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LAS CIVILIZACIONES DEL ASIA OCCIDENTAL

Los súmenos crean una cultura superior en Mesopotamia.


Mesopotamia, el país "entre ríos": al noreste de Egipto, en Asia occidental, se extiende
Mesopotamia, una estepa con clima caluroso y seco por donde corren los ríos Eufrates y
Tigris, que en el curso de los milenios llenaron la llanura hasta el Golfo Pérsico de fértil
légamo. En la antigüedad ambos ríos desembocaban aun separadamente en el mar.
A diferencia del valle del Nilo Mesopotamia carecía de defensas naturales.
Periódicamente fue invadida por pueblos guerreros provenientes de las zonas
montañosas y los desiertos circundantes. La historia de Mesopotamia presenta
numerosos cambios. Rápidamente se formaron y deshicieron poderosos reinos.
En el curso del cuarto milenio el sur de Mesopotamia fue invadido y poblado por los
súmenos provenientes quizás de la India o de Asia central. Los súmenos, inteligentes y
activos, lograron controlar las inundaciones que se producían anualmente en abril y
mayo a raíz de los deshielos en las altas montañas de Armenia. Desecaron los pantanos,
construyeron diques y abrieron canales a través de los cuales conducían el agua de los
ríos a los campos, convirtiendo las llanuras en un fértil huerto. Producían cereales y toda
clase de frutas y legumbres. Fundaron ciudades que se constituyeron en Estados
independientes. El centro de cada ciudad era el templo del dios local. Cada ciudad
veneraba a una divinidad distinta. Los súmenos creían que el dios era el verdadero
soberano de la ciudad, dueño de las tierras y del ganado. Los campesinos debían
entregar parte de su cosecha en el templo. El gobernante de la ciudad, el Patesi, se
consideraba el representante del dios tutelar y como tal tenía la misión de proteger el
templo, de cuidar de la paz y la justicia y de preocuparse de la mantención de los
canales y diques.
La escritura cuneiforme. Aun antes que los egipcios los sumerios inventaron una
escritura. Fue usada primero en los templos para registrar sus bienes e ingresos. Esta
escritura tuvo en un comienzo carácter ideográfico. Se escribía sobre ladrillos de arcilla
blanda con un estilete. Como resultaba más fácil trazar líneas rectas, con el tiempo se
simplificaron los ideogramas figurativos y se imprimieron en las tablillas signos en forma
de cuña. La escritura cuneiforme fue adoptada por todos los pueblos que llegaron
posteriormente a Mesopotamia y por los pueblos vecinos. En el segundo milenio la
escritura cuneiforme llegó a ser usada en toda el Asia occidental. Bajo las ruinas de las
ciudades de Mesopotamia se han desenterrado miles de tablillas. El desciframiento de la
escritura cuneiforme por el profesor alemán Grotefend y el oficial inglés Rawlin-son ha
permitido reconstruir la historia de los sumerios y de las demás civilizaciones del Asia
occidental.
Las tumbas de los reyes de Ur: (2000 a.C). Una de las ciudades más importantes de
Súmer fue la ciudad de Ur en cuyos alrededores, según cuenta la Biblia, el patriarca
Abraham pastoreaba su ganado. Hace un cuarto de siglo los arqueólogos hicieron allí un
hallazgo sensacional: debajo de una gruesa capa de arena y escombros descubrieron las
tumbas de los reyes de Ur que datan de mediados del tercer milenio
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precristiano. Junto con los restos de los reyes y las reinas había hermosas joyas de oro y
plata y magníficas armas y armaduras de cobre. Los arqueólogos quedaron
profundamente conmovidos al descubrir que junto con los reyes se había enterrado a
todo su séquito: Las guardias reales yacían junto a sus yelmos y lanzas. Los esqueletos
de las damas de la corte quedaban identificados por sus preciosos adornos y sus joyas.
Delante de los carros revestidos de plata se encontraban los esqueletos de los bueyes y
asnos y los huesos de los peones. La mano del arpista sostenía aún en la muerte el arpa
dorada. La muerte del rey había significado el fin de la existencia de quienes le habían
servido en vida.
Las tumbas eran bóvedas construidas de ladrillos y piedras. Para sus construcciones los
sumerios sólo disponían en el país de madera de palmera, totora y ladrillos. La piedra
debía ser traída desde lejos. También el cobre, el oro y la plata debían ser importados.
Los sumerios desarrollaron un activo comercio que los llevó hasta el Asia Menor, el sur
de Rusia y la India.
El comercio de los sumerios. Las actividades comerciales desempeñaron un papel
importante en la economía de Súmer. Los sumerios eran muy exactos en sus
operaciones comerciales y extendían un documento escrito sobre cada negocio de cierta
envergadura. Muy pronto superaron el comercio de trueque y empezaron a usar barras
de oro y plata como medios de pago. Los grandes mercaderes ponían su sello en las
barras de metal precioso con el fin de confirmar el peso exacto y la ley. La unidad de
peso era el talento (m/m 25 kg), de 60 minas. Como medidas usaban el pie y la docena.
Estos pesos y estas medidas se siguieron usando durante toda la antigüedad. También la
medición del tiempo y, en general, todas las matemáticas se basaban en el sistema
sexagesimal. Nuestra costumbre de dividir el círculo en 360° y la hora en 60 minutos y el
minuto en 60 segundos tiene su origen en Súmer.
La religión de los sumerios. Los sumerios adoraban a un dios del cielo que residía en el
cénit de la bóveda celeste, un dios de la tierra que era el señor de las tempestades y un
dios de las aguas. En honor del dios de las tempestades construyeron con ladrillos
elevadas torres de varios pisos, de los cuales cada uno era más pequeño que el inferior.
En la plataforma del piso más alto se levantaban el santuario y el altar de la divinidad.
Esta torre, el Zigurat, fue también construido en honor de los dioses tutelares de las
ciudades. Las opulentas ciudades construyeron torres cada vez más elevadas. La Biblia
relata la historia de la torre de Babel.
Los astros desempeñaban un papel importante en las creencias religiosas de los
sumerios. El dios de la Luna, Sin, era el señor del tiempo y de los meses, ya que los
sumerios dividían el año en meses lunares. El dios del Sol, Shamash, dios del oráculo y
de la justicia, era un hijo del dios lunar. Su hija Ishtar, diosa del amor y de la fecundidad,
se manifestaba en el planeta Venus.
Buenos y malos espíritus intervenían directamente en la vida humana. Por medio de
amuletos los hombres se protegían contra los malos espíritus, los demonios, que eran
imaginados como monstruos, mitad hombre y mitad animal. Según las convicciones
religiosas de los sumerios, los hombres provocaban por medio de sus
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pecados la ira de los dioses y terribles castigos. Los viejos poemas sumerios relatan que
el dios de las tempestades había enviado el diluvio para castigar a los hombres y
purificar el mundo.

