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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

ESCUELA DE POSTGRADO
DOCTORADO EN DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

“Análisis de lecturas”

Curso: Globalización y Derecho

Profesor: Valentín Bartra Abensur

Alumna: Ydalia Yesenia Velásquez Casana

Ciclo I

Trujillo- Perú

2017
POR QUÉ NO CABE EL PLURALISMO JURÍDICO EN LA
TEORÍA DEL DERECHO ESTÁNDAR

Idea central:

 En el periodo actual surge un nuevo contexto de pluralidad jurídica, en el


que se abren paso los ordenamientos jurídicos supra-estatales,
transnacionales, que coexisten en el sistema mundial, tanto con el Estado
como con los ordenamientos jurídicos infra estatales y donde el fenómeno
de la globalización incide fuertemente en este nuevo contexto: el orden
normativo que resulta de la globalización supera por razones obvias el
marco estatal, y la transnacionalización del campo jurídico da lugar a
nuevos espacios globales que de hecho se pueden calificar como
pluralismo jurídico.

Argumentos:

 Las teorías del pluralismo jurídico han tenido que enfrentarse a las
resistencias de un conocimiento jurídico (teórico y práctico) que niega
juridicidad a toda manifestación normativa no estatal; la recepción del
pluralismo jurídico continúa siendo pobre y fragmentaria. Pese a ser
ignorado por la teoría jurídica estándar, va ganando en complejidad y
matices a lo largo del s. XX, Esta evolución conduce a reconsiderar tópicos
centrales de la teoría jurídica, empezando por el del concepto de derecho.
 La exclusión del pluralismo jurídico de la teoría del derecho estándar puede
explicarse como efecto de la hegemonía de un modelo jurídico político que
cabe llamar “liberal”. El Estado monopoliza en la práctica las fuentes
sociales del derecho y su aplicación siguiendo esquemas de racionalidad
formal, Las normas y las dinámicas jurídicas quedan desmaterializadas, y
se supeditan a las exigencias de igualdad formal y neutralidad de las
nuevas clases burguesas.
 Las exigencias de racionalidad formal del derecho determinan tanto la
configuración autónoma del ámbito jurídico como el formalismo en la
aplicación de la ley, las teorías positivistas del derecho, que han dominado
el panorama de la filosofía jurídica durante las últimas décadas, han jugado
un papel fundamental a la hora de cerrar cualquier fisura en el proyecto de
construir una teoría puramente conceptual y científicamente autónoma del
derecho.
 Ordenamiento jurídico y Estado se confunden, lo que propicia el trasvase
de los valores de unidad del Estado-nación al sistema jurídico, el concepto
formal de derecho asociado a la ideología jurídica liberal contempla el
derecho como un conjunto de normas explícitas, producidas por el Estado,
cuya validez deriva de un reconocimiento autorreferencial.
 La identificación de fenómenos de pluralismo jurídico no es nada nuevo en
las ciencias sociales ni tampoco en las jurídicas; en particular, la
encontramos ya en los orígenes de la sociología del derecho o en sus
raíces anti formalistas; la identificación del pluralismo jurídico cobra un
renovado impulso en las últimas décadas del siglo XX. El pluralismo jurídico
adquiere una especial significación en el marco de la defensa y
reivindicación de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas,
sobre todo en relación con la autodeterminación y el autogobierno.
