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Cía. Swift de La Plata c. Estado Nacional Argentino (P.E.N.

Buenos Aires, febrero 27 de 1997.- Vistos: los autos: Cía. Swift de La Plata c.
Estado Nacional Argentino (P.E.N.) s/daños y perjuicios.

Considerando: 1º Que la Sala I de la Cámara Nacional de Ape laciones en lo


Civil y Comercial Federal, al revocar la sentencia de la anterior instancia,
rechazó -con costas las demandas deducidas contra el Estado Nacional por
Compa ñía Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorífica y por Deltec
Argentina Sociedad Anónima Financiera y Mandataria.

2º Que contra tal pronunciamiento las actoras interpusieron sendos recursos


ordinarios de apelación, que fueron concedidos a fs. 851, y que son
formalmente procedentes -salvo en lo que concierne al tema de honorarios,
según lo resuelto en este aspecto a fs. 865/868 y 888/888 vta.-, toda vez que
han sido deducidos contra una sentencia definitiva, recaída en una causa en
que la Nación es parte, y el valor cuestionado supera el mínimo establecido
por el art. 24, inciso 6º del decretoley 1285/58, modificado por la ley 21.708
[ED, 78-867], y resolución de esta Corte 1458/89. El memorial de expresión
de agravios de Deltec fue agregado a fs. 917/940 vta., el de Swift a fs.
941/965, y sus contestaciones obran a fs. 1036/1077 y 975/1014,
respectivamente. Asimismo dedujeron recursos ordinarios de apelación los
peritos César Raúl Verrier (fs. 837), Jorge Raúl Alcíbar (fs. 838) y Juan
Carlos Amigo (fs. 847), cuyos memoriales obran a fs. 902/903, 898/901 y
904/908. Tales recursos son igualmente admisibles pues satisfacen los
requisitos precedentemente mencionados.
3º Que la demanda promovida por Swift tuvo por objeto que se condene al
Estado Nacional a pagarle una indemnización por los daños y perjuicios que le
habrían sido ocasionados por la intervención y administración estatal de su
complejo industrial y comercial, que se extendió desde el 10 de noviembre de
1971 hasta el 6 de agosto de 1977.

4º Que el juez de primera instancia hizo lugar a la indemnización pretendida


por Swift respecto de los siguientes rubros: a) la disminución del capital de
trabajo de la empresa al cesar la administración estatal, el 6 de agosto de 1977,
en relación al existente cuando ella comenzó, el 10 de noviembre de 1971; b)
los intereses que la fallida deberá pagar en exceso a los acreedores
verificados, calculándose los réditos al 6% anual, sobre el monto del pasivo
verificado, sin perjuicio del incremento que podría originarse al concluirse
nuevos incidentes de verificación; y c) la alteración en perjuicio de la actora
de la relación entre su activo y su pasivo existente al momento de la
ocupación de la empresa por el Estado Nacional, respecto a la que se
establezca, en definitiva, al momento de la cancelación total del pasivo.
5º Que la cámara, para rechazar la demanda, consideró que la disminución del
capital de trabajo resulta insuficiente para demostrar la existencia del daño;
que no correspondía resarcir a la actora por el incremento de los intereses de
su pasivo puesto que el Estado actuó dentro de sus facultades legales al
continuar como administrador de la empresa y cumplió con las obligaciones
que le imponía la ley; que no se ha probado que haya existido una mala
administración, ni tampoco se demostró que la crisis de la industria frigorífica
-que llevó a la actora a la quiebra no haya influido en el resultado de la gestión
estatal; que fueron aprobadas las rendiciones de cuentas de los
administradores; que la actora consintió lo actuado pues no reclamó la
liquidación de la empresa -que fue solicitada por dos acreedores ni formuló
reserva por daños y perjuicios. Asimismo ponderó que es el juez de la quiebra
quien decide si la empresa debe liquidarse o continuar con su actividad.

6º Que Cía. Swift de La Plata se agravia, en su memorial, de que no se haya


considerado debidamente que su demanda se fundó básicamente en la
disminución patrimonial sufrida por ella durante la gestión estatal en su
empresa, como consecuencia de la demora en que se incurrió para liquidar el
activo y cancelar el pasivo, y que su posición en el pleito consistió en atribuir
responsabilidad al Estado incluso en el caso de que se considerase que su
accionar hubiera sido lícito. Al respecto señala que el Estado dispuso
continuar la actividad de la empresa Swift, manteniéndola durante seis años,
para satisfacer intereses y fines propios: el interés público y la paz social,
conforme a lo que se desprende de la invocación que hizo de la ley 18.832
[ED, 34-1015] y según resulta del decreto 5163/71. Añade que reiteradamente
los administradores estatales dejaron en claro que su actuación subordinaba el
interés concursal a los intereses públicos y de paz social que habían
determinado la intervención oficial.

Se agravia asimismo de que la sentencia no haya reconocido que el Estado


Nacional incurrió en culpa por prolongar irrazonablemente su actuación sin
liquidar la empresa. Por otra parte, aduce que la carga que la ley 18.832
impone al Estado de adelantar las sumas necesarias para continuar la actividad
de la empresa que es sometida a ese régimen fue cumplida con tardanza, lo
que afectó la actividad comercial de la empresa, el nivel de sus exportaciones,
y la hizo trabajar por debajo de su capacidad instalada normal.

Entiende que ello configuró una situación de culpa o negligencia estatal, al


igual que el hecho de haber subordinado el interés de la empresa al
mantenimiento de la plena ocupación del personal.

Afirma que se encuentra probada la existencia de los daños invocados y que


es objetivamente imputable al Estado todo lo que ocurrió en la empresa
mientras estuvo administrada por aquél. Niega que lo actuado en el juicio de
quiebra haya constituido consentimiento o renuncia de parte de la fallida que
le impidan reclamar los daños originados en la actuación del Estado.
Asimismo niega que pueda resultar eximente de la responsabilidad estatal la
situación de crisis por la que atravesaba la industria de la carne, porque si el
Estado, con pleno conocimiento de ella, decidió continuar con la actividad por
razones de interés público y paz social, tomó a su cargo el riesgo empresario,
agravado por aquella situación. Con respecto a la ley 18.832, señala que la
tacha de inconstitucionalidad formulada por su parte no se refiere
genéricamente a ella sino únicamente a una interpretación irrazonable de la
misma que exima al Estado de pagar los daños que cause al aplicarla (fs. 964
vta.).
7º Que a los efectos de apreciar adecuadamente las cuestiones planteadas,
procede señalar que mediante sentencia del 8 de noviembre de 1971, el juez
de primera instancia en lo comercial de la Capital Federal que entendía en la
convocatoria de acreedores solicitada por la Compañía Swift de La Plata S.A.
Frigorífica, denegó la homologación del concordato y declaró en quiebra a
dicha sociedad. Tal decisión fue confirmada por la Cámara de apelaciones de
ese fuero el 6 de junio de 1972. Contra tal decisión la fallida dedujo recurso
extraordinario y, ante su denegación, ocurrió en queja ante esta Corte. La
presentación directa fue desestimada el 4 de septiembre de 1973 (Fallos:
286:257, consid. 3º).

El mismo día que el juez de grado declaró en quiebra a la sociedad aquí


actora, el Poder Ejecutivo Nacional mediante el decreto 5163/71-dispuso la
continuación de la actividad industrial y comercial de la empresa Frigorífico
Swift de La Plata, Sociedad Anónima (art. 1º) y designó al administrador y
liquidador de dicha empresa, quien, a sus efectos, tendrá todas las facultades y
obligaciones que le otorgan las leyes 11.719 y 18.832 y las que decida
acordarle el señor juez de la quiebra (art. 2º).

