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CAPITULO I

CONCEPTOS BASICOS
1.1. Biografía……………………………………………………………… 5
1.2. Contexto histórico…………………………………………………… 5
1.3. Aportes en la educación…………………………………………… 8
1.4. Obras (libros)……………………………………………………….. 9

CAPITULO II PENSAMIENTO
EDUCATIVO
2.1. Concepto y fines de la educación…………………………………. 10
2.2. Los contenidos educativos…………………………………………. 12
2.2.1 Valores………………………………………………………. 13
2.2.2 Contenidos………………………………………………….. 13
2.2.3 Cultura……………………………………………………….. 13
2.3. Propósitos y Funciones de los estudiantes……………………….. 14
2.4. Sujetos de la educación……………………………………………. 16
2.4.1. El educando………………………………………………….. 16
2.4.2. El educador…………………………………………………… 16
2.4.3. La comunidad……………………………………………….... 20
2.5. La tecnología educativa y el currículo integral……………………… 21
2.6. El contexto en la educación………………………………………….. 25

CAPITULO III

APORTES Y VIGENCIAS DE SUS IDEAS


3.2. Aportes…………………………………………………………………. 26
3.3. Vigencia………………………………………………………………… 29
3.4. Fuentes de consulta………………………………………………….. 30
3.5. Breve antología de su obra…………………………………………. 31
3.6. La cantuta, una experiencia en educación…………………………. 31
3.7. Evaluación cualitativa…………………………………………………. 33
3.8. Diferentes escritos……………………………………………………. 35
3.9. Tecnología educativa………………………………………………. 37
3.10. El currículo integral………………………………………………… 38
3.10.1. Dividido en diez capítulos…………………………………….. 39
3.11. Otros escritos……………………………………………………….. 41

Conclusión
Bibliografía
INTRODUCCION

Toda persona interesada por la educación nacional no puede pasar por alto el
gran aporte teórico y práctico del educador y filósofo peruano Walter Peñaloza
Ramella (1920-2005). Con su ejemplo de vida, el maestro Peñaloza nos ha
dejado grandes enseñanzas que los docentes siempre debemos tener en cuenta.
No obstante, los jóvenes estudiantes se preguntará quién fue Walter Peñaloza y
cuáles son esos aportes a los que hacemos referencia.

Para el Dr. Walter Peñaloza la Educación es “el moverse o fluir que brota del
ser de las personas; es un desenvolverse de sus potencialidades físicas,
anímicas y espirituales”. Afirma que la Educación es un proceso que va de lo
interior a lo exterior y que fundamentalmente “es el despliegue de la propia
persona para que el educando pueda llegar a ser persona a plenitud”. Ello
“implica su autonomía y libertad; su capacidad de aprehender los valores, la
mirada inquisitiva y sin prejuicios al medio físico, y su poder creativo”. Educar
es para Peñaloza promover el desenvolvimiento del ser humano y de sus
potencialidades; un proceso que suscite relaciones más adecuadas con el
grupo social, para lo cual la educación debe permitir incorporar la riqueza de la
cultura propia del pueblo y del acervo cultural universal, “debe impulsar la
capacidad que tienen „las personas‟ de tomar posición frente a la cultura
circundante debe despertar su poder creativo para que puedan renovar e innovar
la cultura del medio en que se ha nacido”

Hominizar al hombre, es lograr el desenvolvimiento de su desarrollo orgánico, de


sus capacidades corporales y psíquicas individuales, el apoderamiento de su
lengua, el desarrollo de su sentido de libertad, responsabilidad y autonomía
personal, de su capacidad inquisitiva, percepción de los valores y creatividad; ello
“no es posible sino a través de la socialización (contactos vivenciales y relaciones
con los demás y despertamiento individual al grado y ritmo de esas relaciones) y
de la culturación (captación y comprensión de las creaciones culturales del grupo
social).
CAPITULO I

CONCEPTOS BASICOS

1.1. BIOGRAFÍA

Walter Peñaloza Ramella nació en Lima el año de 1920. Sus padres fueron don
Manuel Peñaloza y doña Anita Ramella. Realizó sus estudios secundarios en el
colegio Anglo - Peruano de Lima y sus estudios superiores en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Se graduó de bachiller en Filosofía en 1943
con la tesis “Evolución del conocimiento helénico” y posteriormente se graduó
de doctor en Filosofía con la tesis “La deducción trascendental y el acto de
conocimiento racional”.

1.2. CONTEXTO HISTORICO


Trayectoria académica profesional

Desde 1940 fue profesor en el Colegio Anglo - Peruano (hoy San Andrés); donde
había terminado tres años antes su secundaria. Allí se destacó por la aplicación
de una nueva metodología para la enseñanza del castellano. El alumno se
convirtió en el protagonista de su propia enseñanza y la asignatura dejó de
centrarse en el aprendizaje de la gramática orientándose más al desarrollo de la
expresión oral, lectura y escritura.

En 1944 fue profesor por horas de Historia de la Cultura Peruana y de Estudios


Supervisados en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe. Aquí
observó que la pedagogía era deficiente y que al alumnado se le preparaba
para los exámenes y no para saber. Ese año inició su funcionamiento el
Colegio Militar “Leoncio Prado”, promovido y fundado por el General José del
Carmen Marín. Este colegio era de educación secundaria bajo un régimen militar
y con elevadas exigencias de rendimiento estudiantil y profesoral. Convocaba
concursos públicos para que los profesores se incorporaran a su cuerpo docente.
Fue el primero y el único en tener a todos sus profesores estables y donde se
realizaba el trabajo en equipo. En 1945, Walter Peñaloza se presentó al
concurso y fue nombrado profesor de Historia de la Cultura y
luego de Psicología y de Lógica. Posteriormente, por concurso, llegó a ser jefe
de curso. En esta época, la tesis con que obtuvo su Bachillerato en la Universidad
alcanzó el premio nacional de Filosofía y fue publicada como libro por la sociedad
peruana de Filosofía.

En ese mismo año, 1945, fue llamado a la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos para dictar el curso de Griego, por insistencia de José Tola Mendoza,
director del Instituto Lingüístico de la Universidad, y también por la Facultad de
Letras para la asignatura de Estética.

En 1946 debido a problemas políticos entre el APRA y el gobierno de Bustamante


y Rivero, con el que simpatizaba, le negaron la renovación de su contrato en la
universidad de San Marcos. La protesta de los estudiantes determinó que
su contrato fuera extendido y poco después la Facultad de Letras le encargó
el curso de Lógica.

Nuestra educación de esos años, academicista y memorista, no preparaba


para la vida ni para estudios ulteriores. Peñaloza consideraba que tal situación
debía y podía afrontarse, abordando la formación de maestros.

En 1948, Peñaloza es contratado por la Universidad de Río Piedras de Puerto


Rico, para crear el curso básico de Filosofía, dentro de la Facultad de Estudios
Generales. Encontrándose aún en dicha tarea, le llega en 1951, una carta del
entonces Ministro de Educación, Coronel Juan Mendoza Rodríguez, donde le
informa del proyecto para establecer una institución formadora de maestros, en
un moderno campus que se construiría a 40 km. de Lima, en un lugar
denominada La Cantuta, en Chosica. “La idea era transformar los antiguos
Instituto Pedagógico Nacional de Varones e Instituto Pedagógico Nacional de
Mujeres, situados en Lima, en la Escuela Normal Central, ubicada en La
Cantuta”. Esta sería una institución coeducacional. Y le propone dirigirla.

El 6 de Julio de 1953 se inauguró la Escuela Normal Central de la Cantuta, en


Chosica – Lima. Walter Peñaloza, asumió su dirección iniciándose la gran
experiencia formadora de maestros que este educador evocará años después
en su obra:
“La Cantuta. Una Experiencia en Educación”.

Walter Peñaloza fue director de La Cantuta durante 10 años, donde realizó


cambios radicales en la formación universitaria en general y en la formación del
magisterio en particular. El año 1960 dejó La Cantuta y en 1961 empezó a
trabajar en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Luego, fue llamado
para desarrollar la temática correspondiente a Metodología de la Enseñanza
Universitaria en la Universidad Nacional de San Marcos. En el año 1963, durante
el gobierno de Fernando Belaúnde, fue llamado a asumir otra vez la dirección de
la Escuela Normal Superior, pero no aceptó. En ese año fue designado
Embajador del Perú en Alemania Occidental cargo que desempeñó hasta 1969.
En 1969, luego de su retorno al país, asumió la Dirección de Evaluación de
Universidades del Perú en el Consejo Nacional de la Universidad Peruana
(CONUP) y viajó por muchos lugares del territorio nacional.
Fue miembro de primer orden de la Comisión Nacional que elaboró la Reforma
Educativa Peruana de 1972, que dirigiera Emilio Barrantes.
Terminada la labor de la Comisión de Reforma, fue miembro del Consejo
Superior de Educación, que supervisaba la ejecución de la Reforma y más tarde,
Asesor del Ministro de Educación hasta 1978.

