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TALLER PARA LA ELABORACIÓN DE SECUENCIAS

CONDUCTISMO Y CONSTRUCTIVISMO EN LA EDUCACIÓN:


BASES TEÓRICAS DEL NUEVO MODELO
Atributo

Determina las diferencias entre los enfoques conductista y constructivista, en el marco de las
ciencias educativas

1. Conductismo1

El conductismo es una de las teorías del aprendizaje que se ha mantenido durante más años y de
mayor tradición. Aunque no encaja totalmente en los nuevos paradigmas educativos por concebir
el aprendizaje como algo mecánico, deshumano y reduccionista, la realidad es que muchos
programas actuales se siguen basando en las propuestas conductistas.

El conductismo (behaviorism) es una corriente de la psicología inaugurada por John B.


Watson (1878-1958) que defiende el empleo de procedimientos estrictamente experimentales para
estudiar el comportamiento observable (la conducta). Su fundamento teórico está basado en que
a un estímulo le sigue una respuesta, siendo ésta el resultado de la interacción entre el organismo
que recibe el estímulo y el medio ambiente.

Según la Teoría de Thorndike (1913), el aprendizaje se componía de una serie de conexiones


entre un estímulo y una respuesta, que se fortalecían cada vez que generaban un estado de cosas
satisfactorio para el organismo (ley del efecto). Esta teoría suministró las bases sobre las que luego
Skinner construyó todo su edificio acerca del condicionamiento operante.
En la actualidad, el enfoque conductista investiga los estímulos, respuestas observables y
aprendizaje; pero, también, alude al funcionamiento psicológico consistente en la interacción que
se produce, de manera continua, entre la conducta personal del alumno y el determinismo del
medio ambiente.

1
Consultar:
Teorías_del_aprendizaje_-
Conductismo.html?ID=IH9Vw9hUPg1WNPM0N4RvkPU0gfSmM94_d5dVglR_mPV85VV_&Act_View=1&R_Folder=SU5C
T1g=&msgID=8257&Body=2&filename=Teorías_del_aprendizaje_-_Conductismo.html

1
Uno de los aportes más importantes del conductismo fue la taxonomía de objetivos de la
educación de Bloom. Esta es una clasificación u ordenación en grupos de objetivo de enseñanza,
para determinar objetivos en la planeación de la enseñanza, que parten de acciones que pueden
medirse (verbos como: identificar, enumerar, describir, analizar, evaluar, entre muchos otros).
Se basa en la idea de que las operaciones mentales pueden clasificarse en seis niveles de
complejidad creciente. El desempeño en cada nivel depende del dominio del alumno en el nivel o
los niveles precedentes. Por ejemplo, la capacidad de evaluar —el nivel más alto de la taxonomía
cognitiva— se basa en el supuesto de que el estudiante, para ser capaz de evaluar, tiene que
disponer de la información necesaria, comprender esa información, ser capaz de aplicarla, de
analizarla, de sintetizarla y, finalmente, de evaluarla. La taxonomía de Bloom no es un mero
esquema de clasificación, sino un intento de ordenar jerárquicamente los procesos cognitivos.
Su taxonomía fue diseñada para ayudar a profesores y a diseñadores educacionales a
clasificar objetivos y metas educacionales. Su teoría estaba basada en la idea que no todos los
objetivos educativos son igualmente deseables. Por ejemplo, la memorización de hechos, si bien
es una cualidad importante, no es comparable a la capacidad de analizar o de evaluar contenidos.
La taxonomía de Bloom es la clasificación de los objetivos educativos más usada y conocida
en entornos educativos tradicionales. Bloom definía tres ámbitos en los que deben ubicarse los
objetivos de la enseñanza: a) ámbito cognitivo: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis,
síntesis, evaluación; b) ámbito afectivo: recibir (atender), responder, valorar, organización,
caracterización según valores; y c) ámbito psicomotor, que es el ámbito menos desarrollado en las
investigaciones de Bloom.
El conductismo considera al estudiante, como una tabla rasa que no aporta nada al proceso,
y que depende para aprender de los estímulos que reciba del exterior. Tiene, por lo tanto, un papel
pasivo, espera que el profesor le dé la información y le indique las tareas que debe realizar. No se
tienen en cuenta las diferencias individuales de los estudiantes.
Se ve al alumno como un sujeto cuyo desempeño y aprendizaje escolar pueden ser
arreglados o re-arreglados desde el exterior (la situación instruccional, los métodos, los
contenidos, etc.), basta con programar adecuadamente los insumos educativos (la enseñanza),
para que se logre el aprendizaje de conductas académicas deseables.
En este sentido., el conductismo se centra en la enseñanza y considera que el aprendizaje
únicamente ocurre cuando se observa un cambio en el comportamiento. Es decir, si no hay un
cambio observable en la conducta del individuo no hay aprendizaje. De ahí que el estudiante recibe
información; cumple órdenes, obedece. Como se basa en la estimulación requiere constante
aprobación. Su aprendizaje, por consiguiente, depende del maestro; él es un ente pasivo en el
proceso de enseñanza- aprendizaje, que realiza tareas en las cuales el comportamiento pueda ser
observado, medido, y evaluado directamente.
Es importante enfatizar que el conductismo se refiere a un solo proceso que es el de
enseñanza-aprendizaje. Este proceso está centrado en el docente. Se concibe como el espacio en
el cual el principal protagonista es el profesor y el alumno cumple con una función de receptor;
memoriza y, hasta etapas superiores de esta enseñanza, es capaz de analizar y evaluar contenidos.