 El nuevo pluralismo se ha visto amplificado considerablemente con la
proyección de los fenómenos multiculturales determinados por los
importantes flujos migratorios que han tenido lugar en las últimas décadas
en nuestras sociedades. En el periodo actual habría surgido un nuevo
contexto de pluralidad jurídica, en el que se abren paso los ordenamientos
jurídicos supra-estatales, transnacionales, que coexisten en el sistema
mundial, tanto con el Estado como con los ordenamientos jurídicos infra
estatales.
 El fenómeno de la globalización incide fuertemente en este nuevo contexto:
el orden normativo que resulta de la globalización supera por razones
obvias el marco estatal, y la transnacionalización del campo jurídico da
lugar a nuevos espacios globales que de hecho se pueden calificar como
pluralismo jurídico.
 Las transformaciones sociales y políticas experimentadas en las últimas
décadas han dado lugar a situaciones de efectivo pluralismo político y
jurídico que cuestionan las formas tradicionales del derecho y ponen en
solfa el modelo liberal basado en la consagración de la unidad jurídica
asentada sobre las estructuras políticas; urge enfocar y dar cuenta del
fenómeno pluralista desde una teoría del derecho que esté atenta a la
realidad y a las transformaciones de su propio objeto.
 Integrar los fenómenos de pluralismo dentro del conocimiento jurídico en
general y de la teoría del derecho en particular no es tarea sencilla; la teoría
del derecho tiene que ser una teoría del pluralismo jurídico si quiere dar
cuenta de la realidad del derecho en nuestras sociedades multiculturales,
y nos plantea un decidido proyecto de construir la teoría que el pluralismo
jurídico como hecho requiere.
 Se perciben muchas dificultades para articular una teoría del derecho
capaz de dar cuenta del pluralismo jurídico; la primera dificultad quizá tiene
que ver con el hecho de que no existe una teoría del pluralismo jurídico,
como tampoco podemos hablar de un pluralismo jurídico, en singular. El
pluralismo jurídico está ahí, se puede reconocer empíricamente; pero las
formas que adopta son múltiples y a menudo, en ciertos contextos,
coexisten entreveradas.
 Si no contamos con una teoría del pluralismo jurídico, tampoco contamos
con una teoría del derecho que ayude a comprender y explicar mejor los
conflictos derivados del entrelazamiento de normatividades jurídicas
diversas y a veces contradictorias; la teoría del derecho estándar quizá no
niegue otras normatividades, pero sí ha establecido y perpetuado una
barrera conceptual que consagra la hegemonía estatal; por así decir, las
“otras” normatividades parecen importar solo en la medida en que sean
“reconocidas” por el Estado.
 La teoría del derecho puede facilitar herramientas para distinguir las meras
normas sociales de las normas jurídicas o para hacer funcional el
reconocimiento del pluralismo jurídico como hecho; no puede agotarse en
una teoría del derecho estatal. El futuro pasa por una teoría socio-jurídica
del derecho que profundice en la descripción y comprensión del derecho
como fenómeno social. Las investigaciones empíricas, orientadas a y
desde la teoría del derecho, están llamadas a jugar un papel decisivo. Urge
introducir la perspectiva del pluralismo jurídico las teorías del derecho
“híbridas”.
De Babel a Chichicastenango

