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Una conciencia específicamente cristiana

,
segun San Pablo

P. Alberto Múnera D., S.J. *

INTRODUCCION entre ellos el P. Josef Fuchs, S. J.,


han iniciado la búsqueda de los
La Teología Moral post-conciliar principios que permitan definir lo
ha estado buscando caminos de pro- específico de la Moral cristiana.
funda y radical renovación. Siguien-
do el espíritu del Concilio, se ha
esforzado por retornar a las fuentes Tratando de ofrecer alguna hu-
escriturísticas y tradicionales, con milde contribución a este esfuerzo
conjunto de los moralistas contem-
lo cual ha entrado en intenso con-
poráneos, he tratado de presentar
tacto con la experiencia cristiana
una tesis que podríamos formular
de los primeros siglos de la Iglesia. muy simplemente de la siguiente
manera:
En este contexto la Teología
Moral ha vuelto a descubrir que el
obrar cristiano presenta ciertas es- "Existe una diferencia radical
pecificidades que permiten distin- (ontológica) entre el no-cristiano y
guirlo del obrar del no-cristiano. el cristiano. Esta diferencia, produ-
cida por el proceso de la justifica-
Es así como grandes maestros de ción y de la gracia, tiene que afec-
la Teología Moral contemporánea, tar necesariamente la estructura

... Doctor en Filosofía y Letras, Universidad Javeriana.


Uoctor en TeOlogía, Universidad Gregoriana.
Decano Académico Facultad de Teología Universidad Javeriana.

ALBERTO MUNERA DUQUE, S.J. 185


cognoscitiva y volitiva del cristia- tonces que el tratamiento del tema
no". "conciencia" en la Teología Moral
debería ser asumido desde esta
Esta tesis contribuye al esfuerzo perspectiva y no desde la perspecti-
mencionado de establecer la especi- va sicológica como ocurre en la
ficidad de la Moral cristiana, en mayoría de los tratados de Moral,
cuanto pretende afirmar que la Porque el aspecto sicológico de la
transformación operada en el cris- conciencia es común al no-cristiano
tiano por la justificación y la gracia, y al cristiano. Mientras que la con-
determina un comportamiento es- sideración sobre una conciencia
pecíficamente cristiano, marcado específicamente cristiana por razón
por características propias de quien de la justificación y de la gracia, es
ya es hijo de Dios, partícipe de la objeto propio de la Teología Moral.
naturaleza divina, nueva creatura,
sujeto de inhabitación de la Trini-
dad. De esta manera la Teología Mo-
ral, en lo que al tema "conciencia"
se refiere, debería prescindir del tra-
Ahora bien, la intención del pre- tamiento sicológico propio de la
sente ensayo quiere reducirse a Filosofía o de la Sicología, para
comprobar, especialmente en los centrarse en aquello que le compete
textos paulinos, cómo la comuni- por su carácter teológico. Así se
dad primitiva cristiana aplicó la podrá progresar en el campo de la
tesis arriba enunciada, al campo de Moral haciendo que esta ciencia
lo conciencial. teológica se vaya liberando del pesa-
do lastre filosófico que tanta efica-
Se trata, pues, de comprobar que cia le ha restado en los decenios
la comunidad primitiva cristiana de anteriores al Concilio. .
contexto paulino, fue consciente de
que la transformación operada por
la justificación y la gracia, determi- Veamos, entonces, algunas consi-
naba en el cristiano un cambio radi- deraciones de antropología especí-
cal en su conciencia (estructura cog- ficamente cristiana referidas al tema
noscitiva). Con lo cual se podría de la conciencia en contexto teoló-
hablar en plena lógica, de una "con- gico paulino:
ciencia específicamente cristiana".
Correlativamente podría hablarse
de una "libertad específicamente
cristiana" si aplicamos el mismo
principio a la estructura volitiva del 1. EL INFLUJO DEL SER CRIS-
cristiano. En esta oportunidad me TIANO EN LA CONCIEN-
reduciré al estudio del aspecto con- CIA
ciencial.

Si lo que acabamos de plantear La conciencia es el centro de la


es correcto. podríamos decir en- persona. Si el centro de la persona

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es afectado por la Gracia, quiere 1.1 Experiencia de la inma-
decir que es allí donde se opera la nencia del Espíritu en el es-
transformación radical producida píritu
por la justificación.