En 1978 fue contratado por la Universidad del Zulia en Venezuela como Asesor
del Vice - Rectorado de Regionalización. En 1980, en dicha Universidad, fue
Asesor de la radical reforma curricular que esa institución emprendió y dentro
de la cual su tesis del currículo integral fue cabalmente asumida. En 1986 fue
Asesor Académico de la Universidad Rafael Urdaneta, la cual implementó
también el curriculum integral en sus labores académicas. En 1987 y hasta el
2000 fue miembro de la Comisión Nacional de Curriculum del Consejo Nacional
de Universidades, de Venezuela. En 1994 fue Asesor de la Sección de
Planificación y Desarrollo del Currículo de la Universidad de Zulia. Residió 22
años en Venezuela.
En 1991 fue designado Rector Vitalicio (Ad Honorem) de la Universidad Nacional
de Educación “Enrique Guzmán y Valle”, institución en la cual se había
transformado la Escuela Normal Superior, de la Cantuta. Participó
últimamente en el Forum Internacional de Educación “Encinas”, organizado por
la Derrama Magisterial, del Perú, en los años 1996 y 1998.

A partir del año 2,000 su presencia en el Perú fue más frecuente, participando
como conferencista magistral en innumerables eventos promovidos por
universidades del país y otras instituciones académicas del Perú. En el año
2,001 asesoró la reestructuración de los planes curriculares de la Universidad
Nacional San Luis Gonzaga de Ica.

El 6 de agosto del 2002, en acto presidido por el Ministro de Educación Dr.


Gerardo Ayzanoa Del Carpio, su discípulo, el gobierno del Perú le impuso las
Palmas Magisteriales en el Grado de AMAUTA, máxima condecoración otorgada
en reconocimiento a sus excepcionales aportes a la educación, la ciencia y la
cultura. Actualmente es Jefe del Gabinete de Asesores del Ministro de Educación
y es el gestor de los cambios que se han producido en los currículos de 1º y 2º
grados de Educación Secundaria que se aplican experimentalmente en 50
colegios así como de los cambios curriculares que se aplican experimentalmente
en 25 Institutos Superiores Pedagógicos Públicos del país.

1.3. APORTE EN LA EDUCACIÓN PERUANA

Su gran aporte a la educación del país lo constituye la reforma en la educación


universitaria, entre los que se destacan:
• La semestralización de los cursos

• Unificación de la formación de los profesores para inicial, primaria y


secundaria.

• Promovió el sistema del crédito universitario para dar una mayor


comparabilidad entre los planes de estudios de las universidades. Este sistema
se sigue utilizando en las universidades peruanas hasta la fecha.

• Intensificación de las prácticas pre profesionales.

1.4. . OBRAS(LIBROS)

 (1946) La evolución del conocimiento helénico: Hilozoísmo-eleatismo.


Sociedad Peruana de Filosofía. Lima.
 (1955) Estudio acerca del conocimiento. Edición del autor. Lima.
 (1961) Introducción a la filosofía y lógica. Editorial Colegio Militar Leoncio
Prado. Lima.
 (1962) El Conocimiento inferencial y la deducción trascendental. Biblioteca
filosófica Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
 (1973) El discurso de Parménides. Ignacio Prado editor, Lima.
 (1980) Tecnología educativa. Editado por la Escuela Empresarial Andina
del Convenio Andrés Bello. 2ª edición. Lima.
 (1989) La Cantuta. Una experiencia en educación. Edición auspiciada por el
CONYTEC, Lima.
 (2000) El currículo integral. Optimice editores, Lima.
 (2000) Un juicio acerca del bachillerato. Edición Derrama Magisterial. Lima.
 (2001) La enseñanza del lenguaje. Ediciones INLEC. Lima.
 (2003) Los propósitos de la educación. Fondo Editorial del Pedagógico San
Marcos. Lima.
 (2004) El algoritmo de la ejecución del currículo. Fondo Editorial del
Pedagógico San Marcos. Lima.
CAPITULO II
PENSAMIENTO EDUCATIVO

2.1. CONCEPTO Y FINES DE LA EDUCACIÓN

o En Peñaloza pensamiento, teoría y praxis han ido siempre de la mano.


Es de los educadores que hace lo que piensa, y piensa, reflexiona y teoriza
a partir de los resultados que le da el llevar a la práctica sus ideas.

o La educación para Peñaloza es “el moverse o fluir que brota de las


personas; es un desenvolverse de sus potencialidades físicas, anímicas
y espirituales”

o Es un proceso que va de lo interior a lo exterior y que fundamentalmente


“es el despliegue de la propia persona para que el educando pueda
llegar a ser persona a plenitud” (3). Es el desenvolvimiento de las
potencialidades del ser humano en un proceso de interrelación social en
el que incorpora la riqueza de la cultura de su pueblo y lo valioso de la
cultura universal

o En su libro, “El Currículo Integral”, teorizando sobre lo que es la


educación dice “la educación refleja el estrecho enlace de tres términos
que no pueden separarse: hombre, sociedad y cultura. La Educación es
un proceso de hominización, socialización y culturación”

o Hominizar al hombre es lograr el desenvolvimiento de su desarrollo


orgánico, de sus capacidades corporales y psíquicas individuales, el
apoderamiento de su lengua, el desarrollo de su sentido de libertad,
responsabilidad y autonomía personal, de su capacidad inquisitiva,
percepción de los valores y creatividad. Esto “no es posible sino a través
de la socialización; vale decir, de los contactos vivenciales y relaciones
con los demás y del despertamiento individual al grado y ritmo de esas
relaciones. Pero la hominización necesita igualmente de la culturación
como captación y comprensión de las creaciones culturales del grupo
social.

o La culturación no es posible sino dentro del grupo social y a base del


fortalecimiento de la libertad, autonomía personal, creatividad y la
aprehensión de los valores. Y la socialización no ocurre plenamente y
con sentido al margen de la captación de las creaciones culturales y sin el
despliegue de los rasgos personales de libertad, autonomía personal,
creatividad y descubrimiento de los valores”

Estos propósitos pueden observarse en el siguiente esquema:

HOMINIZACION SOCIALIZACION CULTURIZACION

Desarrollo de Relación con el Incorporación de


persona. grupo humano: la cultura:
Despliegue de Padre, familia, Capacidad de
sus potenciales personas crear cultura y
físico, anímico y mayores vivir dentro de
espiritual: (entorno un entorno
Autonomía, humano). cultural.
libertad
aprehender
valores.

Contactos Capacidad
Persona a vivenciales, personal de captar
plenitud relaciones con los valores.
demás.
El esfuerzo desplegado a lo largo de sus años de experiencia expresan la
estrecha correspondencia con estos planteamientos. Peñaloza advierte, sin
embargo que la educación es un proceso muy complejo intrínsecamente y
difícil de materializar en forma plena. Aproximarse al fin de la educación
implicaría por ello estimular la libertad y autonomía de los educandos pero
evitando segregarlos del grupo social, incitándolos a aprehender la cultura a la
que han advenido, despertando su capacidad de captar valores, para – con la
libertad y responsabilidad alcanzada – participar crítica y creadoramente en
nuevas realizaciones culturales. En definitiva, es hacer posible que los
educandos desenvuelvan sus capacidades; se relacionen adecuadamente con
el medio social e incorporen la cultura de su época y de su pueblo.

2.2. LOS CONTENIDOS EDUCATIVOS

Peñaloza sostiene que la educación debe posibilitar vivir actividades y


experiencias con propósitos cognitivos, pero también sin finalidad cognitiva,
con sentido axiológico diferente; por lo tanto, los contenidos educativos
concretizan valores de naturaleza e intencionalidad distintos, que deben ser
tenidos en cuenta en su conjunto si aspiramos desarrollar una educación integral.
Una educación que no ponga en contacto a las nuevas generaciones con la
pluralidad de valores prevalentes en la cultura como un corpus, determina
necesariamente en aquellas un empobrecimiento de su vida personal y social.
Si un grupo de seres humanos, viviendo dentro de su cultura, como es forzoso,
por alguna razón se mantiene o es mantenido al margen de la riqueza y
variedad de las realizaciones culturales, es decir, si la educación no cumple su
papel de vía de contacto con la cultura, ese grupo quedará alejado de ésta y no
se hallará al nivel de su época en todo lo esencial.

