muestra déla
Hora fósil de una comarca verdaderamente tropical.
Bajo el respecto de la altura, los volcanes de Java son
inferiores en mucho á los tres grupos de Chile, de la Bo­
livia j del P erú, j aun á los de Quito j de Nueva Gra­
nada j las regiones tropicales de Méjico. Los máximos
de los grupos americanos están comprendidos, para Chi­
le, la Bolivia y Quito, entre 20.000 j 21,600 pies; y
en Méjico son de 17,000. Esos números esceden . en mas
de 1 0 , 0 0 0 pies, es decir próximamente en la altura del
Etna, la mayor de los volcanes de Sumatra y de Java.
Junghuhn subió, en el mes de Setiembre de 1844, al
colosal (íunuug-Semeru, aun en actividad, y punto cul­
minante de toda la cadena volcánica de Java. El término
medio de sus medidas barométricas dió 11,480 pies sobre
el nivel del mar, es decir, 1,(540 pies sobre el vértice del
Etna. Durante la noche, el termómetro bajó á menos de
6 o, 2 . El Gunung Semeru era conocido antiguamente con
el nombre de Malí a Meru, el gran Meru; esta palabra sans-
crita recuerda el tiempo en que los Malayos recibieron la
civilización india, y también la montaña setentrional del
Mundo que, en el M ahabham ta. es el fundamento mítico
de Brama, de Wischnu y de los siete Devarschis ó siete
Sábios divinos (91). Ha sido causa de asombro el que los
indígenas de la alta llanura de Quito supieran, con anterio-
rioridadá toda medida, que el Chimborazo sobrepuja á todas
las montañas nevadas de la comarca: y no ha sorprendido
menos que los Javaneses hayan conocido que la montaña
sagrada delMahá Meru, poco distante delGunung-Ardjuno,
que se eleva á 10,350 pies, alcanza el máximun de altura
en la isla de Java. Sin embargo, en un pais sin nieve, no
podia servir de guia la distancia del vértice al límite infe­
rior de las nieves perpétuas ni la altura de la nieve acci­
dental ó temporal (92).
Despues del Gunung-Sem eru, de mas de 11,000 pies
de elevación. siguen cuatro volcanes cuya altura varia se­
gún las medidas ipsométricas. entre 1 0 , 0 0 0 y 1 1 , 0 0 0 pies,
son estos: el Gunun£--Slamat
O 93 / ó montaña de Tegal
(10,430 pies): el Gunung-Ardjuno v10,350 pies); el Gu-
nung-Sumbing (10,348 pies), y el Gunung-Lawu 10,005
pies de altura). Hoy es sabido que existen en Java siete
volcanes comprendidos entre 9,000 y 10.000 pies; esos
resultados son importantes, por cuanto no se suponia en
otro tiempo que hubiera en la isla una sola montaña su ­
perior á 6,000 pies (94). Entre los cinco grupos de los
volcanes americanos hay uno, cuya altura media es infe­
rior á la del grupo de Java. Con efecto, aunque m u j cer­
ca de la antigua ciudad de Guatemala, el volcan de F u e ­
go tenga, según *el cálculo j la reducción de Poggen­
dorff, 12,300 pies, 820 mas que el G unung-Sem eru, lo
demás déla cadena volcánica está comprendido entre 5,000
y 7,000 piés, mientras que la de Java varía de 7,000 á
11,000. Por otra parte, 110 es en el archipiélago de la Son­
da, sino en el continente, donde es necesario buscar el vol­
can mas elevado del Asia; elKlutschewsk, en la península
del Kamtschatka, se eleva á 14,790 pies, casi á la altura
del Rucu-Pichincha, en la Cordillera de Quito.
La cadena de Java, que contiene mas de 45 volcanes,
sigue en su eje principal la dirección del Oeste-Noroeste al
Este-Sud-Este, exactamente O. 12° N. (95); es, en la ma-
.j o r parte de su curso, paralela á la cadena volcánica del
oriente de Sum atra, y no al eje longitudinal de Java. Esta
dirección general de la cadena volcánica no esclu j e el fe­
nómeno señalado también últimamente en la gran cadena
del Himalaya, de que á trechos se encuentran tres ó cua­
tro vértices separados de los demás, j colocados de tal
manera que los ejes secundarios de esas cadenas parciales
cortan oblicuamente el eje principal de la gran cadena. Esos
accidentes de las fallas, que Hodgson, Hooker j Stra-
c h e j observaron j representaron en parte, tienen un gran
interés (96). A veces, los pequeños ejes de las fallas acce­
sorias se unen á la falla principal bajo un ángulo casi recto
j generalmente, aun en las cadenas volcánicas, los máxi­
mos de altura son los que están fuera del eje m ajor. Como
en la m ajor parte de las hileras de volcanes, no se obser­
va en Java relación determinada entre la altura de la mon­
taña v la magnitud del cráter que corona su vértice. Los
dos Cráteres mayores pertenecen al Gunung-Tengger y al
Gunung-Raon. El Gunung-Tengger es una montaña de ter­
cera clase, de 8,1(35 pies de elevación solamente; sin em­
bargo, su cráter, de forma circular, tiene un diámetro de
mas de 2 0 , 0 0 0 pies, es decir de una milla geográfica próxi­
mamente. La llanura que constituye el suelo del cráter es
un mar de arena, cuya superficie está á 1,750 pies por bajo
del punto culminante del cerco, y de donde se elevan á tre­
chos masas de lavas escorificadas, á través de una capa de
rapilis en polvo. Según el dato trigonométrico tan exacto
del capitan Wilkes y las escelentes observaciones de Dana,
el inmenso cráter de Kirauea en la isla de Hawai i , que
está lleno de lavas abrasadoras, no llega á las dimensiones
del cráter del Gunung-Tengger. En medio de este último
se levantan cuatro pequeños conos de erupción, verdaderos
abismos en forma de embudo y rodeados de un cerco, uno
solo de los cuales, el Bromo, ha dejado de arrojar llamas. La
palabra Bromo que procede del nombre mitológico Bralima
tiene, en los diccionarios de la lengua Kawi, el sentido de
fuego, que no significa Brahma en sánscrito. El Bromo pre­
senta el notable fenómeno de que, desde 1838 á 1842, se
formó en su embudo un lago, que, como ha demostrado Jun-
ghuhn, debe su origen á la influencia de las aguas atmos­
féricas, calentadas y aciduladas por la filtración de vapo­
res sulfurosos (97). Despues del cráter del Gunung-Tengger.
el mas grande es el Gunung-Raon, que tiene sin embargo
un diámetro mitad menor, pero una profundidad que pro­
duce el vértigo, que se evalúa en mas de 2,250 piés. No
obstante, este notable volcan de 9,550pies de altura, al cual
ascendió y describió minuciosamente Junghuhn (98), no
consta en el mapa, escelente por otra parte, de Raíles.
Un fenómeno importante, común á los volcanes de
Java, y á casi todas las cadenas volcánicas, es el deque la
-simultaneidad de las grandes erupciones se presenta con
Tí>510 IV. 17
mas rareza en ios conos próximos entre sí que en los que es­
tán separados por distancias considerables. En la noche del
11 al 12 de Agosto de 1772, durante la erupción inflamada
del Gunung-Pependajan , de G,(500 pies de altura, la erup­
ción mas violenta que ha asolado la isla desde los tiempos
históricos, otros dos volcanes, el Gunung-Tjerimaí y el Gu-
nung-Slamat, situados en línea recta, á 4G y á 8 8 millas
geográficas del Pependajan, se inflamaron también (90).
Aunque todos los volcanes de una misma cadena se levan­
tan sobre el mismo foco, es lo cierto que la red de las fallas
por donde se comunican entre sí es de tal manera compli­
cada, que la obstrucción de los antiguos canales ó las aber­
turas temporales que se practican en el curso de los siglos,
espiiean erupciones simultáneas en puntos m u j distantes.
Con este motivo recordaré la columna de humo que salia
del volcan de Pasto y que desapareció súbitamente en la
madrugada del 4 de Febrero de 1797. en el momento en
■que el espantoso temblor de tierra de Riobamba quebrantó
la elevada llanura de Quito, entre el Tunguragua y el
Cotopaxi (100).
Atribúyese generalmente á los volcanes javaneses una
íorma acanalada de la que no he visto ejemplo ni en las
islas Canarias, ni en Méjico, ni en las Cordilleras de Qui­
to. El viajero á quien debemos tan preciosas observaciones
sobre la estructura de los volcanes de Java, la geografía de
las plantas, y sus relaciones termométricas é higrométri-
cas, Junghuhn , h a descrito con tal claridad el carácter dis­
tintivo de los volcanes javaneses que el mejor medio para
•dar impulso á nuevas investigaciones, es sin duda alguna
lijarse en el párrafo en que habla de esta configuración si­
métrica. «Aunque la superficie del Gunung-Sumbing,
de 10.300 pies de altura, 'dice, no presenta, cuando se ve
á alguna distancia, mas que una pendiente no interrumpida
y uniformemente inclinada, de mas cerca se observa com­
puesta de eminencias longitudinales ó costas estrechas que,
al descender, se apartan y alargan mas y mas. Su punto de
partida se halla en el vértice del volcan, ó mas general ­
mente sobre una eminencia colocada á algunos cientos de
pies bajo el vértice; desde allí, irradian á todos lados casi
como las ballenas de un paraguas.» Algunas veces esas cos­
tas longitudinales describen cortas sinuosidades, pero siem­
pre tienen de común el estar formadas por surcos de 300 á
400 pies de profundidad, unos al lado de los otros, dirigí -
dos en el mismo sentido, y que se alargan á medida que se
alejan del vértice. Esos surcos se encuentran en las pendien­
tes de todos los volcanes javaneses; pero, de uno áotro cono,
sus profundidades medias varían sensiblemente, como tam ­
bién los intervalos que separan los bordes del cráter ó el vér­
tice cerrado del lugar de donde toman nacimiento. El G u-
nung-Sumbing, de 10,348 pies de altura, es uno de los vol­
canes que presentan las mas bellas y regulares estrías, lo que
depende quizás de que esta montaña fué despojada de sus
bosques, y solo está cubierta de una capa de yerbas. Según
las medidas publicadas por .Tunghuhn, las costas se multipli­
can y ramifican á medida que disminuye el ángulo de in­
clinación del suelo ^1). Sobre la zona de 9,000 pies, hay ape­
nasen el Gunung-Sumbingdiezsurcos; á 8,500 pies hay 32;
á 5,500, 72, y á 3,000. mas de 95: al mismo tiempo ha dis­
minuido el ángulo de inclinación desde 37 á 25 grados y
luego á 10° 1/ 2. Los surcos del Gunung-Tengger, de 8,165
pies de altura, son también casi regulares. No sucede lo
mismo en el Gunung-Ringgit, á consecuencia de las erup­
ciones formidables que los han colmado y destruido (2 ).
Junghuhn estima que la formacion de esas costas longitu­
dinales ó de los barrancos que las separan, cuyos dibu­
jos ha publicado, se debe á la corrosion de las aguas cor'
rientes.
Esplícase esto, si se piensa que las aguas pluviales son
por término medio tres ó cuatro veces mas abundantes en
esta comarca tropical que en la zona templada. Las nubes,
al abrirse, vierten verdaderos torrentes. Aunque general­
mente la humedad dism inuje con la altura de las capas
atmosféricas, las grandes montañas cónicas ejercen sobre
las nubes una tracción particular, j las erupciones volcá­
nicas son, como he observado en otra p a rte , causas deter­
minantes de tempestades. La formación de los barrancos j
de los valles, descritos frecuentemente por Buch j por
mí ¡3), j cu j o encuentro en los volcanes de las islas Ca­
narias j en las Cordilleras de la América meridional g u s­
ta estraordinariamente al viajero, porque le revelan el
interior de la montaña j le llevan mas cerca de la cum ­
bre ó hasta el muro de un cráter de levantamiento, tie­
nen analogía con las cavidades que surcan los volcanes
de Java; pero aunque en ciertas estaciones sirvan esos bar­
rancos de conductos á las aguas pluviales que se reúnen
en ellos, no debe atribuirse á la acción de las aguas el ori­
gen primitivo de los Barrancos (4). Las grietas, resul­
tado del plegamiento que se ha verificado en la masa-
traquítica levantada al estado pastoso, j que no se ha soli­
dificado hasta despues, son, según toda probabilidad, a n ­
teriores á los efectos de corrosion j al choque de las aguas.
En todas las regiones volcánicas donde he podido ver Bar­
rancos profundamente hundidos sobre la pendiente de las
montañas de forma de cono ó de campana (en las faldas de
los cerros barrancosos) no he reconocido señal alguna de
irradiación regular j de las ramificaciones que presen­
tan los relieves singulares de los volcanes de Java, tales
como nos los han dado á conocer las obras de Ju n ghuh n (5 .
La m ajo r analogía entre esos dos fenómenos consiste en el
hecho, señalado por Buch j por el ingenioso observador de
los volcanes, Poulett-Scrope, de que las grandes hendiduras
siguen casi siempre la dirección normal de las pendientes,
irradiando, sin ramificarse, desde el centro de la montaña,
v no forman con las vertientes ángulos
\J O
rectos ni agudos.
O

La creencia de la carencia completa de corrientes de


lava, en la isla de Java, á que parecia inclinarse Buch,
se<?un
O las observaciones del sabio Reimvardt,' ha ido ner- i
diendo terreno en los últimos tiempos ( 6 ). Junghuhn indi­
ca que el poderoso volcan Gunung-Merapi, en el período
histórico de sus erupciones, no ba formado corrientes de lavas
continuas j compactas, arrojando solo restos de lava ó pe­
dazos desprendidos de piedra, aunque en 1837 se b a ja n
visto durante nueve dias seguidos bajar por la noche á lo lar­
go del cono de erupción fajas de fuego (7). Pero el mismo
viajero, tan atento á todos los fenómenos de la Naturaleza,
ha descrito claramente xJv de la manera mas circunstanciada
tres corrientes de lava negra, basáltica, en tres volcanes, el
Gunung-Tengger, el Gunung-Idgen j el Slamat (8 ). En el
Slamat, la corriente de lava se prolonga, despues de haber
ocasionado una caída de agua, hasta los terrenos terciarios (9).
Al pintar la erupción del Gunung-Lamongan, producida
el 0 de Julio de 1838 (10), Jungh uhn distingue con gran
precisión las corrientes de lava propiamente dichas, forman­
do masas continuas, y lo que él llama torrentes de piedras,
que consisten en restos inflamados, la m ajor parte a n g u ­
losos, arrojados sin interrupción por el volcan. «Oíase,
dice, el ruido de las piedras que chocaban, j que, seme­
jantes á puntos inflamados, rodaban al fondo á la desfilada
ó en revuelta confusion.» Señalo intencionadamente las
diferentes apariencias que pueden tomar las masas incan­
descentes, al rodar por la pendiente de un volcan, porque
en las discusiones á que ha dado lugar el máximum del
ángulo que forma la caida de la lava, 'han podido confundir­
se alguna vez con estas corrientes continuas masas de esco­
rias que se precipitan unas trás otras j forman con efec­
to verdaderos torrentes de piedras.
Como en estos últimos tiempos, con motivo de los vol­
canes de Java , se lia suscitado con frecuencia, aunque sin
pararse mucho en ella, la cuestión de la rareza y completa
carencia de las corrientes de lava, cuestión importante y
que afecta á la constitución interior de los volcanes, creo
oportuno tratarla aquí bajo un punto de vista mas general.
Aunque, según toda probabilidad, en un grupo de volcanes
ó en una cadena volcánica, todas las montañas tengan cier­
tas relaciones con el foco universal, es decir, con las masas
en fusión que llenan el centro de la Tierra, sin embargo
cada una de ellas se distingue de las demás por caractéres
físicos y químicos, de donde dependen la fuerza y fre­
cuencia de sus manifestaciones volcánicas, la naturaleza de
sus productos, el grado y la forma de su fluidez, Esas par­
ticularidades no pueden esplicarse ni por la diferencia de
las configuraciones ni por la de las alturas sobre el nivel
actual del mar. El colosal Sangay tiene erupciones ince­
santes, lo mismo tque el humilde Stromboli. De dos vol­
canes, próximos entre sí, el uno arroja pómez sin obsidia­
na despidiendo el otro estas dos sustancias á la vez; del uno
no salen mas que escorias disgregadas, el otro vomita lavas
que corren en estrechos torrentes. Gran número de vol­
canes no han presentado los mismos signos característicos
en todas las épocas de su actividad. Tampoco puede atri­
buirse á un continente mas que á otro la rareza ó la falta
de las corrientes de lava. Diferencias sorprendentes se ma­
nifiestan ya en ciertos grupos, aunque sea preciso limitarse
respecto de. ellos á períodos históricos determinados y próxi­
mos á nosotros. El hecho de haber desconocido las corrientes
de lava depende de muchas circunstancias á la vez. Entre
otras causas, proviene de las capas espesas de toba, de ra-
pilis y de pómez que cubren el suelo, de la confluencia
de muchas corrientes simultáneas ó sucesivas que forman
un vasto campo de lavas ó de conglomerados; por último,.
de que en una llanura de gran estension lian podido des­
aparecer desde mucho tiempo los pequeños conos de erup­
ción que componían en algún modo la andamiada volcánica,
de donde se escapaba la lava á torrentes como sucede enL an -
zarote. Me parece m u j probable que, en los estados primor­
diales por que ha pasado nuestro planeta, cuando sus diferen­
tes partes se enfriaban desigualmente, j s u superficie empe­
zaba solo á arrugarse, un derramamiento abundante de rocas
traquíticas j doleríticas, de masas de piedras pómez j de-
perlitas ricas en obsidiana, en el estado pastoso, se ha pro­
ducido á través de una estensa red de fallas, encima de la
cual no ha sido levantado ni construido niugun andamiaje
volcánico. El problema de esas emisiones, que salen direc­
tamente de las fallas, es digno de fijar la atención de los
geólogos.
En la cadena volcánica de Méjico, el fenómeno mas im­
portante j que ha hecho mas impresión despues de mi
viaje á América, es el del levantamiento del volcan de Jo­
rullo j r lava que arrojó. La existencia de ese volcan, cujTa
topografía he sido el primero en dar á conocer, fundada
sobre medidas ciertas 1 1 ), por su posicion entre los dos
volcanes de Toluca j de Colima, j por su aparición repen­
tina en la gran falla que va del océano Atlántico hasta el
mar del S u d ', es un hecho de O gran interés ogeognósti-
O
co ( 1 2 ), por lo que ha sido objeto de numerosas discu­
siones. Siguiendo la poderosa corriente de lava arrojada por
el Jorullo, llegué á penetrar en el interior del cráter, j á
establecer allí mis instrumentos. El levantamiento se produ­
jo durante la noche del 28 al 29 de Setiembre de 1759. en
medio de una estensa llanura de la antigua provincia de
Michuacan, separada del volcan mas próximo por 30 m i­
llas geográficas, j fu é ’precedido de un ruido subterrá­
neo que se dejó oir desde el 29 de Junio, es decir, duran­
te dos meses enteros. Este ruido diferia de los singulares.
bramidos ue se distinguieron en Guanaxato, en el mes de
Enero de 1784,y que lie descrito en esta obra (1*3). en que.
y este es además el caso mas habitual, iba acompañado de
temblores de tierra, que no se sintieron en la ciudad de las
ricas minas de plata. El levantamiento del nuevo volcan
tuvo lugar á las tres de la mañana, y se anunció la víspera
por un fenómeno que ordinariamente indica el fin y no el
principio de las erupciones. En el lugar donde se levanta
hoy dia el Jorullo, existia en otro tiempo un espeso bosque
de guayabos (Psidium pyriferum), muy estimado de los
indígenas por la dulzura de sus frutos. Hombres que tra ­
bajaban en los cañaverales de la Hacienda de San Pedro
Jorullo, propiedad de D. Andrés Pimentel, iban á recoger
guayabas; cuando volvian á la granja, se observaba con sor­
presa que sus anchos sombreros de paja venían cubiertos de
cenizas volcánicas. Habíanse abierto *7va hendiduras en lo
que se llama hoy el Malpais. probablemente al. pie de la
alta cúpula de basalto llamada el Cuiche, y habia ya arro­
jado cenizas ó rapilis antes que nada hubiera cambiado en
la llanura. Resulta de una carta escrita tres semanas antes
del principio de la erupción por el Padre Joaquín de An-
sogorri, y encontrada en los archivos episcopales de Valla-
dolid, que el Padre Isidro Molina, enviado por el colegio
de los Jesuítas establecido en Patzcuaro, para prestar con­
suelos espirituales á los habitantes de las Playas de Jorullo,
á quienes causaban un vivo terror los ruidos y quebranta­
mientos subterráneos, fué el primero en reconocer lo inmi­
nente del peligro, y salvó, dando aviso de él, á toda esta
pequeña poblacion.
En las ±primeras horas de la noche,' la ceniza negra
O for-
maba ya una capa de un pie de elevación. Todo el mundo se
refugió en las alturas de Aguasarco, pequeño pueblo indio,
situado á 2,160 pies sobre la meseta del Jorullo. Desde allí,
’vióse, tal es al menos la tradición, una gran estension del
pais, presa de espantosa erupción de llamas, y aparecer en
medio de ellas, como un castillo negro, un cerro in­
menso y sin forma (bulto grande), según la espresion de tes­
tigos oculares. En esta época, en que el añil y el algodon
eran cultivados en pequeña escala, la comarca apenas estaba
poblada: asi es que no hubo ningún hombre muerto, á pe­
sar de la violencia y duración del temblor de tierra, mien­
tras que cerca délas minas de cobre de Inguaran, en la pe­
queña ciudad de Patzcuarro, en Santiago de Ario, y m u­
chas millas aun mas lejos, pero no tanto sin embargo como
San Pedro Churumuco, derruyéronse algunas casas, según
he visto en Relaciones manuscritas (14). Al huir precipita­
damente en medio de la oscuridad, los habitantes de la H a ­
cienda de Jorullo olvidáronse de un esclavo sordo-mudo. Un
mestizo tuvo la humanidad de volver, y pudo salvarle antes
que se desplomase la habitación. Todavía se cuenta hoy que
se halló á este hombre, con un cirio bendito en la mano, ar­
rodillado delante de la imágen de Nuestra Señora de Gua­
dalupe.
Según una tradición m uy estendida entre los indígenas,
y que no ha sido negada por nadie, á los grandes pedazos
de roca, á las escorias, á la arena y á las cenizas arrojadas
por el aire, iba unida constantemente durante los primeros
dias, una emisión de agua cenagosa. En la curiosa Relación
del 19 de Octubre de 1759, que he citado antes, y cuyo
autor describia. con un conocimiento exacto de los lu^-a-
res, el acontecimiento que acababa de verificarse, se dice ex­
presamente, que espele el dicho rolean, arena, ceniza y agua.
Según otra Relación, que el Intendente de la Provincia,
coronel Riaño, y un aleman al servicio de España, el Comi­
sario de Minas Franz Fischer, publicaron el 10 de Mar­
zo de 1789, sobre el estado del volcan de Jorullo, todos
los testigos oculares contaban que antes de reventar y
aparecerse este terrible Cerro, las sacudidas y ruidos sub-
terráneos eran mas frecuentes, j que el dia mismo en que,
se produjo el gran fenómeno, se ohserió que el plan de la-
Tierra se levantabaperpendicularmente. Toda la llanura se
hinchó y formó vejigas, de las cuales la m ajor es h o j el
Cerro del Volcan. Esas ampollas, de diferentes dimensiones
j en general de una forma cónica bastante regular, reven­
taron despues, y arrojaron tierras hervidas j calientes y
piedras cocidas j fundidas, que todavía se encuentran á in­
mensas distancias, cubiertas de masas de piedras negras.
Estos detalles históricos, poco completos, concuerdan per­
fectamente con los recogidos per mí de boca de los indíge­
nas, catorce años despues de la ascensión de Antonio de
Riaño. Las investigaciones que hice para saber si se habia
visto la montaña en forma de fortaleza, hacerse m ajor de
mes en mes ó de año en año, ó si habia aparecido desde los
primeros dias en toda su altura, no tuvieron éxito. La aser­
ción de Riaño de que las erupciones se habian renovado
durante diez j seis ó diez y siete años por lo tanto hasta 177(3^
ha sido desmentida. Las pequeñas ejTecciones de agua y
de cieno que, en los primeros dias, se observaron simultá­
neamente con las escorias inflamadas, deben atribuirse, se­
gún la tradición, al agotamiento de los dos arrojos que,
brotando sobre la vertiente occidental de la montaña de
Santa Inés, al Este del Cerro de Cuiche, regaban abundan­
temente los cañaverales de la antigua Hacienda de San P e ­
dro de Jorullo, j , continuando su curso al Oeste, corrían
hasta la Hacienda de la Presentación. Enséñase todavía.,
cerca de su fuente, el punto en que sus aguas frías, enton­
ces, desaparecieron en una hendidura, en el momento en que
se levantó el lado oriental del Malpais. Despues de ha
ber corrido por debajo de los Hornos ú hornitos. vuelven
á aparecer en el estado de fuentes. termales; esta es al
menos la opinion de los habitantes. Como en este lugar el
Malpais está cortado casi á pico, los arrojos forman dos
caidas de agua que lie visto y dibujado. Los dos han con­
servado su antiguo nombre de Rio de San Pedro y de Rio
de Cuitimba. En este punto he encontrado que la tempera­
tura de las agmas humeantes era de 52°,7. Al calentarse en
su largo curso, no contrajeron sabor ácido y no hicieron es-
perimentar alteración á los papeles reactivos que acostum­
braba á llevar conmigo; pero mas lejos, cerca de la Hacien­
da de la Presentación, frente á la Sierra de las Canoas, una
fuente saturada de gas hidrógeno sulfurado forma un estan­
que de veinte pies de ancho.
Para representar con claridad el relieve complicado del
suelo que ha sido teatro de levantamientos tan notables,
preciso es distinguir, por la altura y configuración: 1 .° la
situación del sistema volcánico del Jorullo, relativamente á
la elevación media déla meseta mejicana; 2 .° la convexidad
del Malpais, cubierto de millares de Hornitos; 3.° las fallas
sobre las cuales se han levantado seis grandes montañas,
volcánicas.
En la pendiente occidental de la cadena central de Mé­
jico, la llanura de las P layas de Jorullo de 2,400 pies de­
elevación solamente sobre el nivel del Océano Pacífico, for­
ma uno de esos asientos horizontales que en las Cordilleras,
interrumpen por do quiera la inclinación de la pendiente y
hacen mas ó menos lento el descenso de la temperatura en
las capas superpuestas de la atmósfera. Si desde la meseta
central de Méjico, es decir de una altura media de 7,000-
pies, descendemos hácia los campos de arroz de Valladolid
de Michuacan, hácia el gracioso lago de Patzcuaro, y á las
praderas de Santiago de Ario, donde hallamos Bonpland y
yo, hermosas plantas del género de las Georginas vDahlia
Cav.) que han estado tan en voga despues, solo se han ba­
jado 900 ó 1,000 pies; pero partiendo de Ario, construida
sobre una pendiente escarpada, y pasando por Aguasar-
co, es necesario, para volverse á hallar á la altura de la
antigua llanura de Jorullo, descender 3,600 \ó 4,000 pies,
repartidos en una distancia m u j pequeña (1 5 \ La especie
de circunferencia que rodea la parte de la llanura que hizo
convexa el levantamiento tiene próximamente 1*2,000 pies
de diámetro; lo cual dá, para la superficie, mas del tercio de
una milla geográfica cuadrada. El volcan del Jorullo j las
otras cinco montañas mas que han surgido al propio tiempo
j en la misma falla están situados de tal modo que solo tie­
nen al Este una pequeña parte del Malpais. Asi el número
de los Hornitos es mucho mas considerable al Oeste; v
cuaudo por la mañana temprano salia de la casa india en
que pasaba la noche, ó cuando subia al Cerro del Mirador,
veia destacarse el volcan negro de un modo m u j pintoresco
sobre innumerables columnas de humo blanco que se eleva­
ban de los Hornitos. Las habitaciones de las Pía ja s , como
el cono basáltico del Mirador, están situadas al nivel del
antiguo suelo no volcánico, ó, para hablar con mas circuns­
pección. de la parte no levantada del suelo. La hermosa
vegetación de esta llanura, cubierta de innumerables sál—
vias, que crecen á la sombra de una nueva especie de pal­
mera deforma de abanico (Corjpha pumos) j del Alnus
jorullensis, contrasta con el estéril j desolado aspecto del
Malpais. La comparación de los barómetros, en el sitio en
que empieza la hinchazón de las Pía j a s j en otro punto
que se tome al pie del volcan, dá una diferencia de 444
pies de altura vertical (16). La casa que habitábamos es
taba á 500 toesas nada mas del borde del Malpais. Habia
allí un pequeño declivio vertical de 12 pies escasos de
altura, de donde caen en forma de cascada las aguas
abrasadoras del Rio de San Pedro. La estructura interior
del suelo, según lo que pude reconocer desde dicho decli­
vio estaba compuesta de capas horizontales de arcilla ne­
gra, mezcladas de arena ó rapilis. En otros puntos que no
he visto, situados en el sitio donde el suelo hinchado se
alza perpendicularmente sobre el que no lo está, j presenta
grandes dificultades para la ascensión, Burkart observó un
basalto gris claro, poco compacto y .descompuesto, que con­
tenia mucbos granos de olivina (17). Este hábil observador
adoptó también como jo , en el sitio mismo, la hipótesis de
una hinchazón del suelo producida por los vapores elásti­
cos (18), opinion contraria á la de célebres geognostas, que
consideran únicamente la convexidad c u ja medida he dado
como consecuencia de una corriente de lava, que es mas es­
pesa al pie del volcan (19).
Miles de pequeños conos de erupción, diseminados con
bastante regularidad por la superficie del Malpais, j que
semejan á hornos de panaderos, unos mas redondeados, mas
alargados otros, tienen, por término medio, una altura de 4
á 9 pies. Casi todos están situados al Oeste del gran volcan;
cosa que no tiene nada de estraña, puesto que la región orien­
tal, al lado del Cerro de-Quiche, es apenas la vigé­
sima quinta parte del espacio levantado en las Pía ja s . Cada
uno de esos innumerables Hornitos está formado de esferas
basálticas descompuestas, de donde se destacan escamas
concéntricas. Generalmente he podido contar 24 j hasta 28
de dichas escamas. Los globos son algo aplanados á modo de
esferoides. En su m ajor parte cuentan de 15 á 18 pulgadas
de diámetro; h a j algunos, sin embargo, cuj^o diámetro es
de solo un pie, j otros que tienen tres. La masa negra basál­
tica se ve atravesada por vapores calientes j reducida á tier­
ra; el núcleo sin embargo os mas denso, j cuando se separan
las escamas obsérvanse manchas amarillas de hierro oxidado.
La arcilla blanda que contienen las esferas basálticas está
dividida de una manera m u jTparticular en láminas encor­
vadas, que se aperciben á través de todos los intersticios de
las esferas. A primera vista, dudé de si el conjunto presen­
taba en vez de esferas basálticas, con algunos granos de oli­
vina, masas en via de formación aunque interrumpidas en
medio de este trabajo. Esta hipótesis está rebatida por la
analogía de colinas ordinariamente m u j pequeñas j real­
mente formadas de esferas basálticas, mezcladas de capas
de arcilla j de marga, que se encuentran amenudo en Bo­
hemia en los Mittelgebirge. donde á veces están aisladas, y
coronando á veces las dos estremidades de grandes faldas de
montañas basálticas. Algunos Hornitos se hallan de tal ma­
nera descompuestos, j contienen cavernas tan considerables
que generalmente las caballerías se hunden á bastante
profundidad, cuando se las obliga á poner las manos sobre
los menos elevados.
En la masa basáltica de los Hornitos , no he encontrado-
escorias ni fragmentos de rocas antiguas j rotas, como en
las lavas del Jorullo. Lo que justifica sobre todo la deno­
minación de Hornos ú Hornitos, es la circunstancia de que
en todos ellos las columnas de humo no salen del vértice,
sino de aberturas laterales; esto sucedía al menos en la
época en que visité las P la ja s del Jorullo , donde consigné
mis observaciones en mi Diario el 18 de Setiembre de 1803.
En 1780, podíase aun encender cigarros, atándolos al es­
tremo de un palo, j con solo hundirlos 2 ó 3 pulgadas; en
algunos sitios, tan caliente era el aire por la proximidad de
los Hornitos. que habia necesidad de dar algunos rodeos
para venir al punto á que se quería llegar. A pesar del en­
friamiento que, según el testimonio de los Indios, ha es-
perimentado la comarca hace veinte años, he encontrado
las mas veces en las hendiduras de los Hornitos 93 j 95
grados centígrados. A 20 pies de algunas de esas eminen­
cias, en sitio donde ningún vapor podia alcanzarme, el aire
circundante era aun de 42°, 5 j 46°, 8, mientras que la
verdadera temperatura de las P lajas tocaba escasamente en
los 25°. Los vapores, débilmente impregnados de ácido
sulfúrico, despojaban de sus colores á las fajas de papel
reactivo, j algunas horas despues de amanecer, se ele­
va ban hasta 60 pies de altura. En las primeras horas de
la mañana es el aspecto de las columnas de vapor mas
notable. Hácia el medio dia, y aun á las once, han per­
dido mucho de su elevación, y no son visibles sino á m uy
pequeña distancia. En el interior de muchos Hornitos,
oimos cierto ruido que parecía producido por una caida
de agua. Estos pequeños hornos basálticos son, como ya he
indicado, construcciones fáciles de destruir. Cuando Bur-
kart visitó el Malpais, veinticuatro años despues que yo,
ninguno de ellos exhalaba humo ya; la mayor parte tenían
por temperatura la del aire circundante; muchos también
habian perdido su forma, á consecuencia de las lluvias y
de las influencias meteóricas. Cerca del volcan principal,
Burkart halló pequeños conos compuestos de conglomera­
dos de un rojo oscuro, á su vez formados de fragmentos de
lava redondos ó angulosos, y m uy poco coherentes. En me­
dio de la llanura levantada y cubierta de Hornitos , vénse
todavía restos de la antigua eminencia en que se apoyaban
las casas de la granja de San Pedro. Esta colina, ya seña­
lada en mi m a p a , constituye una cima en dirección de
Este á Oeste. Sorprende que aun subsista al pié del vol­
can; solo una parte está cubierta de arena compacta de ra-
pilis calcinados. Una roca aguda de basalto, que contiene
viejos troncos de Ficus índica y de Psidium, debe conside­
rarse sin género de duda como anterior á la catástrofe, lo
mismo que la del Cerro del Mirador, y las que se destacan
de las altas masas de montañas cu va redondeada línea li­
mita la llanura por el Este.
Réstame describir la poderosa falla cuyo eje general
sigue la dirección del Sud-Sud-Oeste al Nor-Nord-Este,
v sobre la cual se levanta la hilera de los seis volcanes. La
dirección parcial de los tres primeros, menos elevados y mas
próximos al Sud, es de Sud-Oeste á Nord-Este; los tres úl­
timos casi van de Sud á Norte. Así que la falla, en su desar­
rollo total de 1,700 toesas, ha esperimentado una inflexión
que modifica ligeramente su eje. Esta cadena, en donde los
volcanes se siguen sin tocarse, corta casi en ángulo recto
la línea sobre la cual , como j a he indicado , se suceden
los volcanes mejicanos de un mar á otro. Semejantes diver­
gencias sorprenden menos , cuándo se piensa que no debe
confundirse un gran fenómeno geognóstico, tal como la
dirección de las masas principales á través de un conti­
nente, con las circunstancias locales de la orientación en
el interior de un grupo aislado. La larga cima del volcan
de Pichincha no sigue tampoco igual dirección que la ca­
dena volcánica de Quito; j he indicado j a el hecho, de que
en las cadenas no volcánicas, por ejemplo en el Himalava,
los puntos culminantes están frecuentemente alejados de la
línea general de levantamiento. En este caso están coloca­
dos en cimas nevadas separadas unas de otras, j que for­
man con dicha línea un ángulo casi recto.
De las seis colinas volcánicas, levantadas sobre la falla
c u ja forma acabo de describir, las tres primeras, es decir,
las mas meridionales, entre las cuales pasa el camino que
conduce á las minas de cobre de Inguaran, son, en su estado
actual, las menos interesantes. Se han cerrado, j e n t e r a ­
mente cubierto de arena volcánica de un blanco g ris, que
no es pómez, puesto que no he visto en esta comarca ni
pómez ni obsidiana. La capa de ceniza blanca parece ser la
última que ha cubierto el Jorullo , como Buch j Monti-
celli afirman respecto del Vesubio. La cuarta montaña,
situada mas al Norte es el grande , el verdadero Joru­
llo, á cu j o vértice apenas pudimos llegar, Bonpland, Cár-
los Montufar j j to , el 19 de Setiembre de 1803, aunque
esté solamente á 667 toesas sobre el Malpais, contando á
partir del pié mismo de la montaña, 263 toesas sobre el a n ­
tiguo suelo de las Pía ja s . Supusimos que el medio mas se­
guro para subir al cráter, lleno todavía en aquella época de
vapores cálidos sulforosos. era el de trepar por la escarpada
de la poderosa corriente de lava, que sale del vértice mismo
de la montaña. Pisábamos sobre una lava arrugada, escori­
ficada, que producía un sonido claro, j presentaba, en las
partes hinchadas, el aspecto del coke, ó mas bien de coliflo­
res. Algunos trozos tenían un brillo metálico ; otras seme­
jaban al basalto, y estaban llenos de pequeños granos de oli *
vina. Cuando llegamos á la meseta superior de la corriente,
áG67 pies de altura vertical, nos dirigimos hácia el cono de
cenizas blancas, cuva escarpada pendiente, ocasionaba fre­
cuentes j rápidas caídas que producían dolorosas heridas
en las asperezas de las lavas. Habíamos dispuesto nuestros
instrumentos en la parte Sud-Oeste del borde superior del
cráter, que forma un recinto circular de algunos pies de
ancho, j desde allí llevamos el barómetro al cráter oval
del cono truncado. Una abertura daba salida al aire á
93°,7. Estábamos entonces directamente debajo del borde
del cráter, 140 pies, j probablemente no nos quedaba ape­
nas camino que recorrer para tocar en el punto mas pro­
fundo del abismo, al cual no llegamos por impedirlo un
vapor sulfuroso m u j denso. Nuestro hallazgo geológico
mas interesante fué el de pedazos de rocas blancas, clara­
mente terminadas j ricas en feldespato, de tres á cuatro
pulgadas de diámetro, que descubrimos entre la lava ne­
gra basáltica. En un principio tuve esta roca porsienita (-0).
pero despues del detenido examen hecho por Rose de un
fragmento que j o traje, parecia pertenecer mas bien á la
forinacion granítica que el Consejero de las Minas Bur—
kart vió también combinada con la sienita del Rio de las
Balsas. «La sustancia contenida en la lava, dice Rose, es
una mezcla de cuarzo j feldespato. Las manchas, de un
verde negro, parecen ser no anfíbol, sino mica, fundida
con algunas porciones de feldespato. Los fragmentos blan­
cos incrustados en esta pasta fueron resquebrajados por el
TO>ÍO IV . 1S
calor volcánico y, al abrirse, unieron los dos estremos fibras
blancas dentadas y fundidas. »
Mas al Norte que el gran volcan de Jorullo y la mon­
taña de lava escorificada que arrojó en dirección del anti­
guo basalto del Cerro del Mortero, se encuentran las dos
últimas colinas producidas por el mismo levantamiento.
Estas colinas fueron en un principio m uy activas, porque
el pueblo designa aun á la mas distante con el nombre de
•el Volcancito. Una grieta a n c b a , abierta por el lado del
Oeste, muestra las huellas de un cráter destruido. El gran
volcan parece . como el Epómeo de T.squia. no haber arro­
jado mas que una sola corriente considerable de lava;
cuando menos no está probado históricamente que esta pro­
piedad de arrojar lavas se haya conservado mas allá de la
primera erupción, porque la carta del padre Joaquín de
Ansogorri, escrita veinte días apenas despues del aconteci­
miento y descubierta por una casualidad de la que por
desgracia pocos han podido aprovecharse, habla casi esclu-
sivamente de las medidas que habia que tomar para asegu­
rar á las personas que se dispersaron antes de la catástrofe,
los cuidados espirituales que reclaman. Carecemos de de­
talles respecto de los treinta años siguientes. De los fuegos
que una tradición general representa como cubriendo una
gran estension del país , puede deducirse que las seis co­
linas y aun una parte del Malpais, de donde salieron los
Hornitos se habian inflamado simultáneamente. La elevada
temperatura del ambiente, que aun pude comprobar, per­
mite suponer lo que debia ser cuarenta y tres años antes.
■Según esto, puede formarse una idea del estado primor­
dial de nuestro planeta , durante el cual la temperatura de
la atmósfera, y por consiguiente la distribución de la vida
orgánica, pudieron ser modificadas por la influencia del
calor interno, en comunicación con el aire esterior á través
<de fallas profundas.
Despues de haber descrito los Hornitos que rodean el
volcan de Jorullo, hánse comparado con esas pequeñas emi­
nencias, semejantes á hornos, muchas andamiadas análogas
que existen en diferentes comarcas. Las de Méjico, á juzgar
por su composicion interior, me parecen un fenómeno
aislado hasta el d ia , j que solo presenta con los demás
relaciones de contraste. Si se da el nombre de conos de
erupción á todas las eminencias de donde salen vapores,
este nombre pertenece seguramente á los Hornitos, que son
verdaderas formaciones subterráneas de gases. Pero la de­
nominación de conos de erupción tendría el inconveniente
de hacer suponer la presencia de indicios que probasen que
los Hornitos han arrojado escorias ó vertido lavas, como
muchos conos de erupción. Todo lo contrario sucede en
el Asia Menor, recordando el fenómeno mas importante
de los tres abismos situados sobre el antiguo límite de
la Mysia y de la Frigia, en el país del fuego (xaLzaxexaVfiítivJ^
en donde la permanencia, según Strabon, era m u j peli­
grosa por los temblores de tierra. Esos abismos, llamados
fioai (fuelles) por el geógrafo, han sido hallados nueva­
mente por el sabio viajero Hamilton (21). Del mismo
modo, los conos de erupción de la isla Lanzarote , cerca
•de Tinguaton, los de la baja Italia , ó los que se levan­
tan escasamente á 20 pies de altura sobre la pendiente
del gran volcan del Kamtschatka, el Awatscha (22), que
visitó en el mes de Julio de 1824 mi amigo j compañero
de viaje á la Siberia, Hoffmann, están formados de escórias
y cenizas que han cerrado el pequeño cráter por donde sa­
lían. Ahora bien, nada h a j en los Hornitos que se pa­
rezca á un cráter. Su carácter distintivo es el de ofrecer
tínicamente esferas basálticas de donde se desprenden es­
camas, sin mezcla de escórias angulosas j disgregadas.
Cuando la potente erupción de 1794, se produjeron al pie del
\esubio pequeños conos.de erupción (bocche nuove), como
Labia sucedido en épocas anteriores. Esos conos parásitos
de erupción (así se los ba llamado) alineados en número de
ocho en uua falla longitudinal, lanzaban llamas, circuns­
tancia que basta para separarlos completamente de los Hor­
nitos del Jorullo. «Los Hornitos, me escribía Bucb, no son
conos formados por el amontonamiento de materias erupti­
vas; han sido levantados inmediatamente del centro de la
Tierra.» El nacimiento del mismo volcan de Jorullo ba sido
comparado por este gran geólogo con el del Monte Nuovo,
en los campos Flegráneos. De todas las hipótesis á q ue han
nodido
i dar lug-ar
O las seis montañas volcánicas,“ la del le-
vantamiento sobre una falla longitudinal, ha sido adoptada
como mas verosímil por el coronel Riaño j el Comisario
de Minas Fischer, en 1789, por mí en 1803, cuando
pude examinar los lugares, j por Burkart en 1827. Idén­
ticas cuestiones se reprodujeron con motivo de las dos mon­
tañas que surgieron en 1538 j en 1759. Respecto del Monte
Nuovo de la Italia Meridional, los testimonios de Falconi,
de Pietro Giacomo di Toledo, de Francisco del Ñero j de
Porzio tienen la ventaja de ser mas circunstanciados , de
estar mas próximos al acontecimiento y de proceder de ob­
servadores mas instruidos. El célebre Porzio, el mas com­
petente de todos, se espresa como sigue: «Magnus térra*
tractus, qui inter radices montis quem barbarum incol;p
appellant, et mare juxta Avernum ja c e t , sese erigere vi-
debatur et montis súbito nascentis figuram imitari. Iste
terne cumulus aperto veluti ore magnos ignes evomuit,
pumicesque et lapides cineresque (23).»
Del volcan de Jorullo, c u ja completa descripción he
dado, paso á las regiones orientales del Méjico central,
llamado antiguamente Anahuac. Seg’un las últimas é in ­
teresantes investigaciones de Pieschel, que no pasan mas
allá del mes de Marzo de 1854 (24), j cu jo s resultados
están conformes con las conclusiones de Saussure, el pico
de Orizaba ba arrojado corrientes de lavas que no pueden
desconocerse, j c u ja base es esencialmente basáltica. La
roca del pico de Orizaba, como la del gran volcan de Toluca
(*25), c u ja ascensión be hecho, se compone de anfibol, oli-
goclase j algo de obsidiana, mientras que la masa consti­
tutiva del Popocatepetl, lo mismo que la del Chimborazo,
está formada de cristales m u j pequeños de oligoclase j de
augita. Al pie de la vertiente oriental del Popocatepelt, al
Oeste de la ciudad la Puebla dr Jos Angeles, en el Llano de
Tetimpa, en donde be medido una base trigonométrica
para determinar las alturas de los dos grandes Nevados que
costean el valle de Méjico, el Popocatepetl j el Iztacci-
huatl, encontré, á 7.000 pies sobre el mar, un campo es­
tenso de lavas cu j o origen es difícil de esplicar. A una al­
tura de (30 á 80 pies sobre la llanura limítrofe, se dirije de
Este á Oeste, j corta por consiguiente al volcan en ángulo
recto. Llámasele el Malpais del Atlachajacatl: el Atlacha­
ja c a tl. es una cúpula de traquito poco elevada, sobre c u ja
vertiente brota el Rio Atlaco. Desde el pueblo indio San N i ­
colás de los Ranchos, basta San Buenaventura, he calculado
que la longitud del Malpais es casi de 18,000 pies , j su
anchura de 6,000. Trozos de lava negra, puestos en pie á
veces, j sembrados á trechos de algunos liqúenes secos,
presentan un aspecto horriblemente salvaje, j contrastan con
la pómez, de un blanco pajizo, que lo cubre todo en un ra­
dio considerable. Esta pómez está compuesta de fragmentos
de fibras espesas, de tres á cuatro pulgadas de diámetro, en
medio de los cuales h a j á veces cristales de anfibol. La grue­
sa arena que produce no se parece á la arena de grano m u j
fino que, cuando rueda por las escarpadas pendientes de
la montaña, hace tan peligrosa la ascensión del Popocatepetl,
cerca de la Roca el F ray le y del límite de las nieves perpé-
tuas, j amenaza arrastrarlo todo bajo su activa masa. No
puedo decidir si ese campo de lavas escoriáceas, que los
Españoles denominan M alpais, y cu jo s análogos llevan en*
Sicilia el nombre de Sciarra fiiva, en Islandia el de Odoadco *
H raun. se debe á la superposición de las antiguas erupcio-
ciones laterales del Popocatepetl, ó si procede del cono algo
truncado de Tetljiolo. llamado .por los Españoles Cerro del
Corazon de P iedra. Un becbo interesante para la Geognosia
es el de que, mas hácia el Este, en el camino de la pequeña
fortaleza de Perote, el antiguo Pinahuizapan de los Azte­
cas, se levanta, entre Ojo de Agua, Venta de Solo j el P o r­
tachuelo, la formación volcánica de perlita blanco, de fibras
gruesas y deleznables (26), que se acerca á un calcáreo
probablemente terciario (Marmol de la Puebla). Este per-
lita es m u j semejante al que constitujre la colina cónica de
Zinapecuaro. entre Méjico j Valladolid, v contiene en su
pasta, ademas de las pequeñas ojas de mica j de los peda­
zos de obsidiana, fajas vitreas de un gris azulado, algunas
veces, rojo, que tienen la apariencia del jaspe. Este gran de­
pósito de perlita esta aquí cubierto por una arena fina, for^
mada por él mismo al descomponerse, y que á primera vista
se tomaría por arena de granito. A pesar de su analogía de
origen con la verdadera arena de pómez, de un blanco que
tira al gris, la arena de perlita se distingue sin embargo
de esta sin dificultad. La arena de pómez pertenece mas
bien que á la comarca mas próxima de Perote, á la meseta
de 7,000 pies de altura, que se estiende entre las dos ca­
denas volcánicas meridianas del Popocatepetl, j del Ori-
zaba.
Cuando empieza á bajarse de las alturas de Vigas,
formadas de un pórfiro traquítico sin cuarzo, hácia Canoas
j Jalapa, en el camino de Méjico á Veracruz, se atraviesan
otros dos campos de lava escorificada: el primero , situado
entre la estación Parage de Canos y Canoas ó Tochtlacua-
j a , toma el nombre de Loma de Tablas, en razón á los
numerosos pedazos de lava basáltica j rica en olivina, que
están levantados como tablas; el segundo, mucho mas
grande, que se estiende entre Canoas j la estación Casas
de la H a ya , lleva simplemente la denominación de el Mal-
j?ais. Una pequeña cumbre de este mismo pórfiro traquítico,
lleno de feldespato vitreo, que sirve de límite al Este, cerca
de la Cruz Blanca y del Rio Frió, en la pendiente occi­
dental de las alturas de Las Vigas, á los campos de perlita
arenosa, denominados el Avenal, separa la Loma de Tablas
y el Malpais. Aquellos habitantes del campo que conocen
bien la región afirman que esta faja de escorias se prolonga
hacia el Sud-Sud-Oeste. es decir, en la dirección del Cofre-
de Peróte. Como j o he ascendido al Cofre de Perote j he
tomado en él gran número de medidas (27 , no me in­
clino á deducir de la prolongacion, m u j probable por
otra parte, de la corriente de lava, porque asi es como he
representado este fenómeno en misperfiles números9 j l l ,
j en mi Nivelación barométrico., que haya salido de esta
montaña tan singularmente
o configurada.
o El Cofre de Pe­
rote, que escede en 1.300 pies al pico de Tenerife, pero que
es tan insignificante como éste, comparado con los colosos
del Popocatepetl j del Orizaba, forma, como el Pichincha,
una larg-a cima de rocas, en cu va estremidad meridional
se levanta la pequeña roca cúbica llamada la Peña, cu j o
aspecto ha dado lugar á la antigua denominación azteca
Nauhcampatepetl. Cuando subí al Cofre de Perote, no en­
contré señal alguna de cráter hundido , ni de bocas erup­
tivas laterales: tampoco vi masas escorificadas, ni obsidia­
na, perlita ó pómez 'que pertenecieran á la montaña. La
roca, de un gris negro7 está compuesta uniformemente de
gran cantidad de anfibol, j de una especie de feldespato,
que no es el feldespato vitreo conocido con el nombre de
Sanidina, sino oligoclase. Esos caracteres corresponden á
toda la roca que no es porosa como un traquito diorítico.
Describo las impresiones que he sentido, j me detengo de
intento en el Malpais, con el fin de combatir la opinion es-
cesivamente esclusiva, según la cual, todas las manifes­
taciones de la fuerza volcánica salen del centro de la Tier­
ra. Es fácil que este negro y estenso campo de escombros
no lia */va surgido
O de una abertura lateral del Cofre de Pe-
rote, y que sin embargo baya sido formado con motivo del
levantamiento de esta montaña, de 1*2,714 pies de altura.
Puede suceder también que en un levantamiento asi, el
plegamiento del suelo produjera, en una gran estension,
fallas longitudinales y redes de fallas de donde salie­
ran directamente materias en fusión, y a en masas com­
pactas, ya en lavas escorificadas, sin que se formaran
andamiadas de montañas, es decir, conos abiertos ó crá­
teres de levantamiento. No se buscan en vano, en las ca­
denas de montañas de basalto y de porfiro esquistoso, pun­
tos centrales ó montañas de cráteres, ó bien aberturas mas
bajas, circulares y rodeadas de cerco, á que atribuir la
aparición de ese doble fenómeno. Es de gran provecho para
la Ciencia el distinguir cuidadosamente las diferencias de
origen entre los hechos naturales, á saber: la formación de
las montañas cónicas, provistas, en el vértice, de un cráter
que no se ha cerrado y de aberturas laterales; la de los crá­
teres de levantamiento y de esplosion rodeados de murallas;
el levantamiento de las montañas cerradas en figura de cam­
pana ó de los conos abiertos; por último el derramamiento
directo de las sustancias á través de un sistema de fallas que
las acompañen. La diversidad de los cálculos á que da lugar
un horizonte mas ancho, abierto á la observación, es es­
timulante enérgico que provoca comparación severa en­
tre la realidad de los hechos y la hipótesis de donde se ha
partido: todos estos fenómenos tienen un solo y mismo ori­
gen. En el mismo suelo de la Europa, en la isla Eubea,
rica en fuentes termales, ha salido una poderosa corriente
<de lava, de una hendidura única, por medio de la gran lia-
— ¿S i —

mira de Lelantus. á distancia de teda montaña; esto ocur­


rió en los tiempos históricos ^‘28 .
En el grupo volcánico de la América central, que sigue
inmediatamente, hácia el Sud, al grupo Mejicano, j contie­
ne diez y ocho campanas ó conos , que pueden conside­
rarse como inflamados, las cuatro del Nindiri, el Nuevo,
Conseguina y San Miguel de Bosotlan, han arrojado la­
vas (29). Las montañas del tercer grupo volcánico, el de
Popa j a n y de Quito, están reputadas hace inas de un si­
glo como incapaces de producir corrientes de lava, sino
únicamente masas de escorias ígneas j t disgregadas, sa­
liendo todas del cráter colocado en el vértice de la monta­
ña y rodando con frecuencia en largas fajas. Esta era ya la
opinion de La Condamine, cuando abandonó, en la prima­
vera de 1743, la meseta de Quito y de Cuenca (30). Catorce
años despues, el 4 de Junio de 1755, tuvo ocasion, al vol­
ver de una ascensión al Vesubio, á donde habia acompaña­
do á la hermana del gran Federico, la Margrave de Bai-
reuth, de espresarse de un modo m uy elocuente, en la
Academia, acerca de la falta de lavas corrientes p>or torren­
tes de materias liquefactadas, en los volcanes de Quito. El
Diario de un viaje á Ita lia , que leyó algún tiempo des­
pues, el 20 de abril de 1757 , no se insertó en las Memo­
rias de la Academia de ciencias, hasta 176*2. Este Diario
tiene alguna importancia para la historia del conocimiento
délos volcanes apagados en Francia, porque, ignorando to­
davía las aserciones anteriores de Guettard, La Condamine,
con su habitual penetración, asegura formalmente la exis­
tencia de cráteres-lagos y volcanes apagados en la Francia
Meridional, como en las regions centrales y setentrionales
de Italia (31).
Despues de haber reconocido desde luego y de una ma­
nera incontestable la presencia de estrechas corrientes de
lava en Auvernia, se ha negado obstinadamente que las hu~
hiera en las Cordilleras. Durante toda nuestra espedicion
me preocupó sériamente este singular contraste. Mis Dia­
rios están llenos de consideraciones acerca de este problema,
c u ja solucion be buscado en la altura absoluta de los vér­
tices j en la fuerza de la circunvalación, es decir, en el
hundimiento de conos traquíticos en medio de grandes me­
setas de 8 á 9,000 pies de altura. Pero sabemos b o j que
uno de los volcanes de Quito, que arroja escorias, el San—
ga j ó volcan de Macas, de mas de 16,000, pies de altura,
despliega constantemente una actividad mucho m ajor que
los volcanes tan poco elevados el de Izalco j Stromboli.
Conocemos que, entre los volcanes de la Cordillera oriental,
las montañas, en forma de cúpula j de campana, de Anti­
sana j de S a n g a j, tienen pendientes libres del lado de la
llanura del Ñapo j del Pastaza , j que entre los volcanes
de la Cordillera occidental, el Pichincha, el Ilinisa j el
Chimborazo, presentan la misma particularidad, del lado de
los afluentes del Océano Pacífico. En muchas de esas mon­
tañas, la parte superior se eleva también á 8 ó 9,000 pies so­
bre la meseta sin estar rodeada de cercos. Por último, pue­
de añadirse que todas las alturas, calculadas á partir de la
superficie del m a r , superficie estimada algo arbitrariamen­
te como representando la altura media de la corteza terres­
tre, son insignificantes en comparación de la profundidad
á que es preciso suponer el asiento de la actividad volcáni­
ca j la temperatura necesaria para la fusión de las masas
roquizas.
Los únicos fenómenos semejantes, aunque en menores
dimensiones, á las corrientes de lava que hallé en las Cordi­
lleras de Quito, son los que presenta la masa colosal del
Antisana, c u ja altura de 17952 pies ó 5,833 metros me
han dado las medidas trigonométricas. Como para el asunto
que nos ocupa, la forma es la que suministra el criterio mas
importante, separaré desde luego la denominación de lava,
que tiene el inconveniente de ser m u j sistemática j de su­
poner un origen m u j especial, j emplearé preferentemente
la espresion puramente objetiva de rastros de masas volcá­
nicas. La poderosa montaña del Antisana presenta, á la
altura de 12,625 pies, una estensa llanura casi ovalada, que
tiene en su m ajor dimensión, mas de 12,300 pies, de donde
se levanta como una isla, la parte del volcan cubierta de
nieves perpetuas. La cima es redonda en forma de cúpula:
esta cúpula está unida por una cumbre de montaña corta j
dentada á un cono truncado que mira al Norte. La llanura,
en parte estéril j arenosa, en parte cubierta de jerbas, está
poblada por una raza de toros m u j valientes que, en razón
á la débil presión atmosférica, echan con frecuencia sangre
por boca j narices, cuando se ven obligados á grandes es­
fuerzos musculares. En medio está situada una pequeña Ha­
cienda, compuesta de una casa aislada, enlacual pasamos
cuatro dias, á una temperatura de 3o, 7 á 9a centígrados. La
llanura que no está, como los cráteres de levantamiento, ro­
deada de cerco alguno, tiene señales que acreditan que sir­
vió en otro tiempo de lecho á un lago. La Laguna Micai
colocada al Oeste de los Altos de la M oya, es el testimonio
que queda del agua que cubrió esos lugares. En el límite de
las nieves perpetuas, brotó el Rio Tinajillas, que llegó á ser
mas tarde, bajo el nombre del Rio de Quixos, un afluente del
Maspa, del Ñapo j finalmente del rio de las Amazonas. Dos
cercos de piedra, formados por estrechas eminencias semejan­
tes á muros, parten, como cintas, del pie de la montaña, al lí­
mite inferior de las nieves perpetuas, del lado de la pendiente
Sudoeste j de la pendiente setentrional; j descendiendo'
con una inclinación m u j suave, parece como que se es­
tienden á mas de 2,000 toesas de distancia, en la dirección
del Noroeste al Sudeste. Esas murallas que he representa­
do como corrientes de lava, en mi plano del Antisana, j
que los indígenas llaman volcán de la Hacienda ó Yana-
Volcan, que en lengua Qquecchua, significa volcan n e ­
gro 11 oscuro, tienen, con una anchura m u j pequeña, Una
altura de 180 á 200 pies sobre el suelo de los Llanos de la
Hacienda, de Santa Lucía j del Cuvillan. Sus pendientes
son m u j escarpadas, j están cortadas á pico, aun en las estre-
midades. En su estado actual consisten en restos de rocas es_
carnosas j generalmente de aristas agudas-, procedentes de
una roca basáltica n e g ra , sin olivina j sin aufibol. pero
que contiene en corta cantidad pequeños cristales blancos
de feldespato. La masa principal ofrece con frecuencia el bri­
llo del pechstein j cuenta algunas partes de obsidiana, roca
particularmente abundante j fácil de reconocer en la Cuera
de Antisana, que hemos encontrado á una altura de 14,958
pies. La llamada Cueva de Antisana no es, propiamente
hablando, una caverna, sino una especie de abrigo, forma­
do por la caida de las rocas acumuladas, donde los pastores
buscan refugio, j que nos protegió á nosotros mismos contra
una granizada espantosa. La Cueva está situada algo al Nor­
te del Volcan de la Hacienda. En las dos murallas de rocas
que tienen el aspecto de una corriente de lava enfriada , las
tablas j pedazos de piedra están unas veces escorificados en
los bordes j reducidos casi al estado de esponja, otras des*
compuestos por el aire j mezclados con despojos terreos.
Otro depósito de piedras rodadas, que se desarrolla tam­
bién como una faja, presenta fenómenos análogos, aunque
mas complejos. E n la pendiente oriental del Antisana, exis­
ten, á 1,200 pies de profundidad vertical bajo la llanura del
mismo nombre, en la dirección de Pinantura j de Pintac.
dos pequeños lagos de forma circular, uno de los cuales,
colocado mas al Norte, lleva por nombre Ansango, el otro
Lechejacu. En el lago de Ansango, h a j una isla de roca_,
j lo que es decisivo, el lago está rodeado de fragmentos ro­
dados de piedra pómez. Los dos lagos señalan el principio
de dos valles, que se confunden j c u ja prolongacion alar-
irada se conoce con el nombre de Volcan de Ansango, por­
que desde el borde de los dos lagos salen corrientes estre­
chas de restos volcánicos, semejantes en un todo á las dos
defensas de piedra de la alta llanura, y que no llenan los va­
lles, sino que se alzan en medio de ellos como diques, lle­
gando á la altura de 200 ó 250 pies. Una ojeada arrojada
al plano que publiqué en el Atlas geográfico y físico
de mi viaje al nuevo Continente, esclarecerá estas relacio­
nes. Aquí también los trozos de roca se hallan en parte li­
mitados por agudas aristas, en parte escorificados en los es-
tremos, y calcinados como coke. La masa principal es negra,
semejante al basalto, y está sembrada de feldespato vitreo.
Hay también fragmentos separados de un negro oscuro, que
tienen el brillo mate del pechstein. Aunque la masa presente
alguna semejanza con el basalto, falta aquí completamente
la olivina, que se encuentra tan abundantemente en el Rio
Pisque, y cerca de Guallabamba, donde he visto columnas
basálticas, de (58 pies de altura y 3 de espesor, que conte­
nían á la vez partes de olivina y anfibol. En la muralla de
piedra de A n s a ng o, gran número de tablas descompues­
tas y rajadas por la acción del aire, denotan el pórfiro es­
quistoso. Todos los pedazos de piedra tienen una costra, de
gris amarillento, producida igualmente por la descom­
posición. Como puede seguirse la corriente de masas volcá­
nicas, llamada por los indígenas familiarizados con la len­
gua española los derrumbamientos, la reventazón, desde el Rio
del Molino, cerca de la granja del Pintac, hasta los peque­
ños cráteres-lagos rodeados de piedra pómez, se ha llegado
naturalmente á pensar que estos lagos son las aberturas por
donde han sido arrojados á la superficie los pedazos de roca.
Pocos años antes de mi llegada al país, esta corriente volcá­
nica habia resbalado durante muchas semanas por un plano
inclinado, sin que hubiera precedido á este movimiento que­
brantamiento alguno sensible, y habían sido derribadas mu-
-chas casas cerca de Pintac, por el choque y la presión de los
pedazos de roca. El campo de escombros de Ansango no
tiene aun señales de vegetación. Hállanse algunas, aunque
m u j raras, en las dos corrientes volcánicas de la meseta de
Antisana, que son verdaderamente mas antiguas y ofrecen
un estado mas adelantado de descomposición.
¿Cómo llamar al modo de manifestación volcánica cu jo s
•efectos acabo de describir (32)? Tenemos aquí corrientes de
lava, ó solo masas ardientes medio escorificadas, sin cohe­
sión entre sí. aunque arrojadas en bandas cerradas como
sucedió en el Cotopaxi en épocas m u j próximas á la nues­
tra. Las murallas de piedra del Yana-Volcan de Ansango,
no son masas fragmentarias sólidas, acumuladas otras
veces sin cohesion, que han salido sin fijeza .del interior
de un cerro volcánico, que quebrantadas por temblores
de tierra, produciendo ellas mismas sacudidas locales,
han sido arrojadas fuera por la fuerza de los choques ó de
las caídas, sin necesidad de un nuevo crecimiento de ca­
lor. Pero puede ser también que ninguna de estas tres
manifestaciones de la actividad volcánica, tan diferentes en­
tre sí, halle aquí lugar. Esta acumulación de escombros
alineados ha debido levantarse sobre fallas, en los mis­
mos lugares donde existen h o j . es decir. al pie j en
las cercanías de un volcan. Las dos murallas que si­
guen la pendiente tan suave del volcan de la Hacienda j
del Yana-Volcan, de que he hablado antes de ahora, aun­
que teniendo cuidado de espresarme de una manera pura­
mente hipotética, ofrecen, á mi juicio, como las corrientes
enfriadas de lava , j á la distancia en que me las imagino,
pocos indicios propios para justificar la última hipótesis. En
el Volcan de Ansango, c u jo rastro volcánico puede seguir­
se sin interrupción, semejante al lecho de un rio, hasta la
piedra pómez que rodea los dos pequeños lagos, la pendien­
te que conduce desde Leche j a c ú á Pinantura, es decir, la
•diferencia de nivel entre 1900 y 1482 toesas, ó sea 418 toe-
sas repartidas en un espacio de 7,700, no contradice en m a­
nera alguna lo que creemos saber hoy respecto de los pe­
queñísimos ángulos de inclinación que dan por término
medio las corrientes de lava. En el caso presente, la incli­
nación es de 3o,C/. Un crecimiento parcial del suelo en me­
dio del valle, no seria tampoco obstáculo, despues de lo que
se ha observado en el reflujo de las masas líquidas que su­
ben á los valles, por ejemplo, en la erupción del Scaptar Ja-
k u l, en Islandia, en el año 1783 (33).
La palabra lava no significa combinación mineral par­
ticular. Buch dice que todo lo que corre en un volcan y
toma una nueva situación en razón de su fluidez, es lava,
á lo cual añado yo que no es necesario, para cambiar de
sitio, que las materias sean fluidas, y que todo lo que está
contenido en el interior de un cono volcánico, es sus­
ceptible de formar nuevos depósitos. La primera narra­
ción de mi ascensión al Chimborazo, publicada solamente
en 1837 . en el Anuario astronómico de Schumacher lleva
y a la esposicion de esta opinion v34). Entonces la emití
con motivo de los fragmentos de pórfiro augítico, de 12 á 14
pulgadas de diámetro, que habia recogido á 18,000 pies de
altura, el 23 de Junio de 1802, en la estrecha arista de
roca que conduce á la cumbre de la montaña. «Esos no­
tables fragmentos, decia yo, tienen celdas pequeñas y
brillantes; porosos y de color rojo, los mas negros son
á veces ligeros como la pómez, y parece que han es­
tado sometidos recientemente á la acción del fuego. Nunca,
sin em bargo. se han estendido en corrientes como la lava;
pero probablemente han sido arrojados á través de las fallas
que surcan la vertiente de la montaña en forma de campa­
n a, levantada en una época anterior.» Esta esplicacion po­
dría dar útil apoyo á las hipótesis de mi querido y antiguo
-amigo Boussingault, que considera los conos volcánicos
en sí mismos como montones de restos traquíticos angu­
losos, levantados en el estado sólido y acumulados sin or­
den. «Como despues de su amontonamiento, decia , esas
masas quebradas ocupan mas espacio que en la época en
que estaban en te ras, fórmanse grandes cavernas entre
los fragmentos, cuando se ponen en movimiento por efectos
de choque y de presión, sin contar los de la elasticidad
volcánica.» M uy lejos estoy de dudar que existen en cier­
tos sitios semejantes fragmentos y cavidades q u e , en los
Nevados, se llenan de agua., aunque creo que las hermosas
columnas de traquito que se elevan con regularidad, y de
ordinario perpendicularmente, sobre el Pico de los Ladrillos,
sobre el Tablahama del Pinchincha, y en particular sobre
el Chimborazo, sobre el pequeño lago de Yanacocha, han
sido formadas en los lugares mismos.» Boussingault, cuyas
miras en cuestiones de Química aplicada á la Geognosia, lo
mismo que sus opiniones meteorológicas, me complazco en
compartir, estima que lo que se llama el volcan de Ansan­
go, y que por mi parte considero como una erupción de
escombros salidos de dos pequeños cráteres laterales , es un
levantamiento de pedazos de rocas sobre largas fallas (33 .
Como esploró esta comarca treinta años despues que yo, se
apoya en la analogía de las relaciones geognósticas que
se dan entre la erupción de Ansango y el Antisana, con
las de Y ana-U rcu, cuyo plano detallado, lo mismo que el
del Chimborazo, he trazado. Lo que no me ha permitido
admitir un levantamiento sobre fallas, que en tal caso segui­
ría en toda su estension la corriente volcánica de Ansango,
es que, según he recordado ya muchas veces, su estremi­
dad superior parece indicar , como punto de partida, las
dos aberturas actualmente llenas de ao-ua.
O No ignoro
O tam ­
poco la existencia de esos muelles de estension considerable
y de dirección regular; los he visto y descrito, pero no
están compuestos de rocas fragm entarias, en nuestro he­
misferio, en la Mongolia china, en medio de bancos de­
granito dispuestos en hileras horizontales (36).
El Antisana tuvo en 1590 una erupción inflamada (37),
j o t r a , hácia principios del último siglo, probablemente
en 1728. Cerca de la cumbre, por la parte del N or-N ord-
Este, se observa una masa de roca negra , sobre la cual no
puede sostenerse la nieve ni aun recientemente caida. En
la primavera de 1801, en un momento en que el vértice de
la montaña estaba completamente limpio de nubes, se vio,
durante muchos dias, sobre este pu n to , una columna de
humo negro. El 16 de Marzo de 1802, Bonpland, Cárlos
Montufar j j o , llegamos á una arista de roca cubierta de
pómez j de escorias que parecían basalto. Estábamos en la
región délas nieves perpétuas, á 2,837 toesas de altura, por
consiguiente á 2,213 toesas sobre el Mont-Blanc; la nieve
era bastante sólida para sostenernos sobre muchos puntos
próximos á la arista de la roca, cosa que acontece rara vez
en los trópicos. La tem peratura del aire estaba comprendida
en tre— I o,8 j - f I o,4 del termómetro centígrado. Sobre
la vertiente meridional, á la cual no ascendimos, en la
Piedra de A zufre, donde se separan escamas algunas veces
de las rocas á consecuencia de la descomposición, se en­
cuentran masas de azufre puro, de 10 á 12 pulgadas de
longitud por cada 2 de espesor: no se conocen en los alre­
dedores fuentes sulfurosas.
Aunque, en la Cordillera oriental, el volcan de An ti sa­
na, j sobre todo la vertiente occidental, desde Ansango j
Pinantura hasta el pequeño pueblo de P edregal, estén se­
parados del Cotopaxi por el volcan estinguido de Passu-
choa (38), c u j to cráter, conocido con el nombre de la Peila,
se ve desde lejos, por el Nevado Sinchulahua, j otro de
menor altura, el Rum iñaui, h a j , sin embargo, cierta ana­
logía entre las rocas de esas dos montañas colosales. Desde
el Quincha, toda la cadena oriental de los Andes ha produ-
T0120 IV. , l'J
cido obsidiana; sin embargo , el Quincha, el Antisana y el
Fassuchoa pertenecen á la cuenca donde está situada la
ciudad de Quito, mientras que el Cotopaxi lim ítalas
de Lactacunga, Hambato y Riobamba. El pequeño nudo
de los Altos de Chisincha, forma una especie de cal­
zada que separa las dos cuencas, y, cosa que verdadera­
mente sorprende en razón á la poca altura de las colinas,
las aguas de la vertiente setentrional del Chisincha, se
dirigen por los Rios de San Pedro, de Pita y de Gualla-
bamba al mar del S u d, mientras que las de la vertiente
meridional se precipitan en el rio de las Amazonas y en el
Océano A tlántico, por el Rio Alaques y el Rio de San Fe­
lipe. Los nudos de montañas y las calzadas, ya de pequeña
elevación, como los altos de que acabamos de hablar, ya
iguales al Mont-Blanc ; como en la senda que atraviesa el
Paso del A ssuay, forman con las cordilleras ramificaciones
que parecen un fenómeno mas reciente y de menor impor­
tancia que el levantamiento de las grandes cadenas para­
lelas. Háse visto ya que la roca traquítica del Cotopaxi, el
mas poderoso de los volcanes de Quito, ofrece mucha ana­
logía con la del Antisana; hállanse también sobre las pen­
dientes del Cotopaxi, y en mayor núm ero, las corrientes
•de masas volcánicas, sobre las cuales nos hemos estendido
largamente antes de ahora.
Interesaba mucho seguir esas corrientes volcánicas hasta
>su origen, ó mas bien hasta el punto en que se ocultan bajo
las nieves perpetuas. Ascendimos la vertiente Sudoeste del
'volcan de Muíalo ó Mulahalo, á lo largo del Rio Alaques,
.formado por la reunión del Rio de los Baños y del Rio Bar-
Tancas, y tocamos en el Pansacha. situado á 11,322 pies
«de altu ra, donde descansamos bajo la espaciosa Casa del
Páram o, en la llanura herbosa llamada el Pajonal. Aun­
que, durante la noche, cayó hasta el punto donde nos ha­
llábamos una gran cantidad de nieve esporádica; llegamos,
— m —

sin embargo, al este de la célebre Cabeza del Inga , en la


Quebrada y el Reventazón de las M inas, y despues, incli­
nando mas al E ste , salvamos el Alto de Suniguaicu hasta
la garganta de la montaña del León óPum a-U rcu, donde,
por primera vez. indico el barómetro una altura de 2,263
toesas. Otro rastro de restos volcánicos, que vimos á alguna
distancia, se deslizó desde la parte oriental del cono de
cenizas, cubierto de nieve, hácia el Rio Negro, afluen­
tes del de las Amazonas, y hácia el Valle Vicioso. Esos
pedazos, ya angulosos, ya redondeados, rara vez esca­
mosos como los del A ntisana, y de un diámetro de 6 á 8
pies? fueron arrojados á grandes alturas del cráter que co­
rona el Cotopaxi, bajo la forma de escorias ardientes, li-
quefactadas únicamente en los bordes, y volvieron á caer á
lo largo de la montaña , acelerados en su carrera por el der­
retimiento de las nieves; ó salieron directamente de las fa­
llas laterales del volcan sin atravesar el aire?Esas cuestiones
no han sido resueltas todavía. Volviendo sobre nuestros pa­
sos á partir de Suniguaicu y de la Quebrada del Mestizo,
visitamos la estensa y larga cumbre, que se dirige de No­
roeste á Sudeste, y une el Cotopaxi con el Nevado de
Quelendaña. Allí, no se encuentran pedazos de piedras ali­
neados; sino una especie de calzada, sobre cuya espalda
están colocados el pequeño cono el Morro, y, mas cerca de
Quelendaña semejante á una herradura, muchos pantanos
y dos pequeños lagos, las lagunas de Yauricocha y de Ver-
decocha. La roca del Morro y de toda esta línea volcánica
es un pórfiro esquistoso, de gris verdoso, dividido en capas
de 8 pulgadas de espesor, é inclinadas m uy regularm en­
te 60° hácia el Este. En parte alguna vimos señales de cor­
rientes de lava propiamente dichas (39). •
En la isla de Lipari, rica en piedra pómez, al norte de
Caneto, una corriente de lava. formada de pómez y de ob­
sidiana, parte del cráter estinguido aunque bien conservado
del Monte di Camjpo Bianco, j se dirige hácia el m ar, con
la notable particularidad de que las fibras de la primera
sustancia son paralelas á la corriente (40). Según el estu­
dio que he hecho de todas esas relaciones locales, las can­
teras de pómez que cubren un espacio considerable, á una
milla de Lactacunga, tienen analogía con lo que se ve en
Lipari. Esas canteras en que está dividida la pómez en
bancos horizontales, j tienen toda la apariencia de una
roca in s itu , en 1737 causaban j a admiración á Bou-
guer (41): «No se encuentran, dice, en las montañas volcá­
nicas mas que simples fragmentos de piedra pómez de un
cierto grosor; pero á siete leguas al sud de Cotopaxi, en
un punto que corresponde á nuestro décimo triángulo, la
piedra pómez forma rocas enteras; bancos paralelos de cin­
co á seis pies de espesor, en un espacio de mas de una le­
gua cuadrada. Ignórase su profundidad. Imagínese qué
fuego ha sido necesario para poner en fusión esta masa
enorme, j en el sitio mismo donde se encuentra b o j: por­
que se reconoce fácilmente que no se ha movido, j que se
ha enfriado en el lugar donde se ha liquefactado. En
los alrededores hánse aprovechado de la proximidad de esta
inmensa cantera: porque la pequeña ciudad de Lactacun­
g a , con hermosos edificios, está construida por completo,
de piedra pómez, desde el temblor de tierra que la derribó
en 1698.»
Esas canteras de pómez están situadas cerca del pueblo
indio de San Felipe, en las colinas de Guapulo j de Z um -
balica, á 480 pies de elevación sobre la llanura que las ro­
dea, j á 9,372 sobre la superficie del mar. Las capas
superiores esceden por consiguiente en 500 á 600 pies el
nivel de Muíalo j de la bella casa del Marqués de Maenza,
construida con pedruscos de piedra pómez, al pie del Coto-
paxi, j r notable en otro tiempo por su arquitectura, pero
completamente destruida b o j por temblores de tierra. Los
depósitos subterráneos están desigualmente alejados de los
dos volcanes activos, el Tungarabua j el Cotopaxi: á ocho
millas geográficas del primero y á cuatro millas del segun­
do. Llégase allí por una galería. Los canteros aseguran que
las capas compactas horizontales, algunas de las cuales es­
tán rodeadas de restos de pómez arcillosa, podrían sumi­
nistrar pedruscos cuadrangulares de 20 pies, sin ninguna
grieta vertical. Esta pómez, en parte blanca y en parte de
’un gris azulado, tiene un brillo sedoso y fibras m u j finas
y m u j prolongadas. Las fibras paralelas tienen á veces
una apariencia nudosa, j presentan en ese caso una nota­
ble estructura. Los nudos están formados por fragmentos
redondos de pómez delicadamente porosa, de una línea ó lí­
nea j media de ancho, j alrededor de los cuales se arrollan
grandes filamentos. Encuéntranse allí en corta cantidad
pequeñas tablas exágonas de mica, de un negro oscuro;
cristales blancos de oligoclase j anfibol negro; pero en
cambio h a j carencia completa de feldespato vitreo, que or­
dinariamente se mezcla bien á la pómez, como en Camaldoli
cerca de Nápoles. La pómez del Cotopaxi difiere entera­
mente de la de las canteras de Zumbalica (42). Sus fila­
mentos son cortos, j no paralelos, estando enredados
unos con otros. Sin embargo, no se halla esclusivamente
empastada en la piedra pómez, la mica magnética, se la
vuelve á encontrar en la masa constitutiva del Cotopa­
xi (43). En el volcan de T ungurahua, situado mas al Sud,
falta la pómez completamente. No h a j señal de obsidiana
en los alrededores de las canteras de Zumbalica; pero en
los pedruscos arrojados por el Cotopaxi j esparcidos cer­
ca de Muíalo, vi grandes masas de obsidiana negra de
fractura concoide, empastadas en la perlita descompues­
ta , de un gris azul. Consérvanse fragmentos de esta
roca en la Coleccion mineralógica de Berlín. Las canteras
de pómez colocadas á 4 millas del pie del Cotopaxi, pare­
cen, según su constitución mineralógica, completamente
estrañas á esta montaña, y que no tienen con ella otra re-
lacion que la que presentan todos los volcanes de Pasto y-
de Quito con el foco volcánico de las cordilleras ecuatoria­
les, que abraza muchos cientos de millas cuadradas. ¿Esas
pómez han formado el interior y el centro de un cráter de
levantamiento particular, cuya circunvalación esterior ha
sido destruida por los numerosos trastornos 'que asola­
ran esas regiones, ó son un banco horizontal, depositado
tranquilam ente en las fallas, en una época que llega hasta
las primeras arrugas de la corteza terrestre? En cuanto á
la hipótesis de sedimentos acuosos, producidos por los alu­
viones, como se presentan frecuentemente en las masas de
toba volcánica, mezcladas de conchas y restos vegetales, es
mas difícil aun de admitir.
La gran masa de pómez que encontré en el liio Mayo,
en la cordillera de Pasto, entre Mamendoy y el Cerro del
Pulpito, lejos de toda andamiada volcánica, y á 9 millas
geográficas del volcan activo de Pasto, suministra materia
á las mismas cuestiones. Buch ha llamado también la aten­
ción sobre una erupción de piedra pómez, igualmente aisla­
da, que describió M eyer, y cuyos fragmentos forman en
Chile, al Este de Valparaíso, cerca del pueblo de Tollo,
una colina de 3,000 pies de altura. El volcan de Maypo,
que, al pronunciarse, levantó capas jurásicas, está á dos
jornadas de este depósito de piedra pómez (44). El enviado
prusiano en W ashington, Gerolt, al cual debemos los pri­
meros mapas geog nósticos iluminados de Méjico, hace men­
ción de un depósito de pómez cerca de H uichapa, á 8 m i­
llas geográficas al Sud-Este de Querétaro y lejos de toda
clase de volcan, de donde se sacan materiales de construc­
ción (45). Abich, el esplorador del Cáucaso, se inclina á
creer, según sus propias observaciones, que el poderoso de­
pósito de piedra pómez que se abrió salida á través de las
fallas, sobre la pendiente setentrional de la cadena central
del E lb ru z, cerca del pueblo de Tschgem , en la pequeña
Kabarda, es mucho mas antiguo que el levantamiento de la
montaña cónica.
Despues de lo que procede, se ve que la actividad vol­
cánica del cuerpo terrestre produce fracturas j arrugas,
merced al descenso de la tem peratura primitiva causado
por la irradiación del calórico en el espacio, j a á conse­
cuencia de la contracción debida al enfriamiento de las ca­
pas superiores, ocasionándose de esta suerte j sim ultánea­
mente la depresión de las partes elevadas y el levantamien­
to de las partes mas bajas (4G\ Es pues natural tomar como
medida y como testimonio de esta actividad, en las diferen­
tes regiones de la T ierra, el número de las andamiadas
volcánicas, es decir, de los conos abiertos por el vértice y
levantados sobre las grietas, que han podido reconocerse
en nuestros dias. Háse tratado muchas veces de contarlos,
pero casi siempre se ha hecho la operacion de una manera
muy incompleta. Hánse tomado por volcanes distintos,
colinas de erupción y solfataras, pertenecientes á un solo
y mismo sistema. La estension de los espacios que han
permanecido cerrados hasta aquí á toda investigación
científica, es sin embargo, para la terminación de este
trabajo un obstáculo menos grave de lo que generalmente
se supone, en atención á que la m ajor parte de los volca­
nes tienen su base en las islas j regiones próximas á las
costas. Por otra parte, en una investigación numérica que
el estado actual de nuestros conocimientos no permite com­
pletar, es j a mucho obtener un resultado que puede con­
siderarse como límite inferior , j determinar con gran
probabilidad en cuantos puntos ha permanecido en libre
comunicación con la atmósfera el centro liquefactado de la
Tierra, en los tiempos históricos. De ordinario, esta co­
municación se manifiesta simultáneamente por las erup-
xiones á que dan salida las armaduras volcánicas de las
montañas de forma de cono, por el crecimiento del calor j
la inflamabilidad de las fuentes termales y de nafta, y
por últim o, por la m ajo r estension de los círculos de
quebrantam iento, fenómenos íntimamente unidos j de
recíproca dependencia entre sí (47). También aquí se en­
cuentra la huella de B u ch , que en sus apéndices á la
Descripción física de las islas Canarias, intentó, prime­
ro que nadie, abarcar bajo un mismo punto de vista cos­
mológico todos los sistemas volcánicos de la Tierra, di­
vididos en volcanes centrales j en cadenas volcánicas. El
desmembramiento mas reciente, j por tanto mas comple­
to,, emprendido por m í, según los principios antes espues­
tos (48), es decir, esclujendo las campanas cerradas j los
simples conos de erupción, da con cierta probabilidad, como
número límite inferior, un resultado m u j distinto de los
precedentes. Al componer esta lista, me he esforzado en
comprender en ella todos los volcanes que han entrado en
•el período histórico, en posesion de su actividad.
Háse tratado muchas veces de averiguar si en las par­
tes del globo en que se cuentra reunido el m ajor número
de volcanes, j donde se manifiesta de la manera mas ac­
tiva la reacción , del interior sobre la corteza sólida de la
Tierra, están mas cerca de la superficie las materias lique-
factadas. Cualquiera que sea el medio que se emplee para
determinar en su máximum el espesor medio de la corteza
t e r r e s tr e y a se elija el camino de las matemáticas puras
que nos abre la astronomía teórica (49), j a la senda mas
sencilla que descansa en la l e j del calor creciente en razón
á la profundidad j sobre las diversas temperaturas en que
•entran en fusión las rocas (50), quedan en este problema
gran número de cantidades indeterminadas. Tales son la
influencia de una inmensa presión sobre la fusibilidad: la
conductibilidad, quo varía según las diferentes rocas, el
singular descenso que hace esperimentar á esta propiedad
una elevación considerable de tem peratura, como ha de­
mostrado Forbes; la desigual profundidad de la cuenca
oceánica; por último, los accidentes locales que se pro­
ducen en la combinación j estructura de las fallas que ter­
minan en la parte liquefactada del globo. S i, en algunos
puntos de la T ierra, la m ajor ó menor proximidad de la
capa que señala el límite superior de las materias en fu­
sión esplica la abundancia de los volcanes j las comunica­
ciones mas frecuentes entre la atmósfera j las profundida­
des del globo, esta proximidad puede á su vez depender de
la diferencia media de los niveles entre el suelo del mar j
de los continentes, ó de la profundidad á que empieza la
masa liquefactada, bajo los distintos meridianos j los di­
ferentes paralelos; ¿pero cómo determinar el punto donde
empieza esta superficie? ¿No h a j grados intermedios entre
una solidez completa j una entera fluidez? ¿No se obser­
van transiciones, como las que tanto preocuparon cuando
las discusiones sobre el estado pastoso de algunas formacio­
nes plutónicas j volcánicas levantadas en la superficie de
la Tierra j sobre el movimiento de los ventisqueros? Esos
estados transitorios están fuera de toda determinación ma­
temática, como lo que se ha llamado la liquefacción del
interior de la Tierra, bajo la enorme presión que resis­
ten esas regiones. No solo es poco probable por sí que el
calor continúe creciendo con la profundidad en proporcion
aritmética, sino que pueden también intervenir perturba­
ciones locales debidas por ejemplo á cuencas subterráneas;
d o j este nombre á las cavernas abiertas en la masa sólida
de la Tierra, que de tiempo en tiempo se llenan parcial­
mente de abajo á arriba por lavas en fusión j por los vapo­
res que descansan en la superficie de esas lavas (51). Ya el
inmortal autor de la Prologwa, da un papel á esas cavida­
des en la teoría del decrecimiento del calor central: «Pos­
tremo credibile est contrahentem se refrigeratione crustam
bullas reliquisse, ingentes pro rei m agnitudine, id est sub
vastis fornicibus cavitates (52).» Menos probable es que el
espesor de la costra terrestre enfriada en la actualidad sea
igual en toda la superficie del globo; pero es importante
determinar el número y la situación geográfica de los vol­
canes que han permanecido abiertos en los tiempos histó­
ricos. La teoría geográfica de los volcanes podrá completar­
se solo por medio de tentativas renovadas frecuentemente.

I. EUROPA.

El Etna.
El Vulcano de las islas Lipari.
El Stromboli.
El volcan de Isquia.
El Vesubio.
El volcan de la isla Santorin.
El volcan de la isla de Lemnos.
Estos siete volcanes pertenecen á la gran cuenca del
Mediterráneo y á la costa de Europa. Todos han dado testi­
monios de su actividad en los tiempos históricos. La mon­
taña ignívoma del Mosychlos eu la isla de Lemnos, llama­
da por Homero mansión favorita de Vulcano, fue destruida
como la isla Chrysé, con posterioridad á la época de Alejan­
dro, por temblores de tierra, hundiéndose en las ondas (53).
El gran levantamiento y la desaparición de las tres Caime­
nas, en medio del golfo de Santorin, encerrado entre las islas
de Tera. de Terasia y de Aspronisi, fenómeno que se re­
novó muchas veces desde el año 186 antes de Jesu-( ’risto,
hasta el año 1712 de nuestra era, ofrece sorprendente
analogía con otro fenómeno mucho menos importante á la
verdad, con la isla que surgió del mar. entre Sciacca y
Pantellaria, conocida con el nombre de Graham, de Julia y
de Ferdinandaaa. En la península de Metona, que liemos
mencionado j a muclias veces (54), existen señales visibles
de erupciones volcánicas, en medio de un traquito de rojo
oscuro, que sale del calcáreo, cerca de Ivaimenocliari j de
Kaimeno (55,.
Los volcanes prehistóricos que conservan aun frescas hue­
llas de corrientes de lava, vertidas por cráteres, son, je n -
do de Norte á Sud: el Mosenberg j el Geroldstein, en el
Eisel; en H ungría, el gran cráter de levantamiento en
que está construido el Schemnitz; en la A uvernia, la ca­
dena de P u js s ó de los Monts Dómes, el cono del Cantal,
los Monts-Dore; en el Vivarais, donde las antiguas lavas
se abren paso á través del gneis, la sección de A jsac j
el cono de Montpezat. El V e laj presenta erupciones de
escorias sin corrientes de lavas; siguen despues los montes
Euganeos, las colinas de Albano, Rocca Monfína j el Vul-
tur, cerca de Teano j deMelfi. En Cataluña se encuentran
los volcanes que están próximos á Olot j Castell-Follit (56),
j mas al Sud todavía, el grupo de las Columbretas, cerca
de las costas de Valencia, de las cuales la m ajor que ostenta
la forma de un creciente, la antiguaColubrariade los Roma­
nos, contiene el Montcolibre, lleno de obsidiana j de traquito
•celular, j situado, según el capitan S m jth , á los 39° 54' de
latitud. Puede citarse también la isla griega de N isjros una
de las Esporades carpáticas, de exacta figura circular,
en medio de la cual j tá una altura de *2,130 pies, se­
gún los cálculos de Ross, se halla una hondonada profunda
j rodeada de un cerco, que encierra una solfatara en que
se ojén violentas ¡"detonaciones j de donde irradian cor­
rientes de lava. Esas lavas se precipitaban en otro tiempo
en el m ar, j producían aun en tiempo de Strabon muelas
volcánicas; h o j constitujen pequeños promontorios (57).
Debemos mencionar también, en razón á su edad, los volca­
nes submarinos de las islas Británicas, j los notables efec-
tos que producen en las capas de la formación silúrica in ­
ferior, ó formación de Llandeilo, en la cual se hallan
empastados fragmentos celulares volcánicos. Según la im­
portante observación de M urchison, las capas silúricas in ­
feriores de las montañas de Corndon , en los condados de
Schrop y de M ontgomery, tienen también masas erupti­
vas de trapp (58). Terminaremos por los notables filones de
la isla Arran, y quedarán todavía otros puntos por los cua­
les ha pasado evidentemente la actividad volcánica, sin que
pueda descubrirse señal alguna de las andamiadas porque
se ha abierto paso.

II. ISLAS DEL OCEANO ATLÁNTICO.

%
E l volcan de Esk, en la isla Juan M ajen, ha tomado su
nombre del navio de Scoresby, que verificó su ascensión.
Llega apenas á 1,500 pies de altura, y presenta en el vértice
u n cráter abierto, aunque no inflamado. Su composicion
es de basalto rico en pirojeno y de trass.
Al Sudoeste del Esk, cerca del cabo Norte de la isla de
los Huevos, existe otro volcan que, á partir del mes de
Abril de 1818, ha arrojado, de cuatro en cuatro meses, can­
tidades considerables de cenizas.
El Beerenberg, de 6,648 pies de altura, situado en la
parte Nordeste de la isla Juan M ayen, á los 71° 4 ' de lati­
tu d , no es conocido hasta ahora como volcan ("59).
Los volcanes de la Islandia: el GEroefa, el Hécla , el
Rauda-Kam ba, etc.
El volcan de la isla Pico, una de las Azores, tuvo gran
erupción de lava desde 1.° de Mayo al 5 de Junio de
1800 (60).
El pico de Tenerife.
El volcan de Fogo, una de las islas del cabo V er­
de (61).
Difícil es referir en Islandia la actividad volcánica ante­
rior á los tiempos históricos á centros determinados. Se pue­
den dividir sin embargo con Sartorius de Waltersbausen,
los volcanes de esta isla en dos clases: en volcanes que solo
han tenido una erupción, y volcanes que han arrojado cor­
rientes de lava en muchas ocasiones , por una misma fa­
lla principal. A la primera categoría pertenecen el R auda-
Kamba, el S cap tar, el Ellidavatan , situado al Sud-este
de Reykjavik y quizás otros; la segunda categoría, que
acredita una individualidad perseverante, comprende los
dos volcanes mas altos de la Islandia: el QEroefa, que pasa
de 6,000 pies, y el Sncefiall, luego el Hecla etc. De tiempo
inmemorial, aparece el Snoefiall sin señal alguna de activi­
dad, el CEroefa por el contrario, es célebre por las formida­
bles erupciones de 1362 y de 1727 (62). En la isla de Ma­
dera (63), las dos montañas mas altas, el PicoRuivo, de for­
ma cónica que tiene 8,685 pies, y el Pico de Torres, de
igual elevación, y cuyas escarpadas pendientes están cu­
biertas de lavas escorificadas, no pueden considerarse como
centros de la actividad volcánica, en atención á que en m u­
chos sitios, especialmente cerca de las costas, se han encon­
trado aberturas eruptivas, y también el gran cráter, de la
Lagoa cerca de Machico. Es imposible seguir las diferentes
corrientes de lava que se han confundido superponiéndose-
Restos de antiguas dicotiledóneas y helechos, cuidadosamen­
te-estudiados por Bum bury, se hallan enterrados en le­
vantamientos volcánicos de toba y de tierra arcillosa, cu­
biertos á veces de un basalto mas reciente. El grupo Fer­
nando de Noronha, situado á 2o 27' al Este de Pernambuco,
á 3* 50' de latitud au stral, se compone de m uy pequeñas
islas que consisten en rocas de fonolita, que contienen an-
fibol. No existen aquí cráteres, sino únicamente aberturas
de forma de filones, llenas de traquito y de amigdaloide ba­
sáltica , que atraviesan capas de toba blanco (64). En la isla
-de la Ascensión, la mayor altura es de 2,690 pies. Las la ­
vas basálticas ofrecen mas feldéspato vitreo que olivina. y
constituyen corrientes m uy distintas, que pueden seguirse
fácilmente basta el cono de erupción, formado de traquito.
Esta últim a roca, de color brillante y frecuentemente des­
compuesta como toba, domina en el interior y en la parte
Sudeste de la isla. En las masas de escorias arrojadas por el
Green-M ountain, están empastados fragmentos angulosos,
que contienen sienita y granito, y recuerdan las lavas del
Jorullo (65). Al Oeste de la misma m ontaña, se encuentra
un estenso cráter abierto. Bombas volcánicas que no tienen
menos de 10 pulgadas de diámetro, se dispersan por las in­
mediaciones, en cantidad innumerable, como también gran­
des masas de obsidiana. Toda la isla de Santa Elena es vol­
cánica. En el interior, dominan capas feldespáticas de lava;
cerca de las costas, reina un basalto cruzado por innum era­
bles filones (diques), como en Flagstaff-H ill. Entre Diana-
Peak y Nest-Lodge, en la cadena central, existe un preci­
picio abierto á pico y en forma de m edialuna, resto de un
gran cráter destruido, en donde se amontonan escorias y
lava celular (tbe mere wreck one great cráter is left) (66).
Las capas de lava no están claramente limitadas, y no pue­
de seguirse su curso con tanta facilidad como el de las cor­
rientes propiamente dichas, que tienen menor estension.
Tristan de C unha, situada á los 37° 3' de latitud aus­
tra l, 13° 4 8 ; de longitud, descubierta desde el año 1506
por los Portugueses, es una pequeña isla circular, que
solo tiene milht y media de diámetro, en cuyo centro
se levanta una montaña cónica de 7,800 pies de altura
próximamente, según la relación del capitan Denham , y
form ada, según el mismo testimonio . de rocas volcáni­
cas (67). Al Sudeste, á los 53° de latitud austral, se halla
la isla de Thompson, también volcánica, y entre las dos,
en la misma dirección , la isla Gough . llamada también
Dicgo-Alvarez. Siguen despues ]a isla de la Decepción, de
figura de anillo estrecho (lat. aust. 62° 55'), j la isla
Bridgman. que pertenecen al grupo South-Schetland.
Esas dos islas volcánicas presentan capas de hielo, de pie­
dra pómez, dt? ceniza negra, de obsidiana, y producen
emisiones perpétuas de vapores calientes ^08). En el mes de
Febrero de 1842, se vio arrojar llamas á la isla de la Decep­
ción, por trece puntos distintos, dispuestos en forma de cír­
culo . Sorprende verdaderamente que, teniendo el Océano
Atlántico aun tantas otras islas volcánicas, ni la pequeña
isla completamente plana de San Pablo (Peñedo de San
Pedro), situada un grado al Norte del Ecuador, de un
grunsten esquistoso ligeramente lam inar, que pasa á la
serpentina ^69), ni las Maluinas con su esquisto arcilloso
cuarzífero, ni la Georgia del Sud, ni las islas Sandwich,
contengan rocas volcánicas. Por el contrario, una región
del Océano Atlántico situada á los 0o 20' al Sud del Ecua­
dor y ;'i los 22° de longitud occidental, está considerada
como asiento de un volcan submarino (70). El 19 de M ajo
de 180(j, en esos sitios vio Krusenstern elevarse del fondo
del mar columnas de humo negro, j se presentaron en 183(5
á la Sociedad asiática de Calcuta, cenizas volcánicas, reco­
gidas en dos ocasiones en el mismo punto, al Sudeste de la
roca de San Pablo. Los edificios han sentido con frecuencia
estrañas sacudidas, j el mar se ha hinchado desmesurada­
mente en la Voleante Región; nombre que se dá á estos
hermosos sitios en el mapa de América del teniente Lee
titulado: Trach o f l-hr surxeging Bvig Dolphin, 1854. Se­
gún las exactísimas investigaciones de D aussj, este fe­
nómeno, atribuido á las sacudidas subterráneas que que­
brantaban el lecho del mar, se reprodujo cinco veces desde
el año 1747; hasta el viaje de circunnavegación de K ru­
senstern, j siete veces en el intervalo de 1806 á 1836.
Nada de particular se ha comprobado sin embargo en el mes
de Enero de 1852, en la espedicion del brik el Delfín, que'
en memoria del Krusenstern’s Vulcano, recibió instruc­
ciones para practicar sondas entre el Ecuador y 7o de la­
titud austral, y entre 180 y 27' de longitud; la misma ob­
servación se aplica á la Exploring Expedition de W ilkes,
que se bizo en 1838.

III. AFRICA.

El volcan Mongo-ma Leba, situado en la cadena de los


montes Cameroun, á 4° 12' de latitud boreal, al Oeste del
punto en que el rio del mismo nombre se precipita en la
babía de Biafra y al Este del delta formado por el Kowara
ó N iger, tuvo, según el capitan Alian, una erupción de lava
en 1838. La falla que corre de Sud-Sud-Oeste áN or-N ord-
este, sobre la cual están dispuestas en línea recta las cua­
tro islas volcánicas de Anobon. de Santo Tomás, de los
Príncipes y de San Fernando Pó, se dirige bácia el Came­
roun que, según las medidas del capitan Owen y del te ­
niente Boteler. llega á 12,000 pies de altura (71).
En el Africa oriental, algo al Oeste de la montaña ne­
vada Kignea, á I o 20' próximamente de latitud meridional,
descubrió el misionero K rapf en 1849, una montaña próxi­
ma á las fuentes del D ana, y á 20 millas geográficas ai
Noroeste de las costas de Mombas, que se supone un
volcan. Bajo un paralelo en dos grados próximamente mas
meridional que el de Kignea, fue descubierta en 1847 por
el misionero Rebmann otra montaña nevada, el Iíilim and-
jaro, que está alejada del mismo litoral poco mas de 50
millas geográficas. Algo mas al Oeste, se encuentra una ter­
cera montaña nevada, el D oengo-E ngaj, señalada por el
capitan Sbort. La existencia de esos Nevados ba sido reco­
nocida despues de mucbos esfuerzos y peligros.
La actividad volcánica de que dá pruebas este vasto
— oOo ---
continente, tan poco esplorado en el interior, entre 7° de
latitud boreal y 1*2° de latitud austral, es decir entre el pa­
ralelo de Adamaua y el del monte Lubalo, que divide las
aguas, está atestiguada, según Ruppell, por los alrededores
del lago Tzana, en el reino de Gondar, y, según Rochet
d’Hericourt, por las lavas basálticas y capas de traquito
y obsidiana de Scboa. Las muestras traídas por d'H eri-
court, m uy análogas á las rocas del Cantal y del Mont-
Dore, fueron analizadas por Dufrenoy (72). Aunque en el
Kordofan, la montaña cónica de Koldghi no arroja llama
ni humo, parece probado sin embargo que se encuentran
en ella rocas negras porosas y vitrificadas (73).
En Adamaua, al Sud del gran rio B enua, se levantan
las montañas aisladas de Bagel y de A lantika, que, la una
por su forma cónica, y la otra por su forma de cúpula, se
presentaron al doctor Bartb, en su viaje de Kuka á Jola,
como montañas traquíticas. Un naturalista arrebatado m uy
pronto á la ciencia, Overweg, bailó al Oeste del lago Tsad,
en la comarca de Gudscheba, conos de basalto, columnarios
y ricos en olivina, que ban penetrado en capas de asperón
rojo arcilloso, y en capas de granito cuarzífero; hecho
que está confirmado en las noticias que Petermann estractó
de los Diarios de Ovenveg, de Bartb y de Vogel.
La rareza de los volcanes activos en ese continente
poco articulado, cuyo litoral se conoce bastante, constituye
un fenómeno singular. Preciso es pues suponer que exis­
ten, en las regiones ignoradas del Africa central, especial­
mente al Sud del Ecuador, estensas cuencas, análogas al
lago Uniamesi, llamado anteriormente Nyassi por el doc­
tor Cooley, en cuyos bordes se levantan volcanes como el
de Demavend , cerca del mar Caspio. Ninguna Relación
procedente de los indígenas, que tanta afición tienen sin
embargo por los viajes, nos ha suministrado hasta aquí no­
ticia alguna respecto de este asunto.
J O MO ¡V. ' _l|
IV. ASIA.

1.° P arir occidental y central del Asia.

El volcan de Demavend (741, aunque activo todavía,


solo deja salir un poco de humo, j por intervalos, según han
comprobado Olivier. Morier y T ajlo r, Thomson en 1837.
El volcan de Medina; erupción de lava en 1276.
El volcan Djebel el Tir (Tair ó Ther). de 840 pies de
a ltu ra, que forma una isla en el mar Rojo entre Loheia y
Massaua.
El volcan P e-sch an , situado en la gran cadena del
Thian-schan. ó montaña Celeste, al Norte de Kutscha, tu ­
vo erupciones de lava sucesivas, durante un período m u j
conocido históricamente, desde el año 89 de nuestra era
hasta comienzos del siglo vil.
El volcan H otscheu, llamado también volcan de Tur-
&n en las geografías chinas, tan ricas en detalles, está
á 30 millas de la gran sulfatara de Orum tsi, cerca de la
estremidad oriental del Thian-schan, j frente á la her­
mosa j fértil comarca de Hami.
El volcan de Demavend , de mas de 18,000 pies de al­
tura, se halla á 9 millas géográficas próximamente de la
costa meridional del mar Caspio, en el M azenderan. casi á
igual distancia de Rescht j de Asterabad, en la cadena del
Yndo-Kho que dism inu je rápidamente al Oeste hácia
Herat jM esch id . He hecho probable en otra obra (75), la
opinion de que el Yndo-Kho , á partir de Chitral j del
Oafiristan . es prolongacion occidental de la gran cadena
del Kuen-Lun que limita el Tibet al Norte, j corta, en el
T su n g lin g . la cadena m eridiana de Bolor. El Demavend
pertenece al Elbruz pérsico ó caspio, sistema de montaña
que no debe confundirse con el Elbruz situado 7o !/., mas
al Norte y 10° mas al Oeste. La palabra Elbruz es cor­
rupción de A lbordj. que significa Montaña del Mundo y
se refiere á la antigua cosmogonía del pueblo Zend.
Al considerar, desde un punto de vista general, la forma
de las cadenas montañosas del Asia c en tral. se reconoce
que el volcan de Demavend limita la gran cadena del
K uen-Lun, cerca de su estremidad occidental. También
hay en la opuesta otra montaña ignívoma, cuya existen­
cia be sido el primero en dar á conocer, y que merece par­
ticular atención (76). Por el trabajo á que se dedicó, á
instancia m ia , mi amigo y colega en el Instituto, Julien,
para buscar en las fuentes tan abundantes de la antigua
geografía china, detalles relativos* al Bolor, al K uen-
Lun y al mar de Estrellas, este erudito profundo encontró,
en el gran Diccionario publicado á principios del siglo xvm
por el emperador Yongtsching. la descripción de la llama
eterna que surge de una caverna abierta en la colina Schin-
khieu, en la pendiente de la cadena oriental del Kuen-
Lun. La colina de donde sale este fenómeno luminoso,
cualquiera que sea la profundidad á que nazca, puede
llamarse difícilmente volcan: mas bien recuerda á mi pa­
recer la Quimera de Licya, situada cerca de Deliktasch
y de Yanartasch . conocida de los Griegos, y que es una
fuente de fuego, de gas inflamado, alimentada constante­
mente por la actividad volcánica de la Tierra (77).
Escritores árabes enseñan, aunque las mas de las veces
sin citar fechas precisas, que en la edad media tuvieron lu ­
gar también erupciones de lava, en la costa Sudoeste de la
A rabia, en la cadena de las islas de Zobayr. en el estrecho
de Bab-el-Mandeb y en el de Aden , en el Adhram aut, en
el estrecho de O rm uzy en la parte occidental del golfo pér­
sico, es decir en puntos pertenecientes todos á un suelo que,
desde tiempo inmemorial, ha sido foco de actividad volcáni­
ca (78). Burckhardt ha hallado en la crónica de Sam hudy,
que contiene la historia de la célebre ciudad del mismo
nombre, situada en el Hedschaz, la época de una erupción
volcánica que estalló cerca de Medina, 12° 30' al Norte del
estrecho de Bab-el-Mandeb. La fecha indicada corresponde
al 2 de Noviembre de 1276, pero Abulmahasen dice, según
Seetzen, que en el mismo sitio se habia producido ya una
erupción ígnea, 22 años antes, en 1254(79). La isla volcá­
nica Djebel-Tair, en la que reconoció Vincent la isla apa­
gada del Periplus maris E ry tlirm , es todavía activa según
narración de Botta, conforme con los datos recogidos por
Ehrenberg y Russegger (80). Si se desean masámplios de­
talles sobre toda la comarca que rodea el estrecho de Bab-el-
Mandeb y la isla basáltica de Perim; respecto del recinto de
forma de cráter en medio del cual está situada la ciudad de
Aden; sobre la isla de Seerah y sus corrientes de obsidiana,
cubiertas de piedra pómez; por último sobre los grupos de is­
las deZobayr y de Farsan. cuya naturaleza volcánica des­
cubrió Ehrem berg en 1825, se hallarán en el bello libro de
Ritter (81).
El sistema volcánico del Thian-schan, que atraviesa el
Asia central de Este á Oeste, entre el Altai y el K uen-Lun,
fue durante algún tiempo objeto particular de mis investi­
gaciones (82). A lo poco que Remusat habia tomado de
la Enciclopedia japonesa, he podido añadir los fragm en­
tos mas importantes recogidos por Klaproth, Neumann y
Julien. Si al Thian-schan se agrega el Asferach, que,
empezando mas allá de la cadena meridional de Kos-
yurt-B olor, se prolonga, al Oeste, hasta el meridiano
de Samarcanda, en el cual Ibn-H aukal y Ibn-al-Vardi
han señalado y descrito como en el Thian-schan, pozos de
fuego y aberturas que arrojaban sal amoniaca, y quizás lla­
mas. la longitud total de la cadena es ocho veces superior á
la de los Pirineos (83). En la historia de la dinastía de los
Thang se dice espresamente que «en una de las pendientes
del Pes-chan, que arroja continuamente llamas y humo,
las piedras se inflaman, funden y corren en una estension
de muchas L i, como grasa líquida; esta masa blanda se en­
durece al enfriarse.» No podría caracterizarse mejor una
corriente de lava. En el libro x l i x de la gran Geografía del
Imperio chino, impresa á espensas del Estado, en Pekín, de
1789 á 1804, las montañas ignívomas del Thian-schan es­
tán señaladas como todavía activas. Su situación es de tal
modo central, que se hallan separadas de las costas del mar
glacial y de las embocaduras mas próximas, las del Gan­
ges y el Indo, á una distancia casi igual, de 380 millas
geográficas; del lago de Áral, á 255 millas; de los lagos sa­
grados de Issikal y deBalkash, á 43 y 52 millas. Peregri­
nos de la Meca, que sufrieron enBombay, en 1835, un in ­
terrogatorio oficial. dieron también noticias acerca de las
llamas que se elevan de la montaña de Turfan ó Hots-
cheu (84). ¿Cuándo pues, se decidirá por fin, algún viajero
preparado para esta esploracion, á visitar los volcanes de
Pes-chan y de Turfan, de Barkul y de Hami, saliendo de
la ciudad de Guldja sobre el Ili , que es de tan fácil
acceso?
La situación mejor definida hoy de la cadena volcánica
del Thian-schan, ha dado lugar naturalm ente á pregun­
tar si la tradición, según la c u a l, arden fuegos eter­
nos en el fondo del rio el-Macker, en la comarca fa­
bulosa de Gog y de M agog, no reconocía como origen las
erupciones del Pes-chan ó del volcan de Turfan. Ese mito
oriental estendido en un principio por la costa occidental
del mar Caspio, cerca de las puertas de hierro de Derbend
(Pyke Albania), ha viajado como casi todos los mitos, y
caminado en dirección del Este. Edrisi hace salir de
Bagdad hácia el pais de las Tinieblas, en la primera mi­
tad del siglo íx , á Salam -El Terdjeman, intérprete de
uno délos califas abasidas. El viajero atraviesa la estepa de*
los Baschkiros, y llega á la montaña nevada de Cocaía, ro­
deada por el gran muro de Magog ó Madjudj. Jaubert,
á quien debemos los complementos de la obra del geó­
grafo n u b io , ha demostrado que las llamas que arden en
la pendiente del Coca'ía, no tienen nada de volcáni­
cas (8o). Mas lejos, hácia el S ud, coloca Edrisi el lago Te-
hama. Creo que he llegado casi á probar que el Tehama es el
gran lago Balkasch, en el cual se precipita el rio lli, y que
solo se halla á 4o millas mas al Sud que el Coca'ía. Siglo y
medio despues que Edrisi, colocaba Marco Polo los muros de
Magog en las montañas del In-schan, al Este de la meseta de
ÍTobi, frente al rio Hoang’-ho v de las murallas de la Chi-
~ / O O

na, de las cuales, cosa m uy singular, habla el viajero ve­


neciano tan poco como del uso del té. El In-schan, que
lim ítalas posesiones del Preste Ju a n , puede considerar­
se como prolongacion oriental de la cadena del Thian-
schan (8(5).
Durante mucho tiempo se han representado errónea­
mente dos montañas cónicas, que arrojaban antes lavas, el
volcan de Pe-schan y el Hots-cheu de Turfan , separados,
en una longitud de 10o millas geográficas, por el fuerte
nudo de Bogdo-Oola, cubierto constantemente de nieve y
de hielo, como formando un grupo volcánico aislado. Creo
haber probado que al Sud y al Norte de la larga cadena del
Thian-schan, lo mismo que en el Cáucaso, existe una co­
nexion geológica m uy íntima entre la actividad volcánica y
los límites de los círculos de quebrantam iento, las fuentes
calientes, las sulfataras, las fallas de donde se escapa el
amoniaco, y los depósitos de salgem ma.
Como he espresado repetidas veces, y hoy es también
opinion del célebre esplorador del sistema caucásico, Abich,
el Cáucaso, no es mas que la prolongacion de la falla del
Thian-schan y del Asferah, delante de la gran depresión
aralo-caspia (87), conviene citar á continuación del Thian-
schan, cuatro volcanes apagados, c u ja actividad se ele­
va á los tiempos pre-históricos: el Elbruz (17,352 pies de
a ltu ra \ el Ararat(16,056 pies), el Kasbegk (15,512 pies),
j el Savalan (14,787 pies de altura) (88). Por su eleva­
ción son esos volcanes intermedios entre el Cotopaxi j el
Mont-Blanc. El gran Ararat ó A g ri-d ag h , á cu j o vértice
subió por primera vez Parrot, el 27 de Setiembre de 1829,
j repetidas ocasiones en 1844 j 1845 , Abicli, j por ú lti­
mo, en 1850 el coronel Chodzko, tiene, como el Chimbora­
zo, la forma de una cúpula con dos prominencias de poca
consideración en el borde del vértice , pero sin cráter. Las
m ajores j probablemente las últimas erupciones de lava
que arrojó el Ararat en los tiempos pre-históricos, se abrie­
ron paso por bajo del límite de las nieves. Dichas erupcio­
nes son de dos especies: ó traquíticas, con feldespato vitreo,
j abundantes en pirita sulfurosa, de fácil descomposición; ó
doleríticas j compuestas en su m ajo r parte de labrador j
augita, como las lavas del E tn a. Abich estímalas erupciones
doleríticas del Ararat como mas recientes quelastraquíticas.
Los sitios de que han salido las corrientes de lava, colocados-
todos debajo del límite de las nieves perpétuas, están indi­
cados generalmente por conos de erupción j por pequeños
cráteres, rodeados de escorias. Esto se vé claramente, en la
gran llanura herbosa de Kip-Gh ioll. en la vertiente Noroes­
te de la montaña. El profundo valle de Santiago, especie de
gargantaque sube hasta el vértice de Ararat, j , visto aun
á gran distancia, dáá la muntañaun carácter particular, ofre­
ce mucha semejanza con el Val del Bote del Etna, j permite
también contemplar la estructura interior de la cúpula; h a j
sin embargo una diferencia notable; la de que en el valle
de Santiago se han encontrado masas traquíticas aunquo
no corrientes de lava, ni capas de escorias j rapilis (89). El
grande j el pequeño A ra ra t, el primero de los cuales, se-
g un los escelentes trabajos geodésicos de Wassili Fedorow,
está situado 3' 4" al Norte. 6 ' 4 2 " al Oeste del segundo, se
elevan sobre el lado meridional de la estensa llanura que
atraviesa una gran sinuosidad del Arajes. Ambos se ha­
llan en una meseta volcánica, de forma elíptica, cuyo
eje mayor se dirige del Sudeste al Noroeste. El Kasbegk y
el Tschegem tampoco tienen cráter en el vértice, aunque,
según 'W ladikaukas, haya arrojado el primero por el lado
del Norte fuertes erupciones. El mayor de todos esos vol­
canes apagados’ el cono traquítico del Elbruz, que sale de
las montañas de esquisto talcoso y diorítico que dominan el
valle del Backsan, cuenta un cráter-lago. Cráteres seme­
jantes existen en la áspera meseta de K ely, de donde se
escapan corrientes de lava, que se abren camino por medio
de conos de erupción. Por otra parte, aquí como en las
Cordilleras de Quito , los basaltos están m uy distantes del
sistema traquítico; empiezan á 6 ú 8 millas al Sud de la
cadena del Elbruz y del Tschegem , en el valle superior
del Faso ó Rion.

’2.° Parte nordeste del Asia , península del Kam tschathi.

La península del Kamtschatka, desde el cabo de Lopat-


ka, situado, según Krusenstern, á 51° 3', basta el cabo
U kinsk, pertenece, como la isla de Java, Chile y América
central, á las regiones en donde están reunidos en menor es­
pacio mayor número de volcanes, los mas todavía activos.
Cuentanse 14 en Kamtschatka, en una estension de 105 mi­
llas geográficas.
& O En la América central,' entre el volcan de
Soconusko y Turrialva, de la provincia de Costa Rica, dos
puntos separados por un intérvalo de 170 millas, encuen­
tro 29 volcanes, de los cuales 18 aun arden. En el Perú y
la Bolivia, las 105 millas que hay desde el volcan de Cha-
cani al de San Pedro de Atacama, contienen 14, de los cua­
les solo 3 lian conservado su actividad. En Chile, desde el
volcan de Coquimbo al de San Clemente, se cuentan 240
millas v 24 volcanes, 13 de los cuales han dado pruebas de
su actividad en los tiempos históricos. El conocimiento de
los volcanes del Kamtschatka, considerados bajo el punto de
vista de la forma, de la altura y del lugar artronómico, ha
sido grandemente aumentado en estos últimos tiempos por
Krusenstern, Horner, Hofmann, Lenz, L ütke, Postéis, el
capitan Beechey y especialmente por Erman. Atraviesan á
la península en su longitud dos cadenas paralelas. Los vol­
canes están acumulados en la mas oriental, y los mas ele­
vados llegan á una altura de 10,500 á 14,800 pies, suce-
diéndose en el orden siguiente, de Sud á Norte :
El volcan de Opalinks, ó sea el pico Koscheleff del al­
mirante Krusenstern. situado á los 51° 21' de latitud, según
el capitan Chwostow, tiene casi la altura del pico de Tene­
rife y era mu y activo á fines del siglo x v i i i .
El Hodutka Sopka (51° 35'); entre este volcan y el
precedente, se hallaá los 51° 32', un cono volcánico inno­
minado, que, según el testimonio de Postéis, parece apa­
gado como el Hodutka.
El Poworotnaja Sopka (52° 22') que, según el capitan
Beechey, mide 7,442 pies de altura (90).
El Assatschinskaja Sopka (52° 2') tuvo grandes erup­
ciones de cenizas, especialmente en 1828.
El W iljutschinsker (52° 52'), de 6,918 pies de altura se­
gún el capitan Beechey, de 6,330 según el almirante
Lütke, situado al otro lado de la bahía de Torinsk, á 5 mi­
llas geográficas solamente del puerto de San Pedro y San
Pablo.
El Awatschinskaja ó Gorelaja-Sopka (53° 17'), de 8,360
pies de altura, según E rm an , al cual subieron por primera
vez Mongez y Bernizet en la espedicion de La Perouse,*
despues mi amigo y compañero de viaje á la Siberia,
Hofmann, en el viaje de circunnavegación de Kotzebue, en
el mes de Julio de 1824; Postéis y Lenz, en la espedicion
del almirante Líitke, en 1828, y por último Erm an, en
Setiembre de 1229. Erman hizo la importante observación
geognóstica de que el traquito rompió, al levantarse, capas
silúricas de esquisto y de grauwaca. El Awatsckinskaja,
de donde continuamente sale humo, dió, en Octubre de 1837,
el espectáculo de una espantosa erupción; habia tenido otra
pequeña en el mes de Abril de 1828 (01).
M u j cerca del volcan de Awatscha se levanta el Ko-
riatskaja ó Strjeloschnaja Sopka, á 53° 19', de 10.518
pies de altu ra, según las medidas de Lütke (92). Los
habitantes utilizaban todavía en el último siglo la obsi­
diana que producía esta montaña abundantem ente, para
adornar la estremidad de sus flechas, como hicieron tam ­
bién los Mejicanos, j mas antiguam ente los Helenos.
El Jupanowa Sopka, situado, según las determinaciones
de Erm an, á los 53° 32' (93). Su vértice es sensiblemente
aplanado, j Erman dice, que esta m ontaña, en razón al
humo que exhala j á su ruido subterráneo, ha sido com­
parada en todo tiempo al poderoso Schiwelutsch, j colo­
cada entre el número de las montañas ignívomas de c u ja s
propiedades volcánicas no puede dudarse. Su altura, medi­
da desde el mar por L ü tk e, se ha evaluado en 8,496 pies.
El Kronotskaja Sopka, de 9.954 pies de altura j situado
en el lago de su nombre, á los 54° 8'. La montaña, de for­
ma cónica j term inada por una punta m u j aguda, tiene
en su vértice un cráter humeante (94).
El volcan Schiwelutsch, á 5 millas al Sud-Este de Je-
lowka. Esta montaña era casi desconocida antes del viaje
de Erm an, al cual dió materia para un trabajo importante
j m u j notable (95). Latitud de la punta setentrional,
56° 40'; altura, 9,894 pies. Latitud de la punta meridio­
nal, 56° 39'; altura, 8,250 pies. Cuando Erman verificó la
ascensión del Schiwelutsch, lo halló exhalando una canti­
dad considerable de humo. En 1739, se produjeron grandes
erupciones y también en .el intervalo de 1790 á 1810. En
las últimas no hubo corrientes de lava, sino eyecciones de
rocas volcánicas disgregadas. Según D ittm ar, se hundió
el vértice setentrional, en la noche del 17 al 18 de Fe­
brero de 1854, y este accidente fué acompañado de una
erupción de verdaderas corrientes de lava, que no cesó
despues.
El Tolbatschinskaja Sopka, que esparce humo abun­
dante, y ofrecía en otro tiempo la particularidad de cambiar
con frecuencia las aberturas por donde se escapaban las
eyecciones de cenizas. Según Erm an, el Tolbatschinskaja
Sopka está á 55° 5 1 su altura es de 7,800 pies.
El Uschinskaja Sopka, en íntima comunicación con el
volcan de Kliutschewsk. Latitud 56° 0'; altura 11,000
pies ^96).
El Iíliutchewskaja Sopka (la tit. 56°4'), el mas alto y
activo de todos los volcanes de la península del Kamts­
chatka, fué esplorado á fondo por Erm an, bajo el pun­
to de vista de la geología y de la hipsometría. Según Kras-
chenikoff, el Kliutschewsk, tuvo grandes erupciones ígneas
de 1727 á 1731 y de 1767 á 1795. El 11 de Setiembre
de 1829, Erman durante una ascensión peligrosa, vió lan­
zar al vértice del volcan piedras encendidas, cenizas y va­
pores, mientras que mucho mas abajo, salia una gran cor­
riente de lava de una falla abierta en la vertiente occidental.
La lava del Kliutschewsk es también rica en obsidiana.
Según E rm an , esta montaña se halla á los 56° 4 ' de
latitud, y su altura era en Setiembre de 1829, exactamen­
te igual á 14,790 pies (97). En el mes de agosto de 1828,
el almirante Lütke encontró, por alturas angulares to­
madas en el mar á 40 millas marinas de distancia, 15,480
pies (98). Teniendo en cuenta esta medida, y comparando
los escelentes planos del barón de Kittlitz, que acompañó al
almirante Lütke en su espedicion al Seniaw in. con sus pro­
pias observaciones de 1829, Erman llegó á deducir que,
en el corto espacio de 13 meses, la forma y la altura del
vértice, esperimentaron grandes cambios. Creo, dice Erman
(99), que se puede admitir sin temor de equivocarse, que
en el mes de agosto de 1828, el vértice estaba 250 pies mas
elevado que en el mes de setiembre de 1823, durante mi
permanencia en la comarca de Kliutschi, y adoptarpara la
primera época el número de 15,040 pies. En el Vesubio,
tomando por punto de partida de mis medidas, la altura de
la Rocca del Palo, punto culminante de la parte setentrio­
nal del cráter , tal como la evaluó en 1773 Saussure por
medio del barómetro, llegué á conocer que, desde 1773 á
1805, es decir, en 32 años, el borde setentrional del cráter
dism inuyó36 pies; pero que, desde 1773 á 1822, es decir
en 49 años, parece haberse levantado 96 pies (100). Monti-
celli y Covelli, hallaron en 1822, 624 toesas para la Rocca
del Palo: yo encontré 629, y adopté por último el número
de 625 como • la evaluación mas probable. Treinta y tres
años despues, en la primavera de 1855, las medidas baro­
métricas del astrónomo de Olmütz, Schmidt, dieron nueva­
mente 624 toesas (1). ¿Que parte corresponde en esas diver­
gencias á la imperfección de las medidas y de la fórmula
barométrica? Podrían multiplicarse útilm ente las compara­
ciones de este género y llegar á resultados mas seguros, si
en vez de hacer siempre de nuevo todo un conjunto de ope­
raciones trigonom étricas, ó de medidas barométricas, que
son un procedimiento mas fácilmente aplicable, aunque
menos satisfactorio, cuando pueden abordarse los vértices,
se determinara solo, para períodos de 25 ó de 50, años la
única altura angular del vértice, siempre desde un mismo
punto y elegido de modo que fuera sencillo de encontrar,
calculando hasta las fracciones de segundos. Teniendo pre­
sente el efecto de la refracción terrestre, aconsejaría j o que
se buscara, en cada una de las épocas normales, un término
medio entre gran número de observaciones horarias, repe­
tidas durante tres dias. Para no tener únicamente el resul­
tado general de un aumento ó de una disminución en la
altura a n g u la r, sino para obtener también en pies la can­
tidad absoluta del cambio producido, bastaría determinar
una vez la distancia. ¡Qué manantial tan rico de datos nos
sum inistrarían para los colosos volcánicos de las Cordille­
ras de Quito, los trabajos suficientemente exactos de Bou-
guer j de La Condamine, si esos hombres eminentes h u ­
bieran podido, cuando menos en algunos puntos, señalar de
una manera fija las estaciones desde donde median los án­
gulos de alturas! Según D ittm ar, el Kliutschewsk quedó
completamente en reposo, despues de la erupción de 1841,
hasta 1843, que despertó de su sueño vomitando lavas. El
hundimiento del vértice del Schiwelutsch interrumpió nue­
vamente este periodo de actividad (2).
No he citado, por falta de determinaciones bastante
exactas, otros cuatro volcanes indicados en parte por el al­
mirante Lutke j en parte por Postéis, j son: el Apalsk,
al Sud-Este del pueblo de JBolscheretski; el Schischapins-
kaja Sopka, á los 55° 11' de latitud; el cono de Krestowsk?
á los 5 6 ° 4 ' cerca del grupo, de Kliutschewsk, j el Us-
chowsk. La cadena central del Kam tschatka, particular­
mente en la llanura de las Baidares, á los 57° 2 0 7 de lati­
tud, al Este de Sedanka, ofrece erupciones de lava j escorias
que salen de una roca volcánica con frecuencia de un rojo
de ladrillo, que ha surgido á su vez de las fallas de la Tier­
ra. Este fenómeno notable, que hace que se asemeje la lla­
nura al suelo de un antiguo cráter, cu jo diámetro hubiera
tenido por lo menos una legua, está m u j lejos de todo le­
vantamiento de montaña cónica (3). H a j sorprendente
analogía entre esta comarca j el Malpais de la meseta m e­
jicana, estenso y misterioso campo de restos rugosos que Le
descrito detalladamente (4).

V. ISLAS DEL ASIA ORIENTAL.

Desde el estrecho de Torres, que separa la Nueva-Gui­


nea de la Australia, á 10° de latitud austral, y desde los
volcanes humosos de F lores, hasta los mas setentrionales
de las Aleuticas, situadas á los 55° de latitud Norte, se
estiende un mundo de islas, volcánicas en su mayor parte,
que. en la región del Mediodía, ganan mucho en estension,
y consideradas, desde un punto de vista general, son , en
razón de su conexion prim itiva, difíciles de clasificar en
grupos distintos. Para empezar por el Norte . veamos pri­
mero el arco de círculo formado por las islas Aleuticas (5),
que partiendo de la península americana de Alaska, y
uniendose á la isla A ttu. próxima á la de Cobre y Beher
ring, unen el nuevo continente al antiguo, al mismo
tiempo que cierran al Sud el mar de Behering. Mas
allá del cabo Lopatka, punta estrema de la península del
Ivamtschatka, se siguen en dirección Norte á S u d , el ar­
chipiélago de las islas K u riles, que limitan al Este , el
mar de Saghalin, ó mar de Okkotsk, célebre por La Pe­
rouse: Jézo, que quizás formaba parte en otro tiempo de la
isla Karafto, llamada también isla Saghalin ó Tchoka (6),
y mas allá del estrecho de T sugar, las tres islas que com­
ponen el imperio del Japón: Nifon, Sikok y Kiu-siu,
comprendidas según el escelente mapa de Siebold, entre
41°3*2' y 30° 18'. Desde el volcan Kliutschewsk. el mas
setentrional de los que rodean la costa oriental del Kamts-
ch'atka, hasta la isla volcánica de Iwogasima. situada en la
estremidad Sud del Japón, en el estrecho de Diemen, esplo­
rado por Krusenstern, la actividad volcánica de la. Tierra
se manifiesta á través de su corteza resquebrajada, siguien-
— m —
do regularmente la dirección del Nord-Este al Sud-Oeste.
Esta dirección se prolonga por la isla Jakuno-sim a, que
separa los dos estrechos de Van Diemen j de Colnet, y
contiene una montaña cónica de 1,780 metros de altura
(5478 pies); por el archipiélago designado por Siebold con
el nombre de Linschote ; por la isla de Azufre del capitan
Basil H a ll. llamada también Lung-H uang-Schan; por el
pequeño grupo de Lieu-K hieu y el de Madjikosima. que
se aproxima hasta la distancia de 23 millas geográficas á
la costa oriental de la isla Formosa (Tha'i-wan), á lo largo
de la ribera de la China.
La isla china Formosa, situada entre 2o y 26 grados de
latitud Norte, es el punto en donde las líneas de levanta­
miento dejan de seguir la dirección del Nord-Este al Sud­
Oeste, para tomar la del Norte á Sud, que conservan hasta
5 ó 6 grados de latitud austral. Esas líneas de levantamiento
son fáciles de reconocer en la isla Formosa ov en las dos Ogran ­
des Filipinas, Luzon y Mindanao, donde, en una esten-
sion de cerca de 20 grados, cortan, en sentido del me­
ridiano. j a una sola costa, j a las dos costas opuestas.
Hállaselas también en la costa oriental de la gran isla Bor­
neo. que se une á Mindanao por el archipiélago Sulu,
y á Mindoro por la estrecha j larga isla de Palawan; en la
parte occidental de las islas tan ricamente articuladas de Cé­
lebes j de Gilolo ; por últim o, lo que es particularmente
digno de observación, en el archipiélago volcánico j lieri-
zado de corales, de las islas Marianas ó de los Ladrones, le­
vantadas en una falla meridiana que se estiende á 350 m i­
llas geográficas del grupo de las Filipinas j bajo la misma
latitud, siguiendo una dirección general N. 10° O ( 7 \
Así como hemos señalado en el paralelo de la isla For­
mosa, rica en hulleras, el punto desde donde la dirección
meridiana sucede á la dirección oblicua de las Kuriles, un
nuevo sistema de fallas empieza al Sud de Célebes j de
las costas meridionales de Borneo, cortado va por cade­
nas de montañas trasversales. Las grandes y pequeñas
islas de la Sonda , desde Timor-laut hasta la estremi­
dad occidental de la isla Bali, siguen en general, durante
el espacio de 18° de longitud, la dirección media del 8o
paralelo austral. En la parte occidental de Java, el eje
declina j a algo mas hácia el N orte, y va casi del Este-
Sud-Este al Oeste-Nor-Oeste. Desde el estrecho de la
Sonda hasta la mas setentrional de las islas Nicobar, la
falla toma francamente la dirección del Sud-Este al Ñor-
Oeste. El conjunto del levantamiento volcánico que corre
de Este á Oeste y del Sud*Este al Nor-Oeste tiene, según
esto, una estension de 675 millas geográficas próxima­
m ente, lo que representa once veces la longitud de los P i­
rineos. De este núm ero, no contando la pequeña inclina­
ción de la isla de Java hácia el N o rte , siguen la dirección
de Este á Oeste 405 millas, v la del Sud-Este al Nor-Oes­
te 270. "
Así, las consideraciones generales á que dan lugar la
forma y disposición de las islas que rodean las costas
orientales del Asia pueden aplicarse sin interrupción á tra ­
vés de esta inmensa comarca de la Oceanía, que com­
prende 68 grados de latitud, desde las islas Aleuticas y el
mar de Behering, hasta las Molucas é islas de la Sonda.
Donde especialmente se despliegan las formas mas varia­
das, es en la zona que se estiende 5 grados al Norte y 10
grados al Sud del ecuador. La dirección en que han sido
levantadas las grandes islas, se reproduce por una m ara­
villosa coincidencia en grupos próximos de menor esten­
sion. Así, cerca d élas costas meridionales de Sumatra,
está colocada paralelamente una larga hilera de islas. El
mismo fenómeno se presenta en pequeño en los filones
metálicos; y en grande , en las cadenas de montañas que
atraviesan continentes enteros. Generalmente cadenas acom­
pañantes , desmembramiento de la principal, corren á
o-randes distancias unas de o tras, revelando las idén-
O 7

ticas causas que las han producido, y una dirección co­


mún', que imprime á las arrugas de la Tierra la actividad
volcánica. El conflicto de las fuerzas desencadenadas á través
de las fallas abiertas simultáneamente en sentido inverso,
parece haber originado á veces configuraciones estravagan-
tes, que se lian hecho mas notables por su aproximación;
tales son, entre las Molucas, las de Célebes y de Gilolo.
Despues de haber manifestado el íntimo lazo que, geo­
lógicamente hablando, une los sistemas insulares del Este
y del Sud de Asia, señalaremos en la isla Formosa, á 24° de
latitud boreal, el límite meridional del sistema del Asia
oriental, ó en otros términos el punto en que el eje,
abandonando la dirección de Nord-Este á Sud-Oeste,
toma la de Norte á Sud. Esta división y nomenclatura
geográfica, aunque algo arbitrarias, se hallan consagradas
por el uso. Vamos á ocuparnos de nuevo mas detallada­
mente de los diferentes grupos enumerados antes, em­
pezando por las mas orientales de las islas Aleuticas,
que pertenecen al continente de América mas que al de
Asia.
Las islas Aleuticas, ricas en volcanes, comprenden de
Este á O este: las islas de los Zorros, entre las cuales están
las mayores de todo el archipiélago: U nim ak, U na-
lasckha y U m nak; las Islas Andrejanowski, de las que
la mas célebres son : Atcha con tres volcanes humosos, y el
poderoso volcan de Tanaga, cuya figura ha dado ya
Sauer; las islas Ratas y las islas B lynia, situadas á alguna
distancia. A este grupo pertenece la isla A ttu, que, como
he dicho antes, une las islas Aleuticas al grupo del Comen­
dador, es decir á las islas de Cobre y de Behering, próximas
á las costas del Asia. La opinion frecuentemente repetida,
de que las cadenas volcánicas dirigidas del Nor-Nordeste
TOJIO I V . 21
al Sud-Sud-Oeste empiezan, en la península del Kamts-
chatka, en el lugar en que la falla sobre la cual están le­
vantadas las islas Aleuticas forma una intersección sub­
m arina con la península á que parece preparar el camino,
es poco fundada. Según el mapa del mar de B ebering, del
alm irante L ütke, la isla A ttu , estremidad occidental del
arco descrito por las Aleuticas, está situada bajo el pa­
ralelo de 52° 46'. La isla de Cobre j la de Bebering,
ambas desprovistas de volcanes, se estienden entre
54° 30' j 55° 20', y la cadena volcánica del Kam ts­
chatka comienza j a bajo el paralelo de 56° 40' t con el gran
volcan de Schiwelutsch, al Oeste del cabo Stolbowoj. La
dirección de las fallas eruptivas es también m u jr diferente
y casi opuesta. En la isla de Unim ak es donde existe el
volcan mas alto de las islas Aleuticas, j cuenta, según L üt­
k e , 7,578 pies. Cerca de la estremidad setentrional de
U m nak, la isla de Agaschagokb ó de Sanctus theologus
Johannes, que permaneció cerca de ocbo años encendida,
se levantó sobre el m ar. en el mes de m ajo de 1796, con
circunstancias m u j notables, bien descritas en el Viaje
de Descubrimiento de Kotzebue. (8). Según narración
de K rusenstern, el perímetro de esta isla era de 4 millas
geográficas, j tenia aun 2,100 pies de altura. En la isla de
Unalascbka, es donde especialmente un sabio, familiari­
zado con el estado actual de la Geología, j capaz de anali­
zar seguramente la composicion de las rocas, podría estu­
diar las relaciones señaladas por el ingenioso Cbamisso,
entre el traquito rico en anfibol del volcan M atuscbkin, de
5,136 pies de altura, lo que parece pórfiro negro, j el
granito, próximo al pórfiro. La isla de San Pablo, una de
las dos que componen el grupo P rib jto w , situado aislada­
mente en el mar de Behring, es volcánica en alto g rado; la
lava j la piedra pómez abundan en ella. Por el contrario la
isla de San Jorge, solo contiene granito y gneis.
Según el censo mas completo que tenemos hasta ahora,
las 240 millas geográficas porque se estiende la larga fila
de las islas Aleuticas, contienen mas de 34 volcanes, que
han dado pruebas de su actividad en épocas relativamente
recientes. Asi, de 54 á 60 grados de latitud y de 162 á 198
grados de longitud occidental, el suelo del mar forma en­
tre dos grandes continentes, una eminencia cuya energía
volcánica se ocupa incesantemente en crear ó destruir.
¡Cuantas islas han desaparecido inmediatamente despues
de su aparición sobre la superficie del m a r, en el trascur­
so de los siglos, como por ejemplo, las Azores! ¡Cuantas
otras, levantadas de mucho tiempo sobre las olas, han d es­
aparecido totalmente ó en parte, sin que las observara na­
die ! La estensa fila de las islas Aleuticas ofrece, para la
mezcla de pueblos y emigraciones de razas, una senda de
13 á 14 grados mas meridional que el estrecho de Behering;
este camino es el que parece que atravesaron los Tchuktchi,
cuando emigraron de América al Asia, y penetraron mas
allá del rio Añadir.
El archipiélago de las Kuriles, desde la estremidad del
Kamtschatka hasta el cabo B rughton, en la punta Nord­
Este de la isla Jezo, presenta, en una longitud de 180 mi­
llas geográficas, 8 ó 10 volcanes, délos que la mayor parte
están todavía en actividad. El mas setentrional, situado en
la isla Alaid, y célebre por las grandes erupciones de
1770 y de 1793, merece que por fin sea medido con exac­
titu d , puesto que se evalúa su altura en 12 ó 14,000 pies.
La isla Mataua, á que pertenece el pico Sarytschew , m u­
cho menos elevado, y que nó tiene, según H orner, mas
que 4,227 pies , ha dado pruebas también de gran ener­
gía volcánica, como las Kuriles japonesas: U rup, Itorup
y Kunachir.
Despues de las Kuriles, sigue la isla Jezo y las tres
grandes del Japón, acerca de las cuales puso á mi disposi-
cion el célebre viajero Siebold, un importante trabajo, que­
me permitió rectificar lo que pude aventurar inexactamen­
te en mis Fragmentos de Geología y de Climatología asiáti­
cas , y en el Asia central, apoyado en la Enciclopedia j a ­
ponesa (9).
La gran isla Jezo, situada entre 41° 30 ' y 45° 30' de
la titu d , de forma m uy rectangular en su parte setentrio­
nal , y separada de la isla Nifon por el estrecho de Sangar
ó Tsugar, de la isla Karafto (Karafu-to) por el estrecho de
La Perouse, cierra con su cabo Nord-Este el archipiélago
de las Kuriles. Pero á poca distancia del cabo Romanzow,
que es la estremidad Nor-Oeste de la isla, y se adelanta
grado y medio mas hácia al Norte en el estrecho de La Pe­
rouse, se encuentra, álos 45° 11', una montaña volcánica
que pertenece á la pequeña isla R isiri, el pico de Langle,
de 5,020 pies de altura. Jezo misma parece atravesada
por una cadena volcánica, desde la bahía de Brughton hasta
el cabo Norte; hecho tanto mas notable cuanto que en
la estrecha isla de Krafto, que es la prolongacion de Jezo,
los naturalistas agregados á la espedicion de La Perouse
hallaron la bahía de Castries cubierta de lavas rojas po­
rosas y escorias. Siebold cuenta, en la isla Jezo, diez y
siete montañas cónicas, que en su mayor parte son vol­
canes apagados. El K iaka, llamado por los Japoneses
U suga-take, es decir, Montaña del Mortero, á causa d é la
profunda depresión del cráter, parece estar aun inflamada,
como el Kajo-hori; por lo menos P erry vió desde la ba­
hía de los Volcanes, dos montañas volcánicas cerca del
puerto Enderm o, á los 42° 17' de latitud. La alta monta­
ña de M anye, designada por Krusenstern con el nombre
de Palas, está en medio de la isla Jezo, á los 44° de latitud
próximamente, algo al Este-Nord-Este de la bahía Stro-
gonow.
Los historiadores del Japón no citan mas que seis vol­
canes activos, antes ó despues de la era cristiana: dos en
la isla Nifon y cuatro en la isla Kiu-Siu. Los volcanes de
la isla K iu-Siu, la mas próxima á la península de Corea,
son, subiendo de Sud á Norte, el volcan M itake, que se
levanta sobre el islote de Sayura-sima, en la babía de Ka-
gosima, abierta al medio dia, y forma parte de la provin­
cia de Satsuma (lat. 31° 33', long. 128° 2 1 '); el volcan
Kiorisima, en el distrito N aka, de la provincia Fuga
(lat. 31° 4 5'); el volcan Aso-jama, en el distrito Aso, de
la provincia Figo (lat. 32°45'); el volcan W unzen, en la
península Simabara y en el distrito Takaku (lat. 32° 45').
Según una medida barométrica, el W unzen no tiene mas
de 1,253 metros ó 3,856 pies; es superior en 100 pies
'escasamente al punto culminante del Vesubio, la Rocca del
Palo. La mas violenta de las erupciones del W unzen, cuyo
recuerdo lia conservado la historia, es la del mes de Febre­
ro de 1793. W unzen y Aso-jama están ambos al Este-Sud­
Este de Nangasaki.
El mas setentrional de los volcanes de la gran isla
Nifon es el Fusi-jama, á cuatro millas geográficas á lo
mas de la costa m eridional, en la provincia Suruga y
el distrito Fusi (lat. 35° 1 8', long. 136° 15'). La altura
de ese volcan, medida, como la de Wunzen, por jóve­
nes japoneses, discípulos de Siebold, tiene 3,793 me­
tros ú 11,675 pies; pues cerca de 300 pies mas elevado que
el pico de Tenerife, con el cual Ksempfer lo babia compa­
rado ya (10). El levantamiento de esta montaña cónica,
que se refiere al quinto año del reinado de Mikado VI (286
antes pe nuestra era), se describe en los términos siguientes,
notables bajoel punto de vista geológico: «Una vasta estension
de terreno desciende bácia la comarca de Omi; formase un
lago, y el volcan Fusi aparece.» L a s erupciones mas carac­
terísticas que se ban producido á partir de la era cristiana,
son las de los años 799, 800,863, 937, 1032, 1083 y 170/.
Desde esta última época descansa el volcan. Mas al Norte
está el Asama-jama, el mas central de los volcanes activos
del interior del país. El Asama-jama, en el distrito de
S aku, de la provincia Sinano, á los 36° 32' de latitud,
136° 18' de longitud, es decir, entre los meridianos de las
dos ciudades principales Mijako j Jedo, está á 20 millas
geográficas de la costa Sud-Sud-Este, á 13 millas de la
costa Nor-Nor-Oeste. En 864, el Asama-jama tuvo una
erupción al mismo tiempo que el Fusi-jama. La del mes
de Julio de 1783 fué mas violenta y funesta que ninguna
otra. Despues, no ha vuelto á interrum pirse la actividad
del Asama-jama.
Además de esos volcanes, los navegantes europeos han
observado dos pequeñas islas con cráteres humeantes : la
primera es la de Iwoga-sima ó Iwosim a, esto e s , la
isla de A zufre: sima significa isla, iwo azufre; (ja es sim­
plemente un afijo del nominativo. K.rusenstern la llama isla
del Volcan. Iwosima, situada al Sud de Kiu-siu, en el es­
trecho deDiemen, á los 30° 4 3 ' de latitud boreal, 127° 58' de
longitud occidental, no dista mas de 54 millas inglesas del
volcan de M itake; su altura es de 2,220 pies (715 m etros\
Linschoten la menciona j a en 1596. «La isla Iwo-sima,
dice, contiene un volcan que es una montaña de azufre ó
de fuego.» Esta isla está indicada también en los mas an­
tiguos mapas marinos de los Holandeses, bajo el nombre
de Ftó¿mws(l l).K rusenstern la vio arrojar humo, en 1804.'
El capitan Blake gozó de igual espectáculo en 1838; j
Guerin j de la Roche Pon cié, en 1846. Según este último
navegante, la altura del cono es de 2,218 pies (715 m e­
tros). Este islote de roca, citado como volcan por Landgre-
be, en su Historia natural de los volcanes, según el testi­
monio de Ksempfer (12), que lo coloca cerca de Firato o-
Firando, es indudablemente Iwo-sima; porque el g ru ­
po á que Iwo-sima pertenece, se llama K iu-siu-ku-sim a,.
que significa las 9 islas de K iu-siu, j no las 99 como se
ha dicho; no existe semejante archipiélago cerca de F i-
rato, al Norte de N agasaki, ni en ninguna otra parte del
Japón. Por últim o, sigue en cuarto lugar la isla Ohosima
ó de Barneveld (isla de Vries de K rusenstern); forma
parte de la provincia Idsu, en la isla Nifon, y está situa­
da delante de la bahía de AVodawara, á los 34° 42' de lati­
tud boreal y 137° 4 ' de longitud oriental. Broughton vio
salir humo del cráter en 1797; poco tiempo antes habia te­
nido lugar una erupción m u j considerable. Ohosima es el
punto de partida de una hilera de islotes, agrupados en la
dirección del Sud hasta Fatri-sjo, á los 33° 6' de latitud
Norte, cu j o eje se prolonga hasta las islas Bonin, también
á los 26° 30' de latitud Norte, j 139° 45' de longitud Este.
Esas islas, según Postéis, son asimismo volcánicas, j se
han quebrantado por violentos temblores de Tierra (13).
Tales son los ocho volcanes que dieron pruebas de su
actividad en los tiempos históricos, pertenecientes al Japón
propiamente dicho, ó situados en las islas Kiu-siu j Nifon,
6 en las cercanías de estas islas. Aparte de esos volcanes^
puede también citarse una fila de montañas cónicas, de las
cuales algunas, caracterizadas de una manera manifiesta
por cráteres abiertos á gran profundidad, parecen volca­
nes apagados há mucho tiempo. Tal es el cono Kaimon, el
pico Horner de K rusenster, en la parte mas meridional de
la isla K iu siu , en la provincia S atsum , en la costa del es­
trecho de Diemen (lat. 31° 9 '). Seis millas geográficas se­
paran apenas esta montaña del volcan activo de Mitake,
que se levanta al N or-N ord-Este. Tal es también en la isla
de Sikok, el Kofusi ó pequeño F usi, en el islote de
Kutsuna-sima, de la provincia d e ljo , á los 33° 45' en
la costa oriental del gran estrecho Suwo-Nada ó Van der
Capellen, que divide las tres grandes partes del imperio
japonés: K iu -siu , Sikok j Nifon. La mas importante
de esas islas, Nifon, contiene nueve conos, probablemente
traquíticos, que siguen la dirección Sud-Oeste á Nord-Este,
y de los que son los mas notables : Sira-jamaj, ó Montaña
B lanca, en la provincia K ag a, á los 36° 5 ', q u e , como el
Tsjo-kaisan de la provincia Dewa (latitud 39° 1 0 '), está
considerado como superior al Fusi-jam a meridional f que
se eleva j a á mas de 11,600 pies. Entre el Sira-jam a y
el Tsjo-kaisan se encuentra, en la provincia Jetsigo, á
36° 53', el Jaki-jam a, ó Montaña de las Llamas. Las dos
montañas cónicas mas setentrionales que se levantan sobre
los lados del estrecho de T sugar, en frente de la gran isla
Jezo, son : el Iw aki-jam a, á los 40° 42' de latitud, el pico
Tilesius de K rusenstern, que ba merecido inmortal reco­
nocimiento de los sabios por sus estudios sobre la geogra­
fía del Japón, y el Jake-jam a, ó Montaña ardiente, á los
41° 20', en la punta Nord- Este de N ifon, en la provincia
de Nam bu. Esta montaña ba arrojado llamas desde los
tiempos mas antiguos.
A pesar de la analogía de configuración que se nota en­
tre la península del Kamtschatka y la de Corea ó Corai, que
se une casi con la isla de K iu-siu, por las de Tsu-sima y
de Iki_, bajo los paralelos de 34° y de 34° 3 0 1, no se ha
descubierto hasta aquí volcan alguno en la parte occiden­
tal de esta península. La actividad volcánica déla comarca
parece estar circunscrita á las islas vecinas. Así, en 1007,
se vió surgir del fondo del mar el volcan Tsinm ura, lla­
mado por los chinos Tanlo. Un sabio, T ienkong-tschi, fué
enviado para describir el fenómeno y dibujar su figura (14).
Donde las montañas afectan generalmente la forma cónica,
es sobre todo, en la isla Sehe-sure (el Quelpaerts de los
Holandeses). Según La Perouse y Broughton, la montaña
central tiene una altura de 6,000 pies. Faltan muchos
elementos volcánicos por descubrir en este archipiélago
'Occidental, cuyo jefe, que es al mismo tiempo rey de la
península de Corea, se llama soberano de 10,000 islas.
Del pico Horner (Kaimon-ga-take), situado en la costa
Sud-Oeste de la isla Iíiu -siu , en el reino insular del Ja-
pon , parte un arco de círculo descrito por una bilera de
pequeñas islas volcánicas, c u ja abertura está dirigida ká-
cia el Oeste j que contiene: entre los estrechos de Diémen
j de Colnett, á Jakuno-sima j Tanega-sima; al Sud del es­
trecho de Colnett, en el grupo de las Linschoten de Sie-
bold (el archipiélago Cecilio del capitan Guérin), que se es­
tiende hasta el paralelo 29°, la isla Suwase-sima (la isla
del Volcan del capitan Becher), á los 29° 39' de lati­
tud, 127° 21' de longitud, j que se eleva, según la Roche
Poncié, á 2,630 pies ú 855 metros de altura(15); despues,
la isla de Azufre de Basil-Hall (Sulfur-Island), llamada
Tori-sima ó isla de los Pájaros por los Japoneses, L ung-
H oang-schan, por el Padre Gaubil, á los 27° 51' de lati­
tud, 125° 5 4 ' de longitud, según las medidas astronómi­
cas del capitan de la Roche Poncié (1848). Como esta isla
lleva también el nombre de Iwo-sim a, es preciso no con­
fundirla con su homónima, situada mas al N orte, en el
estrecho de Diémen. La isla de Azufre fue m u j bien des­
crita por Basil Hall. Adelantando hácia el S u d , entre
los paralelos, 26 j 27 se encuentra el grupo de L ieu-
khieu ó Lew-Chew, denominado Loo-Choo por los in ­
dígenas , del cual publicó un mapa especial K laproth, en
el año 1824. Por últim o, hácia el Sud-O este, está el
pequeño archipiélago de M adschiko-sima, que se es­
tiende hasta la gran isla Formosa, j que consideraría jo
como estremidad de las islas del Asia oriental. Cerca de
la costa oriental de Formosa, álos 24° de latitud, el teniente
Boyle observó, desde el mar, una gran erupción volcánica
en el mes de Octubre de 1853. En las islas Bonin, llama­
das Buna-sima por los Japoneses, j situadas entre 26° 3 0 r
j 27° 45' de latitud, bajo el meridiano de 139° 55', la isla
de Peel tiene h o j muchos cráteres, rodeados de gran can­
tidad de azufre j escorias, que parecen apagadas ha poco
tiempo (16). .

VI. ISLAS DEL ASIA MERIDIONAL.

Comprendemos bajo esta denominación la isla Formo-


sa (Tha’i -w an), las Filipinas, las de la Sonda j las Mo-
lucas. Klaproth, ha sido el primero que ha dado á conocer
los volcanes de Formosa, según las fuentes chinas, siem­
pre tan abundantes en minuciosas descripciones de la Na­
turaleza (17). Formosa contiene cuatro volcanes, entre
ellos el T s c h jk a n g , ó Montaña Roja, que tuvo grandes
erupciones inflamadas, j en el cual existe un cráter-lago
lleno de aguas abrasadoras. Las pequeñas islas Baschi j
las B abujanas, que, según el testimonio de Me je n , dieron
aun en 1831 una violenta erupción de llamas, establecen
relaciones entre Formosa y las islas Filipinas, de las cuales
las mas pequeñas y mas profundamente escotadas son las
mas ricas en volcanes. Buch cuenta 19 montañas cónicas
de altura considerable, llamadas en el país Volcanes, una
parte de las cuales solo está compuesta probablemente de
cúpulas traquíticas cerradas. Dana cree que no quedan j a
en la región meridional de la isla de Luzon, mas que dos
volcanes inflamados: el Taal, que se levanta en la laguna de
Bonglong, j tiene en su cumbre un circo que á su vez
contiene otra laguna (18); j en la parte Sud de la penín­
sula Camarines, el volcan A lb aj ó M ajon, denominado por
los indígenas Isaroe. El A lb aj, de 3,000 pies de altura, pre­
sentó grandes erupciones en 1800 j 1814. E n lap arte seten­
trional de Luzon, encuéntrase granito en abundancia, es­
quisto micáceo, j también formaciones sedimentarias j
hulla (19'.
La larga fila de las islas Sulu ó Solo, que por lo me­
nos comprende cien islas, y une á Mindanao con Borneo,
está surcada en parte por arrecifes de corales, y es en parte
volcánica; pero conviene no olvidar que los picos aislados,
traquíticos y de forma de conos, son conocidos por los Es­
pañoles con el nombre de Volcanes aunque estén cerrados-
en el vértice.
Si, tomando por guia el gran trabajo del doctor Ju n g -
b u h n , se traza la exacta enumeración de todos los ele­
mentos volcánicos comprendidos á partir de la estremidad
meridional de las Filipinasódel 5.° grado de latitud boreal,
entre el meridiano de las islas Nicobares y el que atraviesa
la costa occidental de la Nueva-Guinea, es decir, en el es­
pacio ocupado por las grandes y pequeñas islas de la Sonda
y por las Molucas, halláse que, en |esta guirnalda de islas
que rodean la casi continental de Borneo, existen 109 mon­
tañas ignívomas, y 10 volcanes de cieno; no siendo esta
aproximada evaluación sino resultado de cálculos rigorosos.
Hasta abora ignoramos á qué atenernos sobre la exis­
tencia de volcanes activos en la isla Borneo, la (jiaza Mag-
giore de Marco Polo (20). Cierto es que solo se conocen
todavía zonas estrechas d^l litoral. Al Nor-Oeste, se ha
esplorado únicamente la comarca que se estiende hasta la
pequeña isla costera de Labuan y cabo Balambangan; al
Oeste, báse visitado la embocadura del Pontianak, y en la
estremidad Sud-E ste, el distrito Banjermas-sing, á donde
se llegó por el atractivo de las lavaduras de oro, diamante
y platino que allí se suponen. No es creíble que la monta­
ña mas alta de Borneo, y quizá de toda la región insular
que se despliega al Sud del A sia, el K ina-B ailu, cuya
doble cumbre se levanta cerca de la punta setentrional de
la isla, á 8 millas geográficas solamente de la costa de los
Piratas, deba considerarse como volcan. El capitan Belcher
evalúa la altura del Kina-Bailu en 12,850 pies; 4,000 mas.
que el G unung Pasaman (Ofir), de Sum atra (21). Por otra
parte, Rajah Brooke cita, en la provincia S araw ak, una
montaña mucho menos alta, cu j o nombre m alajo, G unung
Api, es decir, Montaña de Fuego, acredita, como las es­
corias esparcidas en los alrededores, que en otro tiempo fue
volcan activo. Grandes depósitos de arenas de o ro , com­
prendidos entre fragmentos de filones de cuarzo, las lava­
duras de estaño que se encuentran en las dos orillas opuestas
de los rios, j el pórfiro rico en feldespato de las montañas de
Sarambo, indican una estension considerable de lo que
se ba convenido en llamar rocas primitivas j rocas de tran ­
sición (22). Según las observaciones del doctor Horner,
hijo del sabio astrónomo de Z u ric b , únicas que emanan de
un geólogo j á que podremos prestar fé , muchas lavadu­
ras, esplotadas con éxito en la parte Sud-Este de Borneo,
presentan también , como en el Ural sibérico, oro, dia­
m antes, platino, osmium é iridium ; sin embargo, hasta
ahora no se ha encontrado en ellas paladium. M u j cerca de
allí, en la cadena de los R atuhs, de 3,200 pies de altura,
existen formaciones de serpentina , gabbro j sienita (23).
De las otras tres grandes islas de la Sonda, Sum atra,
Java j Célebes, la primera posee, según Jung h u h n , seis ó
siete volcanes aun en actividad; Java de veinte á veinti­
trés, j Célebes once; en la isla menos importante de Flo­
res se cuentan seis. Hemos tratado ya detalladamente de
los volcanes de Java (24). En la isla de Sum atra, que to­
davía no ha sido esplorada por completo, de diez j nueve
montañas de forma de cono j apariencia volcánica, seis
han conservado positivamente su actividad (25) , j son: el
G unung-In d rap u ra, de 11,500 pies de elevación próxima­
mente , según alturas angulares tomadas sobre el Océano,
cifra que la iguala á la del Semeru ó Maha-Meru de Java,
dequese tienen medidas mas exactas; el Gunung-Pasaman.
llamado también Ofir, que tiene 9,010 pies de altura j un
cráter casi apagado, al cual subió el doctor H orner; el Gu-
nung-Salasi, rico en azufre, que arrojó escorias en 1833
j 1845; el Gunung-Merapi, el mas activo de todos los vol­
canes de Sum atra, de 8,980 pies de altura, á c u ja cima
llegó también el doctor Horner en 1834, con el doctor Kor-
thals. Este volcan, no debe confundirse con otros dos del
mismo nombre, pertenecientes á la isla de Java (26); el
G unung-Ipu, montaña que arroja humo, j tiene la forma
de cono truncado; por últim o , en el distrito interior de
B enkulen, el G unung-D em po, c u ja altura se evalúa,
en 10,000 pies.
Cuatro islotes compuestos de conos traquíticos de los
cuales los mas elevados son, el pico Rekata j el P anahi-
tam , en la isla de los Príncipes, unen la cadena volcánica
de Sum atra á la apretada fila de los volcanes javaneses: de
igual modo, en la estremidad opuesta, Java j su volcan de
Idjen se juntan á la larga cadena de las pequeñas islas déla
Sonda, por el G unung-B atur j el G unung-A gung, vol­
canes activos de la isla Bali. Despues vienen, al Este de
B ali: la montaña humeante de Rindjani, situada en la isla
Lombok, que , según la medida trigométrica de M elvi-
lle de Carnbe, tiene 11,600 pies; j el Temboro, en la
Nisla Sumbawa ó Sambawa, que cuenta 5,500. En el mes
de Abril de 1815, oscurecióse la atmósfera alrededor del
Sambawa por una erupción de cenizas j de pómez, de las
mas considerables que recuerda la historia (27). La isla
Flores contiene seis volcanes, muchos de los cuales arrojan
aun humo.
La gran isla Célebes, que estiende por todas partes sus
largos brazos, comprende también volcanes algunos de los
cuales se hallan aun en actividad. Todos están reunidos en la
estrecha península de Menado, que forma la parte Nord-Este
déla isla. Cerca de esos volcanes, brotanfuentes sulfurosas
en ebullición. En una de estas fuentes, situada en el camino
de Sonder á Lamovang, cayóse un infatigable viajero, li­
bre observador de la N aturaleza, mi amigo el conde pia-
montés Cárlo Vidua, cuyas quemaduras le produjeron la
m uerte. Así como en las Molucas, la pequeña isla Banda
está formada únicamente del volcan Gunung-A pi, de 1.700
pies de altura escasamente, cuya actividad se sostuvo des­
de 1586 á 1824, la isla Ternata, aunque m ayor, se com­
pone también de una montaña cónica^de 5,400 pies de al­
tu ra , el Gunung-Gam a-Lam a, cuyas violentas erupciones
se sucedieron de 1838 á 1849, despues de una calma com­
pleta de mas de ciento cincuenta años, y b a n sido descritas
en épocas m uy diferentes. Según Jung b u b n , en la erupción
del 3 de Febrero de 1840, salió una corriente de lava por
medio de una falla, cerca del fuerte Toluko, y continuó su
curso basta el rio (28), «ya se formara la lava de una masa
coherente y enteramente liquefactada, ó de fragmentos in­
flamados, precipitados á través de la llanura por la presión
de la masas que les seguían». Si á las montañas cónicas que
hemos citado por razón de su importancia se unen los n u ­
merosos y m uy pequeños islotes volcánicos que no pue­
den menos de mencionarse aquí, se halla que el número
de todas las motañas ignívomos situadas al Sud del paralelo
del cabo Serangani, en la isla de Mindanao, una de las F i­
lipinas, entre el meridiano del cabo Nor-Oeste de la N ue­
va-Guinea, y el que atraviesa los grupos de las islas Nico-
bar y Andanian, se eleva, como ya he indicado antes, á
109 (29). De esa cifra corresponden á la isla de Java , 45
volcanes, en su mayor parte cónicos y provistos de cráte­
res; pero de estos 45, solo 21 , y del total 109, solo 42
ó 45, puede decirse que han dado en nuestros tiempos, ó
en los históricos, pruebas de actividad. El poderoso pico
de Timor, servia antiguamente de faro á los navegantes,
como Stromboli. En la pequeña isla de P u lu -B a tu , llama­
da también Pulu-Komba, algo al Norte de Flores, vióse un
volcan arrojar lavas inflamadas hasta la superficie del mar,
en 1850. Ya en 1812, el Pico de la isla Sangir, mas estensa
que P ulu-B atu, y situada entre Magindanao y Célebes,
habia dado el mismo espectáculo, que se renovó últimamen­
te en la primavera de 1856. Junghuhn duda que el célebre
cono W awan ó A teti, en la isla Amboina, arrojara en 1674
otra cosa que lavas encendidas, y actualmente coloca la isla
entre las sulfataras. El gran grupo de las islas del Asia me­
ridional se une, por la parte occidental de las islas de la
Sonda, á las de Nicobar y Andaman del Océano Indico;
por las Molucas y las Filipinas, á Jas islas Papuas, á las
Pelew y Carolinas del mar del Sud. Examinaremos pri­
mero los grupos menos numerosos y mas diseminados del
Océano Indico.

VIL ISLAS DEL OCÉANO IN DICO.

Bajo el nombre de Océano Indico, desígnase el espacio


que existe entre las costas occidentales de la península Ma­
laca ó de las Birmanes, y las costas orientales del Africa.
Este mar comprende por tanto, en su parte setentrional, el
golfo del Bengala, el Arábigo y el mar de Etiopía. Segui­
remos la actividad volcánica del Océano Indico, yendo del
Nord-Este al Sud-Oeste.
Barren Islancl, isla Desierta, situada en el golfo de Ben­
gala, algo al Este de la gran isla de Andaman, á los 1*2° 15'
de latitud, puede citarse con justicia como cono activo de
erupción; alzándose este de en medio de un cráter de le­
vantamiento. El mar penetra por una pequeña abertura y
llena un estanque interior. Este islote, descubierto en 1791
por Horsbourgh, ofrece un espectáculo en estremo instruc­
tivo para la teoría de la formación de las andamiadas vol­
cánicas. Se ve allí en estado completo y permanente, lo que
en la isla Santorin j en otros puntos del globo, presenta
pasajeramente la Naturaleza (30). En el mes de Noviembre
de 1803, las erupciones se mostraban regularmente perió­
dicas, como la del S a n g a j, en las Cordilleras de Quito;
siendo los intervalos de diez minutos (31).
La isla Narcondam,á los 13° 24' de latitud, al Norte de
Barren-Island, ba dado pruebas también en otro tiempo de
su actividad volcánica, lo mismo que el cono de la isla
Cheduba, mas setentrional aun j situada cerca de la costa
de Arracan, á los 10° 52' (32).
A juzgar por la acumulación de las corrientes de lava,
el volcan mas activo, no solo del océano Indico, sino tam­
bién de casi de todo el bemisferio austral, comprendido en­
tre los meridianos de las costas occidentales de la Nueva
Holanda y de las orientales de la América, es el volcan de
la isla Borbon, en el grupo de las Mascarinas. La m ajo r
parte dé la comarca, sobre todo la que se estienda al Oeste y
en el interior de la isla, es basáltica. Filones de basalto mas
recientes y pobres enolivina atraviesan la roca mas antigua,
donde abunda por el contrario la olivina. El basalto contie­
ne también capas de lignito. Los puntos culminantes de la
isla son el Gran Marne y las tres Salazas, c u ja altura eva­
luaba Lacaille en 10,000 pies. Actualmente la actividad
volcánica se baila concentrada en la parte Sud-E ste, lla­
mada el Gran Pais quemado. Según el testimonio de H u -
b ert, el volcan de Borbon arroja cada año dos corrientes de
lava, que generalmente se juntan en el mar. La cumbre
de la montaña tiene, según las medidas de B ertb, 7,507
pies de altura (33). j presenta mucbos conos, que llevan
nombres particulares j entran en erupción por turno. Las
emisiones son raras en el vértice. Las lavas contienen fel­
despato vitreo, siendo por consiguiente mas traquíticas que
basálticas. Las lluvias de cenizas dan con frecuencia olivi­
na en largos j separados hilos, fenómeno que vuelve á pre­
sentarse en el volcan de Owaihi. En 1821 se produjo una
gran erupción de esos Kilos vitreos, que cubrió toda la su­
perficie de la isla Borbon.
Cerca de allí, está situada la gran Terra incógnita de
Madagascar, de la que solo se conocen dos cosas: la exis­
tencia de un gran depósito de piedra pómez junto á T in-
tinga, frente á la isla francesa de Santa M aría, j la pre­
sencia del basalto en del granito j el gneiss, al Sud de
la [bahía de Diego Suarez, cerca del cabo de Ambar, si­
tuado en la estremidad setentrional de la isla. La parte
úieridional de la cumbre central de los montes Ambostime-
nos, tiene á lo que se cree, una altura de 10,000 pies, pero
esta apreciación es cierta. Al Oeste de M adagascar, en la
estremidad del canal de Mozambique, la m ajo r de las islas
Comoras contiene un volcan encendido (34).
La pequeña isla volcánica de San Pablo, al Sud de* la
de Amsterdam, á los 38° 38', está reputada como volcá­
nica, no solo á causa de su configuración, que recuerda
por rasgos característicos las de Santorin, Barrenel Island j
Deceplion Island en el Grupo del Scbetland austral, sino
también por las erupciones de llamas j vapores que se ban
observado allí muchas veces en los tiempos modernos. El pin­
toresco dibujo que de dicha isladió V alentjn en su obra sobre
las islas Banda, con motivode la espedicion de Vlaming (no­
viembre 1696), concuerda perfectamente, como la determi­
nación de las latitudes, con las representaciones gráficas que
contiene Atlas de la espedicion de M acartnej, j con el tra ­
zado del capitan Blackwood ("1842). La bahía, redondeada
en forma de cráter j de una milla inglesa próximamente de
estension, está rodeada por todas partes de rocas abiertas á
pico interiormente , á escepcion de una pequeña grieta
que da paso á la marea ascendente. Las rocas que consti—
tu je n los lados del crá ter, bajan por una pendiente poco
sensible casi hasta el nivel de la isla (35).
TOM O IV . 22
La isla de Amsterdam, situada 50 minutos mas al Norte
(37° 48'), consiste, según los dibujos de V a len tjn , en una
montaña separada, m u j cubierta j algo redonda, c u ja
eima mas alta soporta una pequeña roca cúbica, casi igual
al Cofre de Perote,de la meseta mejicana. En la espedicion
de Entrecasteaux (Marzo de 1792), se vió durante dos dias
envuelta la isla en llamas j bumo. El olor que de allí se
exhalaba hizo creer en el incendio de un bosque j en un
abrasamiento subterráneo. Parecía también que cerca de la
eosta se veían salir de uno %
y/ otro lado del suelo columnas de
vapor. Sin embargo, los sabios que iban en la espedicion opi­
naron resueltamente que este misterioso fenómeno no debía
referirse á la actividad volcánica de la montaña (36). Es
mas seguro remontarse mas, j citar como testimonio de la
energía volcánica, en la isla de Amsterdam, las capas de
piedra pómez que V alen tjn cita j a , según el Diario de
bordo de V lam ing, fechado en 1696,
Al Sud-Este de la estremidad del Africa se hallan la
isla de Marión ó del príncipe Eduardo (lat. 47° 2 ') j
Possession Island (lat. 46° 28', long. 49° 36'), que forman
parte del grupo Crozet. Ambas á dos tienen como rasgos de
una actividad volcánica agotada, pequeñas montañas de
figura de conos, con cráteres de erupción rodeados de co­
lum natas basálticas (37).
Mas al E ste, casi bajo la misma latitud, se encuentra
la isla de K erguelen, la Island o f desolation del capitan
Cook, c u ja primera descripción geológica se debe á la fe­
liz y fecunda espedicion de Ross. En el sitio llamado por
Cook Christmas Harbour (lat. 48° 41', long. 66° 4 2 '), es­
tán resueltos con lavas basálticas troncos de árboles fósi­
les, de muchos piés de diámetro. Admírase también en el
mismo lugar el pintoresco Arched R ock, que abre paso
natural en un estrecho muro de basalto. Cerca de allí
existen montañas cónicas, con cráteres apagados, de las
cuales , las mas altas, miden 2,500 pies, masas de gruns-
tein y de porfiro atravesadas por filones de basalto, y
cerca de Cumberlancl B a y mandelstein con incrustaciones
de cuarzo. Son allí lo mas notable , las numerosas capas
de carbón cubiertas de rocas de trapp, quizá de dolerita,
como en Meissner en el ducado de Hesse, y q u e , partien­
do de un espesor de algunas pulgadas, alcanzan una fuerza
de cuatro pies (38).
Si se dirige una ojeada general á las islas del Océano
Indico, vese la larga fila de las islas de la Sonda, despues
de inclinarse liácia el Nor-Oeste, en el nacimiento de
la isla de Sum atra, prolongarse por las Nicobar y por las
grandes y pequeñas Andamans, al mismo tiempo que los
volcanes de Barren Island, Narcondam y Clieduba corren
casi paralelamente á las costas de Malaca y de Tanasserim,
y penetran en la parte oriental del golfo de Bengala. No
b a j isla alguna en la región occidental del golfo que se es­
tiende á lo largo de las costas de Orissa y de Coromandel:
porque C e jla n , como Madagascar, tiene un carácter mas
continental que insular. En frente de la ribera que guarnece
la Oeste la península de la parte de acá del Ganges, la lar­
ga hilera que forman de Norte á Sud, desde 14° de latitud
boreal hasta 80° de latitud austral, los tres archipiélagos
de las Lakedivas, Maldivas y Chagos, se une por los ban­
cos de Sahia, de Malha y de Cargados, al grupo volcánico
délas Mascarinas y á Madagascar. Esos bancos, en cuanto
puede formarse juicio de ellos, se componen de edificios
construidos por pólipos madrepóricos, y de verdaderas ro­
cas de corales que contienen lagunas. De esta suerte se
confirma la ingeniosa hipótesis de Darwin, según la cual,
una vasta estension del lecho del mar es en esos sitios, no
una superficie de levantamiento , sino una superficie de
•depresión (area of subsidence).
VIII. MAR DEL SUD.

