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SOBRE LA CIENTiFiCIDAD DE LA ESTf:TICA*

ALB ERTO fIÍJ.'\R

Dos grand es tenden cia s procuran precisar la cie n ti ficid ad : un a


propone crite rios d e co ns iste ncia intern a co mo única co nd ició n
para precisar el carác te r cie n tífico. La o tra co nsi de ra los término s
d e soc ia lizac ió n co mo ele me n to clave para resolver el problema .
En realidad, a mb as tenden cias 1ien en raz ón pa rcial, pero es to no
qui er e d ecir 'lil e sea n co m p lemen tarias, sin o qu e a la d et ermin a­
ció n fuerte d e las formaciones sociale s, replican las formaciones
teó ricas co n sus forma s relativam ente autóno ma s. Sobr e es ta ba­
se , toda cienc ia es un d iscurso formado por proposiciones co ns is­
tentes co n un d obl e referente: la mat erialidad qll e ex p lican y las
form aci ones soci al es en las qu e se d a la exp licac ió n. La p ert ine n­
cia resulta así no sólo un crite rio ad ecuado a un referente m at e­
rial abstra cto, sino tambi én d e sus condiciones de rea lizació n .
El proceso co mplejo a qu e esto d a lngar particulari za el uuiv cr­
so d e cada cienc ia hast a el plinto de dar la apa rienci a de distin cio­
ne s absolut as en tre cada co rp us científico. Esto sólo se tr ansforma
con los co ns ta n te s p robl em as fronteri zos en tre las cien cia s, que
ex igen precisar y co rre gir las es pec ificid ad es de cad a un ivers o, y
sus co rres po nd ie n tes corpns cie n tífico s. De todo esto procura d ar
raz ón la filo sofía al destacar los p roblem as de co nsiste ncia , de co n­
crec ió n soc ia l v de tot aliz ación del sab er. La l ógica no só lo cum­
pie tarea s de formalización de co noc im ien tos , sino tambi én sirv e
a las prueb as de co nsiste nc ia que co ns ta n te me n te p ermit en los
ava nces d e formalización científica . Por su parte, las det erminacio­
nes históricas y sociale s ex ige n dar cue n ta d e los p rocesos d e a p ro­
pia ción cie n tí fica en ca da eta pa hi stóri ca y d e cad a formación

• Revista de la U uincrs idnd Crist ábal Culóll , n úm. 1, ene ro -abril, 1990, pp . 19-:!2
(VeraCl1.IZ , Méxi co ).
24 Alberto Hijar Sobre la cieniijicidad de la esté/lea 25

