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CIRUGÍA

DEL
PTERIGIÓN

AUTORA
María Teresa Iradier Urrutia
Unidad de Superficie e Inflamación Ocular
Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario San Carlos
Madrid, España

Comunicación Solicitada
82 Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología
A Coruña, 2006
© 2006 María Teresa Iradier Urrutia
Sociedad Española de Oftalmología

Realización y producción:
MAC LINE, S.L.

ISBN: 84-89085-31-5
Depósito Legal: M-37569-2006

Imprime:
INDUSTRIA GRÁFICA MAE, S.L.

Edita:
Sociedad Española de Oftalmología

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parcial o total de esta obra por cualquier medio
o procedimiento, comprendidos la reprografía
y el tratamiento informático y la distribución
de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo
públicos.
CO-AUTORES

PEDRO ARRIOLA VILLALOBOS ROSALÍA MÉNDEZ FERNÁNDEZ


Servicio de Oftalmología Unidad de Superficie e Inflamación Ocular
Hospital Universitario San Carlos Servicio de Oftalmología
Madrid, España Hospital Universitario San Carlos
Madrid, España
EDUARDO ARENAS ARCHILA
MARÍA TERESA RODRÍGUEZ ARES
Presidente de ASOCORNEA
Profesora Titular de la Universidad de Santiago
Jefe de Servicio de Oftalmología
de Compostela
Fundación de Santa Fé
Unidad de Superficie Ocular y Córnea
Bogotá, Colombia
Servicio de Oftalmología
Complejo Hospitalario Universitario
ALEJANDRO DE LA TORRE BURBANO Santiago de Compostela
Clínica de Oftalmología de Cali A Coruña, España
Universidad del Valle
Cali, Colombia ÁNGEL ROMO LÓPEZ
Unidad de Oculoplástica
DAVID DÍAZ VALLE Servicio de Oftalmología
Unidad de Superficie e Inflamación Ocular Hospital Universitario San Carlos
Servicio de Oftalmología Madrid, España
Hospital Universitario San Carlos
Madrid, España FEDERICO SERRANO GUERRA
Jefe de Departamento de Cirugía Oculoplástica
Instituto Barraquer de América
ROSARIO GÓMEZ DE LIAÑO
Bogotá, Colombia
Unidad de Motilidad Ocular
Servicio de Oftalmología MIGUEL A. PÉREZ SILGUERO
Hospital Universitario San Carlos Centro Insular de Oftalmología
Madrid, España Las Palmas de Gran Canaria
España
CONSUELO LÓPEZ ABAD
Unidad de Superficie e Inflamación Ocular DAVID PÉREZ SILGUERO
Servicio de Oftalmología Centro Insular de Oftalmología
Hospital Universitario San Carlos Las Palmas de Gran Canaria
Madrid, España España
COLABORADORES

MAYTE ARIÑO GUTIÉRREZ YOLANDA FERNÁNDEZ BARRIENTOS


Servicio de Oftalmología Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario San Carlos Hospital Universitario San Carlos
Madrid, España Madrid, España

EVA AYALA BARROSO RICARDO HERRERA PIÑERO


Servicio de Oftalmología Centro Insular de Oftalmología
Hospital San Juan de Dios Las Palmas de Gran Canaria
Tenerife, España España

JORGE CASTELLANO SOLANES TERESA MARTÍN ORTE


Servicio de Oftalmología Unidad de Superficie e Inflamación Ocular
Hospital Roca Servicio de Oftalmología
Las Palmas de Gran Canaria Hospital Universitario San Carlos
España Madrid, España

IGNACIO CERVÁN LÓPEZ ENRIQUE SANTOS BUESO


Servicio de Oftalmología Servicio de Oftalmología
Hospital Virgen de la Salud Hospital Universitario «La Paz»
Toledo, España Madrid, España

RICARDO CUIÑA SARDIÑA OSCAR TAMAYO BUITRAGO


Unidad de Superficie e Inflamación Ocular Morfólogo e Inmunólogo
Servicio de Oftalmología Universidad del Valle
Hospital Universitario San Carlos Universidad Santiago de Cali
Madrid, España Cali, Colombia

JOSÉ MANUEL BENÍTEZ DEL CASTILLO ROSARIO TOURIÑO PERALBA


Catedrático de Oftalmología Unidad de Superficie Ocular y Córnea
Unidad de Superficie e Inflamación Ocular Servicio de Oftalmología
Servicio de Oftalmología Complejo Hospitalario Universitario
Hospital Universitario San Carlos Santiago de Compostela
Madrid, España A Coruña, España
Para vosotros, que siempre estáis conmigo en el camino.
Por el tiempo robado y el amor compartido.

Madrid, verano de 2006


ÍNDICE

PRÓLOGO ............................................................................................................................ 9
Julián García Sánchez

Capítulo 1 ETIOPATOGENIA DEL PTERIGIÓN .................................................................. 11


David Díaz Valle

Capítulo 2 CLÍNICA Y CLASIFICACIÓN DEL PTERIGIÓN ................................................. 19


Rosalía Méndez Fernández, Consuelo López Abad, David Díaz Valle

Capítulo 3 INMUNOHISTOQUÍMICA DEL PTERIGIÓN ................................................... 31


Alejandro de la Torre Burbano

Capítulo 4 EPIDEMIOLOGÍA DEL PTERIGIÓN .................................................................. 43


Pedro Arriola Villalobos

Capítulo 5 ASPECTOS PRÁCTICOS DE LA CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN PRIMARIO ........... 51


María Teresa Iradier Urrutia

Capítulo 6 CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN PRIMARIO. TÉCNICA PERSONAL ......................... 63


Federico Serrano Guerra

Capítulo 7 CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN CON AUTOINJERTO DE CONJUNTIVA


Y ADHESIVOS .................................................................................................. 79
María Teresa Rodríguez Ares, Rosario Touriño Peralba

Capítulo 8 TRATAMIENTO DEL PTERIGIÓN CON MITOMICINA C ................................. 89


Miguel A. Pérez Silguero, David Pérez Silguero, Eva Ayala Barros,
Ricardo Herrera Piñero, Jorge Castellano Solanes

Capítulo 9 MANEJO DEL PTERIGIÓN RECIDIVANTE ........................................................ 103


Eduardo Arenas Archila

Capítulo 10 COMPLICACIONES OCULOPLÁSTICAS DE LA CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN:


SIMBLÉFARON ................................................................................................. 115
Ángel Romo López

Capítulo 11 COMPLICACIONES OCULOMOTORAS TRAS LA CIRUGÍA DE PTERIGIÓN .. 121


Rosario Gómez de Liaño, Yolanda Fernández Barrientos
PRÓLOGO

Difícilmente podíamos imaginar los que hace ya algunos años, inician-


do nuestra formación Oftalmológica, operábamos los pterigión que junto a las
dacriocistorrinostomías y el chalazión nadie quería operar, que la corriente
emigratoria supondría por una parte un fuerte incremento de la incidencia, y
por otra tener la oportunidad de tratar personalmente aquellos casos que úni-
camente veíamos en los Congresos y en las publicaciones de nuestros colegas
hispano-americanos.

Esa aparición de nuevas formas de pterigión, nos está exigiendo modifi-


car nuestra forma de pensar y actuar. Ya no estamos ante una cirugía «de relle-
no» para completar los partes de quirófano ni ante la cirugía que nadie quiere
hacer y se le encomienda al R1, estamos ante un nuevo reto que nos va a ocu-
par más tiempo quirúrgico que la catarata y se está sofisticando hasta el punto
que supone una dificultad incluso para los cirujanos experimentados de seg-
mento anterior.

En nuestro medio, hace algunos años, es muy probable que si alguien


nos hubiera propuesto hacer o participar en la redacción de un libro sobre el
«modesto pterigión», tardaríamos menos de un segundo en poner alguna dis-
culpa alegando lo ocupados que estábamos al tiempo que en nuestro fuero
interno estaríamos tratando de disimular la sorpresa que nos producía la idea.

Hoy, por el contrario, la idea no causa extrañeza, más bien admiración


por haber tenido la idea de aceptar el desafío de actualizar los conocimientos
sobre un tema que se ha ido perfeccionando de la mano de aquellos profesio-
nales, en su mayor parte hispano-americanos, que durante años se han visto
obligados a tratar y resolver los «verdaderos» pterigión y enfrentar las compli-
caciones que conllevan cuando las recidivas se suceden.

La Sociedad Española de Oftalmología eligió para desarrollar este intere-


sante tema a la Dra. Maite Iradier, que en los últimos años ha afrontado el reto
de la cirugía del pterigión con el entusiasmo propio de los que creen que una
buena técnica quirúrgica puede solucionar con éxito esta compleja patología. La
Dra. Iradier ha reunido a una serie de expertos en el tema para ofrecernos una
espléndida puesta al día que nos va a ayudar a resolver con satisfacción todas las
posibles situaciones que se pueden presentar en nuestra práctica diaria.

A lo largo de los 11 capítulos, los autores nos ofrecen desde los aspec-
tos básicos del pterigión, etiopatogenia, exploración, epidemiología, e inmu-
nohistoquímica, pasando sucesivamente por todas las técnicas quirúrgicas,
10 Prólogo

desde la simple escisión, al auto injerto libre de conjuntiva y el trasplante de


limbo, la sutura con pegamento biológico (Tissucol), el tratamiento con mito-
micina C, así como el manejo de recidivas y complicaciones.

Se trata de algún modo de la versión científica de «La Cenicienta», que


pasa de estar arrinconada en los quirófanos en manos de los más torpes e inex-
pertos, a convertirse en «La Princesa», que los más brillantes cirujanos de seg-
mento anterior desean tener como estrella de su quirófano. Esperemos que gra-
cias a la difusión de este libro, todos, incluidos los R1, aprendamos y seamos
capaces de manejar con éxito esta patología para que llegadas las 12, el hada
madrina pueda desempeñar el papel que le corresponde, la princesa retorne a
su estado original y el cuento tenga el final feliz que todos deseamos y el prín-
cipe tenga el premio a su constancia encontrándola en el lugar adecuado a la
mayor brevedad posible.

Julián García Sánchez


Catedrático de Oftalmología UCM
Jefe de Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario San Carlos
Madrid, España
Capítulo 1

Etiopatogenia del pterigión

— INTRODUCCIÓN

— RUPTURA INICIAL DE LA BARRERA CÓRNEO-CONJUNTIVAL

— CRECIMIENTO DEL PTERIGIÓN

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 1
Etiopatogenia del pterigión
David Díaz Valle

INTRODUCCIÓN del país. Así, se considera que su prevalencia


aumenta con la edad y es mayor en regiones situa-
El término pterigión deriva del griego ptery- das 37° por encima y por debajo del ecuador,
gion que significa «ala». Clínicamente aparece donde la intensidad de la radiación ultravioleta es
como una formación fibrovascular de morfolo- más elevada. También se ha sugerido que en estos
gía triangular que se extiende desde la conjunti- climas tropicales el pterigión suele presentar un
va hacia la córnea. Esta neoformación se sitúa en mayor engrosamiento y un comportamiento más
la hendidura interpalpebral, suele ser bilateral y agresivo tras la escisión quirúrgica (3).
asimétrica y es más frecuente en el sector nasal Existen numerosas evidencias que relacionan
(fig. 1). Histopatológicamente muestra una dege- el pterigión con la exposición solar, de hecho,
neración elastótica del colágeno conjuntival, se considera como el desencadenante inicial así
con proliferación e infiltración celular, fibroblas- como un marcador del grado de insolación del
tos activados y cambios en la matriz extracelular organismo. En la actualidad, la progresiva
que incluyen acumulación de elastina, glucosa- depleción de la capa de ozono y la popularidad
minoglicanos y alteraciones del colágeno (fig. 2) creciente de la exposición al sol muchas veces
(1). En el borde de avance se observa destrucción
de la membrana de Bowman y del estroma cor-
neal superficial, así como la presencia de células
madre limbares alteradas (2).
Se trata de una entidad clínica cuya prevalen-
cia es variable en función de la latitud geográfica

Fig. 2: Imagen histopatológica de un pterigión intermedio


Fig. 1: Pterigión nasal primario intermedio con invasión que muestra un epitelio pseudoestratificado que recubre
corneal de 1,5 mm y alteración de la barrera limbar de un área de degeneración elastótica del colágeno de la sub-
4 mm de extensión. mucosa.
14 1. Etiopatogenia del pterigión

sin la protección adecuada, hacen del pterigión (8). Además, se ha observado que el pterigión es
un importante problema de salud pública. A mucho más frecuente en individuos que traba-
ello debe añadirse la dificultad en su tratamien- jan en el exterior, especialmente si la actividad
to, los costes derivados del mismo y el riesgo de se desarrolla cerca de superficies altamente
recidivas (4). reflectivas (9).
Para tratar con éxito el pterigión es preciso Se ha propuesto también que la localización
comprender su patogenia y reconocer los signos típica del pterigión en el limbo nasal se debe a
clínicos que indican riesgo de recurrencia. His- que la luz incidente sufre una refracción perifé-
tóricamente se han contemplado numerosas rica a través de la cámara anterior del ojo que
hipótesis etiopatogénicas para explicar la forma- resulta en una concentración de su intensidad
ción del pterigión entre las que se incluyen una 20 veces superior a nivel del limbo medial. La
degeneración elastótica de la conjuntiva, altera- intensidad de la radiación concentrada depende
ciones locales de la película lagrimal, irritación de la curvatura de la córnea y de la profundidad
o inflamación ocular crónica con producción de de la cámara anterior (fig. 3). Por otra parte, esta
factores angiogénicos, factores hereditarios, luz reflejada alcanzaría directamente a las célu-
infección por papilomavirus, etc. (5). En la las madre limbares basales que no estarían
actualidad, sin embargo, se considera el ele- ahora protegidas por el epitelio de superficie, lo
mento patogénico clave la existencia de un défi- cual resulta en una alteración directa de las cita-
cit focal limbar inducido por la radiación ultra- das células y una ruptura de la barrera limbar
violeta (UV), de ahí que las técnicas quirúrgicas (5). Otras investigaciones apoyan esta teoría
de referencia o gold-estándar en el tratamiento patogénica como las realizadas mediante técni-
del pterigión son las encaminadas a la restaura- cas inmunohistoquímicas en las que se obser-
ción de la anatomía limbar. Conceptualmente se van células epiteliales degeneradas a nivel de la
piensa que el desarrollo del pterigión tiene lugar línea de avance del pterigión que corresponde-
en dos fases: 1) ruptura inicial de la barrera epi- rían a células madre limbares por el perfil de
telial córneo-conjuntival y 2) progresiva «con- citoqueratinas y expresión de vimentina que
juntivalización» de la córnea que se recubre por presentan (2). El efecto nocivo de la radiación
un tejido caracterizado por una proliferación UV está mediado directamente por su efecto
celular intensa, inflamación y angiogénesis (6). fototóxico e indirectamente por la formación de
En este capítulo se revisarán los elementos radicales libres que son altamente lesivos para
etiopatogénicos más relevantes en el desarrollo las células, debido a que inducen una lesión del
del pterigión. DNA celular, así como de una desnaturaliza-
ción de proteínas y lípidos, proceso denomina-
do estrés oxidativo. Un marcador ubicuo en
RUPTURA INICIAL DE LA BARRERA todo el organismo de este estrés oxidativo es la
CÓRNEO-CONJUNTIVAL formación de la proteína 8-hidroxideoxiguano-

Un defecto focal limbar inducido por la


radiación UV se considera el evento patogénico
inicial en el desarrollo del pterigión. Numerosos
estudios epidemiológicos han correlacionado la
existencia del pterigión con la exposición solar
prolongada (7,8). Así, se ha publicado que indi-
viduos que viven en latitudes de menos de 30°
durante los primeros 5 años de la vida presentan
un riesgo 40 veces mayor de desarrollar un pte- Fig. 3: Daño focal inducido sobre las células madre lim-
rigión y que la relación entre pterigión y exposi- bares basales a nivel nasal como consecuencia de la con-
ción solar sigue una curva dosis-dependiente centración de las radiaciones UV.
1. Etiopatogenia del pterigión 15

sine (8-OHdG). Esta proteína ha sido detectada como el factor de crecimiento fibroblástico, el
en especímenes de pterigión frente a un grupo factor de crecimiento derivado de las plaquetas,
de controles negativos, lo cual demuestra la el TNFα y el TGFβ (14,15). Todos estos factores
existencia de un daño oxidativo inducido por la contribuyen a la intensa proliferación celular,
radiación UV a nivel limbar (17). inflamación, remodelado del tejido conectivo y
Otras hipótesis que relacionan la exposición angiogénesis observados en el pterigión. El
solar prolongada con la existencia de un daño exceso de secreción de TFGβ y otras citoquinas
focal de las células madre limbares apuntan a la proinflamatorias por las células limbares dege-
existencia de una expresión alterada de los neradas explicaría así muchos de los cambios
genes de supresión tumoral p53 inducida por la tisulares observados en el pterigión. Primero, las
radiación UV. Según estos estudios, la mutación células del pterigión (células madre limbares
de estos genes localizados en el brazo corto del degeneradas) producirían niveles elevados de
cromosoma 17 iniciarían los fenómenos de MMP-1, MMP-2 y MMP-9 que causan disolu-
apoptosis o muerte celular programada (10). Sin ción de los hemidesmosomas y permiten la
embargo, estos datos difieren de los aparecidos migración de las células degeneradas en todas
en otros trabajos que no encuentran elevación las direcciones, hacia la córnea, limbo circunfe-
de p53 usando técnicas de ELISA y de inmu- rencial y conjuntiva adyacente lo cual facilita la
nohistoquímica (11). invasión. Paralelamente, la invasión corneal por
Duskhu et al han determinado que las célu- parte del epitelio limbar degenerado es seguida
las limbares degeneradas son capaces de produ- por los fibroblastos conjuntivales, degradando
cir concentraciones elevadas de metaloprotei- la membrana de Bowman y adoptando de esta
nasas de matriz (MMP), que son enzimas cola- forma la imagen clínica típica (12).
genolíticas responsables de la disolución de la En la intensa fibrosis y angiogénesis que
membrana de Bowman y de las fibrillas intersti- existe en el pterigión, sobre todo en el recidi-
ciales de colágeno que constituyen el principal vante (figs. 4 y 5) se han implicado de forma
componente de la matriz extracelular de la cór- más notoria dos factores, el factor de creci-
nea (12). Por otra parte, se ha publicado que la miento del tejido conectivo (CTGF) y el factor
radiación UVB también produciría la liberación de crecimiento endotelial vascular (VEGF). Se
de una serie de citoquinas proinflamatorias han realizado determinaciones con técnicas de
(interleuquinas-IL-1, 6 y 8 y factor de necrosis PCR en muestras de pterigión y en conjuntivas
tumoral alfa -TNFα-) y factores de crecimiento sanas tomadas como control, obteniéndose
fibroblástico y angiogénico como el EVFG y
TGFβ, cuya activación interviene en la patogé-
nesis del pterigión (13).
Según esta teoría, las células madre alteradas
inducirían la disolución de la membrana de
Bowman en la línea de avance del pterigión, así
como cambios en el tejido conectivo subepite-
lial a través de diversas citoquinas proinflamato-
rias. Esta teoría se contrapone a otras teorías clá-
sicas en las que el acontecimiento inicial sería
una respuesta degenerativa de la conjuntiva.

CRECIMIENTO DEL PTERIGIÓN


Fig. 4: Pterigión recidivado con gran componente fibro-
Se han aislado en cultivos de fibroblastos de vascular a nivel de la porción apical e importante afecta-
pterigión una serie de factores de crecimiento ción limbar.
16 1. Etiopatogenia del pterigión

positividad en la mayoría de los especímenes


de pterigión para CTGF y VEGF, mientras que
fueron negativas en todos los controles (18).
Estas nuevas evidencias de los mecanismos
moleculares que explican los hallazgos fisiopa-
tológicos en el pterigión podrían ser aplicadas
en el futuro para desarrollar nuevas opciones
terapéuticas que neutralicen de forma selectiva
los factores implicados en la génesis del
mismo, proporcionando así dianas terapéuticas
mucho más específicas y con menos riesgos
que la aplicación de sustancias que ejercen un
efecto antifibrótico más incontrolado como la
mitomicina C.
Por otra parte, Kria et al han aportado sufi-
Fig. 5: Pterigión recidivado carnoso con importante inva-
sión corneal y formación de simbléfaron focal superior. cientes evidencias, basadas en cultivos celula-
res, de que los fibroblastos juegan un papel cen-
tral en la patogénesis del pterigión recidivante.
Tabla 1. Implicaciones clínicas de los hallazgos Estos autores demostraron la existencia de una
patogénicas en el pterigión fuerte reactividad inmunológica de los fibro-
blastos procedentes de un pterigión recidivante
Estudios epidemiológicos han establecido firmemen- frente a un pterigión primario (14). Estos hallaz-
te que la radiación UVB es el agente etiológico prin-
gos probablemente explicarían también la
cipal del pterigión (7,16).
causa de que el engrosamiento y la carnosidad
El pterigión comienza a crecer a partir del epitelio del pterigión constituyen un factor de riesgo
limbar y no del conjuntival (12). para la recidiva del mismo.
El conocimiento de la patogenia del pteri-
Una porción del epitelio limbar alterado invade la gión permite, en suma, realizar un abordaje
córnea centrípetamente seguido por el epitelio con- terapéutico más racional que incluya la elimi-
juntival (2). nación de las células madre alteradas en la
línea de avance del pterigión, la escisión del
Un tipo diferente de células corneales se desarrolla tejido fibroso subconjuntival con el mínimo
en el borde de avance del pterigión (10). traumatismo a las estructuras conectivas adya-
centes como la vaina del músculo recto medial
La vascularización ocurre en la conjuntiva adyacen-
y finalmente realizar una reconstrucción anató-
te al pterigión (6).
mica limbar mediante la interposición de un
Existe una disolución de la membrana de Bowman tejido sano. En los capítulos correspondientes
bajo la línea de avance del pterigión (12). de este libro se detallarán las técnicas quirúrgi-
cas de reconstrucción limbar empleando
El pterigión presenta una alta tasa de recurrencias. La autoinjertos de conjuntiva y de limbo. La
tasa de recurrencias se correlaciona con la morfolo- reconstrucción con membrana amniótica
gía del pterigión (3). muestra unos resultados anatómicos iniciales
satisfactorios pero se asocia a una tasa elevada
Considerando los sucesos fisiopatológicos de base, de recurrencias (19).
las técnicas quirúrgicas deben incluir una recons- En la tabla 1 se muestran una serie de impli-
trucción del limbo con eliminación de las células
caciones clínicas y terapéuticas de los eventos
limbares alteradas y resección del tejido fibroso sub-
conjuntival que contiene fibroblastos activados.
patogénicas principales en el desarrollo del pte-
rigión.
1. Etiopatogenia del pterigión 17

BIBLIOGRAFÍA 11. Shimmura S, Ishioka M; Hanada K, et al. Telomerasa


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Capítulo 2

Clínica y clasificación del pterigión

— INTRODUCCIÓN

— SÍNTOMAS

— MORFOLOGÍA DEL PTERIGIÓN

— CLASIFICACIÓN DEL PTERIGIÓN

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 2
Clínica y clasificación del pterigión
Rosalía Méndez Fernández, Consuelo López Abad, David Díaz Valle

INTRODUCCIÓN A veces, el paciente se queja de alteraciones


en la visión, que pueden ser:
El pterigión suele ser unipolar, es decir, afec- — Deslumbramiento y reducción de la sen-
tar sólo a un sector del área interpalpebral, habi- sibilidad al contraste, frecuentes incluso en for-
tualmente nasal (ocasionalmente temporal); mas poco evolucionadas y sin relación con la
pero puede ser bipolar (nasal y temporal en un extensión del pterigión. Están causadas por las
mismo ojo) e incluso multipolar (1-3). Aunque opacidades estromales periféricas y la alteración
cierta afectación bilateral (ambos ojos) es la de la película lagrimal, dando como resultado
norma, la frecuente asimetría explica que algu- una mayor difracción de la luz (9-11).
nos autores consideren sólo un tercio de los
casos como propiamente bilaterales (4,5).

SÍNTOMAS

Los síntomas del pterigión son muy variables,


dependiendo fundamentalmente de la severidad
del mismo (6,7).
A menudo es sintomático, aunque general-
mente con clínica leve. Los síntomas más habi-
tuales son irritación, quemazón, fotofobia,
lagrimeo y sensación de cuerpo extraño que
pueden aparecer de forma esporádica o ser
continuos. La alteración de la película lagrimal
y de la superficie epitelial son responsables de
estos síntomas. Todos ellos empeoran con la
luz, viento y polvo (8). Otras veces puede ser
asintomático y el paciente acude buscando
una solución, preocupado por su apariencia
estética.
La severidad de los síntomas del pterigión es
directamente proporcional a su tamaño y mor-
fología y son más agudos cuando se encuentra
en fase activa o inflamatoria. Ocasionalmente
puede aparecer dolor ocular verdadero, asocia-
do a micro ulceraciones en la línea apical o en
la córnea adyacente por efecto Dellen, obser-
vándose tinción de la zona (fig. 1). Fig. 1: Tinción del ápex.
22 2. Clínica y clasificación del pterigión

Fig. 2: Imágenes de Pentacam en el Pterigión. A) Mapas refractivos. Irregularidad corneal y aplanamiento nasal. B) Imagen
Scheimpflug: Mapa de espesor corneal. Engrosamiento en la zona del pterigión.