Si se compara la parte de la superficie terrestre, actual­


mente cubierta por las aguas j el área del elemento sólido,
que se sabe están próximamente en la relación de 2,7
á 1 (39), sorprende ver el pequeño número de volcanes
todavía activos comprendidos en la región oceánica. El m ar
del Sud, c u ja superficie escede próximamente en í/ 6
á la de las partes sólidas, j que en la región equi­
noccial, desde el archipiélago de los Galápagos hasta
las islas Pelevr, ocupa casi los 2/ 5 de un gran círcu­
lo de la T ierra, contiene menos montañas humosas, menos
aberturas que establezcan comunicación activa entre el
interior de la Tierra j su envuelta atmosférica, que la
sola isla de Java. Al geólogo de la gran Esploñng Expedi-
tioiiy que recorrió la América desde 1838 á 1842, bajo la
dirección de W ilkes, el ingenioso Dana, corresponde la
gloria incontestable de haber dado nueva luz respecto de
todos los archipiélagos del mar del S ud, generalizando las
ideas sobre la configuración j la distribución de los g ru ­
pos de islas, sobre la dirección de sus ejes, sobre el carác­
ter de las rocas, sobre los períodos de levantamiento ó de
depresión porque pasan vastas estensiones del suelo sub­
marino; felices resultados que se deben tanto á sus pro­
pias investigaciones cuanto á la detenida combinación que
hizo de todas las observaciones anteriores. Si tomo algo de
su libro, como de la escelente obra de Darwin, el geólogo
de la espedicion del capitan Fitz R o j (1832-1836), sin ci­
tarlos algunas veces, espero que no se parecerá mal esta
libertad, porque he acreditado suficientemente hace m u ­
chos años la alta estima en que tengo sus trabajos.
Sin entrar en las caprichosas divisiones de Polinesia j
Micronesia, de Melanesia j Malasia (40), fundadas en el
número j la estension de las islas, ó en el color y el origen
de los habitantes, empezaré la enumeración de los volcanes
todavía activos del océano Pacífico por los que están situa­
dos al Norte del Ecuador. Dejo para mas adelante ir en la
dirección de Este á Oeste, hasta las islas que existen entre
el Ecuador y el grado 30 de latitud austral. No puede decir­
se con seguridad que tantos islotes de basalto y de traqui­
to, provistos de innumerables cráteres, de donde han salido
erupciones en diferentes épocas, b a ja n sido colocados des­
ordenadamente aquí j allá (41). Reconócese en efecto que
la m ajo r parte se han levantado sobre fallas de una vas­
ta estension j sobre cadenas de montañas sub-m arinas,
que se dividen en grupos y en regiones según direcciones
determinadas, j pertenecen á diferentes sistemas, en un
todo como las cadenas continentales del Asia central j
del Cáucaso. Pero la distribución de las raras aberturas que
han dado en ciertas épocas testimonios simultáneos de acti­
vidad volcánica depende, casi seguram ente, de las pertu r­
baciones puramente locales que han esperimentado las fa ­
llas que concurren á esas aberturas. Las líneas que podría
intentarse hacer pasar por tres volvanes todavía activos, si­
tuados á distancias respectivas de 600 á 650 millas geográ­
ficas , y que no están separados por ningún volcan interme­
dio, á saber: el Mauna-Loa con el estanque de Kilauea en su
vertiente oriental,- el cono de Tanna, en las Nuevas-Hébri-
das, y la Asunción, en el grapo setentrional de los Ladro­
nes, nada enseñarían de las le je s generales que han
presidido á la formación de los volcanes en la cuenca del
mar del Sud. Lo contrario sucede si no se trata mas que de
grupos aislados, j si nos trasportamos á las épocas verda­
deramente pre-históricas en que los numerosos volcanes,
apagados j a , de los Ladrones, de las islas Marianas, de las
Nuevas-Hébridas j de las islas Salomon, estaban aun en
posesion de su actividad. Es cierto que esos volcanes, colo­
cados unos á continuación de los otros, no han desapareci­
do sucesivamente en una dirección determ inada, por ejem ­
plo en la dirección del Sud-Este al Nor-Oeste ó del Norte-
ai Sud. Cito aquí las filas de islas volcánicas que surcan la
alta m ar, pero las islas Aleuticas j otras de la costa sumi­
nistrarían las mismas observaciones. Conclusiones genera­
les sobre la dirección que ha debido seguir el enfriamiento
son fácil causa de error, porque no se pueden tener en cuen­
ta las influencias pasajeras de la conductibilidad, según
que se ejerza ó no libremente.
El Mauna-Loa, Mauna-Loa escriben los Ingleses, de
12,909 pies de altu ra, según la exacta medida del capitan
W ilkes, en la Expío ring Expeclition (42) , 1,500 pies mas
elevado por consiguiente que el pico de Tenerife, es el vol­
can mas poderoso del océano Pacífico j el único que ha
conservado toda su actividad en el archipiélago, enter­
amente volcánico, de las islas Hawaii ó Sandwich. Los
cráteres del vértice, el m ajo r de los cuales tiene 12,000
pies de diám etro, dejan ver en su estado habitual un
suelo firme, compuesto de lava enfriada j de escorias,
de donde se elevan pequeños conos humosos de erup­
ción. Las aberturas - superiores son en general poco acti­
vas; sin embargo, en el mes de Junio de 1832 j en el mes-
de Febrero de 1843, estuvieron en erupción durante m u­
chas sem anas, j vertieron corrientes de lava de 5 á 7 mi­
llas geográficas de estension, que llegaban al pie del Mauna-
Kea. La inclinación que seguía la corriente, sin solucion
de continuidad, era ordinariamente de 6o, amenudo de 10'
á 15, j algunas veces también de 25° (43). La configura­
ción del Mauna-Loa tiene de particular que no posee cono
de cenizas, como el pico de Tenerife, el Cotopaxi j tan­
tos otros volcanes, j que no h a j rastro en él de piedra pó­
mez. Sin embargo, las lavas del vértice, de un gris ne—
gruzco y mas traquíticas que basálticas, son ricas en fes-
despato (44). La fluidez estraordinaria de las lavas del
Mauna-Loa, j a sean arrojadas por el cráter del vértice
(Mokua-weo-weo) ó por el lago de lava situado en la ver­
tiente oriental del volcan, á 3,724 pies únicamente sobre el
nivel del m ar, se revela por los hilos de cristal, j a lisos j a
rizados, que dispersa el viento por toda la superficie de la
isla. Este cristal capilar, que se escapa también del volcan
Borbon, se conoce en Hawaii con el nombre de cabello de
Pele. Pele es la diosa protectora de la comarca.
Dana ha demostrado de una manera ingeniosa que
Mauna-Loa no es en las islas Sandwich un volcan cen­
tral, j que el lago de lava designado con el nombre de
Kilauea no es una sulfatara (45). El diámetro m ajor de la
cuenca de Kilauea tiene 15,000 pies, cerca de 2/ 3 de
una milla geográfica; el diámetro menor cuenta 7,000
pies. En el estado ordinario, la lava propiamente dicha no
llena toda esta cavidad, sino únicamente un espacio que
mide 13,000piesde longitud j 4,800 de estension. Súbese
á los bordes del cráter por una especie de gradería. El es­
pectáculo que allí se admira deja una impresión solemne de
calma j tranquilidad. La aproximación de una erupción no
se anuncia por temblores de tierra ni por ruidos subterráneos,
sino por la señal de que la lava se levanta j desciende re­
pentinam ente, cuando son necesarios á veces de 300 á 400
pies para que llegue al borde superior del gran estanque.
Para comparar el estanque gigantesco de Kilauea con los
pequeños cráteres laterales indicados por primera vez por
Spallanzani en la pendiente del Strom boli, á los 4/ 5 de
esta montaña cerrada en el vértice, es decir, con estanques
de lava en ebullición, el mas ancho de los cuales tiene 200
pies de diámetro, j el mas pequeño solamente 30, aparte
de que esto seria aproximar las grandes cosas á las pe­
queñas, se necesitaría olvidar que las alturas ignívomas
de la pendiente del Stromboli arrojan escorias á gran al­
tu ra j vomitan también lavas. Si el gran estanque del
Kilauea, que forma el cráter inferior y secundario del
volcan activo de Mauna-Loa, amenaza á veces desbordar­
se , nunca sin embargo se ba desbordado realmente basta
producir una verdadera corriente de lava. Hace el efec­
to de corrientes , la lava que desciende á través de los
canales subterráneos, y se escapa por nuevas aberturas
eruptivas que se forman á la distancia de 4 á 5 millas geo­
gráficas, y por consiguiente sobre puntos mucbo menos
elevados. El nivel desciende en el estanque de Kilauea,
inmediatamente despues de esas erupciones, determinadas
por la enorme presión que la lava que ejerce (46).
Hawaii tiene todavía dos altas montanas, Mauna-Kea
y M auna-Hualalai, la primera de las cuales escede en 180
pies al Mauna-Loa, según los cálculos del capitan W ilkes.
Mauna-Kea es una montaña cónica, sobre cu j o vértice se
encuentra, no un cráter, sino solamente eminencias de es­
corias, desde bace mucbo tiempo apagadas, M auna-Huala­
lai * mide próximamente 9,400 pies de altura, j está toda
vía en ignición: en 1801 presentó una erupción en que la
lava se estendió por el lado del Oeste, basta el mar. Toda la
isla de Hawaii debe su existencia al levantamiento de las tres
montañas colosales, Loa, Kea j H ualalai, que surgieron del
fondo del mar. En las narraciones de las numerosas ascen­
siones del Mauna-Loa, entre las cuales la de la espedicion
del capitan Wilkes es fruto de 28 dias de investigaciones,
se habla de nieve caida con un frió de 5 á 8 grados del te r­
mómetro centesim al, j también de manchas de nieve ais­
ladas que podían distinguirse desde lejos por medio del
telescopio en el vértice del volcan,* pero en ninguna parte
se hace mención de las nieves perpétuas (47). He recor­
dado j a que, según las medidas de altura consideradas
h o y como mas exactas, el Mauna-Loa. de 12,909 pies, j el
M auna-Kea que tiene 13,089, son inferiores e n 950 y 770-
pies al límite inferior de las nieves perpétuas en las mon­
tañas continentales de Méjico, á los 19° 30' de latitud.
Verdad es que, en una pequeña isla, la línea de las nieves
perpétuas debe estar algo menos elevada, porque las capas
inferiores del aire son allí menos calientes durante la es­
tación abrasadora, y las superiores contienen m ajor canti­
dad de agua.
Los volcanes de Tafoa* y de A m argura, en el grupo
Tonga, son activos ambos y el segundo tuvo, el 9 de Julio
de 1847, una erupción considerable de lava (48). Es cir­
cunstancia digna de notarse y que concuerda con la ob­
servación de que los animalillos de los corales evitan la
proximidad de los volcanes activos ó que acaban de dejar de
serlo, que en el archipiélago Tonga donde abundan las rocas
madrepóricas, Tafoa y el cono de Cao carecen completa­
mente de ellas (49).
Siguen despues los volcanes de Tanna* y de Ambrym*,
el último de los cuales está situado al Oeste de Mallicollo,
en el archipiélago de las Nuevas Hébridas. El Tanna, des­
crito por primera vez por Eorster, se mostraba en plena
erupción, cuando Cook descubrió la isla del mismo nom­
bre (1774). Luego, no ha cesado su actividad. Llega es­
casamente á la altura de 400 pies, y es por consiguiente,
con el volcan M endaña, de que hablaremos mas adelante,
y el japonés de Cosima, uno de los conos ignívomos menos
elevados. En Mallicollo se encuentra gran cantidad de pie­
dra pómez.
El Mathews-Roclí , pequeña isla humosa, de 1,110 pies
•de altura próximamente, una de cu vas erupciones fue ob­
servada por d’Urville en el mes de Enero de 1828, se halla
-al Este de la estremidad meridional de la Nueva Caledonia.
El volcan de Tinakoro*, en el grupo de Vanikoro ó de
Santa Cruz.
En el mismo archipiélago de Santa Cruz, á 20 millas
geográficas Nor-Noroeste de Tinakoro, se levanta del fondo
del mar, á los 10° 2 3 ' de latitud austral, la isla propiamen­
te llamada Volcan*. Las erupciones ígneas de ese volcan?
apenas de 200 pies de altura, que Mendaña reconociera ya
en 1595, se renovaron á veces por intervalos periódicos de
10 minutos; á veces también, y este caso ocurrió cuando
la espedicion de Entrecasteaux', la columna de vapor ha
servido de cráter.
En el grupo de Salomon , la isla Sesarga* tiene un vol­
can activo, y no lejos de allí, hácia la estremidad Sud­
Este de esta larga fila de islas, en la dirección del archi­
piélago de Santa Cruz, se han comprobado ya en la costa de.
la isla Guadalcañar, señales de erupciones volcánicas.
Entre las islas Marianas ó de los Ladrones, en la parte
setentrional de esta hilera de islas que parece haberse le­
vantado sobre una falla meridiana, se citan como todavía en
actividad, el volcan de la isla Guguan* y de la isla P a -
gon*, y el Volcano Grande de Asunción, las costas orientales
del pequeño continente de la Nueva Holanda, especial­
mente á partir del sitio donde cambian de forma, es decir,
hácia los 25° de latitud austral, entre la bahía de Hervey
y la bahía Moreton, parecen reflejarse en la zona de las
vecinas islas. La meridional de la Nueva-Zelandia y los
grupos Kermadec y Tonga, se dirigen de Sudoeste á Nord­
este, mientras que las costas setentrionales de la parte de la
Nueva-Zelandia situada al Norte del estrecho de Cook,
desde la bahía de Plenty hasta el cabo Otón, la Nueva-
Caledonia, la Nueva-Guinea, las Nuevas-Hebridas, las
islas Salomon, la Nueva-Irlanda y la Nueva-Bretaña, se
inclinan de Sudeste á Noroeste, y siguen generalmente la
dirección Norte 48° Oeste. Buch, fue el primero que hizo-
resaltar esa relación que se observa entre las masas conti­
nentales y las islas de las cercanías, en el archipiélago de
la Grecia y en el mar de Corail (50). Las islas del mar d&-
Corail, como indicó Forster, compañero de Cook, y La Bi-
llardiere, no carecen de rocas abundantes en cuarzo, llama»
das en otro tiempo rocas primitivas, es decir de granito y
de micasquisto. Dana ba recogido también muestras de esas*
rocas en la isla setentrional de la Nueva-Zelandia, al Oeste'
de Tipunab, en la B a y o f Islands (51).
La Nueva-Holanda presenta señales aun recientes de
una antigua actividad volcánica solo en su extremidad me­
ridional, en la comarca llamada Australia Feliz, al pie y al
Sud de los Montes Grampian. Según el testimonio de Dana,
bállanse en mucbos sitios, al Noroeste de Puerto-Felipe, y
en los alrededores del rio Murray, conos volcánicos y capas
de lava (52).
Existen en la Nueva-Bretaña, tanto en la costa oriental
cuanto en la occidental, tres conos por lo menos que en
los tiempos bistóricos ban sido observados por Tasman,
Dampier, Carteret y La Billardiere, y colocados entre Ios-
volcanes encendidos con corrientes de lava.
En la costa Nord-este de la Nueva-Guinea, se encuen­
tran dos volcanes activos, frente á la Nueva-Bretaña é islas
del Almirantazgo, ricas en obsidiana.
En la Nueva-Zelandia, cuya geología ba sido esclare­
cida, cuando menos en lo concerniente á la isla setentrio­
nal , por la importante obra de Dieffenbach y las inves­
tigaciones de D ana, la roca basáltica ó traquítica se abre
paso en mucbos puntos, á través de las rocas plutonicas-
y sedimentarias, que están estendidas generalmente allí.
Esto es lo que se vé, por ejemplo, en un espacio m uy pe­
queño próximo á la bahía de las Islas (lat. 35° 2'), don­
de se levantan dos conos de cenizas, Turoto y Poerua,
coronados de cráteres apagados; y mas al Sud, entre 37° 30"
y 39° 15' de latitud, donde una zona de terreno volcánico-
atraviesa el medio de la isla, de Nordeste á Sudeste, en una-
longitud de mas de 40 millas geográficas, desde la bahía de
Plent'y al Este hasta el cabo Egmont al Oeste. Vuélvese á
encontrar aquí, lo que se ha visto en el continente mejica­
no en m ajor escala: una falla trasversal que vá de un
mar á otro, en la dirección de Sudeste á Sudoeste, j que
corta la cadena longitudinal que determina la forma de toda
la isla. Sobre esta abertura volcánica j probablemente en
los puntos de intersección, se levantan el cono de Tongari-
ro*, de 5,816 pies de altura, á cujocráter subió Bidwill, lle­
gando hasta el cono de cenizas, j algo mas al Sud, el cono
de R uapahu, que no tiene menos de 8,450 pies. La estre­
midad Nordeste de la zona que toca en la bahía de P le n tj
está compuesta de una sulfatara siempre humosa, el islote
volcánico Puhia-i-wakati ó W hitelsland, á los 38° 30' (53).
Volviendo hácia el Sudoeste, se encuenta, en la orilla mis­
m a, el volcan apagado de Putawaki (Mount-Ebgecombe),
de 9,066 pies de altura, la montaña nevada de mas eleva­
ción probablemente de la Nueva-Zelandia. En el interior,
lagos, algunos de los cuales están llenos de aguas en ebu­
llición, forman una larga cadena, entre el monte Edgecom-
be j el Tongariro*,asiento principal de la actividad volcáni­
ca que ha dado salida á algunas corrientes de lava j que
arroja aun vapores j cenizas de piedra pómez. E llag oT au -
po, rodeado de arena brillante de leucita j de sanidina j
colinas de piedra pómez, mide una longitud de cerca de
seis millas geográficas, j está situado en medio de la isla
setentrional de la Nueva-Zelandia, á 1,255 pies, según
Dieffenbach, sobre el nivel del mar. En los alrededores, en
una estension de dos millas inglesas cuadradas, se halla
cubierto el suelo de sulfataras, de columnas de vapor, j de
fuentes termales, que como los Geisers de la Islandia, cons-
t i t u j e n diferentes depósitos de silicato (54). Al Oeste de Ton-
gariro, j á cuatro millas solamente de la ribera occidental,
se encuentra el volcan Taranaki (Mount-Egmont), de 8,293
pies de a ltu ra , al cual subió midiéndolo por primera vez.
Dieffenbach, el mes de Noviembre de 1840. La cima del co­
no, c u jo contorno recuerda el Tolima mas bien que el Coto­
paxi, termina por una meseta, sobre la cual se levanta un
cono de cenizas m u j escarpado. Nada prueba, como en el
volcan de la isla Blanca j Tongariro, que la actividad del
Taranaki b a ja durado basta nosotros: no se ban observado
tampoco lavas en corrientes no interrumpidas. Las ma­
sas sonoras j de láminas delgadas, que, en medio de las es­
corias se destacan, como aristas, sobre el cono de cenizas, j
recuerdan lo que se vé en una de las caras del pico de Te­
nerife, guardan analogía con el esquisto porfírico ó fo—
nolito.
Muchos grupos de islas acumuladas en una línea larga
j estrecha que sigue sin interrupción la dirección del
Noroeste, á saber la Nueva-Caledonia j la Nueva-Guinea,
las Nuevas-Hébridas j las islas Salomon, Pitcairn, Tahiti
j las islas Paumotu cortan el Gran Océano, entre 12 j 27
grados de latitud austral, en una estension de 1,350 mi­
llas geográficas, desde el meridiano de las costas orientales
de la Australia hasta la isla de Pascuas j la roca S a l a - j -
Gomez. Las partes occidentales de esos conjuntos de islas, la
Nueva-Bretaña*, las Nuevas-Hébridas, Vanikoro, j el g ru ­
po de las Tonga*, dan actualmente, en medio del siglo
xix, pruebas de actividad ígnea. La Nueva-Caledonia, aun­
que rodeada de islas basálticas ó de otros caracteres volcáni­
cos, no contiene mas que rocas plutónicas (55), como Santa
María de las Azores, según el testimonio de Buch (56),
j las islas Flores j Graciosa, según el conde Bedemar. A
esta falta de actividad volcánica en la'Nueva-Caledonia,
donde se han descubierto recientemente formaciones sedi­
mentarias j lechos de hulla, se a tribuje la vasta estension
de los bancos de corales vivos de que están erizados esos pa­
rajes. El archipiélago Viti ó Fidschi es basáltico j traquí-
-tico á la vez; d o presenta sin embargo otro signo caracte­
rístico que las fuentes termales de la babía de Savu, en la
isla Vanua Lebu (57). La misma condicion basáltica se en­
cuentra en el grupo deSamoa (Navigators Islands), al Nor­
deste de las islas Viti y casi directamente al Norte del ar­
chipiélago Tonga, que ba conservado su actividad volcáni­
ca. Además, se observan allí cráteres de erupción, en n ú ­
mero infinito, y rodeados de capas de toba en las cuales se
bailan empastados fragmentos de corales. El objeto mas
notable, bajo el punto de vista geognóstico, es el pico
Tafua en la isla Upolu del grupo Samoa, que es preciso
. no confundir con el pico Tafoa, situado en el archipiélago
Tonga, al Sud de Amargura, que todavía está en actividad.
El pico Tafua, de 2,006 pies de altura, al cual subió midién­
dolo por vez primera Dana, tiene un cono de cenizas regu­
larmente redondeado, que corona un vasto cráter: no hay
allí señal alguna de corrientes de lava; pero en la montaña
cónica de Apia, de 2,417 pies de altura, que está igual­
mente en la isla Upolu, como también sobre el pico Fao,
que tiene 3,000 pies de altura, se encuentran campos de
lavas escorificadas, cuya superficie es rizosa y generalmente
reticular, que los españoles llaman Malpais. Existen en el
campo de lavas de Apia vastas cavidades subterráneas.
Tahiti, situada en medio de las islas de la Sociedad, es
■mucho mas traquítica que basáltica, y solo muestra ya
propiamente hablando, las ruinas de su antiguo anda­
mio volcánico. Es difícil de reconstruir la forma primi­
tiva de los volcanes, según las circunvalaciones poderosas,
erizadas de asperezas agudas, é interrumpidas por precipi­
cios abiertos verticalmente á muchos miles de pies de pro­
fundidad. De las dos mayores cimas, el Aorai y el Orohena,
el Aorai, ha sido estudiado por el eminente geólogo Dana,
que fue el primero que subió á él (58); la montaña tra-
-quítica de Orohena parece tener la altura del Etna. Asi.
«despues del grupo activo de las islas Sandwich, la de
Tahiti es la que posee la roca eruptiva mas alta de toda la
región oceánica comprendida entre América j Asia. Una
roca feldespática que se encuentra en las pequeñas islas
Borabora y Maurua, cerca de Tahiti, roca que Ellis, en su
Polynesian Besearches, presenta como un agregado graní­
tico de feldespato y cuarzo, y que los viajeros han descrito
últimamente, con el nombre de sienita, merece un análisis
mucho mas exacto, en consideración al basalto poroso y es­
corificado que se observa m u j cerca de allí. En la actuali­
dad no podrian hallarse cráteres apagados ni corrientes de
lava en las islas de la Sociedad. Pregúntase si los cráteres
han sido destruidos en las cimas de las montañas, ó si las
antiguas andamiadas, h o j grieteadas j trastornadas, no
tuvieron en otro tiempo la forma de cúpula cerrada, j si
el basalto j las capas de traquito no han salido inmedia­
tamente de las fallas del globo, como aconteció probable­
mente en otros muchos puntos del suelo oceánico levanta­
do. Los diferentes grados de viscosidad ó de fluidez de las
materias, la m ajor ó menor anchura de las fallas á través
de las cuales son arrojadas, influjen en la configuración de
las capas volcánicas, á medida que se forman; j en los lu­
gares en donde la trituración no deja subsistir sino m u j
pequeños fragmentos, lo que se ha convenido en llamar
cenizas, resultan conos de erupción efímeros, que no deben
confundirse con los grandes conos de cenizas, del vértice de
las andamiadas permanentes.
M u j cerca de las islas de la Sociedad, encuéntranse,
en dirección del Este, las islas Bajas é islas Paumotu;
islas de corales, escepcion hecha del notable grupo basál­
tico de las pequeñas islas Gambier j Pitcairn (59). Una
roca volcánica semejante á la que forma este último g ru ­
po, existe también en la isla de Pascuas ó Waihu, situa­
da hácia el Este, á una distancia de 315 millas geográfi­
cas, pero bajo el mismo paralelo, es decir entre 25 j 27
grados de latitud austral. Es probable también que esté 60
millas mas lejos aun, en las rocas de Sala-j-Gomez. El ca­
pitan Beechej ba observado en la isla de Pascuas, donde los
conos mas elevados llegan apenas á 1,000 pies de altura,
toda una hilera de cráteres, de los cuales ninguno le pare­
ció encendido.
Mas al Este todavía, j cerca del Nuevo Continente, el
archipiélago de los Galápagos, uno de los grupos volcánicos
mas activos, en el cual se destacan cinco islas como mas im­
portantes que las demás, señala el límite de las del Océano
Pacífico. Puede casi decirse que en ninguna parte, j en tan
reducido espacio, porque el diámetro del grupo de las islas
Galápagos tiene apenas 30 ó 35 millas geográficas, ha sub­
sistido semejante número de montañas cónicas j de cráteres
apagados, rasgos visibles déla antigua comunicación entre
el interior del globo j su envuelta atmosférica. Darwin
evalúa el número de esos cráteres en 2,000. Cuando este in­
genioso viajero visitó los Galápagos, en la espedicion del
Beagle dirigida por el capitan Fitzroj, dos cráteres mos­
traban á la vez erupciones ígneas. En todas esas islas,
se ven corrientes de una lava m u j fluida, que se di­
viden j generalmente van á parar en el mar. Casi todas
son también ricas en augita j en olivina. Algunas mas tra­
quíticas, dícese que contienen grandes cristales de albita (60).
Convendría á los progresos modernos de la Mineralogía,
investigar si esos traquitos porfíricos tienen oligoclase,
como sucede en el pico de Tenerife, en el Popocatepetl j el
Chimborazo , ó labrador, como en el Etna j el Stromboli.
La pómez falta completamente en las islas Galápagos, lo
mismo que en el Vesubio, cuando menos como producto de
este volcan. En ninguna parte se menciona tampoco el an­
fibol. No domina en estos lugares la formación traquítica
del Toluca ó del Orizaba, ni tampoco la de algunos volcanes
«r> ~
— od.3 —
de J a v a , de donde me envió el doctor Junghuhn frag­
mentos de lava solidificada para someterlos al análisis de
Rose. En la isla mas occidental é importante del grupo de
los Galápagos, en Albemarle , las montañas cónicas están
dispuestas en línea recta, lo que indica que están levanta­
das sobre fallas. Su m ajor altura no escede sin embargo
de 4350, pies. El golfo situado al Oeste, en el cual se
eleva, como una isla, el pico N arborugb, que dió salida
en 1825 á una violenta erupción, fue descrito por Bucb
como un cráter de levantamiento, j comparado con San­
torin (61). Los bordes de los cráteres están formados g e ­
neralmente, en las islas de los Galápagos, de capas tobá­
ceas que se desploman por todas partes. Un becbo nota­
ble j que revela la acción general j simultánea de una gran
catástrofe, es el de que todos los bordes de los cráteres es­
tán rotos ó enteramente destruidos por el lado del Sud. Una
parte de lo que se llama toba en las antiguas descripciones
está compuesta de capas de palagonita, semejantes en un
todo á las de Islandia é Italia; Bunsen lo demostró despu.es-
de análisis exactos, en las tobas de la isla Cbatam (62),
la mas oriental de todo el grupo, c u ja posicion astronómica
fijó BeecbejT cuidadosamente, j que está aun á 134 millas
geográficas de la Punta de San Francisco, en el con-ti -
nente americano. He tenido ocasion de calcular esta dis­
tancia al determinar la longitud de Quito (81° 4' 38"); se
baila indicada también en el Mapa de h Nuera Granada,
que publicó Acosta en 1849.

IX. C ON T I NE N T E AMERICANO.

1°. Méjico.

Los seis volcanes mejicanos, el Tuxtla*, el Orizaba, el


Popocatepetl *, el Toluca. el Jorullo* j el Colima*, cuatro de
los cuales tuvieron er; pciones en los tiempos históricos, ban
Tí'líO IV. O-
sido ya enumerados, é indicadas las particularidades, nota­
bles bajo el punto de vista geognóstico, que ofrece su posi­
ción respectiva (63). Según las recientes investigaciones
de Rose, la formación del Chimborazo se encuentra re­
producida en la roca del gran volcan mejicano, el Po-
pocatepelt; esta roca consiste en oligoclase y en augita.
Aun en las capas traquíticas casi negras, que se aseme­
jan al pestein, se reconocen también pequeños cristales de
oligoclase de ángulos agudos. Esta misma composicion del
Chimborazo y del pico de Tenerife es la del volcan de Co­
lima, hacia el Oeste, y próximo á las costas del Océano Pa­
cífico. No he visitado este volcan; pero desde la primavera
de 1855, debemos á Pieschel una revista muy instruc­
tiva de las rocas de que ha tratad o, é interesantes no­
ticias geológicas sobre todos los volcanes de la meseta me­
jicana, que estudió sin escepcion (64). El volcan deToluca,
al cual he subido medido barométricamente su mas alto
vértice, el estrecho y difícil pico del F raile, de 14,202 pies
de elevación (29 de setiembre de 1833), tiene una construc­
ción geológica m uy diferente á la del Popocatepetl y la
montaña ignívoma de Colima, que es preciso no confundir
con otra montaña nevada del mismo nombre y de mayor al­
tu ra. El volcan de Toluca consiste, como el pico de Orizaba,
el Puy-de-Chaum ont, en Auvernia, y el volcan de Egino,
en una asociación de oligoclase y anfibol. Según esta peque­
ña indicación, se vé, y es digno de observar, que en la
larga hilera de volcanes que se estiende de un mar á otro,
no hay dos, inmediatamente sucesivos, que ofrezcan, igual-
composicion mineralógica.

2o. Parte Noroeste de la América.— Región del


Norte del paralelo del R io-G ila.
Al ocuparme de la actividad volcánica de las islas que
rodean las costas orientales del Asia (65), he señalado, como
digno de particular atención, el arco descrito por la falla
de levantamiento de donde han salido las islas Aleuticas,
j que hace sensible el lazo directo que une el conti­
nente asiático al continente americano, entre las dos pe­
nínsulas volcánicas del Kamtschatka y Alaska. Este ar­
co es el límite setentrional de una gran bahia formada
en el.Océano Pacífico, que despues de haber ocupado de
Este Oeste, en la altura de la línea equinoccial, un espa­
cio de 150 grados de longitud, se redujo hasta el estremo
de no llenar mas que 37, entre las estremidades de las dos
penínsulas. Los navegantes habian reconocido j a hacia se­
tenta ú ochenta años, gran número de volcanes, mas ó me­
nos activos, en la costa occidental del continente americano;
pero este grupo estaba por decirlo asi aislado, sin relación
alguna con la hilera de los volcanes mejicanos ó de los que
se suponia existir en la península de California. Al señalar
una serie de conos traquíticos apagados, en Ja laguna que
aparecía en un espacio de 28 grados de la titu d , entre Du-
rango j el nuevo "Washington-Territorj, al Norte del Ore-
gon occidental, se ha hecho sensible el lazo geognóstico de
esos volcanes. La descripción física de la Tierra es deu­
dora de este importante progreso á las espediciones cien­
tíficas que el gobierno de fes Estados-Unidos preparó tan
felizmente, con objeto de descubrir el camino mas fácil j
mas coito para poner en comunicación las llanuras del
Misisipi j las costas del Océano Pacífico. Todas las ramas
de la historia natural se han aprovechado de estas investi­
gaciones. En esta térra incógnita, que se estiende desde
la vertiente oriental de las Rocky-Mountains hasta una
gran distancia de la vertiente occidental, se han hallado
vastas estensiones, cubiertas de productos que prueban
la existencia de volcanes apagados ó todavía activos. Este
último caso es el de las montañas de las Cascadas. Asi,
partiendo de la Nueva Zelandia, j subiendo al Noroeste, á
*
través de la Nueva Guinea, las islas de la Sonda, las Fili­
pinas y el Asia Oriental hasta las islas Aleuticas, para
volver á bajar hacia el S ud, por la parte Noroeste de la
América, Méjico v la América central y meridional, hasta
la estremidad de Chile, abarcamos, en su inmenso períme­
tro de 6,600 millas geográficas, toda la cuenca del mar del
Sud, con los monumentos que ha llevado, allí de todas par­
tes la actividad volcánica. No era posible llegar á esas ideas
de conjunto, sin entraren los detalles de la orientación geo­
gráfica y sin una exacta clasificación.
Despues de haber señalado los contornos del golfo i n ­
menso formado por el mar del Sud, debería decir los con­
tornos' de la mavor de las partes en que se divide la masa
única que penetra á través de los continentes, puesto que
en realidad no ha y sobre la Tierra mas que una masa lí­
quida, cuyas partes comunican todas entre sí (66), résta­
nos describir las comarcas que se estienden desde el Rio-
Gila hasta los estrechos de Norton y de Kotzebue. F al­
sas analogías sacadas de los Pirineos, de los Alpes y de
las Cordilleras, desde el Chile meridional hasta los 5 g ra ­
dos de latitud Norte, y alimentadas por mapas fantásticos,
han acreditado la opinion de que pueden seguirse como un
muro del Sudeste al Noroeste, las altas montañas de Méjico ó
cuando menos la cresta de esas montañas, que constituyen
lo que se llama una Sierra-Madre. En realidad, la región
montañosa de Méjico es un ancho y poderoso levantamien­
to, que sigue, sin interrupción, entre los dos mares, la di­
rección indicada arriba, á la altura de cinco ó siete mil
pies, pero sobre el cual como sobre el Cáucaso y el Asia
central, se producen en diferentes sentidos, á 14,000 y
16,700 pies, sistemas parciales de montañas. La orienta­
ción de esos grupos parciales , levantados sobre fallas no
paralelas, es generalmente independiente del eje imagina­
rio que puede hacerse pasar á través de las ondulaciones
formadas por el dorso aplanado del levantamiento general.
La ilusión que causan esas notables relaciones del suelo
aumenta la impresión pintoresca de esta bella comarca.
Las montañas gigantescas, cubiertas de nieves perpétuas,
parecen surgir de enmedio de una llanura. La superficie
del suelo ligeramente ondulado, en otros términos , la alta
llanura, se confunde con las llanuras de las tierras bajas.
Solo el cambio de temperatura bajo la misma latitu d , acusa
las alturas á que se ba llegado. La falla del levantamiento
de los volcanes de Anabuac, que sigue, entre 19° y 19° 15
de latitud, la dirección de Este á Oeste, corta casi en án­
gulo recto el eje de la onducion general (67).
Esta configuración de una parte considerable de la su ­
perficie terrestre, de la cual no se ha tenido idea completa
por medidas exactas basta despues de 1803, no podría
confundirse con los crecimientos encerrados entre dos ca­
denas de montañas como entre dos paredes, de que se
ven ejemplos en la Bolivia, alrededor del lago Titicaca,
y en el Asia central, entre el Himalava y el K uen-
Lun. El primero de esos hinchamientos, que parece for­
mar el lecbo de un valle, tiene por término medio,
según Pentland, 1*2,054 pies de altura sobre el nivel del
mar; el segundo, el del Tibet, cuenta mas de 14,070,
según los cálculos del capitan Strachev, de Hooker y de
Thomson. El deseo que espresaba, hace medio siglo, en mi
Análisis del Atlas geográfico y físico del reino de la Nueva
España, de que mi perfil de la meseta comprendida entre
Méjico y Guanaxuato, pudiera ser continuado hasta Santa
Fe del Nuevo Méjico, por enmedio de Durango y Chihua­
hua, se ha visto plenamente satisfecho. La distancia total es
actualmente de mucho mas de 300 millas geográficas, de las
•que la cuarta parte pertenece únicamente á las sinuosidades.
■Cabe tener idea de esta configuración singular del suelo y de
la pendientecasi insensible de un levantamiento que, en cier-
tos puntos, no mide menos de 60 á 70 millas geográficas
de estension, por el hecho de que la distancia de Méjico á
Santa F é , que comprende 16 grados 20 minutos de latitud,
casi la distancia de Stokolmo á Florencia, puede franquearse
con coches de cuatro ruedas, sin que haya sendas de h u ­
mana mano. La posibilidad de esas comunicaciones era j a
conocida de los Españoles á fines del siglo X V I, cuando el
viréy conde de Monterey, preparaba los primeros estable­
cimientos que partieron de Zacatecas (68).
A fin de hacer mas comprensible lo que he dicho de una
manera general de las relaciones hipsométricas entre Mé­
jico j Santa Fe del Nuevo Méjico, inscribo á continuación
los principales elementos de la nivelación barométrica lle­
vada á cabo de 1803. á 1847. Sigo la dirección de Norte á
Sud, con objeto de que los puntos mas setentrionales, ha­
llándose sobre los demas, correspondan mas fácilmente á la
orientación ordinaria délos mapas geográficos (69).

S a n t a F é d e l ]\Tu e v o M é j i c o ( l a t . 3 5 ° 4 1 ' ) , a l t u r a 6 , 6 1 1 pies, s e g ú n


Wislizenus.
A l b u r q u e r q u e ( l at . 3 o ° 8 a l t ur a 4 , o o 0 p . , W . ( 7 0 ) .
Paso-del-Norte, s ob re el R i o - G r a n d e - d e l - N o r t e (lat '29° 4 8 ;) . a l i a ­
ra 3 , 3 5 7 , p . , W . ( 7 1 ) .
C h i h u a h u a ( l at . 2 S° 3 2 ) , a l t u r a 4 , 3 5 2 p . , W .
Cosiquiriaclii, altura 5 , 8 8 6 p., W .
M a p i m i , e n el B o l s o n d e M a p i m i ( l at . 2 5 ° o í ' ) , a l t u r a i , 4 5 7 p . , W .
P a r r a s ( l at . 2 5 ° 3 2 ' ) , a l t u r a í , 67 S p . , W .
S a l t i l l o ( l at . 2 5 ° 1 0 a l t ur a 4 , 9 1 7 p . , W .
D u ra n g o (lat. 24 ° 25 ') , altura 6 , í 2 6 p. , s e g ú n Oteiza.
F r e s n i l l o ( l at . 2 3 ° 1 0 ;) , a l t u r a 6 , 7 9 “ p . , s e g ú n B u r k a r t .
Z a c a t e c a s ( l at. 2 2 ° 5 0 ' ) , a'ltura 8 , 4 5 6 p . , B .
S a n - L u i s - P o t o s í ( l at . 2 2 ° 8 ' ) , al t ur a 5 , 7 1 4 p . , B .
A g u a s - C a l i e n t e s ( l at . 2 1 ° 5 3 ’), a l t u r a o , 8 7 o p . , B .
L a g o s ( l at . 2 1 ° 2 0 7) , a l t u r a 5 , 9 8 3 p, B .
"Villa d e L e ó n ( l at. 2 1 ° 7 ' ) , a l t u r a o . T o o p . , B .
Si la o , altura 5 , 5 4 6 p., B.
G u a n a x u a t o ( l at. 2 1 ° 0 ' 1 5 7/), a l t u r a 6 , 4 1 4 p . . s e g ú n H u m b o l d t .
S a l a m a n c a ( l at . 2 0 ° 4 0 ’), al t ur a 5 . 4 0 6 p . . H.
C e l a y a ( i at . 2 0 ° 3 8 O, a l t u r a o . 6 4 6 p . , H.
Que r e t a r o ( l at . 2 0 ° 36' 3 9 77), a l t ur a o , 9 7 0 p . , H.
S a n - J u a n - d e l - R i o , e n el E s t a d o d e Q u e r e t a r o (lat. 2 0 ° 30 ), a l t u ­
ra 6 , 0 0 0 p . , H.
T u l a (lat. 1 9 ° o í 1), a l t u r a 6 , 3 1 8 p . , H .
P a c h u c a , al t ur a 7 , 6 3 8 p . , H.
f l o r a n , c er c a de R e a l - d e l - M o n t e , a l t u r a 7 , 9 8 6 p , H.
H u e h u e t o c a , e s t r e m i d a d s e t e n t r i o n a l de l a g r a n l l a n u r a d e M é j i co
( l at . 19° 4 8 7) , a l t ur a 7 , 0 6 8 p . , H .
M é j i c o ( l at . 19° 2 5 1 4 5 77), a l t u r a 7, -008 p . , H.
T o l u c a ( l at. 1 9 ° 1 6 7) , a l t u r a 8 , 2 S 0 p . , H .
V e n t a de C h a l c o , e s t r e m i d a d S u d - E ^ t e d e l a l l a n u r a de M é j i c o ( l a ­
t i t ud 1 9 ° 1 6 7) , a l t u r a 7 , 2 3 6 p . , H.
S a n - F r a n e i s c o - O c o t l a n , e s t r e m i d a d Oes t e d e l a g r a n l l a n u r a d e P u e ­
bl a, a l t u r a 7 , 2 0 6 p . , H .
C h o l u l a , al p i e d e l a ant i g- ua p i r á m i d e d e g r a d a s ( l a t . i 9 o '2'), a l t u ­
ra 6 , í 8 0 p . , H .
L a P u e b l a d e l o s A n g e l e s ( l a t . 19° 0 ' i o 11), a l t ur a 6 , 7 o 6 p . , H .
E l P u e b l o de l as V i g a s , e s t r e m i d a d o r i e nt a l de l a m e s e t a d e A n a -
i m a c (lat. 19° 3 7 0 , a l tu r a 7 , 3 3 2 p . , H.

A principios del siglo xix, no habia sido medida baro­


métricamente ninguna altura distinta, en toda la estension
de la Nueva-España; hoy ha llegado á ser posible reunir,
en la sola dirección de Norte á Sud, entre Santa Fé vM é-
jico, en el espacio de 16° 1/ 2 que separa dichas ciuda-
dades, 32 puntos determinados hipsométricamente, y g e ­
neralmente también astronómicamente. Vemos, por el cua­
dro precedente, que la superficie de la gran meseta mejicana
fluctúa entre 5,500 y 7,000 pies. La parte mas baja del
camino de Parras á Alburquerque escede en 1,000 pies á
la cumbre del Vesubio.
La meseta, cuyo punto culminante acabamos de consi­
derar , se ensancha de tal modo, en la dirección de Este á
Oeste, desde la zona tropical hasta los paralelos 42 y 44,
que el Great B asin, situado al Oeste del gran Lago Salado
de los Mormones_, y á 4,000 pies de elevación, por térm i­
no medio, tiene mas de 85 millas geográficas de diámetro
pero este crecimiento del suelo que, á pesar de su poten­
cia, sigue una pendiente poco sensible, no debe confun­
dirse con las cadenas de montañas que le dominan (72). El
conocimiento de la configuración de esta comarca se debe
al coronel Fremont; este es uno de los principales resulta­
dos de los grandes trabajos bipsométricosque realizó en 1842
v 1844. La alta llanura pertenece á una época anterior á la
formación de las cadenas de montañas j de los sistemas que
irradian en diferentes direcciones. Bajo el paralelo 32 pró­
ximamente, en el sitio donde, según la delimitación actual,
-entran en el territorio occidental de los Estados-Unidos,
compuesto de las provincias que pertenecían á Méjico, las
montañas de Cbibuabua llevan */va el nombre alg-o O
v a g - o de
O
Sierra-Madre\ no obstante la bifurcación no se determina
basta la región próxima de Alburquerque (73). Desde en­
tonces la denominación general de Sierra-Madre correspon­
de á la cadena occidental; la oriental, á partir de 36° 10' de
latitud, algo al Nord-Este de Santa Fé, recibió de los via­
jeros americanos é ingleses el nombre b o j universalmen­
te adoptado, aunque mal elegido, de Montañas-Roquizas
(Rockj-Mountáis). Las dos cadenas constitujen un valle
longitudinal, que comprende las ciudades de Alburquerque,
deSanta Fé j de Taos, regado por el Rio Grande del Norte.
k. los 38° 30', cierra el valle una cadena que sigue de Este
á Oeste, una estension de 22 millas geográficas; pero á
partir de este punto basta les 41°, las Rocky-Mountains con­
tinúan su curso paralelamente al meridiano, sin nueva in­
terrupción. En este intervalo, se levantan, algo al Este, los
picos Españoles, el pico de Pike, de 5,440 pies de al­
tura, del cual ba dado un precioso dibujo Fremont, el pico
James, de 10,728 pies, j los tres Parli-Moun tains, ¡que
contienen tres altos valles en forma de cubas, c u ja s defen­
sas laterales llegan, sobre el pico de Largo ó B ig-H orn, la
.mas oriental de esas tres montañas, basta 8,500 j 10,500
pies de altura ^74). Al tocar en el límite oriental que separa
el Middle-Park y el JVorth-Park, la cadena cambia de
dirección y corre de Sud Este á Nor-Oeste, eu una esten­
sion próximamente de 65 millas geográficas, entre 40° 15'
y 44° de latitud. En este espacio, están situados el South-
P a rk , de 7,028 pies de altura, y los célebres V/ind-River-
Nountains, en medio de los cuales se levanta, á los 43° 8',
el pico de Fremont, de 12,730 pies. Bajo el paralelo
de .44°, jcerca de los Tres-Pecbos, las Montañas-Ro-qui-
zas dejan su jinclinacion bácia el Nor-Oeste, para volver
á tomar la dirección meridiana, que conservan basta el
Le ¡vis-and-Clarke s-P ass, á los 47° 2' de latitud, 114° 30'
de longitud. La cadena tiene todavía en este sitio la al­
tura de 5,608 pies; pero los lechos profundamente sur­
cados de los numerosos rios que afluyen al Flathead-Rixer
ó Clarke s-Fork hacen que pierda en seguida su sencillez
y su regularidad. El Clarke's-Fork y el Lewis- R ites ó
Snake-River concurren á formar el gran rio Columbia, que
debe abrir algún dia importante camino al comercio del
mundo (75).
Así como en la Bolivia, la rama de las Cordilleras mas
alejada de ;la playa, la del Sorata (19,974 pies de altura)
y del Ilimani (19,843 pies), no ofrecen ya un solo vol­
can activo; de la misma manera en los Estados-Unidos está
circunscrita la actividad volcánica á las regiones mas oc­
cidentales, en las cadenas de la costa de la California y del
Oregon. La larga cadena de las Montañas-Roquizas, sepa­
rada del mar del Sud por una distancia que varía de 120
á 200 millas geográficas, aunque no presente señal alguna
de erupción ígnea subsistente todavía en nuestros dias,
muestra en sus dos vertientes, como la cadena oriental
de la Bolivia, en el valle de Yucay (76), rocas volcá­
nicas, cráteres apagados, lavas que contienen obsidiana
y campos de escorias. En esta cadena de las Montañ&s-Ro-
quizas, c u ja geografía es tan bien conocida, merced á las-
escelentes investigaciones de Fremont, D’E m o rj, d'Abbot,
de Wizlizenus, de Dana j de Marcou, cuenta, éste últi­
mo, geólogo m u j distinguido en las dos vertientes, tres
grupos de rocas volcánicas antiguas. Las primeras pruebas
de la actividad volcánica en esta comarca se revelaron tam­
bién por el espíritu de observación que demostró el coro­
nel Fremont desde 1842 j 1843 (77).
En la pendiente oriental de las Montañas-Roquizas, en
el camino del Sud-Oeste, que conduce de B e n fs fo r t. ba­
ñado por el Arkansas, á Santa F é del Nuevo-Méjico, están
situados dos volcanes apagados : los Ratón-Mountains, sobre
los cuales se eleva el Fischer s-Peak j la coliua Cerríto, en­
tre Galisteo j Peña-Blanca (78). Las lavas arrojadas por
los Raton-Mountains cubren toda la comarca que se estiende
desde el curso superior del Arkansas hasta el Canadian-
River. La peperina j escorias volcánicas, que se ernpie-
piezan á hallar en las praderas, á medida que se entra en
la dirección Oeste j en la proximidad de las R ockj-M oun-
tains, pertenecen quizás á las antiguas erupciones del Cer-
rito ó de los grandes picos Españoles, á los 37° 32'. Esta
comarca volcánica, que rodea, al Este, las montañas se­
paradas, conocidas con el nombre de Raton-Mountains.
forma una superficie c u jo diámetro tiene 20 millas geo­
gráficas de | longitud, j cu j o centro se encuentra próxi­
mamente á los 36° 50' de latitud.
La vertiente occidental ofrece las pruebas mas incontes­
tables de una actividad volcánica que ha dejado de mani­
festarse, pero que se desplegaba antes en un espacio mas
considerable, que fué atravesado en toda su estension de
Este á Oeste, cuando la importante espedicion del teniente
Whipple. Este espacio, de contornos irregulares, que está
además interrumpido, al Norte, por la Sierra de Mogojon.
en una longitud de 30 millas geográficas, se halla com­
prendido, siempre según el mapa geológico de Marcou , en­
tre 33° 48' j 35° 40' de latitud. Las erupciones que ha
producido son por consiguiente mas meridionales que las
de los Ratón-Mounlains; su centro cae casi bajo el paralelo
de Alburquerque. Esta comarca se divide en dos partes:
una, que puede designarse con el nombre de M ount-Tay-
lor, mas próxima á la cresta de las Rochj-Mountains, aca­
ba cerca de la Sierra de Zuñi (79); la otra, situada al Oes­
te, lleva el nombre de Sierra-de-San~Francisco. El monte
T ajlor, de forma cónica j de 11,500 pies de altura, está
rodeado de corrientes de lava que irradian por todas partes,
despojadas b o j todavía de vejetacion, como el Malpais, j
cubiertas de escorias j de pómez, que serpentean á muchas
millas de distancias, y presentan absolutamente el mismo
aspecto que los alrededores del Hecla. Al Oeste, y á 18 m i­
llas próximámente del Puello actual de Z u ñ i, se levantan
las altas montañas volcánicas de San Francisco, que corren
al Sud del Rio-Colorado-Chiquito, y cu j o vértice culm i­
nante tiene, según se dice, mas de 15,000 pies. Despues
siguen, en dirección Oeste, el B i l l • William-Moitntain, el
Aztec-Pass (5,892 pies de altura) j los Aqiiarius-Moun-
tains ( 8,000 pies). La roca volcánica no se detiene en
la confluencia de B ill- IVilliam-Fork y del Colorado-Gran­
de, cerca del pueblo de los Indios Mohave (latitud 34° 15';
long. 116° 20'); porque vuelven á encontrarse mas allá
del Rio-Colorado, cerca del lago Soda, muchos cráteres
de erupciones, abiertos todavía, aunque apagados (80).
Así vemos, en lo que h o j compone el nuevo Méjico, en
medio del grupo volcánico de la Sierra-de-San-Francisco
hasta un poco al Oeste del Rio-Colorado-Grande ó del Oc­
cidente, que aumenta con las aguas delRio-Giia, reprodu­
cido, en una estension de 45 millas, el antiguo dominio
volcánico de la Auvernia j del Vivarais, y abrirse de esta
suerte nuevo campo á los estudios geológicos.
En la vertiente occidental de las Rocky-Mountains,
pero mas al Norte y á 135 millas de distancia, se en­
cuentra también el tercer grupo que presenta señales
de una antigua actividad volcánica. Este grupo se compone
del pico Fremont, de los Tres-Pechos y de otras tres mon­
tañas, los Tres Cerros (81), muy semejantes á las primeras
por su forma cónica y su denominación, pero mas al Este,
por consiguiente mas cerca de la gran cadena. Esta región
ofrece bancos de lava negra, m uy estensas y rotos en m u­
chos sitios, cuya superficie está escorificada (8*2).
Muchas cadenas costeras, ya sencillas, ya dobles, y cuya
parte setentrional ha permanecido, á partir de 46° 12' de
latitud, como foco de actividad volcánica, corren paralela­
mente á la cadena de los Rocky-Mountains. Tenemos pri­
meramente, desde San Diego hasta Monterey, es decir,
de 32° 15' á 36° 45', lo que se llama especialmente Coast-
R a n g , que es la prolongacion de las altas tierras de la
antigua California ó California inferior; despues la Sier­
ra Nevada de alta California, que se despliega entre 36ü
y 40° 45', generalmente separada de las costas del mar del
Sud por una distancia de 20 millas geográficas; por últi­
mo, la cadena de las Cascadas (Cascade-Range), que con­
tiene las cimas mas altas inflamadas todavía, y que empe­
zando en las altas Shasty-Moinitains, bajo el paralelo de la
bahía de la Trinidad (41° 10'), se desarrolla de Sud á Nor­
te, á 26 millas de las costas, y escede en mucho al para­
lelo del estrecho de Fuca. En la misma dirección, pero á 70
millas de la playa, corren, entre 43 y 46 grados, las Blue-
JJountains, de 6 á 7,000 pies de altura próximamente (83).
Finalmente, en la parte central de la antigua California, algo
al Norte sin embargo, cerca de la costa occidental del golfo,
se encuentran los volcanes apagados ó el volcan de las V ír ­
genes, cuyo sitio he marcado en mi mapa de Méjico, y
quetuvo su última erupción en 1746. Faltan datos ciertos
tanto de la montaña como de la comarca que la ro­
dea (84).
Ya en la Co'ast-Range, cerca del puerto de San Fran­
cisco, sobre el Monte-del-Diablo, esplorado por el doctor
Trask (3,446 pies de altura), y en el valle longitudinal,
rico en oro, del Rio-del-Sacramento, hánse encontrado ro ­
cas volcánicas antiguas, en medio de un cráter de traquito
desplomado, que lleva el nombre d q Sacramento-Butt, y
cuyo dibujo hizo Dana. Mas lejos hácia el Norte, los iShastg-
Mountains ó Tshashtl-Mountains contienen lavas basálti­
cas, obsidiana, con la cual hacen los naturales puntas á
sus flechas, y serpentinas calcáreas que, en muchos p u n ­
ios del globo, se ven íntimamente ligadas á las formacio­
nes volcánicas. Pero el verdadero asiento de una actividad
ígnea hoy todavía en acción, es la cadena de las Cascadas,
en la cual muchos picos, cubiertos de nieves perpétuas,
se elevan hasta 15,000 pies de altura. A continuación los
enumero en dirección de Sud á Norte, señalando con un
asterisco, los volcanes masó menos activos, pero todavía en­
cendidos (85). Las altas montañas cónicas que no llevan es­
te signo, son probablemente volcanes apagados ó montañas
traquíticas, de forma de campanas, sin abertura en el vér­
tice.
El monte P itt ó M'Laughlin, algo al Oeste del lago
Tlamat (lat. 42° 30'), 8,960 pies de altura.
El monte Jefferson ó Yancouzer, montaña cónica (lati­
tud 44° 35').
El monte Hood (lat. 45° 10'). Esta montaña es real­
mente un volcan apagado, cubierto de lava celular. Según
Dana, su altura está comprendida entre 14,000 y 15,000
pies, como la del M ount-Saint-Heleris, algo mas elevado
sin embargo, y que ocupa, en la hilera volcánica, un l u ­
gar mas setentrional. El monte Hood (86) fue trepado el
mes de Agosto de 1853 por Láke, Travaillot y Heller.
El monte Smalalahos ó Saddle-H ill, al Sud-sudeste de
Astoria, con un cráter apagado j hundido (87).
El monte Saint-Helens*, al Norte del Rio-Columhia
(lat. 46° 12'). Según Dana, este volcan no tiene menos de
14,100 pies de altura (88). Es todavía activo, y presenta
en su vértice un cráter de donde sale continuamente humo.
Está cubierto de nieves perpétuas, y su aspecto es el de un
hermoso cono regular. El 23 de Noviembre de 1842, tuvo
lugar una gran erupción que, según Frémont, arrojó en
derredor, á distancia considerable, una inmensa cantidad
de cenizas y piedra pómez.
El monte Aclams (lat. 46° 18'), situado casi exactamente
al Este del volcan Saint-Helen’s, pero separado de la costa
por mas de 28 millas geográficas, mientras que el monte
Saint-Helen’s está apartado de ella solo 19 millas.
El monte Reignier*, que también se escribe Rainier (la­
titud 46° 48'), al Este-Sudeste del fuerte Nisqually, en el
estrecho de Puget, que se comunica con el estrecho de San-
Juan-de-Fuca, mucho tiempo ¡célebre en la historia de los
descubrimientos del Océano Pacífico. Según el mapa der­
rotero publicado por Johnson en 1854, este volcan cuen­
ta 11,567 pies de altura (12,330 pies ingleses), y tuvo vio­
lentas erupciones en 1841 y 1843.
El monte Olympus (lat. 47° 50'), á 6 millas geográficas
al Sud del estrecho San-Juan-de-Fuca.
El monte Baker , vasto volcan activo, situado en el ter­
ritorio de Washington (lat. 48° 48^; su altura, que parece
no se ha medido, es considerable, v su forma exactamente
la de un cono.
El monte Brown (15,000 pies de altu ra?), y , algo al
Este, el monte Hookes (de 15,700 pies?), están señalados
por Johnson como altas montañas de traquito, dotadas en
otro tiempo de actividad volcánica, y situadas en la Nueva -
Caledonia, á los 52° 15' de latitud, 120 y 122 grados de
longitud, es decir, (hecho notable), á 75 millas geográ­
ficas del mar.
El monte Edgecombe , en la pequeña isla Lázaro, cerca
de Sitka (lat. 57° 3'). He citado j a la violenta erupción
ígnea que tuvo lugar en 1796 (89). El capitan Lisianskj,
que trepó al monte Edgecombe en los primeros años de
este siglo, no lo halló encendido. Su altura es, según
Hoffmann, de 2,852 pies, según Lisianskj, de 2,628 (90).
A poca distancia, h a j fuentes calientes que brotan del gra­
nito, como en el camino de los Valles de Aragua en Porto-
Cabello.
El monte Fairmeather, ó Cerro-de-Buen- Tiempo, de
13,802 pies de altura, según Malaspina (4,489 metros), j
situado á los 58° 45' (91). Esta montaña está cubierta de
pómez. Es probable que há poco tiempo se hallase aun en­
cendida, lo mismo que el monte Elias.
El volcan de Cook's-Inlet (lat. 60° 8'), de 11,320 pies
de elevación, según el almirante Wrangel^ que, como Van-
couver, lo consideró volcan activo (92).
El monte Elias (lat. 60° 17'; long. 138° 30'). Según los
manuscritos de Malaspina, que he hallado en los archivos de
Méjico, su altura es de 16,749 pies (5,441 metros), pero el
mapa del capitan Denham, trazado desde 1853 á 1856, no le
atrib u je mas que 14,044 pies.
Lo que M’Clure, en su viaje en la Investigation en busca
del paso Noroeste, ha señalado hácia el Este de la emboca­
dura del rioMackensia, á los 69° 57' de latitud, 129° 20' de
longitud, j que ha llamado los volcanes de la bahía de
F ranklin, parece ser el fenómeno que se ha denominado al­
gunas veces fuegos terrestres, ó simplemente vapores sulfu­
rosos que exhalan salsas ardientes. Un testigo ocular, el mi­
sionero Miertsching, intérprete de la Espedicion, vió treinta
ó cuarenta columnas de’vapores que salían de las fallas de
la Tierra ó de pequeñas eminencias cónicas, formadas de
arcilla de diferente color. El olor del azufre era tan fuerte
que apenas podia llegarse á las columnas de vapor á
doce pasos de distancia. En ninguna parte habia rocas hi
situ ó masas sólidas. Durante la noche, veíanse desde el
barco apariciones luminosas; no se notaban eyecciones de
cieno j pero sí un calor intenso en el fondo del mar y
pequeños estanques de agua que tenían en disolución ácido
sulfúrico. Esta región merece ser esplorada detenidamente.
El fenómeno que acabamos de describir no guarda relación
alguna con la actividad volcánica del Cerro-del-Buen-Tiern-
jooy en la cadena californiana de las Cascadas, ó con la del
monte Elias (93).
He puesto de manifiesto hasta aquí, en su íntima co­
nexión^ todos los signos que dan á conocer la vida volcáni­
ca de nuestro planeta, y enseñado la gradación del grande y
misterioso fenómeno que produce la reacción del interior de
la Tierra contra su superficie cubierta de vegetales y de or­
ganismos vivientes. A los efectos dinámicos de los temblores
de tierra y délos quebrantamientos han seguido las fuentes
termales y las salsas, es decir, los fenómenos que determi­
nan, con ó sin inflamación espontánea, la elevación persisten­
te de temperatura comunicada á las fuentes de agua ó á las
emanaciones gaseosas, y la diversidad de las combinaciones
químicas. La reacción de dentro á fuera tiene su mas alta
y compleja espresion en los volcanes, que*produce por la via
seca los grandes y diferentes efectos de la formación cris­
talina. Y para esto, no se limitan á disolver y á destruir;
se presentan también como agentes creadores, y someten
las sustancias á nuevas combinaciones. Una parte conside­
rable de rocas muy modernas, si es que no son las mas re­
cientes, aparece como la obra de la actividad volcánica, ya
que, como sucede todavía en muchos puntos de la Tierra,
las masas liquefactadas se lanzen de las andamiadas á ma­
nera de cono ó de cúpula, dispuestas por la naturaleza para
este uso, j a que, en la infancia de nuestro planeta, las ro­
cas basálticas j traquíticas se b a ja n abierto paso directa­
mente j sin andamiada, cerca de las capas sedimentarias^
á través de una red de fallas abiertas en la superficie de la
Tierra.
He puesto gran cuidado en determinar exactamente los
puntos en donde se lian conservado por mucbo tiempo las
comunicaciones entre la atmósfera j el interior del globo;
réstame anotar estos puntos, separar numerosos volcanes que
ban sido activos en épocas históricas, pero m uy atrasadas,
de los que b o j lo son , j dividir los últimos én dos clases,
según pertenezcan á los continentes ó á'las islas. Si todos los
volcanes que creo deber comprender en esta recapitula­
ción; para construir lo que se llama el número límite ó el lí­
mite inferior de los volcanes activos, ejerciesen simultánea­
mente su actividad, tendrían ciertamente una influencia
notable en la composicion de la atmósfera, en sus condicio­
nes climatológicas j sobre todo eléctricas. Pero los interva­
los de las erupciones dism inujen su efecto, j lo encierran
por lo general en localidades circunscritas. En las grandes
erupciones se forman alrededor de los cráteres, á consecuen­
cia de la evaporación, tempestades volcánicas acompañadas
de relámpagos j violentas lluvias, que devastan frecuente­
mente las cercanías; pero este fenómeno atmosférico no tiene
consecuencias generales. La notable oscuridad que en 1783
cubrió durante mucbos meses, desde M ajo á Agosto, una
parte considerable de la E uropa, del Asia j del Africa se­
tentrional, mientras que el cielo permanecía puro j sin nu­
bes en las altas montañas de Suiza, se atribujTó j aun se atri-
bu j e , á la gran actividad volcánica de la Islandia j á los tem­
blores de tierra de la Calabria, pero la estension de dicbo fe­
nómeno bace que este origen sea m u j inverosímil para mí.
Debe reconocerse sin embargo que los temblores de tierra¡>
cuando abarcan un gran espacio, pueden tener una influen-
T O M O IV. 2 í
cia mas probable que el becbo aislado de una erupción vol­
cánica en el adelanto de la estación de las lluvias, v esto es
lo que se vio en la meseta de Quito j en Riobamba en Fe­
brero de 1797, en la parte Sudeste de la Europa j en el
Asia menor, durante la primavera de 1856.
En el Cuadro siguiente, la primer cifra de la última co­
lumna, indica el número de los volcanes precedentemente
citados; la segunda cifra, colocada entre paréntesis, señala
cuantos de entre ellos, ban dado pruebas recientes de acti­
vidad volcánica.
^NÚMERO D E L O S V O L C A N E S R E P A R T ID O S
EN LA S U PER F IC IE DEL GLOBO.

LUGARES. NUMERO. PAGINA. |

í. E u r o p a .................................................................... 7 ( 4) 298

II. Is l a s d e l O c é a n o A t l á n t i c o ...................... 14 ( 8) 300

III. A f r i c a ...................................................................... ♦O> (1) 304

I V . A s i a c o n t i n e n t a l ............................................... 2.'; (15)

1. A s i a o c c i d e n t a l y c ent ral . . . . 11 (0) 306

2. P e n í n s u l a d e l I v a m t s c h a t k a . . . 1í (9) 3 12

V . I s l a s de l A s i a o r i e n t a l .................................. (i 9 (54) 318

VI. I s l a s d e l A s i a m e r i d i o n a l .......................... 120 (36) 330

V I L O c é a n o I n d i c o ................................................... 9 (3) 335

VI I I . M a r d e l S u d ........................................................ •10 (26) 340

JX. A m é r i c a c o n t i n e n t a l ..................................... 11;; (53)

1. A m é r i c a d e l S u d .......................... 50 (26)

C h i l e .......................................................... 24 ( 13) 247-252

P e r ú y B o l i v i a ................................... lí ( 3) 247-251

Q u i t o y N u e v a G r a n a d a ............... 18 ( 10) 217-248

"2. A m é r i c a c e n t r a l ................................. 29 (18) 236-240 !


1
1
3 . M é j i c o , al s u d d e l rio Gil a. . . ' 6 ( 5) 241-253

í . P a r t e n o r o e s t e de l a A m é r i c a , y 353

al N o r t e d e l G i l a .......................... 2í (ó) 35 í

A n t i l l a s ( 9 í ) ....................... 5 (3) nota 94.

507 ( 2 2 5 )
Este largo trabajo, para c u ja realización be creído deber
remontarme á las fuentes, es decir á las relaciones de viajes
de los geólogos j geógrafos, prueba que, de 407 volcanes,
225 ban dado pruebas de actividad en los tiempos modernos.
Las listas anteriores de los volcanes activos contenían las
unas 30, las otras 50 de menos (95), porque estaban com­
puestas según principios diferentes. No be incluido sin em­
bargo en esta categoría sino los volcanes que ban exhalado
vapores ó que tuvieron, en el siglo xix ó en la segunda mi­
tad delxvni, erupcionesbistóricamente comprobadas. Cierto •
que existen volcanes c u ja actividad se ba despertado des­
pues de cuatrocientos años j mas de intervalo; pero estos
fenómenos son en estremo raros. Puede seguirse la larga
série de las grandes erupciones del Vesubio, en los años-
79, 203, 512, 652, 983, 1138 j 1500. Respecto del Epo-
meo de Isquia, no se conocían, con anterioridad á la gran
erupción de 1302, mas que las de los años 36 j 45 antes de
la era cristiana.
Strabon, que murió en tiempo de Tiberio, á la edad de
90 años, 99 despues que Espartaco se babia retirado (al Ve­
subio, y que no tenia conocimiento histórico alguno de
erupciones anteriores, declara sin embargo que esta monta­
ña es un antiguo volcan apagado bacia mucbo tiempo.
«Estos lugares, dice hablando de H ercu lano j de Pompeja,
están dominados por el Vesubio, rodeado de ricos campos,
escepto en su vértice, c u ja majTor parte presenta una su­
perficie plana, completamente estéril que ofrece el aspecto
de un monton de cenizas. En medio de rocas de color oscu­
ro, que parecen consumidas por el fuego, se ven capas
grieteadas. Podríase creer que esos lugares ardieron en
otro tiempo, j que contenían cráteres de fuego, en donde
se apagó el incendio por falta de alimento (96).» lista des­
cripción no cita ni el cono de cenizas ni la depresión en
forma de cráter del antiguo vértice, c u ja s murallas pudie-
^ron servir de refugio á Espartaco j á sus gladiadores (97).
Diodoro de Sicilia, contemporáneo de César y de Augus­
to, refiriendo los viajes de Hércules y sus combates con los
gigantes en los campos Flegráneos, pinta lo que, dice, se
llama boy el Vesubio, como una eminencia (¿ó^) semejante
ni Etna de la Sicilia, que en otro tiempo vomitó llamas
abundantemente y conserva todavía señales de su antiguo
abrasamiento (98), y desigua todo el espacio comprendido
entre Cumes y Neápolis con el nombre de campos Flegrá­
neos. Polibio bizo estensivo este nombre al espacio aun
mas vasto que va de Capua á Ñola (99). Por su parte,
• Strabou, que describe con tanta verdad local la comarca pró­
jim a de Puteoli (Dicsearquia), en la cual está situada la gran
sulfatara, la llama YLqaioxova7oPá (100); áestá comarca se limi­
tó mas adelante la denominación de ^Uypáia.ictBia^ y aun b o j
oponen los geognostas, bajo el respecto de la composicion
mineralógica, las lavas que cubren los campos Flegráneos á
las que rodean el Vesubio. Esta misma opinion que tuvo,
en una época lejana, del fuego bajo el Vesubio, j la de que
esta montaña estuvo en otro tiempo en erupción, se vuel­
ve á bailar espresada sériamente en un pasaje de Ja Ar­
quitectura de Vitrubio. al cual no se ba atendido basta
b o j (1): «Non minus etiam memoratur antiquitus crevisse
ardores et abundavisse sub Vesubio m onte, et inde evo-
muisse circa agros flaminam. Ideo que nunc qui spongia
sive pumex Pompeianus vocatur, excoctus ex alio genere
lapidis, in banc redactus esse videtur generis qualitatem.
Id autem genus spongire, quod inde ex im itu r, non in óm­
nibus locis nascitur, nisi circum iEtnam et collibus Mjsúe
'qui á Grípcis *axaxtxavui*oi uominantur.» Las investigaciones
de Boeckh j de Hirt ban puesto fuera de duda que Vitru­
bio vivió en tiempo de Augusto (2), es decir por lo menos
un siglo antes de la erupción del Vesubio que costó la vida
á Plinio el Viejo. La adquisición de este hecho dá un gran
interés al pasaje que acabo de citar, y en particular á la es-
presiónpumex Pompejanus, que liga la idea de piedra pómez
á la de Pompeja; con esto puede esclarecerse la cuestión de
si, según la ingeniosa hipótesis de Buch, Pom peja se cu­
brió solo de toba de pómez, de formación sub-marina, levan­
tada al mismo tiempo que el vértice, j c u ja s capas hori­
zontales se estienden por toda la superficie del pais, entre
la cadena de los Apeninos j la costa occidental, desde Cá-
pua hasta Sorrento, desde Ñola hasta mas allá de Nápoles,
ó si el Vesubio, contrariamente á sus costumbres actuales,
arrojó pómez de su propio fondo.
Carmine Lippi (3), que, en 1816, atribuía á una in u n ­
dación la toba bajo la cual quedó sepultada P o m p e ja , lo
mismo que su ingenioso adversario Archangelo Scacchi, en
la carta que dirigió al caballero Avellino en 1843, lla­
man la atención sobre el notable fenómeno de que una
parte de las piedras pómez de Pom peja j la Somma
contienen pequeños trozos de calcáreo que no han perdido
su ácido carbónico, lo cual, á decir verdad, no debe causar
gran sorpresa, si esos trozos de calcáreo estaban sometidos
á una gran presión durante el tiempo de su formación í g ­
nea. Tuve ocasion de ver ejemplares de esas pómez, en la
interesante coleccion geológica de mi sabio amigo j colega
el doctor Ewald. La semejanza de la composicion minera­
lógica, en dos puntos opuestos, puede dar lugar á pregun­
tar si, en la erupción del año 79, la capa que cubrió á
Pom peja fué precipitada á lo largo de la pendiente de la
Somma, como dice Buch, ó si, como afirma Scacchi, el
cráter del Vesubio nuevamente abierto arrojó simultánea­
mente piedra pómez del lado de Pom peja j sobre la
Somma. La sustancia designada en tiempo de Vitru-
bio, es decir de Augusto , con el nombre de pumex P odv
peianus, nos lleva á las erupciones anteriores á Plinio.
Lo que sabemos de los cambios que han sufrido las for­
maciones, en las diferentes edades y según los diversos
estados de la actividad volcánica, apenas nos autoriza á
negar rotundamente que el Vesubio, desde su nacimiento^
no ha producido nunca pómez, como tampoco para admitir
de una manera absoluta que la pómez, es decir, un mine­
ral piróxeno en el estado fibroso ó poroso, solo puede for­
marse allí do*nde la obsidiana ó el traquito existen ju n ta ­
mente con el feldespato vitreo ó sanidina.
Si despues de los ejemplos que hé citado de los largos
intérvalos según los cuales puede despertarse la actividad
aletargada de los volcanes, queda mucha incertidumbre so­
bre el porvenir de los que parecen apagados, no es por ello
menos importante comprobar, en una época determinada, la
distribución geográfica de los volcanes activos. De los 225
abismos que en pleno siglo XIX ponen en comunicación el
interior liquefactado del globo, con la atmósfera, 70, es de­
cir , poco menos de un tercio pertenece á los continentes, y
155 á las islas. De los 70 volcanes continentales, 53, ó sean
las tres cuartas partes, están situados en América, 15 en
en Asia, 1 ó 2 en la región del Africa que nos es conocida;
no hay mas que uno solo en Europa. Dónde se encuentran
reunidos en un menor espacio, mayor numero de volcanes
insulares es, en las islas del Asia meridional, en los archi­
piélagos de la Sonda y de las Molucas, y en las islas Aleu­
ticas y Kuriles que se unen al Asia. En toda la superficie
terrestre, la zona dirigida de Sudeste á Noroeste, entre 75
de longitud occidental y 125° de longitud oriental, en­
tre 47° de latitud austral y 66° de latitud boreal, que com­
prende la parte occidental del Océano Pacífico, es la mas
rica en volcanes.
Si concretándonos siempre á un punto de vista cosmoló­
gico, nos representamos el golfo inmenso que se acostum­
bra á llamar mar del Sud ó el Océano Pacífico, limitado
al Norte por el paralelo del estrecho de Bering, al Sud por
el de la Nueva Zelandia que separa á Chile de la Patago-
nia, hállase el notable resultado de que la cuenca así for­
mada, uniendo á ella las costas de Asia j de América que
dibujan su contorno, contiene 1/ s de los volcanes activos,
es decir 198 de 225. Los volcanes mas próximos á los polos
so n, según el estado actual de los conocimientos geográfi­
cos : en el hemisferio boreal, el volcan Esk, de la pequeña
isla Jan M ajen (lat. 71° 1', long. 9o 51' Oeste de París);
en el hemisferio austral, el monte Erebus que vomita llamas
rojizas, visibles aun en pleno dia (lat. 77° 33', lóng. 164°
38' Este de París). En 1841, Ross, en su gran viaje de
descubrimientos á las regiones australes, halló el Erebus de
11,633 pies de altura, es decir de una elevación m ajo r en
225 pies que la del pico de Tenerife (4).
La abundancia relativa de los volcanes estendidos por
las islas j las costas de los continentes debió llamar desde
luego la atención de los geognostas. He citado j a en otra
parte la complicada teoría de un historiador contemporáneo
de Augusto, Trogue Pompe jo , según el cual el fuego vol­
cánico se reanima por el agua del mar. Los efectos quí­
micos j mecánicos, producidos por la proximidad del mar,
han tenido defensores hasta nuestros d ia s, j la antigua
hipótesis de la filtración de las aguas en el foco volcánico
pareció descansar en un fundamento mas sólido, cuando
D a v j descubrió las bases metálicas de las tierras: pero el
mismo D avj abandonó bien pronto esta hipótesis, hacia la
cual se inclinaba Gaj-Lussac á pesar de la rareza ó caren­
cia completa del hidrógeno (5). Yo atribuiria mas certeza
á las causas mecánicas ó mas bien dinámicas, va se las
busque en el levantamiento de los continentes j en las ar­
rugas ó desigual espesor de la corteza terrestre. Puede ad­
mitirse, con efecto, que las depresiones producidas en el
fondo del mar cuando el levantamiento de los continentes,
Jiajan determinado en las costas, que elevan sobre el mar
sus pendientes, mas ó menos escarpadas, algunas fallas
que establecieran comunicación entre el esterior y el inte­
rior del globo. En el interior de los continentes, lejos de
las depresiones formadas por la cuenca oceánica, no exis­
ten las mismas causas de ruptura. Los volcanes siguen la
dirección de las playas, ya en una sola línea, ya en dos y
aun en tres líneas paralelas. Estas líneas están ligadas en­
tre sí por pequeñas cadenas trasversales, levantadas sobre
fallas igualmente trasversales y que constituyen los nudos
de montañas. Frecuentemente, aunque no siempre, la ca­
dena mas próxima ai mar es la mas activa, mientras que
las cadenas mas interiores parecen apagadas ó próximas á
apagarse. A veces cree notarse que, en una mismabilera de
volcanes, aumenta ó disminuye la frecuencia de las e r u p ­
ciones, según una dirección determinada. Pero al desper­
tar de la actividad volcánica desmiente, despues de largos
intervalos, estas conjeturas.
Como, á causa de no haber determinado con certeza la
posicion de los volcanes y los puntos de la costa á los cuales
se aproximan mas, ó por no haber tenido bastante presen­
tes estos cálculos, se han estendido nociones m uy inexactas
sobre los intervalos que existen entre las orillas del mar y
los sitios en donde se manifiesta la actividad volcánica, doy
■aquí esas distancias en millas geográficas de 15 al grado.
En las Cordilleras de Quito, el Sangay, cuyas erupciones
no cesan, es el mas oriental de todos los volcanes; sin em­
bargo dista solo *28 millas del mar. Frailes muy instruidos,
agregados á las misiones de los Indios Andaquíes que habi­
tan el Alto Putum ayo, me han asegurado haber visto h u ­
mear una montaña cónica de pequeña altura, en la corrien­
te superior del Rio de la Fragua , uno de los afluentes del
■Caqueta, al Este de la Céja (6); la distancia de este volcan
á las costas, seria en tal caso de 40 millas. El volcan meji­
cano el Jorullo, levantado en Setiembre de 1759, está á 21
millas del punto mas próximo á la playa; el Popocatepetl á
33 m illas; un volcan apagado, situado sobre la cordillera
oriental de la Bolivia, en el valle de Yucai, cerca de San Pe­
dro de Cacha, está á mas de 45 millas (7). Los volcanes del
Siebengebirge, cerca de Bonn, y los del Eifel, se hallan se­
parados del mar por distancias de 33 y de 38 millas (8). En
cuanto á los de la Auvernia, del Velay y del Vivarais (9),
que pueden considerarse como formando tres grupos inde­
pendientes, el grupo del Puy-de-Dóme, comprendiéndose
en él los montes Dore, el del Cantal y eldelPuy-et-M ezenc,‘
sus distancias respectivas son de 37, 29 y 21 millas. Los
volcanes apagados de Olot, al Sud de los Pirineos, al Oeste
de Gerona, de donde han salido corrientes de lava fáciles de
reconocer y á veces divididas, están solo á 7 millas de las
costas de Cataluña. Por el contrario, lo menos hay de 150
á 170 millas entre los volcanes reconocidos de las Rocky-
Mountains que, según todas las apariencias, se apagaron
m uy recientemente, y el litoral del océano Pacífico..
Un fenómeno m uy anormal en la distribución geográ­
fica de los volcanes es la presencia en medio de la cadena
del Thian-schan ó Montañas Celestes, entre las dos cadenas
paralelas del Altai y del K uen-un, de volcanes que han
dado pruebas históricamente ciertas de su actividad, y que
quizas arden todavía. Guiado por las ingeniosas y sabias
investigaciones del eminente sinólogo Julien, he podido tra­
tar detalladamente en el Asia Central, de esos volcanes
cuya existencia fue reconocida primeramente por Remusat
y Klaproth (10). El Pe-schan, ó Montaña-Blanca, que ar­
rojó corrientes de lava, y el volcan todavía encendido de
Turfan, ú Hotscheu, están á distancias casi iguales de las
costas del mar Glacial v de las del mar de las Indias, á 370
millas de las primeras y 380 de las segundas. Hay que aña­
dir que el Pe-schan, cuyas erupciones de lava se hallan enu­
meradas distintamente en las obras chinas, desde el año 89
de nuestra era hasta principios del siglo vn, no se halla se­
parado del lago alpino Yssikul, en la pendiente del Temur-
tu ta g h , ó parte occidental de Thian-schan, mas que 43 mi­
llas j 5*2 del lago Balkasch, situado mas al Norte, y que
no tiene menos de 37 millas de longitud (11). El gran lago-
Dsaisang, en la Dsungaria china, cerca del cual me en­
contraba en 1829, está á 90 millas de Jos volcanes del Thian-
schan. Así que no faltan las aguas interiores; pero mas
apartadas de lo que lo está el mar Caspio del volcan activo
todavía de Demavend, en el Mazenderan pérsico.
Si las masas de agua, j a oceáuicas, j a interiores, no son
necesarias al sostenimiento de la actividad volcánica, es ve­
rosímil, como me inclino á creer, que las islas j las costas son
mas ricas en volcanes porque á los levantamientos causa­
dos por las fuerzas elásticas interiores corresponde un des­
censo en el fondo de los mares (12). De aquí resulta que los
crecimientos j las depresiones son limítrofes, j que se pro­
ducen fallas profundas j grandes aberturas en el límite
que los separa. Nada impide pues admitir que, en la zona
del Asia central que se estiende de 41 á 48 grados de lati­
tud, la gran depresión Aralo-Caspia j el número con­
siderable de lagos colocados en fila ó esparcidos entre el
Thian-schan j el Altai-Kurtschum han podido dar origen
á los mismos fenómenos que la proximidad de las costas del
mar. Sábese por tradición que todos esos pequeños lagos, á
los cuales se ha dado el nombre de lagos de rosario, no for­
maban en otro tiempo mas que una estensa cuenca. Vese
todavía cómo se dividen grandes lagos, por la desproporcion
de las aguas que reciben j de la que les roba la evaporación.
Un viajero que ha estudiado mucho tiempo la estepa de los
Kirgisos, el general Genz, suponía una comunicación hi­
dráulica enti;e el lago Aral, el Aksakal, el S a rj-K u p a j
el Tschagli. Nótase, en dirección Sud-Oeste al Nordeste,,
un gran surco que se puede seguir mas allá de Omsk,.
-entre el lrtysch y el Obi, al principio, á través de la este­
pa de los Barabintsky, sembrada de numerosos lagos, y des­
pues por en medio de las llanuras pantanosas de los Samo-
yedas, basta Beresow y las costas del mar Glacial. A este
surco se refiere quizás una antigua tradición m uy estendida,
según la cual debió baber existido al Este y al Sud de
Hami, un gran lago amargo, llamado también Mar-Seco.
(Hanbai). Cuéntase que de en medio de ese lago salió, co­
mo una isla, una parte del Gobi, cuyo centro cubierto de
lagos salados y de pantanos solo se eleva, según las medi­
das barométricas bastante exactas del doctor de Bunge,
2,400 pies sobre el nivel del Océano. Un becbo geológico
que basta boy no ba llamado suficientemente la atención,
es el de que, vacas marinas, parecidas en un todo á las que
habitan en rebaños en el mar Caspio y el Baikal (13), vuel­
ven á bailarse á 100 millas geográficas, en el pequeño lago de
Orón, lleno de agua dulce, y que solo tiene algunas millas
de circunferencia, mientras que no existen en la Léna,
aunque el rio W itim, uno de sus afluentes, esté en comu­
nicación con el lago de Orón (14). El aislamiento en que
viven boy esos animales, la distancia que los separa de la
•embocadura del Y olga, distancia de 900 millas geo­
gráficas, es también fenómeno geológico notable, que re­
vela un antiguo sistema de comunicación entre las aguas.
Las inmensas y numerosas depresiones que ba esperimen-
tado el suelo del Asia central ¿babran tenido, por escepcion,
la misma influencia sobre el crecimiento continental. y
creado las mismas relaciones que produce, en las playas, en
los bordes de las fallas de levantamiento; el descenso del
lecho de los mares?
Relaciones dignas de confianza, dirigidas al emperador
K a n g h i, han demostrado la existencia de un. volcan apa­
gado, á gran distancia hácia el Este, en la parte Nor­
Oeste de la Mandchuria, en los alrededores de Mergen,
probablemente á 48° 50' de latitud y 120 de longitud Este
de París. El monte Bo-schan ó Ujun-Holdong'i (las nueve
colinas), situado al Sud-Oeste y á tres ó cuatro leguas de-
Mergen, vomitó escorias y lavas en el mes de Enero de
1721. Las colinas formadas por el hacinamiento de las es­
corias tenían, según los personajes encargados por el em­
perador Kanghi de la esploracion de los lugares, un perí­
metro de seis millas geográficas. Dícese también en la Re­
lación que una corriente de lava habia dado origen á un
lago, deteniendo el curso del rio Udelin. Según Rela­
ciones chinas menos circunstanciadas, el Bo-schan tuvo
una erupción de llamas en el siglo vn de nuestra era. Esta
montaña está próximamente á 105 millas geográficas del
mar; mas de tres veces la distancia del Jorullo á las costas
mas próximas, y casi la del Himalaya (15). Estos datos
geognósticos sobre la Mandchuria se deben á las investiga­
ciones de Wassiljew (16) y de Semenow, el sabio traduc­
tor de la gran obra de Ritter, que insertó una Memoria
sobre este asunto en el tomo xvn de la Coleccion publicada
por la Sociedad imperial de Geografía.
A propósito de la distribución geográfica de los vol­
canes, repartidos en m ajor número por las islas y las
costas, ó lo que es lo mismo, á propósito de las eminencias
que rodean el levantamiento de los continentes, se ha tenido
presente una desigualdad probable en el espesor de la cor­
teza terrestre. Es g'eneral la creencia de que la superficie
de la masa en fusión está mas cerca de la superficie terres­
tre en los puntos donde han surgido los volcanes. Pero
como pueden admitirse muchos grados de consistencia en
la materia que tiende á solidificarse, es difícil represen­
tarse con bastante claridad esta superficie de la masa en
fusión, para tener derecho á considerar como la causa prin­
cipal de todas las erupciones, fallas, levantamientos, de­
presiones, un cambio local de capacidad en la corteza ter-
*restre j a en estado sólido. Si estuviéramos autorizados para
^determinar lo que se llama el espesor de la corteza terrestre,
•según de las observaciones hechas en los pozos artesianos
j según la temperatura de fusión del granito, suponiendo
que la temperatura interior del globo sigue una proporcion
aritmética (17), hallaríase que el espesor de la corteza ter­
restre es igual á 5 millas geográficas j 2/ l0, es decir,
á í/ 32o del diámetro polar (18). Pero los efectos de la pre­
sión j de la conductibilidad, variable según las rocas, ha­
cen pensar que. á medida que la profundidad aumenta,
el crecimiento del calor llega á ser menos rápido.
A pesar del reducido número de puntos por los cua­
les está actualmente el interior del globo en comunicación
activa con la atmósfera, interesa buscar de qué manera j
en qué medida obran las exhalaciones gaseosas sobre la
composicion química del aire, j por consiguiente sobre la
vida orgánica que se desarrolla en la superficie del suelo.
Ante todo, es preciso tener presente el hecho de que los g a ­
ses salen menos de los cráteres colocados en el vértice de
las montañas que de los pequeños conos de erupción j de
grietas que rodean un número tan grande de volcanes, j
cubren espacios considerables. Comarcas enteras en Islan-
dia, en el Cáucaso, en la meseta de la Armenia, en Java,
en las islas Galápagos, en las de Sandwich, j en la N u e -
va-Zelandia, manifiestan sin interrupción su actividad por
sulfataras, fuentes de nafta j salsas. Las regiones volcá­
nicas estimadas como apagadas pueden considerarse tam­
bién como fuentes de gas, j aunque continúen emitiendo
durante años enteros vapores visibles é invisibles, los cam­
pos de lavas arrojadas de los volcanes, es probable que el
juego silencioso de las fuerzas subterráneas que compo­
nen j descomponen es mas productivo, bajo la relación de
lacantidadj que las erupciones, fenómenos mas grandiosos
-seguramente, pero mas raros. S: se cree deber despreciar
«sos pequeños fenómenos químicos, porque la agregación
de partes insignificantes, relativamente al inmenso volu­
men de la atmósfera, agitada continuamente por corrien­
tes, no podria alterar sensiblemente su constitución primi­
tiva (19), recordaremos la inmensa influencia que, según
las delicadas investigaciones de Percival, de Saussure, de
Boussingault y de Liebig, pueden ejercer tres ó cuatro diez
milésimas de ácido carbónico estendidas por la atmósfera,
sobre la existencia del organismo vegetal. Sábese, por las
investigaciones, igualmente bellas, de Bunsen sobre los
gases volcánicos, que las emisiones de las fallas varían se­
gún los diferentes períodos de su actividad y las circuns­
tancias locales. Las del Hecla, por ejemplo, dan 0,81 á 0.83
de ázoe, y las corrientes de lava de esta montaña desprenden
0,78 , con corta cantidad de ácido carbónico (0,01 á 0,02).
Otras, situadas también en Islandia , cerca de K risu-
vik, cuentan de 0,86 á 0.87 de ácido carbónico, con 0,01
escasamente de ázoe (20). Según el importante trabajo de
Sainte-Claire-Deville y Bornemann , sobre las emanaciones
gaseosas en la Italia meridional y en Sicilia, las exhalacio­
nes de una falla profundamente abierta en el cráter de Vul-
cano, contienen gran cantidad de ázoe (0,98), pero bállanse
también allí vapores sulfurosos, con una mezcla de 74,7 de
ázoe y 18,5 de oxígeno. Esta mezcla no difiere mucbo de
la atmosférica. El gas que se escapa de la fuente Acqua-
Santa, cerca de Catana (21) , es por el contrario ázoe puro,
semejante en un todo al gas que exbalaban los volcancitos
de Turbaco, en la época de mi viaje á América (22).
Toda la cantidad de ázoe que arroja la actividad vol­
cánica en la atmósfera, ¿es introducida en los volcanes por
las lluvias meteóricas, ó existen fuentes de ázoe ocultas en
las profundidades de la Tierra? Conviene recordar á este
respecto que, según mis propias esperiencias, el aire con­
tenido en el agua de lluvia encierra solo 0.69 de ázoe, y
no 0,79 como el aire respirable. El ázoe es un manantial
fecundo de producción para la sal de amoniaco, por medio
de las descargas eléctricas, casi diarias en las regiones tro­
picales (23). La influencia del ázoe sobre la vegetación es
semejante á la del substratum del ácido carbónico de la at­
mósfera.
Al analizar Boussingault los gases de los volcanes pró­
ximos al Ecuador, del Tolima, del Puraz, los volcanes de
Pasto, de Tuqueras y de Cumbal, encontró ácido carbó­
nico y gas hidrógeno sulfurado, con una gran cantidad de
vapor de agua, pero no halló ácido muriático, ni ázoe ó h i­
drógeno en libertad (24). La influencia que el interior del
globo ejerce aun en la actualidad sobre Ja composicion
química de la atmósfera, por sustancias que ha tomado
de ella para devolvérselas bajo otra forma, no es real­
mente mas que una parte insignificante de las revo­
luciones químicas que debe haber sufrido la atmósfera, en
los tiempos primitivos, á consecuencia del levantamiento de
grandes masas roquizas sobre fallas terrestres. Comparando
la profundidad de las hulleras con la capa de carbón que
los bosques mas espesos de la zona templada podrían añadir
al suelo en cien años, y que, según el cálculo de Chevan-
dier, no escede de siete líneas, puede admitirse la hipóte­
sis probable en sí misma de que la envuelta gaseosa de la
Tierra debió contener en otro tiempo una gran cantidad de­
ácido carbónico (25).
E n la infancia de la Geognosia, antes de las ingeniosas
hipótesis de Dolomieu, no se colocaba la fuente de la acti­
vidad volcánica en las formaciones mas antiguas, que se
creia fueran el granito y el gneiss. Algunas analogías de
inflamabilidad, indujeron á pensar durante algún tiempo en
que la fuente de las erupciones volcánicas y las emanacio­
nes gaseosas que son su consecuencia hace muchos siglos,
debe buscarse en las capas sedimentarias de formación mas
reciente que contienen materias combustibles y pertenece-
cen al grupo silúrico superior. Un conocimiento mas gene­
ral de la superficie terrestre, investigaciones mejor becbas
y mas profundas, y especialmente los servicios prestados
á la Geología por los descubrimientos de la Química moder­
na, han esclarecido mucho estas cuestiones. Sábese b o j que
los tres grandes grupos de rocas volcánicas ó eruptivas, el
traquito, el fonolito y el basalto, aunque de edad diferente
y separados uno de otro con gran frecuencia, como gran­
des masas, han salido á la superficie de la Tierra despues
de las formaciones plutónicas, tales como el granito, la
diorita y el pórfiro cuarzoso, y despues de todas las forma­
ciones silúricas, terciarias y cuaternarias ó pleistocenes;
sábese también que á 'menudo atraviesan los lechos dis­
gregados de conglomerados diluvianos y brechas óseas.
Todas estas especies de aberturas distintas se encuentran
reunidas en Auvernia, en un espacio circunscrito, según
ha hecho notar Rozet (26); porque aunque las grandes
masas traquíticas del Cantal, del Mont-Doré y del P u y -
de-Dome atraviesen el granito mismo, y contengan á tre­
chos, por ejemplo entre Vic y Aurillac y sobre el Giou-
de-Mamoii, grandes fragmentos de gneiss y de calcáreo (27),
vése sin embargo también al traquito y al basalto abrir ve­
tas á través del gneiss y las rocas carboníferas de capas
terciarias y diluvianas. El basalto y el fonolito, íntima­
mente unidos entre sí, como lo prueban los Mittel-Gebirge
de Bohemia y las montañas de Auvernia, son de forma­
ción mas moderna que los traquitos, que generalmente es­
tán cruzados de vetas de basalto (28). Pero á su vez el fo­
nolito es mas antiguo que el basalto, en el cual es probable
que no existan vetas, mientras que por el contrario vetas
de basalto existen frecuentemente eu el porfiro esquistoso ó
fonolito. En los Andes de Quito, apenas he encontrado la
formación basáltica lejos de los traquitos que dominan en
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esas montañas, á no ser en el Rio-Pisque y en el valle de
Guaillabamba (29).
Como en la meseta volcánica de Quito se halla todo cu­
bierto de traquito, de conglomerados traquíticos y de tobas,
me dediqué con ardor á buscar un punto desde donde pu­
diera reconocerse sobre cual de las rocas mas antiguas es­
tán colocadas las poderosas montañas en forma de conos y
de campanas, ó , hablando con mas claridad, qué rocas
rompieron. Satisfice mi deseo, el mes de Junio de 1802,
cuando, saliendo deRiobamba Nuevo, de 8,898 pies de al­
tura sobre el océano Pacífico, intenté subir al Tunguragua
por la parte de la Cuchilla-de-Guandisam. Salí del pueblo
encantador de Penipe por el puente de maroma del Rio-
Puela, y me dirigía hácia la Hacienda de Gnansce, situada
solitariamente á 7,440 pies de altura, frente á la unión de
Rio-Blanco y de Rio-Chambo, cerca del lugar donde se
levanta por la parte Sud-Este, una magnífica columnata
de traquito negro semejante al pestein. De lejos, creia es­
tar viendo las canteras basálticas de Unkel. En el Chimbo-
razo, algo mas arriba del estanque de Jana-Cocha, vi co­
lumnas de traquito agrupadas de la misma manera, aun­
que mas altas y menos regulares. Al Sud-Este de Penipe,
la mayor parte de las columnas tienen cinco caras; su diá­
metro es de 14 pulgadas; generalmente presentan inflexio­
nes y son divergentes. Al pie de los traquitos negros de
Penipe, cerca de la embocadura del Rio-Blanco, se ob­
serva un fenómeno inesperado en este punto de las Cordille­
ras: el esquisto micáceo de un blanco verdoso, conteniendo
granates, y mas lejos, al otro lado del pequeño rio panta­
noso de Bascaguan, cerca del Rio-Puela y de la Hacienda
de Guansce, granito de grano medio, con feldespato de un
rojo claro, algo de mica de un verde negruzco, y mucho
cuarzo de un blanco gris, confudiendo probableamente con
el esquisto micáceo. No hay anfibol ni sienita. Los traquitos
‘de T unguragua, semejantes á los del Chimborazo por su
constitución mineralógica, han penetrado también el g ra ­
nito j el esquisto micáceo. Mas lejos, hácia el Sud, algo
al Este del camino que conduce de Riobamba-Nuevo á Gua-
monta y á Ticsan, y hácia el lugar en donde la Cordillera
se separa de la costa, aparecen por doquiera al pie del Al­
tar de los Collanes, del Cuvillan y del Páramo del Hatillo,
las rocas tenidas como primitivas en tiempos anteriores; es
decir, el esquisto micáceo y el gneiss. Antes de la llegada
de los Españoles, y antes también que la^dominacion de los
Incas se estendiese tanto hácia el Norte, dícese que los na­
turales habían esplotado algunos depósitos metalíferos en
las cercanías de los volcanes. Obsérvanse, algo al Sud de
<San Luis, numerosas vetas de cuarzo que atraviesan un es­
quisto arcilloso verdoso. Cerca de Guamota, á la entrada
de la llanura herbosa de Tiocaxa, encontramos grandes
masas de gestellstein ó cuarzito m u j pobre de m ica. c u ja
estructura muestra líneas paralelas bien determinadas, j
de una inclinación de 70° hácia el Norte por lo regular. Mas
Jejos, del lado del Sud, m u j cerca de Ticsan, j á poca
distancia de Alausi, el Cerro Cuello de Ticsan presenta
masas considerables de azufre encajadas en un lecho de
cuarzo, el cual está subordinado á capas adjacentes de es­
quisto micáceo. A primera vista en esta espansion de cuarzo
en la proximidad de volcanes traquíticos h a j algo que
desorienta. Pero los escelentes trabajos que ha hecho sobre
el S a n g a j el geólogo francés, Wisse, confirmaron. 47 años
despues, las observaciones que hice en el Tunguragua, so­
bre la superposición ó mas bien sobre la erupción del tra­
quito á través del esquisto micáceo-j el granito, fenómeno
tan raro en las Cordilleras j tan común en Auvernia.
El Sangaj, 1,260 pies mas alto que el Mont-Blanc. j
completamente falto de corrientes de lava, carácter común
al Stromboli. según Deville, pero que arroja sin interrup-
cion, por lo mecos desde 1728, piedras negras inflamadas
por lo com ún, forma en medio de las capas de granito y
de gneiss, una isla traquítica, que tiene á lo mas dos mi­
llas geográficas de diámetro (30). Los yacimientos del Eifel
presentan, como he notado y a , relaciones completamente
opuestas tanto con respecto á los cráteres de esplosion ó em­
budos de minas del esquisto devoniano, como á las an­
damiadas de donde salen las lavas, según es de ver en la
larga cumbre del Moselberg y del Gerolstein. La superficie
no deja adivinar lo que oculta el interior. La carencia de
traquito en volcanes tan activos, há miles de años, es un
fenómeno aun mas sorprendente. Las escorias del Mosen-
b e rg , que contienen augita, y acompañan en muchos pun­
tos á corrientes de lava basáltica, comprenden también pe­
queños trozos calcinados de esquisto, pero no fragmentos
de traquito. En los alrededores faltan los traquitos. Esta
roca se presenta aisladamente en el Eifel, lejos de los crá­
teres de esplosion y de los volcanes de corrientes de lava (31),
cumo por ejemplo, en Sellberg, cerca de Quiddelbach, y
en la cadena de Reimerath. La variedad de las formaciones
que se descubren en los volcanes, para ejercer su acción
poderosa en la superficie de la corteza terrestre, importa
tanto á la Geognosia como las sustancias mismas arrojadas
por ellos.
Las configuraciones relativas de las andamiadas á tr a ­
vés de las cuales se manifiesta ó pugna por manifestarse la
actividad volcánica han sido también, en estos últimos tiem­
pos, profundizadas y representadas con mas exactitud que
en el siglo precedente. En esta época, la morfología de los
volcanes se limitaba á las montañas en forma de cono ó de
campana; hoy comprende todas las variedades, generalmen­
te m uy complicadas, que pueden ofecerse bajo las mas le­
janas zonas. Conócese de una manera m uy satisfactoria la
estructura, hipsometría y agrupación de gran número de
volcanes, todo lo que el penetrante geólogo Naumann llama
Geotegtónica (32), mientras se lia permanecido en una com­
pleta ignorancia de los detalles relativos á la composicion
de las rocas j á l a asociación de las especies minerales que
caracterizan los traquitos, j llegan á reconocerse cuando es­
tán separadas de la masa principal. Sin embargo, estas dos
ramas de conocimientos, la que se aplica á la configuración
de las armaduras roquizas, j la que tiene por objeto su com
posicion mineralógica, en otros términos la Morfología v ía
Origtognosia de los volcanes, son igualmente necesarias para
abarcar el conjunto de la actividad volcánica. Quizá la ú l­
tima, fundada en la cristalización y el análisis químico debe
considerarse como la mas importante, en razón de sus re­
laciones con las rocas plutónicas, á saber, el pórfiro cuarzí-
fero, el gríinstein y la serpentina. Lo que creemos conocer
del vulcanismo de la Tierra se baila limitado á la configu­
ración de los volcanes (33).
S i , como espero, las ideas que aquí espreso acerca de la
clasificación de las rocas volcánicas, ó para hablar de una
manera mas precisa, sobre la división de los traquitos se­
gú n su composicion, despiertan algún interés, la gloria del
éxito corresponde por completo á mi antiguo amigo Rose.
Las observaciones que tiene hechas en vastas comarcas, y .
por decirlo asi, en el seno de la naturaleza libre, como
la feliz alianza de conocimientos químicos, cristalográficos,
mineralógicos y geológicos, le destinaban á propagar nue­
vas miras sobre el conjunto de los minerales, c u ja asocia­
ción, frecuentemente reproducida aunque diferentemente
combinada, es el resultado de la actividad volcánica. P a r­
ticularmente desde el año de 1834, ha analizado muchas
veces á instancias mias j para complacerme, los fragmen­
tos que habia j o recogido en los volcanes de Nueva-Gra­
nada, de los Pastos, de Quito, j de la meseta mejicana, j
los ha comparado con ejemplares de otras comarcas, con­
servados en el rico gabinete mineralógico de Berlín. En es­
ta época (1810-1811), en que mis colecciones no estaban
todavía separadas de las de mi compañero Bonpland, Buch,
que se encontraba en París, de vuelta de la Noruega y dis­
poniendo su viaje báciaTenerife, b a b ia estudiado esos frag­
mentos al microscopio con una atención estremada. Ya tam ­
bién antes, durante su estancia en Roma con Gay-Lussac,
en 1805, y mas tarde, en Francia, conocía lo que, frente
afrente de los volcanes (Julio 1802), escribí yo en mi
Diario, sobre algunas montañas, y en general sobre la afi­
nidad entre los volcanes y ciertos pórfiros faltos de cuar­
zo (34). Conservo, como un precioso recuerdo, algunas ho­
jas llenas de notas referentes á los productos volcánicos de
las altas llanuras de Quito y de Méjico, que me fueron en­
tregadas por este gran geognosta, hace cerca de 50 años.
Por otra p arte, he tenido ocasion de desarrollar la idea de
que los viajeros no pueden mas que trasportar de una co­
marca á otra la ciencia incompleta de su tiempo (35). Fal­
tan á sus observaciones ideas generales porque guiarse, es
decir, el conocimiento de caractéres distintivos que puede
traer el progreso de la ciencia; las colecciones ordenadas
geográficamente son las únicas que encierran un valor du­
radero.
Restringir, como se hace muchas veces, la denomina­
ción de traquito á las rocas volcánicas que contienen feldes­
pato, particularmente el feldespato vitreo de Werner, la
sanidina de Rose y de Abich, en memoria de las rocas fie
la Auvernia y del Siebengebirge de Bonn, á las cuales
se aplicó por vez primera ese nombre, es romper inútil­
mente el encadenamiento de las rocas volcánicas, y sacri­
ficar las miras elevadas á que conduce este encadenamien­
to. Esta acepción m uy limitada de la palabra traquito au­
torizaría para decir que el E tn a , rico en labrador, no posee
absolutamente traquito; en caso de necesidad mis coleccio­
nes demostrarían que esta roca no existe casi en ninguno de
los innumerables volcanes esparcidos en las Cordilleras, y
que su masa está compuesta de albita. Ahora bien, como
en esta época (1835), todo oligoclase era tenido por albita,
resultaría de aquí, que todas las rocas volcánicas deberían
confundirse en el nombre general de andesita, con que se
designa la albita mezclada con algo de anfibol (36). A imi­
tación mia y según habia hecho bajo la impresión que me
causaron en mis viajes los caractéres comunes á todos los
volcanes, á pesar de las diferencias que puede presentar su
composicion mineralógica, Rose, colocándose bajo un punto
de vista general, ha considerado en su clasificación, á los
traquitos, ortoclase, la sanidina, la anortita de la Somma, la
albita, el labrador y el oligoclase como la parte feldespática
de las rocas volcánicas. Esto por otra parte estaba conforme
con la teoría espuesta por él en su bella Memoria sobre el
grupo de los feldespatos (37). Las denominaciones que tie­
nen la pretensión de ser definiciones introducen mucha os­
curidad en el estudio de las rocas, como también en la Quí­
mica. Yo mismo me he sentido inclinado algún tiempo, á
emplear las espresiones traquito-ortoclase, ó traquito-labra-
dor, ó traquito-oligoclase, y por consiguiente á comprender
el feldespato vitreo o sanidina en el género ortoclase ó feldes­
pato común, en razón á su composicion química. Es cierto
que esos nombres eran sencillos y sonoros; pero su simpli­
cidad misma era causa de error; porque si la denominación
traquito-labrador tiene la ventaja de representarnos al mis­
mo tiempo el Etna y el Stromboli, la de traquito-oligoclase
en su doble é importante relación con la augita y el anfibol,
tiene el inconveniente de establecer una falsa conexion en­
tre las vastas formaciones del Chimborazo y del volcan de
Toluca. La asociación de un elemento feldespático con uno
ú otros dos, es la que en este caso, como en ciertos rellenos*
de filones, determina el carácter distintivo de las rocas.
Doy aquí una clasificación de los traquitos, tal como la
estableció Rose, desde el invierno de 1852, según los cris­
tales que contienen esas rocas, j que se reconocen cuan­
do se los separa. Las conclusiones esenciales de este tra­
bajo, en el cual jamás se confunde al oligoclase con la albi­
ta, son en diez en años anteriores. En esta época Rose había
descubierto, en sus estudios geognósticos sobre los Riesen-
gebirge, que el oligoclase es una parte esencial del granito,
tratando de averiguar si esta sustancia no desempeña el
mismo papel en otras rocas (38). El trabajo de Rose dió por
resultado el importante descubrimiento de que la albita
no es nunca parte constitutiva de ninguna roca (39).
Primera división:— «La masa principal solo contiene
cristales de feldespato vitreo, dispuestos en tablas j de gran
dimensión. El anfibol y la mica, ó faltan en absoluto, ó en­
tran en m u j pequeña cantidad y como partes puramente
accesorias. Pertenecen á esta división: el traquito de los
campos Flegráneos, de que está formado el Monte Olíba­
no, cerca de Pozzuoli; el traquito de Isquia y y de la Tol-
f a , y una región del Mont-Doré, conocido con el nombre
de gran Cascada. Preséntase algunas veces la augita en ios
traquitos del Mont-Doré, en pequeños cristales, pero esto
acontece rara vez (40). En los campos Flegráneos no se la
encuentra nunca con el anfibol, ni con la leucita, de la cual
Hoffmann y j o recojimos algunos fragmentos, Hoffmann
sobre el Lo,go-Averno, cerca del camino de Cumas, j jo ,
en la pendiente del M onte-Nnozo, durante el otoño de
1822 (41). Hállanse en m ajo r j mas grande abundancia
fragmentos disgregados de leucitofiro en la isla Prócida j
en el Scogho-di-S .-M ar lino, que está cerca de ella.»
Segunda división.— «La masa principal contiene a lgu ­
nos cristales de feldespato vitreo, j cierta cantidad de
pequeños cristales de oligoclase, blancos como la nieve.
Estos cristales de oligoclase están'mezclados con regulari-
dad con el feldespato vitreo, y forman una caverna alre­
dedor del feldespato, como se ve con tanta frecuencia en el
granitito de Rose, especie de granito mezclado con feldes­
pato rojo, y sobre todo rico en oligoclase y en mica mag­
nésica, pero sin buella alguna de mica potásica blanca,
que constituye la masa principal del Riesengebirge y de
las montañas del Iser. A veces se encuentran juntos en pe­
queña cantidad el anfibol y la mica; algunas variedades
contienen también augita. Esta división comprende: los
traquitos del Dracbenfels y de la Perlenbardt en los Sieben-
gebirge de Bonn (42); mucbas variedades del Mont-Dore
y del Cantal, así como también traquitos del Asia Menor,
cuyo conocimiento se debe á la actividad del viajero Tcbi-
batcbef; los de Afiun Ivarabisar, renombrado por el cultivo
de la adormidera; de Mebammed-Kjoé, en Frigia; de K a-
jadscyhk y de Donanlar, en Mysia. En esos traquitos, el
feldespato vitreo se mezcla con mucbo oligoclase y un poco
de anfibol y de mica oscura.» *
Tercera división.— «La masa principal de esos traqui­
tos dioríticos contiene mucbos pequeños cristales de oligo­
clase, con alfibol y mica magnésica oscura. En esta divi­
sión entran los traquitos de Egina (43); del valle de Koz-
lenik, cerca de Scbemnitz (44); de N agyag, en Transil-
vania; de Montabaur, en el ducado de Nassau; del S te n -
zelberg y del W olkenburg, en el Siebengebirge de Bonn;
del Puy de Cbaumont, cerca de Clermont en Auvernia, y
del Liorant en el Cantal. Es necesario añadir aun el K as-
begk en el Cáucaso, los volcanes mejicanos de Toluca y de
Orizaba (45), el volcan dePuraz y las magníficas columnas
de Pisoja, .cerca de Popayan, aunque la naturaleza traquíti-
ca de esas columnas pueda sériamente ponerse en duda (46).
Las domitasdeBucli pertenecen también á esta división. En
el traquito blanco de granos finos que forma la masa del Puy-
de-Dome, están empastados cristales vitreos, á los cuales se
lia considerado siempre como feldespato, pero que muestran
estrías én todas ocasiones en las caras de mas fácil esfolia-
cion, j que son en realidad oligoclase; cerca existe el an­
fibol j un poco de [mica. Según las rocas volcánicas que
la coleccion real de Berlin debe á Moelbausen, agregado
en calidad de dibujante y de topógrafo á la Exploring
Expeclition del teniente Whipple, es preciso referir tam­
bién á la tercera división, es decir, á los traquitos dioríti-
cos de Toluca, los traquitos del Mont-Tajlor, entre Santa
Fé del Nuevo-Méjico y Alburquerque, así como los de Cie-
neguilla, en la pendiente occidental de las Montañas Ro-
quizas, en el sitio donde, según las delicadas observacio­
nes de Marcou, cubren la formación jurásica corrientes de
lava negra.» Las mismas mezclas de oligoclase y de anfibol,
que vi sobre la meseta de los Aztecas, en la comarca lla­
mada propiamente Anabuac, aunque no en las Cordilleras
de la América meridional, se vuelven á hallar al Oeste,
y á gran distancia de las Montañas Roquizas y de Zuñi,
cerca del rio Mohave, uno de los afluentes del Rio-Colora­
do (47). Entre las muestras de los traquitos de Java que
debo á la amistad del doctor Ju n g h u h n , hemos reconocido
los caractéres de la tercera división en tres regiones volcá­
nicas: las del B u ru ng-A g ung , de Tjinas y del G u n u n g -
Parang, en el distrito de Batugangi.
Cuarta división.— «La masa principal contiene augita
y oligoclase. A esta clase pertenecen: en Africa, el pico-
de Tenerife (48); en Méjico, el Popocatepetl y el Coli­
ma (49); en la América del S ud, el volcan de Tolima, con
el Páramo de Ruiz; el volcan de Puraz, cerca de Popa-
j a n ; los de Pasto j de Cumbal, á juzgar por los fragmen­
tos recogidos por Boussingault; el Rucu-Pichincha , el An­
tisana, el Cotopaxi, el Chimborazo (50), el Tunguragua,
así como las rocas de traquito que cubren las ruinas del
antiguo Riobamba. Sobre el Tunguragua se encuentran,
al lado de augitas, cristales de uralita de un verde negro,
j de media á cinco líneas de largos, de forma augítica per­
fecta j los planos de esfoliacion del anfibol (51).» Traje del
Tunguragua uno de esos fragmentos con cristales distintos
de uralita que recogí á la altura de 12,480 pies. Rose re­
conoció una diferencia sorprendente entre ese fragmento y
los siete de traquito de mi coleccion; estimando que este
ejemplar recuerda la combinación del esquisto verde ó pór-
firo augítico esquistoso, que liemos visto tan estendido 'en
la vertiente asiática del Ural.
Quinta división.— «Mezcla de labrador (52) y de augi-
ta (53); traquito dolerítico. El Etna, el Stromboli, y se­
gún los escelentes trabajos de Sainte-Claire Deville sobra
los traquitos de las Antillas, la mina de azufre ‘de la Gua­
dalupe, entran en esta categoría, así como los tres circos
que, en la isla Borbon, rodean el pico de Salazu.»
Sesta división.— «Masa principal gris, que contiene
cristales de leucita y de augita, con m u j poca olivina. El
Vesubio j la Somma, los volcanes apagados de Vultur j
de Rocca-Monfina, las montañas de Albano j de Borghetto
pueden servir de ejemplo. En la masa mas antigua que for­
ma los muros j el suelo de P o m p e ja , los cristales de leucita
son mas gruesos j mas abundantes que la augita. Por el
contrario, en las lavas actuales dominan las augitas, j en
general es m u j rara la leucita. La corriente del 22 de Abril
de 1845 suministró, sin embargo, una gran cantidad de
la última (54). En las Tobas del Monte-Somma están em­
pasta dos fragmentos de traquito pertenecientes á la pri­
mera división, j que contienen feldespato vitreo, que son
los traquitos propiamente dichos de Buch. Hállanse tam ­
bién algunos en la capa de pómez que cubre á Pom peja.
Los traquitos-leucitófiros de la sesta división distínguen-
se con mucho cuidado de los traquitos de la primera, aun­
que la leucita se presente también en la parte occidental de
los campos Flegráneos y en la isla de Prócida, como se ha
visto anteriormente.»
El ingenioso autor de esta clasificación de los volcanes,
fundada en la asociación de los minerales simples, no pre­
tende haber agotado las combinaciones que puede ofrecer
la superficie de la Tierra, esplorada hasta hoy de una ma­
nera tan incompleta, bajo el punto de vista de la Geología
y de la Química. De esperar es que lleguen á modificarse
las denominaciones de los minerales asociados, y que se
aumente también el número de las formaciones traquíticas.
Dos caminos parecen conducir á este resultado : los progre­
sos de la Mineralogía, en tanto se aplique á distinguir es­
pecíficamente los minerales, según su forma y composicion
química, y el aumento de las colecciones tan imperfectas
ordinariamente y recogidas sin objeto las mas de las veces.
Aquí, como en todos los casos en que las consideraciones
cosmológicas no pueden elevarse á leyes generales sino á
condicion de comparar un vasto conjunto de fenómenos, es
necesario partir del principio de que, lo que creemos saber,
según el estado actual de las ciencias, no es mas que una
parte m uy insignificante de lo que nos tiene reservado el si­
glo venidero. No faltan medios de acelerar la adquisición
de esos conocimientos; lo que esencialmente necesitamos
para esplorar la parte traquítica levantada deprimida ó
grietada de la superficie terrestre que no cubre el Océano,
es la aplicación de métodos propios para agotar tal asunto.
Volcanes m u y próximos entre sí y que presentan la
misma forma y las mismas andamiadas, parecidos en fin
bajo todas las relaciones geotectónicas, roban frecuente­
mente á la composicion y á la asociación de los minerales
agregados un carácter individual m uy diferente. A lo largo
de la falla trasversal que une los dos mares, de Este á
Oeste, y corta la cadena de montañas, ó mejor dicho, el
levantamiento montañoso, que sigue sin interrupción la
dirección de Sud-Este á Nor-Oeste, se suceden en el or­
den siguiente: el Colima (11,262 pies de altura), el Joru­
llo (4,002 pies), el Toluca (14,232 pies), el Popocatepetl
^16,632 pies) j el Orizaba (16,776 pies de altura). Los vol­
canes que se siguen inmediatamente no presentan la misma
composicion característica; los mismos traquitos se repro­
ducen alternativamente. El Colima j el Popocatepetl están
formados de augita mezclada con oligoclase, y muestran
por consiguiente el traquito del Chimborazo y de Tenerife.
El Toluca y el Orizaba están compuestos de una mezcla de
oligoclase y de anfibol, que es la roca de Egina y de Iío-
zelnik. El último de los volcanes conocidos, el Jorullo, que
es apenas una gran colina de erupción, consiste casi úni­
camente en lavas que se asemejan al basalto y al pestein,
la m ajor parte de las cuales están escorificadas. El traquito
que lo constituje, se asemeja mas al traquito de Toluca
que al del Colima. Estas consideraciones sobre los caractéres
individuales que presentan, bajo el punto de vista de la
composicion mineralógica, volcanes próximos entre sí, im­
plica la desaprobación de la desgraciada invención con que
se ha intentado designar una especie de traquito bajo un
nombre tomado á una cadena de montañas, en parte volcáni­
ca, que no tiene menos de 1,800 millas geográficas de lon­
gitud. El nombre de calcáreo jurásico, que he sido el primero
en introducir (55), no presenta inconvenientes, porque está
sacado de una roca simple j sin mezcla, j de una cadena
de montañas c u ja edad se halla indicada por la superposi­
ción de los restos orgánicos. No pueden hacerse tampoco
objeciones á los nombres de montañas aplicados á formacio­
nes traquíticas. Nada impide por ejemplo llamar traquitos
de Tenerife ó del Etna á combinaciones determinadas de
oligoclase ó de labrador. Mientras se ere j ó deber reconocer
albita en las m u j diferentes especies de feldespato que ca­
racterizan los traquitos de los Andes, cada roca de aquellas.
en que se suponía existir albita, recibía el nombre de an­
desita. Hallo por vez primera, en una importante Memo­
ria publicada por Bucli á principios de 1835, sobre los crá­
teres de levantamiento y los volcanes, el nombre de ande-
sita, con la siguiente precisa definición: la andesita está
formada por el predominio de la albita, con algo de anfi­
bol (56). La manía de ver por doquiera albita duró cinco
ó seis años. basta el momento en que, á consecuencia de
esperiencias mas profundas y renovadas sin prevención, vió-
se que las albitas traquíticas eran oligoclase (57). Rose llegó
á dudar que se presente la albita en esas rocas como parte
esencial, de donde resultaría que la andesita, aun despues
de la idea que de ella se tenia en otro tiempo, faltaría en
la cadena de los Andes. ,
La composicion mineralógica de los traquitos se cono­
cerá imperfectamente siempre que los cristales empastados
á la manera de los pórfiros no se separen de la masa prin­
cipal , para estudiarlos y medirlos aisladamente, y mien­
tras estemos reducidos á las relaciones numéricas de las
tierras, álcalis y óxidos de metales, tales como los revela
el análisis, y al peso específico de la masa por analizar,
que en apariencia es amorfa. Para obtener un resultado
seguro y convincente, es necesario examinar independien­
temente la masa principal, y los elementos esenciales, bajo
el doble punto de vista de la Orictognosia y de la Química.
Esto es lo que se ba hecbo con los traquitos del pico de Te­
nerife y los del Etna. La hipótesis de que la masa princi­
pal está compuesta de las mismas partes imperceptibles por
su pequenez que reconocemos en los grandes cristales, pa­
rece de gran fundamento, porque, como antes hemos vis­
to en el ingenioso trabajo de Deville, la masa principal
que parece amorfa presenta ordinariamente mas ácido síli­
ce del que debería suponerse, dada la naturaleza del fel­
despato y de las demás partes visibles. En los leucitófiros,
existe, como observa Rose, un contraste sorprendente en
cuanto á la naturaleza del álcali dominante, entre las leu-
citas diseminadas con potasa por base, j la pasta misma que
apenas contiene mas que sosa (58).
Pero al lado de. estas asociaciones de augita j de oli­
goclase, de augita y de labrador, de anfibol y de oligo­
clase , introducidas en la clasificación de los traquitos que
hemos adoptado, y que forman sus principales caracteres,
h a j todavía en cada volcan, otras partes fáciles de recono­
cer, que no son esenciales, y c u ja presencia ó ausencia
constante en montañas volcánicas, m u j aproximadas por
lo general, es un fenómeno sorprendente. La aparición rara
ó frecuente, en el mismo laboratorio, de un elemento par­
ticular, depende probablemente de diferentes condiciones:
de la profundidad á que nace la sustancia, de la tempe­
ratura , de los grados de fluidez j del enfriamiento mas
lento ó mas rápido. La asociación específica ó la falta de
elementos determinados está en contradicción con ciertas
teorías, por ejemplo, con el origen supuesto de la pómez
proviniente del feldespato vitreo ó de la obsidiana. Estas
consideraciones que no datan de h o j j que se iniciaron á
fines del siglo x v i i i , cuando se comparaban los traquitos
de Hungría con los del pico de Tenerife, fueron objeto
de mi atención durante muchos años en Méjico j en las
Cordilleras de los Andes, como lo acreditan mis Diarios.
Merced á los nuevos é incontestables progresos de la Litolo-
gía, las especies minerales que habia determinado de un
modo incompleto durante mi viaje, han podido serlo de una
manera mas profunda j mas cierta, á consecuencia de las
investigaciones orictognósticas á que se dedicó Rose d u ­
rante muchos años, sobre mis colecciones.
M ICA .

La mica magnésica negra ó verde subido abunda mu­


cho en los traquitos del Cotopaxi, á 2 ,2 6 3 toesas de altura,
entre Suniguaicu y Quelendaña, como también en las can­
teras de Guapulo y, de Zumbalica, situadas al pié del Co­
topaxi, y sin embargo,, á cuatro millas de la montaña (59).
Los traquitos del volcan de Toluca son ricos también en
mica magnésica, que falta en el Chimborazo (60). Hanse
presentado las micas en gran cantidad en nuestro conti­
nente: en el Vesubio, en las erupciones de 1821 á 1823,
según testimonio de Monticelli y de Covelli; en el Eifel,
en las antiguas bocas volcánicas del Laacher-See (61); en
el basalto de Meronitz, de la montaña margosa de Kau-
sawer, y sobre todo del Gamaya, uno de los vértices del
Mittelgebirge de la Bohemia (62). Son mas raras en el fo­
nolito y en la dolerita del Kaiserstuhl, cerca de Fribur-
go (63). Es de notar que no solo la mica potásica blanca, que
generalmente tiene dos ejes, no se forma jamás en los tra­
quitos y las lavas de los dos continentes, sino que la única
mica que contienen esas rocas es la magnésica, de color pro­
nunciado, y generalmente de un solo eje. Esta producción
esclusiva sé estiende á otras muchas rocas eruptivas y p i ­
tónicas: al basalto, al fonolito, á la sienita y también al
granitito; el granito propiamente dicho, contiene al mis­
mo tiempo la mica potásica blanca y la mica magnésica ne­
gra ó blanca (64).

FELDESPATO VITREO.

Esta especie de feldespato, que juega un papel tan im­


portante en la actividad de los volcanes europeos, entre los
traquitos de ia 1.a y de la 2.a división, por ejemplo, en Is-
quia, en los campos Flegráneos y el Siebengebirge de Bonn,
parece faltar absolutamente en el nuevo continente, á los
traquitos de los volcanes activos. Esta particularidad es
tanto mas notable, cuanto que el feldespato vitreo ó sani-
dina pertenece esencialmente á los pórfiros mejicanos de
Moran, de Pachuca, de Villalpando y de Acaguisotla , los
cuales son ricos en plata y carecen de cuarzo: los primeros
de entre estos traquitos se refieren á las obsidianas del J a ­
cal (65).

a :\F ib o l y a u g it a .

Al caracterizar las seis divisiones de los traquitos, he­


mos indicado antes que las mismas especies minerales que
son partes esenciales en ciertas rocas, por ejemplo, el anfl-
bol en la roca de Toluca, de la 3.a división, no aparecen en
otras, en la roca del Pichincha ó del Etna, por ejemplo, que
pertenecen á la 4 .a y á la 5.a división, sino aisladamente y
de una manera esporádica. He encontrado, aunque en pe­
queña cantidad, anfibol, en los traquitos del Cotopaxi, del
Rucu-Pichincha, del Tunguragua y del Antisana al lado-
de la augita y del oliglocase, pero apenas si le hallé
unido á esas dos rocas en el Chimborazo, hasta la altura de
18,000 pies. Entre los numerosos fragmentos que he traída
del Chimborazo, solo en dos he reconocido el anfibol, v tam­
bién en m u j pequeña cantidad. Cuando las erupciones del
Vesubio de 1822 y 1 8 5 0 , formáronse simultáneamente,
por efecto de los vapores que salían de las grietas, augita
y cristales de anfibol, de 9 líneas de largos próximamen­
te (66). En el E tna, el anfibol pertenece especialmente k
las lavas antiguas, según ha hecho observar Sartorius de
altershausen. Como el notable mineral m u j estendido
por el Asia occidental y muchos puntos de Europa, que llama
TOMO IV. v».;
Rose uralita, se aproxima mucho, por su estructura y
cristalización al anfibol y á la augita (67), indicaré aquí
que la presencia de los cristales de uralita ba sido compro­
bada por primera vez en el nuevo continente por Rose , en
un fragmento de traquito que j o arranqué á 3,000 pies
bajo la cumbre del Tunguragua.

LEUC ITA .

Las leucitas, que. en Europa, corresponden esclusiva-


mente al Vesubio, á la Rocca Monfina, á las colinas de Al-
bano cerca de Roma, al Kaiserstulil en Brisgau y al E i­
fel, donde se presentan, al Oeste del Laacher-See, bajo la
forma de pedruscos y no de rocas m siin , como en el Burg-
berg cerca de Rieden. no han sido halladas hasta aquí en
ninguna de las montañas volcánicas del nuevo continente,
ni en Asia. Buch reconoció en 1798, que dicha roca se
muestra generalmente alrededor de los cristales de augita,
y la ha descrito en unaescelente Memoria (68). Los crista­
les de augita alrededor de los cuales se forma la leucita,
según observa este gran geólogo, rara vez faltan; sin
embargo en ocasiones, parece que están reemplazados
por un pequeño núcleo ó un fragmento de traquito. La
desigual fusibilidad del núcleo y de la leucita que le rodea
es verdadera objecion contra la esplicacion que se ha dado
de la manera como se forma la envuelta. Según Scacchi,
las leucitas disgregadas ó mezcladas á las lavas abundaban
mucho en las recientes erupciones del Vesubio de 18*22.
1828, 1832, 1840 y 1847.

OI.IVIXA.

Preséntase la olivina en o*ran cantidad en las anticuas


O' o

lavas del Vesubio, particularmente en el leucitofiro de la


Somma (09). El Arso de Isquia, en la erupción de 1301,
arrojó considerable masa de olivina mezclada con feldespato
vitreo, mica oscura, augita verde y hierro magnético. Di­
cha roca abunda también mucho en los volcanes de cor­
rientes de lava del Eifel, como por ejemplo, en el Mosen-
berg, al Oeste de Manderscheid (70), y en la parte Sud­
Este de la isla de Tenerife, despues de la erupción de lava
de 1704. Pero yo la he buscado activa aunque inútilmente,
en los traquitos de los volcanes de Méjico, de la Nueva-
(Iranada y de Quito. Las colecciones de Beriin poseen, co­
mo muestras de, 4 volcanes solamente (el T unguragua, el
Antisana, el Chimborazo y el Pichincha), 68 fragmentos
de traquito, de los cuales 48 fueron traídos por mí y 20 por
Boussingault (71). En los basaltos del Nuevo-Mundo, se
encuentra la olivina unida á la augita, casi con tanta fre­
cuencia como en Europa; pero los traquitos negros basál­
ticos del Yana-Urcu, que se levanta cerca de Calpi, al pie
del Chimborazo (72). así como los misteriosos escombros
llamados la reventazón del xolcan de Ansango (73) , no con­
tienen olivina. Solo en la gran corriente de lava de color
negruzco, cuya superficie arrugada, escorificada é hin­
chada presenta el aspecto, de coliflores, y que seguimos
para llegar al cráter del volcan del Jorullo, es donde he­
mos encontrado algunos granos pequeños de olivina (74).
Su rareza tan general en las lavas recientes y la mayor
parte de los traquitos sorprende menos, cuando se recuerda
que, por esencial que pueda ser esta sustancia para la
formacion de las masas basálticas. Nidda y Sartorius de
«/

Waltersliausen afirman que no siempre es fácil distinguir


el basalto sin olivina del basalto rico en olivina, en Islandia
y e n el Rboengebirge bávaro. En otro tiempo se acostum­
braba á designar al primero con el nombre de trapp y de
wacka: despues.se le ha llamado anemasita (75). Las oli—
vinas llegan á tener algunas veces en los basaltos de Ren-
tiereSj en Auvernia, el grueso de la cabeza de un hom­
bre ; hállaselas también en las canteras de U n k e l, objeto
de los primeros estudios de mi juventud , que tienen por lo
menos 6 pulgadas de diámetro. La hermosa roca de Elfda-
len en Suecia, cu jo s fragmentos, mezcla granular de hi-
persteno j de labrador, se pulen con frecuencia j describió
Bercelius como sienita, contienen igualmente algo de d i ­
vina (76). Encuéntrase tam bién, aunque en menor canti­
dad, en el fonolito del Pico de Griou (77). Según Stroma-
j e r , la divina va constantemente acompañada de nickel;
Rumler ha encontrado también en ella arsénico, metal que,
según los últimos descubrimientos, existe en tan gran nú­
mero de fuentes minerales j aun en el agua del mar ^78).
En otra parte he señalado la presencia de la olivina en las
piedras meteóricas (79) j en las escorias artificiales ana­
lizadas por Sefstroem (80 .

OBSIDIANA.

Cuando en la primavera j el verano de 1799, disponía


en España mi viaje á las islas Canarias, la opinion domi­
nante entre ios mineralogistas de Madrid, Hergen, don
José Clavijo j otros, era la de que la piedra pómez está
compuesta únicamente de obsidiana. Fundábase esta hipó­
tesis en el estudio de las magníficas colecciones geognósti-
cas procedentes del pico de Tenerife, j en la comparación
que se habia hecho de dichas colecciones con los fenómenos
observados en H ungría, por mas que estos fenómenos se
interpretaran por lo general en aquella época según las mi­
ras newtonianas de la escuela de Freiberg. Las dudas que
produjeron mis observaciones en las islas Canarias, en las
Cordilleras de Quito j en los volcanes mejicanos, sobre la
insuficiencia de dicha teoría (8 1 \ me inspiraron la idea de
someter al mas sério exámen dos grupos de fenómenos: de
una parte, la diferencia general de las sustancias contenidas
en las obsidianas y en las piedras pómez; de otra, la asocia­
ción mas ó menos frecuente ó completa separación de esas
dos rocas, en las andamiadas de volcanes activos y cuidado­
samente analizados. Mi Diario está lleno de datos sobre este
asunto; y en cuanto á la determinación específica que ten­
go hecha de las especies minerales que entran en la com­
posicion déla obsidiana y de la piedra pómez, confirmada
está por las últimas y repetidas investigaciones de mi labo­
rioso y benévolo amigo Rose.
En la obsidiana, como en la piedra pómez, preséntase
el feldéspato vitreo y el oligoclase; y aun muchas veces van
ambos unidos. Pueden citarse como ejemplos, poruña parte,
las obsidianas de Méjico, recogidas por mí en el Cerro de
Jas N axajas, en la vertiente oriental del Jacal; las de Chico,
que contienen gran número de cristales de mica; las de Zi-
mapan, al Sud-sudeste de Méjico, donde se ven mezcladas
con distintos pequeños cristales de cuarzo; por otra parte las
piedras pómez del Rio-Mayo, en el camino que conduce de
Popayan á Pasto, y las del volcan apagado de Sorata, cerca
dePopayan, pueden igualmente servir de muestra. Las can­
teras subterráneas de piedra pómez, próximas al Llatacun-
ga, contienen mucha mica, oligoclase y anfibol, cosa que es
m uy rara en la pómez y en la obsidiana (82). Háse visto
sin embargo anfibol en la pómez del volcan de Arequipa.
El feldespato común ú ortoclase no se presenta jamás en la
pómez juntamente con la sanidina; tampoco va acompañado
de augita. Existe en la Somma, aunque no en el cono mis­
mo del Vesubio, pómez que contiene masas terrosas de car­
bonato de cal. Pompeya está sepultada bajo esta notable va­
riedad de pómez (83). Las obsidianas son raras en las ver­
daderas corrientes de lava; apenas si se hallan mas que en
el pico de Tenerife, en los volcanes de Lípari y de Vul-
cano.
Si pasamos ahora á examinar la asociación de la obsi­
diana y de la piedra pómez en un mismo volcan, los hechos
que se han observado son los siguientes: el Pichincha, tie­
ne grandes campos de piedra pómez y carece dé obsidiana;
el Chimborazo no presenta ni obsidiana ni piedra pómez;
tampoco el Etna, cuyos traquitos están sin embargo com­
puestos de diverso modo, y contienen labrador en vez de oli­
goclase. He observado también la carencia de piedra pómez
y de obsidiana en la ascensión al Tunguragua. El volcan
de Puraz, cerca de Popayan, tiene mucha obsidiana, mez­
clada con sus traquitos, y jamás ha producido pómez. Las
inmensas llanuras en que se levantan el Ilinissa, el Car-
guairazo y el Altar están cubiertas de piedra pómez. Las
canteras de Llactacuoga, las de Huichapa al Sudoeste de
Querétaro, como también los montones de pómez que cos­
tean el Rio Majo (84), los de Tschegem en el C-áucaso (85]
y de Tollo en Chile (86), situados todos á distancia de ar­
mazones volcánicas en actividad, pertenecen á mi modo de
ver á los fenómenos eruptivos que la superficie plana de
la Tierra produce á través de las aberturas que la sur­
can. Otro volcan chileno, Antuco (87), del cual ha dado
Pceppig una preciosa y sabia descripción, arroja también,
como el Vesubio, cenizas y rapilis m uy finos, pero no pie­
dras pómez, ni rocas vitreas semejantes á la obsidiana.
Vemos formarse la piedra pómez en traquitos compuestos
m uy diversamente sin obsidiana ni feldéspato vitreo. El in­
genioso Danvin ha notado que no existe señal alguna de
piedra pómez en todo el archipiélago de los Galápagos.
Además hemos ya hecho observar que el poderoso volcan
de Mauna-Loa, en las islas Sandwich, y los volcanes del
Eifel, que arrojaron en otro tiempo corrientes de lava, ca­
recían de conos de cenizas (88). Aunque la isla de Java
contiene una hilera de mas de 40 volcanes, 2*3 de los cuales
permanecen aun activos, Junghuhn no pudo descubrir mas
que dos puntos, situados sobre elGunung-G untur cerca de
Bandong j de la gran montaña de Tengger, en donde se
hayan formado masas de obsidiana (89). No es probable
que esta obsidiana llegara á ser origen de una combina­
ción de piedra pómez. Los mares de arena (Dasar) que es­
tán á una altura media de 6,500 pies sobre el Océano, no
se hallan cubiertos de pómez, sino de una capa de rapilis
que se han descrito como fragmentos de basalto semi-vitri­
ficado y semejantes á la obsidiana. El cono del Vesubio, que
jamás ha producido pómez, arrojó, del 24 al 28 de Octubre
de 1822, una capa, de 18 pulgadas de espesor, de cenizas
arenosas y de rapilis traquíticos pulverizados, que nunca se
confundieron con la pómez.
Las cavernas y las cavidades vesiculares de la obsidia­
na, en las cuales se han formado cristales de olivina, debi­
dos probablemente á la precipitación de los vapores, como
sucede en Méjico, por ejemplo, en el Cerro del Jacal, con­
tienen frecuentemente, en ambos hemisferios, otras sustan­
cias, que parecen indicar su origen y sus modos de forma­
ción. En los puntos de m ajor anchura de esas cavernas
prolongadas y por lo general m u j regularmente paralelas,
existen fragmentos de traquito terroso semi-descompuestos.
El vacío se prolonga al reducirse, como unu especie de cola>
cual si el calor volcánico hubiera desarrollado, en la masa
todavía pastosa, un fluido elástico gaseoso. Este fenómeno
habia llamado poderosamente la atención de Buch en 1805 >
cuando este sábio geólogo visitó en Nápoles con Gaj-Lussac
j conmigo, la coleccion mineralógica de Thomson (90). El
crecimiento de la obsidiana por el fuego que habia sido j a
observado en la antigüedad griega (91), tiene ciertamente
por causa un desarrollo de gas análogo. Según Abich , las
obsidianas se trasforman tanto mas fácilmente por la fusión
en piedras pómez celulares, de hebras no paralelas, cuanto
mas pobres son en ácido silíceo j mas ricas en álcalis. Si el
crecimiento debe atribuirse únicamente á la volatilización
de la potasa ó del ácido clorídrico, cosa es que no se sabe
ciertamente según los trabajes de Rammelsberg (92 . Fenó­
menos de crecimiento que presenten las mismas apariencias
que los traquitos ricos en obsidiana y en sanidina, los ba­
saltos porosos y los amigdaloides, el pestein, la turmalina y
la piedra de chispa, que pierde su color oscuro , pueden re­
conocer causas m uv diferentes, seg-un
' o
las sustancias. E s ­
periencias exactas y limitadas á los fluidos gaseosos, espe­
riencias esperadas por tanto tiempo y tan en vano, llegarán
á dar por resultado un engrandecimiento inapreciable en la
geología química de los volcanes, á condicion de tomar en
consideración el efecto del agua de mar en las formaciones
submarinas y la cantidad de hidrógeno carburado conteni­
do en las sustancias orgánicas con aquella mezcladas.
Los hechos que he reunido al final de este tomo, á saber:
la enumeración de los volcanes en que existe piedra pómez
sin obsidiana, ó mucha obsidiana sin piedra pómez, y la
asociación m uy notable pero inconstante y m u y variada, de
la obsidiana y la pómez con algunos otros minerales, me
han convencido durante mi estancia en las Cordilleras de
Quito, de que la formacion de la pómez resulta de un fenó -
ilieno químico que puede producirse en traquitos diversa­
mente compuestos, y que no supone necesariamente la in­
tervención ó la preexistencia de la obsidiana en grandes
masas. Las condiciones en que puede verificarse un fenó­
meno semejante, en vasta escala, dependen menos, lo repi­
to, de la diferencia de las sustancias que de la gradación
del calor, de la presión determinada por la profundidad, de
la fluidez y de la duración de la solidificación.
Los raros y memorables fenómenos que presentan las
inmensas canteras de piedra pómez, aisladas, bajo la super­
ficie de la Tierra, de toda andamiada volcánica, es decir de
montañas de figura de cono ó de campana, me inducen á
congeturar que una parte considerable de las rocas volcá­
nicas, quizá también la mas voluminosa, no se ba abierto
camino á través de esas andamiadas, sino á través de la red
de fallas de que está surcada la superficie terrestre, de don­
de se ban estendido en capas por espacios de muchas millas
cuadradas (93). A estas rocas pertenecen también probable­
mente las masas antiguas de trapp. de la formación silúrica
inferior, que cubren la parte Sudoeste de Inglaterra, y de
las cuales mi noble amigo Murchisson, ha dado una deter­
minación cronológica m uy exacta; trabajo que ha con­
tribuido notablemente al conocimiento de la estructura geo­
lógica del globo y dado á este estudio un carácter mas
elevado.
NOTAS..
H e m o s s upr im id o la cifra de las c e n t e n a s en la i n d i c a c i ó n n u m é r ic a de las no tas; en
\ e z de 115, por e j e m p l o , h e m o s p u e s t o s e n c i l l a m e n t e 15. Est a s u p r e s ió n no p u e d e o c a ­
s io n a r co n fu sio n , to d a v e z qu e al n ú m e r o de llam ada está u n id o el d e la p á g in a c o r r e s ­
p on diente.
NOTAS.

(1 ) P a g . 2 . — V é a s e E l Cosmos, t. JII, p. 4 - 9 .

(2) Pág. 2 .— I d . , t. I, p. c,G-i6:>.


( 3 ) P a g . 3 . — I d . , t. III, p . o 7 9 ,

( 4 ) P a g . o .— I d . , t , I, p . í G -5 2 ; t. III, p. 1 , 1 1 , 2 0 - 2 4 , 1 8 0 y o 0 3 .

(3 ) P a g . o . — I d . , t. III, p . 4 3 7 .

( 6) P á g . ¡i— I d . , t. 1, p. 11 7 y 3 7 7 .

( 7 ) P á g . {j.— I d . , I. III, p . 3 8 S y 3 8 9 .

(5) P á g . (¡.— A r i s t ó t e l e s , Physicce Auscultaiiones, I. 111, c . 1 , p . 200,.


ed. de B ek k er.

( 9 ) P á g . tí.— A r i s t ó t e l e s , de Generatione et C orruptione, 1. I, c . 1,


p. 314, B ek k er.

(10) P á c \ 7 .— L aplace, Esposicion del Sistema del M undo, p. 3S4; ('as­


mo*, t. NT, p. 2 0 y 2 2 1 .

(11) P á g . 1 1 . — Cosmos, t. III, p. 2 30; véase t a m b i é n t. II, p . 4 3 3 y


4G 7-Í69.

(12) P á g . I I . — A r i s t ó t e l e s , de A n im a , 1. 11, c . 1:, p . 4 1 2 , A 1 4 , B e k k e r .

( 1 3 ) P á g . l í . — A r i s t ó t e l e s , de Partibus A n im a liu m , 1. I V , c . o , p. (>8 h


A 1 2 , ¿ H is to r ia A n im a liu m , 1. V I I I , c . 1 , p . 5 8 8 , A 4 , E e k k e r .

(lí) Pág. 1 ;>.— « L a l e y d e l a a t r a c c i ó n r e c íp r o c a a l c u a d r a d o d e la


d i s t a n c i a e s la d e l a s e m a n a c i o n e s q u e p a r t e n d e u n c e n t r o ; l e y q u e p a ­
rece r e g u la r tod as la s fuerzas c u y a a c ció n se p ercibe á distan cias s e n ­
s i b l e s , c o m o se h a r e c o n o c i d o en la s fuerza s e lé ctr ica s y m agnéticas.
U n a d e l a s p r o p i e d a d e s n o t a b l e s d e e s t a l e y e s q u e , si l a s d i m e n s i o n e s
d e tod os los cuerpos del U n iv e r so , sus d istan cias m u tu a s y sus v e lo c i­
d a d es lle g a r a n á crecer ó á d ism in u ir p r o p o r c io n a lm e n te , describ irían
'Curvas e n t e r a m e n t e s e m e j a n t e s ;i l a s q u e d e s c r i b e n : de s u e r t e q u e e l
U n i v e r s o , red ucid o asi s u c e siv a m e n te h a sta el m as p eq u eñ o esp acio
im a g in a b l e , ofrecería siem p re las m is m a s a p a r ie n c ia s á lo s o b s e r v a d o r e s.
E sta s aparien cias son por t a n to i n d e p e n d i e n t e s d e las d i m e n s i o n e s d e l
U n iv e r so , c o m o , en v irtu d de la l e y de la p r o p o r c io n a lid a d de la fuerza
á la v e lo c id a d , son in d ep en d ien tes d el m o v im ie n to a b so lu to qu e puede
h a b e r e n e l espacio.)? La p la c e , Exposición dpi Sistema del M undo, ?>.a e d . ,
p . 38:>.

(l.'j) Páu'. 17 — G a u s s , Bcslimmung des Breitenuntenchiedes zwhchen den


Slernivarten von Gcettingcn und A lio n a , 1 8 2 S . p. 7 3 . P o r u n s i n g u l a r e f e c t o
«le la c a s u a l i d a d , e s n e c e s a r i o m e n o s d e ’ la a n c h u r a d e u n a m a n o para
q u e lo s dos O bservatorios estén exactam ente c o l o c a d o s en el m i s m o
m erid ian o.

(1G) P a g . 1 7 .— B essel, ueber den Einjluss der Unrcgelmit’ssigkeilen der


F ig u r der Erde a u f geodwtitche Arbeiten und iltre Vergleiehung m il aslrono-
misrhen Bestimmungen, e n las Astronomische Nnchrichten d e S c h u m a c h e r ,
1. X I V . n .0 3 2 9 , p. 2 7 0 . V é a s e t a m b i é n l í e s s e l y B i e y e r . Gradmessuug in
Oaípreussen. 1 8 3 8 , p. -1 27-4 52.

(1 7 ) P á g . 1 8 . — B e s s e l , ueber den Einjluss der Veramderungen des Erd-


Juerpers a u f die Polhcehen, en la C o l e c c i o n de L i n d e n a u y d e B o h n e n b e r -
g e r . t i t u l a d a Zeitsrhrifl f ü r Aslronomie. t. V . 1818, p. 2 9 . E l p e s o d e la
T ie r r a e s p r e s a d o e n lib r a s = 9.99o x U>21: el d e la m a s a = 9 57 x 1 0 14.

(18) P á g . 1 8 .— D e sp u e s de las in d a g a c i o n e s t e ó r i c a s de e s t e t i e m p o
■vinieron l a s d e M a e l a u r i n , C l a i r a u t y A l e m b e r t . L e g e n d r e y L aplace.
A l o s t r a b a j o s d e e s ta ú l t i m a é p o c a d e b e a ñ a d i r s e el t e o r e m a form ulado
p o r J a e o b i en 1 8 3 4 . d e q u e l o s e l i p s o i d e s d e tr es e j e s d e s i g u a l e s p u e d e n
s e r . ba jo c ie r t a s c o n d i c i o n e s , f i g u r a s d e e q u i l i b r i o , lo m i s m o que lo s
d o s e lip s o id e s de r e v o lu c ió n prop u estos a n te r io r m en te. L éase la M em o­
r ia del a u tor, a r reb atad o tan p r e m a tu r a m e n te á sus a d m ir a d o r e s y a m i ­
g o s , en la C o leccio n de P o ggen d orff. Ai) nal en der Physik un d Chemie,
t. X X X I I I . 1 8 3 4 . p. 2 2 9 - 2 3 3 . *

(19) P á g . 1 9 — La prim era com paración ex a cta d e m u ch a s m ed id a s


<le g r a d o d a t a d e l s i g l o X I X . y f u e e j e c u t a d a e n A b o por W a l b e k , q u e
c o m p r e n d i ó e n e s t e t r a b a j ó l a m e d i d a d e g r a d o t o m a d a s o b r e la m e s e t a de
Q u i t o , d o s r e c o c i d a s e n l a s I n d i a s O r i e n t a l e s , u n a e n F r a n c i a , otra en
I n g la t e r r a y o tr a m a s r e c i e n t e en L a p o n i a . D i c h o s a b i o h a l l ó c o m o v a l o r
m edio del aplan am iento 1 302,781 , y pa ra el g r a d o d e un m erid ia­
n o ¡>7,0 0 9 1 , 7 5 8 . D e s g r a c i a d a m e n t e su M e m o r i a De forma et m agniíudine
Telluris n o h a a p a r e c i d o c o m p l e t a . A n i m a d o p o r la respetable i n v i t a c i ó n
<le ( i a u s s , S e liin ic ll lia e m p e z a d o de n u e v o y m ejora d o el t r a b a jo d e
W a lb ek , atendiendo á las p o te n c ia s m as e le v a d a s d el a p la n a m ie n t o ,
t a n t o c o n f o á la s a l t u r a s p o l a r e s o b s e r v a d a s e n l o s p a n t o s i n t e r m e d i o s ,
y hacien do entrar en s u c o m p a r a c i ó n la m e d i d a d e g r a d o e j e c u t a d a
•en I l a n u o v e r , y la q u e B i o t y A r a g o l ia n p r o l o n g a d o h a s t a la isla d e
T o rm en tera . L os r esu lta d os de e sta s in v e s t ig a c io n e s , p e r fec cio n a d o s poco
á p o c o , h a n a p a r e c i d o bajo tres f o r m a s d i f e r e n t e s : e n e l l ib r o d e G a u s s .
fieslimmung der Breitenunterschiede von Gcsttingen und A liona, 1 8 2 $ , ( p . S2);
n i e l de S c h m i d t , Lehrbuch der mathemalischen und physischcn Geographie-
1^29 ( 1 . a p a r t e , p . 18¡1 y 1 9 Í - 1 9 9 ) ; y , e n fi n , e n la I n t r o d u c c i ó n de o s l a
obra (p . v ) . El últim o resultado da para e l grado de un m eridia­
n o 3 7 , 0 0 8 1 ,C o 5 . p a r a el a p l a n a m i e n t o ^ prim er tr a b a jo de
B e s s e l fu e in m e d ia ta m e n te p r e ced id o d e l im portante escrito de A ir y :
F igure o f the E a rlh , p u b l i c a d o en 1 83 0 e n l a Encyrlopcedia metropolitana
(p. 2 2 0 y 2o!) d e la e d . de 1 8 Í 9 ) , y q u e da para la m i ta d d e l e je p o ­
lar 2 0 . 8 3 3 , 8 1 0 pies in g leses = 2 6 1 , 1 6 3 . 7 t o e s a s : p a r a la m i t a d dol
o je e c u a t o r i a l 2 0 . 9 2 3 . 7 1 3 p i e s i n g l e s e s = 3 .2 7 2 ,0 9 3 , 2 toesas; para un
<*uarto d e c ír c u l o d e un m e r i d i a n o 3 2 . SI 1 .9 8 0 p i e s i n g l e s e s = 3 .1 3 3 .2 0 8
t o e s a s : p a r a e l a p l a n a m i e n t o p o l a r Víos-m- ^ ^ rau a s t r ó n o m o de Ivce-
. n i g s b e r g s e o c u p ó d e s d e 1 8 3 0 h a s t a 1 8 4 2 , s in i n t e r r u p c i ó n , de c á l c u l o s
s o b r e l a f i g u r a d e la T ie r r a , y c o m o s u p r i m e r t r a b a j o h a s i d o m e j o r a d o
p o r e l q u e lo s i g u i ó , l o s r e s u l t a d o s q u e d a t a n d e é p o c a s d i f e r e n t e s , han
lle g a d o á ser en m u c h a s ob ras cau sa de co n fu sio u . Los in c o n v e n ien te»
d e e st a m e z c l a , s e n s i b l e s o b r e l o d o p a r a n ú m e r o s q u e dependen natu­
r a lm en te u n o s de otros, se h an a u m e n ta d o au n oou in exactitu d es en
la s c o n v e r s io n e s d e la s d ife re n te s m e d id a s: t o e s a s , m e tr o s, pies i n g le s e s ,
m i l l a s d e (JO ó 09 al g r a d o e c u o t u r i a l . y o f r e c e n e l m a s d e s v e n t a j o s o
d e l o s tr a b a j o s q u e , p o r otra p a r l e , h a c o s t a d o g r a n d e s e s f u e r z o s y t i e m ­
p o . D u r a n t e el e s t í o d e 1 8 3 7 . B e s s e l p u b l i c ó d o s M e m o r ia s : e n l a u n a ,
o s p o n i a la i n f l u e n c i a d e l a s i r r e g u l a r i d a d e s do la f o r m a te r r e s tr e e n l o s
trabajos g e o d é s i c o s y e n la c o m p a r a c i ó n d e e s t o s t r a b a j o s c o n l a s d e -
ie r m in a c io n e s a str o n ó m ica s; en la otra, d isc u tía lo s ejes d el e lip s o id e de
r e v o l u c i ó n q u e c o r r e s p o n d e n m e j o r á l a s m e d i d a s d e l a r c o de m e r i d i a n o
e j e c u t a d a s h a s t a el d i a . V é a n s e l a s Astronomischc Narhrichten d e S e h u -
m a c h e r , t. X I V . n . ° 3 2 9 . p . 2 0 9 , y n . ° 3 3 3 , p. 3 í 3 . L os r esu ltad os de
s u s c á l c u l o s eran : p a r a la m i t a d d e l e j e m a y o r , 3 . 2 7 1 , 9 3 3 t , 8 5 4 ; p a r a la
m i t a d d e l e je m e n o r , 3 .2 < » l ,0 7 2 t , 9 0 0 ; par a la l o n g i t u d d e l errado m e d i o
d e u n m e r i d i a n o , os d e c i r , para e l 4/ 00 d e u n c u a r t o d e c ír c u l o d e la
T i e r r a , m e d i d o on e l p l a n o p e r p e n d i c u l a r al e c u a d o r , 5 7 . 0 1 1 1 , í 3 3 . U n
e r r o r d e 08 t o e s a s , q u e P u i s s a n t h a s e ñ a l a d o on l o s c á l c u l o s e j e c u t a d o s
en 1808 por un a C om ision d el Instituto, para determ inar la d i s t a n c i a
e n t r o l o s p a r a l e l o s d e M o n l j u i c h , c e r c a d e B a r c e l o n a , y el d e M o l a , e n
la isla de t o r m e n t e r a , f u e para B e s s e l la o c a s i ó n d e s o m e t e r á u n a n u e ­
v a r e v i s i ó n s u p r i m e r tr a b a j o s ó b r e l a s d i m e n s i o n e s d e l o s c u e r p o s t e r ­
r e s t r e s . V é a n s e l a s Astron. Xachrichtcn d e S c h u m a c h e r , t. X I X , n . ° Í 3 S ,
p. 0 7 -1 1 0 . L a lo n g itu d del cuarto d e círcu lo te r r e s t r e s e fijo e n t o n c e s -
en 5 .1 3 ! ,1 7 9 t , S l , en v e z d e o. 1 3 0 , 7 40t , q u e s e h a b i a n a d o p t a d o con
a r r e g l o á la p r i m e r a d e t e r m i n a c i ó n d e l m e t r o , y l a lon gitu d del grado
m e d i o d e un m e r i d i a n o e n 5 7 , 0 l 3 t , 1 0 9 ; e s t o e s 0t ,G11 m a s q u e pa ra el
grado de un m eridiano situad o bajo e l p a r a l e l o 4 5 . L o s n ú m e r o s i n ­
d i c a d o s e n el t e s t o s o n l o s q u e r e s u l t a n d e l a s ú l t i m a s i n v e s t i g a c i o n e s
• le B e s s e l . L a s 5 . 1 3 1 , 1 8 0 t o e s a s e s p r e s a n , b a j o r e s e r v a d e u n error m e ­
dio de 2 5 5 t ,0 3 , la lo n g i t u d d el c u a rto d e circu lo de un m e rid ia n o y e q u i ­
v a l e n á 1 0 . 0 0 0 , 8 5 0 m e t r o s . La c ir c u m f e r e n c i a t o ta l d é l a T i e r r a , e s , p u e s ,
de 4 0 . 0 0 3 , 1 2 3 m e t r o s ó 5 , 3 9 0 , 9 8 m i l l a s g e o g r á f i c a s . E n t r e e s t a e v a l u a ­
c i ó n y la p r i m e r a , a d o p t a d a p o r la C o m i s i o n d e p e s o s y m e d i d a s , s e g ú n
l a c u a l e l m e t r o era c o n s i d e r a d o com o 7 -ío-ooo>ooo Ia c i r c u m f e r e n c i a
terrestre, e x is t e , para la c ir c u m fe r e n c ia to ta l, u n a diferen cia de 3 ,4 2 3 m *
ó l , 7 5 6 t , 2 7 , lo q u e e q u i v a l e ;i c e r c a d e u n a m e d ia m illa g e o g rá fica
(ex a cta m en te 4fi/ioo)- S e g ú n la p r i m e r a d e t e r m i n a c i ó n , q u e e s a c t u a l ­
m e n t e to d a v ía la m e d id a l e g a l, la l o n g it u d d el m etro h a b ia sido fijada
0t , 5 . 1 3 0 , 7 4 0 . S e g ú n l o s ú l t i m o s c á l c u l o s de B e s s e l , la v e r d a d e r a
l o n g i t u d d e l m e t r o e s d e <lt , 5 . 1 3 1 , ISO. S e p u e d e c o n s u l t a r s o b r e e s t a
m e d i d a de u n a u n i d a d n a t u r a l , á F a y e , Lecciones de Cosmografía. 1S52,.
p. 0 3 .

( 2 0 ) P á g . 2 1 . — A i r y , Figure o f the E a r th , e n l a Eitcijclopiedia Metropol.,


i S i 7 , p. 2 H - 2 1 Ü .

(21) P á g . 2 1 . — B io t, Astronom ía física, t. II, p . 4 S 2 , y t. 111, p . 3 4 4 .


T n a m e d id a d e g r a d o p a r a lelo , tanto m a s im p o r ta n te c u a n to q u e ha l l e ­
vado á la com p aración de los n i v e l e s d e l m a r ^M editerráneo y del
O céan o A t lá n t ic o , h a sido e je c u ta d a co n m u c h a e x a c titu d en lo s c ír cu lo s
p a r a le lo s de la co rd iller a P ir e n a ic a , por C orabceuf, D elcro s y P e y t ie r .

( 2 2 ) P á g . 2 2 . — Cosmos, t. I, p . 1 5 2 . « E s m u y n o t a b l e q u e un a s t r ó n o ­
m o , sin s a l i r d e su o b s e r v a t o r i o , c o m p a r a n d o s o l o s u s o b s e r v a c i o n e s c o n
el análisis, h u b i e s e p o d i d o d e t e r m i n a r e x a c t a m e n t e la m a g n i t u d y e l
a p l a n a m i e n t o d e l a T i e r r a y s i l d i s t a n c i a a l S o l y á la L u n a , e l e m e n t o s
c u y o c o n o c im ie n t o h a sido e l fruto de la r g o s y p en o so s v ia jes por ani­
llo s h e m i s f e r i o s . A s i la L u n a , por la o b s e r v a c i ó n de s u s m o v i m i e n t o s ,
h a c e s e n s i b l e á l a a s t r o n o m í a p e r f e c c i o n a d a la e li p t i c i d a d d e la T i e r r a ,
cuya redondez reco n o ciero n los prim eros astrónom os por los eclip ­
s e s . » ( L a p l a c e , Esposicion del Sistema dei M undo, p . 2 3 0 ) . — H e m e n c i o n a d o
y a e n e l t o m o III d e e s t a obra (p. 4 2 4 y 5 60) un cá lc u lo ó p tic o de A ra -
g o c a s i a n á l o g o , y f u n d a d o e n l a o b s e r v a c i ó n d e q u e l a i n t e n s i d a d del
c o l o r c e n i c i e n t o , e s d e c ir d e la l u z t e r r e s t r e e n l a L u n a , p u e d e r e v e l a r -
n o s el e s t a d o m e d i o d e t r a s p a r e n c i a de n u e s t r a a t m ó s f e r a . ( V é a s e A r a g c r ,
Memorias científicas , t. I, p . 571 ( t o m o X d e l a s O b r as). S e d e b e r á c o n ­
su ltar ta m b ié n á A ir y sob re la d e te r m in a c ió n del a p la n a m ie n to terres­
tre p o r l o s m o v i m i e n t o s d e l a L u n a (Encyclop. Metropolit., p. 1 8 9 y 2 3 6 ) r
y s o b r e l a s c o n s e c u e n c i a s q u e h a n d e d e d u c i r s e r e s p e c t o d e la f o r m a d e
la T ie r r a , d e la p r e c e s i ó n y n u t a c i ó n (Id ., p . 2 3 1 - 2 3 5 ) . S e g ú n la s i n v e s t i ­
g a c i o n e s d e B i o t , l a d e t e r m i n a c i ó n del a p l a n a m i e n t o te rr estre p o r l o s m o ­
v i m i e n t o s d e la L u n a n o p o d r í a d a r m a s q u e l o s n ú m e r o s l í m i t e s V 304
y 1/ 378, e n tr e l o s c u a l e s se v e q u e e x i s t e u n a d i f e r e n c i a c o n s i d e r a b l e . (As­
tronomía física, 3 . a e d . , t. U , 1 S 4 4 , p . 4 6 3 ) .

(2 3 ) Pag-. 2 2 . — L a p l a c e , Mecánica celeste, e d . , d e 1 8 4 6 , t. Y . p . 1 6 y 5 3 ,

(24) P a g . 2 2 .— Cosmos, t. 11, p . 2 1 9 y 4 2 3 , n o t a 9. E l p r i m e r o q u e h a


s e ñ a l a d o , e n l a s o b r a s a s t r o n ó m i c a s d e l o s A r a b e s , la i n d i c a c i ó n d e l a
u tilid a d que puede o b te n e r se d e la ig u a l d u ra c ió n d e la s o s c ila c io n e s
del pénd ulo es B ernard. Se p u ed e leer en las Philosoph. Transaciions
(t. X I I , p . 5 6 7 ) , l a c a r t a q u e c s c r i b i a d e O x f o r d (abril 1 6 8 3 ) al d o c t o r
H a n tin g to n de D u b lin .

( 2 5 ) P a g . 2 2 . — F r e r e t , del Estudio de la Filosofía antigua, e n l a s Me­


morias de la Academia de Inscripciones, l . X V I I I , 1 7 5 3 , p . 1 0 0 .

(26) P a g . 2 3 — P ic a r d , Medida de la T ie rra , 1 6 7 1 , a r t. 4 . E s a p e n a s


v e ro sím il q u e la hip ótesis esp resad a en la A cad em ia de C ien cias d e
P aris, desd e a n tes del a ñ o 1 6 7 1 , sob re las d ife re n c ia s de la g r a v e d a d se ­
g ú n l a s d i v e r s a s l a t i t u d e s , p e r t e n e z c a al g r a n H u y g e n s . E s c ie r t o q u e
Discurso sobre la causa de la
H u y g e n s p r e s e n t ó e n 1 6 6 9 á la A c a d e m i a s u
Gravedad; p e r o n o e s e n e l d i s c u r s o m i s m o , s i n o e n l o s additamenta, u n o
de l o s c u a les fu e e v id e n t e m e n t e te rm in a d o d e sp u e s de la ap a rició n d e
ios P rincipios d e N e w t o n , p u e s q u e e s t e l i b r o e s t á a l l í c i t a d o , y p o r c o n ­
se c u e n c ia d e sp u e s de 1 6 8 7 , d o n d e h a b l a de la c o n tr a c c ió n del p é n d u lo
q u e m a r c a l o s s e g u n d o s . E l m i s m o d ic e : « M a x i m a p a r s h u j u s l i b e l l i s c r i-
p t a e s t c u m Lutetice d e g e r e m , ad e a m u s q u e lo c u m ub i de a lter a tio n e
quíe p e n d u l i s a c c i d i t e m o t u Terra}.» A h o r a b i e n , H u y g e n s n o a b a n d o n ó
á P aris h a sta 1 6 8 1 . V é a s e L a la n d c, Astronomía, t. III, p. 20 , § 2 6 6 8 , y
l a a c l a r a c i ó n q u e y o m i s m o h e d a d o e n e l t o m o II d e l Cosmos ( p . 4 8 0 ,
n o ta 2). Las o b s e r v a c io n e s de R ic h e r e n C a y e n n e no fu ero n p u b lic a d a s ,
c o m o s e h a v i s t o e n el t e s t o , h a s t a 1 6 7 9 , y p o r c o n s e c u e n c i a s e i s a ñ o s
d e s p u e s de s u v u e l t a . L o m a s s o r p r e n d e n t e , e s q u e e n l o s r e g i s t r o s d e
la A c a d e m ia de In scripciones n o h a y m e n c ió n a lg u n a , durante este lar­
g o espacio de tiem p o , de las im p o r ta n te s o b s e r v a c io n e s q u e R icher h a b ia
h e c h o á la v e z s o b r e e l r eloj d e p é n d u l o y s o b r e e l p é n d u l o d e s e g u n d o s .
Tío s a b e m o s e n q u e m o m e n t o t u v o n o t i c i a X e w t o n , c u y a s p r i m e r a s e s ­
TOMO IV 27
p c c u la c io n e s teóricas sob re la figura de la T i e r r a s e r e m o n t a n m u c h o
m a s a llá del 1665, de los resu ltad os de R ich er. P arece q u e no c o n o ­
ció sino h asta m uy tarde, en 1 6 8 2 , y p o r la c a s u a l i d a d d e u n a c o n *
v ersa ció n q u e o y ó e n c ie r t a s e s i ó n d e la Royal Society, la m e d i d a d e l
g r a d o de P ic a rd , p u b lica d a sin e m b a r g o d e sd e el a ñ o 1 6 7 1 , m e d id a q u e,
s e g ú n d e m o s t r ó B r e w s t e r (Life o f Newton, p . 1 5 2 ) , t u v o d e c i s i v a i n f l u e n ­
c ia en la d e te rm in a c ió n d el d iám etro t e r r e s t r e y de l a r e l a c i ó n e n t r e la
c a i d a d e l o s c u e r p o s á l a s u p e r f i c ie d e la T i e r r a y l a f u e r z a q u e i m p r i m e
a la L u n a su m o v im ie n t o d e r e v o lu c ió n . S e p u e d e su p o n e r q u e el c o n o ­
c i m i e n t o d e la f o r m a e l í p t i c a d e J ú p i t e r , q u e C a s s i n i h a b i a c o m p r o b a d o
d e sd e antes de 1666, pero que describ rió po r prim era v e z e n 1691 en
l a s Memorias de la Academia de Ciencias (t. II. p . 1 0 8 ) n o e j e r c i ó m e n o r
in flu e n c ia en las id eas d e N e w t o n . Tal vez N e w to n supo a lg o de e llo
por h o ja s im p r esa s m u c h o tie m p o a n te s , y q u e L a la n d e d e cla ra h a b e r
v is to e n m a n o s de M araldi. ( V é a s e L a l a n d e , Astronom ía, t. IIT, p . 3 3 5 ,
§ 3 3 4 5 ; B r e w s t e r , Life o f Newton, p. 162, y H u m b o l d t , Cosmos, t . I,
p. 3 8 9 , n ota 2 9 ) . L o s trabajos s im u lt á n e o s de N e w t o n , de H u y g e n s , de
P i c a r d y d e C a s s i n i h a c e n s u m a m e n t e d i f í c i l el p o d e r d i s t i n g u i r l a p a r t e
q u e á c a d a u n o d e e l l o s c o r r e s p o n d e e n e l c a m b i o c ie n t í f i c o d e l a s i d e a s
q u e t u v o l u g a r e n e s t a é p o c a , s o b r e t o d o s i s e c o n s i d e r a q u e e ra c o s t u m ­
b r e r eta r d a r l a p u b l i c a c i ó n d e lo s d e sc u b r im ie n to s y q u e c ir cu n sta n cias
fortu itas so lia n apla za rlo s á v e c e s m as a u n .

( 2 7 ) P á g . 2 4 — D e l a m b r e , Base del sistema métrico, t. III, p. 5 4 8 .

( 2 8 ) P á g . 2 4 . — Cosmos, t. I, p. 3 9 1 , n o t a 33; P l a n a ; Operaciones geo­


désicas y astronómicas p ara la medida de un arco del paralelo medio, t. ÍT,
p . 8 4 7 ; C a r l i n i , e n l a s Effem eridi astronomiche d i M ilano p e r l ’ a n n o 1 8 4 2 ,
p . 57.

(29) P á g . 2 4 . — B i o t , Astronomía física, t. II, 1844, p. 4 6 4 ; Cosmos,


t. I , p . 3 9 1 , n o t a 3 3 , y t. III, p . 3 S 4 , d o n d e h e i n d i c a d o la s d i f i c u l t a d e s
q u e p r e s e n t a l a r e l a c i ó n e n t r e la v e l o c i d a d d e r o t a c i o n d e l o s p l a n e t a s y
e l ap la n a m ien to d eterm in ad o p o r la o b s e r v a c i ó n . S c h u b e r t (Astronomía,
3 . a parte, p. 3 1 6 ) h a s e ñ a la d o y a esta s d ificu lta d es. B e s s e l , en su M e ­
m o r i a über Maass und G ew ich t, d i c e t e r m i n a n t e m e n t e q u e r e c i e n t e s e s p e -
r i e n c i a s s o b r e e l l e v a n t a m i e n t o i n s e n s i b l e d e e s t e n s a s p a r t e s de la s u ­
p e r f i c i e d e l a T i e r r a h a n d i s m i n u i d o , e n c ie r t o m o d o , la c o n f i a n z a e n la
c o n s t a n c i a d e l a g r a v e d a d s o b r e un p u n t o d a d o .

( 3 0 ) P á g . 2 í . — A i r y , e n s u e s c e l e n t e tr a b a j o on (he Figure o f the Earth,


( v é a s e Encyclop. m etropol., 1 8 4 9 , p. 2 2 9 ) , e n u m e r a b a , e n 1 8 3 0 , 5 0 e s t a ­
c io n e s d ife re n te s, en la s c u a les se h a b ian o b te n id o resu lta d o s ciertos, y
otras 1 4 , e n d o n d e e stu d ia r o n B o u g u e r , L e G en til, L a c a ille , M a upertuis,
'La C r o y e r e , q u e , b a jo el r e s p e c t o de la e x a c t i t u d , n o p o d r í a n c o m p a r a r s e
'Con la s p r e c e d e n t e s .

( 3 1 ) Pág-. 2 o . — B i o t y A r a g o , Coleccion de Observaciones geodésicas y


*astronómicas, 18*21, p . 5 2 6 - 5 4 0 , y B i o t , Tratado de Astronomía física, t. II,
18£4, p. 4 6 5 -4 7 3 .

( 3 2 ) Pág-. 2 5 . — B i o t , Astronomía física, t. II, p . 4 8 8 . S a b i n e (Exper.


for determiniug the variation in the length o f ihe pendulum vibrating seconds ,
1 8 2 o , p . 3 5 2 ) d e d u c e d e l a s 13 e s t a c i o n e s e s t a b l e c i d a s p o r é l , e n l a e s -
.p e d i c i ó n q u e e m p r e n d i ó c o n o b j e t o d e o b s e r v a r l o s m o v i m i e n t o s d e l
¡pénd ulo, au n q u e estas e sta c io n e s e s tu v ie s e n m u y d isp ersas e n e l h e m is ­
fe r i o s e t e n t r i o n a l , 1/'28s»3 ; ¥■> c o m p a r a n d o e s t a s e s t a c i o n e s c o n t o d a s la s
d e l British Survey y d e l a C o m i s i o n f r a n c e s a e n c a r g a d a d e e j e c u t a r u n a
m ed id a de grado de F orm entera á D u n k e r q u e , o b tu vo A u n es
m a s a d m i r a b l e q u e h á c i a el O e s t e , á g r a n d i s t a n c i a d e la r e g i ó n A t l á n ­
t i c a , bajo lo s m e r id ia n o s de P e t r o p a w l o w s k y de N o w o A r c h a n g e l s k ,
la s lo n g itu d es del p én d u lo r ev e le n u n ap la n a m ien to m u ch o m as c o n s i­
d e r a b l e , a s a b e r 1/ 287. B e s s e l , c o n l a c la r i d a d q u e s a b e dar á t o d o s s u s
■ a n á l is is ,' h a h e c h o v e r , e n e l l i b r o t i t u l a d o Untersuchungen über die Lcenge
des einfachen Secundenpendels ( p . 3 2 , G3 y 1 2 6 - 1 2 9 ) , c ó m o l a o p i n i o n , g e ­
n e r a lm e n t e a d o p ta d a hasta e n to n c e s , de la in flu en cia q u e ejerce e l aire
>que r o d e a a l p é n d u l o i n d u c e á e r r o r d e c á l c u l o , q u e d e p e n d e d e la d i f e ­
ren cia de peso q u e p ierd en los cu erp os só lid o s su m e r g id o s en un flu id o ,
s e g ú n q u e e s t é n e n r e p o s o ó e n m o v i m i e n t o , y c ó m o e s t e err or h a c e n e ­
c e s a r i a u n a c o r r e c c i ó n i n d i c a d a d e s d e el a ñ o 1 7 8 6 , a u n q u e d e u n a m a ­
n e r a a l g o o s c u r a , por B u a t . « S i un c u e r p o , d i c e B e s s e l , s e m u e v e e n u n
i f lu id o , e s t e e n t r a t a m b i é n p o r e l l o e n e l s i s t e m a p u e s t o e n m o v i m i e n t o ,
y la f u e r z a q u e c o m u n i c a el i m p u l s o debe d iv id irse no solo entre to ­
d a s las p a rles del cuerpo só lid o , sin o ta m b ién entre t o d a s l a s d e la
•m a s a f l u i d a . » S o b r e l a s e s p e r i e n c i a s h e c h a s p o r S a b i n e y p o r B a i l y , c o n
o c a s i o n d e l a c o r r e c c i ó n , i m p o r t a n t e ba jo e l p u n t o d e v i s t a p r á c t ic a , c u y a
n e cesid a d ha d e m o str a d o B e s s e l, es decir, de la r e d u c c ió n a l espacio
■.vacío, v é a s e H e r s c h e l l , Memoir ofF rancis B a ily , 1 8 4 5 , p . 1 7 - 2 1 .

( 3 3 ) P á g . 2G .— Cosmos, t. I, p . 151 y 3 9 0 , n o ta 3 2 . S e p u e d e n c o n s u l t a r
t a m b i é n s o b r e l o s f e n ó m e n o s p a r t i c u l a r e s á l a s isla s v o l c á n i c a s , S a b i n e ,
Pend. exper., 1 8 2 5 , p. 2 3 7 , y L u t k e , Observaciones del péndulo invariable
ejecutadas desde 1 8 2 6 á 1 8 2 9 , p. 2 4 1 . E s t a obra c o n t i e n e (p. 2 3 9 ) un c u a ­
dro n o ta b le qu e ind ica la natu raleza d e l a s r o c a s e n 1 6 e s t a c i o n e s de
p é n d u l o , d e s d e la isla d e M e l v i l l e , á l o s 7 9° 5 0 ' de l a t it u d b o r e a l , h a s t a
^ a l p a r a is o , á 3 2 ° 2 ' d e l a t i t u d a u s t r a l .

( 3 4 ) P á g . 2 6 . — Cornos, t. I, p. 3 9 2 , n o t a 3 5 . S c h r n i d t Ülathematischc
und physische Geographie, 1 . a p a r t e , p . 3 9 4 ) , h a s e p a r a d o e n e l g r a n n ú ­
m ero de o b serv a cio n es de pén d u lo que se han h e c h o en las corbe­
ta s Descubierta y A tre v id a , a l m a n d o d e M a l a s p i n a , l a s 13 e s t a c i o n e s
qu e perten ecen al hem isferio m e r id io n a l, y hallad o el aplan am iento
d e V 28o- 34- M a l h i e u d e d u j o d e l a s o b s e r v a c i o n e s d e L a c a i l l e e n e l c a b o
d e B u e n a -E sp e ra n za y en la isla de F ra n cia , com p a ra d a s con la s de P a -
r is , 7284-4* P ero l ° s a p a r a t o s d e m e d i d a n o o f r e c i a n e n e s t a é p o c a l a s
m ism a s garan tías q u e p resen ta n lo s de B orda y de K ater y lo s n u e v o s
m é to d o s de o b s e r v a c ió n . L u g a r es este de m e n c io n a r la p r e c i o s a e s p e -
r ien cia de F o u c a u lt, q u e da, con el a u x ilio d e l p é n d u lo , la p r u e b a m a t e ­
ria l d e la r o t a c i o n d e la T i e r r a , h a c i e n d o v e r c ó m o e l p l a n o d e la s o s ­
cila cio n es se m u e v e len tam en te de E . á; 0 . Memorias de la Academia
de Ciencias, s e s i ó n d e l 3 d e f e b r e r o d e 1 8 5 1 , t. X X X I I , p . 1 3 o . E n l a s
e sp e r ie n c ia s de B e n z e n b e r g y de R e i c h , para h acer se n sib le la d e s v i a ­
c ió n h á c ia el E . d e los cuerp os arrojados al fo n d o d e u n p o z o ó d e lt>-
a lt o d e u n c a m p a n a r i o , e s p r e c i s o u n a e l e v a c i ó n ó u n a p r o f u n d i d a d c o n ­
sid e r a b le , m ien tras q u e c o n el aparato de F o u c a u lt, un p é n d u lo de 6 p ié s
de lo n g it u d b a sta p ara c o m p r o b a r la r o ta c io n de la T ierra. L o s f e n ó m e ­
n o s q u e se e s p l i c a n p o r l a r o t a c i o n , c o m o l a m a r c h a d e l r eloj d e R i c h e r
en C a y e n n e , ia a b er ra c ió n d iu r n a , la d e s v ia c ió n d e lo s p r o y e c t ile s y l o s
v ie n to s alisio s, no p o d ria n con fu n d irse con la d e m o str a c ió n su gerid a
por el aparato d e F o u c a u lt, d el q u e lo s m ie m b r o s d e l a Academia del
Cimento p a r e c e n h a b e r t e n i d o a l g u n a n o tic ia . V é a s e A n tin o ri, en las-
Memorias, t. X X X I I , p . 6 3 5 .

(35) P a g . 2 7 .— E n la a n tig ü ed a d g r ie g a , la o p in io n d o m in a n te se ñ a ­
laba d o s c o m a rc a s, la estre m id a d s e te n tr io n a l d e l A s ia y la r e g ió n d e l
e cu a d o r , c om o fo rm a d a s por una n o ta b le en tu m ecen cia del su elo. L as-
altas lla n u r a s d el A s ia , d ice H i p ó c r a t e s (de Aere et Aquis, § 1 9 , p . 7 2 ; .
ed. d e L ittré ), sin estar c o r o n a d a s d e m o n t a ñ a s se p r o lo n g a n y se e le v a n -
h a s t a l o s p o l o s ; P l u t a r c o (de Placitis Philosophorum , 1. II, c. 8 ) , a t r i b u y e
la m ism a creen cia á E m p e d o c l e s . A r i s t ó t e l e s d i c e (Meteorologica, 1. II,.
c . 1, § 15, p . 6 6 , e d . d e I d e l e r ) q u e l o s m e t e o r ó l o g o s a n t e r i o r e s , q u e
h a c i a n p a s a r al S o l n o p o r d e b a j o , s i n o a l r e d e d o r d e l a T i e r r a , c o n s i d e ­
raban e l h in c h a m ie n t o del su e lo h á c ia el N . c o m o la c a u s a d e l a d e s ­
a p a r i c i ó n d e l S o l y d e l a v e n i d a d e la n o c h e . E n l a c o m p i l a c i ó n d e los^
P r o b l e m a s (1. X X V I , § 1 5 , p . 9 4 1 , e d . d e B e k k e r ) , el frió d e l v i e n t o JsT.
se a tr ib u y e ta m b ié n á la altura d e l su e lo en l a s r e g i o n e s de d o n d e s o ­
p l a . E n t o d o s e s t o s p a s a j e s , n o s e trata d e m o n t a ñ a s , s i n o de altas lla ­
n u r a s p r o d u c i d a s p o r h i n c h a m i e n l o s d e l s u e l o . Y a h e h e c h o v e r e n otraj
p a r t e (Asia central, t. I, p . 5 8 ) q u e S t r a b o n , ú n i c o q u e h a e m p l e a d o e l
n o m b r e tan c a r a c t e r í s t i c o d e ¿ponéSia, p a r a d e s i g n a r l a A r m e n i a , l a L i -
c a o n ia , h a b ita d a por a sn o s s a lv a j e s , y la parte s u p e r i o r d e l a I n d i a , en.
e l p a í s r ic o e n m i n a s d e or o d e l o s D e r d a s (1. X I . p. 5 2 2 , X I I , p. 5 6 8 , y
X V , p . 7 0 6 , e d . d e C a s a u b o n ) , d i s t i n g u e e n t o d a o c a s i o n la d i f e r e n c i a
d e c l i m a s d e b i d a á l a d i v e r s i d a d d e l a t i t u d e s , d e l a q u e e s r e s u l t a d o de
l a e l e v a c i ó n s o b r e el m a r . A u n e n l a s c o m a r c a s d e l S u r , d i c e e l g e ó ­
g r a f o d e A m a s i a , la s p a r t e s e l e v a d a s , l l a n u r a s ó m o n t a n a s , s o n fr ía s (1. II,
c . 1 , p. 7 3 ) . P ara e s p l i c a r e l c a l o r t e m p l a d o q u e r e i n a bajo e l e c u a d o r ,
E r a t ó s t e n e s y P o l i b i o n o s o l o s e ñ a l a n el p a s o m a s r á p i d o d e l S o l ( v é a s e
G e m i n u s , Elementa A stronom ía, c. 1 3 ; C l e o m e d e s , Cycl. theor., 1. I, c . 6),
s i n o e s p e c i a l m e n t e e l h i n c h a m i e n t o d e l s u e l o ( v é a s e H u m b o l d t , Exámen
critico de la Geografía del Nuevo Continente, t. 111, p . 1 5 0 - 1 5 2 . S e g ú n el
t e s t i m o n i o d e S t r a b o n (1. II, c.. 3 , p. 9 7 ) , E r a tó sten es y P o lib io afirm an
. q u e l a r e g i ó n s i t u a d a b a j o el e c u a d o r e s la m a s e l e v a d a de t o d a s , lo
que esplica q u e la a b u n d a n c i a de la l l u v i a a llí, aten d id o á q u e los
v ie n to s e ste s in n o s q u e cam bian con la s esta cio n es , lle v a n del N. á
d ic h a s alturas una e n o r m e cantidad de n u b es. De estas dos o p in io n es
so b re lo s h in c h a m ie n to s d el su elo en el N . de A s ia (la Europa escí­
t i c a d e H e r o d o t o ) y la z o n a e c u a t o r i a l , l a p r i m e r a , c o n a q u e l l a f u e r z a
q u e p e r t e n e c e p r o p i a m e n t e a l e rr or , s e h a s o s t e n i d o e c r c a de d o s m i l
•a ñ o s , y h a s u m i n i s t r a d o m a t e r i a al m i t o g e o l ó g i c o de la m eseta de
T a r t a r i a , q u e se p r o l o n g a b a s i n i n t e r r u p c i ó n al N . d e l H i m a l a y a ; la
• o tr a no tenia n e c e s i d a d m a s q u e d e se r r e c t i f i c a d a y aplicad a á una
•com arca del A s ia situad a fuera de los tróp icos, á la in m e n sa m eseta c e ­
l e b r a d a b a j o el n o m b r e d e M e r u e n l o s m a s a n t i g u o s y n o b l e s m o n u ­
m e n t o s d e l a p o e s í a i n d i a . V é a s e el D i c c i o n a r i o s á n s c r i t o - i n g l e s d e W i l -
• s o n ( 1 3 3 2 , p 6 7 4 ) , d o n d e l a p a l a b r a meru s e t r a d u c e p o r l l a n u r a e l e v a -
• d a . H e c r e í d o d e b e r e n tr a r e n e s t o s d e t a l l e s , á fi n d e t e n e r o c a s i o n d e
• r e fu t a r l a h i p ó t e s i s do F r é r e t q u e , s i n c i t a r l o s p a s a j e s d e l o s e s c r i t o r e s
. g r i e g o s , y h a c i e n d o a l u s i ó n á u n te sto ú n i c o s o b r e l a l l u v i a d e l a s r e ­
g i o n e s t r o p i c a l e s , a p l i c a e s t a s e n t u m e c e n c i a s l o c a l e s d e la s u p e r f i c ie t e r ­
r e s t r e , y a al a p l a n a m i e n t o , y a a l a l a r g a m i e n t o d e l o s p o l o s . « P a r a e s ­
p l i c a r la s l l u v i a s , d i c e F r é r e t (Memorias de la Academia de Inscripciones,
¡ t . X V I I I , 1 7 5 3 , p. 1 1 1 ) , e n l a s r e g i o n e s e q u i n o c c i a l e s q u e l a s c o n q u i s t a s
<le A l e j a n d r o d i e r o n á c o n o c e r , s e i m a g i n a r o n c o r r i e n t e s q u e e m p u j a b a n
á l a s n u b e s d e l o s p o l o s h á c i a el e c u a d o r , d o n d e , á fa l t a d e m o n t a ñ a s c a -
j p a c e s d e d e t e n e r l a s , la s n u b e s l o e r a n p o r l a a l t u r a g e n e r a l d e l a T i e r r a ,
c u y a s u p e r f i c ie , b a jo el e c u a d o r , s e h a l l a b a m a s a l e j a d a d e l c e n t r o q u e
b a j o l o s p o l o s . A l g u n o s f í s i c o s a t r i b u y e r o n a l g l o b o l a f i g u r a de u n e s f e ­
r o id e e n sa n c h a d o ba jo el e c u a d o r y a p la n a d o h á c ia los p o lo s. P o r el c o n ­
t r a r i o , s e g ú n la o p i n i o n d e a q u e l l o s a n t i g u o s q u e c r e i a n á la T i e r r a a l a r -
. g a d a por los p o lo s, el país situ a d o cerca de e sto s se h a lla b a m as alejad o
d e l c e n t r o q u e bajo e l e c u a d o r . » N o h e p o d i d o e n c o n t r a r n i n g ú n t e s t i ­
m o n io e n la a n tig ü e d a d q u e ju stifiq u e e stos asertos. L é e s e en Strabon
«.(1. I, c . 3 , p. i S ) : « E r a t ó s t e n e s , d e s p u e s de h a b e r d i c h o q u e la T ie r r a e s
e s f é r i c a , p e r o n o c o n i 3 si e s t u v i e r a h e c h a á t o r n o ( e s p r e s i o n t o m a d a de-
H e r o d o t o , 1. I V , c. 3 6 ) , y q u e s u f o r m a p r e s e n t a i r r e g u l a r i d a d e s , n o s .
c it a u n g r a n n ú m e r o d e e s l a s p r o d u c i d a s p o r e l a g u a , e l f u e g o , l o s te r ­
rem o to s, lo s m o v im ie n to s de los v ie n to s su b terrán eos (in d u d a b lem en te
la s e x h a la c io n e s de lo s v a p o r e s e lá stic o s), y otras causas análogas;
pero en esto ta m p o c o tien e en c u e n ta lo b a s ta n te el o r d en g e n e r a l, p or
q u e l a f i g u r a e s f é r i c a d e l a T i e r r a r e s u l t a d e la d i s p o s i c i ó n d e l c o n j u n t o , .
y tales irreg u la rid a d es no p u e d e n ca m b ia r nad a en d e fin itiv a de d ic h a
form a : las cosas p e q u eñ a s se pierd en en las g r a n d e s. » M as a d e la n ­
te (1 . II, p . 1 1 2 ) dice: « E l c o n ju n to de la T ierra y el agua es es­
fé rico , y la T ierra 110 t i e n e c o n l o s m a r e s m a s q u e u n a s o l a s u p e r f i c i e .
La e le v a c ió n d e l a ti e r r a f i r m e , q u e es in sig n ifica n te y debe pasar
d esap ercib id a, se pierd e en estas v a sta s d im e n s io n e s . E n ta les c a so s, n o
h a d e p r e t e n d e r s e d e t e r m i n a r l a f o r m a d e l a T i e r r a c o m o si e s t u v i e r a
h e c h a a to r n o ó c o m o la e n t e n d e r la u n g e ó m e t r a ; creo q u e es n e c esa rio
c o n te n ta rs e c o n un a a p r o x im a c ió n a lg o g r o se r a , y tal c o m o lo s se n tid o s
p u e d e n s u m in istr a r la .» » E n o t r a p a r t e s e l e e t a m b i é n (1. X V I I , p . 8 0 9 ) :
« E l m u n d o e s o b r a á la v e z d e l a N a t u r a l e z a y d e l a P r o v i d e n c i a ; o b r a
de la N a tu ra le za , p o rq u e to d o c o n v e r g e h á c ia u n p u n to y se r ed o n d e a a l­
r ed ed o r d el cen tro ; el e le m e n to m e n o s d e n s o , q u e es el a g u a , e n v o l v ie n d o '
al elem en to m a s den so, q u e es la T ierra .» Cuando lo s G riegos h a b la n
d e l a f i g u r a d é l a T ie r r a , v i e n e n s i e m p r e á c o m p a r a r l a c o n u n d i s c o p l a ­
no ó hueco e n m e d io , con un cilin d r o , c o m o h a b ia p ropu esto A n a -
x im a n d r o , con un c u b o , con u n a p ir á m id e, y m a s g e n e r a lm e n te c o n u n a
e s f e r a , á p e s a r d e la g r a n d e o p o s i c i o n d e l o s E p i c ú r e o s , q u e n e g a b a n l a
a t r a c c i ó n e j e r c i d a p o r e l c e n t r o d e l a T i e r r a . ( V é a s e C l e o m e d e s , Cycl.
Theor., 1. I, c . 8 , p . o l . ) L a i d e a d e l a p l a n a m i e n t o 110 s e h a p r e s e n t a d o
á l a i m a g i n a c i ó n . L a f o r m a a l a r g a d a , c o n q u e D e m ó c r i t o s e f i g u r a b a la
T i e r r a , n o e ra o tr a c o s a q u e e l d i s c o d e T a l e s , p r o l o n g a d o e n u n a s o l a
d irección . La form a de tam bor (z-o r v ^ a v o n d r ,; ) , c u y a i d e a s e a t r i­
b u y e s o b r e t o d o á L e u c i p o ( v é a s e P l u t a r c o , de Placitis \ohilosoph. , 1. III,
c. 10 ; G a l i a n o , H istoria philosophkv, c . 2 1 ; A r i s t ó t e l e s , de Coelo, 1. II,
c . 1 3 , p . 2 9 3 , e d . d e B e k k e r ) , t e n i a y a u n p u n t o d e p a r t i d a e n o t r a fi­
g u r a , c o m p u e s t a d e u n a s e m i - e s f e r a y d e u n a b a s e p l a n a , la c u a l r e p r e ­
sentaba qu izá el ecu ad or , y la c u r v a la parte d e la tierra h a b i t a ­
d a , oUov(x¿>r¡. U n p a s a j e d e P l i n i o s o b r e l a s p e r l a s (l. I X , c. 5 4 ) , e s p l i c a
esta c o n fig u r a ció n . A r i s t ó t e l e s a l c o n t r a r i o (Meteorol., 1. II, c . o , § 1 0 ,
t. 1, p . 9 7 , e d . d e I d e l e r ) , s e l i m i t a a c o m p a r a r e l s e g m e n t o d e e s f e r a
con un tam bor, s e g ú n lo q u e r e s u l t a del C om en tario de O lim p io d o ro -
( t . I, p . 3 0 1 , e d . d e I d e l e r ) . H e o m itid o de intento en esta r ev ista u n
p a s a j e d e A g a t e m e r e s (de Geographia, 1. I, c. 1, p . 2 , e d . d e H u d s o n ) , y
o t r o d e E u s e b i o (Evangélica prceparalio, t. I V , p . 1 2 5 , e d . d e G a is fo rd ,
1 843), porque 110 p u e d e n s e r v i r m a s q u e p a r a d e m o s t r a r c o n q u e i n e -
xa c litu d atrib u y en fr ec u e n te m en te los escritores posteriores a lo s a n ti­
g u o s o p in io n es q u e les eran c o m p le ta m e n te estrañ as. R esu ltaría de estos
t e s t i m o n i o s q u e E u d o x i o h a b r í a d a d o al d i s c o d e la T ierra u n a l o n g i t u d
y u n a an c h u ra en la relación de 1 á 2 lo m i s m o q u e D i c e a r c o , d i s c í p u l o
de A r istó tele s, qu e h a su m in istra d o sin e m b a r g o n u ev a s pruebas en
a p o y o de l a f o r m a e s f é r i c a d e l a T ie r r a ( v é a s e M a r c i a n o C a p e l l a , 1. V I ,
p . 1 9 2 ) . H ip a r c o h a b r í a d a d o á la T i e r r a , s e g ú n e l l o s , la f o r m a d e u n tra­
p e c i o , y T a l e s l a d e u n a e sfer a!

l3G) P á g 2 8 . . — B e s s e l m e e s c r i b í a e n d i c i e m b r e d e 1 8 2 8 : «M e h a p a ­
r e c id o o b s e r v a r f r e c u e n t e m e n t e q u e c o n s i d e r a m o s c o s a d u d o s a e l a p l a ­
n a m ie n to terrestre p r e cisa m e n te p o r q u e tratam os de dem ostrar d e m a sia ­
da exactitud . S e g ú n q u e s e s u p o n g a e l a p l a n a m i e n t o i g u a l á 1/ 3l0, V 300,
7290» V 280’ s e o b t i e n e , c o m o d iferen cia de lo s dos d iám etros, 10,5 5 4 ,
10,905, l l , 2 S 2 , y 11,6S4 to e sa s. A s i, p u e s , u n a d ife r e n c ia de 30 u n i d a ­
des en el d e n o m in a d o r no p r o d u ce e n el d iá m e tro p olar sin o otra d ife ­
r e n c i a q u e , si s e l a c o m p a r a c o n las d e sig u a ld a d e s visib les de la su per­
fi c i e t e r r e s t r e , p a r e c e d e ta n p o c a i m p o r t a n c i a q u e m e a d m i r o d e la g r a n
conform id ad de la s e sp e r ie n c ia s. O b se r v a c io n e s a isla d a s , esp a rcid a s por
v a s to s p a ise s, n o s e n se ñ a n c ie rta m e n te m e n o s d e lo q u e sa b em o s y a en
e s t e p u n t o ; p e r o s e r ia i n t e r e s a n t e r e l a c i o n a r l a s m e d i d a s t o m a d a s e n l a
s u p e r f i c ie e n t e r a d e E u r o p a , y h a c e r e n t r a r e n e s t a o p e r a c i o n t o d o s l o s
p u n tos determ inad os a stro n ó m ica m en te. » D esgraciad am en te, s e g ú n esta
p r o p o sic io n , n o se sabría de la c o n f i g u r a c i ó n d e l a T i e r r a m a s de l o
q u e s e p o d r í a c o n o c e r p o r la p e n í n s u l a q u e f o r m a la p r o l o n g a c i o n o c c i ­
d ental del gran c o n tin e n te a siá tico , en u n espacio q u e cuenta a p e n a s
66 g r a d o s y m e d i o d e l o n g i t u d . L o s e s t e p a s d e l A s i a s e t e n t r i o n a l , y a u n
la estepa m e d ia de lo s K ir g iso s, de la q u e h e v isita d o u n a parte c o n ­
s i d e r a b l e , e stá n f r e c u e n t e m e n t e c o r t a d a s p o r c o l i n a s , y , b a jo e l r e s p e c t o
d e la e s t e n s i o n h o r i z o n t a l , e s t o s l l a n o s n o t i e n e n c o m p a r a c i ó n con las
P a m p a s de B u e n o s -A ir e s y lo s L la n o s de V e n e z u e la . L os L lanos, situ a­
d o s á g r a n d i s t a n c i a d e l a s c o r d i l l e r a s , y c u b i e r t o s , e n l a s u p e r f i c ie d e l
t e r r e n o , d e f o r m a c i o n e s s e d i m e n t a r i a s y de c a p a s t e r c i a r i a s d e d e n s i d a d
ig u a lm e n te d é b il en todas p a rtes, p o d ría n su m in istra r , por la s a n o m a lía s
p rod u cid as en las o sc ila c io n e s del p é n d u lo , resultados pu ros de tod a in ­
flu e n c ia y e n te r a m e n te d e c is iv o s , sobre la c o n s t ilu c io n lo ca l de las capas
situ a d a s á g r a n p r o fu n d id a d d e la Tierra. V é a n s e sob re este a su n to m is
Cuadros de la N aturaleza, t. I, p. 2 , 9, y 4 2 - 4 5 d e la t r a d u c c i ó n f r a n c e s a
p u b l i c a d a p o r G id e .

