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CAPITULO 1
Introducción
al Derecho
Tributario
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1.1 Antecedentes del Derecho Tributario
Una revisión por la historia del hombre nos permite observar
cómo la imposición de tributos, concepto fundamental del
Derecho Tributario, ha estado presente siempre en la vida
cotidiana del ser humano. Nos remontamos a esos tributos en los
que no era necesaria una legislación, aquellos que se imponían
porque sí; porque existía alguien que deseaba rendirlos, quizá
a manera de agradecimiento, y porque había alguien a quien le
resultaba grato recibirlos.
Los gastos corrientes del Estado, eran cubiertos con los productos
del patrimonio real y solo en ocasiones extraordinarias se acudía
a las contribuciones.
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limpieza y embellecimiento de calles. Razones por la cual se hizo necesario acudir a los impuestos
indirectos, esto es, a los que gravan los gastos y consumos familiares. La relación entre ingresos
y gastos públicos aparecía por primera vez en la historia de la Humanidad.
En la Edad de Oro de Atenas, Pericles determinó que fondos del Tesoro de Delos no solo se
emplearan para fines militares, sino también para la construcción de edificios públicos.
El sentido comunitario de los atenienses hizo que el Tesoro Público fuese una especie de bolsa
común para distribuir bienes entre el pueblo. Vale mencionar que estos repartos y los partenones
que surgieron en todas las acrópolis de Grecia redujeron las arcas de los fondos públicos, haciendo
de Grecia susceptible a no poder solventar los gastos de una guerra o para casos de necesidad.
Por tanto, no hubo más remedio que establecer impuestos directos, los que gravan la renta o
el patrimonio de los ciudadanos. La democracia ateniense no concebía los impuestos directos
como los únicos equitativos, y así en épocas de paz recaudaba impuestos indirectos, como los
que recaían sobre el mercado y el consumo.
Ningún ciudadano debía pasar hambre o miseria y el Estado pagaba médicos y profesores. Se
asignó un sueldo a los que ejercían funciones públicas.
Hasta aquí la Hacienda Pública de Roma era eminentemente patrimonial, pues las rentas de sus
bienes constituían la principal fuente de sus ingresos. Ideal en pocas ocasiones alcanzado a lo
largo de la Historia, porque el patrimonio público, el patrimonio de todos, no tiene la importancia
que sería necesaria para atender las necesidades colectivas con sus productos. Por ello, siempre
ha habido que acudir a los tributos. No menos sustanciosos para las arcas del Estado eran los
botines arrebatados a los vencidos y los tributos que éstos debían pagar a Roma.
Durante la etapa republicana, el ciudadano romano no pagaba impuestos directos. Sin embargo,
en tiempos de guerra, debían hacer préstamos forzosos, que luego serían reembolsados con
las ganancias de las propias guerras. Continuando con el gobierno republicano, dos cónsules,
Derecho Tributario. Módulo I
ejercían el poder civil y militar. Junto a ellos, los pretores administraban justicia y los cuestores
organizaban la Hacienda. Se clasificaba a los contribuyentes según la importancia de sus
patrimonios, ganados, industrias, pero en la mayoría de los casos se imponían las cargas en
cantidades iguales por cabeza (capitación).
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A lo largo del tiempo, Roma estableció muchos tributos. Sobre las ciudades pesó un impuesto
territorial que se repartía en proporción al valor de los bienes inmuebles. Ciertas provincias
recaudaban los diezmos o décimas partes de los frutos de la tierra y enviaban su importe a la
capital del Imperio.
En las vías romanas se cobraban portazgos (derechos para entrar en las ciudades) y los pontazgos
(derechos para pasar por los puentes). Se exigió un gravamen sobre las herencias entre parientes
lejanos. Se cobraron tasas sobre el precio de venta de los esclavos y por darles la libertad.
Impuestos sobre las ropas de las elegantes romanas y sobre objetos muebles.