Aceptando inicialmente que la


~ consiguiente, no se puede conciencia cristiana es la presencia
aceptar que la conciencia cristiana y obra del Espíritu Santo en el
sea idéntica a la del no cristiano, espíritu humano, resulta ante todo
por razón del nuevo ser o nueva que el factor conciencia cristiana
persona que es el cristiano. no se reduce a una estructura y ope-
ratividad síquica del sujeto, sino
también a una estructura y activi-
En consecuencia, las afirmacio- dad operacional del Espíritu Santo
nes y explicaciones sobre el ser y en el siquismo humano.
obrar de la conciencia moral, pro-
venientes de la Sicología, no se re-
fieren al ser específicamente cristia- El primer rasgo de la experiencia
no. Incluso no logran tocar sino la del Espíritu en el espíritu es el de la
periferia del verdadero ser, en iniciativa divina: el hombre capta,
forma que los datos sobre la con- desde los primeros instantes de su
ciencia cristiana no pueden prove- proceso de conversión a Dios, una
nir de la Sicología sino de la Reve- invitación o iniciativa divina que
lación. impulsa hacia el mismo Dios.

El ser y el obrar de la conciencia Segundo rasgo de esta experien-


cristiana se establecen a partir de lo cia es el hecho del crecimiento en
que es la Gracia. Pero siendo el ella misma. El desarrollo del conoci-
aspecto conciencia del hombre el miento del misterio de Cristo, el
que se refiere a su conocer o enten- progreso en el establecimiento de
der, su juzgar y su discernir en fun- las relaciones humano-trinitarias, la
ción del obrar, la relación de la Gra- profunda penetración de la fe, el
cia con la conciencia cristiana ha de aumento de amor y de esperanza,
referirse esencialmente a estas fun- son obra del Espíritu en el espíritu.
ciones.

La acción del Espíritu Santo im-


Las funciones indicadas son las plica una docilidad del espíritu
funciones del espíritu humano. humano para que ocurra el creci-
Esencialmente la relación de la Gra- miento en la fe. Esta docilidad se
cia con la conciencia cristiana se expresa en una cierta pasividad in-
refiere a la presencia y obrar del terna y una respuesta generosa al
Espíritu Santo en el espíritu huma- impulso del Espíritu. Esto es lo que
no. San Pablo llama "avanzar por el

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Espíritu", es el "realizar los frutos Dios (Gal 4,6), y es él quien inter-
del Espíritu" (Gal 5,16-23), es el cede y gime en nosotros (Rm 8,26).
"servir en novedad de Espíritu", es
"no extinguir el Espíritu" (1 Tes
5,19-22), "no contristar al Espíritu En el seno de la dualidad perso-
Santo de Dios" (Ef 4,30). nal que subsiste siempre entre el
Espíritu y el cristiano, hay una
unión ontológica entre el Espíritu
La docilidad al Espíritu Santo es que es dado y el espíritu que lo
la fidelidad a las exigencias concre- acoge, y por consiguiente, una uni-
tas y precisas de la fe. dad espiritual entre los dos, en el
acto mismo que surge como de una
sola fuente y de un solo principio:
Tercer rasgo de esta experiencia del Espíritu divino y de la debili-
de progresiva docilidad es la asimi- dad transfigurada y dócil de nuestro
lación a Cristo, es la verdadera espíritu.
participación de la filiación de Cris-
to. Esta unidad plena corresponde a
una pasividad suprema consistente
en la entrega libre y total de la li-
Cuarto rasgo de la experiencia es bertad al Espíritu.
su eclesialidad: ocurre en la Iglesia
(asamblea de los hijos de Dios) y en
función de la totalidad del Cuerpo Sexto rasgo de la experiencia es
de Cristo. su carácter mediato personal. Esta
mediatez no significa percepción
clara, sino al contrario oscuridad.
Quinto rasgo de la experiencia es Lá experiencia sucede a través de
su carácter de misterio, de unión en un testimonio que el mismo Espí-
la unidad: el Espíritu y el espíritu ritu rinde a nuestro espíritu. En
son dos, irreductiblemente y sin realidad la experiencia sucede por
confusión, en el seno de su unión: la mediación de sus propios signos.
en el Espíritu nosotros clamamos
Padre (Rm 8,15), gemimos esperan- Estos signos son esencialmente
do la filiación (Rm 8,23); a noso- las comunicaciones hechas por Dios
tros el Espíritu dona su testimonio al hombre, en donde nos revela su
(Rm 8,16) y nos comunica su ayu- misterio personal.
da (Rm 8,26).

