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HONNETH, Axel (1992) La lucha por el reconocimiento. Crítica.

Barcelona. 1997
Subtítulo: Por una gramática moral de los conflictos sociales.

# El autor pretende construir una teoría normativa y sustancial de la


sociedad.
# A partir de una “crítica del poder” que realiza de la obra de Foucault,
considera que quien pretenda realizar una crítica semejante deberá
orientarse por un concepto de lucha éticamente motivada.
# En esa lucha orientada por la ética, las tres formas de reconocimiento
señaladas por el joven Hegel (amor, derecho, valoración) son útiles
pues, a pesar de sus presupuestos racional-idealistas, ayudan a
comprender el potencial que está detrás de muchos conflictos sociales.
# En la segunda parte del libro el autor analiza las aportaciones que
desde la psicología social realiza G.S. Mead cuando pretende dar una
orientación empírica a los planteamientos hegelianos mediante el
concepto persona intersubjetiva, es decir, la auto-relación no
distorsionada de las tres formas de reconocimiento. Expone también
el autor –Honneth– los tres modos de desprecio (violación,
desposesión y deshonra) que se corresponden con las tres formas de
reconocimiento de Hegel. En el tercer capítulo de esta segunda parte,
Honneth plantea una teoría crítica de la sociedad
«…en la que los procesos del cambio social deben explicarse en
referencia a pretensiones normativas, estructuralmente
depositadas en la relación del reconocimiento recíproco.»p.8 (las
cursivas son del original)
# La tercera parte del libro el autor se dedica a exponer en qué otros
autores, posteriores a Hegel, se encuentran puntos de arranque
similares, a partir de los cuales se puedan comprender experiencias
históricas de menosprecio que posibiliten comprender la lógica moral
de los conflictos sociales.
# Termina el libro exponiendo un concepto de eticidad vinculado a una
teoría del reconocimiento.

Parte I.

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En los escritos de Jena –precisa el autor–, Hegel estaba convencido de:
 que la lucha de los sujetos por el reconocimiento recíproco de
su identidad comporta la necesidad de aceptar las instituciones
que garanticen la libertad
 la tensión moral que se aloja en la sociedad es la pretensión de
los individuos a un reconocimiento intersubjetivo de su
identidad.
 esta libertad debe ser vivida comunicativamente
La intención de Honneth es darle un giro a las ideas de Hobbes y de
Maquiavelo pues considera que
el conflicto entre los humanos, en lugar de ser por motivos de
autoconservación, está referido a motivos morales.

Capítulo 1. La lucha por la autoconservación, fundamentación de la


filosofía social de la modernidad.

El ser humano, hasta antes de la modernidad, había sido generalmente


considerado un zoon politikon, un ser comunitario que participa de las
virtudes intersubjetivas, en el marco de una doctrina de la vida justa y
buena.

# Maquiavelo se desprende de todas estas premisas


antropológicas e introduce la idea del hombre preocupado
sólo en su propio interés. Los hombres se enfrentan unos a
otros por la sobrevivencia, en una actitud de temor y
desconfianza mutua, en función de relaciones estratégicas de
poder. Ese incesante conflicto entre los hombres puede ser
canalizado con habilidad a favor de quien ostenta en cada
momento el poder. El campo de acción social es una lucha
incesante de los sujetos por la conservación de la identidad
física. Emancipa el uso de la fuerza soberana de cualquier
atadura o fin.

# Hobbes, en continuidad con Maquiavelo y en una franca


posición anti-aristotélica, formula una serie de enunciados
científico-naturales sobre la naturaleza peculiar del hombre.
El ser humano busca procurarse su bienestar futuro. Como los
otros son una amenaza potencial, hay que mantenerse
extraños, precavidos y opacos a ellos. Las relaciones sociales
son una guerra de todos contra todos, de lo que se deriva la
subordinación de todos los sujetos a un poder soberano-
absoluto, en base a un contrato que pueda poner fin a la

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guerra de todos contra todos. Sacrifica el contenido liberal de
su contrato social a la forma autoritaria de su realización
política.

Hegel reacciona contra el modelo hobbsiano

Capítulo 2. Delito y eticidad (enfoque intersubjetivo) [De una ‘eticidad


natural’ a una sociedad organizada como una totalidad ética]
Escribe sobre “los modos científicos de elaboración del derecho
natural” luego de:
# cuestionar los supuestos individualistas de la doctrina moral
de Kant
# haberse familiarizado con la filosofía política de Platón y
Aristóteles (que considera fundamental la intersubjetividad
que se genera en la Polis)
Se propone entonces:
Superar los errores atomísticos sostenidos por el derecho
natural que sostienen:
1º el ser del singular (sujetos aislados unos de otros) como lo
primero y más alto al que posteriormente se le añaden, desde
fuera, los aspectos comunitarios y éticos (perspectiva de Kant y
de Fichte). Frente a una idea de comunidad como suma de
sujetos singulares aislados pero no conforme a un modelo de
unidad ética, Hegel propone la sociedad como totalidad moral
pues
«…una sociedad reconocida sólo puede concebirse de
manera consecuente en tanto que comunidad éticamente
integrada por ciudadanos libres…»p.22 donde
«…los ciudadanos de la comunidad, en los usos
públicamente practicados, podían reconocer una expresión
intersubjetiva de su respectiva particularidad…»p.23

Era (la comunidad) como una unidad viva de la libertad, de lo


general y lo individual, sin limitaciones a los espacios de la
libertad privada. Hegel:
 observa los usos y costumbres de una comunidad social
de comunicación y considera que ni las leyes, ni las
convicciones singulares; sino sólo las actitudes
intersubjetivas pueden ser la base de la libertad ampliada
 considera también las actividades y los intereses de los
individuos singulares mediatizados por el mercado a
quienes llamará posteriormente ‘sociedad civil’

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Puesto que la Modernidad continúa pensando desde premisas
atomísticas, hay que crear un nuevo sistema de conceptos. Pero,
¿Qué categorías sirven para construir filosóficamente una
organización social ética en el reconocimiento de la libertad
individual de todos los ciudadanos?
Es entonces cuando en lugar de los fundamentos atomísticos va
formulando categorías que den cuenta de la conexión social de
los sujetos. Toda teoría filosófica (para Hegel) ha de partir no de
las operaciones de los sujetos aislados sino de los lazos éticos
dentro de los cuales se mueven los sujetos.
2º Hegel se propone explicar cómo al superar la naturaleza del
hombre puede establecerse una relación regulada de la vida en
común. (Reinterpreta la idea de reconocimiento de Fitche).

La diferencia saca la eticidad de su estadio natural; pues a través


de sucesivas reintegraciones de desequilibrios llegan a reunirse
lo general y lo particular. Es decir, la evolución del espíritu
humano es como un proceso de universalización conflictiva de
las potencias morales que en la eticidad natural ya están
depositadas. (Proceso al que denomina “devenir de la eticidad”).
Pero, ¿cómo pueden crearse esos potenciales de eticidad
humana? ¿Cuáles de ellos pueden alcanzar validez universal? Los
contenidos normativos de la primera socialización, ¿de qué
manera configuran simultáneamente formaciones colectivas e
incrementan la libertad individual? (o conforman una
“comunidad de relaciones vivas auténticamente libre”?)

Si devenir de la eticidad se entiende como la imbricación de


socialización e individuación; puede pensarse entonces una
forma de sociedad que encuentre su conexión orgánica en el
reconocimiento intersubjetivo de la particularidad de todos los
singulares.

Fitche concibe el reconocimiento como la interacción entre los


individuos que está en la base de las relaciones jurídicas: una
recíproca disposición de obrar libre y de autodelimitarse en favor
del otro (y ahí estriba para Fitche la validez objetiva de las
relaciones jurídicas). Hegel, siguiendo a Aristóteles, introduce al
fenómeno intersubjetivo, en el marco del reconocimiento
recíproco.

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intersubjetividad 
reconocimiento

«En adelante, las relaciones éticas de una sociedad


presentan las formas de una intersubjetividad práctica, en
la que el acuerdo complementario y, con él, la necesaria
comunidad de los sujetos, que se contraponen unos a otros,
está asegurado por el movimiento de reconocimiento.»
p.28-29 (cursivas en el original)

Según Hegel, la estructura del reconocimiento es siempre la


misma:
 un sujeto deviene
 en la medida en que se sabe reconocido por otros
 en sus facultades y cualidades
 y por ello, reconciliado con éste;
 al tiempo que llega a conocer su
irremplazable identidad
 y por ello a contraponerse al otro en tanto que
sujeto particular
El movimiento de reconocimiento que subyace en la relación
ética entre los sujetos consiste en un proceso de etapas de
reconciliación y conflictos.
Los sujetos tratan de abandonar las relaciones éticas originarias
porque no encuentran plenamente reconocida su
identidad…
y la lucha que de aquí se deriva
no es un conflicto por la autoconservación
sino por su reconocimiento subjetivo e
individual
De un estado de eticidad no desarrollada se pasa a uno más
maduro de relaciones éticas.

El nuevo concepto de “lo social” que surge de aquí integra las


tensiones morales y engloba el medio social por el que
conflictivamente puede evacuarse.

Dos formas elementales de eticidad natural, de reconocimiento


social o de formación de la identidad personal:
 la relación padre-hijos donde los sujetos se reconocen
como necesitados de la emoción afectiva.

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[Aquí el individuo es reconocido como un ente
concreto de necesidades] Intuición
 las relaciones de intercambio de propiedades
contractualmente reguladas (en éstas, los sujetos se
reconocen como portadores de pretensiones legítimas, es
decir, las referencias prácticas se transforman en
exigencias jurídicas generales)
[Aquí la persona es reconocida como un ente
abstracto en su autonomía formal] Concepto
cognitivo
Pero en una organización jurídica los sujetos se
relacionan por libertades negativas

El “delito”, según Hegel, lo constituye la experiencia


de un estado incompleto de reconocimiento
recíproco. En la ‘aniquilación’ los actos que se
realizan no son todavía delitos en estricto sentido
porque les falta el presupuesto social de la libertad
reconocida jurídicamente.

