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Sea cual sea el terreno artístico donde esto suceda (literatura, pintura,
fotografía… o net-art), presentarse como una mujer ya no criadora sino
creadora ha supuesto a lo largo de la historia de la representación occidental
una ardua negociación por estar reclamando el reconocimiento autorial, esto
es: el rango de autora. Estratégico y generalmente tácito (o, al menos, no del
todo explícito) este con/trato con las convenciones del sexo-género, del arte
y del poder-saber, en pos del reconocimiento de la autoría, se sostiene en
diversos ámbitos de la cultura, entre ellos el de la producción y el consumo
de imágenes.
Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación ―Corpus auctoris. Análisis teórico-práctico de los
procesos de autorización de la obra artístico-literaria como materialización de la figura autorial”
[FFI2012-33379]. Dedico el texto a la profesora e investigadora Francesca Bartrina, la Xesca, porque nos
condenaron a añorar su cuerpo para siempre mientras lo estaba escribiendo para presentarlo como ponencia
invitada en el Congreso Internacional Cuerpos de mujeres, imagen y tiempo. Una historia interdisciplinar de la mirada
(Granada, 26-29 de junio de 2014) y, desde entonces, nos condenaron también a refugiarnos en sus/nuestras
imágenes, las consoladoras, evocadoras y (otras veces) tan terribles imágenes de un ser que vive en la frontera de
la presencia y la ausencia.
Meri Torras Francés
1 Remito, por orden de aparición, a los siguientes volúmenes: M. Foucault, Entre filosofía y literatura, Barcelona,
Paidós: 329-360, en traducción de Miguel Morey. P. Kamuf, Signature pieces. R. Posner, Law & Literature,
Cambridge, Mass., Harvard UP, 2009. Para dar cuenta de los aportes desde la sociología, resulta muy útil la
antología compilada por Juan Zapata La invención del autor. Nuevas aproximaciones al estudio sociológico y discursivo de la
figura autorial, Medellín, Editorial Universidad de Antioquía, 2014.
2 ―Las leyes que confieren derechos e imponen deberes a los autores se fundamentan en la imagen del proceso
creativo. La imagen es falsa. La atribución de obras literarias a individuos específicos en tanto que autores, con
todas las implicaciones legales, éticas e interpretativas de dicha atribución, es […] un artefacto cultural‖.
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Los prejuicios de Zorrilla contrastan con la imagen que nos ofrece Madrazo y
se acercan más a los que gobiernan la pluma del autor de la ilustración
aparecida siete años antes que el lienzo, el sábado 3 de noviembre de 1850, en
el periódico cubano La Ilustración (valga la redundancia). (véanse fig. 2)
3 Cfr. M. Torras, Soy como consiga que me imaginéis. La construcción de la subjetividad en las autobiografías epistolares de
Gertrudis Gómez de Avellaneda y Sor Juana Inés de la Cruz, Cádiz, Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2003: 37-
38.
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4 Si tuviera que elegir un texto ―literario‖ donde poder analizar las estrategias por las que Gómez de Avellaneda
se construía me quedaría con su llamada ―Autobiografía‖, una carta que escribe en varios momentos dirigida a
Ignacio de Cepeda. De ello me ocupo en el volumen ya citado Soy como consiga que me imaginéis.
Recientemente ha aparecido en la revista Arbor, 190: 770 (2014) un monográfico sobre la autora hispano
cubana, titulado ―Entre Cuba y España: Gertrudis Gómez de Avellaneda en su bicentenario (1814-2014).
― y dirigido por Milena Rodríguez.
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5 http://www.mallorcaweb.com/magteatre/novel.la-i-teatre/catala.html
―Fue premiado. Hubo unas discusiones fantásticas, se ve, a propósito de quien era el autor del trabajo. Parece
que se trataba de un monólogo atrevido. Yo no lo percibía así. Cuando supieron que el autor era una mujer, el
escándalo fue gordo. No les pareció correcto que yo contara la historia de un infanticidio. Y, no obstante, ¿es
que puede tener límites la obra de un artista? No creo que unas normas morales puedan frenarla. Creo que es
elemental abogar por la independencia del arte. Gracias a esta independencia he podido ser fiel a mi vocación,
que todo el mundo hubiera querido intervenir‖.
6 http://www.escriptors.cat/autors/albertc/pagina.php?id_sec=1037
―Mi abuela muere en el año 99 y, ene le verano siguiente, por razón del duelo, salíamos de casa menos que
nunca. Un matrimonio amigo, sin embargo, vino para hacernos compañía. Un día, estaba yo escribiendo, se me
acercó la señora. Me preguntó qué hacía. Eran los Cants dels mesos. Se los leí y se mostró complacida. Me los
pidió y no supe rehusar. Y al cabo de un mes de haberse ido, la señora me escribió: ―Ya tengo impreso su libro.