(37) P ág. 2 9 .— B o u g u er , que in vitó á La C o n d a m in e á o bservar la


d i r e c c i ó n d e l a p l o m a d a s o b r e e l C h i m b o r a z o , n o m e n c i o n a e n s u Teoría
de la figura de la Tierra (p. 3 6 4 - 3 9 4 ) , l a s i n v e s t i g a c i o n e s d e N e w t o n .
D e s g r a c i a d a m e n t e , el m e j o r p r e p a r a d o de l o s d o s v i a j e r o s n o l l e v ó s u s
o b s e r v a c i o n e s á l a s d o s v e r t i e n t e s o p u e s t a s de la g i g a n t e s c a m o n ta ñ a ^
a l E. y al 0 . Las d o s e sta cio n es en q u e esta b leció sus esp erim en lo s, en
el m es d e d i c i e m b r e d e 1 7 3 8 , e s t a b a n s i t u a d a s a l m i s m o l a d o ; la u n a ,
e n la d ir ec ció n S . a 6 1 ° 3 0 / 0 . , d 4 ,5 7 2 to e sa s del c en tro de la m o n ta n a ;
l a o t r a , en la d i r e c c i ó n S . á 1 6 ° 0 . , a u n a d i s t a n c i a d e 1 , 7 5 3 t o e s a s . L a
p r i m e r a e s t a c i ó n s e fijó e n u n a r egión que con ozco b a sta n te, proba­
b l e m e n t e b a j o la a l t u r a e n q u e s e h a l l a e l p e q u e ñ o l a g o a l p i n o d e Y a n a -
C o c h a ; la s e g u n d a , en el lla n o de piedra p ó m e z del A renal (v éa se
L a C o n d a m i n e , Viaje al E c u a d o r, p . 6 8 - 7 0 ) . L a d e s v i a c i ó n , c a l c u l a d a
e o n e l a u x i l i o d e l a s a l t u r a s d e e s t r e l l a s , n o fu e , c o n t r a t o d a e s p e r a n z a ,
m a s q u e de 7 " ,5 , cosa q u e lo s observad ores m ism o s atrib u y ero n á la
p r o x im id a d de las n ie v e s p e r p é tu a s q u e h a c ia lo s e sp e r im e n to s m a s d if í­
c i l e s , p o r f a lt a d e p r e c i s i ó n d e l o s i n s t r u m e n t o s , y s o b r e t o d o á la s v a s t a s
c a v ern a s c u y a e x isten cia sospech aban en la i n m e n s a c ú p u l a t r a q u i t i c o
d e l C h im b orazo. H e esp resa d o , c o n m o tiv o de estas ca v er n a s y de la
p e q u e ñ a m asa dada por c o n secu en cia á esta m o n ta ñ a , m u ch o s dudas
fu n d a d a s e n prin cip ios g e o ló g i c o s . A l S . S . E . del C h im b o ra zo , cerca
d e l l u g a r i n d i o d e C a lp i, se e n c u e n t r a e l c o n o d e e r u p c i ó n del Y a n a -
U rcu , q u e h e e x a m in a d o c u id a d o s a m e n t e c o n B o n p la n d , y q u e es cier­
ta m e n te de o r ig e n m a s r e c ie n te q u e e l c o loso de traquito e n form a de
c am p an a. B o u ssin g a u lt y y o n o h a l l a m o s n a d a s o b r e la g r a n m o n t a ñ a
q u e s e a s e m e j a r a a u n c r á t e r . V é a s e e n m i s Misceláneas de Física general y
de Geología (t. I, p . 1 5 0 , d e l a t r a d u c c i ó n f r a n c e s a ) , la Ascensión al Chim-
lo razo .

( 3 8 ) P á g . 2 9 . — B a i l y , Exper. w ith the torsion R od for determining the


mean density o f the E arth , 1 8 Í3, p. 6; J . H e r s c h e l , Memoir of Francis
B a ily , 1 8 4 5 , p . 2 4 .

( 3 9 ) P á g . 2 9 . — Cosmos, t . I, p . 1 5 3 - 1 5 5 y 3 9 2 , n o t a 3 6 .

(40) P á g . 2 9 . — R e i c h , Neue Versuche m it der Drehwage, e n l o s Abhand-


lungen der mathem. physischen Classe der Kcsnigl. Scechsischen Gesellschaft
dei' Wisenschaften z u L eipzig, 1 8 5 2 . t. I, p . 4 0 5 y 4 1 8 . L a s ú l t i m a s in ­
v estig a cio n es de m i e sc e le n te a m ig o e l profesor R eich se aproxim an
a l g o - m a s a l p r e c i o s o t r a b a jo d e B a i l y . Y o h e d e d u c i d o el t é r m i n o m e ­
dio 5 ,5 7 1 2 de m u c h a s sé r ie s de o b s e r v a c io n e s h e c h a s: 1 .° c o n una e s­
fera d e estañ o y u n h ilo de cobre la r g o y g r u e so , q u e d ieron por r e s u l­
t a d o 5 ,5 7 1 2 ; s ie n d o e l error p r o b a b le d e 0 ,0 1 1 3 ; 2 .° c o n la esfera de
e s t a ñ o y u n h ilo de cobre m a s corto y m as d e lg a d o , q u e h e su stitu id o
c o n un h ilo d o b le de hierro; el resultado f u e d e 5 , 5 8 3 2 ; e rr o r p r o b a ­
b le 0 ,0 1 4 9 . T e n ie n d o en c u e n ta e stas d os sé r ie s de esp e r ie n c ia s se halla
p or térm in o m ed io 5 ,5 7 5 6 . E l resultado de. B a i l y , o b t e n i d o e n v e r d a d
d e s p u e s d e e s p e r i e n c i a s m a s n u m e r o s a s , q u i z á s s e a d e m a s i a d o a lt o s i n
e m b a r g o , porque la d e n sid a d h a p o d id o aparecer au m en ta d a en razón
■de l a l i g e r e z a d e l a s e s f e r a s d e v i d r i o ó d e m a r f i l q u e s e h a n e m p l e a d o .
V é a s e R e i c h , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. L X X X V , p. 190, y W h i-
í e h e a d H e a r n , e n l a s Philosoph. Transaciions fo r 1 8 4 7 , p . 2 1 7 - 2 1 í). A e j e m ­
p l o d e R e i c h , B a i l y o b s e r v ó e l m o v i m i e n t o de l a b a l a n z a d e t o r s i o n s o ­
b r e la i m a g e n d e u n a e s c a l a r e f l e j a d a p o r u n e s p e j o f ij a d o e n m e d i o d e l
fiel, c o m o en las o b s e r v a c io n e s m a g n é tic a s de G auss. L as ven tajas de
e s te e sp e jo , q u e p e r m ite v e r c o n m a s e x a c titu d lo s r e s u lta d o s, se h a n
s e ñ a l a d o e n l o s Annalen de P o g g e n d o r f f , d e s d e e l a ñ o 1 8 2 6 (t. V I I , p á -
- g i n a 1 2 1 ).

(41) P á g . 3 0 .— L as e sp erien cias que A iry acaba de h a cer sob re el


p é n d u lo , en 1 8 54, en la s m in a s de H artón , con un a precisión m a r a v i­
l l o s a , s u m i n i s t r a n , s o b r e la d e n s i d a d d e l a T i e r r a , u n r e s u l t a d o m u c h o
m a s i m p o r t a n t e a u n q u e l a s d e B a i l y y d e R e i c h . S e g ú n A i r y , la d e n s i ­
d a d e s d e 6 , 5 6 6 , c o n u n e rr o r p r o b a b l e d e 0 , 1 8 2 . V é a n s e l a s Philosoph.
Transaciions fo r 1 8 5 6 , p . 3 4 2 . U n a lig e r a m o d ific a c ió n de este v a lo r n u ­
m é r ic o h e c h a por el profesor S t o c k e , en razón d el efecto de la rotacion
y d e la e l i p t i c i d a d t e r r e s t r e , r e d u c e l a d e n s i d a d , p a r a H a r t ó n , s i t u a d o
á 5 4 ° 4 S 7 de la titu d N . , á 6 ,5 6 5 ; para e l e c u a d o r ,á 6 ,4 8 9 .

( 4 2 ) P á g . 3 0 . — Cosmos, t. I, p . 1 5 3 .

( 4 3 ) P á g . 3 0 . — L a p l a c e , Mecánica celeste, e d . d e 1 8 4 6 , t. V , p. 5 7 . E l
p e s o e sp ecífico m e d io del g r a n ito d e b e e v a lu a r s e á lo m a s en 2 , 7 , a t e n ­
d ie n d o á qu e la d e n s id a d de la m ica b la n ca co n b a s e d e p o ta sa y de d os
ejes, y de la m ica v e rd e m a g n é sic a d e un solo eje v a r ia de 2 ,8 5 á 3 ,1 . y
«que l a d e l a s o t r a s p a r t e s c o n s t i t u y e n t e s d e l g r a n i t o , d e l c u a r z o y d e l
fe ld esp a to , e s de 2 ,5 6 y 2 , 6 5 . E l p e s o e s p e c íf i c o d e l o l i g o c l a s e m i s m o
no escede de 2 ,6 8 . Si el peso esp ecífico del am fibol se e le v a hasta
3 , 1 7 , e l de l a s i e n i t a , e n q u e e l f e l d e s p a t o p r e d o m i n a s i e m p r e , q u e d a
m u c h o m a s b ajo q u e 2 , 8 . C om o por otra p arte el e sq u isto a r cillo s o o s-
-c ila e n t r e 2 , 6 9 y 2 , 7 8 , y e n t r e l a s r o c a s c a l c á r e a s , s o l o l a d o l o m í a p u ra
‘l l e g a á 2 , 8 8 , e l p e s o d e l a c r e t a e s d e 2 , 7 2 , e l d e l y e s o y d e l a s a l g e ­
m a 2 ,3 , resu lta q u e la d e n sid a d de la parte c o n tin e n ta l de la corteza
t e r r e s t r e , a c c e s i b l e á n u e s t r a s o b s e r v a c i o n e s ¿stá m a s c e r c a d e 2 , 6 q u e
d e 2 , 4 . S u p o n i e n d o L a p l a c e q u e la d e n s i d a d a u m e n t a d e l a s u p e r f i c ie a l
.c e n t r o e n p r o g r e s i ó n a r i t m é t i c a , y p a r t i e n d o d e la c r e e n c i a , c i e r t a m e n t e
e r r ó n e a , d e q u e la d e n s i d a d d e l a c a p a s u p e r i o r e s i g u a l á 3 , h a l l ó c o m o
d e n s id a d m e d ia d e l g lo b o terrestre 4 , 7 6 4 7 , n ú m e r o q u e se separa d el
resu ltad o de R e ic h , 5 ,5 7 7 , y d e l de B a i l y , 5 ,6 6 0 , m u c h o m as de lo q u e
.c o r r e s p o n d e á l o s e r r o r e s p r o b a b l e s d e l a o b s e r v a c i ó n . D e s p u e s d e h a b e r
^ d is c u tid o d e n u e v o l a h i p ó t e s i s d e L a p l a c e , e n u n a i n t e r e s a n t e M e m o r i a
«que d e b e p u b l i c a r m u y p r o n t o e l e d i t o r d e l a s Astronomische Nachrichten,
P la n a d e d u ce q u e r eh a cien d o esta h ip ó te sis, se l le g a á c o n o c e r q u e la
d e n s i d a d m e d i a a s i g n a d a p o r R e i c h á la T ie r r a p u e d e c o n s i d e r a r s e com o-
m u y a p r o x im a d a á la v e r d a d e r a , c o m o el n ú m e r o 1,6, en q u e y o h e
e v a l u a d o l a d e n s i d a d d e l a s u p e r f i c i e s ó l i d a y de l a s u p e r f i c ie l í q u i d a d e
la T ierra, y q u e la e lip tic id a d se h a lla c o m p r e n d id a entre lim ite s d e te r m i­
n ad os p ro b a b lem en te por esta s ú ltim a s ca n tid a d e s. « S i la c o m p r esib i­
lid a d d e la s su sta n c ia s d e q u e la T ierra se c o m p o n e , d ic e el g e ó m e t r a
d e T u r i n , ha sid o la ca u sa q u e h a d a d o á e sa s capas fo r m a s r e g u la ­
r e s , c a s i e l í p t i c a s , c o n u n a d e n s i d a d c r e c i e n t e d e s d e l a s u p e r f i c ie h a s t a
el c e n t r o , p u e d e c r e e r s e q u e e s t a s c a p a s , a l c o n s o l i d a r s e , h a n sufrido-
m od ificacion es en v erd a d m u y p e q u eñ a s, a u n q u e bastante g ra n d es para
im p e d ir n o s po d er d e r iv a r c o n to d a la e x a c t it u d d e s e a d a , el esta d o de la
T ie r r a s ó l i d a de su e s t a d o a n t e r i o r d e f l u i d e z . E sta reflexión m e h a
h e c h o a p r e c i a r m a s la p r i m e r a h i p ó t e s i s p r o p u e s t a p o r e l a u t o r d e l a
Mecánica celeste, d e c i d i é n d o m e á s o m e t e r l a á n u e v a d i s c u s i ó n . »

(44) P a g . 3 1 . — P e t i t , sobre la la titu d del Observatorio de Toulousc, la


densidad media de la cordillera de'los Pirineos, y la probabilidad de que exista
u n vacío bajo esta cordillera, e n l a s Memorias de la Academia de Ciencias r
t. X X I X , 1 8 4 9 , p. 7 3 0 .

( 4 5 ) P á g . 3 2 . — Cosmos, t. I, p . 1 5 9 y 3 9 4 , n o t a 4 0 .

( 4 6 ) P á g . 3 3 . — H o p k i n s , e n e l Report o f the B ritish Association f o r 183S'r


p . 9 2 ( P h y s i c a l G e o l o g y ) ; Philosoph. Transactions, 1 S 3 9 , 2 . a p a r t e , p . 3 8 1 ,
y 1 8 4 0 , 1 .a parte, p. 193; H e n n e sse y , en l a s Philosoph. Transactionst
1 3 5 1 , 2 . a p a r t e , p. 5 0 4 y 5 2 o (T e r r e s t r i a l P h y s i c s ) .

(47) P á g . 3 3 . — Cosmos, t. í, p . 2 1 8 y í 1 5 , n o t a 2 5 .

(4S) P á g . 3 3 . — Las o b serv a cio n es de W a lfer d in datan del otoño d e


1 8 4 7 , y s e a p a r ta n p o c o d e l o s r e s u l t a d o s o b t e n i d o s p o r A r a g o , en 1 8 4 0 ,
c o n e l a p a r a t o m i s m o de W a l f e r d i n , c u a n d o la s o n d a l l e g ó á 5 0 5 m e t r o s
de profun didad , y c o m e n z ó á p e n e t r a r e n e l g o l t , d e s p u e s de h a b e r
a t r a v e s a d o la g r e d a . V é a s e Cosmos, t. I, p. 1 5 7 y 3 9 3 ( n o t a 3 8 ; ; Memo­
rias de‘ la Academia de Ciencias, t. X I , 1 8 4 0 , p. 7 0 7 , y e n la s Obras de-
A r a g o , Noticias científicas, t. III, p . 3 8 5 .

(49) P á g . 3 4 .— E stos n ú m e r o s están sa c a d o s de la s notas m a n u sc r ita s


d el D irector g e n e r a l de M in as, O e y n h a u s e n . V é a s e Cosmos, t. I, p. 38G,
n ota 24, y 393, nota 38, y B i s c h o f , Lehrbuch der chemischen u n d physis-
chen Geologie, t. I, 1 . a p a r t e , p. 1 5 4 - 1 6 3 . P o r ord en d e profu n d id ad ab­
s o lu ta , el pozo artesian o de M ondorf, en el gran d u cad o de L u x em b u r-
g o , vien e in m e d ia ta m e n te d e sp u e s d e l de N e u - S a l z w e r k ; tien e 2,066.
pies.
(5 0 ) P á g . 3 í . — V é a s e Cosmos, t. I, p . 3 9 3 , y Memorias de la Sociedad'
de historia natural de Ginebra, t. V i , 1 8 3 3 , p. 2 4 3 . L a c o m p a r a c i ó n d e g r a n
n ú m er o de p o z o s a rtesia n o s situ ad os á los alrededores de L ille c o n lo s
d e S a i n t O u e n y G in e b r a p e r m i t i r í a a t r i b u i r m a y o r i n f l u e n c i a á la c o n ­
d u ctib ilid a d de las rocas y d e l a s c a p a s t e r r e s t r e s , si se p u d i e r a t e n e r
i g u a l confianza en la e x a c titu d de to d o s lo s r e s u lta d o s. V é a s e P o is s o n ,
Teoría matemática del Calor, p . 4 2 1 .

(5 1 ) P á g . 3 5 . — D e 1 4 p o z o s a r t e s i a n o s , d e m a s de 100 m etros de
profu n d id ad , y rep artidos por io s p u n to s m as d ista n tes de F ran cia, B ra ­
v a i s , e n la i n s t r u c t i v a e n c i c l o p e d i a q u e l l e v a p o r títu lo P a tria ( 1 8 4 7 ,
p . 1 4 5 ) , c it a 9 p a r a l o s c u a l e s l a p r o f u n d i d a d c o r r e s p o n d i e n t e a l a u ­
m en to de tem peratura de un g rado o sc ila entre 27 y 39 m etro s, y por
c o n s i g u i e n t e , s e a p a r t a d e l t é r m i n o m e d i o d a d o e n e l t e s t o (3 2 m e t r o s )
en 5 6 6 m etros m as ó m en o s. V é a s e t a m b i é n M a g n u s , e n l o s Annalen
d e P o g g e n d o r f f , t. X X I I , 1 8 3 1 , p . 1 4 6 . E n g e n e r a l , el a u m e n t o de la
tem p eratura p a r e ce m a s rápido en lo s p o z o s a r te sia n o s de p e q u e ñ a p ro­
fu n d id a d . S in e m b a r g o , los p o zo s p rofu n d ísim os de M on te-M assi, en
T o s c a n a , y d e N e u f f e n , e n l a p ar te N . 0 . d e l o s A l p e s , c o n s t i t u y e n n o ­
tables e se e p c io n e s.

( 5 2 ) P a g . 3 6 . — Q u e t e l e t , e n e l Boletín d é la Academia de Bruselas, 1836,.


p. 7o.

( 5 3 ) P á g . 3 6 . — F o r b e s , Exper. on the íemperature o f the E arth at diffe-


rent deplhs, e n l a s Transactions of the Boyal Society o f E dinburgh, t. X V I , .
1 8 4 9 , 2 . a p a r te , p . 1S 9.

( 5 í ) P a g . 3 7 . — T o d o s l o s n ú m e r o s c o n c e r n i e n t e s á la t e m p e r a t u r a d e
l a s c u e v a s d e l O b s e r v a t o r i o e s t á n t o m a d o s d e la Teoría matemática del
Calor d e P o i s s o n (p. 4 1 5 y 4 6 2 ) . P o r otra p a r t e , e l A n u ario meteorológico
de F ra n c ia , p u b l i c a d o p o r M a r t i n s y H s e g h e n s ( 1 8 Í 9 , p. 8 8 ) , c o n t i e n e
l a s c o r r e c c i o n e s h e c h a s p o r G a y - L u s s a c a l t e r m ó m e t r o s u b t e r r á n e o de
L a v o i s i e r , q u e s e s e p a r a n d e d i c h o r e s u l t a d o . E l t e r m ó m e t r o de L a v o i s i e r
h a d a d o c o m o t é r m i n o m e d i o de 3 m e s e s , d e j u n i o á a g o s t o , 1 2 ° , 1 9 3 ,
m i e n t r a s q u e G a y - L u s s a c h a l l a b a 1 1 ° , 8 4 3 : d i f e r e n c i a 0 ° 33 o 0 . V é a s e e n
. l a s Obras d e A r a g o , Noticias científicas, t. V , p . 6 4 4 .

(S o ) P á g . 3 7 . — C a s s i n i , e n l a s Memorias de la Academia de Ciencias,


17S6, p. o l í .

( 5 6 ) P á g . 3 8 — B o u s s i n g a u l t , sobre la profundidad á que en Ja zona tór­


rid a se halla la capa de temperatura in v aria b le, e n l o s Anales de Química y de
Física, t. L i l i , 1 8 3 3 , p . 2 2 5 - 2 4 7 . C a l d e c o t t , a s t r ó n o m o d e l R a j a h d e T r a -
'vancore , y el capitan N e w b o ld h a n p resentado ob jecio n es contra el
- m é to d o r e c o m e n d a d o en esta M em o ria y consagrado por sinn úm ero
de o h ser v a c io n es e x a cta s en la A m érica del Sur. C aldecott h a lló en
T r e v a n d r u m q u e á 3 p i e s e n e l s u e l o y b a jo é l , m a s b a j o p o r c o n s i g u i e n ­
te de lo q u e prescribe B o u s s i n g a u lt , e l te r m ó m e tro de F a h r e n h e it m a r ca ­
b a 8o y 86 g r a d o s, sie n d o la tem p eratu ra m e d ia d el aire 8 2 ° ,0 2 . V éase
E dinb . Transadions, t. X V Í , 3 . a p a r t e , p . 3 7 9 - 3 9 3 . L o s e s p e r i m e n t o s de
N e w b o ld , en B e lla r y , en las In d ias, á 1 5 ° ,5 de la titu d , d ie ro n ta m b ié n ,
á 1 p i e d e p r o f u n d i d a d , d e s d e l a s a l i d a d e l S o l ’l ia s t a l a s 2 d e l a t a r d e , u n
a u m e n t o de 4 o d e l t e r m ó m e t r o d e F a h r e n h e i t ; p e r o e n C a s s a r g o d a , d 1 2 ° , 2 9
c o n u n c i c l o c a r g a d o d e n u b e s , e l a u m e n t o s o l o e r a d e I o l/ 2. ¿ E s t a b a n c u ­
biertos los term óm etros c o m o deb ian , y al ab rig o d e la in so la c ió n ?
V é a s e tam b ién sobre e s t e a s u n t o F o r b e s , Exper. on the lemperature o f
the E arth at different depths, e n l a s E dinb. Transactmis, t. X V I , 2 . a p a r t e ,
p . 1 8 9 . E l c o r o n e l A c o s t a , sá b io h isto r ia d o r d e la N u e v a -G r a n a d a , h á
un año pra cticó en G uaduas, sob re la p e n d ie n te S . 0 . d el lla n o de
B o g o t á , en d o n d e l a tem p eratura m e d ia a n u a l es d e 2 3 ° ,8 , u n a larga
-série d e o b s e r v a c i o n e s c o n u n t e r m ó m e t r o i n t r o d u c i d o á 1 p i e b a j o t i e r ­
ra y e n un espacio cu b ierto. E stos e sp erim en to s con firm an p len a m en te
l o s a s e r t o s d e B o u s s i n g a u l t . «'Las o b s e r v a c i o n e s d e l c o r o n e l A c o s t a , c u ­
ya p re v isió n en tod o lo q u e co n ciern e á la M e te o ro lo g ía es co n o cid a ,
p r u e b a n ( m e e s c r i b i ó B o u s s i n g a u l t ) , q u e , e n c o n d i c i o n e s d e a b r i g o , la
tem peratura perm anece c o n sta n te en tre lo s trópicos á m u y pequeña
p r o fu n d id a d .»

(o7) P á g . 3 9 . — S o b r e G u a lc a y o c , lla m a d o ta m b ié n M in a s de C h ota,


y s o b r e M i c u i p a m p a , v é a s e H u m b o l d t , Coleccion de observaciones astronó­
micas, t. I, p. 3 2 4 .

( o S ) P á g . 3 9 . — H u m b o l d t , Ensayo político sobre el reino de Nueva-Es-


j)aña, 2 . a e d i c i ó n , t. III, p . 2 0 1 .

( 5 9 ) P á g . 4 0 . — V é a s e B e e r , e n e l Reise in Sibirien d e M i d d e n d o r f f .
t . I , p . 7.

(60) P á g . 4 1 .— S c h e r g in , d ir ec to r d e la C om p añía ruso-am ericana,


m a n d ó c o m e n z a r e n 1 8 2 8 e l a f o r a m i e n t o d e u n p o z o e n e l p a t i o d e c ie r t a
c a s a p e r ten ec ie n te á la C o m p a ñ ía . E n 1 8 3 0 , se lle g ó á la p rofun didad
d e 9 p ies. V ie n d o q u e no se h ab ia h allad o a u n m as q u e h ie lo y no a g u a .
S c h e r g in a b a n d o n ó la e m p r esa . E l a lm ir a n te W r a n g e l, q u e de v u e lta a
S itc h a , se d e tu v o en la k u ts k , c o m p r en d ió el gran in terés científico del
a fo r a m ie n to de esta capa de h ie lo su b terrá n eo , é in v itó á S c h e r g in á
q u e p r o s i g u i e r a l o s t r a b a j o s h a s t a e l fin. E n 1 8 3 7 , s e l l e g ó á 3 8 2 p i e s
i n g l e s e s d e p r o f u n d i d a d , y a u n n o se h a b i a p a s a d o d e l h i e l o .
(61) P á g . 4 1 . — M i d d e n d o r f f , Reise in Sibirien, t, I, p . 1 2 5 - 1 3 3 . « E s -
c l u y a m o s p r i m e r a m e n t e , d i c e M i d d e n d o r f f , l a s p r o f u n d i d a d e s q u e no.
alcan zan 100 p ies, p o r q u e resulta de lo s e sp e r im e n to s h ech os h asta
h o y e n Sib eria q u e e sta s p r o fu n d id a d e s está n s o m e tid a s á las v a r ia c io ­
n e s a n u a l e s d e la t e m p e r a t u r a , y a u n q u e d a r á n , p a r a l a s p r o f u n d i d a d e s -
m a s c o n sid e r a b les, a n o m a lía s parciales: a sí, de 1 50 á 2 0 0 pies, u n a u ­
m e n t o d e c a l o r d e I o R e a u m u r c o r r e s p o n d e á 66 p i e s ing -leses; l a p r o -
p o rcion es de 217 pies in g le s e s por cada gr a d o R e a u m u r de 2 5 0 á 300
pies. E sta m o s , p u e s , a u to r iza d o s p a r a d ecir q u e lo s h e c h o s r e v e la d o s
h a sta a q u í por el e x á m e n del p o zo de S c h e r g -in n o b a s t a n p a r a d e ­
te rm in a r c o n c e r te z a la p r o g r e s ió n d e la tem p eratura, y q u e sin e m ­
b a r g o , á pesar d e lo s im p o r ta n te s errores p r o d u c id o s q u iz á por las d ife­
ren cias de c o n d u c tib ilid a d e n la s d iv e rsa s ca p a s terrestres, por la s i n ­
f l u e n c i a s p e r t u r b a d o r a s d e l a i r e e s t e r i o r ó de l a l l u v i a q u e p e n e t r a a l
i n t e r i o r , s e p u e d e afirm a r q u e el a u m e n to de tem p eratu ra n o es de­
m a s d e 1 0 0 á 117 p i e s i n g l e s e s p o r c a d a g r a d o R ea u m u r.» El n ú m e ­
ro 1 1 7 e s u n t é r m i n o m e d i o e n t r e s e i s a u m e n t o s p a r c i a l e s d e t e m p e r a t u ­
ra o b s e r v a d a s de 5 0 en 50 p ie s, d e sd e 100 h a sta 3 8 2 de p r o fu n d id a d .
S i c o m p a r o l a t e m p e r a t u r a a n u a l d e l a i r e e n l a k u t s k ( — 8 o ,1 3 R . ) c o a
la t e m p e r a t u r a m e d i a d e l h i e l o , á l a p r o f u n d i d a d d e 3 S 2 p i e s i n g l e s e s ,
h a l l o q u e á I o R e a u m u r c o r r e s p o n d e n 66 5/ s - S e c o n t a r í a n 1 0 0 p i e s c o m ­
p a r a n d o l a t e m p e r a t u r a d e la par te m a s b a ja c o n l a q u e r e i n a á 1 0 0 p i e s
de profun didad . D é l a s in v e s tig a c io n e s n u m ér ica s q u e h ic ie r o n con g r a n
sa g a c id a d M id dend orff y P ete rs, so b re la v e lo c id a d con q u e se prop a­
g a n las v a r ia c io n e s de la tem p eratura a tm o sfé r ic a y so b re lo s m áxim os,
d e l fr ió y d e l c a l o r , r e s u l t a q u e « e n l o s p o z o s a r t e s i a n o s , á l a p r o f u n ­
did ad de 7 á 2 0 p ie s s o la m e n te , la tem p eratura se e le v a del m es de
m a r z o a l d e o c t u b r e , y d e s c i e n d e d e n o v i e m b r e á a b r i l , p o r q u e la p r i ­
m a v e r a y e l o t o ñ o so n las e s t a c io n e s e n q u e la tem p er a tu r a a tm o sfé r ic a
su fre l o s c a m b i o s m a s s e n s i b l e s . » V é a s e M i d d e n d o r f f , Reise in S ib irie n ,
p . 1 3 3 - 1 5 7 y 1 6 8 - 1 7 5 . L o s p o z o s a u n c u i d a d o s a m e n t e r e c u b i e r t o s se e n ­
fr ia n p o c o á p o c o , e n e l n o r t e d e l a S i b e r i a , p o r el c o n t a c t o , p r o l o n g a d a
du ran te m u c h o s a ñ o s , d e l aire co n la s p a r e d e s d el p o z o . S in e m b a r g o ,
en e l d e S c h e r g i n , e s t e c o n t a c t o h a p r o d u c i d o a p e n a s e n 1 8 a ñ o s u n d e s ­
cen so de tem p eratura de m e d io gra d o . U n fe n ó m e n o n o ta b le é in e s p lic a -
b lc h a s t a a q u i , s e p r e s e n t ó t a m b i é n e n d i c h o p o z o de S c h e r g i n ; e l d e l c a l e r i -
t a r a ie n t o q u e s e n o t ó en in v ie r n o solam en te, y a lg u n a s v e c e s en la s
capas m a s p ro fu n d a s, sin q u e se p u d ie r a r ec o n o c er n in g u n a in flu e n c ia
e s t e r io r ( v é a s e I d . , p . 1 5 6 y 1 7 8 ) . M e p a r e c e m u c h o m a s s o r p r e n d e n t e
t o d a v í a q u e e n e l p o z o a r t e s i a n o d e W e d e n s k , e n l a P s e s in a , á u n a t e m ­
peratura atm osférica de 23 ° R e a u m u r , s e e n c o n t r a r a , á la p r o f u n d i ­
dad de 5 á 8 p ie s, que l a t e m p e r a t u r a era i g u a l á — 2 o , 5 . Las lí­
n e a s is o g e o t e r m a s , sobre c u y a d ir ec ció n n o s h a n da d o la s prim eras noli*
•cías l a s ingeniosas in vestigacion es de K u p f f e r ( v é a s e e l Cosmos, t. I,
p . 1 9 8 y 4 1 1 , n o t a 1) o f r e c e r á n p o r m u c h o tiem p o aun problem as in -
s o lu b le s . L a tarea es sobre to d o difícil en la s c o m a r c a s d o n d e e l a fo r a ­
m ie n to c o m p le to d e la capa d e h ie lo e x i g e u n trabajo la r g o y p e n o s o .
El s u e lo d e h ielo q u e se h a lla en I a k u ts k no p u ed e h o y considerarse
c o m o un f e n ó m e n o l o c a l , d e b i d o , c o m o s u p o n í a el D irector g e n e r a l de
l a s U s i n e s S l o b i n , á c a p a s d e ti e r r a p r e c i p i t a d a s p o r l a a c c i ó n d e l a s
a g u a s . V é a s e M id d e n d o r f f , id ., p. 1 6 7 .

( 6 2 ) P á g - 4 1 . — V é a s e Cosmos, t. I V , p . 3 o .

(63) P á g . . 4 2 — V é a s e M i d d e n d o r f f , Reise in ¿ ib irie n , t I, p . 1 6 0 , 1 6 4


y 179. E n estas co n jetu ra s n u m ér ica s sobre el espesor del su elo de h ie lo ,
s e s u p o n e q u e l a t e m p e r a t u r a a u m e n t a c o n la p r o f u n d i d a d s i g u i e n d o u n a
p r o g r e s i ó n a r i t m é t i c a . E l s a b e r si á p r o f u n d i d a d e s m a s c o n s i d e r a b l e s e l
ca lo r c o n tin u a c r e c ie n d o , es te ó ricam en te inexacto, y por c o n sig u ie n te
necesario d esconfiar de c á lc u lo s fa n tá stic o s so b re las m a sa s de rocas
h e te r o g é n e a s en fu sió n , c u y o s m o v im ie n t o s d eso r d e n a d o s m odificarían
la tem p eratura central d e la T ierra.

( 6 4 ) P á g . 4 3 . — S c h r e n k , Reise durch die Tundern der Samojedcn, 1 8 5 8 ,


1 . a p a r t e , p. 5 9 7 .

( 6 5 ) P á g . 4 3 . — R o s e , Reise nach dem U r a l,t. I, p . 4 2 8 .

(6 6 ) P á g . 4 4 . — V é a n s e los e sp e r im e n to s de m i a m ig o H elm ersen so­


b r e l a c o n d u c t i b i l i d a d r e l a t i v a d e l a s d i f e r e n t e s r o c a s , e n l a s Memorias
de la Academia de San Petersburgo ( M i s c e l á n e a s f í s i c a s y q u í m i c a s , 1 S 5 1 ,
p. 32).

( 6 7 ) P á g . 4 4 . — V é a s e M i d d e n d o r f , Reise in S ib ir ie n , t. I, p. 6 6 , y o tr o
p a s a j e , p. 1 79: « L a l í n e a q u e s e ñ a l a el p r i n c i p i o d e l s u e l o d e h i e l o p a ­
rece form ar, en el N. del A s ia , d o s sa lid a s c u y a c o n v e x i d a d se d i r i g e
h á c i a e l S . : la u n a , c u y a cu rvatu ra es p oco se n sib le, en las m á rg en es
d e l Obi; l a o t r a , f u e r t e m e n t e a c e n t u a d a , e n l o s b o r d e s d e L e n a . E ste l í ­
m i t e c o r r e d e B e r e s o w , s o b r e el Obi, h á c i a T u r u c h a n s k , s o b r e e l J e n i s e i ;
d e a l l í pasa e n t r e W i t i m s k y O l e k m i n s k , c o s t e a l a m á r g e n d e r e c h a d e
L e n a , y d e s p u é s d e s u b i r h á c i a el N . , v u e l v e á t o m a r su d i r e c c i ó n h á ­
c ia e l E . »

(6 8 ) P á g . 4 7 . - - E l p a s a j e m a s i m p o r t a n t e s o b r e la c a d e n a m a g n é t i c a
f o r m a d a d e a n i l l o s e s t á e n el I o n d e P l a t ó n (p. 5 3 3 , D , E , e d . d e E s t i e n -
n e ) . M a s t a r d e , e s t a p r o p a g a c i ó n de l a f u e r z a a t r a c t i v a se h a l l a m e n c i o ­
n a d a cri P l i n i o (1. X X X I V . c . 1 í) ; en L ucrecio (1. V I , v . 9 1 0 ) ; e n S a n
A g u s t í n (de Civitaíe Dei, 1. X X , c. 4), y e n F i l ó n (de Opificio M u n di,
p. 32, D, ed. de 1691).

( 6 9 ) Pag-. 4 8 . — Cosmos, t. I, p. 1 6 8 y 4 0 1 - 4 0 2 (notas 61 y 6 2 ) ; t. 11,


>p. 2 5 1 - 2 5 3 , 2 7 3 - 2 7 7 , 4 3 7 (n . 5 9 ) y 4 5 8 , 4 4 9 ( n . 9 1 - 9 3 )

( 7 0 ) P á g . 4 8 . — H u m b o l d l , Asia central, t. I. p . 4 0 - 4 2 . Escámen critico


4e la H istoria de la Geografía del Nuevo Continente, t. III, p . 3 § . B i o t q u e ,
y a so lo , y a c o n el a u x ilio de mi a m ig o J u lie u , h a confirm ad o y a u m e n ­
ta d o las i n v e s t i g a c i o n e s de K la p r o t h , sob re la é p o ca á q u e se r e m o n ta
•el u s o d e l a a g u j a i m a n t a d a e n C h i n a , c i t a u n a tradición q u e está refe­
r id a p o r p r i m e r a v e z e n l o s e s c r i t o r e s d e l o s p r i m e r o s s i g l o s d e l c r i s t i a ­
n ism o ; pero q u e dala d e tie m p o s a n te r io r es. S e g ú n esta tr a d ició n , lo s
■carros m a g n é t i c o s y a s e c o n o c í a n e n e l r e i n a d o d e l c é l e b r e I l o a n g - t i ,
q u e p a r e c e h a b e r v i v i d o 2 , 6 0 0 a ñ o s a n t e s d e n u e s t r a e r a , e s d e c ir 1 , 0 0 0
a n t e s de la época en que los H y cso s fueron e sp u lsa d o s del E gipto.
V é a s e B i o t , sobre la dirección de la aguja im antada en China, e n l a s Memo­
rias de la Academia de Ciencias, t. X I X , 1 8 4 4 , p . 3 6 2 .

( 7 1 ) P á g . 4 8 . — V é a s e Cosmos, t. f, p . 1 6 8 y 4 0 1 , n o t a 6 1 . A r i s t ó t e l e s
m i s m o (de A n im a , 1. I, c. 2 ) n o m e n c i o n a el alm a del im án sino c o m o
o p in io n d e T a le s . D ió g e n e s L aercio e s lie n d e fo r m a lm e n te esta c re en cia
-al á m b a r , c u a n d o d i c e : « A r i s t ó t e l e s é H i p p i a s a f i r m a n , c o n m o t i v o de
la teoría de T a les, e tc .» E l sofista H ip ia s de E lis , q u e se v a n a g lo r ia b a
d e s a b e r l o t o d o , se o c u p a b a e n e l e s t u d i o d e l a N a t u r a l e z a y d e la s m a s
a n tig u a s tr adiciones q u e to m a ro n su o r i g e n e n la e s c u e l a f i s i o l ó g i c a .
E l s o p l o a t r a c t i v o d e l v i e n t o q u e , s e g ú n e l f í s i c o c h i n o Iv u ofo , p a s a á
través del im án y d e l á m b a r , r e c u e r d a el n o m b r e a z t e c a d e l i m á n : tlai-
hioanani tetl, e s d e c i r , s e g ú n l a s i n v e s t i g a c i o n e s d e B u s c h m a n n s o b r e l a s
l e n g u a s m e j i c a n a s , la p i e d r a q u e a t r a e á sí p o r e l s o p l o , d e ihieth, s o p l o ,
r e s p i r a c i ó n , y ana, a t r a e r .

( 7 2 ) P á g . 4 9 . — H á s e v u e l t o á e n c o n t r a r e n e l Mung-khi-pi-than, y m a s
■ d e ta lla d a m e n te , l o q u e K la p r o t h h a s a c a d o d e l Penthsaoyan, r e s p e c t o de
e s t e n o t a b l e a p a r a t o . V é a n s e l a s Memorias, t . X I X , p . 3 6 5 . H a s e d i c h o
<in la M e m o r i a d e K l a p r o t h , y e n u n l ib r o d e b o t á n i c a c h i n o , q u e el
c ip r é s i n d i c a la d i r e c c i ó n d e l 0 . , y m a s g e n e r a l m e n t e (^ u ela a g u j a i m a n ­
t a d a i n d i c a l a d i r e c c i ó n d e l S . ¿ D e p e n d e e s t o d e q u e s e s u p o n e un d e s ­
a r r o l l o de l a s r a m a s e n d i r e c c i ó n d e la p e s i c i o n d e l S o l ó l a d o m i n a n t e
•del v i e n t o ?

( 7 3 ) P á g . 5 2 . — H u m b o l d t , Examen crítico de la H istoria de la Geografía


d tl Nuevo Continente, t. III, p. 5 í .
(7 4 ) P a g . 5 4 . — V é a s e Cosmos, t. II, p . 4 3 7 - 4 4 0 . B a j o el r e i n a d o d e
E d u a r d o III d e I n g l a t e r r a , e n u n a é p o c a e n q u e , c o m o h a d e m o s t r a d o -
H a r r i s N i c o l á s ( H isíory o f the royal N avigation, 1 8 4 7 , t . II, p . 1 8 0 ) , l a
n a v e g a c i ó n s e r e g u l a b a s i e m p r e p o r l a b r ú j u l a , e n t o n c e s l l a m a d a sails-
tone dial, sailing needie ó adamante. S e h i z o tr a e r , e n 1 3 4 5 , p a r a e l King's
ship the George, d i e z y s e i s r e l o j e s ( h o u r - g l a s s e s ) c o m p r a d o s e n F la n d e s ^
y q u e fig u ra n en el r e g istr o de g a sto s; pero e sto n o pru eb a de n i n g ú n
m o d o el u so de la g u in d o la . R e su lta d el te stim o n io de E n c is o , cita d o
por C ésp ed es, q u e m u c h o tie m p o a n te s de servirse d e este ap arato, s e
h a b i a s e n t i d o l a n e c e s i d a d d e l r elo j d e a r e n a , p a r a c o r r e g i r l o q u e p o ­
d r ía h a b e r a l l í d e m u y a v e n t u r a d o e n l a s e v a l u a c i o n e s , echando p u n to
po r fantasía e n l a coreadera.de los perezosos.

( 7 5 ) P á g . 5 4 . — V é a s e Cosmos, t. I, p . 3 9 4 , n o t a 4 l , y p . 3 9 5 , n o t a 4 4 ;
t. II, p . 3 2 2 - 3 2 4 , .4 7 5 , n o t a s 7 0 - 7 2 , y 4 7 7 , n o t a 8 8 . E l p o l o N . m a g n é t i c o
e r a l l a m a d o Calamitico, á c a u s a d e la f o r m a d e r a n a q u e s e d i o á l a s p r i ­
m e r a s a g u ja s de las b rú ju la s.

( 7 6 ) P a g . 5 5 . — V é a s e G il b e r t , Physiologia nova deMagnete, 1. II I, c . 8 ,


p. 1 2 4 . P li n i o dijo y a d e u n a m a n e r a g e n e r a l q u e la p ropiedad m a g n é ­
t i c a p u e d e c o n e l t i e m p o c o m u n i c a r s e al h i e r r o , p e r o s i n h a b l a r d e l f r o ­
t a m i e n t o . V é a s e Cosmos, t. I, p . 3 9 7 , n o t a 4 9 . E s s i n g u l a r v e r á G ilb e r t
tr a tar d e s d e ñ o s a m e n t e l a o p i n i o n vu lgar, d i c e : « de montibus magneticis
au t ru p a aliq ua magnética, de polo phantastico a polo m u n d i distante». (Idem ,
p . 42 y 98). L os c a m b io s d e la d e c lin a c ió n y la m u t a c ió n de la s lín e a s
m a g n é tic a s le eran c o m p leta m en te d e sc o n o c id a s: «V a rieta s u n iu sc u ju s-
q u e l o c i c o n s t a n s e s t . » ( Id ., p . 4 2 , 9 8 , 1 5 2 y 1 5 3 ) .

( 7 7 ) P á g ; 5 5 . — H istoria natural de las In d ia s, 1. I, c . 1 7 .

(7 8 ) P á g . 5 5 . — Cosmos, t. I , p . 16 5 .

(7 9 ) P á g . 5 5 .— C itando la s o b s e r v a c io n e s de in c lin a c ió n q u e h e re­


c o g id o en el mar d el S u d co n to d o el c u id a d o d eseab le, h e h e c h o ver
l a u t i l i d a d p r á c t ic a q u e p u e d e o f r e c e r l a i n c l i n a c i ó n pa r a d e t e r m i n a r l a s
l a t i t u d e s , e n la é p o c a e n q u e r e i n a e n l a s c o s t a s d e l P e r ú l a n i e b l a l l a ­
m a d a g arúa q u e o s c u r e c e el S o l y l a s e s t r e l l a s ( v e a s e Cosmos, t. I, p. 161
y 3 9 5 , n o t a 4 4 ) . E l j e s u í t a C a b e o , a u t o r d e l a P hilo soph ia.magnética ( i n
qua nova qu aed am p y x i s e x p l i c a t u r , quse p o l i e l e v a t i o n e m u b i q u e d e -
m o n s t r a t ) , h a l l a m a d o t a m b i é n l a a t e n c i ó n s o b r e e s t e o b j e t o , e n la p r i­
m era m itad del sig lo X V II.

( 8 0 ) P á g . 5 6 . — H a l l e y , e n l a s Philosoph. Transaciions, for 1 6 8 3 , t. XII


n .° 148, p 216.
( 8 1 ) P á g . 5 6 . — E l P a d r e B u r r u s d e L i s b o a h a b i a tr a z a d o t a m b i é n l í ­
n e a s s e m e j a n t e s , l l a m a d a s p o r é l tractus chalyboeliticos, e n u n m a p a q u e
ofreció al r e y de E sp a ñ a por un c o n sid e r a b le p r e cio , c o m o m e d io d e re­
c o n o c e r y d e t e r m i n a r l a s l o n g i t u d e s e n e l m a r . E s t e h e c h o e stá referido'
en e l Magues d e K ir c h e r ( 2 . a e d i c i ó n , p. 4 4 3 ) . H e m en c io n a d o y a ( C os­

m o s , t. I V , p. 5 2 ) el m a s a n t i g u o m apa do va ria cio n es, q u e data d el


año 1530.

(82) P á g . 5 7 .— V e in te a ñ o s desp u es q u e H a lle y hubo trazad o en


S a n t a E l e n a su c a t á lo g o d e estrella s d el S . , q u e d e sg r a c ia d a m e n te n o
contien e n i n g u n a in f e r i o r á l a 6 . a m a g n i t u d , H e v e l i u s s e v a n a g l o r i a b a
t a m b i é n e n e l Firm am entum Sobescianum, d e n o e m p l e a r a n t e o j o y o b s e r ­
v a r c o n d iop tras. Cuando H a lle y v isitó á D a n tzig , asistió á estas obser­
v a c i o n e s , c u y a e x a c t i t u d p o r otr a p a r t e h a a p l a u d i d o d e m a s i a d o . V é a s e
Cosmos, t . III, p . 4 2 , 2 2 9 , 3 0 2 y 5 1 1 ) , (nota 71).

(83) P á g . 5 7 .— H ellib ra n d , y el padre T achard h a b ia n rec o n o c id o y a ,


el prim ero e n L o n d re s, e n 1 6 3 4 , el s e g u n d o en S ia m , e n 1 6 8 2 , in d ic io s d e
la s v a r ia c io n e s d iu rn a s y h o r a rias d e la d e c lin a c ió n m a g n é t ic a .

( 8 4 ) P á g . 5 8 . — V é a s e Cosmos, t. I, p . 3 9 9 - 4 0 1 ( n o t a 5 9 ) . L a e s c e l é n f e
d i s p o s i c i ó n d e la b r ú j u la d e i n c l i n a c i ó n c o n s t r u i d a p o r L e n o i r , s o b r e l a s
in d ic a c io n e s d e B o r d a , es la qu e h a h e c h o p o s ib le la e x a c ta m e d id a d e
l a f u e r z a t e r r e s t r e b a j o l a s d i f e r e n t e s l a t i t u d e s , p e r m i t i e n d o á la a g u j a
o s c i l a r l i b r e m e n t e y d e s c r ib ir a r c o s d e c ír e u i o m a y o r e s , d ism in u y en d o
d e u n a m a n e r a n o t a b l e el f r o t a m i e n t o d e l o s e j e s , y m e r c e d a l c u i d a d o
q u e se h a t e n i d o d e a d a p t a r p í n u l a s a l a p a r a t o .

( 8 5 ) P á g . 6 0 . — L o s n ú m e r o s c o l o c a d o s á l a c a b e z a d e c a d a p á r r a fo
in d ic a n la é p o ca de las o b s e r v a c io n e s . L o s co m p r en d id o s entre p a r é n ­
tesis y ju n to s al título de una obra s e ñ a la n el a ñ o d e la p u b lic a c ió n , q u e
fr ec u e n te m en te e s m u y p osterior á lo s esp e r im e n to s.

( 8 6 ) P á g . 6 3 . — M a l u s d e s c u b r i ó la p o l a r i z a c i ó n p o r r e f l e x i ó n e n 1 8 0 8 ) ,
A r a g o la p o l a r i z a c i ó n c r o m á t i c a e n 1 8 1 1 . V é a s e Cosmos, t. II, p. 3 2 0 .

(8 7 ) P á g . 6 4 . — V é a s e Cosmos, t. I, p . 162 y 3 9 6 ( n o t a 4 7 ) .

( 8 8 ) P á g . 6 o . — B e f o r e t h e p r a c t i q u e w a s a d o p t e d o f d e t e r m i n i n g ab-
solute valúes, t h e m o s t g e n e r a l l y u s e d s c a l e ( a n d w h i c h s t i l l c o n t i n ú e s t o
be v e r y f r e q u e n t l y r e f e r r e d t o ) w a s f o u n d e d o n t h e t i m e o f v i b r a t i o n
o b s e r v e d b y M r. d e H u m b o l d t , a b o u t t h e c o m m e n c e m e n t o f t h e p r e s e n t
c e n t u r y , a t a s t a t i o n in t h e A n d e s o f S o u t h A m e r i c a , w h e r o t h e direc-
tion o f th e d ip p in g -n eed le w a s h o r izo n ta l, a con d ition w h ic h w a s for
s o m e t i m e e r r o n e o u s l y s u p p o s e d to b e an i n d i c a t i o n o f t h e m í n i m u m o f
TO.UO IV. 2}
m a g n e t i c f o r c é at t h e E a r t h ’s s u r f a c e . F r o m a c o m p a r i s o n o f t h e t i m e s
o f v i b r a t i o n o f M . d e H u m b o l d t ’s n e e d l e in S o u t h A m e r i c a a n d i n P a r is,
t h e r a t i o o f t h e m a g n e t i c f o r c é at P a r i s towhafc w a s s u p p o s e d t o b e its m i -
n i m u m w a s iriferred ( 1 , 3 4 8 ) , a n d f r o m t h e r e s u l t s s o o b t a i n e d , c o m b i n e d
w i t h a sim ila r c o m p a r is o n m a d e b y m y s e l f b e t w e e n P a r is a n d L o n d o n
i n 1 8 2 7 , w i t h s e v e r a l m a g n a l s , t h e r a t io o f t h e f o r c é i n L o n d o n to t l ia t
o f M r. d e H a m b o l d t ’s o r i g i n a l s t a t i o n i n S o u t h A m e r i c a h a s b e e n i n f e r -
r e d to b e 1 , 3 7 2 to 1 , 0 0 0 . T h i s is t h e o r i g i n o f t h e n u m b e r 1 , 3 7 2 w h i c h
h a s b e e n g e n e r a lly e m p lo y e d b y B r itish o b s e r v e r s. B y ab solu te m e a s u -
r e m c n t s w e are n o t o n l y e n a b le d to c o m p a re n u m e r ic a lly w i t h o n e a n o -
th e r th e resu lts o f e x p e r im e n t s m a d e in th e m o s t d is la n t parís o f th e
g i o b e , w i t h apparatus not p r e v io u s l y c o m p a r ed , b u t w e also furnish
t h e m e a n s o f co m p a r in g h ereafter th e in te n sity w h ic h e x ists at th e pre-
sent epoch, w ith t h a t w h i c h m a y b e f o u n d at futu re p e r io d s .» ( S a b in e ,
M an u al for the use o f the B ritish N avy, 1 8 4 9 , p . 1 7 ) .

( 8 9 ) P á g . 6 0 . — C e l s i u s e s el p r i m e r o q u e h a s e n t i d o l a n e c e s i d a d d e
o b serv a cio n es m a g n é tic a s concordantes y sim u ltá n ea s. S in m en cio n a r
a u n la i n f l u e n c i a d e l a l u z p o l a r e n l a d e c l i n a c i ó n , i n f l u e n c i a d e s c u b i e r ­
ta, y lo q u e es m a s , m e d id a en m a r zo de 1741 p o r s u c o la b o r a d o r
H iorter, p rop u so á G rah am , en el estío d e l m is m o a ñ o , a so ciarse á su s
in vestigacion es y ver si c ie r t a s p e r t u r b a c i o n e s e s t r a o r d i n a r i a s , q u e l a
m a r c h a h o r a r ia de la a g u ja su fria d e tie m p o e n tiem po e n U p sa l, se pro-
d u cia u á la v e z e n L o n d r e s . La s i m u l t a n e i d a d d e l a s p e r t u r b a c i o n e s ,
d e c ia , probaria q u e la in flu e n c ia q u e la s ca u sa b a se e s le n d ia po r v a s t o s
p a ise s, y n o se lim ita b a á efectos fortu itos y lo ca le s. V é a s e C elsiu s, en
Svenfka Velcnskaps Akademiens H an dlin gar f o r 1 7 4 0 , p . 4 4 ; I l i o r t e r , ídem,
1 7 Í 7 , p. 27. Cuando A r a g o h u b o r ec o n o cid o q u e las p ertu rb a cio n es
m a g n é t i c a s p r o d u c i d a s p o r Ja l u z p o l a r s e e s t i e n d e n á c o m a r c a s e n q u e e l
f e n ó m e n o lu m in o s o d e la tem p esta d m a g n é t ic a n o es v is ib le , c o n certó c o n
n u estro c o m ú n a m ig o K up ffer, o b s e r v a c io n e s h o ra ria s, h e c h a s s im u ltá ­
n e a m e n te e n P aris y e n K a s a n , alejad o de P aris 4 7 ° p r ó x im a m e n te . H e
organ izad o tam b ién , en 1828, con A rago y R e ic h , o b serv a cio n es si­
m u ltá n e a s sobre la d e c lin a c ió n , e n P a r is , e n F r e ib e r g y en B e rlín . V é a n ­
s e l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. X I X , p . 3 3 7 .

(90) P a g . 7 1 .— L a M em oria de W o lf , c it a d a e n el t e s t o , contien e


o b s e r v a c i o n e s d i a r ia s s o b r e l a s m a n c h a s d e l S o l , h e c h a s p o r é l m i s m o
del 1 .° al 30 de ju n io de 18o2, y u n a c o m p a r a c i ó n d e lo s e s p e r i ­
m e n t o s de L a m o n t s o b r e l o s c a m b i o s p e r i ó d i c o s d e l a d e c l i n a c i ó n , c o n
l o s r e s u l t a d o s d e S c h w a b e so b r e la f r e c u e n c i a d e las m a n c h a s s o l a r e s ,
com paración q u e c om p ren d e lo s a ñ o s de ÍS3í>-18oO. E s t a M e m o r i a f u e
p r e s e n t a d a á la S o c i e d a d d e C i e n c i a s n a t u r a l e s , e n u n a s e s i ó n c e l e b r a d a
<?n B e r n a e l 31 d e j u l i o d e 1 8 5 2 , y l a M e m o r i a m a s c o m p l e t a d e l c o r o n e l
S ab in e se s o m e t ió , á p r in cip io s del m es d e m arzo de 1 8 3 2 , á la S o c ie d a d
•real d e L o n d r e s , e n l a q u e f u e l e i d a en l o s p r i m e r o s d i a s d e l m e s d e
m a y o d e l m i s m o a ñ o . V é a s e Philosoph. Transactions f o r 1 S 5 2 , 1 . a p a r t e ,
p . 1 1 6 -1 2 1 . S e g ú n la s i n v e s t ig a c io n e s m a s r e c ie n te s sob re las o b s e r v a ­
c i o n e s d e l a s m a n c h a s s o l a r e s , W o l f h a h a l l a d o q u e d e 1 6 0 0 á 1 S 5 2 , el
p eríod o m e d io ha sido de 11,11 años.

(91) P á g . 7 2 .— El b ism u to, el a n tim o n io , la plata, el fósforo, la


sal g e m a , el m a r fil, la m adera, las ruedas de m anzana y el cuero
sien ten , e n contacto con un im án en érg ico , un a rep u lsión d ia m a g ­
nética , y tom an una d irección e cu a to ria l, es d e c ir de E. á 0. El
o x ígen o al contrario, b ie n pu ro, ó m e zc la d o con otros g a se s ó c o n -
densado en los in tersticio s d e l c a r b ó n , es p a r a m a g n é tic o . P ara los
cuerpos crista liza d o s, se p u ed e ver en los Annalen d e P o g g e n d o r f f
(t. L X X lIl, p. 178), y Philosoph. Transactions fo r 18o 1 ( § , 2 , 8 3 6 -
2 ,8 4 2 ) , lo q u e e l in g e n io s o P lu c k e r h a e n c o n tr a d o s e g ú n la p o s ic io n d e
c ie rto s ejes. E l e fecto de rep u lsió n p r o d u cid o por e l b ism u to h a sido
r e c o n o c id o por prim era v e z , p o r B r u g m a n s ( 1 7 7 8 ), y e stu d ia d o m as á
fo n d o por Le B a illif (18 2 7 ) y por S e e b e c k (1 8 2 8 ). F a ra d a y m ism o , R e ic h
y W e b e r. q u e h a d e sp le g a d o un celo tan c o n sta n te por los progresos
d e l m a g n e t i s m o te r r e s t r e , h a n p u e s t o á l a v i s t a l a c o n e x i o n d e l o s f e n ó ­
m e n o s d i a m a g n é t i c o s c o n l o s d e l a i n d u c c i ó n . V é a s e Philosoph. T ra n ­
sactions f o r 1 8 5 1 , § 2 4 2 9 - 2 4 3 1 ; P o g g e n d o r f f ’s A nnalen , t. L X X 1 I I , p. 24 1
y 2 5 3 . W e b e r se h a e s f o r z a d o t a m b i é n e n d e m o s t r a r q u e e l d i a m a g n e -
t i s m o t i e n e su o r i g e n e n l a s c o r r i e n t e s m o l e c u l a r e s de A m p é r e . V é a s e
W e b e r , A¡>handlungen ueber electro-dynamische Maassbestimmungen, 1 8 5 2 ,
p. 54 5 -5 7 0 .

( 9 2 ) P á g . 7 2 . — P a r a c re a r e s t a p r o p i e d a d p o l a r , e s n e c e s a r i o q u e , en
c a d a m o l é c u l a d e g a s o x í g e n o , l a acción á distancia d e l c u e r p o t e r r e s t r e
e s t a b l e z c a e n t r e l o s f l u i d o s m a g n é t i c o s c ie r t o s i n t e r v a l o s , e n u n a d i r e c ­
c ió n y c o n u n a fuerza d e te rm in a d a s. Cada m o lé c u la de o x íg e n o rep re­
sen ta asi u n p e q u e ñ o im á n , y to d o s estos p e q u e ñ o s im a n e s r ea c cio n a n
los un os sob re los o t r o s , c o m o sobre e l cuerp o te r r e s tr e , y c o n j u n ­
t a m e n t e c o n é l para o b r a r e n fin s o b r e u n a a g u j a q u e s e s u p o n e c o ­
lo ca d a dentro ó fuera de la atm ósfera. E l o x íg e n o q u e e n v u e lv e á la
T i e r r a p u e d e c o m p a r a r s e á u n a a r m a d u r a d e h ie r r o d u l c e a d a p t a d a á u n
im á n natural ó á un trozo de hierro im a n ta d o , su p o n ie n d o á este im án
n a t u r a l ó a r tificia l la f o r m a e s f é r i c a d e l a T i e r r a , y á la a r m a z ó n la f i g u r a
d e u n a e sfer a h u e c a , c o m o la d e l a c u b i e r t a a t m o s f é r i c a . E l l í m i t e ' h a s t a
e l c u a l c a d a m o l é c u l a de o x í g e n o p u e d e s e r m a g n e t i z a d a p o r la f u e r z a
• c o n s t a n t e d e l a T ier ra ( m a g n e t i c p o w e r j d e s c i e n d e c o n la t e m p e r a t u r a ,
y d m e d i d a q u e e l o x í g e n o se e n r a r e c e . Com o un acrecen ta m ien to de
tem p eratura y d e d ila ta ció n s ig u e c o n sta n te m e n te al m o v im ie n t o q u e el
S o l p a rece e fe c tu a r d e E . d 0 . a lre d e d o r de la T ier ra , resu lta n de a q u í
n a tu r a lm e n te m o d ific a c io n e s en la s r e la c io n e s m a g n é tic a s d e la T ierra,
y del o x íg en o q u e la e n v u e l v e , q u e s o n , s e g ú n F arad ay , fuente de
un a parte d e la s / v a r i a c io n e s p o r q u e p a s a n los e le m e n t o s d el m a g n e t is ­
m o terrestre. P lu c k e r o p in a q u e , e n razó n d e la p r o p o rcio n q u e e x is t e
e n t r e l a f u e r z a c o n q u e el i m á n o b r a s o b r e e l g a s o x í g e n o y l a d e n s i d a d
d e é ste , el im á n o frece u n m e d io e u d io m é tr ic o b ie n se n c illo para r e c o n o ­
cer, en 1 ó 2 c én tim o s p r ó x im a m e n te , la p r e se n c ia d e l o x í g e n o e n u n a
m ezcla de gas.
(93) P a g . 7 4 . — V é a s e Cosmos, t. I V , p . 7 y 8.

( 9 í ) P a g . 7 5 . — K e p l e r , Stella M ariis, p. 3 2 y 3 4 . V é a se tam b ién su


Mysterium cosmographicum, c. 2 0 , p . 7 1 .

( 9 5 ) P a g . 7 5 . — V é a s e e l Cosmos, t. III, p . 5 3 6 ( n o t a 7 8 ) , d o n d e , e n
l u g a r d e l a p a l a b r a Bassis Astronomías d e H o r r e b o w , d e b e l e e r s e Clavis
Astronomiw. E l p a s a j e d e e s t e l i b r o ( § 2 2 6 ) , e n q u e á la l u z s o l a r s e l e
d a e l n o m b r e d e a u r o r a b o r e a l p e r p é t u a , n o s e h a l l a e n la p r i m e r a e d i ­
c i ó n ( H a v n , , 1 7 3 0 ) p e r o si e n l a s e g u n d a , a g r e g a d a a l p r i m e r t o m o d e
l a e o i e c c i o n d e l a s Opera mathematico-physica d e H o r r e b o w ( H a v n . , 1 7 4 0 ,
p. 3 1 7 ) . P u e d e n c o m p a r a r s e c o n l a s i d e a s d e H o r r e b o w i o s c o n o c i m i e n ­
tos c o m p l e t a m e n t e a n á lo g o s de J. H er sc h e l. V é a s e Cosmos, t. III, p . 3 5
y H2.
(9 6 ) P á g . 7 5 . — Memorias de Matemática y de Física presentadas á la Real
Academia de Ciencias, t. I X , 1 7 8 0 , p . 2 6 2 .

( 9 7 ) P á g . 7 6 . — « S o far a s t h e s e f o u r s t a t i o n s , T oronto, H obarton,


S t - H e l e n a a n d t h e C a p e , s o w i d e l y s e p a r a t e d fr o m e a c h o t h e r a n d s o
d i v e r s e l y situ a te d , j u s t if y a g e n e r a lis a t io n , w e m a y a r riv e to the c o n ­
c l u s i ó n t h a t , a t t h e h o u r o f 7 to 8 a . m . , t h e m a g n e t i c d e c l i n a t i o n is
everywhere s u b j e c t to a v a r i a t i o n of w h ich th e p eriod is a y e a r , a n d
w h i c h is e v e r y w h e r e sim ila r in ch aracter a n d a m o u n t, c o n sistin g o f a
m o v e m e n t o f t h e n o r t h a n d o f t h e m a g n e t f r o m e a st to w e s t b e t w e e n t h e
n o r t h e r n a n d t h e S o u t h e r n s o l s t i c e , a n d á r e t u r n f r o m w e s t to e a s t b e t w e n
t h e Southern a n d the n o rth ern solstice th e am p litu d e b e in g ab ou t 5
m i n u t e s o f a r e . T h e tu rning periods o f the year a r e n o t , a s m a n y m i g h t b e
d i s p o s e d to a n t i c í p a t e , those months, in ichich the temperatura at the sur-
face o f our planet, or o f the subsoil, or of the'atmosphere ( a s far a s w e p o s s e s s
the m eans of ju d g in g o f th e tem p eratu re o f t h e a t m o s p h e r e ) attains
its m áx im um and m ínim u m . S t a t i o n s s o d i v e r s e l y s i t u a t e d w o u l d i n d e e d
p r e s e n t in t h e s e r e s p e e t s thermicconditions o f g r e a t v a r i e t y : w h e r e a s u n i —
f o r m i t y in t h e e p o c h o f t h e turning periods is a n o t l e s s c o n s p i c u o u s f e a -
tu re in th e a n n u a l v a r ia tio n th a n s im ila r ity o f ch a ra cter a n d n u m erica l
v a l n e . A t a ll t h e s t a t i o n s t h e solstices are t h e t u r n i n g p e r i o d s o f t h e a n -
n u c l v a r i a t i o n at t h e h o u r o f w h i c h w e a r e t r e a t i n g , — t h e o n l y p e r io d s
o f tlie y e a r in w h i c h t h e d i u r n a l or h o r a r y v a r i a t i o n at t h a t h o u r d o e s
a c t u a l l y d i s a p p e a r a r a a t t h e equinoxes, w h e n t h e S u n is p a s s i n g frorn
t h e o n e h e m i s p h e r e to t h e o t h e r , a n d w h e n t h e m a g n e t i c d i r e c t i o n , i n
t h e c o u r s e o f its a n n u a l v a r i a t i o n f r o m e a s t l o w e s t , or v i c e v e r s a , c o i n ­
c i d e s w i t h t h e d i r e c t i o n w h i c h is t h e m e a n d e c l i n a t i o n o f a l l t h e m o n t h s
a n d o f a ll t h e h o u r s — t h e annual variation is o b v i o u s l y c o n n e c t e d w i t h
a n d d e p e n d e n t o n t h e E a rth ‘s position in i t s o r b i t r e l a t i v e l y t o t h e S u n ,
a r o u n d w h i c h is r e v o l v e s ; a s t h e d iu rn a l variation is c o n n e c t e d w i t h a n d
d e p e n d e n t o n t h e rclation of the Earth o n its a x is , b y w h i c h e a ch m e ri-
dian s u c c e s iv e ly p a sse s th r o u g h e v e r v a n g l e o f i n c l i n a t i o n to t h e S u n
i n t h e r o u n d o f 2 4 h o u r s . » ( S a b i n e , on the annual and d iu rn a l Variations,
e n el 2 .° to m o aun id é d ito de Observations at Toronto, p . x v n - x x . V é a s e
t a m b i é n la M e m o r i a d e l m i s m o s a b i o on the annual V ariation of the mag­
netic Declination at dtfferent periods o f the Day, e n la s Philos. Transactions
for 1 8 5 1 , 2 . a p a r t e , p . 6 3 o , y l a i n t r o d u c c i ó n á l a s Observations at Hobar­
ton, t. I, p. XXXIV-XXXVI.

( 9 8 ) P á g . 7 6 . — S a b i n e , on the means adopted for determining the abso-


lute valúes, secular chango and annual variation of the terrestrial magnetic
Forcé, e n l a s Philosoph. Transactions for 1 8 5 0 , 1 . a p a r l e , p . 2 1 6 . S e l e e
a d e m a s e n el D iscu rso de ap ertura p r o n u n c ia d o por S a b in e en la A s a m ­
b l e a d e B o l f a s t (Meeting of the British Association in 1 8 5 2 ) : «It is a r e m a r -
k a b l e fact w h i c h h a s b e e n e s t a b l i s h e d , t h a t t h e m a g n e t i c f o r c é is g r e a -
te r , in b o t h t h e n o rth ern a n d Southern h e m i s p h e r e s , in t h e m o n t h s o f
D e c e m b e r , J a n u a r y a n d F e b r u a r y , w h e n t h e S u n is n e a r e s t to t h e E a r t h ,
t h a n i n t h o s e o f M a y , J u n e a n d J u l y , w h e n h e is m o s t d i s t a n t f r o m it:
w h e r e a s , i f t h e e f fe c t s w e r e d u e to l e m p e r a t u r e , t h e t w o h e m i s p h e r e s
sh ou ld b e o p p o s it e ly in ste a d o f s im ila r ly a ffec te d in each of the tw o
p e r io d s referred to .»

( 9 9 ) P á g . 7 6 . — L a m o n t , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. L X X X I V ,
p .5 7 9 .

(100) P á g . 7 6 . — S a b i n e , on periodical laws discoverable in the mean ef­


fects o f the larger magnetic Disturbances, e n l a s Philosoph. Transactions for
1 8 5 2 , 1 . a p a r t e , p. 1 2 1 . V é a s e t a m b i é n Cosmos, t I V , p . 6 9 , n . ° 9.

(1) P á g . 7 7 . — Cosmos, t. III, p . 3 6 9 .

( - ) P á g . 7 7 . — Cosmos, t. III, p. 157.

(3) P á g . 7 7 . — K r e i l , Einfluss des Mondes a u f die magnetische Declination,


,1 8 5 2 , p . 2 7 , 29 y 4 6 .
( i ) P á g 1. 7 8 . — Cosmos, t. I, p. 3 7 7 ( n o t a 8 5 j , y e n l o q u e c o n ciern e á
l o s a e r e o l i t o s , p. 1 0 8 y 1 0 9 . V é a s e t a m b i é n t. III, p . 4 S 0 .

(5) Pág-. 7 9 . — V é a s e M a ry S o m e r v ille , en su b r e v e pero lu m in o s a


e sp o s ic io n del m a g n e tism o terrestre, h e c h a se g ú n lo s trabajos de S a b in e
(Physical Geography, t. II, p. 1 0 2 ) . R o s s , q u e , e n su g r a n e s p e d i c i o n a n ­
tartica, co rló en el m e s d e d i c i e m b r e de 1 S 3 9 , l a c u r v a d e la m e n o r
in te n sid a d , á 19° de la titu d a ustral, 3 1 0 , 3 5 ' de lo n g it u d o c c id e n ta l, y
q u e o sten ta la g lo r ia d e h a b e r d e te r m in a d o an tes q u e n ad ie la s it u a c ió n
de e s t a l í n e a e n el h e m i s f e r i o S u d , l e l l a m a Equator o f less intensiíy (Vo-
yage to the Southern and antarctic Regions, t. I, p . 2 2 ) .

(G) P a g . 8 0 . — «Stations o f an intermedíate character, s i t u a t e d b e t w e e n


th e n o rtliern a n d S ou thern m a g n e t i c h e m is p h e r e s , p a r t a k in g , a l t h o u g h
in o p p o site s e a s o n s , o f th o s e c o n tr a r y featu res w h i c h se p a r a tely p r e v a il
( i n t h e t w o h e m i s p h e r e s ) t h r o u g h o u t t h e y e a r . » ( S a b i n e , e n l a s Phüo-
soph. Transaciions for 1 8 4 7 , 1 . a p a r t e , p . 53 y 5 7 .

( 7 ) P á g . 8 0 . — « E l p o l o o f intensity n o e s e l p o l o of verticüy. V é a n s e
Philos. Transaciions for 1 8 4 6 , 3 . a p a r t e , p . 2 3 5 .

( 8 ) P á g . 8 0 . — G a u s s , Allgcmeine Theorie des Erdmagnetismus, § 5 1 .

(9) P á g . 8 0 . — Philosoph. Transaciions for 1 7 2 4 , t. X X X I I I , 1 7 2 5 , p á ­


g i n a 3 3 2 : « T o t r y , i f t h e d ip a n d v i b r a l i o n s w e r e c o n s t a n t a n d r egu lar.-»

( 1 0 ) P á g . 8 1 . — No vi Commentarii Academ. Scient. Petropolit., pro anno


1 7 6 9 , t. X I V , 2 . a p a r t e , p . 3 3 . V é a s e t a m b i é n L e m o n n i e r , Leyes del Mag­
netismo comparadas con las Observaciones, 1 7 7 6 , p. 5 0 .

( 1 1 ) P á g . 8 1 . — Viaje de la Perouse, t. I , p . 1 6 2 .

( 1 2 ) P á g . 8 1 . — Cosmos, t IV , p. 58.

(1 3 ) P á g . 8 2 .— D ebe recordarse q u e, en las d eterm in a c io n es de lu g a ­


res a s t r o n ó m i c o s , e l s i g n o -t- c o l o c a d o d e l a n t e d e l n ú m e r o i n d i c a l a s
la titu d e s b o reales, el s ig n o — la s la titu d e s a u stra le s, y q u e la s l o n g i t u ­
d es o r ie n ta le s y o c c id e n ta le s está n c a lc u la d a s, n o s e g ú n el m e r id ia n o d e
G reen w ich , sin o se g ú n e l d e P a r i s , á n o ser q u e s e e s p e c i f i q u e l o c o n ­
t r a r io . L o s p a s a j e s q u e , e n l a p a r t e d e e s t e t o m o c o n s a g r a d a al m a g n e ­
tis m o terrestre (p. 7 1 -1 3 4 ), se h a lla n c o m p r e n d id o s entre c o m illa s , sin q u e
t í t u l o a l g u n o d e o b r a se i n d i q u e e n la s n o t a s c o r r e s p o n d i e n t e s , e s t á n t o ­
m a d o s d e los m a n u sc rito s q u e ha ten id o la b o n d a d de e n se n a r m e m i a m i­
g o el coronel S a b in e.
( l í ) P á g . 8 2 . — E r m a n , Magnetische Beobachtungen, p . 1 7 2 y 5 4 0 ; S a ­
b i n e , e n las Philosoph. Transactions for 1 S 5 0 , 1 . a p a r t e , p . 2 1 S .

( 1 5 ) P á g . 8 3 .— Fifth Report o f the Britisli Association, p . 72; Seventh


Report, p . 6 4 y 6S; Contributions to terrestrial Magnetism, n . ° v i i , e n l a s
Philosoph. Transactions for 1 8 4 6 . 3 . a p a r t e , p . . 2 5 í .

( 1 6 ) P ; íg . S 3 . — S a b i n e , en e\ Seventh Report o f the B ritish Association,


p. 77.

( 1 7 ) P a g . 8 í . — R o s s , Voyage in the Southern and antarctic Regions, t . I,


p. 3 2 2 . E s t e g r a n n a v e g a n t e c o r t ó p o r d o s v e c e s l a l í n e a de la m a y o r
i n t e n s i d a d , e n t r e K e r g u e l e n y V a n D i e m e n , l a p r i m e r a , á -16° 4 4 ; d e l a t i ­
t u d a u s tr a l y 1 2 6 ° 6 ' de l o n g i t u d o r i e n t a l , p u n t o e n q u e l a i n t e n s i d a d s e
e le v a b a hasta 2 ,0 3 4 , para d e s c e n d e r al E . , e n d i r e c c i ó n d e H o b a r t o n )
h a s t a 1 , 8 2 4 (idem, t. 10 3 y 1 0 Í ) ; la s e g u n d a , u n a ñ o m a s t a r d e , d e l 1 . ° d e
ju n io a l 3 d e a b r il d e 1 S i l , Ros halló, s e g ú n el d i a r io d e b o r d o d e l
E r eb u s, q u e desd e la latitu d de — 77° i V (lo n g . 1 7 3 ° 4 1 7 E .) h a sta la
d e — S I 0 1 6 ' ( l o n g . 1 3 4 ° 3 0 ; E ) , l a i n t e n s i d a d ora s i n i n t e r r u p c i ó n s u ­
perio r á 2 ,0 0 y a u n se e l e v a b a h a s t a 2 , 0 7 ( v é a s e Phiios. Transactions for
1 8 4 3 , 2 . a p a r te , p. 2 1 1 - 2 1 5 ) . E l resu ltad o á q u e l le g ó S a b in e p ara u n o
de lo s focos del hem isferio m e rid io n a l (la t.— 64°, lo n g . 135° 1 0 ' E . ) , y
q u e h e in d ic a d o en e l testo, está sa ca d o d e las o b s e r v a c io n e s r e c o g id a s
p o r R o s s d e l 1 9 a l 2 7 d e m a r z o d e 1 8 4 1 ( C r o s s in g t h e S o u t h e r n i s o d y n a -
m ic ellip se of 2,0 0 abou t m i d w a y b e t w e e n th e e x t r e m i t i e s o f its p r i n c i ­
p a l a x i s ) , e n t r e — 5 8 ° y — 6 4 ° 2 6 ’ d e l a t i t u d , 1 2 6 ° 2 0 ' y 1 4 6 ° 0 ; de l o n ­
g i t u d o r i e n t a l . V é a s e Contribuí, to terrestr. Magnetism, e n l a s Phiios. Tran­
sactions for 1 S 4 6 , 3 . a p a r t e , p . 2 5 2 .

(13) P á g . 8 í . — R o s s , Voyage, e t c . , t. II, p . 2 2 í . S e g ú n l a s i n s t r u c c i o ­


n e s d a d a s a l p a r tir , s u p o n í a n s e l o s d o s f o c o s m e r i d i o n a l e s d e l a m a y o r
in ten sid a d situad os á — 47° de la titu d , 140° de lo n g . o r ie n ta l, y
— 60° de l a t ., 2 3 5 ° de lo n g . o rien tal, c o n ta d o s desd e el m e r id ia n o de
G reen w ich .

( 1 9 ) P á g . 8 4 . — Phiios. Transactions for 1 3 5 0 , 1 . a p a r t e , p . 2 0 1 ; Ad-


m iralty M anual, 1 8 Í 9 , p . 16; E r m a n , Magnetische Beobachtungen, p á g i ­
nas 437-454.

( 2 0 ) P á g . 8 4 . — Cosmos, t . I V , p. 64.

(2 1 ) P á g . 8 5 . — E n e l m a p a de l a s l í n e a s i s o d i n á m i c a s d e la A m é r i c a
se ten trio n a l q u e a c o m p a ñ a á la M e m o r ia de S a b i n e : Contributions lo
terrestrial Magnetism, n .° v ii , d e b e leerse 14,21 en lu g a r de 14,88; el v e r ­
d a d e r o n ú m e r o se h a l l a e n e l t e s t o de l a d i s e r t a c i ó n , p . 2 5 2 . En la a d i-
c i o n á l a n o t a 1 5 8 , h e c h a p o r S a b i n e e n e l p r i m e r l o m o d e la t r a d u c c i ó n
i n g l e s a d e l Cosmos, s e h a i m p r e s o t a m b i é n 1 3 , 9 e n v e z d e 1 4 , 2 1 .

( 2 2 ) P á g . 8 5 . — H e d a d o el n ú m e r o 1 5 , 0 0 s e g ú n l a s i n d i c a c i o n e s d e
S a b i n e . (C ontributions, e t c . , n . ° v n , p . 2 5 2 . ) S e v e p o r e l D i a r io m a g ­
n é t i c o d e l E r e b u s (Philos. Transadions for 1 8 4 3 , 2 . a p a r t e , p. 1 6 9 y 1 7 2 )
que el 8 de febrero d e 1 8 4 1 , á — 77° 4 7 ' de la titu d , 11 5 ° 2 ' de lo n ­
g itu d o ccid en tal, o b serv a cio n es a i s l a d a s so b r e e l h i e l o , dieron has­
t a 2 , 1 2 4 . E l v a l o r d e l a i n t e n s i d a d e r a 1 5 , 6 0 d e l a e s c a l a a b s o l u t a ; e st o
s u p o n e á p r io r i p a r a H o b a r t o n u n a i n t e n s i d a d i g u a l á 1 3 , 5 1 ( v e a s e Mag-
netíc and meteorol. Observations made at Hobarton, 1 . 1 , p . lx x v ). La i n t e n ­
sid a d de H o b a rto n h a a u m en ta d o a lg o rec ie n te m en te e le v á n d o se á 1 3 ,56
(idem, t. II, p . 4 6 ) . E n e l A dm iralty M a n u a l, p . 1 7 , q u e h a l l o el n ú m e r o
q u e rep resen ta el foco m e r id io n a l m a s c a m b ia d o es 1 5 ,8 .

(23) P á g . 85 — V é a se S a b in e, en l a t r a d u c c i ó n i n g l e s a d e l Cosmos.
t . I, p . 4 1 4 .

(24) P á g . 8 6 .— V é a se e n l o s Proceedings o f the B ritish Association at


L iverpool, 1 8 3 7 , p . 7 2 - 7 4 , e l i n t e r e s a n t e m a p a t i t u l a d o Map of the W orld,
divided into hemispheres by a plañe c o in d d in g w ith the meridians of 1 0 0 and
2 8 0 E . o f Greenwich, exhibiting the unequal distribution o f the magnetic In-
tensity in the two hemispheres, p l a n a v . T o m a n d o p o r p u n t o d e p a r t i d a e l
m e r id ia n o d e P a r is , e ste p la n o pasa por lo s 97° 4 0 ' de lo n g it u d o r ien ta l,
y 28 ° 2 0 7 de lo n g itu d occid en tal. E rm an h a lló en la z o n a m e rid io n a l
q u e s e e s t i e n d e e n l a t it u d d e — 2 4° 2 5 á — 13° 1 8 ' , e n t r e 3 7 ° 1 0 7 y 3 5 °
4 ‘ d e l o n g i t u d 0 . . la i n t e n s i d a d d e l a f u e r z a m a g n é t i c a casi s in i n t e r r u p ­
c i ó n b a jo 0 . 7 6 , e s d e c i r m u y p e q u e ñ a .

( 2 5 ) P á g . 8 6 . — V é a s e e l Cosmos, t. f, p . 1 6 8 y 401 ( n o t a 6 0 ) .

( 2 6 ) P á g . 8 6 . — Voyage in the Southern Seas. t. I p. 2 2 y 2 7 .

( 2 7 ) P á g . S 6 . — V é a « e e l D i a r io m a r í t i m o d e S u l i v a n y D u n l o p , e n la s
Philosoph. Transaciions for 1 8 4 0 , 1 .a parte, p. 143; sin e m b a r g o no han
h a lla d o para e l m ín im u m , m as q u e 0 ,8 0 0 .

(2 8 ) P á g . 8 7 . — S e o b tie n e la r ela ció n d e 1 : 2 ,4 4 , co m p a r a n d o la i n ­


te n sid a d a b so lu ta de S a n ta E len a (6 ,4 ) con el fo co m a s e n é r g ic o del h e ­
m isferio m e r id io n a l. L a r e l a c i ó n e s d e l á 2 , 4 7 , si s e c o m p a r a S a n t a
E l e n a c o n e l m á x i m u m m e r i d i o n a l , q u e e s , s e g ú n e l A d m iralty M anual
(p . 17), de 15,8; y d e 1 á 2 , 9 1 , si se c o m p a r a e l v a l o r r e l a t i v o d e l a s
o b serv a cio n es h e c h a s p o r E r m a n e n el O c é a n o A t l á n t i c o ( 0 , 7 0 6 ) , c o n el
fo c o m erid ion al (2 ,0 6 ). L lég a se por ú ltim o á la relación de 1 á 2 , 9 5 ,
c o m p a r a n d o la m e n o r e v a lu a c ió n de este v iajero e m in e n te , to m a d a de
u n a m a n e r a a b s o l u t a ( 5 , 3 5 ) , c o n el m a y o r d e l o s n ú m e r o s q u e r e p r e s e n ­
t a n e l f o c o m e r i d i o n a l ( 1 5 , 8 ) . L a r e l a c i ó n m e d i a s e r ia 1: 2 , 6 9 . V e a s e s o ­
b r e . la i n t e n s i d a d de S a n t a E l e n a ( v a l o r a b s o l u t o 6 ,4 ; va lo r relati­
v o 0 , 8 4 5 ) , l a s ú l t i m a s o b s e r v a c i o n e s d e F i t z - R o y ( 0 , 8 3 6 ) , e n l a s P h ilo ­
soph. Transactions fo r 1 8 4 7 , 1 ,a p a r te , p . 5 2 , y Procecdings o f the Meeling a
Liverpool, p . 5 6 .

( 2 9 ) P á g . 8 7 . — V é a s e l a ' tr a d u c c i ó n i n g l e s a d e l Cosmos, t. I. p . 4 1 3 ,
y Conlributions to the terrestrial Magnetism, n . ° v i l , p . 2 5 6 .

(3 0 ) P á g . 8 8 . — S o b re la ilu sió n q u e h a p o d id o pro d u cir, e n las h u lle ­


ra s d e F l e n o u , e l r e s u l t a d o d e q u e l a i n t e n s i d a d horizon tal crece 0 ,0 0 1 ,
á u n a p r o f u n d i d a d d e 8 3 p i e s b a jo tier ra, v é a s e e l D iario del Instituto,
a b r il d e 1 8 5 5 , p. 1 4 6 . E n una ho n d a m in a in g lesa , H e n w o o d no h a lló
n in g ú n aum ento d e i n t e n s i d a d m a g n é t i c a á 9 5 0 p i e s b a jo e l n i v e l d e l
m a r . V é a s e B r e w s t e r , Treatise on Magnetism, p . 2 7 5 .

(31) P á g . 8 8 Cosmos, t. 1, p . 3 8 6 y 3S7; t. I V , p. 3 3 .

( 3 2 ) P á g . 8 9 . — La d ism in u ció n de la in te n sid a d m a g n é t ic a por la


altura r e s u l t a d e la c o m p a r a c i ó n d e la s o b serv a c io n es que he he­
c h o e n la V i l l a d e C a r a c a s ( á 8 , 1 0 5 p i e s s o b r e e l n i v e l d e l m a r , i n ­
t e n s i d a d 1 , 1SS); c o n l a s q u e h e r e c o g i d o en el puerto d e la G u a y r a
( d e 0 p i e s de e l e v a c i ó n , i n t e n s i d a d 1 ,2 6 2 ), y e n la c iu d a d d e Caracas
,(de 2 , 4 8 í p i e s d e a l t u r a é i n t e n s i d a d 1 , 2 0 9 ) ; e n S a n t a F e d e B o g o t á ( a l t u ­
r a 8 , 1 9 0 p i e s , i n t e n s i d a d 1 , 1 4 7 ) , y e n la c a p i l l a d e N u e s t r a S eñora de
G u ad alu p e, situ a d a p r e c i s a m e n t e s o b r e la c i u d a d , y s u s p e n d i d a c o m o
n id o de g o lo n d r in a s en el fla n c o e scarp ado d e una roca (a ltu ra 1 0 ,1 2 8
p i e s , i n t . 1 , 1 2 7 ) ; e n e l v o l c a n d e P u r a z ( a l t u r a 1 3 , 6 5 0 p . , in t . 1 , 0 7 7 ) ,
e n e l p e q u e ñ o l u g a r d e P u r a z ( a lt u r a 8 , 1 3 6 p., int. l ,0 S 7 ) , y en la c iu ­
d a d d e P o p a y a n ( a l t u r a 5 , 4 6 6 p . , i n t . 1 , 1 1 7 ) ; e n l a c i u d a d d e Q u ito ( a l ­
tura 8 ,9 5 2 p ., in t. 1 ,0 6 7 ) y en e l p u eb lo d e S . A n t o n io d e L u lu m b a m b a ,
situ a d o en la g r ie t a d e u n a roca c er ca n a , in m e d ia ta m e n te d e b a jo del
e c u a d o r g e o g r á f i c o ( a l t u r a 7 , 6 5 0 p . , i n t . 1 , 0 8 7 ) . En l o s l u g a r e s m a s e l e ­
v a d o s d o n d e o b s e r v é l a s o s c i l a c i o n e s d e l a a g u j a , e n la p e n d i e n t e d e l
A n t i s a n a , v o l c a n a p a g a d o d e s d e h a c e m u c h o t i e m p o , e n fr e n t e d e l C h u s -
s u lo n g o , o b t u v e , á 1 4 ,9 6 0 pies de altura, resu lta d o s d istin to s de lo s q u e
pre ce d e n . L as o b s e r v a c io n e s d ebieron h a c e rse en u n a v a sta c a v id a d , y
el c recim ien to c o n sid e r a b le q u e y o c o m p r o b é en la in te n sid a d m a g n é t ic a
p r o c e d í a c i e r t a m e n t e d e u n a a t r a c c ió n l o c a l e j e r c i d a p o r l a m a s a t r a q u í -
tica q u e nos cercaba, se g ú n se v e p o r lo s e s p e r i m e n t o s h e c h o s c o n
G a y - L u s s a c e n l o s b o r d e s d e l c ráte r d e l V e s u b i o y e n e l c rá ter m i s m o .
H a llé q u e la in te n sid a d se e le v a b a e n e l h u e c o de A n t is a n a á 1 ,1 8 8 ,
.m i e n t r a s q u e e r a a p e u a s d e 1 , 0 6 8 e n l a s m e s e t a s d e a l r e d e d o r , q u e n o
t e n i a n l a m i s m a a l t u r a . L a i n t e n s i d a d se o b s e r v ó m a y o r e n el h o s p i c i o
d e S a in t-G o tlia r d ( 1 ,3 1 3 ) q u e e n A i r o l o ( 1 , 3 0 9 ) ; p e r o era a l l í m e n o r q u e
e n A l t o r f ( 1 , 3 2 2 ) . La i n t e n s i d a d d e A i r o l o , p o r e l c o n t r a r i o , s o b r e p u j a b a
a la d e l U r fe r n -lo c h s ( 1 ,3 0 7 ) . G ay L u s sa c y y o h e m o s c o m p r o b a d o a d e ­
m á s q u e e n el h o s p i c i o d e l m o n t e C e n i s l a i n t e n s i d a d era d e 1 , 3 4 4 , m i e n ­
t r a s q u e s o l o l l e g a b a á 1 , 3 2 3 e n L e n s l e - B o u r g , a l p ie d e l d i c h o m o n t e ,
y á 1 ,3 3 6 en T urin. S e g ú n h e in d ic a d o m a s arriba, el V e s u b i o , v o l c a n
a u n e n a c t i v i d a d , f u e n a t u r a l m e n t e ei q u e n o s o f r e c i ó l a s m a y o r e s c o n ­
t r a d i c c i o n e s . E n 1 8 0 o , m i e n t r a s q u e la i n t e n s i d a d m a g n é t i c a e r a e n Ñ a ­
p ó l e s d e 1 , 2 7 4 , y e n P o r t i c i de 1 , 2 8 8 , en la e r m i t a d e S . S a l v a d o r l l e g a b a
á 1 , 3 0 2 p a r a d e s c e n d e r á 1 , 1 9 3 e n e l c ráte r d e l V e s u b i o , i n f e r i o r la q u e
se o b s e r v a b a e n to d a la c o m a rc a d e a lre d e d o r , E l h ie rr o c o n te n id o en la
l a v a , la p r o x im id a d de lo s p o lo s m a g n é t ic o s fo r m a d o s en fr a g m e n t o s s e ­
p a r a d o s, y el c a le n ta m ie n to d e l su elo q u e es en g e n e r a l u n a c a u sa de d is ­
m i n u c i ó n , p r o d u c e las p e r tu r b a c io n es lo c a le s m a s o p u esta s. V é a s e H u m ­
b o l d t , Viaje á las regiones equinocciales, t. III, p. 6 1 9 - 6 2 6 , y Memorias de la
Sociedad de A rcueil, t. I, 1 8 0 7 , p . 1 7 - 1 9 .

( 3 3 ) P á g . 8 9 . — L a s o b s e r v a c i o n e s de K u p f f e r n o s e r e f i e r e n á l a c im a
d e l E l b r u z , s i n o á la d i f e r e n c i a d e a l t u r a de l a s d o s e s t a c i o n e s : el p u e r t o
d e M a lv a y la p e n d ie n te d el K h arb is, m u y alejad as entre sí d e sg r a c ia d a ­
m e n t e e n l o n g i t u d y e n l a t it u d ; e s t a d i f e r e n c i a e s de 4 ,5 0 0 pies. S ob re
la s d u das q u e N e c k e r y F o rb es h a n su scitad o con m o tiv o de éste resul­
t a d o , v é a s e Transactions o f the Royal Socicty o f E dinb urg h, t. X I V , 1 8 4 0 ,
p . 23-25*.

( 3 4 ) P á g . 8 9 . — L a u g i e r y M a u v a i s , e n l a s Memorias, t. X V I , 1843,
p. 117o; B r a v a is, Observaciones de la intensidad del Magnetismo terrestre en
F rancia, en S uiza y en Saboya, e n l o s Anales de Química y de Física, 3 . a s é -
r i e , t. X V I I I , 1 8 4 6 , p . 2 1 4 , y K r e i l , Einfluss der Alpen a u f die Intensitatf
e n l a s Benkschriften der Wiener Akademie der 'Wissenschaften ( M a t h e m a t .
N a tu rw iss., t. I, 1 8 5 0 , p. 2 6 5 , 279 y 290). E s m u y sorprendente qu e
Q u e t e l e t , o b s e r v a d o r b a s t a n t e e x a c t o , h a y a v i s t o en' 1 8 3 0 a u m e n t a r l a
in te n sid a d h o r iz o n ta l co n la altura, d e s d e G in e b r a ( 1 , 0 8 0 ) a l d e s f i l a ­
d e r o d e B a l m e ( 1 , 0 9 1 ) y h a s t a e l h o s p i c i o de S . B e r n a r d o ( 1 , 0 9 6 ) . V é a ­
s e t a m b i é n B r e w s t e r , Trcatise on Magnetism, p . 2 1 5 .

( 3 5 ) P á g . 9 0 . — Anales de Q uím ica, t. LII, 1 8 0 5 , p . 8 6 y 8 7 .

(36) P á g . 9 0 .— A rago, Noticias científicas, t. I, p. 5 1 9 (t. IV d e l a s


O b r a s); F o r b e s , e n l a s E dinb. Transactions, t. X I V , 1 8 4 0 , p. 2 2 .

(37) P á g . 9 0 . — F a r a d a y , Exper. Researches in Electricity, l S 5 1 , p . 5 $


y 77, § 2 8 8 1 y 2961.
( 3 S ) P á g . 9 1 . — C h r i s t i e , e n ia s Philosoph. Transactions for 1 8 2 5 , p. 49-.

( 3 9 ) P á g . 9 1 . — S a b i n e , on perioclical laws o f the larger magnetic d istu r-


lances, e n l a s Philosoph, Transactions for 1 8 5 1 , 1 . a p a r t e , p . 1 2 6 , y on the-
annual v arialion of the magnetic Declination, e n la s Philosoph. Transactions
for J 8 5 1 , 2 . a p a r t e , p. 63G.

(40) P á g , 9 2 . — Observations made at the magnelic and meteorologic Ob~


scrvalory at Toronto, t. I , 1 8 í O - J 8 í 2 , p . l x i i .

( 4 1 ) P á g . 9 2 . — S a b i n e , e n l a s Magnet. and meleorol. Observat. at JIo-


barton, t. I, p . l x v i i i : « T h e r e is a l s o a c o r r e s p o n d e n c e i n t h e r a n g o a n d
t u r n i n g h o u r s o f t h e d i u r n a l v a r i a t i o n o f t h e to ta l f o r c é at H o b a r t o n a n d
at T o r o n t o , a l t h o u g h t h e p r o g r e s s i o n is a d o u b l e o n e a t T o r o n t o a n d a
s in g le o n e at H o b a r to n .» E l m á x im u m de la in te n sid a d cae en H o b a r to n
entre las S y las 9 de la m añana, y en T oronto el m ín im u m secun­
dario á las 10 d e l a m añana. A si, pues, refiriéndose al ti e m p o d e l
lu g a r , el crecim ien to y d ism in u c ió n de l a in te n sid a d se p r o d u cen á l a s
m ism as horas, no en h o ra s o p u esta s, co m o a c o n te c e respecto de la i n c li ­
n a c i ó n y d e c l i n a c i ó n . V é a s e s o b r e l a s c a u s a s d e e s t e f e n ó m e n o , Observat.
at Hobarton, p . l x i x . S e p u e d e t a m b i é n c o n s u l t a r á F a r a d a y , Atmospheric
Magnetism, § 2 0 2 7 - 3 0 3 4 .

( 4 2 ) P á g . 9 2 . — Philosoph. Transad, for 1 8 5 0 , 1 .a parte, p . 2 1 5 2 1 7 ;


Magnetic observations at Hobarton, t. II, 1 8 5 2 , p . 4 6 . E n e l c a b o d e B u e -
n a - E s p e r a n z a , la i n t e n s i d a d ( f u e r z a t otal) e s p e r i m e n t a , e n l a s e s t a c i o n e s
o p u e s t a s , c a m b i o s m e n o s c o n s i d e r a b l e s q u e l a i n c l i n a c i ó n . V é a s e Magnet.
Observations at the capeof Good Hope, t. 1, 1 8 5 1 , p. l v .

( 4 3 ) P á g . 9 3 . — V é a s e l a p a r t e m a g n é t i c a d e m i Asia central, t. I í l ,
•p . 442.

(44) P á g , 9 3 . — B a r r o w , A rclic Voyages o f Discovery, IS 4 6 , p. 521


y 529.

( 4 5 ) P á g . 9 4 . — N o s e h a o b s e r v a d o h a s t a a h o r a en S i b e r i a i n c l i n a c i ó n
su perior á 8 2 ° 16'. E sta in d ic a ció n e s d e M i d d e n d o r f h e c h a e n e l r io
T a im y r , á lo s 74° 1 7 7 de la titu d boreal y 93° 2 0 7 d e l o n g it u d E . d e P a ris.
V é a s e M i d d e n d o r f , Reise in Sibirien, 1 . a p a r te , p . 1 9 4 .

( 4 6 ) P á g . 9 4 . — R o s s , Voyage to the Antarctic Regions, t. I, p . 2 4 6 : « I


h a d so l o n g c h e r i s h e d th e a m b i t i o u s h o p e to p l a n t t h e f l a g o f m y c o u n -
t r y o n b o t h th e m a g n e t i c p o l e s o f o u r g l o b e ; b u t t h e o b s t a c l e s w h i c h
p r e s c n t e d t h c m s e l v e s b e i n g o f so i n s u r m o u n t a b l e a c h a r a c t e r , w a s s o m e
d e g r e e o f c o n s o l a t i o n , a s it l e f t u s n o g r o u n d s fo r s e l f - r e p r o a c h » .

( 4 7 ) Pág:. 9 4 , — Cosmos, t. I , p . 1 6 5 - 1 6 7 y 3 9 3 .

( 4 8 ) P á g . 9 4 . — S a b i n e , Pendulum Expcriments, 1 S 2 5 , p. 4 2 6 .

( 4 9 ) P ág-. 9 4 . — S a b i n o , e n l a s PJiilosoph. Transadions for 1 8 4 0 , 1 . a p a r -


'te, p . 1 3 7 , 1 3 9 y 1 4 6 . S i g o , r e s p e c t o d e l m o v i m i e n t o ^ d c l o s n u d o s a f r i ­
c a n o s , e l m a p a q u e a c o m p a ñ a á esta M em o ria .

(50) P á g . 9 5 .— S ig u ie n d o m i costum b re constan te, d o y aqu í lo s e le ­


m e n t o s d e e sta d e te r m in a c ió n q u e n o ca re ce de im p o rta n cia : M ic u ip a m -
p a , p e q u e ñ a c i u d a d p e r u a n a , a l p ie d e l Cerro d e G u a l g a y o c , c é l e b r e p o r
la r i q u e z a d e s u s m i n a s d e p la t a : l a t i t u d austral 6 o 4 4 7 25'/, lo n g itu d
8 0 ° 5 3 ' 3 77 ; a l t u r a s o b r p e l n i v e l d e l m a r d e l S u r 1 1 , 1 4 0 p i e s , i n c l i ­
n a c i ó n m a g n é t i c a 0 o , 4 2 h á c i a el N o r t e ( e l c í r c u l o lle v a b a la d i v i s i ó n
c e n l é s i m a l ) . — C a x a m a r c a , s i t u a d a e n u n l l a n o d e 8 , 7 S 4 p i e s d e a lt u r a :
l a t . a u s t r a l 7 o 8 7 3 8 ' 7, l o n g . 5 b 2 3 m 4 2 s ; i n c l i n a c i ó n 0 o, 15 S . — M o n ­
t a n , h a c i e n d a q u e s e h a l l a e n m e d i o d e la m o n t a ñ a y p o b l a d a d e r e b a ­
ñ o s d e l l a m a s : l a t . a u s t r a l 6 o 3 3 ' 9 7' , l o n g . 5b 2 6 m 51 s ; a l t u r a 8 , 0 4 2
p ies, in c lin a c ió n 0o,70 N ,— T o m e p e n d a , en la p r o v i n c i a d e J a é n de
B r a c a m o r o s , e n l a c o n f l u e n c i a d e C h i n c h i p e y d e l rio d e l a s A m a z o n a s :
l a t . a u s t r a l 5 o 3 1 ' 2 8 , f , l o n g . 8 0 ° 5 7 / 3 0 / '; a l t u r a 1 , 2 1 2 p i e s , i n c l i n a c i ó n
3 o , 5 5 N . — T r u j i l l o , c i u d a d p e r u a n a d e l a s c o s t a s d e l m a r d e l S u r: l a t i ­
t u d a u s t r a l 8 o 5 ' 4 0 í 7, l o n g . 8 1 ° 2 3 / 37."; i n c l i n a c i ó n 2 °,1 5 S. V éase
H u m b o l d t , Coleccion de Observaciones astronómicas ( n i v e l a c i ó n b a r o m é t r i c a
y g e o d é s i c a ) , t . I, p. 3 1 6 , n . o s 2 4 2 y 2 4 4 - 2 5 4 . R e s p e c t o d e l o s p r i n c i p i o s
en q u e d escan san las d ete rm in a cio n es astro n ó m ica s por las alturas de
l a s e s t r e l l a s y e l c r o n ó m e t r o , v é a s e l a m i s m a o b r a , t . II, p . 3 7 9 - 3 9 1 . E s
efecto sin g u la r de la c a su a lid a d q u e el r esu lta d o de m is o b s e r v a c io n e s
s o b r e la i n c l i n a c i ó n , h e c h a s e n 1 8 0 2 , á l o s 7 o 2 7 d e l a t i t u d a u s t r a l , 8 1 ° 8 '
d e lo n g itu d occid en ta l, c o n c u c rd en con la sc o n je tu r a s de L e m o n n ie r, fu n ­
d a d a s e n c á lc u lo s teó rico s. « A l N . d e L im a , d ic e L e m o n n ie r , el e c u a d o r
m a g n é t ic o d e b e h a lla r s e , en 1 8 76 , á lo s 7 o i / 3, t o d o lo m as á lo s 6 o */0
d e l a t i t u d a u s t r a l ! » V é a s e Leyes del magnetismo comparadas con las Obser­
vaciones, 2 . a p a r t e , p . 5 9 .

(o l) P á g . 9 5 . — S a i g e y , Memoria sobre el Ecuador magnético, s e g ú n la s


o b s e r v a c i o n e s d e l c a p i t a n D u p c r r e y , e n l o s Anales m arítim os y coloniales,
1 8 3 3 , t. I V , p, 5 . E n e s t a M e m o r i a S a i g e y o b s e r v a y a q u e e l e c u a d o r
m a g n é tic o n o es u n a c u r v a de ig u a l in te n sid a d , y q u e en diferentes par­
t e s d e e s t e e c u a d o r l a i n t e n s i d a d v a r ia d e 1 á 0 , 8 6 7 .
(¡j2) P á g . 9 o . — E s t a p o r c i o n d e l e c u a d o r m a g n é t i c o h a s i d o d e t e r m i ­
nada por E rm an en 1830. V o lv ie n d o de K a m tsc h a tk a á E uropa, h a lló
E rm an la in c lin a c ió n casi n u la en lo s lu g a r e s c u y a in d ic a ció n es la si­
g u i e n t e : l a t . a u s t r a l I o 3 0 ' , l o n g . o c c i d e n t a l 1 3 4 ° 57'; l a t . a u s t r a l I o 5 2 ' ,
l o n g . o c c i d e n t a l 1 3 7 ° 3 0 7; l a t . b o r e a l I o 5 4 l o n g . o c c i d e n t a l 1 3 6 ° 5>;
la t . a u s t r a l 2 o 1 ' , l o n g . o c c i d e n t a l 1 4 1 ° 2 8 ‘. V é a s e E r m a n , Magnetische
Beobachtungen, 1 8 4 1 , p . 5 3 6 .

( 5 3 ) P á g . 9 6 . — W i l k é s , United States E x ploring E x p e d itio n , t. IV ,


p. *263.

( 5 4 ) P á g . 9 6 . — E l l i o t , e n l a s Philosoph. Transactions for 1 8 5 1 , 1 . a par­


te, p . 2 8 7 - 3 3 1 .

( 5 5 ) P á g . 9 6 . — D u p e r r e y , e n l a s Memorias, t, X X I I , 1 8 4 6 , p . 8 0 4 - 8 0 6 .

(56) P á g . 9 8 .— A ra g o m e e s c r i b i a d e s d e M e t z , e l 13 de d i c i e m b r e
de 1827: « H e c o m p r o b a d o p e r fe c ta m e n te , d u ran te las a u r o ra s b o r e a le s
q u e se h a n p r esen ta d o e n P a ris ú lt im a m e n t e , q u e la a p a r ició n de e s t e f e ­
n ó m e n o v a siem p re a c o m p a ñ a d a de u n a v a r ia c ió n en la p o sic io n d é l a s
a g u j a s h o r i z o n t a l e s y d e i n c l i n a c i ó n , y e n la i n t e n s i d a d . L o s c a m b i o s d e
in c lin a c ió n h a n sido de 7 á 8 m in u tos. P o r esto so lo , la a g u ja h o r izo n ta l,
a b s t r a c c i ó n h e c h a d e t o d o c a m b i o de i n t e n s i d a d , d e b i a o s c i l a r m a s ó m e ­
n o s v i v a m e n t e , s e g ú n l a é p o c a e n q u e s e h a c i a la o b s e r v a c i ó n , p e r o c o r ­
r ig ie n d o su s r esu lta d os por el cálc u lo de lo s e fe c to s in m e d ia to s d e la i n ­
c lin a c ió n , aun m e h a q u ed ad o una v a ria ció n se n sib le de in ten sid ad .
P r o s i g u i e n d o por u n n u e v o m é t o d o l a s o b s e r v a c i o n e s d i u r n a s d e i n c l i ­
n a c ió n en q u e m e h a s v is t o o c u p a d o d u r a n te tu ú ltim a e sta n c ia en P a ris,
h e h a l l a d o n o t é r m i n o s m e d i o s , s i n o cada dia u n a v a r i a c i ó n r e g u l a r : l a
in c lin a c ió n es m a y o r á las 9 d e la m a ñ a n a q u e á la s 6 de la tarde. Y a
s a b e s q u e l a i n t e n s i d a d medida con una aguja horizontal e s t á p o r el c o n ­
trario e n su m ínim u m e n la p r i m e r a é p o c a , y q u e l l e g a á s u m áxim um
e n t r e 6 y 7 d e l a t a r d e . S i e n d o la v a r i a c i ó n to t a l m u y p e q u e ñ a , p o d i a
s u p o n e r s e q u e se d e b i a ú n i c a m e n t e a l c a m b i o d e i n c l i n a c i ó n ; y , e n e f e c t o ,
l a m a y o r p o r c i o n d e l a variación aparente de intensidad d e p e n d e d e la a l ­
t e r a c ió n d i u r n a d e la c o m p o n e n t e h o r i z o n t a l ; p e r o h e c h a s l a s n e c e s a r i a s
c o r r e c c i o n e s , q u e d a sin e m b a r g o u n a p e q u eñ a can tid ad , com o in d ic io
d e u n a variación real de intensidad.» A d e m á s , e n u n a c a r ta q u e r e c ib í d e
A r a g o e l 2 0 d e m a r z o d e 1 8 2 9 , p o c o t i e m p o a n t e s d e m i v i a j e á la S i b e -
r i a , se lee: « N o m e a d m i r a q u e r e c o n o z c a s c o n tr a b a jo e n l o s m e s e s d e
in v ie r n o la v a r ia c ió n d iu rn a de in c lin a c ió n d e q u e te h e h a b la d o ; so lo
en lo s m e s e s cá lid o s es esta v a r ia c ió n b a sta n te se n sib le para q u e p u e d a
ob servarse c o n un an te o jo . P e r sisto siem pre en so sten er q u e lo s c a m b io s
d e i n c l i n a c i ó n n o b a s t a n p a r a e s p l i c a r e l c a m b i o de i n t e n s i d a d d e d u c i d a
•de l a o b s e r v a c i ó n d e u n a a g u j a h o r i z o n t a l . U n a u m e n t o d e t e m p e r a t u r a
d i s m i n u y e las o sc ila c io n e s d e la a g u ja , p e r m a n e c ie n d o las m ism a s la s
d e m á s c ir cu n sta n cia s. P o r la ta r d e , la te m p era tu ra de m i a g u j a h o r i z o n ­
t a l es siem pre su p erio r á la te m p er a tu r a d e la m a ñ a n a ; lu e g o la a g u j a
d e b e r í a , por e s t a c a u s a , s e n t i r p o r la tarde e n u n t i e m p o d a d o , m e n o s
o s c i l a c i o n e s q u e p o r l a m a ñ a n a ; p e r o s u fr e m a s d e l o q u e e l c a m b i o d e
i n c l i n a c i ó n p e r m it e ; l u e g o d e l a m a ñ a n a á l a t a r d e h a y u n aumento real
d e i n t e n s i d a d e n e l m a g n e t i s m o t e r r e s t r e .» O b s e r v a c i o n e s p o s t e r i o r e s y
m u c h o m a s num erosas, h ech a s en G reen w ieh , B erlin, San P eíersb u rg o ,
T o r o n to (C an adá) y en H obarton (V a n - D ie m e n ) , h a n c o n firm a d o la o p i­
n i o n d e A r a g o , e s p r e s a d a e n 1 S 2 7 , s o b r e el a c r e c e n t a m i e n t o q u e s e p r o ­
d u c e p o r la ta r d e e n la i n t e n s i d a d h o r i z o n t a l . E n G r e e n w i e h , e l m á x i m u m
p r i n c i p a l d e l a f u e r z a h o r i z o n t a l s e s e ñ a l a e n l a s 6, e l m í n i m u m p r i n c i ­
pal á las 10 d e la m a ñ a n a ó á m e d i o d ia ; e n S c h u l z e n d o r f , c e r c a d e
B e r l i n , e l m á x i m u m e s á l a s 8, e l m í n i m u m á l a s 9 d e la m a ñ a n a ; e n
P e t e r s b u r g o , e l m á x i m u m c o r r e s p o n d e á la s 8 , e l m í n i m u m á l a s 11 2 0 ;
d e l a m a ñ a n a , e n T o r o n t o e l m á x i m u m e s á l a s 4 , e l m í n i m u m á l a s 11
de la m a ñ a n a , c a lc u la n d o siem p re el tie m p o d e l lu g a r . V é a s e A i r y ,
Magnetic Observations at Greenwieh for 1 8 4 5 , p . 13; for 1 8 4 6 , p . 1 0 2 ; for
1S47, p. 2 4 1 ; R i e s s y M o s e r , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f , t. X I X , 1 8 3 0 ,
p . 17o ; K u p f f e r , Memoria anual del Observatorio central magnético de San
Petersburgo, 1 8 5 2 , p . 2 S , y S a b i n e , Magnetic Observations at Toronto, t. I,
18Í0-1842, p. xlii. E n e l cabo de B u e n a -E sp e ra n za y en S a n ia E len a ,
l a s h o r a s d e l o s c a m b i o s d e p e r í o d o s o n m u y d i f e r e n t e s y c a si o p u e s t a s ;
p o r l a ta r d e e s c u a n d o l a f u e r z a h o r i z o n t a l s e m u e s t r a m a s d é b i l . V é a s e
S a b i n e , Magnetic Observations at the cape o f Good Hope, p . x l , at St. Helena,
p . 4 0 . P e r o n o s u c e d e e st o e n t o d o e l h e m i s f e r i o del S u d ; e l c a m b i o s e
ap e r cib e á m e d id a q u e se o b s e r v a h á c ia el E . « T h e princip a l fe a tu r e in
t h e d i u r n a l c h a n g o o f t h e h o r i z o n t a l fo r c é at H o b a r t o n is t h e d e c r e a s e
o f f o r c é in t h e f o r e n o o n a n d its s u b s e q u e n t i n c r e a s e in t h e a f t e r n o o n . »
( S a b i n e , Magnetic Observat. at Hobarton, t. I, p . 4 4 ; t. II, p . 4 3 ) .

( 5 7 ) P á g . 99.-— S a b i n e , Observ. at Hobarton, t. J, p. 4 7 y 4 9 .

(58) P á g . 101.'— I n t e n s i d a d total e n H o b a r t o n : m á x i m u m 5 i/ 2, m í n i ­


m u m 8 í / 2 d e la m a ñ a n a ; e n T o r o n t o , m á x i m u m p r i n c i p a l á la s 6, m í n i ­
m u m p r i n c i p a l 2 de l a m a ñ a n a , s e g u n d o m á x i m u m 8 d é l a m a ñ a n a , s e ­
g u n d o m í n i m u m 10 d é l a m a ñ a n a . S a b i n e , Observ. at Toronto, t. I, p . l x i
y l x i I j y Observ. at Hobarton, t. I, p . 68.

( 5 9 ) P á g . 1 0 1 . — S a b i n e . Report on the isoclinal and isodynamic Unes in


the B ritish Islands, 1 8 3 9 , p . 6 1 - 6 3 .

(60) P á g . 1 0 2 .— V é a s e H u m b o l d t , e n l o s Annalen de. P o g g e n d o r f f ,


t X V , p. 3 1 9 -3 3 G , t. X I X , p . 3 5 7 - 3 9 1 , y e n e l Viaje á las regiones equinoc­
ciales, t. III, p . 6 1 6 y 6 2 o .

(61) P á g . 1 0 3 . — H a n s l e e n , über jáhrliclie Veránderung der Inclination ,


e n l o s Annalen de P o g g e n d o r f f , t , X X I , p . 4 0 3 - 4 2 9 . V é a s e t a m b i é n s o b r e
el efecto produ cid o por el m o v im ie n to de lo s n u d o s del ecu a d o r m a g n é t i­
c o , B r e w s t e r , Treatise on Magnetism, p. 2 4 7 . D e s d e q u e , m e r c e d a l e s t a ­
b le c im ie n to de las e sta cio n es m a g n é t i c a s , se h a abierto á la s o b s e r v a ­
c io n e s e sp eciales un c am po c a si in fin ito , d e sc ú b re n se c a d a d ia, al b u sc a r
l a l e y de e s ' o s f e n ó m e n o s , n u e v a s c o m p l i c a c i o n a s . Y é s e , p o r e j e m p l o , á
m e d id a q u e corren lo s a ñ o s, crecer la in c lin a c ió n e n l u g a r d e d ism in u ir ,
p a rtien d o d el c a m b io d e p er ío d o d e l m á x im u u , m ien tra s q u e s ig u e n su
d i s m i n u c i ó n p r o g r e s i v a a n u a l á p a r tir d e l m í n i m u n . E n G r e e n w i c h , p o r
e je m p lo , la in c lin a c ió n m a g n é t ic a h a d ism in u id o á la h o ra d e l m á x im u n
en 1 8 Í4 y 1 8 4 o , y a u m e n ta d o á la m ism a hora en lo s a ñ o s 184o y 1S46,
c o n tin u a n d o la d ism in u c ió n de 1S44 á 1846 á la h o r a del ca m b io de p e ­
r i o d o d e l m í n i m u n . V é a s e A i r y , Magnetic Observations at Greenwich, 1 8 4 6 ,
p . 11 3 .

(62) P á g . 1 0 3 . — H u m b o l d t , Cosmos, t. I V , p . 6 8 .

(63) P á g . 1 0 3 . — Philos. T ransad, for 1 S 4 1 , l . a p a r t . , p . 3 o .

( 6 í ) P á g . 1 0 3 . — S a w e l i e f f e n e l Boletín físico-matemático de la Academia


Im p e ria l de San Petersburgo, t. X , n . ° 2 1 9 , y H u m b o l d t , Asia central, t. II>
p. 440.

(65) P á g . 1 0 3 . — S a b i n e , Magnetic Observations at the cape of Good Iíope,


t . I, p . 6 o . S i p o d e m o s fiar e n l a s o b s e r v a c i o n e s h e c h a s e n 1 7 5 1 po r L a -
c a ille, qu e tu v o cu id ad o de in v e rtir c a d a v e z lo s p o lo s , pero q u e u sa b a
una aguja poco m o v i b l e , la i n c l i n a c i ó n h a debid o aum entar en el
Cabo 3 o ,08 e n 89 años!

( 6 6 j P á g . 1 0 4 . — A r a g o , Narraciones de los Viajes científicos p . 2 8 1 - 2 S 9


(t. I X de l a s O b r a s) .

(6 7 ) P á g . 1 0 o . — Creo d e b e r r e p e t i r t a m b i é n q u e t o d a s l a s o b s e r v a c i o ­
nes d e in c lin a c ió n , r e c o g id a s en E uropa y c ita d a s en el p a s a g e del testo
q u e se r e fie r e á e s t a n o t a , se r e l a c i o n a n á s u v e z c o n la d i v i s i ó n d e l c í r c u ­
lo en 360 partes, y q u e las o b s e r v a c io n e s q u e y o h ic e en el m e s de j u ­
n i o d e 1 8 0 4 , e n e l n u e v o c o n t i n e n t e , e s t á n s o l o c a lc u l a d a s s e g ú n l a d i v i ­
sión cen tesim al. V éase mi Viaje á las regiones oquinocciales, t. III,
p . 615-G 23.

( 6 8 ) P á g . 1 0 o . — B r a v a i s , sobre la intensidad del Magnetismo terrestre en


F rancia, en S uiza y en Saboya, e n l o s Anales de Quím ica y de Físiea 3 . a , s e ­
r ie , t. X V I I I , 1 8 4 6 , p . 2 2 5 .

( 6 9 ) Pág-. 1 0 6 . — H u m b o l d t , Viaje á las Regiones equinocciales, 1 .1 , p . 1 1 6 ,


227 y 288.

( 7 0 ) P á g 1. 1 0 6 . — E l p o z o d e l K h u r p r i n z e s t á s i t u a d o c e r c a d e F r e i b e r g ,
e n el E r z g e b ir g e sajón . El p u n to su b terrá n eo estaba en la sé tim a g a l e n a
d e l f i ló n L u d w i g , á 8 0 Icechter al E . d e l p o z o d e e s t r a c c i o n , 4 0 Icechter
al 0 . d e l a f o s a d e a g o t a m i e n t o , y á 1 3 3 1 / 2 Icechter d e p r o f u n d i d a d . L a s
o b s e r v a c i o n e s h e c h a s c o n F r e i e s l e b e n y R e i c h á l a s 2 1/ 2 d e l a t a r d e , s i e n ­
d o l a t e m p e r a t u r a d e l p o z o 1 5 ° , 6 d e l t e r m ó m e t r o c e n t í g r a d o , d i e r o n Ios-
r e s u l t a d o s s i g u i e n t e s : i n c l i n a c i ó n de l a a g u j a A , 6 7 ° 3 7 > , 4 ; i n c l i n a c i ó n
d e la a g u ja B , 6 7 ° 3 2 / ,7; térm ino m e d io de las d os a g u ja s e n el in terior
d e l p o z o 6 7 ° 3 o ? ,0 5 . A l a i r e l i b r e , e n u n p u n t o d e la s u p e r f i c ie , c o l o c a ­
d a, á j u z g a r por el p la n o trazado por e l in g e n ie r o de la m i n a , directa­
m e n te sobre el q u e h a b ia se r v id o para lo s e sp e r im e n to s su b te rr á n e o s, la
a g u j a A , m a r c a b a , á l a s 11 d é l a m a ñ a n a , 6 7 ° 3 3 7, 8 7 , l a a g u j a B 6 7 ° 3 2 7, 1 2 ;
té r m in o m e d io de la s d o s a g u j a s , en la e sta c ió n s u p e r io r , 6 7° 3 2 ' ,9 9 , ’
s i é n d o l a te m p era tu ra del aire 1 5 ° ,8 c e n t íg r a d o s ; d iferen cia d e lo s d o s
t é r m i n o s m e d i o s , 2 ' , 0 6 . L a a g u j a A , q u e e ra l a q u e m e i n s p i r a b a m a s
c o n f i a n z a y la m a s f u e r te , a c u s a b a u n a d i f e r e n c i a d e 3 ' , o 3 , d e d o n d e s e
p u e d e d ed u cir q u e la in flu e n c ia d e la p ro fu n d id a d so b r e l a a g u j a B , c o n ­
s id e r a d a a isla d a m e n te , era casi in s e n s ib le . V é a s e H u m b o ld t, e n lo s An-
nalen de P o g g e n d o r f f , t. X V , p . 3 2 6 . H e d e s c r i t o d e t a l l a d a m e n t e y a c l a ­
r a d o c o n e j e m p l o s , e n e l A sia central (t. III, p . 4 6 5 - 4 6 7 ) , e l m é t o d o q u e h e -
se g u id o c o n s ta n te m e n te , y q u e c o n siste en lee r sob re el círcu lo a z im u ­
tal, á fin d e h a l l a r e l m e r i d i a n o m a g n é t i c o p o r l a s i n c l i n a c i o n e s c o r r e s ­
p o n d i e n t e s de la a g u j a e n d o s p l a n o s p e r p e n d i c u l a r e s , y e n l e e r la i n ­
c lin a c ió n m ism a so b re e l cír cu lo v e r t ic a l, h a c ie n d o girar la s a g u ja s sobre
lo s ejes, y o b s e r v a n d o las d o s e stre m id a d es antes y d esp u es de la in v e r ­
s i ó n d e l o s p o l o s . H e o b s e r v a d o d i e z y s e i s v e c e s el e s t a d o d e c a d a u n a
de la s d os a g u j a s , p ara d e d u cir el t é r m in o m e d io d e e s t a s o b s e r v a c io ­
n e s . S i s ó l o s e q u i e r e n d e t e r m i n a r c o n v e r o s i m i l i t u d ta n p e q u e ñ a s c a n ­
t i d a d e s , n o h a y t e m o r de e n t r a r e n l o s m a s m i n u c i o s o s d e t a l l e s .

(71) P á g . 1 0 6 . — Cosmos, t. I , p . 3 8 4 .

(72) P á g . 1 0 7 . — H u m b o l d t , Viaje á las Regiones equinocciales , t, I , p á ­


g in a s 515-517.

(73) P á g . 1 0 7 . — M e n d o z a , Tratado de Navegación, t. I I , p . 7 2 .

(74) P ág. 1 0 8 . — E r m a n , Reise um die E r d e , t. I I , p. 1 8 0 .


( “ 5 ) Pág-. 1 0 8 . — Cosmos, t. I V , p. 4 9 . P e t r a s P e r e g r i n i e s c r i b í a á u n o
de s u s a m i g o s c j u e , e n e l a ñ o 1 2 0 9 , l a a g u j a i m a n t a d a m a r c a b a , e n It a ­
l i a , 5 o d e v a r ia c ió n o r ie n ta l.

(7G) P á g . 1 0 9 . — H u m b o l d t , Examen critico de la historia y Ja geografía,


del Nuevo Continente, t. I I I , p . 2 9 , 3 6 , 3S y 4 4 - 5 1 . A u n q u e e n l a n a r r a ­
c ió n d e H e r r e r a ( d é c . I , p . 2 3 ) , h a y a o b s e r v a d o C o l o n q u e l a v a r i a c i ó n
m a g n é t i c a n o e ra la m i s m a en e l d i a q u e e n l a n o c h e , e s t o n o a u t o r i z a á
dedu cir q u e el gran n a v e g a n t e tu v ie s e c o n o c im ie n to de las v a r ia c io n e s
llo r a r ía s d e l a d e c l i n a c i ó n . S u D i a r i o d e bordo , publicad o en tod a su
i n t e g r i d a d p o r N a v a r r e t e , n o s e n s e ñ a , e n la f e c h a d e l 17 y del 30 de se ­
t i e m b r e de 1 4 9 2 , q u e C o l o n l o r e f e r ia t o d o á u n m o v i m i e n t o d e s i g u a l d e
la e s t r e l l a p o l a r y d e l B o o t e s ó G u a r d i a n d e l a O sa. V é a = e e l Exámen críti­
co , t. I I I , p. 5 6 - 5 9 .

(77) P á g . 1 0 9 . — Cosm os, t. I V , p . 5 8 Las m a s a n tig u a s o b ser v a c io ­


n e s h e c h a s en L o n d re s , é im p r esa s , s o n las de G r a h a m , p u b lic a d a s e n
l a s Philosoph. Transactions for 1 7 2 í ( 1 7 2 5 , t. X X X 1 1 I , p . 9 6 - 1 0 7 ) , c o n e s t e
t í t u l o : an account o f Observations made o f the horizontal needle at London,
1 7 2 2 - 1 7 2 3 , b y M r . G e o r g e G ra h a m . E l c a m b io d e la d e c lin a c ió n no se
f u n d a , s e d i c e a l l í , « n e i t h e r u p o n h e a t ñ o r c o i d , d r y or m o i s t a ir . T h e
v a r i a t i o n is g r e a t - e s t b e t w e e n 12 a n d 4 i n t h e a f t e r n o o n , a n d t h e l e a s t a t
6 o r 7 i n t h e e v e n í n g . » L a s h o r a s i n d i c a d a s a q ilí n o s o n a q u e l l a s e n q u e
tie n e n r e a lm e n te lu g a r lo s c a m b io s d e p er ío d o .

(7S) P á g . 1 1 0 — E ste h e c h o está a c re d ita d o por num erosas ob serva­


c io n es , á sab er : en el o b ser v a to rio d e l cláu stro g r ie g o en P e k í n , por l o s
e s p e r i m e n t o s de F u s s y d e K o w a n k o ; e n N e r t s c h i n s k p o r el d e A n i k i n ;
en T o r o n to , en e l C a n a d á , por lo s de B u c h a n a n R id d e ll. E n todas e sta s
c o m a r c a s , la d e c l i n a c i o n e s o c c i d e n t a l . T a m b i é n c o n t a m o s c o n o b s e r v a ­
c ion es respecto de lo s lu g a r es s ig u ie n t e s , en q u e la d e c lin a c ió n es o r ie n ­
tal : e n C a s a n , l a s d e K u p f f e r y S i m o n o f f ; e n S i t k a , e n l a c o s t a N . 0 . d e
A m é r ic a , las de W r a n g e l , a u n q u e in te rr u m p id a s por n u m er o sa s apari­
c io n es de lu z polar ; en W a s h in g t o n , las d e G il l is ; e n M a r m a t o , e n l a
A m e r ic a d e l S u r , l a s de B o u s s in g a u lt ; en P a y t a , en la Costa p er u a n a d el
m a r d e l S u r , l a s d e D u p e r r e y . R e c u e r d o q u e l a d e c l i n a c i ó n m e d i a e ra : e n
P e k í n ( d i c i e m b r e d e 1 8 3 1 ) , 2 o 1 5 ’ 4 2 " O este ( P o g g e n d o r f f ’ s Annalen, t. 3 4 ,
p . 54 ); e n N e r s t c h i n s k ( s e t i e m b r e d e 1 8 3 2 ) , 4 o 7 ’ 4 4 ” O es te ( P o g g e n d . A n a-
len, id . p . 6 1 ) ; e n T o r o n t o ( n o v i e m b r e d e 1 8 4 7 ) , I o 3 3 / O e s t e (Observations
at the magnetical and meteorological Observatory at Toronto, t. 1, p . 11, y S a ­
b i n e , e n l a s Philos. Transactions for 1 8 5 1 , 2 . a p a r t e , p. 6 3 6 ) ; en K a sa n
( a g o s t o d e 1 8 2 8 ) , 2 o 2 1 ' E s t e (K upffer y S im o n o ff; v é a s e ta m b ién E r m a n .
Reise u m d ie Erde , t. I I , p . 5 3 2 ) ; e n S i t k a ( n o v i e m b r e de 1 8 2 9 ) , 2 8 ° 1 6 /
E ste (E rm an id . , p. 5 4 G ): en M a r m a t o ( a g o s t o d e 1 8 2 8 ) , 6 o 3 3 ' E s t e
T OM O IV . 29
(H u m b o ld t, e n l o s Annalcn d e P o g g e n d o r f f , l. X V , p. 3 3 1 ); en P a y ta
( a g o s t o d e 1 8 2 3 ) , 8 o 5 6 ' E s t e ( D u p e r r e y , e n e l Conocimiento de los tiempos
p a r a 18 2 S , p. 2 o 2 ) . — En T i ñ i s , la m a r c h a d e la a g u j a h á c ia e l 0 . tien e
l u g a r d e s d e l a s 7 d e l a m a ñ a n a á l a s 2 . V é a s e P a r r o t , Reise zum A rarat,
1 8 3 4 , 2 . a parte , p. 58.

( 7 9 ) P á g . 1 1 1 . — V é a s e e n H a n s t e e n , Magnetismus der Erde ( 1 8 1 9 , p á ­


g i n a 4 5 9 ) , e s t r a c t o s d e l a c a r t a q u e e s c r i b í d e R o m a á K a r s t e n , e l 2 2 de
j u n io de 1805, acerca d e cuatro m o v im ie n to s de la a gu ja im a n t a d a , a n á ­
l o g o s á l o s p e r í o d o s d e l b a r ó m e t r o , y q u e v i e n e n á se r f l u j o s y r e f l u j o s
m a g n é t ic o s . S o b re las v a r ia c io n e s n o c tu r n a s de la d e c lin a c ió n , d e sc u id a ­
d a s p o r t a n t o t i e m p o , p u e d e c o n s u l t a r s e á F a r a d a y . on the night Episode,
§ 3012-3024.

( 8 0 ) P á g . 1 1 1 . — A i r y , Magnet. and meteorol. Observations made at Green-


tuich, 1 8 4 o ( R e s u l l s ) , p . 6; 1 8 4 6 , p . 9 4 ; 1 8 4 7 , p . 2 3 6 . H a s t a q u é p u n t o
l o s p r i m e r o s c á l c u l o s s o b r e l a s h o r a s d e l o s c a m b i o s d e p e r í o d o s d e l d ia y
d e la n o c h e se c o n fo r m a n c o n lo s r e s u lta d o s o b te n id o s cuatro a ñ o s m a s
ta r d e e n lo s r ic o s o b s e r v a to r io s m a g n é t i c o s de G r e e n w ic h y d e l C anadá,
s e d ed u ce d e la d iscu sión á q u e se h a ded icad o m i a n tig u o a m ig o E n c k e ,
sá b io director d e l O bservatorio d e B e r lin , sobre la s o b s e r v a c io n e s c o rres­
p o n d i e n t e s , r e c o g i d a s e n B e r l i n y B r e s l a u . E n c k e e s c r i b í a e l 11 d e O c t u ­
b r e d e 1 8 3 6 : « E n lo c o n c e r n i e n t e a l m á x i m u n d e n o c h e ó i n f l e x i ó n d e la
c u r b a q u e se ñ a la la s v a r ia c io n e s h o rarias d é l a d e c lin a c ió n , n o creo q u e
p u e d a e n g e n e r a l su scitarse d u da a l g u n a , s e g ú n D o v e h a d e d u c id o , e n
1 8 3 0 , d e l a s o b s e r v a c i o n e s h e c h a s e n F r e i b e r g ( P o g g e n d o r f f ’s Annalen,
t . 1 9 , p . 3 7 3 ) . L a s r e p r e s e n t a c i o n e s g r á f ic a s s o n , para l a i n t e l i g e n c i a d e
e s t e f e n ó m e n o , m u c h o m a s p r e ferib les q u e lo s cu a d r o s n u m é r ic o s . E n lo s
tr a za d o s, la s g r a n d e s irr eg u la rid a d es saltan á la v ista d esd e l u e g o , y
p e r m i t e n tir a r u n a l í n e a m e d i a , m i e n t r a s q u e , e n l o s n ú m e r o s , e l o j o s e
e n g a ñ a f r e c u e n te m e n te y se está esp u esto á tom ar u n a irreg u la rid a d m u y
n o ta b le por un m á x im u n ó un m ín itn u n ve rd a d e ro . L os period os parecen
fijados c o m o s ig u e :
L a m a y o r d e c l i n a c i ó n o r i e n t a l .................................... 2 0 h . l.e r m áxim un E.
La m ayor d e c l i n a c i ó n o c c i d e n t a l ............................. l h . l .e r m ínim un E.
S e g u n d o m á x im u n o rien tal ó p e q u e ñ o m á x im u n . lO h . 2 .° m á x im u n E .
S e g u n d o m ín im u n occid en tal ó p e q u e ñ o m ín im u n . 1 6 h . 2 .° m ín im u n E .
E l se g u n d o m ín im u n , ó e lo n g a c ió n o ccid en ta l n o c t u r n a , cae p ropia­
m e n t e e n t r e l S y 17 h o r a s , u n a s v e c e s m a s c e r c a d e 1 5 , y o tr a s m a s d e
17 . A p e n a s e s ú t i l r e c o r d a r q u e la s d e c l i n a c i o n e s q u e E n c k e y y o l l a m a ­
m o s m ín im o s h á c ia e l E . ( l h y 1 6 h ) so n , para las e sta c io n e s in g le s a s y
a m e r i c a n a s , fu n d a d a s en 1 8 4 0 , m á x i m o s h á c ia el 0 . , y q u e , r ec íp ro ca ­
m e n te , n u estro s m á x im o s hácia el E. (2 0 h y lO h ), se transform an en m í­
n i m o s h á c i a e l 0 . P a ra r e p r e s e n t a r , p o r c o n s i g u i e n t e , d e la m a n e r a m a s
g e n e r a l y m a s r e g u l a r , la m a r c h a d e l a a g u j a i m a n t a d a e n e l h e m i s f e r i o
m e r i d i o n a l , e li j o l a s d e n o m i n a c i o n e s a d o p t a d a s p o r S a b i n o , e m p e z a n d o
por la é p o c a de l a m a y o r e lo n g a c ió n h a c ia el 0 . , ca lc u la d a s e g ú n el
tiem p o m e d io de cad a lu gar.
F re ib er g B r eslau G r e e n w ic h M a k e r s t o w n T o ro n to W a s h i n g t o n .

1829 1836 1846-47 1842-43 1845-47 1840-42


M á x im u n . lh ■lh 2h 0h40m lh 2h
M í n i m u n . 13 10 . 12 10 10 10
M á x i m u n . 16 16 16 14 h l5 m 14 14
.M ínim un . 2 0 20 20 19h15m 20 20

C on sid eran d o cada e sta c ió n s e p a r a d a m e n te , se h a n c o m p rob ad o en


‘G r e e n w i c h a l g u n a s p a r t i c u l a r i d a d e s n o t a b l e s . E n 1 8 4 7 , n o h u b o , e n i n ­
v ie r n o , m a s q u e u n so lo m á x im u n , á las 2 , y un so lo m ín im u n á la s 12
•de la n o c h e ; en e s t í o , fu é d o b le la p r o g r e s ió n , pero el s e g u n d o m í ­
n im u n cayó á 1 ih en lu g a r de 16h. La m ayor elo n g a ció n h ácia
•el 0 . , e s d e c i r , e l p r i m e r m á x i m u n , q u e d ó fi ja d o e n e s t í o , c o m o e n i n ­
v i e r n o , á 2 h . L a m e n o r , e s d e c ir , e l s e g u n d o m í n i m u n , f u é , e n e l e s t í o
•de 1 3 4 6 , á 20h, com o de o r d in a r io , y á 12h e n el i n v i e r n o . Du­
r a n t e e l i n v i e r n o d e l m i s m o a ñ o d e 1 8 4 6 , el a u m e n t o m e d i o d e l a e l o n ­
g a c ió n o c c id e n ta l se prod u jo sin in terru p ción d e sd e 1 2 h h a sta 2 h . (V é a s e
t a m b i é n p a r a el a ñ o d e 1 8 4 5 , p . 5 ) . E n M a k e r s t o w n , s i t u a d o e n E s c o c i a ,
e n el c o n d a d o d e R o x b u r g h , e s t á el O b s e r v a t o r i o q u e a c r e d i t a e l c e l o d e
B r i s b a n e p o r l a c i e n c i a ( v é a s e A l i a n B r o u n , Observations inM agnetism and
Meteorology made at Makerstown in 1 8 4 3 . p . 2 2 1 - 2 2 7 ) . R e s p e c t o d e l a s o b ­
s e r v a c i o n e s h o r a r ia s h e c h a s d i a y n o c h e e n S a n P e t e r s b u r g o , p u e d e c o n ­
s u l t a r s e á K u p ff e r , Memoria meteorológica y magnética en 1 8 5 1 , p . 1 7 . S a ­
b i n e , en e l trazado in g e n io s a m e n t e c o m b in a d o , con q u e r e p r e s e n t ó la
-curva d e l a d e c l i n a c i ó n h o r a r i a e n T o r o n t o ( Philos. Transad, for 1 8 5 1 ,
2 . a parte), in d ic a u n rep o so m u y n o ta b le d e d o s h o r a s, de 9 á 1 1 , c o m o
p r e c e d i e n d o a l p e q u e ñ o m o v i m i e n t o h á c i a el E . q u e s e p r o d u j o p o r l a
n o c h e á p a r tir d e l a s 11 h a s t a l a s 3 d e la m a ñ a n a . S a b i n e d i c e : « W e fin
altérnate p r o g r e s sio n an d retr o g re ssio n at T o r on to t w i c e in th e 2 4 h o u r s .
In 2 o f t h e 8 q u a r t e r s ( 1 8 4 1 a n d 1 3 4 2 ) t h e i n f e r i o r d e g r e e o f r e g u l a n t y
d u r i n g t h e n i g h t o c c a s i o n s t h e o c c u r e n c e o f a triple m áxim um and m ín i­
m um ; in th e r e m a i n i n g quarters th e t u r n in g h o u r s are th e sa m e as th o se
o f t h e m e a n o f t h e 2 y e a r s » ( Observations made at the magnet. and meteorol.
Observatory at Toronto in C añada, t. 1 . ° , p . 14 y 2 4 , 1 8 3 - 1 9 1 y 2 2 8 , and
TJnusual magnet. Dislurbances, 1 . a p a r l e , p . 6 ) . R e s p e c t o d e l a s o b s e r v a c i o ­
n e s m u y c o m p l e t a s h e c h a s e n W a s h i n g t o n . v é a s e G il l is s , Magnet. and
meteorol. Observations made at Washington, p. 3 2 5 ( g e n e r a l L a w ) , y B a c h e .
Observat. at the magnet. and meteorol. Observatory al the G ira r d Collegc
( P h i l a d e l p h i a ) . made in the ycars i 8 4 0 to 1 8 4 5 ( t r e s v o l ú m e n e s de 3 2 1 2
p a g i n a s ) , t. l . ° , p . 709 ; t. 2 . ° , p . 12So: t. 0 . ° , p . 2 1 6 7 y 2 7 0 2 , A p e s a r d e
la p r o x im id a d de W a s h in g t o n y F ilad elfia, p u esto q u e el in te rv a lo en tre
e s t a s d o s c i u d a d e s e s ú n i c a m e n t e d e 1 o 7 í ' d e l a t . y 0 ° 7 ' 3 3 /f en l o n g i t u d ,
h a l l o c ie r t a d i f e r e n c i a e n t r e l o s p e q u e ñ o s p e r í o d o s d e l s e g u n d o m á x i m u n
o ccid en tal y del se g u n d o m ín im u n o c c id e n ta l; e l m á x im u n a d elan ta en
F ila d elfia h o r a y m e d ia , el m ín im u n d o s h o ra s y cuarto.

(81) P á g . 1 1 1 . — G il l is s , e n s u s Magnet. Observations of Washington ( p á ­


g i n a 3 2 8 j , c it a e j e m p l o s d e e s t o s p e q u e ñ o s a d e l a n t o s d e t i e m p o . E n e l
N . de E sc o c ia , en M a k e r s to w n , á lo s oo° 3 5 1 de la titu d , se h a n c o m p r o ­
b a d o t a m b i é n o s c i l a c i o n e s e n el p e q u e ñ o m í n i m u n q u e , d u r a n t e l o s tres
p rim eros y lo s cu atro ú ltim o s m e se s del a ñ o , lle g a á 2 1 h , y , durante lo s
o t r o s c i n c o , d e a b r il á a g o s t o , a d e l a n t a d o s h o r a s . L o c o n t r a r i o p a s a en
G reen w ieh y e n B e r l i n ( v é a s e B r o u n , Observat. made at Makerstoion, p á ­
g i n a 2 2 o ) . A u n q u e e l m í n i m u n c a e , p o r la m a ñ a n a , c a s i a l m i s m o t i e m p o
q u e e l m í n i m u n d e la t e m p e r a t u r a , y e l m á x i m u n c o i n c i d e t a m b i é n c o n
c o r t a d i f e r e n c i a c o n el m á x i m u n d e c a l o r , e l s e g u n d o m á x i m u n y e l s e ­
g u n d o m í n i m u n , q u e s e p r o d u c e n d u r a n t e l a n o c h e , d e s m i e n t e n la p a r t e
q u e s e p o d r i a a t r i b u i r a l c a l o r e n l o s c a m b i o s r e g u l a r e s d e la d e c l i n a c i ó n
h o r a r i a . « H o y , d i c e R e s l h u b e r ( P o g g e n d o r f f ’s Annalen, t. 8 o , 1 S o 2 , p á ­
g in a i 1 6 ) , dos m á x im o s y d o s m ín im o s de la d eclin a ció n cada 2 í h oras,
y so lo un m á x im u n y u n so lo m ín im u n de tem p eratura.» S o b re la m a r­
c h a n o r m a l d e la a g u j a i m a n t a d a e n l a A l e m a n i a d e l N . , p u e d e l e e r s e l a
d e s c r i p c i ó n f i d e l í s i m a d e R o s e ( P o g g e n d o r f P s Annalen, t. 19, p . 3 6 4 - 3 7 4 ) .

( 8 2 ) P á g . 1 1 2 . — Viage á Islan d ia y Groenlandia en 1 S 3 5 y 1 8 3 6 , á bordo


de la corbeta Recherche (Física), 1 8 3 8 , p . 21 í - 2 2 o y 3i>8-367.

( 8 3 ) P á g . 1 1 2 . — S a b i n e , Account of the Pendulum Experiments, 1 8 2 o ,


p . oOO.

(84) P á g . 112. — B a r lo w , Bericht tíber die Beobachtungen con Port-


, Bowen, e n E dinb. nevo Philos. Jo u rn al, t. 2 . ° . 1 S 2 7 , p . 3 Í 7 .

(8o) P á g . 1 1 3 . — E l p r o f e s o r O r l e b a r d e O x f o r d , e n o tr o t i e m p o S u ­
p e r i n t e n d e n t e d e l O b s e r v a t o r i o m a g n é t i c o c o n s t r u i d o e n la i s l a d e C o l a b a ,
á e s p e n s a s d e l a C o m p a ñ í a de l a s I n d i a s , h a p r o c u r a d o a c l a r a r l a s l e y e s
a n c o m p l e j a s d e l o s c a m b i o s d e l a d e c l i n a c i ó n en l o s p e r í o d o s s e c u n d a ­
r io s . V é a s e Observations made at the magnet. and meteorol. Observatory at
Bombay in l S 4 o ( R e s u l t s , p . 2 - 7 ) . E s t o y a d m i r a d o d e v e r la m a r c h a d e l a
a g u j a , d u ra n te el prim er p erío d o de abril á octubre (m ín im u n o c c id e n ta l
1 9 h 1 / 2 , m á x i m u n Oh 1 / 2 , m í n i m u n o h 1 2 , m á x i m u n 7 h ) , c o n v e n i r tan
exactam ente con lo q u e se lia o b s e r v a d o e n la E u r o p a c e n t r a l . E l m e s -
m i s m o d e O c tu b r e e s u n p e r í o d o d e t r a n s i c i ó n , p o r q u e , e n n o v i e m b r e y
. í n d i c i e m b r e , l a e u o l a d e la v a r i a c i ó n d iu r n a a l c a n z a a p e n a s á 2 m i n u t o s .
A u n q u e B o m b a y esté á 8o de d istan cia d el ecu ador m a g n é tic o , es y a d ifí-
- c i l de r e c o n o c e r a l l í c a m b i o s r e g u l a r e s d e p e r í o d o . S i e m p r e q u e o b r a n e n
la n a tu ra le za , ca u sa s d iv e rsa s d e p erturbación so b re un fe n ó m e n o de m o ­
v i m ie n t o , d u ran te p eríod os c u y a d i r e c c i ó n n o s e s d e s c o n o c i d a , el e l e ­
m e n t o r eg u la r q u ed a por m u c h o tiem p o p e rd id o e n m e d io de estas a c c io ­
n e s c o n t r a r i a s , ó q u e , si c o n c u r r e n a l m i s m o o b j e t o , n o p u e d e n h a c e r l o
un ifo rm em en te.

(SG) Pág. 1 1 3 . — ■Véanse l a s p r u e b a s d e e s t e h e c h o e n m i Exámen cri­


tico de la historia de la Geografía del Nuevo Continente, t. 3 . ° , p. 3 5 - 3 7 . La
m a s a n t i g u a i n d i c a c i ó n de d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a , d e b i d a á K e u t s o u n g c h y
escrito r d e prin cip io s del s ig lo X I I, era E. o/G S . V é a s e l a c a rta d e
K l a p r o t h sobre la invención de la b rú ju la , p . 08.

(87) P á g . 1 1 3 .— So b re las a n t ig u a s r e la c io n e s c o m e r c ia le s de lo s C h i-
•n o s c o n J a v n , d e q u e t r a ta F a l i i a n , e n el Fo-kue-ki, v é a s e G. de H u m ­
b o l d t , ilber dic Kawi-Sprache, t. l . ° . p. 1G.

(88) P á g . 11 i .— Philos. Transaciions for 1 7 0 5 . p. 3 5 0 - 3 4 9 : /o r 4 7 9 S ,


p . 3 9 7 . Se m e ofrece a lg u n a d u da respecto del resultado q u e M a cd onald
m ism o h a e s t r a c t a d o d e s u s o b s e r v a c i o n e s e n el f u e r t e d e M a r l b o r u g h ,
s itu a d o en la isla d e S u m a tr a , sob re la c iu d a d de B e n c o o le n , á 3o 5 7 1
d e l a t itu d a u s t r a l . S e g ú n M a c d o n a l d , la e l o n g a c i ó n o r i e n t a l c r e c e d e s d e
1 9 h h a s t a 5 h . A p a r t ir d e l m e d i o d i a , l a s o b s e r v a c i o n e s n o s e h a n h e c h o
c o n t in u a d a m e n t e m a s q u e a la s 3, á las 4 ó á las o , y o b s e r v a c io n e s a i s ­
l a d a s , r e c o g i d a s f u e r a d e l a s h o r a s r e g u l a r e s , h a c e n v e r o s í m i l q u e , e n hi
i s l a d e S u m a t r a , e l p a s o d e l a e l o n g a c i ó n o r i e n t a l á la o c c i d e n t a l , t e n g a l u ­
g a r á l a s 2 , e x a c t a m e n t e C om o e n H o b a r t o n . M a c d o n a l d ha reu nido una
s é r i e d e o b s e r v a c i o n e s s o b r e la d e c l i n a c i ó n q u e a b r a z a v e i n t i t r é s m e s e s ,
d e j u n i o d e 1 7 9 4 á j u n i o d e 179G , y v e o e n e l l a s q u e e n t o d a s l a s e s t a c i o ­
n e s e l m o v i m i e n t o d e l a a g u j a de 0 . á E se p r o lo n g a , y crece, d esd e las
7 1 / 2 d e la m a ñ a n a h a s t a e l m e d i o d i a , la d e c l i n a c i ó n o r i e n t a l Nada re­
c u e r d a a q u í e l tipo d e l h e m i s f e r i o s e t e n t r i o n a l q u e r e p r e s e n t a T o r o n t o , y
q u e r e i n a e n S i n g a p o o r e d e l m e s d e m a y o a l m e s d e s e t i e m b r e ; s in e m ­
b a r g o e l f u e r t e de M a r l b o r u g h e st á s i t u a d o c a si bajo e l m i s m o m e r i d i a n o
q u e S in g a p o o r e, y solo s e h a l l a s e p a r a d o d e e s t e o° \' d e l a t it u d ; p e r o
el e cu ad or g e o g rá fico pasa por entre d ic h o s pu n tos.

(89) P á g . 1 1 4 . — S a b i n e . Magnet. Observations made al Ilob arIon, t. 1 . ° ,


1 8 4 1 y 1 8 5 2 , p. 3 5 , 2 y 1SS; t. 2 . ° , 1 S 4 3 - 1 8 Í 3 , p. 3 - 3 o y 1 7 2 - 3 4 4 ; y Ob-
servat. m adeat SI Helena. V é a s e t a m b i é n e l m i s m o , e n l a s Philos. Transac-
H onsfor 1 8 4 7 , 1 . a p a r t e , p J>;>: for 1 8 ‘i l , 2 . a p a r t e , p . G36.
( 9 0 ) P á g . 1 l o . — Cosmos, t. 1 . ° p . 195

( 9 1 ) Pág:. 1 1 6 . — S a b i n e , Observations made at the magnet. andmeteor. 0b~


servatory at St-Eelena in 1 8 4 0 - 1 8 1 5 , t. l . * p . 3 0 , y e n l a s Phiios. Transac­
tions for 1 8 4 7 , 1 . a p a r t e , p . 5 1 - 5 6 . P a r a r e p r e s e n t a r n o s b i e n , e n l o que-
tien e de so rp r e n d e n te , la op o sie io n r e g u la r qu e e x is t e entre d o s partes d e l'
a ñ o : d e m a y o á s e t i e m b r e , t ip o d e l a t i t u d e s m e d i a s d e l h e m i s f e r i o s e t e n -
t r io n a l; d e o c t u b r e á f e b r e r o , tip o d e l a s l a t i t u d e s m e d i a s d e l h e m i s f e r i o '
m e rid io n a l, es n e c e s a r io , a l c o n sid era r la cu r v a d é l a d e c lin a c ió n h o r a r ia ,
c o m p a r a r e n t r e sí l a s i n f l e x i o n e s q u e c o r r e s p o n d e n á l a s tres p a r t e s d e l
dia , de 1 4h á 2 2 h , de 2 2 h á 4 h , y de 4h á 14h. Cada cu rvatura c o lo c a d a
s o b r e l a l í n e a q u e e s p r e s a la d e c l i n a c i ó n m e d i a s e r efie r e á o tra c u r v a t u r a
c a s i i g u a l c o l o c a d a d e b a j o ( v é a s e id . t ., l . ° l a s c u r v a s A A y B B ) . Aun
en el p e r ío d o de la n o c h e , la o p o s ie io n es se n s ib le ; pero es a u n m a s n o ­
t a b l e , q u e , e n l o s m i s m o s m e s e s e n q u e S a n t a E l e n a y el C a b o d e B u e n a -
E s p e r a n z a o f r e c e n el tip o d e l h e m i s f e r i o s e t e n t r i o n a l , i o s c a m b i o s d e p e ­
r í o d o a d e l a n t a n bajo e s t a s l a t i t u d e s tan m e r i d i o n a l e s c o m o e n T o r o n t o e n
el C a n a d á . V é a s e S a b i n e , Observalions at Hobarton. t. l . ° p . 3G.

( 9 2 j P á g . 1 1 7 . — Phiios. Transactions for 1 8 Í 7 , 1 . a p a r t e , p . 5 2 y 57;


S a b i n e , Observations made at the magnet. and meteorot. Observaiory at the
capeofG ood Hope, 1 8 4 1 - 1 8 4 6 , t. 1 . ° p . 1 2 y 13. F a r a d a y h a e s p u e s t o s u s
i n g e n i o s a s i d e a s s o b r e l a s c a u s a s de e s t o s f e n ó m e n o s su bordinad os á la
s u c e s i ó n d e l a s e s t a c i o n e s , e n s u lib r o t i t u l a d o : Experimcnts on atmospheric
Magnetism, § 3 0 2 7 - 3 0 6 8 . V é a s e t a m b i é n s o b r e l a s a n a l o g í a s c o n P e t e r s -
burgo, el § 3 0 1 7 . P a r e c e q u e A b b a d i e , o b s e r v a d o r m u y a s i d u o , h a e n ­
c o n t r a d o e n l a s c o s t a s m e r i d i o n a l e s d e l m a r R o j o e l tipo r a r o , v a r i a b l e
s e g ú n l a s e s t a c i o n e s , d e l C ab o d e B u e n a E s p e r a n z a , d e S a n t a E l e n a y e l
S i n g a p o o r e ( v é a s e A i r y , On the present state oftlie Science o f terrestrial M ag­
netism, 1 8 5 0 , p. 2 ) . S e g ú n o b s e r v a c i ó n d e S a b i n e e n l o s Proceedings ofthe
royal Society ( 1 8 4 9 , p . 8 2 1 ) , «la s i t u a c i ó n a c t u a l d e l o s c u a t r o f o c o s d e Ja
m a y o r in te n sid a d m a g n é t ic a lle v a p r o b a b lem e n te por c o n se c u e n c ia q u e la
i m p o r t a n t e c u r v a q u e r e p r e s e n t a l a m e n o r i n t e n s i d a d r e l a t i v a ( n o s e trata*
d e la in te n sid a d a b so lu ta ) corre en la parte m e r id io n a l d el O céano A t l á n ­
tico , d e s d e la s c er ca n ía s de S a n ta E le n a á la e str e m id a d m e r id io n a l d e l
A f r i c a . L a s i t u a c i ó n a s t r o n ó m i c a y g e o g r á f i c a d e la p u n t a a f r i c a n a , d o n d e
el s o l e s t á t o d o e l a ñ o a l N . d e l z e n i t , s u m i n i s t r a u n a r g u m e n t o d e c i s i v o
c o n t r a l a e s p l i c a c i o n d e L a R i v e ( Anales de Quím ica y de Física, t. 2 5 ,
1849, p. 3 1 0 ), respecto del fe n ó m en o de San ta E le n a , q u e p u ed e parecer
a n ó m a lo á prim era v is t a , pero q u e no es por esto m e n o s r e g u la r y se re­
produ ce en otros p u n to s.»

(9 3 ) Pág. 11 7 .— H a l l e y , Account o f the late surprising appearance o f


Lights in the A i r , e n l a s Phiios. Transactions, t. X X ! X , 1 7 1 4 - 1 7 1 6 , n u ~
m e r o 3 4 7 , p . 422-4*28. L a e s p l i c a c i o n d e l a l u z b o r e a l q u e da H a lle y ,
t i e n e d e s g r a c i a d a m e n t e m u c h a s r e l a c i o n e s c o n la h i p ó t e s i s de f a n t a s ía
qu e hab ia espuesto v e in tic in c o años a n t e s ( v é a s e Phiios. Transactions
for 1 6 9 3 , t. 17 n . ° 19'), p . 5 6 3 ) . S e g ú n e s t a h i p ó t e s i s , e n e l in te r io r d e l
g lo b o t e r r e s t r e , entre la c u b ie rta esterior en q u e h a b ita m o s y el n ú c le o
s ó l i d o d e l a T ie r r a i g u a l m e n t e h a b i t a d o p o r h o m b r e s , s e h a l l a u n f l u i d o
l u m i n o s o , p a r a l a c o m o d i d a d d e l a s r e l a c i o n e s á q u e d a l u g a r e sta v i d a
s u b t e r r á n e a . «In o r d e r to m a k e i h a t i n n e r g l o b e c a p a b l e o f b e i n g i n h a b i -
t e d , there m ig h t n o t im p r o b a b ly be con tain ed som e lu m in o u s m éd iu m
b e t w e e n th e b a lls , so as to m a k e a p e r p etu a l D a y b e l o w . » C om o en l a s
c e r c a n í a s d e l o s p o l o s d e r o t a c i o n , la c o r t e z a t e r r e s t r e d e b e s e r , e n r a z ó n
d e l a p l a n a m i e n t o , m u c h o m e n o s e s p e s a q u e e n el E c u a d o r , p a r e c e n a t u ­
ral q u e e n c i e r t a s é p o c a s , s o b r e to d o e n l o s e q u i n o c i o s , e l f l u i d o l u m i ­
n o s o i n t e r i o r , p o r o tr o n o m b r e e l f l u i d o m a g n é t i c o , s e b u s q u e u n c a m i n o
en la r e g ió n p o la r al través d e la s q u ieb ra s de las rocas; el d e r r a m a m ie n to
de e s t e f l u i d o e s , s e g ú n H a l l e y , e l q u e p r o d u c e e l f e n ó n e n o d e l a s a u r o ­
ras b oreales. L os e sp e r im e n to s h e c h o s con las lim ad u ras de h ie rr o , espar­
c id as sobre un im á n d e form a e s f e r o i d a l , in d ic a la p o sic io n de lo s r a y o s
c o l o r e a d o s y l u m i n o s o s d e l a l u z p o l a r . <.De l a m i s m a m a n e r a q u e c a d a
u n o p e r c i b e u n a r c o ir is q u e n o e s v i s i b l e m a s q u e p a r a é l , asi t a m b i é n l a
c o r o n a e s t á c o l o c a d a e n u n p u n t o d i f e r e n t e p a r a c a d a o b s e r v a d o r » (id .,
p. 4 2 4 ). S o b re el d esvarío g e o g n ó s tic o de un o b serv a d o r in g en io so q u e,
e n s u s t r a b a j o s m a g n é t i c o s y a s t r o n ó m i c o s , h a i d o p o r otr a p a r t e ta n a^
f o n d o d e l a s c o s í l s , v é a s e e l Cosmos, t. I, p . l o 5 y 3 9 2 ( n o t a 3 6 ) .

(94) P á g . 1 1 9 .— E l profesor O ltm a n n s y y o , h e m o s sido v a ria s v e c e s


a liv i a d o s de la fa tig a q u e n o s c a u sa b a n la s o b s e r v a c io n e s p r o lo n g a d a s d u ­
rante v a r ia s n o c h e s c o n s e c u t i v a s , por o b s e r v a d o r e s m u y a t e n t o s : M sem -
pel, arq u itecto; F riesen , g e ó g r a fo ; un m e cá n ic o m u y in str u id o , Na h a n
M en d elso h n y n u estro gran g e o g n ó s tic o B u c h . E n este lib r o , c o m o en
m i s p r e c e d e n t e s e s c r i t o s , p u e d o a f o r t u n a d a m e n t e c ita r t o d o s l o s q u e h a n
q u erid o com partir m is trabajos.

(9i>) P á g . 1 2 0 . — E l m e s d e s e t i e m b r e d e 1 8 0 6 , h a s i d o s i n g u l a r m e n t e
r ic o e n g r a n d e s t e m p e s t a d e s m a g n é t i c a s . E s t r a c t o d e m i D i a r i o , l a s n o t a s
sigu ien tes:
21
— s e t i e m b r e d e 1 8 0 6 d e 16h 3 6 ' á I7h 4 3 '
22
22
_ __ de 16b 40' á 19b 2'
23
— s e t i e m b r e d e lSOG d e )6 b 4 0 ' á 19b 2'
24

— — de lü h 4' d IS b 2'

— — de l i l i 2 2 ' a 16h 30'


26
26
. — — de 14b 1 2 ' d 161» 3'
27
27
— — d e 13h 55» á 17h 27'
28
28
— — d e I2h 3 ' d 13b 22
29
E sta ú ltim a te m p es ta d f u e m e n o s v i o le n t a q u e las o t r a s , y la n o c h e
s e term inó e n u n p r o fu n d o rep o so .
E n l a n o c h e d e l 2 9 al 3 0 e m p e z ó t a m b i é n u n a p e q u e ñ a t e m p e s t a d q u e
d u r ó d e s d e 10h 2 0 ' h a s t a 1 lh y 3 2 ' , d la q u e r e e m p l a z ó u n r e p o s o c o m ­
p l e t o h a s t a 17h y 6 '.
E n fin , e n la n o c h e d e l 3 0 d e s e t i e m b r e a l 1 . ° de o c t u b r e . e s t a l l ó , á
44b y 4 6 ' , u n a t e m p e s t a d v i o l e n t a , p e r o c o r l a . L a c a l m a s e r e s t a b l e c i ó
e n s e g u i d a , p e r o d 16b 3 0 ' e s t a l l ó una seg u n d a tem p estad, no m en os
f u e r t e q u e la p r i m e r a .
L a v io le n ta te m p esta d d e l 2 5 al 26 de se tiem b re h a b ia sid o p recedida
d e o t r a , q u e d u r ó d e 7b 8 ' d 9b 1 1 ' , c o n m a s f u e r z a t o d a v í a . E n l o s m e ­
se s sig u ie n te s , la s g r a n d e s p e r tu rb acion es m a g n é tic a s fueron m u c h o m e ­
n o s num erosas y pu ed en com pararse con la s del e q u in o cc io de o to ñ o .
L l a m o gran tempestad a q u e l l a e n l a c u a l la a g u j a r e a l i z a o s c i l a c i o n e s d e 2 0
á 38 m in u to s , ó a d e la n ta todas las d isp o sic io n es del s e g m e n t o , ó hace
p o r fin q u e l a o b s e r v a c i ó n s e a i m p o s i b l e . E n l a s pequeñas tempestades, l a s
o s c ila c io n e s de la a g u ja son irr eg u la re s y v a r í a n de o d 8 m i n u t o s .

(96) P a g . 1 2 0 .— En diez a ñ o s de o b ser v a c io n es a sid u a s, A r a g o no ha


po d id o ver en París o scila cio n es sin cam bio e n la d e c l i n a c i ó n . En
1 8 2 9 e s c r i b í a : « l i e c o m u n i c a d o d la A c a d e m ia los re su lta d o s de n u e s ­
t r a s o b s e r v a c i o n e s s i m u l t á n e a s . H e a d m i r a d o l a s o s c i l a c i o n e s q u e e s p e r i-
m e n t a d v e c e s la a g u j a de d e c lin a c ió n e n B e rlín en las o b s e r v a c io n e s
d e 1 8 0 6 , 1 8 0 7 , 1 8 2 8 y 1 8 2 9 , a u n c u a n d o l a d e c l i n a c i ó n m e d i a no se h a a l t e ­
r a d o . E n P a r í s , n o h a l l a m o s n u n c a n a d a s e m e j a n t e . S i la a g u j a e s p e r i m e n t a
fu e r le s o s c i la c i o n e s , solo en tiem po de aurora b oreal y cuando la d i­
rec ció n a b so lu ta h a sido n o ta b le m e n te deso rd en a d a a c o n te c e esto; y aun
g en eralm en te los desórdenes cu la d irección no van acom pañados
de m o v im ie n to o sc ila to r io .» Los fen ó m en o s c o m p r o b a d o s e n 1 S 10 y
1S 4 1 e n T o r o n to , á lo s 4 3 ° 3 9 ' lat. b o r e a l, so n c o m p le ta m e n te o p u esto s
á la d e scrip ció n d e A r a g o , y c o n v ie n e n p e r fe c ta m e n te con lo s e sp e r im e n -
to s de B erlin. L os o b servad ores de T oron to eran ta n atentos á toda e s ­
p e c i e de m o v i m i e n t o q u e in d ic a n la s v ib r a c io n e s fuertes ó d é b i l e s , lo s
c h o q u e s y to d a esp e c ie de p e r tu r b a c io n es s e g ú n las s u b d iv is io n e s de la
e s c a l a , y n o s e a p a r t a n j a m á s d e e s t a n o m e n c l a t u r a . V é a s e S a b i n e , Days
o f unusual magnet. Disturbances, t. I, 1 . a p a r t e , p . 4 6 . E n l o s d o s a ñ o s 1 8 4 0
y 1 S 4 1 . se c i t a n , en e l C a n a d á , g r u p o s d e d i a s c o n s e c u t i v o s f o r m a n d o u n
t o t a l de 14G , e n i o s c u a l e s o s c i l a c i o n e s m u y luertfis s e h a n p r o d u c i d o
( w i t h s t r o n g s h o c k s ) , sin a l t e r a c i ó n s e n s i b l e d e l a d e c l i n a c i ó n h o r a r i a
(id . p . 4 7 , 5 4 , 7 4 SS , 9o y 1 0 1 ) . E s t o s g r u p o s e s t á n i n d i c a d o s d e l a m a ­
n e r a s i g u i e n t e : « T i m e s o f o b s e r v a t i o n s at T o r o n t o , a t w h i c h t h e m a g -
n e to m e te r s w e r e dislu rb ed , but th e m e a n r e a d in g s w e r e n o t m a te r ia lly
c h a n g e d . » Casi s i e m p r e t a m b i é n , d u r a n t e e s t a s f r e c u e n t e s a p a r i c i o n e s d e
^uz p o l a r , l o s c a m b i o s d e d e c l i n a c i ó n i b a n a c o m p a ñ a d o s e n T o r o n t o de
fuertes o scila cio n es que á m enudo im p osib ilitab an v e r el resultado.
E stos esp erim en to s, que debieran r e n o v a r s e , nos" e n s e ñ a n que si l o s
cam bios de d ec lin a c ió n q u e perturban m om entáneam ente á la aguja
im a n ta d a , producen frecu en tem en te com o co n se c u e n c ia cam b ios c o n sid e ­
r a b l e s y d e f i n i t i v o s e n la v a r i a c i ó n ( v é a s e Y o u n g h u s b a n d , Unusual Distur­
barles, 2 . a p a r t e , p . 1 0 ) ; e n s u m a , s i n e m b a r g o , l a a m p l i t u d d e l a s o s c i ­
l a c i o n e s e s tá l e j o s d e r e s p o n d e r a l v a l o r d e l c a m b i o p r o d u c i d o en l a d e ­
c l i n a c i ó n ; q u e la s o s c i l a c i o n e s p u e d e n s e r c o n s i d e r a b l e s , c o n c a m b i o s d e
d e c lin a c ió n in sen sib les, y la m a r ch a d e l a a g u j a al E . ó al 0 . r á p id a y
m u y m a r c a d a , s i n m o v i m i e n t o o s c i l a t o r i o : y q u e e s t o s e f e c t o s d e la a c ­
tiv id a d m a g n é tica pueden tom ar, según l o s l u g a r e s , un c á r a c t e r d i s ­
tinto y e sp ecial.

(97) P á g . 1 2 1 .— S a b in e , Unusual Disturbances, t. I, 1 . a p a rt. , p. 6 9


y ioi.

( 9 8 ) P á g . 1 2 L — E s t o s e s p e r i m e n t o s t u v i e r o n l u g a r á fi n e s d e s e t i e m b r e
d e 1S0G. S u r e s u l t a d o se p u b l i c ó e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f (t, X V .
A b r i l , 1 S 2 9 , p . 3 3 0 ) . S e l e e n a l l í e s t a s p a l a b r a s : « M is a n t i g u a s o b s e r v a ­
c i o n e s h o r a r i a s , h e d í a s e n u n i ó n d e O l t m a n n s , o f r e c i e r o n la v e n t a j a d e
q u e e n la época en q u e tu v ie r o n lu g a r , en 1 8 0 6 y 1 8 0 7 , n o s e h a b i a n p r a c ­
t i c a d o a u n s e m e j a n t e s n i en F r a n c i a n i e n I n g l a t e r r a . D a b a n l o s m á x i m o s
y m ínim os nocturnos , y á conocer esas sin g u la re s te m p esta d e s m a g ­
n ética s que, por la fuerza de la s o sc ila c io n e s q u e im p r im e n á la a g u ­
ja , hacen im p osib le toda o b se r v a c ió n r e n o v á n d o s e á la m ism a h o r a
v a r ia s n o c h e s s e g u id a s , sin qu e se h a y a pod id o reconocer h asta aqu í á
q u é concurso de circu n sta n cia s m e te o r o ló g ic a s d e b e n atrib uirse estos
f e n ó m e n o s .» N o e s, p u es, en 1 8 3 9 c u a n d o se h a co m p r o b a d o por prim era
v e z c ie r t a p e r i o d i c i d a d e n l a s g r a n d e s p e r t u r b a c i o n e s m a g n é t i c a s . V é a s e
Report of the fifteenth Mceting o f the B ritish Association at Cambridge, 1 8 í o r
2 . a p a r t . . p . 12.

( 9 9 ) P á g . 1 2 1 . — K u p f f e r , Viaje al monte E lbru z en el Cáucaso, 1 S 2 9 ,


p . 108: « L a s d e s v i a c i o n e s i r r e g u l a r e s s e r e p it e n f r e c u e n t e m e n t e a la m i s ­
m a h o ra y d u ra n te v a r io s dias c o n s e c u t iv o s .»

( 1 0 0 ) P á g . 1 2 2 . — A7. S a b i n e , Unusual Disiurbances, t. I , 1 . a p a r t e ,


p . x x i , y Y o u n g h u s b a n d , on periodicat Laws in the larger magnetic Distur-
bances, e n l a s Phiios. Transactions, for 1 8 5 3 , 1 . a part , p . 1 7 3 .

( 1 ) P á g . 1 2 2 . — S a b i n e , e n fa s Phiios. Trarisactions for 1 S 5 1 , 1 . a p a r t e ,


p . 1 2 5 - 1 2 7 : <.Thc d iu rn a l variation o b s e r v e d i s i n f a c t c o n s t i t u t e d b y t w o
v a r ia tio n s su p e rp o se d u p on ea eh o t h e r , h a v i n g d ifieren t l a w s an d bea-
r i n g d i f f e r e n t p r o p o r t i o n s to e a c l i o t h e r i n d i f f e r e n t s p a r t s o f t h e g l o b e .
A t tropical sta tio n s t h e in ñ u e n c e o f w h a t h a v e b e e n h ith e r to ca lle d t h e
i r r e g u l a r d i s i u r b a n c e s ( m a g n e t i c s t o r m s ) is c o m p a r a t i v e l y f e e b l e ; bu t i t
i s o t h e r w i s e a t s t a t i o n s s i t u a t e d a s a r e T o r o n t o ( C a ñ a d a ) a n d H o b a r t o i*
( V a n D ie m e n Isla n d ) w h e r e th e ir in flu e n c e is botli r e a lly a n d p r o p o r tio -
n a l l y g r e a t e r a n d a m o u n t s to a c l e a r l y r e c o g n i z a b l e p a r t o f t h e w h o l e
d iu r n a l v a r ia tio n .» P a sa a q u í , e n la in flu en cia c o m p leja , prod u cid a por
causas de m o v im ie n to s sim u ltán eos a u n q u e d ife r e n te s , lo m ism o q u e
tan b ie n espresa P o isso n e n s u t e o r í a d e l a s o n d a s ( Anales de Q uímica y
F ísica, t. V i l , 1 8 1 7 , p. 2 9 3 ) : « V a r i a s c l a s e s d e o n d a s p u e d e n c r u z a r s e .
E n e l a g u a c o m o e n e l a i r e , l o s p e q u e ñ o s m o v i m i e n t o s s e superponen
V é a n s e ta m b ié n la s co n jetu ras d e L a m o n t , sob re el efecto c o m p lejo d e
u n a o n d a p o l a r y d e u n a o n d a e c u a t o r i a l , e n l o s A nnalen d e P o g g e n d o r f f *
t. 84, p. 583.

( 2 ) P á g . 1 2 3 . — V é a s e Cosmos, t. I V . , p . 1 2 0 .

