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Cáncer de cérvix

Jueves, 09 de Marzo de 2017 13:35

AUTORA: Dra. Isabel Mª Bover Barceló

El cérvix o cuello uterino es la parte inferior, estrecha, del útero. El útero es un órgano hueco,
en forma de pera, que está ubicado en la parte baja del abdomen de la mujer, entre la vejiga y
el recto. Es donde crece y se desarrolla el feto.

  

El cérvix forma un canal que desemboca en la vagina, la cual conduce al exterior del cuerpo. 

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La mucosa que recubre el cérvix está en continuidad con la vagina y se denomina ectocérvix,
mientras que la que recubre el conducto o canal cervical, que lleva hasta la cavidad del cuerpo
uterino, se denomina endocérvix. La mayoría de tumores aparecen en la zona de unión del
ectocérvix con endocérvix. 

El cáncer de cuello uterino se desarrolla cuando las células normales del cuello del útero
comienzan a cambiar y crecen descontroladamente. La mayoría de los cánceres del cuello del
útero son carcinomas de células escamosas; se llaman así por el tipo de células donde se ha
originado. 

El cáncer de cuello uterino ocurre más frecuentemente en mujeres entre 40 y 55 años de


edad. A esta edad, muchas de las mujeres afectadas tienen familia y compromisos laborales,
por lo que su impacto en la sociedad no es desdeñable.

Epidemiología

En España el cáncer de cérvix ocupa el sexto lugar tras el de mama, colorrectal, estómago,
endometrio y ovario. Supone el 3, 7 % de todos los canceres femeninos, si bien la incidencia
varía según la provincia.

Las de menor incidencia son Navarra y Zaragoza con 4-5 casos por 100000 habitantes y la
provincia con mayor incidencia es Baleares ( Mallorca), con 13,6 casos por 100000 habitantes.
Esta variabilidad podría explicarse por las diferencias socioculturales de la población (hábitos
sexuales, mayor número de parejas, dificultades para desarrollar los programas de screening,
etc. ).

A nivel mundial, las áreas de mayor incidencia y mortalidad corresponden a los países menos
desarrollados: Latinoamérica, África y Sudeste Asiático. Los países con mayor desarrollo
económico presentan menor incidencia.

El virus HPV, que sigue la vía de transmisión sexual, es el principal agente causal.

Gracias al efecto combinado del cribado o ``screening’’, junto con el tratamiento desde las
primeras fases de la enfermedad, la mortalidad por cáncer de cérvix ha disminuido

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significativamente en los últimos cincuenta años en los países desarrollados.


La supervivencia a cinco años (porcentaje de mujeres que sobrevive al menos cinco años una
vez detectado el cáncer, excluidas aquellas que mueren por otras enfermedades) en todos los
estadios del cáncer de cuello uterino, asciende al 71%. Cuando se detecta en un estadio
temprano, el cáncer invasor de cuello uterino tiene una supervivencia a cinco años del 92%.

Causas y factores de riesgo

El VPH está presente en más del 99% de los casos de cáncer de cuello uterino. Este virus es
una causa necesaria para el desarrollo del cáncer de cuello uterino y es el factor de riesgo más
importante. El HPV se transmite de persona a persona durante las relaciones sexuales.

Los factores que aumentan el riesgo de infección por HPV incluyen la actividad sexual a edad
temprana, numerosos compañeros sexuales (o la relación sexual con un hombre que ha tenido
muchas parejas) y la relación sexual con un hombre que tiene verrugas en el pene. 

La mayoría de las infecciones por VPH se resuelven espontáneamente. Se desconocen los


motivos por los que sólo algunas infecciones progresan a alteraciones malignas. 

Otros factores de riesgo:

- - Las mujeres cuyos sistemas inmunológicos están debilitados por el uso de ciertos
medicamentos (corticosteroides, los usados tras trasplantes de riñón o terapia para otros tipos
de cáncer o SIDA) corren más riesgos.
- - Las mujeres con herpes genital tienen más riesgo de desarrollar cáncer de cuello
uterino.
- - Las mujeres con muchas parejas sexuales, o convivir con un varón con antecedentes de
múltiples relaciones sexuales, tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de cérvix.
- - Las mujeres que fuman tienen dos veces más riesgo de desarrollar cáncer de cuello
uterino que las mujeres no fumadoras.
- - El uso de anticonceptivos orales aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de cérvix.
- - El riesgo aumenta entre el final de la adolescencia y la mitad de los 30 años. Las
mujeres de más de 40 años siguen en riesgo y deben continuar sometiéndose a exámenes
para detección precoz (test de Papanicolau) con regularidad.

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Datos  sobre HPV 

El VPH es un virus ampliamente extendido. Un 75 % de la población sexualmente activa ha


tenido contacto con el virus en algún momento su vida.

El virus se transmite normalmente durante las relaciones sexuales y es tan común, que la
infección por el mismo puede considerarse como una consecuencia normal de la práctica
sexual. Por tanto, es más frecuente en los hombres y mujeres jóvenes que tienen una actividad
sexual más activa.

El VPH puede ser detectado en cualquier parte del área genital. Por este motivo, los
preservativos no protegen den forma efectiva contra la infección, aunque pueden disminuir el
riesgo de padecerla.

Se han identificado más de 130 tipos de VPH, de los cuales unos 20 son virus de alto riesgo
para desarrollar cáncer de cérvix. Los subtipos más frecuentes y más carcinogénicos son el
HPV 16 y 18.

¿Cómo se puede prevenir la infección por HPV?

La forma más segura es evitar contacto genital con otra persona.

En la población sexualmente activa, una relación monogámica con una pareja no infectada es
la mejor estrategia para evitar la infección por HPV. Sin embargo, es difícil saber si una pareja
sexualmente activa en el pasado, está actualmente infectada por el virus.

La infección por HPV puede ocurrir en las áreas genitales del varón y la mujer, tanto las que
son protegidas o no por el preservativo, por lo que la infección no se evitará completamente
con el uso del preservativo, si bien disminuirá el riesgo de contagio con el uso del mismo.

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Las dos vacunas, aprobadas recientemente, son muy efectivas en prevenir la infección de los
subtipos HPV 16 y 18, causantes del 70 % del cáncer de cérvix. Esta vacuna no protege de
otros subtipos del HPV que también pueden originar cáncer de cervix.

¿Cómo se puede detectar si una mujer es portadora del HPV?