Dicho decreto se fundó en la citada ley 18.832, la que estableció que se


procedía de la forma previsa en el primer párrafo del art. 195 de la ley 11.719
cuando el Poder Ejecutivo Nacional, por razones de interés público y con el
fin de asegurar la paz social, dispusiere la continuación del funcionamiento de
determinadas sociedades que fueren declaradas en quiebra. Asimismo, para
adoptar la medida a la que se hizo referencia, el Poder Ejecutivo tuvo en
cuenta -como surge de la motivación del decreto la sentencia de quiebra
anteriormente mencionada, así como la importancia de la empresa Swift en el
orden económico y social, cuya suspensión de funcionamiento afectaría las
exportaciones de carne y haría cesar las fuentes de trabajo de esa industria, La
administración estatal de la empresa Swift se extendió hasta el mes de agosto
de 1977 (confr. fs. 217/218 y 219/222), cuando se hizo cargo de ella la
sociedad que la adquirió -como empresa en marcha por una licitación judicial
que se inició como consecuencia de haber hecho lugar la cámara de
apelaciones del fuero comercial -el 20 de febrero de 1976- al pedido de
liquidación de los bienes de la fallida formulado por uno de los acreedores
(confr. fs. 194/198 y 208/211).

8º Que, en lo concerniente a la posición asumida en esta causa por la


Compañía Swift -y a fin de precisar ciertos aspectos fácticos del pleito
procede señalar que su apoderado, en el escrito de fs. 536/544, manifestó que
el fundamento de la demanda no reside en que el Estado Nacional haya
administrado mal la empresa, sino en que al disponer la continuación de su
actividad deben correr a su exclusiva cuenta los resultados, debiendo
indemnizar a mi mandante de la diferencia que pudiera existir al cabo de su
actuación entre el valor económico líquido representado por el capital de
trabajo al 9 de noviembre de 1971 y al 16 de agosto de 1977 (fs. 538). En el
mismo escrito -destinado a impugnar el peritaje que corre a fs. 518/524 vta.-
expresó: si el perito se hubiese tomado la molestia de leer la demanda, habría
advertido que en la misma no se alegó... que la deficiente administración del
Estado o factores económicos adversos hubiesen provocado la pérdida
reclamada en la demanda sino que se afirmó que fue su sola intervención y su
negativa a liquidar el patrimonio de la fallida para pagar a sus acreedores, lo
que originó tal pérdida (fs. 538/538 vta). Agregó a ello que admitir que el
perito incluya otros temas en su dictamen implicaría contrariar el objeto de
esta litis y los argumentos de las partes expuestos en la demanda y su
contestación (conr. fs. 539). Sostuvo también que a los efectos de la
indemnización demandada era irrelevante determinar si el resultado
desfavorable de la administración estatal era imputable o no a culpa o
negligencia de los funcionarios que habían actuado en su representación
(confr. fs. 539).

9º Que cabe señalar que el peritaje que mereció esas observaciones de la


actora -fs. 504/524- estableció, entre otras circunstancias, que se verificó un
rezago de los precios del sector frigorífico con respecto al nivel general de los
precios al por mayor en el período posterior a la quiebra (años 1971 a 1977).
Además -con cita de un informe de la Junta Nacional de Carnes se expresa en
el peritaje: Ana lizados los resultados a moneda constante de un grupo de
empresas, considerado representativo de la industria frigorífica especialmente
dedicada a la exportación, entre las cuales se encuentra la Compañía Swift de
La Plata S.A., se advierte un leve deterioro de la situación económica en 1970
con relación a 1969, en el que también era deficitaria, para iniciarse un
período de dos años donde se produce una disminución en el monto de los
quebrantos. En 1973 se observa un brusco incremento de las pérdidas,
alcanzando su máximo guarismo en el año 1974. Se expresa en el informe que
esta situación comienza a revertirse al año siguiente, y en 1976 por primera
vez durante el período bajo análisis, el conjunto de los resultados adquiere
signo positivo, cayendo nuevamente en 1977 donde alcanza un monto
negativo equivalente al presentado en 1973. También se señala allí que la
tendencia de las variaciones de las exportaciones efectuadas por Swift durante
el mismo período, han sido similares a la de toda la industria. Como
conclusión se afirma que durante el período analizado la industria frigorífica
estuvo en crisis la que se agudizó en los años 1973/1974 (confr. fs. 520/520
vta.). Por otra parte, con cita de publicaciones especializadas, se sostiene en el
peritaje que todas las empresas de la industria frigorífica están trabajando con
un costo mayor que el normal al tener que procesar una cantidad menor de
carnes, en sus establecimientos, con costos fijos adecuados a una producción
mayor (fs. 521). Asimismo se hace referencia a la creciente importancia de los
numerosos frigoríficos medianos -a los que resultaba más fácil dotarlos de las
nuevas tecnologías y de los nuevos procesos de producción en desmedro de
las grandes fábricas exportadoras. Cabe añadir a ello que al ampliar su
informe el perito expresó que la situación deficitaria de la empresa (Swift) no
se originó en la supuesta subordinación de los propósitos de lucro y eficiencia
empresaria a la preservación de la fuente de trabajo sino a la ampliamente
fundamentada variación estructural de la industria frigorífica (fs. 562).

10) Que no obstante lo expresado por la Compañía Swift en el citado escrito


de fs. 536/544, lo cierto es que las conclusiones del informe al que se hizo
referencia -respecto de las cuales otro perito manifestó que no había razones
para no compartirlas (fs. 364 vta.)- son relevantes para desvirtuar uno de los
hechos en los que se apoya la pretensión de dicha parte. En efecto, según ese
peritaje debe descartarse que la preocupación de los administradores por
mantener la fuente de trabajo del personal de Swift haya sido motivo
determinante de los problemas económicos de la empresa mientras estuvo
administrada por el Estado: existió una situación de crisis en la industria de la
carne que afectó especialmente a los establecimientos de mayor magnitud, y
Swift no fue ajeno a dicha situación en ese lapso. En todo caso, la existencia
de costos fijos previstos para un mayor volumen de producción es una
consecuencia que puede atribuirse, en términos generales, a la crisis por la que
atravesó aquel sector industrial y que, por lo tanto, no puede erigirse en una
circunstancia que demuestre que el obrar del Estado haya sido negligente.
11) Que, por otra parte, se ha probado en la causa que los administradores
estatales de la empresa Swift rindieron cuentas trimestralmente al juez del
concurso de los resultados de la explotación -conforme a lo que establece el
inc. c) del art. 2º de la ley 18.832- las que no motivaron objeciones y fueron
aprobadas judicialmente (confr. fs. 522 vta.).

12) Que la aducida tardanza en el aporte de fondos públicos para permitir un


funcionamiento más eficiente de la empresa no es idónea para tachar de
negligente o culposa a la actividad estatal. Ello es así porque en modo alguno
puede considerarse que tal circunstancia haya implicado una transgresión a lo
establecido en el inc. b) del art. 2º de la ley 18.832. Debe observarse que esa
norma dispone que el Estado Nacional adelantará las sumas que sean
necesarias para la continuación de la actividad de la empresa. En el caso de
autos, la empresa Swift no dejó de funcionar mientras fue administrada por el
Estado -la sociedad que la adquirió en el año 1977 la recibió en marcha y sus
resultados, así como la evolución de sus exportaciones de carne, fueron
similares a los del conjunto de la industria frigorífica (confr. fs. 520/520 vta.).
Asimismo se ha probado que el Estado Nacional aportó fondos cuantiosos a la
empresa (confr. fs. 505/508). En tales condiciones no es dable concluir que se
haya dejado de cumplir con la disposición legal antes citada, por el hecho de
que los recursos hayan sido recibidos por la empresa después de las fechas
previstas. A ello cabe añadir que tampoco sería razonable -en las condiciones
indicadas atribuir culpa al Estado porque aquellos recursos no hayan sido
suficientes para superar la situación de impotencia financiera (fs. 562 vta.),
toda vez que aquél tomó la administración de una empresa que se hallaba en
cesación de pagos.

