Sei sulla pagina 1di 30

EJERCICIOS ESPIRITUALES DE

SAN IGNACIO DE LOYOLA

UNA RELECTURA DEL TEXTO (I)


Josep Rambla, sj. (edit.)
Edita CRISTIANISME I JUSTÍCIA • R. de Llúria, 13 - 08010 Barcelona • tel: 93
317 23 38 • fax: 93 317 10 94 • info@fespinal.com • Imprime: Edicions Rondas
S.L. • ISBN: 84-9730-205-2 • Depósito Legal: B-40.104-2008 • ISSN: en trámite •
Depósito Legal: B-7493-07 • Noviembre 2008
La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos proceden de nuestro archivo histórico pertene-
ciente a nuestro fichero de nombre BDGACIJ inscrito con el código 2061280639. Para ejercitar los dere-
chos de acceso, rectificación, cancelación y oposición pueden dirigirse a la calle Roger de Llúria, 13 de
Barcelona
APROXIMACIÓN GENERAL A LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES:
“ANOTACIONES” (EJ 1-20), TÍTULO (EJ 21) Y “PROSUPUESTO” (EJ 22) ....... 7
1. NOVA ET VETERA: LOS EJERCICIOS SU TRADICIÓN SUBYACENTE ................ 7
2. QUÉ EJERCICIOS SON LOS EJERCICIOS (EJ 1, 21) .................................................. 8
3. LA SUBSTANCIA DE LOS EJERCICIOS (EJ 15, 4): EXPERIENCIA INMEDIATA
DE DIOS, EN JESUCRISTO ............................................................................... 10
4. LO CARACTERÍSTICO DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES: EL MÉTODO Y LA
MANERA DE PROCEDER (EJ 2, 3, 20) ......................................................... 10
5. IMPORTANCIA DE LA SOLEDAD Y EL AISLAMIENTO MATERIAL .............. 13
6. RELACIÓN DE DON Y RECEPTIVIDAD (EJ 22, 2, 15, 7, 14, 6, 12) ................. 15
7. DEJARSE HACER: LA DISPOSICIÓN FUNDAMENTAL DEL EJERCITANTE (EJ 5) ...... 15
8. EMPRENDER UN CAMINO: EL PROCESO DE LOS EJERCICIOS (EJ 6, 7, 17, 8-10,
13-14) ........................................................................................................ 16
9. LA SITUACIÓN DEL EJERCITANTE ES LA QUE CUENTA: LA APLICACIÓN DE LOS
EJERCICIOS (EJ 18-20) ............................................................................... 18
CONCLUSIÓN .................................................................................................................. 21
APÉNDICE ............................................................................................................................. 23
NOTAS .................................................................................................................................. 29
El comentario que ahora iniciamos, y que seguirá en cuadernos sucesi-
vos no es un comentario científico, con análisis detallado del texto ignacia-
no y con referencias a estudios sobre distintos temas. El conocimiento del
texto con su historia y los estudios más importantes se dan por supuestos.
Tampoco se trata de una exposición para la práctica de los Ejercicios
Espirituales1, al estilo de las explanaciones existentes sobre los EE enteros
(el mes) o sobre los abreviados, ordinariamente de ocho días, o sobre EE
apoyados en comentarios de algún texto bíblico (Éxodo, evangelios, etc.).

Estas páginas, y las que se irán sucediendo, pretenden ser una relectu-
ra del texto ignaciano, con orientación práctica para el estudio o la prepa-
ración de los que han de acompañar EE. Naturalmente, se supone un
conocimiento del texto y también de su misma práctica, tanto de hacerlos
como de acompañarlos a otras personas. En la lectura se intenta:

1. Situar bien las distintas partes de los EE en su significación y en la fun-


ción que tienen en el proceso de toda la experiencia.
2. Exponer el contenido de las partes, con el apoyo de los mejores comen-
tarios, pero desde la perspectiva de la teología y práctica actuales.
3. Proponer algunas perspectivas y recursos útiles para la práctica del
acompañamiento, con alguna orientación bibliográfica sumaria.

Por tanto, lo que aquí se ofrece es una aproximación al texto literal,


según la terminología que Roland Barthes aplicó a los EE de san Ignacio.
Es a partir de este texto que el acompañante ha de realizar el texto semán-
tico, es decir ha de aplicar al ejercitante lo que propone el texto que nos
legó Ignacio para que con la actividad del ejercitante se vayan realizando
el alegórico y el anagógico.

Sin embargo, ofrecer una exposición del texto literal no implica hacer una
interpretación literalista del libro, sino una exposición del texto a partir de la
teología y la experiencia actual de los EE. Ya que «el texto de los EE tiene
necesidad de ser ‘explicitado’ y completado en una búsqueda de mayor fide-
lidad al Nuevo Testamento y por la preocupación de responder mejor a las
necesidades del mundo moderno» (Albert Vanhoye)2. De aquí que, en con-
junto, la relectura del texto ignaciano que aquí se hace responde de algún
modo a aquella «permisión» de que habla Michel de Certeau, al referirse a
aquellos contenidos que sin estar ni explícitamente ni implícitamente inclui-
dos en el texto, son prolongaciones coherentes y legítimas del mismo.
5
La mayor consistencia de todo lo que se expondrá se halla en la reflexión
compartida, por un grupo de compañeros jesuitas dedicados durante más
de veinte años a dar EE y a estudiarlos. El trabajo pastoral serio, el estu-
dio y reflexión y el debate amistoso se hallan debajo de unas páginas que
no pretenden deslumbrar con un aparato científico que se halla sólo entre
líneas, sino levantar acta de algo que ha resultado fecundo en la larga prác-
tica de dar EE y que se espera pueda también aportar alguna ayuda a quie-
nes se hallan en el mismo empeño modesto, pero sumamente importante,
de ayudar a otros.

Dado el carácter de esta relectura de los EE, nos limitamos aquí a citar
sólo tres obras actuales que, a nuestro parecer, tienen una calidad notable:

S. ARZUBIALDE, Ejercicios Espirituales de S. Ignacio. Historia y Análisis,


Bilbao-Santander, Mensajero-Sal Terrae, 1991, Colección Manresa; [Un
arsenal riquísimo de documentación y de análisis de los Ejercicios
Espirituales. Obra de consulta imprescindible].

A. DEMOUSTIER, Les Exercices Spirituels de S. Ignace de Loyola. Lecture


et pratique d’un texte, París, Editions facultés jésuites de Paris, 2006;
[Comentario profundo y muy amplio. Uno de los mejores estudios recien-
tes].

J. MELLONI, La Mistagogía de los Ejercicios, Bilbao-Santander,


Mensajero-Sal Terrae, 2001, Colección Manresa; [Obra muy rica para
conocer el fundamento tradicional de los Ejercicios y penetrar en la esen-
cia de los mismos].

El presente comentario se ha elaborado a lo largo de los más de


veinte años del “seminari d’exercicis” de los jesuitas de Catalunya.
Citar todos los nombres de los participantes no sólo sería largo, sino
expuesto a cometer algún olvido. Sin embargo, es inexcusable
agradecer a Javier Melloni y a Francesc Riera su amistosa revisión
del texto.

6
APROXIMACI Ó N GENERAL A LOS EJERCICI OS
ESPIRITUALES:
“A N OTACI O NES” (EJ 1-20), TÍTULO (EJ 21) Y “PROSUPUESTO ” (EJ 22)

Se ha dicho que los EE de san Ignacio de Loyola son «un compen-


dio de todas las cosas sustanciales que en el antiguo monacato el
padre espiritual comunicaba a sus discípulos a lo largo de años de ins-
trucción activa»3. Y añade el mismo autor que el olvido de estas raíces
monásticas es causa en buena parte de una menor eficacia práctica de
los EE.