El test para HPV se puede realizar en una muestra de células (citología) del cuello cervical. Se
puede usar la misma muestra que se empleará para el test de Papanicolau. El test valora la
existencia de ADN del virus en las células del cuello cervical y define si el virus es de alto
riesgo para desarrollar cáncer.

Si la paciente es portadora del virus, debe ser incluida en un programa de seguimiento más
estricto, para la detección de alteraciones en las células del cuello cervical durante las fases
iniciales y antes de que el cáncer se desarrolle.

¿Cómo se puede prevenir el cáncer?

La prevención del cáncer es posible mediante la detección precoz de alteraciones celulares en


la citología o test de Papanicolau y, recientemente, con la administración de la vacuna, lo cual
evitará el contagio e infección del virus HPV.

En la etapa inicial, los cambios que experimenta una célula son simplemente anormales, no
malignos. Algunas de estas alteraciones (fase precancerosa) son el primer paso de una serie
de cambios progresivos que pueden terminar en cáncer. La mayoría de veces estas células
anormales desaparecen sin tratamiento, pero en otos casos comienzan a transformarse en
malignas. Esta fase de la enfermedad se denomina displasia (crecimiento anormal de las
células). El tejido precanceroso debe ser extirpado para evitar que el cáncer se desarrolle. A
menudo, este tejido puede extirparse o destruirse sin dañar el tejido sano.

Dado que el cáncer de cuello uterino normalmente se desarrolla lentamente, aparece unos 10 a
15 años después de la infección por VPH inicial y sólo si esta persiste durante este periodo de
tiempo.

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La enfermedad empieza con una infección por VPH que el cuerpo no consigue eliminar
espontáneamente. El virus causa cambios en las células cervicales que al principio, no son
significativos, pero con el paso del tiempo pueden empeorar y evolucionar a cáncer.

Con el test de Papanicolau (citología), los cambios en las células cervicales pueden ser
identificados, lo que permite ofrecer a la paciente un seguimiento o el tratamiento adecuado de
la lesión.

Este proceso puede ser inverso, ya que la mayoría de veces el sistema inmunitario elimina el
virus. En este caso, la citología volverá espontáneamente a la normalidad, si bien las pacientes
deberán realizarse los controles que indique su ginecólogo.

A - Prevención con la vacuna. Esperanza para el futuro inmediato

En junio 2006 se aprobó en Estados Unidos la primera vacuna (Gardasil) para prevenir la
infección de 4 tipos de HPV. Dos de los mismos (HPV16-18) son los responsables del 70 % de
casos de cáncer de cérvix. La vacuna está aprobada para su administración a mujeres de entre
9 y 26 años que no hayan estado expuestas previamente al virus. La vacuna no protege si las
mujeres ya han sido infectadas, lo que explica la importancia de la inmunización del organismo
antes de su exposición al virus. Esta vacuna no protege contra otros virus que también pueden
ser causantes de cáncer, y tampoco previene otro tipo de infecciones de transmisión sexual.
Además esta vacuna previene de la infección de dos virus e la misma familia HPV de bajo
riesgo que son los causantes del 90 % de las verrugas genitales En 2009, se aprobó en EEUU
una segunda vacuna llamada Cervarix para la prevención de cáncer de cérvix en mujeres entre
10 y 25 años. Dado que el HPV es un factor de riesgo para cáncer de pene y el varón infectado
es fundamental para la transmisión del virus, también en el año 2009 se aprobó la vacuna
Gardasil para la población masculina niños y hombres entre los 9 y 26 años.

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Se administra la vacuna mediante tres inyecciones intramusculares en un periodo de seis


meses. La necesidad de revacunación dependerá de los resultados que ofrezcan los estudios
actualmente en curso. Existen datos que la inmunidad contra el HPV dura un mínimo entre 3-5
años. El seguimiento de los pacientes vacunados dentro de los ensayos clínicos aportará
información de la necesidad de re-vacunación.

Las vacunas profilácticas (preventivas) son objeto actualmente de numerosos estudios.


Disponemos de datos de grandes ensayos clínicos que han demostrado la eficacia en la
prevención de lesiones cervicales premalignas Debido a que una lesión premaligna tarda varios
años en ser un cáncer infiltrante, probablemente necesitaremos unos 10 años en tener
evidencia que el numero de nuevos cánceres en la población vacunada ha disminuido. Los
datos de eficacia apuntan a que la prevención del cáncer de cuello uterino puede convertirse
en realidad en un futuro próximo.

El “screening” o cribado continuará siendo el mejor método de protección contra el cáncer de


cuello uterino para las mujeres adultas. Aunque sus hijos o nietos ya serán vacunados, éstas
deberán seguir bajo el cribado, ya que hay otros tipos de HPV que pueden ser causa de cáncer
de cérvix y contra los cuales no tenemos aún vacunas.

La vacuna del HPV es segura y eficaz en la prevención de la infección persistente del virus. La
vacuna es útil para prevenir la infección persistente del virus NO es un tratamiento efectivo para
eliminar la infección una vez que está establecida.

B - Prevención del cáncer mediante el tratamiento precoz de las


lesiones

Si los cambios celulares no desaparecen o progresan se debe realizar una colposcopia


(examen más exhaustivo del cuello uterino) para definir las características, extensión de la
lesión y, como consecuencia valorar si precisa tratamiento o únicamente vigilancia.

Si se observa una anomalía en el cuello del útero durante la colposcopia, puede tomarse una
pequeña muestra de tejido (biopsia). Los resultados de la biopsia o curetaje ayudarán a mejorar
la precisión del diagnóstico.

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Si se confirman alteraciones en las células cervicales, se debe realizar tratamiento para que
sean eliminadas y prevenir así el desarrollo de cáncer. Estos tratamientos son altamente
eficaces y la gran mayoría de mujeres tratadas no tendrán ningún problema posterior. En
general, estos tratamientos primarios no afectan a la fertilidad de la mujer.

La elección de un tratamiento u otro, por parte del especialista, dependerá del tipo de lesión: 

• Conización: 
Es el tratamiento más común de los que se utilizan en la actualidad. Consiste en eliminar las
células que presentan alteraciones mediante la escisión de tejido del cuello uterino en forma de
cono. Puede hacerse utilizando una asa diatérmica (cauterizador) o un bisturí frío, en cuyo caso
se precisará posteriormente de unos puntos hemostáticos ( para que no sangre). Puede
hacerse ambulatoriamente, dura sólo unos minutos y se realiza con anestesia local. 

