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Se conoce como emprendimiento a la actitud y aptitud que toma un

individuo para iniciar un nuevo proyecto a través de ideas y oportunidades.


El emprendimiento es un término muy utilizado en el ámbito empresarial,
en virtud de su relacion con la creación de empresas, nuevos productos o
innovación de los mismos.

La palabra emprendimiento es de origen francés entrepreneur que


significa 'pionero'. No obstante, en el siglo XX el economista Joseph
Schumpeter ubica al emprendedor como centro del sistema económico,
mencionado que “la ganancia viene del cambio, y este es producido por el
empresario innovador”.

El emprendimiento tiene su origen en el inicio de la humanidad, ya que el


hombre se caracteriza por asumir riesgos con el objetivo de generar
oportunidades de crecimiento económico que le pueda brindar una mejor
calidad de vida tanto a él propio, como a su familia.

El emprendimiento es esencial en las sociedades, pues permite a las


empresas buscar innovaciones, y transformar conocimientos en nuevos
productos. Inclusive existen cursos de nivel superior que tienen como
objetivos formar individuos calificados para innovar y modificar las
organizaciones, modificando así el escenario económico,

Por otro lado, emprendedor es un adjetivo que hace referencia a la


persona que emprende acciones complejas.
Es de destacar, que en tiempos de crisis económica en un país surgen los
emprendedores, esto es, por la crisis que la misma desencadena en el
ámbito económico, social y medio ambiental, específicamente los altos
niveles de desempleo, que permite a los individuos transformarse en
emprendedores por necesidad, para generar un ingreso propio para ellos,
y a su familia.

En referencia al punto anterior, varias teóricas indican que las mejores


innovaciones se han iniciado en tiempo de crisis.

Los expertos sostienen que los emprendedores deben contar con ciertas
capacidades para tener éxito: flexibilidad, dinamismo, creatividad, empuje,
etc. Se trata de valores necesarios ya que los emprendimientos se
enfrentan a todo tipo de dificultades y quien los impulsa debe estar en
condiciones de adaptarse a una realidad cambiante. Cabe mencionar que
el trabajo en equipo suele ser el mejor camino a la hora de impulsar
un proyecto, ya que potencia las virtudes de cada integrante.

Todo emprendimiento nace de una idea que, por diversas razones,


despierta en una o más personas el interés suficiente como para
embarcarse en un arduo e incierto viaje que tiene como objetivo hacer
realidad dicha idea. En la actualidad, gracias a las posibilidades que brinda
la tecnología, no siempre es necesario contar con dinero para emprender
un negocio; pero ciertos elementos, tales como la voluntad, la
perseverancia y la determinación, siguen siendo indispensables.

Uno de los errores más comunes por parte de los


emprendedores primerizos es pretender obtener ganancias durante los
primeros dos o tres meses. Dependiendo del rubro, y asumiendo que se
realizan todos los esfuerzos necesarios en todos los aspectos posibles, los
resultados positivos comienzan a verse pasados los seis meses, aunque
muchas veces es necesario un año de actividad ininterrumpida.

Es por esto que un buen emprendimiento solo existe si lo encaran


personas decididas a enfrentar la adversidad y a seguir luchando sin
excepción, tanto contra los reveses de la economía como la falta de
lealtad de la competencia.

Los emprendimientos más destacados suelen tener en común un alto


grado de creatividad, de innovación, muestran ideas que no habían sido
explotadas antes o las usan en un campo diferente al que se acostumbra.
Por lo general, vale más la originalidad que el dinero, el ingenio que los
estudios de marketing, así como también ser oportuno que precavido. Una
buena idea, trabajada durante años, pulida, que llega al mercado
demasiado tarde puede pasar desapercibida; por otro lado, un producto
mediocre en el momento justo puede convertirse en un éxito rotundo.

Las personas van y vienen. Las marcas también. Pocas perduran en el


tiempo. Las que sí lo hacen son las grandes ideas y los grandes
pensadores. Las conclusiones de algunos filósofos han sido capaces de
perdurar y de ser útiles en la actualidad para los empresarios.

Sus ideas están centradas dentro del área particular de la filosofía llamada
pensamiento económico. Son afirmaciones que inspiraron a los grandes
empresarios de la era industrial pero que siguen estando vivas a la hora
de crear de la nada un negocio propio. Aquí le mostramos una breve
referencia de cuatro pensadores que abarcan los tiempos antiguos y la era
moderna. Todo lo que dijeron es de lectura obligatoria para los
emprendedores. Algunas de sus lecciones fueron, son y serán
fundamentales para la mera existencia de las empresas.

Karl Popper mostró las excelencias del ensayo y


error

Este vienés nacido a comienzos del siglo XX está considerado como uno
de los grandes pensadores del pasado siglo. Sus ideas van enfocadas
a potenciar la creatividad partiendo del concepto más sencillo de todos: el
ensayo y error. Para Popper, todo avance tecnológico se basa en probar
las cosas, ver lo que no funciona y solucionar los problemas. Su
pensamiento simboliza la base de la experimentación, que es necesaria
en cualquier startup tecnológica que se precie. Solo a base de fallar y
asumir errores se puede concebir un producto o servicio apto y útil para la
sociedad.

Sus lecciones son de aprendizaje obligado para emprendedores. Pero


también para las grandes multinacionales. Sin ellas, no existirían
referencias mundiales como Apple o Sony. Y tampoco Zara sería lo que
es en la actualidad. Todo debe ser probado para resolver los problemas y
dar con la solución o colección, en el caso del grupo textil gallego, perfecta.

