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TESIS 3

III. DIOS UNO Y TRINO


TEMA 8:
La revelación del Misterio Trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo
La elección de un pueblo para una Alianza eterna. La revelación del
nombre de Dios en el AT. Principales características del Dios de Israel. Mutua
relación de Trinidad y Cristología. Dios como Padre en el NT. El concepto de
Abbá: la nueva imagen de Dios revelada por Jesús, el Hijo. El Misterio Pascual
como plena revelación de Dios trino. La relación de Jesús con el Espíritu en los
sinópticos y en Juan. Pneumatología paulina.

1. La elección de un pueblo para una Alianza eterna.

Yahvé dijo a Abrán: «Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra


que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu
nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a
quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra.» (Gn 12, 1-
3) de esta manera se manifiesta la llamada de Dios a Abran para consolidar poco a
poco su pueblo elegido, iniciando en Ur de los caldeos hasta la tierra de Canaán,
pasando por los patriarcas, Moisés, los jueces, los reyes, los profetas encargados
de guiar al pueblo que Dios se escoge como heredad, a quienes promete una tierra
abundante que “mana leche y miel” (Ex 3,8).

Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio


perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación
sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya
desde el principio. Después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación,
con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para
dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las
buenas obras. En su tiempo llamó a Abraham para hacerlo padre de un gran pueblo,
al que luego instruyó por los Patriarcas, por Moisés y por los Profetas para que lo
reconocieran Dios único, vivo y verdadero, Padre providente y justo juez, y para que
esperaran al Salvador prometido, y de esta forma, a través de los siglos, fue
preparando el camino del Evangelio. (DV. 3)

Dios siempre ha tenido dentro de su plan de Salvación guardar la humanidad para


sí, hacernos partícipes de su misterio salvífico; por eso el catecismo de la Iglesia
Católica define claramente esta elección del pueblo:

Para reunir a la humanidad dispersa, Dios elige a Abram llamándolo "fuera de su


tierra, de su patria y de su casa" (Gn 12,1), para hacer de él "Abraham", es decir,
"el padre de una multitud de naciones" (Gn 17,5): "En ti serán benditas todas las
naciones de la tierra" (Gn12,3; cf. Ga 3,8).

Para profundizar en este tema: “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”.
Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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El pueblo nacido de Abraham será el depositario de la promesa hecha a los


patriarcas, el pueblo de la elección (cf. Rm 11,28), llamado a preparar la reunión un
día de todos los hijos de Dios en la unidad de la Iglesia (cf. Jn 11,52; 10,16); ese
pueblo será la raíz en la que serán injertados los paganos hechos creyentes
(cf. Rm 11,17-18.24). Los patriarcas, los profetas y otros personajes del Antiguo
Testamento han sido y serán siempre venerados como santos en todas las
tradiciones litúrgicas de la Iglesia.

Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo


salvándolo de la esclavitud de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio
por medio de Moisés su Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único
Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al
Salvador prometido (cf. DV 3). Israel es el pueblo sacerdotal de Dios (cf. Ex 19, 6),
"sobre el que es invocado el nombre del Señor" (Dt 28, 10). Es el pueblo de aquellos
"a quienes Dios habló primero" (Viernes Santo, Pasión y Muerte del Señor, Oración
universal VI, Misal Romano), el pueblo de los "hermanos mayores" en la fe de
Abraham (cf. Discurso en la sinagoga ante la comunidad hebrea de Roma, 13 abril
1986).

Por los profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la


espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres (cf. Is 2,2-4),
y que será grabada en los corazones (cf. Jr 31,31-34; Hb 10,16). Los profetas
anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la purificación de todas sus
infidelidades (cf. Ez 36), una salvación que incluirá a todas las naciones (cf. Is 49,5-
6; 53,11). Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor (cf. So 2,3) quienes
mantendrán esta esperanza. Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel,
Miriam, Débora, Ana, Judit y Ester conservaron viva la esperanza de la salvación
de Israel. De ellas la figura más pura es María (cf. Lc 1,38). (CEC. 59-64)

Por tanto diremos que para Dios hay dos claves fundamentales: conformar un
pueblo y que vivan según un código moral o alianza eterna. Moisés subió al
monte de Dios. Yahvé lo llamó desde el monte y le dijo: «Habla así a la casa de
Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel: ‘Vosotros habéis visto lo que he hecho
con los egipcios, y cómo os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí.
Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad
personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un
reino de sacerdotes y una nación santa.’ Éstas son las palabras que has de decir a
los israelitas.» (Ex 19, 3-7)