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La finalidad del conductismo es condicionar a los alumnos para que por medio de la
educación supriman conductas no deseadas; así alienta en el sistema escolar el uso de
procedimientos destinados a manipular las conductas, como la competencia entre alumnos.
Por lo tanto, el conductismo no tiene en cuenta la interacción del individuo con otros o con otro
grupo, pues ésta es irrelevante en el aprendizaje.
En este sentido, en el enfoque conductista está basado en un modelo de comunicación
vertical que sitúa al docente por encima del alumno; él asume la figura o el rol de emisor activo de
las situaciones y los contenidos y al alumno lo representa como un «ser pasivo», que recibe la
información. El papel del docente consiste en modificar las conductas de sus alumnos en el sentido
deseado, proporcionándoles los estímulos adecuados en el momento oportuno.
Una de las primeras críticas del conductismo fue la psicología cognitiva como nuevo
paradigma (teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que
suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento). Se consolidó
a partir de tres enfoques: el de la teoría de la información, el del flujo de la información y el del
procesamiento de la información.
El libro de Neisser (1967) «Cognitive Psychology» es uno de los primeros textos de este
paradigma. Neisser propuso como objetivo de la psicología la comprensión de la cognición
humana, tarea análoga al proyecto de averiguar en qué lenguaje ha sido programado una
computadora: los dos sistemas seleccionan, almacenan, recuperan, combinan y dan salida a la
información. O sea, equipara al cerebro con un sistema cibernético y, entonces, al proceso
educativo como un sistema; o sea, un conjunto de elementos que reciben información de un medio
ambiente, interactúan e interrelacionan la información para dar un producto.
La psicología cognitiva se relaciona con otras disciplinas como la inteligencia artificial, la
lingüística, y la neurociencia. formando todas ellas lo que se ha llamado Ciencia Cognitiva. Entre
las características de la ciencia cognitiva están que la actividad cognitiva humana debe ser descrita
en función de símbolos, esquemas, imágenes, ideas y otras formas de representación mental. En
pocas palabras, establece una analogía entre la mente humana y la computadora (MATORELL y
PRIETO, Introducción a la psicología).

2. El constructivismo2
En los nuevos enfoques de las ciencias de la educación se sostiene que el conocimiento no se
descubre, se construye: el alumno construye su conocimiento a partir de su propia forma de ser,
pensar e interpretar la información. Desde esta perspectiva, el alumno es un ser responsable que
participa activamente en su proceso de aprendizaje. Hay diversos autores en los que se basa este
enfoque, entre los cuales se encuentran Jean Piaget, Vygotsky, Ausubel y Bruner.

