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M a t t L ee y M a r k F i s h e r
S ele c c ió n , t r a d u c c ió n y p r ó l o g o
JUAN SALZANO
Fisher, Mark
Deleuze y la brujería / M ark Fisher y M att Lee ; con
prólogo de Juan Salzano ; seleccionado por Juan Salzano. - la
ed. - Buenos Aires : Las Cuarenta, 2009.
100 p .; 21x14 cm. - (Kalpa; 1 /Julián Manuel Fava)
Deleuze y la brujería
Primera edición
ISBN 978-987-1501-15-1
14 RI, p. 266
15 MM, p. 290: “(...) un secreto por transparencia”.
,é RI, p. 235.
17 El concepto de Aión recorre toda la obra de Deleuze y alude al tiempo
singular del devenir: pasado y futuro simultáneos, esquivando siempre el
presente -a diferencia de Cronos, el tiempo espaciaíizado, subordinado
al presente. Ver: Lógica del sentido (LS), Barcelona, Paidós, 1994, pp.
170-175.
18 Se trata del espacio dinámico de los flujos y los devenires que escapa
a la medición. Para el concepto de espacio liso o spatium y su relación
con el espacio estriado o extensio (es decir, con el espacio sometido a la
medición), ver: MM.pp. 483-509.
visibles que la tejen. Lo sobre o contra natural, para el brujo
Deleuze, es la usina de la naturaleza y sus leyes.
Lo cierto es, entonces, que la naturaleza, tal y como la viven
Deleuze y los brujos, es un monstruo fuera de bestiario. Pero
no existiendo más regla que la que ella misma se impone, y
siendo esta regla gravitatoría, en cierto sentido, secundaria con
respecto a su velocidad de fuga, este monstruo es menos un
anorm al (transgresión de una regla previa, y por eso, categori-
zable negativamente en relación a ella) que un anomal, positivo
y prim ario (devenir o diagonal de universo que no se .explica
por aquello [de lo] que [se] desvía). Si la naturaleza es primaria
mente anom al , es porque sus movimientos están afectados por
una declinación19 esencial, por una desviación constitutiva e in
finitesim al. Afortunadamente, con Gabriel Tarde entendimos
que lo infinitesimal no es un atributo de lo extenso sino de la
declinación20, Por eso lo anom al , ese As bajo la manga del brujo,
es, según Deleuze, “lo desigual, lo rugoso, la asperidad, el máxi
mo de desterritorialización”21, la imprevisible y difusa frontera
que serpentea entre los reinos, los géneros y las especies.
Ya nos alertaba Deleuze contra los teratologemas de turno:
“Para producir un monstruo, de poco sirve la pobre receta de
amontonar determinaciones heteróclitas o de sobredeterminar
36 DR, p. 354.
37MMem, p. 211.
cielo en secciones y distribuir en ellas las líneas de los vuelos
de los pájaros, seguir sobre el suelo la letra que traza el hocico
de un cerdo, sacar el hígado a la superficie y observar sus líneas
y fisuras. La adivinación es, en el sentido más general, el arte
de las superficies, de las líneas y puntos singulares que apare
cen en ellas; por ello, dos adivinos no pueden mirarse sin reír,
con una risa humorística. (Sin duda, habría que distinguir dos
operaciones: la producción de una superficie física para líneas
todavía corporales, imágenes, huellas o representaciones, y la
traducción de éstas en una superficie <<metafísica> > donde
sólo actúan ya las líneas incorporales del acontecimiento puro
( - ) P ’.
La apertura de la adivinación a la superficie metafísica de los
acontecimientos y del devenir, es lo que la separa de la predic
ción, la cual, al aislar al mundo de su potencia, lo uniformiza e
inmoviliza, para así poder controlarlo. Al adivino, en cambio,
le interesa: primero, producir un espacio físico donde seguir
las líneas corporales; luego, pasar de éstas a las líneas incorpo
rales de los acontecimientos que aquellas efectúan; finalmente,
querer y contra-efectuar el acontecimiento puro, encarnarlo
en el instante más intenso (aquel que, simultáneamente, es ya
pasado y siempre por venir) y consumir su destello. El adivino
se convierte así en un mimo39 o contra-dios. Debido ala inesta
bilidad constitutiva de su objeto nebular (la variación continua
de la materia o la materia en exilio, la superficie de los aconteci
mientos y el devenir, la monstruosidad extática o dinámica de la
naturaleza), la pragmática adivinatoria de los brujos no expresa
los cálculos defectuosos de antiguos métodos predictivos, sino
la captación concreta, precisa e íntima de aquellos “detalles
sospechados e inadvertidos” de los que están preñadas las cosas.