Sostiene Peñaloza que para que la formación sea integral, la educación no


debe privilegiar los contenidos vinculados con un valor en desmedro
significativo de los relacionados con otros valores.
Los valores prevalentes de la cultura que deberían ser tenidos en cuenta si
aspiramos a una formación integral del educando y que se concretizan en los
contenidos educativos y en el currículo, son, entre otros, los siguientes:

VALORES
Verdad Belleza Bien Dios Legalidad Justicia Utilidad Productividad

CONTENIDO
Ciencia Arte Moral Religión Derecho Organización Organización Tecnología
Política Económica
CULTURA

2.2.1. VALORES
Verdad Belleza Bien Dios Legalidad Justicia Utilidad Productividad

2.2.2. CONTENIDOS
Ciencia Arte Moral Religión Derecho Organiz. Organiz.
TecnologíaPolítica Económica

2.2.3. CULTURA
La educación, para Peñaloza, no se da sólo en el plano cognitivo. Una
educación saturada de contenidos cognitivos es mutiladora de los
educandos. La educación no debe ser intelectualista y academizaste
sino una educación plena, en la que exista contacto con los conocimientos
(esfera de la verdad científica), pero asimismo la oportunidad de entrar en
contacto y vivenciar otras manifestaciones de la cultura, mediante una
serie de actividades en las que los alumnos son los protagonistas y la
especificidad de sus contenidos no es locognoscitivo.
Estos contenidos educativos, según Peñaloza, pueden agruparse en
áreas que se encuentran interconectadas y que tienen:

2.3. Propósitos y funciones específicas en el proceso formativo de los


estudiantes

a. El área de conocimientos, para brindar el saber de las disciplinas científicas


que se estima pertinentes y que provee los conocimientos indispensables
para el desarrollo cognitivo de los estudiantes.

b. El área de capacitación para el trabajo orientada a la habilitación laboral


u ocupacional de los educandos. Comprende procedimientos y técnicas
relacionadas con la variedad de aspectos ocupacionales que los
alumnos deberán adquirir. Es el campo de las competencias
ocupacionales pero también se vinculan con ella las competencias
comunicacionales y sociales.

c. El área de actividades, integrada por una serie de acciones organizadas


que los alumnos deben realizar para alcanzar vivencias vinculadas a la
vida, a su desarrollo físico y a aspectos no veritacionales de la cultura,
tales como las actividades artísticas, religiosas, cívicas y morales entre
otras de valor formativo.

d. El área de investigación, planteada por el Prof. Ernesto Viacava y que


Peñaloza incorporó al currículo integral, considerando que el área de
conocimientos ofrece lo alcanzado por los hombres y, en cambio, el área
de Investigación pone a los jóvenes universitarios en contacto con el
proceso por el cual se llega a los conocimientos.

e. El área de consejería, para facilitar a los alumnos apoyo permanente


desde el punto de vista personal y académico. Apoyar su proceso
formativo y psico - vocacional.
Los contenidos educativos cognoscitivos tienen una naturaleza e
intencionalidad educativa distinta de los no cognoscitivos y por lo tanto formas
de aprender diferentes que demandan actitudes también diferentes. Al respecto
nos dice Peñaloza que frente al aprendizaje tenemos dos actitudes: la óptica y
la háptica (conferencia sobre “Valores y Orientaciones en la Universidad”.
"Hay aprendizaje óptico en nuestros alumnos cuando logramos que ellos asuman
la actitud óptica y busquen o detecten en la realidad sus rasgos
característicos. Hay aprendizaje háptico en nuestros alumnos cuando los
sumergimos en situaciones en que pueden actuar, hacer y vivir los valores
existentes en esas situaciones. Vale decir, si se trata de la pintura, no darles
lecciones de pintura (esto es óptico), sino hacer que pinten (esto es lo háptico);
si se trata de teatro, no darle lecciones sobre teatro, sino que hagan teatro; y
así con cualquier forma de arte. Como ha dicho Pavarotti, con humor un tanto
grueso, con respecto a la música: "Querer enseñar música por solfeo es como
aprender a hacer el amor por teléfono". Si pasamos al dominio de lo ético,
prácticamente nada se logra con lecciones (esto es lo óptico), sino con
actividades comunitarias, en las cuales los alumnos van a las comunidades, no
a estudiarlas, sino a servirlas. Allí perciben, mejor aún, viven sus carencias y
realizan acciones para amenguarlas y paulatinamente se crea en ellos un
compromiso ético para con el prójimo (esto es háptico).
Si entramos en el campo de lo técnico, si bien, como hemos manifestado, la parte
que consiste en conocimientos se aprende ópticamente, la parte que posee de lo
no cognoscitivo, esto es, las acciones de las profesiones y de las artesanías,
tienen que aprenderse de manera háptica. Un estudiante de medicina, por
ejemplo, aprende a suturar, no por lecciones, sino suturando. Un alumno de
arquitectura aprende a planear edificios, diseñándolos bajo la supervisión del
profesor, y participando además en la construcción de los mismos”.
En suma, los conocimientos y el valor de la verdad se aprenden ópticamente;
todo lo no cognoscitivo, los valores no veritacionales, se aprenden hápticamente.
Peñaloza mismo, ya que de él trata este estudio, es una clara expresión de los
óptico y háptico, su vida y obra ha sido y es una permanente confrontación entre
el conocer o saber y el hacer.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

2.4. SUJETOS DE LA EDUCACIÓN

2.4.1. El Educando
Para Peñaloza, el educando es el sujeto inmediato del esfuerzo del
maestro y por ello el sistema educativo sólo se justifica en el logro de su
desarrollo integral. En este proceso, el currículo como instrumento de y
para los educandos debe insistir en el aprendizaje de : hábitos motores
(limpieza, orden, descanso, comidas, fórmulas de cortesía);
asociaciones nemónicas; lectura globalizada; destrezas (adquisición que
se hace mediante el condicionamiento de conductas); información para
ser retenida (hechas voluntariamente y con el propósito de reproducir su
contenido en el futuro); regularidades que hay que percibir; formación de
conceptos; aprendizaje de relaciones (aprehender relaciones; entender
enlaces causales, efectuar análisis y síntesis, imaginar y crear en general);
actitud inquisitiva para conocer y experimentar; valoración ética,
artística, religiosa, política, jurídica, económica, tecnológica; convivencia
en el grupo social; realización de lo ideado (ejercitación de la acción y
capacidad de decisión); autonomía del ser (alcanzar en la vida una
posición autónoma y no heterónoma); identidad cultural (lo nuestro).
Todos estos aspectos llevan a que el educando sea una persona humana
completa, equilibrada, espontánea, creativa, autónoma, que sepa aceptar
lo nuestro y transformarlo. Peñaloza sostiene que el educando debe
participar activamente y en forma protagónica en el proceso educativo
que lo conduzca al logro de tales propósitos. El educando es la razón de
ser del fenómeno educativo.

2.4.2. El Educador
Pocos maestros y teóricos de la educación han abordado con tanta
vehemencia, amplitud y profundidad el tema de la concepción, función y
formación del educador como Walter Peñaloza; quizás ninguno como él
ha dedicado tanto tiempo de su vida a tan importante labor. En este campo
Peñaloza no fue sólo un teórico sino que fue el ideólogo y conductor de
una de las experiencias más valiosas que tuvo el Perú: la
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

formación de maestros en la Escuela Normal Superior “Enrique Guzmán


y Valle” La Cantuta, impregnada de una filosofía y praxis cuyos
sustentos teóricos, doctrinarios y pedagógicos se encuentran en el
pensamiento y obra de este insigne educador. Peñaloza concibió la
formación de maestros en forma integral y sin hacer discriminaciones si
eran de educación primaria, secundaria o técnica. Consideró que el
maestro debería ser formado integralmente para que pueda actuar con
compromiso, eficiencia y eficacia en una educación cuyo fin es formar
integralmente al hombre como persona, como ser social y como agente
promotor de su cultura.

Concibió al maestro como aquel profesional formado en sus


dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual, que entendía que la
educación además de ser considerada como ciencia y como técnica era
también filosofía y arte y que por lo tanto su formación no podía descuidar
ninguno de estos aspectos.

Sostenía que “nadie le podrá quitar a la educación su naturaleza auténtica


de arte y al maestro su carácter de artista” (8). “Lo que hace el maestro
tiene como propósito causar un impacto profundo en el alma del niño, del
joven o del adulto. Su finalidad es que el alumno se transforme. Por lo
tanto, en el maestro hay tanto de actor como de creador. El maestro es,
por consiguiente, mucho más que el artista reiterativo (...) Es más bien
el artista creador, porque no solamente recrea lo que dice, sino que en
cada nuevo acto de labor con los educandos está creando para ellos y
en cierto modo, creándolos a ellos mismos”

Su convicción de que la educación debía tener como fin formar


integralmente al educando para lograr que éste se desarrolle como
persona, como ser social, como partícipe y promotor de su cultura tiene
como piedra angular “el currículo integral” que creó y defendió a lo largo
de toda su vida y que se plasmó en la experiencia de formación de
maestros de La Cantuta, tal como él mismo lo refiere en su obra “La
Cantuta. Una Experiencia en Educación”. El Currículo Integral contribuyó
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

a rescatar la figura del maestro educador y se contrapuso a la figura del


maestro meramente enseñante. Los futuros maestros debían recibir y
explorar conocimientos, incorporar receptiva y creadoramente el mundo
de lo cultural, vivir experiencias no cognoscitivas, efectuar numerosas y
consistentes prácticas profesionales que le posibiliten alcanzar
destrezas en el ejercicio docente, y alcanzar, dentro de lo posible, un
armónico desarrollo de sus capacidades interiores, mediante el apoyo de
la consejería; “quedaban preparados, con todo ello, a través de una
experiencia viva de varios años, para actuar más tarde ante los niños y
jóvenes a su cargo en todas esas áreas, vale decir para impulsar, a su
turno, un currículo integral en su trabajo con esos niños y adolescentes”

Para Peñaloza, el educador es aquél que “debe tener la habilidad y


espíritu profundo para promover la autonomía y el sentido de libertad de
los niños, jóvenes y adultos; para despertar y desarrollar en ellos sus
capacidades de observación, reflexión y análisis; para llevarlos a la
comprensión de los valores; estimularlos a la noción de solidaridad, a la
toma de conciencia y comprensión cultural circundante (arte, religión,
tecnología, moral), seguida de la toma de posición ante dicho mundo y,
si es posible, de la acción creadora. Por eso, únicamente el que arme
integralidad en su formación puede transportar esa integralidad a sus
futuros alumnos. Quien no tiene la vivencia de la formación integral, no
puede brindarla a nadie, en realidad no sabe siquiera lo que es, no tiene
idea de su existencia”