• LLETZ: 
Es la escisión de la Zona de Transición mediante asa. El material obtenido es menor que con
la conización. 

• Criocirugía: 
Se usa una pequeña sonda fría que permite eliminar las células con anomalías mediante la
congelación. Este procedimiento también puede hacerse ambulatoriamente y prácticamente no
causa molestias. Con este método no se obtiene muestra para ser analizada por los
especialistas en anatomía patológica. 

• Evaporación por láser: 


En este método se usa un láser que concentra un haz de rayos de alta energía para calentar y
vaporizar los tejidos con alteraciones. Se efectúa con anestesia local. Tampoco se obtiene
material para ser analizado por anatomía patológica y por ello estos dos últimos procedimientos
son menos utilizados.

Cuidados tras el tratamiento

Después del tratamiento, la mujer puede tener pequeñas hemorragias o pérdidas que durarán
entre 3-4 semanas.

Durante este tiempo:

Use compresas, no tampones. Evite hacer ejercicio físico. No mantenga relaciones sexuales

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hasta que las pérdidas o hemorragias hayan desaparecido completamente y, después, use
preservativos durante un mes mientras la herida cicatriza.

Estos tratamientos son normalmente satisfactorios y la mayoría de las mujeres no presentarán


ningún problema adicional. Sin embargo, un pequeño número continuará teniendo resultados
citológicos alterados o con anomalías, necesitando un tratamiento posterior. La mujer deberá
seguir revisiones ginecológicas regulares según las indicaciones de su especialista. Además,
deberá continuar con su seguimiento (cribado cervical habitual).

Signos y Síntomas

La mayoría de mujeres no tienen signos o síntomas cuando presentan alteraciones


premalignas o en los primeros estadios del cáncer de cuello uterino. Los síntomas
habitualmente no aparecen hasta que el cáncer ha invadido otros tejidos u órganos.

Se pueden presentar los siguientes síntomas:

- Manchas de sangre o sangrado leve entre menstruación y menstruación o después de la


misma. 

- Sangrado menstrual más prolongado y abundante que el habitual.

- Sangrado después del coito, o durante el examen pelviano por parte del médico. 

- Dolor durante el coito.

- Sangrado después de la menopausia (metrorragia postmenopáusica). 

- Aumento de la secreción vaginal.

Cuando aparecen estos síntomas, debemos prestarles atención aunque se asemejen a los de
enfermedades menos graves. Un diagnóstico precoz, especialmente en la etapa precancerosa,
mejora las posibilidades de curación. Si presenta cualquiera de estos síntomas debe
comunicarlo a su médico a la mayor brevedad.

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Diagnóstico

La biopsia (obtención de una pequeña muestra de tejido para el análisis microscópico) es la


que establece el diagnóstico definitivo de cáncer y el tipo histológico.

Para el diagnóstico es preciso realizar una exploración física general y ginecológica exhaustiva,
valorando tamaño y aspecto de los órganos pélvicos. El médico puede precisar de un examen
pélvico bajo anestesia para valorar la posible extensión del tumor a útero, vagina, recto o
vejiga.

La cistoscopia y/o recto-sigmoidoscopia (exploración que permite visualizar y tomar


biopsias dentro de la vejiga o recto) se podrá realizar, por indicación de su médico especialista,
si hay sospecha de infiltración por el tumor de la vejiga de la orina o del recto.

Radiografía de tórax: permite la exploración de los pulmones para valorar la posible


diseminación tumoral a los mismos (metástasis pulmonares).

La urografía (pielografia) permite visualizar las vías urinarias y vejiga mediante la inyección de


contraste. La indicación la establecerá su médico especialista.

El TAC (Tomografía Axial Computarizada) será solicitado asimismo por indicación del


especialista. A pesar que es una exploración con importantes limitaciones en este tumor, en
pacientes en las que no sea posible realizar un estadiaje quirúrgico puede ayudar a comprobar
el estado de los ganglios.

La RMN (Resonancia Magnética Nuclear) es la exploración radiológica que aporta más


información para valorar la profundidad de invasión del tumor en el cérvix y también la posible
infiltración de otras estructuras pélvicas (parametrios, vagina, recto, vejiga orina, etc.).

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La PET (Tomografía por Emisión de Positrones), consiste en inyectar moléculas de azúcar


radioactivo en el cuerpo. Las células cancerosas absorben el azúcar con más rapidez que las
células sanas, de forma tal que se iluminan en el PET.

Esta exploración se puede utilizar para completar la información obtenida a través del estudio
por TAC, RMN y el examen físico. Es el método más sensible para valorar la afectación de los
ganglios linfáticos. La PET también es útil para diferenciar si, tras el tratamiento, persiste tumor
o se trata de fibrosis (lesiones residuales no malignas).

La gammagrafía ósea (valoración completa de los huesos) sólo se realizará si existe sospecha
de afectación ósea.

Anatomía patológica

El estudio microscópico de la biopsia (muestra del tumor), confirma el diagnóstico de


malignidad y el tipo histológico del mismo tumor.

Tras analizar la biopsia, el diagnóstico puede ser cualquiera de los siguientes: 

1 - Neoplasia Intraepitelial Cervical (Lesión que puede progresar a carcinoma invasivo)

• CIN-I: Sólo existen células anormales en el 1/3 inferior del epitelio.


• CIN-II. La lesión afecta también el 1/ 3 medio del epitelio. 
• CIN-III. La lesión afecta al 1/ 3 superior del epitelio.

2 - Sistema de Bethesda

La clasificación CIN ha sido utilizada hasta 1991. Después del consenso llevado a cabo por el
Instituto Nacional del Cáncer Americano dichas lesiones se clasifican mediante el sistema de
Bethesda. Incluye todas las alteraciones de características escamosas que ocurren en la zona

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de transición del cervix y que son inducidas por el virus HPV, tales como condiloma, displasia y
CIN. El sistema de Bethesda divide estas lesiones (las denomina SILs) en dos grupos:

• Bajo grado: Usualmente asociadas a algunos subtipos del virus HPV que son de bajo riesgo
para desarrollar cáncer. La probabilidad de progresar a cáncer infiltrante es muy baja.
• Alto riesgo: Suelen estar asociadas a virus HPV de alto riesgo para desarrollar cáncer y
tienen una alta probabilidad de progresión a cáncer infiltrante.