1. Nova et Vetera: Los EE y su que los recibe. También completa las in-
tradición subyacente dicaciones ofrecidas en las anotaciones
precedentes. Todo este conjunto es,
Gran parte de la sabiduría que contienen
pues, una sobria y rica introducción a la
se halla en las “anotaciones” (Ej 1-20),
pedagogía propia de los EE.
que constituyen un directorio inicial pa-
ra presentar los EE y ofrecer unas ayu- Ya desde el mismo comienzo del li-
das prácticas. El título que sigue (Ej 21) bro aparece que la tarea de la persona
expresa con más detalle que el que fi- que hace los EE es guiada por otra per-
gura al comienzo del libro qué son y qué sona, la que da los ejercicios, que actúa
pretenden los EE y es un complemento simplemente como mediadora del mé-
de la anotación 1ª (Ej 1). El “prosu- todo o pedagogía espiritual expuesta en
puesto” (Ej 22) es una orientación sobre el libro. Es por eso que decimos que se
la manera de llevar provechosamente el trata de una experiencia personal pero
diálogo entre la persona que los da y la no realizada “en solitario”. De hecho to-
7
das las orientaciones de los EE están di- Conviene tener presente esta distinción
rigidas a la persona que da los EE, quien en las circunstancias actuales, ya que se
deberá transmitir al ejercitante aquellas dan verdaderos EE a partir de conferen-
que necesite en el momento oportuno. cias temáticas. Y, en cambio, dentro del
Sobre el comunicar el mismo texto ig- mundo de los EE ignacianos se han
naciano al ejercitante, hay diversas ex- ofrecido a menudo ejercicios predica-
periencias y opiniones. Es conocido el dos o conferencias sobre “materias” de
pensamiento de Ignacio: «El que da los los EE, que no responden al carácter ge-
EE no debe llevar el libro dellos para de nuino que estos tienen.
allí leérselos, sino que tenga bien estu- Ahora bien, cualquier ejercicio re-
diado lo que ha de tratar»4. Sin embar- quiere un método y comporta un proce-
go, es práctica muy corriente que el mis- so de asimilación del método. Para esta
mo ejercitante se sirva del libro o de aplicación la persona que acompaña ha
algunos fragmentos de él. Algunos ma- de conjugar dos actitudes importantes
nifiestan ciertas reservas, por lo menos nada fáciles de unir: por una parte, sua-
en casos previsibles en que el uso del vidad y delicadeza para acomodar las
texto obligue a hacer demasiados rode- orientaciones a cada ejercitante (moti-
os explicativos al ejercitante o en otros varle, apoyarle, etc). Y, por otra parte, la
casos en que el estilo mismo pueda pro- necesaria firmeza para llevar el timón de
vocar prevención o rechazo. Aún así, se la pedagogía de los EE, sin ceder fácil-
constata que, en relación a sensibilida- mente a reacciones y resistencias del
des de un pasado reciente, el texto ig- ejercitante.
naciano no resulta ya tan chocante.
En cualquier caso, las orientaciones 2.2. “Espirituales”, integrales
sólo son una ayuda, porque los EE cons-
tituyen un triple encuentro: acompañan- Esta cualidad de espirituales se puede
te-ejercitante-Dios. Y Dios es el actor considerar en las actividades que se re-
principal. Dada la gran importancia de alizan o en la finalidad de las mismas:
esta parte de los EE y su carácter sinté-
1) Son “espirituales” una gama in-
tico y denso, es capital la vuelta una y
mensa de actividades: «todo modo... to-
otra vez a estas líneas introductorias.
do modo...» (Ej 1). Ni siquiera se redu-
cen las actividades espirituales al campo
2. Qué “ejercicios” son los de la interioridad, sino que «otras espi-
Ejercicios (Ej 1, 21) rituales operaciones» (Ej 1) incluirán la
penitencia, el ordenarse en el comer y
2.1. “Ejercicios”, es decir practicar cosas semejantes. El clásico comenta-
Los EE son “ejercicios” o prácticas, es rista de los EE, Luis de la Palma, afir-
decir tarea personal y exclusiva del ejer- ma que una actividad exterior también
citante. Esto los distingue ya de otros ti- puede ser espiritual cuando «nace de la
pos de ejercicios en los que predomina moción del Espíritu». Tenemos, pues,
la exposición doctrinal o la orientación una definición pneumatológica de lo es-
de vida por parte del predicador. piritual que extiende su campo a una va-
8
riadísima serie de actividades que se peras, combate para ordenar los afectos,
desarrollarán en los EE y que la perso- discernimiento de mociones, atención al
na que los da explicará con la gradación comer, dormir y a todo lo corporal), el
conveniente que aquí mismo apunta el mismo Ignacio aconsejaba algunas acti-
texto ignaciano al anunciar «como más vidades materiales como el cuidado de
adelante se dirá». la habitación y el hacer lo que corres-
En las “adiciones” Ignacio propon- pondía a los “criados” en aquel lejano
drá distintas orientaciones sobre la im- siglo XVI5. No hay que caer en un fun-
plicación de lo corporal en la oración y damentalismo ignaciano, pero la praxis
en los ejercicios en general. Porque el del santo debería inspirar prácticas que
cuerpo también ora y todo lo que ayuda ayudasen a superar un cierto platonismo
a esta participación de lo corporal en la que siempre amenaza a las experiencias
experiencia de los EE es importante. de retiro.
Algunos acompañantes, a la mitad del 2) Estos ejercicios son también “es-
día antes del almuerzo, proponen algu- pirituales” por su finalidad que se ex-
nas experiencias de este tipo corporal: presa en un doble objetivo: por un lado,
sentir el propio cuerpo, sentir la respi- «quitar de si todas las afecciones desor-
ración, atender a la actividad de los dis- denadas», es decir, realizar una trans-
tintos sentidos, etc. También es útil formación afectiva en el sentido de su-
prestar más atención de lo que se suele perar el desorden de los afectos no
a la dieta, procurando una alimentación centrados en el evangelio y ordenarla de
lo más natural posible y evitando el ex- acuerdo con una jerarquía evangélica;
ceso de grasas. por otro lado, «para buscar y hallar la
Puede, pues, decirse, que los EE son voluntad divina», es decir, reconocer la
un método para el encuentro con Dios voluntad de Dios sobre la propia vida y
en todo aquello que constituye la coti- asumirla efectivamente. El discerni-
dianidad del ejercitante. Y, en esta tarea, miento espiritual, que es el elemento in-
se busca la unificación de lo corporal y dispensable para la elección, llevará a
lo espiritual (en el sentido corriente de descubrir y asumir el lugar propio del
la palabra), requisito hoy fundamental ejercitante en el mundo, «la disposición
para superar la dispersión que nos ame- de su vida para la salud del ánima».
naza. De este modo, los EE ayudan a Es bueno que la persona que acom-
crear hábitos verdaderamente humanos, paña al ejercitante conozca qué busca
necesarios para la vida de cada día. éste en los EE y, sin embargo, conviene
Según esta interpretación, nos debe- que el ejercitante se abandone al lento
mos preguntar sobre la importancia que proceso sin dejarse llevar por la prisa o
damos a «otras espirituales operacio- la ansiedad de afrontar rápidamente di-
nes» distintas de los ejercicios oracio- cho objeto de la elección. Ésta se reali-
nales (ciertamente esenciales) y qué uso zará, con el apoyo imprescindible de
hacemos de ellas. Aparte de lo que se quien da los EE, en el “tiempo” que re-
propone a lo largo de los mismos EE velará el mismo proceso de la experien-
(lectura, penitencia, oración vocal, vís- cia, durante el cual deberá tomar nota de
9
aquellas vivencias más intensas que va- inmediata de Dios, que siempre tiene la
yan surgiendo (deseos, impulsos, lla- iniciativa.
madas, luces, etc.). Esto pide dos precisiones importan-
Según esta interpretación de lo espi- tes. En primer lugar, lo afirmado en es-
ritual, cabe decir que no cualquier acti- ta anotación 15ª no significa, obvia-
vidad es propiamente espiritual, sino la mente, que la persona humana pueda
que responde al doble aspecto expuesto. dominar a Dios. Los EE sólo ofrecen
una ayuda para «preparar y disponer el
2.3. El título de los EE (Ej 21): ánima» (Ej 1). Con todo, supuesta la ini-
decidir con libertad ciativa amorosa de Dios, puede esperar-
se que, si se eliminan los impedimentos
El título que figura después de las vein- personales con la ayuda de la gracia, el
te anotaciones expresa sintéticamente Señor se comunicará. En segundo lugar,
toda la tarea y finalidad de los EE: la experiencia inmediata de Dios no su-
«Ejercicios Espirituales para vencer a sí prime la necesaria mediación de Cristo.
mismo y ordenar su vida sin determi- Por esto, a lo largo de los EE, la con-
narse por afección alguna que desorde- templación de Cristo será la tarea cen-
nada sea». Es de notar, sin embargo, la tral (cfr. Ej 4).
corrección que Ignacio añadió al texto
Parece, por lo demás, imprescindi-
manuscrito que él manejaba: «sin deter-
ble, tanto por parte de la persona que los
minarse por» para sustituir el «sin afec-
da como por parte de quien los hace, una
ción alguna». En efecto, la sabiduría hu-
actitud de profunda humildad y recono-
mana y espiritual de Ignacio le hace ser
cimiento, tanto para evitar actitudes pro-
consciente de que no todos los ejerci-
meteicas de solapado orgullo o autosa-
tantes alcanzaran una plena transforma-
tisfacción como para no dejarse llevar
ción de sus afectos en la línea del orden
por una pusilánime actitud que lleva a
evangélico que se propone en los EE.
desconfiar del deseo de Dios de comu-
Cuando esto suceda será necesario que
nicarse a la persona humana. Aquí es
las afecciones sean debidamente condu-
muy pertinente la célebre sentencia de la
cidas para que no influyan ni determi-
tradición ignaciana de que «lo propio de
nen la decisión que se pretende tomar.
Dios es que no hay nada que lo abarque
por elevado y sublime que sea, pero que
3. La sustancia de los EE (Ej 15, se comunica a través de lo ínfimo»6.
4): experiencia inmediata de
Dios, en Jesucristo
4. Lo característico de los EE: el
El núcleo íntimo de los EE, lo que el método y el modo de proceder (Ej
ejercitante ha de experimentar o vivir, es 2, 3, 20)
«que el mismo Criador y Señor se co-
munique a la su ánima devota» y «in- Puesto que los EE son una actividad ple-
mediate obrar el Criador con la criatu- namente personal y que pretenden una
ra» (Ej 15). Es decir, la experiencia transformación de los afectos desorde-
10
nados, es fundamental una actividad de pensamos en Dios o sobre Dios, la rela-
estas características: ción es más bien indirecta, mientras que
cuando le expresamos nuestra vida y
4.1. Actividad personal afectiva sentimientos profundos es hacia él mis-
mo a quien nos dirigimos. Se supone,
En los EE ha de darse una implicación pues, que el “corazón” es de nuestra par-
total de la persona que se ejercita. te el espacio divino por excelencia.
Después de mucho tiempo de proposi- «Sólo el amor puede adentrarse en el
ción de los EE con un carácter excesi- Dios que es amor»9.
vamente intelectualista, se ha insistido
más recientemente y con razón en la di-
mensión afectiva de estos. Sin embargo, 4.2. El placer
quizá hoy convenga también estar aten- En esta vivencia afectiva el ejerci-
tos a no depreciar o suprimir la activi- tante halla el “gustar”, que puede signi-
dad intelectual, en fidelidad a lo que di- ficar “apreciar”, “probar”, “experimen-
ce Ignacio: «discurriendo y tar”, “sentir placer”. Esta vivencia del