El verdadero papel del maestro es que los educandos alcancen el contacto


con los valores, lo cual es imposible si el mismo profesor no posee amplia
comprensión de dichos valores y de las creaciones culturales de los
hombres. De allí que la dimensión axiológica (orientación a valores)
y la comprensión del mundo cultural en la formación de los maestros
resulten decisivas. Estos son los pilares insustituibles de su verdadera
preparación como futuro educador, concluye.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

Las innovaciones que Peñaloza introdujo en la formación de los maestros,


en la Escuela Normal Superior, de la Cantuta, incluyendo algunas que han
sido citadas en las páginas anteriores, se resumen así: por primera vez en
el Perú y en América Latina se planteó la igualdad de formación sustantiva
de carácter universitario de todos los maestros (primarios, secundarios,
técnicos, pre-escolares); la igualdad de años de estudios al nivel de los
maestros secundarios (antes en la propia institución, y coetáneamente en
el país, los técnicos eran preparados en
1 año, los pre-escolares en 2, los primarios en 3, y los secundarios en 4
y 5); la igualdad de títulos (a todo el profesorado); por primera vez en el
Perú y en América Latina se introdujo el curriculum integral para la
formación de los maestros; el curriculum flexible (en circunstancias en que
en todas las instituciones universitarias existía el currículo rígido); se
intensificaron y diversificaron las Prácticas Profesionales (seis semestres
para todos los tipos de maestros); el sistema semestral de cursos, para
aligerar la carga académica sobre los alumnos; el sistema de créditos,
modificado para adaptarse al currículum integral (este sistema -sin la
modificación- se generalizó después en las Universidades y hoy se ha
endiosado y convertido en un fetiche); el profesorado a tiempo completo
(que lo fue en su 100%); el sistema de profesorado único (los mismos
profesores para las secciones de futuros maestros y para los planteles
de aplicación de primaria, secundaria y técnica, lo que hacía que los
profesores no sólo expusieran lo que debe ser la educación, sino que
permitía que fueran vistos por los futuros maestros en la labor práctica con
los niños y adolescentes y hacía posible, a la vez, la supervisión de las
Prácticas Profesionales de la manera más sencilla y directa); el
sistema tutorial, en virtud del cual cada profesor era tutor de 12 futuros
maestros como máximo; la evaluación de los profesores, por sus alumnos,
los futuros maestros, al término de cada ciclo, como un factorde su
evaluación global; la evaluación periódica de la institución toda, para
detectar sus debilidades y sus aciertos; los estudios de post- grado (en
Física y en Química); los estudios permanentes de profesionalización para
los maestros no titulados en servicio; se creó el
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

gobierno estudiantil, el cogobierno en la institución (antes que la ley


universitaria de 1960 lo estableciera), el Tribunal de Honor de los
estudiantes, que trataba autónomamente las faltas serias de los
alumnos.

2.4.3. LaComunidad
Peñaloza atribuye a la comunidad un rol importante en la formación del
educando. La familia y las instituciones sociales en general influyen
significativamente en la educación de los niños y jóvenes. La educación
inicial de 0 a 6 años, que él propuso, con el profesor Carlos Castillo Ríos
(también miembro de la Comisión Nacional) para la reforma educativa
de los 70, consideró un rol protagónico a los padres y madres de familia
puesto que es en los primeros años de vida donde se sientan las bases
del desarrollo bio - psico - social y espiritual de los educandos.

El fundamento de la Educación Inicial era (y es) que en nuestro país,


con inmensas mayorías pobres, discriminadas, con carencias gravísimas
de salud y de nutrición, los niños desde que nacen están sujetos a una
seria deprivación, que genera déficits corporales y síquicos, de tal modo
que cuando llegan a las escuelas (cuando llegan) son candidatos al mal
rendimiento, la repetición y la deserción. Por tanto –sostenían Peñaloza
y Castillo Ríos- comenzar la educación a los 7 años (como en Europa o
Estados Unidos) era en el Perú demasiado tarde. Había que efectuar
con la Educación Inicial un proceso de protección a los niños desde que
nacen, brindándoles salud, nutrición y estímulos educativos adecuados,
para que puedan ingresar a la primaria en normales condiciones físicas
y síquicas. Se aprecia que se contribuía de esta manera a establecer un
sistema educativo que fuera acorde con la realidad y las necesidades de
los peruanos. La educación debía ser un proceso que compromete a la
sociedad en su conjunto.

Los padres y los maestros deben buscar que el niño, el adolescente y el


joven logren el equilibrio interior de sus cuerpos y de sus espíritus, la
autonomía y libertad necesarias; deben lograr impulsar las actitudes
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

reflexivas y de análisis, el estudio crítico y objetivo, la toma de posición


frente al mundo, el sentido de responsabilidad y despertar en ellos la
percepción de los valores y la creatividad. El contacto con otros seres
humanos, comenzando con los padres y con la propia familia, enriquece
y estimula la vida psíquica y espiritual de cada individuo.

La relación educando - familia no es un acto meramente mecánico en el


pensamiento educativo de Peñaloza, sino que implica un acto de amor y
un estímulo permanente de los mayores que incentivan al educando a
formarse, promoviendo el sentido de solidaridad con los otros seres
humanos. De allí la importancia que tiene tanto en la educación
espontánea como en la educación sistemática las acciones de la familia,
del grupo humano inmediato y de la sociedad en general.

2.5. La tecnología educativa y el Currículo Integral

El libro “Tecnología Educativa” se escribió en oposición a la Tecnología


Educativa conductista, que a mediados del 70 estaba en boga en el Perú, como
en toda América Latina, y porque Peñaloza consideraba que era contraria a los
postulados de la Reforma Educativa que se había iniciado en el país. La
doctrina conductista que enfatizaba las conductas verbales, subrayando su
externalidad, y negando paralelamente la existencia de la conciencia, o bien
juzgándola como una caja negra inaccesible -en el caso de algunos de sus
defensores- difería radicalmente de la concepción de la reforma que era
humanista y ponía el acento en las potencialidades de la conciencia y en la
concientización. Al mismo tiempo, la obra constituye un análisis holístico de lo
que es la tecnología educativa, nuevamente distanciándose de la tecnología
educativa conductista que consistía en una serie de exámenes dispersos,
carentes de estructura.
La tecnología educativa es para Peñaloza un conjunto de procedimientos para
resolver el problema de la educación y ostenta varios niveles que deben ser
tenidos en cuenta, tal como sostiene en su libro sobre Tecnología Educativa:
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

Primer nivel : El curriculum.


Segundo nivel: Metodología de los bloques curriculares.
Tercer nivel: Instrumentos Auxiliares del trabajo educativo.
Cuarto nivel: Sistema de Aprendizaje.
Quinto nivel: Evaluación.

El primer nivel es fundamental porque plasma la concepción educativa; el


segundo, tercer, cuarto y quinto niveles, progresivamente más específicos,
se subordinan los más bajos a los más altos, y todos están subordinados al
primero, y el conjunto depende de la concepción de la educación. Una tecnología
educativa que no exprese una concepción de la educación y que no se preocupe
de explicitar la concepción que le sirve de base, es un mero ejercicio tecnocrático
y mecánico, colocado en la superficie de la educación, sostiene Peñaloza.

La construcción del currículo, sostiene, es el verdadero punto de partida de


todo trabajo en tecnología educativa y aquí hay que considerar que en el
trabajo curricular hay un conjunto de experiencias cuyo propósito es cognoscitivo
(caso de la física, matemática, biología) pero también deben considerarse otras
experiencias cuya teleología no es cognoscitiva; como por ejemplo, las
relacionadas con el arte en el que más que preocuparnos por la teoría sobre el
arte lo que interesa es crear vivencias artísticas y “abrir la conciencia de los
educandos a la comprensión de la belleza”. Se encuentran también en esta línea
de experiencias la educación ética, la educación física y la educación religiosa,
entre otras.