ASCUS: Término introducido por el sistema de Bethesda que significa células escamosas con
atipia de significado incierto. Estas lesiones suelen ser mayoritariamente procesos benignos,
aunque en un 5-10 % pueden estar asociadas a lesiones de alto riesgo para desarrollar un
cáncer infiltrante. La realización del test para detectar ADN del virus HPV en estas lesiones,
permite seguir exhaustivamente, a las pacientes que sean portadoras de virus de alto riesgo. 

3 - Adenocarcinoma in situ

Ocurre cuando las células de las glándulas endocervicales son sustituidas por células
anormales que no llegan a invadir el estroma. Suelen ser lesiones multifocales. 

4 - Carcinoma microinfiltrante

Se trata de un tumor cuya profundidad máxima del tumor no es mayor a 5 mm y de 7 mm en su


una extensión horizontal. Este diagnóstico solo podrá hacerse si la biopsia incluye la lesión
neoplásica en su totalidad así como la zona de transformación cervical. 

Requiere la realización de una biopsia cervical en cono. Esta definición es válida sólo para
carcinoma escamoso, ya que el adenocarcinoma se puede originar en cualquier lugar de la
compleja arquitectura gandular. No se han hallado métodos reproducibles para medir la
profundidad de invasión de estos tumores.

5 - Carcinoma escamoso infiltrante

Entre un 80-90% de carcinomas del cérvix son escamosos. 

6 - Adenocarcinomas infiltrantes

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La mayoría se originan en el endocervix. Pueden ser:

* Puros: sólo presentan componente de adenocarcinoma.


* Mixtos con componente escamoso: Son los llamados carcinomas adenoescamosos,que
incluyen:

- Carcinoma de células glassy.


- Carcinoma basal adenoide. Suelen tener un buen pronóstico.
- Carcinoma adenoide quístico. Suelen tener un comportamiento más agresivo, con frecuentes
metástasis.

* Papilar villoglandular. Es un subtipo de adenocarcinoma bien diferenciado que afecta a


mujeres jóvenes, muy infrecuentemente presenta metástasis y tiene un buen pronóstico. 
* Histologías muy infrecuentes. Entre ellas el: Carcinoma endometrioide, serosos o de
células claras. Estas variantes son más habituales en el cáncer de endometrio u ovario y
pueden ser indistinguibles de los tumores primitivos de estos órganos.

7 - Carcinoma anaplásico de célula pequeña. Tienen un comportamiento muy agresivo, con


mal pronóstico. 

8 - Neoplasias raras

Tumores Müllerianos Mixtos Malignos, adenosarcomas y leiomiosarcomas. Son infrecuentes en


el cervix y más a menudo afectan a éste de forma secundaria.

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      Foto1. Tejido normal y tejido neoplásico

      Foto 2. Carcinoma escamoso de cervix


Foto 3. Carcinoma escamoso con el virus HPV
Estadiaje

El estadiaje del tumor sirve para definir la localización, la extensión local y a distancia del
mismo. Ello permite planificar el tratamiento más adecuado a cada situación y conocer el
pronóstico.

El estadiaje clínico del tumor se llevará a cabo mediante las exploraciones comentadas
previamente. Si no es posible realizar el estadiaje quirúrgico por las condiciones de la paciente,
la exploración física ginecológica bajo anestesia aporta información útil.

- • Estadiaje según sistema FIGO


Es un estadiaje clínico muy útil ya que muchos pacientes serán tratados con
radioterapia y no se someterán nunca a cirugía, y este sistema de estadiaje aporta uniformidad
en esta población de pacientes.
 
- • Estadiaje según TNM 
Los hallazgos del tumor en relación a la extensión del mismo en las pacientes tratadas
con cirugia deben ser documentados exhaustivamente para definir la extensión de la
enfermedad en relacion a los hallazgos anatomo-patológicos mediante el sistema TNM (
pTNM).

TX El tumor primario no puede evaluarse. T0 No hay evidencia de tumor primario. Tis*


Carcinoma in situ (carcinoma preinvasivo).

T1  Estadio  I:
Carcinoma cervical confinado al útero (la extensión al cuerpo no debe ser tenida en cuenta).

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-T1a**. Estadio IA:  Carcinoma invasor diagnosticado sólo mediante microscopía. Invasión del
estroma con una profundidad máxima de 5 mm y una extensión horizontal ≤ a 7 mm. El
compromiso del compartimento vascular, venoso o linfático no afecta la clasificación.

-T1a1. Estadio IA1: Invasión estromal ≤ 3 mm en profundidad y ≤ 7 mm de extensión horizontal.

-T1a2. Estadio IA2:  Invasión estromal > 3 mm y ≤ 5 mm en profundidad, con una extensión
horizontal ≤ a 7 mm.

-T1b. Estadio IB: Lesión clínicamente visible confinada al cuello uterino o lesión microscópica
mayor que T1a/IA2.

-T1b1. Estadio IB1: Lesión clínicamente visible ≤ 4 cm en su mayor diámetro.

-T1b2. Estadio IB2:  Lesión clínicamente visible > 4 cm en su mayor diámetro.

T2. Estadio II: Carcinoma cervical que invade más allá del útero, pero no compromete la
pared pélvica o el tercio inferior de la vagina. -T2a. Estadio IIA: Tumor sin
invasión de parametrios. -T2a1.
Estadio IIA1: Lesión clínicamente visible ≤ 4 cm en su mayor diámetro.

-T2a2. Estadio IIA2: Lesión clínicamente visible > 4 cm en su mayor diámetro.

-T2b. Estadio IIB: Tumor con invasión de parametrios, sin llegar a la pared pelviana.

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la T3.
EstadioEstadio
pélvica.
3b.vagina
función
Estadio
IIIA:
y/o III:
renal.
IIIB:
El
causa
tumor
 El
Tumor
tumor
compromete
que
se extiende
se extiende
el tercio
hidronefrosis
a laapared
la
inferior
pared
pélvica
de
opélvica
alteración
la vagina,
y/o y/o
causa
compromete
de
sinla
hidronefrosis
extensión
función el
renal.
atercio
la
o alteración
pared
-T3a.
inferior de
-T

T4.
allá
*el
** T4.
Estadio
deEstadio
consideradas. 
FIGO
Todas
tumorla
ya
se
las IVB:
 IVA:
pelvis
no
propaga
lesiones
considera
(el edema
a
 El
visibles
órganos
tumor
el estadio
bulloso
macroscópicamente,
invade
distantes.
no
0 (Tis). 
es
la mucosa
suficiente
depara
aun
la vejiga
con
clasificar
invasión
o delun
recto
tumor
superficial,
y/ocomo
se extiende
son más
Pronóstico

La supervivencia y el control pélvico/ local de la enfermedad se correlacionan con el estadio

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según la FIGO, si bien el pronóstico también depende de otros factores no incluidos en este
sistema de estadiaje y que nos condicionarán el tratamiento y la supervivencia de las
pacientes.