No me haga tirar el dinero. Dígame qué nombre de autor quiere que ponga, si tiene inconveniente en dar el
suyo‖. ¡Por supuesto tenía inconveniente!Nunca en la vida hubiera firmado con un nombre de mujer. Yo, en
ese momento, trabajaba en una novela, que no he terminado aún, cuyo protagonista se llamaba Víctor Català.
Me refugié en ese nombre. He aquí el origen de mi pseudónimo‖.
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7 ―Despojándose por primera vez de la máscara de Víctor Català, queda con su verdadero nombre igualmente
admiradora de usted, su afectísima Caterina Albert i Paradís‖.
8 ―[…] permítame que siga hablando a Víctor Català, porque lo haré con mayor desembarazo de compañero a
compañero, y porque el arrogante seudónimo ya hace tiempo que forma parte de mis afectos‖.
9 Vid. F. Bartrina, Caterina Albert/ Víctor Català. La voluptuositat de l’escriptura, Vic, Eumo, 2001.
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10 ―Mon admiration pour grand'mère Mathilde, jointe aux sentiments que j'éprouvais, dix à douze ans plus tard,
pour le fils et la veuve de Léon Cahun, fut le motif de... Claude Cahun - qui représentait (représente à mes yeux)
mon véritable nom plutôt qu'un pseudonyme.‖, le escribe a su amigo Charles-Henri Berier, en 1951.
11 ―El minuto en que nuestras cabezas (ah, nuestros cabellos se mezclan inseparablemente) se inclinan sobre
una fotografía –retrato de uno o del otro, de nuestros dos narcisismos ahogándose ahí, eso era el imposible
realizado en un espejo mágico‖.
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12 Ha habido diferentes denuncias de este hecho. Catherine Gonnard, por ejemplo, ha reivindicado en diversos
lugares la figura olvidada de Marcel Moore. También Marie-Jo Bonnet.
13 ―Barajar las cartas. ¿Masculino? ¿Femenino? Pero eso depende de cada caso. Neutro es el único género que
me conviene siempre. Si existiera en nuestra lengua, no se observaría esa flotación de mi pensamiento. Yo sería
de verdad y para siempre la abeja obrera‖.
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In the modern way of seeing, reality is first of all appearance—which is always changing. A
photograph records appearance. The record of photography is the record of change, of the
destruction of the past. Being modern (and if we have the habit of looking at photographs,
we are by definition modern), we understand all identities to be constructions. The only
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irrefutable reality —and our best clue to identity— is how people appear (Sontag, 2007:
125-126).16
16 ―En el modo moderno de mirar, la realidad es ante todo apariencia –la cual siempre está cambiando. Una
fotografía registra la apariencia. El registro de la fotografía es el registro del cambio, de la destrucción del pasado.
Al ser modernos (y si tenemos la costumbre de mirar fotografías lo somos, por definición, modernos)
entendemos que todas las identidades son construcciones. La única realidad irrefutable –nuestro mejor indicio
de identidad, es cómo aparecen las personas‖.
17 Citada en Jorgelina Corbatta, 2008: 33.
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Cierre
Espero haber sido capaz de mostrar, a lo largo de estas páginas centradas en
cuatro casos distintos, de qué modo estas mujeres creadoras negocian su
posición autorial, con y contra las directrices socio-culturales de la época en la
que vivieron. Desarmar el prejuicio, recurrir al pseudónimo, articularse
desdoblada o deconstruir la pose son, ciertamente, estrategias distintas que, sin
18 ―El análisis de las formas en qué se enmarca y articula esta crítica revela una ansiedad acerca de la sexualidad
de Sontag hecha pública en la muerte. Esta ansiedad se desplaza hacia las fotografías de la muerte, que son
estrechamente criticadas por transgredir el límite de la privacidad al representar inapropiadamente la muerte a
través de imágenes puestas en circulación pública. A través de este desplazamiento, la crítica excluye cuestiones
más amplias sobre la forma cómo los conocimientos a propósito de la privacidad queer, que circulan
públicamente a través de fotografías populares, podrían abrir un espacio para la consideración de las
movilidades sociales precarias que se pueden permitir las mujeres de las minorías sexuales de representar, o
imaginar, sus vidas en formas no normativas‖.
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Addenda
Fig. 1. Fig. 2.
Fig. 3. Fig. 4.
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Fig. 5. Fig. 6.
Fig. 7. Fig. 8.
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Fig. 13.
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