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Carmst, Benito delPozo

Laclaseobrera
asturiarradurants
elfranquismo
siglo veintiu no editorO.Fes, sa
O,
A, 248. 04310 MEXIC
CERRO DEL AGU
sa
ntiuno de espana editores,
siglo vei
28043 MADRID ESPANA
C! PLAZA, 5.

A David R uiz

I\

. :ri? '

Primera edición, septiembr


e de 1993
EDITORES, S. A.
© SIGLO XXI DE ESPANA id
Calle Plaza, 5. 28043 Madr
o
© Carmen Benito del Poz
OS CONFOR ME A LA LEY
DERECHOS RESERVAD
lmpreso y hecho en Espana
Printed and made in Spain
o Arjona
D is� .fl!l� cubierta: Pedr
3 ·.
r(iN: 84-3Z3�osol-. 22.2
D �j.'IÓSitQ lega l: M 3611993
Fotocomposición: EFCA, S. Galí, 16. 28039 Madrid
A.
Avda. Dr. Fed erico Rub io y
S.L. Polígono lgar sa
lmpreso en Closas-Orcoyen, drid)
Paracuellos de Jarama (Ma
ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI

INTRODUCCIÓ N . . . . . . . .. . ........... . . . . . . . . . . . . . . . . ................ . . . . . . . . . . .... . . ............. XIII

L Fundamentos metodológicos : por una justificación dei tema . . . . . XIII


II. Valoración historiográfica de las fuentes . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . .. . . .. . XVI

PRIMERA PARTE

CARACTERIZACIÓN ECONÓMICO-LABORAL DE
ASTURIAS, 1940-1975

1. EVOLUCIÓN Y EFECTOS D E L A POL ÍTICA ECONÓMI-


CA FRANQUISTA ..................................................................... 3

I. LA AUTARQUÍA, 1939- 1 9 59 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
!.I. Política industrial autárquica ............................................. 8
II. EL PLAN DE ESTABI LIZACI Ó N ....................... . .................... . ...... . ... 16
I ll. PLANIFICACIÓ N ECONÓ MICA Y DESARROLLO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
III.!. Política industrial y planificación......................... .............. 23
IV. EL INTERVENCIONISMO ESTATAL EN LA ECONOMÍA: UNA VALO-
RACI Ó N DEL INI ........ ........................................... . ........ .. . ... . ....... 28

2. EL FACTOR TRABAJO: ANÁ LISIS CUANTITATIVO . . ...... 32

!. MOVIMIENTOS MIGRATORIOS Y MANO DE OBRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33


!.1. E! exterior, recurso compensatorio de los desequilibrios
regionales .. . ... . . . .. . . . . . . .. .. . ... .. . .. . ... ... . .. . .. . . . . ..... .. ... . . . . .. . .. ... . . .. . . 33
!.2. Los desplazamientos intrarregionales .. . .............................. 38
Índice IX
Índice
VIII
.......... . 47 5. �������:-ES DE TRABAJO DE LA CLASE OBRERA
ACI ÓN A CTIVA RE GIO NAL................................... T ··········································································.... 187
II. LA POBL orial de los activos ........dus ............. . 48
y reparto sect 53
11. 1 . Evolución ión acti va in trial ..
I. ANÁLISIS COMPARA'f!VO DE LAS CONDICIONES LABORALES FIJA­
11.2. Distribuci
ón geográfica de la poblac trabaj ado res ind ustr iales .. 67
DAS EN LA INDUSTRIA REGIONAL.... ············································ 187
prof esio n al de los
1 . 1 . Los Reglament �; de Regimen Interno de las empresas as-
11.3. Clasific ación ' .

ES E CONÓMIC AS
76 turianas, 1 944- 59 · · .......... :···································· 188
ANSFORM ACION 1.2. Los efectos laboral�� d�Í desarro iiIsmo, 1 960- 1 975 ..........
3. COYUNTURA Y TR . 241
················ 77 1.3. L a reivindicación obrera ......................................... .. 251
HUL LA ···········································
.I LA MINE RÍA DE LA ............... . 78 II. COS'fE DE VIDAy SALARIOS. SOBRE EL PODER ADQUISITIVO DE LA
los benefícios autárquicos
efe cto de ón concertada y
� ��� · ············ ····· ·······························
I.1 . El nega tivo CLASE OBRERA................. ························································ 259
1.2. La reestructu
ración sectorial: entre la acci ............ . 83
la nacionalización forzen ada..................................... 11.1 . El concepto d sala
� retn:buuvo : · 259
......... Il.2. La flexibilización dei si�� ma
...... ........ . 90
la c risis el empleo ..... ...... · . . autár quico ····:···· 264
Inci denc ia de Il.3 . Los ajustes salanales en los aiíos 50·. haC!a la recuperaC!Ón
1.3. ············· 98
IND US TRIA SIDE RÚR GICA ··········································· dei poder adquisitivo ........................................................ . 268
II. LA o proceso hacia
11. 1 . La siderurgia
integral en Asturias: el lent . . . ... .. . ..... ......
... . 101 III. LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN ASTURIAS · . ..................... .........
. 275
.
...... . . .......
....... ......
. . . . . . .......
· .
la estatalización de la reconversión ...................
... . 107
III.I. A propósito de la org�mzaci on «Científica» dei trabajo ....
, 276
11.2. Repercusiones laborales ................. . 114 IIL2. Análisis de los convemos colectivos sindicales .................. 282
ALY LOCAL DE LA CRISIS........
III. VALORACIÓN SEC'fORI astu-
El carác ter dico tómi co de la estructura empresarial ....... .... .
121 6. LA PREVISIÓN SOCIAL ANTE LA CONTINGENCIA
...... . . . . . ..
...............
nu.
. . . . . . ......

LABORAL y EL RETIRO OBRERO ······················.................


.......
...... . . . . ...
nana .... ..... . .
307

.I LOS RIESGOS PROFESIONALES· AC��� A DE!.A SEGURIDAD E HI-


SEGUNDA PARTE
GIENE EN EL TRABAJO........... :...... ·········································· 308
RÉGIMEN EVOLUCIÓNy COBERTURA DE LOS SEGUROS SOCIALES( 1 9 39-1963)
CIOLABORAL DEL
LA POLÍTICA SO
ll. 325
MO AUTORITARIO
O EL PATERNALIS
11. 1 . El Seguro de Enfermedad · ·· ........................................... . 327
Úd
Il.2. El Seguro de Vejez e Inva ez........... ······························
. 328
.
II3 El Sub SI.d.10 Famtliar
II.4. El Seguro de Desem �i��::::::::::::::·:·································
· · ······································ 331
LAS RELA-
Í CO-INSTITUCION AL DE ... 332
EL MARCO JUR DI ·············· 131
4.
CIONES LABORALES
··································· ······
······· Il.5. El Seguro de Accidentes de Trab p
aJ?·································· 333
11.6. El Seguro de Enfermedades rofeswnales .................. ······· 336
AJO: !DEOLOGÍA, PROPAGA NDAY REALIDAD 1 32
I. ELFUERO DEL TRABDEL ORGANIZA- III. EL SISTEMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL(1963-1975) . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .... 340
SINDI CALISMOFRANQUISTA:
II. LA VERTEBRACIÓN OLA.......................................................... . 138
CIÓN SINDICAL ESPAN ticales ........................ . 139
TERCERA PARTE
11. 1 . Configura
ción de los sindicatos ver..... .............................. . 149
ismo de empresa ...................... LA CONFLICTIVIDAD L AL EN ASTURIAS
11.2. El sindical
11.3. L a acción
sindical en Asturias .....
........................... . 155
A TRAVÉS DE LAS MAGIS
���URAS DE TRABAJO
CONDICIONES DE'fRABAJ...... O: DE LAS RE-
III. LA REGULACIÓN DEALAS NVENIOS COLECT IVOS .............. . 171
,
GLAMENTACIONES LOS CO 7.
1958) ..... ... ..
de la política laboral (1942-...... .... ... ....... ..
. 171 EL CONFLICTO INDIVIDU
��. �.N···········································
LAS DECADAS SILEN-
III.\. La estatalizacióntutel ada (1958-1975) ..... ......
. 178 CIOSAS ( 1 940-1958) ................ 349
n1.2. La negoci
ación
Índice
AGRADECIMIENTOS
X

y SIGN IFIC ACI N . . . . .


Ó . 349
DE TRABAJO: ORI GEN
LAS MA GISTRATURAS 353
r:: ···················· ····· ····
E EN LA CLA SE OBR ERA
EL MA LESTAR LATENT 355

� + ��:���:���: : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : :
357
358

ORA L VERSUS LA
III. EL MAN TEN IMIENTO PAT
RONAL DEL ORDEN LAB
IVA . .. . . . . . .. . .. . . . . . . . . . .. . . . . . .. . . .. . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . .� 367
PROTESTA OBR ERA PAS
CIONES SOC IAL ES D
AL ANTE LAS OBL IGA
IV. LA ACTITUD PATRON 373
···························
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .·········· E! presente libro contiene e! texto, revisado y adaptado, de lo que
LA EMPRESA . . . . . . . . . . . . . . .
fue mi tesis doctoral, defendida en la Facultad de Geografía e His­
975) 376
LO AUTORITARIO ( 1 959-1 toria de la Universidad de Oviedo en mayo de 1 990 y realizada bajo
8. LA QU IEB RA DE L MO DE
376
Ia dirección de David Ruiz González, a quien deseo expresar mi
o
IVIDUAL .. . . . . . . . . . . . . . . . sincero reconocimiento por e! apoyo intelectual y personal demos­
N • DEL CON FLICTO IND o
LA "COLECTIV IZA CIO
I· DIC AL· ·············· 397
II. SOBRE LA !NEFI CAC
CIO N SIN
IA D E LA CO NC ILIA trado a lo largo de todos estos aiios y de cuya línea de investigación
NTE AL CON FLIC TO GEN ERA L! -
Ó
III. LA REA CCI N EMP RES
ARI AL FRE
.. . . . . . . . . . ... . . .. . . . . . . 401 me siento deudora desde que iniciara mi incursión en la práctica
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .··················
. . . .
ZADO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . historiográfica. Los trabajos de David Ruiz sobre el movimiento
405 obrero asturiano y la insurrección de octubre de 1 934 han marcado
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .·····
···············
.........................
CONCLUSIONES . . . . . . . . . una definida temática histórica, comprometida y rigurosa, que me
·············· 409 satisface continuar. Es precisamente el compromiso del historiador
···················· ····································· con su tiempo, con la actitud crítica que en e] ejercicio de su función
APÊND ICE S···················
······· 449 social debe desarrollar, la faceta más destacada de la influencia que
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .············
................................. e! profesor David Ruiz ha ejercido sobre quienes hemos pasado por
FUENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
··· 455 sus aulas. A él va dedicado este libro.
................................. . . .···································
Í
BIBL IOG RAF A . . . . . . . . . . . . La Unión Regional de CC 00, mediante la dotación económica
··················· 465 de una beca de investigación que, a través dei Departamento de
····· ··································
ÍNDI CE DE AP ÊNDI CES···············
Historia de la Universidad de Oviedo, me fue concedida aliá por
···· ············· 467
ÍNDI CE DE CU ADROS ···············o
······· ··································· enero de 1986, otorgó e! primer impulso a un trabajo que desde la
470 perspectiva histórica pretendemos contribuya a reforzar la identidad
··················
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .············ colectiva de los trabajadores asturianos, sabedores de su protagonis­
ÍNDI CE DE FIG URA S . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
mo en la lucha reivindicativa contemporánea y hoy inmersos en un
proceso de cambio socioeconómico que afecta a su práctica sindical
y ai propio sentido de clase.
A los miembros dei tribunal que juzgaron la tesis Guan Antonio
Vázquez, Aladino Fernández García, Carmen Molinem Ruiz, Mary
Nash y Antonio Baylos Grau) agradezco el ambiente de cordialidad
con que supieron aunar su estimable crítica ante e! trabajo presen­
tado. En lo posible he tratado de plasmar las indicaciones y suge­
renci as que entonces me formularon. No es frecuente recordar con
satisfacción un trámite que, como la defensa de una tesis, se presenta
Carmen Benito dei Pozo INTRODUCCIÓN
XII

embargo, la actitud de todos


tenso y crispado para el doctorado. Sin
ellos ha contribuído a que así sea. .
a desmteresada ·me fa­
1
.
V anas h an s1"do las personas que de form
icas y documenta1 es sm 9ue
cilitaron el acceso a fuentes archivíst
compromiso alguno les obli gase a ello _
, así como aque llas �
(esp e �­
imos) que en los ago ws
mente los amigos y familiares más próx
n un apoy o alen tad r.
finales me prestaro ? . _

o de Espana ag:ade�co
Por último, a la edit oria l Siglo Vemuun
libro sa�g� dei red�e1do am­
su interés porque el contenido de este . I. FUNDAMENTOS METODOLÓ GICOS: POR UNA JUSTIFICACIÓN
su sens1b1hdad hae1a la pro- DEL TEMA
bito universitario, mostrando con ello
blemática social contemporánea .
Abordar el análisis de la historia social del franquismo, y en con­
creto de la clase obrera, requiere que la investigación se aparte del
tradicional enfoque organizativo (<< historia del movimiento obrero>>)
para centrarse en el nivel económico-laboral. Y ello tanto por exi­
gencias metodológicas como por las circunstancias históricas dei pe­
ríodo objeto de estudio ( 1 940- 1 975).
Efectivamente, desde los presupuestos dei materialismo histórico,
la interacción de los factores económico, social y político -con la
economía como pieza fundamental pero no única- impone recon­
siderar las prioridades en el análisis de los distintos (aunque com­
plementarias) ámbitos de la realidad histórica cuando, teniendo como
finalidad ofrecer una visión globalizadora dei hecho social, la com­
plejidad dei mismo no permite en una primera aproximación temá­
tica abordado en su totalidad. El historiador tiene, pues, que deli­
mitar su campo de investigación evitando que una parcelación de
carácter instrumental derive en una correlativa compartimentación
de la realidad que se pretende conocer.
El presente libro tiene como objeto historiográfico el estudio de
la clase obrera asturiana durante e! franquismo ( 1 940-1 975), centrado
en la evolución dei empleo, las condiciones de trabajo y la manifes­
tación dei conflicto individual en los subsectores dei metal, combus­
tible y construcción, actividades que, además de resultar mayorita­
rias en ei conjunto dei sector secundaria asturiano, presentan un
carácter netamente obrero.
E! desconocimiento de la realidad social franquista, consecuencia
tanto de su proximidad cronológica (lo que dificulta el análisis his­
tórico no en función de la pretendida falta de perspectiva temporal
sino de las limitaciones institucionales ai uso de fuentes) como de la
naturaleza política dei régimen establecido en 1 939 (las dictaduras
XIV Carmen Benito del Pozo Introducción
XV

contemporáneas se protejen a sí mismas median� � el hermetismo a�os del r�gimen y con escas os resul
documental en distintos grados: desde la ocultaoon a l� destr�c­ _ tados respecto a los objetivos
fipd os- ttene , paradójicamente, su correlato en
ción), así como de los prejuicios ideológicos que todavia �u�ota, una profundiza ción
de los desequilíbrios regio nales . De
_ mod o que la polít ica econ ómic a
exige al investigador la tarea previa de establecer las condiciOnes franq uista prov oca efect os regio nales diver
económicas en que se desenvuelve la clase obrera (coyun tura, pre­ sos en func ión de las es­
t:ucturas sobr e las que incid e, lo que justif
cios, salarios, coste de vida, cobertura de los seguros sooa _ � es, etc.) ica el inter és histo riográ­
fico de las mon ografías regi ona les.
y el marco jurídico-ideológico que fi! a e� sis �ema de relaoo �es de No obstante, el análisis socio econ ómic o de Astu
producción (reglamentaciones y orgamzacw, � Interna del trabajo, �_ n­ dado desis tiend o de todo enfoque estric
rias ha sido abor ­
_
_ laboral, regimen _ tamente regionalista, dado
tervencionismo estatal en matena de contratacwn, que la coyu ntura astur iana se nos prese
despido, etc.) para, finalmente, abordar las condiciones la? orales que c?mo resul tado de la dinám ica econ ómic
nta en sus diversas etapa s
justifican una determinada manifestación del c_o�flicto social de clase. a nacio nal, y fuertemente
vmculada a la política econ ómic a dei
En función de estos criterios, el libro se divide en tres partes. En Gob ierno, toda vez que la
prod�cción de los sectores básic os astur
la primera de ellas se abordan las cu:stiones ec�nómicas, con espe­ ianos -carbón y acero­
mantiene una estrecha depe nden cia de
las cond icion es dei merc ado
cial referencia a la distribución sectonal y profesional de la mano de extrarreg�or:al y r quiere dei cons tante inter
obra y a la evolución del empleo en los subsectores básicos d � la � venc ionis mo estatal para
su soste mmi ento, Intervencionis mo que prese
industria asturiana. En la segunda parte se traza el marco JUndico­ _ , nta distin tos matic es en
las sucesivas fases dei desarrollo econ ómic
institucional de las relaciones laborales (normativa reguladora, mo­ o asturiano, culm inand o
con la nacio naliz ación de los subs ecto
nopolio estatal en materia laboral, restricciones a la negociaci? � co­ res men cion ados .
Parti remo s, pues , de este cond icion ante histó
lectiva, papel de la Organización Sindical, etc.) y las condiciones rico no sólo en el
_ orde� metodológico -an álisis de la estru
_
generales de trabajo d � 1� clase ob �e ra astu�Iana (J ? rnada, descansos, _ ctura econ ómic a y de las
condiciones laborales de la regió n en relac
_ ,
salarios, seguridad e higiene, prevlSlon social, etcetera). Y en la � er­ ión al marc o nacio nal en
q�e �� insertan- sino también interpreta
cera parte, casi a modo de epílogo, todos los factores economico­ , tivo, cons iderando la supe ­
drt�cion del proc eso astur iano a la estra
laborales que se han ido desgrana�do �n �o? capitulos precedentes
, _ tegia marc ada por la polít ica
nacwnal, �m que por ello qued en marg inad os los factores prop
concurren en la definición del confhcto mdividual obrero tal y como ment e regwnales, cuya actua ción resul ia­
se nos manifiesta a través de los expedientes tramitados en las ma- ta, a vece s, decis iva.
Es la concurrencia de factores extrarregi
gistraturas de Trabajo. onales en un ámbi to con
. ., . . e� tructu:as socio econ ómic as pecu liare
El análisis del proceso de reorgamzacwn del movimiento obrero s lo que proporciona el rasgo
�Iferenci�dor, sin que pued a afirmarse
durante el franquismo -que había sido desma�tel��o en aras de u;r lrdad regwnal desco necta da de la evolu
que éste emerge de una rea­
ción general dei país. Bien es
Estado nacionalsindicalista promotor de los pnncipws de «armoma c�_ erto que la econ omía astur iana prese
social» y <<comunidad de intereses»- constituiría, por tanto, la ob­ nta una dinám ica inter na, un
ntmo, prop ios que la singu lariza n dei resto
via prolongación de los estudios anteriores sobre la clase obr�ra, en de las áreas indus triali­
. zadas espaii olas (Cataluiia, País Vasco
cuanto el mismo se nos presenta como resultado de unas condic!O �es y, más tarde, Mad rid) y que
la pobl ación obrera regio nal mani fiesta
socioeconómicas y políticas favorables al resurgimiento de � a �ccion
_ _ , vos, fru to de unos conc retos cond
rasgo s socio lógic os distin ti­
colectiva organizada. Sin embargo, y en atenci?n a las pnond �des _ r . icion antes histó ricos -pe nsem os
en e1 �m
: � as� unano-, pero su conf igura ción resul ta depe ndien te
metodológicas seiialadas, dejamos para un postenor trabaJO -de me­ de la dialecttca mterregion al 1 .
ludible realización- tal empeno.
El tratamiento regional dei tema permite el man:i ? de u n� do­
_ 1 Para la constatación dei alto
cumentación más pormenorizada que desvela con mudez distl �tos astunano y el nacional, véase grado de adecuación entre el proceso económico
aspectos de la realidad socioeconómica dei franquismo, pues la me­ 1886-1973. Un análisis compa ]. A. Vázquez, «EI ciclo económico en Asturias,
, _
xistencia de una política regional -apenas esbozada en los ulumos 1982. '
rativo », en Boletín del IDEA ' núm. 1 05-106 Ovied
o'
XVI Carmen Benito dei Pozo Introducción
XVII
Justificada la acotación temática y e ��acial dei presen�e estudio, �atos más interesantes, pue s acoge numero
pasamos ai comentaria de las fuentes uuhzadas para el mismo. smd�_ cales de t1po _
estadístico, que si en algunos
sos informes y estudios
susc1ta� fundadas � udas acerca casos han pod ido
de la veracidad y exactitud de
contemdo, en � caswnes, por su su
carácter cuando men os aproximat
vo, han permtt. 1do el avance en i­
cuestiones don de e! silencio info
II. VALORACIÓ N HISTORIOGRÁFICA DE LAS FUENTES mativo � e otras fuentes es tota r­
l. La interpretación que de la coy
tura regwnal hacen los distinto un­
La primera fuente documental que atrajo �ues� ra atención: por su s sindicatos, Ia versión que de la
ma ofrecen los representantes mis ­
de! pod er púb lico (jerarquías sind
inaccesibilidad hasta fechas recientes y la mtmda relevancia de su
_ Ies, de�egado de Trabajo , gob ica­
contenido fueron los fondos de la Administración InstituciOnal de ernador civi l, alca ides , etc. ), así
el amb1ente de malestar obrero como
Servicios Socioprofesionales (AISS), organismo creado en oc�ubre de y Ia capacidad de contro! dei mis
por Ia Organización Sin dic al, apareceu expresa mo
1 976 con la finalidad de cubrir transitoriamente el hueco depdo por mformes y comunicaciones de dos en los diversos
. esta secc ión .
los extintos sindicatos verticales, haciéndose cargo de la mgente do­ En general, que da pat ent e el amp
cumentación de la Organización Sindical. La AISS, fórmula adoptada lio cam po de actu ació n sac io­
lab ora l de los sind icat os fran qui
para la liquidación institucional de aquélla, desaparece, a su vez, en stas , pero tam bién su función mer
men�e informa iv y consultiva a­
junio de 1 977. � � -burocratización que ent raií a
. cons1derable per did a de poder una
real de Ia Organización Sin dica
El fondo documental de la AISS asturiana se encuentra deposttado p �cto � su cometido normativo l res­
en ei Archivo Histórico Provincial (AHP), clasificado por comarca� es, mst rativo que domina en Ia doc
-, lo que explica el carácter adm

circunscripciones supramunicipales de carácter si? di� al ( en Astunas, umentación de la AISS.
Por últi mo , resaltar que el Iím
los 78 concejos se agrupaban en 1 8 comarcales smdicales). ite cronológico inferior de tod
esta doc um ent ción se ncu ent a
La riqueza informativa de esta fuente fu� menor de lo esperado, � � ra a finales de los aiíos cincuenta
algunas excepcwnes), s1en do (con
_ de 1 AISS es de ca­ e] período 1960-1 975 ei mej or
dado que la mayor parte de la docu�entacwn � _ n;tenta� o, caracterizándose Ia década de los cuaren docu­
rácter administrativo, lo que obstaculiza el acceso mmed tato a los XIst e? cia a efectos archivístic ta por su cas i ine ­
_ os. Est a lagu na informativa par
datos socioeconómicos que la Organización Sindical maneJaba en su nommado prz mer fran uzsmo a el de­
calidad de institución gestora de la problemática laboral durante el q no pud o siqu iera ser cub iert a
documentación pro ced ent e de con Ia
período 1940- 1 975. ,
la comarca] sindica] de Ov ied
. . . r��go p _rovi nci al (sin clas�fica o' de
Sin embargo, reconocemos lo vahoso de 1� mformacwn propor­ dificulto Ia tare a de Iocahzacw � en e! momento de su consulta, lo que
- n dei mat
erial de inte rés) .
cionada por Ia AISS -de ineludible referencia en nuestro tema­ L � �� ent e que co? ayo r exha
cuando ésta ha sido posible rescatarla de entre el abundante papeleo � � stividad hem os utilizado, por su
accesibi1Id �d y pec uha nda des ,
burocrático en que se halla sumida, valor que ot�xgamos p �r cuanto ha Sido Ia con stit uid a por los fon
_ . eran de Ias mag1stratur s de Tra dos
ciertos estudios e informes elaborados por el smdiCato oftCial � bajo de Ov iedo y Gijón (depos
e! AH P) y Ia Magistratura itados en
de circulación exclusivamente interna y confidencial y, por tanto, de Mieres (localizados en el arch
pro pio orga is mo gen era dor ivo del
reflejaban con realismo y sin ambages situacione� so� i olaborales de­ ? _ ). Los datos aportados permiten
guroso � egm mie nto del den om un ri­
formadas u ocultadas por los medios de �omumca�wn. - Hemos de _ inad o conflicto ind ivid ual obr ero
c�ntm uidad � ronológica de los expedie . La
matizar que los fondos consultados han Sido selecciOnados en f�� ­ c�1be ai c I_TIIenzo de la ntes (cuya tipología se des ­
? tercera par te de! libro) refuerz
ción dei objeto de la investigación, de ahí que la documentaoon ?Istonog _
raftco de esta fuente has ta aho a e] valor
manejada proceda de las comarcales �indica� es d� la Zo �a Centro de Inexcu sab le con sult a par a ra escasamente util izad a y de
_
Asturias, donde se concentra la actlvidad mmeromdustnal de la pro- e! seg uim ient o cuantitativo y
de! malestar labo ral latente cualitativo
vmcia. · ituc , canalizado a través dei conflicto
duaI mst · wn · a1 izad o. Asi mis mo , algunos ind ivi-
La sección «Secretaría General» es la que ha proporciOna · d o 1 os ro n gratamente a! des info expedientes sor pre ndi e-
rma do investigador (des con ocí
amo s el ai-
Carmen Benito dei Pozo Introducción XIX
XVIII

cance real de esta docume ntación ) al proporcionar, de forma ajena do a razones administrativas (pérdida de vigencia) y de espacio («tan­
a su propio conten ido, una suplem entaria y valiosí sima documenta­ to p �peleo ocupaba lugar»), contribuyendo a su desaparición los
ción : los reglamentos de régime n interno redactados por las empre­ sucesivos traslados de local, que hacían incómodo para el personal
sas, a través de los cuales se adaptaban a las peculiaridades de los el trasvase de documentación ya sin interés para la entidad genera­
el dora.
respectivos centros de trabajo las normas generales dictadas por
s (todas ellas Finalmen te, h �n sido consultados los expedien tes de regulación
Ministerio de Trabajo en las reglamentaciones nacionale
localizadas en el BOE corresp ondient e). Ciertame nte, no obtu �lmos
_ � e empl eo depositados en el archivo de la Delegación de Trabajo.
_
todos los desead os, pues no era frecuente que apareciesen adJuntos Esto� solo
_�
e conservan desde 1 963 y los libras de registro (que
a las deman das obreras, pero sí los suficientes para llenar de manera p odnan ut1hzar �e en defecto de aquellos) desde 1 973 (sic). Los men­
_
significativa el vacío documental de los anos cuarenta. Cionados expedientes dan cuenta pormenorizada de aquellas empre­
La recogi da y elabor ación de la información procedente de _ las sas afectadas por procesos de reconversión, reestructuración, crisis
Y cierres (temporales o definitivos), así como del número de traba­
.
magistraturas resulta lenta y laborio sa, pues son miles los expedien­
tes consul tados referidos al período 1 938-19 75, pero recompensada � �
jadores i � pl ca �s y la solución laboral que se les ofrece (despido,
por los resultados que de ella se obtienen. traslad? , J �bilacwn o suspensió n temporal ), convirtiéndose, pues, en
. .
Reglamentaciones nacion ales concernientes a las actividades eco­ claros mdicador es de la coyuntura económic a por la que atraviesan
nómicas tratadas ( carbón , siderom etalurgia, construcción, cerám ca � los sectores estudiado _ s tras el proceso de liberalización económic a
y vidrio), reglam entos de régime n interno y, desde 1 958, convemos emprendido por el régimen a partir de 1 959 : crisis del carbón des­
colectivos sindicales (también publicados en el BOE), así c? mo l ?
s pegue de la siderurgia y boom de la construcc ión. Nos int:resan
decreto s sobre norma tiva labora l, constituyen la fuente pnmor d1al también los efectos dei desarrollismo sobre las condicion es sociola­
para el conoci miento de las condiciones legales de trabajo en los borales de la clase obrera.
centros productivos. El grado de adecuación de las mis�as a la rea­ Las estadística s oficiales o de organismo s privados constituyen
lidad, es decir, el incump limient o patronal de la legahdad l �boral o �r� fuente documental que, aunque elaboradas con criterios a veces
vigent e, se sigue a través dei análisi s de los mencio nados expedientes distmtos a nuestro interés, aportan coordenadas de referencia y pun­
de Magistratura y, en concreto, de las demandas obreras Y los ex­ tos de contraste. AI respecto han sido consultados los anuarios es­
pedient es gubern ativos (instru idos estas últimos por el INP o la De­ tadísticos y resenas provinciales dei INE. A escala regional, los in­
legació n de Trabajo contra las empresas que no realizan el pago de �
f? r� es de SADEI desde 1 966), y los ya mencionados de procedenc ia
los seguros sociales o contrav ienen las normas sociolab orales) : . smdical, profundi Zan en la realidad asturiana . Ahora bien esta in­
En cuanto a la docum entación procedente dei Gobie rno C1v1l de forn:ación adolece, al igual que la de proceden cia archivfstica, de
la provin cia, una parte se encuentra en el AHP y el resto fue co �sul­ aluswnes a los anos cuarenta y, en menor medida, cincuenta .
tada en el propio archivo dei G obiern o Civil. El uso que de_ la m1sma � u �stro emp�no en acceder a los archivos de empresas privadas
0 publicas (especialm ente
hacemos en el presen te trabaj o ha sido escaso , pues no soha resultar Hunosa y Ensidesa) no pudo ser satisfe­
cho, en unos casos porque la document ación existente en los mismos
pertinen te al tema, aunque -adelantamos- será i �e �timable para
care cía de relevanci a para el tema que nos ocupa, y en otros porque
quienes se interesen por el análisis de aquellas actividades _qu� la
los r�s t:onsables a quienes nos dirigimos no atendieron nuestros re­
autoridad gubern ativa califica ba de « alteración dei o :den pubhco»

(huelga s, m anifest aciones, accion es de oposición al r g�men, etc.), _de
quenmien tos en tal sentido .
las organiz aciones obrera s c landest inas y de la efect1v1dad de la tac­ La valoración historiográfica de las fuentes descritas sería' pues
la siguiente: '
tica dei entrismo practic ada por comunistas y católico s a través de
las eleccio ne s sindica les. Sólo se conservan, no obstante, documentos
corresp o ndientes a los anos sesenta y setenta pues, segú? los resp _on­ -La documenta ción de la AISS aportó variada información aun­
sables dei propio Gobier no Civil, lo anterior fue destrmdo atend1en-
qu e sin continuid ad cronológi ca, acerca de la situación

laboral n los
XX Carmen Benito dei Pozo fntroducción
XXI
centros de trabajo y la problemática general que afectaba a la clase
obrera según la actividad económica desarrollada. Asimismo, desvela
estadísti cas son evid en tes
de )as prestacion es eco � i��
(la evol c . , d e los salar .
�os y la cuantía
. er nóm icas d egu ros
el papel desempenado por los sindicatos verticales en tanto órganos pnm � soc iales
franquismo resultan, en
este senudo , paradIgm . , durante e1
·

de <<encuadramientO>> de los trabajadores ; e! contraste entre su poder El rasgo com ún de 1 as f aucas) .


., uen tes consultadas y su
.
. .
real y su poder oficial; la tensión entre una cierta tendencia obrerista Cion, es 1 a manifiesta ausenc·Ia ' mayor hmi ta-
. d e re feren ·
c1as a 1 o que ya casi pod ,
(sobre todo constatada en el Sindicato dei Combustible) y su carác­ mos den ommar aiios .
oscuros del fran qUis mo . na-
, da de
h. , y
ter de institución mantenedora dei orden laboral vigente. rema pnncip . . . . · la d eca 1os eua-
. ws de 1os cm cuenta . La aproxim · , .
.
- Los expedientes de las magistraturas de Trabajo permiten co­ Istonco de esta etapa resu , · n al conoCim
aCio iento
lta, po r e11 o' mas p ro bl , .
nocer con rigor el conflicto individual en el seno de la clase obrera, . 1 e mcompleta.
Cia emauca, m ás par-
única vía de manifestación dei descontento laboral respecto a las
condiciones reales de trabajo (salarios, jornada, vacaciones, disciplina
y organización interna, etc.) durante las dos primeras décadas dei
franquismo, por cuanto el conflicto colectivo no surge hasta los aiíos
sesenta, eliminado por la represión y el fuerte control social.
- La normativa laboral (reglamentaciones, reglamentos internos,
convenios colectivos sindicales, leyes y decretos) establece de forma
precisa los princípios jurídico-ideológicos reguladores de las relacio­
nes de producción en el marco de un fuerte intervencionismo estatal
en materia laboral.
- Los fondos dei Gobierno Civil facilitan el seguimiento, desde
instancias oficiales, de la protesta social, de sus protagonistas y de
sus consecuencias. Resultan claves para captar el grado de hundi­
miento de la Organización Sindical, la capacidad de atracción y ac­
tuación de las organizaciones obreras clandestinas y su implantación
en los centros de trabajo. Su información, contrastada con fuentes
no oficiales, permitiría un veraz conocimiento de la oposición orga­
nizada antifranquista.
- Los expedientes de regulación de empleo procedentes de la
Delegación Provincial de Trabajo matizan los aspectos económicos
dei tema, especialmente los procesos de crisis, reconversión y rees­
tructuración sectorial.
- Los informes estadísticos presentan el inconveniente de su fal­
ta de homogeneidad en los criterios técnicos de elaboración, lo que
podría estar en parte justificado cuando procedeu de entidades dis­
tintas, pero tal defecto se constata con excesiva frecuencia en datos
y series estadísticas realizadas por e! mismo organismo, de modo que
provocan un cúmulo de contrariedades que obligan a una sistemática
verificación de los mismos más aliá de los límites que la rigurosidad
impone. Por otra parte, no todos los datos de interés merecieron en
su tiempo el tratamiento cuantitativo necesario y, así, las lagunas
PR!MERA PARTE

CARACTERIZACI ÓN ECONÓMICO-LABORAL
DE ASTURIAS, 1 940- 1 975
1. EVOLUCIÓ N Y EFECTOS DE LA POL ÍTICA
ECON ÓMICA FRANQUISTA

Como es sabido, la evolución de la economía espaiíola entre 1 939 y


1 975 presenta dos grandes etapas, la autarquía y e! desarrollismo,
establecidas en función de la política económica en vigor y atendien­
do, por tanto, a criterios no sólo económicos sino también políticos
e ideológicos. El Plan de Estabilización de 1 959 marcaría la transi­
ción desde los viejos postulados de autosuficiencia económica hacia
la apertura y liberalización.
E! período autárquico coincide con las dos primeras décadas dei
franquismo ( 1 939-1 959) ; se caracteriza por e! binomio introver­
sión/intervención -en expresión de Tuiíón de Lara-, y pese a la
homogeneidad formal que presenta, contiene fases de distinto signo
económico: estancamiento (aiíos cuarenta), lenta recuperación
( 1 95 1 - 1 955) y expansión contenida ( 1 956-1 959). En los aiíos cincuen­
ta, superados los índices macroeconómicos de posguerra, e! desa­
rrollo de las fuerzas productivas entrará en abierta contradicción con
e! modelo autárquico, finalmente convertido en una rémora ai cre­
cimiento. El Plan de Estabilización de 1 959 revisa los princípios de
la política económica hasta entonces vigente, rompiendo con e! ais­
lamiento exterior, frenando e! intervencionismo estatal y liberalizan­
do e! mercado nacional. La puesta en práctica de las medidas esta­
bilizadoras provocá _inicialmente una recesión económica superada
en 1961 , aiío éste que marca e! inicio de un despegue industrial sin
precedentes.
Así, envuelta en la mística dei desarrollismo, la economía espa­
iiola alcanza un ritmo de crecimiento muy superior ai dei resto de
los países europeos, y sólo inferior al de Japón, durante e! período
1 960- 1 974. La planificación indicativa es presentada oficialmente
como la nueva panacea económica, y los polos de desarrollo como
la solución a las regiones en declive o escasamente industrializadas 1 •

' La tasa de crecimiento de las principales economias occidentales d ur.1nte los


Carmen Benito dei Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 5
4
nismo dia­
La articulación de estas etapas se realiza por un meca venía gestándose desde el período bélico, propiciado por diversos
nidos de la políti ca econó mica factores : regeneracionismo, valoración negativa de la subordinación
léctico de super ación de los conte
precedente, tras un proceso ?� desar rollo que mo ��fica la estr�ctura de Espana en la división internacional dei trabajo, difícil situación
para la expan sw produ cuv� . �I de la balanza de pagos y prestigio de las doctrinas fascistas europeas
inicial y genera nuevas condiciOnes �,
Plan de Estabilización no sería, por tanto, una solucw n de contm UI­ -factor ideológico és te nada desdeõable en su momento 3.
mico, sino el instru me t de adapt ación La autarquía se concibió, pues, como una manifestación dei na­
dad en dicho proceso econó _ �?
por su par­
de la economía espanola ai marco liberahzador exigido cionalismo económico, sin que ello resulte una novedad dei régimen
ismos intern a ionale -:-OCD E, F � I, etc.- Y franquista, puesto que la vía nacionalista dei capitalismo espaõol,
ticipación en los organ : �
Fue
el mayor acercamiento a las economias capitalistas domm antes. iniciada en los primeros aõos de la Restauración y potenciada du­
una transición controlada 2 • rante la dictadura de Primo de Rivera, tenía ya una larga tradición,
en la que confluían doctrinas diversas (regeneracionismo, maurismo,
nacionalismo de entreguerras y fascismo). No era, por tanto, más
que la expresión que el nuevo Régimen ofrecía de la vieja propuesta
I. LA AUTARQUÍA, 1 939- 1 959 nacionalista 4•
Aislamiento relativo de la economía; contracción dei comercio
La bibliografía más reciente sobre el tema parte de l a revisión d� � as exterior e intervencionismo estatal se convertirán así en las claves dei
, _ � e la polltl a
tesis clásicas que, o bien negaban el carácter autarquico denominado primer franquismo, configurando un modelo de creci­

económica dei Nuevo Estado -argumentando que aquel era prop10 miento que a lo largo de la década de los cuarenta mostrará su
de una economía de guerra ya superada-, o bien consider� ban que incapacidad para propiciar una rápida recuperación de los efectos
el rumbo autárquico tomado por la economía espano!� ai fmal de la económicos de la guerra, y en los aõos cincuenta, sus limitaciones
contienda civil vino impuesto por el conflicto internacwnal. La ma­ para mantener un ritmo de crecimiento sostenido 5•
yoría de los investigadores actuales la consideran, sin embargo, como Los aõos de la inmediata posguerra (1939-1 942) constituyen lo
un principio estratégico en la política económica dei momento, que que se ha definido como etapa fascista, al presentar la ideología ofi­
cial elementos tan característicos como el totalitarismo, el antilibe­
ralismo y la supeditación de la economía a los fines políticos, con
4,5; Francia preferencia por la agricultura y los valores rurales frente a la indus-
anos 1 960-1974 fue la siguiente: EE UU 2,9 ; Reino Unido 2,3; Bélgica de } · Apa­
4,4 ; Holand a 4,0 ; Aleman ia 3,7; Espana 5,8 y Japón 8 � 8. Datos t? m ados
. espano[,, en
rício y ]. A. Martínez, «Los rasgos básicos dei crectmtento econ.omtco �- 25.
Madnd , 1 982, 3 Destacado exponente de la primera interpretación es Higinio Paris Eguilaz, en
]. L. García Delgado (ed.), Economía espano/a, 1 960-1 980,
zación senalad a v éase ]. Clavera et ai. , Capztal tsmo espano!: !J_e la E! desarrollo económico espano/, 1906-1 964, Madrid, 1965; y de la segunda J. Velarde
Sobre la periodi
autarquía a la estabilización, 1939-19 59, Madrid , 1978;] . M. Esteb : « La poltu�a
n, Fuertes, en M. Fraga Iribarne (comp.), La Espana de los anos 70, vol. II, Madrid, 1 973.
Me­
económ ica dei franqui smo: Una interp � etación », en P. Preston , Espana . en crms, ­ Cf A. Vinas, Dinero, guerra y dictadura, Barcelona, 1 984, caps. 8-9. Este autor
]. L. García Delgado , «Estanc amtento mdustn al e mterve � expone pormenorizadamente los argumentos a favor de lo que podríamos denominar
xico, 1978, pp. 1 47-1 80;
cionismo económico durante el primer franquismo», en ]. Fontana (comp.)
, Espana voluntarismo autárquico dei régimen franquista. I
Política eco­ 4 En este sentido, García Delgado considera más apropiado hablar de nacionalis­
bajo e/ franquismo, Barcelona, 1 986, pp. 1 70- 19 1 ; ]. Ros Hombravella: la econo-
mo tradicionalizante que de nacionalismo fascistizante; ai respecto véase «Estanca­
nómica espano/a, 1959-1 973, Barcelona, 1979; R. Tamam es, lntrodu ccwn a
,I
ed.). , . mi ento ..... , pp. 1 80- 1 8 1 . Sobre los antecedentes dei nacionalismo económico franquis­
ta, e! mismo autor en Origenes y desarrollo dei capitalismo en Espana, Madrid, 1975,
mia espano/a, Madrid, 1 972 (7.' .
2 AI respecto, afirma García Delgad
o: «La falta de hmnogenetdad dei re?tmen
franquista en lo que se refiere a política econ?mica y balance � e la actlVlda d pp. 1 85-186; Fabián Estapé, Ensayos sobre economia espano/a, Barcelona, 1 972; y
l Velarde Fuertes, Política económica de la Dictadura, Madrid, 1 973 (se refiere a la
ai prop10 . n de un alta
industrial y económ ica, en general, no debe mterpre t rse
� . como expres10 �
sttuaet� nes
( ... ] es
capacidad adaptativa y, menos aún, de senudo antlctpauvo a cambtanlatesreststeneta dtctadura primorriverista).
internas y exterior es ( ... ]. Por el contrar io, lo que sobresal e a 5 Término éste que la mayoría de los autores aplican ai período autárquico

cambiar,, en «Estancamiento . . . », pp. 1 90-191 . ( 1 939-1959), aunque García Delgado lo limita a los anos cuarenta.
Carmen Benito de/ Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 7
6
que e� fasci smo _europeo _

crisis de � 945 -pro�oca a por la peor cosecha dei siglo- reduce la
tria y las pautas urbanas. Es el período en produccwn a unas cifras mferiores al casi 50% de las registradas en
franquista, necesitado de
en auge deslumbra al incipiente régimen 1 93 5. Por otra p�; te, la política autárquica aplicada al sector agrícola
a al Nue vo Estado.
una doct rina que dies e cohe sión socia l e ideo lógic _ . ,
de las it� l! anas, �efuerzan
hmito la e�panswn de los productos tradicionalmente destinados a
Surgen así instituciones que, a imit ació n la ex�ortación (cítricos, aceitunas ? etc.) incentivando la producción
el control estatal sobre la economía --v.
gr. ServiciO Nacwnal del _ . garanuzados ; el objetivo era el autocon­
cereahsta mediante precws

1
6

Trigo e Instituto Nacional de Indu stria



su�o . La recuperación de la producción agraria será lenta, no con­
licto internacional a .
A partir de 1 942, la decantación del conf .
sohdandose hasta bien entrada la década de los sesenta.
favor de los aliados prop icia un repliegue
de las actitudes marcada­
ón en el seno del régi-
� �
as dificu tades en el abastecimiento de alimentos serán un claro
mente pro-Eje y el inicio de la desfascistizaci refleJo ? e la Situ �ción por 1 � que atraviesa el sector: en mayo de 1 939
men franquista 7• el Gobierno habia estableCido el racionamiento de alimentos dada la
o pers iste, justificado
Hast a 1 95 1 el estancamiento econ ómic escasez de éstos. Tal �edida, pr� sentada como coyuntural, se man­
la guerra civil , el aisla­
oficialmente por los efectos destructivos de tendra. hasta 1 952. Asimismo,. el Intervencionismo estatal potenciaba
dial y el posterior blo­
miento derivado de la segunda guerra mun el merc �do �egro: gran parte de los productos de primera necesidad
ieron en el desenvolvi­
se vendian Ilegalmente, escapando a los controles oficiales · así el
queo económic o ; factores que, si bien incid
miento de la economía espa nola hasta esa fech a, no explicaban por
estraperlo cubrió entre el 50-60% de la demanda durante l s aftos �
cuarenta, descendiendo al 20-30% en la década siguiente 9.
sider ando que los dano s oca­
sí mismos el hund imie nto de ésta. Con ma de co­
aron seria men te al siste
sion ados por la guerra sólo afect En cuanto a la producción industrial, no comenzó a crecer hasta
municaciones y escasamente al capital indu
strial y que, por otra par­
cción habí a finalizado

1 4� pese al carácter prioritario que se otorgaba al proceso indus­
te, fuentes ofici ales admitían que la reconstru tnahzador en el programa económico dei Régimen. En los anos eua­
en 1 945, el primer argumento qued aba inva
lidado para explicar la
nola . El estrangulamiento

rema, 1� economí� espa ola se desenvolvió en un ambiente de escasez
falta de crecimiento en la economía espa gener�l �z�da, racwnamiento y cupos de materias primas ; situación
del comercio exterior, si bien es cierto que
contribuyó a paralizar la
mirse com o factor exó­

que Ificilmente podía propiciar un desarrollo competitivo de la in­
economía, sólo demagógicamente podí a esgri dus�na � una ; espuesta positiva de ésta en términos de crecimiento
Y diversI Ica�wn. L a re ucida capacidad de ahorro no se dirigía a la
� �
aislamiento cons tituía un . .
geno del estancamiento, toda vez que el
a 8• _
objetivo deliberado de la política autárquic prom oCio� mdustnal, . smo a la reposición o ampliación de las in­
En los anos cuar enta , el PNB se enco ntrab a muy por debajo del .
dustnas ex�s�entes, y a la compra de inmuebles y solares que ofrecían
una �entabihd �d «segura Y cómoda>> pese a la congelación oficial de
1 . La prod ucció� agrí­
nivel de preguerra, que no se supera hasta 195
nóm icos que refleJa con . .
cola es uno de los indic ador es macroeco alqUile:e� ; El mtervencwmsmo y las restriccciones contribuyeron a
anos . La gravedad de la
may or intensidad el estancamiento en estos .
la apancwn de un tipo de empresario político con buenas relaciones
en la Administración, dada la arbitrariedad y favoritismo existentes

6 AI respecto, véase J. M. Esteban, • La política


.. . pp. 1 47-1 82; Claveraioetdea/.,
»,
en la concesión de autorizaciones 1 0 •
io result a clarificador e! estud E. El proceso de industrialización se vio obstaculizado por la esca-
Capitalismo espano/... Acerca dei fascismo agrar do en Espan a, Barce lona, 1 979,
Sevil la-G uzmá n, La evolución dei campesina
pp. 1 57-1 76. . .
9 J. M. Esteban, •La política . ..
e, El regtmen
7 La evolución políti
co-ideológica dei Régimen, en Stanley G. Payn, en A. Vü'ias, »,pp. 1 60-162. Las cifras sobre la magnitudo dei
s de este giro ideológico
de Franco, Madrid, 1 987; efectos económico estraperlo están tomadas por este autor de J. Walker, Spain, Economic and Commer­
Dinero. .. , pp. . altsm
. o ... , .
10
2 1 9 ss. czal Condlttons, Londres, 1 949.
8 Cf J. M. Esteban, .La
política . . . pp. 1 16-11 7; Clavera et ai., Capuresponsa­
»,

García Delgado: •Estancamiento. . .», p. 1 85. Véase Miguel Boyer, •La empresa
p. 1 48. La bibliografía especializada es unânime
en la consideración de la publtca en la estrategta mdustnal espano! a: e! INI» en ICE, núm. SOO abril 1975 '·
bilidad de los presupuestos autár quico s en la prolo ngación dei estancamiento posbé- Juergen B. Donges, La industrialización en Espa;1a, Barcelona, 1 976, p; . 45- ;7.
lico.
Carmen Benito dei Pozo Evolución y ejectas de la política económica franquista 9
8
n limitaban su d el comercio exterio �, a fin de potenciar aquél. El instrumento prin­
sez de biene s de equip o (las licenc ias de importació cipal de esta estrategta sería el proteccionismo 12•
.
la dispo nibili­
adqui sición ), de materias primas (los cupos reducían Ahora bien, si hasta 1 936 la protección arancelaria había consti­
dad de éstas) y de energía (restr iccion es eléctr icas). La realiz ación de
el déficit presupuesta­ tuid? un factor clave en el proceso de industrialización espano!, a
fuertes invers iones públic as, comb inadas con partir de 1 939 el arancel de tarifas elevadas como dispositivo de
pigno rable, provocaron
rio y amplias emisio nes de deuda públic a
amien to produ ctivo, con­ �rotección perdía relevancia ante el nuevo régimen de licencias, con­
una elevada inflación que, junto al estanc tmgentes y controles de cambio, que suponían barreras mucho más
ra décad a del franquis-
tribuye a definir económicamente la prime
11• �ólidas _ frente a la competencia exterior. Se trataba de potenciar la
mo mdust�Ia espanola preservando el mercado nacional de productos
erra
En definitiva, la renta per cápita no alcanz a el nível de pregu extran! eros. �as le�es de industria de 1 939 ( <<Protección y fomento
espaõ ola necesi tó trece anos para
hasta 1 952. Así pues, la economía de �a mdustna nacwnab y «Ürdenación y defensa de la industria
superar los efectos de la guerra civil. naciOnal») tenían e se objetivo, así como fortalecer las industrias de
guerra y de materias primas necesarias a éstas. Dichas leyes conce­
dían importan�es benefícios (fiscales, crediticios, etc.) a las empresas
LI. Política industrial au tárquica
declaradas de mterés nacional, permitiendo, a la vez, un fuerte con­
inada a trol estatal en la autorización de industrias y en la adjudicación de
Durante la guerra, la política indust rial había estado encam cupos de materias primas 1 3.
tes. Para
centralizar las decisio nes y controlar los recursos existen El intervencionismo estatal en la industria se basaría, a partir de
icació n (Decr eto
ello se crearo n las Comi siones Provin ciales de Clasif 1 939, en la reglamentación de la inversión privada, en el control de
(Orde n 29-8-1 936 ),
1 4-8-19 36 ) la Comis ión de Indust ria y Comercio
, .
cambws de la peseta y en la creación de empresas públicas.
Movil izació n Indust rial
y la Comis ión Milita r de Incorporació n y R�specto a la inversión privada, se requería autorización del Mi­
a, San­
(Decreto 23-6-1 937). Estas comisiones funcio naron en Vizcay .
msteno de Industria para la instalación, ampliación o traslado de
de 1 938, cuand o estas pro­
tander y Asturi as, disolv iéndos e en mayo fábricas ; la participación extranjera en actividades industriales se li­
del b ando nacion alista, pasand o
víncias ya estaban bajo el control mitó al 25% del capital social, salvo autorización especial, en cuyo
sus funciones al Ministerio de Indust ria y Come rcio.
s, caso el porcentaje era ampliable al 45% (y excepcionalmente, a más) ;
Simultáneamente, se clasificaron las indust rias en cinco grupo
mía de guerra : 1 ) militar es, 2) mi­
atendiendo al interés de la econo
12
AI Decreto de 1 de abril de 1 939 siguen, ese mismo ano, otras disposiciones
izadas ,
litarizadas, 3) totalmente movili zadas, 4) parcia lmente movil
militar izadas . Los dos prime ros depen dían
y 5) discipl inariam ente tendentes a la normalización productiva de los centros industriales : la Orden de 3 de
sa, y los tres restan tes de Indust ria. En julio abril establece que la desmovilización de las industrias comenzará a partir dei día 5;
del Ministerio de Defen
temen te
de 1 938, siguien do las directrices corpor ativist as del recien la Ley de 2 4 de octubre sobre protección a las industrias d e interés nacional, fija los
ordenación '! defe�sa de la industria, clasifica los centros fabriles en cuatro grupos,
doras de benefiCJOS que se otorgarán a las mismas; y la Ley de 24 de noviembre acerca de la
aproba do Fuero del Trabaj o, surgen las Comis iones Regula
Producción.
el
� :aber: 1) mdust�l-aS para la defensa n.acional (fábricas de material de guerra o ele-
La normativa industrial propia mente de guerra finaliz a con � ntos de a�hcacwn mmed1ata a la m1sma); 2) industrias auxiliares para la defensa
propie dad pri­
decreto de desmo vilizac ión de tallere s y fábrica s de nacwnal; 3) mdustrias básicas para la economía nacional ; y 4) industrias diversas.
. .
La cons1derac1Ón dei intervencionismo estatal vía sustitución de importaciones
vada, promu lgado el 1 de abril de 1 939. como esuategia óptima de industrialización, proviene de la doctrina estructuralista

La autarquía adoptó como estrate gia indust rializa dora a largo que cuestwna el valor práctico de las ideas liberales -teorías clásica y neoclásica­
al, par� los países con industrialización tardía (véase Donges, ob. cit., pp. 15 ss.).
plazo la sustitución de importaciones por la produ cción nacion
de crecim iento indust rial 3.bR. Tamames, Estructura económica de Espana, Madrid, 1 985, pp. 21 0-2 1 3; La
con ello se pretendía desvin cular el ritmo R epu lzca . . , p. 459. Para este autor, •eran dos leyes para una economía de guerra en
I0 mternacwnal»
:
.
11 R. Tamames, La República. La era de Franco, Madrid, 1 976, 5.' ed., pp. 459-460.
Carmen Benito dei Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 11
10

y las empresas productor�s de ciertos b � � � ,


n s básic os --:-hierro, a��ro �n a�uello� sectores o ramas de la producción que, consideradas de
y cemento-- carecían de � 1bertad en la �IJ_
aciO? ��
precws, someuen­ mteres n �cwnal, no resultaran atractivas a la iniciativa privada; así,
sten o . el absentismo de ésta ante la falta de benefícios justificará desde la
dose a las tarifas estableCidas por el m1m óptica oficial la acción directa dei Estado en el sector industrial
Desde 1 939 hasta 1 959 estuv o vige nte el pleno control de cam­
proteccionistas que, com o especialmente en carburantes líquidos, electricidad, minería' siderur�
bios y la contingentación -instrumentos gia y alumínio •
17

aran cel hasta 1 960. Entre


senalábamos anteriormente, sustituirán al Los objetivos del INI, aparte de contribuir a la realización del
ermaneció fijo, mante­
1 939 y 1 948 el cambio oficial de la Reseta ?
niéndose muy por debajo de los cambws regis
trados �� lo� merca os � .
Ideal autárquico, fueron, sintéticamente, los siguientes : apoyar el
ntur a behca mternacw­ desarrollo de las I_ � dust�ias al servicio de la defensa nacional, romper
internacionales de divis as. Fina lizad a la coyu _
con los monopolws pnvados y propiciar un aumento acelerado de
ón del déficit comercial
nal, la fuerte inflación interna y la reaparici la producción.
sin que por ello se
impulsaron a la baja la cotización de la
modificase la polít ica de cam bios fijos ,
pese
lo que
ta,
dific ultá la exp�ma­ �
Tras e] ca� �io e Gobierno en julio de 1 95 1 , se producen im­
ar ículo s se v1eron portantes modJficacwnes en la política económica seguida hasta en­
ción y presionó sobre las importaci
sometidos a una fuerte espe culac ión
ones
en
, cuy
el
? s
disto

rswn ado mercado �
to �ces, mo ifi�aciones que tendrán como principal finalidad reducir
el mtervencwmsmo estatal en la economía. Así, se impone una ma­
1 es I S .
948 las expo rtaci ones tuvie ron que
interno. Por ello,. entre 1 945 y 1
mantenerse medJante e1 sistema
. �or o�tod?xia en la administración dei sector público, una tímida

. d e cuen tas espe c1a
itió el paso a un hbera Iz a�IÓ� del �omercio exterior, y una más amplia participación
El Decreto del 3 de dicie mbr e de 1 948 perm _
de la IniCiativa pnvada. Los efectos de la disminución del interven­
, con el que se trataba
sistema más flexible, el de cambios múltiples cionismo en e] mercado debían contrarrestarse con un amplio sumi­
io fijo y el cambio libre ,
de reducir distancias entre el anterior camb _
s manufac�� rados _Y la mstro de mercancías importadas a financiar con los créditos norte­
primando con ello la expo rtaci ón de prod ucto americanos y las reservas de divisas 1 8 •
la exp ortacwn de estas
importación de materias prim as, y gravando

ras. m emba��o, no se � n e! sector agrícola, se desistió de la pretensión de autoabaste­
y la adqu isició n en e! exterior de manufactu
cons iguió pote nciar la exportación y frena
r 1� Im?ortacwn, da o � .
Cimiento a través de los precios garantizados, dejando que éstos ca­
mfenor ai de cambiO yese� en relación a los industriales . La nueva política agraria mar­
que, inclu so, el tipo de camb io más elevado era cha:Ja po � la vía de la mecanización y la implantación de sistemas
6
libre 1 •
El Instituto Nacional de Industria (INI) cons
tituirá otro de los
_
de IrngaCión �
; en d �fin tiva, capitalizar y tecnificar e! campo.
pilares de la política industrial autárqu ca, � pu � _ intervención
s la � i­
_
Los resultados IniCiales de este nuevo programa económico fue­
zado se efect u a ron positivos : el mercado negro se redujo considerablemente se
recta del sector públ ico en el proc
través de él. Su creación en 1 94 1 se
eso mdu
inspi ra
stnah
en la polít

ica econ ómiC

a necesitó importar menos de lo previsto, el índice de precios ai co su­ �
nte en su instr umen to : el Inst ituto mo descendió -estabilizándose hasta 1 954-, y la producción in-
de la Italia fascista, y especialme _
ro de la estrategia de
para la Reconstrucción Industrial (IRI). Dent
al promoverá empresas 17 Dada la importancia de! sector público industrial en la economía asturiana, más
susti tució n de impo rtaci ones , el holding estat
adelante reahzamos �n análisis dei INJ, reseiiando aquí solamente los aspectos que
18
tnteresan destacar a fm de valorar su papel en la política industrial autárquica.
14
EI tipo fue de 44,1 3 pesetas 1 libra. EI sistema de en la cual se abonaba el
.
Donges, ob . cit . , pp. 45-47 . . Según ]. M. Esteban, la ideología económica que subyace en estos cambios se
IS =
cuentas espectales conSIS­ corresponde con el liberalismo capitalista, impulsado por EE UU y muy difundido
en Europa occidental. AI respecto, véase ]. M. Esteban, «La política económica .. .
ador
tente en la apertura de una cuenta ai expotador-import y se cargaba el de las que »,

p. 169. Para el mtsmo autor, las presiones d e E E U U influveron en e ! cambio de


de las divisas que produ cía con sus expor tacion es
valor R. Tamames, La Repúbli-
utilizaba en pago de sus importaciones. AI respecto, véase rumbo de la política económica espaiiola, así como la presiÓn ejercida por algunos
,

1" E! tipo de cambio variaba según los grupos de


.
ca. . , pp. 440-442. , grupos mternos -industriales y bancos con intereses en la industria- y el creciente
mercanctas, Vease Donges, ob. desc ontento social .
cit., p. 443.
12
Carmen Benito dei Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 13

dustrial aumentó. Sin embargo, no se eliminaron todosnda los cont�oles, dí� no sólo a los intereses económicos norteamericanos (v.gr. dar
el sector público se mantuvo deficitario, . � la dema de �Ienes sahd � a sus elevados excedentes de algodón y aceite de soja), sino
manufacturados no creció según las previ swne s, a pesar del mcre­ tamb �én. a las. necesid �des más inmediatas que el Gobierno espaiíol
mento retributivo de 1953. Se produ jo así una eleva da inflac ión, se vei� Impelido a sausfacer: el déficit de alimentos y la escasez de
acentuada por las nuevas alzas salari ales de 1956 (és tas fu � ron del matenas primas para la industria 21•

50%) ; el déficit comercial aume ntó -de modo que en 195t la


. ra­ eco­ La ayuda exterior hizo posible la superación dei estancamiento
nomía exterior se movía entre la suspensión de pagos y la quieb eco�ómico y permitió frenar la inflación hasta 1956, pero la persis­
y la devaluación de la peseta en los .m�r�ados inte �? acional.es . era tenc_Ja de actitudes intervencionistas contuvieron la expansión, dis­
constante. El sector exterior,. que en pnncip!O favorecw el creomien- torswnando el proceso de crecimiento (desequilíbrios sectoriales y
to, después marcará sus 1,Imites 1 9 . . . .
i�O .a
estructura industrial desarticulada).
El camb io en la coyu ntura económica nacwna� a,acaec a la mo­
La política industrial de este período presenta dos novedades:
comienzo de los aiios cincuenta se debió , en gran medid
dencia de la ayuda americana y a la obtención de facilid ad �s credi­ 1:' r�lajación de los princípios autárquicos, al disminuir el inter­
ticias en algunos países europeos (p rincipalme�te Gran Breta na, F��n­ vencwm_smo en el pr?ceso productivo y eliminar algunas trabas en
cia y Bélgica) para la compra de bienes de equipo. aron el camb�iOa
Fa. c tores de pohu las relaciOnes comeroales con e! exterior.
internacional (guerra fría, conflicto de Corea) mouvdei rechazo a la 2.' un mayor esfuerzo por racionalizar la producción, suprimien­
de actitud de los EE UU hacia Espana, pasando n la ayuda dei do los estrangulamientos que limitaban el crecimiento (principalmen­
cooperación : si en 1948 los nortea� ericanos �egaro 1951 E� UU
t� �n lo referente a transportes y energía) y fomentando la produc­
Plan Marshall solici tada por el Gobierno espan o!, en tlVldad por medio de la renovación de maquinaria, disminución de
incluía en la autorización de la ley de segur idad mutu a la consigna­ costes y elevación de la calidad dei producto 22 •

ción de un crédito a largo plazo dei Expor t-Imp ort Bank p ara �a
adquisición, por parte espaii ola, de produ ctos agrí � olas, maten �s pn­ Las bases dei proceso industrializador en esta década serán las
mas y bienes de equipo, por un �� tal de 62, � millon es de �olare s. siguientes :
Poco después, el mism o banco ofto.al concedia � nuest s,
ro p �Is otros
destmados a
dos créditos por impor te de 24 millon es de dolare - incentivación, vía precios, de la inversión industrial privada.
20 •
financiar las compras de algodón . � aumento de la inversión pública, financiada por métodos infla­
La ayuda económica recibida por Espaiía ent:e 19511 4 8y, 1196 _3, tras cwmstas.
1 a millon es
la suscripción de los acuerdos de 1953, ascen�JO otorgada se puso - crecimiento protegido, basado en bienes de equipo sencillo
ad
de dólares. Hasta 1958, sólo un 30% de la canud se dedicó a astos pero apoyado en el auge inversor de los aiíos precedentes .
a disposición dei Gobierno espaiíol, pues un 1 0% uccwn -� de
de la misión americana en Espana y un 60% a la constr La expansión bancaria de estos aiíos no contribuyó significativa­
las bases militares. A partir de ese aiío, Espaiía ya dispondrá dei 90% m ent� a la creación de nuevas fuentes productivas, ya que el crédito
. Y la mversión se dirigieron, preferentemente, al control de las em­
de la ayuda concedida. . ,
eqm-
Cualitativamente, dicha ayuda fue escasa en la aportacwnende mate­ presas existentes.
po (35,4% dei total recibido entre 1951 y 1963) y e�eva� ucwn

respon-
El intenso desarrollo industrial que reflejan los indicadores eco­
rias primas (32,8% ) y alimentos (31 ,8% ). Esta distnb nómicos del período 1951-1959 no fue, sin embargo, armónico: se

19 J. Ros Hombravella, ob. cit., pp. 1 0 1 -1 04 ; J. M. Esteban, «La política econó­ 21


Un análisis pormenorizado de la cuantía y distribución de la ayuda económica
de EE UU y la contrapartida espanola, en ibid., pp. 461 -464.
22
•, _,
mica. .. pp. 1 68- 1 73 ; Clavera et a!., Capitalismo.. . p. 443.
10 R . Tamames, Estructura . , p. 2 1 3 ; La Republzca , PP · 460-46 1 . ...
Clavera et al., Capitalismo , pp. 293 ss .
.. ...
Carmen Benito de! Pozo
14 Evolución y efectos de la política económica franquista 15
produjo un fuerte crecimiento de las indust�ias básic.as (mayor que cial, fijando el cambio único en 42 pesetas el dólar -resultando, aun
en Ia década anterior) y, por otra parte, las Imp�rt�ctones de ma�e­ así, sensiblemente inferior al de libre cotización. No obstante, rea­
rias primas y bienes intermedios estimularon, pnnCipalmente, la m-
dustna. de b'Ienes de consumo . 23
. eco­
parecieron las primas y retornos para defender las exportaciones de
los efectos de una inflación en alza (lo que, de hecho, implicaba una
El bienio 1 957-1 959 es calificado, d.esde el � u� to de vista vuelta a los cambios múltiples).
nómico, como preestabilizador. El ráp1d� crecimien�o �e 1� masa A lo largo de 1957-58 se aplicarán otras medidas de orden inter­
monetaria, la inflación, las presiones salanales y la dJsmmucwn _ de
_
Ias reservas de divisas provocaron el colapso dei modelo autarqmco. . no: bloqueo de salarios y sueldos, elevación dei tipo de interés y
El Gobierno formado el 25 de febrero de 1 957 daba entrada en _ el descuento, topes máximos al crédito bancario, eliminación de la pig­
gabinete a dos ministros dei Opus Dei, U:llastres Y. Navarro Ru?to, noración automática de fondos públicos, autorización de alzas sala­
que, al frente de las carteras de Comercto � �a� 1enda respecu_va­ riales ligadas a la productividad; liberalización de precios, disminu­
mente, tratarán de aplicar tímidamente los pnn� Iptos dei neocapita­ ción de controles sobre la productividad, y una legislación laboral
lismo liberal vigentes en los países dei área oc.Cident�l. más flexible. Conjunto de medidas que, en definitiva, paliaban la
El modelo de acumulación posbélico surgido a fmales de la s� ­ rigidez dei sistema económico 25 •
gunda guerra mundial modi�icó. profundamente la est:uctura �co�o­ El Gobierno contó con la ayuda financiera dei Fondo Monetario
mica de las formaciones capitalistas desarrollad�s. As1,. e?. e� ambao Internacional (FMI), de la banca privada americana y de los gobiernos
productivo, Ia renovación tecnológica y energéu�a .posibi.lito -�� pro­ europeos y norteamericano. En 1 958, Espana había ingresado en la
ducción en masa y la mercantilización de la actividad CI�ntifica; la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), en el FMI
organización fordista dei trabajo alteró el proceso pro?ucuvo (mon­ y en el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. Sin em­
taje en cadena, puestos fijos, etc.), y �1 Estado pa�� a regular de bargo, a pesar dei apoyo exterior al cambio de 1 95 7- 1 959, la nueva
forma decisiva los mecanismos económicos. En funcwn de . este mo­ ideología de mercado y sus preconizadores encontrarán una fuerte
26
delo se produjo Ia fuerte expansión económica de los anos cmcuenta­ resistencia interna .

sesenta 24 • La situación de la balanza de pagos y la creciente inflación -re­


Las medidas preestabilizadoras y, posteriormente, �1 Plan �e Es­ lacionada esta última con el déficit dei sector público, las alzas sa­
tabilización tratarán de ajustar el ritmo de la econ? m1a espa�ola al lariales y una rígida oferta agraria- a finales de 1 958, exigían una
contexto capitalista en que se desenvuelve, . desp?Jando al s1ste� a actuación inmediata que consolidase el incipiente proceso de estabi­
productivo �e Ias trabas intervencionistas y liberalizando las relaciO- lización. Por ello, a comienzos de 1 959 se inician los preparativos
nes económicas. dei Plan de Estabilización, plasmado en el memorándum enviado
.. . ,
por el Gobierno al FMI y a la OECE el 30 de junio de 1 959 27.
El objetivo dei nuevo Gobierno ser�a, pues, 1� estabiliza .cwnadop­
eco­
nómica y la apertura comercial al ext�nor. La pnmera me�Jda
25 Cf Clavera et al. , Capitalismo . . , pp. 307-394; R. Tamames, La República .. ,
. . .
tada a tal fin fue Ia supresión, en abnl de 1 957, dei cambiO d1feren- pp. 464-466.
26
AI respecto, véase M. J. González, ob. cit., pp. 347-349. Como seiiala A. Viiias,
la autarquía no había sido una mera opción económica sino una propuesta sociopo­
23 M. J. González, La economia política dei franquismo, 1940-1970. Dirigismo: lítica acorde con el ideal nacionalista; de ahí la dificultad de convencer a las máximas
mercado y planificación, Madrid, 1 979, p. 1 30; Clavera et al., ob; Ctt., PP · 207-306, autoridades dei Régimen -incluido Franco- de la necesidad de adoptar un nuevo
z a ... , pp . 436-438 ,· J. M. Esteban, «La polmca economtca ...
R . Tamames, La R ePu'bl·c _ », modelo económico : se temía que la liberalización económica socavase la estructura
.
política existente (A. Viiias, Guerra .. , p. 245).
24 Cf E. Palazuelos (comp. ), Las economias capita1ts· :as durante el penodo de. 27 La inflación subió un 1 1 % en 1 957, otro tanto en 1 958, y era de un 5,5% en
P · 1 72.
· _

· ·
expanswn, 1 945-1970 Madrid 1986. Desde la metodologta marxtsta, se hace un n
' '
junio de 1959. Cifras recogidas por J. M. Esteban, «La política económica.. . p. 1 73.
••,

guroso análisis del modelo de acumulación capttaltsta . . .


vtgente · de f'ma1 es de l a
a parttr Acerca de la situación económica a finales de 1 958, véase M. J . González, ob. cit.,
pp. 347-349; sobre la gestación dei Plan de Estabilización, R. Tamames, La Repúbli­
ca . . . , p. 466.
segun da guerra mundial hasta la cnsts de los setenta.
Evolución Y ejectas de la política económica franquista 17
Carmen Benito de! Pozo
16
No obstante, las medidas fiscales y monetarias eliminaron e1 ex­
ceso de demanda interior y los precios se mantuvieron estables a
Ó
II. EL PLAN DE ESTABI LIZA CI N pesar de _la elevación dei tipo de cambio y de la supresión de las
mt_ervencwnes. E! resultado fue el control de la inflación en los si­
El Plan de Estabilización de 195alte 9 continuaría la vía liberalizadorai- gmentes cuatro an�� y el au� ent� de divisas hasta 1960. Es preci­
los desajustes económ
iniciada anos antes, como única rnativa a samente _ 1 � contencwn de la mflactón lo que explica la disminución
había _ envtado e1
· de la acu_vtd �d económica, especialmente en los sectores con dificul­
cos . io que prev iam ente
Las resp uest as ai cue stio nar tades (mmena del carbón, construcción de maquinaria, textil y pa­
Gobierno a distintas institucionos, es -Cámara de Com erc10 e Indu� ­­ pel�ra). Desde e� ? unto �e vista laboral, el plan estabílizador impli­
tria, Banco de Espana, sindicat rmaINI, etc.- a fin de conocer actl cana la congelacwn salanal y la eliminación de horas extras.
tudes y propuestas sobre la refode libe económica, mostraban ahora _un El balance fue claramente positivo, aun cuando algunos cambios
apoyo mayoritario a la política ultarali � ación, superstgn �nd_o. an�eno­ estructu:ales �e i �portancia no llegaron a efectuarse, tales como una
, sm embargo , _lftca ttva la
res reticencias ante tal proceso. Res i sterio �e _ �_ � aban­
Ind stn al �ayor l � berahzactón dei comercio exterior, un cambio radical dei
persistente resistencia del INI y odeiqueMin _ stnahzacwn, 1mpulsada s_Istema �mpo�itiv?: una actuación más intensa contra los monopo­
dono de la política dirigista: dad ía conlasegmdu hos, la hberahza�IOn del mercado de trabajo y la reforma agraria 3o.

por las inversiones estatales, habn contran_uasidoa not _ables _ava��es;8am­ E! favorable_ mforme elaborado, a petición dei Gobierno, por e!
la hbe rahzacwn .
bas instituciones se manifestaba ador serán, por una parte, conte­ Banco lnterna�1�:mal de Reconstrucción y Fomento (BIRF) en 1961
Los objetivos del plan estabiliz ilíbrio de la balanza de pagos s�br� la evolu�IOn de la economía espanola, confirmaba el éxito eco­
ner la inflación y recuperar el s equ FMI-, y por otra, alcanzar un
nomlco obten��o P? r las �utoridades franquistas tras la ejecución dei
-siguiendo las recomendacione del Plan de �stabt�lZacwn. . ��c�o informe, _ redactado desde los postula­
mayor grado de liberalización en lajulioecon omía . Algunas d_e l_as �-e­ dos del _hberahs� o e�o.nomtc� anglosaJÓn, insistía, sin embargo, en
didas se pondrán en vigor ya enel mercado de 1959 : �sí, la _ eh�_macwn la necestdad d� mtenstftcar la hberalización, de seleccionar mejor los
la hberahzacwn de la
de mecanismos interventores en o exterior, ; yy el resto a lo lar�o de proyectos de mversión pública y de actuar con mayor ortodoxia en
inversión extranjera y del comerci ma arancelano _ (1960 ), nac�ona­
_ el sector público 3 1 •
los cinco anos siguientes: nuevo siste 2), libe raliz ació n de las mve rswnes Los logros alcanzados en el terreno económico tuvieron una con-
lización del Banco de Esp ana (196
industriales e ingresos al negocio liza bancario, crea� ión de� Trib _u�al
ción dei Siste ma 1mp os1t 1vo
Antimonopolio (196 3), y raciona !la, Política económic�· ··· PP· 32-37. Para M. J. González, La economia política... ,
(1964 ), aunque és te seguirá siendopro regresiv? . . . , PP· 348-353, la receswn d �ro menos �e un aiío. En Asturias, la coyuntura depresiva
prác tica del plan voc á mtc talm ente . una rece s1. � n se � antuvo hasta 1962 �ve�se J. A. Vazquez, «El ciclo económico ... ob. cit.).
••,

La puesta en una caída del ctclo en otono 0 Recogemos la opmwn de algunos economistas acerca del Plan de Estabiliza-
económica, acentuada por coincidirnteconsupe 29
. . ." El Plan de Estabilización fue sin duda, en su conjunto, la operación económica
Cion:
de 1958 , que no sería completame rada h asta 196 1 . de mas alcance reahzada por el Estado en el período 1 939-1 959. [...] Los efectos dei
�lan fueron mmedtatos, y en muchos casos realmente alentadores» (R. Tamames, La
Velarde: «No creo que el �lan de presentan, a . rr,t� entender, las más altas . cotas de coherencia, realismo, imaginación,
epubltca ... , p. 469); Ros Hombravella se muestra entusiasmado: «[ ... ] 1 959- 1963 re­
28 Respecto al Plan de Estabilización, afirma J. te ; más bien creo que era mevtta­
enien
Estabilización comenzado en 1959 fuese conv económica de Espana, Madrid, 1 969, altura y ambtcwn de futuro de toda la hlS!ona políuca económica franquista, a. Ros
ble» a. Velarde Fuertes, Sobre la decadcncianotas; M. J. Gonz ález, ob ctt., p. 30; Y Hombravella, ob. ctt., p. 32). Esteban es más parco en palabras : «êxito evidente» a .
p. 423). Cf J. M. Esteban, ob. cit., p. 1 74 y dei INI (1941 -1976), Mad nd, : M. Esteban, ob. cit., p. 1 73).
31 Dicho informe sería entregado al Gobierno en agosto de 1 962, publicándose
histo ria 1 978.
d programa � sta­
Gonz ález, Una
,
P. Schwartz y M. J.
2 9 Véase J. M. Esteban,
ob. cit., p. 1 75 y notas . Para Dong es � .
con gran alarde propagandtsuco en sepuembre de ese mismo aiío. Sobre las recomen _

ridad (Donges, ob. ctt., p. 59). Anahsts da cwnes del BIRF a la actuación dei sector público, véase M. Boyer, «La empresa ... »,
bilizador fue, de hecho, un plan de austesu desarrollo temporal, en Clavera et al. ,
detallados de las medidas estabilizadoras y blica . . . , pp. 467-4 69; J. Ros Hombrave- O b . Clt.

Capitalismo... , cap. IV; R. Tamames, La Repú


Evolución y efectos de la política económica franquista
18 Carmen Benito dei Pozo
19
trapartida social: la emigración exterior. La recesión de 1 959-1 96 1 Y
la coyuntura expansiva por la que atravesaban los pa1ses _ europeos
III. PLANIFICACIÓN ECONÓMICA Y DESARROLLO
desde 1 958, propiciaron la salida de un gran v?lumen de mano de
obra espanola que contribuyó a contener las CI.fras de paro en Es­ Para la elaboración dei programa de desarrollo económico recomen­
pana y a equilibrar el déficit de pagos por medw de las remesas de dado por el Banco Mundial, el sexto Gobierno de Franco' formado
32•
los emigrantes
La expansión inesperada o imprevista de alg�nas partidas de la . el 1 � de julio de 1 96� -con significativa presencia en el área eco­
Balanza de Pagos (las mencionadas reme� as de er:ugrantes, per.o. :am­ no, �m�a de .los. denommados tecnócratas del Opus Dei- llevaría a la
bién el turismo y la aportación de capitales pnvados) permitiO un pracuca, sigmendo el modelo francés, la planificación económica.
crecimiento importante de la Rema Nacional. Esta, concebida como un instrumento para evitar la incoherencia en
El cambio de rumbo que venimos describiendo en la economía la for�u�ación de las . políticas sectoriales y regionales a seguir, fija
espanola de los anos sesenta fue alentado por secto�es d� la ?urgue­ los obJetivos �conóm1cos a nível nacional, aunque en Espana más
que como tal mstrument� , la planifícación se presentá como la pa­
sía y favorecido -como ya senalamos- por una Situacwn _ mterna­
34.
nacea a los prob.len: as soc1ales y económicos Al r especto resultan
cional propicia, que se traducía en una oferta . de excedentes tecno­ elocuentes las s1gmentes declaraciones de López Rodó, artífice de
lógicos y financieros y en una elevada y sostemda demanda de mano los planes:
de obra. Este último aspecto constituía la base de dos factores claves
en el proceso expansivo: movilidad espacial y utilización m�s pro­ U n Pia� de desarrollo h a de ser, fundamentalmente, la gran palanca de la
y ha de dar la batalla a las desigualdades en la distribución
ductiva del factor trabajo, y disponibilidad creciente de capital. La .
. soc1al,
promocwn
incidencia negativa en el desarrollo económico del excesivo control �e la renta, a lo� desequilíbrios regionales, a las estructuras defectuosas de!
autárquico y el ascendiente del capitalismo liberal justificarían el apo­ Sistema � roducuvo, a Ias prác :ic �s monopolísticas y a cuanto se oponga a
33. mas JUsta y a una convivencia más auténtica.
yo de la patronal espanola al proceso liberalizador . de una soCiedad.
la crea�wn
La � gualdad de oportunidades, la adecuada distribución de la renta, la
32 El origen sectorial de los emigrantes era el siguiente: el 55,5% procedía de la
. .
elevacwn de! mvel de .vida, la prioridad social de las inversiones, e! desa­
.
industria y el artesanado (parte de ellos fueron jornaleros agrícolas o campe�tnos que rrollo regwnal, s� n ac�wnes instrumentales puestas a! servicio de la primaria
Y permanente e�1�en� 1 � de! hombre como miembro de la sociedad que es
proceden de ramas productivas en crisis, tal como metalurgi� � textil); �1 28,9% de
previamente a la emigración habían trabajado en el sector de la construccwn; otros
tanto como dec1r mdlVlduo activo y libre de ella. Su movilidad social está
la agricultura (incluye temporeros); y el 6, 1 % del sector servtcws, espectal� ente del presuponiendo la educación y la formación profesional.
ramo de la hostelería antes del desarrollo turístico. Cifras dadas por M. Lotzu, Ca­ [ . . ] Por ello, la política de desarrollo ha de apuntar a raíces más hondas
.

que las puramente económicas, ha de modificar actitudes mentales 35.


pitalismo europeo y emzgración, Barcelona, 1 975, pp. 23-26. Para este autor, la emi­
gración responde a las necesidades del capitalismo monopolista tanto nacwnal como
europeo. . .
.
Las transferencias de los emigrantes ascendteron a 90, 1 mtllones de do lares cn 1 960; Los planes de desarrollo partían del reconocimiento de la eco-
a 1 64,4 en 1 96 1 ; a 221 en 1 963; y a 257,9 en 1 964, manteniendo la tónica ascendente
a lo largo de toda la década. Véase R. Tamames, Introducción ... , p. 386. Un nguro�o
34• A Ullastr s y Navarro Rubio se les unen López Bravo en Industria, Romeo
análisis de la evolución de las distintas magnitudes de la balanza de pagos en Espana
en los anos sesenta-setenta, puede verse en E. Reig, «El sector exterion•, en J. L. :
Garcta en TrabaJo y Lara Tamayo en Educación. La subsecretaría de la Comisión del
.
García Delgado (ed.), Economía espano/a .. , pp. 208 ss.
33 Véase F. Estapé, Ensayos sobre economia ... , p. 33 1 ; J. L. Garcta Delgado, Or� ­
. . Plan de Desarr� llo � reada el 26 de enero de 1962- recaería en la que sería figura
genes y desarrollo ... , p. 245 ss. Abundando en esta idea, Malefakis afirm�: •los capi­
clave de la plamftcactón: López Rodó, también miembro de la Obra.
Sobre la composición y funcionamiento de la Comisión del Plan de Desarrollo
talistas espanoles actuaron en estos anos más como una fuerza hberahzadora que véase L. L?pez Rodó, Política y desarrollo, Madrid, 1970, pp. 67-71 ; y R. Tamames:
políticamente represiva. ( ... ) No dependiendo ya de la dtctadura en cuanto . a las lntrodumon ... , PP· 496-500. La Comisión del Plan se disolvería a mediados de 1 973
relaciones laborales (tras la ley de Convenios Colectivos de 1 958), la eltte economtca pasando sus funciones al nuevo Ministerio de Planificación del Desarrollo,
- que �
tendió a abandonaria ideológicamente» . (E. Malefakis, «Espana y su herenCla fran­ fmales de 1 975 se transforma en subsecretaría.
35 L. López Rodó, ob. cit., pp. 74-75. Las cursivas son mías.
quista» en Debats, núm. 1 5, 1 986, p. 40).
20 Carmen Benito dei Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 21

nomía espanola como un sistema de libre empresa, de ahí su doble en lo que a las directrices básicas se refiere, modificando los objeti­
carácter: vinculantes y normativos para el sector público, e indica­ v?s específicos en función de una mayor atención a las mejoras so­
tivos para el sector privado. Sus objetivos generales, al margen de la ctal�s: pleno empleo, mayor participación de los trabajadores en la
retórica oficial, serían los siguientes : gesuón y benefícios de la empresa; potenciación de las cooperativas;
- maximizar el crecimiento del producto nacional, mayor control de las subidas salariales para contener la inflación;
- alcanzar el pleno empleo, �mpli�c.ión . y mejora de las prestaciones de la Seguridad Social; e
- programar el desarrollo dentro de la estabilidad, mtensiftcaoón de la política de viviendas. En materia regional, se
- integrar a Espana progresivamente en la economía mundial, adoptó la teoría del desarrollo regional articulado.
- flexibilizar el sistema económico y Las deficiencias técnicas de la planificación limitaron su efectivi­
- alcanzar una distribución más equitativa de la renta 36 . dad. Así el primer Plan adoleció de coordinación entre las medidas
a corto y largo plazo; la fuerte subida de la inflación en 1964 dio
Cada plan tenía, sin embargo, un marco de actuación prioritario: fio a la relativa estabilidad de precios mantenida hasta 1963 estabi­
así, el primer Plan de Desarrollo Económico y Social (1964-1967) se lidad que constituía una de las premisas planificadoras. En 1cJ65 con­
encaminaba a la consecución de un rápido crecimiento de la econo­ cluía 1� ?nda expansiva de los anos sesenta, comenzando un período
mía; el segundo Plan (1968-1971) hacía hincapié en el desarrollo de P?hucas de stop and go (freno y arranque) que introdujeron in­
termitentemente medidas estabilizadoras: en abril de 1965, en octu­
reg�onal, y el tercer Plan (1972-1 975) daba preferencia a los aspectos
soctales. Para hacer efectivo el cumplimiento de los planes se mar­ bre ?e 1966 y en noviembre de 1967 (devaluación de la peseta). A
caban unas directrices generales, que para el primer Plan fueron las c? t:uenzos de 1966 disminuyó el ritmo de incremento de la produc­
siguientes : prioridad del sector privado frente a la empresa pública tiVIdad y el uso de una serie de materias y servicios intermedios.
ante la creación de empresas industriales (el instrumento utilizado Igualm �n.t�, la b�lanza de pagos, coo superávit en 1960-1964, pre­
sería la oferta previa, que implicaba un cambio de orientación en el senta deficit contmuado entre 1 965-1969 (a excepción del ano 1 968).
principio de subsidiariedad del sector público) ; perfeccionamiento Como consecuencia de la intensa actividad inversionista del primer
de las técnicas de elaboración estadística de cara a su utilización quinquenio de los sesenta (coo tasas entre el 12 y el 18% anual real),
como fuente informativa de la planificación ; creación de polos de aparecen . en la segunda mitad de la década excedentes de capacidad
des�r.rollo y de �romoción industrial para un desarrollo regional más que depnmen las expectativas de inversión en algunos sectores, ade­
eqmhbrado; meJora del sector agrario; reestructuración de la indus­ más de contribuir a la inflación y reducción de la productividad
tria por medio de la concentración empresarial y de la acción con­ tendencial 38•
certada coo la Administración; y finalmente, intensificación de la Estos factores, unidos a las dificultades coyunturales (inflación
de 1964-1965; recesión de 1966-1967; desequilíbrios en la balanza de
exportación 37.
El segundo Plan presentó escasas novedades en sus directrices pagos en 1967 y 1969; estancamiento relativo en 1970-1971 y, final-
generales, entre las que cabe destacar la formulación de una política
urbanística global encaminada a paliar las graves deficiencias en este
ámbito de actuación. El tercer Plan mantenía la tónica continuista 38 Un detallado estudio de las directrices de los planes, en R. Tamames, Jntro­
ducción ... , pp. 503-546. Como seiiala Donges (ob. cit., pp. 1 1 5 ss.), la Comisión dei
Plan no dtsponía de funcionarias expertos en planificación ; carecía de estadísticas
36 Vease . p. 1 1 5. Un análisis crítico de la planificación indicativa
' D onges, ob . ctt., adecuadas; en la fase inicial no se hicieron ni diagnósticos detallados de la situación
en F . Estapé y M. Amado, <<Realidad y propaganda de la planificación indicativa en económica, ni proyecciones sectoriales desagregadas ; se carecía de criterias claros para
_ en ]. Fontana (comp.), Espana. . , pp. 206-2 14.
Espana••, .
la selección de inversiones públicas, y la ejecución de los planes no fue controlada.
37 Hubo un cuarto Plan en cuyo análisis no entramos por desbordar el límite Véase también Luis Gamir, La política económica de los sesenta, Madrid, 1 974 y
cronologtco marcado en nuestro estudio. El primer Plan prolongá su vigencia, de ]. Segura et ai., Cambias en la estructura industrial de la economía espano/a, 1 962-1970,
hecho, hasta 1 968, dados los efectos de la devaluación de la peseta. Madrid, 1 974, pp. 46-50.
22 Carmen Benito de! Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 23

mente, la c ris is de 1974) y a la falta de reformas estructurales -agra­ No cabe duda, por otra parte, que los planes de desarrollo se
ria, fiscal, laboral- provocaron el parón económico de 1 965-1 974. vieron favorecidos por la fase expansiva de la economía europea que
Durante la vigencia dei primer Plan, el PNB presentá una tasa permitió el incremento de ingresos por turismo, remesas de emigran­
media de crecimiento del 6,6% anual, la inflación fue del 8,6%, la tes, inversiones extranjeras y aumento de exportaciones. Así, a pesar
balanza de pagos deficitaria, y la inversión pública inferior a la pro­ de las limitaciones técnicas de la planificación, la economía espaiiola
yectada 39• experimentá un fuerte crecimiento durante el período 1 960-1 974,
Reconocida, incluso oficialmente, la falta de cumplimiento de los con una tasa superior al resto de las economías europeas. La incre­
objetivos dei primer Plan, el segundo sería más realista, con fijación dulidad de unos y la admiración de otros otorgarían a dicho proceso
de tasas de crecimiento más modestas que permitieron una mayor el calificativo de mi/agro espano!.
adecuación entre proyección y realización, consiguiendo mantener la
inflación en una tasa media anual dei 5,25% . Durante el tercer
Plan, el PNB experimentá un mayor incremento y la formación bruta nu. Política industrial y planificación
de capital rebasó ampliamente las previsiones (en casi cuatro puntos)
aunque la inflación se disparó, pasando de 8,3% en 1 972 al 20% en La consideración dei crecimiento industrial como factor clave de la
1974. La tasa de paro decreció durante la vigencia dei primer Plan dinámica del desarrollo económico llevó, desde el inicio de la plani­
(del 2, 1 en 1964 al 1,3 en 1 967), se mantuvo estable en bajos niveles ficación, a la adopción de medidas tendentes a optimizar la estruc­
durante el segundo, y aumentó ligeramente durante el tercer Plan tura empresarial, sectorial y regional de la industria espaiiola.
(del 2,2 en 1 972 al 3,8 en 1 975). El saldo migratorio, con tendencia Las acciones estructurales se dirigieron a paliar el minifundismo
a la baja desde 1 965, es ya negativo desde 1 974 como resultado de empresarial -fomentado por la anterior política autárquica- origen
la crisis mundial 40• de la baja productividad y escasa competitividad de la industria es­
En cuanto a los resultados obtenidos, en general, se estimulá la paiiola, máxime cuando un gran número de empresas presentaba un
inversión privada, se logró cierto grado de racionalidad en el sector reducido nível técnico y una infraestructura obsoleta. Por ello, se
público, se impulsó el proceso de industrialización y se consiguió favoreció la concentración empresarial, la reestructuración industrial
una mayor integración en el mercado internacional. y la modernización sectorial y, a partir dei tercer Plan, el fortaleci­
Sin embargo, durante la vigencia de los planes, la falta de ade­ miemo de las empresas públicas como impulsaras dei desarrollo in­
cuación dei sistema productivo a las tensiones de recursos disponi­ dustrial. La fusión de empresas se estimulá con benefícios fiscales,
bles -propias de un rápido crecimiento económico-- provocó la arancelarios y financieros ; las acciones concertadas serían el instru­
presión alcista dei nível de precios y el fluctuante proceso de desa­ mento utilizado para llevar a cabo el proceso de modernización y
rrollo. La falta de medidas correctoras que ajustasen los planes a las reestructuración senalado. Las empresas privadas concertadas con la
imprevisiones coyunturales no permitió un mayor grado de adecua­ Administración se comprometían a alcanzar los niveles de produc­
ción entre los objetivos fijados y las realizaciones efectivas 4 1 • ción, exportación, empleo y tecnificación fijados en función de los
objetivos dei plan -vinculante para ellas-, a cambio recibirían ayu­
das estatales crediticias y fiscales 42•
3 9 Un análisis d e l a coyuntura en J . Ros Hombravella, ob. cir. Las cifras de
inflación están tomadas de J. M. Esteban, ob. cit., pp. 1 76-1 78. El proceso de concentración se vio obstaculizado por el indivi-
4 0 AI respecto, afirma López Ro dó : «En la ejecución dei primero [se refiere ai
Plan] se produjeron, como es sabido, determinados desajustes [ ... ]. Una demanda
superior a las posibilidades de la producción provocó el alza de precios y, en los los fracasos de los planes, mientras que los otros valoran más los logros económicos
últimos anos, el déficit de la balanza de pagos» (L. López Rodó, ob. cit., p. 250). obtenidos a pesar de! Plan.
4 1 Sobre los resultados de los planes, véase Donges, ob. cit., pp. 1 1 5-1 1 9 ; 42 Cf Donges, ob. cit., pp. 1 1 9 ss. ; R. Tamames, lntroducción .. . , pp. 506-507;

R . Tamames, lntroducción. . ., pp. 503 ss. ; J. M. Esteban, oo. cit., pp. 1 76- 1 78 ; F. Estapé J. F . Arenas, «Política industrial>> en L. Gamir et a!., Política económica de Espana,
Y M. Amado, ob. cit., pp. 2 1 0-214. Los dos primeros autores resaltan especialmente Madrid, 1 975, 3.' ed., pp. 341 -359.
24 Carmen Benito de! Pozo Evolución y ejectas de la política económica franquista 25
dualismo empresarial ; la legislación laboral, que dificultaba la reduc­ Por otra parte, el Ministerio de Industria delimitó zonas de pre­
ción de plantillas ; y los complicados trámit�s b� rocráticos. La Ac­ ferente localización industrial en el marco dei segundo Plan, a fin d e
.
ción Concertada fracasó en sectores como romena dei hterro y hulla, atenuar los efectos sociológicos y económicos e n áreas con desequi­
resultando positiva en construcción naval, industrias de curtido y líbrios intersectoriales (las primeras zonas que se definieron como
calzado, y conservas vegetales -sectores que se convertirían en los
de mayor capacidad exportadora 4 3•
tales fueron Mieres y Langreo, en 1968).
, . El tercer Plan intentó reestructurar ei marco de la política de
Por otra parte, la planificación trató de complementar la pohuca desarrollo regional fortaleciendo la relación de los polos entre sí, con
industrial con la política territorial en un intento de amortiguar los vistas a constituir los denominados ejes de desarrollo ; con este ob­
desequilíbrios regionales . Para ello se crearon los denomm ados Polos
.
_
jetivo se crearon polos de proximidad estratégica a los ya existentes.
de desarrollo, acompaiíados desde el segundo Plan por los polzgonos Tornado dei modelo francés, el concepto de polo de desarrollo
industriales y los polígonos de descongestión. El objet�vo de los polos tendrá en Espaiía la particularidad de actuar más como foco de con­
.
era propiciar un crecimiento económico autosostemdo y sectonal­ centración que como impulsor de la actividad económica en el área
.
mente equilibrado; así como la creación de puestos de trabaJO que circundante, fracasando en sus objetivos, pues no se produjo el efec­
1
.
absorbiesen la mano de obra provincial, de otro modo tmpulsada a
. . ' 44
to de polarización, aumento de la renta, creación de empleo o rees­
. .,
a emtgracwn . . . . , tructuración industrial en la medida que correspondía a la política
La política de polos de desarrollo constsuo en la dehmttacwn de seguida. Las causas de este fracaso fueron varias: insuficiencia de la
un marco territorial en el que se intensificaría la iniciativa económi­ ayuda estatal, falta de subvención directa en la creación de puestos
ca, con supuestos efectos expansivos a su alrededo � . Las e�p �esas de trabajo, criterios restrictivos en la selección de empresas a instalar
instaladas, previa concurrencia a los concursos púb�tcos penodtcos, en los polos, y retraso en la construcción pública de la infraestruc­
obtenían una serie de benefícios tales como los denvados de la de­ tura necesaria. Ante la falta de cumplimiento de los objetivos mar­
claración de industrias de interés preferente ; subvenciones dei 1 O ai cados, el tercer Plan adoptó la nueva estrategia regional antes men­
20% de la inversión total -según se tratase de polos de desarrollo cionada: creación de ejes de desarrollo dentro de áreas metropolitanas
o de promoción industrial-, y preferencia en la concesión de cré­ (las denominadas gran área de expansión industrial), que maximi­
ditos oficiales. En compensación, las empresas debían cumplir de­ zando las posibilidades que ofrecen las economías de aglomeración
terminadas condiciones (entre ellas, la fijación de mínimos produc­ y escala, permitiesen un crecimiento más equilibrado de las econo­
tivos). mías regionales 46.
Los polos se localizaban en zonas de escaso desarrollo pero con Los resultados de la política industrial vigente durante los dos
los recursos suficientes como para alcanzar los niveles adecuados de primeros planes fueron los siguientes : la tasa anual acumulativa en
industrialización tras el impulso inicial 45. los aiíos 1 964- 1 972 fue superior a la etapa precedente (1958-1964),
aunque con un índice para ei período 1 958-1 972, en cualquier caso,
elevado (1 0,4 % ) ; sólo en los aiíos previos a la planificación hubo
43 Donges, ob. cit., p. 1 24, apunta ai respecto las siguientes razones lentitud
. . : ramas industriales que experimentaron una caída de la producción
excesiva en la tramitación administrativa; cierta arbttranedad en la conceswn d� ?�­
neficios; autorización de proyectos de inversión deficientes, y falta de superviSlon (construcción de equipo ferroviario y fabricación de motocicletas y
administrativa en la ejecución de los conciertos. bicicletas). Las ramas que más contribuyeron al crecimiento total
44 Los desequilibrios regionales pueden constatars� en las pubhcacwnes dei B �nco
. .
entre 1 958-1 972 fueron la industria automovilística y la química
de Bilbao: Renta Nacional de Espana y su diStnbuczon provme�al (sene homoge�ea (1 3,34 y 12,49% respectivamente), que junto a la de construcción de
1 955-1975). Sobre la promoción de las economías regionales, véase Martínez <:=oruna
et a!. , Regionalización de la economía espanola, Madnd, 1975; sobre los objetlvos de maquinaria, representan ei 32% dei valor aiíadido total en 1 972 ( cuan-

45 Cf. R. Tamames, Jntroducción... , pp. 503-506; vv AA, Creczmzento economzco


la política de polos, Donges, ob. cit., p. 1 28. .
. . .

46 Cf. vv AA, Crecimiento . , p. 464; Martínez Cortina et al., ob. cit. ; R. Tama­
y crisis estructural en Espana, 1959-1980, Madnd, 1981, PP · 453-464.
..

.
mes, La República. . , pp. 456-457; Donges, ob. cit., pp. 131- 133.
26 Carmen Benito de/ Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 27

do en 1 958 suponían tan sólo el 1 8,3% ). Sin embargo, disminuyeron gética y construcción de maquinaria, que a su vez actúan como in­
su participación las industrias de consumo no duradero (del 1 7,4 al ductores del cambio en el resto de la economía, dada su importancia
1 1 ,5 % ) y las de textil y confección (del 24,6 al 1 3,9%). En 1 972, la en el suministro de bienes intermedios. La preeminencia de estas
industria ligera generaba el 40,9% del valor aiiadido total, y la in­ ramas industriales está justificada, pues la liberalización del comercio
dustria pesada el 59, 1 % , invirtiéndose la situación de 1 958 (58,5 y exterior a finales de los anos cincuenta se materializó, primordial­
4 1 ,5% respectivamente). mente, en la posibilidad de importar maquinaria que incorporaba
De los datos expuestos se puede concluir que el desarrollo in­ tecnología inaccesible a escala nacional, y en la adquisición de pro­
dustrial, después del impulso del Plan de Estabilización, se intensificó duetos químicos inexistentes en el mercado interior.
durante la vigencia de los dos primeros planes, dándose paralelamen­ Los cambias tecnológicos en el sector energético no se produje­
te un proceso de crecimiento en las industrias no tradicionales. Sin ron, sin embargo, por los efectos directos de las importaciones, sino
embargo, no se consiguió romper con los desequilibrios regionales. por una modificación en la demanda que reclamaba nuevas fuentes
Así, si en 1 960 el 46,8% del valor aiiadido neto en la industria se de energía, más modernas y baratas, cuyo consumo permitiría, a su
generó en Cataluiia, País Vasco y Madrid, en 1 97 1 estas áreas se­ vez, la absorción de tecnologías avanzadas en otras actividades indus­
guían apartando el 48,9% de dicho valor, en tanto que comprendían triales.
el 32,2% de la población total, mientras que Andalucía, Castilla la Respecto a los factores que propiciaron los incrementos de la
Vieja, Extremadura y Galicia (donde se ubicaron seis de los siete productividad en la década de los sesenta, podemos resumidos en
primeros polos) contribuían en un 2 1 ,3% a ese valor aiiadido, de­ los siguientes :
tentando similar porcentaje de población total (32,9) 47•
El cambio estructural y tecnológico que se produce en la indus­ - La adopción de técnicas modernas mediante la adquisición de
tria espaiiola entre 1962 y 1 970 merece un comentaria aparte, por tecnología, bienes de equipo avanzado y métodos de gestión asocia­
cuanto que es este sector el protagonista del crecimiento económico dos a la inversión extranjera.
durante la etapa del desarrollismo. - La reasignación sectorial de los factores productivos (capital
Dicho cambio presenta las siguientes características: especializa­ y trabajo) : la disminución de la población agraria aseguró abundante
ción sectorial, modificación de la importancia relativa de los secto­ y barata mano de obra a la industria. Una mano de obra subem­

res, aumento de la productividad y fuerte capitalización 48• pleada, y por ello de escasa productividad, fue expulsada a otros
El grado de especialización industrial varió según los sectores, sectores de la economía interior, o al exterior, facilitando así el cre­
con una tendencia claramente manifiesta en tal sentido en las ramas cimiento de la productividad del sistema. Por otra parte, las necesi­
de maquinaria, material de transporte, energía eléctrica, transporte dades de trabajo disminuyeron con carácter general en todos los
no ferroviario y comunicaciones. El resto de las ramas productivas sectores.
presenta una tendencia estable o decreciente. El protagonismo del - Y finalmente, la intensificación del proceso de acumulación
cambio tecnológico recae en tres grupos de actividad: química, ener- de capital, que presenta una tasa anual acumulativa del 2,7% en el
período 1966- 1 970 49•
47 Donges, en la obra reiteradamente citada, hace un análisis exhaustivo de los 49 La disminución de empleo presenta una tasa media anual de! 6,3% entre
efectos de la planificación en el proceso de industrialización (2.' parte de! cap. IV). 1 962-1970, aunque con un mayor ritmo en el período 1 962-66 (7,4%). Datos apor­
Cf. E. Reig, «Los desequilibrios regionales», en J. L. García Delgado, Economía ... , tados por Fanjul et a/., ob. cit.
p. 167. Hasta 1969 la inversión requirió la aportación de capital extranjero
48 Un análisis detallado de estos factores puede encontrarse en Fanjul, Maravall l umen, pudiéndose prescindir de él a partir de 1 970 ante la caída de la dado su vo­
inversión y e]
et a/. , Cambios en la estructura interindustrial de la economía espano/a, 1962-1970, comportamtento e�table dei horro. La crisis de 1 974 y la recesión subsiguiem

ht�Ieron de nuevo tmprescmdible el recurso ai capital exterior para financiar e,
Madrid, 1975 ; J. Aparicio y J. A. Martínez, «Los rasgos básicos de! crecimiento
económico espaii.oh> en vv AA, Economía .. , pp. 23-58 ; F. Pérez, «Crecimiento in­
la inver­
. Slon.
dustrial y cambio tecnológico» en idem, pp. 8 1 - 1 19. Véase Aparicio y Martínez, ob. cit., pp. 34-43. Un análisis de la estructura finan-
28 Carmen Benito de/ Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 29

Entre 1 94 1 y 1 948 la actuación dei INI se concentra en tres sec­


IV. EL INTERVENCIONISMO ESTATAL EN LA ECONOM ÍA : tores : combustibles, fertilizantes y electricidad. Su temprana presen­
UNA VALORACIÓ N DEL INI cia en Asturias está vinculada a la importancia de las industrias bá­
sicas y de interés nacional en la región : así, en 1 942 el INI entra en
Como senalábamos al establecer las bases de la política autárquica, la Sociedad Ibérica de Nitrógeno, situada en La Felguera (Langreo),
la creciente presencia del Instituto Nacional de Industria (INI) en la cuya producción no era satisfactoria -la participación dei Instituto
economía asturiana hace ineludible una valoración de su actividad será en este caso minoritaria, retirándose anos después. La empre­
desde que fue creado en 1 941 hasta 1 975. sa pública Aclaro (1 942) de investigaciones mineras, se dedicará a la
La empresa pública espanola presenta un carácter fundamental­ localización de yacimientos de hierro y carbón en la región ; ENDASA
mente concurrencial, encontrándose fuertemente implantada en el (alumínio), creada en 1943, instalará una de sus factorías en San Juan
sector industrial. Gestionada mayoritariamente por el INI, su desa­ de Nieva (Avilés) para la producción de alumínio en segunda fusión.
rrollo se vio mediatizado por dos factores, a saber, el relativo retraso La actuación del INI en las industrias básicas de metales derivaba de
del proceso de industrialización en Espana y la política autárquica 50 . las dificultades de obtención de materias primas.
En el marco de una economía capitalista, los costes que esta En el saneamiento de empresas, e! Instituto interviene en Astu­
opción de desarrollo conllevan no podían cargarse sobre el c�pital rias ya en 1 948, en Siderúrgica Asturiana, S. A. (SIASA), fundada en
. . _
privado, de ahí el protagonismo estatal en la acuvtdad e�onomtca y 1 944 para la obtención de chatarra artificial de uso siderúrgico, con
la especialización de la empresa pública en sectores someudos a fuer­ el objetivo de salvar una empresa con una producción de pésima
te competencia internacional o muy influenciados por ésta. calidad pero imprescindible para el sector.
Los criterios de intervención dei INI fueron cambiantes : desde la A finales de los cuarenta, el INI tenderá a relajar los princípios
justificación del interés nacional durante la autarquía, a la afirmación autárquicos mediante el recurso a empresas extranjeras que le pro­
de la complementación de la iniciativa privada (con actitudes de re­ porcionan tecnología para sus producciones, en un intento de suplir
traimiento) durante la etapa planificadora, pasando así de la acción I,
las restricciones a la implantación de capital foráneo por un severo I
directa a la indirecta a partir de 1 962 aunque manteniendo siempre control del mismo 5 3 .
el principio de subsidiariedad de la actividad �conómica del �stado 5 1 . En siderurgia, la restricción a las importaciones de chatarra obli­
E l INI, según l o concibió Suances -prestdente del Instituto des­ gaba a utilizar procedimientos de bajo consumo de tal producto,
de su creación hasta 1 963-, debía ser el instrumento que propiciase incrementándose e! uso de mineral de hierro y coque, para lo cual
el resurgimiento industrial desde postulados totalitarios tales como se requería investigar nuevos yacimientos -puesto que los conoci­
la integración vertical de los procesos en una sola empresa, la rup­ dos eran utilizados por la siderurgia privada- y potenciar la pro­
tura de los estrangulamientos y la autarquía 52 . ducción de carbón siderúrgico nacional, lo que conllevaba altos cos­
tes y elevados riesgos no asumibles por el capital privado.
ciera de la industria espanola, en J. M. Kindelan, «Política industrial y energética••, La creación de ENSIDESA (Avilés) en 1 950 respondía a la necesi­
50 La importancia dei sector público empresarial por actividades ( 1 966-1977) pu e­
ICE, núm. 500, abril, 1 975. dad de superar la escasa producción de acero que frenaba el proceso
de verse en F. Pérez, «Crecimiento industrial...», ob. Cit. p. 1 00. La dJstnbucwn _ industrializador. Dadas las limitaciones a la importación, ENSIDESA
sectorial de las inversiones brutas en las empresas dei INI (1 950-1 973), en R. Myro, venía a romper el oligopolio existente en el subsector del acero 54.
«La estrategia de la empresa pública concurrencial en Espana», lnvestigaciones Ec� ­ En el período autárquico, el INI centró su actuación, en función
nómicas, núm. 1 5, 1981, p. 3 1 . Una relación de las empresas en las que e! INI hab1a del modelo de industrialización vía sustitución de importaciones, en
participado o participaba directamente (1942-1 976) en Schwartz y M. J. González, aquellas actividades rechazadas por el capital privado -bien debido
ob. cit., apéndice núm. 4, pp. 249-251 .
51 Cf R. Myro, ob. cit., pp. 23-49 y F. Pérez, ob. cit., pp. 1 00-104.
52 La influencia de Suances en los principios fundacionales dei INI, en Schwartz 53 SIASA se disolvió en 1 971 . Cf R. M;vro, ob. cit., p. 28. 'I
y M. J. González, ob. cit., pp. 33-35. 54 I' '
ii
Cf Schwartz y M. J. González, ob. cit.

i
, I
I ·I
30 Carmen Benito dei Pozo Evolución y efectos de la política económica franquista 31
a su alto coste o por la baja rentabilidad relativa de las mismas-, e�?onente de la estrategia dei INI e n esta etapa l o constituye la fu­
lo que en definitiva significaba una desvalorización de los capitales s!O� de ENSIDESA y UNINSA en diciembre de 1973 , fusión que obli­
públicos. gara a proyectar la producción siderúrgica hacia el mercado exterior
En los anos sesenta, el Instituto Nacional de Industria segmra dada la relativa saturación interna, evidenciándose entonces la escas�
manteniendo el espíritu fundacional representado por el mencionado competitividad de estas empresas fuera del mercado nacional 5 7 .
principio de subsidiariedad, aunque éste a �optará un nu�v� caráct�r : El segundo informe del BIRF, realizado en 1 972, exponía la ne­
la <<socialización d e pérdidas>> (transferenCla al sector pubhco d e m­ _
cesJdad d � reestructurar los sect �r�s del acero, minería del carbón y
dustrias privadas con graves dificultades económicas a precio venta­ construccwn , naval del INI, sugmendo su reprivatización una vez
joso) y la <<oferta previa>> . En este proceso se inserta la creación de .
alcanzados mveles de rentabilidad aceptables 5 8 .
HUNOSA y UNINSA tras el fracaso de la Acción Concertada en los E � pes� c �eciente de empresas deficitarias, la escasa capacidad de
sectores hullero y siderometalúrgico asturianos 5 5 • autofma? ClacJÓn, la renuncia a una mayor integración vertical de sus
En 1962 el dictamen del Banco Internacional de Reconstrucción pro� uccw� es, � la aceptación de discriminaciones tarifarias (o de
y Fomento (BIRF) -opuesto a la existencia de un Estado empresa­ pr�ClOS mas ? aJOS o costes más elevados) respecto a las empresas
rio- recomendaba que el INI no actuase en sectores donde la em­ .
pn�adas, pus1eron en ev1dencia la caducidad de los princípios fun­
presa privada manifestase interés, reservando a la empresa pública dacwnales del INI, sólo reconocida a partir de 1974, cu ando se re­
industrial el papel de precursora, especialmente en el desarrollo re­ chaza la subsidiariedad en favor de la supeditación a los intereses
gional, creando la infraestructura de los futuros polígonos industria­ generales y a la complementariedad de los sectores público y privado.
les. Algunas de sus recomendaciones se llevaron a la práctica: así, la
ley del Plan de Desarrollo garantizaba la preeminencia de la inicia­
tiva privada, y la supresión de benefícios tributarias y financieros a
las empresas del INI restaba a estas posibles ventajas en el �mbito
competitivo. Resulta significativo al respecto, que durante la v1gene1a.
del segundo Plan las inversiones se dirigieran a empresas de nula o
baja rentabilidad -el 78% de la inversión total se canalizó en este
sentido- 56 •
En 1969 López de Letona, desde el Ministerio de Industria, trató
de reforzar el papel del INI como instrumento de política industrial,
aplicando un concepto de subsidiariedad más beligerante en �avor de
la empresa pública. La falta de apoyos a esta propuesta h1zo que
fracasase, especialmente en sectores como el siderúrgico y el eléctrico.
Posteriormente Boada, nombrado presidente del INI en 1 970 por
López de Letona, intentará aplicar el criterio de rentabilidad a las
empresas públicas con el objetivo de abordar la urgente reestructu­
57 Sobre la cuestió n de la financ
ración que exigían algunas empresas del INI y de conseguir, a su vez, iación de las
ob ras ya citadas, puede verse S. Esteban Coca, «La empresas públicas, además de las
una mayor aportación patrimonial del Estado al Instituto. Paralela­ INI.,, en Economia industrial, Madrid,
financiación de las inversiones dei
1971, pp. 43 ss.
mente, se llevará a cabo un proceso de enajenación, concentración Una relactón de las empresas afectadas por dichos proces
os entre 1 948 y 1 976, así
y reestructuración técnica de algunas empresas públicas. Un claro como la constatactón de la imensificación de los mismo
Sch�artz y M. J. Gon ál z, ob. cit., p. 252. Cf R. s a partir de 1971, aparece en
� � Myro , ob.
No fue hecho pubhco por desacuerdo de! Ministerio de cit., p. 35.
55 Jbid. , pp. 1 33 ss. vv AA, Crecimiento... , PP· 453 ss. obse � acwnes sobre e! ststema ftscal y los incentivos Hacienda con algunas
56 Cf M. Boyer, ob. cit. ob. clt. a la industria. Cf M. Boyer,
2. EL FACTOR TRABAJO: AN Á LISIS CUANTITATIVO El factor trabajo: análisis cuantitativo 33

fluctuaciones dei mercado laboral y su dinâmica interna a lo largo


de estos aiios.

I. MOVIMIENTOS MIGRATORIOS Y MANO DE OBRA

Los movimientos migratorios inciden en el proceso de transforma­


La estructura económica provincial ha venido determinada por el ción de las estructuras regionales ai mantener una estrecha correla­
predomínio dei sector industrial, que ya en �? 62 generaba el 54,12°�o ci?n con los indicadores demográficos (natalidad, activos, envejeci­
dei valor aiiadido bruto (VAB) total de la regwn. Los subsectores mas mJento de la P ?blación etc.), económicos (v.gr. renta per cápita) y
destacados eran Minería (3 1 ,6% dei VAB industrial) y Metálicas bá­ estructurales (mvel de rema agraria, equipamientos sociales, etc.), de
sicas ( 1 7% ), seguidos de Construcción y Obras públicas ( 1 1 ,_3 .% ), manera que aparecen como efecto y causa en la dinâmica socioeconó­
Electricidad (8,3% ), Químicas (7,7% ), Transformados metahcos mica 3.

(7,5%) y Cerâmica, Vidrio y Cemento (6, 1 °/� ) 1 •


. , .
El desarrollo histórico de los sectores mdustnales bas1cos en
Asturias ha constituído, asimismo, un obstáculo al crecimiento dei LI. El exterior, recurso compensatorio de los desequilíbrios
resto de la actividad manufacturera, en especial de la industria de regionales
transformados metálicos, dado que el mayor volumen de inv�rsión
-tanto pública como privada- se canalizó ha� ia las industnas de La movilidad de la mano de obra, en tanto ésta constituye un factor
I
cabecera en detrimento de otras ramas producuvas. básico de la producción, responde a mecanismos de ajuste interno
I
La i�dustria asturiana presenta, pues, una escasa diversificación dei mercado laboral, de modo que la distribución de la fuerza de
sectorial y un bajo nivel de integración productiva, unidos . a una trabajo se realiza según criterios de aprovechamiento de dicho factor !i
estructura empresarial muy dispersa -unas pocas empresas g1gantes en el conjunto dei sistema productivo.
y multitud de pequenas explotacione�-:-· así co� o un emp le? pola­ Las tensiones socioeconómicas que la incapacidad de absorción
rizado hacia sectores de escasa rentab1hdad y ba1o valor anad1do. La dei to :ai de ma�o de obr� disponible generan en e! mercado regional,
situación de cuasi monoproducción ha creado en la economía astu­ trataran de paharse med1ante la expulsión o canalización de dicho
riana una fuerte dependencia respecto a los cambias coyunturales excedente, propiciándose así la emigración exterior -en este caso
que afectan a las actividades básicas, sometidas a una profunda rees­ �ltramarin�, continental o peninsular- y la reasignación sectorial �
tructuración en los aiios sesenta 2• mtersectonal de los activos (inducida por las remas salariales).
En este contexto económico situamos el estudio de la evolución P ?r otra parte, la flexibilización de las trabas institucionales que
dei factor trabajo entre 1 940 y 1 975, analizando el volumen de mano permiten un mayor dinamismo dei mercado interno de trabajo, pue­
de obra disponible en el sistema productivo regional, así como las den converur. a la rema salarial en inductora de una pérdida no
deseada de cierto segmento de mano de obra --v.gr. la salida hacia
Europa en los aiios sesenta de obreros cualificados atraídos por ma­
1 Porcentajes obtenidos a partir de los datos de SADEI, Situación actual y
perspec­ yores salarios.
tivas de desarrollo en Asturias, Madrid, 1 973, vol. II, p. 386.
Asturias, durante 1 940-1 960 experimenta fuertes movimientos mi­
2 El panorama general de la economía asturiana durante cstos aiios en SADEI,
I, II Y !li
Situación actual y perspectivas de desarrollo en Asturzas, �adnd, 1 973, v�ls.
• i. gratorios con saldo negativo en el decenio 1 941 - 1 950 (pérdida de
asturzana , ,.

Una visión sintética en SADEI, Program a de la estructur aczon de la economza


3 ..
Cf SADEI, Situación . , vol. III.
Oviedo, 1 967, parte I, pp. 5-1 1 .
Carmen Benito de! Pozo E! factor trabajo: análisis cuantitativo 35
34

2 244 efectivos) y positivo en el siguiente (las entradas superan a las A finales de los anos cincuenta se invierte la tendencia, y las
salidas en 2 1 14 personas), de modo que uno y otro se compensan �
sah. as a Ultramar comienzan a disminuir al iniciarse la emigración
dando como resultado un balance final de 130 pérdidas para cl pe­ haCia Europa, aunque en Asturias, a diferencia dei resto de Espana
ríodo 1941-1960. El desglose de los datos por quinquenios desvela -con excepción de Canarias y Galicia- la tradicional corriente
la intensidad y cambios de signo habidos en la corriente migratoria ultramarina seguirá manteniéndose, incluso todavía con cifras su­
de estos anos (véase cuadro 1). periores a la �migración continental, durante la vigencia dei Plan
..
de Estabthzactón. Así, entre 1 959-1962 se registraron 5 868 salidas
CUADRO 1. Saldo migratorio en Asturias, 1 941-1960. transoceánicas y 2 065 continentales. En 1970, Asturias era la oc­
tava provincia espanola en cuanto a emigración ultramarina, lo que
A nos Saldo migratorio r�presentaba una participación dei 2,7% en esa corriente emigrato­
_
1 94 1 - 1 945 6 077 na a mvel nacional.
1 946-1 950 8 321 Los principales países receptores de emigrantes asturianos fueron
_
1 95 1 -1 955 20 407 Argentma, Australia, Canadá y Venezuela, que acogieron a casi las
1 956-1 960 - 1 8 293 dos terceras partes de aquellos entre 1968 y 1970 5 .
El número de regresos era también importante en Asturias' re­
Total 1 941 - 1 960 -130 gistrándose 1 3 ?46 �:tornos de Ultramar entre 1946-1962, lo que
% población 1950 0,0
supone una emtgracwn neta para el período de 22 799 efectivos 6 .
SADEI, Situación actual y perspectivas de desarrollo en Asturias, Madrid, 1973, t. 1 1 1 , p.
Fuente:
En 1957 se inicia la salida de trabajadores espanoles hacia Euro­
88.
pa, proceso que se acentúa a partir de 1959 con la recesión econó­
La emigración ultramarina tiene especial relevancia entre 1946 y mica subsiguiente al Plan de Estabilización. Entre 1962-1965 (anos
en que 1� emigración continental adquiere mayor intensidad) salen
1957 (véase cuadro 2). Iniciada débilmente en 1 946 (738 salidas re­
gistradas), mantendrá un elevado promedio anual durante el período de Astunas con destino a los países europeos un total de 5 932 per­
senalado, representando el 5,5% dei total nacional de salidas trans­ sanas, que representan el 2 1 ,7% de los emigrantes dei período indi­
oceánicas, y afectando al 30% de la población asturiana a lo largo cado (véase cuadro 3).
de esos anos. No obstante, el fin dei conflicto internacional y la A pesar dei considerable crecimiento económico espano! en los
intensificación dei trabajo en las minas e industrias en la segunda anos sesenta, la emigración, ahora canalizada hacia Europa, conti­
_
mitad de los anos cuarenta, propiciaron la llegada de inmigrantes, nuana en busca de más altos salarios y mejores oportunidades labo­
que unidos al constante reflujo de emigrantes ultramarinos, permi­ rales, aspecto éste dei que se hacían eco las fuentes oficiales : <<[ ... J e!
tieron equilibrar, en parte, la corriente emigratoria transoceánica 4• aumento de la corriente emigratoria [un 100% de 1960 a 1961] no
obedece a falta de colocación de estos trabajadores, sino más bien a
2. Emigración transoceánica de Asturias, 1946-1960.
su natural deseo de mejora, ai ofrecérseles en otros países más favo­
rables condiciones de trabajo» 7 .
CUADRO

A nos Emigrantes Promedio anual Las ��lidas afectaron, mayoritariamente, a campesinos y obreros
.
sm cuahficar, que partían con la idea de regresar a Espana tras ad-
1 946- 1 950 1 0 353 2 071
1 9 5 1 - 1 955 13 716 2 743
1 956-1 960 9 1 00 1 820 5 Ibid., pp. 89-93.
6 El número de regresos mantiene una estrecha relación con el número de emi­
SADEI, Situación actual y perspectivas de desarrollo en Asturias, Madrid, 1973, t. 111, p.
Fuente: 89. grados. AI respecto, véase García Fernández, La emigración exterior de Espana, Bar­
celona, 1 965.
4 Jbid., pp. 84 ss. 7 AHP/Gobierno Civil, Memoria, 1961.
36 Carmen Benito de/ Pozo E/ factor trabajo: análisis cuantitativo 37

CUADRO 3. Destino de la emigración asturiana, 1962-1965. contratos de 3 a 12 meses- se efectuaba a través de la Office Na­
cional D'Inmigración radicada en Irún. La Delegación Provincial dei
Destino Emigrantes % Instituto Espaiiol de Emigración, situada en Gijón, efectuaba el re­
7 556 27,7 gistro total de salidas, reconociéndose, no obstante, por parte de los
La propia región ...................................... . .
Otras regiones .......................................... . 9 446 34,6 organismos oficiales la existencia de una importante corriente emi­
Europa ...................................................... . 5 932 2 1 ,7 gratoria clandestina; así, dicba Delegación afirmaba que en 1 960 se
Ultramar ....... ......... .................... .... . .......... . 4 366 1 6,0 registraron 957 salidas bacia Europa, de las cuales sólo 307 eran
controladas y se realizaban tras contrato firme de trabajo en Alema­
Total extrarregional ................................. .. 19 744 72,3 nia y Australia 1 1 .
Total emigrantes ....................................... . 27 300 1 00,0 Aunque coo una importancia cuantitativamente inferior, se regis­
tran también emigrantes procedentes de ciudades y zonas industria­
Fuente: SADEI, Situación actual y perspectivas de desarrol/o en Asturias, Madrid, 1973, t. lll, p. 94.
les atraídos por buenos contratos para trabajos similares a los suyos,
evidenciándose la movilidad de ciertos sectores de mano de obra
quirir en el extranjero una formación profesional -no teórica sino cualificada. La minería asturiana se vio afectada por este fenómeno
práctica- que a su vuelta les permitiese obtener . un empleo en la ai producirse la emigración de mineros jóvenes coo alta cualificación
industria. Por ello, esta emigración puede ser considerada como una (personal de arranque) en los aiios en que la crisis bullera amenazaba
parte del éxodo general dei campo bacia la industria y servicios, coo el cierre de explotaciones, presentando las empresas la paradó­
aunque a escala continental 8• jica situación de estar efectuando recortes de plantillas por exceso
Los contratos laborales que en Europa obtenían los trabajadores de mano de obra (fundamentalmente peonaje de exterior) y deman­
espaiioles solían ser de duración anual, pro_r�ogables cinc? _o diez dar, a su vez, obreros cualificados :
anos. La temporalidad laboral, unida a las dd1cultades del 1dwma e
integración social, y las trabas al establecimiento familiar -especial­ El personal de arranque lo componen las categorías de picadores y vagone­
mente en Alemania y Suiza- consolidaban la idea dei retorno 9. ros.· Esta plantilla, a pesar de ser fundamental en la mina, está en continua
disminución debido a las siguientes causas :
La emigración exterior asistida era controlada por la Oficina de
Picadores.-Por ser e! trabajo que realizan e! más duro y peligroso, la
Encuadramiento y Colocació n de la Organización Sindical en rela­ duración media de los obreros en este trabajo, es la menor entre todas las
ción con el Comité Intergubernamental para las Migraciones Exte­ categorías, siendo necesario ir trasladando a este personal a otros trabajos
riores (CIME). Los equipos dei CIME seleccionaban a los trabajadores más livianos, debido a la falta de facultades y a las enfermedades profesio­
que solicitaban acogerse a dicba emigración, atendiendo a criterios nales; a esto se unen las bajas que ha habido últimamente en esta plantilla
profesionales y técnicos en función de la demanda de mano de obra
minas de mejor retribución [ . . . ) 1 2 •
por marchas ai extranjero a otras actividades, ya que es gente joven, y a
por parte de los países receptores. En 1 960, la mayoría de los tra­
bajadores elegidos pertenecían a las actividades siderometalúrgica,
y e1 ectnca
' o 1 0.
' o
mecamca Informes y memorias de organismos oficiales, especialmente dei
La emigración temporal a Europa -salida de trabajadores con Sindicato dei Combustible, bacían constante mención a esta pérdida
de mineros cualificados en las cuencas asturianas en los aiios sesenta,
8
. , .
Cf SADEI, Situaczón. .. , vol. III, p. 90.
9
_
Un crítico análisis de la situación dei em1grante durante estos anos, en Max1m0
11 AHP/Gobierno Civil, oh. cit. y Memoria, 1965.
Loizu, Capitalismo europeo y emigración, Barcelona, 1 975.
10 . . 12
La selección se efectuaba mediante entrevista personal con los soliCitantes pre­ La cita procede dei expediente de regulación de empleo presentado ante la
viamente elegidos por la Oficina de Colocación. AHP/Gobierno Civil, Memoria dei Delegación Provincial de Trabajo por la empresa Hulleras de Turón en marzo de
Gobierno Civil de Ovredo, 1960. 1 964 solicitando autorización para reducir plantilla.
38 Carmen Benito de! Pozo E! factor trabajo: análisis cuantitativo 39

senalando su negauva repercusión en la productividad dei subsec­ movimientos migratorios de la província durante toda la década (véa­
tor 13. se cuadro 4).
En e! sector dei metal hubo, sin embargo, una rápida reaccwn
empresarial a fin de evitar los efectos de una pérdida no deseada de CUADRO 4. Emigración exterior e interior en A sturias, 1961 -1970.

trabajadores : <<Como consecuencia dei movimiento migratorio se ha Total


Trans- Intra-
observado una elevación de salarios en las empresas metalúrgicas, Anos Continental Peninsular extra-
oceânica rregional
producida no tanto por falta de mano de obra, cuanto por temor a rregional
perder su personal en lo sucesivo de mantenerse la corriente de emi­
gración en la intensidad registrada durante e! ano [ 1 962]>> 14 • 1961 1 575 590 2 1 65
La corriente emigratoria continental comenzará a perder intensi­ 1 962 1 70 1 1 362 1 726 4 789 969
dad en Asturias a partir de 1964 (véase cuadro 4). Su peso en el total 1 963 1 094 1 650 2 419 5 1 63 1 952
1 964 786 2 225 2 960 5 971 2 1 27
nacional fue débil, ya que e! flujo emigratorio europeo estaba muy 1 965 785 2 34 1
1 277 4 403 2 508
repartido entre las regiones espanolas. Los principales países recep­ 1 966 809 803 1 276 2 888 1 013
tores de la corriente migratoria europea fueron Suiza (80,4% de los 1 967 692 417 1 947 3 056 2 121
emigrantes en 1 968 y 56,4% en 1 969), Alemania ( 14,9% en 1 968 y 1 968 673 584 2 394 3 651
1 5.
2 1 42
3 1 ,3% en 1 969), Francia (7,4 % en 1 968) y Holanda (7, 1 % en 1 969) 1 969 592 1 078 2 1 75 3 845 2 414
Como se observa en e! cuadro 3, la opción europea no fue la 1 970 212 1 1 59 2 1 75':· 3 546
que prevaleció entre los emigrantes asturianos durante la década de
los sesenta, pues 9 446 efectivos, es decir, e! 34,6% salieron con Nota: .. Cifra estimada.
,

Fuente: SADEI, Situación actual y perspectivas de desarrollo en Asturias, Madrid, 1 973, voL III,
PP· 90 , 95 y 97.
destino a otras províncias espanolas, siendo Madrid, Barcelona, León
y Vizcaya los principales núcleos receptores de la corriente emigra­
toria peninsular. No obstante, la emigración exterior superará con­
juntamente (representa e! 37,7 % dei total) a los movimientos de La zona centro de Asturias será la receptora de los afectados por
población interprovinciales. e! éxodo rural en la región, fenómeno ya patente en la década de los
cuarenta y potenciado en los anos cincuenta por la política nacional,
tendente a rectificar los desequilíbrios sectoriales mediante e! tras­
1.2. Los desplazamientos intrarregionales vase de la población rural a los centros industriales, induciendo así
la reasignación de activos.
La corriente migratoria intrarregional adquiere gran significación en Dicha zona centro será e! área de inmigración regional en fun­
los anos 1 950-1 960, afectando ai 27,7% de los emigrantes en e! pe­ ción dei asentamiento industrial y e! desarrollo de las actividades
ríodo 1 962-1965, y manteniendo una elevada participación en los terciarias, inmigración que adquirió tal intensidad entre 1 950-1 955
que, como vimos, convirtió en positivo e! saldo migratorio provin­
13 AHP/Gobierno Civil, Memoria, 1 961 . En el informe realizado por L H . Klaas­
cial en e! decenio 1 95 1 - 1 960.
sen en noviembre de 1 967, publicado por SADEI con e! título Aspectos económicos y
En los anos cincuenta la fuerte atracción de mano de obra, de­
sociales de! programa de reconversión para Asturias, Oviedo, 1 967, se recoge la si­ b_ida no s?lo a las actividades mineras e industriales ya existentes,
guiente afirmación: .. los expertos mineros [ ... ] parecen estar más preocupados por la smo tamb1én a la construcción de la factoría avilesina de ENSIDESA
escasez dei personal de interior que por la tendencia que debe esperarse de! desarrollo provoca una intensa oleada inmigratoria, reducida bruscamente a fi �
de la demanda de carbón» (p. 4). nales de la década tras el cese de dichas obras y la implantación de
15 La emigración asturiana a Europa representaba el 0,3% de! total nacional en
" AHP/Gobierno Civil, Memoria, 1962.
m�didas estabilizadoras. Así, en 1950 las tasas de foráneos de Gijón,
1 968, y e! 0,5% en 1 969 y 1 970. Cf SADEI, Situación , vol. III, p. 93.
...
MICres y Langreo eran ya de 16,44, 12,56 y 1 3,22% respectivamente,
40 Carmen Benito dei Pozo E! factor trabajo: análisis cuantitativo 41
Vl


duplicando la media regional. Entre 1 95 1 - 1 957 los saldos de migra­
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ción interior fueron muy elevados : en 1 953 se registran más de 1 O 000 o ..... o o o o
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desciende en el decenio 1 960-1 970 (la tasa de incremento decenal fue "-l --o E � r-r
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baja: 5,6%) lo que significa que la región, gran receptora de emi- " -o ­
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R. Pérez, La población de Asturias, Oviedo, 1 975,
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17 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General, 1946-62. u c.;J � O .....l ::S < � J;
42 Carmen Benito dei Pozo I El factor trabajo: análisis cuantitativo 43

grantes en el período 1950-1960, se convierte en emisora de pobla­ que impedía la continuación del proceso de absorción de mano de
ción por efecto de la crisis hullera. obra inmigrada, entre la que predominaba el peonaje, siendo escasos
Las cuencas mineras presentaron un considerable ritmo de cre­ los obreros especial istas y cualifica dos. Las minas de antracita de la
cimiento en la década de los cuarenta y primera mitad de los cin­ !
�ue� ca d� Narcea, afectadas por la crisis, se cierran igualmente a la
cuenta: las actividades hulleras e industriales convertían a esta zona mmrgrac10n.
en la principal receptora regional de inmigrantes, dada la atonía eco­ En el decenio 1 960-1 970 el declive minero e industrial en las
nómica por la que atravesaba el resto de la província. cuencas hulleras provoca la pérdida de efectivos por emigración. Así,
Así, la inmigración se convertiría en el factor clave del crecimien­ en Langreo el saldo migratorio comienz a a ser negativo a partir de
to poblacional, tanto por los efectos globales que conlleva, como por � 959-1 960. Estos emigrantes se dirigen, fundamentalmente, al extran ­
el comportamiento demográfico de los recién llegados (altas tasas en Jero (56,3% dei total, de los que un 23,9% parten hacia Alemania) ;
los balances vegetativos) 1 8. otros optan por las áreas industriales espanolas ( 1 6,8%) o por Gijón
El flujo migratorio, de carácter predominantemente intrarregio­ y Avilés (12,6%) .
nal, era doble : el más intenso procedía del exterior de las cuencas, Por tanto, el descenso demográfico en las cuencas tras el cierre
y el otro tenía su origen en la aureola periférica. En 1 940, el 69,9% de instalaciones fabriles o traslado de éstas, se debió exclusivamente
de los inmigrantes langreanos procedían de municípios asturianos, y al fenómeno emigratorio, que afectó a todos los municípios mineros,
el 1 3,3% de la Meseta Norte, principal punto de origen extrarregio­ aunque con distinta intensidad: en Mieres la crisis económica fue
nal. En 1 960 estas cifras son dei 43,9 y 1 6,4% respectivamente, des­ más grave que en Langreo, sin embargo, el descenso demográfico
tacándose Andalucía como segundo lugar en importancia en lo que fue más lento y prolongado 2 1 •
se refiere al origen de los inmigrantes langreanos ( 12,6% de los efec­ L � J?érdida de mano de obra cualificada -traslado de personal a
tivos) 19• las ofrcmas centrales de HUNOSA en Oviedo, y traslados dei sector
Pese a la escasa importancia relativa de la inmigración extrarre­ siderúrgico a Gijón- incidirá en la difícil recuperación económi­
gional en los anos cuarenta, hubo momentos en que la movilización ca de las cuencas hulleras, al privar a éstas del factor humano im­
de trabajadores hacia las cuencas mineras asturianas fue superior a prescind ible de cara a futuros asentam ientos industria les alternati­
la oferta de trabajo, creándose graves tensiones entre los recién Ue­ vos 22•
gados que no encontraban colocación. La falta de coordinación entre . �1 mu n_icipio de Avilés absorbió una parte considerable del flujo
los organismos encargados de dirigir el flujo migratorio sería, en mmrgratono de los anos cincuenta, atraído -como ya senalábamos­
parte, responsable de dicha situación, que volverá a plantearse anos por la oferta de trabajo previa a la puesta en funcionamiento de la
después -y con mayor intensidad- en el município de Avilés 20. planta siderúrgica de ENSIDESA. El fuerte crecimiento se inicia en
A mediados de los anos cincuenta, las cuencas del Caudal, Nalón 1 ?53 con la llegada masiv a de obreros de la construcción pertene­
y La Camocha (Gijón) llegaron a un punto de saturación laboral crentes, en su mayoría, a las empresas Entrecanales y Távora y Huar­
te y Cía, manteniéndose en la década siguiente, tras la total entrada
en funcionamiento de la factoría.
18
Sobre la evolución demográfica en las cuencas hulleras ver Ramón Pérez, ·El
espacio industrial de las cuencas hulleras» en Geografía de Asturias, Salinas, 1 985,
-�1 respect? , el Servicio Provincial de Encuadramiento y Colo­
vol. 5, cap. I, pp. 40-45; y C. Criado y R. Pérez, ob. cit., pp. 42-45. cacwn de Ovredo, en su Memori a anual de 1 954, declaraba lo si­
1 9 Un completo y riguroso estudio demográfico de Langreo en Aladino Fernán­ gurente :
dez Garcia, Langreo: industrza, población y desarrollo urbano, Oviedo, 1 980,
20
pp. 123-159.
Al respecto, entre mayo y junio de 1 949 hubo enfrentamientos entre el Servicio 21
Cf C. Criado y R. Pérez, ob. cit.; Aladino Fernández García, ob. cit., cua­
Nacional de Encuadramiento y Colocación y la Delegación Provincial de Sindicatos
22 Archivo del Gobierno Civil!Secretaría Particular, «Necesidades más acusadas
dro XI; SADEI, Informe socioeconómico de Mieres, Oviedo, 1978, pp. 46-55.
de Oviedo, atribuyéndose mutuamente la responsabilidad de los excedentes de mano
de obra llegados a las cuencas. AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General, 1946-62 . del Ayuntamiento de Langreo», marzo, 1 976; carpeta 4-3-5.
44 Carmen Benito de! Pozo E! factor trabajo: análisis cuantitativo 45

[ . ] du ra nte e ! a no 1 954 no se no s p la nteó e ! agudo p roble ma reg ist rado e n


..
Colocación de las localidades receptoras. En un 90% de los casos
e ! a nte rio r, deb ido a la s avala ncha s de t raba jado re s que se p re se ntaba n e n no se acreditaba ni la procedencia ni la condición de parado 26 •
nue st ra s of icina s, e spe cia lme nte e n Av il és, cegado s po r u na p ropaga nda ab ­ Como se aprecia en el cuadro 5, entre 1 950-1 960 Avilés aumentó
su rda que le s ha cía cree r que pod ría n e nco nt ra r u na co lo ca ció n f ácil y mu y en 27 233 habitantes, y en 33 207 en la década siguiente, pasando de
b ie n ret ribu ida.
Ello no qu ie re de cir que e n e ste a no no ha ya sido elevado e ! núme ro de 21 270 habitantes en 1 950 a 85 7 1 1 en 1 975. A partir de 1 970 el ritmo
inmig ra cio ne s 2 3 • de crecimiento poblacional en este município desciende considera­
blemente al cesar la corriente inmigratoria.
El número de trabajadores llegados a Asturias procedentes de La inmigración avilesina fue espontánea, careciendo de protec­
otras províncias registrado por las estadísticas oficiales fue de 3 303 ción pública; de carácter familiar y protagonizada por mano de obra
en 1 954, de los cuales tan sólo 427 estaban autorizados mediante la de escasa cualificación. Una parte de los trabajadores llegados para
correspondiente instancia de traslado, lo que confirma el desborda­ la construcción y montaje de ENSIDESA serían absorbidos por la
miento de los organismos gestores de la inmigración, incapaces de siderurgia tras finalizar sus contratos con las empresas constructoras ;
controlar el intenso movimiento de mano de obra durante estos el resto saldría del município por falta de empleo. La procedencia
aiios 24. de los inmigrantes varió a lo largo de estos aiios : en sus inícios la
Las expectativas de trabajo creadas por la construcción de ENSI­ mayor parte era de origen extrarregional, aunque una vez consoli­
DESA fueron excesivas. La Delegación Comarca! Sindical de Avilés dado el proceso industrial de Avilés, el município se convirtió en
advertía en 1 954 de la necesidad urgente de frenar los desplazamien­ foco de atracción intrarregional, especialmente para la población de
tos y desmentir las informaciones <<tan extrasindicales como erróneas los concejos circundantes. Como seiiala expresivamente Guillermo
que hacen creer existen en Avilés centros de trabajo del ramo de la Morales, <<los primeros en llegar abrieron el difícil y penoso camino
Construcción y Siderometalurgia necesitadas de gran cantidad de de la industrialización, mientras el trabajo estable y bien remunerado
personal obrero y con retribuciones e incentivos extraordinarios>> , fue para los que [ ... ] pudieron esperar>> 2 7 .
cuando l o cierto era que dichos centros tenían y a cubiertas sus plan­ La fuerte expansión demográfica en Gijón se inicia en los aiios
tillas, y en cualquier caso, las sucesivas ampliaciones pretendían ser sesenta, tras un moderado crecimiento en la década anterior (véase
cubiertas <<ordenadamente>> a través de los organismos oficiales de cuadro 5, p. 41 ). Dicha expansión está vinculada a la creación de
colocación obrera. <<Es imprescindible -continúa el informe del de­ UNINSA -en 1 961 comienzan las obras de infraestructura de la fac­
legado sindical de Avilés- propagar en todas las províncias espano­ toría siderúrgica ubicada en Veriiia- y a la ampliación del puerto
las esta realidad para evitar los desplazamientos desordenados que de El Musel 28•
constituyen un grave problema social» 25. Entre 1 960-1970 la población del município gijonés se incremen-
Los traslados de mano de obra no se efectuaron, por lo general,
según el sistema de compensación, sino que los propios trabajadores
en situación de paro en su província, al conocer las posibilidades de 26 Lo generalizado de esta práctica obligó a obviar dichos requisitos para la ins­
cripción de los inmigrantes en las oficinas de colocación. AHP/AISS-Oviedo, Memoria
empleo en otras zonas, se trasladaban sin ningún asesoramiento, pre­ anual de! Servicio Provincial de Encuadramiento y Colocación, 1953.
sentándose a las empresas directamente, o bien a las Oficinas de 27 Guillermo Morales Matos ha realizado un detallado estudio demográfico dei

concejo y su área de influencia en Industria y espacio urbano en Avi/és, Gijón, 1982.