13) Que, por otra parte, debe advertirse que la ley 18.832 no establece que la
administración estatal de las empresas en quiebra que ella autoriza deba
limitarse a un plazo determinado. Tampoco se considera que haya resultado
irrazonablemente extenso el período por el cual se mantuvo esa
administración en el caso de autos, máxime si se considera que en ese lapso
no medió ninguna solicitud de la actora por la cual haya exigido la liquidación
de los bienes. Como se señaló en el consid. 7º, la licitación judicial y posterior
venta de la empresa se realizó como consecuencia de que la cámara del fuero
comercial hizo lugar al pedido formulado por un acreedor. Además, la
señalada omisión en que incurrió la actora hace que su conducta no satisfaga
el mínimo de diligencia que es dable exigir para que los agravios vinculados
con ese aspecto de la conducta del Estado pueden prosperar (confr. Fallos:
305:651).

14) Que la Compañía Swift no ha cuestionado en esta instancia la validez


constitucional de la ley 18.832, en cuanto ésta autoriza al Poder Ejecutivo a
disponer la continuación de determinadas empresas declaradas en quiebra y a
designar su administrador. El único planteo que esa sociedad formula al
respecto se vincula con la pretensión de que no sea eximido el Estado de pagar
los daños que cause al aplicarla, pero no implica un cuestionamiento de la
licitud de los actos que hayan sido realizados con fundamento en sus
disposiciones.

15) Que, sentado lo que antecede, corresponde considerar la pretensión de la


actora fundada en la responsabilidad que asigna al Estado Nacional por sus
actos lícitos, sobre la base de entender que al haber dispuesto él la continuidad
de la empresa por razones de interés general, deben correr por su exclusiva
cuenta los resultados de su gestión.

Con respecto a tal planteo es conveniente recordar, con arreglo a


jurisprudencia de esta Corte -Fallos: 312:1656, entre otros que según las
normas constitucionales que garantizan la inviolabilidad de la propiedad (arts.
14 y 17 de la Ley Fundamental), cuando un derecho patrimonial cede por
razón de un interés público frente al Estado, o sufre daño por su actividad, ese
daño debe ser indemnizado tanto si la actividad que lo produce es ilícita o
ilegítima cuanto si no lo es. Asimismo ha sostenido esta Corte que cuando la
actividad lícita de la autoridad administrativa, aunque inspirada en propósitos
de interés colectivo, se constituye en causa eficiente de un perjuicio para los
particularescuyo derecho se sacrifica por ese interés general esos daños deben
ser atendidos en el campo de la responsabilidad del Estado por su obrar lícito
(Fallos: 301:403; 305:321; 306:1409). Se trata, en suma, de una doctrina que
el Tribunal ha desarrollado en diversos precedentes en los cuales se sostuvo,
básicamente, que la realización de las obras requeridas para el correcto
cumplimiento de las funciones estatales atinentes al poder de policía, para el
resguardo de la vida, la salud, la tranquilidad y aun el bienestar de los
habitantes, si bien es ciertamente lícita, no impide la responsabilidad del
Estado siempre que con aquellas obras se prive a un tercero de su propiedad o
se la lesione en sus atributos esenciales (Fallos: 195:66; 211:46; 258:345;
274:432). Empero, corresponde poner de relieve que para la procedencia de la
pretensión resarcitoria en tal supuesto deben concurrir ineludiblemente ciertos
requisitos, tales como la existencia de un daño actual y cierto, la relación de
causalidad directa e inmediata entre el accionar del Estado y el perjuicio, y la
posibilidad de imputar jurídicamente esos daños a la demandada (Fallos
312:1656).

16) Que el marco de tales principios, y en orden a los requisitos cuya


concurrencia es exigible, cabe poner de relieve que no puede atribuirse
responsabilidad al Estado si la causa generadora de su obrar lícito considerado
dañoso no es atribuible sino a hechos que son imputables al particular que
reclama la reparación.

17) Que, desde esta perspectiva, resulta decisivo el hecho de que el


desapoderamiento de los bienes de la actora se produjo como consecuencia de
su situación de quiebra, que fue judicialmente declarada.

Sobre este punto cabe señalar que la cámara nacional de apelaciones en lo


comercial, al confirmar la resolución del juez de primera instancia que denegó
la homologación del concordato y declaró en quiebra a la Compañía Swift de
La Plata, consideró que las causas determinantes de su estado deficitario
provenían sustancialmente de su propio proceder. En tal orden de ideas
expresó ese Tribunal que el estado deficitario se venía arrastrando de varios
años y se agrava un año antes de la presentación...por factores internos de la
compañía, sin que ésta hubiera podido arbitrar los medios de subsanar la
situación. También consideró que el proceder de la convocataria había
controvertido el propósito y el espíritu de la ley 11.719 y, además, no se
compadeció con la lealtad y buena fe requeridas para ser merecedora del
beneficio del concordato preventivo, aun cuando no hubiese incurrido en dolo
o fraude.

Por lo tanto, no resulta posible desvincular en el sub examine los daños cuya
reparación se pretende de la propia conducta de quien reclama tal
resarcimiento.

18) Que en un orden de ideas afín al precedentemente expuesto, cabe concluir


que la actora demanda al Estado por no haber hecho éste, cuando asumió la
administración de la empresa después de declarada la quiebra, lo mismo que
ella -habiendo estado habilitada para hacerlo con anterioridad tampoco había
realizado: la venta de los bienes y la cancelación del pasivo. Esta conclusión
comprende también a los bienes que la actora denomina periféricos, pues no
obstante lo alegado respecto de éstos, lo cierto es que la apelante no se
desprendió de ellos. Debe advertirse que si posteriormente la administración
dejó de estar en manos de la Cía. Swift de La Plata S.A., tal circunstancia no
se debió a una causa imputable al Estado, sino a la situación de quiebra de esa
sociedad.

19) Que, por otra parte, no puede dejar de considerarse que si la


administración estatal de los bienes de la fallida hubiera concluido con una
situación económica más favorable que la existente al momento de la quiebra,
el beneficio resultante habría aprovechado a la firma actora. Ello obsta a que,
ante una resultado adverso, los perjuicios deban ser soportados por el Estado
Nacional. De lo contrario se incurriría en el contrasentido de evitar todo riesgo
y de admitir un objetivo claramente utópico, incoherente desde el punto de
vista lógico e impracticable desde el económico; en suma, un mundo idílico
en el cual todo son ventajas y nadie se perjudica (confr. B.744.XXII Buenos
Aires Eximport S.A. c. Estado Nacional (Ministerio de Economía, Hacienda y
Finanzas,) y otros s/ordinario, sentencia del 30 de marzo de 1993).

Es cierto que, en principio, el riesgo es inescindible de la gestión empresaria


y, por lo tanto, podría deducirse de esa premisa -en una evaluación superficial
del tema que al haber sido excluida la actora de la administración de la
empresa no correspondería que se viese afectada por el resultado ulterior de
sus negocios. Sin embargo, tal línea argumental -que sustenta los agravios de
la recurrente es equivocada porque no puede predicarse esa inferencia cuando
el titular de la empresa ha sido desapoderado de los bienes por causas que no
le son imputables sino a él mismo, como ha ocurrido en el sub lite.