Frente a un delito, la resistencia, o defensa activa del


agredido, constituye para Hegel la lucha

«…sólo el sujeto lesionado, en su resistencia, lucha


por la integridad de su persona como un todo,
mientras que el delincuente, en su acción, es movido
simplemente por la imposición de un interés
particular.»p.34

El agredido conserva la superioridad en la lucha.

 la lucha por el honor (posición que adopto frente a mí


mismo cuando identifico positivamente mis cualidades y
mi especificidad; y la pongo por delante, incluso de mi
propia vida, en un combate a muerte incluso más allá de lo
jurídicamente establecido); es el tercer escalón de la
libertad negativa.
[Aquí el individuo es reconocido como un sujeto
socializado en su unicidad, como un general-
concreto]. Intuición intelectual

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A lo largo de los tres estadios de los conflictos sociales se van
ampliando las exigencias de identidad de los sujetos concernidos… Son
los estadios para pasar de la eticidad natural a la eticidad absoluta.
«…un individuo adquiere plena identificación consigo, en la
medida en que sus especificidades y cualidades encuentran
aliento y respaldo de parte de sus socios de interacción
social.»p.35

Sólo por la lucha pueden crearse las relaciones éticamente maduras de


reconocimiento para vivir en una comunidad de ciudadanos libres.
«…Hegel imputa a los conflictos sociales una especie de potencial
de aprendizaje práctico moral.»p.36
«…los conflictos sociales en que se rompe la eticidad
natural ocasionan en los sujetos la emergencia de una
disposición a reconocerse recíprocamente, como
destinados unos a otros y, no obstante, al mismo tiempo,
como personas plenamente individualizadas.»p.37

La exigencia de reconocimiento que se desata en el sujeto por los


diversos ‘delitos’ lo hacen consciente de su irremplazable identidad y
de su recíproca dependencia.
«Su construcción [la de Hegel sobre el reconocimiento] está
orientada por el convencimiento de que sólo por la destrucción
de las formas de reconocimiento jurídico en las relaciones
intersubjetivas llega a conciencia el momento que puede servir
de fundamento de una comunidad moral.»p.37

“… el conflicto representa una especie de mecanismo de


colectivización social que fuerza a los sujetos a reconocerse
recíprocamente …” p.41

Sin embargo, paulatinamente Hegel va dejando la teleología natural


aristotélica en la que la relación ética del Estado constituye el punto de
referencia central del análisis; para asumir una teoría filosófica de la
conciencia desde la que, el reconocimiento se produce como resultado
de un proceso de constitución del Espíritu. Desde esta nueva
perspectiva cumplen un papel fundamental los espacios mediadores
del lenguaje. Y
«En el nuevo contexto, ‘reconocimiento’ denota el paso cognitivo
que realiza una conciencia ya conformada ‘idealmente’ como
totalidad, el momento en que ‘se reconoce a sí misma en otra

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totalidad totalmente semejante’; y a un conflicto o lucha, en tal
experiencia de conocerse en otro conocimiento….»p.41

Pero para que ‘mi totalidad’ pueda reconocerla como una ‘totalidad
para sí’ del otro sólo puedo llevarlo a cabo a través de la
fenomenalidad de la acción del otro frente a mi totalidad: el otro deba
aparecerme como totalidad, así como yo a él.
 los conflictos se desatan desde el interior del espíritu humano.

La emancipación de los sujetos singulares, así como su creciente


socialización, se desencadenan y consolidan por esa lucha por el
reconocimiento que –según Hegel– se desencadena a partir de ahora
en la conciencia individual.
[Pero al reorientarse Hegel hacia la filosofía de la conciencia dejó
de lado el intersubjetivismo procesual del ser humano.]. La
confrontación teórica y social del individuo con su entorno es el
punto central del análisis. La constitución de la conciencia
humana ya no se integra como una dimensión constitutiva del
proceso de construcción de relaciones ético-sociales. Éstas, en la
nueva filosofía de la conciencia, son sólo puntos de paso en el
proceso de formación de la conciencia humana.

En el interminable movimiento de alienación y vuelta a sí (a través de


la reflexión), el Espíritu va realizándose paso a paso. La secuencia
escalonada a través de la cual el Espíritu se realiza en el espíritu
humano:
 relación del sujeto individual consigo mismo [Espíritu
subjetivo] [Imaginación]
 relaciones institucionales de los sujetos entre sí [Espíritu real]
[Intuición]
 relaciones reflexivas de los sujetos socializados con el mundo
[Espíritu absoluto] [Representación lingüística de las cosas]

Pero, ¿cómo puede el sujeto producir el mundo práctico, no sólo


de manera categorial?
 Falta la conciencia de la acción, experimentarse a sí mismo en
un objeto de actividad al pretender realizar las propias
intenciones.
«El Espíritu humano, a diferencia del animal, no reacciona
ante el ‘sentimiento de carencia’, la sensación de
necesidades insatisfechas, con un acto de consumo directo

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de objetos; en lugar de tal ‘simple satisfacción de
necesidades’, entra en él la acción ‘reflexionada en sí’ del
trabajo, que difiere el proceso de cumplimiento de la
tendencia, porque produce objetos de una situación
desligada de un posible y futuro consumo. La actividad del
trabajo va ligada a una disociación de las tendencia del yo,
porque exige de éste energías y disciplinas que sólo puede
proporcionar la interrupción de satisfacciones inmediatas.
A las energías liberadas por la represión de las pulsiones, y
que desembocan en el trabajo, se junta, como un medio de
ahorro de fuerza, la herramienta en la que por su lado se
han depositado las experiencias generalizadas de la
elaboración de objetos.»p.50

Al utilizar la herramienta el sujeto conoce su capacidad de


producción práctica, experimenta su habilidad para constituir la
realidad ya no sólo de manera categorial, es decir,
«…en el resultado de la actividad del trabajo el espíritu
subjetivo se experimenta como un ser capaz de actuar por
autodisciplina.»p.50

Pero esta experiencia no basta para llegar a una conciencia de sí


en tanto persona jurídica (puesto que ésta última supone
concebirse de manera intersubjetiva).
Entonces, ¿cómo introducir la dimensión intersubjetiva de
la voluntad?

Al reemplazar la herramienta por la máquina la conciencia


subjetiva deviene en ‘astuta’ (propiedad característica de la
psique de la mujer como capacidad de hacer que el otro se
comprometa con el propio hacer). La relación hombre-mujer que
de aquí se deriva, en la que recíprocamente ambos desean el
deseo del otro, debe introducirse como una condición
constitutiva de la conciencia de sí de una persona jurídica;
reciprocidad que estriba en un saberse-en-el-otro.
«…se experimenta en el deseo, que el otro le contrapone,
como la misma subjetividad viva y anhelante que desea al
otro. […] la sexualidad representa una primera forma de
unión de dos sujetos contrapuestos.»p.51-52

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Pero esta reciprocidad sólo puede ser amor con el devenir de un
conocimiento intersubjetivo compartido por ambas partes; cada
sujeto se sabe a sí mismo en el otro.
Amor  relación de reconocimiento recíproco  confirma
la individualidad
«…el sujeto volitivo sólo en la experiencia del ser
amado puede por vez primera experimentarse como
un sujeto necesitado-anhelante.»p.52

La identidad está ligada al reconocimiento por parte de los otros


sujetos; pero
«…un individuo que no reconoce al otro en la interacción
como un tipo determinado de persona, tampoco puede
experimentarse a sí mismo plenamente como tal tipo de
persona. […] porque a él precisamente debo concederle las
cualidades y facultades en que quiero ser confirmado por
él.»p.52-53

El amor no es el elemento de la eticicidad, sino un


presentimiento de la misma. El amor no puede ser la fuerza
social de integración, pero sí un presupuesto necesario para la
participación pública.

“ … sólo el sentimiento de ser reconocido y afirmado en su


específica naturaleza de querencia hace que en un sujeto se
origine el grado de confianza en sí que le capacita para una
legítima participación en la formación de la voluntad
política.” P.53-54

“ … sin el sentimiento de ser amado no podría formarse


una huella psíquico-interna de la representación unida al
concepto de comunidad ética.” P.54

“ … la relación amorosa madura (…) confirma al individuo


en su específica y natural uqrencia y con ello le procura
confianza en sí en un grado irrenunciable.” P.55

Pero, en la interacción de reconocimiento que se da en la familia,


el sujeto no se ve sacudido por conflictos que le fuercen a
reflexionar acerca de las normas globales, universales y
generales de reglamentación del trato social, de manera que

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pudiera concebirse a sí mismo como una persona dotada de
derechos intersubjetivamente reconocidos.

Hegel nuevamente arremete contra Hoobes y propone un modelo


teórico–comunicacional en contra de la idea de una guerra de
todos contra todos. La voluntad individual –señala Hegel– debe
ensancharse ahora a una dimensión más amplia y por eso, junto
a la totalidad de la vida familiar, existen una serie de identidades
familiares de la vida social común. Pero va clarificando qué
entiende Hobbes por estado de naturaleza y por derecho natural.

Estado natural:
# relación de individuos indiferentemente libres unos
frente a otros
# se presenta como la situación social inicial, que se
impone en contra de la ulterior voluntad individual; y es
una relación que consiste en suprimir esa relación
Desde esta perspectiva –enfatiza Hegel– no se puede derivar
el contrato social. ¿Cómo pueden llegar los individuos, desde
este estado natural, a la idea de deberes y derechos
intersubjetivos?
Hobbes, Kant, Fitche –según Hegel– introducen el derecho
desde fuera, como un mandato desde la astucia o como un
postulado moral; de modo que el contrato moral no recae en
mí, no surge desde mi estado de naturaleza. Las relaciones de
derecho son un proceso práctico.

Derecho natural:
# lo que en este tipo de relación (de un estado natural)
tienen en común los individuos en cuanto a deberes y
derechos.
Pero, ¿puede demostrarse empíricamente que de las
relaciones sociales que se dan en un estado de naturaleza
pueda emerger intersubjetivamente el contrato social en el
que los sujetos aprenden a concebirse como personas de
derecho?

Derecho
# es relación de personas, en su comportamiento de unas
con otras, el elemento general de su ser libre o la
limitación/determinación de su libertad vacía… y no un

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elemento introducido desde fuera pues el derecho surge
desde la relación misma del reconocimiento y por eso
«…la atención teórica debe desplazarse hacia la
relación social intersubjetiva, por la que previamente
se garantiza un mínimo consenso normativo.»p.58

En esas relaciones es donde puede anclarse el potencial moral. El


estado de naturaleza se da en condiciones sociales; los sujetos,
antes de cualquier conflicto, deben haberse reconocido
recíprocamente de alguna manera.
«En el reconocimiento, la identidad deja de ser
singularidad; se encuentra jurídicamente en el
reconocimiento, es decir, ya no en su existencia inmediata.
El reconocido lo es en tanto que inmediatamente valioso,
por su ser, pero este ser es producido por el concepto: es
ser reconocido. El hombre es necesariamente un ser
reconocido y que reconoce. Esta necesidad es la suya
propia, no la de nuestro pensamiento en oposición al
contenido. En tanto que reconocer, él mismo es el
movimiento y este movimiento es precisamente su estado
de naturaleza: él es el reconocer.» (Hegel, citado por
Honneth, p.58)

Toda vida humana en común presupone


# un tipo de afirmación alternativa
# un específico estar con el otro
# cierto grado de autolimitación individual
# una primera e implícita conciencia del derecho (que luego
debe pasar al contrato –derecho compartido
intersubjetivamente–)
¿Cuáles son los procesos activos que tienen lugar en las
condiciones sociales donde se concurre de manera hostil?
¿Cuál es el proceso mediante el cual los individuos aprenden a
percibirse como seres dotados de derechos
intersubjetivamente reconocidos?

Cuando un individuo se apropia de algo comunitario, excluyendo


a los demás de la interacción, se desata en el sujeto desposeído
una irritación normativa. El sujeto excluido, que esperaba ser
tomado en cuenta en los planes de acción de los demás, es decir
esperaba ser reconocido, responde agresivamente.

