Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
I. INTRODUCCIÓN
*La regresión de los efectos inducidos por el setting. Recuérdese lo expuesto en el capítulo 12 a
propósito del contexto y encuadre de la psicoterapia psicoanalítica
efecto será signo contrario, no será útil, si no un obstáculo para el buen curso del
tratamiento.
No cabe duda de que un paciente capaz de dejarse cuidar, que acepte su
desvalimiento y, por tanto, que pida ayuda y confíe en recibirla tiene más posibilidades
de superar sus conflictos. En el contexto psicológico, la regresión saludable es una
oportunidad para que el paciente, a través de ella, pueda restaurar la natural tendencia
a todo individuo hacia el desarrollo y crecimiento.
En este punto es necesario que nos referíamos al concepto de fijación para
explicar porque el fenómeno regresivo que observamos en un paciente manifiesta unas
características y no otras. Desde la perspectiva psicoanalítica se concibe que durante el
desarrollo van a tener lugar una serie de acontecimientos importantes en la vida de
cualquier persona. Alrededor de estos «hitos» se van a organizar las diferentes
estructuras psíquicas que determinan la organización de la personalidad particular de
ese sujeto (tipo de relación de objeto, tipo de defensas preferentes, rasgos
caractericiales, ansiedades predominantes, etc.). Por esta razón, las fijaciones
psicológicas actuaran como mojones en el largo curso del desarrollo vital y se
convertirán en los puntos de referencia a los que recurrirá el sujeto cuando se
encuentre enfrentado a situaciones difíciles o desconocidas. Suelen ser situaciones que
impiden o dificultan una adecuada satisfacción de los deseos y anhelos libidinales
debidos, fundamentalmente, a la existencia de conflictos intrapsíquicos y/o importantes
limitaciones externas. Podemos entender entonces que las fijaciones actúan como
factores predisponientes de las regresiones, en el sentido de una marcha atrás en el
desarrollo que se instala en se esos puntos de fijación.
NOTA: La fijación se realizaría durante las fases del desarrollo psicosexual (O: oral, A: anal, F: fálica, E:
periodo edipico, L: latencia. Durante la fase adulta o de la vejez (A y A-V), los diferentes hechos
traumáticos propios de la vida o life events) podrían condicionar regresiones (expresadas por las flechas
curvas) a los diferentes puntos de fijación establecidos durante el desarrollo psicosexual).
Los motivos de esas fijaciones hay que buscarlos en el periodo del desarrollo
infantil, en donde según Abraham (1924) y Klein (1940), el bebé y el niño pequeño
experimentando ansiedades muy intensas: por la pérdida de la persona que le cuida y
alimenta y por el temor a que sus objetos parentales les hagan sufrir como castigo por
sus propias fantasías de ira y odio dirigidas contra ellos.
En el contexto de un proceso psicoterapéutico el encuadre no solo actúa
permitiendo que se exprese aquello que ya existía, aunque diseminando por una
multitud de otras relaciones, sino que contienen las manifestaciones regresivas en la
actualidad de la relación terapéutica. A nuestro modo de ver, la organización de un
marco de trabajo estable, firme y con capacidad de contención es la respuesta técnica
más racional y válida para afrontar estos fenómenos. Desde esta perspectiva técnica,
un encuadre psicoanalítico de cinco sesiones por semana va a permitir dicho
despliegue de los fenómenos regresivos en toda su magnitud. No ocurre así en la
psicoterapia psicoanalítica donde las condiciones de trabajo y con ellas las
posibilidades de expresión del fenómeno van a estar condicionadas por multitud de
variables numero de sesiones semanales, duración del tratamiento en su globalidad
(psicoterapias breves o a plazo indefinido), objetivos del tratamiento (psicoterapias
expresivas del insight; psicoterapias de soporte o de apoyo), experiencia del terapeuta,
gravedad de la sintomatología del paciente, etcétera.
Los fenómenos regresivos que vallan apareciendo en el curso del tratamiento
van a abordarse siempre como aspectos de un tipo particular de relación que mantiene
el paciente con el terapeuta y que denominamos relación transferencial. Es por eso que
el adecuado trato de la transferencia ofrece al individuo la posibilidad de actualizar, en
el curso de la psicoterapia, deseos, sentimientos, formas de relación y fantasías
correspondientes a momentos conflictivos de su desarrollo persona, que porque no
pudieron elaborarse estas manifestaciones de ansiedades y defensas prototípicas de
un tipo determinando la relación objetal y va hacer posible que el individuo reanude su
crecimiento si el lastre que representaban dichas fijaciones. La regresión no debe
fomentarse de forma indiscriminada. Como bien nos advierte Etchegoyen (1986), se ha
de procurar que la regresión se sitúe siempre dentro de unos niveles óptimos.
La experiencia clínica nos muestra que la regresión puede producirse de formula
graduada o masiva. El riesgo de que la regresión se presente de forma masiva, en el
bloque, de forma muy intensa y permanente va a representar más un obstáculo que una
posibilidad de trabajo. En un estado regresivo tan intenso el paciente pierde sus
capacidades de autoobservacion y organización (los aspectos más maduros y sanos de
su personalidad). Estos aspectos son los que le permiten comunicar al terapeuta que
ocurre dentro de su espacio mental, a la vez que mantener y afianzar la relación de
trabajo.