raciocinando por si mismo» (Ej 2), placer es un componente importante de
Porque, debido a veces a la poca for- la experiencia cristiana, y, por tanto,
mación teológica o catequética de algu- también de los EE y jalona los momen-
nas personas y también a una cierta tos más trascendentes de los ejercicios
acentuación de la importancia de la sen- verdaderamente espirituales. Por ejem-
sibilidad y emotividad, la práctica de los plo, dejando ahora de lado la experien-
EE podría adolecer de subjetivismo o de cia de placer en el “Principio y
sentimentalismo. Pero este discurrir y Fundamento”, de la cual trataremos más
raciocinar «por la raciocinación propia» adelante en otro cuaderno, se puede no-
es siempre una actividad desarrollada en tar lo siguiente: en el quinto ejercicio
la fe y con la ayuda de la gracia, aunque («traer los cinco sentidos») con el que
no tenga la elevación de un acto del en- culminan los días de EE, a partir de la
tendimiento «ilucidado por la virtud di- segunda semana: «Oler y gustar con el
vina»7. olfato y el gusto la infinita suavidad» (Ej
Con todo, evidentemente, la punta 124); en la cuarta semana, se presta to-
de lanza de la actividad del ejercitante davía mayor atención al gusto y placer
ha de ser «sentir y gustar las cosas in- espiritual: “haciendo pausa en las partes
ternamente» (Ej 2), es decir, llegar al co- más principales y donde haya sentido
razón, aquella parte central de la perso- mayores mociones y gustos espiritua-
na donde se articulan y condensan les» (Ej 227); «traer a la memoria y pen-
pensamiento y sensibilidad, imagina- sar cosas motivas a placer, alegría y go-
ción y memoria, cuerpo y alma8. La im- zo espiritual» (Ej 229, 6ª adición);
portancia primordial del corazón se con- «usar de claridad o de temporales có-
firma en Ej 3: para hablar con Dios, «en modos en cuanto el ánima piensa o con-
los actos de la voluntad, se requiere más yecta que la puede ayudar para se go-
reverencia» que «cuando usamos del zar en su Criador Redentor” (Ej 229, 7ª
entendimiento entendiendo». Cuando adición).
11
Como se ve se trata de un placer es- teligencia y también dejarse iluminar
piritual, pero, según ya hemos indicado por el Señor con el fin de hallar «algu-
al hablar del carácter espiritual de los na cosa que haga un poco más declarar
EE, es un placer profundamente huma- o sentir la historia» (Ej 2). Esta búsque-
no e integral. Este placer, por otro lado, da dirigirá a lo largo de toda la expe-
puede vivirse en situaciones de sufri- riencia espiritual la actividad propia del
miento, como lo muestra el hecho de ejercitante, para lo cual se le sugerirán
que la consolación se da en las lágrimas ayudas «para mejor hallar lo que desea»
de contemplación de la pasión o en otras (Ej 73) y, por tanto, la persona que da
experiencias de fe que pueden ser dolo- los EE, en sus entrevistas, también de-
rosas10. C.S. Lewis expresa bien cómo berá prestarle su apoyo en esta explora-
el mismo dolor del deseo puede ser una ción espiritual.
forma de alegría: «Aunque este deseo es
penetrante y hasta doloroso, se experi- 4.4. Verdad y objetividad
menta como un placer. Es un hambre
mejor que cualquier plenitud, y una po- Aunque los EE son una experiencia
breza mejor que cualquier riqueza»11. muy personal y creativa, no son algo
meramente subjetivo y, menos aún, ar-
En cualquier caso, como decía san
bitrario porque se basan siempre en el
Agustín, si los humanos nos movemos
“fundamento verdadero de la historia”
por el gusto y sabemos atraer por medio
(Ej 2). Aunque para Ignacio (siglo XVI)
de los gustos, Dios también dispone de
la “historia” es el sentido literal de la
gustos para atraernos a él12. Para el
Escritura, en el fondo viene a indicar
acompañamiento de la experiencia es-
que la oración ha de asentarse conti-
piritual del placer son muy iluminado-
nuamente en la verdad de la revelación
ras estas palabras de san Gregorio:
y en la objetividad de los hechos de la
«Hay esta diferencia entre los placeres
vida del ejercitante y ha de evitar toda
espirituales y los corporales: los corpo-
evasión de la realidad.
rales provocan el deseo antes de pose-
erlos y el disgusto, una vez se los posee; La palabra “fundamento” tiene es-
mientras que los espirituales, al contra- pecial importancia para el que da los EE
rio, provocan disgusto antes de tenerlos y la forma de proponerlos. “Funda-
y placer una vez se los tiene»13. mento” indica algo importante, pero in-
cipiente, imprescindible para que el edi-
ficio se sustente pero no es todavía el
4.3. Actividad creativa edificio. De aquí la importancia de «na-
Ya en la anotación 1ª, Ignacio habla de rrar fielmente la historia de la tal con-
“buscar y hallar” y, por esto, todos los templación o meditación con breve o
EE son una actividad hermenéutica. De sumaria declaración» (Ej 2). Por tanto,
aquí que los mismos ejercicios de me- no responde, a la indicación ignaciana
ditación y contemplación tengan este una proposición de contemplaciones o
mismo objetivo de búsqueda. Son una meditaciones que presenten ya un edifi-
especie de experiencia exploratoria. El cio completo o una declaración muy
ejercitante deberá poner en juego su in- desarrollada de la materia que sofoque
12
la tarea hermenéutica del ejercitante. Y, pulable y que no permite las evasiones
por otro lado, el fundamento ha de ser hacia los ensueños pseudoespirituales.
apto para la construcción que se ha de
levantar, es decir, ha de ofrecer materia
suficiente e inspiradora para que movi- 5. Importancia de la soledad y
lice la actividad espiritual de la persona aislamiento material (Ej 20)
que se ejercita. Esta inspiradora sobrie- Para el trabajo tan personal de los EE
dad, punto medio entre un desarrollo ex- hay que evitar toda interferencia que di-
cesivo y la seca exposición de una ma- ficulte la práctica de una pedagogía que
teria, ha de ser el arte propio de una está muy articulada en orden a una fi-
buena tarea de acompañante de EE. nalidad concreta. De aquí que el ejerci-
Hace ya muchos años, Maurice Giuliani tante «tanto más se aprovechará cuanto
afirmaba que el carisma propio de quien más se apartare de todos amigos y co-
da los EE no es la oratoria, sino la con- nocidos y de toda solicitud terrena».
versación. Esta afirmación se apoya en una triple
motivación:
4.5. El presente como tiempo de
gracia 1) Teológica: «No poco merece de-
lante de su divina majestad» expresa no
En las anotaciones 11ª y 12ª se invita al una exigencia, sino una apertura exis-
ejercitante a la sumisión al presente co- tencial al don de Dios. En el retiro total
mo tiempo de gracia (Ej 11-12): debe vi- hay como una expresión existencial,
vir cada momento y cada etapa de los cuasi-sacramental, de la absoluta pri-
EE como si en la siguiente «ninguna macía de Dios en la vida de la persona
[cosa] buena esperase hallar» (Ej 11). que hace EE. El ejercitante dice con su
No anticiparse a los ritmos de Dios y, en disposición de alejamiento material que
cambio, aprovechar todas las posibili- «sólo Dios basta». Este carácter cuasi-
dades que el Señor ofrece en cada ins- sacramental, ya que el símbolo real cau-
tante. Por la misma razón, la fidelidad a sa y vigoriza a la vez aquello que ex-
todo el tiempo señalado de oración presa, explica de alguna manera la
–«por una hora» (Ej 12)– es una expre- eficacia del retiro en si mismo. Ahora
sión de la actitud orante, que todo lo es- bien, el “Dios verdadero” es un Dios
pera de la iniciativa del Señor y no de que sumerge al ejercitante a fondo en el
los sentimientos y gustos personales. mundo, «al cual tanto ama», y no debe-
Jerónimo Nadal recordaba cómo rá olvidar nunca que «si te atrae el de-
Ignacio nunca se anticipaba al Espíritu, sierto, Dios prefiere a los hombres»
sino que lo seguía. San Pablo, en con- (Madeleine Delbrêl).
sonancia con toda la tradición bíblica,
recuerda que «ahora es tiempo propicio, 2) Psicológica: «No teniendo el en-
ahora es día de salvación» (2Cor 6,2). tendimiento partido en muchas cosas»
El ejercitante ha de disponerse para el expresa la fuerza que tiene la unidad e
encuentro con Dios en su “ahora”, en su integración personal vivida en los EE y
vida presente, una vida que es inmani- que la posibilita el retiro material. Como
13
se ha dicho antes, la tarea espiritual de chos principales, entre otros muchos»
unificación es fundamental para vivir (Ej 20), tal como se acaba de explicar
una vida auténticamente humana, y el más arriba.
retiro ayuda a esta labor de los EE de Sin embargo, hay que dejar bien
unificar la vida, integrando todas las di- asentado que los EE, aunque se realicen
mensiones de la persona en Dios. en soledad no son solitarios, sino en el
3) Historia de salvación: «Más se mundo, es decir en comunión con la re-
dispone para recibir gracias y dones...» alidad que envuelve al ejercitante.
es una afirmación que constata un he- Dicho de una manera simple, pero ex-
cho avalado por una inmensidad de tes- presiva, el cristiano que hace los EE de-
tigos de la historia de salvación. berá vivir a Dios en el mundo, pero en
Efectivamente, todas las personas que los EE vivirá el mundo en Dios y, para
se han distinguido de un modo u otro en esto, los EE serán una experiencia de li-
su vida de fe o en el seguimiento de beración personal en orden a una rein-
Cristo han vivido alguna experiencia corporación en la vida ordinaria con
profunda de “desierto”: Abraham, nuevas disposiciones, más evangélicas.
Moisés, los profetas, Pablo, Benito y Ya se ve cómo la persona que acompa-
Francisco, Teresa y Juan de la Cruz, ña los EE ha de ser una persona de ex-
Madeleine Delbrêl y Abbé Pierre y, co- periencia de vida, de vida en el mundo,
mo precursor de nuestra fe, Jesucristo. de lo contrario corre el riesgo de distor-
El «retiro individual», incluso «silen- sionar la tarea de acompañar, un proce-
cioso y solitario», es considerado por al- so que ha de culminar en la disposición
gunos como «el test más significativo de «amar y servir a su divina majestad»
del éxito cristiano» (Marcel Légaut). en todas las cosas15.
Si se une lo que acabamos de decir
El “apartamiento” resulta algo mati-
sobre el apartamiento con la necesidad
zado si se tiene en cuenta que el ejerci-
de encontrar las condiciones más apro-
tante puede salir del lugar del retiro pa-
piadas, no estaría de más el repensar
ra participar en la eucaristía o en las
cuáles podría ser éstas. ¿No sería preci-
vísperas y que además tendrá relación
so agudizar la capacidad creativa en es-
con la persona que le da los EE, con la
te punto, si se tiene en cuenta cómo
persona que le atiende en sus necesida-
practicaron los EE los primeros ejerci-
des materiales (como figura en los di-
tantes, como Pedro Fabro o Francisco
rectorios ignacianos) e incluso, como se
Javier?
prevé en alguno de ellos, alguna perso-
na puede hablar de vez en cuando con Además, la conciencia actual de la
el ejercitante, según el parecer del que importancia de la opción preferencial
da los EE14. De lo que se trata no es tan- por los pobres, ¿no podría exigir unas
to de guardar el silencio material cuan- condiciones de lugar, de estilo de casa,
to de «apartarse de amigos y conocidos de régimen de vida que favoreciesen la
y de toda solicitud terrena» porque «del sensibilidad espiritual de dicha op-
cual apartamiento se siguen tres prove- ción?16.