— Disminución real de la visión, que se • Deformación dinámica de la córnea,


observa cuando el crecimiento del pterigión causada por los movimientos oculares, en los
sobre la córnea excede los 2-3 mm y es debida casos en que el tejido fibroso crea fuertes
a dos mecanismos: adherencias con las estructuras del canto
1. Astigmatismo inducido (12-14): medio y provoca una tracción de los músculos
• Deformación estática de la córnea, con traduciéndose en un deformación del globo
aparición de astigmatismo progresivo debido ocular principalmente en los movimientos de
al crecimiento de la cabeza del pterigión pro- abducción. En la BMC se traduce por la obser-
vocando una deformación de la curvatura vación de finas estrías en la membrana de Des-
corneal que se evidencia en la topografía cemet cuando el paciente mira en dirección
(fig. 2). Suele ser astigmatismo a favor de la opuesta al pterigión (20,21).
regla y el grado de astigmatismo es propor- Todos estos cambios en la topografía y el astig-
cional a los milímetros de invasión (15-19). matismo mejoran tras la cirugía del pterigión
Las alteraciones en la curvatura corneal no aunque no revierten totalmente (15,16,22,23).
afectan al meridiano completo sino a la mitad 2. Invasión de la zona óptica, en casos muy
correspondiente dando lugar a un astigmatis- avanzados (fig. 3). A partir de los 4 mm de cre-
mo irregular (19). cimiento hacia el centro de la córnea suele afec-
tarse la zona óptica, con la consiguiente dismi-
nución de la AV, pudiendo bajar hasta visión de
bultos en casos de invasión completa del eje
visual. De todas formas, es muy raro que un pte-
rigión rebase el ápice corneal (3).
En formas muy evolucionadas y, especial-
mente en recurrencias repetidas, puede existir
simbléfaron afectando fundamentalmente a la
zona del canto medio que puede dar lugar a res-
tricción de la mirada (generalmente en la
abducción) con diplopía (habitualmente en la
mirada lateral) e incluso con moderado enoftal-
mos (20,24,25). Esta complicación es causada
por la proliferación de tejido fibrovascular sub-
conjuntival que crea fuertes adherencias al teji-
Fig. 3: Pterigión recidivado que invade la zona óptica. do conectivo de los fondos de saco y del tendón
2. Clínica y clasificación del pterigión 23

Tabla 1. Parámetros descriptivos del pterigión

1. Morfología
• T1: Atrófico.
• T2: Intermedio.
• T3: Carnoso.
2. Invasión corneal
C1: < 2 mm.
C2: 2-4 mm.
C3: > 4 mm.
3. Compromiso limbar
L1: < 4 mm.
L2: 4-6 mm.
L3: > 6 mm.
4. Grado de actividad
ESTACIONARIO o INACTIVO
• No tinción apical.
• Línea Stocker visible.
• Visualización manchas de Fuchs.
• Cabeza blanquecina y poco vascularizada.
• Cuerpo blanco-rosado con algún vaso epies-
cleral visible.
ACTIVO
• Tinción apical.
• Línea Stocker no visible.
• No visualización manchas de Fuchs.
• Cabeza muy vascularizada.
Figs. 4 y 5: Simbléfaron con restricción de la abducción. • Cuerpo hiperémico y engrosado. Vasos epis-
clerales poco/nada visibles.
5. Primario/recidivado
del músculo recto medial (figs. 4 y 5). Por el
mismo mecanismo, puede existir ectropión o
entropión del punto lagrimal con lagrimeo per- 1. Islotes o Manchas de Fuchs. Pequeñas
sistente (8). opacidades blanco-grisáceas que se proyectan
como satélites más centrales por delante del
casquete y bajo el epitelio corneal (fig. 6).
MORFOLOGÍA DEL PTERIGIÓN

En la exploración con la lámpara de hendi-


dura podemos identificar diversos rasgos morfo-
lógicos y anatómicos que nos ayudarán a clasi-
ficar el pterigión en varias formas clínicas y
decidir si está o no en actividad. Este hecho será
fundamental a la hora de decidir el tratamiento
para que el resultado terapéutico sea el mejor
posible.
Si exploramos el pterigión con detenimien-
to, podremos identificar las zonas que describi-
mos a continuación (8), partiendo desde el
punto más central en la córnea hasta la con-
juntiva (tabla 1): Fig. 6: Islotes de Fuchs.
24 2. Clínica y clasificación del pterigión

depósito férrico intracelular a nivel de la capa


basal del epitelio, producido por la irregularidad
corneal que favorece una distribución anómala
de la lágrima, con remanso a ese nivel (fig. 7).
a) Su presencia indica cronicidad, es decir,
pterigium estacionado que no ha evolucionado
recientemente.
4. Cabeza o ápex. Es la porción del pterigión
que invade la córnea, adherida firmemente a la
córnea subyacente.
a) En las formas estacionarias la cabeza es
blanquecina, nacarada, apenas elevada y casi
sin vascularización.
Fig. 7: Línea de Stocker. b) En las formas activas la cabeza está abul-
tada, protruyendo sobre la superficie ocular y
a) En la fase activa, a causa de las microul- altamente vascularizada, con capilares que se
ceraciones epiteliales y la infiltración subyacen- unen al plexo limbar. Las pequeñas hemorragias
te, los islotes de Fuchs no se observan clara- en la cabeza del pterigium son también un signo
mente. de actividad.
b) En la fase estacionaria estas zonas opacas 5. Porción limbar, variable en extensión,
se ven claramente. que se continúa sin delimitación con el cuerpo
2. Casquete. Halo avascular, grisáceo, situa- del pterigión.
do a nivel epitelial, que precede a la cabeza del 6. Cuerpo del pterigión. Pliegue o banda de
pterigión en la córnea, rodeándola a modo de tejido fibrovascular que se extiende desde el
semiluna. collarete sobre la conjuntiva bulbar, habitual-
a) Cuando el pterigión está activo se pueden mente nasal, hasta el pliegue semilunar. Los
observar pequeñas microulceraciones en el epi- vasos son rectos y radiales (como elongados) res-
telio que tiñen con fluoresceína y el estroma pecto a la cabeza del pterigión y existe un plano
subyacente aparece turbio. natural de clivaje, separándolo del tejido epies-
b) Cuando el pterigión está estacionado el cleral (aunque intraoperatoriamente no pueda
epitelio no tiñe y el estroma está claro. pasarse un instrumento bajo el mismo). Estos ras-
3. Línea de Stocker. Fina línea de color ocre gos lo diferencian de las neoplasias conjuntiva-
que rodea la cabeza del pterigión. Se debe al les y/o limbares, que tienden a crecer en todas
direcciones o siguiendo el limbo, mientras que
el pterigión parece un proceso orientado hacia el
centro de la córnea. Por otra parte, un pseudo-
pterigión (tras un traumatismo o inflamación cor-
neal) puede desarrollarse en cualquier cuadran-
te y dirección (muchas veces oblicuo) y, a veces,
forma verdaderos puentes de tejido separado de
los planos profundos (se puede pasar un instru-
mento bajo el mismo) (3,8,26).
a) En las formas estacionarias el cuerpo del
pterigium está poco sobreelevado, casi plano y
aparece como una banda blanquecina o rosá-
cea con pocos y finos capilares rectilíneos, que
permite visualizar la vascularización epiescleral
Fig. 8: Pterigión inactivo (T1, C2, L1, atrófico, primario). subyacente (fig. 8).
2. Clínica y clasificación del pterigión 25

b) En las fases activas el cuerpo es grueso y


sobreelevado, de color rojo brillante o morado,
de aspecto carnoso, muy vascularizado con
capilares dilatados, congestivos y múltiples
anastomosis (fig. 9).
7. Bordes del pterigión. Creados por plie-
gues de conjuntiva que definen los límites entre
el cuerpo y la conjuntiva circundante.
a) Pueden ser finos y casi planos en las fases
estacionarias.
b) Ligeramente sobreelevados en las fases
activas.
En las formas de larga evolución en pacientes
mayores, el pterigión puede inducir cambios Fig. 9: Pterigión activo (T3, C2, L3, recidivado).
corneales profundos, a nivel de endotelio y
membrana de Descemet que se pueden ver en la
lámpara de hendidura bajo el pterigión o inme-
diatamente adyacentes al mismo. La densidad de
las células endoteliales puede disminuir en estos
ojos (27). Las fases iniciales de esta alteración
serían los pliegues radiales en la membrana de
Descemet, como signo de la tracción que ejerce
el pterigión al forzar la abducción (20,21).

CLASIFICACIÓN DEL PTERIGIÓN

Existen múltiples clasificaciones del pteri-


gión, en función del aspecto que estemos consi- Fig. 10: Pterigión carnoso (T3, C2, L2, primario).
derando:
1. Según su morfología se puede clasificar 2. Según los milímetros que penetre en cór-
en atrófico, carnoso o intermedio. Esta clasifica- nea variará el grado de afectación visual, se
ción es importante porque la tasa de recurren- pueden clasificar en:
cias tras cirugía es mucho mayor en el pterigium a) Menores de 2 mm de invasión corneal,
carnoso que en el atrófico (28). suelen producir poca repercusión visual.
a) El atrófico es bastante plano, translúcido,
poco vascularizado, los vasos epiesclerales por
debajo del pterigión se distinguen claramente
(fig. 8).
b) El carnoso es un pterigión grueso, vascu-
larizado, los vasos epiesclerales por debajo del
pterigium quedan totalmente ocultos (fig. 10).
c) Si los vasos epiesclerales se ven parcial-
mente, se considera intermedio (fig. 11).
El grado de enrojecimiento o vascularización
indica su tendencia al crecimiento, además de
ser motivo frecuente de consulta por el aspecto
estético. Fig. 11: Pterigión intermedio (T2, C1, L2, clásico, primario).
26 2. Clínica y clasificación del pterigión

b) 2-4 mm de invasión corneal, la repercu- 3. Pterigión secundario activo: recurrencia


sión visual es mayor por el astigmatismo que con crecimiento de tejido vascular, sobreeleva-
inducen. do, con invasión corneal mayor o igual a 2 mm,
c) Mayores de 4 mm, suelen tener importan- sintomático.
te repercusión visual ya que, además del fuerte 4. Pterigión secundario pasivo: recurrencia
astigmatismo que habitualmente provocan, con crecimiento de tejido fibroso avascular,
invaden la la zona óptica. plano, con invasión corneal mayor o igual a
3. Según los mm que mida el collarete. Es 2mm, asintomático.
importante porque nos dice el grado de afecta- Otra clasificación considera tres tipos de pte-
ción limbar de ese pterigión. rigium que, de menor a mayor severidad son los
4. Según esté inactivo o activo. siguientes (8):
5. Según sea primario o recurrente. 1. Tipo I: pterigión primario pequeño. Son
6. Según sea uni- o bilateral, es decir, afecte las formas iniciales del pterigión, asintomáticas
a uno o ambos ojos. o con síntomas leves, habitualmente estaciona-
7. Según sea uni-, bi- o multipolar. Esto es rias, con una evolución muy lenta pero la velo-
según se trate de una única lesión (habitual- cidad de crecimiento es impredecible. La lesión
mente nasal), dos (nasal y temporal) o, en casos está restringida a limbo o córnea marginal
rarísimos, más de dos en el mismo ojo. (2mm). Según la morfología en la lámpara de
8. Según otras alteraciones que presente hendidura se distinguen tres tipos:
asociadas: simbléfaron, restricción de los movi- • Fibroso. Pequeña elevación blanquecina o
mientos oculares, enoftalmos, lagrimeo... amarillenta a nivel limbar que penetra ligera-
Otras clasificaciones tratan de agrupar varios mente en córnea y corresponde a la cabeza del
de los factores anteriores, intentando ser más pterigium, con vasos conjuntivales que conver-
útiles a la hora de manejar a estos pacientes, gen hacia ella. El cuerpo del pterigión no es cla-
tanto desde el punto de vista médico como qui- ramente visible y se pierde en la conjuntiva sana
rúrgico. circundante. Los más elevados pueden alterar la
Anduze y Merrit clasifican el pterigión en distribución de la lágrima, con Dellen en la
cuatro tipos (29): zona adyacente.
1. Pterigión primario activo: lesión prima- • Pinguecular. La apariencia es similar a la
ria, inflamada, muy vascularizada. de la pinguécula, protruyendo ligeramente, de
2. Pterigión primario pasivo: lesión primaria manera que forma una elevación con respecto
hialinizada, con alteración de la película lagri- al limbo adyacente. La cabeza no invade la cór-
mal. nea, pero existe una infiltración estromal de 2-
3 mm. El cuerpo consiste en una tenue vascula-
rización horizontal hacia canto interno que a
menudo es difícil de distinguir de la conjuntiva
sana circundante, aunque a veces puede mos-
trar cierto grado de congestión (fig. 12).
• Clásico. Es la forma clásica de pterigión,
con sus porciones claramente definidas: cabeza,
collarete, cuerpo y bordes, la cabeza puede
invadir hasta 2 mm la córnea (fig. 11).
2. Tipo II: pterigión primario avanzado o
recurrente sin invasión de la zona óptica.
Es posible distinguir en todas las estructuras
anatómicas con claridad. La cabeza está sobre-
elevada e invade la córnea 2-4 mm y se ve infil-
Fig. 12: Pterigión tipo I pinguecular. tración corneal alrededor. El cuerpo está cruza-
2. Clínica y clasificación del pterigión 27

do por capilares dilatados, formando una banda


que se extiende en forma de abanico hacia el
canto medial (fig. 13). La irritación ocular es
casi constante en estos pacientes y suele existir
reducción en la visión a causa de los fenómenos
de difracción y del astigmatismo inducido. Pue-
den ser estacionarios o activos.
3. Tipo III: pterigión primario avanzado o
recurrente con invasión de zona óptica. Es la
forma más avanzada de pterigión. El hecho que
diferencia a este grupo es la afectación de la
zona óptica: el crecimiento es tal que el ápex
invade la córnea más de 4 mm y alcanza el eje
pupilar (fig. 14). Además se suelen asociar otras Fig. 13: Pterigión recurrente tipo II (T3, C2, L3).
características morfológicas como: infiltración
estromal que afecta al menos al 30% del espe-
sor corneal, amplio collarete (4-10 mm), com-
ponente importante de fibrosis subconjuntival
que puede dar lugar a simbléfaron, y restricción
de movimientos oculares. Los síntomas son
siempre importantes: disminución de la visión,
diplopía, y lagrimeo. Pueden ser estacionarios o
activos.
En el tipo III también incluimos las formas
rápidamente evolutivas y las recurrencias agre-
sivas del post-operatorio, conocidas con el tér-
mino de «pterigión maligno» (fig. 15).
En nuestro Centro seguimos una clasificación Fig. 14: Pterigión primario tipo III (T3, C3, L2, activo).
práctica basada en las previas y adaptada por
nosotros donde se valora la morfología, la inva-
sión corneal, la afectación limbar, el grado de
actividad y si el pterigión es o no recidivado
(tabla 2). Esta clasificación nos permite observar
la evolución clínica del proceso, decidir las
indicaciones de tratamiento médico o quirúrgi-
co en cada caso concreto, así como analizar los
resultados en cuanto a tasa de recidivas con las
diferentes alternativas terapéuticas. En las imá-
genes de este capítulo hemos añadido, la
nomenclatura que daríamos a cada caso
siguiendo esta clasificación.
Como conclusión podemos destacar que el
pterigión presenta una serie de rasgos que es Fig. 15: Pterigión maligno, recidiva muy agresiva y con
importante tener en cuenta porque de ellos va a gran fibrosis subconjuntival y simbléfaron (T3, C3, L3).
depender, en gran medida, el éxito o fracaso del
tratamiento quirúrgico. Entre estas característi- epiteliales, asi como afectación corneal y lim-
cas podríamos citar la inflamación, vasculariza- bar, que, salvo excepciones (27), no son valora-
ción, grado de fibrosis, elevación, alteraciones dos en los estudios sobre tasas de recidiva tras
28 2. Clínica y clasificación del pterigión

Tabla 2. Protocolo de exploración del paciente con pterigión

Datos de filiación del paciente


(etiqueta adhesiva)

1. MORFOLOGÍA

T1: Atrófico ❏
T2: Intermedio ❏
T3: Carnoso ❏

2. INVASIÓN CORNEAL 3. COMPROMISO LIMBAR

C1: < 2 mm ❏ L1: <4 mm ❏


C2: 2-4 mm ❏ L2: 4-6 mm ❏
C3: > 4 mm ❏ L3: >6 mm ❏

4. GRADO DE ACTIVIDAD

SÍ NO Impresión Clínica
Tinción apical ❏ ❏
Línea de Stocker no visible ❏ ❏ ACTIVO ❏
No visualización manchas de Fuchs ❏ ❏ INACTIVO ❏
Vascularización y elevación cabeza ❏ ❏
Hiperemia y engrosamiento del cuerpo ❏ ❏
Ocultamiento de vasos episclerales ❏ ❏

5. PRIMARIO/RECIDIVADO

Primario ❏ Recidivado ❏ Número de recidivas ❏


Fecha última cirugía ____ / _____ /_______

Cirugía(s) previa(s) realizadas con:
Escisión simple ❏ Autoinjerto Conjuntiva ❏ M. Amniótica ❏ Autoinjerto limbo ❏
Empleo previo de MMC SÍ ❏ NO ❏
Técnica de fijación empleada con anterioridad :
Suturas ❏ Adhesivos tisulares ❏

ESTADÍO CLÍNICO

T ___ L ___ C ____


Activo ❏ No activo ❏
Primario ❏ Recidivado ❏
2. Clínica y clasificación del pterigión 29

las diferentes opciones quirúrgicas. Es importan- 12. Hochbaum DR, Moscovitz SF, Wirtschaffer JD. A
quantitative analysis of astigmatism induced by ptery-
te detenernos en la exploración del pterigión, gium. Journal of Biomechanics 1997; 10: 735-746.
valorando los factores pronósticos, antes de 13. Oldenburg JB, Garbus J, McDonnell JM, Mcdonnell
indicar la cirugía del mismo. De igual modo, PJ. Conjunctival pterygia. Mechanism of corneal
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son necesarios estudios que evalúen el índice 14. Amsler M. Pterygium causing corneal astigmatism.
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preoperatorias del pterigión y no solamente en 15. Bahar I, Loya N, Weinberger D, Avisar R. Effect of
función de la técnica quirúrgica empleada (26). pterygium surgery on corneal topography: a prospec-
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Capítulo 3

Inmunohistoquímica del pterigión

— INTRODUCCIÓN

— EL LECHO LIMBAR: UN LUGAR ACTIVADOR Y DESACTIVADOR DE SEÑALES

— EXPRESIÓN DEL GEN p53

— LAS COLAGENASAS EN EL PTERIGIÓN

— EXPRESIÓN DEL FACTOR DE CRECIMIENTO ENDOTELIAL VASCULAR

— INESTABILIDAD MICRO-SATÉLITE Y PÉRDIDA DE HETEROCIGOCIDAD


EN EL PTERIGIÓN

— LA APOPTOSIS EN EL PTERIGIÓN

— CIRUGÍA ACTUAL DEL PTERIGIÓN

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 3
Inmunohistoquímica del pterigión
Alejandro de la Torre Burbano

INTRODUCCIÓN el mecanismo genético de muerte celular pro-


gramada dependiente del gen de p53. Las CMEL
El pterigión es una lesión neoplásica benigna alteradas se comportan como un tumor, invaden
caracterizada desde el punto de vista histopato- la córnea a través de la membrana basal arras-
lógico por un crecimiento fibrovascular local trando células conjuntivales a modo de tejido
invasivo del tejido conjuntivo hacia la córnea fibrovascular neoformado (2,4,5).
(1). Ocurre en la fisura interpalpebral y tiene su También se compromete el equilibrio entre la
origen en las células madre basales epiteliales matriz metaloproteinasa MMPs y los inhibidores
del lecho limbar (CMEL), transformadas, activa- de metaloproteinasas TIMPs, que al promover la
das y proliferativas. Esta lesión puede ocurrir en invasión, la degradación y el remodelamiento
los lados nasal, temporal, o ser bilateral y aun- del tejido conectivo afectan la membrana basal,
que su etiología no se conoce por completo, el colágeno tipo IV del estroma corneal y la
existe una fuerte evidencia epidemiológica que membrana de Bowman (2-4).
compromete a la luz ultravioleta (LUV) como el El factor de crecimiento vascular endotelial,
mayor factor de riesgo ambiental (2). Los enfer- importante inductor de proliferación celular
mos de pterigión a menudo se quejan de ojo
rojo, irritación crónica y leves cambios en la
visión cuando avanza sobre la córnea.
Tradicionalmente se ha definido como una
lesión degenerativa elastótica crónica. Sin
embargo, los hallazgos por estudios inmunohis-
toquímicos (IH) y de biología molecular en
CMEL que expresan la mutación del gen p53,
un marcador común en gran variedad de cánce-
res humanos así como en lesiones actínicas de
la piel, sugiere un desorden proliferativo seme-
jante a un tumor (3) (fig. 1).
Estudios recientes en el pterigión han recono-
cido que la exposición crónica a la LUV puede
provocar inestabilidad microsatélite, pérdida de
heterocigocidad, disrupción en el proceso nor-
mal de apoptosis y oncogénesis.
Con base en la IH de especímenes primarios
y recurrentes, los cambios tisulares observados
en el pterigión podrían explicarse por la muta-
Fig. 1: Coloración de hematoxilina y eosina de un caso de
ción del gen p53 como un suceso precoz pro- pterigión, la cual muestra un epitelio escamoso con esca-
vocado por la irritación crónica de la LUV; sas células caliciformes, edema estromal y angio-fibropro-
como consecuencia se altera su proteína y todo liferación.
34 3. Inmunohistoquímica del pterigión

endotelial se ha encontrado elevado en el pteri- pañadas de tejido fibrovascular para destruir la


gión, así como otros factores angiogénicos y membrana basal, disolver la membrana de Bow-
epiteliales, a saber, el factor de crecimiento man e infiltrar el estroma corneal superficial y se
fibroblástico, el factor del crecimiento epider- comportan como una neoplasia benigna.
mal unido a la heparina, el factor del creci-
miento tisular conectivo, y el factor del creci-
miento dependiente de la insulina (4). EL LECHO LIMBAR: UN LUGAR ACTIVADOR
En la patogénesis del pterigión se activan Y DESACTIVADOR DE SEÑALES
múltiples sistemas celulares, que conducen a
una cascada de procesos complejos y coordina- El lecho limbar es el micro ambiente especí-
dos que al final producen inflamación crónica, fico donde se localizan, mantienen y reciben
proliferación, remodelamiento del tejido conec- señales las CMEL de células endoteliales, fibro-
tivo, angiogénesis e invasión corneal. Por razo- blastos, epitelios y la matriz extracelular (6). Las
nes desconocidas el lecho activado puede células madre son un grupo reducido de célu-
entrar en períodos de quietud. las indiferenciadas, capaces de división celular
Según los datos que se evaluarán en este asimétrica dando lugar a una célula que per-
capítulo, se puede decir que la patogénesis del manece como célula madre que no migra y a
pterigión primario y recurrente resulta de la pér- una segunda célula hija capaz de migrar del
dida de las barreras naturales epiteliales sobre lecho a lo largo de la membrana basal, que se
todo de las células caliciformes, pues facilitan puede diferenciar como célula del epitelio cor-
así la irritación crónica de las CMEL por la LUV, neal con rangos diversos de capacidad prolife-
provocan la mutación del gen p53 sensible a la rativa, conocidas como células amplificantes
LUV, alteran su fenotipo y activan progresiva- transitorias TAC (7,12). Las células madre son
mente otros genes que provocan cambios tisula- responsables de mantener el epitelio corneal
res. Entonces las CMEL invaden la córnea acom- (9,10) (fig. 2).

Fig. 2: El lecho libar para células madre (CMEL). Las señales que activan las CMEL son factores de crecimiento, diferen-
ciación y supervivencia, críticos para sostener el lecho funcional y estructuralmente.
3. Inmunohistoquímica del pterigión 35

Las señales que activan las CMEL son facto-


res de crecimiento, diferenciación y superviven-
cia, críticos para sostener el lecho funcional y
estructuralmente (6-8). Todos estos factores diri-
gen unos gradientes para mantener las CMEL en
un fenotipo indiferenciado durante la vida del
organismo (10). La membrana basal limbar es
distinta en su composición de membrana basal
de los epitelios conjuntivales y corneales, así
como los proteoglicanos del estroma (6).
Con técnicas histoquímicas (azul alcian
8GX, ácido peryódico Schiff) realizadas en el
laboratorio el autor ha podido observar cambios
en los patrones para marcar y diferenciar el pte-
rigión con respecto al tejido normal (fig. 3).
Schermer et al. (13), demostraron que el mar-
cador celular K3 queratina se puede localizar en
todas las células epiteliales menos en las células
madre. Las diversas proteínas se expresan prefe-
rentemente en las células limbares basales y se
han estudiado como marcadores; en este grupo
se incluyen:
1. Enzimas metabólicas: α-enolasa, citocro-
mooxidasa, anhidrasa carbónica y transportado- Fig. 3: Técnica histoquímica para sialomucinas y mucinas
res de glucosa. neutras de un caso de pterigión. Se observa un epitelio con
2. Receptores para factores de crecimiento: metaplasia escamosa.
receptor para factor de crecimiento epitelial,
receptor TGFβ1 y 2, TrkA. gen p53 es lo más común en los cánceres
3. Componentes cito esqueléticos: queratina humanos: 70% en cáncer pulmonar, 50% en
19-35 y vimentin 36. cáncer de piel, 20% en cáncer de mama y 10%
4. Componentes del ciclo celular: ciclinas D en leucemia (14-22). Las alteraciones del gen
y E y p107. p53 se puede identificar por la sobre-expresión
5. Otras: α9 integrin, melanina, p63. de la proteína p53 descubierta por el anticuerpo
Esta distribución enfatiza la heterogeneidad monoclonal clon DO-7, un anticuerpo dirigido
de fenotipos celulares presentes en el limbo, contra los aminoácidos 19 y 26 de la p53 en su
pues no existe un marcador preciso para CMEL forma nativa y en sus formas mutantes.
sanas (6-12). La proteína p53 nativa es clave en el control
El limbo es el lugar de origen de la mayoría de la división celular anómala; una mutación en
de las displasias corneales epiteliales y de las el gen p53 puede resultar en una proliferación
neoplasias (6-9). celular incontrolada (15-24).
La proteína p53 es un factor de trascripción
que interactúa y aumenta la tasa de trascripción
EXPRESIÓN DEL GEN p53 de otros 6 genes conocidos: p21, MDM2,
GADD45, Bax, IGF-BP y ciclina G, para llevar a
El gen p53 (fig. 4) es un gen supresor de cabo el reconocimiento de la naturaleza normal
tumores que codifica la proteína p53 que con- del DNA en la división celular, que permite la
trola el ciclo celular normal y previene la for- replicación tisular o conduce la célula a la
mación de neoformaciones. La mutación en el apoptosis (28).
36 3. Inmunohistoquímica del pterigión

así se establece el control normal en la mitosis


celular conduciendo las células hacia la apop-
tosis dependiente de p53, y mantiene en esta
forma la normalidad tisular (16,19,20). La proteí-
na p53 también se manifiesta en la fase G2-M y
previene la entrada prematura en la fase S del
ciclo celular (18).
La acción crónica de la LUV en las CMEL pro-
voca mutaciones en el gen p53, pues cambia la
secuencia específica del dominio localizado entre
los aminoácidos 120 y 192, y como producto hay
contactos defectuosos en el DNA con pérdida en
la capacidad del p53 para actuar como factor de
trascripción, de donde resultan una proliferación
celular incontrolada y un cambio para las señales
que activan los factores de crecimiento y la vía de
las ciclinas D1-Cdk4 (16-21).
En la patogénesis del pterigión se ha reporta-
do una tasa alta de inmunorreactividad para
p53 en el epitelio basal y los estudios concluyen
que ese hallazgo confirma las mutaciones de
p53 y que desempeña un papel importante en
los orígenes del pterigión (fig. 4).
Tsai et al. (3), en un estudio reciente encontra-
ron 22,8% como prevalencia de expresión de p53
en 127 pterigión. Al revisar 8 estudios inmunohis-
toquímicos por Medline informaron como tincio-
Fig. 4: Muestra de pterigión marcada con el anticuerpo nes positivas las cifras de 7,9%, 36,8%, 37,5%,
monoclonar p53 (DO-7-DAKO). Se observa patrón de marca- 38,1%, 50%, 53,8%, 60% y 100%, lo que sugie-
je nuclear en células basales y algunas células superficiales. re la necesidad de estandarizar los estudios inmu-
nohistoquímicos para definir la prevalencia exac-
Normalmente en una célula la proteína p53 ta de mutación del gen p53 (14). Por ahora; la pre-
existe en forma p53 activa a bajas concentra- sencia de mutación de p53 en el pterigión nos
ciones y tiene un período corto de vida media, explica su naturaleza y su patogénesis.
cerca de 20 minutos, lo que la hace invisible a
los colorantes inmunohistoquímicos actuales;
por tanto siempre que es objetivada es un indi- LAS COLAGENASAS EN EL PTERIGIÓN
cador de mutación (15-17).
La célula utiliza varias proteínas para reco- Una de las características histopatológicas
nocer las diferentes alteraciones en el DNA. Las del crecimiento del pterigión es la proliferación
proteínas que reconocen células con genomas fibrovascular (24) y su invasividad hacia la cór-
inestables debido al daño en el DNA o células nea, lo cual explica la tendencia a la reproduc-
en micro-ambientes anormales, envían señales ción posquirúrgica (25). Otra característica es
para elevar los niveles de p53, que a su vez que, en la medida en que el tejido fibrovascular
aumenta su actividad como factor de trascrip- progresa se pierden la membrana basal, la
ción e inicia una cascada en la que participan membrana de Bowman y el estroma corneal
genes como p21, ciclinas y complejos Cdk, que superficial, facilitado por la matriz de metalo-
pueden bloquear la progresión del ciclo celular; proteinasas (6,26,27).
3. Inmunohistoquímica del pterigión 37

La matriz de metaloproteinasas MMPs está Entonces es concebible que la sobreproduc-


formada por una familia de más de 21 prote- ción de MMP-1 y MMP-3 con relación a su
asas genéticamente distintas sintetizadas y TIMPs facilite el efecto invasor de los fibroblas-
secretadas por una variedad de tipo celulares tos de la cabeza del pterigión en la córnea, para
que incluyen fibroblastos, células epiteliales, degradar la membrana basal, la membrana de
PMN, etc., y que son capaces de modificar y Bowman y el estroma superficial de la córnea,
degradar de modo efectivo todas las proteí- hallazgos histopatológicos bien reconocidos en
nas de la matriz extracelular especialmente: esta enfermedad. La expresión alta de MMP-1 y
colágeno, elastina, fibronectina y proteogli- MMP-3, sin cambio en los TIMPs, se ha pro-
canos. puesto también como la base de metástasis de
Se han dividido en 5 grupos: colagenasas las células tumorales donde la invasión celular
(MPP-1, MMP-8 y MMP-13), gelatinasas (MMP- es una característica común. Es, pues una posi-
2 y MMP-9), estromelisinas (MMP-3, MMP-10 y ble evidencia de que el pterigión sea un tumor
MMP-11), membrana tipo MMP y metaloelasta- benigno (31,32).
sas (27-30). Los daños en el colágeno y en la elastina, sig-
Por lo menos 4 inhibidores tisulares de meta- nos clásicos de «degeneración elastótica»,
loproteinasas, los TIMPS también los expresan secundarios a la exposición crónica a la LUV,
varios tipos de células incluidos los fibroblastos. ahora se entienden como resultado de la acción
Los TIMPs y la Alfa2 macroglobulina son inhibi- proteolítica en la matriz extracelular del tejido
dores de las formas activas de MMPs (30). conectivo (33).
El equilibrio entre la actividad de MMPs y sus
inhibidores TIMPs determina la extensión de la
proteolisis, y resulta en remodelación y degra- EXPRESIÓN DEL FACTOR DE CRECIMIENTO
dación de tejido conectivo. En general, un ratio ENDOTELIAL VASCULAR
incrementado MMPs-TIMPs se correlaciona con
la capacidad de invasión tumoral. Se sabe que Los factores de crecimiento se identificaron
los fibroblastos del pterigión cuando crecen en originalmente como estimuladores de la mitosis
cultivo muestran elevada expresión de MMPs de las células tisulares, mientras se creía que las
(28). citoquinas afectaban la mitosis y diferenciación
Los estudios recientes de Li et al. (25), evi- de las células inflamatorias, pero hoy se sabe
dencian que sólo en la cabeza del pterigión hay que unos y otras interactúan (33). La formación
un alza significante de la actividad de MMP-1 y y progresión del pterigión dependiente de la
MMP-3. No existen cambios en la expresión de fibrosis y neovascularización ocurre por un
MMP-2, TIMP-1 y TIMP-2, en las otras regiones equilibrio entre inhibidores angiogénicos, esti-
del pterigión, ni en la córnea, ni en la conjunti- muladores angiogénicos y factores de creci-
va normal (24). Estos datos proporcionan la evi- miento (34-39).
dencia o soportan el concepto que la invasión El factor de crecimiento endotelial vascular
del pterigión en parte se facilita por una pobla- (VEGF) es un importante inductor de angiogéne-
ción poco común de fibroblastos activados en sis durante la embriogénesis (35), la remodela-
su cabeza o ápex (29,30). ción de tejidos, la cicatrización de heridas, así
La MMP1 es una colagenasa intersticial que como en los tumores. Se encuentra altamente
puede degradar colágeno fibrilar nativo tipo I, II, expresado en el pterigión con respecto a las
III, X y XI, MMP-3 o estromelisina-1, específica conjuntivas humanas sanas, y esto sugiere un
para degradar caseína, proteoglicanos, fibronec- compromiso directo o indirecto en la patología
tina, elastina, laminina, así como colágenos del pterigión. Además induce la proliferación y
tipos III, IV, V, y IX. Cuando estas dos metalo- la migración de las células endoteliales y actúa
proteinasas colaboran, aumentan la acción pro- también como un factor quimiotáctico para los
teolítica (26,27). monocitos (34-36).
38 3. Inmunohistoquímica del pterigión