La experiencia del conocimiento


Esta unión se realiza en una uni- del misterio personal de Dios en
dad de vida: de tal manera el Espí- Cristo tiende a la inmediatez del
ritu se hace principio directo de tú, del cara a cara de la eternidad.
toda moción o movimiento de nues- Pero mientras ese punto final llega,
tro espíritu, que es él quien clama a la experiencia se desarrolla en un

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descubrimiento permanente de la 1.2 Funciones de la conciencia
presencia activa personal de Dios en cristiana
nuestra historia J en nuestra vida.
1.2.1 El conocimiento: aspecto
Por la experiencia del Espíritu lo
cognoscitivo
que nos ha sido dado es la posibili-
dad de descubrir el amor personal El contenido del aspecto de la
de Dios que busca dentro del ser conciencia cristiana se obtiene den-
humano una respuesta de amor. tro de la Revelación neo-testamen-
taria a través de ciertos conceptos
que los manifiestan.
Séptimo rasgo de la experiencia
es su ocurrencia en movimientos Primer concepto de estos es el
espirituales (cfr. Rm 8). Se trata de "Nous" de que habla San Pablo:
las reacciones que el Espíritu suscita
en el espíritu: lucha contra el im- Es la facultad de entendimiento,
pulso de la "carne" (sentido pauli- fuente de actividad especulativa,
na), ternura filial, sentimiento de la que se relaciona ciertamente con el
victoria de Dios, etc. Los actos y juicio y el discernimiento y tiene
sentimientos espirituales de este gé- también una connotación moral.
nero son también signos de la
presencia activa del Espíritu en el Este "Nous" no es la simple fa-
espíritu. cultad cognoscitiva humana, sino,
precisamente, dicha facultad en
Octavo rasgo de la experiencia es cuanto in-formada por el Espíritu
su certeza en la esperanza (Rm 8,9). Santo: el "Nous" está informado
Como tal esta certeza, en compara- por la voluntad divina (Rm 12,2),
ción con la certeza humana. Sería se opone a las exigencias del pecado
débil; pero si se tiene en cuenta que (Rm 7,25); sus pensamientos son
la esperanza se fundamenta en el función de las disposiciones del co-
don de Dios al hombre en Cristo, se razón o actitud general del espíritu
fundamenta en la realización de las (Ef 4,17-18). El "Nous" viene a ser
promesas, esta certeza resulta supe- una especie de "mentalidad" propia
rior a toda certeza simplemente hu- del cristiano.
mana. El corazón del hombre don-
de opera el Espíritu Santo es de tal El "Nous" entenebrecido no pue-
manera misterio divino, que solo es de captar la verdad ni apreciar el
plenamente luminoso a los ojos de bien (Ef 4,17; 1 Tim 6,5; 2 Tim
Dios, o a nuestros ojos cuando lo 3,8; Ti 1,15 etc).
vemos todo con la visión divina.
El "Nous" entenebrecido se "car-
Estos son los rasgos más sobresa- naliza" (Col 2,18).
lientes de la experiencia del Espíri-
tu en el espíritu humano, base que El hombre nuevo re-nueva su
establece el ser y la actividad de la "Nous" (Rm 12,2), es decir, ad-
conci~cia cristiana en términos ab- quiere una espiritualización por
solutamente teologales. obra del Espíritu Santo (Ef 4,23).

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El crecimiento del hombre interior la sabiduría que fomenta la caridad
se realiza en el pensamiento y en la (pues viene del Espíritu) y habla el
mentalidad: la razón carnal se hace lenguaje del Espíritu Santo (1 Cor
espiritual, lúcida y sensible a las rea- 2,13).
lidades divinas, se hace capaz de
servir a Dios (Rm 7,25).
Si la Sabiduría es la posesión de
Es importante notar que el la Verdad, recuérdese cómo Cristo
"Nous" paulina no se refiere ni di- (Evangelio según San Juan) asegura
rectamente ni primordialmente al
"Nous" o razón como lo entendían que el Espíritu Santo que vendrá a
los griegos. Más bien había que los corazones cristianos descubrirá a
decir que este término en San Pablo estos toda la Verdad. El es el Espíri-
de traducir el contenido del concep- tu de Verdad.
to hebreo de "rouah".
El segundo concepto que permite
El "Nous" o facultad cognosciti- penetrar en el contenido de la fun-
va in-formada por el Espíritu Santo ción cognoscitiva de la conciencia
es la sede de la sabiduría. cristiana es el "Pneuma":
San Pablo sabe muy bien que la Es el constitutivo mismo de la
sabiduría cristiana no se parece en personalidad cristiana, es la pleni-
nada a la sabiduría humana, pues tud del "Nous" in-formado por el
su objeto inmediato es el misterio Espíritu Santo, es el espíritu cris-
de Cristo. tiano en cuanto cristiano, en cuan-
to espiritualizado por el Espíritu
El cristiano se hace sabio en sen- divino.
tido cristiano (2 Tim 3,15; Sant
3,13; Ef 4,5). Para San Pablo el hombre sin
Espíritu Santo es simple "psyje" (1
La sabiduría del cristiano es la Cor 2,14).
participación de la Sabiduría divina
que le ha sido comunicada en Cristo El progreso en la vida cristiana
(Sant 1,5; 1 Cor 2,13; 1 Tes 4,9; Jn consiste en una espiritualización del
6,45; 1 Jn 2,27). "Nous" cada vez mayor, hasta que
se constituya en "Pneuma" por la
En Cristo tenemos los cristianos plena posesión del Espíritu Santo
la Sabiduría de Dios (Col 2,3). (Ef 4,23).
Poseyendo a Cristo se posee la El "Pneuma" viene a ser esa dis-
Sabiduría de Dios (1 Cor 1,30; 1 posición de espíritu original y per-
Cor 2,6-7). manente que equivale a una facul-
tad propia del "hombre nuevo".
El cristiano debe vivir en Sabidu- Es la facultad de lo divino.
ría (1 Tes 4,11).
Esta facultad la recibe el bautiza-
La sabiduría cristiana es la del do y es la que le permite la comu-
corazón (sentido hebreo de cora- nicación con Dios, le permite la
zón) (1 Tim 1,5; Heb 10,22-25), es semejanza con Cristo (1 Cor 15,45),