14
6. Relación de don y receptividad 2) Por parte de quien los recibe:
(Ej 22, 2, 15, 7, 14, 6, 12) – Fidelidad a las orientaciones reci-
El carácter objetivo de los EE exige la bidas (Ej 6, 12).
colaboración de una persona que acom- – Pero al mismo tiempo, trabajo muy
pañe espiritualmente a quien los hace. personal (Ej 2).
Así se establece una relación «dar-reci- En resumen: conjugar la máxima fi-
bir» que no es simplemente un método delidad al “método” con la personaliza-
pedagógico humano, sino una relación ción y libertad interior.
de fe, de oblatividad y de receptividad. 3) Por parte de acompañante y ejer-
De aquí que Ignacio suponga que hay citante: confianza recíproca, que com-
que conseguir «que así el que da los EE, porta (Ej 22):
como el que los recibe, más se ayuden
– Intentar interpretar bien lo que di-
y se aprovechen», es decir, los dos rea-
ce la otra persona;
licen una verdadera experiencia espiri-
tual. – Cuando la interpretación correcta
no es posible, preguntar.
Esta relación pide:
– Si, luego, se ve que la persona es-
1) Por parte de quien da los EE: tá en el error, ayudarla para que salga de
él17.
– Presentar sólo la verdad y no sus
ideas personales: «narrar fielmente la
historia» (Ej 2). 7. Dejarse hacer: la disposición
– Ofrecer ayudas para la realización fundamental del ejercitante (Ej 5)
de la tarea personal: «modo» o maneras
Siempre, desde tiempos de Ignacio, se ha
de proceder y «orden» o el proceso a se-
considerado fundamental empezar los EE
guir en la oración y el conjunto de los
«con grande ánimo y liberalidad».
EE (Ej 2).
– No suplantar la actividad personal – «Grande ánimo» en un doble sen-
del ejercitante: «discurriendo por los tido: Extensivo, es decir, ensanchar el
puntos con breve o sumaria declara- espíritu, magnanimidad, implicación de
ción» (Ej 2); «el que los da no se decante toda la persona, apertura para compartir
ni se incline a la una parte ni a la otra; la grandeza de espíritu del Hijo de Dios.
más estando en medio, como un peso» También intensivo, es decir, con fuerza,
(Ej 15). ilusión y coraje.
– Prestar el apoyo oportuno al ejer- – «Liberalidad»: Se trata del amor
citante: dar aliento en los momentos de que se entrega libremente, es la genero-
desánimo (Ej 7), moderar el fervor des- sidad propia del amor. La «liberalidad»
controlado (Ej 14). También, prevenir es más dinámica y activa que el «gran-
los errores que pueda originar la «lige- de ánimo», que es una actitud.
ra condición» del ejercitante (Ej 14), o
evidentemente, alguna otra característi- La importancia de esta anotación 5ª
ca de su personalidad. sólo se comprende plenamente al cul-
15
minar todos los EE, en la Contempla- Para vivir positivamente esta historia es
ción para alcanzar amor, y apunta una de todo punto indispensable la colabora-
serie de aspectos de la experiencia espi- ción de la persona que da los EE. Para es-
ritual de gran relevancia. En efecto: ta ayuda durante la marcha de los EE, se
proponen unas primeras orientaciones.
– El objeto de esta anotación 5ª es si-
tuarse ya desde el comienzo en el ám-
bito de la grandeza de Dios, que es el 8.1. Agitación interior y actitud de la
Amor, en correspondencia a El. De aquí persona que acompaña (Ej 6, 7)
la insistencia en «grande» y «todo», co- La actividad espiritual normalmente es
mo correlativos de «Criador y Señor» y ocasión de que Dios se manifieste a tra-
«divina majestad». vés de distintos sentimientos espiritua-
– En la anotación se menciona ya la les o pensamientos. Si esto no ocurre,
«libertad», constitutivo radical de la puede ser índice de que el o la ejerci-
persona humana, que es el elemento tante no sigue con fidelidad las orienta-
fundamental en el curso de los EE y es ciones propias de la pedagogía de los
el don más preciado que se ofrece a EE. Esta fidelidad es la modesta, pero
Dios, verdadero fundamento de esta li- imprescindible, cooperación humana a
bertad. Al terminar los EE se ofrece en la acción de la gracia. El Señor constru-
plena disponibilidad como correspon- ye la casa, pero el ejercitante, valga, la
dencia al amor de Dios la propia liber- expresión ha de colocar los andamios.
tad: «Tomad, Señor y recibid, toda mi La persona que acompaña debe hacer
libertad» (Ej 234). Para ayudar a susci- ver la importancia de esta fidelidad a los
tar esta disposición, algún acompañan- distintos ejercicios: «si los hace», «a sus
te invita al ejercitante ya antes de em- tiempos determinados», «cómo» (Ej 6).
pezar los EE a hacerse esta pregunta: Puesto que durante los EE no hay oca-
¿qué quieres hacer con tu vida? ¿qué sión de practicar la fidelidad a grandes
quisieras haber conseguido al fin de tu cosas, sino sólo a las distintas orienta-
vida? ¿adónde quisieras haber llegado ciones de los mismos EE. La fidelidad
con tu vida? al horario, por ejemplo, es una ayuda
para salir de uno mismo y suscitar la ac-
titud de espera, tan propia de la persona
8. Emprender un camino: el que ama. Esta fidelidad es, también,
proceso de los Ejercicios (Ej 6, 7, una muestra de la humildad de nuestra
17, 8-10; 13-14) cooperación a la obra de Dios y de la
grandeza de Dios que se muestra en lo
Una vez la persona que se ejercita ha pequeño. Sin embargo, tampoco hay
iniciado los EE se adentra en una histo- que extremar la importancia atribuida a
ria personal de fe que tendrá normal- las mociones y agitación de los espíri-
mente sus episodios (luces y oscurida- tus, pues cabe también durante algún
des, alegrías y tristezas, etc.). Esta período relativamente prolongado de la
historia personal es el meollo de la ex- experiencia espiritual el «tiempo tran-
periencia y de la pedagogía de los EE. quilo» (cf. Ej 177).
16
«Mucho le debe interrogar cerca los conflicto de conciencia? Ignacio, en un
ejercicios» (Ej 6) es una expresión que directorio, afirma: «Mejor es, pudiendo,
pone de relieve el papel activo de quien que otro le confiese, y no el que le da
da los EE, pero de ningún modo puede los EE»19. Este parecer de Ignacio es po-
ser una ocasión para que quien los da to- livalente y puede significar que hay que
me una actitud fiscalizadora y, menos respetar la distinción de campos entre la
aún, impositiva y atemorizante. La in- experiencia espiritual de los EE y el
dicación de la anotación 7ª (Ej 7) sobre campo de la conciencia del ejercitante
el modo de comportarse con la persona pero también que el ejercitante ha de te-
que está desolada ilumina la actitud de ner plena libertad para confesarse con
fondo que ha de tener la persona que otra persona que no sea quien le da los
acompaña, una actitud siempre de alien- EE o también que es mejor, pero no ne-
to y confianza: «no se haya con él duro cesario, confesarse con otra persona dis-
y desabrido, mas blando y suave, dán- tinta del ejercitador.
dole ánimo y fuerzas para adelante, y
descubriéndole las astucias del enemigo 8.3. La ayuda en la desolación y en la
de natura humana, y haciéndole prepa- consolación (Ej 8-10; 13-14)
rar y disponer para la consolación ven-
tura»18. Como la consolación y desolación serán
vivencias características de la experien-
cia espiritual de los EE, la persona que
8.2. La “materia” del diálogo guía- los da deberá estar muy bien al cabo de
ejercitante (Ej 17) qué son estos estados interiores, de sus
La observación anterior nos permite ver características, de las distintas fases por
cómo la base del diálogo entre la perso- las que se suele pasar. Por consiguiente,
na que se ejercita y la que le da los EE proyectar luz sobre estos estados inte-
no es el “bien-mal” (es decir, la moral riores será la labor más importante de la
en su sentido más restrictivo), sino los persona que da EE. De todo ello se tra-
movimientos y pensamientos interiores, ta en las reglas que se proponen al final
aquello que no está causado por la li- de los EE.
bertad del ejercitante (es decir, lo espi- Una cosa queda clara que las reglas
ritual). Si se tratan cosas de conciencia no se han de proponer según un plan te-
ha de ser por su relación con la misma órico, sino al ritmo de las experiencias
experiencia de ejercicios o, en otro ca- y «según la necesidad que sintiere en el
so, a sabiendas de que no es lo propio que los recibe» (Ej 8).
de los EE. Estrictamente hablando, Ignacio no
Ahora bien, esto que es en general aprobaría una exposición completa y
válido, no evita el que se tenga que aten- articulada de las reglas, como una con-
der a la complejidad de las fronteras en ferencia o plática previa al conoci-
la experiencia espiritual. ¿Es tan clara la miento del estado del ejercitante y an-
distinción entre lo moral y lo espiritual? ticipando orientaciones que o bien no
¿No debe la persona que da EE prestar- son todavía necesarias ya que «le daña-
se nunca a ayudar al ejercitante en un rán» (Ej 9).
17
Ignacio se refiere explícitamente a 9. La situación del ejercitante es
no anticipar las reglas de segunda se- lo que manda: la aplicación de
mana, lo cual hace pensar, y la práctica los EE (Ej 18-20)
lo corrobora, que muchas orientaciones La preocupación por dar EE brotó en
de las reglas de primera semana pueden Ignacio por su interés pastoral de «ayu-
ir exponiéndose aún antes de que el dar a las almas». De aquí que piense en
ejercitante viva todas las situaciones en distintas formas de ayuda según las dis-
ellas previstas, puesto que se trata de posiciones tan variadas de personas que
orientaciones más fundamentales y de pueden acercarse para hacer los EE. En
carácter muy corriente en la experien- las anotaciones 18ª, 19ª y 20ª considera
cia espiritual, mientras que las de se- tres perspectivas distintas para aplicar-
gunda semana tocan materia «más su- los21.
til» (Ej 9).
Por esto mismo, tal vez convenga 1) Grados de interés o de voluntad
prevenir al ejercitante sobre la impor- del candidato a los EE
tancia de no dejarse llevar inconsidera- – Se da el caso de quien «se quiere
damente por los movimientos que pro- ayudar para se instruir y para llegar has-
vienen de la desolación y mantener con ta cierto grado de contentar a su ánima»
generosidad el tiempo convenido de (Ej 18). Una situación bastante común