Friedrich Hayek: El orden dentro del caos


Otro pensador austriaco de comienzos de siglo XX supone la segunda
referencia obligada para los emprendedores. Friedrich Hayek se hizo
famoso por la defensa a ultranza de los sistemas económicos liberales
frente a la economía socialista, más planificada. Pero su lección para
aquellos que quieran llegar a ser alguien en el mundo empresarial es la
del orden espontáneo. Para este filósofo, el caos no es malo. Se trata del
principio del orden. Y eso es algo que se puede aplicar a todas las
vertientes económicas. Solo basta fijarse en las redes sociales. Todo en
ellas parece caótico y sin sentido cuando la realidad es diferente. Estamos
ante un ecosistema no regulado que genera su propio orden alrededor con
una precisión similar a la de un reloj suizo. Los emprendedores deben
extraer de sus enseñanzas que nada está planificado y que hay que
adaptarse a las libres circunstancias de un mercado

Joseph Schumpeter: El elogio a la destrucción

Nacido en el siglo XIX, Joseph Schumpeter siempre tuvo claro que la


destrucción no encierra nada negativo sino creatividad. Sus enseñanzas
aplicadas a la actualidad nos llevan a concebir un mundo en el que las
nuevas corrientes tecnológicas acaban por enterrar las anteriores. Una
realidad como un templo. Un buen ejemplo lo tenemos en
los smartphones que acabaron con los teléfonos móviles que conocíamos
hace 10 años. O las televisiones planas. ¿Acaso alguien recuerda las de
tubo? Según sus propias palabras, la tecnología evoluciona y es como un
ciclo de la vida. Todo muere pero se reencarna en nuevas y mejores ideas.
Sin ella no hay ninguna posibilidad de sobrevivir en el tiempo. Nunca la
hubo y menos ahora en el siglo XXI.

Daniel Kahneman: la importancia de la toma de decisiones


meditadas

Este filósofo ganó en Premio Nobel de Economía por haber sido capaz de
integrar la investigación psicológica en la ciencia económica. En otras
palabras, Daniel Kahneman supo elaborar una teoría que nos enseña a
tomar decisiones en momentos de incertidumbre. Este israelí divide el
pensamiento en dos partes. La primera es el inconsciente, la segunda es
el deliberativo. Sostiene que la primera parte es la más utilizada y que lo
mejor a la hora de decidir es atenernos a lo que se extraiga de la segunda
parte.

Para lograrlo, sugiere que necesitamos crear hábitos más deliberativos


para ser capaces de pensar de forma consciente. Aplicado al mundo de la
empresa, la conclusión está clara: las mejores decisiones no saldrán de
corazonadas sino de pensamientos pausados profundos donde se
analicen todos los factores.
La aplicación de estas corrientes de pensamiento beneficiará a cualquier
emprendedor. Sus lecciones no generan margen de duda y solo
ahondarán en la mejor forma de resolver los inconvenientes que se
generan en las compañías de reciente creación.

Personales

Creatividad Facilidad para imaginar ideas y proyectos nuevos. Proponer


soluciones originales. Saber analizar e investigar.

Autonomía Funcionar sin necesidad de una supervisión inmediata. Elegir.


Tomar iniciativas y decisiones.

Confianza en uno mismo Percibirse de forma positiva. Apostar por las


propias aptitudes y capacidades. Confiar en los propios recursos y
posibilidades.

Tenacidad Dar prueba de constancia y tesón en aquello que se emprende.


Inscribir las propias acciones en la idea de perseverancia y de llegada a
término.

Sentido de la responsabilidad Tendencia a cumplir las obligaciones


contraídas consigo mismo y con el grupo.
Capacidad para asumir riesgo Predisposición a actuar con decisión ante
situaciones que requieren cierto arrojo por la dificultad que entrañan.

Sociales

El pensamiento de Schumpeter es perfectamente aplicable a los


emprendedores que nunca deben olvidar que tienen que renovarse. Si no
lo hacen acabarán muriendo. Su ciclo de vida habrá terminado. Es
más: ninguna empresa, da igual su tamaño, debe olvidarse de que la
innovación es el pilar de presente y futuro.

Liderazgo Implicar a los demás en la realización de proyectos. Influir en


los otros y contar con sus cualidades personales, conocimientos y
habilidades. Espíritu de equipo Capacidad para trabajar en estrecha
colaboración con otros, compartiendo objetivos y métodos de actuación.
Solidaridad Aceptar y sentirse responsable de las elecciones del grupo u
organización.

Autoconfianza
Es confiar en uno mismo y tener una buena autoestima. Es la base de las
otras capacidades emprendedoras. La autoconfianza es el convencimiento
que tiene una persona de realizar con éxito lo que se proponga, y provee
de una actitud positiva hacia la vida. Es como una poderosa fuerza que da
seguridad. La autoestima es definida como la noción y el sentimiento de
valor basado en el autoconocimiento y en la retroalimentación que
recibimos de nuestras experiencias y de las relaciones que establecemos
con los otros. Se tiene una buena autoestima cuando se reconocen y
valoran las cualidades y fortalezas con las que uno cuenta, aceptando
también aquellos aspectos por mejorar. Implica aceptar que no se es
perfecto y sentirse satisfecho con lo que se es como persona y con ello
actuar en base a los propios recursos. La confianza en uno mismo, al igual
que la autoestima, se construye interactuando con nuestros padres,
nuestra familia, en la escuela y en el trabajo. Es por ello, que se dice que
la autoestima se puede transformar, es decir disminuir o aumentar.
También influye en nuestra autoestima y en la forma como nos percibimos,
los valores y las concepciones del medio cultural donde nos desarrollamos,
es decir, nos indican lo que se considera valioso.

Características de una persona con autoconfianza


 Es segura, toma decisiones y asume riesgos evaluando la situación.
Una persona con autoconfianza se siente capaz de lograr lo que se
proponga con iniciativa y determinación
 Actúa con seguridad: se plantea metas y las persigue hasta
conseguirla.
 Toma decisiones con facilidad: confiará en su criterio para analizar,
evaluar las alternativas y decidir. Será una decisión informada y
optará por la que considere la mejor opción.
 Asume riesgos evaluando la situación: afronta los desafíos y no se
deja intimidar por los problemas ni por las personas. No es
imprudente, mide sus riesgos teniendo la seguridad de vencer
cualquier problema que se presente.
¿Por qué es importante la autoconfianza para ser un
buen empresario emprendedor?

Primero, porque es la base de las otras capacidades emprendedoras. Y


segundo, permite proyectarse en el presente y en el futuro, sin
derrumbarse ante las dificultades y aceptando los errores como parte de
la experiencia.

La autoconfianza permite actuar con seguridad tanto para identificar,


proponer y ejecutar los proyectos.
Creatividad

Es el proceso que transforma constructivamente la realidad en algo nuevo


y original.

En general, es “mirar” un problema o situación de una manera diferente a


los demás. Este proceso de transformación constructiva empieza en la
forma como se aproxima y se percibe la realidad, y culmina en la forma en
cómo se modifica, logrando algo innovador y efectivo.