Normalmente al VEGF lo inhibe de modo La inestabilidad genética en la forma de LOH


selectivo y directo el factor de crecimiento se ha visto en condiciones benignas como que-
conectivo tisular (CTGF). La producción de ratosis actínica de la piel, en lesiones premalig-
MMPs es un evento común en la patogénesis nas, por ejemplo displasias de bajo grado y en
del pterigión que rompe CTGF (36,37), y reacti- otras más serias, cáncer escamocelular (43-46).
va así la acción angiogénica e inflamatoria del El hecho de que el pterigión muestre el fenó-
VEGF y esto induce la proliferación endotelial meno LOH sugiere que los genes que suprimen
celular y la angiogénesis del pterigión. El VEGF los tumores se pueden comprometer en el desa-
afecta el micro ambiente del lecho limbar nece- rrollo de tal lesión. LOH en el pterigión se ha
sario en la patogenia de esta entidad. En el ojo encontrado con una incidencia alta en la región
la proteína del VEGF se ha descubierto en teji- 17Q, hallazgo semejante en algunas lesiones
dos normales bien vascularizados como la con- neoplásicas de pulmón, mama, esófago, riñones,
juntiva, el iris y la retina (34,38,39). vejiga, piel y sangre. Estos hallazgos sugieren que
En las células inflamatorias del pterigión y en los genes supresores de tumor localizados en esta
los cultivos de fibroblastos del mismo se han área pueden tener un papel muy importante en el
encontrado: factor de crecimiento de fibroblas- desarrollo de la neoplasia (44,45).
tos, factor de crecimiento derivado de plaque- En el tejido conjuntival normal que se toma
tas, factor β transformador del crecimiento de sitios protegidos por los párpados no se halla
TGFβ, y factor α de necrosis tumoral (38). Estos LOH; esto puede indicar un posible vínculo
hallazgos permiten afirmar que las citoquinas y entre LOH y la exposición a la LUV (44).
los factores de crecimiento contribuyen a la pro- Se ha sugerido una predisposición genética
liferación celular, a la inflamación, a remodelar hacia el desarrollo del pterigión como una
el tejido conectivo y a la angiogénesis, típicas forma de herencia autosómica dominante. La
del pterigión (40,41). correlación de incidencia familiar del pterigión
La mitomicina C (MC) inhibe el sistema TGFβ en jóvenes aparece en varios estudios, sin
y disminuye la posibilidad de cicatrización. embargo, el hallazgo de LOH que no se rela-
Hay estudios recientes que han identificado ciona de modo significante con la historia fami-
capilares intraepiteliales en el pterigión con fac- liar está de acuerdo con el concepto de LOH
tores de crecimiento de fibroblasto básico en como un evento somático (46).
tejido conectivo acompañado de mastocitos. La evidencia del papel de la LUV se aprecia
Los fibroblastos en particular tienen cierto papel en los estudios de TSG. El método usual para
en la recurrencia del pterigión, dado que existe localizar los sitios en el genoma de los candida-
una fuerte inmunorreactividad para factor bási- tos a TSG se hace al descubrir la pérdida de
co de crecimiento de los fibroblastos en el pte- heterocigocidad con marcadores microsatélites
rigión recurrente (36-42). altamente polimórficos. Una de las característi-
cas de las células neoplásicas es la tasa muta-
cional alta por parte de los genes polimórficos y
INESTABILIDAD MICRO-SATÉLITE Y PÉRDIDA se refleja en la actividad de microsatélites de
DE HETEROCIGOCIDAD EN EL PTERIGIÓN DNA (47). Detorakis et al. (44), al examinar 15
marcadores microsatélites en las regiones 17P,
La pérdida de heterocigocidad celular (LOH) 17Q, 13Q, 9P y 9Q con la reacción de la poli-
significa perder la multifuncionalidad de las merasa en 50 pterigión, encontraron que la per-
CMEL. Entre los genes que juegan un papel en dida de heterocigocidad es común (se observó
la carcinogénesis, están los genes supresores de con más frecuencia en 9P [48%] y 17Q [42%]),
tumores (TSG), los cuales a menudo son inacti- mientras que la inestabilidad microsatélite de
vados por mutaciones o pérdida del material DNA es rara (44,45-49).
genético en un alelo. LOH es un marcador de la Además, la pérdida de la heterocigocidad en
existencia de TSG (43,44). la región 9Q se vio más a menudo en el pteri-
3. Inmunohistoquímica del pterigión 39

gión recurrente y se correlacionó con factores observar la expresión de genes asociados con la
de riesgo como la exposición temprana a la inducción o represión de apoptosis p53, bcl-2 y
LUV y vivir en un área de peligro (49). bax. En los pterigión se encontraron células
apoptóticas limitadas esencialmente a la capa
epitelial basal situada inmediatamente adyacente
LA APOPTOSIS EN EL PTERIGIÓN al soporte fibrovascular. Esas células expresaron
niveles significativos de p53 y de bax, así como
El mantenimiento de la homeostasis celular la proteína inhibidora de la apoptosis bcl-2. En
está regulado esencialmente por una fina inte- contraste, las muestras de conjuntiva normal no
rrelación entre la proliferación y la apoptosis expresaron bcl-2 y las células apoptóticas fueron
celular, que se define como la muerte celular vistas a través de todo el espesor de la capa epi-
programada para las células que han alcanzado telial acopladas con niveles altos de expresión de
el término de su ciclo vital, según varias carac- bax. Estos resultados están a favor de la teoría por
terísticas: disminución del volumen, margina- la cual en el desarrollo del pterigión hay trastor-
ción de la cromatina y fragmentación del DNA no del proceso de apoptosis (51-53).
(50,51). Se ha propuesto la necesidad de la tras-
cripción mediada por p53 para inducir apopto-
sis. Sin embargo, no todos los eventos apoptóti- CIRUGÍA ACTUAL DEL PTERIGIÓN
cos son mediados por p53. La opción depende
del tipo celular (52). Una vez conocidas las bases inmunohisto-
Los inhibidores de la apoptosis incluyen químicas del pterigión, el objetivo del trata-
genes tales como el bcl-2 y bclx1 mientras que miento quirúrgico debe ser: retirar todo el tejido
los promotores incluyen otros genes como el fibrovascular invasivo, inflamado y neoformado
bax, bad, bak, bcl-xs. Dos de los genes que son (54-57) (figs. 5, 6, 7 y 8). En nuestra opinión,
regulados por p53 definen el destino de la célu- además de la reconstrucción anatómica, estéti-
la (bax-bcl-2). Si p53 inhibe la expresión de bcl- ca y funcional del lecho limbar debe realizarse
2 promueve la expresión de bax iniciando el aplicación tópica de mitomicina C al 0,02%
camino de la apoptosis (51-53). (intraoperatoria de 0,2 mg/ml durante 30 segun-
En un estudio de Tan y col (51), se evaluaron dos) (54) (figs. 9 y 10).
15 muestras de pterigión junto con 15 tejidos Para la reconstrucción anatómica, estética y
conjuntivales normales del mismo ojo para funcional, utilizamos un auto injerto conjuntival

Fig. 5: Corte conjuntival para iniciar la disección. Fig. 6: Cuerpo del pterigión preparado para cortar a ras de
la córnea.
40 3. Inmunohistoquímica del pterigión

Fig. 7: Lecho córneo-limbar. Fig. 8: Puliendo la superficie desnuda córneo-escleral.

Fig. 9: Mitomicina C colocada sobre esclera con microes- Fig. 10: Autoinjerto in situ, limbo a limbo.
ponja y viscoelástico.

vimentin-expressing altered limbal epithelial basal


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Capítulo 4

Epidemiología del pterigión

— INTRODUCCIÓN

— SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA EN ESPAÑA

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 4
Epidemiología del pterigión
Pedro Arriola Villalobos

INTRODUCCIÓN y 37° Norte, lo que relacionó con una mayor


exposición a la luz ultravioleta, determinando
La composición de la población española una prevalencia de pterigión inversamente pro-
está cambiando; los inmigrantes representan ya porcional a la latitud. Confirmando las observa-
cerca del 10% del total de la misma. De entre ciones de Cameron, otro trabajo publicado con
éstos, un alto porcentaje proceden de áreas posterioridad refiere que aquellos que viven en
geográficas en las que la prevalencia del pteri- latitudes menores a 30° durante los cinco prime-
gión es muy alta. En España veremos en los pró- ros años de vida tienen un riesgo 40 veces mayor
ximos años un espectacular incremento del de desarrollar pterigión (11) (otros estudios no
número de casos de esta enfermedad. encuentran, sin embargo, relación entre el lugar
Epidemiología (del gr. epi, sobre, y demos, de residencia durante esos cinco primeros años
pueblo) es el estudio de la frecuencia y distribu- de vida y el desarrollo de la patología) (4). Por lo
ción de las enfermedades y de las circunstancias tanto, la variabilidad geográfica puede deberse a
físicas o sociológicas que influyen en ellas. La una distinta exposición solar, pues es amplia-
prevalencia de una enfermedad se refiere al mente aceptado que la exposición a radiación
número total de casos, tanto nuevos como anti- ultravioleta es uno de los principales, si no el
guos, que existen en una población en un principal, factor de riesgo de desarrollo de pteri-
momento dado. La incidencia es el número de gión. Estudios experimentales (12) y observacio-
casos nuevos que se producen en una población nales (13-17), son la base de esta evidencia.
en un período de tiempo determinado, que suele Uno de estos estudios, realizado en población
ser un año. Dado el carácter crónico y el inicio urbana de raza blanca residente en Australia
larvado y poco definido del pterigión, es preferi- (latitudes medias) presenta un riesgo atribuible
ble manejar la prevalencia a la hora de estudiar de exposición solar y pterigión de 43,6% (4),
la frecuencia de esta patología en la población. determinando la exposición a radiación UV-B
La prevalencia del pterigión varía en los dis- como el principal factor de riesgo para el desa-
tintos estudios realizados dependiendo de la rrollo de pterigión. Incluso se ha establecido la
población a estudio. En general, su tasa de pre-
valencia es muy variable (1-9), oscilando del
1,2% en una población de raza blanca, urbana y
en una latitud media (4), a un 31,06% de una
muestra seleccionada en Lima, Perú (3). Estos
estudios poblacionales difieren en raza, latitud y
exposición solar, pero se observa que la tasa de
prevalencia es mayor en los trópicos que en lati-
tudes medias. Así, Cameron (10) afirmó que
existía una alta tasa de pterigión en un cinturón
ecuatorial (denominado por él «cinturón del pte-
rigión») (fig. 1) delimitado por la latitud 37° Sur Fig. 1: Cinturón del Pterigión (según Cameron).
46 4. Epidemiología del pterigión

evidencia cuantitativa que la exposición solar fumador y presentar pterigión (23), resultado
causa pterigión, sin encontrarse en ese estudio, que confirma un único estudio poblacional,
experimental de casos-controles, grandes dife- aunque el hallazgo no se mantiene en el análi-
rencias entre la exposición a distintas edades y sis multivariante (6). Sin embargo, son varios los
su desarrollo (18). estudios poblacionales que confieren a ser
Como consecuencia del efecto de la exposi- fumador un papel protector para el desarrollo
ción solar en el desarrollo del pterigión, los indi- de pterigión (4,7,8). Los autores de estos traba-
viduos que trabajan al aire libre deberían mos- jos desconocen el porqué de este efecto y reco-
trar una mayor prevalencia de pterigión que nocen que tal resultado es cuestionable. Otros
aquellos que no lo hacen. Así, estudios previos trabajos, en cambio, no encuentran relación
han mostrado un mayor riesgo de pterigión en entre el hábito de fumar y el pterigión (16).
diferentes grupos ocupacionales, como los Los estudios poblaciones han confirmado
granjeros (19), los soldadores (20), etc. Varios una mayor prevalencia de pterigión con la edad
estudios de casos y controles han confirmado (1,2,4,6-8), lo que parece estar relacionado con
que aquellos que trabajan al aire libre tienen un el efecto acumulativo de la exposición solar a lo
riesgo unas cuatro veces mayor de presentar largo de la vida (18). El pico de incidencia se
pterigión que los que trabajan «bajo techo» encuentra entre los 50 y 60 años.
(11,12). Estos resultados son acordes a los En cuanto a si existen diferencias por razón
encontrados en la mayoría de los estudios de sexo, los resultados de los estudios efectua-
poblacionales, que también encuentran el tra- dos son inconsistentes. Algunos trabajos refie-
bajo al aire libre como un factor de riesgo para ren una mayor prevalencia en hombres
el desarrollo de pterigión (6-9,16). (1,4,6,14,15), mientras que otros no refieren
Otro posible factor de riesgo laboral podría diferencias entre sexos (3,7,8,24). Estas varia-
ser la exposición ocular crónica a irritantes. De ciones pueden deberse a diferencias entre la
este modo, se encontró una prevalencia de pte- ocupación y la exposición solar de ambos sexos
rigión entre los trabajadores de una serrería en las distintas poblaciones, aún cuando alguno
(expuestos al polvo de la madera) aproximada- de esos estudios encuentra diferencias indepen-
mente tres veces mayor que la del grupo control dientemente de la ocupación (6).
(21). Otro estudio más reciente encuentra una Se ha encontrado una distinta tasa de pteri-
mayor tasa de pterigión en determinados oficios gión entre las diversas razas que conviven en una
de interior (operarios de fábrica, cadenas de misma población. Así, el estudio realizado en la
montaje...) relacionando tales hallazgos con Isla de Barbados refiere una prevalencia en la
micro traumas corneales crónicos o un ambien- raza blanca del 10,2%, mientras que los afroa-
te de baja humedad (6). mericanos presentan una tasa de pterigión del
No es el polvo el único irritante propuesto 23,4% (8). Otro estudio realizado en Malasia
(22). El papel del tabaco en la patogenia del pte- refiere mayor prevalencia de pterigión entre la
rigión no está claro. Sólo un estudio de casos y población de ascendencia china que entre aque-
controles ha encontrado correlación entre ser llos de ascendencia india o malaya (25). Esta dife-
rencia puede deberse a varios factores, incluyen-
do diferencias ocupacionales o de estilo de vida
que conlleven una menor o mayor exposición
solar. Pero puede existir también cierta predispo-
sición genética. Existen también diferencias mor-
fológicas en los pterigión de las diferentes razas,
así en la caucásica suelen ser de tipo atrófico
(fig. 2) mientras que en los latinoamericanos sue-
len ser de tipo carnoso o intermedio con impor-
Fig. 2: Pterigión en caucásico (cortesía Dra. Iradier). tante componente fibrovascular (fig. 3).
4. Epidemiología del pterigión 47

El color de la piel y la facilidad para bron-


cearse pueden guardar relación de igual modo
con el pterigión (probablemente ambos hallaz-
gos estén relacionados con la capacidad del
organismo de defenderse frente a la radiación
ultravioleta). Así, se ha determinado una
menor tasa de pterigión entre aquellos de piel
oscura, siendo un factor protector para su
desarrollo (8). Otro estudio también encontró
un mayor riesgo entre aquéllos con piel clara
para el desarrollo de pterigión (11). Sin embar-
go, estos resultados no coinciden con los pre-
sentados por otro trabajo, que determina una
Fig. 3: Pterigión en latinoamericano. mayor incidencia asociada a piel y color de
pelo oscuro (1). Estos hechos se deben, proba-
Varios estudios han investigado el posible rol blemente, a diferencias raciales entre las
de la herencia en el desarrollo del pterigión y poblaciones a estudio.
han suministrado suficiente evidencia para apo- El único factor protector demostrado es el
yar la hipótesis de que existe influencia genéti- uso de gafas de sol (18). Son varios los estu-
ca (26-28). Queda por estudiar y concretar el dios que encuentran una correlación negativa
mecanismo exacto y la importancia de esta entre su uso y la aparición de pterigión
influencia en el desarrollo del pterigión. (8,11,16). Otros no encuentran, tras estudiar-
El color de los ojos también parece tener la, tal relación (23); posiblemente por un
relación con el pterigión. Un estudio de casos y tamaño muestral insuficiente. La recomenda-
controles realizado en Australia encontró un ción de su uso para evitar el desarrollo de pte-
riesgo aumentado de pterigión entre aquellos rigión se hizo hace ya más de 20 años (29).
con ojos claros (verde-avellana), con un riesgo Incluso el empleo de gafas de corrección ópti-
relativo aproximado de 4 (11). Otro estudio ca ha demostrado reducir la prevalencia de
poblacional determinó que un color de iris pterigión en varios trabajos (8,11), posible-
oscuro era factor protector (sólo en el análisis mente por la capacidad de alguna de ellas de
univariante) (8). En cambio, algunos trabajos no bloquear la radiación UV-B, así como de pro-
han encontrado relación entre el color del iris y teger el ojo de otras exposiciones ambientales
el riesgo de desarrollar pterigión (1). perjudiciales.

Tabla 1. Factores de riesgo y protectores en el desarrollo de pterigión. Aparecen también reseñados


aquellos factores sobre los que existe controversia

FACTOR DE RIESGO FACTOR PROTECTOR CONTROVERSIA

Exposición solar Uso de gafas de sol Tabaco

Trabajo al aire libre Uso de corrección óptica Sexo

Edad Color iris

Raza Color piel

Predisposición genética Color pelo

Exposición a irritantes
48 4. Epidemiología del pterigión

SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA EN ESPAÑA trabajan en la construcción, agricultura… con


la mayor exposición solar que ello conlleva.
No existe ningún estudio, poblacional u Han pasado, por otro lado, sus primeros años
hospitalario, realizado en España acerca de la de vida en países cercanos al Ecuador, con lo
prevalencia de pterigión en nuestro medio. Si que la exposición a radiación ultravioleta ha
seguimos las premisas de Cameron (10), dada sido mayor que la de los originarios de nues-
nuestra situación en el mapa, en torno al tro país. Además, el empleo de gafas de sol
paralelo 40, la incidencia se situaría entre el entre ellos es poco común. Es, por lo tanto,
2% y el 5% de la población. Pero las caracte- una población de riesgo para el desarrollo de
rísticas demográficas de nuestra población pterigión que está aumentando en los últimos
han cambiado en el último decenio. Y con años.
ellas la prevalencia actual y futura del pteri- Los extranjeros procedentes del África sub-
gión. sahariana están experimentando un fuerte
La población inmigrante está sufriendo un ascenso y suponen ya un 4% del total. En este
ascenso espectacular en los últimos años en grupo de población se ha referido una inciden-
España. Así, según datos del Censo de 2005, cia de pterigión de alrededor del 8% (5). Es un
residen actualmente en nuestro país 3.730.610 grupo poblacional joven, de entre 20 y 45 años
extranjeros. Esta cifra supone, en tan sólo dos en su mayoría, y con predominio de varones
años, un incremento de más del 40%, con un (más del 70%). Estas características demográfi-
aumento de algo más de un millón de perso- cas le convierten en un grupo de riesgo; como,
nas. Del total de extranjeros, un 53,3% son por otra parte, mayoritariamente trabajan al aire
varones. libre presentan una exposición solar elevada.
Más de un tercio de los extranjeros residen- Son, por tanto, otro grupo de riesgo para el
tes actualmente en España proceden de Améri- desarrollo de pterigión.
ca del Sur (35,4% del total). Una nacionalidad Otro grupo menor en número (un 3,2% del
destaca entre ellos: la ecuatoriana (12,8% del total), pero con tasas elevadas de pterigión, es el
total, 36,3% de los procedentes de Sudaméri- que forman aquellos procedentes de América
ca). Comportan, junto a colombianos, bolivia- central (fundamentalmente de Cuba y Repúbli-
nos y peruanos, más del 70% de los latinoame- ca Dominicana). Dada su cercanía al Ecuador,
ricanos y un cuarto del total de extranjeros, en presentan una prevalencia estimada de alrede-
concreto un 24,9%. A diferencia de las cifras dor del 10%. Es, asimismo, un grupo joven y
globales, predominan las mujeres entre los pro- con características laborales similares a las ya
cedentes de esa área, suponiendo un 53% del reseñadas para los otros dos grupos.
total. La mayoría tiene entre 20 y 45 años (el Como vemos, las características de nuestra
66% del total). población se está modificando. Se ha produci-
El único estudio sobre la prevalencia del do un progresivo aumento de población
pterigión desarrollado en América del Sur extranjera procedente de países con alta pre-
refiere una tasa superior al 31% (3), quizás valencia de pterigión. Ello, unido a la edad y la
algo sobrevalorada. Habida cuenta de la ocupación predominante entre ellos, supone
importante cifra de latinoamericanos residen- un importante aumento de la población que
tes actualmente en nuestro país, y la alta tasa desarrollará pterigión en un futuro en nuestro
de pterigión que presentan (como ya podemos país. Debemos, por lo tanto, prepararnos para
comprobar en nuestra práctica diaria) debe- afrontar una patología que hasta hace poco no
mos esperar un gran número de casos en los era frecuente y estaba considerada como una
próximos años. Y no sólo porque han venido cirugía menor, y en este momento representa
muchos, sino porque están expuestos a gran un reto quirúrgico de gran importancia en la
parte de los factores de riesgo ya relatados. En mayoría de los hospitales de la red sanitaria
su mayoría, fundamentalmente los hombres, nacional.
4. Epidemiología del pterigión 49

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Capítulo 5

Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión


primario

— INTRODUCCIÓN

— ANESTESIA EN CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN

— TÉCNICAS QUIRÚRGICAS DE ELECCIÓN

• Auto injerto de conjuntiva


• Auto injerto de limbo

— COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS

— OTRAS ALTERNATIVAS QUIRÚRGICAS

— TERAPIAS COADYUVANTES

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 5
Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario
María Teresa Iradier Urrutia

INTRODUCCIÓN paciente. En los casos de actividad inflamato-


ria crónica, afectación extensa del limbo
El tratamiento quirúrgico del pterigión (1-3) esclero corneal, gran componente fibrovascu-
es uno de los grandes retos actuales de la ciru- lar, bilateralidad, y otros factores de riesgo (1-
gía de superficie ocular en nuestro medio. La 3,5,10) el cirujano debe enfrentarse a la inter-
dificultad de establecer una buena técnica que vención con gran conocimiento y dominio de
evite la recidiva es objeto de estudio y contro- la técnica.
versia (4-9). El fin de la cirugía del pterigión debe ser en
A la hora de indicar la cirugía del pterigión, primer lugar evitar su recidiva, y también pro-
debemos valorar una serie de hechos relevantes porcionar al paciente una buena apariencia
(tabla 1). Un pterigión que disminuya la agude- estética eliminando la sintomatología asociada
za visual (AV) del paciente, ya sea por astigma- (fig. 1).
tismo, por proximidad al eje visual, o por pre-
sentar actividad en su crecimiento debe ser ope- Tabla 1. Indicaciones quirúrgicas del pterigión
rado (1,2,6). La extirpación de un pterigión
únicamente por irritación, ojo rojo, o causas • Disminución de AV por proximidad al eje visual.
cosméticas es motivo de debate hoy en día. • Disminución de AV por astigmatismo alto.
A la hora de plantear la cirugía del pteri- • Objetivación de crecimiento.
• Ojo rojo crónico.
gión y de cara a evitar las recidivas, es impor-
• Motivos estéticos.
tante disponer de los datos exploratorios del

Figs. 1a y 1b: Dos casos de pterigión intervenidos con auto injerto libre de conjuntiva y sutura en almena, sin recidiva, y
presentando un buen aspecto estético.
54 5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario

ANESTESIA EN CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN injerto de conjuntiva, practicaremos una inyec-


ción subconjuntival en la zona afectada y en
Antes de empezar la cirugía instilaremos conjuntiva bulbar supero-temporal (figs. 2a y 2b)
colirio Anestésico doble® (Tetracaína 1 mg/ml y de 0,1/0,2 ml de una solución de Lidocaína (2%)
Oxibuprocaína 4 mg/ml) en el fondo de saco y adrenalina (1/200.000).
conjuntival. Asimismo utilizaremos colirio de Cuando realizamos un auto injerto de limbo,
Alphagan® (Brimonidina 0,2%) que produce al tratarse de una cirugía más larga y molesta
vasoconstricción, disminuyendo el sangrado y para el paciente, empleamos también anestesia
facilitando la intervención. peribulbar (2 cc de Lidocaína 2%).
Tanto para la resección del pterigión y cápsu-
la de Tennon, como para la obtención del auto
TÉCNICAS QUIRÚRGICAS DE ELECCIÓN

La técnica quirúrgica de elección en el pteri-


gión debe ser la extirpación con auto injerto
libre de conjuntiva por haberse demostrado que
es la de menor índice de recidivas (4-7). Indica-
mos auto injerto libre en los casos de pterigión
con afectación limbar hasta 6 mm (L1, L2) según
Figs. 2a y 2b: Infiltración de anestesia en el pterigión, pre-
los parámetros descriptivos del pterigión
via a su resección, y en la conjuntiva bulbar superior antes
de obtener el auto injerto libre. expuestos en el Capítulo 2. Si la afectación lim-
bar es superior a 6 mm (L3) practicamos auto
injerto libre de conjuntiva y auto injerto de
limbo. En las tablas 2 y 3 se exponen los resul-
tados que hemos obtenido con ambas técnicas.

Autoinjerto de conjuntiva

Nuestro enfoque de la técnica de auto injer-


Figs. 3a y 3b: Realización de queratectomía y limpieza del to libre incluye la práctica de una correcta que-
tejido fibrovascular límbico. ratectomía con cuchillete de tipo Crescent, sin

Tabla 2. Resultados con auto injerto conjuntival (afectación limbar hasta 6 mm, L1, L2)

1. Prequirúrgicos

N.º ojos Edad media Tipo Pterigión Tamaño medio previo País origen Técnica Qx

41 42 años Carnosos 2,6 H x 3,5 V Ecuador (63%) AC + sutura


e intermedios almena nylon 10/0

2. Posquirúrgicos

Recidivas (11 meses) 3 (7,3%)


No recidiva 38 (92,7%)

AC = auto injerto conjuntival.


H = milímetros de crecimiento en horizontal (afectación corneal).
V = milímetros de crecimiento en vertical (afectación limbar).
5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario 55

Tabla 3. Resultados con auto injerto limbar (afectación limbar mayor de 6 mm, L3)

1. Prequirúrgicos

N.º ojos Edad media Tipo Pterigión Tamaño medio previo País origen Técnica Qx

6 32 años Carnoso (100%) 3,2 H x 6,4 V Ecuador (80%) TL (3mm) + AC

2. Posquirúrgicos

Recidivas (10 meses) Ninguna


Complicaciones 1 cicatriz hipertrófica en zona de obtención de injerto de limbo

TL = transplante limbar.

escalones ni irregularidades corneales, realizan-


do una limpieza de los restos de tejido fibrovas-
cular adheridos al limbo (figs. 3a y 3b).
El siguiente paso será la escisión, extirpando
únicamente la conjuntiva afectada, con la tijera
de Westcott paralela al borde de la cabeza del
pterigión. Posteriormente, y de manera cuidado-
sa evitando tracciones, procedemos a la resec- Figs. 4a y 4b: Resección del pterigión y de la cápsula de
ción de la cápsula de Tennon, para conseguir Tennon de los bordes conjuntivales.
unos bordes libres de la misma que ayuden a
evitar las recidivas (figs. 4a y 4b). disección con tijeras de Westcott de la conjun-
Para la obtención del auto injerto libre de tiva bulbar supero-temporal, con especial énfa-
conjuntiva (fig. 5) practicamos una minuciosa sis en lograr un injerto amplio, libre de Tennon

Fig. 5: Diferentes pasos en la obtención del auto injerto libre de conjuntiva bulbar supero-temporal.
56 5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario

Fig. 6: Resección de restos de Tennon con microesponja y tijera de Vannas en el auto injerto de conjuntiva y posterior
colocación del mismo sobre el lecho escleral.

y sin ojales. Un injerto libre de Tennon va a dis- fectamente los bordes conjuntivales del injerto y
minuir la incidencia de recidivas a la vez que receptor (fig. 7), y conseguir una leve evagina-
proporcionará un mejor aspecto estético y un ción de los mismos que evite la tendencia a la
postoperatorio con mínimas molestias. invaginación del epitelio conjuntival. Los puntos
Una vez extraído el injerto, lo colocamos se colocan separados un milímetro, y utilizamos
sobre la córnea, con la cara basal hacia arriba, siempre nylon 10-0, que retiramos entre los 10 y
para resecar los restos de Tennon con una 15 días después de la cirugía.
micro-esponja y tijera de Vannas. Posteriormen- Antes de finalizar la intervención resecamos
te lo situamos sobre el lecho escleral, con la la conjuntiva sobrante del injerto para evitar la
cara basal hacia esclera para proceder a la rea- conjuntivalización de la queratectomía (fig. 8).
lización de la sutura (fig. 6). En la tabla 4 se resumen los pasos para una
La sutura del auto injerto es uno de los pasos correcta técnica quirúrgica.
fundamentales de la técnica, y está dirigida a En algunos casos, y con el fin de reducir el
evitar cicatrices hipertróficas, dehiscencias e tiempo quirúrgico, empleamos Tissucol® como
invaginación del epitelio conjuntival. Practica- sutura biológica (11,12), colocando una gota de
mos una sutura en almena, para aproximar per- trombina en el lecho y otra de fibrina en la cara
basal del injerto, procediendo a adherir el injer-
to al lecho ayudándonos de dos pinzas de cór-
nea sin dientes, y posteriormente con los extre-
mos de dos micro esponjas, como podemos ver
en la figura 9. En algunas ocasiones, colocamos
unos puntos de aproximación en el borde inter-
no para intentar evitar la retracción del injerto
que a veces se produce (fig. 10). En general, si
Fig. 7: Realización de la sutura en almena. la cirugía se ha practicado correctamente, el

Tabla 4. Consejos para una buena técnica Qx

• Queratectomía meticulosa, sin escalones.