oración (Ej 13). Ignacio, en los ejerci- entre cristianos que son buenas perso-
cios sencillos que proponía a personas nas, pero sin especial exigencia evangé-
que se iniciaban en la práctica de la ex- lica y con práctica de vida interior casi
periencia espiritual ya les prevenía so- nula. Personas que aspiran a un cierto
bre la alternancia de mociones que so- mantenimiento de la vida cristiana. En
brevendrían al ejercitante. Según un este caso, caben muchas aplicaciones de
testigo: «Íñigo le dijo que la primera ves los EE, pero no se debe pasar a las elec-
había de estar muy alegre; e la otra se- ciones y toda la experiencia espiritual
mana estaría muy triste»20. En la anota- que éstas implican (cfr. Ej 18).
ción 14ª se dice al ejercitador que ha de – Quien «en todo lo posible desea
«prevenir y admonir [amonestar]» a la aprovechar» (Ej 20) es la persona con
persona de ligera condición para que, en deseos grandes y sinceros de progresar
momento de consolación no se precipi- en la vida cristiana. A esta persona, si se
te a hacer compromisos que luego no asegura la adecuada preparación y las
podrán cumplirse. Más adelante los EE circunstancias convenientes, se le pue-
se referirán a la necesidad de avivar la de dar el mes de EE, según la pedago-
confianza en tiempos de desolación re- gía propuesta en el libro entero.
cordando que «presto será consolado» – En resumen, unas personas llegan
(Ej 321) o la humildad en tiempos de a los EE con la decisión clara de buscar
consolación recordando al ejercitante la voluntad de Dios; otras, con el pro-
que piense «cuán para poco es en el pósito de una cierta reanimación cristia-
tiempo de la desolación, sin tal gracia o na (es decir, rezar algo, escuchar alguna
consolación» (Ej 324). charla, reconciliarse con su situación en
18
el mundo…). La anotación 1ª (Ej 1) se de la Compañía de Jesús los sintetiza
refiere a los primeros ejercitantes, la 18ª así, a la vez que ofrece una pauta para
(Ej 18) a estos últimos. su aplicación:
2) Distinta preparación humana. Los Ejercicios Espirituales entera-
– Personas que desean hacer EE y mente no se han de dar sino a pocos, y
tienen poca formación (Ej 18). A éstas tales que de su aprovechamiento se es-
se les pueden dar ejercicios o prácticas pere notable fruto a gloria de Dios. Pero
de las que se presentan en el libro de los los de primera semana pueden exten-
EE, según se explica en la misma ano- derse a muchos, y algunos exámenes de
tación 18. Si esto se hace de modo gra- conciencia y modos de orar, especial-
dual, la persona puede prepararse para mente el primero de los que se tocan en
los EE completos según el método ig- los Ejercicios, aun se extenderán mucho
naciano. más; «porque quienquiera que tenga
buena voluntad será de esto capaz»
– La persona «de poco subyecto, o
(Const 649).
de poca capacidad natural» (Ej 18) es la
de débil complexión. Ésta puede hacer Todo lo que se dice en las anotacio-
unos EE al estilo de los que se descri- nes 18ª y 19ª nos muestra la gran flexi-
ben en el párrafo anterior. En cualquier bilidad en que puede, y debe, moverse
caso hay que tener en cuenta que no hay la persona que da ejercicios ignacianos,
que dar al ejercitante «cosas que no pue- supuesto el buen conocimiento de ellos.
da descansadamente llevar». Veamos con algo más de detalle estas
orientaciones de las Constituciones.
– Finalmente, la situación ideal es la
de personas con «edad, letras o ingenio» – EE “leves”. En cuanto a los ejer-
(Ej 18) suficientes para realizar toda la cicios más sencillos («leves») que apa-
experiencia de EE, siempre supuesto recen en tercer lugar, se debería fo-
«que en todo lo posible desea aprove- mentar más la creatividad y la extensión
char» (Ej 20). entre la gran cantidad de personas que
3) Distintas circunstancias se mueven dentro de la iglesia o en sus
personales aledaños y carecen de formación cris-
– A la persona sin disponibilidad tiana, y sobre todo de experiencia de vi-
material para retirarse durante un mes da interior. Ignacio prevé que a estas
(Ej 19), supuestas las condiciones per- personas se les ofrezca: instrucción teo-
sonales requeridas, se le pueden aplicar lógica (o catequética) y moral, inicia-
los EE en la vida de cada día. ción en la experiencia interior y orien-
taciones para una vida sacramental
– A la persona que puede retirarse sólida. Lo que caracterizaría la pedago-
durante un mes, darle «todos los ejerci- gía espiritual propia de los EE es algu-
cios por el mismo orden, que proceden» na experiencia de oración personal y el
(Ej 20). acompañamiento espiritual (cfr. Ej 18).
Estos distintos modos de hacer EE, – EE de primera semana. Para per-
el mismo Ignacio en las Constituciones sonas más preparadas doctrinalmente e
19
iniciadas en la vida de oración pero que jor que el repetir con mucha frecuencia
no están en disposición de notable ge- unos EE abreviados en una semana, co-
nerosidad, se les pueden proponer los mo sucede a menudo.
EE según todas las exigencias de la mis- – EE en la vida diaria. Esta práctica
tagogia ignaciana, pero sin pasar más puede aplicarse a todo tipo de ejercicios
allá de la primera semana. Es suma- ignacianos, desde los más sencillos has-
mente importante destacar que los ejer- ta los de mes o “enteramente” ignacia-
cicios ignacianos se definen por el fru- nos con las distintas aplicaciones que
to que hay que sacar y no por la materia. suelen hacerse en la práctica de los EE
De aquí, pues, que se pueda proponer en retiro. La relativa originalidad que
materia propia de las semanas siguien- aportan en la práctica actualmente ex-
tes en estos EE de primera semana, pe- tendida es que en ellos no sólo se reali-
ro con la conciencia de que los ejerci- za la experiencia propia de los EE en
cios no son “enteramente” ignacianos «apartamiento», como se consideran en
(cfr. Ej 18). la anotación 19ª, sino que la misma vi-
– EE por etapas. Debido a motivos da diaria es asumida y vivida como ex-
distintos, puede ser útil en algunos ca- periencia propiamente espiritual. Esta
sos hacer los EE divididos en etapas, práctica puede aplicarse a todo tipo de
siempre que no suponga una interrup- ejercicios ignacianos, desde los más
ción del proceso de la experiencia. Un sencillos hasta los de mes o “entera-
caso que se considera en los directorios, mente” ignacianos con las distintas apli-
es el de la persona que no está dispues- caciones que suelen hacerse en la prác-
ta para seguir la experiencia, entonces tica de los EE en retiro. La relativa
es mejor interrumpir los EE y reanudar- originalidad que aportan en la práctica
los cuando se de la disposición requeri- actualmente extendida es que en ellos
da: «Los que en la primera semana no no sólo se realiza la experiencia propia
mostrasen mucho fervor y deseo de ir de los EE en «apartamiento», como se
adelante para determinar del estado de consideran en la anotación 19ª, sino que
su vida, mejor será dejar de dar los de la la misma vida diaria es asumida y vivi-
segunda semana, a lo menos por un mes da como experiencia propiamente espi-
o dos»22. Hace años, Eusebio Hernández ritual24. La gran variedad de formas de
llamaba la atención sobre la convenien- estos EE que se proponen no permiten
cia de dividir los EE en varias etapas, aquí que se haga una exposición, ni tan
cuando se dan a personas que no tienen sólo una mínima aproximación. Pero
la capacidad humana suficiente para ha- parece interesante, al menos, destacar:
cer un mes seguido, pero tienen las dis- – EE en la vida en grupo. Desde ha-
posiciones espirituales convenientes. ce más de veinticinco años se realizan
En las circunstancias actuales, sobre to- unos EE en la vida en los que se conju-
do de seglares, que difícilmente pueden ga la experiencia espiritual de retiro en
retirarse todo un mes, puede ser una grupo con la experiencia individual y
práctica muy acertada la de darles los acompañamiento personal a través del
EE por etapas. Y esto sería mucho me- año. Consiste, por un lado, en tres fines
20
de semana de retiro en grupo distribui- Y, tratando de resumir, aun simplifi-
dos a través de un curso que inician y cando un poco, las líneas fundamenta-
orientan las distintas etapas de los EE; les de la mistagogía de los EE propues-
y, por otro lado, en la experiencia total- ta en los fragmentos releídos, podemos
mente individualizada durante los perí- poner de relieve las siguientes:
odos intermedios. En este tiempo los
ejercitantes reciben materiales para la a) Actividad personal. Se trata de ha-
oración y para el enfoque de la expe- cer EE y de realizarlos desde lo más
riencia espiritual, pero con acompaña- central, desde el corazón: el ejercitante
miento individual que ayuda a aplicar es «el que hace los EE».
las orientaciones a la situación de cada b) Objetividad y verdad. No se trata
persona25. de una experiencia personal al margen
de la realidad de la historia y de la ver-
dad de la revelación, sino que historia y
Conclusión revelación constituyen su fundamento.
c) Experiencia inmediata de Dios.
Creemos que merece la pena recor- Se parte de una posibilidad ofrecida por
dar y recrear todo lo que se propone en Dios, que se convierte en pretensión de
las anotaciones de los EE, ya que en los EE: la experiencia inmediata de
ellas se contiene una gran parte de la ori- Dios que se comunica gratuitamente de
ginalidad de ellos. modo totalmente personal.
En efecto, ya los primeros comenta-
ristas destacaron que los EE no conte- d) Cristocentrismo. La comunica-
nían materia original, sino que su origi- ción inmediata de Dios está mediada
nalidad consistía en el método y en la por Cristo y, por tanto, los EE se centran
estructura de su proceso. Incluso los ele- en la contemplación de Cristo.
mentos propios de su mistagogía se ha- e) Receptividad. Todo el proceso de
llan dispersos en la gran tradición espi- los EE cuenta con un diálogo fraterno
ritual cristiana anterior a san Ignacio y, de don y receptividad: “el que los da” y
esto, lejos de ser una limitación es una “el que los recibe”. De este modo, el
garantía de su valor sustancialmente método ayuda al ejercitante a vivir la di-
cristiano26. námica de apertura y acogida de la fe27.