2
Consultar: http://www.redalyc.org/pdf/373/37319199005.pdf El constructivismo y el aprendizaje de los estudiantes
Carlos Tünnermann Bernheim

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En una visión rápida de algunos de ellos, Piaget aporta a la teoría constructivista al concebir
el aprendizaje como un proceso interno de construcción, en donde el individuo participa
activamente adquiriendo estructuras cada vez más complejas, a los que este autor denomina
estadios.
La teórica de Bruner señala que el aprendizaje es un proceso activo en el cual los alumnos
construyen nuevas ideas o conceptos, basándose en su conocimiento corriente o pasado. El
alumno selecciona y transforma información, construye hipótesis, y toma decisiones, confiando en
una estructura cognitiva para hacerlo. La estructura cognitiva (es decir, esquemas, modelos
mentales) provee significado y organización a las experiencias y permite al individuo ir más allá de
la información dada.
Este papel activo del alumno, en la mayoría de los autores, está basado en las siguientes
características de la visión constructivista: a) la importancia de los conocimientos previos, de las
creencias y de las motivaciones de los alumnos; b) el establecimiento de relaciones entre los
conocimientos para la construcción de mapas conceptuales y la ordenación semántica de los
contenidos de memoria (construcción de redes de significado); c) La capacidad de construir
significados a base de reestructurar los conocimientos que se adquieren de acuerdo con las
concepciones básicas previas del sujeto; d) Los alumnos auto-aprenden dirigiendo sus
capacidades a ciertos contenidos y construyendo ellos mismos el significado de esos contenidos
que han de procesar.
Estos enfoques, en palabras sencillas, consideran que el papel del maestro es de mediador
y se otorga mayor actividad y responsabilidad al estudiante de su propio aprendizaje. La aplicación
del modelo constructivista al aprendizaje implica que cada persona aprende de diversas maneras.
Por eso, se requieren de estrategias metodológicas (diversos caminos) pertinentes que estimulen
potencialidades y recursos, y que propician un alumno que valora y tiene confianza en sus propias
habilidades para resolver problemas, comunicarse y aprender a aprender.
David Ausubel (norteamericano), con su teoría de los aprendizajes significativos, y Lev
Vigotsky (bielo-ruso), con su integración de los aspectos psicológicos, tienen un mayor impacto
en la psicología, la pedagogía y la educación contemporánea, en lo que concierne a la teoría del
aprendizaje. Ausubel acuña el concepto de «aprendizaje significativo», para distinguirlo del
repetitivo o memorístico, a partir de la idea de Piaget sobre el papel que desempeñan los
conocimientos previos en la adquisición de nueva información y conocimientos.
Para Ausubel la «significatividad» sólo es posible si se logran relacionar los nuevos
conocimientos con los que ya posee el sujeto: hace una fuerte crítica entre el aprendizaje por
descubrimiento y la enseñanza mecánica repetitiva tradicional; indica que ésta última resulta muy
poco eficaz para el aprendizaje de las ciencias. Estima que aprender significa comprender y para
ello es condición indispensable tener en cuenta lo que el alumno ya sabe sobre aquello que se le
quiere enseñar. Propone la necesidad de diseñar para la acción docente lo que llama
“organizadores previos”, una especie de puentes cognitivos, o escenarios didácticos, a partir de
los cuales los alumnos puedan establecer relaciones significativas con los nuevos contenidos.
Ausubel definió tres condiciones básicas para que se produzca el aprendizaje significativo:
a) que los materiales de enseñanza estén estructurados lógicamente con una jerarquía conceptual,

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situándose en la parte superior los más generales, inclusivos y poco diferenciados; b) que se
organice la enseñanza respetando la estructura psicológica del alumno, es decir, sus conocimientos
previos y sus estilos de aprendizaje; y c) que los alumnos estén motivados para aprender.
La idea sobre la construcción de conocimientos evoluciona desde la concepción piagetiana
de un proceso fundamentalmente individual con un papel más bien secundario del profesor, a una
consideración de construcción social donde la interacción con los demás a través del lenguaje es
muy importante. Por consiguiente, el profesor adquiere especial protagonismo, al ser un agente
que facilita el andamiaje para la superación del propio desarrollo cognitivo personal.
La función docente de facilitador es la de otorgarle al estudiante los recursos que se
requieren para la construcción del aprendizaje. En el estudiante se tiene que ir generando la
responsabilidad sobre su propio aprendizaje; eso solo se logra al ser los aprendizajes significativos,
que se relacionen con su circunstancia o su realidad cotidiana. De esta forma, se debe desinhibir la
actitud pasiva del educando e involucrarlo en su proceso, para que éste se vuelva el centro de su
propio aprendizaje.

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