social, de modo de impedir el formalismo y el voluntarisrno social mentali zado p or lo que oculta y propone como agente del poder
como especies de criterios de cientificidad sin más. La filosofía dominante en el capitalismo. También un voluntarismo sociali­
sirve, e n estos casos, como postuladora de totali zacion es que ubi­ zan te tiende a acuitar las especificidades est éti cas en las ideolo­
can a cada ciencia, que apuntan su pertinencia y que proponen gías izqu ierd istas.
dominios problemáticos. 4. Por su parte, los tránsit os y los movimientos de liberación
Veamos ahora cómo estas proposiciones abstractas se cum p le n naci onal plantean problemas que pon en en cr isis la s nocion es
en la estética . Por razón de tiempo y espacio, tendremos que pres­ eurocentristas sobre el art e. La dial écti ca entre la masific ación del
cin d ir de referencias históricas que probarían los plintos claves del arte, la reacci ón y las relaciones entre poder político e ideologí as
desarrollo de la estética y de su cientificidad. H abremos de resol­ artísticas, form an un co m p lejo cargado de significacion es en los
ver esto con referencias actuales y con proposiciones en forma de tránsitos al socialism o y exigen adecu ar el desarrollo teórico en el
tesis que no llegan más que a postulaciones des criptivas : capitali smo, en razón de bus car salida a las antinomi as de la lla­
l . La estética ha evolucionado de posi ciones abstractas sobre lo mada historia interna del art e y sus det erminaciones hist óricas y
bello a intentos de formalización de las artes y a explicaciones so­ sociales . Los ejem p los deriv ad os de la lingüística acab aron p or
bre la historicidad y socialidad de ellas. convertirse en productores de toda clase de analogías en la se­
Esta evolución no es sólo producto de la necesidad de con fro n ta­ miótica . Pero el problema del referente de los sign os conduce irre­
ción entre la te oría y la práctica, es de cir, entre la abstracción pro­ medi ablemente a problemas históricos y sociales. A la pregunta
pia de la filos ofía y la materialidad artística, sino también es una de cómo se ha resuelto esta contradicción en la teoría, se ha tenido
de las situacio nes teóricas propias de la fase histórica. qlle responder buscando los orígenes de ella en el tránsit o al socia­
2. En la fase histórica actual de confrontación necesaria entre lism o sovié tico . En la práctica, esto se concretó en las llamadas van­
el capitalismo, los tránsitos al socialismo y los movimientos de li­ guardias artí sticas rusas como el suprematismo, el productivism o
beración nacional, la teoría tiende a ser sustituida por la inme­ y sus co r rela tos teóricos en el formali smo, el eco no m ism o y el
diatez em p ír ica. La situación de crisis del capitalismo fomenta el populismo.
auge de tenden cias operativas e inmediatistas . Esto da lugar a la Esto ha exi gido referir al m arxism o las diferentes proposicio­
formali zación de las prácticas con fin es operativos y a la consi­ nes p a ra descubrir a qué cla se de socialismo contribuyen y a cuá l
guiente uniformación de sus con tro les mediante la ingeniería de comb aten.
sistemas com pu tarizados. 5. Los movimientos de liberación nacional se complican co n
La cient ificidad tiende así a ser identificada con formalizacion es los tr ánsitos al socialismo qn e se dan sobre la base de los triunfos
en las que el sustento son los m odelos matemáticos. Esto da lugar revolu ciona ri os en fo rmacion es sociales no industriali zadas, co n
a una co m bin a to ria pragmática en la que de saparecen virtu al­ problemas d e integración na cional complejos .
mente dos especificidades prácticas: las características propias de Esto exige un tratamiento del arte de man era distinta a como
cada teoría y del dis curso al que se integra, y su s determinaciones se ha producido en el cen tro de Europ a; buscar en las discusi on es
históricas y sociales. sobre la cuestión na cional las luces p flra alumbrar prácticas artís­
3. Las teorías de las artes tienden a ser reducidas a justificacio­ ticas que contradicen el evolucionismo artístico, que supone que
nes o a descripciones supuestamente neutras a las que eventual­ toda formación social tiene como art e superior el producido p or
mente se les agrega el ingrediente voluntarista del servi cio social un ge nio en cre ación inefable para la con te mplació n , con obra s
para ju stificar su existencia. Esto da lugar a un poder que es sig­ perfectamente diferen ciadas y co n toda una in stitucionalidad ca­
nificad o por la necesidad de apropiación de las te orías por el racterística. El car ácter festiv o d e las artes e m ine n te v contra­
o pe ra tivisrno ca p italista , pero tambi én esto es posible gracias dictoriamente populares en tanto a su s obj etivos, h ace ele los
al significante aparentemente neutro y voluntarista de la s te o­ 'm ovim ien tos de liberación na cional, un plinto de partida ne cesa­
rías formalistas. Como se advi erte, un modo discursivo es instru- rio para construir la nueva es tética.
Alberto H iiar Sobr« lo cientificidad ele lo est ética '27
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6. ¿Qué plJed e ha cer la es t ét ica frent e a e ste rico universo em ­ sa n do probl em as. d es cubri end o pri oridad e s v d omini os, para d e
pírico ? Lo cie rto es qu c n o pu ede m ant en erse cn la s abstraccio­ es ta m an era a b r ir ca mi nos a la creac ió n .
ucs m etafísica s y inet ahi st óricas co mo si lo bell o y sus form as 9 . Nada d e es to pu ed e se r p acífi co por d o s ra zon e s: la co m p le­
