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derechos humanos: su fundamentactén. El magisterio del ene Juan Pablo IT Se estd perdiendo el sentido real de los derechos humanos. ¥ con ello, el sentido genuino del hombre. Para situar la ensentanza de Juan Pablo Il hay que tener en cuenta varias claves. Parte, lo primero, de la experiencia: la de la vida y la del encuentro con Jess, el Salvador. No se sitia en plano abstracto, sino en el de la realidad, en el espesor de la vida. La Decla- racion de 1948 es fuente y punto de referencia. Segundo dato: la crisis actual de devalua- cidn de los derechos humanos, la cual ha hecho perder la efectividad de estos, a eausa del reciente relativismo sobre el contenido de los derechos. Crisis poldico-juridica y crisis so- cial, que denota una radical inmoralidad e inhumanidad, patente, sobre todo, en el nuevo plarteamiento del derecho a la vida. Desde el comienzo, el hombre es alguien, no algo. Ter- cera clave: el presente contexto cultural, marcado por el escepticismo relativista. No hay ver- dades absolutas, universales. Solo el liamado consenso creado por la variable opinién pui- blica es fuente de la verdad y de los derechos del hombre. Perece ast la antropologia integradora y se abre el camino de las nuevas esclavitudes. El derecho neopositivista pro- roca la erisis de la democracia. Dadas estas claves, Juan Pablo II fija el contenido de los derechos del hombre a la luz de la antropologta perenne, tinica que proporciona el firme fundamento de aquellos. La prioridad del hombre como persona, sujeto y no objeto de la rida social, sujeto consciente y libre, es el fundamento de los derechos humanos. EL hombre, ‘como persona, es siempre un valor en sf mismo y por s¢ mismo, base insustituible de la parti- cipacién y de la solidaridad. En consecuencia, ta dignidad de la persona humana actiia como fundamento de la universalidad y de Ia inviolabilidad de sus derechos, que brotan de Ja naturaleza y no del parecer del poder priblico. Cristo, camino del hombre hacia Dios, es por ello el camino de la Iglesia, la cual es, también hoy, consciente de la situacién actual, en que el hombre se encuentra ante el curso destiacionista y reduccionista que sigue la ac- tal cultura predominant. Por eso, ta Iglesia no cesa ni puede cesar en sit misivn de pro- clamar y asegurar los derechos del hombre y de los pueblos. La poldtica, en todas sus esfe- ras, proviene del hombre, la ejerce el hombre y estd hecha para el hombre. El magno cuadro de los derechos humanos, patrimonio comiin de toda la humanidad, es el fundamento de ta ordenada convivencia social. Por su parte, la universalidad y la inviolabilidad de los dere- chos del hombre tiene su iltimo y mas pleno fundamento en la ereacién del hombre por Dios y en la Enearnacién y Redencidn de Jesucristo, Seior del universo y de la historia. La sa- cralidad de la persona humana no puede ser aniquilada. (7 Familia y democracia; Fami- milia y prineipio de subsidi Nuevos derechos humany alizacién; Leyes imperfectas e inicui io y argumento del mal menor). 230 DERECHOS HUMANOS: SU FUNDAMENTACION. EL MAGISTERIO DEL PAPA JUAN PABLO Il Una CUESTION INTRODUCTORIA Asistimos a un fenémeno que llama po- derosamente la atencién y que preocupa, porque distorsiona profundamente la lad: con frecuencia se habla de dere- cchos humanos refiriéndose a acciones y determinaciones para las que, en abso- luto, cabe aplicar tal término. Asi, por ejemplo, se habla hoy del derecho al aborto, del derecho a acortar la vida, del derecho de personas del mismo sexo a uniones equlparables al matrimonio, te. Esto sucede, entre otras cosas, porque se ha perdido el sentido de lo que son en verdad los derechos humanos. Por eso, para no llamar 0 considerar derecho hu- mano a cualquier cosa, incluso contra- dictoria con la misma naturaleza de lo que son los derechos humanos por su propia naturaleza, pienso que es funda mental una reflexion en nuestros dias s0- bre este tema, Al abordar esta cuestién cereido que es muy iluminador el ma- gisterio del Papa Juan Pablo Il, Por ello, y, en las actuales circunstancias, como raje al mismo Papa, ofrezco estas Juan Paso I, «EL Papa DE LOS DERECHOS HUMANOS» En el libro entrevista de André Frossard con el Papa Juan Pablo II leemos en una de sus paginas: «Ya Chateaubriand de- fa: En todo tiempo, la misién de los Papas ha sido mantener o vengar los de- rechos del hombre. En muy poco tiempo, Juan Pablo IT se ha convertido a los ojos ‘de la opinién publica en el “Papa de los derechos del hombre”, y es verdad que nunca ha dejado de recordatlos, no sola- mente en Roma, sino en todos los paises que le han abierto sus puertas e incluso 240 delante de los gobiernos que no estén li- bres de reproches a este respecto; y asi los pueblos esperan de él que hable en toda ocasién de derecho y de