La capacitación para el trabajo, con su propósito de adquirir destrezas


(competencias), y la orientación del educando, constituyen otros componentes
del currículo que no deben soslayarse porque importan para la formación de los
estudiantes y porque el maestro es, por naturaleza, un orientador y un guía del
educando.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

Algunos aspectos importantes que nos plantea el currículo integral en la


formación del profesorado, tal cual fue aplicado en la Escuela Normal Superior
“Enrique Guzmán y Valle” y, algunas décadas después, en la Universidad del
Zulia (Venezuela) y otras Universidades venezolanas y que se comenzó en la
Universidad Nacional Autónoma-León, de Nicaragua, son los siguientes:

a) Área de conocimientos. Peñaloza plantea que la formación en esta área


debe ser a través de experiencias cognoscitivas, no mediante la mera
exposición de contenidos realizada por el profesor. Debe posibilitar el
contacto de los educandos con los hechos y objetos del conocimiento,
para que los descubran, aprehendan y analicen, (este proceso es
centrífugo: brota del interior de la persona y se lanza sobre la realidad).
En esta área lo primero son los conocimientos de Formación General, y
en éstos el núcleo principal lo conforman los cursos antropocéntricos:
materias que muestren la situación del hombre en relación con el mundo
físico, biológico y social y ante la totalidad del ser, así como frente al
continente en que le ha tocado vivir y a su país. La propuesta de
contenidos de Formación General de Walter Peñaloza comprende
asuntos como los siguientes: problemática humana de la comunicación;
problemática ecológica, científica y tecnológica; problemática histórico -
antropocéntrica y problemática epistemológica. Se debe también tener
en cuenta cursos de autorreflexión, que se dirigen a examinar ciertos actos
humanos o bien la vida toda del hombre: acto de estudiar y aprender, acto
del pensar o lógica; métodos de aprendizaje; teoría del conocimiento; vida
global y cotidiana: cursos de carácter psicológico. Y, por último, cursos
comunicacionales: uso de la lengua propia, lenguas extranjeras,
matemática, computación.
Al lado de la Formación General se hallan los conocimientos de Formación
Profesional propios de cada carrera y que son los indispensables para
proporcionar a los estudiantes las bases cognoscitivas de la profesión que
han escogido. Desde su trabajo en la Escuela Normal Superior de La
Cantuta, y su labor como Director de Evaluación de Universidades, en el
Consejo Nacional de la Universidad Peruana, y en la Comisión Nacional
de Currículo, del Consejo Nacional
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

de Universidades, en Venezuela, Peñaloza siempre ha propugnado que


los conocimientos de Formación General no deben darse en los
primeros semestres de cada carrera (estructura horizontal: los llamados
Estudios Generales), sino que deben ser los acompañantes
permanentes de la Formación Profesional, a lo largo de los diferentes
ciclos semestrales (estructura longitudinal o diagonal de la Formación
General).

b) Área de actividades no cognoscitivas: En esta área los futuros maestros


no van a recibir lecciones y por ello no se habla de materias, ni de
cursos, ni de asignaturas, sino de actividades. Por lo tanto, es entrar en
contacto con los demás valores que importan a los seres humanos en
general y a cada cultura en particular (belleza, justicia, bien, civismo, la
idea del ser supremo, la legalidad, la persona humana en cuanto fin).
Cuando los alumnos participan de las vivencias artísticas, por ejemplo,
lo fundamental no es la teoría sobre el arte sino hacer arte, experimentar
y vivenciar el arte.

c) Área de prácticas profesionales orientada a proveer casos y situaciones


reales propios de la carrera que se ha escogido con la finalidad que los
futuros maestros aprendan a detectarlos, reconocerlos y manejarlos en
forma satisfactoria. Estas prácticas poseen carácter global e integrador.
Para llevarlas a cabo los futuros maestros debe movilizar la teoría y la
práctica que han obtenido en diversas asignaturas y aprender a
seleccionar lo que de veras resulta aplicable al caso que están
enfrentando. Es el campo de las competencias adquiridas para el ejercicio
eficiente de la profesión.

d) Área de investigación, que no solamente debe reducirse al manido curso


de Metodología de la Investigación, sino que debe contener por lo
menos dos talleres semestrales de investigación real, en que los
alumnos puedan completar pequeños procesos investigativos. Conocer
los métodos para investigar y la secuencia de sus pasos es un puro
ejercicio especulativo. Así como no se aprende a nadar -dice Peñaloza-
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

por teoría, sino nadando, del mismo modo se aprende a investigar, o, al


menos, a tener una vislumbre de lo que es la investigación, únicamente
investigando.

e) Área de consejería: Con esta área se busca lograr la adecuación de los


futuros maestros a la naturaleza de la formación universitaria en sus
diversas etapas, pues cada una ostenta sus propias exigencias y
responsabilidades. La consejería da soporte al futuro maestro en sus
trabas y problemas de aprendizaje; y promueve su avance hacia una
personalidad ecuánime y plena. Todo esto influye en buscar el equilibrio
interior de los alumnos, cimiento sólido para su buena formación y para
el inicio de su ejercicio profesional después de graduarse.

Generaciones de maestros fueron formados con esta concepción de


currículo en el Perú y en Venezuela y sus alcances en la educación
están todavía por ser sistematizados.

2.6. El contexto o entorno en la educación

Peñaloza dio singular importancia al contexto o realidad al formular su


propuesta educativa y de formación de maestros. Su conocimiento de la
realidad del país, su formación filosófica y su experiencia como docente, le
permitieron configurar una filosofía de la educación que sustentó la creación del
currículo integral como el corazón de una concepción de educación también
integral. Su propuesta recoge los valores prevalentes de nuestra cultura y
concibe una educación centrada en el cultivo de estos valores. Recoge el
aporte de la teoría educativa internacional, la procesa y aprovecha a la luz de
su concepción teleológica de la educación, pero fundamentalmente crea una
propuesta educativa para el país, convencido de que ella debe ser
necesariamente creación del maestro peruano. Su pensamiento, por ello, es
una respuesta permanente a nuestro contexto y realidad.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

CAPITULO III

APORTES Y VIGENCIA DE SUS IDEAS

Muchas son las ideas que Walter Peñaloza ha brindado a la educación del país
y que han rebasado sus fronteras.

El valor de esas ideas no está sólo en haber sido formuladas como resultado
de la reflexión y el análisis de nuestra problemática educativa, tampoco en el
reconocimiento que merecen dentro y fuera de nuestro continente; sino,
fundamentalmente, en el hecho de haber sido llevadas a la práctica, haber
contribuido y estar haciéndolo para que tengamos una mejor educación, mejores
maestros, y educandos con un futuro diferente.

3.2. APORTES
Entre sus principales aportes podemos destacar los siguientes, a manera de
síntesis:
Propuso una concepción de educación comprometida con el hombre y con la
sociedad peruana.
Sostuvo que la educación como proceso busca la formación integral del
hombre y cumple tres acciones importantes: permite el desarrollo de la
persona, la relación con el grupo humano, y la incorporación de la cultura. La
educación, en su propuesta, tiene por finalidad la hominización, la socialización
y la culturización.

Planteó que la educación como proceso de socialización es necesariamente


una acción de interrelación social que genera una adecuada relación entre los
seres humanos y que por lo tanto el hombre no puede vivir aislado.

Expresó asimismo que la captación de valores y el deseo de plasmarlos en la


realidad es lo que conduce a la cultura, la cual a través de la educación es
incorporada por el hombre en su acervo nacional y universal.
Fue el primero que formuló y puso en práctica en el país y probablemente en
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toda Latinoamérica una concepción de educación centrada en valores que


fuera coherente con el fin de formar integralmente a la persona humana.
Su visión de integralidad de la educación estuvo estrechamente vinculada con
la percepción, captación y concreción de los valores prevalentes de la
sociedad, cuidando no privilegiar de manera excluyente algunos pocos de ellos.
Afirma que no sólo es importante el valor de la verdad, que se concretiza en la
ciencia, sino que también lo son los valores estético, ético, cívico, físico -
corpóreo, religioso, el valor de lo útil, expresado en el trabajo, y, otros, que en
su conjunto cubren esa dimensión de integralidad.

Estructuró su teoría educativa y la validó con singular éxito en la formación de


profesores en La Cantuta, desde la década de 1950, dejando su imborrable
sello en muchas generaciones de maestros.

Esa concepción de educación en valores orientada a formar integralmente al


hombre se convirtió en el emblema de La Cantuta, expresado en el lema:
“Hominen Uti hominen educare oportet”. Peñaloza sabía que estando la
educación al servicio del hombre uno de sus fines debía ser la formación
integral de la persona humana y que ello implicaba concretizar un conjunto de
valores prevalentes en la cultura del país a través de contenidos cognoscitivos,
no cognoscitivos, de capacitación para el trabajo y de asesoría y orientación del
educando. Una educación que no sólo debía privilegiar la concreción del valor de
la verdad que se expresaba en el saber científico, sino que en igual medida debía
dar importancia a otros valores.Entendió Peñaloza que para poder materializar
esta concepción de la educación debía concebirse y estructurarse un currículo
integral y comprendió también que un prerrequisito fundamental para viabilizarla
era formar maestros integralmente. La Escuela Normal Superior de La Cantuta
fue toda una experiencia en educación.

La Reforma Educativa de los años 70 constituye otra concreción del pensamiento


del Dr. Peñaloza. Lo expresado en gran parte de la ley de educación del año
1972 es la manifestación genuina de su pensamiento, plasmado luego por un
gran número de sus compañeros de trabajo y ex alumnos de La Cantuta.
Un sector importante de quienes condujeron e hicieron
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

posible esta reforma fueron egresados de la Cantuta: Muchos de ellos actuaron


como funcionarios y Entrenadores de la Reforma Educativa. Tuve en esa
experiencia el alto honor de ser Entrenador de la Reforma Educativa en las
ciudades de Trujillo y Lima, y luego funcionario en distintos lugares del país.

Sus aportes en la Reforma Educativa de los años 70 del siglo pasado, son
realmente significativos y deberían ser tenidos en cuenta. Destacan entre
ellos:
La Educación Inicial, como base y primer nivel del sistema educativo, formando
integralmente al niño desde los 0 a los 6 años. Propuesta que hiciera
conjuntamente con el Profesor Carlos Castillo Ríos, quien también fuera miembro
de la Comisión de Reforma Educativa.
El Perú fue el primer país en el mundo que planteó esta concepción de
Educación Inicial.

