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Simón Rodríguez y Simón Bolívar: Los Simones

Simón Carreño Rodríguez nació en Caracas el 28 de octubre de 1769, fue


bautizado el 14 de noviembre de 1769 como un niño expósito, fue criado en casa
del Sacerdote Alejandro Carreño y doña Rosalía Rodríguez, tomando sus
apellidos. El sacerdote le inculcó el amor por la lectura y las humanidades, y para
el tiempo que le corresponde vivir ya se perfilaba como un hombre con cualidades
y grandeza excepcional que lo ubicaran en la historia como el gran reformador de
la Educación venezolana. Con escasos años de diferencia le correspondió ser el
maestro de Simón Bolívar, a quien con sumo amor y dedicación pulió y dio brillo a
su personalidad e ideales de igual, grandeza y unidad. Formándolo como el mismo
lo manifestara en carta: “Usted ha preparado mi corazón para la vida, para lo
grande, para lo hermoso”

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Nació en


Caracas, el 24 de julio de 1783. Sus padres Juan Vicente Bolívar y Ponte, y María
de la Concepción Palacios y Blanco. Era el menor de cuatro hermanos. Simón
Bolívar recibió una excelente educación de sus tutores, especialmente Simón
Rodríguez. Gracias a sus tutores, Bolívar conoció las obras del movimiento
filosófico del siglo XVIII y también las de Grecia y Roma clásica.

El contexto, social, cultural, político, económico e ideológico en el que les


correspondió accionar a Simón Rodríguez y a Simón Bolívar, era sin duda alguna
adversa a un pensamiento liberador, al concepto de igualdad, educación general,
al pensamiento crítico, creador. Les correspondió vivir en sociedades que
pretendían ser estáticas.

Con sus miradas puesta en los acontecimientos más importantes de


América Central y del Sur, el contexto europeo y el norteamericano vivieron la
revolución Francesa., la declaración de independencia de Haití en 1789, las
sublevaciones de Gual y España, los alzamientos del negro Andresote, las
colonias americanas con una economía de extracción y pillaje, la Declaración de
Independencia de EE.UU. de Inglaterra. Una marcada diferenciación de clases
sociales, los blancos peninsulares, los blancos criollos, los pardos, los mestizos,
indígenas y los esclavos.

La monarquía y la iglesia controlando la vida de las familias caraqueñas, la


prohibición de lectura de determinados libros. La educación conforme lo señalaba
la Iglesia. La fuerza de trabajo fundamental: la de los esclavos e indios e
imposición de la cultura europea, su religión, sus leyes; generándose así la cultura
de la dominación.

Estos ilustres venezolanos desarrollaron sus pensamientos en una era del


capitalismo, de las primeras industrias, de la conformación de grupos poderosos,
del nacimiento de las burguesías nacionales y la acumulación del capital. Un
mundo donde la ciencia se establece como ordenador de la vida terrenal y la
religión como ordenador de lo espiritual. Sus pensamientos y sus filosofías se
divorcian del contexto y se fortalecen de la necesidad de libertad integrada por la
solidaridad de los actores desde los espacios dominados.

Los Simones insisten en la educación como una herramienta para la


construcción de sociedades y pueblos. Rodríguez la plantea como herramienta
fundamental para la construcción de la República.

Esta era acude al nacimiento de la educación para las masas, para los
desposeídos, es la formación del hombre para la acción, para el uso de la razón.

Venezuela, se introduce en el nuevo pensamiento latinoamericano y caribeño a


través del ideal educativo de estos ilustres hombres, que se remontaron en el
tiempo y con esa no común condición de visionarios avanzan temporo-
espacialmente con mentalidad republicana para dejar clara una postura
revolucionaria educativa, que Rodríguez la expresaría cuando manifiesta: “la
ignorancia de los principios sociales es la causa de todos los males que el hombre
se hace y hace a otros”. Considerando con ello que la construcción de la nueva
república original, independiente desde las acciones conscientes de sus
habitantes dependía de la visión político educativo de estos, la concientización del
pueblo que por medio de su educación haga posible la auto reflexión sobre su
tiempo y su espacio. Para los Simones la educación debía enseñar al hombre a
ser republicano, es por ello que le imprimen las orientaciones políticas de Estado
que todo ciudadano debe manejar para comprender el tiempo histórico que le
corresponde vivir y como puede insertarse en el que hacer político para la
construcción de esa tan anhelada república.