20) Que no puede considerarse que las sociedades que son declaradas en
quiebra tengan un derecho sustentado en la previsiones de los arts. 14 y 17 de
la Consitucion Nacional, que determine que su situación económica al
momento de ser desapoderada de sus bienes como consecuencia de la falencia
no deba sufrir detrimento alguno al concluir la administración realizada por
las personas designadas por la autoridad estatal con competencia para ello.
Obviamente, distinta sería la conclusión en el caso de que la administración se
hubiese efectuado en forma irregular, mas en ese supuestoque no es el de
autos la reparación obedecería a principios distintos a los que rigen la
responsabilidad del Estado por su accionar lícito. En definitiva, el criterio
precedentemente expuesto es análogo al que ha seguido esta Corte respecto de
la responsabilidad que cabe atribuir al Estado en los supuestos de
intervenciones cautelares de entidades financieras (confr. doctrina de Fallos:
310: 2239).

21) Que de lo expuesto en los anteriores considerandos se deriva asimismo


que la ley 18.832 no transgrede principios constitucionales por no haber
contemplado en su texto el resarcimiento de los perjuicios que su aplicación
podría ocasionar al fallido. Ello es así pues si esos perjuicios constituyesen
efectivamente un menoscabo al derecho de propiedad garantizado por los arts.
14 y 17 de la Ley Funda mental, serían resarcibles -según la jurisprudencia
citada en el consid. 15- sin necesidad de que una norma infraconstitucional
reconociese la procedencia de la reparación. Por lo tanto, el hecho de que la
ley 18.832 no contemple expresamente tal posibilidad no puede suscitar
problema constitucional alguno.

22) Que las razones que anteceden conducen a desestimar, en su totalidad, los
agravios formulados por la Compañía Swift.

23) Que la demanda promovida por el apoderado de Deltec Argentina


Sociedad Anónima -acumulada en esta causa tiene por objeto que se condene
al Estado Nacional a pagar la indemnización pertinente por los daños y
perjuicios ocasionados en el patrimonio de mi representada con motivo y
como consecuencia directa de la actitud asumida por el Estado Nacional en la
quiebra de la Compañía Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorífica.

El fundamento central de la pretensión de Deltec radica en la arbitrariedad que


le imputa a la demandada por no haber liquidado inmediatamente los bienes
de la Compañía Swift. Sostiene que si el Estado hubiese procedido de esa
forma, con el producto se habrá podido cancelar la totalidad del pasivo -
quedando un apreciable remanente de dinero para la fallida y no se habría
producido la injustificada quiebra de Deltec, ni la posterior venta de los bienes
de ésta.

24) Que la mencionada firma, al expresar sus agravios contra la sentencia del
a quo, manifiesta que en virtud de la naturaleza jurídica de la acción iniciada
por su parte, nada tenía que probar respecto de la licitud o ilicitud del obrar
del Estado, ni tampoco tenía la obligación de probar su ineficiencia o
ilegitimidad. Asimismo expresó que nunca hemos imputado negligencia en la
administración de los bienes incautados (fs. 930 vta.).
25) Que, según se deduce de lo precedentemente relatado, la pretensión de
Deltec se funda, en lo esencial, en atribuir responsabilidad al Estado Nacional
por hechos análogos a los que sustentan la demanda que ha formulado la
Compañía Swift de La Plata S.A. Ello sin perjuicio de los distintos rubros
indemnizatorios perseguidos por una y otra sociedad, en función de los daños
aducidos por cada una de ellas.

26) Que es conveniente señalar respecto de la situación de Deltec que esta


Corte, mediante el pronunciamiento del 4 de septiembre de 1973 publicado en
Fallos: 286:257, dispuso que el desapoderamiento de los bienes de la Cía.
Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorí fica debía comprender los bienes
de las Compañías y Sociedades integrantes del llamado grupo Deltec y en
especial los de Deltec International Limited y Deltec Argentina S.A.F. y M..

También se estableció allí que la ejecución colectiva debe hacerse efectiva


sobre todos los aludidos bienes sin excusión de los de la Cía. Swift de La Plata
S.A. Frigorífica. Asimismo mediante dicho fallo el Tribunal revocó la
sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital
en cuanto no hizo extensivo a Deltec International Limited y a Deltec
Argentina S.A.F.M. la responsabilidad por la quiebra decretada a Cía. Swift
de La Plata S.A.F..

Sobre la base de dicho pronunciamiento el juez de primera instancia del fuero


comercial, el 6 de septiembre de 1973, resolvió declarar en estado de quiebra
a Deltec Argentina S.A.F. y M., decisión que fue confirmada por la cámara y,
posteriormente, el 14 de febrero de 1980, por esta Corte (Fallos: 302:83). En
esta resolución el Tribunal, al examinar agravios de la mencionada firma
vinculados con la inteligencia de la anterior sentencia de Fallos: 286:257,
expresó que en ésta Deltec International Limited y Deltec Argentina S.A.F. y
M. -mencionadas en el ordinal I del cons. 4º, punto a aparecían colocadas en
el mismo pie de igualdad con la empresa declarada en quiebra con antelación.
Sostuvo asimismo la Corte en esa oportunidad que el anterior
pronunciamiento decidió que los bienes de Deltec International Limited y de
Deltec Argentina S.A.F. y M. quedaron comprendidos en el desapoderamiento
de los bienes de la quebrada Cía. Swift de La Plata, y que la ejecución
colectiva debía hacerse efectiva sobre todos los aludidos bienes (los de los
integrantes del grupo Deltec individualizados o a individualizar) sin excusión
previa de los de la Cía. Swift nombrada (confr. consid. 12).

27) Que, en tales condiciones, las razones expuestas para desechar la


existencia de responsabilidad del Estado respecto de la Compañía Swift de La
Plata, dan adecuada respuesta también a los agravios formulados por Deltec
Argentina Sociedad Anónima.
Sin perjuicio de ello, cabe señalar que la ausencia del beneficio de excusión
obsta a que Deltec Argentina S.A. pueda agraviarse fundadamente aduciendo
la demora en la liquidación de los bienes de la Cía Swift como la causa de los
daños sufridos en su patrimonio. Al respecto, cabe poner de relieve que al no
haberse probado que la administración llevada a cabo por los funcionarios del
Estado haya sido ilícita o irregular, la causa eficiente de los daños invocados
por aquella firma no puede desvincularse de los pronunciamientos judiciales
citados en el considerando que antecede, sobre los que no se ha fundado la
pretensión articulada en el caso de examen.

28) Que, por último, procede señalar que el cuestionamiento de la validez de


la ley 18.832 que Deltec ensaya en su memorial de agravios ante esta Corte
(fs. 921/922), resulta manifiestamente inadmisible puesto que al contestar la
expresión de agravios de su contraria respecto de la sentencia del juez de
grado -que había rechazado la tacha de inconstitucionalidad de aquella ley-
dicha parte reconoció expresamente la seriedad y solidez de los fundamentos
del Sr. juez en favor de la validez constitucional de ese estatuto y afirmó que
hemos aceptado la decisión judicial sobre la cuestión (confr. fs. 754).