La concepción de una Educación Básica igual para todos, que no diferenciara


peyorativamente la formación secundaria técnica de la secundaria común.
El primer ciclo de la Educación Superior, constituido por las Escuelas Superiores
de Educación Profesional (ESEPs), para los egresados de la educación Básica
y que de manera sui géneris formaba bachilleres profesionales, aptos para
incursionar en el mundo del trabajo.
El Currículo Integral, como medio fundamental para hacer viable la concepción
de una educación integral; cubriendo las áreas de conocimientos, actividades
no cognoscitivas, la capacitación para el trabajo y la orientación y consejería
del educando.El establecimiento de la Orientación y Bienestar del Educando
(OBE) y el impulso que se le dio, trasladando a la Educación Básica la
experiencia exitosa del área de Orientación que se había logrado en la Escuela
Normal Superior, de la Cantuta.

Planteó una concepción de tecnología educativa como conjunto de medios de


diverso tipo utilizados por los educadores para atender las necesidades del
proceso educativo y la solución de los problemas que se le presentasen.
Tecnología que comprendía niveles desde la configuración y estructuración del
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Currículo hasta la Evaluación.


Llevó a la práctica una genuina concepción de formación del profesorado,
coherente con su concepción de educación integral y buscando elevar la
formación del magisterio al nivel universitario. Configuró toda una filosofía para
su formación, que hoy se conoce como la “Doctrina Cantuta”, la cual concretiza
la expresión que reza en el logo de la Universidad Nacional de Educación
“Enrique Guzmán y Valle”: “Educar al hombre en todo lo que tiene de hombre”.

3.3. VIGENCIA

El pensamiento de Peñaloza cubre con amplitud suficiente la complejidad de la


educación y su rol fundamental en la formación del hombre y sociedad
peruana; es una propuesta genuina que se nutre de nuestra realidad y cultura e
interpreta las necesidades educacionales de un país con una rica tradición
histórica, multiétnica y pluricultural, que lucha por salir de la situación socio –
económica y cultural en el que se encuentra.

Se trata de un pensamiento y de una vivencia constante en educación;


enriquecidos por el saber y la experiencia acumulada de su autor, protagonista
de la formación de maestros en la Cantuta de los años 1950 – 1960, gestor de
la Reforma Educativa de los años 1970, y ahora, impulsor de los cambios que,
de modo experimental, se plantean desde el Ministerio de Educación en el campo
de los currículos de Educación Secundaria y de Formación Magisterial. Es un
pensamiento vigente que mantiene su originalidad y que en 50 años se ha
consolidado, en concordancia con los tiempos y en sintonía con nuestra realidad,
que “El Amauta de la Educación” defiende con la claridad, vehemencia
y convicción que no ha perdido con el paso de los años.

Su concepción y fines de la educación, los principios y valores que deben


orientarla, su enfoque sobre los contenidos que deben ser considerados, su
concepción del rol y de la formación del magisterio, su concepción del
educando y de la comunidad como agentes de la educación, su propuesta del
currículo integral y de la tecnología, ubicados todos en un contexto o realidad
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

que debe ser la nuestra y que debe considerar al hombre y cultura peruana,
configuran un pensamiento educativo integral que debe hoy ser revisado y tenido
en cuenta en toda su amplitud, más aún si constituye el generoso aporte de un
hombre que hizo de la educación una pasión que es digna de contagio y de
emulación.

3.4. FUENTES DE CONSULTA

(1) PEÑALOZA, Walter (1989). “La Cantuta. Una Experiencia en Educación”


1era. Edición. Consejo de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) Lima. p. 15

(2) (1980). “Tecnología Educativa”. 2da. Edición. Ediciones de la

Escuela Empresarial Andina del Convenio Andrés Bello. Lima.

(3) Ibídem., p. 27.

(4) ROSSI, Elías (2003). “Teoría de la Educación” 1era. Edición. Editorial


PROPACEB S.R.L. Lima. pp. 257 – 258.

(5) PEÑALOZA, Walter (1995). “El Currículo Integral”. Optimice Editores. Lima.
(6) Ibídem., p. 87.

(7) Ibídem., p. 89

(8) PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia del Dr. Peñaloza


en la Escuela Superior de Educación Profesional (ESEP) Maranga. Versión
tomada de la grabación efectuada por J.P.C. el día 2-9-1976 (folleto p. 6).

(9) Ibídem., p. 8.

(10) PEÑALOZA, Walter (1989). Ob. Cit. p. 203


(11) Ibidem., p. 402.

(12) ROSSI, Elías. Ibidem., pp. 269 - 270.


Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

3.5. BREVE ANTOLOGÍA DE SU OBRA

Walter Peñaloza es, sin lugar a dudas, uno de los educadores peruanos cuyas
ideas no sólo renovaron el pensamiento y la acción educativa entre nosotros;
sino que se mantienen en el tiempo con la perseverancia que le otorgan su
contundencia argumentativa y su correspondencia con la realidad y las
necesidades de maestros y alumnos.

Su obra pedagógica está contenida en tres libros medulares y en artículos y


ensayos escritos al fragor de coyunturas específicas, pero manteniendo
siempre la perspectiva de sus planteamientos originales. De Peñaloza puede
decirse que es un pensador coherente y claro, así como insistente y
sistemático en el desarrollo de los temas que le preocuparon desde su llegada
al magisterio.

3.6. LA CANTUTA, UNA EXPERIENCIA EN EDUCACIÓN

Este libro resume lo que fueron diez años de producción permanente de ideas
y propuestas para responder al desafío y a las exigencias de hacer de la
formación docente un ejercicio digno al propio tiempo que de calidad y
sabiduría. Escrito después de treintaisiete años de vivida la experiencia de
convertir el antiguo Instituto Pedagógico Nacional de Varones en la Escuela
Normal Superior “Enrique Guzmán y Valle”, entre los años 1951-1962, este
libro contiene lo que podría asumirse como la concepción de la formación
docente integral en el pensamiento de Peñaloza. Este pensamiento reflexivo y
renovador había sido anticipado por un artículo escrito por Peñaloza en el que
hacía una comparación entre la educación secundaria nuestra y la de Estados
Unidos, tomando como referencia sus hallazgos y constataciones hechos en
Puerto Rico donde se encontraba trabajando.

la nuestra era demasiado academista, con mengua de todo lo demás, y la


Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

norteamericana demasiado social, con mengua de lo académico…resultaba falso


que la nuestra preparase-como rezaba la doctrina y la ley- para la vida y para los
estudios ulteriores. La verdad era que no preparaba para ninguna de las dos
cosas…por otro lado, considerando que el sesgo académico iba unido al
verbalismo o al memorismo, tampoco preparaba para la Universidad. La
educación secundaria concluía así por ser enteramente frustrante”.

Ya en el Pedagógico Peñaloza inició la tarea de cambiarlo todo a fin de


preparar lo necesario para su conversión en la Escuela Normal Central; pero,
sobre todo, para darle un nuevo sentido a la formación docente.

El propósito último de las innovaciones era ir más allá del asfixiante círculo del
maestro enseñante atado a sus lecciones y a sus fórmulas metódicas, interesado
meramente en la trasmisión de trozos de conocimiento y en el cumplimiento
puro de planes y programas. Lo que anhelábamos era formar maestros que, con
dominio ciertamente de sus materias y de los aspectos metodológicos
indispensables, poseyeran algo más que no es algo, sino mucho, a saber,
el ímpetu de la ciencia, y, por encima de ello el de la cultura (en el más amplio
sentido de este término), así como la conciencia de las realidades del país, y
fueran como una llama de entusiasmo que generara en los alumnos otros tantos
fuegos de curiosidad, de consubstanciación, de compromiso…No queríamos los
maestros que miran, obsedidos permanentemente, el camino trillado al alcance
de sus pies, sino capaces de otear los horizontes y más allá de ellos”.

Fiel a su perspectiva de integralidad, Peñaloza era consciente que mejorar la


calidad de la formación docente no podía sustraerse del contexto de la
realidad, de las políticas, los sistemas y las estructuras. De allí su preocupación
por afectar no sólo los componentes pedagógicos de la problemática de la
enseñanza-aprendizaje en el Pedagógico, sino de influir, con igual decisión,
sobre los sujetos involucrados en ese proceso.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

Una primera acción fue estimular la participación estudiantil… asegurando que


ésta ocurra y se asiente en el significado y alcance del espíritu democrático;
entendido como el obrar con libertad y con iniciativa dentro de un conjunto de
normas que se admiten como válidas y que son respetadas por todos y no
como el hacer lo que a cada uno le viene en gana.

Otras innovaciones estuvieron en el orden de la abolición de las diferencias entre


las distintas ramas de maestros, la igualdad en el tiempo de estudios, la igualdad
en los títulos, el currículo flexible, el cambio en la naturaleza de las materias, el
sistema de áreas principales y secundarias, el régimen semestral de cursos, la
drástica reducción de la carga académica sobre los estudiantes, el
mejoramiento de la biblioteca, la diversificación e intensificación de las prácticas,
el sistema de requisitos de aprobación en lugar de las pruebas bimensuales,
la evaluación en cuatro grandes áreas: asignaturas, prácticas profesionales,
actividades y comportamiento, las prácticas profesionales.