21
Al terminar el comentario de esta parte que constituye la mistagogia inicial de
todos los EE, conviene destacar que esta sabiduría espiritual es la cumbre de una
larga peregrinación de Ignacio que comienza con su propia experiencia personal,
se enriquece con los largos años de «ayuda a las ánimas», su apostolado, y se com-
pleta y culmina mediante los estudios teológicos. La calidad de esta mistagogia
la expresó el mismo Ignacio en la tantas veces recordada carta a su antiguo con-
fesor de Alcalá de Henares, donde rompe con su proverbial moderación al pon-
derar el valor de personas o cosas. Habla así al confesor Manuel Miona refirién-
dose a los EE:
Siendo todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así
para el hombre poderse aprovechar a sí mismo como para poder fructificar,
ayudar y aprovechar a otros muchos.
Estas palabras son la mejor recomendación y estímulo para volver otra vez a
la fuente ignaciana, cómo hacemos en las páginas que concluimos y en las que se
irán sucediendo en distintos cuadernos de esta colección.

22
APÉN DICE

[1] ANOTACIONES PARA TOMAR ALGUNA INTELIGENCIA EN LOS


EJERCICIOS ESPIRITUALES QUE SE SIGUEN, Y PARA AYUDARSE, ASÍ
EL QUE LOS HA DE DAR, COMO EL QUE LOS HA DE RECIBIR

[1] La primera anotación es que por puntos con breve o sumaria declaración;
este nombre, ejercicios espirituales, se porque la persona que contempla, to-
entiende todo modo de examinar la con- mando el fundamento verdadero de la
ciencia, de meditar, de contemplar, de historia, discurriendo y raciocinando
orar vocal y mental, y de otras espiri- por sí mismo, y hallando alguna cosa
tuales operaciones, según que adelante que haga un poco más declarar o sentir
se dirá. Porque así como el pasear, ca- la historia, quier por la raciocinación
minar y correr son ejercicios corporales; propia, quier sea en cuanto el entendi-
por la misma manera, todo modo de pre- miento es ilucidado por la virtud divina,
parar y disponer el ánima para quitar de es de más gusto y fruto espiritual, que si
sí todas las afecciones desordenadas y, el que da los ejercicios hubiese mucho
después de quitadas, para buscar y ha- declarado y ampliado el sentido de la
llar la voluntad divina en la disposición historia; porque no el mucho saber har-
de su vida para la salud del ánima, se lla- ta y satisface al ánima, mas el sentir y
man ejercicios espirituales. gustar de las cosas internamente.
[2] La segunda es que la persona que [3] La tercera: como en todos los
da a otro modo y orden para meditar o ejercicios siguientes espirituales usa-
contemplar, debe narrar fielmente la mos de los actos del entendimiento dis-
historia de la tal contemplación o medi- curriendo y de los de la voluntad afec-
tación, discurriendo solamente por los tando; advirtamos que en los actos de la