El simple hecho de que Yahvé le pida al pueblo una respuesta libre subraya el
carácter único de la alianza mosaica. Las relaciones entre la divinidad y los
humanos han cambiado por completo: no hay competencia sino colaboración libre.
En las relaciones circundantes […] Yahve se presenta como el Señor todo
poderoso, pero no como un dictador: Dios no es un tirano desea que quienes le
sirven lo hagan libremente, su designio de salvación y que hagan el bien, no por

Para profundizar en este tema: “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”.
Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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temor sino por decisión libre (Orígenes) al sí de Yahvé a su pueblo tiene que
corresponder el sí del pueblo que se compromete a cumplir libremente su voluntad1.

La elección de Israel con Yahvé se basa únicamente en la voluntad libre de Dios al


elegir a Israel. En la historia de las religiones no se conoce ningún ejemplo de una
alianza entre una divinidad sola y un pueblo solo. El caso de Israel es único. En
efecto, ¿qué nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos a ella como lo
está de nosotros el Señor, nuestro Dios, siempre que le invocamos (Dt 4,7) porque
el Señor os amó, y porque ha querido cumplir el juramento hecho a vuestros padres,
os ha sacado de Egipto con mano poderosa y os ha liberado de la casa de la
esclavitud (Dt 7, 7-8). Israel ha sido escogido entre las naciones, ha sido bendecido
y colmado por Yahvé. Todo está preparado para una nueva relación entre Yahvé2.

Por tanto esta alianza lleva inscrita una ley manifestada en el Sinaí, que le otorga
un origen y le entrega exigencias de ley, le llevará a cumplir las normaas que el
mismo Dios entrega buscando el bien del pueblo y el reconocimiento de Dios como
aquel que liberó y guio.

2. La revelación del nombre de Dios en el AT.

El nombre de Dios ha sido revelado al pueblo de Israel por medio de la palabra, es


el mismo Dios quien ha buscado al hombre para que le conozca, es el mismo Dios
quien por su designio de voluntad se ha querido escoger un pueblo que le nomine
y le busque, de tal manera que el hombre pueda sentir cercano a aquel que le povee
de todo por medio de una alianza eterna.

Contestó Moisés a Dios: «Si, cuando vaya a los israelitas y les diga: ‘El Dios de
vuestros padres me ha enviado a vosotros’, ellos me preguntan: ‘¿Cuál es su
nombre?’, ¿qué les responderé?» Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» Y
añadió: «Esto dirás a los israelitas: ‘Yo soy’ me ha enviado a vosotros.» Siguió
Dios diciendo a Moisés: «Esto dirás a los israelitas: ‘Yahvé, el Dios de vuestros
padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a
vosotros’. Éste es mi nombre para siempre; por él seré recordado generación tras
generación. (Dt 3, 13-15).

Dios se reveló a su pueblo Israel dándole a conocer su Nombre. El nombre


expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene
un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a
conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose
accesible, capaz de ser más íntimamente conocido y de ser invocado
personalmente.

1 R. LATOURELLER. FISICHELLAS. PIÉ-NINOT; Diccionario de Teología Fundamental,


Madrid: San Pablo, 19922. Pag 371.
2 Ibid, 371.

Para profundizar en este tema: “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”.
Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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Dios se reveló progresivamente y bajo diversos nombres a su pueblo, pero la


revelación del Nombre Divino, hecha a Moisés en la teofanía de la zarza
ardiente, en el umbral del Éxodo y de la Alianza del Sinaí, demostró ser la
revelación fundamental tanto para la Antigua como para la Nueva Alianza.

Dios llama a Moisés desde una zarza que arde sin consumirse. Dios dice a
Moisés: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y
el Dios de Jacob" (Ex 3,6). Dios es el Dios de los padres. El que había llamado
y guiado a los patriarcas en sus peregrinaciones. Es el Dios fiel y compasivo
que se acuerda de ellos y de sus promesas; viene para librar a sus
descendientes de la esclavitud. Es el Dios que más allá del espacio y del tiempo
lo puede y lo quiere, y que pondrá en obra toda su omnipotencia para este
designio.

Al revelar su nombre, Dios revela, al mismo tiempo, su fidelidad que es de


siempre y para siempre, valedera para el pasado ("Yo soy el Dios de tus
padres", Ex 3,6) como para el porvenir ("Yo estaré contigo", Ex 3,12). Dios, que
revela su Nombre como "Yo soy" ,se revela como el Dios que está siempre allí,
presente junto a su pueblo para salvarlo.