190 UNA CONCIENCIA ESPECIFICAMENTE CRISTIANA SEGUN SAN PABLO


le hace poseedor de una segunda ka) sino "según el Pneuma" (Rm
naturaleza propiamente divina (el 8,5).
"Pneuma" es la santidad divina, la
naturaleza divina: Cfr Rm 1,4). Que el crecimiento en la espiri-
tualización o divinización se refiera
Se podría considerar al "Pneu- esencialmente a una mayor agudeza
ma" como el lugar de ubicación de en la percepción cognoscitiva divina
los dones divinos (Gal 6,18; Fil 4, en el hombre regenerado, consta
23; File 25; 2 Tim 4,22). por textos paulinos como el de Col
1,9; 1 Cor 1,19; 2 Tim 2,7; Ef 3,4;
El "Pneuma" es el impulsador de Col 2,2).
la vida, órgano de la oración (1 Cor
14 14-15) Y es el principio motor
de ' toda la vida espiritual cristiana Precisamente en estos textos San
(Gal 5,5; 5,16; Rm 8,2.4-6.13). Pablo utiliza la palabra que técnica-
mente en terminología griega desig-
El mismo nombre de "Pneuma" na la "con-scientia"; es decir, la
"synesis" (concepto equivalente a la
indica su relación privilegiada con el
"syneidesis - con-scientia). Si bien
Espíritu Santo, de tal mane~a qu~
es imposible saber con exactItud SI la "synesis" es un concepto más
una inspiración o moción viene de amplio que la "syneidesis" por
éste o de aquél (Gal 5,18,25). cuanto ésta sólamente se refiere a la
"auto-conciencia" o conciencia de
El "Pneuma" participado es el sí mismo, mientras la "synesis" se
punto de inserción de la gracia en ~l refiere a la percepción conciencial
alma. Se distingue del simple espl- cognoscitiva de las realidades. Es
ritu humano (que en términos pau- propiamente la función cognosciti-
va de la conciencia.
linos es la "psyje") y del Espíritu
Santo, como puede verse en Rm 8,9 El tercer concepto que nos per-
y Rm 8,16. mite penetrar en el contenido pro-
Es una cualidad sobrenatural pio de la función cognoscitiva de
comunicada por el Espíritu Santo, la conciencia es el "corazón", en-
que produce en el hijo de Dios una tendido este en términos y catego-
sicología correspondiente a su nue- rías hebreos.
va, naturaleza.
El "Kardia" o corazón es equiva-
El cristiano poco desarrollado, lente al "Pneuma" de que hablamos
niño en la fe, es todavía muy "car- en las líneas anteriores. Así se puede
nal", poco "espiritual" en el senti- ver en Gal 4,7 yen Rm 8,15-16.27;
do de posesión del "Pneuma" (1 2Cor 1,22.
Cor 2,10 ss.). Los adultos en la fe
han crecido en su agudeza de per- El corazón es el lugar de recep-
cepción cognoscitiva de "las cosas ción de los dones divinos, específi-
de Dios" y son los llamados por camente de la fe y de la caridad
San Pablo "espirituales" o que ac- (2 Tes 3,5) (Rm 5,5; 1 Tim 1,5; Ef
túan ~o "según la carne" (kata sar- 3,17 etc.).

