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¿Crisis partidaria?

15. 01. 2018

La más reciente encuesta de Datum revela que existe una percepción de la gente sobre la
división de dos de los partidos políticos más estables en el país: El Apra y Fuerza Popular.
El quiebre de estos partidos, desde sus bancadas congresales se produjo tras la frustrada
vacancia a Pedro Pablo Kuczynski, y que terminó con 10 votos fujimoristas que salvaron al
mandatario (a cambio de un indulto negociado para el ex dictador) y con un enfrentamiento
público entre dos figuras notorias del aprismo.

Luego de ello, el grupo de congresistas que lidera Kenji Fujimori, ha sido objeto de una
serie de sanciones al interior de su bancada. El menor de los Fujimori, con su padre en
libertad, anunció que no habría renuncias en Fuerza Popular pero sí pedía una serie de
cambios al interior de dicho movimiento, sin embargo, el comité central del partido decidió
hacer caso omiso.

Más bien, lo que se produjo en los últimos días fue un proceso disciplinario a los 9
congresistas que acompañaron a Kenji la noche de la vacancia, por desobedecer la consigna
partidaria de apoyar la salida de Kuczynski, además Bienvenido Ramírez y Maritza García
fueron separados de la Comisión Permanente, a pedido de la bancada naranja.

¿Disciplina, compañeros?
En el Apra, la situación, aparentemente, es más complicada. Tras la designación de Abel
Salinas y Javier Barreda como ministros de Salud y Trabajo, respectivamente, la Comisión
Política del partido de la estrella decidió expulsar a ambos militantes de la agrupación. En el
caso de Barreda Jara, calificaron la actitud de asumir la cartera ministerial como una
“felonía” de parte del ex dirigente.
Barreda es un militante de vieja data. Fue viceministro de promoción del empleo en el
segundo gobierno aprista, además en su juventud fue asistente personal de Agustín
Mantilla, uno de los personajes más allegados a Alan García. En el caso de Salinas, su
militancia también responde a una tradición familiar, al ser hijo del exministro de Economía
del primer régimen aprista, Abel Salinas.

Esta situación, sumada al enfrentamiento entre Mauricio Mulder y Jorge Del Castillo el día
de la votación de la vacancia, además de la presencia de este último en una reunión con
médicos apristas, saludando la designación de Salinas en la cartera de Salud, alimenta la
teoría de un quiebre que ya tiene años.

Fuentes del aprismo, aseguran que existe una corriente que está en contra de la posición
tomada en el partido tras la figura de Alan García. Esta corriente se manifestó en el último
congreso aprista donde Del Castillo, junto a Luciana León y otros partidarios, estuvieron en
contra del proceso de elección que designó al ex mandatario como presidente del partido, a
pesar que él anunció su retiro tras el fracaso electoral del 2016.

Las mismas fuentes, aseguran que existe una tendencia por buscar una renovación del
partido, lo que incluye un alejamiento de la figura de García Pérez y de la relación tácita
con el fujimorismo, representada por la corriente Mulder – Velásquez Quesquén, que
respondería a los designios políticos de AGP.

¿Qué piensa la gente?


Un punto de discusión entre diversos analistas es si estos rompimientos son reales o forman
parte de la denominada “escopeta de dos cañones”. ¿Existe un quiebre en el aprismo capaz
de dejar fuera de sitio a Alan García? ¿Hay un conflicto entre hermanos en Fuerza Popular,
con dos bandos liderados por Kenji y Keiko Fujimori? ¿O en su momento, en las elecciones
todas estas divisiones quedarán a un lado y se colocarán atrás de las figuras monolíticas de
García y Alberto Fujimori?
Según la encuesta de Datum, en enero del año pasado el 56% de los entrevistados
consideraba que la bancada naranja estaba unida y solo el 35% creía en una desunión. Sin
embargo, esas cifras han cambiado significativamente. Hoy un mínimo 16% confía aún en
la fortaleza naranja, el 78% considera que la bancada ya está quebrada.

A esto se suma, que la popularidad de Kenji ha crecido de 24% en diciembre a 35% en


enero de este año, frente a la disminución de 33% a 28% de Keiko en el mismo período.
Mientras, en el aprismo las cosas van parecidas. Para los encuestados el bloque de la estrella
se encontraba unido para un 29% en septiembre del año pasado, hoy esa cifra ha disminuido
a 21%, mientras que la percepción de desunión ha aumentado de 49% a 63%.
Contradictoriamente, la popularidad de Alan García ha crecido dos puntos (de 7 a 9%)
aunque continúa en los últimos lugares de la preferencia de los encuestados.

Y en la izquierda, ¿cómo va la cosa?


Los números son fríos a la hora de analizar a la izquierda peruana. La ruptura de la bancada
del Frente Amplio fue más que notoria, dando paso al grupo parlamentario Nuevo Perú. Por
esta razón, solo el 19% de los encuestados considera que la izquierda peruana está unida en
el Congreso, frente al 56% que ve la ruptura de ambos grupos, cifras bastante altas frente a
los números del año anterior (32 – 44%)
Vistas así las cosas, ¿Existe en estos momentos una crisis partidaria producto de diferencias
irreconciliables? O ¿estamos solo ante una coyuntura temporal que tendrá que pasar en
etapa electoral? El denominado “gabinete de la reconciliación” nos puede dar algunas luces
de lo que ocurre en el gobierno y el papel que puede haber jugado PPK al negociar -excepto
con la izquierda- con facciones de los partidos que le complicaron la existencia en el primer
año y medio de su régimen.

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