( 3 ) P á g . 1 2 3 . — S a b i n e e n l a s Phiios. Transactions for L S 5 2 , 2 . a part'.,


p . 1 1 0 ; Y o u n g h u s b a n d , id ., p . 1 6 9 .

( 4 ) P á g . 1 2 4 . — S e g ú n L a m o n t y R e s l h u b e r , el p e r í o d o m a g n é t i c o e s
d e 1 0 a ñ o s V 3 , d e t a l m a n e r a q u e el t é r m i n o m edio del m o v im ie n to
d iu rn o a u m e n t a d u ran te cin co a ñ o s , y d i s m i n u y e d u ra n te o tro s c in c o , con
l a c i r c u n s t a n c i a d e q u e l a a m p l i t u d d e la d e c l i n a c i ó n e s s i e m p r e c a s i d o -
T)le e n e s t í o q u e e n i n v i e r n o ( v é a s e L a m o n t , Jahresbericht der Sternwarte
zu München fiir 1 8 5 2 , p. 5 1 - 6 0 ) . E l d i r e c t o r d e l O b s e r v a t o r i o do B e r n a ,
W o l f , h a h a l l a d o p o r m e d i o d e u n tr a b a j o m u c h o m a s c o m p l e t o , q u e e l
p e r í o d o d e c o i n c i d e n c i a d e la d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a y d e la frec u e n c ia;
d e la s m a n c h a s s o l a r e s p u e d e e v a l u a r s e e n 11 a ñ o s y Vio*

(5 ) P á g . 1 2 4 . — V é a s e e l Cosmos, t . I V , p . ” 0 , 7 1 , 7 3 , 7 o y 7 0 .

( 6 ) P á g . 1 2 1 . — S a b i n e , e n l a s Philos. Transaciions for 1 8 5 2 , 1 . a p a r t . ,


p. 103 y 1 2 1 . — V é a s e t a m b i é n , a d e m á s d e la M e m o r i a d e W o l f f , y a c i t a ­
d a , q u e da ta d e l m e s d e j u l i o d e 1 8 5 2 ( Cosmos, t. I V , p . 7 1 ) , o t r a s h i p ó ­
t e s i s d e G a u t i e r , p u b l i c a d a s c a s i a l m i s m o t i e m p o e n la Biblioteca Universal'
de Ginebra, t. X X I , p . 1 8 9 .

( 7 ) P á g . 1 2 1 . — V é a s e Cosmos, t . III, p . 3 6 8 - 3 7 2 .

( 8 ) P á g . 1 2 5 . — S a b i n e , e n l a s Philos. Transaciions for 1 8 5 0 , 1 . a part.».


p. 2 1 6 . V é a s e t a m b i é n F a r a d a y , Exper. Researchcs on E lectricity, 1 8 5 1 , .
p . 5 6 , 73 y 7 6 , § 2 8 9 1 , 2 9 4 9 y 2 9 5 8 .

( 9 ) P á g . 1 2 5 . — V é a s e e l Cosmos, t. 1, p . 1 6 8 ; P o g g e n d o r f f ‘s Annalen*
t. X V , p á g . 3 3 4 y 3 3 5 , y S a b i n e , Unusual Disturbances, t. I, 1 . a pa rte*
p. x iv -x v iií, d o n d e se e n c u e n tr a n tablas de tem p estad es q u e h a n e sta ­
l l a d o s i m u l t á n e a m e n t e e n T o r o n t o , e n P r a g a y la T i e r r a d e V a n D i e ­
m en . D u ran te los d ias en q u e h a n sido m a s v io le n ta s en el C anadá la s
t e m p e s t a d e s m a g n é t i c a s , e l 2 2 d e m a r z o , e l 10 d e m a y o , e l (i de a g o s t o ,
y el 25 de setiem b re de 1851, se o b s e r v á r o n l o s m i s m o s f e n ó m e n o s en
el hem isferio m eridional en A u stra lia , v é a se tam bién B e lc h er, en las»
P hilo s, Transaciions for I S 4 3 , p . L33.

( 1 0 ) P á g . 1 2 5 . — V é a s e e l Cosmos, 1 . 1 , p. 1 9 0 .

( 1 1 ) P á g . 1 2 6 . — V é a s e e l Cosmos, t. I, p . 1 6 3 , 1 6 4 y 3 9 7 . ( n o t a 5 0 ) -
í . II, p . 2 7 5 y 4 4 9 ( n o t a s 93 y 9 i ) ; t. I V , p . 4 , 7 - 5 7 .

(12) P á g . 1 2 7 .— H e h e c h o r e s a l t a r , e n é p o c a s m u y d i f e r e n t e s , la i m ­
p o r t a n c i a d e e s t a p r o p o s i c i o n : u n a v e z , e n 1 8 0 9 , e n m i Coleccion de Ob­
servaciones astronómicas (t. I, p . 3 6 8 ) ; o t r a , e n 1 8 3 9 , p o c o s d i a s d e s p u e s de-
la partida de R o s s p ara su e s p e d ic io n al p o lo S . , en u n a carta al c o n d e
M i n t o , e n t o n c e s p r i m e r L o r d d e l A l m i r a n t a z g o ( v é a s e Report of the Com-
mittee o f Physics and Meteorol. of the Royal Society relative to the Antarctic-
Expedition, 1810, p. 88-91), que d ice a sí: « S eg u ir las hu ellas del
e cu a d o r m a g n é t ic o ó la de la s l ín e a s sin d e c lin a c ió n , es g o b e r n a r (d ir ig ir
e l d e r r o te r o d e l b u q u e ) d e m a n e r a q u e s e c o r t e n l a s l í n e a s c e r o e n l o s i n ­
é r v a lo s m a s p e q u e ñ o s , c a m b ia n d o de rum bo c a d a v e z q u e las o b ser v a - *
c io n e s de in c lin a c ió n ó de d e c lin a c ió n prueben que hay d e sv ia c ió n .
iSo i g n o r o q u e s e g ú n la s g r a n d e s i d e a s d e G a u s s s o b r e l o s verdaderos.
fu n dam entos de una T eoría g e n e r a l del M a g n etism o te rr estre , el c o ­
n o cim ien to profundo d e la in te n sid a d h o rizo n ta l, la e l e c c i ó n de los
pu n tos en qu e los tres e le m e n t o s de d e c lin a c ió n , in clin a ció n é inten-
-sidad total han sido m e d id o s sim u ltá n e a m e n te , bastan para h allar
Y
e l v a l o r de — ( G a u s s , § 4 y 2 7 ) , y q u e e s t o s s o n a l li l o s p u n t o s v i t a l e s
R
d e la s i n v e s t i g a c i o n e s f u tu r a s ; pero la su m a de la s p e q u e ñ a s a tr a cc io n es
l o c a l e s , la s n e c e s id a d e s d e l p i l o t a g c , las c o rr ec cio n es h a b itu a le s del R u m ­
b o y la s e g u r i d a d d e l o s c a m i n o s c o n t i n ú a n d a n d o u n a i m p o r t a n c i a e s p e ­
cia l al c o n o c im ie n to de la p o s ic io n y de los m o v im ie n to s p e r ió d ic o s de
t r a s l a c i ó n d e la s l í n e a s s i n d e c l i n a c i ó n . S o s t e n g o a q u í s u c a u s a , q u e e s t á
l i g a d a á l o s i n t e r e s e s d e la g e o g r a f í a f í s i c a . » A u n p a s a r á n b a s t a n t e s a ñ o s
a n t e s de q u e l o s m a p a s d e v a r i a c i o n e s c o n s t r u i d o s s e g ú n l a teoría d e l
m a g n e t is m o terrestre p u ed a n serv ir d e g u ia á lo s n a v e g a n t e s ( v é a s e S a ­
b i n e e n l a s Philos. Transactions for 1 3 4 9 , 2 . a p a r t . , p . 2 0 4 ) , y l a s i d e a s
p u ra m e n te o b je tiv a s, y d ir ig id a s h ácia la o b s e r v a c ió n real, q u e defien do
a q u í, si se r e a liz a se n p or d e te r m in a c io n e s p e r ió d ic a s y e sp e d ic io n e s s i­
m u l t á n e a s p o r tie r r a y m a r , y s e e m p r e n d i e r a n c o n u n o b j e t o fija d o d e a n ­
t e m a n o , o f r e c e r í a n la v e n t a j a d e u n a a p l i c a c i ó n p r á c t ic a i n m e d i a t a ; a s e ­
g u r a r ía n u n c o n o c im ie n t o e x a c to de la m u t a c ió n se cu la r d e la s lín e a s ,
su m in istra n d o p o r ú l t i m o á l a t e o r í a d e G a u s s g r a n n ú m e r o d e dato^-
n u e v o s , s u s c e p t i b l e s d e se r s o m e t i d o s a l c a l c u l o ( v é a s e G a u s s , § 2 o ) . P a r a
h a c e r m a s f á c il l a e x a c t a d e t e r m i n a c i ó n d e l a t r a s l a c i ó n d e l a s dos li­
n e a s s i n d e c l i n a c i ó n y sin i n c l i n a c i ó n , s e r i a i m p o r t a n t e s o b r e t o d o esta­
blecer ja lo n e s c a d a v e in tic in c o a ñ o s , en lo s sitios don de estas lín ea s e n ­
t r a n y s a l e n d é l o s c o n t i n e n t e s . E n e s t a s e s p e d i c i o n e s , s e m e j a n t e s á la s
a n t ig u a s de H a ll e y , se co rta ría n n e c e s a r ia m e n t e otras m u c h a s l ín e a s iso -
c lín ic a s é is o g ó n ic a s , y pod ría m e d irse en la s c o sta s la in te n sid a d h o r i­
z o n ta l y to ta l, en té r m in o s d e p o d er sa tisfa cer á la v e z v a r io s o b je to s. E l
d e s e o q u e a q u í espreso lo a p o y ó R o s s , g ra n au torid ad m a r ítim a , á la
q u e m e r e f ie r o s i e m p r e c o n g u s t o , ( Voyage in the Southern and antarctic
Piegions, t. I, p . 1 0 o .

( 1 3 ) P á g . 1 2 7 . — A c o s t a , H istoria de las In d ia s , l o 9 0 , 1. I . c. 1 7 . H e
tr a ta d o y a la c u e s t i ó n d e s a b e r si l a c r e e n c i a d e l o s m a r i n o s h o l a n d e s e s
<;n l a e x i s t e n c i a d e c u a t r o l í n e a s s i n d e c l i n a c i ó n , al dar m o t i v o a l d e ,
l ía t e e n t r e B o n d y B e c l c b o r r o w , t u v o ó n o i n f l u e n c i a e n l a te o r ía d e l o s
c u a t r o p o l o s m a g n é t i c o s d e H a l l e y . Y é a s e e l Cosmos, t. 2 . ° p. 27G y ííl)
(n o ta 9 í).

( 1 4 ) P á g . 1 2 8 . — E n e l i n t e r i o r d e l A f r i c a , la l í n e a i s o g ó n i c a de 2 2 ° f/ ¡
O e s t e , m e r e c e p a r t i c u l a r a t e n c i ó n b a j o el p u n t o d e v i s t a d e la f í s i c a d e l
g lo b o , com o lín ea in te rm e d ia ria entre sistem as m uy d iferentes, y
p o r q u e , s e g ú n l a c o n s t r u c c i ó n te ó r i c a d e G a u s s , j u n t a la p a r t e o r ie n t a l
d e l o c é a n o I n d i c o c o n la tierra d e N e w f u n d l a n d , á t r a v é s d e l c o n t i n e n t e
a f r i c a n o . L a e s t e n s i o n q u e e l g o b i e r n o d e la G ra n B r e t a ñ a a c a b a d e d a r
g e n e r o s a m e n t e á l a e s p e d i c i o n a f r ic a n a d e R i c h a r d s o n , B a r l h y O v e r -
w e g h , apresurará q u iz á la so lu c io n d e e sto s p ro b le m a s m a g n é t ic o s .

( l ’J) P á g . 1 2 9 . — R o s s a t r a v e s ó la c u r v a s i n d e c l i n a c i ó n , á l o s 6 1 ° 3 0 '
d e l a t . a u s t r a l y 2 4 ° 50* d e l o n g . 0 . d e P a r í s ( Voyage to the Southern Seas,
t. 2 . ° p . 3 5 7 ) . A l o s 7 0 ° 4 3 ' d e l a t . a u s t r a l y 1 9 ° 8 ' d e l o n g . o c c i d e n t a l ,
el c a p i t a n C r o z i e r h a l l ó , e n e l m e s d e m a r z o d e 1 8 1 3 , la d e c l i n a c i ó n i g u a l
á Io 3 8 '; e s t a b a p o r c o n s i g u i e n t e m u y c e r c a d e l a l í n e a c e r o . S a b i n e , on
the magnet. declination inthe A tlan tic Ocean for 1 8 4 0 , e n l a s Phiios. Transac­
tions for 1 8 4 9 , 2 . a p a r t . , p. 2 3 3 .

(IC ) P a g . 1 2 9 . — R o s s , Voyage to the Southern Seas, t. I, p . 104, 310


y 317.

( 1 7 ) P á g . 1 3 0 . — E l l i o t , e n l a s Phitos. Transactions for 1 8 5 1 , 1 . a p a r t e ,


p. 3 3 1 . S a n d a l a w o o d e s u n a p e q u e ñ a isla d e f o r m a a l a r g a d a , e n l a q u e s e
r e c o g e l a m a d e r a de s á n d a l o ( e n m a l a y o y j a v a n é s tschendana, en s á n s ­
c rito tschandana, e n á r a b e ssandel).

(1 8 ) P á g . 1 3 0 . — E sta es la o p in io n d e B a r lo w , y d e este m o d o se h a lla


l a l i n e a t r a z a d a e n e l m a p a q u e a c o m p a ñ a a l Report of the Committee for
the antartic Expedition, 1 8 4 0 , bajo e l t í t u l o d e Lines o f magnetic Declinations
computed according to the Theory'of. M r. Gauss. S e g ú n B a r l o w , la l í n e a s i n
d e c lin a c ió n q u e v ie n e de la A u str a lia entra en e l c o n tin e n te a siá tico por
el g o l f o d e C a m b a y , p e r o s e r e p l e g a i n m e d i a t a m e n t e h á c i a e l N . E . , y te r ­
m i n a e n e l m a r d e l J a p ó n , c e r c a d e T h a i w a n ó F o r m o s a , s o b r e el T i b e t y
l a C h in a . S e g ú n G a u s s , l a l í n e a a u s t r a l i a n a s u b e s i m p l e m e n t e á L a p o n i a
á través de la P e r s ia y N ish n ei N o w g o r o d . E ste gran g eó m etra c o n sid e ­
ra la lín e a cero d e l m ar del Jap ón y del arch ip iéla g o filip in o , com o la
q u e e n v u e l v e el grupo o v a l cerrado del A s ia o r i e n t a l , sin n in g u n a r ela ­
c i ó n c o n l a d e l a A u s t r a l i a , la d e l o c é a n o I n d i c o , l a d e l A s i a o c c i d e n t a l y
la d e L a p o n i a .

( 1 9 ) P á g . 1 3 0 . — H e tr a ta d o e n otra p a r t e (Asiacentral, t. III, p . 4 5 8 - 4 6 1 ) ,


de la id en tid a d q u e esta b le ce n m is p rop ias o b s e r v a c io n e s en el m ar Cas­
p io , en e l U r a l s k , á orillas d el J a i k , y e n la e s t e p a q u e r o d e a e l la g o .
E lton .

( 2 0 ) P a g . 1 3 0 . — V é a s e E r m a n , Map of the magnet ic Declination, I S 2 7 -


1 8 3 0 . P ero el m a p a d e E llio t p rueba p o s it iv a m e n t e q u e la lin ea a u stra lia ­
n a sin d e c lin a c ió n n o a tr a v ie sa á J a v a . E sta lín e a corre p a r a le la m e n t e a l
lito r a l m erid io n a l, á d i s t a n c i a d e I o */2 d e la t. C o m o , s e g ú n E r m a n ,
pero no segú n G a u s s , l a l í n e a a u s t r a l i a n a s i n d e c l i n a c i ó n , d e s p u e s de
h a b e r a tr a v esa d o el m ar del J a p ó n entre M a la ca y B o r n e o , v u e l v e á un ir
e l continente con la c o s t a seten trion al del g olfo O chotsk, cerca del
g r u p o o v a l cerrado del A s ia orie n ta l, á lo s 59° 30' de la titu d , y n u e v a ­
m ente sa le d e a llí por la p e n ín su la d e M alaca , e l in te r v a lo entre la lin e a
- a s c e n d e n t e y l a d e s c e n d e n t e n o s e r ia m a s q u e d e 1 1 ° , y , s e g ú n e s t e t r a ­
zado, la c u r v a sin d eclin a ció n del A s ia o c c id e n t a l, q u e u n e e l m ar
v€ a s p i o c o n la L a p o n i a r u s a . s e r ia la p r o lo n g a c io n directa y mas pró­
x i m a d e la p a r t e d e l a l í n e a q u e d e s c i e n d e d e N . á S .

(2 l) P a g . 1 3 1 .— Desde 1843, h e dado á co nocer d o c u m e n to s c o n se r v a ­


d l o s e n l o s a r c h i v o s d e M o s k o u y d e H a n n o v e r (Asia central, t. 3 . ° , p . 4 6 9 ­
4 7 6 ) , d e lo s q u e r esu lta q u e L e ib n itz , q u e trazó el prim er p la n d e u n a e s ­
p e d ic io n francesa á E g ip to , pensó tam bién u tiliz a r, a n te s q u e nad ie,
¿as r ela cio n es qu e se esta b leciero n en 1712 entre A le m a n ia y Pedro
■el G r a n d e , para hacer d eterm in ar r eg u la r m en te, en épocas p erió ­
d icas, la p o sic io n de las c u r v a s de in c lin a c ió n y d e d e c li n a c i ó n , en
i o d o e l i m p e r i o r u s o , c u y a e s t e n s i o n e s c e d e la s u p e r f i c i e d e l a L u n a v i s i ­
b l e á l o s h a b i t a n t e s d e la T i e r r a . E n u n a c a r t a d i r i g i d a a l Czar y h a l l a d a
.por P e r t z , h a b l a L e i b n i t z d e u n p e q u e ñ o g l o b o te rr estre ( t e r r e l l a ) q u e s e
c o n s e r v a a u n en H a n n o v e r , y sobre el c u a l h a b ia trazado la lín e a sin d e ­
c l i n a c i ó n , línea magnética p r im a ria . A f i r m a q u e n o e x i s t e m a s q u e u n a
s o l a l í n e a s i n d e c l i n a c i ó n , q u e d i v i d e á la T i e r r a e n d o s p a r t e s c a si i g u a ­
l e s , y q u e p r e s e n t a c u a t r o s i n u o s i d a d e s , puncta flexus contrarii, e n l a s c u a ­
l e s p a s a d e la c o n v e x i d a d á la c o n c a v i d a d ; q u e d e l c a b o V e r d e , c o rr e
e sta lín e a h á c ia las costas o r ie n ta le s de la A m é r ic a del N o r te, á lo s 36° de
la titu d , y e n d o d e sd e a llí á bu scar, á tr a v é s d el m ar d el S u d , las costas
o r i e n t a l e s d e l A s i a y l a N u e v a - H o l a n d a . A ñ a d e p o r ú l t i m o , q u e e st a l í n e a
s e v u e lv e a c e r r a r sob re s í m ism a , y pa sa cerca de lo s dos p o lo s , pero
d e t e n i é n d o s e m a s l e j o s d e l p o l o N . , b a j o e l c u a l la d e c l i n a c i ó n e s d e 2 5 ° 0 . ,
q u e d el p olo S ., bajo el cual la d eclin a ció n n o es m a s qu e de 5o. De 0o á
1 5 ° , la d e c l i n a c i ó n o r i e n t a l d o m i n a e n u n a g r a n p a r te d e l o c é a n o A t l á n ­
t i c o , e n to d o e l m a r d e l S u r , e n e l J a p ó n , e n u n a p a r t e d e la C h i n a y d e
la N u e v a H o la n d a . « P u esto qu e el m éd ico D o n elli h a m u erto, d ice L eib ­
n itz, es necesario reem p lazarle con o tr o , q u e ad m in istre p ocos m e d ic a ­
m e n t o s , pero q u e p u ed a dar m u c h o s c o n s e j o s c ie n tífico s sob re lo s esp eri­
m e n to s de d e c lin a c ió n é in c lin a c ió n . » E s preciso r e c o n o c er qu e n in g ú n
•co n o cim ien to teó rico e sp e c ia l resulta d e e sto s d o c u m e n t o s , c o m p le ta m e n te
o l v id a d o s hasta 1843.
( 2 2 ) P á g . 1 3 1 . — Y c a n s e m i s Observaciones magnéticas e n e l A sta central,
i . III, p . 4 6 0 . .

( 2 3 ) P á g . 1 3 1 . — 'E rm a n , Astronom. and magnet. Beobachtungen, e n e l l i ­


b r o t i t u l a d o Reise um die E rde, 2 a p a r t . , t. I I , p . 5 3 2 .

( 2 4 ) P á g . 1 3 1 . — H a n s t e e n , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , í . X X Í ,
p. 371.

(2 o ) P á g . 1 3 3 . — S a b i n e , Magnet. un d meteorol. Observations at the cape


o f Good Hope, t . 1, p. l x .

(2 6 ) P á g . 1 3 3 . — P a r a apreciar lo s m o v i m ie n t o s d é l a lín ea sin d e c li­


n a c i ó n , e n i n t e r v a l o s t a n p r ó x i m o s , y p o d e r j u z g a r d e l o r d e n e n q u e se
e fe c tú a n , es n ecesario n o o lvid ar q u e lo s in stru m en tos y lo s m é to d o s e n -
i o n c e s e n u s o p u e d e n o c a s i o n a r el error d e I o .

( 2 7 ) P á g . 1 3 4 . — V é a s e e l Cosmos, t. I, p . 3 9 7 ( n o t a 5 0 ) .

( 2 8 ) P á g . 1 3 4 . — E u l e r , e n l a s Memorias de la Academia de B erlín, 1 7 5 7 ,


p . 176.

( 2 9 ) P á g . 1 3 4 . — B a r l o w , e n l a s Philos. Transactions for 1 8 3 3 , 2 . a p a r ­


te, p. 67 1 . R e in a gran in ccrtid u m b re sobre las o b s e r v a c io n e s m a g n é tic a s
h e c h a s e n S a n P e t e r s b u r g o , e n la p r i m e r a m i t a d d e l s i g l o x v m , D e e l l a s
resultaría q u e , de 1 7 2 6 á 1 7 7 2 , l a d e c l i n a c i ó n l ia b r i a s i d o c o n s t a n t e ­
m e n t e d e 3 o 1 5 ' 6 3 o 3 0 ' ! V é a s e I l a i i s t e e n , Magnetism. der E rd e , p . 7
y 143. '

( 3 0 ) P á g . 1 3 5 .^ —V é a s e e l (Cosmos, t. I, p. 1 7 2 - 2 8 3 , y D o v e , e n l o s
A n n a h n d e P o g g e n d o r f f , t. X I X , p . 3 S 8 .

( 3 1 ) P á g . 1 3 5 . — E l e s c c l e n t e tr ab a jo d e L o t t i n , B r a v a i s , L i l l i e h o o k y
S i l j e s t r o m , q u e , d e l 17 d e s e t i e m b r e d e 1 8 3 8 a l 8 de a b r il d e 1 8 3 9 , o b s e r ­
v a r o n la s ap a ricio n es de la lu z polar en el F in n e m a r k , en B o s s e k o p
(l a t . 6 9 ° 5 8 ' ) , y e n J u p v i g ( l a t . 7 0 ° 6 f) , s o b a p u b l i c a d o e n l a c u a r t a par­
l e d e l o s Viages á E s c an d in av a , L apo nia, Sspitzberg y las Feroes, á bordo
de la Corbeta « Recherche» ( A u r o r a s b o r e a l e s ) . H á n s e a g r e g a d o á e s t a s o b s e r ­
v a c i o n e s (p . 4 0 1 - 4 3 5 ) l o s r e s u l t a d o s i m p o r t a n t e s o b t e n i d o s d e 1 8 3 7 á 1 8 4 0
p o r l o s i n s p e c t o r e s i n g l e s e s d e l a s m i n a s de c o b r e d e K a l f i o r d ( l a t i ­
tud 69° 5 6 ').

( 3 2 ) P á g . 1 3 5 . — P u e d e v e r s e , s o b r e e l S e g m e n t o o s c u r o d e la a u r o r a
b o r e a l , la ob r a c it a d a e n la n o t a p r e c e d e n t e , p. 4 3 7 - 4 4 4 .

( 3 3 ) P á g . 1 3 5 . — S c h w e i g g e r ' s .. Jahrbuch der Chemic und Physik , 1 8 2 0 ,


1. X V I , p . 1 9 8 , y t. X V I I I , p . 3 6 4 . E l s e g m e n t o o s c u r o y la a s c e n s i ó n i n ­
con testab le de r a y o s n e g r o s ó de estrías, en que e l d e sp re n d im ie n to
d e lu z es n u lo , q u iz á por e fec to de la in terferen cia, recu erd a n las i n v e s t i ­
g a c i o n e s d e Q u e t sobre la Electroquím ica en el vacio y l o s p r e c i o s o s e s p e r i ­
m e n t o s d e R u h m k o r f , en lo s c u a le s , e n m e d io de u n aire r a r if ic a d o , la s
b o l a s m e t á l i c a s p o s i t i v a s b r i ll a b a n c o n l u z r o j a y l a s b o l a s n e g a t i v a s c o n
l u z v i o l e t a , d e tal m a n e r a q u e l a s f a j a s l u m i n o s a s p a r a l e l a s s e h a l l a b a n
sep a ra d a s r eg u la r m en te por capas c o m p le ta m e n te oscuras. «La lu z espar­
c id a entre las b o la s te r m in a le s d e d o s c o n d u c to r e s e lé c tr ic o s se rep arte
en tro zo s n u m e r o so s y p a r a lelo s, se p a r a d o s por capas oscuras a lte r n a n te s
y r e g u l a r m e n t e d i s t i n t a s . » (Memorias de la Academia de Ciencias, t. X X X V ,
1 8 5 2 , p . 949).

(3 í) P ág. 1 3 6 . — Viaje á E scan d in av ia, e t c . ( A u r o r a s b o r e a l e s ) , p. 5 5 8 ,


sobre las c o r o n a s y los p a b e llo n e s de la s auroras b o r e a le s , v é a n s e l a s e s -
celen tes in v e s t ig a c io n e s de B r a v a is , i d . , p. 505-514.

(35) P á g . 1 3 6 .— « C olgad u ra o n d u la n t e , gallard ete de un buque de


guerra d esp leg a d o h o rizo n ta lm e n te y a g i t a d o p o r el v i e n t o , c o r c h e t e s ,
f r a g m e n to s de arcos y de g u i r n a l d a s . » ( Id . p. 3 5 . 3 7 , 4 5 , 6 7 y 4 8 1 .)
U n a i n t e r e s a n t e c o l e c c i o n d e e s t o s a s p e c t o s h a s i d o d ib u j a d a p o r B e v a l e t ,
a r t is t a d i s t i n g u i d o , a g r e g a d o á l a e s p e d i c i o n .

(36) P á g . 1 3 6 . — Viaje á E scan dinav ia, e t c . ( A u r o r a s b o r e a l e s ) , p . 527 »


528 y 557.

(37) P á g . 1 3 7 . — Cosmos, t. 1 , p . 175 y 4 0 6 ( n o t a 7 4 ). V é a s e t a m b i é n


F r a n k l i n , N arrativo o f ajourney to theshores o f the Polar Sea, in 1 8 1 9 - 1 S 2 2 ,
p . 5 9 7 ; K s e m t z , Lehrbuch der Meteorologie , t. I I I. 1 8 3 6 , p. -4S8-Í90. L a s
m a s a n t i g u a s h i p ó t e s i s s o b r e l a r e l a c i ó n e n t r e la l u z p o l a r y l a f o r m a c i o n
d e l a s n u b e s s o n l a s q u e e s p r e s ó F r o b e s i u s e n e l lib r o t i t u l a d o : A u ro ro
borealis Spectacula, H e l m s t . , 1 7 3 9 , p . 1 3 9 .

( 3 8 ) P á g . 1 3 7 . — A c o n t i n u a c i ó n e s t r a d o d e m i D i a r io d e v i a j e á S í b e -
r ia u n e j e m p l o n o t a b l e : « H e p a s a d o , s e p a r a d o d e m i c o m p a ñ e r o y a l d e s ­
c u b i e r t o , t o d a la n o c h e d e l 5 al 6 d e A g o s t o d e 1 8 2 9 , e n u n p u e s t o a v a n ­
z a d o d e C o s a c o s , e n K r a s n a j a J a r k i . E s t e p u e s t o se h a l l a c e r c a d e l I r t y s c h ,
e n l a e s t r e m i d a d o r i e n t a l d e l p a i s , á l o l a r g o d e l a f r o n t e r a d e la D z u n -
g a r i a c h i n a ; e s , p o r c o n s e c u e n c i a , de a l g u n a i m p o r t a n c i a l a d e t e r m i n a c i ó n
a s t r o n ó m i c a d e e s t e l u g a r .' — N o c h e seren a — en la parte o rien ta l del c ie lo
s e f o r m a r o n s ú b i t a m e n t e , y a n t e s d e m e d i a n o c h e , l i n e a s d e c ir r u s , p o r
i g u a l e sp a r c id o s , y d istr ib u id o s en fo r m a de fajas p a ra lela s y p o la r e s . L a
m a y o r a l t u r a e s d e 3 5 °. E l p u n t o d e c o n v e r g e n c i a s e t e n t r i o n a l s e m u e v e
1 e n t a m e n l e h á c i a e l E . D i s í p a n s e e s t a s n u b e s s i n l l e g a r al z e n i t , y a l g u n o s
m i n u t o s d e s p u e s , n a c e n e n l a r e g i ó n N o r d - E s t e d e l c i e l o f a ja s p o l a r e s d e
c i r r u s sem ejan tes á las p r im e r a s, m o v ié n d o s e c o n g r a n reg u la r id a d d u ­
r a n t e u n a p a r t e d e l a n o c h e , ca si h a s t a l a s a l i d a d e l S o l , m o m e n t o e n q u e
1 l e g a n á la p o s i c i o n N . 70° E . — E strella s e r r a n te s e n nú m ero e s c e s i v o ;
a n illo s colo r ea d o s alrededor de la L u n a .— N i n g ú n in d ic io de lu z polar.—
N u bes fr a n g e a d a s, a lgo de llu v ia . El 6 de A g o s t o , antes del m e d io d ía ,
e l cielo v u e lv e á m ostrarse seren o ; y nuevas fajas polares se fo r m a n ,
in m ó v ile s , d ir ig id a s d e N. N. E . á S . S . 0 . , y qu e no cam b ian de azi­
m u t , c o m o h e v i s t o t a n f r e c u e n t e m e n t e e n Q u it o y e n M é j i c o . » L a d e c l i ­
nación m a g n é tic a es o rien tal en el A lta i.

(39) P á g . 1 3 7 .— B r a v a is q u e , o p u e s t a m e n t e á lo q u e t e n g o observa­
do , h a l l ó e n B o s s e k o p l a s l í n e a s d e c ir r u s c o r t a n d o c a s i s i e m p r e e n á n ­
g u l o r e c to a l m e r i d i a n o m a g n é t i c o ( Viajes á Escandinavia , e t c . (Fenómeno
de traslación á los pies del arco de las auroras boreales, p . 5 3 4 - 5 3 7 ) , d e s c r i b e
c o n su o r d i n a r i a e x a c t i t u d l a s c o n v e r s i o n e s d e l o s v e r d a d e r o s a r c o s a u r ó ­
r a le s ( v é a s e i d . , p . 2 7 , 92 , 1 2 2 y 4 8 7 ) . R o ss h a visto y p in tad o ta m ­
bién , en auroras a u s tra les , esto s c a m b io s p r o g r e s iv o s d e lo s arcos , q u e
pasan del 0 . N. 0 . a l N . N . E . ( Voyage in the Southern and A ntartic Re­
gions, t. I , p. 3 1 1 ) . L a f a l t a d e c o l o r a c i o n p a r e c e c a r á c t e r f r e c u e n t e d e
l a s a u r o r a s a u s t r a l e s ( Id . , t. I , p . 2 6 6 , t . I I , p . 2 0 9 ) . R e s p e c t o d e l a s n o ­
c h e s s i n a u r o r a b o r e a l de l a L a p o n i a , v é a s e B r a v a i s , Viajes á Escandi­
navia . e t c . , p . 5 4 5 .

( 4 0 ) P á g . 1 3 8 . — Cosmos, t. T , p . 3 6 3 ( n o t a 4 3 ) y 40 6 (no ta 73). Los


arco s a u ró rales v is t o s e n p le n o dia r e c u e rd a n la in ten sid a d lu m in osa d e
lo s n ú c le o s y de la s co la s de los c o m e ta s q u e , en 1 8 4 3 y 1847 , p u d ie ro n
o b s er v a r se e n el N o r te de A m é r ic a , en P a r m a y en L o n d r e s, m u y cer­
ca del S o l.

(41) P á g . 1 3 8 . — Memorias de la Academia de Ciencias, t. IV , 1837,


p. 589.

( 4 2 ) P á g . 1 3 8 . — V ia je s á E scandinavia, L aponia , e t c . ( A u r o r a s b o r e a ­
l e s ) , p. 5 5 9 , y M artins , en la tr a d u c c ió n de l a M e t e o r o l o g í a de K tem tz,
p . 4 6 0 . S o b r e l a a lt u r a p r e s u n t a d e l a l u z p o l a r , v é a s e B r a v a i s , Viajes:
á Escandinavia , e t c . , p , 5 4 9 y 5 5 9 .

( 4 3 ) P á g . 1 3 9 . — Viajes á E scan dinav ia, e t c . . p . 4 6 2 .

( 4 4 ) P á g . 1 3 9 . — S a b i n e , u nusualm agneticDisiurbances, l . a p a r t e , p. x v m ,
x x n , 3 y 4.

(15) Pág, 1 3 9 . — V é a s e D o v e , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. X X ,


p. 3 3 3 -3 4 1 . El efecto d e sig u a l q u e u n a aurora boreal pro d u ce en l a d e c li-
To:,m iy .
n a c ió n de la a g u ja im a n t a d a , en p u n to s situ ad os en m e r id ia n o s m u y
p r ó x im o s , p u e d e , e n b a sta n te s c a s o s , se r v ir de m u c h o para r e c o n o c er e l
lu g a r d é l a c a u sa e fic ie n te , a te n d id o á q u e es in d is p e n sa b le q u e las t e m ­
pestades m a g n é tic a s partan siem p re del p o lo m a g n é t ic o , y p o r q u e , s e g ú n
a s e r to d e A r g e la n d e r , c o n firm a d o po r B r a v a i s , la c u m b r e d e l arco l u ­
m i n o s o s e a p a r ta d v e c e s d e l m e r i d i a n o m a s d e 11°.

(46) P á g . 1 4 0 .— «20 de d ic ie m b r e de 1 8 0 6 : c ielo a z u l a d o , sin in d ic io


d e n u b e s . H á c i a l a s d i e z d e l a n o c h e a p a r e c i ó a l IN. N . 0 . , u n a r c o l u m i '
n o s o de am a r illo ro jiz o , á t r a v é s d el c u a l r e c o n o c í , c o n u n a n te o jo de n o ­
c h e , estrella s de 7 . a m a g n it u d . P o r m e d i o d e la c o n ste la c ió n V é g a , q u e
s e h allab a casi en c im a d el p u n to c u lm in a n te del a r c o , p u d e d eterm in ar
e l a zim u t de este p u n to , q u e era a lg o m as o ccid en ta l q u e el p la n o v e r ti­
c a l l le v a d o en e l s e n t id o de la d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a . L a lu z p o l a r , q u e
ilu m in a b a la r e g ió n d el N . N 0 . , r e c h a z ó la e str e m id a d N . de la a g u ja ,
p o r q u e , e n l u g a r d e c o n t i n u a r su m o v i e n l o h á c i a e l 0 . , com o el azi­
m u t d e l a r c o , la a g u j a r etr o ce d ió h á c ia el E . L os c a m b io s d e d e c lin a ­
c ió n q u e , en e ste m e s , era n o rd in ariam en te , por la n o c h e , d e 2 ’ 2 7 ”
d 3 ’ , s e e l e v a r o n p r o g r e s i v a m e n t e d u r a n t e l a a u r o r a b o r e a l , y 'sin g r a n ­
d e s osc ila c io n e s, á 2 6 ’ 2 8 ” . La m en o r d eclin a ció n se o b serv ó en el m o ­
m en to en qu e el fen óm en o lu m in o s o fue m a s i n t e n s o , e s d e c ir , á l a s
1 2 m . N o ta m o s tam b ién q u e , durante la aurora b o r e a l , la in te n s id a d
h o r i z o n t a l e r a de 1’ 3 7 , ” 73 p o r c a d a 21 o s c i l a c i o n e s . A 2 1 h 60>n , m u c h o
tie m p o d e sp u e s, por c o n s e c u e n c ia , d é l a d e sa p a ric ió n d é l a a u r o r a , q u e se
e s t i n g u i ó c o m p l e t a m e n t e á 14 h 1 0 n i , l a i n t e n s i d a d e ra t o d a v í a d e 1 1 3 7 r
1 7 para el m ism o n ú m ero de o sc ila c io n e s. La te m p eratu ra d e la h a b i ­
ta ció n desde donde m ed im o s la s o s c ila c io n e s de la p e q u e ñ a a g u ja era ,
d u r a n t e l a a u r o r a , d e 3 o ,2 d e l t e r m ó m e t r o c e n t í g r a d o ; á 2 1 h o O n i, d e 2 o , 8*
L a i n t e n s i d a d , p o r c o n s i g u i e n t e , h a b i a d i s m i n u i d o a l g o d u r a n t e la a u ­
rora. L a L u n a n o o fr ec ia n i n g ú n a n illo c o lo r a d o . V é a s e ta m b ié n H ans_
l e e n , Magnetismus der E rd e , p. 4 5 9 .

( 4 7 ) P á g . 1 4 0 . — S a b i n e , on Days of u nusual magnetic Disturbances, 1 . a


p a r t e , p . 1 8 . V é a s e t a m b i é n M a r t i n s , e n la Meteorología d e K ee rn tz, p á ­
g i n a 4 6 1 : « B r a v a i s d e d u c e , d e la s o b s e r v a c i o n e s d e L a p o n i a , q u e l a i n ­
te n sid a d h o r izo n ta l d is m in u y e d u ran te el p eríod o m a s activ o del f e n ó m e ­
n o de la aurora b o r e a l.»

( 4 8 ) P á g . 1 4 0 . — D e l e s s e , sobre la asociación de los Minerales en las Racas


que tienen potencia magnética elevada (Mem. de la Acad. de Ciencias, t. X X X I ,
1 8 5 0 , p . S 0 6 ) . V é a s e t a m b i é n Anales de M in o s, 4 . a s e r i e , t. X V , 18 í 9,
p . 130.
( 4 9 ) P a g 1. 1 4 0 . — R e i c h , ueber Gebirgs-und Gesfeins-Magnetismus, e n l o s
i nnalen d e P o g g e n d o r f f , t. L X X Y I I , p . 3 o .

( 5 0 ) Pág-. 1 4 1 . — E s t a c u e s t i ó n s e a g i t ó p r i n c i p a l m e n t e e n 1 7 9 6 . c u a n ­
d o y o d e s e m p e ñ a b a Jas f u n c i o n e s d e D i r e c t o r g e n e r a l d e M in a s e n F r a n -
c on ia , y s e ñ a l a b a e n el F i c h t e l g e b i r g e , c e r c a d e G e f r e s s , l a s n o t a b l e s
p r o p i e d a d e s p o l a r e s d e l a m o n t a ñ a d e s e r p e n t i n a l l a m a d a H a i d b e r g que^
e n c ie rto s p u n t o s , in f lu y e en la d e c lin a c ió n de la a g u ja , á la d ista n c ia
d e 2 2 p i e s . ( V é a s e Intelligenz-Blatt der allgemeinen Jenaer Litteratur-Zcitung
d i c i e m b r e de 1 7 9 6 , n ú m . 1 6 9 , p . 1 4 4 7 , y m a r z o d e 1 7 9 7 , n ú m . 3 3 , p á ­
g i n a 3 2 3 - 3 2 6 ; G r e n { s neues Jo u rn al der Physik , t. I V , 1 7 9 7 , p 1 3 6 ; A n a ­
les de Q uím ica, t . X X I I , p . 4 7 ) . T e n i a y o c r e í d o q u e l o s p o l o s m a g n é t i c o s
de la m o n ta ñ a estaban en sen tid o in v e rs o de lo s p o lo s te r r e s tr e s, pero la s
i n v e s t i g a c i o n e s d e B i s c h o f f y d e G o l d f u s s (Beschreibung des Fichtelgebirges,
t. I , p . 1 9 6 ) , a i c o n f i r m a r p a r a el a ñ o d e 1 S 1 6 l a e x i s t e n c i a de e j e s m a g _
n é tic o s q u e atr a v ie sa n e l H a id b e r g y p r esen tan p o lo s contrarios e n las
v e r t ie n t e s opu esta s d e la m o n t a ñ a , pro b a ro n q u e la o r ie n ta c ió n d élo s
ejes era d iferente de la q u e y o h ab ia in d ic a d o . E l H a id b e r g está form ad o
de se r p en tin a de un v e r d e d e p u e r r o , u n a de c u y a s p artes se trasform a
e n clo rita y a n fib o l e s q u is t o s o s . N o s o tr o s h a lla m o s cerca de la a ld e a d e
V o y s a c o , e n l o s A n d e s d e P a s t o , g u i j a r r o s d e p ó r fir o a r c i l l o s o , y s o b r e
el C h im b o ra z o , g ru p o s de traquito de figura d e c o l u m n a t a , q u e , á 3
p ies de d is ta n c ia , p o n í a n e n m o v i m i e n t o á l a ag'uja. M e s o r p r e n d i ó e n ­
c o n t r a r , e n l a s o b s i d i a n a s n e g r a s y r o j a s de Q u i n c h o , a l n o r t e d e Q u i t o
c o m o e n la s o b s i d i a n a s v e r d e s d e l Cerro d e l a s N a v a j a s , e n M é j i c o , g r u e ­
s o s fr a g m e n t o s con p o lo s c la r a m e n te d e te r m in a d o s. T o d a s las grandes
m o n t a ñ a s m a g n é t i c a s del U r a l , c o m o e l B l a g o d a t , c e r c a d e K u s c h w a , 1 a
M isso k a ja G ora, ju n to á N ish n e T a g i l s k , el K a tsch k a n a r , p ró x im o á
N i s h n e T u r i n s k , h a n s u r g i d o d e l m e d i o d e u n p ó r fir o a u g í t i c o , ó m a s
b ie n u ralítico. En la g r a n m o n ta ñ a m a g n é tic a de B l a g o d a t , q u e h e v i ­
sitad o en 182 9 co n R o s e , la a c c ió n c o m ú n de las d iv e r s a s partes p o la r i­
z a n te s no h a n p ro d u cid o al parecer eje m a g n é tic o d e te r m in a d o . L os p o lo s
m a g n é t ic o s están confusam en te e sp a r c id o s, unos a lia d o de otros. Y a
E r m a n h a b i a h e c h o l a m i s m a o b s e r v a c i ó n . (Reise um die E rd e , t. I , p á ­
g in a 3 6 2 ). S ó b r e l a in te n sid a d de la fuerza po la r e n la s e r p e n t i n a , e l b a ­
s a lt o y e l t r a q u i t o , c o m p a r a d a c o n l a c a n tid a d d e la s partes de h ie rr o
m a g n é t ic o y d e ó x id o d e hierro m e z c la d a s á e sta s r o c a s , c o m o tam b ién
so b r e e l d e s a r r o ll o d e l a p o l a r i d a d p o r e l c o n t a c t o d e l a i r e , f e n ó m e n o y a
ob servad o por G m elin y G ib b s, p u ed en con su ltarse los n u m e r o so s é im ­
p o r t a n t e s e s p e r i m e n t o s d e Z a d d a c h , e n s u s Beobachtungen iiber die magne-
tische P o la n ta t des Basaltes un d der trachytischen Gesteine, 1 8 5 1 , p . 5 6 , 6 5 - 7 8
y 95. D esp ues de haber co m p a r a d o . en gran nú m ero de fra g m en to s b a ­
s á l t i c o s , l a p o l a r id a d de c o l u m n a s m u c h o t i e m p o a i s l a d a s y de p a r e ­
des d e c o lu m n a s p u esta s por prim era v e z en c o n t a c t o c o n la a t m ó s ­
fera , y d e h a b e r d e s p o j a d o á a l g u n a s m a s a s r o q u i z a s d e la t ie r r a q u e
[es r o d e a b a , em p eza n d o por las partes s u p e r i o r e s , e l D o cto r Z a d d a ch
cree pod er d ed u cir ( id . p. 74 y 80) que la p rop iedad p o l a r , que
p a r e c e s i e m p r e m a s i n t e n s a aL l i b r e c o n t a c t o de la atm ósfera y en u n a
roca su rcada de q u eb ra d u r a s . se p r o p a g a h a b itu a lm e n te de fuera á d e n ­
tro y d e a l t o á b a j o . G m e l i n d i c e d e la g r a n m o n t a ñ a m a g n é t i c a U l u - u t a s -
se-T au , e n e l p aís de lo s B a s k i r o s , cerca del J a ik , q u e las partes e sp u e s­
ta s á la lu z tien en la m a s f u e r te in ten sid ad m a g n é tica , y que las q u e
e s t á n p r e n d i d a s a l s u e l o , o f r e c e n u n a f u e r z a m u c h o m e n o r (Reise durch S i­
birien, 1 7 4 0 - 1 7 4 3 , t. I V , p. 3 4 5 ) . M i i l u s t r e m a e s t r o W e r n e r t a m b i é n s e i n ­
c lin ó a l a a f ir m a tiv a , en su s l e c c i o n e s , á p rop ósito d el hierro m a g n é tic o
de la S u e c i a , r esp e cto de lá in flu e n c ia d e l c o n ta c to d e l aire , q u e s e g u r a ­
m e n te h a c e m a y o r la p o la r id a d y la a tr a cc ió n por u n p r o c ed im ien to d ife ­
rente del aum ento de o x id a c io n . El coronel G ib b s s e e s p r e s a e n los
t é r m i n o s s i g u i e n t e s , a l t r a ta r d e l a m i n a d e i m á n s i t u a d a c e r c a d e S u c a s -
s u n y e n N e w - J e r s e y : « T h e o r e r a is e d f r o m t h e b o t t o m o f t h e m i n e h a s
n o m a g n e t i s m a t f i r s t , but a c q u i r e s it a ft e r it h a s b e e n s o m e t i m e e x p o s e d
to t h e i n f i u e n c e o f th e a t m o s p h é r e » (on the Connexion of Magnetism and
L ig h t , e n el American Jo u rn a l of Science d e S i l l i m a n , t. I , 1 8 1 9 , p . S 9 ) .
S e m e ja n te afirm ación e n g e n d r a el d e se o de com p r o b a r la por m e d io de
e s p e r i m e n t o s e x a c t o s . C u a n d o h e s e ñ a l a d o el h e c h o d e q u e n o e s s o l a ­
m e n t e l a c a l i d a d d e l a s p e q u e ñ a s p a r t e s d e h i e r r o m e z c l a d a s a la s r o c a s ,
s i n o t a m b i é n su d i s t r i b u c i ó n r e l a t i v a la q u e o b r a c o m o r e s u l t a n t e , y de­
t e r m i n a la i n t e n s i d a d d e l a f u e r z a p o l a r , h e c o n s i d e r a d o e s t a s p e q u e ñ a s
partes c o m o otros tan tos p e q u e ñ o s im an es. P u ed e co n su lta rse sobre e ste
a su n to la s n u e v a s id eas e sp u esta s en una M em oria de M ello n i, oup este
g r a n f i s i c o l e y ó e n el m e s d e E n e r o de 1853, ante la A c a d e m ia real d e
N á p o l e s (Esperienze intorno al magnetismoa clelle Rocclie, M e m . 1, sulla pola-
rita). L a p r e o c u p a c i ó n p o r t a n t o t i e m p o e s p a r c i d a , p a r t i c u l a r m e n t e p o r e l
m a r M e d i t e r r á n e o , d e q u e e l f r o t a m i e n t o d e u n a bar r a d e h i e r r o i m a n t a ­
d a c o n u n a c e b o l l a , ó c o n s o l o el a l i e n t o d e l q u e h a y a c o m i d o c e b o l l a
b a s t a p a r a d e b i l i t a r la p r o p i e d a d d i r e c t r i z d e l i m á n , y p a r a d e s o r i e n t a r
a l p i l o t o , s e e n c u e n t r a y a m e n c i o n a d a e n e l c o m e n t a r i o d e P r o c l o so b r e
T o l o m e o : P ro cli Diadochi paraphrasis Ptolem. lib ri I V de Siderum affectio-
n ib u s , 1 6 3 5 , p. 2 0 . V é a s e t a m b i é n D e l a m b r e , H istoria de la Astronomía
a n tig u a , t. I I , p . 5 4 5 . E s d i f i c i l d e a d i v i n a r e l o r i g e n de e s t a p r e o c u p a ­
ció n p op u lar.

(1) P á g . 1 4 3 . — Cosmos, t. 111, p. 3 4 .

( 2 ) P á g . 1 4 4 . — I d . , t. I , p. I S 1 - 1 S 3 .

(3) P á g . 1 4 5 — I d . , t. I I I , p . 3 8 . 3 8 3 y 52S.
( 4 ) P á g . 1 4 6 . — I d . , t. I , p. 15)1.

(5) Pág-. 1 4 6 . — Id . , p. 2 0 2 V é a s e B e r t r a n d - G e s l m , sobre las rocas lan­


zadas por el volcan de cieno del Monte lib io , cercado Sassuolo , e n H u m b o l d t ,
R e tad on histórica del Viage á las regiones eguinociales del Nuevo-Continente,
t. ( I I , p. 5 6 6 .

(6) P a g . 1 4 7 .— M alle t', en la s Transactions of the Hoya! Irish Academy,


t. X X I , 1 8 1 8 , p. 5 1 - 1 1 3 ; v é a s e t a m b i é n d e l m i s m o : First Report on the
facts o f Earthquake Phwnomcna , e n el Report of theMeeting of the British Asso­
ciation for the advancement of Science, held in 1 8 5 0 , p . 1 - 8 9 , M anual o f scien-
tific E nijuiry for the use o f the B ritish N a v y , 1 8 4 9 , p . 196-223. S e pu ed e
tam b ién c o n s u l t a r á H o p k i n s , on the geological iheories o f Elevation and
Earthquakes , e n e l Report o f the British Assoc. for 1 8 4 7 , p. 3 3 - 9 2 . H e u t i l i ­
z a d o f r e c u e n t e m e n t e l a c r í t ic a s e v e r a á q u e M a ll e t h a s o m e t i d o m i tr a b a j o
a n t e r i o r en s u s p r e c i o s a s M e m o r i a s (Irish T ransad. , p . 9 9 - 1 0 1 . y Meeting
n f the B ritish Assoc. held at E d in b. , p . 2 0 9 ) .

(7 ) P á ? . 14 7 .— Y on n i?, Lectures on N a tura l P hilosophy, 1 8 0 7 , t. I,


p. 7 1 7 .

(8) P ág. ! 1 8 . — M e r e ñ e r o e n e s t o á la e s t a d í s t i c a d e q u e e l C o r r e g i d o r
d e T a c u n g a m e d ió c o n o c i m i e n t o e n 1 8 0 2 . S e g ú n e s t o s d a t o s , l a p é r d i d a
se e le v a b a á 30 ó 3 i , 000 h o m b res. S in e m b a r g o , v e in te a ñ o s d e sp u e s ,
p o c o m a s ó m e n o s , la c ifra d e la s v í c t i m a s m u e r t a s e n e l a c t o s e r e d u j o á
u n a tercera parte.

(9) P á g . 148. — Cosmos , t. f, p. 1 9 3 .

(10', P á g . 15 0 . — H o p k i n s , e n e i Report of the Meeting of the B ritish A s.


soc. in 1 8 4 7 , p. 5 7 , e s p r e s a a l g u n a s d u d a s r e l a t i v a m e n t e a l e f e c t o pro_
«lucido e n e l « m o l t e n s u b j a c e n t fluid c o n f i n e d i n t o i n f e r n a l l a k e s , » c o m o
M a ll e t la s h a s u s c i t a d o s o b r e : « t h e s u b t e r a n e o u s l a v a t i d a l w a v e , m o v i n g
t h e s o l i d c r u s t a b o v e i t . » (M eeting, in 1 8 5 0 . p . 2 0 ) . P o i s s o n , c o n e l c u a l
h e t r a ta d o f r e c u e n t e m e n t e de l a h i p ó t e s i s d e l flu j o y r e f lu j o s u b t e r r á n e o s ,
c o n s i d e r a d o s c o m o e f e c t o d e l S o l y la L u n a , n o n e g a b a e s t a i n f l u e n c i a ,
p e r o sí l a j u z g a b a i n s i g n i f i c a n t e , p o r q u e la d i f e r e n c i a d e l n i v e l n o e s e n
plena m ar m a s q u e de 14 p u lg a d a s. A m p e r e d e c ia por el contrario : «L os
q u e ad m iten l a l i q u i d e z d e l n ú c l e o i n t e r i o r d e l a Tierra p a r e c e q u e n o
h a n p e n s a d o b a s t a n t e e n la a c c i ó n q u e e j e r c e r í a la L u n a e n e sta e n o r m e
m a sa líq u id a : acción de q u e resu ltarían m a r ea s a n á lo g a s á las de n u e s ­
tros m a r es . a u n q u e m u c h o m a s t e r r ib le s , ta n to por su e sten sio n c o m o por
l a d e n s i d a d d e l l í q u i d o . E s d i f í c i l d e c o n c e b ir , c ó m o la e n v u e l t a d e l a
T i e r r a p o d r í a r e s is tir , i n c e s a n t e m e n t e b a t i d a por u n a e s p e c i e d e a r i e t e h i ­
d r á u l i c o (?) de 1 , Í 0 0 l e g u a s d e l o n g i t u d ('A m p e re , Teoría de la Tierra, e n la
Revista de Ambos-Mundos, j u l i o d e 1 8 3 3 , p . 1 4 8 ) . N o p u e d e d u d a r s e d e q u e '
el in te rio r d e la Tierra sea l í q u i d o , p u esto q u e la s m o lé c u la s p e r m a n e c e n
m ó v i l e s , á p e s a r d e l a presi'on e n o r m e q u e s o p o r t a n ; p e r o e n t o n c e s l a s
m i s m a s c o n d i c i o n e s q u e p r o d u c e n e l f l u j o y r e f lu j o d e l O c é a n o e n l a s u ­
p e r f ic ie d e l a T i e r r a s e v u e l v e n á e n c o n t r a r e n e l i n t e r i o r , y la fu er za
q u e ca u sa el flu jo , d e b e d is m in u ir , á m e d id a q u e se a p r o x im a al cen tro ,
p o r q u e la d ife r e n c ia de la s d ista n cia s entre dos p u n to s o p u e s to s , co n si­
d er a d o s con relación á lo s astros q u e lo s atraen , d is m in u y e á m e d id a q u e
la p r o f u n d i d a d a u m e n t a ; l u e g o l a f u e r z a d e p e n d e ú n i c a m e n t e d e l a d i f e ­
r e n c i a d e l a s d i s t a n c i a s . S i l a c o r t e z a s ó l i d a d é l a T i e r r a r e s i s t e á la m u t a ­
c i ó n d e l a m a s a l í q u i d a , e s t a m a s a s e l i m i t a r á á e je r c e r c ie r t a p r e s i ó n
contra p u n to s d e te rm in a d o s de la c o r t e z a te r r e s t r e . N o h a b r á , s e g ú n l a s
e s p r e s i o n e s d e m i a m i g o e l a s t r ó n o m o B r u n n o w , m a s m a r e a q u e si e l
O céano tu v ie ra u n a cu b ierta de h ie lo q u e n in g ú n esfuerzo p u d iera ro m ­
p e r . S e c a l c u l a e l e s p e s o r d e l a c o r t e z a s ó l i d a d e la T i e r r a s e g ú n e l p u n t o
de fu sió n de la s d iv e rsa s e sp e c ie s de rocas y s e g ú n la l e y q u e r e g u la e l
a u m e n t o del c a l o r , de la su p erficie en el interior del g lo b o . H e e s t a b l e c i d o
y a en el prim er to m o del Cosmos ( p . 25 y 3 5 o), la p r o b a b ilid a d d e
q u e , á u n a p r o f u n d i d a d d e p o c o m a s de o m i l l a s g e o g r á f i c a s (o 4/ i o ) > se-
h a l l e u n c a l o r c a p a z de f u n d i r e l g r a n i t o . B e a u m o n t , e n su Geología p u b l i ­
cada p o r V o g t (1846 , 1 . 1 , p. 3 2 ) , rep resenta con corta d ife re n c ia por e l
m ism o n ú m e r o , 4 5 ,0 0 0 m etros ó 6 m illa s g e o g rá fica s , á 7 ,4 1 9 m etros por
m illa , el esp e so r de la c o rte za só lid a d e la T ierra. S e g ú n lo s i n g e n i o s o s
e s p e r im e n to s , tan im p o r ta n te s p a ra el p r o g r e s o de la G e o l o g í a , á q u e se
h e d ic ó B i s c h o f , sob re la fu sió n de d iferen tes m in e r a le s , e l espesor d é l a s
c a p a s d e l a T i e r r a , n o f u n d i d a s , s e r ia d e 1 1 5 á 1 2 S , 0 0 0 p i e s ó , p o r t é r m i n o
m e d i o , d e ¡i */3 m i l l a s g e o g r á f i c a s ( v é a s e B i s c h o f , Warmelehre des Inn ern
unseres Erdkcerpers, p . 2 8 6 y 2 1 7 ) . M u c h o m e a d m i r a q u e H o p k i n s , q u e
a d o p t a u n l í m i t e d e t e r m i n a d o , y n o u n a t r a n s i c i ó n g r a d u a l e n t r e la p a r t e
s ó l i d a d e la T i e r r a y l a s m a t e r i a s e n f u s i ó n , l l e g u e á l a s i g u i e n t e c o n s e ­
c u e n c i a : « T h e t h i c k n e s s o f th e s o l i d s h e l l c a n n o t b e l e s s t h a n a b o u t o n e
f o u r t h o r o n e fifth (?) o f t h e r a d i u s o f its e x t e r n a l s u r f a c e . » (Meeting o f the
B rit. Asocc. held at O x fo rd , in 1 8 4 7 , p . o l ) . L a p r i m e r a s u p o s i c i ó n d e C o r -
d i e r n o p a s a b a , s i n e m b a r g o , d e 1 4 m i l l a s g e o g r á f i c a s , s i n la c o r r e c c i ó n
n e c e s a r i a p o r la p r e s i ó n d e l a s c a p a s q u e a u m e n t a n c o n l a p r o f u n d i d a d ,
y p o r l a s d e s i g u a l d a d e s h i p s o m é t r i c a s d e l a s u p e r f i c ie te rr estre . E l e s p e s o r
d é l a p a r t e s ó l i d a de l a T i e r r a e s t á p r o b a b l e m e n t e l e j o s d e s e r s i e m p r e e l
m ism o.

(11) Pág. 1;J0.— V é a s e G a y - L u s s a c , Reflexiones sobre los Volcanes, en los


Anales de Q uím ica y de F ísica, t. 2 2 , 1 8 2 3 , p . 4 1 8 y 4 2 6 . E l a u t o r , que
h a o b s er v a d o c o n B u c h y c o n m i g o la g r a n eru p c ió n de la v a del V e su b io »
e n S e tiem b re de 1 8 0 5 , h a so m e tid o las h ip ó te sis q u ím ic a s á una s e v e r a .
c r ític a . B u s c a l a c a u s a de l o s f e n ó m e n o s v o l c á n i c o s e n un a « a f i n i d a d m u y
e n é r g i c a y n o s a t i s f e c h a a u n e n t r e la s s u s t a n c i a s , á l a q u e u n c o n t a c t o
fortu ito les p e rm itía o b ed e c er » ; se m u e str a en g e n e r a l f a v o r a b le á la a b a n ­
d o n a d a h ip ó te sis de D a v y y d e A n ip e r e : « su p o n ie n d o q u e las r a d ic a le s
d e la s í l i c e , a l u m i n i o , c a l y h i e r r o e s t é n u n i d a s a l c lo r o e n e l i n t e r i o r d e
l a T i e r r a . » A d m i t e t a m b i é n q u e , b a jo c ie r t a s c o n d i c i o n e s , e l a g u a d e l m a r
p e n e tr e en el interior d el g lo b o (p. 41 9 , 4 2 0 , 4 2 3 y 4 2 6 ). S e p u e d e v e r ,
r e s p e c t o de la s d i f i c u l t a d e s d e u n a t e o r í a f u n d a d a e n l a f i lt r a c i ó n d e l a g u a ,
á H o p k i n s , e n e l Meeting of 1 8 í 7 , p . 3 8 .

(12) P á g . 1 5 0 .— S e g ú n lo s análisis de B o u s s in g a u lt, en los bordes d e


c in co cráteres (T o lim a , P u r a z , P a sto , T u q u era s y C u m b a l) , la s v a p o r e s
q u e e x h a l a n l o s v o l c a n e s de l a A m é r i c a d e l S u r e s t á n c o m p l e t a m e n t e d e s ­
p r o v i s t o s de á c id o h i d r o e l ó r i c o , m i e n t r a s q u e e s t e e x i s t e e n l o s v a p o r e s
d e l o s v o l c a n e s d e Ita lia . V é a s e Anales de Q u ím ica, t. 5 2 , 1 8 3 3 , p . 7 y 2 3 .

(13) P á g . 1 5 0 . — Cosmos, t. 1, p. 2 1 6 . D a v y , aun a b an d on an d o d e la


m a n e r a m a s form al la o p in io n de q u e las e r u p c io n esjv o lc á n ic a s son ca u sa ­
d a s por el c o n ta c to de lo s m e ta le s a lca lin o s c o n el aire y el a g u a , a d m it e ,
s i n e m b a r g o , q u e la p r e s e n c i a d e m e t a l o i d e s o x i d a b l e s e n e l i n t e r i o r d e l a
T ier ra p u e d e c o n c u r r i r á d e t e r m i n a r l o s f e n ó m e n o s v o l c á n i c o s q u e h a n
c o m en za d o y a á p rodu cirse.

(14) P á g . 1 5 1 .— « A t r i b u y o , dice B o u s s in g a u lt , la m a y o r parte d e lo s


t e m b l o r e s d e ti e r r a e n la C o r d i l le r a d e l o s A n d e s á h u n d i m i e n t o s q u e
t ie n e n lu g a r en el interior de estas m o n ta ñ a s por el a m o n to n a m ie n to q u e
s e o p e r a c o m o c o n s e c u e n c i a de s u l e v a n t a m i e n t o . E l e s p e s o r q u e c o n s t i t u ­
y e e s t a s c i m a s g i g a n t e s c a s n o s e ha. l e v a n t a d o e n el e s t a d o p a s t o s o , s i n o
q u e d ic h o le v a n ta m ie n to h a te n id o lu g a r d e sp u e s d e la so lid ific a c ió n d e
las ro ca s. A d m ito , por c o n s e c u e n c ia , q u e el r e lie v e de lo s A n d e s se c o m ­
p on e de fragm en tos de tod as d im e n sio n e s, encajados u n o s e n otros.
L a c o n s o l i d a c i o n d e l o s f r a g m e n t o s n o h a p o d i d o s e r de tal m a n e r a e s t a ­
b le , d e sd e el prin cip io , q u e n o h a y a e n e llo s a m o n t o n a m ie n t o s d e s p u e s
del l e v a n t a m i e n t o , q u e n o h a y a a llí m o v im ie n to s in teriores en las m a sa s
f r a g m e n t a r i a s . » (sobre los Temblores de tierra de los Andes, e n l o s Anales de
Química y de F ís ic a , t. 5 8 , 1 8 3 5 , p . 8 4 - 8 6 ) . E n la n a r r a c i ó n d e s u m e m o ­
rable a sc e n sió n al C h im b o ra z o (1 6 d e D ic ie m b r e d e 1 8 3 1 ) , se le e n e sta s
p a la b r a s : « C o m o el C o t o p a x i , e l A n t i s a n a , e l T u n g u r a g u a , y e n g e n e r a l
lo s v o lc a n e s q u e e riza n la s m e seta s d e lo s A n d e s , la m a sa d e l C h im b o r a ­
zo está form ada por la a c u m u la c ió n d e restos tr a q u ític o s , a m o n t o n a d o s
sin orden a lg u n o . E stos fr a g m e n to s , de u n v o lu m e n fr ec u e n te m en te
e n o r m e, h a n sido lev a n ta d o s en el estado só lid o por fluidos elá stic o s q u e
se h a n a b i e r t o p a s o e n l o s p u n t o s d e m e n o r r e s i s t e n c i a ; s u s á n g u l o s s o n
s i e m p r e c o r t a n t e s . » ( Id ., p. 1 7 6 ; v é a s e tam bién H u m b old t, Misceláneas
de Geología y de Física general, i . I, 1 8 5 4 , p . 2 1 2 ) . L a c a u s a de l o s t e m b l o ­
res de tierra in d ic a d a a q u í es la q u e H o p k i n s , e n s u t e o r í a a n a l í t i c a de
l o s f e n ó m e n o s v o l c á n i c o s , l la m a : « A s h o c k p r o d u c e d b y t h e f a l l i n g o f
t h e r o o f o f a s u b t e r r a n e a n e a v i t y » ( Meeting of the B rit, Assoc. at Oxford,
AS4 7 , p. 8 2 ) .

( 1 5 ) Pág-. 4 5 i . — M a l l e t , Dynamics o f Earthquakes, p . 7 4 , SO y 8 2 ; H o p ­


k i n s , en Meeting at Oxford, p. 7 4 - 8 2 . T o d o l o q u e s a b e m o s d e l a s o n d a s
d e q u e b r a n ta m ie n to y de las v ib r a c io n e s e n lo s c u erp os s ó lid o s d e m u e s ­
tra la im p o sib ilid a d de s o s te n e r las a n t ig u a s teo ría s so b re la p r o p a g a ­
c i ó n d e l m o v i m i e n t o á t r a v é s d e u n a s é r i e de c a v i d a d e s . E s t a s n o p u e ­
d e n obrar sin o de u n a m a n e r a se c u n d a r ia e n lo s te m b lo r e s de tierra, es
d e c ir , c o m o d e p ó sito s abiertos á lo s v a p o r e s y á los g a s e s c o n d e n sa d o s.
G a y - L u s a e d i c e m u y b i e n ( Anales de Q uím ica y de Física, t. X X I I , 1 8 2 3 ,
p . 4 2 8 ): « L a T i e r r a , c o n t a n t o s s i g l o s d e a n t i g ü e d a d , c o n s e r v a a u n u n a
f u e r z a i n t e s t i n a , q u e l e v a n t a m o n t a ñ a s ( e n la c o r t e z a o x i d a d a ) , d e r r ib a
c i u d a d e s , y a g i t a l a m a s a e n t e r a . L a m a y o r p a r t e d e l a s m o n t a ñ a s , al
s a l i r d e l s e n o d e l a T i e r r a , h a n d e b i d o d e ja r e n e l l a v a s t a s c a v i d a d e s ,
q u e h a n q u ed ad o v a c ía s , á m e n o s q u e h a y a n sido ocu p ad as por el a g u a
(y flu id os g a se o so s ). S in r a zó n D e lu c y m uchos g eó lo g o s se sirven
d e e sto s v a c ío s q u e im a g in a n p r o lo n g a d o s en la rg a s g a lería s, para p ro­
p a g a r á lo l e j o s l o s t e m b l o r e s d e t i e r r a . E s t o s f e n ó m e n o s , tan g r a n ­
d e s y t a n t e r r ib le s , s o n e f e c t o d e o n d a s s o n o r a s m u y f u e r t e s , e s c i t a d a s
e n la m a s a s ó l i d a d e l a T ie r r a p o r u n a c ie r t a c o n m o s i o n , q u e s e p r o p a g a
a llí c o n la m ism a v e lo c id a d q u e el so n id o se p r o p a g a r ía . E l m o v im ie n t o
d e un c a r r u a j e s o b r e e l e m p e d r a d o c o n m u e v e l o s m a s v a s t o s e d i f i c i o s ,
y se c o m u n ic a á través de m a sa s con sid erab les, c o m o su c e d e en las c a n ­
t e r a s p r o f u n d a s bajo P a r i s . »

(16) P á g . 1 5 1 .— Sob re lo s f e n ó m e n o s de in terferen cia e n la s ondas


d e l a T i e r r a , a n á l o g o s á l o s q u e se p r o d u c e n e n l a s o n d a s s o n o r a s , v é a s e
H u m b o l d t , Cosmos, t. f, p. 1 8 4 , y Misceláneas de Geología y de Física gene­
r a l, t. I, 1 8 5 4 , p . 4 3 5 .

( 1 7 ) P á g . 1 5 1 . — M a l l e t , on vorticosc shocks and cases of tw isting. e n


Meeting o f the B r it. Assoc. in 1 8 5 0 , p . 3 3 y 4 9 , y e n e l A d m iralty M anual,
p . 2 1 3 . V é a s e t a m b i é n e l Cosmos, t. I, p . 1 S 5 .

(18 ) P á g . 1 5 2 . — B o u s s in g a u lt h a v is ita d o lo s c o n o s de M o y a , 19-años


despues que y o . «Rara vez a c o n t e c e q u e r esid ien d o algun os añ os en
l o s A n d e s , n o s e v e a n e r u p c i o n e s c e n a g o s a s , s e g u i d a s d e t e m b l o r e s de
tier ra , c o m o las de la M o y a de P e lile o , q u e h a n s e p u lta d o a ld e a s e n t e ­
r a s . ’» Anales de Química y de Física, t. L V I I l , p. 8 1 . V é a s e t a m b i é n Cosmos,
t . I, p. 19 3 .
( 1 9 ) Pág-. 1 5 3 .— P u e d e c o n su lta r se , so b re tr a sla ció n de lo s ed ificio s y
p l a n t a c i o n e s , q u e f u é l a c o n s e c u e n c i a d e l t e m b l o r de tie r r a d e l a C a la b r ia ,
á L y e l l , Principies ofGeology, t. I, p. 4 8 4 - Í 9 1 . R e s p e c t o d e l m e d i o d e s a l ­
v a c i ó n q u e h a n s u m i n i s t r a d o l a s q u i e b r a s e n e l g r a n t e m b l o r de ti e r r a
d e R i o b a m b a , v é a s e H u m b o l d t , Relación histórica, t. II, p . G42. L a c e r ­
radura de las qu ieb ra s está a c r e d ita d a por el h e c h o d e q u e , c u a n d o e l
c é l e b r e t e m b l o r d e tier ra q u e t u v o l u g a r d u r a n t e e l e s t í o d e 1 8 5 1 , e n l a
p r o v in c ia n a p olitan a d e la B a s ilic a t a . cerca d e M e lfí, se h a lló , s e g ú n
Ja n a r r a c i ó n d e S a c c h i , u n a g a l l i n a c u y a s d o s p a t a s e s t a b a n m e t i d a s e n
el su elo.

(20) P á g . 1 5 4 . — Cosmos, t. 1, p. 1 8 4 H o p k in s h a dem ostrado rec ie n ­


te m e n te q u e las q u ieb ra s p r o d u cid a s por lo s tem b lores de T ierra son un
g r a n a u x i l i o p a r a e l e s t u d i o de la f o r m a c i o n d e l o s f i l o n e s , y e l f e n ó ­
m e n o d e la r e n o v a c i ó n d e u n filó n p o r o t r o d e f o r m a c i o n m a s r e c i e n t e .
W e r n e r , en su Theorie (ler Gange, p u b l i c a d a e n 1 7 9 1 , h a e s t a b l e c i d o , m u ­
c h o tiem p o a n te s de P h ilip s , la s r e la c io n e s d e e d a d entre la v e n a c a m ­
b i a d a y la q u e l a a t r a v i e s a . V é a s e t a m b i é n Report o f the Meeting of the B r it'
Assoc. at Oxford, 1 8 4 7 , p. G2.

(21) P á g . l o o . — V é a s e sobre el sa c u d im ie n to sim u ltá n e o del c a liz o


terciario de C um ana y de M aniqu arez, d esp ues del gran tem b lor de
tierra qu e d e str u y ó á C u m an a , el 14 de d ic ie m b r e de 1 7 9 6 , á H u m b o ld t ,
Relación histórica, t. I, p. 3 1 4 ; Cosmos, i. I, p . 1 9 1 . y M a l l e t , en Meeting of
the B r it . Assoc. in 1 8 5 0 , p . 2 S .

(22) P á g . 1 5 5 . - - A b i c h , iiber Daghestan, Schagdaghund G h ila n , e n P o g -


• g e n d o r f f ’s Annalen, t. L X X V í , 1 8 4 9 , p . 1 5 7 . P o r c o n s e c u e n c i a d e l t e m b l o r
d e tier ra d e l 2 9 d e j u l i o d e 1 8 4 6 , c u y o c ír c u l o d e c o n m o c i o n , q u e p a r ­
tió , á lo q u e se c r e e , de S a in t G oar en el R in , se sin tió á g r a n d e s d is ta n ­
cia s, e l a g u a s a la d a q u e lle v a b a el fo n d o de un p ozo artesian o situ a d o cer ­
c a de S a s s e n d o r f e n A V e s tfa lia , se a u m e n t ó , s e g ú n m e d i d a e x a c t a , u n o y
m e d io po r c ie n t o , p r o b a b le m e n te , p o rq u e se h a b ía n abierto n u e v a s fallas
q u e d e j a r o n p a s o á l a s a g u a s . V é a s e N o e g g e r a t h , das Erdbeben im Rhein-
gebiete vom 2 9 j u l i 1 8 4 6 , p . 1 4 . S e g ú n o b s e r v a c i ó n d e C h a r p e n t ie r , l a
t e m p e r a t u r a d e la f u e n t e s u l f u r o s a d e L a v e y , s o b r e S a n M a u r i c i o , á o r i ­
l l a s d e l R ó d a n o , s u b i ó d e 3 1 ° á 3 6 ° , 3 . d u r a n t e e l t e m b l o r d e tier ra s u ­
fr id o en S u i z a , e l 2 5 d e a g o s t o d e 1 8 5 1 .

(2 3 ) P á g . 156 — E n S c h e m a c h a , s i t u a d a á la a l t u r a d e 2 , 2 4 5 p i e s , u n a
d e las e sta c io n e s m e te o r o ló g ic a s q u e el príncip e W o r o n z o w h a h e c h o
e s t a b l e c e r en e l C á u c a s o b a jo la d i r e c c i ó n d e A b i c h . e l o b s e r v a d o r h a
c o n s i g n a d o e n su D i a r io d i e z y o c h o t e m b l o r e s de ti e r r a , s o l o d u r a n t e e l
a n o de 1 8 5 8 . '
( 2 4 ) P ág-. 1 5 6 . — V é a s e Asia central, t. I , p . 3 2 4 - 3 2 9 ; t. II, p . 1 0 S - 1 2 0 ,
y sobre todo m i m a p a de la s M o n ta ñ a s y V o lc a n e s del A sia , co m p a ra d o
con lo s m apas g e o g n ó s tic o s d el C áucaso y d e l a m e s e t a de A r m e n i a , ,
p u b lica d o s por A b ic h , y con el m a p a del A s ia m enor de T ch ih atch ef,
1853. V é a se tam bién á R o s e , Reise nach dem Ural, A lta i u n d kaspischen
Mcere, t . II, p , 5 7 6 y 5 9 7 . E n o t r o t i e m p o e s c r i b í e n e l A sia central: « D e l
T urfan, situ ad o en la p e n d ie n te m e r id io n a l d e l T h ia n -sc h a n , hasta el
a r c h i p i é l a g o d e l a s A z o r e s , h a y 1 2 0 ° d e l o n g i t n d ; p r o b a b l e m e n t e la f a j a
de r ea c cio n e s v o lc á n ic a s m a s la r g a y m a s r eg u la r , q u e o sc ila n d o d é b il­
m e n t e e n t r e 3S y 4 0 g r a d o s d e l a t i t u d , e x i s t e e n l a T ie r r a ; s o b r e p u j a c o n
m u c h o en e s te n s io n á la faja v o lc á n ic a d e la C o r d ille r a d e lo s A n d e s en la
A m é r i c a m e r i d i o n a l . I n s i s t o t a n t o m a s s o b r e e s t e s i n g u l a r alineamiento d e
a rista s, de l e v a n t a m ie n t o s , d e q u ie b r a s y d e p r o p a g a c io n e s de c o n m o ­
c io n e s , q u e c o m p r e n d e u n a tercera parte d e la cir cu n fe re n c ia de u n pa­
ralelo al ecuador, c u a n t o q u e p e q u e ñ o s a c c i d e n t e s d e la s u p e r f i c i e , l a d e s ­
ig u a l a l t u r a y l a e s te n s io n de las a rru g a s ó a g ita cio n e s lin ea le s, c o m o la
in terrup ción ca u sa d a por la s cu en cas d e los m ares (co n ca v id a d A ralo
C a sp ia n a , M ed iterrá n ea y A t lá n t ic a ) , tie n d e n á se ñ a la r lo s g r a n d e s r a s­
g o s de la c o n stitu c ió n g e o ló g i c a d el g lo b o . E ste a r riesg a d o trazo de u n a
lín ea de co n m o cio n reg u la rm en te p rolon gad a no e sc lu y e en n in gú n
m o d o otras lín e a s s e g ú n la s cu a les los m o v im ie n t o s p u ed en p r o p a g a r se
i g u a lm e n te .» C om o la c iu d a d de K h o ta n y el p ais q u e se h a lla al S . de
T h ia n -s c h a n h a n sido lo s m a s a n tig u o s y lo s m a s c éleb re s cen tros d e l
b u d h i s m o , l a l it e r a t u r a b ú d h i c a s e h a o c u p a d o d e s d e l u e g o o y m u y s é r i a -
m e n t e d e l a s c a u s a s d e l o s t e m b l o r e s d e ti e r r a ( v é a s e Foe-kue-ki ó Rela­
ción de los reinos budhicos, t r a d . d e R é m u s a t , p . 2 1 7 ) , L o s p a r t i d a r i o s d e l
S á k h y a m u n i se ñ a la n o c h o , entre la s c u a les u n a r u e d a d e a c e r o , d e la,
q u e e s t á n s u s p e n d i d a s u n a s r e l i q u i a s ( sla r ir a , p a l a b r a s a n s c r i t a q u e s i g ­
n i f i c a cuerpo) , j u e g a e l p r i n c ip a l p a p e l . — U n a e s p l i c a c i o n m e c á n i c a p a r a
un f e n ó m e n o d in á m ic o n o es m a s falta de r a zó n q u e v a r io s de n u e s tr o s
m itos g e o ló g ic o s y m agn éticos á que n o se h a r en u n c ia d o h a s ta b ie n
ta r d e . S e g ú n o b s e r v a c i ó n de K lap roth , lo s R e lig io s o s , y p r in c ip a lm e n te
lo s m o n je s m e n d ic a n te s ( B h i k c h u s ) h a n d e b id o tener pod er para h a c e r
q u e tie m b le la T ierra y po n er en m o v i m ie n t o la ru e d a su bterránea. L os
viajes de F ahian, autor d el Foe-kue-ki, d a t a n d e prin cip ios d el s ig lo
q u in to . .

(25) P á g . 1 5 0 . — C u r ti u s , Peloponnesos, 1 .1 , p . 4 2 - 4 6 .

(26) P á g . 1 5 6 . — L y d u s , de Ostentis,e. 5 4 , p . 1 8 9 , e d . H a s e .

(27) P á g . 1 5 6 . — Cosmos, t. III, p. 5 7 8 ,

(28) P á g . 1 5 6 . — A r i s t ó t e l e s , M eteorología, t. II. p. 3 6 8 .


( 2 9 ) Pág-. l a " . — L e t r o n n e , la Estatua vocal de Memnon, 1 S 3 3 , p. 2 3 - 2 7
y -¿ o .

(30) P á g . 1 5 7 . — V é a s e A c o s t a , Viajes científicos á los Andes ecuatoriales,


1 8 4 9 , p. 36.

(31) P a g . 1 5 7 .— V éase H u m b o l d t , Cosmos. t. I, p . IS 6-188 y 407 y


Relación histórica, t. I V , c. 1 í , p . 3 1 - 3 8 . H á l l a n s e e n Report o f the Mee­
ting o f the B ritish Assoc, in 1 8 5 0 , p. 4 1 - 4 6 , y e n A d m iralty M anual, 1 S 4 9 ,
p . 2 0 1 y 2 1 7 , c o n s i d e r a c i o n e s t e ó r i c a s m u y p r o f u n d a s d e M a ll e t s o b r e
l a s o n d a s s o n o r a s á t r a v é s d e l a tierra y s o b r e l a s o n d a s s o n o r a s e n e l
a i r e . C ie r t o s a n i m a l e s , b a j o l o s t r ó p i c o s , s i e n t e n a n t e s q u e e l h o m b r e l a s
m as lig e r a s c o n m o c io n e s del su elo ; so n e sto s, s e g ú n y o m ism o h e v isto :
las g a llin a s , lo s c o c h in o s , lo s p e rro s, lo s a sn o s y lo s c o c o d r ilo s (C ai­
m a n e s ) . L o s c o c o d r i l o s a b a n d o n a n i n s t á n e a m e n t e e l l e c h o d e l o s r ío s .

(32) P á g . 1 5 8 . — Cosmos, t. 1, p . 1 8 8 y 4 0 7 .

( 3 3 ) P á g . 1 5 9 . — V é a s e S c h m i d t , e n N c e g g e r r a t h , ueber das Erdbeben


vom 29 J u ti 1 8 4 6 , p . 2 8 - 3 7 . C o n la v e l o c i d a d d e l t e m b l o r d e ti e r r a d o
L i s b o a , tal c o m o e s t á i n d i c a d o e n e l t e s t o , p o d r í a d a r s e l a v u e l t a a l e c u a ­
d o r e n 4 5 h o r a s p r ó x i m a m e n t e . M i c h e l l ( Phiios. T ransad., t. L í , 2 . a p a r ­
t e , p . 5 7 2 ) , s o l o h a l l ó p a r a e l t e m b l o r d e tier ra d e l 1 . ° d e n o v i e m b r e
d e 1 7 5 5 , 50 m illa s in g le s a s por m in u to , es decir 4 ,1 7 0 p ie s d e P a ris por
s e g u n d o , en lu g a r de 7 ,4 6 4 . E s probable q u e estas d ife ren cias dependan-
de la in e x a c titu d d e la s o b s e r v a c io n e s a n t ig u a s y d e la d ife re n c ia de la s
v ia s p o rq u e se h a p ro p a g a d o la c o n m o c io n . U n pasaje de P r o c lo , en su
C o m e n t a r i o s o b r e e l C ralilo d e P l a t ó n , a c l a r a d e u n a m a n e r a n o t a b l e l a
r elación q u e se su p o n ía existir entre N e p tu n o y lo s sa c u d im ie n to s su b ­
t e r r á n e o s ( Cosmos, t. I V , p . 1 5 9 ) : « E n t r e l a s t r e s d i v i n i d a d e s , l a d i ­
v in id a d in term ed ia ria , P o se id o n , es causa de m o v im ie n to para todo,
aun para lo q u e es in m ó v il. Como p r in c ip io d e m o v im ie n t o , se lla ­
m a E woalyaioq. A é l h a c o r r e s p o n d i d o e l m e d i o , e s d e c i r l a m a r m o v i b l e ,
c u a n d o l o s d i o s e s s o r t e a r o n el i m p e r i o d e K r o n o s . V éase C r e u z e r , Sym-
bolik una Mythologie, t. III, 1 8 4 2 , p . 2 6 0 . L a A t l á n t i d a d e S o l o n y l a
L icto n ia q u e, se g ú n conjetu ro, tien e gran relación con esta com arca, n o
representa sino m ito s g e o ló g ic o s ; a d em á s e stos d o s p a íse s, a n iq u ila d o s
p o r l o s t e m b l o r e s d e ti e r r a , s e c o n s i d e r a n c o m o s o m e t i d o s á la d o m i n a ­
c ió n de N eptu no y o p u esto s á lo s co n tin en tes de Sa tu rn o . S e g ú n H ero-
d o t o (1. II, c. 4 3 y 5 0 ) , N e p t u n o era u n a d i v i n i d a d d e l a L i b i a , d e s c o n o ­
c id a en E g ip to . S o b r e esta s r e la c io n e s d iv e r s a s, so b re la d e sa p a ric ió n
d el la g o T r it o n is en la L ib ia , destru id o por un tem b lor de tier ra , y s o ­
bre l a c r e e n c i a e n la r a re za e n lo s s a c u d im ie n to s su b te rr á n e o s en el
v a l l e d e l N i l o , v é a s e m i Exámen critico (lela Geografía del Xueco Conti­
nente, t. 1, p . 17 1 y 1 7 9 .

( 3 í ) Pág-. 1 GL.— L as e s p l o s i o n e s d e l S a n g - a y 6 v o lc a n d e M acas se


s u c e d í a n p o r t é r m i n o m e d i o c a d a 1 3 " , 4 ( v é a s e W i s s e , e n l a s Memoriasde
la Academia de Ciencias, t. X X X 1 Y , 1853, p . 7 2 0 ) . H a b r i a p o d i d o c it a r
ta m b ié n c o m o e jem p lo de c o n m o c io n e s c ir cu n scr ita s á u n p e q u eñ o e sp a ­
cio , la N arración del co n d e Larderel sob re los Lagoni d e T o s c a n a . L o s
v a p o r e s q u e c o n tie n e n boro ó á cid o b orico a n u n c ia n su p r e se n c ia y su
i n m i n e n t e eru p ció n á tr a v é s de las q u eb ra d u r a s, s a c u d ie n d o la s r o ca s
c e r c a n a s . V é a s e l a M e m o r i a d e L a r d e r e l , sobre los Establecimientos indus­
triales de la producción de ácido borácico en Toscana, 1 8 5 2 , p . 15.

( 3 5 ) P á g -. 1 6 2 . — M e f e l i c i t o d e p o d e r c it a r , e n a p o y o d e lo q u e l i e t r a ­
ta d o d e d e s e n v o lv e r en e l te sto , u n a a u to r id a d resp e ta b le. « E n los A n ­
d e s , d i c e B o u s s i n g - a u l t ( Anales de Q uím ica y de F ísica, t. L V I I I , 1835,
p . S3), la o sc ila c ió n d e l s u e l o , d e b id a á u n a e ru p ció n d e v o l c a n e s , es, por
d e c i r l o a s í , l o c a l , m i e n t r a s q u e el t e m b l o r d e t i e r r a , q u e e n a p a r i e n c i a
al m en o s, no e s t á lig-ad o á e r u p c i ó n alg -u n a v o l c á n i c a , s e p ropag-a á
d ista n cia s in c re íb les. E n este ca so , b á s e o b ser v a d o q u e las sa cu d id a s se -
g u ia n c o n p r e fer en cia la d ir e c c ió n d e la s c o rd illera s, y se h a n se n tid o
p r in c ip a lm e n te en los terren o s a lp in o s . La f r e c u e n c ia de lo s m o v i m i e n ­
t o s e n e l s u e l o d e l o s A n d e s , y la p o c a c o i n c i d e n c i a q u e s e n o t a e n t r e
estos m o v im ie n to s y las eru p cio n es v o lc á n ic a s, d e b e n n e c esa ria m en te
h a c e r p r e s u m i r q u e en la mayor parte de los casos, l o s p r o d u c e u n a c a u s a
independiente de los volcanes.»

( 3 6 ) Pág-. 1 6 3 . — L a s é r i e d e lo s g ra n d es a c o n te cim ie n to s n atu rales qu e


h a n t e n i d o lug-ar e n l o s a ñ o s d e 1 7 9 6 y 1 7 9 7 , 1811 y 1 8 1 2 , e s l a sig -uiente:
2 7 d e s e t i e m b r e d e 17 96: E r u p c i ó n d e l v o l c a n de la G u a d a l u p e , e n
la s p e q u eñ a s A n tilla s, d e sp u e s de un rep oso de m u c h o s a ñ o s.
N o v ie m b r e de 1796: E l v o lca n situ ad o en la m eseta de P a s to , entre
los r ío s G u a y t a r a y J u a n a m b u , s e e n c i e n d e y c o m i e n z a á h u m e a r sin
in terrup ción.
14 d e d i c i e m b r e d e 1 7 9 6 : T e m b l o r de tierra y d e s t r u c c i ó n d e l a c i u ­
d a d d e Cu m a n a .
i d e fe b r e r o d e 1 7 9 7 : T e m b l o r d e ti e r r a y d e s t r u c c i ó n d e R i o b a m b a .
E n la m ism a m a ñ a n a , d e sap areció para siem p re la c o lu m n a de h u m o del
v o l c a n d e P a s t o , s i t u a d o á 4 8 m i l l a s g-e o g rá fica s d e R i o b a m b a , sin q u e
n in g -u n a c o n m o c i o n s e s i n t i e r a e n l o s a l r e d e d o r e s d e l v o l c a n .
3 0 d e e n e r o d e 1 8 1 1 : P r i m e r a a p a r i c i ó n d e l a i s l a S a b r i u a e n el g r u ­
p o d e l a s A z o r e s , c e r c a d e l a i s l a de S a n M ig -u e l. E l l e v a n t a m i e n t o de
esta isla , c o m o el de la isleta K a m e n i (S a n to r in ) y e l del v o lc a n d el J o ­
r u l l o , p r e c e d i ó á la eru p ción in flam ad a. D e s p u e s de una eru p ción de
e s c o r i a s q u e d u ró 6 d i a s , la is l a s e e l e v ó a 3 0 0 p i e s s o b r e e l m a r . E r a
o s l a la t e r c e r a v e z q u e r e a p a r e c í a á i n t e r v a l o s d e 91 á 9 2 a ñ o s , y s i e m p r e
cerca del m ism o lu gar.
M ayo de 18 11: M a s d e 2 0 0 s a c u d i d a s s u b t e r r á n e a s e n la i s l a d e S a n
V i c e n t e , h a s t a e l m e s d e a b r il d e 1 8 1 2 .
D iciem b re d e 4811: In n u m e r a b le s sa c u d id a s su b terrán eas en lo s v a ­
l le s d e l O h i o , del M is is ip í y d e l A r c a n s a s h a s t a 1 8 1 3 . E n t r e N e u - M a d r i d ,
L i t t l e - P r a i r i e y la S a l i n a a l N . d e C i n c i n a t i , l o s t e m b l o r e s de tierra se
s u c e d i e r o n casi á c a d a h o r a , d u r a n t e m u c h o s m e s e s .
D i c i e m b r e d e 1 8 1 1 : S a c u d i d a a i s l a d a e n C a r a ca s .
2 6 d e m a r z o d e 1 8 1 2 : T e m b l o r d e tie r r a y d e s t r u c c i ó n d e la c i u d a d
d e C a r a c a s . E l c i r c u l o d e c o n m o c i o n s e e s t e n d i ó h a s t a m a s a l lá d e S a n t a
M arta, de la c iu d a d de H o n d a y de la a lta lla n u r a d e B o g o t á , á 135 m i ­
lla s de C aracas. E l m o v i m ie n t o duró h a sta m e d ia d o s del a ñ o 1 8 1 3 .
30 d e a b r il d e 1 8 1 2 : E r u p c i ó n del v o lc a n de S. V ic en te. El m ism o
dia, á la s 2 d e la m a ñ a n a , se sin tió gran r u id o su b terrá n eo , se m e ja n te á
u n a d e s c a r g a d e a r t il l e r ía , q u e r e s o n ó c o n l a m i s m a i n t e n s i d a d e n l a s
c o s t a s d e C a r a c a s , e n l o s L l a n o s de C a l a b o z o y d e l R i o A p u r e s , s i n ir
a c o m p a ñ a d o de n i n g ú n sa c u d im ie n to subterráneo E ste ruido se oyó
i g u a l m e n t e e n l a isla d e S a n V i c e n t e ; s i e n d o m u y n o t a b l e q u e p a r e c i e r a
m a s f u e r t e á a l g u n a d i s t a n c i a s o b r e el m a r .

(37) P á g . 166.— H u m b o ld t, M aje á las regiones equinocciales, t. II,


p. 376.

(38) P a g . 1 6 6 . — A fin d e q u e s e p u e d a c o m p a r a r l a t e m p e r a t u r a d e
l a s f u e n t e s , b a j o l o s t r ó p i c o s , e n e l m o m e n t o en q u e s u r j e n de l a s c a p a s
de la T ierra, c o n la de lo s rios q u e c o rren á c ie lo d e sc u b ie r to , ex tra cto
de m is D ia r io s d e V ia j e lo s n ú m e r o s m e d io s q u e sig u e n :
R i o A p u r e s : l a t i t u d 7o , 4 5 / ; t e m p e r a t u r a 2 7 ° , 2 .
O r in o c o : l a t i t u d e n t r e 4 y S g r a d o s ; t e m p e r a t u r a 2 7 ° , 5 á 2 9 ° , 6 .
F u e n t e s q u e e n e l b o s q u e s u r j e n d e r o c a s d e g r a n i t o , c e r c a d e la c a ­
t a r a ta d e M a y p u r e s , 2 7 ° , 8 .
C assiq u ia ra , brazo d e l O rinoco s u p e r i o r q u e f o r m a la u n i ó n c o n e l
r io d e l a s A m a z o n a s : 2 4 ° , 3 s o l a m e n t e .
R i o N e g r o , s o b r e S a n C á r lo s: l a t i t u d b o r e a l I o , 5 3 ' t o d o l o m a s ; t e m ­
peratura 2 3 ° ,8 s o la m e n te .
R io A tab ap o : latitu d 3 o ,5 0 te m p er a tu r a 2 6 ° ,2 .
O r in o c o , c e r c a d e l s it io d o n d e r e c i b e e l A t a b a p o : 2 7 ° , S.
R i o G r a n d e de la M a g d a l e n a : l a t i t u d d e 5o , 12' á 9o , 5 6 ' , t e m p e r a t u ­
ra 2 6 ° , 6 .
• R i o d e l a s A m a z o n a s , e n f r e n t e d e l P o n g o d e R e n t e m a , e n la p r o ­
v i n c i a de J a é n d e B r a c a m o r o s : l a t i t u d a u s t r a l , 5 o 3 1 / ; a l t u r a s o b r e el
m a r del S u r , u n o s 1 200 p ies; tem p eratura , 2 2 ° ,5 solam en te.
L a t e m p e r a t u r a d e l a g r a n m a s a d o a g u a d e l O r i n o c o se a p r o x i m a p o r
c o n s e c u e n c ia a l a te m p era tu ra m e d ia d e l aire c ir c u n d a n te . A l in u n d a r á
lo lejos las s á b a n a s , su s a g u a s a m a rillen ta s, que ex h a la n el olor d e l
h i d r ó g e n o su lfu ra d o , se c a lie n ta n h a sta 3 8 ° ,8 ; esta tem p eratura es la q u e
h a l l é e n la L a g a r t e r a , l l e n a d e c o c o d r i l o s , q u e se e n c u e n tr a al E . d e
G u a y a q u il. E l s u e l o , c u b ierto por las a g u a s , r e c i b e , c o m o e n lo s rio s
p o c o p r o f u n d o s , e l c a lo r q u e i r r a d i a d e l S o l . — S o b r e l a s d i v e r s a s c a u s a s
q u e m a n t i e n e n l a t e m p e r a t u r a m a s baja e n l a s a g u a s d e l R i o N e g r o , c o ­
l o r e a d a s , a l r eflejo d e la l u z , d e l t i n t e o s c u r o d e l c a f é , y en las a g u a s
b l a n c a s d e l C a s s i q u ia r a , c u y a s c a u s a s s o n : u n c i e l o s i e m p r e c u b i e r t o ,
l l u v i a s a b u n d a n t e s , lo s v a p o r e s q u e e x h a la n e sp e so s b o s q u e s , la falta de
R anuras de arena ardien te en l a s o r i l l a s , v é a s e m i Relación histó rica .
t . I I , p. 4 6 3 y 5 0 9 . H e o b s e r v a d o q u e la tem p eratura d el R io G uan ea-
bam ba ó C ham aya, que desem boca en el d e l a s A m a z o n a s , c e r c a de^
P o n g o de R e n te m a , no pasaba de 1 9 °,8 , lo cual p rovien e d e q u e las
aguas d escien d en con g ra n d ísim a rap idez d e l l a g o de S im ic o c h a , s i ­
t u a d o á g r a n a l t u r a s o b r e l a C o r d i l le r a . D u r a n t e l o s 5 2 d i a s q u e h e e m ­
p l e a d o e n s u b i r e l rio d e l a M a g d a l e n a , d e s d e M a h a t e s h a s t a H o n d a , h e
r e c o n o c id o c la r a m e n te , d esp u es de o b s e r v a c io n e s r eite r a d a s , q u e la e le ­
v a c ió n d e la su p erficie d e l a g u a se a n u n c ia m u c h a s h o r a s a n te s por el
descenso d é l a t e m p e r a t u r a d e l r io . E l e n f r i a m i e n t o se opera antes q u e
l a s a g u a s f r ía s d e l a s m o n t a ñ a s b a j e n d e l o s P á r a m o s v e c i n o s . E l c a l o r y
e l a g u a se m u e v e n , por d e c ir lo .a s í, en sen tid o opu esto , y con v e lo c id a d
m u y d esig u a l. Cuando vim os cerca de B a d illa s , su bir e l n i v e l de las
a g u a s de i m p r o v is o , la tem p eratura ha b ia d escendido m u c h o tiem p o
a n t e s d e 2 7 ° á 2 3 ° , 5 . D u r a n t e la n o c h e , c u a n d o s e h a a c a m p a d o c o n l o s
b a g a j e s e n u n a is l a d e a r e n a p o c o e l e v a d a , ó á o r i l l a s d e l r io , u n a c r e c i d a
sú b ita ( a v e n id a ) p u e d e ser p e l ig r o s a : c o n v i e n e estar prev en id © á tie m p o
p o r a l g ú n s i g n o p r e c u r s o r . — C r eo d e b e r r e c o r d a r q u e s i e m p r e q u e l o c o n ­
trario n o se e s p e c i f i q u e , lo s g r a d o s d e tem p era tu ra in d ic a d o s en esta o b r a
so n lo s del term óm etro c en tíg r a d o .

( 3 9 ) P á g . 1 G 6 .— V é a s e B u c h . Physicalische Beschreíbüng der Canaris-


chen Inseln , p . 8 ; P o g g e n d o r f f ‘s ,, A n n a le n , i. X l l , p . 4 0 3 ; Biblioteca b ri­
tán ica ( c i e n c i a s y a r t e s ) , t. X I X , 1 8 0 2 , p . 2G3 ; W a h l e n b e r g , de Yeget. et
Clim . in Helvetia sepientrionali obsernalis, p. lxxviii et lxxxiv , y F lora
Carpalhica , p. x e i v , y e n G il b e r t 's Annalen , t. X L I , p. 1 1 5 ; H u m b old t.
en \as Memorias de la Sociedad de A r c u c il, t. 111, 1 3 1 7 , p . 5 0 9 ; véase
t a m b i é n Misceláneas de Geología y de Física ge ne ral, t. I , p . 305 y si­
g u ien tes.

(40) P á g . 1 6 6 . — V é a s e d e G a s p a r i n , e n l a Biblioteca universal ( c i e n ­


c i a s y a r t e s ) , t. X X X V 1 1 1 . 1 8 2 8 , p . 5 4 , 113 y 2 6 4 ; Memorias de la So-
eiedad cenlral de A g ricu ltu ra , 1S26, p, 17 8; S c h o u w , Cuadro del clima y d fi­
la vegetación de I t a l i a , t. I , 1 S 3 9 . p. 1 3 3 - 1 9 5 ; T h u r m a n n , sobre la Tem­
pe ra tura délas fuentes del J u r a , comparada con la de las fuentes de la llan u ra
suiza de los Alpes y los Vosgos, e n e l A n u a rio meteorológ. de F ra n c ia , 1 8 5 0 ,
p . 2 5 8 - 2 6 S . — G a s p a r i n d i v i d e l a E u r o p a , b a j o e l r e s p e c t o d e la f r e c u e n ­
c ia de la s l lu v ia s de estío y d e o t o ñ o , e n d o s r e g io n e s . S e ha lla rá n n u ­
m e r o s o s m a t e r i a l e s s o b r e e s t e a s u n t o e n K a e m t z , Lehrbuch der Meteorolo-
g ie , t. I , p. 448-500 y en e l c a p . III d e la t r a d u c . franc. Según Dove
{ P o g g e n d o r f f 4s Annalen , t. X X X Y , p . 3 7 6 ) , l o s m á x i m o s de las curvas
de la m a y o r cantid ad de l lu v ia m e n su a l c a e n , en Italia , en lo s m e se s de
m a r z o y de n o v i e m b r e e n l o s l u g a r e s r e s g u a r d a d o s a l N . p o r u n a c o r d i ­
l le r a ; en abril y en octubre e n lo s q u e tien en p o r e l contrario las m o n t a ­
ñ a s al S . P u e d e r e s u m i r s e a s i , d e u n a m a n e r a g e n e r a l , e l c o n j u n t o d é l a s
r e la c io n e s m e te o r o ló g ic a s c o n c e r n ie n te s á la l l u v i a en la z o n a te m p la d a .
E l p e r í o d o d e l a s l l u v i a s d e i n v i e r n o e n l a r e g i ó n i n t e r t r o p i c a l s e se p a r a
m a s y m a s , á m e d i d a q u e n o s a l e j a m o s de e s t a z o n a , e n d o s m á x i m o s l i ­
g a d o s e n t r e sí p o r l l u v i a s m e n o s a b u n d a n t e s , y q u e se r e ú n e n d e n u e v o
e n A l e m a n i a , para form ar u n m á x im u m de e s t í o , de d o n d e resulta q u e
e n esta co m a rca el p er ío d o sin l lu v ia c esa c o m p le ta m e n te de ex istir . V é a ­
s e á e s t e r e s p e c t o e l c a p í t u l o Geothermik, e n la e s c e l e n t e o b r a d e ¡N aum ann:
Lehrbuch der Geognosie , t. 1 , 1 8 5 0 , p , 4 1 - 7 3 .
(41) P á g . 1 6 7 . — Cosmos, t. I V , p . 4 2 .

(42) P á g . 1 6 9 . — Cosmos, 1. 1 , p. 1 5 8 y 3 9 4 ( 3 9 ) ,t. I V , p . 38.

(43) P á g . 1 6 9 . — Cosmos, t. I V , p . 3 5 .

(44) P a g . 1 7 0 . — M in a d e G u a d a l u p e . u n a d e l a s Minas de Chola . idem,


p á g . 47.

(45) P á g . 1 7 0 . — H u m b o l d t , Cuadros de la naturaleza , t. II, p . 2 1 3 , d e


l a t r a d u c c i ó n f r a n c e s a p u b l i c a d a p o r G id e .

(4 6 ) P á g . 1 7 0 . — E sta m in a se h a lla s itu a d a sob re el g r a n F le u s s , e n el


M o l l - T h a l d e l o s m o n t e s T a u e r n . V é a s e H e r m a n n y S c h l a g i n t w e i t : Un-
tersuch ueber die physicalische Geographieder A lp e n , 1 8 5 0 , p . 2 4 2 - 2 7 3 .

( 4 7 ) P á g . 1 7 1 . — H e r m a n n y S c h l a g i n t w e i t : Monte-Rosa , 1 8 5 3 , c . V I ,
p. 2 1 2 -2 2 5 .

(48) P á g . 1 7 3 . — H u m b o l d t , Misceláneas de Geolog. y de Física general,


t . I , p. 156 y s i g u i e n t e s d e l a t r a d u c c i ó n f r a n c e s a .

( 4 9 ) P á g . 1 7 3 . — I d . , p. 1 5 9 y 2 1 5 ,

(5 0 ) P á g . 1 7 5 .— N o p u ed o participar en e ste p u n to de la o p in io n de u n
f í s i c o a m i g o m í o , a u t o r d e e s c a l e n t e s t r a b a j o s s o b r e la d i s t r i b u c i ó n d e l
c a lo r te r r e s tr e . Aré a s e s o b r e l a s c a u s a s q u e p r o d u c e n l o s m a n a n t i a l e s c a ­
lien tes de L o u é c h e y de W a r m b r u n n , B i s c h o f , Lehrbuch der chemischen
u n d physicalischen Geologie, t, I , p. { 1 2 7 - 1 3 3 .

( 5 1 ) P á g . 17G.— Scfbre e s t e p a s a j e h a l l a d o po r D u r e a u d e l a M a l l e , v é a s e
e l Cosmos, t. I , p . 2 0 1 , 2 0 2 y 4 1 3 ( n o t a 9 ) : « E s t a u t e m , d i c e s a n P a t r i c i o ,
e t s u p r a f i r m a m e n t u m coeli e t subter t e r r a m i g n i s a t q u e a q u a , e t quee s u -
p r a t e r r a m e s t a q u a , c o a c t a in u n u m , a p p e l l a t i o n e m m a r i u m ; qu¿e v e r o
i n t r a , a b y s s o r u m s u s c e p i t : e x q u i b u s a d g e n e r i s h u m a n i u s u s in t e r r a m
v elu t sip h o n es q u id a m e m i t t u n t u r et s c a t n r i u n t . E x i i s d e m q u o q u e et
thernice e x i s t u n t ; q u a r u m q i u e a b i g n e a b s u u t l o n g i u s , p r ó v i d a b o n i D e i
e r g a n o s m e n t e , frigidiores ; q u ie v e r o propius a d m o d u m , fervientes f l u u n t .
Til q u i b u s d a m c t i a m l o c i s e t t e p i d a i aq uee r e p e r i u n t u r , p r o u t m a j o r e a b
i g n e i n t e r v a l l o s u n t d i s j u n c t e . » (A cta prim o ru m M a r tiy r u m , opera et stu-
dio Theodorici R u i n a r t , A m ste lo dam i, 1713, p. 5 5 5 . S e g u u o t r a n a r r a ­
c i ó n ( A . S, M azochü in vetus marmoreum sanctce Neapoiitaniv Eclesice Kalen-
d a rium C om m enlarius, l. I I , N e a p o l í , 1 7 4 4 , p. 3 3 5 ) , S. P atricio d e se n ­
v o l v í a c o n c o r t a d i f e r e n c i a la m i s m a t e o r í a d e l c a l o r de la T ie r r a d e l a n t e
d e J u l i u s C o n s u l a r i s ; p e r o a l fin d e l d i s c u r s o , el infierno fr ió e s t á c o n m a s
c l a r i d a d d e s i g n a d o : « N a m qu£e l o n g i u s a b i g n e s u b t e r r á n e o a b s u n t , D e i
o p t i m i p r o v i d e n t i a , f r i g i d i o r e s e r u m p u n t . A t quse p r o p i o r e s i g n i s u n t , a b
e o fe r v e fa e t s e , i n t o l e r a b i l i c a l o r e p r e d i tee p r o m u n t u r f o r a s . S u n t e t a l i c u b i
tep id te, qu ip p e n o n parum s e d l o n g i u s c u l e ab e o i g n e r e m o t s e , A t q u i i l l e
in fern u s ig n i s im p ia ru m est a n im a r u m carn ificin a ; n o n s e c u s a c su bter-
r an eu s fr ig id issim u s g u r g e s , in g la c ie i g le b a s c o n c r e t u s , q u i T artarus
n u n c u p a t u r . ” E l n o m b r e á r a b e ham m an el-enf s i g n i f i c a « b a ñ o s d e n a r i z , » y
e s t á s a c a d o , c o m o T e m p l e h i z o y a o b s e r v a r , d e la f o r m a d e u n p r o m o n ­
to rio c e r c a n o , n o del influjo sa n ita rio q u e sus a g u a s t e r m a le s e je r c e n en
la s e n fe r m e d a d e s d e la n a r iz. L as p alab ras árabes h a n sido alteradas d i­
v e r s a m e n te ; in d is tin ta m e n te se las h a in te rp retad o d e e s t e m o d o : ham­
m am el E n f ó L i f , E m m am elif ( P e y s s o n e l ) ; la M am e lif (D estontaincs). G u m -
p r e c h t , die Mineralqueilen a u f dem Festlande von A frica , 1 8 5 1 , p . 1 4 0 - 1 4 4 .

(52) P á g . 1 7 7 . — H u m b o l d t , Ensayo político sobre la Nueva-España, s e ­


g u n d a e d i c .,' t. I I I , 1 8 2 7 , p . 190.

(53) P á g . 1 7 7 . — Relación histórica del viaje á las regiones equinocciales,


t. l l , p . 9 8 ; Cosmos, t. 1 , p. 1 9 9 y 2 0 0 . L o s m a n a n t i a l e s c a l i e n t e s d e C ar ls-
b ad deben ig u a lm en te su o r i g e n al g ranito. V é a se B u c h , en P o g g e n -
d o r f f ‘ s A n n a le n , t. X I I , p . 4 1 6 . E x a c ta m en te su ced e en d ich o s m a n a n ­
t i a l e s l o q u e e n l o s d e M o m a y q u e s u r g e n d e c e r c a de C h a n g o k h a n g , e n
e l T ib e t-, á 15 0 0 0 p i e s s o b r e el n iv e l del m a r , c o n un a tem peratura de
4 6 ° , y q u e h a v i s i t a d o H o o k e r (H im alayan Jo u rn als, t. I I , p. 1 3 3 .
(8 4 ) P á g . 1 7 7 . — B o u s s i n g a u l t , Consideraciones sobre las Aguas termales
de las Cordilleras, e n l o s Anales de Química y de Física , t. 52 , 1 8 3 3 , p á ­
g in a s 1S8-190.

(5o) P á g . 1 7 8 . — N e w b o l d , on the temperature o f ihe wells and rivers in


in d ia and Egypt. e n l a s P hilosoph. Transactions for I S i í j , 1 . a part. p . 1 2 7 .

( 0 6) P á g . 1 7 9 . — V é a s e S a r t o r i u s v o n W a l t e r s h a u s e n , Physisch-geo-
graphische Skizze v o n ls la n d , m il besonderer Rucksicht u u f vulkanische Ers-
cheinungen, 1 8 4 7 , p. 1 2 S - 1 3 2 : B u n s e n y D e s c l o i s c a u x , e n l a s Memorias
d é l a Academia de Ciencias, t. X X I I I , 1 8 4 6 , p. 9 3 ü ; B u n s e n , en l o s
Annalen der Chemie und Pharm acie, t. L X I I , 18 4 7 , p . 2 7 - 4 5 . L o t t i n y R o -
bert h a b i a n o b s e r v a d o y a q u e la t e m p e r a t u r a d e l saltador de a g u a del
G e y s e r d i s m i n u y e d e a b a j o a r rib a. U n o d e l o s c u a r e n t a m a n a n t i a l e s s i l í ­
ceos q u e su rg en del su elo , en lo s alrededores del gran G ey ser y d e S tr o k k r ,
se lla m a el p e q u e ñ o G ey s e r . S u saltador n o se e le v a m a s de 20 á 30 p ie s .
L a p a la b r a kochbrunnen ( f u e n t e a b r a s a d o r a ) e s t á f o r m a d a p o r a n a l o g í a d e
la p a l a b r a geyser, q u e p r o b a b l e m e n t e s e r e fie r e á la p a l a b r a giosa ( c o c e r ) .
S e g ú n la n a r r a c i ó n d e C s o m a d e K o s r c e s , h á l l a s e t a m b i é n e n l a m e s e t a
del T ib e t , cerca del la g o a lp in o M ap h am , u n g e y s e r , c u y o saltador es d e
12 p i e s .

(0 7 ) P a g . 1 7 9 . — D e 1 0 0 0 p a r t e s d e a g u a d e l a s f u e n t e s de G astein ,
T rom m sdorf no halló m as que 0 ,3 0 3 de r e s i d u o ; L o e w ig , en las d e
P feffers, 0,291 ; L o n g c h a m p , en la s de L u x e u i l , solo 0 ,2 3 6 ; m ien tras
que en 1 000 partes del a g u a d e fu e n t e ord in a ria de B e r n a , se c u e n ­
ta 0 ,1 7 8 ; en las aguas d e C a r ls b a d , o ,4 o 9 , en W ie s b a d e , hasta
7 , í o i . V é a s e S l u d e r , Phijsikal Geographie und Geologie, 2 . a e d i c i ó n , 1 8 4 7 ,
c. I , p. 9 2 .

( 08 ) P á g . 1 8 0 . — L a s a g u a s c a l i e n t e s q u e b r o t a n d e l granito de la C o r ­
d i l l e r a d e l l i t o r a l d e V e n e z u e l a s o n casi puras, y n o e n c i e r r a n mas qu e
n n a p e q u e ñ a c a n t i d a d d e sílice en d i s o l u c i ó n , ¡ y g a s á c id o h i d r o s u l f ú r i -
co , m e z c l a d o c o n u n p o c o d e gas ázoe. S u c o m p o s i c i o n ^ s i d é n t i c a á l a
q u e r e s u l t a r í a d e l a a c c i ó n d e l a g u a s o b r e e l s u l f a t o d e s i l i c i o ( Anales de.
Química y de F ísica, t. L I I , 1 8 3 3 , p . 1 8 9 ) . S o b r e la g r a n c a n t i d a d de á z o e
m ezc la d o en el m a n a n t ia l c a lie n te d e O rense , q u e se ñ a la 6 8 ° , v é a s e M a­
r ía R u b i o , Tratado de las fuentes minerales de E s p a ñ a , 1 8 5 3 , p . 3 3 1 .

( 0 9 ) P á g . ISO .— S a r t o r i u s d e W a l t e r s h a u s e n , Skizze von J s la n d , p á ­


g in a 12o.

(60) P a g . 1 8 0 . — £1 s á b io q u í m i c o M orech in í , de l i o r n a , hab ia e v a ­


l u a d o e n 0 , 4 0 e l o x í g e n o c o n t e n i d o e n el m a n a n t i a l d e N a c e r á , s i t u a d o á
TOitO IV . vil
2 100 p i e s s o b r e e l n i v e l de^ m a r ; G a y - L u s s a c n o h a l l ó e l 20 de s e t i e m ­
bre de 1 8 0 5 , sino 0 ,2 9 9 . J u n io s e n c o n tr a m o s , en las a g u a s p lu v ia le s ,
0 ,3 1 de o x í g e n o . S o b re el á z o e , m e z c la d o co n las a g u a s a cid u la d a s de
JNeris y d e B o u r b o n - l ‘ A r c h a m b a u l t , p u e d e n c o n s u l t a r s e l o s t r a b a j o s
d e A n g la d e y de L o n g c h a m p ( 1 8 3 4 ); y sob re la s e x h a la c io n e s de ácid o
carb ón ico en g e n e r a l , la s e sc e le n te s in v e s t i g a c i o n e s de B i s c h o f , en su
Chemische Geologie, t. 1 , p . 2 4 3 - 3 5 0 .

( 6 1 ) P a g . 1 8 1 . — V é a s e B u n s e n , e n P o g g e n d o r f f ‘s t. L X X X I U ,
p . 2 5 7 ; B i s c h o f , Geología, t. I , p. 2 7 1 .

(6 2 ) P á g . 1 8 1 .— V é a s e el E x á m e n de las F u e n te s su lfu rosas de A q u is -


g r a m , p o r L i e b i g y B u n s e n , i n s e r t o en l o s Annalen der Chemie und Phar-
macie (t . 79 , 1 8 5 1 , p . 1 0 1 ) . E n l o s a n á l i s i s q u í m i c o s d e f u e n t e s m i n e r a l e s
que c o n tie n e n sú lfn ro de s o d i o , se d e n u n c ia fr e c u e n te m e n te carb o n a to
d e s o s a é h id r ó g e n o s u lfu ra d o , c u a n d o e n realid a d se e n c u e n tr a a llí u n
c s c e d e n t e d e á cid o c a r b ó n ic o .

(63) P á g . 1 8 1 .— U n a de e sta s cascadas se h a lla representada e n m is


Vistas de las Cordilleras ( l á m . 3 0 ) . S p b r e e l a n á l i s i s d e l a s a g u a s d e l R i o
V i n a g r e , v é a s e B o u s s i n g a u l t , e n l o s Anales de Q uím ica y de Física , 2 . a s é -
r i e , t. L I l , 1 8 3 3 , p . 3 9 7 , y D u m a s , i d . , 3 . a s é r i e , t. X V Í J I , 1 8 4 6 , p . 5 0 3 .
S e en co n tra rá n detalles sob re la fu e n te qu e sale del P áram o de R u iz . en
J o a q u í n A c o s t a , Viajes científicos á los Andes ecuatoriales, 1 8 4 9 , p . 8 9 .

(64) P á g . I S 2 .— L o s e jem p lo s de c a m b io s de tem p eratura so b r e v e v e -


n i d o s en la s term as de M ariara y de las T rin ch era s m o tiv a n el p r o b le m a
d e si las a g u a s del S t y x , c u y a fu en te casi in a ccesib le está e sc o n d id a e n
A r c a d ia , en la c o m a r c a s a lv a j e d e lo s m o n te s A r o a n i a n o s , c er ca d e N o -
n a k r i s , e n e l te r r ito r i o d e F e n e o s , h a n p e r d i d o a l g o d e su p r o p i e d a d
j i o c i v a p o r c a m b i o s s o b r e v e n i d o s e n l a s q u i e b r a s s u b t e r r á n e a s q u e Ies
s e r v í a n d e c o n d u c t o s , ó si e r a n f u n e s t a s á l o s v i a j e r o s ú n i c a m e n t e de
tiem p o en tie m p o , y por r a z ó n d e su fr ío g l a c i a l , Q uizá n o deben su
m a l a r ep u ta ció n , c o n se r v a d a h asta en tre lo s a c tu a le s h a b ita n te s d e la
A r c a d i a , sin o á la h o r r ib le so le d a d d e l p a í s , y al m ito s e g ú n el c u a l
t r a ía n d i c h a s a g u a s o r i g e n d e l T á r t a r o . E l j o v e n y s á b io filó lo g o . S c h w a b ,
lia lle g a d o con m u c h o tr a b a jo , h a c e a lg u n o s a ñ o s , hasta la r oca á pico
d e d o n d e la fu e n te ca e g o t a á g o t a , a b s o lu t a m e n t e ig u a l h o y á c o m o la
rep resen tan H om ero , H esio d o y H e r o d o to , h a b ien d o b ebid o de esta a g u a
e s c e s i v a m e n t e f r ia , pero d e g u s to m u y puro , sin sen tir e l m e n o r m a l e s ­
tar . V é a s e S c h w a b , A rhadien, seine N a tur un d Geschichte, 1 8 5 2 . p . 15-20.
A s e g u r á b a s e , e n l a a n t i g ü e d a d , q u e e l fr ió d e l a s a g u a s del S ty x q u e ­
b r a b a t o d o s l o s v a s o s , y q u e n o p o d í a n e s ta r c o n t e n i d a s m a s q u e e n c a s c o s
de asno. C ierto es q u e las leyen d as del Styx se rem on tan á una
A-ran a n t i g ü e d a d ; p e r o e l r u m o r de s u s c u a l i d a d e s v en en o sa s solo en
t i e m p o d e A r i s t ó t e l e s a p a r e c e e s p a r c id o g e n e r a l m e n t e . S e g ú n e l t e s t i m o ­
n io de A n tíg o n o de Carysto (Hist. M irab. § 1 7 5 ) , fueron d e scritas
- d e t a l l a d a m e n t e e n un lib r o d e T e o f r a s t o , q u e n o ha lle g a d o hasta n o s ­
otros. P lu ta rco y A rriano han r e f u t a d o la c a lu m n ia del envenena­
m ie n to de A lejan dro con a g u a de S t y x , que A r istó tele s h a b ia h e c h o l l e ­
g a r á C a s a n d r o por- m e d i o de A n t i p a t e r , f á b u la e s p a r c id a p o r V i t r u v i o ,
J u s t i n o y Q u i n l o - C u r c io , s i n q u e e l E s t a g i r i t a a p a r e z c a n o m b r a d o . V é a s e
S t a h r , Aristotelia, 1 . a p a r t e , 1 8 3 0 , p . 1 3 7 - 1 íO. P l i n i o (1. X X X , c. 5 3 ) d i c e
e n térm in os a lg o am biguos: «M a g n a A risto lelis infam ia e s c o g itu m .» V é a ­
s e C u r t i u s ; Peloponnesos, 1 8 5 1 , t. I , p . 1 9 4 - 1 9 6 y 2 1 2 ; S a i n t - C r o i x , Exá-
men critico de los antiguos historiadores de A lejandro, p . 4 9 6 . L a o b r a de
•F ied le r (Reise durch Griechenland, t. I , p. 4 0 0 ) c o n t i e n e u n d i b u j o q u e r e ­
p r e s e n t a la c a s c a d a d e l S l y x , v i s t a á l o l e j o s .

(65) P ág. 1 8 3 . — « P a r a j e s m e ta l í f e r o s m u y i m p o r t a n t e s , l o s m a s n u ­
m e r o s o s q u i z á , s e l i a n f o r m a d o al p a r e c e r p o r v i a d e d i s o l u c i ó n , y l o s
f i l o n e s c o n c r e c i o n a d o s n o sori s i n o i n m e n s a s c a n a l e s m a s ó m e n o s o b s ­
t r u i d a s , r e c o r r i d a s e n o tr o t i e m p o p o r a g u a s t e r m a l e s i n c r u s t a n t e s . La
co m p o sic io n de m u c h o s m in era les q u e se en c u en tr a n en a q u ello s sitio s,
a io su p o n e sie m p r e c o n d ic io n e s ó a g e n te s d istin tos de l a s causas actuales.
L o s d o s e le m e n t o s p r in c ip a le s d e las fu e n te s te rm a les m a s e s t e n d i d a s , lo s
s ú l f u r o s y l o s c a r b o n a t o s a l c a l i n o s , m e h a n b a s t a d o p a r a r e p r o d u c ir a r ­
tific ia lm e n te , po r m e d io de sín te sis m u y sim p le s, v e in t e y n u e v e e sp e c ie s
m in e r a les d istin ta s , casi todas c rista liz a d a s, p er ten ec ien te s á los m eta le s
n a t i v o s ( p l a t a , c o b r e y a r s é n i c o n a t i v o s ) ; a l c u a r z o , al h i e r r o o l i g i s t o ,
í\1 h i e r r o , n í q u e l , z i n c y m a n g a n e s o c a r b o n a t a d o ; a l s u l f a t o de b a r i t a ,
á la p i r i t a , m a l a q u i t a , p i r it a c o b r i z a ; a l c o b r e s u l f u r a d o , á l a p la ta r o j a ,
a rsenical y a n tim o n ia l... X o s a p r o x im a m o s lo m a s p o sib le á lo s p r o c ed i­
m ien tos d e l a n a t u r a l e z a , c u a n d o l l e g a m o s á r e p r o d u c ir l o s m i n e r a l e s
e n su s c o n d ic io n e s de natu ral a so c ia ció n , por m ed io d e los a g e n te s q u í­
m icos m as e sp a r c id o s, é im ita n d o lo s fe n ó m en o s que v e m o s t o d a v ía
v iealizarse en l o s f o c o s d o n d e la c r e a c i ó n m i n e r a l h a concentrado los
r estos de la a c t i v i d a d q u e d e s p l e g a b a o tr a s veces con m ayor ener­
aría.» ( S e n a r m o n t , sobre la formacion délos minerales por la via húm eda.
e n l o s Anales de Q uím ica y de Física, 3 . a s é r i e , t. X X X l l , 1 8 5 1 , p . 2 3 4 ) .
V é a s e t a m b i é n B e a u m o n t , sobre las emanaciones volcánicas y metalíferas, e n
■el Boletín de la Sociedad geológica de F r a n c ia , 2 . a s é r i e , t. X V , p. 1 2 9 .

( 6 6 ) P á g . 1 8 3 . — P a r a d e t e r m i n a r la d i f e r e n c i a q u e e x i s t e e n t r e l a t e m ­
p e r a t u r a m e d i a d e l a s f u e n t e s y la d e l a i r e . e l d o c t o r H a l l m a n n h a o b s e r ­
v a d o e n M a r i e n b e r g , c e r c a d e B o p p a r d . so b r e e l R i n , la t e m p e r a t u r a
d e l a i r e , l a a ltu r a d e la s l l u v i a s y l a te m p e r a t u r a d e s i e t e f u e n t e s d i s t i n -
t a s. S u s o b s e r v a c i o n e s , q u e d u r a r o n c i n c o a ñ o s , d e s d e 1 .° d e d i c i e m b r e
d e 1 S Í 5 al 3 0 d e n o v i e m b r e d e 1 S 5 0 , h a n v e n i d o a s e r l a b a s e d e u n n u e ­
v o t r a b a jo s o b r e la s r e l a c i o n e s t e r m o m é t r i c a s d é l a s f u e n t e s . . tL a s f u e n t e s
c u y a tem peratura es a b so lu ta m en te constante , e s d e c ir , las fuentes
p u ram en te g e o ló g ic a s , no e stá n c o m p r e n d id a s en é l, s o l o a b r a z a t o d a s
a q u e lla s qu e e sp erim en ta n algú n cam bio de tem peratura en el curso
del año. •
L a s f u e n t e s d e t e m p e r a t u r a v a r i a b l e se d i v i d e n e n d o s g r u p o s n a t u ­
r ale s:
1 .° Las fuentes p u ra m e n te m e te o r o ló g ic a s , es d e c i r , a q u ella s en q u e
p u e d e p r o b a r s e q u e l a t e m p e r a t u r a m e d i a n o s e a u m e n t a p o r el c a l o r d e
la T i e r r a . L a d i f e r e n c i a d e la t e m p e r a t u r a m e d i a d e e s t a s f u e n t e s c o n l a
d e l a ire d e p e n d e d e l m o d o con q u e están rep artidas las llu v ia s en lo s
d o c e m e s e s d e l a ñ o . S i la l l u v i a q u e c a e d u r a n t e l o s c u a t r o m e se s fr ios,
d e s d e d i c i e m b r e h a s t a m a r z o , e s c e d e u n t e r c io ( 3 3 * /3 p o r 1 0 0 ) d e l a c a n ­
t i d a d d e l l u v i a a n u a l , la t e m p e r a t u r a m e d i a d e l a s f u e n t e s m e t e o r o l ó g i c a s
e s m e n o s e l e v a d a q u e la d e l a i r e . S i , p o r e l c o n t r a r i o , c a e e n l o s c u a t r o
m e s e s c á l i d o s , d e j u l i o á o c t u b r e , m a s d e un t e r c io d e la l l u v i a a n u a l , l a
tem p era tu ra m e d ia d e estas fu e n te s será su p erio r á la del aire. L a d ife ­
r e n c i a e n m a s ó e n m e n o s e n t r e l a t e m p e r a t u r a m e d i a d é l a s f u e n t e s . y la d e l
a i r e s e r á t a n t o m a y o r c u a n t o m a y o r t a m b i é n s e a el e s c e d e n t e d e l l u v i a e n
l o s c u a t r o m e s e s d e c a l o r ó e n l o s c u a t r o m e s e s de fr ió . S e l l a m a n f u e n t e s
m e te o r o ló g ic a s d e media exacta a q u e l l a s c u y a t e m p e r a t u r a m e d i a , c o m ­
p a r a d a c o n la del a i r e , d a u n a d i f e r e n c i a n o r m a l , e s d e c i r , la m a y o r p o ­
s i b l e . s e g ú n l a c a n t i d a d d e l l u v i a a n u a l ; a q u e l l a s , p o r el c o n t r a r i o , e n
q u e e s t a d i f e r e n c i a se a m i n o r a p o r la i n f l u e n c i a p e r t u r b a d o r a d e l a t e m ­
p e r a t u r a a t m o s f é r i c a , d u r a n t e l a s p a r t e s del a ñ o q u e p a s a n s in l l u v i a , s e
d e n o m i n a n p u r a m e n t e m e t e o r o l ó g i c a s d e media aproxim ada. L a o p e r a c i o n -
p o r l a c u a l s e m i d e l a t e m p e r a t u r a d e la s a g u a s á l a e s t r e m i d a d d e l c o n ­
d u c t o q u e l a s l l e v a , ó e l e s p a c i o q u e r e c o r r e n p o r la s u p e r f i c ie d e l a t i e r ­
ra y la d e lg a d e z d e su s h ilo s son las c ir c u n s ta n c ia s en c u y a v irtu d la
tem peratura m ed ia d e l a s f u e n t e s y la d e l a i r e se a p r o x i m a n . L a d i f e ­
r e n c i a e n t r e e s t a t e m p e r a t u r a d e las f u e n t e s y d e l a ire e s la- m i s m a e n e l
curso d e uri año p ara todas la s puram ente m e te o r o ló g ic a s , pero m ¿-
nor en la s fu en tes de m ed ia ap ro x im a d a q u e en las fu e n te s d e. m edia
e x a c t a ; sien d o tanto m e n o r cu a n to m ayor h a sido la i n f l u e n c i a pe r ­
t u r b a d o r a d e l c a lo r a t m o s f é r i c o . E n t r e l a s f í l e n l e s d e üUarienberir, c u a ­
tro p e r t e n e c e n al g r u p o d e l a s f u e n t e s p u r a m e n t e m e t e o r o l ó g i c a s : u n a d e
e l l a s t i e n e u n a t e m p e r a t u r a m e d i a e x a c t a ; la s o t r a s tr e s t i e n e n t e m p e r a ­
turas m e d ia s a p r o x im a d a s en d iv e r s o s g r a d o s . D u ran te lo s d o c e p rim er o s
m e s e s d e o b s e r v a c i o n e s , h u b o e s c e s o d e l l u v i a en el te r c io f r ió d e l a ñ o , y
l a s c u a t r o f u e n t e s f u e r o n p o r t é r m i n o m e d i o m a s f r ia s q u e e l a i r e . P o r el
co n tra rio , en todos los sig u ie n te s, la s llu v ia s se presentaron r e ía -
t i v a m e n l e m a s a b u n d a n t e s e n el te rc io m a s c á l i d o d e l a ñ o , y l a s t e m p e ­
r a t u r a s m e d i a s a n u a l e s d e l a s c u a t r o f u e n t e s se h a l l a r o n m a s e l e v a d a s
q u e la d e l a i r e . La d i f e r e n c i a e n m a s era t a n t o m a y o r c u a n t o m a y o r e r a
ta m b ié n el c sc c so d é l a s llu v ia s .
La e x a c t i t u d d e la o p i n i o n e m i t i d a p o r B u c h e n 1 8 5 2 , d e q u e la d i f e ­
r e n c i a e n t r e la t e m p e r a t u r a m e d i a d e l a s f u e n t e s y la d e l a ire d e p e n d e
d e l a d i s t r i b u c i ó n d e l a s l l u v i a s e n el c u r s o d e l a n o , s e d e m o s t r ó p o r la s
o b s e r v a c i o n e s d e H a l l m a n n . al m e n o s p o r las q u e h i z o e n M a r i e n b e r g e n
la g r a u w a c a d e l R i n . Las f u e n t e s p u r a m e n t e m e t e o r o l ó g i c a s d e t e m p e ­
ratura m edia e x a c ta so lo tien en v a l o r p a r a la c l i m a t o l o g í a c ie n t í f i c a .
I n t e r e s a b u s c a r e s t a s f u e n t e s p o r t o d a s p a r t e s , y d i s t i n g u i r l a s d e un l a d o ,
de las fu e n te s p u ra m e n te m e t e o r o l ó g i c a s de t e m p e r a t u r a m ed ia a p r o x i­
m a d a ; d e o t r o , de l a s f u e n t e s m e t e o r o l ó g i c o - g e o l ó g i c a s .
2 . ° F u e n t e s m e t e o r o l ó g i c o - g e o l ó g i c a s , e s d e c ir , f u e n t e s e n c u y a t e m ­
p e r a t u r a se p u e d e r e c o n o c e r la i n f l u e n c i a q u e p r o d u c e e l c a lo r d e la T i e r ­
ra . L a t e m p e r a t u r a m e d i a a n u a l de e s t a s f u e n t e s e s s i e m p r e m a s e l e v a d a
q u e l a d e l a i r e . s e a c u a l f u e r e la d i s t r i b u c i ó n d e l a s l l u v i a s . Los c a m b i o s
de te m p e r a tu r a q u e e s p e r i m e n l a n e n el c u r s o d e un a ñ o l o s c a u s a e l t e r ­
ren o q u e a tr a v ie sa n . La c an tid ad en q u e la t e m p e r a t u r a m e d i a d e u n a
f u e n t e m e t e o r o l ó g i c o - g e o l ó g i c a e s c e d e a l a d e l a ire d e p e n d e de la p r o f u n ­
d i d a d á q u e h a n d e s c e n d i d o la s a g u a s m e t e o r o l ó g i c a s e n el i n t e r i o r s i e m ­
p r e t e m p l a d o d e la tie r r a , a n t e s d e r e a p a r e c e r b a j o la f o r m a d e f u e n t e . E s t a
diferencia c a r e c e , por c o n s i g u i e n t e , d e to d o interés c lim a to ló g ic o . Es
i m p o r t a n t e , sin e m b a r g o , para e l m e t e o r ó l o g o co n o c er estas fu e n te s,
para no co n fu n d irla s c o n las p u r a m e n te m e te o r o ló g ic a s. La te m p er a tu r a
d e las fu e n te s m e le o r o l ó g i c o - g e o ló g i c a s p u ed e tam bién a p ro x im a rse á la
m e d i a d e l a ir e p o r l o s c o n d u c t o s q u e l a l l e v a n al p u n t o e n q u e su c a lo r e s t á
m e d i d o . Las f u e n t e s h a n s i d o e x a m i n a d a s e n d i a s fijo s, c u a t r o ó c i n c o v e ­
c e s po r m e s , y se h a to m a d o c u i d a d o s a m e n t e e n c o n s i d e r a c i ó n l a a l t u r a
s o b r e e l n i v e l d e l m ar d e l pa r aje d o n d e se m e d í a la t e m p e r a t u r a a t m o s f é ­
ric a , y la a l t u r a d e c a d a u n a d e la s f u e n t e s . »
D esp ues de haber com parado y discu tid o sus o b s er v a c io n es sobre la s
f u e n t e s de M a r i e n b e r g , e l d o c t o r H a l l m a n n fu e á p a s a r el i n v i e r n o d e 1 8 5 5
á 18 o 3 e n Italia , d o n d e h a l l ó e n l o s A p e n i n o s , a l l a d o d e l a s f u e n t e s o r ­
d i n a r i a s , f u e n t e s d e un frió a n o r m a l , c o m o l l a m a á las q u e traen m a n i ­
f i e s t a m e n t e e l fr ió d e l o s p u n t o s m a s e l e v a d o s . E s t a s f u e n t e s p u e d e n c o n ­
siderarse c o m o d e r ra m a m ien to s su b terrá n eo s de l a g o s situ a d o s e n a lto y
e s p u e s t o s al aire lib r e , ó b ie n c o m o g r a n d e s m a s a s de a g u a s u b t e r r á n e a s
q u e se p r e cip ita n c o n g r a n v e l o c i d a d , á t r a v é s d e l a s fisuras y l a s q u i e ­
b r a s , para salir v i o l e n t a m e n t e bajo la f o r m a d e f u e n t e d e l p ie d e la s m o n ­
t a ñ a s . E s n e c e s a r i o , p u e s , e n t e n d e r p o r f u e n t e s d e frió a n o r m a l , l a s d e ­
m a s i a d o fr ias para la a l t u r a á q u e se a b r e n p a s o , ó , si s e q u i e r e p r e c i s a r
mas estas r e l a c i o n e s , l a s q u e b r o ta n d e un sitio d e la m o n t a ñ a m u y
p o co e le v a d o , en aten ció n á su b aja tem p eratura. E stas id e a s, e sp re sa ­
das en e l prim er lo m o de la obra de I l a l l m a n n , t i t u l a d a ; Tempera—
turverkaltnisse der Q uellen, h a n s i d o m o d i f i c a d a s p o r e l a u t o r e n e l 2 0 t o ­
m o , p. 1 8 1 -1 8 3 , p o r q u e todas las fu e n te s m e t e o r o l ó g i c a s , por a p r o x im a ­
das q u e e s t é n á la s u p e r f i c ie d e la t i e r r a , c o n t i e n e n u n a p a r t e d e c a l o r
terrestre.

(67) P á g . 1 S 6 . — H u m b o l d t , Asia Central, t. I I , p. 5 8 . S o b : e l a p r o b a ­


b i l i d a d d e la c o n j e t u r a de q u e e l C a u c a s o , q u e , e n la s c i n c o s é t i m a s p a r ­
tes de su lo n g itu d , corre entre el K a sb e g h y el E lb u ru z , del E. S. E . a l
0. N . 0 . , b a j o e l p a r a l e l o m e d i o d e 4 2 ° 5 0 ' , e s l a c o n t i n u a c i ó n d e l a falla-
v o l c á n i c a d e l A s f e r a h ( A k t a g h ) , y d e l T i a n - s c h a n , v e a s e id ., p. o í - 6 1 . L a s
d o s c a d e n a s del A sfer a h y d el T h ia n -sc h a n osc ila n e n tre lo s p a r a lelo s d e
4 0 ° 6 0 ' y 4 3 ° . L a g r a n d e p r e s i ó n a r a l o - c a s p i a , c u y a s u p e r f i c ie , s e g ú n l o s
e x a c to s c á lc u lo s de S t r u v e , e se ed e e n 1680 m illa s ge o g rá fica s cu adradas
a l á r e a d e t o d a la F r a n c i a (id. p . 3 0 9 - 3 1 2 ) , es , á m i v e r , m a s a n t ig u a
q u e l o s l e v a n t a m i e n t o s d e l A l t a i y d e l T h i a n - s c h a n . L a f a l la d e l e v a n t a ­
m ie n to de esta ú ltim a cord illera n o se ha p r o lo n g a d o á t r a v é s de e sta
v a s ta d e p r e sió n ; ú n ica m e n te se e n cu en tra a l 0 . del mar C a sp io , c o n a l­
gún c a m b io d e d irecció n y bajo el n o m b re d e C o r d i l le r a d e l C áu caso,.
pero con lo s m ism o s fe n ó m e n o s v o lcá n ic o s y traq u ítieos. E sta c o n e x io n
g e o g n ó s t ie a h a sido r ec o n o c id a por A b ic h y co n firm ad a por o b s e r v a c io ­
n e s m u y i m p o r t a n t e s . E n u n tr a b a j o s o b r e l a r e l a c i ó n del T ian -sch an y
d el C áucaso, q u e m e e n v ió aqu el gran g e g n o s la , se d ic e term in an tem en te:
«L a f r e c u e n c i a y e l p r e d o m i n i o d e c i d i d o de un sistem a de lín e a s p a ra ­
l e l a s d e d i s l o c a c i ó n y d e l e v a n t a m i e n t o , r e p a r t i d o p o r t o d a la c o m a r c a
c o m p r e n d i d a e n t r e e l P o n t o - E u x i n o y e l m a r C a s p io . c a s i e n l a d i r e c c i ó n
de E. á 0 . , d eterm ina del m od o m a s sorprendente el e j e m e d i o d e l a s
g r a n d e s c o rd illera s la titu d in a les del A s ia c e n t r a l , entre lo s sis t e m a s d e l
K o s y n r t y d e l B o l o r y el i s t m o C a u c á s i c o . El C áucaso , c u y a d ir ec ció n
m e d i a v a d e S . E . á N , E . . p a s a , e n l a p a r t e c e n t r a l d e l a C o r d i l le r a , d e l
E . S . E . al 0 . N . 0 . : y a u n a l g u n a s v e c e s t o m a l i b r e m e n t e la d i r e c c i ó n
d e E . á 0 , c o m o e l T h ia n -sc h a n . Las lin eas de le v a n ta m ie n to q u e unen
el A rarat con las m o n ta ñ a s traquíticas de D z e r lv d a g h y de K argab asar,
cerca de E r z e r u m , y c u y a s partes m e r id io n a le s lle v a n al A r g a e o , e l
S e p a n d a g h y e l Sab alan sob re un m is m o p a r a lelo , confirm an d e la m a ­
n e r a m a s s é r i a l a e x i s t e n c i a d e u n e je v o l c á n i c o m e d i o , e s d e c i r , d e l a
p r o l o n g a c i o n o c c i d e n t a l d e l T h i a n - s c h a n p o r el C á u c a s o . O tras m u c h a s -
c o r d ille r a s , q u e parlen del A sia C en tra l, s e r e ú n e n e n e sta n o t a b l e c o ­
m a r c a , y c o n f u n d i e n d o s u s m a s a s , f o r m a n f u e r te s n u d o s de m o n t a ñ a s y
m á x i m o s d e l e v a n t a m i e n t o s te r r e s t r e s .
P lin io dice (1. V I , c. 1 7 ) : « P er sse a p e l l a v e r e C a u c a s u m m on tem
G r a u c a s i m ( v a r . G r a u c a s u m , G r o u c a s i m , G r o c a s u m ) h o c e st n i v e c a n d i -
d u m . » En e s t e n o m b r e , cre ia B o h l e n r e c o n o c e r l o s s á n s c r i t o s M s , b r i ll a r ,
y gravan, r o c a , ( v é a s e m i Asia Central, t. I , p. 1 0 9 ) . S i la p a l a b r a Cauca-
sus e s , c o n e f e c t o , u n a a l t e r a c i ó n d e Graucasus, p o d r i a s u c e d e r , c o m o
d i c e C l a u s e n e n s u s i n v e s t i g a c i o n e s so b r e Jos v i a j e s d e l o (Rheinisches Mu~
seum fu r P hilo lo g ie, 3 . ° a ñ o , l S í o , p . 2 9 8 ) , qu e d icho n om b re, c a d a
u n a de c u y a s d o s p r i m e r a s s i l a b a s r e c o r d a b a a l o s G r i e g o s la i d e a d e
que m ar, significase un monte ardiente, á c u y a d e n o m i n a c i ó n se l i g a r í a
n atu ra lm en te, y c om o por si m i s m a , l a p oética l e y e n d a d e l alum ­
brador ó inventor del fuego (wvpxaii>;) . N o p u e d e negarse que m uchos m i­
tos tra en su o r ig e n de u n n o m b r e ; pero no se d e b e h a cer d eriv a r u n
m ito tan gr a n d e é im portante com o el del T y fo n C a u c á s ic o d e una
sem ejan za accid en tal de so n id o con un nom bre m al com p ren d id o.
H ay argum entos mas sérios , uno de los cuales m e n c io n a tam bién
C l a u s e n . R e s u l t a d e la a p r o x i m a c i ó n del T y fo n y del C áucaso , y d e l
form al testim on io de F erecid es d e Syros, que v iv ia en tiem p o de la
l v i i i 3 o l i m p i a d a , q u e la estremidad oriental del mundo pasaba por m ontaña
volcánica. S e g ú n el e s c o l i a s t a d e A p o l o n i o d e R o d a s (Schoike in A pollonium
ed. S c h a e ffe r i, 1813 , v . 1210 , p. 524) F erecid es d e c ia , en s u Téogonia,
« q u e T y f o n p e r se g u id o h u y ó al C á u c a s o , q u e la m o n t a n a s e i n f l a m ó ,
r efu g iá n d o se T y f o n e n It a lia , e n l a isla P i t e c u s a . » E s t a i s l a e s l a A e -
n a r i a , h o y I s c h ia , e n q u e e l E p o m e u s ( E p o p o n ) a r r o jó l l a m a s y l a v a , 9 5
años antes de nuestra era , seg ú n O bsequ en s, y m as tarde, en tie m ­
p o de T ito y D io c le c ia n o , en e l año 1 3 0 2 , s e g ú n el e x a cto te stim o n io d e
T olom eo F ia d o n i d e L u c c a , e n t o n c e s p r io r d e S a n t a M a r í a N o v e l l a .
B o e c k h , p ro fu n d o c o n o c e d o r de la a n t ig ü e d a d , m e e s c r ib ió lo q u e s ig u e :
«Es estraño qu e F erecid es rep resente á T y fo n h u y e n d o d el Cáucaso por­
q u e a r d i a , c u a n d o é l m i s m o e s el a u t o r d e l i n c e n d i o . P e r o t a m b i é n á m í
m e p a r e c e i n d u d a b l e q u e s u e s t a n c i a e n el C á u c a s o e s u n r e c u e r d o d e l a s
eru p c io n es v o lc á n ic a s de esta m o n ta ñ a .» A p o io n io de R o d a s, en el pa­
s a je d o n d e r e l a t a e l n a c i m i e n t o d e l d r a g ó n d e C o l c h o s (Argonautica, t. I I ,
v . 1 3 1 2 - 1 2 1 7 , e d . B e c k ) , c o l o c a i g u a l m e n t e e n e l C á u c a s o la roca de Ty­
f o n , s o b r e la c u a l e s t e g i g a n t e f u e h e r i d o del rayo por J ú p ite r , h ijo d e
K ron os. E s p o sib le q u e lo s torrentes de l a v a y los c rá teres-lagos de la
m e seta de K e l y , las e ru p c io n es del A rarat y d el E lbu ru z , ó la s c o rr ie n ­
t e s d e p i e d r a p ó m e z y d e o b s i d i a n a , s a l i d a s d e l o s a n t i g u o s c r á te r e s d e l
R io t a n d a g h , co rr esp o n d a n á lo s tiem p o s prehistó rico s; pero la s lla m a s q u e ,
aun h o y , brotan por c e n ten a re s á t r a v é s de las q u ieb ras d e l C á u ca so,
s o b r e m o n t a ñ a s d e 7 á 8 , 0 0 0 p i e s , lo m i s m o q u e e n v a s t a s l l a n u r a s , i n ­
d u cen fácilm en te á t o m a r la r e g i ó n m o n t a ñ o s a d e l C á u c a s o p o r un foco
tifónico.

(68) P á g . 1 8 7 . — H u m b o l d t , Asia central, t. II, p. 5 1 1 y 5 1 3 . H e h e c h o


y a n o t a r (t. II, p. 1 6 5 ) q u e E d r i s i n o h a b la d e l o s f u e g o s de B a k ú ; d o s ­
c ie n t o s a ñ o s a n te s q u e é l, en e l s ig lo X , M a ssu d i C o th b e d d in lo s d e s c r i­
b e c o n m u c h o s d e t a l l e s c o m o u n p a i s d e Nefala, e s d e c ir r ic o e n f u e n t e s
a r d i e n t e s d e n a f t a . V é a s e F r a e h n , Ibn Fozlan, p. 2 4 5 ; y , s o b r e la e t i m o ­
l o g í a d e l n o m b r e m é d i c o N afta, el D iario asiático, t. X I 1 Í, p. 124.

( 6 9 ) P á g . 1 8 8 . — E n g e l h a r d t y P a r r o l , Reise in die Krym und den Kau-


kasus, 1 8 1 5 , 1 . a p a r t e , p . 1 1 ; G cebel, Reise in die steppen der sudlichen
Musslands, 1 S 3 8 , 1 . a p a r t e , p. 2 Í 9 - 2 5 3 : 2 . a p a r t e , p. 138-1 í 5 .

( 7 0 ) P á g . 1 8 3 . — P a y e n , del ácido bórico de los Suffioni de la Toscana , e n


l o s Anales de Quím ica y de Física, 3 . a s é r i e , t. 1, 1 8 1 1 , p . 2 4 5 - 2 5 5 ; B is­
c h o f , Chemische u n d physikalische Geologie, t. I, p . 6 6 9 - 6 9 1 ; Establecimientos
ijidustriales para la estraccion del ácido bórico en Toscana, p o r el c o n d e de
L a r d e r e l , p. 8.

( 7 1 ) P a g . 1 8 9 . — M u r c h i s o n , on the ventsofhot V a p o u rin Tuscany, 1 S 5 0 ,


p . 7 . V é a n s e t a m b i é n e n la C o í e c c i o n d e K a r s t e n y d e P e c h e n , Archiv fiir
Mineralogic (t. X I II, 1 8 3 9 , p . 19), l a s o b s e r v a c i o n e s g e o g n ó s t i c a s de
H o f f m a n a n t e r i o r e s á l o s t r a b a j o s d e M u r c h i s s o n . T a r g i o n i T o z z e t t i a fir­
m a , se g ú n tra d icio n es a n tig u a s pero d ig n a s d e fe, q u e a lg u n a s de estas
f u e n t e s b o r á c ic a s q u e n o h a n c e s a d o d e b r o ta r , y a d e u n l a d o , y a d e
o t r o , h a b í a n s i d o v i s t a s e n otr o t i e m p o d u r a n t e la n o c h e , b r i l l a n t e s , e s
d e c ir , in flam ad as A fin de%a u m e n t a r el i n t e r é s g e o g n ó s t i c o de l a s r e ­
f l e x i o n e s d e M u r c h i s o n y d e P a r e t o s o b r e la n a t u r a l e z a v o l c á n i c a d e la s
f o r m a c io n e s de se r p e n tin a en Italia, record aré q u e e n el A s ia M en o r,
c e r c a d e la c i u d a d d e ü e l i k t a s c h , l a a n t i g u a F a s e l i s , s o b r e la c o s t a o c c i ­
d e n t a l d e l g o l f o d e A d a l i a , la l l a m a d e la Q u i m e r a q u e a r d e d e s d e h a c e
m u c h o s m ile s de a ñ o s , se e le v a ig u a lm e n t e d e una c o lin a situ a d a so b re
l a v e r t i e n t e d e l S o l i m a n d a g h , d o n d e s e h a n h a l l a d o s e r p e n t i n a s in sita
y p e d r u s c o s c a l i z o s . A l g o m a s a l S . , e n la p e q u e ñ a isla d e G r a m b u s a , se
d i s t i n g u e el c a l i z o s u p e r p u e s t o á la s e r p e n t i n a d e c o l o r o s c u r o . V é a s e e l
tr a b a j o r ic o en m a t e r i a l e s d e l a l m i r a n t e B e a u f o r t ( S urveyof the coasts o f
K aram ania, I S I S , p . íO y 4 8 ) , c u y o s r e s u l t a d o s h a n s i d o p l e n a m e n t e c o n ­
f i r m a d o s p o r l a s r o c a s q u e t r a jo e n el m e s d e m a y o d e 1 8 5 1 , B e r g , a r ­
t i s t a d e g r a n d e s d o t e s . V é a s e T e h i h a t c h e f f , Asia Menor, 1 8 5 3 , t. I, p . 4 0 7 .

(72) P á g . 1 8 9 . — B i s c h o f , Chemische u n d physikalische Geologie, p. 6 8 2 .

(73) P á g . 1 8 9 . — W a l t e r s h a u s c n , Physisch-geographische Skizze von Is~


lan d , 1 8 4 7 , p. 1 2 3 ; B u n s e n , ueber die Processs der vulkanischen Gesteins-
bildungen Islands, e n P o g g e n d o r f f ' s Annalen, t. L X X X I I L p. 2 5 7 .

(74) P % . 1 3 9 . — W a l t e r s h a u s c n . id ., p. 1 1 8 .
( 7 5 ) P a g . 1 9 1 . — H u m b o l d t y G a y - L u s s a c . Memoria sobre el análisis del
aire atmosférico, e n e l D iario de Física d e L a m c t h e r i e , t. L X , a ñ o x m ,
p . 1 5 1 ( r e i m p r e s o e n l a s Misceláneas de Geología y de Física general, t. I,
p. 372).

(7 6) P á g . 19 1. — «A crib o de visitar c o n e m o c io n u n lu g a r q u e h a b é is
h e c h o c o n o c e r h a c e c i n c u e n t a a ñ o s . EL a s p e c t o d e l o s p e q u e ñ o s v o l c a n e s
■de T u r b a c o e s tal c o m o lo h a b e i s d e s c r it o : e l m i s m o l u j o d e v e g e t a c i ó n ,
e l m i s m o n ú m e r o y l a m i s m a f o r m a d e l o s c o n o s de a r c i l l a , l a m i s m a
e y e c c ió n de m ateria líq u id a y c e n a g o sa ; solo está c a m b ia d a la n a tu r a le ­
z a d e l c a s q u e d e a l l í se d e s p r e n d e . L lev a b a c o n m ig o , se g ú n los c o n ­
s e j o s d e n u e s t r o c o m ú n a m i g o B o u s s i n g a u l t , l o d o l o n e c e s a r i o pa ra el
a n á lis is q u ím ic o d e las e m a n a c io n e s g a s e o s a s , a u n para h a c e r un a m e z ­
c l a f r ig o r íf i c a c o n e l o b j e t o d e c o n d e n s a r el v a p o r d e a g u a , p u e s q u e se
m e e s p r e s ó la d u d a d e q u e c o n e s t e v a p o r h a b i a p o d i d o c o n f u n d i r s e e l
-ázoe. P e r o n o n e c e s i t é e s t e a p a r a t o p a r a n a d a . D e s d e m i l l e g a d a á l o s
Volcancitos e l o l o r p r o n u n c i a d o de b e tú n m e p u s o e n l a s e n d a , y co­
m e n c é p o r e n c e n d e r el g a s s o b r e e l o r if i c i o m i s m o d e c a d a p e q u e ñ o c r á ­
ter. A p e r c íb e s e h o y aun e n la s u p e r f i c ie d e l l íq u i d o que se elev a
por in term iten cia . un a p e líc u la d e lg a d a d e p e tr ó le o . E l g a s r e c o g id o
arde todo s i n r e s id u o d e á z o e (?) y sin d e p o s i t a r azufre (al c o n t a c t o d e la
atm ósfera). A sí, l a naturaleza del fenómeno ha cambiado completamente des­
de vuestro viaje, á menos de a d m itir un error de observación , j u s t i f i c a d o p o r
e l estado m e n o s a d e la n ta d o de la q u ím ic a e sp e r im e n ta l en a q u ella é p o ­
c a . N o d u d o y a a h o r a de q u e l a g r a n e r u p c i ó n d e Galera Zamba, q u e i l u ­
m i n ó e l p a i s e n u n r a d i o d e 1 0 0 k i l ó m e t r o s , e s u n fenómeno de Salsas
d e s e n v u e lt o en g r a n d e e s c a la , p u e s q u e e x is te n allí c en ten a re s de p e q u e ­
ñ o s c o n o s q u e v o m i t a n a r c i l la s a l a d a , s o b r e u n a s u p e r f i c ie d e m a s d e
4 0 0 l e g u a s c u a d r a d a s . M e p r o p o n g o e x a m i n a r l o s p r o d u c t o s g a s e o s o s de
lo s conos de T u b ará . q u e son la s salsas mas alejadas de vu e str o s
Volcancitos de T u r b a c o . S e g ú n l a s m a n i f e s t a c i e n e s p o d e r o s a s q u e h a n
hecho d e s a p a r e c e r u n a p a r t e d e la p e n í n s u l a d e G a le r a Zam ba, con­
v e r t i d a e n i s l a , y d e s p u e s d e l a a p a r i c i ó n d e o tr a i s l a n u e v a s a l i d a d e l
lo n d o del cerca n o m ar en 1 3 4 8 y otra v e z s u m er jid a , h e lle g a d o á creer
q u e c e r c a d e G a le r a Z a m b a , al 0 . d e l d e l t a d e l R i o M a g d a l e n a , e s d o n d e
s e h a l l a el p r i n c ip a l f o c o d e l f e n ó m e n o d e l a s s a l s a s de l a p r o v i n c i a d e
C a r t a g e n a . » ( E s t r a d o d e u n a c a rta q u e m e e s c r i b i ó d e s d e T u r b a c o e l
ceronel A costa, el 21 de diciem b re de 1 8 5 0 ) .— V éase ta m bién M o sq u era ,
Memoria política sobre la Nueva Granada, 1 8 5 2 , p. 7 3 , y G i s b o r n e , the Isth-
mus o f Üarien, p. 4 8 .

(77) P á g . 1 9 1 . — D u r a n t e el t i e m p o d e m i esp ed icion á A m é ric a , he


s e g u i d o r e l i g i o s a m e n t e e l c o n s e j o de V a u q u e l i n , c o n e l q u e h e t r a b a j a d o
a l g ú n t i e m p o a n t e s de p a r t ir p a r a m i s v i a j e s , c u y o s c o n s e j o s c o n s i s t í a n
e n e sc r i b i r e l m i s m o d i a d e l a o b s e r v a c i ó n y c o n s e r v a r e l d e t a l l e de cada-
e s p e r i e n c i a . E s t r a d o lo q u e s i g u e d e m i D i a r i o , f e c h a d e l 1 7 y d e l I S d e ­
a b r i l d e 1 8 0 1 : . « P u e s to q u e e l g a s t r a t a d o p o r e l f ó s f o r o y e l g a s n i t r o s o
n o h a d a d o m a s q u e 1 por 1 0 0 d e o x í g e n o , y con el a g u a d e c a l solo-
2 p o r 1 0 0 d e á c i d o c a r b ó n i c o , m e p r e g u n t o l o q u e s o n l a s o t r a s 97 p a r ­
tes. P r im e r a m e n te su p u se la e x is te n c ia d el h id r ó g e n o carbonado é h i­
d r ó g e n o s u l f u r a d o ; p e r o n o s e d e p o s i t a a z u f r e al c o n t a c t o d e l a a t m ó s -
r a , e n lo s p e q u e ñ o s b o rd es del cráter, y el o lfa to no rev ela b a n in g ú n
in d ic io de h id r ó g e n o su lfu ra d o . P o d ía creerse q u e e sta parte d e s c o n o c i­
d a e ra á z o e p u r o , p o r q u e c o m o s e h a d i c h o a n t e s , una b u jía encendida no-
causaba inflam ación. P e r o l o s a n á l i s i s q u e h e h e c h o e n o t r o t i e m p o d e l o s
f u e g o s g risu s m e h a n e n se ñ a d o q u e el h id ró g e n o lig ero y puro de todo
á c i d o c a r b o n i c o , q u e s e e n c o n t r a b a e n la p a r t e s u p e r i o r d e u n a g a l e r í a ,
le jo s de e n c e n d e r s e , a p a g a b a la lu z d el m in e r o , m ien tra s q u e e sta lu z e r a
c la ra en la s p a r le s bajas, d o n d e el aire se h a lla b a c a rg a d o d e u n a c a n ­
tidad c o n sid e r a b le de á z o e . P u e d e p u e s d e d u cir se d e aqu í q u e el resto
del g a s d e l o s V o l c a n c i t o s e s ázoe, c o n cierta cantidad de hidrógeno, q u e
n o p o d e m o s h a s t a e l p r e se n te d ete rm in a r . ¿E xistirá bajo lo s V o l c a n c it o s
e l m i s m a e s q u i s t o b i t u m i n o s o q u e h e v i s t o m a s al 0 . , á o r i l l a s d e l Rio-
S i n u ? ¿ó b i e n h a y a l l í m a r g a y a l u m i n i o ? ¿ P u e d e e l a i r e p e n e t r a r p o r
sitio s r esq u e b r a ja d o s en c a v e r n a s fo r m a d a s por las a g u a s , y d e s c o m p o ­
n e r s e p o r e l c o n t a c t o c o n la tier ra a r c i l l o s a d e g r i s n e g r o , c o m o e n las.
m i n a s a b i e r t a s e n m e d i o de l a a r c i l l a b i t u m i n o s a d e H a l l e i n y d e B e r c h t -
h o ld s g a d e n , d on d e la s e sc a v a c io n e s se lle n a n de g a s q u e a p a g a n la s
l u c e s ? ¿ó la t e n s i ó n d e l o s g a s e s e l á s t i c o s q u e s a l e n con im petuosidad
cerrarían el a c ce so al aire a tm o sfé ric o ? » T a les son la s c u e s t io n e s q u e m e
propuse en T urbaco h a c e c in cu en ta y tres a ñ o s . S e g ú n la s ú lt im a s o b ­
s e r v a c i o n e s d e V a u v e r t d e M e a n ( 1 8 5 4 ) , el g a s q u e s e e s c a p a h a c o n s e r ­
v a d o c o m p l e t a m e n t e s u p r o p i e d a d i n f l a m a b l e . E l v i a j e r o h a t r aíd o m u e s ­
tras d e l a g u a q u e l l e n a l o s p e q u e ñ o s c r á t e r e s d e l o s V o l c a n c i t o s . B ous-
s i n g a u l t h a o b s e r v a d o e n e l l a s , q u e p o r c a d a l i t r o e x i s t e n 6 , o 9 g r a m o s de^
sal o r d in a r ia , 0 ,3 1 de c a rb o n a to d e so s a , 0 , 2 0 d e su lfa to de s o s a . E l a n á ­
lisis h a r ev e la d o ta m b ién in d ic io s de borato d e s o s a y de y o d o . D espues.
de un e x á m e n e o n el m ic r o sc o p io del y o d o d e sp ed id o por el v o lc a n ,.
E h r e n b e r g n o h a h a l l a d o e n él n i n g u n a p a r t í c u la d e c a l ni n i n g u n a e s -
corificacion , sin o g r a n o s de cuarzo m e z c la d o s c o n p e q u e ñ a s h o ja s de
m ica y m e n u d o s prism as c ristalizad os de v e r d e m ar n e g r o , c o m o se e n ­
c u e n t r a n f r e c u e n t e m e n t e e n la to b a v o l c á n i c a . T a m p o c o se h a v i s t o v e s ­
t i g i o a l g u n o d e e s p o n j a s de s í l i c e n i d e i n f u s o r i o s p o l i g á s t r i c o s , n a d a e n
fin que a n u n cia se la p ro x im id a d del mar ; sin o b astan tes resto s d e
d ic o tile d ó n e a s, y e r b a s y liq ú e n e s q u e record aban las partes con stitu tivas,
d e la M o y a d e P e l i l e o . S a i n t e - C l a i r e D e v i l l e y B o r n e m a n n , e n s u s pre--
c i o s o s a n á l i s i s d e l a Macalube d i Terrapilata h a l l a r o n q u e e l g a s a r r o j a d o
a l e s t e r io r c o n t i e n e 0 , 9 9 d e h i d r ó g e n o c a r b o n a d o ; m i e n t r a s q u e e l q u e
s e e l e v a e n e l A gua Sania d i Lim osina, c e r c a d e C a t a n a , h a s u m i n i s t r a d o ,
c o m o o t r a s v e c e s T u r b a c o , 0 . 9 8 d e á z o e , sin n i n g ú n v e s t i g i o d e o x í g e n o .
V éanse l a s Memorias d é la Academia de Ciencias, t. XLI1I, 1 8 5 6 , p . 361.
y 366.

(7S) Pág. 19 2 .— H u m b o ld t, Vistas de (as Cordilleras y Monumentos de


los pueblos indígenas de la América, p . 2 3 9 . E l m a g n í f i c o dibujo de l o s
V o lc a n c ito s de Turbaco, qu e ha se r v id o de m o d e lo al g r a b a d o , es de
m i c o m p añ ero de viaje R ie u x . S o b re el a n tig u o T aruaco de io s prim eros
t i e m p o s d e la Conquista e s p a ñ o l a , v é a s e H e r r e r a , t . 1, p. 2 5 1 .

(79) P ág. 1 9 3 . — Carta de J o a q u í n A c o s t a á B e a u m o n t , en la s Memo­


rias de la Academia de Ciencias, t. X X I X , 1 7 4 9 , p. 5 3 0 - 5 3 4 .

(80) P á g . 1 9 4 . — E n e l Asia central, ( t. II, p . 5 1 9 - 5 1 0 ) , o r d i n a r ia m e n t e ,


s e g ú n e s t r a d o s d e o b r a s c h i n a s h e c h o s p o r K la p r o t h y J u l i e n . E l anti­
g u o m é to d o c h in o de a fo r a m ie n to por m e d io d e una c u e rd a , q u e se h a
p u esto en prá ctica m u c h a s v e c e s de 1 83 0 á 1 8 4 2 , y a lg u n a s d e e lla s c o n
é x i t o en la s h u lle r a s d e B é lg ic a y A le m a n ia , fue y a descrito en el si­
g l o X V I I , en la N arración del em b a ja d o r h o la n d é s v a n H o o rn , c o m o h a
h e c h o ver Jobard. E l m isio n e r o francés lm b e rt, q u e h a resid id o t a n t o s
a ñ o s en K ia - t in g f u , e s, sin e m b a r g o , el q u e h a dad o lo s mas exactos
d e ta lle s sobre el m é to d o de a foram ien to aplicado á la s fu e n te s de fu e g o
( H o t s i n g ) . V é a n s e l o s Anales de la Asociación de la Propagación déla fe, 1 S 2 9 ,
p . 269-3S1.

(81) P á g . 1 9 5 . — S e g ú n e l a n á l i s i s d e D i a r d ( v é a s e Asia central, t. II ,


p . 5 1 5 ) . A. m a s d e l o s v o l c a n e s c e n a g o s o s d e D a m a k y de S u i a b a y a , h á ~
l l á n s e e n o t r a s i s l a s d e l A r c h i p i é l a g o i n d i o l o s de P u l u - S e m a o , P u l u -
K a n t b i n g y P u l u - R o t i . V é a s e J u n g h u h n , Ja v a , seine Gestalt und Pflanzen-
decke, 1 8 5 2 , 3 . a p a r t e , p . 8 3 0 .

(8 2 ) P á g . 1 9 5 . — J u n g h u h n , id ., 1 .a p a r t e , p. 2 0 1 ; 3 . a p a r t e , p . 8 5 4 - 8 5 8 .
L a s g r u t a s d e l P e r r o de l a i s l a d e J a v a , q u e p r o d u c e n m e n o r e f e c t o , s e
d e s i g n a n c o n l o s n o m b r e s d e Gua-Upas y d e Gua-Galan. Gua e s la p a l a b r a
s a n s c r i t a g u h á , q u e s i g n i f i c a gruta. N o p u e d e h a b e r d u d a s o b r e la i d e n ­
t i d a d d e l a grotta del C añe, c e r c a d e l lago d i Agnano, c o n l a q u e P l i n i o h a
d e s c r it o (1. I I , c. 9 3 ) , h a c e d i e z y o c h o s i g l o s : « In a g r o P u t e o l a n o , .
C h a r o n e a s c r o b i s m o r t i f e r u m s p ir i t u c x h a l a n s . » P u e d e , p u e s , e s t r a ñ a r s e -
c o n S c a c c h i (Mem. geolog. sulla Cam pania, 1 8 4 9 , p . 4 8 ) q u e u n f e n ó m e n o
tan m í n i m o c o m o e l d e p ó s i t o r e n o v a d o de u n a p e q u e ñ a c a n t i d a d d e g a s
ca rb ó n ico h a y a p o d id o m a n te n e rse sin c a m b io y sin p e r tu r b a c ió n en u n
(8 3 ) P á g . 1 9 6 . — B l u m e , R u m p 'iia aire Commentationes botanicie, t. I,
1 8 3 ü , p. Í7 -5 9 .

( S í ) P á g . 1 9 7 . —H u m b o l d t , Ensayo gcognóstico sobre el yacimiento de las


focasen ambos hemisferios, 1 S 2 3 . p. 7 6 : B o u s s i n g a u l t . e n l o s Anales de Q u í­
mica y F ís ic a , t. 5 2 , 1 S 3 3 , p. 11.

(S5) Pág. 1 9 7 . — V é a n s e s o b r e l a a l t u r a d e A l a u s i , e n e l Cerro C u e l l o ,


cerca de T icsan , m is Observaciones astronómicas, t. I, p. 311 ( n i v e l a c i ó n
barom étrica n ú m . 2 0 6 ) .

(86) P ág. 1 9 7 . — -«La e x i s t e n c i a d e u n a fuente de nafta s a l i e n d o d e l


f o n d o d el m ar de un m ic a s q u isto g r a n a tífer o , y esp a r c ie n d o , s e g ú n e s -
p r e s i o n d e O v i e d o , h i s t o r i a d o r d e la C o n q u i s t a , c i e r t o l í q u i d o r e s i n o s o ,
arom ático y m e d ic in a l, es un h e c h o en estrem o n o ta b le . T o d a s las q u e
s e c o n o c e n h a s la a q u í p e r t e n e c e n á la s m o n t a ñ a s s e c u n d a r i a s , y e s t e
y a c i m i e n t o p a r e c i a c o n f i r m a r la i d e a d e q u e t o d o s l o s b e t u n e s m i n e r a l e s
s e d e b e n á l a d e s t r u c c i ó n d e l a s m a t e r i a s v e g e t a l e s y a n i m a l e s , ó á la
c o m b u s t i ó n d é l a s h u l l a s ( v e a s e H a t c h e l t , e n l a s T ransad, o f the Linnaean
Societjj , 1 7 8 9 , p . 1 2 9 ) . E l f e n ó m e n o d e l g o l f o d e C a r ia c o a d q u i e r e m a ­
y o r i m p o r t a n c i a , al r e c o r d a r q u e e l m i s m o t e r r e n o l l a m a d o p r i m i t i v o e n ­
c ie r r a f u e g o s s u b t e r r á n e o s ; q u e . e n e l ‘b o r d e d e l o s c r á t e r e s e n e r u p c i ó n ,
e l olor de petróleo s e d e j a s e n t i r d e t i e m p o e n t i e m p o (p o r e j e m p l o e n l a
eru p ción del V e s u b io , en 1 8 0 o , cuando el v o lc a n la n za b a e s c o r i a s ) , y
q u e la m a y o r parte de la s fu e n te s c á lid a s d e la A m é r ic a m e r id io n a l s a ­
le n d el gra n ito ( la s T r in c h e r a s, cerca de P o r t o c a b e llo ) d el g n e is y e s ­
q u i s t o - m i c á c e o . M a s al E s t e d e l m e r i d i a n o d e C u m a n a , d e s c e n d i e n d o d e
La S ie r r a d e M e a p i r e , s e e n c u e n t r a p r i m e r a m e n t e la tierra h u e c a q u e ,
d u ran te lo s g r a n d e s terrem otos de 1766, h a d e sp ed id o asfalto e n v u e lto
e n p e tróleo v i s c o s o ; y m a s a llá de este terren o , in finidad de fu entes
c á l i d a s h i d r o s u l f u r o s a s . » ( H u m b o l d t , Relación histórica del viaje á las re­
giones equinocciales, I. I , p . 1 3 6 , 3 1 4 , 3 57 y 5 Í7 )

(87) P á g . 2 0 1 . — Cosmos, t. I , p. 2 1 3 .

(S8) P á g . 2 0 2 . — S t r a b o n , 1. 1, p. 5 8 , e d i c i ó n de C asaubon. E l e p í­
t e t o Si¿icvpo; p r u e b a q u e no se tr a ta a q u í d e v o l c a n e s d e l o d o . E n el p a ­
sa je d o n d e P la tó n a lu d e á esío s v o l c a n e s , en sus fa n ta sía s g e o g u ó s t i c a s .
m e z c la de m ilo s y o b s e r v a c io n e s r eales, d ic e t e r m in a n te m e n te , en o p o s i-
c i o n al f e n ó m e n o q u e S t r a b o n h a d e s c r i t o , vypov nuorafíoí. H e ha­
b l a d o e n otr a o c a s i o n d e l a s p a l a b r a s - x ^ ó ; y pva£ a p l i c a d a s á l a s e r u p ­
c i o n e s v o l c á n i c a s (C o r n o s , t. I. p . 4 1 5 n o t a 2 5 ) . M e l i m i t a r é á r e c o r d a r
a q u í o tr o p a s a j e d e S t r a b o n ( I . V I , p. 2 6 9 ) , d o n d e c a r a c t e r i z a c o n t o d a
c la r i d a d l a l a v a q u e se e n d u r e c e , c o n l a s e s p r e s i o n e s d e ttíjAoí ^¿Xa?. L é e s e
en s u d e sc r ip ció n del Etna : « E l t o r r e n te i n f l a m a d o ( p ú * 4 ) , a l s o l i d i f i ­
c a r s e ; p e t r if i c a la s u p e r f i c ie d e la T ie r r a h a s t a u n a p r o f u n d i d a d b a s t a n t e
c o n s i d e r a b l e para q u e a q u e l q u e q u i e r a d e s c u b r i r l a t e n g a q u e h a c e r u n
tr a b a jo d e c a n t e r o . P u e s q u e la s r o c a s e s t á n f u n d i d a s e n l o s c r á t e r e s a n ­
tes d e se r e s p u l s a d a s d e e l l o s , e s n a t u r a l q u e la m a te r i a e n f u s ió n q u e s e
e s c a p a d e la c u m b r e y c o r r e á l o l a r g o de la m o n t a ñ a s e a u n a m a s a n e ­
g r a . y p a s t o s a ( n r¡kó<;) q u e , al e n d u r e c e r s e , s e c o n v i e r t e e n p i e d r a m o l a r
y g u a r d a su c o l o r p r i m i t i v o . »

( 8 9 ) P á g . 20:3.— Cosmos, 1 . 1 , p. 417 n o ta 2 8 .

( 9 0 ) P á g . 2 0 3 . — B u c h , ueber basaltische Inseln und Erhebungskrater, e n


jos Abhandlungen der KcenigL Ahademie der W tssenschaftcn zu B e rlin , a ñ o s
1 8 1 8 y 1 8 1 9 , p . o í . V é a s e t a m b i é n d e l m i s m o : Physicalische Beschreibunr/-
der Canarischen Inseln, 1 8 2 o , p . 2 1 3 , 2 6 2 , 2 8 4 , 3 1 3 , 3 2 3 y 3 4 1 . E s t a o b r a
que ha s e ñ a la d o en la h isto ria d e l c o n o cim ien to fe n ó m e n o s volcán i­
c o s , es e l fr u to d e l v i a j e q u e B u c h h i z o á M a d e r a y á T e n e r i f e , d e s d o
p r i n c i p i o s d e abril h a s t a fin d e o c t u b r e d e IS l o ; p e r o N a u m a n n , e n s u
Lehrbuch der Geognosie, r e c u e r d a c o n r a z ó n q u e l a t e o r í a de l o s cráteres de
levantamiento y l a d i f e r e n c i a e s e n c i a l q u e l o s d i s t i n g u e d e l o s v o l c a n e s
p r o p ia m e n te d ic h o s fu e r o n y a e n u n c ia d o s en cartas escritas d e sd e A u -
v e r n i a e n 1 8 0 2 p o r B u c h , c o n o c a s i o n d e la d e s c r i p c i ó n d e l M o n t - D o r e
(Geognostiche Beobachtungen a u f Reisen durch Deutschland und Italien , t. II,.
j j . 2 8 2 ) . L as A z o r e s form an c o n lo s tres cráteres de le v a n t a m ie n t o d e
l a s i s l a s C a n a r i a s , G ran C a n a r i a , T e n e r i f e y P a l m a , m a t e r i a pa r a c o m ­
p a r a c io n es m u y in str u c tiv a s. L os e sc e le n te s m a p a s del cap ita n V i d a l ,
c u y a p u b l i c a c i ó n d e b e m o s al A l m i r a n t a z g o i n g l é s , d a n á c o n o c e r l a s i n ­
g u la r con stitu ción g e o ló g i c a de e sta s isla s. E n la d e S a n M ig u e l está
s i t u a d a la i n m e n s a Caldeira das sete C idades, c r á te r d e l e v a n t a m i e n t o qu<í
e n c i e r r a , á u n a a l t u r a d e 8 1 2 p i e s , d o s l a g o s : l a Lagoa grande y l a Lagoa
a z u l, y s e h a f o r m a d o c a si á l a v i s t a d e C a b ra l e n 1 4 5 í . L a Caldeira de
Corvo, c u y a p a r te s i t u a d a f u e r a d e l a g u a á 1 , 2 0 0 p i e s d e a l t u r a , e s c a s i
i g u a l e n c i r c u n f e r e n c i a á la Caldeira das sete Cidades. L o s c r á t e r e s d e l e ­
v a n t a m i e n t o d e F a y a l y d e T e r c e i r a p r e s e n t a n u n a a l t u r a c a s i t r ip le . A
la m ism a c la se de fe n ó m e n o s e r u p tiv o s p e r ten ec en los inn u m erab les le­
vantam ientos que se h a n v is to aparecer, e n a lg u n o s dias so la m e n te ,
e n 1 6 9 1 , a l r e d e d o r de l a i s l a d e S a n J o r g e ; e n 1 7 o 7 , a l r e d e d o r d e l a do.
San M ig u el. H em os m en cio n a d o y a (Cosmos, t. I , p. 2 2 1 ) el h i n c h a -
m ien to p erió d ico del le c h o d e l m a r , q u e , á un a m illa g e o g rá fica p r ó x i­
m a m e n t e h á c i a el 0 . d e l a Caldeira das sete Cidades, h a h e c h o s u r g i r l a
isla m as co n sid e r a b le y m e n o s efím era de S a V i n a . P u ed e c on su ltarse,
s o b r e e l c rá te r d e l e v a n t a m i e n t o d e l A s t r u n i , e n l o s c a m p o s F l e g r á n e o s ,
y sob re la m a sa traq u ítica le v a n t a d a en el centro de este cráter, c o m o
u n a c o l i n a e n f o r m a d e c a m p a n a c e r r a d a , á B u c h , e n l o s Annalen d e P o g -
g e n d o r f f , t. X X X V I I , p. 17 1 y 1 8 2 . R o c c a M onfina es u n m a g n ífico
cráter de l e v a n t a m ie n t o , del c u a l h a d a d o A b ic h la m e d id a y el dibujo
(véase Geologische Beobachtungen über die vulkanischen Erscheinungen in
lin te r und. M ittel-Italien, 1 8 4 1 , t. I , p . 1 1 3 , l á m . 2 . a )

( 9 1 ) P á g . 2 0 o . — S a r t o r iu s u n d W a l t e r s h a u s e n , Physisch-geographisehe
'Skizze' von Js la n d , 1 S 4 7 , p . 1 0 7 . ' •

( 9 2 ) P á g . 2 0 5 . — Cosmos, 1 . 1 , p . il 6.