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El corazón, para los hebreos, es Los discípulos de Cristo deben
la facultad de pensar y de amar (Fil ser aptos para juzgar lo que "justa-
4,7; Hebr 4,12). El corazón es, por mente" se debe realizar (Lc 12,57;
tanto, el que percibe el llamamiento Hech 15,22-25; 1Cor 3,18) (File
de Dios y lo acepta o rechaza: en el 21).
corazón ocurren los pensamientos
buenos y malos; respecto al cora- Corresponde a la madurez de
zón .como centro de pensamientos razonamiento cristiano (Ef 4,15;
oscuros o de oscuridad de percep- 1Cor 2,6; Col 1,28; 1Cor 3,1; 1Cor
ción cognoscitiva, cfr. Rm 1,21; 14,20; 1Cor 11,13; Rm 14,13; 1Cor
Ef 4,18. El corazón como dócil a la 10,5).
iluminación cognoscitiva, cfr. Rm
6,17; 2Cor 4,6; Ef 2,18. Se trata de un juicio equilibrado
o resolución bien reflexionada; es
El corazón es la conciencia cris- la fuente de toda moral práctica,
tiana en donde está inscrita la ley después de la función cognoscitiva
(del Espíritu Santo) (Hebr 8,10) y y antes del discernimiento de la
es el corazón el que, después de su acción.
función cognoscitiva, va a discernir
entre el bien y el mal (Rm 2,15). 1.2.3. El discernimiento: aspec-
to selectivo
1.2.2. El juicio: aspecto crítico
La función selectiva, después del
N o basta el conocimiento para entender y del juzgar, es la base que
estructurar la conciencia. El "nous" permite distinguir la ética pagana de
del cristiano, poseedor de la "sabi- la moral cristiana. Incluso distingue
duría" divina y espiritualizado en a esta de la moral judía. El funda-
forma de "Pneuma" o "corazón" mento último de este poder de
cristiano, debe proceder a compren- discernimiento es la presencia acti-
der ("eidenai" = sentido de lucidez va del Espíritu en el espíritu, lo que
y penetración intelectual: Mc 4,13; determina un conocimiento de Dios
Jn 11,49; 13,7; 1Cor 13,2; 14,16), que permite obrar en conformidad
a lograr una justa apreciación ("epi- con su voluntad. En los no cristia-
gignoskein": 1 Cor 16,18; "krinein": nos esto no sucede (Rm. 1,28).
Lc 12,56-57; "eis to eidenai": Ef
1,18). Esto corresponde al ideal Los judíos, informados acerca de
hacia al que tiende la sicología cris- la voluntad divina por la posesión
tiana, dependiente de este tipo de de la ley, saben discernir (Rm 2,18)
"saber" (Rm 5,3; 8,28, etc.). (Cfr. Fil 1,10; 1Cor 15,41; Gal4,1;
Mt 6,27; 10,31; 12,10; Gal 2,6;
Corresponde esta función crítica Hebr 5,14).
al "logizesthai", reflexionar o apre-
ciar moralmente (2Cor 10,7,11; El cristiano no solamente recibe
Rm 14,14; Fil 4,8; 1Pe 5,12). Tiene la sabiduría de las cosas de Dios, y
un sentido de ponderación (Rm 8, no solamente tiene capacidad de
18), es un "darse cuenta", es un juicio correcto sobre ellas, sino que
deliberar. logra discernir o comprender co-

192 UNA CONCIENCIA ESPECIFICAMENTE CRISTIANA SEGUN SAN PABLO


rrectamente la voluntad divina (Ef Estas dos facultades se dirigen di-
5,17), logra identificar sin cesar rectamente al obrar, son ya el único
cuál es su beneplácito (Ef 5,10; proceder conciencial antes de la op-
verbo "dokimazein"). ción volitiva del acto operativo.
Ambas facultades están plenamente
El discernimiento viene a consti- imbuídas por y en dependencia del
tuír el fenómeno propio de la con- "agape"; verdadera luz de la con-
ciencia moral en cuanto indica ciencia. De modo que es el Espíritu
cuál debe ser la conducta propia del Santo quien discierne el bien del
cristiano, en conformidad con la obrar en Cristo (Rm 13,10; 2Cor
voluntad divina, esto es, en confor- 13,5; Ef 3,17-19; 2Cor 5,14; 1Cor
midad con el Espíritu Santo (Rm 13,4-7; Rm 7,23).
12,2; "metamorfousthe te anakai-
nosei tou nous, eis to dokimazein ...
to agathon ... "). 2. FORMACION DE LA CONCIEN-
CIA CRISTIANA
El fenómeno conciencial de dis-
cernir ocurre por la sabiduría e inte- El haber establecido una diferen-
ligencia espiritual (Col 1,9-10). La cia tan radical entre la conciencia
"cantidad" de amor presente en el humana y la conciencia del cristia-
espíritu humano (es decir, la "canti- no, implica que la formación de la
dad" de presencia del Espíritu en el conciencia cristiana se dirija esen-
espíritu es lo que permite el recto cialmente a los fenómenos indica-
discernimiento ("e agape ...perisseue dos de la obra del Espíritu Santo en
en epignosei kai pase aisthesei, eis el espíritu humano, y no tanto a la
dokimazein urnas ta diaferonta": capacitación sicológica de una con-
Fil1,9). ciencia cualquiera para la selectivi-
dad del bien.
Porque el amor posee una intui-
ción advinadora de los secretos del La formación de la conciencia
amado, la caridad ilumina los ojos cristiana equivale a una verdadera
del corazón (Ef 1,18). evangelización y catequesis que se
orienta principalmente a la profun-
Dos facultades o disposiciones dización en el conocimiento del
concienciales constituyen básica- misterio de Cristo y termina en un
mente el discernimiento: la "epig- discernimiento espiritual a través
nosis" o percepción de las exigen- de la oración o contacto íntimo del
cias del amor manifiesto de Dios y espíritu con el Espíritu.
de Cristo, esto es, la exigencia de
una respuesta de gratitud frente a La formación de la conciencia no
la generosidad diVina (Rm 12,1), es sino una parte de la educación
espontaneidad de sumisión total de cristiana, entendida ésta como el
la vida en la entrega a Cristo; y la desarrollo de la nueva vida adquiri-
"aisthesis" o sentido moral, facul- da por el Bautismo.
tad de percepción espiritual .para
discernir el bien (Cfr. 4,19; 2Tim Normalmente la educación cris-
2,26; Hebr 5,14). tiana y, por tanto, la formación de