El reino semita de Babilonia


Invasores semitas. El rico y fértil país de los sumerios atrajo a los pueblos nómades
semitas de los desiertos y las estepas. Desde el interior de la península arábiga las tribus
semitas invadieron periódicamente Mesopo-tamia, establecieron su dominio, se hicieron
sedentarias y acabaron por fundirse con la población anterior. Ya en fecha muy antigua
los semitas se establecieron al norte del país de Súmer.
Hacia el año 2350 el rey Sargón i creó el primer gran imperio semita de la historia. Fundó
la ciudad de Accad, cuyo nombre luego se hizo extensivo a todo el país. Sargón I pudo
extender su dominio sobre el país de Súmer. Pero luego los invasores se sometieron a la
cultura superior de los sumerios. Recibieron de éstos la escritura cuneiforme y las
creencias religiosas. De esta manera se mantuvieron las realizaciones e invenciones de
los sumerios, a pesar de que el pueblo sume-rio dejó de existir y fue absorbido por los
conquistadores semitas.
Hamurabi, un rey de la justicia. Hacia el año 2000 nuevas oleadas de invasores semitas
cayeron sobre el país entre los ríos. Uno de sus reyes fundó la ciudad de Babilonia, cuyo
nombre luego fue aplicado a todo el territorio ocupado por los antiguos reinos de Súmer
y Accad. Hacia el 1700 a.C. el rey Hamurabi de Babilonia pudo vencer a los príncipes
rivales y fundar un gran reino en que él ejercía todo el poder y gobernaba por medio de
sus funcionarios. Para dar a todo su reino un solo derecho, codificó las leyes y promulgó
un Código cuyas disposiciones fueron inscritas en signos cuneiformes en una gran
columna de piedra que mide más de 2 metros. En la parte superior se encuentra un
relieve que representa al dios del sol Shamash, señor de la justicia, quien dicta los
decretos a Hamurabi. Las primeras palabras definen el objetivo del Código: "para
humillar a los malos e injustos e impedir que el poderoso perjudique al débil; para que
toda persona perjudicada pueda leer las leyes y encontrar justicia". Las leyes eran
sumamente duras y establecían la pena capital aun para delitos menores. Los hombres
no eran iguales ante la ley. El que golpeaba a un vecino distinguido de modo que éste
perdía un ojo, debía pagar con su propio ojo. Igual delito cometido en un hombre común
era sancionado con el pago de una "mina" de plata. Pero la ley trataba también de hacer
justicia a los más pobres y débiles. La ley aseguraba a los jornaleros y artesanos un
salario justo. La ley establecía un canon justo y moderado para el pago del arriendo de
las tierras por los campesinos siervos. Los siervos debían cultivar las tierras que
pertenecían al rey, a los sacerdotes y a los nobles. Si alguien denunciaba a otro como
asesino o hechicero, el culpado debía someterse a la prueba de agua: se le arrojaba al
agua; si se ahogaba, su culpa era evidente; si se salvaba, el acusador era condenado a
muerte. El ladrón debía pagar treinta veces el valor del robo.