«MM.p.251.
44 DrF, p. 125.
45 DR, p. 298: “(...) un fia t que hace de nosotros, cuando nos atraviesa,
seres semidivinos”.
46 Ver sobre Sinesio de Cirene y la adivinación: EMR, pp. 159-163. “E l
sintetizado)'pneumático se convierte, con Sinesio, en el terreno por excelencia
de la adivinación y de la magia ”, p. i 62.
47 Pellegrini, Aldo; Antología de la poesía surrealista, Buenos Aires,
Argonauta, 2006, pp, 181-183.
48 MM, pp. 165.
49 El término original en inglés es prehensión y pertenece a aquel gran
optts procesuaiista y socarrón del filósofo y matemático Alfred Norrh
Whitehead: Process and Reality. An essay in Cosmology, Nueva York, Free
Press, 1978.
5UMM, p. 283.
Sensibilidad alterna que ya no es guiada por la visión claro-
distinta, sino por una (entre) Visión molecular que toca y p e
netra el torbellino natural. Percepción panbáptica5’ antes que
panóptica : “(...) un intramundo, una entrevisión, un entreoído
ha ocupado los espacios clasificados” (Lezama)52. Muy cerca de
lo que buscaba Bergson con su intuición (“fundirse de nuevo
con el todo”53), ei brujo sigue lo mutante y muta con aquello
que sigue (deviene), sin con ello anularse en la gran indistinción
(que no existe, por lo que haríamos mejor en llamarla, junto a
Tarde, la variación universal54). Antes bien, conoce el proceso
volviéndose proceso, percibe lo imperceptible volviéndose im
perceptible, capta el extático monstruo volviéndose monstruo
en el éxtasis (trance que es más bien tránsito). En virtud de es
tas prácticas, Deleuze y los brujos diagraman lo que podríamos
llamar una teratomanáa d el universo .
Juan Salzano
Viernes 17 de Julio de 2009,4.27 a.m.
Recuerdos de un brujo:
notas sobre Gilíes Deleuze-Félix Guattari,
Austin Osman Spare y las Brujerías Anomales
M att Lee
Mi objetivo es presentar a los filósofos Deleuze-Guattari
a lectores quizá no familiarizados con su obra, y señalar algo
curioso: ella parece tener algún tipo de relación, en un senti
do práctico , con el concepto del brujo. Si bien no son figuras
centrales en la obra de Deleuze-Guattari, el brujo y la bruja
son temas que emergen de sus textos con más frecuencia que
la esperada, y cumplen más que un simple papel “metafórico”.
Considero que Deleuze y Guattari pueden proporcionar un
recurso a aquellos interesados en la brujería, la magia y la he
chicería, de dos modos: en primer lugar, pueden brindar herra
mientas teóricas aptas para desafiar o al menos complementar
las versiones estructuralistas, constructivistas e historicistas, y
de esta manera ser de utilidad para los investigadores que inten
tan comprender estos fenómenos; en segundo lugar, pueden
proveer de un recurso teórico a aquellos que se encuentran den
tro de la comunidad de la magia, y que por momentos intentan
teorizar sus prácticas mediante lo que son, esencialmente,
conceptos filosóficos.
63 Aquí hay que hacer una importante salvedad, ya que el concepto de de-
seo es animado, en: Deleuze y Guattari; E l AntiEdipo, Barcelona, Paidós,
1995 (AE), mediante el concepto conjunto de 'máquina-deseante'.