3.7. EVALUACIÓN CUALITATIVA.

Todas y cada una de éstas fueron innovaciones que bien podrían entenderse
como parte de las responsabilidades que le son inherentes a la función de un
Director; pero en Peñaloza adhieren y se sustentan en una conceptualización
teórica y metodológica que su promotor ha continuado desarrollando como
pensamiento y como acción; aquí y en el exterior.

El criterio básico que orientó y sustentó lo propuesto y lo hecho por Peñaloza


se ubicó, conceptualmente, en sentido contrario a la tesis unilateral que reducía
y fincaba el problema de la preparación magisterial en el rendimiento de los
futuros docentes en sus asignaturas. Para Peñaloza esto implicaba:

“infiltrar en el espíritu de los futuros maestros la concepción de que lo único que


importa es el contenido de las asignaturas, que la capacidad humana
fundamental es la de conocer, que consiguientemente el hombre es un ser
meramente cognoscitivo, y que el papel fundamental del maestro es la trasmisión
de conocimientos”.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

Peñaloza piensa que esta concepción es equivocada y peligrosa:


Equivocada porque olvida que el ser humano es más que conocimiento... es un
ser que piensa y que conoce, si, pero que también imagina, sueña, cree,
siente, ama y que tiene un cuerpo que desarrollar y respetar; que vive en una
comunidad con relación a la cual debe desplegar diversas actitudes de
comprensión, de solidaridad, de superación, y que desde que nace hasta que
muere se haya inmerso en un mundo cultural, el cual no solamente debe hacer
suyo, para estar a la altura de su tiempo sino que debe contribuir a transformar
en la búsqueda de más justicia, más belleza, más eficiencia, más moral .

Es peligrosa porque maestros moldeados dentro de esa tendencia academista


y puramente cognoscitiva irán a deformar la personalidad de miles de niños y
de jóvenes al tratarlos también con unilateralidad…Nada les importará, dentro de
su concepción, el ímpetu creativo, la capacidad de soñar, la acción ética, la
posición religiosa ni la vida personal interna de los estudiantes…Todo esto es
“subjetivo” y está a una distancia inconmensurable de la objetividad de la
ciencia, y por lo mismo vale poco y, en todo caso, no tiene nada que ver con la
educación ni con la escuela ni con las actividades de los profesores.

La certeza de estas observaciones aparece en Peñaloza enraizada a una idea


central en el desarrollo de su pensamiento pedagógico. La idea del Currículo
Integral.

Nuestra concepción del currículum nació en parte de elementos que existían en


la realidad del Instituto Pedagógico y en parte de elementos que brotaban de
nuestra concepción de la educación… Fue un aporte real de nuestra institución
a la teoría curricular.

Cuarenta años después, la preocupación de Peñaloza por el Currículo no ha


perdido su vigencia y como él mismo dijera “recién comienza a ser
comprendido y aceptado
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

En su planteamiento original, nutrido en la realidad del Instituto Pedagógico, el


Currículo Integral debería estar referido a las cuatro áreas necesarias para la
mejor formación de los docentes: el área de las asignaturas, el área de la práctica
profesional, el área de la capacitación para el trabajo y el área de consejería.
Cobra importancia referir las puntualizaciones que respecto a cada una de
estas áreas hiciera el autor, a fin de dar cuenta de su peso y calidad
argumentativa al propio tiempo quedé la coherencia de su desarrollo en sus

3.8. DIFERENTES ESCRITOS.

Para Peñaloza la “práctica profesional” no puede ni debe confundirse como una


asignatura. No es un curso para ir al aula y escuchar lecciones de un profesor.

“Es acción real de los futuros maestros frente a los niños y a los jóvenes. Como
acción y trabajo real, se ubica a gran distancia de las asignaturas y representa
el momento en que todo lo recibido en las asignaturas se trae a cuento
apropiadamente para afrontar los hechos que van surgiendo en el aula y en la
escuela.

Con relación a la “capacitación para el trabajo” como otra área del currículo,
Peñaloza sostendría igualmente que ésta es algo diametralmente opuesta al
“trabajo” que podría implicar el desarrollo de las asignaturas.

“Para la recta intelección de lo que es la Capacitación para el Trabajoconviene


tener en cuenta un rasgo decisivo y definitorio: … no es todo lo que ayude al
trabajo [de las asignaturas], sino que es -en sí misma- trabajo y alcanza miento
de destrezas en y a través del trabajo.

Peñaloza sostiene que si bien es cierto que las ciencias sirven o son útiles para
el trabajo, ello no puede llevarnos a concluir que las ciencias son capacitación
para el trabajo o que los conocimientos lo son. Esto, trasladado al currículo podría
conducir al error de creer que todas las asignaturas forman parte del área de
“capacitación para el trabajo”.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

Otro deslinde importante respecto de las áreas del currículo lo constituye la


ubicación de las actividades en su interior.

Las actividades al igual que las prácticas no son cursos a los cuales los
alumnos acuden para escuchar lecciones sino acciones que han de realizar los
propios estudiantes y no individualmente y por su cuenta sino bajo la guía de
un profesor dentro de las normas de obligatoriedad y flexibilidad del resto del
currículo y en el horario prefijado para ello.

Para Peñaloza: Con asignaturas y prácticas profesionales podrían salir mejores


profesionales... pero éstos estarían confinados al puro mundo de los
conocimientos científicos y del ejercicio profesional manteniéndose al margen del
resto de la cultura”. Nuestra obligación, decía, “es afinar la personalidad de los
futuros maestros; pero eso no se consigue con lecciones ni con recetarios ni
con preceptivas. El camino es hacerlos vivir las grandes formas de la cultura:
oyendo música, viendo ballet, espetando teatro, asistiendo a recitales,
participando ellos mismos en grupos de teatro, haciendo títeres, dibujando y
pintando”.

Las actividades para Peñaloza no deberían organizarse como algo


extracurricular, aleatorio o voluntario. Deberían integrarse en el currículo y ser
asumidas como una secuencia sistemática a lo largo de varios semestres con
carácter obligatorio tal cual lo fueron en el Instituto Pedagógico de ese
entonces. Se llamaron actividades curriculares no lectivas.
La cuarta área del currículo en la concepción y la acción de Peñaloza lo
constituyó la Consejería. Devino del proceso de decantamiento de la llamada
evaluación del comportamiento. Planteó la consideración positiva del
comportamiento.

“Creíamos que lo oportuno era orientar, ayudar a quienes tenían problemas y


ejercer una supervisión discreta pero firme.
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3.9. TECNOLOGÍA EDUCATIVA

Inscrito en el contexto de los debates de los años 70, sobre cómo entender y
asumir la tecnología educativa, Peñaloza desarrolla aquí su concepción al
respecto asumiendo la tesis del carácter instrumental de la tecnología. Al hacerlo
asume una posición distinta a la de “los tecnólogos de la educación” que
sostenían que se trataba de la “aplicación de los principios de la ciencia para
resolver los problemas de la educación”.

Peñaloza, apoyado en las aproximaciones empíricas que demostrarían una


mayor exactitud a la acepción por él otorgada, precisa que “sostener que la
Tecnología Educativa es la aplicación de principios científicos para la solución de
problemas educativos, equivale a conferir a esta Tecnología un carácter
rapsódico, parcial, a hacer de ella algo no sistemático ni unitario”. Construiría,
agrega, una aseveración muy vaga; al propio tiempo que una pretensión absurda
habida cuenta que lo que pretendería decir sería que es a partir de la Tecnología
que la educación se hace científica.

Peñaloza sostiene que “la Tecnología Educativa tiene un sentido instrumental


frente a la concepción de la educación que se intenta forjar, pero no la reemplaza
ni la ignora. La Tecnología Educativa proporciona las “palancas” para
movilizar el proceso educativo a través de niveles graduales de plasmación
de la concepción educativa en la realidad. El primer nivel lo constituye el
Currículum que expresa la relación aleatoria entre concepción y realidad; el
segundo nivel, es el de los bloques curriculares; el tercer nivel es el de los
instrumentos auxiliares del proceso educativo; el cuarto nivel es el del sistema
de aprendizaje, y; el quinto nivel, es el de la evaluación”.

Estos distintos niveles de la Tecnología Educativa muestran necesariamente una


secuencia nítida y significativa, y un entrelazamiento que da cuenta de su
organicidad.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

El currículo juega un papel central dentro de la Tecnología Educativa; sin él


carecería de sentido.
El Currículo, dice el autor, “tiene como fin la plasmación de la concepción
educativa, la misma que constituye el marco teleológico de su operatividad. Por
ello, para hablar del Currículo hay que partir de qué entendemos por
educación, precisar cuáles son sus condicionantes sociales, culturales,
económicos. Su real función es hacer posible que los educandos desenvuelvan
las capacidades que como personas tienen, se relacionen adecuadamente con
el medio social e incorporen la cultura de su época y de su pueblo.

La estructura curricular, agrega, depende de la concepción que se haya


prefigurado de la educación. Si partimos del concepto de que la educación busca
el desarrollo personal, la interrelación con los demás y la incorporación de la
cultura; el currículo debe ser integral y debe comprender las áreas de
conocimientos, prácticas profesionales, actividades y consejería.