• El tamaño del tumor se correlaciona estrechamente con el pronóstico. 


Para tumores (T) < 5 cm, tratados con radioterapia, la supervivencia a 5 años es del 83 % de
pacientes. 
Para T entre 5-7,9 cm, la supervivencia es del 66%. 
Para T mayores o iguales a 8 cm, la supervivencia es del 46 %. 

• La afectación de los ganglios linfáticos es también un importante predictor de la


supervivencia. 
Para las pacientes con E. IB sometidas a histerectomía radical, la supervivencia a 5 años es
del 85% al 95 % si no hay afectación ganglionar pélvica; si la hay, desciende a porcentajes
entre 45% - 55 %. 
Si existe afectación de los ganglios para-aórticos y son tratados con radioterapia, la
supervivencia varía entre 10-50 % a 5 años, dependiendo de la extensión de la enfermedad
pélvica y del número de ganglios para-aórticos afectos. 

• Otros factores a tener en cuenta son los histológicos, que podremos valorar tras la
realización de la histerectomía: La infiltración vascular y / o linfática, invasión profunda del
estroma, la extensión parametrial y márgenes positvos. Este subgrupo de pacientes tienen
mayor riesgo de recaída y su oncólogo valorara cual es el mejor tratamiento a ofrecer tras la
cirugía , si radioterapia sola o combinada con quimioterapia. 

• El subtipo histológico adenocarcinoma tiene peor pronóstico que el carcinoma escamoso. 

• La anemia es un factor que aumenta el número de recaídas pélvicas en aquellas pacientes


(con tumores no candidatos a cirugía) que son tratadas con radioterapia o radioquimioterapia
combinadas.

Tratamiento

A - Consideraciones generales

El tratamiento del cáncer de cérvix incluye básicamente Cirugía y Radioterapia y, en algunas


situaciones, también la Quimioterapia. El tipo de tratamiento dependerá del tamaño y
localización del tumor, estado general de la paciente y la intención de tener hijos.

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Si la mujer estuviera embarazada se deberá plantear la posibilidad de retrasar el tratamiento


hasta el nacimiento. La decisión sobre el tratamiento más adecuado a cada situación suele
tomarse por consenso entre diferentes especialistas (Ginecólogo, Radioterapeuta, Oncólogo
médico).

La Cirugía y la Radioterapia son tratamientos locales que solo afectan el área del tumor. La
Quimioterapia es un tratamiento sistémico, es decir que afecta a todo el cuerpo.

A-1 Cirugía

Puede extirpar sólo el tejido maligno, todo el cuello cervical, o bien el útero en su totalidad
(histerectomía), preservando o no los anejos (ovarios y trompas) y extirpando los ganglios
linfáticos regionales. El tipo de cirugía a realizar dependerá de la extensión del tumor. Se podrá
realizar:

• Conización (biopsia en cono) si el cáncer es microinvasivo. 


• Histerectomía, que puede ser simple (extirpación del útero y cuello uterino) o radical (útero
y cuello uterino, parte superior de la vagina, el tejido que rodea al cuello del útero y los ganglios
linfáticos pélvicos). Si se extirpan las trompas de Falopio y los ovarios (opcional, según la edad
de la paciente) se realizará de modo simultáneo a la histerectomía.
• Cervicectomía radical o traquelectomía (cirugía para extirpar el cuello uterino y que deja
intacto al útero), con disección de los ganglios linfáticos pélvicos. Puede utilizarse en mujeres
jóvenes que desean preservar la fertilidad (tener hijos en el futuro) y siempre que sea posible,
según el tamaño del tumor. Este procedimiento ha logrado aceptación como alternativa a la
histerectomía en estas situaciones.
• Exenteración pélvica: se extirpa el útero, vagina, colon inferior, el recto y/o la vejiga, si el
cáncer se ha diseminado a estos órganos tras la radioterapia.

Las complicaciones de la cirugía varían según el procedimiento utilizado.

Debido a que estos procedimientos quirúrgicos pueden afectar a la salud sexual de la mujer, es
conveniente que sean discutidos previamente en detalle con las pacientes y su médico.

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A-2 Radioterapia

La radioterapia es el uso de rayos X u otras partículas con alta potencia para eliminar las
células malignas. La radioterapia puede administrarse sola, como tratamiento único, antes de la
cirugía o en combinación de quimioterapia.

La radioterapia puede ser externa o utilizando implantes (radioterapia interna o braquiterapia).

Los efectos secundarios de la radioterapia dependen de la dosis y el área del cuerpo sometida
a tratamiento. Los más frecuentes incluyen cansancio, reacciones leves en la piel (seca o
enrojecida) pérdida del apetito, náuseas, vómitos, molestias urinarias y diarrea. La mayoría de
los dichos efectos desaparecen tras finalizar el tratamiento.

Durante el mismo es aconsejable evitar las relaciones sexuales. Las mujeres pueden reanudar
su actividad sexual al cabo de unas semanas de finalizado el tratamiento. 

A-3 Quimioterapia

La quimioterapia es el uso de medicamentos para eliminar las células malignas. Suele


administrarse por vía endovenosa y se traslada por el torrente sanguíneo hacia las células de
todo el cuerpo, intentando destruir las células que pudiesen quedar después de la cirugía o
radioterapia.

Los efectos secundarios dependen del medicamento utilizado y la dosis administrada. Los más
frecuentes incluyen náuseas y vómitos, pérdida del apetito, diarrea, fatiga, leucocitos o
hemoglobina bajos, sangrado o hematomas después de cortes o lesiones menores,
adormecimiento o cosquilleo en manos o pies, dolor de cabeza, pérdida del cabello y
oscurecimiento de la piel y las uñas. No todos aparecen en forma simultánea y la mayoría
desaparecen cuando finaliza el tratamiento, aunque algunos pueden ser más persistentes.

Otros posibles efectos secundarios incluyen la imposibilidad de quedar embarazada y la


menopausia prematura. Con menor frecuencia, algunos fármacos pueden causar sordera
parcial o daño renal.