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Los hititas. Los asirlos. Ultimo apogeo de Babilonia
Hacia el año 2000 a.C. varios pueblos indoeuropeos penetraron en Asia Menor. Luego
adoptaron la lengua y las creencias religiosas de los habitantes primitivos y empezaron a
mezclarse con éstos. De este proceso de mezcla emergió el pueblo de los hititas. Los
hititas fundaron un poderoso imperio y extendieron su dominio sobre los pueblos
vecinos. Hacia el 1600 un rey hitita saqueó y destruyó la ciudad de Babilonia. Otros
reyes hititas disputaron a los faraones egipcios la posesión de Siria.
Los hititas adoptaron la escritura cuneiforme y escribían sobre tabletas de arcilla. Cerca
de Boghas Koi en la actual Turquía se descubrió el archivo de los reyes hititas. Muchos
textos están redactados en lengua hitita y babilónica y pudieron ser descifrados.

Los asirios.
Al norte de Babilonia, en el valle superior del Tigris, surgió el pueblo semita de los
asirios, un pueblo belicoso, cruel y feroz. Sus capitales fueron las ciudades de Assur y
Nínive. Los reyes asirios estaban convencidos de que tenían la misión de someter el
mundo a su dios Assur. En sus mensajes al dios rendían cuenta de las campañas que
habían realizado en su nombre y en su honor. Creían que podían alegrar y aplacar las
iras del dios si aplicaban crueles castigos a los pueblos derrotados. Los reyes se
vanagloriaban de sus actos sanguinarios. Arrasaron con los pueblos, devastaron países
enteros, enviaron al cautiverio y al exilio a millares de personas y sembraron en todas
partes el terror y la muerte.
Hacia el año 700 a.C. el imperio asirio alcanzó su mayor apogeo. Se extendía desde
Armenia hasta Egipto, desde el Asia Menor hasta Irán. El emperador asirio era gran rey
de Asiría, rey de Súmer y Accad, soberano de los reyes y príncipes sirios, cananeos y
judíos y, desde 671, ocupaba el trono de los faraones. Bajo su cetro quedaban reunidas
las civilizaciones más antiguas y famosas.
El último de los grandes emperadores asirios fue Asurbanipal. Como todos los reyes
asirios fue aficionado a la caza. Los relieves le representan como cazador que, desde su
carro de dos ruedas tirado por tres briosos caballos, da muerte con el arco y la flecha al
león. Fomentó las artes y letras, hizo construir magníficos templos y palacios y formó
una gran biblioteca donde reunió, escritos en signos cuneiformes sobre tablillas de
arcilla, los documentos más importantes de las civilizaciones sumerio-acadia, babilónica
y asiría. En nuestros tiempos los arqueólogos han descubierto miles de tabletas de arcilla
de la biblioteca, sepultadas bajo las ruinas de Nínive. Entre los numerosos documentos
se encontraron las copias de los viejos poemas épicos que se remontan a los tiempos de
los sumerios. El poema más famoso es el de Gilgamesh, el gran héroe que, entristecido
por la muerte de su amigo Engidu, desciende hacia el tenebroso reino de la muerte
donde, autorizado por los dioses, puede entrevistarse con su amigo quien, a su pregunta
por el destino que espera al hombre al morir, le contesta: "El cuerpo que alegraba tu
corazón es devorado por los gusanos. El cuerpo desaparece y se convierte en polvo.
Polvo serás, polvo serás".

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