Tras la desaparición de la autoridad y unidad de Roma (Edad Media), muchos hombres libres
confiaron sus pequeñas propiedades y ellos mismos se entregaban a un gran señor latifundista
a cambio de protección. Junto a esta costumbre se difundió la de los soberanos, que concedían
a sus súbditos y funcionarios grandes porciones de terreno para compensarles por los servicios
civiles o militares prestados. Hacia el siglo VIII, ambos fenómenos se fundieron en una forma
única de contrato o relación personal: El vasallaje. Los vasallos, a cambio de la protección del
señor, debían prestar a éste numerosos servicios, como combatir a su lado durante las guerras,
además de pagarle cuantiosas rentas. Si en el Imperio Romano habían aumentado los tributos en
dinero, estas rentas medievales se pagaban generalmente en especie. Cabe advertir que estas
llamadas “rentas” tenían mucho de “tributos”, porque se imponían por los señores feudales.
Los derechos y prerrogativas de los señores feudales, incluido el rey, alcanzaban a las exacciones
o gravámenes que se percibían por las explotaciones de minas, molinos, hornos, fraguas, bosques,
pastos, ríos navegables, por la caza y la pesca. Constituían verdaderos monopolios señoriales,
cuyos ingresos han de considerarse patrimoniales.
Hay que recordar que en este período de tiempo, el señor o soberano, ejercía su dominio sobre
las tierras y las personas. Dedicarse al comercio o a la industria y ejercer un oficio eran tareas
que pertenecían al señor feudal, por lo que era necesario su permiso o su licencia para poder
realizar tales actividades. Este permiso o licencia llevaba consigo el pago de una cantidad. Se
trata de las regalías, que se amparan en las prerrogativas de la Corona respecto de sus súbditos.
Los siervos estaban obligados a realizar tareas de mantenimiento de caminos, reparación del
castillo feudal, cultivo de las tierras del señor, tributos de peaje, rentas de todo tipo. Además, los
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colonos llevaban al castillo del señor sacos de grano, toneles de vino, tinajas de aceite, gallinas,
cerdos, ovejas. De no hacerlo en su debido tiempo, las huestes del señor se encargaban de
requisarles sus productos a la fuerza.
Cabe decir que cuando esta clase de ingresos, y los obtenidos mediante la venta de bienes
patrimoniales dejaron de ser suficientes para atender los gastos públicos y privados del rey, fue
necesario acudir a los subsidios o auxilios de los súbditos. Como podemos apreciar se reanudó
la historia del impuesto.
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Pero llegó un tiempo, en que el pueblo, harto de las exigencias de los reyes, se alzaron en
protesta. Esto hizo que en ocasiones los reyes cedieran y aceptasen consultar a sus súbditos
a la hora de imponer tributos y de decidir la aplicación de los mismos. Es así como se empezó
al pago de tributos destinados a atender determinados gastos públicos. El contribuyente se
va a convertir en el principal protagonista de la resistencia frente al rey. Ejemplos típicos de
estas limitaciones del poder real se dieron en las Cortes reunidas en León (año 1188) y en la
Carta Magna de Inglaterra (año 1215), que proclamó el principio de que el impuesto ha de ser
consentido por quien tiene que pagarlo.
En dicho contexto en España, la política imperial exigió enormes dispendios y subsidios. Las
Cortes de Castilla y León, compuestas de procuradores elegidos por las ciudades, mostraron
resistencia a admitir nuevas exacciones. Las quince principales ciudades castellanas se alzan en
rebelión en la Junta de Ávila. Una de sus quejas: “Las imposiciones y cargas intolerables que
han padecido estos reinos”.
El ejército real sofocaría el movimiento comunero. Pero la lucha de los monarcas con las Cortes
no siempre favoreció a los primeros, quienes tuvieron que plegarse a las condiciones acordadas
por las Cortes si querían obtener las sumas que necesitaban.
En acuerdos de este tipo entre los gobernantes y las Cortes está el origen remoto del Presupuesto
público, documento que aprobado por el Parlamento, autorizando al Gobierno a recaudar
determinados ingresos y a realizar determinados gastos a lo largo del año. La historia de la
soberanía popular tiene mucho que agradecer a la historia del Presupuesto. Este control del
Parlamento, hizo correr menos peligro a la Hacienda Pública de caer nuevamente en malos
manejos por parte de reyes y gobernantes, y se introduce un cierto orden en la obtención de
ingresos y en la realización de gastos.
Cuando el rey se acostumbró a ver limitado su poder, por los acuerdos de las Cortes en materia
de impuestos, puede decirse que el mundo fue testigo del nacimiento del poder legislativo, un
poder independiente del propio monarca, que se confía a la representación popular.