( 9 3 ) P á g . 20G .— Ilá se a g it a d o m u c h o el p r o b le m a rela tiv o á sa b er la


l o c a l i d a d d e l a l l a n u r a d e T r e z e n a ó d e la p e n í n s u l a d e M e t a n a á q u e s e
r e fi e r e l a d e s c r i p c i ó n d e l p o e t a r o m a n o . j\1í a m i g o R o s s , q u e h a a d ­
q u ir id o po r su s n u m e r o s o s v ia j e s u n c o n o c im ie n t o p r o fu n d o de la g e o ­
g r a fía a n tig u a y d e tod a la a n tig ü e d a d g r ie g a , cree q u e los a lre d e d o r es
d e T r ez en a no presen tan n in g u n a lo ca lid a d a n á lo g a á la co lin a en form a
d e v e j ig a , y q u e O v id io h a c o lo c a d o en esta lla n u r a por u n a lic e n c ia
p o ética el fen óm en o que d esc r ib e p or otra parte con tanta verdad.
R o s s m e e sc rib ia lo q u e sigu e , en noviem bre de 1845: « A l S. de la
p en ín su la de M eta n a y a l E. d e l a l l a n u r a d e T r e z e n a , s e h a l l a l a i s l a
Ivalauria, en c u y o te m p lo d e X ep tu n o se r e fu g ió y d ió m u erte D e m ó s t e -
n e s , perseguido por lo s M a c e d o n io s . La m o n ta ñ a c aliza de K a la u ria
está separada de la costa por u n estrecho brazo de m a r (ñopos) , d e
d o n d e l a c iu d a d y la i s l a h a n t o m a d o su n o m b r e m o d e r n o . E n m e d i o
d e l estre c h o se v é u n a isleta c ó n ic a , c u y a fo r m a es m u y se m e ja n te á la
d e un h u e v o cortad o en d o s en s u lo n g it u d , y q u e está u n id a á K a la u ria
p o r u n d i q u e b a j o , h e c h o q u i z á p o r la m a n o d e l h o m b r e . E s t a i s l a e s
■ e s e n c i a lm e n t e d e o r i g e n v o l c á n i c o , y s e c o m p o n e d e t r a q u i t o d e u n a m a ­
r i l l o g r i s y d e u n r ojo a m a r i l l e n t o , m e z c l a d o d e l a v a y e s c o r i a , c a s i s i n
v e s t i g i o de v e g e t a c i ó n . E n esta isla e stá situ a d a la ciu d a d m o d e r n a d e
P o r o s , s o b r e e l t e r r e n o d e l a a n t i g u a K a l a u r i a . La f o r m a c i o n 'de l a i s l a
-es e n t e r a m e n t e a n á ' o g a á l a d e l a s v o l c á n i c a s d e o r i g e n m a s r e c i e n t e .
<lel g o l f o d e T e r a , h o y S a n t o r i n . O v i d i o , e n s u p o é t i c a d e s c r i p c i ó n , h a
im it a d o p r o b a b le m e n te u n m o d e lo g r ie g o ó rep ro d u c id o un a a n t ig u a l e ­
y e n d a .» V ir le t, m iem b ro de la E sp ed icio n científica francesa, h a e m it i­
d o l a o p i n i o n d e q u e e s t e l e v a n t a m i e n t o v o l c á n i c o n o e ra o t r a c o s a q u e
u n acrecentam ien to q u e a b u ltó la m a s a t r a q u í l i c a d e l a p e n í n s u l a d e
M eta n a . E ste c re cim ien to se h a lla á la estrem id ad N . 0 . de la p e n ín su la ,
e n el sitio d on d e la piedra n e g r a y c alcin ad a lla m a d a K a m m en i-p etr a , y
s e m e ja n te á los K a m m e n i q u e se o b s e r v a n cerca de S a n to r in , d e sc u b re
u n o r i g e n m a s r e c i e n t e . P a u s a n i a s n o s h a t r a s m i t i d o la l e y e n d a d e l o s
h a b i t a n t e s d e M c t a n a , s e g ú n la c u a l h a b í a n s a l i d o l l a m a s d e la tier ra e n
l a c o s t a s e t e n t r i o n a l , a n t e s d e l a a p a r i c i ó n d e las a g u a s t e r m a l e s s u l f u ­
r o s a s c u y a c e l e b r i d a d se h a c o n s e r v a d o h a s t a n u e s t r o s d i a s . V é a s e C u r-
t i u s , Peloponnesos, l . I, p . 4 2 y 5 6 . S o b r e e l p e r f u m e , i m p o s i b l e d e d e f i ­
n i r , q u e e n S a n t o r i n s u c e d i ó e n el m e s d e s e t i e m b r e d e 1 6 5 0 , al o l o r
d e s a g r a d a b l e del a z u f r e , v é a s e R o s s , Reisen a u f den griech. Insctn dea
jEgceischen Meeres, t. I, p. 1 9 6 . S e p u e d e t a m b i é n co n su lta r sob re el o lo r
d e ñ a f i a q u e e x h a l a b a n l o s v a p o r e s d e l a l a v a e n l a i s l a de U m n a k ,
ap arecida en 1796 en m e d i o de l a s i s l a s A l e u t i c a s , á I v o t z e b u e , Entdec-
kungs-Reise, t. II, p. 4 6 , y B u c h , Descripción física de las islas Canarias,
p. 4 5 8 de la tr a d n c c io n fr a n c esa .

(9 4 ) P á g . 2 0 6 . — La c u m b r e m a s e le v a d a de lo s P ir in e o s, el pico d e
N e t h o u , q u e form a parte del g ru p o de M a la d etta ó M a la h itta , h a sid o
m e d id o tr ig o n o m étr ic a m en te dos veces: tien e, se g ú n R c b o u l. 10 ,7 3 7 p ie s
( 3 , 4 8 l m ) , y s e g ú n Cora bo euf, 1 0 , 4 7 8 p i e s ( 3 , 4 0 4 m ) , C u e n t a , p u e s , 1 , 6 0 0
p ie s m e n o s q u e el m o n te P e lv o u x de lo s A lp e s fr an ceses, cerca de B r ia n -
« o n . D esp ues del pico de N e t h o u , v i e n e n , en lo s P ir in e o s , el p ic o P o se ts
/> E r i s t , y e n e l g r u p o d e l M a r b o r é , e l M o n t e - P e r d i d o y el C i l in d r o .

( 9 5 ) P á g . 2 0 6 . — V é a s e Memoria p ara la descripción geológica de F ra n c ia ,


t . II , p. 3 3 9 . V é a n s e s o b r e l o s Valleys o f elevalion, y l o s encirling ridges d e
l a f o r m a c i o n s i l ú r i c a , l a s e s c e l e n t e s d e s c r i p c i o n e s d e M u r c h i s o n (the Si-
lu ria n System, 1 . a p a r t e , p . 4 2 7 - 4 4 2 .

( 9 6 ) P á g . 2 0 7 . — B r a v a i s y M a r t i n s , Observaciones hechas en la cumbre


y en la gran meseta del Mont-Blanc, e n e l A n u ario meteorológico de Francia
fa ra 1 3 5 0 . p. 131.

( 9 7 ) P á g . 2 0 8 . — Cosmos, t. I V , p . 1 5 2 . H e v i s i t a d o l o s v o l c a n e s deL
E i f e l d o s v e c e s , y e n d i f e r e n t e s é p o c a s d e i d e s a r r o l l o de l o s e s t u d i o s
. g e o l ó g i c o s , á f i n e s d e l a ñ o d e 1.794 y e n el m e s d e a g o s t o d e 1 8 4 5 . L a
prim era h e esp lorad o los alred ed ores del la g o Laach y de la abad ía,
que e n to n c e s estaba aun h a b itad a por m o n je s; la s e g u n d a los alre­
d e d o r e s d e B e r t r i c h , e l M o s e n b e r g y l o s Maars ó c r á t e r e s d e e s p l o s i o n
q u e e x i s t e n c e r c a de d i c h o s p u n t o s . N o h e p o d i d o c o n s a g r a r m a s q u e
-algunos dias á c a d a u n a d e estas e sc u r sio n e s. P er o c o m o e n m i s e g u n d o
v i a j e , t u v e la f o r t u n a d e a c o m p a ñ a r á mi í n t i m o a m i g o D c c h e n , D i r e c t o r
g e n e r a l de M in a s, h e p o d id o lib r e m e n t e a p r o v e c h a r , g racias á u n a co r­
r e s p o n d e n c i a d e m u c h o s a ñ o s y á l o s t r a b a jo s m a n u s c r i t o s q u e m e h a
pu esto de m anifiesto , las o b s e r v a c io n e s d e este e m in en te g e o g n o s ta .
H e in d icad o fr ecu en tem en te por c o m illa s, s e g ú n m i c o stu m b re, lo s p a ­
s a j e s q u e h e t o m a d o de e s t a s n o t a s .
( 9 8 ) Pag-. 2 0 S . — D e c h e n , Geognostische (Jebersicht der Umgegcnd von Bad
B ertrich, 1 8 4 7 , p. 1 1 - 5 1 .

( 9 9 ) P á g . 2 0 3 . — V é a s e S t e n g e l , e n N c e g g e r a t h , das Gebirge von Rhein-


land u n d Westphalen, p . 7 9 . V é a n s e tam bién las escelen tes esp lica c io -
n e s r e l a t i v a s á l o s v o l c a n e s d e l E i f e l y al e s t a n q u e d e N e u w i e d , que-
O eynhausen ha a ñ a d id o á su m ap a g e o g n ó stic o del la g o de Laach
( 1 8 4 7 , p. 3 4 , 3 9 y 4 2 ) . S o b r e l o s Maars ó c r á t e r e s d e e s p l o s i o n , v é a s e
S t e i n i n g e r , Geognostische Beschreibung der E ifel, 1 8 5 3 , p . 1 1 3 . S u p r i m e r
t r a b a j o , y a m u y m e r i t o r i o , die erloschenen Vulkane in der E ifel und am
Nicdcr-Rhein, e s d e l a ñ o 1 8 2 0 .

( 1 0 0 ) P á g . 2 1 1 . — La l e u c i t a , s e m e j a n t e á la d e l V e s u b i o , á la d e l a
R o c c a di P a p a , e n la s m o n t a ñ a s d e A l b a n o , á l a d e V i t e r v o y á l a d e l a
R o c c a M onfina, q u e, s e g ú n P illa , tie n e a lg u n a s v e c e s u n e sp e so r de m a s
d e 3 p u l g a d a s , y s e h a l l a e n la d o l e - i t a d e l I v a i s c r s t u h l e n B r i s g a u , e x i s t e
t a m b i é n e n el E i f e l s o b r e e l B u r g b e r g , c e r c a d e R i e d e n , c o m o e l e m e n t o
d el leu citó íir o . La toba del E ifel en cierra, cerca de B o íl y de \V e ib e r n r
g r a n d e s trozos de esta ú ltim a r o ca . .No p u e d o r e s is t ir a l d e s e o d e c it a r
a q u í la n o ta s ig u ie n t e , to m a d a del m a n u sc r ito de una m e m o r ia q u í m i c o -
g e o g n o s t i c a , q u e M its c h e r lic h h a le id o h a c e a lg u n a s se m a n a s , en la A c a ­
d em ia de B erlin: « L a s e ru p cion es del E ifel no h an p o d id o o c a sio n a r se
m a s qu e por vapores de a gua; pero e stos vap ores hab rían d iv id id o y
d i s p e r s a d o l a o l i v i n a y l a a u g i t a e n Jiñas g o ti t a s , si l e s h u b i e r e n h a l l a d o
to d a v ía en el estado fluido. F ragm en tos c o n c r e c io n a d o s de la a n tig u a
m o n ta ñ a destru id a están e s t r e c h a m e n t e m e z c l a d o s á la m a s a p r i m i t i v a
e n l a s m a t e r i a s a r r o j a d a s p o r e l v o l c a n , po r e j e m p l o , e n e l e s t a n q u e d e
D reiser; o r d i n a r i a m e n t e l a s g r a n d e s m a s a s d e o l i v i n a y de a u g i t a e s t á n
en cerra d a s e n u n a c o r te z a e sp e sa d e esta m e z c la . J a m a s se h a lla n en la
o l iv i n a n i en la a u g it a f r a g m e n t o s de la a n t ig u a m o n t a ñ a . L u e g o e sta s
d o s r o c a s e s t a b a n f o r m a d a s a n t e s d e l l e g a r al s i t i o d o n d e e l d e r r u m b a ­
m i e n t o t u v o l u g a r . L u e g o l a o l i v i n a y la a u g i t a s e h a l l a b a n y a s e p a r a ­
d a s d e la m a s a l í q u i d a d e b a s a l t o a n t e s q u e e s t a m a s a e n c o n t r a s e a g u a ,
ó u n a fu e n te q u e o c a sio n a r a la e r u p c ió n .» V é a s e ta m b ié n , so b re l a s b o m -
b a s , u n t r a b a jo m a s a n t i g u o d e H o r n e r , e n l a s Transactions o f the Geolo-
gical Society, 2 . a s é r i e , l. I V , 2 . a p a r t e , 1 8 3 6 . p . 4 6 7 .

(1) P ág. 2 1 1 . — B u c h , e n P o g g e n d o r f f s A nn alen , t. X X V I Í , p. 1 7 9 .


L as m a t e r i a s v o l c á n i c a s p r o v i e n e n , s e g ú n S c a c c h i , de la p r i m e r a e r u p c i ó n
d e l V e s u b i o q u e t u v o l u g a r e n el a ñ o 7 9 ; v é a s e L e o n h a r d ’s neus Jahr-
buch fiir Mineralogie, a ñ o 1 8 5 3 , p. 2 5 9 .

(2) P á g . 2 1 4 . — Sobre la e d a d de f o r m a c io n d el v a lle d el R in , v é a s e


D e c h e n , geognostische Beschreibung des Siebengebirges e n l o s Verhandlungen
des nalurhistorischen Yereins der Preuss. Rheinlande und Westphalcns,- 1 8 5 2 ,
p. 5 5 6 - 5 5 9 . E h r e n b e r g h a t r a ta d o d e l o s i n f u s o r i o s d e l E i f e l e n l a s Mo-
nat&berichle der Ákademie der Wissenschaften z u B erlin, 1 8 4 4 , p. 3 3 7 ; 1 8 4 5 ,
p. 1 3 3 y 14S; 1 8 4 6 , p . 1 6 1 - 1 7 1 . E l tr a s s d e B r o h l , q u e está l l e n o de
fra g m e n to s d e pied ra p ó m e z q u e c o n t ie n e n in fu s o r io s, fo r m a c o lin a s d e
8 0 0 p i e s d o a lt u r a .

( 3 ) P á g . 2 1 4 . — R o z e t , e n l a s Memorias de la Sociedad geológica, 2 . a s é ­


r ie , t. 1, p . 1 1 9 . S e h a l l a i g u a l m e n t e e n la i s l a d e J a v a , e l c a m p o m a r a ­
v i l l o s o d e la a c tiv id a d v o lc á n ic a , entre G u n u n g -S a la k y P erw a k ti,
c r á t e r e s s in c o n o s , a n á l o g o s á l o s Maars, y q u e h a c e n el e f e c t o d e v o l c a ­
n e s p l a n o s . V é a s e J u n g h u h n , Java, seine Gestalt und Pflanzendeche. S i n
n in g u n a e m in e n c ia q u e m a r q u e su c o n to r n o , e sto s cráteres se e n c u e n tr a n
fr e c u e n te m e n te e n las partes a b s o lu ta m e n te p la n a s de lo s terren o s m o n ­
tañosos; vién d ose alred ed or esp a rcid o s los fragm entos angu lares de
rocas qu eb ra d a s por la e s p lo s io n . N o sa le n de e stos v o l c a n e s sino v a ­
pores y gases,

( 4 ) P á g . 2 1 5 . — H u m b o l d t , Alias de los volcanes de las Cordilleras de Q uito


' y de Méjico, l á m . I V . V é a n s e t a m b i é n l a s Misceláneas de Geología y de F ísica
general, t. I , p . 1 5 0 - 1 8 5 d e l a t r a d u c c i ó n f r a n c e s a .

( o ) P á g . 2 1 5 . — I d ., l á m . I V .

, t . .
( 6 ) P á g . ^ i 5 . — Id ., l á m . V I I I ; v é a n s e t a m b i é n l a s Misceláneas, 1 . 1 ,
p . 5 1 5 . S o b r e l a s i t u a c i ó n t o p o g r á f i c a d e l P o p o c a t e p e t l (Montaña humean­
te, e n l a l e n g u a d e l o s A z t e c a s ) , q u e se e l e v a a l l a d o d e l a Dama-Blanca
acostada ó I z t a c c i h u a t l , y s o b r e l a s r e l a c i o n e s g e o g r á f i c a s d e e s t a m o n ­
ta ñ a c o n el l a g o d e T e z c u c o al 0 . , y la p i r á m i d e d e C h o l u l a a l E . , v é a s e
m i Atlas geográfico y físico de la Nueva-Espáña. l á m . 111.

(7 ) P á g . 2 1 5 . — Volcanes de las Cordilleras de Quito y de M éjico, l á m . I X .


S o b r e el C i t l a l t e p e t l , Montaña de las estrellas, e n l a l e n g u a d e l o s A z t e c a s ,
v é a n s e m i s Misceláneas, t. I, p. 4 6 7 - 4 7 0 d e l a t r a d u c c i ó n f r a n c e s a , y m i
Atlas geog. y físico de la Nueva España, l á m . X V I I .

( 8 ) P á g . 2 1 5 . — Volcanes de las Cordilleras de Q uilo y Méjico, l á m . II.

(9 ) P á g . 2 1 o . — Vislas de las Cordilleras y Monumentos de los pueblos in ­


dígenas de América, l á m . L X II.

( 1 0 ) P á g . 2 1 0 . — Volcanes de las Cordilleras de Quito y Méjico, lá m . I


y X ; Miscelán:as, t. I, p . 1 -80 d e la t r a d u c c i ó n f r a n c e s a .

(1 1 ) P á g . 2 1 6 . — Volcanes de las Cordilleras, l á m . I V .


TG.ro iv . •»'
( 1 2 ) P á g . 2 1 6 . — I d ., Iá m . III y V I I.

( 1 3 ) Pág-. 2 1 6 . — M u c h o t i e m p o a n t e s d e l a l l e g a d a d e B o u g u e r y L a
C o n d a m in e á la m e s e t a d e Q uito (1 7 3 6 ), m u c h o a n te s ta m b ié n de la s m e ­
d i d a s d e l o s a s t r ó n o m o s , s a b í a n l o s i n d í g e n a s q u e e l C h i m b o r a z o e ra
m a s alto q u e to d o s lo s d em as N e v a d o s del país, y h a b ía n r ec o n o c id o dos
l in e a s c u y o n i v e l casi n o ca m b ia b a d u r a n te to d o el a ñ o : e l lím ite inferior
d e la s n i e v e s p er p e tu a s y el de la n i e v e e sp o rá d ica ó a c c id e n ta l. He de­
m o s t r a d o e n o t r a p a r t e , c o n m e d i d a s (Asia central, t. III, p . 2 5 5 ) , q u e e n
l a r e g ió n e cu a to ria l de Q u ilo , situ a d a al n i v e l de la c u m b r e d e l M o n t-
B l a n c , el lím ite inferior d e la s n i e v e s no v a r ia en la p e n d ie n te d e se is de
los m a y o r es co lo so s, sin o 180 p ie s. C om o esta d e sig u a ld a d y otras
m e n o s c o n s id e r a b le s a u n , v ista s á se m e ja n te d ista n c ia so n im p erc ep tib les
s in a n te o jo , resu lta de a q u i p ara lo s h a b ita n tes de lo s trópicos, u n a re­
g u l a r i d a d e n a p a r i e n c i a c o n t i n u a e n la capa de n ie v e q u e recubre la
c u m b r e d e l a s m o n t a ñ a s , e s d e c i r , e n l a f o r m a d e la l í n e a d e l a s n i e v e s
p e r p e t u a s . E s t e a s p e c t o d e l p a i s a j e a d m i r a á l o s f í s i c o s h a b i t u a d o s á la
ir r eg u la rid a d d e la lín e a de la s n ie v e s e n las z o n a s v a r ia b le s lla m a d a s
te m p la d a s . E s t e n i v e l h o r iz o n ta l d e la n i e v e a lre d e d o r de Q uito, y el
c o n o c im ie n t o d e l m á x i m u m d e la s o s c ila c io n e s q u e p u e d e sufrir, s u m i ­
nistra bases v e rtica le s de 1 4 ,8 0 0 pies sob re e l n iv e l del m ar, y de 6 ,0 0 0
p ie s so b re l a lla n u r a e n q u e están situ a d a s la s c iu d ad es d e Q uito, H a m -
b a to y N u e v o - R io b a m b a ; b a ses q u e , a ñ a d i é n d o l a s alturas d e á n g u lo s
e x a c t o s , p u e d e n s e r v i r p a r a l a m e d i d a d e l a s d i s t a n c i a s y o t r o s tr a b a j o s
t o p o g r á f i c o s q u e e x ijan ' r a p i d e z . P o r la s e g u n d a d e e s t a s l í n e a s , e s d e c i r ,
l a lín e a h o r iz o n t a l q u e m a r ca e l lím ite inferior d e la n i e v e e sp o r á d ic a ,
s e d is tin g u e las alturas r e la tiv a s d e las m o n ta ñ a s c u y a s cim as no a lca n ­
z a n á la r e g ió n de las n ie v e s perpétuas. En u n a la rg a c a d e n a d e estas
m o n t a ñ a s , m u c h a s q u e se h a b ía n creíd o de ig u a l a ltu ra , se h a n r e c o n o ­
c i d o c o m o i n f e r i o r e s á l a l í n e a d e la s n i e v e s e s p o r á d i c a s ; d e e s t e m o d o
d ic h a s n i e v e s p e r m ite n a firm a c io n es e x a c t a s sob re las alturas r e la t iv a s .
E n la s m o n t a ñ a s d e Q uito, d o n d e la s S ierras N e v a d a s e stá n o r d in a r ia ­
m e n t e a p r o x im a d a s , sin q u e s u s cap as de n ie v e p e r p étu a se lo q u e n , h e
r e c o g id o c o n frecu en cia d e los la b rad ores ó de los pastores reflex io n es
■ sem ejantes s o b r e l o s l í m i t e s d e l a s n i e v e s p e r p é t u a s ó t e m p o r a l e s . E l a s ­
p e c t o g r a n d i o s o d e l a N a t u r a l e z a p u e d e e s c it a r la s e n s i b i l i d a d d e l o s i n ­
d í g e n a s , a u n a l l í e n d o n d e n o h a n r e c i b i d o el p r i m e r g r a d o d e la c i v i ­
liz a c ió n .

( 1 4 ) P á g . 2 1 7 . — V é a s e A b i c h , e n e l Boletín de la Sociedad de Geografía


( 4 . a s e r i e , t. I , 1 8 5 1 , p . 5 1 7 ) , al q u e e s a d j u n t o u n b e l l í s i m o d i b u j o d e l
a n tig u o volcan .

( 1 5 ) P á g . 2 1 7 . — H u m b o l d t , Vistas de las Cordilleras, p . 2 9 5 , l á m . 8 1 ,


y Atlas de la Relación histórica, lá m . 2 7 .
( 1 6 ) Pág-. 2 1 8 . — H u m b o l d t , Misceláneas de Geología y de Física general,
í . 1, p . 6 0 - 8 0 d e l a t r a d . f r a n c .

(17) P á g . 2 1 8 . — J u n g h u h n , Reise durch Ja v a , 1 8 4 5 , p . 2 1 5 , l á m . X X .

(18) P á g . 2 1 0 .— V c a s e E r m a n , e n u n a obra im p o r ta n tís im a p ara la


G e o g n o s i a , y o t r o s m u c h o s p u n t o s d e v i s t a (Reise um die E rd e ), t. III,
p. 207 y 271.

( 1 9 ) P á g . 211).— W a l t c r s h a u s e n , Physisch-geographische Skizze von Is-


iand, 1 8 4 7 , p . 1 0 7 , y geognostischer Atlas von Island, 1 8 5 3 , l á m . X V y X V I .

( 2 0 ) P á g . 2 1 9 . — K o t z e b u e , Entdeckungs-Reise in die Sudsec Und in dis


Berings-Strasse, 1 8 1 5 - 1 8 1 8 , t. III, p . 68; C h o r i s , Rcise-Aílas, 1 8 2 0 , l á m . V ;
v i z c o n d e d e A r c h i a e , H istoria de los progresos de la Geología, 1 8 4 7 , t . I,
.p. 5 4 4 , y B u z e t a , Diccionario geográf. estad, histórico de las islas F ilipinas,
t . II , M a d r i d , 1 8 5 1 , p . 4 3 6 , 4 7 0 y 4 7 1 ; n o s e h a l l a , s i n e m b a r g o , m e n ­
c i o n a d a e n e s t a o b r a l a d o b l e m u r a l l a ó e l s e g u n d o c ráte r s i t u a d o e n e l
c ráter-lago y d escrito por D e la m a re c o n m u c h a e x a c titu d y d etalles en
s u c a rta á A r a g o , d e l m e s d e n o v i e m b r e d e 1 8 4 2 (Memorias de la Acade­
m ia de Ciencias, t. X I I, p . 7 3 6 ) . U n a v i o l e n t a e r u p c i ó n h a b i a t e n i d o l u g a r
e l 24 d e se tiem b re de 1 7 1 6 ; la de diciem b re de 1754, au n q u e m e n o s v i o ­
l e n t a , d e s t r u y ó , á l a o r il l a d e l S . 0 . d e l l a g o , l a a n t i g u a a l d e a d e T a a l ,
- q u e fu e r ee d ifica d a m a s tarde á m a y o r d is t a n c ia d el v o lc a n . L a isleta
d e l l a g o , s o b r e l a c u a l s e e l e v a e l v o l c a n , s e l l a m a Isla del Volcan ( v é a s e
B u z e t a , id .) L a a l t u r a a b s o l u t a d e l v o l c a n d e T a a l e s d e u n o s 8 4 0 p ie s ;
u n o d e lo s m e n o s e le v a d o s , c o m o el d e K o s im a . E sta b a e n p le n a a c t iv id a d
en 1 8 4 2 , cu a n d o la esp e d ic io n a m e r ic a n a d el c a p ita n W i lk e s ( v é a s e
U. S t. E x plorin g E x p cd ttio n , t. V , p . 3 1 7 ) .

( 2 1 ) P á g . 2 1 9 . — V é a s e H u m b o l d t , Exámen critico de la historia d é la


■geografía del nuevo continente en los siglos X V y X V I , t. III, p . 1 3 5 , y el Pe-
rip lo d e H a n n o n , e n l a c o l e c c i o n d e H u d s o n : Geographi, Grceci minores,
í. I , p. 45.

( 2 2 ) P á g . 2 2 0 . — Cosmos, t. I , p. 2 0 7 .

( 2 3 ) P á g . 2 2 1 . — S o b r e la s i t u a c i ó n d e e s t e v o l c a n , a l q u e s o l o e s c e ­
d en en p e q u e n e z los de T ann a y de M e n d a ñ a , v é a s e el m agn ífico m ap a
' d e l im perio d e l J a p ó n , de S i e b o l d , 1 8 4 0 .

(24) P á g . 2 2 1 . — N o h e c ita d o , entre las islas v o l c á n ic a s , al la d o d el


P ic o de T e n e r if e , el M a u n a -R o a , c u y a fo rm a c ó n ica no co rr esp on d e á su
n o m b r e . E n l e n g u a S a n d w i c h , l a p a l a b r a m auna s i g n i f i c a m o n taña, y
roa s i g n i f i c a á la vez largo y mucho. N o m e n c io n o ta m p o c o el H a w a i i,
• s o b r e c u y a a ltu r a s e ha d iscu tid o tan to , y que por m u c h o tiem p o
í a m b i e u s e h a d e s c r i t o c o m o u n a c ú p u l a d e t r a q u i t o c e r r a d a e n l a cima-'..
E l c é l e b r e c rá ter d e K i r a u e a h , f o r m a d o p o r u n l a g o d e l a v a e n e b u l l i c i ó n ,
se h a lla al E ., sobre u n a altura d e 3 7 2 4 pies , s e g ú n W i l k e s , y cerca d el
p i e d e .M o u n a -R o a . V é a s e l a e s c e l e n te d e s c r i p c i ó n de e s t e v o l c a n , e n
W i l k e s , E x plorin g E x p e d ilio n , t. I V , p. 165-19(5.

(2o) P á g . 2 2 2 , — Carta d e H o f f m a n n á B u c h , ueber die geognostische


Constitution der Liparischen Inseln, e n P o g g e n d o r f f ' s , Annalen, t. X X V I ,
1 8 3 2 , p . 5 9 . V o l c a n o , d e 1 190 p i e s d e a l t u r a , s e g ú n l a s r e c i e n t e s m e d i ­
d a s d e S a i n t e - C I a ir e D e v i l l e , h a t e n i d o f u e r t e s e r u p c i o n e s de e s c o r i a s y
c e n i z a s en 1 4 4 4 , á f i n e s d e l s i g l o X V I , e n 1 7 3 1 , 1 7 3 9 y 1 7 7 1 . E s ’a s e r u p ­
c io n e s c o n t ie n e n sa l a m o n ia c a , a z u f r e , á c id o b ó r i c o , s e l e n i o , su lfu ro de
a r sé n ic o , fósforo y , s e g u n B o r n e m a n n , parte de y o d o . Es la prim era v e z
q u e se h a lla n e sta s tres ú ltim a s su sta n c ia s e n tre lo s p r o d u cto s v o lc á n ic o s .
V é a n s e l a s Memorias de la Academia de Ciencias, t. X L I I I , 1 8 5 6 , p . 6 8 3 .

( 2 6 ) P á g . 2 2 2 , — S q u i e r , e n el American Association (U nth nnnual Mee-


í in g , at New-Haven. 1 8 5 0 ) . •

( 2 7 ) P a g . 2 2 2 . — J u n g h u h n , Java,sei/ie Gestatt tínd P [lanzendecke, 1 8 5 2 ,


t. I, p . 9 9 . E l R i n g g i t , c u y a s e r u p c i o n e s f o r m i d a b l e s h a n c o s t a d o l a v i d a
á m illa r es d e p e r so n a s e n 1 8 5 8 , se halla h o y casi e stin g u id o .

(2 8 ) P á g . 2 2 2 .— La c u m b r e del V e s u b io n o e s t á , po r c o n s i g u i e n t e ,
s i n o 2 4 2 p i e s m a s e l e v a d a q u e el B r o c k e n .
( 2 9 ) . P á g . 2 2 2 . — H u m b o l d t , Vistan de las C ordilleras, l á m . X L I II, y
Atlas, l á m . X X I X .

( 3 0 ) P á g . 2 2 2 . — J u n g h u h n , id ., t. 1, p . 6S y 9 8 .

( 3 1 ) P á g . 2 2 3 . — V . m i Relación histórica, ( t . I, p . 9 3 J, s o b r e todo


p u r a l a d i s t a n c i a á q u e s e h a a p e r c i b i d o a l g u n a s v e c e s la c u m b r e d e l v o l ­
c a n d e l a i s l a P i c o . L a a n t i g u a m e d i d a de F e r r e r h a b i a d a d o u n a a l t u r a
d e 7 4 2 8 p i e s , es d ecir, 2 8 5 m a s q u e el c á lc u lo del capitan V id a l, m a s
e sm er a d o c ie r ta m e n te ( 1 8 4 3 ) .

(32) P á g . 2 2 3 .— E r m a n , en su in teresan te d escrip ció n de los v o lc a n e s


de la p e n ín su la d e K a m t s c h a t k a , a tr ib u y e á la A w a t s c h i n s k a j a ó G o re-
l a j a S o p k a , 8 3 6 0 p i e s d e a l t u r a , y á la S t r j e l o s c h n a j a S o p k a , q u e s e
l l a m a t a m b i é n K o r j a z k a j a S o p k a , I I 0 9 0 p i e s (Reise, t. III, p . 4 9 4 y ' i 40).
V é a s e s o b r e e s t o s d o s v o l c a n e s , d e l o s q u e e l p r i m e r o e s el m a s a c t i v o ,
B u c h , Descripción física de las islas C anarias, p . 4 4 7 - 4 5 0 de l a t r a d u c c i ó n
f r a n c e s a . La a lt u r a q u e E r m a n da al v o l c a n d e A w a t s c h a e s la q u e se
a j u s t a m e j o r á Ja m e d i d a m a s a n t i g u a e j e c u t a d a p o r M o n g e z e n 1 7 8 7 ,
d u r a n í e la e s p e d i c i o n de L a P é r o u s e ( 8 198 p i e s ) , y c o n l o s c á l c u l o s m a s
r e c i e n t e s d e l c a p i t a n B e c c h c y ( 8 5 0 7 p i e s ) . I l u f f m a u , cri la e s p e d i c i o n
d e Iv o tz e b u e , y L e n z , e n la d e L u t k e , n o h a l l a r o n m a s q u e 7 6 6 4 y
7 7 0 5 p i e s ; v é a s e L u t k e , Viaje alrededor del mundo, t. 111, p . 0 7 - 8 1 . L a
m e d i d a d e la S t r j e l o s e h n a j a S o p k a d e l a l m i r a n t e h a d a d o 10 TíIS p i e s .

( 3 3 ) P a g -. 2 2 3 . — V é a n s e l a s t a b l a s de l a s a ltu r a s d e P e n t l a n d e n M a r y
S o m e r v i l l e , Physische Geographie, t. Jl, p . 552 ; P a r i s l i , Buenos-Ayres and
theprov. o f the R io de la P la ta , 1 S 5 1 , p . 3 í 3 ; P o p p i g , Reise in C h ili und
P e n i, t. I, p . 4 1 1 - 4 3 í .

( 3 4 ) P á g . 2 2 3 . — ¿ H a y q u e a d m i t i r q u e la c u m b r e d e e s te n o t a b l e v o l ­
c a n p i e r d e s u a lt u r a p o c o á p o c o ? U n a m e d i d a b a r o m é t r i c a d e B a l d e y ,
V i d a l y M u d g e , d e 18111, h a d a d o 2 9 7 5 m e t r o s ó 9 1 5 6 p i e s ; m i e n t r a s
q u e un o b ser v a d o r m u y c o n c ie n z u d o y m u y e jercitad o , q u e h a prestado
im p o rta n tes se r v ic io s á la g e o g n o s ia de l o s v o l e a n e s , S a in l-C la ire D e -
v i l l e , n o h a l l ó e n 1 8 í 2 m a s q u e S 5 3 7 p i e s (Viaje á las islas A ntillas y á la
isla de Fogo, p . 1 5 5 ) . P o c o a n t e s d e e st a é p o c a , el c a p i t a n K i n g h a b i a
e v a l u a d o la a lt u r a d e l v o l c a n d e F o g o e n 8 2 6 7 p i e s .

( 3 5 ) Pág-. 2 2 3 . — V é a s e E r m a n , Reise, t. I I I , p, 2 7 L, 2 7 5 y 2 9 7 . E l v o l ­
c a n S c h i w e l u t s c h t i e n e , c o m o el P i c h i n c h a , la f o r m a , p o c o c o m ú n e n
l o s v o l c a n e s a c t i v o s . d e u n a c im a a l a r g a d a ( c h r e b e t ) , s o b r e l a c u a l s e
e le v a n c im a s y c re sta s a is la d a s ( g r e b n i) . E n t o d a la r e g ió n v o lc á n ic a de
l a p e n í n s u l a se d e s i g n a n s i e m p r e c o n oí n o m b r e de sopla l a s m o n t a ñ a s e n
form a de cam pana ó de con o.

( 3 6 ) P á g . 2 2 3 . — S o b r e la n o t a b l e c o n c o r d a n c i a d e e s t a m e d i d a t r i g o ­
n o m é t r i c a c o n l a m e d i d a b a r o m é t r i c a d e J. H e r s c h e l , v é a s e Cosmos, t. I,
p . 349 ( nota 2 ) .

( 3 7 ) P á g . 2 2 3 . — La m e d i d a b a r o m é t r i c a d e S a i n t e - C l a i r e D e v i l l e , d e
1 8 4 2 , h a d a d o 3 7 0 6 m e t r o s ú 11 4 0 S p i e s ( Viaje á las Antillas, p. 1 0 2 - 1 1 8 ) .
E s t e r e a l t a d o e s t á ca si c o n f o r m e c o n e l d e l a s e g u n d a m e d i d a t r i g o n o ­
m é t r i c a (1 1 3 3 0 p . ) d e B o r d a d e 1 7 7 6 , q u e h e p o d i d o p u b l i c a r a n t e s q u e
n a d i e , s e g ú n u n m a n u s c r i t o d e l D e p ó s i t o d e la M a r i n a ( Viaje á las regio­
nes equinocciales, t. I , p . 1 1 6 y 2 7 5 - 2 8 7 ) . L a p r i m e r a m e d i d a t r i g o n o m é ­
tr ic a d e B o r d a y P i n g r é , d e 1 7 7 1 , h a b i a d a d o s o l o 10 4 5 2 p i e s e n l u g a r
d e 11 4 3 0 . E l e r r o r p r o v e n i a d e u n a a n o t a c i o n f a l s a : h a b í a s e f ija d o c o m o
v a lo r de un á n gu lo 33' en vez de 53, se g ú n m e lo lia d i c h o e l m i s m o
Borda, que, antes de m i viaje h ácia el O r in o c o , m e h a dem ostrado
gran b en evolen cia y dado m u y útiles consejos.

(3 3 ) P á g . 2 2 3 . — A d o p to a q u í las in d ic a c io n e s de P e n t la n d , ( 1 2 367
pies in g leses) y lo h a g o c o n tanto m a y o r m o tiv o cuanto q u e, s e g ú n el
Voyage o f discovery in the antarclic R egions, d e R o s s (t. I, p . 2 1 6 ) , l a a l t u r a
del volean , cuyo h u m o y l l a m a s s o n v i s i b l e s a u n d u r a n t e e l dia , e s l á
e v a l u a d a , e n g e n e r a l . e n 12 í 0 0 p i e s i n g l e s e s .

( 3 9 ) Pág-, 2 2 3 . — S o b r e e l A r g a m s , á q u e H a m i l t o n h a s u b i d o y m e d i d o
a n t e s q u e n a d i e b a r o m é t r i c a m e n t e (3 9 0 5 m e t r o s ) , v é a s e T ch ih a teh eff,
Asia m enor; 1 8 5 3 , t. í , p . 4 1 1 - 4 4 9 y 5 7 1 . H a m i l t o n , e n su e s c e l e n t e o b r a
(Researches in Asia M in o r ), o b t i e n e , c o m o t é r m i n o m e d i o d e u n a m e d i d a s
b arom étrica y d e a lg u n o s á n g u io s de a l t u r a , 13 0 0 0 p i e s i n g l e s e s . P e r o
s i , s e g ú n A i n s w o r t h , la a l t u r a d e K a i s a r i e h e s d e l 0 0 0 p i e s i n g l e s e s m e ­
n o s q u e l a c ifr a d e H a m i l t o n , n o q u e d a n p a r a la a l t u r a d e l A r g s e u s m a s q u e
11 2 5 1 p i e s i n g l e s e s ( v é a s e H a m i l t o n , e n l a s Transad, o f the geolog. Socie-
t y , t. V , 3 a p a r t e , 1 S 4 0 , p . 5 9 6 ) . G ran n ú m e r o d e p e q u e ñ í s i m o s c o n o s
d e e r u p c i ó n se e l e v a n a l S . E . d e l A r g s e u s ( E r d s c h i s c h - D a g h ) , e n l a g r a n
lla n u r a de E reg li y al S . d e la a ld e a de K arab un ar y del g ru p o de m o n ­
t a ñ a s c o n o c i d o b a jo e l n o m b r e d e K a r a d s c h a - D a g h . U n o d e e s t o s c o n o s d e
eru p ción , p r o v isto d e su cráter, ofrece el aspecto cu r io sísim o d e un.-
buque cu yo frente t u v ie r a la fo rm a de e s p o l o n . E s t e c r á te r s e h a l l a
e n u n l a g o s a l a d o , e n e l c a m i n o d e K a r a b u n a r á E r e g l i , á u n a m i l l a lo
m e n o s d e K arab un ar. L a co lin a lle v a el m ism o nom bre. V é a s e T e h ih a t-
c h e f f , A sia Menor , t. I , p . 4 5 5 : H a m i l t o n , Researches in Asia M inor , t 11,.
p ágin a 217.

( 4 0 ) P á g . 2 2 3 . — L a a l t u r a i n d i c a d a e s p r o p i a m e n t e la d e l l a g o a l p i n o
c o n o c i d o c o n e l n o m b r e d e Laguna verde, á c u y a o r il l a s e h a l l a l a s o l f a -
tara ex a m in a d a por B o u ssin g a u lt (v é a se A c o s t a , Viajes científicos ó la?
Andes ecuatoriales, 1 8 4 9 . p . 7 5 .

( 4 1 ) P a g . 2 2 3 . — B o u s s i n g a u l t h a l l e g a d o h a s t a e l c r á t e r , y m e d i d o la
altura de la m o n ta ñ a b a r o m é tr ic a m e n te ; su resu lta d o está casi con fo r m e
c o n e l q u e y o h a l l é p o r e s t i m a c i ó n , v e i n t e y tr e s a ñ o s a n t e s , e n m i v i a j e
d e P o p a y a n á Q u it o .

(42) P á g . 2 2 3 .— H a y p ocos v o lca n es c u y a altura se h a y a e x a g e r a d o


t a n t o c o m o e l c o l o s o d é l a s is la s S a n d w i c h . D e 1 7 2 7 0 p i e s , n u m e r o i n ­
d i c a d o e n e l te r c e r v i a j e d e C o o k , K i n g l e h a c e d e s c e n d e r á 1 5 , 4 6 5 p i e s ,
M a r c h a n d á 1 5 5 8 8 , e l c a p i t a n W i l k e s á 12 9 0 9 , y p o r fin , H o r n e r , e n la
e s p e d i c i o n d e K o t z e b u e , á 12 6 9 3 . E l p r i m e r o q u e h a p u b l i c a d o l a s b a ­
s e s d e e s t e ú l t i m o r e s u l t a d o , e s B u c h , e n s u Descripción física de las islas
C anarias, p . 3 7 9 . V é a s e W i l k e s , E x plorin g E x ped itio n, t. I V , p . 1 1 1 - 1 6 2 .
L a o r i l l a o r i e n t a l d e l c r á te r n o t i e n e m a s q u e 12 6 0 9 p i e s . P o r l o d e m á s ,
u n n ú m ero m a s e le v a d o para u n a m o n t a n a q u e , c o m o se afirm a del
M a u n a -R o a (lat. 19° 1 8 ' ) , n o está n e v a d a , se h a lla ría e n c o n tr a d icc ió n
c o n el r e s u l t a d o d e los e sp e r im e n to s q u e h ic e en M éjico , y se g ú n los
c u a l e s el l í m i t e d e l a s n i e v e s p e r p é t u a s c u l a s m i s m a s l a t i t u d e s n o b a j a
d e 13 8 6 0 p i e s . V é a s e H u m b o l d t , Viaje á las regiones equinocciales, t . I ?
p . 97 ; A sia C entral, t. I I I , p . 2 6 9 y 3 5 9 .

(4 3 ) P á g . 2 2 3 . — E l v o l c a n se l e v a n t a al O . - d e l a ald ea de C u m bat,
que á su v e z está e d ific a d a á 9 911 p ie s sob re el n iv e l d e l m ar. ( V é a s e
A c o s t a , Viajes cienli fíeos, e t c . , p . 7 6 ) .

(41) P á g . 2 2 3 .— D o y aqu í el resu ltad o d éla s m e d id a s rep etidas m u ­


c h a s v e c e s p o r E r m a n , e n s e t i e m b r e d e 1 8 2 9 . P a r e c e q u e l a a lt u r a d e l a s
o r i l l a s d e l c r á te r v a r i a á c a u s a d e la f r e c u e n c i a d e l a s e r u p c i o n e s ; p o r q u e
m e d id a s e jec u ta d a s en a g o s to d e 1 8 2 8 , y q u e m e r e c e n la m ism a c o n fian ­
za q u e las d e Erm an , no h a b ía n dado m as q u e 15 9 Í 0 pies. V é a s e Er­
m a n , Physikalische Beobachtungen a u f einer Reise um die E r d e , t. I , p . 4 0 0
y í 1 9 , y la p a r t e h i s t ó r i c a d e l v i a j e , t. l l í , p . 3 3 S - 3 6 0 .

(4 5 ) P á g . 2 2 3 . — E n la in sc r ip c ió n ,q u e co lo c a ro n en Q u it o , B o u g u e r y
La C o n d a m in e d a n al T u n g u r a h u a , a n tes de la g r a n eru p c ió n de 1772
y el t e m b l o r d e tie r r a d e R i o b a m b a ( 1 7 9 7 ) , q u e o c a s i o n ó e l d e r r u m b a ­
m i e n t o d e m o n t a ñ a s c o n s i d e r a b l e s , 15 7 3 8 p ie s . Y o n o h a l l é e n 1 8 0 2 , p o r
o p e r a c i o n e s t r i g o n o m é t i c a s , m a s q u e 15 4 7 3 p i e s .

( 4 6 ) P á g . 2 2 3 . — S e g ú n A c o s t a (Viajes científicos, p . 7 0 ) , a l m e d i r b a ­
r o m é t r i c a m e n t e l a c im a m a s e l e v a d a d e l v o l c a n d e P u r a z , F r a n c i s c o J o s é
C a ld a s , q u e , c o m o m i q u er id o c o m p a ñ e r o C árlos M on t u f a r , h a sid o v í c ­
tim a de su amor a l a in d ep en d en c ia d e su p a tr ia , h a lló 5 1S4 m etros
(15 9 5 7 p ie s). Y o h e r e c o n o c id o q u e la altura del p e q u e ñ o c r á t e r . A zu­
fral del Boqueron, q u e v o m i t a r u i d o s a m e n t e v a p o r d e a z u f r e , e s d e 1 3 5 2 4
p i e s ( v é a s e m i Coleccion de Observaciones astronómicas y de Operaciones t r i­
gonométricas, t. I , p. 3 0 í .

( Í 7 ) P á g . 2 2 4 . — El S a n g a y n o e s m e n o s n o t a b l e p o r s u s i t u a c i ó n q u e
p o r s u c o n t i n u a a c t i v i d a d . C o l o c a d o a l g o a l E . d e l a C o r d i l le r a o r i e n t a l
de Q u ito , al S . d e l R io P a sta z a y á 2 6 m illa s d e la c o sta m a s c er ca n a d e l
O céano P a c íf ic o , es , com o los v o lca n es de la s M on tañ as C elestes del
A s i a , u n a o b j e c i o n á la t e o r í a , s e g ú n la c u a l , l a s C o r d i l le r a s o r i e n t a l e s
d e C h ile deben , á su a le j a m i e n t o d e l m a r , se r p r o t e g i d a s c o n tr a ía s
e ru p cion es v o lc á n ic a s . E l in g e n io s o D a r w in no h a dejado d e record ar
d e ta lla d a m en te en sus Geological Observations on South América ( 1 8 4 6 ,
p. 1 8 5 ), esta s a n tig u a s te o ría s tan e sp a rcid a s sobre lo s caractéres v o lc á n i­
c os de las costas.

(48) P á g . 2 2 4 .— H e m ed id o el P o p o c a t e p e t l, q u e se lla m a ta m b ié n e l
Volcan Grande de M éjico, e n l a l l a n u r a d e T e t i m b a , c e r c a d e la a l d e a i n d i a
San A icolás de los Ranchos, y a u n e s t o y d u d o s o d e si el P o p o c a t e p e t l e s
v o l c a n m a s a l t o q u e el O r iz a b a ó v i c e v e r s a ( v é a s e Colercion de Observacio­
nes astronómicas , t. I I , p. 5 4 3 .
(49) Pág-. 2 2 4 . — E l p i c o d e O r iz a b a , c u b i e r t o d e n i e v e s p e r p e t u a s , y
c u y o lug-ar g-e o grá fieo h a s i d o m a l i n d i c a d o e n l o d o s l o s m a p a s , h a s t a m i
v i a j e , p o r im p o r ta n te q u e se a para las n a v e s q u e a b o r d a n á V e r a -C r u z -
n o h a sido m e d id o tr ig o n o m é tr ic a m e n te h a sta q u e lo fue por F errer (1 7 9 6 ).
L a operacion , e jec u ta d a en el alto d el E n c e r o , dió 16 7 7 6 pies. Yo he
p r o b a d o l o m i s m o en u n a p e q u e ñ a l l a n u r a , c e r c a d e J a l a p a , y h e h a l l a ­
d o 1 6 3 0 2 p i e s : p e r o l o s á n g -u lo s d e a l t u r a eran p e q u e ñ í s i m o s y l a b a s e
d i f í c i l d e n i v e l a r . A é a s e H u m b o l d t , Ensayo político sóbrela Nueva E spaña,
2 . a e d i c i ó n , t. 1 , 1 8 2 5 , p. 1 6 6 ; Atlas de Méjico ( m a p a d e la s f a l s a s p o s i ­
c i o n e s ) l á m . X , Misceláneas de Física general y de Geología , t. I, p . 5 1 9 .

( 5 0 Pág-. 2 2 4 . — H u m b o l d t , Ensayo sobre la geografía de las Plantas, 1 8 0 7 ,


p . 1 5 3 . L a a l t u r a e s i n c i e r t a y s e h a ' e x a g - e r a d o q u i z á m a s d e i/ r¡.

( 5 1 ) Pág-. 2 2 4 . — H e m e d i d o , e n 1 8 0 2 , e l c o n o t r u n c a d o d e l v o l c a n d e
T o l i m a , situ a d o en la e str e m id a d o r ien ta l del P á r a m o d e Q u in d iu , e n el
Valle del C arvajal, c e r c a d e la p e q u e ñ a ciu d a d de Ib a g a . S e v e tam bién
e s t a m o n t a ñ a d e s d e la m e s e t a d e B og -ota, á lo l e j o s . C a l d a s h a l l ó á g r a n
d i s t a n c i a , p o r u n a c o m b i n a c i ó n alg-o c o m p l i c a d a , u n r e s u l t a d o b a s t a n t e
a p r o x i m a d o al m i ó ( 1 7 2 9 2 p i e s ) . V é a s e Semanario de la Nueva Granada,
nueva edición . aumentada por J . Acosta . 1 8 5 9 , p . 3 4 9 . •

( 5 2 ) P á g -. 2 2 4 . — L a a l t u r a a b s o l u t a del V o lc a n de A req u ip a ha sido


tan d iversam en te ev a lu a d a , q u e es d ifícil d ife re n c ia r las sim p le s e s t i ­
m a c io n e s d e las m e d id a s v e rd a d e ra s. U n sa b io d is t in g -u id ís im o , e l d o c ­
tor H s e n k e , de P rag-a, agreg-ado c o m o b o t á n i c o al v i a j e d e c i r c u n n a -
veg-acion de M a la s p in a , h a h e c h o la a scensión del v o lca n de A req uipa
en 1 7 9 6 , y hallado en la cum bre un a cruz q u e h a b i a s i d o p u e s t a a l lí
d o c e a ñ o s antes. H a m k c . d í c e s e , m id ió t r i g o n o m é t r i c a m e n t e el v o l c a n ,
y e n c o n t r ó 19 0 8 0 p i e s s o b r e e l n i v e l d e l m a r . E s t e n ú m e r o . d e m a s i a d o
- e l e v a d o , p r o v i e n e s i n d u d a d e u n a i n e x a c t i t u d e n la a l t u r a a b s o l u t a d e la
c i u d a d d e A r e q u i p a , a l r e d e d o r d e l a c u a l s e h i z o la o p e r a c i o n . S i H s e n k e
h u b ie s e e sta d o p r o v isto de un b aróm etro , u n b o tá n ic o , q u e no te n ia n in ­
g u n a e s p e r ie n c ia d é l a s m e d id a s t r ig o n o m é t r ic a s . no h a b ría recurrido á
e s t e p r o c e d i m i e n t o . D e s p u e s d e H a m k e , e l p r i m e r o q u e ha su bido al
A r e q u i p a e s C u r z o n , d e l o s E s t a d o s U n i d o s ( Boston philosophical Jo u rn a l,
n o v .d e 1 8 2 3 , p. 16 8 ). P e n tla n d en 1 8 3 0 , e v a lu a b a la altura d e este
v o l c a n e n 5 6 0 0 m e t r o s ( A n u ario del Bureau de Longitudes para el año 1 8 3 0 ,
|). 3 2 5 ) , y lio a d o p ta d o este r e s u lta d o para m i m a p a h ip so m é tr ic o de la
C o r d ille r a d e io s A n d e s , p u b l i c a d o en 1831. La m e d i d a t r i g o n o m é t r i c a
<lc D o l l e y , o f i c i a l d e la m a r in a f r a n c e s a , q u e t u v o la b o n d a d d e c o m u n i ­
c a r m e e n 1 S 2 6 el c a p i t a n M o g c s , d e P a r í s , e s t á m u y d e a c u e r d o c o n e l
n ú m e r o d e P e n t l a n d , 4/ 4T p r ó x i i n a m e í i l c . D o l l e y lia o b s e r v a d o , p o r m e d i o
de operaciones tr ig o n o m étr ic a s, que la c u m b r e d e l v o l c a n d e A r e q u i p a
tien e 1 0 ,3 1 8 p ie s de a lto , y el del C harcani 1 1 ,1 2 6 pies . sobre la-lla n u ra
c u q u e s e l e v a n t a la c i u d a d d e A r e q u i p a . S i se a d o p t a c o m o a l t u r a d e
A req u ip a, 7 ,8 5 2 pies in g leses , se g ú n las m e d i d a s tr ig o n o m étr ic a s de
P e n l i a n d y d e R i v e r o , la o p e r a c i o n t r i g o n o m é t r i c a d e D o l l e y d a , p a r a e l
v olcan de A r e q u i p a , 17 7 1 2 p. (2 9 5 2 t); para e l volcan C h arcani,
1 8 í 9 2 p. ( 3 , 0 3 2 t . ) ; e l n ú m e r o i n d i c a d o po r P e n t l a n d e n la t a b l a d e a l ­
t u r a s a d j u n t a d la Physical Geography d e M ar y S o m c r v i l l e , 3 - a e d . , t. II,
p . 4 5 5 ) , e s e x a c t a m e n t e d e 7 , 8 5 2 p i e s i n g l e s e s . P a r a la o p e r a c i o n d e R i ­
v e r o , v é a s e e l Memorial de Ciencias N aturales, t. 11, L i m a , 1 8 2 8 , p. 6 5 ;
v é a s e t a m b i é n M c y e n , Iieíse am die Erde , t. II , 1 8 3 5 , p. 5 . S i n e m b a r g o ,
l a ta b l a d e l a s a l t u r a s f o r m a d a p o r P e n t l a n d a t r i b u y e al v o l c a n de A r e ­
q u i p a u n a a ltu r a d e 2 0 3 2 0 p i e s i n g l e s e s ó 6 1 9 0 m e t r o s , e s d e c ir , u n o s
1 8 0 0 p i e s m a s q u e la m e d i d a de 1 8 3 0 . P o r o tr a p a r t e , este nú m ero es
•id én tico d la m e d i d a t r i g o n o m é t r i c a d e H.-enke , q u e d a ta d e l a ñ o 1 7 9 6 .
L o s Anales de la Universidad de Chile ( 1 8 5 2 , p. 2 2 1 ) , n o d a n , p o r e l c o n ­
t r a r i o , d e s t e v o l c a n m a s q u e 5 6 0 0 m e t r o s ó 17 6 5 0 p i e s d e P a r í s , e s d e ­
c i r , 5 9 0 d e m e n o s . ¡T r iste e s t a d o d é l a h i p s o m c t i í a !

(53J P á g . 2 2 4 .— B o u s s in g a u lt, acom pañ ad o d el sa b io coronel H a ll,


h a l l e g a d o c a si d la c u m b r e del C olopaxi. S e g ú n sus m ed id a s b a r o m é ­
t r i c a s , h a a l c a n z a d o l a a l t u r a d e 5 7 46 m e t r o s . N o e s t u v o s e p a r a d o d é l o s
b o r d e s d e l c rá ter m a s q u e p o r u u p e q u e ñ o e s p a c i o , p e r o la n i e v e m u y
p o c o só lid a le im p id ió a v a n z a r . La e v a lu a c i ó n de B o u g u e r es q u iz á d e ­
m a sia d o d efectu o sa , p orqu e su c á lcu lo t r ig o n o m é t r ic o , a lg o c o m p lic a d o ,
d e p e n d e d e l a h i p ó t e s i s q u e h a b i a a d o p t a d o p a r a la a l t u r a de Q u ito .

(5 4 ) P á g . 2 2 4 . — El S a h a m a , q u e se g ú n P en tla n d está au n en a c t i v i ­
d a d (A n u ario del Bareau de Longitudes p a r a 1 8 3 0 , p . 3 2 1 ) , se h a l l a , e n s u
n u e v o m a p a d e l v a l l e d e T i t i c a c a ( 1 8 4 ^ ) al E . d e A r i c a , e n la C o r d ille r a
o c c i d e n t a l , c o m o d e 87 1 p i e s m a s a l t o q u e e l C h i m b o r a z o , y e n la r e l a ­
c i ó n d e 3 0 á 1 c o n e l v o l c a n m a s p e q u e ñ o d e l J a p ó n , q u e e s el C o s i m a .
H e ren unciado d s e ñ a la r c o m o del q u in to gru p o e l A c o n c a g u a d e C h i.
l e , q u e t i e n e , s e g ú n F i t z r o y ( 1 8 3 5 ) , 2 1 , 7 6 7 p i e s d e a l t u r a , y c o n las c o r ­
r ec cio n e s de P en tla n d 2 2 431 , ó , s e g ú n la ú l t i m a m e d i d a del capitan
K e l l e t , q u e o b s e r v a b a e n l a f r a g a t a Jíerald ( 1 8 4 5 ) , 2 3 , 0 0 4 p i e s i n g l e s e s ,
p o r q u e e l d e s a c u e r d o d e M ie r s ( Voyage t o X h i l i , 1 . 1 ; p. 2 8 3 ) y d e D c r w i u
J o u rn a l o f Researches into the Geology and N a tu ra l History o f the various coun-
iries vüited by the Beaglc, 2 . a e d ., p . 2 9 1 ) . p e r m i t e d u d a r q u e e s t a v n o n -
t a ñ a c o l o s a l s e a un v o l c a n a u n e n a c t i v i d a d . M a r y S o m e r v i l l e , P e n t l a n d y
G i l l i s (N aval Astron. E x p c d i t t. I , p. 1 2 6 ) , s e h a n d e c i d i d o p o r la n e g a ­
tiva. D a r w ig dice: w a s s u r p r i s e d at h e a r i n g tliat t h e A concagua
w a s in a c t i o n t h e s a m e n i g h t ( l o d e e n e r o d e 1 8 3 o ) , b e e a u s e t h i s m o u n -
tain m o st ra rely s h o w s a n y s ig n o f a c tio n .»

(55) P á g . 2 2 5 .— E stas m a s a s d e p o r firo o s t e n t a n una gran p o ten cia,


sob re tod o cerca del Illim a n i, en C cnipam pa ( a l t u r a , 14 9 6 2 p . ) y e n
T o t o r a p a m p a ( a l t u r a , 12 8 6 0 p . ) U n p o r firo c u a r c í f e r o m i c á c e o , q u e c o n ­
tien e granates y fragm en tos a n g u lo so s de e sq u is to s s i l í c e o s , fo r m a la
c i m a s u p e r i o r d e l c é l e b r e c e r r o del P o t o s í , r ic o e n m i n a s d e P l a t a . E s t o s
d a t o s e s t á n t o m a d o s d e l o s m a n u s c r i t o s de P e n t l a n d ( 1 8 3 2 ) . E l I l l i m a n i ,
c u y a a l t u r a e v a l u a b a P e n t l a n d a l p r in c ip io e n 7 3 1 5 m e t r o s , y m a s t a r d e
á 6 4 4 5 , s e lia m ed id o desde 1 8 Í7 c o n gran e sm e r o por el in g e n ier o
P i s s i s , q u e al hacer e l c á lc u lo t r i g o n o m é t r i c o d e la l l a n u r a d e B o l i v i a , .
h a l l ó p o r t é r m i n o m e d i o , p a r a el I l l i m a n i , p o r t r es t r i á n g u l o s t r a z a d o s
e n t r e C a l a m a r c a y L a P a z , 6 5 0 9 m e t r o s ; n ú m e r o q u e n o d i f i e r e d e la ú l ­
t i m a e s t i m a c i ó n d e P e n t l a n d m a s q u e e n 6 1 m e t r o s . Y e a s e Investigaciones
sobre la altu ra de los Andes, e n l o s Anales de C h ile , 1 8 5 2 , p , 2 1 7 y 2 2 1 .

( 5 6 ) P á g . 2 2 6 . — W a l t e r s h a n s e n , Gcognost. Shizzevon Island, p. 1 0 3 y


107.

( 5 7 ) P á g . 2 2 7 . — V é a s e S t r a b o n , 1. V I , p. 2 7 6 , e d . C a s a u b . L é e s e e u
P l i n i o (H ist. N a lu r . , 1. 111, c . I X ) : u S t r o n g y l e , q u te a L i p a r a l i q u i d i o r e
f l a m m a t a n t u m d i f f e r t ; e c u j u s f u m o q u i n a m fla tu r i s i n t v e n t i , i n t r i d u o
p ra edicere in c o ls e t r a d u n t u r . » Véase U r lic lis , Yindicim P lin ia n c e , 1 S 3 3 ,
p. 2 9 . E l v o lc a n en otro tiem p o ta n a c tiv o d e L ip a r a , situ a d o e n la parto
N . E . d e l a i s l a , m e p a r e c e q u e e s e l Monte Campo blanco , ó e l Monte d i
Capo Castagno ( v é a s e t a m b i é n H o f f m a n n , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f ,
t. 2 6 , p . 4 9 - 5 4 ) .

( 5 8 ) P á g . 2 2 8 . — Cosmos, t. 1, p . 20 1 y Í1 3 (n o ta 7). B e r g , q u e h a ­
b i a p u b l i c a d o a n t e s u n a o b r a p i n t o r e s c a t i t u l a d a : Physiognomie der tro-
pischen Vegctation von Sud-Amerika, p a r t i ó e n 1S53 de R o d a s y de la b a ­
h ía de M y r a (A n d r ia z ) p ara v isita r la Q uim era de L y c ia , c erca d e Y a -
n a r t a s c h y d e D c l i k t a s c h ( l a p a l a b r a tu r c a Deliktasch s i g n i f i c a piedra agu­
jereada, d e lasch, q u e q u i e r e d e c i r p ie d r n , c o m o dágh y íágh , m o n ta ñ a , y
d e delik a g u j e r o ) . E l v i a j e r o n o e m p e z ó á v e r l a s e r p e n t i n a s i n o c e r c a d e
A d r a s a n , m ien tras qu e B ea u fo rt halló y a cerca d e la isla de G a r a b u sa
( y n o G r a m b u sa ), al S . d e l cabo C h e lid o n ia , la se r p e n tin a oscura su p e r ­
p u e s t a al c a l i z o y m e z c la d a c o n é l. E n los m an u scritos d e B e r g se lee
lo s i g u i e n t e : «N o lejo s de las ruinas del a n tig u o tem p lo de V u lc a n o se
e le v a n la s d e u n a ig le s ia c r istia n a , c o n str u id a c o n fo r m e al ú ltim o e stilo
b iz a n tin o : v é n s e aun allí resto s de la nave y de d o s c a p illa s la ter a le s.
E n u n a n t e p a t i o c o l o c a d o al E . , l a l l a m a s a l e d e l a s e r p e n t i n a p o r u n a .
abertura p a recid a á u n a c h i m e n e a , de 2 pies de a n c h o y 1 de altura,
q u e se e le v a de 3 á 4 p ie s , y esparce un olor a g r a d a b l e , s e n s ib le á 40
p asos de d istan cia. ¿ P r o v ie n e este olor de la e x is te n c ia de una fuente
d e nafta? A l la d o de esta gran lla m a y fu era de la abertura de q u e
a c a b a m o s d e h a b l a r , s e p e r c i b e n , e n l a s f isu r a s l a t e r a l e s , g r a n n ú m e r o ,
d e p e q u e ñ a s l e n g u a s d e f u e g o q u e j a m á s se a p a g a n . L a r o c a en c o n ­
t a c to e o n d i c h a l l a m a e s t á m u y e n n e g r e c i d a , f o r m á n d o s e u n h o l l i n q u e -
se reco je c o n cu id a d o p ara aplicarlo á l o s p á rpad os q u e está n m a l o s , y
q u e s e d e s t i n a p r i n c i p a l m e n t e á te ñ ir l a s c e j a s . El c a lo r q u e e s p a r c e l a
lla m a d e l a Q u i m e r a e s c a si i n s o p o r t a b l e á tres p a s o s . U n t r o z o d e m a ­
d e r a s e c a s e p r e n d e f u e g o , si s e l e a c e r c a á l a a b e r t u r a y s e l e a p r o x i m a
á la l l a m a , a u n s in q u e t o q u e á e l l a . E n e l s it io d o n d e l a a n t i g u a p a ­
r e d e s t á p e g a d a á la r o c a , s e e s c a p a t a m b i é n g a s á t r a v é s d e l a s p ie d r a s-
del m u ro . E ste g a s , p r o b a b lem en te d e un a tem peratura m e n o s e le v a d a ,
ó m e z c l a d o d i s t i n t a m e n t e , n o s e i n f l a m a p o r sí m i s m o , s i n o ú n i c a m e n t e
a l c o n t a c t o d e u n a l u z . E n e l i n t e r i o r d é l a s r u i n a s , á 8 p i e s b a j o el p u n t o
e n q u e e l v o l c a n e s m a s a c t i v o , se h a l l a u n a a b e r t u r a r e d o n d a , d e 6 p i e s
de p rofun didad y 3 de a n ch o , q u e pro b a b lem en te estaba a b o v e d a d a otras
v e c e s , p o r q u e , en l a e s t a c i ó n h ú m e d a , s a l e d e a l l í u n a f u e n t e , al l a d o d e
u n a f i s u r a , s o b r e la c u a l se a gita una p e q u eñ a llam a. B e r g in d ic a en su
p la n o to p o g rá fico la s r e la c io n e s g e o g r á fic a s de la s capas d e a lu v ió n for­
m a d a s d e c a l i z o ( ter c ia r io ? ) y d e s e r p e n t i n a .

(o9) P á g . 2 2 8 .— La n o tic ia m a s a n t ig u a y m a s im p o rta n te sob re e l


v o lc a n de M a sa y a se encuen tra en un m an u scrito d e O v i e d o ( H istoria de
N icarag u a, c. Y - X ) q u e s e h a t r a d u c i d o , h a c e c a t o r c e a ñ o s s o l a m e n t e , p o r
T ern a u x -C o m p a n s, co le cc io n a d o r de d o c u m e n to s m u y d is tin g u id o s , y
f o r m a u n v o l ú m e n d e l o s V iajes, Narraciones y Memorias originales para la
historia y el descubrimiento dé la A m érica.y ¿ase t a m b i é n L ó p e z d e G o m a r a ,
H ü to ria general de las In d ia s, Z a r a g o z a , 1 5 5 3 , f ó l . C X B , y e n t r e l a s o b r a s
m a s r e c i e n t e s : S q u i e r , Nicaragua its Peop/e, Scenery and M onum cnts, 1 8 5 3 ,
1 . 1, p . 2 1 1 - 2 2 3 , y t. I I , p . 1 7 , E s t e v o l c a n , e n p e r m a n e n t e a c t i v i d a d , e r a
tan c é l e b r e , q u e e n la B i b l i o t e c a N a c i o n a l d e M a d r id s e h a l l a u n a M o n o ­
g r a f ía e o n e s t e t í t u l o : E ntrada y descubrimiento del volcan de M asaya, que
está en la p r o v . de N icarag u a, fecha por Ju an Sánchez del Portero. E l a u t o r
d e e s t a m o n o g r a f í a era u n o d e l o s q u e , e n l a s s i n g u l a r e s e m p r e s a s d e l
dom in ican o F r a y B la s de {fiesta, b a ja r o n a l i n t e r io r d e l c r á te r ( v é a s e
O v i e d o , Ilist. de N icaragua , 1 4 ! ) .

(60) P á g . 2 2 9 . — L é e s e e n l a t r a d u c c i ó n f r a n c e s a d e la o b r a d e O v i e d d ,
q u e n o se h a p u blicad o en e sp a ñ o l (p. 123 y 1 3 2 ): «N o se p u ed e d e c ir ,,
s i n e m b a r g o , q u e d e l c r á te r s a l e p r e c i s a m e n t e u n a l l a m a , s i n o m a s b i e n .
'h u m o lan ar d ien te" c o m o e l f u e g o , q u e 110 s e v e de l e j o s d u r a n t e el d i a ,
s i n o d e n o c h e . E l v o l c a n da t a n t a l u z c o m o la l u n a a l g u n o s d i a s a n t e s do
•su p le n ilu n io .» » E s t a o b s e r v a c i ó n tan a n t i g u a s o b r e la p r o b l e m á t i c a i l u m i n a ­
c i ó n d e un c r á t e r y d e l a s c a p a s de a i r e q u e le r o d e a n n o c a r e c e d e i m ­
p o rta n c ia , por la s d u d a s q u e se h a n su scita d o f r e c u e n te m e u te en e sto s ú l­
t i m o s t i e m p o s s o b r e s i lo s c r á t e r e s d e l o s v o l c a n e s e x h a l a n ó no h id r ó ­
g e n o . A u n q u e e l In fe rn o de Mascuja , e n su e s t a d o o r d i n a r io , tal c o m o lo
h e m o s d e s c r i t o , no v o m i t a e s c o r i a s n i c e n i z a s , « c o sa q u e h a c e n otros
v o lc a n e s ,» a ñ ad e G om ara, algu n as v e c e s , sin e m b a r g o , ha visto v e r ­
d a d e r a s e r u p c i o n e s d e l a v a , la ú l t i m a p r o b a b l e m e n t e e n 1 6 7 0 . D e s d e e s t a
é p o c a , e l v o l c a n s e l ia e s t i n g u i d o c o m p l e t a m e n t e . L a i l u m i n a c i ó n i n c e -
•sante h a b ia d u rad o 140 a ñ o s . S te p h e n s, qu e h a visitado el v o l c a n d e
M asaja en 1 8 4 0 , n o h a lló n in g ú n v e s t ig io se n sib le de c o m b u s tió n .— S o -
h r e la l e n g u a C h o r o t e g a , s o b r e l a s i g n i f i c a c i ó n d e l a p a l a b r a Masaya y
sob re l o s M a r i b i o s , v e a n s e la s in g e n io s a s in v e s t i g a c i o n e s etn ográficas de
B u s c h m a n n , Ueber aztehischen Ortsnamen , p. 1 3 0 , 1 4 0 y 1 7 1 .

( 6 1 ) P á g . 2 3 0 . — « L o s tr es c o m p a ñ e r o s c o n v i n i e r o n e n d e c ir q u e ha_
b ia n en con trad o g r a n d e s r iq u e z a s ; y F ray B la s , á q u ien te n g o por h o m ­
b r e a m b ic io s o , refiere, e n su N a rra ció n , el ju r a m e n t o q u e él y los a s o ­
c i a d o s h i c i e r o n s o b r e e l E v a n g e l i o d e p e r s i s t i r p a r a s i e m p r e en su o p i n i o n
de qu e el volcan con tien e oro m e zc la d o c o n p lata en fu s ió n .» (O v ied o ,
Descripción de N icaragua , c . X , p . 186 y 1 9 6 ) . E l Cronista de las Ind ias se
m o str ó m u y in d ig n a d o d e un c u e n to de Fray B l a s , cu e l q u e se a s e g u r a
q u e O v ie d o , ha b ia p e d id o al E m p e r a d o r , para su s a r m a s , «el infierno de
M asaya.»» E s t e r e c u e r d o g e o g n ó s t i c o n o h u b i e r a s i d o contrario á los h á ­
b itos del tiem p o , p o r q u e el v a lie n te D ie g o de O r d a z , q u e se v a n a g lo r ia ­
ba de hab er p enetrado en el fo n d o del cráter d e l P o p o c a t e p e t l , c u a n d o
l a p r i m e r a i n v a s i ó n d e C o r t é s a l v a l l e d e M é j i c o , r e c i b i ó l a i m á g e n de
e ste v o l c a n c o m o u n o r n a m e n to h e r á ld ic o . D el m ism o m o d o , O v ie d o re­
c i b i ó l a c o n s t e l a c i ó n d e la Cruz d e l S u d , y y a a n t e s s e h a b i a h e c h o h o ­
m e n a j e á C o lo n d e u n f r a g m e n t o d e m a p a d e l a s A n t i l l a s . V é a s e Hunti-
b o l d t , Enámen critico de la historia de la Geografía , t. I V . p. *23 5-2 40.

( 6 2 ) P á g . 2 3 0 . — H u m b o l d t , Cuadros de la N aturaleza, t. II, p. 2 7 0 .

( 6 3 ) P á g . 2 3 1 . — S q u i e r , N icarag u a, its People and Monuments, t. II,


p. 1 0 4 . V é a s e t a m b i é n B a i l e y , Central Am érica, 1 8 5 0 , p. 7 5 .

( 6 4 ) P á g . 2 3 1 . — Memorie geologiche sulla Campania, 1 0 * 9 , p. 6 1 . T e n g o


o b s e r v a d o q u e la a l t u r a d e l J o r u l l o e s d e 1 , 5 7 8 p i e s s o b r e la l l a n u r a e n
■que s e h a l l a , y d e 4 , 0 0 2 p i e s s o b r e e l n i v e l d e l m ar.
(0 5 ) P á g . 2 3 2 — L a C o n d a m í n e . D iario ddl Viaje al Ecuador, p. 1 6 3 , y
Medida de tres grados del M eridiano del hemisferio austral, p. 5 6 .

(66) P á g -. 2 3 2 . — E n c a s a d e l m a r q u é s de S e l v a l e g r e , p a d r e d e mi'
d e s g r a c i a d o c o m p a ñ e r o C a r lo s M o n t u f a r , s e s o s p e c h a b a f r e c u e n t e m e n t e
q u e l o s bramidos, q u e s e a s e m e j a b a n á l a s d e s c a r g a s l e j a n a s d e u n a b a t e ­
ría d e g r u e s a a r t il l e r ía , y c u y a i n t e n s i d a d e ra e n e s t r e m o d e s i g u a l , s in
q u e el v i e n t o c a m b i a s e , ni s e h u b i e s e n p r o d u c i d o v a r i a c i o n e s [ e n e l e s t a ­
do barom étrico ó term om étrico d el aire, no p r o v e n ía n d e l S a n g a y ; se
] o s a t r ib u í a al G u a c a m a y o , m o n t a ñ a , 10 m i l l a s g e o g r á f i c a s m a s p r ó x i ­
m a , a l p i e de l a c u a l h a y u n c a m i n o q u e c o n d u c e d e Q u i t o á l a s l l a n u ­
ras d e A r c h i d o n a y d e l R í o Ñ a p o , a t r a v e s a n d o la H a c i e n d a d e A n t i s a n a
( v é a s e m i m a p a e s p e c i a l d e l a p r o v i n c i a d e Q u i x o s , n . ° 2 3 de m i Atlas
geográfico y físico de la Am érica, I S 1 4 - 1 8 3 í ) . D o n J o r j e J u a n , q u e h a o i d o
tronar el S a n g a y de m a s cerca q u e y o , en P in t a c , s o lo á a l g u n a s m illa s
d e l a hacienda de C h illo , d i c e t e r m i n a n t e m e n t e q u e l o s bramidos, q u e é l
l l a m a ronquidos del Volcan ( Relación del Viaje á la Am érica m eridional, p a r ­
te 1 . a , t. II, p . 5 6 9 ) , p e r t e n e c e n al S a n g a y ó V o l c a n d e M a c a s , c u y a v o z ,
si s e p u e d e u s a r e s t a e s p r e s i o n , s e r e c o n o c e f á c i l m e n t e . E s t a v o z p a r e c í a
a l a s t r ó n o m o e s p a ñ o l m u y r o n c a ; p o r l o c u a l p r e f ie r e l l a m a r l a r o n q u i d o
á b r a m id o . E l ruido tan h o r r e n d o del P ic h in c h a , q u e h e o id o v a r ia s
v e c e s du ran te la n o c h e , en la c iu d a d de Q u i t o , s i n q u e le h a y a n s e ­
g u i d o s a c u d i d a s te r r e s t r e s , t i e n e u n s o n i d o c l a r o , q u e p a r e c e p r o v e n i r d e
ca d e n a s qu e se m u e v e n ó m asas de v id r io q u e resb alan . W i s s e d escr ib e
l o s bramidos d e l S a n g a y y a c o m o e l r e t e m b l a r d e u n t r u e n o , y a c o m o u n
ruido brusco y se c o , se m e ja n te a l f u e g o d e p e l o t o n . De la c u m b r e d e l
S a n g a y h a s t a P a y t a y S a n B u e n a v e n t u r a , e n la p r o v i n c i a d e C h o c o , á
d o n d e e s t o s r u i d o s h a n . l l e g a d o , h a y 63 y 8 7 m i l l a s g e o g r á f i c a s , e n l a d i ­
r e c c i ó n S . 0 . ( v é a s e e l Mapa hipsómetrico (le las Cordilleras, y e l M apa de la
provincia de Choco, n . ° 3 y 2 3 d e m i Atlas geográfico y físico). A s i , p u e s , e n
m e d io de esta p o t e n t e natu raleza, han p o d id o d istin g u ir s e la v o z de
c u a tr o v o l c a n e s , p a r t i e n d o d e p u n t o s a p r o x i m a d o s , á sa b e r : e l S a n g a y ,
el G u a c a m a y o , e l T u n g u r a h u a y e l C o t o p a x i , e l m a s c e r c a n o de Q u i t o ,
c u y o s e sta llid o s oí en el m es de febrero de 1 8 0 3 , e n el m ar d el Su r ( v é a ­
se H u m b o l d t , Misceláneas de Geología y de Física general, t. 1, p . 4 3 5 ) . L o s
a n tig u o s se ñ a la b a n ta m bién la d ife re n c ia d e l ru ido q u e un m ism o cráter
h a c i a oir e n la s isla s E o l i c a s , e n d i v e r s a s é p o c a s ( v é a s e S t r a b o n , 1. Y I ,
p. 2 7 6 ). C u a n d o la g ran e ru p ció n d e l v o lc a n d e C o n s e g u in a , e n la c o sta
d e l O c é a n o P a c í f i c o , á l a e n t r a d a d e l g o l f o d e F o n s e c a ( 2 3 de e n e r o
d e I S 3 5 ) , el s o n i d o se p r o p a g ó b a j o tier ra c o n i al f u e r z a , q u e s e o y ó
m u y distin ta m en te en la lla n u ra de B o g o t á , separada d el v o lc a n por u n a
d i s t a n c i a i g u a l á la q u e m e d i a e n t r e e l E tn a y H a m b u r g D ( v é a s e A c o s t a ,
e n l o s Viajes científicos de Boussingault á los A w ’es I S Í 9 , p. 5 6 ) .
( 6 7 ) P á g . 2 3 3 . — Cosmos, t. I V , p . 1 6 1 .

( 6 8 ) P á g . 2 3 5 . — V e a s e S t r a b o n , 1. V , p . 2 4 8 , e d . d e C a s a u b . («¿«i « h -
-Mas t W s ) , y 1. V I , p . 2 7 6 . E l g e ó g r a f o d e A m a s i a (1. V I , p . 2 5 8 ) , s e e s ­
p r e sa con gran sen tid o g e o ló g ic o , sobre el dob le m o d o de fo rm a cio n de
l a s is la s , c o m o s ig u e : « .A lg u n a s isla s ( y las n o m b r a ) s o n f r a g m e n t o s d e l
c o n t in e n t e , otras h a n su r g id o d el fo n d o del m ar, y esto a con tece au n
h o y . P r o b a b l e m e n t e asi h a n s a l i d o l a s i s l a s d e a l t a mar; sie n d o por
el c o n t r a r i o m a s r a z o n a b l e c o n s i d e r a r l a s q u e s e e n c u e n t r a n p r ó x i m a s á
lo s p ro m o n to rio s, y n o están sep aradas de e sto s m a s q u e por u n estre­
c h o , c o m o d e sta c a d a s d e l a tierra fírm e .» E l p e q u e ñ o g r u p o de las P i -
te c u sa s se c o m p o n ía d e l s c h i a , s e g u r a m e n t e la q u e s e l la m a b a en s u o r i­
gen U ñ a ría , y d e P ro c id a ó P r o c h y ta . ¿Por q u é se representaba este
g r u p o c o m o h a b ie n d o sid o h a b ita d o por m o n o s? ¿ P o rq u é lo s G rie g o s y
'lo s T í r r e n o s d e I t a l i a , y p o r c o n s i g u i e n t e l o s E t r u s c o s , l o d e s i g n a b a n
todos del m ism o m odo? Punto es este q u e h a q u ed ad o m u y oscu ro.
E s t a s i g n i f i c a c i ó n s e r efier e q u i z á a l m i t o , s e g ú n el cual J ú p i t e r tr a s-
Torm ó á l o s a n t i g u o s h a b i t a n t e s e n m o n o s . E l n o m b r e d e m o n o s , apipoi
( S t r a b o n , 1. X I I I , p . 6 2 6 ) , r e c u e r d a á A r i m a ó l o s A r i m u s d e H o m e r o y
d e H e s i o d o (Ilia d a , 1. II, v . 7 8 3 ; Teogonia, v . 301,1. L a s p a l a b r a s eív Ápífioig
d e H o m e r o se h a lla n r eu n id a s en a lg u n o s m a n u sc rito s, y lo s a u to res ro­
m anos han rep ro d u c id o esta c o n tr a c c c io n . V éanse V ir g ilio , Eneida,
1. I X , v . 7 1 6 ; O v i d i o , Metamorfosis, 1. X I V , v . 8 8 . P l i n i o , (H istoria natu -
r a l, 1. III, c . 5 ) , d i c e s e r i a m e n t e : « ^ E n a r i a , H o m e r o I n a r i m e d i c t a , Graj-
■cis P i t h e c u s a . . . . » E n t r e l o s a n t i g u o s , h á s e b u s c a d o e l p a í s d e l o s A r i m o s
d e H o m e r o , la m o r a d a d e T ifó n , en C ilicia , e n M isia , e n L id ia , e n la s
P i t e c u s a s v o l c á n i c a s , c e r c a d e l cráter Puteolanus, e n e l p a i s d e f u e g o d e
l a F r i g i a , e n q u e e s t u v o T i f ó n , y a u n e n l a K araxtuav^yri. D i f í c i l e s a d ­
m itir q u e h a y a n h a b itad o m o n o s en los tiem p o s h istóricos, la isla de
J s e h i a , s i t u a d a t a n l e j o s d e l a c o s t a a f r ic a n a ; p u e s e s t o e s t a n t o m e n o s
p r o b a b le cuanto q u e la p r e se n c ia de lo s m o n o s , en é p o c a rem ota, e n e l
p e ñ ó n d e G ib r a l t a r a u n n o e s t á p r o b a d a , s e g ú n h e h e c h o v e r y a e n o t r a
p a r te ; y t a m b i é n p o r q u e E d r i s i , e s c r i t o r d e l s i g l o X I I , y o t r o s g e o g r á f o s
ár a b e s, q u e d escrib en c o n tan tos d e ta lle s el estrech o de H ér cu les, no
l i a c e n d e e l l o s m e n c i ó n . P l i n i o n i e g a l a e x i s t e n c i a d e lo s m o n o s d e ^ n a -
í-ia, p e r o d a a l n o m b r e de P ite c u sa la e tim o lo g ía m as in v e r o s ím il, h a ­
c ié n d o le d e r iv a r de Ido;, d o l i u m ( a f i g l i n i s d o l i o r u m ) . L o s h e c h o s e s e n ­
c i a l e s q u e r e s a lt a n d e e s t e e x á m e n , s o n á m i ju ic io , dice B oeck h, q u e
ln a r im a a p a rece c o m o n o m b re de las P ite e u s a s , q u e d eb e su o r ig e n á la
s a b i a i n t e r p r e t a c i ó n n o m e n o s q u e á l a f i c c ió n , c o m o d e C o r c y r a s e h a
d e r i v a d o S c h e r i a , y q u e á E n e a s n o se le h a r e l a c i o n a d o c o n la s P i t e c u s a s
<^Enofe insu lce) s i n o por l o s R o m a n o s , q u e p r e t e n d e n r e c o n o c e n p o r t o d a s
partes en esta s c o m a rc a s al a u t o r d e s u r a z a . N a e v i u s p a r e c e c o n f i r m a r
t a m b i é n las r e l a c i o n e s d e E n e a s c o n l a s P i t c c u s a s , e n e l p r im e r l i b r o d e
l a s Guerras púnicas.

(69) P á g . 2 3 5 . — P í n d a r o , P iticas, I, 3 1 . V é a s e S t r a b o n , 1. V , p . 2 4 5
y 2 4 8 ; 1. X I I I , p . 6 2 7 . H e m o s h e c h o o b s e r v a r a n t e s ( Cosmos, t. I V .
p. 186) que T ifón huyó del Cáucaso al m ed iod ía d e Italia, y que
e ste m ito parecia in d ic a r q u e lo s v o l c a n e s de la grande G recia son
d e o r ig e n m a s r e c ie n te q u e lo s del istm o d e l C á u ca so . N o es p o s ib le s e ­
parar de la g e o g r a fía d e los v o lc a n e s y de su h isto r ia e l e stu d io de lo s
m ito s p op ulares; p o r q u e frec u e n te m en te e sto s d o s ó r d e n e s de h e c h o s se
a c la r a n rec ip ro c a m e n te. H áse reco n o cid o com o causa g e n e r a l de las
eru p cion es v o lc á n ic a s y de lo s te m b lo re s de t ie r r a , q u e p a sa b a n por
s e r la m a y o r d e l a s f u e r z a s m o t r i c e s e n la s u p e r f i c ie d e l a T i e r r a , e l
v i e n t o , e l nvEÍfia e n c e r r a d o ( A r i s t ó t e l e s , Meico., 1. I I , c . 8 , 3 ) . L a i d e a
q u e A r i s t ó t e l e s t e n i a d e la n a t u r a l e z a d e s c a n s a b a s o b r e la i n f l u e n c i a r e ­
c íp r o c a d e l a i r e e s t e r i o r y d e l a ir e s u b t e r r á n e o , s o b r e u n a l e o n a d e e v a ­
p o r a c i ó n y s o b r e l a d i f e r e n c i a d e l c a lo r y d e l f r i ó , d e l o h ú m e d o y d e lo
s e c o ( A r i s t ó t e l e s , Meteo., 1. II, c . 8 , 1; 2 o , 3 1 , y 9 , 2 ) . C u a n t o m a y o r e s
la m a sa de los v ie n to s encerrad os e n ca v ern a s su b terrá n ea s y su b m a ri­
n a s , ó e n otros té rm in o s, c u a n to m a y o r es su d ificu ltad para m o v e r s e
r á p i d a m e n t e á l o l e j o s , q u e e s el c a r á c t e r p r o p i o d e s u n a t u r a l e z a , s o n l a s
e r u p c i o n e s m a s c o n s i d e r a b l e s . « V i s f e r a v e n t o r u m , csecis i n c l u s a c a v e r -
n i s , » d i c e O v i d i o (Metam ., 1. X V , v . 2 9 9 ) . E x i s t e u n a r e l a c i ó n p a r t i c u l a r
entre el p n eu m a y e l f u e g o . To vp ovav [tira ■xveí'fiarog yírerca <pX,o£
aal f é p t r a i t ( A r i s t ó t e l e s , Metcorol., 1. I I , c . 8 , 3); K a l j a p TO TVVtf
oTov tcrt-vfiaTÓ; ti; ( T e o f r a s t o , de Igne, § 3 0 , p . 7 1 5 ) . E l p n e u m a e s
t a m b i é n e l q u e a l q u e d a r r e p e n t i n a m e n t e l i b r e , e n v i a d e lo a l t o d e l a s
n u b e s e l r a y o q u e brilla é in fla m a (7vpr¡<srr¡p). S t r a b o n (1. X III, p . 6 2 8 ) ,
d i c e ; « E n s é ñ a n s e a u n , e n l a p a r t e d e l a L y d i a l l a m a d a Karaxtxa.v¿u»-»?,
t r e s a b i s m o s , a l e j a d o s u n o d e o tr o 4 0 e s t a d i o s p o r l o m e n o s , y q u e s e
l l a m a n fuelles. E n c i m a s e e l e v a n c o l i n a s e s c a r p a d a s , l e v a n t a d a s p r o b a ­
b le m e n te por la h in c h a z ó n d e m aterias in ca n d esc en tes. Strabon h a b ia
m a n i f e s t a d o y a a n t e s (1. I, p. 5 7 ) , q u e d u r a n t e c u a t r o d i a s c o n s e c u t i v o s ,
s a l í a n l l a m a s d e l m a r e n t r e l a s i s l a s T e r a y T e r a s i a , e n el g r u p o d e l a s
C ic la d a s , d e su erte q u e « to d o el m ar esta b a ardien do y en e fer v esce n ­
c ia , e le v á n d o s e p o c o á p o c o c o m o con a y u d a d e p a la n c a s , u n a isla c o m ­
p u esta de m a sa s in c a n d e sc e n te s.» A tr ib ú y e n s c todos estos fe n ó m e n o s
t a n b i e n d e s c r it o s a l v i e n t o c o m p r i m i d o , q u e o b r a c o m o v a p o r e s e l á s ­
tico s. L a a n tig u a física h a c ia p oco caso de la s diferentes form as de la
m a t e r i a ; e s d i n a m i c a , y s e fija e n l a m e d i d a d e l a f u e r z a m o t r i z . N o s e
h a lla in d icio d e la o p in io n s e g ú n la cu a l el c a lo r, a u m e n t a n d o co n la
p r o f u n d i d a d , p r o d u c e l o s v o l c a n e s y l o s t e m b l o r e s de t i e r r a , s i n o á f i n e s
d e l s i g l o III, y a u n a s í . s o l o c o m o p a r e c e r a i s l a d o d e u n o b i s p o q u e v i v i a
e n A f r i c a e n t i e m p o d e D i o c l e c i a n o ( Cosmos, t. I V p . 1 7 6 ) . E l P i r i f l e g e -
l o n d e P l a t ó n , a r r a s t r a n d o s u s o l a s ( p o r d e c i r l o a s i ) d e f u e g o h á c i a el
in t e r i o r d e la T i e r r a , a l i m e n t a b a t o d o s l o s v o l c a n e s q u e v o m i t a n l a v a
( v é a s e m a s a r rib a , p . '236). D e s u e r t e q u e l o q u e c r e e m o s p o d e r e s p l i c a r
h o y por o tro s sím b o lo s se h a lla y a en g é r m e n en el círcu lo e stre c h o d e
la s id e a s q u e fu e r o n los p rim er o s p r e se n tim ie n to s d el g é n e r o h u m a n o .
( 7 0 ) P á g . 2 3 5 . — P l a t ó n , Fedoil, p. 1 1 3 B : « oúrof SíIa rlv ov i-xovo/xa^ovai,
TIvpi<p\íyé6orzaf oü x a l ot pvaxei; aTCOOTcáa¡xaTO. á ra fv a a a iv j 07zy¡ a,v z v ^ u o i zr¡s

(71) P á g . 23 7 .— M ount E d g e c o m b e , ó m o n ta ñ a de San L ázaro, sob re


la i s l e t a l l a m a d a p o r L i s i a n s k y Croze's Is la n d , q u e e s t á s i t u a d a e n e l e s ­
trecho d e N o r fo lk , al 0 . y cerca d e la p arte s e t e n t r io n a l de la isla S i t k a ó
B a r a n o w . L a m o n ta ñ a San L ázaro h ab ia sido y a v ista por Cook. Es
u n a c o l i n a c o m p u e s t a d e b a s a l t o r ic a e n o l i v i n a y t r a q u i t o f e l d e s p á t i c o ,
de 2 ,0 0 0 pies de altu ra so la m e n te . S u ú ltim a gran e r u p c i ó n , q u e h a
l a n z a d o m u c h a p i e d r a p ó m e z á la s u p e r f i c i e , d a t a d e l a ñ o 1 7 9 6 ( v é a s e
L u t k é , Viaje alrededor del M un do , 1 8 3 6 , t. II I, p . l o ) . O c h o a ñ o s m a s t a r ­
d e , el capitan L i s i a n s k y h a su b id o h a s ta la c u m b r e , d o n d e e x is te u n crá ­
t e r - l a g o , n o h a b i e n d o e n c o n t r a d o e n t o d a la m o n t a ñ a n i n g ú n v e s t i g i o
d e a c tiv id a d v o lcá n ic a .

(7 2 ) P á g . 2 3 S .— B ajo la d o m in a c ió n e s p a ñ o la , e n 1 7 8 1 , el in g e n ie r o
D . J o s é G a li s t e o h a l l ó , para l a s u p e r f i c i e d e l a l a g u n a d e N i c a r a g u a , s o l o
se is pies m as q u e B a i l y , en su s d iv e r s a s n iv e la e i o n e sd e 1 8 3 8 ( v é a s e H u m -
b o l d t , Relación histórica, t. III, p . 3 2 1 ) .

( 7 3 ) P á g . 2 3 9 . — B e l c h e r , Voyage round the W orld, t. I , p . 1 8 o . S e g ú n


m is o b s e r v a c io n e s c r o n o m é tr ic a s, m e h a lla b a d u ra n te la te m p esta d de lo s
P a p a g a y o s , á 1 9 ° 11 0 . d e l o n g i t u d d e l m e r i d i a n o d e G u a y a q u i l , e s d e ­
c ir , á 1 0 1 ° 2 9 1 0 . d e P a r ís , y á 2 2 0 m i l l a s g e o g r á f i c a s d e l l i t o r a l d e C o s ­
ta-R ica.

(7-i) P á g . 2 3 9 . — Mi p r i m e r tr a b a j o s o b r e la h i l e r a d e l o s 17 v o l c a n e s
d e G u a t e m a l a y* d e N i c a r a g u a s e e n c u e n t r a e n e l d i a r i o g e o g r á f i c o d e
B e r g h a u s (Hertha, t. V i , 1 8 2 6 , p . 1 3 1 - 1 6 1 ) . A e s c e p c i o n d e l a n t i g u o Cro­
nista F u e n t e s (1. I X , c. 9 ) , no p o d i a p o r e n t o n c e s c o m p u l s a r m a s q u e l a
i m p o r t a n t e o b r a d e D o m i n g o J u a r r o s : Compendio de la H istoria de la ciu ­
dad de Guatem ala, l o s tr e s m a p a s d e G a l i s t e o , t r a z a d o s e n L7S1 b a j o l a s
ó r d e n e s d e l v i r e y d e M é j i c o M a t ía s d e G a l v e z , l o s t r a b a j o s de José
R o s s i y R u b í , Alcalde mayor de Guatemala (ISOO), y l o s d e J o a q u i n Y s a s i
y d e A n t o n i o d e la C e r d a , Alcalde de G ra n a d a , d e l q u e p o s e i a u n a g r a n
p a r t e m a n u s c r i t a . B u c h ha c o m p l e t a d o m a g i s t r a l m e n t e mi p r i m e r b o s q u e ­
j o , e n su Descripción física de las islas Canarias ( 1 8 3 6 , p . 5 0 0 - 5 1 4 ) . P e r o l a
in e er íid u in b re de la sin o n im ia g e o g r á fic a y la c o n f u s io n q u e d e e sta h a
resultado en lo s n o m b r e s , h a n e n g e n d r a d o bastan tes d u d a s , d isip a d a s
d e sp u e s en g ra n parte por el m a g n ífico m a p a de B a i l y y S a u n d e r s, p o r e l
l i b r o d e M o l i n a : Bosquejo de la República de Costa-Rica, y p o r la g r a n d e é
i m p o r t a n t e o b r a d e S q u i e r : N icaragua, its People and Monuments wits tables
o f the comparative héights o f the m ountains in Central A m e rica, 1 8 5 2 ( v é a s e
s o b r e to d o t. I, p . 4 1 S , y t. II, p . 1 0 2 ) . L a g r a n N a r r a c i ó n q u e e l d o c t o r
( E r s t e d n o s p r o m e t e p r ó x i m a m e n t e b a jo e l tít u lo d e Schilderung der Na-
turverhaltnisse von N icaragua und Costa-Rica, e s p a r c i r á n u e v a l u z s o b r e e l
estado g e o g n ó s t ic o de la A m é ric a c e n tr a l, in d e p e n d ie n te m e n te de lo s e s-
c e l e n t e s tr a b a j o s d e b o t á n i c a y z o o l o g í a q u e s o n e l o b j e t o p r i n c i p a l d e
la obra. (E rsted h a recorrido e ste p a ís en to d o s s e n t i d o s , d e sd e 1 8 4 6
á 1 8 4 8 , y lle v a d o á C o p en h a g u e u n a c o le cc io n d e rocas. D e b o á su s b e ­
n é v o la s in d ic a c io n e s r ec tific a cio n e s m u y in te r e sa n te s al trabajo i n c o m ­
pleto q u e y o h a b ia p u b lica d o . H o y , s e g ú n los m a ter ia le s q u e h e c o m p a ­
r ado c u id a d o s a m e n t e , y entre los c u a les n e c e s a r io es inclu ir la s p r e c io s a s
in v e s tig a c io n e s del Cónsul g e n e ra l p r u sia n o en la A m é r ic a cen tra l, H e s -
s e . c la s if i c o l o s v o l c a n e s d e l a A m é r i c a c e n t r a l , e n la d i r e c c i ó n d e S . á N . ,
com o s ig u e :
S o b re la m e s e t a c en tra l de Cartago ( 4 , 3 6 0 p ie s d e a l t u r a ) , en l a R e ­
p ú b lic a d e C o s ta -R ic a , se c u e n t a n , á 10° 9' d e l a t . , lo s tres v o l c a n e s
T u r r i a l v a , Irasu y R e v e n t a d o , d e l o s q u e l o s d o s p r i m e r o s e s t á n a u n e n
a ctiv id a d .
E l v o lc a n d e T u r r ia lv a * (de u n o s 1 0 ,3 0 0 pies de altura), s e g ú n (E r s­
ted, n o e stá se p arad o d e l Irasu m a s q u e por u n a q u ieb ra e s tr e c h a y p r o ­
fu n d a . N a d ie h a lle g a d o a u n á la cum bre d e e ste v o l c a n , d el q u e se e s ­
c apan c o lu m n a s de h u m o .
E l v o l c a n I r a s u *, l l a m a d o t a m b i é n v o l c a n d e C a r t a g o ( 1 0 , 4 1 2 p i e s d e
a l tu r a ) a l N . E . d e l v o l c a n R e v e n t a d o ; e s e l f o c o p r i n c i p a l d e l a a c t i v i -
v id a d v o lc á n ic a en la p r o v in c ia d e C o sta -R ica . D e m u y fá cil a c ce so , s in
em bargo: d e l la d o del S . se h a lla d isp u e sto e n terra p len es, de su er te q u e
s e p u e d e s u b i r á c a b a l l o c a s i h a s t a la c u m b r e , d e s d e d o n d e s e d i s t i n g u e n
lo s dos m ares de las A n tilla s y océan o P acífico. E l con o d e c en iz a s
y de rapillis, d e u n o s 1 ,0 0 0 p ie s d e altu ra, n a c e de en m e d io de u n m u r o
ó c ráte r d e l e v a n t a m i e n t o . E l v e r d a d e r o c r á t e r , q u e t i e n e 7 , 0 0 0 p i e s d e
c ir c u n f e r e n c i a y j a m á s a r r o jó c o r r i e n t e s d e l a v a , s e e n c u e n t r a e n l a p a r ­
te N . E . de la cum b re, q u e es la m as llan a. A sus e ru p c io n es d e esc o ria s
( 1 7 2 3 , 1 7 2 6 , 1821 y 1 8 4 7 ) h a n a c o m p a ñ a d o d e o r d in a rio te m b lo r e s d e
ti e r r a , q u e d e s t r u y e r o n c i u d a d e s e n t e r a s , d e j á n d o s e s e n t i r d e s d e N i c a r a -
ra g u a ó R iv a s h asta P a n a m á ((E rsted). D esd e la ú ltim a a sc e n sió n d e l
Irasu p o r e l d o c t o r H o f f m a n n , á p r i n c i p i o s de M a y o 1 8 5 5 , h a p o d i d o e s ­
t u d i a r s e c o n m a s a t e n c i ó n e l c ráter d e la c u m b r e y sus b o c a s e ru p tiv a s.
to m o i y . • 5">
S e g ú n l a m e d i d a t r i g o n o m é t r i c a d e G a l i n d o , l a a l t u r a d e l v o l c a n e s de
1 2 , 0 0 0 p i e s e s p a ñ o l e s , s u p o n i e n d o l a s a r a d e C a s t il l a d e 0 t 4 3 ( B onplan-
d ia , a ñ o 1 8 5 6 , n . ° 3 ) .
E l R e v e n t a d o ( 8 , 9 0 0 p ie s d e a l t u r a ) , c o n u n cráter p ro fu n d o , e n el
c u a l s e l ia c a i d o e l b o r d e m e r i d i o n a l . E s t e c r á t e r e s t a b a o t r a s v e c e s l l e n o
d e agua.
E l v o lc a n B a r b a ( d e 7 ,9 0 0 p ie s d e a l t o ) , al N . d e S a n J o s é , capita l
d e C o s t a - R i c a , c o n u n c r á te r q u e e n c i e r r a m u c h o s l a g o s p e q u e ñ o s .
Entre B arba y O ro s i s e h a l l a u n a f ila d e v o l c a n e s q u e a t r a v i e s a
casi en sen tid o o p u esto la c a d e n a p rin cip al, q u e s i g u e , en. l a s p r o ­
v in c ia s de C osta-R ica y de N ic a r a g u a , la d ir ec ció n S . E . al N . 0 . E n
la estrem id a d orie n ta l de esta fa lla , se c u e n ta n : M ir a v a lle sy T en o r io ,
a m b o s d e u n o s 4 ,4 0 0 p iés d e altu r a ; e n el m e d io , al S . E . d el O r o s i, e l
v o lc a n R in c ó n , lla m a d o ta m b ién R in cón de la V ie ja * ( S q u i e r , t. II,
p . 1 0 2 ) , q u e cada p r im a v e r a , al p rin c ip io de la e s ta c ió n de las l lu v ia s ,
la n z a p e q u e ñ a s e ru p c io n es de c e n i z a s ; por u ltim o , e n la e str e m id a d o c ­
c i d e n t a l , c e r c a d e l a p e q u e ñ a c i u d a d d e A l a j u e l a , e l v o l c a n V o t o s * , r ic o
e n azufre ( 7 ,0 5 0 p ies d e altura). E l doctor (E r sted c o m p ara e sta fa lla
tr a sv e r sa l d el E . al 0 . , q u e s e ñ a la la d ir ec ció n d e la a c tiv id a d v o l c á n i ­
c a , c o n la q u e , e n lo s v o l c a n e s de M éjico , u n e a m b o s m a r e s.
E l O rosi*, a u n e n a c t iv id a d , e n la parte m a s m e r id io n a l d e l E sta d o de
N i c a r a g u a ( 4 , 9 0 0 p i e s d e a l t u r a ) ; e s p r o b a b l e m e n t e e l volcan del Papagayo
d e l m a p a m a r i n o d e l Depósito hidrográfico.
L o s d os v o lc a n e s M andu ira y O m etep ec* (3 ,9 0 0 y 4 ,9 0 0 p ies d e a ltu ­
ra), sob re u n a isle ía q u e los h a b ita n te s aztecas d e esta c o m a rca lla m a n
orne tepetl, e s d e c i r , l a s d o s m o n t a ñ a s ( B u s c h m a n n , Aztekische Ortsnamen,
p . 17 1 y 1 7 8 ) , e n l a p a r t e o c c i d e n t a l d e l a L a g u n a d e N i c a r a g u a . E l v o l ­
c a n in su la r O m e te p e c , q u e Ju a rro s d e n o m in a e q u i v o c a d a m e n t e O m etep
(Hist. de Guatem., t . I, p . 5 1 ) , e s t á a u n e n a c t i v i d a d . S e h a l l a u n d i b u j o
d e é l e n S q u i e r ( t . II, p . 2 3 5 ) .
EL c r á t e r e s t i n g u i d o d e l a i s l a d e Z a p a t e r a , q u e s e e l e v a p o c o s o b r e
el m ar. La é p o c a d e su s a n tig u a s e ru p c io n es es to ta lm e n te d e sc o n o c id a .
E l v o lc a n de M om o b a ch o , en el borde occidental de la L a g u n a de N i­
c a r a g u a , a l g o a l S . d e G ran ada. C om o esta c iu d a d e stá situ a d a en tre e l
v o l c a n d e M o m o b a c h o l l a m a d o t a m b i é n M o m b a c h o ( O v i e d o , N icaragua,
t r . por T e r n a u x , p. 2 2 5 ) y el de M a s sa y a , lo s p ilo to s d e s ig n a n y a á la u n a ,
y a á l a o tr a d e e s t a s d o s m o n t a ñ a s c ó n i c a s b a j o e l n o m b r e d e v o l c a n de
G ranada.
E l v o lc a n M a ssa y a ó M asaya, de que h em o s hab lado la rg a m en te a n ­
t e s (p. 2 2 8 - 2 3 0 ) , e r a o t r a s v e c e s , p o r s u a c t i v i d a d , u n a e s p e c i e d e S t r o n i -
boli; pero d e sd e la g r a n eru p ción de la v a de 1670 , está co m p leta m e n te
e s t i n g u i d o . S e g ú n l a s i n t e r e s a n t e s r e l a c i o n e s d e l d o c t o r S c h e r z e r ( S itz
ungsberichte der philos. histor. Classe d tr AJiademie der Wissensch. zu W ien,
4 . X X , p . 5 8 ) , se h a n v i s t o s a l i r d e n u e v o , e n A b r i l d e 1 853, nubes
- d e v a p o r d e u n cráter r e c i e n t e m e n t e a b i e r t o . E l v o l c a n d e M a s s a y a e s t á
situ a d o entre lo s l a g o s d e N ic a r a g u a y d e M a n a g u a , al 0 . de G ran ada.
M a s s a y a y N i n d i r i n o s o n un s o l o v o l c a n ; sin o , s e g ú n espresion del
doctor (E r s te d , «dos v o lca n es g e m elo s con dos cum bres y dos cráte­
res d iferen tes, q u e h a n arrojado l a v a .» L a c o rrien te d e sp ed id a por e l N i n ­
d iri, e n 17 7 5, fu é á caer e n el l a g o d e M a n a g u a . L a altura ig u a l d e e sto s
d o s v o l c a n e s t a n p r ó x i m o s se e s t i m a e n 2 , 3 0 0 p .
E l v o l c a n d e M o m o t o m b o * ( 6 , 6 0 0 p i e s d e a l t u r a ) a u n . e n a c t iv id a d ^
h a c e o ir f r e c u e n t e s d e t o n a c i o n e s , a u n q u e sin hum o. E stá situ a d o á
lo s 12 ° 2 8 / de l a t ., en el b o r d e se ten trio n a l de la L a g u n a de M a n a g u a ,
e n fr en te d e la isle ta M o m o to m b ito , q u e p o s e e m u c h o s m o n u m e n t o s de e s ­
c u ltu r a ( v é a s e el dibujo d e M o m o to m b o , en S q u ie r , 1 .1 , p . 2 3 3 y 30 2 -3 1 2 ).
L a L a g u n a de M a n a g u a se h a lla 26 pies m as alta q u e la de N icaragu a
que es dos v e ce s m ayor, y n o contien e n in gú n v o lv a n .
D e s d e a l l í h a s t a el g o l f o d e F o n s e c a ó C o n c h a g u a s e s u c e d e n , á u n a
'd ista n cia de 5 m illa s d el P acífico y en la d irección S . E á N . 0 . , 6 v o lc a ­
n e s c o l o c a d o s e n fila y p r ó x i m o s e n t r e s í , y á l o s c u a l e s s e c o n o c e c o n e l
n o m b r e c o l e c t i v o d e los 3Iaribios ( v é a s e S q u i e r , t. I, p . 4 1 9 , t. II, p . 1 2 3 ) .
E l N u e v o * , l l a m a d o s i n r a z ó n volcan de las P ila s , p o r q u e l a e r u p c i ó n
d e l 12 d e A b r i l d e 1 8 5 0 t u v o l u g a r al p i e d e e s t a m o n t a ñ a . A si pues,
u n a fuerte e r u p c ió n d e la v a se h a ab ierto pa so casi e n la lla n u r a ( v é a s e
S q u i e r , 1 . 11: p . 1 0 5 - 1 1 0 ) .
E l v o l c a n d e T e li c a * , v i s i t a d o d e s d e l a p r i m e r a m i t a d d e l s i g l o X V I
(h á cia 1 5 2 9 ), d u ra n te su p eriod o de a c tiv id a d por O v ie d o ; h á lla s e al E . de
C h in c n d a g a , cerca de L eón d e N ic a r a g u a , y por c o n sig u ie n te a lg o fu era
d e la d ir ec ció n a n te s in d ica d a . E sta im p o r ta n te m o n t a ñ a v o lc á n ic a v o ­
m i t a m u c h o s v a p o r e s s u l f u r o s o s d e u n c r á te r q u e n o m i d e m e n o s d e 3 0 0
p i e s d e p r o f u n d i d a d . Mi a m i g o e l p r o f e s o r F ro e b e l, m u y v e r s a d o e n e l c o ­
n o c im ie n t o d e la h isto r ia natu ra l, h a su b id o á e ste v o l c a n , h a c e a lg u n o s
a ñ o s , e n c o n t r a n d o q u e l a l a v a s e c o m p o n í a d e f e ld e s p a t o v i t r e o y d e a u ­
g i t a ( v é a s e S q u i e r , t. II, p . 1 1 5 - 1 1 7 ) . E n l a c u m b r e , q u e s e e l e v a á 3 , 3 0 0
p íe s, e x is te un cráter, en el cual d ep o sita n lo s v a p o r e s m a sa s c o n s id e r a ­
b l e s d e a z u f r e . A s u p ie h a y u n a f u e n t e c e n a g o s a q u e e s q u i z á u n a s a l s a .
E l v o lc a n e l V ie jo ,* e l m a s seten trion al de lo s 6 a lin ea d o s; á é l l le g ó ,
m id ié n d o le , el c a p ita n B e l c h e r , en 1 8 3 8 , d á n d o le 5 ,6 3 0 pies. E ste v o l ­
c a n , m u y ac tiv o y a en la época de D a m p ie r , au n está en ac tiv id a d . E n
la c iu d a d d e L e ó n se v e n á m e n u d o s u s e r u p c io n e s de e sc o ria s infla­
m adas.
E l v o lc a n G u an aca u ro , a lg o m a s al N ., y fuera d e la h ite ra v o lc á n ic a
q u e v a d e l Nuevo a l Viejo, á 3 m i l l a s s o l a m e n t e d e l g o l f o d e F o n s e c a .
E l v o l c a n C o n s e g u í na*, e n e l p r o m o n t o r i o d e la e s t r e m i d a d S . d e l
g r a n g o l f o d e F o n s e c a ( l a t . 1 2 ° 5 0 f): d e b e s u c e l e b r i d a d á la te r r ib le
g r a n g o lfo de F o n se c a (lat. 12° lo ') ; d e b e su celeb rid ad á la t e r r ib le
e ru p ción de 23 de E n ero d e 1 8 3 5 , de a n te m a n o a n u n c ia d a por te m b lo re s
d e tie r r a . L a p r o f u n d a o s c u r i d a d q u e c a u s a r o n s u s c e n i z a s , a n á l o g a á 1&
que ha produ cid o a lg u n a s v e ce s el m ism o fen ó m en o en e l P ic h i n c h a , - ,
duró 43 horas. A l a d ista n cia d e a lg u n o s p ié s n o p o d ía n d istin g u irse antor­
c h a s e n c e n d id a s ; la resp iración se fatigaba; oíase u n ruido su b terráneo
sem ejan te á d e to n a c io n e s de artillería, n o só lo e n .B a liz a , en la p e n ín s u la
d e Y u k a t a n , sin o ta m b ié n en e l litoral d é l a J a m a ic a y en l a m e s e ta de B o ­
g o t á , es d ecir á u n a altu r a d e m a s d e 8 , 0 0 0 p ié s sob re e l n i v e l d e l m ar y
á u n a distan cia de cerca d e 140 m illa s g e o g r á fic a s , (v é a s e Ju an G a lin d o
e n e l American Jo u rn a l d e S i l l i m a n , t. X X V I I I , 1 8 3 5 , p . 3 3 2 - 3 3 6 ; A c o s t a ,
Viajes á los Andes, 1 8 4 9 , p . 5 6 , y S q u i e r , t. III, p . 1 1 0 - 1 1 3 , y r e s p e c t o d e l
d i b u j o , p . 1 6 3 y 1 6 5 ) . D a r w i n (Jo u rn a l o f researches d u rin g the voyage o fth s
Beagle, 1 8 4 5 , c . 1 4 , p . 2 9 1 ) l l a m a l a a t e n c i ó n a c e r c a d e u n a c o i n c i d e n c i a
b a s ta n te nota b le: d e sp u e s d e u n la r g o s ile n c io , e l v o l c a n C o n s e g u in a , e n
l a A m é r i c a C e n t r a l , l o s v o l c a n e s A c o n c a g u a y C o r c o v a d o , e n C h il e ( l a t .
a u s t r . 3 2 ° 3/ í Y ^ 0 V 3 » e n t r a r o n e n e r u p c i ó n e l m i s m o d i a . ¿ S e m e j a n t e
c o in c id e n c ia es fortuita?
E l v o l c a n d e C o n c h a g u a ó de A m a l a p a , á la e n tr a d a s e te n tr io n a l d e l
g o lfo de F o n se c a , en fren te d el v o lc a n C o n s e g u in a , cerca d el h e r m o so
Puerto de la Union, d e la c i u d a d d e S a n M i g u e l .
L o s v e i n t e v o l c a n e s c o l o c a d o s e n a p r e t a d a fila s i g u e n p u e s l a d i r e c ­
c i ó n d e l S . E . a l N . 0 . , á p a r tir d e l E s t a d o d e C o s t a - R i c a h a s t a e l v o l c a n
d e C o n ch a g u a ; pero al penetrar e n e l E sta d o d e S a n S a lv a d o r , q u e , en u n a
e ste n sio n d e 4 0 m illa s d e lo n g itu d , c u e n ta c in co v o lc a n e s m a s ó m e n o s
a c tiv o s , la h iler a to m a , c o m o la costa d el P a c ífic o , la d ir e c c ió n d e E . S . E .
á 0 . N . O . c a s i l a d e E . á 0 . , m i e n t r a s q u e l a c o s t a o r i e n t a l d e l m a r d e las'
A n tilla s se h in c h a sú b itam en te d e u n a m a n e r a s e n s ib le en el E stad o do
H o n d u r a s y d e l o s M o s q u i t o s , h á c i a e l c a b o d e Gracias á Dios L a d i r e c c i ó n ,
p r i m it i v a y .g e n e r a l, N . 4 5 ° 0 . , n o v u e l v e á e m p e za r h a s ta la L a g u n a d e
A t i t l a n , á partir de lo s a lto s v o l c a n e s q u e d e sd e la a n t i g u a c iu d a d d e G u a te ­
m a la se su ce d e n e n la d ir ec ció n del N . , c o m o y a h e m o s h e c h o n o ta r , h a sta
q u e l a dirección a n óm ala de E. á O , reaparece de n u e v o , en C h ia p a y en el
istm o d e T e h u a n te p e e ; pero esta v e z in d ic a d a por c a d e n a s no v o lc á n ic a s .
E l E sta d o d e S a n S a lv a d o r e n cierra , a d e m á s d e l C o n c h a g u a , lo s c u a ­
tr o v o l c a n e s s i g u i e n t e s :
E l v o lc a n d e S a n M ig u e l B o s o t la n * (lat. 13° 3 5 ') , c er ca de la c iu d a d
d e s u n o m b r e ; c o n o t r a q u í t i c o el m a s h e r m o s o y r e g u l a r q u e e x iste,
á e scep cio n del islote v o l c á n ic o de O m etepec, en el l a g o de N ic a r a g u a
( S q u ie r , t. II, p. 19 6 ). L a s fu e r za s v o lc á n ic a s so n m u y a c tiv a s e n e l B o ­
so tla n , q u e tu v o u n a g r a n e ru p ción de l a v a e l 2 0 d e J u lio d e 1 8 4 4 .
E l v o lc a n de S a n V ic e n te * , al 0 . del R io d e L e m p a , entre las c iu d a ­
d es de S aca te co lu c a y S a c a te le p e , q u e h a v o m ita d o , s e g ú n Ju arros, g r a n .
c a n t i d a d d e c e n i z a s e n 1 6 4 3 . E n e l m e s d e E n e r o d e 1 8 3 5 , o f r e c io u n a
la r g a e ru pción a c o m p a ñ a d a de te m b lo r de tier ra , q u e h iz o m u c h o s e s ­
t r a g o s e n la c o m a r c a .
E l v o l c a n d e S a n S a l v a d o r ( l a t . 1 3 ° 4 7 ' ) . c e r c a d e la c i u d a d d e l m i s ­
m o n o m b re. S u ú lt im a eru p c ió n se v e rificó en 1 65 6 . T o d o el país se v e
e s p u e s t o á v i o l e n t o s t e m b l o r e s d e t i e r r a ; e l d e 16 d e A b r i l d e 1 8 5 4 , q u e
n o fué p reced id o d e ruido a l g u n o , derribó c a si to d a s las ca sa s de S a n
S a lv a d o r.
E l v o l c a n d e I z a l c o *, c e r c a d e l a a l d e a d e e s t e n o m b r e , p r o d u c e f r e ­
c u e n te m e n te sal a m o n ia c a . L a p r im er a e ru p ció n q u e rec u e rd a la h isto r ia
d a t a d e l 21 d e F e b r e r o d e 1 7 7 0 ; l a s ú l t i m a s , c u y a s l l a m a s s e v i e r o n á g r a n
d ista n c ia , se prod u jeron e n A b r il de 1 7 9 B , de 1 8 0 5 á 1 8 0 7 , y en 1 8 2 5
(véase m as arrib a, p. 2 3 1 , y T hom pson, Official visit to Guatemala,
1 829, p. 512).
E l v o l c a n d e P a c a y a * ( l a i . 1 4 ° 2 3 ' ) , á u n a s 3 m i l l a s a l S . E . d e la
n u e v a c iu d a d de G u a t e m a la , en e l p e q u e ñ o la g o a lp in o de A m a titla n .
E ste v o lc a n m u y a c tiv o , y q u e a m e n u d o v o m ita lla m a s , tie n e u n a c im a
a l a r g a d a , co ro n a d a d e tres c u m b r e s r e d o n d e a d a s . S e c o n o c e n su s g r a n ­
d e s e r u p c i o n e s d e 1 5 6 5 , 1 6 5 1 , 1 6 7 1 , 1 6 7 7 y 1 7 7 5 ; l a ] ú l t i m a , q u e a r r o jó
m u c h a l a v a , f u é v i s t a y d e s c r it a p o r J u a r r o s .
S ig u e n a lo s 14° 1 2 ' de la t., p r ó x im o s á la costa, los d os v o lc a n e s d e
La a n t i g u a G u a t e m a l a , c o n l o s n o m b r e s c a p r i c h o s a m e n t e r e l a c i o n a d o s
d e A gua y d e Fuego.
E l v o l c a n de A g u a, c o n o t r a q u í t i c o s i t u a d o c e r c a d e E s c u i n t l a , e s m a s
e le v a d o q u e el pico d e T e n e rife, y se h a lla cercad o d e m a sa s de o b s id ia ­
n a , qu e q u iza r ev e la n a n tig u a s eru p c io n es. E ste v o l c a n , c u y a c u m b r e
se l e v a n t a h a s t a l a s r e g i o n e s d e l a s n i e v e s p e r p é t u a s , d e b e s u n o m b r e á
la c ir cu n sta n c ia d e h a b é r s e le a tr ib u id o u n d e sa stre, o c a sio n a d o q u iz á por
u n t e m b l o r d e tie r r a y p o r e l d e r r e t i m i e n t o d e l a s n i e v e s ; l a i n u n d a c i ó n
d e la p r im er a ciu d a d d e G u a t e m a la , á la q u e h a s u c e d id o la s e g u n d a ,
s i t u a d a a l N . N . O. d e l a p e n d i e n t e , y d e s i g n a d a h o y c o n e l n o m b r e d e
A ntig ua Guatemala.
E l v o l c a n de Fuego*, c e r c a d e A c a t e n a n g o , á 5 m i l l a s 0 . N . 0 . d e l
v o l c a n de A g ua. S o b r e l a s i t u a c i ó n r e c i p r o c a d e e s t a s d o s m o n t a ñ a s ,
v é a n s e u n m a p a m u y r a r o , g r a b a d o e n G u a t e m a la , de d o n d e m e lo e n ­
v i a r o n ; el m a p a d e l Alcalde mayor D . J o s é R o s s i y R u b í , p u b l i c a d o c o n e l
t í t u l o d e Bosquejo del espacio que media entre los estrenos de la provincia de
Suchitepeques y la capital de Guatem ala, 1 8 0 0 . E l v o lca n de F u e g o está
siem p re e n a c t iv i d a d , pero h o y m e n o s q u e en otro tiem p o . S u s g r a n d e s
e ru p cion es h a n ten id o lu gar e n 1 5 S 1 , 1 5 8 6 , 1 6 2 3 , 1 7 0 5 , 1710, 1717,
1 7 3 2 , 1 7 3 7 y 1 7 9 9 . L o s e s p a n t o s o s t e m b l o r e s d e tie r r a d e q u e v e n í a n
a c o m p a ñ a d a s las e r u p c io n e s , y no esta s , d e c id ie r o n al g o b ie r n o e s p a ñ o l
e n la s e g u n d a m i t a d d e l ú l t i m o s i g l o á a b a n d o n a r e l e m p l a z a m i e n t o d e
l a s e g u n d a c i u d a d , e n d o n d e s e h a l l a n h o y l a s r u i n a s d e la A ntigua G u a­
temala, y á o b l i g a r d l o s h a b i t a n t e s a f i j a r s e m a s a l N . , e n l a c iu d a d '
d e Santiago de Guatemala. A e s t e p r o p ó s i t o , c o m o c u a n d o s e t r a ta b a d e
trasportar á R io b a m b a y otras c iu d a d e s p r ó x im a s á lo s v o lc a n e s d e l a
c ord illera de lo s A n d e s , se h a d iscu tid o d o g m á tic a m e n te y con g r a n d e
v i v a c i d a d l a c u e s t i ó n d e c u a l e r a el e m p l a z a m i e n t o q u e , s e g ú n l o s e s p e -
rim en to s h e c h o s h a s ta en to n ces, parecia m e n o s espu esto á lo s a so la m ie n ­
tos d e l o s v o l c a n e s , d l a s c o r r i e n t e s d e l a v a , d l a s e r u p c i o n e s d e e s c o r i a s
y d lo s te m b lo r e s de tierra. E l v o l c a n d e F u e g o a r r o jó u n t o r r e n t e d e
l a v a h a c i a el l i t o r a l d e l S . , c u a n d o l a g r a n d e e r u p c i ó n d e 1 8 5 2 . E l c a p i ­
ta n H a ll h a m e d id o , d e sd e su b u q u e , l o s d o s v o l c a n e s d e la a n t ig u a G u a ­
tem a la , halland o p a r a e l de Fuego 1 3 , 7 6 0 p i e s , y p a r a e l de Agua
1 3 ,9 3 3 . P o g g e n d o r ff h a e x a m in a d o la s bases de e sto s resu ltad os, y red u ­
cid o la a ltu ra m e d ia de lo s d o s v o l c a n e s d u n o s 1 2 ,3 0 0 p ie s .
E l v o l c a n de Q u e s a l t e n a n g o * , al l a d o d e l a c i u d a d d e s u m i s m o n o m ­
bre, d 15° 1 0 r de l a t . , e stá en a c t iv id a d y h u m e a n d o d e s d e 1 8 2 1 . L a s tres
m o n t a ñ a s c ó n i c a s q u e l i m i t a n al S . e l l a g o a l p i n o d e A t i t l a n , e n e l n u d o
de m o n ta ñ a s d e S o lo la , se h a l l a n , s e g ú n se d ice , ta m b ié n e n a c tiv id a d .
E l v o lc a n q u e Juarros lla m a de T a ja m u lc o , no m e p a r e ce id é n tic o al de
Q u e sa lten a n g o , d 10 m illa s g eo g rá fica s, en la d ir ec ció n N . 0 . de la ald ea
de T a ja m u lc o , situ a d a al S . de T ejutla.
L as d o s m o n ta ñ a s lla m a d a s por F u n e l v o lca n de S a ca tep eq u es y v o l ­
c a n d e S a p o t i t l a n , ¿ s o n e l volcan de A m llpas, d e B r u é ?
E l g r a n v o l c a n d e S o c o n u s c o , e n la fro n tera d e C h iap a, 7 m illa s al S.
d e C iu d a d -R e a l, d lo s 16° 2' d e lat.
C r eo d e b e r r e p e t ir u n a v e z m a s , a l fin d e e s t a l a r g a n o t a , q u e l a s a l ­
t u r a s b a r o m é t r i c a s i n d i c a d a s a q u í e s t á n t o m a d a s e n p a r te d e E s p i n a d l e ,
en parte de lo s tra ba jo s y m a p a s d e B a i l y , d e S q u ie r y de M o lin a .
(7 5 ) P á g . 2 4 0 . — P u e d e n c o n sid erarse c o n v e ro sim ilitu d c o m o v o lc a n e s
m a s ó m e n o s a c t i v o s h o y l o s 18 q u e s i g u e n : p o r t a n t o , c a s i l a m i t a d d e
l o s q u e h e c ita d o c o m o a c t iv o s e n la a n t i g ü e d a d ó e n n u e s tr o s d i a s
E l Ir a su y e l T u r r i a l v a , c e r c a d e C a r t a g o ; el R incón de la Vieja, e l V o ­
t o s (?) y e l O r o s i ; e l v o l c a n i n s u l a r d e O m e t e p e c , e l N i n d i r i , e l M o m o -
to m b o , el N u e v o , a l p ie d e la m o n t a ñ a tr a q u ítica de la s P ila s; el T e li c a ,
el V iejo , C o n se g u in a , S a n M ig u el B o so tla n , S a n V ic e n t e , el Iz a lc o , el
P a c a y a , el v o lc a n d e F u e g o , cerca de la a n t i g u a G u a te m a la , y el Q u e ­
s a l t e n a n g o . L a s e r u p c i o n e s m a s r e c i e n t e s h a n s i d o l a d e el N uevo, c e r c a
d e las Pilas, e l 1 8 d e A b r i l d e 1 8 5 0 ; la d e S a n M i g u e l B o s o t l a n , e n 1 8 4 8 ;
de C on seguina y San V ic e n t e , en 1 8 3 5 ; del Iz a lc o , en 1825 ; del v o lc a n
de F u e g o , en 1799 y 1852, y del P a c a y a , en 1 7 75.
( 7 6 ) P á g . 2 4 0 . — V é a s e S q u i e r , N icarag u a, t . I í , p. 1 0 3 , 1 0 6 y 1 1 1 , y
el f o l l e t o d e l m i s m o a u t o r p u b l i c a d o a n t e r i o r m e n t e : on the Volcanos o,
Central A m e ric a, 1 8 5 0 , p. 7 , y t a m b i é n B u c h , Islas Canarias, p . 5 0 6 , e n
d o n d e se c i t a e l t o r r e n t e d e l a v a a r r o j a d o e n 1 7 7 o p o r N i n d i r i , y v i s t o d e
n u e v o rec ie n te m en te por e l doctor (E rsted , o b s e r v a d o r m u y in stru id o .

( 7 7 ) Pág-. 2 Í 2 . —- P u e d e n v e r s e t o d a s la s b a s e s d e e s t a s d e t e r m i n a c i o ­
n e s topográficas de M éjico , co m p a ra d a s con la s o b s e r v a c io n e s de D. J o a -
q u i n F e r r e r , e n m i Coleccion de Observaciones astronómicas, t. II, p . 5 2 1 , 5 2 9
y 5 3 6 - 5 5 0 , y Ensayo político sobre la Nueva-España, t. I, p . 5 5 - 5 9 y 1 7 6 ;
t , II, p . 1 7 3 . H e s u s c i t a d o d u d a s d e s d e u n p r i n c i p i o s o b r e e l lug-ar a s t r o ­
n ó m i c o d e l v o l c a n d e C o l i m a , c e r c a d e l a c o s t a d e l o c é a n o P a c í f i c o . (En-
s a y o p o lit., t. I, p . 68 ; t. II, p . 1 8 0 . ) S e g ú n á n g u l o s d e a l t u r a m e d i d o s e n
el m a r por el ca pitan H a ll , e l v o lc a n d e b e hallarse situad o á lo s 19°
3 6 ; d e l a t . , e s d e c ir , m e d i o g r a d o m a s h á c i a e l N . , d e l o q u e y o h a b i a i n ­
d icado s e g ú n itin e r a r io s ; v e rd a d e s q u e no h a b ia d e te rm in a d o d e u n a
m a n e r a a b so lu ta á S e l a g u a y P e ta tla n , q u e h a b i a t o m a d o por p u n to s d e
p a r t i d a . L a l a t i t u d q u e h e d a d o e n e l t e s t o ( 1 9 ° 2 5 >), c o m o la a l t u r a
( 1 1 , 2 6 6 p . ) , s o n d e l c a p i t a n B e e c h e y ( V ia je , 2 . a p a r t e , p á g . 5 8 7 ) . E l ú l ­
t i m o m a p a d e L a u r i e , the Mexican and Central States o f America, 1 8 5 3 , i n ­
d ic a c o m o l a t i t u d 1 9 ° 2 0 ' . P u e d o , p o r l o d e m á s , e s t a r e n g a ñ a d o e n 2 ó 3
m in u to s sob re el terren o d e l J o r u l l o , p o r q u e e sta b a ab sorb id o por l o s
trabajos g e o ló g ic o s y to p o g r á f ic o s , y p o r q u e f u i o b lig a d o á d e te r m in a r
la s la titu d e s sin q u e el sol n i l a s e stre lla s a p a r e ciesen . "Véase H a l l ,
Journ al written on the coast o f C hili, Perú and M éxico, 1 8 2 4 , t. I I , p . 3 7 9 ;
B e e c h e y , V iaje, 2 . a p a r t e , p . 5 S 7 , y H u m b o l d t , Ensayo político, 1 . 1 , p . 6 8 ;
t . II, p . 18 0 . S e g ú n l a s v i s t a s f i e l e s y p i n t o r e s c a s q u e R u g e n d a s h a t r a ­
zado d el volcan de C o lim a , y se conservan en el m useo de B erlin,
d istin g u e n se dos m o n ta ñ a s m u y próxim as: e l v o lca n prop iam en te d ic h o
q u e deja siem pre escapar h u m o y se cubre de a lg u n a n ie v e , y la N e v a d a
m a s alta, q u e p en e tr a m u y d entro e n la r e g ió n d e las n i e v e s p e r p é tu a s.

(7 8 ) P á g . 2 4 6 .— Las d e te rm in a c io n es d e lo n g it u d y la titu d r e la tiv a s á


la s cin co h ilera s v o lc á n ic a s d e la c o rd illera de lo s A n d e s , y lo s i n t e r v a lo s
q u e sepa ran los g r u p o s so n lo s q u e s ig u e n : e sta s d ista n cia s d a n á c o n o c e r
la pro po rcio n q u e e x is t e entre lo s terrenos v o l c á n ic o s y lo s no v o lc á n ic o s .
I. G ru po d e l o s v o l c a n e s m e j i c a n o s . — L a f a l l a e n q u e s e l e v a n t a n e s ­
to s v o l c a n e s s e d ir ije d e E . á 0 . , d e s d e e l O r i z a b a h a s t a e l C o l i m a , e n
una lo n g itu d de 98 m illa s g e o g r á fic a s , entre 19 y 19° 2 0 7 d e la titu d . E l
v o l c a n a i s l a d o d e T u x t l a e s t á 3 2 m i l l a s m a s h á c i a e l E . q u e e l O r iz a b a ,
y s i t u a d o c e r c a d e l a c o s t a d e l g r a n g o l f o m e j i c a n o , e n u n c ír c u l o p a r a ­
le lo (18° 2 8 / ) m e d io g r a d o m a s p ró x im o al S.
II. L a d i s t a n c i a e n t r e e l g r u p o m e j i c a n o y e l g r u p o d e l a A m é r i c a c e n ­
tr a l q u e le s u c e d e i n m e d i a t a m e n t e , e s d e c i r , e n t r e e l v o l c a n d e O r i z a ­
b a y e l d e S o c o n u s c o e s , e n l a d i r e c c i ó n d e E . S . E . á 0 . N . 0 . , d e 7K
m illa s.
III. G ru p o d e l o s v o l c a n e s d e l a A m é r i c a c e n t r a l . — E s t a l í n e a v o l c á n i c a ,
q u e s i g u e la d i r e c c i ó n d e l S . E . a l N . 0 . , t i e n e m a s d e 1 7 0 m i l l a s , d e s d e
e l v o lc a n de S o c o n u s c o h a s ta e l T u r r ia lv a , en la p r o v in c ia d e C osta-
R ica.
I V . La distan cia entre el gru p o de la A m é r ic a central y la h iler a v o l ­
c á n i c a d e N u e v a - G r a n a d a y d e Q u ito e s d e 1 5 7 m i l l a s .
V . G rupo d e l o s v o l c a n e s d e N u e v a -G r a n a d a y d e Q u ito .— S u l o n g i ­
t u d , á p a r tir d e l p u n t o d o n d e s e p r o d u j o u n a e r u p c i ó n e n e l P á r a m o d e
R u i z , al N . d el v o lc a n de T o lim a , h a s ta el v o lc a n de S a n g a y , es d e 118
m illa s . L a parte d e la c o rd iller a d e lo s A n d e s , c o m p r e n d id a entre e l v o l ­
c a n d e P u r a z , c erca d e P o p a y a n , y la parte S . d el n u d o v o lc á n ic o de
P a s t o , s e d i r ij e d e l N . N . E . a l S . S . 0 . M u y l e j o s , al E . d e l o s v o l c a n e s
d e P o p a y a n , cerca de las fu en tes del R io -F ra g u a , se h a lla un v o lc a n a i s ­
la d o , c u y o lu g a r h e s e ñ a l a d o , s e g ú n las in d ic a c io n e s d e lo s m isio n e r o s
d e T i m a n a , e n m i M apa general de las Cordilleras de la Am érica m eridional.
L a d ista n cia de esta h ilera v o lc á n ic a á las c o sta s d e l m ar es de 38
m illa s.
V I . E n tr e e l g r u p o v o l c á n ic o de N u e v a -G r a n a d a y de Q uito, y el g r u p o
d e l P e r ú y d e B o l i v i a , la d ista n c ia m id e 2 Í 0 m illa s. E s la c o rd iller a m a s
la r g a q u e e x is te sin v o lc a n e s .
V I L G rupo d e la h ile r a - v o lc á n ic a del P e r ú y d e B o l i v i a . — E ste g r u p o
p r e s e n ta , d esd e el v o lc a n d e C h acan i y A r eq u ip a (la t. 1 6 01/ 4 ) h asta el
v o l c a n d e A t a m a c a ( 2 1 ° ‘/ 2) , u n a e s t e n s i o n d e 1 0 o m i l l a s .
V I I I . La d ista n cia entre e l gru p o d el P erú y de B o liv ia , y e l g r u p o de
C h ile , e s d e 1 3 5 m illa s. N o se h a lla n i n g ú n c o n o v o lc á n ic o e n l a la r g a
C ordillera q u e corre al 0 . d e la s d o s p r o v i n c ia s de C a ta m arca y de R ioja ,
¿ p a r t ir d e l d e s i e r t o d e A t a c a m a , e n l a q u e s e e l e v a e l v o l c a n d e S a n
P e d r o , h a s ta m a s a llá de C o p ia p o , y a u n h a s t a e l v o l c a n de C o q u im b o
(30° 5 0 -
IX . Grupo d e C h ile. D is ta n c ia d e l v o l c a n d e C o q u im b o al de S a n C le­
m e n t e , 2 4 2 m illa s.
A d ic io n a n d o estas lo n g i t u d e s de la s C o rd illera s, y te n ie n d o en c u e n ta
l a c u r v a p r o d u c i d a p o r e l c a m b i o d e d i r e c c i ó n e n e l e j e , á p a r tir d e l p a ­
r a l e l o d e l o s v o l c a n e s m e j i c a n o s ( 1 9 ° l/ i d e l a t . b o r . ) h a s t a e l v o l c a n d e
S a n C le m en te e n C h ile ( 4 6 ° 8 1 lat. a u s t r .) , se o b tie n e para u n a d ista n c ia
d e 1 ,2 4 2 m i ll a s , u n e sp a c io de 635 m i ll a s , q u e c o m p r e n d e cin co gr u p o s
d e v o l c a n e s a l i n e a d o s ( g r u p o s d e M é j i c o , d e la A m é r i c a c e n t r a l , d e N u e ­
v a -G r a n a d a y de Q uito, d e l P e r ú y de B o l iv i a , y d e C h ile ), y u n esp a c io
d e 67 m i ll a s , q u e sin d u d a esta c o m p le ta m e n te d e sp r o v isto de v o lc a n e s .
E s to s d o s n ú m er o s so n c o n corta d ife re n c ia ig u a le s . D o y a q u í p r o p o r c io ­
n e s n u m érica s m u y ex a cta s, q u e resultan d e un a m in u c io sa co m p aración
q u e h e h e c h o de m is propios m a p a s con lo s de lo s d e m á s g e ó g r a fo s , á
ü n de p r o v o c a r r ec tifica cio n es. L a parte m a s la r g a d e las C o r d ille r a s qu e
n o t i e n e v o l c a n e s e st á c o m p r e n d i d a e n t r e e l g r u p o d e N u e v a - G r a n a d a y
de Q u ilo , y e l d e l P e r ú y d e B o l i v i a . S i e n d o p o r c a s u a l i d a d i g u a l á la
q u e c u b ren lo s v o lc a n e s de C h ile.

(79) P á g . 2 4 7 .— El gru p o de los v o lc a n e s m e jic a n o s * com pren de e l


O r i z a b a , e l P o p o c a t e p e t l * , e l T o l u c a ó Cerro de San Miguel de Tutucuitla-
•pilco, e l J o r u l lo * , e l C o l i m a * y e l T u t x l a * . L o s v o l c a n e s a u n e n a c t i v i d a d
s e d e s i g n a n a q u í , c o m o y a s e h a h e c h o e n o tr a s l i s t a s d e l m i s m o g é n e r o ,
por u n asterisco.

(SO) P á g . 2 4 7 .— P ara los d eta lles r ela tiv o s al gru p o v o lc á n ic o d e la


A m é r ic a c e n tr a l, v é a n s e las n o tas 7 4 y 75.

( 8 1 ) P á g . 2 4 7 . — E l g r u p o de N u e v a - G r a n a d a y d e Q uito c o m p r e n d e :
e l Páram o y Volcan de R u i z *, l o s v o l c a n e s d e T o l i m a , Puraz* y Sotara,
cerca de P o p a y a n ; el v o lc a n del R io -F ra g u a , u n o d e lo s aflu en tes del C a-
q u e ta ; lo s v o lc a n e s d e P a s to , el A zu fral*, el C u m b a l* , el T u q u e rr a s, el
C h i l e s , e l I m b a b u r u , e l C o t o c a c h i , e l R u c u - P i c h i n c h a , e l A n t i s a n a (?),
e l C o t o p a x i * , e l T u n g u r a h u a * , e l C a p a c - U r c u ó A ltar de los Collanes (?) y
el Sangay*.

(82) P á g . 2 4 7 .— El grupo del P erú m eridional y de B o liv ia com pren­


d e , de N . á S ., lo s 14 v o lca n es sigu ien tes:
E l v o lc a n d e C h a c a n i , lla m a d o ta m b ié n C h a r c a n i, s e g ú n C urzon y
M e y e n , p e r te n e c e a l g r u p o d e A r e q u i p a , y se d is t in g u e d e sd e la ciu d a d
d e e s t e n o m b r e . E s t á s i t u a d o á la m á r g e n d e r e c h a d e l R i o - Q u i l c a , á l o s
1 6° 1 1 ’ de la t., s e g ú n el esplorador m a s e x a c to de e sta c o m a r c a , P e n t­
l a n d , y á 8 m illa s al S . del N e v a d o d e C h u q u ib a m b a , c u y a a ltu r a , se
d i c e , p a s a d e 1 8 ,0 0 0 p ie s . T e n g o á la v i s t a n o tic ia s in é d it a s q u e atrib u­
y e n al v o lc a n d e C h acan i 1 8 ,3 9 1 p ie s de altura. C urzon h a visto u n gran
c r á te r e n la p a r t e S . E . d e l a c i m a .
E l v o lc a n d e A r e q u ip a * , situ a d o á 16° 2 0 / de la t., á 3 m illa s d e la
c i u d a d , e n l a d i r e c c i ó n N . E . S o b r e la a l t u r a d e e s t e v o l c a n ( 1 7 , 7 1 4
p ie s? ), véase Cosmos, t. I V , p. 2 2 4 . H senke, b o tá n ic o de la es­
p e d ic io n de M a l a s p i n a (1 79G ); C u r z o n d e l o s E s t a d o s - U n i d o s ( 1 8 1 1 ) y
el doctor W e d d e ll (1 847) h a n lle g a d o h asta la cu m b re del A req u ip a.
M ey e n h a visto, e n A g o s t o de 1 8 3 1 , e l e v a r s e g r a n d e s c o l u m n a s d e h u ­
m o; u n a ñ o a n tes, el v o lc a n presen tó u n a eru p ción de escorias, pero n u n ­
c a h a a r r o ja d o l a v a . V é a s e M e y e n , Reise um die Erde, 2 . a p a r t e , p . 3 3 .
E l v o l c a n d e Orn ato: l a t . 1 0 ° 5 0 ' ; t u v o u n a g r a n d e e r u p c i ó n e n 1GG7.
E l v o l c a n d e U v i l l a s ó U v i n a s , al S . d e A p o . S u s ú l t i m a s e r u p c i o n e s
d atan del sig lo x v i.
E l v o lc a n de P i c h u - P i c h u , á 1 6 ° 2 5 / de la t ., á 4 m illa s al E . de la
c iu d a d de A r e q u ip a , cerca del p aso de C an gallo; altura 9 ,0 7 6 p ies so b re
el n iv e l del mar.
E l v o l c a n V i e j o : l a t . 1 6 ° 5 5 ’ . E s l e v o l e a n p o s e e u n c r á te r i n m e n s o ,
eon co rr ie n te s de l a v a y m u c h a pied ra p ó m e z .
L os 6 v o lca n es q u e preeeden form an el grupo de A req uipa.
E l v o l e a n d e T a e o r a ó C h i p i c a n i : ' la t ., s e g ú n e l m a g n í f i c o m a p a d e l
l a g o d e T itic a e a , de P e n t la n d , 1 7° 45'; altu r a 1 8 ,5 2 0 p ie s.
E l v o l c a n d e S a h a m a : * l a l . , 1 8 ° l 1; a l t u r a 2 0 , 9 7 0 p i e s . E s t e v o l e a n
o f r e c e l a f o r m a d e u n c o n o t r u n c a d o p e r f e c t a m e n t e r e g u l a r ( v é a s e Cos­
mos, t . I V , p . 2 2 4 ). E l S a h a m a es, s e g ú n P en tla n d , 870 p ie s m as alto
q u e el C h im b o ra z o , pero 6 ,2 4 0 pies m e n o r q u e el m o n te E verest del
H im a l a y a , q u e p a s a h o y po r la c u m b r e m as alta de A sia . L a últi­
ma relación oficial del c oron el W a u g h , q u e data d e l 1 .° de m arzo
d e 1 8 5 6 , m e n c io n a e o m o la s cuatro m o n t a ñ a s m a s alta s de la co rd illera
del H im a la y a : el m o n te E v e re st (G a u r isch a n k a ), al N . E . de K a tm a n d u ,
altura , 2 7 ,2 1 0 pies; el K u n ts c h in j in g a , al N . de D a r jilin g , 2 6 ,4 1 7 p ie s;
el D h a u la g ir i (D h a v a lig irir ), 2 o , 170 p ies, y e l T sc h u m a la r i (C h a m a la r i),
2 2 ,4 6 8 pies.
E l v o l c a n P o m a r a p o : altu ra , 2 0 ,3 6 0 pies; la t ., 18° 8 ; . E sta m o n t a ñ a
es g e m e la del v o le a n q u e la s i g u e in m e d ia ta m e n te .
E l P arin a eo ta ; a ltu r a , 2 0 ,6 8 0 pies; la t ., 1 8° 1 2 '.
E l g r u p o d e lo s cuatro c o n o s traquíticos: S a h a m a , P o m a r a p o , P a r i -
n a c o t a y G u a l a t i e r i , c o m p r e n d i d o s e n t r e l o s p a r a l e l o s d e 1 8 ° 7' y 1 8 ° 2o',.
e s, s e g ú n lo s c á lc u lo s tr ig o n o m é tr ic o s de P e n t la n d , es m a s alto q u e e l
C h im b o ra zo , y p a sa de 2 0 ,1 0 0 p ies.
E l v o l e a n G u a l a t ie r i * : a l t u r a , 2 0 , 6 0 4 p i e s ; l a t . , 1 8 ° 2 5 7, e n l a p r o ­
v in c ia b o liv ia n a de Carangas: está, se g ú n P en tla n d , en g r a n a e tiv id a d
( v e a s e Hertka, t. X I Í Í , 1 8 2 9 , p . 2 1 ) .
N o lejo s del g r u p o de S a h a m a , entre 1 8 ° 7 ' y 18° 2 5 ' , la h iler a v o l ­
cánica q u e se h a lla al 0 . d e la cord illera de lo s A n d e s y la m ism a ca­
d e n a cam b ian b r u sca m en te de d ir e c c ió n , y d ejan la d e l S . E . al N . 0 .
para tom ar la de N . á S . q u e es la g e n e r a l h asta el estrecho de M aga­
lla n es. H e t r a ta d o e n o t r o l u g a r d e este im p ortante ca m b io de eje,
q u e f o r m a u n s e s g o e n el l i t o r a l c e r c a d e A r i e a (1 8 ° 2 8 ' ) , y d e l q u e s e
h a l l a u n e je m p lo a n á l o g o en la c o sta o c e id e n ta l d e A fr ic a , e n el G olfo
d e D i a f r a . V é a s e Cosmos, t. I, p . 2 7 2 y 4 3 5 ( n o t a 4 7 ) .
E l v o lc a n I s lu g a , e n la p r o v in c ia d e T a r a p a c a , al 0 . d e C arangas:
la t., 19° 2 0 ' .
E l v o lc a n de S a n P ed ro d e A ta ca m a , á la estrem idad N . E . d el D e­
sierto d e l m is m o n o m b r e , á l o s 22° 16' de la t., s e g ú n e l n u e v o m a p a d e l
doctor P h ilip p i, al N . E. y á euatro m illa s g e o g rá fica s d e la p e q u e ñ a
c iu d a d de S a n P e d r o , no lejo s d el gran N e v a d o de C h o ro lq u e.
No ex iste n in g ú n volcan d e 2 1 ° 3G? á 3 0 ° . D esp u es de esta in te r -
r u p c i o n d e m a s d e 1 £2 m i l l a s , l a a c t i v i d a d v o l c á n i c a r e a p a r e c e en e l
v o l c a n d e C o q u i m b o ; p o r q u e M e y e n n i e g a l a e x i s t e n c i a d e un v o l c a n d e
C o p ia p o ( l a t . 2 7 ° 2 8 ' ) , q u e s i n e m b a r g o a f i r m a P h i l i p p i , m u y f a m i l i a r i ­
zado c o n esta com arca.

(83) P á g . 2 4 7 . — El prim er im p u ls o q u e se d io a l c o n o c im ie n to g e o ­
g r á f ic o y g e o l ó g i c o d e l g r u p o v o l c á n i c o d e C h i l e y e l é x i t o m i s m o d e e s ­
t o s e s t u d i o s , s e d e b e á l a s i n g e n i o s a s i n v e s t i g a c i o n e s d e l c a p i t a n F it z -
R o y , e n la e s p e d i c i o n d e l Adventure y d e l Beagle, c o m o t a m b i é n á l o s tra­
b a jo s c o m p leto s de D a r w in . E ste , c o n la m ira d a g e n e r a liz a d o r a q u e le e s
p ropia, h a reu n id o en un so lo p u n to de v ista lo s fe n ó m e n o s c o n e x o s de lo s
t e m b l o r e s d e ti e r r a y l a s e r u p c i o n e s v o l c á n i c a s . D u r a n t e e l g r a n a c o n t e ­
c i m i e n t o n a t u r a l q u e d e s t r u y ó l a c i u d a d d e C o p ia p o e l 2 2 d e n o v i e m b r e
de 1 8 2 2 , u n a parte c o n sid e r a b le de la costa fue e le v a d a , y e l f e n ó m e n o
e n te r a m e n te s e m eja n te al del 20 d e febrero d e 1 8 3 5 , q u e ta n fu n e s to fue
á la c iu d a d d e C o n ce p c ió n , se presen tó a c o m p a ñ a d o d e la e ru p ción de
u n v o l c a n s u b m a r i n o q u e h i z o fu r o r d u r a n t e d i a y m e d i o , c e r c a d e B a ­
c a l a o H e a d , e n l a i s l a d e C h i l o e . T o d o s e s t o s e f e c t o s , d e b i d o s á ca u sa s ,
a n á lo g a s, se h a b ia n y a p rod u cid o a n te r io rm en te, y confirm an la creen cia
d e q u e l a h i l e r a d e i s l a s r o q u i z a s s i t u a d a a l S . d e l "Valdivia y d e l F u e r t e
M a u llin , e n fr e n te d e lo s F iords d el c o n tin e n te , y q u e c o m p r en d e C h ilo e ,
el a r c h i p i é l a g o d e l o s C h o n o s y d e H u a y t e c a s , l a Península de Tres M on­
tes, y las Islas de tas Campanas, de la Madre de Dios, d e Sania Lucia y d e
los Lobos, d e s d e 3 9 ° 5 3 ' h a s t a l a e n t r a d a d e l e s t r e c h o d e M a g a lla n es
( 5 2 ° 1 6 7) , e s l a m i s m a c r e s t a d e s g a r r a d a , p o r d e c i r l o a s í , d e u n a c o r d i l l e r a
situ a d a m a s al 0 . , q u e n o h a desa p a recid o c o m p le ta m e n te . V e r d a d es
q u e n i n g ú n c o n o d e t r a q u i t o a b i e r t o e n la c u m b r e , n i n g ú n v o l c a n p e r ­
t e n e c e á e s t o s «fr acte e e x a e q u o r e t e r r í e » ; p e r o e r u p c i o n e s s u b m a r i n a s ,
aisla d a s q u e h a n precedido ó s e g u id o á g r a n d e s sa c u d id a s su bterráneas,
p a r e c e n i n d i c a r l a p r e s e n c i a d e e s t a f a l l a o c c i d e n t a l . V é a s e D a r w i n , On
the connexion o f volcanic phosnomena, the form ation o f m ountain chains, and
the effect o f thc same powers by which continents are eleoated, en las Tran-
sactions of the Geological Society, 2 . a s é r i e , t. V , 3 . a p a r t e , 1840, p.
6 0 6 - 6 1 5 y 6 2 9 - 6 3 1 ; H u m b o l d t , Ensayo político sobre la Nueva España, t . í ,
p . 1 9 0 , y t. I V , p . 2 3 7 .
L o s v e i n t e y c u a t r o v o l c a n e s q u e f o r m a n e l g r u p o d e C h il e e s t á n a l i ­
n e a d o s d e N . á S . , d e s d e e l p a r a l e l o d e C o q u i m b o h a s t a l o s 46° d e l a t i ­
tud boreal, en el o rd e n s ig u ie n te :
I o E n t r e l o s p a r a l e l o s d e C o q u i m b o y de V a l p a r a í s o :
E l v o l c a n d e C o q u i m b o : l a t . , 3 0 ° 5í ( v é a s e M e y e n , t. T, p . 3 8 5 ) .
E l v o lca n L im ari.
E l v o lc a n Chuapri.
E l v o l c a n A c o n c a g u a * , a l 0 . N. 0 . d e M e n d o z a : l a t . , 3 2 ° 3 9 ' ; a l t u ~
ra, 2 1 , 5 8 4 p ie s, s e g ú n K e lle t , pero s e g ú n las m e d id a s tr ig o n o m é tr ic a s
m a s r ecien tes, deb id as al in g e n ie r o P issis (1 8 5 4 ), 2 2 ,3 0 1 p ies in g le s e s
so lo . El A c o n c a g u a es a lg o m e n o r en altura por c o n sig u ie n te q u e el S a -
h a m a , a l q u e P e n t l a n d da a c t u a l m e n t e 2 2 , 3 5 0 p i e s i n g l e s e s . V é a s e G il l is ,
V . S. N aval Astron. Exped. to C h ili, t. I, p. 1 3 . P i s s i s h a d e s a r r o l l a d o , e n
l o s Anales de la Universidad de Chile, 1 8 5 2 , p. 2 1 9 , l a s b a s e s g e o d é s i c a s
d e la o p e r a cio n q u e e jecu tó e n el A c o n c a g u a , á 0,7 9 7 m e tr o s de altura,
y q u e h a n e c esita d o o c h o tr iá n g u lo s.
E l Peak Tupungato, a l q u e G il l is d a 2 2 , 4 5 0 p i e s i n g l e s e s , y q u e c o l o c a
á lo s 33° 2 2 ' de l a t ., m ie n tr a s q u e se h a lla n e n e l m apa de la p r o v in c ia
d e S a n t i a g o , d e P i s s i s , 2 2 , 0 1 6 p i e s i n g l e s e s , V é a s e G il l is , p . 4 5 . P i s s i s
h a a d o p t a d o e s t e ú l t i m o n ú m e r o ( 6 , 7 1 0 m e t r o s ) , e n l o s Anales de C hile,
1850, p. 12.
2 o E ntre lo s p aralelos de V a lp a r a íso y C on cep ción :
E l v o l c a n M a y p u * : l a t ., 3 4 ° 177, s e g ú n G il l is (t. 1, p. 1 3 ) , q u e sin
e m b a r g o , e n s u m a p a g e n e r a l d e C h i l e , l e h a c o l o c a d o á l o s 3 3 ° 4 7 7, l o
q u e e n v e r d a d e s u n e r r o r ; a l t u r a , 1 6 , 5 7 2 p i e s . M e y e n h a s u b i d o á é l.
L a r o ca traquítica d e la cu m b r e h a h o r a d a d o la s c a p a s ju r á sic a s, en las
c u a le s B u c h h a recorrido á altu ras de 9 ,0 0 0 p ie s, e l E x o g y r a C u lon i, el
T r i g o n i a c o s t a l a y e l A m m o n i t a s b i p l e x ( Descripción física de las islas Ca­
narias, 1 8 3 6 , p . 4 7 1 ) . N o e x i s t e n c o r r i e n t e s d e l a v a , p e r o e l c r á te r ar ro ja
lla m a s y escorias.
E l v o l c a n P e t c r o a * , a l E . d e T a lc a : l a t . , 3 4 ° 5 3 1; e s t á f r e c u e n t e m e n ­
te e n c e n d id o , y t u v o , s e g ú n la d e sc r ip c ió n de M o lin a , u n a g r a n eru p c ió n
■el 3 d e d i c i e m b r e de; 1 7 6 2 . E l h á b il natu ralista G a y le h a v isita d o
en 1831.
E l v o l c a n d e C h il l a n : l a t . , 3 6 ° 2 7; l a c o m a r c a c e r c a n a h a s i d o d e s - '
crita por el m isio n ero H a v e s ta d l de M u n ster. M u y cerca se h a lla el N e ­
v a d o D e s c a b e z a d o (3 5 ° 1 ' ) , a l q u e D o m e y k o h a s u b i d o , y q u e M o l i n a h a
e s t i m a d o e r r ó n e a m e n t e c o m o l a m o n t a ñ a m a s a l t a d e C h il e . G il l is h a
e v a l u a d o s u a l t u r a e n 1 3 , 1 0 0 p i e s i n g l e s e s . V é a s e U. S. N aval Astron.
E xpedition, t. I, p . 1 6 y 3 7 1 .
E l v o lc a n T u c a p e l, al 0 . de la c iu d a d de C on cep ción ; se le llam a
t a m b i é n S illa Veluda. Q u i z á s s e a u n a m o n t a ñ a d e t r a q u i t o c e r r a d a , e n
c o m u n i c a c i ó n c o n el v o l c a n a c t i v o d e A n t u c o .
3 o E n tr e lo s paralelos de C on cep ción y de V a ld iv ia :
E l v o lc a n A n tu c o * : la t., 37° 1L Poep pig h a dado d e é l un a d e s­
c r i p c i ó n g e o l ó g i c a d e t a l l a d a . E s u n c ráte r d e l e v a n t a m i e n t o b a s á l t i c o , d e
d o n d e se e le v a e l c o n o de tr aq u ito. T ie n e corrien tes d e la v a q u e h a c e n
su e ru p c ió n al p ie d e l c o n o y m a s r a r a m e n t e e n l a c u m b r e d e l c ráte r
( P o e p p i g , Reise in C h ili u n d P e rú, t. 1, p . 3 6 4 ) . U n a d e e s t a s c o r r i e n t e s
a u n s e v e i a e n 1 8 2 8 . E n 1 8 3 5 , el l a b o r i o s o D o m e y k o h a h a l l a d o e l v o l ­
e a n en p len a a c tiv id a d y h a e v a l u a d o su a ltu r a á 8 , 3 6 8 p i e s s o l a m e n t e
( P e n t l a n d , e n M a r y S o m e r v i l l e , Phys. Geography, t. I, p . 1 8 6 ) . E l e m i ­
n e n t e a s t r ó n o m o a m e r i c a n o G il l is le d a S , 6 7 2 p i e s , y c ita n u e v a s e r u p ­
c io n e s e n 1S53. S e g ú n la s n o tic ia s de G illis, h a d e b id o su rg ir un n u e v o
v o l c a n e l 2 5 d e n o v i e m b r e d e 1 S i 7 , e n el i n t e r i o r d e l a C o r d i l le r a , e n t r e
A n tu c o y D e sc a b e z a d o , y fo r m a d o u n a co lin a * de 300 p ies. D o m e y k o h a
v is to salir d e e lla e r u p c io n e s d e lla m a s y azufre d u ra n te m a s de u n a ñ o .
P c e p p ig c it a t a m b i é n o t r o s d o s v o l c a n e s : P u n h a m u i d d a * y U n a l a v -
q u en * , á gran d ista n cia h á c ia el E . d el A n tu c o , e n u n a de las c o rd ille ­
ras p a r a l e l a s á l o s A n d e s .
E l v o l c a n C a llaq u i.
E l v o l c a n d e V i l l a r i c a * : l a t . , 3 9 ° 14'.
El v o lca n C h iñ a l: l a t . , 39° 3 5'.
El v o lc a n de P a n g u ip u lli* : l a t . , 40° 4 5 , se g ú n el m a y o r P h ilip i.
4 . ° E n t r e l o s p a r a l e l o s d e V a l d i v i a y e l c a b o S u d d e la i s l a C h il o e :
El volcan R an eo.
E l v o l c a n O so r n o ó L l a n q u i h u o : l a t . , í l ° 9; ; a l t u r a , 6 , 9 8 4 p i e s .
E l v o lc a n d e C albu co * : l a t . , 41° 12/.
E l v o lc a n G uan ahuca (G uanega?)
E l v o lc a n M in c h im a d o m : lat. , 42° 4 8 7 ; a l t u r a , 7 ,5 0 0 p ie s.
El volcan del C orcovado * : l a t . , 43° 12 '; a ltu r a , 7 ,0 4 6 pies.
E l v o lca n Y á n teles (Y n ta le s): l a t . , 43° 2 9 ' ; a ltu r a , 7 ,5 3 4 pies.
S o b r e e s t a s c u a t r o ú l t i m a s m o n t a ñ a s , v é a s e F i t z - R o y , Exped. o f t
Beagle, t. I I I. p . 2 7 o , y G i l l i s , t. I, p . 13.
E l v o l c a n San-Clemente, e n f r e n t e d e l a P e n í n s u l a g r a n í t i c a de Tres
Montes, s e g ú n D a r w i n : l a t . 4 6 ° S ' . E n s u g r a n m a p a d e l a A m é r i c a m e ­
r i d i o n a l , L a C r u z i n d i c a u n v o l c a n de los Gigantes, s i t u a d o m a s a l S . , e n
frente del a r c h ip ié la g o d e l a Madre de D io s , á 5 1 ° 4* d e l a t . , c u y a e x i s ­
ten cia es m u y d u d o sa .
H e tom ado la m a y o r parte d e la s la titu d es q u e p r e c e d e n d e l m apa d e
P issis, C am p b ell y G ay, que a c o m p a ñ a á la escelen te obra d e ‘G i­
llis (1855).

( 8 4 ) P á g . 2 4 8 . — H u m b o l d t , Misceláneas de Geología y de Fisica general,


t. I ; p . 8 3 . ■

( 8 5 ) P á g . 2 4 8 . — E l 2 4 d e e n e r o d e 1 8 0 4 . V é a s e m i Ensayo político s o ­
bre la Nueva E sp a ñ a , 1 . 1 , p. 1 6 6 .

(8 6 ) P a g . 2 5 0 .— E l n u d o de m o n ta ñ a d e e sq u isto m i c á c e o , fo r m a d o
po r la u n ió n de l a m o n t a ñ a d e los R o b le s ( la t ., 2 o 2 0 y d e l P á ra m o d e
l a s P a p a s ( l a t . , 2 o 2 0 ’) , e n c ie r r a d o s l a g o s a l p i n o s , la laguna de San lago y
la lagxma del Buey , s i t u a d o s á m e n o s d e m i l l a y m e d i a d e i n t é r v a l o , y d e
d o n d e s a l e n : d e l p r i m e r o , el R i o C a u c a ; d e l s e g u n d o , e l R i o M a g d a l e ­
na. E stos dos r ío s, separados l u e g o p o r u n a c o r d il l e r a c e n t r a l , n o se
r e ú n e n h a s t a el p a r a lelo d e 9o 2 7 ' , e n las lla n u ra s d e M o m p o x y d e T e ­
n e r ife . E l n u d o d e m o n ta ñ a de q u e a c a b a m o s d e h a b la r , y q u e se h a lla
e n tre P o p a y a n , A lm a g u e r y T im a n a , es de g ran im p o r ta n c ia p ara resol­
v e r l a c u e s t i ó n d e s i la c o r d i l l e r a v o l c á n i c a d e C h i l e , d e l P e r ú , d e B o l i ­
v i a , d e Q u i t o y d e N u e v a - G r a n a d a s e r e ú n e á la c a d e n a d e l i s t m o d e
P a n a m á , y p o r c o n s e c u e n c i a á la d e V e r a g u a , d e C o s t a - R i c a y d e t o d a
l a A m é r ic a C entral. H e d e m o s t r a d o , e n m is m a p a s d e 1 8 1 6 , 1 8 2 7 y 1 8 3 4 ,
« u y o s siste m a s d e m o n ta n a s h a n sido rep ro d u cid o s por B r u é , e n el m a g ­
n íf ic o m a p a q u e J o a q u í n A c o s t a h a d a d o de N u eva-G ran ad a (1 8 4 7 ), y
en otros, que la co rd iller a d e lo s A n d e s se d i v i d e en tres b r a z o s, á
l o s 2 o 10' d e la t. b o r e a l. L a C ord illera d e l 0 . co rre entre e l v a lle d e l R io
C a u c a y e l R i o A t r a t o , l a C o r d i l le r a c e n t r a l e n t r e e l R i o C a u c a y e l R i o
M a g d a l e n a , la C ord illera o r ie n t a l e n tr e el v a l l e d e l R io M a g d a le n a y lo s
L l a n o s , r e g a d o s por lo s a flu e n te s d el M arañ on y d e l O rinoco. H e p o d id o
i n d i c a r l a d i r e c c i ó n e s p e c i a l d e e s t a s tr e s C o r d i l l e r a s c o n f o r m e á g r a n
n ú m e r o de p u n tos com p ren d id os entre la s d ete rm in a c io n es de lu g a r e s
a s t r o n ó m i c o s , d e l o s q u e h e fija d o 1 5 2 e n l a A m é r i c a d e l S u r s o l a m e n t e ,
por c u lm in a c io n e s d e e stre lla s.
L a C ordillera o c c id e n t a l corre a l E . d el R io D a g u a y al 0 , d e C áceres,
d e R o ld a n illa , de T oro y de A n s e r m a , cerca de C artago , en la d ir ec ció n
d e S . S . 0 . á N . N . E . , q u e c o n s e r v a h a s t a e l Salto de San-Antonio , e n e l
R io C a u c a ( l a t . , 5 o 1 4 7) , a l S . 0 . d e l a Vega de S u p la. D e s d e a l l í , h a s t a
e l Alto del Viento , q u e s e e l e v a á 9 , 0 0 0 p i e s , e n l a Cordillera de Abibe ó
A v id i ( l a t . 7 o 1 2 ' ) , l a c o r d i l l e r a c r e c e c o n s i d e r a b l e m e n t e e n a l t u r a y l o n ­
g i t u d , y s e c o n f u n d e p o r fin e n l a C o r d i l l e r a c e n t r a l , e n l a p r o v i n c i a d e
A n t io q u i a . M as al N . , h á c ia la s fu e n te s del R io L u c io y d e l R io G uacuba^
la cord illera se baja y d iv id e e n v a r ia s h ile r a s de c o lin a s . L a C ordi­
lle r a O c c id e n ta l, q u e , cerca d el paraje en q u e el D a g u a d e se m b o c a e n
l a B u hia de San-Buenaventura, s e h a l l a t o d o l o m a s á 8 m i l l a s d e l a s c o s t a s
d e l P acífico ( l a t . , 3 o 5 0 / ) , e stá se p a r a d a de e lla por u n a d istan cia d o b le
b a j o e l p a r a l e l o d e Q u i b d o , e n la p r o v i n c i a d e C h o c o ( l a t . , 5 o 4 8 J).
E sta o b s e r v a c ió n n o deja de tener i m p o r t a n c ia , p o r q u e es n e cesario n o
c o n fu n d ir la cord illera o c c id e n t a l d e lo s A n d e s c o n el país m o n t a ñ o s o y
l a c a d e n a d e c o l i n a s q u e a t r a v i e s a d e S . á N . , á par tir d e N o v i d a y d e
T a d o , esta p r o v in c ia ta n rica en la v a d u r a s d e o r o , entre la m á r g e n d e ­
rech a del R io S a n -J u a n y la m á rg en izq u ierd a d el gra n R io A tra to . A
t r a v é s d e e s t a h i l e r a i n s i g n i f i c a n t e d e c o l i n a s p a s a , e n l a Quebrada de la
R asp a d u ra , e l c a n a l d e l M o n g e , q u e u n e e l R i o S a n - J u a n ó N o a n a m a y
el R io Q u ib d o, u n o d é l o s afluentes d el A t r a t o , y por c o n se c u e n c ia dos
o c é a n o s ( H u m b o l d t , Ensayo p o lític o , 1 . 1 , p . 2 3 5 ) . T a m b i é n h a s i d o v i s t a
e n l a f r u c t u o s a e s p e d i c i o n d e l c a p i t a n I v e l l e t , e n t r e l a B a h ía de Cupica
( l a t . , 6° 4 2 ' ) , y l a s f u e n t e s del N a p ip i, que desem boca en e l A trato.
V é a s e I d . , t. I , p . 2 3 1 , y F i t z - R o y , Considerations on the great Isthm us of
Central A m érica, e n e l Journal o f the Royat Geogr. Society, t. I I , 1 8 5 5 ,
p. 1 7 8 , 180 y 186.
L a c o r d i l l e r a c e n t r a l d e l o s A n d e s , q u e l l e g a á la r e g i ó n d e l a s n i e v e s
p erpétuas y p e r m a n e ce c o n tin u a m e n te la m a s a lt a , sig u e en todo su
■curso u n a d i r e c c i ó n c a s i m e r i d i a n a , c o m o l a c o r d i l l e r a o c c i d e n t a l , y c o ­
m ie n z a a 8 ó 9 m illa s a l N . E . d e P o p a y a n , c o n lo s P á r a m o s d e G u a n a co s,
«le H u i l a , d e I r a c a y d e C h i n c h e . M a s l e j o s , e n t r e B u g a y C h a p a r r a l , se
e l e v a n , d e S . á N . , e l Nevado de Baraguan ( l a t . , 4 o l l 7) , l a Montaña de
Q u in d iu , e l c o n o t r u n c a d o d e T o l i m a , c u b i e r t o d e n i e v e , e l v o l c a n y e l
Páram o de R u i z , y l a Mesa de Herveo. E s t a s g r a n d e s s o l e d a d e s , e n e l a s ­
p e c t o á s p e r o y m o n t a ñ o s o , á q u e l o s e s p a ñ o l e s h a n l l a m a d o Páramos , e s ­
tá n ca ra cteriza d a s por u n a tem p eratura y v e g e t a c ió n p a r t ic u la r ; y s it u a ­
d a s e n l a p a r te d e l o s t r ó p i c o s q u e a q u í d e s c r i b o , h a b i é n d o m e a s e g u r a d o ,
p or o p e r a c io n e s m u c h a s v e c e s rep etid a s, d e q u e tie n e n u n a altura m e d ia de
í),5 0 0 á 1 1 ,0 0 0 p ie s so b re el n i v e l d e l m a r . B a jo el p a r a lelo d e M a riq u ita ,
■de l a Mesa de Herveo y d e l Salto de San A n to n io , e n e l v a l l e d e C a u c a , e m ­
p i e z a l a u n i ó n d e l a s c o r d i l l e r a s c e n t r a l y o c c i d e n t a l . C e rc a d e S u p i a , e n ­
t r e e l Salto de San A n to n io , d e u n a p a r te , y d e o t r a , la Angostura y l a
Cascada de C aram anta, e s d o n d e e s t a c o n f u s i o n p r o d u c e l o s e f e c t o s m a s
so r p r e n d e n te s. A l l í se h a lla la m e se ta d e la p r o v in c ia de A n t io q u ía , c u y o
a c c e s o e s t a n d i f í c i l , y q u e , s e g ú n M a n u e l R e s t r e p o , se e s t i e n d e d e s d e
í>° 1 5 ' h a s t a 8 o 3 4 f . D i s t i n g u i r e m o s e n esta m e se ta los pu n tos c u lm in a n ­
t e s q u e s i g u e n : y e n d o d e S . N . , A r m a y S o n s o u ; a l N . ,de l a s f u e n t e s
d e l R io S a m a n a , M a r in illa , R io N e g r o ( 6 ,4 2 0 p ies) y M ed ellin (4 ,5 4 8
p i e s ) ; l a m e s e t a d e S a n t a Z o s a ( 7 , 9 4 4 p i e s ) , y e l Valle de Osos. L a c o r d i ­
l l e r a p r o p i a m e n t e d i c h a d e s a p a r e c e m a s a l l á d e C á c er e s y Z a r a g o z a , h a ­
c ia la c o n flu e n c ia d e l C auca y d e l N e c h i. L a vertien te o r ie n ta l d e los
Cerros de San-Lucar, q u e h e v i s t o d e s d e B a d i l l a s ( l a t . , 8 o 1') y desde P a ­
t u d a ( l a t . , 7 o 3 6 ) , h a c i e n d o la s l i s t a s d e l a s c o s t a s e n e l R i o - M a g d a l e n a
n o es n o t a b le s in o por el co ntraste q u e fo rm a c o n el a n c h o v a lle d e l rio.
L a c o r d ille r a o r ie n ta l p r e se n ta la p articu laridad g e o ló g i c a d e q u e no
s ó lo fo r m a u n lím ite entre todo e l sistem a se ten trio n a l de N u ev a -G r a n a d a
y l a s t i e r r a s b a j a s , d e d o n d e l a s a g u a s s e u n e n e n p a r t e a l r io d e l a s A m a ­
z o n a s por el C a g u a n y e l C a q u eta , en parte al O rinoco por el G u a v ia re ,
«1 M é t a y e l A p u r e ; s i n o q u e a d e m á s s e l i g a d i s t i n t a m e n t e c o n l a c o r d i ­
l l e r a de l a c o s t a d e C a r a c a s . S e p r o d u c e a l lí a l g o a n á l o g o á lo q u e p a s a
e n lo s siste m a s d e filo n e s , e s d ecir, u n a c o n ju n c ió n d e n u d o s l e v a n t a d o s
sob re d o s fallas d e d ir e c c io n e s m u y d ife re n te s y p r o b a b lem e n te ta m b ié n
e n é p o c a s m u y d i s t i n t a s . L a c o r d i l l e r a o r i e n t a l se a l e j a m u c h o m a s q u e
l a s o tr a s d o s de la d i r e c c i ó n m e r i d i a n a ; s e d e s v i a h á c i a e l N . E . , d e s u e r ­
t e q u e , e n l a s m o n t a ñ a s c u b i e r t a s d e n i e v e s d e M é r id a ( l a t . 8 o 1 0 7) , se
e n c u e n t r a y a 5 o m a s a l E . q u e á su s a l i d a d e l n u d o d e m o n t a ñ a d e l o s
R o b l e s , c e r c a d e C e ja y d e T i m a n a . A l N . d e l Páram o de la Suma P a z ,
a l E . d e l a P u r if i c a c i ó n y s o b r e l a v e r t i e n t e o c c i d e n t a l d e l P á r a m o d e
C h in g a z a , se e le v a , so b re u n b o s q u e de e n c in a s, á la altura de 8 2 2 0 p ié s
so la m e n te , la m e se ta de B o g o t á , d e b ello a sp ec to , pero se v e ra y d e sp o ja ­
d a d e á r b o l e s ( l a t . -í° 3 6 ' ) . L a m e s e t a d e B o g o t á t i e n e u ñ a s 1 8 m i l l a s g e o ­
gráfica s c u a d r a d a s , y su s itu a c ió n p r e sen ta u n a a n a l o g í a so r p r e n d e n te
c o n la d e l a c u e n c a d e K a s c h m ir , q u e sin e m b a r g o , s e g ú n J a c q u e m o n t ,
está 3 ,2 0 0 p ié s m e n o s e le v a d a s ó b r e l a s orilla s d e l l a g o W u l l e r , y q u e per­
te n e c e á la v e r t i e n t e s . 0 . de la c o rd iller a d e l H im a la y a . D e sp u e s d e la m e ­
seta d e B o g o tá y e l P á ra m o d e C h ig a n z a se su ce d e n , en la c o rd iller a
o r ie n ta l d e l o s A n d e s , s i g u i e n d o la direcció n N . 0 . : lo s P á r a m o s de G u a -
c h a n e q u e ,s o b r e T u n j a , de Z o r o ca so b r e S o g a m o s o ; d e C h it a ( 1 5 , 0 0 0 piés?),
c e r c a d e l a s f u e n t e s d e l R i o C a s a n a r e , u n o d e l o s a f l u e n t e s d e l M e ta ; d e l A l -
m o r z a d e r o (1 2 ,0 6 0 p ie s), cerca de Socorro; de C acota (1 0 ,3 0 8 pies), cerca
d e P a m p lo n a ; de L a u r a y d e P o r q u e r a , c er ca de la G rita. E n e ste p u n t o ,
entre P a m p lo n a , Salazar y R osario (7 o 8 '— 7o 5 0 ' de la t.), se h alla el p e­
q u e ñ o n u d o m o n ta ñ o s o de d o n d e se d esta ca u n a cresta q u e se d ir ig e
d e S . á N . , h á c i a O c a ñ a y Valle de Upar, al 0 . d e l a l a g u n a d e M a r a c a i b o ,
p ara reu nirse á lo s p r o m o n to r io s de la Sierra Nevada de Santa Marta,
( 1 8 ,0 0 0 pies?). L a c r e sta , y a m a s e le v a d a y m a s fu e r te , v u e l v e á to m a r
s u d ir e c c ió n prim era h á c ia e l N . E . , d e l la d o de M ér id a , T r u jillo y Bar-
q u i s i m e t o , y s e l i g a c o n l a c o r d i l l e r a g r a n í t i c a d e l a c o s t a de V e n e z u e l a ,
a l E . d e l a L a g u n a d e M a r a c a i b o , y a l 0 . d e P u e r t o C a b e l l o . A p a r tir d e
l a G rita y d e l Páram o de Porquera, l a c o r d i l l e r a o r i e n t a l t o m a d e n u e v o y
d e r ep en te u n a altura e stra o r d in a ria . E ntre lo s p a ra lelo s d e 8 o ú 1y 9o 7',
se e n c u e n t r a n s u c e s i v a m e n t e la Sierra Nevada de M erida ( M u c u c h i e s ) , e s ­
p lorad a por B o u s sin g a u lt, y qu e C odazzi h a m edido trig o n o m étrica m en ­
t e ( 1 4 1 3 6 p i e s ) , y l o s c u a t r o P á r a m o s de Timotes, N iq u ita o , Boconó y de ¿a?
ü o s a s ,’d o n d e c r e c e n e n a b u n d a n c i a l a s m a s b e l l a s p l a n t a s a l p i n a s ( v é a s e
C o d a z z i , Resumen de la Geografía de Venezuela, 1 8 4 1 , l á m . 12 y í 9 o , y ,
s o b r e l a a l t u r a d e l a s n i e v e s p e r p é t u a s e n e s t a z o n a , m i Asia central, t í ­
tu lo 3 .° , p . 2 5 8 - 2 6 2 ) . L a a c t iv id a d v o lc á n ic a falta c o m p le t a m e n t e en la
co rd iller a d el 0 . ; y s e m a n ifiesta e n la c o rd iller a c en tra l h a s ta T o lim a y
el P á r a m o d e R u i z , q u e s i n e m b a r g o e s t á n s e p a r a d a s d e l v o l c a n d e P u r a z
p o r 3 o d e la titu d . La cord illera del E. tie n e u n a c o lin a h u m e a n t e cerca
d e su v e r t i e n t e o r i e n t a l , e n l a f u e n t e d e l R i o F r a g u a , a l N . E . d e M o c o a
y al S . E. de T im a n a . E sta c o lin a s e h a lla m a s a leja d a del lito ra l del
o c é a n o P a c í f i c o q u e n i n g ú n o tr o v o l c a n a c t i v o d e l N u e v o C o n tin en te.
TJn c o n o c i m i e n t o e x a c t o d e l a s r e l a c i o n e s l o c a l e s e n t r e l o s v o l c a n e s y l a s
r a m ific a c io n e s d e las c o rd iller a s es de la m a y o r im p o rta n cia para lo s p r o ­
g r e s o s de la g e o lo g ía de lo s v o lc a n e s . T o d o s lo s m ap as a n tig u o s , á e s-
e e p c i o n de l o s d e la m e s e t a de Q u i t o , s o l o p o d i a n i n d u c i r á error.
(8 7 ) P á g . 2 5 1 .— V é a s e P e n t l a n d , en M a r y S o m e r v i l l e , Phys. Geo-
graphy, 1 8 5 1 , t. I , p . 1 8 5 . E l p i c o d e V i l c a n o i o ( a l t u r a , 1 5 , 9 7 0 p i e s ; l a t i ­
tu d , 1 4 ° 2 8 ') situ a d o , s ig u ie n d o la d irecció n d e E . á 0 . , e n el fuerte n u d o
d e m o n t a ñ a s q u e l l e v a n el m i s m o n o m b r e , f o r m a l a e s t r e m i d a d N . d e l a
m e s e t a , s o b r e l a c u a l s e h a l l a e l l a g o de T i t i c a c a , p e q u e ñ o m a r i n t e r i o r
d e 2 2 m illa s geog rá fica s.

( 8 8 ) P á g . 2 5 2 . — D a r w i n , Jo u rn al o f rescarches into the N a tu ra l H ü to ry


and Geology d u rin g the voyage o f the Beagle, 1 8 4 5 , p . 2 7 5 , 29 1 y 3 1 0 .

( 8 9 ) P á g . 2 5 4 . — J u n g h u h n , Java, t. I, p . 7 9 .