fu eran e se nc ias sin ba se terrenal. Pronto se descubre, si se asum e j ida d hi stórica y soc ia l v la crecie n te milita rizaci ón impu esta p or
est o, qu e al fin d e cu entas el mi sm o problema afecta tod a la filo­ el ca p ita lismo en su fas e p ostrer<l. Esta situ aci ón domin ant e e n
sofía v toda s S\l S ra m as . En efecto , la ló gi ca nada vale sin las cie n ­ las id e olo gí a s só lo pu ed e ser resu elt n p or la filosofía qu e as n illa la
cia s, d e la misma m an era que la ética no sirve má s que para dar lu ch a d e cl ases co m o m ot or d e la hi stori a, d e d ond e la g ne r ra re ­
r az ón d e la s morales co nc re tas. Sobre es ta base , se d escubre e n­ su 11 <1 n ece saria e n tant o ex ista la luch a d e clases , Asumir qu e e n
tonces que la filo sofía ca rece d e objeto propio y lo que hace y h a la g ue r ra se a de la n ta n relacion e s so cial e s flu e p osteri orm ent e la
h ech o históri camcnte es cr itica r lo s objeto s d e las ciencias, d e la s soc ie da d reali zará en Sil co n ju n to . pe rm ite d escubr ir la s se ria les
arte s, ele la s m orales. En la s cr isis, la filos ofía, la qu e se cons tituye d e u na cu lt u ra nu ev a co n tod o s su s co m po nentes. Si es to es claro
en filo sofí a d e é poca , la qu e acaba p or dar sentido a los ca m b ios en la s gue r ras ab ie rtas y d ecl ara das, n o 10 es m en o s e n do n de la
radi cal e s, n o só lo co n struye un objeto e n tanto le d a visión tot ali ­ gue r ra es tá enc u b ie rt a p or la p a z apare n te . La cr isis imp on e es ta
za do ra a la problem áti ca n eces ari a , sino construy e también al su­ situac ió n co tid ia na como d omini o qu e ex ige ex p licació n .
J eto históri co qu e parece un a prácti ca sin objeto y sin suj e to , p ero 10. La militari za ción d e la vida imp on e un a ca rga ideol ógica ;¡
qu e se d e scubre pod erosa e n la tr ,m sformación cu a n d o se concre­ las a rtes qu e pu ede oc ulta rse co n significan le s aparent em ent e neu ­
ta su fun ción r adi cal. es d eci r, su capacida d de to car la raíz d e la s tro s. La es té tica ha tenido filie oClIl'a rse d e es to tant o e n la teorta
co sa s para h acerl as crecer co n rectitud. co mo e11 la pr áctica. En la teoría. es to es lo filIe hi zo a Gr.uusc ]
7. Las propo sicion e s totali zadoras d c la filos ofí a proponen se n ­ oc u pa rse d e la filo sofía d e C roce. En la pr áctica. sobre todo lo s
tido s. Esto se co nc re ta en o bjetos qu e tienden a se r reorgani zad o s y mini steri o s de cu lt ura revolu cionari a h an tenid o «n (' improv isar
e n suj et os qu e oc u pan sus lu gar es hi stórico y soc ial. Para con se guir pra gm át ica s para re solv er, g en eralm ent e d e m an era vo lu u ta ris ta,
am bas cosas, la filo sofí a requi ere d e la s cie nc ias, pero no a la m an era la s co n tra d iccio nes c u rre a rtisticiclad cu rocc n rrista v co lo n iza do ­
diver sionista int crdisciplin ari a d onde todo se complica con tod o, ra y la e mergencia de m odo s popul a res co m ple jos. Tod o es to for­
sino a partir d el d e scubrimi en to d e do m in io s teóricos y prácti co s. m a un a masa id eol ó gi ca «lI e requi ere d e o r ie n tac ió n es té tica co n
Est a exi g en cia h ac e d e la filo sofía un a necesidad teórica para a poyo e n la s cie nc ia s socia les v de la histori a.
precisar la cie n tific id a d, la artisticida d y la tecni cidael, es d ecir, lo s 11. El plan p ara una est ética asume esta s determinacion es y se
asp ectos e sencial e s de las prácticas, p ara 10 cual la filosofía d ebe fund a en el m at eri alismo hist órico y dialéctico co mo posib ilida d 1'1111 ­
establ ecer lín eas d e d emarcación en tre la s ideol ogías y las prácti ca s d am en tal p ara a p ro p ia rse d e lo s d om ini o s cu ltura les y d e sus ré ­
tr an sform adora s h asta d escu brir sus se n tidos hi stóri co s y so ciales. pli ca s artís ticas . Para lo grar es to , tien e que eje rcer un d es lin de
8. La s id e ol o g ía s orie n ta n él la s prácti ca s hacia intereses d e re­ co nsta n te co n id eol ogías adversa s, cicntificistas ;¡\gn nas. qu e co n ­
produ cción socia l co nc retos. A la cu ltu ra , m a sa a cumulada d e tribu yen a reducir e l arte a puro s e jerc icio s co m b ina to r ios y a
prácti ca s histórica s )' so cial e s inte gradoras de co m u nid ades , la s p ura se ns itiv id a d . Sobre la ba se d el descubrimi ent o d e la s d e ­
id e ol o gí a s la o r ie n ta n p ara re producir relacione s de reproducción termin acion es domin ant es e l pl an d e la es t ética cie n tífica se p ro ­
co ncre tas. La co m p lej ida d a lo qu e es to d a lugar a fec ta a las arte s, po ne ex p lica r la totalid ad d est orali zad a flu e co ns ti tuye n es tas
d e m od o de ex ig ir d e la es té tica el d eslind e ideológi co. d et ermin aci on es v los mod os corn o ca da art e -co n Sil propi a le­
Para ell o . tlO só lo es n ece sari o d e scubrir los domini os políti co s, g al id arl rcl at ivam cu te aut ónoiua- rcco ns t i t n yc a l sig ll i fica rl a .
eco nó n licos y soc ia les en las a rtes , sino lo s modo s co nc re to s co mo Este pl ant e ami ent o anula las co nce pc io nes es t éticas id e ali st a s
las a rtes co n fig ura n id eol o gí as, El juego e n tre el sig n ifica do so­ 911 c pl an tc an abs t ru cci on e s ideo lógic as tale s co mo c reac ió n,
cia l e hi stóri co, e l referente d el se n tido d e tocio es to y el p oder gcn ia lia d, co n te m p lac ió n. val or int rín- cco y por sllp uesto, el co n­
signifi cante d e la s artes es cues tió n qn e la e sté tica resuelve prcci ­ cc p to ro mán tico d e a rt e .
28 Alberto Hijár Sobre la cien tificida d de la estética 29