Por respeto a su santidad el pueblo de Israel no pronuncia el Nombre de Dios.


En la lectura de la Sagrada Escritura, el Nombre revelado es sustituido por el
título divino "Señor" (Adonai, en griego Kyrios). Con este título será aclamada la
divinidad de Jesús: "Jesús es Señor"3.

Vosotros sois mis testigos —oráculo de Yahvé— y mi siervo a quien he elegido,


para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que yo soy: Antes de mí no fue
formado otro dios, ni después de mí lo habrá. Yo, yo soy Yahvé, y fuera de mí no
hay salvador. (Is 43, 10-11).

Las figuras de medición en el AT según Luis F. Ladaria son, por medio del cual
Dios se manifiesta:
 El ángel de Yahve : esta expresión indica una cualificación peculiar de
alguno de los seres que aparecen designados como ángeles, que
acompañan a Dios y lo alaban.
 La sabiduría divina: prepara la revelación del Dios Trino, esta se refiere en
primer lugar al ámbito del recto obrar humano, posible solo si Dios lo
concede.
 El Espíritu: inicialmente indica como es sabido, el aire, el viento, que es
una fuerza que no puede ser controlada por el hombre. Por ello se puede
relacionar fácilmente con la energía y el poder divino, superior a toda fuerza
humana4.
3. Principales características del Dios de Israel

3CEC. 203-207,209.
4Cf. LUIS F. LADARIA; “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”, Salamanca:
Secretariado trinitario, 20104. Pag. 174-178.

Para profundizar en este tema: “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”.
Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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Para manifestar su obra, en su designio de amor Dios se revela a los hombres con
un propósito, ser para ellos un Padre aunque no es concebido de esta manera en
primera instancia, el Dios de Israel que hace obras y prodigios por su pueblo es
considerado como aquel que ha liberado de la esclavitud, que ha alimentado y ha
otorgado una tierra que mana leche y miel, esto no es simple pues el Dios de Israel
tiene unas características particulares que lo definen, por ello el Catecismo de la
Iglesia Católica lo describe de la siguiente manera:

 Un solo Dios: tiene su raíz en la la revelación Divina de la Alianza, Dios es


único: no hay más que un solo Dios.
 Dios revela su nombre: el nombre expresa la esencia, la identidad de la
persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre no es una fuerza
anónima.
 El Dios vivo: el que había llamado y guiado a los patriarcas en sus
peregrinaciones. Es el Dios fiel y compasivo que se acuerda de ellos.
 Dios misericordioso y clemente: expresa la fidelidad de Dios, que a pesar
de la infidelidad del pecado del hombre mantiene su amor por mil
generaciones.
 Solo dios Es: Dios es único: fuera de él no hay dioses.
 Dios es la verdad: Dios es la verdad misma, sus palabras no pueden
engañar.
 Dios es amor: una sola razón tenía para Israel, su amor gratuito.

4. Mutua relación de Trinidad y Cristología.

En la interdisciplinariedad de la ciencias Teológicas, no se puede concebir una


separación entre Trinidad y Cristología, ambos saberes están íntimamente
relacionados, tienen su origen en Cristo mismo; para hablar de Trinidad solo es
posible desde Jesús que es la fuente que mana de las entrañas de la Trinidad
misma.

Por la fe en Jesucristo somos capaces de Dios sin abarcarlo en su totalidad, sin


desconocer que por la razón podemos llegar a su existencia; las mismas palabras
de Jesús manifiestan el deseo que tiene el Padre de mostrarse y dejarnos al
Espíritu, “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará
otro Paráclito, para que esté siempre con vosotros: el Espíritu de la verdad, a quien
el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero vosotros lo conocéis,
porque mora con vosotros y estará en vosotros” (Jn 14, 15-17). queda evidenciado
que por la Cristología existe un acceso directo al misterio Trinitario, es Cristo mismo
quien manifiesta como es la entretela de Dios.

La filiación Divina de Jesús, permite ahondar en el misterio trinitario, las palabras,


hechos y dichos de Jesús no son un juego falaz, sino la verdad entregada al mundo
para manifestar la gloria de Dios. Su soberanía deja ver en el evangelio de San Juan
a Jesús como el “Yo Soy”, expresión que encontramos en el Éxodo; analogías
necesarias para ambos tratados, desencadenan una serie de argumentos

Para profundizar en este tema: “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”.
Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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teológicos de carácter Dogmático y vivencial, por ellos Cristología y Trinidad se


reclaman.