• Resección limitada a tejido afectado.
• Extirpación de Tennon cuidadosa, previniendo hemo-
rragia.
• Evitar cauterizar vasos epiesclerales.
• Auto injerto amplio y libre de Tennon.
Fig. 8: Resección de los restos de conjuntiva del auto • Sutura en almena nylon 10-0.
injerto y aspecto final de la intervención.
5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario 57

Fig. 9: Pasos en la aplicación de Tissucol como pegamento biológico en la cirugía del pterigión.

postoperatorio transcurre sin molestias y con un cirugía son los mismos que para la técnica en la
buen aspecto estético (fig. 11). La sutura con que únicamente realizamos auto injerto de con-
pegamento biológico del auto injerto será trata- juntiva: queratectomía, resección del pterigión y
da ampliamente en el capítulo 7.

Autoinjerto de limbo

Para el tratamiento de los pterigión de más de


6 mm de afectación limbar (fig. 12) practicamos
auto injerto de conjuntiva y de limbo. Esta técni-
ca es muy laboriosa y produce mayor sangrado,
por lo que si el paciente estuviera con tratamien-
to antiagregante será conveniente retirarlo previa-
mente a la intervención. Los primeros pasos de la Fig. 11: Auto injerto libre suturado con Tissucol, 24 horas
después de la cirugía. Se observa buen aspecto del injerto
y tinción de la queratectomía con fluoresceína.

Fig. 10: Puntos de aproximación en el borde interno tras


la aplicación de Tissucol, para intentar evitar la retracción Fig. 12: Pterigión con afectación limbar mayor de 6 mm
del injerto. (L3) al que se practicará auto injerto de limbo.
58 5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario

Fig. 15: Sutura del auto injerto de limbo y aspecto final.

Fig. 13: Medidas del auto injerto de limbo (3 × 1 mm).

extirpación de la cápsula de Tennon. Para marcar


el injerto de 3 × 1 mm y 100 µ de profundidad
medimos con un compás impregnado en violeta
de Genciana (fig. 13). Utilizamos un cuchillete
de 15° con el que iniciamos la queratectomía
siguiendo las marcas previas y continuamos la Fig. 16: Un caso de auto injerto de limbo, un mes después
disección de la córnea con un cuchillete Cres- de la cirugía.
cent hasta alcanzar el limbo subyacente. El
autoinjerto de limbo se obtiene junto con el de tos correderos de nylon 10-0 que enterraremos
conjuntiva teniendo cuidado de no romper la en estroma corneal (fig. 15). Para suturar la con-
unión entre ambos. Todos estos pasos podemos juntiva empleamos sutura en almena de nylon
observarlos en la figura 14. Una vez obtenido el 10-0 o Tissucol®.
auto injerto completo, procedemos a suturar el En la figura 16 puede verse un caso de pteri-
limbo donante a la córnea receptora con 4 pun- gión carnoso con afectación limbar L3 operado

Fig. 14: Pasos en la obtención de auto injerto de limbo y auto injerto de conjuntiva.
5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario 59

Figs. 17a y 17b: Buen aspecto de la zona de obtención del injerto un mes después de la cirugía, y un caso de Tennonitis
en el postoperatorio inmediato.

con auto injerto de limbo un mes después de la nonitis en la zona de obtención del injerto. Aun-
cirugía con un excelente resultado estético. que la mayoría de las veces la epitelización de
El tratamiento postoperatorio de estas técni- esta zona se produce sin incidencias, la apari-
cas se expone en la tabla 5. ción de esta complicación provoca molestias en
el paciente y debe ser tratada con dexametaso-
COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS na tópica (figs. 17a y 17b).
Las hemorragias subconjuntivales, así como
Entre las complicaciones de la cirugía del el edema del injerto tambien pueden verse en el
pterigión podemos observar la aparición de Ten- postoperatorio inmediato. Un injerto grueso con
muchos restos de Tennon, dará lugar a reacción
inflamatoria y un aspecto estético no aceptable,
Tabla 5. Tratamiento postoperatorio con gran riesgo de recidiva (fig. 18). La realiza-
ción de una incorrecta sutura nos puede llevar a
• Auto injerto de conjuntiva con sutura de nylon 10-0:
la aparición de invaginación del epitelio con-
Vexol® (Rimexolona 1%) cada 8 horas, durante un
mes. Tobrex® (Tobramicina 0,3%) cada 8 horas juntival, que provocará molestias por irregulari-
durante una semana, y lágrimas artificiales sin
conservante cada 2/3 horas durante un mes.

• Auto injerto de limbo: Maxidex® (Dexametasona


0,1%) cada 8 horas, 15 días; cada 12 horas, 7
días; cada 24 horas, 7 días y suspender. Tobrex®
(Tobramicina 0,3%) cada 8 horas durante una
semana, y lágrimas artificiales sin conservante
cada 2/3 horas durante un mes.

• Auto injerto de conjuntiva con sutura de pega-


mento biológico: Maxidex® (Dexametasona
0,1%) cada 8 horas, 15 días; cada 12 horas, 7
días; cada 24 horas, 7 días y suspender. Tobrex®
(Tobramicina 0,3%) cada 8 horas durante una
Fig. 18: Injerto hiperémico, inflamado, con alto riesgo de
semana, y lágrimas artificiales sin conservante
recidiva, y mal aspecto estético, por contener excesivos
cada 2/3 horas durante un mes. restos de Tennon.
60 5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario

Fig. 21: Postoperatorio en un caso de injerto de membra-


na amniótica.
Fig. 19: Invaginación del epitelio conjuntival en el injerto
por sutura mal realizada. escisión simple y el injerto de membrana am-
niótica.
dad de la superficie ocular y un mal aspecto La escisión simple (1,3) con sutura en alme-
estético (fig. 19). na de nylon 10-0 de los bordes conjuntivales
Aunque muy infrecuentes, existen complica- (fig. 20) únicamente la empleamos en casos de
ciones graves como la necrosis escleral después pacientes de edad avanzada con pterigión de
de la cirugía del pterigión, que ocurre funda- tipo atrófico, y afectación limbar L1, L2, pues en
mentalmente tras el uso de Mitomicina C o Beta- estas ocasiones el riesgo de recidiva es menor y
terapia, pero también puede ocurrir en casos que el hecho de que la mayoría de las veces estos
no hayan sido utilizados estos tratamientos (13). pacientes estén siendo tratados con antiagre-
Otras complicaciones de la cirugía del pteri- gantes plaquetarios incrementa el sangrado
gión como las recidivas, complicaciones oculo- durante la obtención del auto injerto, dificultan-
plásticas y oculomotoras serán tratadas en los do la cirugía y complicando el postoperatorio.
capítulos 9, 10 y 11. La resección del pterigión, queratectomía y Ten-
nonectomía se realizan de la misma manera que
en la cirugía con auto injerto libre descrita ante-
OTRAS ALTERNATIVAS QUIRÚRGICAS riormente.
El injerto de membrana amniótica (14,15)
Existen otras alternativas quirúrgicas que comenzó a practicarse como tratamiento del
indicamos en escasas ocasiones como son la pterigión intentando una nueva opción al injer-

Fig. 20: Escisión simple de pterigión, y sutura en almena de los bordes conjuntivales con nylon 10-0.
5. Aspectos prácticos de la cirugía del pterigión primario 61

to de conjuntiva, pero hemos limitado su uso 5. Starck T, Kenyon KR, Serrano F. Conjunctival Autograft
for Primary and Recurrent Pterygia: Surgical Techni-
(debido al alto porcentaje de recidivas) estricta- que and Problem Management. Cornea 1991; 10:
mente a aquellos casos en los que no se dispo- 196-202.
ne de conjuntiva sana suficiente para realizar el 6. Díaz-Alfonso L, Machado E, García-Álvarez H, et al.
Estudio Comparativo de 2 Técnicas Quirúrgicas para
auto injerto (fig. 21). La membrana amniótica se la Cirugía del Pterigión Primario. Rev Cubana Oftal-
coloca con el lado epitelial hacia arriba, y se mol 2000; 13: 84-92.
realiza sutura en almena de nylon 10-0. 7. Frucht-Pery J, Raiskup F, Ilsar M et al. Conjuntival
Autografting Combined with Low-Dose Mitomycin C
for Prevention of Primary Pterygium Recurrence. Am
J Ophthalmol 2006; 141: 1044-1050.
TERAPIAS COADYUVANTES 8. Jap A, Chan C, Lim L. Conjuntival Rotation Autograft
for Pterygium. An Alternative to Conjuntival Auto-
graft. Ophthalmology 1999; 106: 67-71.
El uso de Mitomicina C como coadjuvante 9. Al Fayez MF. Limbal versus Conjunctival Autograft
en la cirugía del pterigión (16) será ampliamen- Transplantation for Advanced and Recurrent Ptery-
te tratado en el capítulo 8. gium. Opthalmology 2002; 109: 1752-1755.
Nosotros estamos empezando a realizar un 10. Gris O, Güell JL, del Campo Z. Limbal-conjunctival
Autograft Transplantation for the Treatment of Recu-
estudio, basado en los trabajos de Donnenfeld y rrent Pterygium Ophthalmology 2000; 107: 270-273.
Avisar (17,18), en el que utilizamos Mitomicina 11. Uy HS, Reyes JM, Flores JD, Lim-Bon-Siong R. Com-
C al 0,015%, en inyección subconjuntival preo- parison of Fibrin Glue and Sutures for Attaching Con-
junctival Autografts After Pterygium Excision. Opht-
peratoria, 1 mes antes de la cirugía, 0,05 ml en halmology 2005; 112: 667-671.
pterigión primario con factores de riesgo de reci- 12. Marticorena J, Rodríguez-Ares MT, Touriño R, et al.
diva y 0,1 ml en recidivas. Estos autores no Conjuntival Autograft Using a Fibrin Adhesive. Cor-
nea 2006; 25: 34-36.
reportan complicaciones de importancia (única-
13. Ti SE, Tan DTH. Tectonic Corneal Lamellar Grafting
mente alguna erosión corneal en el postoperato- for Severe Scleral Melting after Pterygium Surgery
rio inmediato) y sin embargo obtienen muy bue- Ophthalmology 2003; 110: 1126-1136.
nos resultados, con una tasa de recidivas del 6%. 14. Dua HS, Gomes JA, King AJ, et al. The Amniotic
Membrane in Ophthalmology. Sur of Ophthalmol
2004; 49: 51-77.
15. Napamorm T, Tada M. The Resuts of Amniotic Mem-
BIBLIOGRAFÍA brane Transplantation for Prymary Pterigium Compa-
red with Conjuntival Autograft. Cornea 2004; 23:
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1. Hirst LW. The Treatment of Pterygium. Surv Ophthal- 16. Cheng HC, Tseng SH, Kao PL, Chen FK. Low-dose
mol 2003; 48: 145-180. Intraoperative Mitomycin C as Chemoadjuvant for
2. Rocha G. Surgical Management of Pterygium. Tech Pterygium Surgery. Cornea 2001; 20: 24-29.
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SLACK Inc. Thorofare, NJ. 2000. gium Excision. Opthalmology 2003; 110: 1012-1026.
4. Belmonte J. Extirpación Subepitelial y Autoplastia 18. Avisar R, Bar S, Weinberger D. Preoperative Mitomy-
Conjuntival en la Cirugía del Pterigion Simple y Reci- cin C in Combined Pterygium and Cataract Surgery.
divante. Arch Soc Esp Octal 1988; 54: 19-26. Cornea 2005; 24: 406-409.
Capítulo 6

Cirugía del pterigión primario.


Técnica personal

— INTRODUCCIÓN

— TÉCNICA QUIRÚRGICA

— COMPLICACIONES DE LAS PLASTIAS LIBRES

— PEGAMENTO BIOLÓGICO

— CONCLUSIONES

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 6
Cirugía del pterigión primario. Técnica personal
Federico Serrano Guerra

INTRODUCCIÓN por tal motivo tienen mayores porcentajes de


recidiva. La plastia conjuntival por transposi-
El pterigión (fig. 1) es una lesión reconocida ción, bipediculada, podría llevar tejido limbar
desde la más remota antigüedad, para la cual incluido, pero tiene el inconveniente de que
han sido propuestos múltiples tratamientos. acorta los fondos de saco laterales impidiendo
Nombres como los de Susruta, Hipócrates, a veces, por retracción cicatricial, la motilidad
Celso y Galeno, han estado vinculados a trata- ocular.
mientos tanto con medicamentos como con En 1926 el Dr. Speath propuso transponer o
cirugía, con poco éxito. En el siglo XVI Ambroi- rotar la cabeza de pterigión para llevarla al
se Paré reconoce que «el pterigión es una enfer- lecho receptor (2); no nos parece adecuado uti-
medad que siempre recurre, no importa qué tra- lizar un tejido conjuntival enfermo, como es el
tamiento se le haga» y este concepto persiste del pterigión, como una plastia; además no
válido casi hasta nuestros días (1-6). lleva tejido limbar que establezca la necesaria
Tanto en el aspecto histórico como en el diferenciación de los epitelios corneal y con-
estadístico, en el mundo la técnica quirúrgica juntival. La verdadera solución la hemos encon-
que más se emplea actualmente es la de la trado con nuestra técnica de plastia libre de
resección del pterigión dejando la esclera des- conjuntiva bulbar superior tomada desde el
nuda, es también la más antiguamente descrita limbo, a las 12 (7,9,11,15,16) que será descrita
y la que presenta los porcentajes más altos de en este capítulo.
recidiva (7-9). El conocimiento de los factores En general, una plastia libre simple es un injer-
etiopatogénicos del pterigión, ya tratados en los to conjuntival que se pasa independiente de todas
capítulos 1, 2 y 3 de este libro nos obliga a rea- sus inserciones en la zona dadora, a la zona
lizar una técnica quirúrgica encaminada a receptora resultante de la resección de una lesión
intentar resolver las causas. Dejar la esclera des-
nuda genera cinco veces más recidivas que
dejar cualquier plastia conjuntival sobre el
lecho receptor, sin importar el tipo de plastia
que se emplee. Entonces bien vale la pena bus-
car una técnica que nos permita evitar la recidi-
va, proporcionándonos una buena reconstruc-
ción tanto anatómica como fisiológica de la
zona receptora, necesariamente con el uso de
una plastia conjuntival (7,10-14).
Se han propuesto múltiples técnicas quirúr-
gicas para cubrir el lecho receptor, empleando
diferentes tipos de plastias conjuntivales como
la plastia por deslizamiento, por rotación, en
las cuales no va incluido limbo conjuntival y Fig. 1: Pterigión primario.
66 6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal

conjuntival. La toma de la plastia puede hacerse ras químicas, físicas o a lesiones de origen infec-
de cualquier área de la conjuntiva bulbar. cioso o traumático. En vista de los buenos resul-
El Profesor J. I. Barraquer (1,2), hizo una pri- tados obtenidos en algunos casos, su uso se pro-
mera publicación el 10 de Junio de 1948, en la longó a la cirugía del pterigión recidivado y pos-
revista del Instituto Barraquer de Barcelona, teriormente a la del primario (7,10,17).
sobre el uso de las plastias libres en la cirugía del Inicialmente los injertos de limbo tenían un
pterigión recidivado, siendo éste uno de los tamaño muy pequeño; 1 mm de estroma corneal,
datos más antiguos que hemos encontrado sobre y 2 ó 3 mm de conjuntiva. Se hacían de 90 ó
su indicación quirúrgica. Estas plastias se toma- 180 grados y posteriormente llegaron a hacerse
ban de la conjuntiva bulbar superior, sin incluir hasta de 360 grados obtenidos del ojo congéne-
el área limbar y se fijaban en el lecho receptor re. Ahora se practican dos de 30 grados en el
dejando una zona de seguridad de 2 mm entre la mismo ojo, ya sean auto injertos u homo injer-
plastia y la córnea. A pesar de que se descono- tos con supresión inmunitaria. Con alguna fre-
cía la fisiopatología del área limbar funcionaban cuencia se observaba durante el postoperatorio
bien y con bajos índices de recidiva. que en la zona dadora se formaba una conjun-
Las plastias libres también evolucionaron a tivalización limbar muy marcada, esto se logró
raíz de los estudios sobre la fisiopatología de la eliminar al tomar injertos libres desde el limbo,
zona limbar, resaltándose así la gran importan- ya que en el área que corresponde a la empali-
cia que tiene la hipótesis de la existencia de las zada de Vohgt existen también células troncales
células germinales primarias o troncales en el y no se hace necesario adentrarse ya tanto den-
limbo esclerocorneal. De estas células las úni- tro del estroma corneal para obtener un buen
cas que están demostradas claramente en su injerto de limbo.
existencia son las de la sangre, aunque en otros Existen entonces tres clases de plastias con-
tejidos también existen; generalmente en sitios juntivales: a) la plastia libre absoluta, que se
de diferenciación de epitelios, estas zonas son puede tomar de cualquier parte de la conjunti-
protegidas especialmente por la naturaleza con- va bulbar y que sirven para solucionar cualquier
tra las agresiones del medio. defecto conjuntival que quede después de extir-
Normalmente cada célula troncal primaria se par una lesión; b) los injertos de limbo puros
dividen en dos células llamadas transitoriamen- que se emplean en casos agudos o crónicos de
te amplificadas, una es la nueva célula troncal simbléfaron; y c) las plastias libres desde el
primaria y la otra todavía contiene mitosis. Estas limbo (11,12,14,16), que usamos en la cirugía
últimas van formando los estratos celulares que del pterigión primario y recidivado.
van a diferenciarse luego en epitelio corneal o Nuestra filosofía es la de emplear una técni-
conjuntival creando así la zona limbar. ca quirúrgica adecuada en el pterigión primario
Si una agresión aguda o crónica produce para obtener resultados estables y evitar así las
daño definitivo con apoptosis o agotamiento y recidivas, sin tener que acudir al uso de ningún
muerte de estas células primarias en el área del elemento químico o físico, ajeno al mismo pro-
limbo, se produce entonces una conjuntivaliza- ceso natural de reconstrucción anatómica y
ción de la zona, en casos agudos como en el fisiológica del área intervenida.
seudo-pterigión o simbléfaron y en casos cróni-
cos como en el pterigión primario.
Los injertos de limbo comenzaron a practi- TÉCNICA QUIRÚRGICA
carse hacia 1965. El Profesor J. I. Barraquer los
expuso en el Congreso Mundial de Córnea de Comenzamos la resección del pterigión por
dicho año, era la primera vez que se hablaba de la cabeza del mismo (fig. 2), traccionándola
estos injertos (5); posteriormente Strampelli tam- suavemente hacia arriba con unas pinzas de
bién habló sobre ellos, aconsejándolos en casos Adson sin dientes, y liberándola luego con una
graves de simbléfaron secundarios a quemadu- cuchilla montada en un porta cuchillas de
6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal 67

Fig. 2: Resección de la cabeza del pterigión. Fig. 3: La conjuntiva retorna a su posición original.

Barraquer; esta resección se lleva hasta 2 mm


dentro de tejido limbar normal superior e infe-
rior. Una vez liberada la cabeza del pterigión, la
conjuntiva involucrada en la lesión retorna a su
posición original (fig. 3), pudiéndose entonces
liberarla de la Tennon subyacente con tijeras de
Westcott (fig. 4), para realizar una resección
más exacta y conservadora de la misma; no
sucede igual si la resección se inicia por el cuer-
po del pterigión, el área receptora será más
grande y se necesitarán plastias más grandes.
Para tener una idea del tamaño de la plastia,
éste será aproximadamente el doble del de la Fig. 4: Liberación de la cápsula de Tennon subyacente.
cabeza del pterigión, en los primarios y el triple
en los recidivados. Una vez liberada la cabeza,
vamos a hacer dos incisiones radiales, superior
e inferior y una más por delante del pliegue
semilunar para completar así la resección
(fig. 5). A continuación eliminamos los restos de
la cabeza del pterigión que quedan aún adheri-
dos a la córnea y los restos de la cápsula de Ten-
non subyacentes en el lecho receptor.
Los restos de la cabeza del pterigión contie-
nen en sí mismos elementos proliferativos que
van a estimular el desarrollo de una recidiva; así
es que hay que eliminarlos con sumo cuidado.
La mayoría de los autores emplean cuchilletes
Fig. 5: Resección del pterigión con tijeras de Westcott.
para extirparlos, causando así pérdidas de sus-
tancia corneal y creando desniveles en el limbo
que facilitan la presentación de fosetas y éstas a fácil, pero deja unos lechos más grandes que
su vez van a estimular las recidivas. Si la resec- van a requerir injertos mayores.
ción del pterigión se lleva a cabo comenzando Para nivelar la zona limbar eliminando los
por el cuerpo, traccionándolo hacia la córnea restos de la cabeza del pterigión que quedan
para eliminarlo, su resección puede ser más aún adheridos a la córnea, sin causar desniveles
68 6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal

microscopio (7), pero hemos observado que


deja en el lecho receptor una serie de surcos
sutiles causados por la forma de la fresa redon-
da al deslizarse sobre una superficie plana, que
aunque no es una molestia, nos parece más
seguro el lecho plano que deja el aerorotor.
El aerorotor es un instrumento de cuidado, en
manos inexpertas puede lesionar la conjuntiva,
causar grandes desgarros y hasta perforaciones
oculares, que pueden ocurrir en casos de pteri-
gión con varias recidivas, en los cuales la córnea
puede estar muy adelgazada. Hay que aprender
Fig. 6: Aerorotor aplicado en el limbo. a usarlo adecuadamente, aplicándolo sobre el
ojo en forma perpendicular, para evitar pérdidas
ni pérdidas de sustancia en esta zona emplea- de sustancia y desniveles en el área limbar, que
mos el «aerorotor» (fig. 6). Es éste un aparato justamente es lo que estamos tratando de preve-
desarrollado por los doctores Reinoso-Barraquer nir; si se le da un manejo adecuado y cuidadoso
(3,4), partiendo de la cabeza de una pieza de es un elemento indispensable en la cirugía de las
mano de odontología, la cual fue modificada, lesiones cicatriciales de la conjuntiva.
dotándola de una fresa redonda, plana, con Una vez nivelado el lecho receptor, procede-
polvo de diamante, que debe aplicarse perpen- mos a practicar una hemostasia cuidadosa de
dicular a la zona limbar, pasándola varias veces los pequeños vasos sangrantes que no sea muy
para que quede esta área lo más nivelada posi- exhaustiva; no pretendemos dejar el lecho com-
ble, partiendo del lecho receptor hacia la cór- pletamente avascular como se ha aconsejado en
nea, para que los detritus que se producen, que algunos trabajos anteriores por considerarlo per-
contienen células epiteliales, no queden sobre judicial para la vitalidad de la plastia libre con-
el lecho receptor, lo que favorecería la forma- juntival, la cual depende directamente del esta-
ción de quistes de inclusión epitelial, por deba- do vascular tanto del lecho receptor como de
jo de la plastia libre, en el período postoperato- los tejidos que la rodeen.
rio. Esta maniobra de nivelación debe realizarse La hemostasia en cirugía conjuntival se
por fuera del microscopio quirúrgico. puede realizar de varias maneras, de acuerdo a
El doctor J. Basco Posada nos enseñó el uso la localización y el calibre de las boquillas san-
de una fresa redonda con polvo de diamante grantes; si éstas se encuentran cercanas al limbo
que tiene la ventaja de poderse manejar bajo el esclerocorneal, se puede usar una varilla de
vidrio calentada a la llama, que produce una
hemostasia puntiforme y poco profunda; tam-
bién el cauterio de campo húmedo es ideal en
estos casos (fig. 7). El cauterio eléctrico puede
ser útil en aquellos casos de pterigión recidiva-
do o de simbléfaron en los cuales la hemostasia
debe aplicarse sobre los vasos epiesclerales de
mayor calibre, que se encuentran cercanos al
tendón de inserción del músculo recto medio;
produce entonces una hemostasia puntiforme y
profunda con más necrosis de tejido escleral
que la que produce la varilla de vidrio. El cau-
terio de campo húmedo o la diatermia bipolar
Fig. 7: Cauterio de campo húmedo. de punta fina son ideales en estos casos.
6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal 69

Tenemos el lecho receptor listo para recibir


un injerto conjuntival. Procedemos entonces a
hacer la toma de la plastia, la cual se obtiene de
la conjuntiva bulbar superior. Ponemos un
punto previo de seda negra 7-00 con anclaje
epiescleral, más o menos a unos tres milímetros
arriba del limbo para no causar daño a la empa-
lizada de Vohgt donde se encuentran las células
troncales. Colocamos el punto a una profundi-
dad media dentro de la esclera, entrando con la
aguja en forma vertical y siguiendo la curva de
la misma, para dejar la sutura bien posicionada
y que resista la tracción que se va a ejercer con Fig. 8: Punto previo a las 12 incisiones radiales.
este punto en sentido inferior (fig. 8), facilitando
así la maniobra de obtención de la plastia; esta
tracción que no debe ser excesiva ya que puede
producirse una desinserción de la aponeurosis
del músculo elevador del párpado superior, que
sería la causante de las ptosis secundarias pal-
pebrales que se han observado ocasionalmente
en el postoperatorio de algunos casos de cirugía
de pterigión intervenidos con esta técnica qui-
rúrgica.
Practicamos luego dos incisiones radiales
con cuchilla para delimitar el tamaño de la plas-
tia (fig. 8), si queremos ser muy exactos pode-
mos medir el lecho receptor con un compás y Fig. 9: Toma de la plastia con tijeras de Wescott.
hacer lo mismo en el área dadora, pero con el
tiempo y la práctica, el ojo del cirujano capta el
tamaño del lecho receptor y hace la toma del
injerto sin necesidad de medirlo previamente.
Con tijeras de Wescot procedemos a separar la
Tennon subyacente a la conjuntiva (fig. 9), pro-
curando que esta última lleve la menor cantidad
de Tennon posible. Con las mismas tijeras reali-
zamos una tercera incisión paralela al limbo; el
injerto nos queda aun adherido a su lecho de
origen solamente por el borde limbar.
Depositamos entonces la plastia sobre la cór-
nea con la cara cuentra hacia arriba y procede-
mos con tijeras de Wescot y pinzas de Adson sin
garra a eliminar los restos de Tennon que que- Fig. 10: Resección de Tennon en la plastia.
dan aun adheridos al injerto conjuntival
(fig. 10). Hemos observado que cuanta menos Hay que tener un especial cuidado en el trato
restos de Tennon queden en la plastia, menos que se le de al borde limbar del injerto; una vez
edema tendrá el injerto, lo cual nos garantiza un eliminados los restos de Tennon en esta zona,
postoperatorio tranquilo y sin la presencia de las con la punta de una cuchilla de afeitar montada
temidas fosetas de Fuchs que inducen recidivas. en un porta cuchillas de Barraquer (fig. 11),
70 6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal

dentro del estroma corneal superficial con un


cuchillete de Beauber con hoja #64 (fig. 12).
En un principio esta maniobra se realizaba
en todos los casos de injertos conjuntivales
desde el limbo; actualmente no llegamos tan
profundo, nos quedamos en el espolón de
anclaje de la conjuntiva al limbo, donde se sabe
que hay células troncales que nos garanticen la
diferenciación de epitelios en el área limbar,
evitándonos cicatrices hipertróficas limbares
iatrogénicas en el lecho dador durante el perío-
do postoperatorio.
Fig. 11: Limpieza del limbo con cuchilla. Como la plastia se encuentra adherida aún al
lecho por el borde limbar, vamos a separarla; la
vamos a seccionar las pequeñísimas bridas del traccionamos levemente hacia arriba, y con
anclaje limbar que aun persistan y en algunos unas Tijeras de Wescott, pasando una rama de
casos de ser necesario un injerto de limbo puro, la tijera por detrás del injerto, la resecamos
podemos ir más profundo aun, medio milímetro imprimiéndole a la tijera un movimiento de
avance y corte uniforme y continuo, lo cual nos
permite obtener un borde limbar sin festones ni
irregularidades, para que su posición anatómica
en el lecho receptor sea correcta (fig. 13).
Antes de llevar el injerto a su lecho (fig. 14),
ponemos un punto previo de seda 7-0 anclado
a epiesclera para facilitar las maniobras de sutu-
ra del mismo. Es muy importante no perder de
vista la cara cruenta de la plastia y el borde lim-
bar de la misma. Tomándola luego por su borde
limbar, la hacemos girar para que la superficie
epitelial quede hacia arriba y procedemos
entonces a llevarla al lecho receptor, colocando
el borde limbar del injerto sobre el limbo ana-
Fig. 12: Disección del limbo con cuchillete Beauber hoja #64. tómico (fig. 15).