( 9 0 ) P á g . 2 5 4 . — I d . , t. 111, p . 1 5 5 , y G cepp ert, die Tcriiarflora a u f der


Insel Java nach den Entdeckungen von F r . Jung hu hn , 1 8 5 4 , p. 17. La falta
d e m o n o c o tile d ó 'n e o s no se n o ta m a s q u e entre lo s tr o n c o s d e á r b o les p e ­
t r i f i c a d o s , e s p a r c i d o s p o r l a s u p e r f i c ie d e l a t i e r r a , y p r i n c i p a l m e n t e e n
lo s rio s de la r e g e n c ia d e Bantarn. E n la s ca p a s d e h u lla s s u b te rr á n e a s se
h a lla n restos de m a d e r a de p a lm e ra s q u e p e r ten ec en á lo s d o s g é n e r o s
F l a b e l l a r i a y A m e s o n e u r o n . V é a s e G cepp ert, id ., p. 3 1 y 3 5 .

( 9 1 ) P á g . 2 5 5 . — S ó b r e l a s i g n i f i c a c i ó n d é l a p a l a b r a Méru y s o b r e l a s
c o n j e t u r a s d e B u r n o u f r e l a t i v a s á 1a. c o n e x i o n de e s t a p a l a b r a c o n m ir a ,
n o m b r e s á n s c r i t o q u e s i g n i f i c a m a r, v é a s e A sia central, t. I , p . 1 1 4 - 1 1 6 , y
L a s s e n , Indische Alterthumshunde, t. I, p . 8 4 7 . L a s s e n n i e g a e l o r i g e n
sá n sc rito d e d ic h a palabra.

( 9 2 ) P á g . 2 5 5 . — Cosmos, t. I V , p . 2 1 6 .

( 9 3 ) P á g . 2 5 5 .— G unung s i g n i f i c a montaña e n el id io m a j a v a n é s , se
l l a m a e n m a l a y o gúnong. E s b a s t a n t e n o t a b l e q u e e s t a p a l a b r a n o se h a y a
a u n e sp a r c id o por el v a s t o territorio d o n d e e stá n en uso la s l e n g u a s d e ­
r i v a d a s d e l m a l a y o . P u e d e v e r s e á e s t e r e s p e c t o la t a b l a c o m p a r a t i v a i n ­
s e r ta e n l a o b r a d e m i h e r m a n o s o b r e la l e n g u a K a w i (t. II, p. 249, n ú ­
m e ro 62).

( 9 4 ) P á g . 2 5 6 . — B u c h , Descripción física de las islas Canarias, 1 8 3 6 ,


p . 4 1 9 . L a i s l a d e J a v a ( J u n g h u h n , 1 . a p a r t e , p . 6 1 , y 2 ,a p a r t e , p . 5 4 7 )
n o p r e s e n t a s o l o u n c o l o s o , el S e m e r u , d e 1 1 , 4 8 0 p i e s d e a l t u r a , y p o r
c o n se c u e n c ia a lg o m a s e le v a d o q u e el pico de T e n e r if e ; se a tr ib u y e
al p i c o , aun a c t i v o , de In d r a p u r a , en la isla de Su m a tra , u n a e le v a c ió n
d e 1 1 ,5 0 0 pies ; este v o lc a n , por lo d e m á s , parece h a b e r sido m e d id o con
p o c a e x a c t i t u d ( v é a s e i d . , t. I , p . 7 8 , y e l p e r fil n . ° 1 ) . D e s p u e s d e l p i c o
d e Indrapura v i e n e n , en la isla d e S u m a t r a , u n a de la s c u m b r es d el m o n ­
te O fir , q u e tie n e , n o 1 2 ,9 8 0 , sin o 9 ,0 1 0 p ie s , y el M e r a p i , d e 8 , 9 8 0
TOMO I T . -.4
según el doctor H orner. E l M erapi es el m as a c tiv o de lo s trece
v o lc a n e s de S u m a tr a , qu e n o debe confun dirse eo n lo s dos ja v a n e se s del
m i s m o n o m b r e : el c é le b r e M e r a p i, c er ca d e I o g j a k e r t a ( 8 ,6 4 0 p .) y el
M era p i q u e fo rm a la p a r te o r ie n ta l d e l a c u m b r e d e l l d j e n ( 8 ,0 6 5 p .) V é a ­
s e id . , t. I I , p . 2 9 4 , y J u n g h u h n , B attalander, 1 8 4 7 , t. I , p . 2 5 . H a c r e í ­
d o reco n o cerse en la p alab ra M erapi e l n o m b re sa g ra d o de M eru , c o m ­
b i n a d o c o n e l m a l a y o y j a v a n é s a p i, q u e s i g n i f i c a fuego.

(9 5 ) P á g . 2 5 6 .— J u n g h u h n , Jav a , 1 . 1 , p. 8 0 .

( 9 6 ) P á g . 2 5 6 . — V é a s e H o o k e r , Sketch-Map o f Sikhim , 1 8 5 0 , y e n s n
H im alaya Journals ( t . I , 1 8 5 4 ) , Map o f p a rt o f Bengal; y t a m b i é n Stra-
c h e y , Map o f W est- N ari, e n s u Physical Geography o f Western Tibet, 1 8 5 3 .

( 9 7 ) P á g . 2 5 7 . — J u n g h u h n , J a v a , i. I I , f i g . 9 , p . 5 7 2 , 5 9 6 y 601­
6 0 4 . E l p e q u e ñ o cráter d el B r o m o h a d a d o p a so á o c h o e r u p c io n e s in fla ­
m a d a s , de 1 8 2 9 á 1 8 4 8 . E l c rá te r-la g o q u e h a b ia d esap arecid o e n 1 8 4 2 ,
reap areció en 1848 ; pero , s e g ú n la s o b s e r v a c io n e s d e H e r w e r d e n , la pre­
se n c ia d el a g u a e n el a b ism o de form a d e c u b a n o h u b ie r a im p ed id o que
la s escorias íg n e a s fueran la n z a d a s en el esp acio.

• ( 9 8 ) P á g . 2 5 7 . — J u n g h u h n . Java , t. I I , p . 6 2 3 - 6 4 1 .

(9 9 ) P á g . 2 5 8 . — R e i n w a r d t , en 1 8 1 9 , y J u n g h u h n , e n 1 8 3 9 , su bie­
ron al G u n u n g-P ep an d ajan . J u n g h u h n , que h a ex a m in a d o m in u ciosa­
m e n te e l cam po d e p ed ru scos de la v a de q u e la m o n ta ñ a está cercad a , y
h a com p a ra d o en lo s lu g a r e s las m a s a n tig u a s n arracion es , cree e x a g e ­
rada l a q u e a cred ita n g r a n n ú m e r o de obras e s t i m a b l e s , y s e g ú n la cu al
u n a p a r t e d e la m o n t a ñ a y u n a e s t e n s i o n d e m u c h a s m i l l a s c u a d r a d a s
h a n s i d o d e s t r u i d a s d u r a n t e l a e r u p c i ó n d e 1 7 7 2 . V é a s e J u n g h u h n , Java,
t. I I , p. 98 y 1 0 0 .

( 1 0 0 ) P á g . 2 5 8 . — Cosmos, t. I V , p . 1 6 3 . ; Viaje á la s regiones equinoccia­


les , t . I I , p . 1 6 ,

( 1 ) P á g . 2 5 9 . — J u n g h u h n , Java , t. I f , p . 2 4 1 * 2 4 6 .

(2) P á g . 2 5 9 .- I d . , p. 5 6 6 , 590 y 6 0 7-609.

(3) P á g . 2 6 0 .— B u c h , Physische Beschreibung der cañarischen Ynseln,


p. 2 0 6 , 2 1 8 , 248 y 289.

( 4 ) P á g . 2 6 0 . — L a s p a l a b r a s barranco y barranca t i e n e n e l m i s m o s e n ­
tid o y se u sa n bastante en la A m é r ic a e sp a ñ o la . P ro p ia m en te significan
‘<ía quiebra que hacen en la l i a r a las corrientes de las aguas; — una torrente
que hace barrancas; » p e r o t a m b i é n s e a p l i c a n á u n a q u i e b r a c u a l q u i e r a .
E s d u d o s o q u e la p a la b r a barranca s e r efier a á l a d e b a rro , q u e s i g n i f i c a
a r c illa , tierra arcillosa húmeda , cieno.

( 5 ) P á g . 2 6 0 . — L y e l l , M anual o f elementar]) Geology, 1 8 5 5 , c. X X I X ,


¡ p . 4 9 7 . O f re ce la m a s s o r p r e n d e n t e a n a l o g í a c o n l a s e s t r i a s r e g u l a r e s de
l o s v o l c a n e s d e J a v a , l a s u p e r f i c ie d e l a c a p a d e l a S o m m a , e n e l V e s u ­
b io , c u y o s 70 su rco s h a n sido felizm en te e sp lica d o s por el a stró n o m o
S c h m id t , observador m u y s a g a z y e x a c t o ( die E ru p tio n des Vesuvs im
M a i, 1 8 5 5 , p . 1 0 1 - 1 0 9 ) . S e g ú n B u c h , e s t o s s u r c o s n o h a n s i d o o r i g i ­
n a r i a m e n t e f o r m a d o s p o r l a s l l u v i a s ; ni s o n fiumare. D a t a n d e l p r i m e r
¡ lev a n ta m ie n to de los v o l c a n e s , y se d e b e n al ro m p im ien to en form a de
e s tr e lla d el su e lo q u e e s t a l l a , por d e c irlo a sí. La situ a c ió n de las eru p­
c io n e s la te r a le s, que m as frecuentem ente i r r a d i a n a l r e d e d o r d e l e je d e
lo s v o l c a n e s , parece hallarse en relación con este fe n ó m e n o .

(6 ) P á g . 2 6 1 . — «La o b s id ia n a , y por c o n s ig u ie n t e las p ie d r a s p ó m e z ,


so n tan raras e n J a v a c o m o el traquito m ism o . Otro h e c h o cu rio sísim o
e s la f a l l a d e t o d a c o r r i e n t e d e l a v a e n e s t a i s l a v o l c á n i c a . R e i n w a r d t ,
q u e h a o b ser v a d o g r a n n ú m e r o de eru p c io n es , dice te rm in a n tem e n te q u e
no hay ejem p lo de que á la m as v io le n ta y devastadora a co m p a ­
ñasen n u n c a l a v a s . » ( B u c h , Descripción de las islas C anarias, p . 419).
S e g ú n la s m u e str a s d e r o ca s v o lc á n ic a s tra íd a s d e J a v a , p or J u n g h u h n ,
y o fr ec id a s a l G abinete m in e r a ló g ic o de B erlin , se r e c o n o c e n d is tin ta ­
m e n te traquitos dioríticos , c o m p u e sto s de o lig o c la se y de a n fib o l, e n el
i B u r u n g a g u n g ( p . 2 5 5 d e l c a t á l o g o d e L e y d e ) , e n T j i n a s (p. 2 3 2 ) y s o b r e
e l G u n u n g - P a r a n g , s i t u a d o e n e l d i s tr i t o d e B a t u - g a n g i . E sta f o r m a c i o n
e s , p u e s , id é n t ic a á la d e lo s v o l c a n e s de O rizaba y de T o lu c a e n M éji-
• c o , á la d e l a is l a P a n a r i a e n el g r u p o de L ip a r i, y á la d e E g in o e n e l
m ar Egeo.

( 7 ) P á g . 2 0 1 . —J u n g h u h n , Ja v a , t. I I , p . 3 0 9 y 3 1 4 . L a s f a j a s i n f l a -
/ín a d a s q u e se h a n v isto e n el G u n u n g M erapi e sta b a n fo r m a d a s por c o r ­
r ie n te s a b u n d a n te s d e esc o ria s ó q u e arrastraban fr a g m e n to s , por m a s a s
d is g r e g a d a s , q u e m a n a b a n del m ism o l a d o , y q u e , a u n q u e n o ten ian
i g u a l p e s o , c h o c a b a n en la v e r tie n te e sc a rp a d a de la m o n ta ñ a . E l 26
de m arzo d e 1 8 1 7 , e n la eru p c ió n d el L a m o n g a n , u n a de d ic h a s fajas de
e s c o r i a s , a l l l e g a r á 1 0 0 p i e s b a jo s u p u n t o d e p a r t i d a , s e d i v i d i ó e n d o s
b r a z o s . « E s t a c o r r i e n t e , d i c e t e r m i n a n t e m e n t e J u n g h u h n (t. 11, p . 7 6 7 ) ,
n o se c o m p o n ía de la v a fu n d id a , sino de restos d e la v a a p iñ a d o s entre
sí. E l G u n u n g -L a m o n g a n (5 ,0 1 0 p ies) y e l G u n u n g -S e m e r u .(1 1 ,4 8 0 p ies)
s o n , á p e sa r de la d iferencia d e a l t u r a s , lo s d o s v o lc a n e s ja p o n e s e s m a s
s e m e j a n t e s , p o r s u s l a r g o s p e r í o d o s d e a c t i v i d a d , al S t r o m b o l i , q u e t i e n e
todo lo m as 2 ,8 0 0 p ies. E sto s v o lc a n e s h an m ostrad o e y ec cio n e s d e es­
co ria s; el prim ero , d esp u es de in te r v a lo s de 15 á 20 m in u to s (e r u p c io n e s
d e j u l i o de 1 8 3 8 y m a r z o d e 1 8 4 7 ) ; el se g u n d o , despues de in tervalos
de 1 V 2 á 3 horas (eru p cio n es d e a g o s to d e 1836 y setiem b re de 1 8 4 4 ).
V é a s e J u n g h u h n , i d . , t. U , p . 5 5 4 y 7 6 5 - 7 6 9 . E n e l S t r o m b o l i , n u m e r o -
r o s a s e y e c c i o n e s d e e s c o r i a s v a n a c o m p a ñ a d a s d e p e q u e ñ a s y ra ra s c o r ­
rie n te s de la v a q u e , d e te n id a s por o b stá cu lo s , se e n d u r e c e n a lg u n a s v e ­
c e s e n l a p e n d i e n t e d e l c o n o . C r eo m u y i m p o r t a n t e d i s t i n g u i r l a c o n t i ­
n u i d a d y la s e p a r a c i ó n d e l a s m a t e r i a s e n f u s i ó n 6 s o l o m e d i o f u n d i d a s ,
la n z a d a s ó v ertid as , y a sob re la m ism a m o n ta ñ a , y a sob re m o n ta ñ a s d i­
ferentes. La u n iform idad de lo s c á lc u lo s á q u e n o s r ed u c en lo s cuatro
v o lca n es aun a c tiv o s d e E uropa p id en o b serv a cio n es a n á lo g a s y m e tó d i­
c a s e n l e j a n a s z o n a s . L a c u e s t i o u d e s i e l A n t i s a n a , e n l a s C o r d i l le r a s d e
Q uito , h a p r o d u c id o c o rr ie n te s d e l a v a , c u e stió n q u e p r e se n té en 1 8 0 2 ;
y q u e m i arfiigo B o u s s i n g a u l t h a r e n o v a d o e n 1 8 3 1 , y s o b r e la c u a l v o l ­
v e r é á h a b l a r , q u iz á h a l l e su s o lu c io n e n la s e p a r a c ió n d e las m a te r ia s
flu id a s. E l carácter e s e n c ia l d e u n to r re n te de l a v a e s u n a flu id e z i g u a l
y c o h e r e n t e . U n t o r r e n t e d e l a v a e s u n r io q u e s e d e s a r r o l l a e n f a j a s , y -
e n c u y a s u p e r f i c ie s e o f r e c e n c o s t r a s , c u a n d o s e e n d u r e c e a l e n f r i a r s e .
E sta s c o s t r a s , b a jo la s c u a le s la la v a c a si h o m o g é n e a c o n t in ú a c o rrien d o
durante m u c h o tiem p o , se o b s e r v a n , y a ob licu a , y a p erp en d icu larm en te,
por l a d e sig u a ld a d d e l m o v im ie n t o in te rio r y por lo s g a s e s c a lie n te s q u e
se d e s p r e n d e n . S i , c o m o e n I s l a n d i a , m u c h o s t o r r e n t e s d e l a v a c o r r i e n d o
á la v e z v i e n e n á form ar un l a g o de la v a , e ste l a g o enfria d o se c o n v ie r t e
en un c a m p o d e r e s to s r u g o s o s . L o s esp a ñ o le s., sobre todo en M é jic o ,,
d e s i g n a n e s t a s c o m a r c a s , d i f í c i l e s d e r e c o r r e r , c o n e l n o m b r e d e M alpais .
L o s c a m p o s d e r e s t o s , q u e se e n c u e n tr a n fr e c u e n t e m e n t e en la lla n u r a , a l
p ie d e u n v o l c a n , r e c u e rd a n la su perfieie h e la d a de un l a g o en d o n d e se
am onton an tém panos.

(8) P á g . 2 6 1 .— P u e d e esplicarse e l n o m b re d e l G u n u n g -I d g e n . s e g ú n
B u s c h m a n n , p o r l a p a l a b r a j a v a n e s a h id g é n , q u e s i g n i f i c a aisla d o , solo, á
p a rte : es u n d e r i v a d o d e l s u s t a n t i v o hid gi ó w id g i, trig o , g ra n o , q u e ,
c o m p u e s t o c o n s a , e s p r e s a e l n ú m e r o uno. S o b r e l a e tim o lo g ía del Gu-
n u n - T e n g g e r , v é a s e l a d e t a l l a d a n o t i c i a d e m i h e r m a n o , Ueber die Ver-
bindungen zwischen Java un d In d ie n (KawiSprache, t. I , p . 18S) , e n d o n d e
se ñ a la la im p o r ta n c ia h istó r ic a d e la c o rd iller a de lo s m o n te s T e n g g e r ,
h a b ita d o s por u n a p e q u e ñ a c o lo n ia q u e h a c o n s e r v a d o su a n tig u a r e li­
g i ó n i n d o -j a v a n e s a y resistid o al m a h o m e t i s m o , a c tu a lm e n te r e lig ió n d o ­
m in a n t e en la isla de J a v a . J u n g h u h n , q u e e sp lica f r e c u e n te m e n te n o m ­
b r e s d e m o n t a ñ a s p o r l a l e n g u a k a w i , d i c e ( 2 . a p a r t e , p. 5 5 4 ) , q u e Teng-
ger s i g n i f i c a e n k a w i colina. E l d i c c i o n a r i o de la l e n g u a j a v a n e s a p o r
G e r i k c (javaamch-neder-duitsch Woordenboeh, A m s t e r d a m , 1 8 4 7 ) da á e s t a .
'.«palabra l a m i s m a s i g n i f i c a c i ó n . S la m a t, n o m b r e d e l a l i o v o l c a n de T e g a l ,
-es e l á r a b e m u y c o n o c i d o selam at, q u e s i g n i f i c a bienestar, dicha.

( 9 ) P á g . 2 0 1 . — V é a s e e n J u n g h u h n (Ja v a , t. I I ) , e l S l a m a t , p. 1 5 3 y
1 6 3 ; e l i d g e n , p. 6 9 8 ; l e T e n g g e r , p . 7 7 3 .

( 1 0 ) P á g . 2 6 1 . —I d . t. , TI, p. 7 6 0 - 7 6 2 .

( 1 1 ) P á g . 2 6 3 . — V é a s e e l Atlas geográfico y físico q u e a c o m p a ñ a á m i


Relación histórica, 1 8 1 4 , l á m . 2 8 y 2 9 .

( 1 2 ) P á g . 2 6 3 . — Cosmos, t. I V , p . 2 4 1 - 2 Í 3

■•('13) P á g . 2 6 4 . — Cosmos, t. I , p . 18S; t. I V , p . l o 7 .

(14) P á g . 2 6 o .— E n las d os ed icio n es de m i Ensayo político sobre la


Nueva E s p a ñ a , 1811 y 1 8 2 7 (t. I I , p. 1 6 5 - 1 7 5 d e l a 2 . a e d . ) , n o h e d a d o ,
c o n f o r m e c o n la n a t u r a l e z a d e e s ta o b r a , m a s q u e u n e s t r a d o co n ciso
d e m i D i a r io , s i n p o d e r a l lí a ñ a d i r e l p l a n t o p o g r á f i c o d e l o s a l r e d e d o r e s
y l a c a r ta d e l a s a l t u r a s . L a i m p o r t a n c i a q u e s e h a a t r i b u i d o a l a c o n t e c i ­
m ie n to con sid erab le so b r e v e n id o á m ed ia d o s del últim o sig lo m e o b lig a
á com p letar a q u í este estracto. H e to m a d o n u e v o s d etalles sobre el v o lc a n
d e l J o r u l l o e n u n d o c u m e n t o o f i c i a l , r e d a c t a d o tr es s e m a n a s d e s p u e s d e
la prim era e ru p c ió n , pero q u e no se h a v u elto á hallar hasta 1830 por
u n sacerd ote m ejica n o m u y d istin g u id o é in str u id o , D. J u a n José P astor
- M o r a le s . D e b o o t r o s á l a s n o t i c i a s v e r b a l e s de m i com pañero de viaje
D . R a m ó n E s p e l d e , q u e h a b i a p o d i d o c o n s u l t a r t o d a v í a á t e s t i g o s d e la
p rim era e r u p c ió n .— M orales h a d e sc u b ie r to , en lo s a r c h iv o s del obisp o
d e M ich u a ca n , u n a narración, q u e J o a q u ín de A n so g o r ri, cura de la a ld ea
in d ia la G u a c a n a , h a b ia d ir ig id o á su o b isp o el 19 de O ctubre de 1 7 5 9
E l C on sejero su perior de M i n a s , B u r k a r t, h a d a d o ig u a lm e n te u n corto
e s t r a c t o d e l s u c e s o e n l a o b r a i n s t r u c t i v a t i t u l a d a : A ufenthalt und Reisen
in México ( 1 8 3 6 , t. I , p . 2 3 0 ) . D . R a m ó n E s p e l d e h a b i t a b a e n la l l a n u r a
d e l J o r u llo , en tiem p o d e m i esp ed icio n y ti e n e e l m é r i t o d e h a b e r v e ­
rificad o a n te s q u e n a d ie la a s c e n s ió n del v o l c a n . A lg u n o s a ñ o s despues
.se a s o c i ó á la e s p e d i c i o n d e l Intendente Corregidor D o n J u a n A n t o n i o R i a -
ñ o (10 de m arzo de 178 9 ). [Jn a l e m a n m u y i n s t r u i d o q u e h a b i a e n t r a d o
a l s e r v i c i o d e E s p a ñ a e n c a l i d a d de C o m i s a r i o d e M i n a s , F r a n s c i s c o F i s -
c h e r , form ab a ta m b ién parte de e s t a e sc u r sio n . E l n o m b re del Jo ru llo lle g ó
p o r p r im e r a v e z á A l e m a n i a p o r u n a c a r t a s u y a i n s e r t a e n Schriften der
JBergbaukunde (t. I I , p. 2 4 1 ) . M a s y a la e r u p c i ó n d e l n u e v o v o l c a n h a b i a
s i d o s e ñ a l a d a e n I t a l i a , e n la Storia antica del Messico d e C l a v i g e r o ( C e s e -
n a , 1 7 8 0 , t. I, p. 4 2 ) y e n u n p o e m a d e l p a d r e R a f a e l L a n d i v a r (Rustica­
d o mexicana, ed. a ltera, B o lo g n a , 1782 , p. 17). E n su preciosa o b ra,
C la v ig e r o a tr ib u y e fa lsa m e n te la a p a r ició n del v o lc a n , q u e é l lla m a J u -
ru y o , al a ñ o de 17G 0, y e n r iq u e c ió su d esc r ip ció n c o n d e ta lle s sobre l a
l lu v ia de c e n iz a s q u e se e ste n d ió h a s ta Q ueretaro , d e ta lle s su m in istra d o s,
en 1766 , por un testigo o c u la r , D on Ju an M anuel de B u s ta m a n te , g o ­
b e r n a d o r d e la p r o v i n c i a d e V a l l a d o l i d d e M ic h u a ca n . L a n d iv a r , e n tu ­
s i a s t a d e n u e s t r a t e o r ía d e l e v a n t a m i e n t o , h a c e s u b i r a l c o l o s o , e n s u s
h e x á m e t r o s c o r r i e n t e s , á l a a l t u r a d e 3 m illia r ia , y h a l l a , c o m o l o s an_
t i g u o s , q u e l a s f u e n t e s t e r m a l e s e s t á n f r ia s d u r a n t e a l d ia y c a l i e n t e s d u ­
ra n te la n o c h e . H e v i s t o , sin em bargo , al m ed io d i a , el term óm etro
c e n t í g r a d o m a r c a r 5 2 ° * /2 > la s a g u a s d e l R io de C u ilim b a .
A n t o n i o d e A l c e d o , e n e l a r t í c u l o X u r u llo d e s u g r a n Diccionario gco*
gráfico-histórico de las In d ia s occidentales ó A m é rica, p u b l i c a d o e n 1 7 8 9 ( 5 . a
p a r t e , p . 3 7 í ) , e l a ñ o e n q u e a p a r e c i ó , e n l a Gazeta de México, l a R e l a ­
c ió n d e l g o b e r n a d o r R ia ñ o y del C om isa rio de M in a s , F ra n cisco F is c h e r ,
h a d a d o el in te r e sa n te d e ta lle d e q u e c u a n d o c o m e n z a r o n lo s te m b lo r e s
d e tierra e n las P l a y a s (2 9 d e j u n io d e 1 7 5 9 ), el v o lca n C olim a , q u e es­
taba e n e r u p c i ó n , s e c a l m ó al instan te , a u n q u e , s e g ú n A lc e d o , esté
s e p a r a d o d é l a s P l a y a s p o r u n ¡ n t é r v a l o d e 7 0 leguas; s e g ú n m i m a p a , l a
d i s t a n c i a n o e s m a s q u e d e 2 8 m i l l a s g e o g r á f i c a s . .«Se s u p o n e , a ñ a d e F i s ­
c h e r , q u e l a m a t e r i a e n c o n t r ó , e n l a s e n t r a ñ a s d e la T i e r r a , o b s t á c u l o s
q u e la f o r z a r o n á c a m b i a r d e c u r s o , y que , h allan d o al E. ca v id a d es
apropiad as, d ió paso al J o r u llo .» S e h a lla n ig u a lm e n te n o tic ia s topo­
g r á f ic a s e x a c t í s i m a s s o b r e l o s a l r e d e d o r e s del* v o l c a n , e n el b osquejo-
g e o g r á f i c o d e l a n t i g u o p a í s d e l o s T a r a s k a s por J u a n J o s é M a r t í n e z d e
L e j a r z a : Análisis estadístico de la provincia de Michuacan en 1 8 2 2 (M éji­
c o , 1821 , p. 1 2 5 , 1 2 9 , 1 3 0 y 13 1 ) . A l a f i r m a r q u e , d e s d e m i p a r t i d a d e
M é j ic o , el Jor u llo n o h a p robad o por n in g u n a m a n ife sta c ió n q u e su a c ­
t iv id a d se h u b ie s e a u m e n t a d o , él a u to r , q u e h a b ita e n V a lla d o lid , cer ca
d el v o lc a n , h a c o n tr a d ich o a n tes q u e n ad ie el ru m or de un a n u e v a eru p­
c i ó n e n 1 8 1 9 ( L y e l l , Principies o f Geologie, 1 8 5 5 , p . Í 3 0 ) . C o m o l a l a t i ­
tud d e l J o r u llo n o deja de te n e r i n te r é s , m e h e a d m ir a d o d e 'la c ir c u n s ­
tancia d e q u e L e ja r z a , q u e s ig u e sie m p r e m is d e te r m in a c io n e s a str o n ó ­
m i c a s y q u e a d o p t a e x a c t a m e n t e c o m o y o , p a r a la l o n g i t u d d e l J o r u ­
llo , 2o 2 5 ' a l 0 . del m e r id ia n o de M é jic o ( 1 0 3 ° 5 0 7 0 . de P a r i s ) , no e sté
d e a c u e r d o c o n m i g o e n c u a n t o á la l a t i t u d . L a q u e i n d i c a ( 1 8 ° 5 3 ' 3 0 " ) ,
y q u e se aproxim a sin g u la rm en te a la d el P op ocatép etl (18° 5 9 ' 4 7 " ),
¿ e s ta r ía f u n d a d a e n o b s e r v a c io n e s r ecien tes de q u e y o no tuviera c o ­
n o c im ien to? H e d ic h o te rm in a n tem e n te en m i Coleccion de Observaciones
astronómicas ( t . 1 , p . 521): « L a t i t u d supuesta, 19° S '. E s t a e v a l u a c i ó n
está ded u cid a de o b s e r v a c io n e s de estrellas h e c h a s con c u id a d o en V a ­
lla d o lid , qu e d ieron 19° 5 2 ' 8 ' 7, y d e l a d i r e c c i ó n d e l c a m i n o . » M as
t a r d e , a l tr a z a r e n M é j i c o e l g r a n m a p a d e e s t e i n l p e r i o , y a l in s e r t a r e n
é l l a fila d e v o l c a n e s q u e c o r r e d e E . á 0 . , h e c o m p r e n d i d o d e cuánta
i m p o r t a n c i a e s l a l a t i t u d del J o r u l l o .
P u e sto q u e h e h e c h o fr e c u e n te m e n te a lu sió n , en e s t a n o tic ia so b r e
el o rig en del J o r u llo , á la s tr a d icio n e s e sp a rcid a s a u n h o y en el p a is,
c itaré, al final d e esta la r g a esp o sicio n , un a le y e n d a m u y pop ular q u e
y a h e m e n c io n a d o en o t r a parte (Ensayo político sobre la Nueva EspañaT
t. l í , 1 8 2 7 , p . 1 7 2 ) : « S e g ú n l a c r e d u l i d a d d e l o s i n d í g e n a s , e s t o s c a m ­
b i o s e s t r a o r d i n a r i o s q u e a c a b a m o s d e d e s c r ib ir s o n o b r a d e l o s m o n j e s ,
la m a s g r a n d e s q u iz á q u e h a y a n p r o d u cid o en a m b o s h e m isfe r io s. E n la s
Playas del Joru llo, e l i n d i o dueño d e la choza en que v iv ía m o s n o s
contó qu e en 1759 capuchin os m ision eros predicaron en la h ab ita­
ción de S a n P ed ro ; pero q u e n o h a b ien d o h a lla d o a c o g id a fa v o r a b le ,
c a rg a r o n e sta lla n u r a , e n t o n c e s t a n b e lla y tan fértil, d e la s m a s h o r r ib le s
y c o m p lic a d a s im p r ec a cio n e s; p rofetizan d o q u e desd e lu e g o la h a b ita c ió n
s e r ia c o n s u m i d a p o r l l a m a s q u e s a l d r i a n de tierra, y q u e m a s tarde
el aire c ir cu n d a n te se en fria ría h a s t a tal p u n to , q u e la s m o n ta ñ a s v e c i n a s
q u ed arían p erp etu am en te cubiertas de n ie v e y de h ie lo . H ab ien d o te n id o
c o n s e c u e n c ia s tan fu n e s ta s la p r im er a d e e sta s m a ld ic io n e s , e l p u e b lo
b a j o i n d i o v i ó y a e n e l e n f r i a m i e n t o p r o g r e s i v o d e l v o l c a n el p r e s a g i o
de u n in v ie r n o perpétuo. »
D e sp u es del p o e m a del p a d re L a n d iv a r , la p r im era obra im p r esa q u e
h a b l a d e e s t a c a t á s t r o f e e s l a Gazeta de México d e l o d e m a y o d e 1 7 8 9
(t. I1F, n . ° 3 0 , p . 2 9 3 - 2 9 7 ) . E l a r t í c u l o s e t i t u l a m o d e s t a m e n t e : Superficial
y nada facultativa Descripción del estado en que se hallaba el Volcan del Joru-
¡lo la m añana del d ia 1 0 de m arzo de 1 7 8 9 . S e h i z o c o n o c a s i o n d e l a e s ­
p e d i c i o n d e . R i a ñ o , d e F r a n c i s c o F i s c h e r y de E s p e l d e . M a s t a r d e ( 1 7 9 1 ) ,
l o s b o tá n ic o s M o c iñ o y D o n M artin S e s s a , a g r e g a d o s á la e sp e d ic io n
m a r ítim a y a str o n ó m ic a de M a la sp in a , h a n o b s er v a d o ig u a lm e n t e el J o ­
r u l l o d e s d e la c o s t a d e l P a c í f i c o .

( 1 5 ) P á g . 2 6 8 . — M is m e d i d a s b a r o m é t r i c a s d a n p a r a M é j i c o , 1 , 1 6 8 t o e ­
sas; para V a lla d o lid , 1 , 0 0 2 ; para P a t z c u a r o , 1 ,13 0 ; para A rio, 994;
para A g u a sa r co , 7 8 0 ; y p a r a l a a n t i g u a l l a n u r a de las Playas del Jo ru llo y
404. V éase H u m b o l d t , Observaciones astronómicas, t. I, p . 3 2 7 ( n i v e l a ­
ció n b a r o m é tr ica ), n .° 3 6 7 -3 7 0 .

(1 6 ) P á g . 2 6 8 .— E v a lu a n d o la a ltu r a d e la a n t ig u a lla n u r a d e l a s P l a -
y a s en 4 0 4 to e sa s sob re el n iv e l del m ar, h a llo para el m á x im u m d e
c o n v e x i d a d d e l M a l p a i s , 4 8 7 ; p a r a l a e s p a l d a d e l g r a n to r r e n t e d e l a ­
va, 600; para el b o r d e m as ele v a d o d e l c r á te r , 6 6 7 ; p a r a el p u nto
m a s b a jo d e l c r á t e r , d o n d e h e m o s p o d i d o c o l o c a r n u e s t r o b aróm etro,
6 4 4 . L a a l t u r a d e la c u m b r e d e l J o r u l l o s o b r e la l l a n u r a e s , s e g ú n e s t a s
m e d i d a s , d e 2 6 3 t. ó 1 , 5 7 8 p i e s .

( 1 7 ) P á g . 2 6 9 . — B u r k a r t , A ufenthalt und Reis(n in México, in den Jahrer,


1 8 2 5 - 1 8 3 4 , t. 1 ( 1 8 3 6 ) , p . 2 2 7 .
( 1 8 ) P á g . 2 6 9 . — I d . , t. I, p . 2 2 7 y 3 3 0 .

(19) P á g . 2 6 9 .— P ou let S c r o p e , Considerations on Voléanos, p . 2 6 7 ;


L y e l l , Principies o f Geology, 1 3 5 3 , p . 4 2 9 ; M anual o f Geology, 1 8 5 5 , p . 5 8 0 ;
D a u b e n y , on Voléanos, p . 3 3 7 . V é a s e t a m b i é n , s o b r e l a h i p ó t e s i s d e u n
h i n c h a m i e n t o d e l s u e l o , l a Geología d e D a n a , e n e l Ü. St. E x p l. Expedí-
tio n, t. X , p . 3 7 9 , y C o n s t a n t P r e v o s t , sobre las Erupciones y la in fa lib i­
lid a d , e n l a s Memorias de la Academia de Ciencias, t. X L I , 1 8 5 5 , p . 8 6 6 - 8 7 6
y 9 1 8 -9 2 3 . S e p u ed e c o n su lta r t a m b ié n so b re e l J o r u llo , la d e sc r ip c ió n
d e lo s v o lc a n e s m e jic a n o s por P ie s c h e l, co n los c o m e n ta r io s d el d octor
G u m p r e c h t , e n l a Zeitschrift f ilr allgem. E rdkunde, p u b l i c a d a p o r la S o ­
cie d a d geográfica de B erlín (t. I V , p. 490-517), y la s v ista s pin torescas
d e lo s v o lc a n e s m e jic a n o s r ec ie n te m e n te p u b licad as por P ie s c h e l, e n su
A t l a s d e l o s V o l c a n e s d e la R e p ú b l i c a m e j i c a n a ( 1 8 5 6 , t a b . 1 3 , 1 4 y 1 5 ) .
— E l M u seo real d e B erlín p o see, en su d iv isió n de d ib ujos y g r a b a d o s,
u n a m agn ífica co le cc io n q u e rep resenta lo s v o lc a n e s de M éjico, to m a d o s
d e l natural por R u g e n d a s . E ste gran m a e stro h a d ad o m a s de cuaren ta
l á m i n a s de d i c h o s v o l c a n e s , q u i n c e d e C o l i m a , e l m a s o c c i d e n t a l d e t o d o s
lo s m ejicanos.

(2 0 ) P á g . 2 7 3 .— «B on p lau d y y o , n o s h e m o s ad m irad o so b re to d o de
h a l l a r e n c a j a d a s e n l a s l a v a s b a s á lt i c a s , l i t o i d e s y e s c o r i f i c a d a s d e l v o l ­
c a n d e J o r u llo , fr a g m e n to s a n g u lo s o s blan cos ó b la n c o -v e r d o s o s d e sie n i-
ta , com puestos de a lgo de anfibol y m ucho feld spato la m in a r. A llí
d o n d e e s t a s m a s a s h a n s i d o g r i e t e a d a s p o r e l c a l o r , e l f e l d s p a t o se h a v u e l ­
t o fibroso, d e su erte q u e lo s b o rdes de la h e n d id u r a están r e u n id o s e n
a l g u n o s s i t i o s p o r l a s f ib r a s a l a r g a d a s d e l a m a s a . E n l a s C o r d i l le r a s d e
l a A m é r i c a d e l S u d , e n t r e P o p a y a n y A l m a g u e r , a l p ie d e l C e rr o B r o n -
coso, he h a lla d o v e r d a d e r o s fr a g m e n to s de g n eis encajados en un
traquito abundante en p irojen o. E sto prueba que las form aciones
t r a q u n i c a s h a n s a l i d o p o r b a j o d e la c o r t e z a g r a n i t í c a d e l g l o b o . S o n l o s
m i s m o s f e n ó m e n o s q u e p r e s e n t a n l o s t r a q u i t o s d e l Siebengebirge e n l a s m á r ­
g e n e s del R in, y su s capas in feriores en el fo n o lito (P o rp h y r sc h iefe r)
d e l B ilin e r Stein e n B o h e m i a . » ( H u m b o l d t , Ensayo geognóstico sobre el ya­
cimiento de las rocas 1 8 2 3 , p . 1 3 3 y 3 3 9 ) . B u r k a r t ( A ufenthalt u n d Reisen
in México, t . I, p . 2 3 0 ) h a r e c o n o c i d o i g u a l m e n t e , e n c e r r a d o s e n la l a v a
n e g r a y rica e n o l i v i n a d e l J o r u l lo , p e d r u s c o s d e u n a sie n ita a lterada.
« E s raro, d ic e , q u e se d istin g a p u ro -e l a n fib o l. L o s p e d r u sco s de sie n ita
s o n q u i z á l a p r u e b a d e q u e e l J o r u l l o t i e n e s u f o c o e n l a s i e n i t a ó ba jo
e s ta roca, m u y e sp arcid a a lg u n a s le g u a s h á c ia el S . , e n la m á r g e n iz ­
q u ierd a d el R io de las B a lsa s, q u e v a á d esem b o ca r al P a c ífic o .» D o lo -
m i e u , y , e n 1 8 3 2 , e l g r a n g e o g n o s t a H o f f m a n , h a n h a lla d o e n L ip a r i,
cerca de C au eto, fr a g m e n to s de granito in cru stad os en m asas de o b sid ia ­
n a . E ste g r a n ito e sta b a c o m p u e s to de fe ld sp a to ro jizo , d e m ic a n e g r a y
<le u n p o c o d e c u a r z o g r i s c la r o . ( P o g g e n d o r f f ' s Annalen der Physik,
i . X X V I , p. 4 9 ).

(21) P á g . 2 7 5 . — S t r a b o n , 1. X I I y X III, p. 5 7 9 y 6 2 8 ; H a m i l t o n , R e­
searches in A sia m inor, t. II, c . 3 9 . E l m a s o c c i d e n t a l d e l o s t r e s c o n o s ,
- l l a m a d o a c t u a l m e n t e Kara Devlit, s e e l e v a á 5 0 0 p i e s s o b r e l a l l a n u r a , y
.lia v e r t i d o u n g r a n t o r r e n t e d e l a v a del lad o de K u la. H a m ilto n ha
contado en los alred ed ores m a s de treinta conos. L o s tres a b ism o s
óOpo¡. ó <pvaai d e S t r a b o n ) , s o n c r á t e r e s s i t u a d o s e n m o n t a ñ a s c ó n i c a s ,
fo r m a d a s de esco ria s y la v a s.

( 22) P ág. 2 7 o .— Erm an, Reise um die Erde, t. III, p . 5 3 S ; Cosmos,


t. IV , p. 222 P o s t é i s ( Viaje alrededor del mundo po r el capitan Lutké, p a r t e
'h i s l o r . t. III, p . 76) y B u c h ( Descripción física de las islas Canarias, p ,
4 4 8 ) s e ñ a l a n la s e m e j a n z a d e e s t a s a n d a m i a d a s c o n l o s H o r n i t o s d e l J o ­
r u llo . E rm an d escrib e, en u n m a n u sc rito q u e h e ten id o o c a sio n d e v e r ,
g r a n n ú m ero de c o n o s truncados d e esc o ria s, q u e se h a lla n e n el in ­
m e n s o c a m p o d e l a v a s i t u a d o a l E . d e l a s m o n t a ñ a s B a l d a r e s , e n la p e ­
nín sula del K a m s c h a tk a .

( 2 3 ) P á g . 2 7 6 . — P o r z i o , Opera om nia, medica, philos. e tm a th e m .Jn u n u m


collecta, 1 7 3 6 . V é a s e D u f r é n o y , Memorias útiles p ara una descripción geoló­
gica de F rancia, t. I V , p . 2 7 4 . T o d a s l a s c u e s t i o n e s d e o r i g e n e s t á n tr a t a d a s
-con g r a n i m p a r c i a l i d a d y d e u n a m a n e r a c o m p l e t a e n L y e l l , Principies
■of Geology, 1 8 5 3 , p . 3 6 9 . Y a B o u g u e r ( F ig u ra de la Tierra, 1 7 4 9 , p . 6 6 ) ,
a d m it ia e l le v a n t a m ie n t o d e l P ic h in c h a . « N o es im p o sib le , d ic e, q u e la
r o c a q u e se h a l l a q u e m a d a y n e g r a , s e l e v a n t a r a p o r l a a c c i ó n d e l f u e g o
•su b terrán eo.» V c a s e tam bién p . 91.

( 2 í ) P á g . 2 7 6 . — Zeitschrift f ü r allgemeine Erdkxmde, t. I V , p . 3 9 8 .

(2o) P á g . 2 7 7 . —-P ara d e t e r m i n a r e x a c t a m e n t e l o s m i n e r a l e s d e q u e


- e st á n f o r m a d o s l o s v o l c a n e s d e M é j i c o , h á n s e c o m p a r a d o c o n m i s a n t i -
- g u a s c o le c c io n e s la s recien tes de P ie sc h e l.

(2 6 ) P á g . 2 7 8 . — E l m a g n í f i c o m á r m o l d e la P u e b l a p r o v i e n e d e l a s
• c a n te r a s d e T e c a l i , d e T o t o n i e h u a c a n y d e P o r t a c h u e l o , al S . d e la a l t a
m o n t a ñ a d e t r a q u i t o el P iza rro . H e v i s t o a p a r e c e r i g u a l m e n t e c a l i z o c e r ­
ca de la s g r a d a s de la p ir á m id e d e C h o lu la , e n el c a m in o d e la P u e b la .

( 2 7 ) P á g 1. 2 7 9 . — E l Cofre de Perote s e e l e v a c a s i a i s l a d a m e n t e al S . E .
- d e l Fuerte ó Castillo de Perote, c e r c a d e l a v e r t i e n t e o r i e n t a l d e la g r a n
^meseta d e M é j i c o ; s i n e m b a r g o s u v a s t o m a c i s o p e r t e n e c e á u n a c o r d i ­
l l e r a d e g r a n a l t u r a q u e f o r m a e l b o r d e de la v e r t i e n t e , y , p a r t i e n d o d e C ruz
Blanca y d e R i o F r i ó , se d i r i g e h á c i a la s V i g a s ( l a t . 1 9 ° 3 7 ' 3 7 / ' ) , a t r a ­
v i e s a e l C o f r e d e P c r o t e ( la t . 1 9 ° 2 S ; 5 7 ; !, l o n g -. 9 9 ° 2 8 ' 3 9 1'), a l 0 . d e X i -
c o c liim a lc o y d e A c h ilc h o t la , y se e stien d e d e N . á S . h a s ta e l p ic o d e
O r i z a b a ( l a t . 1 9 ° V l l 11, l o n g 1. 9 9 ° 3 5 ' 1 5 " ) p a r a l e l a m e n t e á l a c o r d i l l e r a
d e l P o p o c a t e p e t l y d e l I z t a c c i l i u a t l q u e s e p a r a d e la l l a n u r a d e l a P u e ­
bla el v a lle d e lo s l a g o s m e j i c a n o s , a b i e r t o e n f o r m a d e c u b a . P a r a las-
b a s e s d e e s t a s d e t e r m i n a c i o n e s , v é a s e m i Coleccion de Observaciones astro­
nómicas, t. II, p . 5 2 9 - 5 3 2 y 547, y Análisis del Atlas de Méjico, ó Ensaya
político de la Nueva España, t. I, p . 5 5 - 6 0 . C o m o el C ofre d e P e r o t e f o r m a
u n a e m in e n c ia abierta en m e d io de un esten so cam po d e piedra p ó m e z ,
h e notad o, con g r a n in te r é s, e n m i a s c e n sió n d e l 7 d e febrero d e 1 8 0 4 ,
du ran te la c u a l e l te rm ó m e tro d e s c e n d ió en la c u m b re d e la m ontaña)
h a sta — 2 o , q u e la capa de pied ra p ó m e z , c u y a altura y e sp e so r h e m e ­
d id o b a r o m é tr ic a m e n te en m uch os pu ntos, su b ien d o y descendien do,,
e s d e m a s d e 7 3 2 p i e s . E l l í m i t e i n f e r i o r d e la p i e d r a p ó m e z , e n l a l l a n u ­
ra q u e s e e s t i e n d e e n t r e e l P e r o t e y e l R i o F r i ó , c u e n t a 1 , 1 8 7 t o e s a s s o b r e
e l n i v e l d e l m a r ; e l l í m i t e s u p e r i o r s o b r e l a v e r t i e n t e s e t e n t r i o n a l d e l Co­
fre, 1 , 3 0 9 t o e s a s . D e s d e e s t e p u n t o , y a t r a v e s a n d o el P i n a h u a s t y e l Alto
de los Caxones ( 1 , 9 5 4 t o e s a s ) , e n d o n d e p u d e d e t e r m i n a r l a l a t i t u d p o r l a
cu lm in a ció n del sol, no h e h a lla d o , h a s t a la c u m b r e , n i n g ú n v e stigio,
d e p i e d r a p ó m e z . C u a n d o el l e v a n t a m i e n t o d e la m o n t a ñ a , u n a p a r te d e
d i c h a p i e d r a q u e r e c u b r e el g r a n A r e n a l , c u y a s u p e r f i c i e h a s i d o q u izá
a p la n a d a y e stra tifica d a por la a c c ió n d e la s a g u a s , fu e a rrastrada v i o ­
l e n t a m e n t e . E n m i D ia r io ( f e b r e r o 1 8 0 4 ) , a p a r e c e u n d i b u j o d e e s t a c i n ­
tura d e p i e d r a p ó m e z t o m a d o d e l l u g a r m i s m o . E s t e f e n ó m e n o im por­
tante, e s el q u e v io B u c h en 1 834 e n e l V e s u b io , en d o n d e c a p a s h o r i­
zo n ta les de toba han sido lle v a d a s por el lev a n ta m ien to á 1,800
ó 1 ,900 pies de altura, h ácia la E rm ita de S a lv a to r ( P o g g e n d o r f ‘&
A nnalen, t. X X X V I I , p. 175-179). En el Cofre, en el paraje donde
e n c o n t r ó l a m a s a l t a p i e d r a p ó m e z , la n i e v e n o o c u l t a b a á l a o b s e r v a c i ó n
la su perficie d e la roca d e traquito d io rítico . E n M éjico , á lo s 1 9° y
19° de la t., la n ie v e perpétua no c o m i e n z a s i n o á la a l t u r a m e d i a
de 2,310 toesas, y l a c u m b r e d e l Cofre l l e g a , a l p i e d e la p e q u e ñ a r o c a
c u a d r a d a , d e form a de c a s a , e n q u e d isp u se m is in str u m e n to s , á 2 ,0 9 8
to e sa s ó 1 2 ,5 8 8 p ie s sob re el n iv e l d e l mar. L a roca c u a d r a d a m i d e , s e ­
g ú n á n g u l o s d e a l t u r a , 21 t o e s a s ó 1 2 6 p i e s . L a a l t u r a to ta l d e l Cofre, á l a
q u e n o s e p u e d e l l e g a r p o r c a u s a d e l riiuro d e r o c a p e r p e n d i c u l a r e s , p o r
c o n s ig u ie n te , de 1 2 ,7 1 4 p ies sob re el n iv el del m ar. N o h e visto sino a l­
g u n a s m a n c h a s de n i e v e e s p o r á d ic a , c u y o lím ite in ferior era de 1 1 ,4 0 0
p i e s , 7 0 0 ú 80 0 p r ó x im a m e n t e a n te s d e l lím it e su perior d e l b o s q u e d e
h e r m o s o s p in o s ( P in u s o c c id e n ta lis) m e z c la d o s c o n el Cupressus s a b in o id e s
y e l A r b u t u s m a d r o ñ o . L a e n c i n a (Q u e r c u s x a l a p e n s i s ) n o n o s s i g u i ó m a s
q u e h a s t a l a a l t u r a a b s o l u t a d e 9 , 7 0 0 p i e s ( H u m b o l d t , Nivelación baromé­
trica de las Cordilleras, n . ° 4 4 1 - 4 2 9 ) . E l n o m b r e m e j i c a n o d e e s t a m o n t a ñ a ,
Nauhcarnpatepetl, s e d e b e á s u f o r m a p a r t i c u la r , q u e l e h a v a l i d o t a m b i é n
e l n o m b r e e s p a ñ o l d e Cofre, y s i g n i f i c a montaña de cuatro caras , p o r q u e
N auhcam pa, q u e p r o v i e n e d e l n u m e r a l n a h u i ( c u a t r o ) , q u i e r e d e c i r a d v e r ­
b i a l m e n t e de cuatro lados, y e n e l s e n t i d o a d j e t i v o , cuadrilateral ó cuadran-
g u ia r , p o r m a s q u e e n l o s d i c c i o n a r i o s 110 a p a r e z c a n a d a s o b r e e l p a r t i ­
c u l a r . T a l e s e l s e n t i d o q u e s e d a e s p e c i a l m e n t e á la c o m b i n a c i ó n N a u h ­
campa ix q u ich.
P ie s c h e l, o b s e r v a d o r fa m ilia r iz a d o c o n e ste pais, su p o n e la e x is t e n c ia
de un an tig u o o r ifi c i o d e c r á t e r , e n l a v e r t i e n t e E . del Cofre de Perote
(Zeitschrift f ilr allegan. Erdkunde, p u b l i c a d o p o r G u m p r e c h t , t. V ; p . 1 2 5 ) .
H e d i b u j a d o e l Cofre, c e r c a d e l c a s t i l l o San Cárlos de Perote, á d i s t a n c i a d e
u n a s d o s m i l l a s ( v é a s e H u m b o l d t , Vistas de las Cordilleras, l á m . 3 4 ) . — E l
n o m b r e d e Perote e r a , e n l a a n t i g u a l e n g u a d e l o s A z t e c a s , P inah u izap a n ;
p a l a b r a q u e s i g n i f i c a , s e g ú n B u s c h m a n n , sobre las márgenes del rio del
P in a h u iz tli, e s p e c i e d e e s c a r a b a jo q u e p a s a b a p o r u n s i g n o d e m a l a g ü e ­
r o , y s e e m p l e a b a e n p r á c t i c a s s u p e r s t i c i o s a s . V . S a h a g u n , H istoria gene­
ra l de las cosas de Nueva España, t. II, 1 8 2 9 , p. 1 0 - 1 1 . E s t e n o m b r e s e d e r i ­
v a d e la p a l a b r a P inahua, q u e s i g n i f i c a , tener vergüenza. D e a l lí v i e n e t a m ­
b i é n e l n o m b r e d e la c o m a r c a P inahuast ( P i n a h u a z t l i ) , c o m o e l n o m b r e
d e u n v e j e t a l q u e p a r e c e d e la f a m i l i a d e l a s m i m o s á c e a s , P in a h u ih u iz tli,
q u e H e r n á n d e z t r a d u c e p o r herba verecunda, p o r q u e s ü s ' h o j a s s e d e s p r e n ­
d e n al s i m p l e c o n t a c t o .

(2S) P á g . 2 8 1 . — S t r a b o n , 1. I , p . 5 8 ; 1. V I , p . 2 6 9 , e d . d e C a s a u b .;
Cosmos, t. I, p . 4 3 5 ( n o t a 2 5 ) , y t. I V , p . 2 0 3 .

( 2 9 ) P á g . 2 8 1 . — Cosmos, t. I V , p . 2 4 0 .

( 3 0 ) P á g . 2 8 1 . — La C o n d a m i n e d i c e : « N o h e c o n o c i d o la m ateria d e
la l a v a e n A m é r i c a , a u n q u e h e m o s a c a m p a d o B o u g u e r y y o s e m a n a s y
m e se s e n te ro s e n lo s v o l c a n e s , y p ar ticu la r m en te en los d e P ic h in c h a ,
C otop axi y C h im b o ra z o . N o he v isto en estas m o n ta ñ a s sin o v e s t ig io s
d e c a l c i n a c i ó n s i n l i q u e f a c c i ó n . S i n e m b a r g o , la e s p e c i e d e c r ista l n e ­
g r u z c o , l l a m a d o v u l g a r m e n t e e n e l P e r ú P i e d r a d e G a l l i n a z o ( o b s i d i a n a ) ,,
d e q u e h e t r a id o m u c h o s t r o z o s , y d e l o s c u a l e s h a y un l e n t e b r u ñ i d o d e
sie te'á o c h o p u l g a d a s d e d iá m e tr o e n el g a b in e t e d e l J a rJ in d el R e y , n o
e s m a s q u e u n v i d r i o f o r m a d o p o r l o s v o l c a n e s . La m a t e r i a d e l t o r r e n t e
de fu e g o q u e corre c o n tin u a m e n te d e l d e S a n g a y , en la p r o v in c ia de M a­
c a s , al S . E . d e Q u i t o , e s s i n d u d a u n a l a v a ; p e r o n o h e m o s p e r c i b i d o
e s t a m o n t a ñ a s i n o d e ' l e j o s , y y a n o e s t a b a y o e n Q u it o e n t i e m p o d é l a s
últim as eru p c io n es d el v o lc a n d e C o t o p a x i , c u a n d o en su s fla n c o s s e
abriero n v a ria s esp e c ie s d e a g u j e r o s , d e d o n d e sa lier o n á flote m a ter ia s
i n f l a m a d a s y l í q u i d a s q u e d e b í a n se r d e n a t u r a l e z a s e m e j a n t e a l a l a v a
d e l V e s u b i o . » (D iario del Viaje á I t a lia , e n la s Memorias de la Academia de
"Ciencias, 1 7 5 7 , p. 3 5 7 , é H is to r ia , p . 1 2 . ) L a e l e c c i ó n d e e s t o s d o s e j e m ­
p l o s , y sob re to d o la d el p rim ero , no es a certad a. £1 S a n g a y n o se h a
e x a m in a d o c ie n tífic a m e n te h a s ta q u e e n 1849 lo fu é por W i s s e . Lo q u e
L a C on d am in e h a to m a d o , á d ista n cia d e 27 m illa s g e o g r á f ic a s , por u n a
co rr ie n te d e l a v a a r d ien d o y a u n por u n torrente d e azufre in fla m a d o y
d e p etr ó le o , eran p iedras in c a n d e s c e n te s y m a sa s d e e s c o r i a s , q u e a l g u ­
n a s v e c e s sa le n por la v e r t ie n t e a b ie rta d e l c o n o d e c e n iz a s ( Cosmos,
t. I Y , p. 2 3 4 ). N a d a h e v is to en el C o to p a x i, n i ta m p o co en e l T u n g u r a -
h u a , el C h im b o ra zo , el P ic h in c h a , ni en el P u r a z y v o lc a n de Sotara,
c e r c a d e P o p a y a n , q u e se a s e m e j e á e s t r e c h a s c o r r i e n t e s d e l a v a a r r o j a ­
d a s p o r e s t o s c o l o s o s v o l c á n i c o s . L a s m a s a s i n f l a m a d a s , s i n c o l i e s i o n , de
c in c o á seis p ie s d e d iá m e tro q u e c o n tie n e n á m e n u d o o b sid ia n a , q u e h a
l a n z a d o e l C o t o p a x i, las e m p u ja r o n m a s a s d e n i e v e y h i e lo fu n d id o s en
l a lla n u r a d o n d e se p r e se n ta n en a l g u n o s sitio s b ajo la fo r m a d e r a y o s
d i v e r g e n t e s . L a C o n d a m i n e h a d i c h o t a m b i é n c o n r a z ó n /D iario del Viaje
ü l Ecuador, p . 1 6 0 ) : « E s t o s t r o z o s d e r o c a , c o m o u n a c h o z a i n d i a d e g r a n ­
d e s, fo rm a n rastros de r a y o s q u e parten d el V o lc a n c o m o de u n cen tro
c o m ú n .»

(3 1 ) P á g . 2 8 1 . — L a M e m o r ia de G uettard so b re los v o lc a n e s e s t i n g u i -
d o s se l e y ó e n l a A c a d e m i a e n 1 7 5 2 , tr e s a ñ o s a n t e s p o r c o n s i g u i e n t e d e
l a p a r t i d a d e L a C o n d a m i n e á I ta lia : p e r o n o s e i m p r i m i ó h a s t a 1 7 5 6 , e s
d e c ir , d u ra n te e l v ia je de La C o n d a m in e .

( 3 2 ) P á g . 2 S 6 . — « H a y p o c o s v o l c a n e s e n la c o r d i l l e r a d e l o s A n d e s ,
d ic e B u c h , q u e h a y a n p r e se n ta d o corrien tes de l a v a , y ja m á s se h a n v isto
a lre d e d o r de lo s v o lc a n e s d e Q uito. El A n t is a n a , sob re la c o rd iller a o r ie n ­
t a l d e l o s A n d e s , e s e l ú n i c o v o l c a n d e Q u it o e n q u e H u m b o l d t o b s e r v a r a
c er ca d e l a c u m b r e a l g o a n á l o g o á u n a c o rr ie n te de l a v a s ; co rr ie n te q u e
p o r c o m p l e t o s e a s e m e j a b a a l a o b s i d i a n a . » Descrip. de las islas Canarias,
1836, p. 4 68 y 488.

( 3 3 ) P á g . 2 8 7 . — N a u m a n n , Geognosia, 1 1 , p. 1 6 0 .

( 3 4 ) P a g . 2 S 7 . — H u m b o l d t , Misceláneas de Geolog. y de Física gen., 1 8 5 í ,


t . 1, p . 1 8 3 .

( 3 5 ) P á g . 2 8 8 , — « D i s e n t i m o s e n t e r a m e n t e a c e r c a d e la p r e t e n d i d a c o r ­
r ie n te d e l A n tis a n a h á c ia P in a n lu r a . C on sid ero esta c o rr ie n te c o m o un
l e v a n t a m i e n t o r e c i e n t e , a n á l o g o á l o s d e C a lp ( Y a n a - U r c u ) , d e P i s c o y
d e J o r u llo . L os fr a g m e n to s tr a q u ítico s h a n to m a d o m a y o r e sp e so r h á c ia
l a m i t a d d e l a c o r r i e n t e . S u capa e s m a s e s p e s a t a m b i é n h á c i a P i n a n t u r a
^ u e en pu n tos m as a p ro x im a d o s al A n tis a n a . E l estad o fragm en tario e s
'iin e f e c t o d e l l e v a n t a m i e n t o l o c a l , y l o s t e m b l o r e s d e ti e r r a p u e d e n s e r
p r o d u c i d o s e n la c o r d i l l e r a d e l o s A n d e s , á m e n u d o , p o r a m o n t o n a m i e n ­
to s.» (C arta de B o u ssin g a u lt, A gosto de 1834.) B o u ssin g a u lt dice-
en la descrip ción de su ascen sión al C h im b o ra z o (D ic ie m b r e de
1 8 3 1 ): *«La m a s a del C h im b orazo está form ad a p o r l a a c u m u l a c ió n ,
de restos traquíticos, am onton ados en desorden. E stos fr a g m e n to s
traquiticos, de u n v o lu m e n e n o r m e á v e c e s, sa liero n en el esta d o s ó lid o s
sus á n g u lo s so n siem pre c o r t a n te s ; n a d a in d ic a q u e h a y a h a b id o fu s ió n
n i aun un sim ple estado d e r e b la n d e c im ie n to . E n n in g u n o de lo s v o l c a ­
nes del E cuador se observa cosa que pueda hacer p resum ir la e x is ­
t e n c ia de una corrien te de la v a . J a m á s su rgieron de e s t o s cráteres
sin o d e y e c c io n e s lo d o sa s , flu id os e lá stic o s ó p e d r u sco s in c a n d e s c e n te s d e
traquito m a s ó m e n o s esc o rific a d o s fr e c u e n te m e n te la n z a d a s á g r a n d e s
d i s t a n c i a s . » ( V é a s e H u m b o l d t , Misceláneas de Geolog. y de Física general,
t . I, p . 2 1 2 . ) S o b r e e l o r í g e u d e l a o p i n i o n q u e s u p o n e q u e l a s m a s a s s ó ­
lid as se a m o n t o n a r o n en p e d r u s c o s por v i a de l e v a n t a m ie n t o , v é a s e ^ c o s ­
t a e n l o s Viajes á los Andes ecuatoriales por Boussingault, 1 8 4 9 , p . 2 2 2 y 2 2 3 .
S e g ú n la s c o n je tu ra s d el c é le b r e v i a j e r o , la s sa c u d id a s terrestres y o tr o s
f e n ó m e n o s , al pon er en m o v im ie n to lo s p ed ruscos a c u m u la d o s, y la s ca ­
v id a d e s, al lle n a r se p o co á p o c o , acarrearon u n h u n d im ie n to s u ce siv o e n
las cum bres de las m o n ta ñ a s v o lcá n ic a s.

( 3 6 ) P a g . 2 S 9 . — V é a s e H u m b o l d t , Asia central, t. II, p. 2 9 6 - 3 0 1 ; R o s e ,


M ineral. geognost. Reise nach dern U rat, dem A ltai un d dem Kaspischen Meere,
t. I, p. o 9 9 . P u e d e q u e , c u a n d o e l p r i m e r h u n d i m i e n t o d e l a c o r t e z a te r ­
restre, m u ros de g ran ito estrech os y a la rg a d o s se h a y a n e le v a d o sob re
fa lla s a n á lo g a s á la s a n c h a s fa lla s de 30 á 40 p ie s, q u e q u ed a ro n a b ie r ­
t a s a l p i e d e l P i c h i n c h a , y q u e s e d e s i g n a n e n Q u ito b a j o e l n o m b r e d e
Guáyeos. V é a s e H u m b o l d t , Misceláneas de Geolog. y de Física gener., t. I ,
1854, p. 28. .

( 3 7 ) P á g . 2 8 9 . — L a C o n d a m i n e , Medida de los tres primeros Grados del’


M eridiano, en el Hemisferio austral, 1 7 o l , p . 5 6 .

( 3 8 ) P á g . 2 8 9 . — Ni el P a s s u c h o a , n i e l A t a c a z o , d e q u e e s t á s e p a r a d o
p o r l a a l q u e r í a d e l T am billo, l l e g a n á l a r e g i ó n d e l a s n i e v e s p e r p é t u a s .
E l b o r d e d e l c rá te r, la Peila, s e h a d e s p l o m a d o d e l l a d o d e l 0 . , p e r o a l E .
s e e l e v a e n f o r m a d e a n f i t e a t r o . R e f i é r e s e e n e l p a í s q u e e l P a s s u c h o a , en,
otro t i e m p o m u y a c t i v o , s e e s t i n g u i ó p a r a s i e m p r e , e n e l s i g l o x v i , c o n
o c a sio n de u n a e ru p ción d e l P ic h in c h a , lo c u a l co n firm a la c o m u n ic a c ió n
en tre lo s fo co s de la s C ord illera s o r ie n ta les y o c c id e n ta le s , situ a d a s u n as,
e n fren te de otras. E l v a lle p r o p ia m e n te d ic h o de Q u ito , c er ra d o , al N . ,
p o r e l n u d o de m o n t a ñ a c o m p r e n d i d o e n t r e C o t o c a c h i é I m b a b u r o ; a l S . ,
por los A lto s de C h isin ch i, q u e corren entre 0 o 2 0 ' N . y 0o 4 0 ' S . , e stá
d iv id id o , en la m a y o r p a r te d e su lo n g it u d , por las m o n ta ñ a s d e Ic liim -
b i o y d e P o in g a s i. A l E . se h a lla el v a lle d e P u e m b o y de C h i l l o , a l 0 .
la lla n u r a de Iñ aq u ito y de Turubam ba. E n l a C o r d i l le r a o r i e n t a l se
s u c e d e n , de N . á S .: Ir a b ab u ro, las F ald as de G u a m a n i y de A n tisa n a ,
S i n c h u l a h u a y e l m u r o n e g r o p erp e n d ic u la r d e R u m iñ a u i (ojo de p iedra),
q u e p a r e c e c o r o n a d o d e a l m e n a s ; e n la C o r d i l l e r a o c c i d e n t a l : e l C o t o c a -
c h i , C a sita g u a , P ic h in c h a , A ta c a z o y C orazon , e n c u y a v e r tie n te florece
la lin d a p la n ta a lp in a , R a n u n c u lu s G u sm a n i de c o lo r rojo. M e h a p a recid o
o p o r tu n o r ep resen ta r e n a l g u n o s trazos y al n a tu ra l el r e lie v e d e u n te r ­
r e n o c lá s ic o , tan im p o r ta n te p ara la g e o l o g í a d e lo s v o l c a n e s .

(39) P á g . 2 9 1 .— E s a d m ira b le q u e el potente C o to p a x i, q u e m a n ifiesta


u n a in m e n s a a c tiv id a d , si b ie n á g r a n d e s in te r v a lo s las m a s d é l a s v e c e s ,
y q u e d e ja s e n t i r s u p r e s e n c i a s o b r e t o d o e n l o s a l r e d e d o r e s p o r l a s i n u n ­
d a c io n e s q u e o c a sio n a , n o em ita , e n lo s in te rv a lo s de su s eru p cio n es p e ­
r i ó d i c a s , n i n g ú n v a p o r v i s i b l e , d e la m e s e t a d e L a c t a c u n g a , n i d e l P á r a ­
m o de P a n sa c h o . El e x á m e n c o m p a r a tiv o d e m u c h o s co lo so s v o lcá n ic o s
n o p e r m ite esplicar se m e ja n te fe n ó m e n o por la altura d e la m o n ta ñ a ,
q u e e s d e u n o s 1 8 ,0 0 0 p ie s, n i por el a ire rarifica d o q u e s u p o n e e sta a l­
t u r a . P o r lo d e m á s , n i n g ú n N e v a d o d e la s c o rd iller a s e c u a to ria le s se
m u e str a tan frec u e n te m en te d e se m b a r a za d o de n u b e s, y con tan osten-
to sa p e r fec ció n c o m o la parte d el C oto p a x i q u e se e le v a sob re e l lím ite
ele la s n i e v e s p e r p é t u a s . L a r e g u l a r i d a d n o i n t e r r u m p i d a d e e s t e c o n o
de cen iza s , es m ucho m as sorprendente qu e la d e l c o l o c a d o e n la
c u m b r e d e l pico d e T e n e r i f e , el c u a l p r e se n ta e n tod a su lo n g itu d un
m u r o sa lie n t e de o b s id ia n a . P r e t é n d e s e q u e la p a rte su p e rio r d e l T u n g u -
r a h u a era la ú n i c a q u e se a p r o x im a b a á la d e l C o to p a x i po r la r e g u la r i­
d a d d e su f o r m a ; pero l a terrib le ca tá stro fe d e R io b a m b a (4 feb r er o de
1 7 9 7 ), h a d e sfig u r a d o e sta m o n ta ñ a , p r o d u c ie n d o en e lla q u ie b r a s , d e r ­
r ib an d o r o ca s, p r e c ip ita n d o y a m o n t o n a n d o r esto s de b o s q u e s p or to d a s
partes. A c á y a llá , e n e l C o to p a x i, c o m o h a o b s e r v a d o B o u g u e r , la n i e ­
v e m e z c la d a co n lo s tro zo s d e piedra p ó m e z co m p o n e u n a m a sa casi
co m p acta. L a c a p a d e n ie v e p r e se n ta sin e m b a r g o , h á c ia el N . 0 . , un a
p e q u e ñ a d e sig u a ld a d c a u sa d a por d o s v a lle s se m e ja n te s á quieb ras. D e
le jo s , n o p u e d e n v e r s e la s crestas de rocas n e g r a s q u e se le v a n ta n h ácia
l a c u m b r e , a u n q u e , e n l a e r u p c i ó n d e l 2 4 d e j u n i o y 9 d e d i c i e m b r e de
1 7 4 2 , a p a r e c ie s e u n a a b ertura latera l á la m it a d d e l c a m in o del c o n o d e
c e n i z a s c u b i e r t o d e n i e v e . S e l e e e n B o u g u e r ( F ig u ra de ¡a Tierra, p. 6 8 ):
« A b r ió s e u n a n u e v a b o c a h á c ia el m e d io de la parte c o n tin u a m e n te n e ­
v a d a , m ie n tr a s q u e l a lla m a sa lia sie m p r e por lo alto del co n o tr u n c a d o .»
S o l o m u y c e r c a d e l a c u m b r e se p e r c i b e n a l g u n a s e s t r í a s n e g r a s p a r a l e ­
l a s , pero in te rr u m p id a s. O b se r v a d a s con u n a n te o jo y en dias d ife re n te s,
m e parecía n cresta s de roca s. T o d a esta parte su perior es m a s escarpada,
y fo r m a , cerca del paraje en q u e el c o n o está tr u n c a d o , u n m u r o circular
d e d e s i g u a l a l t u r a , q u e á la s i m p l e v i s t a n o p u e d e s i n e m b a r g o d i s t i n ­
g u i r s e á g ran d is t a n c ia . L a d e scrip ció n q u e te n g o d a d a d e esta c ir c u n v a ­
l a c i ó n su perior y casi p erp en d icu lar lla m ó v iv a m e n t e la a te n c ió n de dos
i l u s t r e s g e ó l o g o s , D a r w i n ( Volcanic Is la n d , 1 8 4 4 , p . 8 3 ) , y D a n a Geo-
logy of the U. St. E x plor. E x p e d it., 1 8 4 9 , p . 3 5 6 ) . L o s v o l c a n e s d e l a s
i s la s G a lá p a g o s, el D i a n a - P e a k (isla de S a n ta E le n a ), e l pico d e T en erife
y el C otop axi p resen tan com b in a c io n es a n á lo g a s. E l pu n to m as e le v a d o ,
-cuyo án gu lo de altura h e d e te rm in a d o cuand o m e d í tr ig o n o m étrica ­
m e n t e e l C o t o p a x i , e s t a b a s i t u a d o s o b r e u n a p a r te c o n v e x a y negra.
•Quizá s e a e l b o r d e d e u n c r á t e r m a s a l t o y m a s a l e j a d o , l o q u e p e r m i t e
v e r l a p a r e d i n t e r i o r , ó b i e n l a a u s e n c i a d e l a n i e v e s o b r e la r o c a sa*
l íe n t e p u e d a esp lica rse po r la escarp adura y por el ca lo r d el cráter. E n el
o t o ñ o d e 1 8 0 0 , d u ran te u n a n o c h e se h a v is to ilu m in a r s e toda la parte
su p e r io r d el c o n o d e c e n iz a s sin q u e h a y a s e g u id o eru p c ió n n i a u n e m i ­
s ió n d e v a p o r e s v i s i b l e s . P e r o c u a n d o la e sp a n to sa eru p c ió n del 4 d e E n e ­
r o de 1 8 0 3 , du ran te m i estan cia en la costa del P a cífico , las d e to n a c io n e s
■del v o l c a n c on m ovieron lo s v id r io s d e las v e n ta n a s en el puerto de
•G u ayaq u il, á 3 “ m illa s d e d ista n c ia . E l c o n o d e c e n iz a s h a b ia p e r d id o
to d a su n ie v e y su a sp ecto a n u n c ia b a a lg u n a catástrofe. ¿ S e h ab ia n o ta ­
d o e s t e e f e c t o h a s t a e n t o n c e s ? M u y r e c i e n t e m e n t e , s e g ú n Id a P f e i f f e r ,
v i a j e r a in trép id a q u e está v erifica n d o su s e g u n d a v u e lt a al m undo,
{Meine zweite Weltreise, t. III, p . 1 7 0 ) , e l C o t o p a x i h a t e n i d o , a p r i n c i p i o s
d e abril d e 1 8 5 4 , u n a e ru p ción v io le n ta d e h u m o , e sc a p á n d o se e n e s p e ­
sa s c o lu m n a s , d e l m ed io d e las cu ales el fu e g o se d esta ca b a en z ig z a g s
d e r e lá m p a g o s. ¿ S e r ia este fe n ó m en o lu m in o s o efecto de u n a tem p estad
v o l c á n i c a , c a u s a d a p o r la e v a p o r a c i ó n ? D e s d e 1 85 1 l a s e r u p c i o n e s s o n
fr ec u e n te s.
C u anto m as reg u la r es la form a del c o n o tru n c a d o y cubierto de n ie ­
v e s d el C o t o p a x i , a d m ir a m a s v e r , e n e l lím ite inferio r d e la r e g i ó n de
la s n ie v e s y al n a cim ien to d el co n o al S . 0 . de la c u m b r e , u n a p eq u eñ a
m a s a d e ro ca c o rta d a d e rara m a n e r a , d e d o n d e s e e le v a n tres ó cuatro
p u n to s . La escarp adura d e esta m a sa roquiza h a c e pro b a b lem en te q u e la
n i e v e n o q u e d e a l l í m a s q u e e n c i e r t o s s i t i o s . U n a o j e a d a s o b r e m i Atlas
pintoresco ( l á m . 10) bastara para com pren der c la r a m en te la p o sic io n de
e s t a r o c a r e l a t i v a m e n t e a l c o n o d e c e n i z a s . E n l a Quebrada y e n e l Re­
ventazón de M inas, e s d o n d e m e h e a p r o x i m a d o m a s á e s t a m a s a n e g r u z c a ,
p r o b a b lem e n te b a sá ltic a . A u n q u e d esd e h a c e sig lo s y en to d a la p r o v in ­
c i a esta co lin a , c u y o a sp ecto s in g u la r a d m ir a á g ra n d ista n cia , lle v a g e ­
n e r a l m e n t e e l n o m b r e d e Cabeza del Inga, c i r c u l a n s i n e m b a r g o e n t r e l o s
i n d i o s d o s t r a d i c i o n e s d i f e r e n t e s s o b r e s u o r i g e n : d e u n l a d o , se l i m i t a n á
a f i r m a r , s i n p r e c i s a r l a é p o c a d e e s t e a c o n t e c i m i e n t o , q u e l a r o c a e s la
cu m b r e d e sp lo m a d a d e l v o lc a n q u e e n otro tie m p o a c a b a b a e n pu nta; la
o t r a h i p ó t e s i s fija l a é p o c a d e e s t e d e s p l o m e e n el a ñ o d e 1 5 3 3 , e n q u e el
Inca A ta liu a lp a f u é e s t r a n g u l a d o e n C a x a m a r c a , y r efie r e l a c a t á s t r o f e á
la e sp a n to sa e r u p c ió n íg n e a d el C o t o p a x i , descrita por H errera, q u e s i ­
g u i ó e n el m i s m o a ñ o , y á u n a p r o fe c ía del padre d e A t a h u a lp a , H u a y n a
C a p a c , q u e a n u n c i a b a o s c u r a m e n t e e l p r ó x i m o fin d e l i m p e r i o d e l P e r i u
L a p a r t e c o m ú n á la s d o s h i p ó t e s i s , e s d e c ir l a o p i n i o n d e q u e l a r o c a
f o r m a b a en otro tiem p o la cum b re del c o n o , ¿ e s u n eco v a g o de la trad i­
c i ó n , ó e l r e c u e r d o c o n f u s o d e u n a c o n t e c i m i e n t o real? P r e t é n d e s e q u e
l o s i n d í g e n a s , c u y o e s t a d o d e c u l t u r a e s ta n a t r a s a d o , p u e d e n b i e n a p o ­
d e r a r s e d e l o s h e c h o s y c o n s e r v a r s u r e c u e r d o , p e r o n o d e d u c i r d e e ll o s -
co m b in a c io n es g e o ló g i c a s ; co m b ato la e x a ctitu d de esta ob jecio n . L a
i d e a d e q u e u n c o n o t r u n c a d o h a p e r d i d o su p u n t a , a r r o j á n d o l a á l o l e ­
j o s sin rom p e rla , c o m o se h a n v isto g r a n d e s p e d r u s c o s precip itad os e n
l a s e r u p c io n e s p o s te r io r e s, p u e d e m u y b ie n p r e se n ta rse e n u n espíritu i n ­
c u lto . L a p ir á m id e d e g r a d a s d e C h o lu la , m o n u m e n t o d e la a r q u itectu ra
d e lo s T o lte k a s , está tru n cad a. L o s in d íg e n a s s e n tía n la n e c e s id a d d e re­
p resen tarse la p irá m id e c o m o c o m p leta m e n te co n c lu id a en su o r ig e n .
P a r a e s t e fin s e i m a g i n ó l a l e y e n d a d e q u e u n a e r e o l i t o c a i d o d e l c i e l o
d e s t r u y ó s u c i m a ; l l e g a n d o h a s t a á m o s t r a r á l o s Conquistadores e s p a ñ o ­
le s fr a g m e n to s de este ae re o lito . ¿C óm o p u ed e, por lo d e m á s, c o lo c a rse
la p rim era e ru p c ió n d el C otop axi e n u n a é p o c a , en q u e h a b ia ex istid o y a
e l c o n o d e c e n iz a s , e v id e n t e m e n t e fo r m a d o por u n a sé r ie de eru p cio n es?
M e p a r e c e p r o b a b l e q u e l a Cabeza del In g a p r o v e n g a d e u n l e v a n t a m i e n t o
en el m is m o sitio q u e ocupa h o y , c o m o el Y a n a -U r c u al p ié del C h im b o -
razo , y c o m o , e n e l C o t o p a x i m i s m o , e l M orro, s i t u a d o a l S . d e S u n i -
g u a i c u y a l N . 0 . d e la p e q u e ñ a L a g u n a Y u r a k c o c h a , ó l a g o b l a n c o , e n
la le n g u a Q q u e c h h u a .
H e d i c h o , e n e l p r i m e r t o m o d e m i s Misceláneas de Geolog. y de Física
general (p. 5 1 3 y 5 1 4 ), q u e la p r im era parte d el n o m b r e d e C o to p a x i e s
s u s c e p t i b l e d e i n t e r p r e t a r s e , c o n a y u d a d e la l e n g u a O q u e c h h u a , e n l a
q u e l a p a l a b r a ccotto s i g n i f i c a c a sa ; e l s i g n i f i c a d o d epacsi e s d e s c o n o c i d o .
L a C o n d a m i n e ( p . o 3 ) d i c e q u e Cotopaxi s i g n i f i c a e n el id io m a d e los
I n c a s casa brillante; p e r o , s e g ú n o b s e r v a B u s c h m a n n , a q u e l h a c o n f u n d i ­
d o pacsi c o n p acsa , p a l a b r a e n t e r a m e n t e d i s t i n t a , q u e s i g n i f i c a b r i l l o , r e s ­
p l a n d o r , c l a r i d a d , y p a r t i c u l a r m e n t e l a d u l c e c la r i d a d d e l a L u n a . P a r a
espresar u n a m asa b r illa n te , era m e n e s te r , s e g ú n la s r eg la s g r a m a tic a le s
d e l a l e n g u a Q q u e c h h u a , i n v e r t i r l a s d o s p a l a b r a s y d e c ir pacsascotto.

( 4 0 ) P á g . 2 9 2 . — H o f f m a n n , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. X X V I , .
1832, p. 48.

( 4 1 ) P á g . 2 9 2 . — B o u g u e r , F igura de la T ierra, p . 6 8 . ¡ C u a n t a s v e c e s ,
d e s d e el t e m b l o r de ti e r r a d e 19 d e j u l i o d e 1 6 9 8 , l a p e q u e ñ a c i u d a d d e
L a c ta c u n g a h a sid o d estruida y reconstruid a sobre m a sa s de piedra p o -
m e z sacadas d é l a s canteras su b terrá n ea s de Z um b alica! S e m e h a n e n se ­
ña d o , d u ran te m i resid en cia allí, c o p ia sd e a n t ig u o s m a n u sc r ito s d e stru id o s
ó de p i e z a s m a s r e c i e n t e s , r e s t o s d e l o s a r c h i v o s de la c i u d a d , d e d o n d e
resulta que las catástrofes tu v ie ro n lu g a r en 17 0 3 , 1736, el 9 de d i­
c i e m b r e d e 1 7 1 2 , el 3 0 d e d i c i e m b r e d e 1 7 4 4 , e l 2 2 d e f e b r e r o d e 1 7 5 7 , e l
1 0 d e fe b r e r o d e 1 7 6 6 y e l 4 d e ab r il d e 1 7 6 8 ; y p o r c o n s i g u i e n t e , s i e t e
v e c e s en u n esp a cio d e se se n ta y cin co a ñ o s . H e h a lla d o t o d a v ía , e n 1S 0 2
c u a t r o q u i n t o s d e la c i u d a d e n r u i n a s , p o r c o n s e c u e n c i a d e l g r a n t e m ­
b l o r de tier ra de R i o - B a m b a (4 de f e b r e r o d e 1 7 9 7 ) .

(42) P á g . 2 9 3 .— El in g e n io so g e ó lo g o A b ic h h a reco n o cid o y a esta


d i f e r e n c i a (über N a íu r U7id Zusammenhang valkanischer B ildungen, 1 8 4 1 ,
p. 83).

(43) P á g . 2 9 3 . — L a roca del C o to p a x i tie n e e s e n c ia lm e n te la m is m a


c o m p o sic io n m in e ra ló g ica q u e los v o lca n es c erca n o s del A n tisa n a y T u n -
g u r a h u a : traquito fo r m a d o de o l ig o c la s e y d e a u g i t a , es d e c ir , la roca
d e l C h i m b o r a z o , l o c u a l p r u e b a la i d e n t i d a d d e l a s r o c a s v o l c á n i c a s e n
l a s C o r d i l le r a s q u e se h a l l a n u n a s f r e n te á o t r a s . E n l a s m u e s t r a s r e c o g i ­
d a s p o r m í e n 1 8 0 2 , y p o r B o u s s i n g a u l t e n 1 8 3 1 , Ja m a s a p r i n c i p a l e s e n
p a r te c l a r a ó d e u n g r i s v e r d o s o , b r i l l a n t e c o m o p e s t e i n y t r a s p a r e n t e e n
l a s a r is t a s ; e n p a r t e n e g r a , c a s i c o m o e l b a s a l t o , c o n p o r o s g r a n d e s y p e ­
q u e ñ o s , de p aredes b rillan tes. E l o l ig o c l a s e , a d h er id o á esta m a s a , está
circu nscrito en e lla l i m p i a m e n t e , a fe c ta n d o u n a s v e c e s la fo rm a de c ris­
ta les m u y b r illa n te s, y m u y d is tin ta m e n te r a y a d o s en la s c a ra s de la
f r a c t u r a , e s t a n d o l a s o tr a s e n p e q u e ñ a p r o p o r c i o n . d i f í c i l d e r e c o n o c e r .
L a s a u g ita s q u e h a y a llí m e z c la d a s e n p o r c io n e se n c ia l s o n de un v e r d e
negruzco, y sus d im e n sio n es m u y d iv ersa s. H ojas de m ica oscura y
gran os n e g r o s de h ie rr o m a g n é t i c o , q u e o fr ec en el b r illo del m e t a l,
están en e lla s d ise m in a d a s en p e q u e ñ ísim a c a n t i d a d , y por ca su alid ad
s e g u r a m e n t e . E n l o s p o r o s d e u n f r a g m e n t o q if e c o n t i e n e bastante oli­
g o c la s e , se h a lla u n p o c o de azufre n a t iv o , d e p o s ita d o p r o b a b le m e n te p o r
lo s v a p o r e s d e azufre q u e to d o lo p e n e t r a n .

(44) P á g . 2 9 4 . — «E l v o lc a n de M a y p o ( l a t . a u st. 3 4 ° 1 5 ' ) , q u e j a m á s


arrojó p ied ra p ó m e z , e stá á d o s jo r n a d a s de la co lin a de T o l l o , de 3 00
pies d e altura, y c o m p u e sto d e piedra p ó m e z q u e c o n tie n e fe ld esp a to v i ­
tr e o , c r i s t a l e s o s c u r o s d e m i c a y p e q u e ñ o s f r a g m e n t o s d e o b s i d i a n a . E s ,
p u e s , e s t a u n a e r u p c i ó n ( i n d e p e n d i e n t e ) a i s l a d a a l p i e de l o s A n d e s y
c e r c a d é l a l l a n u r a . » B u c h , (Descripción física de las islas Canarias, 1 8 3 6 ,
p. 470.)

i (4 5 ) P á g . 2 9 4 . — G u e r o l t , C a r ia s geognósticas de los principales distritos


minerales de Méjico, 1 8 2 7 , p. o.
t o e o iy . 3;> .
( 4 6 ) P á g -. '2 95.— V é a s e s o b r e l a s o l i d i f i c a c i ó n y f o r m a c i o n d e la c o r ­
t e z a t e r r e s t r e , Cosmos, t. I, p. 1 5 5 - 1 5 7 . L o s e s p e r i m e n t o s de B i s c h o f , D e -
v ille y D e le s s e h a n derram ad o n u e v a lu z sobre el g r ie tea m ie n to del g lo b o .
P u e d e n v e r s e ta m b ié n las s e n s a ta s r e fle x io n e s q u e a n te r io r m e n te h a b ia
h e c h o B a b b a g e , al e sp lic a r , por un efecto del c a lo r , el p roblem a q u e
p r e s e n t a e l t e m p l o d e S e r a p i s a l N . d e P o z z u o l i (Q uarterly Journal o f the
geological Society o f L ondon, t. I I I , 1 8 4 7 , p . 1 3 6 ) ; V . D e v i l l e , sobre la dis­
m inución de densidad en las rocas cuando pasan del estado cristalino al estado
m tre o , e n l a s Mein, de la Academia de Ciencias, t. X X , 1 8 1 5 , p . 1 4 5 3 ; D e -
l e s s e , sobre los efectos de la fusión, id ., t. X X V , 1 8 4 7 , p . 5 4 5 ; F r a p o l l i , so ­
bre el carácter geológico, e n e l Boletín de la Sociedad geológica de F rancia,
2 . a s é r i e , t. I V , 1 8 4 7 , p . 6 2 7 , y B e a u m o n t , e n s u i m p o r t a n t e o b r a t i t u l a ­
d a : N oticia sobre los sistemas de m ontañas, 1 8 5 2 , t. Til. L o s tres c a p í t u l o s
s i g u i e n t e s m e r e c e n s o b r e t o d o l a a t e n c i ó n d e l o s g e ó l o g o s : Consideracio­
nes sobre los levantamientos debidos á una dism inución lenta y progresiva
del volumen de la T ie rra , p . 1 3 3 0 ; sobre el aplastamiento trasversal, como
una de las causas de la elevación de las cadenas de montañas, p . 1 3 1 7 , 1 3 3 3
y 1 3 4 6 : sobre la contracción que las rocas fundidas esperimentan al cris­
talizarse, tendiendo, desde el p rin cip io del enfriam iento del globo, á hacer su
masa interna mas pequeña que la capacidad de su envuelta esterior, p . 1 2 3 5 .

( 4 7 ) Pág-. 2 9 6 . — » L a s ag-uas, c a l i e n t e s d e S a r a g y n , á la a l t u r a d e 5 , 2 6 0
p ie s, so n n o ta b le s por el papel q u e d e s e m p e ñ a e l g a s á cid o c a r b ó n ic o q u e
l a s a t r a v i e s a e n e l t i e m p o d e l o s t e m b l o r e s d e t i e r r a . E l g-as, e n e s t a é p o ­
c a , c o m o e l h i d r ó g e n o c a r b o n a t a d o de l a p e n í n s u l a d e A p c h e r o n , a u ­
m e n t a d e v o l u m e n y s e c a l i e n t a a n t e s y d u r a n t e l o s t e m b l o r e s d e tierra
e n la lla n u ra de A r d e b il. En la p e n ín su la de A p c h e r o n la tem peratura
s e e l e v a d e 2 0 ° h a s t a la i n f l a m a c i ó n e s p o n t á n e a e n e l m o m e n t o y e n
e l si ti o d e u n a e r u p c i ó n í g n e a , p r o n o s t i c a d a s i e m p r e p o r t e m b l o r e s d e
tierra en la s p r o v in c ia s , d e C h e m a k h i y de A p c h e r o n .» ( A b ic h , e n las
Misceláneas físicas y quím icas, t. I I , 1 8 5 5 , p . 3 6 4 y 3 65.) V é a se tam bién
Cosmos, t . I V , p . 1 5 5 .

( 4 8 ) P á g . 2 9 6 . — Cosmos, t. I V , p . 2 2 0 .

( 4 9 ) P á g . 2 9 6 . — U o p k i n s , Researches on physical Geology, e n l a s Philos.


T ransad, for 1 8 3 9 , 2 . a p a r t e , p . 3 1 1 ; for 1 8 4 0 , 1 . a p a r t e , p . 193; for 1 8 4 2 ,
1.a p a r t e , p . 4 3 . V e a s e t a m b i é n , s o b r e l a s c o n d i c i o n e s d e e s t a b i l i d a d d e
l a s u p e r f i c i e t e r r e s t r e , Theory o f Voléanos, e n e l Report o f the 1 7 th meeting
of the B ritish Association, 1 8 4 7 , p. 4 5 - 4 9 .

( 5 0 ) P á g . 2 9 6 . — N a u m a n n , Geognosia, t. I , p. 6 6 - 6 7 ; B isch o f, TVa?’-


melehre, p . 3 8 2 ; L y e l l , Principies of Geology, 1 8 5 3 , p . 5 3 6 - 5 4 7 y 5 6 2 *
Q u a t r e f a g e s , e n s u s Recuerdos de un naturalista, n o m e n o s a g r a d a b l e s q u e
• in s t r u c t i v o s , e v a l ú a el lím ite su perior de lá s c a p a s 'líq u id as fun d i­
das en la p rofun didad in sig n ifica n te de 20 kilómetros: « p u e s q u e l a
m a y o r parte d e los silic a to s, d i c e , se fu n d e n y a á 666° c en t.« Pero
R ose me escribió q u e este n ú m ero es m enor q u e e l v e r d a d e r o . «L a
tem peratura de 1300°, q u e M itsch er lic h h a f ija d o , d i c e , c o m o p u n ­
to de f u s i ó n del g r a n i t o (Cosmos, t. I , p . 355, nota 13), es c ie r ­
ta m e n te el m ín im u n . H e h e c h o colo c a r gra n ito m u c h a s v e c e s en lo s si­
tios m a s ca lien tes d e lo s h o r n o s de p o r c ela n a , y n u n c a se fu n d ía sino
im p erfectam en te. La m ica so lo se fu n d e c o n e l feld espato y prod u ce un
v i d r i u v e s i c u l a r ; el c u a r z o r e s u l t a o p a c o , p e r o n o s e f u n d e . L o m i s m o
su ced e con todas la s rocas q u e c o n tie n e n cu a r zo ; y a u n p u ed e em p lea rse
e s t e m e d i o pa r a d e s c u b r i r e l c u a r z o e n la s r o c a s e n q u e e s t á e n t a n p e ­
q u e ñ a c a n t i d a d q‘ue e s i m p o s i b l e r e c o n o c e r l e á l a s i m p l e v i s t a : p o r e j e m ­
p l o , e n l a s i e n i t a d e P l a u e n , y e n l a d i o r i t a q u e h e m o s t r a íd o , e n 1 8 2 9 ,
d e A l a p a j e w s k , e n e l U r al. T o d a r o c a q u e , c o m o e l b a s a lto p o r e j e m p l o ,
110 c o n t i e n e c u a r z o y e n g e n e r a l m i n e r a l e s t a n r i c o s e n á c i d o s i l í c e o
c o m o el g r a n i t o , se fu n d e m a s fá cilm en te q u e el g r a n ito y form a v id r io
p e r f e c t o , c u a n d o s e s o m e t e a l c a lo r d e l a p o r c e l a n a , p e r o s o b r e u u a l á m ­
p a r a d e e s p í r it u d e v i n o y d e d o b l e c o r r i e n t e d e a i r e , q u e c i e r t a m e n t e e s
. - c a p a z d e p r o d u c i r u n c a l o r de 6 6 6 ° c e n t e s i m a l e s . C u a n d o l o s n o t a b l e s
e s p e r i m e n t o s d e B i s c h o f p a r a fu n d i r e n u n m o l d e u n a b a l a d e b a s a l t o ,
e sta roca h a aparecido , s e g ú n s u p o s ic io n e s h ip o té tic a s , de u n a te m p e r a ­
tu r a 168° Reaum ur m a s ele v a d o que el punto d e fu sió n del cobre.
(W armelehre des Innern unsers Erdkorpers, p . 4 7 3 . )

( 5 1 ) P á g . 2 9 7 . — Cosmos, t. I V , p . 1 4 9 . V , t a m b i é n , s o b r e la d i s t r i b u ­
c i ó n d e s i g u a l d e l s u e l o d e h i e l o y su p r o f u n d i d a d , i n d e p e n d i e n t e d e l a s
la titu d es g e ográficas e n q u e e m p i e z a n , la s o b s e r v a c i o n e s n o t a b l e s d e l
c a p i t a n F r a n k l i n , d e E r m a n . d e K u p ff e r , y p r i n c i p a l m e n t e la d e M i d d e n ­
do r f f, I d ., p . 3 9 y 4 3 .

(52) P á g . 2 9 8 . — L c i b n i t z , Protogcea, § 4.

( 5 3 ) P á g . 2 9 8 . — Cosmos, t. I , p . 2 2 4 ; U k e r t , Geographie der Griechen


und ROmer, 2 . a p a r t e , p. 1 9 8 .

(5 4 ) P á g . 2 9 9 . — Cosmos, t. I, p. 4 1 7 ( n o t a 30); t. I V , p . 2 0 5 .

(5 5 ) P á g . 2 9 9 . — C u r tí u s , Poloponesos, t. II, p . 4 3 9 .

(5G) P á g . 2 9 9 . — S o b r e e l V i v a r a i s y e l V e l a y , v é a n s e l a s ú l t i m a s y
e x a c t í s i m a s i n v e s t i g a c i o n e s d e Girard e n s u s Geologische Wanderungen,
t. I, 1 8 5 6 , p . 1 6 1 , 1 7 3 y 2 1 4 . L o s a n t i g u o s v o l c a n e s d e O lo t h a n s i d o d e s ­
cu b ie rto s por el g e ó lo g o am erica n o M a d u r e en 1 8 0 3 . L y e ll lo s v isitó en
1 8 3 0 , y l o s h a d e s c r it o y r e p r o d u c i d o f i e l m e n t e p o r m e d i o d e g r a b a d o s
e n s u M anual of Geology 18 o o , p . 5 3 8 - 5 4 2 .

(57) Pág-. 2 9 9 . — R o s s , Reisen a u f den griechischen Inse ln, t. I I , p. 6 9 y


p . 78.

(5S) P á g . 3 0 0 . — M u r c h i s o n , S ilu r ia , p . 2 0 y 5 5 - 5 S . V é a s e t a m b ié n .
L y e l l , M an u al, p. 5 6 3 .

( 5 9 ) P á g . 3 0 0 . — S c o r e b y , Account o f the arctic regions, t. I, p . 1 5 5 - 1 6 9 ,


lám . V y IV . '

( 6 0 ) P á g . 3 0 0 . — B u c h , Descrip. de las islas C anarias, p . 3 5 7 - 3 6 9 , y


L a n d g r e b e , Naturgeschichte der Vulkane, 1 8 5 S , t , I , p . 1 2 1 - 1 3 6 . Son d ig ­
n a s d e e s t u d i o l a s m u r a l l a s d e l o s c r á te r e s d e l e v a n t a m i e n t o ( C a l d e i r a s )
e n la s islas d e S a n M ig u e l, F a y a l y Terceira; v é a n s e lo s m apas d e l capi­
tan V i d a l . L as e ru p c io n es de F a y a l (1 6 7 2 ) y de S a n Jorge (1 5 8 0 y
1 8 0 S ) p a r e ce n d e p e n d er d e l v o l c a n p r in cip a l, q u e es e l P ic o .

( 6 1 ) P á g . 3 0 0 . — Cosmos, t. I V , p. 2 2 3 .

( 6 2 ) P á g . 3 0 1 . — W a l t e r s h a u s e n , Physis. geograh. Skizze von Is la n d


p. 1 0 8 y 1 1 2 .

(63) P á g . 3 0 1 .— V é a n s e lo s resu lta d o s de las o b s e r v a c io n e s h e c h a s e n


M a d e r a p o r L y e l l y H a r t u n g , e n e l M anual o f Geology, 1 8 5 o , p . 5 1 8 - 5 2 5 .

( 6 4 ) P á g . 3 0 1 . — V e a s e D a r w i n , Voleante Islands, 1 8 4 4 , p . 2 3 , y e l t e ­
n i e n t e L e e , Cruise of the U. S. B rig Dolphin, 1 S 5 Í , p . SO.

(6 5 ) P á g . 3 0 2 . — V é a s e la e sc elen te d e sc r ip ció n d e la isla d é l a A s c e n ­


s i ó n , e n D a r w i n , Volcanic Islands, p . 4 0 y 4 1 .

( 6 6 ) P á g . 3 0 2 . — V . D a r w i n , id ., p. 8 4 y 9 - \ s o b r e e l great hollow space


or valley southward o f the central curved ridge across w hich the h a lf o f the
cráter must once have extended. «It is i n t e r e s t i n g , d i c e D a r w i n , to t r a c e t h e
step s b y w h i c h t h e structure o f a v o l c a n ic district b e c o m e s o b scu re d a n d
fin a lly o b liter a ted .» V é a s e t a m b i é n Geognosy o f the Island of St-Helena,
p. 28.

(6 7 ) P á g . 3 0 2 . — P e t e r m a n n ’s , Geographische M ittheilungen, 1 8 5 5 , n . ° 3 ,
p. 84.

( 6 8 ) P á g . 3 0 3 . — V é a s e K c n d a l , e n Jou rn al of the geograph. Society, 1 . 1 ,


1 8 3 1 , p. 6 2 , y D a n a , Ü. S. Exploring Expedition, t, X , p . 5 4 8 .
( 6 9 ) P á g . 3 0 3 . — R o c k s . V . D a r w i n , id , p . 3 1 - 3 3 y 12 5 .

( 7 0 ) P á g . 3 0 3 . — D a u s s y , sobre la existencia probable de un volcan subma­


rin o en el A tlán tic o , e n l a s Mem. de la Academ. de Ciencias, t. I V , 1 8 3 8 ,
p . 5 1 2 ; D a r w i n , Yolcanic Islands, p . -92; L e e . Cruisse of the U, S. B rig Dol-
p h in , p . 2 , 55 y 61.

( 7 1 ) P á g . 3 0 4 . — G u m p r e c h t , die vulkanische Thütigkeit a u f dem Festlan-


de von A frica in Arabien und a u f den Inseln des rothen Meeres, 1 S 4 9 , p , 1 8 .
( 7 2 ) P á g . 3 0 5 . — D u f r e n o y , e n la s M em ., t . X X I I , p . 8 0 6 - 3 1 0 .

( 7 3 ) P á g . 3 0 5 . — Cosmos, t. I, p . 4 2 0 ( n o t a 3 7 ) . S o b r e e l c o n j u n t o d e
lo s fen ó m en o s co n o cid o s h a sta el presen te en A frica, v é a s e L an d greb e,
Naturgeschichte der Vulkane, t. I, p . 1 9 5 - 2 1 9 .

(7 4 ) P á g . 3 0 6 .— A i n s w o r t h da c o m o altura del D e m a v e n d 2 ,2 9 8 t o e ­
s a s s o b r e el n i v e l d e l m a r ; p e r o s e g ú n l a r e c tif i c a c i ó n d e u n a a l t u r a b a ­
r o m é t r i c a , a l t e r a d a s i n d u d a p o r e r o r d e c ifr as ( Asia central, t. III, p.
3 2 7 ) , d ic h a e l e v a c i o n e s de 2 ,9 1 4 t o e s a s , s e g ú n la s ta b las de O ltm an ns.
L o s á n g u lo s d e altura , c a lc u la d o s co n m u e h a e x a c titu d en 1839 por m i
a m i g o e l e a p i t a n r u s o L e m m , a u m e n t a n e s t a c ifr a y l a h a c e n s u b i r á 3 , 1 4 1
t o e s a s ; p e r o la d i s t a n e i a n o h a s i d o c a l c u l a d a t r i g o n o m é t r i c a m n n t e , s i n o
q u e d e s c a n s a e n la s u p o s i c i ó n d e q u e el v o l c a n D e m a v e n d e s t á á 6 6 v e r s -
ta s de T eherán (1 g rado ecu atorial = 1 0 4 3/ 10 v e r s t a s ) . P a r e c e , p u e s , q u e
e l v o l e a n n e v a d o d e D e m a v e n d , s i t u a d o ta n c e r c a d e la e o s t a m e r i d i o n a l
d e l m ar C a s p io , pero á 150 m illa s g e o g r á fic a s de la s eostas d e C ó lq u id a ,
e s c e d e a l g r a n A r a r a t e n 2 , S 0 0 p i e s y al E l b u r u z d e l C á u c a s o e n u n o s 1 , 5 0 0
p i e s . S o b r e e l v o l c a n D e m a v e n d , v é a s e R i t t e r , Erdkunde vonA sien, t. V I ,
1 . a p a r l e , p. 5 5 1 - 5 7 1 , y s o b r e la r e l a c i ó n e n t r e e l n o m b r e A lbordj d e la
g e o g r a f ía m ítica , y por c o n s ig u ie n t e m u y v a g o del p u eb lo Z end, c o n lo s
n o m b r e s m o d e r n o s E lbu rz ( K o h A l b u r z d e K a z w i n i ) y E lb u r u z , id .,
p. 4 3 -4 9 , 4 2 4 , 552 y 555. .

( 7 5 ) P á g . 3 0 6 . — H u m b o l d t , Asia ce ntral, l . I , p, 1 2 4 - 1 2 9 ; t. I I , p á g i ­
na 433-435.

(7 6) P á g . 3 0 7 . — H u m b o l d t , id ., t. II, p. 4 2 7 y 4 8 3 .

(7 7 ) P á g . 3 0 7 . — Cosmos, t. I V , p. 2 2 8 .

(78) P á g . 3 0 3 . — W e l l s t e d , Travels in Arabia, t. II, p . 4 6 6 - 4 6 3 .

(79) P á g . 3 0 8 . — Cosmos, t. I, p . 2 2 4 .

(8 0 ) P á g . 3 0 8 . — Reisen in E uropa, Asienund A frik a , t. II, 1 . a p a r t e ,


1 S 4 3 , p. 54.
(81) P á g . 3 0 8 . — R itte r , Erdhunde von A sie n , t. V I I I , 1 .a parte-,,
p. 6 6 4 -7 0 7 , 8S 9-891 y 1 0 2 1 -1 0 3 4 .

(82) P á g . 3 0 8 . — H u m b o ld t, Asia Central, t. í , p. 2 0 1 - 2 0 3 ; t. 11, p á ­


g in a 7-61.

( 8 3 ) P á g . 3 0 8 . — A sia Central, t. II , p . 1 6 - 2 0 , 3 9 - 5 0 y 3 3 5 - 3 6 4 .

( 8 4 ) P á g . *309.— Jou rn al of the Asiatic Society of Bengal, t . I V , 1 8 3 5 ,


657-664.

( 8 5 ) P á g . 3 1 0 . — Asia Central, t. II, p . 9 9 .

( 8 6 ) P á g . 3 1 0 . — Asia Centm l, t. II, p. 9 2 - 1 0 4 .

( 8 7 ) P á g . 3 1 1 . — Asia Central, t. II, p. 9 y 5 4 - 5 8 ; Cosmos, i . I V , p.


y n o ta 87.

( 8 8 ) P á g . 311 . — L a s a l t u r a s d e l E l b u r u z , d e l K a s b e g k y d e l A r a r a t ,
e s t á n t o m a d a s d e l a s n o t i c i a s d e S t r u v e ( v é a s e A sia Central, t. II, p. 5 9 ) .
La in d icad a para el vo lca n estin gu id o de S a v a la n , al O. de Ar-
d e b i l ( 1 5 , 7 6 0 p . i n g . ) , se f u n d a e n u n a m ed id a de C h a n y k o w (v éa se
A b i c h , e n l a s Misceláneas físicas y químicas, t. II, p. 3 6 1 ) . P a r a e v i t a r r e ­
p e tic io n e s m o le s t a s , decla ro a q u í q u e h e to m a d o todo lo q u e e n la parte
g e o l ó g i c a d e l Cosmos, c o n c i e r n e al i m p o r t a n t e i s t m o d e l C á u c a s o , d e l o s
trabajos m a n u s c r it o s d e A b ic h q u e d a ta n d e 1852 á 1S55. q u e puso á m i
d isp o sic ió n d e sin teresa d a m en te.

( 8 9 ) P á g . 3 1 1 . — A b i c h , Noticia csplicativa de una vista del A ra ra t, e n


e l Boletín de la Sociedad de Geografía de F rancia, 4 . a s é r i e , 1 . 1 , p . 5 1 6 .
( 9 0 ) P a g . 3 1 3 . — E r m a n , Reise, t. III, p . 2 5 3 ; B u c h , Islas Canarias,
p. 417.

( 9 1 ) P á g . 3 1 4 . — L u t k e , Viaje alrededor del m undo; E r m a n , Reise. ( h i s -


t o r . B e r i c h t ) , L 111, p. 4 9 4 y 5 3 4 - 5 4 0 .

( 9 2 ) P á g . 3 1 4 . — Cosmos, t. I V . p. 2 2 i .

( 9 3 ) P á g . 3 1 4 . — E r m a n , Reise, t. III, p. 469.

( 9 4 ) P á g . 3 1 4 . — L u t k e , Viaje alrededor del m undo, t. III, p . 8 5 .

( 9 5 ) P á g . 3 1 4 . — E r m a n , Reise, t. III, p . 2 6 1 - 3 1 7 y Physische Beobach­


tungen, t. I, p . 4 0 0 - Í 0 3 .

( 9 6 ) P á g . 3 1 5 . — B u c h , Islas Canarias, p . 5 4 2 ; L andgrebe, Vulkane


t . I , p . 3 ,/5.
(9 7 ) P á g . 31 o .— Erm an, Physische Beobachtungen, t. I, p. 400-403
y *07.

( 9 8 ) P á g . 3 1 5 . — L u t k e , Viaje alrededor del m undo, t. III, p. 80; L a n d -


g r e b e , Vulkane, t. I, p. 3 7 o 3 S 6 .

(9 9 ) P á g . 3 1 0 . — E r m a n , Reise, t. III, p . 3 5 9 .

( 1 0 0 ) P á g . 3 1 6 . — H u m b o l d t , Cuadros de la N aturaleza, t. II, p. 2 8 3 d e


la tr a d u c . f r a n c .

(1 ) P á g . 3 1 6 . — S c h m i t d , Neue Bestimmungen am Vesuv, 1 8 5 6 , p. 1,


16 y 3 3 .

( 2 ) P á g . 3 1 7 . — Boletín de la dase físico-matemática de la Academia de


Ciencias de San Pelersburgo, t. X I V , 1 8 4 6 , p . 2 4 6 .

( 3 ) P á g . 3 1 7 , — E r m a n , Reise, t. III, p. 2 2 1 , 2 2 8 y 2 7 3 ; B u c h , Islas


Canarias, p . 4 5 4 .

(4 ) P á g . 3 1 8 . — Cosmos, t. I V , p. 2 7 6 .

(5) P á g . 3 1 8 . — V é a n s e las in g e n io s a s o b s e r v a c io n e s de D a n a , sobre


l a s Curvatures o f ranges of islands, c u y a c o n v e x i d a d e s t á d i r i g i d a c a s i
g e n e r a l m e n t e , e n e l o c é a n o P a c i f i c o , h á c i a e l S . ó S . E . {O. St. E x plorin g
Expedition by Wilkes, t. X , 1 8 ÍO, p . 4 1 9 ) .

( 6 ) P á g . 3 1 8 . — L a i s l a S a g h a l i n T s c h o k a ó T a r a k a i e s d e s i g n a d a por
l o s m a r i n o s d e l J a p ó n c o n el n o m b r e d e K r a f t o , q u e se e s c r i b e K a r a f u t o .
H á l l a s e s i t u a d a f r e n t e á la e m b o c a d u r a d e l rio A m o r (r io N e g r o , S a g h a -
l i a n U l a ) , y h a b i t a d a p o r l o s A i n o s , d e c o lo r o s c u r o , a l g u n a s v e c e s a l g o
v e llu d o s y de c o stu m b re s d u lces. E l a lm ir a n te C rusen stern , c o m o a n te s
L a P é r o u s e (1 7 8 7 ) y B r o u g h t o n ( 1 7 9 7 ), c reia qu e S a g h a l i n esta b a e n
c o m u n ic a c ió n con el co n tin e n te asiático por u n istm o estrech o y a r en o so
( la t. 5 2 ° 5'); p e r o s e g ú n l a s c u r i o s a s n o t i c i a s s o b r e e l J a p ó n d e S i e b o l d ,
u n m a p a t r a z a d o e n 1 8 0 8 p o r M a m i a R i n s ó , g e f e de u n a C o m i s i o n i m p e ­
r ia l j a p o n e s a , r e p r e s e n t a b a á K r a f t o n o c o m o p e n ín su la sino c o m o u n a
i s l a ( R i t t e r . Erdkunde v o nA sien, t. III, p. 3 8 8 ) . S i e b o l d d i c e q u e e l r e s u l ­
tado o b te n id o por M a m ia R in s ó se h a co n firm a d o p le n a m e n te en 1 8 5 5 ,
p o r e l h e c h o d e q u e la f lo t a r u s a , a m a r r a d a e n la b a h í a d e C a s t r i e s ( l a ­
tit u d 5 1° 2 9 '), c e i c a d e A l e j a n d r o w s k y p o r c o n s i g u i e n t e al S . d e l p r e ­
t e n d i d o i s t m o , p u d o s i n e m b a r g o r e tir a r s e á l a e m b o c a d u r a d e l A m o r
(l a t . 5 2 ° 5 4 ' ) . C ie rto e s q u e n o se h a h a l l a d o e n a l g u n o s p u n t o s , y e n
e l s i t i o d o n d e se s u p o n i a e x i s t i r c o m u n i c a c i ó n , m a s q u e una profun di­
d a d d e c i n c o n u d o s . L a i s l a e m p i e z a á to m a r i m p o r t a n c i a p o l í t i c a , p o r l a
p r o x i m i d a d d e l o s g r a n d e s r io s A m o r y S a g h a lin . Su nom b re, que se
p ro n u n cia K a r a f l o ó Ivrafto, e s c o n t r a c c i ó n d e K a r a - f u - to , q u e q u i e r e
d e c ir , s e g ú n el sá b io é in gen ioso S i e b o l d t : isla que lim ita a K ara. L a
p a l a b r a Kara d e s i g n a , e n e l d i a l e c t o c h i n o - j a p o n é s , l a China del Norte
( T a r t a r i a ) , y fu s i g n i f i c a vecino, lim ítrofe. Tschoka e s u n a c o r r u p c i ó n d e
Tsjokai, y Taraka'i e s t á s a c a d o e r r ó n e a m e n t e , d e l n o m b r e d e u n a a l d e a
a i s l a d a l l a m a d a Taraika. S e g ú n K l a p r o t h (A sia polyglota, p . 3 0 1 ) . Tarai-
Itai ó Tarakai e s e l n o m b r e i n d í g e n a d e t o d a l a i s l a . V é a n s e las n o t a s d e
S c h r e n k y d e l c a p i t a n W i t t i n g h a m , e n P e t e r m a n n , Geograph. M itthe ilun ~
gen, 1 8 5 6 , p . 1 7(í y 1S4; y P e r r y , E xpedition to Japan, t . I, p . 4 6 5 .

( 7 ) P á g . 3 1 9 . — D a n a , Geology o f the Pacific Ocean, p . 1 6 . A d e m a s d e


l a s f a l l a s m e r i d i a n a s d e l a r c h i p i é l a g o s i t u a d o al S . E . d e A s i a , la s c o s t a s
d e l a C o c h i n c h i n a á p a r t i r d e l g o l f o d e T o n k i n , l a s c o s t a s d e M a la c a
d e s d e e l g o l f o d e S i a m y a u n l a s d e la N u e v a - H o l a n d a a l S . d e l p a r a ­
lelo 25, están tam bién c o r t a d a s la s m a s d e l a s v e c e s e n l a d i r e c c i ó n
d e N .á S .

( 8 ) P á g . 3 i i . — Entdeckungs-Reise, t. II, p . 1 0 6 .

( 9 ) P á g . 3 2 4 . — H u m b o l d t , Fragmentos de Geología y de Climatología asiá­


ticas, t. I, p . 2 1 7 - 2 3 4 , y Asia Central, t. II, p. 5 4 0 - 5 5 2 .

( 1 0 ) P á g . 3 2 5 . — H e i n e , Reise nach Japan, 1 8 5 2 , t. I I , p . 4.

( 1 1 ) P á g . 3 2 6 . — S i e b o l d , Atlas vom Japan. Reiche, t a b . X I .

( 1 2 ) P á g . 2 2 6 . — L a n d g r e b e , Naturgeschichte der Vulcane, t. I, p , 3 5 5 .

(13) P á g . 3 2 7 .— L u tk e, Viaje alrededor del mundo, en los años 1 8 2 6 ­


1 8 2 9 , t. III, p . 1 1 7 .

(14) P á g . 3 2 8 .— V é a n se lo s fragm en tos sacados ú.q \&Enciclopedia j a ­


ponesa, y t r a d u c i d o s p o r J u l i e u , e n m i Asia Central, t. II, p. 5 5 1 .

( 1 5 ) P á g . 3 2 9 . — V é a s e K aart van den Zuid-en-Zuidwest-Kust van Japan


door, S i e b o l d , 1 8 5 1 .

( 1 6 ) P á g . 3 3 0 . — P e r r y , E xpedition lo Japa n, t. I, p . 2 0 0 , 2 0 9 y 5 0 0 .

( 1 7 ) P á g . 3 3 0 . — V é a n s e m i s Fragmentos de Geología y de Climatología


asiáticas, t. I, p . 8 2 , q u e se publicaron p oco desp ues de m i v u e lta de
S i b e r i a , y e l A sia Central, e n l a q u e h e c o m b a t i d o l a o p i n i o n d e K l a ­
p r o t h , d e q u e h a b i a p a r t i c i p a d o e n o tr o t i e m p o y q u e p r e s e n t a b a c o m o
p r o b a b l e la c o n e x i o n d e l a s m o n t a ñ a s n e v a d a s d e l H i m a l a y a c o n la p r o ­
v i n c i a c h i n a de Y u n - n a n , q u e b a j o e l n o m b r e d e N a n l i n g , f o r m a n e l
_N. 0 . d e C a n t ó n . L a s m o n t a ñ a s d e F o r m o s a , d e 1 1 , 0 0 0 p i e s d e a l t u r a ,
p e r t e n e c e n , c o m o el T a - g u - l i n g , q u e l i m i t a á F u - k i a n p o r el 0 . , al s i s t e ­
m a de fallas m e r id ia n a s q u e surca el A s s a m su p erio r, e n el p a i s de l o s
- B ir m a n o s y en e l g r u p o d e l a s F il i p i n a s .

( 1 8 ) P á g . 3 3 0 . — Cosmos, t. I V , p . "219.

( 1 9 ) P á g . 3 3 0 . — D a n a , Geology, e n la c o l e c c i o n d e l Exploring E xpedí-


tio n , t. X , p . 5 4 0 - 5 4 5 ; H o f m a n n , Geognost. Beobach. a u f der Reise von Kol-
zebue, p . 70; B u c h , Descripción física de las islas C anarias, p . 4 3 5 - 4 3 9 .
V é a s e el g r a n d e y e x c e l e n t e m a p a d e d o s h o j a s d e l a s Islas F ilip in a s, p o r
■el p i l o t o d o n A n t o n i o M o r a t i ( M a d r i d , 1 8 5 2 ) .

(20) P á g . 3 3 1 . — M arco P o lo d istin g u e (parte 3 . a , c. 7 y S ), G iarn


minore ( S u m a t r a ) , e n d o n d e p e r m a n e c i ó du ran te cin co m e se s , y pin tó
el E lefan te, que no ex iste en J a v a (v é a s e H u m b o l d t , Exámen critico
de la H istoria de la Geografía, t . II , p . 2 1 8 ) , d e Giava maggiore, d e s c r it a
a n te r io r m en te, y d e la cual dice; « l a q u a l e , se c o n d o d ic o n o i m a r in a i,
c h e b e n e l o s a n n o , é l * i s o l a p i ü g r a n d e c h e s i a at m o n d o . » E s t a o b s e r ­
v a c ió n es aun h o y v erd ad era. S e g ú n el m apa de B o rn eo y de C eleb es
d e B r o o k e y e l c a p i t a n R o d n e y M u n d y , h a l l o q u e la s u p e r f i c ie d e B o r ­
n e o , q u e e s d e 1 2 , 9 2 0 m i l l a s c u a d r a d a s , ca si e q u i v a l e á la d e l a i s l a de
JNru e v a - G u i n e a , p e r o r e p r e s e n t a s o l o u n a d é c i m a p a r t e d e l c o n t i n e n t e de
N u e v a - H o l a n d a . L a c a n t i d a d d e oro y la s i n m e n s a s r i q u e z a s q u e s e g ú n
l a s i n d i c a c i o n e s d e M a rc o P o l o , l o s Mercanti d i Zaiton e del M angi e s p o r ­
t a b a n d e e s t a c o m a r c a , p r u e b a n q u e b a jo e l n o m b r e de Java m ajor c o m ­
prendía á B o r n e o , co m o B e h a im , en el g lo b o de N u r e n b e r g ( 1 4 9 2 ) y
R u y s c h , en la e d ic ió n de T o lo m e o q u e p u b licó en R o m a e n 1 8 0 8 , y q u e
e s d e t a n g r a n d e i m p o r t a n c i a p a r a la h i s t o r i a d e l d e s c u b r i m i e n t o de
A m érica .

( 2 1 ) P á g . 3 3 2 . — E l m a p a d e l c a p i t a n M u n d y (Coast of Borneo proper,


1847), da asim ism o (1 4 ,0 0 0 p ies). V é a n s e las d u d as q u e se h a n su scita ­
d o s o b r e e s t a e v a l u a c i ó n , e n J u n g h u h n , Java, t. II, p . 8 5 0 . E l c o l o s o
k in a -B a ilu no es una m o n ta ñ a có n ica ; sin o q u e m as b ie n se a se m e ja por
s u f o r m a á l a s m o n t a ñ a s d e b a s a l t o q u e se h a l l a n e n t o d a s l a s l a t i t u d e s ,
y presentan u n a larga c im a term inada por d o s cum bres r ed o n d ead as.

( 2 2 ) P á g . 3 3 2 . — B r o o k e , Borneo and Celebes, t. II, p . 3 8 2 , 3 8 4 y 3 8 6 .

( 2 3 ) P á g . 3 3 2 . — H o r n e r , e n l a s Yerhandelingen van het Bataviaasch Ge—


.nootschap van kunsten en wetenschappen, d e e l X V J I , * 1 8 3 9 , p . 2 8 4 ; Asia cen~*
tr a l, t. III, p . 3 3 4 - 5 3 7 .

( 2 4 ) P á g . 3 3 2 . — Cosmos, t. I V , p . 2 5 2 .
( 2 5 ) P á g . 3 3 2 . — J u n g h u h n , Java, t. II, p. 8 0 9 (Battae'ánder, 1.1, p . 3 9 ) v

( 2 6 ) P á g . 3 3 3 . — Cosmos, t. I V , p. 2 5 6 .

( 2 7 ) P á g . 2 3 3 . — Java, t. II, p . 8 1 8 - 8 2 S .

f 2 8 ) P á g . 3 3 4 . - Id ., p . 8 4 0 - 8 4 2 .

(29) P á g . 3 3 4 .— Id ., p. 85 3 .

( 3 0 ) P á g , 3 3 6 . — L y e l l , Principies of Geology, 1 8 5 3 , p. 4 4 7 , d o n d e s e
h a lla u n a m agn ífica vista y u n a p r o y e c c ió n d el v o lca n .

( 3 1 ) P á g . 3 3 6 . — B u c h , e n l a s Abhandlungen der Akademie der Wissens-


chaften z u B erlín, a ñ o s d e 1 8 1 8 y 1 8 1 9 , p . 6 2 .

( 3 2 ) P á g . 3 3 6 . — S i l l i m a n ’s American Jo u rn al, t. X X X V I I I , p . 3 8 5 .

( 3 3 ) P á g . 33 G .— S a i n t - V i n c e n t , Viaje á las cuatro islas de A frica, t. II r


p. 429.

(34) P á g . 3 3 7 . — D a r w i n , Coral Reefs, p. 122.

( 3 5 ) P a g . 3 3 7 . — V a l e n t y n , Beschryving van Oud en N ieuw Oost-Indiénr


d e e l I I I , 1 7 2 6 , p . 7 0 : Het E yland St. Paulo. V é a s e L y e l l , Principies,
p- 4 4 6 .

(36) P á g . 3 3 8 .— « N o h e m o s pod id o fo r m a r , d i c c d ’E n t r e c a s t e a u x , .
n i n g u n a co n je tu ra so b re la c a u s a del in c e n d io de la isla de A m sterdam u
H a llá b a se quem ada en to d a su e ste n sio n , y h e m o s reco n o c id o m u y
d i s t i n t a m e n t e e l o l o r d e m a d e r a y d e ti e r r a a b r a s a d a s . N a d a h e m o s v i s t o
q u e p u d ie se h a c e r p resum ir qu e el in c e n d io fu e se efecto de u n v o lc a n »
(t. I, p . 4 5 ) . « S i n e m b a r g o , h a b i a y a d i c h o (p . 4 3 ) , h á n s e notado á lo
la r g o de la costa q u e s e g u ía m o s y de d o n d e la lla m a estab a b a sta n te le ­
j o s , p e q u e ñ a s h u m a r e d a s q u e p a r e c í a n s a l i r d e l a T ie r r a e o m o p o r s u r t i ­
d ores; sin q u e no o b sta n te se h a y a p o d id o d istin g u ir e l m e n o r in d icio de
fu e g o alrededor, aun qu e estu v im o s m uy c e r c a d e l a T ie r r a . E s t a s h u ­
m ared as q u e se m ostrab an por in té r v a lo s h a n parecido á lo s n atu ralistas
in d ic io s casi s e g u r o s de f u e g o s su b te rr á n e o s.» ¿P uede a trib u irse á i n c e n ­
d i o s s u b t e r r á n e o s , l a c o m b u s t i ó n d e l a s c a p a s d e l i g n i t o , c u b i e r t a s d&
b a sa lto y d e to b a , qu e se e n c u en tra n ta n fr e c u e n te m e n te en la s islas v o l ­
c á n i c a s , e n B o r b o n , e n e l p a i s de l o s K e r g u e l e s , e n I s la n d ia ? El n om b re*
d e l Surtarbrand, s i t u a d o e n I s l a n d i a , e s t á s a c a d o d e l o s m i t o s e s c a n d i ­
n a v o s y tom ad o del g ig a n te de f u e g o S u rtr, q u e d e b e i n f l a m a r e l m u n ­
d o. P er o lo s in c e n d io s su b terrán eos no p r o d u ce n ord in ariam en te llam as.
— C o m o e n l o s ú l t i m o s t i e m p o s s e h a n c o n f u n d i d o f r e c u e n t e m e n t e en-
l o s m a p a s l o s n o m b r e s d e l a s is la s d e Amsterdam y d e San Pablo, d e b e m o s -
n o t a r a q u í , á fin d e q u e n o s e a t r i b u y a á u n a d e e s t a s d o s i s l a s , s i t u a d a s
b a j o el m i s m o m e r i d i a n o , p e r o d e c o n f i g u r a c i ó n ta n d i f e r e n t e l o q u e c o r ­
resp o n d e á l a otra, q u e la m a s m e rid io n a l se lla m ó o r ig in a r ia m e n t e , es d e ­
cir, d e s d e f i n e s d e l s i g l o X V I I , SanPablo, y la m a s s e t e n t r i o n a l , Amsterdam.
V l a m i n g , q u e la s d e s c u b r i ó , a s i g n ó á l a p r i m e r a 3 8 ° 4 0 ' de l a t . a u s t r a l , y
á la s e g u n d a 3 “° 4 8 Es n o t a b l e q u e t a l e s n o m b r e s y d e t e r m i n a c i o n e s d e
l u g a r c o n v e n g a n p e r f e c t a m e n t e c o n l a s c ifr a s h a l l a d a s u n s i g l o m a s tarde-
por E n tr e c a ste a u x , en la e sp e d ic io n q u e em p ren d ió en b u sca de L aP erou se-
(V iaje, t. I, p . 4 3 - 4 5 ) , á sa b er : s e g ú n B e a u t e i n p s - B e a u p r é , p a r a Amster-
dam, 3 7 ° 4 7 / 4 0 ” ( l o n g . 7 o ° o l 7) y 3 8 ° 3 8 ; para San Pablo. T a n g r a n c o n ­
c o r d a n c i a d e b e se r f o r t u i t a , p u e s q u e l o s p u n t o s d e o b s e r v a c i ó n n o h a n
s i d o c ie r t a m e n t e los* m i s m o s . P o r s u p a r t e , e l c a p i t a n B i a c k w o o d e n su
m a p a d e l A l m i r a n t a z g o d e 1 8 i 2 , c o l o c a la i s l a de San Pablo á l o s 3 8 ° í í 7
( l o n g . 7 5 ° 17-'). E n l o s m a p a s a d j u n t o s á l a e d i c i ó n o r i g i n a l d e l i n m o r t a l
n a v e g a n t e C o o k , e n l o s d e la p r i m e r a y s e g u n d a e s p e d i c i o n ( Voyage to-
the South Pole and round tho W orld, L o n d r e s , 1 7 7 7 , p. I ) , así c o m o e n e l
d e l te r c e r o y ú l t i m o v i a j e (Voyage to the Pacific Ocean, published by the
A dm iralty, L o n d r e s , 1 7 8 4 ; v é a s e t a m b i é n la 2 . a e d i c i ó n d e 1 7 8 o ) , y a u n
e n e l m a p a g e n e r a l d e l a s tr es e s p e d i c i o n e s (a general Chart, exhibiting
the discoveries o f capt. Cook in this third and two preceding voyages, b y l i e u t .
H e n r y R o b e r t s ) , l a isla d e San Pablo e s t á e x a c t a m e n t e i n d i c a d a c o m o l a
m a s m e r i d i o n a l ; p e r o e n e l t e s t o d e s u V i a j e , E n t r e c a s t e a u x (t. I, p . 44),
h a c e n o t a r u n error c o m e t i d o e n el m a p a e s p e c i a l d e l a ú l t i m a e s p e d i ­
c i o n d e C o o k , e n q u e l a i s l a de Amsterdam s e h a l l a m a s al S. que la
d e San Pablo. D e s p u e s d e n u m e r o s a s i n v e s t i g a c i o n e s s o b r e l a s e d i c i o n e s
e x i s t e n t e s e n l a s B i b l i o t e c a s de P a r i s , d e B e r l i n y d e G o e t t i n g u e , d u d o
q u e el r e p r o c h e sea fundado. S i, contrariam en te á lo q u e p ien sa
V l a m i n g , l o s n o m b r e s e s t á n f r e c u e n t e m e n t e i n v e r t i d o s e n e l p r i m e r te r ­
c i o d e l s i g l o X I X , por e j e m p l o e n l o s m a p a - m u n d i , r e c o m e n d a b l e s p o r
otr a p a r t e , q u e p u b licaron A r r o w s m ith y P u r d y (1 8 3 3 ), es necesario
t e n e r e n c u e n t a n o t a n t o e l m a p a e s p e c i a l d e l terc er v i a j e d e C o o k , c o m o
la m a n e r a c a p r i c h o s a c o n q u e C o x y M o r t i m e r tr a z a r o n l o s s u y o s ; la c ir ­
c u n s t a n c i a d e q u e e n e l A t l a s del v i a j e d e M a c a r t n c y en C h i n a , l a isla
v o l c á n i c a r e p r e s e n t a d a c o m o h u m e a n t e s e l l a m a San Pablo ( la t. 3 8 ° í 2 ;) ,
a u n q u e c o n e sta d e s g r a c i a d a a d i c i ó n « c o i n m o n l y c a l l e d A m s t e r d a m » ;
e n f in , y e s t o e s p e o r a u n , q u e e n l a d e s c r i p c i ó n d e l v i a j e . S t a u n t o n y
el d o c t o r G illa n d e s i g n a n s i e m p r e d i c h a isla ( i s l a n d st i l l in a State o f i n -
f l a m a t io n ) c o n e l n o m b r e de Amsterdam, y q u e a u n a ñ a d e n (p. 2 2 0 ) , d e s ­
p u e s de h a b e r d a d o la v e r d a d e r a l a t it u d (p . 2 1 9 ) : « t h a t S t. P a u l is l y i n g
to t h e n o r t h w a r d o f A m s t e r d a m » . Barrow ha presentado tam b ién la
m i s m a c o n f u s i o n (Voyage to Cochinchina in the years 1 7 9 2 and 1 7 9 3 , p . 1 4 0 ­
15 7); l l a m a n d o i g u a l m e n t e Amsterdam á la m a s m e r i d i o n a l d e l a s d o s
i s l a s , d e d o n d e se e l e v a n l l a m a s y h u m o , y á l a c u a l d a asi m i s m o l a
l a t i t u d d e 3 8 ° 4 2 / . M a l t e - B r u n , ( Geografía universal, t. V , 1 8 1 7 , p . 1 4 6 ) ,
-a c u s a c o n r a z ó n á B a r r o w , p e r o m u y i n j u s t a m e n t e á R o s s e l y Beau-
t e m p s - B e a u p r é . E s t o s d o s ú l t i m o s , q u e n o h a n d a d o m a s q u e la v i s t a d e
l a i s l a d e Amsterdam, la c o l o c a n á l o s 3 7 ° 4 7 ', m i e n t r a s q u e a s i g n a n á
l a i s l a d e San Pablo 3 8 ° 3 8 ' d e l a t i t u d ( Viaje de Entrecasteaux, 1 8 0 S , t. 1,
p . 4 0 - 4 6 ) ; p a r a p r o b a r q u e e l g r a b a d o r e p r e s e n t a b ie n las i s l a s d e Ams­
terdam d e V l a m i n g , B e a u t e m p s - B e a u p r é a ñ a d e a s u a t l a s e l d i b u j o de
c tra isla de A m s t e r d a m d escu b ierta por V a l e n t y n y .p o b la d a d e b o s q u e s .
E l c é l e b r e n a v e g a n t e T a s m a n (164*2) h a l l a m a d o t a m b i é n A m s t e r d a m á l a
i s l a T o n g a t a b u , situ a d a al la d o de M id d elb u rg , en el g ru p o de T o n g a , á
l o s 2 1 ° 3 0 ' de la titu d ( v é a s e B u r n e y , Chronological history of the Voyages
and Discoveries in the South-Sca or Pacific Ocean, 3 . a p a r t e , p. 81 y 4 3 7 ) .
P o r esta razón se h a a trib u id o a l g u n a s v e c e s e r r ó n e a m e n te á T a s m a n , e l
d escu b rim ien to de las islas A m s te r d a m y San P a b lo en e l O céano In ­
d i c o . V é a s e L e id e n f r o s t , H istor. Handworterbuch, t. V , p . 3 1 0 .

( 3 7 ) P á g . 3 3 8 . — R o s s , Voyage in the Southern and aníarctic Regions, t. 1,


p. 4 6 y 5 0 - 5 6 .

( 3 8 ) P á g . 3 3 9 .— I d . , p . 6 3 - 8 2 .

(3 9 ) P á g . 3 4 0 .— V é a s e e l resu lta d o de las o p e r a cio n e s e je c u ta d a s por


e l p r o f e s o r R i g a u d d e O x f o r d , s e g ú n e l m é t o d o d e H a l l e y d e 1 6 8 3 , e n el
Asia central, t. I, p. 189.

( 4 0 ) P á g . 3 4 1 . — U r v i l l e , Viaje de la corbeta «Astrolabe,» 1 8 2 0 - 1 S 2 9 (Atlas,


l á m . I ) : 1 . ° la P o l i n e s i a c o m p r e n d e la p a r te o r i e n t a l d e l m a r d e l S u r , es
d e c i r , l a s i s l a s S a n d w i c h y T a h i t i , e l a r c h i p i é l a g o T o n g a , y a d e m á s la
N u e v a - Z e l a n d i a ; 2 . ° l a M i c r o n e s i a y l a M e l a n e s i a f o r m a n la p a r t e 0 . d e l
m a r d e l S u r ; la p r i m e r a s e e s t i e n d e d e s d e K a u a i , l a m a s o c c i d e n t a l d e la s
isla s de S a n d w ic h , h a s ta cerca del Jap ón y de la s F ilip in as, y h á c ia el S.
to c a en el e cu a d o r , c o m p r en d ien d o la s isla s M arianas ó de los L a d ron es,
l a s C a r o l in a s y P e l e w ; 3 . ° l a M e l a n e s i a , c u y o n o m b r e s e o r i g i n a d e la
r a z a d e h o m b r e s de c a b e l l o s n e g r o s y r i z a d o s q u e la h a b i t a n , e n c i e r r a ,
p o r e l l a d o de la M a l a s i a q u e la l i m i t a a l N . 0 , l o s p e q u e ñ o s a r c h i p i é l a g o s
d e V i t i ó F i d g i , d e la s N u e v a s - H é b r i d a s y d e l a s i s l a s d e S a l o m o n ; m a s
l e j o s , c o m p r e n d e la s islas m a y o r e s de la N u e v a - C a le d o n ia , N u e v a - B r e -
t a ñ a , N u e v a - I r l a n d a y N u e v a - G u i n e a . L o s n o m b r e s d e O c e a n í a y de P o ­
l i n e s i a , q u e tanta c o n fu s io n h a n p r o d u c id o , lo s in tro d u jo M a lte-B ru n
(1813) y Lesson (182S ).

( 4 1 ) P á g . 3 4 1 . — « T h e e p i t h e t scattered, a s a p p l ie d l o t h e i s l a n d s o f t h e
'O cean (in th e a r r a n g e m e n t o f th e g r o u p s ), c o n v e y s a v e r y incorrect id e a
' o f t h e i r p o s i t i o n s . T h e r e is a s y s t e m in th e i r a r r a n g e m e n t as r e g u l a r as
i n t h e m o u n t a i n h e i g h t s o f a c o n t i n e n t , a n d r a n g e s o f e l e v a t i o n s a re i n -
d i c a t e d as g r a n d a n d e x t e n s i v e a s a n y c o n t i n e n t p r e s e n t s . » (Geology , bu,;
J . Dana, or U. Si. Exploring Expedít. under the command of Charles W ilkes,
t. X , 1 8 4 9 , p. 1 2 . ) D a n a c u e n t a e n t o d o el m a r d e l S u r 3 5 0 i s l a s d e b a ­
s a l t o y d e t r a q u i t o , y 2 9 0 i s l a s de c o r a l , s i n c o m p r e n d e r e n e l l a s l o s s i m ­
p l e s i s l o t e s d e r o ca s . D i v i d e e s t a s i s l a s e n 2 5 g r u p o s , d e l o s q u e 1 9 s i g u e n
p o r t é r m i n o m e d i o la d i r e c c i ó n X . 5 0 ° — 6 0 ° 0 . , y 6 l a d i r e c c i ó n N .
2 0 ° — 3 0 ° E . E s a d m i r a b l e q u e ta n g r a n n ú m e r o d e i s l a s e s t é n s i t u a d a s ,
con algun a e sc e p c io n , com o las S a n d w ic h y N u ev a -Z ela n d ia , en ­
tre 2 3 ° 2 8 ' d e l a t . b o r e a l y 2 3 ° 2 8 ' d e l a t . a u s t r a l , y q u e q u e d e u n e s p a ­
c io i n m e n s o sin e l l a s al E . d e l o s g r u p o s S a n d w i c h y N o u k a h i v a , h a s t a
las c o s t a s d e M é j i c o y el P e r ú . D a n a a ñ a d e l a o b s e r v a c i ó n , q u e c o n t r a s t a
con el n ú m ero in sig n ifica n te de lo s v o lc a n e s au n en a c tiv id a d , de q u e,
s i l a s i s l a s d e c o r a l c o l o c a d a s e n t r e l a s b a s á lt i c a s t i e n e n i g u a l m e n t e -
u n f o n d o d e b a s a l t o , s e p u e d e e v a l u a r e n m a s d e m i l el n ú m e r o d e l a s
a b e r tu r a s v o l c á n i c a s , s i t u a d a s e n c i m a ó d e b a j o d e l a s u p e r f i c ie d e l mar-
( a b e r tu r a s s u b m a r i n a s y s u b a é r e a - ) . V é a s e id ., p. 17 y 2 4 .

( 4 2 ) P á g . 3 Í 2 .— Cosmos, t. I V , p. 2 2 3 .

( 4 3 ) P á g . 3 1 2 . — D a n a , Geology of the U. St. Explor. Expedition, p . 208.


y 210.

( 4 4 ) P á g . 3 4 3 . — D a n a , id ., p . 1 9 3 y 2 0 1 . L a fa lta d e c o n o s d e c e n i z a s
en lo s v o lc a n e s d e co rrientes d e la v a s d el E ifel e s i g u a l m e n t e n o ta b le *
P e r o e l h e c h o de q u e el c ráte r s i t u a d o e n l a c u m b r e d e l M a u n a - L o a p u e ­
da tener tam b ién e r u p c i o n e s de c e n i z a s , e s t á p r o b a d o p o r la s exactas-
n oticias q u e el m isio n e ro D ibb le h a r e c o g id o de lo s te stig o s oculares,
s e g ú n las c u a le s , du ra n te la g u erra de K a m e h a m e h a contra lo s in su r ­
g e n t e s Í 1 7 8 9 ) , u n a e r u p c i ó n de c e n i z a s s e g u i d a de u n t e m b l o r d e t i e r r a
d e j ó t o d a l a c o m a r c a e n u n a o s c u r i d a d p r o f u n d a ( v é a s e p. 1 8 3 ) . S o b r e
lo s h ilo s de vid rio v o l c á n i c o , l l a m a d o s Cabellos de la diosa Pele, q u e a n ­
te s d e ir á e s t a b l e c e r s e e n H a w a i i , h a b i t a b a e l v o l c a n h o y e s t i n g u i d o de-
H a l e - a - K a l a , ó casa del Sol, e n l a isla M a u i , v é a s e id ., p . 1 7 9 y 1 9 9 - 2 0 0 .

(4 5 ) P á g . 3 4 3 . — D a n a , id ., p. 2 0 5 : « T h e te r m Solfatara is w h o l l y m i -
s a p p l i e d . A S o l f a t a r a is a n a r e a w i t h s t e a m i n g f i s s u r e s a n d e s c a p i n g
su lp h u r v a p o u r s , a n d w i t h o u t p r o p e r l a v a e j e c t i o n s ; w h i l e Kilauea i s a
■vast c ráte r w i t h e x t e n s i v e l a v a e j e c t i o n s a n d n o s u l p h u r ; e x c e p t th a t o f
t h e s u l p h u r b a n k s , b e y o n d w h a t n e c e s s a r i l y a c c o m p a n i e s , as at V e s u -
v i u s , v io le n t v o lca n ic a c tio n .» La a n d a m ia d a de K il a u e a , que form a el
s u e l o d e l g r a n e s t a n q u e d e l a v a , se c o m p o n e , n o d e c a p a s d e c e n i z a s y
r o c a s f r a g m e n t a r i a s , s i n o d e l a v a s d i s p u e s t a s en h i l e r a s h o r i z o n t a l e s
y e s t r a t i f i c a d a s c o m o e l c a l i z o . V é a s e D a n a , id ., p . 1 9 3 , y S trzeleck i,
Phys. descript. of New-Souíh-Wales, 1 8 4 5 , p . 1 0 5 1 1 1 .

t ( 4 6 ) Pag-. 3 4 4 . — E s t e d e s c e n s o n o t a b l e d e l n i v e l d e la l a v a e s t á c o n ­
firm ad o por la esperiencia de g ra n n ú m er o de v i a j e r o s , d e sd e E l l i s , S te -
w a r t y D o u g la s b asta el sa b io c o n d e S t r z e l e c k i . la e sp e d ic io n de W i l ­
k e s y el m isio n e ro C o a n , aten to ob ser v a d o r . La relación q u e ex iste e n ­
t r e e l h i n c h a m i e n t o d e la l a v a e n e l K i l a u e a y la i n f l a m a c i ó n s ú b i t a d e l
c r á te r A r a r a , m u c h o m a s b a j o , s e h a m a n i f e s t a d o s o b r e to d o c u a n d o la
g r a n e ru p ció n d el m e s d e j u n io de 1 8 4 0 : L a d e sa p a r ic ió n d e l to rren te de
l a v a sa lid o d el A r a r a , su curso su b te r r á n e o y la reap a rició n de u n tor­
r en te bajo un v o lu m e n m as consid era b le no dem u estra n de u n a m a n e r a
c ie r t a la i d e n t i d a d d e e s t o s t o r r e n t e s , p o r q u e m u c h a s fi s u r a s a r r o j a n d o
l a v a s se h a n a b ierto sim u lt á n e a m e n t e á lo la r g o de la v e r tie n te de la
m o n t a ñ a , b a j o e l h o r i z o n t e d e l s u e l o s o b r e q u e d e s c a n s a e l e s t a n q u e de
K i l a u e a . E s t a m b i é n m u y n o t a b l e , p o r la c o n s t i t u c i ó n i n t e r i o r d e l s i n g u ­
la r v o lc a n d e H a w a i i , q u e e n j u n io d e 1832 , lo s d os c r á te r e s, el de la
« u m b r e y e l d e K i l a u e a , h a y a n o c a s i o n a d o e l u n o y v e r t i d o e l o tr o t o r ­
rentes de la v a , y p e r m a n e c i e n d o a s í e n a c t i v i d a d al m i s m o t i e m p o .
D a n a , id ., p . 1 8 4 , 1 8 8 , 1 9 3 y 1 9 6 .

( 4 7 ) P á g . 3 4 4 . — W i l k e s , p. 1 1 4 , 1 4 0 y 1 57 ; D a n a , p. 2 2 1 . S e e s c r i b e
f r e c u e n te m e n te M a u n a -R o a por M a u n a -L o a y K ir a u e a por K i l a u e a , á
o u s a d e ia c o n f u s i o n e t e r n a d e l a s le t r a s r y l.

( 4 8 ) P á g . 3 4 5 . — D a n a , id ., p . 2 5 y 1 3 8 .

( 4 9 ) P á g . 3 4 5 . — D a n a , id ., p . 1 3 8 . V é a s e t a m b i é n D a r w i n , S tru d u re
o f Coral Reefs, p . 6 0 .

(50) P á g . 3 4 7 .— B u c h , Descripción física de las islas C anarias, 1 8 3 6 ,


p. 393 y 403 -4 0 5.

( 5 1 ) P á g . 3 4 7 . — D a n a , id ., p . 4 3 8 - 4 4 6 . V é a s e t a m b i é n , s o b r e l o s v e s ­
t ig io s r ec ie n te s de u n a a n tig u a a c tiv id a d v o lcá n ic a e n la N u e v a -H o la n d a ,
p. 45 3 y 4 5 7 , y sobre lo s n u m e r o s o s b a sa lto s c o lu m n a r io s de N u e v a - G a ­
le s d e l Sur y de la T ierra de V a n D i e m e n , p. 4 9 5 - 5 1 0 , y S trzeleck:
Phys. descript. o f Neiv-South-Wales, p . 1 1 2 .

( 5 2 ) P á g . 3 4 7 . — D a n a , írf., p . 4 5 3 .

( 5 3 ) P á g . 3 4 8 . — D i e f f e n b a c h , Travelsin New-Zealand, 1 8 4 3 , 1 . 1 , p . 3 3 7 ,
3 5 5 y 4 0 1 . D i e f f e n b a c h l l a m a W hite Island: « a smoking s o l f a t a r a , b u t s t i l l
in v o lca n ic a c tiv ity » ( p . 3 5 8 y 4 0 7 ) ; se l e e n e n e l m a p a e s t a s p a l a b r a s :
«in c o n lin u a l ig n it io n .» .
(S i) P á g . 3 I S - — D a n a , id ., Í 4 5 - H 8 ; D i e f f e n b a c h , l. I , p . 3 3 1 , 3 3 9 - 3 4 1
y 3 9 7 . S o b r e M o u n t E g m o n t , v é a s e i d ., t. I, p. 1 3 1 - 1 5 7 .

( 5 5 ) P á g . 3 4 9 . — D a r w i n , Volcanic Islands, p. 1 2 5 ; D a n a , id ., p . 1 4 0 .

( 5 6 ) P á g . 3 4 9 . — B u c h , Descripción de las islas Canarias, p . 3 6 5 . E n e s ­


t a s tr es i s l a s s e h a l l a n , a l l a d o d e c a p a s p l u t ó n i c a s y s e d i m e n t a r i a s , f o ­
n o lito y roca s b a s á lt ic a s ; pero esta s rocas p u e d e n h a b e r a p a recid o e n la
-é p oc a e n q u e p o r p r i m e r a v e z l a s i s l a s s u r g i e r o n d e l f o n d o d e l m a r á l a
su p e r f i c ie . P a r e c e q u e n o h a y n i n g ú n v e s t i g i o d e e r u p c i o n e s í g n e a s de
lo s tiem p os h istó rico s, ni tam p o co cráteres e stin g u id o s.

( 5 7 ) P á g . 3 5 0 . — D a n a , id ., p . 3 4 3 - 3 5 0 .

( 5 8 ) P á g . 3 5 0 . — B u c h , Islas Canarias, p . 3 8 3 ; D a r w i n , Volcanic Islands,


p . 2 5 , y Coral Reefs, p . 138; D a n a , Geology, e t c . , p . 2 8 6 - 3 0 5 y 3 6 4 .

( 5 9 ) P á g . 3 5 1 . — D a n a , i d . , p . 137.

( 6 0 ) P á g . 3 5 2 . — D a r w i n , Volcanic Is la n d s , p . 1 0 4 , 1 1 0 - 1 1 2 y 114. Si
D a r w in dice tan p o s it iv a m e n t e q u e el tra q u ito falta por c o m p le to e n
l a s i s l a s de l o s G a l á p a g o s , e s t o p r o v i e n e - d e q u e l i m i t a la d e n o m i n a c i ó n
d e t r a q u i t o a l f e l d e s p a t o c o m ú n p r o p i a m e n t e d i c h o , e s d e c ir , a l o r t o c l a s e
ó bien a l o r to cla se y al sa n id in o (feld esp a to v itr e o ). L o s fr a g m e n t o s ta n
en ig m á tic a m en te em b u tid os en la l a v a d e l p e q u e ñ o c r á t e r , entera­
m e n t e b a s á lt i c o , d e J a m e s I s l a n d , n o c o n t i e n e n c u a r z o , a u n q u e p a r e z ­
ca qu e d esca n sa n sobre una r o c a p l u t ó n i c a . Y . Cosmos, t. I V , p . 2 7 3 .
M u c h o s c o n o s v o lc á n ic o s q u e p e r te n e c e n á las isla s G a lá p a g o s t ie n e n e n
s u o r if ic io u n p a r a p e t o e s t r e c h o y c i l i n d r i c o e n f o r m a d e a n i l l o , c o m o
t a m b i é n h e v i s t o e n e l C o t o p a x i . «In s o m e p a r t s t h e r i d g e is s u r r n o u t ite d
b y a w a l l or p a r a p e t p e r p e n d i c u l a r o n b o t h s i d e s . » ( D a r w i n , Volcanic
Jslands, p. 8 3 . )

( 6 1 ) P á g . 3 5 3 . — L. B u c h , Islas Canarias, p . 3 7 6 .

( 6 2 ) P á g . 3 5 3 . — B u n s e n , e n L e o n h a r d ‘s Jahrbuch f ü r Mincralogie, 1 8 5 1 ,

p . 8 5 6 , y e n P o g g c n d o r f f ‘s Annalen der Physik. t. L X X X I1 I , p . 2 2 4 .

(63) P á g . 3 5 í . — Cosmos, t. I V , p. 2 4 1 .

( 6 4 ) P á g , 3 5 4 . — V é a s e P i e s c l i e l , über die Vulcane von México , e n la


Zeüschrift fü r allgem. Erdkunde, t . V I , 1 8 5 6 , p . 8 6 y 4 8 9 - 5 3 2 . La d e c l a r a -
r a c i ó n d e « q u e j a m á s m o r t a l a l g u n o h a l l e g a d o á l a c u m b r e á r i d a d e l Pico
del F ra ile ,» p u n t o e l m a s e l e v a d o d e l v o l c a n d e T o l u c a ( p . 8 6 ) , e s t á c o n ­
tr a d ich a por las m e d id a s b a r o m é tr ica s qu e h e t o m a d o en d ic h a c im a d e 10
piés apenas de a n c h o , y q u e ten go p u b licad as desde el a ñ o de 1 8 0 7 .
T a m b ié n la h a c o m b a tid o ú ltim a m e n te en el m ism o to m o de la p ro p ia
C o l e c c i o n (p . 4 8 9 ) , e l d o c t o r G u m p r e c h t . S e m e j a n t e d u d a era t a n t o m a s
e s t r a ñ a c u a n t o q u e p r e c i s a m e n t e d e l Pico del F r a ile , q u e está cortad o
en form a de T orre y es en efecto m u y difícil de s u b ir , h e sepa­
rado , á u n a altura inferio r en 6 0 0 p ié s a p e n a s á la c u m b r e d e l M o n t -
B l a n c , m a sa s de traquito h o r a d a d a s por el r a y o y v itrifica d a s en e l
i n t e r i o r c o m o f u l g u r i t a s . G ilb e r t p u b l i c ó e n 1 8 1 9 , e n e l t . LX1 d e s ú s A n­
nalen der Physik (p. 2 6 1 ; v é a s e t a m b i é n Anales de Química y Física, t. X I X ,
1822, p. 2 9 8 ) , u n tr a b a j o s o b r e l a s m u e s t r a s q u e h e d e p o s i t a d o e n m u ­
c h a s c o le c c io n e s de P aris y de B e r lín . E n lo s parajes en q u e el r a y o h a
perforad o tub os c ilin d rico s de 3 p u lg a d a s de l a r g o s , de tal m a n e r a q u e
s e p u e d e n d i s t i n g u i r la s d o s a b e r t u r a s , l a r o c a q u e r o d e a e s t a s s e h a l l a
i g u a l m e n t e v i t r i f i c a d a . H e tr a íd o t a m b i é n t r o z o s d e t r a q u i t o , c u y a s u ­
p e r fic ie s e v e i a e n t e r a m e n t e v i t r i f i c a d a , c o m o e n el p e q u e ñ o A r a r a t ó
en M o n t-B la n c a u n q u e n o h u b ie se a llí tub os h o r a d a d o s. P ie s c h e l s u b ia
al C olim a q u e p resen ta u n a d o b le c u m b r e , en octu b re de 1 8 5 2 , lle g a n d o
h a s t a e l c rá te r , d e s d e d o n d e n o h e v i s t o e l e v a r s e m a s q u e n u b e s d e v a ­
pores c a lie n tes h id ro su lfú rico s. Pero S o n n esch m id , que, en febrero
de 1 7 9 6 , in te n tó v a n a m e n te la a sc e n sió n de este v o lc a n , h a señ alad o
u n a p o te n te eru p c ió n e n 1 77 0 . E n e l m e s de m a r zo d e 1 7 9 5 s e e sc a p a r o n
escorias íg n e a s c o m o u n a c o lu m n a de f u e g o .— « A l N . 0 . d el C olim a,
d i c e P i e s c h e l ( id . , p. 5 2 9 ) , u n a q u i e b r a v o l c á n i c a s e e s t i e n d e á l o l a r g o
del m ar d el S u r. V é n s e cráteres e s t in g u id o s y c o rrien tes de l a v a s an ti­
g u a s en lo q u e se lla m a n v o lc a n e s de A h u a c a t la n , en el c a m in o de G ua-
dalajara á S a n B l a s , y en lo s d e T é p ie.

(6 5 ) P á g . 3 5 4 . — Cosmos, t. I V . p . 3 1 8 .

(66) P ág. 3 5 6 . — E l n o m b r e d e G ra n O c é a n o , q u e p r o p u s o m i a m i g o e l
s á b i o g é o g r a f o , c o n t r a a l m i r a n t e d e F l e u r i e u , a u t o r d e l a Introducción
histórica al viaje de M archand, p a r a d e s i g n a r el m a r d e l S u r , t i e n e e l i n ­
c o n v e n ie n t e de c o n fu n d ir el to d o c o n la p ar te .

( 6 7 ) P á g . 3 5 7 . — S o b r e el e je dd l a s m a y o r e s a l t u r a s y d e l o s v o l c a n e s
en la z o n a tropical d e M é j i c o , v é a s e Cosmos, t. I V , p. 2 4 1 ; y tam ­
b i é n , Ensayo p o lit. sobre la Nueva-España . t. I. p . 257-268; t. II,
p . 1 7 3 , y Cuadros de la N a tu ra le za , t. I, p . 3 2 7 - 3 3 6 .

(6 8 ) P á g . 3 5 8 .— B ajo el m ando de Juan de O ñate en 1594 ( v é a s e


Memoir o f á Tour to Northern México in 1 8 4 6 and. 1 8 4 7 , b y Dr W i s l i z e n u s ) .
P ie sp e c t o de la in flu e n c ia producirá la c o n fig u r a c ió n d el s u e l o y la
i n m e n s a e s t e n s i o n [de l a m e s e t a m e j i c a n a e n e l c o m e r c i o i n t e r i o r y l a s
c o m u n i c a c i o n e s d e la z o n a tr o p ica l c o n el TsT. , c u a n d o e l o r d e n c i v i l , l a
lib e r t a d l e g a l y la i n d u s t r i a f l o r e z c a e n e s t a c o m a r c a , v é a s e m i Ensa­
yo poliiico sobre la N ueva E spaña, t. I V , p . 3 8 , y D a n a , Geology, e t c ,
p. 612.

(69) P á g . 3 5 3 . — E sta n o t a d e l a s a l t u r a s e n t r e M é j i c o y S a n t a F é d e i
N uevo M éjico, com o la m en os c o m p le ta , qu e h e dado en m is Cua­
dros de la N aturaleza, t. 1 . ° , p. 3 3 4 de la t r a d u c c i ó n f r a n c e s a , f u e c o m p a ­
ra d a c o n l a s m e d i d a s d e l d o c t o r W i s l i z e n u s , a u t o r d e la o b r a m u y i n s ­
t r u c t i v a t i t u l a d a : Nem oir o f a Tour to N o rthern, M éxico, connected w ith
Col. D oniphan‘s E xpedition in 1 8 4 6 and 1 8 4 7 , W a s h i n g t o n , 1 8 4 8 ; c o n l a s
d e l c o n s e j e r o s u p e r i o r de M i n a s B u r k a r t , y c o n la s m i a s p r o p i a s . C u a n d o
d e s d e m a r z o d e 1 8 0 3 á f e b r e r o d e 1 3 0 1 , m e o c u p a b a , e n la z o n a t r o p i c a l
de N u e v a E sp a ñ a , de d e te rm in a c io n es de lu g a r es a stro n ó m ic o s, y c u a n ­
do in ten ta b a trazar, s e g ú n to d o s lo s m a ter ia le s q u e p u d e e x a m in a r , un
m apa g e n e r a l de N u e v a E s p a ñ a , del q u e m i v e n e ra b le a m ig o Jefferson ,
e n to n c e s p r esid en te de lo s E s ta d o s-U n id o s, h iz o sacar u n a copia q u e h a
d a d o l u g a r m a s t a r d e á m u c h o s a b u s o s , n o s e h a b i a f ija d o a u n n i n g u n a
l a t i t u d en el c a m i n o d e S a n t a F é , a l N . d e D u r a n g o ( la t . 2 4 ° 2 o ,) 1 Segura
lo s dos diarios m a n u sc rito s de lo s in g e n ie r o s R iv e r a , L afora y M a sc a ­
ré ( 1 7 2 4 y 1 7 6 5 ) , q u e c o n t e n í a n d i r e c c i o n e s d e b r ú ju la y p r e c i o s a s e v a ­
l u a c io n e s de d ista n c ia s p a rcia les, y q u e h a llé en lo s a r c h iv o s de M é jic o ,
u n c á lcu lo a te n to d a, para la im p o r ta n te e sta ció n de S a n ta F e: la t. 3 6 ° 127
l o n g . 1 0 8 ° 13* ( v é a s e m i Atlas geográfico y físico de Méjico, ta b . 6 , y Ensayo
político, t. f . ° , p. 7 o y 8 2 ) . H a c i e n d o c o n o c e r e s t e r e s u l t a d o e n e l a n á l i s i s
d e mi m a p a , h e tenido cu id a d o de presentarle c o m o m u y in c ie r to , p o r q u e
para l a s e s t i m a c i o n e s d e d i s t a n c i a s c o m o p a r a la s d i r e c c i o n e s d e b r ú ­
j u l a , c u a n d o la d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a n o s e c o r r ijo , n o s e c o m p e n s a n t o ­
d o s l o s e r r o r e s , s o b r e to d o e n u n a l l a n u r a d e m a s d e 3 0 0 m i l l a s g e o g r á ­
fica s, sin árboles y d e sh a b ita d a , y en l a q u e nad a p u e d e servir de p u n to
d e p a r ti d a ( id ., t. l . ° , p. 127-131). P o r efecto de la c a s u a lid a d , c o m ­
p arand o el resu lta d o q u e a c a b a m o s de in d ic a r con la s ú ltim a s o b s e r v a ­
c i o n e s a s t r o n ó m i c a s , r e c o n ó c e s e q u e el e rr o r e s m u c h o m a y o r e n c u a n t o
á l a l a t i t u d q u e e n c u a n t o á la l o n g i t u d ; a p a r e c i e n d o e n el p r i m e r c a s o
de 31 ' d e a r c o y e n el s e g u n d o d e 2 3 ;. H e a c e r t a d o t a m b i é n á d e t e r ­
m inar a p r o x i m a d a m e n t e , po r c o m b in a c io n e s , la situ a c ió n g e o g r á fic a d e l
l a g o T i m p a n o g o s , q u e s e h a t o m a d o la c o s t u m b r e d e l l a m a r Great S alt
Ldke, r e s e r v a n d o e l n o m b r e de T i m p a n o g o s p a r a el rio q u e d e s e m b o c a e n
e l p e q u e ñ o l a g o d e a g u a d u l c e d e n o m i n a d o Y u t a h . E n la l e n g u a d e l o s
i n d i o s Y u t a h , q u e h a b i t a n c e r c a d e l l a g o , r io s e d i c e og-wahbe, ó p o r
a b r e v i a c i ó n ogo; tim pan s i g n i f i c a roc a; Timpan-ogo, p o r c o n s i g u i e n t e , rio
de rocas ( v é a s e F r é m o n t , E x plor. E xpedit., 1 8 4 5 , p . 2 7 3 ) . B u s c h m a n n ,
q u e c o n sid e r a la p a lab ra tim pa com o d e r iv a d o de la m ejicana tetl,
p ie d ra , h a d e s c u b i e r t o q u e p a e s u n a d e s i n e n c i a s u s t a n t i v a p r o p i a d e
TOMO í v . 50
la s l e n g u a s d e M éjico .s e t e n t r io n a l; y á o go la a c e p c i ó n g e n e r a l de
ag u a. V é a s e su obra t i t u l a d a : die Spuren der aztckischen Sprache im
nOrdlichen México, p . 351 y 3 5 4 - 3 5 6 . L a Great Salí Lake City d e l o s r a o r-
m o n e s e s t á s i t u a d a á l o s 4 0 ° 4 6 ' d e l a t . , y 1 1 4 ° 2 6 ' d e l o n g . V é a s e Ex-
jpedition to the Valley o f the Great Salt Lake o f U ta h ,b y c a p t . H o w a r d S t a n s -
b u r y , 1 8 5 2 , p. 3 0 0 ; y H u m b o l d t , Cuadros d é la N aturaleza, t. l . ° , p . 3 3 1 .
M i m a p a i n d i c a m o n t a ñ a s d e s a l g e m a a l g o al E . d e l a l a g u n a d e T i m p a -
n o g o s , á l o s 40° 1' d e l a t . , y 1 1 4 ° 9 1 d e l o n g . A s í , p u e s , m i p r i m e r a s u p o ­
s i c i ó n se a p a r ta d e l a v e r d a d 3 9 / e n l a t . , y 1 7 ' e n l o n g . L a s d e t e r m i n a c i o ­
n e s m a s r ecien tes de S a n ta F é q u e han lle g a d o á m i c o n o c im ie n to s o n : 1 .°
según gran núm ero d e alturas d e e stre lla s c a lc u la d a s por el te n ie n te
E m o r y ( 1 8 4 6 ) , 3 5 ° 4 4 ' G; / ; 2 .° s e g ú n G r e g g y e l d o c t o r W i s l i z e n u s ( 1 S 4 S ) .
q u iz á en una lo ca lid a d d ife r e n te , 35° 417 6 " . La lo n g itu d e s , según
E m o r y , 7h 4m 1 8 s t i e m p o d e G re en A vieh , l o q u e a s c i e n d e á 1 0 8 ° 5 0 / d e
a r c o , c o n t a d o s d el m e r id ia n o de P arís; s e g ú n W i s l i z e n u s , es d e 108° 2 2 '
{véase New-México and C alifornia by Em ory, D o c u m . núm. 41 , p. 3 0 .
W i s l i z e n u s , p. 2 9 ) . E n l a m a y o r p a r t e d e l o s m a p a s s e o b s e r v a l a f a l t a d e
a sign ar á los lu g a r e s de lo s alre d e d o r es d e S a n ta F é u n a lat. d e m a ­
s i a d o se te n tr io n a l. La altura de S an ta F é sob re el n iv e l del m ar es,
s e g ú n E m o r y , de 6 ,4 2 2 p . ; s e g ú n W is liz e n u s de 6 , 6 6 J (m e d ia 6 ,5 1 6 p .)
Ig u a la por co n sig u ien te á la d e los p a so s d e l S p lü g e n y S a in t G otthard,
eti los A lp e s su iz o s.

(70) P a g . 3 5 8 .— La la titu d de A lb u r q u e r q u e está tom ada del m a g n ífico


m a p a t i t u l a d o : M ap o f the terrítory o f New-Mexicoby Kern, 1 8 5 4 . L a a ltu r a
e s d e 4 , 4 5 7 p i e s s e g ú n E m o r y (p . 1 6 6 ); d e 4 ,5 5 9 p ies s e g ú n W is liz e -
m i s (p. 12 2).

( 7 1 ) P á g . 3 5 8 . — P a r a la l a t i t u d d e l Paso del Norte, v é a s e W i s l i z e n u s .


p . 125; tablas, 8 - 1 2 , a g o sto de 1 S Í 6 .

( 7 2 ) P á g . 3 6 0 . — F r é m o n t , Report o f the E x plorin g Expedit. in 1 8 4 1 , p. 60;


D a n a , Geology o f the U. St. E x pl. E xped., p . 6 1 1 - 6 1 3 ; y p a r a l a A m é r i c a
d e l S u d : - O r b i g n y , Viage á la América m eridional, A t l a s , l á m . V I II de
G e o l o g í a e s p e c i a l , f i g . 1.

( 7 3 ) P á g . 3 6 0 . — S o b re e sta b ifu r c a ció n y sob re las d e n o m in a c io n e s


l e g í t i m a s d e c o rd illera s orien ta l y o c c id e n ta l, v é a s e el g ran m a p a e s p e ­
c i a l d e l Terrítory o f Neiv México, d e P a rlce y K e r n , 1 8 5 1 ; J o h n s o n , Map
o f R ailroads, 1 8 5 4 ; B a r t l e t t ' s Map o f the Boundary Commission, 1 S 5 4 ; Ex-
plorations and Surveys from the Mississipi to the Pacific in 1 8 5 3 and 1 8 5 5 ;
t. I, p. 1 5 ; y a n t e t o d o , e l t r a b a jo c o m p l e t o y e s c e l e n t e d e M a r c o u , a g r e ­
g a d o c o m o g e ó l o g o á la e s p e d i c i o n m a n d a d a p o r e l t e n i e n t e W h í p p l e :
Rcsúmen esplicativo de un mapa geológico de los Estados-Unidos y de un Perfil

geológico del valle del Mississipi en las costas del Océano Pacifico, p. I13-H 6
(véase t a m b i é n el Boletín de la Sociedad geológica de F ranc ia, 2 . a s é r i e ,
t , X I I , p. 8 1 3 ) . E n e l v a l l e l o n g i t u d i n a l , q u e s e e s t i e n d e d e s d e 3 5 ° h a s t a
3 8 ° 3 0 ' d e l a t . h o r . , l o s g r u p o s q u e c o m p o n e n la c o r d il l e r a o c c i d e n t a l d e
l a S ie rr a M a d r e y la c o r d il l e r a o r i e n t a l d e l a s R o c k y M o u n t a i n s ( S i e r r a
d e S a n d i a ) t i e n e n c a d a c u a l su n o m b r e p a r t i c u la r . A l a p r i m e r a c o r d i ­
l l e r a p e r t e n e c e n , de S . á N . : la Sierra de las Grullas, l a Sierra de los Mimbren
( W i s l i z e n u s , p . 2 2 y 5 4 ) , el m o n t e T a y l o r ( l a t . 3 5 ° 1 5 ' ) , la Sierrade Jemez
y l a Sierra de San Ju an ; e n la c o r d il l e r a o r i e n t a l se d i s t i n g u e n : l o s Moro
Pies, l a Sierra de la Sangre de Cristo, c o n l o s Spanish Pealis s i t u a d o s m a s
a l E . ( la t . 3 7 ° 3 2 0 , l a s W hite Mountains q u e s e i n c l i n a n a l N . 0 . , y r o d e a n
- e l v a lle lo n g itu d in a l de T aos y S a n ta -F é . El profesor F r c c b e l, c u y a s in ­
v e s t i g a c i o n e s s o b r e l o s v o l c a n e s d e la A m é r i c a central so n de tanto
i n t e r é s , h a h e c h o r e s a lt a r c o n m u c h a s a g a c i d a d lo q u e h a y d e v a g o
en la d enom inación geográfica de Sierra Madre , f r e c u e n t e m e n t e i n ­
dicada en los an tigu os m apas. Pero en la M em o ria t i t u l a d a : Re-
marks contributing to the physical Geography o f the North American Con­
tinent ( 9 t h annual Report of th e S m ithsonian 1n s t i t u l i o n , 1 8 5 5 , p.
2 7 2 -2 8 1 ) . ha so sten id o t a m b i é n , lo q u e n o p u ed e a d m itirse en n in g ú n
m o d o , d e s p u e s d e la c o m p a r a c i ó n d e t a n t o s m a t e r i a l e s d e q u e d i s p o n e ­
m o s h o y , á sa b e r : q u e l a s Rocky M ountains n o d e b e n c o n s i d e r a r s e e n m a ­
n era a lg u n a co m o co n tin u a c ió n d e la m e se ta m ejica n a en la zona tropi­
c a l d e A n a h u a c . N o e x i s t e n , e n e f e c t o , e n t r e l í l y 4 4 g r a d o s d e la t. b o r e a l ,
d e s d e e l P o p o c a t e p e t l , en la r e g i ó n d e A n a h u a c , h a s t a el N . d e l p i c o F r é -
m o n t , e n l a s Rocky M ountains, c o r d i l l e r a s n o i n t e r r u m p i d a s , c o m o l a s h a y
e n l o s A p e n i n o s , e l J u r a , la S u i z a , l o s P i r i n e o s y u n a g r a n p a r te d e l o s
A l p e s ; p e r o el i n m e n s o h i n c h a m e n t o d e l s u e l o q u e a u m e n t a s i e m p r e e n
e s t e n s i o n , o n la d i r e c c i ó n d e l N . y d e l N . 0 . , v á s in i n t e r r u p c i ó n d e s d e l a
z o n a t r o p ic a l d e M é j i c o a l O r e g o n ; y s o b r e e s t a m e s e t a , que e s el fen ó m en o
g e o g n ó s t i c o p r i n c i p a l , s e e l e v a n , á l o l a r g o d e f a l la s f o r m a d a s m a s t a r d e ,
en épocas y frecu en tem en te en d ireccio n es d iferen tes, gru p os de m o n ta ­
ñ a s a i s l a d a s . E n l a s Rocky M ountains, e s t o s g r u p o s s e a p r o x i m a n y se
a p r i e t a n , de m a n e r a q u e c o n s t i t u y e n ca si u n a i n m e n s a m u r a l l a , e n una
esten sion de 8o de latitu d. M ontañas có n ica s , por lo general de
tra q u ito , y de 1 0 ,0 0 0 á 1 2 ,0 0 0 pies de a ltu r a , se presentan de le­
j o s al v ia je r o c a u sá n d o le u n a im presión ta n to m as p r o f u n d a , c u a n t o la
m e s e t a d e q u e se d e s t a c a n p a r e c e u n a l l a n u r a d e tie r r a s b a j a s . N o d e b e o l ­
v i d a r s e t a m p o c o q u e s i , d e s d e e l t i e m p o de L a C o n d a m i n e , l a s C o r d i l l e ­
ras d e l a A m é r i c a m e r i d i o n a l , d e l a q u e h e e s p l o r a d o u n a g r a n p a r t e , s e
i n d i c a n c o m o d i v i d i d a s e n d o s y t r es h i l e r a s , l o c u a l e s t á p o r o t r a p a r te
c o n f o r m e c o n la e s p r e s i o n e s p a ñ o l a d e las Cordilleras de los Andes, a q u í , l a s
la r g a s c im a s ó h iler a s d e cú p u la s q u e fo r m a n g r u p o s de m o n ta ñ a s d is-
t i n t o s n o s o n de n i n g ú n m o d o p a r a l e l a s e n t r e sí, c o m o t a m p o c o á l a d i ­
r e c c i ó n g e n e r a l de l a m e s e t a .

(74) P á g . 3 6 1 . — F r é m o n t , E x p lo r. E x p e d it., p . 2 S 1 - 2 S 8 . L a t . d e l P i-
ke‘s Peak, 3 8 ° 5 0 ' ( v é a s e el dib ujo de esta m o n ta ñ a , p. 114); la t. del
Longls Peak, 4 0 ° 1 5 ; v é a s e t a m b i é n l a a s c e n s i ó n d e l Fremont'.s Peak ( a l ­
tu r a 1 3 , 5 7 0 f e e t) , p . 7 0 . L as W in d R iver Mountains d e b e n su n o m b r e á l a s
f u e n t e s d e u n a f l u e n t e d e l B ig H orn R iv er, c u y a s a g u a s v a n á p a r a r a l
Yellow Stone, q u e d e s e m b o c a e n e l M is s u r i s u p e r i o r ( l a t . 4 7 ° 5 8 ' ; l o n g .
1 0 5 ° 2 7 y) . C o n s ú l t e n s e l a s v i s t a s de e s t a s m o n t a ñ a s , r ic a s e n e s q u i s t o
m i c á c e o y e n g r a n i t o , id ., p. 6 6 y 7 0 . H e a d o p t a d o l a s d e n o m i n a c i o n e s
i n g l e s a s d e l o s g e ó g r a f o s d e l a A m é r i c a s e t e n t r i o n a l , p o r q u e la s t r a d u c ­
c io n es h a n o casionado c o n fu sio n es frecuentes. P ara poder com parar
c o n l a s Rocky Mountains, b a j o l a r e l a c i ó n d e l a d i r e c c i ó n y de la l o n ­
g itu d , la cord illera m e rid ia n a d el U r a l , q u e , s e g ú n las p e n o s a s i n v e s t i ­
g a c io n e s d e mi a m ig o y c o m p a ñ er o e l c o ro n el H o ffm a n , se in clin a h á c ia
el E ., á la e str e m id a d N . E . , y q u e de la m o n ta ñ a de A i r u c k - T a g h (4 8 °
4 5 J) h a s t a l a d e S a b l j a ( 6 5 ° ) t i e n e u n a e s t e n s i o n d e 2 2 3 m i l l a s g e o g r á f i ­
c a s, recordaría a q u í q u e esta ú ltim a cord illera pasa entre lo s p a r a lelo s d e l ■
Pike's Peak y d e l Lewis and Clarke's Pass, d e 1 0 7 ° 3 0 ' á 1 1 4 ° 3 0 ' d e l o n g .
H o f f m a n n , der nordliche Ural and das Küstengebirge Pac-Choi, 1 8 5 6 , p. 1 9 1
y 2 9 7 - 3 0 5 , y H u m b o l d t , Asia central, t. I, p. 1 0 7 .

( 7 5 ) P á g . 3 6 1 . — Explorations for a R ailro ad from the Mississipi river te


the Pacific Ocean, made in 1 8 5 3 - 1 8 5 4 , t. I , p. 10 7 .

(76) P á g . 3 6 1 . — Cosmos, t. 1 Y . p . 2 5 1 .

( 7 7 ) P á g . 3 6 2 . — Report of the E xploring Expedition to the Rocky M oun­


tains in 1 8 4 2 , an dto Oregon and ISorthC alifornia in 1 8 4 3 - 1 8 4 4 , p. 1 6 4 , 1 8 4 ­
1 8 7 y 19 3.

( 7 8 ) P á g . 3 6 2 . — S e g ú n l a c a r t a d e r r o t e r a de 1 8 5 5 , a d j u n t a á la R e l a ­
ción g e n e r a l del S e c r e t a r i o de E stad o Jefferson D a v i s , e l R atón Pass
t i e n e t a m b i é n u n a a lt u r a d e 6 , 7 3 7 p. sob re e l n iv e l del m ar. V é a s e
a s i m i s m o IVIarcou, Resúmen esplicativo de un mapa geológico, 1 8 5 5 , p . 1 1 3 .

( 7 9 ) P á g . 363.'— E s n e c e s a r i o d i s t i n g u i r , e n l a d i r e c c i ó n d e E . á 0 . , l a
e s p a l d a d e la m o n t a n a d e Z u ñ i, d o n d e e l Paso de Z u ñ i, s e e l e v a á 7 . 4 5 4
p ie s; Z u ñ i viejo, e s d e c ir el a n t i g u o Pueblo, c u y a s r u i n a s h a n s i d o d i b u ­
j a d a s p o r M o l h a u s e n c u a n d o l a e s p e d i c i o n d e W h i p p l e , y el Pueblo de Z u ñ i
a c tu a lm en te h a b ita d o . A d ie z m illa s g e o g rá fica s al N , de esta ú ltim a a l­
d e a , c e r c a d e l f u e r t e D e s c o n f i a n z a , s e h a l l a u n p e q u e ñ í s i m o te r r it o r io
v o l c á n i c o a i s l a d o . E n t r e la a l d e a d e Z u ñ i y la p e n d i e n t e de la m o n t a ñ a -
q u e d e s c i e n d e h a c i a e l R io C o l o r a d o C h i q u i t o ( l it t l e C o l o r a d o ) , e s t á á
d e sc u b ie r to el bosque p e tr if ic a d o q u e M o l h a u s e n c o p ió y h a d e s c r it o
t an b i e n e n u n trabajo e n v i a d o á l a s o c i e d a d g e o g r á f i c a d e B e r l i n . S e g ú n
M a r c o u (Resúmen esplicativodeun mapa geológico, p . 5 9 ) . se h a n e n c o n t r a d o
c o n i f e r o s r e c u b ie r t o s de u n a c a p a s i l í c e a , m e z c h d o s á los h e le c h o s a r b o ­
r esce n te s fósiles.

(SO) P á g . 3 6 3 . — T o d a e s t a d e s c r i p c i ó n e s t á h e c h a s e g u u l o s p e r f il e s
d e M arcou y la carta derrotera de 1 8 5 5 , c ita d a m a s arriba.

(8 1 ) P ág. 3 6 i , — Las d e n o m in a c io n e s francesas , in tr o d u c id a s por los


c a za d o re s c a n a d in o s, se e m p le a n g e n e r a lm e n te e n el país y en lo s m a ­
p as in g leses. L as p o sicio n es topográficas de los v o lc a n e s e stin g u id o s so n ,
s e g ú n las ú l t i m a s d e t e r m i n a c i o n e s , c o m o s i g u e n : Frcmont's P e ak ,la t . 4 3 °
5 ;, l o n g . , 1 1 2 ° 3 0 ' ; Tres Picos, l a t . 43° 3 8 7, l o n g . , 1 1 3 ° 1 0 / , Three Bulles,
l a t . 4 3 ° 2 0 ' . l o n g . , l i o » 2 ' ; Fort H a ll., l a t 4 3 ° O1, l o n g . 1 1 4 ° 4 5 ' .

( 8 2 ) P á g . 3 6 4 . — V é a s e el trabajo d e l t e n i e n t e M u l l a n s o b r e l a fo r m a
d o n v o l c á n i c a , Reports o f Explor. and Surveys, t. I, 1 8 5 5 , p . 3 3 0 y 3 3 8 ; se
p u e d e n consu lta r tam bién la s R e la c io n e s d e L am bert y d e T i n k h a m sobre
l o s Three B uttes. id ., p . 167 y 2 2 5 - 2 3 7 , y M a r c o u , Resumen esplic. e t c . ,
p . 115.

( 8 3 ) P á g . 3 6 4 . — D a n a , Geology, e l e . : Blue M ounlains, p . 6 1 6 - 6 2 1 ; Sa­


cramento B u t l, p. 6 4 9 - 6 5 1 , Shasty M o u n tain s , p . 6 3 0 - 6 4 3 , Cascada Range,
p . 6 1 4 . S o b r e e l Monte Diablo R ange , q u e se h a h e c h o p a s o á t r a v é s d e
u n a r o c a v o l c á n i c a , v é a s e t a m b i é n T r a s k , on the Geology of the Coast Moun­
tains and the Sierra Nevada, 1 8 5 4 , p. 1 3 - 1 8 .

( 8 4 ) P á g . 3 6 5 . — V e n e g a s , Noticia de la C alifornia, 1 7 5 7 , t. 1, p. 2 7 , y
D u f l o t d e M o f r a s , Esploracion del Orégon y de la C alifornia, 1 8 4 4 , t. I, p.
•21S y 2 3 9 .

(85) P á g . 3 6 5 .— El grupo de los v o lc a n e s m e jic a n o s * c o m p r e n d e e l


O r iz a b a , el P o p o c a t e p t l , * el T o l u c a , el J o r u l l o , e l C o l i m a * y e l T u t x l a *.