28
vol. I. La cita en ibid., p. 1 36.
La evolución demográfica de Gijón puede verse a grandes rasgos en Ramón
Alvargonzález, Gijón: industrialización y crecimiento urbano, Salinas, 1 977, pp. 54-62.
2 3 AHP/AISS-Oviedo, Memoria anual de! Servicio Provincial de Encuadramiento y Un análisis más pormenorizado dei crecimiento demográfico gijonés a partir de 1 950,
Colocación de Oviedo, 1954. en e! estudio de Berta López Fernández, «El espacio social de la ciudad de Gijón», 2
24 AHPIAISS-Oviedo, ibid., p. 6. vols., tesis doctoral inédita, Sección de Geografía, Universidad de Oviedo, abril, 1988
25 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General, 1954. (interesante ejemplo de la denominada Geografía Social).
46 Carmen Benito del Pozo El factor trabajo: análisis cuantitativo 47

ta en 62 898 efectivos, duplicándose en diez aõos el número de ha­ dejó notar en los municipios limítrofes -Villaviciosa, Siero y Ca­
bitantes. La inmigración es también, en este caso, el factor inductor rreõo--, así como sobre los concejos de Luarca, Tineo, Cangas, y
de dicho crecimiento, aunque esta corriente migratoria resulta cua­ dei oriente asturiano.
litativamente distinta a la de Avilés: los inmigrantes proceden en su Entre 1 960-1 975, el número de inmigrantes gijoneses ascendió a
mayoría de Langreo y Mieres, y su movilidad geográfica responde 84 328, de los cuales el 62,2% procedían de los concejos menciona­
a las necesidades de trasvase de población desde los tradicionales dos; un tercio (el 34%) de otras provincias espaõolas -mayorita­
centros siderúrgicos de las cuencas dei Nalón y Caudal -en fase de riamente de León y Lugo-- , y el 3,6% eran extranjeros 3 1 •
desmantelamiento- a las nuevas instalaciones fabriles de UNINSA.
Así pues, la mayor atracción demográfica de Gijón se ha ejerci­
do, según Berta López, «sobre ese espacio industrial en declive que
es la Cuenca Central hullera asturiana cuyos concejos más poblados I I . L A POBLACIÓN ACTIVA REGIONAL
(Mieres, Langreo, Aller, San Martín dei Rey Aurelio y Laviana)
aportan en conjunto casi un tercio de los inmigrantes asturianos, o La cuantificación y distribución de la población activa asturiana en­
lo que es igual, casi una quinta parte de los foráneos totales>>, de tal tre 1940 y 1 975 ofrece serias dificultades, derivadas de la discordan­
modo, que el cambio de localización industrial conllevó un inme­ cia de los datos en función de las fuentes utilizadas. Por otra parte,
diato desplazamiento de la mano de obra empleada en las empresas sólo el Instituto Nacional de Estadística (INE) aporta una serie ho­
trasladadas -Fábrica de Mieres y Duro Felguera- 29. mogénea, de 1 950 a 1 975, que permite, con la debida fiabilidad,
A partir de 1 966, los 3 1 49 trabajadores de la planta siderúrgica realizar el análisis diacrónico de los activos regionales. El silencio
Duro Felguera pasan a UNINSA, aunque en principio se les mantiene estadístico es total para 1 940 y el resto de la década 32•
en el centro de trabajo de Langreo, efectuándose escalonadamente el Nuestro análisis se centrará en el sector secundaria, por ser éste
proceso de integración en las nuevas instalaciones de Gijón. el que concentra las actividades industriales que interesan a la ma­
En la factoría de La Felguera el traslado de mano de obra a yoría de la población obrera. Asimismo, utilizamos el concepto clase
Veriõa comenzó a realizarse a finales de 1 970. A principias de 1 971 , obrera en sentido restrictivo, aplicándolo exclusivamente a la pobla­
UNINSA inició el traslado de personal de la Fábrica de Mieres (un ción obrera industrial, que, por otra parte, es la dominante cuanti­
total de 1 520 trabajadores). En 1 971 , 2 748 empleados de las anti­ tativamente entre los empleados dei sector secundaria.
guas faotorías siderúrgicas ubicadas en las cuencas mineras se habían
integrado en la planta de UNINSA-Veriõa. La forma y condiciones
de dichos traslados generó conflictos entre la empresa y los traba­ 31 Berta López Fernández, ob. cit., pp. 253-269.
32 La comparación de las cifras dadas por SADEI en sus diversos estudios, por la
jadores, no porque éstos se opusieran a la movilidad geográfica, sino
Organización Sindical a través de sus informes, y por las publicaciones ya clásicas de
por la desinformación que tenían acerca dei proceso, y la inseguridad Julio Fonseca Rodríguez, Análisis estructural de la economía asturiana, Oviedo, 1972,
que ésta generaba: la población afectada temía no encontrar vivienda
o ver descender su nivel de vida 30.
pp. 72, 74 y 84 ; y de L. M. Fernández Canteli et ai., E/ porvenir de Asturias, Oviedo,
1972, p. I O, sería una muestra significativa de la divergencia de las fuentes en cuanto
La atracción de Gijón sobre la población migrante también se a los datos sobre la población activa regional. Los datos porcentuales que para 1940,
1950, 1960 y 1 970 aparecen recogidos en C. Criado y R. Pérez, ob. cit., p. 60, basados
en los censos de población, han resultado totalmente discordantes con otras fuentes
29 Según Berta López, da oleada inmigratoria ocurrida entre 1960 y 1975 cons­ estadísticas, y de ellos resulta una sobreestimación de los activos dei secundano. Sm
tituye una autêntica invasión» (ob. cit., p. 268). La cita en p. 253.
30 Se dio la posibilidad de rescisión de contrato a quien lo desease, y se previeron
embargo, es la única fuente que aporta datos de 1940, aunque dadas nuestras reservas
hacia las cifras citadas por dichos autores -pues no pueden ser corroboradas con las
jubilaciones anticipadas para los que quedasen en las instalaciones en funcionamiento absolutas de las que se suponen extraídas, y aquellas no concuerdan con otras fuen­
de la factoría langreana. Véase encuesta realizada en 1 969 ai personal de UNINSA en tes- no han sido incluidas en el cuadro 8, considerando, no obstante, de interés su
Mieres y La Felguera: SADEI, Estudio sociológico sobre el comportamiento del personal conocimiento. Así, según Criado y Pérez, en 1 940 e! 40,27% de los activos re?ionales
a trasladar a la nueva factoría de UNINSA en Veriiia, Oviedo, 1 969. pertenecen ai sector primaria; el 38,45% ai secundaria, y el 27,3% ai terctano.
Carmen Benito de/ Pozo E! factor trabajo: análisis cuantitativo 49
48
CUADRO 6. Número de obreros empleados en las mm as de A sturias,
11.1. Evolución y reparto sectorial de los activos
1943-1953.

Total Total % obreros


Minas de hulla
La inexistencia de datos precisos acerca de la población activa astu­ A nos mmas industrias hullal
riana en 1940 no permite estimaciones concretas sobre su distribu­ interior exterior total carbón extrac. >:· extrac.
ción sectorial aunque las cifras relativas de que dispone mos, junto 1 943 24 747 1 0 554 35 301 36 1 8 1 36 542 96,6
con las aportaciones que ofrece el análisis del movimiento de la mano 1 944 25 751 1 1 276 37 027 38 042 38 492 96,1
de obra en la década de los cuarenta, así como la situación reflejada 1 945 27 909 12 8 1 3 40 722 41 856 42 1 97 96,5
estadísticamente para el decenio siguiente, confirmarían el predomi­ 1 946 29 654 1 1 772 41 426 42 950 43 3 1 5 95,6
nio del sector primaria, con cifras en torno al 47% del total de 1 947 28 309 12 221 40 530 42 1 58 42 523 95,3
activos regional es ; porcentaje que establecemos a partir de las si­ 1 948 30 380 1 4 634 45 014 46 842 47 240 95,2
guientes consideraciones : si a nivel nacional dicho porcentaje era del 1 949 31 988 1 5 850 47 838 49 732 50 1 89 95,3
50,5% en 1 940 y en 1 950 del 43,3% en Asturias , la cifra relativa 1 950 32 655 16 364 49 0 1 9 5 0 807 51 357 95,4
debe fijarse entre ambos parámetros, es decir, ser inferior a la na­ 195 1 3 3 323 16 809 50 1 32 51 637 52 241 95,9
53 201 94,8
cional en función de la importancia del sector secundaria en Astu­ 1 952 33 865 16 6 1 2 50 477 52 297
1 953 32 9 1 3 1 6 986 49 899 51 875 52 685 94,7
rias, y concretamente de la población activa minera, de considerable
peso en el total regional -el número de obreros en las industrias Nota: Hulla, antracita, hierro, manganeso y wolframio.
,,.

extractivas era de 36 542 en 1 943, y el de empleados en el metal de Fuente: INE, Reseiia estadistica de la província de Ot•iedo, 1950, Madrid, 1956. Elaboración propia.
7 323-, y superior al de 1 950, dada la menor actividad industrial de
los aiíos precedentes (véanse cuadros 6 y 7) 33. 7. Número de empleados en la industria metalúrgica de Asturias,
E! sector secundaria representaría, pues, en 1940 alrededor del
CUADRO

33% de los activos de la provin cia, y el terciario un porcen taje no


1943-1953.
I
superior al 20% . Valoraciones que, reiteramos, tienen un carácter % hierro I�
Hierro I
A nos Otras >:· Total y acero
meramente aproximativo. yacero II I
Los datos estadísticos de 1 950-1 975 reflejan , en general, para As­ del total
turias una considerable presencia de activos en el sector primaria
hasta 1 970; una sólida implantación del secundaria, y un lento cre­
1 943
1 944
5 794
6 1 24
1 529
1 541
7 323
7 665
79, 1
79,8 I
I
cimiento del terciario -que mantiene una modesta participación en 1 945 2 885 1 703 4 588 62,8
el total de activos hasta 1 970 (véase cuadro 8). 1 946 1 666 1 724 3 390 49,1
En 1 950 el sector primaria acapara el 43,3% de la población 1 947 1 1 46 1 928 3 074 37,2
l 293
el
activa asturiana, aunque destaca la presencia del secundaria con 1 948 2 093 3 386 38,1
que se registr a a nivel nacion al-,
35,8% -muy por encima del 26,5 1 949 7 017 1 903 8 920 78,6
en función de la expansión de las industrias extractivas (56 1 5 1 efec­ 1 950 7 658 2 023 9 681 79,1
ia. I 974
tivos) y de la actividad fabril -fundamentalmente siderometalúrg 1 951 7 568 9 542 79,3
ades minera s, impuls adas por la polític a 1 952 7 251 1 967 9 218 78,6
El desarrollo de las activid ! O 654 79,9
1 950, explica las diferen cias sectori ales 1953 8 523 2 131
autárquica de los aiíos 1 940-
as
que desde el punto de vista del empleo se presentan en Asturi Nota: ,,. Cinc y cobre; desde 1948 también alumínio. Los empleados en la metalúrgica de! cinc

representan cerca de! 70% de los trabajadores de estas industrias metalúrgicas minoritarias.
Fuente: INE, Reseiia estadística de la província de Oviedo, ano 1959, Madrid, 1956. Elaboración
33 La distribución sectorial de los activos nacionales en Ramón Tamames, Estruc­
tura económica de Espana, Madrid, 1 985, p. 32.
prop1a.
50 Carmen Benito dei Pozo E/ factor trabajo: análisis cuantitativo 51

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E! factor trabajo: análisis cuantitativo 53
52 Carmen Benito de! Pozo

-muy favorecido por e! boom económico de los anos sesenta- y cuando, según datos dei INE, e! número de activos regionales un ano
dei metal no consiguieron anular los efectos negativos que sobre el antes ( 1970) era de 34 7 398, lo que supone una tas a de actividad dei
empleo regional ocasionó la crisis hullera, efectos que se manifiestan 33,2%, la más baja en Asturias desde los anos cuarenta y, por su­
en toda su intensidad a lo largo de la década de los sesenta. Así, los puesto, inferior a la media nacional (véase cuadro 8, p. 50) 35•
activos regionales descienden un 1 1 ,1 7% , pasando de 391 1 1 7 efec­ Por su parte, fuentes sindicales daban para 1975 la cifra de 437 800
tivos en 1 960 a 347 398 en 1 970 (véase cuadro 8). activos en Asturias, lo que implica una diferencia por exceso de
j 1 00 865 ! efectivos respecto a las estadísticas dei INE. La toma en
Es entonces cuando la fuerte caída de los activos dei sector pri­
mario beneficia directamente al terciario, que pasa a representar e! consideración de estos datos supondría la inexistencia de pérdida de
3 1 ,4% de la población activa asturiana, ante la menor capacidad de activos durante e! período 1 96 1 - 1 975 respecto a 1 960 (más aún, se
la industria para generar empleo. habría producido un ligero incremento) así como la ausencia de re­
El considerable trasvase de activos entre el sector agrario y el percusiones negativas sobre e! empleo regional de la reestructuración
resto de las actividades económicas durante el período 1 960-1970, dei sector hullero. La veracidad de la información queda en entre­
presenta en Asturias un carácter distinto al que se manifiesta en e! dicho, pues las fuentes oficiales tendieron a encubrir las dimensiones
resto de las províncias espanolas : a nível nacional la distribución reales de la crisis 36.
entre la industria y los servicios de aquella población afectada por
e! êxodo rural, es más equilibrada, en tanto que en Asturias, la falta
de dinamismo de la industria en los anos setenta -con los sectores 11.2. Distribución geográfica de la población activa
básicos en proceso de reestructuración- y la relativa saturación de industrial
el_llple� �� el secundaria confieren al sector servicios una mayor
d1spomb•hdad para absorber dicha mano de obra 34 . La actividad industrial asturiana se localiza en la zona centro de la
Durante e! quinquenio 1 970- 1975 se aprecia una ligera recupera­ región, que comprende los 1 8 municípios situados al sur de Gijón
. y Avilés, y, más concretamente, en la demarcación que se ha dado
CIÓn de la población activa provincial, dei orden dei 2,7%, modifi­
cándose la tendencia decreciente de los anos anteriores. El sector en denominar ocho asturiano, integrado por las cuencas hulleras y
primario continúa perdiendo efectivos, y la crisis económica prece­ centros fabriles dei triángulo Oviedo-Mieres-Langreo, y por los nú­
dente seguirá sin cerrarse en la minería, en tanto que e! resto de las cleos industriales y siderometalúrgicos dei triángulo Oviedo-Gijón­
actividades industriales muestran un crecimiento contenido que no Avilés (véanse figuras 1 y 2, pp. 55-56).
tardará en truncarse por la crisis general de 1 973- 1974. La expansión La existencia de yacimientos de bulia y e! efecto de atracción que
dei terciario prosigue a un ritmo superior al presentado en e! ante­ ello provoca para el establecimiento de las actividades siderometa­
rior decenio, durante el cual la tasa de crecimiento de activos fue lúrgicas, constituye el origen dei proceso de concentración de la
dei 2,8%, ascendiendo al 3,2 en 1 970-1 975. actividad industrial asturiana en dicha zona 3 7 •
Las discrepancias de las fuentes estadísticas acerca dei volumen
de activos regionales y su distribución sectorial, mencionadas al ini­ 35 La cita en SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, Oviedo, s.f., p. 3.
cio de este capítulo, resultan especialmente llamativas en las cifras 36 Véase Consejo Económico-Social Interprovincial de la Cordillera Cantábrica,
globales de activos de la província referidas a los anos 1 970-1 975. Informe económico social de! área, Oviedo, 1 976. Para 1 974, SADEI hacía la estimación
As�, SADEI informa que en 1971 <<la población ocupada en Asturias de 448 188 ocupados en la región: Informe socioeconómico de Asturias, Oviedo, 1976,
p. 10.
37 Sobre los orígenes y condicionantes de la industrializació n asturiana
asClende a 424 874 efectivos, y representa una tasa de actividad dei véase Ger­
40,3 % ligeramente más alta que la tasa media nacional (39,5% ) » ; mán Ojeda, Asturias en la industrialización espaiíola, 1833-1907, Madrid, 1 984 ; L. M .
Fernández Canteli e t a!. , E! porvenir de Asturias, Oviedo, 1 972 ; Juan Antonio Váz­
34 .cf SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, Oviedo, 1 976, pp. 1 0- 1 1 ; quez García, Aportaciones a! estudio de! proceso de industrialización en Asturias, ed.
C . Cnado y R . Pérez, ob. cit., pp. 58-62. en microficha, Oviedo, 1984; Rafael Anes Álvarez, «La industrialización en Astu-
55
54 Carmen Benito dei Pozo El factor trabajo: análisis cuantitativo

La crisis acaecida al final de la etapa autárquica y el desplaza­


miento de los tradicionales centros siderúrgicos, atend iendo a nue­
vos criterios de localización -que primaban la proximidad a las vías
de comunicación, especialmente marítimas- son los factores deter­
minantes dei cambio de localización industrial dentro de la zona
centro, a favor dei área Oviedo-Gijón-Avilés y en detrimento de las
cuencas dei Nalón y Caudal, afectadas por ei consiguiente desman­
telamiento industrial en los anos 1 960-1 970.
La reestructuración en los subsectores minero y siderúrgico de­
terminó una menor actividad industrial en Langreo y Mieres, por lo
cual en 1 968 se designaron ambos municípios zonas de preferente
localización industrial. Tal instrumento de política territorial, enca­
minado a potenciar económicamente áreas en declive, resultaría ine­
ficaz, pues las empresas acogidas a los benefícios derivados de esta
calificación fueron escasas 38•
La deiimitación geográfica del Polo de Desarrollo, concedido a
la província en 1 969 -y que entraría en vigor ei l .o de enero de
1971- se corresponde, igualmente, con la zona centro de la región.
Como puede observarse en ei cuadro 9, la concentración de la
población activa regional en la zona centro de Asturias, y en, con­
creto en los municípios dei ocho asturiano, ha seguido una tendencia
creciente entre 1 950 y 1 975, intensificándose dicho proceso en ei
decenio 1 960-1 970 en reiación tanto al incremento del ritmo de in­
dustrialización de la economía asturiana, y a la consiguiente poten­
ciación de los nuevos núcleos industriales localizados en dicha zona
-convertida en el área de éxpansión industrial de la província­
como al intenso desarrollo de las actividades terciarias.
El sector primario tiene, pues, una escasísima presencia -con
tendencia a disminuir- entre lo,s activos de estos municípios (Ovie­
do, Gijón, Avilés, Langreo y Mieres) de tradición industrial y fuerte i\
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presencia dei sector servicios. Este último es ei que experimenta un
mayor grado de concentración de sus activos en los concejos men-
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rias•, en Historia económica y pensamienta social, Madrid, 1983, pp. 353-369; R. Anes
Álvarez y G. Ojeda, « La industria asturiana en la segunda mitad dei siglo XIX• en
Revista de Historia Económica, núm. 2, 1983, pp. 353-369; J. A. Vázquez y J. L.
García Delgado, «La economía asturiana en su perspectiva histórica: minería e indus­
tria en Asturias>> en Enciclopedia temática asturiana, vol. VII, pp. 1 3-78.
38 Cf. Consejo Económico Sindical Provincial, Estructura y perspectivas de desa­
rrollo económico de la provincia de Oviedo, Oviedo, 1970, p. 73 .
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CUADRO 9. Concentración espacial de los activos regionales en el conjunto de municípios dei <<o cho a st uriano ••, 1 950-1975.

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1 950 1960 1 970 1975

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PRIMARIO . . . . . . . 6 458 1 53 940 4,1 5 592 1 5 1 665 3,6 3 639 75 1 33 4,8 3 488 63 526 5,4

SECUNDAR!O .. 71 322 127 316 56,0 81 730 146 4 1 5 55,8 95 553 1 53 741 62,1 1 03 956 163 929 63,4
Ext ra ct. .. . .... 27 773 56 151 49,4 23 610 5 4 854 43,0
Fab rile s .......... 30 197 43 1 56 69,4 42 956 65 463 65,6
Co nstru. . .. .. . . 12 252 26 278 46,6 13 688 23 428 58,4
Otra s ,. ,,. . . .... . . . 1 1 00 1 73 1 63,5 1 468 2 670 54,9

TERCIARIO . . . . . . 46 0 1 0 71 5 1 6 64,3 52 227 80 6 1 6 64, 7 77 486 1 1 2 1 23 69, 1 88 1 44 122 7 1 4 71 ,8


A ct. mal e sp. 480 2 299 20,8 6 847 12 42 1 55,1

TOTAL . . .. .
. .. . . . . 123 790 355 071 34,8 1 46 396 391 1 1 7 37,4 1 76 678 347 398 50,8 1 95 588 356 934 54,7

Notas: ,,. Excepto Avilés.


,,.,,. Agua, gas, electricidad y saneamiento.
Fuente: INE, Resena estadística de la provinàa de Oviedo, ano 1950; Censo de la población y de las viviendas de Espana, diàembre 1966; Características
de la poblaàón espano/a deduàdas dei padrón municipal de habitantes, diciembre 1975; SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, s.f. (según
Censo de 1 960). Elaboración propia.

--- - -----------
58 Carmen Benito dei Pozo El factor trabajo: análisis cuantitativo 59

en 1 960, en un proceso que se acentuará a lo largo de la década con entre ei secundario (40,7 % ) y ei terciario (40,8 % ), con predominio
la expansión de ENSIDESA, la creación de UNINSA, y el impulso de en aquél de la mano de obra fabril (27,3 % de los activos dei mu­
las industrias de transformación. Según fuentes sindicales, en 1 970 nicipio) (véase cuadro 1 0), diez aiíos después v_e rompe� se la c? rre­
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las actividades metalúrgicas (básicas y transformados) daban empleo lación entre ambos sectores a favor de las actividades mdustnales,
a 54 568 trabajadores, distribuidos en 1 936 empresas, que represen­ con fuerte peso entonces -por ei número de trabajadores emplea­
tan ei 68,8% de la mano de obra ocupada en la "industria fabril 39• dos- de los transformados metálicos, construcción y cerámica
El subsector de la construcción, favorecido por la concentración y vidrio.
y expansión urbana de los municipios dei acho asturiano durante la La actividad industrial más destacada en Gijón a comienzos de
etapa dei desarrollismo, atrae igualmente bacia éstos a más de la los aiíos sesenta era ei metal, y dentro de ésta la siderometalurgia,
mitad de sus activos provinciales : ei 58,4% en 1 960, con tendencia representada fundamentalmente por Fábrica Moreda -dedicada a la
a reforzar dicha acumulación en los aiíos siguientes. producción de aceros laminados, trefilería y derivados- que en 1 961
Los concejos de Mieres y Langreo, caracterizados por la activi­ tenía un censo laboral de 2 457 trabajadores 40•
dad minera, han visto disminuir su participación en ei total regional Existían trece fundiciones, cuya producción abastecía al mercado
de activos dei subsector desde 1 960 por efecto de la aplicación de la provincial. La siderúrgica propiciá ei desarrollo de la industria trans­
política de Acción Concertada, que redujo sensiblemente el número formadora y sus derivados. En este grupo de empresas destacan las
de empresas hulleras en las cuencas dei Nalón y Caudal, potencian­ de construcción naval, que disponían de seis diques secos y cinco
do la concentración empresarial, en ei marco dei ya reiterado pro­ astilleros, con un censo laboral de 1 600 trabajadores.
ceso de reestructuración de la industria básica asturiana en los aiíos La fábrica de motocicletas Avello, S. A. tiene un lugar preemi­
sesenta. Dado el peso de estos dos municipios entre los activos mi­ nente en la industria de transformados metálicos de Gijón, con 357
neros regionales, la incidencia de su declinante evolución económica trabajadores, así como La Industria y Laviada (fundición y esmaltes)
se ha dejado sentir en ei conjunto de los municipios dei área estu­ que ocupa a 404 empleados, Industrial Alonso (fundición y � aqui­
diada, reduciéndose la concentración en ésta de la población activa -
naria) con 2 1 7 trabajadores, y Adaro, S. A. (manufacturas metahcas)
minera de la región, que aparece distribuida más equitativamente con 200.
entre las zonas antraciteras (cuenca dei Narcea, en ei interior occi­ En 1968 la importancia de las actividades metálicas, construcción,
dental) y de extracción de otros minerales, metálicos y no metálicos y vidrio y cerámica en Gijón se había consolidado, acaparando ei 45,8,
(zona oriental preferentemente). 26,0 y 26,7% respectivamente de los activos regionales de dichas
Durante ei período 1 950- 1 975 se han producido alteraciones sus­ actividades. En 1 975, ei sector secundario representa ya ei 54,9% de
tanciales en la distribución sectorial y por ramas de la población la población activa gijonesa, seguido del terciario con ei 42,4 (véase
activa de los cinco municipios que venimos estudiando, configurán­ cuadro 1 3 ) .
dose a lo largo de estos aiíos ei carácter socioeconómico de cada uno La definición de Avilés como ciudad netamente industrial, con
de eilos, en función de la evolución seguida. más de la mitad de sus activos en ei sector secundario y ei predo­
Los factores que han propiciado dichos cambios están estrecha­ minio de los trabajos fabriles, se retrotrae a comienzos de la década
mente vinculados al proceso de desarrollo industrial y urbano de la de los cincuenta, tras ei fuerte impulso experimentado por la side­
zona, que, como ya vimos, provocá modificaciones en la localiza­ rometalurgia al eiegirse Avilés como centro de asentamiento de la
ción industrial y en la reasignación sectorial de los activos (véanse factoría de ENSIDESA, empresa que actuará, a su vez, como inductora
cuadros 1 0, 1 1 , 12 y 1 3).
•o La cifra total de activos industriales de Gijón proporcionada por el Informe
Así, Gijón, que en 1 950 reparte por igual ai 80% de sus activos
de la Delegación Sindical de Gijón para 1961, se aproxima � la recogid_a _ en el cua­
39 Véase Consejo Económico Sindical de Asturias, Informe de la situación eco­
- por actlV!dades que
dro 1 1 para 1960, por lo cual resulta indicativa la dJStnbucwn
nómica de la provincia durante el aiío 1 970, Oviedo, 1971. aquí se nos presenta.
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E! factor trabajo: análisis cuantitativo
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CUADRO 1 1 . Distribución sectorial y por ramas de los activos en los municipios dei «acho asturiano», 1 960.

Oviedo A vi/és Gijón Langreo Mieres ASTURIAS

Sectores núm. % núm. % núm. % núm. % núm. % núm. %


PRIMARIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 739 4,2 771 4,6 2 880 6,2 1 18 0,5 84 0,3 1 5 1 665 38,7

SECUNDARIO . . . . . . . . . . . . . 15 670 38,5 10 531 63,3 21 453 46,3 17 054 8 1 ,5 1 7 022 77,6 1 46 4 1 5 37,4
Ext ra ctiva ..... ... .... . . . 1 388 3,4 1 04 0,6 1 975 4,2 7 995 38,2 12 1 48 55,4 54 854 1 4,0
Fab ril. ....................... 8 947 22,0 7 588 45,6 14 830 32,0 7 556 36,1 4 043 1 8,4 65 463 1 6,7
Con stru c. . . . . . . ... . . . . .. . 4 726 1 1 ,6 2 785 1 6, 7 4 292 9,2 1 1 53 5,5 732 3,3 23 428 5,9
Ot ra s ..... ... ... . ..... ..... . 609 1 ,4 54 0,3 356 0,7 350 1 ,6 99 0,4 2 670 0,6

TERCIARIO . . . . . . . . . . . . . . . . 2 1 741 53,5 4 810 28,9 18 934 40,9 2 942 1 4,0 3 800 1 7,3 80 6 1 6 20,6

Ma l e spe ci f. . . . .... . . . . . . 1 471 3,6 514 3,0 3 009 6,5 848 4,0 1 005 4,5 12 42 1 3,1
Q
...

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 0 6 2 1 1 00 1 6 626 1 00 46 276 1 00 20 922 1 00 21 91 1 1 00 "


391 1 1 7

1 00 ;:$
\::!:)
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Fuente: INE, Censo de la población y de las viviendas de Espana, diciembre 1960. Elaboración propia. ;:$
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"'
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CUADRO 1 2 . Distribución sectorial de los activos en los municipios del «acho asturiano» , 1970. \:::1.
I:;>
Sectores Oviedo Avilés Gijón Langreo Mieres c
:4
...

PRIMARIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 1 543 2 233 53 79 ..,...


i:1
I>
SECUNDAR!O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 8 726 1 8 1 88 32 206 13 046 1 3 387
TERCIARIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 1 239 8 363 27 9 1 8 4 501 5 465 I>
�·
;:$
I>.

50 696 27 094 6 2 357 17 600 1 8 93 1



TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . c: ·

I>
Q
Fuente: SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, s.f. (según Censo de 1970). �
�-
�-
c

CUADRO 1 3 . Distribución sectorial de los activos en los municipios dei «acho asturiano•, 1975.

Oviedo A vi/és Gijón Langreo Mieres ASTURIAS

Sectores núm. % núm. % núm. % núm. % núm. % núm. %

PRIMARIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 667 1 ,2 447 1 ,6 2 081 2,6 1 62 0,9 131 0,7 63 526 1 7,7
SECUNDARIO . . . . . . . . . . . . . 1 7 767 33,0 18 344 65,6 43 974 54,9 12 482 73,5 1 1 389 67,7 1 63 929 45,9
TERCIARIO . . . . . . . . . . . . . . . . 35 356 65,7 9 1 58 32,7 34 0 1 3 42,4 4 325 25,4 5 292 3 1 ,5 1 22 7 1 4 34,3

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 79 1 1 00 27 955 1 00 80 070 1 00 1 6 971 1 00 1 6 803 1 00 356 934 1 00

Fuente: INE, Características de la población espaiwla deduridas dei Padrón municipal de habitante>, diciembre 1975. Guillerrno Morales, Industria y espacio
urbano en Avi/és, Gijón, 1982, vol. 1, p. 34. Elaboración propia.
64 Carmen Benito de/ Pozo E/ factor trabajo: análisis cuantitativo 65

dario en la actividad económica general de ambos municípios, y índice de jubilados y pensionistas prematuros, y e� tra� lado d� con­
propiciando el trasvase de trabajadores al sector terciario, así como tingentes obreros a las nuevas áreas de concentraci�n mdustna� .
la ya seiialada pérdida de población en un intenso proceso emigrato­ .
Langreo perdió unos 3 000 puestos de trabaJo en el tnemo
no. 1 968- 1 971, con una disminución global de activos del 1 8,8% entre
La mayor incidencia de la reestructuración hullera entre los ac­ 1960-1 975. Por otra parte, el desarraigo de los trabajadores exceden­
tivos de Mieres deriva de la preeminencia económica del subsector tarios mineros y su traslado a otras zonas tropezaba con el obstáculo
en este concejo. Si, como vimos, en 1950, durante el auge de las de que un 80% eran dueiios de las viviendas que ocupaban. La tasa
explotaciones mineras, casi los dos tercios de los trabajadores de bruta de actividad pasó dei 3 1 ,7% en 1 960 ai 28,2% en 1 975.
Mieres eran mineros , en 1 975, después de la profunda reconversión Mieres sería uno de los concejos mineros más afectados por la
industrial, éstos representan algo menos del 50% . En cifras absolu­ crisis. Desde ei inicio de ésta hasta 1 968 se perdieron unos 5 000
tas, la reestructuración siderúrgica -desmantelamiento de las histó­ puestos de trabajo en las actividades básicas. El número de activos
ricas factorías de Duro Felguera y Fábrica de Mieres- afectaría de descendió de 21 91 1 en 1 960 a 16 803 en 1 975, lo que supone una
modo similar a ambos municípios. reducción del 23,3% en ei mencionado período (véanse cuadros 1 1
Langreo en 1 975 presenta un reparto más equitativo de sus acti­ y 13, pp. 62 y 63), pasando el índice de población activa del 34,1
vos industriales entre los subsectores tradicionales : 28, 1 % en mine­ ai 28,3% 4 1 .
ría y 25,6 en siderometalurgia, situación que ya presentaba en 1 960, Oviedo, centro geográfico dei acho asturiano, presenta en 1 950
aunque con índices porcentuales más elevados (33,8 y 3 8,9% respec­ una situación semejante a la seiialada para Gijón, es decir, una dis­
tivamente). tribución equilibrada de su población activa entre los sectores se­
Es decir, en Langreo la reestructuración de las industrias básicas cundario ( 45,6%) y terciario (48,6% ), con relevancia en aquél de la
no afectó tanto a la distribución interna de la población activa del industria fabril (22%) y la construcción ( 1 6,7%) (véase cuadro 1 0,
secundario como a la pérdida global de trabajadores en el município ; p. 60). Sin embargo, el sector secundario ovetense. está más dive� si­
ciertamente que las actividades terciarias se beneficiaron de la crisis ficado que el de Gijón. En 1 960, y en un p r? ceso mverso al segmdo
de empleo industrial, pero en menor medida que en Mieres. por la villa gijonesa, las actividades terCianas ya ap� ntaban como
La reestructuración sectorial de las ramas productivas más im­ predominantes en la capital, con un 53,5% de l� s activos ove:enses
portantes de la economía asturiana (minería y siderometalurgia), con­ empleados en ellas (véase cuadro 1 1, p. 62). A fmales de la dec� a, �
dicionada, en primer lugar, por una política de concentración en el sector secundario en Oviedo destaca en las ramas de construccwn,
zonas óptimas según su emplazamiento e infraestructura, tuvo pro­ acaparando el 32,7% de los activos regionales dei subse� to�, y de
fundas repercusiones socioeconómicas de signo contrario en las zo­ cerámica y cemento, con el 27,4% de los empleados provmCiales en
nas afectadas, a saber: estas actividades.
En 1 975 la capital había consolidado su carácter terciario como
- La potenciación local del triángulo Oviedo-Gijón-Avilés. centro comercial, administrativo y cultural de la región (65,7% de
- La depresión económica de los concejos de Aller, Langreo y los activos ; v éase cuadro 1 3).
Mieres, que evolucionan del estancamiento a la regresión a lo largo A mediados de los setenta, Oviedo aparece configurada como
de los anos sesenta y comienzos de los setenta. ciudad terciaria, con una población obrera relativamente inferior a
la residente en el resto de los núcleos urbanos asturianos, Y con
Los efectos negativos de dicha reestructuración sobre la pobla­ predomínio de la clase trabajadora en las zonas periféricas que bor-
ción activa de los municípios hulleros se cifran en una disminución
4 1 Véase Delegación Provincial Sindical de Oviedo, Est �io para la reactiv ción
del censo de activos motivada por el cierre de explotaciones mineras
y
� �
no rentables, de un lado, y por la incidencia de las enfermedades desarrollo de Asturias, Oviedo � 9_6 8. En él se recogen smtetlcamente las dotacwnes
profesionales de la minería, de otro. Asimismo, se dio un elevado ;
en infraestructura de estos mumC!pws.
E ! factor trabajo: análisis cuantitativo 67
66 Carmen Benito de! Pozo

dean el núcleo de la ciudad. En Gijón, la población activa se distri­


Il.3. Clasificación profesional de los trabajadores
buye entre el sector servicios y las actividades industriales, con no­
industriales
tabl� d �sarrollo de la siderurgia. Los diferentes grupos profesionales
s� dtstnbuyen formando hábitats fácilmente diferenciables ; la pobla­ La confección del censo laboral regional, su composición y evolu­
_ _
cwn obrera pre� omma en las zonas industrializadas de la periferia
Y en todo el conJUnt� su �urbano ; las áreas que bordean el casco por
ción a lo largo del período 1 940-1 975, resulta de gran interés para
el seguimiento y análisis de la estructura socioprofesional de Astu­
el sur, acogen a los mmtgrantes extrarregionales y a las categorías rias, permitiendo establecer la importancia absoluta y relativa de las
_ _ _ procedentes de las cuencas mineras y otras
profeswnales mas bajas,
zonas de Asturias • 42 distintas categorías profesionales, así como el peso que desde el pun­
to de vista dei empleo tiene cada una de las actividades industriales
Avilés.' que experimentó un rápido e incontrolado crecimiento de la región.
demográftc� r urbanístico a partir de los aiíos cincuenta, presenta Sin embargo, su elaboración ha presentado dificultades por la
un pred�mmw de poblados obreros, debidos tanto a la iniciativa escasez -e incluso inexistencia- de datas, por el carácter parcial
empresanal �estatal o privada) como de organismos públicos, que de éstos y por la discontinuidad cronológica de las fuentes informa­
ponen de reheve su carácter de centro industrial dominado por EN­ tivas, a su vez poco homogéneas dada la diversidad de su proceden­
.
SIDESA e mtegrado por todas aquellas actividades industriales resul­
tado dei eJecto �e arrastre de la factoría estatal siderúrgica 43 •
cia. Por ello, hay que valorar con prevención, desistiendo de afir­
maciones rotundas, las cifras estadísticas presentadas, optando por
Las zonas mmeras de Langreo y Mieres forman una trama con­ una interpretación general y reservada de los datas.
tmua de núc!eos urbanizado s, con una población profesionalmente
.
_ Así, para los aiíos cuarenta sólo disponemos de cifras referidas
muy homogenea, lo que umdo a la pequeiía dimensión de los nú­ al subsector de la construcción, y éstas escasamente desagregadas
cleos r a su an�rquica estructura urbanística, no permite establecer
con mudez la dtferenciación en áreas residenciales 44 •
(véase cuadro 1 4).

CUADRO 1 4. Censo provincial de empresas y trabajadores de la construc­


ción, 1 948.

OBRAS P ÚBLICAS TOTAL


CONSTRUCCJÓN

Empresas Trabajadores Empresas Trabajadores Empresas Trabajadores


. 42 Acerca_ de la evolución demográfica y espacial de Oviedo, véase F. Quirós 27 3 670 340 12 870
Lmar�s : _'' Ov1:do,, en Ge�grafía de Asturias, Salinas, 1 983, vol. 3, cap. n . Un estudio
313 9 200

geograflw mas pormenonzado de Ov1edo en los anos 1940- 1 950 en serg10 · Torne- Fuente: AHP/ AISS-Oviedo, Secretaría General, Informe dei Delegado Provincial Sindical remitido
- dez, _ Ovtedo, la formación de la ciudad burguesa, 1850-1950, Oviedo, 1988.
F ernan
·
ai Servicio Nacional de Encuadramiento y Colocación, Oviedo, 28 de junio de 1948.
Ex1sten reCJentes 1 nvest1�acwnes sobre población, industria y urbanismo en Gijón:
Bert� Lope_ , ob. �lt.

_ ; Fehpe F rnandez
:
_ García, La franja periurbana de Gijón, Gijón,
198 � , Ramon M. Alvargonzalez, Industrza y espacio portuario en Gijón ' 2 vols., De acuerdo con el cuadro 14, en 1 948 había en Asturias 340
GIJon, 1 985.
:: Sobre Avilés, vé�se Guill �rmo Morales Matos, ob. cit., 2 vols. empresas dedicadas a la construcción, aunque de éstas tan sólo el
8% realizan obras públicas, empleando para ello al 28,5% de los
Para Langreo, vease Aladmo Fernández García, ob. cit.; para Mieres, Ramón
, <<MJeres» en Geografía de Asturias' Salinas' 1982 ' vol 2 pp 75- 133 . Una V!SJOn
· · '
Perez,
genera1 de 1 as cara�tensucas
, . . · • ·

socweconómicas de los principales núcleos urbanos a


trabajadores de dicha rama productiva. La mayoría de las empre­
sas constructoras -exactamente 280-- están radicadas en poblacio­
com1enzos de los �nos setenta, en SADEI, Situación actual y perspectivas de desarrollo nes importantes, y las 60 restantes en lugares alejados de los mayores
en Astunas, Madnd, 1973, vol. m, pp. 3 1 0-3 1 3 .
68 Carmen Benito dei Pozo 69
El factor trabajo: análisis cuantitativo

núcleos � e población, manifestando la vinculación de la actividad De acuerdo con el cuadro 1 5 , el mayor número de empre
sas
construcnva al proceso de desarrollo urbanístico -edificación tor del comb ustibl e, apre­
industriales de la región pertenece al subsec
El prome�io de duración de obras en las empresas constru�toras ciándose una elevada concentración laboral en la activid
ad hullera,
era de d?s anos, y en obras públicas de uno, lo que determina la no rebasa n el 37,6% del total
pues si las empresas dedicadas a ésta
temporahdad laboral en el subsector 45. embar go genera n el 94,7% del
de las existentes en el subsector, sin
El primer censo laboral completo de que disponemos correspon­ o empre sarial coexis tiría con unas
empleo del mism o. El minifundism
sarial que
de a 1 954 (véase cuadro 1 5). pocas grandes empresas, configurando una estructura empre
iento autárq uico propu gnado por el
respondería al mode lo de crecim
CUADRO 1 5 . Censo laboral de A sturias, 1954. Régim en duran te las dos prime ras décad as de su existe ncia, pues el
ció la aparic ión de nume rosas peque nas
proteccionismo estata l favore
Trabajadores empresas
empresas que se beneficiaban del auge del subsec tor. Las
fami­
Actividad Empresas Obreros Empleados Total dedicadas a la explotación del carbón de río, de dimen siones
ctiva
liares, son una clara expresión de cómo la marginalidad produ
ilidad,
COMBUSTIBLE
se traduce, en el marco de una economía autárquica, en rentab
a la coyun-
Antracita ..................... 45 1 577 71 1 648 eso sí, bajo el riesgo derivado de su estrecha vinculación
Hulla ··························· 1 07 43 1 72 3 729 46 901
tura.
Coke ........ ................... ad ge-
La construcción es, en estos anos, una importante activid
23 519 39 558
Carbón río .................. 1 09 361 22 383 las de edifica ción­
Subtotal ... .. . . . . . . . .. . . . ... . . . 285 45 629 3 861
neradora de empleo : 1 0 8 empresas -excluídas
49 490 seis anos
y 24 1 07 trabajadores, lo que supone haber duplicado en
dores del subsec tor se de­
METAL su fuerza laboral. El 76,8% de los trabaja
conso lidánd ose, en este sen­
Acero ... .. . . . . ... . . .... . . . . . . . . 7 750 dica a la edificación (véase cuadro 1 5)
Hierro ,,_ ······················ 5 2 296 1 64 2 460 tido, la tenden cia manifiesta en 1 948. La indust ria del cemen to re­
dos empre sas y 561 trabaja dores.
Cinc ..... . .. .. . .. . . . . . . . ... . . . . . 1 1 820 16 1 836 sulta todavía incipiente, con sólo
rial
Cobre ·························· 4 320 6 326 El subsector del metal representa la tercera actividad indust
Subtotal .. . .. .. . . . . . ... . . . . . . . .
de trabaj adores que a ella se dedica n,
10 4 436 1 86 1 2 372 de la región por el número
cabeza de la indust ria fabril. La estruc tura
aunque se encuentra a la
CONSTRUCCI ÓN el censo
Cemento ..................... empresarial es similar a la del combu stible, a pesar de que en
2 481 80 561
recogi das las numer osas peque nas empre sas
Cerámica ..................... 88 2 848
de 1 954 no aparezcan
1 38 2 986 (ferrería,
Vidrio .......................... 18 1 852 1 72 2 024 -muchas de carácter familiar- vinculadas a la metalurgia
la rama
Edificación .................. 17 980 556 18 536 talleres de reparación, construcciones metálicas, etcétera). Es
impor­
Subtotal .. . . . .. . . . . . .... .. . ... . 108 23 161 946 24 1 07 del acero la que proporciona el 62,6% del emple o, con tres
Felgue ­
tantes empresas siderometalúrgicas : Fábrica de Mieres, Duro
ormad os me­
TOTAL ························· 402 73 226 4 993 85 969 ra (Langreo) y Fábrica de Moreda (Gijón ). Los transf
.
tálicos están representados por los astilleros de Gijón y Avilés
''
Nota: Extracción e industria. radica das en Gijón
Fuente: AHPIAISs-Ovie�o, Secretaria General, julio, 1 954; INE, Reseiia estadística de la provincia En hierro destacan las empresas de fundición
de Ovtedo. Ano 1950. Elaborac1ón propia.
de zinc
y Avilés (dond e en 1 955 se crea Inclus a). La producción
Real Comp anía As­
corre a cargo de una sóla empresa, la histór ica
4� AHP/A�ss-Oviedo, Informe dei Delegado Provincial de Sindicatos 'remitido ai de 1 836 trabaj adores ,
turiana de Minas (RCAM ), con una planti lla
· ·
_ NaciOnal de Encuadramiento y Colocación fechado en Ov1"edo a 28 d e JUmo
ServiCIO ' pues hasta 1 957 no se crea Asturiana de Zinc, S. A .
d e 1 948. Como s e observa e n e l cuadro 1 5 , las actividades menc
ionadas
71
70
Carmen Benito de! Pozo El factor trabajo: análisis cuantitativo
(com bust ible, metal y construccián) son
to a la composicián de su fuerza de
neta men te obreras en cuan­ CUADRO 16. Distribución porcentual de la población obrera en el sector
trabajo: el personal obrero industrial, 1965.
representa más del 90% del total emplead
o, con escasas diferencias
subs ectoriales : 96,0 en construccián, 95,2
en metal y 92, 1 % en com­ Personal Personal Personal % obreros
bust ib!e. Por otra parte, ya pusimos de
manifiesto a] analizar Ia evo­ A ctividad de semzcua- no cuali- de! total
luciá n sectorial de los activos, el pred
omínio de los asalariados mi­ oficio lificado ficado empleado
nera s en el conj unto de] sect or. Les segu
irían en 1 954, con un 50% EXTRACTIVA ''· . . . . 50,6 23,2 26,2 85,2
men os de efectivos, los obreros de Ia
construccián -incluídos los METAL . . . . . . . . . . . . . . . 38,5 3 1 ,6 29,9 79,9
trabajadores de cerámíca y vidrio-, y
por últim o, los metalúrgicos, CONSTRUC. '''' 49,5 14,8 35,7 88,5
que sálo alcanzan en esa fecha la mitad
de la fuerza laboral existente OTRAS . . . . . . . . . . . . . . . 52,1 23,0 24,9 83,2
en construccián, y la cuar ta parte resp
ecto al com bust ible.
Minas y canteras.
Un 48,6% dei personal obrero de la construcción es eve� tual.
Diez anos desp ués, la dist ribu ción de] Notas:
emp leo por ram as indu s­ •
triales aparece oste nsib !eme nte mod ifica
Fuente: INE, Informe sobre dinámica de! empleo en 1965. Elaboracwn propta.
da: Ia min ería pier de en e] .
transcurso de 1 964 a 1 965 el pred omí
nio en el conj unto dei sect or
secundaria en cuanto a] volu men de
man o de obra empleada, su
participacián relativa se ha reducido 0 fusián empresarial- íncidió especialmente en las categorí�s m e:10s
a un tercio del total de asala­
cua!ificadas del personal ligado directamente a la produccwn �ve��e
riados; el metal h a pasa do a ocupar el _
prim er puesto, en tanto que
los trabajadores de la construccián -in cuadro 1 7). La situación de HUNOSA en 1 967 es su �amente � Igmfi­
cluídos los de cerámica, vi­
drio y cem ento- constituyen una fuer cativa de las modificaciones operadas en las categonas prof';s1�nales
za labo ral relativamente más
déb il que en 1 954 (el 22,5 %). de las empresas mineras durante estas anos : el personal tecmc� y
administrativo asciende al 1 5 , 1 % de la planull� ; los obr�ros de m­
El incremento de obreros metalúrgico _
s, tanto en la rama de bá­
sicas como de transformad os, y el desc terior representan el 66, 1 , con elevada proporc1án de mmeros cua­
enso de los asalariados mine­
r�s caracterizan el censo labo ra] por lificados (picadores y barrenistas suman el 25,9%), en tanto se pr� ­
actividades a med iado s de los
anos sesenta. duce un descenso relativo de la mano de obra de menor categona
Por grupos profesionales, se aprecian en los trabajos de interior (40, 1 %) y exterior (1 8,7% ).
importantes cam bias en los
tf�s subsectores estudiados (véase cuad En condusián, el ajuste de plantillas operado t �as la re�structu­
Y de
ro 1 6). Así, ei número de
obreros respecto al total de empleados
en cada actividad dism inuy ó ración dei subsector minero consolida un mayor mve� tecmco _
con side rablemente desd e 1 954 a 1 965. _
personal obrero cualificado en los centros d � produccwn. Esta ten­
Esta dism inuc ión ha sido especialmente dencia se venía manifestando desde 1 962 (vease cuadro 1 7) aun ��e
jado res metalúrgicos, don de el personal
inten sa entre los traba­
obrero desc iend e del 95,2 a] su desarrollo se via obstaculizado por factores deriva os de la � ns1s
_

79,9 % dei censo laboral dei subsector estructural, que propiciá Ia pérdída de mineras cua!If� cados de mte­
nece sida d de adap tar Ia com posi ción de
en el período 1 954- 1 965. La
rior por emígracíán, retardando el objetivo empre�anal de ele�ar a �
modernizacián tecnológico iniciado con
las plantillas ai proceso de
la reconversión requería, es­ �
productívídad e incremen �ar l a re��abilida de las mmas de ca:b�n 4 ·

En construcción, Ia dismmucion relauva de obreros es simi!ar a


_
pecialmente en las ramas siderometalú
rgica y de transformados, e] .
incremento de personal cualificado -té Ia registrada en Ia industria extractiva -y en ambos· casos mfenor a
cnicos- redu cién dose , pues ,
en cifras relativas, el núm ero de obre
ros del met al. AI respecto, la
pue sta en func iona mien to de ENSIDESA
constituía un prec eden te del
mencionado proceso de tecnzficación de 46 En Ia Memoria minera de 1964 (AHP/Gobierno Civil), se seõalaba como
plantillas. �na
En min ería, Ia reestructuración hull era de las principales causas dei descenso de la producción en la minería du �ante ese ano,
de plantillas en el sent ido de que Ia redu
afectá a la composicián la escasez de mano de obra especializada, particularmente obreros de mtenor, Y en
ccián de éstas -por cierre concreto picadores.

! I
I I
I
El factor trabajo: análisis cuantitativo 73
72 Carmen Benito dei Pozo
equi­
CUADRO 1 7. Evolución dei personal empleado en la minería de la hulla' del subsector. En las actividades metalúrgicas se da un mayor
;
por categorías profesionales, 1957-1973 (en % ). librio entre las tres categor ías en que se clasific a el person al obrero
ida no es tan elevada como en minería (pi­
la especialización requer
PERSONAL OBRERO
cadore s, barren istas, etc.) pero el mayor grado de tecnificación dei
Técnicos Pica- Resto Total Obreros Total proces o productivo requier e una mano de obra más formad a, de ahí
Anos
yAdvos. dores
Barrenistas
interior interior exterior obreros el alto índice de semicualificados (31 ,6% ) .

El nível de tecnificación de la industria asturiana, entendiendo


a
1 957 4,9 1 9,0 48,7 67,7 27,4 95, 1 como tal el porcentaje de técnicos y cuadros medios, era bajo
1 958 5,7 1 8,6 48,2 66,8 27,5 94,3 mitad de los anos sesenta, pues sólo en las categorías de semicu ali­
1959 6,1 1 9,9 47,1 66,3 26,9 93,9 ficados y cualificados, Asturias se situaba por encima de la media
1 960 6,4 20,0 46,8 66,8 26,8 93,6
nacional 48•
1961 6,2 20,5 47,5 68,0 25,8 93,8

Distribución de los trabajadores industriales por grupos pro-


1 962 7,0 1 9,2 48,2 67,4 25,6 93,0
CUADRO 1 8.
1 963 8,0 1 9,8 46,6 66,4 25,6 92,0
fesionales, 1975.
1 964 10,1 19,1 46,2 65,3 24,6 89,9
Especia- No cuali- Total
A dmvos.
1 965 12,6 20,7 42, 1 62,8
Técnicos
24,6 87,4
1 966 12,8 22,8 42, 1 64,9 22,3 87,2 Actividad listas ficados
1 967''' 15,1 2 1 ,2 4,7 40,1 66, 1 1 8,7 o 84,9
1 968 15,1 1 7, 3 3,7 42,2 63,3 2 1 ,5 84,8 3 118 1 064 1 5 893 12 684 32 759
COMBUSTJBLE . . . . . .
1 969 1 5,6 1 7, 7 3,7 42,5 64,0 20,3 84,3 8 769 5 246 23 232 27 664 64 9 1 1
METAL . . . . . . . . . . . . . . . . .
1 970 1 7,2 1 8,0 3,8 40,5 1 429 1 294 1 0 598 1 1 687 25 008
62,3 20,4 82,7 CONSTRUCCI Ó N" .
1971 1 7,6 1 7,6 3,5 40,7 62,0 20,4 82,4
1 972 1 7, 5 1 9,0 3,7 41 ,o 63,8 1 8,6 82,4 TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 316 7 604 49 723 52 687 122 678
1 973 1 7,7 1 9,0 3,4 4 1 ,3 63,9 1 8,3 82,2
Nota: No incluye cerámica y vidrio, que tienen 7 284 activos.
''

Nota: Desde 1967 los datos se refieren exclusivamente a HUNOSA


dei área, Oviedo, 1976.
•:- Fuente: Consejo Económico-social Sindical, Informe económico-social
Fuente: M. Díaz-Faes, La minería de la hui/a en Asturías, Oviedo, 1979 (según datos de Hunosa). Elaboración propia.

El cuadro 1 8 revela que la distribución de activos industriales por


la del metal. �1 índice de personal obrero sigue siendo, al igual que
grupos profesionales en 1 975 se mantiene sin apenas modificaciones
en 1 954, el mas elevado de los tres subsectores, con la peculiaridad
respecto a la década anterior, habiéndose estabilizado el índice de
de que un 48,6% dei personal es eventual 4 7 .
participación dei personal obrero en el conjunto de empleados en
De acu�rdo con la distribución de obreros por categorías profe­
. los subsectores analizados : 87,2% en el combustible, 78,4 en metal
swnales (vease cuadro 1 6), el mayor índice de cualificación se ob­
y 89, 1 en construcción.
serva en la minería, pues la mitad de la mano de obra está integrada
. (50,6% ), y sólo el 26,2% son obreros no Así pues, el ajuste de plantillas -modificaciones globales y dis-
por P. ersonal de oftao
. tribución interna de los efectivos según categorías profesionales­
cuahficados -ya mencionamos que sobre esta categoría recayeron
efectuado a mediad os de los sesenta, se consolidá a lo largo dei
los efectos de la reducción de plantilla en las empresas hulleras.
decenio siguiente, en relación a la nueva estructura productiva re­
�ntre los obreros de la construcción, un tercio carece de cualifica­ sultante de las adaptaciones sectoriales operadas en la economía as-
ctón (35,7%) y cas � la mitad (49,5 % ) son trabajadores de oficio,

48 Véase SADEI, «Análisis sociológico de las actitudes obreras y empresariales•• en


estando, pues, polanzada entre estas dos categorías la mano de obra
Estudio de reconversión de la mano de obra en Asturias, Oviedo, 1967, voL I.
47 Cf. INE, Informe sobre la dinámica dei empleo en 1965, s.f.
74 Carmen Benito de! Pozo El factor trabajo: análisis cuantitativo 75

turiana a raíz de la puesta en marcha de la Acción Concertada y


posterior proceso de nacionalización de los subsectores hullero
y siderúrgico. OBREROS A CTIVOS %
El cuadro 1 8 confirma, igualmente, la apreciación que para los
Oviedo ............................. 16 571 53 791 30,7
anos sesenta realizábamos respecto a la importancia adquirida por el
Gijón ...................... .... ...... 38 421 80 070 47,9
personal técnico en el subsector del metal tras la introdución de Avilés ............................... 14 41 1 27 955 5 1 ,4
tecnología más avanzada en el proceso productivo de las grandes Mieres .............................. 9 753 16 803 58,0
empresas. Así, la composición de las plantillas de UNINSA y ENSI­ Langreo ............................ 10 693 16 971 62,9
DESA a comienzos de los anos setenta resultan expresivas al respecto:
el nível de empleo obrero era ligeramente inferior a la media del ASTURIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 4 9 1 00 356 934 4 1 ,7
subsector, sobr·e todo en el caso de ENSIDESA que modernizó sus
Fuente: INE, Características de la población espaiiola deducidas dei padrón municipal, diciembre
1975. Elaboración propia.
instalaciones, en tanto que el personal técnico representa más del
20% de la plantilla en ambas empresas, cuando en el total de traba­
jadores metalúrgicos esta categoría no rebasaba el 1 4 % . En resumen, en 1 975 la población obrera industrial constituye la
L a cualificación del personal obrero aparece incrementada e n los mayor fuerza laboral de la región, representando el 4 1 ,7?� d �l total
tres subsectores, y de manera destacada entre los metalúrgicos, pa­ . , de
de activos regionales (véase cuadro 1 9). El mvel de cuahf1cac10n
sando del 38,5% en 1 965 al 45,6 en 1 975. La carencia de datos la mano de obra se fue incrementando a lo largo de la década de los
desagregados para el resto de las categorías obreras en 1 975 no per­ sesenta y princípios de los setenta, aunque resulta inferior a la media
mite matizar si tal incremento se efectúa en detrimento de la mano nacional. Gijón se perfila como el principal núcleo obrero de la
de obra semicualificada o sin cualificación. No obstante, a comien­ província, con 38 421 efectivos, es decir, el 25,7% del total de la
zos de los anos setenta el nível de cualificación de los activos astu­ región, seguido de Oviedo ( 1 1 , 1 %), Avilés (9,6%), L �ngreo (7, 1 % )
rianos resultaba todavía insuficiente. La región ofrecía, respecto a la y Mieres (6,5% ) , aunque siguen siendo los enclaves �meros lo� que
media nacional, una menor proporción de cuadros superiores ( 1 , 1 % ostentan mayor porcentaje de obreros entre sus acuvos: el 58 Yo en
d e los activos regionales frente al 1 ,2% nacional y el 1 ,8 % d e las Mieres y el 62,9 en Langreo ; en los centros siderometalúrgicos de
províncias más desarrolladas), y en concreto de personal técnico su­ .
Gijón y Avilés estos índices son del 47,9 y 5 1 ,4% respec�1vamente.
perior. Asturias se situaba, igualmente, por debajo de las províncias Oviedo aparece como una ciudad terciaria, con una poblaC!Ón obrera
industrializadas en cuanto al número de capataces y obreros cualifi­ relativamente inferior a la residente en el resto de los núcleos urba­
cados, presentando mayor proporción de personal sin cualificar 49• nos del acho asturiano y a la media provincial, pues los obreros
Por otra parte, en Asturias, el bajo nível formativo de la pobla­ industriales no exceden de un tercio de su población activa 5 1 .
ción obrera y el excedente laboral producido por la reestructuración
de la minería crearon un déficit de mano de obra cualificada que
actuará como factor negativo en la atracción de nuevas industrias.
Desde instancias sindicales se abogaba por la intensificación de la
formación profesional entre los jóvenes y la readaptación profesional
de los trabajadores en paro, como medio de paliar los efectos so­ perspectivas de desarrollo económico de la provincia de Oviedo, Oviedo, 1970,
cioeconómicos de los cambios sectoriales 5 0 • pp. 1 33-138.
o1
51 A nivel nacional la población obrera alcanzaba en 1976 la proporc.wn deI 27,6 to
, .

dei total de activos espaiioles : e1 19,4% trabajaba en industnas fabnles; el 7,5 en


49 Cf SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, Oviedo, s.f., p. 52.
construcción y el 0,7 en industrias extractivas. AI respecto véase J. F. Ten�zos, Es­
50 Véase SADEI, «Análisis sociológico», en Situación... , vol. III. Cf Consejo Eco­ tructura de e/ases y conflictos de poder en la Espaiía postfranqutsta, Madnd, 1978,
nómico Sindical Provincial, IV Pleno. Asturias, Oviedo, julio de 1 965; Estructura y pp. 276-278 ss.
3. COYUNTURA Y TRANSFORMACIONES Coyuntura y transformaciones económicas 77
ECONÓMICAS
La actividad industrial y minera impulsada durante los aõ.os
1940-1 950, no tanto por la determinación de crear fuentes de riqueza
estables en la región como por aprovechar las coyunturas favorables
en orden a la obtención de rápidos y pingües beneficias, careció de
una estrategia a largo plazo basada en la reversión a las cuencas
mineras de la renta generada por la propia actividad productiva me­
diante la realización de fuertes inversiones que mejorasen la infra­
estructura existente e impulsasen la industria transformadora, genera­
dora de un mayor VAB y consumidora de productos básicos 2 •
La minería dei carbón y la siderurgia constituyen la base dei proceso El sector industrial asturiano experimentó, en el período
de industrialización asturiano. Su pertenencia ai considerado sector 1 962-1 969, un menor dinamismo en comparación con la evolución
estratégico de la economía nacional ha justificado históricamente el de la industria nacional, pues si en Asturias el crecimiento relativo
intervencionismo estatal en dichas actividades. La especialización de de aquél fue dei 84,2 % , la media nacional se situaba en el 1 60,9 % .
la economía regional en las industrias básicas, potenciadas durante Asimismo, e n 1 962 Asturias aportaba e l 5,5% dei VAB industrial dei
el período autárquico por una política proteccionista que permitía país, descendiendo al 4,2 en 1 969. La crisis de la minería y la redu­
incrementos de producción con mínimas inversiones, hizo rentables cida expansión de la industria transformadora -pese al crecimiento
empresas que tras la liberalización económica mostrarían su incapa­ que presenta en estos aõ.os- serían causa fundamental dei mencio­
cidad para competir en un mercado sin trabas, coadyuvando a la nado retroceso, en gran medida contenido por el desarrollo de me­
crisis estructural, iniciada a comienzos de los aõ.os sesenta, y agudi­ tálicas básicas 3•
zando las deficiencias de una economía escasamente diversificada y En las páginas que siguen se analizarán los cambios acaecidos en
dependiente de los mercados extrarregionales 1 • las principales actividades industriales de la región (hulla y acero)
que modificaron la estructura productiva asturiana en los aõ.os sesenta.
1 E! estudio de! proceso de industrialización asturiano no ha sido objeto de aná­
lisis hasta fechas recientes (véase nota 37 de! capítulo 2), predominando en la biblio­
grafía a! uso las monografías acerca de la historia de la minería o la siderurgia, sin
un tratamiento global de dicho proceso, en atención a los distintos factores socio­ I. LA MINERÍA DE LA HULLA
económicos que han condicionado e! desarrollo de la industria regional. La tesis doe­
tora! de Francisco Erice Sebares, «Burguesía y desarrollo capitalista en la Asturias de! Asturias, principal productora de carbón nacional desde finales dei
siglo XIX•, 4 vols., Universidad de Oviedo, 1988 (inédita), constituye, en este sentido,
una valiosa aportación ai tema, de ineludible consulta. siglo XVIII, se vio favorecida a partir de 1 939 por la política autár­
Algunas de las monografías a que nos referimos son las siguientes: Luis Adaro quica, tendente a consolidar la industria básica. El carbón (princi­
Ruiz Falcó, 175 anos de la siderometalurgia asturiana, Gijón, 1 968 ; Juan Antonio palmente hulla) se convirtió, tras la guerra civil, en fuente energética
Cabezas, Dei martinete ai homo alto. Historia de una siderurgia, Oviedo, 1 975; fundamental para la industria espaõ.ola que, debido al contexto bé-
Manuel Díaz-Faes, La minería de la hui/a en Asturias, Oviedo, 1 979; Pedro Figar,
Informe sobre la industria carbonífera en Asturias, Oviedo, 1962 ; Laureano Pérez
Albendea, «La industria carbonífera espaiwla, y especialmente asturiana, en e! si­ 2 Los numerosos estudios realizados por SADEI y el Consejo Económico Sindical
glo XIX• en BIDEA, Oviedo, 1 982, núm. 1 05-106 (pp. 467-496) y núm. 107 de la Provincia de Oviedo (citados en la bibliografía general) coinciden en seii.alar la
(pp. 875-893). necesidad de corregir estos defectos de la estructura productiva asturiana, a fin de
Por sector estratégico se entiende a las industrias productoras de bienes indispen­ paliar los efectos de la crisis sectorial de los anos sesenta. En el Programa de la
sables, carentes de sustitutivos, en e! consumo o la producción de otros bienes. Por estructuración de la economía asturiana, realizado por SADEI en 1967 de cara a! Se­
ello, las industrias básicas se convertían en principales destinatarias de! apoyo público. gundo Plan de Desarrollo, se afirma que, en este sentido, «ha faltado una acción,
AI respecto, véase Alfonso Novales et ai., La empresa pública industrial en Espana, tanto de poderes públicos y locales como de los grupos empresariales• (p. 38).
Madrid, 1987. 3 Cf SADEI, Situación . . , vol. II, pp. 381 ss.
.
78 Carmen Benito del Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 79

lico internacional, la escasez de divisas, el posterior cerco interna­ carbón que compensan las alzas salariales conseguidas tras las
cional y los propios postulados autárquicos debió recurrir ai abas­ huelgas en la minería; y dos aõos después ( octubre de 1 964), el
tecimiento de materias primas en el mercado nacional. incremento de un 2% dei precio del carbón tiene el objetivo de
contrarrestar los aumentos de salarios fijados en la nueva Ordenanza
Laboral 4•
r.t. El negativo ejecto de los beneficias autárquicos El intervencionismo estatal en el sector minero se afianza con la
constitución en 1 94 1 de la Comisión para la Distribución del Car­
Durante la primera década del franquismo ( 1 939- 1 948) la produc­ bón, organismo que fija a las empresas las zonas de venta y cupos
ción de hulla, que se incrementá de manera continua hasta 1 962, a los distintos consumos. Se establecía, asimismo, el volumen de
mantuvo un ritmo de crecimiento inferior al previsto, debido al bajo producción y los precios de venta dei carbón ( el contrai fue estricto
nível de mecanización de las minas, a las restricciones energéticas, desde 1 940 a 1 948). En abril de 1 948 se permitió un precio diferen­
las deficiencias en los medios de transporte y la escasez de mano de cial -aumento de 1 00 pesetas/tm para la producción que excediese
obra cualificada (personal de arranque). del cupo--, que se incrementa en 1 95 1 (200 pesetas/tm) ; en 1 954 los
No obstante, la iavorable coyuntura permitió durante el período precios varían según tipo de carbón. En 1 955 se concede libertad de
autárquico ese constante aumento de la producción, proliferando el precios para el 25% de la producción, elevándose al 30% al aõo
número de empresas mineras ( en 1 945 se alcanza la cifra récord de siguiente. En 1 959, puesto en marcha el Plan de Estabilización, se
1 2 1 ) de escasa dimensión y de incierta permanencia en la actividad, liberaliza el precio de los granos, manteniendo el contrai sobre los
pues entre 1 946 y 1 9; 1 el número de és tas fluctuó considerablemente. menudos 5 .
En la década de los cuarenta, el empleo en las minas de hulla La histórica intervención pública en la industria dei carbón se ha
creció a un ritmo superior al de la producción, dada la escasa venido efectuando por medio de distintos instrumentos proteccio­
mecanización de las explotaciones, presentando ambas variables in­ nistas, con frecuencia simultaneados, tales como los mencionados
crementos similares en los aõos siguientes (195 1 - 1 957) ai haberse controles de precios, aranceles, contingentes a la importación (me­
introducido algunas mejoras técnicas en los trabajos de arrastre y dida ésta de gran incidencia en la industria hullera asturiana, con una
exterior, y disminuir el número de explotaciones marginales. producción escasamente competitiva por la menor calidad dei carbón
El fomento de la producción hullera, en un marco de explotación y los elevados costas de producción, como veremos más adelante)
basado en la utilización masiva de mano de obra, se realizó mediante subvenciones y, durante la segunda etapa franquista ( aõos 1 960-1 9 70),
incentivos al trabajador: concesión de primas de sobreproducción, la Acción Concertada entre empresas privadas y Administración, y
exclusión del servicio militar a los mineras (1942) ; implantación del la estatalización de esta rama productiva 6.
seguro de silicosis ( 1944); creación de economatos y viviendas obre­
ras, etc. Ahora bien, las mejoras sociales y salariales se hacían reper­
cutir directamente sobre los precios de venta del carbón, con el fin 4 Véase UGT, El fraude de HUNOSA: génesis y desarrollo, Madrid, 1981, pp. 25-34.
de evitar una disminución de los beneficias empresariales. Así, en 5 Sobre la evolución de los precios dei carbón, véase Gabriel Santullano, Historia
1948 se produjo un aumento de 50 pesetas/tm para compensar el de la minería asturiana, Salinas, 1978, pp. 1 82-1 85. La Comisión para la Distribución
sistema de primas de enganche concedidas a los mineras y los estí­ dei Carbón no desaparece hasta 1 964.
6 Una detallada exposición de las distintas formas adoptadas por el intervencio­
mulos a la asistencia laboral; en 1 954, tras decretarse la ampliación nismo estatal en relación a la política dei carbón en e! siglo actual, en Sebastián Coll
de las vacaciones en las minas de carbón y un incremento de 1 0 y Carlos Sudriá, El carbón en Espana, 1 770-1961. Una historia económica, Madrid,
pesetas por tonelada d e hulla lavada, e l precio dei carbón experi­ 1987; ]. A. Vázquez García, La cuestión hullera en Asturias (1918-1935), Oviedo,
mentá una subida de 60-76 pesetas/tm respecto al precio de venta 1985; Ignacio Herrero Garalda, La política dei carbón en Espana, Madrid, 1 944.
Manuel Díaz-Faes, ob. cit., pp. 1 1 8-120, demuestra, en un exhaustivo análisis esta­
anterior; en 1 962 ( el intervencionismo económico continuaba a pesar dístico de la industria hullera durante el período 1 940-1973, cómo e! auge autárquico
de las medidas liberalizadoras) se autorizan subidas en el precio del se encuentra estrechamente vinculado a la limitación de las importaciones de carbón :
80 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 81

Este fuerte intervencionismo pudo haber originado cierta resis­ Las características naturales dei yacimiento carbonífero asturiano
tencia empresarial ante el encorsetamiento de la actividad industrial aparecen descritas en cualquiera de los estudios citados y, por otra
que conllevaba, pero las empresas mineras dispusieron de ventajas, parte, no es éste el lugar apropiado para un detallado análisis de su
tales como preferencias en la limitada importación de maquinaria, configuración, pero una sucinta alusión a ésta se hace imprescindible
mano de obra barata, y mercado sin competencia. Por otra parte, para justificar algunas de las afirmaciones acerca de su rentabilidad
un volumen considerable de la producción se canalizá ai mercado económica 9•
negro -hacia él se dirigía todavía en 1957- 1 959, un 30% de la pro­ Dicho yacimiento está constituído por un conjunto de 40 vetas
ducción- donde se obtenían elevados benefícios que compensaban aprovechables, con una potencia media de 60-70 centímetros (que
las desventajas de una economía intervenida. Fueron las grandes em­ resulta haja respecto a la presentada en las cuencas europeas); su
presas mineras, controladas por la oligarquía financiera -presente formación se encuentra alterada por abundantes falias, esterilidades
también en los sectores consumidores (siderurgia, metalurgia y eléc­ y accidentes de todo tipo, de lo cual se derivan consecuencias que
tricas)- las beneficiarias de dicha política 7• inciden negativamente en la explotación minera, a saber: 1 .' Discon­
El aiío 1 96 1 marca el punto de inflexión en la evolución de la tinuidades de la veta que dificulta (o imposibilita) la mecanización
actividad hullera asturiana. Entre 1 957- 1 961 e! volumen de produc­ del arranque; 2.' El carbón bruto obtenido tiene un elevado conte­
ción de hulla alcanzaba su punto culminante, obteniéndose ese últi­ nido de cenizas, dei orden del 40-50%, que encarece el proceso de
mo aiío casi 8 millones de toneladas, y la participación en la pro­ depuración ; 3 .' Dificultades de entibación de los hastiales, que con­
ducción total nacional más elevada desde 1 941 ; pero el número de lleva un consumo más elevado de madera y mayor riesgo de acci­
empresas dei sector cae drásticamente desde 1 959 y las plantillas dentes ; y 4.' Elevada proporción de menudos y finos, con la consi­
comienzan a disminuir, en un proceso de regresión económica sec­ guiente depreciación dei valor de venta. Además, gran proporción
torial irreversible. E! incremento de la productividad que se registra de capas tienen pronunciados cruzamientos que suponen una difi­
entre 1 959 y 1 96 7 responde a los efectos de la disminución de plan­ cu!tad suplementaria para la mecanización e incrementa el riesgo de
tillas y no a mejoras derivadas de mayores inversiones. La crisis era accidentes.
latente a finales de los anos cincuenta 8• Dentro de la cuenca central asturiana se obtienen carbones co­
quizables -directa o casi directamente- en las minas de Mieres,
éstas representaban un 1 5-20% dei consumo antes de la guerra, un I% entre 1 940- 1947
Turón, Figaredo, Riosa y alto Nalón. Sin embargo, la presencia de
y menos dei I O% en 1948-1 959. azufre y fósforo por encima dei óptimo deseable obliga a la impor­
7 La actitud empresarial hacia el intervencionismo en la industria (aspecto éste tación de cierta cantidad de carbones con bajo contenido de azufre
todavía parcialmente estudiado) presenta matices bien distintos según sectores pro­ cuya mezcla reduzca el contenido total.
ductivos. Así, si el empresariado hullero asturiano se mostraba más que complacido Otras cuencas son las de Quirós y Teverga (de menores posibi­
con tal política, los industriales catalanes ya clamaban a finales de los anos cuarenta
por una mayor liberalización de la economía (véase ai respecto C. Molinero y P. lidades) y el rico yacimiento de La Camocha, en Gijón. En la zona
Y sas, «Los industriales catalanes durante el franquismo» en Revista de Historia Eco­
nómica, ano Vlll, núm. I , 1 990, pp. 105-129).
Pedro Figar, ob. cit., evalúa las diferencias existentes entre los precios oficiales de deducir e] baio nivel inversor: así, un 30% dei equipo de la industria carbonera en
anos, y el IS% más de 40 anos (UGT, ob cit., pp. 34-35). Por otra parte, sorprende
venta de carbón y los alcanzados en el mercado negro: así, v.gr., en 1 957 e1 precio Espana tenía menos de diez anos, otro 30% entre 1 0-20 anos, un 25% entre 20-30
dei menudo asignado a los cupos (en teoría, el 70% de la producción) era de 322
pesetas/tm, cotizándose en el mercado libre a 800 pesetas. saber que la S. M. Duro Felguera -primera de las empresas mineras asturianas­
En UGT, E/ fraude ... , dei cuadro 5 (p. 22), pp. 73-76 y anexo 2 pueden inferirse entre 1 938 y 1 957 realizó inversiones por valor de 241 millones de pesetas, es decir,
las vinculaciones entre el sector bancaria y los intereses mineros y siderúrgicos antes una media de 8 pesetas por tm, cuando la media europea era superior a I , I O dólares
y después de la constitución de HUNOSA. (ai respecto véase M. Díaz-Faes, ob. cit., p. 1 26 y apêndice núm. 28).
8 Desconocemos las cifras referidas a las inversiones realizadas en el sector por 9 En SADEI, Programa ... pp. 1 8-19 se recogen de forma sintética pero precisa los

no disponer de las Memorias de las distintas empresas ni documentación ai respecto, datas técnicos dei yacimiento carbonífero de la región; también expuestos sucinta­
pero dei grado de obsolencia de las instalaciones y equipo existente en 1964, podemos mente en S. Coll y C. Sudriá, ob. cit., pp. 93- 102.
82 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 83

occidental de Asturias existen, junto a la antracita, algunos yacimien­ de hulla, reforzando su participación en la cuota dei mercado hullero
tos hulleros. a lo largo de la década.
Dadas las dificultades mencionadas, la mecanización y automati­ La puesta en práctica dei Plan de Estabilización incrementó l �s
zación de las minas asturianas resultaba problemática. Dicha meca­ importaciones de carbón extranjero (sobre todo hullas de coq� e SI­
nización se inició en Espana en cuanto fue posible la importación derúrgico), procedente mayoritariamente de EE UU y Poloma; el
de equipos extranjeros o su fabricación bajo licencia (vagonetas GHH carbón europeo no compite con el asturiano en los puertos de la
por la Sociedad Industrial Asturiana; cuadros metálicos por S. M. región, pero sí lo hace el americano, que entra sin arancel, con bai os
Duro Felguera, etc.), estancándose a raíz de la crisis de castos de contenidos de azufre y fósforo y sin necesidad de mezcla; su meJOr
1 96 1 - 1 964 que dio lugar a una progresiva descapitalización de las calidad y menor precio puso a la industria hullera asturiana ante el
empresas (con algunas excepciones, como Minas Rios a, propiedad
del INI) 1 0•
reto de la competitividad. La modernización de la estructura pro­
ductiva era la única alternativa para la supervivencia dei subsector,
3
El deficiente nivel de mecanización de las minas espanolas, si nos necesaria tanto por motivos económicos como sociales 1 .
atenemos al índice más habitual que se utiliza para su análisis, es Así pues, si en el conjunto de la economía nacional, el Plan de
decir, el rendimiento expresado en kg/jornal trabajo, queda en evi­ Estabilización mostró a corto plazo los efectos saneadores de tal
dencia al considerar que el rendimiento en 1 965 de las empresas con política (véase capítulo 1 , apartado 2), su ap!ica�i ón en un sector �o n
mejor estructura era similar al presentado en las minas belgas (país . - ba1a _ producttvt­.
europeo con unos yacimientos semejantes a los espanoles) en 1 954 1 1 .
graves deficiencias estructurales (descapttaltzacwn,
dad y elevados costes de producción) no hizo más � ue desvelar la
En cuanto al mercado de la producción hullera, Asturias man­ _ .
precariedad de una industria hullera sostenida con cntenos propws
tiene una fuerte dependencia dei mercado extrarregional: en 1 957 la de un dirigismo económico que se desmoronaba y en un contexto
província consumía el 34,2% dei total producido (doméstico e in­ general de renovación de las tradicionales fuentes energétic�s. La
dustrial), aunque en éste sentido, el autoconsumo mantuvo una ten­ explotación carbonífera como principal fuente generadora de nqueza
dencia creciente entre 1 940-1 975, siendo ENSIDESA y las centrales
térmicas las principales consumidoras regionales de hulla 1 2 •
en la región se debilitó, pasando de aportar el 3 1 ,6% dei valor ana­
dido bruto industrial en 1 962 ai 1 3 ,9 en 1 969.
A nivel nacional, se constata una progresiva configuración dei
mercado en torno a estas dos actividades consumidoras de carbón:
si en 1 940-1 950 el mayor suministro de hulla se canaliza hacia los 1.2. La reestructuración sectorial: entre la acción
ferrocarriles (21 -22% dei consumo), seguido de la industria siderúr­ concertada y la nacionalización forzada
gica (18%) y navegación ( 1 4,8% en 1 940); la utilización dei carbón
en la generación de energía eléctrica (centrales térmicas) se incremen­ La crisis de la minería dei carbón, que no es exclusiva de la región
ta de manera notable a partir de 1 950, de modo que en 1 960 es la asturiana sino que se plantea a escala internacional provocada � or la
segunda actividad industrial -detrás de la siderurgia- consumidora competencia de otros productos energéticos -petróleo, gas, htdr� ­
electricidad y energía nuclear- adquiere en Asturias, por las condi­
ciones mencionadas, mayor gravedad, requiriendo por parte dei Go-
1°Cf SADEI, Programa.. . , p. 19.
11Véase SADEI, Programa... , p. 23. Considérese, asimismo, que la jornada belga
1 3 La evolución de las importaciones de carbón en e! período 1 93 8-1973
era de 40 horas semanales (8 horas cinco días por semana) como promedio, frente a
�uede
las 42 horas (7 horas, seis días por semana) en Espana.
12 Una exposición pormenorizada de la cuestión en M. Díaz-Faes, ob. cit.,
seguirse en M. Díaz-Faes, ob. cit., apén.dice 1 7, p. 21 1 . Desd� 1962, las .tmportacwnes
se incrementaron espectacularmente: st en 1 960 e! porcenta)e de �_ stas respec�o a la
pp. 56-59. AI respecto, e! citado estudio dei SADEI afirmaba: «Es dei mayor interés, -
oferta total de hulla era dei 3%, en 1 962 asciende ai 1 3,2, mantemendose el mvel de
para e! porvenir dei sector hullero, que pueda garantizarse, en e! plazo más breve importaciones en torno a este porcentaje en aiios sucesivos. Cf UGT, El fraude de
HUNOSA . .. , p. 37; SADEI, Programa . .. , p. 36.
posible, e! funcionamiento de base de las térmicas de bocamina» (p. 27).
84 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 85

bierno la adopción de medidas a corto y largo plazo tendentes a La Administración otorgaba, a cambio de las obligaciones con­
corregir las deficiencias sectoriales . En este contexto se sitúa la Ac­ traídas por las empresas concertadas, los siguientes beneficias :
ción Concertada entre la Administración y las empresas hulleras pri­
vadas, cuyas Bases, previstas en la misma Ley que en 28 de diciem­ - Régimen de ayuda a la minería, de cuatro aiíos de duración
bre de 1 963 aprobó el Primer Plan de Desarrollo ( 1 964-1 967), no ( 1964-67), que comprendía, en función de las producciones alcanza­
entran en vigor hasta el 30 de marzo de 1 965 (finalizando el 3 1 de das, incremento del precio de los carbones sometidos a tasa y una
diciembre de 1 973 ). compensación adicional.
Según las previsiones dei Primer Plan, durante los aõos 1 964-1 966 - Crédito oficial de hasta un 70% de las inversiones proyecta­
debían haberse concedido créditos por valor de 1 2 1 5,5 millones de das, al 6,5% de interés y a devolver entre los aõos séptimo y decimo­
pesetas, haciéndose efectivo tan sólo el 55,6% (es decir, 676,5 mi­ sexto.
llones). Como paliativo a la lentitud en la tramitación de éstos, el - Facilidades complementarias : absorción de ampliaciones de
Gobierno recurrió a otros mecanismos de ayuda al capital privado : capital por el Instituto de Crédito a Medio y Largo Plazo ; reduc­
el Fondo de Fomento de la Minería de la Hulla (abril de 1 965 ), ciones fiscales ; expropiación forzosa; ayudas para ingeniería contra­
dotado de 1 591 millones de pesetas a repartir en cuatro aiíos ; y tada y labores de investigación, etcétera 1 5 •
subvenciones y primas (junio de 1 966) por valor de 2 363 millones
de � esetas. �odas estas cantidades estaban destinadas a compensar En los tres meses de plazo concedidos a las empresas para la
subtdas salanales, en el marco de la política -ya comentada- de presentación de proyectos de concertación, la Administración reci­
apoyo a la empresa privada mediante el aligeramiento de los costos bió, a nivel nacional, un total de 80 que venían a cubrir el 93% de
del factor trabajo. la producción total. El excesivo número de proyectos ponía de ma­
Respecto a la producción hullera prevista, el grado de cumpli­ nifiesto que individualmente no se alcanzaría una de las aspiraciones
miento dei Plan fue del 79,29% en 1 964, del 80,69 en 1 965 y del clave de la concertación, cual era conseguir una mayor integración
68,53 en 1 967, el más bajo en relación a otros sectores energéticos 1 4 . empresarial. Por ello, el Gobierno trató de imponer un sistema de
Los objetivos de la Acción Concertada en el subsector de la hulla integraciones que redujese considerablemente el número de solicitu­
eran los siguientes : des . Así, fueron aceptados algunos proyectos de medianas empresas,
rechazados otros de pequenas minas y devueltos otros de grandes y
- Aumentar la producción en un 20% en el plazo del concierto. medianas coo la recomendación de estudiar posibles agrupaciones 1 6 .
- Incrementar la productividad hasta alcanzar un rendimiento Entre este último grupo de empresas estaban S. M. Duro Fel­
de 1 1 00 kg jornada/hombre. guera, Fábrica de Mieres, Industrial Asturiana Sta. Bárbara, Hullera
- Lavaderos con rendimientos orgánicos no inferiores ai 90% .
- Conseguir una estructura sectorial integrada por unidades de
explotación, coo una capacidad de producción bruta anual no infe­ 15 Los objetivos e instrumentos de la Acción Concertada en la minería de la hulla
rior a 1 50 000 tm y reservas suficientes para permitir una amortiza­ se encuentran recogidos en la bibliografía sobre e! tema que venimos citando. Una
exposición más técnica en SADEI, Programa . . , pp. 39 ss.; una valoración oficial y más
.

ción de 75 ptas/tm. política en Consejo Económico Sindical de la Provincia, Estructura y perspectivas de


- Mejorar las retribuciones al trabajo y ai capital. desarrollo económico de la provincia de Oviedo, Oviedo, 1 970, pp. 190 ss.
El Grupo Nacional de Hulla, convocado por e! Sindicato Nacional, ofreció su
colaboración para e! desarrollo de la concertación, siempre que se tuviese en consi­
deración la participación de los trabajadores (jurados de empresa) y los intereses de
éstos no se vieran lesionados en temas como e! reajuste de plantillas, promoción
14 La descripción de las previsiones y realizaciones del Primer Plan, en UGT, ob. social, vivienda, economatos y jornada laboral (AHPIAISS-Riosa, caja núm. 9282).
16
cit., pp. 45-47. Los datos salariales de la Ordenanza Hullera, en SADEI, Programa.. . , Cf SADEI, Programa... , pp. 39-40 y Consejo Económico Sindical de la Provin­
P· 4 1 . .
cia, Estructura . . , pp. 1 90-191 .
86 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 87

Espaiíola, y Carbones Asturianos. Respecto a las cuatro primeras, dei subsector de la hulla alentando la concentración de empresas
existió el proyecto en 1 966 de concentración y posterior constitu­ privadas en torno al proyecto HENOSA -lo que debe valorarse como
ción de una nueva Sociedad, Hulleras y Energías dei Norte, S. A. un fracaso de la Acción Concertada en este ámbito de actuación­
(HENOSA), de carácter mixto, con el 50% dei capital suscrito por e! la estrategia de las empresas hulleras se dirigió a la transferencia al
Estado. La finalidad de esta empresa sería la explotación conjunta sector público de aquellos negocias poco lucrativos, una vez que la
de minas y centrales térmicas, con previsibles elevados benefícios tasa de ganancia entraba en fase decreciente y se incrementaba el
que -en buena lógica capitalista- las empresas privadas no acce­ riesgo de acumulación de pérdidas. Así, apoyándose en e! principio
derían a compartir. de subsidiariedad de la empresa pública respecto a la iniciativa pri­
vada y utilizando la fórmula de la socialización de pérdidas, el sub­
Lo cierto es qu e esta em presa n o se v io m ateriali zada y e! m otiv o, a pesar sector hullero asturiano pasaba a manos dei Estado por Decreto de
dei sil en ci o tan to ofi ci al com o de fu en tes em presari al es, bi en podríam os 9 de marzo de 1 967: había nacido HUNOSA.
en con traria en la propi a reacción de l os g ru pos f in an ci eros oponi én dose Hulleras dei Norte, S. A. ( HUNOSA) se constituyó con un capital
rápi dam en te a qu e las cen tral es term oel éctri cas pasasen a con trai de la pre­ social de 3 380 millones de pesetas, con una participación dei INI dei
ten di da soci edad, dado qu e los b en efi ci as g en erados por éstas ai di spon er
de un a m ateri a pri m a in situ y a un os preci os políti cos mu y por deb ajo de 76,97%. Entre las empresas incorporadas a HUNOSA, algunas esta­
su coste, con sti tu ían un a fu en te de acumul ación de la qu e la ini ci ativ a pri ­ ban orientadas fundamentalmente a la siderurgia (Duro Felguera,
v ada n o estab a di spu esta a despren derse 1 7 • Fábrica de Mieres e Industrial Asturiana), otras eran exclusivamente
mineras (Hullera Espaiíola) y finalmente, Carbones Asturianos y
A lo largo dei mes de junio de 1 966 se fue conociendo la relación Nueva Montaiía Quijano representan intereses hulleros de empresas
de empresas concertables y no concertables. Las primeras comenza­ de otras actividades 1 9 .
ron a firmar sus Actas con la Administración a partir de esa fecha El proceso de integración de empresas privadas en HUNOSA no
(en Asturias, un total de 1 7 empresas) y las segundas (un total de se cerró hasta 1 970, llegando a agrupar a un total de 18 entidades.
24) emprendían el inevitable proceso de reestructuración que, en su Las sucesivas incorporaciones se realizaron según e1 calendario si­
caso, dada la dificultad de su integración productiva, el sistema de guiente:
subvención estatal decreciente aplicado y e1 incremento de cargas
salariales derivado de la nueva Ordenanza Hullera, les abocaba al 1 .o de julio de 1 968 : Carbones La Nueva
cierre de explotaciones o, en e! mejor de los casos, a la tramitación Hulleras de Veguín y Olloniego
de expedientes de regulación de empleo 1 8 • Hulleras dei Turón
Tras e! fallido intento dei Gobierno de evitar la nacionalización 1 . o de enero de 1 969 : Minas de Langreo y Siero
1 ." de marzo de 1 969 : Minas Tres Amigos
1 ." de abril de 1 969: Carbones de Langreo
17 UGT, ob. cit., p. 72. Nespral y Cía.
18 Las empresas no concertadas pueden clasificarse en dos grupos: empresas de 1. o de julio de 1 969 : Minas de Riosa
cierta importancia en la explotación minera, tales como Cementos Fradera, Pozo San Joaquín Velasco y Cía (Coto Musel)
Vicente, Mina Ortiz Sobrinos y Mina Vicentina; y empresas con explotaciones oca­ 1 8 de diciembre de 1 969 :
sionales o macizos marginales de dimensión insuficiente desde el punto de vista técnico. Minas La Encarnada
La bibliografía disponible no suele aludir a este tipo de empresas no concertables,
por lo que los datas económicos a ellas referidos nos son desconocidos. Las escasas Sólo tres de las dieciocho grandes empresas hulleras asturianas
referencias proceden dei citado estudio de SADE!, Programa ... , p. 44. Fuentes sindica­ quedaron, pues, al margen dei sector público: Minas Figaredo, Sol-
les (AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de! Combustible, 1965) aportan relación de empresas
mineras que presentaron proyecto para acogerse a la Acción Concertada, distinguien­
do aquellas que, con fecha de 10 julio de 1 965, debían modificar el proyecto (siete);
las aceptadas (veinte) y las rechazadas (cuarenta). 19 Datas tomados de SADEI, Programa. . . , p. 4 1 .
88 Carmen Benito de/ Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 89

vay y Cía. y S. A. Felgueroso (absorbida por la Minero Siderúrgica Sin embargo, el cumplimiento dei Plan hasta 1 975 dejó mucho
de Ponferrada en junio de 1 966) 2 0• que desear, constituyendo un absoluto fracaso en cuanto a produc­
El proceso de adquisición y valoración de las empresas integradas ción y rendimientos, que en vez de aumentar disminuyeron (y a un
en HUNOSA se realizó con tal discreción por parte de la Comisión ritmo mayor a partir de 1 973). El carbón de coque se incrementá
Interministerial creada al efecto, que no es posible su análisis con en tan sólo algo más de la mitad de lo previsto, siendo la reducción
un mínimo de ri �or, dada la escasa y parcial documentación cono­ de plantillas el único parámetro cuya evolución se ajustó al Plan,
cida al respecto. Esta se limita a las valoraciones de activos y pasivos pues en el aspecto financiem éste quedó completamente desbordado :
de las empresas integradas y a los valores fijados por la Comisión las pérdidas ya alcanzaban un valor de 25 1 6 1 , 1 millones de pesetas
Interministerial, desconociéndose, asimismo, los criterios aplicados cuatro aõos antes de finalizado el Plan y las subvenciones recibidas
por ésta. La bibliografía sobre el tema coincide en seõalar que hubo ascendían a 22 1 70 millones 22 .
una sobrevaloración de los activos y un elevado pasivo que despierta En cuanto a los planes generales de desarrollo, el Segundo Plan
la sospecha de que <<el INI ha sido víctima y cómplice de colosales estableció para la hulla un objetivo de producción de 1 1 millones de
engaõos por parte de los empresarios hulleros a la hora de adquirir tm para 1 971 , alcanzándose 7,8 millones ( el 71 % de lo previsto), y
sus minas. Muchas de las sociedades agrupadas inventariaron mate­ un rendimiento de 1 1 00 kg/jornada que en la práctica llegó a 877
rial inexistente y obsoleto y valoraron como materiales nuevos aque­ kg/jornada (el 79,72% ). De lo que se concluye que, si bien los ob­
llos que estaban destinados a chatarra» 2 1 • jetivos quedaron recortados, se consiguieron mejores resultados que
Cumplicia la fase de integración empresarial, los primeros aõos durante el Primer Plan. No por ello la patronal minera asturiana se
de funcionamiento de HUNOSA se caracterizan por una sucesiva acu­ dio por satisfecha, manifestando abiertamente su disconformidad con
mulación de pérdidas que obligan a reducir el capital a cero y rea­ la política hullera dei Gobierno, a la que calificaba de <<abandonista>>,
lizar una nueva suscripción entre los socios. Dadas las escasas pers­ y exigiendo una <<reconsideración de todos los planes que supongan
pectivas de ganancias, los accionistas privados se retiran y el INI se pasos atrás en nuestra industria minera dei carbón>> 2 3 •
queda con la totalidad de las acciones. La transferencia al Estado dei En general, el sistemático incumplimiento de los planes anterio­
dudoso negocio hullero estaba consumada. res -y no sólo en la industria hullera, como vimos en la parte
En 1 969 se elaboró el Plan de Reestructuración de HUNOSA, con correspondiente dei capítulo 1 , aunque aquí los desajustes entre pro­
una proyección de diez aõos. En él se preveía incrementar la pro­ yecciones/realizaciones fuesen más acentuados- indujo a los gesto­
ducción en un 40,2 % , reducir las plantillas en un 27,3% , elevar el res de la economía nacional a la elaboración, en el marco dei Tercer
rendimiento en un 6,5% anual acumulativo, así como, en el período Plan de Desarrollo, de un Plan Nacional de la Minería ( 1 97 1 - 1 980)
1 969-1 979, realizar una inversión de 8 365 millones de pesetas, fi­ cuyos objetivos en cuanto a producción mantuvieron mayor corre­
nanciar unas pérdidas de 9 900 millones (ambos conceptos suponen lación con las posibilidades reales dei subsector, por lo menos en lo
un desembolso total de 1 8 265 millones de pesetas) y convertir a que respecta al período 1 972- 1 975 24•
HUNOSA en principal suministradora de carbón siderúrgico (que dei
55% de la producción total pasaría a representar el 80% ).

22
Para completar el somero balance que ofrecemos dei Plan de Reestructuración

21
Cf UGT, oh. cit., cuadro núm. 46, p. 82. de HUNOSA en cifras, véase UGT, oh. cit., pp. 88-95.
Dicha documentación está reproducida en M. Díaz-Faes, oh. cit., apêndice 36, 2 3 La valoración de los planes, cf en UGT, oh. cit., p. 48. La postura de la patronal

p. 230 y en UGT, oh. cit., cuadros 43 y 44 (pp. 79-80). El total de activos ascendía a minera asturiana en AHP/AISS-Oviedo, Secretaría, «Informe emitido por la Câmara
7 147 millones de pesetas, y el pasivo a 5 884 millones; el valor fijado por la Comisión Oficial Minera de Asturias, 1 971 >> (material sin clasificar).
fue de 6 378 millones de pesetas; el inmovilizado suponía 454 millones, e1 activo 24 En el subsector de la hulla, el cumplimiento dei Plan en dichos aiios fue,

circulante 322 millones y la cuenta corriente presentaba un balance negativo cifrado porcentualmente, el siguiente: 1 972, 95% ; 1 973, 78% ; 1974, 8 1 % ; y 1975, 79% .
en 8 millones de pesetas. La cita en UGT, oh. cit., p. 8 1 . Datos tomados d e UGT, ob. cit., cuadro núm. 32, p. 5 1 .
90 Carmen Benito del Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 91

CUADRO 20. Expedientes de regulación de empleo presentados por empre­


1.3. Incidencia de la crisis en el empleo sas extractivas hulleras entre 1963 y 1975.

AI margen de los problemas estrictamente económicos, el proceso Núm. de expedientes ,,_ Afectados
de reestructuración de la minería de la hulla produjo un fuerte im­ Cierre Reestr. Total Despido jubil. Susp. Trasl. ''_,,_
pacto laboral, consecuencia de los numerosos cierres (totales y par­ 1 963 10 lO 209 36 1 75
ciales) de explotaciones y de los considerables recortes de plantilla 1 964 14 2 16 891 1 2• 334
efectuados tanto por empresas concertadas y no concertadas, como 1 965 6 5 11 590 245• 238
por HUNOSA. 1 966 34 8 42 1 1 39 24• 732 330
El análisis de los expedientes de regulación de empleo tramitados 1967 20 2 22 I 068 4• 40 350
por la Delegación Provincial de Trabajo hace posible un seguimiento 1 968 8 4 12 254 603 . 93 1 092
1 969 9 1 10 39 1 475 39 806
puntual y exhaustivo de las empresas y trabajadores afectados. La
1 970 3 3 228
cuantificación de los datos apartados ha permitido la elaboración del 1971 7 8 14 1 019
IS
cuadro 20, que resulta sumamente expresivo dei carácter de la re­ 1 972 6 21 1 92 1 431 107 1 202
conversión en el subsector de la hulla: más de la mitad de los expe­ 1 973 9 1 10 40 148 4
dientes de regulación de empleo tramitados y aprobados por la au­ 1974 1 28
toridad laboral competente (Delegación de Trabajo) entre 1 963 y 1 975 14
1 975 corresponden a los cuatro aõos subsiguientes al plan de con­
certación hullera ( 1 966-69) y el 8 1 ,4% de ellos afectan a cierres to­ TOTAL 1 36 31 167 4 436 3 794 1 223 5 792
tales o parciales de explotaciones mineras .
Notas: •:- No incluímos las solicitudes de cierres temporales por averías o dificultades climatoló­

Aunque en este cuadro no se refleje, las pequeõas empresas gicas y por conflictos colectivos.
dedicadas al aprovechamiento del carbón de río, lavado de hulla y ,,_,,_ Y otras modificaciones de] contrato.
' Estos afectados han sido desagregados de los incluídos en los respectivos expedientes
escombros --con estructura mayoritariamente familiar- se vieron de reducción de plantillas como despedidos.
indirectamente afectadas por la disminución de explotaciones mine­ Fuente: Delegación Provincial de Trabajo, Expedientes de reestructuración de plantillas, arios 1963
ras : en el período 1 963- 1 975, relacionados con estas actividades, se a 1975. Elaboración propia.
presentaron 29 expedientes de cierre y tres de reducción de plantilla
que ocasionaron 147 despidos y 41 suspensiones temporales de con­
tratos; los motivos alegados eran la escasa rentabilidad dei negocio dicha sociedad presentó expediente de crisis en marzo de 1 967 soli­
o la falta de materia prima (hulla). citando el cierre total de sus minas de hulla (ubicadas en Laviana) y
Los cierres de minas producidos durante 1 966-1 967 (que repre­ la rescisión de contrato a los 379 trabajadores de plantilla, dado que
sentan nada menos que el 39,7% de todos los realizados en el pe­ el elevado costo de su producción le cerraba el acceso al mercado
ríodo 1 963-1975) corresponden mayoritariamente a empresas no con­ de consumo siderúrgico y térmico, <<no obstante ser la exclusión dei
certadas, en tanto que las firmantes de actas de concertación venían régimen de concierto factor transcendental en la grave situación que
efectuando cierres de explotaciones <<por escasa o nula rentabilidad>> padecemos>> y
de forma escalonada desde 1 963. El agotamiento de las capas de
hulla y la falta de recursos económicos para mantener en activo la [ . . .] llam ém os la a nóma la , s it ua cw n en q ue nos encont ram os resp ect o a la
a yuda q ue la Admi nis tra ció n ha v enid o p res ta ndo a es tas m inas. E n nuest ro
explotación -ai quedar excluídas de las ayudas estatales- son los cas o s e da la pa rad oja , trist em ent e curiosa, d e q ue la p rima q ue la emp resa
principales motivos de cierre esgrimidos por las empresas no concer­ viene satis fa ci end o ai p ers ona l en v irtud d ei D ecret o d e 22 d e ma yo d e 1 962
tadas. ha s id o y vi ene si end o sa tisf echa s ob re la tota lidad d e la p rod ucció n b ruta ,
El caso de Cementos Fradera resulta paradigmático al respecto : lo mism o q ue ocurre con la d e 20 pta , con nuest ra cont rib ució n a la Caja
92 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 93

d e Jub ila cion es y Subs id ios d e la Min ería y el cum pl im ien to d e nu es tros a trabajadores de empresas no concertadas que atraviesan por difi­
d eb eres f is ca les , la a yuda qu e s e v ien e recib iendo d e la Adm in ist ra ción es cultades económicas coyunturales ( disminución de la fertilidad de las
so lam en te d ei 50% po r tra ta rs e d e ca rbon es no lavados 25• capas en explotación, acumulación de stocks, etcétera). En 1 966 se
registra una elevada cifra de suspensiones dado que, a comienzo de
En este sentido, se constata que las medidas de reestructuración los cierres, una parte importante de los trabajadores afectados tenía
tendentes al saneamiento de la industria extractiva hullera mediante expectativas de recolocación laboral en otras empresas, por lo cual
la clausura de minas marginales y de escasa rentabilidad -comen­ no se les rescindía el contrato. Tal es el caso de la plantilla de Minas
tadas en el apartado anterior- surtieron efecto. El paso siguiente Escobio: de 264 mineros con suspensión temporal de contrato, los
sería la concentración empresarial y el reajuste interno de las grandes 1 90 de interior fueron transferidos a S. M. Duro Felguera; en 1 967
y medianas empresas ; el instrumento utilizado entonces fue la rees­ la empresa Ortiz Sobrinos trasladó a 1 49 de sus 1 60 trabajadores (el
tructuración de plantillas. La escasa importancia relativa del número resto fue despedido con anterioridad) a Fábrica de Mieres 26•
de expedientes tramitados por tal motivo es consecuencia directa de En empresas concertadas, las suspensiones obedecían, por lo ge­
las pocas empresas hulleras resultantes de esta segunda fase del pro­ neral, a cierres parciales, de modo que los afectados permanecían en
ceso reestructurador. espera de reiniciación de las labores o reajustes de plantilla que per­
Ahora bien, si el balance de 1 36 cierres de exploraciones hulleras mitieran su incorporación activa.
en doce aiíos y en un ámbito espacial muy reducido -circunscrito En cuanto a traslados y modificaciones de contrato (és tas son
prácticamente a las cuencas del Nalón, Caudal y Aller- nos apro­ escasas), con anterioridad a 1 967, el 7 1 ,3 % de los afectados perte­
xima a la gravedad económica del problema minero en Asturias, la necía a las grandes empresas hulleras posteriormente incorporadas a
.
cifra de 4 436 despidos y 3 794 jubilaciones anticipadas ( es dem, HUNOSA. Su cambio de centro de trabajo o sección estuvo motivado
8 230 rescisiones de contratos de trabajo) nos concede una idea exac­ por cierres de instalaciones o reducción de plantilla (excedentes pro­
ta de su magnitud. ducidos por reconversión tecnológica o mecanización de labores).
Los despidos (y en general, las rescisiones de contrato) están Las modificaciones de contrato suelen referirse al establecimiento de
estrechamente vinculados a los cierres : la correlación temporal de turnos o alteración de la categoría profesional.
ambos hechos lo demuestra a simple vista, pues el 49,7% de los Después de 1 967, la totalidad de trasladados -excepto 65 traba­
despidos se produjeron en 1 966-1 967. Tras la creación de HUNOSA, jadores de Mina Fortuna cerrada por agotamiento de la explotación
los despidos disminuyen considerablemente, en tanto se incrementan en 1 968- pertenecen a HUNOSA. La mayor intensidad de esta mo­
las jubilaciones anticipadas, escasas -excepto en 1 965- en aiíos vilidad interna de mano de obra se produce en 1 968 y 1971 - 1 972
anteriores. Es más, estas jubilaciones anticipadas son resultado ex­ (ver cuadro 20, p. 91 ). En 1 968, 778 trabajadores fueron trasladados
clusivo del proceso de reajuste de plantillas en la empresa pública: por concentración de instalaciones ( almacenes y talleres), los 3 1 4
los 603 afectados de 1 968 y los 1 4 75 de 1 969 proceden de sendos restantes a consecuencia d e cierres. A l respecto, e l expediente que
expedientes promovidos por HUNOSA; el 95,7% de las jubilaciones afectó a un mayor número de empleados fue el tramitado en no­
anticipadas registradas en 1 972 son fruto de tres expedientes de viembre de 1 968, en solicitud de autorización para el traslado de 520
HUNOSA, y el resto del promovido por la empresa Solvay y Cía., trabajadores con ocasión de la concentración de talleres en Santa
que con la remodelación interna de su plantilla, efectuada en 1 972, Ana (Langreo) y Turón (Mieres) :
generó unos excedentes laborales resueltos con 61 jubilaciones antici­
padas.
Las suspenswnes temporales de contratos afectan especialmente 26
Esta absorción de excedentes laborales por parte de las minas en activo res­
ponde ai fenómeno comentado en el capítulo 2 de la necesidad de mano de obra
25
Delegación l'rovincial de Trabajo, «Expediente de reestructuración de planti­ especializada de interior (picadores, vagoneros, etc.) frente ai exceso de personal de
lla», núm. 64/67. exterior.
.,.

94 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 95

[ ... ] en tr e lo s obj etivo s de la Empr esa , se tien de a una m ejor pro du ctiv ida d Los criterios utilizados por las grandes y medianas empresas para
tan to por m ejora de m éto do s, como por una agrupa ción y r econv er sión de efectuar las rescisiones de contrato fueron los siguientes :
to da s la s un ida des de explo ta ción y serv icio s ; qu e en la a ctual ida d lo s Ta ­
ll er es de Man ten im ien to con una disp er sión g eográf ica ha cen dif ícil el cum ­ - En caso del cierre de grupos, por tratarse de centros de tra­
pl im ien to ef icaz de su s f in es fun dam en tal es, y por ello el subv en ir �o da s y bajo independientes, quedaba afectada la totalidad de la plantilla. Se
ca da una de la s n ecesida des de la s m ina s, pozo s, etc. En con secu en cJa , para ofrecía, sin embargo, a una parte de ella el traslado con la misma
ev itar lo s tra storno s de mov im ien to y enla ce en tr e lo s Tall er es y un ida des categoría a otro grupo de la empresa, aceptando las condiciones de
de explo ta ción , se pr eten de con cen trar to do s lo s trabajo s de lo s m ismo s en
do s tall er es g en eral es qu e por su situa ción g eográf ica pu edan a ten der a to da trabajo vigentes en el nuevo centro y con renuncia de los derechos
la Empr esa , por lo qu e se situaron en San ta Ana y Turón ; [. .. ]la a dscr ip ción adquiridos ; no se les concedía indemnización (primas por desplaza­
de lo s trabaja dor es obj eto dei tra sla do a lo s dif er en tes pu esto s de trabajo de miento ni dietas de salida) aunque conservaban la antigüedad.
lo s cita do s Tall er es C en tral es, se ef ectuará conjugan do en la m edida n ece­ - El ofrecimiento de traslado solía realizarse a la plantilla de
sar ia , tan to su esp ecial ida d como su dom icil io , a lo s ef ecto s de qu e el tra s­ arranque, preparación y transporte, es decir, a picadores, posteado­
la do , qu e en alguno s ca so s se l es impon e, l es cau se lo s m ín imo s in conv e­ res, vagoneros, barrenistas, ayudantes de barrenistas, artilleros y ma­
n ien tes po sibl es [. .. ] 27• quinistas de tractor. El resto de personal de interior y exterior era
cesado. Hay que tener en cuenta que dentro de las categorías a las
En 1 971 , sin embargo, más del 85% de los traslados obedecen que se ofrecía la posibilidad de traslado, se encontraban trabajadores
al cierre de minas, pozos y secciones ; y en 1 972 el porcentaje se con enfermedades profesionales que, por sus condiciones físicas, no
eleva al 94% . podían realizar trabajos propios de su categoría; éstos pasaban a
Existe, pues, una diferencia cualitativa entre los primeros trasla­ completar las plantillas de los restantes trabajos dentro de los nuevos
dos realizados por HUNOSA, fruto de una inicial racionalización de centros .
las explotaciones basada en la remodelación de las instalaciones he­ - En el caso de cierre parcial de un grupo o de los servicios
redadas, y los efectuados con posterioridad a 1 970, una vez en vigor generales del exterior, subalternos y empleados, el cese se iniciaba
el Plan de Reestructuración de HUNOSA de 1 969, estatalizada la em­ dentro de cada categoría por los mayores de 50 anos, continuando
presa y puesta de manifiesto la necesidad de adaptar su estructura por los incorporados más recientemente. Este criterio mixto tenía
productiva a los objetivos económicos previstos. Para ello hubo de como finalidad evitar el envejecimiento de la plantilla que resultaría
emprenderse el cierre de minas y centros de trabajo de escasa ren­ de la aplicación exclusiva del criterio de menor antigüedad en la
tabilidad. En razón de dicho Plan se justifica, asimismo, el recurso empresa, <<que haría imposible el desenvolvimiento normal de los
a las jubilaciones anticipadas para efectuar las reducciones de plan­ trabajos con disminución de la productividad y traería, por tanto,
tilla fijadas. Y fueron, precisamente, los objetivos de amortización un efecto contrario del que se pretende conseguir>> .
de puestos de trabajo los únicos alcanzados por el Plan entre
1 969-1 975. Entre los cesados s e incluían también a los trabajadores que, por
presentar condiciones físicas deficientes, apenas realizaban labores
productivas 2 8 •
27 Deiegación Provincial de Trabajo, Expediente de regulación de empleo, núm.

142/68. Se dictó resolución favorable a dicho expediente ei 24 de abril de 1969. AI


expediente se unen los informes emitidos por ei Jurado de Empresa �opuesto a los
traslados dei personal de exterior por temor a que la empresa promov1ese un futuro 2 8 Deiegación Provincial de Trabajo, expediente tramitado en marzo de 1964 por

expediente de crisis para despedir a los excedentes que, por no tener a�ignada . ocu­ la Sociedad Hulleras dei Turón, anexo núm. I (la cita en p. 16 de éste) ; expediente
pación concreta, ahora se integraban en una Bolsa de TrabaJO), Deiegacwn Provm��al núm. 1 12/65 promovido por S. M. Duro Feiguera en diciembre de 1 965. En este
de Industria (favorable), Sindicato dei Combusuble (mforme no v1sto), e lnspeccwn último se justificaba también con argumentos de carácter social la aplicación dei cri­
de Trabajo (partidaria de no autorizar todos los traslados de golpe sino escalonada­ terio mixto en los despidos: «Por otra parte, desde ei punto de vista humano parece
mente). p referible una solución a base de una jubilación decorosa para personal prácticamente
96 Carmen Benito de/ Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 97

Los despidos por reajuste de plantillas se realizaban aplicando rema de casa, salidas, viajes, prima exceso de 600 kg, vacac10nes
los criterios anteriores de forma que se mantuviese la adecuada pro­ trabajadas y ayuda familiar 31 .
porción de ofícios y categorías profesionales. Las reducciones de Según los informes de HUNOSA, las plantillas de exterior de la
plantilla recaían preferentemente sobre e! personal de exterior, por empresa estaban sobrecargadas -presentando un excedente de efec­
ser éste e! más numeroso y menos productivo. tivos dei 30% en 1 968- y envejecidas, por lo cual la Sociedad con­
- Las condiciones económicas generales para los afectados por sideraba necesario combinar una reducción de personal de exterior
rescisión de contrato eran las siguientes : a . AI personal jubilado de menor antigüedad (pero no mediante despido sino por readapta­
forzoso, la obtención de una jubilación similar a la que percibirían ción a trabajos de interior) con una reducción a través de jubilacio­
si tuvieran la edad media de jubilación dei personal de exterior de nes anticipadas.
Minas de Carbón; b . A los cesados por condiciones físicas dismi­ En e! expediente de regulación de empleo instruido a petición de
nuidas, una pensión vitalícia por invalidez o compensación econó­ HUNOSA en 1 972 para la rescisión de 1 3 1 3 contratos por jubilación
mica por una sola vez; c. A los despedidos por menor antigüedad, anticipada, a los afectados se les garantizó, igualmente, e! comple­
indemnización de un mes por ano de servicio, hasta un máximo de mento preciso para alcanzar el 1 00% de sus salarios reales, fijados
12 meses 2 9• éstos según los vigentes en aplicación dei Convenio Colectivo del
1 . o de marzo de 1 972 -que modificó notablemente los salarios del
Cuando los cierres afectaban ai total de explotaciones de una mencionado personal. Con ello se cumplían los requisitos exigidos
empresa de pequena o mediana dimensión y no concertada, la im­ por e! Jurado de Empresa para dar su conformidad al expediente 32•
posibilidad de efectuar trasvases internos de plantillas, no permitía La política de traslados en HUNOSA se atuvo a los siguientes
otro recurso que e! despido de todos sus empleados y, en el mejor criterios :
de los casos, la realización de gestiones con empresas más sólidas a
fin de recolocar a una parte de los trabajadores -lo que no resultaba - Establecidas las necesidades d e cada centro d e trabajo por
difícil para el personal de arranque, pero era, precisamente entre categorías, se destina al personal de acuerdo con sus domicílios y
éste, donde los excedentes laborales eran menos cuantiosos- 3 0 • antigüedad, y en tal número que cubra las necesidades de dichas
HUNOSA ofreció ventajosas condiciones al personal de exterior categorías.
mayor de 55 anos que en 1 968 y 1969 se acogió a la jubilación - AI personal excedente se le destina al Servicio Auxiliar de
anticipada (los comprendidos entre 55 y 60 anos de edad) y volun­ Trabajo de aquellos centros donde se prevén futuras necesidades de
taria (con 60 ó más anos). Entre ellas, cabe senalarse la garantía de personal de las categorías respectivas.
percepción de la diferencia que pudiera existir entre la pensión o - Los trabajadores aptos, desde el punto de vista médico, para
subsídios por todos los conceptos a que tuvieran derecho y e! total desempenar tareas de picadores, barrenistas o ayudantes, con menos
de los ingresos líquidos percibidos en e! ano anterior por razón de de 35 aiios, aunque se les fija puesto de trabajo en los diferentes
su trabajo, a excepción de lo devengado por horas extraordinarias, centros, se les propone para su reconversión laboral en Formación
Profesional y con destino en dichos centros antes y después de la
en edad de jubilarse, que el despido masivo a personal joven o de edad media con reconversión.
los problemas de adaptación a otro trabajo que en muchos casos pudieran presentarse». - Se procura destinar al mismo centro de trabajo a los emplea-
2 9 Delegación Provincial de Trabajo, <<Expediente de reestructuración de plantilla>>,
núm. 1 12/65, presentado por S. M. Duro Felguera. La Circular núm. 6/1966 de la
3 1 Delegación Provincial de Trabajo, <<Expediente de reestructuración de planti­
Dirección General de Empleo establece los criterios de resolución y normas de pro­
cedimiento a seguir en los expedientes de crisis de empresas hulleras durante el pe­ IJa,, núm. 48/68, promovido por HUNOSA.
32 É stos eran, 689 trabajadores con silicosis en puesto compatible mayores de 56
ríodo 1966-1969 (AHP/AISS-Turón, caja 4496).
30 Delegación Provincial de Trabajo, <<Expediente de reestructuración de planti­
aiíos y 624 trabajadores de exterior con más de 58 aiíos de edad (Delegación Provin­
IJa,, núm. 64/67, presentado por Cementos Fradera. cial de Trabajo, expediente núm. 97/72).
98 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 99

dos con domicilias iguales o proxtmos, a fin de adaptarles a los La puesta en funcionamiento de la Empresa Nacional Siderúrgica
transportes ya establecidos de la empresa. (ENSIDESA) en 1 957 rompió la estructura monopolística de la oferta,
incitando a la modernización de las empresas, mejora de sus calida­
En conclusión, la reestructuración hullera tuvo un alto coste la­ des y mayor adaptación a las exigencias del mercado, aunque el
boral, con miles de puestos de trabajo amortizados a través de res­ eJecto corrector de la gran empresa pública sobre las deficiencias
cisiones de contrato al personal activo, que en el caso de empresas estructurales de la siderurgia nacional se mostraría insuficiente. En
no concertadas se realizó mayoritariamente por medio del despido, los anos cincuenta el crecimiento del consumo había sido lento, con
siendo la jubilación anticipada la fórmula aplicada por HUNOSA a tal un aumento medio anual del 8, 9% ; en 1 960 se produce el despegue
fin . Los traslados de mano de obra fueron -en este contexto-- la y el consumo se incrementa a un ritmo del 1 2% anual : ante la in­
opción menos traumática, al producirse los desplazamientos dentro capacidad de la producción interior de satisfacer una demanda en
de la misma área socioeconómica, sin necesidad de cambios de domi­ expansión, las importaciones aumentaron espectacularmente (véase
cilio del personal afectado. cuadro 2 1 ).
La recolocación de los despedidos en otras actividades se vio
dificultada por el correlativo desmantelamiento industrial de los cen­ CUADRO 21. Importaciones de productos siderúrgicos, 1960-1966.
tros siderúrgicos de la zona, de modo que la considerable pérdida % sobre % sobre
lmportaciones
de efectivos laborales (véase el apartado II.2 dei cap. 2, pp. 53-66) y consumo producción
el paro obrero en los concejos hulleros son factores estrechamente ''I
vinculados al declive de la minería del carbón. 1960
1961
195 062
169 3 75
10
10
10
11
Ii
1 962 581 0 1 5 30 36 :
1963 965 037 33 44 l'i
1 964 1 2 1 5 554 35 50
II. LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA
1 965 2 850 362 52 81
1 966 2 3 1 7 05 1 39 60
La industria siderúrgica espanola, condicionada por el aislamiento
internacional, la falta de divisas y la ausencia de una política plani­ Fuente: SADEI, Programa de la estructuración de la economía asturiana, 1967, p, 66,
ficadora por encima de criterios puramente intervencionistas, atra­
vesó por una etapa de atonía de la que no comienza a recuperarse El bajo costo de la mano de obra permitió incrementar la pro­
hasta princípios de los anos cincuenta. La escasa previsión del em­ ducción mediante el recurso de ampliación de plantillas -en un
presariado privado acerca del crecimiento de la demanda, inversio­ proceso similar al senalado en la minería-, en tanto que el estado
nes, consumo, etc., contribuyó igualmente ai estancamiento del sub­ de descapitalización de las empresas limitaba su capacidad de inver­
sector, caracterizado a mediados de los anos cincuenta por el retraso sión en mejora de procesos; en consecuencia, la siderurgia espanola
tecnológico, obsoletas instalaciones y escasa capacidad productiva 33• mantenía un bajo nível de productividad, pese ai aumento experi­
mentado en los anos sesenta 34.
33
Un detallado análisis de la industria siderúrgica espaiiola en estos aiios, en
SADEI, Estudio de reconversión de la mano de obra en Asturias: «Aspectos técnicos
y económicos de la reestructuración dei sector siderúrgico», Oviedo, 1 967, vol. 111. dos los altos hornos en funcionamiento (excepto los de ENSIDESA, susceptibles de
Como dato significativo de! desfase tecnológico de la siderurgia nacional, basta reforma) para lograr aproximar el consumo de coque al nivel europeo. AI respecto,
considerar que el consumo de coque en la producción de arrabio en Espaiia ascendía véase SADEI, Estructura .. . y Programa.. . (pp. 62-64).
34 En 1 961 el personal ocupado en la industria siderúrgica era de 69 201 personas,
a unos I I 00 kg por tonelada producida, en tanto que este consumo era de 696 kg
en Alemania, 700 en Bélgica, 6 1 1 en Italia y 700 en Reino Unido. El proceso de elevándose a 79 059 en 1 966 ; para los mismos aiios, la productividad media (produc­
modernización de la industria espaiiola exigía, pues, el desmantelamiento de casi to- ción de acero por persona empleada) era de 40,4 y 55,7 respectivamente. Cuando en
1 00 Carmen Benito de/ Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 101

Así pues, ante la inadecuada estructura productiva del sector y


su incapacidad para abastecer el mercado interior, la Administración II. ! . La siderurgia integral en Asturias: el lento proceso
emprendió la reestructuración de la industria siderúrgica por medio hacia la estatalización
de dos instrumentos : la Acción Concertada y el Programa Siderúr­
gico Nacional. En 1 940 funcionaban en Asturias tres plantas siderúrgicas, propiedad
Las bases generales para la Acción Concertada en la siderurgia de S. M. Duro Felguera, Fábrica de Mieres y S. I. A. Santa Bárbara,
se establecieron el 22 de agosto de 1 964, acogiéndose a nivel nacional localizadas en La Felguera (Langreo), Mieres y Gijón respectivamen­
un total de 19 empresas (para ENSIDESA la concertación era obliga­ te, que en conjunto producían 222 2 1 2 tm de lingote, 245 689 tm de
da). A través de la concertación, el Estado concedía créditos a la coque, 1 30 1 46 tm de acero y 1 02 202 tm de laminados. El tradicio­
siderurgia privada por valor de 40-45 mil millones de pesetas, que nal control ejercido por la empresa privada sobre la producción si­
representan el 70% de las inversiones previstas en el subsector hasta derúrgica regional se quebró a comienzos de la década de los cin­
1 972. Los benefícios otorgados a las empresas concertadas son los cuenta con la creación de la Empresa Nacional Siderúrgica, ubicada
mismos que los descritos para la industria hullera. Se preveía para en Avilés 37.
1972 alcanzar una capacidad de producción de 6,6 millones de to­ La construcción de una gran planta siderúrgica integral de carác­
neladas de acero (es decir, triplicar la existente en 1 964) además de ter público respondía a la necesidad -ya seíi.alada- de incrementar
los 3,3 fijados para ENSIDESA 35. la producción de cara a un mercado interior en alza desabastecido
La siderurgia integral cumplió con retraso los planes previstos en por la escasa oferta privada. Su creación en 1 951 no dejó de tener
la concertación debido a la tardanza en el suministro de equipas detractores que pronosticaban una superabundancia de productos
extranjeros y el desfase entre la concesión del crédito oficial y la siderúrgicos. Y su definitiva ubicación en Avilés también fue discu­
inversión real programada. tida: oficialmente se argumentá en favor de esta villa asturiana por
E! 12 de noviembre de 1 964 el Ministerio de Industria hizo pú­ su proximidad a las minas de carbón, fácil acceso marítimo y dis­
blico el Programa Siderúrgico Nacional, que en el contexto de la ponibilidad de terrenos, pero la conexión en 1 965 con el puerto
planificación indicativa en boga, marcaba las directrices a las empre­ gijonés de El Musel reforzaba iniciales reticencias acerca de la ido­
sas concertadas y no concertadas, seíi.alando producciones, tipos de neidad de la ría de Avilés como lugar de asentamiento de ENSIDESA 38.
producción, capacidades de producción, sistema de precios, grado
de abastecimiento del mercado, empleo, productividad, comercio ex­ 1'
terior, importaciones, etc. Su aplicación en la siderurgia integral es­ 37 Las características productivas y técnicas de las tres empresas siderúrgicas as­
tablecía la consecución de una producción de acero de 6,2 millones turianas en los aiios 1 940-1950 pueden verse en L. Aclaro Ruiz-Falcó, 175 aiios de la
de toneladas en 1972 36 • siderometalurgia asturiana, Gijón, 1 968, pp. 261 ss., y en J. A. Cabezas, De/ marti­
.
nete a/ horno alto . . , pp. 87-88. En aquellos aiios, la fábrica de S. M. Duro Felguera
en Langreo aportaba el 70-75% de la producción total siderúrgica regional.
3 8 Cf SADEI, Programa . . , p. 75. La polémica en torno a la oportunidad de ENSI­
.

