Sei sulla pagina 1di 2

SEÑOR DE SIPAN

El Señor de Sipán fue un antiguo gobernante Mochica del siglo III, cuyo dominio abarcó el norte del
Perú. El arqueólogo peruano Walter Alva, junto a su equipo, descubrió la tumba del Señor de Sipán en
1987. El hallazgo de las tumbas reales del Señor de Sipán marcó un importante hito en la arqueología del
continente americano porque, por primera vez, se halló intacto y sin huellas de saqueos, un entierro real
de una civilización peruana anterior a los Incas. El ataúd de madera en que se halló, fue el primero en su
tipo que se encontró en América y reveló la magnificencia y majestuosidad del único gobernante y
guerrero del antiguo Perú encontrado hasta la fecha de su descubrimiento, cuya vida transcurrió
alrededor del año 250 de la era actual. Su descubrimiento se realizó en el centro poblado de Sipán en
Chiclayo, anexo de Saltur y perteneciente al distrito de Zaña; perteneció a la cultura Mochica que rendía
culto al dios Ai Apaec como divinidad principal, aunque también adoraron al mar y la luna.

El Hallazgo

Alrededor de 600 objetos recuperados en la tumba del Señor de Sipán sobresalen la vestimenta, que
medía aproximadamente 1.67 m, los tres pares de orejeras de oro y turquesa o el collar formado por
veinte frutos de maní, de los cuales diez están elaborados en plata y otros diez en oro, aludiendo a la
dualidad presente en la cosmovisión mochica. Se trata de un símbolo religioso de los dioses principales,
el Sol y la Luna, y hace referencia a la visualización de ambos dioses en el firmamento en un momento
del día. Es decir, el perfecto equilibrio deseado, según la mitología mochica. Además el maní significaba
el comienzo, el renacer.

Junto a los del Señor de Sipán se encontraron restos de otros ocho individuos,1 tres mujeres, cuatro
hombres y un niño. Se cree que las mujeres podrían haber sido concubinas, mientras que los hombres
han sido interpretados como un jefe militar, un vigía y un soldado, este último con los pies amputados.
Además, se hallaron restos de dos llamas y un perro.

El sacerdote y el viejo señor de Sipán

Debajo de la tumba del Señor de Sipán, se encontraron dos tumbas, la del sacerdote y la del Viejo Señor
de Sipán. En la del sacerdote, se hallaron piezas que indicaban que sería uno de los principales
personajes en la jerarquía religiosa de la Civilización Mochica. Este sacerdote, por los análisis de ADN
efectuados, fue contemporáneo al Señor de Sipán. En las piezas que le acompañaban destacan, como
símbolos religiosos como el sol y la luna, la copa o el cuenco destinados a los sacrificios, una corona de
cobre bañado en oro adornada con un búho con sus alas extendidas y otros elementos para el culto a la
Luna y el Sol. Era estado teocrático. Sin embargo, por los mismos análisis de ADN, se ha probado que
con diferencia de cuatro generaciones, el Viejo Señor de Sipán era un antepasado directo del mismo
Señor de Sipán, por lo que se podría pensar en una alta jerarquía hereditaria.

ADN: Apoyándose en los exámenes de ADN y arqueológicos realizados, se ha podido establecer las
características del Señor de Sipán como el color de su piel, su tipo de labios, cabello, ojos y otros rasgos
de su fisonomía. Igualmente, se pudo establecer su edad, por lo que la reconstrucción realizada
corresponde a la de este gobernante tal cual fue. Era Rh negativo, lo cual indica que tenía un tipo de
sangre poco común.
SEÑORA DE CAO