3.10. ELCURRICULO INTEGRAL

En las palabras preliminares de este libro el autor señala: “La presente obra
recoge las experiencias y reflexiones que desde casi toda una vida suscitó en
mí el problema curricular.
Este libro se propone analizar en detalle las cuestiones propias del currículo, es
decir, de aquélla previsión de experiencias y procesos a ser ofrecidas a los
educandos.

Su contenido está, en efecto, referido al desarrollo conceptual y metodológico


del Currículo entendido desde una perspectiva que se contrapone a las
identificadas como “vorticilares”, “difusas”, “indefinibles” o “singulares”.

Si bien en los dos libros anteriores ya se encuentran desarrolladas las ideas


principales que inscriben a Peñaloza entre los estudiosos que con mayor claridad
y coherencia han propuesto hipótesis verificables respecto al problema del
currículo, es en esta última, donde esos desarrollos alcanzan un perfil definido y
una mayor consistencia.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

3.10.1. DIVIDIDO EN DIEZ CAPÍTULOS

el primero aborda el problema de la delimitación conceptual del currículo: su


carácter teleológico; su ubicación dentro del proceso educativo; su relación y
distancia con la tecnología educativa; su posición privilegiada en el esfuerzo
educativo; y las diferentes concepciones a las que se opone y supera.

En el capítulo dos, Peñaloza precisa el marco teórico referido a la educación:


“Resulta insoslayable exponer nuestra concepción de la educación, como
premisa para entender lo que es el currículo y, sobre todo, lo que es el currículo
integral”Aborda aquí los tres procesos a través de los cuales se puede
entender la educación como plasmación de una realidad: la educación como
proceso de hominizaciónla educación como proceso de socialización, y la
educación como proceso de culturación.

En el capítulo tres se abordan los momentos de la organización del curriculo.

El capítulo cuarto indaga, desde un marco histórico y comparativo, sobre las


relaciones entre las profesiones, la educación y las universidades; a fin de
establecer los grados de correspondencia existentes entre la formación inicial,
primaria, secundaria, post secundaria de carreras cortas y la formación
universitaria; y las consecuencias de todo esto para el currículo.
Específicamente para el currículo en las universidades y en las carreras cortas.

El capítulo quinto, ya referido a la educación superior, desarrolla lo


concerniente a lo que para el autor constituye el primer requisito de la
estructura del currículo: los perfiles. Las distorsiones en su concepción y
operacionalización y su plasmación como “quehacer delicado y difícil”(p. 182).

Los capítulos seis al ocho entran de lleno al desarrollo del Currículo Integral. En
primera instancia el autor hace una revisión a la concepción y significado del
currículo tradicional y sus maneras de realizarse: su sustento cognoscitivista,
su relación con la concepción conductista del aprendizaje y su impacto en los
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

docentes y en los alumnos. Aborda enseguida la concepción del currículo


integral, su complejidad, las formas de su organización, y sus relaciones con la
formación del intelecto y con el intelectualismo.

Cobra importancia los análisis que Peñaloza hace en el primero de estos


capítulos respecto del currículo integral en los niveles previos a la educación
superior y a la relación entre el currículo y los valores

El capítulo siete se ocupa de las áreas del currículo integral: el área de


conocimientos, el área de prácticas profesionales, el área de actividades no
cognoscitivas, el área de orientación y consejería y el área de investigación.
Respecto de lo anteriormente desarrollado, aquí aparece el área de
investigación como una innovación al propio desarrollo del pensamiento del
autor y constituye junto a los otros los ejes vertebradores en la formación
docente superior y universitaria.
Cada una de las áreas es desarrollada en extenso en este capítulo dando la
posibilidad al lector interesado de contar no sólo con una concepción teórica sino
con una guía metodológica para la construcción curricular deseable.

El capítulo ocho introduce las reflexiones teórico-didácticas respecto de la


flexibilidad del currículo y de cómo éste tiene que estar al servicio de los
educandos regulares y de mejor rendimiento y no al revés. Peñaloza se pregunta
y responde:
“¿Quién ha dicho que una universidad debe organizarse en beneficio de sus
alumnos más irregulares y/o de más bajo rendimiento?. En la mayoría de los
casos tales estudiantes se encuentran en semejante situación por su propia
desidia. Y la universidad no puede erigir como eje de su labor dicha desidia”.
En este capítulo se aborda también los tipos de flexibilidad que pueden optar
los estudiantes y las implicaciones que apareja cada elección.

En el capítulo nueve Peñaloza encara sustantivamente, el problema de los pre-


requisitos –prelaciones- les llama, para los diferentes componentes
delcurrículo. Sobre cómo y con qué consecuencias asumir una manera u otra
de “escogencia”.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

El libro se cierra con una advertencia que hace su autor respecto de la estructura
curricular, y las precisiones que hace para quienes ven en el currículo
integral “una manera de presentar lo mismo que pretende la “Taxonomía de
Objetivos” desarrollada por Bloom y otros.

OTROS ESCRITOS

De los numerosos artículos y ensayos que como profesor universitario y como


consultor en el Perú y en el extranjero publicara Walter Peñaloza, en su terca
preocupación por los problemas de la educación nacional, la formación
universitaria y la incidencia de los valores, tres de ellos resultan relevantes por
la profundidad de sus análisis y certeza del qué hacer para enfrentar sus causas.

El primero de estos artículos “ALGUNOS ASPECTOS DE LA REALIDAD


EDUCATIVA EN EL PERU”, fue escrito a principios de los años 70 en pleno
proceso de definición de la Reforma Educativa de ese entonces.

Reimpreso treinta y tres años después, su propósito fue “observar que los graves
problemas de nuestra educación siguen siendo los mismos: analfabetismo; falta
de igualdad en las oportunidades; falta de atención a los niños de los estratos
socioeconómicos disminuidos en su primera infancia; ausencia de un sistema de
recuperación de adultos; discriminación a favor de una minoría; exageración del
intelectualismo; incapacidad para captar nuestro patrimonio cultural y nuestro
destino; ausencia de estructuras significativas; no saber leer, desconexión con la
realidad socio-económica de los educandos; preparación para la ineficacia;
rigidez del sistema; relativa o ningunaimportancia de la educación extra-
escolar; baja calidad en la formación de maestros; falta de estímulos adecuados
a los maestros; olvido del sentido creador de la educación; burocratización de
la educación; distorsión del régimen administrativo y financiero”.
Indudablemente se trata de un texto sobre cuya vigencia no le puede caber duda
alguna a nadie.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

En su artículo sobre “EL RETO DE LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA AL


INICIO DEL NUEVO MILENIO”, publicada en el 2001, Peñaloza hace un balance
de la situación del sistema universitario en el Perú, reflexionando en torno a las
causas de la crisis por la que atraviesa y dónde ubicar éstas, y reiterando su
reclamo por un nuevo currículo universitario. Advierte que algunas
innovaciones han sido introducidas pero que éstas carecen de la organicidad
para poder superar el trauma que habría generado una distorsionada noción de
la autonomía a “outrance”.

Hace el análisis de las propuestas hechas para superar la crisis de las


universidades, ubicando en una perspectiva histórica el “Informe Atcon”, la
“Propuesta Política” y la “Propuesta Ribeiro”, para finalmente proponer que “el
reto no atañe a la estructura sino a la formación universitaria” asentada sobre
los pilares de la “incorporación de la formación general a fin de evitar que los
alumnos vivan excluyendo todo lo que mora más allá del estrecho campo de
las ciencias de su profesión; de la investigación; y de las experiencias no
cognoscitivas”. Fiel a su pensamiento raigal, Peñaloza adhiere a la posibilidad de
superar la crisis recurriendo a una transformación curricular.

El tercer artículo “VALORES Y ORIENTACIÓN EN LA UNIVERSIDAD” insiste,


como en el caso de los anteriores, sobre una preocupación latente en su
pensamiento; pero aquí cobra una dimensión distinta al confrontar su análisis
con la tarea de la Orientación.

En las circunstancias donde es común hablar de la crisis de valores que


compromete instituciones y la posibilidad misma de una convivencia civilizada,
en la sociedad en su conjunto y, particularmente en la universidad, éste es un
artículo de indudable pertinencia para entender la necesidad de los valores en
la educación y de cómo abordar su aprendizaje desde una “actitud háptica”,
esto es viviendo los valores en cada situación de su vida y no pretendiendo que
los aprendan en una clase, observándolos y repitiendo consignas sobre ellos.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

CONCLUSIÓN.
Muchas son las ideas que Walter Peñaloza ha brindado a la educación del país
y que han rebasado sus fronteras. El valor de esas ideas no está sólo en haber
sido formuladas como resultado de la reflexión y el análisis de nuestra
problemática educativa, tampoco en el reconocimiento que merecen dentro y
fuera de nuestro continente; sino, fundamentalmente, en el hecho de haber
sido llevadas a la práctica, haber contribuido y estar haciéndolo para que
tengamos una mejor educación, mejores maestros, y educandos con un futuro
diferente.
Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”

BIBLIOGRAFIA

claudia-educativo.blogspot.com/
www.buenastareas.com/materias/monografia-de-walter-pañalosa.../0
castorin-castorino.blogspot.com/.../walter-jesus-penaloza-ramella.htm..

http://peducativas.blogspot.com/2011/08/pensamiento-educativo-de-
walter_10.html

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