DESA no fue, ciertamente, desinteresada, pues las empresas dei subsector eran cono­
cedoras de la situación dei mercado interior de productos siderúrgicos, aunque cons­
cientes de la fuerte inversión que conllevaba una reestructuración de las plantas side­
rúrgicas existentes y de las dificultades de su realización -dada la generalizada
Espana el índice de productividad era de 46,6, en e! resto de Europa oscilaba entre
el 1 23,4 de Francia y e1 2 12,0 de Luxemburgo. Cf SADEI, Programa .. , PP · 64-65.
descapitalización que les afectaba- así como la desinformación acerca de la tendencia
.
dei consumo siderúrgico a medio plazo, hacían fácil la crítica a un proyecto de la
35 Las bases de la Acción Concertada en la siderurgia pueden verse en J. R. envergadura de ENSIDESA. Las tesis oficialistas relativas a esta cuestión estan expuestas
Expósito y A. Muiioz, Asturias frente a su reconversión industrial, Madrid, 1968, en la obra de Labadie y Cerezo La hora de Asturias, Oviedo, 1 956, p. 1 27, y en
pp. 55-56. . . _ . F. Aranguren Sabas, ,,fines de la Empresa Nacional Siderúrgica• en IDEA, Conferencias
36 Cf SADEI, Programa ... , p. 69; J. R. ExpoSJto y
A. Munoz, ob. c1t., p. 56. El sobre economía asturiana, Oviedo, 1 955, pp. 1 03-1 04. Guillermo Morales en su «ln­
Programa Siderúrgico se abandonaría en 1 978. troducción ai estudio geográfico de la siderurgia asturiana•, BIDEA, núm. 88-89,
102 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 103

Entre 1 956 y 1 960 se pone en funcionamiento la primera fase de que no es ajeno la paulatina reducción de plantillas- (véase cuadro
producción de la nueva fábrica: batería de coque, horno alto núme­ 22). Sin embargo, hacer realidad las previsiones de la planificación
ros 1 y 2, y hornos de acero. En el período 1 960-1 972 continuaron estatal en la industria siderúrgica requería algo más que un esfuerzo
las ampliaciones de la factoría en lo que constituye la segunda fase individual de última hora: la concentración productiva (técnica y
de producción : funcionamiento de los cuatro hornos altos, acería de financiera) de las empresas privadas 4 1 •
conversión por oxígeno y laminación en frío 39•
Concebida inicialmente para producir 1 ,4 millones de tm de ace­
CUADRO 22. Situacíón previa a la concertacíón de las empresas siderúrgicas
ro, ENSIDESA fue incrementando paulatinamente su producción has­ privadas de A sturias.
ta conseguir 2,1 millones en 1 970, superando los 3 millones de to­
neladas en 1 974. Sin embargo, el desequilibrado crecimiento de las S. M. Duro Felguera Fábrica de Mieres Fábrica Moreda
diversas producciones (arrabio, acero y laminados) se acusó en la 1963 1 964 1965 1963 1964 1965 1963 1964 1965
estructura de la fábrica, donde ciertas instalaciones se encontraban
infrautilizadas y otras a pleno rendimiento, así como en el aumento PRODUCCIÓ W . .

de las inversiones previstas 40 . Arrab io.... . .. . . .. 1 22 137 1 73 82 66 90 108 120 1 75


La incidencia de ENSIDESA en la economía regional fue conside­
Ace ro.... ... ......... 131 1 67 1 88 1 02 87 1 22 1 20 121 1 55
L am in ad os... ... . 74 112 1 16 79 57 74 85 80 1 04
rable, tanto por el ejecto de arrastre en el subsector siderúrgico y
refractarias como por el volumen de empleo generado desde el mo­ EMPLEO .. . . . . .
. .... 3 321 3 263 3 206 2 666 2 494 2 3 1 0 3 1 86 3 024 2 9 1 7
mento en que se inicia su construcción. La concurrencia ai mercado
de los productos siderúrgicos de ENSIDESA estimuló la actividad de RENDIMIENTO'·•:- 40 51 59 38 35 53 33 39 60
las tres siderurgias privadas, que aunque limitadas en su capacidad
productiva por los problemas generales apuntados para la siderurgia Notas: ,,_ Miles de tm.
--- ··-
Toneladas de acero por persona empleada.
nacional (antigüedad del equipo, falta de modernos métodos de pro­ Fuente : SADEI,Programa de la estructuración de la economía asturiana, Oviedo, 1967, pp. 71 -74.
ducción y escasa rentabilidad de las instalaciones), incrementaron Elaboración propia.
sensiblemente su producción y aumentaron los rendimientos -a lo
La constitución de Unión de Siderúrgicas Asturianas, S. A.
Oviedo, 1976, pp. 309-430, realiza un análisis comparativo entre las condiciones de (UNINSA) el 30 de mayo de 1 96 1 por las tres empresas privadas dei
la ría de �vilés y el puerto de E! Musel en Gijón, llegando a la conclusión de que subsector tenía por objeto construir y explotar conjuntamente un
la compleJidad de los trabajos de acondicionamiento dei terreno y la insuficiencia dei
muelle en la ría avilesina demostraban que, técnicamente, la decisión de construir aquí moderno tren laminador que, instalado en Veriõa (Gijón), comenzó a
la planta siderúrgica no fue la más acertada. E! mismo autor, en Industria y espacio
urbano en Avi/és, Gijón, 1982, vol. I, p. 1 98, expone con detalle las razones técnicas
que en su mo�ento se esgrimieron en favor de la opción de Avilés, apuntando, 41 En la obra citada de Labadie y Cerezo (pp. 1 32 ss.) se recoge la relación de
_
as1m1smo, la ex1stenC!a de mtereses en torno a la especulación de terrenos sobre los empresas dedicadas a estas actividades en Avilés, Gijón, Langreo y Mieres a mediados
que se instaló ENSIDESA.
39 Una descripción de la puesta en marcha de
de los anos cincuenta. En SADEI, La industria siderometalúrgica... (p. 1 8) se hace un
las diversas instalaciones, en J. A. sucinto balance dei impacto productivo de ENSIDESA en el contexto siderúrgico re­
Cabezas, ob. cit., pp. 107 ss. gional entre 1954 y 1 970. AI respecto, J. A. Cabezas ( ob. cit., p. 1 19) concluye afir­
40 La evolución de la producción de acero de la factoría de Avilés durante mando, con ciertas resonancias triunfalistas, «el acierto dei INI ai crear la hiperfactoría
1 957-1975, en G. Morales, Industria. . , vol. I, p. 2 1 1 . El aprovechamiento de las ins­
. siderúrgica avilesina», tras dejar de manifiesto el efecto benefactor de ENSIDESA sobre
talaciones de ENSIDESA a comienzos de los anos setenta era, aproximadamente, el la siderurgia privada. En SADEI, Programa... pp. 71 -74, se describen las instalaciones
siguiente: hornos altos, 75% ; acerías, 65% ; semiproductos, 55% ; y trenes de lami­ de las tres siderurgias privadas, con mención dei ano de su puesta en servicio, lo que
nación 80-98% . Destacaba la escasa capacidad de] tren de laminación en frío en permite constatar su grado de obsolescencia. No deja de sorprender que, en 1 965, en
comparación con la dei tren productor de coils. Cf SADEI, La industria siderometa­ Fábrica de Mieres, de los cinco trenes de laminación en funcionamiento, tres de ellos
lúrgica en Asturias, Oviedo, 1 97 1 , pp. 1 8 y 22. databan de 1 879, otro de 1 932 y el más reciente de 1 955.
1 04 Carmen Benito del Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 1 05

funcionar en 1 964. <<Esta determinación -y así consta en los docu­ de las ventas. El bajo consumo regional de productos siderúrgicos
mentos fundacionales- fue tomada como el primer paso en el pro­ responde al escaso desarrollo de la industria de transformados, como
gama a abordar por las tres siderúrgicas en conjunto con todas las ya se apuntó anteriormente. En este sentido, resultan expresivos los
ampliaciones necesarias, para así hacer frente a una reestructuración datos siguientes : en 1 965 Asturias consumía tan sólo el 32,8% de
industrial que las circunstancias ya en aquel momento exigían», se­ los laminados, ocupando el noveno lugar de las provincias siderúr­
gún declaraba, aõos después, el jefe de la División Social de UNIN­ gicas en el consumo característico de la industria transformadora:
SA 42. chapa laminada en frío (0,6%) y hojalata (0, 1 % ). Igualmente, el con­
La favorable coyuntura dei mercado consumidor de aceros -su­ sumo de chapa fina ( 1 ,5 % ) y angulares (0,4% ), relacionado con la
perada la recesión de 1 962 provocada por la entrada de productos industria constructora de bienes de equipo y manufacturas metálicas
importados a bajo precio- propicia en 1 966, mediante acta de con­ de alto valor aõadido, es poco relevante. Destaca, sin embargo, el
certación, la integración de las factorías de S. M. Duro Felguera, consumo regional de productos primarias (perfiles, redondos y fer­
SIA-Fábrica Moreda (ambas parcialmente), Fábrica de Mieres (acti­ machines; 1 2,8, 7,2 y 1 0,2% respectivamente de la producción na­
vidad siderúrgica) y UNINSA-V eriõa en una sola, para construir en cional), poniendo de manifiesto que la actividad transformadora se
Gijón una planta siderúrgica integral, aprovechando de las antiguas realiza en el primer escalón y con productos de poco valor aõadido,
instalaciones aquellas que por su modernidad o rentabilidad pudie­ así como que el volumen de construcción de obras públicas y edifi­
sen seguir funcionando. Así, la tradicional localización de la activi­ caciones es elevado (ya vimos, efectivamente, que el sector de la
dad siderúrgica en los centros hulleros de Gijón, Langreo y Mieres construcción era la tercera actividad productiva regional en relación
se ve alterada por el traslado al eje costero Avilés-Gijón. En 1970, ai empleo generado) 44 .
tras varias modificaciones, se fija definitivamente la producción de En cuanto a la productividad de la siderurgia asturiana (tm de
UNINSA : inicialmente ésta sería de 2,02 millones de tm de acero, para acero bruto por persona y aõo), se constata un notable incremento,
alcanzar los 2,6 en 1 975 43• pues si en 1 960 el índice mencionado se situaba en 40, en 1 970
La producción siderúrgica asturiana estaba orientada principal­ alcanzaba el valor de 1 27, es decir, en una década se triplicaron los
mente bacia el mercado extrarregional, que en 1968 absorbía el 72,6% rendimientos, aunque tal dato encubre un fuerte desequilibrio entre
las siderurgias privadas y ENSIDESA : en aquéllas la productividad
conjunta en 1 970 era de 78, mientras que la empresa pública obtenía
42 Delegación Provincial de Trabajo, Expediente de reestructuración de plantilla, 1 54. En el conjunto del país el índice estaba en 96. No obstante esta
núm. 109/70: •Informe de! jefe de la División Social de UN!NSA», realizado con fecha favorable evolución, el rendimiento era muy inferior a la media de
de 19 de septiembre de 1 970.
4 3 Cf SADEL, Programa ... , p. 75. Las negativas consecuencias económicas derivadas
los países europeos, situándose la siderurgia asturiana a comienzos
de la década de los setenta al nivel que aquellos tenían en 1962 4 5 •
de la liberalización de ciertos productos siderúrgicos fueron denunciadas por la Sec­
ción Económica dei Sindicato Provincial dei Metal en escrito dirigido el 1 O de agosto A los planes de expansión de UNINSA (que le asignaban una
de 1 961 al gobernador civil de Oviedo y al delegado provincial de Trabajo (AHP/A!SS­ capacidad final de 7 millones de tm) se antepuso en 1 971 el proyecto
Oviedo, Sindicato del Metal, 1 961). El proceso de creación de UN!NSA, en J. A. de construcción de la llamada IV Siderúrgica de Sagunto (Valencia),
Cabezas, ob. cit., pp. 1 25 ss. y J. R. Expósito y A. Mufioz, ob. cit., pp. 56-57. UNINSA decisión que tuvo amplio eco en la prensa regional de entonces, y
se constituyó con un capital social de 300 millones de pesetas, apartadas a partes
iguales por las tres sociedades fundadoras y completado con un crédito dei Export­ que se justificó oficialmente alegando lo inadecuado de la infraes­
lmport Bank. Con esta base financiera, la sociedad procedió a la compra e instalación tructura asturiana 46 •
de un tren de redondos y perfiles comerciales. Efectuada la integración empresarial,
el capital social, que ascendía a 5 000 millones de pesetas, se repartió como sigue:
3 000 para las empresas fundadoras y 2 000 repartidos, a partes iguales, entre el !NI, 44 SADEI, La industria siderometalúrgica .. , p. 7 y Programa ... , p. 67.
.

la empresa alemana Krupp, la banca privada (Banco Espano! de Crédito, Bilbao y 45 Cf SADEl, La industria siderometalúrgica ... , p. 19 y J. Fonseca, ob. cit., p. 338.
Urquijo) y las Cajas de Ahorros. Véase también G. Morales, «<ntroducción .. . », 46 L. M. Fernández Canteli et al. , El porvenir de Asturias ... , pp. 13-15, recoge las

pp. 348 ss. polémicas afirmaciones del presidente de UNINSA, Salís Balzola, en la primavera de
1 06 Carmen Benito dei Pozo
Coyuntura y transformaciones económicas 1 07
UNINSA, en su primera fase de Veriiia con el aprovechamiento
tuación, en aiios anteriores, claramente especulativa en el caso de la
de algunos laminadores de La Felguera y Gijón y el des:n a�tela­
hulla, bien por la atonía y escasa iniciativa empresarial en el acero)
miento de los antiguos hornos altos y acerías (ex�epto l�s electncas ),
marcó el camino bacia la estatalización de un sector estratégico en
aparece como un conjunto de instalaciones meJor a�uculadas q �e
la política económica del momento. Las fuertes inversiones inheren­
ENSIDESA. Ésta, para el equilibrio de su factoría, neces�tab � produCir
tes a la profunda reestructuración sectorial emprendida a mediados
más acero bruto y ampliar su laminación en frío -mex1ste?�e en
de la década, con dudosos resultados compensatorios en la minería
UNINSA- (incluyendo chapa galvanizada Y. chatarra). «La fuswn de
_ y un considerable esfuerzo financiero en la siderurgia, acabó por
ambas empresas podría traer algunos beneficios, pero no espectac� ­
apartar al capital privado de unas actividades industriales que tradi­
lares en un corto plazo, ya que ENSIDESA no puede buscar su eqUI­
cionalmente había controlado. La titularidad pública de las mayores
librio en UNINSA a no ser en la producción de acero bruto, lo cual
empresas industriales dejaba tras de sí una estela de fracaso en el
presenta por otra parte gr�ves i?convenientes, exi � tiendo otras po­
_ _ panorama económico regional.
sibles ventajas en la coordmacwn de la produccwn de estructura-
47
les>> •
Pero no obstante las manifiestas reticencias de algunos sectores
11.2. Repercusiones laborales de la reconversión
a la fusiÓn de ambas empresas, el camino bacia ésta quedó abierto
cuando el INI en marzo de 1 970, mediante una ampliación de capital
necesaria par� afrontar el total de la inversión prevista en la nueva
A comienzos de los aiios sesenta, las empresas siderúrgicas privadas,
planta, se hace con el 60% de uNI_NSA. El 22 d � dic�embre d � 1 973
en el intento previo a la concertación de sanear tímidamente su es­
_ tructura productiva, recurrieron a una decidida reducción de plan­
se consuma la integración. El objetlvo es produ�1r mas de 5 m1llon �s
tillas (véase cuadro 22), que entre 1 963 y 1 965 supuso una disminu­
de toneladas anuales de acero -cantidad considerada entonces mi­
ción global de 740 puestos de trabajo en los centros de La Felguera,
nima para que una siderurgia integral fuera competitiva inter�acio­
Mieres y Gijón. Considerando que antes de la fusión, la planta de
nalmente-; convertir El Musel en el puerto de ENSIDESA (umendo
UNINSA-Veriiia tenía 295 trabajadores, el balance de empleo en la
por ferrocarril las factorías de Gijón y Avilés) ; y completar la gama
siderurgia básica privada en el período 1963 - 1 965 es negativo al per­
de productos de la planta avilesina.
. derse un total de 445 empleos, pues los 9 1 73 trabajadores ocupados
Tras la fusión, la gran ENSIDESA contaba con 25 348 trabaJad �r � s en 1 963 (todavía no funcionaba el tren de laminados de Veriiia),
y producía 4,91 millones de tm de acero al aiio, pero la p�oductiVI­
pasan a 8 728 (con Veriiia) tres aiios después. El ritmo seguido por
dad global experimentó un descenso y los resultados (m11lones de
este proceso de reducción de empleo en la siderurgia privada puede
pesetas/ano) disminuyeron porcentual� ente respecto a las ventas (dei
apreciarse en el cuadro 23.
7 al 5% ). La dispersión de las instalacwnes y los elevados gasto � de
producción heredados, se apuntaban como causas de las negauvas CUADRO 23. Índices de la evolución de plantilla en las empresas siderúr­
consecuencias iniciales de la integración 48 . gicas privadas, 1961-1966.
La situación de descapitalización que caracterizaba a la industria
básica asturiana a comienzos de los aiios sesenta (bien por una ac- S. M. Duro Felguera Fábrica de Mieres
1 96 1 1 00 1 00
1 962 97 98
y
1971 la réplica que, a modo de informe, se elaboró en defe�sa de los intereses de 1 963 95 97
1 964
UNINSA, polémica que tuvo amplio eco en la prensa regwnal (vease Asturtas Semanal,
92 91
1 965
núm. 1 00, 24-4-1971, pp. 54 ss.).
47 SADEI, La industria siderometalúrgica. , p. 22.
..
88 85
4 8 Cf Schwartz y J. M. González, Una historia de/ IN! , p. 1 68. Estos autores
...
1 966 87 83
ofrecen una visión crítica del proceso de fusión.
Fuente: SADEI, Programa de la estructuración de la economia asturiana, Oviedo, 1967, pp. 80-8 1 .
Coyuntura y transformaáones económicas 1 09
Carmen Benito dei Pozo
1 08
CUADRO 24. Personal ocupado en la siderurgia privada antes y después
trami­
De acuerdo con los expedientes de regulación de empleo de la integración en UNINSA.
cial de Traba jo, en el períod o 1 963- 1 965
tados en la Delegación Provin
sólo una de las empresas consid eradas presen tá exped iente de rees­ Antes de Después
solicita la fusión de la fusión':·
tructuración de plantilla: la SIA Santa Bárbara, que en 1 964
para su fábrica siderú rgica de Gijón, alegan do reconv ersión tecno­ UNJNSA Resto
ada de 124 trabaja dores, que le fue conce-
lógica, la jubilación anticip S. M. Duro Felgu era ........ 4 326 3 149 1 1 77
dida 49 •
esti- Fábr ica de Mier es............. 2 414 2 366
Así pues, de los 445 puesto s de trabajo amortizados, según Fábr ica Mor eda ................ 2 946 2 082 849
ción del
mación anterior, 321 obede cerían a hajas vegetativas (jubila UNINSA- Ver iiía ................. 295 295
corrob ora­
personal por edad o retiro por invalidez), interpretación
ble, por otra parte, con el análisis de la pirámide de edad
de todo TOTAL . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 9 981 7 892 2 026
na en 1 965 : se
el personal empleado en la siderurgia privada asturia
donde el 35% de Nota: , . AI 31 de diciembre de 1966.
trata de una plantilla ya enveje cida en esa fecha, Fuente: SADEI, P��grama de la estructuración de la economía asturiana, Oviedo, 1967, p. 77.
más de 50 y el 15%
los trabajadores tenía más de 45 anos, el 23% Elaboracwn prop1a.
.
más de 55 ( estos último s suponían 1 265 trabajadores) 50
El personal total ocupado en las fábrica s privad as antes de su
Las repe :cu � iones que sobre el conjunto de la población activa de
ahora los de la siderú rgica trans­
integración en UNINSA -incluyendo _
los mu�Ic1p10s afectados tuvieron estos desplazamientos masivos
, 7 892
formadora-, ascendía a 9 981 trabajadores. Tras la fusión de trabajadores y su incidencia económica general' se analizaron en
(véase cuadro 24). La integra ción
pasan a forma r parte de UNINS A el capítulo anterior (apartado II) .
la de Fábric a de Mieres , en tanto 1 1 77
afectó al total de la plantil Ahora bien, interesa conocer más detalladamente el calendario de
Duro Felgue ra y 849 de Fábric a Mored a (es .
trabajadores de S. M. d1eh? proceso y el grado de cumplimiento de las estimaciones que
2 026) quedar on al margen , perman eciend o ads­ .
decir, un total de se hicieron al respecto.
o de
critos a las instalaciones no integradas. Por tanto, en el proces La J?rimera fase de la nueva siderúrgica de Veriõa entró en fun­
fusión se perdieron 63 puestos de trabajo (48 en Fábrica de Mieres .
cwnamien �o en 1971. Para su mantenimiento, las necesidades de per­
a
y 15 en Fábrica Moreda). UNINS A absorbió al 79% de la plantill sonal se c1f�aron en unas 4 000 personas, que habrían de proceder
de las siderurgias integrales privadas . de las factonas de La Felguera (1 000), Mieres (2 000) y Gijón (1 000).
SA con­
La integración de las tres siderurgias privadas en UNIN En el caso d� los trabajadores de Fábrica Moreda de Gijón que
instala ciones y el pau­
llevó la paralización progresiva de las antiguas p��asen a VerI�a, -
�o hablar�mos de traslado -al no producirse mo­
centro s de Miere s y Lan­
latino traslado de mano de obra desde los _
vil �dad geografica mtermumcipal- sino de cambio de centro de tra­
do pp. 38-47) .
greo a la factoría de Veriõa (véase capítulo 2, aparta I.2,
b �J O dentro del �ismo municipio (a efectos de compensación eco­
nomica. para los mteresados, la distinción es necesaria).
De acuerdo con los expedientes de reestructuración de plantillas
.
49 Delegación Provincial de Trabajo, «Expediente de reestructuración de planti­ de la Delegac1ón Provincial de Trabajo, la regulación de empleo en
lla», núm. 1 64/64. Tal reducción de plantilla no es ajena a los resultados de un estudio UNINSA, hasta 1 973, se efectuó como sigue :
realizado entre 1 962- 1 964 por la Sociedad Ibérica Bedaux a instancias de la SIA Santa
Bárbara para implantar los sistemas de control de productividad en Fábrica Moreda:
el informe concluía que, efectuada la reorganización interna de las tareas productivas, 1 966 :
se daba un excedente laboral en 1 964 de 208 trabajadores (78 en siderurgia y 130 en
talleres, trefilería y servicios generales). El mencionado informe se adjunta en la do­ Se autoriza traslado a Veriõa de 63 trabajadores de Fábrica de
cumentación que acompaiia al expediente. Mieres.
50 La distribución porcentual por edades en SADEI, Programa. . . , p. 78.
Carmen Benito de! Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 111
1 10

Se autoriza traslado a Verina de 65 trabajadores de S. M. Duro R eorgan iza ción ra cional d e la s p lant illa s d e la s Fa ct oría s a ctual es y con
Felguera. t ra slad o d ei p ersona l sob rant e a la nu eva Fa ct oría.
C ont rat �ción, com o p ersona l ev entual, d e los p rodu ct ores p recisos pa ra
la con st ru ccwn- Y u esta en ma rcha d e la s nu eva s in stala cion es, y reemplaz o
p
1970 : p or el p ersona l f.iJo p roced ent e d e la s in stala cion es qu e se pa ren 5 3 .
Parada de las instalaciones de Fábrica de Mieres y traslado de
La actualizacián dei Acta de concertacián de UNINSA en julio de
1 585 trabajadores a Verina. El traslado se verificá a princípios de
1 970 no implicá modificacián alguna de las previsiones anteriores '
1971. A 65 de los afectados (mayores de 60 anos) se les aplicá la
por lo cual la empresa iniciá el proceso de traslado que, en principio '
jubilacián anticipada.
pretendiá fuese voluntario y no forzoso :
Traslado de 1 1 00 trabajadores de La Felguera a Verina 5 1 .
C on scient e la E �p resa d e la s rep ercu sion es qu e en su s p rodu ct ores orig i­
1 971 : naba est e n ecesan o Plan d e reest ru ctu ra ción, y mu y esp ecia lm ent e d e t od o
e! p rob lema human o qu e iba a t ra er con sig o e! t ra slad o d ei p ersonal sob rant e
Reduccián de plantilla en la factoría de Fábrica Moreda (Giján) en la s .Fa ct oría s, . in. ició una p ol ít ica d e t ra slad os v olunta rios, g en erosa en
por parada parcial de instalaciones, afectando a 5 1 7 trabajadores : 326 con ceswn es, p restd tda en t od o m om ent o p or la id ea d e da r la f orma m ás
se trasladarían a Verina y a 1 9 1 (mayores de 59 anos) se les impon­ n ob le.ai p orv en ir d e l os homb res y qu e, si b ien fu e con sid erada p or un
dría la jubilacián anticipada 52• redu ctd o sect or d e los af ectad os, n o log rá al canza r la f ina lidad p ersegu ida
d e l leva r a ef ect o e! t ra sieg o p reciso d ei p ersona l, d ent ro d ei a cu erd o b ila ­
De acuerdo con estos datos, a finales de 1 971 se habrían efec­ t era l ent re emp resa y t rabajad ores.
tuado un total de 2 939 traslados a Verina. De ellos, 2 748 procedían Precisam ent e ell o n os ll eva a la f ormal iza ción d e est e exp ed ient e, qu e si
b.ten �a d e s�r t otal, af ectand o, p or tant o a los t res cent ros d e t rabaj o qu e
I� S oct edad t ten e a ctua lm ent e en la s local idad es d e Gijón, Felgu era y Mieres,
de las factorías de La Felguera ( 1 1 65) y Mieres (1 583). Las jubila­
ciones anticipadas en las factorías de UNINSA ascendían a 256, que sm emba rg o la s n ecesidad es d e coord ina r la s su cesiva s y p rog ramada s pa ra ­
suponían otros tantos puestos de trabajo amortizados. da s. :n la s a ctua �es in stala cion es con la pu esta en ma rcha d e la s nu eva s en
Los traslados ya habían sido previstos en el Acta de Concierto V en �a, n os ob hga a u � plant eam ient o escal onad o, circun scrib iend o, p or
firmado por UNINSA el 1 8 de marzo de 1 966, que consideraba . e, en est e pnm er m om ent o, e! a lcan ce d e est e exp ed ient e a la
con stg lllent
Fa ct oría d e Mieres 54•
ab solutam ent e n ecesa ria pa ra l leva r a bu en f in e! log ro d e los ob jet iv os qu e
p rocedan, la ad op ción p or la Ent idad C on certada d e la s sigu ient es m ed ida s : UNINSA realizá los traslados de personal ateniéndose a la Orde­
nanza de T�abajo de la Industria Siderometalúrgica, en vigor desde
.
5 1 Delegación Provincial de Trabajo, «Expediente de reestructuración d e planti­ el 29 de juho de 1 970, en las condiciones siguientes :
lla», núm. 109/70. La parada de instalaciones no fue total, permaneciendo en funcio­
namiento la sección de subproductos, hornos de coque y tren de chapa; su manteni­ - Jubilacián anticipada de todo el personal de plantilla a tras­
miento corría a cargo de 520 trabajadores, no afectados por este expediente. No
hemos localizado el expediente correspondiente al traslado mencionado pero el in­ ladar con 60 á más anos cumplidos.
forme emitido por la representación social del Jurado de Empresa de UNINSA-Mieres, . Trasla� o ��rzoso de todo el personal no incluído en el expe-
_
adjunto al expediente núm. 1 09/70 citado en nota anterior, hace mención explícita al dtente de JUbtlacwn a los nuevos puestos de trabajo en Verina.
traslado de 1 1 00 trabajadores de la factoría de La Felguera a Verina.
52 Delegación Provincial de Trabajo, «Expediente de reestructuración de planti­
lla», núm. 126/71 . Las instalaciones paradas fueron las siguientes : un homo alto, el
taller de acero, el tren Blooming y la sección de fundición. La plantilla de Fábrica 53 Delegación Provincial de Trabajo, expediente núm. 109/70: <<Informe del jefe

54 Jbid.
Moreda antes de la aprobación del expediente era de 2 O 15 trabajadores; con la re­ de la División Social de UNINSA».
ducción solicitada quedaba en 1 498 trabajadores.
1 12 Carmen Benito dei Pozo
Coyuntura y transformaciones económicas 113
Rescisión del contrato de trabajo para los que, estando afec­
<<necesidad d e reducir plantilla para incrementar la productivi­
tados por el traslado, así lo soliciten. dad>> 56.
No obstante la pérdida de puestos de trabajo en el proceso de
En caso de jubilación anticipada, la empresa completaría las pen­
reestructuración de la siderurgia privada, el empleo global en la in­
siones 0 subsídios correspondientes, con unos ingresos reales globa�es
dustria siderúrgica regional experimentá un lento pero continuado
hasta alcanzar el 80% de lo que percibían en activo. A los trabaJa­
incremento entre 1966 y 1 973. La plantilla de ENSIDESA-Avilés no
dores que desempenasen cargo electivo sind�cal, se les �econ�cería,
dejó de aumentar en este período, en tanto que la de UNINSA per­
en caso de disconformidad, el derecho a contmuar en acuvo, sm que
maneció relativamente estable hasta 1 970. A partir de 1 971 , en que
les afectase el cese de relación laboral que suponía la jubilación an­
comienza a funcionar la nueva planta integral de Verina, a las incor­
ticipada. Todo ello sin perjuicio de conceder a los afectados el de­
poraciones de personal de las antiguas factorías de Mieres, Langreo
recho a percibir las prestaciones del Seguro de Desempleo o del y Gijón, se suman nuevos trabajadores que contribuyen a engrosar
Fondo Nacional de Protección al Trabajo.
la plantilla de UNINSA-Verina, de modo que resultan sobradamente
A los trasladados se les garantizaba el mantenimiento de su ca­
compensadas las pérdidas de empleo (que ascienden a 764 en 1971)
tegoría profesional y salario ; la fo �mación profesional adecuada para
_ _ del resto de las factorías de esta empresa.
adaptarse a las innovaciones técmcas mtroductdas ; ayuda mensual
En 1973, ano de la absorción de UNINSA por ENSIDESA, el nú­
para gastos de vivienda (2 700 peset�s al personal obrero) e� tanto
. mero de trabajadores ocupados en la siderurgia integral asturiana era
no estuviesen terminadas las 2 0 1 9 vtvtendas que UNINSA tema pro­
de 24 046. El proceso de absorción no planteó inicialmente proble­
yectado construir en Gijón ; trar:spor�e a cargo � e 1� empresa de los
. mas de reestructuración de plantillas, aunque la crisis económica
que mantuviesen su lugar de restdencta; mdem ntzact _ n de 5 000 pe­
_ _ _ ? de dos men-
setas en concepto de gastos de traslado y grauftcaoon
posterior obligaría a una reducción del personal productivo.
En 1 975 la plantilla de ENSIDESA era de 27 244 trabajadores, a
sualidades del salario reglamentario.
, saber: 14 670 en Avilés, 8 000 en Verina, y 4 574 en otras instala­
Los representantes sociales en el Jurado de Empresa de la factona
ciones. En diciembre de ese ano, ENSIDESA promovió expediente de
de Mieres de UNINSA consideraban prematuro el traslado, puesto
reetructuración de plantillas :
que la empresa no disponía de viviendas �� centros de ensenanza
suficientes para los trabajadores y sus famthas. Rechazaba 1� so�u­ .[. . ] la v ista de lo s im po rta nte s increme nto s de la s exi ste ncia s de stocks q ue
ción de traslados en autobús del personal, ya que esta medtda m­ se re seiía n, im po ne a la em pre sa e ! camb io de e stra tegia pro ducto ra, a de ­
crementaba sensiblemente la jornada laboral y ocasionaba perjuicios cuándo la a la co yuntura a ctua l y e n prev isió n de la q ue se prev é. Entre la s
a quienes trabajaban a turnos; y solicitaba el 1 00% del salario real me di da s a toma r pa re ce n la s m ás lógi ca s e n térm ino s técni co s : pa ra da de la s
para los jubilados 55. . . i nsta la cio ne s m ás a ntig ua s y de me no s re ndimie nto dei co nj unto de sus
El traspaso de trabapdores de Fabnca � oreda se reahzo en co� ­
, . ,
fa cto ría s, ma rcha inte rmi te nte o a lte rna da e n la s q ue sea po sib le y re ducció n
. _ de la pro ducció n de lo s pro ducto s de me no s sa lida a la vi sta.
diciones similares, exceptuando los beneftcws denvados del cambw
de domicilio. [... ] e ste camb io de e stra tegia pro ducto ra ob liga a lleva r a e fe cto, ló g i­
came nte, la ree structura ció n de la s pla ntilla s dei pe rso na l de la em pre ­
sa 57.
En las instalaciones no desmanteladas de S. M. Duro Felguera
en Langreo se aplicó la jubilación anticipada a 1 33 trabaja��res de
La Felguera en 1 973 . Al ano siguiente, Talleres Moreda sohctta -y El personal afectado ascendía a 1 1 13 trabajadores, repartidos
se le concede- jubilación anticipada para 31 empleados alegando como stgue:

56 Delegación Provincial de Trabajo, expedientes núms. 89/73 y 92/74 respectiva­


55 Delegación Provincial de Trabajo, expediente núm. 1 09/70: «Informe de la
57 Delegación Provincial de Trabajo, expediente núm. 1 3 1 /75.
Representación Social del Jurado de Empresa». mente.
Coyuntura y transformaciones económicas 115
1 14 Carmen Benito dei Pozo
declive hullero (49,7% del total d e expedientes presentados en los
Factoría de La Felguera . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 97 tres subsectores es�udiados), e1 carácter subsidiaria de la metalurgia,
Factoría de Mieres .. . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . . ..... .. .. .... ...... . . . . . .. . . . . . .. .. . . . 79 Y la p aulatma
_ perd1da
_ de empleo en las industrias de construcción a
Factoría de Gijón. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 com1enzos de los aiíos setenta.
Factoría de Avilés . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 679 El primero de los supuestos ya ha sido comentado en el apartado
Oficinas centrales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .. . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

La Delegación de Trabajo autorizó, con fecha de 1 de marzo de CUADRO 25. Expedientes de regulación de empleo, 1963-1975 (p or ac tiv i-
1 976, la reducción solicitada. dad ).
El proceso de reajuste de la mano de obra a las necesidades pro­
Núm. de expedientes Afectados
ductivas en la siderurgia (cierre de instalaciones generalmente) con­
tinuó en anos sucesivos 58 • Cierre Reestr. Total Despido jubil. Susp. Trasl. ':·
En consideración a los datos presentados, podemos concluir que CARBÓ N ,,.,,. .. . . . .... ..
el proceso de reestructuración en la siderurgia asturiana iniciado a Antrac ita ..... ....... . 25 6 31 628 1 69 25
comienzos de los anos sesenta no reportó problemas de paro obrero, Hulla ............... . .. 1 99 34 233 4 583 3 513 3 004 7 125
dado que los ajustes de plantillas se realizaron mediante jubilaciones C oq ue ... ...... .. ..... 5 3 8 1 74 31 75
anticipadas y traslados de mano de obra; no hubo pérdida global de
puestos de trabajo, aunque los cambias operados tuvieron negativas S ubt ota l.. ... ......... 229 43 272 5 385 3 794 3 204 7 230
repercusiones en los tradicionales centros productores de acero. Des­
METAL . . . . . . . . . . . . . . . . .
de la perspectiva regional hubo reconversión industrial y cambias de
localización laboral; desde la perspectiva de Mieres y Langreo, pér­
S ide rurg. .. . . . . . . . . . . 7 13 20 11 1 56 1 65 3 466
Metal . y t ra nsf. . . 56 32 88 1 470 557 1 60 585
dida de efectivos laborales, alteración de la estructura socioprofesio­ M'ma s me t. . .... .... 34 9 43 225 8 1 101 137
nal del concejo y depresión económica.
S ubto ta l ...... ......... 97 54 151 1 706 2 1 26 1 326 4 1 88

CONSTRUCCI Ó N . . .
38 5 43 621 68 3
III. VALORACIÓN SECTORIAL Y LOCAL DE LA CRISIS
C onstr uc . ···········

Cer ámica • ........ ... 29 9 38 562 19 249 1 80


Como venimos mencionando reiteradamente, los cambias en la es­ Ca ntera s b ... .......... 30 3 33 274 93 13
tructura productiva asturiana experimentados a comienzos de los Otra sc ....... . ....... . 6 4 10 35 15 34
anos sesenta afectan de manera generalizada ai sector secundaria -in ­
dustria y construcción- que por su peculiar configuración econó­ S ubtota l ........ .... . . 1 03 21 124 1 492 19 425 230
mica y laboral tiene gran incidencia en el conjunto de las actividades
regionales. Siguiendo con el análisis de los datos apartados por los TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . 429 118 547 8 583 5 939 4 955 1 1 643
expedientes de regulación de empleo, la proyección sectorial de éstos
(véase cuadro 25) confirma anteriores apreciaciones y desvela aspec­ Notas: ''
lncluye otras modificaciones dei contrato.
tos que permiten matizar ciertos rasgos de la crisis, a saber: el fuerte
cerámica, baldosas, reja� , mosaico, loza, ladrillos y refractarias.
,,_,,
No contabilizamos aquí los expedientes tramitados por conflicto laboral.

.
:
58 Aladino Fernández en ob. cit., pp. 81 -90 describe el proceso de desmantela­
_ P1edra, arena, grava, ardia. caolín y espato flúor.

l Fábricas de cal, yeso, escayola, cemento y vidrio.

miento de la siderurgia langreana hasta 1 978, !legando a la conclusión de que, desde Fuente: Delegación Provincial de Trabajo, Expedientes de reestructuración de plantillas' anos
su integración en UN!NSA hasta ese ano, la fábrica de La Felguera no dejó de perder 1963 a 1975. Elaboración propia.
puestos de trabajo : 1 1 94 en total, es decir, casi el 40% de los existentes en 1967.
1 16 Carmen Benito de/ Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 117

anterior, en tanto los otros dos requieren una explicación más porme­ Guisasola (Llanera), hubieron de afrontar la disminución de ventas
norizada. y acumulación de stocks mediante cierres parciales y reducciones de
En e! subsector dei Metal, más de la mitad de los cierres (totales
o parciales) de centros de trabajo y el 86% de los despidos pro u­ � plantilla. La-Asturiana, incluso, dado el estado de descapitalización
de la empresa, cerró sus instalaciones en 1 967. La crisis de los anos
cidos durante el período 1 963- 1 975 procedeu de empresas metalur­ setenta no incidió tanto en empresas cuya producción se destínaba
gicas y de transformados. Entre 1 967-1 970 se constata el mayor nú­ al consumo doméstico (loza, porcelana) como en aquellas dedicadas
mero de cierres y un tercio de los despidos, aunque, por sus efectos al suministro de material refractaria y gres -consumido por indus­
sobre el empleo, el ano negro sea 1 974, fecha dei cierre de instala­ trias siderúrgicas, cemento y vidrio- y de construcción (tejas, la­
ciones de Montajes Asturias en Avilés (448 despedidos) y de COMESA drillos, etcétera) 59 •
en Gijón ( 1 3 1 despedidos). La falta de rentabilidad, las dificultades La industria extractiva de materiales de construcción (piedra, are­
de venta dei producto y los escasos recursos económicos son las na, graba, arcilla, etc.) ya presenta indícios de recesión económica
causas que propician el cierre de estas, mayoritariamente, pequenas en 1968, con cierres (por agotamiento de la explotación y acumula­
empresas (menos de 1 00 empleados). ción de stocks) que se incrementan en 1 971-1 973 ante la falta de
. .
La vinculación de la industria metalúrgica a un mercado mtenor rentabilidad económica de las empresas.
(generalmente de ámbito local, pues se trata de talleres que sirven ai Los cierres temporales por avería o climatología adversa (inclui­
consumo de determinadas empresas siderúrgicas y mineras) con una dos en el cuadro 25) son frecuentes en e! caso de la minería de la
demanda muy específica y restringida !e hizo especialmente vulne­ hulla (34 expedientes con 1 740 trabajadores afectados por suspen­
rable a los cambios coyunturales : tal es el caso de la desaparición de sión de contrato, 753 trasladados de centro y 580 por modificación
talleres en Langreo y Mieres, aunque los cierres en Gijón y Avilés de contrato) y extracción de minerales metálicos ( 1 4 expedientes con
revisten un carácter menos ligado a la marcha de la actividad indus­ 672 suspensiones de contrato, que generalmente recaían sobre los
trial en los concejos respectivos y más relacionado con la incapacidad trabajadores de las minas de cinabrio en Cangas de Onís y las de
de empresas de cierta envergadura, dedicadas a montajes o construc­ hierro en Somiedo). La nieve es el principal obstáculo natural para
ción naval, para renovar sus instalaciones y competir en un mercado el desarrollo de tareas en minas de montana.
liberalizado. El cuadro 26 refleja en qué medida los cambios habidos en la
En Construcción hubo 1 492 afectados por despido -cifra simi­ estructura productiva asturiana repercutieron en los principales con­
lar a la registrada en el Metal. El equilibrado reparto dei número de cejos industriales de la zona centro, aunque quedan excluídos im­
expedientes, por cierre o reestructuración, y de las rescisio? es de portantes municípios hulleros de las cuencas dei Nalón y Caudal
contrato al personal empleado (cabría destacar, en este sentido, el (Lena, Morcín, Aller, San Martín dei Rey Aurelio, Siero, Laviana,
predomínio casi absoluto dei despido frente a la jubilación anticipa­ etcétera) donde la crisis dei carbón influyó notablemente sobre su
da, propio de una actividad con plantillas más inestables y menor economía y población.
tendencia al envejecimiento) entre las diversas industrias, hacen pen­ En A vilés los cierres y reestructuraciones están vinculados a las
sar en una crisis general dei subsector a comienzos de los anos setenta. actividades metalúrgicas y a la presencia de grandes empresas dei
En las empresas constructoras (edificación y obras públicas) la subsector: ENDASA (aluminio), ENSIDESA (siderurgia), y Real Cía.
falta de actividad y sus negativas repercusiones sobre el empleo se Asturiana de Minas (factoría de zinc ubicada en el concejo de Cas­
dejan sentir en estos anos, acentuándose la crisis según avanza la trillón pero situada en el área de influencia económica de A vilés).
década. La existencia de canteras e importantes industrias de cerámica y vi­
En cerámica y afines, el mayor número de cierres se registra en drio (La Industria y Laviada, Cristalería Espanola) justifican los ex-
1 971 , aunque en la década anterior, empresas con gran arraigo en la
región como La Industria y Laviada (factorías de Gijón y Langreo),
59 Delegación Provincial de Trabajo, expediente núm. 38/67. E! cierre provocó e!
Fábrica San Claudio (Oviedo), La Asturiana (Gijón) o Cerámicas despido de la totalidad de su plantilla: 372 trabajadores.
118 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 1 19

CUADRO 26. Distribución de los afectados por expedientes de regulación zona de Olloniego y Tudela contribuye considerablemente ai des­
de empleo en los municípios dei «ocho asturiano», 1963-1975. censo dei empleo en el município.
La crisis hullera provocó mayor número de cierres en Mieres que
Expedientes
Afectados en Langreo y casi el doble de despidos : 1 522 y 8 8 1 respectivamente.
por actividad•:·
No disponemos, sin embargo, de datas desagregados por concejos
Carbón Metal Constr. Despido jubil. Susp. Trasl. •:·•:·
de las jubilaciones anticipadas realizadas por HUNOSA, por lo cual
Av ilés.. .... .... .. 14 10 628 1 229 30 276 nos limitamos a senalar que éstas ascienden a 3 391 en la zona dei
Gijón.. .. . .. . .. . 36 26 1 132 440 300 620 Caudal y Nalón (afectando, con seguridad, a concejos limítrofes de
Ov iedo . ....... .. 22 16 33 1 137 1 83 724 Langreo y Mieres). Los traslados de mano de obra en ambos mu­
Lan greo ..... . .. 21 18 5 1 228 93
1 854 nicípios afectaron a un número similar de trabajadores dei subsector
Mieres .... ... . . . 77 8 4 1 619 13 3393 008 hullero ( 1 476 en Langreo y 1 339 en Mieres), mientras que en el
Cu en ca s•......... 10 3 391 739
metal el cierre total de Fábrica de Mieres en 1 970 dispara el número
TOTAL . . . . . . . . . . . . 130 92 78 5 744 5 073 945 7 221
% regiona l..... 54,6 67, 1 1 4,3 66,9 85,4 37,1 8 1 ,7 de trasladados : 1 1 69 frente a los 346 de Langreo.
La modificación de algunas de las condiciones laborales fijadas
Notas: ,,. No contabilizamos aquí los expedientes
tramitados por conflicto laboral y cierres tem· en los contratos, que en la totalidad de los expedientes estudiados
porales por averías y dificultades climatológicas. dei período 1 963- 1975 afectó a 1 4 77 trabajadores, adquiere en el
·· ...
No incluye otras modificaciones dei contrato.
' Expedientes presentados por HUNOSA que afectan a los concejos mineres dei área. subsector metalúrgico de Langreo especial relevancia, pues 1 1 52 em­
Fuente: Delegación Provincial de Trabajo, Expedientes de reestructuración de plantillas, anos 1963 pleados de las instalaciones siderúrgicas de Duro Felguera vieron
a 1975. Elaboración propia.
parcialmente alterados sus contratos entre 1 969 y 1 974, principal­
mente por modificación de los horarios de trabajo ( establecimiento
pedientes de crisis relacionados con las actividades de construcción. de turnos).
En Gijón, la numerosa presencia de talleres y centros metalúrgi­ En definitiva, de los cinco principales concejos industriales astu­
cos de transformados, así como fábricas de productos cerámicos y rianos, el de Mieres fue el más castigado desde el punto de vista
empresas constructoras explican que en coyunturas desfavorables a económico-laboral, tanto por la crisis hullera como por la reconver­
estas actividades se produzcan los cierres y despidos de personal sión siderúrgica, tal y como se deduce dei número de despedidos
resenados ( 529 y 603 afectados respectivamente). Apuntemos, por como dei volumen de mano de obra siderúrgica trasladado a las
otra parte, que Mina La Camocha (propiedad de la Sociedad Mine­ nuevas instalaciones de Gijón. En el concejo costero, la pérdida de
ro-siderúrgica de Ponferrada), dedicada a la extracción de hulla, no empleo en actividades metalúrgicas subsidiarias y en construcción
tramitó ningún expediente de reestructuración de plantillas durante quedaría paliada con la creación de puestos de trabajo (directos e
el período 1 963- 1 975 60. indirectos) tras el establecimiento de la factoría siderúrgica de UNINSA
Oviedo presenta un reparto intersectorial más equilibrado de los en Verina.
expedientes de crisis, que si bien en cifras absolutas superan a los Mieres y Gijón se constituyen, por tanto, en los antagonistas dei
procedentes de empresas gijonesas, su repercusión en el empleo no proceso de reestructuración de la economía asturiana en los anos
es mayor, y la cifra global de despedidos resulta casi idéntica, repar­ 1 960-1970. El primero, enclave histórico de una industria carbonera
tiéndose éstos como sigue : 377 en Construcción, 487 en Carbón y y siderúrgica desarrolladas a la sombra de un proteccionismo encu­
273 en Metal. La existencia de importantes centros hulleros en la bridor de prácticas empresariales más vinculadas a la especulación y
búsqueda de un inmediato y fácil beneficio que a una rentabilidad
60 basada en la inversión y renovación tecnológica dei equipo produc­
Un interesante comentaria sobre algunas de las causas que propiciaron la crisis
de la construcción en Gijón se encuentra en Asturias Semanal: «Gijón : la construc­ tivo. El segundo, centro de una industria ligada a nuevas fuentes de
ción, dei boom ai colapso », núm. 5 1 , 9-5-1 970. energía, consumidora de fuertes inversiones de capital y dependiente
Carmen Benito de! Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 121
1 20

de un mercado abierto y compeuuvo, imagen de la modernización CUADRO 27. Evolución de! paro registrado en la provincia, 1968-1975.

1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975


y pujanza económica del desarrollísmo, tan grata a la tecnocracia
política de los anos sesenta.
Conocidos los efectos sobre el empleo, un análisis del número En ero . .. . ... . . . . . . . .. . .. .. . . . .. 2 309 4 470 3 465 2 962 5 710 5 601 3 478 5 315
de activos en situación de paro según ramas de producción, permi­ Feb rero . . ... ...... .. . ... . .. ... 2 338 3 843 3 390 2 970 6 258 5 234 3 120 5 012
tiría profundizar en la incidencia sociolaboral de la crisis en los con­ Ma rzo . . . .... .. .... .. .. ... ... .. 2 407 3 8 1 7 3 1 58 3 050 6 697 4 801 3 1 70 4 960
cejos más afectados. Ahora bien, para la realización de tal estudio Ab ril . . . .... .... . . ..... .. . . . . . .. 2 680 3 7 1 0 3 072 3 326 7 032 4 748 3 220 4 962
la base estadística disponible es muy precaria: las fuentes oficiales Ma yo . . . . ... . . .. .. . ... . ... .. . .. . 2 680 4 360 2 256 3 318 7 1 25 4 525 3 520 4 915
sindicales (el Servicio de Colocación dependía desde 1 943 del Sindi­ Jun io . . ... . . . ... .. . . . .. .. . . . . . .. 4 642 4 349 2 1 59 3 618 6 291 4 095 3 470 4 915
Jul io .. .. .. .... . . . ... . ... . ... . .. . 4 692 4 350 2 50 1 3 398 5 996 3 866 3 470 5 11 5
cato) no proporcionan información precisa al respecto hasta los anos Agos to .. . .. . . ... . . .. . ... . . .. .. 4 584 4 426 2 03 1 3 556 5 716 3 816 3 520 5 415
setenta; para anos anteriores sólo se dispone de cifras difíciles de S ept iemb re .... .. .. . . .. .. . . . . 4 608 4 2 8 9 2 276 3 675 6 1 73 3 605 3 620 5 590
contrastar, dispersas en los numerosos informes existentes y sin con­ Oc tub re . ... . . ... . ... .. . . ... . .. 4 401 3 142 2 642 3 884 5 614 3 222 3 820 5 985
tinuidad temporal ni espacial y, en cualquier caso, el «desempleo Nov iemb re .. . . . . . ... . . . . . .. . 4 322 3 3 75 2 642 5 123 5 066 2 936 4 200 7 665
oficial» (Ministerio de Trabajo) resulta sensiblemente inferior al paro D ic iemb re ..... .... . . ..... ... 4 288 2 483 2 807 4 368 5 397 2 889 5 020 8 267
real.
Las publicaciones del Instituto Nacional de Estadística aportan Media /m es .. . .. . . ... . ... . . . .. 3 658 3 884 2 699 3 600 6 089 4 1 1 1 3 633 5 672
datos de mayor solvencia, aunque igualmente tardíos y sin desagre­
Fuente: INE,Reseiia estadística de la província de Oviedo, 1975; Consejo Económico Sindical,
gar por actividades ni municípios. Informe económico social dei área, Oviedo, 1 976. Elaboración propia.
Con estas limitaciones, sólo podemos ofrecer una visión aproxi­
mativa y genérica del paro en la província desde 1968 (véase cuadro 27).
En 1 972 es cuando se registra un mayor número de trabajadores
en paro, que disminuye en los dos anos siguientes, incrementándose
de nuevo un 56% respecto al ano anterior en 1 975. La industria Ill. l . El ca:ácter dicotómico de la estructura empresarial
contribuye a la mitad de los parados en 1 974-1 975, en tanto que la asturtana
construcción proporciona algo más de la cuarta parte, de modo que
el sector secundaria se convierte en la principal bolsa de paro de la La dinámica de reestructuración en el sector carbonífero conllevó la
región, con el 75% de los desempleados. Para los anos sesenta pre­ desaparición de numerosas pequenas y medianas empresas entre 1 963
sumimos un reparto intersectaria! del desempleo más desfavorable a y 1 967, fecha esta última que, con la creación de HUNOSA marca el
inicio de una nueva estrategia sectorial encaminada a la est;talización
de las explotaciones hulleras 62 .
la industria, al encontrarse en pleno proceso de reestructuración,
mientras la construcción se mantiene en auge hasta finales de la dé­
cada. Así pues, en un proceso que se inicia en marzo de 1 965 bajo la
, . de la concertación, las 1 2 1 empresas carboníferas existentes en
eg1da
En cualquier caso, la tasa de paro regional era tan sólo del 1 ,58%
en 1 975. 1 963 quedaron reducidas a 88, por cierre o fusión, en 1 967.
En el informe que sobre la economía provincial elaboró en 1 973
el Secretariado Sindical de Asuntos Económicos, las cifras sobre
6 2 Siguiendo e! :r! terio de ] ulio Fonseca, de acuerdo con e! número de empleados,
desempleados en 1 972 y 1973 -desagregadas por sectores- eran sen­
las empr�sas se claslftcan en tres grupos : pequenas empresas : entre 1 y 99 trabajado­
siblemente inferiores a las del INE : 4 540 parados (de ellos, 3 730 en res; �edtanas empresas : entre 1 00 y 999 trabajadores ; grandes empresas: más de 1 000
Industria) en 1972, y 2 790 (el 70% de Industria) en 1 973 6 1 • traba1adores.
Véase Julio Fonseca, Análisis estructural de la economía asturíana, Oviedo, 1 972,
61 pp. 293-294.
AHP/AISS-Avilés, Secretaría General, «Asuntos sociales» 1 974, caja núm. 3320.
1 22 Carmen Benito de/ Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 1 23

El principal efecto sobre la estructura empresarial minera lo cons­ tracción de carbones (promedio de 438 trabajadores), en tanto el
tituyó el cierre de explotaciones marginales. A lo largo dei ano 1 966 resto se configuran como actividades dominadas por la pequena em­
desaparecen 22 empresas -con un total de 1 5 1 8 trabajadores- y presa, lo que resulta especialmente significativo en <<transformados
durante los meses de enero y mayo de 1 967 fueron 1 1 las afectadas. metálicos», actividad ésta que, en los informes oficiales, estaba lla­
En el conjunto de pequenas empresas, este fenómeno tuvo más in­ mada a inducir la transformación de la estructura productiva regio­
cidencia en las de mayor dimensión, es decir, aquellas que emplea­ nal, en el sentido de reducir la dependencia de la economía asturiana
ban entre 5 1 - 1 00 trabajadores, en tanto la reducción numérica de las respecto de las actividades básicas, y generar un mayor valor anadido
medianas empresas recayó especialmente en aquéllas de menor ta­ bruto.
mano (de 1 01 a 250 trabajadores). En total desaparecen 27 pequenas Sin embargo, habría que matizar que los valores medios que con­
empresas y 1 3 de tamano medio 63• ceden el calificativo de mediana empresa a la predominante en las
En minas metálicas la Acción Concertada se dejó sentir sobre las actividades de extracción de carbones y metálicas básicas encubren
pequenas empresas extractivas, quedando reducido en algo menos de una realidad más polarizada. Así, las pequenas empresas representan
la mitad el número total de és tas entre 1 963 y 1 967. el 64,7% de las dedicadas a la extracción carbonífera (principalmente
Sin embargo, no puede afirmarse que la concertación produjese hulla), en tanto el resto la integran medianas (25%) y grandes ( 1 0,2% )
modificaciones drásticas en la estructura dimensional de las empresas empresas.
carboníferas. En términos relativos, dicha estructura apenas varió, a En metálicas básicas, la pequena empresa reduce su presencia al
pesar de la disminución dei número de pequenas y medianas empre­ 56% y son, igualmente, más numerosas las medianas que las grandes
sas. El hecho de que gran parte de éstas quedaran al margen de los empresas.
beneficios de la concertación provocó un efecto de selección natural, La deformación derivada de la aplicación de valores medios en
de modo que sólo aquéllas con los suficientes recursos económicos el análisis de la estructura empresarial viene dada, en el caso astu­
como para afrontar la renovación de sus estructuras productivas no riano, por la existencia de unas pocas grandes empresas (tanto en
sucumbirían a la crisis. metálicas básicas como en minería de la hulla) que concentran un
En 1 967, el 93,07% de los establecimientos industriales asturia­ elevado número de trabajadores (ENSIDESA y HUNOSA).
nos tenían menos de 1 00 trabajadores; el 5,45% ocupaban de 1 00 a En 1 970, el número de empresas con menos de 25 trabajadores
1 000 trabajadores, y tan sólo el 1 ,48% de las empresas superaban existentes en la provincia era de 14 700, lo que supone el 89,5 % ,
los 1 000 empleados. El predominio de la pequena empresa era tal mientras que el número d e trabajadores ocupados e n las mismas era
que, incluso, el 48,9% de los establecimientos industriales daban de 56 467, es decir, el 2 8 % . Por el contrario, eran escasas las em­
ocupación a menos de seis personas y el 64,7% a menos de once. presas con más de 1 000 trabajadores: sólo existían 20, que repre­
De ahí que la estructura empresarial dei sector secundario en Astu­ sentaban el 0,12%, si bien daban ocupación a 67 3 8 1 personas (el
rias ofreciese, en conjunto, una imagen netamente minifundista 64• 33,4% de los activos) 6 5 .
No obstante, la dimensión media de los centros industriales era A comienzos de la década de los setenta, la estructura dimensio­
superior a la nacional en las actividades extractiva, metalúrgica y de nal de las empresas asturianas se caracterizaba por la presencia de
materiales de construcción, sin que por ello pueda hablarse de la grandes empresas en los sectores básicos y por la atomización en el
existencia de una estructura dimensional mediana más que en los resto de las actividades industriales que, si bien en conjunto presen­
subsectores de metálicas básicas (928 empleados de promedio) y ex- tan un tamano medio por establecimiento superior al promedio na­
cional (véase cuadro 28), sólo en las ramas de Cemento, Vidrio y

63 Cf J. R. Expósito y A. Muíi.oz, As turias frente a su reconversión industrial,

Madrid, 1 966, pp. 61-68. 65 AHP/AISS-Oviedo, Informe de la situación económica de la provincia durante e/
64 Cf Julio Fonseca, ob. cit., p. 297. ano 1970, Oviedo, Consejo Económico Sindical de Asturias, 1971.
124 Carmen Benito del Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 125

Cerámica y Transformados metálicos, el nivel era apreciablemente de aquéllas de pequeõa dimensión (menos de 1 00 trabajadores) que
. 66
supenor . . . ,.
.
De las veintiocho empresas con más de 500 trabajadores, ��ciseis � experimentaron un espectacular incremento -sobre todo en el me­
tal- durante el período 1 967-1 972, si bien entre las empresas me­
(es decir, el 5 1 , 1 %) pertenecían al subsector del � etal ( 5 bas1cas y talúrgicas el reparto del empleo del subsector está más equilibrado
1 1 de transformados) ; cuatro (el 14,2%) a Extraccwn de hulla, y dos (32,7% en pequeõas empresas, 14,8% en medianas y 52,4% en gran­
(el 7,1 % ) a Cerámica , Vidrio y Cemento . des) que entre las dedicadas al carbón (7, 1 %, 27,8% y 64,9% respec­
En 1 972, la estructura dimensio nal de las empresas en los sub­ tivamente).
sectores del combusti ble, metal y construcción se define por el pre­ Correlativamente, se observa en ambas actividades una fuerte con­
domínio de la pequeõa empresa (en las tres ran:as �ita� �s, ésta :e­ centración empresarial a nivel de grandes empresas, factor que re­
presenta más del 90% de las existentes), una d1smmucwn rela.uva duce el número de éstas y refuerza su control económico sobre los
-e incluso absoluta en el caso del combustib
le- de la mediana subsectores en los que se desarrollan. Así, en Combustible, las tres
empresa, y una escasísima presencia de grandes emp :esas, aunque únicas empresas con plantillas superiores a mil trabajadores -Minas
éstas, por su volumen de empleo y capacidad producuv a, merezcan Figaredo, Minero Siderúrgica de Ponferrada (La Camocha) y HU­
el calificativo de hiperempr esas. _ NOSA- acaparan el 63,3% del empleo minero, del cual el 86,5%
.
El sector de la construcción aparece dommado por la pequena corresponde a la empresa estatal HUNOSA. En el Metal, una única
empresa, tanto en lo que respecta al número e importancia de las empresa, ENSIDESA (tras absorber a UNINSA) , representa el 42,9%
existentes (1 385, que suponen el 97,5% del total) c?mo por el vo­ del empleo en esta rama productiva. El incremento de las industrias
lumen de empleo que acaparan (el 61 % ) . Las medianas y grandes de transformación justifica el menor grado de monopolización de!
empresas son aquí escasas, aunque su participación en .el empleo empleo en la industria metalúrgica respecto a la hullera.
sectorial no sea desdeõabl e: el 20,3% y el 1 8,5% respecu�amente. Ya vimos que la reestructuración económica iniciada a mediados
En el ámbito metalúrgi co (básicas y transform ados), al 1gual que de los aõos sesenta, tanto en el acero como en el carbón, concluyó
en el combustible, disminuyó la mediana y gran empresa en favor con la estatalización sectorial de la industria básica asturiana, ante la
falta de iniciativa, e incluso retraimiento, del capital privado.
CUADRO 28. Tamaiio medio de los centros productivos en 1971 (po r rama s Por tanto, monopolización productiva, hegemonía de las grandes
de a ctiv idad ). empresas en el empleo industrial y estatalización sectorial, caracte­
Asturias Espana rizan a la industria básica regional a comienzos de 1 970. Dado el
peso de ésta en el conjunto de la economía regional -así desde el
Alimen ta ción , beb ida s y taba co . ...... ... ....... ........ . 13 19 punto de vista del valor aõadido bruto como de! empleo-, la ato­
Te xtil ..... . ...... .. ............. . .... . ... . . . .... ........... . ..... 44 52 mización empresarial en el resto de las actividades industriales y la
Made ra y co rcho................ ............. ... ............... . 7 5 polarizada estructura dimensional de las empresas del sector secun­
Pape l, p ren sa y a rte s g ráf ica s... .... .................. . ... 10 15
daria, podemos calificar la estructura empresarial asturiana como
Cue ro , ca lzado y confe cción............................... . 28 15
23
dicotómica.
Quím ica s ........................... ................. .............. . . 26
Cemen to, vid rio y ce rám ica . ........ ... ....... . . ........ 59 14 Dicha dicotomía, fundamentada en el desigual desarrollo de las
Me tálica s no b ásica s.. ...... . ... . .. .. ...... ........... . ..... . 63 31 distintas ramas industriales, se combinaba con una estructura pro­
ductiva también dicotómica (carbón/acero) sustentada en la escasa
.
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 24 17 diversificación sectorial que, a pesar de los cambias operados, seguía
manteniendo a la economía asturiana estrechamente dependiente de
SADEI,
7
Fuente: Informe socioeconómico de Asturias, Oviedo, s.f. las industrias básicas 6 .
66
Cf SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, Oviedo, s.f., PP · 30 ss. 67 En 1 962 las actividades de metálicas básicas y minería generaban el 53,6% dei
1 26 Carmen Benito dei Pozo Coyuntura y transformaciones económicas 127

Entre 1 972 y 1974 se produce un ajuste coyuntural que incide especialización económica sectorial en los principales núcleos de la
apreciablemente en la dimensión de las empresas industriales de los zona centro de Asturias 69 .
subsectores considerados. Otro aspecto a considerar, no tanto por su trascendencia econó­
Así, en Combustible desciende el número de pequenas empresas mica como laboral, sería el grado de dispersión empresarial atendien­
(de 1 87 a 60) y el empleo generado por éstas (dei 7, 1 % al 4,0%) ; do ai número de centros de trabajo existentes. En este sentido, se
las medianas empresas incrementan s u importancia relativa, aunque observa una relación directa -con peculiaridades sectoriales- entre
desde el punto de vista laboral su participación desciende un tercio la dimensión de la empresa (según plantilla) y los centros de trabajo
en términos absolutos y algo más de la mitad en cifras porcentuales. que la integran (véase cuadro 29).
Sin embargo, las empresas con más de mil trabajadores pasan de tres
en 1972 a siete en 1 974, acaparando el 78,7% dei empleo minero, lo
CUADRO 29. Relación entre número de empresas y centros de trabajo en
que se explica por la incorporación a la categoría de grandes empre­
1972 (seg ún d imen sión y po r a ctividade s).
sas de aquellas que en 1 972, con una dimensión entre 500 y 1 000
trabajadores, no superaban el umbral de medianas empresas por su < 100 101-500 > 500
volumen de empleo, pero que en 1 974 han podido consolidar su
posición económica en el subsector. E c % E c % E c %
Es decir, desde el punto de vista de la estructura dimensional, en Co mbust. . .... . 187 2 1 9 85,3 14 39 35,8 4 24 1 6,6
el Combustible se retorna a una situación similar a la existente en Meta l........ . ...... 834 1 891 44,1 39 41 95,1 10 13 76,9
1 967, y en el Metal apenas hay modificaciones en lo que a dicha es­ Con str. ..... ....... 1 385 1 524 90,8 29 35 82,8 5 11 45,4
tructura se refiere entre 1 972 y 1 9 74 68.
En Construcción habría que senalar una disminución global dei Fuente: AHPIAISS-Oviedo, Memoria de la Organización Sindical, 1973. Elaboración propia.
número de empresas, que afectaría ai 50% de las de pequena dimen­
sión existentes en 1 972 y a las empresas con más de 500 empleados
En general, en el contexto de la pequena empresa, la correspon­
(que se ven reducidas a dos, y ninguna de ellas supera la plantilla
dencia entre el número de éstas y los centros de trabajo es elevada,
de mil trabajadores), disminuyendo, asimismo, su volumen de em­
ya que son escasas las empresas con más de un centro productivo.
pleo, que pasa dei 1 8,5 al 4,9 % . Tan sólo las medianas empresas
Es el subsector de la Construcción el que presenta menor grado de
constructoras parecen beneficiarse de la coyuntura descendente que
dispersión (90,8%), seguido dei Combustible (85,3) y Metal (44,1 ) ;
afecta a su actividad.
en esta última actividad s e registra un promedio d e algo más d e dos
Los datos sobre la estructura empresarial industrial por municí­
centros de trabajo por empresa (véase cuadro 29), situación que se
pios no hacen sino confirmar los rasgos que a nível regional venimos
invierte al referimos al ámbito de la mediana empresa metalúrgica,
senalando, mostrando a su vez la intensa concentración espacial de
pues aquí la correspondencia entre empresa/centros de trabajo es
las principales aCtividades productivas y la existencia de una elevada
casi total (95, 1 % ), mientras que en Combustible hay una media de
tres centros de trabajo por entidad empresarial de tamano medio
(35 ,8% ), y en Construcción se mantiene un bajo nível de dispersión
VAB industrial de la región. En 1971 ambos subsectores acaparaban e! 48% de dicho (82,8%) 70 •
VAB y el 39% dei empleo sectorial. Entre los anos 1 962 y 1971 las actividades de
transformados metálicos llegaron a duplicar su participación en e! VAB industrial ai
pasar dei 6% ai 1 3,5. Cf SADEI, Situación actual y perspectivas de desarrollo en 69 Los datos para 1 974 están tomados dei Censo sindical de empresas con seis o
Asturias, vol. 111, Madrid, 1 973, p. 382; y SADEI, Informe socioeconómico de Asturias, más trabajadores en 30 de junio de 1 974, AHP/AISS-Avilés, caja núm. 3 329.
Oviedo, s.f., p. 23. 70 Dicha correspondencia puede expresarse porcentualmente, de modo que e! ma­

68 AHP/AISS-Oviedo, Memoria de la Organización Sindical, 1973 ; Censo de Em­ yor grado de dispersión empresarial se refleje en un porcentaje empresa/centros de
presas, 1974. trabajo más reducido.
128 Carmen Benito dei Pozo

Entre las grandes empresas se refuerza la tendencia a una fuerte


dispersión en el subsector del Combustible, pues en 1 972 cuatro
empresas se distribuían en 24 centros de trabajo; en Construcción,
donde apenas alguna empresa superaba los 1 000 trabajadores, la
relación era de 2 centros por empresa; y en Metal la dispersión era
muy reducida : 10 empresas y 13 centros de trabajo.
Así pues, podemos afirmar que el grado de dispersión empresa­
rial en el subsector del Combustible se incrementa notablemente
conforme aumenta la dimensión de la empresa (por motivos deriva­
dos de la propia naturaleza de la actividad extractiva). Contraria­
mente, en el Metal la concentración empresarial es mayor entre las SEGUNDA PARTE
grandes empresas, multiplicándose el número de centros de trabajo
según se reduce la dimensión de aquéllas. En Construcción, el grado LA POLÍTICA SOCIOLABORAL DEL RÉGIMEN
de dispersión es comparativamente bajo en el conjunto de las em­ O EL PATERNALISMO AUTORITARIO
presas dedicadas a esta actividad.
Dado que la articulación interna de la empresa en uno o más
centros de trabajo (según sus dimensiones) incide directamente en la
organización de la mano de obra disponible, y dicha articulación está
mediatizada por las condiciones de producción específicas de cada
una de las actividades económicas, el análisis anterior interesa por
cuanto a partir de él es posible establecer hasta qué punto la capa­
cidad de alteración o resistencia de la fuerza de trabajo a las condi­
ciones laborales impuestas aparece vinculada al grado de concentra­
ción de la mano de obra en los centros de producción, a su perte­
nencia a una gran empresa, o a una determinada rama productiva.
4. EL MARCO JURÍDICO-INSTITUCIONAL
DE LAS RELACIONES LABORALES

El sistema de relaciones laborales en la Espaõa franquista presenta


dos etapas claramente diferenciadas :

La primera, coincidiendo coo el período autárquico, se abre en


1 938 coo la promulgación dei Fuero dei Trabajo, prolongándose
hasta finales de los aõos cincuenta. Se caracteriza, a grandes rasgos,
por el dirigismo estatal en materia laboral, ejercido a través de las
Reglamentaciones de Trabajo ; la existencia de un mercado de trabajo
artificial y rígido ; la imposición de niveles salariales próximos a los
mínimos de subsistencia ; una elevada tasa de explotación de la fuerza
de trabajo que impulsa un proceso de acumulación intensa -al que
no es ajeno el descenso constante dei poder adquisitivo de los sala­
rios-; y finalmente, la inexistencia de contratación colectiva.
La segunda fase se consolida, después de unos aõos de transición
(bienio 1 956-1 958), a partir de 1 958 coo la instauración de la nego­
ciación y contratación colectivas. La aplicación dei Plan de Estabili­
zación retrasó, sin embargo, hasta 1 962 los efectos de la Ley de
Convenios Colectivos que, por un lado, permitía la flexibilización
dei anterior marco de relaciones laborales, y por otro, introducía
mecanismos que hacían posible la extracción de plusvalía relativa en
el contexto de una contratación colectiva sujeta todavía a fuertes
condicionantes institucionales 1 •

1 Acerca d e l a caracterización d e estas dos fases, véase Serrano y Maio de Molina,


Safarias y mercado de trabajo en Espana, Madrid, 1979.
1 32 Carmen Benito del Pozo
j El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 133

tuirían por sindicatos verticales superadores de los viejos antagonis­


I. EL FUERO DEL TRABAJO : IDEOLOG Í A, PROPAGANDA mos interclasistas 5•
Y REALIDAD El ideal falangista de crear un Estado nacionalsindicalista basado
en la titularidad sindical de los medios de producción y en la corre­
El Fuero del Trabajo constituye, sin duda, la pieza clave del orde­ lativa desaparición de las categorías de patrono y obrero, subsumidas
namiento laboral franquista; en él están contenidos los princípios en la única de productor, se truncó en 194 1 . No obstante, dejó su
ideológicos, políticos y sociales que conforman e! todavía incipiente huella en importantes normas del ordenamiento jurídico laboral como
Nuevo Estado. Promulgado el 9 de marzo de 1 938, leyes posteriores son el Fuero del Trabajo, la Ley de Bases de la Organización Sin­
desarrollarán sus postulados, primero atendiendo a una mayor ob­ dical (194 1 ) y el Decreto sobre Reglamentaciones de Trabajo ( 1 942).
servancia de la doctrina nacionalsindicalista que inspiró el texto y, Por ello consideramos de interés aludir someramente a la propuesta
6
posteriormente, en abierta contradicción con el espíritu del mismo 2• nacionalsindicalista en materia laboral .
El franquismo, cuyos fundamentos descansan en una concepción Según Sempere Navarro, el nacionalsindicalismo interpreta el De­
sociopolítica de corte tradicional, antiliberal y antimarxista, buscó recho del T.rabajo dentro de la corriente anticontractualista, opo­
en la doctrina falangista el instrumento ideológico necesario para niéndose tanto al contrato individual como al colectivo, abogando
elaborar una teoría general del Estado acorde con e! régimen auto­ por la teoría de la relación de trabajo donde el igualitarismo dei
ritario que se pretendía instaurar 3 • En materia laboral, tanto el cor­ contrato (concebido como instrumento de mercantilización de la ac­
porativismo de arraigo carlista como el sindicalismo católico y tividad humana e instigador de los enfrentamientos de clase) se sus­
falangista concurren en la definición de una alternativa -autocalifi­ tituye por una inserción jerarquizada dei individuo en la empresa,
cada de «revolucionaria>>- que zanje drásticamente la denominada entendida ésta como <<comunidad de trabajo» que vincula a sus miem­
cuestión social. Dicha alternativa conllevaba la destrucción del mo­ bras por medio de nexos de hermandad y cooperación. << En defini­
vimiento obrero, como ponen de manifiesto las primeras disposicio­ tiva, se trata de una opción doctrinal voluntarista, que recurre a
nes que ai respecto se dictan en la zona naciona/ 4• En este sentido, peticiones de principio y a la afirmación de valores ideológicos cada
el Fuero del Trabajo adquiere un notable valor propagandístico, al vez que ha de enfrentarse con una concreta cuestión [ ] . Su predi­ .. .

preconizar un futuro orden social armónico donde la lucha de clases camento ha de entenderse conectado, de modo particular, con e!
habría sido eliminada y donde las organizaciones obreras se susti- antiliberalismo que se profesa, la asimilación que se hace del régimen
contractual a tal sistema social y a la posibilidad de que, a su través,
se reproduzca el conflicto social>> 7.
2 El Fuero dei Trabajo fue objeto de numerosos estudios monográficos poco des­ La Ley del Contrato de Trabajo de 1 944 consolida definitiva­
pués de su promulgación. Así, los de Prieto Castro y Sancho Izquierdo, Ilustración mente el abandono que ya desde 1 942 experimenta la tesis relacio-
popular al Fuero del Trabajo, Zaragoza, 1 938; Serrano, El Fuero del Trabajo, Valladolid,
1939; Gallart Folch, Los principias fundamentales del Fuero del Trabajo, Barcelona,
1939; Garrigues, Tres conferencias en !talia sobre el Fuero del Trabajo, Madrid, 1939;
s Cf Miguel Á ngel Aparicio, «Sobre los comienzos dei sindicalismo franquista»
etcétera.
3 Como senala S. G. Payne, «el Caudillo no necesitaba una rigurosa doctrina
en J. Fontana (comp.), Espana bajo el franquismo, Barcelona, 1 986, p. 79. También
el mismo autor en El sindicalismo vertical y la formación del Estado franquista, Bar­
ideológica dei Estado; le bastaba con una teoría general de los principios autoritarios.
Su fórmula ideal era un sindicalismo conservador, unido a un control directo dei
celona, 1980, pp. 53-55.
6 En esta cuestión nos valemos dei excelente estudio de A. V. Sempere Navarro,
Estado en materia económica, vinculado espiritualmente ai catolicismo y siempre
Nacionalsindicalismo y relación de trabajo, Madrid, 1 982.
dispuesto a toda clase de compromisos tácticos» (Falange. Historia del fascismo es­
7 Ibid. , p. 304. Acerca dei significado técnico de la categoría doctrinal relación de ,
pano!, Madrid, 1 985, p. 220).
4 Sobre las disposiciones sociales emanadas de la Junta de Defensa y la Junta

Técnica de Estado desde 1936, véase Julio Aróstegui, « Los componentes sociales y trabajo y la concepción política que la sustenta, véase también Efrén Borrajo Dacruz,
políticos» en vv AA, La guerra civil espano/a, 50 anos después, Madrid, 1 986, 2.' ed., «La teoría de la relación de trabajo en el Fuero dei Trabajo», en Revista de Trabajo,
pp. 98 ss. núm. 2, Madrid, 1963, pp. 1 8 1 -202.
1 34 Carmen Benito del Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 135

nista entre los juristas espaiíoles, imponiendo la figura contractual cuarenta tampoco avanzaron en la clarificación de su alternativa.
como fuente constitutiva de los vínculos jurídicos de trabajo. Sirva de ejemplo Guillén Salaya:
En su preámbulo, el Fuero del Trabajo se declara a favor de un
sistema económico << sindicalista» que rechaza tanto el capitalismo A las etapas dei capitalismo hemos de ir oponiendo las etapas de! nacional­
liberal como el materialismo marxista 8 • La definición, no obstante, sindicalismo, y a la conciencia profesional basada en la defensa de intereses
homogéneos y a la solidaridad de clase, patronal u obrera, urge yuxtaponer
la disciplina colectiva, ei sentimiento comunitario y la solidaridad nacional 1 1 •
de esta pretendida tercera vía fue siempre ambígua, incluso en los
textos joseantonianos de donde procede:
Según l a Declaración I del Fuero, e l trabajo n o puede reducirse
Las personas que suponen que e! régimen capitalista está en quiebra, en sus
últimas manifestaciones, entienden que este régimen capitalista tiene que dar a un concepto material de mercancía puesto que constituye la «par­
paso a una de estas dos soluciones : o bien a la solución socialista, o bien a ticipación del hombre en la producción mediante el ejercicio volun­
la solución sindicalista. Poco más o menos, los socialistas entregan la plus­ tariamente prestado de sus facultades intelectuales y manuales, según
valía, es decir, ei incremento de valor dei trabajo humano, a la colectividad la personal vocación, en orden al decoro y holgura de su vida y al
organizada en Estado. En cambio ei sistema sindicalista adjudica esta plus­ mejor desarrollo de la economía nacional>>, comprometiéndose el
valía a la unidad orgânica dei mismo trabajador. Se diferencian los dos dei Estado (Declaración II) a velar por la defensa del trabajador, su vida
· sistema capitalista actual en que éste la adjudica ai empresario, ai que con- y su trabajo, regulando la jornada laboral, el trabajo a domicilio, el
trata e! trabajo. [ ... ] la Falange Espanola [ ... ] optó por ei sindicalista, porque descanso dominical y festivo, las vacaciones retribuídas y el disfrute
creo que conserva, en cierto modo, ei estímulo y da una cierta alegría a la
del ocio. El salario será el suficiente para garantizar «al trabajador y
unidad orgánica dei trabajador 9•
su família una vida moral y digna>> (Declaración III).
Partiendo del presupuesto histórico de una ley de mercado per­
La retórica falangista, con una fuerte carga demagógica, no hacía
judicial para el trabajador, se proscribe, en consecuencia, la libre
más que encubrir una propuesta política que en sí misma no impli­
cotización del trabajo, siendo el Estado quien fija las remuneraciones
caba alteración alguna de las bases estructurales, económicas, del
salariales (aspecto éste desarrollado posteriormente en la Ley de Re­
capitalismo sino que simplemente renegaba de un liberalismo que en
glamentaciones de 1 942), con lo cual se pretende no sólo evitar el
los aiíos treinta había mostrado su incapacidad para superar sin al­
enfrentamiento entre patronal y trabajadores en materia salarial, sino
teraciones sociales la crisis cíclica del sistema. Frente a la amenaza
reforzar el dirigismo económico, sentando las bases del monopolio
de revolución obrera, el intervencionismo estatal se presentaba como
estatal en la regulación de las relaciones laborales. Se establece, asi­
única garantía, no de un «orden nuevo» sino del status quo de la
mismo, que el contenido primordial de éstas será «tanto la presta­
vieja clase dominante. De ahí que la falangista fuese siempre la re­
ción del trabajo y su remuneración, como recíproco deber de lealtad,
volución pendiente 1 0 •
la asistencia y protección en los empresarios y la fidelidad y subor­
dinación en el personal>> 1 2 .
Los apologistas del nacionalsindicalismo a comienzos de los aiíos
La negación del carácter mercantil del trabajo proporcionará aiíos
después el fundamento ideológico para imponer una política de ab­
8 Sobre la aportación doctrinal de Falange ai Fuero dei Trabajo, véase S. Ellwood, soluto intervencionismo en materia salarial como medida antiinfla­
Prietas las filas. Historia de Falange Espano/a, 1933-1983, Barcelona, 1 984, cionista: los llamados decretos de política de salarios de 1 944, donde
pp. 1 1 7- 1 19.
9 Palabras de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange, en noviembre
se fijará no ya un salario mínimo sino máximo.
de 1 936, recogidas por José M.• Mancisidor, en Frente a frente. José Antonio ante el
11
Tribunal Popular, Avila, 1 963, p. 60 ; citado por Carlos Iglesias Selgas, Los sindicatos
en Espana, Madrid, 1 966, 2.' ed., pp. 1 5- 1 6 (nota 1 ). E! subrayado es nuestro. Guillén Saiaya, Historia de! sindicalismo espano!, Madrid, 1 94 1 , pp. 99- 1 00.
1° Cf S. Ellwood, ob. cit.; S. G. Payne, ob. cit. y M. A. Aparício, «Sobre ... » 12 Declaración m.4 dei Fuero dei Trabajo. Cf Carlos Molero Manglano, Funda­
..
(pp. 78 ss.) y El sindicalismo . (pp. 54-55). mentos de las relaciones laborales colectivas, Madrid, 1 986, pp. 238-239.
136 Carmen Bemto dei Pozo
El marco juridico-institucional de las relaciones laborales 137
Ahora bien, el control estricto de los salarios tal y como se p :e­
laboral de la Alemania nazi y la ltalia fascista- expresión dei diri­
veía en el Fuero no fue efectivo, según Gaspar Bayón, por vanos
gismo estatal en la economía, aparece en el Fuero dei Trabajo sin
factores :
definición precisa, pues no sabemos si tal figura alude a un repre­
sentante dei Estado en los centros de producción distinto dei pro­
1 .0 No se prohibió con carácter general la elevación espontánea
pietario de la empresa, o si sobre éste recaía tal función. De cual­
de los salarios sino sólo cuando ésta tuviera cierto grado de genera­
quier manera, como seiíala M. A. Aparício, ,,eJ jefe de empresa, en
lidad por rama de actividad y en cierta �on� t�r�itorial : Es decir, � e
. el sentido político dei término, no llegó a funcionar nunca en la
admite la subsistencia de una contratacwn mdtvtdual hbre a condt-
práctica concreta de las relaciones industriales» sino que el mismo
ción de que ésta fuese de escasa trascendencia eco�ómica.
. se identificá siempre con el empresario 1 5•
2 . 0 El Estado no pudo impedir las mejoras salanales cla��estmas,
La Declaración XI seiíala que « Los actos individuales o colectivos
reconocidas explícitamente anos después con las alzas ohe1ales de
que de algún modo turben la normalidad de la producción o atenten
1 956. A partir de esa fecha, las normas salariales estat�les recobrarán
. contra ella, serán considerados como delitos de lesa patria>>, aludien­
el carácter de mínimos, de modo que, mantemendo vtgente el punto
do al sabotaje, cierre patronal, huelga u otra manifestación dei con­
2 de la Declaración I dei Fuero, el salario suficiente teórico no se
flicto laboral, afirmación que, según Molero Manglano, no es nin­
sometía a la ley de la oferta y la demanda pero sí lo hacía el salario
guna originalidad en el contexto de los regímenes autoritarios, y de
hecho sería posteriormente sancionada por el Código Penal 1 6 •
real en cuanto excedía de aquél 13•
.
Dado que la coyuntura económica no permití: �n ajuste salanal
. Es en la Declaración XIII donde el Fuero de! Trabajo se vincula
constante que asegurase al trabajador ese grado mtmmo de bten� star
personal y familiar que el Fuero pr�clam �ba, la empresa� a traves e � directamente a los postulados falangistas, donde el partido único FET
y de las JONS puede satisfacerse en el reconocimiento normativo de
diversos servicios asistenciales (obhgatonos o voluntanos) debena
su proyecto de organización estatal sindicalista. Es también la decla­
contribuir no sólo a la mejora de las condiciones de trabajo sino
ración cuyo espíritu, por avatares políticos venideros, quedará des­
también a la dignificación de la vida de sus trabajadores (Declaración
figurada en mayor medida, volviéndose contra el franquismo en tér­
VIII, 4). Al respecto, hay que seiíalar que una d � las fó:�ulas que
minos de revolución traicionada.
acompaiía a los bajos salarios en los paí�:s poco md�stnahzados es
En ella se afirma que «la organización Nacionalsindicalista dei
la propensión a completar la remuneracwn monetana d � los :raba­
. Estado se inspirará en los princípios de Unidad, Totalidad y Jerar­
jadores con un conjunto de servicios, que con la denoi?� naCl�n ge­
. quía>> (XIII, 1 ) . El sindicato vertical se define como una corporación
nérica de asistencia social, ofrecen las empresas : serv1c1o medtco,
de derecho público que acoge tanto a empresarios como a trabaja­
comedor, vivienda, economato, becas de estudio, residencias veranie­
dores, ordenado jerárquicamente bajo la dirección de! Estado y con­
gas, etc. Esta forma de salario encubierto se atenúa con el desarrollo
trolado por Falange (XIII, 3 y 4). Como instrumento de la política
económico, siendo las grandes empresas las que prestan mayor aten­
económica estatal, el sindicato disfrutará de amplias atribuciones eco­
ción a esta vertiente social 14.
nómicas, sociales y asistenciales -conocer los problemas de la pro­
La figura dei jefe de empresa (VIII, 3) -tomada de la normativa
ducción y proponer soluciones; intervenir en la reglamentación, vi­
gilancia y cumplimiento de las condiciones de trabajo; atender la
1 3 Cf Gaspar Bayón Chacón, «lnterpretación dinámica dei Fuero dei Trab �jo», ·
formación profesional, oficinas de colocación, etcétera.
en Revista de Trabajo, núm. 2, 1 963, pp. 29-69 y 3 1-39. Dtchas normas sal�nales Las dos últimas Declaraciones dei Fuero son puramente coyun-
serían, entre otras, el Decreto 2 1 -3-1958 sobre absorción de mejoras :oluntanas; la
Ley de Convenios Colectivos de 1958 ; e! Decreto 21-9� 1 96� sobre me�oras volunta­
.
rias absorbibles, reducibles y suprimibles; e! salano mmtmo mterprofeswnal de 1 963,
etcétera. 15 M. A. Aparicio en El sindicalismo. . , pp. 64-67, hace un interesante comentario
1 4 José Jané Solá, El problema de los salarios en Espana, Barcelona, 1 969,
.

interpretativo de tal figura. La cita en p. 65.


pp. 1 98- 1 99. 1 6 Carlos Molero Manglano, ob. cit., p. 239.
Carmen Benito de/ Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 139
138
tructura derivada de la concepción horizontal y clasista de los sindi­
1
catos 8 •
turales y propagandísticas, impregnadas de halago y promesas para
quienes luchan por la causa nacional:

En la fecha en que esta Carta se promulga, Espaiía está empenada en una


heroica tarea militar, en la que salva los valores dei espíritu y la cultura dei II. ! . Configuración de los sindicatos verticales
mundo a costa de perder buena parte de sus riquezas materiales [ ... ] (XV,
1). E! Estado se compromete a incorporar la juventud combatiente a los La LeY_ de f!ni�ad Sindical de 26 de enero de 1 940 dispuso que <<la
. Smd1cal .
puestos de trabajo, honor o de mando, a los que tienen derecho como Orgamzac10n de FET y de las JONS es la única reconocida
espaiíoles y que han conquistado como héroes (XVI, 1). con personalidad suficiente por el Estado, que no admitirá la exis­
tencia de ninguna otra con fines análogos o similares para hacer
llegar hasta él las aspiraciones y necesidades que, en el orden eco­
nómico y social, sean sentidas por los elementos productores de la
�ación, y es, a su vez, el vehículo 9
por el que llegan hasta éste las
II. LA VERTEBRACIÓN DEL SINDICALISMO FRANQUISTA: d Irectnces econom1cas d e aque1 '' 1 . No obstante, la misma ley in-
o / o
LA ORGANIZACIÓN SINDICAL ESPANOLA
trodu c�a una limitación al principio de unidad sindical propugnado,
_ _
permmendo que entidades corporativas como las Cámaras Oficiales
Creada formalmente en enero de 1 938, la Organización Sindical Es­
d � Industria, Comercio y Navegación, las Mineras y las de la Pro­
paiiola (OSE) fue desde sus comienzos monopolio oficial de Falange,
constituyéndose en el principal canal de influencia dei partido en la
?
pie ad Urbana ma��uviesen su anterior régimen, aspecto éste que
sena duram�nte cnucado por altos dirigentes sindicales que, como
organización estatal franquista. Dicho control, previsto ya en los
Carlos Igles1as Selgas, se mostraban partidarios de un sistema sindi­
estatutos de unificación de FET y de las JONS en agosto de 1 937,
7 cal unitario estricto :
sería ratificado, como vimos, por el Fuero del Trabajo 1 .
La construcción normativa de los sindicatos verticales sigue un
proceso correlativo a la supresión de los sindicatos históricos exis­ �abiendo a�optado e! si�dicalismo espaiíol, por imperativo de la legislación
tentes en 1 936. El Ministerio de Organización y Acción Sindical, vigente, e! sistema umtano, no parece lógico que, mientras los trabajadores
creado en octubre de 1 938, asumió las competencias sindicales que no disponen más que de las organizaciones incorporadas a las entidades
sindicales, puedan los empresarios disponer, para las mismas finalidades, de
dos organizaciones distintas, faltas de la necesaria articulación 20.
en principio tenía asignadas la Falange; en abril, se habían consti­
tuído las Centrales Nacional-Sindicalistas con las que se ponía fin ai
dualismo que representaba la existencia de los sindicatos falangistas,
no afectados por los decretos abolicionistas : las Centrales Obreras Poco después, la Ley de Bases de la Organización Sindical (6 de
. _
Nacionalsindicalistas (CONS) y las Centrales Empresariales Nacional­ dlClembre de 1 940) trazará -tal y como declara en su preámbulo­
sindicalistas (CENS), organizaciones que todavía mantenían una es- l�s líneas fundamentales dei orden sindical, la jerarquía de sus orga­
msmos, la índole de sus funciones y su articulación con el Estado y

1 7 El capítulo VII de los estatutos de FET de las JONS contiene los artículos 29 y 18
M . . A. � paricio («Sobre... pp. 82-92) nos ofrecc una exhaustiva recopilación
30 referentes a los sindicatos. Las modificaciones introducidas en el Fuero del Trabajo
»,

en 1967 darían fin ai acaparamiento falangista de los puestos administrativos de la de la leglslacwn que se d1cta en e! bando franquista encaminada a eliminar todo
vestigi? de las organizaciones políticas y sindicales que actuaban durante e! período
Organización Sindical. Las obras citadas de Ellwood (pp. 1 1 7 ss.) y Payne analizan republicano, a la vez que se va articulando e! sindicato único y vertical.
1 9 Artículo ! .o de la Ley de Unidad Sindical, en BOE, 31- 1 - 1 940.
detalladamente estas cuestiones. AI frente del Ministerio de Organización y Acción
Sindical dei primer Gobierno franquista (febrero de 1 938-agosto de 1 939) se situó ai 20
C. Iglesias Selgas, ob. cit., p. 433. Similar crítica se recoge en El Sindicato como
falangista Pedro González Bueno, y como primer delegado nacional de la OSE se institución jurídica, Madrid, OSE, 1966, p. 59.
nombra en septicmbre de 1939 ai jerarca dei partido, Gerardo Salvador Merino.
Carmen Bemto dei Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 141
140

el Movimiento 2 1 • Los princípios inspiradores de dicha ley se resu­ se produjo una modificación de los órganos de dirección central de
men en los siguientes : la OSE mediante la previa reorganización de la Secretaría General del
Movimiento (Decreto de 28 de noviembre de 1 94 1 ) y de la Delega­
Principio de la Comunidad Nacionalsindi��lista : � xpr: sa la uni­ c_ión Nacional de Sindicatos (Orden de 29 de noviembre de 1 94 1 ).
dad profesional y económica de la produccwn, arnculandose sus Esta pasaría a estar integrada por una Secretaría Nacional y cuatro
diversas ramas en una sola entidad. Vicesecretarías N acionales : Ordenación Social, Ordenación Econó­
Principio de la empresa como unidad ;:erarquizada : la empresa mica, Obras Sindicales y Ordenación Administrativa. Se dota a la
como unidad de producción y célula sindical se conClbe _ como un OSE de una estructura orgánica unitaria, fundiendo la vertiente eco­
todo unitario y jerarquizado en el que se integran los distintos ele- nómica y social, e incrementando sus tareas asistenciales 2 2 •
mentos de la misma (capital, técnica y trabajo). .
Se trataba de delimitar estrictamente la línea política de mando
,
Principio dei dualismo económicosocia_l; la ley :scmde lo ec? n� ­ y la línea económico-social o representativa : las CNS constituirían la
mico y lo social, atribuyendo la ordenacwn economtca _ a los �mdt­ línea política, depositarias de las consignas del Movimiento o parti­
catos nacionales y encomendando la ordenación so�ial a los orgarus�os do, y los Sindicatos la línea económico-social, encargados dei encua­
_ _ dramiento y disciplina de los trabajadores. Ambos organismos apa­
locales y provinciales. Consecuentemente, se escmde la st� dtcaciOn :
la empresa como unidad económica se integra en los Smd _ tcatos na­ recían como autónomos entre sí, pero en realidad los Sindicatos se
_ subordinaban políticamente a la Falange. Para una mejor compren­
cionales de manera directa, y la sindicación de los trabajadores (o
productores) se atribuye a las CNS y org�nismos locales. En tal es­ sión del entramado organizativo de la OSE, véase el apêndice 1 ,
tructuración subyace la división interclaststa que, aunque aten��da pp. 4 1 1 -4 1 3 .
por el verticalismo y rotundamente negada por el discu� so �ftClal, Los organismos sindicales eran entidades d e encuadramiento no
_
persistió de forma soterrada incluso en el ordenamtento _
J Undtco. de afiliación de los productores, de ahí que formalmente la sindica­
Principio jerárquico o de mando: presente en la ya come�tad� ción no fuese obligatoria, aunque legalmente las organizaciones pa­
Declaración XIII del Fuero del Trabajo, la Ley de Bases lo aphcara tronales y las empresas sí debían integrarse en los Sindicatos nacio­
tanto a la empresa como a la compleja estructura si?dical, artic� lada nales. En su vertiente obrera, el sindicalismo franquista se basaba
ésta por relaciones de subordinación e� tre sus � �e� bros Y Jerar­ fundamentalmente en el sindicato de Industria, siguiendo el criterio
quías, que culminan en el Delegado NaciOnal de Smdtcatos, a su vez de rama económica, de ello se deriva que las agrupaciones sindicales
subordinado a las autoridades superiores de Falange. tuviesen como referencia la actividad económica y que en la distri­
Principio funcional de la Organización Sindical: se regula la ac­ bución de puestos en las Juntas se tomase en consideración la cate­
tividad de los organismos sindicales, atribuyéndoles una esfera pro­ goría profesional -empresarios, técnicos, administrativos y obre­
pia de actuación en e! ámbito económico, social y asistencial. ros 2 3 .
La pretensión de que la acción sindical -«tan vasta y transcen­
La destitución en julio de 1 94 1 de Gerardo Salvador Meri�o, dente»- alcanzase a Ia totalidad de los problemas de la producción
?
primer delegado nacional de Sindicatos, p� r el r� ic�lism� falangtsta
22
_
mostrado durante su gestión, marca una mflex10n tdeologtca en el Con relación a los motivos y consecuencias dei cese de Salvador Merino, véase
seno de la Organización Sindical tendente a su despoliti�ación. Si .
S. Ellwood, ob. cit., pp. 124- 126 y M. A. Aparício, El sindicalismo . . , pp. 1 69- 1 74 y
_
bien no se cuestionó el control de la Falange sobre los smdtcatos, 1 79 ss. Según Aparício, la salida de Salvador Merino de la Delegación Nacional de
Sindicatos no fue una cuestión de disidencia ideológica -rebatiendo el pretendido
izquierdismo de este falangista- sino una cuestión de absorción de poderes ( «So­
21 ori­ •• ,
bre ... pp. 96-97). Cf Carlos Iglesias Selgas, ob. cit., pp. 254-255 y M. A. Aparício,
Ley de Bases de la Organización Sindica l, BOE, 7� 12� 1 940. Un� pormen que se
ra de los smdtcat os ve ttcales E/ sindicalismo... , p. 1 84.
zada exposición de la organización y estructu ;
Szndzcal Es­ 2 3 Cf M. A. Aparício, El sindicalismo . . , pp. 133-137 y C. Iglesias Selgas, ob. cit.,
.
configuran en 1 940 en Centro de Estudio s Sindical es, La Organzz aczon
p. 90.
paiiola, Madrid, 1 957.
142 Carmen Benito de! Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 43

llevó a dotar a los sindicatos de un triple ámbito de actuación, una adecuada política de comercio exterior, y todo ello está necesitado de
4
reflejado en su estructura interna 2 • Así, los sindicatos franquistas nuestra colaboración, de la colaboración de los protagonistas dei hecho eco­
asumían funciones económicas, sociales y asistenciales, que se con­ nómico que sois vosotros [los Sindicatos] 25•
cretaban en lo siguiente :
Función social, « encaminada ai logro de la justicia social, velando
Función económica : consiste en << dirigir y ordenar la producción por la armonía y conjunción de los intereses, aparentemente dispa­
nacional>> mediante la regulación dei comercio exterior; creación, res, dei capital _ r. tra�ajo», a través de la intervención en las Regla­
.
ampliación y clasificación de industrias ; fijación de precios; regula­ Il_l�nta��ones ; vig�lancia � e � as . condiciones laborales (inspección, cla­
ción de mercados; formación de censos profesionales e industriales ; sificacwn profeswnal, dJsciplma, política salarial, etc.), jurisdicción
elaboración de estadísticas de producción y consumo ; fomento de la laboral Cinformación y asistencia jurídica, conciliación sindical y co­
.
laboraCión con las Magis �raturas) ; gestión de los seguros sociales ;
riqueza nacional y orientación fiscal. Tal función competía a los .
Consejos Económicos Sindicales, creados en 1 944 ( en realidad, és tos encuadram1ento y colocac1ón obrera y formación de dirigentes sindi­
eran organismos mixtos de carácter oficial y sindical). cales.
Ahora bien, el papel dirigista en política económica que tales La competencia efectiva de la OSE en materia de tal importancia
atribuciones conferían a los Sindicatos era más aparente que real: si laboral como era la regulación de las relaciones de trabajo a través
la OSE desarrolló algún papel estrictamente económico, éste no con­ de las Reglamentaciones, fue, sin embargo, escasa, pues sólo se le
sistió, en absoluto, en la realización de programas interventores que recon? cía la facultad de propuesta (iniciativa para el estudio y ela­
boracwn _ de una Reglamentación y competencia para solicitar la adap­
habrían hecho realidad la pretensión nacionalsindicalista anterior a
1 94 1 de convertir al sindicato en eje de la economía, sino, más mo­ tación de una Reglamentación nacional a las circunstancias de una
destamente, en labores de asesoramiento técnico. El discurso oficial determinada zona o localidad) y de asesoramiento (siempre que la
-haciendo abstracción dei componente adulador consabido- no Reglamentación fuese de ámbito nacional). La participación sindical
deja dudas ai respecto : fue, en este sentido, meramente testimonial frente al omnipotente
Ministerio de Trabajo 26 •
He de referirme [habla José Solís] a la función colaboradora de los Sindi­ En cuanto a la función de vigilancia y cumplimiento de las con­
catos Verticales en e! estudio y en la realización de la política económica. diciones laborales, la acción sindical estuvo muy mediatizada : ni las
Sobre la conveniencia -y aun sobre la necesidad- de que los Sindicatos Juntas sindicales (con competencias en el tema) escapaban al control
presten efectivamente al Estado esa función colaboradora y auxiliar en ma­ empresarial, ni los informes preceptivos de la OSE -en cuestiones
teria social-económica, sobre la que hemos insistido reiteradamente. Las rea­ que sobre esta materia se planteaban en las Delegaciones de Traba­
lidades económico-políticas vienen confirmando plenamente las previsiones jo- eran determinantes. Ni que decir, que en política salarial los
de la doctrina falangista. La dirección estatal dei desenvolvimiento econó­
informes sindicales (preceptivos igualmente en expedientes origina­
mico para no incurrir en e! camino de las socializaciones marxistas, ha de
desarrollarse en último diálogo con los sectores de actividades interesadas dos como consecuencia de propuestas de aumentos de salarios sobre
en los resultados óptimos de la ordenación. E! exacto conocimiento de las las escalas mínimas legales) eran completamente ignorados. Y en cues­
posibilidades y de las características dei cultivo o de elaboración de produc­ tión de faltas y sanciones impuestas a los trabajadores, la actitud
tos o artículos manufacturados -costos, materias primas, consumo interior,
etc.- es absolutamente imprescindible en nuestro tiempo para llevar a cabo
2 5 Cf ibid. y M. A. Aparicio, El sindicalismo ... , pp. 196 ss. La cita está tomada
de Centro de Estudios Sindicales, La Organización Sindical... , oh. cit., p. 135: pala­
24 AHP/AISS-Riosa, caja 9277, Hajas Informativas: «Las funciones de la Organi­ bras de José Solís, secretario general dei Movimiento desde 1 957 hasta 1965. E!
subrayado es nuestro.
26
zación Sindical>> ; Centro de Estudios Sindicales, ob. cit., pp. 1 1 7 ss. ; AHP/AISS-Gijón,
Secretaría, Varias 1 967-1975: <<Estructura interna de los servicios centrales de la Or­ Véase Ley de Reglamentación dei Trabajo de 16 de octubre de 1 942, BOE,
ganización Sindical». 23-10-1 942.
Carmen Benito de! Pozo E! marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 145
144

patronal solía hacer caso omiso de los llamamientos sindicales a una ritual. Supone una acción superadora de la propia función social » .
justa aplicación de éstas 27• La función asistencial s e ejerció a través d e los Patronatos d e las
La colaboración con la Magistratura de Trabajo se limitaba a la Obras Sindicales, creadas entre 1 939 y 1 943 por el siguiente orden:
Artesanía, Hogar, Educación y Descanso (primero denominada Ale­
gría y Descanso), 1 8 de Julio, Colonización, Formación Profesional
posibilidad de los Sindicatos de presentar demandas cuya cuantía no
excediese de 250 pesetas, y en localidades donde no hubiera Magis­
tratura, ante el juez municipal o ante el delegado sindical local. Ma­ Previsión, Cooperación y Lucha contra el Paro. Todas ellas se regía�
yor importancia jurídica reviste la conciliación sindical en los con­ por el Estatuto de la Función Asistencial de 1 946 29•
flictos individuales de trabajo, establecida como trâmite previa para Por lo que a nuestro tema de estudio interesa, comentaremos
acudir a la Magistratura. brevemente las atribuciones de algunas de ellas.
Sin embargo, en información y asistencia jurídica al productor la La Obra Sindical << 1 8 de Julio>> se fundó en 1 940 con el fin de
acción sindical tendrá gran relieve, pues del asesoramiento al traba­ prestar asistencia sanitaria a un amplio sector de población que en­
jador (desconocedor casi absoluto de las más mínimas nociones del tonces dependía de la beneficencia estatal. Establecido el Seguro de
Derecho laboral vigente) y de la capacidad de los abogados del Sin­ Enfermedad en 1 942, la prestación de los servicios médicos siguió
dicato para defenderle jurídicamente en las demandas planteadas por realizándose a través de la Obra en ausencia de otros centros con­
incumplimiento patronal de la legislación laboral -o aplicación ex­ certados públicos o privados, aunque al ano siguiente se restringió
cesivamente rigurosa de los reglamentos internos-, dependerá que su âmbito de actuación. A partir de 1 944, los Servicios Sindicales del
la dialéctica conflictiva de las relaciones de trabajo se resuelva en Seguro de Enfermedad asumen las tareas de recaudación de las eua­
atención a un mayor respeto al ordenamiento laboral que, si bien tas de empresarios y trabajadores para el Seguro de Enfermedad, y
concebido para ejercer un rígido control sobre la mano de obra, las prestaciones económicas y sanitarias pertinentes. En 1 947 el Con­
establecía (fruto del paternalismo que lo inspira) vías de actuación sejo Nacional de la Obra « 1 8 de Julio» acuerda la creación de un
jurídica para contener el abuso empresarial. S�puro Li? re de Enfermedad del que se beneficiaba aquella pobla­
.
cwn trabajadora no mtegrada en el Seguro anterior. Desde 1 950 la
En la gestión de los seguros sociales obligatorios, la OSE colabo­
raba a través de tres organismos : Servicios Sindicales del Seguro de Obra expande su acción sanitaria en virtud de un concierto con las
Enfermedad, Obra Sindical 1 8 de Julio y Obra Sindical de Previsión Mutualidades Laborales.
Social; contaba también con representación en el Instituto Nacional A mediados de los anos sesenta, la extinción de la gestión dele­
de Previsión (INP) y en las Mutualidades Laborales. La organización, gada del INP que venían realizando los Servicios Sindicales del Se­
dirección y funcionamiento de las Oficinas de Colocación se enco­ guro de Enfermedad dejaba expédito el camino para una paulatina
mendá a la Organización Sindical en 1 940 2 8. desaparición de la Obra << 1 8 de Julio» . Se trataba, en última instan­
cia, de definir en qué medida la OSE seguiría contribuyendo a la
Función asistencial: «busca un mejoramiento de las condiciones realización efectiva de la Seguridad Social una vez presentado el pro­
de vida de los productores, especialmente en el orden moral y espi- yecto de Ley de Bases -aspecto que, por otra parte, también afec­
taba a la Obra Sindical de Previsión.

2 7 El estudio de los expedientes de regulación de empleo y crisis tramitados por


La Obra Sindical «Educación y Descanso>> creada el 14 de
diciembre de 1 939 tenía como finalidad «proporcionar a los produc­
la Delegación Provincial de Oviedo, nos ha permitido constatar la casi nula influencia tores los medias necesarios para su expansión y formación, abrién­
de los informes sindicales en la resolución final de los mismos. Por otra parte, en la
documentación de la AISS son constantes las quejas sindicales ante el escaso eco que doles los ho�izontes del arte, de la cultura y dei deporte, organizan­
do sus vacacwnes y reposos de tal manera que se consiga el máximo
28 El Decreto de 3 de mayo de 1940 traspasó los Servicios de Colocación Obrera
tienen sus denuncias o propuestas sobre esta materia en instancias superiores.

a la Delegación Nacional de Sindicatos. El 10 de febrero de 1943 se promulgó una


nueva Ley de Colocación que unificaba todas las disposiciones sobre la materia. 29 AHP/AISS-Riosa, caja 9277, Hajas Informativas: «Las funciones de la Organi­
Existían Oficinas de Colocación a nível local, comarca! y provincial. zación Sindical».
1 46 Carmen Benito dei Pozo
E/ marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 47
bienestar, no tan sólo para ellos, sino para los familiares dependien­
La Obra Sindical <<Lucha contra el Paro>> (que data de julio de
tes económicamente de los mismos>> 30 . Sus funciones consistían bá­
1 943) tenía, según los Estatutos de la Función Asistencial de 1 946,
sicamente en lo siguiente :
un amplio campo de actuación en esta materia que de hecho quedó
Organización de los Grupos de Empresas o asociaciones de los reducido a las funciones que posteriormente asumió el Servicio Na­
trabajadores de éstas, relacionados según sus respectivas aficiones. cional de Encuadramiento y Colocación, a saber:
Formación cultural y artística mediante el establecimiento de es­
cudas, academias y bibliotecas. Encuadramiento profesional de todos los trabajadores, a los que
Creación de albergues y residencias de descanso para trabajado­ se les provee de una cartilla profesional.
res en período vacacional. Promover la colocación de los trabajadores por medio de las
Organización de viajes y excursiones durante el descanso sema­ oficinas provinciales, comarcales y registras de colocación.
nal. Registrar los contratos de aprendizaje.
Acondicionamiento de los centros de producción. Informar acerca de cuestiones profesionales.
Instalación de Hogares dei Productor (centros recreativos y de
reunión). Los servicios de colocación sindicales desarrollaban su actividad
Fomento de grupos folklóricos 3 1 • en coordinación con la Dirección General de Empleo dei Ministerio
de Trabajo.
La Obra Sindical «Formación Profesionab, creada e l 8 de junio La Obra Sindical <<Previsión Social>> fue creada el 1 1 de agosto
de 1 94 1 , se dedicó en un primer momento a la confección de censos de 1 94 1 con la misión de «colaborar con espíritu falangista y desde
laborales a partir de los cuales establecer las necesidades profesiona­ el plano sindical a la realización efectiva y práctica de los amplios
les de una zona o localidad determinada y a la promoción de los cometidos que tiene asignados el Instituto Nacional de Previsión y,
centros de formación adecuados, especialmente en áreas industriales. además, fomentar y dirigir por sí misma las Mutualidades de sindi­
La formación profesional acelerada, destinada a la especialización de catos o empresas,,, teniendo asignados los siguientes fines :
obreros no cualificados mediante cursos intensivos de seis meses de
duración, adquirió gran relevancia a partir de 1 957, en relación al Protección al asegurado sindical en materia de previsión.
mayor interés oficial por la planificación de los recursos ( en este Incremento de los seguros sociales obligatorios.
caso, mano de obra). La enumeración de los sectores destinatarios lnversiones sociales y fomento y apoyo económico de las Mu­
de dicha formación acelerada resulta elocuente al respecto : tualidades y Montepíos voluntarios de Previsión Social 33.

Especialización de jóvenes obreros de más de 1 8 anos, y adultos El papel asistencial de dicha Obra fue, sin embargo, de escasa
sin oficio con menos de 25 anos. trascendencia pues como bien expresa Iglesias Selgas, <<[ . . . ] como
Readaptación de obreros a nuevas técnicas u ofícios. quiera que ei Instituto Nacional de Previsión mantuvo, a todo lo
Canalización de los movimientos migratorios de peones afectados largo de los últimos anos, su carácter de institución estatal y las
por paros estacionales hacia núcleos industriales una vez instruidos propias Mutualidades se desenvolvieron fuera dei ámbito sindical, las
profesionalmente. posibilidades de acción de la Obra se vieron muy reducidas>>, vin­
Readaptación de obreros con taras físicas 32. culándose casi exclusivamente al área de la Seguridad Social Agra­
ria 34•
3° Carlos Iglesias Selgas, ob. cit., p. 198. Finalmente, la Obra Sindical dei Hogar, creada el 1 0 de diciem-
31 AHP/AISS-Avilés, Educación y Descanso, cajas 3214, 3225, 3253, 3262 y 3282.
32 Por Decreto de 18 de octubre de 1 957 se creó la Oficina Sindical de Formación
33
34 Carlos Iglesias Selgas, ob. cit., p. 222.
Centro de Estudios Sindicales, ob. cit., p. 161 (la cita, de igual procedencia).
Profesional Acelerada.
Carmen Benito de! Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 49
148
Es indudable que esta política implica una desnaturalización patente dei
bre de 1939, cubría una de las facetas asistenciales de mayor reclamo
sindicalismo, tal como está concebido en la legislación fundamental o en las
leyes básicas que la estructuran 36•
social : la provisión de viviendas. En una primera etapa ( 1 939- 1 954)
su actuación se caracterizó por la construcción de pequenos grupos
de viviendas (no superior a 1 00) financiadas por distintas entidad�s �e No obstante, como instrumento de control obrero, el encuadra­
crédito y por el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) ; la adjudt­ miento sindical logrará mantener en los cauces institucionales el
cación seguía el sistema de «cartillas de ahorro para el hogar>>, conflicto social. Es en este aspecto donde su presencia tenderá a
designándose de antemano los beneficiarias de aquéllas, sin que fue­ reforzarse como factor compensatorio dei menor intervencionismo
se condición necesaria el estar sindicado. En una segunda etapa ministerial en las relaciones laborales a partir de 1 958. Pero será
(1954-1 960) se trazan los Planes Sindi cales � e Ia Vivi�nda, constru­ precisamente la actuación de la OSE como simple asociación profe­
. . .
yendo con más intensidad y a mayor ritmo vtvtendas Jmanctadas � o r sional lo que suscitará las reacciones más críticas entre los defen­
_
las Mutualidades Laborales y el INV; se adopta el ststema de adju­ sores de las <<peculiaridades» dei sindicalismo espano! 37•
dicación mediante sorteo, suprimiéndose las cartillas de ahorro para
el hogar. Entre 1 96 1 y 1 964 es la Obra Sindical dei Hogar quien,
en solitario, asume las construcciones programadas por el Plan Na­ II.2. El sindicalismo de empresa
cional de la Vivienda, financiadas exclusivamente por el INV. Así
pues, la Obra fue transformándose en una entidad cada vez más En 1942, en un intento de aproximación dei sindicato oficial a los
dependiente dei Ministerio de la Vivienda 35• trabajadores, se crea la figura dei enlace sindical. Sin embargo, las
En general, podemos concluir que la Organización Sindical no primeras elecciones para la provisión de cargos sindicales no se efec­
consiguió sus objetivos autónomos, pasando progresivamente a con­ tuaron hasta el 22 de octubre de 1 944 y su representatividad resultó
vertirse en organismo gestor de las entidades estatales por un m�ca­ sumamente mermada por el sistema electoral entonces impuesto . Así,
nismo de absorción funcional. Se verifica un proceso de estatahza­ por elección directa, los miembros de los Sindicatos escogían � quie­
ción de las funciones socioasistenciales que vacía de contenido a la nes iban a cubrir los puestos de primer grado entre una hsta de
OSE, convirtiéndola en una compleja estructura burocrática a veces, candidatos elaborada por el delegado local de Sindicatos; dicha lista
incluso, en contradicción con el sistema general de intereses defen- contenía el triple de nombres de los enlaces a elegir. Posteriormente,
dido por el Estado. una nueva normativa amplió el marco de representación sindical den­
.
La falta de desarrollo de los princípios contenidos en las dtspo­ tro de la empresa al conceder otras fórmulas menos restrictivas para
siciones legales limitaron, asimismo, la intervención sindical, lo que la designación de candidatos.
no dejó de causar malestar en sectores franquistas, partidarios de un Según el Reglamento General de Elecciones Sindicales de 1 966,
mayor papel de la Organización Sindical en cuanto entidad interme­ se celebrarían elecciones de enlaces sindicales en empresas o centros
dia entre el individuo y el Estado. Las afirmaciones de Herrero Te­ de trabajo con más de cinco trabajadores. El número de enlaces se
jedor -entonces fiscal dei Tribunal Supremo-- en 1 966, resultan atenía a la siguiente proporción :
elocuentes en este sentido :
Empresas d e 6-25 trabajadores, un enlace .
[ . .] buena parte de la legislación vigente y no pocas decisiones y a�tos ?e
.

gobierno vienen considerando desde hace algún tiempo a la Orgamzacwn


. De 26-50 trabajadores, dos enlaces.
Sindical simplemente en su condición de órgano de representación de los
36 Fernando Herrero Tejedor, • La naturaleza de la Organización Sindical Espa­
intereses profesionales y, cuando más, como órgano asesor dei Estado y la
Administración pública en materia económico-social.
iiola en el Derecho positivo vigente», en El Sindicato como institución jurídica, Ma­

37 Jbid., pp. 1 7- 1 8 y Carlos Iglesias Selgas, oh. cit., pp. 1 7- 1 8 y 45-63.


drid, OSE, 1 966, p. 21 .
35 Ibid. , pp. 214-218.
1 50 Carmen Benito de/ Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 151

De 5 1 - 1 00 trabajadores, tres enlaces. L a duración dei cargo era, según el Reglamento Electoral d e 1947,
De 1 0 1 -250 trabajadores, ocho enlaces. de tres aiíos.
De 251 -500 trabajadores, dieciséis enlaces. Las funciones a desempenar por los enlaces sindicales no se en­
De 501 - 1 000 trabajadores, treinta y seis enlaces. cuentran recogidas en un texto legal concreto, dada la inexistencia
De más de 1 000 trabajadores, cuarenta y ocho enlaces. de un estatuto o reglamento de los mismos aunque, según Iglesias
Selgas, de las distintas normas y prácticas sindicales se extrae que las
Dicha escala supone un incremento global dei número de enlaces principales atribuciones de los enlaces eran las siguientes:
a elegir, según tamaiío de la empresa, respecto al fijado en el Regla­
mento de 1 947. Vincular a los trabajadores de la empresa coo el Sindicato me­
En los centros de más de 1 00 trabajadores -y en los siguientes diante el fomento de la acción sindical.
de la escala- todas las categorías (técnicos, administrativos, especia­ Representar a los trabajadores cerca de la empresa. Es la función
listas y no cualificados) deberían elegir, cuando menos, dos enlaces, que de manera directa realizaban cotidianamente los enlaces y la que
cualquiera que fuera el censo respectivo. Hasta 1 957 cada categoría les originaba mayores dificultades : «Es en el ejercicio de esta función
profesional elegía el mismo número de enlaces, lo que implicaba una donde los enlaces tienen que dar más prueba de su espíritu sindical,
9
suprarrepresentación de técnicos y administrativos frente a obreros de su independencia y de su rectitud» 3 .
cualificados y no cualificados, desequilíbrio que se corrigió parcial­ Elegir a los vocales de las juntas sociales locales que, a su vez,
mente -pues el número de enlaces nunca fue estrictamente propor­ serían electores de los vocales de la Junta Social Provincial.
cional al número de integrantes dei grupo profesional- a partir de Representar a los trabajadores en el otorgamiento de convenios
ese aiío. sindicales colectivos de empresa a partir de 1958.
Podían ser proclamados candidatos a enlaces sindicales los tra­
bajadores que, reuniendo las condiciones de elegibilidad 3 8 , lo soli­ Si los enlaces sindicales constituyen el primer paso en e! proceso
citasen o aceptasen la propuesta formulada a su favor por medio de de ioserción de la OSE dentro de la empresa, la creación de los Ju­
alguno de estos mecanismos: rados de Empresa viene a significar la institucionalización de la pre­
sencia de los Sindicatos en el ámbito empresarial: será el instrumento
Ser propuesto por dos vocales sociales de su Sindicato o por un decisivo de la acción sindical 40•
procurador sindical en Cortes de la província respectiva. El Decreto de 1 8 de agosto de 1 94 7 recoge la creación de los
Ostentar o haber ostentado algún cargo sindical electivo, sin ha­ Jurados de Empresa aunque no se constituyen hasta seis aiíos des­
ber sido desposeído de él en virtud de expediente disciplinario. pués, cuando se aprueba el Reglamento Regulador (septiembre de
Ser propuesto por tres electores de su empresa, como mínimo. 1 953 ). Tal retraso fue justificado por José Antonio Girón de V elasco,
Esta propuesta se formulaba por escrito, acreditando la empresa la ministro de Trabajo, en atención a «la anormalidad económica en
autenticidad de las firmas de los proponentes. que la nación venía desenvolviéndose por causas imprevisibles» lo
que aconsejaba «no poner en marcha un instrumento tan delicado y
38 Según el artículo 1 1 dei Reglamento General de Elecciones Sindicales de 14 de

39 Carlos lglesias Selgas, ob. cit., pp. 321 -322.


mayo de 1 966, eran elegibles para el cargo de enlace sindical los trabajadores que
cumpliesen los siguientes requisitos: ser espano!; tener 2 1 anos; saber leer y escribir;
haber trabajado en la empresa durante un ano, por lo menos, antes de la convocatoria 40 Según el artículo 79 dei Reglamento de Jurados de Empresa de 1 953, «los
electoral y acreditar tres en el oficio o profesión; estar incluido en la sección 2.' dei Jurados de Empresa, como células básicas de la Organización Sindical, formarán parte
censo de la entidad sindical respectiva, en el grupo y categoría profesional a que afecte dei Sindicato local al que la empresa respectiva se halle incorporada». La normativa
la elección; reunir las debidas condiciones de idoneidad legal, moralidad y aptitud referente a los Jurados de Empresa está recogida en diversas publicaciones de la OSE,
profesional (requisito éste que será profusamente aplicado por los Sindicatos asturia­ entre ellas, jurados de Empresa, Serie Legislativa, Madrid, 1 967 (7.' ed.); jurados de
nos para evitar la designación de «desafectos» a la os). Empresa, Madrid, Consejo Nacional de Trabajadores, 1975.
1 52 Carmen Benito dei Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 153

de tanta novedad política como los Jurados de Empresa, que no En los Jurados Centrales, por los vocales de los distintos jurados de
podían exponerse a un fracaso por su prematuro establecimien­ los centros de trabajo de la empresa, también según categoría pro­
tO>> 4 1 . fesional. En ambos casos, los candidatos que obtuviesen mayor nú­
E! Decreto de constitucián de los Jurados disponía que éstos se mero de votos eran proclamados Vocales Jurados Electos 42.
implantarían en empresas con más de 50 trabajadores fijos, pero lo La duracián en e1 cargo de vocal era de cuatro anos, con posi­
cierto es que en 1 953 sálo se celebraron elecciones a vocales jurados bilidad de reeleccián. El Jurado se renovaba por mitad cada tres anos.
en empresas con más de mil trabajadores, extendiéndose la obliga­ En cuanto a las funciones dei Jurado de Empresa, e1 Reglamento
cián de constituir Jurado a las empresas con más de SOO en 1956; de 1 953 le atribuye la doble condicián de árgano de participacián
con más de 250 en 1 959; con más de 1 00 en 1 960 y, por fin, a las dei personal en la gestián de las empresas y de representante sindical
de 50 trabajadores en 1 971 . Es decir, fue éste un Decreto que tardá en las mismas, al igual que los enlaces. Las numerosas competencias
veinticuatro anos en aplicarse plenamente. de los Jurados han sido sistematizadas por Maravall, quien las cla­
Según e! Reglamento de 1 953, el número de vocales a elegir sería sifica en ocho grupos :
proporcional ai número de trabajadores de la empresa o centro, ate­
niéndose a la escala siguiente : De iniciativa : sobre materias relacionadas con la produccián (in­
cremento dei rendimiento, perfeccionamiento de instalaciones, utili­
Empresas de 5 1 -250 trabajadores, cuatro vocales. zacián de las máquinas, evolución costas de produccián, etc .) ; me­
De 251 -500 trabajadores, ocho vocales. joras en las condiciones de trabajo ; formacián profesional y cultural
De más de 501 trabajadores, doce vocales. de los trabajadores e inversiones destinadas a la accián social de la
empresa.
Cada Jurado estaba constituído por un presidente, un secretario De información : recibir anualmente de la direccián datos acerca
y los vocales correspondientes. La presidencia recaía en e! propieta­ de la situacián financiera y mercantil de la empresa.
rio de la empresa, gerente o delegado de la misma (las atribuciones De control: aplicacián de la legislacián laboral y cumplimiento
que el art. 1 4 !e conferían permitiá el control patronal dei Jurado); efectivo de los deberes empresariales con la seguridad social de los
el secretario sería un vocal dei grupo administrativo (en su defecto, trabajadores.
el designado de su seno por el Jurado). E! sistema de eleccián de De intervención en la administracián y distribucián dei plus fa­
vocales jurados experimentá modificaciones : en 1 954 fueron elegidos miliar; seguridad e higiene en e1 trabajo (aunque en 1 971 se volvie­
directamente por los trabajadores ; en 1 957 se impone la designacián ron a organizar los Comités de Seguridad e Higiene en e1 Trabajo
indirecta a través de los enlaces, y a partir de 1 963 actuarían de como entidades independientes dei Jurado) y despidos.
vocales por sus respectivas categorías profesionales los que hubieran De asesoramiento en la fijacián de tarifas de las remuneraciones
obtenido el mayor número de sufragios emitidos en las elecciones con incentivo ; modificaciones de Ías condiciones de trabaj o ; expe­
celebradas para enlaces sindicales. dientes de crisis ; elaboracián de reglamentos de régimen interior y
En 1 964 se regula la constitucián de Jurados Únicos y Centrales, en los asuntos que la direccián lo solicite.
ya existentes desde 1 958. Dichos jurados eran propios de grandes De conciliación en las reclamaciones planteadas por los trabaja­
empresas con elevado censo laboral y distintos centros de trabajo. dores en cuestiones de clasificacián profesional.
En los Jurados Únicos, los vocales eran elegidos por los enlaces de De negociación en los convenios colectivos, desde 1 958.
los diferentes centros de la empresa, según las respectivas categorías.

4 1 Texto que precede al Reglamento de Jurados de Empresa de 1 1 de septiembre 4 2 Así, en HUNOSA se constituyó primeramente un Jurado Único, que en 1 971 se
de 1953 en jurados de Empresa, Madrid, Consejo Nacional de Trabajadores, 1975, solicitá fuese transformado en Jurado Central (AHP/AISS-La Felguera, caja 5613, Se­
p. 19. cretaría General: .Qrdenación Social, 1971 » ) .
1 54 Carmen Benito de! Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 55

De reivindicación representativa, canalizando las peticiones de sufren de una u otra forma los efectos de las represalias encubiertas por
los trabajadores 43• parte de las empresas, por el solo hecho de destacarse en el cumplimiento
de su deber 45•
Así, con la posibilidad de elegir representantes en la empresa se
Asimismo, la Ley de Convenios Colectivos de 1 958, al introducir
inicia una política de integración activa de los trabajadores en la
el conflicto en el seno dei ordenamiento jurídico, potenció la acción
Organización Sindical que intenta superar la desconexión entre su
reivindicativa de los cargos sindicales electivos frente a la originaria
estructura organizativa y las masas trabajadoras, aunque el carácter
acción colaboradora de los mismos, colaboración que se entendía en
indirecto de la elección de los vocales jurados (hasta 1 963) y repre­
un doble sentido: con la empresa y con la Organización Sindical.
sentantes sociales en la Junta Sindical, así como las normas restric­
tivas que se imponían para la designación de candidato a enlace -que
si bien fueron disminuyendo no llegaron a desaparecer- y la lenti­ II.3. La acción sindical en Asturias
tud con que fueron implantados los mecanismos de representación
en los centros de trabajo, dan la medida dei escaso alcance de esa El Sindicato Provincial de Asturias reproducía, como todos los de
democracia orgánica sindical con la que el régimen pretendía encu­ su rango, la estructura organizativa y funcional de la línea económi­
brir su talante autoritario 44. co-social o representativa encarnada por los Sindicatos nacionales, a
Por otra parte, la actuación dei Jurado respecto de las materias saber:
atribuídas a su competencia, carecía de valor efectivo por cuanto se
limitaba a una facultad de propuesta ante la dirección de la empresa -Jefe
que era quien, sin posibilidad de debate, decidía la puesta en práctica -Secretario
dei acuerdo dei Jurado, incluso en cuestiones de carácter social. -Junta sindical
No obstante, el Jurado de empresa, por la relativa representati­ -Sección económica (grupos y subgrupos).
vidad que adquiere a comienzos de los anos sesenta y su carácter de -Sección social, subdividida en los siguientes Departamen-
órgano obrero a nível de empresa en la negociación colectiva, se tos :
convertirá a menudo en protagonista dei conflicto laboral, punto de
enfrentamiento con la patronal, que entre 1 963 y 1 965 se saldó con -Reglamentación.
el despido de 1 800 enlaces y vocales jurados, a falta de un régimen -Contratación.
de garantías de los trabajadores con cargo electivo sindical que no -Calificación.
fue convenientemente establecido hasta junio de 1 966, desprotección -Censo.
incluso denunciada por los propios organismos sindicales : -Legislación y normas.
-Inspección y disciplina de trabajo.
Sin dejar de reconocer la importancia de las actuales garantías, estas dejan -Obras sindicales.
grandes lagunas, por lo que puede decirse que son insuficientes; decenas de
representantes de los trabajadores de entre los más entusiastas y eficaces,
45 Cf J. M. Maravall, oh. cit., p. 146 y Juan José Caballero, «Clase obrera y

relaciones de trabajo», en La Espana de los aiios 10, vol. I, p. 663. El Decreto 2 de


43 José María Maravall, Trabajo y conjlicto social, Madrid, 1968, pp. 132-133. junio de 1966 (BOE, 14-6-1 966) establece el régimen de garantías mencionado. La
44 Un análisis de los mecanismos creados a tal fin y su efectividad real, en M. cita procede de AHP/AISS-Riosa, caja 9283, « Informe dei Consejo Provincial de Tra­
Payet, La integración de! trabajador en la empresa, Barcelona, 1964. Véase también bajadores de Asturías•, junío de 1965, p. 3.
Manuel Ludevid, Cuarenta aiios de sindicalismo vertical, Barcelona, 1976. Desde la Un pormenorizado análisis dei orígen y evolucíón dei sistema de protección a
perspectiva oficial sindicalista, y con idêntico título ai de la obra de Payet, La inte­ cargos sindicales durante e! franquismo en Gregorío Tudela Cambronero, ••Ürigen
gración dei trabajador en la empresa, Madrid, Instituto de Estudios Sindicales, So­ de las garantías de los representantes de los trabajadores en la empresa», Revista de
ciales y Cooperativos, 1966, pp. 79-88. Trabajo, núms. 85 y 86, Madrid, 1987.
!56 Carmen Benito dei Pozo E/ marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 157

.
En dependencia jerárquica se encontraban las sindicales comar­ .. 't -.,
' .

cales, los sindicatos locales y las células sindicales, entre ellas la em­
presa. La célula empresarial estaba integrada por empresarios, pro­
ductores y juntas de jurados.
Asturias comprendía dieciocho comarcales sindicales (véase figu­
ra 3) que la Delegaéión Provincial de Oviedo propuso se redujesen
o

a once en 1 973 .
La Ley de Bases de 1 94 1 estableció veinticuatro Sindicatos (am­
pliados en tres más posteriormente) siguiendo el ya mencionado cri­
teria de rama económica.
La relación nominal de representantes sindicales asturianos -Sec­
ciones Económica y Social- con veinticinco o más aõos en el de­
sempeõo del cargo (véase apéndice 2) arroja conclusiones de interés :
.

En 1969, un total de treinta y tres cargos sindicales llevaban ·.


.

desempeõando el puesto de presidente o vocales (28 con rango pro­ •


'

vincial, 4 local y uno nacional) durante veinticinco o más aõos. .


.

De ellos, veinticuatro (es decir, el 72% ) pertenecían a la Sección '



·-
.

.
--
Económica, lo que supone un elevado índice de estabilidad de los '

•.

empresarios en los cargos sindicales provinciales, especialmente en .

,
las ramas de «Construcción, vidrio y cerámica>> y «Ganadería» y en

.
.

pequeõas y medianas empresas, en tanto son escasos los represen­ •'

tantes sociales que cubren tan prolongado período como vocales y


no tienen éstos tampoco una adscripción sindical preponderante se­
gún actividad económica.
De modo que si la legislación reguladora de las elecciones sindi­
cales permitía la constante reelección de los cargos, es obvio que ello
contribuyó al anquilosamiento de la Organización Sindical en su
vertiente empresarial, prueba del escaso interés patronal en participar :..
, . ..
._

: . . :'
. .
directamente en la gestión sindical, sobre todo en medianas y pe­ ..
.

queõas empresas donde la patronal podía ejercer un control más i


..
'
.
.

I!!
_,
,
.

directo sobre la mano de obra. .


.

Nótese, asimismo, que en dicha relación no aparecen los Sindi­ .


'

catos que en Asturias encuadraban a un mayor número de trabaja­


..... .:......... �...,
:
dores y a la mayoría de las grandes empresas de la región -Com­
.... . . ... ... .
l
bustible y Metal-, lo que puede ser indicativo del necesario re­
•,
..

.
..
r ·• '
forzamiento de la acción sindical en los grandes centros de trabajo,
:
1

·r ··· ,.· ....


.
'
.