Tanto la máquina como el deseo experimentan en este punto ana re-
configuración conceptual. La máquina no es, sin embargo, una metáfora
sino más bien una realidad del deseo. Tal y como dice John Marks de AE,
“Todo es una máquina y la producción está en todos lados. Para Deleuze y
Guattari la máquina no es una metáfora; la realidad es literalmente 'ma-
quínica -Marks, p. 98.
fc‘ Gilíes Deleuze y Félix Guattari; M il Mesetas, Valencia, Pre-texcos, 2002,
pp. 245-257.
o cualidad ’ como razón de la serie”65. La analogía^de propor
cionalidad cieñe la forma de "a es a b lo que c es a d ”. En csca
forma de analogía no hay una serie única sino más bien una
colección de diferencias distribuidas a lo largo de estructuras.
En la estructura de “a es a y la de ‘V es a d ’\son las diferencias
entre los elementos las que forman la base de una analogía.
Mientras esto puede parecer una distinción filosófica oscura,
representa en realidad dos formas radicalmente diferentes de
mapear el mundo. La primer estructura analógica de la serie
es asignada, como ejemplo, a Jung y a la noción de arquetipos
como representaciones analógicas66. En contraste con jung,
la siguiente figura en el texto es Levi-Strauss, cuyo análisis del
totemismo pone de manifiesto, según Deleuze y Guattari, un
sistema de homologías internas más que de semejanzas exter
nas. La variación fundamental, al emplear una u otra forma
de analogía, es el énfasis puesto en el análisis y entendimiento
de las formas que están bajo observación. En el primer caso,
buscamos observar las relaciones de identificación o identidad
entre términos: si a se asemeja a b y si, quizá, mediante una
serie de pasos, podemos conectar a con z. En el caso del en
foque estructural, examinamos no los términos en sí mismos
sino las relaciones entre los términos. Si fuéramos a intentar la
traducción de un sistema simbólico que consideráramos perte
neciente a un lenguaje desconocido, aquel sería precisamente
el método a emplear. La serie alfabética de un lenguaje sería
construida mediante el descubrimiento de homologías inter
nas, el cual comenzaría por asignar posiciones a los elementos
del sistema en base al saber existente acerca de los lenguajes
conocidos. Estos dos sistemas, de serie y estructura, ofrecen
modos de devenir. Para entender esto, pensemos primero en
'u Brian Bates; The ivkdom oftbe ivyrd , Londres, Rider, 1996, pp. 54-61.
71 ibid., p. 63.
72 ibid., p. 66.
73 ibid., p. 67.
71 ibid., p. 69.
En su relato, Bares afirma la posibilidad de* trascender la
imitación. Esto abre el problema de la “realidad” de la situa
ción como así también el de nuestra creencia en esta realidad.
¿Era ella, en algún sentido, un oso'i Este asunto de la creencia
y la verdad está aún empotrado dentro de los estudios del
chamanismo y en gran medida es siempre planteado cuando se
considera la práctica mágica, en lugar de la historia o la teoría
de los textos de magia. Alan T. Campbell extrae una distinción
del filósofo Alasdair Maclntyre al aproximarse a este asunto.
Según él, Mclntyre distingue entre comprensión y creencia,
“estableciendo el punto de que un esfuerzo por com prender tiene
que ser realizado inevitablem ente desde afuera. Si ya eres un
''creyente ' no se requiere ningún esfuerzo de 'comprensión Es
deb id o a que no creemos que tenemos que realizar el esfuerzo
interpretativo”7'*. Maclntyre traza la distinción en el contexto
de la religión Cristiana y en la tradición de la ' teología racio
nal', pero en ella resuena un problema escéptico articulado
de modo sencillo en la distinción extraída por Wittgenstein:
“En sí mismo, elju ego de la duda presupone la certeza'1^. Todo
el juego cié cuestionar la realidad, si tomado como un juego de
duda, coloca en primer plano el asunto de la creencia. Este es
el cul-de-sac escéptico. Partir de una posición en la que la incre
dulidad en el fenómeno suscita un intento por comprenderlo
es en sí mismo involucrarse en una forma de engaño, ocultar
nuestras propias presuposiciones contenidas en la cosmovisión
en la que inevitablemente estamos -ya, siempre- situados. Los
asuntos de la creencia y la realidad del fenómeno caerán con
rapidez en la dicotomía del creer/comprender, del adentro/
afuera. Nos encontraremos en una interminable serie ramifi
93ibid.