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La elección de uno, dos o los tres tipos de tratamiento, (cirugía, radioterapia, y/o quimioterapia)
se basará en una serie de factores como son el tamaño del tumor, estadio, histología,
afectación de los ganglios linfáticos , factores de riesgo para complicaciones a la radioterapia,
cirugía o preferencias de la mujer según edad y deseo de descendencia.

Desde 1999, con la introducción en el tratamiento de la quimioterapia junto con la radioterapia,


se ha conseguido mejorar la supervivencia de estas pacientes. La investigación de nuevos
fármacos, modalidades o combinaciones de tratamientos, continúa para seguir la mejora en los
resultados y también con objeto de disminuir los efectos secundarios, inmediatos y a largo
plazo. 
 

B -Tratamiento específico según el estadio

Estadio 0 (Carcinoma in Situ) 

Para los carcinomas in situ, se requiere de una biopsia dirigida por colposcopia o una biopsia
en cono para excluir la existencia de enfermedad invasiva (cáncer infiltrante); ya que la
existencia de la misma, caso de no ser detectada podría ser causa del fracaso terapéutico por
la elección de una terapia inadecuada. Lo más importante es conocer la extensión de la
enfermedad y excluir la existencia de enfermedad infiltrante.

La presencia de un adenocarcinoma in situ, o la extensión de la enfermedad al canal


endocervical, hacen necesaria la práctica de una conización. La selección del tratamiento
dependerá de la edad, condición médica, deseo de preservar la fertilidad y sobre todo de la
extensión de la lesión.

Se puede realizar mediante los siguientes procedimientos:

1- Escisión electroquirúrgica con lazo, puede ser difícil determinar con exactitud la
profundidad de la lesión en caso de pacientes con hallazgos de carcinoma invasor oculto. 
2- Los más utilizados son la Cirugía láser y Conización. 
3- Histerectomía total. En el caso de mujeres que no pueden o no desean ulteriores
embarazos.

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4- Braquiterapia (radioterapia interna) en una sola sesión. Es una opción válida de


tratamiento en el caso de mujeres que no pueden someterse a cirugía por contraindicaciones
médicas.

Estadio IA

Puede incluir los siguientes procedimientos:

E: IA1

1 - Histerectomía total (tipo I) por via abdominal o vaginal


Si la profundidad de invasión es menos de 3 mm, probada por una biopsia en cono con
márgenes claramente negativos y no hay invasión del canal vascular ni linfático, la frecuencia
de afectación ganglionar es lo suficientemente baja (< 1%) para que no sea necesaria la
disección de los mismos. La salpingooforectomía (extirpación de ovarios y trompas) es
opcional, y debe posponerse su extirpación en mujeres jóvenes para preservar la función
hormonal ovárica. 

2 - Conización 
Se puede plantear si la lesión mide menos de 3mm, no hay afectación de vasos venosos ni
linfáticos y la paciente desea preservar su fertilidad. Las pacientes sometidas a este tratamiento
conservador deben ser seguidas periódicamente con citologías, colposcopia, etc. 

3 - Braquiterapia o radioterapia interna 


Si la afectación tumoral es menor de 3mm y no hay invasión de los vasos linfáticos representa
una opción válida de tratamiento, que debe reservarse para mujeres no candidatas a cirugía.

E: IA2

1 - Histerectomía radical modificada (tipo II) y extirpación de ganglios linfáticos


Si la lesión mide entre 3 y 5 mm. el riesgo de afectación ganglionar es aproximadamente del 5
%. Sin embargo, hay un estudio que sugiere que la afectación ganglionar en estos casos puede

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ser menor, y en las pacientes que tras la conización no queda enfermedad residual, el
tratamiento conservador puede ser adecuado una vez que ha sido valorado conjuntamente por
paciente-medico y asumido por la paciente el compromiso de un seguimiento estricto. Con la
histerectomía radical modificada, la curación se consigue en un 95% de las pacientes y las
complicaciones urinarias son raras. 

2 - La braquiterapia es una opción con iguales resultados que la cirugía en supervivencia a 5


años. A pesar de que el tratamiento quirúrgico es el estándar, en pacientes con problemas
médicos severos u otras complicaciones se puede ofrecer la braquiterapia como opción válida.

Estadio IB-IIA

La histerectomía radical (tipo III) con extirpación de los ganglios de la pelvis y la radioterapia
externa con braquiterapia son igualmente eficaces consiguiendo unos porcentajes de curación
a 5 años que oscilan entre 85 y 90% de los casos. La selección de uno u otro tratamiento
dependerá de factores particulares de cada paciente (tamaño del tumor, histología), así como
de la experiencia de cada centro.

El tamaño del tumor primario es el factor más importante para la elección del tratamiento; por
ello, debe ser evaluado cuidadosamente.

Las pacientes tratadas con histerectomía radical y con hallazgos en el tumor de factores de alto
riesgo para recaída, podrán beneficiarse de radioterapia o radioquimioterapia postoperatoria.

Durante el estadiaje quirúrgico se debe realizar un muestreo de los ganglios para-aórticos. Si


estuvieran afectos, el estadio aumenta (III) y en consecuencia se deberá ampliar el campo de
radioterapia, abarcando esta zona y adaptando el tratamiento a la extensión del tumor. 

E:IB1

1 - Para tumores con histología de carcinoma escamoso de tamaño menor o igual a 4 cm, la


histerectomía radical y linfadenectomía pélvica bilateral (extirpación de los ganglios) es una

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opción equivalente a la radioterapia externa más braquiterapia.

La elección de una u otra terapéutica dependerá de la preferencia de la paciente, y de la


experiencia del equipo médico en uno u otro tratamiento. La frecuencia de complicaciones
mayores es similar en ambos, si bien las complicaciones urinarias son más frecuentes en la
cirugía y las intestinales en el tratamiento con radioterapia.

En tumores pequeños y pacientes jóvenes se tiende al tratamiento quirúrgico, ya que permite


preservar la función ovárica y comporta menos secuelas vaginales. La radioterapia puede ser
de preferencia en pacientes de mayor edad y post-menopáusicas para evitar las
complicaciones de la cirugía. Los buenos resultados de supervivencia a 5 años que se
consiguen con radioterapia radical en este grupo de pacientes, no parece que puedan
mejorarse por el momento añadiendo quimioterapia. 

2 - Si el tumor es un adenocarcinoma de > 3 cm, el tratamiento debe consistir en la


aplicación de radioterapia. 