Una condición importante es que la creatividad requiere de un


pensamiento flexible que se orienta hacia la diversidad de ideas, es decir
reconocer que no hay una única respuesta posible. Es por ello que
decimos que la creatividad es una capacidad compleja y que requiere de
componentes cognitivos y emocionales

Entre los aspectos cognitivos de la creatividad está el pensamiento


divergente y las habilidades de transformación.

Guilford (1967) señala la existencia de dos tipos de pensamiento, siendo


estos:
Pensamiento convergente
Se mueve buscando una respuesta determinada o convencional (lo que
otros autores llaman pensamiento lógico o vertical).

Pensamiento divergente
Se orienta en diferentes direcciones para encontrar la mejor solución.
Implica un afronte flexible evaluando la situación desde diferentes ángulos,
y una respuesta original, no estereotipada, que se deriva de la fluidez en
el uso de los recursos personales y los que se tienen a la mano.

Esta inventiva para solucionar los problemas no se generan de la nada. El


espíritu creador se alimenta de experiencias, de conocimientos y
aprendizajes previos que uno posee, así como también, de la propia
cultura y muchas veces de saberes tradicionales.

Características de una persona con creatividad


Se caracteriza por acercarse con una mirada que permite buscar y
encontrar lo que otros no ven: es indagar, proponer, cambiar y atreverse.

• Curiosa: inquieta, con apertura a la experiencia, a la búsqueda y a


explorar, a preguntarse y a cuestionar.

• Ingeniosa e innovadora: piensa e imagina algo nuevo no presentado


antes, se propone alternativas novedosas, únicas, raras y de calidad.

• Generadora de cambios: tiene una postura flexible para aceptar y


proponer cambios no aceptando todo lo que le proponen.

La creatividad, así entendida, ayuda a redefinir los problemas, a no


limitarnos a aceptar lo que se nos dice acerca de cómo deben hacerse las
cosas y cómo hemos de pensar. Lo importante aquí es que el uso que se
haga de la creatividad sea constructivo, es decir, brinde algún tipo de
beneficio o satisfacción a las personas.
¿Por qué es importante la creatividad para ser un
buen empresario emprendedor?

Ayuda a solucionar problemas con respuestas novedosas y potenciando


los recursos que se tiene a la mano.

Permite resolver problemas y tareas cotidianas con respuestas novedosas


y tener una aproximación variada y con alternativas.

Iniciativa

Es el empuje y la independencia para actuar sin necesidad que te


presionen o estén detrás.
La iniciativa requiere de autonomía e independencia. Implica dar el primer
paso para resolver problemas u obtener logros, para arriesgarse en una
acción constructiva. Es tener la actitud y disposición personal para
protagonizar, promover, desarrollar ideas y emprender actividades.

La persona emprendedora asumirá riesgos, pero estos serán calculados


ya que el emprendimiento de una empresa no se lleva a cabo de manera
aleatoria o improvisando. Para ello es importante acompañar la iniciativa
con la planificación y el establecimiento claro de metas u objetivos.

Características de una persona con iniciativa


• Propone, participa, actúa antes que los demás y es motivada. Se
caracteriza por una actitud proactiva ante la vida. El poseer iniciativa
permite generar con agilidad las acciones.

• Propone y participa: no espera a que otros vengan a resolvernos los


problemas. Piensa en alternativas, opina, resuelve y se muestra dispuesta
para la acción.

• Actúa antes que los demás: se adelanta a otros, es pionera. Aprovecha


las oportunidades que se presentan. Es dinámica y activa.

• Motivada: actúa siguiendo su propia motivación más que por presión de


otros. Dispuesta a aprovechar las oportunidades que se presentan,
resuelta y decidida. Se caracteriza por animar a los demás.

¿Por qué es importante la iniciativa para ser un buen


empresario emprendedor?
Es el motor que impulsa a iniciar proyectos. La iniciativa es la motivación
y el motor que empuja e impulsa a emprender nuevos proyectos, a
proponer cambios y a brindar soluciones. Permite no quedarse en las ideas
sino pasar a la acción, es decir, dar el primer paso para resolver problemas
y obtener logros.

Perseverancia

Es el esfuerzo constante para conseguir un objetivo a pesar de las


dificultades. La perseverancia es el esfuerzo continuo para lograr los fines
que uno se ha propuesto y mantenerlos en el tiempo. Necesita de energía
y motivación para no abandonar la tarea cuando se presentan dificultades.

Características de una persona con perseverancia


• Disciplina, paciencia y tolerancia frente a los errores. Se caracteriza por
la constancia y la persistencia hacia un objetivo. Necesita de:

• Disciplina: Proporciona una forma de actuar y proceder que garantiza


mantenerse direccionado hacia los objetivos. Ayuda a alcanzar los
resultados y sostenerlos en el tiempo.

• Paciencia: Pues se debe trabajar mucho en algunas cosas antes de


poder ver resultados. Ayuda a no desesperar y continuar trabajando sobre
todo en momentos difíciles.

• Tolerancia frente a los errores: calma frente a las frustraciones, pues


se presentarán dificultades y obstáculos en el camino, y hay que saber
afrontarlos, no decaer ni abandonar la tarea.

¿Por qué es importante la perseverancia para ser un


buen empresario emprendedor?

Permite alcanzar los resultados y mantenerlos en el tiempo.


Es la fuerza que permite resistir ante las dificultades, continuar para
alcanzar los resultados y mantenerlos en el tiempo. Permite el esfuerzo
continuo, el insistir y hacer perdurar.

Es imprescindible, pues es esperable que no todo salga bien a la primera


y se pueda tropezar más de una vez. Ayuda a finalizar correctamente lo
que se comienza. Asimismo, la perseverancia le será indispensable al
emprendedor para conseguir metas pequeñas, medianas o grandes.

Trabajo en equipo

Tener un objetivo común donde cada uno aporta con sus habilidades
desde el rol que tiene.

La persona emprendedora no va a trabajar sola, sabe que todo trabajo se


hace en equipo, por ello, contará con otras personas que realizarán
diversas labores dentro del grupo, es decir buscará formar un equipo que
persiga un objetivo común.

La capacidad de trabajo en equipo está relacionada con la calidad de las


interacciones que establecemos con los demás. Para lograr buenos
resultados se requiere de habilidades sociales y de comunicación.