Fig. 14: La plastia libre reposa sobre la córnea, cara cruen-


Fig. 13: Resección de la plastia con tijeras de Wescott. ta hacia arriba.
6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal 71

Fig. 15: Volteo de la plastia, cara epitelial hacia arriba. Fig. 16: Plastia en el lecho receptor, puntos limbares.

Cuando por algún motivo se pierde la orien-


tación del injerto, es primordial observarla con
cuidado bajo el microscopio, para distinguir la
cara epitelial de la cruenta que aparecerá irre-
gular y con algunas fibrillas de Tennon adheri-
das aún a la plastia. También se debe humectar
suficientemente la plastia con suero fisiológico
para facilitar su orientación. La aplicación de
fluoresceína nos ayudará también a distinguir la
cara cruenta al tomar intensamente el colorante.
Suturamos la plastia con 4 puntos separados
de nylon 10-00, anclados en sus cuatro ángulos
a la epiesclera (fig. 16). Luego aplicamos dos Fig. 17: Sutura de la plastia.
puntos intermedios en las incisiones radiales y
dos más en las incisiones paralelas al limbo metros de largo para permitir una motilidad en
(fig. 17). Por último, para evitar que el injerto se los mismos durante el parpadeo, si se dejan
desplace hacia la córnea por encima del limbo demasiado cortos pueden llegar a lastimar la
anatómico, ponemos un punto central anclado conjuntiva tarsal; si demasiado largos, especial-
a la epiesclera, para que permanezca en la posi- mente los limbares, con el parpadeo pueden
ción ideal. Con el tiempo hemos observado producir un defecto epitelial de forma circular,
también que desde que empleamos este punto que no permite una epitelización satisfactoria
central, se disminuyeron notablemente los ede- en la zona.
mas del injerto en el postoperatorio inmediato. Se pueden hacer plastias libres de conjuntiva
Nunca aplicamos puntos separados en medio bulbar superior hasta de 2 cm de largo por 1 cm
de la zona limbar, como lo han propuesto por de ancho, las cuales se denominan plastias en
algunos autores, porque al estar allí las células «sección de corona». Cuando se presenta el
primordiales o troncales se impediría así el caso de un pterigión recidivado en el cual pre-
desarrollo natural del epitelio, además de ser viamente se ha tomado una plastia conjuntival
muy molestos para el paciente. bulbar superior, podemos obtener un injerto del
Los puntos se deben anudar con una tensión mismo tamaño en el ojo congénere o si éste
adecuada para que no se produzca una necrosis también ha sido intervenido, entonces podemos
del tejido conjuntival que queda incluido dentro obtener plastias inferiores a las 6, las cuales son
del asa del punto y éste caiga prematuramente. técnicamente más difíciles de realizar. Su tama-
Los cabos de las suturas deben tener tres milí- ño máximo sería de 1 cm por 1 cm sin causar
72 6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal

Fig. 18: Pterigión nasal y temporal. Fig. 19: Lechos receptores nasal y temporal.

molestias de retracción cicatricial y reducción muy adherida al lecho, dificultando en un futu-


del fondo de saco conjuntival inferior. ro su disección en caso de requerirse una nueva
Si se presenta un pterigión nasal y temporal cirugía en este sitio.
en el mismo ojo (figs. 18 y 19), la plastia en sec- El lecho dador preferimos cubrirlo con con-
ción de corona se divide por la mitad (figs. 20 y juntiva, traccionándola desde el fondo de saco
21), pasando cada mitad a su lecho correspon- hacia el limbo y suturándola allí con dos puntos
diente y suturándolas luego. Hemos observado separados de Nylon 10-0. Esta reposición con-
algunos casos extremos de recidivas en las cua- juntival, no deja ningún defecto cicatricial en
les no se pueden obtener plastias libres conjun- dicha zona.
tivales por haber sido tocados todos los sitios Al terminar la cirugía dejamos un vendaje
dadores, en estos casos se pueden hacer injertos compresivo por 24 horas, al cabo de las cuales el
libres de limbo puro, combinándolos ya sea con ojo se deja destapado para que el paciente se apli-
plastias libres de mucosa bucal (18) tomada con que un colirio de lágrimas artificiales cada hora
el mucoqueratomo de Castroviejo, o con injer- durante el día y otro que contenga antibiótico y
tos de membrana amniótica de banco de ojos. antinflamatorio, tres veces al día. Es aconsejable
Dejar el lecho dador descubierto para que el uso de anteojos oscuros para evitar la exposi-
cicatrice por segunda intención, es permitir que ción directa al sol y viento. Durante la noche debe
se produzca una Tennonitis intensa durante el aplicarse una cascarilla protectora plástica para
postoperatorio inmediato, que cura con una evitar traumas involuntarios durante el sueño. Pre-
reduplicación de la conjuntiva, la cual queda ferimos que el regreso al ritmo normal de trabajo

Fig. 20: Plastia libre desde el limbo, en sección de corona. Fig. 21: Plastias suturadas en sus respectivos lechos.
6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal 73

Fig. 22: Pinguéculas sintomáticas nasales y temporales. Se Fig. 24: Pterigión primario muy activo con gran reacción
realizan 4 plastias libres. fibrovascular al que se realiza plastia libre.

Fig. 23: Post-operatorio 2 años después. Fig. 25: Post-operatorio del mismo caso 1 año después.

sea después de una semana, durante la cual se génesis se van a ver inicialmente estimulados y
deben hacer controles cada tercer día, para estar al lesionarse este límite epitelial, la conjuntiva
atentos a cualquier complicación y resolverla de avanza para solucionar este vacío localizado en
inmediato. Los puntos se retiran en el consultorio el limbo, dándose inicio a una recidiva.
a los 10 días. Debe hacer un examen funcional al Cuando se presente un edema marcado en la
mes, un control a los 6 meses y al año de interve- plastia, en la lámpara de hendidura y con anes-
nido (figs. 22, 23, 24 y 25). tesia tópica podemos practicarle al injerto unas
incisiones verticales con cuchilla para luego,
rotando suavemente un aplicador de algodón
COMPLICACIONES DE LAS PLASTIAS LIBRES sobre la plastia, recoger la linfa que sale y en
esta forma evitar que se forme una nueva fose-
La complicación más frecuente que observa- ta. Si por alguna razón ésta persiste, es necesa-
mos durante el período postoperatorio inmedia- rio dejar un vendaje compresivo hasta lograr
to es el edema de la plastia. Cuando se presen- que desaparezca. Cuando se logre este objetivo,
ta, eleva el párpado superior y no le permite el ojo se deja nuevamente destapado para que
extender adecuadamente la película lagrimal se apliquen las lágrimas artificiales tanto en
pre-corneal. Al darse un desnivel en la zona se forma de colirio de gel, aumentando su fre-
produce inicialmente una desecación limbar cuencia durante el día.
puntiforme de color oscuro, debido a que al Por un error involuntario, la plastia puede ser
secarse las laminillas esclerales se trasluce un aplicada al revés, es decir con su cara epitelial
poco la coroides; es dolorosa y se la denomina hacia abajo, lo cual hace que se necrose en las
Dellen o foseta de Fuchs. Los factores de angio- primeras 48 a 72 horas. Si la situación se logra
74 6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal

detectar antes de 48 horas, se puede intentar un Si no se tiene un especial cuidado en la lim-


volteo y sutura del injerto; de no ser así, se hace pieza de los detritos de tejido que quedan des-
necesario practicar una nueva plastia, ya que el pués de haber nivelado la zona limbar con el
lecho quedaría desnudo y la cicatrización por aerorotor, los cuales contienen células epitelia-
segunda intención podría producir fácilmente a les, éstas pueden quedar sobre el lecho recep-
una recidiva. tor, por debajo de la plastia y con el tiempo pue-
Las hemorragias que se presenten por deba- den formar quistes de inclusión epitelial, estos
jo de la plastia no merecen mayor atención, a quistes se pueden marsupializar en el consulto-
no ser que el volumen de sangre sea suficiente- rio, con lámpara de hendidura y una cuchilla de
mente importante como para elevar el párpado afeitar, eliminándolos así satisfactoriamente.
y contribuir así a formar una foseta de Fuchs, en Cuando comenzamos a emplear las plastias
cuyo caso es prudente proceder a drenarla en el libres en la cirugía del pterigión, en la zona lim-
consultorio, bajo lámpara de hendidura. Es fre- bar se dejaban 2 mm de área de seguridad entre
cuente observarlas en pacientes hipertensos que el borde limbar de la plastia y el limbo mismo.
olvidan tomar su medicación o que interrumpen En algunos de estos casos realizados en pacien-
erróneamente su tratamiento por la cirugía. tes muy jóvenes o de raza negra, se observó la
Cuando están anticoagulados, o toman aspirina presencia de una placa blanquecina de un teji-
la medicación debe interrumpirse 15 días antes do que cubría el área limbar, desde la plastia
a la intervención de común acuerdo con el hasta el sitio en donde se encontraba antes la
médico que haya prescrito el tratamiento. cabeza del pterigión. La resección de este tejido
A veces se observa una pigmentación en la la hicimos con espátula piriforme, con la cual
zona limbar superior, que puede no estar presen- desprendió fácilmente, se procedió entonces a
te en el área correspondiente al pterigión, al pasar la toma de una nueva plastia libre desde el
la plastia a su lecho este pigmento puede verse limbo, para aplicarla en el lecho receptor con
estéticamente mal y desplazarse hacia la córnea muy buenos resultados. Los estudios de anato-
con el trofismo normal de las células epiteliales, mía patológica reportaron la presencia de un
siendo entonces un motivo de queja de estos tejido conectivo con abundantes fibroblastos.
pacientes. Debemos procurar entonces hacer la Si no se eliminan completamente los restos
toma de la plastia en zonas limbares libres de pig- de tejido que quedan sobre la córnea después
mento para evitar esta desagradable molestia. de haber hecho la resección de la cabeza del
Los injertos deben llenar los lechos receptores pterigión, o a pesar de haber utilizado el aero-
sin tracciones ni excesos. Si la plastia conjunti- rotor quedan aún partículas de tejido en la zona
val es demasiado pequeña, se puede llegar a sol- limbar y no se logra una superficie correcta-
tarse con los movimientos oculares, especial- mente nivelada, estas partículas pueden inducir
mente en el borde del injerto que corresponde al una recidiva en el período post-operatorio.
pliegue semilunar, en donde puede doblarse Cuando durante el período postoperatorio
sobre sí misma o dejar al descubierto parte de la inmediato y debido a un edema de la plastia se
cápsula de Tennon, lo cual podría llegar a oca- observa la presencia una foseta por desecación en
sionar un granuloma, cuyo aspecto es desagra- el área limbar, ésta puede llegar a producir un
dable, muy molesto y de tratamiento a veces difí- daño en el injerto, directamente proporcional al
cil por su gran tendencia a recidivar si la resec- tiempo en el cual la foseta ha estado presente.
ción no se hace cuidadosa y completa. Una vez resuelto el edema de la plastia, se puede
Cuando por el contrario se aplican plastias observar un leucoma puntiforme en la zona lim-
demasiado grandes con respecto al lecho, éstas bar en donde se observaba la foseta, sin que se
tienen tendencia a deslizarse hacia la córnea, produzca en estos casos una verdadera recidiva.
aplicándose al limbo en una zona anatómica La lubricación frecuente con colirios de lágrimas
incorrecta, dando así la apariencia de una falsa artificiales y la instilación de corticoides y anti-
recidiva. bióticos durante el post-operatorio previenen la
6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal 75

presencia de estas fosetas, al igual que el uso en llevó a cabo un proyecto de investigación con el
exteriores de lentes oscuros y los protectores ocu- cual se buscaba obtener un pegamento natural
lares plásticos tipo cascarillas, que se utilizan en la que eliminara las molestias. Se escogió aquel
noche para evitar traumas o rascado involuntario. que se obtiene al mezclar fibrinógeno con trom-
Se han observado abcesos en los puntos de bina, el cual nos permitía adherir firmemente la
sutura, cuando pacientes con poca higiene, se plastia en el lecho receptor sin necesidad de
tocan con frecuencia los ojos por el prurito que sutura. Se hicieron 14 casos.
les causa la presencia de los puntos, estos abce- El procedimiento se realizaba de la siguiente
sos se resuelven fácilmente y sin dejar ninguna manera: se tomaban 10 cc de sangre del pacien-
secuela, retirando los puntos y aplicando coli- te, adicionándole citrato de sodio, para luego
rios antibióticos. proceder a centrifugarla y obtener así por sepa-
Las recidivas en las plastias libres desde el rado los elementos constitutivos de la sangre, de
limbo, se comportan en forma muy particular, ellos tomábamos el suero, el cual era llevado
pueden crecer por los extremos superior o infe- nuevamente a la centrífuga, para mezclarlo con
rior de la plastia, al contrario de lo que se ha sulfato de amonio y obtener así finalmente el
observado con las plastias conjuntivales sin fibrinógeno. La trombina se puede conseguir
limbo que lo hacen desde el centro del injerto. comercialmente. Estos dos elementos básicos
También hemos notado cómo los leucomas que constitutivos del pegante biológico se llevaban a
quedan en la córnea, una vez retirado el pteri- la sala de cirugía en unas jeringas de insulina,
gión tienen tendencia a aclararse con el tiempo. marcadas cada una en forma clara y teniendo
En las lesiones conjuntivales localizadas en en cuenta que deben permanecer a una tempe-
cualquier parte de los 360 grados de superficie ratura de 37 grados centígrados.
bulbar en las cuales el limbo corneoescleral no Una vez resecada la lesión conjuntival, en el
está involucrado, se realiza una resección de la lecho receptor aplicábamos primero el fibrinó-
lesión en forma de huso y un cierre directo de la geno, el cual puede producir inicialmente un
misma si el tamaño lo permite. Cuando son sufi- poco de ardor, un minuto más tarde se aplicaba
cientemente grandes una vez resecadas, se la trombina; esperamos a que se produjera la
reconstruye la zona con plastias libres simples. mezcla de estos dos elementos antes de colocar
Si el limbo está involucrado en el crecimiento la plastia libre conjuntival y luego se esperaba
de la lesión, la disección de la misma se lleva a otro minuto más, hasta que el pegante biológico
cabo en dos sentidos, desde la córnea hacia el hubiese secado. A pesar de que la adhesión que
limbo con espátulas cortantes y desde la con- produce el pegante es muy satisfactoria, siem-
juntiva bulbar hacia el limbo, para terminar su pre les pusimos a todos los pacientes un punto
resección finalmente en limbo con tijeras. central de Nylon 10-00 en la plastia para evitar
Si se trata de lesiones conjuntivales malignas que ésta se deslizara hacia la córnea y el limbo
que invaden la esclera o la córnea, una vez se adhiriera en un sitio diferente del que le
resecada la lesión, se hace necesario el uso de corresponde. Este punto se retiraba a los 5 días
injertos de esclera o esclerocorneales o cornea- de la operación.
les solamente, a los cuales luego se les aplica Durante el postoperatorio los pacientes per-
encima una plastia libre desde el limbo, recons- manecían todo el día con una cascarilla protec-
truyendo anatómicamente el sitio. tora plástica para evitar el trauma directo en el
ojo por rascado; se escogieron para los primeros
casos, pacientes con pinguéculas sintomáticas o
PEGAMENTO BIOLÓGICO pterigión primarios. Observamos en los prime-
ros casos, que las plastias presentaban inicial-
Teniendo en cuenta las molestias que acusan mente un poco de edema y algo de retracción
los pacientes por la presencia de los puntos de por lo cual resolvimos hacerlas un poco más
sutura durante el período postoperatorio, se grandes que el lecho, especialmente hacia el
76 6. Cirugía del pterigión primario. Técnica personal

área del pliegue semilunar. A más de dos años First World Congress on the Cornea in Washington
1964 Ed by Jonh Harry King and John McTigue. But-
de estar practicando esta técnica y con 14 casos terworths -Washington 1965; 351-354.
en total, a pesar de que los resultados han sido 6. Barraquer JI. Patogenia de la progresión del pterigion,
satisfactorios, la consideramos poco práctica y Arch. Soc. Am. Oftal. Optom. 1967; 6: 171.
7. Serrano F. Plastia conjuntival libre en la cirugía del pte-
engorrosa tanto para el paciente como para el rigion. Arch Soc. Am. Oftal. Optom. 1977; 12: 97-102.
cirujano y por tal motivo la hemos abandonado. 8. Barraquer F. Tratamiento quirúrgico en el pterigion
recidivado. An. Inst. Barraquer 1979; 14: 331-335.
9. Kenyon KR, Wagoner MD, Hettinger ME. Conjunctival
autograft transplantation for advanced and recurrent
CONCLUSIONES pterygium. Ophthalmology 1985; 92(11): 1461-70.
10. Serrano F, Starck T, Kenyon KR. Conjunctival autograft
Hemos observado que la reconstrucción ana- for primary and recurrent pterygia: surgical technique
and problem management. Cornea 1991; 10(3): 196-
tómica, enfocada principalmente en el estudio 202.
de los factores fisiopatológicos que operan en el 11. Serrano F. Cicatricial Disorders of the Conjuntiva- Sur-
limbo esclerocorneal, nos permite ofrecerles a gical Approach. In Smith BC, ed. Ophthalmic Plastic
nuestros pacientes un resultado final satisfacto- and Reconstructive Surgery; St Louis Mo. Mosby
Company; 1987: 1425-1438.
rio, tanto desde el punto de vista funcional como 12. Rao SK, Lekha T, Sitalakshmi G, Padmanabhan P.
estético. La plastia libre conjuntival tomada Conjunctival autograft for pterygium surgery: how
desde el limbo, es la técnica quirúrgica que nos well does it prevent recurrence? [letter]. Ophthalmic
Surg Lasers 1997; 28(10): 875-7.
ha hecho posible obtener el resultado recons- 13. Shimazaki J, Yang HY, Tsubota K. Limbal autograft
tructivo del área limbar más satisfactorio, en la transplantation for recurrent and advanced pterygia.
cirugía del pterigión primario y en los casos de Ophthalmic Surg Lasers 1996; 27(11): 917-23.
14. Hille K, Höh H, Gross A, Ruprecht KW. [Prospective
recidivas (11,13,15,19) (figs. 2 a 17).
study of surgical therapy of pterygium: bare sclera
En nuestras manos, ésta ha sido la mejor téc- technique vs. free conjunctiva-limbus transplant].
nica pare evitar el tan temido y a veces frecuen- Ophthalmologie, 1996; 93(3): 224-6.
te problema de las recidivas. En estos casos a 15. Figueiredo RS, Cohen EJ, Gomes JA, Rapuano CJ,
Laibson PR. Conjunctival autograft for pterygium sur-
veces es necesario recurrir a otro tipo de trata- gery: how well does it prevent recurrence? Ophthal-
mientos coadyuvantes como la betaterapia, la mic Surg Lasers 1997; 28(2): 99-104.
mitomicina C, el 5 fluorouracilo o la tiotepa (19- 16. Tan DT, Chee SP, Dear KB, Lim A. Effect of pterygium
morphology on pterygium recurrence in a controlled trial
29) los cuales aunque innegablemente efectivos comparing conjunctival autografting with bare sclera
en reducir los porcentajes de recurrencias, pue- excision. Arch Ophthalmol 1997; 115(10): 1235-4.
den inducir daños permanentes a los tejidos 17. Straub W. Wundheilung nach transplantation von lyop-
oculares (30). hilisierter homologer konjunktiva. In: Naumann GOH,
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Capítulo 7

Cirugía del pterigión con autoinjerto


de conjuntiva y adhesivos

— ADHESIVOS EN LA CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN

— TÉCNICA QUIRÚRGICA

• Anestesia
• Extracción del pterigión
• Autoinjerto conjuntiva
• Preparación y aplicación del adhesivo de fibrina
• Tratamiento postoperatorio

— COMPLICACIONES

• Edema del injerto


• Retracción o deshiscencia del injerto
• Hemorragias

— VENTAJAS E INCONVENIENTES

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 7
Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva
y adhesivos
María Teresa Rodríguez Ares, Rosario Touriño Peralba

En las últimas décadas se han planteado una segunda intervención para su eliminación
numerosas alternativas quirúrgicas para el trata- (4). Además, es frecuente la presencia de moles-
miento del pterigión. El mayor desafío de todas tias mantenidas durante el postoperatorio lo que
ellas ha sido, junto con eliminar la lesión, el evi- obliga a retirar algunos puntos si éstos no se han
tar su recurrencia. reabsorbido en el plazo deseado, añadiendo la
La técnica de autoinjerto conjuntival descrita consiguiente manipulación e inflamación de la
por Kenyon y col. en 1985 (1) parece ser una zona así como malestar a los pacientes. Otras
alternativa segura para el tratamiento del pteri- complicaciones relacionadas con el uso de sutu-
gión primario (fig. 1). Las cifras de recurrencias ras son los desgarros, abcesos, necrosis del teji-
atribuidas a esta cirugía fluctúan entre un 9,2% do y conjuntivitis papilar gigante (1,4-7). Consi-
(2) y un 13% (3). Entre las ventajas que se atri- derando todo lo anterior, es obvio que intente-
buyen a esta técnica está la de restituir de forma mos buscar alternativas al uso de las suturas en
más fisiológica la anatomía de la superficie ocu- la cirugía de la superficie ocular.
lar, al colocar un fragmento de conjuntiva sana
sobre el área de lesión conservando la relación
entre la conjuntiva y el limbo corneal. Por otra ADHESIVOS EN LA CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN
parte, los resultados funcionales y estéticos deri-
vados de la misma son buenos a la vez que El uso de adhesivos en el campo de la medi-
puede ser realizado en prácticamente la totali- cina no es algo nuevo sobre todo entre cirujanos
dad de casos, excepto si existe un compromiso generales y dermatólogos. Existen varios tipos
de la conjuntiva sana en el ojo afectado y en el de adhesivos. Los adhesivos sintéticos derivados
adelfo, o cuando se prevea realizar cirugía del de cianocrilatos como el Histoacryl® (enbucrila-
glaucoma en un futuro.
Como cualquier otra técnica quirúrgica no
está exenta de desventajas. La necesidad de
establecer una correcta fijación del injerto al
lecho escleral y a los bordes de la conjuntiva
adyacente conlleva al cirujano a realizar un
gran número de suturas, lo que alarga, sin lugar
a dudas, el tiempo de la cirugía.
El nylon y el vicryl son dos tipos de suturas
muy utilizadas en cirugías del segmento anterior.
La primera no es reabsorbible y se requiere de su
eliminación, la segunda, sin embargo, aunque sí
se reabsorbe con frecuencia se asocia tanto a
reacciones inflamatorias como a lesiones de tipo
granulomatoso producidas por una reacción de
cuerpo extraño y que, en ocasiones, precisan de Fig. 1: Pterigión primario.
82 7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos

to) no son biodegradables y por tanto pueden va y de ampollas filtrantes de glaucoma, cirugía
producir reacción de tipo cuerpo extraño, neo- de estrabismo, queratoplastia lamelar, trasplante
vascularización y necrosis tisular. Los adhesivos de membrana amniótica, con resultados exito-
biológicos, adhesivos de fibrina, son sustancias sos en todos ellos, (9-18). En la cirugía del pte-
biocompatibles y biodegradables, y que a dife- rigión se ha planteado la utilización de una
rencia de los adhesivos sintéticos ocasionan una solución de fibrina ya sea en combinación con
escasa o nula, inflamación, reacción de cuerpo un número reducido de suturas (9), o bien,
extraño y muerte del tejido. El sellado que reali- como único método para fijar la conjuntiva (10)
za este tipo de adhesivo es idéntico al que acon- en la técnica de autoinjerto. Nosotros, reciente-
tece en el estadio final del proceso de la coagu- mente hemos publicado los resultados del uso
lación sanguínea, es decir, el fibrinógeno se del adhesivo de fibrina en la cirugía del pteri-
trasforma en fibrina sobre la superficie del teji- gión primario con técnica de autoinjerto siendo
do por acción de la trombina y posteriormente estos muy satisfactorios (19).
con ayuda del factor XIII se produce un entra-
mado mecánicamente más estable y firme de la
malla de fibrina. La aprotinina previene la rápi- TÉCNICA QUIRÚRGICA
da fibrinolisis que tiene lugar tras la configura-
ción de la fibrina. Anestesia
En Europa disponemos desde finales de 1970
de adhesivos de fibrina de forma comercializa- Tanto la anestesia tópica como la peribulbar,
da (8). No obstante, desde ese período se han asociados o no a sedación, son las dos formas de
producido importantes mejoras en su comercia- anestesia más comunes en la cirugía del pteri-
lización entre las que destacan la sustitución de gión. Nosotros empleamos, habitualmente, una
la trombina bovina por la de origen humano y la combinación de anestesia tópica (colirio de tetra-
introducción de un elemento nuevo (la aprotini- caina) y de anestésico subconjuntival (lidocaína
na) que retrasa la lisis del coagulo. 1% ó 2% con o sin adrenalina) aplicado debajo
El uso de estos adhesivos en oftalmología se del cuerpo del pterigión y en el área de conjunti-
extiende a situaciones como la reparación de va dadora (lo que facilita la disección del injerto).
perforaciones corneales, sellado de la córnea en
la cirugía de la catarata, cierre de rupturas cap-
sulares, reparación de laceraciones de conjunti- Extracción del pterigión

Una vez anestesiada la zona se realiza la


disección roma del pterigión a nivel del limbo
para seguidamente separar su cabeza de la cór-
nea por avulsión (fig. 2a).
A continuación extirpamos el cuerpo del pte-
rigión y la cápsula de Tenon subyacente
(fig. 2b). El tejido fibrovascular subconjuntival
deberá ser extraído cuidadosamente, extendién-
donos incluso hacia zonas alejadas del pteri-
gión (fig. 2c). Con una fresa plana motorizada
eliminamos el tejido cicatricial adherido a la
superficie de la córnea a la vez que alisamos su
superficie. Si no disponemos de este instrumen-
to extraeremos dicho tejido con ayuda de un
disector de tipo crescent evitando en lo posible
Fig. 2a: Avulsión de la cabeza del pterigión. crear escalones.
7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos 83

Fig. 2b: Excisión de la cabeza del pterigión. Fig. 2c: Extracción del tejido fibroso subconjuntival.

En ocasiones, el lecho escleral libre muestra


una vascularización densa secundaria a una
inflamación mantenida. En estos casos se acon-
seja aplicar una suave cauterización, de baja
intensidad, y con diatermia bipolar sobre la
zona.