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Hegel sostiene, a diferencia de Hobbes, que el daño provocado
por el excluido no es para buscar satisfacer sus necesidades sino
para darse a conocer nuevamente al otro y así afirmar su
identidad… y no es vano el sentimiento que lo mueve.
«A partir de la apropiación inicial se ha desarrollado una
situación conflictiva, en la que dos partes, que saben su
dependencia social respecto del otro, se hacen frente con
hostilidad.»p.61

Los dos se estimulan uno contra el otro. Lo que el segundo ha


destruido, más que la cosa en sí misma, es la forma de hacer del
otro. En ambos existe un saber acerca de su respectiva
dependencia, ambos se han reconocido recíprocamente sobre la
base del contenido proposicional de sus orientaciones de acción.
Por eso
«… los sujetos que se enfrentan no deben concebirse como
sujetos que actúan egocéntricamente, como entes aislados.
Ambos sujetos tienen ya al otro positivamente incluido en
sus orientaciones de acción, antes de entrar en conflicto
hostilmente entre sí; ambos deben haber aceptado de
antemano al otro como un compañero de interacción,
respecto del que quieren que su acción dependa.»p.61-62

Entonces, «el combate de vida o muerte» que se desata por la


desposesión es una metáfora de la amenaza existencial posible a
partir de la cual el sujeto debe establecer firmemente sus
deberes y derechos que lo conduzcan a una vida plena de
sentido. Con la conciencia de la posible finitud de ambos, los dos
sujetos aprenden a concebirse como entes recíprocamente
vulnerables y amenazados. Esta referencia a la muerte –precisa
Honneth– es sólo una metáfora para clarificar cómo la realidad
de un contravalor moralmente decisivo de su compañero de
interacción, le revela al sujeto que ataca que, el otro, le ha
contrapuesto esperanzas normativas idénticas como la que él
tenía de antemano. Los dos sujetos, en su confrontación,
reconocen a la persona vulnerable que son y con ello llegan a la
recíproca afirmación de sus pretensiones fundamentales de
identidad pues
«…la experiencia social de la vulnerabilidad del compañero
de interacción, y no la existencial de la mortalidad del otro,

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puede conferir a los individuos esa capa de relaciones de
reconocimiento…»p.65

Para Hegel, la realidad espiritual de la sociedad, la voluntad


general, sólo puede reproducirse por la praxis intersubjetiva del
reconocimiento recíproco y
«La esfera del “ser reconocido” se constituye por el camino
de una acumulación de los resultados de todos los procesos
de formación individual, tomados en su conjunto, y sólo
pueden mantenerse en tanto que siempre sea nueva
formación de individuos como personas de derecho.»p.65-
66

De este modo el reconocimiento… es una potencia productiva y


transformadora de los impulsos de los sujetos… un empuje
normativo innovador hacia el desarrollo del derecho en su
conformación interna. Para Hegel –comenta Honneth– la esfera
de la sociedad sólo debe construirse por la relación de derecho .
La construcción social de la realidad es el proceso de realización
del derecho . El derecho, no se limita al ámbito particular de las
relaciones sociales cercanas. Si los miembros de una sociedad
respetan recíprocamente sus pretensiones legítimas, pueden
entonces referirse mutuamente de manera no conflictiva. Pero,
¿con qué derechos en particular cuenta un sujeto? ¿En qué
dirección y con qué alcances se han reconocido recíprocamente
como personas jurídicas? La sociedad civil –considera Hegel– va
concretando siempre nuevas formas de relaciones de derecho.

El proceso de formación institucional debe garantizar el deseo


del sujeto singular y preservar su derecho a manifestarse;
cumplimiento que el sujeto puede esperar legítimamente
«La transformación de la necesidad en legítimo interés de
consumo exige una separación del cumplimiento del
trabajo respecto de la satisfacción directa de la necesidad:
“cada uno, por consiguiente, satisface la necesidad de
muchos, y la satisfacción de sus necesidades particulares es
la tarea de muchos otros”. Para que los bienes producidos
abstractamente puedan encontrar el camino hasta las
necesidades que anónimamente se les dirigen, se requiere
el presupuesto de una concreción más amplia del
reconocimiento jurídico: los sujetos deben haber
reconocido recíprocamente la legalidad de su posesión

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producida por el trabajo y haber devenido, por tanto unos
para otros, propietarios, para poder cambiar por un
producto de su elección una parte correspondiente de su
potencia. Hegel ve en el cambio el prototipo del actuar
recíproco entre personas jurídicas, y el valor del cambio
representa para él la encarnación de la coincidencia entre
los sujetos participantes.»pp.67-68

En el reconocimiento jurídico Hegel también identifica a las


instituciones de la propiedad y el cambio como condiciones de
funcionamiento del sistema del trabajo. Pero falta el contrato en
el que se plasma, mediante la palabra, la relación de obligación
recíproca y las operaciones que conlleva. Para ambos, en el
contrato, es válida la voluntad del otro. Con la relación
contractual se amplía la forma institucionalizada del
reconocimiento: “mi palabra está ahora en lugar de mi acto”.
Pero el mismo Hegel advierte sobre la posibilidad del
incumplimiento porque media un plazo entre la palabra escrita y
la realización de las operaciones correspondientes; y porque
puede darse una separación entre voluntad individual y voluntad
general (“vale más la voluntad individual que la voluntad
común”). Pero el rompimiento del contrato conlleva la utilización
de medios de legítima coacción. Las relaciones de derecho social
se le imponen al sujeto por incumplimiento de su palabra (y se le
menosprecia). El estatuto de la persona jurídica queda entonces
dañado. Mi voluntad reconocida socialmente me obligaba a
comportarme jurídicamente. Frente a la experiencia de la
coacción viene entonces la pregunta: ¿resignarse a la coacción o
indignarse hasta cometer un delito?

La fuente interna del delito es la coacción. Al igual que “el


combate a vida o muerte” en el proceso del reconocimiento
individual, el delito cumple una función similar en el estadio
avanzado del derecho. ¿Qué pasa en el sujeto que debe someter
su voluntad individual a la coacción jurídica por haber
incumplido sus deberes contractuales?
«Hegel concibe el proceso de formación de la voluntad
general, es decir, la constitución de la sociedad, como un
proceso de paulatina concreción de contenidos de
reconocimiento…»

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La voluntad general de los sujetos de derechos es entonces
forzada a un nuevo paso de diferenciación ya que el derecho
institucionalizado, formal y contractual no reconoce
(menosprecia) la voluntad individual y las circunstancias
específicas. El derecho se plantea como una abstracción respecto
de las condiciones materiales de realización de los propósitos
invidividuales. Entonces, ¿en qué debe consistir la concreción de
las relaciones de derecho? Si el delito lesiona la voluntad
general… es necesario dar de nuevo validez al poder
intersubjetivo (contra el singular) y castigar al delincuente. Las
normas del derecho, bajo la presión del delito, consiguen la
sanción del Estado; pero su contenido moral ni se diferencian ni
se concretizan más. Las normas persisten en su carácter
abstracto y formal. La voluntad general que lucha por el
reconocimiento se ve impulsada ahora por nuevas fuerzas y
nuevas exigencias morales. La voluntad individual, que se siente
menospreciada por el derecho que la coacciona (al cometer un
delito), buscará ser reconocida entonces en el espíritu del
pueblo, en la simpatía social.

Sin embargo, Hegel no avanzó en esta dirección por donde habría


podido identificar nuevos contenidos sociales del derecho así
como formas más sensibles de aplicación del mismo. El derecho,
con la institucionalización de los órganos del Estado, se libró del
reconocimiento jurídico de los elementos que forman la vida
social y de todo residuo de albedrío subjetivo.

¿Cómo avanzar desde la formación tanto del Espíritu subjetivo


(relaciones de amor) como del Espíritu real (relaciones
conflictivas de derecho) hacia nuevos modos de reconocimiento
intersubjetivo de la singularidad histórica de todos los sujetos?
¿Es factible entender la esfera moral del Estado como una
“relación intersubjetiva”?

Honneth sostiene:
«…la integración social de una comunidad política sólo
puede lograrse sin restricciones en la medida en que se
accede a sus costumbres culturales por parte de los
miembros sociales que tienen que ver con sus relaciones
recíprocas; por eso los conceptos fundamentales con los
que se circunscriben los presupuestos de existencia de tal

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formación social deben recortarse sobre las propiedades
normativas de las relaciones de comunicación.»p.76-77

«El concepto de reconocimiento representa para ello un


medio bien apropiado, porque engendra formas de
interacción social en vista al respeto, contenido en ella, de
otras personas sistemáticamente separables unas de
otras.»p.77

Pero Hegel «…funda su propia teoría de la eticidad de modo


conceptualmente distinto. Las categorías de que se sirve, se
toman sobre la relaciones con la instancia superpuesta del
Estado, en lugar de hacerlo sobre las de la interacción de los
miembros de la sociedad. El Estado es para Hegel […] la
encarnación institucional de actos de reflexión…»p.77

La esfera ética [según los postulados que ha construido a partir


de una filosofía de la conciencia] se construye mediante la
transformación de todos los elementos de la vida social en
componentes de un Estado global. (sic). La voluntad general se
concentra en una única instancia de poder. Es ejercida por
“dirigentes carismáticos”, por “grandes hombres”. Y las
relaciones positivas son las que se establecen con el Estado en
tanto encarnación del Espíritu y no aquellas que mantienen los
sujetos sociales entre sí.
«…Hegel ha limpiado la esfera de la eticidad de toda
intersubjetividad…»
«En él, la programática de la filosofía de la conciencia ha
cobrado tal preponderancia sobre cualquier visión teórico-
intersubjetiva […] hubiera necesitado del presupuesto de
un concepto intersubjetivo de “eticidad” que, una vez que
pasó a una filosofía de la conciencia, no podía tener a su
disposición.»p.80-81 .

El ciudadano, en ese Estado que Hegel propone, ya no es un


sujeto de derecho, ni una persona social con capacidades para la
interacción (que por ello mismo se sabe ciudadano). Su
conciencia ciudadana se constituye en la reflexión solitaria, y las
relaciones éticas que mantiene provienen del movimiento que se
da para obedecer al colectivo. La esencia y la identidad se
entienden como singularidades que no logran comprender cómo
son sostenidas, ni por qué…

17
En las obras posteriores a Jena, Hegel ya no retoma el concepto
de intersubjetividad de la identidad humana, ni las diferencias
entre los distintos modos de reconocimiento, ni las relaciones de
reconocimiento gradualmente escalonadas, ni la idea del papel
histórico de la lucha moral…

APARTADO II.- ACTUALIZACIÓN SISTEMÁTICA. LA ESTRUCTURA


DE LAS RELACIONES DE RECONOCIMIENTO

Los planteamientos de Hegel en relación al reconocimiento se quedan


enraizados en premisas idealistas, naturalistas y metafísicas (desde
una filosofía de la conciencia y como autoreferencia del Espíritu) pues
desde la metafísica la relación intersubjetiva no es considerada un
hecho empírico. Por eso entiende que el acontecimiento conflictivo que
se investiga está determinado por el despliegue objetivo de la razón;
olvidándose que los conflictos tienen lugar dentro del mundo, en
condiciones contingentes en las que se realiza la socialización humana.
Resulta por lo tanto necesario entrar en contacto con las ciencias
experimentales y
«…por eso no se puede adherir a su modelo originario de una
“lucha por el reconocimiento”, ni con el propósito de una teoría
normativa de las instituciones ni con el objetivo de una más
amplia concepción moral teórico-subjetiva…»p.86-87

1.- Hegel parte de la tesis que dice:


# La formación del yo práctico está ligada al presupuesto del
reconocimiento recíproco entre los sujetos; sólo si los individuos
se ven confirmados, por su enfrentamiento, en el establecimiento
de su identidad, pueden llegar a un entendimiento
complementario de sí. (Desde el presupuesto que sostiene la
existencia de inteligencias singulares)
o …pero no basta un fundamento especulativo para llegar a una
teoría social plena de contenido normativo… hay que
reconstruir dicha tesis a la luz de una psicología social
empírica

2.- Segunda tesis:


# Existen diferentes formas de reconocimiento que pueden ser
diferenciadas según el grado de autonomía que posibilitan al
sujeto (amor, derecho y eticidad es la secuencia de las tres
relaciones de reconocimiento)

18
o …pero sus intentos de diferenciación están basados solamente
en relaciones construidas de manera conceptual y no
empírica… es necesaria una fenomenología empíricamente
controlada de las formas de reconocimiento
.