94ibid.
transformándolo en una bestia de muchas formas. Dentro del
enjambre de mosquitos, y quizá es igual con las bandadas de
pájaros, la posición del individuo anomal varía constantemen
te, y los individuos específicos fluyen por turnos a través de esta
función de individuo anomal al convertirse en el borde de la
totalidad. Resulta valioso señalar que no hay una verdadera pis
ta de liderazgo dentro de esta anomalía, y en el punto en el que
el individuo anomal es asignado a una posición de jerarquía - y
ese es el peligro en el ejemplo de la estructura del lobo alfa-,
encontramos que el concepto de manada se ha transformado
nuevamente en el de estado95. Es a esta curiosamente dificulto
sa distinción en las colectividades a lo que Deleuze y Guattari
apuntan. La manada puede transformarse en el estado, la
familia, el grupo, pero en sí misma es más que aquellas estruc
turas más rígidas; la manada es una multiplicidad móvil, que se
disemina mediante el contagio y en la que un borde se forma a
través de la anomalía.
“Con el anom al , la relación es de alianza. El brujo está en una
relación de alianza con el demonio como potencia del an om al ’9é.
En este punto, Deleuze y Guattari están intentando localizar
al brujo en esta estructura conceptual de multiplicidades den
tro de la que hay un claro y más bien privilegiado lugar para
el brujo. Este mundo está hecho de multiplicidades, llamadas
en otras ocasiones conjuntos , y que podrían ser visualizadas
como muchedumbres, turbas, enjambres o manadas. Existen
muchas de éstas, en todos los niveles, desde lo celular hasta lo
estelar, formando la visión de una ensamblada y caótica sopa de
multiplicidades. La forma primaria de ' comunicación' y cam
bio o intercambio entre estas multiplicidades es vía contagio,
mediante infección o transformación de una multiplicidad por
la otra, a través de fronteras. Estas fronteras forman una serie
ibid., p. 251.
9Cibid.
continuamente cambiante de bordes, que trazan línea^ de veloz
comunicación de un área a otra97, y es en estas fi'onteras9S en
donde encontramos al brujo y a donde uno debe dirigirse para
convertirse en brujo. Las fronteras son las áreas constantemen
te críticas del devenir. La razón para establecer una alianza es
que la frontera plantea la necesidad de estar a ambos lados a la
vez. Para saber incluso que el borde existe es necesario haberlo
cruzado, pero de tal manera que no sea simplemente olvidado.
Moverse de un conjunto a otro, si bien puede involucrar cruzar
un borde, jamás producirá una conciencia del borde excepto
como recuerdo, casi como un recuerdo necesario. La alianza
brinda los medios por los cuales el brujo es capaz de vivir en el
borde, dado que permite una relación con ambos lados en la
que el borde puede existir actualmente como un devenir que
ya no está reducido a sus términos, a un lado o al otro, a una
cosa o a otra.
Este análisis de las secciones brujas de la obra de Deleuze
y Guattari requiere un añadido final antes de seguir adelante.
La estructura total del análisis que dan Deleuze y Guattari es
tal que pretende retener la realidad peculiar de los devenires.
Estas realidades son las que Deleuze y Guattari llaman bloques
de devenir. Estos son multiplicidades dentro de estructuras
más amplias de contagio fronterizo o liminar. Los bloques de
devenir no tienen ' principio' n i ' fin' pero su dinámica es, sin
embargo, capaz de ser entendida como aquella que está entre
lo m olecular y lo molar. Estos no son opuestos dentro de una
única estructura sino diferencias de naturaleza. Como dice
John Marks, “la distinción entre lo m olar y lo m olecular no es
una distinción de escala; es cualitativa más que cuantitativa ”9*.
Lo molar es el nivel de lo organizado, en donde podríamos ha
111 Gilíes Deleuze; Puré Immanence, erad. Arme Boyman, Nueva York,
Zone Books, 2001, p. 26.