justicia, pues nunca ha hecho tanta falta el defi- nirlos»'. Asf es, Juan Pablo II, el Papa venido de Polonia, tierra que tanto ha suftido a lo largo de’siglos y que ha visto tantas veces conculeados los derechos de sus gentes hasta la cafda del régimen comunista, «el Papa de los derechos del hombre Desde el comienzo de su pontificado, constantemente lo vemos y escuchamos saliendo al paso de la deferisa del hombre ye los derechos dl hombre Ya en su primera enciclica, Redemptor ay Regen reise este asunto tan trascendental y hace so- bre este tema una reflexion de maximo interés; nuclearmente encontramos en ella como la clave de su pensamiento en esta cuestién, Posteriormente, se ocupa también de él en otras Ene‘elicus, Labo- rem exercens, Sollicititudo rei socialis, Centessimus annus; sus ensefianzas en Veritatis splendor, Evangelium vitae y Fi- des et ratio son también basieas para comprender la posicién del Papa sobre Tos derechos humanossnofalian refleio- nes 0 postura eclesial sobre los derechos humanos o su fundamentacién en algu- nas Exhorlaciones Apostélieas, por ejemplo, en Familiaris consortio, Christ- Jfidelis laici, Ecclesia in Asia, Ecclesia in Africa, Ecclesia in America: asimismo son importantes sus Mensajes con oca sidn de la Jornada Mundial de la Paz el primero de cada afo de su ponti sus discursos ante la Naciones Unidas 0 ante el Parlamento Europeo, asi como sus palabras en la casi totalidad de sus "A, Frossatn, «No lengis miedo». André Frosard dae ga con Juan Pablo I (Plaza & Janés, Barcelona 1982) DERECHOS HUMANOS: SU FUNDAMENTACION. EL MAGISTERIO DEL PAPA JUAN PABLO It Viajes apostolicos, en sus posicionamien- tos pablicos sobre temas que tienen que ver sobre cuestionamiento o violacién ocasional de los derechos, y en numero- sas audiencias, entre las que cabe desta car, para nuestro tema, las concedidas anualmente al Cuerpo Diplomético ante la Santa Sede, Podriamos decir con toda razén que es uno de los temas que con mayor fuerza emergen y aparecen en todo su largo pontifieado. Con toda certeza, la voz de Juan Pablo IL que se escucha en sus palabras habladas Oescritas 0 en sus gestos, los mas sobre: salientes o los mas sencillos, «es, de en- tre todas las que se alzan en el mundo, Ia que habla de los derechos del hombre con mayor claridad, fuerza y constan- cia»?, No puede ser de otra nianera para juien «el hombre es el eamino», como ird en su primera enciclica programa- tica Redempuor hominis Juan Pablo II se ha hecho el evange- lizador, el peregrino infatigable de los derechos del hombre, es porque los eon- sidera como el lugar geométrico clave de toda afirmacién sobre la persona hu- mana, Mas atin, esta cuestin no es para éLun simple ejercicio tedrico, sino que le ha nacido a fuerza de higrimas y sangre. En la tribuna de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), se impuso el deber de recordar su proveniencia de un pats sobre euyo cuerpo vivo fue construido Auschwitz, y subray6: Sin embargo, yo lo evoco, antes que nada, para demostrar de qué dolorosas experiencias, y de qué sufri- ‘mientos por parte de millones de personas nacié la Declaracién de los derechos del hombre>*, CCanevas J. Breuecanay, em M. Capa, (ed), Delmar «la experanc, vol. ep. 105), * Cyne J Breuscarey, en M. Capa, (ed). Dal mar la experanc CONTEXTO EN EL QUE HAY QUE SITUAR EL PENSAMIENTO Y LA. ACCION DEL Papa JUAN Pabio IT OBRE LOS DERECHOS HUMANOS Su propia experiencia, clave para situar su pensamiento La extraordinaria aportacién del Papa al esclarecimiento, fundamentacién, pro- mocién y defensa de los derechos del hombre brota, sin duda alguna, de una doble experiencia, de la que surge un pensamiento ve ynoun le6rico de reflexién que ficilmente se convierte o degenera en una ideologta: la experiencia de una vida enraizada ple- namente en la realidad de la historia vi vida con sus contempordneos y en la ex- periencia del encuentro con Cristo real y vivo que es percibido en los hermanos jue sufren; se trata de la experiencia, al tinica e inseparable, de vivir los gozos y los sufrimientos de los hombres, eodo con codo con ellos y sin pasar de largo de los mismos, en ef enraizamiento de la propia vida en Cristo que no es una idea © una doctrina 0 un valor, sino Alguien real que vive en nosotros, Al- guien que se hombre y para auien no ees ajeno, ni un juego nin guna méseara, la realidad humana con toda su densidad. Hay que leer la mejor de las biografias sobre el Papa Juan Pa- blo Il, Testigo de la esperanza’, para darse cuenta de que en el pensamiento de Juan Pablo II nada hay que surja de la pura elueubracién, sino que siempre esti remitido a la realidad, a la verdad de las cosas que solo en el vital *C. Wee, Bigrafa de Juan Pablo I. Tego dela e peransa (Pla & Janés, Barcelona 1998), 241

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