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Los asirios.
Al norte de Babilonia, en el valle superior del Tigris, surgió el pueblo semita de los
asirios, un pueblo belicoso, cruel y feroz. Sus capitales fueron las ciudades de Assur y
Nínive. Los reyes asirios estaban convencidos de que tenían la misión de someter el
mundo a su dios Assur. En sus mensajes al dios rendían cuenta de las campañas que
habían realizado en su nombre y en su honor. Creían que podían alegrar y aplacar las
iras del dios si aplicaban crueles castigos a los pueblos derrotados. Los reyes se
vanagloriaban de sus actos sanguinarios. Arrasaron con los pueblos, devastaron países
enteros, enviaron al cautiverio y al exilio a millares de personas y sembraron en todas
partes el terror y la muerte.
Hacia el año 700 a.C. el imperio asirio alcanzó su mayor apogeo. Se extendía desde
Armenia hasta Egipto, desde el Asia Menor hasta Irán. El emperador asirio era gran rey
de Asiría, rey de Súmer y Accad, soberano de los reyes y príncipes sirios, cananeos y
judíos y, desde 671, ocupaba el trono de los faraones. Bajo su cetro quedaban reunidas
las civilizaciones más antiguas y famosas.
El último de los grandes emperadores asirios fue Asurbanipal. Como todos los reyes
asirios fue aficionado a la caza. Los relieves le representan como cazador que, desde su
carro de dos ruedas tirado por tres briosos caballos, da muerte con el arco y la flecha al
león. Fomentó las artes y letras, hizo construir magníficos templos y palacios y formó
una gran biblioteca donde reunió, escritos en signos cuneiformes sobre tablillas de
arcilla, los documentos más importantes de las civilizaciones sumerio-acadia, babilónica
y asiría. En nuestros tiempos los arqueólogos han descubierto miles de tabletas de arcilla
de la biblioteca, sepultadas bajo las ruinas de Nínive. Entre los numerosos documentos
se encontraron las copias de los viejos poemas épicos que se remontan a los tiempos de
los sumerios. El poema más famoso es el de Gilgamesh, el gran héroe que, entristecido
por la muerte de su amigo Engidu, desciende hacia el tenebroso reino de la muerte
donde, autorizado por los dioses, puede entrevistarse con su amigo quien, a su pregunta
por el destino que espera al hombre al morir, le contesta: "El cuerpo que alegraba tu
corazón es devorado por los gusanos. El cuerpo desaparece y se convierte en polvo.
Polvo serás, polvo serás".