No basta con estar juntos porque el equipo es más que eso. Por ello, una
condición importante es el establecimiento de objetivos y propósitos
compartidos que deben ser asumidos por todos, eso es lo que permite
conformar realmente un equipo. No todos hacen lo mismo: hay una
complementariedad, cada uno aporta desde sus capacidades, habilidades
y las responsabilidades que ha asumido.

En ese sentido, además de las habilidades para interactuar con los demás,
es importante la capacidad de motivar al equipo y de guiarlo.

Características de una persona que sabe trabajar en


equipo
Coopera, escucha otras opiniones y sabe delegar.

Se caracteriza por las habilidades para interactuar con los demás, la


capacidad de motivar a otros y de orientarlos. Es saber trabajar de manera
organizada y coordinada.

Coopera: une esfuerzos con otros, colaborando y aportando desde lo que


sabe y ayudando a que los otros den lo mejor de sí. Ayuda a generar un
clima de confianza y cooperación.

Escucha otras opiniones: sabe dialogar, respetar y tomar en cuenta las


opiniones de los demás.

Sabe delegar: confía en las capacidades de otros, en que pueden hacer


bien las cosas y no ser el único que quiere figurar. Promueve la
participación de otros.

Cuando se genera armonía e integración el grupo multiplica su potencial y


se logran mejores resultados. Se ha comprobado en las empresas que los
resultados de un equipo serán mejores que los que puedan ser obtenidos
de manera individual.

¿Por qué es importante el trabajo en equipo para


ser un buen emprendedor?
Se necesita del aporte de los demás para tener los mejores resultados.

No puede hacer las cosas solo y se necesita del aporte de los demás para
tener los mejores resultados. Un emprendedor sin equipo no es un
verdadero emprendedor. Saber trabajar en equipo es importante porque
los resultados y el éxito de todo depende del trabajo de cada uno.

El trabajo en equipo es lo que permite instrumentalizar y concretar las


acciones necesarias para el desarrollo de un proyecto o empresa.

Responsabilidad social

Modelo de gestión que busca el desarrollo sostenible tomando en cuenta


a los diversos públicos de interés.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un modelo de gestión
que busca el desarrollo sostenible basando su accionar en tres aspectos
fundamentales: crecimiento económico, el desarrollo social y preservación
del medio ambiente.

Implica, asumir responsabilidades relacionadas a la actividad que la


empresa realiza, cuidando la calidad y la eficiencia de las actividades que
realiza y de los productos. Esto contribuye a que la empresa crezca,
genere riqueza y se sostenga en el tiempo.

En el caso del empresario emprendedor debe existir una actitud de


preocupación por lo que acontece en su entorno, tanto al interior de la
empresa como al exterior (grupos de interés).

Un ejemplo de responsabilidad social es cuando un empresario se


preocupa por el desarrollo de los trabajadores capacitándolos,
promoviendo su talento, etc. Otro ejemplo de responsabilidad social, es
cuando la empresa busca involucrarse, compartir y colaborar con el
desarrollo de sus proveedores y/o vecinos de la zona.

Características de una persona con responsabilidad


social
Da lo mejor de sí, es comprometida y promueve el desarrollo sostenible.
Se evidencia en que:

Da lo mejor de sí: se esfuerza por hacer bien lo que emprende con


calidad. En ese sentido está orientado a ser eficiente, a hacer siempre lo
mejor posible, tanto en lo que ofrece como en la forma en que se relaciona
con otros para llevarlo a cabo. Junto a la pretensión de beneficio hay una
orientación de servicio.

Comprometida: asume sus obligaciones y responde por sus acciones


aceptando la consecuencia de lo que hace o deja de hacer. Un
emprendedor sabe que lo que hace tiene un impacto que está
contribuyendo a que la sociedad en general crezca y se desarrolle, que
brinda un servicio o da un producto que resuelve un problema o una
necesidad, que permite disfrute y/o satisfacción.

Promueve el desarrollo de las personas: brinda y genera oportunidades


para que las personas crezcan, se desenvuelvan y amplíen sus
capacidades. Se encuentra preocupada por las necesidades de otros.
¿Por qué es importante que un emprendedor tenga
responsabilidad social?

Permite generar oportunidades de crecimiento para todos, dentro y fuera


de la empresa.

Se convierte en un agente de cambio y de transformación dentro de su


empresa y en su entorno. Trabaja generando oportunidades de
crecimiento que benefician a todos: crece la empresa y con ella crecen
también sus diferentes públicos que se relacionan con ella.

Características básicas de un emprendedor

¿Quién es un emprendedor?
Un emprendedor o una emprendedora es la persona que:

_ Gestiona la oportunidad de negocio,

_ Percibe y ejecuta una innovación con energía y convicción.

_ Es un artista y creador,

_ Es el que idealiza nuevos productos, servicios, proyectos, obras,


métodos, nuevas formas de organización, etc.

_ El emprendedor es pragmático, pero, a la vez, es imaginativo al concebir


la innovación, al saber que hay que hacer;

_ Es extraordinariamente diestro para conseguir que lo proyectado se


materialice

_ convirtiéndose en un hecho.

_ Para llegar a ser emprendedor (a) debemos transformar los hábitos y


costumbres como el fatalismo, autoestima negativa y actitudes anti
emprendedoras como:

¿Para qué cambiar?


_ Si estoy bien así.

_ ¡¡¡El Trabajo duro NO va conmigo!!!

_ Me cansa, me estresa, me fatiga.

_ ¿Para qué me voy a estar sacrificando?

_ Si no funciona desde el principio, renuncio.

_ ¿A quién le interesaré?

_ No tengo dinero, no tengo quién me preste.

_ Tengo una mirada optimista, elevada autoestima y actitudes


emprendedoras como:

_ Tengo muchas ganas de crecer y alcanzar el éxito

_ “Sé que lo puedo lograr con dedicación, voluntad y muchas horas de


sacrificio y

esfuerzo”.

_ Los problemas son oportunidades.

_ “Veo oportunidades para emprender y crecer donde los demás sólo


encuentran

problemas.
_ Reconozco una necesidad además concibo y materializo una
innovación”.

¿Son iguales todos los emprendedores?

No, porque al igual que las personas no todos son iguales. Se puede
distinguir tres grandes grupos de emprendedores:

• Emprendedores Empresariales: son los que llegan a formar su propia


empresa. Siempre están buscando las oportunidades que el mercado
ofrece.