3.- Tesis tercera:


# Los sujetos, en el curso de la formación de su identidad, se ven
forzados en cierto modo trascendentalmente a entregarse, en
cada estadio alcanzado de comunitarización, a un conflicto
intersubjetivo, cuyo resultado es el reconocimiento de sus
pretensiones de autonomía no confirmadas hasta ese momento.
En el fondo, sostiene la existencia de una secuencia determinada
de formas de reconocimiento recíproco
o …falta la verificación empírica para llegar a establecer la
lógica moral de los conflictos sociales (p.89)…: ¿tal secuencia
se da en la realidad? ¿las experiencias de menosprecio se
corresponden a las de reconocimiento? ¿dichas formas de
menosprecio son la fuente de la confrontación social?
«Una teoría que constituye un puente entre la concepción
originaria de Hegel y nuestra posición de pensamiento se
encuentra en la psicología social de George Herbert
Mead»p.89
[Tiene presente tanto los procesos ontogenéticos
como aquellos históricos de la especie… de donde
extrae una visión teórico-comunicacional… a partir
de la cual saca conclusiones sobre la conciencia de sí
(humana)… infiere que, de la conformación de la
conciencia de sí depende el desarrollo de la
conciencia de las significaciones conjuntas…]

4.- Reconocimiento y socialización: Mead y la transformación


naturalista de la idea de Hegel
Los escritos de Mead contienen instrumentos más adecuados para
reconstruir, fuera de la metafísica, la 1ª tesis de Hegel pues
«…esa psicología social intenta hacer de la lucha por el
reconocimiento el punto de referencia de una construcción
teórica con la que debe explicarse el desarrollo moral de la
sociedad.»p.90

Mead comienza por preguntarse: ¿cómo puede la investigación


psicológica acceder al objeto específico de lo psíquico?

19
Acudiendo al pensamiento de Pierce a través de Dewey
considera lo psíquico como (p.91)
 la experiencia que un sujeto realiza consigo mismo
 cuando frente a un problema práctico que se le plantea
 se ve obstaculizado en la acostumbrada
realización de su actividad
 de modo que las interpretaciones de la situación hasta
entonces verificadas objetivamente, son despojadas de su
validez
«La psicología logra con ello un acceso al dominio de sus objetos
a partir de la perspectiva de un actor que toma conciencia de su
subjetividad al ser empujado a una reelaboración creadora de
sus interpretaciones de situación bajo la presión de un problema
práctico que debe resolverse…»p.91

Pero tal definición –considera Mead– no basta para probar la


accesibilidad al mundo subjetivo
…porque el actor, al enfrentar una situación novedosa, no
se cuestiona sobre su actividad resolutiva sino que se
enfoca a revisar los objetos que no cuadran en sus
interpretaciones. Considera, por lo tanto, que lo importante
es llevar al sujeto a reflexionar, en el momento mismo de la
dificultad, en torno a su posición subjetiva, desde donde se
comienza a ampliar la dimensión social. Porque los
problemas que surgen en la interacción humana
empujan a los sujetos a devenir conscientes de su
propia subjetividad (punto de partida apropiado para la
psicología) y la conciencia de las propias actitudes
ayuda al control del comportamiento de los demás.
«El comportamiento de interacción humana
representa para los objetivos de la psicología un
apropiado y específico punto de partida, porque, en
caso de que surjan problemas, empuja a los sujetos a
devenir concientes de su propia subjetividad.»p.92

El sujeto, en interacción, puede proporcionar una


visión de los mecanismos por los que surge su propia
subjetividad.
Pero:
1º ¿Cómo puede un sujeto llegar a una conciencia de la
significación social de sus exteriorizaciones prácticas? ¿A
través de qué mecanismo surge la conciencia de la

20
significación de las acciones sociales en las relaciones
humanas?
Mead responde  Cuando el sujeto puede experimentar en
sí mismo el comportamiento reactivo de los
demás (ligado a una nueva forma de
comunicación humana).
Cuando logra despertar en sí las
significaciones que el propio actuar tiene
para los otros.
Cuando logra considerarse un objeto social
de las acciones de los otros en la interacción
[Perspectiva excéntrica de donde puede
brotar un “yo”.]
[Concepción intersubjetiva de la conciencia
de sí (humana)]
«el individuo sólo puede llevarse a sí mismo a
conciencia en la posición de objeto […]. Pero
precisamente el carácter conversacional de nuestra
propia experiencia interior, el proceso en cuyo curso
contestamos a nuestra propia palabra, implica un
“yo” que contesta desde detrás de la escena a los
gestos y símbolos que surgen en nuestra conciencia…
»p.94

Múltiples “mí’s”… (imágenes cognitivas que el sujeto


retiene de sí mismo) salen a escena como parte del “yo”.
Mead afirma la primacía de la percepción de los otros
respecto al desarrollo de la conciencia de sí mismo. Para
Hegel lo importante eran más bien las formas de
confirmación práctica por las que se conquista un
entendimiento normativo de sí mismo. Hegel no pretendía
elucidar las relaciones de interacción cognitiva que
posibilitan la conciencia de sí; sino las condiciones
intersubjetivas de la auto-relación práctica del hombre.

Más adelante, Mead ya no intentará esclarecer las


relaciones “mi’s–yo” sino la formación de la identidad
práctico-moral del sujeto

2º ¿Cómo está conformada esa autoimagen del mí cuando


no se trata ya de exigencias de un comportamiento

21
cognitivo (por el compañero de interacción) sino de esferas
normativas?
Mead responde que, al igual que un niño llega a conducir
sus propias acciones juzgándolas como buenas/malas al
recordar las indicaciones paternas; algo similar sucede
cuando las valoraciones morales del otro se vuelven hacia
la relación práctica con uno mismo, cuando el sujeto se
concibe desde las perspectivas normativas de “el otro
generalizado”. Al representarse cuáles son las expectativas
de comportamiento de todos los que “juegan” con él e
identificar cuál es el papel que a él le corresponde, su
acción o inacción se ve entonces controlada por la
circunstancia de que él es, al mismo tiempo, un miembro
más “del equipo” (de béisbol o futbol, por ejemplo). Nos
topamos entonces con un otro que es una organización de
posiciones de todas las demás personas que están
embarcadas en el mismo proceso (o juego). El “mi” aprende
a concebirse a partir de la perspectiva del otro
generalizado.

Aceptando las normas sociales el individuo experimenta


los deberes que debe cumplir y adquiere un saber acerca
de los derechos que le corresponden
«…son derechos las pretensiones individuales
respecto a las que estoy seguro que el otro
generalizado las cumplirá. […]. Porque “derechos”
son algo por lo que cada hombre puede saberse
reconocido en cualidades que los demás miembros
de la comunidad comparten con él de modo
coactivo.»p.99-100

El sujeto es reconocido como miembro de la comunidad


por la preservación de sus derechos ya que
«Reconocerse recíprocamente como personas de
derecho significa que los dos sujetos introducen de
modo controlado en su propio actuar aquella
voluntad general que encarna en las normas de su
sociedad intersubjetivamente reconocidas. […] los
compañeros de interacción saben recíprocamente a
qué obligaciones tienen que atenerse frente al otro
ocasional […] los dos pueden a la inversa concebirse
como portadores de pretensiones individuales, a

22
cuyo cumplimiento su semejante se sabe obligado. La
experiencia de ser reconocido por los miembros de la
comunidad como persona de derecho significa para
el sujeto singular poder tomar una posición positiva
frente a sí mismo; pues aquéllos, porque se saben
obligados al respeto de sus derechos, le conceden a
su vez las propiedades de un actor moralmente
responsable.»p.101

Pero debe ser reconocido en sus cualidades individuales


pues «…la relación jurídica de reconocimiento es
incompleta mientras no pueda expresar positivamente las
diferencias entre los ciudadanos de una comunidad.»p.101

Mead reconoce la tensión (el conflicto moral) que existe


entre voluntad común interiorizada y pretensiones de
individuación. El “mi” fuerza al sujeto a tomar posición en
interés de su propio “yo”. Las exigencias del “yo” pueden
ordenarse en el dominio de la autonomía o de la
autorrealización individual idealizando o desplazándose a
una comunidad de derecho ampliada que le permita algo
más de derechos de libertad; porque
«Podemos transformar nuestro sistema social en
algunos aspectos y podemos actuar inteligentemente,
porque podemos pensar.»p.104-105

Con el tiempo, las relaciones de reconocimiento se van


ampliando, al presionar a los sistemas normativos de modo
que los sujetos puedan defender sus exigencias en una
comunidad que les garantiza mayores espacios de libertad.

Al igual que Hegel, Mead concibe el desarrollo de las


sociedades como ensanchamiento paulatino de los
contenidos del reconocimiento jurídico, coincidiendo en
que el potencial individual se logra a través del incremento
de espacios de libertad jurídicamente garantizados. Pero el
motor de esas modificaciones es la lucha. La liberación de
la individualidad (para Hegel y Mead) es una prolongada
lucha por el reconocimiento.

Desde una ideas morales… existe la pretensión de ampliar


al “otro generalizado”… y se da por lo tanto una lucha por

23
el reconocimiento… De esta manera todo miembro de la
comunidad gana en autonomía personal, es decir, se
conquistan nuevos derechos o se extienden los existentes a
un número mayor de personas.

La persona –señala Mead– busca en las interacciones


diferenciarse de los demás para lograr mayor conciencia
de su unicidad. Y la autorrealización –dice– es el proceso
en el que un sujeto desarrolla capacidades y cualidades,
con valor para el entorno social, que le reportan
reconocimiento de sus compañeros de interacción. Se le
reconocen porque como persona de derecho las comparte
con los demás miembros de la comunidad.
«…todo sujeto debe aprender a generalizar la
convicción valorativa de todos sus compañeros de
interacción de manera que consigue una
representación abstracta de las finalidades colectivas
de su comunidad; pues sólo en el horizonte de estos
valores compartidos comunitariamente puede
concebirse como una persona que se distingue de los
otros, porque aporta una contribución reconocida
como única al proceso de vida social.»p.109

Pero, ¿a quién deberá volverse la persona si no se siente


reconocido en sus cualidades específicas? ¿Qué forma debe
tener el reconocimiento cuando no se trata ya sólo de la
preservación de derechos, sino de confirmar la
especificidad del individuo singular?
«…un individuo sólo puede respetarse a sí mismo de
manera plena, si, en el marco de la objetiva y previa
división de funciones, puede identificar la
contribución positiva que él aporta a la reproducción
de la entidad comunitaria.»p.110
«…un sujeto puede concebirse como persona única e
irremplazable, tan pronto como su propio tipo de
autorrealización es reconocido por todos los
compañeros de interacción como una contribución
positiva a la entidad comunitaria.»p.111

Sin embargo, Mead se topa con una dificultad: cómo dotar


al “otro generalizado” de un “bien común” que le permita a
todos los sujetos concebir su propio valor en la comunidad.

24
La división social del trabajo –enfatiza Mead– no puede
considerarse como un sistema de valores neutro. Los
sujetos deben poseer conciencia de su especificidad
individual con independencia de cualquier modelo
estandarizado de autorrealización. Se debe conceder a todo
miembro de la comunidad la oportunidad de determinar su
curso vital en un espacio de derechos. ¿Por qué los sujetos
deberían sentir afectos recíprocos de respeto solidario?
¿La integración normativa de la sociedad está en función
de un concepto común de vida buena? ¿Cómo se llega a esa
instancia de auto-cercioramiento ético?