* IGNACIO DE LOYOLA, Ejercicios Espirituales, (edición a cargo de Candido de Dalmases S.I), Santander,
Sal Terrae, 1987, pág. 43-53.
23
voluntad, cuando hablamos vocalmente en su ánima, así como consolaciones o
o mentalmente con Dios nuestro Señor desolaciones, ni es agitado de varios es-
o con sus santos, se requiere de nuestra píritus, mucho le debe interrogar acerca
parte mayor reverencia, que cuando de los ejercicios, si los hace a sus tiem-
usamos del entendimiento entendiendo. pos destinados y cómo; asimismo de las
[4] La cuarta: dado que para los ejer- adiciones, si con diligencia las hace, pi-
cicios siguientes se toman cuatro sema- diendo particularmente de cada cosa de
nas, por corresponder a cuatro partes en estas. Habla de consolación y desola-
que se dividen los ejercicios; es a saber, ción, núm. [316-324] de adiciones,
a la primera, que es la consideración y núm. [73-90].
contemplación de los pecados; la se- [7] La séptima: el que da los ejerci-
gunda es la vida de Cristo nuestro Señor cios, si ve al que los recibe, que está de-
hasta el día de Ramos inclusive; la ter- solado y tentado, no se haya con él du-
cera la pasión de Cristo nuestro Señor; ro ni desabrido, mas blando y suave,
la cuarta la resurrección y ascensión, dándole ánimo y fuerzas para adelante,
poniendo tres modos de orar: con todo y descubriéndole las astucias del ene-
esto, no se entienda que cada semana migo de natura humana, y haciéndole
tenga de necesidad siete o ocho días en preparar y disponer para la consolación
sí. Porque como acaece que en la pri- venidera.
mera semana unos son más tardos para [8] La octava: el que da los ejerci-
hallar lo que buscan, es a saber, contri- cios, según la necesidad que sintiere en
ción, dolor, lágrimas por sus pecados; el que los recibe, acerca de las desola-
asimismo como unos sean más diligen- ciones y astucias del enemigo, y así de
tes que otros, y más agitados o proba- las consolaciones; podrá platicarle las
dos de diversos espíritus; requiérese al- reglas de la primera y segunda semana,
gunas veces acortar la semana, y otras que son para conocer varios espíritus,
veces alargarla, y así en todas las otras núm. [313-327] y [328-336].
semanas siguientes, buscando las cosas [9] La nona es de advertir, cuando el
según la materia subyecta; pero, poco que se ejercita anda en los ejercicios de
más o menos, se acabarán en treinta dí- la primera semana, si es persona que en
as. cosas espirituales no haya sido versado,
[5] La quinta: al que recibe los ejer- y si es tentado grosera y abiertamente,
cicios mucho aprovecha entrar en ellos así como mostrando impedimentos pa-
con grande ánimo y liberalidad con su ra ir adelante en servicio de Dios nues-
Criador y Señor, ofreciéndole todo su tro Señor, como son trabajos, vergüen-
querer y libertad, para que su divina ma- za y temor por la honra del mundo, etc.;
jestad, así de su persona como de todo el que da los ejercicios no le platique las
lo que tiene se sirva conforme a su san- reglas de varios espíritus de la primera
tísima voluntad. semana; porque cuanto le aprovecharán
[6] La sexta: el que da los ejercicios, las de la primera semana, le dañarán las
cuando siente que al que se ejercita no de la segunda, por ser materia más sutil
le vienen algunas mociones espirituales y más subida que podrá entender.
24
[10] La décima: cuando el que da los plida; porque no sólo se avece a resistir
ejercicios siente al que los recibe, que es al adversario, mas aún a derrocalle.
batido y tentado debajo de especie de [14] La cuatuordécima: el que los
bien, entonces es propio de platicarle da, si ve al que los recibe, que anda con-
sobre las reglas de la segunda semana solado y con mucho hervor, debe pre-
ya dicha. Porque comúnmente, el ene- venir que no haga promesa ni voto al-
migo de natura humana tienta más de- guno inconsiderado y precipitado; y
bajo de especie de bien cuando la per- cuanto más le conociere de ligera con-
sona se ejercita en la vida iluminativa, dición, tanto más le debe prevenir y
que corresponde a los ejercicios de la se- amonestar; porque dado que justamen-
gunda semana, y no tanto en la vida pur- te puede mover uno a otro a tomar reli-
gativa, que corresponde a los ejercicios gión, en la cual se entiende hacer voto
de la primera semana. de obediencia, pobreza y castidad; y da-
[11] La undécima: al que toma ejer- do que la buena obra que se hace con
cicios en la primera semana, aprovecha voto es más meritoria que la que se ha-
que no sepa cosa alguna de lo que ha ce sin él, mucho debe de mirar la propia
de hacer en la segunda semana; mas condición y subyecto, y cuánta ayuda o
que ansí trabaje en la primera, para al- estorbo podrá hallar en cumplir la cosa
canzar la cosa que busca, como si en la que quisiese prometer.
segunda ninguna buena esperase ha- [15] La décima quinta: el que da los
llar. ejercicios no debe mover al que los re-
[12] La duodécima: el que da los cibe más a pobreza ni a promesa que a
ejercicios, al que los recibe ha de ad- sus contrarios, ni a un estado o modo de
vertir mucho, que como en cada uno de vivir que a otro. Porque, dado que fue-
los cinco ejercicios o contemplaciones, ra de los ejercicios lícita y meritoria-
que se harán cada día, ha de estar por mente podamos mover a todas perso-
una hora, así procure siempre que el áni- nas, que probablemente tengan
mo quede harto en pensar que ha esta- subyecto, para elegir continencia, virgi-
do una entera hora en el ejercicio, y an- nidad, religión y toda manera de per-
tes más que menos. Porque el enemigo fección evangélica; tamen, en los tales
no poco suele procurar de hacer acortar ejercicios espirituales, más conveniente
la hora de la tal contemplación, medita- y mucho mejor es, buscando la divina
ción o oración. voluntad, que el mismo Criador y Señor
[13] La terdécima: asimismo es de se comunique a la su ánima devota,
advertir, que como en el tiempo de la abrazándola en su amor y alabanza y
consolación es fácil y leve estar en la disponiéndola por la vía que mejor po-
contemplación la hora entera, así en el drá servirle adelante. De manera que el
tiempo de la desolación es muy difícil que los da no se decante ni se incline a
cumplirla; por tanto, la persona que se la una parte ni a la otra; mas estando en
ejercita, por hacer contra la desolación medio, como un peso, deje inmediate
y vencer las tentaciones, debe siempre obrar al Criador con la criatura, y a la
estar alguna cosa más de la hora cum- criatura con su Criador y Señor.
25
[16] La décima sexta: para lo cual, descansadamente llevar y aprovecharse
es a saber, para que el Criador y Señor con ellas. Asimismo, según que se qui-
obre más ciertamente en la su criatura, sieren disponer, se debe de dar a cada
si por ventura la tal ánima está afectada uno, porque más se pueda ayudar y
y inclinada a una cosa desordenada- aprovechar. Por tanto, al que se quiere
mente, muy conveniente es moverse, ayudar para se instruir y para llegar has-
poniendo todas sus fuerzas, para venir ta cierto grado de contentar a su ánima,
al contrario de lo que está mal afectada; se puede dar el examen particular [24-
así como si está afectada para buscar y 31], y después el examen general [32-
haber un oficio o beneficio, no por el ho- 43]; juntamente, por media hora a la ma-
nor y gloria de Dios nuestro Señor, ni ñana, el modo de orar sobre los
por la salud espiritual de las ánimas, mandamientos, pecados mortales, etc.,
mas por sus propios provechos y intere- [238], encomendándole también la con-
ses temporales, debe afectarse al con- fesión de sus pecados de ocho en ocho
trario, instando en oraciones y otros días, y si puede, tomar el sacramento de
ejercicios espirituales, y pidiendo a quince en quince, y si se afecta mejor de
Dios nuestro Señor el contrario, es a sa- ocho en ocho. Esta manera es más pro-
ber, que ni quiere el tal oficio o benefi- pia para personas más rudas o sin letras,
cio ni otra cosa alguna, si su divina ma- declarándoles cada mandamiento, y así
jestad, ordenando sus deseos, no le de los pecados mortales, preceptos de la
mudare su afección primera; de manera Iglesia, cinco sentidos, y obras de mise-
que la causa de desear o tener una cosa ricordia. Asimismo, si el que da los ejer-
o otra sea sólo servicio, honra y gloria cicios viere al que los recibe ser de po-
de la su divina majestad. co subyecto o de poca capacidad
[17] La décima séptima: mucho natural, de quien no se espera mucho
aprovecha, el que da los ejercicios, no fruto; más conveniente es darle algunos
queriendo pedir ni saber los propios de estos ejercicios leves, hasta que se
pensamientos ni pecados del que los re- confiese de sus pecados; y después, dán-
cibe, ser informado fielmente de las va- dole algunos exámenes de conciencia y
rias agitaciones y pensamientos, que los orden de confesar más a menudo que so-
varios espíritus le traen; porque, según lía, para se conservar en lo que ha ga-
el mayor o menor provecho, le puede nado, no proceder adelante en materias
dar algunos espirituales ejercicios con- de elección, ni en otros algunos ejerci-
venientes y conformes a la necesidad de cios, que están fuera de la primera se-
la tal ánima así agitada. mana; mayormente cuando en otros se
[18] La décima octava: según la dis- puede hacer mayor provecho, faltando
posición de las personas que quieren to- tiempo para todo.
mar ejercicios espirituales, es a saber, [19] La decimonona: al que estuvie-
según que tienen edad, letras o ingenio, re embarazado en cosas públicas o ne-
se han de aplicar los tales ejercicios; gocios convenientes, si es letrado o in-
porque no se den a quien es rudo, o de genioso, tomando una hora y media
poca complexión, cosas que no pueda para se ejercitar, platicándole para qué
26
es el hombre criado, se le puede dar asi- raba, y tomando otra casa o cámara, pa-
mismo por espacio de media hora el ra habitar en ella cuanto más secreta-
examen particular, y después el mismo mente pudiere; de manera que en su ma-
general, y modo de confesar y tomar el no sea ir cada día a misa y a vísperas,
sacramento, haciendo tres días cada ma- sin temor que sus conocidos le hagan
ñana por espacio de una hora la medita- impedimiento. Del cual apartamiento se
ción del primer, segundo y tercero pe- siguen tres provechos principales, entre
cado [45-53]; después, otros tres días, a otros muchos: el primero es que, en
la misma hora la meditación del proce- apartarse hombre de muchos amigos y
so de los pecados [55-61]; después, por conocidos y, asimismo, de muchos ne-
otros tres días, a la misma hora, haga de gocios no bien ordenados, por servir y
las penas que corresponden a los peca- alabar a Dios nuestro Señor, no poco
dos [65-72]; dándole en todas tres me- merece delante su divina majestad; el
ditaciones las diez adiciones [73-90], segundo, estando así apartado, no te-
llevando el mismo discurso por los mis- niendo el entendimiento partido en mu-
terios de Cristo nuestro Señor, que ade- chas cosas, mas poniendo todo el cui-
lante y a la larga en los mismos ejerci- dado en sola una, es a saber, en servir a
cios se declara. su Criador, y aprovechar a su propia áni-
[20] La vigésima: al que es más des- ma, usa de sus potencias naturales más
embarazado y que en todo lo posible de- libremente, para buscar con diligencia
sea aprovechar, dénsele todos los ejer- lo que tanto desea; el tercero, cuanto
cicios espirituales por la misma orden más nuestra ánima se halla sola y apar-
que proceden; en los cuales, por vía or- tada, se hace más apta para se acercar y
denada, tanto más se aprovechará, cuan- llegar a su Criador y Señor; y cuanto
to más se apartare de todos amigos y co- más así se allega, más se dispone para
nocidos y de toda solicitud terrena; así recibir gracias y dones de la su divina y
como mudándose de la casa donde mo- suma bondad.