Autoinjerto conjuntiva

Una vez extirpado el pterigión y preparado


el lecho receptor, el cirujano deberá elegir un
área de conjuntiva sana de donde extraeremos
el injerto. Habitualmente, preferimos el cua-
drante temporal superior del mismo ojo, tanto
Fig. 2d: Medición del lecho escleral.
por la comodidad de su manipulación como
por la extensión de conjuntiva disponible. Con
ayuda de un compás quirúrgico medimos cui- (fig. 3a). Con las tijeras de Westcott procede-
dadosamente el lecho escleral (fig. 2d). Una mos a disecar la zona marcada empezando por
vez obtenidas las medidas (longitud y anchura) la conjuntiva más próxima al fondo de saco y
indicaremos al paciente que dirija su mirada dirigiéndonos hacía el limbo. Una vez liberado
hacía abajo y línea media con el propósito de el injerto de conjuntiva de la cápsula de Tenon
trasladarlas a la zona de donde extraeremos el cortaremos su unión a nivel del limbo, pero
injerto (desde el borde limbar al fondo de saco). para ello voltearemos con cuidado el injerto
Siempre es aconsejable marcar con un rotula- sobre la córnea (fig. 3b). A continuación, gira-
dor quirúrgico el tejido a extirpar añadiendo mos éste a través de la córnea hasta colocarlo
siempre entre 0,5-1 mm más de tejido lo que enfrente del lecho escleral procurando siempre
nos evitará sorpresas desagradables. Posterior- mantener su orientación original (borde yuxta-
mente, sobre la zona señalada infiltramos lido- limbar-limbo). Si creemos que puede peligrar la
caína al 1% ó 2% con una aguja de 30 G inten- correcta orientación del injerto será de gran
tando practicar una hidrodisección que nos ayuda el marcar con el rotulador quirúrgico el
separe la conjuntiva de la Tenon subyacente extremo yuxtalimbar del injerto.
84 7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos

dos a temperatura ambiente. El proceso de des-


congelación dura entre 20 y 30 minutos tras los
cuales el Tissucol® adquiere una consistencia de
gel, lo que indica que se ha desnaturalizado
como consecuencia de la interrupción de la
cadena de conservación de frío.
Una vez descongelados ambos componentes
éstos ya pueden ser utilizados. Es importante
saber que una vez la trombina y proteínas se
ponen en contacto sólo siete segundos después
comenzará a formarse un coágulo y de tres a
cinco minutos más tarde éste se solidificará, lo
que contribuirá a la adherencia de las superfi-
cies.
Fig. 3a: Infiltración de lidocaína subconjuntival y marcado Es de gran ayuda, sobre todo mientras no nos
de autoinjerto.
familiaricemos con el uso de este tipo de adhe-
sivo, que contemos con un ayudante que nos
facilite la aplicación del adhesivo. El injerto de
conjuntiva que vamos a trasplantar ha de estar
preparado, liberado y colocado en frente del
lecho escleral con su epitelio conjuntival sobre
la córnea. Después, procederemos a realizar la
aplicación de cada uno de los componentes por
separado. Una gota del componente de trombi-
na lo derramamos sobre el lecho escleral mien-
tras que el componente de proteínas será apli-
cado sobre la cara estromal del injerto liberado
(fig. 4b). A continuación, y con ayuda de dos
pinzas de córnea volteamos con cierta rapidez,
pero siempre con cuidado, el injerto sobre el
lecho escleral (fig. 4c). Al mezclarse ambos
Fig. 3b: Disección del injerto y colocación sobre córnea. componentes se forma un polímero de peso
molecular elevado que se adhiere a las fibras de
colágeno de los tejidos y origina la unión del
Preparación y aplicación del adhesivo injerto al lecho (fig. 4d).
de fibrina Nosotros preferimos emplear los compo-
nentes por separado a la utilización del duplo-
En España, el preparado comercial disponi- yet (sistema de inyección donde se mezclan en
ble de adhesivo de fibrina es el Tissucol Duo® una luz común y a una proporción adecuada
(Baxter, Viena, Austria) (fig. 4a) y consta de dos ambos componentes permitiendo aplicar la
componentes que vienen separados. Por un solución de fibrina resultante por medio de
lado, un concentrado de proteínas formado por una única aguja de punta roma) dado que, en
fibrinógeno humano, plasmafibronectina, factor no pocas ocasiones, obteníamos un precipita-
XIII (humano) y plasminógeno (humano) en do demasiado rápido de la mezcla por lo que
solución de aprotinina (bovina) y, por otro, no conseguíamos una adhesión correcta de la
trombina humana en solución de cloruro cálci- conjuntiva.
co. Ambos componentes se conservan a –18°C Después de posicionar correctamente el
pero para su aplicación han de ser descongela- injerto en su lecho realizaremos una presión
7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos 85

Fig. 4a: Tissucol Duo 2,0.


Fig. 4b: Aplicación de adhesivo en lecho escleral e injerto.
suave y mantenida sobre la base y sobre los bor-
des de injerto y conjuntiva adyacente durante
un periodo de treinta segundos. El exceso de
pegamento será eliminado con ayuda de unas
tijeras Westcott. Resulta cómodo utilizar el
mismo adhesivo para reparar la zona en donde
hemos extraído el injerto.
Tras la intervención se podrá colocar un ven-
daje ocular hasta el día siguiente si se desea. Fig. 4c: Inicio del volteo del injerto sobre esclera una vez
aplicado el Tisuscol (cortesía Dra. Iradier).

Tratamiento postoperatorio

Al día siguiente, si el paciente tiene vendaje


ocular será retirado y procederemos a prescribir
el tratamiento. Nosotros utilizamos una combi-
nación de antibiótico y corticoides tópicos así
como de lágrimas sin conservantes que serán
aplicados al inicio con cierta frecuencia (cada 4
horas) para posteriormente ir descendiendo esta
dosis de manera progresiva hasta eliminarlos en
unas 6-8 semanas. La utilización de lágrimas
podrá mantenerse durante meses.
La administración de analgésicos postopera-
torios no es necesaria dada la ausencia de dolor.
Fig. 4d: Injerto adherido al lecho escleral tras la aplicación
del adhesivo.
COMPLICACIONES
Edema del injerto
Las complicaciones asociadas a la técnica
quirúrgica del autotrasplante de conjuntiva con Entre las complicaciones postoperatorias se
adhesivo de fibrina en la cirugía del pterigión ha descrito la existencia de un edema transitorio
son escasas. Entre ellas debemos destacar: del injerto (fig. 5) relacionado con la posible
86 7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos

Retracción o deshiscencia del injerto

Otro de los efectos adversos observados


cuando se utiliza el adhesivo de fibrina en el
autoinjerto de conjuntiva es la aparición de
retracciones en los bordes del injerto y la pre-
sencia de dehiscencias en la unión injerto-con-
juntiva ya sea por mala coaptación o por tratar-
se de un injerto escaso (19). Si la dehiscencia es
pequeña no hace falta repararla y únicamente
bastará con mantener la zona bien hidratada
con lágrimas artificiales sin conservantes, pero
si ésta fuese grande puede ser necesario la apli-
Fig. 5a: Edema del injerto 24 horas después de la cirugía cación de algún punto de aproximación con
(cortesía Dra. Iradier). vicryl de 9/0.

Hemorragias

En ciertas ocasiones, pueden aparecer hemo-


rragias conjuntivales en el área del injerto que no
conllevan ningún problema salvo el estético y
que desaparecen al cabo de un tiempo (fig. 5b).

VENTAJAS E INCONVENIENTES

Entre las ventajas contamos con:


— Disminución del tiempo quirúrgico. Es
Fig. 5b: Hemorragia en el área del injerto. indiscutible que entre las ventajas que aporta
el uso de adhesivos de fibrina en la cirugía del
inclusión de cápsula de Tenon en el tejido tras- pterigión se haya, sin lugar a dudas, la reduc-
plantado. Para su resolución es de gran utilidad ción del tiempo quirúrgico. Los autores (19-23)
el mantener un vendaje compresivo durante un que han utilizado el adhesivo de fibrina en el
tiempo. autoinjerto de conjuntiva han notificado una
reducción importante del tiempo quirúrgico
con respecto a la utilización de suturas. Ade-
más, el empleo de suturas incrementa el núme-
ro de consultas postoperatorias en estos
pacientes, dado que, en no pocas ocasiones,
éstas han de ser retiradas por inducir molestias,
inflamación, formación de granulomas o inclu-
so infecciones.
También según nuestra experiencia, los
resultados estéticos con los adhesivos biológi-
cos son muy aceptables (fig. 6).
— Disminución del dolor y molestias posto-
Fig. 6: Aspecto 3 meses después de la cirugía. peratorias. Otra de las grandes ventajas es la
7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos 87

ausencia de dolor, irritación, picor y sensación que facilitan una unión suave de los bordes
de cuerpo extraño en el postoperatorio. A este de este tipo de tejido al conseguir que se pro-
hecho contribuye la existencia de una menor duzca una fuerza de tensión biomecánica
irregularidad de los bordes del injerto. No obs- estable y regular a lo largo de todo el trayec-
tante, en algunos casos, si el adhesivo redun- to incisional.
dante no ha sido eliminado el paciente descri- En los últimos años diferentes grupos de
birá al día siguiente una extraña sensación (no investigación trabajan desarrollando nuevos
dolor) que desaparece en pocos días, una vez el compuestos (sintéticos y biológicos) que
adhesivo se halla biodegradado. mejoren las características quirúrgicas y perfi-
les de seguridad de los adhesivos de uso oftal-
mológico.
Posibles inconvenientes Sustancias como el biodendrímero polimeri-
zable con láser de argón elaborada a partir de
Aunque parecen evidentes sus ventajas exis- una solución de ácido hialurónico con grupos
ten algunos inconvenientes acerca de su uso, de metacrilato y capaz de permitir el cierre de
entre ellos destaca su elevado coste (bastante incisiones corneales (25), soluciones sintéticas
superior que el de la sutura). Coste que se com- de glycol-polyethylene modificadas que al
pensa, por un lado con un incremento en el mezclarse se polimerizan constituyendo una
número de intervenciones realizadas, dado que capa en forma de hidrogel (26), polímeros acrí-
reducimos considerablemente el tiempo medio licos de síntesis como el ADAL-1 (etil-cianocri-
necesario (en más de un 20%) para realizar un lato y etil-carboxiacrilato) cuya fuerza tensil de
autoinjerto de conjuntiva y por otro, al descen- unión es capaz de soportar la unión muscular a
der de manera notoria el número de consultas la esclera en animales de experimentación o el
postoperatorias. ADAL-2 (etil-cianocrilato y acrilato de 6 hidro-
Otro inconveniente sería, al tratarse de com- xihexilo) capaz de unir planos superficiales son
ponentes en su mayoría aislados del plasma compuestos nuevos que han sido propuestos
humano, la existencia de un mayor riesgo de para remplazar a las suturas en la cirugía ocu-
contaminación y transmisión, por parte del lar (27,28).
donante, de agentes virales (VIH, hepatitis A, B, En el campo de los adhesivos biológicos se
o C) y enfermedades asociadas a priones. Riesgo trabaja sobre compuestos de fibrinógeno al 18%
que, por otra parte se reduce considerablemente y riboflavín-5-fosfato al 3% activados con ayuda
al contar en la actualidad con exhaustivos con- de la aplicación de láser que permiten el cierre
troles sanitarios. Sin embargo, los procedimien- de incisiones corneales y sellado de querato-
tos de eliminación-inactivación utilizados pue- plastias penetrantes (29,30). Igualmente, resul-
den tener un valor limitado frente algunos virus tan interesantes los estudios puestos en marcha
como el parvovirus B19 y otros de naturaleza sobre la incorporación de antibióticos (31) y
desconocida pero después de la utilización de células primordiales (32) en los adhesivos de
9,5 millones de dosis no se ha notificado ningu- fibrina los cuales permanecen tras la disolución
na contaminación (24). del coágulo.
Otro riesgo, igualmente asociado a este Sin lugar a dudas, hoy en día la ventaja de
producto, es la posibilidad de desarrollar una los adhesivos biológicos es su biocompatibili-
reacción de hipersensibilidad a la aprotinina dad lo que permite su aplicación sobre superfi-
(bovina) de este preparado, especialmente en cies grandes sin que ello ocasione inflamación
sujetos sensibilizados a proteínas de ganado local a la vez pudiendo aplicar tejidos como
bovino. conjuntiva o membrana amniótica que refuerce
A pesar de todo lo expuesto, pensamos que zonas adelgazadas o perforadas. Por ello su uso
los adhesivos de fibrina resultan idóneos para en la cirugía del pterigión ha supuesto un gran
el cierre de tejidos como la conjuntiva puesto avance para la técnica.
88 7. Cirugía del pterigión con autoinjerto de conjuntiva y adhesivos

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Capítulo 8

Tratamiento del pterigión con mitomicina C

— INTRODUCCIÓN

— FORMAS DE APLICACIÓN DE LA MMC EN LA CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN

— NUESTRA EXPERIENCIA EN EL TRATAMIENTO DEL PTERIGIÓN CON ESCISIÓN


SIMPLE Y MMC

• Material y método
• Resultados
• Conclusiones

— REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: METAANÁLISIS

— MMC EN COMPARACIÓN CON OTRAS TÉCNICAS

— COMPLICACIONES DERIVADAS DE LA APLICACIÓN DE MMC

— EVALUACIÓN DE TRABAJOS REALIZADOS EN PTERIGIÓN RECIDIVANTE

— INFLUENCIA DE LA EDAD EN LA RECIDIVA TRAS CIRUGÍA CON MMC

— NUESTRA ACTITUD FRENTE AL PTERIGIÓN Y MMC

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 8
Tratamiento del pterigión con mitomicina C
Miguel A. Pérez Silguero, David Pérez Silguero, Eva Ayala Barros, Ricardo Herrera Piñero,
Jorge Castellano Solanes

INTRODUCCIÓN Los ensayos clínicos con MMC empezaron


en Estados Unidos a finales de los sesenta, para
El elevado porcentaje de recidivas tras la tratar una variedad de tumores sólidos que afec-
cirugía simple del pterigión, ha obligado a la taban al pulmón, próstata y tracto gástrico entre
aplicación de variantes quirúrgicas y al uso de otros. La terapia sistémica con MMC conlleva
determinados fármacos. Uno de los más utiliza- riesgo de mielotoxicidad, síndrome urémico
dos es la Mitomicina C (MMC). hemolítico, neumonitis, síndrome hepático
La MMC es un antibiótico que fue aislado veno-oclusivo y, a veces, cardiotoxicidad.
por primera vez en 1956, por Hata, del Strep- El uso tópico para prevenir las recurrencias
tomyces Caespitosus. del pterigión fue descrito por primera vez por
Es un agente biorreductivo debido a la acti- Kunitomo y Mori a principio de los sesenta, en
vación metabólica producida por una reacción Japón (7).
mediada por la Citocromo P450 reductasa, con El uso de la MMC tópica tras la cirugía del
el fin de crear un agente alquilante. Inhibe la pterigión fue popularizado en los Estados Uni-
síntesis de DNA, RNA y Proteínas, y es radiomi- dos por Sing. y colaboradores (8). La aplicación
mética en muchas de sus acciones (1-4). intra operatoria de MMC sobre el lecho escleral
El mecanismo de actuación de la MMC se ha sido utilizada desde que su uso se convirtió
basa en interaccionar con el DNA, para formar en rutina en la cirugía filtrante del glaucoma.
enlaces monofuncionales, y enlaces covalen- Desde entonces numerosos investigadores han
tes entre las dos cadenas complementarias de publicado que la MMC tanto tópica como en
DNA. La formación de enlaces monofunciona- aplicación intra operatoria, es eficaz para dismi-
les sucede de 10 a 20 veces más frecuente- nuir los índices de recurrencia tras la escisión
mente que los enlaces cruzados. La diana del pterigión.
molecular preferida en el DNA para las unio- La degradación de la MMC es muy elevada
nes covalentes por la MMC, es la posición N2 en un pH ácido a la temperatura del quirófano.
de Guanina (5). Estas modificaciones del DNA Aumentando el pH a 7 u 8 y manteniendo la
son responsables de la actividad antibiótica y MMC a bajas temperaturas, su degradación dis-
antineoplásica de la MMC, ya que la síntesis minuye de manera significativa. Curiosamente
molecular no puede progresar normalmente los datos de la citometría de flujo revelaron que
con ese tipo de alteraciones estructurales per- la MMC con 6 meses de antigüedad mostraba
manentes. Adicionalmente, la producción de un efecto antiproliferante comparado al de
radicales libres de oxígeno tóxicos a partir de MMC preparada recientemente, y que incluso la
la MMC in vivo se ha postulado que podría MMC degradada probablemente mantenga su
causar un daño significativo a cualquier mem- actividad (9).
brana con lípidos insaturados. La MMC pre- Con respecto a los estudios anatomopatoló-
senta su mayor efecto antiproliferativo sobre gicos, en la conjuntiva bulbar normal pueden
aquellas células que muestran el mayor índice verse células caliciformes en proporción de 1
de mitosis (6). por cada 4 células epiteliales de revestimiento
92 8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C

(fig. 1). Esta proporción puede invertirse en el nea o presentar zonas con acumulación y llegar
pterigión presentándose zonas en las que hay a formar pseudoacinos mucosos El aspecto en
hiperplasia de células caliciformes (fig. 2). La algunos casos se asemeja a una hiperplasia ade-
distribución de estas células puede ser homogé- nomatosa de células caliciformes (fig. 3). Las
técnicas usuales de histopatología, inmunohis-
toquímica y genética molecular no permiten
distinguir entre un pterigión recidivado y uno
inicial de pocos años de evolución. Con respec-
to a los cambios que provoca el uso de MMC, la
citología de impresión reveló la presencia de
células epiteliales conjuntivales no caliciformes
normales en el área de escisión, con una dismi-
nución de 4 veces de la densidad de las células
caliciformes, en comparación con la misma
área de los ojos contralaterales no intervenidos.
No hubo tampoco diferencias en el grosor
escleral entre el área intervenida con la contra-
Fig. 1: En la conjuntiva bulbar normal pueden verse célu- lateral. Dichas conclusiones se obtuvieron des-
las caliciformes en proporción de 1 por cada 4 células epi- pués de un seguimiento mayor de 6 años.
teliales de revestimiento
(10,11). El uso de MMC intra operatoria provo-
ca, en los fibroblastos, una dilatación del retícu-
lo endoplásmico rugoso (12). El efecto de inhi-
bición de la proliferación celular de la MMC fue
mayor en las células del pterigión recurrente
que en los primarios. La inhibición de laminina
por la MMC fue mayor en las células del pteri-
gión recurrente, pero no existió diferencias sig-
nificativas entre recidivados y primarios con res-
pecto a la síntesis de colágeno tipo I (13).

Fig. 2: La proporción entre células caliciformes y epitelia- FORMAS DE APLICACIÓN DE LA MMC


les puede invertirse en el pterigium, presentándose zonas EN LA CIRUGÍA DEL PTERIGIÓN
en las que hay hiperplasia de células caliciformes.
La MMC se presenta en viales de 2 mg
(fig. 4). Para la aplicación intra operatoria la
dilución puede ser preparada en el mismo qui-
rófano, y para la aplicación postoperatoria se
recomienda su preparación en un servicio de
Farmacia. Existen diferentes formas de aplica-
ción intra operatoria:
— Sobre esclera desnuda (fig. 5) o mediante
inyección subconjuntival (fig. 6).
En la aplicación directa sobre esclera se
suele emplear una hemosteta impregnada en la
solución. En la variante en la que sobre la
Fig. 3: En el pterigión el aspecto en algunos casos se ase- hemosteta se coloca la conjuntiva liberada (14)
meja a una hiperplasia adenomatosa de células caliciformes y es preferible el uso de una pequeña porción
8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C 93

Fig. 4: Vial de MMC de 2 mg y su dilución en 0,2 mg/ml


(0,02%).

de la misma sujeta con fórceps. En el momento


de la aplicación, la cabeza del pterigión puede
permanecer adherida (15,16) a córnea (fig. 5) o
bien haber sido resecada con antelación. Fig. 5: Aplicación intra operatoria de MMC, antes de la
escisión de la cabeza del pterigión.
Tras la aplicación hay que realizar un lavado
profuso, no sólo del área tratada sino también de
los fondos de saco conjuntival. Al finalizar la ciru-
gía se recomienda el recubrimiento completo de la
superficie escleral, no dejando más de dos milíme-
tros de esclera desnuda, para evitar no sólo com-
plicaciones, sino también recidivas (17). Este recu-
brimiento se puede realizar mediante aposición de
los bordes conjuntivales, mediante transposición
conjuntival, auto transplante conjuntival, transplan-
te de membrana amniótica, o mucosa oral.
La aplicación subconjuntival (fig. 6) puede
realizarse diferida en el tiempo (18) o en el
mismo acto quirúrgico (19).
Con respecto al tratamiento postoperatorio, la
posología del mismo varía de dos a 4 veces al día, Fig. 6: Inyección subconjuntival de MMC.
y de cinco días a dos semanas de tratamiento.
del pterigión primario tras la intervención qui-
rúrgica cuando se acompaña del tratamiento
NUESTRA EXPERIENCIA EN EL con Mitomicina C. El objetivo secundario fue
TRATAMIENTO DEL PTERIGIÓN CON describir los efectos adversos asociados.
ESCISIÓN SIMPLE Y MITOMICINA C

A continuación exponemos el estudio que Material y método


realizamos con respecto al uso de MMC intra y
postoperatoria, en la cirugía del pterigión. Se estudiaron 231 pacientes con pterigión
El objetivo principal de este estudio fue primario, con un rango de edad de 35 a 75 años
conocer la eficacia en el control de las recidivas y lugar de residencia: sur de Tenerife, La Gome-
94 8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C

ra y El Hierro. La selección de pacientes se rea- El día de la cirugía cada paciente era asigna-
lizó por medio de muestreo aleatorio estratifica- do a la condición experimental que procediera,
do por prevalencia en la zona de residencia a identificándolo con el mismo número que el
partir de una lista del Servicio de Oftalmología vial que le correspondiera, el cual contenía la
del Hospital Ntra. Sra. de Candelaria (Santa solución que se le aplicaría intra o post-inter-
Cruz de Tenerife), sobre un total de 1.654. Los vención.
criterios de exclusión fueron: enfermedad ocu- La técnica quirúrgica empleada en todos los
lar actual, intervención quirúrgica oftalmológica pacientes fue la resección simple dejando escle-
previa, conectivopatías y embarazo. ra desnuda; las intervenciones fueron realizadas
Se realizó un estudio aleatorio, doble ciego, por tres médicos residentes de oftalmología.
controlado con placebo, de seis períodos, con La preparación de los colirios fue llevada a
grupos paralelos. cabo por un médico residente del Servicio de
Las variables que conformaron el diseño fac- Farmacia. Se utilizó como placebo el Cl Na
torial fueron: 0,9% y las soluciones de MMC se obtuvieron a
1. Tratamiento: Mitomicina C vs. placebo. partir de viales de MMC de 2 mg (fig. 4) a las
2. Dosis: 0,01% vs. 0,005%. concentraciones de 0,01% (0,1 mg/ml) y
3. Administración: intra operatoria vs. posto- 0,005% (0,05 mg/ml). La solución de Mitomici-
peratoria. na C era totalmente transparente, indistinguible
4. Período: línea base (preoperatorio) vs. 3, a simple vista del placebo; aún así, se utilizaron
15, 30, 90, 180, 360 días. viales color topacio.
Los pacientes fueron distribuidos de forma Si el paciente pertenecía a la condición
aleatoria en seis condiciones experimentales: «intra operatoria», se impregnaba una esponja
1. Mitomicina C 0,005% intra operatoria. con la solución correspondiente y se aplicaba
2. Mitomicina C 0,005% postoperatoria. en el lecho escleral durante tres minutos, dejan-
3. Mitomicina C 0,01% intra operatoria. do la cabeza del pterigión sobre la córnea
4. Mitomicina C 0,01% postoperatoria. (fig. 5) para protegerla de posibles efectos
5. Placebo intra operatorio. secundarios.
6. Placebo postoperatorio. La aplicación «postoperatoria» de la solu-
En el preoperatorio se midió a cada paciente ción se realizaba durante los 5 primeros días
el diámetro horizontal (limbo esclerocorneal- tras la intervención, en forma de colirio con una
vértice del pterigión), el diámetro vertical (por- posología de 1 gota cada 12 horas, siendo un
ción superior-inferior del pterigión que contacta total de 10 gotas el contenido del frasco. El
con el limbo) y el grado de vascularización del paciente debía entregar dicho frasco una vez
pterigión primario: concluido el tratamiento, y comprobábamos si
0. Vascularización similar a la conjuntiva estaba vacío para asegurarnos del cumplimien-
sana. to del mismo.
1. Aumento de irrigación en el lecho del pte- En todos los pacientes el tratamiento posqui-
rigium que lo diferencia de la conjuntiva sana. rúrgico consistió en la oclusión durante 48
2. Excesiva vascularización. horas y la instilación de un colirio antibióti-
Y en cada período de observación la presen- co+antiinflamatorio y un lubricante ocular.
cia o no de recidiva: Los controles postoperatorios se realizaron a
0. Tejido fibrovascular que no sobrepasa los 3, 15, 30, 90, 180 y 360 días, examinando
limbo esclerocorneal. al paciente en la lámpara de hendidura, valo-
1. Tejido fibrovascular que sobrepasa limbo rando en cada una de las revisiones los efectos
esclerocorneal y penetra en córnea clara en el secundarios y la presencia o no de recidiva.
área de escisión previa del pterigión. Para conocer la asociación bivariada entre
El estudio comenzó en octubre de 1996 y las variables nominales se realizó un contraste
finalizó en mayo de 1998. de hipótesis por medio del test χ2.
8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C 95

Para establecer las variables que influyeron Tabla 1. Distribución de la muestra por profesiones
en la aparición de recidivas se realizó un análi-
sis de regresión logística multivariado, donde la
variable criterio fue recidiva (sí/no).
Para el contraste de medias se utilizó la t de
Student.

Resultados

Se operaron un total de 231 ojos con pteri-


gión primario, siendo el estudio con MMC vs.
placebo que había incluido un mayor número
de pacientes hasta entonces. De los 231 pacien- La mayoría de las recidivas que se produje-
tes el 63,6% (147) fueron mujeres y el 36,4% ron en los pacientes que recibieron placebo fue-
(84) varones, con una edad media global de ron observadas a los 90 días, mientras que en
54,01 años (ds: 10,69). La edad media de los los que se administró MMC fueron más tardías
varones fue de 55,31 años (ds: 10,98) y de las (tabla 2).
mujeres de 53,27 años (ds: 10,33). No se observó diferencias en la presencia de
La distribución por profesiones se muestra en efectos secundarios entre los pacientes que reci-
la tabla 1. bieron placebo y los que recibieron MMC.
Se intervinieron 133 pacientes con Mitomici-
na C, recidivando un 19,5% (26). Se les aplicó
placebo a los 98 pacientes restantes, recidivan- Conclusiones
do un 42,9% (42) (p<0,001).
Los pacientes que recibieron Mitomicina C al Hemos concluido que el efecto de la MMC
0,005% tuvieron un 17,2% de recidivas, frente en la prevención de las recidivas tras la cirugía
al 22,1% de los que recibieron Mitomicina C al del pterigión primario es muy superior al place-
0,01%. bo (fig. 7). La concentración ideal de MMC que
No se observó diferencias en el modo de apli- consiga disminuir las recidivas con ausencia o
cación de la Mitomicina C (intra o postoperatoria). efectos secundarios leves es aún objeto de estu-
No se encontraron diferencias en la presen- dio. Nosotros hemos querido comparar entre sí
cia de recidiva ni en el sexo (varones: 41,2%, las dos dosis más pequeñas recogidas en la lite-
mujeres: 58,8%), ni en la profesión, ni en la pre- ratura en el momento de diseñar el estudio:
sencia de enfermedades sistémicas (hiperten- 0,005% y 0,01%, y hemos observado, que las
sión arterial, diabetes mellitus). recidivas son similares en ambos grupos
Tampoco influyeron el tamaño ni el grado de (0,01%: 5,75% y 0,005%: 6,9%).
vascularización del pterigión primario en la pre- Se han descrito numerosos efectos secunda-
sencia de recidivas. Sin embargo, el 77,9% de rios relacionados con el uso de MMC, desde la
recidivas se produjo en pacientes afectos de pte- ausencia total de efectos secundarios hasta per-
rigiónn bilateral primario (p<0,049). foraciones corneales con necrosis escleral. Los

Tabla 2. Recidivas según fecha de aparición en los distintos grupos de tratamiento

30 días 90 días 180 días 360 días

Mitomicina C 7,7% (2) 26,9% (7) 46,2% (12) 19,2% (5)


Placebo 2,4% (1) 57,1% (24) 31% (13) 9,5% (4)
96 8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C

Fig. 7: Pterigión recidivado (izquierda). Mismo ojo tras: Escisión, aplicación de MMC intra operatoria y auto transplante
conjuntival ipsilateral.

efectos secundarios atribuibles a la MMC que frente a la aplicación de placebo (p<0,001%) en


hemos observado han sido en su mayoría leves: la exéresis quirúrgica del pterigión primario.
granulomas conjuntivales, toxicidad epitelial,
calcificaciones esclerocorneales, adelgaza-
mientos esclerocorneales, esclera avascular, REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: METAANÁLISIS
hipertensión ocular transitoria (1 caso). Hemos
observado un acúmulo de pigmento conjuntival Debido a la gran disparidad de dosis, formas
en un paciente al que se le administró placebo, y tiempo de aplicación, técnicas quirúrgicas
corectopia y nosotros hemos observado un sólo asociadas, tiempo de seguimiento, característi-
caso en un paciente al que se le aplicó placebo. cas del pterigión y número de pacientes inclui-
No encontramos otros efectos secundarios men- dos en los diferentes trabajos que sobre MMC
cionados por otros autores como simbléfaron, aparecen en la bibliografía oftalmológica, es
glaucoma, fotofobia incapacitante, iritis, catara- complejo llegar a conclusiones sólidas e inequí-
ta o alopecia areata. vocas.
No objetivamos diferencias significativas en La MMC puede ser aplicada de forma intra
cuanto a la producción de efectos secundarios operatoria, de forma postoperatoria, subconjun-
entre la Mitomicina C y el placebo con las tival o asociada a otras técnicas. A continuación
concentraciones utilizadas. Ocho de los desglosaremos cada uno de estos apartados, cla-
pacientes intervenidos presentaron una evolu- sificándolos dependiendo de la dosis, el tiempo
ción más tórpida, presentando un importante de aplicación y si se ha asociado con otra técni-
adelgazamiento esclerocorneal, seis de los ca quirúrgica, según el análisis que hemos reali-
cuales ocurrieron con placebo, uno con mito- zado de los trabajos publicados en Medline
micina C intra operatoria al 0,01% y otro con desde 1994 hasta el 2006. Existe una gran diver-
Mitomicina C postoperatoria al 0,005%; todos sidad en cuanto al número de pacientes inclui-
los casos se resolvieron con medidas conserva- dos en cada trabajo; sin embargo no hemos que-
doras. rido dejar fuera del análisis a ninguno de ellos
Como conclusión final, a igualdad de edad, para que el lector extraiga sus propias conclu-
sexo, tamaño y vascularización del pterigión, siones. Queremos resaltar que son varios los tra-
concentración y forma de administración de la bajos cuya n es mayor de 150 (14,17,19,20-28).
Mitomicina C, el tratamiento coadyuvante con El objetivo ha sido conocer las recidivas y
Mitomicina C disminuye el riesgo de recidiva complicaciones asociadas a estas variables:
8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C 97