ALBERTO MUNERA DUQUE, S.J. 193


la conciencia, deberían terminar en divina, en la comunicación del mis-
una verdadera 'mística" cristiana, terio de Cristo, en hacerlo poseedor
en una alta vida de oración. La de la Palabra divina que es Cristo,
ascética, siguiendo el sentido pauli- en hacer que realice la experiencia
no del término, se distingue del del Espíritu Santo, en hacerlo ver-
ascetismo y se convierte en el siste- dadero hijo de Dios.
ma cristiano de estar contínuamen-
te atento a la voz del Espíritu. Esta labor no puede ser obra
humana. El hombre únicamente
La formación de la conciencia no sirve de testigo de Cristo para que
es una obra realizada de una vez el Espíritu Santo obre el proceso de
por todas en la infancia o la adoles- inhabitación, realizando la justifica-
cencia, sino que es el contínuo pro- ción y la santificación. El hombre
ceso del cristiano, consistente en pone en contacto al hombre con el
avanzar por las vías del Espíritu misterio de Cristo, y el resto es
para mantenerse atento a sus im- obra del mismo Dios. Porque la
pulsos. Es una contínua madura- comunicación de la Sabiduría divi-
ción en la sensibilidad a la obra del na es obra de Dios y no del hombre,
Espíritu en el espíritu. Es la adqui- debido a que viene a ser la comuni-
sición de la verdadera madurez del cación de la intimidad divina al
hombre de Cristo, del hombre del hombre (1 Cor 2,13; 1 Tes 4,9; Jn
Espíritu. 6,45; 1 Jn 2,27; Sant 1,5; Lc 21,15;
Ef 1,17; 2Pe 3,15).
Desafortunadamente esta forma-
ción de la conciencia ha sido relega- No basta la comunicación de la
da a quienes "abandonando" el Sabiduría divina para que el cris-
mundo se dedican a la contempla- tiano haya adquirido su educación
ción. Cuando debería ser la esencia propia: al cristiano que ha recibido
de la vida de todo cristiano. este don de Dios, le corresponde un
trabajo de asimilación que no con-
Se ubica la evangelización y la siste en aceptar una doctrina y ha-
catequesis en asuntos de menor cerla propia. Educación cristiana no
importancia y no se capacita a es sinónimo de conocimiento. La
los cristianos para distinguir la voz asimilación de la Sabiduría divina
de su Espíritu Santo en todo mo- es un verdadero proceso de educa-
mento y en toda circunstancia. ción o desarrollo, capacitación de
las facultades cristianas. Es una
2.1 La educación del cristiano verdadera "paideia" , proceso en
que el cristiano, como un niño, es
Consiste, según el Nuevo Testa- conducido por el Espíritu en la ma-
mento, esencialmente en el adqui- duración de sus potencias corres-
rir la "sabiduría" del cristiano ("so- pondientes a su nuevo ser, a su nue-
fizein": 2 Tim 3,15; Sant 3,13; Ef va vida.
5,15).
La "paideia" se refiere no solo a
Instruír a un cristiano consiste en la adquisición de una madurez en
la comunicación de la Sabiduría las facultades cristianas, sino a una

