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Stalin da amplitud durante sus años de dominio a lo que Lenin había introducido
ya en los primeros compases de la Revolución.
–Durante muchos años se asociaron los pecados de la Revolución
únicamente a Stalin, que habría traicionado los ideales de Lenin.
–Eso no es cierto. Stalin era discípulo de Lenin, aunque sus personalidades eran
totalmente diferentes. La idea de Stalin de convertirse en un férreo dictador, de
usar masivamente los mecanismos del terror, está también en Lenin. Stalin da
amplitud durante sus años de dominio a lo que Lenin había introducido ya en los
primeros compases de la Revolución. Con Lenin hablamos de miles de víctimas,
con Stalin tenemos que hablar de millones. Lenin era indiferente a la vida
humana: si tenía que deshacerse de alguien, lo hacía sin problemas. Stalin tenía
instintos sádicos: disfrutó decretando el exterminio de millones de personas.
–El comunismo ha sido tan destructivo y aterrador como el nazismo y el
fascismo. ¿Cómo podemos explicar que todavía hoy se vea en la Revolución
Rusa un legado positivo?
–No hubo nada positivo en la Revolución Rusa. Sin embargo, la gente sigue
asociando el comunismo con ciertos ideales, una circunstancia que no se da con
el nazismo o el fascismo. Se trata de unos malos ideales, contrarios a la condición
humana, pero hacen que todavía hoy haya personas que apoyen la causa del
comunismo; esperemos que no muchas. El comunismo tiene historia pero no
futuro.
–Usted ha sido testigo directo de la Historia del siglo XX. ¿Sus intensas
vivencias le influyeron a la hora de convertirse en historiador?
–Yo era un judío en Polonia, donde a finales de los años 20 uno ya podía sentir la
amenaza nazi. Cuando los alemanes se apoderaron de Varsovia, en septiembre de
1939, mi padre, que había sido soldado en la Primera Guerra Mundial, nos hizo
salir volando. Antes de que terminara el mes de octubre ya estábamos en Italia.
Estuvimos allí siete meses, y justo cuando el país estaba a punto de entrar en la
guerra nos trasladamos, ya con el visado americano, a España. Estuvimos en
tránsito en Barcelona, en una pensión que ya no recuerdo dónde estaba; luego en
Portugal y desde allí, en barco, fuimos hacia Estados Unidos, como tantos otros.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial ya me interesaba la Historia, aunque
no tanto la general como la del arte.
Además, Trump ha dado sobradas muestras de que resulta una amenaza para la
Constitución. No hay presidente comparable a Trump.
Trump no tiene ninguna idea clara sobre política exterior, por lo que, por
desgracia, mientras él sea el presidente, Estados Unidos va a ver disminuir su
influencia en el mundo
http://www.libertaddigital.com/cultura/2017-11-05/richard-pipes-el-comunismo-tiene-historia-
pero-no-futuro-1276608596/