• Intraemprendedores: es el que desarrolla, dentro de su organización,


las capacidades y actitudes emprendedoras que exigen el desempeño de
su función,

produciendo e impulsando proyectos de innovación generando y liderando


el cambio dentro de la empresa o institución donde labora.

• Emprendedores Sociales: son visionarios prácticos que poseen


cualidades tales como visión, innovación, determinación, compromiso,
dedicándose al cambio

social sistemático, tratan temas sociales relacionados con la educación,


salud, medio ambiente, participación ciudadana, derechos humanos,
desarrollo social y económico. Identifican y ejecutan proyectos relevantes
para el desarrollo social y económico de su localidad.
¿Qué son características emprendedoras personales (CEPs)?

Son cualidades y comportamientos personales claves necesarios para ser


un(a)

Emprendedor (a) exitoso(a).

¿Por qué son importantes las CEPs?

Porque nos permiten resolver problemas utilizando diferentes estrategias


de solución y, además, nos permiten identificar y aprovechar las
oportunidades.

Y ¿cuáles son estas características emprendedoras?

Las características emprendedoras las podemos agrupar en tres tipos de


capacidades:

I. Capacidad de realización

II. Capacidad de planificación

III. Capacidad de relacionarse socialmente.

I. Capacidad de realización
La capacidad de realización está referida al impulso por vencer desafíos,
avanzar y crecer, al esfuerzo por alcanzar el triunfo, metas y ser útiles a
otros. Comprende:

A. La búsqueda de oportunidades

B. La persistencia

C. El compromiso con el contrato de trabajo.

D. La demanda por calidad y eficiencia.

E. La toma de riesgos.

II. Capacidad de planificación

Referida a pensar antes de actuar, identificando metas concretas o


resultados que se desean alcanzar y diseñar planes consistentes para
desempeñarse de manera que se aproveche al máximo las oportunidades
y anular o disminuir las amenazas del entorno. Comprende:

A. El establecimiento de metas.

B. La búsqueda de información, y
C. La planificación sistemática y el control.

III. Capacidad de relacionarse socialmente

Referidas a la capacidad de generar estados de ánimo positivos en las


personas de su entorno que se traduzcan en compromisos de apoyo para
el desarrollo de sus proyectos o negocio. La persona capaz de establecer
vínculos con personas e instituciones que aporten a su progreso. Se
manifiesta a través de técnicas de comunicación efectiva. Comprende:

A. La persuasión y elaboración de redes de apoyo.

B. La autoconfianza.

Técnicas para el desarrollo del talento emprendedor

La práctica, el trabajo, el desempeño de acciones, supone el fundamento


desde el que se articula el desarrollo de los talentos. Talento emprendedor,
o cualquier otro tipo de talento vinculado con nuestra realidad profesional
y/o personal.

El trabajo es la base del éxito, y el talento se fundamenta en el trabajo, en


la puesta en marcha de una práctica intensa y permanente. Esta
conclusión permite identificar dos recursos que potencian el talento
emprendedor:
1. Sabiendo que el trabajo, la experiencia de hacer, es la base del
desarrollo de potencialidades y de la adquisición de competencias, supone
que aprendiendo a hacer, podremos adquirir capacidades, habilidades y
competencias profesionales y emprendedoras.

2. Cuando integramos dentro de nuestro esquema de creencias


personales el paradigma de que la experiencia y la acción nos lleva a
alcanzar las capacidades, esto supone un activador, un motor que motiva
la puesta en marcha de los proyectos que diseñamos.

Existe una distancia en la adquisición de conocimientos y la puesta en


marcha de los mismos. Adquirir los conocimientos, sean cuales quiera que
sean, y para cualquier tipo de esfera profesional, si no se encuentran
vinculados con un proceso de transferencia a la práctica, suponen una
inversión estéril. La habilidad se ordena y se sustenta en el saber hacer.
En la proyección de los conocimientos a la acción, en el despliegue de un
proceso experimental.

La distancia entre el saber, el saber hacerlo, saber hacerlo bien y el saber


hacer excelente, es el recorrido del desarrollo del talento emprendedor (o
de cualquier otro talento). Si no vamos a transitar por este camino, por las
razones que sean, es mejor no comenzar un proceso de formación y
aprendizaje.

Cuando nos referimos a aprendizajes, no sólo hablamos de adquisición de


conocimientos técnicos o contenidos vinculados a disciplinas académicas
o de gestión empresarial. Nos referimos al aprendizaje de habilidades
personales o sociales, afrontamiento de miedos, comunicación y
resolución de conflictos interpersonales.

Primer escalón

Determina si estás dispuesto a trasladar a la experiencia aquello que


aprendas, ya que en la experiencia es donde se encuentra la adquisición
de la capacidad de acción, y por lo tanto, el desarrollo del talento.

El emprendedor ¿nace o se hace?


Nuestra contestación, entiendo, se puede intuir o adelantar: el
emprendedor se hace. Se cocina de manera lenta y permanente. Aunque
esto no obvia el hecho de que cada persona nace con un conjunto de
capacidades, de aptitudes innatas determinadas por su carga genética.
Ahora bien, estos recursos innatos no presuponen saber hacer. Identifican
potencialidad, facilidad en el despliegue de las acciones y conductas para
las que se encuentra dotado.

Acudo al maestro José Antonio Marina para utilizar su metáfora de la vida


como una partida de cartas. En la vida nos reparten las cartas con las que
jugamos. Ahora bien, tener a priori una buena mano de cartas no implica
que se vaya a ganar la partida. Hay que saber jugarla. Hay que saber
actuar, planificar y decidir de cara a salir airoso de los lances en los que
deseamos intervenir

Por lo tanto, el proceso emprendedor se ordena en torno al mismo eje de


actuación. Tendremos personas que poseerán unas aptitudes excelentes
para los negocios que deberán desarrollar a través de la acción, y también
tendremos emprendedores que van a aprender a ser emprendedores
sobre bases aptitudinales no tan dotadas. Pero en definitiva, el factor
diferencial será su proyección hacia el aprendizaje y la adquisición de las
competencias y cualidades emprendedoras.
Pero, atención, una idea esencial a tener en cuenta es cómo el reparto de
las cartas no determina, pero sí condiciona, las acciones y procesos de
aprendizaje que vayamos a desarrollar. Efectivamente, de acuerdo con
cuáles sean mis capacidades potenciales innatas y cuáles aquellas que no
obtengan una carga dotacional fabulosa, mi proceso de desarrollo y
aprendizaje será diferencial en cuanto a los esfuerzos que deba acometer.