Cap. 5 Patrones de reconocimiento intersubjetivo: amor, derecho,


solidaridad.
Desde la Ps. Soc., Mead da contenido materialista a la teoría hegeliana
de la lucha por el reconocimiento. Presupuestos de partida:
# la formación práctica de la identidad presupone la experiencia
del reconocimiento intersubjetivo
# la reproducción de la vida social se cumple bajo el imperativo de
un reconocimiento recíproco
# los sujetos sólo pueden acceder a una auto-relación práctica si
aprenden a concebirse a partir de la perspectiva normativa de sus
compañeros de interacción
# el cambio social se da en referencia a las pretensiones
normativas introducidas en las relaciones de reconocimiento
recíproco
«…los cambios sociales normativamente orientados son
impulsados por las luchas moralmente motivadas de grupos
sociales...»p.115
Tesis:
«…ese imperativo integrado en el proceso de la vida social actúa
como una coerción normativa que paulatinamente fuerza a los
individuos a la delimitación del contenido de su reconocimiento
recíproco, porque sólo por ello pueden conceder expresión social
a las siempre crecientes pretensiones de su subjetividad.»p.114-
115

Conjuga, en síntesis, individuación con relaciones de reconocimiento

Honneth plantea:

25
# Hegel y Mead aportaron una interpretación de la lucha social que
puede devenir en fuerza estructurante del desarrollo moral de la
sociedad
# La tripartición del reconocimiento que elaboraron requiere una
justificación empírica. Para lograrla, hay que contar con una
tipología fenomenológicamente establecida para descubrir los tres
modelos de reconocimiento, de modo que puedan ser controlados
de manera científica. También, hay que demostrar que las tres
formas de reconocimiento pueden coordinarse con los estadios de
auto-relación práctica de los hombres (perfilados por Mead)
# Falta aclarar también el concepto de menosprecio
(reconocimiento escatimado), cosa que ninguno de los dos hizo. Las
formas de menosprecio deben ser distinguidas mediante el criterio
de los estadios que lesionan o destruyen de la auto-relación
intersubjetiva

Mead distinguió tres niveles de relación práctica entre los hombres:


dedicación emocional, reconocimiento jurídico y adhesión solidaria.
Considera que en cada estadio, crece la autonomía subjetiva. Plantea
como hipótesis empírica: en la secuencia de las tres formas de
reconocimiento, crece progresivamente el grado de relación positiva
de la persona consigo misma.

Hegel, planteaba como esferas de reproducción social: familia,


sociedad civil y Estado.
Mead distinguía: relaciones primarias, relaciones jurídicas y la esfera
del trabajo
[* Max Scheller hacía la diferencia entre: comunidad de vida,
sociedad y comunidad de personas fundadas en la solidaridad]
[* Plessner consideraba tres esferas de confianza intersubjetiva:
conexiones primarias, comercio social y comunidad real]
«…está inmediatamente al alcance de la mano distinguir formas
de integración social según se establezcan lazos emocionales, por
el reconocimiento de derechos o por la común orientación a
valores.»p.117 –señala Honneth–
I.- Relaciones primarias  amor
II.- Relaciones jurídicas  reconocimiento de derechos
III.- Común orientación a valores  relaciones de solidaridad

En cada nivel –precisa Honneth– se establece un potencial diferente de


desarrollo moral y de auto-referencia individual. Pero, ¿pueden
empíricamente diferenciarse tales niveles? ¿Cada uno de los niveles

26
posibilitan la auto-referencia? ¿En cada nivel se potencia el desarrollo
moral?

I.- Familia  relaciones primarias  amor:


# no como algo romántico sino como aquél que surge en las
relaciones primarias  con fuertes lazos afectivos  que «…en su
culminación los sujetos recíprocamente de confirman en su
naturaleza necesitada y se reconocen como entes de necesidad…»
(p.118)  un reconocimiento ligado a la corporalidad  en la que
los sentimientos de uno y otro proporcionan una valoración
específica.
¿Y qué se produce en cuanto a la auto-referencia individual?
R.- Cada uno se sabe un ser-sí-mismo-en-el-otro
«…las relaciones afectivas primarias están destinadas a un
equilibrio precario entre autonomía y conexión […] recíproco
mantenimiento de una tensión entre la entrega simbiótica y la
autoafirmación individual…»p.118

Winnicott elabora una teoría del amor en términos de reconocimiento


tomando como punto de partida la interacción madre–hijo. A partir de
la unión simbiótica de ambos, la relación tiene que pasar a una relación
autónoma de los dos.

El hijo tiene que avanzar de una dependencia absoluta a una


dependencia relativa y llegar a comprender que su madre es un ser
autónomo con derechos propios, a la vez que él tiene que luchar por
los propios. Mediante actos de destrucción muestra que es un ente con
derechos propios aunque continúa utilizando a la madre por
cuestiones de sobrevivencia.
«…sólo en el intento de destrucción de la madre el niño vive que
está destinado a la atención amorosa de una persona que existe
con pretensiones propias…»p.125

La madre por su parte debe aprender a sobrellevar los ataques


destructivos del hijo.

Al avanzar hacia la autonomía, el niño desarrolla confianza para la


realización social de sus pretensiones de necesidad; para ser-sólo-él-
consigo, a la vez que se siente protegido por una madre que lo ama.
Esta seguridad «…no es más que la vertiente externa de una confianza
madura en que las propias necesidades encuentran cumplimiento

27
duradero gracias a los otros, porque ellos son para él de una valor
específico.»p.128-129

Con el concepto “objeto de transición” (la clásica frasada del niño),


Mead pretende explicar un elemento intermedio que se crea entre
fusión y separación; elemento que no debe entenderse sólo en relación
con el niño ya que tal “objeto de transición”
«…es el lugar psíquico de origen de todos los intereses que el
adulto dedica a las objetivaciones culturales. […] ya que ningún
hombre está liberado de la carga de tener que poner en relación
la realidad interior y la exterior…»p.127

Estas relaciones primarias de reconocimiento son fundamentales para


lograr el equilibrio productivo entre delimitación y contraposición ya
que
«…toda potente conexión afectiva entre los hombres abre
recíprocamente la oportunidad de referirse relajadamente a sí
mismo…»p.129

Por otro lado, Jessica Benjamín –señala Honneth– explica las


deformaciones que se dan en las relaciones amorosas y considera que
en tales deformaciones, en lugar de derivar hacia la auto-referencia y la
delimitación, la dependencia simbiótica se totaliza o se retienen las
fantasías agresivas de omnipotencia manifestadas en los actos
destructivos de los niños.

En este nivel de reconocimiento la experiencia central es la seguridad


emocional; pero no sólo seguridad en sí misma, sino como posibilidad
de exteriorizar las propias necesidades y los sentimientos. Por eso, el
reconocimiento en el amor es prerrequisito para las relaciones de
auto-respeto y valoración social.

II.- Relaciones de derecho.


¿Cómo se da en ellas el reconocimiento y la auto-referencia?

En el reconocimiento amoroso, a la independencia y la confianza en sí


mismo le acompaña la continuidad de una común dedicación
(atracción, amor, simpatía…) pues
«…reconocimiento designa aquí el doble proceso de una
simultánea entrega libre y del lazo emocional de la otra
persona.»p.132

28
Pero el amor está caracterizado por el particularismo moral. Sin
embargo, ya Hegel lo consideraba como el núcleo estructural de toda
eticidad
«…pues sólo aquella conexión simbiótica, que surge por la
recíproca y querida delimitación, crea la medida de la
autoconfianza individual que es la base imprescindible para la
participación autónoma en la vida pública.»p.133

Amor y derecho son diferentes en múltiples sentidos, pero lo que los


une es el mecanismo del reconocimiento recíproco
«…no podemos llegar al entendimiento de nosotros mismos
como portadores de derechos, si no poseemos un saber acerca de
qué obligaciones normativas tenemos que cumplir frente a los
otros ocasionales. Sólo desde la perspectiva normativa de un
“otro generalizado” podemos entendernos a nosotros mismos
como personas de derechos…»p.133

Puesto que las relaciones de derecho se extienden, por principio, a todos


los hombres en tanto que iguales y libres
«…la autonomía individual del singular se debe a un específico
modo de reconocimiento recíproco, encarnado en el derecho
positivo…»p.133

Pero, de hecho, existe un derecho ligado a la tradición y otro derecho


pos-tradicional o moderno. Sin embargo en ambos casos hay que tomar
en consideración que la reciprocidad del reconocimiento jurídico es un
proceso histórico.

Para Mead, el reconocimiento jurídico se establece en la división social


del trabajo puesto que en ella se conocen en común las reglas sociales y
porque se reparten legítimamente los deberes y derechos. Toda sujeto
humano según Mead es portador de todo tipo de derechos cuando se
le reconoce como miembro de una comunidad social y puede exigir la
sanción señalada cuando no se respetan (concepto débil, restringido y
tradicional de derecho considera Honneth pues sólo se le reconocen
derechos al individuo como miembro de una comunidad concreta sin
vínculos con la moral post-convencional).

Hegel, por el contrario, considera el reconocimiento jurídico como un


proceso histórico, en función de principios morales universales, en la
que se establece una compatibilidad racional acerca de normas
discutibles en tanto

29
«…expresión de intereses generalizables de todos los miembros
de una sociedad, de manera que su pretensión según excepciones
y privilegios no debe consentirse. […] los sujetos de derecho se
reconocen, porque obedecen a la misma ley, recíprocamente
como personas que pueden decidir racionalmente acerca de
normas morales en su autonomía individual.»p.135

De lo anterior se deriva que:


1º el reconocimiento jurídico demanda reconocer la autonomía
individual, desligada de los sentimientos, pero referida a
operaciones cognitivas
2º los sujetos de derecho se reconozcan mutuamente en su
responsabilidad moral

El derecho moderno, al ser una propiedad que TODOS los sujetos


deben compartir, no puede anclarse en unas facultades humanas fijas y
para siempre. La indeterminación, constituye el estatus de la persona
responsable y por lo tanto el derecho post-convencional debe
permanecer abierto a nuevas precisiones pues debe servir, en la misma
medida, para todos los hombres en tanto sujetos libres.

En el derecho tradicional el reconocimiento está ligado a la valoración


social de los miembros singulares; en el convencional, se desliga de la
valoración social.

Consideración social y/o reconocimiento jurídico, es lo que está


en juego.

El valor de la persona, su relevancia social o sus realizaciones


individuales admiten grados en el marco del derecho tradicional. En el
moderno, todo hombre vale como un fin en sí mismo, no admite grados
y se debe respetar la voluntad de las personas. Ihbering se pregunta 
según Honneth qué es lo que puede respetarse en otro hombre, cómo
ha de determinarse la estructura del reconocimiento jurídico. Desde una
filosofía analítica plantea distintas formas de respeto entre los
hombres señalando que
«…si en la elucidación de la situación penetra un saber práctico
acerca de las delimitaciones que yo debo superponer a mis
acciones frente a una persona, la atención cognitiva deviene el
respeto moral. […] Reconocer a cualquier hombre como persona
debe entonces significar actuar respecto a todos en la forma a

30
que moralmente nos obligan las cualidades de una
persona.»p.138

Aquí confluyen un saber moral acerca de las obligaciones jurídicas que


como personas autónomas debemos retener y una interpretación
empírica de la situación concreta
«…en la estructura del reconocimiento jurídico no puede
esquivarse la tarea de una ampliación específica a la situación
[…] un derecho válido en general debe ser interpretado siempre
a la luz de una descripción empírica de la situación para saber a
qué círculo de sujetos humanos debe aplicarse considerando que
pertenecen a la clase de personas moralmente
responsables.»p.139

Es importante determinar aquellas cualidades generales que


constituyen a las personas como personas, a la vez que considerar las
cualidades que las hacen diferentes de las demás. ¿Cómo proteger y a
la vez posibilitar el ejercicio de las capacidades universales que
caracterizan a todos los hombres como personas? Un ordenamiento
jurídico se vuelve legítimo y susceptible de obediencia en la medida en
que supone un acuerdo entre individuos libres, es decir, en la medida
en que éstos tienen la capacidad para decidir racionalmente sobre
cuestiones que atañen a su autonomía individual. Aquí es donde se
funda la responsabilidad moral individual, en un procedimiento de
coincidencia racional. Pero, «…qué presupuestos subjetivos capacitan
para la participación en la formación racional de la voluntad.»140-141
Si las capacidades subjetivas pueden variar, ¿cómo englobar aquellas
que constituyen responsabilidad moral? ¿A través de qué
procedimiento fáctico?

