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y la adoración
“Hábitos verticales” es un proyecto que explora cómo el uso de un lenguaje
relacional saludable puede transformar nuestros cultos y nuestras vidas.
By:
John D. Witvliet
(Traducción del bosquejo del taller titulado “Vertical Habits: Missional Churches at
Worship,” presentado durante el Simposio de Adoración 2006)
Según George Barna: “La mayoría de la gente de la iglesia que discute sobre sus
preferencias musicales lo hace porque no entiende la relación entre la música, la
comunicación, Dios, y la adoración. Los líderes de la iglesia alimentan el problema
cuando se enfocan en cómo complacer a la gente con la música o en cómo
ofrecer suficientes estilos que satisfagan los diversos gustos musicales, en lugar
de abordar cuestiones subyacentes, tales como la falta de interés, comprensión, y
dedicación a la adoración fervorosa a un Dios que es santo y digno de ser
adorado.” Barna también dijo que, aunque la música constituye una parte
importante en el proceso de adoración, muchas veces se le da una importancia
que excede su justo lugar en el culto. “La música es sólo una herramienta que
facilita que las personas se expresen ante Dios; sin embargo, muchas veces
pasamos más tiempo discutiendo sobre esta herramienta que sobre su propósito y
resultado.”
4. El desafío que se nos presenta cada domingo es que cada uno de nosotros
llega al culto con algo diferente para decir. Algunos vienen listos para decir
a Dios “¡gracias!”. Otros quieren gritar, “¿por qué?”. Otros quieren decir
“perdón,” ?algo que, por cierto, todos necesitamos decir. En otras palabras,
algunos vienen listos para cantar el salmo 100; otros, el salmo 13; y todos,
si somos honestos, necesitamos recitar el salmo 51. Los buenos cultos
son los que dan lugar a emplear todas estas palabras esenciales, que
nos ayudan tanto a expresar nuestras experiencias particulares, así
como a practicar formas de hablar en las que aún necesitamos
crecer. Esta es una razón por la cual el culto es tan importante—nos motiva
a utilizar formas de lenguaje de fidelidad para con Dios que normalmente no
usamos cuando estamos solos. La adoración auténtica, como el habla de
los niños pequeños, expresa quiénes somos y forma las personas en las
que nos estamos transformando.
1. Te amo _______________________
2. Lo siento _______________________
3. ¿Por qué? _______________________
4. ¿Cómo? Te estoy escuchando _______________________
5. Ayúdame _______________________
6. Gracias _______________________
7. ¿Qué puedo hacer? _______________________
8. Que Dios te bendiga _______________________
a. Profundamente bíblica
b. Llena de potencial (cambia la percepción de una relación ideal en
una potencialoportunidad de aprendizaje)
c. Riesgosa, por la excesiva familiaridad con el lenguaje relacional
El salmo 12 (NVI):
-Empieza con una súplica: “Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel,”
-La súplica se interrumpe con un oráculo: Dice el Señor: “Voy ahora a levantarme,
y pondré a salvo a los oprimidos, . . .”
El Salmo 81 (NVI)
-la meditación sobre una idea profunda (aunque puede estar lleno de ideas
profundas)
-un evento que se diseña para atraer a cierto número de personas que permita
pagar la hipoteca del templo (aunque pueda ser atractivo)
En cualquier ámbito, el culto cristiano tiene que abarcar tanto el escuchar como el
hablar. El centro del culto es la lectura de las Escrituras (y las referencias bíblicas),
la oración honesta, y el intercambio simbólico de dones con el Dios que nos creó y
nos redimió. Todo lo demás—la música, el arte, el drama, etcétera--son
simplemente medios para llegar al fin. Lo que el culto necesita en la mayoría de
los casos es una clara distinción entre los medios y los fines.
Esta conexión entre el culto y la vida no debe limitarse al ámbito del esfuerzo humano
(donde el foco se sitúa en cuan duro hemos trabajado durante el culto). El nexo clave
de esta conexión (véase Long, página 40) radica en que el Dios vivo y activo obra a
través de la liturgia y la vida.
Además, la conexión entre el culto y la vida suele verse afectada por al uso de
metáforas demasiado simplistas: el culto como un lugar donde “recargar las pilas, o un
descanso, o un entrenamiento para el verdadero partido.” En cambio, considere el
domingo como un “prisma” o como dimensiones profundas de la práctica diaria; como
prácticas de la vida cristiana “condensadas” o “súper concentradas.” Note que esta
perspectiva implica una protesta implícita a las prácticas que desconectan el culto de la
vida diaria.
9. Parte del atractivo de esta metáfora es que la gente añora practicar hábitos
sanos de lenguaje en sus relaciones. Sabemos bien cuando este tipo de
lenguaje no se practica; cuando es demasiado superficial como para
soportar el peso de nuestro deseo de transparencia e intimidad. La
experiencia humana es un punto de contacto que nos ayuda a explorar
este tema.