Este mismo punto de partida nos sirve para analizar el entorno inmediato
en donde nos desenvolvemos. Entorno social, cultural y económico. Factor
que también condiciona las trayectorias e itinerarios que vamos a
comenzar en el proceso de desarrollo de nuestra iniciativa emprendedora.
Pero, en ningún caso determina el camino que vamos a seguir. No existe
nada pre-fijado.

Segundo escalón

Si piensas y crees que lo que en el momento de la creación y/o puesta en


marcha de tu proyecto empresarial es de una forma determinada y es
inamovible, tienes dos posibilidades: jugar con estas cartas, o bien,
modificar esta creencia y preparar mejor tu estrategia de juego.

Todo el mundo puede cambiar y aprender, cada uno en su nivel.

El aprendizaje y los modelos de aprendizaje

En cuanto a los tipos de aprendizaje, podemos distinguir entre los


siguientes:
Aprendizaje por condicionamiento clásico. Desarrollado a través de las
aportaciones de Pavlov, se ordena en torno a un proceso en el que un
estímulo que normalmente no producía ninguna reacción, en una situación
dada, se relaciona con otro estímulo y éste sí produce una respuesta.

Aprendizaje por condicionamiento operante o instrumental. Los


máximos exponentes de este modelo son Skinner y Thorndike. Skinner
sostiene que la persona que aprende tiene un papel mucho más
preponderante que lo planteado por Pavlov. Para este autor, la persona
emite una conducta (no siendo un acto reflejo de acuerdo con el estímulo)
de una manera voluntaria (de acuerdo al condicionamiento operante), y,
por lo tanto, la probabilidad de que se mantenga dicha conducta depende
de los resultados/consecuencias de esa conducta. Thorndike, por su parte,
elabora la ley del efecto, en la que expone cómo la relación entre estímulo-
respuesta “se imprime cuando un placer resulta del acto y se erradica
cuando no es así”.

Teoría del aprendizaje social, o por modelos

El máximo representante de esta propuesta es Albert Bandura. Éste, junto


con otros psicólogos, sostiene que el aprendizaje humano se encuentra
dirigido hacia la adquisición de una conducta social y moral. Define el
aprendizaje social como “la conducta aprendida en situaciones
interpersonales y ligada a las necesidades que requieren para su
satisfacción la mediación de otras personas”2. Potencia el denominado
aprendizaje observacional, es decir, el que se adquiere a través de la
observación de otra persona. Funciona como “modelo”. La sola exposición
al modelo sirve para que se dé el aprendizaje.

Aprendizaje por Insight. Este modelo se basa en una perspectiva del


aprendizaje como proceso cognoscitivo. El aprendizaje por insight se
define bajo un modelo de reestructuración perceptual de los elementos que
componen un problema. En este modelo la regla es la solución repentina.
Además, se repite la respuesta la siguiente vez que se enfrenta ante la
misma situación. Esta solución, el individuo puede repetirla en escenario y
situaciones similares en las que la respuesta pueda ser trasladada con
facilidad. Para este tipo de aprendizaje, el lenguaje se convierte en un
elemento esencial.

Como vemos, nos podemos basar en distintos modelos teóricos que


fundamentan el proceso de aprendizaje. Nos sirven todas y cada una de
las explicaciones para ver cómo adquirimos conocimientos, saberes o
formas de actuar. Hablamos de un tipo de aprendizaje destinado a resolver
problemas en un ámbito práctico.

Junto con ellos, proponemos acercarnos a un modelo de aprendizaje


basado en una transformación o adquisición de creencias y los valores de
la persona. Lo que denominamos un aprendizaje transformacional. Un tipo
de aprendizaje que cambia la forma de ver que tenemos el mundo. Un
cambio que supondría la adquisición de creencias y formas de entender el
mundo, valores que permitan nuevas formas de actuar para la persona que
lo desarrolla. Implica de manera lineal un cambio en los modelos
actitudinales. Actitudes que, como ya sabemos, guían nuestra acción.

Desde nuestra perspectiva, y especialmente ligado al desarrollo del talento


emprendedor, este modelo de aprendizaje permite adquirir unas
capacidades movilizadoras de cara a la apertura de nuevas acciones y
formas de crear, innovar y emprender. En definitiva, nuevas formas de
afrontar los problemas y las situaciones en las que estamos involucrados.

Este modelo de aprendizaje incide en un proceso de cambio de la forma y


la posición desde la que vemos los acontecimientos y las realidades en las
que operamos. Parte del hecho de que “vemos el mundo” de una
determinada forma, desde un sistema de creencias y valores, y éstos son
los que determinan la forma en la que respondemos ante esta realidad
dada.
Llegados a este punto es necesario abordar qué significan conceptos
como las creencias, actitudes o valores.

Las creencias se refieren al conocimiento que tenemos del mundo,


aunque éste se caracteriza por ser impreciso, parcial e incompleto. Vincula
un objeto determinado con un atributo concreto.

Para convertir una creencia en una actitud es necesario incorporar el


concepto de valor.

El valor/es lo identificamos como el sentido, el contenido que un individuo


otorga a aquello que es deseable, bueno, valioso, meritorio…El valor es
un factor estable en el tiempo. Es una creencia muy consolidada y sólida.
Es muy selectivo.

Una distinción operativa que podemos utilizar con el objeto de diferenciar


entre las creencias y los valores puede ser la siguiente: las creencias
poseen una cualidad de ser, es decir que algo es así. Mientras que el valor
posee una cualidad de lo que debería ser.

Tanto creencias, valores y actitudes son constructos hipotéticos, sólo se


les puede inferir desde las conductas, desde las acciones emitidas.
Recordemos que el lenguaje es una conducta.

Las actitudes, de manera simple, podemos conceptuarlas como


predisposiciones a actuar de una determinada manera. En una situación
dada, la conducta vendrá determinada por cómo pensamos que los otros
evaluarán nuestras acciones, de las consecuencias inmediatas de nuestra
conducta, así como de los hábitos adquiridos de comportamiento de
respuesta para estas situaciones.