Actualmente hay una ampliación de las pretensiones individuales de


derechos y se incrementan las cualidades de una persona moralmente
responsable. Por eso
«…bajo la presión de una lucha por el reconocimiento siempre
deben pensarse nuevos presupuestos para la participación en la
constitución de la voluntad racional.»p.141

A partir de los derechos de libertad (que protegen a las personas frente


a las arbitrariedades del Estado)  se consolidan los derechos
políticos a la participación (para poder formular la voluntad general)
 de modo que se protejan los derechos sociales al bienestar
(participar en la distribución de los bienes fundamentales).

31
[Esta forma de entender los derechos señala Honneth ya la
planteaban George Jellinek y Robert Alexy; así como T.H.
Marshall. Parsons la retoma en su sociología].

Marshall, asumiendo la diferencia entre derechos tradicional y


moderno, plantea que
«Sólo por el desacoplamiento de las pretensiones jurídicas
individuales respecto de las prescripciones de estatus social
surge el principio de igualdad general que, desde entonces,
somete todo ordenamiento de derecho al postulado de no
permitir ni privilegio ni excepción.»p.142

El individuo exige ser considerado en calidad de igual, como socio


plenamente válido en una comunidad política puesto que
«…a todo miembro de la sociedad le asisten todos los derechos
que le procuran una percepción igual de su importancia como
ciudadano.»p.142

Los derechos fundamentales son sometidos argumentativamente a la


exigencia de igualdad (política y económica) puesto que en el derecho
moderno el espectro del reconocimiento se va ampliando a partir de la
presión que se ejerce desde abajo. En el siglo XVII, la consolidación de
los derechos liberales de libertad impulsan en el siglo XIX a afianzar los
derechos a la participación política; y en XX, a la consolidación de los
derechos sociales al bienestar (tomando en cuenta que en el XIX
también se luchó por el derecho a la enseñanza).
«…para poder actuar como una persona moralmente
responsable, el singular necesita no sólo la protección jurídica
frente a las intervenciones en su esfera de libertad, sino también
la oportunidad jurídicamente asegurada de su participación en la
formación pública de la voluntad, pero sólo puede hacer uso de
ella si se le concede en cierta medida socialmente un nivel de
vida.»p.144

El hombre, para ser persona, necesita ejercer las cualidades que lo


ponen en condiciones de obrar racionalmente para lo que requiere un
mínimo de formación cultural y de seguridad económica. Por eso
«Reconocerse recíprocamente como personas de derecho, hoy
significa […] no sólo la capacidad abstracta de poder orientarse
respecto de normas morales, sino también la capacidad concreta
de merecer la medida necesaria en nivel social de vida…»p.144

32
En las relaciones jurídicas post-convencionales, el derecho va
adquiriendo paulatinamente nuevos contenidos materiales, a la vez
que va universalizándose su alcance social.

La auto-relación en las relaciones jurídicas


El sujeto reconocido jurídicamente se refiere a sí mismo como
una persona moralmente responsable (autorrespeto). Concibe su
actuar como exteriorización de su autonomía que es respetada
por todos los demás. Entiende los derechos como signos
anónimos de respeto social, como apoyos objetivos de su
capacidad para formar juicios autónomos. Se sabe con las
mismas facultades que los demás miembros de la comunidad
para participar en la formación discursiva de la voluntad general
Joel Feinberg –señala Honneth muestra el valor que
tienen los derechos individuales para el singular: poder
establecer de forma legítima las pretensiones individuales
como algo socialmente aceptable cuyo cumplimiento se
espera.
«Vivir sin derechos individuales significa, para el
miembro de la sociedad, no tener ninguna
oportunidad para la formación de su propia
autoestima...»p.147

¿Pero cómo analizar empíricamente la auto-relación que se establece


en las relacioes jurídicas?
El auto-respeto es percibido por los sujetos de manera negativa, como
ausencia. Por tanto, se puede comparar el menosprecio que sufren
grupos de personas e identificar las representaciones sociales que
sobre él existen. Armar grupos para deliberar públicamente cómo
afecta su auto-respeto la retirada de los derechos fundamentales. De
esta manera se accede a la significación psíquica que se deriva de la
vergüenza social de no ser considerado en igualdad de derechos
(económicos, políticos, de libertad). La protesta activa y la resistencia
pueden analizarse también en tanto luchas por el reconocimiento.

III.- La valoración social.


La auto-relación –elemento fundamental en el pensamiento de
Honneth supone que el individuo, además de ser reconocido afectiva
y jurídicamente, busca ser valorado también en sus cualidades y
facultades particulares. Ni Hegel (con su concepto de “eticidad”) ni
Mead (con su división cooperativa y democrática del trabajo) lograron
formular la manera como se construye este otro nivel de

33
reconocimiento. A lo más que llegaron fue a plantear algunas
características de esa comunidad valorativa y sus posibilidades
normativas.

La valoración social exige la existencia de un horizonte de valores


intersubjetivamente compartido, articulado, plural, abierto y poroso;
en el que logren reconocimiento las capacidades y cualidades de los
miembros de una sociedad. Las representaciones de valor deben
abrirse a modos diferenciados de autorrealización personal de modo
que
«Cuanto más se abran los objetivos éticos a diferentes valores y
cuanto más cede su ordenamiento jerárquico a una concurrencia
horizontal, tanto más potentemente adoptará la valoración social
un rasgo individualizante y tanto más podrá crear relaciones
simétricas.»p.150

La valoración social surge en el rompimiento con la sociedad


organizada por estratos. En este tipo de sociedades tradicionales los
objetivos éticos se articulan jerárquicamente en función del honor y
del estatus, a partir de conductas culturalmente tipificadas, generando
relaciones simétricas hacia adentro del estrato y asimétricas hacia los
demás estratos. Las relaciones de valoración están jerárquicamente
escalonadas y mantienen un orden relativamente estable.

La modernidad supone un cambio en esa estructura pues cambian los


objetivos éticos. Ya no es la tradición religiosa o metafísica la que vale,
sino objetivos intramundanos son los que se toman como referencia
para el derecho. En adelante es el sujeto, en tanto individuo, es el que
entra en el campo de valoración social desde la perspectiva de la
dignidad humana. Sin embargo el derecho no puede asumir todas las
dimensiones de la valoración social (que son históricas) del singular
(de una clase, de un sexo). En vez del honor (reconocimiento
tradicional), se hablará ahora de “consideración” o “prestigio” social
«Por “prestigio” o “consideración” sólo se nombra el grado de
reconocimiento social que merece el singular por la forma de
autorrealización, porque con ella contribuye a una determinada
medida a la conversión práctica de los objetivos abstractamente
definidos de la sociedad. En el nuevo orden de reconocimiento
individualizado todo depende por eso de cómo se determina el
horizonte general de valoración, que debe permanecer abierto a
los diferentes tipos de autorrealización, pero que, por otro lado,
debe poder servir como sistema englobante de valoración.»p.155

34
En este contexto, el reconocimiento demanda una praxis interpretativa
ya que el contendido de lo valioso socialmente hablando depende de
qué grupos sociales consigan exponer públicamente como valiosas sus
operaciones y sus formas de vida.
«…las relaciones de las valoraciones sociales, en las sociedades
modernas, están sometidas a una lucha permanente, en la que los
diferentes grupos, con los medios simbólicos de la fuerza,
intentan alzar a objetivos generales el valor de las capacidades
ligadas a su modo de vida.»p.155

Hegel y Mead consideraban que los objetivos sociales definidos de una


manera tan rica y compleja en los dos primeros niveles daban la
posibilidad al singular para ser considerado socialmente. Pero frente a
las limitaciones de ambos autores ya señaladas por Honneth, éste
recomienda utilizar la categoría de “solidaridad”. Para aclararlo se
pregunta cuál es el tipo de autocomprensión que emana de la
valoración social.

En las sociedades jerarquizadas, señala la valoración depende del


propio grupo. Es el grupo el destinatario de la valoración. Al interior
del mismo se generan relaciones solidarias en las que los sujetos
recíprocamente participan en sus vidas diferenciadas porque se
valoran entre sí en forma simétrica. Pero la solidaridad también se da
en situaciones de resistencia (en las que cada uno aprende a reconocer
la significación de las capacidades y cualidades del otro) y en la guerra
(donde se experimenta el compartir cargas e impedimentos y surge
una articulación en base a la valoración de las operaciones y facultades
de los otros).

En las sociedades modernas el singular exige respeto por sus


operaciones en términos de estándares socioculturales. La valoración
social estriba en poder realizar operaciones o poseer capacidades
reconocidas como valiosas por el grupo. Es una relación simétrica
entre sujetos autónomos.
«…valorarse simétricamente significa considerarse
recíprocamente a la luz de los valores que hacen aparecer las
capacidades y cualidades de cualquier otro como significativas
para la praxis común. […]sólo en la medida en que yo
activamente me preocupo de que el otro pueda desarrollar
cualidades que me son extrañas, pueden realizarse los objetivos
que nos son comunes[…] “simétrico” debe más bien significar

35
que todo sujeto, sin escalonamientos, tiene la oportunidad de
sentirse en sus propias operaciones y capacidades como valioso
para la sociedad. p.158-159

En síntesis:
Modo de Dedicación Atención cognitiva Valoración
reconocimie emocional social
nto
Dimensión Necesidades y Responsabilidad Cualidades y
personal deseos moral capacidades
Forma de Relaciones Relaciones jurídicas Comunidad de
reconocimie primarias (derechos/obligaci valor
nto (amor/amistad) ones) (solidaridad)
Potencial de Generalización, Individualizaci
desarrollo materialización ón, igualación
Auto- Auto-confianza Auto-respeto Auto-estima
relación
práctica
Modalidad Contra la Contra la integridad Contra la
del integridad física social (desposesión dignidad
menospreci (maltrato/violen de (injuria/desho
o cia) derechos/exclusión nor)
)

Cap. 6. Identidad personal y menosprecio. violación, desposesión


y deshonra.
Menosprecio, humillación, ofensa, injusticia…; perjudican a los sujetos
en su libertad de acción, les causan daño…
«…las personas son lesionadas en el entendimiento positivo de sí
mismas que deben ganar intersubjetivamente.»p.160

Si se trata de sentirse confirmado en el otro


«…con la experiencia del “menosprecio” aparece el peligro de
una lesión, que puede sacudir la identidad de la persona en su
totalidad.»p.160

Pero hay grados de menosprecio entre el desdén ordinario (privación


de derechos fundamentales) y la humillación sutil, según el trastorno
que se provoque en la auto-referencia práctica de la persona. ¿Y cómo
se enraíza en los sujetos esa experiencia de menosprecio de modo que

36
pueda motivar el impulso a la resistencia y a la lucha por el
reconocimiento?