'......·
donde la dialéctica conflictiva se agudiza y, en consecuencia, el re­ .. ' ,

,..
. -·····., r'. .,41
curso empresarial al aparato coercitivo sindical no es desdeõado.
:-..�. . . .
( �t ·

El mayor dinamismo de las Secciones Sociales que se despren- ..
1 58 Carmen Benito de! Pozo El marco juridico-institucional de las relaciones laborales 1 59

dería de una más frecuente renovación de los cargos electivos, debe Concluía el informe senalando la necesidad de una mayor dota­
interpretarse en función de la nula disponibilidad de los trabajadores ción material (libros de Actas, ficheros, censos profesionales, etc.) y
de un instrumento de presión social ai margen de las posibilidades, personal de los Sindicatos, la creación de una oficina técnica, una
siempre limitadas, que pudiera ofrecer la estructura sindical. mayor diligencia de los secretarios en su tarea burocrática y la po­
La línea política de mando en Asturias estuvo ejercida entre 1 938 tenciación de la acción asistencial que era <<más gris y anodina si cabe
y 1970 por doce delegados de la CNS provincial (véase apéndice 3). que las anteriores>> .
Dicho cargo recayó mayoritariamente en titulados superiores y fun­ La ingenuidad sindical d e primera hora todavía hacía creer en
cionarias dei Estado militantes de FET y de las JONS (los represen­ 1 946 a las secciones sociales que el igualitarismo interclasista era algo
tantes sindicales nunca tuvieron acceso a la línea política). La dura­ más que una proclama demagógica, esperando que el mismísimo
ción en el desempeno dei puesto pasó de 1 -2 anos en el período Franco lo ejercitase:
1 938-1946 a una mayor estabilidad en las etapas siguientes, en que
los nombramientos se sucedían cada cuatro anos aproximadamente. Queremos que recabes dei Caudillo para que reciba a los Representantes de
Interesa en este apartado poner de manifiesto la realidad sindical los trabajadores, a fin de que estos le puedan informar sobre la marcha de

los empresarios 47•


que la documentación de carácter provincial desvela en lo referido la producción y otros extremos de cometido social, al igual que lo hacen
a las competencias de los sindicatos. Así, el funcionamiento de las
centrales sindicales comarcales y locales de Asturias deja traslucir los
enfrentamientos entre la Organización Sindical y las distintas insti­ En 1 947 encontramos manifestaciones dei desinterés, tanto de
tuciones de gobierno y administración dei Estado; las dificultades de empresarios como de trabajadores, por la buena marcha de la acción
los Sindicatos para ejercer sus funciones ; las limitaciones reales de sindical en los centros de trabajo:
aquéllos como órganos de representación social y los obstáculos em­
[ .. . ] para que las Juntas Sindicales respondan eficazmente al cometido asig­
presariales a la acción sindical.
nado por el mando sindical, es decir, para que puedan resolver dentro del
A mediados de los anos cuarenta, la deficitaria infraestructura de
los Sindicatos locales y e! escaso desarrollo de la normativa regula­
mayor espíritu de armonía y concordia los problemas laborales suscitados
entre los elementos de la producción, deberán estar animados sus compo­
dora impedían e! fluido desenvolvimiento de la actividad sindical, nentes del mejor deseo y disciplina. Sin embargo, todo ello queda desvir­
aunque sorprende constatar que tales deficiencias organizativas per­ tuado si las Empresas o Vocales de las mismas elegidos por elección directa,
sistían todavía a mediados de los anos sesenta, y nada menos que en envían representantes sin poderes para resolver con aquella flexibilidad y
una de las comarcales con mayor número de trabajadores de la pro­ rapidez los asuntos a tratar [ . . . ].
vincia como era Gijón : Las Juntas Sindicales ai no poder actuar por tales razones, se verían
obligadas a dar cuenta a los Organismos superiores o laborales para que
La actuación de los Sindicatos comarcales de Gijón puede considerarse en
conjunto de escasa trascendencia en el desarrollo de su triple función : Eco­
nómica, Social y Asistencial. comarca! de Gijón afirmaba que: «[ ... ] quizá sea Gijón por su acentu�do Y . rá�ido
Realizada una somera Inspección en la documentación, ficheros y demás desarrollo industrial, una de las comarcas de mayor y más completa actlvtdad smdtcal,
al abarcar sin excepción todas las esferas -política, económica, social y asistencial­
de aquella actividad» (caja 3912). Sin embargo, en la Memoria de activida1es de 1963
documentación que en la actualidad disponen los Sindicatos, se aprecia una
irregularidad de conjunto, tanto en la labor burocrática como de acción 46.
ya se planteaban «sugerencias encaminadas hacia el logro de una acc10n . soctal Y
sindical más dinámica y efectiva, que una población laboral de la tmportancta y den­
sidad de esta comarca evidentemente exige» (caja 3901 ) ; y ese mismo ano el Informe
46 AHP/AISs-Gijón, caja 396 1 , «<nforme dei Secretario Comarca! de Sindicatos de de problemas y necesidades con que tropieza la Delegación Comarca! de Sindicatos de
Gijón sobre la acción y desenvolvimiento de las entidades sindicales de la comarca» Gijón dejaba traslucir el mal funcionamiento de dicha comarca! (c�ja 3927).
47 AHP/AISS-La Felguera, caja 555 1 , Sección Social: «Actas dei
(25 de noviembre de 1964 ). Estas deficiencias habían sido solapadas en informes de Smdtcato de Indus­
anos anteriores, hasta el extremo de que en la Memoria anual de 1961 el delegado trias Químicas, 1 946-1 974».
1 60 Carmen Benito dei Pozo F I marco jurídico-m!titucional de las relaciones laborales 161

,.,,• cas d e la
adopten las medidas pertinentes o resuelvan directamente las reclamaciones regió1 , pues e n acta d e 25 d e noviembre d e 1 96 8 consta
planteadas [ . . . ] 48•
i
,Jue :

El vocal J . c. P. r.Ja� ifiesta que �or parte de HUNO�A no se ha au _


Hay que senalar que, si bien por razones muy distintas a las que torizado
pudieran justificar el rechazo obrero hacia los sindicatos verticales, ir a los disti ntos taJOS para realizar las comprobacwnes correspo nd1entes
.I ningún vocal de a
l Junta de la Sección Social [ . . . ].
.I
la actitud empresarial con respecto a la OSE fue siempre de descon­
fianza. En principio, porque se d u d ó de la capacidad técnica de los
Denuncia qu� se reitera el 20 de enero de 1 970 : <<[ ... ] lo s enla�es
Sindicatos para efectuar gestion e s de tipo económico, y después,
porque las tareas de control ejerci das por éstos no dejaban de ser ·. d icales est;Ín siendo únicamente fuerza de choque con sus p_ro�ws
�: mpaneros, ai no dejar las empresa� que la Orga�iz_ación Smdt� al
consideradas por la patronal como una injerencia en los asuntos
internos de la empresa : as que le son prop1as y que prest1g1an las funcw-
[ . . . }• S i
·

J U egue con l as baz ·

[ . . . ] L a ausencia d e las empresas a los actos d e conciliación s e puede consi­


n es represen tan n s ·

. .
derar como una falta de colaboración sistemática con la Organización Sin­ Las represahas patronales_ contra carg?� SI�dt�ales era� otra ma­
dical, pues si acudiesen a los actos d e conciliación la mayoría de los pro­ n i festación más de la molestta que la accwn smdtcal podta s uponer
blemas que se plantean no precisarían pasar a la Magistratura de Trabajo, para la empres a :
dada la claridad de los mismos 49•
[. . . ] e! trabajador mcal social de la Junta dei Combustible de Turó � J. A.
G. ha pretend ido se r represaliado por esta empresa (Hulleras dei T�t ron) por
Tales receios desembocaron con frecuencia en prácticas obstruc­
su
cionistas : actuación c,,rrecta, inteligente, firme y digna en todo momento cerca de
la empresa y en cumplimiento de la �epresentación. que_ ostent.a.
[ ...] la empresa MINA LLAMAS, de Nueva Montaiia Quijano S. A., a pesar de El enlace sindical ( e UNINSA) Juho O. C. mamfesto repetidamente a la
d
Secretaría dei J urado d e Empresa, que no se le permitía trasladarse a la se?e
la promesa formulada ante su Superior Autoridad en la maiiana de hoy de de! Jurado pa r.! exponer los problemas que tenían planteados, y qu� ademas,
que a primeras horas de esta tarde nos entregaría la relación de los trabaja� dad a su preocupación por los mismos, era víctima de persecucto_ '_l Y de
obstrucción permanente al ejercicio de sus deberes como cargo sind ical 52•
dores que han solicitado, individualmente, su reincorporación a la m1sm _ '-
·
no sólo no lo ha hecho sino que el lngeniero de la misma, [ . . . ], ha mam-;
festado que lo más pronto que puede hacerlo será maiiana a las once, ale�.
gando como excusa que tales relaciones las tiene un empleado bajo llave . . Ac titudes menos beligerantes y más cotidianas consistían en_ ha­
que el mismo no se encuentra a estas horas en las oficinas. cer << o ídos 50rdos » a las frecuentes protestas de abusos de a u tondad
de i ngenieros. capataces o mandos _ intermedios y dese� tim � r las pe­
ticio nes que [os representantes soc1ales elevaban a la dtrecct o- n de la
Naturalmente, entendemos que e l l o obstaculiza gravemente la labor
esta CNS ha de desarrollar para lograr que se normalice la situación .
en dicha empresa y tal actitud de la m isma es, a nuestro juicio, contrana el1)presa 53.
criterio de la Superioridad, que conocen las empresas afectadas por el
a través de ese Gobierno Civil 50•
" A HP/
AISS-l1\ledo, Sindicato de/ Combustible de Turón : « Actas de la Sección
So, ,al,, 1967-19o9: AISs-Turón, caja 4513.
">2 A
A ello no fueron ajenas las grandes empresas mineras y
HP/AISS
• -L1"edo, Secretaria General, 1 946- 1 962: Informe del Dele gado Pro -

VJn, ial de SindicJWS» en viado al Gobernador Civil el 25 de septiembre


de 1 962.
Alil·fMagi straturJ Je Trab ajo núm. 2 de Gijón, caja 2939, exp. 1 085 , • I nfo rme del
4" AHP/AISS-Üviedo, Secretaria General: « Informe reservado••, 1 963. Prt\idente del S:ndKato d el Metal» enviado ai Delegado Provincial de Si n d icatos el
49 La cita en AHP/AISS-Oviedo, escrito enviado por el Delegado Loc al de
24 • le agosto d e !9'3. . . , dei Smd1cato
dio ai Delegado Provincial el 15 de marzo de 1961. ·" Abundan•''' en esta 1dea, en el Acta de reunwn . .
50 AHP/AISS-Üviedo, Secretaría General: « Informe dei Delegado ProvmcJ. aI de
. Local del Com­
bu\ti ble de La [;'l�uera, .:on fecha de 27 de noviembre de 1 950, se recog e la rec.la­
ll1a,
dicatos» enviado ai Gobernador Civil de Asturias el 7 de agosto de 1 962. tón de vari,·• productores de la empresa Carbones de Lan�reo q ue d enunClan
El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 63
162 Carmen Benito dei Pozo
Organización Sindical, en materia de asistencia social primordial­
Pero no sería sólo a nível empresarial donde el Sindicato hubiera
m ente (viviendas, centros recreativos y culturales, etc.), sin que la
de exigir el reconocimiento de sus competencias. También en este
existencia de concejales sindicales sirviera en este caso para evitar
caso, un informe reservado dei delegado provincial de Sindicatos al
tensiones, dada <<la nula actuación que ante la Corporación Munici­
Jefe Provincial dei Movimiento en 1 963, es muestra de ello :
pal realizan los concejales sindicales, los cuales, tan pronto son in­
Tengo e! honor de poner en conocimiento de tu Superior Jerarquía que e!
vestidos de tal función edilicia, no tienen en cuenta a los elementos
limo. Sr. Delegado Provincial de Trabajo [ ... ] nos dice lo siguiente : que les otorgaron el mandato [ ]» 55. ...

La implantación de los Jurados de Empresa en 1 954 fue acogida


Esta Delegación tiene conocimiento de que se ha convocado en la Co­ con reticencias por la patronal asturiana, que en un primer momento
marca! de Sindicatos de Moreda, a las representaciones de Empresa y traba­ no dejó de recalcar la necesidad de hacer un correcto uso dei mismo :
jadores del pozo Santa Bárbara de la «S. I. A sturiana Santa Bárbara», a
eJectas de dictar un laudo relativo a retribuciones del personal destajista, y La responsabilidad que contraemos los que constituímos los primeros Jura­
como quiera que según la información recibida, continúa manteniendo, en dos de Empresa es doblemente grave; por un lado podemos perturbar con
dicho centro de trabajo, la anormal situación en rendimiento, he de signifi­ nuestros desaciertos la vida de las empresas, y por otro podemos retrasar la
car/e que no se autorice la comparecencia interesada, en tanto no se resta­ deseable elevación dei trabajador espano! a zonas de mayor responsabilidad.
blezca la normalidad, y en este sentido se han cursado instrucciones concretas Creo sinceramente que debemos hacer todo lo posible porque los Jura­
a la empresa [. . .}. dos tengan éxito y por conocer el origen de los fallos y dificu!tades que
No debemos ocultar la sorpresa que tal comunicación nos ha causado, tengamos para poder informar a! legislador de las correcciones que sea pre­
por cuanto supone una grave interferencia en las funciones de la Organiza­ ciso establecer, porque como toda obra humana no ha de carecer de defectos.
ción Sindical, que de modo alguno está justificada. En primer lugar tenemos que imbuirnos de la idea de que no es un
En e! caso a que se refiere en su escrito e! Ilmo. Sr. Delegado de Trabajo, órgano clasista, sino un órgano de colaboración, de que es un órgano que
nuestra Local de Moreda ha actuado correctamente en uso de las atribucio­ con distintos matices va presentándose en todas las naciones, por lo que hay
nes que le confiere e! artículo 49 de la vigente Reglamentación de Trabajo que considerarlo como una manifestación de la evolución histórica de la
en Minas de Carbón, tratando siempre de conciliar a los trabajadores recla­ sociedad [ ... ].
mantes con su empresa [ ...� y también en uso de sus facultades de mediación, Vamos a tratar de aplicar estos Jurados con un criterio constructivo, con
conciliación y arbitraje reconocidas por e! Decreto 2354/1 962 dei Ministerio el mayor interés y fidelidad. ·En honor de esa fidelidad hemos de compro­
de Trabajo y Orden de la Secretaría General dei Movimiento de 16 de metemos todos a utilizar el Jurado con arreglo a las normas que lo regulan
Noviembre de 1 962 [ ... ] 54. cumpliendo escrupulosamente lo que esté establecido 56•

Similares conflictos se planteaban entre los ayuntamientos y la Temores que no tardarían en ser disipados : la falta de operancia
de los Jurados, especialmente en cuanto a la acción social que tenían
abusos de autoridad por parte dei vigilante, abusos sobre los que la Junta Sindical ya encomendada, fue prontamente aireada por los propios organismos
había advertido a la dirección de la empresa sin que ésta tomase las medidas oportunas sindicales, seíi.alándose como defectos más acusados los siguientes :
para evitado (AHP/AISS-La Felguera, caja 555 1 , «Actas dei Sindicato Local dei Com­
bustible» ). En 1 956 los vigilantes de minas de la empresa Nespral y Cía denuncian, Escasez de atribuciones y facultades.
asimismo, «el inhumano proceder dei capataz dei Grupo Oscura, con la pasividad de
la citada empresa [ .. }• (AHP/AISS-Oviedo, «Informe dei Delegado Provincial de Sin­
dicatos» enviado al vicesecretario nacional de Ordenación Social el 23 de octubre de 55 AHPIAISS-El Entrego, caja 5 1 57, Secretaría General, 1969-1977: <<Actas de Jun­
1 956). tas ». La cita en AISS-Avilés, Secretaría General: <<Parte reservado dei Delegado Co­
La empresa Ortiz Sobrinos comunica en marzo de 1962 a la Sección Social dei
56 AHP/AIS5-- Moreda, caja 4520, <<Discurso dei Presidente dei Jurado de Empresa
marca! de Avilés» (12 de abril de 1957).
Combustible de Mieres que «Sentimos decide que no podemos aceptar las propuestas
que hace en lo que respecta a la modificación de los precios de las labores que realizan de la Cía. dei Ferrocarril de Langreo (Asturias) ante la primera Junta celebrada el 9
a destajo» (AHP/AISS-Üviedo, Secretaría General).
54 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General: ·Informe reservado•, 1 963.
de abril de 1954,, pp. 6-7. E! subrayado es nuestro.
1 64 Carmen Benito de/ Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 65

Conformismo de los vocales ante la situación de la presidencia inoperancia del mismo (expresada con harta frecuencia en los Libros
que, con más datos en su poder y mayor conocimiento de causa, les de Actas de los Jurados) no dejaba indiferente, al menos d esde el
abruma con razones, logrando su aceptación. punto de vista formai, a la OSE 8 .
5

Escaso contacto del propio Jurado con los trabajadores. Las actas de reunión del Jurado de Empresa de S. M. Duro Fel­
guera (Sección Metal) de 1 954 a 1 960 ponen de manifiesto que el
En 1 956, el delegado provincial de Oviedo manifestaba las aspi­ mayor número de reclamaciones presentadas por los trabajadores de
raciones que, en el sentido de mayores competencias para los Jura­ la fábrica siderúrgica langreana se referían a cuestiones de categoría
_ :
dos de Empresa, tenía la Organización Sindical en Astunas profesional, seguidas de reclamaciones de pluses (familiar, peligrosi­
dad, toxicidad, distancia, etc.) e incentivos, es decir, todas ellas de
1 ."-Que los Jurados tengan facultad resolutiva en todos los casos de faltas
leves. contenido económico. No es de extraõar, por ello, que el 23 de
2.0-Que la comisión correspondiente dei Jurado tenga plena fac� ltad noviembre de 1 959, ante la difícil coyuntura por la que atravesaban
para intervenir en los economatos, disponiendo las compras y los precJOs e especialmente las actividades minera y de construcción naval, los
_
incluso interviniendo en los concursos o gesuones que a efectos de compras representantes empresariales recomendasen al Jurado que «antes de
se realizan. tomar acuerdo en las reclamaciones [ ... ] reflexione sobre las conse­
3."-Facultad de los vocales para, previo acuerdo dei Jurado en todo cuencias económicas en momentos en que hay que reducir gastos y
caso, desplazarse ai lugar correspondiente de la Empresa para comprobar extremar las medidas de prudencia>> .
59

por sí mismo el hecho que se halla (sic) en debate. . En el sector de la hulla, y tomando como muestra las 1 64 recla­
4."-Volver a la antigua red de enlaces sindicales de forma que coex1stan maciones formuladas en 1 969 ante los Jurados de Empresa de la zona
con los vocales dei Jurado. [La constitución dei Jurado conllevó la desapa­ de El Entrego (concejo de San Martín del Rey Aurelio), las peticio­
rición de los enlaces en los centros de trabajo donde éste se implantó hasta
nes de los mineros no diferían sustancialmente de las realizadas por
1 957J .
5."-Que en cada caso de reclamación se admita la comparecenc1� de los obreros del metal : 55 de ellas se refieren a la categoría profesional
_ reconocida; 30 a pluses y dietas ; 27 a incentivos y horas extra; 24 a
enlace sindical dei tajo o taller a que pertenezca el trabajador acompanado
incluso, si se considera necesario, dei trabajador. diferencia de salarios ; y el resto a otras varias 60 .
6."-Por último, considerar obligatoria una reunión semestral, una asam­ En general, la documentación referente a los Jurados de Empresa
blea de todos los trabajadores de la empresa para que escuchen un informe deja traslucir no sólo la necesidad de llenar de contenido la función
de la labor llevada a cabo por e! Jurado de empresa y expongan sus quejas de los mismos, sino también su escasa representatividad real :
y sugerencias en relación con el desarrollo dei � ismo. .
.
7."-Asimismo, pretendemos que nos autoncen la creac10n de Jurados En Mieres siendo las 1 8 horas dei día tres de febrero de 1 964 se reúnen los
en aquellas empresas que voluntariamente lo qui� ran i� plantar. S�n va�_Ias
. trabajadores que ai margen se relacionan [ un total de veinte ], para considerar
en la Província las que lo han solicitado, y las qlllero Citar para sausfacc10n el momento actual en que se está confeccionando una nueva Reglamentación
de las mismas : Nueva Montaiza, Solvay y Minas de la Encarnada. Sin duda para minas de carbón y que en algunos centros de trabajo se carece de
hay otras que no lo han solicitado por desconocer la posibilidad actual de
constituirse 57•
58 AHP/AISs-Moreda, Acta núm. 5 dei Pleno dei Jurado de Empresa de la Sociedad
Industrial Asturiana (28 de febrero de 1 961 ). En octubre de 1970 el delegado comarca!
Nueve aõos después, el Consejo Provincial de Trabajadores se de Mieres comunicaba que «[ .. .] los vocales de la Comisión Delegada dei Jurado de
pronunciaría en favor de una reforma del Reglamento de Jurados de Empresa dei sector Caudal de HUNOSA habían decidido unánimemente no asistir a
Empresa en el sentido de vitalizar dicho órgano sindical, pues la más reuniones ante [ ... J los defectos y anomalías que se vienen observando en el

59 AHP/AISs-La Felguera, caja 555 1 , «Actas dei Jurado de Empresa de Duro Fel­
funcionamiento de la misma» (AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de/ Combustible).
5 7 AHPIAISS-Oviedo, Secretaria General: «Pian de acción de la Organización Sin­

60 AHP/AISs-El Entrego, caja 51 57 Secretaria General, 1 969-1 977: «Resumen anual


guera•.
dical Asturiana para el ano 1 956». Recordamos que en 1956 se extiende a las empresas
con más de SOO trabajadores la obligación de constituir el Jurado. de actividades de la Asesoría Jurídica de la Delegación Local de El Entrego».
1 66 Carmen Benito de/ Pozo E/ marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 167

autêntica Representación Sindical para llevar a cabo la aprobación de la Felguera elaborá en 1951 una ponencia para la modificación dei Re­
misma en nombre de los trabajadores [ ... ). glamento Nacional de Minas de Carbón (en vigor desde 1 946), en
[ .. . ] e! pasado día 3 1 se celebraron elecciones para enlaces en Mina Bal­ uso de la facultad de propuesta que en tal cuestión se concedía a los
tasara. [ ...] dichas elecciones han sido nuevamente una nulidad; una vez que Sindicatos. El trabajo resultá vano, pues habrían de transcurrir doce
la mayoría de los trabajadores por nosotros considerados como hombres anos para que e! Ministerio decidiese la modificación de la mencio­
serios y conocedores dei problema, no han acudido a las elecciones por ser
nada reglamentación 63 •
estas sólo para elegir Enlaces Sindicales y continuar e! Jurado de Empresa
y Juntas sociales constituídas en la forma que en e! escrito que acabamos
Si como apuntábamos en páginas anteriores, la función econó­
de dar lectura se manifiesta. [ . . . ] Por ello los que no hemos acudido a las mica de los Sindicatos quedó en Ia práctica muy mermada, la docu­
elecciones y firmamos e! presente escrito reiteramos una vez más la solicitud mentación de la AISS muestra hasta qué punto en tales competencias,
de autorización para celebrar nuevas elecciones sindicales en las Minas de como fijación de precios, regulación de mercados o control de la
Fábrica de Mieres, S. A., que radican en Mieres, queremos decir; elegir política salarial, la Organización Sindical fue un mero vehículo de
Enlaces Sindicales en e! número que estime necesario y que estos a su vez transmisión del malestar social, con poca audiencia en las institucio­
elijan e! Jurado de Empresa y que Enlaces y Jurados elijan aquellos que nes dei Estado responsables de la política económica:
hayan de ocupar las plazas que en la actua!idad les corresponden en la Junta
Local, Provincial y Nacional de Sindicatos. La Organización Sindical de la Província se ocupó especialmente dei pro­
Manifestaciones estas que hacen suyas los demás trabajadores presentes blema de precios y salarios recogiendo la justa aspiración de las Juntas So­
y que también trabajan en Mina Ba!tasara-Polio, ambos de Mina Nicolasa, ciales de aumentar e! poder adquisitivo de los trabajadores que se han visto
quienes manifiestan que si en la misma forma en que se acaba de celebrar seriamente perjudicados en sus econornías familiares con e! notable encare­
elecciones en Ba!tasara se pretendieran celebrar en Mina Nicolasa, no votaría cirniento de los artículos de prirnera necesidad que acusa el mercado. En
un 3 % , ya que de nada serviría tener enlaces sindicales de las distintas torno a este problema se han elevado a la Superioridad documentados estu­
categorías profesionales tanto dei exterior como dei interior cuando e! Ju­ dios y se ha informado ampliamente al Ilmo. Seiíor Director General de
rado de Empresa [está] constituído sin que en él figuren trabajadores dei Trabajo [ ... ] 64•
interior e incluso dei exterior en aquellas categorías profesionales más nu­
méricas e importantes por su calificación (especialidad) [ . . . ] 61 .
Malestar que en algunos momentos se expresó con escaso recato
verbal. Así, e! alza de precios en 1 956 produjo airadas protestas de
Los desacuerdos habidos en e! seno de la OSE entre los represen­
los Sindicatos locales :
tantes empresariales y los trabajadores en torno a Ia redacción de un
[ .. . ] Si e! Sindicato es el único rnedio de cornunicación con los gobernantes,
texto definitivo de la Ordenanza Hullera de 1 964, condujeron ai
arbitraje dei Ministerio de Trabajo que fue quien finalmente impuso es é] e! que tiene la sagrada obligación de defender los intereses de sus
la Ordenanza correspondiente 62 . afiliados, precisamente por esta circunstancia de no contar con otro rnedio
E! tema de la adaptación de Ia Reglamentación de Trabajo vigen­ de cornunicación.
te en esta rama de actividad, en e! sentido de otorgar mejores con­ La gente está totalmente desmoralizada, ya que se considera completa­
diciones laborales -y no sólo salariales-, fue uno de los que mayor mente desamparada contra e! explotador comerciante, patrono, rnercader o
interés despertá siempre entre los representantes sindicales de la mi­ corno se liame. Todos, absolutamente todos, ponen las rnercancías a la altura
nería. Con este objetivo, Ia Junta Sindical dei Combustible de La que les da la gana, con precios abusivas y ante los ojos de las rnisrnas
autoridades [ . .. ]. Nosotros corno representantes de los trabajadores, desde
nuestros humildes puestos de trabajo [ . . . ] exigimos de los mandos sindicales,
no suplicamos, la máxima atención a este palpitante problema [ ... ].
61 AHP/AISS-Gijón, caja 396 1 .
62 AHP/AISS-Gijón, caja 4014, «Informe sobre algunas de las líneas básicas dei

ordenamiento laboral espaii.ol» emitido por Roberto Vega Alonso en octubre de 1 964 63 AHPIAISS-La Felguera, Sindicato de/ Combustible, «Actas 1 947- 1 977». La po­
a requerimiento de la Câmara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, nencia se recoge en el acta de reunión dei 28 de diciembre de 1 95 1 .
P · 4. 64 AHP/AISS-Oviedo, «Memoria d e actividades, 1 955». El subrayado es nuestro.
168 Carmen Benito dei Pozo E/ marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 69

La primera medida que deben tomar los que tienen sobre sí la tarea de tantes sindicales <<a la Superioridad ,, en materia de aumentos salaria­
gobernar, es congelar a costa de lo que sea, los precios de los artículos les se manifestará, incluso, abiertamente :
llamados de primera necesidad [ ... ].
Queremos tener confianza en el Sindicato y ha de dársenos la ocasión [ ... ] Ante la solución que la Superioridad ha dado a este problema de acu­
de no salir defraudados. Nuestros representados nos exigen acción y trabajo ciante necesidad, la Junta, con todo respeto y disciplina, rechaza por con­

trasladando las que nosotros recibimos. [ . .] 65•


en defensa de sus intereses, y no podemos ofrecerles otra cosa que promesas, sideraria injusto y de insignificante resultado esta fórmula de distribución
. de aumento de salarios que, si en situación normal sería justo no lo es en
estos momentos en que, como se dice anteriormente, los productores de
Al aiío siguiente, problemas en el suministro de alimentos y ele­ categorias profesionales inferiores con el ínfimo aumento que les correspon­
vados precios en productos de primera necesidad, siguen acuciando de no pueden hacer frente a sus necesidades vitales de sostenimiento. La
a las Juntas sociales, que en tono más comedido, hacen llegar su Junta hace patente su disgusto y protesta de que la Superioridad no haya
tenido en cuenta la razonada y justísima distribución dei aumento que ha
preocupación al Delegado Provincial:
propuesto nuestro Sindicato, ni se haya tenido en cuenta su influencia para
asesorar en la distribución que ha sido puesta en vigor [ . . ] 68•
.

La Junta Social dei Combustible de Santa Cruz de Mieres, en reunión ce­


lebrada el 25 de enero ha acordado solicitar de mi Jerarquia me dirija a V.E.
haciéndole ver la escasez de aceite que se padece en aquella localidad rogán­ Pero es, quizás, el recuemo de actividades realizadas por el Con­
sejo Económico Provincial de Asturias (constituído el 21 de enero
do artículo 66 •
dole gestione dei Gobierno la normalización en el suministro de tan precia­
de 1947) la más evidente manifestación de que tal organismo no
actuaba como organizador de la economía regional -y que, por
Las reiteradas denuncias que en este sentido formularon los dis­ tanto, las funciones económicas de la Organización Sindical eran
tintos sindicatos locales no podían dejar de inquietar a los represen­ más aparentes que reales- sino como simple asesor técnico median­
tantes provinciales que, incapacitados para actuar directamente, de­ te la elaboración de informes económicos sectoriales, confirmando
9
bían de limitarse a emitir los preceptivos informes reservados donde así lo que al respecto venimos exponiendo 6 .
expresan su temor a una protesta generalizada: La restringida eficacia de las instituciones representativas sindi­
cales (enlaces, Juntas sociales y Jurados) habría que relacionaria no
En nuestros diarios contactos con representantes sindicales y población en sólo con el alejamiento existente entre la normativa legal y la reali­
general de todas las poblaciones y zonas industriales y mineras de la pro­ dad social sino con un factor de carácter político-ideológico : su in­
víncia observamos una gran tensión e insatisfacción centradas unicamente serción en la estructura sindical verticalista. La OSE, defensora de
en los precios de artículos alimentícios, vestido y calzado, así como carencia sus prerrogativas institucionales en el ejercicio de la actividad sindi­
absoluta en determinados momentos de aceite y azúcar.
[ . . . ] La situación de no obtenerse alguna mejora inmediata, pudiera de­
cal (lo que generaba fricciones tanto a nível empresarial como con
sembocar en conflictos de tipo laboral 67 •
entidades estatales) debía velar también porque la tensión laboral no
desbordase sus estrechos cauces y el malestar obrero no se manifes­
tase colectivamente, es decir, mantener la «armonía» social, solapar
La escasa influencia de las peticiones remitidas por los represen-
la lucha de clases.
El carácter represivo que el aparato sindical encerraba se mani-

65 AHP/AISS-La Felguera, Sindicato dei Combustible, «Actas, 1 947- 1 977» ; extracto


dei acta de noviembre de 1 956. 68 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General: «Acta de reunión de la Junta Social de!
66 Sindicato dei Combustible» (8 de marzo de 1 956). El subrayado es nuestro.
AHP/AISs-Oviedo, Secretaria General; escrito dirigido al delegado provincial de
69 AHP/AISS-Oviedo, Secretaria General: Informe dei Consejo Económico Sindical
67 AHP/AISS-Oviedo, Secretaria General, «<nforme reservado dei Delegado Pro­
Sindicatos e! 1 de febrero de 1 957.
de Asturias sobre «Actividades de! Consejo Económico Provincial de Asturias desde
vincial de Sindicatos» (23 de noviembre de 1 957). sus inicios», realizado en junio de 1 961 .
1 70 Carmen Benito dei Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 171

festó durante los anos 1 940- 1 950 en la anulación de toda disidencia Ante estas manifestaciones, e! vocal de referencia, pidió que la Junta
ideológica que pudiera expresarse tanto de forma individual como firmara un escrito dirigido a la Sección Social Provincial, en e! que se exigían
colectiva. En este sentido, las elecciones sindicales constituyeron has­ nuevas gestiones en favor de los sancionados, a lo que también [ ... ] se opuso
ta 1 954 <<Un acto rutinario» en el cual delegado local de Sindicatos e! citado Delegado Local, aíiadiendo que no podían recogerse las firmas en
plena Junta, pues ello podía suponer una coacción para aquellos que no
y patrono <<determinaban el resultado sin preocuparse siquiera de
estuvieran de acuerdo con tal petición [ . . . ] 71 •
cuidar las formas>> . Tal descrédito dei proceso eiectoral se reflejaba
en una escasa participación de los trabajadores, desinterés que oca­
El obrerismo sindical tenía un límite.
sionalmente remitió ligeramente en la convocatoria de 1 957 al con­
currir en ella diversos factores, como mayores garantías electorales,
promesas sindicales de aperturismo ideológico y el comienzo de la
táctica entrista por parte de los comunistas. Los conflictos laborales
III. LA REGULACIÓN DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO:
de finales de la década se saldaron con una depuración de cargos DE LAS REGLAMENTACIONES A LOS CONVENIOS
sindicales que habría de incidir directamente en el retraimiento de COLECTIVOS
la participación obrera en las elecciones de 1 960 70•
Los conflictos en las cuencas mineras a comienzos de los anos Al comentar el Fuero dei Trabajo, senalábamos cómo la Declaración
sesenta pusieron en entredicho la efectividad de los resortes sindica­ III, 4. otorgaba al Estado la facultad de fijar las bases reguladoras
les franquistas para responder a las presiones de los trabajadores. dei trabajo con la pretensión de soslayar así la lucha de clases y
Entonces el Sindicato hubo de frenar desde dentro los mecanismos marcar las pautas de la política social. Pero, apuntábamos también,
de representación para evitar en lo posible convertirse en instrumen­ que tal potestad se convirtió en instrumento dei dirigismo económi­
to de expresión de las reivindicaciones obreras : co franquista a través de las Reglamentaciones de Trabajo, dirigismo
que empezará a quebrar con la Ley de Convenios Colectivos de
En la tarde dei día seis de los corrientes [octubre de 1 964], víspera dei viaje 1 958 que, no sin dificultad, habrá de buscar una fórmula conciliato­
dei Sr. Ministro de Industria a esta Província, se reunió la citada Junta Social ria con dicha Declaración.
Local [dei Sindicato dei Combustible de Mieres], convocada para tratar de
diversos asuntos y, entre ellos, la elección de su Presidente, por dimisión
dei anterior, y, ai principio de la misma, uno de los vocales -sin duda
presionado por los despedidos de su Empresa- pretendió plantear fuera dei III.!. La estatalización de la política laboral (1942-1958)
orden dei día, y como cuestión previa, la situación de los despedidos, ne­
gándose a ello e! Delegado Local, manifestando que era un asunto que no La Ley de Reglamentaciones de Trabajo de 1 6 de octubre de 1942
constaba en e! orden dei día y que había sido ya debatido suficientemente sienta las bases dei intervencionismo estatal en materia laboral. Sin
en otras reuniones y que, en definitiva, la actitud de los despedidos de exigir embargo, las primeras reglamentaciones son anteriores a dicha ley
su readmisión en bloque y a los mismos puestos de trabajo que tenían, como (v .gr. la Reglamentación Nacional para Minas de Carbón de 6-6-1 942
se había informado suficientemente, hacía imposible resolver tal problema y la Reglamentación Nacional de la Industria Metalúrgica de
y que, también, todos saben que, a pesar de tal actitud, la Organización 6-7-1 942) por lo que fueron posteriormente modificadas, ajustándo­
Sindical viene haciendo gestiones para obtenerles colocación y, especialmen­ se igualmente a la Ley dei Contrato de Trabajo de 1 944. Entre 1 945
te, a los que se encuentran silicóticos.
y 1 948 puede decirse que las principales actividades económicas es­
taban ya reguladas por sus respectivas reglamentaciones, la mayoría
70 AI respecto véase el estudio de Ramón García Pineiro, " Los mineras asturianos

71 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General: «Informe confidencial>> dirigido por el


bajo e! franquismo (1937-1962)», vol. I, pp. 222-23 1 ; Tesis doctoral, Universidad de
Oviedo, 1989. Los entrecomillados son expresiones literales dei autor. Recientemente
la Fundación t .o de Mayo ha publicado en forma de libra y con idêntico título la delegado provincial de Sindicatos ai gobernador civil de Asturias el 19 de octubre de
tesis de García Piiieiro (Madrid, 1 990). 1964.
1 72 Carmen Benito de/ Pozo
El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 73
de âmbito nacional, aunque jurídicamente existía la posibilidad de b. Territorial.
_
c.
circunscribirse a niveles territoriales más reducidos (interprovinCta­ Temporal, seiíalando la fecha de entrada en vigor, ya que su
les, provinciales, e incluso de empresa, como la Reglamentación de duración es indefinida mientras no se modifique o derogue.
RENFE) 72.
Todas ellas emanaban del Ministerio de Trabajo y sus normas no
podían quedar sin efecto por la voluntad d � empresa�ios o �rabaja­ Organización dei trabajo
dores. La modificación de las Reglamentacwnes pod1a reahzarse a
iniciativa del Ministerio, por sugerencia de otro departamento mi­
En principio, es función que se atribuye a la empresa. El texto varía
nisterial o a propuesta de la Organización Sindical, aunque en ��s
_ de unas Reglamentaciones a otras, siendo el de la Construcción y
dos últimos supuestos se precisaba «solicitud razonada» que jusuh­
Obras Públicas (artículo 5.0) uno de los más explícitos al respecto:
case la reforma de las normas vigentes. Asimismo, correspondía a
las Delegaciones Provinciales de Trabajo la propuesta de las medid�s La organización técnica y práctica dei trabajo corresponderá a la dirección
convenientes para adaptar las Reglamentaciones nacionales al tern­ de la empresa dentro de las normas u orientaciones de este Reglamento, y
torio de su jurisdicción. de las disposiciones legales, respondiendo de su uso ante e! Estado. No
Parece, no obstante, que las Reglamentaciones de trabajo dieta­ podrá adoptarse ningún sistema distributivo dei trabajo que pueda perjudi­
das en los aiíos cuarenta lo fueron ante cierta indiferencia empresa­ car la formación profesional y técnica dei personal, antes bien éste tiene e]
rial, manifiesta en la inhibición de la patronal a participar en la deber y la empresa !e facilitará e! medio a ello conducente de completar y
discusión de los anteproyectos correspondientes. AI menos, fuentes perfeccionar sus conocimientos con la práctica diaria, no olvidándose que
sindicales abonan esta interpretación, no sin cierto tono de reproche la eficiencia y e! rendimiento dei personal y , en definitiva, la prosperidad
por las posteriores críticas empresariales a la normativa ministerial de la empresa depende de la satisfacción que nace no sólo de una retribución
decorosa y justa, sino de que las relaciones todas de trabajo, y en especial
(véas e apéndice 4 ) . . . . , las que son consecuencia dei ejercicio de la libertad que se reconoce en la
·
El contenido de las ReglamentaCtones es umforme y uene carac­ empresa, estén asentadas en los principias de justicia social.
ter general; de forma esquemática podemos agrupar sus preceptos
en los siguientes apartados : El paternalismo estatal en materia laboral que inspira tal dispo­
sición no se corresponderá, sin embargo, coo la existencia de efec­
tivos mecanismos de control que aseguren el cumplimiento empre­
Ámbito de vigencia sarial de la normativa establecida. Esa distancia entre el texto legal
y la realidad laboral constituye uno de los rasgos definitorios de las
a. Funcional: actividades o industrias a las que va a afectar; en este relaciones de trabajo durante el franquismo, proyectada -como vi­
sentido hay que considerar el principio de unidad de empresa, en mos- sobre la estructura orgânica y funcional de los Sindicatos.
virtud del cual la norma que sirve para la actividad fundamental lo
es también para el personal de actividades complementarias, aunque
pertenezcan a otras actividades laborales. Personal

Clasificación en grupos y categorías profesionales de los trabajado­


72 Entre ellas, destacamos las Reglamentaciones Nacionales de Trabajo de Minas
Metálicas, de 12-4-1945 (BOE, 29-4); Siderometalúrgia, do: 27-7-1946 (BO � , 2-8); res, definiendo las funciones propias de cada una de aquéllas.
Minas de Carbón, de 26-2-1946 (BOE, 1 -3); Construcción y Obras Púb!IC�S, de
2-4-46 (BOE, 1 4-4); Derivados del Cemento, de 1 6-7-1 946 (BOE, 1 8-7) ; ��d�10, de
29-9-1 946 (BOE, 29-9); Tejas y Ladrillos, de 26-9-1946 (BOE, 5-10) ; Ceram1ca, de
26- 1 1-1946 (BOE, 4-12) y Cemento, de 14-4-1947 (BOE, 25-3).
1 74 Carmen Benito de/ Pozo E/ marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 75

Ingresos y ascensos Premias, faltas y sanciones


Se determinan las condiciones y form as para e[:rar a prest�r servtcw Se concede potestad disciplinaria a la empresa, fijándose las sancio­
en las empresas, el régirl't e n de a cceso a categorías supenores Y el nes aplicables según la gravedad de la falta, siendo necesaria la ins­
turno de ascensos. trucción de expediente para la imposición de sanciones por falta
grave o muy grave. Los aspectos procesales quedaron derogados y
y
fueron sustituidos por el Texto Refundido de Procedimiento Labo­
Jornadas descansos
ral de 21 de abril de 1 966.
Junto a las normas gen� r.ll c s q u e regulan esta materia, la Regl��en­
tación seiíala las pecuha rid. ades p ropias de la md�stna . o actlVldad
, favo a­
interesada, fijándose con ft.ecue-nc..::ia jo rnadas espeClales mas Reglamentos de Régimen Interior

bles para ciertas categorÍ<'� s 0 en d�te rm inadas condiciones de trabaJO.
Se impone a las empresas con un determinado número de trabaja­
dores la obligación de redactar dicho Reglamento.
Retribución
En las tablas salariales s � refle � an m inuciosamente las retribucion� s Disposiciones diversas
correspondientes a cada ·,;a tego;Í:ll profesional. A efectos de determt­
nación de los salarios, se dividÍ! a e 1 territori o nacional en tres zonas, Se regulan en este capítulo materias de diversa índole, tales como
incluyéndose Asturias er:1 l a zoma p r im era. Lo1 salarios �ijados en t: s prendas de trabajo, servicio militar de los trabajadores, salidas y
.
Reglamentaciones fueron m od ifi• cado s en 1 956 tras la tmplantacwn dietas, Mutualidad, etcétera.
de retribuciones más ele" a .Jas ( di!sposiciones del 26 de octubre). P�s­
teriormente, esta materia.. s erá obii eto de regulación e� los Convemos En la práctica, la rigidez normativa y, en consecuencia, la falta
.
Colectivos Sindicales y at e l1diet::1d· 0 al s alario mínimo mterprofeswnal. de adaptación de las Reglamentaciones a las peculiaridades de las
Las Reglamentacione- s se rdieeren también a la retribución de los distintas actividades según la región, província, comarca o empresa,
trabajos a prima, tarea c1 dest;-ajc J, as í como gratificaciones �e " Na­ así como el hecho de que la mayoría de las cuestiones que expresa­
vidad» y <d 8 de Julio>> ( dt:'sde almil de 194 7), premios de anuguedad..
mente recoge la ley como objeto de reglamentación pudieran haberse
y pluses (penosidad, peliig rosidacd, wxicidad. etcétera) . regulado por disposiciones generales (v . gr. descansos, vacaciones,
sanciones, etc.) tuvo como resultado que profesiones y ofícios simi-
Permisos, licencias y t::.'x ce dcen tcias
La regulación de estas s <it u acÍ<;)nt es varía de un as a otras Reglamen­ rometalúrgica de 1 946 establece en su artículo 72 lo siguiente: «Las mujeres [ ... ], si
taciones, teniendo como rnínirn J ts las condiCiones que aparecen en la contraen matrimonio quedarán automáticamente en excedencia forzosa; tendrán de­
Ley de Contrato de Tra�b-. ajo . R< es ulta interesante lo relativo a exce­ recho a una dote de tantas mensualidades de su sueldo o jornal base como aiios de
dencias del personal fem•e n ino al l contraer matrimonio, cuya norma­ des [ ...]. Estas mujeres tendrán derecho a reingresar únicamente en caso de incapaci­
servicio hayan prestado en la empresa, sin que puedan exceder de nueve mensualida­
tiva general no se establec.:e- ha na , e1 D e creto de 2 de febrero de 1 961 .
73
dad o fallecimiento dei marido» . Sólo en empresas donde la mujer efectuase trabajos
tradicionalmente reservados a la mano de obra femenina, sería potestad de la empresa

En este sentido, la R egl?.u-..1 en ta·�inn Naci,10al dei Trabajo de la Industria Side-


acogerse o no ai régimen de excedencia forzosa; pero la discriminación -en este caso
73 vía salarial- persistía como se verá en e! capítulo 5 (apartado I).
1 76 Carmen Benito de/ Pozo E/ marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 77

lares presentasen condiciones laborales distintas en función de la c�n�ia� ; condiciones para hacer efectivos los salarios; régimen de
. .
reglamentación aplicada. disciplma en el trabaJO y Sistema de recompensas y sanciones.
Por lo que respecta a las retribuciones, se fijaban los salarios lnstitu�d ? s los J u�ados de Empresa, éstos intervenían en la fija­
., .
mínimos y obligatorios. Tal criterio ignoraba las condiciones del cwn del regimen retnbuuvo de cada categoría profesional ; determi­
trabajador, de modo que no se tenía en cuenta ni la calidad del nación de los rendimientos mínimos y cualquier concepto de carác­
trabajo ni el rendimiento del operaria. Asimismo, el concepto de ter económico que afectara directamente a los trabajadores, así como
salario era variable, no guardando relación las tablas de salarios de seguridad e higiene, formación profesional y servicios sociales.
las Reglamentaciones con el concepto de salario a efectos regulado­ El proyecto de Reglamento de Régimen Interno -redactado por
res de las cuotas de seguros de accidentes o seguros sociales y mon­ l � :mpresa- debía ser aprobado por la Delegación de Trabajo, de­
tepíos, redundando en perjuicio del trabajador. Por otra parte, si Cidiendo también en caso de discrepancia del Jurado con la patronal
.
bien la ley contemplaba que las condiciones fijadas tendrían el ca­ en matenas en que éste debía ser oído 75•
rácter de mínimas, siendo susceptibles de mejora por libre y espon­ La necesidad de un cambio en las relaciones laborales se hará
tánea determinación de los empresarios o en las relaciones de trabajo sentir a partir de 1 956, aiio en que la brusca subida de precios generó
convenidas con su personal, disposiciones posteriores restringieron un fuerte malestar social, estrechamente vinculado al incremento de
esta facultad hasta 1 956, aiio en que el régimen de reglamentaciones la conflictividad en los centros de trabajo durante 1 956-1 957. El
se flexibiliza en tal sentido 74• Ministerio hubo de aceptar las primeras negociaciones colectivas,
Si las Reglamentaciones de Trabajo regulan la relación laboral en am1 �ue sólo a r:ivel de fábrica. La entrada de Espana en la Organi­
_
una actividad industrial o rama de producción, los Reglamentos de zacwn InternaciOnal del Trabajo (OIT) en 1 958 haría inevitable el
Régimen Interior tenían por objeto adecuar las normas laborales reconocimiento por parte de los organismos estatales franquistas de
obligatorias a las características peculiares de la empresa. Aunque la contratación colectiva 76•
generalmente no eran preceptivos para empresas con menos de 50 Ahora bien, la introducción de nuevos mecanismos en las rela­
trabajadores, encontramos en las Reglamentaciones de Siderometa­ cj�nes labo:a� es no fue c? rrelativa a la modificación del sistema po­
lurgia y Vidrio la obligatoriedad de su existencia en toda fábrica, _ ,
lmco-Ideologico del Regimen: con la Ley de Convenios Colectivos
factoría o taller. no se pret �?d �a sustituir el sistema de Reglamentaciones -que de
En su elaboración, se consideraban materias de competencia di­ .
hecho sigmo vigente- por una regulación descentralizada de la con­
recta de la empresa la ordenación técnica (régimen de explotación ; tratación colectiva, sino de yuxtaponer ambos mecanismos. Los Con­
organización y jerarquía del trabajo ; prescripciones sobre uso o ma­ venios Colectivos Sindicales serán complementarios de las Ordenan­
nejo de máquinas e instrumental y mantenimiento de aparatos; con­ zas de Trabajo dictadas por el Ministerio: los primeros regularán las
diciones de entrega de la obra realizada, etc.); el censo laboral; ad­ cuestiones salariales y retributivas, y las segundas el resto de las
misión, períodos de prueba, suspensiones y despido de personal ; condiciones laborales.
jornada laboral; régimen de descansos y vacaciones ; permisos y li- El Estado perdía, bien es cierto, el monopolio detentado hasta
entonces �n materia laboral (más concretamente, salarial) pero, en
contrapartida, se aseguraba el control de la negociación colectiva.

74 Cf Delegación Provincial de Sindicatos, Ponencias y consideraciones dei I I Ple­

75 AHP/�ISS-Gijón caja 4064, Haja de formación e información núm. 1 1 2, julio


no de/ Consejo Económico Sindical Provincial, Oviedo, 1 955, pp. 280 ss. (AHP/AISS­
Oviedo). de
Como veremos más adelante, los Decretos de 16 de enero de 1948 y 23 de octubre 1 973, Madnd, Orgamza�
c1ón Sindical.
76 Cf Ramón Tamames, «Prólog · en Serrano y Maio
de 1953 sobre política salarial, restringían dichas facultades : hasta e! Decreto de 8 de � de Molina, Safarias y
junio de 1956 no se concede libertad a las empresas para establecer mejoras volunta­ mercado de trabaJO. en Espana,
_ Madnd, 1 979. La contratación colectiva era una de
rias a su personal sin necesidad de autorización dei Ministerio de Trabajo. las exigencias mínimas que imponía la pertenencia a la OIT.
1 78 Carmen Benito de! Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 179

Las condiciones de trabajo establecidas en los Convenios Co­


n1.2. La negociación tutelada (1958-1975) lectivos tenían el carácter de mínimas y serían nulos los pactos o
cláusulas que implicasen condiciones menos favorables para los tra­
En consideración a las causas que proptCiaron la apanc10n de la bajadores.
contratación colectiva en Espana a finales de la década de los cm­ Las materias objeto de Convenio Colectivo pueden clasificarse
cuenta, la bibliografía al uso presenta dos tendencias: como stgue :

Aquellos que argumentan que la contratación colectiva surge por a. De carácter económico : cuadros y sistemas salariales, incen­
propia exigencia y necesidad del sistema económico-social, con una tivos a la producción, pluses retributivos por diversos conceptos,
finalidad estrictamente económica (v.gr. Pérez Botija, Jané Solá, etcé­ premios y comisiones por rendimientos individuales o de grupo,
tera). sistemas de participación en los benefícios y en los rendimientos
Y quienes mantienen que es fruto de la actuación dei movimiento productivos.
obrero, que obliga al capital a una nueva estrategia basada en el b. De carácter profesional: criterios sobre clasificación profesio­
diálogo como medio más eficaz para fijar las relaciones laborales. A nal, ingresos, ascensos, sustituciones y perfeccionamiento profe­
través de la negociación se trataría de institucionalizar e1 conflicto sional.
obrero latente aunque la negociación podía convertirse también en c. De carácter técnico : cambios en los métodos de trabajo por
instrumento de la clase trabajadora para potenciar dicho conflicto introducción de mejoras técnicas o adaptación a las necesidades del
(Serrano, Cruz, Barón y Maravall) 77• mercado, reducciones de la jornada sin merma de la producción,
perfeccionamiento en los métodos de trabajo, cómputos para la va­
Los Convenios Colectivos fueron regulados por la Ley de 24 de loración de rendimientos, adaptación de calendarios y horarios de
abril de 1 958, el Reglamento de 22 de julio y las Normas Sindicales trabajo.
de 23 de julio del mismo ano. d. De carácter social : complementos de compensación por en­
La definición de Convenio Colectivo se contiene en el artículo fermedad, accidente o similar; mejoras en el régimen de seguridad e
t .o de dicho Reglamento : <<Son Convenios Colectivos Sindicales los higiene en el trabajo y determinación de los períodos de vacaciones.
acuerdos entre las representaciones sindicales de los trabajadores y e. De carácter humano : agrado, comodidad y satisfacción en el
empresarios concertados en e1 seno de la Organización Sindical>>. El trabajo; perfeccionamiento cultural y de toda clase de acción asis­
artículo 2.0, todavía con reminiscencias nacionalsindicalistas, senala tencial en favor del trabajador y la empresa.
como fines del Convenio Colectivo los siguientes :
Podían ser igualmente objeto de negociación colectiva los acuer­
Fomentar e1 espíritu de justicia social. dos sobre modificación y compensación de condiciones más bendi­
Fomentar el sentido de unidad en la producción y comunidad de ciosas adquiridas; criterios de preferencia en casos de reducciones
trabajo. colectivas de plantilla o de traslados colectivos, y otras medidas que
Mejorar el nivel de vida de los trabajadores. afectasen a la organización de la empresa.
Incrementar la producción. El período de vigencia de los convenios sería fijado por las par­
tes; de no ser así se entendía por dos anos de duración, prorrogables
tácitamente de ano en ano si no se denunciaba proponiendo su res­
77 La contratación colectiva en Espana se remonta a {inales dei siglo XlX. Desde
cisión o revisión a la Delegación Provincial de Trabajo. En cuanto
1904 hasta mediados de los aiios treinta, los pactos o contratos colectivos se sucedie­ al ámbito de aplicación, podían ser locales, provinciales, interprovin­
ron ininterrumpidamente; desde 1939 hasta 1958 desaparecen dei panorama laboral ciales o de empresa, e incluso afectar a un grupo o sección de tra­
espaiiol por las consideraciones ya seiialadas. bajadores de una sola empresa. No se mencionaba Ia posibilidad de
1 80 Carmen Benito de{ Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 181

Convenios Colectivos de ámbito nacional, pero de hecho existían trolado por los Sindicatos ; los términos dei convenio no podían
(así los de CAMPSA, Telefónica, etcétera). afectar a los intereses empresariales, ni a la disciplina ni a la econo­
Las partes deliberantes en el Convenio Colectivo eran las repre­ mía nacional; se fijaban procedimientos obligatorios para su elabo­
sentaciones de empresarios y trabajadores en el marco de la Orga­ ración ; era necesaria la aprobación dei convenio por la autoridad
nización Sindical. Cuando el convenio afectaba a una sola empresa, laboral y el fracaso de las negociaciones se saldaba con una NOC.
eran partes en la negociación la representación empresarial y los AI comienzo dei capítulo aludíamos a la contradicción existente
vocales del Jurado, y en su defecto, los enlaces sindicales represen­ entre la Ley de Convenios Colectivos de 1958 y la Declaración III, 4.
tantes dei personal afectado por el convenio. dei Fuero dei Trabajo tal y como en principio se interpretó.
La iniciativa para establecer un convenio correspondía a las res­ Efectivamente, la ley, la reglamentación general o profesional y
pectivas representaciones sindicales según el ámbito dei mismo: el reglamento de régimen interior eran las únicas fuentes reconocidas
de regulación de la relación laboral, cuyas condiciones se aplicaban
En convenio que afectase a una sola empresa, se requería por automáticamente al trabajador que ingresaba en la empresa. El Con­
parte de los trabajadores el acuerdo por mayoría simple de los Vo­ venio Colectivo y, lo que es más significativo, el propio contrato
cales Jurados de la empresa y, si no existiesen éstos, de los enlaces individual de trabajo, quedaban excluídos de la tabla de fuentes re­
sindicales. Por parte empresarial, el acuerdo de la dirección. Tal ini­ guladoras. Esta interpretación empezó a quebrar a partir de 1 956 y
ciativa se otorgaba a empresas con más de 1 00 trabajadores fijos. culminó con la Ley de Convenios Colectivos.
En convenios que afectasen a más de una empresa era necesario La búsqueda de la conciliación jurídica entre el Fuero dei Tra­
el acuerdo por mayoría simple de las Juntas Sociales o Económicas �ajo y el texto legal de 1958 sigue básicamente dos líneas interpreta­
de grupo o subgrupo local, comarca!, provincial o de varias provín­ uvas :
cias, según el ámbito dei Convenio Colectivo.
La defendida por Gaspar Bayón, según la cual entenderíamos la
Las propuestas de iniciación de las deliberaciones para un con­ Declaración III, 4. dei Fuero como fijación de condiciones mínimas
venio se formulaban al delegado provincial dei Sindicato respectivo por parte dei Estado y no como monopolio legislativo de éste sobre
o al jefe dei Sindicato Nacional si se trataba de un convenio de el contenido de tales condiciones 78.
ámbito interprovincial. Las Comisiones Deliberantes estaban inte­ Y la representada por Efrén Borrajo, que busca compatibilizar
gradas por un presidente (elegido por el Sindicato correspondiente), ambas normas argumentando que el Fuero del Trabajo no cerraba
los vocales empresariales y sociales en igual número, los asesores la posibilidad de que la regulación de las condiciones laborales se
autorizados por el Sindicato y a petición de las partes interesadas, y estableciese por Convenio Colectivo : «La teoría de la relación de
el secretario (designado por el Sindicato entre sus funcionarias). trabajo en su dimensión política, tal y como está en el Fuero, admite,
La autoridad laboral podía dictar Norma de Obligado Cumpli­ pues, al Sindicato como fuente de producción jurídica, y con él ad­
miento (NOC) en caso de que por una de las partes se empleara el mite el convenio colectivo de trabajo como fuente jurídico-positiva>>,
dolo, fraude o coacción ; si no se llegaba a un acuerdo en la nego­ de modo que el monismo estatal en esta cuestión se resolvía en
ciación; por incomparecencia de una de las partes y en casos de virtud de una delegación de facultades en la Organización Sindical 79.
extinción, rescisión o nulidad dei convenio a peticion de la Organi­ La contratación colectiva estuvo sujeta a una serie de condicio­
zación Sindical. nantes estructurales que la desvirtuaron. AI respecto, seiiala Jané
Así pues, la negociación colectiva restituía aparentemente un con­
78 Gaspar Bayón Chacón, «lnterpretación dinámica dei Fuero dei Trabajo», en
siderable poder a los trabajadores, pero como puede observarse, el
proceso negociador se mantenía dentro dei marco de la Organiza­ Revista de Trabajo, núm. 2, Madrid, 1 963.
ción Sindical, excepto en la negociación a nível de fábrica. El desa­ 79 Efrén Borrajo, «La teoría de la relación de trabajo en el Fuero dei Trabajo•,
rrollo de los Convenios Colectivos permanecía estrechamente con- en Revista de Trabajo, núm. 2, Madrid, 1 963.
1 82 Carmen Benito dei Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 183

Solá que en Espana más que negociacián colectiva lo que existía era La revisián automática de los convenios y la posibilidad de pro­
una «relacián colectiva>> dado que no puede hablarse de contrato rrogar la vigencia de los mismos con el consentimiento de ambas
colectivo cuando una de las partes está en inferioridad (por falta de partes actuaron como instrumentos restrictivos de la negociación co­
representatividad, desconocimiento de la contabilidad y marcha de lectiva cuando la presián de los representantes sociales era escasa y
la empresa, etc.) ni cuando un mismo sindicato aglutina a las partes fácilmente manipulable por la empresa. Afectaba casi exclusivamente
con intereses contrapuestos (o se deja mediatizar por el poder polí­ al salario mediante el establecimiento de pluses especiales u otras
tico). Por otra parte, los trabajadores carecían de medi os efectivos formas de compensación no consolidables.
de presián en la negociacián : la ilegalidad de la huelga era la expre­ La congelación salarial constituye otro mecanismo desvirtuador
sián más rotunda de ello 80 • de los Convenios Colectivos. La política de congelación y topes
Las Reglamentaciones se utilizaron como elemento orientador salariales se denominá política de rentas y aparece en 1 964 con la
dei contenido de la negociacián en temas como duracián de la jor­ entrada en vigor dei Primer Plan de Desarrollo. Significa la supedi­
nada laboral, período vacacional, etc . ; los convenios limitaban en la tacián de los salarios al proceso de acumulacián dei sistema econó­
práctica su contenido a salarios y productividad y el intervencionis­ mico, que la demagogia oficial acompaiíaba con irrealizables medidas
mo estatal seguía ejerciéndose a través de las Normas de Obligado de <<congelacián de rentas dei capital» o control de precios.
Cumplimiento, las revisiones automáticas o prórrogas y la congela­ Durante el Plan de Estabilización ya se hizo uso --como en su
cián salarial. momento indicamos- de la congelacián de salarios, no aplicándose
Entre 1 964 y 1 968 la aplicacián de la NOC llegá a afectar a más en la fase alcista dei ciclo (1 962-1 966) y resurgiendo en 1 967. En
dei 20% de los trabajadores sujetos a contratacián colectiva. Los septiembre de ese aiío se prorrogan automáticamente los convenios
sectores productivos donde se aplicá con más frecuencia fueron trans­ que venciesen antes de fines de 1 968 (es decir, la casi totalidad de
portes, metal, industrias extractivas y construcción, lo que confir­ los vigentes). Un aiío después, se abre de nuevo el cauce para la
maría que un objetivo esencial de la NOC era «congelar situaciones negociacián colectiva pero limitándose las alzas salariales a un 5,9%
de excesiva combatibilidad o presián dei sector trabajo. Serán las hasta enero de 1 970. La congelación salarial se renueva en diciembre
ramas más proletarizadas y con mayor fuerza negociadora las que de 1 969, fijando incrementos máximos de un 8% para los convenios
estén reguladas con Norma>> 8 1 . con dos aiíos de vigencia, y dei 6,5% para los de un aiío. En 1 973,
La proliferación de las NOC ha llevado a algunos autores a con­ de nuevo la política de rentas impone topes salariales en los conve­
siderar el hecho como una manifestacián de la quiebra de la nego­ nios según el índice dei coste de vida y siempre que los aumentos
ciacián colectiva al destruir un elemento esencial de la misma: la retributivos no tuviesen una repercusián superior al 5% sobre los
voluntariedad 82• precios; el alza salarial está ahora limitado al mantenimiento de los
salarios reales, desvinculándose de la productividad. Este control sa­
3
8° Cf Jané Solá, ob. cit., pp. 224-227. larial se prorrogá en abril y noviembre de 1 975 8 •
81 Cf Roberto Carballo, •Salarios», en Anuario de Relaciones Laborales en Es­ Los motivos oficiales aducidos para justificar tales restricciones
pana, 1975, Madrid, 1 976, pp. 1 76 ss. ; Serrano y Malo de Molina, ob. cit. (la cita, en a la Ley de Convenios Colectivos eran los siempre válidos argumen-
82
p. 58).
Cf A. Serrano e Ignacio Cruz, «Economía laboral espanola: negociación co­
lectiva y visión global de 1 972» en Muiioz, Roldán y García Delgado, La economia negociación, y el temor de la OSE a un mayor desprestigio tras los adversos resultados
espaiiola, 1972, cap. II (pp. 91-252); Cruz, Barón y Serrano, •La quiebra de la con­ electorales de 1 967. No obstante, a partir de 1 972 vuelve a incrementarse la acción
tratación colectiva», en Cuadernos para el Diálogo, núm. 1 04, 1 972, pp. 322-331 ;
83 Decreto de 19 de septiembre de 1 967; Decreto de 18 de agosto de 1 968; De­
directa de las delegaciones de Trabajo en la regulación laboral.
Enrique Barón, «Salarios, conflictos y coste de vida,, en Cuadernos para e! Diálogo,
núm. 9, 1968. creto de 9 de diciembre de 1 969. Véase Jané Solá, ob. cit., p. 232 y R. Carballo, ob.
A partir de 1 969 se constata una disminución de la utilización de la NOC explicable cit. AI respecto, Maravall afirma que •el sistema de la negociación colectiva, a! ser el
por varios factores : el fin de la congelación salarial favorecía las reivindicaciones de procedimiento de determinación de los ingresos de los trabajadores, se convierte en
los trabajadores ; las denuncias por parte de la OIT de las NOC como contrarias a la instrumento fundamental de toda posible política de remas• (ob. cit., p. 1 1 5).
184 Carmen Benito de! Pozo El marco jurídico-institucional de las relaciones laborales 1 85

tos de <<bienestar económico general» y <<crecimiento armomco» o Sindicales en diciembre de 1 973 no sólo respondía a la necesidad de
los coyunturales como la inflación. La causa real estaría en la falta perfeccionar técnicamente e! texto de 1 958 y adaptado a la recie? te
de un desarrollo económico equilibrado -patente en la alternancia Ley Sindical de 1971 (tal y como expresan fuentes oftetales),_ _ smo
de fases inflacionistas y estabilizadoras- que convirtió la contención que tenía mayor alcance político : se pretendía desvincular la con­
salarial coyuntural en algo consustancial al sistema. No se encontrá flictividad laboral de la contratación colectiva, reducir el interven­
la fórmula de compatibilizar la necesidad de fijar niveles salariales cionismo estatal y reforzar e! papel de la Organización Sindical. Para
más altos con e1 progresivo incremento de acumulación capitalista si ello se recurre a una reforma de los mecanismos de negociación 8 7 •
no era por medio de un control de la acción reivindicativa 84 • La disminución dei conflicto se tratará de conseguir agilizando
S e h a senalado e n varias ocasiones l a relación entre negociación las deliberaciones, elevando a dos anos e! período mínimo de vigen­
colectiva y conflictividad laboral. Pues bien, los datos dei Ministerio cia de los convenios y poniendo restricciones a los convenios de
de Trabajo reflejan efectivamente un incremento de la conflictividad empresa (donde la presión obrera era más directa). El distanciamien­
desde la generalización de los convenios en 1 962, así como una ten­ to de la intervención estatal en el proceso negociador se plasma en
dencia creciente en la intensidad de dichos conflictos y una clara la sustitución de la NOC por la Decisión Administrativa Obligatoria
relación entre la coyuntura económica y la utilización estratégica de (DAO), que abre la posibilidad de arbitraje dentro de la OSE antes de
las huelgas de corta duración. La dinámica social generada por e! la actuación administrativa. Y finalmente, se incrementan las atribu­
proceso negociador fortaleció, sin duda, la ofensiva obrera: no por ciones sindicales en la contratación colectiva (iniciativa, arbitraje, con­
casualidad, en 1 962 se reconocía e! conflicto laboral por motivos trol, etc.), reforzando las prerrogativas tutelares de la Organización
económicos, aunque no se concede e! derecho a la huelga, y en 1 965 Sindical en esta materia 88 •
se modifica e! artículo 222 dei Código Penal que definía ésta como No cabe duda que los convenios colectivos representaron un cier-
delito de sedición, a fin de diferenciar entre huelga política y con­ to grado de aperturismo en las relaciones laborales cuyo proceso no
flicto laboral (diferenciación que resultará problemática). Hasta 1 975 puede desvincularse de la necesidad de adaptar la mano de o? ra al
no se admite e! recurso a la huelga en los conflictos colectivos con­ proceso de industrialización y racionalización de Ia ec�nomí� (mt�? ­
siderados procedentes -véase capítulo 8 85. _ _ _ _
ducción de nuevas técnicas de producc1ón, mcenuvos, mtensiÍicacwn
No obstante, debemos rehuir de la formulación simplista de una
relación directa y causal entre convenio y conflicto. En este sentido,
Maravall distingue entre conflictos de derecho, ante los cuales el con­ 87 AHP/AISs-Gijón, caja 4064, Hoja de formación e información, núms. 1 1 9 Y 120 :
venio adquiere un valor pacificador, y conflictos de intereses, gene­ •Ley de Convenios Colectivos Sindicales de Trabajo» y <<Normas Sindicales sobre
rados por controversias suscitadas por e! propio convenio. En e1 Convenios Colectivos», febrero/marzo de 1 974.
proceso negociador ambos tipos de conflictos se suceden y condi­ La Ley de 1 973 satisfacía en gran medida las aspiraciones sin?icales formulad�s a
través dei Consejo Nacional de Trabajadores desde 1 970, y recogtdas en la resoluc10n-
cionan mutuamente 86 . presentada por este organismo ai V Congreso Sindical celebr�do en abril de 1 973
La promulgación de una nueva Ley de Convenios Colectivos (AHP/AISs-Oviedo, Secretaría General), aunque ya con antenonda� el ConseJO Pro­
vincial de Asturias expresó la necesidad de perfeccionar los mecamsmos de n �go:ta­
_
ción colectiva en la línea seguida por la Ley de 1 973 : reforzam1ento dei papel smdtcal
y menor intervención administrativa (AHP/AISs-Gijón, Conclusiones dei II Pleno dei
84 Cf Enrique Barón, <<Régimen salarial y sindicalismo», en Cuadernos para e!
Diálogo, extra, núm. XI, p. 52 ; Serrano y Maio de Molina, ob. cit., pp. 63-64.
Consejo Provincial de Trabajadores, 1 966) e incluso en aspectos de carácter más so­
85 Ministerio de Trabajo, Informe sobre conflictos colectivos de trabajo, 1 970;
cial. La favorablc valoración que la OSE hizo de la ley una vez aprobada, en Memorza
resumen de actividades de la UTT provincial de! Metal, 1 973 (AHP/AISS-Oviedo).
Informe sobre política laboral, 1971 y 1 972. Según Carlos Molero Manglano, el De­ 88 Ignacio Cruz y Angel Serrano hablan, en este sentido, de una «sindicalización
creto sobre huelgas de 1 975 •es el único que medianamente cabe admitir como un de los convenios» (<<Evolución global dei ano», en vv AA, La economia espaiiola, 1 973,
texto regulador dei derecho de huelga, a pesar de sus inmensas limitaciones» (ob. cit., p. 294 ). Carlos Molero Manglano concluye qu� en materia de nego �iación colectiva,

86 J . M. Maravall, Trabajo y conflicto social, pp. 1 60 ss.


p. 309). •el franquismo no pasó de un proceso sucestvo de perfecc10namtento meramente
formal» (ob. cit., p. 3 1 0).
186 Carmen Benito dei Pozo 5. CONDICIONES DE TRABAJO DE LA CLASE OBRERA
ASTURIANA
de los ritmos, etcétera). Por otra parte, la negociación colectiva se
convirtió en plataforma reivindicativa de los trabajadores y favoreció
el conflicto, pues la propia dialéctica del desarrollismo impulsá exi­
gencias sociolaborales que desbordaban el marco de una negociación
tutelada, evidenciándose, una vez más, la inoperancia del sindicalis­
mo interclasista. Por todo ello, y pese a las limitaciones senaladas,
puede afirmarse que los antagonistas sociales (patronal y trabajado­
res) se vieron favorecidos por la negociación colectiva.

I. ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS CONDICIONES LABORALES


FIJADAS EN LA INDUSTRIA REGIONAL

El estudio de los reglamentos de régimen interno de empresas que


desarrollan su actividad en las ramas productivas aquí tratadas, pro­
porciona un conocimiento detallado y exhaustivo de las específicas
condiciones en las que el obrero minero, industrial o de la construc­
ción aporta su fuerza de trabajo.
Las Reglamentaciones nacionales aplicables a los subsectores eco­
nómicos senalados (todas ellas dictadas en 1 946) nos sirven de marco
referencial, preferentemente en aquellos casos en los cuales el regla­
mento interno fue elaborado antes que la Reglamentación del ano
1946 (industrias dei carbón y loza), puesto que se constata que esta
última fija unas condiciones mínimas más favorables, en algunos as­
pectos, al trabajador y -en cualquier caso- nunca inferiores a las
contenidas en los reglamentos internos preexistentes.
La modificación que experimentan las condiciones laborales en
las décadas siguientes se establece a partir del seguimiento de la nor­
mativa que al respecto dieta el Ministerio de Trabajo, pues las nuevas
Ordenanzas que sustituyen a las Reglamentaciones de los anos eua­
rema datan, excepto la de Minas del Carbón, de fechas tan tardías
como 1 970 y 1 973.
Por otra parte, los cambios habidos en política salarial a partir
de 1 956 y la existencia desde 1961 de Convenios Colectivos que
detraen de la competencia estatal la regulación de los salarios, nos
ha inducido a considerar más pertinente realizar el análisis de esta
cuestión al margen del resto de las condiciones generales de trabajo .
1 88 Carmen Benito de/ Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 1 89

distintos a los de su capacidad profesional, estando a cargo del ]efe


1 . 1 . L os � eglamen tos de Régimen Interno de las empresas de Servicio supervisar el rendimiento laboral correspondiente a las
asturtanas, 1944-1959 condiciones de la labor ejecutada, <<estando los obreros obligados a
emplear toda su energía y capacidad productora» (art. 8).
Basándonos en los Reglamentos de Régimen Interior de SIA Santa Según la Reglamentación nacional de 1946, el período de prueba
Bárbara (Fábricas de Moreda y Gijón, siderurgia), Minas de Carbón antes de considerar definitivo el ingreso del trabajador en la empresa
de Asturias, Fábrica de Loza de San Claudio (cerámica) y Construc­ minera era de 1 5 días para los obreros de oficio y de 7 días para
tora Internacional, S. A. -redactados el primero en 1 947, los dos peones especialistas y resto del personal. No obstante, dicho período
siguientes en 1 944 y el último en 1 949- pretendemos establecer las de prueba no era de carácter obligatorio, pudiendo las empresas
diferencias y similitudes de las condiciones de trabajo del personal admitir al personal con renuncia total o parcial de su utilización.
obrero a comienzos del franquismo, así como los cambias que las El trabajador que descase ascender de categoría debía solicitado
mismas pudieran haber experimentado en la década siguiente 1 • a la Dirección de la mina, que decidiría previa informe del jefe in­
Para ello, comenzamos con una exposición sistematizada de las mediato del solicitante y la realización por parte de éste de una
condiciones laborales fijadas en los mencionados reglamentos, reali­ prueba práctica.
zando posteriormente una síntesis valorativa de las mismas. La asistencia diaria de los obreros al trabajo era obligatoria. El
que por causa justificada tuviera que faltar uno o varios días conse­
cutivos, pediría permiso a su jefe inmediato o justificaría la ausencia
Condiciones de trabajo en las minas de carbón 2 lo más pronto posible. La ausencia injustificada durante tres días
consecutivos o seis alternos en un mes se entendía como un cese
1 . Admisión y condiciones generales de trabajo volumaria.
Tanto los obreros de interior como de exterior habrían de tra­
Los trabajadores aspirantes a ingresar en un centro minero debían bajar en el lugar y ocupación indicada por el vigilante (jefe inmediato
presentar informe previo del médico de la empresa declarándoles del personal obrero ), a quien debían obediencia en lo concerniente
útiles para el trabajo, y un certificado de vacunación. A los menores a la buena marcha y seguridad del servicio.
de 1 8 aõos se les exigía la oportuna acreditación de tal condición. Las empresas mineras procurarían que los obreros trabajasen lo
Los obreros no podían comprometer sus servicios para trabajos más cerca posible de sus viviendas ; en todo caso, éstos podían soli­
citar traslado de centro de trabajo por causa justificada. Se imponían
limitaciones al traslado forzoso de los mineras que trabajando a
1 Los textos de los Reglamentos de Régimen Interno de los que hacemos uso en
este capítulo, proceden de los originales adjuntos a los expedientes (demandas pre­ destajo fuesen destinados a tareas realizadas a jornal por el evidente
sentadas por los trabajadores) de las Magistraturas de Trabajo de Asturias. No era perjuicio económico que les ocasionaba.
frecuente que tales Reglamentos apareciesen entre la documentación que se conserva Se prohibía expresamente leer durante la jornada de trabajo ; in­
ai respecto, por ello hemos de ceiiirnos a la restringida aportación de las fuentes en terrumpir el trabajo en el exterior para fumar y fumar en el interior,
este sentido. No obstante, para el análisis que sigue se han seleccionado de entre los e incluso portar tabaco, cerillas o mecheros.
Reglamentos disponibles aquellos pertenecientes a las empresas más relevantes dei
sector, siempre dentro de la limitación seiialada. Como obligaciones de los obreros se seõalan las siguientes:
2 AHP/Magistratura de Trabajo núm. 1 de Oviedo, 1 945. «Reglamento de Régimen
Interior de las Minas de Carbón. Asturias.», s.f. El texto de este reglamento no Ejecutar los trabajos conforme a las ordenes de los vigilantes.
aparece fechado, aunque en atención a las referencias legislativas que contiene y ai Obedecer a los jefes en todo lo concerniente a la buena marcha
y seguridad del servicio.
hecho de que aparezca en un expediente de 1 945, es posible datado entre finales de
1 944 y 1 945. ·Reglamentación Nacional de Trabajo en las Minas de Carbón•, 26 de
febrero de 1 946 en Aranzadi, Repertorio cronológico de legislación. 1946, Pamplona, Conservar e intensificar, en lo posible, las relaciones y vínculos
1 947 (1.' ed.). cordiales entre los compaõeros.
1 90 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 191

Observar las medidas de precaución usuales y legales. ridad de las labores lo exigía como si la empresa lo juzgaba necesario
En caso de peligro, utilizar los medios necesarios para prevenir para finalizar trabajos indispensables.
. Las horas de exceso sobre la jornada ordinaria se retribuirían de
dei nesgo a los companeros.
acuerdo con las disposiciones legales vigentes, es decir, las dos pri­
Se respondía ante la dirección de la mina dei deterioro, extravío meras horas extraordinarias se abonarían con el recargo de un 30%
o destrucción injustificado de los útiles o herramientas de trabajo y y las siguientes con el 40%, prohibiéndose la realización de más de
de los locales utilizados. cuatro horas extras diarias.
En junio de 1 940 se autorizó el trabajo dominical en las explo­
2. jornada laboral taciones mineras, compensándose en metálico el día de descanso se­
manal. La Orden de 16 de enero de 1 946 lo suprime : <<Desaparecidas
A . En las labores de interior, la jornada ordinaria era de siete ho­ las circunstancias que impusieron la necesidad de permitir transito­
ras, contadas desde la entrada dei obrero en el pozo ; y de cinco riamente el trabajo dominical en las minas de carbón, se hace nece­
horas como máximo en tareas donde el minero hubiera de trabajar sario restablecer el descanso de los domingos en los mencionados
mojado 3 • centros de trabajo>> 4 .
Cuando los mineros tuvieran que efectuar a pie el recorrido des­ B. Para los trabajos de exterior, la jornada era de ocho horas
?e la ?ocamina o pozo hasta el lugar dei tajo, o viceversa, el tiempo efectivas, distribuidas según criterio de la empresa previa aprobación
mverudo debería ser abonado por la empresa, pudiendo ésta poner de la Inspección. Quedaban excluidos dei régimen de jornada legal
a disposición dei personal medios de transporte para reducir el tiem­ los guardas jurados con casa-habitación dentro de la zona de su
po de desplazamiento. vigilancia.
Para efectuar la comida se concedía un descanso intermedio de El descanso para comer era totalmente a cuenta dei obrero, sien­
duración variable: desde 1 5 hasta 30 minutos <<según las necesidades do su duración de 30 a 60 minutos en los trabajos a relevos. El
y condiciones de las minas, a juicio de la Dirección>>, incluido el trabajo realizado en domingo se abonaría según lo dispuesto en la
tiempo para subir y bajar a los tajos, siendo la mitad de dicho des­ legislación vigente.
canso por cuenta dei minero y la otra mitad de la empresa. En los
trabajos que no pudieran ser interrumpidos, el momento de la co­ 3. Clasificación de/ personal
mida se fijaría de mutuo acuerdo entre el personal y la empresa ( en
caso de disconformidad entre ambas partes, resolvía la Delegación El personal empleado en la minería dei carbón aparece subdividido
de Trabajo). en cmco grupos:
El director de la mina, previa aprobación de la Inspección de
.
TrabaJo, establecía el horario de los relevos, <<procurando cambiar Personal obrero.
los turnos siempre que sea posible>> (art. 45). Los mineros estaban Personal subalterno.
obligados a trabajar, en situaciones excepcionales, mayor número de Empleados administrativos.
horas que el senalado para sus respectivas jornadas, tanto si la segu- Empleados técnicos no titulados.
Personal titulado.

3 La jornada ordinaria de siete horas en e! interior de las minas -vigente con Dentro de cada grupo se fijan las categorías profesionales en
anterioridad a 193&-- experimentá continuas modificaciones entre 1938 y 1 945, flue­
mando entre siete y nueve horas diarias al socaire de las disposiciones coyunturales.
Durante estos anos, los incrementos de la jornada de trabajo se abonaban con un 4 Orden 16 de enero de 1 944 (BOE, 24 enero). La legislación en adelante citada
recargo dei 30-40% sobre e! salario base. AI respecto véase Ramón García Pineiro, procede de la mencionada obra de Aranzadi en los anos correspondientes, o de vv AA,
ob. cit., pp. 59-60. Enciclopedia jurídica espaiiola, Barcelona, apéndices anuales.
192 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 1 93

atencwn a las tareas realizadas, y en el caso del personal obrero, Exterior


según se trabaje en el interior o exterior de la mina. La tabla salarial
recoge la jerarquía funcional establecida al respecto (véase cuadro Obreros de oficio l .' ······················· 1 0,00 4,75 1 4,75 1 7,00
30): la peculiaridad de la organización productiva minera y la espe­ Obreros de oficio 2: ....................... 10,00 2,75 12,75 16,00
cialización de los trabajos de interior genera una diversificación pro­ Obreros de oficio 3 .' .. . .. . . .. . . ....... . .. . . 1 0,00 1 ,50 1 1 ,50 1 4,00
fesional tal, que se contabilizan dieciséis categorías distintas entre los
Ayte. 1 6- 1 8 anos ............................. 7,50 0,00 7,50 8,00
obreros de interior, a las que se anaden las seis correspondientes a
Ayte. 1 8-20 anos ............................. 9,00 0,25 9,25 10,00
la mano de obra de exterior. 9,50
Ayte. más de 20 anos ...................... 0,50 10,00 12,00
CUADRO 30. Tabla salarial (retribución fija por jornada) de! personal obre-
ro de las minas de carbón. Peones especialistas .................. ....... 9,50 0,50 1 0,00 1 2,00

I
Peones ............................................. 9,50 0,00 9,50 1 1 ,50
1944-1945 1946
Pinches 1 4 - 1 6 an os ·························· 4,50 1 ,00 5,50 7,00
Jornal Plus Total jornal Pinches 16- 1 8 anos .......................... 4,50 1 ,50 6,00 8,00
li

I

Interior Escogedoras ..................................... 6,65 0,35 7,00 7,20
Mineras de 1 .' · · · · · · · · · ························

Barrenistas .......................................
Picadores .........................................
Entibadores de 1 . •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1 2,00
1 1 ,00
1 1 ,00
9,50
3,25
3,25
2,75
4,25
1 5,25
14,25
1 3,75
13,75
22,00
20,00
1 6,50''"
1 8,00
I
i
!�
/�
Mujeres en labores pesadas . . ...........

Nota:
7,50 1 ,00 8,50

,,. En la Reglamentación se distingue entre picador de primera (18 pesetas de jornal) y de

segunda (IS pesetas); la cifra indicativa para categoría única responde a la media aritmética
Entibadores de 2.' ............................ 9,50 de ambos valores.
1 ,75 1 1 ,25 1 5,00
Fuente: Reglamento de régimen interior de/ traba1o en las minas de carbón. Asturias, s.f.
Camineros de 1 .' ····························· 9,50 3,75 1 3,25 1 7,00 [1 944-1945]; Reglamentación nacional de trabajo en las minas de carbón, 1946. Elabo­
Camineros de 2.' . . . . .. . . .. . .. ..... .. . . . .. ... . 9,50 2,25 1 1 ,75 1 4,00 ración propia.
Caballista de 1 .' ·········· · · · · · · · · · ············ 1 1 ,00 1 ,25 1 2,25 1 7,00
Caballista de 2 .' .. . ..... . . . . . ...... ... . . . . . . .
. . 9,50 1 ,50 1 1 ,00 14,00
Ayte. barrenista ............................... 9,50 1 ,75 1 1 ,25 1 5,00
Ayte. picador .................................. 9,50 1,50 1 1 ,00 En la Reglamentación se seiiala que las empresas estaban obliga­
das a clasificar a los obreros de oficio en la siguiente proporción: un
Ayte. entibador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9,50 0,50 1 0,00 1 2,00 3 0% de oficiales de primera y otro tanto de segunda, y un 40% de
Ayte. caminero ................................ 9,50 0,50 1 0,00 12,00 oficiales de tercera.
Vagonero ................. ........................ 9,50 1 ,00 10,50 1 4,00 4. Retribuciones y pagos
Ramperos 1 6- 1 8 anos ...................... 7,00 1 ,00 8,00 1 0,00 El trabajo podía ser retribuido a base de salario fijo, destajo, tarea
y prima por producción. En todo caso, las tarifas de estas dos últi­
Ramperos 1 8-20 anos ······················ 9,00 0,00 9,00 1 1 ,00
Ramperos más de 20 anos ............... 9,50 0,25 9,75 1 1 ,00
i
\ii
mas modalidades se calculaban de suerte que el obrero de normal
capacidad y rendimiento obtuviese una retribución superior, al me­
Peón especialista 1 .' ························· 9,50 2,50 1 2,00
Peón especialista 2.' ........... .............. 9,50 2,00 1 1 ,50 nos en un 25%, al jornal mínimo fijado para su categoría.
Peón especialista 3.' ...... ................... 9,50 1 ,50 1 1 ,00 El plus de cargas familiares representaba el 10% de la nómina de
la empresa (el 1 5 % a partir de 1 946 ), y se repartía por el sistema de
Pinches ...................... ...................... 5,00 1 ,50 6,50 8,00 puntos, computándose la esposa e hijos menores de 23 anos que no
Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 195
1 94 Carmen Benito de! Pozo

, conce bido
trabajasen. Dicho plus se percibía en relación ai número de días (u alza de los bajos salarios fijados en las Reglamentaciones
adqui sitivo de los '?ism os. Pero se
horas) trabajados, conceptuándose como tales las faltas por enferme­ para mitigar la pérdida de poder
ución no conso hdabl e, de modo
dad y excluyéndose las ausencias injustificadas, y se abonaría, cuan­ trataba, por otra parte, de una retrib
do menos, cada tres meses. Para e! contrai dei reparto de este plus que e! salario reglamentado perma nece inalter able. .
n tres
existía en las empresas una comisión integrada por un representante El precio de los destajos y primas podía ser_ revisado . � . ,
los métod os de trabaJ O o modtf tcacw n
empresarial, el jefe de personal y tres representantes de los trabaja­ supuestos : a. Por mejora de .
5
en su cálcul o ; y c. Cuan do la ganan cia
dores, uno por cada grupo profesional . de instalaciones ; b. Por error
. Posterior­
E! plus de cargas familiares se estableció en 1 942 aunque hasta normal de! obrero excediera dei salario base en un 75%
nacion al fijó este porce ntaje en el 1 00% .
junio de 1 945 e! Ministerio de Trabajo no dieta la norma reguladora mente, la Reglamentación
rel�­
que lo hace extensivo a todas las empresas dedicadas a la industria El personal que trabajase en el turno de noche y _no fuese
el trabaJo
y comercio ; en la misma, se fija en un 10% e! porcentaje mínimo vado en el plazo de un mes o realizase de forma contm ua
946, a una
de la nómina de las empresas que se repartiría entre los trabajadores nocturno, tenía derech o, según la Reglamentación de 1
por este concepto, y se explicita su finalidad, «tendente de modo bonificación de! 20% del sueldo base.
men­
primordial a reintegrar al hogar a las mujeres casadas que trabajan Otras percepciones complementarias fijadas por dicha Regla
por cuenta ajena>> . tación eran :
El plus de carestía de vida tenía carácter coyuntural y se revisaba
cada seis meses, «debiendo desaparecer tan pronto se superen las Prima por asistencia al trabajo (ya establecida en 1 944 ). La falta
circunstancias que lo motivan>> (art. 1 25). Su cuantía oscilaba, para injustificada de asistencia durante un día a la se'? ana daba l� gar a la
pérdida de esta prima, por importe correspondtente a los stete dtas ,
el personal obrero, entre las 4,75 pesetas que percibía e! oficial de
1 .' de exterior y las 0,25 de ramperos o ayudantes mayores de 20 de la semana en que se hubiera producido la ausencia. La cuantía de
aõos. Peones, ramperos de 1 8 a 20 aõos y ayudantes de exterior la misma era de 2,5 pesetas diarias.
entre 1 6 y 1 8 aõos no percibían cantidad alguna por este concepto Prima a la producción, consistente en 1 ,50 pesetas por tonelada
(v�as � cuadro 30). Se aprecia que su distribución se guía por un comercial útil vendida o consumida en usos propios. Esta prima se
cnteno que podríamos denominar de compensación salarial interca­ entendía como participación en benefícios. Los fondos totales pro­
tegorial, encaminado a mantener la distancia retributiva entre las cedentes de la prima mencionada se destinaban a engr?sar los c� ­
diferentes categorías profesionales cuando e! jornal base tendía a la rrespondientes a las instituciones de previsión (Mutuahdad o Cap
uniformidad en tal sentido. de Previsión).
Dicho plus se convierte de facto en un mecanismo de ajuste ai La prohibición expresa que el reglamento hace de! empleo de
mujeres en trabajos pesados tales como carga de carbón, descarga de
madera y <<demás operaciones anál� gas propias del hon:bre por �I
5 El sistema de puntos por el que se regía la asignación de! plus familiar, era e! esfuerzo físico y muscular que reqUieren>> (art. 1 55) !levo a la dect­
siguiente: sión de amortizar todas las vacantes que entre dicho personal feme­
Casados ........... . ........................ . . ............................................. . 5 puntos
nino se fueran produciendo (y que en e! cuadro anterior �parecen
Casados, con I hijo ............ ................................. .... ............... . 6 puntos como <<Mujeres en labores pesadas>>). En tanto, se les �st�no, un
Casados, con 2 hijos .............. ... . ... . . . . ... . .. ........... . .. . . . . ......... . . 7 puntos salario inferior en un 20% ai del personal masculmo . de stmtlar ca­
8 puntos
Casados, con 3 hijos .......................................... . . .................. .
Casados, con 4 hiJOS ............................................................... . 10 puntos
tegoría. No obstante, la mujer permaneció realizando la� ores en el
_
Casados, con 5 hijos ...... ... .................................... ................ . 13 puntos exterior de la mina: selección dei carbón y otros trabaJOS hgeros
························· ··················· ························ ···············································
propios de! personal obrero, así como los característicos de limpieza
Casados, con 1 6 hijos ........ ................................. . ................ ...... 60 puntos
(personal subalterno).
Fuente: «Reglamento de régimen interior dei trabajo en las minas de carbón. Asturias•, s.f., artículo 125 (pp. 57-58).
1 96
Càrmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 1 97

S. Obligaciones de la empresa
6. Seguridad en el interior de las minas
La primera obligación que para la empresa seõala el Reglamento es Dado el peiigro de explosiones en el interior de la mina por la p �e­
«disponer lo necesario a fin de que los obreros, sin derecho al cobro senCI· a del gas grisú ' se hacían explícitas y detalladas recomendacw-
del jornal, puedan cumplir sus deberes religiosos y civiles>>, aunque
nes acerca dei Uso de las lámparas ' rotunda proh"b" ·
1 IC!On
' d e fumar e
en caso de trabajar en domingo o festivo, el minero dispondría de otro medio que ·
pudie ra pro · 11a-
ducir
introducir cerillas o cualquier .
una hora libre remunerada para acudir a los actos religiosos (de _
mas 0 chispas, y otras medidas de segundad rela� wnadas con l as
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 6.0 de la Ley de 1 3 de julio
peculiaridades dei trabajo subterráneo : uso de las «Ja� las>�, carga de
de 1940).
cubas, seõalizaciones, circulación de personal en �1 mtenor,_ tr��s­
Asimismo, la empresa debería conceder permisos (no retribui­ _
porte dei material, suministro y maneJO de explosivos, venulacwn,
dos) durante las horas de trabajo a los obreros que desempeõaran
etcétera. .
cargos públicos ; atender a la higiene de los talleres o grupos e ins­
Ningún minero podía abandonar ei trabaJO sin autorización de
talar servicios, lavabos con agua corriente, guardarropas, etc., según
su jefe inmediato.
prescripción legal, y suministrar carbón mensual y gratuitamente (300
kg en los meses de otoiio-invierno y 250 kg el resto dei aiio) a todo
su personal en activo que fuese cabeza de familia y al subsidiado, 7. Enfermedades y accidentes
jubilado o pensionista que ostentase dicha condición.
La gratificación navideõa equivalía a siete jornales para obreros E! personal enfermo debía acreditado mediante certificado ex�edido
y subalternos (un mes para el resto de los empleados). La Reglamen­ por ei médico de empresa o del Mo ? te�ío: En �aso de acCide��e
tación nacional de 1 946 establecía ya el derecho a percibir dos gra­ laboral, por leve que fuese, se comumcana m�ed1atamente a� vigi­
.
lante, indicando los testigos del suceso ; cumphdo este re��ISlto, se
tificaciones anuales, de diez días para los obreros de interior y de
siete para el resto dei personal cada una de ellas. entregaba ai lesionado la papeleta de accidente para la Of! cm� de la
·

mma. En el plazo de 24 horas, la empresa tenía la obhgacwn - de


Las vacaciones anuales retribuidas eran de siete días laborables .
que la Reglamentación de 1 946 amplió a diez para los obreros de comunicar los accidentes a la autoridad gub ernat1va. En to d o centro
·
. _ de un
interior -el período de vacaciones podía ser disfrutado o compen­ mmero con mas de 1 00 trabaJ" adores la empresa d1spondna
'

.
botiquín de urgencia con personal apto (médico o practJcant
sado en metálico. Para los menores de veintiún aiios los días de �) . Para
vacaciones se ampliaban al período de tiempo que permaneciesen en evitar la pérdida de sus derechos, los obrer� s enferm�s o leswn�d�s
.
campamentos o cursillos dei Frente de Juventudes. En septiembre debían cumplir escrupulosamente las disposicw� es sen aladas. ��1st1a
_
de 1 943 se había autorizado la compensación en metálico de las la obligación para cualquier operaria de prestar ! nmed1ato au�1ho en
vacaciones a los trabajadores de Ias minas de carbón, en uso de la caso de accidente grave; los vigilantes adoptanan en tales circuns­
facultad que confería la Ley de 2 1 de septiembre de 1 942 para los tancias las disposiciones pertinentes.
casos en que «los altos intereses de la Economía Nacional así lo
aconseJen>> .
8. jerarquía organizativa
La Reglamentación de 1 946 seõalaba, asimismo, que cuando las
faenas se realizaran en lugares totalmente encharcados o fangosos,
A . En e! interior. AI frente de los trabajos de interior se enco� traba
Ias empresas facilitarían a sus trabajadores vestuario adecuado. _
ei capataz-jefe y a sus órdenes inmediatas un determmado � u� ero
de vigilantes de primera. E! capa�:z-je�e _resp? ndía _dei semc� o de
vigilancia, atendiendo a la inspeccwn d �ar� a e mmed1ata de� �usmo.
Las labores en marcha serían visitadas d1anamente por los vigilantes,
1 98 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 1 99

se� analmente por el capataz y mensualmente por el ingeniero de la


mm a. 9. Faltas y sanciones
Asimismo, correspondía al capataz-jefe llevar el libro de registro
dei personal y los cuadernos de avance mensual (cuyas mediciones Ya mencionábamos en el capítulo anterior la potestad disciplinaria
reahzaría él y los vigilantes-jefes), teniendo a su cargo la observancia de la empresa. En las minas de carbón será el vigilante, superior
de las leyes de trabajo. Era misión de los capataces y vigilantes velar jerárquico de los obreros mineros, quien asuma la función de sus­
por la ejecución dei Reglamento, mantener las medidas de seguridad, pender momentáneamente en el trabajo a quienes cometieran falta,
denunciar cualquier infracción, vigilar las labores, distribuir el tra­ dando parte dei hecho al capataz, que, a su vez, lo comunicaría al
i
bajo y dar cuenta inmediata de los accidentes. ingeniero o director de la mina, el cual fijaba definitivamente la san­
B. En el exterior. AI frente de los servicios exteriores de la mina ción procedente. I
se encontraba, igualmente, un capataz-jefe y a sus órdenes inmedia­ Las faltas se clasifican en leves, graves y muy graves.
tas un determinado número de vigilantes. Los obreros de exterior se Se consideraban faltas leves la impuntualidad, ausencia no justi­
subordinaban directamente a! vigilante encargado dei trabajo corres­ ficada de un día al trabajo, desconsideración hacia los compaõeros,
pondi �nte. Los capataces de exterior tenían la obligación de hacer desinterés probado por la buena conservación de los materiales y
cumpl �r, ror sí y por medio de los vigilantes, e! Reglamento ; dar por la economía de los artículos que se consumen en el trabajo, y
_ cualquier infracción reglamentaria no estimada específicamente como
cumphr�u�nt? a las órdenes de la dirección respecto a la organización
del servJcw ; mformar sobre cualquier obstáculo a los trabajos y velar grave o muy grave.
por la conservación de las instalaciones, maquinaria y herramientas. Como faltas graves se tipificaban el deterioro, extravío o destruc­
En un sistema de organización jerárquica del trabajo donde la ción injustificada de los útiles de trabajo e instalaciones ; fumar o
empresa ejerce un riguroso control de la mano de obra, no sólo en producir llamas en el interior de la mina (imprudencia temeraria) ;
cuanto ai rendimiento productivo de la misma sino en prevención ausencia injustificada al trabajo de dos a cinco días ; desconsideración
de cualquier manifestación de conflicto, el mantenimiento de la grave hacia compaõeros ; falta de disciplina, respeto y consideración
disciplina laboral encuentra en el régimen militar el modelo más a los jefes ; rendimiento inferior a! mínimo o normal ; fraude o abuso
efectivo de funcionamiento interno. En las minas, la estructura de de confianza; derroche claramente advertido de materiales y presen­
subordinación jerárquica de las distintas categorías profesionales res­ tarse al trabajo en estado de embriaguez.
pond ía a una concepción militar de la organización dei trabajo pero Faltas muy graves eran la reiterada e injustificada impuntualidad
. y ausencia; portar explosivos fuera de! lugar de trabajo (tentativa de
tamb1én a una efectiva militarización de la producción, impuesta
desde 1 93 7 y nunca formalmente derogada, a pesar de que los esta­ hurto) ; indisciplina o desobediencia a los Reglamentos ; embriaguez
blecimientos penitenciarias mineros implantados en 1 938 -donde
los presos redimían la pena por el trabajo-- desaparecen a finales de situación persistió en las explotaciones carboníferas, y en este sentido la Junta Sindical
l?s aõos cuarenta, y con ellos, el único argumento que podría justi­ dei Combustible de La Felguera, en reunión celebrad.a e! 2 de abril de 1 948, reclamaba
ficar formalmente la prolongación de una situación de excepcionali­ la anulación de la militarización de las minas asturianas, «dejando en plena libertad
a! trabajador para cambias de empresa» (AHP/AISS-La Felguera, Sindicato dei Com­
dad como aquélla 6 • bustible, Actas 1947-1 977). Incluso, a la altura de 1 964 encontramos alguna norma
legal que alude a la militarización de iure en algunas empresas, pues la Orden 16 de
marzo de ese ano sobre servicio militar dei personal minero dice textualmente que
6 E! Reglamento de Militarización de Industrias data de marzo de 1 938 · e! De­ «en caso de que las empresas estuviesen movilizadas o militarizadas, los capitanes
creto 1" de abril de 1 939 establecía las normas para la desmovilización de las i;dustrias Generales solicitarán informes y darán cuenta de las resoluciones que adopten a las
que, según Orden de 3 de abril debía dar comienzo dos días después. Por otra parte, Comisiones Regionales de Movilización Industrial>>.
la Ley de 24 de nov1embre de 1 939, que clasifica a las industrias nacionales en cuatro De todo ello puede concluirse que formalmente la militarización en las minas no
grupos, no incluye a las carboníferas entre las «industrias para la defensa nacional», fue derogada, aunque de hecho en los anos cincuenta ya no era efectiva. Cf García
las umcas, en todo caso, susceptibles de permanecer militarizadas. Sin embargo, tal Pineiro, ob. cit., pp. 95 y 1 07.
Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 201
200 Carmen Benito de! Pozo

habitual ; maltrato al empresario, a su familia, a empleados o com­ muy grave, era el abuso de autoridad : <<El que lo sufra lo pondrá
paõeros ; ineptitud respecto al trabajo para el que se fue contratado ; inmediatamente en conocimiento del Director de la Empresa, el cual
fraude o abuso d e confianza en las gestiones encomendadas por la deberá ordenar la instrucción del oportuno expediente>> (art. 1 42).
empresa; disminución volumaria y continuada del rendimiento ; in­ No obstante, como ya pusimos de manifiesto en el capítulo 4 (epí­
subordinación ; sabotaje ; incumplimiento de las prescripciones mé­ grafe 11.3), la acción empresarial contra los abusos de autoridad de
dicas dadas al obrero para su curación cuando estuviese de baja por capataces y vigilantes era de tan escasa contundencia -si llegaba a
accidente laboral ; pretender hacer pasar por accidente de trabajo ejercerse-, que en la práctica puede afirmarse que la coerción em­
lesiones producidas en otras circunstancias ; y en general, todas las presarial sobre la mano de obra tenía en el abuso de autoridad de
infracciones del Reglamento en las que concurran la agravante de los mandos intermedios, junto con la inexistencia de garantías al
prohibición, violencia, mala fe o menosprecio. respeto de los derechos de los trabajadores, su más eficaz in� tru­
Cuatro faltas leves cometidas en el transcurso de un aõo se con­ mento. La propia Disposición final 5.' del Reglamento que vemmos
tabilizaban como una grave, y dos graves como una muy grave. Las comentando no era ciertamente disuasoria respecto a tales excesos :
faltas leves se sancionaban con amonestaciones o suspensiones de
Tanto los Capataces como los Vigilantes y encargados de los trabajos, han
empleo y sueldo hasta un día. Las faltas graves, con suspensión de de tener muy en cuenta que, dependiendo la vida de los productores, el
jornal por plazo inferior a siete días ; disminución o pérdida total del adecuado laboreo y subsistencia de la mina, dei cumplimiento de las obli­
período de vacaciones ; multa no superior a la séptima parte del sa­ gaciones que conciernen ai personal, todo rigor en hacerlas cumplir está
lario mensual ; traslado de servicio, grupo o zona; recargo, hasta el justificado por el alto fin que se persigue; y, en su consecuencia, deben ser
doble, de los aõos que la Reglamentación determina para aumento inexorables en la corrección de cualquier falta que por ignorancia o mala fe
de sueldo ; pérdida total de la antigüedad ; pérdida total o definitiva pudiera cometerse.
de la categoría; reprensión pública; o suspensión de empleo y sueldo
por tiempo no inferior a 1 5 días ni superior a dos meses. Las faltas 10. Premias
muy graves se sancionaban con la pena máxima: el despido.
En la instrucción del expediente -previo en caso de faltas graves Así como la empresa sancionaba cualquier infracción del orden es­
o muy graves- debería oírse inexcusablemente al interesado, admi­ tablecido, también recompensaba a aquellos productores distinguidos
tiendo las pruebas de descargo, y tramitándose el expediente en un por su alto rendimiento y comportamiento ejemplar: anualmente
plazo mínimo de cinco días y máximo de un mes. La empresa podía otorgaba un premio por cada cien obreros de la misma categoría,
acordar la suspensión de empleo y sueldo del afectado durante la consistente en el importe de siete días de jornal, a quien se hubiera
tramitación del expediente <<cuando las circunstancias lo exijan>> destacado por su rendimiento, asistencia, conducta, laboriosidad, dis­
( art. 1 40). En caso de faltas muy graves, la sanción era recurrible ciplina, seguridad y prevención de accidentes. Al resto del perso� al
ante la Magistratura de Trabajo; la resolución de faltas graves se se le premiaba mediante gratificaciones, aumentos de sueldo o dts­
comunicaba a la Delegación de Trabajo, quien la ratificaba o desesti­ minución de los aõos necesarios para alcanzar la categoría, consig­
maba. nando estos premios, al igual que las faltas, en el expediente de cada
El importe de las multas y de cuantas sanciones significasen in­ trabajador a fin de tenerlos en consideración en concursos y ascen­
gresos económicos para la empresa, se destinaba al Montepío. sos, y para anular (si procedía) las notas desfavorables.
Si el trabajador consideraba que había sido injusta o excesiva­
mente sancionado, podía formular por escrito sus descargos a la
dirección de la empresa, que procedería a nuevo esclarecimiento,
<<resolviendo en definitiva y con espíritu de justicia amplio y cordial,
como en todos los casos>> (sic).
La única falta reconocida expresamente a los jefes, catalogada de
202 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 203

Diligencia en el trabajo y colaboración en la buena marcha de la


Condiciones de trabajo en la industria siderúrgica 7 prod ucción.
Sustituir provisionalmente por el tiempo necesario y mediante la
1 . Admisión y condiciones generales de trabajo retri bución reglamentaria el puesto de otro obrero de cualquier ca­
tegoría, siempre que a juicio de sus jefes fuese imprescindible.
<<El trabajo prestado al servicio de esta Empresa, estará inspirado en Ejecutar los trabajos conforme a las órdenes recibidas de sus jefes
los principias de lealtad, hermandad entre los productores y asisten­ inmediatos o de los que a su vez lo fueran de éstos.
cia recíprocas y subordinado a los altos intereses de la Patria Espa­ Obedecer a los jefes en todo lo concerniente a la buena marcha
iiola» (art. 4 ). y seguridad dei servicio, así como a la observancia dei Reglamento.
La admisión debía ser solicitada por escrito a la dirección de la Tomar las medidas de precaución usuales y las dictadas legalmen­
fábrica. En la papeleta de admisión constaría que el obrero había te para garantizar la seguridad de las personas y cosas.
sido reconocido por el médico de la empresa y considerado útil para En caso de peligro, utilizar los medios a su alcance para prevenir
el trabajo ; asimismo, presentaría certificado de vacunación y de no dei riesgo a sus compaiieros.
padecer lesión de pulmones ni corazón. AI igual que en la minería, Comunicar a la empresa todo cambio de domicilio o residencia.
se acreditaría edad y, en su caso, autorización de trabajo de menores.
Con todos los menores de 20 aiios se suscribía contrato de aprendi­ Los obreros y empleados respondían personalmente ante el di­
ZaJe. rector de los perjuicios producidos por la deficiente ejecución de los
El período de prueba para el personal obrero se fijaba en tres trabajos y de los derivados dei abandono injustificado de los mis­
semanas para los oficiales, dos para los especialistas, una para pin­ mos, así como dei derroche de materiales.
ches y peones ordinarios y un mes para los aprendices.
Las admisiones podían efectuarse por obra determinada o por 2. Jornada laboral
tiempo limitado, extendiéndose por escrito el contrato de trabajo de
obreros eventuales. La jornada era de ocho horas para todo el personal de los distintos
Era obligatoria la asistencia diaria al trabajo. Las ausencias por servicios de la empresa, excepto guardias, vigilantes y porteros, es­
uno o varios días debían comunicarse por anticipado al encargado o tableciéndose tres turnos de trabajo continuado (de 5 a 13, de 13 a
maestro, el cual, si la consideraba justificada, solicitaba el permiso 21 y de 21 a 5) y un servicio a jornada partida (de 8 a 1 2 y de 1 3
oportuno al jefe inmediato. Si la causa surgía después de la salida a 1 8).
dei trabajo, el obrero estaba obligado a ponerla en conocimiento de Era facultad privativa de la dirección organizar los turnos y re­
aquél en el plazo de 32 horas. levos y modificar aquellos cuando lo considerase necesario, sin más
Quien sin permiso o causa justificada faltara al trabajo cinco días limitaciones que obtener permiso de la lnspección cuando hubiera
consecutivos o seis alternos en un mes, se consideraba que volunta­ cambio de horario.
riamente dejaba de prestar sus servicios a la fábrica, pudiendo ser Cuando se trabajaba en un solo turno diario, el descanso para el
dado de haja. almuerzo era como mínimo de una hora. Si los productores efectua­
Se consideraban deberes primordiales dei trabajador los siguien- ban la jornada ininterrumpidamente durante ocho horas, tendrían un
tes : descanso de 20 minutos retribuidos para comer.
Para la realización de horas extraordinarias que excediesen la jor­
nada normal, la empresa requería autorización de la Delegación de
7 AHP/Magistratura de Trabajo núm. 1 de Gijón, caja 2326, 1 948, «Reglamento Trabajo. Las horas extraordinarias se pagaban con el 30% sobre el
de Régimen Interior. Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara. Fábricas de Mo­ salario tipo de la hora ordinaria y con el 50%, como mínimo, si
reda y Gijón•, 30 de abril de 1 947. excedían de las diez primeras horas diarias. Si se verificaban en do-
204 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 205

mingo o festivo no recuperable, se abonaban con el 75% de recargo El reglamento de régimen interno de las Fábricas de Moreda y
entre las diez de la noche y las seis de la manana, y con el 50% si Gijón no incluye las tablas salariales, remitiendo a la Reglamentación
se habían efectuado en jornada diurna (Orden 4 de diciembre de Nacional del Trabajo en la Industria Siderometalúrgica (véase cuadro
1 946 ). 3 1 ) . De acuerdo con és ta, la retribución dei personal obrero podía
La realización de horas extraordinarias sería voluntaria para el establecerse sobre la base de salario fijo o de un sistema con incentivo.
trabajador, excepto en casos de fuerza mayor o averías de reparación
perentoria que afectasen a la producción 8 •
CUADRO 31. Tabla salarial (retribución fija por jornada) de! personal obre­
3. Clasificación de/ personal ro de la industria siderometalúrgica, 1964.

Pinches de 14 anos ....... . . . . . . . . . . . .............. . . . . . . . . . . . . . . . . . ........... . . . . ............ 5,20


AI igual que en las empresas mineras, ei personal de la industria Pinches de 15 anos . . . .. . ....... .................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..................... 8,20
siderometalúrgica se clasificaba en cinco grupos: obreros, subalter­ Pinches de 16 anos . . . . . . . . ......................... ........... . . . . . . . . . . . . . . . ................. 1 0,25
nos, empleados administrativos, empleados técnicos e ingenieros Pinches de 17 anos. . .......................... ...................... .............................. 1 2,40
y licenciados.
En ei grupo obrero se distinguían seis categorías : Aprendiz primer ano ............................................ ................................ 5,20
Aprendiz segundo ano ........ . . . . . . . ............. .... ...................................... 8,45
Aprendices. Aprendiz tercer ano ........................ .................................................. 1 0,70
Pinches. Aprendiz cuarto ano ..................................... . . . . . . . . . . . . . ....................... 1 2,95
Peones ordinarios.
Peones ordinarios . . . . . . . . . . . . . . . ...................... . . . . . . . . . . . . . . . . .......... .............. . 1 4,00
Peones especialistas. Especialistas de 1 .' ........................................... ................... .............. . 1 6,80
Profesionales de oficio. Especialistas de 2.' . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . ................... . 1 5,40
Jefes de equipo.
Oficial de 1 .' . . . .. . .. . .. . . .. . ... ... . ... ... .. ... . ... ... . .. . ..... ... .. . . ... . . ... .. . . . . ... . .. . ... .... 22,00
De acuerdo con la Reglamentación Nacional de esta rama de Oficial de 2.' . . . . . ................................................. . . . . ........................... 1 9,75
actividad, el 40% de los obreros especialistas lo serían de primera; Oficial de 3.' ............................... ................. ....... . . . . .......................... 1 7,50
de los oficiales, el 25% de primera, el 30% de segunda y el 45% de
Fuente: Reglamentación Nacional dei Trabajo en la industrU. siderometalúrgica, 1946.
tercera.
Los �ficiales de primera categoría eran designados por la empresa
en atención a su preparación técnica y los de segunda, de acuerdo El jefe de equipo percibía un aumento del 20% dei jornal base
con la antigüedad ai servicio de la empresa. de su categoría. El personal obrero femenino de fábrica o taller re­
cibía un jornal equivalente al 80% dei fijado para su correspondiente
4. Retribuciones categoría al personal masculino.
El plus de cargas familiares en la industria siderometalúrgica re­
<<La retribución se dará por ei trabajo ejecutado o puesto desempe­ presentaba el 1 5 % de la nómina de cada empresa y se distribuía por
nado por ei obrero o empleado y, por consiguiente, a cada categoría ei mismo sistema de puntos que en la minería, según lo preceptuado
o trabajo determinado corresponderá un salario mínimo>> (art. 21). en la Orden de 29 de marzo de 1 946.
Todo ei personal disfrutaba de aumentos periódicos por anos de
8 L o relativo a horas extraordinarias n o aparece en e ! Reglamento Interno, remi­ servicio (quinquenios), que representaban un incremento dei S% acu­
tiendo éste a la Reglamentación Nacional de la Industria Siderometalúrgica de 27 de mulativo de su jornal base.
julio de 1946, artículo 68. Por trabajos penosos o peligrosos (reparación de hornos, lami-
206 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 207

nación de hojalata, etc.) se cobraba una bonificación del 20% ; por Cuando un obrero fuera despedido por causa no generadora de
trabajo nocturno (entre las 21 y las 5 horas) el mismo porcentaje. sanción o no motivada por su conducta, sería indemnizado con el
La determinación de emplear el sistema de trabajo a prima, tarea importe de los jornales de una semana. En caso de despido por falta
o destajo era de libre iniciativa de la empresa. Las tarifas de esta de trabajo, la empresa solicitaba autorización para la rescisión de
modalidad de trabajo se establecerían de manera que <<el productor contratos a la Delegación de Trabajo, comenzando los ceses por el
laborioso y de normal capacidad de trabajo obtenga, con un rendi­ personal más moderno en las respectivas categorías.
miemo correcto, al menos, un salario superior en un 25% al jornal Los obreros de trabajos no continuas tenían descanso semanal
base fijado para su categorÍa». En el cálculo de tarifas se tendrían en los domingos; los ocupados en tareas no interrumpibles descansaban
cuenta, fundamentalmente, los siguientes factores : en los días restantes. Las vacaciones anuales serían, como mínimo,
de diez días laborales, en ningún caso compensables en metálico, y
El grado de especialización que el trabajo a realizar exija. se concederían preferentemente en verano. Para el personal mascu­
El desgaste físico que al verificado ocasione al productor. lino menor de veintiún aiios y el femenino menor de diecisiete, el
La dureza del trabajo encomendado. período de vacaciones se ampliaba a 20 días laborales siempre que
La peligrosidad. esos días fueran para asistir a campamentos, cursos, viajes, etc. del
9
La importancia económica que la labor tuviera para la empresa. Frente de Juventudes .
Las empresas siderometalúrgicas productoras de coque estaban
Cuando las tarifas fijadas por la empresa lo eran de conformidad obligadas por la Reglamentación nacional a suministrar éste a todo
con los trabajadores, entraban en vigor inmediatamente; en caso de su personal en activo que tuviese la condición de cabeza de familia,
disconformidad también, pero en el plazo de ocho días se sometían jubilado e incapacitado por accidente. El suministro mensual de me­
a la consideración de la Delegación de Trabajo. nudo de coque era de 1 00 kg a precio inferior al oficial de venta, y
La revisión de destajos, primas o tareas (previa petición y apro­ otros 1 00 kg a precio oficial. Esta circunstancia no se daba en el caso
bación de la Delegación de Trabajo) podría efectuarse por las causas de la empresa SIA <<Santa Bárbara>> pero sí en las dos más importantes
siguientes : del sector en Asturias : S. M. Duro Felguera y Fábrica de Mieres.
Pese a que la Reglamentación aplicable a la actividad siderome­
Mejora en los métodos de fabricación o modificación de instala­ talúrgica prescribe que en los Reglamentos de Régimen Interior se
Clones. concreten las causas y duración de las licencias y permisos que se
Error de cálculo al establecerlas. deban conceder al personal, el de Fábricas de Moreda y Gijón ni
Aumento o reducción del equipo de trabajo existente en un De­ siquiera alude someramente al tema.
partamento o por modificación de las condiciones de trabajo o de
abastecimiento de materiales. 6. Seguridad e higiene en e/ trabajo

5. Obligaciones de la empresa En atención a la seguridad del personal de fábricas y talleres, se hacía


una pormenorizada descripción de aquellos actos o comportamien­
La empresa debía facilitar a todo el personal que realizase labores a tos que por el riesgo que entraiiaban de accidentes y lesiones que­
la intemperie en días de lluvia o en lugares encharcados y fangosos, daban prohibidos, exigiendo al personal la observancia de las normas
impermeables y botas de goma. Estas prendas eran propiedad de la dictadas por el Comité de Seguridad e Higiene (según Reglamento
empresa y no podía hacerse uso de las mismas fuera del trabajo. de 3 1 de enero de 1 940).
Correspondía percibir a los trabajadores dos gratificaciones anua­ En prevención de accidentes, se pondría en conocimiento de los
les, de <<Navidad>> y << 1 8 de Julio>>, equivalentes a diez días de retri­
bución cada una. 9 Lo referente a vacaciones en ibid., artículo 69.
Carmen Benito de/ Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 209
208

superiores la existencia de máquinas, herramientas o útiles defectuo­ Faltas consideradas graves:


sos. Los obreros darían parte inmediatamente de cualquier herida
causada en el trabajo, indicando los testigos del accidente; al igual Más de tres faltas de puntualidad no justificadas cometidas en un
que en minería, los accidentes laborales se comunicaban a la autori­ período de 30 días. Si tuviera que relevar a un companero, una sola
dad competente y el afectado seguiría rigurosamente las indicaciones falta de puntualidad sería considerada grave.
médicas recibidas. Faltar dos días al trabajo durante un mes sin causa justificada.
En el mantenimiento de la higiene y limpieza de las instalaciones �o comunicar en su momento los cambios experimentados en la
se responsabilizaba a maestros, encargados y trabajadores; la empre­ fam1ha que puedan afectar a los seguros sociales obligatorios y al
sa dispondría del suficiente número de servicios, duchas, lavabos y plus de cargas familiares. La malícia en este tema se considerará falta
armarios para uso del personal, así como de que las salas de trabajo muy grave.
fueran amplias, bien iluminadas y ventiladas. Entregarse a juegos durante la jornada laboral.
Falta de atención al trabajo.
7. Faltas y sanciones Simulación de enfermedad o accidente.
D �sobediencia a s uperiore� en ma teria de trabajo; si implicase
. . . . . .
<<De toda falta cometida por un productor será dada cuenta por el mdJSCiplma o pequicJO notono para la empresa o companeros de
maestro, encargado o contramaestre correspondiente a su jefe inme­ trabajo, se consideraba falta muy grave.
diato, el cual dará parte al Jefe del Departamento quien lo transmi­ Simular la presencia de otro trabajador firmando o fichando por él.
tirá a la Dirección proponiendo la sanción en el caso de faltas leves Negligencia o desidia en el trabajo.
y la instrucción de expediente en el de faltas graves y muy graves>> Imprudencia en actos de servicio; si implicase riesgo de accidente
(art. 47). para el personal o peligro de avería para las instalaciones, se consi­
La calificación de las faltas ( <<atendiendo a su importancia, tras­ deraba falta muy grave.
cendencia y malícia») responde a la ya senalada en el reglamento Realizar sin permiso trabajos particulares durante la jornada, así
minero : leve, grave y muy grave. como emplear para uso propio herramientas de la empresa, aun fuera
.
Son faltas leves las siguientes : de la JOrnada de trabajo, sin autorización.
Disminución volumaria del rendimiento normal de trabajo.
De una a tres faltas de puntualidad en la asistencia al trabajo
(hasta 30 minutos de retraso) no justificada, cometidas en el plazo Se tipifican como faltas muy graves las que siguen :
de un mes.
No cursar en el tiempo reglamentario la baja correspondiente Más de diez faltas injustificadas de puntualidad cometidas en un
cuando se falte al trabajo por motivos justificados. período de seis meses, o veinte durante un ano.
Abandono del trabajo sin justificación, falta que se consideraría Faltar al trabajo durante cinco días al mes sin causa justificada.
grave o muy grave si ocasionara perjuicio a la empresa o accidente El fraude, deslealtad o abuso de confianza en las gestiones enco­
a companeros. mendadas, y el huno o robo tanto a companeros como a la empresa.
Descuido en la conservación del material. H �cer des�parecer, inutilizar, destrozar o causar desperfectos en
Falta de aseo y limpieza personal. matenales, úules, herramientas, máquinas, instalaciones o documen­
Falta de diligencia y corrección en el trato al público. tos de la empresa.
No comunicar a la empresa los cambios de residencia o domicilio. La condena por delito de robo, estafa, huno, o cualquier otro
comeudo. fuera de la empresa que pueda implicar para ésta descon­
Discutir sobre asuntos no laborales durante la jornada.
Faltar al trabajo un día al mes sin justificación. fianza bacia su autor y, en todo caso, las de duración superior a seis
anos.
210 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 211

Continuada y habitual falta de aseo y limpieza de tal índole que resado, expresando las causas que l a motivan. Todas las sanciones
produzca queja justificada de los companeros. graves o muy graves eran recurribles ante la Magistratura de Trabajo
Embriaguez durante el trabajo o fuera dei m1smo, s1empre que en un plazo de 1 5 días.
en este segundo caso fuera habitual. El importe de las sanciones de carácter económico se destinaba
Violar el secreto de la correspondencia o documentos reservados a incrementar el fondo dei plus de cargas familiares.
de la · empresa y revelar a personas ajenas a ésta datos de reserva En caso de faltas graves era obligatorio la instrucción de expe­
obligada. diente por parte de la empresa en el plazo de un mes, con derecho
Dedicarse a actividades que impliquen competencia a la empresa. dei inculpado a presentar sus descargos ; durante la tramitación dei
Maltrato de palabra u obra o falta grave de respeto a jefes, com- mismo, la empresa podía suspender de empleo y sueldo al trabajador
paneros y subordinados. si la falta cometida era muy grave y pudiera dar lugar al despido.
Blasfemia habitual. La buena conducta durante seis meses anulaba dei expediente dei
Causar accidentes graves por negligencia e imprudencia inexcusable. trabajador las faltas leves ; durante dos anos las faltas graves y du­
Abandono dei trabajo en puesto de responsabilidad. rante cuatro anos las faltas muy graves, excepto el despido.
Disminución volumaria y continuada dei rendimiento normal de En la industria siderometalúrgica, el abuso de autoridad por par­
trabajo. te de los jefes se consideraba, como en las empresas mineras, una
Originar frecuentes e injustificadas rinas con los companeros. falta muy grave. En la Reglamentación nacional de la actividad -el
Reglamento de Régimen Interior consultado nos remite a ella en esta
La reincidencia en falta leve (excluida la puntualidad) dentro de precisa cuestión- se entiende que existía abuso de autoridad «siem­
un trimestre y habiendo mediado sanción, constituye falta grave; la pre que un superior cometa un hecho arbitraria con infracción ma­
reincidencia en faltas graves dentro de un semestre y también me­ nifiesta y deliberada de un precepto legal, en perjuicio manifiesto de
diando sanción, era falta muy grave. No se especifica el número de un inferior>> . Tal imprecisión contrasta ostensiblemente con la mi­
faltas que por acumulación daban lugar a otra de grado superior. nuciosa descripción que se hacía de las faltas cometidas por los su­
Las sanciones máximas a imponer que el Reglamento de Régimen bordinados. Por otra parte, los trámites senalados para sancionar
Interior sena! a, son : dicha falta constituían en sí mismos un factor de disuasión para todo
trabajador que se aventurase a presentar denuncia contra sus supe­
Por falta leve, amonestación verbal o escnta y suspensión de riores, reconociéndose en la Reglamentación la posibilidad de que la
empleo y sueldo hasta dos días. empresa declinase en estas casos ejercer su potestad disciplinaria:
Por falta grave : multa de uno hasta seis días de haber; suspensión
de empleo y sueldo de tres hasta quince días ; pérdida dei plus de [ . . .] el productor perjudicado la advertirá por escrito a su Jefe inmediato, y
cargas familiares hasta tres meses. teniendo éste la obligación de tramitar la queja por e! conducto inmediato
Por faltas muy graves : suspensión de empleo y sueldo de 20 a superior para que llegue hasta la Dirección de la Empresa. Si cualquiera de
60 días ; pérdida dei plus de cargas familiares de tres meses a un ano ; ellos no lo hiciera, o a pesar de hacerlo se insistiera en la ilegalidad cometida,
e! así perjudicado dará cuenta por escrito, en plazo no superior a quince
inhabilitación por un período no superior a cinco anos para ascender
días, y por conducto de la Organización Sindical, a la Delegación Provincial
de categoría; traslado forzoso a distinta localidad, sin derecho a in­ de Trabajo. Si ésta creyese que existía infracción, ordenará a la Dirección
demnización; despido. de la Empresa e! envío de los antecedentes dei asunto, y si previos los
asesoramientos que estime oportunos resultara probado e! hecho, resolverá
Correspondía a la dirección de la empresa la facultad de otorgar lo que proceda.
permisos o imponer sanciones, pudiendo delegar en el ingeniero o
en el jefe de taller para imponer las sanciones correspondientes a
faltas leves. Todas las sanciones se comunicarían por escrito ai inte-
Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 213
212

permiso a su jefe inmediato o justificaría las ausencias lo antes posible.


8 . Premias En caso de enfermedad, ésta se acreditaría con certificado facultati­
vo. Faltar al trabajo sin permiso ni justificación tres días consecuti­
El Reglamento establecía primas extraordinarias para los jefes de vos o seis alternos en un mes, se entendería como cese voluntario.
taller, empleados y trabajadores que durante cada aiio demostrasen Se prohíbe la entrada en la fábrica en estado de embriaguez (res­
buena conducta; avances calificados en la capacidad para ei trabajo; ponsabilizándose dei cumplimiento de esta disposición a los encar­
rendimiento superior a! normal ; cualidades sobresalientes ( educación, gados de servi cio correspondientes ), la lectura durante la jornada
puntualidad, asiduidad, etc.); actuación eficaz en la disminución de laboral, la interrupción dei trabajo para fumar y dormir en horas de
accidentes de trabajo ; invención de aparatos preventivos y distinción trabajo. Se prohibía terminantemente a los empleados y personas
en ei cumplimiento de las medidas sobre seguridad e higiene ; etcétera. con autoridad sobre ei resto de los productores, tener a su nombre
Los premios podían acumularse por distintos conceptos y con­ o al de sus familiares hospedajes para trabajadores, tabernas, cafés,
sistían en cantidades en metálico, aumento de sueldo, disminución tiendas de comestibles y establecimientos análogos ; tampoco podían
.
de los aiios necesarios para alcanzar la categoría o ei aumento de tener mtereses o participación en negocias de esa naturaleza.
sueido inmediato. Eran obligaciones dei personal obrero las siguientes :
Todos los premios se harían constar en la ficha de los trabaja­
dores. La concesión de un premio en metálico cancelaba las anota­ Ejecutar los trabajos conforme a las órdenes de sus superiores.
ciones por faltas leves ; ei otorgamiento de premios de mayor im­ Obedecer a los jefes en lo concerniente a la buena marcha y
portancia anulaba las anotaciones por faltas graves o muy graves. seguridad dei servicio.
Intensificar los vínculos cordiales y de mutuo respeto con los
compaiíeros.
Condiciones de trabajo en la industria cerámica 1 0 Observar las medidas de precaución usuales y reglamentadas que
garanticen la seguridad de las personas y de las cosas.
1 . Admisión y condiciones generales de trabajo En caso de peligro, utilizar los medios para prevenir dei riesgo
a sus compaiíeros.
Para ser admitidos en la Fábrica de Loza de San Claudio de Oviedo,
los trabajadores se sometían previamente a reconocimiento dei mé­ L ?s trabajadores responderían ante la dirección de la empresa de!
dico de la empresa, quien hacía constar si el solicitante era útil para detenoro, extravío o destrucción injustificada de los útiles de trabajo
ei trabajo; ei trabajador presentaría el certificado de vacunación. La Y locales ; de los perjuicios derivados de una deficiente ejecución de

edad se acreditaba como en las empresas ya estudiadas. la tarea encomendada y de! abandono injustificado dei trabajo, así
E! trabajador ingresaba en la empresa, o bien para incrementar como dei empleo abusivo de materiales.
la plantilla dei personal fijo, o bien con carácter eventual; no podía Cinco minutos antes de finalizar la jornada, se daba un toque de
. .
comprometer sus servicios para trabajos distintos a su cualificación sirena al obJeto de que el personal obrero recogiese y ordenase los
profesional, siendo competencia de los encargados determinar lo que e! ementos dei trabajo y se asease; la salida se verificaría por ei mismo
proceda en este sentido, así como que ei trabajador rinda de acuerdo Siti. o de entrada, dejando la ficha en ei lugar correspondiente a cada
con las condiciones de la labor desempenada. trabaj ador. No se permitía a ningún operario entrar en las depen­
Era obligatoria la asistencia diaria al trabajo. Quien por causa denCias donde no prestase servicio, excepto con autorización dei
justificada tuviera que faltar uno o varios días consecutivos, pediría encargado.
Cuando resultase personal excedente por crisis, disminución de
10 AHP/Magistratura de Trabajo núm. 1 de Oviedo, caja 80, 1 946, <<Reglamento
1� producción, reorganización de servicios, etc., se respetaría la an­
de Régimen Interior de Fábrica de Loza de San Claudio», 14 de marzo de 1 944. tJg üedad en ei trabajo.
214 215
Carmen Benito de! Pozo Con diciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana

2 . jornada de trabajo 4. Retribuciones

La jornada normal diaria de trabajo en Fábrica de Loza de San Clau­ La retribución dei personal podía establecerse _ sobre � alario fijo o de
dio era de 8 horas diarias y de 48 semanales, distribuídas a criterio sistemas con incentivo. El salario base en las mdustnas de ceramt , _ a

d � la �mpr�sa <<a fin de obtener un mayor rendimiento y una orga­ en 1 944 (antes de dictarse la Reglamentación de esta rama de actt­
mzacwn - mas adecuada». En casos excepcionales, los productores es­
vidad) y en 1 946 (según fija la Reglamentación) se recoge en el cua­
taba� obligados a trabajar mayor número de horas que el seiialado, dro 32.
const� erándose éstas como extraordinarias y retribuídas, en conse­ El personal femenino percibiría el 70% de los salarios estableci­
cuenCia, con el recargo legalmente establecido . dos en las categorías correspondientes de acuerdo con el Reglame?� o
Interno. Este porcentaje fue elevado ai 80% en la Reglamentacwn
3. Clasificaàón dei personal nacional de 1946.
Los obreros fijos, con excepción de pinches y aprendices, dis­
En la industria cerámica se establecen cuatro grupos profesionales : frutaban desde 1 948 en concepto de antigüedad, de dos bienios y � e
técnicos, administrativos, subalternos y obreros. cinco quinquenios equivalentes cada uno de ellos ai 5% del salano
El personal obrero -<<el que ejecuta trabajos de orden material
Y mecánico»- se compone de cinco categorías :
reglamentario.
. ,
La retribución dei trabajo a prima, tarea o destaJO sena propues-
to por la empresa y las tarifas se calcularían de modo �ue con un
Profesionales de oficio.
rendimiento normal de trabajo se obtuviese, como mímmo, un sa­
Peones especialistas.
lario superior ai 25% dei jornal fijado para su categoría 1 2 . En e!
Peones.
cálculo de tarifas la empresa tendría en cuenta fundamentalm ente:
Pinches.
Aprendices.
Grado de especialización dei trabajo a realizar.
Desgaste físico que ocasiona ai trabajador.
La Reglame?tación nacional fija el período de prueba en tres Peligrosidad.
semana� pa�a ofin. �les, dos semanas para especialistas, una para peo­ .
Importancia económica que la labor uene para la empresa.
.

nes ordmanos y pmches, y un mes para aprendices 1 1 .


Los �scalafones dei personal obrero se formaban con arreglo a Sólo sería procedente la revisión de tareas, primas y destajos por
la� �ecestda�es d � la especialidad d e la industria, pero las categorías mejora en los métodos de fabricación, modificación de las instal� ­
ofictales debtan ajustarse a las siguientes proporciones mínimas : 20% ciones o cálculo erróneo, aunque el Reglamento Interno que vem­
d_e oficiales de primera, 30% de oficiales de segunda y 50% de ofi­ mos comentando (elaborado antes de la Reglamentación nacional)
Ciales d � tercera. Los ascensos a oficiales de segunda se verificaban estipulaba que los sistemas de incentiv� s se re; is�rían si e! productor
por anugüedad ; los oficiales de primera eran designados libremente excedía dei salario base en un 70% (vease apendtce 5).
po� la empresa de entre los de segunda mediante una prueba de Desde 1 946, los obreros percibirían e! plus de cargas familia�es.
.
aptttud o recurnendo a personal ajeno a la plantilla si los empleados La cuantía de este plus se fijaba en el 1 0% dei importe de la nómma
no demostraban capacitación. de cada empresa.