29) Que en lo referente a los recursos deducidos por los peritos Alcíbar,
Verrier y Amigo, cabe señalar que el a quo, a efectos de regular sus
honorarios, consideró que el perito de oficio puede perseguir el cobro de sus
honorarios de cualquiera de las partes sin mengua del derecho de quien los
abone para obtener el reintegro del obligado al pago. Ponderó asimismo que
las demandantes han sido declaradas en quiebra con lo cual el derecho de
reintegro que asiste a la demandada en la hipótesis de que tenga que solventar
los emolumentos de los peritos aparece como de improbable realización
(confr. fs. 822/822 vta.). Con sustento en tales consideraciones, y a fin de
evitar una situación que consideró de manifiesta iniquidad reguló los
honorarios sobre dos bases distintas: una la aplicó para el supuesto de que los
emolumentos sean cobrados a las actorasen cuyo caso tomó en cuenta los
montos demandados por ellasy la otra para el caso de que fuesen cobrados a la
demandada, pues entendió que con relación a ésta el juicio era de monto
indeterminado. De tal manera, fijó la retribución de César Verrier en las
cantidades de A ... para el primer supuesto a A ... para el segundo; la de Juan
Carlos Amigo en las sumas de A ... y A ..., y la de Jorge Alcíbar en A ... y A
...; en todos los casos a los fines ya expresados.

30) Que cabe considerar que, en la especie, el a quo reguló los honorarios de
los profesionales en el monto que consideró adecuado conforme a la entidad
económica del juicio y pautas aplicables, y estableció, además, una reducción
de ese monto para el caso de que sea el Estado quien deba afrontar el pago.
Tal reducción no halla sustento en el ordenamiento legal, por lo que
corresponde dejarla sin efecto y, teniendo en cuenta la labor desarrollada, que
tales honorarios no fueron apelados por el Estado Nacional, y de conformidad
con lo dispuesto por el art. 3º del decretoley 16.638/57, confirmar los
honorarios regulados.

Por ello, se confirma el pronunciamiento en cuanto rechazó las demandas


interpuestas por las actoras, con costas; se deja sin efecto la regulación de
honorarios de los peritos Verrier, Alcíbar y Amigo prevista para el caso de
que el demandado deba afrontar su pago; y se confirman los honorarios de
tales peritos regulados en las mayores sumas que surgen del punto 3, párrafo
2º de la parte dispositiva del fallo (fs. 824). Notifíquese y devuélvase. - Julio
S. Nazareno (disidencia parcial). - Carlos S. Fayt (disidencia parcial). -
Agusto César Belluscio. - Antonio Boggiano. - Guillermo A. F. López. -
Gustavo A. Bossert. - Adolfo Roberto Vázquez.

DISIDENCIA PARCIAL DEL SEñOR PRESIDENTE DOCTOR DON


JULIO S. NAZARENO. - Considerando: Que los considerandos 1º al 28
constituyen la opinión concurrente del juez que suscribe este voto con la de
los que integran la mayoría.

29) Que en lo referente a los recursos deducidos por los peritos Alcíbar,
Verrier y Amigo, cabe señalar que el a quo, a efectos de regular sus
honorarios, consideró que el perito de oficio puede perseguir el cobro de sus
honorarios de cualquiera de las partes sin mengua del derecho de quien los
abone para obtener el reintegro del obligado al pago. Ponderó asimismo que
demandantes han sido declaradas en quiebra con lo cual el derecho de
reintegro que asiste a la demandada en la hipótesis de que tenga que solventar
los emolumentos de los peritos aparece como de improbable realización
(confr. fs. 822/822 vta.). Con sustento en tales consideraciones, y a fin de
evitar una situación que consideró de manifiesta iniquidad, reguló los
honorarios sobre dos bases distintas; una la aplicó para el supuesto de que los
emolumentos cobrados a las actoras -en cuyo caso tomó en cuenta los montos
demandados por ellas y la otra para el caso de que fuesen cobrados a la
demandada, pues entendió que con relación a ésta el juicio era de monto
indeterminado. De tal manera, fijó la retribución de César Verrier en las
cantidades de A ... para el primer supuesto y A ... para el segundo; la de Juan
Carlos Amigo en las sumas de A ... y A ..., y la de Jorge Alcibar en A ... y A
...; en todos los casos a los fines ya expresados.

30) Que la distinción efectuada por el tribunal a quo para regular los
honorarios de los nombrados peritos descalifica ese aspecto del
pronunciamiento apelado como acto judicial válido -con arreglo a conocida
jurisprudencia de esta Corte pues el criterio que la cámara empleó a tal efecto
no constituye una derivación razonada del derecho vigente con aplicación a
las circunstancias de la causa.
31) Que debe advertirse que la consecuencia de tal conclusión no puede
consistir sino en dejar sin efecto, en su totalidad, la regulación de los
honorarios de los peritos efectuada por el a quo. En efecto, al fundarse el
argumento central de los agravios expuestos ante esta Corte por los peritos
Verrier, Alcíbar y Amigo en la descalificación de la distinción a la que antes
se hizo referencia, su admisión implica la nulidad de las regulaciones que el a
quo efectuó sobre dicha base. Ello es así pues -además de lo señalado
precedentemente los términos del fallo apelado impiden establecer cuáles han
sido para la cámara los honorarios que verdaderamente corresponden a las
tareas cumplidas por los mencionados profesionales, razón por la cual deberá
expedirse nuevamente sobre el punto, sin que el presente pronunciamiento
importe un juicio acerca de los parámetros aplicables al respecto.

Por ello, se confirma el pronunciamiento apelado en cuanto rechazó las


demandas interpuestas por las actoras, con costas, y se lo deja sin efecto en lo
atinente a la regulación de los honorarios de los peritos Verrier, Alcíbar y
Amigo, con el alcance indicado en el consid. 31. Respecto de este punto el
tribunal a quo, por quien corresponda, deberá dictar una nueva resolución.
Notifíquese y devuélvase. - Julio S. Nazareno.

DISIDENCIA PARCIAL DEL SEñOR MINISTRO DOCTOR DON


CARLOS S. FAYT. - Considerando: 1º Que la sala I de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, al revocar la sentencia de la
anterior instancia, rechazó -con costas las demandas deducidas contra el
Estado Nacional por Compañía Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorí
fica y por Deltec Argentina Sociedad Anónima Financiera y Mandataria.

2º Que contra tal pronunciamiento las actoras interpusieron sendos recursos


ordinarios de apelación, que fueron concedidos a fs. 851, y que son
formalmente procedentes -salvo en lo que concierne al tema de honorarios,
según lo resuelto en este aspecto a fs. 865/868 y 888/888 vta.-, toda vez que
han sido deducidos contra una sentencia definitiva, recaída en una causa en
que la Nación es parte, y el valor cuestionado supera el mínimo establecido
por el art. 24, inc. 6º del decretoley 1285/58, modificado por la ley 21.708, y
resolución de esta Corte nº 1458/89. El memorial de expresión de agravios de
Deltec fue agregado a fs. 917/ 940 vta., el de Switf a fs. 941/65, y sus
contestaciones obran a fs. 1036/1077 y 975/1014, respectivamente. Asimismo
dedujeron recursos ordinarios de apelación los peritos César Raúl Verrier (fs.
837), Jorge Raúl Alcíbar (fs. 838) y Juan Carlos Amigo (fs. 847), cuyos
memoriales obran a fs. 902/ 903, 898/901 y 904/908. Tales recursos son
igualmente admisibles pues satisfacen los requisitos precedentemente
mencionados.

3º Que la demanda promovida por Swift tuvo por objeto que se condene al
Estado Nacional a pagarle una indemnización por los daños y perjuicios que le
habrían sido ocasionados por la intervención y administración estatal de su
complejo industrial y comercial, que se extendió desde el 10 de noviembre de
1971 hasta el 6 de agosto de 1977.