Desde las formas de reconocimiento señaladas, un primer grado de


menosprecio concierne a la integridad corporal, a la libre
determinación del cuerpo porque
«…cualquier intento de apoderarse del cuerpo de una persona
contra su voluntad, sea cual sea el objetivo buscado, provoca un
grado de humillación, que incide destructivamente en la auto-
referencia práctica de un hombre con más profundidad que las
demás formas de menosprecio […] sentimiento de estar
indefenso frente a la voluntad de otro […] lesiona la confianza,
aprendida en el amor, en la capacidad de la coordinación
autónoma del propio cuerpo…»p.161

Se produce desconfianza en el mundo social pues se destruyen las


formas elementales de auto-referencia práctica.

Desde las otras dos formas de reconocimiento, el menosprecio que se


provoca es de índole moral y va cambiando con la historia ya que el
sujeto permanece excluido de determinados derechos dentro de una
sociedad determinada. Por “derechos” se puede entender las
pretensiones individuales cuyo cumplimiento una persona puede
legítimamente reclamar porque participa en un ordenamiento
institucional igualitario. Si tal ordenamiento no le garantiza a él esos
derechos, no se le puede considerar responsable como a los demás. La
clave en este tipo de menosprecio es
«… el sentimiento de no poseer el estatus de un sujeto de
interacción moralmente igual y plenamente valioso. […] ser
lesionado en sus expectativas de ser reconocido en tanto que
sujeto capaz de formación de juicios morales […]. Lo que aquí por
el menosprecio se le arranca de reconocimiento a la persona es el
respeto cognitivo de una responsabilidad moral que, por su
parte, sólo puede ganarse trabajosamente en el proceso de la
interacción civilizadora.»

Si lo que vale como persona moralmente responsable va cambiado con


la historia, la desposesión de derechos se mide tanto por el grado de
universalización así como en relación al perímetro material de
derechos institucionalmente garantizados.

37
Otra modalidad de humillación igualmente sujeta procesos históricos
se refiere a las posibilidades de autorrealización del individuo singular
–o del grupo– de acuerdo a la jerarquía social de valoraciones que
impide a determinados sujetos poder atribuir valor social a sus propias
cualidades y capacidades. Se degradan determinados modelos de
autorrealización al no poder referirse a esos modos de vivir como algo
positivo.
«Lo que aquí se le arrebata a la persona […] es la aquiescencia
social a una forma de autorrealización que él debe encontrar
difícilmente con ayuda del aliento y de las solidaridades de
grupo.»p164

En el campo de la psicología, a las tres formas de menosprecio se le


denomina respectivamente “muerte psíquica”, “muerte social” o
“enfermedad”; por los efectos que se producen en la identidad de las
personas y los grupos, al igual que las enfermedades los producen en el
cuerpo físico. Y junto con la “enfermedad”
«…las reacciones de sentimientos negativos que psíquicamente
acompañan la experiencia de menosprecio pueden presentar la
base afectiva de impulsos en los que enraiza motivacionalmente
la lucha por el reconocimiento.»p.165

Tal eslabón psíquico, que conduce del sufrimiento a la acción puesto


que la persona toma conciencia de su situación social, estaba ausente
en Hegel y en Mead. Honneth plantea por lo tanto la tesis siguiente:
«…la vergüenza, la cólera, la enfermedad o el desprecio; a partir
de ellas se coordinan los síntomas psíquicos por los que un
sujeto consigue conocer que de manera injusta se le priva del
reconocimiento social. El fundamento de esto ha de verse en la
dependencia del hombre respecto de la experiencia de
reconocimiento: para llegar a una auto-relación lograda, el
hombre se encuentra destinado al reconocimiento intersubjetivo
de sus capacidades y operaciones.»p.165

En este punto, AH considera importante hacer una referencia a la


teoría de los sentimientos humanos propia de una teoría de la acción
expuesta por John Dewey. Éste, señala que el sentimiento emerge en
dependencia positiva o negativa respecto de cumplimientos de acción;
es decir, es una reacción afectiva que se da ante el éxito o el fracaso de
nuestros proyectos de acción (en contra de la idea generalizada que
entiende los sentimientos como situaciones internas que llegan a
expresarse). Y las expectativas pueden ser –según Dewey– de éxito

38
instrumental o expectativas de comportamiento normativo. El fracaso
de las primeras se puede explicar en base a problemas técnicos; pero
en el segundo caso, puesto que las normas supuestamente válidas para
todos son violadas, se llega a conflictos morales. Es ahí donde se
producen los sentimientos morales:
«…exitaciones emocionales con que los seres humanos
reaccionan si viven un rechazo imprevisto de su acción sobre la
base de la violación de expectativas de comportamiento
normativo.»p.167

¿El freno a la acción normada socialmente lo causa el propio sujeto o el


otro de la interacción? ¿Sentimiento de culpa (1er. caso) o indignación
moral (2º caso)? En ambos casos –según Dewey– se centra la atención
en las propias expectativas y regresan a la conciencia los saberes
morales que orientaron la acción fracasada. La vergüenza (sentimiento
moral) hace que se desplome el sentimiento del propio valor.
«…el sujeto se siente oprimido por la sensación de falta de propio
valor, porque sus compañeros de interacción han violado normas
morales cuyo mantenimiento le había permitido valor como
persona […] se desata la crisis moral porque se han frustrado
expectativas normativas que el sujeto activo creyó poder
depositar en la predisposición al respeto por parte del otro. […]
no puede simplemente proseguir su acción; lo que en tal
sensación se experimenta acera de sí mismo, es la dependencia
constitutiva de la propia persona respecto al reconocimiento del
otro.»p.168

La nueva acción moral que se le presenta como viable al sujeto es la


resistencia política que en un primer momento es sólo cognitiva pues
su factibilidad empírica depende del entorno político cultural
«…solamente si ya está listo el medio de articulación de un
movimiento social, la experiencia del menosprecio puede
devenir fuente motivacional de acciones de resistencia
política.»p.169

Cap. 8. Menosprecio y resistencia: sobre la lógica moral de los


conflictos sociales.

En tres autores que regresan a la teoría hegeliana del reconocimiento


(Marx para explicar el movimiento obrero orientado más por el
concepto de “dignidad”; Sorel, teórico del sindicalismo francés para

39
quien el contenido moral de las exigencias obreras tenía que ver con el
“honor”; y Sartre que junto con Frantz Fanon explicaba las
experiencias de los negros oprimidos en términos anticolonialistas) se
puede observar una violación a las reglas del reconocimiento recíproco
y un concepto de “lucha social” más cercano a la perspectiva
darwinista (como lucha por la sobrevivencia) para entender la realidad
social. Por otro lado, Durkheim y Tönnies, tampoco concedieron gran
importancia a las confrontaciones sociales en su aparato conceptual.
Weber, al considerar las formas concurrentes de las conductas dejó de
lado examinar la motivación moral. Simmel consideraba como fuente
de conflictos, junto a los sentimientos de hostilidad, una sensibilidad a
la diferencia sin referencia alguna a los presupuestos del
reconocimiento y las experiencias de menosprecio. Pero Park y
Burgess, autores de la Escuela de Chicago, al hablar de conflicto lo
consideran como una restricción al reconocimiento, aunque sin tomar
en cuenta la lógica moral de los conflictos sociales. En síntesis:
«…en el campo de la sociología académica, la conexión interna
que existe habitualmente entre el origen de los movimientos
sociales y la experiencia moral de menosprecio […] se
transformaron categorialmente en “intereses”, que debían
resultar de la distribución desigual de las oportunidades
materiales de existencia, sin que se conexionasen de manera
alguna con la red cotidiana de las posiciones de sentimientos
morales.»p.195

Honneth considera que si hoy, intenta uno acercarse al modelo


hegeliano para obtener una teoría social normativa llena de contenido,
debe apuntar a un concepto de lucha social fundado, no en posiciones
de intereses, sino en sentimientos morales de injusticia.
«El análisis de una fenomenología empírica de las formas de
reconocimiento ha mostrado con claridad que ninguno de los
tres dominios de experiencia puede representarse
adecuadamente sin referirse a un conflicto interno… […] las tres
esferas de reconocimiento no contienen en sí de manera absoluta
el tipo de tensión moral que permita desencadenar conflictos o
confrontaciones sociales […] una lucha sólo puede caracterizarse
como “social” en la medida en que sus objetivos pueden
generalizarse…»p.195

Las relaciones de amor no pueden conducir por sí mismos a conflictos


sociales. Por el contrario, las relaciones de derecho y las de
valorización social

40
«…delimitan un espacio para los conflictos sociales porque,
conforme a su función, están orientadas por criterios sociales
generalizados; a partir de normas tales como las que constituyen
el principio de la responsabilidad moral o las representaciones
sociales de valor…»p.196

En las dos últimas los objetivos individuales están abiertos a la


generalización y por eso, desde este perspectiva, “lucha social” debe
entenderse como
«…proceso práctico en el que las experiencias individuales de
menosprecio se elucidan en tanto que vivencias-clave de todo un
grupo, de manera que pueden influir, en tanto que motivos de
acción, en las exigencias colectivas de una ampliación de las
relaciones de reconocimiento.»p.196

Este concepto de “lucha social” –aclara Honneth– es neutral porque no


toma partido por la violencia o la noviolencia; ni distingue las
intencionalidades o no intencionalidades que mueven a los conflictos.
La lucha así entendida, sólo puede ser determinada por ideas y
exigencias generales en las que los actores singulares ven
positivamente superadas sus experiencias individuales de
menosprecio. Y, a diferencia de otros conceptos de lucha, éste
«…propone que los motivos de rebelión y de resistencia social se
constituyen en un espacio de experiencias morales que brotan de
la lesión de expectativas profundas de reconocimiento. Tales
expectativas se enlazan intrapsíquicamente con las condiciones
de formación personal de la identidad que contienen el modelo
de reconocimiento social, en cuyo marco un sujeto puede saberse
respetado en su entorno sociocultural, en tanto que ser
autónomo e individualizado a un tiempo. Si estas expectativas
normativas son defraudadas por parte de la sociedad, esto
desencadena el tipo de experiencias morales que se expresan en
la sensación de menosprecio. Pero tal sentimiento de violación
sólo puede devenir la base de esa resistencia colectiva si el sujeto
puede articularlo en un espacio intersubjetivo de elucidación […]
el surgimiento de movimientos sociales depende de la existencia
de una semántica colectiva que permite interpretar las
experiencias personales de decepción como algo por lo que, no
sólo el yo individual, sino un círculo de otros sujetos, es
concernido.»p.197

41
Por lo tanto, entre OBJETIVOS IMPERSONALES (de un movimiento) y
EXPERIENCIAS PRIVADAS (personales de humillación) debe haber un
PUENTE SEMÁNTICO PARA LA ELABORACIÓN DE UNA IDENTIDAD
COLECTIVA. Tal puente pueden realizarlo –según considera Mead–
doctrinas morales o ideas que enriquezcan nuestras representaciones
acerca de la comunidad social normativa.

Resistencia colectiva  en vistas de una auto-relación nueva y positiva


 brota de la interpretación crítico-social de sentimientos de
menosprecio compartidos en común  que han derivado en vergüenza
social  y que han contenido las posibilidades de acción.