DESCUBRIMIENTO

Arqueólogos de la fundación Wiese, encabezados por Régulo Franco Jordán, descubrieron en el año
2005, los restos muy bien conservados de una gobernante moche que vivió hace 1.700 años. Los restos
fueron hallados en la Huaca de Cao, perteneciente al Complejo Arqueológico de El Brujo que se
encuentra ubicado en el distrito de Magdalena de Cao, La Libertad. El fardo funerario pesaba unos cien
kilos y medía 1,80 metros de alto, por lo que se pensaba en un principio que se trataba de un
gobernante varón.
La Señora de Cao tuvo entre 25 a 30 años de edad y una estatura de 1.48 m. El cabello es largo y se halla
recogido hacia delante a modo de trenzas y evidencias de un aplanamiento leve de la parte posterior de
la cabeza por la costumbre de deformar los cráneos desde la niñez. Brazos, manos piernas y pies, se
encontraban cubiertas por tatuajes representando arañas, serpientes y diseños geométricos; códigos
mágico-religiosos plasmados sobre sí misma. Asimismo, quedan restos de tatuajes en la mejilla derecha
y en la mandíbula inferior, respectivamente. Ninguna patología es visible en las radiografías. Los huesos
largos no muestran evidencias que podrían indicar enfermedades en la niñez o malnutrición o
traumatismos vinculado a su posible deceso. Aunque no hay indicios sobre la causa de su deceso; la
disociación de los huesos púbicos (análisis con rayos X), así como la distensión de la piel abdominal por
estrías de embarazo, las cuales no tuvieron el tiempo de ser absorbidas ubican una gestación como un
evento biológico próximo a su muerte. Su cadáver fue empapado con agua de mar y posteriormente con
cinabrio o sulfato de mercurio, el cual favoreció a su preservación, por ser este último altamente toxico
a cualquier tipo de nivel biótico.
AJUAR FUNERARIO

El Dr. Roberto Cesáreo de la universidad de Sassari, Italia, realizó el estudio de 100 artefactos metálicos
que acompañaban a la Señora de Cao. Los estudios arrojaron la identificación de 60 artefactos de oro o
parcialmente oro, 47 artefactos de plata o parcialmente plata, 23 artefactos de cobre, 5 artefactos de
tumbaga y 1 objeto de cobre arsenical. Se podría indicar en resumen que las insignias y ornamentos que
lleva la Señora de Cao y su enterramiento complejo, indican su alto status en el gobierno mochica en la
misma condición que tuvieron los señores de Sipán. El ajuar completo comprendía: Collares compuestos
por medallones, filigranas, rostros hechos en cobre dorado, así como en cuarzo, amatista, lapislázuli y
otras piedras semipreciosas. Orejeras de nácar decoradas con cabezas de aves. Aretes en cobre dorado,
con diseños repujados y engarzadas con piedra semipreciosa. Narigueras hechas en cobre dorado y
decoradas con diseños bajo la técnica del repujado. Algunas narigueras tienen aplicaciones de piedras
semipreciosas. Coronas de cobre dorado decoradas bajo la técnica del repujado. Dos porras hechas en
madera y revestidas con láminas de cobre dorado. Aunque la forma aparenta ser un instrumento de
combate, su función en este contexto, expresa una categoría simbólica que representa el poder
absoluto gubernamental.

IMPORTANCIA
Este es uno de los hallazgos más importantes en la historia de la arqueología peruana. En el año 2005 el
Programa Arqueológico El Brujo descubrió la tumba de una soberana dentro de un magnífico recinto
completamente decorado con representaciones del mundo mágico-religioso de los mochica. Constituye
por el momento, la primera tumba conocida de una gobernante que sale a la luz después de diecisiete
siglos. Por ahora, es también uno de los hallazgos más importantes en la historia de la arqueología
peruana; en el relleno que cubría el primer templo de la Huaca Cao Viejo la tumba de una Reina.
Entre el 300 d.C. y el 400 d.C., antes del apogeo del Señor de Sipán, la Señora de Cao –quizás la mujer
más poderosa en la historia Mochica y en la historia de la cultura andina– asumió el gobierno del reino
de Chicama. El hallazgo de esta tumba, representa para nosotros un eslabón para entender el carácter y
género de los gobernantes del antiguo reino Mochica. Este gran descubrimiento abre muchas luces
sobre el papel o rol de la mujer en el mundo precolombino de la costa norte del Perú, sobre la cual ya
había noticias en el siglo XVI de mujeres cacicas en las regiones de Piura y Lambayeque.

Potrebbero piacerti anche