3 - En pacientes jóvenes muy seleccionadas que desean preservar la fertilidad, y en


tumores menores ó iguales a 2 cm, se puede practicar traquelectomia (extracción del cuello
uterino, preservando cuerpo del útero con ovarios y trompas) radical vaginal, con
supervivencias comparables a las de histerectomía. Las mujeres que puedan quedarse
embarazadas tras este procedimiento representan menos del 50 %. La prematuridad en este
grupo de pacientes es muy alta.

Las opciones de tratamiento incluyen:

Histerectomía radical (tipo III) y extirpación de los ganglios linfáticos. 


Histerectomía radical y extirpación de los ganglios linfáticos, seguida de radioterapia y
quimioterapia. 
Combinación de radioterapia interna y externa. 
Radioterapia más quimioterapia.

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E:IB2

1 - Los tumores de más de 4 cm habitualmente son de alto riesgo para la afectación de


parametrios y ganglios. Los pacientes que presentan estos factores de mal pronóstico, son
tratados, tras la cirugía, lo que supone posibles complicaciones derivadas de ambos
tratamientos. 

Por ello, las pacientes afectas de tumores de > 4 cm, son preferiblemente tratadas con
radioterapia radical externa, abarcando la pelvis. Si en el estadiaje quirúrgico los ganglios
paraaórticos están afectados, el campo de radioterapia deberá adecuarse a la extensión de la
enfermedad, cubriendo la zona afecta.

En tumores mayores a 4 cm se debe administrar, de modo simultáneo a la radioterapia


quimioterapia con platino, que en varios estudios demuestra aumentar el porcentaje de mujeres
vivas a 5 años. Las pacientes que requieran radioterapia postoperatoria (por el hallazgo en la
pieza quirúrgica de afectación neoplásica de los ganglios o infiltración por el tumor de los
márgenes), también se benefician de la administración de quimioterapia junto a la radioterapia.

- Las opciones de tratamiento pueden incluir los siguientes procedimientos: 


- Radioterapia y quimioterapia para tumores voluminosos. 
- Histerectomía radical (tipo III) y extirpación de los ganglios linfáticos. 
- Histerectomía radical y extirpación de los ganglios linfáticos, seguida por la combinación de
radioterapia más quimioterapia.

Estadio IIA

Tanto la histerectomia radical (tipo III) con extirpación de los ganglios linfáticos, como la
radioterapia radical, consiguen supervivencias (pacientes vivas a 5 años) de un 70 y 85%.

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La elección de uno u otro tratamiento dependerá de los factores individuales de cada paciente
(tamaño del tumor, enfermedades asociadas etc.) y de la experiencia del centro en cada uno
de estos tratamientos. La administración de quimioterapia combinada con radioterapia,
aumenta la supervivencia a 5 años en este grupo de enfermas.

Las opciones de tratamiento en este estadio incluyen los siguientes procedimientos:

- Histerectomía radical y extirpación de los ganglios linfáticos.


- Combinación de radioterapia interna y radioterapia externa.
- Histerectomía radical y extirpación de ganglios linfáticos, seguido de radioterapia +/-
quimioterapia.
- Radioterapia más quimioterapia que contenga cisplatino en tumores voluminosos.

Indicaciones de radioterapia sola o combinada con quimioterapia tras la cirugía: 


Si tras la cirugía las pacientes están afectas de al menos dos de los siguientes factores:
invasión del estroma superior a 1/3, infiltración de vasos linfáticos o venosos o el tumor hasta 4
cm, deberá administrase radioterapia post-operatoria.

Si en la pieza quirúrgica hay afectación ganglionar, parametrial o márgenes quirúrgicos afectos,


la administración de quimioterapia durante la radioterapia disminuye la recaída pélvica y
aumenta la supervivencia. 

Estadio IIB, III y IV A

El tratamiento incluye habitualmente radioterapia interna y externa, combinada con


quimioterapia que contenga cisplatino. 

Estadio IVB

La mayoría de pacientes en este estadio son casi siempre incurables. El tratamiento debe ir
dirigido a la paliación de los síntomas mediante el uso adecuado de medicamentos y
radioterapia para tratar el dolor. 

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La radioterapia es útil como tratamiento paliativo y consigue aliviar los síntomas y mejorar la
calidad de vida.

La quimioterapia puede disminuir el tamaño del tumor, pero el efecto de la misma suele ser de
corta duración.

Varios quimioterápicos han demostrado su actividad tanto en las situaciones de recaída del
tumor como en otras en que la enfermedad se inicia con metástasis. Algunos de los
quimioterápicos más activos son el cisplatino, ifosfamida, taxol, irinotecan, topotecan,
gemcitabina, vinorelbina etc. Todos ellos constituyen opciones válidas de tratamiento,
dependiendo de las características y deseos de la paciente.

Para las pacientes con enfermedad metastásica que van a ser tratadas por primera vez , la
quimioterapia con una combinación de platino (cisplatino-taxol )y añadir Bevacizumab (
anticuerpo monoclonal dirigido a la angiogénesis ) ha demostrado aumentar la supervivencia
frente a la quimioterapia sola en un estudio publicado en 2014. Esta opción debe ser la primera
a ofrecer a las pacientes si no presentan contraindicacion para recibir este tratamiento.

Un estudio del 2008 , en pacientes con metástasis comparaba 3 regímenes de quimioterapia


con (cisplatino- vinorelbiba, cisplatino- gemcitabina y cisplatino-topotecan ) a cisplatino- taxol
concluyendo que no hay diferencias en cuanto a eficacia entre ninguno de estos regímenes ,ni
tampoco hubo diferencias en relación a calidad de vida , por ello la elección de uno u otro de
estos esquemas, en el caso que no pueda administrarse Bevacizumab dependerá de
diferentes factores individualizados a cada paciente; como, el ECOG, tipo de toxicidad previa y
asumible para cada paciente , el haber recibido cisplatino previamente, que la recaída sea
pélvica , dentro del primer año, y rechazo o no a alopecia.

La quimioterapia con carboplatino-taxol es una alternativa válida y menos tóxica, especialmente


para las pacientes que han recibido cisplatino previamente, y que por algún motivo como puede
ser, padecer de insuficiencia renal no puedan recibir cisplatino.
Las mujeres que progresan tras la primera línea el tratamiento, la monoterapia con fármacos
como Vinorelbina; Taxol trisemanal con reducción de dosis a 135 mg / m2 si han recibido RT
previa , Ifosfamida, Topotecan ; Irinotecan , Pemetrexet son los tratamientos más aconsejado.