112 Lo que resulta vital en esta concepción es la transición desde una
idea trascendente sobre la materia hacia una inmanente, una reconcep-
tualización que está lentamente permeando el pensamiento científico
general, emergiendo, por ejemplo, en los términos de la idea biológica de
la autopoiesis que puede hallarse en pensadores como Francisco Varela y
Humberto Maturana. El quiebre que la teoría del ' caos' supuestamente
está realizando en el pensamiento científico tiene su eco en la teoría ' má
gica', y si bien se encuentra mucho más lejos de esa claridad de lo que
usualmente se supone, se centra en esta noción de formación inmanente;
esto es, que no hay un contenido previo al que luego se le da una forma
particular, sino que la forma emerge de modo espontáneo y no está se
parada del contenido, Manuel De Landa ha escrito extensamente sobre
este aspecto de la teoría del caos, aunque existe otra variedad fundamental
de dicha teoría que se centra más específicamente en las implicaciones
de las teorías de ía termodinámica y en el hecho de que dichas teorías
plantean una temporalidad direccíonal que no es fácil de manejar en las
teorías de la física, sean estas clásicas o relativistas. Para la termodinámica,
ver ílya Prígogine e Isabelle Stengers; Order out o f chaos: man 's new
dialogue tvith nature, Londres, Bantam, 1990, Para la autopoiesis, ver:
Humberto Maturana y Francisco Varela; Autopoiesis and Cognition:
Ihe Realization o f ihe Living, Reidel, 1980; The Tree of Knowledge: Ihe
Biological Roots o f Understanding, New Science Líbrary, 1987. Manuel
De Landa, como Isabelle Stengers, es más un filósofo que un científico,
pero véase: De Landa; Immanence and trascendence in tbegenesis ofform,
en lan Buchanan (ed); A Deleuzian Century?-. South Atlantic Quartcrly,
96:3, Summer 1997, Durham: Duke University Press, pp. 499-514, para
una versión que se ocupa de Deleuze y Guattari.
La cosmovisión u ontología básica de Spare depende de
un vitalismo que comparte con Deleuze. Por supuesto, este
vitalismo es algo que Deleuze recoge de pensadores tales como
Bergson, por lo que las similitudes se extienden más allá de
Deleuze y Guattari. Es, sin embargo, la conexión del vitalismo
con la técnica de una encarnación concreta del deseo en un
sigilo lo que acerca aún más a Spare y a Deleuze y Guattari. Las
técnicas de Spare son fundamentalmente técnicas de devenir.
La diferencia de énfasis que puede hallarse cuando se aproxi-
ma la Sigilización Spareiana al devenir Deleuzio-Guattariano
está alejada fundamentalmente del problema de la creencia.
Enfocarse en técnicas de devenir es desplazar el énfasis lejos
del simple 'remover' las creencias hacia una actividad más
positiva. La remoción o disolución de las creencias es aún un
tema central en Spare, pero el trabajo sobre las estructuras de
creencia es nada más que una condición previa para las técnicas
del devenir.
E l' principio sexual p rim ord ialp or ejemplo, es aquello a lo
que Spare se refiere como ' la nueva sexu alid ad a la que la téc
nica de 'postura de muerte' tiene como objetivo acceder. Esta
es una forma de meditación, tanto física como mántrica, que
usa la fórmula de “Ni Uno-Ni Otro [Neither-Neither]” para
conseguir un estado descrito como “No importa - no necesita
ser [Does not matter - needs not to be]” que es informe113.
Llamada 'la postura de muerte' debido a que tiene como fin
crear “el cuerpo m uerto de todas nuestras creencias ’1!4, la inten
ción detrás de esta práctica meditativa es la supresión de la
creencia, tanto en su contenido como en su forma. Si bien la
corriente de magia del caos usa una técnica llamada ' variación
113 Austin Osman Spare; op. cit., p. 17. [Neither-Neither podría ser tradu
cido también como Tampoco-Tampoco -N . del T.]
114 ibid.
de paradigma' [paradigm shifting]115 con eí fin d^ destruir las
estructuras del ego, ésta es usualmente planteada como una
técnica para liberarse de la ' realidad consensúa!'. Esta técnica,
si bien práctica, descansa en una aparente paradoja, en tanto el
mago parece creer en su habilidad de 110 creer, y como sugiere
Julián Vayne, “el sistema de la magia del caos descansa sobre
una paradoja. Propiamente que el sistema asegura que 'nada
es verdadero' y sin embargo surge del intento del siglo 19 por
crear una grandiosa teoría de la m agia ”uó. En este sentido, la
magia del caos se apoya en un intento por negar o suspender
la creencia; situación extraña similar al escepticismo filosófico.