Mitos de la comunidad y derecho a la diversidad cultural

Idea central:

 Se analiza la confrontación entre dos narraciones fundacionales de


diferentes ideas o modelos de comunidad, una confrontación que parte de
dos mitos de los orígenes: el Libro del Génesis y la cosmogonía Maya
Quiché narrada en el Popol Vuh; concentrándose en como los elementos
de la identidad cultural y de pertenencia pueden ser utilizados para motivar
políticas y normas de signo contrario, orientadas tanto a la exclusión como
a la inclusión, a la discriminación o a la emancipación de determinados
individuos o grupos sociales. Se reconstruyen dos caminos paralelos que
van del lenguaje político a la producción normativa: el que individua la
comunidad-estirpe y el de la multiplicidad originaria de los diversos

Argumentos:

 El concepto de comunidad sigue estando en el centro de una viva


confrontación en el campo de la filosofía política normativa entre los
teóricos del neoliberalismo y los que sostienen el comunitarismo.
Dependiendo de los diferentes contextos culturales y socio-políticos, el
concepto de comunidad puede convertirse en referencia, y hasta en
fundamento, de una producción normativa orientada a la discriminación, a
la exclusión, a la restricción o negación de la libertad, en vez que a
innovaciones políticas y jurídicas que buscan reconocer el valor de la
diferencia, la emancipación de viejos y nuevos sujetos y el nacimiento de
nuevos derechos.
 La sociedad del siglo XIX que se había vuelto plural y conflictiva, se
representa con características parecidas a las del “estado natural”. Entre
los elementos que distinguen a la comunidad así entendida de la sociedad
así representada destaca la capacidad de “recíproca comprensión entre
todos sus miembros”. En la comunidad así entendida, para ponerse de
acuerdo y seguir unidos no es necesario ningún esfuerzo común, ningún
trabajo.
 Cualquiera que sea la interpretación, no hay duda de que en el relato de
Babel la interculturalidad no está prevista. Lo que se narra es cómo se ha
formado la multiculturalidad, que genera como reacción el alejamiento de
las diferencias, no su interacción. Estas crean incomprensión, confusión,
incapacidad de comunicación y de cooperación para llevar a cabo los
proyectos y comporta por consiguiente la formación de grupos distintos y
distantes, diferentes entre sí y uniformes en su propio grupo. La diferencia
en sí misma no genera incomunicabilidad, si acaso en un primer momento,
produce más bien necesidad de comparación, comprensión y traducción.
 El modelo Babel, el de la resignación a la incomunicabilidad debido a las
diferencias, convirtiendo esas diferencias en diversidades absolutas,
produce en cambio separación y exclusión. En las sociedades cuyas
culturas están llenas de estas narraciones fundacionales encuentran con
facilidad espacio y legitimación subculturas políticas que, más o menos
conscientemente, hacen propios los axiomas atribuibles a ese modelo.
 El renacer comunitario centrado en el modelo de las comunidades-estirpes
a los que hemos asistido en estos últimos años, describe bien como los
indígenas europeos se sienten amenazados por la “invasión” migratoria.
Este sentimiento latente se manifiesta en políticas de restricción para
acceder al territorio y en una mirada de medidas normativas clarísimamente
discriminatorias que van desde las que tienen un carácter asimilacionista
hasta todo lo contrario, las que se orientan hacia el racismo diferencialista.
 La idea de comunidad originada en el modelo Babel (y los derivados que
tanto a lo largo de la historia como en las crónicas más recientes se le
pueden atribuir), no es sin embargo la única que ha dejado huella ni en la
antigüedad ni en los discursos que sostienen determinadas
reivindicaciones modernas de carácter identitario y que, afortunadamente,
pueden asumir también un cariz diametralmente opuesto en las relaciones
con y entre las diferencias.
 El mito cosmogónico de los Maya Quiché, narrado en el Popol Vuh,
conocido como el Manuscrito de Chichicastenango y considerado como la
obra más valiosa para la historia y la etnología indígena de América Central;
la filosofía que gira en torno a las relaciones entre hombre, naturaleza y
divinidad y las relaciones entre individuo y comunidad que encontramos en
este texto resume sustancialmente lo que podríamos definir la
Weltanschauung de los pueblos indígenas americanos.
 La diferencia sustancial con la génesis bíblica, mientras allí un único dios
crea a un único hombre aquí una pluralidad de divinidades crea y forma una
pluralidad de hombres; esto abre una perspectiva opuesta a la del mito de
Babel respecto a la consideración del valor de la diversidad cultural y de las
relaciones entre las diferencias.
 La relación con la diferencia no genera exclusión, sino que su objetivo es
incluir; no necesita distancia sino intercambio, compartir. Y así el derecho
y los derechos que derivan de tal visión encuentran su expresión en el
reconocimiento de la diferencia como aspecto constituyente de la identidad
y como elemento necesario para mantener la unidad.
 Se reconoce que los sujetos colectivos tienen derechos colectivos que son
indispensables para su existencia, bienestar y desarrollo integral como
pueblos. La suma y la síntesis de estos nuevos derechos culturales es el
derecho a la autodeterminación, entendido en la forma en la que la doctrina
internacionalista define “interna”, es decir, excluyendo opciones
secesionistas o separatistas o independentistas. Semejante
reconocimiento internacional se suma a un largo camino de reformas a nivel
nacional que en las últimas décadas ha interesado una buena parte de
América Latina, dirigido a la constitucionalización de los llamados derechos
indígenas.
 El estado nacional moderno es, en el fondo, algo parecido: una casa
común, edificada por un pueblo cuyos componentes comparten rasgos
comunes considerados fundamentales, que lo identifican y lo diferencian
de los otros. El concepto de comunidad puede inspirar y motivar políticas
encaminadas a dividir y excluir, puede justificar y alimentar
discriminaciones y subordinaciones, así como, por el contrario, puede
funcionar como palanca para el reconocimiento de nuevos derechos, como
un instrumento de inclusión y emancipación.
 La idea misma de comunidad no es de ninguna manera ajena a esta
dinámica; lo que emerge con mayor evidencia es precisamente su
naturaleza de estructura ideológica flexible y adaptable a las finalidades
políticas de quien piensa servirse de ellas para, según los casos, construir,
mantener o contrastar prácticas y posiciones de dominio.

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