12. La prueba práctica de la estética científica reside en su po­ ha de significar el impul so a una investi gación abi erta pero 111­
der tran sfo rma do r. Esta transformación principia por la constitu­ transigente en sus principi os de transformación práctica .
ción de un corpus teórico de ruptura radi cal con las posiciones 16. La crítica a la ideología, el establecimiento de líneas d e de­
esté ticas idealistas. La ruptura radical lo es porque toca la raíz marcación entre las reducciones de las artes a ideologías exige la
ideológica, es decir, la reproducción de las relaciones de produc­ ap ro p iación de las leyes de la histori a y de las formacion es socia­
ción que sirven las posiciones aparentemente neutras . La trans­ les como punto de p artida. Esto aclara la finalidad prioritari a:
formación teórica conduce la transformación estrictamente abrir paso a la dim ensión estética para sup erar las artisticid ades,
práctica, lo cual se expresa en la apropiación de la tesis de que es decir, las ideologí as en imágenes f}u e obstaculizan el "vivir co n­
sin teoría revolucionaria no puede haber práctica revolucionaria. forme a las leyes de la belleza" .
13. Se descubre entonces la necesidad de explicar la produc­
ció n artística, que no el arte, como una producción específica pero
no distinta, en sus d eterminaciones fundamentales, de cualquier
otra producción . Sobre este principio materialista histórico y dia­
léctico, se plantea la ne cesidad de asumir la producción con sus
cuatro procesos: la producción en sentido restringido, la circu la­
ción, la reproducción y la valoración. La dialéctica entre estos cua­
tro procesos funda necesidades objetivas y subjetivas que exige n
sign ificació n . La producción artística es una producción especia­
lizada de esto, producto de la división del trabajo capitalista en
Europa y producto del desarrollo peculiarmente desigual y com­
binado en las dem ás formaciones sociales.
1-1. Cada arte se especifica sobre legalidades diferencial es. Los
problemas técnicos y sígnicos requieren de explicación sem ióti ca
qu e descubre sus accion es de réplica, gracias a la fundamentación
materialista dialéctica. Es evidente que la extensión analógica de
la lingüística ha sido determinante para liquidar las viejas antin o­
mias idealistas entre forma y contenido . Pero la postulación de la
rela ción de necesidad en tre significante y significado plantea un
referente que abre el paso a la metafísica, d e no resolverse con la
te oría de las ideologías. A su vez, el rango de generalidad y abs­
tr acción propio de ésta ha disminuido y ganado en concreción gra­
cias al análisis concreto de los signos y las técnicas concretas.
15. Finalmente, la llamada estética cien tífica no es algo defini­
tivo y terminado, se enfrenta a dificultades de dos tipos: las polí­
ticas determinadas por necesidades ideológicas tanto en el
cap italism o como en el socialismo y en los movimientos de libera­
ción nacional; las o tras dificultades son la carencia generalizada
d e confrontaciones de investigadores má s allá de posiciones
voluntaristas y de criterios cerrados, policiacos y sectarios. Contra
esto , el recurso de la lucha ideológica como ne cesiclad históri ca

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