194 UNA CONCIENCIA ESPECIFICAMENTE CRISTIANA SEGUN SAN PABLO


capacitación para el obrar de acuer- lo cual se constituye en testimonio
do con el Espíritu. para los demás. Este testimonio se
hace presente en la operatividad
La misión apostólica consiste conforme al Espíritu=quien ha teni-
esencialmente en "hacer discípulos" do la experiencia del Espíritu y
(Mt 28,19). Lo cual, en términos actúa guiado por sus mociones, se
de la época, corresponde a una ver- constituye en testigo del Espíritu
dadera "paideia" en la forma indi- en su misma vida moral. Lo cual
cada anteriormente. incita al conocimiento de Cristo y
de su Espíritu, base para que el
El ministerio de la "educación" Espíritu proceda a que en otra per-
cristiana está íntimamente ligado sona suceda semejante experiencia.
con la misión apostólica, la cual se
relaciona a su vez con la misión de En síntesis, tal experiencia es un
Cristo como enviado del Padre para don divino.
comunicar su Palabra y su Espíritu.
Pero una vez lograda la expe-
2.2 La formación de la concien- riencia, el desarrollo de las tres fun-
cia ciones de la conciencia (entendi-
miento, juicio y discernimiento)
Debe ser considerada, como diji- ocurren no solo por obra del Espí-
mos antes, una parte y muy impor- ritu, sino en colaboración con
tante, de la educación del cristiano. quien "forma" la conciencia.
La conciencia está referida direc- El 'formador" de la conciencia
tamente al obrar moral. por excelencia, además de ser el
mismo Espíritu Santo que guía los
Siguiendo uno a uno los elemen- corazones, es la Iglesia o comunidad
tos indicados anteriormente sobre de "espirituales".
lo que es la conciencia cristiana, es
evidente que la educación de la mis- En efecto, la "inteligencia" de las
ma se inicia por la experiencia del cosas de Dios se logra en un am-
Espíritu en el espíritu. biente adecuado: en donde su Pala-
bra y su Espíritu habitan, en donde
Comunicar una experiencia es la comunidad de Padre, de Palabra
algo sumamente complejo. Y más si y de Espíritu consiste en una comu-
esa experiencia es por naturaleza nicación o participación por igual
"incomunicable" en sí misma, de los dones recibidos por cada
como lo es la del Espíritu. miembro. Es una verdadera "koino-
nia" de bienes espirituales lo que
En realidad, la experiencia del permite al hombre crecer en la inte-
Espíritu es obra del mismo Espíritu. ligencia de los misterios de la vida
Por consiguiente, la "educación" íntima de Dios y de su relación con
cristiana, cuyo primer paso consiste el mundo.
en la "comunicación" de esta expe-
riencia se reduce a la comunicación "Formación" de la conciencia
de que esa experiencia se ha tenido; significa ante todo el adquirir la

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"forma" perfecta, que ocurre por na. En esta función conciencial el
"in-formación" del entendimiento a procedimiento es más lento, pues la
partir de la obra del Espíritu que se valoración se hace más difícil en si-
convierte en "cuasi-forma" de la tuaciones complejas.
misma conciencia, haciendo que
ésta capte lo que por sí misma no Sin embargo el Espíritu se mani-
podría captar. fiesta por su luminosidad y por su
moción. De tal manera que el dis-
La conciencia, en su proceso de cernimiento se hace posible a través
"in-formación" por el espíritu, de signos.
adquiere un conocimiento de la Vo-
luntad divina (es decir, del Espíritu En tal caso la formación del dis-
Santo). cernimiento consiste en el ejercicio
cristiano de discernimiento de los
La conciencia humana ("syneide- signos del Espíritu. En esta obra
sis"), instruída por el Espíritu San- han sido los místicos magnífica
to, capta la voluntad divina como prueba de la posibilidad de esta
norma de conducta (Rm 9,1; 1 Tes operación cristiana.
5,19; 2 Cor 4,2; 1Tim 1,5.19; 2Tim
1,3; Hebr 10,22; ICor 10,25-27). Formar el discernimiento, lo mis-
mo que el juicio o el entendimien-
Entonces ocurre la etapa crítica to cristiano, es una obra lenta y
(del juicio). La formación de este difícil pero necesaria y no imposi-
elemento conciencial también ocu- ble, en manera alguna. Negar la po-
rre por obra del Espíritu primaria- sibilidad o una cierta "facilidad" de
mente, y por obra de la comunidad este discernimiento espiritual, sería
paralelamente (Rm 13,6). También negar la obra del Espíritu. Quizás el
aquí es la "syneidesis" la que reali- problema radique en la poca "canti-
za el juicio, pero siempre guiada dad" de Espíritu Santo.
por el movimiento crítico del Espí-
ritu. Y ella es la que ubica los El trabajo del cristiano para la
datos del juicio para valorarlos. maduración o formación contínua
de su conciencia, implica ante todo
Formar el juicio equivale a efec- una "atención" continua a las mo-
tuar una selección de valores bajo ciones e iluminaciones del Espíritu
la guía del Espíritu. Guía que no (Sant 2,22;24; ICor 10,7; 2Cor 12,
solo es de tipo puramente noético, 6; Mc 4,24; 2Jn 8).
sino esencialmente vital. Se trata de
un estímulo del Espíritu en sentido Además de "estar atentos", los
de su propia Voluntad, lo que per- cristianos deben reflexionar cons-
mite captar los valores divinos que tantemente sobre los dones divinos
priman o deben primar para el dis- y sus consecuencias personales (Rm
cernimiento. 7,23; ICor 1,26; Ef 5,15-17).
La formación del discernimiento El prestar atención y reflexionar
igualmente ocurre por obra del sobre los dones recibidos y sus con-
Espíritu y de la comunidad cristia- secuencias, debe suceder en medio