[21] EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA VENCER A SÍ MISMO Y


ORDENAR SU VIDA, SIN DETERMINARSE POR AFECCION ALGUNA
QUE DESORDENADA SEA

PROSUPUESTO posición del próximo, que a condenar-


[22] Para que así el que da los ejer- la; y si no la puede salvar, inquiera có-
cicios espirituales, como el que los re- mo la entiende; y, si mal la entiende, co-
cibe, más se ayuden y se aprovechen: se rríjale con amor; y si no basta, busque
ha de presuponer que todo buen cristia- todos los medios convenientes para que,
no ha de ser más pronto a salvar la pro- bien entendiéndola, se salve.
27
N OTAS

1. De aquí en adelante abreviaremos Ejercicios Ignacio, nº 16», en Los Directorios…, pág.


Espirituales por EE. 27).
2. «Ejercicios Espirituales para la “civilización del 6. Este es el sentido del “elogio sepulcral”, publi-
amor”», en Juan Manuel GARCÍA-LOMAS cado en Amberes en 1640: «Non coerceri
(Ed.), Ejercicios Espirituales y mundo de hoy. maximo, contineri tamen a minimo divinum
Congreso Internacional de Ejercicios, Loyola, est».
20-26 setembre de 1991, Bilbao-Santander, 7. Achille Gagliardi sostenía que los actos de nues-
Mensajero-Sal Terrae, 1993, pàg. 299-309. La tras potencias naturales ya estaban animados
cita, en la pág. 308. por la gracia: “Además de los actos de nues-
3. H. BACHT, Die frühmonastischen Grundlagen tras tres potencias hay otros mucho más ele-
ignatianischer Frömmigkeit, a: Ignatius von vados que vienen de lo alto, mientras que los
Loyola. Seine geistliche Gestalt und sein primeros provienen de nuestras facultades
Vermächtnis (1556-1956), Würzburg, 1956, ayudadas por la gracia divina…» (Comentarii
pág. 259-260. Sobre este mismo tema puede seu explanationes in Exercitia spiritualia
consultarse la obra de Javier Melloni citada en Sancti Patris Ignatii de Loyola, Brugis, 1882,
las primeras páginas del presente estudio: J. pág. 24-25).
MELLONI, La Mistagogía de los Ejercicios, 8. Una tradición antigua, contemporánea de
Bilbao-Santander, Mensajero-Sal Terrae, Ignacio, desarrolló a partir de esta preponde-
2001, Colección Manresa. rancia del "corazón" una theologia cordis. Su
4. «Directorio autógrafo de San Ignacio, nº 15», en máximo representante es Jerónimo Nadal.
Los Directorios de Ejercicios 1540-1599, 9. MELLONI, La Mistagogía..., pág. 73. Para el aná-
Traducción, notas y estudio por Miguel LOP lisis de la afectividad en los EE, es muy clari-
SEBASTIÀ sj., Bilbao-Santander, Mensajero- ficador el estudio de Melloni, pág. 71-80.
Sal Terrae, 2000, pág. 21. Desde una perspectiva clásica y escolástica, es
5. Según Ignacio, “aprovecha no poco, así para importante la aportación de J. CALVERAS, La
interrumpir los ejercicios mentales, que no afectividad y el corazón según Santo Tomás,
pueden continuarse cómodamente, como para Barcelona, 1950.
el provecho en la humildad, a que ayuda la 10. Recordemos las lágrimas “de compasión del
humillación, que cada cual, aun el que está pobre” que derramó Iñigo cuando vio que
acostumbrado a vivir delicadamente y a ser- maltrataban al pobre a quien había dado su
virse de muchos criados, barra su aposento y valioso vestido de caballero. Aquel dolor era
lo riegue, si es preciso, y componga la cama, sin duda un sufrimiento que nacía del amor y
y finalmente se ocupe en todos aquellos que, por tanto, tenía un componente positivo,
menesteres, que suelen hacerse por medio de al estilo de las lágrimas por la contemplación
criados” («Directorio procedente de S. de la pasión (véase: Autobiografia, núm. 18).

29
11. Citado por W. B. BARRY, Dejar que el Creador 21. Véase: Jaime ROIG, La soledad, Barcelona,
se comunique con la criatura, Bilbao, Desclée Cristianisme i Justícia, EIDES, colección
de Brouwer, 199, pág. 17. Ayudar, núm. 25; y J. Ll. CORRONS, Como y
12. Tratados sobre el evangelio de Juan, 26:4. cuando conviene hacer el mes de ejercicios,
13. Citado por san Francisco de Sales en Tratado Barcelona, Cristianisme i Justícia, EIDES,
del Amor de Dios, I, 10. colección Ayudar, núm. 33.
14. «Si al que da los EE pareciere que para su 22. «Directorio autógrafo de san Ignacio, nº 13»,
mayor fruto espiritual será bien que vaya de en Los Directorios…, pág. 20. Véase también
cuando en cuando alguno de los hermanos o «Directorio dictado al P. Vitoria, nº 20», en
sacerdotes a visitar, lo podrá hacer, pero nin- Los Directorios…, pág. 34-35.
guno de fuera no, si no fuere cosa inexcusa- 23. E. HERNÁNDEZ, «La manera tercera de ejerci-
ble» («Directorio dictado al P. Vitoria, nº 8», cios completos, según S. Ignacio», Manresa,
en Directorios…, pág. 31). 18 (1946), pág. 101-132. Hernández conside-
15. Puede verse una serie de reflexiones y suge- ra que se dan cuatro maneras de hacer los EE:
rencias todavía hoy inspiradoras en Pedro el mes en retiro, el mes en la vida ordinaria, el
ARRUPE, «Notas sobre el modo de dar los mes en etapas y el mes en tanda. Basándose en
Ejercicios hoy», en La identidad del jesuita en la práctica antigua de los Ejercicios
nuestros tiempos, Santander, Sal Terrae, 1981, Espirituales, piensa que la tercera manera
pág. 231-236. debería extenderse a distintas situaciones
16. Sobre este tema, puede leerse: J. MAGAÑA, actuales como, por ejemplo, a seminaristas u
«Actualizarse y ubicarse. Tarea de los ordenandos.
Ejercicios ignacianos», Manresa, 53 (1982), 24. Véase J. RAMBLA, Ejercicios en la vida ordina-
pág. 365 y 368-369. ria, Barcelona, Cristianisme i Justícia,
17. A este "prosupuesto" subyace una larga y amar- EIDES, colección Ayudar, núm. 4.
ga experiencia de Ignacio, objeto de sospecha 25. Véase F. RIERA, Ejercicios en la Vida Ordi-
por parte de las autoridades (véase: naria para comunidades de laicos, Santander,
Autobiografía, pág. 58-62, 65-70, 77-78, 82, Sal Terrae, 1990; el mismo autor hace una pre-
93, 98) o por parte de los mismos ejercitantes sentación resumida de esta obra en Ejercicios
(véase: Autobiografía, pág. 92). Hoy día, en la vida ordinaria para comunidades popu-
como he expuesto más arriba, este texto es lares Barcelona, Cristianisme i Justícia,
más bien una invitación a vivir el diálogo pro- EIDES, colección Ayudar, núm. 11.
pio de los ejercicios cómo una verdadera 26. Sobre el arraigo de Ignacio en la tradición espi-
experiencia espiritual. ritual cristiana anterior se trata en la excelente
18. Véase lo que se dice sobre la hora más oportu- obra de Javier Melloni citada al comienzo de
na de realizar la visita al ejercitante, en estas páginas.
«Directorio dictado al P. Vitoria, nº 16», en 27. Desde una perspectiva teológica, véanse estos
Los Directorios…, pág. 33. También, excelentes estudios: Víctor CODINA, «Claves
Estanislau DE BALANZÓ, La entrevista pastoral para una hermenéutica de los Ejercicios»,
en los Ejercicios, Barcelona, Cristianisme i Manresa, 48 (1976), pág. 51-72 y 141-150. La
Justícia, EIDES, colección Ayudar, núm. 7. primera parte de este estudio se publicó poste-
19. «Directorio autógrafo de san Ignacio, nº 4», en riormente en la colección Ayudar (EIDES),
Los Directorios…, pág. 19. núm. 12; Ferran MANRESA, «Andando siempre
20. «Tercer proceso de Alcalá», en J. CALVERAS, a buscar lo que quiero», Barcelona,
Ejercicios Espirituales. Directorio y documen- Cristianisme i Justícia, EIDES, colección
tos de San Ignacio, Barcelona, Balmes, 659. Ayudar, núm. 5.

30

Potrebbero piacerti anche