Monarquías Absolutas, tales como España (Reyes Católicos), Francia (Luis XI) e Inglaterra
(Enrique VII), se esforzaron por construir Estados fuertes, para ello gobernaron con mano firme,
en nombre, eso sí, del bien común. Esto los llevó a tratar de lograr una Hacienda Pública que
contase con más medios, con una mejor organización y con un principio de autocontrol.
Los enfrentamientos entre naciones por apetencias territoriales y conflictos de índole económica
y dinástica, demandó de más recursos financieros para mantener sus ejércitos, que la Hacienda
Pública obtenía a través de los tributos, no siempre equitativos.
Derecho Tributario. Módulo I
Se implanta el impuesto del “papel sellado”, que gravaba todos los documentos oficiales. De él será
heredero el Impuesto de Timbre del Estado, que durante tantos años proporcionó considerables
ingresos al Tesoro Público, y aún hoy día perduran figuras tributarias muy semejantes.
Se prohíbe la fabricación y/o la venta de la sal, el plomo, el tabaco, etc., por los particulares,
y se constituyen los correspondientes monopolios fiscales con las consiguientes rentas para la
Hacienda Pública. Entre estas rentas llamadas “estancadas”, está la de la lotería.
Otros gravámenes se creaban atendiendo propuestas de los llamados “arbitristas”: Personas que
inventaban soluciones disparatadas para arreglar la situación de la Hacienda Pública.
También surgieron tributos que venían a sustituir -en dinero- las antiguas obligaciones -en
especie- de los nobles o señores feudales, como la de preparar, mantener y avituallar tropa
armada. Pero la mayoría de las exacciones eran de carácter indirecto, pues recaían sobre el
consumo de las personas que entonces era de artículos de primera necesidad.
Yendo más adelante en la historia, las Constituciones Políticas actuales mantienen el régimen
parlamentario y proclaman que todo, incluida la Hacienda Pública, sea para el pueblo y con el
pueblo. Por eso, junto al principio de la soberanía popular, proclaman el derecho de todos a
participar en las funciones de gobierno por medio de unos representantes democráticamente
elegidos.
Los tributos corresponden a prestaciones comúnmente en dinero, que el Estado exige en ejercicio
Derecho Tributario. Módulo I
de su poder sobre la base de la capacidad contributiva, en virtud de una ley y que busca cubrir
los gastos que le demanda el cumplimiento de sus fines.
Es definido además como el vínculo jurídico ex lege que liga al hombre con su sociedad y con
el Estado, convirtiéndolo en una obligación principal de naturaleza pecunaria (susceptible de
generar una deuda), comprometiéndolo en la atención de sus fines económicos y/o políticos-
sociales a equilibrar la economía del Estado y brindarle los recursos necesarios, permitiéndole
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el cumplimiento de sus fines y una mejor redistribución de la riqueza, que por estas razones
puede y debe ser exigido coactivamente.
Finalmente, la acepción más aceptada es la señalada por Geraldo Ataliba quien define al tributo
como “La obligación jurídicamente pecuniaria, ex lege, que no constituye sanción de acto ilícito,
cuyo sujeto activo es, en principio, una persona pública y cuyo sujeto pasivo es alguien puesto en
esa situación por voluntad de la ley; constituyendo sus elementos esenciales: a) su creación por
ley; b) la obligación pecuniaria basada en el ius imperium del Estado; y c) su carácter coactivo,
pero distinto a la sanción por acto ilícito”.
El Código Tributario se ocupa de regir las relaciones jurídicas originadas por los tributos, sin
embargo no establece un concepto de tributo, la Norma II del Titulo preliminar del Código Tributario
Peruano se remitió a definir los tres tipos de tributos que existen, bajo este contexto la legislación
peruana recoge la clasificación tripartita clásica de los tributos, por lo que el término comprende:
El impuesto se considera el tributo más relevante, no solo por razones científicas, también
por cuestiones fiscales, por el volumen de captación de recursos que significa para el Estado;
no obstante, pese a que algunos autores utilizan como sinónimos “tributo” e “impuesto” no
debemos confundirlos dado que en ellos existe una relación de género a especie.
El autor nacional Luciano Castillo nos dice: “El Impuesto es la parte es una prestación determinada
por ley, en moneda o en especie, convertida en dinero, que obtiene el Estado de las personas
naturales o jurídicas, con carácter coactivo, a título definitivo, sin contrapartida y para la cobertura
de los egresos estatales, que se efectúa para atender los servicios públicos y las modernas
funciones de inversión del estado en la economía general”.