Este último, sin embargo, tiene varias formas, una de las cuales
es el Pirronismo, elucidado por escritores tales como Sextus
Empiricus, en el que la meta del proceso escéptico es una con
dición de felicidad conocida como ataraxia , la cual sucede a
la suspensión de la creencia, llamada epoché117. Esta ataraxia es
un estado de quietud. Permite desprenderse del escepticismo
al proseguirlo hasta su límite, de tai modo que la duda escép
tica, tan fácilmente establecida con respecto a las afirmaciones
del conocimiento, ya no tiene su poder desorientador para
producir un nihilismo de la creencia. Si bien la obra de Spare
se asemeja a veces a una poderosa forma de escepticismo, sería
más bien extraño sugerir que su meta es un tipo de quietud.
De hecho, sería más preciso decir que las técnicas que Spare
propone producen exactamente lo opuesto de una quietud, lo
que podría ser llamado una forma de conciencia orgiástica, es
115 Phil Hiñe; Prime Chaos, Londres, Cahoes International, 1993, pp.
16- 18.
116Julián Vayne, en RazorSm ile #1 , Brighton, Recidivist Press, 2002, p. 6.
117 Para una pieza útil e informativa acerca del escepticismo pirrónico, ver:
John Heaton, en el “Journal for the British Society of Phenomenoiogy”,
Vol. 28 #1, Enero 1997, pp. 80-96. El texto fuente más útil es prob
ablemente: Sexcus Empiricus; Outlines o f Pyrrhonism, Nueva York,
Prometheus Books, 1990.
decir, esta cosa extraña que llama ' la nueva sexualidad'. Esta es
una creatividad aumentada y expandida, y no una tranquila y
contemplativa quietud.
¿Es esto correcto, sin embargo, ya que Spare habla acerca del
Kia como del ' Yo Atmosférico' ? Kenneth Grant lee a Spare
cercano a una contemplación de tipo Ch'an o Zen, ucuyos
adeptos no le perm iten a la m ente adherirse a ninguno de sus
pensam ientos' 1118. Si bien esta es una afirmación que requeriría
mayor confirmación, mi propia sensación es que la filosofía
mágica de Spare se asemejaría, mas que a un enfoque budista,
aún Zen, a uno taoísta, en el que la actividad realizada sobre la
creencia es menos un proceso de negación y deconstrucción
que un proceso para liberarse y permitir un pleno flujo de
vida. Esta es una diferencia sutil pero se trata de la cuestión de
poner el foco en remover el ego y disolver el sí-mismo, o bien
de ponerlo en la expresión de una mayor vida preindividual,
de tal modo que el asunto del ego o sí-mismo es, en ciertos
sentidos, secundario a la realidad de manifestar una conciencia
orgiástica. “Mientras perm anezca la noción de que existe una
‘esclavitud obligatoria' en este Mundo o incluso en los sueños,
existe tal esclavitud>l1?.
El acercamiento terapéutico que puede hallarse en el es
céptico Pirroniano, y que, yo sugeriría, también yace en el
corazón de toda estrategia de 'negación del ego', percibe, en
una primera instancia, un problema a superar, un problema del
ego, del sí-mismo. Remover o destruir la creencia desemboca
en una forma de escepticismo nihilista, la cual provoca crisis
espirituales que una vez más piden terapias de tranquilidad y
aceptación. Uno de los temas fundamentales en el pensamien
to de Deleuze es una lucha contra tales estrategias de negación.
118 Kennech Grane; Images and Orades o f Austin Osman Spare, Londres,
Muller, 1975, p. 40.
119 Austin Osman Spare; op.cic., p. 26.
El énfasis en estrategias y modelos de devenir presupone una
estructura fluida de la creencia, pero no cree que esto sea otra
cosa que el paso previo a un proceso creativo. Después de
todo, la lucha contra la creencia sólo es necesaria si la creencia
restringe algo, y olvidar aquello que es restringido, el impulso
detrás de la lucha contra la creencia, es acabar en el nihilismo
en contra del cual Nietzsche ya nos ponía en guardia.