El aprendizaje transformacional se centra en el trabajo sobre las creencias,


los valores y las actitudes que poseemos y que guían nuestra acción de
acuerdo con los objetivos que perseguimos. Permite centrar un proceso
en el que se aprende a desarrollar y potenciar aquellas creencias y valores
que facilitan y potencian el despliegue de acción focalizada hacia los
objetivos y metas, y, además, favorece la mitigación de los efectos y
servidumbres de las creencias que no favorecen o imposibilitan la
consecución de dichas metas.
Rompiendo el área de confort

Como venimos comentando, el aprendizaje supone finalmente acción.


Hacer cosas. Por lo tanto, el proceso para el desarrollo del talento
emprendedor implica que debemos gestar un plan de acción que suponga
un aprendizaje permanente que nos permita adquirir unas habilidades que
finalmente se traducirán en unos patrones de acción, unos hábitos.

La acción supone rebasar y superar aquello que sabemos, el conjunto de


destrezas que ya sabemos hacer y que, con mucha probabilidad, las
ejecutamos con un alto nivel de competencia y efectividad. El talento se
desarrolla rompiendo los límites de aquello que ya hacemos bien.

Esta ruptura de la zona en la que nos sentimos “a gusto”, en la que


evaluamos que mostramos un desempeño óptimo, es el escenario en
donde se produce el proceso de expansión de nuestras capacidades,
habilidades y competencias. A esta zona es la que denominamos zona de
confort.

Debemos ser conscientes de la existencia de esta zona de confort, así


como de que un proceso de desarrollo personal o profesional implica
ruptura, rebasar las líneas en las que se encuentra intrincada esta zona
personal.

Para emprender, inevitablemente hay que romper la barrera del confort, ya


que implica enfrentarnos ante situaciones y escenarios en los que
deberemos desplegar nuevas formas de acción y operar en nuestro
entorno, de cara a alcanzar los objetivos que perseguimos.
Cuando desarrollamos el talento, cuando aprendemos, lo que estamos
realizando, en definitiva, es la ampliación de nuestro margen de acción. Es
un proceso que implica un crecimiento de la zona de confort. Somos más
capaces. Pero la zona de expansión siempre se mantiene. No se
encuentra fijada o establecida a priori. Hablamos, por lo tanto, de un
mecanismo que opera de manera permanente. Identificamos una acción
de mejora continua.

La zona de pánico supone una situación, una esfera de aprendizaje en la


que probablemente podrá existir cumplimiento de acciones, pero no
existirá el compromiso para mantener y consolidar el aprendizaje, así
como el proyecto de futuro que perseguimos. Pongamos un ejemplo
vinculado con el emprendimiento.

Si a una persona le planteamos poner en marcha un negocio, indicándole


que no tiene otra posibilidad profesional, que es la única solución para salir
adelante, la acción que acomete estará viciada por el temor, por el miedo.
En esta situación, los aprendizajes se podrán llegar a producir, pero no
estamos diseñando una acción que pueda consolidarse, una acción
basada en el compromiso de la persona respecto a su propio programa o
proyecto. Hablamos, por tanto, que no solidificará el aprendizaje, con el
muy posible abandono en el caso de que se produzcan los inevitables
contratiempos y obstáculos a lo largo de la trayectoria del proyecto.
Tengamos presente así mismo, que el desarrollo del proceso de expansión
del talento viene delimitado por dos escenarios de actuación:

1. Realizar mejor y de manera más eficaz y productiva aquellas


capacidades, habilidades y competencias que ya tenemos integradas en
nuestro repertorio de acciones.

2. Adquirir nuevas capacidades de acción. Nuevos marcos y esquemas


personales que permitan desplegar nuestras estrategias de cara al logro
de las metas y objetivos planificados.

Pero para poder actuar en el ámbito de la zona de expansión del talento,


es necesario aceptar que hay cuestiones que no sabemos, que nos falta
por adquirir determinados conocimientos. Trabajar desde la humildad de
la persona, desde el reconocimiento de un no saber, es el punto de partida
óptimo para un buen desarrollo del talento. Desde la declaración del “NO
SÉ” pueden actuar los profesionales facilitadores para el desarrollo del
talento. Del talento emprendedor.

Cuando nos encontramos ante personas que dicen que lo saben todo, nos
encontramos con una restricción a la posibilidad de ayudarles, ya que no
van a crear y generar espacios para un adecuado aprendizaje, para
acceder a esta posibilidad. Necesitamos, por lo tanto, escuchar de los
emprendedores declaraciones como:

• No sé hacer…

• Me cuesta realizar…

• Me faltaría para…

• No soy capaz de…

Estas declaraciones permiten el desarrollo. Favorecen el proceso de


expansión del talento emprendedor. Desde aquí se construye un formato
de acción dirigido a la adquisición de nuevas capacidades y competencias
focalizadas en el proceso de emprendimiento.

En este sentido, cabe tener en consideración el momento o situación en el


que una persona se encuentra en relación a un aprendizaje determinado:

Incompetencia inconsciente
Es decir, nos encontramos en el momento en el que la persona se define
bajo la fórmula de “no sé qué no sé”. No tiene conciencia de los
conocimientos, habilidades, etc., que le son necesarios para poder llevar
a cabo con plena excelencia los procesos que acomete, o bien las
acciones de cara a los procesos de gestión de las dificultades que se le
plantean en la puesta en marcha de un proyecto. En este sentido cabe
destacar, cómo muchos emprendedores comienzan su proyecto con una
osadía y con una falta de identificación del riesgo, marcada por un
desconocimiento del proceso y del escenario que enfrentan.
Declaraciones como “no me hace falta aprender nada”, o, ”esto lo llevo en
la sangre”, identifican acciones que permiten ubicar el momento en el que
se encuentra el emprendedor.

Incompetencia consciente

Nos encontramos en el punto óptimo para el comienzo de un proceso de


desarrollo del talento emprendedor. La persona es consciente de que tiene
lagunas y áreas de mejora. Desde esta posición podemos crear un
proceso de trabajo para el desarrollo de las capacidades necesarias. Esta
situación se resume en la declaración “sé, que no sé”. Esta situación nos
permite aclarar los aspectos a tratar. Evidentemente, podrán existir otros
factores y temas que en este momento la persona no sea consciente de la
necesidad de tratar o abordar. También en este aspecto le podremos
acompañar.

Competencia consciente

La persona está aprendiendo. Se encuentra en el proceso de desarrollo.


La declaración que identifica este estadio es la de “sé que sé”. Está
adquiriendo hábitos, está practicando, está poniendo en marcha las
acciones que quería desarrollar.