2
1 En lo referente a esta cuestión y a suplementos salariales, nos atenemos a la
11 Reglamentación Nacional de las Industrias de Cerámica 26 de _ de Loza de
1946, artículo 2 1 . ' noviembre de Reglamentación de 1946 puesto que el Reglamento Interno de «Fábnca
San Claudio» no menciona estos aspectos.
217
216 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana

CUADRO 32. Tabla salarial (retribución fija por jornada) dei personal obre­ seõaladas para las actividades industriales mine� a y siderometal� rgi­
ro de la industria cerámica. ca, pero la Reglamentación Nacional de TrabaJO en la Industna de
Cerámica sí lo contempla.
1944 1946 En cuanto a permisos, según el Reglamento de Interior sólo se
Pinches de 1 4- 1 6 aiíos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ........... . 5,50 5,00 concederían si no perjudicaban la marcha de las labores, a menos
Pinches de 1 7- 1 8 aiíos ........... . . . ................. ...... . . .. . . . . . . ... . . 6,00 7,50 que existiese un motivo muy justi�icado. El p� rsonal que desemp� ­
iiase cargos públicos estaba autonzado a ped1r perm1sos . (no retn­
Pinches de 1 9 aiíos ....... ............. .................................... . 7,50 1 0,00
buidos, salvo las excepciones marcadas leg�lmente) durante las horas
Peones ordinarios . . ............. . . . . . . . .... ................ ................ . 9,50 13,00 de trabajo para el desempeno de sus funcwnes. La Reglamentacwn __
Peones especialistas . . . ............. . . . . . . . . . . . . . . . ........ . . . . . .. . . ....... . 1 0,50 1 4,50 nacional restringe la potestad empresarial en este aspecto al es:able­
cer claramente los casos en que la empresa debía conceder obhgato­
Oficial de 1 .' . . .. . . . . . . . . . .. .. . ... . . .. . .. . .. .. .. . .. . .. . . .. . .. . . .. .. ... . ... . . . . . 1 5,00 1 9,50 riamente permisos y licencias a sus trabajadores.
Oficial de 2.' ......... ........................................................ . 1 3,00 1 7,50 En el caso de la Fábrica de Loza de San Claudio, se facilitaba al
Oficial de 3.' ................................................................. . 1 1 ,75 1 5,50
personal «a precio económico» la tela para la c? nf� cción � e prendas
Fuente: Reglamento de Régimen Interior de «Fábrica de Loza de San Claudio, S. A.•, 1944; de trabajo (monos, batas, etc.), las cuales al fmahzar la JOrnada se
Reglamentación nacional de la industria cerámica, 1 946. Elaboración propia. dejaban depositadas en los armarias o locales destinados � tal �in.
.
La empresa pagaría a todos sus empleados dos gratlflcacwnes
Los trabajadores manuales a quienes se obligase a utilizar herra­ anuales, la de «Navidad>> y « 1 8 de Julio>>, por importe de 1 O días
mientas de su propiedad recibirían una indemnización por el des­ cada una para el personal obrero y subalterno. Para técnicos y a� ­
gaste de las mismas de la siguiente cuantía: a quienes aportaban ministrativos, la cuantía de las pagas equivalía a un mes de salano
esponjas, 6 pesetas semanales ; a los demás obreros, 1 0 pesetas men­ en navidad y a quince días en julio. Tal discriminación profesional
suales. se observa igualmente en la industria siderometalúrgica y en minería,
El plus de nocturnidad era percibido por quienes trabajasen entre y no sólo a efectos retributivos puesto que también el período de
. .
las veintidós y las seis horas ; suponía el 20% del jornal base. De él vacaciones anuales era para el personal obrero y subalterno mfenor
quedaban exceptuadas aquellas labores que por su índole se realiza­ (la mitad o algo menos) al disfrutado por administrativos y técnicos.
ban normalmente de día y de noche (turno para vigilancia de hornos,
secado de piezas, etcétera). 6. Seguridad e higiene
Cuando el lugar de trabajo distaba más de tres kilómetros de
todo núcleo de población o vivienda, o de todo media mecánico de La empresa, de acuerdo con el Reglamento General de Seguridad e
transporte, se concedía un plus de distancia de 0,30 pesetas por ki­ Higiene en el Trabajo, estaba obligada a poner en prá� tica todas �as
lómetro. Esta circunstancia no concurría en el caso de la Fábrica de medidas necesarias para proteger al trabajador de los nesgas propws
Loza de San Claudio. de su profesión, instruyéndoles en el manejo de los d�v� rsos � lem� n­
tos de trabajo. En este sentido, el reglamento de reg1men mtenor
5. Obligaciones de la empresa seiialaba expresamente que quienes trabajasen en talleres donde se
produjese polvo nocivo utilizarían caretas protectoras ; la empresa,
El personal obrero tenía derecho a unas vacaciones anuales retribui­ por su parte, instalaría los aparatos de extracción y ventilación ne­
das de siete días laborables consecutivos, que fueron ampliados a cesarios. Se recomendaba meticulosidad en la higiene personal a los
diez a partir de 1 946. Este reglamento no hace mención (por ser operarias del taller de Baõos que manejaban productos tóxicos.
anterior a la norma reguladora de 1 945) a que los menores de 2 1 Estaba prohibido el empleo de mujeres y menores d e 16 anos en
los trabajos de hornos, preparación de primeras matenas _
aõos pudieran prolongar el período vacacional en las condiciones y, en ge-
218 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 219

neral, en aquellos otros en que existiese ambiente pulvígeno o ma­


nipulación de productos tóxicos. 9. Faltas y sanciones
Los obreros dispondrían de un local para comedor y de las obli­
gadas instalaciones higiénicas (lavabos, duchas, vestuarios, etcétera). Toda falta cometida por un productor en la Fábrica de Loza de San
<<En general, tanto por higiene como por estética, todo ei personal Claudio era castigada previamente por ei encargado dei servicio co­
procurará ser cuidadoso y ordenado en la realización de su labor» rrespondiente quien, acto seguido, daba cuenta dei hecho ai jefe de
(art. 46). talleres, y éste al director-técnico, ei cual fijaba definitivamente la
sanción. Las faltas muy graves eran sancionadas por la dirección de
7. Enfermedades profesionales y accidentes la empresa.
Se consideraban como faltas leves las siguientes :
Los trabajadores de talleres con riesgo de contraer enfermedades
profesionales debían observar estrictamente las medidas de preven­ Falta de puntualidad.
ción dictadas por la empresa; asimismo, debían acceder a un reco­ Ausencia injustificada de un día.
nocimiento médico siempre que la empresa o los organismos oficia­ Desconsideración hacia los compaiieros.
les lo estimasen oportuno. En caso de lesión, ésta se comunicaría Falta de interés por la buena conservación de los materiales y
inmediatamente, seiialando los testigos dei accidente; la empresa da­ por la economía de los artículos consumidos en ei proceso producti­
ría parte a la autoridad gubernativa de los accidentes ocurridos en vo.
ei plazo de 24 horas. La fábrica contaría con un botiquín de urgen­
cia. Los trabajadores lesionados, para preservar sus derechos y evitar
Como falta grave se tipifica:
sanciones, se atendrían a las indicaciones médicas durante el período
de curación.
Ausencia injustificada al trabajo de dos a cinco días.
Falta grave de consideración hacia los compaiieros.
8. ]erarquía organizativa
Falta de disciplina, respeto y consideración a los jefes.
No alcanzar ei rendimiento medio de trabajo igual ai mínimo
La dirección de la empresa era asumida por ei director-gerente, que
seiialado en cada caso, o al normal.
tenía a sus órdenes directas a un director-técnico como jefe de los
Fraude o abuso de confianza.
servicios de fabricación y a un jefe administrativo. Todo ei personal
Derroche de materias primas claramente advertido.
de la Fábrica, indistintamente, <<debe a estos jefes superiores ei má­
ximo respeto y acatamiento>> (art. 1 7).
El director-técnico tenía a sus órdenes inmediatas a los técnicos, Faltas muy graves eran:
jefe de talleres y encargados de servicios; ei jefe administrativo, al
personal de administración y a los encargados dei servicio de Em­ Reiterada e injustificada impuntualidad y ausencia.
paque, Almacenes de Loza y Efectos. Indisciplina o desobediencia a los Reglamentos de trabajo.
El jefe de taller ejercía ei mando directo sobre encargados y ca­ Maios tratos o falta grave de respeto ai empresario, miembros de
pataces y, a las órdenes dei director-técnico, era responsable dei su família, a su representante y a los compaiieros de trabajo.
trabajo, disciplina y seguridad dei personal. Los encargados dirigían lneptitud para ei trabajo contratado.
y controlaban las labores de una sección; eran los jefes inmediatos Fraude y abuso de confianza.
dei personal obrero. Disminución volumaria o continuada dei rendimiento laboral.
Hacer negociación de comercio o industria sin autorización ex-
presa dei empresario.
221
220 Carmen Benito de! Pozo Con diCiones de trabajo de la clase obrera asturiana

Presentarse a trabajar en estado de embriaguez o hallarse en la


fábrica en manifiesta insubordinación. 10. Premias
Realizar actos de sabotaje o maltrato de máquinas, herramientas,
etcétera. La dirección de la empresa establecía varios premios en metálico
Incumplimiento de las prescripciones médicas en caso de baja para aquellos trabajadores más destacados en el cumplimiento dei
por accidente laboral; prolongar voluntariamente o por medios ilí­ Reglamento, sin que se especifiquen los mismos.
citos las lesiones producidas en accidente de trabajo; lesionarse En general, las Reglamentaciones de trabajo suavizaron las me­
deliberadamente; hacer pasar como accidente laboral lesiones pro­ didas sancionadoras que la patronal aplicaba en los anos anteriores
ducidas fuera dei trabajo ; e infringir las normas sobre accidentes y a 1946; establecieron un marco laboral más preciso para la actuación
enfermedades profesionales. empresarial y consolidaron, al hacerlos obligatorios, ciertos concep­
Todas las infracciones al Reglamento de Régimen Interno en las tos retributivos. El intervencionismo estatal a través de las reglamen­
que concurran la agravante de prohibición, violencia, mala fe o me­ taciones es evidente que supuso un freno al abuso y arbitrariedad
_
nosprecto. patronal característicos d� los primero� anos d� posguerr�, bien es
cierto que con escasa dosts de generostdad haCta los trabapdores y
Cuatro faltas leves cometidas en el transcurso dei ano equival­ con una clara discriminación hacia el personal obrero. El paternalis­
drían a una grave, y dos graves a una muy grave. mo emanado de la legislación laboral franquista en absoluto se co­
Las faltas leves se sancionaban con amonestaciones o suspensio­ rrespondió, excepto en la retórica oficial, con una sincera vocación
nes de trabajo o salario hasta un día. Las faltas graves podían ser de justicia social: la pretensión era garantizar unas mínimas condi­
motivo de suspensión de sueldo por plazo inferior a siete días ; dis­ ciones de trabajo a cambio de bajos salarios y disciplina laboral es­
minución o pérdida total de las vacaciones; pérdida total de la anti­ tricta (mantenida por medios coercitivos). El trabajador era un pro­
güedad; pérdida total o definitiva de la categoría y suspensión de ductor tanto para el empresario como para el Estado.
empleo por tiempo no inferior a 15 días ni superior a dos meses
(rebajado a 2-1 5 días por la Reglamentación). Condiciones de trabajo en construcción y obras públicas 13

Las faltas muy graves se sancionaban con despido, previa ins­


trucción de expediente en el que el interesado presentaría las pruebas La actividad de construcción y obras públicas en la región fue de­
de descargo. El expediente se tramitaría en un plazo de cinco a sarrollada, cuando de medianas empresas se trataba, por sociedades
treinta días ; e� tre tanto, la empresa podía suspender de empleo y de ámbito nacional mayoritariamente (Constructora Internacional,
_ Construcciones Govasa, Entrecanales y Tavora, Huarte y Cía, etc.)
sueldo al trabajador sancwnado. La Reglamentación de 1 946 ofrecía
ot�as opcion �s penalizadoras de faltas muy graves, ai margen dei por ello, para el estudio de las condiciones generales de trabajo en
_ desptdo, a saber: pérdida temporal o definitiva de la cate­
drasttco este subsector económico, utilizaremos el Reglamento de Régimen
goría y suspensión de empleo y sueldo entre 15 y 60 días. Interior de una de ellas, Constructora Internacional, elaborado en 1949.
Si el sancionado creyera haberlo sido injusta o excesivamente,
podía formular por escrito sus descargos al director-gerente, quien 1 . Admisión y condiciones generales de trabajo
procedería a un nuevo esclarecimiento.
Como en los Reglamentos ya comentados, el abuso de autoridad Teniendo en cuenta las modalidades específicas dei trabajo en la
por parte de los jefes era considerado falta muy grave, debiéndolo construcción, la contratación se podía efectuar de forma directa -sin
denunciar los afectados. Este aspecto no aparece desarrollado en el previa petición ante las Oficinas de Colocación Obrera-, pero en
Reglamento de Fábrica de Loza de San Claudio.
1 3 AHP/Magistratura de Trabajo núm. I de Oviedo, 1950, « Reglamento de Régi­
m en Interior de Constructora Internacional, S. A.,, septiembre de 1949.
222 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 223

este caso la admisión tenía carácter provisional y no eximía de acre­ Excepto para asuntos de servicio, los trabajadores no podían tras­
ditar la condición de parados a los obreros así contratados. iadarse durante la jornada de un lugar a otro, ni despachar asuntos
En el momento de ser admitido al trabajo, todo productor apor­ particulares propios o ajenos.
taba, con carácter de declaración jurada, los datos referidos a sus La empresa proveía a su personal de los útiles de trabajo nece­
condiciones familiares, referencias, lugares y clases de trabajo ejecu­ sarios, proporcionados diariamente al comienzo de la jornada por el
tados anteriormente, títulos profesionales o garantía de experiencia encargado, que se ocupaba asimismo de recogerlas (convenientemen­
y práctica. Los cambios de domicilio y modificaciones familiares se te limpias) al finalizar las labores. Se hacían extensas consideraciones
comunicarían inmediatamente. acerca dei uso y cuidado de la maquinaria y herramientas.
La Reglamentación nacional fijaba como período de prueba dos La dirección podía ordenar a los productores la prestación de su
semanas para el personal de oficio, diez días para peones especialis­ trabajo en lugares distintos al habitual sin que éstos tuvieran derecho
tas, una semana para pinches y peones ordinarios, y un mes para a negarse, aunque se les pagarían los gastos de traslado propio y de
aprendices. su familia, así como las dietas establecidas en la Reglamentación.
Se seõalan como deberes generales de los trabajadores de la em­ El personal eventual podía ser despedido sin otro requisito que
presa: el mantenimiento de buenas relaciones entre los compaõeros; el previo aviso de una semana; al personal fijo de obra se le podía
dedicarse con asiduidad a las tareas encomendadas, sin inmiscuirse rescindir el contrato antes de la terminación de la obra previo aviso
en las ajenas ; ser atento y respetuoso con los superiores ; compren­ de una semana y abono de indemnización equivalente a siete días de
sivo, benévolo y correcto con los subordinados, tratándolos afable­ jornal. En caso de ceses por crisis, se seguiría el criterio de antigüe­
mente, aconsejándoles y despertando en ellos confianza en su man­ dad (el personal incorporado más recientemente).
do, y hacer al jefe respectivo -sin faltar a la subordinación- las La Reglamentación dei ramo implantá con carácter obligatorio
observaciones necesarias o convenientes para la buena marcha de la la cartilla de identidad profesional (creada en mayo de 1 940) para
empresa. los trabajadores de construcción y obras públicas ( empleados, pro­
Como deberes específicos dei personal obrero y subalterno, los fesionales de oficio y aprendices). Este documento servía para la
siguientes : contratación de personal, reconocimiento de su categoría y disfrute
de los beneficias del Montepío. Las empresas no podían contratar
Observar rigurosamente el horario establecido. personal de las categorías mencionadas si éste carecía de dicha car­
Cumplir las órdenes superiores, solicitando las instrucciones con­ tilla; el resto dei personal podía proveerse de la misma a fin de
venientes en caso de dificultades. acogerse al Montepío, aunque no se les exigía en la contratación. En
Advertir de los defectos de las máquinas, herramientas y útiles realidad, se utilizó como sistema de control dei paro obrero forzoso,
que puedan comprometer la seguridad dei personal o el desarrollo siendo la Oficina de Colocación la encargada de su tramitación y
normal dei trabajo. supervisión.
Poner diligencia y actividad en el trabajo. Mantener la maquina-
ria a su servicio en buen estado.
Evitar gastos inútiles de energía, material, sueldos o jornales. 2. jornada de trabajo
No abandonar el puesto sin causa justificada y sin autorización.
Utilizar los medios de protección y defensa contra accidentes que La jornada normal era de 48 horas semanales, dividida en ocho horas
la empresa ponga a disposición. diarias. El horario habitual era el que regía en Madrid para el ramo
Guardar los útiles de trabajo y herramientas y vestuario en el de la construcción, pudiéndose establecer turnos especiales. Cuando
lugar asignado. para la recuperación de las horas no trabajadas en los días de fiesta
Facilitar con diligencia y exactitud cuantos datos informativos les era necesario ampliar la jornada de trabajo, dicha recuperación se
fueran pedidos por la dirección o por su representante. efectuaba a razón de una hora diaria (abonada como ordinaria), co-
224 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 225

menzando media hora antes por la maiiana y finalizando media hora La Reglamentación nacional seiiala las proporciones mínimas de
después por la tarde. obreros de oficio que las empresas debían respetar en la constitución
La Reglamentación nacional seiiala que en los trabajos subterrá­ de los escalafones : 20% de oficiales de primera, 30% de oficiales de
neos o a turnos y en las tareas efectuadas en agua o fango, la jornada segunda y 50% de ayudantes; los peones serían contratados según
sería de 7 horas aunque se abonaría como de ocho. La Circular de las necesidades de los trabajos a realizar.
28 de junio de 1 946 matizaba que tal reducción de jornada no se Según su permanencia, el personal ocupado se clasifica como si­
aplicaría en el último caso si se trabajaba con botas totalmente imper­ gue:
meables.
Los centros de trabajo se abrían quince minutos antes dei inicio Personal eventual : es el que se contrataba para trabajos cuya
de la jornada; cinco minutos después de la hora de entrada se cerraba duración no excedía de seis meses.
el acceso al mismo, abriéndose de nuevo cinco minutos más tarde Personal fijo de obra: es aquei que, contratado para una obra o
-durante otros quince- para que entraran los retrasados. Otro trabajo determinado, sus relaciones laborales con la empresa exce­
tanto se hacía en las obras, donde después de pasar lista, se conce­ dían de seis meses.
dían treinta minutos para la incorporación dei personal que se retra­ Personal de plantilla fija: personal que de modo permanente uti­
saba. liza la empresa para realizar los trabajos exigidos por la actividad
Las horas extraordinarias (no más de cuatro diarias) se pagaban normal de la misma. Adquirían esta condición los trabajadores con
con un recargo dei 25% las dos primeras y dei 40% las siguientes más de cuatro aiios de servicio en una o más obras de la empresa.
y las horas trabajadas en domingo o por la noche.
Todo trabajador tenía derecho a percibir el salario íntegro dei El ascenso dei personal obrero cualificado a categoría superior
se
domingo o día de descanso obligatorio, siempre que durante la se­ realizaba, o bien a discreción de la empresa en atención a los
mana no hubiera faltado al trabajo, en cuyo caso se le descontaba la conocimientos adquiridos por el trabajador en la práctica dei oficio,
parte proporcional al tiempo de ausencia. o bien a petición dei obrero que considerándose capacitado para ei
Cuando la empresa utilizaba medios propios para el traslado dei ascenso, lo solicitaba ante la dirección. En ei supuesto de que la
personal al lugar de trabajo, ei tiempo invertido se computaba como empresa no aceptase la petición de ascenso, ei solicitante podía re­
jornada ordinaria según la Reglamentación. clamar ante la Junta Clasificadora Profesional.
Se estimaban como méritos para ascender : haber propuesto mo­
3. Clasificación dei personal dificaciones sustanciales en el trabajo que significasen ahorro de tiem­
p o o de trabajo; contar con certificados de capacitación prof�sion�l ;
En ei sector de construcción y obras públicas se distinguían cinco destacada competencia en las tareas asignadas ; leal y reconoCida dis­
grupos profesionales que se corresponden con los ya mencionados ciplina laboral ; ejemplar comportamiento en ei trabajo ; regularidad
para minería y siderometalurgia: personal superior, titulados, em­ en la asistencia y escrupulosa puntualidad.
pleados, operarios y subalternos.
4.
Para ei personal obrero se establecen seis categorías : Retribuciones
Especialistas. Como en el resto de las actividades industriales analizadas, en la
Oficiales de primera. construcción la remuneración dei personal se establecía sobre la base
Oficiales de segunda. de salario fijo por jornada u otro sistema que <<estimule al rendi­
Ayudantes. miemo y a la eficacia>> .
Peones especializados. La cuantía salarial d e los obreros y demás empleados d e empresas
Aprendices. de construcción no se recoge en ei Reglamento Interno correspon-
227
226 Carmen Benito de! Pozo Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana

�ente, sino que és�os remiten a la Reglamentación nacional dei ram su bsector de la construcción no existe personal obrero femenino,
e acuerdo c �n �sta, las retribuciones percibidas por la mano J·e aunque, evidentemente, beneficiaba a la mujer integrada en otros
grupos profesionales. En este sentido, también la Reglamentación de
o bra eran las s1gmentes : siderometalurgia (pero no las de minería o cerámica) concedía al
CUADRO 33. Tabla salarial (r�tribución fija por jornada) del personal obre­ personal femenino de categoría no obrera el 1 00% dei sueido mascu­
ro de construcaon y obras públicas, 1946. l ino.
En Constructora Internacional los jornales se liquidaban sema-
Aprendiz primer aiío ···· · ···· · ···· ······ ···· · ···· ····· ···· · ············· ··· 5,00 nalm ente, abonándose en cada obra al finalizar la jornada dei sábado.
Aprendiz segundo aii�-� � � ���� ���� �� � � ....................................... ·· · .. ·· ....... .. 6,75 El salario reglamentado se incrementaba por otros conceptos re­
Aprendiz tercer aiío · ···· · ···· ········· .... ...... .... ........................ .... .... . 8,25 tributivos:
Aprendiz cuarto aiío :::: ::: : ································································· 1 0,00
Plus de carestía de vida, equivalente al 20% dei salario base. Se
Pinches de 1 6 a 17 aiíos ············································ ··· ··· ··· ·· · ··· · ··· ···· · 7,75
pagaba junto con ei jornal y tenía carácter circunstancial, transitorio
y revisable a juicio de la Dirección General de Trabajo. Las canti­
Pinches de 1 7- 1 8 aiios ...................................................................... . 9,50
peon
' ................................. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. .. . . . . . . . . .. . . .. . . . .. . . . . . . . . . .. .. . . . . . .. . . 1 1 ,00
Peón especializado... ·········································································· 12,50 dades devengadas por este plus -ya lo seiíalábamos en ei apartado
de minería- no eran computables a efectos de cuotas de seguros
Ayudante ................ . ·········································································· 1 3,50 sociales.
Antigüedad. Los trabajadores de plantilla fija disfrutaban de au­
Oficial de 1 .' ···················································· . . . .. . ... .. .. . . . . . . . . . . . . .. .. . .. . 1 7,00 mentos por aiíos de servicio consistentes en dos bienios y tres quin­
Oficial de 2 .' ······················ ····················································· 1 5,00 quenios, equivalentes cada uno al 5% y al 10% respectivamente dei
salario base.
Barrenero o rozador ......................................................................... . 20,50 Participación en beneficias. De manera provisional (dada la ine­
Entibador ·· ............. · ···. ·· · ··· ·· ··· ···· ··· · ··· ·· · · ·· · · ·· · · ·· · · ···· ··· · · · ··· ··· ··· ·· ·· ·· · 20,50
xistencia de legislación general al respecto) en 1949 tal participación
Contrama���;� : .. . ......... .............. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · .. · · · · · · · .. · · .. · · · · · 22,50
]efe de· tal!er ... ·············································· ................................... . 25,50
consistía en la distribución entre los productores de una cantidad
Ado t : ········· ·· ····· .. ·· ......................................... . 23,50 equivalente al 0,5% dei importe de las facturas o certificaciones de
Mod:7::r:: : :: ::: ::::: :: : ::: ···································· ························ 28,50 obras hechas efectivas por la empresa anualmente en todos aqueiios
trabajos donde hubiera intervenido ei esfuerzo o capacidad dei tra­
Capataz .............................. . . ·. · · · ... · ·· · ··· ... · ·· · ·· · · · ·· · · ·· · · ···· · · · ··· ··· · 20,50 bajador. Tenían derecho a su percepción el personal fijo de obra y
Encargado de obra ························ ·········································· 24,50 e! de plantilla fija. La participación de cada trabajador en dichos
benefícios era proporcional a su salario base y al tiempo de servicio
· en 1as m
· dustrzas de la Construcción y Obras Públi-
.
Fuente: Reglamentación Nacional de TrabaJO
cas, 1 946. en la empresa durante el ejercicio económico ; de su reparto se en­
cargaba la Comisión dei Plus de Cargas Familiares.
Plus de cargas familiares : por el sistema de puntos se reparte
Los jefes de equipo cobraban dos pesetas más por jornal que las entre los trabajadores una cantidad equivalente al 1 0 % de la nómina
_
correspondlentes a su categoría.
de cada empresa.
Según I� Circular de 28 de junio de 1 946 (aclaratoria de la Re-
_
gIamentacwn de Construcción y Obras Públicas) , <<S e enten d eran ,
· . . . La Reglamentación nacional recoge otros pluses que no se men­
equipar�d os en su retnbucJÓn varones y hembras si real"IZan trab aJOS
, . . cio nan en ei Reglamento de Constructora Internacional:
de la misma índole>> . No o b stante, este aparente Igualitarismo sala-
naI d e h ech o, en nada venía a af ectar a 1 a genera1 .dJscnmmación
. · . .

retn b utJva d e I a muJ er como mano d e o bra mdustnal, pues en ei


. . . . Plus de nocturnidad: el personal que efectuaba su trabajo entre
229
228 Carmen Benito de/ Pozo o de la clase obrera asturiana
con diciones de trabaj
las 22 y las 6 horas cobraba un suplemento del 20% del sueldo base. te, y la fecha de su disfrute se fijaba de acuerdo
p ercibo de su impor .
Plus de distancia. Cuando la obra donde el trabajador prestaba e n tre la empresa y el trabaj
ador. . . .,
sus servicios distaba más de dos kilómetros del casco de población El reglamento especifica las licenc ias � etnb �1das de _ c �ncesw n
empresa (matn mom o, falle_omiento �e
donde residía, se le concedía una prima de distancia de 0,30 pesetas ob ligatoria por parte de la
los casos de excedenc� a v�lu�t�na
por kilómetro siempre que no hubiera transporte público urbano o familiares, deberes públi cos, etc.), _ por motivo JUStiÍica-
la empresa no tuviera a disposición de los trabajadores medio propio forzosa y la posibilidad de obtener perm1sos
de transporte. �0 (no excediendo en total de 1 O días al ano). .
herram1entas de
No era habitual que los trabajadores aportasen
que
Según la Reglamentación nacional, las tarifas por trabajo a des­ s u p ropied
ad, pero si esto ocurría, la Regla�entació? e�t:blecía
pto de mde�n.!Zaoo n por des­
tajo se calculaban de modo que el trabajador con rendimiento nor­ la empresa habría de abonar en conce
mal obtuviese un salario superior, como mínimo, al 25% del base. as tres peseta s seman ales a los ohoales y 1 ,50 a los
ga
ste de las mism
Para el cálculo de los rendimientos medios se tenían en cuenta los ay udantes y peone s espeo a 1"1zad os.
o

, . siguientes factores :
6. Seguridad e higiene
Grado de especialización del trabajo a realizar.
instruir a los
Desgaste físico que ocasiona al operaria. Los ingenieros, jefes o encargados de cada obra debían
nes en este a pect de� tra­
Naturaleza del trabajo. jefes de cada grupo sobre sus obligaci� � .� vigen­
eCldas or la le�Isl acwn
Peligrosidad. bajo, con sujeci ón a las normas establ � _ o nte la
en
Medio ambiente y condiciones climatológicas en que se desarro­ te , asumiendo la responsabilidad total de s� mcum phm1 � �
lla el trabajo. empre sa. En los centros de más de 50 trabaJ adore s s e cons
_ _ naClo :ItUian los
Calidad de los materiales a emplear. Comités de Seguridad e Higie ne. La Regla menta cwn ���- hace
as de los andam ios y e la provi sion de
Importancia económica del trabajo para la empresa. hincapié en las característic �
para los obrer os que traba Jen en zonas con
cinturones de segur idad
peligro de caída. . .
Las tarifas podrían ser revisadas cuando con ellas no se obtuviese IstenCla de
el aumento mínimo fijado y cuando la retribución del obrero exce­ Las condi cione s generales de higiene se referían a la _ e�
vestuarios, agua corriente, cuartos de ase� � otros s � rvicw
s. En tra­
diese en un 1 00% el salario base de su categoría. Iguales límites para la pro­
máximos y mínimos regían para los trabajos a tarea y con prima a bajos en desca mpad os, la empresa construma coberuzos
la producción. tección de los obreros en caso de lluvia.

7. Accidentes laborales
5. Obligaciones de la empresa
En caso de sufrir un accidente de trabajo, el lesionado debía acudir
La empresa facilitaba a su personal -siempre que lo estimase opor­ inmediatamente al botiquín, y si era grave, a la clínica indicada � or
tuno-- ropa de faena que no podía ser usada fuera del lugar de la empresa. En todo caso, cumpliría las instrucciones del � acultauvo
trabajo y se consideraba propiedad de aquélla. La duración de los para la correcta curación de la herida. El seguro de ac� 1dent� s de
monos de Mahón (prenda más utilizada) se estimaba en un aíi.o. Constructora Internacional estaba concertado con la CaJa NaciOnal
Los encargados y personal obrero y subalterno disfrutaban de de Accidentes de Trabajo.
diez días de vacaciones anuales retribuídas, ampliándose este período
para los menores de 2 1 anos en las condiciones ya senaladas. Las
vacaciones, salvo despido o cese, no podían ser sustituidas por el
230 Carmen Benito del Pozo Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana 23 1

Las peticion es, quejas, observaciones o recla_macione s que por


8. ]erarquía organizativa cualquier motivo hubieran de formular los trabaJadores.' se reabza­
rían por medio dei superior inmediato, quedando termmantemente
,
En constru� ción y obras públicas la organización práctica del trabajo prohibidas las manifestaciones colectiv as. , . .
correspondta, como en el resto de las actividades industriales, a la Todo e! personal directivo de la empresa tema obhgacwn de po­
_ empresa.
propta ner en conocimiento de la misma un informe anual de la conducta,
Todo productor atendería las instrucciones de la dirección, jefes rendimiento, laboriosidad o condicio nes destacadas dei personal a
y encargados de la empresa; sobre éstos recaía la responsabilidad de sus órdenes.
que el personal a sus órdenes obtuviera e! adecuado rendimiento en
el trabajo, se cumplieran las instrucciones de la empresa, se obser­ 9. Faltas y sanciones
varan las ��dtdas_ de seguridad e higiene pertinentes y que las labo­
res <<se venft9uen dentro de las condiciones normales de producción>> . E! Reglamento establece como conductas sancionables las siguientes :
L �s relaciOnes dei personal d e u n escalafón inferior con e ! d e otro
s�per�or se m�ntendrían siempr� a través dei inmediato superior je­ Faltas leves : embriaguez ocasional; de una a tres faltas de pun­
. tualidad en la asistencia ai trabajo; no comunicar con antelación una
rarqUico; las ordenes e mstruccwnes se canalizarían en sentido in­
v�rso, es decir, a través de los inmediatos subordinados. Las rela­ ausencia justificada; abandono dei trabajo sin motivo aparente; des­
Ciones entre e! personal durante las horas de trabajo se limitaban a cuido en el empleo de herramientas y materiales ; falta de l �mpieza
_
las funciOnes de su respectivo servicio. en los útiles de trabajo ; falta de aseo personal ; no comumcar los
Encontramos en e! Reglamento de Régimen Interior de Cons­ cambias de domicilio o de situación familiar; discutir sobre asuntos
tructora Internacional una enumeración de los deberes de los j efes extraiíos ai trabajo; uso inadecuado dei vestuario suministrado por
con personal a sus órdenes que se concretan en siete puntos : la empresa; permanecer en e! lugar de trabajo fuera de las horas
seiíaladas ; no seguir la vía jerárquica para presentación de quejas,
. 1 . Organizar, coordinar y vigilar e! trabajo dei personal subor­ reclamaciones, etc . ; falta de atención y esmero en operaciones en que
d t�ado, de acuerdo con el reglamento y las instrucciones de la direc­ resulta fácil la pérdida de materias primas (cemento, masas, etc.) y
_ actos leves de ligereza e indisciplina.
cwn.
2. Mantener la disciplina y hacer cumplir e! reglamento a todo Faltas graves : indisciplina y falta de respeto a los superiores,
e! personal a sus órdenes, proponiendo a la dirección las sanciones compaiíeros o subordinados ; falta de aseo que produzca � U�J_ �S �e
que creyeran pertinentes ai caso. los compaiíeros; repetidas faltas de puntualidad; la ausenCia m ! usu­
. , 3. Obligar a los productores a utilizar los elementos de protec­ ficada durante dos días al mes ; simulación de enfermedad o acoden­
cwn personal contra accidentes. te; quebranto dei secreto obligado ; realizar durante la jornada tr�­
4. Vigilar y comprobar �I buen estado de limpieza y orden de bajos particulares y hacer uso de herramientas de la en:pr�sa s1n
_
las s �las o lu?ares de trabaJO, máquinas, herramientas y útiles de permiso; imprudencia con riesgo de accidente ; ausentarse sm hcenoa
trabaJO, estudtando las modificaciones convenientes. o pedir permiso alegando causa inexistente ; aconsejar a los obreros
5. Extender las autorizaciones de salida dei personal, determi­ el incumplimiento de sus deberes; escribir letreros en las paredes ;
.
nando las causas que las motivan y comunicándolo a la Sección de encubrir al autor de falta muy grave y tolerar a los subordmados el
Personal. uso indebido de máquinas y herramientas.
6. E� tender o firmar los vales correspondientes a la salida, en­ Faltas muy graves : embriaguez o blasfemia habituales ; realizar
. trabajos que supongan competencia a la empresa ; maltrato d e pala­
trada o mtercambw de materiales dei almacén, talleres u obras.
_
7. Dar cuenta a la dirección de todos los extremos referentes a bra y obra a los j efes y sus familiares, compaiíeros y subordmados ;
los trabajos a su cargo. violar secretos de l a empresa que la perjudiquen; lesionarse volun-
232 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 233

tariamente ; disminución volumaria y continuada dei rendimiento en bajador a efectos de determinar el grado de preferencia que se le
el trabajo; tener negociaciones de comercio o industria por cuenta concedería para el ascenso de categoría o para anular las notas des­
propia o de otra persona sin autorización de la empresa; deslealtad favorables derivadas de faltas cometidas con anterioridad, e incluso
y abuso de confianza; negligencia o ignorancia inexcusable cuando dar lugar, en proporción a los méritos, a la disminución o revocación
de ella deriven danos graves ; actos de sabotaje; incumplimiento de total de la sanción impuesta.
las prescripciones médicas en caso de lesión, prolongar intenciona­
damente la curación de ésta y hacer pasar por accidente laboral el Vistas las condiciones particulares de trabajo en las actividades
ocurrido fuera de! trabajo ; en general, todas las infracciones en las minera, siderometalúrgica, cerámica y construcción establecidas para
q ue concurran las agravantes de desobediencia, mala fe o menospre­ el personal obrero en 1 946, podemos senalar ai respecto una serie
.
CJO. de consideraciones.
En general, las Reglamentaciones laborales y Reglamentos de Ré­
Las faltas leves se sancionaban con amonestación (verbal o escri­ gimen Interno se atienen a la Ley de Contrato de Trabajo, vigente
ta) o multa de un día de habcr. desde enero de 1 944, donde se contienen las normas reguladoras de
Las faltas graves, con disminución o pérdida total dei período de las relaciones laborales contractuales y las condiciones mínimas a las
vacaciones; multa de uno a seis días de haber; suspensión de empleo cuales éstas se someten. En este sentido, los requisitos para la ad­
y sueldo de uno a quince días; recargo hasta el doble de los anos misión de trabajadores en una empresa y los deberes dei personal
establecidos para incrementos retributivos por antigüedad; inhabili­ empleado, responden a las directrices marcadas por la legislación.
tación temporal por plazo no superior a cuatro anos para ascender La Ley de Contrato de Trabajo de 1 944 (texto refundido dei
de categoría; o reprensión pública. Libro I de La ley republicana de 1 93 1 ) se mantuvo en vigor durante
L faltas muy graves se penalizaban con la pérdida temporal o todo el período franquista, aunque sus preceptos fueron actualizán­
. ��
defmltlva de la categoría ; suspensión de empleo y sueldo de veinte dose a la luz de nuevas interpretaciones y normas jurídicas.
a sesenta días ; inhabilitación definitiva para ascender o despido. A las empresas se les exige previa autorización de la Delegación
Los expedientes instruidos como consecuencia de faltas graves 0 Provincial de Trabajo para cualquier modificación de las condiciones
muy graves se remitían a la dirección de la empresa en el plazo de de los contratos individuales de trabajo, así como para la amortiza­
die� días ; constaban de! pliego de cargos y pruebas y de la contes­ ción de vacantes o variación de plantillas, lo que en la práctica limi­
tación y declaración de! inculpado ; su tramitación no podía exceder taba la proclamada competencia empresarial en materia organizativa.
de un mes. Entre tanto, la empresa tenía potestad para acordar Ia La jornada laboral de 48 horas semanales, repartidas en ocho
suspensión de empleo y sueldo dei expedientado cuando «razones horas diarias con descanso dominical, sólo presenta la excepción de
de ejemplaridad, disciplina y orden en el trabajo así lo aconseJen» reducirse a siete horas diarias en los trabajos subterráneos de minería
(art. 1 8). y construcción, y a cinco horas cuando la jornada se desarrollaba
entre fango o agua, aunque en este último caso tal reducción fue
10. Premios sólo efectiva en las minas, pues en construcción se hizo una inter­
pretación más restrictiva de esta disposición.
<<La conducta, rendimiento, laboriosidad o condiciones sobresalien­ Observamos que la industria siderometalúrgica es la que mejor
t�s de! personal, así como las acciones o hechos de carácter excep­ retribuye las horas extraordinarias, en tanto en cerámica y construc­
ciOnal que puedan producirse serán premiados por la Empresa en la ción el recargo sobre el jornal base es el más reducido. Legalmente
medida correspondiente a su propio mérito>> (art. 1 8). no podían realizarse más de cuatro horas extraordinarias por jornada
Los premios consistían en menciones honoríficas, licencias ex­ en ninguno de los subsectores analizados.
traordinarias, viajes o bolsas de estudio, cantidades en metálico, so­ Los mineros disfrutaban de un tiempo de descanso para comer
bresueldos, etc. Los premios se anotaban en el expediente dei tra- inferior al concedido a los obreros industriales, incluso los trabaja-
-

�e trabâo ie la -� 235
.
cfase obrera asturiana
234 Carmen Benito de! Pozo Con dia01''..· de
�· . , ridaci en el interior de las minas es motivo de especial
S--- .· un•
. , ,'�n e el sector h1 _ ullero, de ahí la detallada
dores de interior disponían para tales menesteres de la mitad de La
T
r descripción que el
tiempo que sus compafieros de exterior, que tenían fijado en 60 atenlc Jo ·

n1e::,
.
lnte:no hac c.:e, dei comportamtento que el. personal habría
Reg a

SU
minutos el tiempo máximo para comer (que era el mínimo en side­ to I en . . , .
de bs -e:·• ar
ffeYenc:=: tOn de aCCl dentes, preocupaci On que tiene
0 e
�om�talurgia). En este aspecto, sólo una ventaja para los mineras de 1 de
co rrela tL en . y he: ami. ern-: nas en 1 a m
I?tenor respecto al resto de los obreros en general: la mitad dei la
· c;esnón -: de accidentes .
laborales por manipulación .
r d ustna , . trab aJO
. st'd erometa1 urgtca,
maq uir1;:, a y cor..:trucct•�·on, · ' y mampu
·

. 'empresarial
tiempo así empleado les era retribuído por la empresa. · '

en a!t r. en - ohtan�e c�sta preocupactón


1
En 1 946 ya están plenamente establecidas las dos gratificaciones u �
· 1 acton de pro d uctos toxtcos en
,. o porque el obre-
<<
extraordinarias de <<Navidad» y 18 de Julio», equivalentes para e1 c erámi�; No on el �ímm o riesgo de producir accidentes por descuido o
•••
personal obrero a 1 O días de retribución, así como las vacaciones ro alcm aot cor' no e:Jstía, c:omo veremos, un riguroso cumplimiento pa­
r c:.
anuales por un período de diez días, excepto para los obreros mi­ g ige· ,: a
n
de . seguridad e higiene en los centros productivos.
neras de exterior, que tienen reducido su disfrute a siete días. La �r�nal d: l;s r r'�tanom�s dVJSIÓn dei trabajo define lo que podría-
compensación en metálico de las vacaciones -se abonaban los días La e::trict ,:mar lír..--,;Jejerárquica ma
corresp�ndie?tes más un 40%- sólo era contemplada en la Regla­ mos d er,�mir;•ctur• �e! sir:r:rndicato verticalmando,
a laboral de tanto por su similitud
mentaciO . m era, en el resto de actividades se prohíbe expresamen­
? �� con la e<ruc 'lm_ za;Ion mrvilitar de la empresa. Dicha como por sus concomitancias
laboral de
te la sustitucwn dei descanso anual por una retribución monetaria. con la Tga nza máxi =jma expresión en las minas delínea
r:•
s:t
:1
Los mineros vienen a percibir una parte de su retribución en mando can ; r lo :onstit>- : carbón; el es­
especie si co�o tal consideramos el suministro de carbón gratuito labón i t'rio e! di-ecto C•:- ontrol l bor l y disciplinaria sobre n dete
r
o u t uyen vigilantes, capataces y encargados, quie­
eTm : � � � �­
d:
que pro�orcwna la empresa a la mayoría de sus trabajadores. En nes ej e
r�
o � •• p o o
·b re ros; la dtreccwn , de la empresa es la mstancta
este sentido, el personal de fábricas siderometalúrgicas obtendría me­ minad rup d ra del _:. den económico y responsable dei normal
superio ' def1é ens �� ·

desarro:·,) de .lei en,la Jstro uc ;.;::cwn.


nor aportación patronal por este concepto dado que sólo se beneficia d
de un preci� más reduc!do en la compra de coque . Similar comple­
0 1 se esboza en la
mento salanal en especte no se obtenía ni en la industria cerámica Ah bi c : a elírtnea laboral de mando apenas
1
Reglam::1 tac:; ción d mn.ás normativa aplicable a la industria sidero­
ni en construcción .
metalú r;•Ca, , au nq ue sí aparece claramente definida en construcción
y c eráru1 a. E Es, por tamn to, un factor más ideológico queenestrictamen­
l�gislación vigente imponía una mayor proyección de la ac­
. , Lasoc1al
cwn de la empresa que no se recoge en los reglamentos citados
..: o organi­
y que afectaba a centros con más de 50 trabajadores (v .gr. instalación te ec onc'1 oico lo que daii etermina el contagio militaristatenía latanta im­
de _ comedore�) o a g�a�des empresas (economatos, formación pro­ tria
z acwn :,.lus 1ts . uest; ;tto p que el subsector dei acero
feswnal, alqmler de vtvtendas, etcétera). portan ca es t'strate;�ca er�:n la política económica autárqu ica como el
n ' corn
mdera•n.ción a ello hubiera merecido similar preocu­
c arbó , en
pación :•'r p trp arte l e las autoridades laborales en orden a aplicarle un
En cuanto al nível de cualificación de la mano de obra, las Re­ ·
.

régime ; _te fI func 'mJmi .i ento productivo férreo.


glamentaciones se limitan a sefialar el porcentaje de obreros de oficio
r
que la plantilla de toda empresa debe mantener. De los datos apar­ a- no fueron
tados se deduce que el nivel de exigencia es más elevado en minería� Sin ;!'tba.r a rgo -: acl quí bailamos lac clave explicativ

s s id nmeta.uJúrgicos el se tor más combativo de la clase
d
seguido de cerca por la industria siderometalúrgica, en tanto cons los ob n,,>
,,, uri.;:-iana :n
Ftperíodo anterior al estallido de la guerra civil,
don�;)t
tru_cción e indu �t�ias c�rámic�� mantienen el mínimo índice de pro­ obrera
:! ' tre ellc> -e de el nivel de conflictividad laboral era más
feswnales de oficiO mas cuahflcados, pues en ambas actividades los no era.
,10 era las :n
fábricas de·: Duro Felguera, Mieres y Santa
B árbara 1 e C Gijó: clone� de la práctica política y sindi cal socialista al­
ofi_cia�e� de tercera categoría representan el 50% de dicho personal, elevado
c anzó n·' yor:•r ar:1i go. � iodos esos factores concurrían en un deter­
comctdJendo -como vimos en la primera parte- en que son éstas
las ramas productivas que emplean mayor número porcentual de ent de la � población obrera: los mineros de las cuencas
peones _Y personal e_ventual (contemplado esto último en las Regla­ minado :i,elgmrn -

mentacwnes respectivas). h ulleras r Nalm detu el Caudal. 1·


236 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 237

Franco había dirigido la represión dei movimiento insurreccional Los datos referidos a retribuciones ponen de manifiesto, en las
de Octubre de 1 934 en Asturias. En la vanguardia revolucionaria de acti vidades para las que se dispone de cifras comparables, un notable
entonces se encontraban los mineros 14• incremento salarial entre 1 944 y 1 946. Así, el salario base reglamen­
Por otra parte, el régimen de sanciones y la tipificación de faltas tado aumentó en la industria cerámica un 25-38%, según categorías
cometidas en el trabajo apenas difieren -salvo las peculiaridades profesionales (excepto para los pinches de menor edad, que descen­
derivadas de la diversidad de las tareas- de unas empresas a otras, dió ). En el subsector hullero, el jornal dei personal de interior ex­
por lo cual la excepcional situación de militarización de las minas de perimentá un alza superior ai 50% (excepto para ayudantes, peones
carbón (persistente de manera efectiva, por lo menos, durante los y pinches), y en el caso concreto de los mineros ligados a tareas de
aiíos cuarenta) no parece que restringiese la potestad patronal en los arranque, los salarios casi se duplican (subida en torno al 80%);
centros de trabajo afectados 1 5. entre los mineros de exterior, sólo el personal de oficio obtiene in­
A la luz de los datos aportados, no puede afirmarse que las con­ crementos por encima dei 50% . El jornal dei personal obrero feme­
diciones laborales fijadas por los Reglamentos Internos fuesen infe­ nino de minas es el que experimenta un crecimiento más bajo: casi
riores en las empresas hulleras respecto al resto de los centros in­ insignificante para el grupo de «escogedoras>> (el 5,2%) y muy infe­
dustriales. Ahora bien, la organización militarista dei trabajo, la línea rior ai masculino en el caso de <<mujeres en labores pesadas» ( 1 3,3% ),
laboral de mando, imponía en aquéllas unas particulares relaciones lo que interpretamos como una medida más tendente a restar incen­
productivas entre el personal obrero y los responsables de los dis­ tivos ai trabajo femenino en esta concreta rama productiva 1 7•
tintos grupos de trabajo, caracterizadas por la mediatización que Cotejando las tablas salariales de 1 946 (nos referiremos, por tan­
ejerce el principio de autoridad o disciplina sobre el comportamiento to, ai salario base reglamentado) dei personal obrero en las cuatro
estrictamente laboral. En este sentido debe interpretarse la peculia­ actividades estudiadas, se obtienen las siguientes conclusiones :
ridad dei trabajo en las minas de carbón durante el período autár­
quico. En las categorías equiparables (aprendices, pinches, peones y ofi­
El temor de las autoridades laborales a cualquier alteración dei ciales), son los obreros siderometalúrgicos los mejor remunerados,
ritmo productivo en un sector económico considerado entonces es­ seguidos (por orden de mención) de los trabajadores de industrias
tratégico, justificá la imposición de especiales mecanismos de control cerámicas, construcción y minería. En estas dos últimas actividades,
para doblegar a una mano de obra minera cuya trayectoria histórica el jornal obrero es de cuantía muy similar.
hacía presumir su total desafección a los princípios ideológicos En las ramas productivas que, como minería y construcción, em­
inspiradores dei régimen franquista. Y aun así -como veremos en plean mano de obra dedicada a tareas especializadas de arranque o
capítulos posteriores- actitudes que podríamos denominar de opo­ excavación en medios subterráneos, pozos, túneles, etc. -es decir,
sición pasiva no dejaron de manifestarse entre los trabajadores mine­ en condiciones de trabajo especialmente penosas y arriesgadas- exis­
ras 1 6 • te una evidente distancia salarial con respecto ai personal obrero
dedicado a trabajos de exterior u ordinarios, de modo que los pro­
fesionales de oficio en la construcción perciben un salario base me­
1 4 Los estudios -citados en la bibliografía general- de David Ruiz González,

Adrián Shubert, Enrique Moradiellos, Ángeles Barrio, Faustino Miguélez, Martín dio equivalente al 67,7% dei asignado al personal especializado. En
Angulo, Juan Antonio Sacaluga y García Piiieiro nos ilustran acerca de la ideología minería dei carbón son concretamente cuatro categorías de arranque
y características dei movimiento obrero asturiano antes de la guerra civil y de las (mineros de primera, barrenistas, picadores y entibadores) las que
actitudes y tendencias combativas de los mineras durante el franquismo.
ts
marcan la mayor diferencia salarial entre mineros de interior y ex-
En este sentido, ni la Reglamentación nacional ni el Reglamento Interno apli­
cables a la minería del carbón hacen alusión alguna a cualquier limitación empresarial
derivada de la militarización. Tampoco hemos encontrado cláusulas o disposiciones 1 7 La Reglamentación dei carbón de 1 946 no hace mención expresa a la categoría
restrictivas al respecto.
16
de «mujeres en labores pesadas• pero seiiala que el incremento salarial para el per­
Cf Ramón García Piiieiro, ob. cit., p. 67. sonal femenino en general, sería de una peseta diaria.
238 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 239

terior: estas cuatro categorías profesionales tienen un salario base sarcirán al minero de interior del riesgo diario -para su salud, e
medio de 19,12 pesetas, de manera que el jornal de los oficiales de incluso para su vida- de bajar al tajo. En este sentido, hacemos
exterior representa el 8 1 ,9% de la retribución de aquéllos. Existe, nuestra la afirmación de García Pineiro : «[ . . . ] no parece fundamen­
pues, menor distancia salarial entre las categorías referidas en el sub­ tada la opinión, originada en buena parte por la propaganda oficial
sector del carbón que en construcción y obras públicas. de la época, que senala a los mineras como un grupo privilegiado
El salario base reglamentado del personal obrero especializado por la legislación laboral franquista>> 1 8 .
empleado en los trabajos mejor remunerados resulta ser más elevado En general, resultan ser los obreros siderometalúrgicos quienes
en el subsector de construcción que en minería del carbón : la media disfrutaban de un trabajo mejor remunerado, desarrollando su acti­
retributiva en aquél es de 23,5 pesetas/día, en tanto que -como vidad en un ámbito laboral menos jerarquizado y con una disciplina
senalábamos en el párrafo anterior- para las principales categorías interna menos rígida, exentos de los riesgos profesionales que se
de mineros dedicados a tareas de arranque, el jornal medio era de derivan de las tareas extractivas y con unas condiciones laborales
19,12 pesetas. Sin embargo, la generalización entre los mineros de mínimas en algunos aspectos más favorables al resto de los trabaja­
interior del trabajo a destajo (que como mínimo incrementa un 25% dores industriales. En este sentido, resulta significativo el que sólo
el salario base) y los incentivos a la productividad que se conceden los obreros siderometalúrgicos tengan reconocido pluses de penosi­
al personal minero, aumentan notablemente el salario total percibido dad y peligrosidad que no se concederán en cerámica y construcción
por éste. hasta 1 970 y que los mineros no llegaron a obtener, a pesar de sus
La falta de disponibilidad de datos referidos a los salarios nomi­ reclamaciones.
nales abonados por las empresas no permite una valoración más En cuanto a posibles mejoras de las condiciones de trabajo en
precisa y pormenorizada de esta cuestión. Ahora bien, a partir de las grandes empresas, del estudio del reglamento de régimen interior
un extracto de los haberes percibidos por un picador de Minas Fi­ de ENSIDESA se desprende que apenas hay variaciones sustanciales al
garedo, S. A. en el último trimestre de 1 945 (véase apéndice 6), se respecto, aunque de la comparación del mismo con la Reglamenta­
deduce que el trabajo a destajo proporciona, en este caso, un incre­ ción Siderometalúrgica de 1 946 se extraen las siguientes diferencias :
mento del 54,5% del salario mínimo reglamentado (de 1 1 a 1 7 pe­
setas diarias). Por otra parte, los conceptos retributivos no básicos En las condiciones generales de admisión, se fija una edad límite,
(horas extraordinarias, domingos, pluses, primas y vacaciones) re­ establecida en 50 anos para el personal masculino, en 40 para el
presentan, nada menos, que los dos tercios ( el 63,3% ) del salario femenino y en 16 anos para los aprendices.
total percibido durante el trimestre de referencia. Así pues, el pica­ Entre los deberes del personal se encuentra la obligación de to­
dor a destajo consigue en 1 945 un jornal promedio de 25,90 pese­ dos los productores de someterse a un reconocimiento médico anual,
tas/día que casi duplica el salario fijado para su categoría -13,75 que será semestral cuando el trabajador realice esfuerzos constantes,
pesetas/día incluyendo el plus de carestía de vida- (véase cuadro se encuentre en ambiente pulvígeno, manipule disolventes o aparezca
30, pp. 1 92- 1 93). expuesto a la inhalación de gases tóxicos. Los obreros sometidos al
Por tanto, puede concluirse que las condiciones salariales en el aire comprimido harían el reconocimiento médico una vez al mes.
subsector de la minería del carbón no son, en principio, superiores El personal femenino obrero queda excluído de la excedencia
a las del resto del personal obrero de la industria y construcción. Si forzosa en caso de matrimonio, aunque voluntariamente puede aco­
el minero obtiene una retribución global más elevada, ello es debido gerse a la misma en idénticas condiciones que el resto de las traba­
a los incentivos a la producción que aparentemente privilegian una jadoras de la empresa.
actividad de gran interés para la economía nacional ; a la generaliza­
18
Es de gran interés ai respecto consultar las páginas que García Piõeiro dedica
ción del trabajo a destajo en las tareas de interior y a la compensación
en metálico de las vacaciones y del descanso dominical. Tampo­ ai análisis de las condiciones de vida y trabajo de los mineras asturianos en la obra
co -como vimos- mejores condiciones generales de trabajo re- reiteradamente citada (pp. 50-65).
240 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 241

Se establece un premio de puntualidad, que para los obreros con­ hacia ofícios de interior de mayor importancia productiva (personal
siste en 4 pesetas por día de trabajo. de extracción).
ENSIDESA ponía a disposición de sus trabajadores los comedores La O rden de 29 de abril de 1 950 elevó el plus de carestía de vida
_
de fábrica y los economatos. en las m1�as de hulla al 25% dei salario nominal (no computándose
Por último, el Reglamento mencionado no alude a la necesidad para �1 m1smo 1� pn_ ?Ia de asistencia). En enero de 1954 se asigna a
de que la empresa instruya expediente en caso de faltas graves o muy los mmeros de 1ntenor u?� prima de producción de 1 0 pesetas por
9 _
graves 1 . tonelada produoda, condiciOnada a la asistencia diaria y a la obten­
ción de un rendi n:iento mínimo. En 1 955, tras suprimirse la prima
_ _ la cuantía de la prima de asistencia
Las Reglamentaciones de Trabajo de 1 946 se mantuvieron vigen­ de sobreproduccwn, se duphca
tes hasta 1 964 en las minas de carbón de Asturias y hasta 1 970 en semanal. Un ano después, desaparecen las primas de asistencia.
las actividades de siderometalurgia, construcción y cerámica. En 1 973 En 1 954 los mineras ven incrementado su período vacacional
se dieta una nueva ordenanza hullera. La fijación estatal, sin parti­ anual en 1 5 días para los obreros de interior y en diez días para los
_
cipación (siquiera mediatizada por la Organización Sindical) de las de extenor (Decreto 12 de noviembre).
fuerzas sociales afectadas, y el carácter imperativo de la normativa En 1958 se modifican algunos artículos de la Reglamentación
laboral durante las dos primeras décadas dei franquismo, justifican Sider�metalúrgica referentes a la clasificación dei personal (oficiales
el estancamiento de la legislación laboral en ese período. de pn??era y segu�da pasan a constituir una única categoría) y a la
Sin embargo, y pese a la ya comentada indiferencia institucional e�evacwn dei salano femenino, que se equipara al 90% dei estable­
ante las reclamaciones sindicales, el Consejo Económico Sindical de CJdo para los varones que desempenan igual trabajo.
Asturias puso de manifiesto en 1 955 la rigidez laboral derivada dei Por tanto, las condiciones g�nerales de trabajo -con excepción
sistema de reglamentaciones y, en consecuencia, solicitá una profun­ de las al� as salan_ ales que an �hzaremos en el capítulo siguiente­
da modificación dei mismo, solicitud que resultaba tanto más signi­ _ _
permaneoeron pracucamente malterables durante los anos cincuen­
ficativa por su procedencia como por el rechazo que se trasluce de ta, rues sólo el personal minero se beneficiá de alguna importante
_
las relaciones de trabajo generadas por el intervencionismo estatal 20 . meJora laboral de carácter meramente retributivo, pues las vacacio­
En los anos cincuenta, medidas tendentes a elevar la productivi­ nes anuales siguieron siendo compensables en metálico.
dad en las minas de carbón propician el incremento de incentivos
como la implantación de una nueva prima de asistencia ( compatible
1 . 2. Los ejectas laborales del desarrollismo, 1960-1975
con la ya existente) de 6,75 pesetas/día para los mineras de interior
y de 4,50 para los de exterior, cuya percepción estaba condicionada
a la asistencia diaria al trabajo, pues una sola falta ocasionaba su
pérdida semanal; la prima suplementaria dei 5% de la anterior (abo­ Es en la década de los sesenta cuando, en sintonía con el crecimiento
nable sólo cuando el aumento de producción alcanzaba como míni­ económico general y la elevación dei nivel de vida de la sociedad
mo el 3% de las cifras base) estimulaba el rendimiento. Se fomen­ espanola, se observa un progreso de las condiciones laborales no
taba, asimismo, el cambio de actividades de la mano de obra minera estrictamente salariales.
E 1 960, en construcción y cerámica las gratificaciones extraor­
. �
dmanas ascienden, cada una de ellas, al equivalente a 1 5 días de
1 9 AHP/Magistratura de Trabajo núm. 1 de Gijón, caja 2587, expediente 875/876, trabajo para el personal obrero y subalterno. En 1962, en el subsec­
1 962 : <<Reglamento de Régimen Interno de ENSIDESA-Avilés» ; e! texto no está datado tor de la c?�strucción, las vacaciones anuales se amplían a 1 5 días y
pero considerando que cita legislación de octubre de 1 958, se redactaría con poste­ _
la retnbu
rioridad a esa fecha y antes o durante 1 962 (ano dei expediente en e! que se adjunta). �wn en concepto de participación en beneficias se integra
20 AHP/AISS-Oviedo, Ponencias y conclusiones de! II Pleno de! Consejo Económico en e� salan? base, de modo que éste aumenta un 6 % , lo que implica
Sindical de la Provincia, Oviedo, 1 955. una mmed1ata meJora_ a efectos de previsión social. También a partir
242 Carmen Benito de/ Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 243

de diciembre de 1961, los obreros siderometalúrgicos disfrutarían de clase obrera asturiana en los aiios sesenta, tanto por la importancia
1 5 días de vacaciones anuales 2 1 . numérica dei colectivo afectado como por la trascendencia y signi­
En enero de 1 962 se reduce la jornada efectiva de trabajo al ficado de las modificaciones introducidas, toda vez que -como ve­
declarar la Dirección General que ésta sería de siete horas y media, remos más adelante- la negociación colectiva en la industria hullera
que coo los treinta minutos de descanso preceptivos para la comida, no prosperá hasta la década siguiente.
totalizaban las ocho horas por las que el trabajador tenía derecho ai El texto de 1 964 elimina toda referencia a la ordenación jerár­
salario por jornada completa. La disposición afectaba a la jornada quica y militarista del trabajo en las minas; las alusiones que se hacen
continuada. concernientes a la organización dei mismo están relacionadas coo
La exención del servicio militar que en 1 942 se concedió a pica- tareas de seguridad y prevención de accidentes. Se reconoce al Jura­
dores, vagoneros, entibadores y ramperos (ampliada en 1 945 a tod o do de Empresa, o enlaces sindicales, su capacidad de intervención
_
el personal minero de interior) se renovó en 1963, ai quedar exclui­ en las cuestiones económico-sociales de la empresa que legalmente
dos del sorteo los mozos que voluntariamente se acogiesen a los les soo conferidas, y se racionaliza el sistema de clasificación del
benefícios del Decreto de 2 1 de noviembre, por el cual sólo perma­ personal por grupos y categorías profesionales, lo que redunda en
necerían en filas tres meses ; ahora bien, durante dos aiios no podían una mayor homologación salarial de los obreros de interior (clasifi­
abandonar el puesto de trabajo en el interior de la mina, aunque sí cados ahora en cinco categorías) y exterior.
cambiar de empresa. Dicha exención era de exclusiva aplicación en Se dictan medidas encaminadas a elevar el nível de cualificación
empresas mineras de carbón, plomo o potasa <<cuya producción anual de la mano de obra, profesionalizando las plantillas y dotándolas de
lo aconseje en interés de la economía nacional» 22• La emigración de mayor flexibilidad interna. En este sentido, se admite que los obre­
mano de obra cualificada -aspecto éste comentado en la primera ros de oficio del exterior puedan ser destinados circunstancialmente
parte del libro-- es el factor inductor en los aiios sesenta de me­ a labores dei interior relacionadas con su oficio y adecuadas a su
didas tendentes a evitar la disminución de trabajadores en el inte­ estado físico y aptitudes.
rior de la mina, pues ello afectaba directamente a la producción Las empresas, coordinando sus programas con los de formación
carbonífera. profesional industrial y los de promoción obrera (PPO), debían aten­
En 1 966 se modifican las Reglamentaciones de cerámica y cons­ der a la formación técnica de sus trabajadores, instalando escuelas
trucción : la primera en los artículos concernientes a pagas extraor­ de picadores y readaptando a los afectados por incapacidad laboral
dinarias (se elevan a 20 días de salario cada una) y vacaciones ( 1 5 derivada dei trabajo en la mina.
días anuales y un día más a partir del segundo aiio d e servicio en la El período vacacional se eleva a 15 días para los obreros de ex­
empresa, sin rebasar los 20 días por este concepto) ; en construcción, terior y a 20 para los de interior, suprimiéndose la ampliación de
los artículos relativos a clasificación de personal según tiempo de vacaciones que antes se concedía a los menores de 2 1 aiios en con­
permanencia ( eventuales, interinos, fijos de obra y personal de plan­ cretas circunstancias. El aspecto más relevante, por su incidencia en
tilla), condiciones del cese, y pagas extras (equivalentes a 20 días para el bienestar de los trabajadores, es la prohibición expresa de la po­
los obreros). sibilidad de compensar en metálico las vacaciones.
La elaboración de una nueva Ordenanza de Trabajo para la mi­ También se aprecian avances en la consideración laboral de la
nería del carbón en 1 964, constituye, sin duda, el factor más rele­ mujer: la Ordenanza de 1 964 otorga a la trabajadora que contrae
vante en la dinámica de cambio de las condiciones laborales de la matrimonio la opción de pasar a la situación de excedente forzoso
con derecho a dote, o permanecer en la empresa.
21 Ó Asimismo, todo trabajador que contrajera matrimonio podría dis­
rdenes 2 de mayo de 1 960, 2 1 de diciembre de 1 96 1 , 6 de enero de 1 962 y
28 de mayo de 1 962. frutar de un permiso retribuído de diez días. Y avisando con la
.
22 Decretos 24 de julio de 1 942, 1 3 de septiembre de 1945, 21 de novtembre de antelación debida, podría faltar al trabajo durante tres jornadas al
1 963 y Orden 6 de marzo de 1 964. La cita, en artículo 16 de esta última . ano sin necesidad de justificar la ausencia.
244 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 245

El capítulo de faltas y sanciones sigue, casi ai pie de la letra, el A la vista de lo expuesto, resulta obvio que la Ordenanza de 1964
texto de 1 946, coo dos importantes excepciones : se exime a la em­ pretendía racionalizar el sistema productivo en el subsector dei car­
presa de instruir expediente en caso de imponer sanciones por faltas bón cerrando el ciclo especulativo que tan sustanciosos beneficias
graves y muy graves, y se recoge como falta muy grave el abandono había procurado a la patronal minera durante el período autárquico.
colectivo dei trabajo, la disminución volumaria o colectiva dei mis­ Los resultados, como se sabe, no fueron los esperados. La crisis
mo, o la incitación a tales hechos. Parece, pues, que después de las hullera ya era entonces manifiesta y los conflictos laborales sacaban
huelgas mineras de 1962 la supuesta armonía de las relaciones labo­ a la luz un malestar latente, derivado de las escasas mejoras sociales
rales quedó en entredicho y el legislador hubo, en consecuencia, de experimentadas por el personal obrero a lo largo del decenio ante­
prevenir ai respecto. rior, pues los incentivos económicos vinculados a la producción no
La Ordenanza recoge las modificaciones que en lo relativo a habían sino incrementado el tiempo de trabajo en detrimento dei
estructura salarial venían produciéndose desde 1 956, esto es, la uni­ descanso y la salud dei minero, degradando sus condiciones de vida.
ficación de los conceptos retributivos en un salario simplificado y la Ahora se trataba de paliar los efectos de aquella sobreexplotación de
desaparición de pluses y primas. Por otra parte, se afirma que <<A la mano de obra asegurando unas mejoras laborales coo las que aca­
más de los salarios establecidos en esta Ordenanza, las empresas llar la protesta colectiva. Sin embargo, ni la patronal hullera estaba
pueden libremente conceder y los trabajadores aceptar las mejoras ya interesada en abordar profundas reformas en un negocio tan poco
que tengan a bien», siendo éstas compensables y absorbibles coo las lucrativo, ni la clase obrera minera dispuesta a conformarse con in­
Reglamentarias o convenidas colectivamente. Se seõala la cuantía de �ediatas concesiones salariales. Se abría para ella el ciclo reivindica­
los incrementos salariales para el personal de interior y exterior en tivo.
los cuatro primeros anos de vigencia de la Ordenanza, los quin­ La creación de HUNOSA en 1 967 conllevó la elaboración, dos
quenios a percibir y las gratificaciones, estableciéndose una nueva anos después, dei preceptivo reglamento interno, pues las particula­
paga extra, la de << 1 ." de mayo>> (véase apartado I II.2 de este capí­ res estructuras salariales de las diversas empresas integradas obliga­
tulo). ban a uniformizar criterios en tal sentido. Para llevar a cabo la ni­
Todos los trabajadores, destajistas o no, estaban obligados a acep­ velación salarial existían dos instrumentos : el Convenio Colectivo o
tar cronometrajes y estudios técnicos sobre su trabajo personal y a el Reglamento de Régimen Interno. Coo la elección por parte de
mantener, mientras éstos durasen, el rendimiento y esfuerzo normal HUNOSA de éste último procedimiento, la empresa esquivaba la po­
en la labor correspondiente. La empresa se comprometía a extender sible intervención directa de la Organización Sindical y cualquier
en e] plazo de seis meses el sistema de incentivos una vez concluida conflicto laboral derivado de la negociación colectiva.
la valoración de tareas. Coo esta finalidad, se confecciona un proyecto de bases que fue
Sin embargo, las facultades de organización del trabajo y remu­ sometido a la aprobación dei Jurado de Empresa y posteriormente
neración coo incentivos que la Ordenanza otorgaba a las empresas enviado a la Delegación Provincial, que a su vez solicitá el obligado
se vieron limitadas por no haber sido derogado el Decreto de 1 944 informe a la Organización Sindical, cuya sección Social, imposibili­
antes citado. En este sentido, la sección Económica del Sindicato dei tada de intervenir en lo referente a los niveles salariales, hubo de
Combustible de Asturias reclamaba en 1 968 la supresión de tan ana­ conformarse con resaltar aquellos artículos dei Reglamento elabora­
crónica disposición, incompatible coo algunos preceptos de la Or­ do por HUNOSA que infringían los preceptos legales, a saber: no se
denanza hullera 23 . regulaban aspectos como altas y bajas dei personal, premias y san­
ciones y formación profesional, y existían importantes defectos de
procedimiento referidos a la participación dei Jurado de Empresa en
23 AHP/AISS-Oviedo, Sindicato dei Combustible. Informe enviado por e! presiden­
la elaboración dei Reglamento. Por todo ello, el Sindicato dei Com­
te de la sección Económica al Sindicato Provincial dei Combustible el 20 de enero
de 1 968. El texto de la Ordenanza de Trabajo en la Industria Hullera se contiene en bustible reclamá la nulidad dei texto propuesto. Y razón tendría,
la Orden 2 1 de agosto de 1964. pues la Delegación devolvió a la empresa el proyecto presentado,
246 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 247

exigiendo se redactase según lo establecido en la Ordenanza labo­ No obstante, la legislación franquista hubo de adaptarse a las
4
ral 2 • exigencias que su incorporación a Ia Organización Internacional dei
Aprobado el Reglamento de HUNOSA en noviembre de 1 969, no Trabajo imponía en materia laboral. En este sentido, la Ley de 22
dejaron de suscitarse numerosas quejas entre los trabajadores afec­ de julio de 1 96 1 reconocía los derechos políticos, profesionales y
tados, la mayoría referidas a la clasificación dei personal minero de laborales de la mujer, <<suprimiendo restricciones y discriminaciones
5
interior 2 • Aparte la cuestión salarial, el Reglamento mejoraba las basadas en situaciones sociológicas que pertenecen al pasado y que
condiciones laborales fijadas en la Ordenanza en un destacado tema, no se compaginan ni con la formación y capacidad de la mujer es­
el período vacacional : éste sería de 20 días para todo el personal, paiwla ni con su promoción evidente a puestos y tareas de trabajo
dando fin a la discriminación hasta entonces existente entre obreros y responsabilidad>>. Ahora bien, si legalmente se admitía la no dis­
de interior y exterior. criminación por cuestión de sexo, los derechos de la mujer casada
El predomínio de personal obrero masculino en las actividades seguían estando limitados por la concepción patriarcal de la família:
industriales consideradas no hace pertinente un análisis específico de «El matrimonio exige una potestad de dirección que la naturaleza,
7
las condiciones laborales de la mano de obra femenina en la indus­ la religión y la historia atribuyen al marido>> 2 •
tria, aunque ello no nos exime de aludir a situaciones que, reflejadas A partir de 1 962 las disposiciones laborales (ordenanzas, conve­
en la normativa general de trabajo, evidencian el trato discriminato­ nios colectivos, NOC y Reglamentos Internos) debían recoger el prin­
rio con que la legislación franquista penalizaba la presencia de la cipio de igualdad de la mujer en el trabajo. La relación de los dere­
mujer en fábricas y centros de trabajo. Factores de índole social e chos entonces adquiridos nos da idea de la inferioridad existente en
ideológica restringían la acción femenina ai ámbito de lo doméstico, Ias décadas anteriores :
reforzando el tradicional papel de la mujer como mantenedora y
transmisora del orden establecido a través de la «célula básica>> que Posibilidad de celebrar toda clase de contratos de trabajo, con­
era la família 26 • certar convenios colectivos y ejercer funciones laborales propias o
en representación ante las empresas en que trabaja.
El cambio de estado civil no rompe la relación laboral, pudiendo
24 AHP/AISS-EI Entrego, caja 5 1 57, Secretaría General, «Actas de Juntas de la Sec ­
la trabajadora que contrae matrimonio optar por lo siguiente : con­
ción Social dei Sindicato Provincial dei Combustible•, 1 5 de noviembre de 1 969.
AHP/AISS-Oviedo, Sindicato dei Combustible, informe emitido por la sección social tinuar trabajando, rescindir el contrato percibiendo indemnización,
provincial sobre e! Reglamento de Régimen Interno de HUNOSA e! 28 de junio de o quedar en situación de excedencia volumaria por período superior
1 969. En 1 96 1 había entrado en vigor una nueva normativa reguladora de los Regla­ a un aiío e inferior a cinco.
mentos Internos: e! Decreto 12 de enero y la Orden 6 de febrero. La mujer disfrutará dei mismo salario que el hombre a trabajo
25 AHP/AISS-Oviedo, Sindicato dei Combustible, escrito firmado por los tuberos y
camineros dei Pozo Montsacro (RIOSA) y dirigido a la sección social provincial el 1 9 de igual rendimiento.
de noviembre de 1 970; otro, en similares términos, era enviado ai presidente d e la
sección social el 23 de diciembre por los camineros de interior de HUNOSA. En no­
viembre de 1 974 se estaba discutiendo la revisión de! Reglamento de HUNOSA en el família y trabajo en Espana (1875-1936), Barcelona, 1 983 y Mujer y movimiento
seno dei Jurado Central de la empresa; en esa fecha no hubo acuerdo sobre el tema obrero en Espana, 1931-1939, Barcelona, 1 98 1 . De reciente publicación es el artículo
entre la empresa y la Unión de Trabajadores y Técnicos dei Sindicato Local (AHP/AISS­ de Rosario Sánchez López, .E! discurso oficial sobre la mujer durante e! franquismo.
La Felguera, caja 5650, Secretaría General, Acta de reunión de la UTT, 23 de noviem­ Componentes básicos de la ideología de Sección Femenina•, en Actas dei Congreso
de jóvenes Historiadores y Geógrafos, vol. II, Madrid, 1 990, pp. 1 00 1 - 1008, donde se
26
bre de 1 974).
Sería necesario un profundo estudio de la condición de la mujer trabajadora resalta e! fomento en estos anos de un estereotipo femenino vinculado ai hogar y
alejado dei •masculino>> mundo laboral.
27
durante el franquismo por ramas de actividad y en atención ai papel social que la
ideología dei régimen le otorgaba. La bibliografía actual ai respecto es casi inexistente, La Ley 24 de abril de 1 958 introduce modificaciones en el Código Civil ten­
aunque estudios como e! de M.' Teresa Gallego, Mujer, Falange y franquismo, Ma­ dentes a la equiparación jurídica de la mujer con e! varón. Las citas proceden dei
drid, 1 983, constituyen un valioso punto de partida. Con referencia ai período ante­ preâmbulo a la Ley 22 de julio de 1961. E! Decreto 1 de febrero de 1 962 concede
rior, Mary Nash ofrece una interesante visión histórica dei tema en sus obras Mujer, igual trato laboral a los trabajadores de ambos sexos.
248 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 249

Las normas reguladoras dei aprendizaje, admisión, período de con un recargo dei 30% las dos primeras y dei 40 las dos siguientes
prueba, clasificaciones, ascensos, retribución de trabajos especiales, y las realizadas en festivo o nocturno ; en las industrias, los porcen­
premias, pluses, primas y demás de carácter análogo se adaptarán al tajes se elevan al 40, 60 y 75% respectivamente. Las gratificaciones
criterio de igualdad entre ambos sexos, sin más excepción que las anuales ascienden, para todo el personal, a 30 días en Navidad y 20
que impongan las normas protectoras de la mujer 28• en verano. Los pluses (penosidad, toxicidad, peligrosidad, altura y
nocturnidad) equivalen a un 20% del salario, y la participación en
Sin embargo, y como es habitual durante el franquismo, la norma benefícios a un 6% de la retribución anual.
suele anteceder en varias anos a su aplicación efectiva, de modo que La Ordenanza de Construcción otorga al trabajador una serie de
habrá que esperar hasta 1 970 para ver regulados los derechos labo­ benefícios como préstamos, socorro por fallecimiento, ayuda para
rales de la mujer trabajadora 29• construir o comprar vivienda propia, organización del tiempo libre
Las Ordenanzas de 1 970 referidas a construcción y siderometa­ (excursiones, residencias de descanso, etc.), comedores en centros
lurgia se hacían eco de las mejoras laborales experimentadas por la con más de 50 trabajadores, y organización de actividades recreati­
clase obrera en los anos precedentes. Su tardía elaboración parece vas. Es decir, se amplía la acción social de la empresa.
responder a la necesidad de unificar en disposición de más elevado La Ordenanza de la Industria Siderometalúrgica de 1 970 se ajusta
rango la dispersa normativa promulgada en el decenio anterior y a lo descrito en construcción, con los matices siguientes :
actualizar las condiciones de trabajo del sector en función de los
benefícios conseguidos en la negociación colectiva, generalizando és­ La jornada es de 48 horas semanales, aunque organizadas de ma­
tos a los trabajadores menos favorecidos en los convenios o margi­ nera que deje libre la tarde del sábado, sin que por ello el trabajo
nados de la contratación colectiva. diario exceda de 9 horas.
En esta ocasión, se dictó una Ordenanza común para construc­ Las horas extras también aparecen mejor retribuídas que antano :
ción e industrias del vidrio y cerâmica. En ella se hace extensa alu­ 40% de recargo para las dos primeras y 60% para las siguientes ; en
sión a los princípios de la organización científica del trabajo; se domingo o nocturno, el 75% .
respeta la citada igualdad laboral de la mano de obra femenina, y se Las vacaciones serán, como mínimo, de 20 días laborables anua­
pormenoriza acerca del contrato de aprendizaje y normas sobre se­ les, quince de ellos sucesivos y el resto a convenir con la empresa.
guridad e higiene en los centros productivos. Las pagas extraordinarias son proporcionalmente inferiores a las
La jornada laboral se fija para construcción en 45 horas semana­ establecidas en construcción, pues la de verano continúa siendo equi­
les (repartidas en 8 diarias de lunes a viernes y 5 el sábado por la valente a 10 días y la de Navidad sólo asciende a 20 días para el
manana), manteniéndose las 48 horas en el resto de actividades. Las personal obrero (treinta días para el resto).
vacaciones serían de 21 días para todo el personal.
Los salarios establecidos en la Ordenanza tienen el carácter de La negociación colectiva, en convenios provinciales o de empre­
mínimos y obligatorios, pudiendo ser mejorados por convenio co­ sas del metal, ya había superado ampliamente las mejoras que en
lectivo, NOC, Reglamentos Internos o contrato individual; dichos concepto de vacaciones y pagas extras otorgaba la Ordenanza (véase
salarios servirían de base para el cálculo de pagas y horas extraor­ epígrafe III.2 de este capítulo).
dinarias, abonadas estas últimas en construcción y obras públicas En la Ordenanza siderometalúrgica no se recoge la tabla retribu­
tiva, senalando al respecto que «los salarios mínimos de las distintas
categorías profesionales del personal obrero incluído en esta Orde­
2 8 El Decreto 22 de junio de 1 956 y la Orden 26 de julio de 1957 regulan el
nanza mantendrán, por lo menos, sobre el salario mínimo interpro­
trabajo de la mujer en tareas tóxicas, peligrosas, penosas e insalubres.
29 Decreto 20 de agosto de 1 970 (derogatorio del de 1 962). Tres anos antes,
fesional e! doble de la diferencia en pesetas que existía entre el salario
Espana había ratificado el convenio de la OIT relativo a la igualdad salarial entre la base del peón ordinario y el de cada una de las demás categorías
mano de obra masculina y femenina (Orden 26 octubre de 1967). profesionales en la escala de salarios base, para la entonces zona
250 Carmen Benito del Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 251

primera, aprobada por Orden de 26 de octubre de 1 956» ( art. 67). En 1974 las vacaciones anuales en las ramas de construcción y
Como en el caso de la Ordenanza hullera de 1 964, los textos de obras públicas eran en Asturias, por Convenio Colectivo pactado en
1970 eluden cualquier mención a la organización jerárquica dei tra­ 1 971, de 30 días, cinco más que en el resto de las províncias 31•
bajo, a la concepción armónica de las relaciones laborales y a los Así pues, a finales del franquismo las condiciones legales de tra­
deberes dei trabajador hacia la empresa; desprovistos de la retórica bajo habían mejorado notablemente. AI estancamiento de la norma­
ideológica de los aõos cuarenta, enuncian las condiciones generales tiva laboral en la etapa autárquica sucedieron rápidos cambios en los
de trabajo con mayor precisión y rigurosidad. Las instituciones sin­ aõos del desarrollismo que contribuyen a elevar la calidad de vida de
dicales representativas (enlaces y Jurados) tienen reconocida su in­ la clase obrera. La negociación colectiva actuará de manera decisiva
tervención en determinados asuntos de la empresa que afectan di­ en este proceso.
rectamente a los trabaj adores ; la intervención de la Delegación de
Trabajo en materia laboral sigue existiendo aunque de forma más
atenuada, de modo que la gestión empresarial se despoja de ciertos u. La reivindicación obrera
controles estatales.
En 1 973, una nueva Ordenanza de Trabajo para Minas de Car­ Ni la normativa laboral se aplicaba siempre en todos sus preceptos
bón sustituye a la dictada nueve aõos atrás. Las modificaciones ob­ en las circunstancias debidas, ni la misma tenía por qué satisfacer las
servadas se refieren a disminución de la jornada laboral a 45 horas expectativas obreras en lo relativo a las condiciones en que prestaba
semanales para el personal de exterior y 40 para los de interior (a su fuerza de trabajo. Sin embargo, difícilmente el malestar obrero
distribuir en cinco o seis días), y al incremento de las vacaciones a encontraba cauces de expresión al margen del conflicto individual o
23 días como mínimo. Por lo demás, y excepto en las cuestiones retri­ colectivo.
butivas, esta Ordenanza no supone cambio alguno respecto a la de 1964. Las reivindicaciones laborales, el descontento ante determinadas
En cuestión de faltas y sanciones, las ordenanzas laborales dic­ condiciones de trabajo, generalmente retributivas, y la protesta ve­
tadas en los aõos setenta eximen a la empresa de instruir expediente lada se traslucen (jcómo no!) en la documentación procedente de los
cuando impone sanción por falta grave o muy grave, y hacen mayor sindicatos verticales, pero los resultados obtenidos de su estudio ado­
hincapié en el proceso de sanción a las empresas que infrinjan la lecen de la precisión, exhaustividad e imparcialidad derivada de las
Ordenanza, pero solamente la de minería de! carbón -como ya lo propias características de la fuente informativa. No obstante la es­
hiciera en 1 964-- incluye en la relación de faltas muy graves la mani­ casez y limitaciones de la documentación referida, los datos que de
festación colectiva de actitudes conflictivas en los centros de trabajo. ella obtenemos para el conocimiento, siquiera aproximado, de las
Aunque la jornada máxima legal sigue fijada en 48 horas sema­ inquietudes obreras en materia laboral, adquieren el valor historio­
nales, a partir de 1973 se va generalizando la jornada de 45 horas gráfico que la misma parquedad documental confiere.
con descanso desde el sábado por la tarde. En cuanto a horas ex­ AI analizar la acción de los Jurados de Empresa quedó patente,
traordinarias, no podían realizarse más de 50 horas mensuales y 120 a través de las reclamaciones formuladas ante éstos, la disconformi­

anuales; la retribución mínima legal de éstas era de un recargo del dad de los trabajadores con las irregularidades mostradas por la em­
25% sobre el salario-hora individual y de! 40% para las que exce­ presa en la aplicación de la normativa laboral de carácter económico
diesen de las diez horas diarias y las prestadas durante la noche o (véase apartado II.3 del capítulo 4), de manera que indirectamente
en festivo; al personal femenino se la abonarían a! 50%, sin que su podía percibirse el malestar obrero a nível de fábrica o taller en
jornada pudiera exceder de diez horas ; por tanto, los reglamentos cuestión de interés tan inmediato como la cuantía de los haberes
de trabajo retribuyen por encima del mínimo las horas extras 30• percibidos. Con los datos que ahora aportamos, extraídos también
de fuentes sindicales pero de ámbito supraempresarial, pretendemos
30 AHP/AISS-Gijón, caja 4064, Haja de formación e información, núm. 124, julio
de 1 974. 31 Jbid., núm. 1 25, agosto de 1 974.
252 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 253

completar y generalizar la visión de la problemática y aspiraciones más frecuente en pequenas empresas donde el alta de un nuevo tra­
laborales desde la óptica dei trabajo. bajador con varias hijos podía ocasionar notables variaciones en el
Los primeros datas disponibles sobre el tema datan de mediados valor dei punto ; en grandes empresas la repercusión en la cuantía
de los anos cincuenta y proceden dei Sindicato dei Combustible que, dei plus era menor 34.
en el caso de Asturias, resulta ser el más activo en su papel de El sistema de reparto dei plus familiar sería modificado en 1 966,
organismo canalizador dei malestar obrero, pues no en vano encua­ tanto por constituir un freno a la contratación de trabajadores con
draba al colectivo laboral por entonces más numeroso pero, ante familia numerosa como por la desigualdad de la cuantía que suponía
todo, más reivindicativo de la clase obrera asturiana. para cada sector. Desde entonces hasta 1 972, el valor dei plus pasó
La forma de pago que ciertas empresas mineras de Moreda ve­ de 200 a 250 pesetas por cada hijo, y de 300 a 375 pesetas por la
nían realizando de la prima de enganche, que incentivaba la incor­ mujer, siendo su progresión cuantitativa inferior al coste de vida.
poratión de mano de obra a las tareas de arranque, generó protestas El traslado diario dei trabajador desde su domicilio al centro de
de la sección social dei sindicato, que en 1 954 exigía una correcta trabajo, problema cotidiano que sólo en las zonas rurales de Siero y
aplicación de la norma reguladora de 1 950, dado que la patronal Norena afectaba a más de dos mil trabajadores que desempenaban
hacía una interpretación restrictiva de la misma que perjudicaba a sus labores en los centros minero-metalúrgicos de Carbayín y Lan­
los trabajadores incorporados con posterioridad a su promulga­ greo, reclamó siempre por parte de los interesados solución que sólo
ción 32• algunas grandes empresas aportaron con la puesta en funcionamiento
Mayor descontento provocó ese mismo ano la concesión a los de servicio propio de transporte, en tanto el resto hubo de confor­
mineras de interior de la prima de 1 0 pesetas por tonelada produ­ marse, en el mejor de los casos, con utilizar diariamente el tren; lo
cida, pues el personal de exterior -muchos de ellos antiguos desta­ habitual, hasta bien avanzada la década de los sesenta, era el traslado
jistas que por motivos de salud habían sido trasladados a trabajos en individual en bicicleta o el colectivo en camiones 35.
el exterior- consideraba injusto el no participar de ella en la pro­ En 1 962, representantes sindicales de los trabajadores de Fábrica
porción adecuada. Asimismo, las diferencias retributivas que por tal de Mieres y Nueva Montana Quijano exponían con nitidez los tér­
concepto existían entre el personal que unía a su condición de des­ minos en que esta cuestión se planteaba:
tajista los beneficias derivados de las tareas de arranque, y el resto
de los mineras de interior (ramperos, caballistas, etc.) creaban ma­ [ ... ] es necesario buscar urgente solución ai problema de transportes entre
lestar entre estas últimos, que reclamaban una participación porcen­ la villa de Mieres, centro natural de toda la comarca, y esta localidad de
tual más elevada en dicho incentivo que redujese la distancia salarial Ablaiía, problema que afecta a un importante núcleo de productores de
intercategorial. Finalmente, el sindicato, haciéndose eco de las de­ nuestra plantilla y de las otras empresas [ ... ]. Los horarios de trabajo que la
mandas de los trabajadores, solicitaba se ampliasen las causas justi­ Dirección de esta Mina se ve precisada a establecer por exigencias de la
ficatorias de ausencia al trabajo que evitaban la pérdida de la con­
organización interior, difícilmente cuadran con los de los trenes de viajeros
de VASCO y RENFE, únicos medios de desplazamiento adecuado de que se
trovertida prima de producción 33• dispone en la actualidad [ ... ]. A esta no coincidencia de horarios, h a de
En 1 956 se denunciaba el que numerosas empresas ofreciesen aiíadirse, en efecto, inconvenientes tales como que algunos trabajadores no
resistencia a la colocación de trabajadores padres de familia, prefi­ tengan asignada parada [en la estación de Ablaiía]; otros solamente admiten
riendo la contratación de solteros, puesto que estas últimos no par­ viajeros de clase superior, no adecuado para quienes a diario han de despla­
ticipaban en los beneficias dei plus familiar. Tal práctica patronal era zarse a su trabajo y, finalmente, en e! que la RENFE sólo expide billetes por

32 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General. Informe enviado por e! delegado local de 34 Ibid. , Escrito dei delegado provincial de Sindicatos ai vicesecretario nacional
Moreda ai Delegado Provincial e! 15 de junio de 1954. de Ordenación Social el 25 de febrero de 1956.
33 Ibid., Informe enviado por e! delegado provincial de Sindicatos ai ministro de 35 Ibid., Informe de una cooperativa de transporte de trabajadores de Siero, emi­
Trabajo e! 30 de abril de 1 954. tido e! 29 de abril de 1 958.
254 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 255

un mmtmo de kilómetros a recorrer, en este caso superior ai que sería de las percepciones salariales, además de un trato discriminatorio
necesario para viajar entre Ablaiia y Mieres, lo que encarece sensiblemente
los desplazamientos 36 .
con respecto a los enfermos por nistagmo, que cobraban el prome­
dio de los salarios obtenidos con anterioridad a la declaración de su
enfermedad.
En 1 960, y de cara a la elaboración dei primer Convenio Colec­ Establecimiento de pluses en función dei tonelaje producido y
tivo para la minería dei carbón, las Juntas locales dei Combustible dei rendimiento de cada obrero, de modo que los salarios se elevasen
exponían las mejoras laborales que los trabajadores esperaban ver a utomáticamente al mejorar los rendimientos.
satisfechas : lmplantación de pluses de peligrosidad y toxicidad para los tra­
bajos de interior.
Régimen de destajos : la general aspiración obrera de elevación de Bolsas de estudio para hijos de mineros a conceder con carácter
salarios y la correlativa necesidad empresarial de incrementar la pro­ obligatorio por las empresas (algunas venían haciéndolo por inicia­
ductividad en las minas de carbón, requería, según las secciones so­ tiva propia).
ciales, la implantación de destajos o sistemas con incentivo en la Régimen de jubilación volumaria. Ciertas empresas habían adop­
mayor parte de los trabajos mineros. tado ya el sistema de completar a los trabajadores que cumpliesen
Pagas extraordinarias : dada la congelación salarial impuesta por los 60 aõos de edad la pensión que percibían de la Caja de Jubila­
el Plan de Estabilización, el creciente aumento dei índice de carestía ciones con un porcentaje voluntario variable en cada caso. Se exigía,
de vida debía ser compensado mediante la concesión de cuatro pagas por tanto, la generalización de este beneficio 3 7 .
extraordinarias anuales, consistentes en una mensualidad cada una
de ellas, lo que representaría una elevación dei 25% dei total de los La mayoría de estas reivindicaciones fueron total o parcialmente
mgresos. recogidas por la Ordenanza hullera de 1 964.
Ampliación de los premi os de antigüedad a seis quinquenios ( en A partir de 1 962 la posibilidad de manifestación colectiva dei
esa fecha limitados a cuatro en el subsector hullero ), pues la reali­ conflicto laboral modificó radicalmente los planteamientos reivindi­
zación dei cómputo de antigüedad desde 1 939 impedía que muchos cativos, no tanto en el fondo como en la forma. He aquí un ejemplo
mineros pudieran seguir adquiriendo nuevos aumentos por tal con­ elocuente:
cepto.
Sistematización dei régimen de vacaciones en la minería y au­ Los picadores mineros [sigue nombre y apellidos de los seis reclamantes]
mento de los días concedidos. destinados en las capas 12-2." y 8-2.0 dei Centro San Victor (sector Turón),
Acoplamiento dei personal con capacidad disminuida como con­ representados por los enlaces sindicales adscritos ai mismo centro [sigue
secuencia de accidente o enfermedad profesional a puestos aptos den­ nombre de estos],
tro de la empresa, pues la Reglamentación era poco precisa en este
aspecto. EXPONEN:
Mejoras para los obreros afectados de silicosis de primer grado
que, según la legislación vigente, eran trasladados a tareas compati­ Que las tarifas recientemente impuestas por la Empresa para retribuir
sus labores de arranque en los talleres de referencia, han hecho reducir sus
bles con su enfermedad con derecho únicamente al salario base de ingresos anteriores arrancados en los mismos tajos, en la cuantía general de
la categoría de procedencia. Este grupo de afectados procedía ma­ 1 /3 aproximadamente.
yoritariamente de categorías que trabajan a destajo, por lo que la Que sus esfuerzos por verse compensados resultan estériles dadas las
solución legal a su incapacidad les comportaba un notable descenso ano rmalidades demasiado frecuentes de los frentes, y la magnitud de deter-

36 Ibid. , Acuerdo de los Jurados de ambas empresas enviado por la delegación 3 7 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General. Informe dei delegado provincial de Sin­

comarca! de Mieres ai Secretario Provincial el 20 de diciembre de 1 962. dicatos enviado ai Sindicato Nacional dei Combustible el 29 de septiembre de 1 960.
256
Carmen Benito del Pozo
Condiciones de trabajo de la clase obrera astunana 257
minadas potencias, las cuales no presentan justa
en los precios asignados para cada una. y debidamente diferenciada
dinación de los servicios y la supeditación de la �eguridad a los
Q�e los preci� s entre las 750-850 pta por jornada planes de producci ón (cu�ndo debería ser lo contrano ).
entre el personal de mtenor Y
los mtsmos trabaJadores en las capas de referenci fueron alcanzados por . .
Las excesivas diferencias salanales
. .
la inyección de agua, y sin que sus a, practicada previamente
colocación de un bastidor ai muro. características exigieran como ahora la el resto de la plantilla.
. .
Que los diferentes tipos de mad La relación entre el personal obrero y los mandos mtermedws
seguridad en e! posteo, las deficienciasera,en
la ampliación de las medidas de
la inyección de agua , etc. han sido
solía caracterizarse por una continua tensión que desembocaba, cuan­
tenidas muy poco o nada en cuenta a la hora do menos, en el descontento y malestar dei trabajador, llegando a
de preciar las unidades de! . . " to 39 .
avance. crear Situacwnes d e confi1c
Que solicitada revisión de las tarif la Sección
de la C�misión Delegada dei Sector yas, una vez
de Incentivos y Destajos
La documentación disponible procedente dei Sindicato dei Metal
fueron Incrementadas en porcentaJes ; emit ido e! oportuno informe,
dei 1 0- 1 2 %, que en ningún modo no ofrece constancia de las inquietudes específicas dei Personal obre­
. .
TO dei subsector hasta fechas muy avanzadas, b1en es c1erto que es e
colman las aspiraciones de los firmantes, y sin
�ay� �edido, digo, querido reanu dar las gest ione
posibilidad de que la Empresa
s para razonar con la mayor sindicato tuvo en Asturias un funcionamiento mucho menos cima­
. :
JUSticta sus esfuerzos profesw . nale
s, los cuales, estiman deberían ser cont ra­ mico que el dei Combustible, pero también que agrupaba a una
prestados en las siguientes cuantías y condicion
es [ ... ]. mano de obra menos conflictiva.
, . s n 1 970
La problemática laboral de los obreros sid�rom etalurgic
Así, a tenor de cuanto dispone e! Decreto 1 3 76/7 . � �
, econom1ca
la resolución de los Conflictos Colectivo 0, de fecha 22-5 -70 para se centraba en dos cuestiones básicas: la Situacwn dei
personal jubilado y la reducción de la jornada a 4� horas semanal�s 40
iniciación dei correspondiente procedimient s, ruegan a su jerarquía ordene Ia ·

o conciliatorio 38• .
El primero de ellos constituía el tema pnnc1pal de las reumones
Las causas más inmediatas dei malestar de los mineros de HU­ sindicales de las secciones sociales dei metal, que recla�aban una
NOSA en 197 1 , en relación excl
usiva a sus condiciones de trabajo, inmediata revalorización de pensiones y cuantía de las m1s� as, es­
pod ríamos resumirias en lo siguient
e: timando que debían ser equipara?Ies económicamente a los mgres � s
. .
salariales de un trabajador en activo. Por otra parte, la mcomp � tibi­
Descontento ante el siste ma de dest lidad de pensiones sólo debería ser apli�ada cuando e1 trabajador
ajos . Los estudios teoncos .
previos a la implantación de los mis retirado percibiese el 1 00% dei sueldo as1gnado en ac�1vo.
mos no siempre se adaptaron a
las condiciones reales de los talleres La solicitud de la jornada semanal de 44 horas en sideron:etalur­
de explotación, distintos uno s .
de otros, ocasionando dife ren cias sala gia se fundamentaba en que ésta ya er� reahdad en la mayo�I � de la
contratación colectiva, en el alza contmuada de la producu:�dad Y
riales a pesar dei igual esfuerzo
dei obrero y peiigrosidad dei trabajo.
La frecuente recalificación dei
valor dei puesto generó, asim ism o, en Ias comparaciones internacionales en cuanto a la durac�on del
desconfianza entre los mineros
hacia los sistemas utilizados para trabajo habiendo causado malestar el que dentro dei texto articulado
tal fin.
La falta de seguridad en las minas,
especialmente por la descoor- de Ia O rdenanza Laboral de 1 970 la misma no fuera promulgada.
No faltaron, incluso, argumentos historicist�s en fa: or d � las 44
38 AHP/AISS- Turón , c horas semanales : <<jornada que nuestra industna ya d1sfruto en el
aja 451 1 . Escrito
Víctor ai delegado provincial de Sind icato enviado por los picadores dei Centro San pasado y que si fue suprimida la Orden de 5 de m arzo � e : 936 [que
los picadores dei Pozo Santa Bárbara (sects e! 1 5 de junio de 1970. Similar actitud de .
Ia implantaba] fue motivada exclusivamente por la ImposiCion .
de una
por e! precio de los destajos, propiciá la sanc or Turón) de HUNOSA, también motivada
y sueldo durante 20 dias a los
ión empresarial de suspensión de empleo
explotación en febrero de 1 971 (AHP/AISS de la misma y e! cierre temporal de la
protagonistas
39 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General, «<nforme sobre HUNOSA>• elaborado por
los barrenistas dei mismo pozo reclamaba-Oviedo, Secretaría General). Igualmente,
los destajos (AHP!AISS-Turón, caja 451 1 , n, meses después, mejoras retriburivas en la Organización Sindical, noviembre de 1 97 1 .
<o AHP/AISS-Avilés, caja 3255, Secretaría General, «Movtmtento de acttvtda d es d e
. . . .
20 de junio de 1 971).
la Sección Social dei Sindicato Provincial dei Metal en 1970».
258 Carmen Benito del Pozo Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana 259

economía deprimida por la guerra, situación que hace largo tiempo Si, en general, el Sindicato de la Construcción deja escasa cons­
que ha cambiado>> 4 1 • tancia documental de su actividad en la província, ésta es nula en lo
La principal razón por la que la patronal dei sector no accedía referente a cualquier manifestación dei descontento laboral de los
a la reducción de las horas de trabajo residía en el temor de que los obreros dei sector, de modo que sólo a través dei conflicto indivi­
costos temporales dei período de adaptación a las nuevas condicio­ du al -lo que trasciende ya el ámbito sindical- es posible un acer­
nes pudieran ser notables en tanto no fuese acompanado de un cre­ camiento al tema.
cimiento de la eficiencia. Por tanto, de lo expuesto se concluye que los mineros siguen
El Sindicato provincial dei Metal apoyaba la reivindicación «de conservando su histórica iniciativa reivindicativa en el seno de la
una semana más racional, más corta, más flexible que, en definitiva, clase obrera asturiana, a pesar de las distintas coyunturas económico­
revertirá en una mayor productividad y en un mejor clima labo­ sociales por las que atravesó la industria del carbón a lo largo de
ral [ ... ]>• 42• esta s anos. Si en el período autárquico, etapa de expansión hullera
Otras eran también las reivindicaciones de los trabajadores de y fuerte contrai de la mano de obra, el trabajador minero no dejó
esta industria, a saber: de manifestar su descontento con las condiciones generales de tra­
bajo, en los anos sesenta, época de crisis en la minería pero también
Establecimiento por parte de la Mutualidad Laboral Siderometa­ de menor rigidez laboral, la protesta desbordará los cauces institu­
lúrgica de pensiones o prestaciones complementarias para los afec­ cionales y se planteará abiertamente el conflicto colectivo.
tados por enfermedad profesional. Que los fondos económicos de En otros sectores de producción, la atonía económica que para
las Mutualidades se dediquen preferentemente a pensiones. ellos supuso la autarquía y el clima generalizado de quietud laboral
Computar la baja por enfermedad a efectos dei período de ca­ impuesto por los mecanismos de dominación social, anularon cual­
reneta. quier actitud de disconformidad entre un sector obrero sometido a
Creación de Comisiones Calificadoras en diversas localidades de un menor nível de explotación económica, sin tradición de lucha y,
la província. por ello, más renuente al conflicto. Con el desarrollismo vieron me­
Disfrute de las vacaciones anuales preferentemente en los meses jorar sus condiciones de trabajo y disfrutaron de la certidumbre
de verano. laboral que se deriva de su inserción en actividades económicas que,
La equivalencia dei salario mínimo interprofesional al promedio como construcción y siderometalurgia, se beneficiaron directamente
resultante de los salarios comparados de los diversos convenios sin­ del ciclo expansivo iniciado en los anos sesenta.
dicales vigentes.
Fijación por parte dei Gobierno de varios niveles de coste de
vida, siendo uno exclusivamente para artículos de primera necesidad,
otro para artículos de lujo y un nível intermedio. II. COSTE DE VIDA Y SALARIOS. SOBRE EL PODER ADQUISITIVO
La actualización de la ayuda familiar, pues el sistema de puntos DE LA CLASE OBRERA
dei plus familiar de 1 966 se consideraba regresivo 43•
II. t . El concepto de salario
4 1 AHP/AISS-Oviedo, «Memoria-resumen de actividades de la UIT provincial dei
Entendiendo por relación laboral aquella que se deriva dei vínculo
42 La cita en ibid. En septiembre de 1 974, un informe enviado por la UIT dei
Metal, 1 973>>.
contractual de los dos factores básicos de la producción, capital y
Metal ai ministro de Relaciones Sindicales, Alejandro Fernández Sordo, seguía ha­ trabaj o, la expresión material de la misma sería el salario. Las rela­
ciendo hincapié en la aspiración de la jornada de 44 horas para la industria sidero­ ciones laborales están, por tanto, estrechamente vinculadas a los me­
43 AHP/AISS-Avilés, caja 3255, <<Movimiento ... • ; Atss-Oviedo, <<Memoria-resu­
metalúrgica (AHP/AISS-Avilés, caja 332 1 , Secretaría General).
canismos de fijación salarial, como ya poníamos de manifiesto en el
men ... ».
capítulo 4, epígrafe III.
260 Carmen Benito dei Pozo 261
Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana

La noción jurídica de salario admite una doble interpretación : 1 . Salario por unidad de obra. Según ei método de fijación de
tarifas, se distingue el safaria a destajo (basado en métodos empíri­
co s ) y ei salario a rendimiento (estudio previo de tiempo y tarea).
En sentido estricto, ei salario se identifica con la retribución di­
recta o inmediata debida al trabajador por los servicios prestados. 2. Participación en benefícios.
En sentido amplio, ei salario sería la totalidad de los bienes per­ 3. Comisión.
cibidos por ei trabajador como consecuencia de su trabajo 44. 4. Primas a la productividad.

La Ley de Contrato de Trabajo de 1 944 opta por esta última c) Salario mixto : régimen de incentivos o primas al rendimiento
acepción cuando establece que: <<Se considerará salario la totalidad (vin culado a los princípios de la Organización Científica dei Traba­
de los benefícios que obtenga el trabajador por sus servicios u obras, jo ). El sistema de trabajo con incentivo utilizado en las actividades
no sólo lo que reciba en metálico o en especie como retribución industriales analizadas es el BEDAUX 45 .
directa e inmediata de su labor, sino también las indemnizaciones La normativa de 1 962 (Decreto 1 5 de febrero) fijaba con claridad
por espera, por impedimentos o interrupciones dei trabajo, así como los conceptos retributivos que no tenían la consideración legal de
la obtenida por uso de casa-habitación, agua, luz, manutención y salario:
conceptos semejantes, siempre que se obtenga por razón o en virtud
de! trabajo o servicio prestado>> (cap. V, art. 37). Las prestaciones de carácter familiar.
Según la misma ley, en la retribución dei trabajo por unidad de Las asignaciones de carestía de vida.
tiempo sólo se atenderá a la duración dei servicio, independiente­ Indemnizaciones o suplidos por gastos realizados por e! trabaja­
mente de la cantidad de obra realizada, salvo contrato en que expre­ dor como consecuencia de su actividad laboral (quebranto de mo­
samente se estipule un mínimo de obra. En los trabajos por unidad neda, desgaste de herramientas o útiles, adquisición de prendas de
de obra (v.gr. ei destajo) se tendrá en consideración la cantidad y trabajo, plus de distancia, dote por matrimonio, etcétera).
calidad dei trabajo realizado, pagándose por piezas, medidas, trozos La participación directa en los benefícios de la empresa, salvo
o conjuntos determinados, independientemente dei tiempo inverti­ que se hubiera convenido lo contrario.
do ; en caso de haberse estipulado plazo para la conclusión dei tra­ Las cantidades en especie o metálico que libremente concedieran
bajo u obra, éstos deberían terminarse dentro del mismo pero no las empresas.
podrá ser exigido un rendimiento mayor al normal. El trabajo por Las prestaciones e indemnizaciones de la Seguridad Social.
tarea (fórmula mixta de las anteriores) consistía en la obligación del Indemnizaciones por traslado, suspensión o despido.
obrero de realizar una determinada cantidad de obra en la jornada
u otros períodos de tiempo, entendiendo cumplida dicha jornada o Eran, sin embargo, computables a efectos de salario los períodos
tiempo de trabajo cuando se hubiera ultimado el trabajo fijado en de descanso tales como ei descanso semanal, las vacaciones anuales,
la tarea. el descanso en jornada continuada, las ausencias justificadas y per­
Cada uno de estos sistemas de trabajo deviene una modalidad de misos o licencias con derecho a retribución, las ausencias permitidas
salario : y la interrupción dei trabajo por causas ajenas a la voluntad dei
trabajador 46•
a) Salario a tiempo. En cuanto a la estructura salarial, ésta se fundamenta en la desi-
b) Salario a resultado, con cuatro variantes :

45 Sobre tipología salarial resultan sumamente clarificadores y de ineludible con­

4 4 Luis Enrique de la Villa y


s ulta los estudios recogidos en la obra colectiva vv AA, Dieciséis lecciones sobre salarzos
y sus clases, Madrid, Facultad de Derecho, 1 971 .
Carlos Palomeque, lntroducción a la economía dei
46 Cf Orden 22 de noviembre de 1973.
trabajo, Madrid, 1977, p. 636.
263
262 Carmen Benito dei Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana

gualdad remunerativa entre los distintos trabajadores, lo que p L os servicios sociales prestados por la empresa son considerados
hablar de un salario diferencial determinado por factores com o una forma de salario encubierto que tendría como finalidad
nales (ocupación del trabajador), sectoriales (actividad y empresa compen sar el bajo nivel del salario monetario. La opción asistencial
que se trabaja), territoriales (área geográfica en que se realiza el -fomentada por el Estado- frente a una subida de las retribuciones
bajo) y personales ( edad, sexo etcétera). no minales se explica tanto por factores vinculados a una concepción
paternalista de la política social de la empresa como a la obligación
de ésta de dar respuesta a necesidades inmediatas de la mano de obra
Los estudios que sobre el tema realizó Perpiná Rodríguez, ponen
de manifiesto la tendencia a la reducción del salario diferencial en la
estructura salarial espanola a lo largo de los anos 1 940-1 950, aunque (vivienda, formación profesional, etc.) en momentos en que la ac­
no por ello el análisis de los salarios reales deja de revelar el acen­ tuación pública resulta insuficiente.
tuado desigualitarismo de la misma. Las discrepancias en los índices· De un estudio realizado en 1 963 respecto a los servicios sociales
de salarios reales quedarían, en cierta medida, paliadas por el efecto q ue las empresas prestaban en Espana, se !lega a la conclusión de
' que la asistencia más frecuente era la médica (55% ), seguida de co­
nivelador del salario social (también llamado salario diferido o indi-
recto), que se calcula supondría en torno al 1 1 , 1 7% del salario real 47. medores ( 45% ), vivienda (44% ), economatos (3 1 % ), escuelas de
aprendizaje (22% ), becas (21 % ), etc. Asturias se encontraba por en­
cima de la media nacional en cuanto ai índice de asistencia social
patronal, siendo el subsector dei metal el más destacado en esta prác­
. 47 Cf Antonio Perpiná Rodríguez, La estructura de los salarios en Espana, Ma­

dnd, 1 962, pp. 48-63 (enfoque sociológico). Refiriéndose ai salario real, Perpiná afir­
tica 48.
ma: .".Uno de los secretos mejor guardados, comparable incluso ai sigilo diplomático La creación de economatos laborales durante el franquismo tuvo
o milttar, es e! que cubre y oculta lo que los espanoles ganan con su trabajo y fuera carácter obligatorio, estando vinculados a la coyuntura económica:
de su trab�J o. St es�o �onstttuye de entrada una dificultad y un obstáculo para la aparecen como factor amortiguador de tensiones sociales en circuns­
determmacwn _ cuantttattva de la estructura económico-social de Espana, significa, en
tancias de escasez de alimentos, desabastecimiento de mercados o
compensación, un dato positivo para e! conocimiento cualitativo de esa estructura, ya
que nos da algunas de sus características más relevantes: su irregularidad, su inesta­ fuerte inflación. Así, en 1 94 1 se impone a las empresas mineras,
bilidad y su clandestinidad. (p. 5 1 ). siderometalúrgicas, textiles, de cemento y ferroviarias con más de 50
José Jané Solá en El problema de los salarios en Espana, Barcelona, 1 969, capítu­ trabajadores la apertura de economatos que, dada la magnitud del
los IV y v, tras realizar un análisis comparativo de los salarios reales por rama de mercado negro durante esa década, resultaron poco eficaces, pues
actividad -au.nque prescindiendo de las estadísticas oficiales-, concluye que las di­ sólo eran de obligada disposición en los mismos los artículos que
ferenctas salanales están en relación directa con la cualificación de la mano de obra
y con e! nivel de beneficias de cada sector. no estaban intervenidos por organismos oficiales. En 1 946 se amplía
Análisis más pormenorizados de la estructura salarial en Fernando Maravall, «Ür­ la obligatoriedad de crear economatos a empresas de otros sectores
ganización industrial, estructura salarial y estabilidad de la inversión : e! caso espano!• productivos, y en 1 958 toda empresa con más de SOO trabajadores
en ICE, núm. 570, 1981, pp. 5-23; Juan Badosa, <<La estructura salarial y e! funcio­ en una misma localidad debía disponer de él 49.
namie�to dei mercado de trabajo en Espana•, en ICE, núm. 553, 1 979, pp. 43-50;
Antomo García Ferrer, «Diferencias interprovinciales de salarios en Espana•, en In­ No es objeto de este trabajo el específico análisis de las condi­
vestigaciones Económicas, núm. 1 0, 1 979, pp. 65-87. El artículo de Ferrer merece un ciones de vida de la clase obrera que justificaría una profundización
comentaria: aplicando la metodología hedónica (o de características) e! autor se pro­
pone establecer las diferencias salariales interregionales e intersectoriales a lo largo dei
período 1 960-1 970 en relación ai fenómeno migratorio. Pues bien, e! resultado no
podía ser peor: sometidos los datos a fórmulas matemáticas en un alarde de cuanti­ comienzo dei artículo, sino de los factores que determinan e! salario diferencial (cosa
bien distinta). El artículo de Ferrer destruye la historia económica.
48 Véase ]. J. Linz y Amando de Miguel, <<Los servicios sociales en las empresas
ficación exhaustiva con pretensiones de rigor científico, e! texto se hace indescifrable
(el historiador ingenuo pensará que su formación humanística constituye una barrera
espanolas•, en Revista dei Trabajo, núm. 3, 1 963, pp. 25- 1 1 5.
49 Cf Alfredo Rubio Álvarez, «Economatos laborales•, en Revista de/ Trabajo,
epistemológica infranqueable en cualquier intento de comprender la tan hermética
c�en�ia económi�a) ; pa:a Ferrer, la expresión numérica de los datos tiene valor por
st mtsma, pues estos m se traducen ni se explican ; por otra parte, no se trata de un mayo/junio de 1 960, pp. 63-72; J. L. Pérez-Payá, <<Economatos laborales: aspectos
estudio de las diferencias interprovinciales de los salarios, como se nos anuncia ai técnico y jurídico>>, en Revista de/ Trabajo, mayo/junio de 1 960, pp. 28-38.
264 Carmen Benito de/ Pozo Con diciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 265

en el tema anterior, aunque la proyección social de la realidad labo­ jo rn ada ordinaria, causó un profundo descontento social por su des­
ral dificulta, con frecuencia, la forzada delimitación teórica que aquí fase con la realidad laboral. El Consejo Nacional de Trabajadores
pretendemos. d eclaró que esa cifra «no obedeció a un criterio razonable y justo
de acuerdo con las necesidades mínimas de la época>>, a pesar de lo
cual su cuantía no fue revisada hasta 1 966, comprometiéndose en­
11.2. La flexibilización del sistema retributivo autárquico wnces el Gobierno a su actualización anual que, en realidad, no sería
prec eptuada hasta la Ley aprobatoria del II Plan de Desarrollo en
Ya vimos cómo la acción estatal, en atención a garantizar la sufi­ 1 969. El discurso oficial, no obstante, encubría con la demagogia
ciencia salarial declarada en el Fuero del Trabajo, se plasmó en una p aternalista que le caracterizaba, los auténticos objetivos económicos
política de salarios mínimos profesionales a través de las Reglamen­ del SMI :
taciones, mínimos que a su vez constituían el tope máximo de las
cuantías salariales dado que su incremento requería autorización sin­ Desde que fue establecido [ ... ] el Salario Mínimo Interprofesional con carácter
gular y expresa de la autoridad laboral. En 1 956 se produce un «giro
general para todas las ramas dei trabajo -se comenta en ei preámbulo dei
Decreto 21 de septiembre de 1 967 que revisa ei SMI de 1 963-, ha sido
autonómico>> en la política salarial al concederse· a las empresas li­ preocupación constante dei Gobierno su periódica actualización (sic), no
bertad para establecer condiciones salariales superiores a las mínimas sólo con el fin de garantizar su poder adquisitivo sino, además, para que los
reglamentadas. A partir de 1 958, los salarios convenidos colectiva­ trabajadores situados en estas niveles profesionales participen en el creci­
mente tendrán el carácter de mínimos profesionales, coexistiendo miento económico dei País. Si bien es cierto que los salarios pactados a
con los fijados en reglamentaciones u ordenanzas 50• través de los Convenios Colectivos Sindicales, así como las mejoras volun­
Por presiones puramente sociales -en expresión de J ané Solá­ tarias concedidas por las Empresas, han supuesto una eievación notable de
en 1 956 se puso en marcha un tímido intento legislativo de salario las remuneraciones, es evidente también que ei progreso social general no
mínimo, que no se consolida hasta 1 963. El Salario Mínimo Inter­ puede olvidar aquellos trabajadores que, aun siendo cada vez más reducidos
profesional Garantizado (SMIG), según el decreto que lo instaura, se en su número, no han obtenido las mejoras que prácticamente ha logrado
concibe <<con carácter general para todas las ramas del trabajo por
la casi totalidad dei Censo Laboral.
Por otra parte, ai seiíalar la Ley de Seguridad Social que la base inferior
cuenta ajena>> y «como sueldo salarial uniforme para todas las cate­ de la tarifa de cotización habrá de coincidir con el Salario Mínimo, indica
gorías laborales, eliminando así rigideces en la estructura salarial» . claramente la necesidad de acompasar la cuantía de las prestaciones parale­
Garantizar l a satisfación d e las necesidades sociales básicas sería la lamente a las variaciones salariales.
justificación teórica de la implantación de un mínimo salarial que Por todas estas razones y en armonía con las directrices contenidas en
paliase la situación de indefensión del factor trabajo en la dinámica nuestro Plan de Desarrollo Económico y Social, se ha procedido a la revi­
del sistema productivo. Sería, pues, un correctivo frente al desigual sión dei Salario Mínimo [ ... ].
reparto de la riqueza 5 1 . La revisión, que primeramente se realizó en función de los au­
La fijación del SMIG en 60 pesetas diarias para los mayores de 1 8 mentos oficiales del índice del coste de vida, incorporá posterior­
aiíos de ambos sexos, de cualquier sector o categoría y sobre la mente otros factores como la productividad y la evolución general
de la economía. Aun así, el SMIG no respondió al nivel de retribución

50 La política de tasas salariales simultâneamente mínimas y máximas se desarrolla


nec esario para cumplir sus objetivos teóricos 52.
Del cuadro 34 se deduce que el incremento porcentual del SMI
en los decretos ya citados de 1944, 1 948 y 1953. Cf Villa y Palomeque, ob. cit.,

51 Jané Solá, ob. cit., p. 1 75. Con e! Decreto 17 de enero de 1963 se inaugura la
pp. 649-650.
52 La declaración dei Consejo Nacional de Trabajadores en AHP/AISS-Oviedo, 5
política de fijación dei salario mínimo interprofesional. Cf Ignacio Cruz y Ángel anos de/ Consejo Nacional de Trabajadores, 1965-1970, ed. OSE, marzo de 1971, p. 56.
Serrano, «Ante una nueva cuantía dei salario mínimo••, en La economía espano/a, Jané Solá (ob. cit., pp. 175-1 80) expone distintos ejemplos de la insatisfacción provo­
1971, Madrid, 1972, pp. 161 -162. cada por la reducida cuantía dei SMIG, así como de las constantes peticiones, espe-
266 Carmen Benito de! Pozo Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana 267

fue siempre superior al crecimiento del coste de vida, pero no por el trabajador percibía era generalmente muy superior al SMIG debido
ello consiguió remontar la distancia que, ya desde su creación, man­ a las horas extras, primas, pluses y otros «flecos salariales>> (enten­
tuvo respecto al considerado safaria vital, pues el salario mínimo real diendo como tales las retribuciones complementarias dei salario base).
-muy devaluado- experimentá un exiguo crecimiento. Se potenciaba así la contención salarial y el incentivo. Según Serrano
Con la disociación de salario mínimo/salario vital, el sistema sa­ y Cruz, <<esta importante influencia del SMIG en la contratación co­
larial espaõol generaba lo que algunos economistas han definido como · lectiva junto con su papel básico en la estructura económica de la
«el salario mínimo, pero entendido como el salario máximo que Seguridad Social y repercusión indirecta, a través de la misma, en
podía o quería tolerar la economía espaõola, debido a la deficiente los costes del factor trabajo, es la esencia de este mecanismo, que se
estructuración empresarial» 53 . convierte así, en la piedra angular del sistema salarial» 54 .
Parece, pues, que la verdadera función dei SMIG consistió en fijar Por tanto, el crecimiento económico posterior al Plan de Estabi­
bajos niveles salariales s �sceptibles de ser aumentados con el rendi­ liz ación de 1 959 conllevó la modificación del modelo retributivo
miemo y la intensificación dei trabajo, dado que, ciertamente, lo que autárquico en el sentido tanto de incrementar los niveles salariales
(ligando el alza salarial a la productividad) como de flexibilizar el
sistema de fijación de salarios (mediante la implantación de incenti­
CUADRO 34. Evolución de! Salario Mínimo lnterprofesional, 1963-1975.
vos). Para ello el mercado de trabajo debía recuperar parte de su
Coste de vida Salario':- >:- función como mecanismo de asignación de recursos, movilizando la
A no Cuantía':- A umento % aumento % mínimo real mano de obra hacia los sectores en expansión y adecuando la fuerza
de trabajo a las nuevas relaciones técnicas de producción 55 •
1963 60 60,0 La tendencia en la industria a la utilización creciente de horas
1966 84 40,00 6,2 1 65,3
extraordinarias a lo largo del período 1960-1 975 (aspecto éste am­
1 967 96 14,29 6,44 70,1
1 968 102 6,25 4,92 69,4 pliamente documentado en la bibliografía económica) se configura,
1970 120 1 7,65 5,74 73,1 según los expertos, como una variable consustancial del sistema de
1971 136 13,33 8,22 79,9 relaciones laborales durante el desarrollismo que, junto con las pagas
1972 156 14,71 8,29 87,9• no estrictamente salariales (v.gr. gratificaciones anuales), actúa como
1973 186 19,23 1 1 ,40 factor compensatorio frente a la rigidez institucional del despido.
1974 225 20,97 15,68 No en vano, es en las actividades de mayor dinamismo económico
1975 280 24,44 1 6,96 y volumen de empleo donde más número de horas extraordinarias
se contabilizan 56 .
,
Notas: .. Pesetas/día mayores 18 anos.
·•·•
En pesetas de 1963.

54
Cruz y Serrano, ob. cit., pp. 1 84-185.
' A febrero de 1972.

55
Fuente: AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de lnformación, «Situación económico-social de la rama en­
cuadrada en este Sindicato Nacional», Madrid, 1 975. Los datos del salario mínimo real Cf Ángel Serrano y J. L. Maio de Molina, Salarios y mercado de trabajo en
proceden de VV AA, La economía espaizola, 1971, p. 165. Elaboración propia. Espana, Madrid, 1979, pp. 37-39.
56 Ibid. , pp. 140-152. La evolución porcentual de las horas extras sobre e! total
de las trabajadas, fue entre 1 963-1975 la siguiente:
'
cialmente sindicales, que se hicieron para su incremento. Sobre la revisión dei SMIG
véase Roberto Carballo, <<Salarios», en Anuario de Relaciones Laborales en Espana, 1963 1968 1970 1972 1974 1975
1975, Madrid, 1976, pp. 1 73 ss. ; Villa y Palomeque, ob. cit., pp. 603 y 651 ; Cruz y

53 Cf Muiioz, Roldán y García Delgado, La economía espano/a, 1971, Madrid,


Serrano, ob. cit., pp. 162-167. C arbón ............. ............................ 4,78 3,14 3,05 3,23 5,18 5,62
Metal. ........................... ................ 5,1 1 4,97 6,55 6,78 7,79 6,81
1972, p. 165. El término <<salario máximo» así entendido fue acuiiado por Antonio Constr. ... . . . . . ............ . ... . .. . .. . . . . .. . .. 4,79 4,55 4,87 4,50 6,49 5,88
López Muiioz (seudónimo dei trío anterior) en <<La descongelación, un hecho clari­
ficador>•, en Cuadernos para e! Diálogo, núm. 59-60. Fur me: Serrano y Maio de Molina, ob. cit., p. 148. Elaboración propia.
268 Carmen Benito de! 269
o ndiciones de trabajo de la clase obrera asturiana
La política de remas -a la que hacíamos mención en el
1 as en alimentación y vestido. E! lig�ro descenso dei coste de vida
z e 1 bienio 1 952-1953 ( consecuencia de los ajustes económicos de
anterior (apartado III.2)- constituyó otro de los instrumentos de
política salarial iniciada con la expansión económica de los aõos � 51 ) se debió a la caída de los precios en alimentació� , lo que
_ .
senta. Ahora bien, si el objetivo de toda política de remas es cidiría favorablemente en las economias obreras, ai destmar estas
l m ayor porcentaje de sus ingresos a dicho concepto.
seguir la redistribución de la Rema Nacional en el sentido de
mentar la participación de los trabajadores en la misma, en .
E l poder adquisitivo de los salarios industriales ya venía deteno­
se utilizá, tanto por motivos políticos como técnicos, como un ándos e desde el final de la contienda civil, pues si en e! período
canismo de contención salarial 5 7 . Ciertamente, se produjo un incre- 939 -1947 los salarios nominales crecieron más del 50% , los salarios
mento de las remas nominales de los trabajadores, pero el fracaso eales (partiendo de valores absolutos inferiores en casi la mitad a
en el control de precios redujo e! efecto redistributivo de dicha po­ s nominales) disminuyeron en torno ai 28%, dada la fuerte infla-
lítica (véase cuadro 35). ión que presenta I a economia espano.
5s
- I a en Ios anos cuarenta .
- .

Careciendo de fuentes informativas empresariales para e! estudw


CUADRO 35. EJectas de la política de rentas, 1963-1971. e los salarios en Asturias, no podemos realizar una pormenorizada
uantificación de las divergencias entre salarios oficiales y los refle­
RN Per cápita Salarios Safarias/RN dos en las nóminas de los trabajadores, aunque los datos recogidos
índice índice índice (% ) n e! apartado I y la ya seõalada importancia de los [!ecos salariales
1 963 100,0 1 00,0 1 00,0 48,9
luses, primas, gratificaciones, horas extras, etc.) contenidos en las
1 964 1 12,5 1 1 1 ,3 1 1 3,9 49,9 ropias reglamentaciones de trabajo, corroborarían lo que otros es­
1965 1 32,9 130,1 133,5 49,6 dios regionales vienen demostrando : que los salarios oficiales eran
1 966 1 5 1 ,5 146,8 157,6 5 1 ,3 feriores y mucho más estables que las remuneraciones declaradas
1 967 1 66,5 1 59,6 1 66,6 49,1 or las empresas 59.
1 968 1 84,5 1 75,0 1 82,0 48,2 La revisión en 1 953 de los salarios reglamentados se justificá
1 969 203,0 1 90,5 204,8 49,3 ficialmente por <<la conveniencia de mejorar en el aspecto econó­
1970 226,7 2 1 0,6 234,6 50,0 ico las condiciones de vida de los trabajadores>> , En el caso con­
1971 258,0 236,9 50,9 reto de los mineros, se pretendía asimismo compensar el retorno a
Fuente: AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de lnfonnación, «Situación económico-social de la rama en
recios normales del pan, que hasta ese momento venían adquirien­
cuadrada en este Sindicato Nacional», Madrid, 19 75; Secretaria General, •Informe sin­ o a precios reducidos en los economatos 60 •
dical sobre desarrollo económico y social de Espana», 1973 . Elaboración propia.
ss
Higinio Paris Eguilaz confeccionó la tabla de salarios reales por actividades
II.3. L os ajustes salariales en los anos 50: hacia
roductivas correspondiente ai período 1 939-1947, de la cual se deduce una conside­
ble y generalizada caída de los mismos en tanto los salarios nominales aumentar�n.
la recuperación del poder adquisitivo I respecto, véase la obra de H. Paris, Diez aiíos de polítzca económzca en Espana,
39-1949, Madrid, 1 949, pp. 1 77 y 1 8 1 . El autor, desde los presupuestos nacional­
Hasta 1 953 no se modificaron las tablas salariales de las Reglamen­ n dicalistas, expone en e$te libro los criterios político-económicos que �ebe� gUiar
intervencionismo estatal en la industria una vez creado el INI, con la fmahdad de
taciones de trabajo vigentes desde 1 946, en tanto e! índice general itar los desequilibrios que la economía franquista evidencia en la década de los
del coste de vida aumentaba aõo tras aõo, registrándose las mayores arenta. Resulta, pues, un interesante enfoque doctrinal dei tema, además de apor­
rnos la única tabla de salarios reales de que disponemos para la etapa md1cada.
>• Carmen Molinero y Pere Ysas, ·Patria, ]usticia y Pan•. Nivell de vida i con­
57 Sobre la política de rentas, véase N. Esteve, ·Política salarial y de empleo» en cions de treball a Catalunya, 1939-1951, Barcelona, 1985.
Luis Gamir (coord.), Política económica de Espana, Madrid, 1 975 (3.' cd.), pp. 232-233; 60 Preámbulo de la Orden 27 de noviembre de 1 953 que modifica los salarios de
F. W. Paish, <<Los límites de las políticas de rentas», ICE, núm. 391 , 1 966. Reglamemación dei Trabajo en las Minas de Carbón.
270 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 271

El alza representó un aumento dei 1 5% dei salario base más un CUADRO 36. jornal nominal teórico de un peón en 1954 (cálculo para un
10% sobre la nómina, <<con lo cual se sigue la política dei Gobierno casado con dos hijos).
de atender a que el salario resulte siempre aumentado en relación
con las obligaciones familiares dei trabajador y que dicho salario Base Pluses Horas extras Subtotal TOTAL ''·

resulte suficiente para hacer frente, dentro de las circunstancias eco­ Carbón .... . ........ 1 3,2 15,1 47,5 75,8 83,3
nómicas dei país, a las necesidades más inmediatas de existencia en Metal ................ 1 6, 1 8,0 57,9 82,0 90,2
el hogar dei trabajador>> , En el caso de la minería dei carbón, este Cerámica .. . ........ 14,9 7,5 53,8 76,2 83,8
incremento salarial se establecía sin perjuicio de una posible mejora
,,.
Nota: Incremento del I O% del salario nominal.
de las retribuciones de los trabajadores que más directamente parti­
Fuente: Retribuciones oficiales vigentes según Reglamentaciones y Orden 27 de octubre de 1953.
cipaban en la producción, con la cual -siguiendo con la argumen­ Elaboración propia.
tación oficial- «a la par que se corresponde al esfuerzo material y
al aumento de producción, se da jerarquía a la misión de este tipo como meramente descriptivas por aproximación a la realidad a que
de obrero y se eleva en la consideración económica y social con todo hacen referencia, de ellas se deduce la insuficiencia dei alza salarial
el respeto que merece>> , Finalmente, se fijaba un estímulo para los de 1953, incapaz de compensar el constante incremento de los pre­
mineros más laboriosos. cios de artículos de primera necesidad, especialmente alimentación
De acuerdo con el Decreto de 23 de octubre de ese mismo ano, los (donde se destina más de la mitad dei gasto total de una família
aumentos retributivos podían ser absorbidos o compensados por las obrera) y el bajo poder adquisitivo de los salarios obreros a media­
remuneraciones que voluntariamente hubiesen establecido las empre­ dos de los anos cincuenta 6 1 • Se incumplían, pues, los propósitos del
sas en favor de sus trabajadores. Gobierno de llegar a un salario suficiente para cubrir las necesidades
El plus familiar se elevaba ai 25% de la nómina de cada empresa familiares.
(tal aumento se había hecho efectivo en la minería tres anos antes), En 1 956 el Gobierno hubo de adoptar una serie de medidas en­
subsistiendo el plus de carestía de vida, fijado en noviembre de 1 950 caminadas a flexibilizar la política salarial ante el resurgir de los
en el 25% de los salarios mínimos legales (el incremento de aquel desequilíbrios económicos internos. Para ello se derogan los Decre­
ano no tenía efectos en la cotización de seguros sociales, excepto tos de 1 948 y 1 953, permitiendo a las empresas establecer libremen­
accidentes ). te, sin autorización previa dei Ministerio de Trabajo, condiciones
En función de los salarios base vigentes tras el alza de 1 953 (zona superiores a las generales y mínimas reglamentadas.
1 .'), estimando que el total de pluses percibidos por un peón ordi­ Unos meses antes (23 de marzo) por orden ministerial se incre­
nario (incluyendo el plus familiar y dos quinquenios por antigüedad) mentaron en un 25% los salarios base aprobados en 1 953 (no se
incrementa su salario base en un 50% como mínimo -excepto en modificaba la cuantía de pluses y primas), suprimiéndose el plus de
minería de carbón, donde las primas de asistencia y producción du­ carestía de vida (excepto en la Reglamentación de Minas de Carbón
plican con creces el salario mínimo reglamentado-, suponiendo que y Construcción y Obras Públicas) e implantándose un plus especial
el obrero realice una media de dos horas extras diarias (abonadas al equivalente al 20% dei salario base (sólo computable a efectos dei
30%) y aplicando el incremento de un 10% de la nómina que con­ Seguro de Accidentes de Trabajo).
cede la Orden 27 de noviembre, resulta que el jornal nominal teórico No obstante, seguía sin darse satisfacción a la necesidad social
obtenido por un peón en 1 954 (véase cuadro 36) no permite a un de mejorar el nível de vida de los trabajadores. Así, en relación a las
matrimonio con dos hijos subvenir a los gastos familiares reflejados disposiciones salariales de marzo, las secciones sociales dei Sindicato
en el cuadro 37, que aunque referidos a 1 956 no desvirtúan la de­ Provincial de Asturias, manifestaban lo siguiente :
sequilibrada relación ingresos/gastos dei obrero no cualificado en los
tres sectores productivos analizados. 61
El estudio de García Piiieiro, citando fuentes empresariales, corrobora nuestras
Aunque las cifras resultantes dei cuadro 36 deben considerarse afirmaciones (ob. cit., p. 56).
272 Carmen Benito dei Pozo Co n diciones de trabajo de la clase obrera asturiana 273

CUADRO 37. Coste de las necesidades vitales de un trabajador en 1956 La enorme distancia entre salarios y precios, así como la dificul­
(cálculo efectuado para un peón casado con dos hijos de 10 rad de llegar a una equiparación de los mismos a corto plazo, era
y 1 4 anos). recon ocida por el propio delegado provincial de Sindicatos que, en
con testación a un requerimiento de la Vicesecretaría Nacional de
Diario Mensual Ord enación Social, declaraba en agosto de 1956 que no existía po­
Alimentación ............................................. . 49,5 1 487,4 sib ilidad alguna de lograr un incremento de salarios eficaz en rela­
Limpieza ................................................... . 2,3 69,9 ción al nível de vida mientras no se consiguiese la estabilización
Calzado ..................................................... . 3,3 99,0 monetaria, <<por lo cual -afirma textualmente- creemos que sin
Combustible ............................................. . 6,5 1 95,0 perj uicio dei aumento necesario, previsto para el mes de octubre,
Vestido ..................................................... .. 1 0,8 326,1 debe el Gobierno procurar por todos los medios a su alcance ir
Vivienda .................................................... . 1 1,1 335,0 consiguiendo aquella meta>> 63•
Otros ........................................................ . 10,8 324,9
El rebrote inflacionista de 1 956, con especial incidencia en los
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94,5 2 837,3 precios de alimentación, coadyuvó al incremento de los conflictos
laborales que se registran en esa fecha, lo que obligó a las autorida­
Fuente: AHP/ AISS-Oviedo, Sindicato dei Combustible. des franquistas a efectuar una segunda revisión salarial, esta vez de
mayor envergadura.
t .o Que e! aumento dei 20% no ha venido a cubrir las necesidades de los Las modificaciones retributivas de octubre de 1 956 implicaron un
trabajadores en relación con e! nivel de vida actual, ya que si e! referido aumento medio dei 50% de los salarios base implantados en marzo
aumento es para compensar la carestía que se sufre, este sistema viene a dei mismo ano, además de tender a una simplificación de los con­
suponer una mayor diferenciación entre las categorías laborales, a la vez que
una menor posibilidad adquisitiva en las clases inferiores. Razón por la cual ceptos salariales, pues quedaron derogados con carácter general el
los Presidentes de las Secciones Sociales de Asturias propusieron ai limo. plus especial establecido meses antes y el plus de carestía de vida,
Sr. Director General de Trabajo en su visita a Asturias, un sistema de re­ hasta entonces todavía vigente en minería dei carbón y construcción.
parto igualitario, o bien sobre la aplicación de un tanto por ciento inversa­ El plus familiar se fijó en el 20% de la nómina en empresas
mente proporcional, ai igual que e! propio Gobierno propugna para sus siderometalúrgicas, de construcción y cerâmica, manteniéndose en e!
funcionarias. 15% en minería dei carbón. En esta última actividad también desa­
2.0 Que la decepción de la clase trabajadora nace precisamente, aparte parecen la prima fija de 2,5 pesetas establecida en 1 950 y las primas
de la insuficiencia de la elevación aplicada, de la propaganda llevada a cabo de asistencia decretadas en febrero de 1 950 y marzo de 1 955 ( equi­
por la prensa, anunciando un amplio reajuste de precios y salarios, invocan­ valentes a 9 pesetas para obreros de exterior y 1 3,5 para los de
do promesas de las más altas Jerarquías dei Estado; y que esta decepción interior).
resulta en la actualidad más acusada ai conocer los trabajadores que e! Go­
bierno de la Nación proyecta imprimir en favor de sus funcionarias una El cuadro 38 revela, asimismo, un importante cambio en la es­
política de salarios mucho más elevada y a la vez más justa y más cristiana, tructura salarial intersectorial: ya no serían, como en 1 946, los obre­
con cuyo sistema hubiesen quedado colmadas las aspiraciones de los hom­ ros dei metal los mejor remunerados (en atención exclusiva al salario
bres dei trabajo. base) sino los de construcción y obras públicas. Es más, el personal
3.0 Que, no obstante, y con la serenidad característica de los trabajadores de la industria siderometalúrgica tiene asignado en las cuatro cate­
asturianos siempre puesta de manifiesto, esperamos que para la anunciada gorías analizadas el más bajo de los salarios base de las actividades
revisión de Reglamentaciones Laborales para e! próximo mes de octubre, e! consideradas.
Gobierno adopte las medidas pertinentes que subsanen la injusta situación
62•
creada con e! aumento de salarios a que se hace referencia
63 AHP/AISS-Oviedo, Sindicato dei Combustible. Informe enviado por el delegado

62 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General. Acuerdo adoptado por la Junta de pre­


provincial de Sindicatos a la Vicesecretaría Nacional de Ordenación Social el 31 de
sidentes de las secciones sociales el 24 de abril de 1956. agosto de 1956.
275
274 Carmen Benito dei Pozo Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana

CUADRO 38. Safarias base reglamentados en octubre de 1956, por activi- z ados de la construcción que el de los mineros
de interior de arran­
dades (pesetas/día zona 1.'). qu e, en pro�orción . sim � lar a la
_
de 1 946, aunq � ést_os co� servan las
e
obvias ventaJaS retnbuu vas denvad as del desta)O e mcentlvos, com­
Carbón Metal Cerámica Construcción e discrim inación inicial (véase apéndic e 7).
pen sando la aparent
El colapso dei modelo autárqu ico provoc ado, entre otros facto­
Oficial 1 .' ... .... ... .. .... .. ... .. .
. 47,25 47,50 48,50 50,75
n y las presion es salariale s de 1 956, requier e en el
Oficial 2.' ......................... 45,50 44,00 45,25 46,75 res , por la inflació
Oficial 3.' ......................... 42,50 40,25 42,00 e la adopció n de nuevas medida s de ajuste económ ico
42,75 bienio siguient
de alzas
tales como el bloqueo de salarios y sueldos, la autorización
Especialista ....................... 38,75 38,12''" 40,12''" 39,75 salar iales ligadas a la produc tividad y la flexibil ización de la legisla­
Peón ordinario ................. 38,00 36,00 36,00 36,00 ción laboral (Ley de Convenios Colectivos de 1 958).
El coste de vida, que experimentá un incremento porcentual anual
Aprendiz 4.0 ano .............. 3 1,75 33,25 32,75
Aprendiz 3." ano ............. 26,25 26,25 28,00 medio del 6,9% en el período 1 954-1 957, se disparó un 12,6% en
Aprendiz 2. ano ..............
o 20,75 19,50 21 ,75 1958. Por impacto del Plan de Estabilización, se reduce el aumento
Aprendiz 1 ." ano ............. 12,75 13,75 16,25 al 7,0% en 1 959 y al 2,4% en el aõo siguiente 64•
Superados en 1 96 1 los efectos recesivos provocados en un primer
Pinche 18-20 anos ............ 30,50 29,25 momento por las medidas estabilizadoras, se inicia una nueva etapa
Pinche 16-18 anos ............ 32,25 27,8r 22,25 24,75 en las relaciones laborales caracterizada por la negociación colectiva,
Pinche 14-16 anos ............ 30,50 16,37''" 16,50 la racionalización de la producción, las mejoras retributivas, la ex­
plotación más intensiva de la fuerza de trabajo y la agudización y
''
Nota: Jornal promedio cuando se distinguen dos subcategorías.
Fuente: Tablas salariales contenidas en la Orden 26 de octubre de 1956. Elaboración propia. exteriorización del conflicto.