5. Dios como Padre en el NT.

Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto


Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente
sólo es Hijo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre
le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar"
(Mt 11,27). Por eso los Apóstoles confiesan a Jesús como "el Verbo que en el
principio estaba junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios
invisible" (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la impronta de su
esencia" Hb 1,3)5.

Nuestro punto de partida no puede ser por tanto más que la economía de la
salvación, y en concreto cuanto el nuevo testamento nos dice de Jesús que,
revelándose el Padre, se nos da a conocer como el Hijo, y que, después de su
resurrección, nos envía de parte del Padre el Espíritu que ha descendido sobre él
en el bautismo y en la fuerza de la cual ha cumplido su misión.
<<A Dios nadie lo ha visto, el Hijo unigénito que está en el seno del Padre nos lo ha
dado a conocer>> (Jn 1, 18; Cf 1 T m 6, 16)6.

La palabra divina que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree, se
presenta y manifiesta su vigor de manera especial en los escritos del Nuevo
Testamento. Pues al llegar la plenitud de los tiempos el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros lleno de gracia y de verdad. Cristo instauró el Reino de Dios en la
tierra, manifestó a su Padre y a Sí mismo con obras y palabras y completó su obra
con la muerte, resurrección y gloriosa ascensión, y con la misión del Espíritu Santo.
Levantado de la tierra, atrae a todos a Sí mismo, El, el único que tiene palabras de
vida eterna. (DV. 17).

6. El concepto de Abbá: la nueva imagen de Dios revelada por Jesús,


el Hijo.

"Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1
Co 12, 3). "Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama
¡Abbá, Padre!" (Ga4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu
Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido
atraído por el Espíritu Santo. Él es quien nos precede y despierta en nosotros la fe
[…](CEC. 683).
Encontramos referencia de la expresión Abba por boca de Jesús en el Evangelio de
San Marcos: «¡Abbá, Padre!, todo es posible para ti; aparta de mí esta copa, pero
no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» (Mc 14, 36) en el huerto de

5CEC. 240-241.
6Cf. LUIS F. LADARIA; “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”, Salamanca:
Secretariado trinitario, 20104. Pag. 45-47.

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Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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Getsemaní Jesús se dirige al Padre en medio de sufrimiento, de abandono y


soledad. Esta expresión aramea era utilizada como nominativo para el padre de
familia, Jesús se apropia de ella de tal manera que llama a su Padre tiernamente,
la expresión es común en los niños, por tal motivo era escandalo para el pueblo
escuchar esta referencia de parte de Jesús al Señor en diminutivo. Esta expresión
de parte de Jesús no es una alusión infantil, es una relación filial tan íntima que
permite tal expresión, garantiza en Jesús el plan de salvación e instauración del
Reino de Dios.

Existe un carácter paterno en el Nuevo Testamento, a diferencia del Antiguo


Testamento, donde Dios es concebido en ciertos momentos como Padre, no es una
relación filial entre el pueblo y Yahvé, es más el “Dios que salva”. La relación filial
de Jesús con el Padre ahonda en lo misterio mismo de su relación Divina, Mi Padre
me ha entregado todo, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre le conoce
nadie, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. (Mt 11, 27). Jesús
salvaguarda su relación de filiación con el Padre, sin desconocer que también es
Padre de la humanidad por adopción, por medio del Hijo en el Espíritu de Dios.