(S 6 ) P á g . 3 6 5 . — D a n a ( Geology, p. 6 1 5 y 6 4 0 ) e v a l u a b a la a l t u r a d e l
•v o lca n d e S a n t a E l e n a e n 1 5 , 0 0 0 p i e s , y l a d e Mount Hood e n m e n o s ; s e ­
g ú n o t r o s , e l M ount Hood m i d e 1 8 , 3 1 6 p i e s i n g l e s e s ; por c o n s i g u i e n t e ,
ba sta n te m a s q u e la cum bre del M o n t-B la n c , y m a s tam bién que Fre-
m ontls Peak, e n l a s Rocky M ountains. E l M o n t e H o o d s e r ía , s e g ú n e s t o , 5 3 6
p i e s m a s b a j o q u e el C o t o p a x i ( L a n d g r e b e , Naturgeschichte der Vulcane,
t. I. p . 4 9 7 ) ; p e r o s e g ú n D a n a , e l M o n t e H o o d n o e s c e d e á l a c u m b r e
m a s e l e v a d a d e la s Rocky M ountains s i n o 2 , 3 0 0 p i e s á lo m a s . C r e o
s i e m p r e b u e n o s e ñ a l a r e s t a s Variajites lecliones.

(87) P á g . 3 6 6 . — D a n a , Geology, e t c . , p. 6 4 0 y 6 5 3 - 6 5 5 .
( 8 8 ) Pág-. 3 6 6 . — Y a r i a n t e s a n t c r i o r e s : 9 . o 5 0 p i e s s e g ú n W i l k e s ; 1 2 , " 0 0 "
se g ú n Sim p son .

( 8 9 ) P á g . 3 6 " . — Cosmos t. I V p 23(1.

( 9 0 ) P á g . 3(17. — K a r s t e n , Archiv fiir Mineralogie, t. I, 1 8 2 9 , p. 2 4 3 .

( 9 1 ) . P á g . 3 6 7 . — H u m b o l d t , Ensayo político sóbrela Nueva España, t. I .


p . 2 6 6 ; t. II. p . 3 1 0 .
(92) P á g . 3 6 7 . — S e g ú n un m an u scrito q u e se m e h a p erm itid o c o m ­
p u lsa r en lo s a r c h iv o s de M éjico , e n 1 8 0 3 , toda la costa de N u t k a , h a s ta
e l s i t i o l l a m a d o m a s tar d e Cook‘s I n le t , f u e v i s i t a d o c u a n d o la e s p e d i c i o n
d e J u a n P e r e z y E s t e v a n J o s é M a r t í n e z , e n 1 7 7 4 ( Ensayo Político, e t c . ,
pág. 296-298).

( 9 3 ) F á g . 3 6 8 . — V . M ' C l u r e , Discovery o f th c N . W. Passage, p . 99; Pa-


pers relatwe tothe Arctic Expedition, I 8 o 4 , p . 34 ; M ie r ts c h i n g ' s Reise Ta-
gebuch, G n a d a u , 1 3 3 5 , p . 4 6 .

(9 4 ) P á g . 3 7 1 . — E n las A n tilla s , la a c tiv id a d v o lc á n ic a se lim ita á las


P e q u e ñ a s A n tilla s; tres ó cu a tro v o l c a n e s a u n a c tiv o s h an surjido d e u n a
falla d ir ig id a d e S . á N. y a lg o r e d o n d e a d a en form a d e a r c o , casi p a r a ­
lela á las v o l c á n i c a s d e la A m é r i c a c e n t r a l . Y a , al esponer las r e ­
f l e x i o n e s q u e s u s c i t a l a s i m u l t a n e i d a d de l o s t e m b l o r e s d e tie r r a e n l o s
v a l l e s d e l O l i i o , d e l M is s i s s i p í y d e l A r k a n s a s , e n l o s d e l a c u e n c a d e l
O r i n o c o y d e l a c o s t a d e V e n e z u e l a , h e d e s c r i t o , b a jo el p u n t o d e vista,
g e o g n ó s t i c o , el p e q u eñ o m ar de las A n tilla s , c o m o fo rm a n d o en otro
tie m p o u n a so la d á r se n a c o n el g o lf o d e M éjico y la g r a n lla n u r a d e la
L u i s i a n a e n t r e l o s A l l e g l i a n i s y l a s R o c k y M o u n t a i n s (Relación histórica,
e t c . , t. II, p . o y 1 9 ) . D i c h a c u e n c a e s t á c o r t a d a e n e l c e n t r o , e n t r e 1 8 y
2 2 g r a d o s de lat por una hilera de m o n ta ñ a s p lu tó n ica s, qu e se estien d e
d e sd e e l Cabo C a t o c h e , e n la p e n ín su la d e l Y u ca ta n , h a s ta T ó r to la y
Y i r g e n G ord a. C u b a ,H a it i y P u erto R ic o form an u n a h iler a q u e corre d e
0 . á E . p a r a l e l a m e n t e á la c o r d i l l e r a d e g r a n i t o y d e g n e i s d e C a r a c a s ;
la s P e q u e ñ a s - A n t i ll a s , en su m a y o r parte v o l c á n i c a s , sir v e n p ara reu nir
la c o r d i l l e r a p l u t ó n i c a d e l a s g r a n d e s A n t i l l a s c o n l a d e l l i t o r a l d e V e n e ­
z u e l a , y c ie r r a n a l E . l a p a r t e m e r i d i o n a l d e l a c u e n c a . L o s volcanes^ a u n
a c t i v o s , e s t á n s i t u a d o s d e s d e 1 3° h a s t a 16 10'2, y s e s u c e d e n d e S . ;í xNf.
en el orden sig u ie n te :
E l v o l c a n d e l a i s l a d e S a n V i c e n t e , al c u a l s e a t r i b u y e u n a a l t u r a y a
de 3 ,0 0 0 p i e s , y a de 4 ,7 4 0 . Estaba a p a g a d o d esd e 1 7 1 8 , c u a n d o tu v o
u n a i n m e n s a e r u p c i ó n d e l a v a e l 2 7 d e a b r il d e 1 8 1 2 . L o s p r i m e r o s q u e ­
b r a n t a m i e n t o s e m p e z a r o n c e r c a d e l c rá te r d e s d e m a y o d e 1 8 1 1 , tr es m e ­
s e s d e s p u e s q u e l a i s l a S a b r i n a sa l i e r a d e l f o n d o d e l m a r , e n m e d i o d e l a s
A z o r e s . L as prim era s sa c u d id a s se h ic ie r o n se n tir d é b ilm e n t e e n el m e s
d e d i c i e m b r e d e l m i s m o a í ío , en e l v a l l e m o n t a ñ o s o d e C a r a c a s , á 3 , 2 8 0
p i e s s o b r e el n i v e l d e l m a r . L a d e s t r u c c i ó n c o m p l e t a d e e s t a g r a n c iu d a d
tu vo lu g a r el 20 de m arzo de 1812. A s i co m o se a tr ib u y e con r a z ó n e l
t e m b l o r d e tierra q u e d e s t r u y ó á C u m a n a el 14 d e d i c i e m b r e d e 1 7 9 6 , á
l a e r u p c i ó n d e l v o l c a n d e G u a d a l u p e (fin d e s e t i e m b r e d e 1 7 9 6 ) , l a d e s ­
t r u c c i ó n d e C a r a c a s p a r e c e p r o d u c i d a p o r la r e a c c i ó n d e u n v o l c a n s i t u a ­
do ta m b ié n e n la s A n tilla s , pero m as al S . del v o lc a n d e la isla de S a n
V i c e n t e . E l 3 0 d e a b r il d e 1 8 1 2 , se o y ó e n l o s v a s t o s l l a n o s d e C a l a b o z o
y e n las m á r g e n e s d e l r i o A p u r e , 4 8 m i l l a s g e o g r á f i c a s a n t e s d e s u u n i ó n
c o n e l O r i n q c o , un r u i d o s u b t e r r á n e o te r r ib le y s e m e j a n t e á d e s c a r g a s d e
a r tille r ía . ( H u m b o l d t , R elación histórica , e t c . , t. II, p . 1 4 ) . E l v o l c a n d e
S a n V ic e n t e n o h a b ia arrojado la v a d esd e 1 7 1 8 ; e l 30 de a b r il, un tor­
r e n t e a llí s a l i a d e l c ráte r s i t u a d o e n la c u m b r e d e la m o n t a ñ a , y l l e g ó
e n c u a t r o h o r a s á la s o r i l l a s d e l m a r . U n a c o s a m u y e s t r a ñ a s e m e h a
a f ir m a d o p o r h o m b r e s m u y i n t e l i g e n t e s q u e h a c í a n e l c a b o t a j e , y e s q u e
e l r u i d o f u e m u c h o m a s f u e r te e n p l e n a n ia r q u e c e r c a d e l a isla .
E l v o lc a n d e la isla S a n ta L u c í a , h a b itu a lm e n te d e s ig n a d o c o m o u n a
s i m p l e solfatara, n o t i e n e m a s q u e 1 , 2 0 0 á 1 ,8 0 0 pies de altura. E n el
cráter s e h a l l a n m u c h o s p e q u e ñ o s e s ta n q u e s , lle n o s p e r ió d ic a m en te d e
a g u a h ir v ie n d o . U n a eru p ción de escorias y de c en iz a s se o b ser v ó , d ic e ­
s e , e n 1 7 6 6 ; h e c h o q u e s e r ia f e n ó m e n o ra ro e n u n a s o l f a t a r a . S i , e n e f e c ­
to, n o s e p u e d e p o n e r e n c u e s t i ó n , s e g ú n l a s p r o f u n d a s i n v e s t i g a c i o n e s
de F orb es y de P o u le tt S c r o p e , la e ru p ción de la solfatara de P o z z u o li
en 1 1 9 S , q u izás deba con sid erarse este a c o n te cim ie n to com o u n efecto
l a t e r a l , deb id o á la p r o x im id a d del v o lc a n p r in c ip a l, el V e s u b io ( v é a s e
F o r b e s , e n Edím b. Jou rn al o f Science, t. 1, p . 1 2 S , y P o u l e t t S c r o p e , e n l a s
Transactions o f the Geolog. Society, 2 . a s é r i e , t. I I , p . 3 4 6 ) . L a n z a r o t e ,
H a a iite w , la s isla s de S o n d a , n o s presentan ejem p los a n á lo g o s d e eru p­
c io n e s m u y a le ja d a s de lo s cráteres de la cum bre , q u e so n el v e r d a d e r o
a sie n to de la a c tiv id a d . E s c ie r t o q u e , c u a n d o l a s g r a n d e s e r u p c i o n e s
d e l V e s u b i o e n l o s a ñ o s d e 1 7 9 4 , 1 8 2 2 , 185 0 y 1 8 3 5 , la s o l f a t a r a d e P o z ­
zu oli no dio s e ñ a l d e v i d a . ( S c h m i d t , iiber die E ru p tio n des Vesuvs im
M ai, 1 8 5 5 , p. 1 5 6 ) . M u c h o t i e m p o a n t e s d é l a e r u p c i ó n d e l V e s u b i o , S t r a -
b o n (1. V , p . 2 4 5 ) , h a b l a v a g a m e n t e d e f u e g o c e r c a d e E y m e y d e P h l e -
g r a , en el ca m p o de Diceearquia, lla m a d a P u t e o l i , d e sd e e l tiem p o d e
A n n ib a l, por lo s ro m a n o s q u e la c o lo n iz a r o n . P e r o a ñ a d e: « A l g u n o s c r e e n
q u e to d a la c o m a rc a , h a s ta Baja y C y m e se d e n o m in ó a sí, p o r q u e e s t á
lle n a de a zu fre, de fu e g o y de a g u a s calientes; a lg u n o s p ie n sa n a u n q u e
C y m sea ( C u m a n u s a g e r ) s e d e s i g n ó c o n e l n o m b r e d e P h l e g r a p o r la m i s ­
m a razón » E n el m ism o sitio, Strabon m e n c io n a ta m b ié n co rr ie n te s d e
f u e g o y a g u a , <*Tcpofloás zov Tcvpo$ xai zov vSaroi.»
L a a c tiv id a d v o lc á n ic a q u e h a n p o d id o presentar e n la M a r t i n i c a , e n
lo s tiem p o s m o d e r n o s , la m o n t a ñ a P e l é e , d e 4 ,4 1 6 p ie s de a ltu r a , s e g ú n
D u p u g e t , el V a u c lin y Carbet , es au n m as dudosa. La gran e ru p c ió n
de vapores d el 22 de enero dé 1 7 9 2 , d e s c r it a p o r C h i s h o l m , y l a l l u ­
v i a d e c e n i z a s d e í> d e a g o s t o de l S í i l , m e r e c e n se r e x a m i n a d a s d e m a s
cerca.
L a M i n a d e a z u f r e d e l a G u a d a l u p e , á la q u e A m i c y L e B o u c h e r
a t r i b u í a n u n a a l t u r a de 5 , 1 0 0 y 4 , 7 9 4 p i é s , pe r o q u e , s e g ú n l a s m e d i d a s
r ec ie n te s y ex a cta s de Sain te-C laire D e v ille , no tien e m as q u e 4 ,5 6 7 piés,
s e r e v e l ó el 2 8 d e s e t i e m b r e de 1 7 9 7 ( 7 S d i a s a n t e s d e l g r a n t e m b l o r d e
t i e r r a q u e d e s t r u y ó a C u m a n a ) , c o m o u n v o l c a n q u e a r r o ja b a p i e d r a p ó ­
m e z . ( Memoria presentada al general Víctor Hugues por A m ic y Hapel sobre el
volcan de la T ierra-Baja, e n l a n o c h e d e l 7 a l 8 d e V e n d i m i a d o a ñ o V I,
p . 4 6 ; v é a s e t a m b i é n H u m b o l d t , Relación histórica, e t c . , t. I, p . 3 1 6 ) . La
p a r t e i n f e r i o r d e la m o n t a ñ a e s u n a r o c a d i o r i t i c a ; e l c o n o v o l c á n i c o
abierto en la c u m b re está c o m p u e sto de traquito q u e c o n tien e labrador
E s t a m o n t a ñ a q u e s e l l a m a m in a de a z u fr e , á c a u s a d e s u e s t a d o h a b i t u a l ,
p a r e c e n o h a b e r d e j a d o e s c a p a r j a m á s c o r r i e n t e s d e l a v a , ni d e l c ráter
c o lo c a d o en la cum bre , ni de aberturas la te r a le s; pero las c e n iz a s p r o -
v i n i e n t e s de las e r u p c io n e s d e se tiem b re de 1797 , d ic ie m b r e de 1 8 3 6 y
febrero d e 1 8 3 7 , q u e s e h a n e x a m i n a d o c o n el c u i d a d o q u e p o n i a en
to d o s su s e sp e r im e n to s e l e sc e le n te cuarto se n tid o D u fr e n o y , se h a n
r e c o n o c id o por fr a g m e n to s d e l a v a p u lv e r iz a d o s , e n los cu ales se h a
c o m p r o b a d o l a p r e s e n c i a d e p i r o g e n o y de m i n e r a l e s f e ld s p a t i c o s ( l a b r a ­
d o r , r ia c o l i t o y s a n i d i n a ) . V é a n s e L l i e r m i n i e r , D a v e r , B e a u m o n t y D u ­
f r e n o y , en l a s Mem. de la Academia de Ciencias, t. I V , 1 S 3 7 , p . 2 9 4 , 6 5 1 ,
y 7 4 3 -7 4 9 . D e v ille h a r e c o n o c id o tam bién , en el traq u ito de la m in a de
a zu fre , p e q u e ñ o s fra g m en to s de cuarzo , con cristales de labrador (Id .
t . X X X I I , p. 6 7 5 ) , c o m o R o s e h a l l ó d o d e c a e d r o s e x á g o n o s d e c u a r z o e n
l o s tr a q u ito s de los v o lc a n e s de A req uipa ( M e y e n , Reise um die Erde,
t . I l . p . 23).
E l f e n ó m e n o q u e a c a b a m o s d e d e s c r i b i r , la e y e c c i ó n t e m p o r a l d e f o r ­
m a c io n e s m u y d iversas á tr a v és de las q u ieb ra s d e una m in a de azufre,
recuerd a de un a m an era sen sib le q u e lo s nom b res de solfa ta ra ó m in a
d e a z u f r e n o d e s i g n a n , p r o p i a m e n t e h a b l a n d o , m a s q u e c i e r t o s estados
d e la ac tiv id a d v o lc á n ic a . V o lc a n e s que en o tr o t i e m p o l a n z a r o n l a v a s
ó , en su defecto, escorias d isg r e g a d a s de considerable v o lu m e n , ó r ed u ­
c id a s á p o lv o , lle g a n , c u a n d o d is m in u y e su a c tiv id a d v o lc á n ic a , á un
p e r ío d o en q u e no p r o d u ce n m a s q u e a zu fr e s u b lim a d o , á c id o su lfú ric o
y v a p o r de a g u a . S i en este estado se les lla m a s e m i-v o lc a n e s, acred íta­
s e f á c ilm e n te la o p in io n de q u e fo r m a n u n a c la se d e v o l c a n e s aparte.
B u n s e n , qu e con B o u ssin g a u lt, S en a rm o n t, D e v ille y D au brée, h a c o n ­
t r i b u i d o t a n t o á l o s p r o g r e s o s d e la c i e n c i a , p o r m e d i o de l a a p l i c a c i ó n
i n g e n i o s a d e l a Q u í m i c a á la G e o l o g í a y p r i n c i p a l m e n t e á l o s f e n ó m e n o s
v o lc á n ic o s , d em uestra c o m o , c ü a n d o , en las v o la tiliz a c io n e s de azufre
q u e a c o m p a ñ a n á c a s i t o d a s l a s e r u p c i o n e s v o l c á n i c a s , la s m a s a s d e a z u ­
fr e se e n c u e n tr a n bajo la fo rm a d e v a p o r co n la s ro ca s p ir o g é n ic a s i n ­
f l a m a d a s , e l á c i d o s u lf u r o s o n a c e d e l a d e s c o m p o s i c i ó n p a r c ia l d e l ó x i d o
d e h ie r r o c o n t e n i d o e n e s t a s r o c a s . S i m a s ta r d e l a a c t i v i d a d v o l c á n i c a
d e s c ie n d e á tem p eraturas p o co e l e v a d a s , la a c tiv id a d q u ím ic a de esta
z o n a entra en una n u e v a fa se . L as c o m b in a c io n e s del azufre c o n el h ie r ­
r o y q u i z á c o n l a s b a s e s m e t á l i c a s d e la s tierras y d e l o s á l c a l i s e m p i e ­
z a n á reaccio n a r sobre el v a p o r de a g u a , y el resultado d e e sta s a c c io ­
n e s r e c íp r o c a s e s l a f o r m a c i o n d e h i d r ó g e n o s u lf u r a d o y p r o d u c t o s q u e
e n g e n d r a al d e sc o m p o n e r se , es d ecir, h id r ó g e n o lib re y vapor de azu ­
fre. L as solfataras su b s isten por e sp a c io de a l g u n o s s ig lo s d e sp u e s d é l a s
g r a n d e s eru p c io n es v o lc á n ic a s . Las q u e d e sp id en á c id o m u riá tico ó h i-
d r o c l ó r i c o p e r t e n e c e n á u n p e r í o d o m a s r e c i e n t e . A p e n a s si p u e d e n t o m a r
e l carácter de fe n ó m e n o s p e r m a n e n tes. L a form acion d e l á c id o h i d r o -
c l ó r i c o e n l o s g a s e s d e l o s c r á t e r e s , r e s u l t a d e q u e la s a l c o m ú n , q u e s e
m u e s t r a tan f r e c u e n t e m e n t e c o m o un p r o d u c t o d e v o l a t i l i z a c i ó n e n l o s
v o lc a n e s , prin cip alm en te en el V e s u b io , está, á tem peraturas m a s e le v a ­
d a s y b a jo la a c c ió n del v a p o r de a g u a , d e sc o m p u e s to por silic a to s en
á c id o h id ro c ló r ico y en so s a , y d e q u e esta ú ltim a s u s t a n c ia se c o m b in a
c o n l o s s i l i c a t o s q u e h a l l a f o r m a d o s . Las de á c i d o h i d r o c l ó r i c o , q u e fre­
c u e n t e m e n t e s e m a n i f i e s t a n e n l o s v o l c a n e s de I t a l i a en la s p r o p o r c i o n e s
m a s g r a n d i o s a s , y q u e e n e s t e c a s o v a n a c o m p a ñ a d a s o r d i n a r i a m e n t e de
g r a n d e s s u b l i m a c i o n e s de s a l c o m ú n , s o n d e p o c a i m p o r t a n c i a e n I s la n -
■dia. C o m o ú l t i m o s e s l a b o n e s d e e s t a cadena de fen ó m en o s, quedan
aun las em a n a cio n es d e á cid o ca rb ó n ico . Se ha descuidad o hasta
a q u í c asi c o m p l e t a m e n t e e n l o s g a s e s v o l c á n i c o s , e l h i d r ó g e n o q u e p u e ­
d e n c o n t e n e r . S e h a l l a é s t e e n la f u e n t e de v a p o r d e l a s g r a n d e s s o l f a -
taras situ a d a s e n K r is u v ik y en R e y k j a l i d h e n Is la n d ia ; y en e sto s dos
p u n t o s el h i d r ó g e n o e s t á m e z c l a d o c o n h i d r ó g e n o s u l f u r a d o . C o m o e s t e
ú l t i m o y el á c i d o s u l f u r o s o e n c o n t a c t o s e d e s c o m p o n e n m ú t u a m e n t e ,
d e s p r e n d i e n d o a z u f r e , n o c a b e q u e s e m u e s t r e n n u n c a al m i s m o t i e m p o ;
p e r o s e e n c u e n t r a n a m e n u d o m u y a p r o x i m a d o s e n t r e sí y e n el m i s m o
c a m p o d e a c c i ó n . S i e ra i m p o s i b l e d e s c o n o c e r e l g a s h i d r ó g e n o s u l f u r o ­
s o e n l a s s o l f a t a r a s d e I s l a n d i a q u e h e m o s c i t a d o m a s a r r i b a , fa l t a b a ,
por el contrario, co m p leta m en te en este e sta d o de la s solfa tura s en
que se h alla b a el cráter del Ilecla , poco despues de l a eru p ció n
<le 1 8 4 5 , e s d e c i r , e n l a p r i m e r a f a s e d e l o s e f e c t o s s u b s i g u i e n t e s d e l a
a c tiv id a d v o lc á n ic a . N o p o d ia co m p ro b a rse el m e n o r in d icio de h id r ó ­
g e n o s u lf u r a d o n i p o r el o l f a t o ni c o n la a y u d a de rea c tiv o s, m ien tras
q u e , á g r a n d i s t a n c i a , u n a s u b l i m a c i ó n de a z u f r e a b u n d a n t e h a c i a r e c o ­
n o c e r d e u n a m a n e r a c ie r t a a l o l f a t o la p r e s e n c i a d e l á c i d o s u l f u r o s o .
E s v e r d a d q u e á l a a p r o x i m a c i ó n de u n c i g a r r o e n c e n d i d o , s e m o s t r a b a n
/estas e s p e s a s n u b e s d e h u m o , q u e s e g ú n l o s e s p e r i m e n t o s d e M e l l o n i y
de P ir i a , r ev ela n pequeños in d ic io s d e h i d r ó g e n o s u l f u r a d o (Memo­
rias de la Academ ia, t. X I , 1 8 1 0 , p. 3 5 2 , y P o g g e n d o r f f ’s Annalen, s u p l e ­
m ento, 1842, p. o l í ) . P e r o c o m o e s f á c i l c o n v e n c e r s e d e q u e e l azufre-
s o l o , e s t a n d o s u b l i m a d o c o n v a p o r e s de a g u a , p r o d u c e e l m i s m o f e n ó m e ­
n o , se p u ed e d u dar siem pre de q u e a lg u n a parte, por lig e r a q u e se a d e
h id r ó g e n o su lfu ra d o , a c o m p á ñ a s e á la s e m a n a c io n e s d e lo s cráteres del
H c c l a ( 1 8 4 o ) y d e l V e s u b i o ( 1 8 4 3 ) . V é a s e el e s c e l e n t e tr ab a jo , ta n i m ­
p o r t a n t e b a jo e l p u n t o d e v i s t a g e o l ó g i c o , d e B u n s c u , s o b r e la fo r m a ­
c i ó n d e l a s r o c a s v o l c á n i c a s d e I s l a n d i a , e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f ,
t. L X X X ÍI I, 1 8 3 1 , p. 2 4 1 , 2 4 4 , 2 4 6 , 2 4 8 , 2 5 0 , 23 4 y 256: esta M e m o r ia
es un c o m p le m e n to y u n a rectifica ció n d e lo s trabajos p u b lic a d o s en 1 8 4 7
e n l o s Annalen der Chimie un d P harm ade d e V c e l h e r y L i e b i g ( t . L X I I ,
p . 1 9 ). G a i - L u s s a c n o t a b a y a , c u a n d o e n l a é p o c a de la g r a n e r u p c ió n d e
la v a de 1 8 0 5 , v isitá b a m o s lo s c a m p o s P h le g r á n e o s , q u e las e m a n a c io n e s
d e la s s o l f a t a r a s d e P o z z u o l i n o c o n t e n í a n h i d r ó g e n o s u l f u r a d o , y q u e
n o d e p o s i t a b a n a z u f r e al c o n t a c t o d e l a a t m ó s f e r a , c o m o B r e i s l a k h a b í a
s o s t e n i d o , e n s u Ensayo mineralógico sobre la solfatara de P o zzuoli ( 1 7 9 2 ,
p. 1 2 8 -1 3 0 ). E l penetrante S c a c ch i n ie g a i g u a lm e n t e de u n a m en era d e ­
cisiv a la p r esen c ia del h id rógen o su lfu ra d o , p orq u e el análisis pro­
p u esto po r P ir ia no le p a r e c ía q u e pro b ab a m a s q u e la p r e s e n c i a d e l
v a p o r d e a g u a : a S o n d i a v v i s o c h e l o s o l f o e m a n e m e s c o l a t o a -i v a p o r i
a c q u c i s e n z a e s s e r e in c h i m i c a c o m b i n a z i o n e c o n a l t e r e s o s t a n z e » (Me-
morie geologiche sulla Cam pania, 1 8 4 9 , p . 4 9 - 1 2 1 ) . E l s é r io a n a l i s i s d e l o s
g a s e s e m a n a d o s d e la s o l f a t a r a d e P o zz u o li, que esperaba desde h a c e
t a n t o t i e m p o , s e h a p r a c t i c a d o a l fin r e c i e n t e m e n t e p o r S a i n t e - C l a i r e
D ev ille y L e b l a n e , y h a d e m o s t r a d o p e r f e c t a m e n t e la fa l t a d e l h i d r ó g e ­
n o s u l f u r a d o (Memorias de la Academia de Ciencias, t. X L I 1 1 , 1 8 3 6 , p. 7 4 6 ) .
Sartoriu s de W alter sh a u se n (Physisch-Geographischc Skizze von Islan d,
1 8 4 7 , p. 1 2 0 ) n o t a b a p o r e l c o n t r a r i o , e n 1 S U , s o b r e l o s c o n o s d e e r u p ­
c ió n del E tn a , u n fuerte olor á h id r ó g e n o s u l f u r a d o , a l lí d o n d e n o s e
h a b í a n h a lla d o e n los a ñ o s p r e ce d e n te s m a s q u e v e s t i g io s de á c id o s u l ­
furoso. D e v ille h a r e c o n o c id o una p e q u e ñ a parte de h id r ó g e n o su lfu ra ­
d o , n o e n G i r g e n t i y e n l a s Macalube, s i n o e n l a v e r t i e n t e o r i e n t a l d e l
E t n a , e n l a f u e n t e d e S a n t a - Y e n e r i n a . E s e s t r a ñ o , q u e la i m p o r t a n t e s é r i e
d e a n á l i s i s d e B o u s s i n g a u l t s o b r e l o s v o l c a n e s d e l a c o r d il l e r a d e l o s
A n d e s d e e m a n a c i o n e s g a s e o s a s , d e s d e e l P u r a z y el T o l i m a h a s t a l a s
m e s e t a s d e l o s P a s t o s y de Q u i t o , n o r e v e l e n l a p r e s e n c i a del á c i d o h i -
d r o c l ó r i c o ni la d e l h i d r ó g e n o s u l f u r a d o .

(95) P á g . 3 7 2 . — L o s tr a b a jo s a n t e r i o r e s d a n p a r a l o s v o l c a n e s a u n e n
a c t i v i d a d l o s n ú m e r o s s i g u i e n t e s : S e g ú n W e r n e r , 19 3; s e g ú n L e o n h a r d ,
1 8 7 ; s e g ú n A r a g o , 1 7 5 (Astronomía popular, t. III. p . 1 7 0 ) . O b s é r v a s e q u e
t o d o s e s t o s r e s u l t a d o s so n i n f e r i o r e s al m i ó . L a s d i f e r e n c i a s e n m e n o s , .
q u e o s c i l a n e n t r e l/8 \/i ,ó, p r o v i e n e n á la v e z d e l o s d i v e r s o s p r i n c i p i o s
s e g ú n l o s c u a l e s se c la s if i c a n l o s v o l c a n e s e n e s t i n g u i d o s y a c t i v o s , y ele
l a i n s u f i c i e n c i a d e m a t e r i a l e s . H e m o s i n d i c a d o a n t e s y a , y la e s p e r i e n c i a
h i s t ó r i c a n o s e n s e ñ a , q u e v o l c a n e s q u e p a s a b a n por e s t i n g u i d o s h a n
v u e l t o á se r a c t i v o s d e s p u e s d e l a r g o t i e m p o , d e s u e r t e q u e l a c if r a q u e
d o y e s m a s b i e n baja q u e e l e v a d a . N i B u c h , e n e l a p é n d i c e d e s u m a g n í ­
fica D e s c r i p c i ó n d e la s i s l a s C a n a r ia s, ni L a n d g r e b e , e n s u G e o g r a f í a d e
Sos V o l c a n e s , se a r r i e s g a r o n a p r e s e n t a r un r e s u l t a d o g e n e r a l .

(96) P á g . 3 7 2 .— E sta d e sc r ip ció n está en c o m p leta o p o sie io n con la


q u e h a s i d o r e p r o d u c id a f r e c u e n t e m e n t e s e g ú n S t r a b o n , y , s e h a l l a i n s e r t a
e n l o s Annalen de P o g g e n d o r f f (t. X X X V I I , p . 1 9 0 , l á m . I). U n a u t o r mas-
m o d e r n o , D ion C assius, q u e v iv ia en tiem p o d e S é p tim o S e v e r o , es el
prim ero , no q u e se ñ a la , c o m o se p r eten d e, la e x is te n c ia d e va rias c u m ­
b r e s , s i n o q u e p r o c u r a d e m o s t r a r q u e la f o r m a d e l a c u m b r e se a l t e r ó c o n
e l t i e m p o . R e c u e r d a , c o n e s te m o t i v o , y e s t o c o n f i r m a p l e n a m e n t e la n a r ­
ración de S tr a b o n , q u e la c u m b r e c o n s t i t u í a o tr a s v e c e s u n a v e r d a ­
dera p l a t a f o r m a . S u s p r o p ia s p a l a b r a s (1. L X V I , c. 21, t. I V , 1 8 2 4 ,
p. 2 4 0 , edición de S tu rz), son las sig u ie n te s: «El V e su b io situ ad o á o r illa s
d e l m a r j u n t o á N á p o l e s , o f r e c e a b u n d a n t e s f u e n t e s de f u e g o . T o d a l a
m o n t a ñ a e r a en o t r o t i e m p o d e i g u a l a l t u r a , y l a s l l a m a s s e e s c a p a b a n
d el centro; so lo e n e ste p u n to el v o lc a n es a c t iv o . E n n in g u n a parte d e l
e s t e r i o r h a h a b i d o f u e g o h a s t a e n t o n c e s , y c o m o p o r otr o l a d o e l c e n t r o
s e h a d e s e c a d o p o r e l calo r y c o n v e r t i d o e n c e n i z a s , l a s c u m b r e s d e a l r e ­
d e d o r h a n c o n s e r v a d o su a n t i g u a a ltu r a ; p e r o to d a la p o r c i o n í g n e a , c o n ­
su m id a á l a la rg a , se ha ido a h o n d a n d o p r o g r esiv a m e n te , de su erte q u e ,
s i e s p e r m i t i d o c o m p a r a r l a s g r a n d e s c o s a s á l a s p e q u e ñ a s , to d a l a m o n ­
ta ñ a s e a s e m e j a á u n a n f i t e a t r o . » ( V . S t u r z , t. V I , A nnot. II, p. 5 6 8 ) .
E s t e p a s a g e d e s c r ib e c la r a m e n t e l a s p a r t e s d e l a m o n t a ñ a q u e , desde el
a ñ o 7 9 h a n v e n i d o á ser l o s b o r d e s d e l c r á te r . L a c o n j e t u r a q u e r e fi e r e
e s t e p a s a g e a l A trio del C am ilo no m e p a r e c e e x a c t a . S e g ú n el e s c e l e n t e
tr a b ajo h i p s o m é t r i c o , p u b licad o en 1 8 5 5 por S c h m i d t , a s t r ó n o m o m u y
a c t i v o y d i s t i n g u i d o , l a P un ta Nasone d e l a Somma t i e n e 5 9 0 t o e s a s : e l
A trio del C am ilo, al p ie d e la P u n t a N a s o n e , i l 7 t o e s a s ; l a P u n ta ó Rocea
del Palo, l a m a s e l e v a d a d e l m u r o q u e g u a r n e c e a l N . e l c r á t e r d e l \ e s u -
bio. 624 toesas. N u e s tr a s o p e r a cio n e s b a ro m étricas de 1 82 2 d ie r o n para
e s t o s tr es p u n t o s 5 8 6 t. 4 0 3 t. y 6 2 9 t.; d i f e r e n c ia s : 4 t . , 14 t. y 6 t. S e ­
g ú n S c h m i d t ( E rupción de los Vesubios, m a y o 1 8 5 5 , p. 9 5 ) , e l n i v e l d e l
s u e l o d e l Atrio del Cavallo h a s u f r i d o g r a n d e s c a m b i o s d e s d e l a e r u p c i ó n
del m es de febrero de 1850.

<97) P á g . 3 7 3 . — V e l l e i u s P a t e r e u l u s , q u e m u r i ó en t i e m p o d e T i b e r i o ,
p r e s e n t a c o n e f e c t o al V e s u b i o c o m o la m o n t a ñ a q u e E s p a r t a c o o c u p ó
■con s u s g l a d i a d o r e s (1. II, c . 3 0 ); p e r o P l u t a r c o , e n la V i d a d e C r a s o
^ c . 1 1 ) , h a b l a s i m p l e m e n t e d e u n a c o m a r c a m o n t a ñ o s a e n la q u e n o se
p o d í a e n t r a r s i n o p o r u n e s t r e c h o p a s o . La s u b l e v a c i ó n d e E s p a r t a c o t u v o
lu g a r el año 68 1 d e la fu n d a c ió n d e Piorna, 152 por co n sig u ien te
a n t e s d e la e r u p c i ó n d e l V e s u b i o q u e c o s t ó l a v i d a á P l i n i o ( 2 4 d e a g o s t o
d e 79 d e s p u e s d e J e s u - C r i s t o ) . L é e s e e n F lo r o ( l . I, e . 16 ): « V e s u v i u s
m o n s ^Etnaú i g n i s i m i t a t o r , » y (1. III, c . 2 0 ) : .«Fauces c a v i m o n t i s . » P e r o
F loro v i v ia en tiem p o de T ra ja n o , ten ia por tan to c o n o c im ie n to dee sta
e r u p c i ó n , y s a b ia l o q u e o c u t t a b a e l i n t e r i o r d e l v o l c a n . S i p u e s l a d a el
e p í t e t o d e cavus, n o p r e j u z g a c o n é l s u c o n f i g ’u r a c io n a n t e r io r .

( 9 8 ) P á g . 3 7 3 . — D i o d o r o de S i c i l i a , 1. I V , c. 2 1 , 5 .

( 9 9 ) P á g . 3 7 3 . — P o l y b i o , 1. II, c. 17.

( 1 0 0 ) P a g . 3 7 3 . — S t r a b o n , 1. I V , p. 2 4 6 .

!" ( 1 ) P á g . 3 7 3 . — V i t r u v i o , 1. II, c. 6.

( 2 ) P á g 1. 3 7 3 . — V i t r u v i o , e s c r i b i ó a n t e s d e P l i n i o e l v i e j o . A s i r e s u l t a
n o s o l o d e q u e e s t á c i t a d o tr es v e c e s e n !a l i s t a d e l a s f u e n t e s á q u e a c u d e
P l i n i o (1. X V I , X X X V y X X X V I ) , l i s t a c u y a a u t e n t i c i d a d d i s c u t e N e w -
"íon t r a d u c t o r i n g l é s i n j u s t a m e n t e , s i n o t a m b i é n d e q u e , e n un p a s a g e d e l
‘l i b r o X X X V (c, 14, § 1 7 0 -1 7 2 ), P lin io ha estractado uno de V itr u ­
v i o , seg-un d e m o s t r a r o n S i l l i g ( t. V , 1851, p. 2 7 2 y 2 7 7 ) y B ru n n , en
l a d i s e r t a c i ó n de A uctorum indicibus P lin ia n is ( B o n n s e , 1 8 5 6 , p . 5 5 - 6 0 ) .
H i r t , e n s u M e m o r i a s o b r e el P a n t e ó n , c o l o c a l a c o m p o s i c i o n d e l T r a t a d o
d e V i t r u v i o s o b r e l a A r q u i t e c t u r a e n t r e l o s a ñ o s 14 y 16 d e n u e s t r a e r a . —
R e sp ec to de la co n jetu ra de B u c h , espu esta m a s abajo, v é a s e P og-gen -
d o r f f ' s Annalen, t. X X X V I I , p . 1 7 5 - 1 8 0 .

( 3 ) P á g . 3 7 4 . — L é e s e e n L ip p i ( 1 8 1 6 , p . 1 0 ) : « F u il f u o c o o l ’a c q u a
c h e s o t t e r r ó P o m p e i e d E r c o l a n o ? » V é a s e t a m b i é n S c a c c h i , Osservazoni
trüic h e sulla m aniera come fu sepellita VAntica Pompei, 1 8 4 3 , p . 8 - 1 0 .

( 4 ) P á g . 3 7 6 . — R o s s , Voynge to the antarctic Regions, t. I , p . 2 1 7 , 2 2 0


y 364.

( 5 ) P á g -.. 3 7 6 — G a y - L u s s a c , Reflexiones sobró los Volcanes, e n l o s Anales


íde Química y F ísica, t. XXU, 1823, p. 4 2 7 ; A r a g - o , Obras completas,
'l. III, p . 4 7 .

(6) P á g . 3 7 7 .— S e g ú n las r e d u c cio n e s en T im a n a , el v o lc a n de la F ra­


g u a e s t á s i t u a d o c e r c a d e I o 4 S ' l a t . b o r . , 7 7 ° 5 0 ' d e l o n g . V é a s e , en e l
g r a n A t l a s d e m i V i a j e , e l Mapa hipsométrico de los nudos de las montañas
en las Cordilleras, 1 8 3 1 , l á m . V . V é a s e t a m b i é n l á m . X X II X X I V . E s t a
m o n t a ñ a , apartada h á c ia el E. en u n a p o sic io n a isla d a , m erecería s e r
v i s i t a d a por u n g e o g n o s t a c a p a z d e h a c e r t a m b i é n d e t e r m i n a c i o n e s da
lugares astronóm icos.

( 7 ) P á g . 3 7 8 . — Cosmos, t. I V , p . 2 5 1 .

( 8 ) P á g . o l S . — Cosmos, t. I V , p . 2 0 7 .

(9 ) P á g . 3 7 8 . — P a r a l o s tres g r u p o s q u e , s e g ú n l a a n t i g u a n o m e n c l a ­
tu r a g e o g r á f i c a , p e r t e n e c e n á la A u v e r n i a , a l V i v a r a i s y al V e l a y , lie -
c a l c u l a d o l a s d i s t a n c i a s , m i d i e n d o e l i n t e r v a l o c o m p r e n d i d o e n t r e la e s -
frem idad seten trio n a l d e la s c o rd iller a s y la p a rte del M ed iterrá n eo que-
s e e s t i e n d e d e s d e el g o l f o de A i g u e s - M o r t e s á C e t te . E n e l p r i m e r g r u p o ,
el de P u y -d e -D ó m e , se c ita , c o m o p u n t o m a s s e t e n t r i o n a l , u n c r á te r ta­
l l a d o e n e l g r a n i t o , c e r c a de M a n z a t y l l a m a d o e l Gour de Tazena ( R o z e t ,
e n l a s Memorias de la Sociedad geológica de Francia). E n u n a p o s i c i o n m a s -
m e r i d i o n a l a u n q u e l a d e l g r u p o d e l C a n t a l, á 1 8 m i l l a s g e o g r á f i c a s t o d o
lo m a s d e l a s o r i l l a s d e l m a r , e st á s i t u a d o e l p e q u e ñ o c í r c u l o v o l c á n i c o
d e la G u i o l l e , c e r c a d e l o s m o n t e s d e A u b r a c , a l N . 0 . d e C h ir a c . V é a s e -
e l Mapa geológico de Francia , 1 8 5 1 .

(1 0 ) P á g . 3 7 8 . — H u m b o l d t , Asia central, t. II, p. 7 - 6 1 , 2 1 6 y 3 3 5 - 3 6 4 .


M e h e a se g u r a d o d e q u e el c éleb re m a p a c atalan d e 13 7 4 , c o n se r v a d o .
c o m o u n a j o y a entre lo s m a n u sc rito s de la B ib lio t e c a de P a r í s , c o n t i e n e
y a la in d ica ció n del la g o alpino I s s i k u l , situ a d o e n la p e n d i e n t e s e ­
tentrional del T hian -sch an , y al q u e h a n l l e g a d o v i a j e r o s r u s o s h a c e
p o co tiem p o , p or prim era vez. A S t r a h l e n b e r g , en la obra titu lad a
der iiSrdliclie un d ’óstliche Theil von E uropa und Asien ( S t o c k h o l m . , 1 7 3 0 ,
p. 327), cabe la gloria de haber representado antes que n a d i e el¡
T h i a n - s c h a n c o m o c o r d il l e r a i n d e p e n d i e n t e , a u n q u e s i n h a b e r s o s p e c h a ­
do su a c t i v i d a d v o l c á n i c a . D e s í g n a l e c o n e l n o m b r e m u y v a g o d e Mu~
sart, l o c u a l , u n i d o á q u e e l B o l o r l l e v a b a el p o c o c a r a c t e r í s t i c o d e Mus-~
tag, d e q u e Musart e s c o r r u p c i ó n , h a p r o d u c i d o d u r a n t e u n s i g l o f u n e s t a
c o n fu sion en las d escrip cion es y n o m e n c la tu r a de la s c o rd illera s m e ri­
d i a n a s y d e l a s c o r d i l l e r a s p a r a l e l a s , s i t u a d a s a l N . d e l H i m a l a y a . Mus-
tag e s u n a p a l a b r a t á r ta r a q u e s i g n i f i c a cordillera nevada ( S c b n e e k e t t e ,
S n o w - C h a i n , S i e r r a - N e v a d a ) . L a p a l a b r a H im alaya, e n e l l ib r o de l a s L e ­
y e s de M a n u , e s p r e s a l a mansión de la nieve, d e alaya m a n s i ó n é hyma.
n i e v e ; el S iv e -sh a n de lo s c h in o s. 1100 a ñ o s a n tes de S tr a h le n b e r g , en
tiem p o de la din astía de lo s S u i , c o n t e m p o r á n e a d e l r e y D a g o b e r t o , Ios-
C h in o s p o seía n m apas tr a za d o s por orden del g o b ie r n o , q u e r ep resen ta ­
b a n t o d o e l p aís c o m p r e n d i d o e n t r e el rio A m a r i l l o y el m a r C a s p i o , c o n ,
l a in d ic a ció n del K u e n -lu n y del T h ia n -sc h a n . Estas d o s m o n ta ñ a s, p a r ­
tic u la r m e n te la prim era , fu ero n la s q u e , c u a n d o la e s p e d ic io n de lo s M a-
c e d o n io s puso á lo s G riegos en relación m as ín tim a c o n el interior d el
A s i a , esp a r c ie ro n entre lo s g e ó g r a f o s el c o n o c im ie n t o de u n a co rd iller a
q u e d iv id ía el c o n tin e n te en dos partes, e sten d ié n d o se d esd e el A sia M e ­
n o r h a s t a e l o c é a n o I n d i c o , d e s d e l a I n d i a y l a E s c i t i a h a s t a T inse ( v é a s e
S t r a b o n , 1. I , p . 6S ; 1. X I , p. 4 9 0 , y m i Asia ce n tral, t. I , p. 1 1 8 - 1 2 9 ,
- 1 9 4 - 2 0 3 , y t. II, p. i 1 3 - 1 2 5 ) . D ic se a r c o y d e s p u e s E r a t ó s t e n e s d e s i g n a b a n
•esta c o r d i l l e r a c o m o la prolongacion del T a u ro , d e n o m i n a c i ó n q u e c o m ­
p r e n d í a la c o r d i l l e r a d e l H i m a l a y a . « L a I n d i a , d i c e t e r m i n a n t e m e n t e
S t r a b o n (1. X V , p . 6 8 9 ) , s e h a l l a l i m i t a d a a l N . d e s d e A r i a n a h a s t a e l
m ar O r i e n t a l , por la e stre m id a d d e l T auro , c u y a s d iv e r s a s partes d e s i g ­
nan los in d íg e n a s con lo s n o m b re s de P a ro p a m iso , E m o d o , Im a n o y otros.
L o s M a c e d o n io s lla m a n á esta co rd iller a C áu ca so .» A n t e s , en la d e sc r ip ­
c i ó n d e la B a c t r i a n a y d e la S o g d i a n a , S t r a b o n h a b i a e s c r ito : « L a ú l t i m a
-Jjarte d e l T a u r o , l l a m a d a I m a o , t o c a e n el m a r O r i e n t a l ( p r o b a b l e m e n t e
e l o c é a n o In d ic o ) .» La d is t in c ió n d e la s m o n t a ñ a s situ a d a s á u n o y otro
la d o d el T a u r o , r e v e la la c r e e n c ia de u n a co rd iller a p a r a lela ún ica , d ir i­
g i d a de E. á 0 . M as tarde, en la é p o c a de T o l o m e o , c u a n d o el c o m er cio ,
■sobre t o d o e l d e s e d a h i z o r á p i d o s p r o g r e s o s . s e d i ó la d e n o m i n a c i ó n d e
Im a n o á la c o rd illera m e r id ia n a d el B o l o r , c o m o lo p ru eb a n m u c h o s pa­
s a j e s d e l l ib r o V I d e s u G e o g r a f í a (Asia central, t. I, p. 1 4 6 - 1 6 2 ) . La l ín e a
p a r a l e l a al e c u a d o r p o r la c u a l la c o r d i l l e r a d e l T a u r o d i v i d e t o d o e l c o n ­
tin en te asiático, se g ú n op in io n de los g e ó g r a fo s g r ie g o s , fu é d en o m in a d a
p r i m e r a m e n t e p o r D ic fe a r c o , d i s c í p u l o d e A r i s t ó t e l e s , d ia fr a g m a , ó m u r o
d e se p a r a c ió n , p o r q u e p o d ia d ete rm in a r se la la titu d de otros p u n to s ti­
r a n d o p e r p e n d i c u l a r e s á d i c h a l í n e a . E s t e diafragm a era e l p a r a l e l o d e
R o d a s , p r o l o n g a d o a l 0 . h a s l a la s c o l u m n a s d e H é r c u l e s , y a l E . h asta
l a s c o s t a s d e T in se ( v é a s e A g a t e m e r e s , e n l a c o l e c c i o n d e l o s Geographi
grceci Minores d e H u d s o n , t. II , p. 4 ) . L a d e m a r c a c i ó n d e D icoearco, i g u a l ­
m e n te in te re sa n te bajo e l p u n to de v ista g e o g n ó s t i c o y orográfico, sir v ió
-en l a o b r a d e A r i s t ó t e l e s , q u e h a c e d e e l l a m e n c i ó n e n e l l ib r o III d e su
d e s c r i p c i ó n d e l a T i e r r a , p a r a a c l a r a r el c u a d r o d e l m u n d o h a b i t a d o . S e
p u e d e j u z g a r d e la i m p o r t a n c i a q u e S t r a b o n d a b a á e s t a d i v i s i ó n , p o r e l
h e c h o de a d m i t i r e n l a p r o l o n g a c i o n d e l a l í n e a q u e a t r a v i e s a e l o c é a n o
A tlá n tic o c erca de T in s e , la e x is t e n c i a d e otro m u n d o h a b i t a d o , y a u n
q u i z á d e m u c h o s m u n d o s (1. I , p. 6 o ) . N o s e p u e d e d e c i r , s i n e m b a r g o ,
q u e la s palab ras de Strab on sea n u n a p r ofecía. E n lu g a r del o c éa n o A t ­
lá n t ic o , p od ría encon trarse el m ar O riental, n o m b r e bajo el c u a l d e sig ­
n a b a n d e o r d i n a r io l o s g e ó g r a f o s e l m a r d e l S u r ó el oc éa n o P acífico:
p e r o c o m o S t r a b o n l l a m a a l o c é a n o I n d i c o al S u r d e B e n g a l a m a r A t ­
l á n t i c o d e l S u r , h á s e s u p u e s t o q u e l o s d o s m a r e s s o l o f o r m a b a n u n o , al
S . E . d e la I n d i a , y c o n f u n d i é r o n l o s f r e c u e n t e m e n t e . A s í s e l e e e n e l l i -
1>ro I I , p. 1 3 0 : «L a I n d i a , el m a s v a s t o y el m a s f a v o r e c i d o d e t o d o s l o s
p a i s e s , se e s t i e n d e h a s t a l a s o r il l a s d e l m a r O r i e n t a l y d e l m a r A t l á n t i c o
d e l Sur»-; y 1. X V , p . G89: « L a c o s t a m e r i d i o n a l y la c o s t a o r i e n t a l d é l a
In dia, qu e se e stie n d e n m u c h o m a s q u e los lím ite s o c c id e n ta l y s e t e n t r io ­
n a l , a v a n z a n al o c é a n o A t l á n t i c o . ” S t r a b o n h a e v i t a d o e n e s t e p a s a j e ,
c o m o e n e l q u e h e c it a d o m a s a r r ib a r e l a t i v a m e n t e á Tinse ( 1 . I , p . 6 5 ) ,
l a e s p r e s i o n d e m ar O r i e n ta l . O c u p a d o c o n t i n u a m e n t e , d e s d e 1 7 9 2 , d e l a
direcció n é in c lin a c ió n de la s capas m o n t a ñ o s a s , y de su r ela ció n co n la
o r i e n t a c i ó n de l a s c o r d i l l e r a s , h e c r e id o d e b e r s e ñ a l a r l a c i r c u n s t a n c i a de
q u e , p o r t é r m i n o m e d i o , el p a r a l e l o q u e sig-ue e n t o d a s u e s t e n s i o n el
K u e n - l u n , i n c l u s a s u p r o l o n g - a c io n o c c i d e n t a l , H i n d u - K h o , t o c a b a a l
m a r M e d i t e r r á n e o y a l e s t r e c h o d e G ib ra lta r ( v é a s e Asia ce ntral, t. I,
p . 1 1 8 - 1 2 7 , y t. II, p. 1 1 5 - 1 1 8 ) , y q u e p u e d e e x i s t i r c ie r t a r e l a c i ó n e n t r e
-este l e v a n t a m i e n t o y g r i e t e a m i e n t o d e la c o r t e z a te r r e s tr e p o r u n a p a r t e ,
y p o r otra l a d e p r e s i ó n d e l s u e l o d e l m a r , e n u n a v a s t a c u e n c a c u y a a c ­
t i v i d a d v o l c á n i c a s e e j e r c e s o b r e to d o e n la c o s t a s e t e n t r i o n a l . D e b o d e ­
c i r s i n e m b a r g o q u e m i q u e r i d o y a n t i g u o a m i g o B e a u m o n t , ta n p r o f u n ­
d am ente versado en todas estas r ela cio n es g e o g n ó s t ic a s , se ha pro­
n u n c ia d o contra la o p in io n q u e acabo d e e s p o n e r , por r a z o n e s sa ca d a s
d e l l o x o d r o m i s m o . ( V é a s e N oticia sobre los sistemas de montañas 1 8 5 2 , t. II,
p. 667.)

( 1 1 ) P á g . 3 7 9 . — Cosmos, t. I V , p. 3 0 9 .

(1 2 ) P á g . 3 7 9 .— V é a s e sob re la c a u s a d o la d e p r e sió n de u n a g r a n
p a r t e d e l A s i a , y s o b r e e l h e c h o d e q u e l a s p e n d i e n t e s m a s r á p id a s d e
ja s c o rd illera s están g e n e r a lm e n te v u e lt a s h á c ia e l m ar m a s cer ca n o ,
A r a g o , Astronomía p o p u la r , t. III, p . 66 y 2 Í 2 .

( 1 3 ) P á g . 3 8 0 . — K la p r o t h A sia poliglota, p . 2 3 2 , y Memorias relativas


a l A s ia , ( c o m p u e s t a s s e g ú n l a Enciclopedia c h in a , p u b l i c a d a p o r o r d e n d e l
e m p e r a d o r K a n g h i e n 1 7 1 1 ) , l. I I , p . 3 4 2 . V é a s e tam bién H u m b old t,
A sia central, t. I I , 1 2 5 y 1 3 5 - 1 4 3 .

( 1 4 ) P á g . 3 8 0 . — P a l l a s , Zoographia Rosso-Asiatica, 1 8 1 1 , p . 1 1 5 .

(15) P á g . 3 8 1 .— No es, c o m o podría c r e e r s e , e n la s cord illera s d e l


H im a la y a la m a s cercan a e l m a r , de la q u e a lg u n a s p a r te s, c o m p r en d i­
d a s e n t r e l a s m o n t a ñ a s c o l o s a l e s de I v u n t s c h i n d j i n g a y d e S c h a m a l a r i , s e
a p r o x im a n al g o lfo d e B e n g a la á la d ista n cia d e 107 y a u n de 94 m illa s
g e o g rá fica s , d o n d e e m p ie z a á m a n ife sta rse la a c tiv id a d v o lc á n ic a , sin o
e n l a tercera c o r d i l l e r a , c o n o c i d a c o n e l n o m b r e T h i a n - s h a n y s e p a r a d a
d e l g o lfo d e B e n g a la por u n a d ista n cia casi c u á d r u p l e , c u y o levan ta­
m i e n t o s e h a o p e r a d o c o n c ir c u n s t a n c i a s m u y p a r t i c u l a r e s , e s d e c ir por.
c o n s e c u e n c ia de h u n d im ie n t o s del su elo q u e han d e te r m in a d o q u ieb ra s
y r o to c a p a s . L a s o b r a s g e o g r á f i c a s d e l o s C h i n o s , c u y o e s t a d i o h a se ~
guid o Ju lien á in stan cias m ia s , nos en sen an q u e el K u e n - lu n , el T s i-
schischan de lo s M o g o l e s , q u e fo r m a el lím ite se te n tr io n a l d e l T ib e t,
e n c ie r r a , e n la c o l i n a S c h i n - k h i e u , u n a c a v e r n a de donde se e sc a ­
pan in cesan tem en te las lla m a s ( A sia central i. I I , p ágin a. 427-167 y
4 83). E ste fen óm en o parece se r d e l t o d o a n á l o g o a l de la Q uim era
de Licia , q u e v o m ita tam b ién lla m a s desde hace m illares de años.
N o v o l c a n , sino fuente de fuego e s esta q u e esparce á lo l e j o s u n
o l o r s u a v e , y q u e q u i z á c o n t i e n e n a f t a . E l K u e n - l u n , q u e e l Dr. T h o m ­
s o n , s á b io b otán ico d el T ib et o c c id e n ta l, c o n s i d e r a , e n s u Flora in ­
dica ( 1 8 5 5 , p. 2 5 3 ) , com o yo en el Asia central ( t . I , p. 127,
y t. I I , p . 431 ), u n a p r o l o n g a c i o n d e l H i n d ú - k h o , a l c u a l s e u n e l a
c o rd iller a del H im a l a y a q u e se e stie n d e de S. £ . á N . 0 . , se a p roxim a
de tal m o d o á la estre m id a d o c c id e n ta l d e d ic h a c o rd iller a q u e m i e s c e -
len te am igo S c h la g in tw e it ju z g a al K u en -lu n y al H im a la y a , al 0 . del
In do, c o m o f o r m a n d o u n a s o l a m a s a d e m o n t a ñ a s ( R eporf n .° 9 of the
magnetic Survey in I n d ia , b y A d o l f S c h l a g i n t w e i t , 1 8 5 6 , p . 6 1 ) . P e r o
e n t o d a l a r e g i ó n q u e se e s t i e n d e al E . h a s t a e l 9 0 ° d e l o n g i t u d , o r i e n t a l
cerca del mar de la s E s tr e lla s , al K u e n -lu n corre d e 0 . á E . á 7o 3 0 ' d el
H im a l a y a , c o m p o n ie n d o u n a co rd illera c o m p le ta m e n te i n d e p e n d ie n t e , c o ­
m o n o s m u e s t r a n d e sc r ip c io n e s d e ta lla d a s, d e l s ig lo X V II de nu estra era,
e n t i e m p o d e l a d i n a s t í a d e l o s S u i ( v é a s e K l a p r o t h , Cuadros históricos
del A sia, p . 2 0 4 ) . L o s h e r m a n o s S c h l a g i n t w e n i t s o n l o s p r i m e r o s q u e h a n
c o n s e g u i d o a l g ú n r e s u l t a d o e n la p e l i g r o s a e m p r e s a d e p a s a r d e L a d a k e n
e l t e r r it o r i o d e I v h o l a n , a t r a v e s a n d o e l K u e n - l u n ( j u l i o y setiem b re
de 1S 5 6 ), S e g ú n s u s o b s e r v a c i o n e s , s i e m p r e tan m i n u c i o s a s , l a a l t a
c o r d ille r a , en q u e se d iv id e n la s a g u a s y en q u e se h a lla el p aso de[
K a r a k o r u m , d e 1 7 ,1 7 0 p ie s de e le v a c i ó n , fo r m a el lím ite se te n tr io n a l d e l
T i b e t , y s i g u e l a d i r e c c i ó n S . E . al N . 0 . , p a r a l e l a m e n t e á la p a r te d e l
H i m a l a y a s i t u a d a m a s a l S . , a l 0 . d e l D h a w a l a g i r i . L o s r io s d e Y a r k a n d
y d e K a r a k a s c h , d e q u e s e c o m p o n e e n p a r t e e l g r a n s i s t e m a d e las a g u a s
d e l T a rim y del l a g o L o p , tie n e n su o r ig e n en la v e r tie n te N . 0 . de la
c o r d i l l e r a d e K a r a k o r u m . D e a l l í p a r t i e r o n l o s v i a j e r o s , par a l l e g a r , p o r
K is s ilk o r u m y las fu e n te s te rm a les ( 4 9 ° c e n tíg r a d o s ) del p e q u eñ o l a g o
alp in o del K iu k - K iu l, á la c o rd iller a p aralela d e K u e n - l u n (P ieport^
n . ° 8 , A g r á , 1 S 5 7 , p. 6 ) .

( 1 6 ) P á g . 3 8 1 . — Geograph. Bote, 1 8 5 5 , p 31.

( 1 7 ) P á g . 3 8 i . — Cosmos, t. I , p. 1 5 o ; t. IV , p . 3 2 .

( 1 8 ) P á g . 3 S 2 . — A r a g o , Astronomía po p u la r, t. 111, p . 2 4 9 ) , a d o p t a c o n
jeorta d i f e r e n c i a e l m i s m o e s p e s o r p a r a l a c o r t e z a t e r r e s t r e , á s a b e r , 4 0 , 0 0 0
m e t r o s (5 J/ 2 m i l l a s p r ó x i m a m e n t e ) . B e a u m o n t a u m e n t a e s t e e s p e s o r u n a
c u a r t a p a r t e m a s (Sistemas de m ontañas, t. I, p . 1,23"). La m a s a n tig u a
e v a lu a ció n es la d e C o r d ie r , qu e lle g a h asta l í m illa s g e o gráficas. La
t e o r í a de la e s t a b i l i d a d d e H o p k i n s e x i g i r í a u n e s p e s o r d e 1 7 2 á 2 3 5 m i ­
lla s. M e adh iero c o m p le t a m e n t e , por ra zo n es g e o l ó g i c a s , á las d u d a s
q u e N a u m a u n h a s u s c i t a d o , e n s u e s c e l e n t e o b r a (Lehrbuch der Geoynosie,
t. I, p. G2-G4, 73-7C y 2 9 8 ) , c o n t r a e s t a e n o r m e d i s t a n c i a e n t r e e l i n t e r i o r
líq u id o del g lo b o y lo s cráteres d e los v o lc a n e s activ o s.

( 1 9 ) P á g . 3 8 3 . — L a p r e s e n c i a d e l a p l a t a e n el a g u a de m a r , d e s c u ­
b ie rta p o r M a l a g u t i y c o n f i r m a d a p o r F i e l d , e s u n e j e m p l o d e l o s c a m b i o s
a p r e c i a b l e s d e c o m p o s i c i o n q u e se o p e r a n e n la N a t u r a l e z a p o r p e q u e ñ í s i -
m a s a c u m u l a c i o n e s g r a d u a l e s . A p e s a r d e la i n m e n s a e s t e n s i o n d e l O c é a ­
n o y la i n s i g n i f i c a n t e s u p e r f i c ie d e l o s b u q u e s q u e l e a t r a v i e s a n , s e h a
p o d i d o r e c i e n t e m e n t e r e c o n o c e r p o r e l d e p ó s i t o q u e s e p r o d u c e e n el c o ­
b r e d e e s t o s b u q u e s , l a p a r te de p l a t a c o n t e n i d a e n e l a g u a de m a r .

( 2 0 ) P a g . 3 8 3 . — B u n s e n , über die chemischen Prozesse der vulkanischen


Gesteinsbildungen, e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f , t. L X X X I I I , p . 242
y 246.

( 2 1 ) P á g . 3 8 3 . — Memorias de la Academia de Ciencias, t. X L I I I , 1 8 5 6 r


p. 3 6 6 y 6 8 9 . E l p r i m e r a n á l i s i s e x a c t o d e l g a s q u e s e e s c a p a c o n ru id o
d e l a g r a n s o l f a t a r a d e P o z z u o l i , r e c o g i d o c o n g r a n d i f i c u lt a d p o r S a i n t -
C la ire D e v i l l e , h a d a d o 2 í , 5 d e á c i d o s u l f u r o s o , 1 4 ,5 de o x í g e n o , y 6 1 , 4
de ázoe.

(22) P á g . 3 8 3 — Cosmos, t. I V , p . 18 7 .

( 2 3 ) P á g . 3 8 4 . — B o u s s i n g a u l t , Economía ru ra l, 1 8 5 1 , t. I V , p. 7 2 4 - 7 2 6 *
«L a p e r m a n e n c i a de l a s t e m p e s t a d e s e n e l s e n o d e l a a t m ó s f e r a ( b a j o l o s
t r ó p i c o s ) e s u n h e c h o c a p i t a l , p o r q u e s e r efier e á u n a d e la s c u e s t i o n e s
m a s i m p o r t a n t e s d e la f í s i c a d e l g l o b o : la d e la f i j a c i ó n d el á zo e del aire
e n l o s s e r e s o r g á n i c o s . S i e m p r e q u e u n a s é r i e d e c h i s p a s e lé c t r i c a s p a s a
por el a i r e h ú m e d o , h a y p r o d u c c i ó n y c o m b i n a c i ó n d e á c id o n í t r ic o y
a m o n ia c o . E l n itrato de a m o n ia c o a c o m p a ñ a constantem ente, al a g u a d e
las llu v ia s to r m e n to sa s, y c o m o , por s u n a t u r a l e z a , n o p o d r i a m a n t e ­
n e r s e e n e l e s t a d o de v a p o r , s e ñ á l a s e e n e l a ir e c a r b o n a t o a m o n i a c a l , y
e l a m o n i a c o d e l n itr a to e s l a n z a d o á l a T i e r r a p o r la l l u v i a . A s í , e n d e f i ­
n itiv a , e l r a y o , a c ció n e lé ctr ica , prepara el g a s á z o e de la a tm ó sfe r a p a r a
asim ila rlo á lo s séres o r g á n ic o s . E n la zo n a e q u in o c c ia l, d u r a n te to d o e l
a ñ o , t o d o s l o s d i a s , p r o b a b l e m e n t e a u n e n t o d o s l o s i n s t a n t e s , se p r o d u ­
c e n e n e l aire c o n t i n u a s d e s c a r g a s e l é c t r i c a s . U n o b s e r v a d o r c o l o c a d o e n
e l E c u a d o r , si e s t u v i e r a d o t a d o d e ó r g a n o s b a s t a n t e s e n s i b l e s , o ir ia a l lí
c o n t i n u a m e n t e e l r u i d o d e l t r u e n o .» P e r o l a s a l a m o n i a c a , c o m o l a s a l
c o m ú n ó c lo r u r o de s o d i o , s e h a l l a a l g u n a s v e c e s e n l a s c o r r i e n t e s m i s -
t o x o iy . 37
m a s de l a v a , c o m o producto d e la s su b lim a c io n e s de lo s v o lc a n e s ; así
a c o n t e c e en el H e c la , el V e s u b i o y el E t n a , en la cord illera v o lc á n ic a
d e G u a te m a la ( v o l c a n de Iz a lco ), y so b re to d o en A s i a , e n la c o rd illera
del T h ian -sch an . H a y a ñ o s en q u e lo s h a b ita n te s d e la c o m a rc a c o m ­
p r e n d i d a e n t r e K u t s c h e , T u r f a n y H a m i , p a g a n su t r ib u t o al em p era d o r
d e l a C h i n a e n s a l a m o n i a c a ( e n c h i n o nao-scha, e n p e r s a muschaden), q u e
e s o b j e t o i m p o r t a n t e d e l c o m e r c i o e s t e r i o r (A sia central, t. I I , p . 3 3 , 3 S ,
4 5 y 428).

( 2 4 ) P á g . 3 8 4 .— Viajes de Boussingault, 1 8 4 9 , p . 7 8 .

( 2 5 ) P á g . 3 8 4 . — Cosmos, t. I, p. 2 5 9 .

(2 6 ) P á g . 3 8 5 .— R o z e t, M em oria sob re lo s v o lc a n e s d e A u v e r n i a , en
l a s Memorias de la Sociedad geológica de Francia, 2 . a s e r i e , 1 . 1 , p . 6 4 y 1 2 0 ­
4 3 0 : « L o s b a s a l t o s ( c o m o l o s t r a q u i t o s ) , h a n h o r a d a d o e l g n e i s , el g r a n i ­
t o , e l t e r r e n o h u l l e r o , e l t e r c ia r i o , y l o s m a s a n t i g u o s d e p ó s i t o s d i l u v i a ­
n o s. Y a u n se v e q u e los b a sa lto s recubren frecu en tem en te m asas de g u i ­
ja r r o s a rrolla d os b a s á ltic o s , y q u e h a n salido de in fin id a d de aberturas
d e l a s q u e a l g u n a s t o d a v í a s e r e c o n o c e n p e r f e c t a m e n t e (?). M u c h o s p r e ­
s e n t a n c o n o s d e e s c o r i a s m a s ó m e n o s c o n s i d e r a b l e s , p e r o n o se h a l l a n
j a m á s a l lí c r á te r e s s e m e j a n t e s á l o s q u e p r o d u c e n c o r r i e n t e s d e lava...» ?

(27) P á g . 3 8 5 .— C om o lo s trozos g r a n ític o s e n v u e lto s en el traquito


d e l J o r u l l o . Cosmos, t. I V , p. 2 7 2 .)

(28) P á g . 3 8 5 .— A s í su ce d e en el E i f e l , se g ú n el im portante te stim o ­


n i o d e D e c h e n , ( v é a s e Cosmos, t . I V , p . 2 1 3 . )

(2 9 ) P á g . 3 8 6 .— E l R io d e G u a illa b a m b a d e se m b o c a e n el R io de las
E sm e r a ld a s. L a a ld e a d e G u a i ll a b a m b a , c er ca d e la c u a l h e h a lla d o b a ­
s a lto s a isla d o s, q u e c o n tie n e n o l i v i n a , e stá situ a d a á 6 ,4 8 0 pies sobre el
n i v e l d e l m a r . E n el v a l l e r e i n a u n c a l o r i n s o p o r t a b l e , a u n q u e e s m a y o r
e n e l Valle de Chota, e n t r e T o r s a y l a V illa de Ib a r ra , c u y o te r r e n o b a j a
h asta no q u ed arse m as q u e á 4 ,9 6 2 pies de a ltu r a , asem eján d ose m as
b ie n á una q u ieb ra q u e á un v a lle , en a te n c ió n á su profu n d id ad q u e es
d e 4 ,5 0 0 p ies, por 9 ,0 0 0 ú n ica m en te de a n ch u ra .
H u m b o l d t , Coleccion de Observaciones astronómicas, t. I, p . 30V ). L a
e ru p c ió n de d e s p o j o s q u e l l e v a e l n o m b r e de Volcan de Ansango, e n l a
p e n d i e n t e d e l A n t i s a n a , n o p e r t e n e c e d e n i n g ú n m o d o á la f o r m a c i o n b a ­
s á ltic a ; es m a s b ie n un traquito q u e tien e o lig o c la se y q u e se parece
a l b a s a l t o . ( V é a s e t o c a n t e a l a n t a g o n i s m o d e l o s b a s a l t o s ¡y d e l o s tr a ­
q u i t o s , m i Ensayo sobre el yacimiento de las Rocas, 1 8 2 3 , p . 3 2 7 - 3 3 6 ,
358 y 350.

( 3 0 ) P á g . 3 8 8 . —- W i s s e , Esploracion del volcan de Sangay, e n l a s Mem. de


la Academia de Ciencias, i. 3 6 , 1 8 5 3 , p . 721. W isse ha lle g a d o hasta u n
apunto s i t u a d o á 900 pies de la c u m b r e c u y o diám etro no m ide m e ­
nos de 456 p ies. L o s fr a g m e n to s e r u p tiv o s d e traquito q u e reco g ió
en la p e n d ien te superior d e l cono están form ad os , se g u u B o u ssin ­
gau lt , de u n a su stan cia negra, sem ejan te á el p estein , en la cual
están em b u tid os fra g m en to s' de feld esp a to , q u izá de feld esp a to v i­
tr eo . U n f e n ó m e n o n o t a b le , y q u e parece ú n ic o h a sta h o y en las e r u p ­
c io n e s v o lc á n ic a s , es el d e q u e p e q u eñ o s fr a g m e n to s de cu arzo pu ro,
d e a r is t a s a g u d a s , h a n s i d o a r r o j a d o s a l m i s m o t i e m p o q u e l o s g r a n d e s
trozos de tra q u itos n e g r o s. V e o en u n a carta de m i a m ig o B o u s s in g a u lt,
de enero de 1 8 S 1 , q u e el v o lú m e n de estos fragm entos no esced e de c u a ­
tro c e n tím e tr o s c ú b ico s. N o h a y cuarzo e n la m a sa traquítica. T o d o s lo s
t r a q u i t o s v o l c á n i c o s q u e h e e x a m i n a d o e n l a s C o r d i l le r a s d e la A m é r i c a
m e r i d i o n a l ó d e M é j i c o , y a u n l o s p ó r firo s t r a q u í t i c o s e n l o s c u a l e s s e
e n c u e n t r a n l o s r ic o s f i l o n e s d e p l a t a de Real del Monte, d e M o r a n y d e R e ­
g l a , al N . d e la alta m e se ta de M é jic o , está n c o m p le ta m e n te d e sp r o v isto s
d e c u a r z o . A p e s a r d e e s t e a n t a g o n i s m o a p a r e n t e e n t r e e l c u a r z o y e l tr a ­
q u i t o e n l o s v o l c a n e s e n a c t i v i d a d , n o d e b o á n e g a r el o r i g e n v o l c á n i c o
d e l o s t r a q u i t o s y d e l o s p ó r f ir o s m o l a r e s q u e B e u d a n t s e ñ a l ó antes que
n a d i e ; p e r o l a m a n e r a q u e h a n t e n i d o e s t a s r o c a s d e r o m p e r á t r a v é s de
l a s fisu r a s n o o f r e c e s e g u r a m e n t e n i n g u n a r e l a c i ó n c o n la c o m p o s i c i o n
d e la s e m i n e n c i a s t r a q u í t i c a s e n f o r m a de c o n o s ó d e c ú p u l a s .

( 3 1 ) P á g . 3 8 8 . — Cosmos, t. I V , p . 2 0 7 .

( 3 2 ) P á g . 3 8 9 .— E l a str ó n o m o de O lm u tz , S c h m i d t , h a h ech o, con


m e d i d a s d e a l t u r a , á n g u l o s d e i n c l i n a c i ó n y c o r t e s v e r t i c a l e s , u n tr a b ajo
s o b r e e l V e s u b i o , l a S o l f a t a r a , e l M o n t e N u o v o , l o s Astroni, R o c c a M o n -
fina y lo s a n t ig u o s v o lc a n e s de io s E sta d o s r o m a n o s , c u y o in d ic io e x is te
en l o s lago Bracciano y d i Bolsena, t r a b a jo q u e e s e l m a s c o m p l e t o q u e
p o s e e m o s e n e s t e g é n e r o d e c o m a r c a s v o l c á n i c a s . ( V é a s e die E ruption des
Vesuvs im M ai 1 8 5 5 , y e n e l A t l a s , l a s t a b l a s III, IV y I X ) .

(3 3 ) P á g . 3 8 9 .— A m ed id a q u e, d esd e M ayer h asta L o h r m a n n , M ád-


l e r y S c h m i d t , s e h a c o n o c i d o m e j o r l a c o n f i g u r a c i ó n de l a s u p e r f i c ie
lu n a r, la co n fia n za en las g r a n d e s a n a lo g ía s q u e se su p o n ia n en tre las
a n d a m ia d a s v o lc á n ic a s d e la T ierra y las de la L u n a ha id o m a s bien
d is m in u y e n d o qu e a u m e n t a n d o . E ste resu lta d o d e p e n d e m e n o s de las
rela cio n es de d im e n sió n y a g r u p am ien to de g r a n n ú m ero de m u ros c ircu ­
la re s c o m p ro b a d o d e sd e el p r in c ip io , q u e d e la n a tu ra le za de las estrias
y siste m a s d e irr a d ia c io n es q u e no p r o d u cen so m b r a , y tie n e n m a s d e
c ie n m illas de lo n g itu d y d e m e d ia á cuatro m illa s de a n c h u ra , c o m o en
T i c o , C o p é r n i c o , K e p l e r o y A r i s t a r c o . In te r e s a o b s e r v a r q u e y a G a li l e o ,
e n s u c a r t a al P a d r e G r i e n b e r g e r , sulla montuositá della L u na, c r e ia p o d e r
c o m p a r a r l a s m o n t a ñ a s c ir c u l a r e s d e l a L u n a , c u y o d iám etro ju z g a b a
m a y o r d e lo q u e e s r e a l m e n t e , c o n e l m u r o m o n t a ñ o s o q u e r o d e a por
t o d a s p a r t e s l a B o h e m i a , y q u e e l i n g e n i o s o H o o k e a t r i b u y e , e n s u Mi-
orografía, e l tip o c i r c u l a r q u e d o m i n a c a s i p o r t o d a s p a r t e s e n l a L u n a , á
la a cción d e l interio r contra el esterior. En lo q u e co n ciern e á las
m o n t a ñ a s c ir c u l a r e s d e la L una, me h e interesad o v iv a m e n te en es­
t o s ú l t i m o s t i e m p o s , e n ,las r e l a c i o n e s d e a l t u r a entre la s m untañas
c en trales y los m uros f o r ti f i c a d o s ó bordes de los c r á te r e s, c o m o e n
l a e x i s t e n c i a de cráteres parásitos en las m ism as fo rtifica c io n e s. P o r
co n secu en cia de gran núm ero de o b serv a cio n es e x a c t a s , S chm idt,
actualm en te ocupado en con tin u ar y en com p letar la to p o g r a fía de
la L un a em p ezad a por L o h r m a n n , d ecla ra q u e n i una sola m o n ta ñ a
central a lcan za la altura de los bordes de su cráter, y que pro­
b a b l e m e n t e la c u m b r e d e e s t a s m o n t a ñ a s e s s e n s i b l e m e n t e i n f e r i o r á l a
p a r te d e l a s u p e r f i c ie l u n a r d e d o n d e e l c r á t e r h a s a l i d o . E l c o n o d e e s ­
c o r i a s q u e se e l e v ó e n el c r á te r d e l V e s u b i o el 2 2 d e o c t u b r e d e 1 8 2 2 , y
q u e se percib e d e sd e N á p o le s, pa sa 2 8 p ie s , s e g ú n las m e d id a s trig o n o ­
m é t r i c a s de. B r i o s c h i , l a P u n ta del P a lo , p u n t o cu lm in a n te del b o rd e se ­
te n trio n a l d el cráter, q u e está á 618 toesa s sob re el n iv e l del m ar. A l c o n ­
tr a r i o e n l a L u n a , g r a n n ú m e r o d e m o n t a ñ a s c e n t r a l e s , m e d i d a s p o r M á d l e r
,y S c h m id t, s ó n d e m e n o s de 1 ,0 0 0 to e sa s en el borde m e d io del m uro, y -
d e 1 0 0 e n l o q u e s e p u e d e m ir a r a p r o x i m a d a m e n t e c o m o n i v e l m e d i o d e l
s u e l o e n e s t a p a r t e d e la L u n a ( v é a s e M á d l e r , e n e l Jahrbuch d e S c h u -
m acher de 1841, p. 2 7 2 y 2 7 4 , y S c h m i d t , der Mond , 1 8 5 6 , p . 62).
O rd in a ria m e n te la s m o n t a ñ a s de la L u n a ó las m asas de m ontañ as
tien en v a r ia s cum bres, co m o se v é e n T e ó filo , P e t a v io y B u llia ld . C o -
p é r n ic o e n c ie rr a se is m o n ta ñ a s cen trales; el A lfo n s so lo p r e se n ta un p ico
central p r o p ia m e n te d i c h o , q u e term in a en pu nta a g u d a . E sta d isp o si­
c i ó n r e c u e r d a l o s Astroni d e l o s c a m p o s F l e g r á n e o s , c u y a s m a s a s c e n t r a ­
le s o frecía n co n r a z ó n , á lo s o jo s d e B u c h , c o n sid e r a b le im p o r ta n c ia . « E s­
t a s m a sa s , d ice, n o h a n tenido eru p c ió n , c o m o ta m p o c o las m o n ta ñ a s
situ a d a s en m e d io d é l o s circos de la L u n a . N o h a e x is tid o ja m á s re la c ió n
p e r m a n e n t e e n tre el esterior y el in terio r, y no h a y por c o n sig u ie n te
v o l c a n e s . L o q u e s e v é e n la L u n a e s m a s b i e n e l t ip o d e l a s g r a n d e s ,
c ú p u la s tra q u ítica s cerradas en la c u m b r e , q u e en tan gran núm ero
están r e p a r t i d a s po r la s u p e r f i c ie de la T ier ra ; tales c o m o P uy-de-
D ó m e y el C h im b o ra zo » ( P o g g e n d o r f f ' s A n n a le n , t. X X X V l l , 1 8 3 6 ,
p . 1 8 3 ) . L a c i r c u n v a l a c i ó n d e i o s Astroni t i e n e la f o r m a d e u n a e l i p s e
cerrada y n ^ s e e le v a n u n c a á m a s d e 130 toesas sob re el n iv e l del mar.
L a s c u m b r e s s i t u a d a s e n e l c e n t r o s o n 1 0 3 t o e s a s i n f e r i o r e s al m í n i m u m
d e l m u ro q u e g u a r n e c e lo s cráteres d e l S . 0 . E sta s c ú p u la s fo r m a n d o s
h i l e r a s p a r a l e l a s c u b i e r t a s d e e s p e s o s m a t o r r a l e s ( v é a s e S c h m i d t , Erup-
cion de los Vesubios, p. 1 4 7 , y der Mond, p. 7 0 y 1 0 3 ) . S e d e b e c o n t a r e n ­
tr e l o s m a s n o t a b l e s o b j e t o s q u e p r e s e n t a la s u p e r f i c ie d e la L u n a , l a
m o n t a ñ a c i r c u l a r l l a m a d a P e t a v i o , e n la q u e t o d o e l s u e l o i n t e r i o r d e l
cr á te r s e h a l l a r e d o n d e a d o e n f o r m a d e c ú p u l a ó d e v e j i g a , lo q u e n o i m ­
pide q u e e sté c o ro n a d o por u n a m o n t a ñ a cen tra l. La c o n v e x id a d es a q u i
la form a p e r m a n e n te. E n n u estro s v o lc a n e s terrestres, la su perficie d é l o s
cráteres puede e le v a rse de tiem po en tiem p o por la e lasticid ad de los
v a p o r e s s u b t e r r á n e o s c a si á la a l t u r a de l o s b o r d e s d e l cráte r; p e r o e n e l
m o m e n t o q u e l o s v a p o r e s s e h a n a b i e r t o p a s o , l a s u p e r f i c ie se d e s h i n c h a
y descien de. E n nuestro g l o b o , lo s cráteres q u e tie n e n m a y o r es diá­
m e t r o s s o n la Caldeira de Fogo; á l a q u e D e v i l l e asign a el d e 4 ,1 0 0
t o e s a s ( 1 , 0 8 m i l l a s g e o g r á f i c a s ) , y l a Caldeira d e P a l m a , q u e m i d e 3 , 1 0 0
s e g ú n B u c h , m i e n t r a s q u e e n la L u n a , T i c o y T e ó f i l o t i e n e n u n d i á ­
m e t r o de 4 5 , 0 0 0 t o e s a s el p r i m e r o y 5 0 , 0 0 0 e l s e g u n d o , e s d e c i r , 1 1 , 3
y 13 m i l l a s g e o g r á f i c a s r e s p e c t i v a m n e t e . Los cráteres se c u n d a rio s ó
p a r á s i t o s q u e s e a b r e n en e l m u r o d e l g r a n c r á t e r s o n m u y f r e c u e n t e s
en la Luna. El su elo d e e s t o s c r á te r e s s e h a l l a o r d in a r ia m e n te v a ­
c ío , com o s u c e d e e n la g r a n m u r a l la d e r r u i d a d e l M a u r o l i c o . Raras
v e c e s h a y en e llo s u n a p e q u e ñ a m o n t a ñ a cen tral, q u i z á u n c o n o de
e r u p c i ó n , c o m o s e v é e n L o n g o m o n t a n o . En e l p r e c i o s o b o s q u e j o c o n
q u e rep resenta el siste m a de los cráteres del E tn a , m i a m ig o el a str ó n o m o
P ete rs, a c tu a lm e n te en la A m é r ic a d e l N o r t e ,'e n A lb a n y , y q u e m e e n ­
v i ó de F l e n s b u r g e n a g o s t o d e 1 8 5 4 , se r e c o n o c e c l a r a m e n t e e l c rá te r
m a r g in a l p arásito, llam ad o Pozzo d i Fuoco , q u e s e f o r m ó e n e n e r o
■de 1 8 3 3 , e n e l b o r d e E . S . E . , y h a p r o d u c i d o h a s t a 1 8 4 3 m u c h a s e r u p ­
c io n es considerables de lava.

(34) P á g . 3 9 0 . — E n 1 8 2 2 , e n l a s e g u n d a e d i c i ó n d e s u Tratado de M i­
neralogía ( l . I V , p . 5 7 9 ) , H a ü y h a a p l i c a d o p o r p r i m e r a v e z á u n a r o c a
d e A u v e r n i a e l n o m b r e b i e n p o c o c a r a c t e r í s t i c o d e tr a q u ito ( p i e d r a á s ­
p e r a a l t a c t o ) , ta n g e n e r a l m e n t e e m p l e a d o h o y p a r a d e s i g n a r la r o c a p o r
m e d i o d e l a c u a l s e a b r e n p a s o l o s v o l c a n e s . H a ü y s e l i m i t a á d a r la
e t i m o l o g í a d e e s t e n o m b r e y á d e s c r ib ir la r o c a b r e v e m e n t e , s i n m e n ­
c i o n a r l a s d e n o m i n a c i o n e s m a s a n t i g u a s d e granito calentado en sitio,
c o m o l e l l a m a b a D e s m a r e l s , d e t r a p p -p o r f ir o y d e d o m i t a . A n t e s d e 1 8 2 2 ,
sin e m b a r g o , e l n o m b r e d e t r a q u i t o e ra y a c o n o c i d o desd e las e s p i r a ­
c i o n e s d e H a ü y e n el J a r d í n d e P l a n t a s , y se l e h a l l a e n u n a M e m o r i a
de B u ch sob re las islas b a s á ltic a s y lo s cráteres de e le v a c ió n ( 1 8 l 8 ) , en ‘
e l T r a t a d o d e M i n e r a l o g í a d e D a u b u i s s o n ( 1 8 1 9 ) y e n la i m p o r t a n t e o b r a
Viaje á H ungría, d e B e u d a n t . R e s u l t a d e c a r t a s q u e h e r e c i b i d o r e c i e n t e ­
m e n t e d e B e a u m o n t q u e , s e g ú n l a s m e m o r i a s de D e l a f o s s e , h o y m i e m b r o
d e l I n s t i t u t o , en o tr o t i e m p o a y u d a n t e d e H a ü y , l a d e n o m i n a c i o u d e tr a -
•quito se r e m o n t a á l o s a ñ o s 1 8 1 3 y 1 8 1 6 . La p u b l i c i d a d q u e d i o B u c h a l
n o m b r e d e d o m i t a p a r e c e d a t a r s e g ú n e l t e s t i m o n i o d e E w a l d , d e 180ÍX
E s t e n o m b r e e s t á m e n c i o n a d o por p r i m e r a v e z e n l a 3 . a c a r t a á C a r s t e n
(Geognostiche Beóbachtungen a u f Reisen durch Deulschland und Ita lie n , t. II,
1 S 0 9 , p . 2 4 4 ) , e n l a c u a l s e le e : « E l p ó r fir o d e l P u y - d e - D ó m e e s u n a -
r o c a p a r t i c u la r a u n i n n o m i n a d a , f o r m a d a d e c r i s t a l e s de f e l d e s p a t o q u e
brilla n c o m o e l v id r io , de anfibol y p e q u e ñ a s h o ja s de m ica n e g r a . E n
l a s q u i e b r a s d e e st a r o c a , q u e l l a m o p r o v i s i o n a l m e n t e d o m i t a , s e e n ­
c u e n tr a n p r e c io sa s drusas c u y a s pared es están cub ierta s de crista les de
m ic a fe r r u g in o s a . E n to d a la esten sio n d e l P u y , lo s c o n o s de d o m ita
‘ a l t e r n a n c o n l o s c o n o s de e s c o r i a s . » E l s e g u n d o t o m o d e l o s Viajes, q u e
c o n t i e n d a s c a r ta s d e A u v e r n i a , s e i m p r i m i ó e n 1 8 0 6 , a u n q u e n o a p a r e ­
c ió h a s t a 1 8 0 9 ; e n 1 8 0 9 , p o r c o n s i g u i e n t e , a p a r e c e el nom bre de d o-
m ita p u b licad o por prim era vez. Es de notar q u e cuatro años mas
t a r d e , e n l a M e m o r i a d e B u c h s o b r e e l tr a p p -p ó rfir o , n o s e t r a ta y a
d e d o m i t a . H e c i t a d o e n e l t e x t o u n p e r fil d e l a s C o r d i l le r a s q u e a c o m ­
p a ñ a á m i D iario de V ia j e ( j u lio d e 1 8 0 2 ), q u e se e stie n d e d e sd e lo s 4°
de la titu d b o rea l h a sta lo s 4 o d e la titu d a u s tr a l, y q u e l le v a por título
A finidad entre el fuego volcánico y los por/iros; h a q u e r i d o recordar q u e
e s t e p e r f il, q u e r e p r e s e n t a l a s tr es d i v i s i o n e s d e l o s g r u p o s v o l c á n i c o s d e
P o p a y a n , d e l o s P a s t o s y d e Q u i t o , c o m o l a e r u p c i ó n d e l tr a p p - p ó r f ir o
e n e l g r a n i t o y e l e s q u i s t o m i c á c e o d e l Páram o de Assuay , e n el g r a n c a ­
m i n o de C a d lu d , á la a l t u r a de 1 4 , 5 6 8 p i e s , h a s i d o la c a u s a d e q u e B u c h
m e atrib u yera c o n g r a n b e n e v o le n c ia e l d e sc u b r im ie n to « de q u e to d o s
lo s v o lc a n e s de la cord illera de lo s A n d e s tien en su a sie n to en un pó rfi­
ro q u e c o m p o n e u n a e sp e c ie d e r o ca d istin ta , p e r te n e c ie n te e s e n c ia lm e n -
. t e á l a s f o r m a c i o n e s v o l c á n i c a s » ( Abhandlungen der Akademie der Wissens-
chaften z u Berlin, f ü r 1 8 1 2 y 1 8 1 3 , p . 1 3 1 , 1 o I y 1 5 3 ) . He po d id o c o n ­
trib uir m a s q u e n a d i e á g e n e r a l i z a r e l c o n o c i m i e n t o d e e s t e f e n ó m e n o ;
pero N o se, c u y o s se r v ic io s se h an d e sc o n o c id o por tanto tiem p o, h a b ia
d e s c r i t o d e s d e 1 7 8 9 , en s u s c a r t a s o r o g r á f i c a s , l a r o c a v o l c á n i c a d e S i e -
b en geb irge c o m o e s p e c i e d e p ó r firo p a r t i c u l a r á la c o m a r c a d e l R i n ,
m uy p a r e c i d o a l b a s a lt o y a l e s q u i s t o p o r f í r i c o . » D i c e N o s e q u e esta
c o m b i n a c i ó n s e c a r a c t e r i z a s o b r e t o d o p o r el f e l d e s p a t o , q u e p r o p o n e
l l a m a r s a n i d i n a , y q u e p e r t e n e c e , s e g ú n e l t i e m p o d e su f o r m a c i o n , á l a s
c a p a s e s t r a t i f i c a d a s m e d i a s (Niederrheinische Reise, 1 . a p a r t e , p . 2 6 , 28
y 4 7 ; 2 . a p a r l e , p . 4 2 8 ) . B u c h a f ir m a q u e N o s e h a b i a d e c l a r a d o e s t a f o r ­
m a c i o n d e p ó r firo , d e n o m i n á n d o l a c o n p o c o a c i e r t o porfiro granítico,
anterio r, c o m o lo s b a sa lto s, á lo s e slr a to s m a s r ec ien tes; creo q u e e sto
es u n e r r o r d e s u p a r t e . E l g r a n g e o g n o s t a , a r r e b a t a d o b i e n p r o n t o á l a
c ie n c ia , h a b ia d ic h o q u e tod a esta roca d e b ió d e sig n a r se con un n o m b re
q u e i n d i c a r a ’s u a n a l o g í a c o n l o s f e l d e s p a t o s v i t r e o s , c o n e l n o m b r e , p o r
ejem plo, d e p ó r f i r o - s a n i d i n a , si n o l l e v a r a y a e l d e trap p -p órfir o ( A 6 -
handlungen der Berl. Akademie f ü r 1 8 1 2 - 1 8 1 3 , p . 1 3 4 ) . La h i s t o r i a d o la
n o m en cla tu ra sistem ática de u n a c ie n c ia no d e ja d e te ner i m p o r t a n c i a ,
e n e l s e n t i d o d e q u e r efleja la s é r i e d e l a s o p i n i o n e s r e i n a n t e s .

( 3 5 ) P á g . 3 9 0 . — H u m b o l d t , Cosmos, t. I, p r e f a c i o , p. V I I .

( 3 6 ) P a g . 3 9 1 . — B u c h , e n P o g g e n d o r f f - s Annalen, t. X X X V I I , 1 8 3 6 ,
p. 188 y 190.

( 3 7 ) P a g . 3 9 1 . — R o s e , e n G il b e r t 's Annalen, t. L X X I 1 I , 1 8 2 3 , p . 1 7 3 ,
y Anales de Química y de Física, t. X X I V , 1 8 2 3 , p . 1 6 . E l p r i m e r o q u e h a
presen tad o al o lig o c la se c o m o n u e v a esp e c ie de m in e r a le s , es B reith au p t
( P o g g e n d o r f f ' s A m á le n t. V I I I , 1 8 2 6 , p . 2 3 8 ) . S e h a c r e í d o r e c o n o c e r
m a s tarde q u e el o lig o c la s e es id é n tic o d c ie r t o m i n e r a l o b s e r v a d o p o r
B e r z e l i u s e n u n íilo ti d e g r a n i t o q u e h a h o r a d a d o e l g n e i s c e r c a d e S t o -
c o l m o , y q u e l l a m ó Natron-Spodumen, e n r a z ó n d e s u c o m p o s i c i o n q u í ­
m i c a . V é a s e e n P o g g e n d o r f f ' s Annalen, t. I X , 1 7 2 7 , p . 2 8 1 .

(3 8 ) P a g . 3 9 2 . — V é a s e sob re e l gran ito d el R e is e n g e b ir g e , R o s e , en


P o g g e n d o r f f ' s Annalen, t. L V I , 1 8 4 2 , p . 6 1 7 . B e r z e l i u s n o h a b i a h a l l a d o
o l i g o c l a s e , su Natron-Spodumen, m a s q u e e n u n filó n d e g r a n i t o . E n e l
t r a b a j o q u e a c a b a m o s d e c it a r p r e s e n t a p o r p r i m e r a v e z e s t a s u s t a n c i a
c o m o u n o de lo s e le m e n to s de la m a sa m is m a d e l g r a n ito . E n esta M e ­
m o r i a , R o s e h a d e t e r m i n a d o e l o l i g o c l a s e s e g ú n su p e s o e s p e c í f i c o , s e g ú n
la c a n tid a d de cal q u e c o n t ie n e , y q u e e s m a y o r q u e e n la a lb ita , y su
sen sib ilid a d m a y o r ta m b ié n q u e la de esta su sta n cia . E l m is m o e n s a y o
p o r el q u e e n c o n t r ó e l p e s o e s p e c í f i c o i g u a l á 2 , 6 8 2 , h a s i d o t a m b i é n a n a ­
l i z a d o p o r R a m m e l s b e r g . V é a s e Handworterbuch der Mineralogie, S upplem .,
p . 1 0 4 , y R o s e , über die zu r Granitgruppe gehorenden Gebirgsarten, e n l a
Zeitschriftder deutschen geolog. Gesellschaft, t. I, 1 4 4 9 , p , 3 6 4 .

( 3 9 ) P a g . 3 9 2 . — P o g g e n d o r f f ‘s A nnalen, t. L X V 1 , 1 8 4 5 , p . 1 0 9 .

( 4 0 ) P a g . 3 9 2 . — R o z e t , sobre los Volcanes de la A uvernia, e n l a s Memo­


rias de la Sociedad geológica de F rancia, 2 a s é r i e . 1 .a p a r t e , 1 8 4 4 , p . 6 9 .

(4 1 ) P á g . 3 9 2 .— L o s f r a g m e n t o s de le u c ito fir o , q u e lie r e c o g id o en el


M o n t e - N u o v o , h a n s i d o d e s c r i t o s p o r R o s e , e n l o s Geognostische Beobach­
tungen d e H o f f m a n n ( 1 8 3 9 , p . 2 1 9 ) . S o b r e l o s t r a q u i t o s d e l M o n t e di
P r o c i d a , e n la i s l a d e l m i s m o n o m b r e , y d e l a r o c a d e S a n M a r t í n o ,
v é a s e R o t h , Monografía de los Vesubios, 1 8 5 7 , p . 5 1 9 - 5 2 2 , t a b . 8 . a E l t r a ­
q u ito de l a isla d e Is c h ia c o n tie n e , en e l A r s o ó corr ie n te d e la v a s d e
C r e m a t a q u e da ta d e l a ñ o 1 3 7 1 , f e l d e s p a t o v i t r e o , m i c a o s c u r a , a u g i t a
v e r d e , liie rr o m a g n é t i c o y o l i v i n a (Idem , p . 5 2 8 ) ; n o c o n t i e n e l e u c i t a .

(42) P á g . 3 9 3 .— L a s rela cio n es g e o g n ó s t ic a s y topográficas del S ie ­


b e n g e b i r g e de B o n n h a n s i d o g e n e r a l i z a d o s c o n g r a n s a g a c i d a d y e x a c t i ­
tud por m i a m ig o D e c h e n , D irector d e M in a s, en la C o le cc io n t it u la d a
Verhandlungen des naturhistorischen Vereins derpreuss. Rhcinlande und West-
phalens, 1 8 5 2 , p . 2 8 9 - 5 6 7 . T o d o s l o s a n á l i s i s q u í m i c o s d e l o s t r a q u i t o s
del S ie b e n g e b ir g e , q u e h a n ap arecid o*h asta el p resente se h a n rep rod u ­
c i d o a l l í (p. 3 2 3 - 3 5 6 ) , h a c i é n d o s e e n d i c h a o b r a m e n c i ó n t a m b i é n d e l o s
tr a q u ito s del D r a ch en fels y del R o t t c h e n , c u y a m a sa p r in c ip a l c o n t ie n e ,
a d e m a s d e g r a n d e s c r i s t a l e s d e s a n i d i n a ó f e ld e s p a t o v i t r e o , m u c h a s p a r ­
tícu las c rista lin a s d istin ta s. El docto r B o t h e e x a m in ó q u ím ic a m e n t e estas
p a r te s, e n el la b o ra to rio de M itsch erlich , r e c o n o c ié n d o la s por o lig o c la s e
c o m p le ta m e n te ig u a l al de D a n w ik s z o ll, cerca de S t o c k o lm o , c itad o p or
B e r z e l i u s ( v é a s e D e c h e n , ídem ., p . 3 4 0 - 3 4 6 ) . L a W o l k e n b u r g y e l S t e n -
zelberg no tien en fe ld esp a to vitreo , y pertenecen n o á la s e g u n d a ,
s i n o á l a t e r c e r a d i v i s i ó n . P r e s e n t a n l o q u e p u e d e l l a m a r s e r o c a del T o ­
l u c a . E l c a p í t u l o q u e trata d e l a d e s c r i p c i ó n g e o g n ó s t i c a del S ie b e n g e -
b ir g e , y de la e d a d r ela tiv a de los c o n g lo m e r a d o s tr aq u íticos y b a sá lti­
c o s (p . 4 0 5 - 4 6 1 ) o f r e c e m u c h o s p u n t o s d e v i s t a n u e v o s . « i lo s f i l o n e s d e
traq u ito q u e se m u estran m a s raram ente en lo s c o n g lo m e r a d o s traq u íti­
c o s , y q u e p ru eb a n q u e la fo r m a c io n d e l traquito h a c o n tin u a d o a un d e s ­
p u es d el d ep ó sito de d ic h o s c o n g lo m e r a d o s (p. 413) se a so cia n a b u n d a n ­
t e s f i l o n e s d e b a s a lt o (p. 1 1 6 ) . S e g u r o e s q u e l a f o r m a c i o n b a s á l t i c a a l ­
canza una época m as r e c i e n t e q u e la t r a q u í t i c a , y l a m a s a p r in cip a l
d e l b a s a l t o e s a q u í m a s m o d e r n a q u e e l t r a q u i t o . P o r o tr o l a d o , s o l o u n a
p a r t e d e l b a s a l t o (p . 2 2 3 ) e s m a s r e c i e n t e q u e l a g r a n m a s a d e h u l l a . L a s
d o s f o r m a c i o n e s , b a s a l t o y h u l l a , t i e n e n l u g a r e n el S i e b e n g e b i r g e , d e la
m ism a m a n e r a q u e en tantos otros p u n to s , y d eb en c o n sid era rse en su
c o n ju n to c o m o c o n te m p o r á n e o s .» A llí d o n d e p e q u e ñ ís im o s c rista les de
c u a r z o se p r e se n ta n r a r a m e n te en l o s tr a q u ito s d e l S ie b e n g e b i r g e , y s e ­
g ú n Noegerrath y B is c h o f , e n el D ra ch en fels y e n e l v a lle de R h ó n d o rf,
l l e n a n l a s c a v i d a d e s y p a r e c e n d e f o r m a c i o n m a s r e c i e n t e ( p . 61 y 3 7 0 ) ;
p u d ie n d o h a b e r se p r o d u cid o por la d e sc o m p o sic ió n del feld esp ato v itre o
ó sa n id in a . H e v isto una so la v e z , a sc e n d ie n d o al C h im b o ra zo , á 1 6 ,0 0 0
p ié s de altura, i g u a l e s se d im e n to s de c u a r zo , a u n q u e m u y d e lg a d o s , d e ­
p o s i t a d o s e n l a s p a r e d e s de l a s c a v i d a d e s d e a l g u n a s m a s a s t r a q u í t i c a s
d e c o l o r d e l a d r i l l o y m u y p o d e r o s a s ( H u m b o l d t , Yacimiento de las rocas,
1 8 2 3 , p. 33 6 ). E sto s fr a g m e n to s , de q u e h e h a b la d o v a r ia s v e c e s en m i
D i a r i o de v i a j e , f a l t a n e n l a s c o l e c c i o n e s d e B e r l i n . L a a l t e r a c i ó n dei
o l i g o c l a s e ó d e l a m i s m a p a s t a d e la r o c a p u e d e d a r s e m e j a n t e s s e ñ a l e s
d e sílice lib re. A l g u n o s p u n to s d e l S i e b e n g e b ir g e m e recen a u n u n n u e v o
y a s i d u o e x á m e n . La c u m b r e m a s e l e v a d a , l a L ó w e n b u r g , q u e s e c it a
• c o m o d e b a s a l t o , p a r e c e s e r , s e g ú n e l a n á l i s i s d e B i s c h o f y d e K je r u lf ,
u n a r o c a d o l e r í t i c a . ( D e c h e n , p. 3 8 3 , 3 8 6 y 3 9 3 ) . L a r o c a d e la p e q u e ñ a
R o s e n a u q u e se h a lla m a d o a l g u n a s v e c e s s a n id o fir a , p e r t e n e c e , s e g ú n
R ose, á la p r i m e r a d i v i s i ó n d e s u s t r a q u i t o s , y se a p r o x i m a m u c h o á
■ciertos t r a q u i t o s d e l a s i s l a s P o n z a . S e g ú n A b i c h , c u y a s o b s e r v a c i o n e s
d e s g r a c i a d a m e n t e n o se h a n p u b l i c a d o a u n , e l t r a q u i t o d e l D r a c h e n f e l s ,
•que c o n t i e n e g r a n d e s c r i s t a l e s d e f e l d e s p a t o v i t r e o , o f r e c e la m a y o r a n a -
l o g i a c o n el d e l D s y n d s e r l y - d a g h , d e 8 , 0 0 0 p i e s d e a l l u r a , s i t u a d o al Tí.
d e l g r a n A r a r a t , e n m e d i o de u n a f o r m a c i o n d e n u m u l i t a s s u p e r p u e s t a á
ca p a s d e v o n i a n a s .

( 4 3 ) P a g . 3 9 3 . — La c o r t a d i s t a n c i a q u e s e p a r a el c a b o P e r d i c a e n l a
is l a d e E g i n a , l o s c é l e b r e s t r a q u i t o s de r o jo o s c u r o d e la i s l a d e M e t o n a ,
y la s f u e n t e s s u l f u r o s a s d e B r o m o l i m n i h a c e c r e e r q u e e s t o s t r a q u i t o s y
Jos d e l a i s l a C a la u r ia p e r t e n e c e n t a m b i é n á l a t e r c e r a d i v i s i ó n de R o s e
( o l i g o c l a s e m e z c l a d o c o n a n f i b o l y m i c a ) . V é a s e C u r tiu s , Peloponnesos,
•t. II, p . 4 3 9 y 4 4 6 , t a b . X I V .

(4 4 ) P á g . 3 9 3 . — V é a s e el e sc e le tilc m a p a g e o ló g i c o de lo s a lre d e d o r es
d e S c h e m n i t z , d e l C o n s e j e r o d e M i n a s , P e l t k o , 1 8 5 2 , y lo s Abhandiungen
der K. K. geologischen Reichsanstalt, t. II, 1 8 5 5 , 1 . a p a r t e , p. 3.

( 4 5 ) P á g . 3 9 3 . — Cosmos, t. I V , p. 3 5 3 .

( 4 6 ) P á g . 3 9 3 . — L a s c o l u m n a s b a s á lt i c a s d e P i s o j a , c u y a p a r t e f e l d e s -
p á t i c a h a s i d o a n a l i z a d a p o r F r a n c i s ( P o n g g e n d o r f f ' s Annalen, t. L I I ,
1 8 4 1 , p . 4 7 1 ) , s i t u a d a s e n la s l l a n u r a s de A m o l a n g a , c e r c a d e l a s r ib e r a s
■del C a u ca y d e la s a l d e a s d e S a n t a B á r b a r a y d e M a r m a t o , s e c o m p o n e n
d e o lig o c la s e a lg o altera d o , e n g r a n d e s y h e r n io so s cristales , y d e p e ­
q u e ñ o s c r i s t a l e s d e a n f i b o l . P u e d e n c it a r s e , c o m o m u y s e m e j a n t e s á e sta
m e z c l a : e l p ó r f ir o d io r í tico c u a r c i f e r o d e M a r m a t o , q u e r efier e D e g e n -
h a r d l , y c u y a p a r t e f e l d e s p á t i c a se h a l l a m a d o por A b i c h a n d e s i n a ; l a
r o c a s i n c u a r z o d e C u c u r u s a p e , c e r c a d e M a r m a t o , d e la c o l e c c i o n d e
B o u s s i n g a u l t ( S a i n t - C l a i r e D e v i l l e , Estudios de Litologia, p . 2 9 ) ; l a r o c a
q u e h e h a lla d o á 3 m illa s g e o g r á fic a s al E . d el C h im b o ra z o , bajo las rui­
n a s d e l a n t i g u o R i o b a m b a ( H u m b o l d t , Misceláneas de Geología y de Física
general, t . I, p . 1 8 3 ) , y p o r ú l t i m o la r o c a d e l a s m o n t a ñ a s d e l E s t e r e l ,
e n e l d e p a r t a m e n t o d e l V a r ( B e a u m o n t . , Esplicacion,del Mapa geológico de
F rancia, t. I , p . 4 7 3 ) .

( 4 7 ) P á g . 3 9 4 . — M a r c o u , Résumé of a geological reconnaissance from Ihe


Arkensas to California, j u l i o 1 8 5 4 , p . 46; Resumen esplicativo de u n mapa
■geológico de los Estados-Unidos, 1 8 5 5 , p . 1 1 3 , y Bosquejo de una clasificación
de las cadenas de montañas de la América del Norte 1 8 5 5 , p . 2 3 .

•(4 8 ) P á g . 3 9 4 .— D e v ille , q u e h a v isita d o la s islas C anarias a f i n e s


d e 1 8 4 2 , h a r e c o n o c i d o p r i m e r o q u e n a d i e f e ld e s p a t o e n l o s t r a q u i t o s d e
T e n e r i f e , v é a s e su Viaje geológico á las Antillas y á las islas de Tenerife y de-
Fogo ( 1 8 4 8 , p . 14, 7 4 y 1 6 9 ) , y e l Análisis del feldespato de Tenerife, e n la s
Mem. de la Academia de Ciencias, t. 1 9 , 1 S 4 4 , p . 4 6 . « L o s t r a b a jo s d e R o s e
y A b i c h , d i c e e s t e n o t a b l e g e o g n o s t a , h a n c o n t r i b u i d o n o p o c o , b a jo e l
d o b l e p u n t o d e v i s t a c r i s t a l o g r á f i c o y q u í m i c o , á d e r r a m a r l u z s o b r e las-
n u m e r o s a s v a r ie d a d e s de m in e r a le s q u e s e c o m p r e n d ía n bajo la v a g a
d e n o m i n a c i ó n d e f e l d e s p a t o . H e p o d i d o s o m e t e r a l a n á l i s i s c r i s t a l e s aísla-
dos con cuidado, y c u y a d e n s i d a d e n d i v e r s a s m u e s t r a s e r a u n i f o r m e m e n t e
2 , 5 9 3 , 2 , 5 9 4 y 2 , 5 8 6 . E s t a f u e la p r i m e r a v e z q u e e l f e l d e s p a t o o l i g o c l a s e
s e i n d i c ó e n l o s t e r r e n o s v o l c á n i c o s , á e s c e p c i o n q u i z á d e a l g u n a s d e las-
g r a n d e s m a s a s d e la C o r d i l le r a d e l o s A n d e s . N o s e h a b i a s e ñ a l a d o , a l
m e n o s d e u n m o d o c ie r t o , m a s q u e e n l a s r o c a s e r u p t i v a s a n t i g u a s ( p l u -
t ó n i c a s , g r a n i t o s , s i e n i t a s , p ó r f i r o s s i e n í t i c o s , ........); p e r o , e n l o s t r a q u i t o s
del P ic o de T en erife h a d e se m p e ñ a d o un p ap el a n á lo g o al del Labrador
e n las m a s a s d o le rítica s d e l E tn a .» V . tam b ién R a m m e lsb e rg , en la
Zeitschrift der deutschen geologischen Geseilschaft, t. V , 1 8 5 3 , p. 0 9 1 , y e l
c u a r t o s u p l e m e n t o de s u Handworterbuch derchemnischenMineralogie, p . 245-.

(49) P á g . 3 9 4 . — L a m e d i d a t r i g o n o m é t r i c a d e l g r a n v o l c a n m e jic a n o -
P o p o c a t e p e t l , q u e h i c e e l 2 4 de e n e r o d e 1 8 0 4 , e n e l L l a n o d e T e t i m b a ,
e s l a p r i m e r a d e t e r m i n a c i ó n d e a l t u r a d e e s t e v o l c a n ( Cosmos , t. I V ,
p. 3 8 .) H a llé e n to n c e s q u e la c u m b r e tenia 1 ,5 3 6 to esa s sob re el L la ­
no ; y com o e s t e e s t á s i t u a d o á 1 , 2 3 4 t o e s a s s o b r e la c o s t a d e V e r a -
c r u z , la altura a b s o lu ta del v o l c a n es d e 2 , 7 7 0 t o e s a s , ó 1 6 , 6 2 0 p ie s.
L a s m e d id a s baro m étrica s q u e s ig u ie r o n á m i d eterm in a ció n tr ig o n o ­
m étrica h a n h e c h o suponer q u e el v o lc a n s e h a l l a b a m a s a l t o a u n d e lo
q u e y o h a b i a i n d i c a d o e n m i Ensayo sobre la Geografía de las plantas ( 1 S 0 7
p . 1 4 8 ) , y e n m i Ensayo político sobre la Nueva-España ( t . I, 1 S 2 5 , p . 1 8 5 ) ^
G l e n n i e , q u e l l e g ó p o r p r i m e r a v e z al b o r d e d e l c r á t e r el 2 0 d e a b r i l
d e 1 8 2 7 , c o n t ó , s e g ú n s u p r o p i o c á l e u l o ( Gaceta del S ol, publ. en Méjico,
n .° 1 ,4 3 2 ), 1 7 ,8 S 4 p . i n g le s e s ( 2 ,7 9 6 to esa s); u n a rectific a ció n d e B u r k a r t ,
q u e h a p r e s t a d o ta n g r a n d e s s e r v i c i o s á l a h i p s o m e t r í a a m e r i c a n a , y l a
c o m p a r a ció n con u n a altu ra b a r o m é tr ica calc u la d a casi s im u ltá n e a m e n te
e n V e r a c r u z , r e d u c e n e s t a e v a l u a c i ó n á \6 , 9 0 0 p i e s . Otra m e d i d a b a r o m é ­
tric a d e B i r b e c k , s e g ú n l a s t a b l a s d e 01 t m a n n s (1 0 d e n o v i e m b r e d e 1 8 2 7 ,.
solo da 16,7 5 3 p ies. La d e D o ig n o n , q u e p r e se n ta g r a n c o n form id ad c o n
la m e d id a tr ig o n o m é tr ic a de T e tim b a , in d ica 5 ,4 0 3 m e t r o s = 1 6 ,6 3 2 p ie s
(G um prech t, Zeitschrift f ü r allgemeine E rdkunde, t. I V , 1 8 5 5 p . 3 9 0 )
U n h o m b r e d e r a r a i n s t r u c c i ó n , a c t u a l m e n t e e n v i a d o p r u s ia n o e n W a s ­
h i n g t o n , G e r o l t , h a v isita d o ig u a lm e n t e c o m o el b arón Gros, la c u m b r e
d e l P o p o c a t e p e t l ( 2S d e m a y o d e 1 8 3 3 ) , hallan d o , con os resultado d e
u n a m e d i d a b a r o m é t r i c a m u y e x a c t a , q u e la Roca del F raile, s i t u a d a b a j o
e l cráter, está á 1 5 ,8 5 0 p ies sobre el n iv e l del O céano. L os resu lta d o s
h i p s o m é t r i c o s , q u e a c a b a m a s d e c i t a r e n su o r d e n c r o n o l ó g i c o o f r e c e n
u n a e s t r a ñ a c o n t r a d i c c i ó n c o n la m e d i d a b a r o m é t r i c a d e C r a v e r i , q u e
p a r e c e h a b e r s e v e r i f ic a d o c u i d a d o s a m e n t e , y h a s i d o p u b l i c a d a p o r P é -
t e r m a n n , e n su im p o r t a n t e c o l e c c i ó n M ittheilungen iibcr wichtige neue Er-
forschungen der Geographie, 1 8 5 6 , l i b . 1 0 , p. 3 5 8 - 3 6 1 . C r a v er i, en se ­
t i e m b r e d e 1 8 5 5 , s e ñ a l ó c o m o a l t u r a d e l b or d e m a s e l e v a d o d e l c r á t e r ,
e l d e l N . 0 . , c o m p a r a d a c o n e l r e s u l t a d o q u e o b t u v o p a r a la a l t u r a m e ­
d i a d e la p r e s i ó n a t m o s f é r i c a e n Y e r a c r u z , s o l o 5 , 2 3 0 m e t r o s = 1 6 ,0 9 !)
p i e s , e s d e c i r 521 p i e s ó l ¡32 de la a l t u r a t o t a l de m e n o s de lo q u e y o
h a b ia h a l l a d o , m e d io s ig lo a n t e s , por m e d id a s trig o n o m étr ic a s. C raveri
e stim a ta m b ié n q u e la a ltu r a .d e M éjico sob re el n iv e l del m ar es 1 8 í
p ie s inferior á la q u e h e m o s c o m p r o b a d o B u r k a rt y y ó , en ép o c a s bien
d i f e r e n t e s , s e ñ a l a n d o 2 , 2 1 7 m e t r o s , e n l u g a r d e 2 , 2 7 7 m .= 1 , 1 6 8 t o e s a s .
H e t r a ta d o m a s d e t a l l a d a m e n t e , e n e l D ia r io d e l D r . P é t e r m a n n (p . 4 7 9 ­
4 8 1 ), de las v a r ia c io n e s e n m a s y en m e n o s q u e p u ed en afectar m is m e ­
did as tr ig o n o m étr ic a s, á qu e d esg ra cia d a m en te no han seg u id o n u e v a s
esp e r ie n c ia s. L a s 153 d e te r m in a c io n e s de altura q u e h i c e , de se tie m b r e
d e 1 7 9 9 á febrero de 1 8 0 4 , e n V e n e z u e l a , e n la s r i b e r a s - d e l O r i n o c o ) ,
d e l a M a g d a l e n a y d e l rio d e l a s A m a z o n a s , e n l a s c o r d i l l e r a s d e N u e v a
G r a n a d a , d e Q u ito y d e l P e r ú y e n l a s c o m a r c a s t r o p i c a l e s d e M é j i c o ,
t o d a s c a lc u l a d a s de n u e v o p o r e l p r o f e s o r O l t m a n n s , s e g ú n l a f ó r m u l a
de L a p l a c e , con lo s c o eficie n te s de R a m o n d , se h a n p u b licad o e n m i N i­
v e l a c i ó n b a r o m é t r i c a y g e o l ó g i c a ( v é a s e Coleccion de Observaciones astro­
nómicas, t. I, p . 2 9 5 - 3 3 4 ) . L a s d e t e r m i n a c i o n e s se h a n h e c h o s i n escep*
cio n c o n lo s b a r ó m e tr o s d e cu b eta y de n iv e l c o n sta n te d e R a m s d e n , y
no co n los aparatos en q u e p u e d e n a g r e g a r s e v a rio s tu b o s de T o r riceü i
r e c i e n t e m e n t e l l e n o s , ni c o n l o s i n s t r u m e n t o s q u e t e n g o i n d i c a d o s y d e s ­
c r i t o s e n e l D iario de Física d e L a m é t h e r i e ( t. I V , p . 4 6 8 ) , y s e h a n e m p l e a ­
d o e n A l e m a n i a y F r a n c i a , ú n i c a m e n t e e n l o s a ñ o s 179 6 y 1 7 9 7 . M e he-
serv id o de los m ism o s baróm etro s d e c u b e ta p o r tá tile s de R a m s d e n
e n 1 S 0 5 , en e l v i a j e q u e p o r Italia y S u i z a h i c e c o n G a y - L u s s a e ; y a m ­
b o s q u e d a m o s c o n te n to s. Los e s c e le n te s esp e r im e n to s d el a str ó n o m o de
O ltm ü tz, S c h m i d t , e n e l b o r d e d e l c r á te r d e l V e s u b i o (Beschreibung der
E r u p t io n im m a i, 1 8 5 5 , p. 114-116), su m in istra n n u e v o s m o t iv o s d e
satisfacción . C om o no he su b id o ja m a s á la cu m b re del P o p o c a te p e tl y
le h e m e d i d o t r i g o n o m é t r i c a m e n t e , e l r e p r o c h e q u e m e d i r i g e C r a v e r i
( P e t e r m a n n ‘s Geogr. M itthe ilun gen , l i b . 10. p. 3 5 9 ) , d e h a b e r a t r i b u i d o
á la m o n t a ñ a u n a a l t u r a i n s u f i c i e n t e , e n r a z ó n d e h a b e r e m p l e a d o s e g ú n
m i p r o p i a r e l a c i ó n t u b o s d e T o r r i c e l l i r e c i e n t e m e n t e l l e n o s , e st á o b s o l u -
ta m e n te d e sp rov isto de fu n d a m e n to . E l aparato de m u c h o s tu b o s n o e s
n i a u n a p l i c a b le al a i r e l i b r e , m u c h o m e n o s e n l a c u m b r e d e u n a m o n ­
t a ñ a ; e s e s t e u n o d e l o s m e d i o s q u e , g r a c i a s á la s f a c i l i d a d e s q u e p r e s e n ­
t a n la s g r a n d e s c i u d a d e s , p u e d e n e m p l e a r s e e n l a r g o s i n t e r v a l o s , c u a n ­
do e l o b s e r v a d o r n o e s t á s u f i c i e n t e m e n t e s e g u r o d e l e s t a d o d e s u s b a r ó ­
m e t r o s . H e r e c u r r id o á é l , r a r a m e n t e , pe r o l o r e c o m e n d a r í a a u n á los,
v i a j e r o s tan c a l u r o s a m e n t e c o m o y a l o h i c e e n m i s Observaciones astronó­
micas ( t. I. p . 3 6 3 - 3 7 3 ) : « A te n d id o á q u e vale mas no ob servar que
h a c e r m a l a s o b s e r v a c i o n e s , d e b e t e m e r s e m e n o s r o m p e r e l b a r ó m e tr o
qu e verle d eso rd en a d o . C om o B o n p la n d y y o h e m o s a tr a v esa d o cuatro
v e c e s l a s C o r d i l le r a s d e l o s A n d e s , l a s m e d i d a s q u e m a s n o s i n t e r e s a b a n
se han repetido en d ife re n te s o c a s i o n e s , v o l v i e n d o íí l o s s i t i o s q u e n o s
p a r e c í a n d u d o s o s . H e m o s u t i l i z a d o a l g u n a v e z e l aparato de M utis, e n q u e
se h a c e el esp e r im e n to p r im itiv o de T o r r i c e l l i , a p lica n d o s u c e s iv a m e n te
tr es ó c u a t r o t u b o s b i e n c a l i e n t e s , l l e n o s d e m e r c u r i o r e c i e n t e m e n t e h e r ­
v id o en u n crisol de a sp er ó n . C u and o h a y se g u r id a d de no po d er r e e m ­
plazar lo s t u b o s , es q u iz a s p ru d en te n o h a cer h e r v ir e l m ercu rio e n e s ­
tos m ism o s tu b o s. S e g ú n e sp e r im e n to s h e c h o s ju n ta m e n te co n L in d n er,
p r o f e s o r d e Q u í m ic a d e l a e s c u e l a d e M i n a s d e M é j i c o , la a l t u r a d e la c o ­
lu m n a de m ercu rio e n a q u e l p u n to , en se is tu b o s , es d e :

25 9 ,7 l í n e a s ( a n t i g u o p ie d e P aris).
2 5 9 ,5 — —
25 9 .9 — —
25 9 .9 — —
2 6 0 ,0 — —
2 5 9 .9 — —

S o lo los d o s ú ltim o s tub os h a b i a n s i d o p u r g a d o s d e l a ir e a l f u e g o ,


p o r B e l l a r d o n i , i n g e n i e r o d e i n s t r u m e n t o s e n M é j i c o . C o m o la e x a c t i t u d
d e l e s p e r i m e n t o d e p e n d e e n p a r t e de la lim p ie z a interior de lo s tu b os
v a c í o s , ta n f á c i l e s d e t r a s p o r t a r , e s ú t i l c e r r a r l o s h e r m é t i c a m e n t e á la
l á m p a r a . » E n l a s m o n t a ñ a s , n o p u e d e n t o m a r s e l o s á n g u l o s d e a l t u r a de
la o r illa d e l m ar; la s o p e r a c io n e s t r ig o n o m é tr ic a s no son allí sim p le s, y
están en gran parte, y con fr ec u e n c ia á 1 / 2 ó 1 2 ,7 de la a ltura total,
a c o m p a ñ a d a s de m e d id a s b a r o m é tr ica s ; de a q u í resulta q u e es s u m a ­
m e n t e n e c e s a r i o d e t e r m i n a r la a l t u r a d e l a m e s e t a d e d o n d e s e h a m e d i ­
do la base; pero a t e n d i d o á q u e n o p u e d e n o b t e n e r s e á o r il l a s d e l m a r ,
separado de o rd in a r io poruña gran d istan cia, o b serv a cio n es b a ro m é­
t r ic a s c o r r e s p o n d i e n t e s , l o s v i a j e r o s s e h a l l a n á m e n u d o d i s p u e s t o s á t o ­
m a r p o r a ltu r a m e d i a de l a p r e s i ó n a t m o s f é r i c a e n la m e s e t a y á o r i l l a s
d e l m a r , lo q u e d e d u c e n d e o b s e r v a c i o n e s h e c h a s e n a l g u n o s d i a s s ó l o y
e n e s t a c i o n e s d i f e r e n t e s . « P a r a s a b e r si u n a m e d i d a p r a c t i c a d a c o n el a u ­
x i lio d e l b a r ó m e tr o p u e d e a lca n za r la e x a ctitu d de l a s o p e r a c i o n e s t r i­
g o n o m é t r i c a s , b a s t a e x a m i n a r si, e n u n c a s o d a d o , l a s d o s c l a s e s d e m e ­
d id a s se h a n e je c u ta d o en c ir cu n sta n c ia s i g u a l m e n t e f a v o r a b le s , es d ecir,
c o n las c o n d i c i o n e s q u e la t e o r ía y u n a l a r g a esp e r ie n c ia tien en pres­
c r i t o . E l g e ó m e t r a t e m e el J u e g o d e r e f r a c c i o n e s t e r r e s t r e s , e l f í s i c o la
d i s t r i b u c i ó n m u y d e s i g u a l y p o c o s i m u l t á n e a d e la c o l u m n a d e a i r e e n la
t e m p e r a t u r a , á c u y a s e s t r e m i d a d e s se h a l l a n c o l o c a d o s l o s d o s b a r ó m e -
iros. Parece m u y probable q u e, c e r c a d e la s u p e r f i c ie d e la T i e r r a , e t
d e c r e c i m i e n t o d e l c a ló r i c o s e a m a s l e n t o q u e á m a y o r e s e l e v a c i o n e s ; y
p a r a c o n o c e r c o n p r e c i s i ó n l a d e n s i d a d m e d i a d e toda l a c o l u m n a d e a ir e ,
s e r ia m e n e s t e r , p o r la a s c e n s i ó n e n g l o b o , e x a m i n a r l a t e m p e r a t u r a d e
c a d a c a p a d e a ire s u p e r p u e s t a » ( H u m b o l d t , Mem. sobre la Refracción y las
Medidas barométricas, en la Colección de Observaciones astronómicas, t. 1 , p á ­
g i n a 1 3 8 y 3 7 1 ) . S i la m e d i d a b a r o m é t r i c a d e T r u a u i y C r a v e r i d a á la
c u m b r e d e l P o p o c a t e p e t l 1 6 , 0 0 0 p i e s s o l a m e n t e , m i e n t r a s q u e G l e n n i e le-
a t r i b u y e 1 6 , 7 8 0 , la r e c i e n t e m e n t e p u b lica d a por u n viajero que h a e s­
p l o r a d o l o s a l r e d e d o r e s d e M é j i c o y l o s c a m p o s d e Y u c a t a n y d e Cliiapa,.
el p r o f e s o r d e l g i m n a s i o d e O lm ü t z , H e l l e r , s e c o n f o r m a c o n l a m i a c o n 3 0
p i e s d e d i f e r e n c i a . ( H u m b o l d t , Mem. sobre la altura del volcan mejicano P o­
pocatepetl, e n P e t e r m a n n ' s Mittheilungen aus Justus Perthes geographischer
Anstalt, 1 8 5 6 , p . 4 7 9 - 4 8 1 ) .

(5 0 ) P á g . 3 9 4 . — E n la r o c a d e l C h i m b o r a z o , e s i m p o s i b l e aisla r m e c á ­
n i c a m e n t e d e la m a s a p r i n c ip a l l o s c r i s t a l e s d e f e l d e s p a t o , c o m o p u e d e
h a c e r s e e n l a r o c a d e l E tn a ; p e r o la c a n t i d a d r e l a t i v a m e n t e c o n s i d e r a b l e
de sílic e q u e c o n t i e n e la r o c a d e l C h i m b o r a z o , j u n t a m e n t e c o n e l p e s o
e s p e c íf i c o m a s i n s i g n i f i c a n t e d e e sta ro ca , c a r á c t e r q u e s e r e l a c i o n a c o n
el p r i m e r o , p e r m i t e r e c o n o c e r q u e l a p a r t e f e l d e s p á t i c a e s o l i g o c l a s e . La.
p a r t e d e s í l i c e y el p e s o e s p e c í f i c o , e s t á n d e o r d i n a r i o e n p r o p o r c i o n i n ­
v ersa : la c a n tid a d d e sílic e es, en el o lig o c la s e y en el lab ra d o r, de 64 y
de 53 p o r c i e n t o , m i e n t r a s q u e e l p e s o e s p e c í f i c o e s d e 2 , 6 6 y 2 , 7 1 . L a
an o rtita , q u e no c o n iie n e m a s q u e 44 por cien to de sílic e , t i e n e u n peso-
e s p e c íf i c o d e 2 , 7 6 . E s ta r e l a c i ó n i n v e r s a e n t r e l a s p r o p o r c i o n e s de s í l ic e
y las d e n sid a d e s d e lo s m in e r a le s fe ld esp á tico s iso m o r fo s, no e x is t e , c o m o
ob ser v a R o se , c u an d o la s form as cristalin as so n d iferen tes. A s í, por e jem ­
p l o , el f e ld e s p a t o y l a l e u c i t a e s t á n c o m p u esto s de los m ism o s e le m e n ­
to s: p o t a s a , a l u m i n i o y s í l i c e ; p e r o e l f e l d e s p a t o t i e n e 65 y l a l e u c i t a 5 6
p o r 1 0 0 d e s í l i c e , y sin e m b a r g o e l f e l d e s p a t o p r e s e n t a u n p e s o e s p e c íf i c o
m a y o r ( 2 , 5 6 ) q u e e l de la l e u c i t a ( 2 , 4 8 ) .
C om o y o d e se a b a , en la p r im a v er a de 1854, obten er un n u e v o an á li­
sis d e l t r a q u i t o d e l C h i m b o r a z o , el p r o f e s o r R a m m e l s b e r g t u v o l a b o n d a d
d e o c u p a r s e d e e s t a o p e r a c i o n c o n sil h a b i t u a l e x a c t i t u d . D o y á c o n t i ­
n u a c i ó n l o s r e s u l t a d o s d e su t r a b a jo , t a l e s c o m o R o s e m e lo s m an ifestó
e n u n a c a rta de j u n i o d e 1 8 5 4 : « L a r o c a d e l C h i m b o r a z o , m e e sc rib ió .
R o s e , s o m e t i d o p o r e l p r o f e s o r R a m m e l s b e r g á un m i n u c i o s o a n á l i s i s ,
f o r m a b a p a r t e d e u n a d e l a s m u e s t r a s q u e t o m á s t e i s de l a e s t r e c h a a r i s t a
d e r o c e q u e c o rr e s o b r e l a m o n t a ñ a , á la a l t u r a a b s o l u t a d e 2 , 9 8 6 t o e s a s . *■
A N Á L ISIS DE RAM M ELSBERG.
( A l t u r a , 1 7 , 9 1 6 p i e s ; p e s o e s p e c í f i c o , 2 , 8 0 6 .)

O x ía e a o .

59,1 2 i I 3 0 ,70
S í l i c e ..................................
A l ú m i n a .......................... 13,48 i 1 6,30 \

P r o tó x id o d e hierro. 7 ,2 7 1 ,6 1 >
C a l.. . . . . , 6 ,5 0 1,85
M agn esia. 5,4 1 2,1 3 \ 6 ,9 3 )
3,4 6 0,8 9

!
Sosa. .
P otasa . 2,6 4 0 ,4 5
I i
9738 ! 1

A N Á L IS IS DE ABICH .
( A l t u r a , 1 5 , 1 8 0 p i e s ; pe so e s p e c í f i c o , J2 ,6S5.)
O x íg e n o .

S í l i c e ............................................................................................ 65,09 . . . 33,81: 2.6 8


A l u m i n i o ................................................................................... 15,58 . . . 7 , 2 7 l:
O x i d o d e h i e r r o .................................................................... 3 ,8 3 . . . 1,16 j
P r o t ó x i d o d e h i e r r o .......................................................... 1,73 . . . 0 ,3 9 1
C a l .....................................................................' . . . . 2,61 . . . 0,73 \ 1
M a g n e s i a ................................................................................... 4,1 0 . . . 1,581
S o s a ............................................................................................... 4,4 6 . . . 1,141
0,3 3
P é r d i d a c a u s a d a p o r la c a l c i n a c i ó n y c l o r o . | 0,41 . . . !

9 9,80

«E s verd a d q u e la s d ife re n c ia s entre los r esu lta d o s d e e sto s d o s a n á ­


lisis so n ba sta n te im p o rta n tes. L os d os fra g m e n to s d e l C h im b orazo q u e
s i r v i e r o n p a r a l o s e s p e r i m e n t o s se h a n r e c o g i d o á la a l t u r a d e 1 7 , 9 1 6 y
d e 1 5 , 1 8 0 p i e s , y p e r t e n e c e n á la c o l e c c i o n g e o g n ó s t i c a d e B e r l i n . L a
r o ca a n a liz a d a por A b i c h , t o m a d a á m e n o r altura ( 3 7 o p ie s so la m e n te
s o b r e e l n i v e l d e la c u m b r e d e l M o n t - B l a n c ) , t i e n e u n p e s o e s p e c íf i c o m e ­
n o r , y t a m b i é n u n a c a n t i d a d m a y o r d e á c id o s i l í c i c o q u e la r o c a q u e p r o -

(1 ) Para c o m p r e n d e r m e jo r e s t a s i n d i c a c i o n e s n u m é r i c a s , aña diré q u e la primera c o ­


lu m na es p re sa la can tid ad de cada p a r t e , e st a n d o el to d o r ep r e s e n t a d o po r 1 0 0 ; la s e ­
gu n d a y la ter cera dan la cantid ad d e o x i g e n o c o n t e n i d o en e s t a s d iv e r sa s pa rte s. La
s eg u n d a c o lu m n a no señ ala m a s qu e el o x í g e n o de l o s ó x i d o s m as fu er te s q u e no c o n ­
tie n e n sin o un á t o m o de o x i g e n o ; en la t e r ce r a s e ha h e c h o la s u m a del ó x id o para q u e
p u e d a s er co m pa ra ble al a l u m i n i o , q u e e s un ó x id o d é b i l , y al á c id o s i l í c i c o ; po r ú l t i ­
m o , la cuarta c o lu m n a da la r el a ci ó n e n t r e el o x í g e n o del á cid o s ilíc ic o y el o x í g e n o de
to d a s las b a s e s, e st a n d o to m ada s e st a s po r unidad. Est a p r o p o r c i o n e s , en el tra qu ito del
C him bo r a zo , de 2 , 5 3 á 1.
v i e n e de un p u n ió m a s e le v a d o , y h a sido e x a m in a d a por R a m m e lsb e rg .
S i s e s u p o n e q u e el a l u m i n i o p e r t e n e c e á l a p a r l e f e l d e s p á t i c a , p u e d e
■ d istin g u ir se en e l a n á l i s i s d e R a m m e l s b e r g :

O lig o c la se. . . 58,66


A u g ita . . . . 3 4 ,1 4
A c id o silíc ico . 4,0 8

««'Como, a d m i t i e n d o la p r e s e n c i a d e l o l i g o c l a s e , q u e d a u n a c ie r t a c a n ­
t i d a d d e s í l i c e l i b r e , e s p r o b a b l e q u e l a p a r te f e l d e s p á t i c a d e la m e z c l a
s e a d e o l i g o c l a s e y n o d e la b r a d o r . E l l a b r a d o r n o s e h a l l a c o n la s í l i c e
l i b r e , y si s e a d m i t i e s e l a p r e s e n c i a d e l l a b r a d o r e n la r o c a , qu ed aría
u n a c a n t i d a d m a y o r a u n de sílice.»»
U n a d e t e n i d a c o m p a r a c i ó n d e m u c h o s a n á l i s i s , d e b i d a á la b o n d a d de
m i s a b i o a m i g o S a i n l e - C l a i r e D e v i l l e , q u e h a t e n i d o á s u d i s p o s i c i ó n la s
• rica s c o l e c c i o n e s g e o g n ó s t i c a s d e n u e s t r o c o m ú n a m i g o B o u s s i n g a u l t ,
p r u e b a q u e h a y e n g e n e r a l m a s s í l i c e e n l a p a r t e d e l a r o c a tr a q u í t i c a q u e
e n lo s fe ld esp a to s que c o n tien e. E l cuadro s ig u ie n te q u e el autor h a te ­
n id o á bien fa c ilita rm e , en ju n io de 1 8 5 " , c o m p ren d e cin co de lo s g r a n ­
d e s v o l c a n e s d e la c o r d i l l e r a d e l o s A n d e s .

cz

NOMBRES SILICE
ESTRUC TURA.
DE LOS on todn
Y COLOR DE LA P A S T \ .
volcanes. la m as a.

su b v ítr e a , de un gris oscuru . . . 6 5 ,0 0 A b ich ..


C h im b o r a z o su b vítrea, negruzca 1 6 3 ,1 9 D ev ille. ,5 8 ,2 6
co m p a cta , c rista lin a , parduzca. . i 6 2 ,6 6 D e v ille . |
64 ,2 6 A b i c h . . , . g 2 6
63,23 A b ic h .. [
6 9,28 A b ic h ..
6 3 ,9 8 A b ic h ..
6 7,07 A b ic h ..
P u r a z . . . su b v ítr e a , v e rd e botella 6 0 ,8 0 D ev ille. 5 5 ,40

G u a d a lu pe, g r is, gra n a d a celular 5 7 ,9 5 D ev ille. 5 4,25


B o rbon . . . g r is, g r a n a d a celular 50,90 D e v ille . 49, 6

A e s t e c u a d r o a ñ a d e D e v i l l e la o b s e r v a c i ó n s i g u i e n t e : « E s t a s d i f e r e n c i a s ,
•en c u a n t o á l a r i q u e z a e n s í l i c e , e n t r e l a p a s ta y e l f e l d e s p a t o , p a r e c e r á n
a u n m a s s o r p r e n d e n t e s , si s e a t i e n d e á q u e al a n a l i z a r u n a r o c a e n m a s a ,
s e a n a l i z a n , c o n la p a s t a p r o p i a m e n t e d i c h a , n o s o l o l o s f r a g m e n t o s d e
feld esp ato se m e ja n te s á lo s q u e se h a n estraid o de e lla , sin o tam b ién m i­
n e r a l e s q u e , c o m o e l a n f i b o l , e l p i r o j e n o y s o b r e to d o e l p e r i d o t o , s o n
m e n o s rico s en sílic e q u e el fe ld e s p a to . E ste e sc e so de sílice se m a n ifiesta
algunas veces p o r g r a n o s a i s l a d o s d e c u a r z o , c o m o A b i c l i h a s e ñ a l a d o e n
lo s traquitos del D ra ch en fels (S ie b e n g e b ir g e de B o n n ), y com o y o m is­
m o h e tenido o c a sio n de observar con a lg u n a a d m iración en la d o le rita
tra q u ítica d e la G u a d a lu p e .»
.<Si s e a ñ a d e n , d i c e R o s e , á e s t e n o t a b l e c u a d r o d e la c a n t i d a d d e s í ­
lic e q u e c o n tie n e la roca d el C h im b o r a z o , los análisis m as r e c ie n te s, q u e
s o n l o s d e R a m m e l s b e r g ( m a y o d e 1 8 5 4 ) , e l r e s u l t a d o d e D e v i l l e aparece-
p r e cisa m e n te c o m o interm ed iario en tre lo s de A b ic h y de R a m m e lsb e rg ^
ob ten ien d o los n ú m ero s sig u ien tes:

Roca del Chimborazo.

S ílic e , 6 5 ,0 9 A b ic h (p eso e sp e cífico , 2 ,6 S 5 ) .


6 3 ,1 9 D e v ille.
6 2,66 D ev ille.
5 9 ,1 2 R a m m e ls b e r g (peso e sp e c ifico , 2 ,8 0 6 ).»
E l Eco del Pacifico, p e r i ó d i c o p u b l i c a d o e n S a n F r a n c i s c o d e California»
e l 5 d e e n e r o d e 1 8 5 7 , r e f i e r e q u e e l v i a j e r o f r a n c é s R e m y y el i n g l é s B r e n -
c k l a y , c o n s ig u ie r o n lle g a r , el 3 d e n o v ie m b r e d e 1 8 5 6 , á la c u m b r e del
C h im b o ra z o « e n v u e lt o s en n ie b la s, y sin e sp e r a r lo . » R e m y o b s e r v ó el p u n to
de e b u llic ió n del a g u a á 7 7 °,5 d e l term óm etro c en tíg r a d o , s i é n d o l a te m ­
p e r a t u r a de I o , 7 s o b r e c e r o . C u a n d o c a l c u l ó , s e g ú n u n a r e g l a h i p s o m é -
trica p r o b a d a en d ife r e n te s v ia je s á las islas de S a n d w i c h , la altura á
q u e l l e g a r a l e a d m i r ó e l r e s u l t a d o . H a l l ó R e m y 6 . 5 4 3 m e t r o s , e s decir ,,
u n a e le v a c i ó n q u e s o lo difiere 40 p ie s d e la q u e m e d ie r o n m is o p e r a c io ­
n e s tr ig o n o m é tr ic a s , en la m eseta de T a p ia , cerca de R iob am b a-N u evo-
( j u n i o d e 1 8 0 3 ) . E s t a c o n f o r m i d a d e n t r e u n a m e d i d a t r i g o n o m é t r i c a y la
b a s a d a so b re el p u n to d e e b u llic ió n del a g u a , es tanto m as sorpren­
d e n t e c u a n t o q u e m i s m e d i d a s t r i g o n o m é t r i c a s , c o m o t o d a s la s q u e s e
h a n t o m a d o e n la s C o r d i l l e r a s , e n c i e r r a n u n a p a r t e b a r o m é t r i c a , y p o r ­
q u e m i d e t e r m in a c ió n b a r o m é tr ica de la altura d e l L la n o d e Tapia (2 ,8 9 1
m e t r o s ó 8 , 8 9 9 p i e s ) n o e s tan e x a c t a , c o m o y o h u b i e r a d e s e a d o , p o r l a
fa lta d e o b s e r v a c io n e s c o rr esp o n d ien tes á o r illa s d el m ar d e l S u r. S o b r e
e l d e t a l l e d e m i s c á l c u l o s t r i g o n o m é t r i c o s , v é a s e m i Coleccion de Observa­
ciones astronom., t. I, p , 7 2 y 7 4 . E l p r o f e s o r P o g g e n d o r f f h a t e n i d o á b i e n
t o m a r s e e l tr a b a jo d e e x a m i n a r á c u á l d e e s t o s r e s u l t a d o s d e b e c o n d u c i r
el c á lc u lo m a s r a c io n a l en la s c ir c u n s ta n c ia s m a s probab les; y h a h a lla d o
q u e , s u p o n i e n d o q u e l a t e m p e r a t u r a d e l a ir e á o r illa s d e l m a r , e n 1 7 ° ,5 ,
ó 2 6 ° , 5 . c e n t í g r a d o s , y l a a l t u r a del b a r ó m e t r o i g u a l á 7G 0nn n, s e o b t e -
n i a , s e g ú n la tab la d e R e g n a u l t , e l r e s u l t a d o s i g u i e n t e : e l p u n t o d e e b u ­
l l i c i ó n d e l a g u a á 7 1 °,o c e n t í g r a d o s , e n la c u m b r e d e la m o n t a ñ a c o r ­
responde á u n a c o lu m n a barom étrica de 3 2 0 m , 2 0 , e n la tem p eratura
d e 0 o ; l u e g o la t e m p e r a t u r a d e l a ire e s t a b a a I o , 7 , q u e p u e d e r e e m p l a ­
z a r s e a q u í p a r a m a y o r c o m o d i d a d p o r I o ,o . S e g ú n e s t o s c á l c u l o s , l a s t a ­
b la s de O lt m a n n s s u m i n i s t r a n p a r a l a a l t u r a a l c a n z a d a p o r R e m y , e n la
p r i m e r a h i p ó t e s i s ( 2 7 ° , o ) , 7 , 3 2 8 1» , 2; e n l a s e g u n d a ( 2 6 ° , 5 c . ) , 7 , 3 1 4 m , 5 ;
ó se a p o r t é r m i n o m e d i o 7 7 7 m e t r o s ó 2 , 3 9 0 p i e s m a s q u e m i m e d i d a t r i ­
g o n o m é t r i c a . P a r a q u e el p u n t o d e e b u l l i c i ó n e s t u v i e s e d e a c u e r d o c o n
e st a m e d i d a , h u b i e r a d e b i d o se r 2 , 2 o c e n t , m a s e l e v a d o , s u p o n i e n d o q u e
se h a y a l l e g a d o r e a l m e n t e á l a c u m b r e d e l C h i m b o r a z o . V é a s e P o g g e n -
d o r f f ‘s, Annalen, t. C, I S 5 7 , p. 4 7 9 .

( 5 1 ) P á g . 3 9 3 . — R o s e , Reise nachdem Ural, t. II, p. 3 o 3 y 3 5 4 .

(5 2 ) P á g . 3 9 o . — C u a n d o R o s e po n ia e n orden las r ica s c o le c c i o n e s s i­


c ilia n a s de H o ffm a n n , en el g a b in e te m in e r a ló g ic o de B erlin ( 1 8 3 3 ) , se
c o n v e n c ió y c o n v e n c ió á su s a m ig o s de q u e lo s traquitos del E tn a c o n ­
tien en la b ra d o r. E n su M em o r ia sobre la s r o ca s lla m a d a s g r u n s te in y
g r u n s t e i n - p ó r f i r o ( P o g g e n d o r f f ' s A n n ate n , t. X X X I V , 1 8 3 o , p. 2 9 ) , m e n ­
c io n a las la v a s d e l E t n a , q u e p r e se n ta n a u g it a y labrador. V é a s e ta m ­
b i é n e l m a g n í f i c o trabajo d e A b i c h s o b r e t o d a la f a m i l i a d e l o s f e l d e s p a ­
t o s ( 1 8 4 0 ) , e n P o g g e n d o r f s ' s Annalen (t. I V , p . 3 4 7 ) . B u c h c i t a l a r o c a
d e l E t n a c o m o a n á l o g a á la d o l e r i t a d e l a f o r m a c i o n b a s á l t i c a ( P o g g e n -
d o r f f's Annalen , t. 3 7 , 1 S 3 6 , p . 1 8 8 ) .

(5 3 ) P á g . 3 9 o .— Sarto riu s d e W a lt e r s h a u s e n , q u e e stu d ia d e sd e h a c e


m u c h o s a ñ o s y con gran a sid u id a d lo s traquitos del E tn a , o b s e r v a q u e
e l a n f i b o l p e r t e n e c e p r i n c i p a l m e n t e á l a s m a s a s m a s a n t i g u a s , es d e c i r , á
l o s f i l o n e s de g r u n s t e i n d e l Val del Bove , y á l o s t r a q u i t o s b l a n c o s y r o j i ­
z o s q u e c o n s t i t u y e n l a b a s e d e l E t n a , e n la Sierra Giannicola. H á l l a n s e e n
e s t e l u g a r a n f ib o l n e g r o y a u g i t a c la r a . L o s to r r e n t e s r e c i e n t e s d e l a v a , á
par tir de 1 6 6 9 , y p r i n c i p a l m e n t e l o s d e 1 7 8 7 , 1 S 0 9 , 1811, 1819, 1832,
1838 y 1 8 4 2 , ofrecen a u g it a , pero no an fib ol. E s ta roca p a rece form arse
p o r l a i n f l u e n c i a d e u n e n f r i a m i e n t o m a s l e n t o ( W a l t e r s h a u s e n , iiber die
vulcanischen Gesteine von Sicilien un d Island, 1 8 5 3 , p . 1 1 1 - 1 1 4 ) . E n l o s t r a ­
q u ito s a u g ític o s d é l a cord illera d e lo s A n d e s , p e r t e n e c ie n t e s á la 4 . a d i­
v i s i ó n , h e e n c o n tr a d o al la d o de a u g it a s a b u n d a n t e s , y a una c a ren cia
c o m p l e t a d e a u g i t a , y a , c o m o e n e l C o t o p a x i , á l a a ltu r a d e 1 3 , 2 0 0 p i e s ,
y en e l R u c u - P i c h i n c h a á 1 4 ,3G0 a l g u n o s r a r o s c r i s t a l e s n e g r o s y dis­
tin tos de a n fib o l.
( 5 4 ) P á g . 3 9 o . — V . P i l l a , e n l a s Mem. déla Academia de Ciencias, t . 2 0 ,
18 4 o , p. 3 2 4 . P i l l a h a l l ó e n l a R o c c a M o n f i n a l a s u p e r f i c ie d e l o s c r i s t a l e s d e
le u c ita cubierta de s é r p u la s , lo cual in d ic a r í a u n a f o r m a c i o n s u b m a r i n a
TOMO iv. 38
v o l c á n i c a . S o b r e la le u c it a d e l E ifel e n el traquito d el B u r g b e r g , cerca
d eR ie d e n ; só b rela de A lb a n o , del la g o B ra ccia n o y de B o r g h e tto ,
a l N . d e R o m a , v é a s e Cosmos, t. I V , p. 2 1 0 . E n e l c e n t r o d e l o s g r a n d e s
cristales de l e u c i t a , e n c o n tr ó B u c h casi siem p re el fr a g m e n tu de un
c r i s t a l d e a u g i t a a l r e d e d o r d e l c u a l e s t a b a f o r m a d a l a c r i s t a l i z a c i ó n de
la le u c ita , «lo q u e es m u y e s t r a ñ o , d i c e , s e g ú n se h a d e m o str a d o y a ,
a t e n d i d a l a g r a n f u s i b i l i d a d d e la a u g i t a y l a n o f u s i b i l i d a d d e l a l e u c i t a .
C on m a y o r frecu en cia a u n trozos de la p a sta m ism a de la ieu cita -p ó r -
jftro e s t á n e n c e r r a d o s c o m o n ú c l e o s . » L a o l i v i n a s e h a l l a a l m i s m o t i e m ­
p o en las l a v a s , c o m o por e j e m p l o , en la s c a v id a d e s de la o b s id ia n a ,
d e q u e h e t r a íd o m u e s t r a s d e m i v i a j e á A m é r i c a , r e c o g i d a s e n e l Cerro
del Jacal, y e n l a r o c a d e h i p e r s t e n e s d e E l f d a l e n ( B e r z e l i u s , Gter Jahres-
bcricht, 1 S 2 7 , p . 3 0 2 ) , q u e se to m a ro n m u c h o tiem p o por sie n ita . Ei
o l ig o c l a s e ofrece un c o n tra ste a n á l o g o ; e sta ro ca , con efec to , e x is te a
l a v e z en lo s tr a q u ito s d e v o lc a n e s au n a c t iv o s , por e je m p lo , en el pico
d e T e n e rife y en el C o to p a x i, y entre e l g r a n ito y e l g r a n itito de S c h -
reibersan y de W a r m b r u n n , en el R i e s e n g e b i r g e d e la S ile s ia ( v é a s e
so b re las rocas p e r te n e c ie n te s al g ru p o de los g r a n ito s . R ose, en la
Zeitsclirift der deutschen geolog. Gesellschaft z u B erlín, t. I , p. 3 6 4 ) . N o s u ­
c e d e l o m i s m o e n la l e u c i t a d e l a s r o c a s p l u t ó n i c a s . L a a f i r m a c i ó n de
q u e se en c u e n tr a la leu c ita d ise m in a d a en el e sq u isto m icáceo y en el
g n e i s de lo s P i r i n e o s , cerca de G a v a r n i e , a firm a c ió n q u e tam b ién h a c e
H a ü y , se h a r e p u t a d o e r r ó n e a d e s p u e s ' d e l o s e s t u d i o s d e D u f r é n o y en
e n l o s l u g a r e s m i s m o s y p o r m u c h o s a ñ o s . (Tratado de M ineralogía, t. III.
p. 399).

(5o) P á g . 3 9 7 — E n el v iaje geo g n ó stico q u e v e rifiq u é en 179o por


e l M e d i o d í a d e l a F r a n c o n i a , e l 0 . d e la S u i z a y e l N . d e I t a l i a , l l e g u é á
p e r su a d ir m e de q u e e l ca lizo ju r á sic o , a sim ila d o por W e r n e r á su c a liz o
c o n c h i l l a r , e s u n a f o r m a c i o n e s p e c i a l . Mi e s c r i t o s o b r e l o s g a s e s s u b t e r ­
r á n e o s, p u b lica d o du ran te mi esta n cia en la A m é ric a del Su r por m i h e r ­
m a n o G u i l l e r m o d e H u m b o l d t ( 1 7 9 9 ) , c o n t i e n e l a p r i m e r a m e n c i ó n de
e ste y a c im ie n t o , q u e d e s ig n é p r o v is io n a lm e n t e c o n el n o m b r e d e calc á re o
j u r á s i c o (p . 3 9 ) . E s t a n u e v a f o r m a c i o n f u e i n m e d i a t a m e n t e a d o p t a d a e n
l a s T a b l a s m i n e r a l ó g i c a s d e l C o n s e j e r o s u p e r i o r de m i n a s , K a r s t e n (180.0
p . V i l y 64), m u y co n o c id a s en esta é p oca. N i n g u n a de las p e tr ific a c io ­
n e s q u e c a r a c t e r i z a n la f o r m a c i o n j u r á s i c a , y q u e d i e r o n á B u c h ( 1 8 3 9 )
o c a sio n de p r e sta r á la c ie n c ia se ñ a la d o s s e r v i c i o s , n om b rab a y o ; i g u a l ­
m e n t e m e e n g a ñ a b a e n l a e d a d q u e a t r i b u í a á la f o r m a c i o n j u r á s i c a ; c r e ­
y é n d o l a a n t e r i o r al c a l i z o c o n c h i l l a r , p o r la p r o x i m i d a d d e l o s A l p e s ,
q u e se s u p o n e n m a s a n t ig u o s q u e e l Z e c h stc in . E n lo s prim eros c u a d ro s
d e D u k l a n d s o b r e la Superposition o f Strata in the B ritish Is la n d s . e l Ju ra
limestone d e H u m b o l d t e s t á c o l o c a d o e n l a c l a s e d e l Upper Oolite. V é a s e
m i Ensayo gcognóslico sobre el Yacimiento de las R ocas. 152-3, p. 2 8 1

(56) P á g . 3 9 8 . — El n o m b r e d e a n d e s i l a se h a l l a i m p r e s o p o r p r i m e r a
v e z e n u n a M e m o r ia l e i d a por B u c h a l a A c a d e m i a d e B e r l i n , el 2 6 d e
m a r z o de 1 8 3 5 . E s t e g r a n g e o g n o s t a l i m i t a l a d e n o m i n a c i ó n d e traquito
á las roca s qu e c o n tie n e n fe ld esp a to v i t r e o , y se esp r e sa en lo s té r m in o s
s i g u i e n t e s en otr a M e m o r i a l e i d a i g u a l m e n t e e n e l m e s d e M a r z o d e 1 8 3 5 ,
p e r o q u e n o s e i m p r i m i ó h a s t a 1 8 3 6 ( P o g g e n d . , Annalen, 3 7 , p. 1 8 8 - 1 9 0 ) :
«Los d e sc u b r im ie n to s de R o s e sob re el feld esp ato han ilu strad o so b r e ­
m a n e r a l a t e o r í a d e l o s v o l c a n e s y t o d a la G e o g n o s i a ; la s r o c a s v o l c á n i ­
cas h a n g a n a d o con presenta rse bajo un asp ecto e n te r a m e n te in e sp e r a d o .
D e sp u e s d e la s rep etid a s y c u id a d o sa s in v e s t i g a c i o n e s p r a c tica d a s en los
a l r e d e d o r e s d e C ata n a y e l E t n a , n o s h e m o s c o n v e n c i d o , B e a u m o n t y
y o , de qu e el feld esp ato f a l t a c o m p l e t a m e n t e e n e l E t n a , c o m o el t r a ­
q u ito . T o d a s las c o rrien tes de l a v a s y to d a s la s ca p a s interio res se c o m ­
p o n e n de u n a m e z c l a de a u g i t a y l a b r a d o r . C u a n d o al f e l d e s p a t o r e e m ­
p l a z a la a l b i t a , s e m a n i f i e s t a t a m b i é n u n a d i f e r e n c i a i m p o r t a n t e e n l a s
rocas de lo s v o l c a n e s , p ro d u cién d o se e n t o n c e s u n a n u e v a roca q u e n o
p u ed e lla m a r se y a traquito. S e g ú n las a c tu a les in v e s tig a c io n e s de R o se,
c a si e s d a b l e a s e g u r a r q u e n i n g ú n v o l c a n d e la c o r d i l l e r a d e l o s A n d e s
s e c o m p o n e d e t r a q u i t o , a u n q u e t o d o s c o n t i e n e n a l b i t a en s u m a s a c o n s ­
t itu tiv a . E sta a firm a c ió n parece a v e n tu r a d a á prim era v is t a ; pero pierd e
este carácter, c u a n d o c o n s id e r a m o s q u e so lo e l v ia je de H u m b o ld t n o s
h a h e c h o y a c o n o c e r c a si l a m i t a d d e d i c h o s v o l c a n e s y d e s u s p r o d u c t o s
a q u e n d e y a l l e n d e e l E c u a d o r . C o n o c e m o s t a m b i é n po r M e y e n , la r o c a
rica e n alb ita d e la B o l i v i a y d e C h i l e seten trion al ; y p o d em o s se g u ir
e s t a r o c a , m e r c e d á P c e p p i g , h a s t a la f r o n t e r a - m a s m e r i d i o n a l d e C h il e ,
v o l v i é n d o s e á h a l l a r c o n E r m a n en l o s v o l c a n e s d e l I v a m t s c h a t c a . S u
p r e d o m i n i o m a r c a d o e n e s t e n s i o n ta n v a s t a p a r e c e j u s t i f i c a r e l n o m b r e
d e a n d e s i t a , c o n q u e se h a d e s i g n a d o y a m u c h a s v e c e s e s t a m e z c l a de
a l b i t a en g r a n c a n t i d a d c o n a l g o de a n f i b o l . Casi en la m i s m a é p o c a
B u c h h a i d o a u n maS le jo s e n l a s a d i c i o n e s c o n q u e h a e n r i q u e c i d o t a n
a d m i r a b l e m e n t e l a e d i c i ó n f r a n c e s a de su o b r a s o b r e l a s i s l a s C a n a r ia s .
J u z g a B u c h q u e los v o l c a n e s del P ic h i n c h a . del C o to p a x i, del T u n g u -
rahua y d e l C h im b o ra zo se c o m p o n e n de a n d esita , y q u e los v o lc a n e s
m e j i c a n o s , por el c o n t r a r io , so n v e r d a d e r o s traquitos q u e p re se n ta n
s a n i d i n a (Descripción física de las islas Cananas , 1 8 3 6 , p. 4 8 6 , 4 8 7 , 4 9 0
y 5 1 o ) . La c l a s i f i c a c i ó n l i t o l ó g i c a d é l o s v o l c a n e s d e M é j i c o y d é l o s A n ­
des , qu e antes h e dado , d em u estra q u e es im p o sib le ad m itir c ien tífica­
m e n t e s e m e j a n t e u n i f o r m i d a d de c o n s t i t u c i ó n m i n e r a l ó g i c a , ni la d e ­
n om in ación general para una gran com arca. D esp ues que B u ch p ron u n ­
c i ó p o r p r i m e r a v e z e n l o s Annalen d e P o g g e n d o r f f el n o m b r e de a n d e s i t a
•q u e tanta c o n f u s i ó n ha o c a sio n a d o , no he d eb id o em p lea rlo la s d o s
v e c e s q u e lo h i c e , y a eti 1 8 3 6 , e n la n a r r a c i ó n d e m i a s c e n s i ó n a l C h i m ­
b o r a z o ( S c h u h m a c h e r ' s Ja h r b u c h fü r , 1 8 3 7 , p . 2 0 4 y 2 0 5 ; v é a n s e tam bién*
m i s Misceláneas de Física general y de Geología, t. I, p . 1 8 2 ) ; y e n 1 8 3 7 , en>
u n a M e m o r i a s o b r e l a m e s e t a d e Q u it o ( P o g g e n d o r f f ‘s , Annalen , t. X L ,
p. 1 6 5 ). O p o n i é n d o m e f u e r t e m e n t e d e s d e e s l a é p o c a á la p r e t e n s i ó n d e
mi a n tig u o a m ig o , tocante á la c on stitu ción h o m o g é n e a de lo s v o lca n es
de lo s A n d e s , d ecia y o : «los r ecien tes d e sc u b r im ie n to s h a n enseñado^
q u e la s d ife re n te s z o n a s no p r e se n ta n siem p re la m ism a c o m p o sic io n m i ­
nera ló g ica , esto e s , q u e la m e zc la n o esta siem pre form a d a de las m is­
m a s partes. U n a s v e c e s tra q u ito s p r o p ia m e n te d ic h o s c a ra c ter iza d o s por
el feld esp ato v i t r e o , c o m o el P ic o de T enerife y el S i e b e n g e b i r g e d e
B o n n . e n l o s q u e la a l b i t a se m e z c l a e n p e q u e ñ a c a n t i d a d a l f e l d e s p a t o ,
traq u itos fe ld es p á tico s q u e , en su c u a lid a d d e v o lc a n e s a c tiv o s , p r o d u c e n
frec u e n te m en te o b sid ia n a y p ied ra p ó m e z ; otras v e c e s so n m e la firo s ó
u n a m e z c l a d o l e r í t i c a d e l a b r a d o r y d e a u g i t a , q u e se a p r o x i m a m a s á l a
f o r m a c i o n b a s á l t i c a , c o m o el E t n a , e l S t r o m b o l i y e l C h i m b o r a z o . E n
o c a s i o n e s t a m b i é n l a a l b i t a p r e d o m i n a c o n e l a n f i b o l , c o m o e n l o q u e se-
h a c o n v e n i d o e n l l a m a r r e c i e n t e m e n t e a n d e s i t a s d e C h il e , c o m o e n l a s
m a g n ific a s c o lu m n a s d e P is o ja , cerca de P o p a y a n , d escritas c o n e l n o m ­
bre d e p ó r firo d i o r í l i c o , c o m o a l p i e d e l v o l c a n d e P u r a z ó e n e l v o l c a n ,
m ejica n o del J o ru llo ; y a fin a lm en te son le u c ito fir o s , m e zc la s de leu cito
y d e a u g i t a , c o m o e n l a S o m m a , a n t i g u a p ^ r e d d e l c r á t e r de l e v a n t a ­
m ien to del V e su b io .» P or u n a falsa in te rp re ta ció n de e ste p a s a je , q u e
m u e str a n u m e r o sa s h u e lla s del im p erfe cto e sta d o d e la c ie n c ia en a q u e ­
l la é p o c a , s e a t r i b u y e , p o r e j e m p l o , al P i c o d e T e n e r i f e f e l d e s p a t o e n v e z
d e o l i g o c l a s e , al C h i m b o r a z o l a b r a d o r , al v o l c a n d e T o l u c a a l b i t a , y el
in g e n io so A b ic h , qu ím ico y g e o g n o sta ( P o g g e n d o r f P s , A n n a le n , t. 5 1 ,
1 8 4 0 , p. 5 2 3 ), m e h a c e r e s p o n s a b le d é l a i n v e n c ió n de la pa la b ra a n d e -
sita p a r a d e s i g n a r u n a e s p e c i e d e r o c a t r a q u í t i c a m u y c s t e n d i d a y r ic a e n a
a l b i t a . A b i c h h a d a d o e l n o m b r e de a n d e s i n a á u n a e s p e c i e n u e v a y a l g o ■
p r ob lem ática de fe ld esp a to , q u e a n a lizó a n te s q u e n a d ie , en c o n sid e r a ­
ció n á la roca de M a r m a t o , cerca de P o p a y a n , e n q u e se r e c o n o c ió d i­
c h a e s p e c i e la p r i m e r a v e z . L a a n d e s i n a ( p s e u d o - a l b i t a , s a c a d a d e l a a n -
d e s i t a ) , d e b e r ia s e g ú n e s t o c o l o c a r s e e n t r e el l a b r a d o r y el o l i g o c l a s e . A
la t e m p e r a t u r a d e 1 5 ° R . , e s su p e s o e s p e c i f i c o d e 2 , 7 3 3 ; e l d e la a n d e s i -
ta, e n q u e h a s i d o h a l l a d a l a a n d e s i n a , es d e 3 , 5 9 3 . R o s e h a p u e s t o e n
d u d a , c o m o m a s ta r d e D e v i l l e (Estudios de Litologia, p . 3 0 ) , la e x i s t e n c i a
d e la a n d e s i n a c o m o e s p e c i e i n d e p e n d i e n t e , q u e n o d e s c a n s a , c o n e f e c t o ,
m a s q u e en un so lo a n á lisis de A b ic h , y p o r q u e el p ra c tic a d o en el la b o ­
r a t o r i o d e R o s e p o r F r a n c i s ( P o g g e n d o r f f ‘s , A nnalen, t. L 1 1 , 1 8 4 1 , p. 4 7 2 )
d e la p a r t e f e l d e s p á t i c a c o n t e n i d a e n e l h e r m o s o pór firo d iorítico q u e
traje de P iso ja , cerca de P o p a y a n , in d ic a u n a g r a n a n a lo g ía con la a n ­
d e s i n a de M a r m a t o , a n a l i z a d a p o r A b i c h , a u n q u e r e v e l a s in e m b a r g o d i -
' f e r e n t e c o m p o s i c i o n . L a p r e t e n d i d a a n d e s i n a d e la s i e n i l a de l o s V o s g o s
• q u e s e h a l l a e n la c i m a d e S e r v a n c e y e n C o r a v i l l e r s , c u y o a n á l i s i s h a
•d a d o D e l e s s e , e s a u n m u c h o m e n o s s e g u r a . Y , R o s e , e n la Zeitschrift der
• (teutschen geologischen Gesellschaft, f ü r 1 8 4 0 , p. 3 6 9 . N o d e ja d e t e n e r i m ­
p o r t a n c i a n o t a r a q u í q u e el n o m b r e de a n d e s i n a , c it a d o p o r A b i c h c o m o
e l de u n m i n e r a l s i m p l e , se h a l l a por p r i m e r a v e z e n s u i n t e r e s a n t e M e ­
m o r i a . t i t u l a d a Beitrag z u r Kenntniss des Feldspaths, ( P o g g e n d o r f f ' s , A n n a ­
len, t. L, p. 1 2 5 y 3 í 1 ; t. LI, p. 5 1 9 ) , d e d o n d e r e s u l t a q u e e s t e n o m b r e
• fu e in tr o d u cid o en 1 8 4 0 , es d ecir, cin co a ñ o s por lo m e n o s d e sp u e s de la
d e n o m in a c ió n dad a a l a an d esita y no a n t e s , c o m o se ha d ic h o a lg u n a s
v e c e s e r r ó n e a m e n t e . P o s i b l e e s q u e la s f o r m a c i o n e s de C h i l e , j ic a s e n a l -
"bita, q u e D a r w i n l l a m a c o n t a n t a f r e c u e n c i a andesitic granite y andesitic
porphyre ( Geologicat Observations on South América, 1 8 4 6 , p. 1 7 4 ) , c o n t e n ­
g a n tam bién o lig o c la s e . R o s e , c u y a o b r a íiber die Nomenclatur der m it
dem Griinstein und Grünsteinporphyr vencandten Gebirgsarten , s e h a p u b l i ­
c a d o e n e l m i s m o a ñ o de 1 8 3 5 e n q u e B u c h e m p l e ó el n o m b r e de a n d e s i ­
t a ( P o g g e n d o r f f ‘s, A n n a le n , t. X X X l V , p . 1> 30 ), j a m á s u s ó ni e n e s t e
t r a t a d o ni e n o tr o a l g u n o d i c h a d e n o m i n a c i ó n . L a d e f i n i c i ó n de e s t a r o ca
s e g ú n l a n a t u r a l e z a , b ie n c o n o c i d a h o y , d e la s p a r t e s q u e la c o m p o n e n ,
n o d a a l b i t a y a n f i b o l , s i n o , á lo m e n o s e n l a s c o r d i l l e r a s d e la A m é r i c a
d e l S u d , o l i g o c l a s e y a u g i t a . E l m i t o y a e n v e j e c i d o d e la a n d e s i t a q u e
h e esp licad o q u izá d em a sia d o d e ta lla d a m en te, nos prueba de n u e v o ,
c o m o tantos otros e jem p lo s to m a d o s de la h istoria del c o n o c im ie n to del
g l o b o , q u e a f i r m a c i o n e s e r r ó n e a s ó l i g e r a s , y e s p e c i a l m e n t e la t e n d e n c i a
á c o n fu n d ir las v a r ie d a d es con la e sp e c ie , p resta n fr ec u e n te m en te á la s
cien cia s d e sc rip tiv a s gran se r v ic io , provocando o b ser v a c io n es m as
exactas.

(57) P á g . 3 9 8 . — A b i c h t i e n e d e s c r i t o s d e s d e 1 8 4 0 (iiber die N a tu r und


‘die Zusammensetzung der Vulkan-Bildungen, p. í 6 ) tra quitos-oligoclases
r e c o g i d o s e n la c i m a d e l K a s b e g k y en u n a p a r te d e l A r a r a t . T a m ­
b i é n R o s e h a h e c h o o b s e r v a r p r u d e n t e m e n t e ( P o g g e n d o r f f ‘s , Annalen,
t. X X X I V , p. 30) « q u e h a sta allí no e stim ó en su s d e te r m in a c io n e s ni el
o l i g o c l a s e ni e l p e r i c l i n o , q u e sin e m b a r g o e n t r a b a n p r o b a b l e m e n t e e n
l a c o m p o s i c i o n d e lo s t r a q u i t o s . » L a o p i n i o n , e n otr o t i e m p o tan e s p a r ­
c i d a . d e q u e c ie r t o p r e d o m i n i o d e l a a u g i t a ó d e l a n f i b o l p e r m i t i a d e d u -
•cir u n a e s p e c i e d e t e r m i n a d a e n e l g r u p o d e l o s f e l d e s p a t o s : e l o r t o c l a s e
v i t r e o ( s a n i d i n a ) , d e l la b r a d o r ó e l o l i g o c l a s e , p a r e c e c o n s i d e r a b l e m e n t e
d e b i l i t a d a c o n la c o m p a r a c i ó n d e l a s ro ca s d e l C h i m b o r a z o y d e l T o l u c a ,
•es d e c i r , de t r a q u i t o s d e la t e r c e r a y d e la c u a r t a d i v i s i ó n . El a n f i b o l y
l a a u d i t a se h a l l a n t a m b i é n a b u n d a n t e m e n t e e n la f o r m a c i o n b a s á lt i c a ,
c o sa q u e ja m á s su ced e en lo s tr a q u ito s, a u n q u e y o e n c o n tr é cristales de
- a u g ita , m u y d ise m in a d o s, en la r oca del T o l u c a , y a lg u n o s de anfibol
e n v a r ia s p a r to s d e la s r o c a s d e l C h i m b o r a z o , d e l P i c h i n c h a , d e l P'uraz
y d e T e n e r i f e . Las o l i v i n a s , q u e p o c a s v e c e s f a l t a n e n l o s b a s a l t o s , s o n
tan ra ra s e n l o s t r a q u i t o s c o m o e n l o s f o n o l i t o s , a u n q u e v e m o s f o r m a r s e
o l i v i n a e n a b u n d a n c i a e n c o r r i e n t e s d e l a v a s , al l a d o d e l a s a u g i t a s , en
a m b a s o c a s i o n e s . L a m i c a e s rara g e n e r a l m e n t e e n l o s b a s a l t o s , a u n q u e
aparezca con pro fu sio n e n a lg u n a s cu m b r e s traquíticas del M it le lg e b ir g e
d e la B o h e m i a , c u y a p r i m e r a d e s c r i p c i ó n h e m o s d a d o R e u s s , F r e i e s l e b e n
y y o . E l a i s l a m i e n t o d e c i e r t o s m i n e r a l e s y l a s l e y e s d e su a s o c i a c i ó n
e s p e c íf i c a d e p e n d e n p r o b a b l e m e n t e d e m u c h a s c a u s a s d e s c o n o c i d a s h a s t a
el p r e s e n t e , q u e o b r a n s o b r e l a p r e s i ó n , l a t e m p e r a t u r a , l a f l u i d e z y r a ­
pidez d e l en fr ia m ien to . Pero e sta s d ife re n c ia s esp ecífica s d e a s o c ia c ió n
s o n d e g ra n im p o r ta n c ia en las r o ca s d e m e z c la y en la s m a sa s de lo s
filon es. Es n e c esa rio no c o n fu n d ir , e n la s d e sc r ip c io n e s g e o g n ó s t i c a s q u e
h a y a n p o d id o h a c e rse en m e d io de la n a tu ra le za lib re y e n p r e s e n c ia d e
los o b je to s, el e lem en to p r e d o m in a n te ó q u e casi nu n ca falta, con a q u e ­
l la s p a r t e s q u e n o s e m u e s t r a n s i n o e n p e q u e ñ a c a n t i d a d y c o m o a l a c a ­
so. L a v a rie d a d q u e se m an ifiesta en los e le m e n t o s d e un a roca c o m p u e s ­
ta, p o r e j e m p l o e n l o s t r a q u i t o s , s e r e p r o d u c e , c o m o y a h e d i c h o , e n la s
m i s m a s r o c a s . H a y e n l o s c o n t i n e n t e s v a s t o s p a i s e s d o n d e la s f o r m a c i o ­
n e s t r a q u í t i c a y b a s á l t i c a se e s c l u y e n m u t u a m e n t e , c o m o l o s b a s a l t o s y
los fo n olitos; otros, d o n d e los b asaltos y lo s traq u itos a lte r n a n en cortos
i n t e r v a l o s . ( V . J e n z s c h , Monographie der bohmüchen Phonolitfie, I 806 ,
p. 1 - 7 . )

(o S ) P á g . 3 9 9 . — V . B i s c h o f , Chemische und physikalische Geologie, t. II,


1 8 3 1 , p . 2 2 8 S y 2 2 9 7 . V ó a s e t a m b i é n R o t h , M onagrafia de los Vesubios,
JS57, p . 30o.

(o9) P á g . 5 0 0 . — Cosmos, t. I V , p. 2 9 2 .

((JO) P á g . 4 0 0 . — Casi i n ú t i l e s i n d i c a r a q u í q u e si s e d i c e q u e tal ó


c u a l r o c a falta, e s t o s i g n i f i c a q u e v a n a m e n t e se h a b u s c a d o e n un n ú m e ­
ro s u f i c i e n t e d e v o l c a n e s d e u n te r r it o r i o c o n s i d e r a b l e . Y o d i s t i n g o la s
r o c a s q u e fa lta n , e s d e c ir , a q u e l l a s c o n q u e n o s e h a p o d i d o dar, la s q u e
s e encuentran raramente y l a s q u e s e hallan con frecuencia, a u n q u e n o s e a
su p r e s e n c i a s i g n o n e c e s a r i o y c a r a c t e r í s t i c o .

( 6 1 ) P á g . 4 0 0 . — O c y n h a u s e n , E rk láru n g der geognostichen Kart': des


Laacher Sees, 1 8 i 7 , p . 3 8 .

(62) P ág. Í 0 0 . — K o e h le r y H o f m a n n , Bergmannisches J o u r n a l, 5 . ° a ñ o ,


t. 1 , 1 7 9 2 , p . 2 i i , 251 y 2Go. E l b a s a l t o r ic o e n m i c a , tal c o m o e l q u e
s e h a l l a en l a c i m a d e G a m a y e n el M i t t e l g e b i r g e , e s u n a r a r e z a . H e v i ­
s i t a d o e s ta parte d e l a s m o n t a ñ a s d e B o h e m i a e n 1 7 9 2 . c o n F r e i e s l e b e n ,
q u e m a s tarde m e a c o m p a ñ ó á S u i z a , y ejerció gran in flu e n c ia en mi
ed u ca ció n g e o g n ó s tic a y m in era ló g ica . B is c h o f p on e en du da toda p r o ­
d u cción p ir o g é n ic a de la m i c a , y cree q u e esta su sta n cia ap arece m e ta -
m ó r f í c a m e n t e p o r la v i a h ú m e d a , V é a s e su Lehrbuch der chemisch. und
physikal Geologie, t. II, p. 1 4 2 6 y 1 4 3 9 .

( 6 3 ) P a g . 4 0 0 . — J e n z s c h , Beitráge zu r Kenntniss der Vhonolithe, e n l a s


Zeitschrift der deutschen geologischen Gesellschaft, t. V I I I , I S 06 , p . 3 6 .

^64) P á g . 4 0 0 . — R o s e , iiber die z u r Granitgruppe gehorigen Gebirgsarten,


e n e l m i s m o D i a r i o , t. I, 1 8 4 9 , p . 3 o 9 .

( 6 o) P á g . 4 0 1 . — L o s p ó r f i r o s d e M o r a n , de R e a l d e l M o n t e y d e R e ­
g l a , c é l e b r e p o r l a r i q u e z a d e l a s m i n a s d e p l a t a d e l a Veta V iz c a ín a , y
p o r l a p r o x i m i d a d d e l a s o b s i d i a n a s y d e l a s p e r l i t a s d e l Cerro del Jacal y
d e l Cerro de las Navajas, e s t á n casi c o m p l e t a m e n t e d e s p r o v i s t o s d e c u a r z o ,
c o m o la m a y o r par te d e l o s p ó r f ir o s m e t a l í f e r o s d e A m é r i c a . P u e d e c o n ­
su lt a r s e s o b r e e s t o s f e n ó m e n o s y l o s c o m p l e t a m e n t e a n á l o g o s q u e p r e s e n ­
ta la H u n g r í a , H u m b o l d t , Ensago geognóstico sobre el yacimiento de las ro­
cas, p . 1 7 9 - 1 8 8 y 1 9 0 - 1 9 3 ; p e r o l o s p ó r f i r o s d e A c a g u i s o t l a , e n e l c a m i n o
d e A c a p u l c o á C h i l p a n z i n g o , c o m o l o s d e V i l l a l p a n d o , al N . d e G u a r i a -
x u a t o , q u e se h a lla n v e t e a d o s d e filon es auríferos, c o n tie n e n , á la v e z q u e
s a n i d i n a , g r a n o s d e c u a r z o o s c u r o . E n l a s r o c a s v o l c á n i c a s d e l Cerro de las
Navajas y d e l Valle de Santiago, r ic o e n b a s a l t o y e n p e r l i t a , q u e se a t r a ­
v i e s a n p a r a ir d e V a l l a d o l i d al v o l c a n d e l J o r u l l o , a p e n a s se v e n g r a n o s de
o b s i d i a n a y de f e l d e s p a t o v i t r e o , e n c e r r a d o s e n l a p a s t a . E n s e t i e m b r e
d e 1 8 0 3 m e s o r p r e n d i ó m u c h o e n c o n t r a r e n t r e C a p u la y P a z c u a r o , e s p e ~
c ia lm e n t3 c erca d e Y u r isa p u n d a r o , lle n o s to d o s los h o r m ig u e r o s de g r a ­
n o s b r i l l a n t e s d e o b s i d i a n a y s a n i d i n a ( v é a s e Nivelación barom étrica, p á ­
g i n a 3 2 7 , u . ° 3 6 6 , y Ensayo geognóstico sobre el yacimiento de las rocas, p á ­
g i n a 3 o 6 ) , c o s t á n d o m e tr a b a jo c o m p r e n d e r c ó m o i n s e c t o s ta n p e q u e ñ o s
p o d r í a n l l e v a r a q u e l l o s m i n e r a l e s d e s d e tan l e j o s . C o n p l a c e r h e v i s t o q u e
M a r c o u , esplorador i n t r é p id o , ha o b s e r v a d o un h e c h o c om p letam en te
a n á lo g o . » E x i s t e , dice , en las altas m e seta s de las M o n ta ñ a s R o q u iza s,
s o b r e t o d o e n l o s a l r e d e d o r e s d e l fu e r te D e s c o n f i a n z a ( a l 0 . del M onte-
T a y l o r ) , u n a e s p e c i e de h o r m i g a s q u e , e n l u g a r d e s e r v i r s e de m a d e r a y
r e s to s d e v e j e t a l e s p a r a f a b r i c a r su c a s a , n o e m p l e a m a s q u e p i e d r e c i t a s
d e l g r u e s o d e un g r a n o d e m a i z . S u i n s t i n t o l a l l e v a á e s c o g e r l o s f r a g ­
m e n t o s d e l a s p i e d r a s m a s b r illa n te s : a s í el h o r m i g u e r o e s t á c o n f r e c u e n ­
c i a lle n o d e g r a n a t e s t r a s p a r e n t e s m a g n í f i c o s y g ran os de cuarzo m u y
l í m p i d o s » (Resumen explicativo de un M apa geográfico délos Estados-Unidos,
1 S o 5 , p. 3 . )
El f e l d e s p a t o v i t r e o a p e n a s s e e n c u e n t r a en l a s l a v a s r e c i e n t e s d e l
V e s u b i o ; n o s u c e d e l o m i s m o e n l a s l a v a s a n t i g u a s , p o r e j e m p l o e n las,
q u e p r o d u j o la e r u p c i ó n d e 1631 , d o n d e e s t a r o c a e x i s t e al l a d o d e c r i s ­
ta les de le u c ita . A m e n u d o ta m b ié n el torrente de la v a q u e arrojó en
1631 el A r s o de C rem a ta, en la isla d e Isch ia , y q u e n o d e b e c o n fu n d ir s e
c o n el situ a d o cerca de M o n t a g n o n e y de R o ta ro , d escrito por S tr a b o n
c o n t ie n e g r a n can tid a d de s a n id in a sin v e s t ig io de le u c it a . E l fe ld esp a to
v i t r e o e s a s i m i s m o r a ro e n l o s t r a q u i t o s d e l C o t o p a x i , ó d e lo s d e m á s
v o l c a n e s de l a s C o r d i l le r a s , y e n l a s c a n t e r a s s u b t e r r á n e a s d e p i e d r a p ó ­
m e z qu e h a y a l pie d e l C o to p a x i. L o s m in e r a le s q u e e n cierra n estas c a n -
l e r a s , c o n s i d e r a d o s e n o tr o t i e m p o c o m o s a n i d i n a , s o n c r i s t a l e s d e o l i g o ­
cla se.