(iii) El hecho imponible no guarda relación alguna con la actividad empresarial del Estado
respecto de los sujetos obligados a su pago.
Derecho Tributario. Módulo I
• Contribución: Es el tributo cuya obligación tiene como hecho generador beneficios derivados
de la realización de obras públicas o de actividades estatales.
En la doctrina Ramón Valdez Costa define a la contribución como “una especie tributaria
independiente del impuesto y de la tasa resulta —de acuerdo con el criterio oportunamente
propuesto en el modelo C. T. A. L. y aceptado por varios de los Códigos que lo siguieron —entre
ellos el uruguayo— de las características del presupuesto de hecho y del destino establecidos
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en la ley de creación. Aquel está constituido por la actividad del Estado realizada con fines
generales, que simultáneamente proporciona una ventaja particular al contribuyente; el
destino es necesaria y exclusivamente el financiamiento de esa actividad”.
Tenemos a Hector Villegas, quien señala que “Las contribuciones especiales son los tributos
debidos en razón de beneficios individuales o de grupos sociales derivados de la realización
de obras o gastos públicos o de especiales actividades del Estado”, agrega citando a Giulianni
Fonrouge “este tipo de tributo se caracteriza por la existencia de un beneficio que puede
derivar no solo de la realización de una obra pública, sino también de actividades o servicios
estatales especiales, destinado a beneficiar a una persona determinada o a grupos sociales
determinados. Cuando se realiza una obra pública (por ejemplo, una pavimentación) se
produce —o así lo supone el legislador— una valorización de ciertos bienes inmuebles o un
beneficio personal de otra índole”.
• Tasa: Es el tributo cuya obligación tiene como hecho generador la prestación efectiva por el
Estado de un servicio público individualizado en el contribuyente. No es tasa el pago que se
recibe por un servicio de origen contractual.
La doctrina mayoritaria define a las tasas como: “La tasa es un tributo cuyo hecho generador
está integrado con una actividad del Estado divisible e inherente a su soberanía, hallándose
esa actividad relacionada directamente con el contribuyente”.
Hector Villegas identificó 6 características en las tasas, así señala las siguientes:
1. Tiene carácter de tributo: Lo cual significa, según la caracterización general que dimos
del tributo, que la tasa es una prestación que el Estado exige en ejercicio de su poder
de imperio. La circunstancia de tratarse de una prestación exigida coactivamente por el
Derecho Tributario. Módulo I
2. Solo puede ser creada por ley. Como todo tributo que respeta el Principio de Legalidad.
3. Su hecho generador se integra con una actividad que el Estado cumple y que está vinculada
con el obligado al pago. La actuación estatal vinculante es quizá el elemento caracterizador
más importante para saber si al enfrentarnos con determinado tributo estamos realmente
ante una tasa.
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4. Se afirma que dentro de los elementos caracterizantes de las tasas se halla la circunstancia
de que el producto de la recaudación sea exclusivamente destinado al servicio respectivo.
6. El servicio a brindar debe ser inherente a la soberanía estatal. El Estado tiene la obligación
jurídica de prestar algunos servicios, porque es imprescindible que lo haga y porque así
surge de las normas constitucionales y legales pertinentes. Ese carácter de actividades que
no puede dejarse de prestar, lleva por lógica consecuencia, al principio de la presunción
de su gratuidad. Porque si el Estado debe prestar esos servicios tan trascendentales que
afectan su propia subsistencia, no puede subordinar su prestación a que sean retribuidos o
no. Pero sí puede establecer gravámenes en ocasión del cumplimiento de tales actividades
y hacerlos pagar a las personas concretas con respecto a las cuales la actividad de algún
modo se singulariza. Quiere decir que el Principio de Gratuidad se modifica al cobrarse
“tasas”, pero solo porque una ley así lo decide. Por esta razón, es posible admitir que la
tasa sea realmente un tributo. Ello es porque la circunstancia de que se obligue a pagar
sumas de dinero a las personas con respecto a las cuales la actividad se particulariza,
no emana de la presunción de onerosidad del servicio, sino de la innegable facultad
del Estado de imponer gravámenes, es decir, de invadir coactivamente los patrimonios
particulares.