Por ejemplo, a pesar de todas las técnicas que en la obra de
Spare parecen negar la creencia, contenidas en la fórmula de
' Ni uno Ni otro', aquí no se trata de una negación. Es un sutil
moverse lejos de cualquier 'creencia', pero que no permite la
existencia de ninguna dualidad, de ningún 'no X '. Previene
la negación con la suspensión, de ahí la sugerencia de que se
acerca, de hecho, a la epoché de los escépticos, una técnica que
también yace en el corazón de la fenomenología de Edmund
Husserl, en la que la epoché es utilizada para suspender la ' acti
tud natural'.
La actitud de Spare con respecto a la creencia es, de hecho,
un intento por liberarla, en cierto sentido, de las restricciones
colocadas sobre ella por la conciencia, y no, simplemente, un
intento por removerla o negarla120. Es, en esencia, una técnica
para permitir el devenir de la creencia. “La creencia, para ser
verdadera, debe ser orgánica y sub-consciente "m.
Es para alcanzar esta creencia orgánica que la técnica de si-
gilización es introducida. En efecto, los sigilos no son símbolos
que contengan algo, sino que son más bien expresiones en las
que conscientemente llevamos a cabo operaciones específicas
de tal manera de permitir la manifestación de un deseo intui
tivo sub-consciente opre-consciente. Re-orienta al brujo lejos de
una estrategia centrada en el ego, ya que el mago nunca es, en
principio, capaz de saber realmente su deseo excepto en este ni
Molecularidad y devenir
127 Kenneth Grant; Cults o f the Shadow, Londres, Skoob, 1994, pp,
195-208.
Materialismo gótico
Extractos de Flatline Constructs:
Gothic Materialism and Cybernetic Theory-Fiction
M ark Fisher
Introducción
¿No es extraña la rnanera en la que el viento hace mover cosas sin vida?
¿No nos causa una impresión extraordinaria cuando vemos levantarse
yflotar objetos que yacían hasta ese instante como muertos? ¿No les
parece? Un día vi cómo en una plaza desierta grandes trozos de papel
giraban en redondo con furia loca -sin que yo sintiera el menor soplo
de viento, porque estaba en el interior de una casa-, persiguiéndose
como si hubieran jurado exterminarse. Un poco más tarde parecían
calmados, pero bruscamente les volvía una inquietud insensata y se
ponían a correr en todas direcciones, se acumulaban en un rincón, se
desparramaban de nuevo como poseídos, para terminar desapareciendo
detrás de una esquina de la casa.
Sólo tm periódico más grueso no había podido seguirlos; permanecía en
el empedrado, abriéndose y cerrándose con un gran ruido odioso, como
si hubiera perdido el aliento y aleteara convulsivamente.
Me sentí invadido entonces por una sospecha sombría: ¿Ysi alfinal,
después de todo, fuéramos un poco como esos restos de papel? ¿No hay
acaso un “viento”invisible, misterioso, que nos empuja aquí o allá, y
comanda nuestras acciones, mientras en nuestra ingenuidad creemos
gozar de libre albedrío? ¿Ysi la vida que hay en nosotros nofuera más
que un inexplicable remolino de viento?Ese viento del que la Biblia
dice: “Escuchas su sonido pero ¿sabes de dónde viene y adonde va?"...
¿No soñamos a veces que nos zambullimos en aguas profundas y que
atrapamos peces de plata, cuando no es más que una corrien te de aire
frío que resbala sobre nuestra mano?I2S
153 Wiener; The. Human Use o f Human Beings: Cybernetics and Society,
Londres, Free Association Books, 1989, p. 96,
154 Deleuze, Gilíes; Francia Bacon: Logique de la Semation , p. 16, citado
en; Christopher Domino; Fruncís Bacon: ‘Taking Reality By Surprise,
Londres, Thames and Hudson, 1997, p. 120.
155 Deleuze-Guattari identifican tres estratos principales que afectan el
cuerpo humano: “Consideremos los tres estratos que se relacionan con
nosotros, es decir, aquellos que nos atan más directamente: el organismo,
la significancia y la subjetivación”, {MilMesetas, p. 164).