( 66) P á g . 4 0 1 . — R o t l i , Monografía de los Vesuvios, p . 2 6 7 y 3 3 2 .

(67( P á g . 4 0 2 .— R o s e , Reise nach dem J J r a l, t. I I , p . 3 6 9 ; B i s c h o f


Chemische u n d P h y s ik . Geologie, t. II, p . 5 2 8 - 5 7 1 .

(63) P á g . 4 0 2 . — G i l b e r t ' s Annalen der P h y s ik , t. V I . 1 8 0 0 , p . 5 3 B i s ­


c h o f . Geologie , t. I I , p. 2 , 2 6 5 - 2 , 3 0 3 .

( 6 9 ) P á g . 4 0 3 . — L a s l a v a s r e c i e n t e s d e l V e s u b i o n o c o n t i e n e n ni o l i ­
v i n a n i f e l d e s p a t o v i t r e o ( R o t h , Monografía de los Vesubios, p . 1 3 9 ) . E l
t o r r e n te d e la v a q u e salió del P ic o de T e n e rife e n 1704, descrito por
V i e r a y G la s , e s , s e g ú n B u c h , e l ú n i c o q u e p r e s e n t a o l i v i n a (Descripción
de las islas Canarias, p . 2 0 7 ) , p e r o y o h e c o m b a t i d o e n o tr a p a r l e ( Exámen
critico de la historia de la Geografía , t. I I I , p , 1 4 3 - 1 4 6 ) l a a f i r m a c i ó n d e
q u e l a e r u p c i ó n d e 1 7 0 4 h a y a s i d o l a p r i m e r a d e s d e la c o n q u i s t a d e l a s
i s l a s C a n a r i a s á fin d e l s i g l o X I V . C r i s t ó b a l C o l o n , c u a n d o f u e á v i s i t a r
e n s u p r i m e r v i a j e a D o ñ a B e a t r i z d e B o b a d i l l a , á l a Gran Canaria , v i ó ,
d u r a n t e l a s n o c h e s d e l 21 a l 2 5 d e a g o s t o , la e r u p c i ó n í g n e a d e T e n e r i f e ,
L e é s e e n e l D i a r io d e l A l m i r a n t e , jueves 9 de agosto, q u e c o m p r e n d e n o ­
t a s h a s t a e l 2 d e s e t i e m b r e , l o s i g u i e n t e : « V i e r o n s a l i r g r a n f u e g o d e la
s i e r r a d e I s la d e T e n e r i f e , q u e e s m u y a l t a e n g r a n m a n e r a » ( N a v a r r e t e ,
Colee, de los Viajes de los Españoles, t. 1, p . 5 ) . N o d e b e c o n f u n d i r s e á l a s e ­
ñ o r a q u e a c a b a m o s de c i t a r c o n D o ñ a B e a t r i z H e n r i q u e z de C órdova,
m a d r e n a tu r a l d el sá b io D o n F e r n a n d o C olon , h isto r ia d o r d e su pad re,
c u y o e m b arazo c o n tr ib u y ó tan to , en 1848 , á retener á C olon e n E sp a ­
ñ a , y fu e c a u sa de q u e e l N u e v o M u n d o se d escub riera bajo los a u s p i­
c i o s d e l r e i n o d e C a s t il l a y d e L e ó n , e n v e z de s e r lo p o r e l d e P o r t u g a l ,
F r a n c i a ó I n g l a t e r r a ( v é a s e m i Exámen c ritic o , e t c . , t. III, p . 3 5 0 y 3 6 7 ) .

( 7 0 ) P á g . 4 0 3 . — Cosmos, t. I V , p . 2 0 9 .

( 7 1 ) P á g . 4 0 3 . — U n a p a r le i m p o r t a n t e d e l a s r o c a s r e c o g i d a s d u r a n t e
j iii e s p e d i c i o n á A m é r i c a h a s i d o e n v i a d a al g a b i n e t e m i n e r a l ó g i c o de
M a d rid , á T o sc a n a , In g la te r ra y F r a n c ia . N o h a b lo de las c o le c c io n e s
-g e o ló g ic a s y b o tá n ic a s q u e h a n p er m a n e cid o en pod er de m i n o b le a m i­
g o y c o la b o r a d o r B o n p l a n d , q u e l a s p o s e e c o n e l d o b l e t í t u l o , d e h a b e r
descu b ierto y r e u n id o sus e le m e n t o s . E sta d iv i s i ó n de la s c o le c c io n e s ,
■que n o e s c l u y e la r e u n i ó n e n g r u p o s b a jo e l p u n t o d e v i s t a g e o g r á f i c o ,
cuando se tiene c u id a d o de i n d i c a r la p r o c e d e n c i a de ca d a objeto,
p erm ite so m eter lo s m in e ra les c u y a aso c ia ció n h ab itu al caracteriza las
r o c a s , á los a n álisis m as va r ia d o s y r ig orosos.

( 7 2 ) P á g . 4 0 3 . — H u m b o l d t , Misceláneas e t c . , t. 1, p . 1 5 7 .

( 7 3 ) P á g . - 4 0 3 . — Id . , p. 2 1 4 , e t Cosmos, t. I V , p . 2 8 4 .

( 7 4 ) P á g . 4 9 3 . — I g u a l m e n t e h a l l é m u c h a o l i v i n a e n M é j i c o , e n e l Te­
zontle del Cerro de A x u sco , f o r m a d a d e l a v a c e l u l a r ó d e a m i g d a l o i d e
b a s á l t i c a . Tetzontle, e n M é j i c o te lzo n tii, q u i e r e d e c i r cabello de piedra ( d e
etl, p i e d r a , y tzon tli, c a b e l l o ) .

(7 o ) P á g . 4 0 3 . — S a r to r iu s de W a l t e r s h a u s c n , Physischgeographische
Skizze von Is la n d , p . 6 4 .

(7 6 ) P á g . 4 0 4 .— B e r z e liu s , 6 ter Jahresbericht, 1 8 2 7 , p . 3 9 2 , R o s e , e n


< P o g g e n d . A nnalen, t. V V V 1 V , 1 8 3 o , p . 1 4 .

( 7 7 ) P á g . 4 0 4 . — J e n z s c h , Fonolilo , 1 8 3 6 , p . 3 7 . y S e n f t , e n l a i m ­
p o r t a n t e o b r a t i t u l a d a Classificatión der Felsarten, 1 8 5 7 , p . 1 8 7 . Según
- S c a e c h i , la o l i v i n a s e e n c u e n t r a t a m b i é n c o n l a m i c a y l a a u g i t a , e n
i o s p e d r u s c o s c a l i z o s d e la S o m m a . L l a m o á e s t a s n o t a b l e s m a s a s pedrus­
cos arrojados, y n o l a v a ; l a S o m m a n o v o m i t ó j a m á s l a v a s .

í78) P á g . 4 0 4 .— P o g g e n d . A n n a le n , t . X L I X , ‘ 1840 , p. 591. y t.


L X X X I V , p . 3 0 2 : D a u b r é e , e n l o s Anales de las M inas, 4 . a s é r i e , t. X I X ,
1851 , p . 669.

( 7 9 ) P á g . 4 0 4 . — Cosmos, t. I , p . 1 1 6 .

(80) P á g . 4 0 4 . — Id . , t. I, p . 4 2 7 ( n o t e 9 0 ) .

( 8 1 ) P á g . 4 0 4 . — H u m b o l d t , Viaje á las Regiones equinociales, e n 4 o t. I,


<p. 1 5 6 - 1 6 5 .

( 8 2 ) P á g . 4 0 5 . — Cosmos, t. I V , p. 3 9 5 .

( 8 3 ) P á g . 4 0 5 . — S c a c c h i Osservazioni critichc sulla m aniera come fu sepe-


llita 1‘antica Pom pei, 1 8 4 3 , p . 1 0 , C o n t r a l a o p i n i o n d e C a r m i n e L i p p i ,
s o s t e n i d a m a s ta r d e p o r T o n d i , T e n o r e , P i l l a y D u f r e n o y , d e q u e P o m -
p e y a y H ercu lano no c a y er o n b a jo l a s c e n i z a s y r a p i li s d i r e c t a m e n t e
p r o c e d e n t e s d e la S o m m a , y d e q u e su d e s a p a r i c i ó n s e d e b i ó á l a a c c ió n -
d e l a s c o r r i e n t e s d e a g u a , p u e d e c o n s u l t a r s e R o t h , Monogr. délos Vesubios,
1 857, p. í o 8 .

( 8 4 ) P á g . 4 0 6 . — Nivelación barométrica , e n H u m b o l d t , Observe, astro-


n o m ., t. I, p , 3 0 o , n ° 1 4 9 .

( 8 5 ) Pág-. 4 0 6 . — Cosmos, í . I V . 2 9 8 .

( S 6) P á g . í 0 6 . — S o b r e las c o lin a s de piedra p ó m e z d e T o llo , situ a d a s


á d os jorn ad as del v o lc a n a c t i v o d e M a y p u , q u e j a m a s a r r o ja p iedra -
p ó m e z , v é a s e M e y e n , Reise um die Erde, t. I , p . 3 3 8 y 3 5 8 .

( 8 7 ) P á g . 4 0 6 . — P ó p p i g , Reise in C h ili und P erú , t. I, p . 4 2 6 .

( 88 ) P á g . í 0 6 . — Cosmos, t. I V , p . 3 4 2 .

(89) P á g . Í 0 7 . — J u n g h u h n , Ja v a , l. I I , p . 3 8 8 y 5 9 2 .

( 9 0 ) P á g . 4 0 7 . — B u c h , e n l o s Abhandlungen der Wissenschaften z u Ber­


lín f ü r 1 8 1 2 - 1 8 1 3 ( B e r l i n , 1 8 1 6 ) , p. 1 2 8 .
I

( 9 1 ) P á g . 4 0 7 . — E s t o e s l o q u e d i c e T e o f r a s t o , r e s p e c t o d e l a piedra-
d e L ip a r i Xncapaloi; (de Lapidibus, § § 14 y l o , t. 1. p . 6 S 9 , t. I I , p . 4 2 6
y t. I V , p. 551 , de la e d ic ió n p u b lic a d a por S c h n e i d e r , 1 8 1 8 ).

(92) P á g . 4 0 8 . — R a m m e l s b e r g , e n P o g g e n d . Annalen, t . L X X X , 1 850»


p. 4 6 4 , y Chcmisches H andw orterbuch, 4 o s u p p l é m . , p. 1 6 8 ; v. tam ­
b i é n B i s c h o f , Geología, t. II, p . 2 , 2 2 í , 2 , 2 3 2 y 2 , 2 8 0 .

(93) P á g . 409.
S o b r e l a s p a r t i c u l a r i d a d e s q u e p u e d e o f r e c e r la d i s t r i b u c i ó n g e o g r á f i c a
d e l a s p i e d r a s p ó m e z y d e l a s o b s i d i a n a s e n la z o n a t r o p i c a l d e l N u e v o
C o n tin en te, v é a s e H u m b o l d t , Ensayo geográfico sobre el yacimiento d é las
Rocas , 1 8 2 3 , p . 3 4 0 - 3 Í2 y 3 4 Í - 3 4 7 .
— GUI —

o b se r v a c io n e s c o m p l e m e n t a r ia s

DEL TOMO I V .

(а) C o n v i e n e a ñ a d i r á lo d i c h o e n la p á g 1. 7 0 d e e s l e t o m o , lo que-
sigue:
A rago h a dejado un t e s o r o de o b s e r v a c i o n e s m a g n é t i c a s ( m a s d e
5 2 ,6 0 0 ) q u e com pren den lo s añ o s 181S -1835, q u e la b o r io sa m en le red ac­
tadas por T h o m a n , se h a n p u b l i c a d o e n las Obras completas de Arago
(tom o IV , p. 49 8 ).
E n l a s é r i e d e la s o b s e r v a c i o n e s d e 1721 á 1 8 3 0 , e l g e n e r a l S a b i n e
(Meteorological Essays, L o n d r e s , 1 8 5 5 p . 3 5 5 ) h a e n c o n t r a d o l a m a s c o m ­
p le t a c o n f i r m a c i ó n d e l p e r io d o d e c e n a l de la d e c lin a c ió n m a g n é t i c a , y
r e c o n o c i d o la r e l a c i ó n d e e s t e p e r i o d o c o n o t r o d e i g u a l d u r a c i ó n , q u e s e
r e fi e r e á la a b u n d a n c i a ó r a r e z a d e las m a n c h a s s o l a r e s . Y a en 1 8 5 0 ,
c u a n d o S c h w a b e in d ica b a en D essa u los p e r io d o s de la s m a n c h a s del S o l,
d o s a ñ o s antes de hab er d eclarado por prim era v e z (m arzo de 1852) q u e
e l p e r i o d o d e c e n a l d e l a d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a d e p e n d e d e la s m a n c h a s
s o l a r e s ( V é a s e Phiios. Transad, for 1 8 5 2 , 1.a p a r t e , p. 1 1 6 - 1 2 1 ) . S a b i n e
h a l l ó el i m p o r t a n t e d e s c u b r i m i e n t o d e q u e e l S o l o bra s o b r e el m a g n e t i s m o
t e rr estre p o r l a f u e r z a m a g n é t i c a i n h e r e n t e á su m a s a . T e n i a o b s e r v a d o
(Phiios T ra m ad , for 1 8 5 0 , t. I, p . 2 1 6 ; Cosmos, t. I V , p . 1 2 5 ) q u e l a i n t e n ­
sid a d m a g n é t ic a a lc a n z a - su m á x im u n y q u e la a g u ja im a n ta d a se a c er ca
m a s á l a v e r t i c a l , c u a n d o la T ie r r a e s t á m a s p r ó x i m a al S o l . E l d e s c u b r i ­
m i e n t o d e d i c h a i n f l u e n c i a , e j e r c i d a p o r el c u e r p o c e n t r a l d e n u e s t r o s i s ­
t e m a p l a n e t a r i o , q u e o b r a e n tal c a s o , n o c o m o p r o d u c t o r d e c a l o r , s i n o
e n v i r t u d d e l a f u e r z a m a g n é t i c a q u e le e s p r o p i a , c o m o p o r l a s v a r i a c i o ­
n e s de la f o t o s f e r a , ó s e a p o r l o s c a m b i o s e n la m a g n i t u d y f r e c u e n c i a d e
la s aberturas de form a de e m b u d o q u e presen ta la e n v u e lta lu m in o sa
del S o l, presta interés m a s g e n e r a l y e le v a d o al estu d io del m a g n e tism o
t e r r e s t r e y al d e la r ed d e o b s e r v a t o r i o s m a g n é t i c o s q u e c u b r e n l a R u s i a
y e l A s ia d e l N o r te , d e sd e los d e c re to s de 1829, y las c o lo n ia s b r itá n ica s
d e 1 8 Í 0 á 1 8 5 0 . V é a s e Cosmos, t. I, p . 171; t. I V , p. 6 5 , 68 .
S ab ine, e n Proceedings of the Roijal Society, t. V I I I , n . ° 2 5 , p . 4 0 0 , y en
Phiios. Transad, for 1 8 5 6 , p. 3 6 2 ) .
( б) D e b e m o s a ñ a d i r á lo d i c h o e n la p á g . 77 la s s i g u i e n t e s obser­
v a cio n es:
A u n q u e , r e l a t i v a m e n t e al S o l . la p r o x i m i d a d d e la L u n a n o c o m -
¡pense la p e q u e n e z de su m a s a , s i n e m b a r g o , l a v a r i a c i ó n c o m p r o b a d a
■de l a d e c l i n a c i ó n m a g n é t i c a e n el c u r s o d e u n d i a l u n a r ( l u n a r - d i u r n a l
m a g n e t i c v a r i a t i o n ) e s un a r a z ó n p a r a v i g i l a r c o n s t a n t e m e n t e l a s i n í l u e n -
'c i a s m a g n é t i c a s d e l s a t é l i t e d e la T i e r r a ( v é a s e S a b i n e , e n Report to the
B ritish Association at Liverpool, 1 8 5 4 , p . 1 1 , y p a r a H o b a r t o n , e n Philos.
Transad, for 1 8 5 7 , a r t . I, p . 6). K r e i l p r o s i g u i ó e s t e e s t u d i o c o n g r a n c e l o
d e 1 8 3 9 á 1 8 5 2 ( v é a s e su t r a ta d o über den Einfluss des Mondes a u f die h o ri­
z o n t a l Componente der magnetischen E rdk raft, e n Benkschriften der Wiener
Akademieder Wissensch. (M athem ., naturwíssensch. Classe), t. V , 1 8 5 3 , p . 4 5 ,
y Philos. T ransad, for 1 8 5 6 , art X X I I ) .
C om o las o b s e r v a c io n e s d e K r e il, por m u c h o s a ñ o s c o n t in u a d a s e n
M i l á n y e n P r a g a , c o n f i r m a b a n la o p i n i o n d e q u e la i n f l u e n c i a d e la L u n a
p r o d u ce c o m o la s m a n c h a s del S o l un p eriod o d e c e n a l de d e c lin a c ió n , el
■ gen eral S a b i n e f u n d á n d o s e e n e s t a c o n s i d e r a c i ó n s e d e c i d i ó á e m p r e n d e r
u n g r a n tr a b a j o s o b r e d i c h a m a t e r i a . P o r e l h a l l ó q u e la s o l a i n f l u e n c i a
d e l S o l o r ig in a un p e r io d o d e c e n a l, q u e , c o m p r o b a d o y a para T o r o n to ,
p o r l a a p l i c a c i ó n d e u n a f ó r m u l a d e c á l c u l o p a r t i c u la r y m u y e x a c t o , h a
l l e g a d o i g u a l m e n t e á m a n i f e s t a r s e ( Philos. Transad, for 1 8 5 6 , p . 3 6 1 ) ,
d e sp u e s de in n u m e r a b le s o b s e r v a c io n e s h o rarias h e c h a s e n H obarton,
d e s d e e l m e s d e e n e r o d e 1 S 41 h a s t a d i c i e m b r e d e 1 8 4 8 . A s i p u e s , e n lo s
d o s h e m i s f e r i o s d e l N o r t e y d e l S u d , h a d a d o e l m i s m o r e s u l t a d o la i n ­
f lu e n c ia d el S o l , pero se h a a d q u ir id o al m ism o tie m p o la c erteza «that
i h e lu n a r d i u r n a l v a r i a t i o n c o r r e s p o n d i n g t o d i f f e r e n t y e a r s s h o w s n o c o n -
f o r m i t y to t h e i n e q u a l i t y m a n i f e s t e d in t h o s e o f t h e s o l a r d i u r n a l v a r i a ­
t i o n . T h e e a r t h ‘s i n d u c t i v e a c t i o n , r e f l e c t e d f r o m t h e m o o i i , m u s t be o f
a v e r y l i t t l e a m o u n t » ( S a b i n e , e n P hilos. T ransad, for 1 8 5 7 , a r t . 1, p . 7 ,
y e n Proceedings of the Royal Society, t . V I I I , n . ° 2 0 , p . 4 0 3 ) . C o m o h a c e
c e r c a d e tr es a ñ o s q u e h a s i d o i m p r e s a , a ñ a d i a H u m b o l d t a l g ú n t i e m p o
a n t e s d e m o r i r , la p a r t e m a g n é t i c a d e e ste t o m o , he cre íd o n e c esa rio
' c o m p l e t a r c o n c ie r t a s a d i c i o n e s u n a r a m a d e la c i e n c i a q\ue h a s i d o o b j e t o
p a r a m í de la rg o s estu d ios.
CUADRO ANALITICO DE LAS MATERIAS

CONTENIDAS

EN LOS CUATRO TOMOS DEL COSMOS

Nota E n tié n d a se q u e las lla m adas á las pá g in a s se c o n ip let a n por las lla m adas de esas-
pág in as á las n otas.

TOMO PRIMERO.

IN TRO DUCCIO N.

C o n sid e r a c io n e s sobre los d if e r e n t e s grados de goce que ofrece el .

A S P E C T O D E L A N A T U R A L E Z A Y E L E S T U D I O D E S U S L E Y E S . -----E l C O I l j u n t O d e

los fe n ó m e n o s es el m a s e le v a d o objeto de las o b s e r v a c io n e s sob re la


N a tu r a le z a .— La N a tu r a le z a r a c io n a lm e n te c o n sid e r a d a es la un idad e n
la v a r i e d a d . — D i f e r e n t e s g r a d o s e n e l g o c e d e la N a t u r a l e z a . — I n f l u e n c i a
d e l aire libre, i n d e p e n d i e n t e m e n t e d e l c a r á c t e r p r o p i o d e c a d a r e g i ó n . —
Efectos qu e produ ce la con figuración in d iv id u a l del su elo y el aspecto de
los v e je ta le s . R e cu er d o de la s C o r d illera s y del v o l c a n d e T en e rife. A tr a c ­
t i v o p a r t i c u la r d e la s r e g i o n e s m o n t a ñ o s a s d e l e c u a d o r , e n d o n d e e s d a ­
b le al h o m b r e c o n t e m p l a r á u n m i s m o t i e m p o l o d o s lo s a s t r o s d e l c i e l o y
t od a s l a s f o r m a s v e j e t a l e s , p ; 1 - 1 2 . — S e n t i m i e n t o q u e n o s l l e v a á i n v e s ­
t i g a r l a s c a u s a s d e l o s f e n ó m e n o ^ f í s i c o s . — F a l s a s i d e a s s o b r e la e s e n c i a
d é l a s fuerzas natu rales, d eb id as á la in su ficien cia de la s o b ser v a c io n es y
á u n a i n d u c c i ó n p o c o r i g u r o s a . — P r e o c u p a c i o n e s f í s i c a s l e g a d a s po r c a d a
s i g l o , al s i g u i e n t e . — T e m o r d e q u e l a N a t u r a l e z a p i e r d a a l g o de s u m i s ­
t e r i o s o e n c a n t o á l o s o j o s d e l o s q u e p e n e t r a n e n el m e c a n i s m o de s u s
f u e r z a s . S u p e r i o r i d a d d e l a s i d e a s g e n e r a l e s q u e d a n á l a c i e n c i a un c a ­
r á cte r m a s e l e v a d o é i m p o n e n t e . D i s t i n c i ó n d e l o g e n e r a l y d e l o p a r t i ­
c u l a r . E j e m p l o s t o m a d o s de la A s t r o n o m í a , d e l o s r e c i e n t e s d e s c u b r i ­
m i e n t o s ó p t i c o s , de la fí s i c a d e la T ie r r a y d e la g e o g r a f í a d e la s p l a n t a s .
L a d e sc r ip ció n física del M u n d o es un e stu d io d i o d o s a c ce sib le; p. 1 3 -3 3 .—
A b u s o d e la c i e n c i a p o p u l a r , y d i s t i n c i ó n e n t r e u n a d e s c r i p c i ó n d e l M u n d o
y u n a e n c ic lo p e d ia de las c ie n c ia s n a tu ra le s. In flu e n c ia de e ste estu d io
e n la r i q u e z a n a c i o n a l y e l b i e n e s t a r d e l o s p u e b l o s ; a u n q u e s e a su o b j e to
p rin cip al, no o b stan te, e n g r a n d e c e r y fecu ndar la i n t e l i g e n c i a . M é t o d o
d e e s p o s i c i o n p r o p i o de l a d e s c r i p c i ó n d e l M u n d o : í n t i m a a l i a n z a entre
el p en sa m ien to y el le n g u a je , p. 33-3 8 .

C O N T I N U A C I O N D E L A I N T R O D U C C IO N .

L ím it e s y métodos de e s p o s ic io n de la d e sc r ip ció n físic a del

m u n d o .— C u e s t i o n e s q u e c o m p r e n d e la c i e n c i a d e l C o s m o s , ó la d e s c r i p ­
c i ó n f í s i c a d e l M u n d o , p . 3 9 - 4 6 . — L a p a r te s i d e r a l d e l C o s m o s m e n o s
c o m p l e j a q u e l a p a r t e te r r e s t r e ; l a i m p o s i b i l i d a d d e p e r c i b i r la h e t e r o g e ­
n e id a d de lo s c u e rp o s c e le s t e s sim p lific a el m e ca n ism o de los c ie lo s .—
S i g n i f i c a c i ó n p r i m i t i v a d e la p a l a b r a C o s m o s ( adorno y orden del m undo).
N o se p u e d e s e p a r a r e l e s t a d o a c t u a l d e l a s c o s a s d e s u s f a s e s s u c e s i v a s si
h á de com prenderse l a N a t u r a l e z a . H istoria del M undo y descripción del
M un do , p . 4 6 - 5 o . — E s f u e r z o s h e c h o s p a r a r e d u c i r la i n f i n i t a v a r i e d a d de
l o s f e n ó m e n o s á la u n i d a d d e u n p r i n c i p i o y á la e v i d e n c i a de la s v e r d a ­
d e s r a c io n a le s.— En tod os los tiem p os á la o b ser v a c ió n e x a c ta de lo s h e ­
chos h a p r e c e d i d o la f i l o s o f í a de la N a tu r a le z a , un esfu e rz o natural
d e la r a z ó n , a u n q u e á v e c e s m a l d i r ig i d o .— D o s fo r m a s de abstraccio­
n e s d o m in a n el c o n ju n to d e n u e s tr o s c o n o c im i e n t o s : r e la c io n e s d e c a n ­
tid a d r e fe r e n te s á las id e a s d e n ú m e r o ó de m a g n i t u d , y r ela cio n es de
c u a l i d a d q u e a b r a z a n l a s p r o p i e d a d e s e s p e c i f i c a s d e la m a t e r i a . — M e d i o
d e so m eter los fe n ó m e n o s al c á lcu lo . C on stru ccion es m e cá n ic a s d e la
m ateria: á to m o s y m o lé c u la s ; h ip ó te s is de la s m aterias im p o n d e r a b le s y
d e l a s f u e r z a s v i t a l e s p r o p i a s d e c a d a o r g a n i s m o . — L o s r e s u l t a d o s d e la
ob serv a ció n y d e l a e s p e r i m e n t a c i o n , f e c u n d a d o s por la i n d u c c i ó n y l a
a n a l o g í a , l l e v a n a l d e s c u b r i m i e n t o d e l a s leyes empíricas. S i m p l i f i c a c i ó n y
g e n e r a liz a c ió n p r o g r esiv a de estas l e y e s . — N e ce sid a d de ordenar los m a ­
t e r i a l e s s e g ú n r a c i o n a l e s c o m b i n a c i o n e s . E l m u n d o d e l a s i d e a s n o e s un
m u n d o de f a n t a s m a s ; la filo s o fía n o p r e ten d e d estru ir las riq uezas a c u ­
m u la d a s , en el trascurso de m u c h o s s ig lo s, y por tantas o b ser v a c io n es
l a b o r i o s a s , p. .'J5-62.

PRIM E R A PARTE.

EL c i e l o .

U n c u a d r o d e la N a t u r a l e z a a b a r c a la u n i v e r s a l i d a d d e l a s c o s a s en
l a s d o s e s f e r a s d e l C ie lo y d e la T i e r r a . — M é t o d o q u e c o n v i e n e á e s t e
a s u n t o . — O rden q u e d e b e s e g u i r s e e n la e s p o s i c i o n . — R e l a c i ó n de l o s f e ­
n ó m e n o s e n t r e s i . — L a determinación numérica de los valores medios e s e l
r e s u l t a d o fin a l q u e d e b e m o s p r o p o n e r n o s , r e s p e c t o d e t o d o s l o s c a m b i o s
p r o d u c i d o s e n e l e s p a c i o . — D e s e m p e ñ a n d u un p a p e l m u y p r i n c i p a l e n la
cre a ció n lo s espacios c e le s te s , so n el p u n to de partida natural de u n a d e s ­
c r i p c i ó n d e l M u n d o , en l a c u a l n o lia n d e t o m a r s e p o r g u i a n i e l i n t e r é s
h u m a n o n i l a s c o n v e n i e n c i a s d e p r o x i m i d a d . D i s t r i b u c i ó n d e la m a t e r i a
e n el e s p a c i o , y a e s t é c o n d e n s a d a e n g l o b o s d e m u y d i f e r e n t e m a g n i t u d
y d e n sid a d , a n im a d o s de un d o b le m o v im ie n to de rotacion y de trasla­
c ió n , y a d isem in ad a en n eb u lo sid a d es fosforescentes. E ncadenam iento
d e l u s d i v e r s o s f e n ó m e n o s d e la N a t u r a l e z a , p. 0 3 - 7 0 .
C o n t e n i d o d é l o s e s p a c i o s c e l e s t e s — F o r m a s v á r i a s de l a s n e b u l o s a s ;
n e b u lo s a s p la n e ta r ia s y estre lla s n e b u l o s a s .— A s p e c to p in toresco del c ie lo
a u s tr a l.— H ip ó tes is sob re la e stru ctu ra g e n e r a l de lo s c ie lo s. E l c o n ju n to
d e e s t r e l l a s d e q u e f o r m a p a r t e la T ier ra c o m p a r a d o c o n u n a i s l a a r r o j a ­
d a e n el O c é a n o d e l o s m u n d o s . M e n s u r a d e l c i e l o . — E s t r e l l a s d o b l e s , q u e
d escrib en su órbita a lr e d e d o r de un c en tro de g r a v e d a d c o m ú n .— D ife­
r e n t e s s i s t e m a s d e a t r a c c i ó n , p. 7 1 - 7 8 . — C o m p l i c a c i ó n d e n u e s t r o s i s t e ­
m a s o l a r , m u c h o m a y o r d e l o q u e s e c re ía á f in e s d e l ú l t i m o s i g l o ; com ­
p r e n d e l o p la n eta s p r in c ip a le s, c o n ta n d o entre e llo s á N e p tu n o , A stre a .
E b é é Iris; 18 l u n a s ó s a t é l i t e s , y u n a m i r í a d a d e c o m e t a s d e l o s c u a l e s
h a y m u c h o s interiores, e s d e c i r , q u e n o tr a s p a s a n j a m á s l o s l í m i t e s d e l
m u n d o p l a n e t a r i o ; y p o r ú ltim o ^ u n a n i l l o q u e e f e c t ú a s o b r e si m i s m o u n
m o v im ie n to de ro ta cio n (la luz zo d ia ca l), y p r o b a b lem e n te m u ltitud de
asteroid es ó p iedras m e te ó r ic a s.— L o s p la n eta s telescó p ico s T e s ta , Jun o,
C é r e s , P a l a s , A s t r e a , E b é é Ir is, f o r m a n un g r u p o i n t e r m e d i o , c u y a s ó r ­
b itas s u m a m e n te in clin a d a s, m as escén tricas é ín tim a m e n te e n la z a d a s
e n t r e s í , s e p a r a n l o s p l a n e t a s i n t e r i o r e s M e r c u r i o , V é n u s , l a T ie r r a y
M arte , d e lo s ester io re s , Júp iter, S a tu rn o , U rano y N e p tu n o . Contrastes
d e e s t a s r e g i o n e s . — D i s t a n c i a s r e l a t i v a s d e e s o s g r u p o s de p l a n e t a s a l S o l .
D i f e r e n c i a s e n la m a g n i t u d a b s o l u t a d e c a d a u n o d e l o s p l a n e t a s , e n la
d e n s i d a d , l a d u r a c i ó n d e s u r o t a c i o n , l a e s c e n t r i c i d a d y la i n c l i n a c i ó n de­
s ú s ó r b i t a s . I n f r a c c i o n e s d e la p r e t e n d i d a l e y d e l a s d i s t a n c i a s d e l o s p l a ­
netas al S o l. L os p la n eta s m as apartados del S o l, son lo s q u e cuentan mas
s a t é l i t e s , p . 7 8 - 8 4 . — R e l a c i o n e s d e p o s i c i o n d e l o s s a t é l i t e s e n el e s p a c i o -
L ím ites e streñ ios de m a g n itu d y p e q u e n e z . P unto m as a lia del cual no
p u e d e n l o s s a t e l i t e s a p r o x i m a r s e á su p l a n e t a . — M o v i m i e n t o i n v e r s o de­
jo s sa té lite s de U r a n o . L ib r a ció n de la L u n a , p. 8 Í - 8 S . — C om etas; nú­
c l e o y c o la de l o s m i s m o s . D i v e r s a c o n f i g u r a c i ó n y d i r e c c i ó n d e las e m a ­
n a c i o n e s g a s e o s a s , a l t e r n a t i v a m e n t e d e n s a s y r a r a s , q u e p r o y e c t a n lo>
c o m e t a s bajo la fo r m a c o n o id a l. Colas m ú ltip le s o p u esta s al S o l. M o v i­
m ie n to d e ro ta cio n p r o b a b le m e n te v erifica d o por el c o n o lu m in o s o y el
c u e r p o d e l c o m e t a . N a t u r a l e z a d e la l u z d e l o s c o m e t a s . O cu lta ció n de
l a s fijas p o r el n ú c l e o d e l o s c o m e t a s . E s c e n t r i c i d a d y d u r a c i ó n d e l a s ó r ­
b i t a s . P u n t o s e s t r e ñ i o s d e p r o x i m i d a d y a l e j a m i e n t o d e l o s c o m e t a s cor»
r e la c ió n al astro cen tra l. P a s o á tr a v és d el siste m a d e lo s s a té lite s d e J ú ­
piter.— C o m etas lla m a d o s de c o rlo p e r ío d o , ó m e j o r , com etas interio res
( c o m e t a s d e E n c k e , d e B i e l a y d e F a y e ) , p . 8 8 - 1 0 2 . — A e r o l i t o s q u e se-
m u e v e n a lr e d e d o r del S o l (p ie d r a s m e t e ó r i c a s , b ó l i d o s , estrellas erra n ­
te s); v e l o c i d a d p l a n e t a r i a d e e s o s a e r o l i t o s ; su m a g n itu d , su f o r m a , s u
e le v a c ió n ; llu v ia s p e r ió d ic a s de estre lla s errantes; llu v ia s d el m e s de n o ­
v ie m b r e y de la fiesta de S a n L o r en zo . C o m p o sicio n q u ím ic a de la s p ie­
dras m e te ó r ic a s , p. 1 0 2 - 1 2 2 .— L uz z o d ia ca l. L im itad a e ste n sio n de la
atm ósfera actual del S o l , p. 1 2 3 -1 2 8 . — M o v im ien to de traslación d e ­
todo el sistem a solar, p. 1 2 8 -1 3 0 .— U n iv ersa lid a d de la s l e y e s de la
g r a v i t a c i ó n a u n f u e r a d e n u e s t r o s i s t e m a . — V i a l a c t e a c o m p u e s t a de e s ­
t r e l l a s y s u p r o b a b l e r u p t u r a . V i a l á c t e a c o m p u e s t a d e n e b u l o s a s , que-
c o r t a á la p r i m e r a en á n g u l o r e c t o . — P e r í o d o d e l a s e s t r e l l a s d o b l e s d e
d o s c o l o r e s . — A l f o m b r a d e e s t r e l la s ; a b e r t u r a s e n e l c i e l o ó r e g i o n e s d e s ­
p rovistas de e s tr e lla s .— A c o n te c im ie n to s e fec tu a d o s en lo s esp acios c e ­
l e s t e s ; a p a r i c i ó n d e e s t r e l l a s n u e v a s . — P r o p a g a c i ó n d e la l u z ; s i m u l t a n e i ­
d ad pu ram ente aparente d é lo s fe n ó m e n o s c e lestes, p. 1 3 0 -1 4 0 .

SEGUNDA PARTE.

LA T I E R R A .

F i g u r a d e la T i e r r a , d e n s i d a d , t e m p e r a t u r a y t e n s i ó n e l e c t r o m a g n é ­
tic a del g lo b o . I n v e s tig a c io n e s so b re el a p la n a m ie n to y la cu r v a tu r a de la
T i e r r a p r a c t i c a d a s c o n a u x i l i o d e la s m e d i d a s d e g r a d o , d e l a s o s c i l a c i o ­
n es del p é n d u lo y de la s d e sig u a ld a d e s lu n a r e s .— D e n sid a d m ed ia de l a
T i e r r a . — C o r t e z a d e l g l o b o ; ¿á q u é p r o f u n d i d a d l a c o n o c e m o s ? p . 1 4 1 - i o o .
— P r o p a g a c ió n d el ca lo r en el g lo b o terrestre; aum ento con tin u o de-
la t e m p e r a t u r a d e s d e la s u p e r f i c i e h a s t a e l c e n t r o , p . 15 5 -1 6 0 .— M a g ­
n e tism o , electricid a d d in á m ic a , v a r ia c io n e s p e rió d ic a s del m a g n e tis m o
terrestre. P e r tu r b a c ió n en la m a r c h a d e la a g u j a i m a n t a d a . T em pesta­
des m agn éticas. La fu e r za m a g n é t ic a se m an ifiesta e n l a s u p e r f i c ie d&
n u e s t r o p l a n e t a p o r tr e s c l a s e s d e f e n ó m e n o s : l í n e a s d e i g u a l f u e r z a ( i s o ­
d in á m ic a s), de i g u a l in c lin a c ió n (iso c lín ic a s), de ig u a l d e c lin a c ió n (i s o g o -
n ic a s ).— S itu a c ió n de lo s p o lo s m a g n é t ic o s ; p u ed e con sid erárseles c o m o
p o lo s de f r ió .— M o b ilid a d en lo s f e n ó m e n o s del m a g n e t is m o terrestre.—
V a s t a red d e o b s e r v a t o r i o s m a g n é t i c o s e s t a b l e c i d o s d e s d e 1 8 2 8 , p. 1 0 0 -
1 7 2 . — P r o d u c c ió n d e la l u z en los p o lo s m a g n é tico s ; fe n ó m en o s lu m i­
n o s o s d e b id o s á la a c tiv id a d e le ctr o -m a g n é tic a de n u e s t r o p l a n e t a . A l ­
tura d e las auroras b o r e a le s. La tem p estad m agn ética, ¿ v á sie m p r e -
a c o m p a ñ a d a d e r u id o ? O tros e j e m p l o s de l u z te rr es tre , p . 1 7 2 - 1 8 1 .
A c t iv id a d v it a l de nuestro p la n eta c o n sid e r a d a c o m o fu en te p rin ci­
p a l de los fe n ó m e n o s g e o g n ó s tic o s . E n la ce entre el le v a n ta m ie n to de lo s
c o n t i n e n t e s ó d e la s c a d e n a s d e m o n t a ñ a s y l a e r u p c i ó n d e l o s g a s e s y
de lo s v a p o r e s , d e los lo d o s c a lie n te s , d e la s rocas íg n e a s ó d e la s la v a s
e n f u s i ó n q u e se t r a s f o r m a n e n r o c a s c r i s t a l i z a d a s . — L a v u l c a n i c i d a d
c o n sid e r a d a e n su m a s lata e ste n sio n e s la rea c ció n q u e el interior de u n
p lan eta ejerce contra su s capas ester io re s. C ircu n scrip ció n y aum ento
s u c e s i v o d e l o s c i r c u i o s d e c o n m o c i o n . — L a s s a c u d i d a s v o l c á n i c a s ¿ e stá n
e n r ela ció n c o n la s v a r ia c io n e s d e l m a g n e t i s m o terrestre y lo s f e n ó m e ­
n o s a t m o s f é r i c o s ? R u i d o s q u e a c o m p a ñ a n á l o s t e m b l o r e s d e t ie r r a . T r u e ­
n o s u b t e r r á n e o , s in c o n m o c i o n s e n s i b l e . — I n f l u e n c i a d e l a e s t r u c t u r a d e
la s rocas sobre la p r o p a g a ció n d é l a s o n d a s de c o n m o cio n . — L ev a n ta ­
m ie n to s , eru p cion es de a g u a , de v a p o r e s a r d ien tes, de lo d o , de v a h o s ,
h u m o y lla m a s du ra n te lo s t e m b lo r e s de tierra, p. 1 8 1 - 1 9 5 .
E x á m e n m a s d e te n id o d e las m a teria s p r o d u c id a s por l a a c t iv id a d
in terio r de n u estro p la n e ta , q u e se e s c a p a n d e l s e n o d e la T ierra por la s
h e n d i d u r a s y c r á te r e s d e e r u p c i ó n . — L o s v o l c a n e s c o n s i d e r a d o s c o m o
esp ecie s de fu e n te s in te rm iten te s . T e m p e ra tu ra d e la s a g u a s term a les, su
constan cia y su s v a r ia c io n e s, p. 1 9 6 - 2 0 1 .— Salsas ó v o lca n es de fa n g o .
A s i c o m o lo s v o lc a n e s o r ig in a n las rocas v o lc á n ic a s , las fu e n te s te r m a le s
p r o d u c e n , por v i a de d e p ó s ito , capas d e tr a v e r tin o . P r o d u c c ió n c o n tin u a
de cuarzo ó rocas sed im en ta ria s, p. 3 0 2 -2 0 3 .
D iv e rsid a d d e le v a n t a m ie n t o s v o lc á n ic o s . C ú p u la s r e d o n d e a d a s d e
tr a q u ito .— V o lc a n e s p ro p ia m e n te d ic h o s q u e se e le v a n en el c en tro d e
u n c r á te r d e l e v a n t a m i e n t o ó e n t r e l o s r e s t o s q u e f o r m a b a n p r i m i t i v a ­
m e n te el m ism o cráter.— C o m u n ica c ió n p e r m a n e n te d e l in terior del g l o ­
b o c o n la a t m ó s f e r a . R e l a c i o n e s e n t r e l a a l t u r a d e l o s v o l c a n e s y l a f r e ­
c u e n c ia d e las e ru p c io n es . A ltu r a d el c o n o d e c e n iz a s. P a rticu la rid a d es
d e lo s v o lc a n e s q u e se a lza n sob re e l lim ite d e las n i e v e s . — C o lu m n a s
de h u m o y d e c e n iz a s . T em p e sta d v o lc á n ic a d u ra n te la e ru p c ió n . C o m ­
p o s ic io n m in e r a ló g ic a d e las l a v a s , p. 2 0 3 - 2 1 8 . — D i s t r i b u c i ó n de l o s
v o lc a n e s en la su perficie d e la T ierra; v o l c a n e s cen tra les y c a d e n a s v o l ­
cánicas; v o lc a n e s situ a d o s e n islas ó en c o sta s. D i s t a n c i a r e los v o l c a ­
n e s á l a s o r il l a s d e l m a r . E s t i n c i o n d e l a f u e r z a v o l c á n i c a , p . 2 1 8 * 2 2 5 .
R e l a c i ó n d e l a v u l c a n i c i d a d c o n la n a t u r a l e z a d e l a s r o c a s ; c o n s t i t u c i ó n
d e n u e v a s rocas y m o d ifica c ió n de las p r e e x iste n te s por las fuerzas v o l ­
cánicas. E l estu d io de lo s v o lc a n e s l le v a de esta suerte y por u n d o b le
c a m in o á la parte m in e r a ló g ic a de la G e o g n o s ia (e stru ctu ra y s u c e s ió n
de la s capas terrestres) y á la fo r m a c io n de lo s a r ch ip ié la g o s y de lo s
c o n t i n e n t e s l e v a n t a d o s so b re e l n i v e l d e l m a r ( d i s p o s i c i ó n g e o g r á f i c a y
c o n t o r n o de l a s d i f e r e n t e s p a r t e s d e l a T i e r r a ) . — C l a s i f i c a c i ó n d e l a s r o ­
cas, se g ú n lo s fe n ó m e n o s d e c o n stitu ció n y d e m o d ifica c ió n q u e se p r o ­
d u c e n t o d a v í a á n u e s t r a v i s t a : rocas endógenas ó d e erupción ( g r a n i t o , s i e -
70X0 iv. S9
n i t a , p ó r firo g r u n s t e i n , h i p e r s t e n f e l s , e u f ó t ic la , m e láfiro , b a s a lto y fo -
n o l i t o ) ; rocas de sedimento ( e s q u i s t o a r c i l l o s o , l e c h o s d e c a r b ó n d e p i e d r a ,
c a l c á r e o s , t r a v e r t i n o y b a n c o s d e i n f u s o r i o s ) ; rocas trasformadas ó meta-
mórficas, q u e c o n a l g u n o s r e s t o s d e r o c a s d e e r u p c i ó n ó de s e d im e n to ,
c o n t ie n e n p e d a z o s d e g n e i s , de m ic a s q u isto y d e otras m a s a s m etam órfi"
c a s m a s a n t i g u a s ; conglomerados y asperones ( r o c a s d e t r ít i c a s ) , p .
— F e n ó m e n o s d e c o n t a c t o e s c l a r e c i d o s p o r l a f o r m a c i o n a r t if i c i a l d e l o s
m in e r a le s . E f e c t o s d e la p r e sió n y d el e n fr ia m ie n to m a s ó m e n o s rá p id o .
C o n stitu c ió n del calc á re o gra n u la r ó m a r m o l sa ca ro id cs, trasform acion
d e l e s q u i s t o e n j a s p e r a y a d o p o r l a s i l i f i c a c i o n ; l a m a r g a c a lc á r e a c a m ­
b ia d a por el granito e n m ica sq u isto ; c o n v e r s ió n d el calcáreo e n d o lo m ia ,
y fo r m a c io n de lo s g r a n a te s en e l e sq u is to arcilloso e n co n ta c to con el
b a s a l t o ó la d o l e r i t a . F i l o n e s e m p u j a d o s d e a b a j o a r r i b a . F e n ó m e n o s d e
la c im e n ta c ió n en la fo rm a cio n de los c o n g lo m er a d o s. C o n g lo m era d o s
p r o d u c id o s po r e l l u d im i e n t o , p. 2 3 5 - 2 4 8 . — E d a d r e la tiv a d e las r o ca s
ó c r o n o lo g ía d el g l o b o . Capas fo silíle r a s .— E dad r ela tiv a d e lo s d ife re n ­
tes o r g a n is m o s .— G ra d a ció n fisio ló g ic a de las e sp e c ie s s e g ú n la su p e r ­
p o sició n d e lo s te rr en o s.— H orizonte g e o ló g ic o por el cu a l pu ed e lle g a r ­
s e á c o n c l u s i o n e s c ie r t a s s o b r e l a i d e n t i d a d ó a n t i g ü e d a d r e l a t i v a d e l a s
fo r m a c io n e s , sob re la rep etició n de c iertas capas, su p a r a lelism o ó su
c o m p le ta s u p r e s ió n .— T ip o d e la s capas se d im e n ta r ia s c o n sid erad as en
su s r a s g o s m a s g e n e r a le s y sim p les; capas silú r ic a s y d e v o n ia n a s, lla ­
m a d a s a n tig u a m e n te te rr en o s de tr a n sic ió n . T r ia s inferio r (c a lc á re o de
m o n t a ñ a ) , t e r r e n o h u l l o s o , n u e v o a s p e r ó n r o j o i n f e r i o r y c a lc á r e o m a g ­
n é s i c o ; t r ia s s u p e r i o r ( a s p e r ó n a b i g a r r a d o , c a l c á r e o c o n c h í f e r o y k e u p e r ) ;
c a lc á r e o ju r á sic o (lia s y o o lit a ) ; a sp er ó n m a c iz o (creta inferio r y su p e ­
r io r , c o m o ta m b ié n la s ú lt im a s ca p a s q u e c o m i e n z a n e n e l c a l c á r e o de
m o n ta ñ a ); f o r m a c io n te rc ia r ia c o m p u e s t a d e tres s u b d iv is io n e s ca ra cte­
riz a d a s por el calcáreo v a s to , e l carb ón oscuro y lo s ca sq u ijo s su bape-
n i n o s . — F a u n a s y ñ oras d e lo s tiem p o s p r im itiv o s; su s rela cio n es con la s
e sp e c ie s v iv a s a c tu a lm en te. C olosales o sa m e n ta s d e los m a m ífer o s d el
m u n d o a n tig u o en lo s terren os de tr a sp o r te.— R ein o v e g e t a l de lo s tie m ­
p o s a n t i g u o s . T err en o s en q u e c ierto s g r u p o s de p la n ta s l l e g a n al m á x i ­
m u m d e s u desa rro llo ( la s c ic á d e a s e n e l k e u p e r y e n el lia s , y las c o n i­
feras en lo s a s p e r o n e s a b ig a r r a d o s). L ig n it a s ó capas- de carb ó n o sc u r o .
— Y a c im ie n t o y p e d r u s c o s errá tico s. D u d a s sob re el o r ig e n d e e sta s m a ­
sas, p. 24 8 -2 6 5 .
L a d e t e r m i n a c i ó n d e l a s épocas geológicas l l e v a á e s t u d i a r la d i s t r i b u ­
c i ó n d e l a s masas sólidas y líquidas y l a c o n f i g u r a c i ó n d e l a s u p e r f i c i e te r ­
restre. R e la c ió n de e ste n sio n entre el e le m e n to líq u id o y el só lid o . A l ­
t u r a d e l o s c o n t i n e n t e s d e b i d a á l a e r u p c i ó n d e l pór firo c u a r z o s o . — C o n ­
f i g u r a c i ó n p a r t i c u la r d e cada gran m asa en sen tid o horizontal ( f o r m a
a r t i c u l a d a d é l o s c o n t i n e n t e s ) , y e n e l vertical ( h i p s o m e t r í a d e l a s c a d e -
ñ a s de m o n t a ñ a s ) . — I n f l u e n c i a d e l a e s t e n s i o n r e l a t i v a d e l m a r y d e l a
tie r r a f ir m e e n l a t e m p e r a t u r a , e n la d i r e c c i ó n d e l o s v i e n t o s , e n l a a b u n ­
d a n cia 6 esca sez de las p ro d u ccio n es o r g á n i c a s y el c o n j u n t o de to d o s
lo s fe n ó m e n o s m e te o r o ló g ic o s .— D irección de lo s ejes m a y o r e s en el a n ­
t i g u o y e n e l n u e v o c o n t i n e n t e . A r t i c u l a c i ó n d e la s c o s t a s . F o r m a p i r a ­
m id a l de las e strem id ad es m eridionales. V a lle del O céano atlán tico.
F o r m a s a n á l o g a s e n d i f e r e n t e s r e g i o n e s , p. 2 6 5 - 2 7 4 . — C a d e n a s d e m o n ­
tañas d isc o n tin u a s. S istem as de ca d en a s de m ontañas y m anera de
e s t i m a r s u e d a d r e l a t i v a . T e n t a t i v a p a r a d e t e r m i n a r el c e n t r o d e g r a v e ­
dad de la s r e g io n e s e le v a d a s a c tu a lm en te sob re el n iv e l d el m ar. Pro­
g reso len to q u e h a c e au n h o y el le v a n ta m ie n to de las m asas c o n tin e n ­
tales; c o m p e n s a c i ó n q u e e n c i e r t o s p u n t o s t i e n e e s t e p r o g r e s o p o r d e ­
p resion es con sid e r a b les. A lte r n a tiv a s p er ió d ic a s d e a c tiv id a d y de reposo
r ev e la d a s por tod os lo s fe n ó m en o s g e o g n ó stic o s. E s p ro b a b le q u e se
prod u zcan t o d a v ía n u e v a s r u g o sid a d e s en la s u p e r f i c ie de l a T ierra,
p .274-283.
E n v u e lta líq u id a y e n v u e lta g a se o sa de nuestro p la n e t a , contrastes
y a n a l o g í a s e n t r e u n a y otr a ( e l m a r y l a a t m ó s f e r a ) c o n r e l a c i ó n á l a
ela stic id a d y al m o d o de a g r e g a c ió n de su s m o lé c u la s , á la s c o rrien tes y
á l a p r o p a g a c i ó n d e l c a lo r . P r o f u n d i d a d d e l m a r y del O céano aéreo
c u y o s bojíos s o n la s m e s e t a s y las c a d e n a s d e m o n t a ñ a s .— T em p era tu ra
d e l m a r e n l a s u p e r f i c ie y c u l a s c a p a s i n t e r i o r e s b a j o l a t i t u d e s d i f e r e n t e s .
T e n d e n c i a d e l m a r á c o n s e r v a r e l c a l o r d e su s u p e r f i c ie e n l a s c a p a s m a s
p r ó x im a s d el aire e n razó n de l a m o v i li d a d d e su s m o lé c u la s y d e las
v a r ia c io n e s d e d e n sid a d . M á x im u m de d e n sid a d del a g u a sa la d a . Z onas
e n q u e l a s a g u a s l l e g a n a l m á x i m u m d e c a lo r y d e s a l u m b r e . In fLuencia
t é r m i c a de l a s c o r r i e n t e s p o l a r e s i n f e r i o r e s y d e l a s c o n t r a - c o r r i e n t e s
q u e e x i s t e n e n l o s e s t r e c h o s , p. 2 8 3 - 2 8 5 . — N i v e l g e n e r a l d e l o s m a r e s y
p e r tu r b a c io n es p e r m a n e n tes c a u sa d a s en e ste e q u ilib rio por in flu en cias
lo c a le s ; p e r tu r b a c io n es p e r ió d ic a s, co m o el flujo y el r e flu jo .— C orrientes
p e lá g ic a s , corr ie n te e cu a to rial ó de ro ta cio n . C orriente de a g u a s c a lie n ­
te s en el O céano atlántico (G u lfstream ); c o rrien te de a g u a s fr ia s e n l a
parte o r ie n ta l del O céano P a c ífic o .— T em p era tu ra de los b a jío s. V id a y
m o v i m ie n t o u n iv e r s a lm e n te esp a r c id o s en e l O cé a n o ; in flu en cia d e lo s
b o s q u e s s u b m a r i n o s , f o r m a d o s p o r l a r g a s y e r b a s q u e c r e c e n on l o s b a ­
j ío s , ó por b a n c o s flo ta n te s de fucus, p. 2 S 6 -2 9 3
E n v u elta g a s e o s a de nuestro planeta (O céano aé re o ).— C om p osicion
q u í m i c a d e la a t m ó s f e r a , d i a f a n i d a d , p o l a r i z a c i ó n , p r e s i ó n , t e m p e r a t u r a ,
h u m e d a d y t e n s i ó n e l é c t r i c a . — R e l a c i o n e s d e l o x í g e n o y d e l á z o e ; á c id o
carb ón ico; g a s h id ró g en o ; v a p o res a m o n ia c a le s; m ia sm a s.— V a ria cio n es
r e g u l a r e s ú h o r a r ia s d e la p r e s i ó n a t m o s f é r i c a ; a l t u r a m e d i a d e l b a r ó m e ­
tro e n l a s u p e r f i c ie d e l m a r , e n l a s d i f e r e n t e s z o n a s d e l g l o b o . C u r v a s i s o -
b a r o m é tr ica s.— R osas b a r o m é tr ica s de los v ie n to s . L e y de rotacion de lo s
v ie n t o s é im p o r ta n c ia de e sta l e y en e l c o n o c im ie n to d e g r a n n ú m e r o d e
f e n ó m e n o s m e t e o r o ló g ic o s . B r is a s d e tierra y m a r , v ie n t o s a lisio s y m o n ­
z o n e s ,p . 2 9 3 - 3 0 0 .— D istrib u ció n del c a lor a tm o sfé r ic o en s u s r e la c io n e s c o n
l a d i s p o s i c i ó n r e s p e c t i v a d e l a s m a s a s t r a s p a r e n t e s ú o p a c a s , d e l a ti e r r a
f i r m e y d e l a s a g u a s d e l m a r , y c o n l a c o n f i g u r a c i ó n h i p s o m é t r i c a d e Io s-
c o n t i n e n t e s . - —F l e x i ó n d e l a s l í n e a s i s o t e r m a s p a r a l e l a ó p e r p e n d i c u l a r ­
m e n te al ecu ad or. V értice c o n v e x o y c ó n c a v o d e las lín ea s iso term a s.—
C a lo r m e d i o d e l o s a ñ o s , e s t a c i o n e s , m e s e s y d i a s . E n u m e r a c i ó n d e l a s
causas q u e m odifican l a d i r e c c i ó n d e la s l í n e a s i s o t e r m a s . — L í n e a s i s o -
q u im e n a s é isoteras (e s d ecir, de ig u a l e s tem p eraturas en i n v i e r n o y en-
v e r a n o ) .— Causas q u e tien d e n ¿ e l e v a r la te m p e r a tu r a , y causas q u e
tien d e n á bajarla. Irradiación q u e e m a n a d el s u e lo ; la fo rm a d e las n u ­
b e s a n u n c i a lo q u e p a s a e n l a s a l t a s r e g i o n e s d e l a a t m ó s f e r a , y dibuja*
e n e l c ie lo d e u n d ia c a lu r o s o d e l e s lío la i m á g e n p r o y e c t a d a del su elo
de d o n d e irradia el ca ló r ico . C on traste'en tre el c lim a de las isla s ó de las-
c o sta s, propio de lo s c o n tin e n te s m u y a r t ic u la d o s , c o rta d o s por g o lfo s y,
d i v i d i d o s e n p e n í n s u l a s , y el c l i m a i n f e r i o r d e l a s g r a n d e s m a s a s d e t i e r ­
ra. C ostas o r ie n ta les y o c c id e n t a le s . D ife re n c ia e n tre el hem isferio del
N o r te y e l del M e d io d ía .— E scala té rm ica d e lo s d iv e r s o s g é n e r o s de c u l­
tiv o , d esd e la v a in illa , el cacao y el p is a n g , h asta el lim o n er o , el o liv o
y la v iñ a de v in o p o ta b le . L a m a d u re z d é l o s frutos e sp lic a d a en g r a n
p arte por la d istin c ió n e n tr e la lu z d ifu sa y la lu z d irecta , e n tre u n cielo-
seren o y u n c ie lo cu b ierto d e n u b e s .— Cuadro g e n e r a l de la s c a u sa s q u e
p r o p o r c io n a n á la m a y o r parte d e E u r o p a u n c lim a m a s d u lce q u e á la
p e n ín su la oc cid e n ta l d e A s i a , p. 3 0 0 -3 1 3 .— ¿A q u é fr acción d e l c a lo r
t e r m o m é t r i c o m e d i o d e l a ñ o ó d e l e s t í o c o r r e s p o n d e la v a r i a c i ó n d e I o e n
la tit u d ? R e l a c i ó n e n t r e l a t e m p e r a t u r a m e d i a d e u n a e s t a c i ó n , e n u n a .
m o n t a ñ a , y la d ista n cia al p o lo d e un p u n to situ a d o al n iv e l d e l m a r .—
D ism in u c ió n d el calor á m e d id a q u e a u m e n ta la altura. L ím ite d e las-
n i e v e s p e r p é tu a s y o sc ila c ió n del m ism o . C a u s a s d e p e r t u r b a c i ó n e n la.
r eg u la r id a d de e se fe n ó m e n o ; c a d e n a s seten trion al y m e rid io n a l d el H i-
m a la y a , p. 3 1 3 -3 1 8 .— V a p o r e s a tm o sfé ric o s va r ia b le s, s e g ú n la s h o r a s , la s-
e s t a c io n e s , lo s g r a d o s d e la titu d y la e le v a c ió n d e la s a g u a s . E str e m a s e ­
q u ía o b s e r v a d a en el A s i a S e p te n tr io n a l e n tr e las c u e n c a s d e l Ir ty sc h y
d el O bi.— R o c ío p r o d u cid o por la ir r a d ia c ió n . C a n t id a d d e l l u v i a a n u a l ,
p . 3 1 8 - 3 2 0 . — E l e c t r i c i d a d d é l a a t m ó s f e r a y p e r t u r b a c i ó n e n e l e q u i l i b r i o de.
la s fuerzas e léctricas. D istribución g e o g r á fic a d e la s te m p esta d e s. P r e v i ­
s ió n d e lo s c a m b io s a tm o sfé r ic o s; las p ertu r b a c io n es c lim a t o ló g ic a s m a s
im portantes no d ep en d en de causas locales e x isten tes en el lu g a r m is­
m o de la o b ser v a c ió n , sin o q u e so n efecto d e u n a c o n te cim ie n to q u e h a
d e s t r u i d o el e q u i l i b r i o d e l a s c o r r i e n t e s a é r e a s e n apartadas region es,,
p. 320-32o.
TERCERA PA R TE.

V ID A ORGANICA .

L a d e s c r i p c i ó n fí s i c a d e l a T i e r r a n o s e l i m i t a á la v i d a e l e m e n t a l é
' I n o r g á n i c a d e l g l o b o , s i n o q u e a b r a z a la e s f e r a d e l a v i d a o r g á n i c a y l a s
'in n u m er a b les fases de su d e sa r r o llo .— V id a a n im a l y v e g e ta l. A c tiv id a d
*v i t a l d e l a N a t u r a l e z a e n e l m a r y e n l a tierra ; v i d a m i c r o s c ó p i c a e n l o s
l i i e l o s de las r e g io n e s p o l a r e s y e n l a s p r o f u n d i d a d e s d e l O c é a n o , ba jo
l o s t r ó p i c o s . E n s a n c h e d e l h o r i z o n t e de l a v i d a , d e b i d o á l o s d e s c u b r i ­
m i e n t o s d e E h r e m b e r g . — E v a l u a c i ó n d e la m a s a d e l o s a n i m a l e s y d é l o s
v e g e t a l e s , p. 3 2 7 - 3 3 2 .— G eo g ra fía d e las p la n ta s y de lo s a n im a le s . E m i­
g r a c ió n de las p la n ta s en g e r m e n , por m e d io de ó r g a n o s qu e la s p o n e n en
a p t i t u d d e v a g a r p o r l a a t m ó s f e r a . C í r c u lo d e e m i g r a c i ó n , t e n i e n d o e n
c u e n ta las r elacion es c lim a to ló g ic a s. P la n ta s y an im ales que v iv e n en
c o m p a ñ í a ó a i s l a d o s . E l c a r á c t e r d e l a s F l o r a s ó d e la s F a u n a s d e p e n d e
m e n o s d e l a s u p e r i o r i d a d n u m é r i c a d e c ie r ta s e s p e c i e s , ba jo l a t i t u d e s d e ­
t e r m in a d a s, q u e de la c o e x iste n c ia d e g r a n n ú m er o d e fa m ilia s y d e la
c a n tid a d relativa de sus e sp ecies, p. 3 3 2 -3 3 8 .— La raza h u m a n a c o n sid e
rada en su s m a tice s físico s y e n la distribu ción g e o g rá fica de sus tipos
con tem p orán eos. R azas y va ried a d es. U n id a d d e la raza h u m a n a .— Las
l e n g u a s , c r e a c io n e s in te le c tu a le s de la h u m a n id a d y partes in t e g r a n t e s
d e la h i s t o r i a n a t u r a l d e l e s p í r it u , t i e n e n u n s e l l o n a c i o n a l ; p e r o e n v i r ­
tu d de aco n tecim ien to s d iv e r s o s , h á lla n s e en p u eb lo s de m u y d iferen te
o r i g e n i d i o m a s p e r t e n e c i e n t e s á u n a m i s m a f a m i l i a , p. 3 3 8 - 3 1 6 .

TOMO II.

P R IM E R A PARTE.

REFLEJO DEL MUNDO ESTERIOR EN LA IMAGINACION DEL HOMBRE.


LIT ER AT U RA DESCRIPTIVA.

I. M e d io s p r o p io s p a r a d if u n d ir el e s t u d io de la naturaleza .— En
- e l prim er tom o se han e s p u e s t o , b a j o l a f o r m a d e u n c u a d r o de l a
N a tu r a le z a , lo s p r in c ip a le s r esu lta d o s d e la o b s e r v a c ió n cien tífica ; en
■e s t e h a y q u e c o n s i d e r a r e l r eflejo de aq u el espectáculo en el se n ti-
• m ie n t o y en la im a g in a c ió n d el h o m b r e .— Del se n tim ien to d e la N a tu r a -
r a l e z a e n t r e l o s G r i e g o s y l o s R o m a n o s ; s i n se r c s t r a ñ o s á e s t e s e n t i ­
m i e n t o l o h a n e s p r e s a d o n o o b s t a n t e m u y rara v e z . L a p o e s i a d e s c r i p t i v a
■no p o d i a ser m a s q u e u n a c c e s o r i o e n l a s g r a n d e s f o r m a s d e la o d a y d e
la e p o p e y a . E l arte se m u e v e sie m p r e e n tre lo s G r ie g o s d entro del c ír c u lo
d e l a h u m a n i d a d . — H i m n o s á la P r i m a v e r a ; H o m e r o , H e s i o d o ; l o s t r á g i ­
c o s ; p o e s í a b u c ó l i c a ; N o n n u s ; A n t o l o g í a . C ar á cte r p r o p i o del paisaje
g r ie g o , p á g . 3 -1 3 .— P o e ta s la tin o s : L u crecio, V i r g il i o , O v id io , L u c a n o r
L u c i l i o e l j ú n i o r . E p o c a p o s t e r i o r e n q u e la P o e s í a n o e s m a s q u e u n
a d o r n o d e p r e s t a d o p a r a e l p e n s a m i e n t o , e l Mosela d e A u s o n i o . P r o s i s t a s
l a t i n o s : C i c e r ó n , T á c i t o , P l i n i o . D e s c r i p c i o n e s de villas r o m a n a s , p . 15-24:
— C a m b io in tr o d u c id o en la n a tu ra le za y esp r e sio n d e lo s s e n t im ie n t o s
p o r e l C r i s t i a n i s m o y la v i d a d e l d e s i e r t o . Octavius d e M i n u c i o F é l i x , p a -
s a g e s de lo s S a n t o s P a d r e s . S a n B a silio en la s so led a d es d e A r m e n ia , G re­
g o r io de N iz a , C risóstom o; p r e d isp o s ic ió n g e n e r a l ó la m e la n c o lía , p. 2 4 -2 9
— C ontraste p r o d u c id o por la d iv e r s id a d d e la s razas en el colo r p o ético
d e la s d e sc r ip c io n e s entre lo s g r ie g o s , las razas itá lica s, los g e r m a n o s d e l
N o r t e , l o s p u e b l o s s e m í t i c o s , lo s p e r s a s y l o s i n d i o s . La r i q u í s i m a p o e s í a
de esas ra zas o r ie n ta le s d e m u e str a q u e e l se n t im ie n t o d e la N a tu ra leza ,
entre lo s g e r m a n o s d el N o rte, n o r e c o n o c e po r ú n ic a c a u sa la p r iv a ­
c ió n de sus g o c e s , durante un largo in v ie r n o .— P o esía ca b a lleres­
ca d e lo s M in n esin g er. E p o p e y a E só p ica de lo s a lem a n es , s e g ú n Ja-
c o b o y G u illerm o G rim m . P o e s ía s c éltic a s y ersas, p . 2 9 - 3 6 . — P u e b lo s
d e l A s i a o r i e n t a l y o c c i d e n t a l ( I n d i o s y P e r s a s ) ; e l Ram ayana, y e l Maha-
barata, e l Sacunlala y l a Nube Mensagera d e K a l i d a s a . Literatura p ersa;
que no su be m a s a llá d e los S a s a n id a s , p. 3 6 -4 1 .— E p o p ey a y poe­
s í a s f i l a n d e s a s r e c o g i d a s d e b o c a d e l o s K a r e l i a n o s , p. 4 1 - 4 2 . — N a c i o n e s
a r a m e a s ; p o e s í a d e l a N a t u r a l e z a e n t r e l o s H e b r e o s ; r e fle j o d e l m o n o ­
te ís m o , p . 4 2 - 4 7 . — L iteratura a n t ig u a d e los ára bes. D escrip ció n de la v i d a
d e l o s b e d u i n o s e n e l d e s i e r t o , e n A n t a r ; A m r u ‘l - K a i s , p. Í 7 - 4 8 . — R e n a ­
cim ie n to de la s letra s en Italia. D a n te A l i g h i e r i , P etr a rc a , Boyardo y
V ittoria C olo n n a .— D iá lo g o del E tn a de B e m b o , y d e scrip ción p i n t o ­
r e s c a d e l a v i d a v e g e t a l e n e l N u e v o - M u n d o (H istoria } V e n e t í e ) . C r i s t ó ­
b al C olon, p. 4 8 - o o . — L a s Lusiadas d e C a m o e n s , p. 5 5 -5 8 .— P o esía
e s p a ñ o l a ; la Araucana d e d o n A l o n s o d e . E r c i l l a ; F r a y L u i s d e L e ó n y
C a lderón, s e g ú n T i e c k . — S h a k s p e a r e , M ilton , T h o m s o n , p. 5 S -6 1 .—
P ro sista s fr a n c ese s: R o u s s e a u , B u f f o n , B e r n a r d in o de S a in t-P ierre y
C h a t e a u b r i a n d , p . 6 1 - 6 5 . O jea d a r e t r o s p e c t i v a s o b r e l o s v i a j e r o s d e l a
ed ad m ed ia , J u a n M a n d e v ille , H ans S ch iltb erg er y B ern ard o de B reiten -
bach. C ontraste entre estos viajeros y los m o d ern o s. Forster, com ­
pañero d e C o o k , p. 6 5 - 6 8 . — O bje to l e g í t i m o d e la p o e s í a d e s c r i p t i v a .
A t r a c t i v o d e t o d a s l a s r e g i o n e s d e l a tier ra , d e s d e e l e c u a d o r h a s t a l a s
zo n a s g la cia les , p. 68-71.

II. D e la p in t u r a d e p a is a je c o n s id e r a d a como m e d io de propagar el

est u d io d e la naturaleza .— E n l a a n t i g ü e d a d c lá s ic a , la pintura d e l


pa isa je no pod ia co n stitu ir, com o t a m p o c o la p o e s í a d e s c r i p t i v a , u n a .
r a m a d i s t i n t a d e l a r te . F i l o s t r a t o e l V i e j o . E s c e n o g r a f í a ; L u d i o . — V e s t i ­
g io s de la p in tu ra de p a isa je entre lo s In d io s e n la é p o c a b r illa n te d e
V ik r a m a d it y a .— H ercu lan o y P o m p e y a . — P in tu ra cristiana d e sd e C o n s­
ta n tin o el G rande h a sta p r in cip io s d e la e d a d m e d ia . M in ia tu ra s d e lo s
m a n u s c r i t o s , p. 7 2 - 7 o . — I m p o r t a n c i a d a d a a l p a i s a j e e n l o s c u a d r o s h i s ­
tó r ic o s de lo s h e r m a n o s V a n - E y c k . E l sig lo xv ii considerado com o la
é p o c a m a s b r i ll a n t e d e la p i n t u r a d e p a i s a j e ( C l a u d i o L o r e n a , R u y s d a e l ,
G dsp ar y N i c o l á s P u s i n o , E v e r d i n g e n , H o b b e m a y C u p y ).— E sfuerzos
h e c h o s para rep rod ucir fielm en te las fo rm as v e g e t a l e s ; e m p e ñ o de im it a r
esp e c ia lm en te la v e g e t a c ió n de lo s tr óp icos. F ran cisco P o s t , c o m p a ñ e r o
d e l p r í n c ip e M a u r i c i o d e N a s a u ; E c k h o u t . N e c e s i d a d d e i n d i v i d u a l i z a r l a
N a t u r a l e z a . — L a e m a n c i p a c i ó n d e la s c o l o n i a s e s p a ñ o l a s y p o r t u g u e s a s d e
A m é r ic a , el p ro g r eso de la cultura e n las Indias , la N u e v a - H o l a n d a , la s
islas S a n d w ic h y e l A frica m e r id io n a l, d e b e n dar m u c h o im p u lso y u n
c a r á c t e r m a s g r a n d i o s o , u o s o l o á la M e t e o r o l o g í a y á la d e s c r i p c i ó n d e
l a N a t u r a l e z a e n g e n e r a l , s i n o q u e t a m b i é n á la p i n t u r a d e l p a i s a j e y á
la e sp r e sio n gráfica de la N a tu r a le z a .— U tilid a d de lo s p a n o ra m a s c ir c u ­
l a r e s d e P a r k e r . — E l s e n t i m i e n t o d e l a u n i d a d d e l Cosmos a d q u i r i r á t a n t a
m a y o r fuerza cu a n to se m u lt ip liq u e n m a s lo s m e d i o s d e rep rod ucir c o n
esp resivas im á g en es los fe n ó m en o s de la N a t u r a le z a , p . 75-89.
II I. C ul t iv o de las plantas e x ó t i c a s .— Im p resión q u e produce la fiso ­
n o m ía d é l o s v e g e t a le s , en c u a n to p u e d e n dar id e a d e e lla , las p la n ta c io ­
n e s artificia les.— J a r d in e s p in to r e sc o s.— P rim er o s p a r q u es p la n ta d o s e n
las r eg io n e s centrales y m erid io n a les del A sia ; árb oles y b o sq u ec illo s
consagrados á los d i o s e s , p. 9 0 - 9 4 . — J a r d in e s e n lo s p u e b lo s del A s ia
o r i e n t a l . J a r d i n e s c h i n o s e n t i e m p o d e l a d i n a s t í a d e l o s H a n . Poema de
los Jardines, c o m p u e s t o p o r S e e - m a - K u a n g , á f i n e s d e l s i g l o x i . P r e s c r i p ­
c io n e s de L ieu -tsc h e u . P o e m a d esc r ip tiv o d el em p e ra d o r K ie n - l o n g .—
In flu en cia de lo s m o n a s te r io s b u d ista s en l a p r o p a g a c ió n d e las fo r m a s
v e g e t a l e s m a s b e l l a s , p. 9 4 - 9 8 .

SEGUNDA PARTE.

ENSAYO HISTÓRICO SOBRE EL DESARROLLO PRO GR ESIVO DE LA IDEA DEL


UNIVERSO.

D i f e r e n c i a e n t r e el c o n o c i m i e n t o g e n e r a l d e l a N a t u r a l e z a y l a h i s t o r i a
de las c ie n c ia s n a tu ra le s. L a h isto r ia de la d e se r ip cio n d e l m u n d o e s la
h isto r ia de la id e a d e la u n id a d a p lic a d a á lo s f e n ó m e n o s y á la s fu e r z a s
s i m u l t á n e a s d e l U n i v e r s o . — M é t o d o d e e s p o s i c i o n q u e c o n v i e n e á la h i s ­
tor ia d e l Cosmos : 1 . ° e s f u e r z o s d e l a r a z ó n p a r a d e s c u b r i r l a s l e y e s d e l a
N a tu ra leza ; 2 .° a c o n te c im ie n to s q u e h a n e n sa n c h a d o de repente el c a m ­
po d é l a ob ser v a c ió n ; 3 .° in v e n c ió n de in str u m e n to s n u e v o s p ropios para
f a c ilit a r la p e r c e p c i ó n s e n s i b l e . — I m p u l s o d a d o p o r e l p r o g r e s o d e l a s
l e n g u a s ; i r r a d i a c i ó n d e la c i v i l i z a c i ó n . O p i n i o n q u e d e b e f o r m a r s e a c e r c a
d e u n a F ís ic a p r im itiv a y d e e s a sa b id u r ía natu ral d e lo s p u e b le s s a lv a je s
o sc u r e c id a por la c i v i l i z a c i ó n , p . l O l - l l o .

FASES PRINCIPALES DE LA H ISTORIA DE LA CONTEMPLACION FÍSICA DEL


MUNDO.

I. La CUENCA DEL MEDITERRANEO CONSIDERADA COMO PUNTO DE P A R T ID A


DELOS ESFUERZOS HECHOS PARA ENGRANDECER LA IDEA DEL COSMOS. — C o n fi-
g u r a c io n y d iv is io n e s d e esta c u e n c a . Im p ortan cia d el g o lf o A r á b ig o . Cru­
z a m ie n to de las dos g ra n d es lín ea s de le v a n ta m ie n to ( d e l N ordeste a l
S u d o e s te y del S u d S u d e ste al Ñor N o r o e s t e ) . In flu en cia de e ste ú ltim o
siste m a e n el c om ercio d el M u n d o .— A n t ig u a c iv iliz a c ió n de los p u eb lo s
e sp a r c id o s por las costas d e l M ed ite rr á n e o .— V a l l e d el N ilo ; a n tig u o y
n u e v o im p e rio de los E g i p c io s . — L os F e n ic i o s , a p to s por n a tu ra le za para
d e s e m p e ñ a r e l p a p e l d e i n t e r m e d i a r i o s , d i f u n d e n la e s c r i t u r a y e l u s o d e
las m o n e d a s , y la s p esas y m e d id a s de o r ig e n b a b iló n ic o . N u m era ció n ,
a r itm é tic a , n a v e g a c ió n n octu rn a. C olon ias estab lecid as en la costa o c ci­
d e n t a l d e A fr ic a p. 1 1 6 - 1 3 0 . — E s p e d ic io n de S a l o m o n y d e H iram á lo s
p a í s e s a u r í f e r o s d e Oíir y S u p a r a , p . 1 3 0 - 1 3 3 . — T i r r e n o s y E t r u s c o s ( R a -
s e n e s ) ; d isp o sic ió n p a rticu la r de la raza etru sca para el c o m e r c io c o n
la N atu raleza; fu lguratores y a q u ile g a s, p . 1 3 3 - 1 3 4 . — O tro s p u e b l o s
situ a d o s á o r ilia s del M ed ite rr á n e o , y de cultura a n tiq u ísim a . V e stig io s
de c iv iliz a c ió n al E ste , entre los F r ig io s y lo s L ic io s, y entre lo s T ú r d u -
lo s y lo s T u rd etan os al O es te.— P rin cip io s d el pod er h e lé n ic o ; e l A sia
M en o r c o n sid e r a d a c o m o el g r a n c a m in o m ilitar d e la s e m ig r a c io n e s del
O riente al O cc id e n te. E l a r c h ip ié la g o del m a r E g e o , e sp e c ie d e la z o entre
el m u n d o g r ie g o y las r e g io n e s lejan as del O riente. V a s to s eriales e n
d o n d e s e c o n f u n d e n l o s l í m i t e s d e E u r o p a y A s i a , m a s a l l á d e l g r a d o 48
de la titu d . H erod oto y F erecid es de S y r o s, c o n sid eran el N orte del A sia ,
q u e fo rm a la E sc itia , c o m o u n a d e p e n d e n c ia d e la S a r m a c ia d e E u r o p a .—
C aractéres d e la s raza s j ó n ic a s y d ó r ica s en la s c o lo n ia s á d o n d e se e s t a ­
bleciero n estos p u eb lo s.— T e n ta tiv a s h e c h a s para penetrar por el la d o del
E s t e h a c ia e l P o n to y la C ó lq u id a ; prim era n o c io n d e la c o sta o c c id e n t a l
d e l m a r C a s p io , c o n f u n d i d o h a s t a e n t o n c e s c o n e l O c é a n o q u e r o d e a á l a
tierra po r e l la d o d e l E ste . C om ercio c o n lo s A r g i p i n o s , lo s Ised o n e s y
y l o s A r i m a s p e s a t r a v e s a n d o la c a d e n a d e l o s E s c i t a s e s c o l o t o s . M it o m e ­
t e o r o l ó g i c o d e l o s h i p e r b ó r e o s . — A b e r t u r a d e l a p u e r t a d e G a d e ir a . N a v e ­
g a c ió n d e C oleo de S a m o s . A s p ir a c ió n in c e s a n t e h a c ia lo d e s c o n o c id o y
l o i n f i n i t o . C o n o c i m i e n t o e x a c t o d e l flu jo p e r i ó d i c o d e l m a r , p . 1 3 4 - 1 4 6 .
II. E s p e d i c i o n de los m a c e d o n io s en t ie m p o de a le ja n d r o magno , é
in f l u e n c ia , d e l im p e r io de b a c t r ia n a .— R i c a co sech a de ideas n u e v a s
a c e r c a d e l a N a t u r a l e z a , d e q u e n o h a y e j e m p l o e n n i n g u n a o tr a é p o c a ,
e sc ep tu a m o s la d el descu b rim ien to de la A m é r i c a tropical.— A r is ­
t ó t e l e s f a c il i t a l a r e u n i ó n y c o m p a r a c i ó n d e a q u e l l o s m a t e r i a l e s p o r l a
d i r e c c i ó n q u e im p r im e á las i n v e s t i g a c i o n e s d e l a f i l o s o f í a e s p e c u l a t i v a ,
y p o r l a p r e c i s i ó n q u e i n t r o d u c e e n e l l e n g u a j e . — C ar ácte r c i e n t í f i c o de
ia e sp e d ic io n m a c ed ó n ica . C alistenes de O ly n to , discíp u lo de A r istó tele s
y a m i g o d e T e o f r a s t o . — C o n s i d e r a b l e s p r o g r e s o s h e c h o s e n la c i e n c i a de
lo s cu erp os c elestes por las r ela cio n es e sta b le cid a s con B a b ilo n ia y por e l
c o n o c i m i e n t o de l a s o b s e r v a c i o n e s d e b i d a s á l a c a s t a s a c e r d o t a l d e la
C aldea, p. 1 4 7-162.

III. E n g r a n d e c i m i e n t o de la id e a d e l mundo en t ie m p o de los tolo-

m e o s .— U n id a d p o lític a d e l E g ip to b ajo la d o m in a c ió n de lo s G r ie g o s.
V e n t a j a s q u e d e b e e s t e p a ís á s u s i t u a c i ó n g e o g r á f i c a . — I n f e r i o r i d a d , b a j o
u n o y otro c o n c e p to , del im p e rio d e lo s S e le u c id a s , fo r m a d o por la a g r e ­
g a c i ó n d e n a c i o n a l i d a d e s d i f e r e n t e s . L o s r io s y l o s c a m i n o s d e l a s c a r a ­
v a n a s, ú n ica salid a abierta al c o m e r c io e n a q u e l p a ís .— C o n o cim ien to de
i o s m o n z o n e s . R e s t a b l e c i m i e n t o d e l c a n a l q u e u n e e l N i l o a l M ar R o j o . —
I n s t i t u t o s c i e n t í f i c o s p r o t e g i d o s por l o s L a g i d a s . M u s e o d e A l e j a n d r í a .
B ib lio t e c a d e l B r u c h iu m y de R h a k o t is . D irecció n de lo s e stu d io s; al la d o
d e la a p lica c ió n q u e r eco je lo s m a t e r ia le s , m a n ifié s ta se un a t e n d e n c ia
f e l i z á 1a g e n e r a l i z a c i ó n . — E r a t ó s l e n e s d e C i r e n e . P r i m e r a m e d i d a d e l
g r a d o e jec u ta d a por u n g r ie g o , entre S y e n a y A le ja n d r ía , s e g ú n los d a ­
tos in c o m p le t o s de lo s b e m a lista s. P r o g r e s o s im u lt á n e o d e la c ie n c ia en
l a s M a t e m á t i c a s p u r a s , e n la M e c á n i c a y e n l a A s t r o n o m í a . A r i s t i l o y
T im ocaris. Id eas d e A ristarco de S a m o s y d e S e le u c o de B a b ilo n ia ó de
E r it r e a s o b r e la e s t r u c t u r a d e l m u n d o . H i p a r c o , c r e a d o r d e l a A s t r o n o ­
m ía c ien tífica y el m a y o r a str ó n o m o o b s e r v a d o r de la a n t ig ü e d a d . E u-
«clides, A p o l o n i o d e P e r g a y A r q u í m e d e s , p. 1 6 3 - 1 7 4 .

IV . I n f lu e n c ia de la d o m in a c ió n romana .— S e r v i c i o s p r e s t a d o s á l a

c ie n c ia del C o sm o s por un vasto c o n ju n to de E sta d o s. S i la v a r ie d a d d e l


s u e l o y d e la s p r o d u c c i o n e s o r g á n i c a s q u e s e a d m i r a n e n l a s e s p e d i c i o n e s
l e j a n a s d e b i ó , p o r u n a p a r t e , c o m u n i c a r n u e v o i m p u l s o a l e s t u d i o d e la
- N a t u r a l e z a , p o r o t r a , e l e s p í r it u d e n a c i o n a l i d a d r o m a n a s o f o c ó la a c t i ­
v id a d propia d e c a d a p u e b lo , h a c ie n d o d e sa p a recer á u n m is m o tiem p o
l a p u b l i c i d a d y e l p r i n c ip io d e l a i n d i v i d u a l i d a d , l o s d o s m a s f i r m e s a p o ­
y o s d e l o s E s t a d o s l i b r e s . — D i o s c ó r i d e s d e C i l ic i a y G a l i a n o d e P é r g a m o ,
. ú n i c o s o b s e r v a d o r e s d e la N a t u r a l e z a d u r a n t e e s t e p e r í o d o . C l a u d i o T o ­
l o m e o , f u n d a d o r d e l a O p tica e s p e r i m e n t a l . — V e n t a j a s m a t e r i a l e s de l a
e s t e n s i o n d a d a a l c o m e r c i o t e r r e s t r e c o n e l c e n t r o d e l A s i a , y la n a v e g a ­
c i ó n d e M y o s H o r m o s h á c i a l a I n d i a . — E n t i e m p o de V e s p a s i a n o y D o m i -
c i a n o l l e g a á l a s c o s t a s o r i e n t a l e s d e l m ar C a s p io u n e j é r c i to c h i n o . E m i ­
g r a c i o n e s de l o s p u e b l o s d i r i g i d a s e n e l O r i e n t e d e E s t e á O e s t e , y e n el
n u e v o co n tin e n te de Norte á S u d . L as e m ig r a c io n e s d e los p u eb los a siá ­
ticos e m p ie z a n c o n la irr u p ció n de la raza tu rca de lo s H i u n g n u s , q u e
c a e n so b re lo s Y u e t a s y lo s U s u n o s , c er ca d e la m u r a lla de la C h in a , si­
g l o y m e d i o a n t e s d e n u e s t r a e r a . — E m b a j a d a q u e e l R a j a h d e C e i la n e n ­
v i ó al em p e ra d o r C laud io. E m b a ja d o r rom ano de M arco A u re lio á la
corte ch in a. L os grandes m a tem á tico s in d io s W a r a h a m ih ir a , B r a h -
m agup ta, y q u izá s tam b ién A r y a b h a t t a , so n p osteriores á esta é p o ­
ca ; pero los d e sc u b rim ien to s h e c h o s a n te r io r m en te en la I n d i a , d e s­
p u es de in v e s tig a c io n e s a isla d a s , hab ian pod ido p e n e tr a r e n el O ccidente
antes de D io fa n to , á lo m e n o s en parte, m e rc ed á la e sten sio n qu e
a d q u ir ió el com ercio en tiem p o de lo s L á g id a s y de l o s C é s a r e s . — P o ­
d e m o s fo r m a r i d e a d e e s a s r e l a c i o n e s c o m e r c i a l e s p o r l a s g r a n d e s o b r a s
g e o g r á f i c a s d e S t r a b o n y de T o l o m c o . I m p o r t a n c i a h i s t ó r i c a d e l a n o ­
m en cla tu ra de T o lo m eo reco n o cid a en lo s tiem p o s m o d e r n o s.— E n s a y o
d e u n a d e s c r i p c i ó n d e l a N a t u r a l e z a p o r P l i n i o . C a r á cte r d e e s t a e n c i ­
c lo p e d ia d e l A r te y d e la N a t u r a le z a .— U n id a d del gén ero h u m a n o pro­
cla m a d a por el cristian ism o, p. 1 7 o -1 9 8 .

Y . I n v a sió n de los Á r a b e s .— I n f l u e n c i a d e un e lem en to estraño en


el d e sa rro llo de la c iv iliz a c ió n e u r o p e a .— L o s A r a b e s, r aza s e m ític a d o ta ­
d a d e v i v a i m a g i n a c i ó n , disip an la barbárie c o n s e r v a n d o la a n tig u a c i­
v iliz a ció n y a b r i e n d o n u e v a s v í a s a l e s t u d i o d e l a N a t u r a l e z a . — C o n fi­
g u r a c i ó n d e l a p e n í n s u l a a r á b i g a ; p r o d u c c i o n e s del H a d h a r a m a u t , d e l Y e ­
m e n y d el O m án, cad en as d e m o n ta ñ a s de D jebel, de A k h b a r y de A s y r .
G e r r h a , a n tig u o d e p ó sito de la s m e rcan cías i n d i a s , situ ad o fren te á lo s
e sta b lecim ien to s fen icio s de A ra d o s y de T y lo s .— R ela cio n es a c tiv a s e n ­
tr e l a A r a b i a , p a r t i c u l a r m e n t e e n la p a r te s e t e n t r i o n a l , y o t r a s r e g i o n e s
c i v i l i z a d a s . — C iv iliz a c ió n p r im itiv a d e los A r a b e s ; em p ieza n á tom ar
parte e n el c o m er cio d e l m u n d o ; e s p e d ic io n e s al O este y a l E ste . L os
H i c s o s ; A r is e o , r e y d e l o s H i m y a r i t a s , a l i a d o d e N i ñ o . — C a r á c t e r p a r t i ­
cu la r d e la v id a n ó m a d a d e lo s A r á b e s, p. 1 9 9 - 2 0 8 .— In flu e n c ia d e lo s N e s -
to r ia n o s , de lo s Sirios y de la e s c u e la m é d ic o -fa r m a c é u tic a de E d e s o .
— L os A ra b es fu n d a d o res de las c ien cia s físicas y q u ím ica s. F a rm a c o lo ­
g í a . — In stitu tos cie n tífico s, en la b r illa n te época d e A lm a n z o r , de H a r o n -
al-R a sch id , de M am un y de A l-M o ta sem . C on ocim ien tos q u e los A rabes
to m a r o n de la In dia y d e l E g ip to . J a r d ín b o tá n ic o fu n d a d o cerca de Cór­
d o b a e n tiem p o del c a lifa A b d e r r h a m a n , p. 2 0 8 - 2 1 7 .— O b se r v a cio n e s a s ­
tro n ó m ica s y perfecció n d é l o s in str u m e n to s. A p lic a c ió n d el p é n d u lo á l a
m e d id a del tiem p o por É b n -J u n is. T rabajos de A l h a z e n so b re la refrac­
c ió n . T a b la s p la n eta ria s de lo s In d io s. P e r tu r b a c ió n en la lo n g it u d d e l a
l u n a , r e c o n o c i d a p o r A b u l - W e f a . C o n g r e s o a s t r o n ó m i c o d e T o l e d o . O b­
se r v a to r io s de M e r a g h a . M ed id a del g r a d o e n la llan ura q u e se e s t ie n d e
e n t r e T a d m o r y R a k k a . — L o s A r a b e s d e b e n s u c i e n c i a a l g e b r á i c a á los.
In d ios y á lo s G riegos. M o h a m m e d B e n - M u s a , de C h o w a r e z m . A b u l-
W e f a - B u s j a n i t r a d u c e p o r p r i m e r a v e z al á r a b e , á p r i n c i p i o s d e l s i g l o x ,
l a s o b r a s d e D i o f a n t o . — L a s c ifr a s i n d i a s y e l s i s t e m a d e posicion l l e g a r o n
á c o n o c i m i e n t o de l o s A r a b e s p o r l a s [ m i s m a s v i a s q u e e l A l g e b r a . L o s
A r a b e s intro d u jero n estas in v e n c io n e s en el A fr ica se te n tr io n a l. E s v e r o ­
sím il q u e lo s c ristian os de O ccidente c o n o c ie se n a n tes q u e lo s A r a b e s las
n u e v e c ifr a s y s u v a l o r r e l a t i v o , c o n e l n o m b r e d e s i s t e m a d e Abaco.
¿Qué r e s u l t a d o s h u b i e r a d a d o e n l a c i v i l i z a c i ó n l a d o m i n a c i ó n i n d e f i n i ­
dam en te p r o lo n g a d a de los A r a b e s? p. 2 1 7 -2 2 6 .

V I. E p o c a d e los grandes d esc u brim ien t o s en el océan o .— C a u sa s


q u e p r e p a r a r o n e s t o s d e s c u b r i m i e n t o s . — N e c e s i d a d d e d i s t i n g u i r e l p r i­
m er d e sc u b rim ien to de las z o n a s se ten trio n a le s y tem p lad as de l a .A m é ­
r ic a , p o r L e i l , h i j o d e E r i c o e l R o j o , y el se g u n d o d escu b rim ien to d é l a
A m é r i c a tr o p i c a l á f i n e s d e l s i g l o X V . L a s i s l a s Foaroer y l a I s l a n d i a ,
d escu b iertas c a su a lm e n te por N a d d o d , so n la s e stacion es y p u n to s de
p a r ti d a d e l a s e s p e d i c i o n e s h á c i a l a E s c a n d i n a v i a a m e r i c a n a . V i a j e s á l a s .
c o sta s o r ie n ta les de la G ro e n la n d ia en el pais d e S c o r e s b y , á la s de la
b a h ia de Baffin , h a s ta lo s 7 2 ° o o ', y á la en tr a d a d e lo s e str e c h o s de
L a n c a s t e r y B a r r o w . — D e s c u b r i m i e n t o s a n t e r i o r e s q u i z á s , d e l o s Ir o s.
E l pais d é l o s H o m b r e s B la n c o s e n tr e la V i r g in ia y la F lo r id a .— A ntes,
d e la c o l o n i z a c i o n d e N a d d o d y de I n g o l f ¿ h a b i a s i d o p o b l a d a l a I s l a n d i a
por Iros ( h o m b r e s del P o n ie n t e d e la g r a n Irlanda a m e rica n a ), ó por
m i s i o n e r o s i r l a n d e s e s (papar, l o s clerici d e D i s c u i l , ) e c h a d o s p o r l o s N o r ­
m a n d o s d e l a s i s l a s F osr oer ? — L a s a n t i g u a s l e y e n d a s d e l a E u r o p a s e ­
t e n t r i o n a l , a m e n a z a d a s d e q u e d a r o l v i d a d a s e n el s u e l o d o n d e n a c i e ­
ro n , so n trasportadas á la Isla n d ia . V e s t i g i o s de las r ela cio n es c o m e r ­
c i a l e s e n t r e l a G r o e n l a n d i a y la N u e v a E s c o c i a h a s t a e l a ñ o d e 1 3 4 7 . L a
G r o e n l a n d i a p i e r d e e n 12 6 1 s u c o n s t i t u c i ó n l i b e r a ’, y q u e d a p r i v a d a , c o m o
p r o p i e d a d d e la C o r o n a d e N o r u e g a , d e toda c o m u n ic a c ió n co n lo s es-
tran jeros, in c lu so lo s Is la n d e se s. A s i se e sp lica q u e C o lo n , en su v ia je á
la I s l a n d i a (f e b r e r o d e 1 4 4 7 ) , n o r e c o g i e s e n o t i c i a a l g u n a a c e r c a d e u n
n u e v o c o n t i n e n t e s i t u a d o a l O e s te . C o n t i n u a c i ó n d e l a s r e l a c i o n e s c o m e r ­
c ia l e s e n t r e e l p u e r t o d e B e r g e n y l a G r o e n l a n d i a h a s t a 1 4 8 4 , p . 2 2 7 - 2 3 7 .
— C o n s e c u e n c i a s b i e n d i f e r e n t e s q u e t u v o el s e g u n d o d e s c u b r i m i e n t o d e
la A m é r ic a por C ristóbal C o lo n . S in e m b a r g o , e l ú n ic o p e n s a m ie n to d e
e s t e n a v e g a n t e e ra b u s c a r u n c a m i n o m a s c o r t o p a r a l l e g a r a l A s í a o r i e n ­
t a l; y t a n t o é l , c o m o A m e r i c o V e s p u c i o , m u r i e r o n e n l a i n t e l i g e n c i a de
q u e h a b ia n lle g a d o á la s costas o rien ta les del C on tin en te a siá tic o .— N e ­
c esid a d de m irar a l tiem p o q u e separa la ép oca de C olon d e a q u e lla en
q u e florecían lo s A r a b e s, para c o m p ren d er la in flu e n c ia q u e ejerciero n e n
los. s i g l o s X V y X V I l o s d e s c u b r i m i e n t o s m a r í t i m o s e n e l p r o g r e s o d e las.
i d e a s . — C a u s a s q u e c o n t r i b u y e r o n á d a r á l a e ra d e C o l o n u n c a r á c t e r
p a r t i c u la r ; a p a r i c i ó n d e u n c o r t o n ú m e r o d e l i b r e p e n s a d o r e s . ( A l b e r t o
m a g n o , B a c o n , D u n s -S c o tt, O ceam ); n u e v a afición á l o s m o n u m e n to s de
l a lite ra tu ra g r ie g a ; in v e n c ió n d e la im pren ta; m o n je s e n v ia d o s c o m o
• e m b a ja d o r e s á l o s p r í n c i p e s m o g o l e s ; v i a j e s c o m e r c i a l e s a l A s i a o r i e n t a l
y á las In dias m e r id io n a le s (M arco P o lo , M a n d c v ille , N íc o lo de'C o n ti);
p r o g r e s o s d e l a r t e n á u t i c o ; u s o d e l a b r ú j u la ó d é l a s p r o p i e d a d e s d e l
im á n t o m a d o d e los C h in o s p a s a n d o po r lo s A r a b e s, p. 2 3 7 - 2 5 3 . — V ia je s
em p r e n d id o s po r lo s C a ta lan es h á c ia las c o sta s o c c id e n ta le s d e l A fr ica tr o ­
p ic a l; d e s c u b r im ie n to d e la s A z o r e s; m a p a m u n d i d e P ic i g a n o d e l a ñ o
de 1 3 67. R e la c io n e s d e C o lo n c o n T o s c a n e lli y co n M artin A lo n s o P in z ó n .
M apa, r ecien tem en te d escu b ierto , d e J u a n de la C o s a .— M ar d e l S u d ,
p. 2 5 3 -2 7 1 .— D escub rim ien to de la lín ea m a g n ética sin d eclin a ció n
e n el o c é a n o a tlá n tic o . O b se r v a c io n e s so b r e la flex ió n de la s fajas iso ter­
m a s á 1 0 0 m i l l a s al O e s te d é l a s A z o r e s . L í n e a d e d e m a r c a c i ó n f i j a d a p o r
el papa A lejan d ro V I , el 4 de m a y o de 14 9 3 ; d iv isió n natural cam b iad a
e n d i v i s i ó n p o l í t i c a . — C o n o c i m i e n t o d e l a d i s t r i b u c i ó n d e l c a lo r ; l í m i t e d e
la s n ie v e s perp étu as c o n sid e r a d o c o m o fu n ció n de la latitu d g e o g r á fic a .
M o v im ien to de la s a g u a s en el v a lle del océa n o atlá n tico . P raderas o c e á ­
n ic a s de o v a s, p. 2 7 1 - 2 8 1 .— E n g r a n d ec im ie n to d e lh o r iz o n t e d el M undo;
c o n ste la c io n e s del c ie lo austral; c o n o c im ie n to m a s b ien c o n te m p la tiv o
q u e científico d e lo s e sp a cio s c e le s t e s .— N u e v o s e sfu e r z o s p a ra p e r fe c c io ­
n a r l o s m é t o d o s p r á c t i c o s p r o p i o s pa r a d e t e r m i n a r l a l o n g i t u d , c o n e l fin
d e fijar l a l i n e a d e d e m a r c a c i ó n p a p a l . — E l d e s c u b r i m i e n t o y la p r i m e r a
c o l o n i z a c i o n d e l a A m é r i c a , asi c o m o e l v i a j e á l a s I n d i a s o r i e n t a l e s p o r
e l C ab o d e B u e n a - E s p e r a n z a , c o n t r i b u y e n , c o n e l d e s a r r o l l o d e l A r t e y l a
r e f o r m a r e l i g i o s a q u e e m p i e z a , á la e m a n c i p a c i ó n d e l e s p í r it u hum ano,
y preparan la s g r a n d e s r e v o lu c io n e s p o lít ic a s .— E l a tr e v im ie n t o de C olon
e s e l p r i m e r e s l a b ó n d e la i n f i n i t a c a d e n a d e e s t o s m i s t e r i o s o s a c o n t e c i ­
m ie n to s. La ca su a lid a d y n o el fraude h a h e c h o q u e el c o n tin e n te d e sc u ­
b i e r t o p o r C o l o n n o l l e v e s u n o m b r e y sí e l d e A m é r i c o V e s p u c i o . I n ­
flu en cia d el n u e v o m u n d o e n las in stitu c io n e s p o lític a s, y e n las id e a s y
ten d en cia s de los pu eb los del a n tig u o con tin en te, p. 2 8 1 -2 9 3 .

VIL E pocas de los g r a n d e s d e s c u b r im ie n t o s e n los e sp a c io s c e le st es


p o r m e d i o d e l t e l e s c o p i o .— C o n s i d e r a c i o n e s s o b r e la e s t r u c t u r a d e l M u n d o
q u e prepararon e sto s d e sc u b r im ie n to s.— O bservacion es d e C op érnico en
C r a c o v i a , j u n t a m e n t e c o n e l a s t r ó n o m o B r u d z e w s k i , p o r el t i e m p o m i s m o
e n q u e C o l o n d e s c u b r í a l a A m é r i c a . E l s i g l o X V I I s e e n l a z a e n e l X V I por
m e d io d e P e u r b a c h y R e g io m o n ta n o . E l siste m a de C opérnico presen tad o
por él, no com o u n a h ip ó te s is sin o c o m o u n a v e r d a d incon trastab le, p. 2 9 4 ­
3 0 7 . K ep lero y su s l e y e s e sp e r im e n ta le s so b r e e l cu rso de lo s p la n e ta s,
p . 3 0 7 -3 1 7 .— In v e n c ió n del te le sc o p io ; L ip p e r sh e y . A d ric a n sz (M e c ió ) #
J a n s e n . P r i m e r o s r e s u l t a d o s d e la o b s e r v a c i ó n t e le s c ó p i c a ; m o n t a ñ a s d e l a
Luna; g r u p o s e str e lla d o s; v i a la c t e a ; lo s cuatro sa télites de J ú p ite r , s u ­
p u e s t a t r ip li c id a d d e S a t u r n o ; f a s e s d e V e n u s ; m a n c h a s d e l S o l y d u r a c i ó n
de su r o t a c i o n . — I m p o r t a n c i a d e l pequeño mundo d e J ú p i te r ( m u n d u s J o -
v ia lís). Las L u n a s de J ú p iter dan o c a sio n al d e sc u b r im ie n to de la v e lo c id a d
d e l a l u z , y á q u e s e e s p l i q u e p o r lo t a n t o l a e l i p s e de a b e r r a c i ó n d e l a s
estrella s f i j a s , d e d o n d e resa lta la d e m o str a c ió n m a teria l del m o v i m ie n t o
d e t r a s l a c i ó n d e l a T i e r r a . — A l o s d e s c u b r i m i e n t o s d e G a l i l e o , d e M a r io y
F a b r ic i o s i g u e n l o s d e l o s s a t é l i t e s d e S a t u r n o p o r H u y g h e n s y C a s sin i; ej,
d e la l u z z o d i a c a l , c o n s i d e r a d a c o m o u n a n i l l o n e b u l o s o q u e g i r a a i s l a d a ­
m e n t e e n t o r n o d e l S o l , p o r C h í l d r e y ; e l d e la l u z v a r i a b l e d e l a s e s t r e ­
l l a s f i j a s , p o r F a b r i c i o , B a y e r y H o h v a r d a . N e b u l o s a s i n e s t r e l l a s e n la
c o n ste la c ió n de A n d r ó m e d a p. 3 1 7 - 3 2 0 .— L a s o b s e r v a c io n e s físicas s o ­
b re l o s f e n ó m e n o s d e l a l u z , d e l c a l o r y d e l m a g n e t i s m o , c o n t r i b u y e n
ta m b ié n , en u n ió n c o n lo s g r a n d e s d e s c u b r im ie n to s de G alileo y d e K e -
p l e r o , d e N e w t o n y d e L e i b n i t z , á i lu s t r a r m a s y m a s e l siglo X V II.
D o b le r efra cció n y p o la r iz a c ió n ; i n d ic io s d e h a b er c o n o c id o G rim aldi
H o o k e l a s i n t e r f e r e n c i a s . G il b e r t d i s t i n g u e e l m a g n e t i s m o d e l a e l e c t r i c i ­
dad. C o n o cim ien to d é l a d e s v ia c ió n p e r ió d ic a de la s lin ea s sin d e c lin a c ió n .
C o n j e t u r a d e H a l l e y r e s p e c t o d e la l u z p o l a r c o m o e f e c t o m a g n é t i c o . T e r -
m ó sc o p o de G a lile o , y ap licación de este in stru m en to á u n a série de
o b s e r v a c io n e s c u o tid ia n a s h e c h a s e n e sta c io n e s de d ife re n te altura. I n ­
vestigacion es sob re el calo r r a d ia n te . T u b o de T o r ic e lli y m e d id a s d e
altura por la e le v a c ió n del m e rc u r io . C o n o cim ien to de l a s c o r r ie n t e s ,
a é r e a s y d e l i n f l u j o q u e s o b r e e l l a s e j e r c e l a r o t a c i o n d e la T i e r r a . L e y
d e r o t a c i o n d e l o s v i e n t o s e n t r e v i s t a p o r B a c o n . B e n e f i c i o s a a u n q u e corta-
in flu e n c ia de la A c a d e m ia d el C im en to en e l c o n o c im ie n to e sp erim en tai
y m a t e m á t i c o d e la N a t u r a l e z a . — T e n t a t i v a s p a r a m e d i r la h u m e d a d a t ­
m o s f é r i c a , h ig r ó m e tr o c o n d e n s a d o r . F e n ó m e n o s e lé c tr ic o s ; electr icid a d ,
terrestre ; G u e r ik e fu é el q u e v i o la p r im er a c h i s p a e lé ctr iea e n u n a d e -
t o n o c i o n p r o v o c a d a p o r e l m i s m o . — C o m i e n z o s d e l a Q u í m ic a n e u m á t i c a ; ,
a u m e n to de p e so o b s e r v a d o en la o x i d a c io n d e lo s m e t a l e s ; Cardan y
R e y , H o o k e y M a y o w . H i p ó t e s i s a c e r c a d e la e x i s t e n c i a d e p a r t í c u l a s s a ­
l it r o s a s ( s p i r i t u n i t r o - a e r e u s ) e n e l a i r e , n e c e s a r i a s a l f e n ó m e n o d e la
c o m b u s t i ó n y á l a r e s p i r a c i ó n d e l o s a n i m a l e s . — I n f l u e n c i a e j e r c i d a p o r los.
p r o g r e s o s d e la F í s i c a y de la Q u í m i c a , e n e l d e s a r r o l l o d e l a G e o g r a f í a
( S te n s o n , S c illa , L ister); lev a n ta m ien to del lech o y d e l a s o r il l a s d e l
m a r . L a f l u i d e z p r i m i t i v a y la s o l i d i f i c a c i ó n d e n u e s t r o p l a n e t a r eflejad as,
e n l a f o r m a m a t e m á t i c a d e la T i e r r a . M e d i d a s d e g r a d o s y e s p e r i e n c i a s
c o n e l p é n d u l o , e n l a t i t u d e s d i f e r e n t e s . A p l a n a m i e n t o p o l a r . La fo r m a d&
l a T ie r r a , rec o n o c id a te ó r ic a m e n te por N e w t o n , condu ce al descub ri­
m i e n t o d e la f u e r z a c u y a c o n s e c u e n c i a n e c e s a r i a s o n l a s l e y e s d e K e p l e r o .
E l d e s c u b r i m i e n t o d e l a g r a v i t a c i ó n , d e s a r r o l l a d o p o r N e w t o n en el l i b r o
d e los P r in c ip io s , v i e n e á c o i n c i d i r c o n e l v u e l o q u e e l c á l c u l o i n f i n i t e s i ­
m a l i m p r i m i ó á l a s i n v e s t i g a c i o n e s m a t e m á t i c a s , p. 3 2 0 - 3 4 4 .

V I II. D iv e r s id a d y e n c a d e n a m ie n t o d e l o s e s f u e r z o s c ien t ífic os de

n u e s t r a é p o c a .— O j e a d a r e s t r o s p e c t i v a s o b r e l a se r ie d e l o s p e r i o d o s r e ­
c o r r id o s.— L a c o m p r e n sió n de la c ie n c ia m o d e r n a h a c e d ifícil l a d istin ­
c ió n y lim ita c ió n de cada c ie n c ia e n p a r ticu la r .— De h o y m a s , l a in t e li­
g e n c ia r e a liza g r a n d e s o b r a s , en v ir tu d de su propia fu erza y sin e so ita -
c io n esterior. La h isto r ia de la s c ie n c ia s físicas se c o n fu n d e p o c o á p o c o
c o n la h i s t o r i a d e l C o s m o s , p. 3 4 4 - 3 5 0 .

TOMO III.
P R IM E R A PA R T E .

INTRODUCCION.

O jeada r e tr o sp e c tiv a so b re la s m ateria s c o n te n id a s e n lo s to m o s p r e ­


c e d e n t e s .— La N a tu ra le za c o n sid e r a d a bajo d o s p u n to s de v is t a d iferentes:
bajo s u a s p e c t o e s t e r i o r y p u r a m e n t e o b j e t i v o , y e n s u i m á g e n r e f l e j a d a e n
e l in terior d el h o m b r e .— D e q u é m o d o u n a d isp o sic ió n in te lig e n te de lo s
f e n ó m e n o s p e rm ite y a c o m p r en d e r su l a z o g e n e r a d o r .— Im p o sib ilid a d de
dar en u n a obra de e ste g é n e r o u n a e n u m e r a c ió n c o m p le ta de los f e n ó ­
m e n o s p articu lares.— M un d o id e a l é in terio r, al la d o d e l m u n d o real, y
p o b l a d o d e m i t o s s i m b ó l i c o s , q u e p e r t u r b a n l a c la r a p e r c e p c i ó n d e l a
N a tu ra le za . — Im p o sib ilid a d ab so lu ta de lle g a r j a m á s al perfecto c o n o ­
c im ie n to d e t o d o s lo s f e n ó m e n o s c ó s m ic o s . D e sc u b r im ie n to d e las l e y e s
em p íricas; in v e s t ig a c io n e s d e la s c a u sa s q u e u n e n en tre sí to d o s lo s f e ­
n ó m e n o s ; descrip ció n y e s p l i c a c i o n d el M u n d o . C óm o la o b ser v a c ió n de
la s c o sa s e x is t e n t e s p u e d e r e v e la r e n parte la l e y de s u form acion y de
su d e sa rr a llo .— D iferen tes fases de la e sp lica cio n d el M u n d o . E sfu erzos
in te n ta d o s para com p ren d er e l o r d e n de l a N a t u r a l e z a . — P rim er o s p r in c i­
p i o s a p l i c a d o s p o r la r a z a h e l é n i c a á l a c o n t e m p l a c i ó n d e l M u n d o . F a n ­
t a s í a s f i s i o l ó g i c a s d e la E s c u e l a j ó n i c a ; d o b l e d i r e c c i ó n d e e s t a E s c u e l a :
h ip ó te sis d e lo s p rin c ip io s c o n c r e to s y m a ter ia le s; h ip ó te s is d e la ra re ­
fa c ció n y d e la c o n d e n s a c ió n . F u e r z a c e n tr ífu g a . T e o r ía de lo s t o r b e lli­
n o s .— P ita g ó r ic o s; filo so fía d e la m e d id a y d e la a r m o n ía ; p r im e r a a p li­
c a c ió n d e la s M a te m á tic a s á lo s f e n ó m e n o s f ís ic o s .— Orden y gobiern o
del M u n d o s e g ú n lo s p rin cip ios físicos de A r istó te le s. L a im p u ls ió n c o n ­
sid era d a c o m o e l f u n d a m e n to de t o d o s los f e n ó m e n o s . A r is t ó t e le s p o c o
preocu p ad o d e la d iv e r s id a d de las s u s ta n c ia s .— L a teoría a r isto télic a
r ep rod ucid a en la E d a d M ed ia e n su fo rm a y en sus id eas fu n d a m e n ta ­
l e s . B a c o n ; e l Espejo de la Naturaleza d e B e a u v a i s ; e l Liber Cosmographicus
d e A l b e r t o e l G r a n d e ; l a Imago M u n d i d e l c a r d e n a l A i l l y . — P r o g r e s o
r e a l i z a d o p o r J o r d a n o - B r u n o y p o r T e l e s i o . — L a - g r a v i t a c i ó n ó la a t r a c ­
c ió n d e la s m a sa s cla r a m en te esp u esta p or C o p ér n ic o .— P r im e r a a p lica ­
c i ó n d e la s M a t e m á t i c a s á l a t e o r i a d e l a g r a v i t a c i ó n e n l o s e s c r i t o s d e
K e p l e r o . — Cosmos ó T r a t a d o d e l M u n d o , d e D e s c a r t e s ; e s t a g r a n e m p r e s a
so lo lle g a á la p u b lica ció n de a l g u n o s f r a g m e n t o s , m u c h o t i e m p o d e s ­
p u e s d e s u m u e r t e . E l Cosmotheoros d e H u y g e n s , i n d i g n o d e l g r a n n o m ­
b r e d e su a u t o r . — N e w t o n y l o s Philosophíce naturalis P rin cip ia mathema-
tica.— E s f u e r z o h e c h o p a r a a b a r c a r e l c o n j u n t o d e l M u n d o . ¿ E s d a b l e
f u n d a r u n a c i e n c i a u n i v e r s a l d e l a N a t u r a l e z a , y r e f e r ir t o d o á u n p r i n ­
cip io , d e sd e la s l e y e s d e la g r a v e d a d h a sta la fuerza c rea d o ra q u e p re­
sid e á lo s f e n ó m e n o s d e l o r g a n is m o y d e la v id a ? Im p o sib ilid a d de a g o ­
t a r p o r l a p e r c e p c i ó n el c a m p o d e l o s f e n ó m e n o s p e r c e p t i b l e s . L a i n s u ­
f i c i e n c i a d e n u e s t r o s c o n o c i m i e n t o s e s p e r i m e n t a l e s n o p e r m it e e s p l i c a r
po r la s fu e r z a s de la m a ter ia las v a r ia c io n e s q u e e sp e r im e n ta , y red uce
esta c u e stió n al estad o d e prob lem a in d ete rm in a d o , p. 3-4.

PA R T E URANOLÓG1CA DE LA DESCRIPCION FÍSICA DEL MUNDO.

R esultados de la o b ser v a c ió n , g e n e r a lid a d e s , p. 2 5 - 2 6 .


A str o n o m ía s i d e r a l , g en eralid ad es , p. 26-28.

I. E spa c io s celestes. H ip ó tesis so b re la m a ter ia q u e o c u p a a l p a r e ­


cer e so s e sp acio s, p . 2 9 - 4 1 . — S o lo partes a isla d a s d el esp a cio so n s u sc e p ­
tib les de m ed id a , p. 3 0 . — M ed io r esisten te, m ateria c ó sm ica , eter
u n iv ersa l, p . 31 y 2 2 4 — I r r a d i a c i ó n c a lo r í f i c a d e l a s e s t r e l l a s , p . 3 o —
T e m p e ra tu ra d e l espacio , p. 3 5 -3 S .— T r a sp a r en c ia im p erfecta del e s ­
p a cio , p. 3 9 .— D ism in u ción r e g u la r en la du ra ció n de la r e v o lu c ió n
d e s c r it a p o r e l c o m e t a d e E n c k e , p . 3 9 . — L í m i t e s d é l a a t m ó s f e r a , p . 4 1 .

II. V isio n n a t u r a l y t e l e s c ó p ic a . — C e n t e l l e o d e l a s e s t r e l l a s .—

V el o c id a d de l a l u z . — R e s u l t a d o s d e l a s m e d id a s f o t o m é t r ic a s , p. 4 2 -
9 3 .— La lu z , c u alq u iera q u e sea la fu en te de q u e e m a n e , o b ed ece de
l a m i s m a m a n e r a á l a s l e y e s d e la r e f r a c c i ó n , p . 4 4 . — P o s i c i o n d e l a s
r a y a s de W o l la s t o n , p. 4 4 . — E fe cto de lo s t u b o s , p, 4 3 . — M ed io s s u m i ­
n i s t r a d o s p o r l a O p tic a p a r a d i s t i n g u i r l a l u z d i r e c t a d e la l u z r e f l e j a d a ,
é i m p o r t a n c i a d e e s o s m e d i o s p a r a l a a s t r o n o m í a f ís ic a , p . 4 4 . — L í m i t e s
d e la fuerza v is u a l o r d i n a r ia , p. 4 4 . — Im p e r fe c c ió n d e l ó r g a n o d e la
v i s t a ; d i á m e t r o f ic t ic io d e l a s e s t r e l l a s , p . 4 8 . — I n f l u e n c i a d e la f o r m a
d e l o s o b j e t o s e n e l m e n o r d e l o s á n g u l o s v i s u a l e s ; d i f e r e n c i a d e b r i ll o
de 1/6 0 n e cesaria para la visib ilid a d ; v is ió n n e g a t iv a y v is ió n p o sitiv a ,
p . í 9 - 5 2 , — V i s i b i l i d a d d e l a s e s t r e l la s á s i m p l e v i s t a y e n p l e n o d i a , d e s d e
e l f o n d o d e l o s p o z o s ó s o b r e la c i m a d e l a s a l t a s m o n t a ñ a s , p. 5 2 - 5 4 . — Ca
l a s y r a y o s d i v e r g e n t e s , p. 4 8 . — D e l a v i s i b i l i d a d de los sa té lite s d e
Júp iter á sim p le v i s t a , p. 4 7 .— F lu c tu a c ió n de la s e s t r e lla s , p. 5 4 .—
P r i n c i p i o s d e la v i s i ó n t e l e s c ó p i c a y a p l i c a c i ó n d e l o s a n t e o j o s á l o s i n s ­
t r u m e n t o s d e m e d i d a , p. 5 6 - 5 8 y 6 4 . — R e f r a c t o r e s d e g r a n d i m e n s i ó n ,
p. 58*— R e f l e c t o r e s , p. 6 0 -6 2 .— O b servación en p leno d ia ; c ó m o fuertes
a u m e n t o s p u e d e n fa cilita r d u ra n te el dia el d e sc u b r im ie n to d é l a s e str e lla s ,
p. 6 4 - 6 5 .— D el c e n t e lle o d e las e stre lla s , p 6 6 - 7 1 . — V e l o c i d a d d e la l u z ,
p . 7 1 - 7 5 . — O rden d e m a g n i t u d d e l a s e s t r e l l a s ; r e l a c i o n e s f o t o m é t r i c a s y
d i f e r e n t e s m é t o d o s d e m e d i d a , p . 8 1 - 8 5 . S é r i e f o t o m é t r i c a d e la s e s t r e l l a s ,
p. 86-93.

III. N ú m e r o , d ist r ib u c ió n y color d e la s e s t r e l l a s .— G r u po s e s t e »

LARES.
V ia l á c t e a s e m b r a d a de r a r a s n e b u l o s a s . , p. 9 4 -1 3 6 .— D iferentes e s ta ­
d o s d e l C i e lo q u e f a v o r e c e n ó h a c e n i m p o s i b l e l a s o b s e r v a c i o n e s a s t r o ­
n ó m ic a s , p. 9 4 - 9 6 . — N ú m e r o de la s estrellas; cu á n ta s p u e d e n d is t in g u ir s e
á sim p le v i s t a , p. 9 3 - 9 7 .— N ú m e r o d é l a s e strella s c u y a p o s i c i o n h a sid o
d e te r m in a d a , y q u e figuran en lo s m apas celestes, p. 9 7 -1 0 6 . T e n ta tiv a s
para e v a lu a r el n ú m er o de la s e strellas q u e so n v isib le s en to d a la b ó v e ­
d a d e l C i e lo p o r l o s t e l e s c o p i o s d e q u e h o y se d is p o n e , p. 1 0 6 - 1 0 8 .—
A s tr o n o m ía co n te m p la tiv a en las razas m e n o s c iv iliz a d a s , p. 1 0 8 - 1 0 9 .—
E s f e r a c e l e s t e d e l o s G r i e g o s , p . 1 0 9 - 1 1 4 . — C i e lo d e c r i s t a l , p . 1 1 3 - 1 1 5 .
— D iá m e tr o s ficticio s de la s e strella s v ista s por m e d io d e lo s t e le s c o p io s ,
p . 1 1 5 - 1 1 7 . — O b j e to s c e l e s t e s p r o p i o s p o r s u s d i m e n s i o n e s p a r a p r o b a r l a
p o t e n c i a d e l o s a n t e o j o s , p . 1 1 8 — D i f e r e n c i a s y v a r i a c i o n e s e n la e o l o -
racion de la s.estre lla s, p. 1 1 8 -1 2 0 .— P r o g r e s o s rea liza d o s s u c e s iv a m e n te
en el c o n o c im ie n to del cielo a u s t r a l , p. 1 2 3 - 1 2 4 . — L e y e s q u e r e g u la n l a
d istr ib u c ió n de la s e str e lla s y lo s d ife re n te s g r a d o s de su c o n d e n s a c ió n ;
m e d i d a del C ielo, p . 1 2 3 - 1 2 4 . — G rupos e st e la r e s ,p . 1 2 6 - 1 3 0 .— V i a lá cte a ,
p. 130-136.

IV . E strellas nuevas. — E s t r e l l a s c a m b i a n t e s d e p e r io d o s c o n o c i­
d o s .— A st r o s cuyo br il l o s u f r e v a r i a c io n e s , p e r o c uya p e r io d ic id a d no
s e h a rec on oc ido t o d a v í a , p . 1 3 7 - 1 7 3 . — A p a r i c i ó n d e e s t r e l la s n u e v a s e n
e l i n t e r v a l o d e 2 0 0 0 a ñ o s , p. 1 3 7 - 1 5 2 . — E s t r e l l a s p e r i ó d i c a m e n t e v a r i a b l e s ,
p . 1 5 2 ; l e y e s d e la s i r r e g u l a r i d a d e s a p a r e n t e s ; d i f e r e n c i a s c o n s i d e r a b l e s
d e b r i l l o ; p e r í o d o s d e p e r í o d o s , p . 1 5 5 - 1 6 0 . — T a b l a d é l a s e s t r e l la s v a r i a ­
b l e s , d e A r g e l a n d e r , c o n u n c o m e n t a r i o , p . 1 6 1 - 1 6 7 . — E s t r e ll a s v a r i a b l e s
d e p e r í o d o s d e s c o n o c i d o s t o d a v í a (*? d e A r g o s , l a C a b r a , e s t r e l l a s d e l a
O sa m a y o r y m e n o r .) p. 1 6 7 - 1 7 2 .— R e la c ió n entre la s v a r ia c io n e s de
la lu z estelar ó solar , y el e s ta d o m e te o r o ló g ic o d é l a T ie r r a , p. 1 3 7 .
V. M o vim ien to s p r o pio s d e las estrellas. — E x istencia problemá­

tica de astros oscuros. — P aralajes, d istancias de algunas estre­

l l a s .— D udas s ó b r e l a ex iste n c ia d e u n cuerpo c en tral en el un iv e r so

estelar , p. 1 7 o - l 9 4 . — C a m b io s p r o d u c i d o s en la f i s o n o m í a d e l fir m a ­
m e n t o por e l m o v i m i e n t o p r o p io d e l a s e s t r e l l a s , p. 1 7 Ü - 1 7 9 . — P r u e b a s
d e v e r o s i m i l i t u d d e la e x i s t e n c i a d e a s t r o s o s c u r o s , p. 1 8 0 - 1 8 2 . — P a r a ­
l a j e y m e d i d a d e l a s d i s t a n c i a s q u e s e p a r a n á a l g u n a s e s t r e l la s de n u e s ­
tr o s i s t e m a s o l a r , p. 1 S 3 - 1 8 9 . — C ó m o p u e d e u t i l iz a r s e l a o b s e r v a c i ó n d e
l a l u z , e n l a s e s t r e l l a s d o b l e s , pa r a la d e t e r m i n a c i ó n d e s u s p a r a l a j e s ,
p . 189 — M o v i m i e n t o d e t r a s l a c i ó n d e l s i s t e m a s o l a r e n el e s p a c i o , y d i ­
r e c c i ó n de e s t e m o v i m i e n t o , p . 1 7 8 y 1 9 0 - 1 9 2 — Centro de g r a v e d a d d e l
un iverso sid e r a l; im p o sib ilid a d de reso lv er e ste p rob lem a, p. 190,
105-194.

VI. E s t r e l l a s d o b l e s y m ú l t i p l e s . — Su n ú m e r o y s u s d i s t a n c i a s m u ­
t u a s .— D u r a c io n es d e la r ev o l u c ió n de d o s soles a l r e d e d o r de su cen ­

tro de gravedad comun . p. 1 9 5 - 2 1 2 . — E s t r e ll a s d o b l e s ó p t i c a s y f í s i c a s ,


p . 1 9 6 . — N ú m e r o d e e s t r e l la s d o b l e s c o n o c i d a s , p. 1 9 6 - 2 0 3 . — C on traste
d e c o l o r e n l a s e s t r e l l a s a p a r e a d a s , p. 2 0 3 - 2 0 6 . — V a r i a b i l i d a d de b r illo ,
p. 2 0 7 . — E s t r e l l a s t r ip le s , c u á d r u p l e s , q u i n t u p l e s y s é s t u p l e s , p. 2 0 7 . —
E s t r e l l a s d o b l e s c u y a s ó r b it a s h a n s i d o c a l c u l a d a s , p. 2 0 7 . — E l e m e n t o s
d e l a s ó r b i t a s d é l a s e s t r e l l a s d o b l e s , p. 2 1 0 . O b s e r v a c i o n e s d e F a y e
acerca de este a su n to , p. 203.

'S il. N e b u l o sa s.— N e b u lo sa s red uctible s y nebulosas ir r ed u c t i­

b l e ?.— N u b e s d e M a g a l l a n e s .— M a n c h a s n e g r a s ó sacos d e c a r b ó n , p.
2 1 3 - 2 o 3 . — P i e s o l u c i o n d e l a s n e b u l o s a s . ¿ Son t o d a s l a s n e b u l o s a s g r u p o s
d e e s t r e l la s h a c i n a d a s ? p. 2 1 3 . — D e t a l l e s h i s t ó r i c o s s o b r e la o b s e r v a c i ó n
d e l a s n e b u l o s a s , p. 2 1 5 . — N ú m e r o d e la s n e b u l o s a s c u y a p o s i c i o n e s t á
d e t e r m i n a d a , p . 2 2 6 - 2 2 9 . — D i s t r i b u c i ó n de la s n e b u l o s a s y de l o s g r u p o s
e s t e l a r e s en e l h e m i s f e r i o b o r e a l , y e n el h e m i s f e r i o a u s t r a l , p. 2 2 9 . —
R a r e z a y a c u m u l a c i ó n de las n eb u losas e n c ie r t a s r e g i o n e s d e l C i e l o ,
p. 2 3 0 . — F o r m a s d i v e r s a s de l a s n e b u l o s a s ; e f s e r o i d a l e s , p e r f o r a d a s , p l a ­
n e ta r ia s , estrellas n e b u lo sa s, n eb u lo sa s irregu lares, p. 2 3 0 -2 3 6 — Nebu
l o s a r e d u c t i b l e d e A n d r ó m e d a , p . 2 1 9 y 2 2 9 . — N e b u l o s a de la E s p a d a de
O rion . p. 2 1 9 . — G ran n e b u l o s a d e r¡ d e A r g o s , p. 2 3 9 . — N e b u l o s a d e S a ­
g i t a r i o , p . 2 4 1 . — N e b u l o s a s d e i C i s n e y d e l Z orro, p . 2 4 1 . — N e b u l o s a e n
e s p i r a l d e l P e r r o d e C a z a s e t e n t r i o n a l , p. 2 4 1 . — L a s d o s N u b e s de M a g a ­
l l a n e s , p . 2 4 2 . — M a n c h a s n e g r a s ó s a c o s d e c a r b ó n , p. 2 5 0 .

SEG UNDA PARTE.

sist em a solar .

P la n eta s y sa t é l it e s.— Cometas — Luz z o d i a c a l .— E njam bres de

ast e r o id e s m e t e ó r i c o s .— G e n e r a l i d a d e s , p. 2 5 7 - 2 9 0 .
T03I0 IV. /jQ
i. El S o l c o n s i d e r a d o como c u e r p o central, p. 2 6 4 . — D a t o s n u m é r i ­
c o s, p. 2 6 6 . — C o n stitu ció n física d el S o l ; d ife ren tes ca p a s q u e sir v e n de
e n v u e l t a al d i s c o o s c u r o d e l S o l; m anchas del Sol ; fá c u la s , p. 2 6 9 .—
D ism in u c io n e s de la lu z solar c ita d a s por lo s a n a lista s; o sc u r e cim ie n to s
p r o b l e m á t i c o s , p . 2 7 8 . — I n t e n s i d a d d e la l u z e n e l c e n t r o y e n l o s b o r d e s
d e l d i s c o s o l a r , p . 2 7 9 . — R e l a c i o n e s e n t r e la l u z , e l c a l o r , l a e l e c t r i c i d a d
y el m a g n e tis m o : S e e b e c k , A m p e r e , F a r a d a y , p. 28 2 — In flu en cia de
la s m a n c h a s d el S o l en la tem p era tu ra de nu estra a tm ó sfera , p, 288-290*

II. Los P l a n e t a s .— C o n s i d e r a c i o n e s g e n e r a l e s , p. 2 9 1 - 3 3 3 .
P l a n e t a s p r i n c i p a e e s . — 1 .° N ú m e r o d e l o s pla n eta s p r in c ip a le s, y
é p o c a d e sil d e s c u b r i m i e n t o , p . 2 9 2 . 2 . ° D i v i s i ó n d e l o s p l a n e t a s e n d o s
g r u p o s , se p a ra d os por la z o n a de lo s p e q u e ñ o s p la n e ta s, p. 2 9 8 , 3 .° M a g ­
nitud a b s o lu ta y m a g n itu d aparente de los p l a n e t a s ; su c o n fig u r a c ió n ,
p . 3 0 2 . — 4 . ° O rden d e l o s p l a n e t a s s e g ú n s u d i s t a n c i a a l S o l ; p r e t e n d i d a
l e y d e T i c i o ; c r e e n c i a e s t e n d i d a e n la a n t i g ü e d a d d e q u e t o d o s l o s c u e r ­
p o s c e le s te s v i s i b l e s en la a c tu a lid a d n o lo h a n sid o sie m p r e . P r o s e le n e s ,
p. 3 0 o . 5 .° M asas de l o s p l a n e t a s , p . 3 1 3 . 6 .° D en sid a d d e lo s p la ­
n e ta s, p. 3 1 5 . 7.° D u ración de la r e v o lu c ió n sideral y de la rotacion d e
lo s p la n eta s, p. 3 1 6 . 8 .° In clin a c ió n de la s órbitas p la n e ta r ia s y d e lo s
e j e s d e r o t a c i o n ; i n f l u e n c i a de l a o b l i c u i d a d d e l a e c l í p t i c a e n l o s c l i m a s ,
p. 318. 9 .° E sc e n tr ic id a d de la s órbitas p la n eta r ia s, p. 3 2 4 . 10.° In ten si­
d ad d é l a luz solar en lo s d iferen tes p lan etas , p. 3 2 7 . P la n e ta s s e c u n d a ­
r io s ó s a t é l i t e s , p . 3 2 8 - 3 3 3 .
N o c i o n e s p a r t i c u l a r e s s o b r e l o s p l a n e t a s y l o s s a t é l i t e s .— E n u m e ­

r a c ió n d e los d i v e r s o s p l a n e t a s y sus r e l a c io n e s con el S o l , c o n sid e­


r a d o como c u e r po c e n t r a l , p. 3 3 4 -3 7 8 . l . ° E l S o l, p. 334. 2 . ° M ercu rio,
p. 3 3 6 . 3 .° V e n u s; m a n c h a s de V e n n s , p. 3 3 8 . 4.° L a T ierra, sim p les d a ­
tos n u m é r i c o s , p. 3 4 0 . L a L u n a ; l a L u n a , f u e n t e d e l u z y d e c a l o r ; l u z
c e n i c i e n t a ó l u z te rr estre e n l a L u n a ; m a n c h a s y s u p e r f i c i e d e l a L u n a ;
m o n t a ñ a s y l l a n u r a s ; a l t u r a s m e d i d a s ; la f o r m a c ir c u l a r , c o m o t i p o d o m i ­
n a n te e n l a s u p e r f i c i e de la L u n a ; c r á t e r e s d e l e v a n t a m i e n t o d e e r u p c i o n e s
in te rm iten tes; a n t ig u a s s e ñ a le s de la r ea c c ió n d el interio r c o n tr a el e ste-
rior; f a l t a d e e l e m e n t o l í q u i d o , y p o r c o n s i g u i e n t e , c a r e n c i a d e m a r e a s
y de l o s e f e c t o s d e b i d o s á l a s c o r r i e n t e s . C o n s e c u e n c i a s g e o l ó g i c a s q u e
d e d u c i r d e e s t e e s t a d o d e c o s a s , p. 3 4 1 . — M a r t e ; a p l a n a m i e n t o ; a s p e c t o
d e la s u p e r f i c i e v a r i a b l e c o n l a s e s t a c i o n e s , p. 3 5 6 .— G rupos d é l o s pe­
q u e ñ o s p l a n e t a s : F l o r a , V i c t o r i a , V e s t a , Iris, M e t i s , H e b e a , P a r t e n o p e a ,
A s t r e a , E g e r i a , I r e n e , J u n o , C e r e s, P a l a s é I g i a , p . 3 5 8 . — J ú p i te r : r o t a ­
c i o n , m a n c h a s y f a j a s , p . 3 6 2 . — S a t é l i t e s de J ú p i t e r , p . 3 6 5 . — S a t u r n o :
fajas, a n illo , p o s ic io n esc én tr ica , p. 3 6 7 . — S a té lite s d e S a tu rn o , p. 371.
— Urano, p. 3 7 3 .— S a télites de U rano, p. 3 7 4 .— N cp tu n o : d escu b ri­
m ien to y e le m e n to s de este p lan eta, p. 3 7 6 . — S a té lite s d e N e p tu n o . p. 37 8 .
L os C o m e t a s , p. 3 7 9 3 9 6 — H i p ó t e s i s s o b r e e l o r i g e n d e l o s c o m e t a s ,
p, 379 .— L os c o m e t a s s o n l o s c u e r p o s c e l e s t e s q u e c o n m e tio r m a s a l l e ­
n a n m a y o r e s p a c i o e n el s i s t e m a s o l a r , p . 3 8 1 . — N ú m e r o d e lo s c o m e t a s
c u y o s e le m e n to s están d e te rm in a d o s; n ú m er o d e los c ó m ela s p erceptibles
a s i m p l e v ista en E u r o p a , en lo s ú lt im o s s i g l o s ; n ú m er o de lo s c o m e ta s
o b s e r v a d o s e n C h i n a , d e s d e el a ñ o G13 a n t e s d e J e s u c r is t o h a s t a 1 6 4 4 ,
p . 3 S I . — F o r m a s d e l o s c o m e t a s , v a r i a c i o n e s d e b r i l l o , d e c o l o r y d e fi ­
g u r a ; d i r e c c i ó n d e la s p a r te s q u e l o s c o m p o n e n ; d u r a c i ó n d e s u s r e v o l u ­
c i o n e s , p . 3 8 1 . — D i f i c u l t a d de c o m p r o b a r el e s t a d o m o l e c u l a r d e la s d i f e ­
r e n t e s p a r t e s de lo s c o m e t a s , p. 3 8 8 . — S e p a r a c i ó n e n d o s p a r t e s d e l c o m e t a
d e B i e l a , p. 3 8 9 .— C om etas interio res ó de corta e s c u r s i o n , p . 3 9 1 . — E l e ­
m e n t o s d e l o s s e i s c o m e t a s i n t e r i o r e s , c a l c u l a d o s e x a c t a m e n t e , p. 3 9 3 .
De la lu z z o d ia c a l , p. 3 9 7 - 4 0 1 .— D e ta lle s h istó r ic o s , p. 3 9 7 .— D o b le
in te rm iten cia a n u a l y h o r a r ia , p. 3 9 7 . — N e c e sid a d de d istin g u ir lo q u e ,
e n l a l u z z o d i a c a l , p e r t e n e c e a l f e n ó m e n o m i s m o , y l o q u e d e p e n d e de la
• tr a s p a r e n c ia v a r i a b l e d e la a t m ó s f e r a , p . 4 0 0 . — S é r i e s d e o b s e r v a c i o n e s
c o r r e s p o n d i e n t e s e s t a b l e c i d a s á a l t u r a s d i f e r e n t e s , b a j o lo s t r ó p i c o s , ú n i ­
c o m e d i o d e c o n o c e r b i e n la c o n f i g u r a c i ó n y la i n t e n s i d a d d e la l u z z o ­
d i a c a l , p . 3 9 8 . — R e f l e j o d e la l u z z o d i a c a l s e m e j a n t e a l q u e p r o d u c e la
p u e s t a d e l S o l , p . 3 9 9 . — C o m p a r a c i ó n d e l a l u z z o d i a c a l c o n la s p a r t e s
m a s b r i l l a n t e s d e la V i a l á c t e a , p , 3 9 9 . — C u e s t ió n s o b r e si e l e je m a y o r
de la l u z z o d i a c a l c o i n c i d e c o n e l p l a n o d e l e c u a d o r s o l a r , p . 3 9 9 - 4
E s t r e l l a s e r r a n t e s , bólidos y p i e d r a s m e t e ó r i c a s , p . 4 02 -4 2 6 .—
C onsideraciones g e n e r a le s : lo s a erolitos so n para n o so tro s la s ú n ica s
o c a sio n e s de u n con tacto in m e d ia to con cuerpos estrañ os á nuestro
p l a n e t o , p. 4 0 2 . — P r i m e r a s c a i d a s d e a e r o l i t o s , c u y a f e c h a s e h a de­
te rm in a d o ; a ero lito de ^ E g o s P o t a m o s ; in flu en cia q u e ejerció en la
e s p l i c a c i o n c ó s m i c a d e e s t e g é n e r o d e f e n ó m e n o s , y e n la s t e o r í a s d e
A n a x á g o r a s y d e D i ó g e n e s d e A p o l o n i a , p. 4 0 4 y s i g u i e n t e s . — F u e r z a
c e n t r í f u g a o p u e s t a á la g r a v e d a d , p. 4 0 o . — M e t e o r o s a i s l a d o s y m e ­
t e o r o s p e r ió d ic o s ; r e l a c i o n e s n u m é r i c a s y f í s i c a s d e e s o s f e n ó m e n o s ; i r ­
r a d i a c i ó n de l a s e s t r e l la s e r r a n t e s ; n ú m e r o m e d i o de l a s e s t r e l l a s e r r a n ­
tes esporádicas y p e r ió d ic a s en un tiem p o d a d o , s e g ú n la d iferen cia
de los m e ses, p. 4 0 o . — L l u v i a s p e r ió d ic a s de e s t r e l la s e r r a n t e s , d i f e ­
r e n t e s de l a l l u v i a d e S a n L o r e n z o y l a d e l m e s d e n o v i e m b r e , q u e e n
'la a c t u a l i d a d p a r e c e d e b i l i t a r s e , p . 412 — A ltura y ve lo c id a d de los
m e te o r o s, p. 4 1 o . — C o l o r , f o r m a y m a g n i t u d de l a s e s t r e l l a s e r r a n ­
tes; c o m b u stió n , in c e n d io s ca u sa d o s po r eso s m e t e r o s , p. 4 1 6 . — P i e ­
d r a s m e te ó r ic a s ; c a i d a s de a e r o l i t o s c o n u n c i e l o s e r e n o , ó d e s p u e s d e la
fo r m a c io n de una nu b e n e g r a m e te ó r ic a , p. 4 1 9 .— V a r ia c ió n lunar de las
e s t r e l la s e r r a n t e s e n l a s l l u v i a s p e r i ó d i c a s , p . 4 2 1 . — C o m p o s i c i o n q u í m i c a
d e lo s a e r o l i to s ; a n a l o g í a s de e s a s p i e d r a s c o n l a s r o c a s t e lú r i c a s p. 421 - 4 2 6 .
C o nclusión, p. 427.
TOMO IV. •

IN T R O D U C C IO N .

E n l o s d o s p r i m e r o s t o m o s d e l Cosmos, a p a r e c e n trazadas a g randes-


r a s g o s la s i d e a s g e n e r a l e s s o b r e e l c o n j u n t o d e l a N a t u r a l e z a , s o b r e e i
C ie lo y so b r e la T ierra ; e n e l te r c e r t o m o , c o n s a g r a d o á l a U r a n o l o g í a , s e
h a n d e s e n v u e lt o lo s e sp a c io s c e le s te s , en tr a n d o e n l o s detalles a s t r o n ó m i­
c o s ; e l c u a r t o t o m o e s t á r e s e r v a d o á l a T ierra ; e n é l s e e n c o n t r a r a n l o s
resu lta d o s p a r ticu la r es de la o b s e r v a c ió n en el d o m in io de lo s f e n ó m e ­
n o s te r r e s t r e s , p . 1-1 2.

PR IM E R A PARTE.

M a g n it u d , for m a y d en sid a d de la T ie r r a . Calo r in ter n o d e la T ie r ­


r a ; D ist b ib u c io n de e s t e calor. A c t iv id a d m a g n é t ic a m a n ifesta d a

P O R LOS C A M B IO S 0 U E s e P R O D U C E N E N l a IN C L IN A C IO N , D E C L IN A C IO N É I N ­
T E N S ID A D M A G N É T IC A , B A J O L A IN F L U E N C IA D E L A IR R A D IA C IO N S O L A R Q U E
C A L IE N T A Y R A R IF IC A LA ATM O SFERA. TEM PESTADES M A G N É T IC A S L u z ;
PO LAR.

E n tre lo s p rim er o s objetos q u e c a u tiv a n la c u r io s id a d d e l h o m b r e ,


e u é n ta n se la s d im e n s io n e s , la fo r m a y la c o m p o s ic io n del p la n eta h a b i ­
tado por é l, p. 1 3 .— E l c u erp o de la T ierra ha sido m ed id o y pe­
sa d o , por su fig u ra , su d e n s id a d y su m a sa . D iferen tes m é to d o s e m p le a ­
dos para r eso lv e r e l p r o b l e m a de l a figura de la T ierra, p. 1 0 .—
C a lo r intern o d e l a T ie r r a y distrib u ción de este c a l o r , p. 3 2 . —
A c t i v i d a d m a g n é t i c a d e i c u e r p o t e rr es tre c o n s i d e r a d a e n s u t r ip le m o d o
d e a c c i ó n : la i n t e n s i d a d , l a i n c l i n a c i ó n , la d e c l i n a c i ó n . C o n s i d e r a c i o n e s
gen erales; e sp o sicio n h istó rica y cuadro c r o n o ló g ic o de los trabajos
y d escub rim ien tos de qu e h a sido o b je to el m a g n e t is m o t e r r e s tr e . N o
p u e d e r e p r e s e n t a r s e l a q u e p a s a e n n u e s t r o p l a n e t a sin r e f e r i r lo a l c o n ­
jun to del M undo; el m ism o n o m b r e de p la n eta d e sp ierta en n o s o tr o s
la i d e a d e d e p e n d e n c i a c o n r e l a c i ó n á u n c u e r p o c e n t r a l , d e u n i ó n c o n
u n grupo de cuerpos celestes q u e tien en seg u ra m en te un m ism o o r ig e n .
R e c o n o c i m i e n t o i n m e d i a t o d e la i n f l u e n c i a d e la p o s i c i o n d e l S o l e n la
m a n i f e s t a c i ó n d e l m a g n e t i s m o te r r e s t r e . D o c e o b j e t o s d i f e r e n t e s l l a m a n
e s p e c i a l m e n t e la a t e n c i ó n : d o s p o l o s m a g n é t i c o s , s i t u a d o s u n o e n e l h e ­
m isferio a u s tr a l, e l otro e n el h e m is fe r io b o r e a l; e l e cu a d o r m a g n é t ic o ;
l a s l í n e a s d e i g u a l d e c l i n a c i ó n ( l i n e a s i s o g ó n i c a s ) y la s l í n e a s s i n d e c l i ­
n a c i ó n ; l o s c u a t r o p u n t o s d e la m a y o r i n t e n s i d a d m a g n é t i c a ; l a s l i n e a s
de ig u a l inten sid a d ( i s o d i n á m i c a s ) ; la lín ea de la s o n d u la c io n e s m a g n é ­
ticas qu e u n e , en cada m e r id ia n o , lo s p a n t o s de m e n o r in te n sid a d (e c u a ­
dor d i n á m i c o ) ; el lím ite de la z o n a , en g e n e r a l de una in te n s id a d m a g ­
n é t i c a m u y p e q u e ñ a , q u e j u e g a , p o r d e c ir l o a s i , e l p a p e l d e i n t e r m e d i a ­
r i a , y e n la c u a l l a s v a r i a c i o n e s h o r a r i a s p a r t i c i p a n a l t e r n a t i v a m e n t e ,
s e g ú n las e sta c io n e s , de las p r o p ie d a d es de los dos h e m isfe rio s, p . 46 .
I n t e n s i d a d : T e n t a t i v a d e M a ll e t , e n 1 7 6 9 , pa r a e v a l u a r la i n t e n s i d a d d e l
m a g n e tism o terrestre; o b ser v a c io n es de B o r d a , en 1 7 7 6 , de L a m a n o n ,
d e 17 8 5 á 1 7 8 7 ; la s p r i m e r a s o b s e r v a c i o n e s de i n t e n s i d a d q u e s e h an p u ­
blicado s o n l a s q u e H u m b o l d t h i z o d u r a n t e su v i a j e á l a s r e g i o n e s e q u i -
n o c i a l e s d e l a A m é r i c a , d e 1 7 9 8 á 1 8 0 4 , l a s e s p e r i e n c i a s de R o s s e l , d e
1791 á 1 7 9 4 , e n e l m a r d e l a s I n d i a s , s e i m p r i m i e r o n m a s t a r d e , p . SO.
s i t u a c i ó n de l o s c u a t r o m á x i m o s d e i n t e n s i d a d p. 8 3; m a n e r a s d e d e t e r ­
m in ar las r ela cio n e s de sus fu e r z a s, o b s e r v a c io n es respecto de este a s u n ­
to , d e d i f e r e n t e s a u t o r e s , p . 8 o y s i g u i e n t e s ; la i n t e n s i d a d de l a f u e r z a
terrestre, m e d id a e n p u n to s d e te r m in a d o s d el g l o b o , t i e n e , c o m o to d o s
lo s fe n ó m e n o s del m a g n e t i s m o , v a r ia c io n e s ho ra ria s y v a r ia c io n e s s e c u ­
l a r e s , p. 9 1 . — I n c l i n a c i ó n : D é b e n s e á Ross n o c io n e s p recisas sobre
la s i t u a c i ó n d e l o s d o s p o l o s m a g n é t i c o s , p. 93; s i t u a c i ó n d e l e c u a d o r
m a g n é t i c o , p. 9 4 y s i g u i e n t e s ; cuadro de lo s cam bios p er ió d ic o s h o r a ­
r io s d e l a i n c l i n a c i ó n m a g n ética , p. 99; para determ inar la v aria­
c i ó n s e c u l a r d e la i n c l i n a c i ó n , e s n e c e s a r i o d i s p o n e r d e u n a l a r g a s é r i e
d e o b s e r v a c i o n e s , to d a s i g u a l m e n t e p r e c is a s ; e s p o s i c i o n d e e s a s o b s e r v a ­
c io n e s , p. 1 0 1 . — D e c l in a c ió n : El c o n o cim ien to de este tercer e le m e n to
del m a g n etism o t e r r e s t r e e s el m a s a n t i g u o , p . 108 ; fe n ó m e n o s de
la d e c l i n a c i ó n , v a r i a c i o n e s q u e e n e l l a p r o d u c e n la s d i f e r e n t e s h o r a s d e l
d ia y d e l a n o c h e , c o m o l a s e s t a c i o n e s d e l a ñ o ; s é r i e d e o b s e r v a c i o n e s
á e s t e r e s p e c t o , p. 1 0 9 y s i g u i e n t e s ; p e r t u r b a c i o n e s e n la d i r e c c i ó n d e l a
aguja im antada, p. 117 y sigu ien tes; o b ser v a c io n es q u e el autor h iz o en
R o m a , e n e l m o n t e P i n c i o , c o n G a y - L u s s a c , á p r o p ó s it o d e e s a s p e r t u r ­
b a c io n e s, p. 1 1 8 ; o b serv a cio n es de S a b in e y otros a u to r e s, p. 121;
sim u ltan eid ad de las te m p e s ta d e s m a g n é tic a s á d ista n cia s de m u c h o s
m illa res de le g u a s , p . 1 2 o ; curvas isogónicas ó lineas de ig u al declina­
ción, p . 1 2 6 y s i g u i e n t e s ; u n a l í n e a s i n d e c l i n a c i ó n d e s c u b i e r t a , e n 1 4 9 2 ,
por C r istó b a l C o l o n , e n e l O c é a n o a t l á n t i c o , h a b i a d a d o u n p o d e r o s o i m ­
pu lso a l e s t u d i o d e l m a g n e t i s m o te r r e s t r e , p. 1 2 6 ; l a c a s u a l i d a d h a h e c h o
qu e d esp u es se o b te n g a n m u c h a s o b s e r v a c io n e s , por n a v io s q u e a t r a v e ­
sa r o n l a s l í n e a s s i n d e c l i n a c i ó n ; p e r o e s t o s m a t e r i a l e s n o p o d r á n r e a l ­
m e n t e a d q u i r ir i m p o r t a n c i a c a p i t a l p a r a e l c o n o c i m i e n t o m i s m o d e e s a s
lín ea s, y para determ in a r la situ a c ió n a ctu a l del e c u a d o r m a g n é t ic o sin o
c u a n d o se e n v ie n á lo s d ife re n te s m a r es n a v io s c o n la ú n ic a m isió n de
segu ir sin interrupción d ic h a s l í n e a s , p. 1 2 6 , parte atlántica d é l a c u r v a
a m e r i c a n a d e t e r m i n a d a p o r S a b i n e , p. 1 2 8 ; c u r v a s i n d e c l i n a c i ó n a u s -
t r a l o - c a s p i a , p . 129 y s i g u i e n t e s ; l a s c u r v a s s i n d e c l i n a c i ó n t i e n e n u n a
h istoria que no pasa m as a llá d e d o s c ie n to s a ñ o s , p. 1 3 3 . — Luz po­

lar : L as p ertu r b a c io n es e s t r a o r d in a r ia s , c u y o s efec to s se rev ela ro n por


v e z prim era e n lo s c a m b io s de la d e c lin a c ió n , a n u n c ia n e n p a r t e , y en
p a r t e a c o m p a ñ a n á l a l u z p o l a r m a g n é t i c a ; la a u r o r a b o r e a l n o d e b e c o n ­
siderarse c o m o c a u sa de la p ertu r b a c ió n q u e interrum p e el e q u ilib r o d e l
m a g n e t i s m o t e r r e s t r e , s i n o c o m o el r e s u l t a d o d e l a a c t i v i d a d del g l o b o
e x a l t a d a h a s t a l a p r o d u c c i ó n d e l o s f e n ó m e n o s l u m i n o s o s , y q u e se m a ­
n i f i e s t a , d e u n l a d o , p o r e s t a i l u m i n a c i ó n p o l a r d e la b ó v e d a c eleste, de
o t r o , por las o sc ila c io n e s d e s o r d e n a d a s d e la a g u j a i m a n t a d a ; l a l u z
p o la r es ta m b ié n u n a esp e c ie de d e sc a r g a sin d e t o n a c i ó n , el acto q u e da
f in á la t e m p e s t a d m a g n é t i c a , p . 1 3 4 ; d e s c r i p c i ó n de e s o s f e n ó m e n o s ,
p. 134; fe n ó m e n o s g e o g n ó s t i c o s , qu e p u ed en d esign arse con el n o m ­
bre de m a g n e tism o de las m o n t a ñ a s , p. 1 4 0 -1 4 1 .

SEGUNDA PARTE.

R eac ción d e l in t e r i o r d e l a T i e r r a c o n t r a s u s u p e r f i c i e , m a n i f e s t a d a :
1 .° D in á m ic a m e n t e por l a s ondas de q u e b r a n ta m ie n to (temblores de
tier r a ) ; 2 . ° P or un a u m e n t o d e t e m p e r a t u r a q ue s e co m unica á las

fuentes y por la d iv e r sid a d de las sales y de los gases mezclados

E N ESAS FUENTES (AGUAS T ER M A L ES ); 3 : ° P O R LA ERUPCION DE LOS F L U I ­


DOS ELÁSTICOS ACOMPAÑADOS Á VECES DE FENOMENOS DE INFLAMACION ES­
PONT ÁNEA (VOLCANES DE GAS Y DE F A N G O , FUEGOS DE NAFTA , SAL SAS.)

4 . ° P o r lo s e f e c t o s d e los v o l c a n e s p r o p i a m e n t e dichos , q u e , e n co­


m u n icació n PERMANENTE CON LA ATMOSFERA Á TR AV E S DE LOS CRATERES Y
DE LAS FA L L A S, VOMITAN DE LAS ENTRAÑAS DEL GLOBO, EN LARGAS CORRIEN­
TES DE L A V A S , TIERRAS EN FUSION, QUE EN OCASIONES SE PR E SE N T AN BAJO
LA FORMA DE ESCORIAS INCANDESCENTES, Y OTRAS BAJO LA DE ROCAS CRIS­
TALINAS.

E spo sicio n general. La s e g u n d a p a r te d e l c u a r t o t o m o d e l Cosmos t r a ­


t a de l o s f e n ó m e n o s c o m p l e j o s q u e d e b e n a t r i b u i r s e á la r e a c c i ó n p e r m a ­
n e n t e d e l i n t e r i o r d e la T i e r r a c o n t r a su s u p e r f i c i e , c o n j u n t o d e f e n ó m e ­
n o s q u e s e d e s i g n a n c o n el n o m b r e g e n e r a l d e v u l c a n i s m o , p . 1 4 3 - 1 4 6 .
T emblores de t ie r r a , p. 1 4 7 .— D iferentes sistem as sob re las causas
q u e p r o d u c e n l o s t e m b l o r e s d e t i e r r a , p . 1 4 9 . — E s m a s f á c il referir á t e o ­
r ía s m e c á n i c a s s e n c i l l a s y c la r a s l a s o n d a s d e q u e b r a n t a m i e n t o o c a s i o ­
n a d a s p o r e l p r i m e r i m p u l s o , q u e e s p l i c a r la n a t u r a l e z a d e e s t e i m p u l s o ,
p . 1 5 1 . — C a t á s tr o f e d e R i o b a m b a , e n 1 7 7 7 , p . 1 5 2 . — Casi s i e m p r e l a s m a ­
n ife sta c io n e s de la a c tiv id a d v o l c á n i c a , u n o d e c u y o s m e n o r e s e fec to s
s o n lo s tem b lores de tierra , com p ren d en sim u ltá n ea m en te fe n ó m en o s d i­
n á m ic o s y fe n ó m e n o s f í s i c o s , d a n d o o r ig e n a su sta n c ia s n u e v a s , p. 1 5 5 .
— L a f r e c u e n c i a d e l o s t e m b l o r e s d e tier ra e n c i e r t o s p a í s e s , d e s t r u y e n d o
l o s m o n u m e n t o s d e l a r te h u m a n o , h a s i d o g e n e r a l m e n t e de fun estas
c o n s e c u e n c i a s pa ra e l e s t u d i o , p . 1 5 7 . — L a v e l o c i d a d c o n q u e se p r o p a g a un
t e m b l o r d e tier ra v a r ía s e g ú n la s d e n s i d a d e s d e la s c a p a s s ó l i d a s q u e a t r a ­
v i e s a , p . 1 5 3 . — A v e c e s la a c t i v i d a d v o l c á n i c a a b r a z a u n a p a r t e tan c o n ­
s i d e r a b l e d e l c u e r p o te r r e s tr e q u e l o s q u e b r a n t a m i e n t o s q u e p r o d u c e p u e ­
d e n a t r ib u i r s e á m u c h a s c a u s a s , p . 1 6 3 .
F u e n t e s t e r m a l e s , p . 1 6 4 . — La d i v i s i ó n d e l a s f u e n t e s e n c a l i e n t e s y
fr ia s , n o t i e n e f u n d a m e n t o c i e r t o c u a n d o s e l a q u i e r e r efe rir á e v a l u a ­
cio n es term om étricas , p. 1 6 5 . — F u en tes c u y a tem peratura es in v a r ia b le ,
y fu entes c u y a tem peratura ca m b ia co n la s e sta cio n es , p. 166 y s ig u ie n ­
t e s . — L i n e a s i s o g e o t e r m a s , p . 1 6 3 . — F u e n t e s d e l a L a d e r a d e C a d lu d , e n
lo s A n d e s , á u n a a l t u r a de c a t o r c e m i l q u i n i e n t o s s e s e n t a y o c h o p i e s , p. 1 7 0 .
— F u e n te s term ales de lo s a lrededores de la a n t i g u a C artago , qu e in d u je ­
ron á S a n P a t r i c i o á d i s c e r n ir l a s v e r d a d e r a s c a u s a s d e l a s d i f e r e n c i a s d e
t e m p e r a t u r a en l a s a g u a s s a l t a d o r a s , p . 1 7 6 . — Las aguas de comangillas,
c e r c a de C h i e h i m e q u i l l o , e n M é j i c o ; l a s aguas calientes de las Trincheras y
l o s baños de M ariara e n i o s valles de A ragua , e n e l c a m i n o d e l a N u e v a
V a l e n c i a , p. 1 7 6 . — F u e n t e s c a l i e n t e s i n t e r m i t e n t e s d e l a I s la n d i a , p. 1 7 8 -
— F u e n te s m e d icin a le s de L u x c m l , de P fe ffe r s , de G a s te in , p. 1 7 9 . —
F u e n te s de N ocera , en lo s A p e n i n o s , p. 1 8 0 . — Las fu e n te s a c íd u la s y
la s e m is io n e s de g a s carb ónico , a trib u id a s la r g o tiem p o á lo s d e p ó s ito s
d e h u lla y d e l i g n i t o , p a r e c e n se r m a s b i e n p r o d u c t o d e l a a c t i v i d a d
v o l c á n i c a , p. 1 8 0 . — F u e n te s de A q u isg r a n , p. 1 8 1 . — F u e n te term al q u e
d a o r i g e n á t o d o u n rio c a r g a d o d e á c i d o s u l f ú r i c o , p . 1 8 1 . — R e l a c i o n e s
t e r m o m é t r i c a s d e la s f u e n t e s , p . 1 8 4 .
S alsa s , vo lc a n es de fango , f u e n t e s y fueg o s de n a f t a , erupcio nes
de vapor y de g a s , p. 1 8 5 . — E n el p r i m e r t o m o d e l Cosmos, s e d e m u e s t r a
q u e las salsas son u n a e sp ecie de in term ediario d e las fu e n te s c a lien tes
y d e l o s v o l c a n e s p r o p i a m e n t e d i c h o s , q u e a r r o j a n tier ra s e n f u s i ó n b a j o
la f o r m a d e e s c o r i a s d i s g r e g a d a s ó d e r o c a s n u e v a s s u p e r p u e s t a s g e n e ­
r a l m e n t e ; e s t a n t o m a s d i g n o d e d e t e n i d a a t e n c i ó n e s t e p u n t o de l a s s a l ­
s a s y l o s v o l c a n e s d e f a n g o , c u a n t o q u e a p e n a s s e o c u p a r o n d e e ll o l o s
a n tig u o s g e o g n o sta s , faltos de c o n o c im ie n to s su fic ien tes, c o m o su c e d ía
respecto de todo a q u e llo q u e sir v e de tra n sició n entre la n a tu ra le za o r g á ­
n i c a y la n a t u r a l e z a i n o r g á n i c a , p . 1 8 5 . — S a l s a s y f u e n t e s d e n a f t a de
M a l a c u b ; e n S i c il i a ; d e P i e t r a - M a l a , d e M o n t e - Z i b i o , e n e l n o r t e d e I t a ­
l i a , p . 1 8 6 y s i g u i e n t e s ; v o l c a n e s de f a n g o , f u e n t e s y f u e g o s d e n a f t a de
l a c a d e n a d e l C a ú c a s o ; id .; e r u p c i o n e s d e v a p o r e s d e l a s s u lf a t a r a s d e la
Toscana, p. 1 S 8 . — L o s Soffioni d e la Is la n d i a , p. 18 9 .— F uentes de
g a s i n f l a m a b l e d e l a A m é r i c a , p . 1 8 9 , y s i g u i e n t e s . — Volcancitos d e T u -
b a c o , 1 8 7 . — E r u p c i ó n d e l l a m a s q u e , e n 1 8 3 9 , c a m b i ó ' e n i s l a la p e n í n ­
s u l a d e G a le r a -Z a m b a , p . 1 9 3 .— V o lc a n e s de cien o , s a ls a s , fu en tes de
g a s d e l a C h in a , q u e d i e r o n i d e a á l o s C h i n o s d e l o s p r o c e d i m i e n t o s d e
aforo to m a d o s d e e llo s por lo s Europeos, p o z o s a r tesia n o s, para o b ten er
gas co m b u stib le , com o tam b ién agua p u ra y agua s a la d a , p. 191.
— M ontañas ard ien tes de l a C h in a , p. 19 5 .— F u e g o s perpetuos del
m o n t e S c h a g d a g h , e n e l C a u c a s o , i d . — S a l s a s d e la i s l a J a v a , g r u t a s c o n
fu e n t e s d e á cid o carb ónico de J a v a , p. 1 9 6 .— E l azu fra l de Q u in d iu ,
e n A m é r ic a , p. 1 9 7 .— F u e n te d e n a f t a del g o l f o d e C a r i a c o , c e r c a d e
Cum ana, que brota del fo nd o d e l m a r , p. 1 9 7 . — C o m o l o s v o l c a n e s
p r o p i a m e n t e d i c h o s , la s s a l s a s m a n i f i e s t a n , d e t i e m p o e n t i e m p o su s ú ­
bito despertar la n z a n d o c o lu m n a s de f u e g o , q u e lle v a n á lo lejo s el e s­
p a n t o , p. 19S .
V o lc a n e s co n sid er a d o s según su forma y d ifer entes g r ado s de su

a c t iv id a d . E f e c t o s d e los v o l c a n e s a t r v é s d e l a s g r i e t a s y lo s c r á t e ­
res de e sp io sio n . C ercos d e los c r á t e r e s de le v a n t a m ie n t o . V olcanes
EN FORMA DE CONOS Y DE CAMPANAS, CON Ó SIN ABERTU RA EN EL VERTICE. Di'
FERENTES ESPECIES DE ROCAS A T RAV ÉS DE LAS CUALES OBRAN LOS VOLCANES.
p. 2 0 0 . — La c o n f u s i o n , c o n sa g r a d a a n te r io r m en te por el u s o , de los
no m b res de v o lc a n y de m o n ta ñ a s ig n ív o m a s , es cau sa de q u e, se g ú n u n
prejuicio m u y e s t e n d i d o , se r e p r e s e n t e s i e m p r e á l o s v o l c a n e s con la
im á jen de m o n t a ñ a s c ó n ic a s a isla d a s, co n un a abertura circular e n el v é r ­
t i c e ; p e r o e s t a s h i p ó t e s i s n o p u e d e n g e n e r a ' i z a r s e , p. 2 0 0 y s i g u i e n t e s . —
E l carácter ese n c ia l de lo s v o lc a n e s c o n siste e n una c o m u n ic a c ió n p erm a­
n e n t e e n t r e l a a t m ó s f e r a y e l f o c o i n t e r i o r d e l g l o b o , p. 2 0 2 y s i g u i e n t e s .
P a r a ir d e l o s f e n ó m e n o s s i m p l e s á l o s f e n ó m e n o s c o m p u e s t o s s e c o l o ­
c a r á n e n p r i m e r t é r m i n o l a s e r u p c i o n e s q u e s e p r o d u c e n á t r a v é s de
l a s f a l l a s d e la T ie r r a y no form an h ileras de c o n o s sep arad os, sin o
q u e a r r o ja n m a s a s v o l c á n i c a s l í q u i d a s ó s i m p l e m e n t e reb la n d ecid a s,
q u e s e s u p e r p o n e n p o r c a p a s ; e n s e g u n d o l u g a r , se e s t u d i a r á n l a s e r u p ­
c i o n e s á t r a v é s d e l o s c o n o s d e c o n g l o m e r a d o s q u e , s in e sta r r o d e a d o s d e
c er co , sin e m b a r g o v o m it a n la v a s ; en tercer l u g a r , se e x a m in a r á n lo s
cráteres de le v a n t a m ie n t o fo rm a d o s de capas le v a n t a d a s , sin c o n o c e n ­
t r a l, q u e n o d a n p a s o á l a s c o r r ie n t e s d e l a v a , s i n o á t r a v é s d e l a s p a r e ­
des de la s m u rallas q u e lo s ro d e a n , y no á través d el c o n d u c to esterior,
o b s t r u i d o p o r a l g ú n d e r r u m b a m i e n t o , y p o r ú l t i m o , s e l l e g a r á á la s m o n ­
t a ñ a s e n f o r m a d e c a m p a n a s in a b e r tu r a , ó á l o s c o n o s d e l e v a n t a m i e n ­
to ab ierto s por el v é r t ic e , p . 2 0 í y s i g u i e n t e s . — H ip so m e tria de lo s v o l ­
ca n es, p. 22 2 y s i g u i e n t e s .— La g r a d a c ió n e sta b le cid a entre lo s v o lc a n e s ,
á par tir d e l o s p e q u e ñ o s c r á t e r e s d e e s p l o s i o n , e s p e c i e d e e m b u d o s s i n
a n d a m ia d a , h a s ta el v o lc a n a c tiv o de S a h a m a , de 2 1 ,0 0 0 píes d e altura,
dem uestra q u e no h a y lazo a lg u n o n ecesario entre el m á x im u n d e e le ­
v a c i ó n , l a d i s m i n u c i ó n d e l a a c t i v i d a d v o l c á n i c a y l a n a t u r a l e z a d e la s r o ­
c a s v i s i b l e s , p . 2 2 í . — La f r e c u e n c i a d e l a s e r u p c i o n e s d e u n v o l c a n p a ­
rece depen d er d e ca u sa s m ú ltip les y m u y c o m p lic a d a s , p. 2 2 6 y s ig u ie n ­
t e s . — El S t r o m b o l i , p. 2 2 6 . — L a Q u i m e r a d e L i c i a , p . 2 2 8 . — E l v o l c a n de-
M a s a y a , e n el E s t a d o d e N i c a r a g u a , e n A m é r i c a , p . 2 2 8 . — E i v o l c a n de-
I z a l c o , en la c o s t a o c c i d e n t a l d e la A m é r i c a c e n t r a l , p . 2 3 1 . — E l v o l c a n
d e F o g o , e n l a s i s l a s d e C a b o - V e r d e , p . 2 3 1 . — E l S a n g a y , e n la A m é r i c a
d e l S . , p. 2 3 2 . — L a a g r u p a c i ó n d e l o s v o l c a n e s im p o r t a q u i z á s t o d a v í a
m a s q u e s u c o n f i g u r a c i ó n y su altura, porque lle v a al g r a n f e n ó m e n o
g e o l ó g i c o d e l l e v a n t a m i e n t o d e l s u e l o s ó b r e l a s f a l l a s d e q u e e st á s u r c a ­
d a l a s u p e r f i c ie t e r r e s t r e ; bosqu ejo g en era l de los g r u p o s v o lc á n ic o s,
p . 2 3 4 y s i g u i e n t e s . — C u a d r o q u e d e t e r m i n a el l u g a r y l a s a l t u r a s d é l o s
v o lc a n e s qu e form an la c a d en a de A n a h u a c , en M é j i c o , p. 2 4 3 . — C u a ­
dro in d ica d o r del n ú m ero d e lo s v o lc a n e s c o n te n id o s en c a d a u n o de lo s
c i n c o g r u p o s a m e r i c a n o s c o m p r e n d i d o s e n t r e 19° 2 o ' d e l a t i t u d N o r t e , y
Í 6 ° S 7 d e l a t i t u d S u d , p. 2 4 7 . — E n A s i a , l o s v o l c a n e s m a s p o d e r o s o s e s *
t á n r e p a r t i d o s e n l a s i s l a s d e l a S o n d a , l a s M o l u c a s , la s F i l i p i n a s , l o s a r ­
c h i p i é l a g o s d e l J a p ó n , l a s K u r i l e s y la s i s l a s A l e u t i c a s , a l S u d y al Este-
del c o n tin e n te , p. 2 o 3 y s ig u i e n t e s .— L e v a n ta m ie n to d e los v o lc a n e s d e
J o r u llo , en A m é r ic a , e n el a ñ o 1 7 59 , p. 2 6 3 . — T o p o g r a fía y descrip ció n
' d e e s e v o l c a n y d e l o s h o r n i t o s q n e le r o d e a n , p . 2 6 3 y sig u ie n te s.—
V o l c a n e s d e la s r e g i o n e s o r i e n t a l e s d e M é j i c o c e n t r a l , l l a m a d o a n t i g u a ­
m e n t e A n a h u a c ; e l p i c o d e O r iz a b a , e l T o l u c a , e l P o p o c a t e p e t l , e l I z t a c -
c i h u a t l , e l c a m p o d e l a v a s l l a m a d o e l M a l p a i s d e l A t l a c h a y a c a l t , p. 2 7 6
y s i g u i e n t e s .— E l Cofre de Perote, p . 2 7 9 . — G ru p o v o l c á n i c o d e l a A m é ­
r ic a c e n t r a l , q u e s i g u e i n m e d i a t a m e n t e h á c i a el S u d , al g r u p o m e j i c a n o ,
y q u e c o n t i e n e d i e z y o c h o c o n o s ó c a m p a n a s , c u a tr o d e l a s c u a l e s v o ­
m i t a n l a v a s , p . 2 8 1 . — G ru po v o l á n i c o d e P o p a y a n y de Q u i t o , r e p u t a d o
por no p rodu cir co rr ie n te s de l a v a , sino ú n ic a m e n te m a sa s de esco ria s ar­
d i e n t e s y d i s g r e g a d a s , p . 2 8 1 . — E l A n t i s a n a , p. 2 8 2 y s i g u i e n t e s . — L a
p a l a b r a lava n o s i g n i f i c a u n a c o m b i n a c i ó n m i n e r a l p a r t i c u l a r ; l o d o l o
q u e c o rr e en u n v o l c a n y t o m a u n a n u e v a b a s e , e n r a z ó n d e s u f l u i d e z
e s l a v a , p. 2 8 7 . — E l C o t o p a x i , e l m a s p o d e r o s o d e l o s v o l c a n e s d e Q u i t o ,
p. 2 8 9 y s i g u i e n t e s . — E s n a t u r a l , t o m a r c o m o m e d i d a y c o m o t e s t i m o ­
nio de la a c tiv id a d de lo s v o lc a n e s e n la s d iferen tes c o m a r c a s , el n ú m e ­
ro d e la s a n d a m i a d a s v o l c á n i c a s , e s d e c ir , d e l o s c o n o s y d e l a s c ú p u l a s
abiertas en e l v é r t ic e y le v a n t a d a s sob re la s g r ie ta s q u e h a n seg u id o
sien d o c o n o c id a s hasta n u estros d ias, p. 295.
T e o r í a g e o g r á f ic a d e los v o l c a n e s . — 1 .° V o l c a n e s de E u r o p a , p. 2 9 8 .
— 2 .° V o l c a n e s de las islas del O céano a tlá n tico , p. 3 0 0 — 3 .° V o lc a n e s d e
A f r i c a , p . 3 0 4 . — 4 . ° V o l c a n e s d e l c o n t i n e n t e a s i á t i c o , p. 3 0 6 — 5 . V o l c a ­
n e s de l a s i s l a s d e l A s i a o r ie n t a l , p . 3 1 8 — 6 . ° V o l c a n e s d e l a s i s l a s d e l
A s i a m e r i d i o n a l , p. 3 3 0 . — 7 . ° V o l c a n e s d e l a s i s l a s d e l O c é a n o í n d i c o ,
p. 3 3 5 . — 8 . ° V o l c a n e s d e l m a r d e l S u d , p. 3 4 0 . — 9 . ° V o l c a n e s d e A m é ­
r ic a , p. 3 o 3 . — C u a d r o q u e p r e s e n t a e l n ú m e r o d e l o s v o l c a n e s r e p a r t i d o s
e n la s u p e r f i c ie d e l g l o b o , p . 3 7 1 . — E r u p c i o n e s d e l V e s u b i o , p . 3 7 2 y s i ­
g u ie n te s.— L os v o lca n es siguen la d i r e c c i ó n de l o s rios, y a e n u n a s o l a
l í n e a , y a e n d o s y a u n e n tr es l í n e a s p a r a l e l a s , p . 3 7 6 . — D i s t a n c i a e n t r e
l a s o r il l a s d e l m a r y l o s p a n t o s e n d o n d e s e m a n i f i e s t a l a a c t i v i d a d v o l c á ­
n i c a , p . 3 7 7 . — L a s i s l a s y la s c o s t a s s o n m a s r ic a s e n v o l c a n e s p o r q u e á
l o s l e v a n t a m i e n t o s c a u s a d o s p o r l a s f u e r z a s e l á s t ic a s i n t e r i o r e s c o r r e s ­
p o n d e un descenso en el fon d o de los m a r e s , p. 3 7 9 .— T estim o n io de
un vasto y an tigu o sistem a de c o m u n ic a c ió n entre las a g u a s, p. 3 7 9 .
— E s p e s o r d e la c o r t e z a te r r e s tr e , p . 3 8 1 .— De qué m anera y en qué
m e d i d a o b r a n l a s e x h a l a c i o n e s s o b r e l a c o m p o s i c i o n q u í m i c a d e i a ir e y
p o r c o n s i g u i e n t e s o b r e l a v i d a o r g á n i c a q u e s e d e s a r r o ll a e n la s u p e r f i ­
c ie d e l su elo ; a n á lisis de los g a s e s v o lc á n ic o s , p . 33 2 y s ig u ie n t e s .
F u e n t e d e l a s e r u pc io n e s v o lc á n ic a s y de las e m a n a c io n e s gaseo­

sas, p. 384.
C om posicio n m ineraló gica de la roca vo lc a n ic a , p. 383 y si­
g u i e n t e s . — G e n er a liz a ció n d el n o m b r e de tra q u ito , p. 3 9 0 . — C lasi­
fica c ió n de lo s tr a q u ito s s e g ú n la a s o c ia c ió n de su s e le m e n to s e se n c ia le s ,
e n seis gr u p o s d e te rm in a d o s por R o se , p. 3 9 2 . — A l l a d o de l o s e le ­
m e n t o s e s e n c i a l e s y c a r a c t e r í s t i c o s d e la f o r m a c i o n t r a q u í t i c a h a y o tr o s
q u e no so n e se n c ia le s , pero c u y a frecu en cia ó a u sen cia c o n sta n te en lo s
v o lca n es m u y próxim os e s d i g n a d e fijar l a a t e n c i ó n , p . 3 9 9 .— M i c a ,
p . 4 0 0 . — F e l d e s p a t o v i t r e o , p . 4 0 0 . — A n f i b o l y a u g i t a , p . 4 0 1 . — L e u c it a ,
p . 4 0 2 . — O liv in a , p. 4 0 2 .— O b sid ia n a , p. 4 0 4 .— D iversas co n d icio n es
bajo la s c u a le s lo s fe n ó m e n o s q u ím ic o s de la a c tiv id a d v o lc á n ic a p r e c e ­
d e n á la f o r m a c i o n d e lo s m in era les sim p les y su aso cia ció n con los
traquitos, p. 3 9 9 *409.

FIN D EL R E S U M E N AN A LÍT IC O D EL COSMOS.


INDICE
DE L A S M A T E R I A S C O N T E N I D A S E N E S T E TOMO.

INTRODUCCION DEL AUTOR PARA ESTE TOMO......................................' . V


R esultados particulares de la observación en el dominio de
LOS FENÓMENOS TERRESTRES........................................................................... 10

P R IM E R A P A R T E .

M agnitud y forma de la t i e r r a .— Ojeada gen eral . . . . 13


M ag n itu d , figura y d en s id ad de l a T i e r r a ............................................ 16
Calor in te rn o de la Tierra y d istribución de este c a l o r ........................ 32
A ctiv id ad m a g n ética del cuerpo te rre s tre ................................................. 46
In te n s id a d ................................................................................................................ 80
In clin ació n .............................................................................................................. 93
D eclin ació n ............................................................................................................ IOS
Luz p o la r.................................................................................................................131

SEGUNDA P A R T E.

R eacción del interior de la tierra sobre su s u pe rf ic ie . — E s-


POSICION GENERAL............................................................................................ 143
T em blores de tie r ra .............................................................................................147.
F uentes te rm a le s ................................................................................................ 164
F uentes de v ap o r y de g a s .— S a ls a s .— V olcanes de lodo, fu e g o s d e
n afta......................................................................................................................18o
Volcanes considerados según su forma y los d iferen tes grados de
su a c tiv i d a d ......................................................................................................200
E u ro p a ......................................................................................................................298
Islas del océano atlán tico .................................................................................. 300
A fr ic a .......................................................................................................................304
A s i a ...........................................................................................................................306
Islas del Asia o rien tal........................................................................................21S
Islas del A s ia m e rid io n al.................................................................................330
Islas del océano índ ico .......................................................................................333
M a r d e l S u d ............................................................................................ • . 340
C o n t in e n t e a m e r i c a n o .............................................................................................. 3 3 3
N ú m e r o d e los v o l c a n e s r e p a r tid o s e n la s u p e r f i c ie d e l g l o b o . . . 371
De q u é m anera y en q u é m e d id a ouran las e x h a la c io n e s g a se o sa s
e n la c o m p o s i c i o n q u í m i c a d e l a i r e ....................................................3 S 2
D e l a s d i f e r e n t e s e s p e c i e s d e r o c a s á t r a v é s d e las c u a l e s o b r an los
v o l c a n e s ............................... ............. , ................................................... . 3S5
M i c a ............................................................................................................................. • 400
F elde spato v itre o................................................................................................. id.
A n fib o l y a u g i t a ......................................................................................................... 401
L eucita............................................................................................................... 402
O l i v i n a . ' .................................................................................................................................. id .
O b s i d i a n a ....................................................................................................• . . . 404
N o t a s ......................................................... ........ ......................................................................................401
O b serv a cio n es c o m p l e m e n t a r i a s ................................................................................. 601
R esum en a n a l ít ic o de los 4 tomos del c o s m o s .....................................G03

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