El Tribunal Fiscal en lo que respecta a las tasas ha señalado acertadamente: “El origen de
la “tasa” no puede ser contractual, de ahí que cuando el Estado entabla un negocio jurídico
en virtud del cual el particular está obligado a entregarle una suma de dinero, no existe
una tasa”. Asimismo ha señalado que “se configuran como tasas, los pagos exigidos a
particulares en virtud de un servicio o actividad administrativa que sea por su naturaleza
inherente al Estado, y que se manifieste por ser un servicio necesario para la vida en
comunidad y cuya realización dependa únicamente del Estado. Así, tienen la calidad de
tasas, los pagos exigidos a los particulares relacionados con determinados registros (por
ejemplo, propiedad industrial) y con la actividad administrativa de autorización, permiso,
Derecho Tributario. Módulo I
La tasa que en algunos casos toma el nombre de DERECHOS, pese a la poca significación
económica que tiene en relación al impuesto, es también una de las categorías principales
en las que el tributo es clasificado, por ello, es imprescindible individualizarla, aunque
su variada configuración conceptual, ha provocado una serie de discrepancias originadas
fundamentalmente por la confusión entre Derecho Tributario y Ciencia de las Finanzas, que
durante mucho tiempo desarrollaron concepciones de “tasa” propia de las ciencias de las
finanzas, a las cuales se pretendió dar visos jurídicos.
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Las tasas a su vez comprenden:
- Derechos: Son tasas que se pagan por la prestación de un servicio administrativo público
o el uso o aprovechamiento de bienes públicos.
- Licencias: Son tasas que gravan la obtención de autoridades especificas para la realización
de actividades de provecho particular sujetas a control o fiscalización.
2. La tasa como especie del género tributo se encuentra sometida al principio de legalidad,
debiendo contener la ley de su creación una descripción clara y precisa de la actividad que
genera la obligación de pago, con indicación del sujeto pasivo y los elementos cuantificantes
del tributo.
3. La percepción de una ventaja o beneficio por parte del contribuyente no constituye un elemento
esencial caracterizante de la tasa.
Por el contrario, la consideración de la ventaja o beneficio que reporta la prestación del Estado
es un elemento esencial del precio, dada su naturaleza contraprestativa.
4. La demanda o solicitud del contribuyente para que la actividad estatal se ponga en funcionamiento
a su respecto, tampoco constituye un elemento esencial caracterizante de la tasa. Por el
contrario, en el caso del precio siempre se requiere que el obligado a su pago demande o
solicite el funcionamiento del servicio estatal para que se concrete una prestación específica a
su respecto.
soberanía e inherentes a la existencia misma del Estado, hacen que su retribución tenga
naturaleza tributaria.
6. Para que se configure una tasa es indispensable que el servicio sea prestado por el Estado
en su condición de tal; en cualquier otro caso se configura el precio.
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8. Es de esencia de la tasa que no exceda de una “razonable equivalencia” entre su producto y el
costo global del servicio estatal vinculado. La carga de la prueba de la “razonable equivalencia”
debe corresponder, en caso de conflicto, a la Administración.
El Tributo y su Clasificación
T Impuestos
R
I
Contribuciones
B Arbitrios
U
T Tasas Derechos
O
S
Licencias
Por otro lado, el rendimiento de los tributos distintos a los impuestos no debe tener un destino
ajeno al de cubrir el costo de las obras o servicios que constituyen los supuestos de la obligación.
• Sujeto Activo: El que cobra, en este caso el Estado sujeto a la ley, también denominado
acreedor tributario, es aquél en favor del cual debe realizare la prestación tributaria. El Gobierno
Central, los Gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales, son acreedores de la obligación
tributaria, así como las entidades de derecho público con personería jurídica propia, cuando
la ley les asigne esa calidad expresamente. (Artículo 4º del Código Tributario).
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Dino Jarach en relación al aspecto subjetivo (sujeto activo) de la relación jurídico tributaria
señala que “el estudio del sujeto activo consiste principalmente en el análisis de la naturaleza
de la soberanía fiscal en virtud de la cual él es titular de la pretensión tributaria: En gran
parte el estudio del sujeto activo es extraño al derecho tributario material y pertenece más
bien al derecho constitucional. Sin embargo, como a través de la ley tributaria positiva la
pretensión del tributo puede ser atribuida a un sujeto diferente del que posee la soberanía,
el sujeto activo del cual hay que ocuparse en el derecho tributario material es aquel al cual
corresponde efectivamente el crédito del tributo, no el sujeto que dicta la ley tributaria, ni
el sujeto o los sujetos a los cuales deberá ser atribuido el producto de la recaudación de los
tributos” .