4º Que el juez de primera instancia hizo lugar a la indemnización pretendida


por Swift respecto de los siguientes rubros: a) la disminución del capital de
trabajo de la empresa al cesar la administración estatal, el 6 de agosto de 1977,
en relación al existente cuando ella comenzó, el 10 de noviembre de 1971; b)
los intereses que la fallida deberá pagar en exceso a los acreedores
verificados, calculándose los réditos al 6% anual, sobre el monto del pasivo
verificado, sin perjuicio del incremento que podría originarse al concluirse
nuevos incidentes de verificación; y c) la alteración en perjuicio de la actora
de la relación entre su activo y su pasivo existente al momento de la
ocupación de la empresa por el Estado Nacional, respecto a la que se
establezca, en definitiva, al momento de la cancelación total del pasivo.

5º Que la cámara, para rechazar la demanda, consideró que la disminución del


capital de trabajo resulta insuficiente para demostrar la existencia del daño;
que no correspondía resarcir a la actora por el incremento de los intereses de
su pasivo puesto que el Estado actuó dentro de sus facultades legales al
continuar como administrador de la empresa y cumplió con las obligaciones
que le imponía la ley; que no se ha probado que haya existido una mala
administración, ni tampoco se demostró que la crisis de la industria frigorífica
-que llevó a la actora a la quiebra no haya influido en el resultado de la gestión
estatal; que fueron aprobadas las rendiciones de cuentas de los
administradores; que la actora consintió lo actuado pues no reclamó la
liquidación de la empresa -que fue solicitada por dos acreedores ni formuló
reserva por daños y perjuicios. Asi mis mo ponderó que es el juez de la
quiebra quien decide si la empresa debe liquidarse o continuar con su
actividad.

6º Que Cía. Swift de La Plata se agravia, en su memorial, de que no se haya


considerado debidamente que su demanda se fundó básicamente en la
disminución patrimonial sufrida por ella durante la gestión estatal en su
empresa, como consecuencia de la demora en que se incurrió para liquidar el
activo y cancelar el pasivo, y que su posición en el pleito consistió en atribuir
responsabilidad al Estado incluso en el caso de que se considerase que su
accionar hubiera sido lícito. Al respecto señala que el Estado dispuso
continuar la actividad de la empresa Swift, manteniéndola durante seis años,
para satisfacer intereses y fines propios: el interés público y la paz social,
conforme a lo que se desprende de la invocación que hizo de la ley 18.832 y
según resulta del decreto 5163/71. Añade que reiteradamente los
administradores estatales dejaron en claro que su actuación subordinaba el
interés concursal a los intereses públicos y de paz social que habían
determinado la intervención oficial.
Se agravia asimismo de que la sentencia no haya reconocido que el Estado
Nacional incurrió en culpa por prolongar irrazonablemente su actuación sin
liquidar la empresa. Por otra parte, aduce que la carga que la ley 18.832
impone al Estado de adelantar las sumas necesarias para continuar la actividad
de la empresa que es sometida a ése régimen fue cumplida con tardanza, lo
que afectó la actividad comercial de la empresa, el nivel de sus exportaciones,
y la hizo trabajar por debajo de su capacidad instalada normal. Entiende que
ello configuró una situación de culpa o negligencia estatal, al igual que el
hecho de haber subordinado el interés de la empresa al mantenimiento de la
plena ocupación del personal.

Afirma que se encuentra probada la existencia de los daños invocados y que


es objetivamente imputable al Estado todo lo que ocurrió en la empresa
mientras estuvo administrada por aquél. Niega que lo actuado en el juicio de
quiebra haya constituido consentimiento o renuncia de parte de la fallida que
le impidan reclamar los daños originados en la actuación del Estado.
Asimismo niega que pueda resultar eximente de la responsabilidad estatal la
situación de crisis por la que atravesaba la industria de la carne, porque si el
Estado, con pleno conocimiento de ella, decidió continuar con la actividad por
razones de interés público y paz social, tomó a su cargo el riesgo empresario,
agravado por aquella situación. Con respecto a la ley 18.832, señala que la
tacha de inconstitucionalidad formulada por su parte no se refiere
genéricamente a ella sino únicamente a una interpretación irrazonable de la
misma que exima al Estado de pagar los daños que cause al aplicarla (fs. 964
vta.).

7º Que a los efectos de apreciar adecuadamente las cuestiones planteadas,


procede señalar que mediante sentencia del 8 de noviembre de 1971, el juez
de primera instancia en lo comercial de la Capital Federal que entendía en la
convocatoria de acreedores solicitada por la Compañía Swift de La Plata S.A.
Frigorífica, denegó la homologación del concordato y declaró en quiebra a
dicha sociedad. Tal decisión fue confirmada por la cámara de apelaciones de
ese fuero el 6 de junio de 1972. Contra tal decisión la fallida dedujo recurso
extraordinario y, ante su denegación, ocurrió en queja ante esta Corte. La
presentación directa fue desestimada el 4 de septiembre de 1973 (Fallos:
286:257, consid. 3º) El mismo día que el juez de grado declaró en quiebra a la
sociedad aquí actora, el Poder Ejecutivo Nacional -mediante el decreto
5163/71- dispuso la continuación de la actividad industrial y comercial de la
empresa Frigorífico Swift de La Plata, Sociedad Anónima (art. 1º) y designó
al administrador y liquidador de dicha empresa, quien, a sus efectos, tendrá
todas las facultades y obligaciones que le otorgan las leyes 11.719 y 18.832 y
las que decida acordarle el señor juez de la quiebra (art. 2º).

Dicho decreto se fundó en la citada ley 18.832, la que estableció que se


procedería de la forma prevista en el primer párrafo del art. 195 de la ley
11.719 cuando el Poder Ejecutivo Nacio nal, por razones de interés público y
con el fin de asegurar la paz social, dispusiere la continuación del
funcionamiento de determinadas sociedades que fueren de claradas en
quiebra. Asimismo, para adoptar la medida a la que se hizo referencia, el
Poder Ejecutivo tuvo en cuenta -como surge de la motivación del decreto la
sentencia de quiebra anteriormente mencionada, así como la importancia de la
empresa Swift en el orden económico y social, cuya suspensión de
funcionamiento afectaría las exportaciones de carne y haría cesar las fuentes
de trabajo de esa industria. La administración estatal de la empresa Swift se
extendió hasta el mes de agosto de 1977 (confr. fs. 217/218 y 219/222),
cuando se hizo cargo de ella la sociedad que la adquirió -como empresa en
marcha por una licitación judicial que se inició como consecuencia de haber
hecho lugar la cámara de apelaciones del fuero comercial -el 20 de febrero de
1976- al pedido de liquidación de los bienes de la fallida formulado por uno
de los acreedores (confr. fs. 194/198 y 208/211).

8º Que, en lo concerniente a la posición asumida en esta causa por la


Compañía Swift -y a fin de precisar ciertos aspectos fácticos del pleito
procede señalar que su apoderado, en el escrito de fs. 536/544, manifestó que
el fundamento de la demanda no reside en que el Estado Nacional haya
administrado mal la empresa, sino en que al disponer la continuación de su
actividad deben correr a su exclusiva cuenta los resultados, debiendo
indemnizar a mi mandante de la diferencia que pudiera existir al cabo de su
actuación entre el valor económico líquidado representado por el capital de
trabajo al 9 de noviembre de 1971 y al 16 de agosto de 1977 (fs. 538). En el
mismo escrito -destinado a impugnar el peritaje que corre a fs. 518/524 vta.-
expresó: si el perito se hubiese tomado la molestia de leer la demanda, habría
advertido que en la misma no se alegó ... que la deficiente administración del
Estado o factores económicos adversos hubiesen provocado la pérdida
reclamada en la demanda sino que se afirmó que fue su sola intervención y su
negativa a liquidar el patrimonio de la fallida para pagar a sus acreedores, lo
que originó tal pérdida (fs. 538/538 vta.) Agregó a ello que admitir que el
perito incluya otros temas en su dictamen implicaría contrariar el objeto de
esta litis y los argumentos de las partes expuestos en la demanda y su
contestación (confr. fs. 539). Sostuvo también que a los efectos de la
indemnización demandada era irrelevante determinar si el resultado
desfavorable de la administración estatal era imputable o no a culpa o
negligencia de los funcionarios que habían actuado en su representación (conf.
fs. 539).