196 UNA CONCIENCIA ESPECIFICAMENTE CRISTIANA SEGUN SAN PABLO


de la vida, sin permitir que los acon- especial de alerta y de reflexión
tecimientos de ésta opaquen la per- sobre la presencia y moción del
cepción conciencial del Espíritu Espíritu.
(Lc 21,34). Debe, pues, evitarse la
negligencia en este aspecto, so pena Es indispensable un desarrollo de
de ser absorbido el cristiano por la las funciones concienciales de
fuerza contraria al Espíritu (1 Tim entendimiento, juicio y discerni-
4,14). miento. Esta formación y desarrollo
de funciones concienciales requiere
En sentido neotestamentario, trabajo por parte del cristiano y la
esta actitud del cristiano, de aten- colaboración de quienes "hacen
ción y reflexión sobre la presencia y discípulos" de Cristo.
moción del Espíritu, se sintetiza en
el término "memoria" que corres- En términos modernos podría
ponde al "memorial" hebreo: se decirse que la "educación" cristiana
trata de un contÍnuo esfuerzo por y la "formación" de la conciencia
tener presente la realidad de lo que ("hasta que se forme Cristo en
se es y de lo que se ha adquirido vosotros", como diría San Pablo) es
como cumplimiento de las prome- el contenido real de la pastoral.
sas divinas.
Ahora bien, es un error pensar
Formación de la conciencia, en que este trabajo se puede realizar
general, puede equivaler a forma- por el ejercicio o práctica de méto-
ción de la "memoria" en términos y dos destinados al desarrollo de fa-
sentido bíblicos. De allí que ésto cultades síquicas, fundándose en
incluya no sólo la experiencia del técnicas o procedimientos técnico-
Espíritu sino las tres funciones con- sicológicos.
cienciales y en un solo bloque,
todo el ser cristiano y sus conse- Esta obra no puede efectuarse
cuencias (2Tim 2,8; Jn 14,26). sino en colaboración con el Espíritu
Todo esto es también obra del Espí- Santo y en estrecho contacto con
ritu. El por la oración.
La tan minusvalorada "mística"
cristiana pareciera ser el único cami-
no eficiente para implantar el Espí-
ritu en los cristianos y "formar"
CONCLUSION con Ellas conciencias.
La formación de la conciencia no El "procrear" cristianos y no im-
es otra cosa que la formación de la pulsar su crecimiento en la vida del
personalidad cristiana, la "in-forma- Espíritu minimiza la evangelización
ción" por el Espíritu Santo. y la catequesis.
Obra conjunta del mismo Espí- Las consideraciones anteriores
ritu y ¡::le la comunidad cristiana, constituyen un simple esquema de
implica en el cristiano una actitud reflexión sin mayores pretensiones.

ALBERTO MUNERA DUQUE, S.J. 197


Es posible que una mayor pro- En un contexto como el de Amé-
fundización en la antropología pau- rica Latina, en que es urgente una
lina y, en general, en la vivencia re-evangelización del conttnente
cristiana de los primeros siglos, per- con la intención de lograr Un cliStia-
mita una mayor comprensión de lo nismo más eficaz, que verdadera-
los fundamentos teológicos de la mente incida en el cambio estructu-
Moral cristiana. ral de los sistemas y permita un pro-
greso y un desarrollo integral de
Estos fundamentos teológicos nuestros pueblos, una Teología Mo-
pueden orientar la Teología Moral ral repensada en sus más hondos
por caminos bastante diferentes a fundamentos teológicos consigna-
los que han sido frecuentes en los dos en la Sagrada Escritura y en la
últimos tiempos y que han demos- tradición eclesial, puede contribuír
trado en cierta forma su ineficencia seriamente al esfuerzo conjunto
al no lograr una verdadera efectivi- de la Iglesia por lograr una mayor
dad operativa del cristianismo. eficacia secular del cristianismo.

B-IBLIOGRAFIA

SPICQ, c., "Théologie morale du Nouveau Testament", Gabalda, París 1970.


"Dieu et l'homme seZon le Nouveau Testament", Du Cerf, París 1961.
MOUROUX, Jean, "L'e:cpérience chrétienne", Aubier, París 1954.
CERFAUX, L., "Le chrétien dans la théologie paulinienne", Du Cerf, París 1962.
DELHAYE, Ph., "La conciencÜJ moral del cristÜJno", Herder, Barcelona 1969.

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