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Diferentes antiangiogénicos así como otros fármacos dirigidos a dianas moleculares,se están
explorando en estudios clínicos.

Es importante aumentar la participación en estudios de investigación ( ensayos clínicos) con


nuevos fármacos y combinaciones entre ellos que permitan mejorar el pronóstico de este tumor
en el futuro inmediato.

C - Tratamiento de las recaídas

1 - Recaídas pélvica / (local)

Después del tratamiento con cirugía radical, la radioterapia junto con quimioterápia puede curar
entre un 40 % - 50 % de pacientes.

Para las recaídas tras radioterapia, la exenteración pélvica (cirugía agresiva) en pacientes
seleccionadas pueden conseguir supervivencias a 5 años que oscilan entre el 32% al 62%.
Recientemente se trabaja intensivamente para llevar a cabo cirugías reconstructivas en el
momento de la exenteración pélvica, con objeto de mejorar la calidad de vida. Estos
procedimientos incluyen, la reconstrucción de los conductos urinarios, re-anastomosis del
colon, reconstrucción vaginal etc. 

2 - Para las recaídas a distancia (huesos, pulmones, hígado etc.) fuera del campo de
radioterapia, no hay tratamientos estándar. En el caso de recaída única ganglionar o pulmonar
la extirpación de la lesión (metástasis), aumenta las probabilidades de supervivencia a 5 años.

En la mayoría de las recaídas a distancia el objetivo del tratamiento es la paliación y el


tratamiento dependerá de la localización de las metástasis, síntomas producidos por ésta y
características de las pacientes. Se puede administrar radioterapia, quimioterapia o combinar
ambos tratamientos. 

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D - Tratamiento del cáncer de cuello uterino en la mujer embarazada

Representa una situación especial que merece ser mencionada, ya que el cáncer de cuello
uterino ocurre en pacientes jóvenes; afortunadamente es poco frecuente.

El tratamiento del tumor y el momento para efectuarlo, dependerá del estadío de la


enfermedad, fase del embarazo y deseos de la paciente. Deberá de tomarse la decisión más
adecuada a cada situación , previo consenso con la paciente. 

E - Seguimiento a realizar tras el tratamiento

Durante los dos primeros años se recomienda un control cada 3-4 meses, que incluye
exploración física, ginecológica y citología (test de Papanicolau).

Entre el 2º y 5º año , segumiento cada 6 m.

A partir de los 5 años, control anual.

Radiografia de torax, TAC u otras exploraciones complementarias, serán indicadas por su


médico según las necesidades de cada paciente.

A pesar del seguimiento programado, si la paciente presenta síntomas tales como dolor,
sangrado vaginal, problemas urinarios, etc, debe consultar con su especialista.

Consecuencias del tratamiento en la vida sexual de la mujer

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El objetivo del tratamiento del cáncer de cérvix es un adecuado control del tumor sin efectos
secundarios. Sin embargo, hay que recordar que es un tumor que ocurre en mujeres
relativamente jóvenes, por lo que puede repercutir en la vida sexual y fertilidad de la paciente.

El tratamiento de la disfunción sexual debe abarcar tanto el aspecto físico como el psicológico.

Los órganos reproductivos, vagina y área vulvar, son muy importantes para la identidad
femenina. Los problemas con estos tejidos y su función, pueden afectar de forma adversa el
interés y la respuesta sexual. El estado reproductivo y la fertilidad, independientemente de si
tienen hijos es una parte fundamental de la identidad femenina y la pérdida de ello conlleva a
alteraciones en la vida sexual de la mujer. La pérdida de la función ovárica, secundaria a los
tratamientos, implica perder la capacidad reproductiva y pasar al estado de menopausia con los
síntomas secundarios de la misma y el significado negativo que ello conlleva. La consulta con
un terapeuta especializado puede mejorar el estado físico y disminuir el impacto psicológico.

El tratamiento quirúrgico del cáncer cervical en estadios iniciales permite conservar los ovarios,
preservando su función.

Hemos comentado previamente la posibilidad de realizar traquelectomia (extirpación sólo del


cuello cervical, preservando el resto de órganos y estructuras) en pacientes jóvenes, con deseo
de procrear y tumores no superiores a 2 cm.

En el tratamiento de la enfermedad avanzada deben considerarse los siguientes aspectos.

Durante la radioterapia los tejidos pueden enrojecer e inflamarse, causar dolor o sangrado.
Tras la inflamación aguda puede ocurrir fibrosis que ocasiona rigidez de la vagina; que puede
mejorar tras la colocación de dilatadores de plástico o grandes tampones, lo que permitirá
mejorar las relaciones sexuales y facilitará los exámenes ginecológicos. La paciente seguirá las
instrucciones del especialista sobre la conveniencia de mantener relaciones sexuales, durante
el tratamiento. Habitualmente se recomienda la abstención sexual. Recordar que los genitales
externos y la vagina conservan igual sensibilidad que antes del tratamiento.

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Algunos quimioterápicos pueden irritar las mucosas del cuerpo, incluida la vaginal, que puede
estar más seca e inflamada. Durante la quimioterapia son frecuentes la infecciones vaginales
por hongos, especialmente en las mujeres que precisan tomar corticoides o antibióticos. La
quimioterapia también puede facilitar la reaparición de infecciones por herpes genitales o
verrugas si la mujer las ha sufrido previamente. La paciente consultara inmediatamente al
especialista para el tratamiento adecuado.

Las infecciones por hongos pueden ser prevenidas evitando llevar pantys de nylon, y
pantalones ajustados. Es aconsejable vestir con ropa ancha y de algodón que permite la
transpiración de esta zona evitando la humedad, que facilita las infecciones por hongos.

El deseo sexual disminuye frecuentemente en las pacientes en tratamiento con quimioterapia,


debido a los efectos secundarios del mismo (nauseas, vómitos, debilidad).

Tras finalizar la quimioterapia, los efectos secundarios de la misma mejoran progresivamente y


el deseo sexual, por esta causa habitualmente se recupera.

La mujer en tratamiento con quimioterapia puede sentirse menos atractiva debido a la pérdida
de cabello, disminución de peso. Estos problemas desaparecen al finalizar el tratamiento.

En cirugías agresivas (exenteración pélvica), la reconstrucción de la vagina es una opción que


mejora significativamente la calidad de vida en estas pacientes.

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