9º Que cabe señalar que el peritaje que mereció esas observaciones de la


actora -fs. 504/524- estableció, entre otras circunstancias, que se verificó un
rezago de los precios del sector frigorífico con respecto al nivel general de los
precios al por mayor en el período posterior a la quiebra (años 1971 a 1977).
Además -con cita de un informe de la Junta Nacional de Carnes se expresa en
el peritaje: Analiza dos los resultados a moneda constante de un grupo de
empresas, considerado representativo de la industria frigorífica especialmente
dedicada a la exportación, entre las cuales se encuentra la Compañía Swift de
La Plata S.A., se advierte un leve deterioro de la situación económica en 1970
con relación a 1969, en el que también era deficitaria, para iniciarse un
período de dos años donde se produce una disminución en el monto de los
quebrantos. En 1973 se observa un brusco incremento de las pérdidas,
alcanzando su máximo guarismo en el año 1974. Se expresa en el informe que
esta situación comienza a revertirse al año siguiente, y en 1976 por primera
vez durante el período bajo análisis, el conjunto de los resultados adquiere
signo positivo, cayendo nuevamente en 1977 donde alcanza un monto
negativo equivalente al presentado en 1973. También se señala allí que la
tendencia de las variaciones de las exportaciones efectuadas por Swift durante
el mismo período, han sido similares a la de toda la industria. Como
conclusión se afirma que durante el período analizado la industria frigorífica
estuvo en crisis la que se agudizó en los años 1973/1974 (confr. fs. 520/520
vta.). Por otra parte, con cita de publicaciones especializadas, se sostiene en el
peritaje que todas las empresas de la industria frigorífica están trabajando con
un costo mayor que el normal al tener que procesar una cantidad menor de
carnes, en sus establecimientos, con costos fijos adecuados a una producción
mayor (fs 521). Asimismo se hace referencia a la creciente importancia de los
numerosos frigoríficos medianos -a los que resultaba más fácil dotarlos de las
nuevas tecnologías y de los nuevos procesos de producción en desmedro de
las grandes fábricas exportadoras. Cabe añadir a ello que al ampliar su
informe el perito expresó que la situación deficitaria de la empresa (Swift) no
se originó en la supuesta subordinación de los propósitos de lucro y eficiencia
empresaria a la preservación de la fuente de trabajo sino a la ampliamente
fundamentada variación estructural de la industria frigorífica (fs. 562).

10) Que no obstante lo expresado por la Compañía Swift en el citado escrito


de fs. 536/544, lo cierto es que las conclusiones del informe al que se hizo
referencia -respecto de las cuales otro perito manifestó que no había razones
para no compartirlas (fs. 364 vta.)- son relevantes para desvirtuar uno de los
hechos en los que se apoya la pretensión de dicha parte. En efecto, según ese
peritaje debe descartarse que la preocupación de los administradores estatales
por mantener la fuente de trabajo del personal de Swift haya sido el motivo
determinante de los problemas económicos de la empresa mientras estuvo
administrada por el Estado: existió una situación de crisis en la industria de la
carne que afectó especialmente a los establecimientos de mayor magnitud, y
Swift no fue ajeno a dicha situación en ese lapso. En todo caso, la existencia
de costos fijos previstos para un mayor volumen de producción es una
consecuencia que puede atribuirse, en términos generales, a la crisis por la que
atravesó aquel sector industrial y que, por lo tanto, no puede erigirse en una
circunstancia que demuestre que el obrar del Estado haya sido negligente.
11) Por otra parte, se ha probado en la causa que los administradores estatales
de la empresa Swift rindieron cuentas trimestralmente al juez del concurso de
los resultados de la explotación -conforme a lo que establece el inc. c) del art.
2º de la ley 18.832- las que no motivaron objeciones y fueron aprobadas
judicialmente (confr. fs. 522 vta.).

12) Que la aducida tardanza en el aporte de fondos públicos para permitir un


funcionamiento más eficiente de la empresa no es idónea para tachar de
negligente o culposa a la actividad estatal. Ello es así porque en modo alguno
puede considerarse que tal circunstancia haya implicado una transgresión a lo
establecido en el inc. b) del art. 2º de la ley 18.832. Debe observarse que esa
norma dispone que el Estado Nacional adelantará las sumas que sean
necesarias para la continuación de la actividad de la empresa. En el caso de
autos, la empresa Swift no dejó de funcionar mientras fue administrada por el
Estado -la sociedad que la adquirió en el año 1977 la recibió en marcha y sus
resultados, así como la evolución de sus exportaciones de carne, fueron
similares a los del conjunto de la industria frigorífica (confr. fs. 520/520 vta.).
Asimismo se ha probado que el Estado Nacional aportó fondos cuantiosos a la
empresa (confr. fs. 505/ 508). En tales condiciones no es dable concluir que se
haya dejado de cumplir con la disposición legal antes citada, por el hecho de
que los recursos hayan sido recibidos por la empresa después de las fechas
previstas. A ello cabe añadir que tampoco sería razonable -en las condiciones
indicadas atribuir culpa al Estado porque aquellos recursos no hayan sido
suficientes para superar la situación de impotencia financiera (fs. 562 vta.),
toda vez que aquél tomó la administración de una empresa que se hallaba en
cesación de pagos.

13) Que, por otra parte, debe advertirse que la ley 18.832 no establece que la
administración estatal de las empresas en quiebra que ella autoriza debe
limitarse a un plazo determinado. Tampoco se considera que haya resultado
irrazonablemente extenso el período por el cual se mantuvo esa
administración en el caso de autos, máxime si se considera que en ese lapso
no medió ninguna solicitud de la actora por la cual haya exigido la liquidación
de los bienes. Como se señaló en el consid. 7º, la licitación judicial y posterior
venta de la empresa se realizó como consecuencia de que la cámara del fuero
comercial hizo lugar al pedido formulado por un acreedor. Además, la
señalada omisión en que incurrió la actora hace que su conducta no satisfaga
el mínimo de diligencia que es dable exigir para que los agravios vinculados
con ese aspecto de la conducta del Estado puedan prosperar (confr. Fallos:
304:651).

14) Que la Compañía Swift no ha cuestionado en esta instancia la validez


constitucional de la ley 18.832, en cuanto ésta autoriza al Poder Ejecutivo a
disponer la continuación de determinadas empresas declaradas en quiebra y a
designar su administrador. El único planteo que esa sociedad formula al
respecto se vincula con la pretensión de que no sea eximido el Estado de pagar
los daños que cause al aplicarla, pero no implica un cuestionamiento de la
licitud de los actos que hayan sido realizados con fundamento en sus
disposiciones.

15) Que, con respecto a la pretensión fundada en la responsabilidad que


asigna al Estado Nacional por sus actos lícitos los agravios deben correr la
misma suerte pues resultan de aplicación las consideraciones expuestas por el
Tribunal en la causa C.894.XX. Cachau, Oscar José c. Buenos Aires,
Provincia de s/daños y perjuicios, pronunciamiento del 16 de junio de 1993,
disidencia del juez Fayt, a las que corresponde remitir en lo pertinente para
evitar repeticiones innecesarias.

16) Que la demanda promovida por el apoderado de Deltec Ar gentina


Sociedad Anónima -acumulada en esta causa tiene por objeto que se condene
al Estado Nacional a pagar la indemnización pertinente por los daños y
perjuicios ocasionados en el patrimonio de mi representada con motivo y
como consecuencia directa de la actitud asumida por el Estado Nacional en la
quiebra de la Compañía Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorífica.

El fundamento central de la pretensión de Deltec radica en la arbitrariedad que


le imputa a la demandada por no haber liquidado inmediatamente los bienes
de la Compañía Swift. Sostiene que si el Estado hubiese procedido de esa
forma, con el producto se habría podido cancelar la totalidad del pasivo -
quedando un apreciable remanente de dinero para la fallida y no se habría
producido la injustificada quiebra de Deltec, ni la posterior venta de los bienes
de ésta.

17) Que la mencionada firma, al expresar sus agravios contra la sentencia del
a quo, manifiesta que en virtud de la naturaleza jurídica de la acción iniciada
por su parte, nada tenía que probar respecto de la licitud o ilicitud del obrar
del Estado, ni tampoco tenía la obligación de probar su ineficiencia o
ilegitimidad. Asimis mo expresó que nunca hemos imputado negligencia en la
administración de los bienes incautados (fs. 930 vta).

18) Que, según se deduce de lo precedentemente relatado, la pretensión del


Deltec se funda, en lo esencial, en atribuir responsabilidad al Estado Nacional
por hechos análogos a los que sustentan la demanda que ha formulado la
Compañía Swift de La Plata S.A. Ello sin perjuicio de los distintos rubros
indemnizatorios perseguidos por una y otra sociedad, en función de los daños
aducidos por cada una de ellas.

19) Que es conveniente señalar respecto de la situación de Deltec que esta


Corte, mediante el pronunciamiento del 4 de septiembre de 1973 publicado en
Fallos: 286:257, dispuso que el desapoderamiento de los bienes de la Cía.
Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorí fica debía comprender los bienes
de las Compañías y Sociedades integrantes del llamado grupo Deltec y en
especial, los de Deltec International Limited y Deltec Argentina S.A.F. y M..
También se estableció allí que la ejecución colectiva debe hacerse efectiva
sobre los aludidos bienes sin excusión previa de los de la Cía. Swift de La
Plata S.A. Frigorífica. Asimismo mediante dicho fallo el Tribunal revocó la
sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital
en cuanto no hizo extensivo a Deltec International Limited y a Deltec
Argentina S.A.F. y M. la responsabilidad por la quiebra decretada a Cía. Swift
de La Plata S.A.F..

Sobre la base de dicho pronunciamiento el juez de primera instancia del fuero


comercial, el 6 de septiembre de 1973, resolvió declarar en estado de quiebra
a Deltec Argentina S.A.F. y M., decisión que fue confirmada por la cámara y,
posteriormente, el 14 de febrero de 1980, por esta Corte (Fallos: 320:83). En
esta resolución el Tribunal, al examinar agravios de la mencionada firma
vinculados con la inteligencia de la anterior sentencia de Fallos: 286:257,
expresó que en ésta Deltec International Limited y Deltec Argentina S.A.F. y
M. -mencionadas en el ordinal I del cons. 4º, punto a aparecían colocadas en
el mismo pie de igualdad con la empresa declarada en quiebra con antelación.
Sostuvo asimismo la Corte en esa oportunidad que el anterior
pronunciamiento decidió que los bienes de Deltec International Limited y de
Deltec Argentina S.A.F. y M. quedaron comprendidos en el desapoderamiento
de los bienes de la quebrada Cía. Swift de La Plata, y que la ejecución
colectiva debía hacerse efectiva sobre todos los aludidos bienes (los de los
integrantes del grupo Deltec individualizados o a individualizar) sin excusión
previa de los de la Cía. Swift nombrada (confr. consid. 12).

20) Que, en tales condiciones, las razones expuestas para desechar la


existencia de responsabilidad del Estado respecto de la Compañía Swift de La
Plata dan adecuada respuesta también a los agravios formulados por Deltec
Argentina Sociedad Anónima.

21) Que, por último, procede señalar que el cuestionamiento de la validez de


la ley 18.832 que Deltec ensaya en su memorial de agravios ante esta Corte
(fs. 921/922), resulta manifiestamente inadmisible puesto que al contestar la
expresión de agravios de su contraria respecto de la sentencia del juez de
grado -que había rechazado la tacha de inconstitucionalidad de aquella ley-
dicha parte reconoció expresamente la seriedad y solidez de los fundamentos
del Sr. juez en favor de la validez constitucional de ese estatuto y afirmó que
hemos aceptado la decisión judicial sobre la cuestión (confr. fs. 754).

22) Que en lo referente a los recursos deducidos por los peritos Alcíbar,
Verrier y Amigo, cabe señalar que el a quo, a efectos de regular sus
honorarios, consideró que el perito de oficio puede perseguir el cobro de sus
honorarios de cualquiera de las partes sin mengua del derecho de quien los
abone para obtener el reintegro del obligado al pago. Ponderó asimismo que
las demandantes han sido declaradas en quiebra con lo cual el derecho de
reintegro que asiste a la demandada en la hipótesis de que tenga que solventar
los emolumentos de los peritos aparece como de improbable realización
(confr. fs. 822/822 vta.). Con sustento en tales consideraciones, y a fin de
evitar una situación que consideró de manifiesta iniquidad, reguló los
honorarios sobre dos bases distintas: una la aplicó para el supuesto de que los
emolumentos sean cobrados a las actoras -en cuyo caso tomó en cuenta los
montos demandados por ellas y la otra para el caso de que fuesen cobrados a
la demandada, pues entendió que con relación a ésta el juicio era de monto
indeterminado. De tal manera, fijó la retribución de César Verrier en las
cantidades de A ... para el primer supuesto y A ... para el segundo; la de Juan
Carlos Amigo en las sumas de A ... y A ..., y la de Jorge Alcíbar en A ... y
A...; en todos los casos a los fines ya expresados.

23) Que la distinción efectuada por el tribunal a quo para regular los
honorarios de los nombrados peritos descalifica ese aspecto del
pronunciamiento apelado como acto judicial válido -con arreglo a conocida
jurisprudencia de esta Corte pues el criterio que la Cámara empleó a tal efecto
no constituye una derivación razonada del derecho vigente con aplicación a
las circunstancias de la causa.

24) Que debe advertirse que la consecuencia de tal conclusión no puede sino
dejar sin efecto, en su totalidad, la regulación de los honorarios de los peritos
efectuada por el a quo. En efecto, al fundarse el argumento central de los
agravios expuestos ante esta Corte por los peritos Verrier, Alcíbar y Amigo en
la descalificación de la distinción a la que antes se hizo referencia, su
admisión implica la nulidad de las regulaciones que el a quo efectuó sobre
dicha base. Ello es así pues -además de lo señalado precedentemente los
términos del fallo apelado impiden establecer cuáles han sido para la cámara
los honorarios que verdaderamente corresponden a las tareas cumplidas por
los mencionados profesionales, razón por la cual deberá expedirse
nuevamente sobre el punto, sin que el presente pronunciamiento importe un
juicio acerca de los parámetros aplicables al respecto.

Por ello, se confirma el pronunciamiento apelado en cuanto rechazó las


demandas interpuestas por las actoras, con costas, y se lo deja sin efecto en lo
atinente a la regulación de los honorarios de los peritos Cerrier, Alcíbar y
Amigo, con el alcance indicado en el consid. 24. Respecto de este punto el
tribunal a quo, por quien corresponda, deberá dictar una nueva resolución.
Notifíquese y devuélvase. - Carlos S. Fayt.-

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