• Sujeto Pasivo: El que paga por vía de contribución por vía de retención.
• Hecho Generador/ Hecho Imponible: Acto o hecho que hace que surja el pago. Se define
también como situación jurídica vinculante del sujeto pasivo con el activo del crédito fiscal, por
lo cual normalmente, comporta el “Hecho Imponible” como índice de capacidad contributiva.
- Acaecimiento - día y
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En nuestra legislación tributaria, la alícuota es el valor numérico porcentual o referencial que
se aplica la base imponible para determinar el monto del Tributo. Esta alícuota puede afectar
la materia imponible donde diversas formas, precisaremos las dos formas más frecuentes:
1. Sistema de Tipo Fijo: Es aquel en el cual se establece una suma fija por contribuyentes.
En realidad es antitécnica y hasta puede ser considera injusta, dado que no toma en
cuenta ninguna materia o base imponible, ya que no le otorga relevancia a la capacidad
contributiva del sujeto. Por ejemplo, el Nuevo Régimen Único Simplificado.
- Fijo Uniforme.
- Fijo Graduado.
El tipo de gravamen queda fijado en una alícuota que permanece inmutable, cualquiera
que sea en concreto la extensión del presupuesto, por lo que el importe de la deuda
varia en relación a la magnitud de la base imponible. Por ejemplo, el IGV, la alcabala,
el impuesto predial.
La Alcabala
“El impuesto de Alcabala grava las transferencias de inmuebles urbanos o rústicos a título
oneroso o gratuito, cualquiera que sea su forma o modalidad, inclusive las ventas con reservas
de dominio”.
El sujeto pasivo de este impuesto es exclusivamente el comprador, quien debe abonar una tasa
del 3% y se aplica sobre el valor de la transferencia del bien inmueble, valor que no puede ser
menor al que se consigna en el autovaluo del correspondiente ejercicio.
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Se encuentran inafectos al pago del Impuesto de Alcabala, la adquisición de propiedad inmobiliaria
que efectúen las siguientes entidades:
c. Entidades Religiosas.
La alcabala es un recurso municipal, por tanto, la recepción y administración del mismo, recae
en el Consejo Distrital donde se ubica el bien enajenado.
Los Arbitrios
Los arbitrios son recursos propios de las municipales, esto ha quedado establecido en el Art.
192 de la Constitución, el cual otorga facultades a los Gobiernos Locales de crear, modificar o
suprimir arbitrios conforme a Ley.
Entre lo más importante por su cuantía podemos señalar el establecimiento por Alumbrado y
Limpieza Pública, relleno sanitario, etc.
El Peaje
El hecho imponible en el peaje, se realiza cuando se circula con un vehículo por una vía
comunicativa especial que la ley así lo determina con prescindencia de todo, otro aspecto relativo
Derecho Tributario. Módulo I
al contribuyente.
No obstante, cuando el peaje es administrado por un ente privado (concesionario) éste deja de
ser un tributo y constituye un precio, así lo interpretó el Tribunal Fiscal en la RTF N° 5201-5-2004
donde señala: “El monto por concepto del peaje que corresponde a los concesionarios de obras
públicas, no constituye un tributo sino la retribución por un servicio que presta el concesionario
al usuario mismo, el cual se encuentra comprendido dentro del ámbito de aplicación del Impuesto
General a las Ventas e Impuesto de Promoción Municipal”.
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1.3 Opción Fiscal, Elusión y Evasión
La Elusión Tributaria tiene como su contrapartida a la evasión fiscal. La misma se caracterizada
por la conducta del contribuyente para, por medios ilícitos, así calificados en la legislación
tributaria, primero; evitar la ocurrencia del hecho jurídico tributario; segundo, reducir el monto
debido a título de tributo y tercero; postergar su incidencia.
La Evasión Tributaria engloba tanto al ilícito tributario (Infracción Tributaria) como al ilícito
tributario penal (Delito Tributario).
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