Los obreros de la industria cerámica ocuparían el segundo puesto


en cuanto a las retribuciones mínimas fijadas, seguidos del personal III. LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN ASTURIAS
minero de exterior. Caben, sin embargo, matices a esta generaliza­
ción : los peones ordinarios de las minas de carbón tienen un jornal Antes de abordar el tema de los Conven ios Colecti vos sindicales en
base superior en 2 pesetas al resto de los trabajadores de igual cate­ la província, creemos necesario el planteamiento de una de las cues­
goría, y son también los pinches empleados en esta actividad los tiones que aparece íntimamente ligada a la negociación colectiva y
mejor retribuídos (y con notable diferencia). es pieza clave del modelo retributivo que se configura en la década
Se produce, pues, una mayor aproximación salarial entre los obre­ del desarrollo : la productividad.
ros siderometalúrgicos y los mineros de exterior, y un distanciamien­ Desde la óptica empresarial, existía una relación directa entre
to entre éstos y el personal de construcción, con lo que resulta una salarios, poder adquisitivo y productividad:
inversión de la tendencia existente en la década anterior. También se
observa una reducción general de las diferencias salariales intercate­ E! problema dei poder adquisitivo de los salarios es uno de los más graves
goriales, de modo que se acortan los intervalos retributivos que las de nuestra época. Tiene no solamente una gran importancia económica, ya
Reglamentaciones de 1 946 marcaban entre trabajadores dedicados a
que de él depende la crisis o la prosperidad, sino que también tiene una gran
importancia social ai constituir necesariamente e! objeto de reivindicaciones
tareas especializadas en minería y construcción y los destinados a sindicales, y más particularmente hoy día, en que e! nivel de vida de la clase
labores menos específicas. No obstante, el abanico salarial sigue sien­
do muy abierto en las empresas dedicadas a extracción de carbón.
Se mantiene más elevado el salario base de los obreros especiali- 64 J. B. Donges, La industrialización en Espana, cuadro 7, p. 60.
276 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 277

obrera permanece, en su conjunto, inferior ai de 1 936, y en que la inesta­ sicos de la organización científica del trabajo o taylorismo por anto­
bilidad de los precios tiende constantemente a bajarlos aún más, dando ori­ nomasia.
gen a conflictos sociales. [ ... ] se espera que incrementando la renta salarial Los estudios de Taylor acerca de la normalización de métodos y
se aumentará e] consumo. tiempos de trabajo, así como de la posibilidad de valorar <<científi­
camente>> las tareas, se remontan a finales del siglo pasado aunque
Pero tal conclusión resultaba errónea según la lógica argumental
de! discurso precedende, que concluía afirmando que el su desarrollo y difusión acontece en el período de entreguerras, vin­
poder ad­ culado al desarrollo de la producción en serie 67•
quisitivo dependía, si no exclusivamente, al menos de modo
prepon­ El taylorismo se introduce en Espana con lentitud y cierto retra­
derante, del progreso técnico realizado en la producción, de
tal for­ so: hasta los anos veinte no aparecen los estudios de tiempos ; la
ma que <<el aumento de la productividad del trabajo es prácti
camente
el único medio �e que disp� nemos para aumentar el poder valoración de tareas comienza a realizarse dos décadas después, y no
_ de los adquisi­ es hasta mediados de los cincuenta cuando se aplican todas las téc­
uvo asalanados y el mvel de vida del conjunto de los ciudad
a­ nicas características de la organización científica del trabajo, divul­
nos» 65
Aunque a mediados de los anos cincuenta parece que trabaj gadas por los técnicos estadounidenses que llegan a Espana tras la
ado­ _
res y patronal se mostraban suspicaces -cierto que firma de los Tratados de 1 953. El cambio de política económica
por motivos iniciado con el Plan de Estabilización sienta las bases del desarrollo
bien distintos- ante el nuevo tema de la productividad ' 68
por el Ministerio de Industria:
auspiciado .
del neotaylorzsmo en nuestro pais . . .
En 1 955 se crea en Asturias la Comisión de ProductlVldad In-
dustrial, que había estado precedida por la orga�ización de unas
[ ... ] e! obrero mira receloso e! aumento de la productividad. Producir más _ . de
significa siempre, para sus concepciones primigenias, rudimentarias dei tra­ conferencias sobre el tema a cargo de la Delegaoón Provmoal
bajo, realizar un mayor esfuerzo. E! viciado por e! aire sindical, considera Sindicatos, celebradas en Oviedo en enero de 1 954 6 9.
que no ha de esforzarse más. A veces, ni consiguiendo un mayor salario.
También existen receios por parte dei empresario, fundados principalmente
en e! temor de que e! ambiente social en que ahora se mueve e] obrero anule
67 Cf Bernard Mottez, La sociologia industrial, Barcelona, 1 ::2, PP · 9 -15. En
su esfuerzo, que ha de ser cuantioso, pues requiere: planeamiento técnico, 1927 se creó en Gincbra el Instituto Internacwnal de Orgamzacwn Ctenttftca _ dei
gast�s de organiz�ción, costos de la maquinaria, nuevos capitales y la an­ Trabajo; poco después surge un movimiento de reacción con�ra los excesos de� tay­
_ 66•
gustia de la mcerudumbre en cuanto ai éxito lorismo, movimiento que, impulsado por Elton Mayo y baJO la denommacto? de
Relaciones Humanas, se desarrolla entre los aiios 1930- 1 950. Dentro de la cornente
68
marxista, Friedmann reformula la crítica ai taylorismo en 1 945. . .
AI respecto, véase J. M.' Vegara, La Organización Científica dei TrabaJO, �cten-
III.!. A propósito de la organización « científica» cia o ideologia?, Barcelona, 1 970, pp. 42-45. .
del trabajo En julio de 1 956, W. E. Miller, ingeniero de la companía norte�men�ana General
Electric, estuvo en Avilés visitando ENSIDESA. Su presenoa en Espana tema por ob)eto
asesorar en los planes de expansión siderúrgica (Tesón, julio de 1 956, pp. 24-2!) · En
El r� gim �n de incent�vos o primas al rendimiento (paradigma del diciembre de 1 958, Samuel J. Creswell, vicepresidente de la Harman Cor�orauon de
salano mixto) se relaciOna con los estímulos al esfuerzo de! trabaja­ Chicago, estuvo en Espana invitado por la Comisión !'laciona! d� Pr� duct!VIdad para
dor; si a ��lo asociamos el cronometraje (o medición de tiempos) y
.
informar sobre el modo de mcrementar la produccwn stderurgtca sm aumentar los
equipas existentes (Tesón, diciembre de 1958, pp. 50-51 ) . Nueve meses de�pués, Ri­
la valoracwn de puestos, nos encontraremos con los princípios bá-
chard P. Banho!, especialista en Relaciones Humanas y Pstcologta , Industnal (pro�e­

septiembre de 1 959, p. 54) . Ciertamente.' .no puede afirmarse que la presencta de


sor de la Universidad de California), pronunciá varias conferencias en Ovtedo ( Teson,
65
«Salarios y productividad », en Tesón (revista mensual destinada
a empresarios)' técnicos norteamericanos pasase desaperctbtda en Astunas.
69 De la creación de tal Comisión nos informa Labadie y Cerezo en La hora de
Oviedo, diciembre de 1956, pp. 1 7- 1 8.
66
Tesón, Oviedo, septiembre de 1 955, p. 24. Asturias, Oviedo, 1956, p. 1 09. Según testimonio de personal laboral que estuvo ads-
278
con dI·ciones de trabajo de la dase obrera asturiana
Carmen Benito del Pozo ' 279

Jl ev aría, tra_taban �e . des�ejarse con ?ptimismo, apelando a que la


Sobre el tono descriptivo e instructivo dominante en las ponen­
cias desarrolladas a lo largo de las cinco jornadas del curso (desti­
c or relativa mdustnahzacwn absorbena la mano de obra desplazada.
· '
Sm e...
nado a empresarios, técnicos y estudiantes) no dejaron de verterse · ·
..,., bargo ' representantes ohc1ales adveruan con rotund 1" d ad fren-
críticas directas a las trabas institucionales que dificultaban en Es­ .'
te a cualquier
reclamación empresanal de una mayor fi ex1· b·1·
· 1 1zac1on
pana el desarrollo de los sistemas de la organización científica del
trabajo, desvelando el enfrentamiento de intereses entre las nuevas d ei despido :
estrategias empresariales y el ordenamiento laboral franquista.
A e s debo decir que no cabe sonar �on_ ello. [ ... � no se puede avanzar más,
ta

ni
Así, se pone de manifiesto que las restricciones económicas como otorgar otras facilidades para prescmd1r de pos1ble personal sobrante, por
cupos a la importación, reducciones energéticas, desfase entre los nto ello significaría la vulneración de uno de los postulados dei Fuero
suministros, etc., limitaban la competitividad de los productos na­ ��� Trabajo, cual es la garantía de la permanencia dei trabajador en la E�­
cionales : «Un carbón de baja calidad, un producto químico impuro, p resa y que ha servido para modelar en este arde� , las normas � obre � lasi­
un acero con azufre y he aquí que la calidad disminuye, el rechazo fic ación y ceses que se contienen en las Reglamentaci_ones de TrabaJO en v�gor.
Los que abogan por tan ansiada libertad de acc1ón y ponen co�o eJem­
p lo lo que sucede en otros países, olvidan que en estas, se autonza t';ente
aumenta, y se sufre una gran derrota en la guerra de los costes>> 70•
Las Reglamentaciones de trabajo vigentes contenían, as1m1smo,
·

disposiciones opuestas a la ortodoxia productivista: ai arbitrio dei empresario, el freno indudable dei derecho a la huelga

El cálculo de tarifas de modo que el trabajador de capacidad y En 1961 las empresas mineras asturianas ya estaban tratando de
rendimiento normal obtuviese, al menos, un salario superior al 25% implantar el sistema de raci� naliza�ión, comenzando por las opera­
_ , .
ciones de cronometraje ; las mdustnas s1derometalurg1cas efectuaban
del jornal fijado para su categoría sin que para ello se exigiese al
operaria un ahorro similar de tiempo, redundaba en una baja pro­ _ _
}
poco después ajustes d � plant�l a (en �aso de generarse excedent�s
ductividad. Esta disposición actuaba, pues, como freno a la implan­ laborales se acudía a la )Ub1lacwn anUClpada o traslado no al despi­
tación en las empresas del salario con incentivo. do) tras la reorganización interna del trabajo, y l � Sociedad Ibérica
La continuidad en el trabajo, la seguridad de la no separación del Bedaux realizaba los estudios previos en las pnnClpales empresas de
7

puesto, la invariabilidad de la labor realizada, en definitiva, la garan­ la región 3 • .


.

tía de permanencia en el trabajo que las Reglamentaciones otorgaban Dado que el sistema B edaux fue el más generahzado �n el trabaJo
,
con incentivo ' describiremos brevemente sus caractensucas.
al obrero era también contraria a la política productivista: <<El que
sabe que es muy difícil, salvo en caso muy grave, que se le separe, En dicho sistema, la unidad de medida del trabajo es el punt?,
o que se le cambie, de ocupación, carece de ese estímulo, impres­ definido como <<la cantidad de trabajo realizado por un operano
normal, calificado para el puesto y debida�ente entrenado, traba­
cindible para una elevada productividad» 7 1 •
jando a rendimiento normal durante un mmuto, con el d escanso
_
pertinente incluído». La actividad se mide según una escala lmeal de
Los temores ante los efcctos sociolaborales que la reducción de
90 puntos, donde el cero correspo� de al repos ? �bsoluto, el 60 a la
plantillas (inherente al proceso de racionalización productiva) con- _ a 80
actividad normal y el 80 a la ópuma. La actlVldad supenor
puntos puede ser conseguida pero con disminución de las facultades
1 967 y la documentación ema­
crito a dicha Comisión en Oviedo, ésta desaparece en
72 José Ramón Cárdenas (subdirector general de Trabajo), • Los sistemas de
nada de la misma fue enviada a Madrid.
Las doce conferencias pronunciadas fueron publicadas
con el título Conferencias organización científica del trabajo», en Conferennas. : · • PP· 1 88- 1 89.
7° Fernando del Castil lo Saldívar, •factores negati 73 Archivo de la Delegación Provincial de Trabajo, expediente de . . de
sobre productividad, Oviedo, Delegación Provincial
de Sindicatos, 1954. . regulacwn
empleo núm. 1 64/64 (relativo a la racionalización de tareas en la Fabnca Moreda de
.
Conferencias. . . , p. 147.
vos de la productividad., en
7 1 Ibid. , p. 155. Gijón). AHP/Gobierno Civil, •Memoria ano 1961 de la Bngada Regwnal de Infor­
mación>•, Oviedo, enero de 1 962.
280 Carmen Benito de/ Pozo 281
Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana

físicas o mentales dei trabajador, por lo que tampoco interesaba un riv idad dei Ministerio de Trabajo, se desplazase a Asturias para dic­
rendimiento excesivo si conllevaba un rápido agotamiento. En gene­ raminar sobre los problemas planteados 75 .
ral, se aplicaba el siguiente baremo 74: Uno de los principales motivos de descontento laboral en ENSI­
DES A a lo largo de 1 96 1 fue, precisamente, la valoración de puestos.
< 35
lnadmisible . . . . . . . . . . . . ............... . En los talleres generales se produjo una disminución colectiva dei
Muy baja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ....... . 35-45 rendimiento por no habérseles pagado la valoración según lo esta­
Baja ........ . ...... . . . . .. . . . . . . . . . . ..... . . . 45-55 blecido; la normalidad volvió al centro de trabajo tras efectuarse por
Normal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55-65 p arte de la empresa los cálculos correspondientes 76 •
Alta . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65-75 La Ordenanza Hullera de 1 964 (y ya con anterioridad el Con­
Muy alta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ....... . 75-85 venio Colectivo de 1 960) establecía la obligatoriedad de todos los
> 85
Excepcional . . . . . . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . mineros de aceptar cronometrajes y estudios técnicos sobre su tra­
bajo, previniendo ante cualquier resistencia obrera a la introducción
de los nuevos sistema de organización.
El salario mixto percibido por el trabajador consistía en un jornal En 1 972 picadores del Pozo Lláscaras de HUNOSA plantearon
base más una prima igual al 75% de puntos ganados en exceso de ante la Asesoría Social de Productividad (dependiente de la OSE ) su
60 por hora. El valor dei punto dependía de las condiciones fijadas disconformidad con la valoración de las labores que, debido a des­
por la empresa o pactadas en convenio. Hay que senalar que el fases en los coeficientes de descanso o recuperación, les causaba per­
Bedaux es uno de los sistemas de retribución a prima en el cual las juicio económico. El informe abierto al respecto concluía recomen­
ganancias de los trabajadores varían en proporción menor que su dando a la empresa la revisión de dichos coeficientes de acuerdo con
rendimiento. las normas de la OIT 77•
Las técnicas propias del taylorismo, referidas a la fijación de rit­ El Tribunal Supremo aclaró en sentencia de 4 de octubre de 1 968
mos, reconocimiento de la calificación profesional, determinación de el tan debatido tema de la no obligatoriedad de los trabajadores a
los rendimientos, remuneración por incentivos, etc., suscitaron el realizar tareas a rendimiento superior al normal si no era como con­
receio -cuando no la abierta oposición- de los trabajadores a quie­ secuencia de su libre voluntad y acuerdo con la empresa 78.
nes, en aras de la productividad y en nombre de la «cientificidad>> , El carácter ideológico que el taylorismo conllevaba como teoría
s e les imponía u n más estricto control d e s u fuerza d e trabajo. legitimadora dei reforzamiento de la autoridad patronal en materia
En 1955, fuentes sindicales afirmaban que se percibía <<Un am­ de organización de trabajo, se manifiesta precisamente en que las
biente de general inquietud entre el personal obrero de las industrias técnicas que se aplican inciden sobre los aspectos más conflictivos
que ensayan los sistemas de productividad>>, seiíalando que trabaja­ de las relaciones laborales. No en vano, el taylorismo en su formu­
dores de Fábrica de Loza << La Asturiana>> se mostraban contrarias a lación original negaba el carácter antagónico de las relaciones de
varios aspectos de su implantación, por lo que habían llevado a cabo producción capitalistas y afirmaba que <<por el contrario, el sistema
algunos paros en seiíal de protesta. Ó rganos de expresión patronales de la dirección científica tiene como base la firme convicción de que
denunciaban <<la resistencia de numerosos trabajadores a salirse de la los verdaderos intereses de las dos partes son únicos e idénticoS>> 79.
rutina cotidiana, aun cuando se les demostrase que ello iba a suponer
menor esfuerzo y superior retribución » . En fin, la generalizada ac­ 75 AHPIAISS-Oviedo, "Memoria, 1 955» realizada por la Vicesecretaría Provincial
titud de rechazo motivó el que una comisión de técnicos de produc- de Ordenación Social. Tesón, noviembre de 1 955, p. 27.
76 AHP/Gobierno Civil, «Memoria, aiío 1 96 1 . ..».
77 AHP/AISS-Oviedo, Ordenación Social, «Expediente de productividad. Empresa
HUNOSA», 15 de marzo de 1 972.
74 Tomado de un informe sobre el sistema Bedaux en ENSIDESA-Avilés (AHP/Ma­ 78 AHP/AISS-Avilés, caja 3272, Secretaría General, 1 972.
gistratura de Trabajo de Gijón, 1974). 79 Cf J. M.• Vegara, ob. cit., pp. 169-170 (la cita en p. 19). E! análisis que dei
282 Carmen Benito del Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 283

[. . . ]
los Enlaces Sindicales representantes de los distintos grupos laborales,
nu. Análisis de los convenios colectivos sindicales deberán prestar, en todo momento, su colaboración para evitar que pueda
in terrumpirse la buena marcha de los trabajos, comprometiéndose a denun­
El primer Co1_1venio Co �ectivo Sindical celebrado en Espana tuvo ciar las irregularidades observadas, dando los nombres de los productores
lugar en Astunas, en novtembre de 1 958, entre la empresa Astilleros que no desarrollen el rendimiento debido, alteren la disciplina, o perjudi­
del �antábrico (Gijón) y los representantes obreros, afectando a 300 quen el nuevo sistema que se pretende implantar, testificando en tal sentido,
82.
trabapdo_res. El convenio tenía carácter provisional : si después de c aso de que así conviniese a los intereses de la empresa
transcurndo un mes no era denunciado por las partes, se prorrogaría
Para las autoridades franquistas toda innovación en normativa
otros tres meses, como así sucedió 8 0 . Ya con anterioridad Astilleros
d el Ca�tábrico había implantado un sistema de primas :conómicas labo ral debía ir acompanada de los correspondientes mecanismos de
. protección que asegurasen el éxito de su puesta en práctica, además
smcroOJzadas con el aumento de la produccción, adaptando el sis­
de disponer de un ensayo controlado previo a su implantación ge­
tema Bedaux a las condiciones específicas de la empresa: durante el
neral (recuérdese lo sucedido al respecto con el Jurado de Empresa).
verano los obreros realizaban diariamente dos horas extras que se
Se pretendía con ello verificar sin riesgos los efectos de cualquier
les abonaban a razón de tres. Tras la firma del convenio, el aumento
. nuevo instrumento regulador de las relaciones de trabajo.
de ! ornales en un 25% (exento de recargas por mutualidad, seguros,
De los datos contenidos en el apéndice 8 se concluye que en el
acctden�es, etc. y no computable a efectos del plus familiar) sería
subsector de la minería del carbón los Convenios Colectivos reali­
correlativo al aumento de ese mismo porcentaje en el incremento de
la producci�n, de modo que la mayor productividad impediría que
zados en los anos sesenta son de ámbito interprovincial, con dos
excepciones de escasa incidencia en el total de trabajadores afecta­
el alza salanal elevase los precios de coste 8 1 •
La iniciación de la �st�ndarización de tareas con vistas a un pro­ dos : los de Minas La Camocha y Minas Riosa. Habrá que esperar

grama total de I.'ro ucttvtdad en unos astilleros no dejó de sorpren­
.
hasta marzo de 1972 para que la principal empresa hullera de la
región, HUNOSA, establezca el primer convenio de empresa, pues
der e� los medtos mdustnales del sector metalúrgico, dado que el
. . hasta entonces había rehusado la negociación colectiva para evitar
trabajo de especialistas y peonaje no cualificado (es decir, la mayoría
. .

d � la mano de obra emplead� no era su� ceptible de control perió­
tanto la injerencia de la OSE como un posible conflicto laboral.
Las actividades siderometalúrgicas y de transformados metálicos
dico a efe�tos d e racwnaltzacwn producttva. Por otra parte, las pri­
eras deltberacw�es tendentes a la consecución ?e un convenio ha-
. optan de forma generalizada por los convenios de empresa, e incluso
� .
tan stdo promovidas por ENSIDESA y sus trabajadores en septiem­
de centro de trabajo en caso de diversificación de tareas (v.gr. S. M.
bre de 1958. Duro Felguera, con distinto convenio para la fábrica de acero, asti­
.
El pap e1 d e vtgt· 1 ancta
· que se otorgó a los enlaces sindicales en el lleros o minas metálicas) o dispersión geográfica (UNINSA).
cu�pltmtento de aquel primer convenio -cláusula con similar con­ Igualmente, en las fábricas de vidrio y cerámica se firman con­

tem o no se incluye posteriormente- resulta expresivo de la des­ venios de ámbito empresarial que las primeras sustituyen en la se­
gunda mitad de los anos sesenta por pactos de carácter provincial.
c?nft�?za patronal bacia la actitud obrera respecto a la nueva orga­
mzacwn del trabajo: Las grandes empresas de construcción, obras públicas y cemento se
iniciaron en la contratación colectiva a través de NOC o convenio de
empresa (Entrecanales y Távora, Huarte y Cía., Tudela Veguín) para
aco gerse después, en 1 965 y 1 966 respectivamente, a convenios pro­

con! icto individ�al realizamos e n l a tercera parte permite profundizar e n este tema.
E! convemo fue aprobado por resolución de la Delegación Provincial de Tra-
vinciales.

h
ba·J0 e! 7 de nov1embre de 1 958, estando vigente desde e! I de diciembre de !958
asta e! 3 de marzo de 1959. 82
81
BOP, 1 4- 1 1 - 1 958. Texto dei Convenio Colectivo Sindical de Astilleros dei
Tesón, diciembre de 1 958, pp. 32-37. Cantábrico.
284 Carmen Benito del Pozo Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 285

La Norma de Obligado Cumplimiento como instrumento de ini­ in terior y exterior de las minas, fijando módulos de incentivo (e!
ciación en la negociación colectiva se utilizá frecuentemente en e] incremento mínimo sería dei 25% dei salario base) que retribuían
sector de la Construcción donde, incluso, la falta de acuerdo entre ei mayor rendimiento personal, e! ahorro de tiempo o la perfección dei
representantes empresariales y sociales no sólo se constata en nego­ rrabajo. Entre e! personal que por la labor realizada no fuese inclui­
ciaciones de ámbito empresarial, sino también en las deliberaciones do en régimen de incentivo, se distribuiría una suma total que indi­
previas ai convenio provincial, que acabá en NOC. Sin embargo, en vidualmente suponía para cada trabajador un 1 5 % dei salario base
e! sector dei Metal son escasas las NOC a comienzos de Ia contrata­ de su categoría, no computable para seguros sociales y plus familiar
ción colectiva. En Combustible, una de las dos empresas mineras pero sí para montepíos o mutualidades.
que optaron por la negociación a nível de centro de trabajo hubo E! convenio derogó la limitación existente acerca dei número de
de recurrir a Ia NOC (véase apéndice 8). quinquenios abonables en concepto de antigüedad y redujo la jor­
Dei total de 61 convenios o NOC iniciados en Asturias en e! nada en trabajos de interior realizados en contacto directo con agua
período 1958-1 971, 33 pertenecían ai Metal, 22 a Construcción y 6 a cinco horas.
a Carbón. Casi la mitad se firmaron en e! bienio 1 962- 1963 (e! Se establece un premio de vacaciones para e! personal obrero,
47,5% ) un tercio entre 1 964- 1 967 y e! resto después de 1 968. Los
,
consistente en un día más por cada aiío de servicio que exceda de
convenios de ámbito empresarial o de centro de trabajo representan diez (sin que en total este complemento sobrepase los cinco días) ;
los dos tercios, seguidos a considerable distancia (e! 1 8%) por los no obstante, por cada día de falta injustificada ai trabajo o por cada
provinciales. sanción grave o muy grave e! obrero perdía un día del premio de
A nível nacional, la estadística sobre Convenios Colectivos ini­ vacaciones. Este complemento vacacional podía ser compensado en
ciados entre 1 958 y 1 967 presenta diferencias respecto a lo seiíalado metálico.
para la província: en e! sector secundaria es, igualmente, la industria Se concede también un premio de permanencia : abono de una
dei metal la que mayor número de convenios (incluídas NOC ) pacta, gratificación de ocho días de salario base y antigüedad, devengable
pero es también en ésta donde se registra con más frecuencia la NOC ; el día 1 de mayo de cada aiío ; para tener derecho a su percepción,
los convenios provinciales representan e! 37% dei total frente al e! beneficiaria debía haber pertenecido a Ia plantilla de la empresa
29,3% de los de empresa. En 1 967 un 73 % de la población asalariada durante los tres meses anteriores ai día dei devengo, y haber pres­
espaiíola estaba regulada por convenios o NOC, en tanto que Astu­ tado trabajo efectivo durante 252 días en e! aiío. Faltas de asistencia
o sanciones graves impedían e! cobro de este premio.
rias presentaba una cifra mucho más baja: e! 45%, explicable por la
ausencia de negociación colectiva en e! sector dei carbón a partir de Las empresas no podrían hacer repercutir en e! precio de la hulla
1 964 83. los incrementos salariales derivados dei convenio.
La experiencia pionera en e! subsector dei Metal tuvo en Asturias Resulta, pues, que todas las mejoras obtenidas en e! convenio de
su continuidad fuera de éste, en la minería de Ia hulla. 1 961 pasarán a consolidarse en la Ordenanza hullera de 1 964 (véase
Fue e! 22 de diciembre de 1 960 cuando la Dirección General de apartado 1.2 de este capítulo).
Trabajo aprobó e! texto dei Convenio Colectivo Sindical pactado Este primer convenio para la hulla denota que su objetivo no era
por las empresas hulleras de Asturias, León y Palencia y la repre­ tanto adaptar los salarios a un nuevo sistema de organización dei
sentación social de sus trabajadores, texto que estaría vigente desde trabajo (pues no se menciona proceso alguno de racionalización pro­
e! 1 de enero de 1 961 hasta e! 30 de junio de 1 963. ductiva, excepto Ia intención de generalizar los trabajos con incen­
En e! convenio hullero las empresas se comprometieron a exten­ tivo) como revisar ai alza las retribuciones dei personal obrero fija­
der e! sistema de incentivos ai mayor número posible de obreros de das en octubre de 1 956.
Sin que los términos dei convenio dieran plena satisfacción a las
83 AHP/AISS-Oviedo, Estadística de convenios colectivos de trabajo,
aspiraciones de los mineros, éstos mostraron inicialmente una acti­
1958-67, Ma- tud de conformidad bacia e! mismo, reconociendo, en general, que
drid. OSE, s.f.
286 Carmen Benito dei Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 287

las empresas, sin aumento de precios, no podían pactar condiciones Así, el 16 de abril comenzaron los trámites para negociar un
más ventajosas. Pero la difusión en la prensa, en octubre de 1 96 1 , n u evo Convenio Colectivo provincial para la hulla que recogía el
d e que el Convenio Colectivo d e Altos Hornos d e Vizcaya fijaba salario mínimo autorizado por el Gobierno : 32 800 pesetas/ano para
un salario mínimo garantizado para el peón ordinario de 1 00 pese­ obreros de exterior y 36 000 para los de interior, cantidades, pues,
tas/día, anulando la ligera ventaja salarial que entonces los mineros in feriores a las solicitadas por los representantes sociales. Unos días
mantenían respecto al personal de la industria siderometalúrgica, creó an tes, el 7 de abril, había estallado el conflicto en el Pozo San Ni­
un fuerte malestar en los centros hulleros, especialmente en la em­ colás de Fábrica de Mieres ; la negociación colectiva quedó paralizada.
presa Hulleras del Turón, filial de Altos Hornos de Vizcaya 84 . Si bien, como hemos visto, la revisión del Convenio Colectivo
En diciembre de 1 96 1 se inician las negociaciones para el Con­ fu uno de los factores desencadenantes del primer gran conflicto
e
venio Colectivo de ENSIDESA, que a princípios de enero de 1962 minero de los anos sesenta, a partir de entonces la negociación co­
pacta un salario mínimo de 38 SOO pesetas anuales, y de Fábrica de lectiva no podrá esgrimirse como elemento propiciatorio de las lu­
Mieres (factoría siderúrgica) que acuerda un mínimo de 32 800 pe­ chas reivindicativas en esa década. Efectivamente, agotado el período
setas anuales para 1 962 y de 36 000 para 1 963, retribuciones que de vigencia del primer convenio para las minas de hulla en junio de
superaban las obtenidas en convenio por los obreros mineros. É stos 1 963, el Ministerio de Trabajo optó por la prórroga del convenio
se sintieron discriminados salarialmente (máxime en el caso de tra­ interprovincial -denunciado meses antes de su extinción por los
bajadores de una misma empresa dedicada tanto a la extracción de representantes sociales- frente a la posibilidad de negociar un nue­
carbón como a la producción de acero, lo que se verificaba en las vo convenio de ámbito provincial y retrasando la autorización para
principales empresas asturianas del sector) y, en consecuencia, exi­ efectuar deliberaciones de cara a la firma de algunos convenios de
gieron del Ministerio de Trabajo -a través del Sindicato- la con­ empresa 86 •
cesión de un salario mínimo de 38 SOO pesetas para los peones de La crisis económica del sector hullero y la tensión laboral en las
exterior y de 42 000 para los vagoneros de interior. Simultáneamen­ minas asturianas justificaban para la patronal su rechazo a la con­
te, se solicitaba la mejora de las prestaciones de la mutualidad, la tratación colectiva y el apoyo a la vieja fórmula del intervencionismo
supresión del tope de 40 000 pesetas/ano a efectos de indemnización estatal a través de una nueva Reglamentación de Trabajo :
por accidente laboral y la publicación de las normas complementa­
rias del Decreto sobre silicosis de abril de 1961. A la hora prevista se celebró la reunión en la que el Director General se
Las peticiones retributivas y asistenciales de los trabajadores mi­ refirió ai propósito dei Ministerio de restablecer la disciplina, ofreciendo
neros eran calificadas de <<justas>> por el Sindicato Nacional del Com­ todo su apoyo a las empresas para que actuaran con plena autoridad.
AI hablar dei proyectado Convenio, el Seííor Martínez Bordiú, consejero
bustible, que apuntaba como solución la libertad de carbones o la
de Duro Felguera, advirtió que dada la situación de la minería asturiana no
modificación de los precios de cupo en cantidad suficiente para po­
se podía ser optimistas en cuanto a posibles concesiones. Este criterio fue,
der satisfacer las demandas obreras. en general, el de los empresarios presentes, que también se inclinaron por
A mediados de marzo de 1 962 se notificá a la Organización una Reglamentación de Trabajo 87.
Sindical asturiana <<que es una realidad la mejora de salarios de los
mineros, y que se comunique a todas las Juntas Sociales y Vocales Los vocales sociales se manifestaban, por el contrario, partidarios
de los Jurados de Empresa, sin manifestar cantidades, con objeto de del convenio en un momento en que se estaba reivindicando la paga
intentar calmar la impaciencia que se sentía en el ambiente minero>> 85• extraordinaria de 30 días para el personal obrero y existían favora­
bles expectativas de conseguiria en la negociación colectiva.
84 AHP/Gobierno Civil. Informe elaborado por e! Sindicato dei Combustible so­
bre los antecedentes de modificación de salarios para trabajadores de las minas de 86 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General. Informe <<muy reservado» enviado por e!

85 Ibid.
hulla en Asturias, fechado en Oviedo e! 24 de abril de 1 962.
87 Jbid.
delegado provincial de Sindicatos ai Delegado �acional e! 1 1 de julio de 1 963.
288 289
con dicion
es de trabajo de la e/ase obrera asturiana

La promulgación de la Ordenanza Hullera de 1 964 vino a el 22 de mayo de 1 962, sobre la base de estimar con
est �blecido
cara
ver el conflicto de intereses entre patronal y trabajadores en ct e r general para todas las minas una producción de 600 kg ven­
dib les
de la primera: la mayoría de los obreros mineras asturianos por hom b re/día.
al margen de la contratación colectiva hasta comienzos de la
siguiente, pues con la nueva reglamentación de trabajo se excluyó
·
b. Composición del salario simplificado de los mineros de inte­
rior.
Convenio Colectivo como mecanismo regulador de las
laborales en la industria hullera. En 1 971 ya se firmaron
convenios de empresa (Minas Figaredo y HULLASA), pero Los mismos conceptos anteriores más lo siguiente:
(con una plantilla superior a los 25 000 trabajadores) no firmó
venio alguno hasta marzo de 1 972. 5,90 pesetas/día del antiguo premio de estímu.lo.
No obstante, las mejoras laborales introducidas por la La participación en el premio de estímulo vanable por tonelada.
za -superiores, incluso desde el punto de vista retributivo, al
venio interprovincial de 1 961- llevó a los mineros de La "-'a'u"J"''' E l salario simplificado dei peón de exterior quedaba estipulado
acogidos a NOC desde marzo de 1 963, a plantear a través del en 95 pesetas/día, y en 1 OS para el peón especialista de interi or con
más baja retribución (enganchador). El picador tenía un salano base
de Empresa la extinción de las condiciones vigentes menos be1net .
ciosas y la consiguiente aplicación de la Ordenanza <<por ser de 1 1 9,5 pesetas/día y el oficial de primera de exterior de 1 07 pese­
favorable, en general, a los trabajadores>>. Los representantes tas 89.
sariales en la Comisión de Vigilancia dei Convenio accedieron a Con independencia del salario simplificado, subsistía la partici-
petición de los vocales jurados 88 . pac ión de los trabajadores en el devengo por tonelada dei 22 de
La ausencia de Convenios Colectivos en la minería obliga a may o de 1 962 cuando el rendimiento superase los 600 kg por hom­
lizar el estudio de los salarios del sector a través de la bre/día. Todos los conceptos dei salario simplificado (excepto el plus
de 1 964 y dei reglamento interno de HUNOSA de 1 969. del convenio) se integrarían en las correspondientes tarifas de las
En el aspecto retributivo, la Ordenanza de 1 964 dio "'1\·'"'""''v remuneraciones de trabajo a destajo.
a la reclamación que desde aiios atrás se venía formulando res;oe,ct La Ordenanza establecía, asimismo, un incremento escalonado
a la simplificación de los salarios, que en adelante integrarían de los salarios para los cuatro aiios siguientes, a saber:
percepciones económicas s1guientes:
Durante el primer ano de vigencia de la Ordenanza: 25 pesetas
a. Composición del salario simplificado de los mineras de por día efectivo de trabajo para el personal de interior y 1 2,50 para
nor. exterior.
Durante el segundo aiio : 50 y 25 pesetas respectivamente.
Salario base fijado en octubre de 1956. Durante el tercer ano : 75 y 37,50 pesetas respectivamente.
Parte alícuota de la retribución dominical. Desde el cuarto aiio : 1 00 y 50 pesetas respectivamente.
Parte alícuota de la retribución de los días festivos, teniendo
totalidad de ellos carácter de no recuperables. La cuantía de los quinquenios sería de 3 pesetas diarias para
El 1 5% dei plus de convenio de 1 960. peones ; 3,5 para especialistas y oficiales que no fueran de primera,
La participación de los trabajadores en el devengo por •v'"'-'·"... y de 4 pesetas para el resto de los trabajadores.
Las gratificaciones de <<Navidad>> y << 1 8 de Julio>> se fijaban para
88 AHPIA!SS-Gijón, caja 396 1 . Acta de reunión de la Comisión de Vigilancia

8"
Convenio Colectivo Sindical de la empresa S. A. Felgueroso, celebrada en Gijón Resolución 30 de mayo de 1 964: relación de salarios simplificados de la indus­
28 de septiembre de 1 964. tria hullera.
290 Carmen Benito dei Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 291

el primer aíio de vigencia de la Ordenanza en 1 200 pesetas para peo� de staj os, incentivos y primas. Los contratos de destajo se revisaban
nes ; 1 400 para especialistas y oficiales no de primera; y 1 600 p e. c ada tres meses para adecuarlos a las nuevas condiciones de trabajo.
setas para los demás trabajadores. Se incrementarían a partir dei se� De modo indicativo seíialaremos que, por el sistema Bedaux, un
gundo aíio en 600, 700 y 800 pesetas respectivamente. La nueva paga pi cador de HUNOSA tenía en 1 969 un salario base de 432 pesetas
extra de « 1 .0 de mayo>> equivalía a 480, 560 y 640 pesetas según di arias y un salario de referencia (para un rendimiento medio) de
categoría 90• 562 pesetas. Este último era de 375 pesetas para un oficial de primera
Las Reglamentaciones de trabajo dictadas en los aíios cuarenta de exterior. Se aprecia, pues, un importante aumento salarial vincu­
no fijaban, ni siquiera preveían, mecanismos de actualización salariaL lado al rendimiento, en observancia de los princípios de la organi­
como los incorporados a la Ordenanza Hullera de 1 964, y tampoco · zación científica de! trabajo.
reglamentaciones posteriores (referidas tanto al sector dei carbón, : ·
La firma de! Convenio Colectivo Sindical de HUNOSA en 1 972
metal o construcción) contenían disposiciones reguladoras de algo no pudo por menos que presentarse con una aureola de triunfalismo
que, ya desde 1 958, constituía ma teria pro pia de los Convenios Co- .• por cuanto que, ciertamente, rompía con la pertinaz resistencia em­
lectivos, limitándose a seíialar los mínimos salariales profesionales. presarial a la negociación colectiva en el sector hullero :
Por ello, la Ordenanza de 1 964 constituye un rara avis de la nor·
mativa laboral emanada dei Ministerio de Trabajo, una híbrida pre­ La gestación dei Convenio Colectivo de HUNOSA, ha sido muy laboriosa y
tensión de asegurar las mejoras retributivas que se derivan de la •. ello es importante. En este carácter dialéctico que hace aplicables ai Con­
periódica negociación colectiva pero ai margen de ésta; un intento venio los adjetivos de DURO, LARGO y LABORIOSO, estriba su importancia.
A lo largo de los 14 días que duraron las deliberaciones y las 70 horas de
de aplicación imperativa de la recién estrenada política de remas; discusión dei Convenio [ ... ] la parte Social mostró una singular madurez.
una norma de obligado cumplimiento sin la previa oportunidad de Existió una capacidad de diálogo y convivencia que hay que senalar. No ha
las partes de demostrar siquiera la imposibilidad de llegar a un acuer­ sido un acto de trâmite, sino una labor fecunda, de trabajo, contraste de
do ; una fórmula, en definitiva, que institucionalizando la resistencia ideas, busca de puntos de acuerdo, etc. cuyo desarrollo culminó con la firma
patronal a una contratación colectiva que, se presumía, revalorizaría dei Convenio 91 •
el factor trabajo, conjurase ai mismo tiempo el temor a una desbor­
dada conflictividad laboral de consecuencias políticas imprevisibles. Los resultados económicos más destacados dei convenio en aten­
El Reglamento de Interior de HUNOSA de mayo de 1 969 recoge ción a los intereses de los trabajadores fueron los siguientes:
la tabla salarial aplicable a los trabajadores mineros en atención ai
sistema de incentivo Bedaux implantado por la empresa. De acuerdo .·· Un plus de convenio igual para todo el personal de 55 pesetas
con éste, el salario base o simplificado de un peón de exterior era · diarias durante el primer aíio de vigencia y de 1 OS pesetas/día para
de 200 pesetas/día y el salario de referencia -<<el obtenido por un los mineros de interior y 95 para los de exterior durante e] segundo
obrero cualificado y de normal rendimiento (70 puntos hora Be­ aíio.
daux)»- de 250 pesetas; la retribución de un minero de interior de Elevación dei nível retributivo a los tuberos y camineros de pri­
igual categoría y normal rendimiento se incrementaba notablemente, mera.
pues al salario base se incorporaba la prima por puesto de trabajo Incremento de las pagas extras hasta 1 000 pesetas la de << 1 ." de
concedida a los mineros de interior (70 pesetas para esta categoría) Mayo» y de 5 000 a 5 300, según categorías, las de « 1 8 de Julio» y
y el salario de referencia incluía un coeficiente de incentivo medio «Navidad».
más elevado (67 pesetas frente a las 50 de exterior), de modo que Premio de seguridad de 15 pesetas/día para obreros de interior
ascendía a 337 pesetas/día. y 1 O para los de exterior y conductores.
El salario de referencia era el que se utilizaba para el cálculo de
91 Preâmbulo a la edición dei Convenio Colectivo Sindical, HUNOSA, marzo de
9° Capítulo II de la Ordenanza hullera de 21 de agosto de 1 964. 1972.
292 Carmen Benito dei 293
Co ndiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana
·
Premio de asistencia al trabajo en cantidad variable para el per� n rendimiento normal era de 328 pesetas (262 de salario base +
sonal de interior según categorías. . �� de complemento personal); un minero de interior �e igual cate-
Participación en resultados de un 10% el primer aíio y 1 5 % el go ría y rendimiento obtenía 433 pesetas (346 de salano base + 87
segundo (no en benefícios, pues HUNOSA era deficitaria, sino en la de complemento personal); un picador 661 pesetas (528 de sa1 ano
·
cantidad que se reduzcan las pérdidas). b ase + 133 de complemento personal); y un oficial de primera de
Una garantía anual de ingresos mínimos de 1 1 0 000 pesetas para e x terior 453 pesetas (362 de salario base + 91 de complemento per­
el primer aíio y 125 000 para el segundo. sanai) 92•
Comparando estos salarios medios con los mínimos fijad� s en la
Parte de las concesiones del convenio se ligaban a la asistencia al O rdenanza de 1 973 (véase cuadro 39), se observa que el salano base
trabajo con normal rendimiento como medio de lograr una mayor de convenio es ligeramente superior al reglamentado en las catego­
productividad que permitiese cumplir los objetivos del Plan de Rees- · rías más bajas del personal obrero (tanto de interior como de exte­
tructuración aprobado en mayo de 1 971 . Los incrementos salariales rior) y notablemente más elevado (casi un 50%) para la� categorías
se calculaban partiendo de la tabla retributiva de 1 969. superiores. Considerado el incentivo personal, los salanos de HU­
. .
Durante el primer aíio de vigencia del convenio se cumplieron NOSA resultan, como mínimo, un 20% supenores al salano total
los compromisos pactados, pero en 1 973 conflictos laborales y ab­ reglamentado.
sentismo redujeron la producción. La dureza del trabajo minero, la
seguridad en el mismo, la prevención de accidentes y enfermedades cUADRO 39. Salarios reglamentados para minas de carbón, 1973 (pese­
eran cuestiones que, según los representantes sociales, estaban pen­ tas/día).
Plus
dientes de solución por parte de HUNOSA.
Base TOTAL
Un nuevo convenio de empresa en marzo de 1 974, rebasando
esta vez el ámbito estrictamente salarial que caracterizá la negocia­ Interior
ción colectiva anterior, se extiende en la regulación de las condicio­
nes generales de trabajo en las minas de carbón. Minero de 1 . ' . ......... ................... .................
. . . . 383 31 414
Las mejoras económicas pactadas fueron las siguientes: elevación Picador............................................................ 365 29 394
de los salarios base para adaptados a la Ordenanza del Carbón de Enganchador ................................ ........ ......... . . 335 27 362
1 973 ; garantía de unos ingresos mínimos de 1 80 000 pesetas anuales
en el primer aíio de vigencia y de 200 000 en el segundo; un premio Exterior
progresivo de producción por zona; reforzamiento del premio anual 20 274
de asistencia, extendiéndolo a todo el personal obrero; complemento
Oficial 1 .' ........ . ... .... .... . .. .... .. .. .. .... .. . .... .. . .. .. .. . .. 254
Especialista...................................................... 234 19 253
unificado de convenio de 67 pesetas por día de trabajo el primer aíio Peón ordinario .. .... .. .. .. .... .... .. . .. . .... .. . .. . .... .. . .. .. . 230 18 248
y de 1 02 pesetas el segundo; y elevación de la paga extra de << 1 . o de
Mayo>> e incremento de todas ellas en un 25% el segundo aíio. Fuente: Tabla salarial contenida en la Orden 29 de enero de 1973. Elaboración propia.
El convenio recogía la clasificación del personal de HUNOSA (ele­
vando el nivel de algunas categorías). La jornada laboral sería la La incidencia dei Convenio de HUNOSA desbordaba el marco
fijada en la Ordenanza, sin más modificación que la de reducir la estrictamente empresarial, pues el volumen global de la empresa y
la inclusión en sus plantillas de la inmensa mayoría de los trabaJa-
.
dei personal de exterior a 7 horas 53 minutos diarios, con derecho,
si fuera continuada, a un descanso de 23 minutos hacia la mitad de
92 Todo lo referente al contenido de! Convenio Colectivo de HUNOSA de 1 974 en
la jornada para realizar la comida. Se conceden 25 días de vacaciones
anuales para todo el personal (dos días más que los reglamentados). Texto íntegro dei nuevo Convenio Colectivo Sindical de HUNOSA , Oviedo, Dirección
El jornal mínimo (salario de referencia) de un peón de exterior de As untos Sociales, marzo de 1974.
Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 295
294 Carmen Benito de/ Pozo '

dore� de la hull�, hací� inevitable que, de hecho, dictase la pauta a das, el plus de convenio y el premio de asistencia eran de menor
s �g� Ir en � atena s�lanal dentro dei sector, pudiendo otorgar con� cuantía; no se concedían premias de producción ni de seguridad; no
diciO� es mas ven�a1osas que las empresas privadas de la región. El se garantizaban ingresos mínimos, y para el segundo aiio de vigencia
agravw comparativo no dejó de crear tensiones entre los trabajado� del convenio se establecía un aumento salarial lineal de 30 pesetas/día,
res de estas últimas. sin condicionar el alza al incremento dei índice dei coste de vida en
En este sen tido s � expresaban los vocales sociales dei Jurado de caso de que éste resultase superior al aumento salarial pactado 95.
_
Empresa de Mmas Figaredo a la vista dei Convenio Sindical de HU­ La industria siderometalúrgica se vio libre de las trabas institu­
NOSA firmado para su personal en 1974 . Los argumentos de la em- , cionales que se impusieron a la negociación colectiva en el sector
presa se basaban en que la situación económica no le permitía hacer hullero durante la década de los sesenta. La firma de convenios en
·

frente a las demandas sal�riales de sus trabajadores, dados los mayo­ las empresas dei metal se generaliza en los aiios 1 962-1 963, poco
antes de iniciarse el proceso de reestructuración de la siderurgia as­
:es . cost?s de las matenas necesarias para el ciclo extractivo y la
mCidenCia de la elevación de la� cuotas de la Seguridad Social. Según ; ,
turiana (véase apéndice 8).
��� repre� ent�nt�s de los �rabapdores de Minas Figaredo, su situa- ·
Analizar la contratación colectiva en el subsector atendiendo a
CI? n de mfenondad salar� al respecto a los mineras de la empresa todos los convenios firmados desbordaría los límites razonables que
. impone una metodología selectiva como la que hasta ahora venimos
publ�ca no . estaba determmada por una baja productividad ni una
mfenor cahdad de los carbones extraídos, de modo que solicitaban aplicando, además de que, dudosamente, los resultados obtenidos
! a aplicación por adhesión al mismo de las mejores condiciones fi­ compensarían el esfuerzo realizado, pues la lectura de numerosos
J �das en el c?nvenio de HUNOSA, y que en la negociación de suce­ textos nos permite afirmar que sólo apreciables diferencias en la
SI�os convemos de ésta se tuviera por adherido al personal de Minas situación económica o jurídica (capital público o privado) de una
Figaredo, según lo previsto en la Ley de Convenios Colectivos Sin­ empresa generan divergencias de interés en los pactos colectivos, por
dicales de 1 973 93. la propia naturaleza de éstos .
La dirección de la empresa condicioná una posible revisión sa­ Por ello, seguiremos la contratación colectiva en la siderurgia
lanal a la concesión por parte dei Gobierno de una subvención 0
. regional a través de los convenios sindicales de ENSIDESA, sin per­
autorización para incrementar los precios de venta dei carbón : vieja juicio de recurrir en ciertos casos a la comparación con los pactados
estrategia desar�ollada profusamente por la patronal hullera, que du­ en empresas privadas.
rante el franqmsmo se acostumbró a que todo encarecimiento dei A diferencia dei entonces vigente Convenio Colectivo de la mi­
fac �or trab ajo no i ncidiese en una merma de los beneficios empre­ nería dei carbón, el de ENSIDESA, aprobado en febrero de 1 962,
sana! es \vease
_ _
capitulo 3, apartado r .2). Finalmente, la empresa no aparece directamente relacionado con la puesta en práctica de las
. técnicas neotayloristas, y así se manifiesta en el preámbulo dei mismo :
considero pertmente la adhesión al convenio de HUNOSA 94.
El Convenio Colectivo Sindical suscrito por los representantes
de la empresa Minerosiderúrgica de Ponferrada (Mina <<La Camo­ [ .. . ] se ha recogido y completado el sistema de valoración de tareas ya ini­
cha» de Gijón) en julio de 1 974, pone de manifiesto, efectivamente, ciado con anterioridad, que mediante métodos objetivos fija la retribución
para cada puesto, independizándola de características personales y que sirve
que l? s salarios con�enidos con empresas dei sector privado hullero de fundamento a la remuneración normal dei trabajo. Igualmente se define
astuna� o eran cons �der�blemente i ?feriores a los de HUNOSA, pues el régimen de incentivos, que permitirá aumentar la productividad con ven­
se ateman a las retnbucwnes (salano base e incentivos) reglamenta- taja económica, tanto para la empresa como para los trabajadores 96.

93 AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de/ Combustible, Acta de reunión dei Jurado de


Empresa de Minas Figaredo, 12 de marzo de 1 974. 95 BOP, 12-9- 1 974: Convenio Colectivo Sindical de la empresa Minero Siderúr­
94 Ibid. Informe dei presidente dei Jurado de Empresa de Minas Figaredo, adjunto
gica de Ponferrada.
ai acta anteriormente citada. 96 Convenio Colectivo Sindical, Avilés, ENSIDESA, 1 962, p. 4.
296 Carmen Benito de! Pozo Con diciones de trabajo de la clase obrera asturiana 297

La valoración de puestos estaba determinada por cuatro tipos de Obligatorio de Enfermedad, a partir de los 10 días de baja, con la
factores : condición de que los enfermos permitiesen la visita e inspección en
su domicilio dei servicio médico de la empresa. Cuando la indem­

Conocimientos profesionales, destreza y precisión. niz ación de incapacidad temporal por accidente de trabajo fuese in­
Responsabilidad (sobre equipo, utillaje, producción, seguridad, ferior en su cuantía a la que se regula para la enfermedad, se com­
etcétera). pensaba igualmente la diferencia. AI fallecimiento de un trabajador,
Esfuerzo (mental, visual y físico). la empresa abonaba a los herederos una cantidad en pesetas equiva­
Condiciones de trabajo (ambiente y riesgos). lente al número de productores en plantilla multiplicado por diez,
descontando en la nómina siguiente cinco pesetas a cada trabajador,
Para el personal obrero se establece como salario mínimo el base estando las otras cinco a cargo de la empresa.
reglamentado correspondiente a especialistas ( es decir, 39,25 pese­ El Convenio Colectivo de Fábrica de Mieres, S. A. (factoría si­
tas/día) más un suplemento de puesto por valor de 25,1 0 pesetas derometalúrgica), aprobado un mes después que ei de ENSIDESA,
diarias (el fijado para la zona 3.'). parte de los mismos principias productivistas que ei de la empresa
Los incentivos directos o primas de rendimiento se otorgaban a pública, dedicando la mayor parte dei texto a una pormenorizada
los trabajadores que ocupasen puestos donde fuera posible establecer .; descripción de la organización dei trabajo, régimen dei personal y
este tipo de retribución, que la empresa se comprometía a generali­ sistema retributivo 97•
zar lo más posible. Alcanzado el rendimiento normal (60 puntos Se garantiza ai obrero una percepción mínima anual de 32 800
Bedaux) fijado ai puesto de trabajo, el productor devengaba en con­ pesetas durante 1 962 y de 36 000 ai aêío siguiente. El salario mínimo
cepto de incentivo el 25% dei salario mínimo (base más complemen­ (o de nivei) a rendimiento normal (60 puntos Bedaux) era de 68,25
to de puesto ). Para cada grado de rendimiento se fijaba un incentivo pesetas/día. El incentivo o prima consistía en ei 2,5 % del salario de
determinado, hasta un máximo dei 80% dei salario para el personal nivel por cada punto de exceso en una actividad superior a 60 puntos
obrero con rendimiento óptimo (80 puntos). e inferior a 70, y el 3 % por cada punto superior a 70. Se penalizaba

Por tanto, el salario mínimo resultante para un obrero de normal económicamente ei rendimiento inferior a 60 puntos y se fijaban
rendimiento era de 80,4 pesetas/día. La empresa garantizaba un in­ primas variables por calidad de trabajo y cooperación en la produc­
greso anual no inferior a 38 SOO pesetas. tividad general.
Todo el personal de la factoría percibiría dos pagas extraordina­ Las dos gratificaciones anuales equivalían cada una en 1 962 a 20
rias de 30 días cada una. La participación en beneficias consistía en días del jornal base y antigüedad de acuerdo con los salarios de la
un 4% de los ingresos anuales. Reglamentación vigente, no dei convenio, y en 1 963 a 30 días.
Se otorga un premio de asistencia y puntualidad ai personal obre­ En caso de enfermedad dei trabajador, la empresa otorgaba -ai
ro, sustitutivo dei anterior, consistente en 1 0 pesetas/día abonables igual que ENSIDESA- un complemento económico a la prestación
mensualmente, perdiéndose el derecho a su percepción por dos faltas dei Seguro, pero a partir de los 30 días de baja. No se alude a
de asistencia o cuatro de puntualidad en un mes. compensación por accidente ni ayuda por fallecimiento.
El convenio regulaba, además de la valoración de puestos y ré­ El Convenio Colectivo de S. M. Duro Felguera, en vigor desde
gimen retributivo, la jornada laboral (fijando turnos y horarios), va­ el 1 de septiembre de 1 962, con condiciones similares a las pactadas
caciones, permisos y relevos, aunque en todos estos aspectos no por Fábrica de Mieres, mejoraba discretamente ei salario de nivel de
introduce modificaciones respecto a la normativa vigente. su personal obrero respecto ai de esta última, pues el especialista con
El último capítulo se dedica a prestaciones asistenciales : en caso normal rendimiento obtenía 73 pesetas/día, aunque no se preveía
de enfermedad, ENSIDESA otorgaba a todos sus trabajadores la can­ incremento durante ei segundo aêío de vigencia.
tidad necesaria para completar la cuantía dei salario mínimo y pre­
mio de asistencia, deducidas las prestaciones en metálico dei Seguro 97 Convenio Colectivo Sindical, «Fca. de Mieres, S. A.», 9 de marzo de 1 962.
298 Carmen Benito de/ Pozo 299
Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana

Con todo, resulta que los convenios colectivos de Fábrica de trabajo. Se crea una tercera paga extraordinaria anual de igual cuantía
Mieres y S. M. Duro Felguera establecen salarios inferiore� _ (en torno qu e las a�te:iores, a cobrar ei 20 de septiembre.
a un 1 5 y un 9% respectivamente) a los que ENSIDESA Í!Ja para su . _ laborables.
Amphactón de las vacacwnes anuales a 20 dtas
personal obrero.
.
El primer convenio de ENSIDESA estuvo vtgente
_
du�ante dos �nos, El Convenio Colectivo de <<Actividades varias de siderometalur­
revisándose en mayo de 1 964. El nuevo texto manuene la mtsma gia>> (ámbito provincial) fue aprobado en junio de 1 963, estando en
_
estructura salarial basada en la valoración de puestos y pnmas de vigor hasta febrero dei ano siguiente. La falta de acuerdo para su
producción, elevando los mínimos retributivos en atención a� crec�­ revisión devino en NOC aplicable desde mayo de 1 965 por dos aõos.
miento dei coste de vida. Este segundo conveniO _ tuvo una vtgencta
En 1967 la negociación entre representantes empresariales y sociales
de cuatro anos 98. volvi ó a fracasar y la norma se impuso de nuevo. La tabla retributiva
Según el art. 2.0, al cumplirse cada a�o dei conve� io, en e� caso de ese último ano fijaba un salario mínimo para ei peón especialista
de que los índices oficiales dei coste de vtda en �stunas expen�en­ con normal rendimiento de 1 08,75 pesetas diarias, ligeramente infe­
taran una elevación superior al 4% sobre los existentes en el pnmer rior al asignado para la misma categoría y rendimiento por ei con­
día de vigencia, sería automáticamente elevada la <<retribución vo�un­ venio de ENSIDESA en 1 967 ( 1 33,7 pesetas).
taria» (concepto integrante de la valoración de puesto) en la canudad Los obreros siderometalúrgicos acogidos a esta NOC disfrutaban
que resulte de aplicar tal porcentaje sobre el sala�io mínimo ?e la de 20 días de vacaciones (naturales, no laborables como en ENSIDE­
categoría de especialista en zona 3'. En consecuenCia, se produJeron SA) y sólo recibían dos pagas extraordinarias, que además equivalían
los siguientes incrementos: a la mitad de tiempo ( 1 5 días) que en la empresa pública . Se concedía
el complemento a la indemnización por enfermedad pero sólo cuan­
Con efectos desde 1 de mayo de 1 965 aumento dei 26,40 % do la baja superase los 30 días, en tanto ENSIDESA lo otorgaba a
Con efectos desde 1 de mayo de 1 966 aumento dei 7,35 % partir dei cuarto día desde 1 964 1 0 0 .
Con efectos desde 1 de mayo de 1 967 aumento de 4,81 % Expirado el convenio de ENSIDESA de 1 964-1 968 y su prórroga
extensiva al ano 1 969, a comienzos de 1 970 se reanuda la negociación
El incremento previsto para 1 968 quedó en suspenso por la con­ colectiva en la empresa, aprobándose en marzo un nuevo convenio
gelación salarial decretada en noviembre de 1 967. Con efectos desde de tres anos de duración que, como ei anterior, incluía cláusula de
octubre de 1 968, hubo un incremento dei 3,45 % 99• revisión anual de salarios de acuerdo con las variaciones dei índice
Las mejoras pactadas en el Convenio de 1964 fueron las siguien- dei coste de vida, garantizando un alza mínima dei 4% 1 0 1 •
tes : AI objeto de lograr la uniformidad en ei régimen retributivo, se
simplifica la anterior estructura salarial, estableciendo un <<salario de
Un salario mínimo para ei personal obrero (especialista zona 3.') escalón» que incluye los siguientes conceptos: salario base reglamen­
de 43 400 pesetas anuales. La valoración de puesto equivalía para tario, retribución voluntaria, suplemento de puesto, retribución es­
esta categoría a 34,20 pesetas diarias. pecífica de jefe de equipo, el 25% de los conceptos anteriores que
. , . n
Un plus de turnicidad para el personal que trabaJe en � egtm � hasta ei momento formaba parte dei incentivo, la participación en
de tres turnos, consistente en cinco pesetas por día de aststencta, benefícios y las mejoras salariales específicas de este convenio. El
excepto los domingos no descansados que se abonará� a 25 pesetas. salario de escalón de un peón especialista de zona 3.' con jornada
Las pagas extras se calcularían sobre la remuneracwn, normal de
laboral de 48 horas y rendimiento normal se fija en 1 73,45 pese­
tas /día.
Convenio Colectivo Sindical, ENSIDESA, mayo de 1 964.
98
99 1 00
Cf García Prendes, Los convenios colectivos sindicales en Asturias, Oviedo, Eltexto de l a NOC de 1 967 aparece en García Prendes, ob. cit., pp. 1 78-186.
1 969, p. 203. 1 01 Convenio Colectivo Sindical, ENSIDESA, 1 970.
Condiciones de trabajo de la e/ase obrera asturiana 301
300 Carmen Benito dei Pozo

HUNOSA) está mejor retribuída que la empleada en empresas priva­


das de igual actividad, y que la negociación colectiva permite al obre­
El valor dei quinquenio para un obrero era de 4 pesetas/día. No
hay novedad en las pagas extras ni vacaciones. Se abonarían 70 pe­
_ ro dei sector público obtener mayores incrementos salariales y be ­
setas por comida o cena y 20 pesetas �or desayuno a los trabajadore s
_
que tuvieran que doblar o prorrogar J ornada por r:n�s de dos horas. n efícios laborales que los pactados fuera de éste en la misma rama
productiva.
Se establece una gratificación en func1Ón de beneficiOs de � OO? pe­
_
. . . .

.
setas si éstos superan el 5% dei capital social, y dos gratl Icacwnes
Una comparaCión de los salanos anuales percibidos por personal
de ENSIDESA y HUNOSA en diciembre de 1 975 (véase cuadro 40)
si alcanzan el 7% (extinguidas en diciembre de 1 972) ; as1 como el
ejemplifica cómo la negociación colectiva otorgó al ob�ero sidero­
premio de asiduidad y permanencia ( 1 5 p �setas/día).
metalúrgico un salario global más elevado que el dei mmero de ex­
Se recorta la prestación complementana de enfermedad, no de­
terior (en categorías equiparables) y cómo el trabajo con incentivo
vengándose cuando ésta sea de duración inferior a siete días, aunque
amplió la abertura dei abanico salarial en el sector hullero debido a
la más frecuente utilización de incrementos salariales porcentuales
la empresa se compromete a llegar a un acuerdo sobre mejora de las
prestaciones de la Seguridad Soei�!, elevando al 1 00% �as bases de
. . frente a los aumentos lineales.
cotización en cuanto a las prestacwnes de ve1ez e mvahdez perma­
nente, muerte y supervivencia, derivados de enfermedad común o
Safarias comparados del personal obrero de
accidente no laboral. CUADRO 40.
El 1 . o de enero de 1 973 entra en vigor un nuevo convenio de
HUNOSA y ENSI­
DESA a diciembre de 1975 (pesetas/ano).
ENSIDESA (también de tres anos de duración) con la ya conocida
cláusula de revisión automática y garantizando un incremento anual ENSIDESA HUNOSA
de los salarios dei 8 % . Las mejoras laborales observadas respecto al
anterior son las siguientes : Peón especialista ...................................... . . 320 453 260 172
Oficial de 1.' ............................................. . 377 768 318 240
E l salario d e escalón dei peón especialista con jornada d e 4 8 Maestro industrial ..................................... . 464 016
horas semanales y rendimiento normal era d e 241 ,54 pesetas/día . Encargado exterior................................... .. 330 768
.
Se crea un incentivo adicional de 4 pesetas por hora de presencia · Vigilante de 2.' . . .. .... .. ... .. .. .... ...... . .... . . . .. . . ... . 631 728
real, multiplicado por un coeficiente de productividad variable.
Se eleva la cuantía en concepto de comida y desayuno a 80 y 25 Barrenista .................................................. . 572 544
pesetas respectivamente. Picador...................................................... . 544 896
,
Las vacaciones anuales serán de 28 días naturales en 1 973, 29 d1as Posteador ................................................. .. 523 008
en 1 974 y 30 días en 1975. . . Fuente: Archivo del Gobierno Civil, Secretaria particular: Informe de la Delegación Provincial
·
Prima de asistencia y puntualidad (que integra al antenor premio de Trabajo, febrero de 1 976. Elaboración propia.
de asiduidad) de 66 pesetas por día de asistencia abonable mensual- . ·

mente. Independientemente de ésta, se otorgará una prima anual de


El sector de la construcciól} en Asturias presenta la peculiaridad,
5 000 pesetas hasta marzo de 1 975.
en lo que a contratación colectiva se refiere, de estar sometido a
constantes NOC ante el frecuente fracaso de la negociación (véase
La negociación colectiva en ENSID�SA se prodigó m �� os d � lo
ap éndice 8).
legalmente permitido, pues los convemos de larga dur�c1 ?n se u�- ,
. En 1 962 dos importantd empresas de construcción, Huarte y
pusieron desde 1 964, favorecidos por la cláusula de revlSlon salanal
Cía. y Entrecanales y Távora, comienzan su andadura en la contra­
automática.
tación colectiva con sendas normas de obligado cumplimiento de ám­
En función de los datos obtenidos, podemos afirmar que la mano
bito empresarial, revisadas cada dos anos.
de obra de las grandes empresas públicas de la región (ENSIDESA Y
302 Carmen Benito de! Pozo Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 303

A partir de 1 969 Entrecanales y Távora se adhiere al Convenio · CUADRO 4 1 . Evolución de! salario-día del personal obrero de Construcción
Provincial de «Construcción y Obras Públicas>>. y Obras Públicas fijado por NOC, 1966-1975.
Las deiiberaciones para la firma de un convenio provincial en el
sector se iniciaron en 1 965. La falta de acuerdo entre las partes se 1966 1967 1968 1971 1973 1975""
zanjó con NOC dictada por la Deiegación de Trabajo ei 26 de no­
viembre y aplicable hasta finales de 1 967. En aõos sucesivos, una
Peón ................................. 90 1 02 1 1 0,2 136 198 228
Peón especialista .............. 97 1 09 1 1 7,8 141 210 242
NOC actualizaba periódicamente los mínimos salariales, de modo A yudante de oficio .......... 1 00 1 12 1 2 1 ,6 1 44 222 255
que ésta se convierte en ei instrumento regulador de la contratación Oficial de 2.' .. . . . . . . ..... .. .
.. . . 1 08 120 1 30, 1 1 50 228 262
colectiva hasta 1 975 1 02 . Los subsectores de «Manufacturas de vi­ Oficial de 1 : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 19 131 1 4 1 ,4 168 246 283
drio>>, «Derivados dei cemento» y << Tejas y ladrillos>> dispusieron de Capataz ............................ 1 30 1 42 1 53,9 1 80 258 297
convenios provinciales específicos desde 1 965 y 1 966 respectivamen­ Contramaestre .................. 130 1 42 1 53,9 1 92 270 311
te. En <<Cerámica>>, las principales empresas de la región optaron por Encargado de obra ........... 141 1 53 1 65,3 1 92 270 311
convenios de ámbito empresarial desde 1 962 -Cerámicas Guisasola,
Nota: ,,_ Primer trimestre dei aiio.
Fca. San Claudio, Fca. La Asturiana, La Industria y Laviada, etc.- 1 Fuente: Normas de Obligado Cumplimiento correspondientes a los aiios indicados. Elaboración
(véase apéndice 8). prop1a.
El desacuerdo entre representantes sociales y económicos en las
cuatro sesiones previas (la última presidida ya por ei inspector de 1968 y su texto se extiende a la regulación de la jornada de trabajo,
trabajo) iniciadas en julio de 1 965 para la firma dei mencionado que se reduce a 44 horas semanales, repartidas en ocho diarias y
convenio de Construcción y Obras Públicas, se centró en el tema cuatro los sábados por la maõana; la gratificación de Navidad se
de las retribuciones, circunscribiéndose la NOC dictada meses des-
, . '
consolida en 30 días y la de verano asciende a 20 ( en total 1 O días
pues a esta concreta cuestton 1 03 . más de los reglamentados en 1 966).
La norma establecía una retribución mínima por nivei que, cuan­ En 1 970, después de aprobada ese mismo aõo la nueva Ordenan­
do excediese el salario base que las empresas venían aplicando, ten­ za de Trabajo de Construcción, Vidrio y Cerámica (véase apartado
dría la consideración de complemento salarial devengable por día de 1.2, p. 248), se redacta un segundo convenio colectivo provincial para
asistencia a rendimiento normal, computable a efectos de vacaciones, ei sector cuyo contenido, esta vez, sí fue suscrito por ambas partes,
pagas extras y horas extras, y absorbible por los conceptos en que entrando en vigor ei 1 . o de abril de 1 9 7 1 . Este convenio, firmado por
se computa. Las vacaciones serían de 1 5 días laborables (no se m­ dos aõos de duración, sería, desde 1 973, revisado anualmente en
crementaban, pues, respecto al período vigente desde 1 962) y la gra­ materia salarial por normas de obligado cumplimiento.
tificación de Navidad equivalente a 30 días para todo ei personal (la El salario base fijado por la Ordenanza coincide para las catego­
de verano se mantenía igual a 1 5 días). rías de personal obrero con ei salario de convenio de 1 9 7 1 , excepto
Los salarios fijados para cada una de las categorías profesionales para peones y especialistas que obtienen un salario de convenio li­
dei personal obrero se reflejan en ei cuadro 4 1 . El salario dei peón geramente superior (el 1 1 % y 6% respectivamente) al reglamentado.
.
se mantuvo siempre por encima dei SMI, excepto en 1 971 que com­ Asciende el nivei retributivo de los contramaestres, equiparados a
ciden en su cuantía. los encargados de obra (véase cuadro 4 1 ).
La primera revisión de esta NOC entró en vigor a comienzos de Asimismo, el convenio concede 30 días de vacaciones a todo ei
personal, es decir, nueve días más que la Ordenanza, manteniendo
102 la jornada semanal de 44 horas (una menos que la reglamentación)
E! calendario de la firma y renovaciones de los convenios colectivos y NOC
en Asturias está recogido en la obra ya citada de García Prendes. y mejorando notablemente las gratificaciones anuales : tres pagas ex­
103 AHP/AISS-Riosa, caja 9283. Texto de la NOC aplicable ai sector de la construc­ tras (se crea la de <<Covadonga») de 30 días de salario cada una, en
ción remitida por la Delegación Provincial de Trabajo (exp. 25/65). tanto la Ordenanza sólo contempla la de Navidad (30 días) y verano
l
304 Carmen Benito de! Pozo
Condiciones de trabajo de la clase obrera asturiana 305

(20 días). El convenio incluía cláusula de revisión automática de los nios de ámbito de empresa estaban pendientes de resolución a finales
de diciembre de 1975. Por otra parte, 52 convenios experimentaron
salarios para el segundo ano de vigencia en igual proporción al índice
de carestía de vida durante 1 9 7 1 , garantizando un aumento dei
6% 104.
aumentos de retribución en el ano por revisión automática de las
tablas salariales, lo que beneficiá a 78 149 trabajadores 1 05 .
Resulta evidente que la contratación colectiva proporcioná al Los límites salariales impuestos por el Gobierno en abril de 1 975
a la negociación colectiva ofrecían tan escasas posibilidades de satis­
obrero de la construcción el disfrute de una jornada laboral más
reducida y un período de vacaciones más amplio antes que al per­ facer las demandas obreras que los órganos sindicales expresaron su
sonal siderometalúrgico o minero pero su salario anual era en 1 975 disconformidad con los estrechos márgenes retributivos que se con­
inferior al de ésto� en un 50% como mínimo. cedían :
Tal divergencia salarial se explica por varios factores :
Entendemos que es lícita y aconsejable la intervención estatal en el insosla­
La mejora de las condiciones laborales pactadas en el sector de yable problema de precios y salarios, pero entendemos también que las
la construcción no estaban ligadas al desarrollo de las técnicas neo­ medidas que se vienen aplicando no resultan ni equitativas, ni convenientes
tayloristas, lo que no permite al obrero beneficiarse dei alza retri­ para el buen desarrollo de la pacífica acción sindical 106 •
butiva asociada al régimen de incentivos.
La generalización de la NOC por el fracaso de la negociación La fijación de topes salariales en la contratación colectiva coad­
colectiva en materia salarial pone claramente de manifiesto que los yuvó a la proliferación de un fenómeno de difícil cuantificación por
representantes sociales dei sector exigían unos incrementos salariales su marginalidad legal, pero sobradamente conocido : los pactos extra­
que la patronal consideraba excesivos y que no podían imponer por sindicales.
carecer de los instrumentos de presión necesarios, a pesar de la fa­ El informe anual de 1 970 realizado por la Delegación Provincial
vorable coyuntura por la que atravesaba la actividad constructora; de Sindicatos aludía abiertamente a los mismos en tono de total
por ello, los convenios apenas se despegan de los salarios base re­ aceptación por sus beneficiosos efectos en aras de «la paz social» :
glamentados. La escasa cualificación de la mano de obra empleada
en la construcción (la más baja de los tres sectores estudiados) con­ El ano 1970 ha sido reflejo de 1 969 y a que también se presentaba con el
diciona los bajos salarios dei sector. problema de la contratación colectiva, al no aparecer los topes de incremen­
En construcción se impusieron los convenios de ámbito provin­ tos salariales lo que hacía suponer, de cara a la primavera, una gran tensión,
cial, cuando los pactados a nível de empresa resultaban ser más ven­ singularmente en el sector siderometalúrgico, lo que en definitiva no ocu­
tajosos al factor trabajo.
rrió, ante el éxito inicial conseguido en los convenios colectivos sindicales
que, en la mayor parte de ellos y singularmente en los correspondientes a
empresas importantes, se produjeron pactos extra-convenio que supusieron
En 1 975 el nivel de contratación colectiva en Asturias era eleva­ incrementos por diversos conceptos tales como primas, incentivos, trabajos
do : a lo largo dei ano se tramitaron 4 1 convenios colectivos, de los a turnos que, en definitiva superaron los incrementos reales en algunos casos
que 36 se establecieron con el acuerdo de las partes y en ellos esta­ de hasta el treinta por ciento, y una media dei veinte-veintidós por ciento,
ban implicadas 3 869 empresas de la província, con un censo laboral lo que unido al tiempo de vigencia de dos anos hacía prever cierta estabi­
de 53 084 trabajadores, destacando el de construcción y obras pú­ lidad social hasta finales de 1 971 1 07•
blicas (22 706 afectados) y ENSIDESA-Verina ( 1 1 097 afectados). Se
dictaron tres Decisiones Arbitrales Obligatorias (instrumento que
10
sustituía a la NOC) que incidían en 7 785 trabajadores. Dos conve- 5 AHP!Asturias (revista sindical), núm. 1 1 , diciembre de 1975, p. 37; núm. 12,

enero de 1976, p . 19.


10
1 04 6 AHP/Asturias, núm. 1 1 , diciembre de 1975, p. 36.
y 10
7 AHP/AISS-Oviedo, <<Memoria de actividades, 1 970», Oviedo, Organización Sin­
Convenio de la Construcción, Obras Públicas otras actividades, Oviedo,
dical, 1971, p . 1 .
Organización Sindical, 1 971 .
306 Carmen Benito de! Pozo 6. LA PREVISI ÓN SOCIAL ANTE LA CONTINGENCIA
LABORAL Y EL RETIRO OBRERO
Cinco anos después, la revista sindical Asturias denunciaba tales
prácticas por el desprestigio sindical que acarreaban:

[ . ] si el descontento de los trabajadores origina tensiones o amenaza de


. .

conflictos que comprometen la buena marcha de la empresa, entonces ésta


habilita, ai margen dei Convenio, soluciones de emergencia, haciendo con­
cesiones que salvan la crisis. De donde resulta que los representantes sindi­
cales, observantes de las formas y cauces legales, se ven desbordados por
quienes actúan ai margen de tales cauces, viéndose así comprometido su
1 08 •
prestigio y el de la organización En el capítulo precedente (apartado II, pp. 259-275) se hacía mención
a que los seguros sociales constituían una forma de salario diferido.
Por otra parte, su cuantía y cobertura resultan un claro indicador
del nivel de bienestar de los trabajadores, de la capacidad del sistema
productivo para soportar el peso económico de los inactivos labo­
rales (circunstanciales o definitivos) y de la concepción político­
ideológica que subyace en la normativa reguladora de las contin­
gencias laborales y los seguros sociales.
La incidencia de los accidentes y enfermedades profesionales pone
de manifiesto la parca atención que durante el franquismo se prestó
al tema de la seguridad e higiene en el trabajo, plasmada en una
deficiente legislación preventiva y correctiva que, debiendo proteger
de manera efectiva al trabajador de los riesgos laborales y procurarle
la atención económica y sanitaria suficiente durante el período de
incapacidad laboral, no hizo sino revelar la escasa efectividad del
paternalismo desplegado en una normativa estatalista poco proclive
a exigir el cumplimiento, sin paliativos, de las responsabilidades em­
presariales en tal materia.
La resistencia del obrero al retiro laboral antes de llegar al ago­
tamiento físico por envejecimiento, no responde sino a la necesidad
de prolongar el período activo ante la perspectiva de pasar a depen­
der de una exígua pensión de jubilación que no siempre le aseguró
el mínimo de ingresos para mantener el nível de subsistencia, pues,
en definitiva, el carácter propagandístico que impregnaba la política
de previsión social del régimen constituía un factor encubridor de
la gran distancia existente entre las prestaciones formales y la cober­
tura real de las mismas.

108 AHPIAsturias, núm. 1 1, diciembre de 1 975. Un análisis de las implicaciones

jurídicas de los pactos extrasindicales, en Revista de Política Social, núm. 1 1 O, Madrid,


Instituto de Estudios Políticos, 1976.
308 Carmen Benito de! Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 309

El primer estudio realizado por ei Instituto Nacional de Previ­


I. LOS RIESGOS PROFESIONALES: ACERCA DE LA SEGURIDAD sión sobre los riesgos profesionales, publicado en mayo de 1 966,
E HIGIENE EN EL TRABAJO
aporta los datos necesarios (aunque generalmente sin desa?regar p� r
_ _
províncias) para una aproximación al tema de la mcidencta de acc�­
Los riesgos profesionales acogen en su denomina�ión tanto los a�­ dentes y enfermedades laborales en los distintos sectores prod�ctl­
cidentes de trabajo como las enfermedades profeswnales. La const­
vos, en una etapa (primer lustro de los sesenta) que, en tal sentido,
deración de los mismos como una fatalidad inevitable encubre con consideramos significativa por cuanto la modificación de los proce­
frecuencia prácticas empresariales poco rig�rosas er: � 1 cumplimiento
sos productivos durante estos aiíos introdujo cambios que incidieron
de las obligaciones patronales sobre segundad e htgtene en l�s c�? ­
directamente en los riesgos profesionales, a saber: las modificaciones
tros de trabajo; escaso control institucional acerca de la aphcaoon
tecnológicas -especialmente ei desarrollo de la mecanización-, e!
de la normativa vigente, y una deficiente formación dei pe�sonal
empleo de nuevas sustancias, la insuficiente preparación profesional
obrero en materia de tan graves repercusiones laborales (y vitales)
de la mano de obra (y de! personal directivo en cuanto a seguridad , I
i
que, de corregirse, evitaría imprud �ncias cuyos efe� tos no se atenúan
e higiene en e! trabajo) y la defectuosa y lenta ampliación de locales
por la mera imposición de la sanctón reglame�tana.
Carecemos de series estadísticas que permttan un ana!ISis, . . com­ e instalaciones en relación con e! número de trabajadores y con las
nuevas operaciones industriales 3 .
parativo de los accidentes y enfermedades laborales ror ra� as de
Las condiciones directas e indirectas vinculadas al mejor aprove­
actividad en los aiíos 1 940-1 950. En ei caso de Astunas, la tmpor­
chamiento de! esfuerzo obrero, es decir, la racionalización de tareas,
tancia dei trabajo minero y la identificación de éste con la alta si­
influyó notablemente en e! crecimiento de los riesgos profesi� nales,
niestralidad laboral en la región procurá una mayor atención a! re­
convirtiéndose en factores de riesgo la generalización de! traba1o con
gistro estadístico dei fenómeno. Distintos estudios sobre �a m!nería
_ incentivo, la prolongación de la jornada mediante horas extraordi­
asturiana coinciden en seiíalar que durante e! penodo autarqUico ei
narias, la combinación habitual de ambos métodos, los cambios de
número de accidentes, con ligeras fluctuaciones anuales, se mantuvo
puesto de trabajo y la mayor frecuencia de labores en turnos rotato­
constante, la gravedad de los mismos no disminuyó y la mortalidad,
nos.
incluso, aumentá 1 .
.
Las estadísticas de accidentes de trabajo presentan unas limita­
La patronal minera no dudaba en respons�bilizar a l? s tr�bap­
ciones que es preciso seiíalar: no incluyen más que a trabajadores
dores dei elevado número de accidentes acaeodos en ei Intenor de
asegurados ; no todos los accidentes son notificados por la empresa
las minas, justificándose en la «indisciplina laboraL> reinante, por
más que la realidad mostrase que la responsa?ilidad obrera (por a:­
ni todos los asalariados están asegurados ; y los accidentes dudosos
tos de imprudencia o escasa atenctón a! trabajo) no alcan�a� a a mas
_
dei 20% de los accidentes en 1 944, en tanto desprendtmtentos o
derrumbes ocasionaban la mitad de los siniestros 2 • la Sociedad Industrial Asturiana (sección minas) celebrada en Moreda el 23-1-1957,
se recogen las siguientes afirmaciones dei presidente de la Comisión de Seguridad e
Higiene: «[ ... ] por esta Comisión se ha hecho un estudio por el que claramente se
1 Ramón García Pineiro ( ob. cit., p. 141) cuantifica las muertes habidas en las
comprueba el carácter progresivo de estas [ accidentes] en los meses de Julio y DI­
ciembre de cada ano, circunstancia esta que da lugar a suponer que en gran parte
minas de carbón de Asturias por accidente laboral entre 1 941 y 1 959, resultando �n estas accidentes sean intencionados, ya que el primero de los meses coincide con la
total para el período de 1 540 fallecidos, con una media anual de 85,5. Juan Antomo
Sacaluga en La resistencia socialista en Asturta�, 1937-1962, Madnd, 1 � 86, P · 18, re­
necesidad que tienen los productores de dedicarse a los trabajos dei campo, siega de
hierba, etc., suponiendo igualmente que la causa dei aumento de los mismos en el
coge el número de accidentes, mu :rtes y hendos graves en el decemo 1 946-1 956, mes de Diciembre se deba exclusivamente a la inclemencia dei tiempo durante el cual,
observándose una espeoal elevada s•mestrahdad en 1 946. .
z J . A. Sacaluga, ob. cit., p. 19; García Pine� ro, ob. cit., p. 142. En �aso de aCCI­
con motivo de las nieves y de su extremada temperatura, resulta más práctico y

3 Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, Madnd, 1 966 (mfor­


acogedor cobijarse ai amparo dei calor hogareito» (AHP/AlSS-Moreda, _caja 4520).
dentes leves, las acusaciones empresariales, con c1erto fundamento en algun momento,
carecieron generalmente de rigor. Así, en el acta de sesión dei Jurado de Empresa de me estadístico ).
310 Carmen Benito de! Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 311

que no causan lesiones específicas suelen ser considerados como en­ que se observa entre ambos índices delata, asimismo, la insuficiencia
fermedad común. de medidas preventivas en actividades carboníferas y de construcción.
En cuanto a las enfermedades comunes adquiridas en el trabajo,
susceptibles de ser compensadas como accidentes, su condición de
tales resulta difícil de demostrar, puesto que las disposiciones vigen­ c UADRO 43. Frecuencia y gravedad de los accidentes laborales, 1963-1964
tes exigían probar que tuvieron como causa exclusiva la ejecución (por ramas de actividad).
dei mismo. Respecto a enfermedades profesionales, no todas, incluso Frecuencia Gravedad
en casos mortales, se diagnosticaban, bien por desconocimiento de índice índice
la causa, o bien por falta de signos definitorios en muchas de ellas,
aunque a veces eran trabas legales las que impedían su reconocimien­ Minas ........................................................ . 221,1 1 1,4
to médico, pues era el obrero afectado quien debía aportar las prue­ Construcción ............................................ . 155,8 5,8
bas de que padecía enfermedad profesional 4. Siderometalurgia ....................................... . 131,0 2,6
Dei cuadro 42 se desprende que el sector industrial con mayor Fuente: Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, 1966. Elaboración propia.
número de accidentes laborales es el de construcción, tanto en cifras
absolutas como relativas, y con gran diferencia respecto a las indus­
trias extractivas o metálicas básicas. La siniestralidad a lo largo de En general, dei cuadro 44 se deduce que en los tres sectores
estos aiíos muestra una tendencia creciente en metálicas básicas y estudiados el 85% de los accidentes son de corta incapacidad (menos
construcción, disminuyendo claramente en minas y canteras y des­ de un mes), en tanto que los de larga incapacidad y mortales no
cendiendo, con mayor resistencia, en el carbón. llegan al 1 % más que en minería.

CUADRO 42. A ccidentes de trabajo ocurridos entre 1961 y 1964 (por ramas
de actividad). CUADRO 44. A ccidentes con baja según la duración de la incapacidad,
1962-1964 (por actividades, en porcentaje).
1961 1962 1963 1964
% núm. % núm. % núm. % núm. <7 días 8-14 15-30 31-90 91-180 >181 Muerte

Minas y canteras 2,7 27 943 2,7 26 514 2,1 21 480 1,8 18 683 Minería ................ 33,9 29,1 21,2 10,1 3,9 1,6 0,6
Minas de carbón 4,5 45 973 4,5 43 71 1 3,3 33 603 4,1 42 759 Metálicas ............. 43,1 27,1 1 7,8 9,7 1,7 0,1 0,1
Construcción ....... 37,8 27,9 20,3 9,9 2,9 0,5 0,4
Metál. básicas ... 3,0 30 576 3,0 28 682 4,4 44 748 3,1 32 767
Fuente: Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, 1966. Elaboración propia.

Construcción .... 1 8,4 1 86 200 1 8,7 1 79 491 20,1 202 823 21,4 223 003
Fuente: Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, 1966. Elaboración propia.
Los accidentes in itinere (los producidos fuera dei lugar de tra­
bajo pero cuando el obrero se dirige a él o regresa a su domicilio
El índice de frecuencia y gravedad de los accidentes en el bienio después de la jornada) no se incluyen en los datos anteriores pero
1963- 1964 (véase cuadro 43) matiza los datos anteriores, resultando su mención resulta relevante por cuanto la imprecisión jurídica acer­
ser en minería donde la siniestralidad es más frecuente y sus conse­ ca de los mismos y la pretendida falta de responsabilidad empresarial
cuencias para los afectados revisten mayor gravedad. La correlación respecto a ellos originó no pocas reclamaciones de los trabajadores,
que exigían su indemnización a efectos de accidente laboral. Este
4 Ibid. , pp. 1 6- 1 7. tip o de accidentes representaba en 1 961 el 2,69% dei total de sinies-
La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 31 3
312 Carmen Benito dei Pozo
CUADRO 45. Clasificación de los accidentes de trabajo según causas,
tros que habían producido incapacidad permanente o muerte, au­ 1963-1964 (en porcentajes).
mentando progresivamente hasta alcanzar e! 6,71 % en 1 964.
La media de accidentes de trabajo de origen traumático, es decir, Carbón Metal Construcción
aquellos que motivan la declaración de derecho a pensión por inca­
pacidad permanente o muerte, fue en el período 1 96 1 - 1 964 de 5 8 1 4
Medio ambiente dei trabajo ........... .. 0,57 0,25 0,27
Caída de pesos ... ........................... .. 31,73 6,1 1 9,78
anuales a nível nacional, d e los cuales e l 3 3 % provocó la muerte del Caída de personas . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,74 6,81 15,53
trabajador (uno de cada tres accidentes graves). Máquinas ........................................ . 1,33 7, 1 3 2,13
Otras consecuencias menores son las lesiones, mutilaciones o de­ Manejo de objetos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,35 14,13 16,18
formidades definitivas, que sin llegar a constituir incapacidad per­ Materias nocivas . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5,84 27,55 9,10
manente suponen una merma de la integridad física dei trabajador, Motores, dínamos ........................... . 0,1 1 0,23 0,09
que puede influir en su capacidad laboral. Estos accidentes eran in­ Órganos de trasmisión ................... . 0,1 8 0,45 0,25
demnizados de una sola vez, a cantidad alzada, de acuerdo con el Aparatos de transporte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16,45 5,76 6,86
baremo establecido por el Reglamento de Accidentes de Trabajo. En Otras causas ................................... . 26,70 31 ,58 39,81
Asturias, un 3,2 % de los trabaj adores sufrió en 1 964 un accidente Fuente: Ministerio d e Trabajo, Los riesgos profesionales e n Espana, 1966. Elaboración propia.
de este tipo, generalmente en grandes y medianas empresas.
Atendiendo a los accidentes según las causas que los provocan
(cuadro 45), en minería dei carbón (aparte dei elevado porcentaje En cuanto a la influencia de la edad en la frecuencia de los acci­
que se registra en el concepto «Otras causas>>, común en todas las dentes (véase cuadro 46), aquélla parece actuar como factor de pro­
actividades) un tercio de los siniestros vienen producidos por <<caída tección frente a los mismos, aunque el fenómeno requiere una ex­
de pesos>>, siguiendo en importancia, aunque a notable distancia, los plicación dual. Por un lado, como causas favorecedoras dei mayor
accidentes provocados por aparatos de transporte . En la industria número de accidentes de trabajo entre los jóvenes estarían el supe­
siderometalúrgica el principal factor de riesgo lo constituyen las ma­ rior rendimiento, la prolongación de la jornada con horas extras, una
terias nocivas -y en concreto los materiales a altas temperaturas, peor preparación y menor concentración en la tarea. La conjunción
polvos y chispas- siendo el manejo de objetos la segunda causa de de todos estos factores anularía iniciales ventajas preventivas de la
los accidentes en esta actividad. En construcción casi el 40% apare­ juventud como son la agílidad y rapidez de reflejos.
cen en el genérico grupo <<otras causaS>> (que incluye choque y gol­
pes contra objetos y personas) y un tercio de los accidentes se pro­
dujeron por manejo de objetos y caída de personas. CUADRO 46. A ccidentes de trabajo según edad (en porcentajes).
El mayor porcentaje de lesiones afectan a las manos (32,7% ), pies 1 8-24 1 5,7
.............................. . ....................................

( 1 6,5%) y ojos (12,6%), lo que resulta significativo para valorar el 25-34 ................................................................... 30,6
alcance de las medidas preventivas, pues especialmente los pies y 35-44 ................................................................... 23,8
ojos pueden ser protegidos sin excesiva incomodidad para el traba­ 45-54 ................................................................... 1 8,3
jador y, en consecuencia, deberían aportar un menor contingente de 55-64 ................................................................... 9,8
accidentes. Las incapacidades más severas (permanente y gran inva­ > 65 ................................................................... 1 ,5
lidez) se dan en lesiones de columna vertebral, cadera, cráneo y Fuente: Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, 1966. Elaboración propia.
piernas 5 •

Medicina y Seguridad dei Trabajo, núm. 67, Madrid, 1 969, pp. 5- 1 3 ; ]. M. Martín
5 Ibid. , pp. 54-56. Algunos estudios sobre aspectos concretos: vv AA, «Prevención Pérez, •El ruido en la construcción», en ibid. , núm. 68, Madrid, 1 969, pp. 47-52.
de accidentes de trabajo en el medio minero. Patología quirúrgica de las minas», en
314 Carmen Benito de! Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y e! retiro obrero 31 5

P or otra part�, la mayo� edad, experiencia, sentido de la respon­


.. CUA DRO 47. Número de fallecidos en accidente de trabajo. A sturias,
. 1 970-1 975 (por actividades).
sabihdad y prestigiO profeswnal, suelen ser elementos determinantes
�n la promoción dentro de la empresa a puestos de trabajo más 1 970 1971 1972 1 973 1 974 1975
Importantes y, a menudo, menos peligrosos 6 .
El mayor número de accidentes laborales se produce en las tres Combustible..................... 50 42 40 41 34 34
.
p nmeras horas de trabajo ( el 49% ), disminuyendo a lo largo de la Metal ................................ 35 21 22 11 18 25
J � rnada.' aunque es en la quinta hora cuando se registra menor si­ Construcción .................... 22 32 19 17 28 40
mestrahdad (8, 1 % ), lo que podría atribuirse a que el obrero inicia
I � �edia jornada con un descanso y una mejor preparación alimen­ Subtotal ............................ 107 95 81 69 80 99
t�cia. Las estadísticas también resaltan que los accidentes disminuyen Total Asturias .................. 120 1 16 95 86 92 135
hgeramente durante la semana laboral, presentándose el porcentaje
_ elevado el lunes ( 1 8,5%) y el más reducido el sábado ( 14,9%), % sectorial .. ..................... 89,1 81,8 85,2 80,2 86,9 73,3
mas
aunque este último día suele ser de media jornada 7• Fuente: Organización Sindical, Memoria. Fallecidos en accidentes de trabajo, Oviedo, aiios 1970
La e�olución dei número de fallecidos en Asturias por accidente a 1976. Elaboración propia.
de trabaJO durante los anos 1 970-1 975 en las tres actividades men­
cionadas, aparece detalladamente documentada en un estudio sindi­
cal realizado a instancias de la Delegación Provincial de Trabajo. Los efectividad de las medidas preventivas, rompiendo con optimistas
datos de él obtenidos se recogen en el cuadro 47 . previsiones de consolidar la disminución general que se apr� ci� en
Como era de esperar, los datos reflejan que las tres cuartas partes el bienio 1 972-1 973, al dispararse las cifras en los dos anos sigUien­
de los accidentes mortales de origen laboral se concentran en los tes. Fuentes oficiales atribuían también el incremento de accidentes
sectores industriales que mayor empleo regional generan, dos de los mortales en metal y construcción a un exceso de horas extraordina­
cuales (minería y construcción) entranan un alto índice de siniestra­ rias, especialmente en esta última actividad 8•
lidad y gravedad. La minería sigue cobrándose el mayor número de AI elevado número de muertes registradas en el sector dei com­
víctimas, excepto en 1975, aunque es la única actividad que muestra bustible en 1 970 contribuyó la catástrofe ocurrida en el sector Aller
una clara tendencia al descenso de la mortalidad laboral, lo que in­ de HUNOSA, que ocasionó el fallecimiento de cinco mineros por
duce a valorar positivamente las medidas de seguridad que HUNOSA inhalación de monóxido de carbono. La construcción de la factoría
se comprometió a reforzar en el Convenio Colectivo de 1 972. Las de UNINSA en Verina coadyuvó al notable aumento de los falleci­
fluctuaciones anuales en metal y construcción hacen dudar de la mientos en la industria metalúrgica, por los riesgos propios de las
empresas de construcción y montajes.
. . .
Las enfermedades profesionales, con ser reconoctdas tradiciOnal­
6 Ministerio de Trabajo, ob. cit., pp. 61 -62. Un interesante análisis de la incidencia mente como las afecciones ligadas al desempeno de un oficio, han
dei envejecimiento en e! desarrollo de la actividad laboral, en V. Medina Vicioso, «La resultado problemáticas en el momento de ser calificadas como tales
senectud laboral. Su adaptación y productividad. Su encuadre en la empresa>>, en a efectos médico-jurídicos. El Decreto 1 3 de abril de 1 961 recogía
Medicina y Seguridad de! Trabajo, núm. 68, Madrid, 1 969, pp. 53-63. E ! autor (mé­
dico .laboral) llega a la conclusión de que e! rendimiento en e! trabajo es ligeramente en un extenso cuadro todas aquellas que oficialmente se contempla­
mfenor en e! grupo senecto (edad media de 62, I S anos) respecto ai grupo joven (edad ban como enfermedad «contraída a consecuencia dei trabajo ejecu­
media de 34,� 8 anos); que la accidentalidad es netamente inferior en e! primero, y tado por cuenta ajena y que esté provocada por la acción de los
que e! absentismo por enfermedad no profesional presenta dos vertientes : por una
parte, e! número de hajas es mucho menor en e! grupo senecto, pero e! número de

8 Archivo de la Delegación Provincial de Trabajo, Memoria. Fallecidos en acci­


días perdidos es mayor, resultando que la media por haja es más elevada en dicho
grupo.
7 Ministerio de Trabajo, ob. cit., pp. 63-67. dente de trabajo, anos 1 974 y 1 976, Organización Sindical.
Carmen Benito de! Pozo
previsión social ante la contingencia laboral y e! retiro obrero
316
La 317
elementos o substancias y en las actividades que se especifiquen» 9•
rareas d e exterior. La silicosis de primer grado s e presentaba a una
La silicosis constituye la enfermedad profesional por antonoma­
edad promedio de 41 aiíos.
sia, y los datos así lo corroboran : de los 1 1 604 incapacitados per­
manentes por enfermedad profesional que había en Espana en 1 964,
1 1 1 44 (es decir, el 96%) lo eran por silicosis. El nistagmus consti­
CUADRO 48. Expedientes de silicosis resueltos, según grado de incapacidad,
tuye el segundo factor de riesgo, con 338 afectados (el 2,9%) 1 0• 1962-1965.
En el período 1 962- 1 965, dei total de afectados por silicosis, los
dos tercios pertenecían a la minería del carbón, el resto se repartía Nuevos Revisiones
entre obreros de la construcción (7% ), minas metálicas ( 10%) y
minas de plomo ( 1 1 ,7). Todos los casos de nistagmus se registrou Desestimados . . . . . . . . . . .. . . .............................. . 630 3 019
entre mineros dei carbón.
Si la casuística de enfermedades profesionales es muy amplia y I.p. parcial ..................... ................ ........... .
I.p. total. ....... .............. ...................... ........ . 4 593
las actividades productivas en las que inciden muy numerosas, de los I.p. absoluta ................ ......... ..................... . 1 468
datos aportados se desprende que sólo en una de ellas, la silicosis, Total incapacidad ...................................... . 6 061 4 445
y en un determinado colectivo profesional, los mineras dei carbón,
puede tomarse en consideración la enfermedad profesional como un Muerte .......... .......................... ............. ..... . 192 1 906
problema sociolaboral de envergadura. .
La silicosis, producida por la inhalación de polvo silíceo, es una l TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 883 9 370
enfermedad progresiva e irreversible que afecta a la función pulmo- l
nar y suele ir asociada a enfermedades intercurrentes (bronquitis, ·�,f
Fuente: Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, 1966. Elaboración propia.

enfisema pulmonar, etc.), disminuyendo paulatinamente la capacidad í


de trabajo de los afectados. En 1 945, 2 506 mineros asturianos (un �. La incapacidad permanente total (silicosis de 2.0 grado; implica
12% dei total) padecían la enfermedad en distintos grados, y en 1 958 ?• el total alejamiento dei trabajo minero) genera el mayor número de
un 1 0 % . Las medidas preventivas exigían una buena ventilación de expedientes por enfermedad profesional (véase cuadro 48), lo que
las galerías internas y la constante inyección de agua en las capas demuestra que las empresas no realizaban (o exig�an) los op��tun? s
que hiciera disminuir el efecto dei polvo desprendido. Sin embargo, reconocimientos médicos para una precoz detecoón de la stliCosts,
la inversión económica que esta último requería, retardá la decisión y que al trabajador podía no interesarle su declaración como silicó­
patronal de generalizar su implantación en las minas asturianas. Por
otra parte, los mineros rehusaban trabajar con incómodas caretas
tico hasta que la enfermedad estuviese avanza a, por c� anto ello
.

traía consigo su desvinculación de las tareas meJor retnbmdas .
que dificultaban el desarrollo de sus labores 1 1 . .
La silicosis de 2.0 grado se presentaba en una edad promed10 de
La incapacidad permanente parcial ( silicosis de primer grado) per­ 46 aiíos, la de tercer grado (incapacidad absoluta para cualquier tipo
mitía al obrero seguir trabajando en la mina aunque, según la legis­ de actividad laboral) a los 50, y el fallecimiento a los 54 aiíos. No
lación vigente, en ambiente no pulvígeno, es decir, generalmente en deja de sorprender la elevada cifra de 2 098 silicóticos fallecidos en
el cuatrienio 1 962-1 965, según se desprende dei cu adro anterior 1 2 •
La silicosis afecta preferentemente al personal ligado directamen­
9 Definición dada en e! Decreto 21 de abril de 1 966, aprobatorio dei texto arti­
te a la producción, es decir, picadores y barrenistas. En 1 972 HU­
culado I de la Ley de Bases de la Seguridad Social de 28 de diciembre de 1 963. NOSA tenía entre su personal activo a 1 628 silicóticos (declarados
10 desde 1 964), de los cuales 1 1 26 habían pertenecido a las categorías
Estos datos y los siguientes proceden de la estadística dei Ministerio de Trabajo
11
ya citada (pp. 84-99).
12
Cf García Piíi.eiro, ob. cit., pp. 129- 1 3 1 y J. A. Sacaluga, ob. cit., p. 27.
Ministerio de Trabajo, ob. cit., pp. 1 00 y 1 02.
318 Carmen Benito de! Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y e! retiro obrero 319

mencionadas, 393 ai resto dei personal de interior y 1 09 a trabajos ex tras y se Ie descuenta Ia parte correspondiente de benefícios de la
de exterior 13• em presa, primas a la producción y gratifícaciones anuales 1 4.
Así pues, tan cortas expectativas de vida (laboral y biológica), No obstante, los Servicios Médicos de Empresa no tuvieron ca­
unidas a la dureza dei trabajo en ei interior de las minas ( esfuerzo, rácter obligatorio para empresas de más de 500 trabajadores hasta
peiigrosidad, destajos, etc.) contribuyen a esclarecer la radicalidad 1 956, y no se ampliaron a centros con plantillas superiores a 1 00
dei comportamiento minero en las luchas desatadas a comienzos de trab ajadores hasta 1 959. Y aun así, Ia obligatoriedad hacía referencia
los anos sesenta y ei conflicto latente en los anos precedentes. El a servicios mancomunados para empresas con menos de 1 000 pro­
minero era consciente de que pagaba un alto precio en salud (y ductores que, en lo posible, debían reunir parecidas condiciones de
calidad de vida) por su trabaj o ; en compensación reclamaba mejor actividad, situación geográfica, riesgos específicos, etcétera 1 5.
retribución durante ei período de actividad profesional (forzosamen­ La seguridad e higiene en e! trabajo, concebida como una con­
te más reducido que en otras actividades) y mayores prestaciones dicíón laboral más, estuvo sujeta ai sistema general de relaciones de
económicas para él y su familia ante situaciones de contingencia producción disenado por el Ministerio de Trabajo, de modo que el
laboral. intervencionismo anterior a 1 95 8 marginó por completo al trabaja­
Por otra parte, todo accidente laboral e incapacidad por enfer­ dor como sujeto activo en la regulación de tal materia, pese a las
medad tenía para la empresa un coste económico, directo e indirecto, demagógicas declaraciones contenidas en el preâmbulo dei Regia­
que en buena lógica capitalista hacía rentable a corto plazo la ínver­ menta de Seguridad e Higiene del Trabajo de 1940, imbuido dei
sión que en seguridad e higiene pudiera realizarse. Los gastos direc­ espíritu paternalista que subyace en toda la política laboral franquista :
tos los soportaban tanto las companías de seguros como la empresa,
afectando a esta última los siguíentes : El velar por la seguridad e higiene dei trabajo, poniendo a cubierto, en lo
posible, la salud y la integridad física dei trabajador en la lucha contra los
Salario dei accidentado o parte de él . riesgos profesionales, secuela inevitable de la industria moderna, es función
Gastos médicos. que e! Estado no puede olvidar y que, como Órgano Director Supremo de
la Economía productiva, debe de asumir, tendente a la consecución dei do­
Pérdida por haja dei obrero.
ble fin social y económico que tal lucha representa.
Costo de Ias primas a Ias companías aseguradoras. Así lo proclama e! Fuero dei Trabajo [ . . . ].
Pérdida de la productividad en la empresa a consecuencia de la Ya nuestra Legislación sobre accidentes dei trabajo viene preocupándose
haja dei afectado. de este particular desde el ano 1 900, y, resuelta la reparación económica dei
Coste de adaptación dei trabajador sustituto. dano causado por e! accidente, se precisa tratar eficazmente de que éste no
Indemnizaciones, en su caso. tenga lugar, o cuando menos, disminuir su número y gravedad mediante !
una intensa labor preventiva, en la que deberán intervenir todos cuantos
Los gastos indirectos están relacionados con el tiempo produc­ tienen relación con este problema, y que el Estado habrá de dirigir y orientar
tivo perdido tras ei accidente, tanto dei personal como de la maqui­ mediante normas y Reglamentos adecuados 1 6 •
naria causante dei siniestro ; valor de los desperfectos ; pérdida de
eficacia dei accidentado al reintegrarse al trabajo y gastos por asis­ E! carácter tuitivo de la legislación sobre seguridad e higiene
tencia jurídica. convertía a las empresas en destinatarias de los dictados ministeria-
El lesionado también sufre perjuicio económico, pues no percibe
la totalidad dei salario durante la haja laboral; deja de realizar horas
1 4 Organización Sindical, Manual de orientación técnica para uso de los jurados

de Empresa y Comités de Seguridad, Oviedo, 1 965.


1 5 Decretos 2 1 de agosto de 1 956 y 10 de junio de 1 959 respectivamente.

1 3 AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de! Combustible, «Informe sobre e! personal sili­ 1 6 Orden 31 de enero de 1 940; preâmbulo dei Reglamento General de Seguridad

cótico activo en HUNOSA, 1 972». e Higiene dei Trabajo.


320 L.z previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 321

les, a la lnspección de Trabajo en órgano controlador de las o · cio naba ropa de trabajo o si ei centro estaba dotado de las mínimas
ciones patronales, y al trabajador en pasivo receptor de los supuestos instalaciones higiénicas (ei estado de conservación y funcionamiento
? e� e�icios. Es decir, la seguridad e higiene en el trabajo se perfila de las mismas se da por bueno ).
JUndtcamente como una obligación empresarial más que como un · En 1 944 se crearon los Comités de Seguridad e Higiene dei Tra­
derecho laboral 1 7 • bajo, aunque dada su composición no eran más que un mero ins­
De acuerdo con lo prescrito en la Ley de Contrato de Trabajo , trumento de autocontrol patronal de dudosa efectividad, pues dichos
de 1 944, los Reglamentos de Régimen Interno de las empresas de­ Comités estaban integrados por ei director de la empresa, un inge­
bían incluir las medidas de seguridad e higiene implantadas en los · ·
niero, :.m médico, un administrativo, el jefe dei grupo de empresa
de Educación y Descanso y dos contramaestres u oficiales designa­
� entros de trabajo,. au�que como vimos no todos se prodigaban por ' dos por la empresa. En 1 953 pasaron a integrarse en los Jurados de
tgual en tal matena, stendo los más rigurosos los Reglamentos de
Minas y Metalurgia, en tanto los de construcción e industrias afines Empresa, con las mismas obligaciones reglamentarias establecidas res­
remitían a normas d � superio � �ango (Reglamentación nacional y pecto al Ministerio de Trabajo, pero consiguiendo cierta autonomía
. (bien que muy mediatizada) respecto a los intereses empresariales,
Reglamento de Segundad e Htgtene respectivamente), aunque nin- ,
guno pasaba por alto la detallada relación de las sanciones que re- �· pues fue en materia de seguridad e higiene donde los Jurados obtu­
caerían sobre ei obrero que no mantuviese estricta observancia de ,! vieron un más amplio campo de actuación 1 8 .
las medidas de seguridad. La Ley de Convenios Colectivos de 1 958 incluía la seguridad e
De una lectura detenida de los Reglamentos de Régimen Interno higiene en ei trabajo como materia susceptible de negociación, aun­
s � obtendrá (salvo excepciones) un conocimiento más o menos pre­ que ei prioritario tema salarial desplazó casi al olvido las cuestiones
ciso de los deberes que en cuestión de seguridad e higiene se impo­ preventivas. A eilas en absoluto se alude en los convenios colectivos
nían a todo trabajador; ahora bien, poco vislumbraremos acerca de de ENSIDESA, Fábrica de Mieres, S. M. Duro Feiguera, o en ei pro­
las condiciones generales de los locales y ambientes de trabajo, mo­ vincial de construcción pactado en 1 971 ; sólo en el convenio de
tores y m aquinaria, instalación eléctrica, mecanismos preventivos en , HUNOSA de 1972 se estimula ei cumplimiento de la normativa ge­
. neral mediante la implantación de un premio de seguridad.
tareas pehgrosas, etc. ; como mucho, sabremos si la empresa propor-
Las Ordenanzas de Trabajo dictadas en los anos setenta y la
hullera de 1 964, siguieron dedicando la mínima atención ai tema de
I
. 17Una lúcida exposición de esta interpretación en Ciriaco de Vicente, Trabajo y
la seguridad e higiene laboral, como ya vinieran haciéndolo las Re­
glamentaciones precedentes, fijando en un 20% dei salario base la 1.
smdzcatos, Madrid, 1 977, pp. 296-306.
Los artículos 87 y 88 dei Reglamento de 1940 recogen las obligaciones pacronales cuantía de los pluses de penosidad, toxicidad y peiigrosidad abona­
Y obreras respecto a la seguridad e higiene en el trabajo. Dicen así: «Es obligación
'i
bles por la empresa, de modo que, más que estimularse la prevención
dei p �tro?o . mante�er en buen estado de conservación, funcionamiento y uso, la de los riesgos profesionales, se aseguraba su compensación económica.
maqu�nana, mscalac1�nes y utillaje, debiendo los obreros dar cuenta a aquél, o a sus I
supenores, de cualqUJer avería, anormalidad o defecto que encuentren u observen en En marzo de 1 971 la nueva Ordenanza General de Seguridad e
los mismos. Higiene restableció los Comités de Seguridad, desvinculándolos de
Es obligación dei .trabajador la ucili�ación y uso de todos los aparatos y disposi­
.
18
tivos de proteccwn,_ mclUJdos los de mdole personal, puestos a su servicio por el
P.acron� , Y la de mantenerlos todos en condiciones cales de colocación, reglaje, fun­ Orden 21 de septi�mbre de 1 944 (creación de Comités); Decreto I I de sep­
cwn�m!ento y conservación, que en todo momento satisfagan e! fin que con ellos se tiembre de 1 953 (integración de los Comités en los Jurados de Empresa) ; la Orden
pers1gue. Para esta, habrá e! patrono de proporcionar los medios adecuados, debiendo 9 de febrero de 1 954 puntualiza e! Decreto anterior y describe las funciones que en
aquél darle cuenta de cualq�ier anormalidad o avería que observe en eilos, y teniendo seguridad e higiene competen ai Jurado. Con posterioridad a 1 944, la legislación
. de repararia mmed1atamente o de reemplazar e! aparato o dispositivo concreta el ámbito de aplicación en esta materia: así, el Reglamento de Seguridad e
Higiene en las Industrias de la Construcción ( 1952), labores y trabajos prohibidos a
la obhgacwn
mujeres y menores (Decreto 26 de julio de 1 956), reforma y ampliación dei Regia­
por otro nuevo, no estando el obrero obligado a continuar su trabajo entretanto, si
menta de Policía Minera y Metalúrgica (1 960), etcétera.
el hacerlo en tales condiciones, sin la debida protección, supone riesgo evidente para
su salud o vida».
322 Carmen Benito de! Pozo [ a previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 323

los Jurados de Empresa, con la finalidad de que aquéllos actuasen Al figurar en la comisión directivos, técnicos y �rab.ajadores, es �os
exclusivamente según las directrices marcadas por el Plan Nacional últimos estaban en minoría, predominando el cnteno empresanal.
de Higiene y Seguridad en el Trabajo: «[ .. ] se trata de evitar en lo
.
Por ello, en los acuerdos de los comités se imponían fácilmente los
sucesivo que los Jurados de Empresa, en ejercicio de las funciones intereses patronales, de modo que las medidas preventivas aproba�as
que les fueron asignadas, puedan, con unas facultades puramente tendían a mejorar la seguridad del trabajador más por métodos dls­
discrecionales, arbitrar fórmulas de carácter alternativo, que lleguen ciplinarios y por sistemas de protección J?ersonal, . que . mediante re­
incluso a dificultar la aplicación de un tratamiento adecuado a tan formas estructurales. de prevención técmca que 1mphcaban gastos
'
importante género de problema» 1 9. mas o menos cuanuosos 2 1
Las disposiciones de 1 97 1 se completaron por Orden ministerial Por tanto, cabe afirmar, sin riesgo de simplificación, que en ma­
un ano después, quedando establecidos dos tipos de organización de teria de seguridad e higiene laboral, la legislación fra_nquista ma_ntuvo
la seguridad dentro de los centros de trabajo: los comités, para em­ durante sus largos anos de vigencia el mismo espíntu que se lmpu­
presas de más de 1 00 trabajadores fijos, y los vigilantes de seguridad, siera en 1 940.
para el resto ( con más de cinco trabajadores) 20 • La denuncia que en 1 972 formula el personal de Transporte de
En principio podría pensarse que el vigilante asumiría todas las Interior de HUNOSA (dos meses antes de que el convenio de empresa
funciones de seguridad del comité en la pequena empresa, pero com­ recogiese el citado premio de seguridad para e.stimular la p �evenció_n
parando el contenido de los artículos 8 y 9 de la Ordenanza General entre los mineros) resulta sumamente expres1va dei sempiterno CI­
se advierte que las funciones del vigilante son más restringidas, li­ nismo empresarial en materia de seguridad y de la dudos� efectividad
mitándose a tareas de divulgación, detección de situaciones de riesgo de los reajustes organizativos introducidos el ano antenor:
o condiciones de peligro y socorrismo. Sin embargo, paradójicamen­
te, su labor de asesoramiento a la empresa en materia de seguridad Examinando el problema de la seguridad, concretamente en el. servicio de
e higiene le equiparan al comité. La ley recomendaba que la desig­ transporte, [los trabajadores dei mismo] han sacado las concluswnes que se
nación de vigilante recayera en el técnico más cualificado en preven­ indican:
ción de riesgos profesionales. El responsable directo y principal de
la seguridad en la empresa seguía siendo el empresario, que no podía Que no se puede tolerar por más tiempo el estado en que se encuentran
delegar tal función en el vigilante ni en el comité.
las vías en el interior de los distintos Grupos Mineros de la Empresa, pues
tal es su abandono, que cada día es más peligroso el transporte en todos los
Los comités se configuran como organismos técnicos, integrados aspectos.
por un presidente (designado por el empresario), el técnico de mayor El problema de los Areneros es uno de los que no parece tener �olución,
grado especialista en seguridad, el jefe del servicio médico de em­ no porque en sí no la tenga, sino porque nadie se ocupa de solucwnarlo y
presa, un ATS de la plantilla, el jefe dei equipo de seguridad, un de seguir así este problema, no será tarde el d!a en que tengamos. que la­
secretario (nombrado por la empresa entre el personal administrati­ mentar alguna desgracia irreparable, pues a nad1e se le oculta el pehgro que
vo) y una representación de trabajadores, según tamano de la plan­ entraiía el ir con todo el cuerpo fuera de la cabina para echar la arena o, en
tilla (tres en empresas de hasta SOO productores, cuatro en aquellas otro caso ir corriendo delante de las máquinas realizando dicha labor.
de 501 a 1 000, y cinco en centros de más de 1 000), elegidos por El est�do de las galerías es tan lamentable que en muchas ocasiones se
mayoría del Jurado de Empresa. ha tenido, bien que cortar las cabinas de las máquinas o supr.imirlas, ya que
La propia composición dei comité pone de manifiesto que la
de otra forma no pasarían éstas por muchos tramos de la mma.
Los cambios nunca están, por desgracia, en estado idóneo, pues si no
eficacia dei mismo dependía, en gran medida, del interés patronal. s on las agujas, son los corazones, cuando no todo ello y como ahora no se
efectúa cambio de mulas en los mismos, entre vía y vía se dejan de espacws .
19 Preámbulo del Decreto 1 1 de marzo de 1 971 por el que se dieta la Ordenanza

20
de Seguridad e Higiene. 21 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría Particular, Informe sindical sobre seguridad e hi­
Orden 9 de marzo de 1 972. giene en el trabajo (s.f., posterior a 1 972).
324
Carmen Benito dei Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y e! retzro obrero 325

unos ;einte centímetros, dando lugar a que cuando se juntan el cargado


_
el vacw en cualq�Iera de �llos, hay que pasar por encima de los vagon � Jl. EVOLUCIÓN Y COBERTURA DE LOS SEGUROS SOCIALES
(1939-1963)
coo el correspondiente pehgro que esto supone.

Así se po �rían enumerar mil cosas más, como es el estado dei material La obligatoriedad de los seguros sociales corresponde a una etapa
_
(vagonrs, mesillas, etcetera). d ei desarrollo de la previsión social que se inicia con anterioridad a
Todos estos pro ?I �mas y otros análogos se han expuesto hasta la sacie­ 1 939, aunque su generalización se verifica en los aiíos cuarenta. Fi­
dad en l os Subc�mlt�s de Se�uri �ad e Higiene, sin que hasta la fecha se
_ la mas mimma . n alizada la guerra civil, se reorganiza el Instituto Nacional de Pre­
h aya temdo sausfaciÓn de verias resueltas, aunque fuera par­
cialmente 22•
_ visión y durante la primera década del régimen surgen distintos
seguros que configuran una red asistencial parcelaria que tiende a
unificarse a partir de 1 948, La Ley de Bases de la Seguridad Social
En el sub_:;ect? r de construcciones metálicas tampoco el personal
(que aunque promulgada en 1 963 no comienza a aplicarse hasta 1 967)
obrer? parecia d1sponer de plenas garantías de conservar su integri­
. responde ya a un modelo integrador, centralista y público del siste­
dad flSlca durante el trabajo:
ma de previsión, que se consolida con la Ley General de la Seguri­
Los que suscriben, vocales dei Jurado d e Empresa y enlaces sindicales de la dad Social de 1 974 24•
empresa MONTAJES SAN JUAN, S . A. coo centro de trabajo en Avilés, astilleros Las Mutualidades Laborales, como seguros obligatorios parale­
OJEDA Y ANICETO, S. A., compareceu y como mejor proceda dicen: los, fueron una manifestación más de la política intervencionista dei
Estado. La Ley de Reglamentaciones de Trabajo de 1 942 es su más
Que la �i:ada en:presa tiene contratado coo los astilleros mencionados inmediato antecedente, pues en ella se preveía la posibilidad de crear
la construccwn de diversos buques. entidades mutualistas para cada ámbito profesional, con el fin de
Que �? r consiguiente e] trabajo de montaje que realizamos es de la desarrollar regímenes de previsión social sostenidos financieramente
co?struccwn de los mencionados buques, lo que nos obliga a realizar tra­ sobre la base de unas cuotas calculadas en función del salario de los
baJos en dobles fondos, �on ambientes viciados y muchas veces peligrosos, trabajadores. En consecuencia, se produjo la proliferación de Cajas
trabaJos_ en alturas, trabaJOS en ambientes húmedos y tóxicos, etc., sin que
hasta ahora se h �yan tomado las me�idas de seguridad necesarias por parte
o Montepíos que no se unifican parcialmente hasta 1 946 en que se
de la empresa 01 efectuado tan siqm_ era una clasificación adecuada que de­
termme � todos los efectos las antenores
_ _ _
circunstancias.
_Qu� mcluso se !l�ga ai incumplimiento por parte de la empresa de sus 24 El primer seguro obligatorio implantado en Espana fue el de Retiro Obrero
obhgacwnes de facih �ar pre11das de trabajo y medios apropiados para la (marzo de 1919). Antes de 1 936 lo eran también el Subsidio de Maternidad (creado
segundad de los trabajadores pese a que reiteradamente se viene insistiendo en 1929 aunque no entró en vigor hasta 1931) y el de Accidentes de Trabajo (1 933).
sobre e!lo 23• En mayo de 1936 el Gobierno republicano ya tenía elaborado un proyecto de segu­
ridad social unitario que comprendía Vejez, Invalidez, Muerte, Supervivencia, Enfer­
medad, Maternidad y Asignación Familiar, proyecto que no fue recogido por el ré­
Así pues, las medianas empresas del metal no desmerecían en gimen franquista. La reorganización dei INP efectuada en 1938 conllevó la inclusión
absoluto ai l �d ? de la gran empresa pública hullera en cuestión de en el Consejo de dicho organismo de representantes de FET-JONS y Sindicatos.
tentar a los sm1estros laborales. Los estudios sobre previsión social en Espana vinculados a la historia social son
casi inexistentes aunque disponemos de una reciente y valiosa aportación ai tema.
Nos referimos a la trilogía editada por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
en 1 988, integrada por los siguientes títulos, a cargo de distintos autores : Feliciano
Montem García, Orígenes y antecedentes de la previsión soczal; Josefina Cuesta Bus­
2� AHP/AISS-Oviedo, Sindicato de! Combustible, Informe emitido tras la reunión tillo, Hacia los seguros sociales obligatorios. La crisis de la Restauración; y Mercedes
_
d e dzcho personal en Mzeres el 30 de enero de 1 972. Samaniego Boneu, La unificación de los seguros sociales a debate. La Segunda Repú­
23 AHP/AISS-Avil �s, caja 3319, Secretaría General, Informe enviado por los vocales blica. Una obra ya clásica para la cuestión de la Seguridad Social es la de Alberto
aI d elegado provmCial de Trabajo el 4 de abril de 1 974. Rull Sabater, La Seguridad Social en Espana, 2 vols., Madrid, 1 971 .
i

326 Carmen Benito de/ Pozo La pre7-•isión social ante la contingencia laboral y e! retiro obrero 327

crea el Servicio de Mutualidades (después denominado Servicio de fermedades profesionales, hasta su unificación en los aiíos sesenta y
Mutualismo Laboral). El Decreto de 1 O de agosto de 1 954 sentó las posterior evolución, con e! objeto de evaluar el grado de cobertura
bases del sistema mutualista, integrándose posteriormente en la Se­ r�al que dichos seguros proporcionaban al trabajador y sus benefi­
guridad Social como una entidad gestora más, desarrollando las mis­ .
CJanos.
mas funciones que hasta entonces venía ejerciendo, a saber: presta­
ciones por jubilación, muerte y supervivencia; asistencia sanitaria en
caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional; incapacidad Il. l . El Seguro de Enfermedad
laboral transitaria e invalidez provisional derivada de lo anterior e
invalidez permanente por cualquier causa 2 5 . Se creó por Ley el 1 2 de diciembre de 1 942 y su Reglamento data
El Instituto Nacional d e Previsión, también como entidad ges­ de noviembre de 1 943. En e! campo de aplicación de este seguro
tora de la Seguridad Social, tendrá a su cargo las prestaciones estaban comprendidos obligatoriamente los trabajadores por cuenta
restantes, es decir: asistencia sanitaria por accidente no laboral, en­ ajena, mayores de 1 4 anos, fijos o eventuales, cuyos ingresos no
fermedad común y maternidad; incapacidad laboral transitaria e in­ excedieran de 9 000 pesetas anuales, computándose exclusivamente
validez provisional derivadas de lo anterior; desempleo ; protección la retribución fijada en las tablas salariales de las Reglamentaciones.
familiar; asistencia social y otras. E! concepto de salario a efectos de fijación de cuotas y subsídios
Hasta 1 956 la participación del Estado en la financiación de los de seguros sociales había sido establecido en marzo de 1 942, exclu­
seguros sociales se realizá a través de subvenciones fijas, cuyo valor yendo del mismo las gratificaciones anuales, pluses por carestía de
real se fue deteriorando con la inflación ; en dicho ano se asigna ai vida y demás percepciones de carácter excepcional o circunstancial 2 7.
Estado una participación porcentual equivalente al 69,3% de los se­ Las prestaciones comprendían :
guros gestionados por e! INP (lo que venía a representar un escaso
16% dei total de ingresos de la Seguridad Social) 26• Asistencia médico-farmacéutica, que en principio se limitaba a 26
El sistema de la Seguridad Social creado en 1 963, estará integrado semanas para los asegurados y 13 para los familiares, y hospitaliza­
por un Régimen General, que protege a los trabajadores de la ción (máximo de 12 y 6 semanas anuales respectivamente, aunque
industria y servicios (con algunas excepciones) y los Regímenes Es­ prorrogables). Estos plazos se fueron ampliando paulatinamente has­
peciales, que afectan a las actividades profesionales que por su na­ ta quedar establecidos, de manera general, en 39 semanas para los
turaleza, condiciones de tiempo y lugar, etc., exigían un sistema de asegurados y 26 para los beneficiarias a comienzos de los aiíos se­
previsión peculiar. Los mineros del carbón se incluyen en e! Régi­ senta.
men Especial de la Minería. Gastos de sepelio en caso de fallecimiento dei asegurado : indem­
En las páginas siguientes se analizará el nível de prestaciones de nización equivalente a la retribución de 20 días de trabajo (según
los seguros de previsión laboral tales como enfermedad, jubilación, última cotización).
defunción, subsidio familiar, desempleo, accidentes de trabajo y en- Ayuda económica compensatoria de la pérdida de retribución
debida a enfermedad, consistente en e! 50% dei jornal. Este subsidio
25 salarial se obtenía siempre que e! trabajador afectado demostrase una
El análisis de! mutualismo laboral queda fuera de! objeto de nuestro estudio.
No obstante, por e! interés que puede suscitar la Caja de Subsídios y Jubilaciones de permanencia de más de 1 80 días en e! régimen dei seguro, recibiese
la Minería Asturiana (integrada en e! régimen de mutualidades franquista en 1 944) asistencia sanitaria dei mismo, estuviese imposibilitado para el tra­
remitimos a las páginas que a la misma !e dedica García Pineiro en su tesis doctoral bajo, la enfermedad tuviese una duración mínima de siete días y no
(ob. cit., pp. 121-125). Una referencia más sucinta en J. A. Sacaluga, ob. cit., pp. 29-3 1 . hubiera sido provocada ni mantenida intencionadamente. E! abono
D e ambos textos s e deduce l a insuficiencia de las prestaciones otorgadas por la Caja
en los anos 40/50. se realizaba a partir dei quinto día de enfermedad, hasta un máximo
26
Cf Joaquim Verges, La Seguridad Social espaiiola y sus cuentas, Barcelona,
1 976, pp. 44-45. 27 Orden 7 de marzo de 1 942.
Carmen Benito dei Pozo
La previsión social ante la contingencia laboral y e! retiro obrero
328
329
de seis semanas. Para el asegurado que fuese hospitalizado y no
propia. El Subsidio de Vejez consistió inicialmente en 90 pesetas
tuviese familiar a su cargo, el subsidio se reducía al 1 0 % dei salario.
mensuales 2 8 •
Se �n el Reglamento de! Seguro de Vejez, era obligatoria la
Comenzado a percibir ei subsidio de Vejez e Invalidez, el dere­ ._ ?
afthacwn de todos los trabajadores por cuenta ajena, de edad com­
cho a las prestacíones sanitarias dei Seguro de Enfermedad sólo se
prendida entre 14 y 65 aií.os (la edad máxima fue rebajándose hasta
prolongaba durante un aií.o, transcurrido el cual el trabajador jubi­
quedar establecida en 60 aií.os en 1 945), cuya retribución anual no
lado que permaneciese acogido a él abonaría la totalidad de la prima
excediera de 9 000 pesetas (el límite se fijó en 1 8 000 en diciembre
correspondiente.
de 1 948). Para atender al régimen de subsidio de vejez e invalidez
Los recursos para atender el Seguro de Enfermedad procedían de
se abonaba una cuota, exclusivamente a cargo del patrón, equivalente
una aportación fija dei Estado y de las primas satisfechas, a partes
al 3% de las retribuciones de los trabajadores afiliados.
iguales, por empresarios y trabajadores.
Los montepíos que estaban exceptuados dei régimen dei anterior
Los salarios de cotización eran los siguientes :
Re�iro Obrero, para mantenerse fuera del Seguro Obligatorio de
VeJeZ debían otorgar a sus afiliados los mismos benefícios, como
mínimo, que el subsidio de Vejez. Éste era incompatible con el co­
jornal Salario base
(en pta) (en pta) bro de pensíón procedente de cualquiera de estos montepíos 29•
En 1947 se implanta el Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez
O a 6 6 (SOVI), en el que queda integrado el anterior, y la Caja Nacional,
6,01 -9 9 que sustituye al denominado Servicio Nacional de Vejez (ambos de­
9,0 1 - 1 2 12 pendientes del INP) .
12,0 1 - 1 5 15 �� derecho al subsídio de invalidez requería que el trabajador
1 5,01 -20 20 tuvtera más de 50 aií.os y padeciese incapacidad permanente y abso­
20,01 -25 25
luta para su trabajo, no imputable a enfermedad profesional ni
25,01 -30 30
más de 30 30 accídente de trabajo, siempre que ello le imposibilítara el ganar la
�erce�a parte de su salario normal. En algunos casos (mutilación o
mvahdez muy notoria) la edad se rebajaba hasta los 30 aií.os. Asi­
La implantación dei régimen asistencial dei Seguro de Enferme­ mismo, se requería estar afiliado ai régimen dei Seguro de Vejez,
dad no fue efectiva hasta septiembre de 1 944. como mínimo, cinco aií.os antes de haberse declarado la invalidez.
La pensión de invalidez se fijó en 1 080 pesetas anuales, satisfe­
chas mensualmente con cargo a los fondos de la Caja Nacional. Su
percepción era incompatible con un jornal igual o superior a la ter­
11.2. El Seguro de Vejez e Invalidez
cera parte dei subsidio y con pensiones de invalidez, jubilación o
retiro procedentes de montepíos exceptuados dei SOVI 30•
El Seguro de Vejez se creó el 1 . o de septiembre de 1 939 y ei de
Invalidez el 18 de abril de 1 947. En 1 955 se eievó la cuantía del subsidio a 400 pesetas mensuales
(250 pesetas si se era perceptor de otra pensión de mutualídad o
Tenían derecho a la percepción del Subsidio de Vejez los traba­
jadores que hubieran cumplicio 65 aií.os, o los mayores de 60 si
padecían incapacidad permanente y total para su profesión no deri­ 28
Ley 1 ." de septiembre de 1 939 (implanta seguro de vejez); Orden 6 de octubre
vada de accidente de trabajo o enfermedad profesional indemniza­ de �;39 (normas sobre el mismo) y Orden 2 de febrero de 1 940 (Reglamento).
bles. Para ello era necesario haber cotizado durante cuatro aií.os y Orden 26 de abril de 1 940 y 31 de enero de 1 94 1 .
30
Decreto 1 8 d e abril de 1 947 (implanta e l SOVI), Orden 1 8 d e junio d e 1947
no realizar trabajo alguno por cuenta ajena ni lucrativo por cuenta
(normas sobre su aplicación).
330 Carmen Benito dei Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y e/ retiro obrero 33 1

montepío); a los que ya venían cobrando el SOVI, se les abonaría 300 500 pesetas mensuales para subsídios de jubilación, vejez e inva­
y 250 pesetas mensuales respectivamente. Por otra parte, se concedió lidez.
una prestación a las viudas de los trabajadores asegurados, siempre 250 pesetas mensuales para subsídios de viudedad.
y cuando fueran mayores de 65 anos o incapacitadas para el trabajo, 200 pesetas mensuales para cada beneficiaria de subsidio de orfan­
no tuvieran derecho por sí mismas al SOVI, hubieran contraído ma­ dad.
trimonio 1 0 anos antes dei fallecimiento dei pensionista y convivie­
ran con éste. La cuantía de la pensión de viudedad era dei 50% dei A los beneficiarias dei SOVI se les garantizaban dos mensualida­
importe dei subsidio dei fallecido, compatible con la otorgada por des extraordinarias.
el Subsidio Familiar 3 1 • Las pensiones de vejez e invalidez concedidas por el Mutualismo
El mismo Decreto-Ley que ampliaba las prestaciones, elevó la Laboral se incrementaban desde el 1 00% las mínimas (250 pta/mes)
cuota de cotización al 6% dei salario, correspondiendo al empresario al 8% las máximas (1 500-2 000 mensuales). Si se percibían varias
las cinco sextas partes de la misma y el resto al trabajador. pensiones de distintas mutualidades, sólo una se vería afectada por
Las pensiones de vejez, invalidez y viudedad del SO V l eran in- este aumento 3 3 .
compatibles entre sí. . El SOVI se extinguió el 3 1 de diciembre de 1 966 al entrar en vigor
En 1959 se unifican los seguros de Enfermedad, SOVI, Maternt- el nuevo sistema de Seguridad Social, aunque siguieron regulándose
dad y Familiar. La aplicación de los mismos afectaba a trabajadores l �s situaciones derivadas dei mismo. En 1 974 se declaró la incompa­
..
por cuenta ajena con rentas inferiores a 40 000 pesetas anuales. La t�bthdad �ntre las pensiones dei SOVI y las concedidas por la Segu­
cuota única, establecida en el 1 6 % dei salario (correspondiendo a la ndad SoCial, pudiendo el beneficiaria optar por una de las dos 34•
empresa el abono dei 12% y a los trabajadores el 4% restante) se
distribuía como sigue :
ru. El Subsidio Familiar
Para el SOVI, el 4% (3% a cargo de la empresa).
Para el Seguro de Enfermedad, el 7% (5% a cargo de la empresa). Creado en 1 938, el régimen de Subsídios Familiares afectaba a todos
Para el Subsidio Familiar, el 5% (4% a cargo de la empresa). los trabajadores a los que se extienden los seguros anteriormente
citados 35.
Conjuntamente se ingresaba la Cuota Sindical (equivalente al El derecho al subsidio se concedía por los hijos legítimos, natu­
1 ,8%) y la de Formación Profesional (1 ,2% ). rales reconocidos de la cónyuge y adoptivos, así como por los nietos
Las cotizaciones dei mutualismo se mantenían al mismo nível. y hermanos que no tuviesen por otro motivo derecho al subsidio
A las empresas o entidades que defraudaran o infringieran la familiar, cuyos padres hubieran fallecido o estuvieran incapacitados.
normativa sobre seguros sociales obligatorios se les imponía un re­ �o? os ellos habrían de ser menores de 14 anos o sufrir invalidez, y
cargo dei 20% en caso de demora en el ingreso de las cuotas (antes vtvtr a cargo y en el domicilio dei subsidiaria, salvo casos justificados.
era dei 1 O%), multas por retención (de 1 O a 250 pesetas, según el
tiempo, por cada trabajador) y multa por fraude (no especificando
cuantía) 32 • 33 Orden 15 de julio de 1 964.
34
En 1964 se mejoraron las prestaciones dei SOVI y pensiones de Decreto 6 de julio de 1 967; Orden 1 1 de febrero de 1971 ; Resolución 4 de
las mutualidades, fijándose con carácter homogéneo los siguientes octubre de 1 974.
35 Ley 1 8 de julio de 1 938 y Reglamento de 20 de octubre dei mismo ano. Los
niveles mínimos : datos de 1 943 proceden del libro de Manuel Maestro, Los seguros sociales en Espaiía,
INP, 1 944 (todo un panegírico a la labor de previsión social desarrollada durante los

31 Decreto-Ley 2 de septiembre de 1 955 (en vigor desde el l ." de enero de 1 956). primeros anos dei franquismo; constituye un interesante documento propagandístico,
32 El Decreto de unificación data de 4 de junio de 1959. muy cuidado desde e! punto de vista formal).
La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 333
Carmen Benito del Pozo
332
1953 � en la reaparición dei seg ro de paro tecnológico un ano
Los ben efíc ios dei Sub sidio se extendie
ron a viud as y huérfanos �espues ,. en 1958 _se crea la Dirección
.

General de Desempleo. Pero
en 1939 . asta 1 961 no se Implanta el Seguro de Desempleo, que constituye
El sub sidio familiar se abo nab a a part
ir dei segundo beneficiaria
laba en 1 943 entre 40 pesetas
�l ulu �
_
, _ o de los seguros soCiales obligatorios establecidos durante e1
a razón de una cuota mensual que osci ranqms� o. El subsidio de paro se concede a quienes pierden su
rias y 4 500 si el número de _
mensuales para el caso de dos beneficia ocupac1 �n por cuenta ajena, no siendo extensible a quienes cesan
en 1 080 pesetas mensuales
éstos ascendía a doce, incrementándose . en el régimen de Seguros Sociales Unifi-
voluntanamente o por despido imputable a ellos El S eguro afecta a·

doc e. Tras la revisión de la ·

por cada beneficiaria que exce dies e de 1os tra bap · d ores mclmdos
en 60 y 4 500 pesetas/mes
escala en 1955 , dichas cantidades se fijaron cados, con algunas excepciones.
sísimo en atención al ritmo �as prestacion';; pueden p� rcibirse por paro total 0 parcial, y
respectivamente (el incremento fue esca
de crecimiento del cost e de vida ). Las fam
ílias numerosas tenían un con� I� ten en e1 75 Yo dei salano de cotización, de las asignaciones
aumento del 1 O ó 20% , según categoría
. f�mihares y de las dos pagas anuales extraordinarias. El subsidio
segu ro otor gaba las sigu ientes ayudas económicas: tiene una duraci�� m�xima de seis meses, aunque se pierde ei dere­
Además, este

c o a s � percepcwn s ' se rehúsa una oferta de trabajo adecuada por
Sub sidio de Viud edad , cuan do el mar
ido hub iera pertenecido al �
o t n�wn de ocupac1ón retribui da, por negativa a Ia readapt�ción
. .
Sub sidio , siem pre que carecieran de fort
una o pens ión. La cantidad pro eswnaI Y yor tene: 6 � a?os y disfrutar dei Seguro de Vejez 0
tas men sual es para la viud a sín
fluctuaba en 1 955 entre las 40 pese de Ias � res �acwnes de JUbilaciÓn dei Mutualismo Laboral 36.
bene ficia rias (25 pesetas en 1 94 3) y las 500 pese tas para viuda con

El amb! to de ap cación de este Seguro fue muy restringido, pues
ocho beneficiarias ( 1 1 5 pese tas en 1 943)
, aumentándose 200 pesetas en 1 968 solo e! 47 Yo de los parados estimados lo percibían' y en
.
por cada beneficiaria que exce diese de ocho 1970 e! 55,7% .
para los huér fano s menores de 1 4 anos o
Sub sídio de Orfandad,
a la anterior.
inca paci tado s, de cuantía y esca la similar
dad, cons isten te en la entrega de 3 000 pe­
Sub sidio de Nup ciali II.S. El Seguro de A cciden tes de Trabajo
io, siempre que sus ingre­
setas al trabajador que contraía matrimon
000 pesetas anuales (cifras
sos líquidos no fueran superiores a 24 El Seguro obligato�io de Accidentes de Trabajo se creó en 1 932
vigen tes desde 1 955 ).
a razón del número de
su Reglamento, aphcable a la industria, fue aprobado en enero /e
Prem io anual de Nat alida d, según escala,
en 1 943 la cuantía era �933. Hasta 195 � no su �ge una ley reguladora dei Seguro de Acci-
hijo s h abid os y del número de hijo s vivo
s : entes de Tra� aJO pr?plamente franquista, de modo que en anos
núm ero de hijo s a nível _
de 5 000 pese tas para el matrimonio con más ant�nores se vmo aplicando la legislación republicana con algunas
incia l.
naci onal , y de 1 000 pesetas a nível prov vanan�es. En 1956 se refunde la Ley de 1955 y el Texto de 1 932 '
las esposas de los trabaja-
Subsidio de Maternidad, conc edid o a aprobandose un nu �vo Reglamento para este seguro 37.
ieran pertenecer al Seguro de
dores que , por sus íngresos, no pud El seguro de acc1dentes comprendía a todos los trabajadores por
este últim o.
Enfermed ad. Era análogo al prestado por

d
16 El Seguro de Desempleo se rige por la Ley 22 de julio de 1 96 1 , el Decreto 6
e
IIA. El Seguro de Desempleo
�uansepnembre y la Orden 14 de novtembre dei mismo aiio. Sobre e! mismo véase
José Cabal!ero, «Ciase obrera y relaciones de trabajo», en La Espana de l�s aiíos
En 1 939 se organizaron las Juntas Provinciales de Paro y en la dé­ O, vol. I, Madnd, 1 972, pp. 61 8-620.
�7 Ley 8 de octubre de 1 932; Reglamento 31 de enero de 1933 · Decreto 24 d
cada siguiente se dictan disposiciones a favor de los obreros sin tra­ �ovtembre de 1945 (concede subsidio familiar a los accidentados) ; Le; 2 de dicíembr:
bajo (benefícios en el pago de alquileres, luz, agua, etc.) que deseOl� e 1 955 y Decreto 22 de JUntO de 1 956.

bocan en la reconstitución de los servicios de colocación obrera en


Carmen Benito dei Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 335
334

�ri;o . . Los acciden;unca�os Estas rentas eran vitalícias mientras no se perdiese la cualidad por
cuenta ajena en virtud de contr�to ora� o esmrur gica y fa nace la que se concedió.
tenían derecho a recibir asistenCia médico-qció de las lesw n_ �
perío do de trata mien to y cura � nes, �si En �1 salario base de indemnización no se computaban el plus de
durante el ómiCas. La readaptacwn . di. �tanCia, carestía de vida, desgaste de herramientas, prendas de tra­
como las prótesis en caso de pérdidas anat a cargo del s�guro. . baJo, plus y subsidio familiar ni las primas establecidas en favor de
funcional del accidentado también corría guían cuatr� tipos d� u�ca­ los mineras de la hulla (esta última excepción se derogó en marzo
A efectos de indemnización, se distin prest aCIÓn econom1ca:
pacidades, en función de las cuales se fijab a la de 1 963 ). Se aseguraba un subsidio mínimo de 1 50 pesetas mensuales
y un máximo de 7 500.
lncapacidad temporal: 7 5 % del salario durante 1 8 meses como El coste íntegro del Seguro de Accidentes recaía sobre las em­
máximo. pres �� · Los sist�� as de tipo mutualista satisfacían sus primas en
Incapacidad permanente parci al: 35% del sal�o.rio. funcwn de los sm1estros ocurridos, repartiendo equitativamente los
Incapacidad permanente total: 55% del salan . costes entre todos los afiliados a la Mutualidad.
Incapacidad permanente absoluta: 1 00% del salano. En 1 962 se revisaron las pensiones mínimas, elevándose a la cuan­
tía mensual siguiente:
Los afectados por incapacidad total y absolu�� percibían la parte
proporcional del subsidi� famili� r mientras los hiJOS .fuesen meno�es Por incapacidad permanente total, SOO pesetas.
de 1 4 anos. Cuando el mcapaCitado absoluto neces1tase de la aSIS­ Por incapacidad permanente absoluta, 1 000 pesetas.
tencia de una persona se le declaraba «gran inválid? " y pasaba a Grandes inválidos, 1 500 pesetas.
percibir una pensión equivalente al 1 50% de su sal�no. Viudas: 500 pesetas, más 1 00 por cada hijo.
Las lesiones que no llegasen a constituir incapaCidad permanente Descendientes, igual cuantía que viudedad .
se indemnizaban con una sola prestación de 1 750 a 25 ? OO � esetas. Ascendientes: 750 pesetas para dos personas y SOO para una sola.
Las pensiones de incapacidad permanente y gran mva�1dez se
incrementaban un 50% si el accidente o enfermedad profeswnal se E1_1 .estas cantidades se incluyen las pensiones que percibían los
producían a consecuencia de no haber adoR t�do la empresa las pre­ ?enefici.anos. por el SOVI y el complemento establecido en 1 959 para
cauciones reglamentarias de seguridad e h1?1ene en los centros de mcapaCitados absolutos por accidente y silicóticos de segundo grado
.
trabajo. Se consideraba especialmente mclm�o en. este supue� to el (entre 200 y 600 pesetas al mes, según fecha de la incapacidad) 38.
hecho de que el afectado de silicosis no hub1era s1do reconoCido al �n 1 968 se revalorizan de nuevo las pensiones del Seguro de
entrar a trabajar en ambiente pulvígeno. Este recar? o, a costa del Acc1dentes y Enfermedades Profesionales, excepto las de incapaci­
patrono, tenía la consideración de s.ar: ci?n para el � 1smo. dad permanente parcial, experimentando un crecimiento de, al me­
Las indemnizaciones a los benefiCianos del trabaJador por muer­ nos, e1 doble respecto a las cantidades mínimas fijadas seis anos atrás :
te de éste en accidente de trabajo, eran las siguientes:
Por incapacidad permanente total, 1 000 pesetas.
Por gastos de sepelio, dos mensualidades del salario (como mí- Por incapacidad permanente absoluta, 3 000 pesetas.
Grandes inválidos, 4 SOO pesetas.
Viuda: sin hijos, el 50% del salario; con hijos menores, un 1.0 o;.
nimo 1 000 pesetas).
° Viudas: 1 000 pesetas, más 400 por cada hijo.
más por cada uno de ellos hasta un máximo del 1 00% del salano. Descendientes, igual cuantía que viudedad.
Descendientes: por un hijo menor o incapacitado, el 60% del Un descendiente solo, 1 400 pesetas.
salario; dos o más hijos, el 60% por uno de ellos y el 1 0 %. por cada
uno de los restantes, hasta un máximo del 1 00% del salano.
Ascendientes: 40% del salario si eran dos y 30% si era uno. 38 Decreto 29 de enero de 1 959; Orden 6 de septiembre de 1 962.
336 Carmen Benito dei Pozo
laboral y el retiro obrero
La previsión social ante la contingencia
337
.
Ascen d tentes .. 2 000 pesetas para dos personas y 1 000 para una ciones anteriores y garantiza su
sola 39. revisión periódica cad a cinco aõo
al silicótico de prim er grado se s:
le con ced e un plus de enferm
y los subsídios por silicosis de edad,
seg und o y tercer grado se elev
55 y 75% de! salario respectivam an al
II.6. El Seguro de Enfermedades Profesionales ente. La concurrencia de silicosis
con tuberculosis se indemniza
com o silicosis de tercer grado.
. En enero de 1 94 7 se crea el Seg
E P �tme� S eguro obligatorio de Enfermedades Profesionales fue el uro de Enfermedades Profesio­
ed1 S 1 ltcosts,
. nales, que integra al de Sili cos
is. El Preâmbulo que precede
.
creado en 1 94 1 El aõo anterior
· se habían aprobado ias
Bases para la lucha contra la silicost � y eI S egur? d � Silicosis fue
disp osic ion es lega les del mis mo
tiene un carácter just ifica tivo :
a las

precedido de �nas normas ��. :


prevencwn e m. d

, de la neu-
En la imposibilidad material de
. .
moconiosis-sthcosts. ParadoJICamente, el Segu ���:�;�; osis no fue
,
abordarlo inicialmente en toda
por la falta de estudios y experie su extensión,
ncias previas que nunca se habían
obligatorio en la minería dei carbón (sect? r qu e mayor numero de en nuestro país, se hizo preciso realizado
. , al legislador llegar a su implant
ación por
afec a t b ) h 1 944 lo que evtdencla e! caracter I? ropa- un sistema de sucesivas etapas,
gan ���f: ��; t � ����
o a rea �
de s guros sociales ad� uirió a comlenzos causa de prelación, la importancia
en las que se tuvo en cuenta,
y trascendencia social de
como única
del fr :���� �:� �
.s ues la cobertura real de los mlsmos era entonces enfermedades conocidas 4 1 • cad a una de las
muy ' t en lo concerniente a las prestaciones econ mica� � No obstante este rec ono cim ient
como ' en este caso, ai colectivo de trabajadores afectados. Solo asl o oficial del retraso en la creación
s � �xphc . Ia l. mplantación de un seguro de enfermed ad que, en pr'In- del Seguro obligatorio de Enf
ermedades Profesi ona les, todavía
, a 1o s dos tercios de los potenCialmente
� . . .
Ctplo, deJO, sm proteccwn implantación se retrasaría más
de dos anos, pues hasta juli o de
su
afecta d os ·
40
no se aprobó el Reglamento de! 1 949
Seguro, aplicable a los trabajad
I as por e 1 S e guro de Silicosts en
Las indemnizaciones conced'd
.
de industrias o empresas que pud ores
ieran dar origen, por la activida
1 942 eran las siguientes: des arrollada, a las enferm eda des d
de silicosis y nistagmus 42•
En silic osis , la función sanitaria
p 'odo de observación (incapacidad transitaria) : 75% d � salario. \ de cualquier síntoma de la enf
se dirigía a denunciar la pre sen cia

�r�
Si osis de prime r grado (incapacidad I?ermanente par �a ) : tras­ � agravamiento o reconocer una
erm eda d para evit ar en lo pos ible
incapacidad que imp idie se al trab
su
u t m atible dentro de la mtsma empresa. 1 esta no dor un rendimiento laboral nor aja­
��; � ; ;: � ;� d�
i o í u r trabajo adecuado, ba! : dei trabajador con el
.
miento méd ico previo a los trab
presa, la rev isió n periódica dur
mal . Por ello se exigía un reco
ajadores que ingresaban en la
noci­
em­
50% de! salario y pnondad en la recol�:>eacwn. ant e la per man enc ia en la mis ma
Silicosis de segundo grado (i� capaCidad permanente total) .. pen- causar baja. Los afectados de y al
silicosis tendrían der ech o a las
sión vitalícia de! 37,5% de! salano. buciones siguientes : retri­
Silicosis de tercer grado (in� apacidad permanente ab so 1 uta ) : pen­
sión vitalícia de! 50% del salano. Período de diagnóstico (ha sta
un máx imo de tres mes es): 75%
del salario.
Eu 1 946 se redacta un nuevo R egI amemo que amplía las presta- Pr-imer grado de silic osis : traslado
a pue sto exento de riesgo man­
teniendo e! promedio de su sala
rio, o bien a! 50% del mismo
si no
39 Decreto 28 de octubre de 1968.
40
41 Preâmbu lo dei Dec reto
Orden 22 de juli o de 1 940 ( B ases) 0rd en 7 d
; d e 1 941 (normas);
. . d eI Seguro en D ecreto. .6 de septtem b re d e 1 941 �, ;r�:: 1 4 de novi embre de
creacwn 1 0 de enero de 1 947 por
. e! que se crea e! Seguro
· � dei .Seguro de Silicosts. en O rden
. Enfermedades Profesiona
1 942 (Reglamento); la ampltacwn Y m�d.''fteano les. de
42 La Ord en 19
_

26 de enero de 1944 y Decreto 23 de dtctembre eI mJsmo ano. dades Profesionales,


de julio de 1 949 aprobó
e1 Reg lam ento dei Seguro de Enferm
derogando e! de Silicosis e­
de 1 946 .
338 Carmen Benito dei Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 339

era posible ei traslado y causaba baja. Esta última se abonaba du­ mularían los aumentos periódicos por aiíos de servicio y Ia totalidad
rante 1 8 meses como máximo. de los restantes conceptos retributivos asignados al nuevo puesto. El
Silicosis de segundo grado: 55% dei salario . compl �mento q�e se concediese para alcanzar ese 75% dejaría de
Silicosis de tercer grado y silicotuberculosis: 100% dei salario. _ Se reconoce, asimismo, ei derecho de los
perCibtrse � los cmco anos.
obre�os . a mstar la �orrespo_ndiente reclamación ante la Deiegación
Las indemnizaciones en caso de fallecimiento eran las mismas Provmctal de Tr�baJo por dtsco�formidad con ei puesto asignado 0

que las concedidas por el Seguro de Accidentes de Trabajo. por no ser aten_dtda_ su advertencta de posible incompatibilidad física
En nistagmus la vigilancia sanitaria era similar, la incapacidad para tareas de mtenor 44•

temporal (máximo de un aiío y revisable mensualmente) tenía un Se pretendía con eilo paliar la resistencia obrera ai reconocimien­
subsidio dei 75 % dei salario; ei período transitorio o de recupera­ to de los sínto;nas d � silic�sis,_ explicable por las repercusiones la­
ción (un aiío como máximo), ei promedio del salario habitual; la borales. qu: trata constgo: dtsmmución de los ingresos; reducción de
incapacidad permanente de primer grado, 35 % del salario y la de las cotizacwne � a los seguros sociales y, en consecuencia de las
segundo grado, el 55%. f�t_uras prestacwnes a recibir en concepto de derechos pa�ivos·: y
El régimen de este Seguro era costeado íntegramente por las em­ dtftculta�es de enc �ntrar t_rabajo en caso de causar baja en la empr sa.
presas y se efectuaba en forma de mutualidad, satisfaciéndose las Las circunstanCias denvadas de la reestructuración dei sector mi­
cuotas por reparto de los costes en cada rama dei seguro entre los nero Y de �a. apl! �ación de la Ordenanza de 1964 indujeron, de nue­
empresarios de la misma. vo, la modtftcacwn de algunos artículos dei mencionado Reglamento
En 1961 se fusionan el Seguro de Accidentes de Trabajo y ei de de .�n�ermeda?es P �ofesionales en 1 966, referidos a las revisiones
Enfermedades Profesionales, organizándose el denominado Fondo penodtcas obltgat� nas. dei personal silicótico y sus condiciones de
Compensador dei Seguro de Accidentes y Enfermedades Profesiona­ tras�ado : puestos sm nesgo pulvígeno, enfermedades intercurrentes,
les. r�tnbuc�o_? dei nue�o p _uesto, m�ntenimiento dei período de vaca­
En el Reglamento de Enfermedades Profesionales aprobado en SI
ct �nes est� �uera mfenor, s�lano de cotización y composición dei
1962, la cuantía de las pensiones asignadas no se modificó, aunque Tnbunal Med_tco en recl �mact.�nes por silicosis. En general, se pre­
sí algunas condiciones para ei caso de silicosis, a saber: ampliación t�nde una meJora de la sttuacwn laboral y retributiva de los silicó­
dei período de observación hasta seis meses; mantenimiento del lOO% tlcos acorde con los derechos reconocidos en la Ordenanza hullera 45�
dei salario promedio de los últimos 12 meses durante diez aiíos a En 1970 los mineros de HUNOSA que, en cumplimiento de I
los mineros destajistas con silicosis de primer grado; e! personal Orde� de 1966, fueron t�asladados al exterior por padecer silicosis
trasladado de puesto por silicosis seguiría cotizando por la misma de f?nmer grado, denunctaban la congelación de la percepción ga­
base asignada a su anterior categoría profesional si el puesto asigna­ rant�zada . dei 75% dei s�lario �egulador; el hecho de que en caso de
do tuviera inferior tarifa; y en caso de expediente de crisis, los sili­ s �!nr acc�dente de_ trabaJo, la mcapacidad se les retribuyese en fun­
cóticos de primer grado tendrían preferencia absoluta para perma­ cwn de ?tc�o salano ; y que en puestos de exterior no se les respetase
necer en la empresa 43• su antenor JOrnada de siete horas 46•
En abril de 1964 se reforma e! Reglamento: la n ueva normativa
establece taxativamente los casos en que habrá de entenderse obli­
gada la remoción de los silicóticos de primer grado y garantiza al
1
trabajador afectado una percepción mínima equivalente al 75% de 44 0rden 8 de abril de 1 964 . Le prece
los haberes globales por conceptos directamente ligados a la produc­ dió la más tímida reforma introducida
a 0 rden 14 de mayo de 1 963. por
ción y, en cualquier caso, ai salario base dei puesto anterior se acu- 45 Orden 29 de septiembre de 1 966.
�6
AHP/AISS-EI Entrego, caja 5 1 57, Secret
aria General, Acta de Junta s de 30 de
nov1 em bre de 1 970.
43 Reglamento de 9 de mayo de 1 962.
Carmen Benito dei Pozo La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero 341
340

demás conceptos (inclus� los porcentajes salariales efectivamente pa­


EL SISTEMA DE LA SEGU RIDA D SOCI
AL ( 1 963- 19 75 ) gados qu � s � p�rasen d1chas ? ases! . La base asignada a la categoría
III. X _
de peon comC1d1a con el Salano M1mmo Interprofesional ( SMI). No
obst�nte, para el �eguro de Ace1dentes de Trabajo se computaba la
idad Socia l, cul­ .
En 1 963, con la norm alizac ión dei sistem a d e Segur
los segur os socia les. En adela nte totahdad dei salano y remuneraciones percibidas 49•
mina el proceso de unific ación de
ncial públi co, finan ciado a tra­
se irá conso lidan do un régimen asiste
s y traba jador es, es decir , dei
vés de las cotiz acion es de empr esario
o diferi do) CUADRO 49. Evolución de los safarias de cotización a la Seguridad Social,
esaria l ( salari
coste dei factor traba jo, pues la cu o ta empr
cia­ 1963-1972 (por categorías profesionales).
ipació n dei Estad o en dicha finan
se carga sobre éste. La partic
969), tendi ó a dismi nuir, lo que ha Incremento
1963
1
1972
ción, con ser escasa (un 5% en
a de previ sión
llevado a calificar de socialmente regre sivo el sistem (% )
implantado en 1 966 47.
lado al de Mensual
El Régim en de Segur idad Socia l, estrec hame nte vincu
de finan ciació n,
los salarios por cuant o éstos const ituye n su fuente 1. Ingenieros y licenciados . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 600 8 700 55,3
ras intro du­
se vio seriam ente afecta do por las refor mas libera lizado 2. Peritos y ayudantes . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . 4 700 7 200 53,1
ivame nte, el sis­
cicias a finale s de la décad a de los cincu enta. Efect 3. Jefes administrativos y taller. .................... 3 900 6 300 61,5
ley de Conv enios
tema retributivo instau rado en 1 958, tanto por la 4. Aytes. no titulados, maestros encargados,
volum arias, tuvo una
Colectivos como por el decreto sobre mejo ras etcétera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 400 5 250 54,4
l al gener alizar se las 5. Oficiales administrativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 800 5 130 83,2
repercusión negat iva sobre la Segur idad Socia
e de cotiza ción para 6. Subalternos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .... 2 000 4 680 1 34,0
mejoras salariales exentas total o parcia lment
nució n de las 7. Auxiliares administrativos y otros ............ 1 800 4 680 160,0
seguros social es, lo que generó una cuant iosa dismi
ales a unos salari os de cotiza­
prestaciones econó micas , propo rcion jornal
es reales . Por ello, e! Decreto
ción muy inferiores a las retrib ucion
«prac ticar la corre cción ne­
de 1 963 decla raba tener como finali dad
cione s dei régi­ 8. Oficiales de 1 . ' y 2.' ................................ . 80 168 1 10,0
cesari a [ . . . ] si se quier e que sean efecti vas las presta 9. Oficiales 3.', especialistas . . . . . .................... . 70 162 131,4
men de seguri dad social» 48• 10. Peones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 156 160,0
cotiza ción
Para facilit ar la trans ición desde las vigen tes bases de 1 1 . Aprendices 3.0 y 4.0 aiío, pinches 16-1 7
Estado aportase
a las establ ecidas por el Decre to, se preveía que el aiíos . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 96 100,0
la cantidad neces aria para que empresas y trabajadores pudie
ran adap­ 12. Aprendices l .o y 2.0 aiío, pinches 14- 15
sistema, con­ aiíos . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 60 140,0
tar a lo largo de un ano la estructura salarial al nuevo
simpl ificab a el
sisten te en la fijació n de una tarifa de cotiza ción que Fuente: D ecretos 1 7- 1 -1 963 y 1 7-3-1 972. Elaboración propia.
anterior cómpu to salaria l.
incrementa-
Las bases mínim as de cotiza ción (véase cuadro 49),
y festiv os y de las
das en e! impo rte de los salarios de domingos Quedaban suprimidos los límites salariales de afiliación al SOVI
idad» y « 1 8 de
Y
gratificacio nes extraordinarias reglamentarias de <<Nav Seguro de Desempleo, pero no ai de Enfermedad, fijado en 66 000
, exclu yendo todos los
Julio», serían las bases única s de cotiz ación pesetas anuales.
La cuota de Seguridad Social, incluídos los Seguros Sociales Uni-
la Seguridad Social », en ob. cit.,
47 Véase Ciriaco de Vicent e, .La gestión de
pp. 3 1 3-315.
4 8 Preám bulo dei Decret o 1 7
de enero de 1 963. 49 Artículo 1 .0 dei anterior Decreto.
r 342 Carmen Benito de! Pozo

ficados y Seguro de Desempleo, se fijaba en e! 16%, siendo a cargo


dei trabajador el 3,9 y de la empresa e! 12,1 % . Las contribuciones
La previsión social ante la contingencia laboral y el retiro obrero

b. Pensión por invalidez permanente total: 55% dei salario.


c. Cantidad a tanto alzado según la invalidez que resulte : por
343

se obtenían mediante la aplicación a los salarios de cotización de un i nvalidez parcial, 1 8 mensualidades dei salario; por invalidez total,
tipo de gravamen (50% ) que se distribuía porcentualmente entre los 40 mensualidades dei mismo.
distintos seguros (v.gr. 14 % para protección familiar, 1 5% para
asistencia sanitaria, 1 O% para invalidez, muerte y supervivencia, etcé­ Invalidez permanente absoluta : penswn vitalícia dei 1 00% dei
tera). salario real que percibía en activo, derive o no de accidente de tra­
Las cuotas de Mutualidades Laborales subsistían con los tipos bajo o enfermedad profesional.
vigentes. La Seguridad Social quedaba excluída de! âmbito de con­ Gran invalidez: 1 50% dei salario real, derive o no de accidente
tratación de los Convenios Colectivos sindicales. de trabajo o enfermedad profesional.
De lo anterior se deduce que la modificación o revisión de! SMI Vejez: pensión calculada aplicando a la base de cotización un
afectaba de forma directa e inmediata a las bases de cotización y que porcentaje, establecido por e! nível mínimo nacional más e! nível
eran las categorías inferiores quienes, al obtener unos salarios reales complementaria profesional en función de los aiíos de cotización.
más próximos a los de cotización (en algunos casos coincidentes), Ambos niveles eran dei 50% a los 35 aiíos de cotización; por cada
contribuían en mayor medida a la financiación de la Seguridad So­ aiío menos se reduce e! 1 % . Es decir, si e! trabajador jubilado había
cial. De hecho, las cotizaciones obreras fueron las que experimenta­ cotizado durante 35 aiíos, percibiría el 1 00% de su salario de coti­
ron un incremento porcentual más elevado, duplicando, como poco, zación, cantidad que se reducía a la mitad si sólo se habían cotizado
su cuantía entre 1 963 y 1 972. Aquí se manifiesta también e! carácter 1 O aiíos.
regresivo dei nuevo sistema 50. Desempleo : e! 75% de la base de cotización (durante 6 meses
El Reglamento General de la Seguridad Social no fue aprobado como máximo, ampliable otros seis). Si el paro era parcial, e! subsi­
hasta diciembre de 1 966. En él se recogen las prestaciones económi­ dio correspondiente sería proporcional a la pérdida de jornadas. El
cas para cada una de las contingencias y situaciones protegidas, al­ derecho a su percepción exigía tener cubierto un período mínimo de
gunas de mayor alcance que las vigentes hasta entonces, aunque los cotización de 1 8 meses.
riesgos cubiertos eran los mismos. En la descripción que sigue, en Viudedad: pensión vitalícia equivalente al 45% de la base de co­
el caso de incapacidad transitaria o permanente se entenderá por tización dei trabajador. Requisitos : tener más de 40 aiíos, incapaci­
salario la base de cotización cuando la prestación no derive de acci­ dad permanente o hijos con derecho a pensión de orfandad. Las
dente de trabajo o enfermedad profesional, si así fuera, el salario viudas que no reúnan las condiciones anteriores percibirían la pen­
estará referido a la retribución real percibida por el trabajador. sión sólo durante 24 meses.
Orfandad : pensión dei 20% dei salario de cotización para cada
Incapacidad laboral transitaria: 75% dei salario (durante 1 8 me­ huérfano menor de 1 8 aiíos o incapacitado.
ses como máximo si es por enfermedad común). Familiares : pensión vitalícia o temporal (12 meses) equivalente al
Invalidez provisional: iguales condiciones económicas que la pres­ 20% de la base de cotización para los posibles beneficiarias que
tación anterior. cumplan los requisitos legales.
lncapacidad permanente total o parcial: El subsidio por defunción dei trabajador era de 5 000 pesetas.

a. Subsidio de espera o asistencia: por invalidez parcial, el 35% Las asignaciones de protección a la família venían a sustituir al
dei salario; por invalidez total, el 55% de! salario. anterior Subsidio Familiar, sin que e! valor real de las cuantías otor­
gadas en 1966 mejoraran las precedentes :
5° Cf Muiioz, Roldán y García Delgado, La economía espaiiola, 1971, Madrid,
1972, pp. 120-1 70.
La previsión social ante la contingencia laboral y e! retiro obrero 345
344 Carmen Benito de! Pozo
cuantía e inferior siempre a los salarios base pactados en Convenios
Pesetas Colectivos 52•
Situación de privilegio, pues, que no fue ajena a la presión rei-
Asignación mensual por cada hijo . . . . .............. . . .. ........................... 200 vindicativa ejercida por los mineras asturianos afectados por una
Asignación mensual por esposa .... .. .. .. .... .... .. .... .. .. .. ... .. .. .. .. .... .... .... 250 reestructuración sectorial que produjo numerosas jubilaciones anti­
AI contraer matrimonio ........ ......................................................... 5 000 cipadas precisamente a partir de 1 968 (vé ase capítulo 3 ). El Régimen
Nacimiento de cada hijo................... ............................................. 2 500 Especial de la Minería del Carbón se concedió, no en reconocimiento
a las peculiaridades laborales del subsector, sino por una circunstan­
cial necesidad de apaciguar a un colectivo obrero conflictivo y ame­
La asistencia sanitaria en caso de enfermedad, accidente común nazado por los expedientes de crisis, dado que los riesgos profesio­
o maternidad se extendía a los trabajadores asegurados, pensionistas nales (principal argumento para un trato peculiar) gozaban de igual
y familiares a cargo de ambos (hijos menores de 20 anos). La baja cobertura que en el Régimen General.
en la afiliación del titular privaba del derecho a las prestaciones, La reforma de 1 972 puso especial énfasis en el aumento de las
aunque se contemplaban situaciones asimiladas al alta que permitían prestaciones y abrió el camino bacia la paulatina desaparición de
conservar el derecho a la asistencia por un ano, como máximo, para tales diferencias al ir aproximando la base de cotización a los salarios
el titular y seis meses para los beneficiarias. reales, principal reclamación de las secciones sociales sindicales en el
La prestación médica y hospitalaria era gratuita, en tanto una tema de la Seguridad Social. La insuficiencia de las prestaciones eco­
parte de los gastos de farmacia y prótesis eran abonados por el ase­ nómicas explica, asimismo, el que los Convenios Colectivos de la
gurado, excepto en caso de accidente de trabajo y enfermedad profe­ província (especialmente de la rama siderometalúrgica) recogieran el
sional 5 1 . compromiso patronal de colaborar en el sostenimiento de cajas de
Las principales objeciones que desde el punto de vista social me­ compensación que aliviasen situaciones de contingencia laboral 53.
rece el sistema de la Seguridad Social definido en 1 966 derivan de El texto refundido de 1 974 mejora socialmente el régimen de la
las bases tarifadas de cotización, pues generaban una considerable Seguridad Social de 1 966 en diversos aspectos, a saber:
depreciación de las pensiones y subsídios otorgados, en relación al
salario real de los trabajadores. Asimismo, subsistían las diferencias La base de cotización para todas las contingencias y situaciones
a favor de unas prestaciones más beneficiosas (fundamentalmente del Régimen General vendría dada por la remuneración total que
económicas, pero también sanitarias) en el supuesto de accidentes de efectivamente percibiese el trabajador, aunque las horas extraordina­
trabajo y enfermedades profesionales. Tampoco se regulaba la actua­ rias sólo se computaban a efectos de cotización de accidentes de
I
I
lización de las pensiones en función del incremento del coste de vida. trabajo y enfermedades profesionales. La base mínima seguía coin­
I' cidiendo con el SMI vigente en cada momento.
li
En el Régimen Especial de la Minería del Carbón, la principal
1\ Compromiso de revalorizar periódicamente las pensiones por ju­
·1
diferencia respecto al Régimen General consistía en que las pensio­
nes y subsídios por pérdida de salario se calculaban siempre en fun­ bilación, incapacidad permanente o muerte y supervivencia en fun­
ción del salario real, y no sólo cuando la causa era accidente de ción del nível medio de los salarios, el índice del coste de vida y la
trabajo o enfermedad profesional, lo que representaba una conside­ evolución general de la economía.
rable mejora de las prestaciones asistenciales para los mineras si te­ A efectos de derecho a prestaciones, el desempleo involuntario
nemos en cuenta las mencionadas limitaciones que afectaban a la total y subsidiado era asimilado a situación de alta 54.
base de cotización en tanto determinada por un SMI de muy escasa
52
entrá en
El Régimen Especial de la Minería, previsto desde marzo de 1 967, no
vigor hasta junio de 1969.
53 AHP/AISS- La Felguer a, caja 5612, Secretar
51 Una detallada descripción de las prestaciones sanitarias, en A. Rull Sabater, ob.
ía General, 1971 .
54 Decreto 30 de mayo de 1974.
cit., vol. ll, pp. 44-51 .
346 Carmen Benito del Pozo

El tipo impositivo se fijó, en marzo de 1 975, en el 40% (33% a


cargo de la empresa y 7% del trabajador), excepto para accidentes
1
y enfermedades profesionales.
La cuantía de las p ensiones mínimas a comienzos de 1 975 era la
siguiente:

Vejez, jubilación o invalidez permanente para mayores de 65 anos:


3 000 pesetas.
Gran invalidez: 4 500 pesetas.
Viudedad: 2 SOO pesetas.
Orfandad o en favor de familiares: 1 250 pesetas 55. TERCERA PARTE

El máximo que podían alcanzar algunos salarios de cotización en LA CONFLICTIVIDAD LABORAL EN ASTURIAS
junio de 1 975 era de 1 8 1 50 pesetas mensuales para oficiales de pri­ A TRAVÉS DE LAS MAGISTRATURAS DE TRABAJO
mera y segunda, y de 1 6 875 para peones, inferior, pues, al salario
real obtenido por mineros y siderometalúrgicos de tales categorías
(véase cuadro 40, p. 3 0 1 ), pero no al de los obreros de la construc­
ción, que mantenían una base de cotización muy próxima a su re­
tribución efectiva, dado que para ellos la cuantía del SMI (280 pta/día
en ese ano) determinah a directamente su nível retributivo tanto en
situación activa como de haja laboral, nível que descendía a la simple
subsistencia (y con agobios económicos) en el momento de la jubila­
ción 56•

55 Orden 30 de diciembre de 1 974, en vigor desde el 1 .0 de enero de 1 975.


56 Cf J. Verges, ob. cit., p . 1 67.
7. EL CONFLICTO INDIVIDUAL EN LAS D É CADAS
SILENCIOSAS ( 1 940- 1 958)

El eJecto corrector que las fuentes documentales imprimen a la tarea


investigadora se manifiesta con especial evidencia en el caso de la
consideración del conflicto obrero en Asturias, asociado inicialmente
a la manifestación colectiva del mismo, sin que prestáramos atención
previa a un factor que se revelaría de gran significación : la conflic­
tividad latente existente en las dos primeras décadas del franquismo,
canalizada a través del denominado conflicto individual. El análisis
de los expedientes tramitados por las Magistraturas de Trabajo per­
mite el seguimiento cuantitativo y cualitativo de dicho conflicto 1 •

I. LAS MAGISTRATURAS DE TRABAJO: ORIGEN Y SIGNIFICACIÓN

Las Magistraturas de Trabajo, reguladas en 1 940, constituyen duran­


te el período franquista la única institución jurisdiccional contencio­
sa en la rama social del Derecho. Y a establecida su creación en la
Declaración VII del Fuero del Trabajo, hasta 1962 sólo tendrán com-

1 Un avance de los datos y conclusiones que aquí se exponen fueron presentados

a modo de comunicación en e! Congreso Internacional sobre «La oposición ai régi­


men de Franco•• celebrado en Madrid en octubre de 1 988, cuyas Actas fueron publi­
cadas por la UNED en 1 990.
Según Pérez Botija, por conflictos laborales se entienden las fricciones que pueden
producirse en las relaciones de trabajo, desde un paro masivo hasta la más breve
controversia. Los conflictos laborales se clasifican en dos grupos : a. Individuales:
litigios que surgen entre los sujetos de una relación laboral sobre la interpretación de
las cláusulas dei contrato de trabajo o su extinción ; b. Colectivos : aquellos en que,
más que controversia sobre aplicación de normas o cláusulas en vigor, se suscita
discusión para llegar a la formulación de una nueva normativa o modificación de la
vigente. Cf Eugenio Pérez Botija, Derecho del Trabajo, Madrid, 1 960, pp. 295 ss.
350 Carmen Benito de! Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 351

petencias para resolver los conflictos individuales originados entre sación ante la Sala de lo Social dei Tribunal Supremo si excedían de
los dos factores de la producción 2• dicha cantidad o se trataba de accidentes de trabajo, cuestiones de
Coo las Magistraturas se otorga carácter estatal a la administra­ competencia y despidos de cargos sindicales o <<caballeros mutila­
dos>> 4. I
li
ción de la justicia laboral, quedando derogado ei anterior régimen
de Tribunales Industriales y Jurados Mixtos (implantados en 1 908 y El análisis que sigue se fundamenta en los expedientes (Deman­
1 93 1 respectivamente) y desapareciendo la condición paritaria de los das y Sanciones) tramitados por las Magistraturas de Trabajo de Ovie­
órganos de justicia laboral. Se responde así a la concepción vertica­ do, Gijón y Mieres. La casi totalidad de las demandas fueron plan­
lista que de lo social tiene ei nacionalsindicalismo : ignorada la lucha teadas por los trabajadores en denuncia de lo que eilos consideraban
de clases, la protección individual de los derechos laborales y la una aplicación incorrecta de los reglamentos que regulan las condi­
conciliación de intereses de obreros y empresarios constituyen los ciones de trabajo (salarios, vacaciones, horas extras, etc.) y dei régi­
pilares ideológicos de las nuevas relaciones de trabajo. men de sanciones empresariales, o de una lesiva interpretación pa­
La función de las Magistraturas abarcaba la totalidad dei proceso tronal de la legislación socio-asistencial vigente (indemnizaciones,
laboral, incluído ei acto de conciliación, aunque posteriormente éste dietas, pensiones, etcétera). Los escasísimos expedientes en que las
se intentase también en dos instancias extrajudiciales : los Jurados de empresas aparecen como demandantes están motivados por requeri­ "'
Empresa (desde 1 953) y la Organización Sindical (especialmente des­ miemo judicial de desalojo de viviendas obreras propiedad de la iii
', I
de la Ley de Procedimiento Laboral de 1 958). empresa. Las sanciones hacen referencia a las propuestas de sanción
Si bien, tanto empresas como trabajadores podían utilizar la Ma­ formuladas por la empresa ante la Magistratura cuando aquéllas afec­
gistratura como vehículo de denuncia si por cualquiera de las partes tan a trabajadores que detentan cargos sindicales, dado que la acción
se contravenía ei orden laboral establecido, de hecho será el traba­ penalizadora de la patronal no podía ejercerse sobre los mismos sin
jador quien coo mayor frecuencia reclame ante la misma, dado que autorización dei órgano judicial 5•
las alteraciones de la legalidad vigente por parte de los obreros se A través de estos expedientes se manifiesta el control y represión
sancionaban de ordinario por conducto político cuando trascendían empresarial ejercido sobre la mano de obra por medio de mecanis­
ei ámbito empresarial y, circunscribiéndonos al centro de trabajo, ya mos tales como suspensión temporal de empleo y sueido, multas y
vimos que la patronal tenía capacidad para imponer los correctivos despido que penalizan cualquier falta cometida por el trabajador,
oportunos 3. constituyéndose en medidas defensivas de la patronal frente a la
Así pues, la Magistratura instruirá ei arbitraje cuando ei conflicto posible alteración dei orden laboral (desidia, insubordinación, bajo
obrero/patronal no se resueiva en el marco de la conciliación previa. rendimiento, etcétera).
Contra las sentencias de la Magistratura cabía recurso de suplicación Así pues, la empresa amonesta o sanciona directamente al traba-
ante ei Tribunal Central de Trabajo en asuntos cuya cuantía estu­
viera comprendida entre 1 O 000 y 1 00 000 pesetas, y recurso de c a-
4 AHP/AISS-Gijón, caja 4014, «<nforme sobre algunas de las líneas básicas dei or­
denamiento laboral espano!», emitido por Roberto Vega Alonso a requerimiento de
2 Cf Alfredo Montoya, « La jurisdicción laboral y el Fuero dei Trabajo», en la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón en octubre de 1 964.
Revista de Trabajo, núm. 2, 1 963, pp. 2 1 3-231 . La actuación de la Magistratura era gratuita hasta la ejecución de sentencia, pu­
3 Las sucesivas fases establecidas para la resolución dei conflicto individual sur­ diendo comparecer los litigantes por sí o representados.
gido entre obrero y patronal eran las siguientes: 1 .' Tratar con e1 ingeniero dei Grupo 5 La Magistratura núm. 1 de Oviedo comenzó a funcionar en 1 938 (existen algu­
o facultativo jefe (en e! caso de una empresa minera) dei motivo que origina la pro­ nos expedientes de entonces); la núm. 2 en 1 967 . La Magistratura núm. 1 de Gijón
testa; 2.' Si tras e! diálogo anterior e! trabajador no encuentra satisfacción a su recla­ inicia su andadura en 1 944, creándose la segunda en 1 9 7 1 . La Magistratura de Mieres
mación, solicitar reunión dei Jurado de Empresa; 3.' Fracasada la mediación dei Ju­ data de 1 953 (se denominá Sama-Mieres hasta 1 958) .
rado, presentar demanda ante los sindicatos, donde se intentará la conciliación; 4.' La Magistratura de Gijón extendía su jurisdicción a los concejos de Gijón, Avilés,
Finalmente, recurrir ante la Magistratura de Trabajo. Contra su sentencia cabe recurso Cangas de Onís, Llanes y Villaviciosa; la de Mieres a las cuencas hulleras y la de
de suplicación o casación. Oviedo ai resto de la provincia.
352 Carmen Benito dei Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 353

jador sin recurrir como demandante a la Magistratura (salvo las ex­


cepciones seiíaladas) ; es el obrero afectado quien, rechazando las II. EL MALESTAR LATENTE EN LA CLASE OBRERA
medidas sancionadoras por injustificadas o excesivas, o disconforme
con la retribución económica de su trabajo o cualquier incumpli­ El estudio cuantitativo realizado a partir de los expedientes de las
miento empresarial de las condiciones laborales establecidas, formula �agistraturas asturianas requiere una serie de precisiones metodoló­
la correspondiente demanda judicial. Ahora bien, con una legislación giCas :
a priori adversa a los intereses de los trabajadores, dependiendo éstos
de los abogados del sindicato oficial para su defensa y considerando En primer lugar, seiíalar que dicho estudio sólo está referido al
el amplio margen de interpretación legal que el magistrado posee, sector secundaria, atendiendo exclusivamente a las demandas pro­
los medios de obtener una sentencia favorable a la demanda obrera movidas por los obreros industriales y de la construcción, en fun­
resultaban limitados 6. ción tanto de la importancia de estas actividades en el conjunto del
Distinto carácter presentan los Expedientes gubernativos. En ellos empleo regional, como de la evidencia documental, dado que, a
aparecen como demandantes el Instituto Nacional de Previsión o la partir del aiío 1 945, más del 60% de los expedientes fueron trami­
Delegación Provincial de Trabajo y como demandados las entidades tados por trabajadores dedicados a la minería, siderometalurgia y
empresariales por incumplimiento de la legislación sociolaboral o c?n�trucción, reforzándose esta tendencia a lo largo de las décadas
por impago de las cuotas correspondientes a los seguros sociales, de s1gmentes.
modo que estos expedientes resultarían el contrapunto de las deman­ El subsector que denominamos METAL acoge a las actividades
das anteriores al reflejar la existencia de un control estatal sobre metalúrgicas básicas y de transformados ; en COMBUSTIBLE agrupa­
actuaciones patronales ilegales. Es decir, serían un instrumento de mos a las industrias mineras de hulla y antracita; y en CONSTRUC­
defensa del orden laboral en manos de los organismos oficiales, co­ CIÓN se incluyen obras públicas, industrias de cemento, cerámica,
rrectores de la actuación antisocial de la empresa. tejas, vidrio y otras actividades ligadas a la construcción ( explotación
Pero nada más lejos de esta función. Así, si el conflicto en el de canteras, yeso, cal, etcétera).
ámbito del trabajo se manifiesta a través de la protesta individuali­
zada, que revela la intransigencia empresarial ante sus prerrogativas Durante los aiíos cuarenta y cincuenta se produjo un fuerte in­
patronales y la consiguiente reacción obrera, los expedientes guber­ cremento en el número de demandas presentadas por los trabajado­
nativos, expresión teórica del control estatal que asegura el riguroso res ante las Magistraturas : de 777 registradas entre 1 940 y 1 944 se
cumplimiento de la normativa laboral por parte del empresario, re­ pasó a 9 463 entre 1 955 y 1 958, lo que supone una tasa de creci­
sultan ser -por su escasa relevancia numérica y cualitativa- expre­ miento anual relativo del 22,8% . Asimismo, se observa un constante
sión, no de la inoperancia de dicho control, sino del desinterés por aumento de las demandas procedentes de los subsectores analizados
ejercerlo, favoreciendo con ello los intereses del capital en cuanto a respecto al total de expedientes tramitados : si aquellas representan
obligaciones laborales se refiere. el 53,5% en el quinquenio 1 940-1 944, en el período 1955- 1 958 equi­
El escaso poder coactivo de los poderes públicos sobre las em­ valen nada menos que al 84,9% del total (véanse apéndices 9 a 12),
presas denota que, también en cuestión de justicia laboral, el fran­ aumento que se explica no sólo en relación a la importancia econó­
quismo sólo pretendía mantener las apariencias. mica de las actividades industriales y de construcción, derivada del
volumen de mano de obra empleada, sino también de las condiciones
sociolaborales específicas de cada uno de los subsectores estudiados,
pues el incremento porcentual de los activos regionales ocupados en
el sector secundaria entre 1 940 y 1 960 fue inferior al crecimiento
6 Cf Iiiaki Goitia, «El orden laboral y las Magistraturas de Trabajo••, en Hori­ relativo de las demandas formuladas por trabajadores del mismo.
zonte espano!, vol. II, 1 966, pp. 241 -247. Es decir, se constata un mayor nivel de conflictividad individual
356 Carmen Benito dei Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1 958) 357

Las principales cuestiones que en ellas se plantean son las siguien­


ru. Metal
tes :

Reclamaciones por diferencia de pensión reconocida por silicosis: El subsector dei Metal es el que presenta un menor índice de recla­
se pagó al trabajador en función de una base salarial inferior a la maciones a lo largo dei período 1 940-1 958, tendiendo a disminuir
debida. en la década de los cincuenta respecto a la precedente. Casi la mitad
Abono de indemnización por incapacidad temporal derivada de dei total de demandas formuladas por los trabajadores metalúrgicos
accidente laboral o enfermedad profesional. afectan a cuestiones de despido, aunque desde 1 955 las demandas
Reclamaciones por el grado de silicosis reconocido y petición de por este concepto disminuyen, pasando dei 47,2% en 1 940- 1 944 al
incapacidad parcial o total derivada de esta enfermedad. 36,4% en 1955- 1 958.
Petición de concesión de pensión vitalicia a familiares de traba­ Las sentencias de Magistratura desfavorables en demandas por
jadores fallecidos por silicosis. despido se producen cuando se demuestra que el trabajador contra­
vino el reglamento interno de la empresa, generalmente por faltas de
Despidos y salarios constituyen, aunque muy distanciados dei asistencia injustificadas ; falta de respeto a superior o compaiieros;
anterior, motivos frecuentes de conflicto entre mineros y patronal. abandono dei trabajo ; disminución dei rendimiento o cese dei con­
Las reclamaciones por despido son notables en la década de los eua­ trato temporal. Si la empresa no cumplió el requisito previo de abrir
rema (entre el 20,2 y el 1 5,5% dei total), siendo sustituidas por los expediente disciplinaria al trabajador sancionado con despido, la sen­
salarios como segunda causa impulsara de las demandas a partir de tencia le será favorable. Otro motivo de despido justificado que con­
1950. lleva resolución desfavorable para el demandante lo constituye el
La mayoría de los despidos patronales en empresas mineras están cese voluntario, considerando como tal la baja por enfermedad co­
motivados por desobediencia a superior en materia laboral; falta de mún no comunicada a la empresa. En el subsector dei metal, las
respeto (amenazas, insultos y agresiones) ai vigilante o capataz; dis­ demandas por despido con sentencia favorable al obrero suelen darse
minución dei rendimiento en el trabajo y ausencias injustificadas cuando la empresa rescinde contratos alegando fin de obra y, sin
-sobre todo tras haber permanecido de baja laboral por enferme­ embargo, se demuestra que los trabajos continuaban.
dad. Son los mineros de interior (picadores, barrenistas, maquinistas, La segunda causa que propicia las demandas entre los metalúr­
etc.) los principales infractores de la normativa interna sancionada gicos son los accidentes y los salarios durante los aiios cuarenta, y
con despido . salarios y anulación de sanciones en la década siguiente.
Las reclamaciones salariales se suelen producir por disconformi­ Las demandas por accidente y enfermedades laborales experimen­
dad con la liquidación tras el cese dei contrato ; por retrasos en el tan una paulatina disminución relativa desde 1 945. Nos encontramos
cobro de salarios y por vacaciones no disfrutadas. ante una actividad donde este tipo de reclamaciones tiene escasa
De menor importancia numérica son las demandas recogidas en trascendencia dado el menor índice de accidentes de trabajo y de
el concepto <<Ütros>>, referidas generalmente en el caso dei Combus­ enfermedades profesionales, a pesar dei enorme volumen de empleo
tible -y exceptuando anulación de sanciones- a reclamaciones de que representa en la región. Así, una mayor cualificación de la mano
pensiones de jubilación, viudedad y orfandad y prestaciones médi­ de obra, elevada tecnificación dei proceso productivo y un más es­
co-farmacéuticas, dirigidas contra la Caja de Jubilaciones y Subsidias tricto control de las medidas de seguridad e higiene (todo ello espe­
de la Minería Asturiana después que ésta hubiese denegado la con­ cialmente aplicable a ENSIDESA) confieren a la actividad siderometa­
cesión de tal prestación por no estar la empresa ai corriente dei pago lúrgica un bajo nivel de riesgos para el personal obrero.
de las cotizaciones correspondientes. E! suministro de carbón a los Las demandas por accidente de trabajo vienen principalmente
mineros pensionistas también suscita algunas demandas. motivadas por la pretensión dei trabajador de que se le reconozca
el accidente in itinere como tal, así como por la reclamación de la
358 Carmen Benito dei Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 359

pensión por incapacidad permanente parcial, demandas estas últimas a superior y compaõeros (suelen ir acompaõadas de embriaguez) y
que suelen ser desestimadas por no quedar probada la incapacidad desobediencia al capataz.
tras el alta médica. Son menores las demandas en solicitud de la Las reclamaciones salariales son debidas, en su mayoría, al desa­
incapacidad permanente total. cuerdo dei obrero con la liquidación abonada por la empresa al fi­
Las reclamaciones salariales fueron formuladas por desacuerdo nalizar el contrato (aspecto éste, pues, común a las tres actividades
dei trabajador con la cantidad percibida en concepto de liquidación estudiadas). Son frecuentes las faltas patronales cometidas en el abo­
al finalizar el contrato o por no habérsele abonado la totalidad dei no de complementos salariales como dietas, participación en bene­
trabajo realizado, de las pagas extras o de los conceptos retribu­ fícios, plus familiar, domingos y festivos, etc . ; las demandas obreras
tivos. no suelen ser satisfechas por la Magistratura ante la falta de pruebas
apartadas por el demandante, pues los trabajadores carecen de la
documentación precisa (nóminas, justificación de trabajos realizados,
ru. Construcción etcétera) que permita la estimación jurídica de su reclamación.
Entre los obreros de la construcción, la cuestión que suscita ma­
Las demandas formuladas por los obreros de la construcción repre­ yor número de demandas por accidente de trabajo o enfermedad
sentan en torno al 25% dei total entre 1 940 y 1 954, decayendo ai profesional, es la concesión dei alta médica antes de que, a juicio dei
12,0% en el cuatrienio siguiente. afectado, exista total restablecimiento de las lesiones sufridas. Por
El mayor número de demandas presentadas ante las Magistratu­ ello, en la demanda se solicita la prolongación de la incapacidad
ras entre 1 940 y 1 954 tienen su origen en el despido, aunque segui­ temporal y el mantenimiento de la renta correspondiente. Las peti­
das muy de cerca por las reclamaciones salariales, que se impondrán ciones de reconocimiento de incapacidad permanente total o parcial
a partir de 1 955 (45,7% dei total), en tanto que despidos y acciden­ son también numerosas.
tes/enfermedades laborales compartirán el segundo puesto en la mo­ Así pues, el alto grado de peonaje escasamente cualificado entre
tivación de demandas obreras (25,5% y 25,9% respectivamente) des­ la mano de obra dei subsector, la temporalidad de los contratos de
de entonces. trabajo y la elevada práctica de la contratación oral, constituyen la
Las demandas por accidentes fueron cuantiosas en los aõos base de la problemática laboral que afecta a los trabajadores de la
1940-1 944 (el 3 1 ,5% de las presentadas), disminuyendo porcentual­ construcción. Ello motiva el elevado número de demandas por des­
mente en la década siguiente, aunque se incrementaron en cifras pido -generalmente considerado injustificado por el obrero afecta­
absolutas. do-, las dificultades para establecer la base salarial que fija las in­
Son frecuentes los despidos por falta de asistencia injustificada demnizaciones (tanto por despido como por accidente o enferme­
(es decir, ausencia por enfermedad no notificada y abandono dei dad), la inhibición dei empresario ante dichas reclamaciones y las
trabajo tras discusión con el capataz, generalmente) ; así como los frecuentes protestas por disconformidad con el salario devengado,
despidos por fin de obra, en relación con el elevado porcentaje de especialmente horas extraordinarias.
obreros eventuales empleados en la construcción. Entre estos últi­ En general, las demandas dejan traslucir un gran desconocimien­
mos, si medió contrato escrito, el demandante reclama indemniza­ to entre los trabajadores de la construcción de sus derechos labora­
ción o readmisión que le será concedida si efectivamente las obras les, así como dei reglamento interno que rige en su centro de trabajo,
por las que fue contratado continúan ; si no se demuestra relación lo que induce a cometer un mayor número de infracciones laborales
contractual (hecho frecuente dada la existencia de trabajos reali­ sancionables por la empresa.
zados por acuerdo oral entre las partes y la sistemática negación Dei análisis cuantitativo de las demandas obreras entre 1 940 y
de tal relación por parte dei empresario) las demandas eran deses­ 1958 se concluye que prevalece la iniciativa de los mineros en la
timadas. formulación de reclamaciones ante las Magistraturas, no sólo en cuan­
Otras causas de despido menos habituales eran la falta de respeto to ai principal motivo de éstas, directamente relacionado con la ac-
360 Carmen Benito dei Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 36 1

tividad extractiva, como soo las enfermedades profesionales y acci­ En 1 946, de las 1 50 reclamaciones por salarios y horas extras, 94
dentes de trabajo, sino también en cuestiones salariales y despidos, procedían de trabajadores de Cristalería Asturiana, y todos ellos for­
y ello tanto en el período 1940- 1955, cuando la población obrera mularon demanda contra la empresa exigiendo ei cobro de salarios
minera es mayoritaria en ei conjunto de activos dei sector secunda­ atrasados, resolviéndose ei conflicto en ei acto de conciliación previo
rio, como a partir de esa fecha, en que los trabajadores siderometa­ al juicio, tras satisfacer la patronal las peticiones obreras.
lúrgicos constituyen la principal fuerza obrera de la región. En 1 947, de los 65 afectados por despido en el Metal (pertene­
Por otra parte, la referencia al contenido de algunas de las de­ cientes a la misma empresa) y 92 en el Combustible (de tres empre­
mandas tramitadas en los anos mencionados permite una más precisa sas distintas), 35 y 38 despedidos respectivamente, lo fueron por
captación de las circunstancias en las que surge ei conflicto indivi­ crisis de trabajo.
dual (categorías profesionales afectadas, empresas y centros de tra­ En 1 948, otros 62 obreros metalúrgicos fueron despedidos por
bajo, etc.), especialmente cuando se suscitan por despido (de conse­ el mismo motivo, así como 377 trabajadores dei carbón. Estas de­
cuencias traumáticas sobre ei empleo si media expediente de crisis). mandas fueron todas eilas resueltas de modo favorable a los traba­
Además, la carencia de datos sobre este tema procedentes de la De­ jadores, lo que implicaba su readmisión en cuanto las empresas (con
legación de Trabajo (pues, como informábamos en la primera parte, más de 50 trabajadores fijos) reanudasen las tareas, y ei derecho a
en los archivos de este organismo no se conservan expedientes de percibir la indemnización correspondiente. En la minería, la suspen­
crisis anteriores a 1 963) es posible superaria a efectos historiográficos sión de contratos se verificó tras la presentación patronal de expe­
con la información extraída de los expedientes de las Magistraturas, diente de crisis ante la Deiegación de Trabajo, en ei que se alegaba
dado que las condiciones económicas de los ceses laborales conse­ agotamiento de las capas carboníferas, mala calidad dei combustible
cuencia de expedientes previos de crisis de empleo eran fijadas por y dificultades en la explotación (presencia de falias).
el órgano judicial. El trabajador demandante intentará obtener la Ese mismo aiio, la totalidad de la plantilla de Hulleras de Turón
mayor indemnización posible y el derecho a reincorporarse al puesto (5 079 trabajadores) reclamó en concepto de diferencias salariales ei
de trabajo si la empresa reanuda las tareas. abono de las cuantías económicas adeudadas, dictando el magistrado
En 1 944, de las setenta demandas por despido presentadas por sentencia favorable a los mineros. En construcción, 98 de las deman­
trabajadores dei Combustible, cuarenta y cuatro de ellas (todas de­ das por salarios procedían de trabajadores de la empresa Cristasa,
sistidas) se debieron a una causa concreta: trece mineros de la em­ S. A. de Gijón, que vieron parcialmente atendidas sus reclamaciones.
presa S. M. Duro Felguera con centro de trabajo en Langreo pre­ En 1 949, los despidos por crisis aparecen en los tres subsectores
sentaron reclamación ante Magistratura porque entre los días 20 al analizados, afectando 1 4 de eilos a metalúrgicos (todos de la misma
31 de diciembre de 1 943 fueron dados de baja sin que se les comu­ empresa), 3 1 5 a mineros y 136 a obreros de la construcción. Las
nicara el motivo del cese; en previsión de que se tratase de un des­ sentencias fueron favorables a casi la totalidad de los demandantes
pido, los mineros demandaron a la empresa, desistiendo posterior­ y desfavorables sólo a 14 de eilos.
mente de su acción tras serles comunicado que no eran objeto de En 1950 hubo en el Metal 34 afectados por despido debido a
sanción alguna, sino que el reconocimiento médico obligatorio des­ crisis, 35 en Construcción y nada menos que 725 en minería dei
veió en todos eilos silicosis en grado y forma que impedía ei trabajo carbón. De estos últimos, 1 5 8 fueron los excedentes laborales pro­
de los obreros en la mina, asegurando la empresa a los afectados ei ducidos por ei cierre dei Grupo Piiieres de la Duro Feiguera -que
abono de las indemnizaciones y pensiones correspondientes. Las alegó dificultades técnicas para seguir manteniendo la explotación­
treinta y un demandas restantes fueron formuladas por mineros de y 1 44 los despedidos por cese de actividad de la empresa Antracitas
distintas empresas hulleras entre diciembre de 1 943 y enero de 1944 del Pajares.
en los mismos términos y con igual resultado que las anteriores. En 1 95 1 hubo 1 50 despidos por crisis en minería y 95 en cons­
Estas bajas por silicosis afectaron mayoritariamente a las categorías trucción. En cuanto a reclamaciones salariales, 83 obreros de Mina
de barrenistas, entibadores y caballistas (por este orden). Cristina exigieron ei abono de pluses (ei más solicitado era ei de
362 Carmen Benito dei Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 363

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distancia), aunque finalmente desistieron de la demanda (quizás por­
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364 Carmen Benito de! Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 365

El boom de demandas por accidentes en Combustible producido trámites, aunque en el acto de conciliación se constata que el traba­
ese mismo ano tuvo su origen en la masiva reclamación dei abono jador suele aceptar una cantidad inferior a la reclamada inicialmente :
de la diferencia de la dieta de accidentes, que se pagó a los afectados puede afirmarse que en estas circunstancias un justo media resuelve
sin incluir la prima de asistencia, tal y como establecía el Decreto '\ el litígio, pues la cantidad en disputa tampoco solía ser elevada.
5-6-1 955. De todas estas demandas, 200 fueron desistidas y 2 028 En las demandas por indemnizaciones o pensiones derivadas de
recibieron sentencia parcialmente favorable, pues se reconoció a los accidentes de trabajo o enfermedades profesionales, la resolución de
mineros el derecho a su percepción (en conformidad con la reiterada la demanda en juicio es predominante dada la importancia de la
doctrina dei Tribunal Central de Trabajo, por la que se entendía que cuantía reclamada y la complejidad de la fijación de las cantidades a
dichas primas debían ser computables a efectos de indemnización percibir por los afectados, sobre todo en casos de fallecimiento dei
por incapacidad temporal debida a accidente de trabajo), aunque en trabajador por alguna de esas causas. Por ello, no es pertinente ni el
cantidad inferior a la reclamada. En 1 958 el tema sigue planteándose desistimiento ni la conciliación, ya que aquí la actitud empresarial
con similares resultados. es más rígida y la intransigencia obrera más fuerte.
Visto el contenido y número de las demandas obreras ante las Las demandas agrupadas en el concepto <<Ütros» se resuelven
Magistraturas de Trabajo, {podemos concluir que el conflicto indi­ también por sentencia en, aproximadamente, los dos tercios de las
vidual está vinculado a determinadas condiciones de trabajo más que presentadas. En los anos cuarenta, el tercio restante concluía en acto
al volumen de efectivos obreros concentrados en una determinada de conciliación, mientras que en la década siguiente aumentaron las
actividad productiva? desistidas.
La respuesta afirmativa nos concede también una de las claves Dei análisis de los resultados de las sentencias dictadas por las
para la interpretación posterior de la conflictividad colectiva en las Magistraturas de Trabajo se obtienen varias conclusiones :
mmas asturianas.
Respecto a la resolución de las demandas, como puede observar­ En el período 1 940- 1 949, la mitad de las sentencias en demandas
se en los cuadros correspondientes (apéndices 9 a 1 2), más de los obreras fueron desfavorables a los trabajadores, es decir, la demanda
dos tercios de las formuladas por los trabajadores entre 1 940 y 1958 fue desestimada. Este resultado se verifica en todos los conceptos
se resolvieron por sentencia, con excepción dei cuatrienio 1 940- 1944 por los que se formulan las reclamaciones, aunque existen diferencias
en que sólo llegaron a juicio el 54,9% de las demandas, pues un en los resultados dei resto de las sentencias en función de la moti­
tercio de ellas fueron desistidas. vación de la demanda. Así, en salarios, algo menos de la cuarta parte
En general, es mayor el número de demandas desistidas, es decir, de las sentencias fueron favorables a los demandantes, tendiendo a
retiradas por el demandante antes de iniciarse los trámites judiciales incrementarse el número de sentencias parciales. En despidos, el por­
(por voluntad expresa o por incomparecencia de las partes), que las centaje de sentencias favorables es el más elevado: el 37, 1 % en
resueltas en el acto de conciliación previo al juicio, aunque estas 1 940-1 944 y el 44,1 en 1 945-1 949. En accidentes y enfermedades
apreciaciones globales deben ser matizadas en función de la causa laborales, se tiende a una equiparación entre sentencias favorables y
que propicia la demanda. parciales a lo largo dei decenio, en detrimento de las primeras. Las
Así, algo más de la mitad de las reclamaciones salariales se re­ demandas agrupadas en <<ÜtroS>> son las que en menor medida re­
suelven por sentencia en juicio, mientras que el resto se solucionan ciben sentencias favorables, con bajo índice también de parciales.
mediante conciliación o desistimiento en proporción similar. En los anos cincuenta el número total de sentencias desfavorables
Las demandas por despido son las que presentan un mayor ín­ tiende a disminuir sensiblemente, representando el 36,2% en
dice de resoluciones por conciliación, en cualquier caso no superior 1950-1 954 y el 24,5% en 1 955-1 958, de modo que al final dei pe­
al 24% , especialmente cuando la demanda se planteó por desacuerdo ríodo analizado las demandas desestimadas han descendido a la cuar­
dei obrero con la cantidad percibida en la liquidación por cese. En ta parte dei total de las presentadas. Correlativamente se produce un
estos casos, el acuerdo entre las partes evita la continuación de los fuerte incremento de sentencias en que se estima parcialmente la
El conflicto individual en las décadas silenciosas
366 Carmen Benito del Pozo (1940-1958) 367
reclamación obrera, disminuyendo aquellas que resultan plenamente No dudamos de que el amplio margen de interpretación legal que
favorables a los trabajadores.
posee el magistrado influyó en ese elevado número de sentencias
desfavorables a los trabajadores en la década de los cuarenta, que
Esta tendencia general viene inducida por los cambias operados sólo desciende en e! decenio siguiente al mejorar la asistencia jurídica
en la resolución de las demandas por accidentes y enfermedades de los demandantes, pues otro factor que hipotéticamente explicaría
laborales, ai producirse un fuerte descenso de las demandas desesti­ esos cambias, es decir, la modificación en sentido obrerista de la
madas, una disminución constante de las sentencias favorables y un legislación laboral, está aquí descartado. Es más, la comparación de
predomínio de las sentencias parciales. El aumento de éstas es para­ algunas de las sentencias dictadas por las distintas Magistraturas as­
lelo ai aumento global de las demandas por este concepto. turianas revelá resultados divergentes ante demandas similares donde
En las resoluciones de las demandas salariales se mantiene la ten­ se aplicaba idéntica normativa, apreciándose una mayor sensiblidad
dencia apuntada en los aiios cuarenta: mayor número de sentencias hacia la problemática obrera en las Magistraturas de Gijón y Mieres
parciales frente a las favorables, prevaleciendo las desestimadas. En
que en las de Oviedo.
las demandas por despido se rompe e! equilíbrio al que se llega en La actitud de las Magistraturas de Trabajo ante los conflictos
el quinquenio 1 950- 1 954 entre sentencias favorables y desfavorables obrero/patronal, en lo que a las dos primeras décadas dei franquismo
(éstas ligeramente por delante) al disminuir las primeras y aumentar se refiere, fue coherente con los princípios mismos de autoritarismo
las parciales. e intransigencia laboral que e! régimen sustentá, aunque aplicados
.
Los cambias descritos están relacionados con un mayor conoCI­ sin e! ropaje paternalista propio dei discurso político.
miento de los trabajadores acerca de sus derechos laborales en la Las sentencias de Magistratura recurridas entre 1940 y 1 954 ante
percepción de indemnizaciones, dietas y primas por tales co ?ceptos, e! Tribunal Central de Trabajo o e! Tribunal Supremo ascienden a
derivado de una asistencia jurídica más efectiva que no es aJena a la 393, es decir, un 6,2% de todas las dictadas en esos aiios. El 60,8%
implantación de los Jurados de Empresa a part�r de 1953, pues en�re
de los recursos lo fueron de casación, y e! resto de suplicación. En
sus funciones estaban el controlar el cumplim1ento de la normativa cualquier caso, el recurso devenía en acto infructuoso toda vez que
laboral por parte de la empresa en cuestiones económicas, sociales más dei 92% eran desestimados, confirmándose la sentencia anterior.
y asistenciales, asumiendo también e! papel antes asignado � los Co­
mités de Seguridad e Higiene. Ciertamente que las funciOnes dei
Jurado de Empresa eran limitadas, y con frecuencia obstaculizado
su ejercicio por la patronal, pero la mediatización empresarial de los
mismos no llegaba al extremo de anular por completo sus compe­
AI
III. EL MANTENIMIENTO PATRONAL DEL ORDEN LABORAL
tencias. fin y ai cabo no se produjo un vuelco radical en la re­ VERSUS LA PROTESTA OBRERA PASIVA
solución jurídica de las reclamaciones obreras sino una paulatina
mejora de los resultados anteriores, pues resulta obvio que la Orga­ Las sanciones patronales impuestas a los trabajadores que contravie­
nización Sindical ( encargada de la defensa dei trabajador ante la Ma­ nen las normas contenidas en los Reglamentos de Régimen Interno
gistratura) seguiría velando por los intereses de la patronal pero el son estudiadas a través de dos tipos de expedientes :
creciente malestar obrero de los aiios cincuenta requería por su parte
una táctica de apaciguamiento frente a la clase obrera que tiene un Las propuestas de sanción, formuladas por la empresa contra los
claro reflejo en e! conflicto individual.
Ala luz de las resoluciones judiciales a las demandas planteadas
trabajadores que detentan cargos sindicales (enlaces y vocales dei
Jurado) a quienes, en virtud de las garantías sindicales establecidas,
por los trabajadores, (puede hablarse de una estrategia antiobrera de no se les podía sancionar directamente por la empresa.
las Magistraturas de Trabajo ? Creemos que sí, aunque la cuestión es Las demandas contra sanción, presentadas por los trabajadores
polémica. (desempeiien o no algún cargo sindical) que no admiten haber co-
368 Carmen Benito de! Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 369

metido la falta que motiva la sanción empresarial o consideran ésta


exces1va.

Hasta 1 950 no se registran demandas contra sanciones, sino ex­


clusivamente propuestas de sanción, y éstas sólo para los anos 1944,
1 946 y 1 948, de ahí que nuestro análisis se refiera exclusivamente a
los datos obtenidos para la década de los cincuenta (véase cuadro
5 1 ) 8•
De los mismos se deduce una distribución equitativa de las de­
mandas contra sanción entre las dos actividades básicas de la región
(carbón y siderometalurgia) que se corresponde con similar distri­
bución porcentual de los activos industriales entre esas dos ramas
productivas durante los anos 1 950-1 957; tal correlación se observa
también en el subsector de la construcción.
Sin embargo, las sanciones contra cargos sindicales son más nu­
merosas en el subsector del Combustible (con excepción del ano
1 957). Esto no presupone, en principio, una mayor presión empre­
sarial sobre enlaces sindicales o vocales en los centros mineros, sino
que, en función de la estructura empresarial existente en dicha acti­ o
vidad, es mayor el número de empresas grandes y medianas (según
volumen de empleo) que en esas fechas podían constituir Jurados en o
lJ"\
los centros de trabajo, lo que determina que la minería fuese la
00
actividad con una cifra absoluta más elevada de enlaces y vocales en
los anos cincuenta. Ahora bien, el elevado número de sanciones im-

8 En 1 944 sólo se formuló una propuesta de sanción contra un enlace sindical,

....
"'
picador de la empresa S. M. Duro Felguera, por negarse a realizar una hora extraor­
0\
....
dinaria. La propuesta fue desestimada por la Magistratura dado que la legislación
aplicada para sancionar ai trabajador había sido derogada.
En 1 946 hubo cuatro propuestas de sanción: dos de e!!as contra picadores de Duro
Felguera; la empresa solicitaba la suspensión de empleo y sueldo, en un caso por "'
o
indisciplina (fue desestimada por no quedar probada la falta), y en otro por abandono 0\
....
dei trabajo antes de finalizar la jornada (aceptada). Las otras dos propuestas son de
la misma empresa, pero contra obreros de la fábrica siderometalúrgica: una por dis­
cusión con compaiiero (aceptada) y otra por negligencia (desestimada por falta de
pruebas).
En 1 948 hubo cuatro propuestas de sanción contra enlaces sindicales: tres afecta­
ban a mineras de interior, a dos de ellos por fumar en e! interior de la mina (se les
rescindió e! contrato) y a otro por maltrato a compaiiero (suspensión de empleo y
sueldo unos días ). La otra propuesta de sanción recaía sobre un obrero metalúrgico ·

de Fábrica de Lugones por desobedecer orden de prolongar la jornada (desestimada


por falta de pruebas).
370 Carmen Benito de/ Pozo El conjlicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 371

puestas a cargos sindicales en 1 958, fruto de las represalias de la CUADRO 52. Distribución de las sanciones patronales según causa
patronal hullera derivadas de la huelga de marzo de 1 957 (suscitada (1950-1958).
por el precio de los destajos) introduce a partir de entonces un nue­
Propuestas Demandas
vo factor -que adquiere gran relevancia en la década siguiente- en
la definición de la actitud empresarial hacia los trabajadores que Núm. % Núm. %
detentan cargos sindicales : el propósito de neutralizar a los elemen­
tos obreros más significados en los conflictos colectivos (represión Actitud ante el trabajo
selectiva) con la doble finalidad, profiláctica y defensiva, que suele
caracterizar la estrategia patronal frente a las huelgas. Desidia ............. ................ .............. . 5 25
El número total de propuestas de sanción fluctúa a lo largo de Negligencia ..................................... . 10 55
la década, oscilando entre el mínimo de 1 953 y el máximo de 1 958.
Bajo rendimiento ............................ . 7 95
Abandono del trabajo ..................... . 12 49
Las demandas presentan una clara tendencia a incrementarse entre Faltas de asistencia ......... ................ . 13 30
1 950 y 1 956, decayendo a lo largo dei bienio siguiente; la abultada
cifra de 1 957 se explica porque, como ya comentamos en páginas Subtotal ............... ........................... . 47 39,4 254 48,0
anteriores, la empresa Fábrica de Metales de Lugones sancionó co­
lectivamente a 59 trabajadores por disminución volumaria dei ren­ Relaciones laborales
dimiento en un acto de protesta generalizada: según los trabajadores
afectados, el paro fue debido a una avería en las máquinas, pero Desobediencia. . . . ... ..... ... . ... .... ... . . .. .. .. 31 77
la demanda fue desestimada al considerarse que, subsanada aqué­ Falta a superior ............................... 18 55
lla, los obreros mantuvieron injustificadamente un ritmo lento de Falta a compaiíero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 25
trabajo.
Subtotal . . .. . ... .. . . ... . .. . .... ... . ... . ... . . . . . . . .. 53 44,5 157 29,6
Las causas que propician un mayor porcentaje de sanciones pa­
tronales contra cargos sindicales difieren notablemente de las que Deslealtad ..... .. ... . ... .... ..... .. . ... . ... .. . . .. . 13 10,9 33 6,2
afectan al resto de los trabajadores (véase cuadro 52).
De este cuadro resulta que los obreros con cargo sindical Otras . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 5,0 85 16,0
transgreden con más frecuencia las normas que inciden en el ámbito
de las relaciones laborales, como son la desobediencia en materia de TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 100 529 100
trabajo y la insubordinación (faltas de respeto a superiores : insultos,
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núm. I de Oviedo y Gijón; Magistratura de Mieres: Ex­
pedientes de « Propuesta de sanción>> y « Demandas» correspondientes a los anos 1950 a
amenazas, agresiones), alterando con ello el orden laboral vigente
basado en la jerarquía, la disciplina interna y la distribución y orga­ 1958. Elaboración propia.
nización dei trabajo. Si todas estas cuestiones suscitan el 44,5% de
las propuestas empresariales de sanción a cargos sindicales, el por­
centaje desciende al 29,6% en el caso de obreros sin obligaciones trucción), vacaciones y períodos de descanso exíguos, instalaciones
representativas en los centros de trabajo, pues entre éstos casi la deficientes, etcétera.
mitad de las sanciones (el 48%) derivan de faltas relacionadas con Los actos de deslealtad hacia la empresa (abuso de confianza,
lo que podríamos denominar <<actitud obrera hacia el trabajo>> : de­ engano, autolesión... ), con lo que conllevan de at� que directo a los
sidia, negligencia, bajo rendimiento, abandono dei puesto, etc., que valores inculcados por ésta, reforzarían el s� sg� � nupatron� l d�l con­
flicto individual obrero ' cuestionando el pnnopw de conohacwn . ,
son la manifestación de un rechazo pasivo e individualizado de las de
condiciones laborales impuestas en las Reglamentaciones : falta de intereses que, según la legislación franquista, informaba las relacio­
incentivos, bajos salarios (especialmente en el subsector de la cons- nes de producción.
372 Carmen Benito del Pozo El conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 373

E! distinto matiz que adopta la resistencia obrera individualizada superior (enfrentamientos con capataces y vigilantes) suponen con­
(pues así se interpreta e! incumplimiento de la normativa reguladora juntamente la cuarta parte dei total de sanciones. E! abandono dei
de las relaciones de trabajo en ausencia de cauces, institucionalizados trabajo sería, en cifras absolutas, otra de las principales causas de
o no, de protesta colectiva) en atención a la función representativa sanción patronal a los obreros mineras.
sindical de algunos de sus miembros, viene dado por la existencia de En Construcción, faltas de asistencia y desidia laboral son los
un mayor grado de consciencia de clase entre aquellos que, por e! motivos más frecuentes de sanción, seguidos de desobediencia y falta
desempeno de dicha tarea, se enfrentan más directamente con los de respeto a superior.
fundamentos ideológicos e institucionales dei régimen franquista. Por tanto, entre los obreros metalúrgicos y de construcción pre­
E! resto de la clase obrera mantiene una protesta más primaria, domina la protesta obrera que hemos calificado de primaria (danos
expresando la insatisfacción laboral a través de la relajación dei cum­ a la producción), contrarrestada entre los mineras por la importancia
plimiento de sus obligaciones contractuales, que incide de manera de las faltas que derivan de las relaciones laborales, diferencia que
más inmediata sobre la producción, dirigiendo su actuación en con­ se explica porque -como vimos en la segunda parte- la disciplina
tra de los intereses de la empresa. interna en las empresas mineras era más rígida y la organización dei
Respecto a la resolución de las propuestas patronales de sanción trabajo estaba más jerarquizada, factores, pues, que propiciaron unas
y de las demandas obreras contra las mismas, algo más de la mitad condiciones más favorables a! rechazo obrero de las bases mismas
(e! 59%) de las primeras fueron estimadas por las Magistraturas, lo dei sistema productivo.
que supone la inmediata aplicación de la sanción al trabajador afec­
tado (multa, suspensión temporal de empleo y sueldo, rebaja de
categoría y, en menor medida, despido). Un 23% de las propuestas
de sanción a cargos sindicales fueron desestimadas, en general por IV. LA ACTITUD PATRONAL ANTE LAS OBLIGACIONES SOCIALES
no quedar demostrada la falta alegada por la empresa, y en un 1 6% DE LA EMPRESA
de los casos se obtuvo conciliación previa ai juicio ai aceptar la
empresa reducir la sanción. El análisis de los expedientes gubernativos tramitados por la Magis­
En las demandas contra sanción, la Magistratura reafirma su ac­ tratura de Trabajo de Oviedo entre 1 948 y 1 952 contra empresas de
titud de aceptar mayoritariamente las acciones penalizadoras de la los subsectores dei metal, combustible y construcción, permite esta­
empresa, pues e! 56% de las reclamaciones obreras fueron desesti­ blecer una serie de consideraciones acerca de su importancia jurídi­
madas frente ai 20% en que se reconoce la inexistencia de motivos co-laboral, a pesar de la limitación cronológica de la documentación
de sanción o ésta se reduce (1 0% de sentencias favorables y 1 0% de manejada 9.
sentencias parciales). Entre 1 948 y 1 952 (véase cuadro 53) se instruyeron 964 expe­
Por sectores, en e! Metal un tercio de las sanciones están moti­ dientes gubernativos a empresas pertenecientes a las actividades in­
vadas por disminución dei rendimiento, seguidas de las impuestas dustriales más destacadas de la región. Tal número de expedientes
por desobediencia e indisciplina. no representa, sin embargo, más que la cuarta parte dei total de los
En e! Combustible encontramos una casuística más variada -de tramitados por la Magistratura ovetense.
ahí e! elevado número de demandas englobadas en e! concepto Por otra parte, los expedientes no afectan -salvo excepción- a
<<Ütros» que se registra en los cuadros correspondientes de los apén­ grandes empresas, siendo los pequenos empresarios los principales
dices 12 y 1 3-, destacando las faltas por negligencia, duramente destinatarios de las reclamaciones judiciales formuladas por la admi-
penalizadas en la minería ante e! riesgo de accidentes que conllevan
y la gravedad de los mismos, lo que se corrobora con e! hecho de 9 Los expedientes gubernativos tramitados a partir de 1 952 no pudieron ser con­
que afectan casi en su totalidad a mineras de interior y, concreta­ sultados en e! Archivo Histórico Provincial por encontrarse dicho material en fase
mente, al personal de arranque. Desobediencia y falta de respeto a un de clasificación.
374 Carmen Benito del Pozo E! conflicto individual en las décadas silenciosas (1940-1958) 375

CUADRO 53. Expedientes gubernativos tramitados por la Magistratura de Si en los tres primeros aõos dei período analízado se detecta un
Oviedo, 1948-1952. alto número de retrasos en ei pago de las cuotas a la Caja de Jubi­
lacíones y Subsídios de la Minería y a la Caja Nacional dei Seguro
Impago cuotas Infracciones Total de Accidentes de Trabajo (incluye silicosis), a partir de 1 950 predo­
núm. % núm. % núm. % minan los impagos de seguros sociales gestionados directamente por
el INP o por los montepíos (vejez, enfermedad común, subsidio fa­
Combustible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325 80,9 83 19,1 439 45,1 miliar y cuota sindical).
Metal ................................ 1 69 92,3 14 7,7 1 83 1 8,9 Respecto a la legislación laboral infringida, en los expedientes
Construcción .................... 296 85,5 50 1 4,5 346 35,8 estudiados se observa tanto ei incumplimiento de los reglamentos
AHP
Fuente: /Magistratura de Trabajo núm. I de Oviedo: «Expedientes gubernativos», 1948 a
que regulan las condiciones de trabajo (horarios, vacaciones, salarios,
1952. Elaboración propia. pluses, primas, etc.) como la normativa de c� rácter gen� ral : Ley de
.
Contrato de Trabajo, Reglamento de Segundad e Higiene, Regia­
menta de Inspección de Trabajo, y otros.
nistración � autoridad laboral para ei abono de las cuotas sociales, En cualquier caso, tanto las deudas acumuladas por las empresas
o sobre qUienes recaen las sanciones por incumplimiento de la le­ en concepto de cuotas impagadas como las sanciones impuestas por
gislación vigente al respecto. Es decir, son las empresas con menor la autorídad laboral eran de reducida cuantía, de lo que se deduce
volumen de actividad y escasa dimensión, así como las de reducido la escasa trascendencia económica de los expedientes gubernativos.
peso en el conjunto de la economía regional, las que en mayor me­ lrreievancia que se acentúa si consideramos ei número y envergadura
dida responderían ante los órganos competentes por infringir las (pocas y pequeõas) de las empresas afectadas. En definitiva, la capa­
normas e incumplir las obligaciones sociolaborales establecidas para cidad coactiva de dichos expedientes es casi nula.
la empresa. Así pues, la resístencia patronal al pago de las cuotas sociales y
Un alto porcentaje de los expedientes gubernativos consultados la inobservancia empresarial de sus obligaciones en tal sentido ape­
se concentra en el subsector dei Combustible (45, 1 % ), siendo ei nas se traslucen en los mencionados expedientes, mientras que las
principal motivo de su tramitación ei impago de cuotas sociales. El demandas obreras ante las Magistraturas -asimismo, formuladas ma­
auge de la actividad minera durante la autarquía impulsó la aparición yoritariamente por trabajadores de las medianas y grandes empresas
de multitud de pequeõas empresas hulleras que ai calor dei protec­ hulleras- evidencian que la actitud patronal ante las mencionadas
cionismo estatal desarrollaron su actividad en precaría sítuacíón téc­ obligaciones no era tan rigurosa como se deduciría de la escasez de
nica, con escasos recursos y movidas por una rápida y fácil obten­ expedientes gubernativos, y que e! control estatal al respecto no se
cíón de benefícios : las irregularidades en ei cumplimiento de sus ejerce con la debida diligencia: el paternalismo laboral estaba, inclu­
obligacíones socioasistenciales no sería, por tanto, más que un as­ so, mediatizado por la estrecha identificación de los poderes públi­
pecto de su general margínalidad económica y legal 1 0. cos con los intereses empresariales.

1 ° Fuentes sindicales confirman estas irregularidades : «La Junta de Mandos de la


Delegación Local de Sindicatos de Moreda, acuerda poner en conocimiento dei De­
legado Provincial de Sindicatos la necesidad de que los Inspectores de Trabajo co­
rrespondientes a esta zona realicen una minuciosa investigación sobre si las empresas
radicadas en este concejo se hallan ai corriente del pago de los Seguros Sociales,
Montepío, etc., ya que, sobre todo en minas pequenas !!amadas "chamizos", se ha no puedan ser atendidos por estar las empresas a! descubierto en e! pago de las
dado el caso de que las cuotas descontadas a los productores y las obligadas de la obligaciones sociales correspondientes, creando graves problemas económicos a los
empresa no son ingresadas en los organismos correspondientes, dando lugar a que productores afectados» (AHP/AISs-Moreda, caja 4520, acta de reunión de la Junta de
los productores que en el momento oportuno tienen que hacer valer sus derechos, Mandos, celebrada el 16 de marzo de 1961).
8. LA QUIEBRA DEL MODELO AUTORITARIO La quiebra dei modelo autoritario (1959-1975) 377
(1 959- 1 975)
lectivos de carácter laboral surgidos a partir de 1 956 anunciaban la
existencia de un malestar obrero que comenzaba a rebasar los cauces
de contención institucionales y las grandes huelgas de los anos se­
senta pondrían en cuestión las bases mismas del sistema de control
social ( coacción/represión).
Había, pues, que regular los conflictos colectivos y, en este sen­
tido, desde 1 958 se inicia un lento proceso que tiene como princi­
pales manifestaciones el Decreto de 20 de septiembre de 1 962, la
reforma del artículo 222 del Código Penal en 1 965 (supresión de la
Los princípios de <<armonía social» y <<comunidad de intereses>> que huelga como delito de sedición), la modificación de la Declaración
formalmente definen las relaciones de producción durante el fran­ XI del Fuero del Trabajo en la Ley Orgânica del Estado de 1 967
quismo resultaban intrínsecamente opuestos a cualquier manifesta­ disponiendo que <dos actos ilegales, colectivos o individuales que
ción del conflicto social -laboral por antonomasia- y, consecuen­ perturben de manera grave la producción o atenten contra ella serán
temente, la huelga aparecía ya tipificada en el Fuero del Trabajo sancionados con arreglo a las leyes>> -ya se distinguía, por tanto,
como delito de lesa patria. entre actos legales y actos ilegales-, la regulación de la huelga eco­
La Ley de Seguridad del Estado de 29 de marzo de 1 94 1 crea la nómica en 1970 y, finalmente, el tímido reconocimiento de un limi­
figura d �lictiva de huelga, sin diferenciar entre las que se producen tado derecho a la huelga en 1 975 2•
por motivos laborales o económicos y las que se originan por otras El preâmbulo del Decreto 20 de septiembre de 1 962, en el cual
causas . �e acuerdo c�n esta ley, el obrero en huelga sería castigado se establecen los mecanismos de conciliación, arbitraje y competen­
. cias para resolver los conflictos colectivos, admitiendo la existencia
con pnswn de tres a cmco anos, pena que se elevaba de cinco a ocho
anos si era promotor, organizador o director de la misma ; la vio­ de los mismos, minimizaba, no obstante, su trascendencia laboral :
lencia o intimidación constituían, asimismo, un agravante específico.
El Código Penal de 1 944 calificaba a los trabajadores en huelga como La anormalidad en las relaciones de trabajo, así en las individuales como en
reos de sedición 1 • las colectivas, aun siendo una situación ocasional, excepcional, limitada y
transitaria, es, sin embargo, un fenómeno con el que el ordenamiento jurí­
Es decir, desde el punto de vista doctrinal, la huelga se contem­ dico tiene que contar y ha de regular. En una economía en desarrollo,
plaba como un delito contra la economía nacional que atentaba con­ sometida a procesos de reorganización y transformación tecnológica y pre­
tra la seguridad del Estado, y tal consideración se mantuvo incólume sidida por un deseo de elevación general del nivel de vida de la población,
durante todo el período autárquico. una cierta fricción es susceptible de producirse, constituyendo un síntoma
indicador de que las relaciones de trabajo no permaneceu inmóviles o es­
tancadas, sino que se están adaptando a aquella realidad cambiante.

I. LA «COLECTIVIZACIÓN» DEL CONFLICTO INDIVIDUAL Las Magistraturas de Trabajo, que hasta esa fecha sólo habían
tenido competencias en el âmbito del conflicto individual, adquieren
Sin embargo, la realidad social habría de imponer la modificación a partir de entonces la facultad de resolución en los conflictos co­
paulatina de los anteriores presupuestos: los primeros conflictos co- lectivos de trabajo. El proceso se iniciaría siempre de oficio, median­
te comunicación de la Delegación de Trabajo, previa intento sindical
1 Una recopilación y comentario de la normativa sobre el delito de huelga en José

2 Cf Ciriaco de Vicente, ob. cit., pp. 139 ss. ; Carlos Molero Manglano, ob. cit.,
García Puente, Los delitos de huelga, Salamanca, 1 964. El autor respalda las posturas
condenatonas de la huelga recurnendo a la doctrina y jurisprudencia existente al
respecto. p. 309.
378 Carmen Benito de! Pozo La quiebra de! modelo autoritario (1959-1975) 379

de conciliación o mediación en el conflicto. Se atribuye, asimismo,


los hechos denunciados o demostrando la inexistencia de los funda-
jurisdicción a las Magistraturas para conocer de las reclamaciones
m entos de la reclamación. . .
suscitadas contra las decisiones de resolución de los contratos de Cuando autorizadas las negociaciones para el establectmtento o
trabajo adoptadas por las empresas, toda vez que la participación en revis ión de un Convenio Colectivo Sindical, la empresa requerida
conflicto colectivo constituía causa de despido según el texto refun­ para el nombramiento de vocales en la Comisión Deliberam� rehu­
dido de Procedimiento Laboral de 1 958. Si la Magistratura decretaba sara hacerlo, no compareciesen los nombrados o se obstacuhzase el
la improcedencia de un despido concedería al empresario, en todo normal desenvolvimiento de las negociaciones, previa denuncia for­
caso, la opción entre la readmisión y la indemnización, de modo mal de la otra parte ante el organismo sindical competente (presen­
que, aunque le resultase caro, la patronal tendría el camino expédi­ tada con una antelación mínima de siete días).
to para deshacerse mediante indemnización de los trabajadores huel­
guistas 3. Asimismo, las empresas no podrían cerrar los centros de trabajo
La competencia de la Magistratura de Trabajo en conflictos co­ (el lock-out venía constituyendo un instrumento profus �mente ut� ­
lectivos era limitada. Como se recoge en un fallo dictado por la lizado por la patronal para dar término a las huelgas) o mterrumptr
M agistratura núm. 1 de Oviedo en 1 964, la normativa vigente esta­ sus actividades con ocasión de conflictos colectivos, salvo que se
blecía la pauta a seguir por el órgano jurisdiccional cuando el litigio acreditase que el cierre se había efectuado para prevenir danos, para
colectivo surgiese como consecuencia de reivindicaciones <<más o me­ evitar ocupación ilegal del centro de trabajo o porque la inasistencia
nos atendibles>>, pero quedaba fuera de su campo de actuación cuan­ reiterada del personal impedía el normal desarrollo del proceso pro­
do se trataba «de un acto colectivo de subversión de la disciplina en ductivo, aunque en la práctica estos requisitos no restringieron sus­
el trabajo>>, lo que no dejará de resultar problemático toda vez que tancialmente el derecho empresarial al cierre, dada la falta de preci­
las huelgas de carácter no económico se incrementaron a partir de sión en su formulación.
1 966 4. No obstante, hasta 1 975 (Decreto-ley de 22 de mayo) no se su­
El Decreto 22 de mayo de 1 970 sobre regulación de los conflictos primió la norma de 1 959 que tipificaba como actos contrarias al
de trabajo se presentá como una norma experimental y provisional, orden público los paros colectivos, así como provocar o � ar ? casión
en línea de mejora de su precedente de 1 962 y en espera de la ac­ a que se produjesen. En esta fecha, se regula ya con cntenos mas _
tualización de la Ley de Convenios Colectivos y de la reestructura­ .
flexibles y realistas los procedimientos para resolver los confhctos
ción de la Organización Sindical (véase apartado III.2 dei capítulo 4). colectivos, reduciendo el intervencionismo estatal en los mismos. Se
Según este Decreto, los paros efectuados por los trabajadores legaliza la huelga en los conflictos colectivos de regulación, aunque
determinarían la suspensión del contrato laboral, y no el despido, se matice que la huelga en sí misma no resuelve el conflicto laboral :
en las circunstancias siguientes : <<Es acción de apoyo a unas reivindicaciones y, como tal, sólo será
procedente cuando en ella concurran los requisitos de fondo y forma
Cuando los enlaces sindicales o vocales del Jurado de Empresa establecidos>> (Preâmbulo del Decreto-ley).
hubiesen formulado ante la dirección de la misma, con 1 5 días de En cualquier caso, la huelga sólo podría estar motivada por las
antelación al comienzo dei paro, reclamación formal por escrito de­ condiciones de trabajo de los obreros afectados, resultando impro­
nunciando el incumplimiento de las condiciones de trabajo conteni­ cedentes las huelgas no laborales, las derivadas de interpretación o
das en convenios o disposiciones legales y dicho incumplimiento aplicación de una norma preexistente y las de solidaridad, así como
originase perjuicio grave a los afectados, siempre que el mencionado aquellas que rebasaran el âmbito de una empresa o en las que los
escrito no fuese contestado en el plazo seíi.alado ofreciendo subsanar trab ajadores intentasen ocupar el centro de trabajo.
El cierre empresarial quedaba excluido de los medios lícitos de
3 Artículos primero y cuarto dei Decreto 20 de septiembre de 1 962. acción en las contiendas laborales (sólo sería considerado procedente
4 AHP/Magistratura de Trabajo núm. 1 de Oviedo, caja 466, expediente 45 1/64. si concurrían circunstancias de extrema gravedad), requiriendo au-
380 Carmen Benito de! Pozo La quiebra dei modelo autoritario (1959-1 975) 38 1

torización administrativa, y la patronal no podría sustituir a los huel­ tividad laboral se refiere desde 1 962. Así, entre 1 963-1964 la región
guistas por trabajadores no vinculados a la empresa, elevándose las registra un 1 5% de los conflictos de las províncias mencionadas ; un
sanciones por incumplimiento de ambas disposiciones. 12% en 1 965 ; un 20% en 1 966 ; un 25% en 1 967; un 40% en 1 968
Se garantizaba la reserva dei puesto de trabajo y la ausencia de y un 20% en 1 969. En el período 1 970-1 975 la conflictivi� �d en
sanciones al personal que participase en una huelga procedente ; mien­ Asturias se incrementó en términos absolutos, aunque descendw res­
tras ésta se mantuviese, el trabajador no tendría derecho al salario pecto al total nacional dado el generalizado aumento de las huelgas.
ni a las prestaciones por desempleo, aunque no causaría baja en la Desde 1 966 se observa una tendencia hacia la politización de los
Seguridad Social. La participación en una huelga improcedente sería conflictos laborales, de modo que las huelgas por causas político­
causa de despido sin indemnización. sociales y de solidaridad resultaban conjuntamente mayoritarias a
Por tanto, si el Decreto-ley de 1 975 avanzaba en el proceso de nível nacional frente a las económicas en los anos 1 968, 1 970, 1 973,
reconocimiento de la huelga laboral, existía todavía una clara restric­ 1974 y 1 975, tendencia que, en líneas generales, se corrobora en �I
ción dei derecho de huelga, en coherencia con los princípios ideo­ caso asturiano aunque con matices : entre 1 970 y 1 ? 74 el ma_ror nu­
lógicos dei régimen franquista. _
mero de conflictos colectivos en la región se produjo por sohdandad
La expresión conflictiva de la reivindicación obrera se entiende con trabajadores de la propia empresa o con los de otras empresas
como la manifestación dei fracaso de la negociación, bien por in­ ( en torno a un tercio de los registrados) y hasta 1 971 los paros p�r
transigencia de las partes, bien por falta de representatividad de los asistencia a sepelio de mineras fallecidos en accidentes de trabaJO
interlocutores sociales, o la evidencia de que dicha negociación ni representaban casi una cuarta parte dei total (los conflictos por esta
siquiera existe, sustituida por una imposición autoritaria de las con­ causa descienden notablemente tras la aplicación de la Orden regu­
diciones laborales, en el marco de un creciente malestar social 5. ladora de dicha situación).
La evolución de los conflictos colectivos acaecidos a partir de Por actividades económicas, si a nível nacional la mayor conflic­
1 962 viene reflejada en los estudios que anualmente realizaba el Mi­ tividad se produjo en las empresas del metal y constru�ción, segu�das
nisterio de Trabajo, ofreciendo una panorámica descriptiva y analí­ a cierta distancia por las mineras y textiles, en Astunas el confhcto
tica de los mismos, destacando el aspecto geográfico y las ramas de colectivo aparece asociado a un concreto sector de la clase obrera:
producción más afectadas. La Organización Sindical elaboraba, asi­ los mineras de las cuencas dei Nalón y Caudal.
mismo, sus propias estadísticas a nível regional, incidiendo en una Efectivamente, en la década de los sesenta los dos tercios de los
más detallada exposición de los motivos que originan las huelgas 6. conflictos de la región se localizaron en las empresas �ulleras ; a
Asturias es una de las províncias que, junto a Guipúzcoa, Bar­ .
partir de 1 970 e! subsector dei metal incrementa has� a cas1 u� terCio
celona y Vizcaya, ocupa un lugar preeminente en lo que a conflic- su participación porcentual en los conflictos colectivos regwnal�s,
más por e! descenso global de las huelgas en el subsector dei carbo?
que por un aumento notable de los conflictos entre los obreros Sl­
5 La sociología actual admite e! hecho dei conflicto y le otorga un carácter es­
tructural. AI respecto véase José M .' Maravall, Trabajo y conflicto social, Madrid, derometalúrgicos (excepto en 1 970 y 1971, anos que reg1_ stran una
1968; E! desarrollo económico y la clase obrera, Madrid, 1 970; José Féliz Tenazos, elevada conflictividad en el metal según el número de trabajadores
Estructura de clases y conflicto de poder en la Espana postfranquista, Madrid, 1 978, afectados). La construcción, si bien ocupa el tercer puesto en la
pp. 297 ss. clasificación de actividades más conflictivas de Asturias, se encuentra
6 Ministerio de Trabajo, Informe sobre conflictos colectivos de trabajo, Madrid,
a gran distancia de las anteriores, situándose su umbral máximo de
desde 1963; AHP/AISS-Oviedo, «Conflictos colectivos, 1 969-1 974•>; Archivo de la De­
legación Provincial de Trabajo: Memoria. Conflictos colectivos laborales y fallecidos conflictividad en e! 1 4,6% regional, obtenido en 1 973, aunque en
en accidente de trabajo, OSE, de 1 970 a 1 974 (anual). Utilizando fuentes oficiales, cifras absolutas el aõo con más número de huelgas y trabajadores
Enrique Martín López, «Informe sobre los conflictos colectivos de trabajo, afectados por éstas en la construcción e industrias afines fue 1 971 7 .
1 963-1965•, en Revista de Trabajo, núm. 1 , 1 966, pp. 14 1-210 (el autor hace una
7 pp.
interpretación psicologista de las causas dei conflicto ). Según M. Duverger, Sociología política, Madrid, 1 967, 207 ss., las comuni-
382
Carmen Bemto de! Pozo La quiebra del modelo autoritario (1959-1975) 383

De los datos contenidos en los apéndices 1 3 a 1 6, relativos a las de trabajo y enfermedades profesionales como principales impulsa­
dem�ndas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas ras del conflicto individual, y no porque las segundas disminuyan
astunanas entre 1 959 y 1 975, se deduce que el nível de conflictividad en términos absolutos (excepto en el cuatrienio 1 959-1962) sino por­
laboral existente durante el cuatrienio 1 959- 1 962 en los subsectores que las primeras se incrementan de forma espectacular hasta 1 970,
del �etal, Co� bustible y Construcción resulta tan sólo ligeramente !legando a representar el 6 1 % del total de demandas f� rmuladas
supenor al registrado en los últimos anos de la autarquía, tanto por entre 1 963 y 1 966. El despido constituye el segundo mouvo de re­
el número de demandas presentadas como por los obreros afectados, clamación obrera durante los anos 1 959-1 966 y el menos frecuente
de modo que la puesta en marcha del Plan de Estabilización contuvo a partir de entonces. Los accidentes y enfermedades profesionales
las reclamaciones salariales, principales inductoras del fortísimo cre­ aparecen en tercer lugar, excepto en los anos 1 967-1 970 que ocupan
cimiento que exp erimenta el conflicto individual entre 1 963 y 1 970.
En el qumquemo 1 97 1 � 1 975 a las demandas por salarios le siguen
. el segundo. Las demandas agrupadas en el concepto «Ütros>> expe­
. . rimentan un fuerte aumento a partir de 1 967, generando el 27,4%
en Importancia las suscitadas por sanciones empresariales y las for­ de las presentadas en el primer lustro de los setenta.
muladas por obreros que trabajan en empresas subsidiarias del metal Analizando más pormenorizadamente las demandas obreras, en
y construcción (incluídas ambas en el epígrafe <<Ütros>> ). atención a la actividad económica en que se inscriben los demandan­
Los cambios experimentados en el reparto sectorial de los traba­ tes, es posible determinar los distintos factores que propiciaron los
.
pdores demandantes durante el período 1 959-1 975 resultan suma­ cambios que se observan en los conflictos planteados ante las Ma­
�e �te significa.tiv_os : los mineros del carbón mantienen el mayor gistraturas de Trabajo a partir de 1 959 (véanse apéndices 1 3 a 1 � ).
mdice de confhctividad de la clase obrera asturiana -pese al cons­ La evolución de las demandas en el subsector del Combusuble
tan�e descens? de lo � acti� os en la industria extractiva hullera- pero durante el cuatrienio 1 959-1962 ( el 48,4% de las presentadas. Véase
.
s � tmportanCia relativa dtsmmuye ante la irrupción de las reclama­ apéndice 1 3) se singulariza por la drástica caída dei número d e re­
ClOnes p rocedentes de los obreros siderometalúrgicos, que en la eta­ .
.
. consutuían clamaciones sobre accidentes de trabajo y enfermedades profeswna­
pa antenor el grupo menos conflictivo. En términos cuan­ les que rompe la trayectoria alcista que las mismas venían presen­
titati�os, las demandas de los mineros representan aproximadamente tando desde 1 940, aunque la brusquedad del descenso deriva del
la mnad del total presentadas ; las dei metal, un tercio y las plantea­ coyuntural boom que tales demandas experimentaron en el bienio
da� por obreros de la construcción, en torno al 12% (excepto en el 1957- 1 958 por las causas ya descritas. No obstante, a partir de 1 964,
.
qumquemo 1971-1 975 que se elevan al 22% ) .
dichas demandas comienzan de nuevo a incrementarse a un ritmo
Respecto a las causas que originan las demandas, las reclamacio­ del 5,7% anual (tas a de crecimiento relativo) hasta 1971, decayendo
nes salariales desplazan notoriamente a las suscitadas por accidentes ligeramente en los cuatro anos siguientes. Los trabajadores mineros
siguen acaparando mayoritariamente ( en torno al 80%) las reclama­
ciones que por este concepto se formulan entre 1 959 y 1 975, y los
dades. mineras. son generalmente tipificadas como «masas aisladas exteriormente y metalúrgicos continúan siendo los menos afectados.
coheswnadas Internamente>> ; el aislamiento, ai trazar unos límites muy definidos,
. .
refuerza e! acuerdo colectivo. Cf SADEI, Situación actual . , vol. III, Madrid, 1 973, Las demandas por salarios representan e! 49,4% del total presen­
pp. 250-255. tadas entre 1 959-1 962, consolidándose entonces como el principal
Los estudios sobre las huelgas asturianas en la minería son ya numerosos, aunque motivo de protesta ante la Magistratura de los obreros siderometa­
:odavía parc1ales en la valoración de la conflictividad dei subsector a lo largo dei lúrgicos y de construcción. Entre los primeros, las reclamaciones
ultimo lustro del franquismo, centrándose en las huelgas de los aiios sesenta y pre­
cedentes. Al respecto, véase Faustino Miguélez, La lucha de los mineras asturianos salariales generan los dos tercios de las demandas por ellos formu­
bajo e! franquismo, Barcelona, 1977; Francisco Martín Angulo, Los mineras acusan. ladas entre 1 959 y 1 970, y entre los segundos, en torno a la mitad.
L.as huelgas, Madrid, 1 977 (análisis de las huelgas en HUNOSA); J. A. Sacaluga, ob. En la minería del carbón el descontento salarial comienza a perci­
cl!., PP· 1 10 ss.; Ramón García Piiieiro, ob. cit., pp. 5 1 6-543; Gabriel Santullano, birse ya en estos anos, propiciando el 30% de las demandas, pero
Historia de la minería asturiana, Salinas, 1 978, pp. 204-2 1 8. no irrumpe con fuerza hasta 1 964, alcanzando el mayor auge en la
384 Carmen Benito dei Pozo La quiebra dei modelo autoritario (1959-1975) 385

segunda mitad de los anos sesenta. En el período 1 963- 1 970 las Ma­ rado s, puesto que las Magistraturas estimaron y dieron satisfacción
1 964 y
gistraturas de Trabajo asturianas hubieron de hacer frente a una ver­ a la mayor parte de estas demandas obreras presentadas en
dadera avalancha de reclamaciones salariales : 14 1 90 demandas du­ 1 96 5.
rante 1 963-1966 y 12 058 en el cuatrienio siguiente, procedentes en En 1 966 1 461 demandas salariales fueron presentadas por tra-
su mayoría de los subsectores del metal y combustible. �
bajadores d ENSIDESA que laboraban en régimen de turnos siete
El ano 1 96 1 marca el inicio del fuerte incremento de las deman­ días seguido s, descans ando el octavo. Según la Ley de Descan.so
das salariales en el metal. Su origen se encuentra en el acuerdo to­ Dominical, y dado que durante seis semanas estas obreros trabaJa­
mado por el Jurado de Empresa de ENSIDESA el 9 de diciembre de ban los domingos, tres de ellos deberían abonárseles como horas
1960 sobre la repercusión de las horas extraordinarias en las gratifi­
. extras, aspecto éste que propicia las discrepancias entre obreros Y
cacwnes anuales y vacaciones (siempre que las horas extras se reali­ patronal, puesto que la empresa no hac.ía efectivo el pago : Las re­
zasen de manera obligatoria, habitual y continuada). Tal acuerdo clamaciones fueron, no obstante , desesumadas por la Magistratura,
provoca nu�erosas de� andas colectivas en Magistratura exigiendo
. porque ENSIDESA disponía de autorización para fijar esos turnos
el cumphmiento dei mismo por parte de la empresa, que habría de como jornada habitua l. ,
.
abonar las c�ntidades adeudadas a los trabajadores afectados tal y
. en el acto de conciliación que resolvería el litígio. También en 1 966, 1 051 demandas dei combus uble procedian de
como � e deCidió mineras de una misma empresa, Mina La Camoch a, y obedecían a
A la vista de la favorable actitud empresarial frente a las reclama­ una sola causa: la aplicación de la polémic a prima cstablecida po_r el
ciones, muchas demandas fueron desistidas. Decreto 22 de mayo de 1 962 relativa al 1 0 % de tonelada vendida .
En 1 963 los obreros siderometalúrgicos de ENSIDESA reclamaron El conflicto se resolvió en concilia ción, al acceder la empresa ai abo­
masivamente el cobro del descanso reglamentario de 20 minutos al no de las cantidades adeudad as.
que tenían derecho por realizar una jornada de ocho horas conti­ En 1 967 surgen los conflict os salariale s entre los trabajadores de
nuada, puesto que tal descanso no lo hacían efectivo. Los trabaja­ UNINSA (factoría de Gijón) que reclaman el . abono como. extra de la
dores de otras empresas metalúrgicas, principalmente de Gijón, se media hora de descanso que los obreros dedican a la comida , aunque
sumaron a la petición anterior. En una tercera parte de estas deman­ en este caso todas las reclamaciones fueron desestimadas por el ma­
das salariales los trabajadores desistieron de la acción jurídica (parece gistrado , dado que en el Convenio Colectiv� de la empresa esos 30
que tras llegar a un acuerdo con la patronal) ; las restantes se solu­ minutos se contem plaban como parte de la JOrnada de ocho horas.
cionaron en un 30% por conciliación, accediendo la empresa a las Ese mismo ano, unos 336 obreros de ENSIDESA exigiero n el cobro
de la diferencia del plus de nocturnidad que venían perc�bi.endo se­
re �lamacwn .
es obreras, y el resto por sentencia de Magistratura: algo
.
mas de la mttad de ellas favorables, total o parcialmente, a los deman­ gún una base salarial incorrecta (las demandas fueron deSISttd� s). En
dantes. minería se reclaman diferencias de salarios por parte de trabajadores
En 1964 las demandas salariales de los trabajadores del metal afectados por cierre de explotaciones ; en HUNOS� las . protestas se
o ?edece? a una ca�uística más amplia (vacaciones, plus de toxicidad, relacionan con el sistema de incentiv os, cuyas retnbucwnes no cu­
difer�nCia de salan� por categoría, primas, etc . ) aunque siguen pre­ brían el mínimo legal, y los mineras de La Camocha (un total de
d ? mmando las relativas al abono del descanso en jornada ininterrum­ 669) exigían que la empresa no retirase la �antidad de� fondo_ de
pida, �rocedentes en su mayoría de ENSIDESA y Montajes Nervión. distribu ción de la prima de 1 962 correspondiente a las mdemm za­
Los mmeros del carbón se incorporan en estas fechas a las reclama­ ciones temporales por accidente, demand as estas últimas que fueron
cio� es �alariales colectivas, en este caso motivadas por diferencias resueltas por sentenc ia favorable a los trabaia?ores. .
re �nbuuvas devengadas en concepto de antigüedad, festivos y do­ En 1 968-1 969 la mayoría de las reclamacwnes salanales de los
mmgos que habían sido calculadas en relación al salario base y no siderometalúrgicos están motivadas por diferencias en concepto de
_ .
del mmimo de 60 pesetas como estaba legalmente estipulado en el pluses (altura, penosidad, toxicidad, transporte, etc.) y horas extras ;
Decreto 1 7 de enero de 1 963, obteniendo también favorables resul- procedeu, en general, de ENSIDE SA y UNINSA (Gijón ) . Mineras de
386 Carmen Benito dei Pozo La quiebra dei modelo autoritario (1959-1975) 387

HUNOSA, Minas Sierra Negra, Hulleras dei Turón y Mina La Ca­ ductivos (ENSIDESA, HUNOSA... ) inexistente en el período autárquico,
mocha protagonizan la conflictividad salarial ante las Magistraturas donde toda acción de protesta colectiva, incluso ante las Magistra­
en estos anos, motivada por la diferencia en el pago de horas extras' turas, resultaba coartada antes de llegar a manifestarse. Tal estrategia
plus familiar, antigüedad y atrasos salariales. obrera resultó certera, como se demuestra en la resolución jurídica
. .
�n 1 96_9 irrumpen las demandas promovidas por el personal si­ que se da a las demandas salariales así planteadas.
hcotlco: b1en por mcumplimiento patronal en la aplicación de los Las demandas por despido proceden mayoritariamente (los dos
complementos a los mineros que por enfermedad profesional hubie­ tercios dei total) de mineros dei carbón entre 1 959 y 1 966, pasando
se� � ambiado de categoría (todas ellas fueron desistidas), bien en en el cuatrienio siguiente a repartirse de forma más homogénea entre
sohcitud dei abono de la octava hora, puesto que los mineros de los obreros de los tres subsectores estudiados (36% en el metal,
interior con silicosis trasladados por esta causa ai exterior realizaban 34,8% en combustible y 28,3% en construcción); le siguen en im­
una hora más de jornada diaria. La sentencia en este caso desestimó portancia las formuladas por los trabajadores dei metal (una cua:ta
las demandas, dado que la Ordenanza hullera de 1 964 establecía que parte de las presentadas en el período 1 959-1966 ), y a mayor dis­
los afectados por esa situación harían efectiva la j ornada de ocho tancia las procedentes dei subsector de la construcción (véanse apén­
horas vigente en las tareas de exterior, conservando el salario de dices 1 3 a 1 5).
interior correspondiente, sin que el aumento de jornada implicase Los despidos por crisis (cierre total o parcial de empresas) o
incremento retributivo alguno. reajustes de plantillas constituyen la causa principal por la cual los
Las demandas salariales procedentes dei subsector de la construc­ trabajadores acuden a las Magistraturas planteando este tipo de de­
ción no rebasan el 16% de las formuladas por tal concepto entre mandas. Así, en el subsector dei combustible se registran en 1 959
1959 y 1970, aunque en cifras absolutas no dejaron de incrementarse veinte demandas que afectan a 505 trabajadores, despedidos por em­
a lo largo de esos anos y constituían -como ya mencionamos- el presas que cesaron en la actividad por falta de mercados para los
principal motivo de la presencia de los obreros de esta actividad ante carbones, resueltas con sentencia parcial : se fija para los mineros
las Magistraturas. Desde 1 963 se observa un incremento de tales afectados una indemnización equivalente a 1 5 días de haber y la
demandas entre los trabajadores pertenecientes a grandes empresas reincorporación si la empresa reanuda los trabajos. El fin de obras
constructoras (Entrecanales y Távora, Huarte y Cía., Cementos Tu­ de la Duro Felguera en 1 959 tuvo una marcada incidencia en el
dela Veguín, etc.) en concepto de horas extras, abono dei descanso empleo del metal, viéndose afectados por despido 1 47 trabajadores.
de 30 minutos en jornada ininterrumpida y cálculo de retribuciones En 1960, mineros de los grupos <<Mariana>> y <<Baltasara>> de Fá­
correspondientes a pagas anuales y vacaciones. En 1 970, obreros de brica de Mieres (un total de 2 1 3) afectados por e! cierre de los ruis­
Fábrica de Loza San Cl audio reclamaron diferencias salariales por mos, reclamaron indemnización por despido que les fue denegada
_
meses devengados, vacacwnes, cargas familiares, etc., que se resolvie­ porque todos ellos iban a ser recolocados en la factoría siderúrgica
ron por conciliación, abonando la empresa lo solicitado por los de­ de Ablaiia. En 1 963, un total de 477 mineros plantean demanda por
mandantes. este concepto, resuelta en los mismos términos que las de 1 959.
De 1� anterior � e concluye que e! auge experimentado por las En 1 963, 1 56 trabajadores de la RCAM (fábrica de zinc) fueron
�e �l �n:acwnes salanales en los anos sesenta aparece vinculado a la despedidos por reajuste de plantilla, consecuencia de las mejoras téc­
llllClatlva de los trabajadores de las grandes empresas dei sector se­ nicas introducidas por la empresa. La demanda presentada por los
cundario asturiano y a una generalización dei planteamiento colec­ afectados concluyó con sentencia favorable a los mismos : indemni­
tivo de las mismas (que explica, por otra parte, el desfase numérico zación equivalente a un ano de salarios y derecho a percibir el sub­
que con fr�cuencia se aprecia entre el número de demandas y e! de sidio de desempleo.
afectados) mductor dei efecto de avalancha que venimos senalando. Ese mismo aiio hace su aparición en las demandas ante la Ma­
De modo que resulta una suerte de <<colectivización» dei conflicto gistratura de Mieres el despido por participar en conflicto colectivo :
individual de origen económico surgido en los grandes centros pro- la huelga efectuada por trabajadores de Minas Figaredo en los meses
388
Carmen Benito de! Pozo La quiebra de! modelo autoritario (1959-1975) 389
de novi �mbre/diciembre se salda con 33 desp
idos y dos propuestas participar en la huelga suscitada a raíz de la negativa pat�ona1 a
de despido patronal ante los cuales, prev
ia reclamación obrera el readmitir a dos obreros cuyo despido había sido declarado Impro­
órgan ? judic ial se d clara incompetente
� alegando que el confli�to cedente por la Magistratura. El paro se inició el 7 de junio, secun­
colectivo no respondió a causas 1abor a1es.
Entre 1964 y 1 967 cont inúa n los desp idos por dado por la mayoría de la plantilla de la antigua factoría de Mo �eda
cierr e de empresas (Gijón) ; cuatro días después, la empresa sancionó a los huelgurstas
tanto en el subs ec or del metal (donde se
� incrementan 1igeramente) con suspensión de empleo y sueldo durante diez días. Los obrer?s
como en com bust ible. Las dem anda s de desp
ido motivado por se­ demandantes habían sido despedidos por no incorporarse al trabaJO
cundar huelgas o paros son reducidas : nuev
e, registradas en 1 964, al concluir la sanción, alegando en su defensa que todavía persistía
que afectan a 30 trabajado res; seis de ellos
, mineros de Duro Fel­ el cierre patronal. La Magistratura desestimó la demanda.
gu�ra detenidos por los conflictos de julio .
/agosto de 1 963 que pa­ Similar conflicto se produjo el mismo aiio en HUNOSA: 1 06 m �­
ralrza�on la emp resa y afectaron a toda
la cuen ca, permanecieron neros de interior pertenecientes al grupo «Entrego>> fueron d �spedi­
detemdos (primero en Oviedo y después
c�el) hasta el 1 1 de marzo de 1 964, fecha
en la cárcel de Caraban­ dos por falta de asistencia a1 trabajo el 9 de octubre; los t�a?�Jadores
en que fueron liberados alegaban que la explotación permanecía cerrada por deciSIOn de la
sm habérseles juzgado ni condenado por
motivo alguno. A s� re­ empresa. Las demandas fueron desistidas.
greso, la empresa primeramente los admitió, , . de vrdno. .
despidiéndoles después En 1 970, treinta y dos obreros de la fabnca La Indus­
de efectuado el reconocimiento médi co prec
cual los �fectados pre e taron dem anda ante
eptivo, moti vo por el tria y Laviada fueron despedidos por disminución colectiva �el ren­
� � la Magistratura. En 1 967 dimiento. Hubo conciliación al sustituir la empresa el despido por
los despidos por participar en conflictos colec
tivos aparecen también suspensión de empleo y sueldo durante 20 días.
en el metal: afectan � I� de los 27 obreros .
de talleres de mon taje Por tanto, las demandas por despido aparecen estrechamente vm­
(Lan g:eo) qu� �� solrdanzaron con la huel
ga gene ral de mineras y culadas a la coyuntura económica dado que predominan los despidos
metalurg�cos llliCiada en enero; en minería
fueron desp edid os 6 obre­ por cierres totales o parciales de empresas en e! subsector hullero,
ros de Mmas de Langreo y Siero por participar
El mayor núm ero de desp idos por crisis
en la huel ga anterior. ligados a la reestructuración de la industria minera. Los despi. �os por
en el subsector de la crisis en la actividad metalúrgica afectan, asimismo, a trabaJadores
construcción se verifica en 1 967: ocho dem
_ andas que afectan a 1 8 7 empleados en empresas subsidiarias de los tradicionales centros si­
trabapdores, veint. e d e ellos perte .
necientes a una empresa construc­ derometalúrgicos de Mieres y Langreo, desmantelado � p�ogre�Iva­
tora q � e redujo lantilla por dificultades
� económicas; quin ce fueron mente a lo largo de la década de los sesenta. La escasa mcidenci a de
despedidos por fm de obr ; 89 por suspensió ,
� n temporal (tres mese s) los despidos por participación en huelgas obedece, tanto al caracter
de contratos y 27 por cierr e de la fábri
ca de loza La Asturiana selectivo con que éste fue aplicado por la patronal, como a la �eg�­
(Gij ?n). L � casi totalidad de estas dem anda
s se resolvieron por sen­ lación normativa de los conflictos colectivos laborales, que restnngia
tenci� parcialmente favorable a los trabajado

_
ac :Ivi ad responden, pues , hasta 1 970 a
res. Los desp idos en esta
los mism os factores que
su aplicación.
Así pues, el despido en los anos sesenta resulta ser la consecuen­
senalabamos en la segunda mitad de los
aiios cincu enta' derivados cia de los ajustes económicos intersectoriales y no de la revan_cha
de las peculiaridades profesionales dei subs
ector. patronal ante los conflictos colectivos de carácter laboral. Otros InS­
Constituída HUN OSA en 1 96 7, los despidos

�-'
consiguientes al cie- trumentos serían principalmente utilizados por las empresas como
r:e de emp �es�s hulleras disminuyen nota
. blem ente, perd iend o prác­ arma contra las huelgas : el cierre patronal y las suspensiones tem­
ticamente sigmficac. ión a partir de entonces las demandas suscitada
por este motivo en el subsector dei com bust s porales. La importancia de los mismos se corrobora con los datos
ible, no así en el metal procedentes de la Delegación de Trabajo referidos a empresas �ue
que, a nque con importantes fluctuaciones . por con�lrcto
� anuales, aquéllas siguen tramitan expedientes de cierre temporal, total o parcial,
planteandose hasta 1 975.
En 1 969, ocho trabajadores de UNIN SA colectivo entre 1 963 y 1 970 : en el subsector hullero las suspensiones
fueron desp edid os por temporales de empleo y sueldo realizadas en estos aiios afectaron
390 Carmen Benito de/ Pozo La quiebra de! modelo autoritario (1959-1975) 391

nada menos que a 22 550 trabajadores, y eso antes de la promulga­ vi endas que ocupan, propiedad de la empresa; reclamaciones que
ción dei Decreto 22 de mayo de 1 970 que recortaba la facultad em­ fueron atendidas en sentencia favorable a los demandantes.
presarial de rescindir contratos en caso de huelga. La compatibilidad de la pensión de jubilación con el subsidio de
Las demandas agrupadas en el concepto <<Ütros» resultan de es­ i nv alidez por accidente laboral o enfermedad profesional suscita en
casa relevancia po�centual entre 1 959 y 1966 (el 6,5% dei total pre­ 1969 las demandas de 68 mineros, fundamentadas en la Orden 20 de
_ de entonces experimentan un ·unio que, con efectos retroactivos desde el 1 o de abril, establecía

sentadas en esos anos), aunque a partir
. ue las pensiones de jubilación de los mutualistas causadas antes de
notable Incremento, acentuado en el primer lustro de la década de
los setenta (véanse apéndices 1 3 a 1 6) debido a una mayor iniciativa esa fecha se extinguían si se reconocía al beneficiaria pensión por
_ accidente o enfermedad laboral. Con ello se limitaba el alcance dei
ante las �agistraturas de colectivos anteriormente marginales, tales
_ artículo 13 de los Estatutos de la Caja de Jubilaciones y Subsídios
como JUbilados o trabajadores eventuales que desarrollan su activi­
dad en empres�s subsidiarias (principalmente de ENSIDESA) , a un de la Minería Asturiana que hacía compatible ambas pensiones. Las
. . sentencias dictadas al respecto fueron favorables en los casos de tra­
may�r mcumphmiento patronal en el pago de los salarios en especie
_ bajadores a los que se les reconoce la incapacidad por accidente o
(summistro de carbón, abono dei gasto de luz y agua de viviendas
_
obreras, etc.) y al mcremento de las sanciones empresariales a partir enfermedad después dei t .o de abril, estando ya jubilados.
de 1 971 . En 1970, jubilados de la RCAM (un total de 1 8 1 ) , afectados por
En 1 960, de las 245 demandas dei subsector dei metal integradas la reducción de plantilla de 1 967, reclaman diferencia de pensión,
en este concepto, 1 �2 eran reclamaciones formuladas por trabajado­ pues no se les abonaba el concepto prestación familiar concedido en
.
res de �r:-rSIDESA exigiendo el suministro de carbón (su equivalente octubre de 1 968, a pesar de que la empresa percibió la cantidad
en met �hco) a1 q ue tenían derecho según la normativa vigente. La necesaria a repartir entre los pensionistas. La sentencia de Magistra­
_ tura fue favorable a los demandantes.
sentenc�a de Magistratura resultó favorable a los demandantes. Simi­
lar motivo propicia las demandas en 1 963 de obreros de la fábrica E! análisis de las demandas que por distintos conceptos venimos
Duro F �lgu�ra: estas trabajadores, que hasta 1 942 habían pertencei­ realizando ha sido intencionadamente limitado cronológicamente
do a mme�Ia, conse rvaron el derecho a percibir el suministro de hasta 1970, pues el último quinquenio franquista ( 1 9 7 1 - 1975 ) pre­
_
carbo, ? en Igual canudad; no obstante, la empresa redujo en 1 962 la senta, desde la perspectiva dei conflicto, ciertas características que le
cuanua por tal concepto, suscitando con ello la protesta obrera. Las configuran como una etapa peculiar en la general evolución de la
_ conflictividad obrera desde 19 59.
d �mandas se resolvieron por conciliación, al acceder la patronal al
remtegro de la diferencia reclamada. En primer lugar, se observa una relevante modificación de la
La� huelgas en la minería y el metal tuvieron directa incidencia distribución de las demandas según causa: descienden las reclama­
en e! Incremento de demandas obreras solicitando la anulación de ciones salariales a un tercio dei total; aumentan los despidos en el
sanciOnes p �tronales -analizadas detalladamente en páginas siguien­ metal y construcción; los accidentes vuelven a constituir el principal
tes- a partir de 1 964. motivo de reclamación de los mineras ante las Magistraturas y el
En 1966 aparecen tres demandas ante Magistratura, tramitadas número de demandas agrupadas en el concepto <<Ütros>> supera las
por obreros dei � etal, que resultan llamativas por lo inédito hasta registradas en toda la década anterior (véase apéndice 1 6 ) .
?
ento�� es ei � otIvo que las suscitan: que se ejecute lo pactado en
_ .
Por otra parte, el fuerte descenso de las demandas salariales en
concihacwn smdical. El órgano judicial dictó auto apremiando a el metal y, especialmente, en el subsector dei carbón, apenas pudo
ello. ser compensado con el incremento de las mismas registrado en cons­
En 1967 surge� entre los jubilados mineras demandas ( desesti­ trucción ; por primera vez, las reclamaciones por este concepto se
madas por la Magistratura) reclamando el suministro de carbón a reparten de forma sorprendentemente idéntica entre los tres subsec­
empresas afectadas por cierres. AI ano siguiente, 240 obreros de tores estudiados. Los mineras pierden la hegemonía que venían de­
ENSIDESA exigen _ el abono dei suministro de luz y agua de Ias vi- tentando sobre las demandas por despido, que se transfiere a los
392
La quz·ebra
Carmen Benito dei Pozo dei modelo autoritario (1959-1975) 393
obreros siderometalúrgicos y, en menor medida, a los de la cons­ ·
trucción, conservando la mayor iniciativa en las reclamaciones por teamien to estrictamente individual
·
· · del conflicto,
·
· 1 sin trascendencia
el concepto <<Ütros>> y, por supuesto, en las concernientes a acci­ co1 ecu va. Tal declive de la confhcuv1dad salana
. , de la estab1hdad ..
respecto a l a d eca
' da
.
ante no · r se interpreta en funcwn d e 1 a normativa
dentes y enfermedades laborales. .
��1a dora de los distintos conceptos salanales (recor d emos que 1a
El volumen global de demandas se mantuvo, no obstante, en el .
mismo nivel que en la década anterior, pues el descenso en cifras apI Ica·
. o· ón de nuevas disposiciones sobre la matena se
.
encuentra en
absolutas que se observa en las procedentes dei subsector dei com­ eI ong en de las numerosas demandas que por ta I mouvo se formu-
en los aiios sesenta), a lo que habna , que anad1r,- · en e 1 sub sector
bustible resultó neutralizado por el ligero aumento de las formuladas Ia ron .
hull ero, e! decisivo factor dei com1enzo de la negooacwn · · , co1 ectiva ·
por trabajadores dei metal y e! alza experimentado por las reclama­
ciones de los obreros de la construcción, cuya atonía conflictiva en HUNOSA.
Las demandas por despido en el subsector dei metal presentadas
parece ceder paso a una más generalizada, aunque tardía, actitud de
durante este quinquenio resultan ser bastante más numerosas que en
anos anteriores, especialmente en 1974 y 1 97? . Los demandant�s
protesta ante las condiciones laborales imperantes en el subsector:
se desvela en estos aiios el potencial conflictivo de un sector de la
clase obrera asturiana que, a nivel regional, parecía haber sucumbido despedidos por crisis ascienden a 389, pertenec1ente� en su �ayona
a empresas de montajes de G ijón (COMESA, MontaJeS Nalon, etc.)
y Avilés · otros obedecen a ceses de contrato
ante el protagonismo histórico de mineras y metalúrgicos.
Las reclamaciones salariales en el subsector de la construcción '
por fin de obra. En
.
fueron formuladas principalmente por trabajadores de industrias li­ 1974 523 trabajadores de ENSIDESA se cons1deraron d esped'd 1 o � por
gadas a dicha actividad (cerámica, vidrio, cemento, etc.) más que por ]a e�presa al serles comunicado que la misma h �bía transf�ndo a
.
ENFERSA las fábricas químicas s1tas en su factona; el magistrado
obreros de empresas constructoras. Así, en 1 971 destacan las trami­
tadas por personal de la Fábrica de Loza San Claudio reclamando desestimó las demandas puesto que ENSIDESA no había rescindido
salarios atrasados (94 afectados ; conciliación al abonar la empresa las contratos.
cantidades adeudadas) y las de obreros de Bohemia Espaiiola y otra En 1971 hubo todavía en el metal despidos motivados por con­
fábrica de vidrio solicitando diferencia de pagas extras, domingos y flictos colectivos, fueron los siguientes : cuatro oficiales de primera
festivos ( 1 16 afectados ; sentencia favorable). En 1 973, de nuevo 1 24 de Astilleros Juliana (Gijón) por participar en el paro efectua�o los
días 4 ai 1 7 de mayo ; ocho trabajadores de la fáb�ica de motoc:cletas
trabajadores de Bohemia Espaiiola exigen el abono de diferencias
salariales en concepto de vacaciones (las demandas fueron desistidas). Avello, S.A. (Gijón) por huelga ocurrida en nov1embre dei ano an­
En el aumento de las demandas por despido en construcción terior y 4 1 obreros de montajes perteneci�ntes a la empresa Duro
influyó no tanto las reducciones de plantilla efectuadas por algunas Felguera (con contrato eventual para trabaJOS en UNIN �A) por par­
empresas (hubo 248 demandantes afectados por esta causa) como e! ticipar en huelga de solidaridad el 1 1 de agosto con Astilleros Duro
cambio de actitud de los trabajadores dei subsector ante los tradi­ Felguera (Gijón). En los dos primeros casos las �emandas fueron
, .
cionales motivos de despido (eventualidad, contratos por obra, etc.), desestimadas por e! magistrado, en tanto en el ultimo la sentenCia
. .
cambio que propicia una mayor disposición de los obreros de la fue favorable a los trabajadores, cons1derándose Improcedente el des­
construcción a acudir a las Magistraturas, cuestionando la inestabi­ pido. En 1 975, la Magistratura núm. 1 de Gijón declaró nulos e
lidad dei empleo que la patronal impone. improcedentes (según el caso) los despidos efectua�os por la empre­
El descenso de las demandas salariales en metal y combustible sa avilesina Montajes San Juan a 1 7 de sus trabapdores, a lo� 9� e
aparece vinculado al hecho de que tanto trabajadores de ENSIDESA imputaba la realización de un plante e! 1 0 de febrero. En el JUICIO
.
como de HUNOSA dejan de tener conflictos con la empresa por tal se demostró que los mandos de la empresa no dieron instrucoón
causa, siendo obreros de empresas de montajes los protagonistas dei alguna a los afectados sobre las tareas a realizar.
Así pues, los despidos en el metal afec�an bas1camen , .
mismo en el metal. En minería no faltan, ciertamente, demandas �e a trab �­
jadores de empresas subsidi� rias (const�uccwnes '! T?onta) �S) de GI­
contra la empresa pública hullera, pero éstas responden a un plan-
jón y Avilés, y tienen su ongen en motivos econom1cos (vease apar-
La q uiebra dei modelo autoritario (1959-1975)
394 Carmen Benito dei Pozo 395

tado III dei capítulo 3), aunque todavía subsisten excesos patronales M. Duro Felguera, empresa para la que subsidiariamente trabajaban
que derivan en despidos improcedentes por conflictos colectivos. los demandantes. En el juicio se obtuvo conciliación al acceder la
En el combustible, el fuerte descenso de las reclamaciones por Duro Felguera a las pretensiones de los obreros. En el apéndice 2 1
despido (resultado dei fin dei proceso de reestructuración hullera) y se reco ge el acta d e este juicio, d e gran interés por l a exposición q ue
por salarios convierten de nuevo a las demandas por accidentes de en el mismo se hace de la problemática que afecta a este colectivo
trabajo y enfermedades profesionales en las protagonistas dei coo­ de trabajadores y de la irregular actuación de algunas empresas de­
flicto individual entre los mineros. Pero sólo el desconocimiento de dicadas a la mera cesión de mano de obra, así como por la presencia
los factores condicionantes dei malestar obrero, tanto en los anos de destacados abogados laboralistas ajenos a los servicios jurídicos
setenta como en la movida década precedente, permitiría aventurar dei sindicato oficial.
un cierto paralelismo histórico con el período autárquico. El resto de las demandas incluídas en el concepto <<Ütros>> están
E! incremento que se observa en el número de demandas dei propiciadas por motivos ya conocidos : suministro de carbón, pen­
concepto <<Ütros» durante el quinquenio 1971 - 1 975 responde tanto siones de jubilación, etcétera.
ai aumento de las demandas contra sanción patronal (un total de Con todo ello, creemos queda justificado el carácter peculiar que
1 291 , de las cuales 794 proceden dei subsector dei metal) como a la atribuímos al período 1 97 1 - 1 975 en lo que a conflictividad individual
generalización de una reclamación hasta entonces absolutamente mar­ se refiere. No obstante, es también evidente que no existe solución
ginal : la inclusión como fijos de plantilla de los obreros eventuales de continuidad respecto a la década anterior en cuanto al plantea­
o que trabajan por contrata para grandes empresas. miento formal de dicho conflicto.
Efectivamente, en 1 971 obreros de montajes metálicos (unos 1 80) Sin embargo, durante los anos sesenta los cambios en el panora­
que trabajaban desde 1 964 para ENSIDESA-Avilés solicitan su inclu­ ma laboral espano! fueron de tal intensidad y la conflictividad obrera
sión como fijos de plantilla en la empresa pública, amparándose en tan elevada que el último lustro del franquismo quedó aparentemen­
el Decreto 1 7 de diciembre de 1 970 (regulador dei sistema de con­ te desfigurado, pues lo que algunos interpretaron como un restable­
tratas). Idéntica reclamación formulan 127 obreros de Talleres Mo­ cimiento de la normalidad en los centros de trabajo -valorados los
reda (Gijón). El 1 5 % de estas demandas se resolvieron por sentencia logros económicos dei desarrollismo- se revela, desde la distancia
de Magistratura, desestimatoria de las mismas, pues se estableció que histórica, como el declive irreversible de! modelo autoritario.
el sistema de contrata y subcontrata en que trabajaban los deman­ Las afirmaciones realizadas por el titular de la Magistratura núm.
dantes era legal; el resto fueron desistidas. Ese mismo ano, 1 78 obre­ 1 de Oviedo, recogidas en sentencia dictada el 1 1 de enero de 1 973
ros de la empresa constructora Entrecanales y Távora y 1 5 8 de Huar­ concerniente a una propuesta de sanción patronal, apoyan nuestro
te y Cía. reclaman su incorporación como fijos en ENSIDESA ; las argumento a favor de la decadencia de los princípios sustentadores
demandas fueron finalmente desistidas. de! orden laboral franquista :
Estas reclamaciones, procedentes dei metal y construcción, se
sucedieron a lo largo de 1 972 y 1 973. En este último ano, personal Hay que tener presente que es condición indispensable para que exista la
viol ación de dicho deber -se refiere ai de obediencia dei obrero hacia el
de exterior de Talleres Santa Ana de HUNOSA que trabaja por con­ patrono- que las órdenes estén dentro de las atribuciones y, en consecuen­
trata, reclama también su incorporación en plantilla ( 1 8 demandas, cia con la legalidad, pues la vinculación con la empresa y e! deber de su­
todas desistidas). bordinación no pueden tener nunca un carácter militarista [ ... ] 8.
En 1975 destacan las demandas de 452 trabajadores de diversas
empresas subsidiarias de Astilleros Juliana, que fueron igualmente
' AHP/Magistratura de Trabajo núm. I de Oviedo: propuesta de sanción � re� en­
desestimadas por cumplir las empresas los requisitos legales de ce­ tada por la empresa La Industria y Laviada (cerámica) contra un peón, enlace smd1cal,
sión de personal. por desobediencia y falta de asistencia. La ausencia dei obrero en el trabajo estuvo
Ese mismo ano, 99 obreros de Construcciones Metálicas Gijón, motivada por su asistencia a la Magistratura. La propuesta fue presentada a finales
S. L. reclamaban su inclusión en la plantilla de los astilleros de S. de 1 972, resolviéndose en juicio e! 1 1 de enero de 1 973.
La quiebra de! modelo autoritario (1959-1975)
396 Carmen Benito de! Pozo 397

Palabras que difícilmente hubiera pronunciado un magistrado en


época autárquica, y ni siquiera a princípios de los anos sesenta. Ii. SOB RE LA INEFICACIA DE LA CONCILIACI ÓN SINDICAL
( Hubo, pues, cambios en la actitud de las Magistraturas de Trabajo
or proporcionada por los organis­
respecto a las reclamaciones obreras ? Si la asistencia jurídica al trabajad
la resolución dei conflicto
Los datos acerca de la resolución de las demandas en e1 período mos sindicales era efectiva una vez que
no mere�e similar val? ración
1 959- 1975 (véanse apéndices 1 3 a 1 6) ponen de manifiesto que entre se p onía e� m_anos de _la Magist�atura,
r la avenenc1a entre
1 959 y 1 962 los dos tercios de las demandas llegaron a juicio, redu­ la acción smd1cal previa, encammada a consegUi
e judicial .
ciéndose a algo más de la mitad en los anos siguientes. De ellas, casi trabajad ores y patronal antes de recurrir al arbitraj
la mitad fueron desestimadas y el resto estimadas, total (entre el 33 La conciliación sindical -de discutida naturaleza si tenemos en
acerca
y el 49% , según anos) o parcialmente (entre el 1 1 y el 1 9% ). Co­ cuenta la diversidad de opiniones sustentadas por los juristas
la Ley de Bases de la Orga­
rrelativamente, se incrementaron las demandas desistidas y, en me­ de la mis ma- tiene su origen legal en
nor medida, las resueltas en conciliación. Existen, por tanto, claras nización Sindical de 1 940, donde se senala que las centrales sindica­
r
diferencias con respecto ai último cuatrienio autárquico ( 1 955-1958) : les, por sí o a través de los sindicatos, tenían a su cargo <<procura
son más numerosas las demandas desestimadas, notablemente supe­ la conciliación en los conflicto s individu ales de trabajo como trámite
riores las favorables a los trabajadores y bastante menos las parciales. previo y obligatorio a la intervención de la Magistratura de Traba­
9
JO>>
.
Una cuarta parte de las demandas fueron desistidas durante •

1 959- 1 966, aumentando a un tercio entre 1967- 1 975. El más bajo Sin embargo, e1 hecho de que el acto de conciliación pudiera
porcentaje se registra en las reclamaciones resueltas en conciliación. repetirse -si hubo desavenencia sindical- antes de iniciarse el jui­
El mayor número de demandas desistidas y conciliaciones se ob­ cio en la Magistratura, resultaba una anomalía que situaba en segun­
serva en las reclamaciones por salarios y despidos, y el más bajo en do plano a la conciliac ión sindical, convirtiéndose1 0 •en la práctica en
las de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales -por las un trámite desprestigiado y escasamente efectivo
razones ya conocidas-. En conjunto, las sentencias favorables total En 1 962 se atribuyeron a la Organización Sindical determinadas
o parcialmente son también más frecuentes en las demandas salaria­ funciones en la tramitación de los conflictos colectivos de trabajo,
les, excepto en el cuatrienio 1 963- 1 966; les siguen, a corta distancia, cuales eran las de mediación, conciliaci ón y arbitraje, reguladas por
las relativas a accidente y despido. Las sentencias desestimatorias la Orden 1 7 de enero de 1 963. A tal fin se crearon las Juntas Sindi­
recaen en mayor medida sobre las demandas englobadas en el con­ cales de Conciliación, integradas por tres vocales empresarios y tres
cepto <<Ütros>>, sin que parezca existir relación directa entre senten­ vocales trabajadores y presididas por el presidente de la entidad sin­
cias desfavorables y las otras causas de reclamación. dical correspondiente. Estas Juntas se constituían cada vez que surgía
Así pues, existe bastante homogeneidad durante el período un conflicto concreto.
1 959-1 975 en cuanto a resolución de las demandas se refiere, con­ Los datos que proporcionan las fuentes sindicales acerca de los
solidándose un reparto de las sentencias según fallo más claramente actos de conciliación celebrados a nível provincial en todas las acti­
vinculado a princípios estrictamente jurídicos que ideológicos y sus­ vidades económi cas, se limitan a los anos 1 965, 1 966 y 1 970, dispo-
tentadas en una normativa laboral que de forma menos demagógica
hubo de hacer concesiones para contrarrestar la fuerte presión de la 9 Sobre las distintas interpretaciones que los juristas hacen de la conciliación sin­

protesta obrera ejercida, de manera decisiva, desde dentro de las dical, véase Manuel Alonso García, Curso de! Derecho de! Trabajo, ! 964, pp. 687 ss.
La cita textual está tomada dei artículo dieciséis de la Ley de Bases de la Organización
instituciones franquistas. Sindical.
1° Cf. Pérez Botija, ob. cit.; Iglesias Selgas, aun admitiendo el relegamiento dei
acto de conciliación sindical, no deja de afirmar que «pese a todo ello, en las centrales
sindicales las Juntas Sindicales de Conciliación vienen realizando una labor sumamen­
te positiva» (ob. cit., p. 301), aunque se abstiene de apoyar con datas su afirmación.
398 Carmen Benito de/ Pozo La quiebra de/ modelo autoritario (1959-1975) 399

niendo de cifras referentes sólo a Gijón para 1 967 y procedentes de escrito la contestación, y ésta es siempre SIN AVENENCIA, no dando lugar a
HUNOSA para 1 969 y 1 97 1 (véase cuadro 54). diálogo alguno en los casos que, cuando menos, podríamos llamar clarísi­
mos, razones por las cuales la Junta de Conciliación Sindical estima que es
ridícula su presencia, desistiendo de comparecer en lo sucesivo 1 1 •
CUADRO 54. A ctos de conciliación celebrados por los sindicatos, 1965-1971.

' :
Por otra parte, e l recurso d e los trabajadores a l arbitraje d e las
1965"" 1 966':- 1967':- o:- 1969':- o:-o:- 1970'f 197] :- o:- o -
Magistraturas con la frecuencia que la documentación procedente de
Con avenencia ............ 2 727 2 282 563 2 086 las mismas revela, no deja dudas acerca dei hundimiento de la. Or­
ganización Sindical como órgano de conciliación interclasista.
Sin avenencia Asimismo, la asistencia jurídica a los trabajadores prestada por
lncomparecencia.......... 1 635 1 023 311 1 584 26 el Sindicato comenzó a ejercerse de manera selectiva, rechazando la
Disconformidad .......... 2 967 1 678 339 2 019 19 defensa de los implicados en conflictos de sesgo político y marcado
Total ........................... 4 602 2 701 650 118 3 603 45 carácter antifranquista. La documentación disponible en apoyo de
tal afirmación es muy limitada y, en general, poco explícita pero
Notas: '' Datos provinciales.

'''' Datos referidos a Gijón. sumamente significativa cuando se nos ofrece. En virtud de ello tras­
,,_,,,,. Datos referidos a HUNOSA. cribimos la siguiente comunicación dirigida al secretario general de
Fuente: AHP/AISs-Oviedo, ·Resumen de actividades de la Organización Sindical Asturias» , 1965,
1966, 1970; AISS-Gijón, caja 4064, «Memoria 1967»; AISS-Turón, caja 4504 y AISS-La Fel­
la Organización Sindical:
guera, caja 5624. Elaboración propia.
En relación con e! último movimiento huelguístico en e! sector hullero de
esta Provincia, y por su trascendencia actual y futura, debo someter a la
En el cuadro anterior se observa que los intentos de conciliación
consideración de tu Superior Jerarquía, con carácter de urgencia, e! proble­
sindical fracasaban, como mínimo, en la mitad de los casos cuando ma que nos crean los productores (algunos con cargo representativo) a quie­
las cifras se refieren al total regional, y que dicho fracaso resultaba nes se ha declarado resuelto e! contrato laboral en las empresas HUNOSA y
estrepitoso cuando el conflicto se originaba en HUNOSA. Por otra Tres A migos, ai considerarles activos participantes en dicho conflicto, dentro
parte, el trámite previo de la conciliación sindical sólo lo cumplieron dei rigor normativo que seiiala e! vigente Procedimiento Laboral.
en 1 966 un tercio de los demandantes que acudieron a Magistratura, A nte la decisión empresarial, la mayoría de los afectados se presentan en
y aproximadamente la mitad de los que lo hicieron en 1 970. las Delegaciones Sindicales de sus zonas respectivas, solicitando que, además
La parquedad documental sobre el tema no permite rotundas de formularles la correspondiente demanda, sean representados y defendidos
afirmaciones, pero creemos que apoya la tesis -por otra parte nunca en su día por nuestros letrados de los Servicios Jurídicos.
desmentida expresamente por los propios sindicatos- de que la con­ Ante la premura de los plazos legales deseo plantearte los aspectos jurí­
dico-políticos que hemos de contemplar:
ciliación sindical constituía un simple acto de mediación más que
una eficaz institución jurisdiccional, en la que poco confiaban tanto a) Aspecto jurídico
los trabajadores como la patronal. Y paradójicamente, la empresa
pública era de las más reacias a resolver sus desavenencias con los E! detenido examen de motivos de Procedimiento Laboral y en especial
trabajadores a través dei Sindicato como lo demuestran no sólo los e! artículo 1 214 dei Código Civil referido al <<Onus probandi» hace que
datos anteriores sino también las declaraciones efectuadas por la sec­ nuestros letrados se encuentren en la obligación de explicarles que e! proceso
ción social dei Sindicato dei Combustible en 1 969: por despido daría un resultado negativo, ya que los encausados son los
primeros en reconocer su abandono voluntario durante los días de duración
Se comenta e! absurdo sistema que lleva HUNOSA en las conciliaciones sin­
dicales, defiriendo de las promesas hechas por la dirección de la propia 11 AHP/AISS-Turón, caja 451 3 ; Acta de reunión dei pleno de la Sección Social Local
empresa, toda vez que su representante -cuando comparece- trae por d ei
Combustible, celebrada e1 1 8 de marzo de 1 969.
400 Carmen Benito de! Pozo La quiebra de! modelo autorita r-::-0 (1959-1975) 401

dei conflicto ; circunstancia que imposibilita y anula toda base legal en que
JI].
apoyar su defensa.
LA REACCIÓN EMPRES ARIAL FRENTE AL CONFLICTO
GENERALIZADO
b) Aspecto político

Contemplada la ilegalidad de este paro laboral, y la postura recalcitran�e El análisis de las sancion e :s patronales, impuestas a los trabajadores
de los encartados (sumados ai paro sin conocimiento alguno de la Orgam­ desde 1 959 , ratifica el estan camiento de la conflictividad en los cen­
zación Sindical), adquiere singular relieve la circunstancia de haber vulnera­ tros de trabajo durante el p eríodo de aplicación del Plan de Estabi­
do toda disciplina sindical, sin importarles para nada e! grave perjuicio eco­
.
liz ación, puesto que entre 1 959 y 1 962 el número de obreros san­
nómico que ocasionaron a la economía de muchos compaiteros, a los mte­ cio nados (con o sin cargo s indical) resulta similar ai registrado en e!
reses de la Provincia y a la sociedad en general. cuatrienio anterior (véase �uadro 55). Ahora bien, a partir de 1 963
Para unificar criterios, he convocado en la maitana de hoy a los Dele­ e! incremento de la tensión laboral y la generalización de la protesta
gados Comarcales de Mieres, Sarna de Langreo y Pola de Siero � �na re�­ obrera colectiva tienen su fiel correlato en la intensificación del con­
nión en la que estuvieron presentes, asimismo, e! Jefe de los ServJcJos Jun­ flicto individual. Asimism o , las sanciones impuestas a trabajadores
dicos de esta CNS y Letrados de las tres referidas Delegaciones, habiendo
con cargo sindical confirtn an el carácter selectivo que la represión
llegado a la conclusión de que lo más conveniente en este momento, salvo
e! superior criterio dei Mando político de la Organización, es : QUE SE DE­ empresarial adoptá frente a. las huelgas (véase cuadro 56).
NIEGUE LA SOLICITADA REPRESENTACIÓN Y DEFENSA ANTE LAS MAGISTRA­
Global mente considera d o, en el período 1 959-1975 las sanciones
TURAS DE TRABAJO Y RECURSOS POSTERIORES, si bien serían asistidos en la patronales (propuestas y d emandas) no manifiestan modificaciones
conciliación previa y en la redacción dei correspondiente pliego de descar­ destacadas en cuanto ai rep arto sectorial de las mismas, concentrán­
gos, en cada caso. dose en el subsector del combustible un 50% del total, y en el metal
[ . . ] mi criterio como Delegado Provincial es que ha llegado la hora de
. e! 40%, persistiendo la esc asa acción penalizadora de las empresas
marcar una línea de actuación clara y terminante para con aquellos elemen­ de construcción. Pero si t .a.le s porcentajes se cotejan con los proce­
tos subversivos que sólo se acuerdan de la Organización Sindical cuando �o dentes de la distribución de activos regionales según rama productiva
hay posibilidad alguna de éxito, y que sólo buscan con ello e! despresug10 en esos anos, la interpret .l.ción de los datos se aparta ostentosa y
político y técnico de la misma 1 2 . elocuentemente de la forrn. ulada para el decenio anterior: la corres­
pondencia que senalábamo s entre demandas contra sanción y volu­
Con ello el Sindicato no hacía sino ampliar el elenco de argu­ men de mano de obra sec torial se trunca, resultando un marcado
mentos esgrimidos por los trabajadores para justificar su desconfian­ desequilíbrio entre ambas variables que deviene en una más intensa
za bacia la Organización Sindical, incluyendo un ámbito que, como acción sancionadora de las empresas hulleras (antes sólo constatable
el jurídico, había merecido cierta aceptación en los círculos obreros. cuando se refería a obrero5 con cargo sindical). Si a ello anadimos
El recurso cada vez más frecuente a los abogados laboralistas ajenos que e! 46% de los mineras sancionados pertenecen a la categoría de
a los organismos oficiales (e incluso manifiestamente antifranquistas) picadores (con una repres entación en plantilla en torno al 1 9 % ),
se mostraría en los anos setenta como un signo más de la incapacidad con cluiremos que e! confli cto individual responde a idénticos con­
objetiva del régimen para mantener el viejo orden laboral en un dicionantes laborales que e l conflicto colectivo surgido en los anos
contexto socioeconómico radicalmente distinto al precedente autár­ sesenta y que ambos no son excluyentes sino que se refuerzan entre sí.
quico (véase apéndice 2 1 ) .
Efectivamente, entre 1 9 63 y 1966 las tres cuartas partes de las
sanciones patronales recaye ron sobre trabajadores mineros, y de for­
n:a más contundente sobre aquellos que, además, ostentaban cargo
s mdical. En el cuatrienio siguiente los obreros sancionados en el
12 AHP/AISS-Oviedo, Secretaría General : escrito enviado por e! delegado provincial me tal y combustible fueron , en cifras absolutas, los mismos, en tanto
dei Sindicato ai secretario general de la OSE el 9 de enero de 1 968. que durante el peculiar quin quenio 1 97 1 - 1 975 se duplican con creces
402 Carmen Benito dei Pozo La quiebra dei modelo autoritario (1959-1975) 403

las sanciones a trabajadores siderometalúrgicos y se multiplican por trabaj ad ores, la s uspensi�n temporal de empleo y sueldo
. figura como
cinco los obreros de la construcción sin cargo sindical que fueron la pnnCipa1 acc�. on _ penalizado
ra de la empresa, seguida de multas y,
sancionados por la empresa. Las propuestas de sanción proceden en menor medtda, traslado de centro de trabajo o puest
_ o y rebaja
siempre mayoritariamente del combustible. Las empresas siderome­ de categona.
talúrgicas son las que en menor medida penalizan a trabajadores con Por tanto, 1a distin�a documentación procedente de las
_ Magistra­
cargo sindical (véase cuadro 55). turas de Trab�JO (sancwnes empresariales y demandas obreras) evi­
_ _
denCia y rauftca que la rescisión de contratos sólo se
utilizá como
CUADRO 55. Número de obreros sancionados según expedientes tramitados respuesta p �trona1 frente al conflicto en casos muy
concretos, de
en las Magistraturas de Trabajo asturianas, 1959-1975. form a select iva y con los objet ivos ya menc ionad os.
_ Respe cto a las causa s que propi cian las sancio nes patro
1959-1962 1963-1966 1967-1970 1971-1975 TOTAL nales, los
anos 1 959 a 1 962 resultan atípic os : las faltas vinculadas
a la actitud
p D p D p D p D p D a? te el trabai o provocan más de la mitad de las sancio
. nes a cargos
smdtca1es (vease cuadro 56), e incluso en el subsector
Metal ........................ 40 79 69 181 53 291 68 794 230 1 345 de! comb us­
tible las mism a� represent n el 43% de1 total (véase
Combustible ............. 39 109 381 428 156 212 268 358 844 1 107 � apéndice 1 7),
c� ando en la decada a� terwr no Uegaban al 40% y en
Construcción ............ 10 15 20 19 18 26 26 139 74 199 anos poste ­
no�es no representan m la cuarta parte del total. La causa
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 203 470 628 227 529 362 1 291 1 148 2 651 _ explicativa
r�s1de en la contracCión de1 número de propuestas de sanción mo­
P = Propuestas de sanción. tivadas por !a alteració de las relaciones 1abora1es (indis
D = demandas contra sanción. s��ordm . _ � _
acwn, desob edten �ta
ciplina, in­
1 y 2 de Oviedo y Gijón; Magistratura de Mieres: _ � � te.), reducción propia de una situa­
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núm. _ mvel
«Expedientes de propuesta de sanción y demandas» correspondientes a los anos 1959 a
cwn de ba1o de confhcttvtdad como es la de estos anos.
1970. Elaboración propia. Las huelgas y conflictos colectivos inducen importante� cambias
en la manifestación dei malestar obrero, pues en términos relativos
La estrategia de la patronal minera frente al conflicto consolida disminuyen las sanciones derivadas de la actitud individual ante el
comportamientos empresariales ya practicados a finales de los anos r:ab �jo ( disminu�ión calificab le de drástica entre obreros con cargo
cincuenta (concretamente en 1 958). Basada en una acción represiva smdtcal) y especialmente las que se identifican con una resistencia
directamente encaminada a desalentar a quienes en los centros de obrera más consciente (relaciones laborales). Asimismo, una cuarta
trabajo auspician el malestar obrero, contribuyen a propagar el en­ parte de los trabajadores sancionados y los dos tercios de los que
frentamiento interclasista y cuestionan el orden laboral vigente, se ostentan cargos sindicales lo fueron por participar en huelgas o paros
ejerció de manera sistemática sobre los más inquietos enlaces y vo­ colectivos.
cales de los Jurados de Empresa en proporciones inequívocas : uno ( Significa esto que el rigor sancionador de las empresas cedió
de cada dos sancionados. ante la creciente conflictividad colectiva en los centros de
trabajo,
No obstante, el despido rara vez se convertía en la réplica inme­ optando la patronal por una táctica pacifica dora siempre que
las
diata al conflicto laboral, tanto en el subsector del combustible como faltas cometidas no derivasen de la participación obrera en
las huel­
en el resto de las actividades estudiadas, pues sólo un 1 O% de los gas , o que los trabajadores redujeron la protesta individu
alizada,
cargos sindicales sancionados lo fue con despido (es decir, 1 23 tra­ susu. tuida por la recuperada estrategia huelguística
como mecanismo
bajadores entre 1 959 y 1 975), porcentaje que se hace insignificante de �xteriorización dei descontento laboral e instrum
ento de presión
para el resto de los afectados (el 0,3% ), aunque, eso sí, la mitad de claststa? Ninguno de los dos supuestos ha sido
los despedidos lo eran por haber participado en huelgas (un total de I . confirm ado. La va-
�racw, n d esagregada de los datos contem. dos en el cuadro 56 y apén-
54 obreros entre 1963 y 1 975 ) . Tanto en las propuestas patronales d zces 1 � a 20 nos demuestra que los aiios
de san czonado s por participación
que arrojan mayor número
de sanción como en las demandas por sanción presentadas por los en huelgas ( 1 963- 1 966 y 1 971 - 1 975)
404 Carmen Benito de! Pozo CONCLUSIONES

C U ADRO 56. Distribución de las sanciones patronales según causa


(1959-1975) .

1959-1962 1963-1966 1967-1970 1911-1975

p D p D p D p D

A ctitud ante el trabajo

Desidia ........................
La consolidación del «Nuevo Estado» franquista exigía, por su pro-
4 9 9 9 3 17 6 48
Negligencia ................. 12 36 13 58 8 50 14 86 pio origen histórico, la modificación de los presupuestos jurídico-
Bajo rendimiento . . . . . . . . 6 19 11 59 10 176 8 113 ideológicos que definían las relaciones d e producción. Y a en 1 93 8
Abandono dei trabajo . 9 17 32 62 13 35 12 97 el Fuero del Trabajo perfilaba un futuro orden laboral que no dejaba
Faltas de asistencia . . . . . . 18 10 24 20 16 18 26 66 dudas acerca de quiénes y contra qué se había producido el alza-
miento nacional. El nacionalsindicalismo, en su afán superador de
Subtotal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 91 89 208 50 296 66 410 los antagonismos interclasistas, prestó todo su empeno en la confi-
guración de una Organización Sindical verticalista donde las catego-
Relaciones laborales rías de patrono y obrero habrían de quedar subsumidas en la única
de <<productor>> . No obstante, las amplias funciones normativas atri-
Desobediencia . . . . . . . . . . . . . 16 38 28 123 20 113 19 356
Falta a superior . .. . . . . . . . . 17 23 37 buidas a la OSE en el ámbito laboral devinieron en una paulatina y
21 11 23 6 50
Falta a compaiíero . . . . . . 9 8 10 3 8 8 12 significativa pérdida de competencias del sindicato vertical, finalmen-
te convertido en un mero órgano gestor de las entidades estatales.
Subtotal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 68 59 1 70 34 144 33 418 E l aparente reforzamiento sindical a raíz d e l a Ley d e Convenios
Colectivos de 1 958 encubre, por otra parte, la instrumentalización
Deslealtad . .................. 7 16 11 23 5 18 4 18 estatal del mismo en una coyuntura en que l a flexiblilización laboral
-inherente al propio desarrollo económico- y la moderación del
Paro colectivo . ............. 16 309 187 137 52 258 393 intervencionismo ministerial requerían ser compensadas por un con-
trol indirecto, pero efectivo, de los nuevos mecanismos de regulación
Otras ........................... 12 2 40 19 52 salarial. El sindicato cumpliría tal función.
89 203 470 628 El fracaso de la política integradora de la OSE se asocia a dos
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227 529 362 1 291
factores relacionados entre sí: la restringida eficacia de las institu-
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núms. 1 y 2 de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistratura ciones representativas sindicales (enlaces, Juntas Sociales y Jurados),
de Mieres: Expedientes de •Propuesta de sanción» y «Demandas» correspondientes a los con escasas posibilidades de participación obrera real, y el carácter
aiios 1959 a 1975. Elaboración propia.
represivo de los órganos sindicales en su papel de anuladores del
conflicto social de clase. La representación obrera en la empresa,
son también los anos con cifras absolutas más elevadas de sanciona- legalmente concebida como participativa fue, de facto, defensiva sin
dos por otras causas. que en ocasiones pudiera ocultarse el carácter clasista -no recono-
Es decir, la acción huelguística agudizá el conflicto individual ciclo por el régimen- que subyace en el concepto mismo de repre-
convertido, asimismo, en catalizador del estallido colectivo del ma- sen tación paritaria. Ciertamente, el sindicato era uno, pero su es-
!estar obrero en el marco de una coyuntura de fuerte tensión laboral. tructura orgánica siempre fue dual : secciones y vocales económicos
En consecuencia, la patronal reforzó su acción represiva en ambos o sociales antes de 1 971 ; uniones de trabajadores o de empresarios
frentes. después. Con ello queremos poner de manifiesto que el verticalismo
406 Carmen Benito del Pozo Conclusiones 407

sindical no fue ninguna fórmula revolucionaria, ninguna <<tercera vÍa», prestó al tema de la seguridad e higiene en el trabajo, desinterés que
sino la expresión forzada de un contrasentido histórico de raigambre riene su reflejo en una deficiente legislación preventiva y correctiva
fascista. cuyas insuficiencias apenas podían ocultarse tras el ropaje paterna­
El fuerte control social ejercido sobre la mano de obra en el lis ta desplegado a través de una normativa estatalista de hecho poco
sector industrial se compaginó con la práctica de un paternalismo proclive a exigir el cumplimiento de las responsabilidades patronales en
autoritario, proyectado a través de las reglamentaciones de trabajo, tal materia. Asimismo, la resistencia del obrero al retiro laboral respon­
que traiciona en su contenido el principio mismo de <<justicia social» de a la necesidad de los trabajadores de prolongar su período activo ante
tan arduamente defendido desde instancias oficiales : quizás es que la perspectiva de pasar a depender de una exigua pensión de jubilación.
la autarquía y el <<interés nacional» hacían compatible tal concepto En definitiva, la política de previsión social del régimen -donde
con unos mínimos salariales rígidos (inferiores al coste de vida), con los beneficiosos efectos de las prestaciones formales quedaban no­
una constante pérdida de poder adquisitivo de los salarios obreros, toriamente disminuidos por la reducida cobertura real de las mis­
con unos reducidísimos períodos de vacaciones, con una jornada mas- participaba de ese carácter propagandístico que impregna toda
laboral intensiva, con una total falta de seguridad e higiene en el su actuación en el ámbito laboral. Por otra parte, el malestar obrero
trabajo, con unas prestaciones sociales de escasa cobertura económi­ generado por la inseguridad ante la contingencia laboral es un factor
ca y asistencial, con una rígida disciplina laboral (marcadamente mi­ nada desdeõable a la hora de clarificar la casuística conflictiva en los
litarista en las minas de carbón). Ahora bien, el trabajador tenía centros productivos. Así, las cortas expectativas de vida (laboral y
reconocido el derecho al trabajo, a una vida digna, a un salario su­ biológica), unidas a la dureza y peligrosidad del trabajo en el interior
ficiente (sic). de las minas, resultan ser importantes factores explicativos de la ra­
Esa distancia entre el texto legal y la realidad en los centros de dicalidad del comportamiento minero en las luchas desatadas a co­
trabajo constituye uno de los rasgos definitorios de la política so­ mienzos de los aõos sesenta, pero también del malestar latente du­
ciolaboral franquista (proyectado, incluso, sobre la estructura orgá­ rante el período autárquico.
nica y funcional de la OSE). De los voluminosos archivos de las Magistraturas de Trabajo
Las condiciones de trabajo de la clase obrera se mantuvieron emerge una realidad poco conocida: los expedientes tramitados por
prácticamente inalterables hasta comienzos de los aõos sesenta. El éstas nos dan una ajustada visión del conflicto individual en los aõos
desarrollismo impulsó mejoras laborales y salariales que, actuando cuarenta y cincuenta, conflicto que se presenta como única vía de
como incentivos productivos, elevaron el nivel de vida de los traba­ manifestación del descontento obrero respecto a las condiciones de
jadores. La negociación colectiva actuó de forma decisiva en este trabajo. La ausencia, por tanto, de conflictos colectivos en el período
proceso, aunque fue la elaboración de una nueva Ordenanza de Tra­ autárquico no puede ser tomada como indicador de actitudes com­
bajo para la minería del carbón el factor más relevante en la dinámica placientes por parte de los trabajadores bacia unas relaciones de pro­
de cambio de las condiciones laborales de un amplio sector de la ducción regidas por el paternalismo estatal y el abuso patronal. En
clase obrera asturiana en estos aõos, toda vez que los Convenios este contexto, el conflicto individual se convierte en trasunto del
Colectivos Sindicales no prosperaron en la industria hullera hasta los conflicto colectivo (eliminado por los mecanismos de coacción del
aõos setenta: la fuerte tensión laboral existente en las minas asturia­ Estado). Sin embargo, dicho conflicto, al perpetuarse como único
nas a partir de 1 962 justificó que el Ministerio de Trabajo, presio­ medio de expresión del malestar social, actuó como factor retarda­
nado por la patronal, cancelase la contratación colectiva en las prin­ tari o en la configuración de la conciencia de clase, pues la fuerza de
cipales empresas hulleras y optase por la menos arriesgada fórmula la luc ha colectiva, su capacidad de presión, adquiere realidad en la
de elaborar una nueva reglamentación para el sector. En consecuencia, prác tica de clase, al margen de voluntarismos estériles y considera­
hasta 1972 no se suscribe el primer Convenio Colectivo de HUNOSA. ciones subjetivas.
Los datos sobre accidentes y enfermedades profesionales son un El conflicto individual, que por su propia naturaleza se desen­
claro exponente de la escasa atención que durante el franquismo se vuelve en las esferas institucionales, no deja de ser expresión de las
408 Carmen Benito de/ Pozo

limitaciones sociolaborales dei régimen franquista en su pretensión


de conseguir identificar a los trabajadores coo su demagógica pro­
puesta nacionalsindicalista, después sustituida por la mística dei desa­
rrollismo.
Las huelgas mineras de los aiíos sesenta tuvieron su antecedente
en el elevado índice de conflictos individuales existentes entre la
población minera asturiana durante los aiíos de la autarquía. La crisis
hullera, coo el consiguiente cierre de explotaciones, despidos e inse­
guridad económica, convertirá, a partir de 1 962, el malestar latente
en protesta generalizada. Junto a las iniciales reclamaciones salariales
surgirão reivindicaciones profesionales y asistenciales íntimamente APÉ NDICES
vinculadas a la problemática sectorial puesta de relieve a través de
las demandas obreras en los aiíos precedentes.
La estrategia patronal frente a las huelgas estuvo nítidamente de­
finida desde el surgimiento de las mismas a finales de los aiíos cin­
cuenta: neutralización de los elementos obreros más significados en
el conflicto (represión selectiva mediante suspensiones temporales de
empleo y sueldo y, en menor medida, el despido) y cierre patronal
(intimidación colectiva).
La conflictividad en Asturias, asociada estrechamente a la activi­
dad minera, deriva tanto de las peculiaridades laborales de la indus­
tria extractiva como dei contexto socioeconómico de las cuencas
hulleras : las condiciones de un trabajo especialmente penoso, una
actitud patronal guiada por pautas no tanto productivistas como me­
ramente especulativas, la existencia de una fuerte conciencia obrera
entre los mineros asturianos (que les induce a valorar la tensión
social desde la perspectiva dei antagonismo interclasista y a reforzar
los sentimientos de solidaridad) y, por último, la situación de crisis
que afecta en los aiíos sesenta al subsector dei carbón soo factores
cuya concurrencia situaron históricamente al obrero minero a la van­
guardia de la protesta colectiva (e individual) en la región.
El descenso de la conflictividad obrera en las postrimerías dei
franquismo no se interpreta, desde la perspectiva histórica, como
una tendencia al restablecimiento de la normalidad laboral en los
centros productivos admitidos los logros económicos dei desarrollis­
mo -como fuentes afines al régimen podían sostener-, sino como
el declive irreversible dei modelo autoritario. La acción antifranquis­
ta en el âmbito laboral se ejerció de forma decisiva desde los propios
aparatos institucionales.
A P ÊNDICE 1 . Organigrama de la Organización Sindical Espaiiola.

ÂMBITO NACIONA L

a. Delegado Nacional de Sindicatos :: primera jerarquía de la OSE, responsa­


ble de su funcionamiento y eficacia. Le corresponde la dirección de toda la
Organización.
b. Secretario Nacional: segunda jerarquía, a las órdenes inmediatas del De­
legado, coordina los distintos servicios sindicales.
c. !nspección-A sesoría General: le corresponde, de una parte, la dirección

de la función inspectora que se realice en los distintos organismos sindicales;


y de otra, la tarea de asesorar al mando superior en materia de estructura,
organización, planificación y aplicación de normas reguladoras de la acción
sindical en sus distintos aspectos.
d. Vicesecretarías Nacionales :

1 . Organización Administrativa: dirige y asesora en los asuntos técnicos


de tipo administrativo. Integra los siguientes organismos :

Consejo.
Servicio de Administración.
Servicio de Personal.
Estadística y Colocación.
Asesoría Jurídica.
Prensa y Propaganda.

2. Ordenación Económica: coordina la actividad de las Secciones Eco­


nómicas de los distintos sindicatos y las Vicesecretarías Provinciales de su
área.

Consejo.
Sindicatos Nacionales del Sector Agrario.
Sindicatos Nacionales del Sector Industrial.
Sindicatos Nacionales de! Sector Servicios.

3. Ordenación Social : coordina la actividad de las Secciones Sociales de


los sindicatos y las Vicesecretarías Provinciales de su área.

Consejo.
Centrales Nacionalsindicalistas.
Sindicatos y Hermandades.
412 Apêndices Ap êndice 1 413

4. Obras Sindicales : dirige la acción y funcionamiento de las Obras exis­


tentes y las Vicesecretarías Provinciales de su competencia. Â MBITO COMARCAL

existen
Consejo. Como órganos de la línea política, subordinados a la CNS respectiva, .
Obras Sindicales. las Casas Comarcales o Delegaci ones Comarca �es Smdzcale s, � ue d1funden
os locales.
las consignas de los mandos superiores y coordman los orgamsm
e. jefaturas de los Sindicatos Nacionales y de las Obras Sindicales : ejercen,
de modo inmediato, la función de mando de sus organismos respectivos. Delegado comarca!.
Secretario contador.
Consejo comarca!.
ÁMBITO PROVINCIAL Delegaciones locales.

Centrales Nacional-Sindicalistas : Las Delegaciones Sindicales Provinciales Organizaciones sindicales comarcales.


son los órganos de la línea política que coordinan las actividades sindicales Organizaciones sindicales locales.
en el ámbito provincial. Integran en su seno todos los organismos y servicios
sindicales de la província respectiva, reflejando en su organización la estruc­ Servicios : Administración y Estadística.
tura de la Delegación Nacional de Sindicatos: Obras Sindicales.

a. Delegado provincial de Sindicatos.


b. Secretario provincial Sindical. Â MB ITO LOCAL
c. Vicesecretarías provinciales :
Delegado Local.
1 . Ordenación Económica Secretario Local.
Consejo Local.
Representaciones provinciales de los Sindicatos. Organizaciones sindicales locales (Sindicatos de empresa y Hermanda­
des, Gremios y Cofradías).
2. Ordenación Social
Jefe.
Consejo.
Secretario.
Representantes sindicales en empresas. Sección Social (Departamentos de Reglamentación, Contratación, Ca­
Organizaciones sindicales provinciales. lificación, Censo, Legislación y Normas, e Inspección y disciplina).
Organizaciones sindicales de la capital de la província. Sección Económica.
Sección Asistencial (Obras sindicales).
3. Obras Sindicales provinciales

En el ámbito provincial no existe Vicesecretaría de Ordenación Administra­ Representaciones locales de Obras Sindicales.
tiva, estando dicha función a cargo dei Secretario Sindical Provincial. Los Estamentos parasindicales : empresarios, técnicos y obreros.
servicios de la Delegación Provincial son los siguientes :
Administración (Intervención, Tesorería Contabilidad). Fue nte: Centro de Estudios Sindicales, La Organización Sindical Espano/a, Madrid, 1957; AHP/AISS­
OSE»,
y
Estadística y Colocación. Gijón, « Estructura Interna de los servicios centrales de la s.f.

Servicios Jurídicos.

d. Jefaturas de las Obras Sindicales (línea política) y jefaturas de los Sindi­


catos Provinciales (la línea representativa).
Apéndice 2 415
APÊNDICE 2. Relación nominal de representantes sindicales -eco­
nómicos y sociales- que llevan veínticinco, o más
anos, en el desempeno de/ cargo. A gustín Gracia Ferrer .
Vocal Provincial EconómiCO.
Óptica.-Categoría: pequena empresa.

Ram ón Martínez Cabal


SINDICATO PROVINCIAL DE AGUA, GAS Y ELECTRICIDAD Vocal Provincial Económico.
M ármoles y Piedras.-Categoría : pequena empresa.
Isaac Álvarez-Santullano Álvarez
Presidente de la Sección Económica ProvinciaL-Vocal Provincial y Nacio­ Juan Navarro Suárez .
nal. Vo cal Provincial EconómiCO.
Director Administrativo.-Categoría : Técnico. Óptica.-Categoría: mediana empresa.

Julián Pérez Vigil


SINDICATO PROVINCIAL DE ALIMENTACIÓN Y PRODUCTOS COLONIALES Vocal Provincial Económico.
Deco rador de escaparates.-Categoría : pequena empresa.
Angel Martínez González
Vocal Social Provincial. José Quesada �ernánd: z
. .
Oficial 1 .' de Obrador.-Categoría: Especialista. Presidente Secc1ón Soc1al Grem10 M1xto.
Marmolista.-Categoría: Labrante.

SINDICATO PROVINCIAL DE CEREALES José Rivas Sánchez .


Vocal Provincial Económico.-Vocal Nacwnal.
Ramón Hevia Mencía Prefabricados y gres.-Categoría: mediana empresa.
Presidente dei Sindicato Provincial.
Industrial panadero.-Categoría: pequena empresa.

SINDICATO PROVINCIAL DEL ESPECTÁCULO


SINDICATO PROVINCIAL DE CONSTRUCCIÓN, VIDRIO Y CERÁMICA
Manuel Sordo Suárez
Romero Álvarez Álvarez Presidente de la Sección Social Provincial.
Presidente Sección Social Local. Acomodador.-Categoría : no cualificado.
Tejero.-Categoría : Especialista.

José Ramón Álvarez Castro SI N D ICATO PROVINCIAL DE GANADERÍA


Vocal Provincial Económico.
Pintor.-Categoría: pequena empresa.
Justo Álvarez Ascaso
Vocal Provincial Económico.
Belarmino Cabal Huerta
Almacén de tripas.-Categoría : pequena empresa.
Vocal Provincial Económico.-Vocal Nacional.
Mármoles.-Categoría : mediana empresa.
Fernando Arias Fernández
Vocal Provincial Económico.-Vocal Nacional.
Manuel Carrera Crespo
Industrias lácteas.-Categoría : mediana empresa.
Vocal Provincial Económico.
Comercio material de construcción.-Categoría : pequena empresa.
416 A.pérzdice 2 417

Bautista Arrieta Cueto


ATO PROVINCIAL DE LA MADERA Y EL CORCHO
SI N D IC
Vocal Provincial Económico.- Presidente de Grupo Provincial.-Vocal N
cio na!.
Carnicero.-Categoría : pequena empresa.
Rafael Mori Hevia
.
,
m1co. ,
Vocal Provincial Econo
José Dolsa Sancho de maderas. -Catego na: med"1ana empresa.
A lma cé n
Vocal Provincial Económico.-Vocal Nacional.
Industrias lácteas.-Categoría : gran empresa. ez
Ric ardo de! Río Rodrígu
Vocal Provinc ial Económ ico .
Máximo Gutiérrez Pérez Com erci o de muebles.-Categ oría : mediana empresa.
Vocal Provincial Económico.-Vocal Nacional.
Industrias lácteas.-Categoría : pequena empresa.
SIND ICATO PROVINCIAL DE LA MARINA MERCANTE
Atilano Sampedro Pineiro
Vocal Provincial Económico.-Vocal Nacional. José M.' Jaureg�iza� Araizteg�i
.
Almacenista de huevos.-Categoría: pequena empresa. Presidente de! Smd1cato ProvmCial.
Administrativo.-Categoría: administrativa.
Manerto Suárez Alonso
Vocal Nacional.
1 .'
SINDI C ATO PROVINCIAL TEXTIL
Administrativo.-Categoría: Oficial
Antonio Escudem Santiago
Vocal Provincial Social.
SINDICATO PROVINCIAL DE HOSTELERÍA Comercio.-Categoría: Especialista.

José M: Aguirre Alonso Ramón Santamaría Maseda


Vocal Provincial Económico. Vocal Local Económico.
Hotei.-Categoría: mediana empresa. Comercio.-Categoría : pequena empresa.

Alfredo Fernández Menéndez CÁMAR A OFICIAL SINDICAL AGRARIA


Vocal Provincial Económico.
Restaurante.-Categoría: pequena empresa. Víctor Fidalgo Díaz
Vocal Provincial Económico.
José Regadera Piquero Forestai.-Categoría: empresa agrícola.
Vocal Provincial SociaL-Vocal Nacional.
Celso García Cuervo
Camarero.-Categoría : Especialista.
Vocal Local Sección Económica
Ganadero.-Categoría: família campesina.
SINDICATO PROVINCIAL DE INDUSTRIAS QUÍMICAS
Faustin o V elasco García
Voc al Local Sección Económica.
Fernándo Beltrán Argüelles G anadero.-Categoría: familia campesina.
Presidente Sección Social Provincial.
Ayudante especialista.-Categoría : Especialista. Fu en tr: AHPiAISs-Oviedo, Secretaria General, 1969.
APÉNDICE 3. Relación nominal de quienes han ejercido e/ carg Apéndice 3 419
de Delegado Provincial en la CNS de Asturias
1938-1970. vin cial de Albacete, Ciudad Real, Zaragoza y Málaga. Jubilado de la. OSE.
MANUEL HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, nacido en Almería el 16 de sepuembre
de 192 3. Licenciado en Derecho, procede de! Cuerp.o de L.etr� dos de la
Org anización Sindical. Militante de F�T-JONS.' s:cretano provmc1al de Pro-
aganda de! SEU de Almería y secretano provmc1al de! Frente de .Juventudes
CELSO GARCÍA TUNÓN, natural y vecino de Oviedo, nacido en 1902. Dele �n la misma província. Nombrado delegado provincial de Astunas el 12 de
gado provincial desde enero de 1938 a marzo de 1939; también lo fue d diciembre de 1962, cargo que desempenó hasta enero de 1 966 a! pas�r . a!
Salamanca. Actualmente sigue en la Organización Sindical con el cargo re mismo puesto en la CNS de Madrid. Anteriormente lo fue de Almería, Av1la
presentativo de presidente de la Hermandad Sindical de Labradores y Ga y Alicante. En la actualidad es C?oberna?or Civil �e Zamora .
JOSÉ RAMÓN MARTÍNEZ GALAN, naCldo en lnflesto ( !-st� n�s) e� 2� de
naderos de Oviedo. Está en posesión de la Medalla y Palma de Plata d .
Falange Espanola. Ejerce como industrial en esta capital. febrero de 1913. Licenciado en Filosofía y Letras, secretano tecmc? .smd1cal,
JOSÉ MARÍA GARCÍA COMAS, nacido en Oviedo e! 15 de agosto de 1905 director de la Escuela Sindical Central, militante de FET-JONS y V!eJa Guar­
«

Ingeniero de Minas; militante de FET-JONS. Fue director general de Minas dia» . El 6 de febrero de 1966 fue nombrado delegado provincial de esta Cr:' S,
Ostentó e! cargo de delegado provincial de Asturias desde marzo de 193 cargo en e! que permaneció hasta e! 31 de marzo de � 970 en que fue desig-
a febrero de 1940. En la actualidad trabaja en e! INI. nado presidente de! Sindicato Nacional dei Combusuble.
MARINO A. VALDÉS (fallecido). Ingeniero industrial; militante de FET
. .
ANTONIO CAUDEVILLA MARTÍNEZ, nacido en Huesca eJ 1 3 de J UlllO de
JONS. Delegado provincial desde febrero de 1940 a mediados de 1942. 1917. Licenciado en Derecho, militante de FET-JONS, jefe de! distrito uni­
JOSÉ REDONDO GÓMEZ, de 58 anos de edad, domiciliado en Madrid. Fu versitario de! SEU, secretario de Ex-Cautivos, secretario Vieja Guardia y
designado delegado provincial de Astu rias en mayo de 1942, cesando e delegado provincial de Asturias desde abril de 1970 hasta la fecha (julio de
mayo de 1944 a! ser destinado a la Delegación Nacional de Sindicatos. Ac 1970) .
tualmente retirado de la OSE.
DANIEL ZARZUELO POLO (fallecido). Siendo delegado provincial de Tra� Fuente: AHPiAISs-Oviedo, Secretería General, 1970.
bajo de Asturias fue designado delegado provincial de Sindicatos en ju
de 1944, cargo que desempenó hasta junio de 1946.
JULIÁN ISLA SÁNCHEZ, de 57 anos de edad. Militante de FET-JONS;
signado delegado provincial e! 17 de julio de 1946, cesando e! 30 de a
de 1950 ai pasar con el mismo cargo a Sevilla. Domiciliado actualmente
Madrid, es secretario particular de! presidente de las Cortes Espanolas y
secretario dei INI.
FAUSTINO DÍAZ RODRÍGUEZ, de 58 anos, natural de Carbayín
Asturias) y vecino de Oviedo. Militante de FET-JONS, fue consejero
de! Movimiento. Ejerció como delegado provincial desde mayo de 1950
18 de diciembre de 1953, siendo, a su vez, delegado provincial de M
dades Laborales, cargo que ostenta en la actualidad. .
SERVANDO SÁNCHEZ EGUIBAR, nacido en Gijón (Asturias) el 1 8 de
de 1920. Licenciado en Derecho, graduado social, secretario técnico ·
Militante de FET-JONS. Fue designado delegado provincial de esta CNS e! 1
de diciembre de 1953, cesando el 14 de diciembre de 1958.
lo fue de Gerona, Pontevedra, Huelva y Guipúzcoa. Actualmente vive
Madrid y es Jefe de Personal de ENDASA.
ELISEO SASTRE DEL BLANCO, nacido en Bilbao el 19 de noviembre
1903. Secretario de Administración Local, graduado social y diplomado
dica!. Militante de FET-JONS. Designado delegado provincial en u,.,,._,,,._.

de 1958, cesó e! 12 de diciembre de 1962. Anteriormente fue delegado


421
Apéndice 4
APÉNDICE 4. La limitada función asesora de los Sindicatos y la fal­
resolver uno de los proble­
ese a las industrias y por lo tanto vendría a
ta de colaboración empresarial en la redacción de los
esta cuestió n se iniciab a por el Estado, en general, se
mas Planteado Como
anteproyectos de las R eglamentaciones de Trabajo.
af!uy s
·

y a! estudiarse los antepr oyectos correspondt'en· �


desentendieron de este asunto los mzsmo s,
mterv zenen en
e salvo excepciones, no
por lo que sus conoct
s, ntos y experiencia '
t111tc ción de los proyectos, los
e1 fm de e.sta-
s no influy en en la redac· cta ·
cua 1 es en muchos casos fueron de .caráct er provm 1 y con
entación de este upo, pero, al ser someu'd.os a aprob acwn, '
b l ec er una reglam mtsm os algun a va-
los
se les dio e1 caráct
er de nacio nal, introd uciend o en
<<[ ] La intervención dei Estado en e! ordenamiento de la vida de trabajo,
•.•
. .
afecta no solamente a los productores, sino también a todos los consumi­ mco
. . · ' n que afectaba más que al fondo a la forma.
Terminada la última guerra mund ial, se produ ce un movtm tenro tendente
dores, y por ello se encuentra íntimamente ligada con la vida económica de dei mund o y debid o a ideolo gías y compa.dreos,
la nación. Esta función privativa dei Estado, en roda materia relacionada a aislar a Espana dei resto por lo que st en �l
ue no viene al caso menci onar,
aquél se l�eva a efecto :
SI-
con la Reglamentación dei Trabajo, se establece en e! artículo 1 u de la Ley , el _ o
penod
,
q
ctr, en
p en odo de guerra
era de suma impor tancta el produ
despreo-
glllente era de cara'cter vital' y por ello los empresarws contmuan
· ·
de 1 6 de octubre de 1 942. La nueva regulación implica un cambio impor- · ·

entaa·ones de traba;o,
mpa dm. en lo relativo a la elaboración de las reglam
tantísimo, no sólo por lo que afecta ai sistema, sino incluso a sus conse­ ·
aaon que a
· ,
za de su propza·
prestando atención a ninguna otra elabor
cuencias. La Reglamentación de Trabajo por vía convencional -entre Em­
oyectos de reglam en-
ria. Bajo estas circunstancias se realizan los antepr
presas y trabajadores- tiene la ventaja sobre la reglamentación estatal, de
�:dust
.
que no es una cosa rígida, uniforme; matiza más, plegándose a las distintas
se aprueb an más de un centen ar de carácter nacwnal, o sea, la
tacwnes y
casi totalidad de las promulgadas hasta la fecha [ . . .] » .
realidades sociales. Este inconveniente fue previsto en la nueva Ley, a fin
de mitigar en lo posible la rigidez aludida y así, en e! artículo nueve se
Fuente: AHPiA!Ss-Oviedo, Ponencias y conclusi
establece con carácter preceptivo el asesoramiento por parte de la Delega­ ones dei I I Pleno dei Consejo Económ ico-Sindical
ción Nacional de Sindicatos, especificándose que los Asesores representarán os, 1955, PP · 277-279 . Las cufSlvas
Provincial, Oviedo, Delegación Provincial de Smd1cat
necesariamente todos los elementos de los distintos grupos profesionales que son nuestras.
integran e! Sindicato ai que afecte la reglamentación. Mas teniendo en cuenta
las características tan diversas que ofrece nuestra nación, en todos los órde­
nes, se comprende y de hecho sucede, que no exista uniformidad en los
medios de producción, costumbres, etc., por lo tanto, dicho asesoramiento
no puede ser lo perfecto que sería de desear, ya que para e/lo tendría que
tenerse en cuenta, en la mayoría de los casos, las características de cada región '
o comarca más pequenas, según la índole de la actividar a reglamentar.
La aparición de la referida Ley, que introduce el nuevo sistema, coincide
con el período álgido de la guerra mundial, muy especialmente por lo que
a los intereses de Espana pudiera afectar. En esros anos, debido a las des- '
trucciones de la Guerra de Liberación, y a la conflagración mundial, la
preocupación única y constante de los directores de industrias y empresa­
rios, es la de rehacer los talleres, ampliar sus industrias y producir lo más
posible, ya que las exigencias dei mercado y el interés de la Nación, así lo
requerían. Era la época en que escaseaban las materias primas, que los me­
dias de producción eran deficientísimos y la mano de obra resultaba insufi­
ciente; estas problemas eran los que embargaban la atención de los empre­
sarios: todo lo que fuera mitigar alguno de estas problemas, se recibía por
ellos con satisfacción, sin tener en cuenta las consecuencias futuras, ya que
en aquellos momentos sólo interesaba el presente. Por ello, a! aparecer la Ley
de referencia que establece e! sistema actual de reglamentaciones de trabajo,
los empresarios estimaron que serviría de aliciente para que la mano de obra
423
Apéndice 5
APÉNDICE 5. La Fábrica de Loza de San Claudio solicita la mo­
dificación de las condiciones de destajo para
ución de los especialistas con la diferencia
e/ excesivo salario percibido por algunos peones. senala la Ley y mejorar la retrib
ue se merma a aquél. . sohcn ·
. guard e o IOS
. . arlo a V.S. cuya vida
q Por ser de justici a, me permi
to
m uchos aiios.

San Claudio, 3 de febrero de 1 945.

E! que suscribe, Don JOSÉ fUENTE fERNÁNDEZ, como Director-Gerente de IL MO. SR. DELEGADO DE TRABAJO. -OVIEDO-

Fuente : AHP/Magistratura de Trabajo núm. 1 de Oviedo, caia 80, ano 1946.


<<Fábrica de Loza de San Claudio, S. A.>> tiene e! honor de dirigirse a V
ai objeto de solicitar autarización para modificar las condiciones de! ae:sta1
en que trabajan unos peones de esta industria que, sin apenas esfu
exceden en más dei 70% dei jornal.
En el Taller de Cajas Refractarias, hay actualmente un grupo de
peones corrientes, que preparan el barro necesario para que los especialistas
confeccionen los estuches.
Antes dei G.M.N., para una producción de un 50% mayor que la actual
con sólo dos peones, abastecían de barro suficiente a los especialistas, y en
esta etapa en que la producción de Cajas Refractarias es más pequena, hubo
necesidad de poner cuatro peones para que produjesen e! barro necesario.
Aun con dos productares más que antes, para una labor de menos ren­
dimiento, cada día era menor la producción de estas indivíduos, hasta llegar
a darse e! caso de que, en varias ocasiones, llegaron a parar los especialistas
por falta de barro.
Para contrarrestar estas anomalías y con objeto de estimular e! rendi­
miemo de aquellos peones, se estableció un régimen de destajo que les
compensase e! pequeno esfuerzo preciso para una labor normal de! Taller.
Y buena prueba de la indolencia que había motivado la implantación de este
destajo, está en que, seguidamente, se duplicó el rendimiento, y hoy, en
menos de cuatro horas de trabajo, producen más de! doble de lo que antes
debían haber producido en la jornada completa.
Y estos obreros, simples peones, perciben ahora un haber de más de
20,00 pesetas diarias, no haciendo ni el menor esfuerzo para conseguiria, ya
que, si así lo hiciesen, se llegaría al despropósito de que, seguramente al­
canzarían un haber de más de 30,00 pesetas por día, notablemente impropio
tratándose de una labor de peones vulgares.
Lo que esta Dirección pretende en este caso, no es que la merma de los
haberes que perciben estas peones redunde en beneficio de esta Empresa,
sino que, buscando una retribución más equitativa para ellos, la diferencia
beneficiase a los especialistas que dependen de la labor de aquéllos.
Por esta razón, es por lo que nos permitimos denunciarle este hecho y
solicitarle su superior autorización para reducir a tres hombres la labor de
peones de! Taller de Cajas y modificar este destajo en e! sentido de que los
peones de este Taller puedan sacar, mediante un pequeno esfuerzo, un jornal
de unas 1 4,00 pesetas con lo que queda cubierto con creces e! 25% que
APÉNDICE 6. Conceptos retributivos integrantes dei salario de un Apéndice 6 425
picador minero en 1945.
Pius de domingos . . . . . .. . . ...... ...................................... . 10,06
Prima de asistencia ................... ................................ . 75,50
Plus cargas familiares . . .. . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. 413,36
Totales................ .......... ............................................. 1 216,99 26,66
<<Don Marcelino Somohano Argüelles, Apoderado de MINAS DE FIGAREDO, Y que en virtud de las disposiciones vigentes sobre e! p �rtic �lar, e! pro­
de Oviedo,
S. A. . .
media de jornal resultante, según e! detalle antenor es de vemucmco pesetas
con noventa céntimos por día.»
Certifica: Que las cantidades percibidas por e! obrero Bartolomé Valdés
García, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1945, que h<mte: AHP/Magistratura de Trabajo núm. I de Oviedo, caja 76, exp. 39, ano 1946.
trabajó en dichas minas, son las siguientes :

Pesetas Días

OCTUBRE

7 días a 1 7 pesetas . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 19,00 7


14 horas extraordinarias ................... ........................ . 44,24
Domingos ....... ... ............................ . .......................... . 12,76 1,16
Plus carestía de vida ....................... .......................... . 26,51
Plus de domingos ....................................... .............. . 3,19
Vacaciones . . . . . . . . . . ................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............. . 161 ,07
Totales ............ . . . . . ......................... . . . . . . . . . . . . ................ . 366,77 8,16
NOVIEMBRE

26 días a 17 pesetas .............. . . . . . . . . . . . . . ....................... . 442,00 26


52 horas extras ............... ....... . . . . . . . . . . . . . . ..................... . 164,56
Domingos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47,63 4,33
1 día abonado y no trabajado . . . . . .. . . . . . . . . ................... . 15,40 1
Plus carestía de vida ................ ............. .................... . 98,10
Plus de domingos ........... ............. .................. ... ........ . 1 1 ,90
Prima de asistencia ................................................... . 98,00
Totales . . . . .. . . ......... . . .. . . ....... .......................... .............. . 877,59 3 1,33
DICIEMBRE

20 días a 1 7 pesetas ............... ........................ ........... . 340,00 20


63 horas extras ....................... . . . . . . . . . . ........................ . 206,52
Domingos ................ ..... ............................. ............... . 40,26 3,66
3 días abonados y no trabajados . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . ...... . 37,40 3
Plus carestía de vida ............... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............. . 93,89
Apêndice 1
APÉNDICE 7. Tablas salariales fijadas para el personal obrero 427
los subsectores de carbón, siderometalurgia,
y construcción (zona 1 :) en octubre de 1956. 35,50
�;�:: ���i� :��: ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 32,25
45,50
MINAS DE CARBÓN r:::i�;::··�:-·L·: : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : :
Maquinista tractor o grúa.......... ............................... ........................ . 40,50
45,50
40,50

Maquinista locomotora ................ .................................. ................... . 43,75


Interior

Mineros de 1 .' .. . ........ ... . . . . . . ...... . .. . .... . . . . . ....... . . .. . . .. ....... ........ . .. . . . . ... . .. .
47,25
Barrenistas ................. ..................... ............................ ...................... .
��f!��l�::��:L.• • • • • • • • • • • •·• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • ·• • • • •
43,75
43,75
Posteadores ................... ... ............. ..... ................................... ......... ... . 40,50
Arti!leros ................ . . ........... ... .......................................................... .
Picadores de 1 .' . . ...... .... . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . ........ . .. . .. . ....... . .. . . . . . . ....... . .. . .
Camineros .................................. .................................. ...... .............. . 45,50
.

Picadores de 2.' . . . . . . ........ . .. . . . ............ . .... . .. .... . .. . . . . . . . .. . .. . .. ........ .. ..... . .. .


Motori stas ................... ......................... ..... ... .................................... . 40,50
Entibadores de 1 .' . .. . . . . . . . . ..... . .... . . . . .... . .. . .. . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . ......... . . . ....... .
Camionero de 1 . • .................... ........ . . . . . ...... .. ............ ......................... . 47,25
Camionero de 2. ' .... . ........ . . .............. . .. . .. . ........ . ................. . . . .... . . . . . . . . . . 43,75
Entibadores de 2.' . . . . . . . .... . . ...... .. . . .. . . .. . . ........ . .. . .. . . .... . .. . .. . . .. . . ...... . . .. .. . .
Cuadreros herradores ....... ......................... . . . . . . . . . ...... ...... .................. . 43,75
Camineros de 1 . • ....... ......... .............................................................. .
Camineros de 2.' . . . . . ..... . . . . . ...... . .... . . . ......... . . . . . . ... . .. . . . . . . .. . . .. ..... . .. . .. . . . .. .
A yte. lampistero 16-18 anos ............................................................. . 32,25
Caballistas de 1 .' . . . . ..... ... . . . . . . . . .... . .. . .. . . . ........ .. . . . . . . ....... . .. . . . . . . ...... .. . . . . .
Ayte. lamp�st�ro más 1 8 anos . . . . ............................ .......................... . 35,50
.

Caballistas de 2.' . . .. . .. . . . . ....... . ... . . ....... . . .. . . . . . . ...... ....... . .. . ..... . . . ... . . . . ..... .
Peón espec1ahsta ........ .................... ........ ........... ................................ . 38,75
41,00 Peón ........ ..... ....................... ..... ........ ........ ................................ ........ . 38,00
T uberos de 1 . • ............... ................... ............... ......... ........................ . 42,75
Tuberos de 2.' . . ..... . .. . . . . ....... . .... . . . . ...... .. .. .. . . ........ .. . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . ..... .
Escogedores (mujeres) .................................... ............ ...................... . 33,75
. 39,25 Paleadores (mujeres) ............. ... ......................................................... . 36,25
Maquinista tracción ................ ...................................................... . 41,00 Pinches 16-18 anos ............................................. .............................. . 32,25
Maquinista balanza . ...................................................................... . 41,00 Pinches 14-16 anos ......................... ........... . .................... .................. . 30,50
Ayte. barrenista ........................................ ......... ........................... . 42,75
Ayte. entibador ............................. ................................................... . 37,75 SIDEROMETALURGIA
Ayte. caminero ................................................................................. . 37,75
Aux. artillero .............................................................. ...................... . 42,75 Pinche 14 anos ..... ............ ................ ...................................... .......... . 12,75
Vagoneros ......................... ............................................. ................... . 41,00 Pinche 15 anos .......................... . . . ..................... . . . . . . ... ...................... . 20,00
Ramperos de 1 .' . .. . ..... . .. . .. . . . . . . . .. . ... . . . . ......... . .. . ........ . .. . .. . . . ........ . . . . . .. . .
. 36,00 Pinche 16 anos .............. . . . . . .... ........................ ............... ................... . 25,25
Ramperos de 2.' ..... . .... . ..... . . . ... .. .. ........ . . . . .. . ..... .. .... . .. . .. ...... . . . . . . ......... . 34,25 Pinche 17 anos ..... .. .................................... ...... .... .................... ........ . 30,50
Embarcador senalista ........................................................................ . 41,00 Peón ordinario ..... ............ .............. .................................................. . 36,00
Embarcador ............ ................................. ......................................... . 39,25 Especialista de 1 .' .. . .. . . . .............. . .... . .. . .......... . ..... . . . ... . .. . .......... . . . . .. . .. . . 39,25
Bomberos ....... .................................................................................. . 40,75 Especialista de 2.' ...................... . . . .......... ......... . . . .. . ... . . . ..... . ..... . .. . .. . . . . . 37,00
Frenistas . . . . .......................... ................ ................ ............................. . 39,25 Mozo almacén .................................................................................. . 39,25
Freneros o enganchadores ....... ........................................ ................. . 37,75
Pinches ......................................... .................................................... . 28,75 Aprendiz 1 .0 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 12,75
Aprendiz 2.0 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 20,75
Exterior Aprendiz 3.0 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 26,25
Oficiales de 1 .' .. . . . . . . .. . . . . . . . ...... . .. . . . . . . ...... . . . .. . .. . ..... .. . . .. . . .. ..... . . .. . . . . . .... .
Aprendiz 4.0 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 31,75
. 47,25
Oficiales de 2.' . . . . . . . . . . .... . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . ...... . . . . . . .. . . . . . . ... . .. . . .. . . . . . . . .. . .. . . . . 45,50 Oficial de 1 .' . . . .. . . . . .. . ..... . .. . .. . . . . .. . ...... . ....... . . . . .. . ..... . .. ..... . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 47,50
.

Oficiales de 3.' . .. .. . .. . . . ...... . . . . . . . . ..... . .. . . . . ....... .. . . . . . . . . . . . ..... . . . . . .. . . . . . . .. . . . .


. 42,50 Oficial de 2. • ............................................ ........................................ . 44,00
A yte. más de 20 anos ................ ....................... ............ .................... . 38,75 Oficial de 3. • .............. ............... ....................................................... . 40,25
Apêndices APÉNDICE 8. La contrataaon colectiva en Asturias, 1958-1971
(combustible, metal y construcción).
428

CERÁMICA

Pinche 14-16 aií.os .................... ........................ ................................ 16,50 .

Pinche 16-18 aií.os .


............... ··· ........ ··· · ··· · ··· · 22,25
......................................

Pinche 1 8-20 aií.os .................... . . . . . . . ................................................. 30,50 .

Peón ordinario ....................... .......................... ................................ 36,00


Convenio
.

Especialista de 1 .' . . . . . . .
. ..... .. . ..
.... . . .. .
......... ··· ... ··· ·· ···· ··· 41,00
. ...... ... ... . ... .......

39,25 Aprobación Âmbito o NOC


Especialista de 2.' ............................................................................. .

Aprendiz 1 .0 •••••• • • •••••••••••••••••••••••• • • ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••


12,75 COMBUSTIBLE
Aprendiz 2.0 ••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••
20,75
Aprendiz 3.0 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••
26,25 Minas de antracita ................................ 25-01 -61 interprv. convenw
Aprendiz 4.0 •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
31,75 Minas de hulla ...................................... 22-12-60 interprv. convem o
Mina La Camocha ................................ 03-04-63 empresa NOC
Oficial d e 1 .' . .. . ........ ... .
............................... .. 48,50
................................. . .. Minas de Rios a ....... . . ............................ 14-06-62 empresa convemo
Oficial de 2.' .
............ . ..
.................... .. . .. . ...... ..
45,25
....... ............................ Minas Figaredo ..................................... 15-01-71 empresa convemo
Oficial de 3.' . . .
.............. .
................. . .................
42,00................................ HULLASA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26-1 1-71 empresa convenio

CONSTRUCCIÓN Y OBRAS PÚBLICAS METAL

Encargado de obra . . . . . . .. ... .... .. .. . . .


.... ...................... .... ... ·· ··· ··· ·· ···· ··· · ·· · 64,75
Actividades vanas ... .............................. 12-06-63 provincial convemo
Capataz ........................................................................... ................. .
56,75
Aguínaco, S. A. ··································· 02-01-65 empresa convenio
Modelista ........................... ................................ ............................... . 72,75 Almacenistas ......................................... 09-08-63 provincial convemo
Adornista.. ....................................... ................................................. .
62,75 Astilleros de! Cantábrico ...................... 07-11-58 empresa convenio
Jefe de taller ..................................................................................... . 66,75 Astur Belga de Minas ........................... 15-04-64 empresa convemo
Contramaestre .......................... ....... ................................................. .
60,75 Astur Belga de Minas ........................... 09-05-66 categoría''· convenio
Entibador ......................................................................................... .
56,75 Asturiana de Zinc ................................. 24-08-62 empresa convemo
Barrenero, rozador . . ... . ......... ... .... . . .
......................... ....... ·· ...... ··· ···· ··· · 56,75 Comercial Mecanográfica ..................... 21 -02-66 provincial convemo
Comercio de! automóvil ....................... 17-02-65 provincial convemo
Oficial de 1 .' .
....................... . .. ......... ........... . ............. · · · · · .. · · · · · · · · · · · · · · · ·
·
50,75 Comercio de ferrerías ........................... 30-10-63 provincial convenio
Oficial de 2.' .. ... .. .
........ . . ...... . . . . . . .. . . .. .
....... .... ....... ...... . . ... .... . ... . .... ...... 46,75 Comercio dei metal .............................. 29-08-70 provincial convemo
Ayudante .......................... ................................................................ . 42, 75 Cía. Asturiana de Tubos ...................... 25-08-71 empresa convemo
ENDASA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14-01-63 empresa convem o
Peón especialista ............................ ................................................... .
39,75 E NSI DESA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 03-02-62 empresa convemo
Peón ................................................................................................. . 36,00 Fábrica Metales Lugones ...................... 1 1 -06-62 empresa convemo
Fábrica de Mieres ................................. 29-07-61 empresa convenio
Pinche 16-17 aií.os ............................................... ........................... .. 24,75 .
F ábrica Moreda-Gijón .......................... 12-07-62 empresa convemo
Pinche 1 7-18 aií.os .......... .................................................................. 29,25 .
Industri al Avilés . . . . . ...................... ........ 20- 1 1 -70 empresa convemo
Metalgráficas . . . ... . . .. .... . ............ ....... ....... 1 7-07-61 interprov. convemo
Aprendiz 1 . o ••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••• ••• •• ••• • •• ••• • • • • • • • ••
Minas San Joaquín ................................ 05-12-63 empresa convemo
Aprendiz 2." . ......... . ............ . ......... . ..................... . ...................... . .......
Mina L a Soterraií.a ................................ 26-04-63 empresa convemo
Aprendiz 3.0 •••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••• •••• ••••••••••• •••• • • • ••••••••••••••••••••

Aprendiz 4.0 •• • • •••••••••••• ••••••• ••••••••••••••••• •••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••


· 23-08-62 empresa convenw
����j�i;;��
S.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 25-10-62 empresa convemo
Fuente: Orden 2 6 d e octubre d e 1956. Elaboración propia.
A . San Juan de Nieva ....................... 19-08-64 empresa convem o
430 Apéndices Apéndice 9
431
Siderúrgica Asturiana, S. A . ................ . 24-08-62 empresa convemo
S. M. Duro Felguera-Langreo ............. . 24-08-62 centro convemo
S. M. Duro Felguera-Dique ................ . 09-12-64 centro NOC
S. M. Duro Felguera-Llumeres ............ . 20-12-62 centro convemo
Tornillería ............................................ . 22-04-63 interprov. convemo
Tracción Vapor Litoral .. ...................... . 09-04-63 empresa convemo
UNINSA-Veriiia ..................................... . 08-01 -66 centro convemo
UNINSA-La Felguera ............................ . 05-01-67 centro NOC
UNINSA-Mieres .................................... . 06-07-67 centro NOC

CONSTRUCCIÓN

Bohemia Espaiiola .............................. .. 26-10-63 empresa convemo


Cerámicas Guisasola ............................ . 13-03-64 empresa convemo
Comercio vidrio y cerámica ................ . 05-03-65 provincial convemo
Construcción y Obras P . ................... . 26- 1 1 -65 provincial NOC
Cristalería Espaiiola ............................. . 09-04-63 empresa convemo
Derivados cemento .............................. . 1 7- 1 1 -66 provincial convemo
Didier-Mersa ....................................... . 1 1 -01-63 empresa convemo
Entrecanales y Távora ......................... . 06-08-62 empresa NOC
Fca. San Claudio ................................. . 1 7- 1 1 -62 empresa convemo
Fca. La Asturiana ................................ . 27-04-64 empresa NOC
Gijón Fabril. ........................................ . 01 -04-65 empresa convemo
Huarte y Cía . .................................... .. 19-10-62 empresa NOC
La Industria y Laviada"-· •:· ..................... . 03-10-62 empresa convemo
Idem (cerámica-Avilés) ........................ . 25-03-63 centro NOC
Idem (vidrio-Gijón) ............................. . 04-01 -63 centro NOC
Idem (Horno vidrio-Gijón) ................. . 22-12-66 sección NOC
Idem (cerámica-La Felguera) ............... . 25-03-66 centro NOC <r> <r> .... .....
...., O 00 N
N
Manufacturas vidrio hueco .................. . 05-12-66 provincial convemo ,.....

Manufacturas vidrio plano ................... . 02-09-65 provincial convenio


PRACESA ............................................... . 20-07-66 empresa convemo N O O' O O I'-.
� � ...é � � �
Tudela Veguín-Aboiio ......................... . 05-10-62 centro N """ N N N .....
Tejas y Ladrillos .................................. . 17-1 1 -66 provincial

Notas: *
Afecta sólo a vigilantes de interior.
Sección cerámica en Gijón, Avilés y La Felguera.
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Fuente: G. García Prendes, Los Convenios Colectivos Sindicales en Asturias, Oviedo, 1969;
dice, 1971.

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APÉNDICE 10.
1. Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo. A sturias, 1945-1949 (por actividad).
Salarios Despidos A ccidentes ,,_ Vacaciones Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af


Metal ........................ 73 1 13 137 254 76 76 4 5 51 60 340 516
Combustible . . . . . . . . . . . . . 198 5 395 237 982 1 216 1 216 18 18 50 57 1 755 7 687
Construcción . .. . . . . . . . . . 241 471 263 491 1 72 1 72 33 58 26 27 735 1 219
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 512 5 979 673 1 727 1 464 1 464 55 81 127 144 2 830 9 422
Nota: •:- Accidentes de trabajo y enfermedades laborales.

2. Resolución de las demandas de los trabajadores, 1945-1949 (según causa).


Sentencias
Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal
o/o >:- o/o ,,. ,,. o/o ,,.,,.
núm. ,,_ núm. Ofo
núm. núm. núm. % ''"''" núm. % ''"
Salario ....................... 122 23,7 109 21,2 143 50,7 59 20,9 80 28,3 282 54,9
Despido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120 1 7,8 159 23,6 200 50,7 1 74 44,1 20 5,0 394 58,5
Accidentes . . . . . . . . . . . .. . . . 204 13,9 23 1,5 502 40,2 394 26,9 350 23,0 1 249 85,1
Vacaciones . . . . . . . . . . . . . . . . 10 18,1 13 23,6 21 65,6 7 21,8 4 12,5 32 58,1
Otros ..... ................... 20 15,7 16 12,5 60 65,9 23 25,2 8 8,7 91 71,6
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 476 16,8 320 1 1,3 926 45,8 648 31,8 462 22,6 2 036 71 ,9
Notas: •:- Porcentaje respecto dei total de demandas.
**
dei total de sentencias.

APÉNDICE 1 L

1 . Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo . A sturias, 1 950-1954 (por actividad) .
Salarios Despidos A ccidentes ,,_ Vacaciones Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af


Metal ........................ 125 188 240 309 80 80 5 24 97 98 547 699
Combustible ............. 990 1 094 482 2 193 1 753 1 753 10 1 14 296 306 3 531 5 460
Construcción ............ 370 411 425 982 198 198 20 35 97 98 1 1 1 0 1 724
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 485 1 693 1 147 3 484 2 03 1 2 031 35 1 73 490 502 5 1 88 7 883
Nota: '' Accidentes de trabajo y enfermedades laborales.

2. Resolución de las demandas de los trabajadores, 1950-1954 (según causa).


Sentencias
Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal
núm. >:- >:-
% ''" núm. % ''" núm. % ''"''" núm. % ''" ''" núm. o/o núm. % ''"
Salario ....................... 242 16,2 346 23,2 268 29,8 486 54,1 143 15,9 897 60,4
Despido .................... 164 14,2 149 12,9 364 43,6 329 39,4 141 16,9 834 72,7
Accidentes . .. . . . . . ........ 262 9,1 2 603 34,1 192 10,8 972 55,0 1 767 61,6
Vacaciones ................ 8 22,8 1 2,8 9 34,6 11 42,3 6 23,0 26 74,2
Otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 23,0 42 8,5 156 46,5 91 27,1 88 26,2 335 68,3
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 789 1 5,2 540 10,4 1 400 36,2 1 109 28,7 1 350 34,9 3 859 74,3
Notas: •:-
Porcentaje respecto dei total de demandas.
•:-•:- Porcentaje respecto dei total de sentencias.
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núm. I de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistratura de Trabajo de Mieres: Demandas presentadas entre 1950
y 1954. Elaboración propia.
....
APÉNDICE 12. .....
....

1 . Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo . A sturias, 1955-1958 (por actividad).
Salarios Despidos Accidentes ,,. Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af

Metal .................................................. 1 53 1 54 209 215 73 73 1 39 1 40 574 582


Combustible ....................................... 1 440 1 440 505 91 1 5 547 5 547 260 262 7 752 8 1 60
Construcción .. .................................... 520 530 291 360 295 295 31 31 1 13 7 1 216
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . 2 113 2 1 24 1 005 1 486 5 915 5 915 430 433 9 463 9 958

Nota: '' Accidentes d e trabajo y enfermedades laborales.

2 . Resolución de las demandas d e los trabajadores, 1955-1958 (según causa).


Sentencias

Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal


,,,,
0/o ,,. ,,. núm. o/o
,,_
o/o ,,.,,. núm.
,,_
o/o núm.
núm. núm. _
núm. 0/o ,,_
0/o

45,2 250 1 1 ,8 498 54,9 1 74 19,2 234 25,8 906 42,8


Salario ....................... 957
Despido . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . 1 17 1 7,6 127 12,6 361 5 1,4 203 28,9 1 37 1 9,5 701 69,7
Accidentes ................ 1 091 1 8,4 138 2,3 562 1 1 ,9 314 6,7 3 810 8 1 ,3 4 686 79,2
Otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 20,4 29 6,7 198 63,2 73 23,3 42 1 3,4 313 72,7
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 313 24,4 544 5,7 1 619 24,5 764 1 1 ,5 4 223 63,9 6 606 69,8

Notas: ,._ Porcentaje respecto de! total de demandas.


,_,, Porcentaje respecto de! total de sentencias. _ _
presentadas entre 1955
Fuente: de Tra? ajo núm. I de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistratura de TrabaJO de M1eres: Demandas

1. Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo. A sturias, 1959-1962 (por actividad).
Safarias Despidos A ccidentes '' Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af. núm. Af.


Metal ........................ .......................... 1 464 2 874 294 475 149 1 49 361 383 2 300 3 881
Combustible .................... ................... 1 316 1 512 398 1 453 1 759 1 759 378 416 3 851 5 1 40
Construcción . . . . . . . . . . ............................ 725 855 314 373 311 311 43 49 1 393 1 588
TOTAL ················································ 3 505 5 24 1 1 006 2 301 2 219 2 219 782 848 7 544 10 609
Nota: ,,_ Accidentes d e trabajo y enfermedades profesionales.

2. Resolución de las demandas de los trabajadores, 1959-1962 (según causa).


Sentencias
Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal
. ,,_ o/o ,,.,,.
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núm. o/o ,, núm. o/o núm. núm. o/o ,,,,_ núm. núm.
Ofo % '''

Salario ....................... 1 1 1 5 31,7 382 1 0,8 708 35, 1 860 42,7 444 22,0 2 012 57,3
Despido .................... 232 22,7 1 54 1 5,0 344 54,1 1 88 29,6 1 03 1 6,2 635 62,1
Accidentes ................ 453 22,2 10 0,4 667 42,3 564 35,8 324 20,5 1 575 77,2
Otros ........................ 121 15,8 34 4,4 278 45,5 299 49,0 33 5,4 610 79,7
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 92 1 26,1 580 7,9 1 997 41 ,3 1 91 1 39,5 904 1 8,7 4 832 65,8
Notas. '' Porcentaje respecto de! total de demandas.
,,_,,.Porcentaje respecto de! total de sentencias.
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núm. I de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistratura de Trabajo de Mieres: Demandas presentadas entre 1959
y 1 962. Elaboración propia.
APÉNDICE 14.
1. Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo. A sturias, 1963-1966 (por actividad).
Salarios Despidos A ccidentes ,,. Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af


Metal ............... ................................... 6 237 6 594 367 774 185 185 295 322 7 084 7 875
Combustible....................................... 4 567 6 016 708 2 490 3 086 3 086 800 967 9 161 12 559
Construcción...................................... 1 449 1 580 413 688 375 375 64 65 2 301 2 708
TOTAL . . . ............................. ................ 12 253 14 190 1 488 3 952 3 646 3 646 1 159 1 354 18 546 23 142
Nota: '' Accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

2. Resolución de las demandas de los trabajadores, 1963-1966 (según causa).


Sentencias
Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal
o/o ,,_,,_
núm. % ''' núm. % ''' núm. Ofo ,,.,,.
núm. núm. % ,,_ ,,_
núm. o/o ,,_

Salario ....... ... ............. 3 383 27,6 2 575 21,0 3 050 48,5 1 969 31,3 1 266 20,1 6 285 51,3
Despido ....... ............. 566 38,0 166 1 1 ,1 329 43,5 277 36,6 150 19,8 756 50,8
Accidentes ................ 1 195 32,7 998 40,7 955 38,9 497 20,2 2 450 67,2
Otros . ....................... 365 31,1 93 7,9 431 60,4 210 29,4 72 10,0 713 60,8
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 509 29,7 2 834 15,2 4 808 47,1 3 41 1 33,4 1 985 19,4 10 204 55,0
Notas: ,,. Porcentaje respecto del total de demandas.
,,.,,. Porcentaje respecto del total de sentencias.
·
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núm. 1 de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistratura de Trabajo de Mieres: Demandas presentadas entre 1 963
y 1966. Elaboración

APÊNDICE 1 5.

1. Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo. A sturias, 1967-1970 (por actividad).
Salarios Despidos A ccidentes ,,. Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af


Metal .................................................. 3 834 3 914 704 967 291 291 1 184 1 196 6 013 6 368
Combustible ....................................... 6 580 6 588 342 916 4 1 79 4 1 79 1 689 1 689 12 790 13 372
Construcción ..... ................................. 1 524 1 556 506 746 308 308 162 163 2 soo 2 773
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 938 12 058 1 552 2 629 4 778 4 778 3 035 3 048 21 303 22 513
Nota: ,. Accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

2. Resolución de las demandas de los trabajadores, 1967-1970 (según causa).


Sentencias
Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal
,,_ ,,_
núm. núm. o/o ,,. núm. o/o ,,. ,, núm. o/o núm. 0/o ,,_ ,,_ núm.
,
% ''' 0/o ,_

Salario ....... ................ 4 706 39,7 1 323 1 1 ,1 1 684 28,9 3 230 55,5 897 15,4 5 811 49,0
Despido . . . ................. 459 29,8 355 23,0 277 38,2 350 48,2 98 13,5 725 47,1
Accidentes . . . . ............ 1 578 33,0 1 611 50,4 1 141 35,7 444 13,8 3 196 66,9
Otros ........................ 649 22,1 168 5,7 1 01 1 45,6 1 154 52,1 48 2,1 2 213 75,5
TOTAL . . . . . . . . . ......... ........... 7 392 34,8 1 846 8,7 4 583 38,3 5 875 49,1 1 487 12,4 1 1 945 56,3
Notas: ,,. Porcentaje respecto del total de demandas.
,,,,. Porcentaje respecto del total de sentencias.
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núms. I y 2 de Oviedo y núm. I de Gijón; Archivo de la Magistratura de Trabajo de Mieres : Demandas presentadas
entre 1967 y 1970. Elaboración propia.
APÉNDICE 16. ....
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1 . Demandas presentadas por los trabajadores ante las Magistraturas de Trabajo. Asturias, 1971-1 975 (por actividad).
Salarios Despidos A ccidentes ':· Otros TOTAL

núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af núm. Af


Metal . ........................... ...................... 2 448 2 560 1 772 2 338 420 420 1 569 2 1 42 6 209 7 460
Combustible....................................... 2 608 2 667 437 68 1 3 944 3 944 3 1 15 3 205 10 1 04 10 497
Construcción...................................... 2 506 2 680 879 1 117 480 480 1 017 1 032 4 882 5 309
TOTAL ..... . ................... . ............ .......... 7 562 7 907 3 088 4 136 4 844 4 844 5 701 6 379 21 1 95 23 266
Nota: ,,_ Accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

2. Resolución de las demandas de los trabajadores, 1971 -1975 (según causa).


Sentencias
Desistidas Conciliación Desestimada Favorable Parcial Subtotal
,,_ •:-,:-
núm. o/o ,,. núm. o/o núm. o/o ,,.,,. núm. % ':· >> núm. o/o núm. % ''

Salario.. .. .. . . . .. . .. .. .. . . . .. 3 108 40,9 1 262 16,6 1 325 4 1 ,2 1 389 43,2 soo 15,5 3 214 42,3
Despido .................... 840 28,0 777 25,9 680 49,3 571 4 1 ,4 1 26 9,1 1 377 45,9
Accidentes ................ 1 542 3 1 ,8 - - 1 615 48,9 1 419 42,9 267 8,0 3 301 68,1
Otros ... . . . . ... . ..... . .... . .. 2 019 36,0 21 6 3,8 1 937 57,5 1 014 30,1 413 12,2 3 364 60,0
TOTA L . . ..................... 7 509 35,7 2 255 10,7 5 557 49,3 4 393 39,0 1 306 1 1 ,6 1 1 256 53,5
Notas: '' Porcentaje respecto dei total de demandas.
,,,,_ Porcentaje respecto dei total de sentencias.
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núms. 1 y 2 de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistratura de Trabajo de Mieres: Demandas resentadas entre
1971 y 1975. Elaboración propia.

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APÉNDICE 18. Distribución de las sanciones patronales según
sa, 1963-1966 (por sectores de actividad).
Distribución de las sanciones patronales según cau­
sa, 1967-1970 (por sectores de actividad).

-
Metal Combustible Metal Combustible Construcción

p D p D p D p D p D

A ctitud ante el trabajo


Actitud ante el trabajo
Desidia ....................................... 5 6 3 2 1 1
Desidia ...... ................................. 3 15
Negligencia e imprudencia ......... 3 2
Negligencia e imprudencia ........ .
29 10 23 4 28 2 20 2
Bajo rendimiento ........................ 2 30 4 29 5 Bajo rendimiento . . . .. ·· ··· · ·· ·· ···· ··· · · 7 1 34 29 3 13
Abandono dei trabajo ................ 9 8 21 22 1 1
52 2 Abandono dei trabajo . .. . · · ··· · · · ··· · 2 12 10
Faltas de asistencia ..................... 12 10 11 8 Faltas de asistencia . .. . · ··· · ·· ·· ···· ·· · · 7 11 6 7 3

Subtotal ...................................... 3 1 83 49 114 9 Subtotal ...................................... 23 200 18 79 9 17

Relaciones laborales Relaciones laborales


Desobediencia............................. 13 40 12 80 3 3 Desobediencia............................. 6 54 10 56 4 3
Falta a superior .......................... 4 12 17 24 2 1 Falta a superior .......................... 4 8 5 14 2 1
Falta a companeros .................... 3 7 4 2 1 Falta a companeros .................... 1 6 1 1 1 1

Subtotal ...................................... 20 59 33 106 6 5 Subtotal .... .................................. 11 68 16 71 7 5

Deslealtad . . . . . . . ............................ 6 8 4 14 Deslealtad . . . . . . . ........... ................. 4 3 14

Paro colectivo ............................. 10 2 295 185 4 Paro colectivo ............................. 15 11 120 41 2

Otras .......................................... 2 29 9 2 Otras .................................... . . . . . . 9 7 3

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 181 381 428 20 19 TOTAL .. . .......... . .. . ........ . ..... . . . .. . . . . . 53 291 1 56 212 18 26

P : Propuestas de sanción. P: Propuestas de sanción.


•e
A rch'tv0 . d
D: Demandas contra sanción.
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núm. I de Oviedo y Gijón; Archivo de la Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núms. I y 2 de Oviedo y núm. I de GtJon;
D: Demandas contra sanción. ..

de Trabajo de Mieres: Propuestas de sanción y Demandas contra sanción . .


. • Y Demandas contra sancton
entre 1963 y 1966. Elaboración propia.
la Magistratura de TrabaJO de Mteres: Propuestas de sancwn
presentadas entre 1967 y 1970. Elaboración propia.
APÉ NDICE 2 1 . Acta dei juicio celebrado en la Magistratura núm.
2 de Gijón el 26 de junio de 1975 en relación a las
APÉNDICE 20. Distribución de las sanciones patronales según cau­
sa, 1971-1975 (por sectores de actividad).
demandas por despido presentadas contra las em­
presas Construcciones Metálicas Gijón, S. L. y S. M.
Duro Felguera.

Metal Combustible Construcción

p D p D p D
" En Gijón, a veintiséis de junio de mil novecientos setenta y cinco.
A ctitud ante el trabajo Constituído en Audiencia Pública el Iltmo. Senor Magistrado de Traba­
jo/núm. DOS [ ... ], comparece Don M.A.S.G. en nombre y representación
Desidia ....................................... 2 45 2 3 2 de [siguen nombre y apellidos de once trabajadores], representación acredi­
Negligencia e imprudencia ......... 8 42 6 35 9 tada en autos y asistido dei Letrado Don Juan Luis Rodríguez Vigil Rubio.
Bajo rendimiento ........................ 3 48 4 24 1 41 Don J.A.R.G. en nombre y representación de [siguen nombre y apellidos
Abandono dei trabajo ......... . . . . . . . 7 43 4 46 1 8 de trece trabajadores], representación acreditada en autos y asistido dei Le­
Faltas de asistencia . . . .................. 4 55 11 5 11 6 trado Don Juan Luis Rodríguez Vigil Rubio. Don J.R.F.S. en nombre y
representación [siguen nombre y apellidos de diez trabajadores] asistidos dei
Subtotal ............... . . . . . ............ ...... 24 233 27 1 13 15 64 Letrado Dona María Cristina A lmeida de Castro. Don C.H.O. en nombre
y representación de [ sigue nombre y apellidos de trece trabajadores], repre­
Relaciones laborales sentación acreditada en autos y asistidos dei Letrado Don Felipe González
'
j' Márquez. Don J.M.M.M. en nombre y representación de [sigue nombre y
j Desobediencia . . . . .............. . . . . . . . . . . . 6 258 9 92 4 6 apellidos de nueve trabajadores ], representación acreditada en autos y as is­
Falta a superior .......................... 3 25 3 24 tidos dei Letrado Don José Ramón Herrero Merediz. Don J.A.M.P. en
Falta a companeros .................... 6 9 3 2 nombre y representación de [sigue nombre y apellidos de diez trabajadores],
representación acreditada en autos y asistidos dei Letrado Don Luis Fer­
Subtotal . . . . ....... ........................... 15 292 12 119 6 7 nández A rdavín. Don A.L.F. en nombre y representación de [sigue nombre
y apellidos de trece trabajadores ], representación acreditada en autos, asis­
Deslealtad ................. .................. 3 5 11 2 tidos del Letrado Don A ntonio Masip Álvarez Hidalgo. Don J.R.O.F. y
Don J.R.B. en nombre y representación propios. No comparecen [sigue
Paro colectivo . . .. ......................... 25 226 228 109 5 58 nom bre y apellidos de once trabajadores].
Comparece el Procurador Don E.C.S. en nombre y representación de la
Otras .......................................... 38 6 8 dem andada S. M . DURO FELGUERA S. A. [ . . . ], comparece el Letrado Don C.N.P.
en nombre y representación de la codemandada CONSTRUCCIONES METÁ LI­
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 794 268 358 26 139 CAS G IJÓ N, S. L. [ ... ) .
Exhortadas las partes a una posible avenencia, ésta no se consigue por
P: Propuestas de sanción. lo q ue s.s· acuerda pasar seguidamente ai acto de Juicio.
D: Demandas contra sanción. Concedida la palabra a la parte actora, por el Letrado Don Juan Luis
Fuente: AHP/Magistraturas de Trabajo núms. I y 2 de Oviedo y Gijón; Archivo de la Magistra- Rodríguez Vigil se exponen los antecedentes de hecho dei problema, cómo
tura de Trabajo de Mieres: Propuestas de sanción y Demandas contra sanción presentadas
las grandes empresas originaron las empresas de montajes, unas auténticas
entre 1 971 y 1975. Elaboración propia.
Y Otras carentes de finalidad empresarial y de material siendo esto requisito
necesario para la constitución de toda empresa lo que origina una fuente de
� onfh_ cto que la Magistratura conoce, bien directamente o bien por su no­
on edad, enormes problemas humanos como los supuestos de MONTAJES
444 Apêndice 21 445
ASTURIAS, MONTAJES LA CRUZ, RUB ÍN, etc. Concretando en Construcciones
Metálicas Gijón, éstas se constituyen en Abril de 1 9 74 [ . .. ].
diferencia en que los de la contrata no tienen estabilidad y cobran a través
CONSTRUCCIONES METÁ LICAS GIJ Ó N se funda con un capital sooal de
. . de la subsidiaria. Si desaparece la contrata no hay crisis, sino que sólo de­
. . .
doscientas cincuenta mil pesetas. Trabaja sólo en el Astillero de Duro Fel­ saparece una Sociedad Anónima o una Sociedad Limitada que luego se cam­
guera. Los trabajos de su personal (no técnico titula�o) se�án los mismos b iará por otra. No hay seguridad .
_ _ La diferencia de esta figura con la contrata real o subcontrata regulada
que los dei personal de la Duro F �lguera. S� patnmomo �e hm1t� a elemen­ en el Decreto 1 7-1 2-70 está en que la contrata es para una obra cierta no
tos de seguridad y útiles de baja 1mportanoa como marullos, pmchos p a�a
marcar, gafas, etc., no siendo de su patrimonio los e �ementos �e produccwn _ h abiendo mezcla de personal ni de actividad ni de equipo ni de mandos. En
_ conclusión, la figura de autos es un fraude por no haber los anteriores
importantes. La situación dei personal de Construcczones Metaltcas Gz;on se
caracteriza por su eventualidad, contratos por tzempo �zert�, contratos en req uisitos de la contrata llevando al desorden por no existir seguridad en el
blanco, etc. como se probarán por resoluciones de la D1reccJOn , General de trabaj o. Este hecho ha sido denunciado por la lnspección de Trabajo, pro­
. b ándose en sus actas todo lo dicho. Pasando ai examen dei derecho aplica­
Trabajo que se aportarán, lo que produce tensión por problemas de salanos,
ble, el Decreto 1 7- 1 -70 no es un decreto derogatorio sino complementaria
seguridad e higiene, mal material de seguridad, etc. todo por no ser una
dei de 1 5-2-52 como dice su exposición de motivos. Lo que pretendió fue
empresa sino una ficción. .
Por el Letrado Don Felipe González Márquez se com1enza saludan�� a
acercar la ley a la realidad social. Sería de aplicación la declaración primera
núm ero dos dei Fuero dei Trabajo y el art. 3.0 de la L.C.T. [ . . . ].
la Magistratura de Trabajo en su primera act��ción en esta cJUdad. _ Se rat1�1�a
_ ( Es nuestro caso subsumible en el Decreto de 1970? No es una subcon­
en la demanda solicita e! recibimiento dei JUICJO a prueba y la declaracJOn
de despido nuio por la empresa s. M. DURO FELGUERA Y subsidiari�� ente
trata porque no es empresa y la industria que aparta es sólo mano de obra.
improcedente por CONSTRUCCIONES METÁ LICAS GI]ON. A contmuacJOn _ �a­ No es mediación, sino interposición jurídica por lo que habrá que aplicar
[ . . . ] condenando a la DURO FELGUERA S. A . a incorporar a su plantilla a los
bla dei problema de la mercadería de mano de obra y de la subcontratacwn. -
Menciona el Decreto de 17 de Diciembre de 1970 menciOnando _ como mo­
trabajadores, pues si no se produciría la inestabilidad que trata de evitar el
decreto mencionado. Si CONSTRUCCIONES METÁ LICAS GIJÓN no es empre­
tivo un estudio profundo en la Cátedra de Sevilla, ya que era � na entid�d
sario, no tiene personalidad jurídica y por tanto no puede rescindir sus
socioeconómica que ocultaba aumentos de plantilla en los Asnllero � · Dl­ contratos. Es una figura fraudulenta que tiene que desaparecer y que, en
cho supuesto estudiado en Sevilla es idéntico al de hoy : co�tratacwn - Y
conclusión, no podrá despedir mientras que Duro Felguera podrá despedir
despido de personal para trabajar no para el que contrata smo para e! pero no lo ha hecho por lo que e! despido será nulo.
auténtico empleador. Termina solicitando el recibimiento dei juicio a prueba y la declaración
[... ] � Tiene Construcciones Metálicas Gijón la � ualidad de empresario? de nulidad respecto de la empresa DURO FELGUERA que habrá de ser decla­
NO, porque no tiene medios para un fin empresanal [ ... ]. Pese a tener un
rada de oficio y alternativamente para el caso de no ser estimada esta peti­
domicilio, hojas de salarios y pagar a los trabajadores parte de lo ��e rec�_ �e
ción la declaración de improcedencia de los despidos respecto de la empresa
de DURO FELGUERA. Ello ocurre por la facilidad con que la ad�mJstracwn
CONSTRUCCIONES METÁ LICAS G IJON S. L.
concede el carnet de empresa con responsabilidad. ( Dónde trabapn los tra­
bajadores de CONSTRUCCIONES METÁ LICAS GIJÓN ? Sói ? en la � uro � elg� e­
Concedida la palabra a la Letrado Srta. Almeida Castro por ésta se ma­
_ - e mfenor nifiesta que : se afirma y ratifica en la demanda, solicitando el recibimiento
ra, empresa con igual plantilla que Construcciones Metahcas GiJOn dei juicio a prueba y sentencia ratificándose lo dicho por su companero bien
a la suma de los empleados de todas sus contratas. La empresa al�ga que es de despido nulo o subsidiariamente improcedente, puesto que la defensa es
por la eventualidad dei trabajo, argument? en falso que valdna _ 1gual _para
_ colectiva y sólo buscan claridad, concisión y brevedad.
cualquier empresa porque el mercado osol� . � Que trabaJo y baJ_ � que de­
_
_ ._ [ ... ] Estudiando e1 Decreto de 22 de mayo de 1 970, en realidad fue un
pendencia realiza? Es un trabajo por admmJStracwn : ai contratJsta se le despido de la totalidad con excepciones sin importancia. Es el derecho a
pagan las horas realizadas por su plantilla, la contratad� se queda con una
aplicar. No pudieron cumplir sus trâmites los trabajadores porque no tienen
parte y da parte a los trabajadores, lo que produce �en�10nes labora�es �?r jurado de empresa. La empresa no quiso seguir sus trámites. La autoridad
la inseguridad que de ello se deduce. Los ma� dos tec�Jcos y orgamza:wn
_ m sabe donde esta su laboral no sabemos qué información tuvo aunque sabemos que estuvo en la
son siempre de la empresa principal. La subs1diana
empresa. Los trabajadores nunca fueron requeridos por la autoridad laboral.
personal. Todo el instrumental es de la principal s�_ n qu� a ello Sirva
_ de Hubo un inspector pero no habló con los trabajadores [ . . .].
_
obstáculo los monos y detalles que facilitan la subs1duna_ s1mplemente p�ra
Es doctrina dei T.S. e1 despido de los que tengan participación destacada
guardar las apariencias. La identidad de trabajos es total, estando la umca en e] conflicto, cosa que no ocurre en ninguno de los demandantes. [ . . ]..

I
I
446 Apéndices Apéndice 21
447
Concedida la pa!abra al Letrado Sr. Fdez. Ar�avín, éste �ace suy�s ! as
. S. L.y vista la propuesta de la codemandada, se ofrece a los demandantes la
alegaciones de sus compaiieros, insistiendo en la ftgura de la mteq:��stcton,
diciendo que la empresa fictícia es contra lege y por tanto su actuacwn nula indemnización de DIEZ D Í AS de salarios en la cuantía que consta en el escrito
o inexistente [ . . . ]. de demanda, abono que se compromete a hacer efectivo a los trabajadores
. antes dei próximo día dos de julio dei corriente aiio.
Concedida la palabra al Letrado Sr. Masip, se adhiere a lo m �mfestado
por sus compaiieros y hace suya la súplica de los mismos, aiia?tendo que lndependientemente, la empresa CONSTRUCCIONES METÁ LICAS GIJÓN S. L.
dos días antes dei despido muchos obreros fueron dados de baJa a efectos se compromete a abonar a los trabajadores las partes proporcionales de
de S.S. en el INP. liquidación que les corresponde hasta el 31 de mayo dei corriente aiio, antes
Concedida la palabra al Letrado Sr. Nicolás Prieto, manifiesta �ue se dei día 1 8 de julio dei corriente aiio.
. Por las representaciones de los demandantes, y habida cuenta de los
opone a la demanda. Lo dicho por la otra parte es teoría pero no pra�ttca.
[ .. . ] Niega que sólo trabaje su empresa � ara Duro F elguera. No admtte la ofrecimientos respectivos de las empresas codemandadas, aceptan íntegra­
. mente ambas propuestas, así como los plazos y condiciones indicadas, y por
acumulación dei despido y la incorporactón de planttlla [ ... ].
. ello en este aspecto, y por ello en este acto, expresamente, desisten de los
Continúa haciendo una historia de los paros, sanciones y postenor des­
pido diciendo que únicamente despidió a los que �o quisieron rein�o�po­ procedimientos y acciones ejercitadas en sus demandas.
rarse, manifestando que por los productores no se htzo caso ai requenmten­ El Sr. Magistrado tiene por celebrada la presente conciliación con ave­
to de la autoridad laboral. nencia en los términos expuestos y con todas sus consecuencias legales,
Termina pidiendo recibimiento dei juicio a prueba y sentencia absolutoria. acordando el archivo de los autos, firmando la presente después dei Sr.
Concedida la palabra a la representación de DURO FELGUERA como por Magistrado, las partes y conmigo el Secretario que doy fé.>>
ésta se insiste en que es un contrato real. Que su representada n? es res­
ponsable de un despido hec�� por una empresa ��n la que ellos ttenen �n
Fuente: AHP/Magistratura de Trabajo núm. 2 de Gijón, caja 3030. El destacado en cursiva es
. . nuestro.
contrato real. Niega la postbthdad de la acumulacwn alegando la excepcwn
. . .
de efecto legal en el modo de proponer la demanda.
Seõala cómo e! propio Estado admite e! subcontrato mststtendo � n que
e! caso que nos ocupa es un subcontrato [ . . . ] por cuanto qu� extste en
Construcciones Metálicas Gijón un riesgo de empresa compattble con la
dirección por Duro Felguera [ ... ] . . . .,
En conclusión seõala cómo primem es maphcable la acumulacwn, se­
gundo la DURO FELGUERA no es responsable de los despidos, terce:o los
.
contratos son de ejecución de obra perfectamente correcto, y cuarto mstste
en la excepción dei efecto legal en e! modo de propone� la demand� .
Solicita e! recibimiento dei juicio a prueba y sentencta absolutona.
[ ... ] Finalizado e! acto dei juicio' l �s parte� ll�gan a una conciliación a
.
través de sus representantes en los stgutentes termmos:
Por la representación de la empresa codemandada S . M. DURO FELGUERA
se propone la admisión de todos los demandantes, con excepción de los q�e .
han desistido de sus demandas, en la plantilla de la empresa como trabaja- ·

dores fijos sin sujeción a período de prueba y con la antigüedad de este


ingreso en Duro Felguera, que tendrá que ef�c �uarse en los ��as 27, 28 y 3�
dei corriente mes de junio en las horas de oftcma, presentac10n que se har
en las oficinas dei dique de DURO FELGUERA S. A. durante cualquiera de los
días mencionados, no haciéndose responsable esta empresa de los deveng?s i.
que se pudieran adeudar con anterioridad a es�a admisió�, los que correran
a cargo de Ja empresa CONSTRUCCIONES METALICAS GIJON S. �-
Por la representación de la empresa CONSTRUCCIONES METALICAS
FUE NTES

1. ARCHIVÍ STICAS

Archivo Histórico Provincial de Oviedo

1. Administración I nstitucional de Servicios Socioprofesionales


(AISS)

1.1. Comarca! Sindical de Oviedo (material sin clasificar):

- Secretaría General, 1 947- 1 975


- Secretaría Delegado, 1970- 1 975
- lntervención, 1955, 1958- 1 967, 1 970-1971, 1 976
- Ordenación Social, 1 969- 1 974
- Jurados de Empresa, 1970, 1 972-1 973
- Sindicato dei Combustible, 1 956, 1 960-1 975
- Sindicato de! Metal, 1 96 1 , 1 973- 1 976
- Sindicato de Información, 1 963-1 975

1.1.1. Sindicato Local de Teverga : caja 4389 (anos 1 964-1 976) ; caja 4386
(anos 1971-1976)

1 .2. Comarca/ Sindical de Sarna de Langreo

1 .2 . 1 . Sindicato Local de L a Felguera

- Educación y Descanso, 1967- 1 974


- Elecciones sindicales : Sindicato dei Combustib]e, 1 971
- Escuela de Capacitación Social, 1 968- 1 972
- Hogar y Arquitectura, 1971 - 1 975
- Jurados de Empresa: <<Duro Felguera» (metal), 1954-1 960
- Obra Sindical dei Hogar, 1 968-1977
- Oficina de Colocación, 1969-1 976
- Previsión Social, 1968- 1975
- Secretaría General, 1966- 1977
- Servicios Jurídicos, 1960- 1976
- Sindicato dei Combustible, 1 947-1 977 (actas)
450 Fuentes Fuentes
451
1 .2.2. Sindicato Local de El Entrego
2.2. Magistratura de Oviedo núm. 2: Demandas y sanciones (1961-1973.
- Administración sindical, 1 963-1977 Los expedientes correspondientes a 1974 y 1975 no se encuentran en el
- Asesoría Jurídica, 1 970- 1 977 AHP sino en la propia Magistratura, con sede en Oviedo).
- Elecciones sindicales, 1 963- 1976
- Hogar y Arquitectura, 1 956-1 975 2.3. Magistratura de Gijón núm. 1 : Demandas y sanciones (1944-1975).
- Oficina de colocación, 1 966-1 977
- Previsión Social, 1964-1 976 2.4. Magistratura de Gijón núm. 2: Demandas y sanciones (1971-1975).
- Secretaría General, 1 957-1 977
2.5. Reglamentos de Régimen Interno de distintas empresas asturianas:
1 .3. Comarca/ Sindical de Mieres (miscelânea) - Reglamento de Régimen Interno dei Traba
jo en las Minas de Carbón.
Asturias, s.f.
1 .3 . 1 . Sindicato Local d e Turón : cajas 4496, 4504, 4505, 45 1 1 , 45 1 3 y 4515
(aii.os 1 966- 1 972)
- Reglamento Interno de <<S.I.A . Santa Bárbara»
(Fábricas siderúrgicas de
Moreda y Gijón ), 1 947.
- Reglamento Interno de <<Fábrica de loza de San
1 .3.2. Sindicato Local de Moreda: caJas 4494, 4520 y 9254 (aii.os 1 954, Claudio>>, 1 944.
1957- 1965 y 1973- 1 975)
- Reglamento Interno de << Constructora Intern
acional S.A . .. , 1 949.
- Reglamento de Régimen Interno de ENSIDESA-A
vilés, 1 962.
1 .3 .3. Sindicato Local de Riosa: cajas 9277, 9282, 9284, 9289 Y 9293 (aii.os
1956, 1963-1967, 1970 y 1 973 ) .
3. Gobierno Civil de la Província (material sin clasificar)
1 .4 . Comarca/ Sindical de Avilés - Memorias dei Gobierno Civil de Oviedo (anua
les): 1 960-1 966, 1 968, 1 970.
- Memorias de la Jefatura Superior de Policía de
- Administración sindical, 1 966- 1 976 Oviedo. B rigada Regional
de Información (anuales) : de 1 961 a 1968.
- Centro social Llaranes, 1 959-1 977
ales ( 1962- 1968) .
- Partes confidenciales sobre conflictos labor
- Convenios colectivos, 1 972-1 977
ón Sindical de Astur ias» ( 1 965
- <<Resumen de actividades de la Organizaci
y 1 967) .
- Elecciones sindicales, 1970
- Educación y Descanso, 1 959-1977
- << Memoria-Exposición dei Plan Extraordinario
- Obra Sindical dei Hogar, 1 968 de Obras y Servicios de
Interés Local en las Cuencas miner as de la proví
- Secretaría General, 1 963- 1 971 ncia, 1 966. »
- << El futuro industrial de Langr eo» (moción leída
- Servicios Jurídicos, 1 968-1976 y aprobada en el pleno
- Sindicato del Metal, 1969- 1 977
de! Ayuntamiento de Langreo e! 6 de julio de
1 966) .
- Informe enviado por el Ayuntamiento de Langr
eo a! ministro de Indus ­
tria el 25 de agosto de 1 966 exponiendo la probl
Comarca! Sindical de Gíjón (miscelânea): emática dei concejo.
( 1967, 1 968 y 1 969) , ed. Co­
1 .5. - <<Plan Extraordinario de! Hábitat Mine ro»
misión Provincial de Servicios Técnicos de Ovied
Cajas 3864, 3901 , 3904, 3905, 3912, 3927, 3932, 3935, 3957, 3961, 3980, o.
- Nota-informe sobre aquellos problemas
3990, 4005, 4018, 4050, 4064, 41 04, 41 58, 4 1 75, 42 1 5 , 4220, 4250, 4300, 4322 de mayor importancia que afec­
y 43 1 4 (anos 1960-1 969 y 1972-1 975 ) .
tan a Ia región asturiana, abril/mayo de 1971.

2. Magistraturas de Trabajo Magistratura de Trabajo de Mieres

2 . 1 . Magistratura de Oviedo núm. 1: Demandas (1938-1975), sanciones - D emandas y sanciones ( 1 953-1 975 ) .
(1944, 1946, 1948 y 1950-1975) y expedientes gubernatzvos (1948-1 952) ·
Fuentes Fuentes 453
452

Instituto Nacional de Previsión, Caja Nacional de Subsidias Familiares. Ca­


Gobierno Civil de Asturias racteres, organización, realización, Madrid, 1940.
� Instituto de Sociología y Pastoral Aplicadas, Planificación y vida social.
I
.
- << Informe sociolaboral de la província, 1 975». Cuenca de! Nalón, Oviedo, 1 966.
- <<Necesidades más acusadas dei Ayuntamiento de Langreo», marzo de Planificación y vida social. Cuenca Mieres-A ller, Oviedo, 1 966.
1976. Estudio socioeconómico y de planificación de servicios sociales. Gijón,
- Partes confidenciales sobre conflictos laborales ( 1 967-1 975). Oviedo, 1 968.
- Memoria dei Gobierno Civil, 1 973. Estudio socioeconómico y de planzficación de servicios sociales. A vilés,
Oviedo, 1 968.
Ministerio de Trabajo, Los riesgos profesionales en Espana, Madrid, 1 966.
Delegación Provincial de Trabajo - Informe sobre conflictos colectivos de trabajo, Madrid, desde 1 963.
- Informe sobre política laboral, Madrid, 1971 .
- Expedientes de reestructuración de plantillas, 1 963- 1 975. - Informe sobre política laboral, Madrid, 1972.
Organización Sindical, Organización de las Centrales Nacionalsindica!istas,
Madrid, 1 942.
Manual de orientación técnica para uso de los jurados de Empresa, Ovie­
do, 1 965.
El sindicato como institución jurídica, Madrid, 1 966.
II. DOCUMENTALES

Aranzadi, Repertorio cronológico de legislación, de 1 938 a 1975, Pamplona, jurados de Empresa (Serie Legislativa), Madrid, 1967.
1 939 y aiios siguientes. 5 anos de! Consejo Nacional de Trabajadores, s.l., 1971.
Banco de Bilbao, Renta Nacional de Espana y su distribución provincial, Estadísticas de convenios colectivos de trabajo, 1958-1967, Madrid, s.f.
1955-1975 (Serie homogénea). SADEI, A spectos económicos y sociales de! programa de reconversión para
- Panorama económico de A sturias , Oviedo, 1 972. A sturias, Oviedo, 1 967.
Centro de Estudios Sindicales, La Organización Sindical Espanola, Madrid, Estudio de reconversión de la mano de obra en Asturias, 6 vols. Oviedo,
1 957. 1 967.
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franquismo (VII Congreso de Pau), Madrid, 1 977. las Magistraturas de Trabajo. Asturias, 1 950- 1 954 (por actividad) 433
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Madrid, 1 98 1 . las Magistraturas de Trabajo. Asturias, 1 959- 1962 (por actividad) 435
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Zaguirre, Manuel y De la Hoz, José M.', Presente y futuro del sindicalism 15. Demandas (y resoluciones) presentadas por los trabajadores ante
Barcelona, 1 976. las Magistraturas de Trabajo. Asturias, 1 967- 1 970 (por actividad) 437
1 6. Demandas (y resoluciones) presentadas por los trabajadores ante
las Magistraturas de Trabajo. Asturias, 1971-1 975 (por actividad) 438
466
fndice de
íND I CE DE CUADROS
1 7. Distribución de las a ciones patronales
� ? según causa, 1959 -1 962
(por sectores de actiVIdad) ....... ....... .......
.
1 8. Distribución de las a ciones patronales
� ?
(por sectores de actiVJdad) ....... ....... .......
s����-�-����:· i'9(,'j�'i'966
.
19. Distribución de las a ciones patro
� ? nales s-����-�-���·� :·196'7�i-97o
(por sectores de actlVldad) ....... ....... .......
.
20. Distribución de las a ciones patronales
� ?
(por sectores de actiVIdad) ....... ....... .......
s��Ó �-�-����:· ·i97i�i'9'75
. - .... ... .... ... ... . .
2 1 . Acta dei juicio celebrado en la Magistrat
. · de 1975 en relac
�;� �6 ·
m .2 de GIJOn ::·� .el
26 de JUDIO ión a las demandas· por despido
1. Saldo migratorio en Asturias, 194 1 - 1 960 ............... ................... . 34
p;esentadas contra las empresas Construcciones Metálicas Gi-
JOn, S. L. y S.M. Duro Felguera ....... ....... 2. Emigración transoceánica de Asturias, 1946-1 960 .................... .. 34
3.
....... ....... ....... ..... .. Destino de la emigración asturiana, 1962-1 965 ..................... ... .. 36
4. Emigración exterior e interior en Asturias, 1 961 -70 ................ .. 39
5. Evolución d e l a población e n los principales municípios de la
Zona Centro de Asturias, 1940-1970 ... ..................................... . 41
6. Número de obreros empleados en las minas de Asturias,
1943-1 953 ................................................................................. .. 49
7. Número de empleados en la industria metalúrgica de Asturias,
1943- 1953 ................ ...................... ............................................. 49
8. Distribución sectorial y por grupos de actividad de la población
activa en Asturias, 1940- 1975. .................................................... 50
9. Concentración espacial de los activos regionales en el conjunto
de municípios dei <<ocho asturiano>>, 1950-1 975 ........................ 57
10. Distribución sectorial y por ramas de los activos en los muni-
cípios dei <<ocho asturiano>> (excepto Avilés), 1 950. ............. ...... 60
11. Distribución sectorial y por ramas de los activos en los muni-
cipios dei <<ocho asturianO>>, 1 960 .................. .................. .......... 62
12. Distribución sectorial de los activos en los municípios dei <<ocho
asturiano>>, 1970 ..................................... ........ ............................ 63
13. Distribución sectorial de los activos e n los municípios dei <<ocho
asturiano>>, 1975 ........... ................... ........................................... 63
14. Censo provincial de empresas y trabajadores de la construcción,
1 948 ........................................................................................... 67
1 5. Censo laboral de Asturias, 1954 ... ............................................. 68
16. Distribución porcentual de la población obrera en el sector in-
dustrial, 1965 . ... ..... .. . . .. . ... .. . .. ... . . . . . . .. . ... .. . . .. ... .... . ... ... .. ... ... .. . . .. ... . 71
1 7. Evolución dei personal empleado en la minería de la hulla, por
categorías profesionales, 1 957-1 973 .................. ..... ..................... 72
1 8. Distribución de los trabajadores industriales por grupos profe-
sionales, 1975 .... ... ... ... .. ... .... . . .. . ... ... .. ... .... ... .. . .. . .. .. ... .. . .. . .. . ... ... .. . . 73
19. Distribución de la población obrera por municípios, 1 975........ 75
20. Expedientes de regulación de empleo presentados por empresas
extractivas hulleras entre 1963 y 1975 ....................................... 91
21. Importaciones de productos siderúrgicos, 1960- 1966 ....... ......... 99
Ílldice de
468 fndice de cuadrnliia 469
cuadros

ientes tramitados
51 .
22. Situación previa a la concertación de las empresas siderúrgicas Número de obreros sancionados según exped
103 .
. 369
privadas de Asturias ........... . . . . . . . ......................... . . . . . . . . . . ............. . ras de Trab ajo astur ianas 1 950- 1 958 ........ ...
ante las Magistratu ; 371
causa , 1950- 1 958
52 .
23. Indices de la evolución de plantilla en las empresas siderúrgicas Distribución de las sanciones patronales segun
107 �
_
por la Magistratura de
53 .
privadas, 1 96 1 - 1 966 ................................................................... .
Expedientes gubernativos trami tados
24. Personal ocupado en la siderurgia privada antes y después de la ······················
: · · · ·: · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·
···············
374
Ovie do, 1948- 1 952
109 smd1� atos, 1 965 � 1 971 398
54 . Actos de conciliación celebrados por los
.
integración en UNINSA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
n exped ientes tramitados
55.
25. Expedientes de regulación de empleo, 1963-1975 ..................... . 1 15 Número de obreros sancionados segú
1 959-1 975 · ·· · · · · · · · · · · · 402
26. Distribución de los afectados por expedientes de regulación de ]as Magistraturas de T rabajo astur ianas,

27.
empleo en los municipios dei <<ocho asturianO>>, 1963-1 975 .....
Evolución dei paro registrado en la provincia, 1968-1 975 ........
.

.
118 5 6. �istribución de las sancio nes patro nales según causa , 1 959-1 975 404
1 21
28. Tamaiio medio de los centros productivos en 1971 .. ................ . 1 24
29. Relación entre número de empresas y centros de trabajo en 1972 1 27
30. Tabla salarial (retribución fija por jornada) dei personal obrero
de las minas de carbón, 1 944-1 946 ........................................... . 1 92
31. Tabla salarial (retribución fija por jornada) dei personal obrero
de la industria siderometalúrgica, 1964 ..................................... . 205
32. Tabla salarial (retribución fija por jornada) dei personal obrero
de la industria cerámica, 1 944 y 1946 ....................................... . 216
33. Tabla salarial (retribución fija por jornada) dei personal obrero
de construcción y obras públicas, 1946 .................................... . 226
34. Evolución dei Salario Mínimo Interprofesional, 1 963-1 975 ...... . 266
35. Efectos de la política de remas, 1963-1971 ............................... . 268
36. Jornal nominal teórico de un peón en 1954 ............................. . 271
37. Coste de las necesidades vitales de un trabajador en 1956 ....... . 272
38. Salarios base reglamentados en octubre de 1956, por actividades 274
39. Salarios reglamentados para minas de carbón, 1973 .................. . 293
40. Salarios comparados dei personal obrero de HUNOSA y ENSIDE·
SA a diciembre de 1975 ............................................................. . 301
41. Evolución dei salario-día dei personal obrero d e Construcción
y Obras Públicas fijado por NOC, 1966- 1975 ........................... . 303
42. Accidentes de trabajo ocurridos entre 1961 y 1964 .................. . 310
43. Frecuencia y gravedad de los accidentes laborales, 1 963- 1964 .. . 311
44. Accidentes con baja según la duración de la incapacidad,
1 962- 1 964 ................. . . . ................... . ............................ ............... 31 1
45. Clasificación de los accidentes de trabajo según causas,
1 963- 1 964 .................................................................................. . 313
46. Accidentes de trabajo según edad ............................................. . 313
47. Número de fallecidos en accidente de trabajo. Asturias,
1970-1 975 .................................................................................. . 315
48. Expedientes de silicosis resueltos, según grado de incapacidad,
1 962- 1 965 .................................................................................. . 31 7
49. Evolución de los salarios de cotización a la Seguridad Social,
1963-1 972 .................................................................................. . 341
50. Trabajadores despedidos por crisis de la empresa, 1947- 1958 .. . 363
Í NDICE DE FIGURAS

HISTORIA
GENERALIDADES

CASTILLO, S. (coord .}--La Historia Social en Espana. Actualidad y perspec­


tivas. Actas de/ I Congreso de la Asociación de Historia Social. 560 pp.
CHESNEAUX, J.-?Hacemos tabla rasa de/ pasado ? A propósito de la histo­
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CLAVERO.-Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla (1369-1836). 488 pp.

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FLORESCANO, E.-Atlas histórico de México. 298 pp. (2.' ed.)
KULA, W.-Las medidas y los hombres. 488 pp.
LABROUSSE, C. E., y otros-Ordenes, estamentos y e/ases. 352 pp.
2. Zona Centro de Asturias .................... ... . . . . .................................

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MCNEILL, W. H.-La búsqueda de! poder. Tecnologia, fuerzas armadas y
sociedad desde el 1.000 d. C. 464 pp .
MCNEILL, W. H.-Plagas y pueblos. 324 pp.
MORA, J. M. DE-E! gatuperio. Omisiones, mitos y mentiras de la historia
oficial.
PEREYRA, C., y otros-Historia, iPara quê ? 248 pp. (6.' ed.)
PEREZ VILLANUEVA, J.-La lnquisición espano/a, nueva visión, nuevos
horizontes. Coedición con la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cuenca.
1 .044 pp. 24 ilustraciones.
PHILLIPS, W. D.-La esclavitud desde la época romana hasta los inicias de/
comercio transatlántico. 384 pp.
ROTBERG, R., y RABB, T. ( comps.}--El hambre en la historia. 384 pp.
SANCHEZ ALBORNOZ, C.-Ensayos sobre historia de Espana. 200 pp.
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SENNER, W. M.-Los origenes de la escritura. 224 pp.
TESTER, S. ].-Historia de la astrologia occidental. 304 pp.

HISTORIA CONTEMPORANEA

AGUILAR CAMIN, H.-La frontera nómada. Sonora y la Revolución me­


xicana. 452 pp. (5.' ed.)
ALPERT, M.-El ejército republicano en la guerra civil. 4 1 6 pp.
ALPERT, M.-La guerra civil espano/a en e! mar. 416 pp.
AL VAREZ JUNCO, ].-La ideologia política de! anarquismo espano/
(1868-1910). 672 pp. (2.' ed.)
ARROM, ].-Las mujeres de la ciudad de México (1790-1857). 384 pp.
AYMES, ]. R.-Los espanoles en Francia, 1808-1814. La deportación bajo e!
Primer Imperio. 448 pp.
BARRERE, B., y otros-Metodología de la historia de la prensa espano/a.
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BARRIO ALONSO, A.-Anarquismo y anarcosindicalismo en Asturias
(1890-1936). 480 pp.
BENEYTO, ].-Las autonomias. E! poder regional en Espana. 332 pp.
BENITO, C.-La e/ase obrera asturiana durante el franquismo.
BERAMENDI, ]., y MAIZ, R. (comps.)-Los nacionalismos en la Espana de
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BIZCARRONDO, M.-Araquistáin y la crisis socialista en la II República.
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