MMC EN APLICACIÓN INTRAOPERATORIA: — 3,0 minutos: 12% de recidivas, asociado a


A) MMC 0,01% (0,1 mg/ml): excisión amplia de la fibrosis y TMA (53).
a.1) Escisión simple con MMC: F) MMC 0,05% (0,5 mg/ml):
De acuerdo al tiempo de aplicación: f.1) Escisión simple con MMC:
— 5 minutos: 3,3% de recidivas (29). De acuerdo al tiempo de aplicación:
B) MITOMICINA C 0,02% (0,2 mg/ml): — 3,0 minutos: 5,75% al 8% de recidivas
b.1) Escisión simple con MMC: (23,15).
De acuerdo al tiempo de aplicación: f.2) Asociado con otra técnica:
— 2,5 minutos: 14% de recidivas (30). De acuerdo al tiempo de aplicación:
— 3,0 minutos: 5% a 14,3% de recidivas — 1,0 minuto: 0% de recidivas, asociado a
(15,24,31-38). inyección subconjuntival de Corticoide
— 5,0 minutos: 5% a 15,9% de recidivas Depot (54).
(17,21,22,30,39-47).
— 30 segundos: 8% al 20% (11,48). MITOMICINA EN APLICACIÓN TÓPICA:
b.2) MMC asociado a otra técnica: A) MMC 0,02% (Instilación de 2 a 4 veces al
De acuerdo al tiempo de aplicación: día):
— 1 minuto: 3,5% de recidivas, asociado a a.1) Escisión simple con MMC:
auto transplante (36). De acuerdo al tiempo de aplicación:
— 3 minutos: 12,5% de recidivas, asociado — Inferior o igual a una semana: 3% a 38%
a auto transplante (35). de recidivas (27,33,47,55-60).
— 5 minutos: 2% de recidivas, asociado a — Mayor a una semana: 4,2% al 19,4% de
auto transplanté (45). recidivas (22,44,61,62).
C) MMC 0,025% (0,25 mg/ml): a.2) Asociado con otra técnica:
c.1) Escisión simple con Mitomicina C: De acuerdo al tiempo de aplicación:
De acuerdo al tiempo de aplicación: — Inferior o igual a una semana: 3% en prima-
— 2 minutos: 25% de recidivas (18). rios y 6,4% en recidivados, asociado a PTK
c.2) MMC asociado con otra técnica: (59). Asociado a auto transplante un 7% (63).
De acuerdo al tiempo de aplicación: B) MMC 0,04% (Instilación de 2 a 4 veces al
— 1 minuto: 9% de recidivas, asociado al día):
auto transplante (20). b.1) Escisión simple con MMC:
— 3 minutos: 12,8% de recidivas, asociado De acuerdo al tiempo de aplicación:
a TMA (49). — Entre 1 y 2 semanas: 4,44% a un 19%
D) MMC 0,03% (0,3 mg/ml): (24,62).
d.1) Escisión simple con Mitomicina C:
De acuerdo al tiempo de aplicación: MITOMICINA EN APLICACIÓN
— 5 minutos: 11% de recidivas (50). SUBCONJUNTIVAL:
E) MMC 0,04% (0,4 mg/ml): A) MMC 0,015% (0,15 mg/ml):
e.1) Escisión simple con Mitomicina C: a.1) Escisión simple con MMC:
De acuerdo al tiempo de aplicación: — Inyección de 0,1 ml 1 mes antes de la
— 1 minuto: 6% de recidiva (12). cirugía: 0% de recidivas (18).
— 2,5 minutos: 8,7% de recidivas (14). B) MMC 0,04% (0,4 mg/ml):
— 3,0 minutos: 4,8% (24). b.2) MMC asociado con otra técnica:
— 5,0 minutos: 8,6% al 22% de recidivas — Inyección de 0,1 cc asociado a flap con-
(21,51,52). juntival 0,35% de recidivas (19).
e.2) MMC asociado a otra técnica: C ) MMC 0,05% (0,5 mg/ml):
De acuerdo al tiempo de aplicación: c.1) Escisión simple con MMC:
— 5,0 minutos: 6,7% de recidivas, asociado — Inyección de 0,1 ó 0,2 ml intra operato-
a escisión amplia de Tennon (52). rios: 1,5% de recidivas (64).
98 8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C

MMC EN COMPARACIÓN CON OTRAS — Escisión simple más MMC comparado


TÉCNICAS con auto transplante: 14%,5% de recidivas res-
pectivamente (30).
La eficacia de la MMC ha sido ampliamente — Auto transplante comparado con auto
demostrada en comparación con la escisión transplante más MMC: 26%, 7% de recidivas
simple del pterigión. Hemos considerado opor- respectivamente (63).
tuno desarrollar un apartado en el cual exponer — Transposición conjuntival más MMC com-
la bibliografía existente de los trabajos referidos parado con Transposición conjuntival sin MMC:
a la comparativa de la MMC con técnicas dife- 6,3% y 36% de recidivas respectivamente (12).
rentes a la resección simple del pterigión. — Autotransplante comparado con Flap
A) Transplante de Membrana Amniótica (TMA): conjuntival más MMC: 14,6%, 12,5% de recidi-
— TMA comparado con TMA más MMC: vas respectivamente (66).
12,5% y 12,8% de recidivas respectivamente (49). C) Escisión completa de la Membrana de
— Escisión simple más MMC comparado Tennon:
con transplante de «Stem cell» limbares y com- — Escisión simple más técnica de escisión
parado con TMA: 25%,6,5% y 12% de recidivas completa de la membrana de Tennon más MMC
respectivamente (65). comparada con escisión simple más MMC:
— TMA comparado con MMC tópica y 6,7%, 21% de recidivas respectivamente (52).
comparado con auto transplante: 3,8%, 3,7% y D) Tiothepa:
5,4% de recidivas respectivamente (60). — Escisión simple más MMC tópica compa-
B) Auto transplante: rada con escisión simple más Tiothepa tópica:
— Auto transplante comparado con Auto 38% y 28% de recidivas respectivamente (55).
transplante más MMC: 18% y 9% de recidivas E) Doxorubicin:
respectivamente (20). — Escisión simple más MMC comparada
— Auto transplante comparado con escisión con escisión simple más Doxorubicin intra ope-
simple más MMC tópica: 39% y 38% respecti- ratoria: 14,3%, 10,7% de recidivas respectiva-
vamente (57). mente (37).
— MMC más auto transplante comparado F) Transplante de «Stem Cell» Limbares:
con MMC más escisión simple comparado con — Escisión simple más MMC comparado
auto transplante y comparado con escisión sim- con Transplante de Limbo: 25% y 6,5% de reci-
ple sin MMC: 3,5%, 6,6%,13% y 46% de reci- divas respectivamente (65).
divas respectivamente (36). G) Radiación Beta:
— Auto transplante comparado con escisión — Escisión simple más radiación Beta com-
simple más MMC: 2,0% y 15,9% de recidivas parado con escisión simple más MMC tópica:
respectivamente (42). 6,4% y 17,9% de recidivas respectivamente (27).
— Escisión simple comparada con escisión — Escisión simple más radiación Beta com-
simple más MMC y comparado con auto trans- parado con escisión simple más MMC: 23%,
plante: 56%, 11%, 10% de recidivas respectiva- 8,74% de recidivas respectivamente (14).
mente (25).
— MMC más mini flap comparado con
transposición conjuntival más MMC: 0%, 4,2% COMPLICACIONES DERIVADAS
de recidivas respectivamente (26). DE LA APLICACIÓN DE MMC
— Auto transplante comparado con escisión
simple más MMC: 6%, 20% de recidivas res- En la mayor parte de los trabajos se refieren
pectivamente (48). un número muy escaso de complicaciones,
— Auto transplante comparado con escisión siendo en la mayoría de las ocasiones fácilmen-
simple más MMC tópica: 5,4%, 3,7% de recidi- te subsanables. A continuación exponemos un
vas respectivamente (60). listado de las descritas en la literatura médica,
8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C 99

distribuidas según la concentración de MMC — Epiescleritis: (37).


utilizada y de la forma de aplicación (intra ope- — Defectos epiteliales corneales: (37,40,47).
ratoria o tópica). b.2) Tópicas:
Las numerosas complicaciones que aparecen — Granulomas: (59,70).
en relación con algunas concentraciones con- — Dellen: (59).
cretas, responde únicamente al mayor número — Conjuntiva Avascular:(44).
de trabajos publicados con esas dosis. — Esclera avascular: (33,60,70).
El tiempo de aparición de estos efectos — Escleritis Infecciosa: (60).
secundarios presenta un rango que va desde un — Perforación Corneal: (63).
día postoperatorio hasta 10 años después de la — Endoftalmitis: (63).
aplicación de MMC, tal y como sucedió con — Defectos epiteliales: (61,70).
una escleroqueratitis infecciosa (Scedosporium — Catarata y Glaucoma: (61).
prolificans) (67). Sin embargo, suelen suceder — Alopecia Areata: (61).
en el período postoperatorio temprano (44). C) 0,04%:
Existen tres factores de riesgo que favorecen c.1) Intra operatorio:
la aparición de complicaciones tras la aplica- — Granuloma piógeno: (52).
ción de la MMC: aumento de la dosis, aumento c.2) Tópico:
de la duración de aplicación y edad elevada del — Necrosis Escleral: (71).
paciente (19,63,68). — Granuloma Conjuntival: (62).
Es importante también reseñar que la mayor — Hipertensión Ocular Transitoria: (62).
parte de las complicaciones expuestas se han D) 0,05%:
descrito también en cirugía de pterigión sin d.1) Intra operatorio:
MMC, existiendo trabajos que, como el nuestro, — Dellen: (15,54).
presentaron un mayor número de complicacio- — Esclera Avascular: (54).
nes en el grupo control (con placebo) que en el — Granuloma Piógeno: (54).
grupo de MMC (41). Además, las complicacio- d.2) Tópico:
nes que pudieran ser atribuidas directamente a — Queratitis superficial: (23).
la MMC, dependen en gran medida de la técni- — Defectos de cicatrización: (23).
ca quirúrgica empleada, afirmando algunos
autores que dejando la esclera desnuda la pro-
babilidad de sufrir Dellen es de un 25%, frente EVALUACIÓN DE TRABAJOS REALIZADOS
al 1% de los casos con la esclera cubierta (17). EN PTERIGIÓN RECIDIVANTE

La mayoría de los estudios publicados mez-


Complicaciones según dosis empleada: clan cirugías realizadas en pterigión primarios y
recidivados, siendo imposible extraer conclusio-
A) 0,01%: nes con respecto a ambos tipos y su comporta-
a.1) Intra operatorias: miento frente a la MMC por separado. Por ello,
— Queratitis superficial, mala cicatrización creemos interesante exponer los trabajos que
conjuntival (23). muestran esta diferenciación.
B) 0,02%: — MMC (0,02% durante 3 minutos) más auto
b.1) Intra operatorias: transplante comparado con auto transplante:
— Granulomas (30,42). 12,5%, 14,6% de recidivas respectivamente (35).
— Dellen: (17,34,41,42). — Escisión simple más MMC tópica (0,04% 2 ó
— Conjuntiva avascular: (37). 4 veces día/1 ó 2 semanas): 16% de recidivas (61).
— Quiste conjuntival: (42). — Escisión simple más MMC (0,02% duran-
— Simbléfaron: (42,45,69). te 3 minutos) frente a Placebo: 12,5%, 35,6%
— Melting Escleral(34,39,40,47). de recidivas respectivamente (31).
100 8. Tratamiento del pterigión con mitomicina C

— Escisión Simple más MMC Intra operato- sean igual de eficaces. El tiempo de aplicación
ria (0,02% durante 5 minutos) frente a Placebo: sobre esclera desnuda que utilizamos es de 2
5,0%, 45% de recidivas respectivamente (41). minutos y medio, ya que la literatura expuesta
— Escisión simple más PTK más MMC Tópi- no muestra mayor eficacia en tiempos más pro-
ca (0,02% 2 veces al día durante 4 días): 6,4% longados. Al disminuir las dosis y el tiempo de
de recidivas (59). aplicación minimizamos los efectos secunda-
— Escisión simple más MMC frente a auto rios. En pacientes de más de 55 años debemos
transplante: 20% y 6% respectivamente (48). restringir el uso de MMC, utilizando otras alter-
— Autotransplante frente a escisión simple nativas quirúrgicas, y si fuese necesario su uso,
con MMC (0,02% intra operatorio) 14,6%, disminuir la dosis y tiempo de aplicación. El
12,5% (66). tamaño del pterigión no nos influye como indi-
— TMA más escisión amplia de fibrosis más cación para la aplicación de la MMC. Preferimos
MMC 0,04% (de 3 a 5 minutos de aplicación): realizar una escisión amplia de la Tennon en los
12% de recidivas (53). primarios y de la fibrosis en los recidivados.
— Alotransplante de Limbo más TMA más Durante la aplicación de la MMC mantene-
MMC intra operatoria: 0% de recidivas (69). mos la cabeza del pterigión adherida a la cór-
nea. Con respecto a la sutura desaconsejamos
dejar la esclera desnuda, suturando la conjunti-
INFLUENCIA DE LA EDAD EN LA RECIDIVA va de manera que deje como máximo 2mm de
TRAS CIRUGÍA CON MMC esclera sin cubrir.

Mostramos a continuación los trabajos en los


que se hace referencia a la edad de los pacien- BIBLIOGRAFÍA
tes y su influencia en las recidivas:
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Capítulo 9

Manejo del pterigión recidivante

— INTRODUCCIÓN

— FISIOPATOLOGÍA DE LA RECIDIVA

— CAUSAS DE LA RECIDIVA

— TÉCNICA QUIRÚRGICA IDEAL EN UN PTERIGIÓN REPRODUCIDO

— TÉCNICA QUIRÚRGICA

— DESCRIPCIÓN DE LA TÉCNICA DE LA ESCLEROQUERATOPLASTIA LAMELAR


PERIFÉRICA

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 9
Manejo del pterigión recidivante
Eduardo Arenas Archila

INTRODUCCIÓN logía y agresividad con aumento de los síntomas


y signos por parte del paciente, los cuales casi
El pterigión es una patología de alta inciden- siempre son mayores a los que tenía cuando la
cia en países tropicales, probablemente por la lesión era primaria. En las personas jóvenes con
influencia de la luz ultravioleta que actúa como mayor respuesta inflamatoria y con una conjun-
fuente de irritación crónica en la conjuntiva tiva gruesa, es aun más evidente la insatisfac-
nasal dando origen a la pinguécula y alterando ción y las molestias. En la actualidad, con la
la película lagrimal (1). En Colombia, según incorporación de técnicas menos invasivas en
datos observados por nosotros, sobre una pobla- todas las áreas de la medicina, el enfermo es
ción de 1.000 personas sanas un 14% tenía pte- más exigente y aspira, no solo a que los sínto-
rigión o pinguécula en la región de la altiplani- mas por los que decidió operarse desaparezcan,
cie Bogotana. Una incidencia similar fue encon- sino también que el aspecto estético sea lo más
trada en Nigeria otro país ecuatorial del África perfecto posible. A pesar del desarrollo de téc-
(2). En otra investigación realizada en Barbados nicas cada vez más depuradas y la inclusión del
se halló una frecuencia del 23% entre la pobla- pterigión dentro de la microcirugía, muchos
ción de color (3). Con la acelerada migración e casos recidivan con gran proliferación fibrosa,
intercambio de poblaciones, en la actualidad el produciendo a veces retracciones, simbléfaron y
pterigión ha dejado de ser una patología limita- astigmatismos inducidos (8) (figs. 1 y 2).
da únicamente a los países tropicales. En la interpretación de las estadísticas acerca
La recidiva constituye un grave problema en de la recidiva, existen varias dificultades sobre
el manejo de la enfermedad y viene siempre la estandarización de los conceptos según los
asociada a un proceso inflamatorio crónico, que diversos autores (9). Una de ellas es cuál es el
produce mucha inconformidad tanto al pacien- seguimiento postoperatorio aceptable para con-
te como al cirujano. Aunque el procedimiento cluir que un pterigión se ha reproducido. Para
quirúrgico es cada vez más efectivo, la propor- algunos autores el seguimiento es de tres meses,
ción de recurrencias es todavía muy alta. La
resección simple o técnica de esclera desnuda
es el procedimiento con mayor tanto por ciento
de reproducción, alcanzando hasta el 66%
(4,5). La utilización de injertos conjuntivales
libres o rotatorios se asocia a tasas de recidiva
más bajas que van desde un 5% a un 21% (6,7).
La amplia variación de los índices de recidiva
de la enfermedad para una misma técnica, se
debe a varios factores que estudiaremos más
adelante Fig. 1: Pterigión reproducido. Nótese la gran fibrosis y
El pterigión secundario o recidivante se tracción. Usualmente la mayoría de las recidivas se origi-
acompaña a menudo de una mayor sintomato- nan en la zona inferior del lado nasal.
106 9. Manejo del pterigión recidivante

una pérdida de la anatomía normal bien sea en


la conjuntiva expuesta como en el área nasal y
caruncular, en donde residen el 97% de los pte-
rigión (11) (figs. 3 y 4).

FISIOPATOLOGÍA DE LA RECIDIVA

Se han tratado de encontrar diversas teorías,


para explicar el origen de las recidivas; tales
como la presencia de células epiteliales con una
alteración anormal en su diferenciación en con-
Fig. 2: Plegamiento de la conjuntiva y gran tracción fibró-
tica en pterigión recidivante.
traposición con las células normales (12); la pre-
sencia en las pinguéculas de una tropoelastina
especial, pero probablemente secundaria a la
para otros seis meses o más. En un estudio efec- acción de los rayos ultravioletas en los pterigión
tuado por Hirst y Col. se concluye que la recu- primarios (13); el hallazgo de inhibidores espe-
rrencia puede ocurrir hasta un año después de ciales de las metaloproteinasas (14); o un seve-
la cirugía (10). El otro concepto importante es ro trastorno en la elastogénesis de los tejidos
cuándo se considera que un pterigión ha recidi- provenientes de pinguéculas, debido a daños
vado. Se ha establecido tradicionalmente que actínicos (15). Todos estas investigaciones no
un pterigión se reproduce cuando éste vuelve a explican el porqué algunos pterigión se repro-
invadir la córnea; sin embargo, en la actualidad ducen y otros no.
nosotros creemos que se debe considerar una En una de nuestras primeras publicaciones
cirugía como fracaso, cuando desde el punto de acerca de las recidivas en el pterigión revisamos
vista estético el aspecto postoperatorio deja una 2.736 historias de pacientes intervenidos quirúr-
conjuntiva congestiva, con vasos dilatados y gicamente por 12 diferentes cirujanos quienes
habían sido enviados, para el tratamiento posto-
peratorio con Betaterapia, cuando este método
fue introducido por Ramón Castroviejo (16,17).
El seguimiento detallado con controles
mínimos de 90 días fue tabulado por mi padre

Fig. 3: Congestión conjuntival intensa después de cirugía


sin invasión de la córnea. Este caso podría ser considerado Fig. 4: Otro caso de postoperatorio de pterigión aparente-
como no reproducido pero en realidad el aspecto estético mente no reproducido, pero con una cicatriz fibrosa trac-
y probablemente sintomático son muy insatisfactorios para cional que muy probablemente ocasiona signos y síntomas
el paciente. para el paciente.
9. Manejo del pterigión recidivante 107

Mario Arenas Archila en donde se registraba, reproducirse llegando a las siguientes conclu-
su evolución, las dosis de irradiación coloca- siones:
das y el resultado final sobre su recidiva. En el 1. La Fisiopatología conjuntival responsable
análisis estadístico y de acuerdo a los criterios del pterigión es un fenómeno adquirido o
establecidos por el autor, se encontró que las secundario y no genético. La pinguécula se ini-
tasas de recidiva variaron entre el 0% y el cia por la presencia de un nódulo de degenera-
12,5%. Este estudio insinuaba que el efecto de ción hialina profundo secundario, al efecto cró-
la Betaterapia era importante, pero más impor- nico de la irradiación ultravioleta (1). Éste apa-
tante era la técnica quirúrgica y las manos del rece en un punto por debajo de la conjuntiva y
cirujano. por delante del pliegue semilunar, exactamente
en donde comienzan casi todas las pinguéculas
(figs. 5 y 6).
CAUSAS DE LA RECIDIVA La luz ultravioleta, entra por el lado temporal
que es el menos protegido y se refleja en el área
En base a la anterior observación nosotros nasal a través de un mecanismo de dispersión
hemos venido explorando cuáles son los moti- especular (figs. 7, 8, 9 y 10). Esta elevación loca-
vos por los que un pterigión tiene tendencia a lizada altera la película lacrimal y produce el
fenómeno de Dellen (18) (fig. 11). La conjuntiva
reacciona cubriendo la microulceración, la cual
origina un desplazamiento que progresa cróni-
camente hasta llegar a la región del limbo y
desde allí invadir la córnea (figs. 12, 13 y 14). En

Fig. 5: Aspecto histológico de una pinguécula. Se observa


un nódulo de degeneración hialina subepitelial que es el
causante de la elevación que origina el trastorno epitelial de
la película lagrimal. Tinción con Hematoxilina y eosina.
Fig. 7: Esquema para mostrar el efecto de la elevación de
la pinguécula en la etiología de la formación del pterigión,
en donde se crea un área de sequedad de la película lacri-
mal por delante de la irregularidad de la conjuntiva.

Fig. 8: Fotografía para demostrar que el área temporal de


Fig. 6: Tinción de Verhoeff que muestra la localización pro- la cara es la menos protegida contra la acción de los rayos
funda del acúmulo de degeneración elástica subepitelial. solares.
108 9. Manejo del pterigión recidivante

Fig. 12: Pinguécula en sus comienzos, puede observarse


Fig. 9: Foto en la que se observa cómo un rayo de luz pro-
lo lejos que está del limbo corneano en el lado nasal.
yectado en el lado temporal emerge justamente en el sitio
en donde se originan las pinguéculas, produciendo una
concentración de irritación que viene de la profundidad
hacia la superficie.

Fig. 13: Pinguécula avanzando con la coloración del azul


de toluidina, se observa la tinción que indica trastornos del
epitelio, y la reacción inflamatoria que esto implica.

Fig. 10: Esquema para mostrar la forma como el rayo de


luz que entra por el lado temporal viaja por dispersión
especular a través del estroma corneano para salir en el
estroma profundo de la esclera. Modificado por Juan
Murube del Castillo.

Fig. 14: Pterigión invasivo a la córnea con gran conges-


tión, e igualmente tinción positiva con el azul de toluidina.

Fig. 11: Formación del fenómeno del área de sequedad o


fenómeno de Dellen, en el cual el epitelio al secarse, se
erosiona desencadenando una irritación de las terminales
nerviosas y una reacción de defensa por parte de la con-
juntiva sana que cubre la lesión con tejido fibrovascular.

este proceso la conjuntiva sufre un plegamiento


que le da el aspecto triangular del pterigión típi-
co (fig. 15).
2. Teniendo en cuenta este ciclo el cirujano
al intervenir un pterigión o una pinguécula,
debe limitarse en lo posible a extirpar única-
mente los tejidos comprometidos y terminar la Fig. 15: Pterigión clásico de forma triangular con conges-
cirugía con una superficie completamente lisa, tión del cuerpo.
9. Manejo del pterigión recidivante 109

Fig. 18: Experimento para mostrar bajo el microscopio


quirúrgico como se retrae la conjuntiva y como se puede
expandir, demostrando el cuidado que debe tenerse de
identificar siempre el borde cruento de epitelio y no dejar-
lo invaginarse.

Fig. 16: La resección del pterigión debe iniciarse desde el


cuerpo tratando de iniciar el corte en el tejido alterado y
de esta forma lograr una disección de la invasión a la cór-
nea empezando por el borde superior y por planos.

Fig. 19: Postoperatorio de una cirugía de pterigión en la


que la conjuntiva nasal se ha retraído formando una eleva-
ción que origina un fenómeno de Dellen, fácilmente
observable con la tinción de fluoresceína.

Fig. 17: Esquema para mostrar cómo la conjuntiva al cor-


tarse y debido a la gran elasticidad de la misma, se retrae
y se invagina quedando el lado epitelial por debajo del
plano horizontal.

que garantice una película lagrimal uniforme,


en donde no se produzcan irregularidades de la
superficie.
3. La disección del pterigión o la pinguécu-
la debe seguir un plano similar al que los origi-
nó, es decir la invasión del limbo desde la con- Fig. 20: Aspecto más evidente de mala cicatrización de la
juntiva bulbar que progresa hasta llegar a la cór- zona del pliegue semilunar en el que se observa la forma-
ción de una masa de tejido muy inflamada correspondien-
nea y pasar por encima de la capa de Bowman
te a unos bordes invaginados e impropiamente suturados.
(fig. 16).
4. Debe tenerse en cuenta el alto contenido
de fibras elásticas de la conjuntiva que al ser células epiteliales que descamarán, originando
seccionada de inmediato se retrae (19,20). Esta la creación de un quiste o pseudogranuloma
retracción si no se tiene en cuenta al finalizar la que alterará la película lagrimal introduciendo
cirugía originará una invaginación del epitelio un nuevo mecanismo de Dellen en dicho sector
hacia adentro, el cual seguirá produciendo (figs. 17, 18, 19, 20 y 21).
110 9. Manejo del pterigión recidivante

6. La falta de cuidados en el postoperatorio


como son la excesiva exposición a radiación
ultravioleta o a cuerpos extraños, que puedan a
su vez incrustarse en la herida y ser los respon-
sables de irregularidades en la película lagrimal.

TÉCNICA QURÚRGICA IDEAL


EN UN PTERIGIÓN REPRODUCIDO

Se han utilizado diversos métodos para evitar


la reproducción entre ellos el uso de beta radia-
ción con estroncio 90 (21), con rayos X superfi-
Fig. 21: Corte histológico de un seudo granuloma en el ciales (22) trietilenetiofosforamida (thiotepa),
que se observa un aspecto quístico que demuestra la pre- Mitomicina C, Mitomicina más utilización de
sencia de epitelio invaginado generando una descamación excimer láser para la resección (23), uso de
y secreción responsable de la elevación patológica. membrana amniótica solamente (24,25), o con
adición de Mitomicina (26,27). En una revisión
5. Cualquier irregularidad de la herida bien exhaustiva realizada mediante meta-análisis
sea causada por la presencia de suturas, cuerpos Sánchez-Thorin y col. encontraron que la técni-
extraños, pliegues de la conjuntiva o tracciones ca de la esclera desnuda debe evitarse en lo
anormales, será el comienzo de un microdellen y posible por ser la que mayor índice de recidivas
la proliferación de tejido fibrovascular, que cre- ocasiona (28). Lo ideal es lograr una técnica
cerá en dirección a la córnea (figs. 22, 23 y 24). depurada con reconstrucción anatómica de la
superficie ocular evitando el uso de antimetabo-
litos u otras medidas (29).

TECNICA QUIRÚRGICA

Cuando se va a intervenir un ojo con pteri-


gión reproducido al igual que en cualquier otra
Fig. 22: Área del pliegue semilunar en un postoperatorio
de pterigión en el que se observa una elevación de la cica-
triz y la formación de una área de sequedad de la película
lacrimal por delante de ella, fácilmente detectable con el
colorante vital de azul de toluidina.