III. ANSIEDAD DE SEPARACIÒN Y PROCESO TERAPÉUTICO
III.1. El concepto de ansiedad de separación
Es un tipo de ansiedad cuyas manifestaciones pueden detectarse en los primeros días
de vida. Por un lado, cabe considerarse como acontecimientos naturales en el
desarrollo de cualquier persona y, en este sentido, podemos atribuirse el valor promotor
de desarrollo. Así es cómo podemos pensar en la primeras separaciones del bebe y su
madre, en las del niño en edad de escolarización ante las separaciones del hogar, en
las de dos adolescentes en su primeros enamoramientos infructuosos, en la muerte de
seres queridos en las perdidas de los ideales de la juventud, en los duelos por las
pérdidas del propio cuerpo joven al pasar a la edad madura, etcétera.
Por otro lado las ansiedades de separación también cabe considerarlas como
factores que pueden influir negativamente sobre el desarrollo. Será así cuando se
manifiesten con una intensidad y prevalencia muy importante. Los estudios de Bowlby
(1979a, 1979b), centrados en la separación y la ansiedad generada por ella como
reacción ante la pérdida de la figura de apego (real o fantaseada), demuestran el efecto
desorganizador que este tipo de ansiedad puede tener sobre la personalidad. Aunque
desde otra perspectiva, las observaciones de Spitz (1960, 1973) sobre las
consecuencias primarias de la frustración afectiva1 (entre las que podemos destacar lo
que el autor denomina «el coma de recién nacido», promovido por el rechazo parental
de forma inmediata y por medio de actitudes pasivas), también serian pruebas a favor
de la enorme vulnerabilidad que se experimenta ante unas intensas ansiedades de
separación y las consecuencias dramáticas que pueden producirse según el momento
del desarrollo en que esto acontezca.
Cuando hablamos de ansiedad de separación nos referimos a un sentimiento
intrapsíquico de inquietud, malestar, desazón etc., que experimenta el sujeto ante una
situación de separación. A la idea de que este sentimiento está presente a lo largo de la
evolución normal al ser humano, cabe añadir que adquiere su punto culminante con el
surgimiento de lo que M. Mahler ha denominado la individualidad, momento del
desarrollo en el que el niño consolida su capacidad para la diferenciación y
discriminación afectiva entre el interior y el exterior, entre e self y el no self.
Intentemos ahora dar algunas precisiones sobre el concepto de ansiedad de
separación. Para ello nos basaremos en la excelente revisión de Campo y Folch (1978)
sobre dicho tema. Ya Freud se refirió a este tipo de ansiedad, aunque sin utilizar la
denominación que utilizamos en la actualidad Freud, existía una ansiedad vinculada a
la amenaza de perdida objeto o a la perdida efectiva de dicho objeto y que dependía del
momento que se encuentra la persona. En base a esto, podemos discernir
connotaciones de este tipo de ansiedad:
a. Una reacción que es consecuencia del trauma de nacimiento cuyas
manifestaciones se observan, fundamentalmente en el plano biológico.
b. Una reacción que es consecuencia de la que esté presente, ya que todavía no
constituye un objeto estable del niño.
c. Una reacción que es consecuencia del sentimiento de haber perdido el amor de
la madre.
1 En la actualidad noctinua teniendo interés la sistematización que realizo Spitz de la patología por
frustración afectiva. Basándose en sus estudios y observaciones, este relaciona una serie de
actitudes parentales (en especial las maternas) durante el primer año de vida con una serie de
trastornos del niño. Diferencia dos tipos de trastornos.
RESUMEN
En este capítulo se abordan los conceptos que permiten culminar esta exposición
introductoria del proceso y técnica de la psicoterapia psicoanalítica. En primer lugar se
revisa un fenómeno clínico fundamental: la regresión. Se describe que se entiende por
regresión, y se diferencia entre regresión psicopatológica y terapéutica y su relación con
el encuadre psicoterapéutico. En una segunda parte se estudia el concepto de
«ansiedad de separación» y a través de un material clínico se revisa la importancia que
las ansiedades de separación tienen en la dinámica psicológica y a lo largo de todo el
proceso terapéutico, pero de especial incidencia en la fase de finalización del
tratamiento psicoterapéutico, revisándose los diferentes tipos con los que nos
encontramos en la práctica clínica (finalización pactada, abierta, y situaciones
especiales como las interrupciones por acontecimientos visuales o por situaciones de
impasse terapéutico). Se concluye resultando los aspectos clínicos más importantes
que el terapeuta ha de tener en cuenta para resolver el tratamiento de forma exitosa.
LECTURAS RECOMENDADAS
Los textos que recomendamos precisan de una aclaración. No vamos a indicar unos
textos que se refieren específicamente a los temas tratados en este trabajo, sino que
creemos más conveniente resumir al lector a dos libros en los que los conceptos
trabajados se incluyen como aspectos englobados dentro del proceso psicoterapéutico,
y que complementan a las tres obras de referencia que se han fijado para la segunda
parte de este Manual. La razón de esta elección es que entendemos que es la única
forma como adquiere sentido el estudio teórico y clínico de dichos fenómenos. Así,
citaremos a los de:
Derald, P.A. (1969), Psicoterapia: un enfoque dinámico, Barcelona, Toray-Masson,
1972.
Escogido por su carácter eminente clínico y por su clarificador análisis de las vicisitudes
por las que atraviesa el proceso terapéutico.
Sandler, J.: Dare, C. y Holder, H. (1972), El paciente y el analista, Buenos Aires,
Paidos.
Escogido por su clara sistematización de conceptos psicoanalíticos, siendo su principal
virtud la construcción de definiciones sintéticas e integradoras.
Y por último, recordaremos de nuevo la obra de:
Etchegoyen (1986), Los Fundamentos de la técnica psicoanalítica, Buenos Aires,
Amorrout.
Como una referencia obligada para aquellos que quieran o necesiten profundizar en
algunos de los conceptos mencionados en este capítulo.