Para Rodríguez, la escuela republicana hace costumbre el principio de la


sociabilidad (pienso en todos para que todos piensen en mí), el principio de la
otredad: ponerse en el lugar del otro y considerar sus necesidades. La escuela
debe enseñar al hombre a guiarse por la razón, ya que, entre “obedecer
ciegamente y guiarse por la razón” se transmutan las relaciones de poder y la
forma de voluntad, de allí su celebre pensamiento:

“ Enseñen los niños a ser preguntones!, para que pidiendo el porque de lo


que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón! No a la autoridad,
como limitados, ni a la costumbre, como estúpidos”

Bolívar muestra la simbiosis con Rodríguez, dejando ver en su praxis y su


filosofía las huellas dejadas en él por su maestro. Propone la fuerza moral de la
educación en el congreso de Angostura donde lo deja ver como el cuidado
primogénito del amor paternal del Estado: “Moral y luces son los dos polos de una
república, moral y luces son nuestras primeras necesidades”, acudiendo a la
propuesta de la aniquilación de la tiranía, la ignorancia y el vicio con una
educación popular a partir de la cual se forme una constitución moral, en una
sociedad igualitaria coronada por “el poder, el saber, y la virtud”. Clamando por
“un pueblo que no solo quiera ser libre y fuerte, sino también virtuoso”.

Entonces acudimos al pensamiento latinoamericano y caribeño de


integración, de mayor envergadura y vigencia en el tiempo: La educación popular
cuyas bases fundamentales serán el conocimiento y la virtud, educación esta que
ha de ser extendida en todos los espacios y todos los tiempos. Resulta entendible
entonces, que para Bolívar estas bases se complementan y refuerzan unas a
otras, siendo imposible la existencia de una sin la otra. Por eso son dos polos
distintos pero inseparables e igualmente imprescindibles en el proyecto educativo
bolivariano que es al mismo tiempo el proyecto de “República Social”.

Así mismo, en el proyecto de educación popular en la República de Bolivia


establece todo el sistema educativo y que desde Bolivia se extienda a Venezuela,
evento que se ve interrumpido por la muerte de Bolívar y las ideas anti
bolivarianas de José Antonio Páez, quien era el presidente de Venezuela para ese
momento.

En la actualidad la vigencia del pensamiento de los Simones es cada vez


mas viva y ha fecundado el de personas insignes, como José Martí, Leopoldo
Zea, Prieto Figueroa, Félix Adam, cuyos aportes a la América Latina y al mundo
son también invalorables. Cada uno de ellos desde sus espacios han aportados
contructos teóricos educativos adaptados a las necesidades sociales de las
nuevas generaciones de centro y suramericano, pero le agregamos a esto los
convenios en el marco educativo que la América viene gestando aun desde los
tiempos de los Simones. Durante la década de los 70 y 80 acudimos a la
reafirmación del pensamiento Robinsoniano y Bolivariano propicia el encuentro
con lo que se a llamado la praxis alternativa latinoamericana: la educación
popular, la educación dialógica y crítica de Paulo Freire, donde el Estado docente
tiene el deber supremo de formar hombres integrales capaces de reconocer sus
potencialidades y con ellas participar activa y protagónicamente en la construcción
del nuevo país con bases en la igualdad y la equidad social.

la Educación para la vida, para el trabajo, la que enfrenta al hombre en


tiempo y espacio, es la educación de arraigo y del florecimiento de la topofilologia,
del amor al terruño, el amor a la patria: Elementos estos últimos pilares de la
ideología y el pensamiento educativo de los Simones. Honor y gloria a estos
maravillosos hombres capaces de generar la revolución educativa en su tiempo y
que aun en la actualidad se liberan grandes y extraordinarias batallas para la
transformación de las sociedades en las que habitamos.
Amigos y amistades:

Un amigo es el término que en nuestro idioma usamos extendidamente para


designar a aquel individuo con el cual se mantiene una amistad. Individuo con el
cual se mantiene una amistad y con el que se establece una unión de amor y las
ganas de compartir y estar cerca en los buenos y malos momentos para apoyarlo.

La amistad (del latín amicĭtas, por amicitĭa, de amicus, amigo1) es una


relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones
interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida. La
amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia
y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes y
sentimientos comunes al igual que confianza mutua. Hay amistades que nacen a
los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo.

Puede haber relaciones amistosas donde interviene una persona y otro tipo de
personalidad o de una forma animal. Por ejemplo, algunas personas catalogan
como amistad a su relación con un perro, no en vano a este último se le conoce
como «el mejor amigo del hombre». También se puede dar la amistad incluso
entre dos o más animales de especies distintas.

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