Fig. 23: Postoperatorio temprano en el que se observa gran Fig. 24: Tinción con azul de toluidina de un pterigión en
irregularidad de la superficie y una franca tinción con el vías de reproducción en el que el área de sufrimiento celu-
azul de toluidina indicativo de una película lagrimal muy lar se marca en la parte inferior por debajo del plegamien-
irregular. to de la conjuntiva.
9. Manejo del pterigión recidivante 111

cirugía reconstructiva el cirujano deberá planifi-


car de antemano la estrategia a seguir durante el
procedimiento. Establecer cuánta conjuntiva
persiste sana, qué grado de retracción o fibrosis
existe, y qué posibilidades hay de recuperar
conjuntiva donante que reemplace el tejido
patológico.
La técnica más sencilla es la plastia libre,
usualmente tomada del cuadrante superior. Al
suturar la plastia debe insistirse en la necesidad
de identificar el borde epitelial tanto de la con-
juntiva receptora como la dadora evitando que Fig. 25: Pterigión reproducido por cuarta vez con altera-
ésta se invagine o retraiga. Algunos prefieren la ción total de la anatomía del limbo y retracción de la con-
sutura continua con nylon 10-0. Insistimos en la juntiva en todos los sectores, indicación quirúrgica para
necesidad de buscar un plano de disección en una córneo escleroqueratoplastia lamelar periférica.
el limbo esclerocorneano, que evite la creación
de escalones o irregularidades que induzcan en paralelismo de la disección operatoria. Si se
el postoperatorio la formación de un microde- decide utilizar anestesia local ésta debe ser para
llen. Nosotros usamos puntos de anclaje en la y retrobulbar evitando deformar la zona quirúr-
carúncula y adhesión del resto de la plastia con gica. Se mide exactamente el área comprometi-
pegamento biológico a base de fibrina. da en el proceso de fibrosis y se elige el trépano
Si al valorar el caso se encuentra que la con- que se va a utilizar. Usualmente un diámetro
juntiva donante inferior o superior son insufi- entre 8 y 9 mm son suficientes. Los trépanos de
cientes hay que recurrir a la plastia con mem- succión no sirven para esta maniobra pues la
brana amniótica, la cual debe ser suturada sobre irregularidad de los tejidos impide la fijación del
todo en la región de la carúncula. mismo. Se utilizan trépanos manuales, preferi-
Cuando se trata de pterigión que se han blemente los que tienen la posibilidad de esta-
reproducido varias veces y lo que se encuentra blecer la profundidad, para fijarla alrededor de
es un área gruesa de tejido fibroso cicatricial, las 400 micras. Sin resecar para nada la conjun-
con tendencia a la retracción y con muy poca tiva enferma se marca el trépano a la profundi-
elasticidad del resto de la conjuntiva, nuestro dad mencionada abarcando el margen de cór-
consejo es practicar una córneo-esclero quera- nea comprometida (fig. 25).
toplastia lamelar periférica, mediante la cual se Comenzando en el sector corneano y con un
reemplaza la totalidad del tejido afectado inclu- elemento fino de disección preferiblemente un
yendo la periferia de la córnea con un donante cuchillete de 30° se profundiza hasta llegar a los
fresco de tejido corneal o corneo escleral planos predesceméticos y a partir de allí se
dependiendo del tamaño. sigue en dirección a la esclera extrayendo en un
solo paquete: córnea, epiesclera y conjuntiva
comprometidas (fig. 26). Es muy probable que
DESCRIPCIÓN DE LA TÉCNICA exista excesiva perfusión de sangre pero se
DE LA ESCLEROQUERATOPLASTIA LAMELAR sugiere, aplicar compresas o preferiblemente
PERIFÉRICA fragmentos de Weck Cell, los cuales se dejan
por espacio de 40 segundos y después de empa-
El procedimiento puede realizase bajo anes- pados con suero se retiran en forma paralela a la
tesia local, pero es preferible la anestesia gene- superficie para evitar desprender el coágulo
ral para no alterar los volúmenes anatómicos. Se recién formado. Sorpresivamente por más
colocan puntos de fijación con una seda 7-0 escandalosa que sea la hemorragia ésta se con-
para así facilitar los movimientos del ojo y el trola con dos o tres series de aplicación de com-
112 9. Manejo del pterigión recidivante

Fig. 26: Esquema que muestra la profundidad de la disección del área córneo escleral que debe resecarse en la técnica de
la córneo escleroqueratoplastia.

presas de Weck cell y se evita el uso de méto-


dos cauterizantes que introducirán un factor de
irritación e inflamación postoperatoria innece-
sario. Una vez controlada la sangre la cirugía
continúa con la preparación del tejido donante
el cual se elegirá tratando de que éste sea
0,5 mm de mayor diámetro que el receptor
(figs. 27, 28 y 29).
El injerto donante dependiendo de la profun-
didad del área receptora se puede colocar total
o lamelar si la disección fue superficial. En la
mayoría de nuestros casos colocamos un injerto
Fig. 27: Postoperatorio temprano de una córneo esclero- de córnea total con todas sus capas sobre el
queratoplastia lamelar. Se puede observar la transparencia lecho receptor de tal manera que el área de
de la córnea y la regularidad de la zona limbar. esclera queda con un injerto transparente y
desde luego con una superficie completamente
regular. Este tejido después de 4 a 6 meses sufre
una diferenciación tisular y el estroma donante
se convierte en esclera y el epitelio corneano en
epitelio conjuntival.

Fig. 28: Caso similar seis meses después de cirugía aun se


observan los límites del transplante corneano sobre el recep- Fig. 29: Un año después de cirugía la zona quirúrgica es casi
tor y muy discretamente en la zona conjuntivo escleral. imperceptible y la conjuntiva aparece avascular y normal.
9. Manejo del pterigión recidivante 113

Anteriormente colocábamos unas suturas 10. Hirst LW, Sebban A, Chant D. Pterigyum recurrence
time. Ophthalmology 1994; 101: 755-8.
separadas pero desde hace 5 años estamos colo- 11. Arenas-Archila E. Cirugía del Pterigio Recidivante.
cando un adhesivo tisular a base de fibrina que Rev Soc Col Oftal 1990; 22: 245-260.
acorta el acto operatorio y disminuye los riesgos 12. Ramalho FS, Maestri C, Ramalho LN, Ribeiro-Silva A,
Romao E. Expression of p63 and p16 in primary and
de dejar áreas irregulares ocasionadas por la recurrent pterygia. Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol
tracción o presencia de suturas (30). Para com- 2006; 8.
plementar recientemente hemos introducido el 13. Wang IJ, Hu FR, Chen PJ, Lin CT. Mechanism of
uso de una lente hidrofílica especial de 18 a abnormal elastin gene expression in the pinguecular
part of pterygia. Am J Pathol 2000; 157: 1269-76.
19 mm (Surgylens®) que dejamos para uso pro- 14. Di Girolamo N, McCluskey P, Lloyd A, Coroneo MT,
longado por espacio de 10 a 14 días (31). Esta Wakefield D. Expression of MMPs and TIMPs in
lente facilita que la cicatrización del área cruen- human pterygia and cultured pterygium epithelial
cells. Invest Ophthalmol Vis Sci 2000; 41: 671-9.
ta sea muy uniforme y evita las irregularidades 15. Li ZY, Wallace RN, Streeten BW, Kuntz BL, Dark
que son el inicio de futuras recidivas. AJ.Elastic fibber components and protease inhibitors
Se puede concluir que en la actualidad el in pinguecula. Invest Ophthalmol Vis Sci 1991; 32:
oftalmólogo moderno debe incluir la cirugía del 1573-85.
16. Arenas-Archila E. Causas y Prevención de las Recidivas
pterigión recidivante dentro del grupo de las en Pterigión. Rev. de la Soc. Col. de Oft 1971; 2: 27.
técnicas de mayor complejidad, que deben ser 17. Castroviejo RM. La bettatherapie dans la vasculariza-
realizadas por cirujanos de gran experiencia. Se tion corneène. Anne Therapeutique dans Ophthalmo-
logie 1953; 4: 298.
debe procurar que la recuperación del paciente 18. Barraquer JI. Localized discontinuity of the precorne-
al igual que en otras áreas de la cirugía general al lacrimal film. Etiology of Fuchs’ marginal corneal
y oftálmica ocasione el mínimo de incapacidad ulcers, of progression of pterygium and of certain cor-
neal necroses in the neighborhood of keratoprosthe-
y el máximo de satisfacción.
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Capítulo 10

Complicaciones oculoplásticas de la cirugía


del pterigión: simbléfaron

— INTRODUCCIÓN

— TÉCNICA QUIRÚRGICA DEL SIMBLÉFARON

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 10
Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión:
simbléfaron
Ángel Romo López

INTRODUCCIÓN disección de los planos puede resultar muy


difícil, ya que el tejido fibroso está íntimamen-
La definición de simbléfaron es sencilla: te adherido a la esclera, al músculo recto inter-
adherencia entre la conjuntiva tarsal y bulbar. no y a las estructuras palpebrales. Dichas
No tan fácil resulta su resolución cuando está adherencias impiden la abducción del globo
asociado al pterigión. En la práctica clínica ocular afectado, pudiendo aparecer diplopía
sigue siendo frecuente la existencia de pacien- incluso en posición primaria de la mirada. Esto
tes intervenidos en múltiples ocasiones de pte- ocurre no sólo por la restricción causada por el
rigión, cuya situación ha ido empeorando con músculo recto interno, sino también porque el
las sucesivas cirugías. Los síntomas típicos de simbléfaron actúa como una auténtica rienda
estos pacientes, además de los derivados de la que impide los movimientos normales del
presencia de la recidiva (sensación de cuerpo globo ocular (fig. 1). Es frecuente también
extraño, fotofobia y lagrimeo), están también observar una pérdida completa de los fondos
relacionados con alteraciones de la visión de saco inferior y superior, así como una afec-
binocular. tación completa de la carúncula con pérdida
El rasgo histopatológico típico del pterigión del pliegue semilunar y fibrosis del canto inter-
recidivado no es solo la degeneración elastóti- no, incluyendo la afectación de los puntos
ca de la sustancia propia sub-epitelial, sino la lagrimales (fig. 2).
hipertrofia del tejido fibroso de tipo queloide. Evidentemente, el mejor tratamiento de estos
Si bien en el pterigión primario, el cuerpo casos extremos sería intentar evitar las sucesivas
fibrovascular puede separarse con cierta facili- recidivas, cuando se plantea la cirugía del pteri-
dad de los planos profundos, en las recidivas la gión. La complejidad de la cirugía del pterigión

Fig. 1: Exploración de la motilidad ocular. Restricción ABD OD. Fig. 2: Afectación del punto lagrimal superior.
118 10. Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron

recidivante queda probada por la implicación También es frecuente el empleo de plastias


de tres diferentes sub-especialidades de la oftal- de membrana amniótica. Se trata de un homo
mología: superficie ocular, oculoplastia y estra- injerto de baja antigenicidad y sin limitaciones
bología. Hay que evaluar el estado de la con- en cuanto al tamaño de la zona a cubrir. Ade-
juntiva bulbar y tarsal, las tracciones y adheren- más posee actividad antiinflamatoria e inhibe la
cias sobre los fondos de saco, la afectación de vascularización y la cicatrización. El uso de
los puntos lagrimales y del músculo recto inter- membrana amniótica ha permitido plantear con
no, el estado de la película lagrimal, así como la cierta «garantía de éxito» aquellos casos en los
existencia de patología oftalmológica asociada, que no existía ninguna zona donante apropiada
fundamentalmente glaucoma (trabeculectomías, para cubrir un defecto extenso, ya sea por la
válvulas). coexistencia de alguna enfermedad que afecta a
En lo que afecta al cirujano oculoplástico, las mucosas o por el uso de dichas zonas en
el enemigo a batir es el simbléfaron y las cirugías previas.
armas que debe dominar son los injertos de Por último, se han empleado materiales sin-
mucosa, por lo que también es importante téticos para casos muy extremos, con resultados
valorar el estado de las posibles localizaciones poco satisfactorios. Entre estos materiales desta-
donantes (conjuntiva bulbar ipsi y contralate- can el Goretex (3) y el politetrafluoroetileno (4).
ral, mucosa oral o nasal). Como paso previo a En cuanto al empleo de terapias coadyuvan-
la cirugía del pterigión con simbléfaron es de tes, prácticamente queda reducido a los corticoi-
gran utilidad la realización de un esquema del des, por su efecto antiinflamatorio y antiangiogé-
globo ocular y anejos, con las áreas afectadas nico y a la Mitomicina C, ya sea intraoperatoria-
y con mediciones de dichas áreas. Igualmente mente o en colirio durante el postoperatorio. Hay
es conveniente tener programado y preparado estudios que concluyen que con la combinación
el tejido donante más adecuado para cada de Mitomicina C e injertos de membrana amnió-
paciente. tica se consiguen resultados más favorables en la
El tejido ideal es la conjuntiva bulbar, pero reconstrucción de los fondos de saco conjuntiva-
muchas veces, por la extensión de la zona a tra- les que cuando se emplea únicamente membra-
tar, por la coexistencia del pterigión en el lado na amniótica (5).
nasal y temporal (10%) o por ser bilateral (33%),
no es posible utilizar esta mucosa (1,2). Con un
injerto de conjuntiva bulbar se puede cubrir un TÉCNICA QUIRÚRGICA DEL SIMBLÉFARON
defecto de aproximadamente 15 × 15 mm.
En los casos graves, la extensión del proceso La elección de la técnica quirúrgica y de la
a tratar suele ser más amplia, ya que hay que anestésica está íntimamente relacionada con el
cubrir tanto la conjuntiva bulbar afectada, tamaño de la zona afectada.
desde limbo hasta carúncula y llegando a los Para adherencias de pequeño tamaño, que
fondos de saco superior e inferior, como la con- no producen pérdida de fondo de saco, es sufi-
juntiva tarsal, desde los fondos de saco hasta el ciente realizar una Z-plastia, con la que elimi-
borde libre. Para estos casos hay que optar por namos las líneas de tracción. La anestesia a
otra localización donante. Normalmente, aun- emplear en este caso es la tópica.
que depende de la experiencia de cada ciruja- Cuando hay afectación de fondos de saco,
no, se opta por la mucosa bucal. Para la obten- siempre hay que recurrir a los injertos mucosos.
ción del injerto de mucosa bucal se puede uti- Previamente, es necesario realizar una extirpa-
lizar el electroqueratomo de Castroviejo, que ción meticulosa de todo el tejido afectado. En
permite conseguir injertos de 0,2 a 0,3 mm de los fondos de saco hay que tener un especial
espesor y con un tamaño de 15 × 40 mm, lo cuidado, comprobando que las bandas fibrosas
que nos permite recubrir sin tensión cualquier han sido eliminadas completamente, sin que
área afectada. exista tracción ni del tarso ni del músculo
10. Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron 119

retractor, en el párpado inferior (en el párpado


superior no suele rebasar el tarso). Para ello, hay
que dejar el tarso al desnudo en su cara interna
y realizar un raspado mecánico de toda la
superficie expuesta. Muchas veces, hay que lle-
gar hasta la línea de unión muco cutánea, tanto
del párpado superior, como del inferior y del
canto interno, realizando una extirpación com-
pleta de la carúncula (fig. 3). Se realiza aneste-
sia tópica y local, lidocaína con adrenalina.
Una vez extirpado todo el tejido fibroso se
procede a la obtención del injerto conjuntival.
En el caso de haber optado por un injerto de
otra localización, como la mucosa oral, es pre-
ferible obtenerlo previamente, para no tener
que cambiar repetidas veces el campo quirúrgi-
co y conservarlo en suero fisiológico con anti- Fig. 3: Afectación de la carúncula.
biótico. Para obtener el injerto conjuntival se
emplea anestesia tópica y subconjuntival (para adherencias. El conformador debe ser manteni-
separar conjuntiva de Tenon). A continuación se do durante 3 ó 4 semanas. Si se emplean sutu-
toman las medidas, marcando los vértices con ras, una vez colocado el injerto se procede a
rotulador quirúrgico y procediendo a la obten- suturar con material absorbible de 6/0 a 8/0. Pri-
ción del injerto. Siempre hay que obtener un mero se colocan los puntos de los extremos del
injerto de mayor tamaño que la zona a cubrir, ya injerto, dejando para el final los puntos de
que pueden sufrir una reducción de tamaño de fondo de saco, pudiendo realizar en este caso,
hasta un 30%. La zona donante queda expuesta unas suturas «profundizadoras» o colocar un
sin que sea necesario suturar. Antes de trasladar conformador de fondos de saco. El tratamiento
el injerto, ya sea conjuntival, oral o de membra- postoperatorio incluye la oclusión durante 48-
na amniótica, a la zona receptora, es necesario 72 horas y la instilación de un colirio de corti-
hacer una limpieza exhaustiva de dicha zona. Si coides y antibiótico, hasta 1 ó 2 semanas des-
se va a emplear pegamento tisular de fibrina pués de la retirada del conformador.
(Tissucol®), se aplican los dos componentes en En los casos en los que haya afectación de
el área a cubrir y posteriormente se traslada el los puntos lagrimales, se puede colocar un dila-
injerto. Para la colocación del injerto es de gran tador de silicona o realizar una punctoplastia.
utilidad el empleo de hemostetas mojadas en Las complicaciones derivadas de la cirugía
suero. Si se emplea membrana amniótica hay del simbléfaron son las derivadas del empleo de
que colocarla con la membrana basal dirigida injertos, como la necrosis, la infección o la
hacia arriba. Posteriormente se coloca un con- retracción y las derivadas de la recidiva del sim-
formador de fondos de saco, que ayuda a estirar bléfaron, como son la diplopía, la afectación de
el injerto y a evitar la formación de nuevas los puntos lagrimales o el entropión (fig. 4).

Fig. 4: Aspecto pre-, intra- y postoperatorio.


120 10. Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron

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Capítulo 11

Complicaciones oculomotoras tras la cirugía


de pterigión

— INTRODUCCIÓN

— PATOGENIA

— CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

— TRATAMIENTO

— BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 11
Complicaciones oculomotoras tras la cirugía de pterigión
Rosario Gómez de Liaño, Yolanda Fernández Barrientos

INTRODUCCIÓN que pueden intervenir, los distintos cuadros clí-


nicos que hemos observado así como las posi-
La aparición de complicaciones binoculares bilidades terapéuticas.
tras la cirugía de pterigión es muy infrecuente
en la clínica diaria. No hay referencias de la
incidencia real, sólo hemos encontrado descrito PATOGENIA
algún caso aislado de diplopía post cirugía de
pterigión (1-3). No obstante, en la experiencia En la tabla 1 se exponen los mecanismos
en la unidad de motilidad ocular del Hospital patogénicos más frecuentes en la diplopía post-
Clínico San Carlos, hemos observado que en los cirugía post-pterigión. La mayoría de los cua-
últimos años se ha producido un ligero aumen- dros se producen bien por la cicatrización abe-
to de este tipo de complicaciones. Este ascenso rrante y retráctil conjuntivo-tennoniana y con
se debía en gran medida, al incremento que menor frecuencia por lesión inadvertida del
hemos tenido en los últimos años de la pobla- músculo recto interno.
ción centroamericana en nuestro medio, que La retracción de la cicatrización de la con-
presentaban pterigiones más agresivos y recidi- juntiva nasal ha sido la causa más frecuente de
vantes. Sin embargo, en los dos últimos años de diplopía en nuestra serie. El pterigión recurrente
nuevo hemos observamos que han vuelto a dis- se caracteriza por una hiperproliferación de los
minuir relacionándolo con la aplicación de las fibroblastos subconjuntivales favorecido por el
nuevas técnicas quirúrgicas que se están desa- trauma quirúrgico. Se produce un tejido fibroso
rrollando en materia de pterigión. de crecimiento mucho más rápido que el del
La complicación binocular más característica
que hemos encontrado tras cirugía de pterigión,
Tabla 1. Causas de alteración de la motilidad
ha sido la diplopía con limitación del movi-
ocular tras la cirugía de pterigión
miento de abducción provocado por la cicatri-
zación retráctil (fig. 1). A lo largo de este texto 1. Cicatriz aberrante penfigoidea nasal, adherencias
vamos a evaluar los mecanismos patogénicos nuevo tejido cicatricial a la conjuntiva y/o al mús-
culo.
2. Lesión inadvertida del recto medio en la disec-
ción conjuntivo tennoniana.
3. Retracción del auto injerto o del tejido amniótico.
4. Descompensación de factores binoculares pre-
vios.
5. Retracción conjuntival en el lecho de la conjunti-
va donante.
6. Otros factores: Iatrogenia por anestésicos, des-
compensación de procesos vasculares y otros
Fig. 1: Paciente con limitación de la abducción del OD cuadros sistémicos peroperatorios.
tras múltiples cirugías de pterigión.
124 11. Complicaciones oculomotoras tras la cirugía de pterigión

Fig. 2: Aspecto biomicroscópico del segmento anterior. Uno de los pacientes presentaba retracción de la conjuntiva nasal
y temporal (F).

pterigión primario y dando lugar en ocasiones a nuestros pacientes) y en el lecho de la conjunti-


la formación de simbléfaron (4) (fig. 2). Este teji- va donante. La cicatrización produce una res-
do conjuntivo tenoniano abarca al recto medio tricción progresiva del movimiento de versión
con frecuencia. La retracción se puede producir opuesto o abducción (fig. 3) que se establece
también en el área de la membrana amniótica entre el primer y tercer mes de evolución.
(7/9 de nuestros pacientes). Aunque con mucha La retracción del tejido cicatricial puede
menos frecuencia se puede producir una fibro- traccionar de la córnea creando diplopía de ori-
sis debajo del tejido del auto injerto (5) (1/9 de gen monocular debido a pliegues a nivel de la

Fig. 3: Paciente n.º 3. Marcada limitación de la abducción OD, limitación leve de la supra e intraabducción.
11. Complicaciones oculomotoras tras la cirugía de pterigión 125

membrana de Descemet (6) o a un gran astig- pacientes desconocíamos la técnica quirúrgica


matismo inducido (7). de la primera cirugía. En 7/9 se había realizado
La lesión inadvertida del recto medio en el un injerto de membrana amniótica.
momento de la disección conjuntivo-tennonia- En la exploración del segmento anterior
na ha sido una causa menos frecuente de diplo- mediante biomicroscopía, todos los pacientes
pía en nuestra serie. El autor C. Ugrin (2) descri- presentaban una gran cicatriz hipertrófica con-
bió 2 pacientes con desinserción total del recto juntivo-tenoniana nasal con simbléfaron a pár-
medio y EL. Raab (1) tres con desinserción par- pado superior y/o inferior. Una paciente presen-
cial. La desinserción parcial es más probable taba también una cicatriz conjuntivo tenoniana
que suceda en las reintervenciones en la cual temporal (fig. 1).
las estructuras no se diferencian de igual modo. En la exploración oculomotora la mayoría de
Además el recto medio puede lesionarse en su los cuadros que encontramos presentaban
vientre muscular en la disección o secundario al diplopía en posiciones más o menos extremas
gran proceso inflamatorio. de mirada y en ocasiones también llega a posi-
Además pueden encontrarse otros cuadros ción primaria. Está producido por tener una
debido a iatrogenia por la anestesia subtenonia- endoforia o endotropía con limitación de la
na, descompensación de procesos vasculares y abducción debido a factores restrictivos conjun-
otros cuadros sistémicos peroperatorios. tivo-tenonianos (8). Este cuadro se instaura de
manera progresiva a lo largo del primer a tercer
mes del postoperatorio.
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS La limitación de la abducción puede ser de
distinta intensidad aunque el tamaño del pteri-
En el congreso de la SEO de 2006 presenta- gión no determina el grado de restricción. En
mos una serie de 9 pacientes consecutivos nuestra serie la limitación era leve en dos
enviados a la unidad de motilidad ocular con pacientes (–1 en una escala de –1 a –4) (fig. 4),
diplopía post pterigión. En nuestra muestra el moderada (–2) en 5 pacientes y severa (–3) en
prototipo de paciente fue mujer de 50 años, con un paciente (figs. 1 y 3). Además 2 pacientes
factores de riesgo para la recurrencia e interve- presentaban limitación de la adducción leve
nido en varias ocasiones. (–1 en una escala de –1 a –4). Probablemente
La edad media fue de 51,17±34,3 años, la haya más pacientes con restricciones leves que
mayoría eran mujeres (7/9). Todos ellos presen- no son remitidos a las unidades de motilidad
taban factores de riesgo para la recurrencia del ocular.
pterigión: raza hispanoamericana (4/9), exposi- La restricción de la conjuntiva nasal en todos
ción a radiación UVA (3/9), y antecedentes los pacientes que analizamos les produjo tam-
familiares de primer orden (7/9). bién restricciones verticales en posiciones ter-
El pterigión era recurrente o tipo II en dos ciarias pero de menor magnitud. En 6 pacientes
pacientes, recurrente maligno o grado III en 5 se apreciaba un marcado enoftalmos en abduc-
pacientes y 2 pacientes presentaban remisión ción (figs. 2A y 2B).
del pterigión tras la segunda cirugía. En esta En otras ocasiones la alteración se debe a la
serie no hemos tenido hasta la fecha ningún lesión inadvertida (sección parcial (1) o desin-
paciente que desarrollara diplopía sin haber serción del recto (2). En los estos casos el cua-
sido operado, aunque se ha visto a lo largo de dro clínico es de una exotropía de mayor o
los años algunos paciente con un cuadro res- menor intensidad con limitación del movi-
trictivo en un caso de pénfigo. miento de adducción. Otras veces la limita-
El número de intervenciones media por ción de la ducción es consecuencia de la reac-
paciente fue de 3,7±0,51. La primera cirugía fue ción fibrótica que se produce en el recto
la escisión simple (ES) en 6 pacientes, en un medio tras las múltiples cirugías y en algunos
paciente ES y autoinjerto de conjuntiva y en 2 de ellos en la cirugía se ve muy alterado y limi-
126 11. Complicaciones oculomotoras tras la cirugía de pterigión

Fig. 4: Paciente n.º 2. Limitación de la abducción moderada del OI, supra e infraabducción.

tado para la elongación. En nuestra serie eva- del astigmatismo y de la diplopía mono y bino-
luamos dos pacientes que tenían limitada la cular en el movimiento de adducción (6,7).
adducción de intensidad leve (–1 en una esca-
la de –1 a –4) y presentaban diplopía en levo y
dextroversión (fig. 5). TRATAMIENTO
Hemos encontrado pacientes en los que la
reacción cicatricial no es muy intensa pero la La mayoría de los pacientes acuden a la uni-
suficiente como para producir descompensa- dad de motilidad ocular cuando llevan meses
ción de factores binoculares previos. de evolución y el cuadro está bien establecido.
También hemos hallado pacientes en los que En los primeros momentos hay cuadros intermi-
la restricción conjuntival producía pliegues en tentes debido al proceso inflamatorio y que se
la membrana de Descemet con un incremento corrigen espontáneamente o con ayuda del tra-

Fig. 5: Otros pacientes de nuestra serie con grados leves a moderado de limitación de la abducción.
11. Complicaciones oculomotoras tras la cirugía de pterigión 127

tamiento anti-inflamatorio y otras medidas que encontraron retroinsertados con una prolifera-
puedan ser importantes en la lucha contra la ción extensa de tejido fibroso y se reinsertaron
recurrencia. en su inserción original con buen resultado
Una vez que comienza la retracción impor- motor. Las pruebas de imagen así como la anes-
tante no creemos en la eficacia de los ejercicios tesia tópica ayudaron a reconocer el músculo
de versión salvo en cuadros muy leves que se en la cirugía (2).
han recuperado. El uso de la toxina botulínica
es controvertido y solo debe indicarse si hay un
factor muscular asociado. Algunos pacientes BIBLIOGRAFÍA
recurren a prismas pero en la mayoría no son 1. Raab EL, Metz HS, Ellis FD. Medial rectus injury after
satisfactorios ya que la diplopía se produce en pterygium excision. Arch Ophthalmol. 1989 Oct;
latero-versión. Para resolver la mayoría de los 107(10): 1428.
casos hay que recurrir a la cirugía aunque 2. Ugrin MC, Molinari A. Disinsertion of the medial rec-
tus following pterygium surgery: signs and manage-
muchos pacientes sobre todo los mayores no la ment. Strabismus. 1999 Sep; 7(3): 147-52.
aceptan entre otras cosas porque ya han sufrido 3. Jenkins PF, Stavis MI, Jenkins DE 3rd. Esotropia follo-
muchas intervenciones. wing pterygium surgery. Binocul Vis Strabismus Q.
2002; 17(3): 227-8.
La cirugía es compleja y en ocasiones es 4. Shimazaki J, Kosaka K, Shimmura S, Tsubota K.
necesaria la colaboración entre el cirujano de Amniotic membrane transplantation with conjuntival
segmento anterior y el estrabólogo. La escisión autograft for recurrent pterygium. Ophthalmology
simple del pterigión con auto injerto (9) (o mem- 2003; 110: 119-124.
5. Vrabec MP, Weisenthal RW, Elsing SH Subconjuncti-
brana amniótica) suele ser insuficiente para val fibrosis after conjunctival autograft. Cornea. 1993
corregir la patología oculomotora ya que con Mar; 12(2): 181-3.
frecuencia hay un componente de fibrosis mus- 6. Solomon R, Ehrenhaus M, Palmer C, Perry HD, Don-
nenfeld ED. Gaze-induced Descemet's folds secon-
cular y se vuelve a establecer este tras la cirugía dary to a primary pterygium. Eye Contact Lens. 2005
por lo que se debe asociar una cirugía muscular. Nov; 31(6): 288-90.
Se debe retirar el mayor tejido cicatricial posible 7. Walland MJ, Stevens JD, Steele AD. The effect of recu-
rrent pterygium on corneal topography. Cornea. 1994
para disminuir la probabilidad del fracaso (10). Sep; 13(5): 463-4.
Se debe ser cuidadoso en el aislamiento muscu- 8. Jenkins PF, Stavis MI, Jenkins DE 3rd Esotropia follo-
lar para no lesionarlo aun más (11). wing pterygium surgery. Binocul Vis Strabismus Q.
La cirugía muscular se hace debe hacer en el 2002; 17(3): 227-8.
9. Kenyon KR, Wagoner MD, Hettinger ME. Conjuncti-
mismo tiempo quirúrgico. En los pacientes en val autograft transplantation for advanced and recu-
los que hay una limitación de la abducción es rrent pterygium. Ophthalmology. 1985 Nov; 92(11):
preferible hacer una retroinserción con aneste- 1461-70.
10. Solomon A, Pires RTF, Tseng SCG. Amniotic mem-
sia tópica para ayudarse del ajuste intra opera- brane transplantation after extensive removal of pri-
torio. En un segundo tiempo o en ciertos casos mary and recurrent pterygia. Ophthalmology 2001;
(3) puede ser necesario hacer una resección del 108: 449-460.
recto lateral o cirugía en el ojo sano. 11. Risovic D, Nikolic Lj Ipsilateral surgery of primary
pterygium, sensory esotropia and ciraonjunctival
En los pacientes en los que se produjo una autotransplantation in a single procedure Acta Chir
lesión parcial o desinserción del recto medio se Iugosl. 2003; 50(4): 143-5.

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