I5<; Kevin Me Carrón; “Corpses, Animáis, Machines and Manncquins:
The Body and Cybcrpunk”, en Featherstone y Burrows (ed.); Cyberspace/
Cyberbodies/Cyberpunk: Cultures ofTecbnologicalEmbodiment, Londres-
Thousand Oaks-Nueva Delhi, Sage, 1995, p. 266. Véase también, de
Mark Dery: Escape Velocity: Cyberculture a t the E nd o f the Century
(Londres, Hodder and Sroughton, 1996), en donde se argumenta que “El
Neuromante de Gibson [...] puede ser leído como una larga meditación
acerca de la escisión entre mente-cuerpo en la cibercultura” (p. 248).
emergiendo de las narrativas ostensiblemente .dualistas del
ciberpunk157. El ciberpunk revive el escepticismo Cartesiano
solo para subvertirlo de modo materialista -Spinozista. Todo
aquello que, para el palmariamente escéptico Descartes de
las primeras Meditaciones, es evidencia de que la conciencia
es el Ser de todo y el Fin de todo, se vuelve, para Spinoza y
el ciberpunk, una señal de que toda percepción es una cues
tión de estimulación corporal. “Al afectar el cuerpo - ya fuera
mediante la TV, las drogas (inventadas u otras) - alteras tu
realidad”158. La realidad, para los personajes de Gibson, pue
de ser un estado mental, una “alucinación consensuada”, tal y
como dice Neuromante de modo sugestivo, pero la Mente,
como diría Spinoza, es “una idea del cuerpo” (ETH, 2, Prop
13). Aquello que, desde una perspectiva neo-cartesiana, es una
pregunta epistemológica, se convierte, en el ciberpunk, en un
asunto rigurosamente técnico; si la subjetividad puede ser ex
perimentada por un cerebro en una cubeta, tal y como sucede
en la novela Conde Cero159de Gibson, lo que resulta interesante
para el ciberpunk no es la subjetividad sino la cubeta.
"Son cosas que ellos hacen, eso es todo. No estaba muerto, y fu e sólo por
unos pocos segundos”
(N, p. 148).
160 Para ia distinción entre Cronos y Aión, ver: Deíeuze; Lógica del sen
tido , Buenos Aires, Paidós, 1994, y M il Mesetas (especialmente p. 289).
El logro de la mejor ficción ciberpunk es efettuar una crí
tica - fundamental para el Gótico y el esquizoanálisis - de
“la sabiduría y los límites del organismo” y de la “armonía
orgánica”161. En M il Mesetas, Deleuze-Guattari citan la obra
de Worringer como precursora de la crítica del organismo y de
lo orgánico que habían comenzado ellos en el AntiEdipo. “Las
páginas más hermosas de Worringer”, escriben, “son aquellas
en las que opone lo abstracto a lo orgánico” (MM, p. 504). A
este respecto, la obra de Worringer guarda relación con las de
otras dos figuras esquizoanalíticas clave: Spinoza y Artaud. En
“Cómo hacerse un Cuerpo sin Organos” Spinoza y Artaud son
puestos uno al lado del otro como precursores de la ingeniería
esquizo analítica de cuerpos sin organización. “Finalmente, <no
sería la Etica [de Spinoza] el gran libro sobre el CsO?” (MM,
p. 159). "[...] Artaud libra una batalla contra los órganos, pero
al mismo tiempo está contra el organismo, su enemigo es el
organismo: El cuerpo es el cuerpo. Está solo. Yno tiene necesidad
de órganos. El cuerpo nunca es un organismo. Los organismos son
los enemigos d el cuerpo” (MM, p. 163; AE, p. 18).
169 Aquí vale la pena hacer una salvedad con respecto al término “produc
ción”, ya que cuando, de modo intrigante, Deleuze-Guattari dicen lo que
M AT E R IAL ISM O G Ó T IC O 91
Prólogo
Deleuze y la brujería por Juan Salzano
Recuerdos de un brujo:
notas sobre Gilíes Deleuze-Félix Guattari,
Austin Osman Spare y las Brujerías
Anomales por Matt Lee
Materialismo gótico
Extractos de Flatline Constructs:
Gothic Materialism and Cybernetic
Tkeory-Fiction por Mark Fisher
Se terminó de imprimir en septiembre de 2009
en LAS CUARENTA libros,
avenida Asamblea 327, Parque Chacabuco,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina.