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7 reglas para tener disciplina

Y obtener las metas que te trazes en la vida


De todos los ingredientes necesarios para el éxito –como el talento, la perseverancia, el
esfuerzo y la imaginación– quizás el más importante es la disciplina. Esta no es otra cosa
que la cualidad de cumplir con una tarea, sin importar si tienes o no deseos de llevarla a
cabo. Sin disciplina, ahorrar, bajar de peso, dejar de fumar, hacer ejercicios –en fin,
cualquier meta, por sencilla que sea– se vuelve difícil, sino imposible.

Para desarrollar esta importante cualidad en tu vida, sigue estos pasos:

1. Primero, reconoce en qué áreas de tu vida te falta disciplina, como la dieta, la


economía, etc. Repasa cuáles son las consecuencias de tu indisciplina: el sobrepeso,
los problemas de salud, los apuros económicos, los conflictos familiares, etc. Piensa
en cómo estos afectan tu vida, robándote felicidad y paz mental. Ahora visualiza –con
lujo de detalles– cómo sería tu vida sin esos problemas. Comprobarás que la
disciplina, lejos de incomodarte, te libera para vivir tu vida sin preocupaciones y sin
la espada de Damocles de todo lo que tienes por hacer, colgando sobre tu cabeza.
Cuando actúes de una manera disciplinada descubrirás que tienes más tiempo, energía
y paz mental para disfrutar de la vida.

2. Anota qué pasos debes dar para comportarte de una manera disciplinada en esa área.
Por ejemplo: “Debo crear un presupuesto de mis gastos mensuales y separar un día
de la semana para hacer los pagos y conciliar la cuenta de cheques”.

3. Crea tu “Plan de acción”. Este consiste de un paso-a-paso de cómo actuarás de ahora


en adelante en esa área de tu vida. Es importante que no te extralimites al comienzo;
sé realista. Si hasta ahora no logras ejercitarte más de una vez al mes, no propongas
hacer una hora de ejercicios aeróbicos todos los días. Tus metas deben ser accesibles
y alcanzables, para ir construyendo sobre ellas. La disciplina es como un músculo que
debes ejercitar día a día para que vaya fortaleciéndose.

4. Aprende a controlar la adicción a la gratificación instantánea, que es la gran enemiga


de la disciplina. “Es muy temprano; haré los ejercicios más tarde”; “Un dulce no va a
arruinar mi dieta”; “Esta oferta es demasiado buena para dejarla pasar; el mes que
viene empiezo a ahorrar”. Todas estas excusas corroen tu resolución y te alejan de tus
metas. Mira esa tarea como una labor no negociable; algo que tienes que hacer, te
guste o no, como lo es cepillarte los dientes o peinarte antes de salir de casa. Cuando
le das muchas vueltas en la cabeza, te agotas antes de comenzar. Como el famoso
dicho de la marca Nike, no lo pienses: ¡simplemente hazlo!

5. Sigue el plan durante 21 días consecutivos, que es la cantidad de tiempo que toma
fijar un hábito, de acuerdo con los expertos. Si fallas antes de las tres semanas, vuelve
a comenzar desde el comienzo hasta llegar al día 21.

6. Elimina la voz negativa y escucha la positiva. Si antes nunca conseguiste mantenerte


en la dieta o dentro de tu presupuesto, quizás hay dentro de ti una voz negativa que a
cada rato te lo recuerda, o que te hace creer que el fracaso es inevitable. Reconoce esa
voz y recuerda que es solo un pensamiento en tu cabeza que te desmotiva y trata de
llevarte a la zona de confort, que no es otra cosa que la rutina de siempre. Pero ya
conoces los beneficios de ser disciplinado. Calla esa voz y suplántala con la voz
positiva, la que te recuerda que, si te mantienes firme en tus propósitos, alcanzarás tus
metas.

7. Lleva una agenda donde anotas tu progreso y, sobre todo, tus recaídas. Es importante
que veas cualquier desviación de tus planes como un bache, no como una derrota. Si
pecas con un dulce, esto no quiere decir que tu dieta está arruinada para siempre;
acepta el fallo y vuelve al plan inmediatamente. Como dicen los japoneses: “Si te caes
siete veces, levántate ocho”. A fin de cuentas, la disciplina no es otra cosa que la
consistencia.

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