7. El Misterio Pascual como plena revelación de Dios trino.


La importancia de la cruz para la revelación del misterio trinitario se ha puesto de relieve
en la teología católica sobre todo gracias a los escritos sobre la cuestión de H. U. von
Balthasar […] señala que Jesús en el NT se entrega a la muerte por nosotros, en
obediencia y acuerdo perfecto en <<en ser entregado>>. Pero también del Padre se dice
que entrega a Jesús su Hijo, y con esto se muestra que nos ama y se entrega por
nosotros (Rm 8, 35) por ello nos ama hasta el final, la teología de la entrega no admite
otra armazón que el trinitario. A esta iniciativa de entrega del Padre responde Jesús, la
obediencia de Jesús hasta la muerte.
El sufrimiento de Jesús en la Kenosis total, aparece la gloria de Dios, “brilla la gloria de
Dios en el rostro de Jesús. Así como en el abandono de la cruz, se hace patente la
oposición “económica” entre las personas divinas, pero esta misma oposición es la
manifestación ultima de toda la acción unitaria de Dios. La revelación plena del misterio
pascual acontece en la resurrección, pero se preparó en la oposición de voluntades en
el huerto y en el abandono de la Cruz.
En la historia de la pasión se nos pone de manifiesto la relación paterno-filial intradivina.
Desde esta separación económica podemos entender algo de la donación total del Padre
al Hijo, que es de algún modo una primera separación intradivina, siempre sobrepasada
en la unión en el Espíritu de amor. Naturalmente estas consideraciones han de
completarse a la luz de la resurrección. No basta verla como cuestión de la relación entre
las naturaleza humana y divina de Cristo, por más que esta dimensión no pueda estar
ausente. Pero ha de ser encuadrada en el misterio de la relación paterno-filial. Es Jesús
el Hijo, quien sufre la soledad, la pasión y la muerte, y no solo su humanidad.
El envío del Espíritu no se explica si la glorificación del Hijo. El Espíritu enviado es
precisamente el Espíritu del Hijo. Por tanto esta misión está relacionada con la del Hijo,
que culmina en la resurrección. Con el don del Espíritu Santo como consecuencia de la
glorificación de Jesús se da una novedad, en la acción del Espíritu, este ciertamente
como atestigua el AT, había actuado ya antes de la venida de Jesús, y ha venido ya

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Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.
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antes sobre este último, pero ahora se manifiesta en todas sus virtualidades como
Espíritu del Padre y del Hijo7.

8. La relación de Jesús con el Espíritu en los sinópticos y en Juan.

Sinópticos: Del Espíritu Santo se nos habla en el NT sobre todo por sus
efectos. Se da también en el NT que el espíritu es el inspirador de los profetas
del AT (cf. Mc 12, 36,) esta actuación se contempla referida a Jesús, puesto
que él es el objeto del anuncio profético. Por lo que se respecta a la acción
futura en los discípulos los evangelios sinópticos subrayan sobre todo la
asistencia en los momento de persecución (Mc 13,11 Mt 10,19-29, Lc 12,11)
este logión transmitido en contextos diversos, es tal vez una de las pocas
alusiones directas hechas por el Señor al Espíritu Santo en su predicación (Mc
3, 29)8.

Juan: En el discurso del Señor en los pasajes que ya nos son conocidos
encontramos dos denominaciones características para el Espíritu Santo: “el
paráclito” y “el Espíritu de la verdad” si la peculiar terminología paulina ponía
de relieve ante todo la relación del Espíritu con Jesús, la de Juan se refiere
sobre todo a sus efectos concretos. En cuanto paráclito, abogado ,consolador
(Jn 14, 16.26; 15,26; 16,7. Jesús es nuestro abogado ante el Padre, el Espíritu
está siempre con los discípulos, les asiste en el testimonio de Cristo, y da el
mismo testimonio en el interior de cada creyente, convencerá al mundo en
cuanto al pecado, la justicia y el juicio, porque el mundo no ha creído en
Jesús9.

Pneumatología paulina. Y, dado que sois hijos, Dios envió a nuestros


corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abbá, Padre! (Gl 4,6). El espíritu
de Jesús nos da la posibilidad de dirigirnos a Dios con la palabra que Jesús
mismo usó, no es posible llevar una vida filial sin la acción del Espíritu en
nosotros. Solamente si somos guiados por el Espíritu de Dios podemos ser y
vivir como hijos de Dios […] el Espíritu de Jesús, crea en nosotros la actitud
de filiación, el espíritu de hijos adoptivos.

El Espíritu Santo se adquiere por la fe, no por las obras de la Ley )Gal 3,1-
2.5.14) y este mismo Espíritu es el que nos permite confesar a Jesús Señor,
es el Espíritu a su vez que nos hace conocer a Dios, el Espíritu santo
garantiza la recta comprensión de la Palabra de Dios, cuyo último sentido ha
sido revelado por Dios. El Espíritu es el principio de la nueva vida en Cristo,
que se opone según a la vida según la carne, la vida según el pecado que
Cristo ha vencido con su muerte, de ahí que el cristiano no viva segú la
carne, sino Según el Espíritu (Rm 8, 1-4; 1 Cor 6,11; Ef 2,21-22; Gl 2, 17)

7 Cf. LUIS F. LADARIA; “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”, Salamanca:
Secretariado trinitario, 20104. Pag. 112-142.
8 Cf. Ibid 146.
9 Cf. Ibid 151.

Para profundizar en este tema: “EL DIOS VIVO Y VERDADERO, el misterio de la Trinidad”.
Salamaca: Secretariado trinitario, 20104.

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