La resistencia en común le abre al individuo la posibilidad de


exteriorizar sus sentimientos y contribuye a la convicción de su valor
moral y social.
«…la intervención individual en la lucha política le devuelve al
singular algo de su perdido auto-respeto ya que demuestra
públicamente la cualidad cuyo menosprecio es sentido como
dolencia.»p.198
«Los sentimientos de menosprecio constituyen el núcleo
de las experiencias morales depositadas en la estructura de
las interacciones sociales, ya que los sujetos se encuentran
entre sí con expectativas de reconocimiento de las que
dependen las condiciones de su integridad
psíquica….»p.199
«En los sentimientos colectivos de injusticia se asienta un
modelo que remite al origen y el curso de las luchas sociales a
experiencias morales que los grupos realizan acerca de la
privación del reconocimiento social o de derechos.»p.199

Desde esta perspectiva, no se trata de analizar la existencia o no de


bienes escasos sino de considerar las condiciones intersubjetivas de la
integridad personal. Sin rechazar la importancia que tiene el hecho de
considerar los intereses y la escasez de los bienes, muchas
investigaciones se centran en la actualidad en desentrañar la cultura
moral cotidiana de las clases sociales subalternas y poner sobre la
mesa la gramática moral que orienta sus luchas sociales. Thompson,
E.P.; con sus investigaciones sobre las representaciones morales
cotidianas que motivaron la resistencias inglesas contra la
industrialización capitalista [bajo el concepto de economía moral], ha
preparado el camino para una nueva perspectiva de investigación al
comprobar que las rebeliones no se desatan sólo por una necesidad o

42
carencia económica sino que tiene que considerarse también en
referencia a expectativas morales y por eso
«…la investigación de las luchas sociales se vincula inicialmente
al presupuesto de un análisis del consenso moral que regula, de
manera no oficializada, en el seno de una estructura social de
cooperación, cómo están distribuidos derechos y deberes entre
señores y dominados.»p.201

Pero hay que probar que esa violación del consenso social básico es
vivida por los afectados como una situación que les arrebata
reconocimiento social y que les hace padecer en su autovaloración.
[Moore Barrington, de manera similar a Thompson, utiliza el concepto
“contrato civil implícito” para explicar los levantamientos
revolucionarios en Alemania 1848-1920; entendiendo este contrato
como un consenso normativo entre los grupos que cooperan en una
comunidad, es decir, como un sistema de reglas laxamente organizado
que determina las condiciones del reconocimiento recíproco.]

Sin embargo –plantea Honneth– ambos autores (Thompson y Moore)


no logran hacer de la lógica de la ampliación de las relaciones de
reconocimiento el sistema de referencia de sus exposiciones históricas.
Este sistema además de explicar las luchas sociales permite interpretar
el proceso de formación moral. Tal planteamiento exige una
orientación diferente respecto del material primario de investigación.
«Los sentimientos de injusticia y las experiencias de
menosprecio, en que puede apoyarse la explicación de las luchas
sociales, ya no sólo aparecen como motivos de acción sino que
son interrogados acerca del papel que se les atribuye en el
desarrollo de las relaciones de reconocimiento. Con ello, los
sentimientos morales, hasta ahora sólo materia prima emocional
de los conflictos sociales, pierden su aparente inocencia y
devienen momentos que aceleran o retrasan un proceso de
desarrollo global.»p.203

Reconstruir modélicamente la lucha por el reconocimiento  para


distinguir los motivos progresistas y regresivos de la lucha social  en
las hipótesis planteadas por los tres modelos de reconocimiento. Esto
supone la realización de dos operaciones:
1ª Diferenciar los distintos modelos de reconocimiento
2ª Exponer, dentro de cada esfera, el potencial interno de cada
una de ellas.

43
«Describir el camino ideal por el que estas luchas pueden
haber desatado el potencial normativo del derecho
moderno y de la valoración, es la tarea del marco
interpretativo enfocado.»p.205

Las tres formas de reconocimiento constituyen condiciones sociales


bajo las cuales los sujetos humanos, pueden llegar a una posición
positiva frente a sí mismos para concebirse de manera ilimitada,
autónoma e individualizada; e identificarse con sus objetivos y deseos
en la perspectiva de una moral postconvencional.
«Tan pronto como el amor a las personas se separa de su
reconocimiento jurídico y de su valoración social, surgen tres
formas de reconocimiento, dentro de las cuales están
depositadas distintos tipos de lucha con potenciales específicos
de desarrollo.»p.204

Sentimientos de injusticia  apuntan a una ampliación de relaciones


de reconocimiento  que organizadas como resistencia  se
constituyen dentro de semánticas subculturales específicas.

Cap. 9. Condiciones intersubjetivas de integridad personal: un


concepto formal de eticidad.

Hegel y Mead estaban convencidos que los sujetos, en una sociedad


moderna, deben encontrar reconocimiento en tanto que seres
autónomos e individuales. Tal idea debe ser formulada desde una
perspectiva amplia de la moral en el entendido que todos los sujetos
merecen el mismo respeto y debe ser reconocidos sin limitaciones y
sin distorsiones. Pero, ¿cómo ampliar normativamente esas relaciones
de reconocimiento? Se precisa entonces un concepto formal de VIDA
BUENA o sea se necesita una ética.

Desde Kant se entiende la moral desde una posición universalista en el


que todos los sujetos son respetados como fines en sí mismos; y con
ética se alude a los juicios normativos particulares, del ethos cultural
específico, en el que se plasman los principios morales generales.

Desde Hegel se critican las posiciones kantianas en tanto que logran


plasmar la totalidad de la moral de los OBJETIVOS CONCRETOS DE LOS
SUJETOS HUMANOS; ya que desde esta perspectiva los principios
morales dependen de las concepciones históricas siempre cambiantes

44
de lo que significa VIDA BUENA, pero no desde convicciones
valorativas sustancialistas.

«Se trata más bien de los elementos estructurales de la eticidad


que pueden normativamente destacarse de la multiplicidad de
todas las formas particulares de vida, desde el punto de vista
general de la posibilidad comunicativa de la
autorrealización.»p.208
[«…arrancar de las condiciones intersubjetivas de la integridad
personal, para alcanzar a los universales normativos de una vida
lograda…»p.214]

Eticidad se refiere entonces a las condiciones intersubjetivas que


sirven a la autorrealización individual. Pero, ¿cómo enunciar dichas
condiciones sin quedarse en los particularismos de las situaciones
concretas? Hay que buscar categorías abstractas y formales de la vida
buena pero llenas de contenido en relación a la autonomía individual.
Éstas corresponden a las formas de reconocimiento.

Mead empíricamente logró demostrar condiciones intersubjetivas en


las que los sujetos humanos pueden conseguir ocasionalmente nuevas
formas positivas de auto-relación de donde resulta la identidad
personal.
«…los individuos se constituyen como personas solamente
porque, a partir de la perspectiva aquiescente o alentadora de los
otros, aprenden a referirse a sí mismos como seres a los que se
atribuyen cualidades o capacidades positivas.»p.209

Las cualidades y el grado de auto-relación crecen con las nuevas


formas de reconocimiento.
«…en la experiencia del amor están depositadas las
oportunidades de la autoconfianza; en la experiencia del
reconocimiento jurídico, las de auto-respeto; y en la experiencia
de la solidaridad, finalmente, las de la autoestima.»p.209
«Los diferentes modelos de reconocimiento representan las
condiciones intersubjetivas que necesariamente hemos de
pensar si queremos describir las estructuras generales de una
vida lograda.»p.210

La auto-relación positiva y la autorrealización individual conseguidas


no sólo se entienden desde la perspectiva negativa de la libertad (no
sentirse coersionado o influido desde el exterior); sino que

45
«…e sentido positivo, debe entenderse como una especie de
confianza hacia dentro, que al individuo le ofrece seguridad tanto
en la articulación de las necesidades como en el empleo de sus
facultades.»p.209

Los tres modelos de reconocimiento son suficientemente formales y


abstractos, son lo bastante ricos para enunciar algo más que
estructuras generales de autodeterminación individual.
«Las formas de reconocimiento del amor, el derecho y la
solidaridad constituyen los preparativos intersubjetivo de
protección que aquellas condiciones aseguran a la liberad
interior y exterior, y a la que está destinado el proceso de una
articulación y realización no forzadas de los objetivos de vida
individual; como, además, no representan determinadas
estructuras institucionales, sino solamente modelos generales de
comportamiento, pueden diferenciarse como elementos
estructurales de la totalidad concreta de toda forma particular de
vida.»p.210

Pero sólo dos formas de reconocimiento encierran el potencial para el


desarrollo de la normatividad (las relación jurídica y la comunidad de
valoración) en términos del incremento de la universalidad y la
igualdad. La idea de una eticidad democrática postmetafísica y
postradicional construida por Hegel y por Mead es el ideal de una
sociedad en la que todos los sujetos son reconocidos como autónomos
e individuales a la vez que iguales en tanto que personas específicas. Es
«…una red de relaciones de reconocimiento diferencias en las
que los individuos pueden saberse confirmados, en cada caso, en
una de las dimensiones de su autorrealización»p.211

La relación de amor que deriva en autoconfianza y


autorrealización constituye el núcleo profundo de cualquier forma
de vida ética; pero desde aquí no es posible consolidar el desarrollo
de normas.

Las relaciones jurídicas que encierran de por sí un gran potencial


moral pueden ampliarse para conseguir mayor generalidad y mayor
sensibilidad al contexto pero hay que tomar en cuenta que
«…la autorrealización está destinada al presupuesto social de
una autonomía jurídicamente protegida, porque sólo con su
ayuda puede concebirse cualquier sujeto como persona que
puede entrar frente a sí misma en una relación de verificación

46
reflexiva de los propios deseos. [Pero…] Los presupuestos
jurídicos de la autorrealización representan una magnitud
susceptible de desarrollo, porque puede ser mejorada en la
dirección de una más atenta consideración de la situación
particular del singular sin que se pierda su contenido
universalista…»p.212-213
Las relaciones jurídicas delimitan las relaciones de amor y las
relaciones de solidaridad. Protegen al singular de los peligros
que lo amenazan debido a la precariedad de los lazos
emocionales y pone límites al horizonte de valores que rigen a
una comunidad.
«…sin referencia a los principios del derecho, no puede
esclarecerse en qué medida la solidaridad tiene que entrar
como un elemento más amplio en el conjunto de
condiciones de una eticidad postradicional.»p.213

Los sujetos, aún en la modernidad, no podemos desafanarnos de


un horizonte de valor globalizador. Necesitamos ser reconocidos
en nuestras capacidades y cualidades particulares (lo que supone
una valoración social que se construye a partir de objetivos
colectivos y compartidos). Horizontes éticos que deben ser
abiertos (debe incluir los valores materiales) y plurales para que
todo miembro de la comunidad se sepa valorado en sus
capacidades (valoración social) en concordancia con las
condiciones morales del derecho moderno (autonomía
individual de cada uno de los singulares).

Las relaciones de solidaridad apuntan a una valoración simétrica


entre ciudadanos jurídicamente autónomos; suponen objetivos
colectivamente compartidos; están subordinadas a delimitaciones
normativas establecidas para controlar la autonomía jurídicamente
garantizada para todos. Hegel entendió esta solidaridad y
valoración simétrica como una forma de comunicación entre todos
los ciudadanos; mientras que Mead comprendió que era resultado de
las fuerzas solidarias que se construyen a partir de la división social
del trabajo. Ambos fracasaron –según Honneth– al determinar el
horizonte abstracto de valores éticos que, sin perder la cohesión de
la identidad colectiva, se mantiene abierto a los diferentes objetivos
de vida.

Pero diversos trastornos socio-estructurales han ampliado las


posibilidades objetivas de autorrealización, generando múltiples

47
movimientos políticos. Las exigencias de tales movimientos sólo
podrán satisfacerse en la media que se realicen las
transformaciones culturales que conduzcan a una ampliación
radical de las relaciones de solidaridad. Pero la tensión de tales
exigencias es insuperable ya que junto a las formas de relación del
amor y de derecho no se puede negar la relación con los valores
materiales que se construyen de manera solidaria. Pero, ¿dicha
solidaridad es posible desde el republicanismo político, el ascetismo
ecológico, el existencialismo colectivista, la transformación de los
sistemas económico-sociales, el capitalismo?

48

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