Competencia inconsciente

No sabemos que sabemos. Es el último nivel de un proceso para el


desarrollo del talento. Integramos una forma de actuar, una forma de
responder ante situaciones de una manera automatizada, integrándola en
un repertorio de respuestas que fluyen desde el modo de operar
inconsciente de la persona. No existe la pregunta “¿qué es lo que tengo
que hacer ahora?”, “¿cómo he de responder?”. La persona se encuentra,
por tanto, en un momento en el que ha consolidado su zona de confort. Ha
cumplido su capacidad de acción y por ello puede llegar a identificar otras
áreas de mejora.

Desarrollar el talento no es proporcionar información

Como acabamos de ver, las fases para un desarrollo de capacidades y


talento pasa por la apertura de un diálogo tendente a la identificación de
áreas de actuación (mejora) y a la puesta en marca de acciones dirigidas
a la adquisición de determinadas competencias y capacidades.

No vinculamos la adquisición y desarrollo del talento a proporcionar


información, a dar datos, a realizar una serie de aportaciones dirigidas a
que la persona obtenga determinada información.

En el capítulo anterior describíamos qué era la inteligencia. Una de las


acepciones propuestas por José Antonio Marina era la idea de “Inteligencia
ejecutiva”. Sintéticamente, se trata de la inteligencia que se pone a
disposición del individuo para la solución de los problemas en los que
navega y se desenvuelve.

La información no es el nivel del conocimiento. El conocimiento es el


conjunto de saberes y habilidades que utilizamos para resolver algo, para
lograr adaptarnos a las circunstancias que nos rodean. Por lo tanto, la
información debe responder muy nítidamente a la persona para responder
a la pregunta ¿para qué me sirve?, ¿qué problema me resuelve?

Por lo tanto, si utilizamos una determinada información, debemos dotarnos


de las respuestas a los distintos para qué. Debemos encontrar una
finalidad de su uso. Uso que, en definitiva, debe estar ligado a la respuesta
a nuestras necesidades de desarrollo de nuestro talento.

Por lo tanto, diferenciamos los distintos conceptos que se encuentran


ligados al conocimiento. No es lo mismo datos, que información, que
conocimiento.

• Dato. Los datos representan la materia prima con la que se representa


un hecho. Un dato como tal, no tiene significado para un ser humano. Un
ejemplo de ello puede ser 37 grados centígrados, o bien la palabra “crisis”
(entendida aisladamente, sin relación con otros conceptos o realidades).

• Información. Supone algo con significado. El ser humano puede


interpretarlo. La actividad de interpretar es subjetiva y, por lo tanto, la
información es subjetiva. Desde este nivel extrapolamos cómo cada
persona crea su propio mundo.

• Conocimiento. Permite utilizar la información con el objetivo de adoptar


las decisiones necesarias para producir resultados que generan un
aprendizaje que permita continuar con la adquisición de mayor
conocimiento. Se trata de una definición que se encuentra ligada al
desarrollo del talento como algo acumulativo, y abre el camino para
continuar con el proceso de desarrollo del talento.

En definitiva, el conocimiento fomenta la adquisición de nuevos


conocimientos.
Desarrollando el talento

El talento crece con la práctica. Con la práctica intensa de los


conocimientos que hemos adquirido, con la práctica de las habilidades que
sabemos que debemos desplegar, etc. Necesitamos una práctica intensa
de la misma.

Por lo tanto, previamente al desarrollo de la práctica, debemos identificar


¿qué queremos hacer? y ¿para qué queremos desarrollarlo?

¿Qué queremos hacer? implica determinar los objetivos y las metas que
nos marcamos, sabiendo qué finalidad se encuentra detrás del logro de la
meta definida.

En el caso del proceso para el desarrollo del talento emprendedor,


podemos marcarnos distintas metas. Veamos algunos ejemplos:

• Mejorar la capacidad y habilidades comerciales

• Diseñar el plan de empresa

• Realizar un proceso de selección de personal


• Saber negociar líneas de financiación con los bancos

Reglas generales que nos permiten abordar el proceso de desarrollo del


talento emprendedor

Agrupar

Nos guiamos bajo la formulación de una sencilla pregunta: ¿Cómo se hace


eso?, ¿cómo logramos vender o negociar? Esta pregunta nos permite
tener una imagen o visión del proceso, de la situación en su totalidad.
Alcanzamos a tener una película, una fotografía de la acción, del objetivo
perseguido.

Esta imagen puede ser compleja en su definición, en su descripción. Este


factor es un punto clave, esencial y crítico de cara a activarnos y
motivarnos para la puesta en marcha, para el proceso de desarrollo del
aprendizaje. Cuando nos plantamos ante la pretensión de alcanzar un
objetivo y éste es complejo, surge la duda y el potencial temor de no lograr
la meta que nos proponemos.

¿Qué hacer? En este momento debemos diseccionar. Deconstruir el


objetivo (proceso de aprendizaje) en unidades más pequeñas. Más
aprehensibles. En definitiva, más controlables y por lo tanto, susceptibles
de ser adquiridas con mayor facilidad. Así, el proceso sigue este esquema:
Ver el objetivo El proceso o conocimiento como un todo. En su
globalidad.

Dividir Segmentar La idea es la de fraccionar el objetivo que deseamos


integrar en nuestro ámbito competencial en pequeños componentes. Cada
uno de estos componentes debe permitirnos tener nuestro objetivo
compartimentado en pequeños apartados, cada uno de os cuales
podremos malearlos de cara a desarrollar finalmente nuestra habilidad.

Jugar con el tiempo

Una vez que identifiquemos cada uno de los “vectores” que integran un
proceso, una meta de adquisición de habilidades, debemos ponernos a
experimentar, a hacer, a practicar. Es en este moment o cuando utilizamos
el tiempo como elemento favorecedor de la adquisición de la habilidad.
Aceleraremos o frenaremos la velocidad de la realización de la acción de
cara a su asimilación en el espectro de conocimientos o habilidades de la
persona.

Pongamos un ejemplo práctico que nos permita “ver” el proceso propuesto.


Pensemos en una habilidad del emprendedor como es la realización de
una “presentación de un producto ante un potencial cliente”.

Lo primero es alcanzar una imagen integral e integradora de lo que supone


realizar la presentación de un producto. Vamos a describirla.
La presentación de un producto implica tener concertada una cita con el
potencial cliente, con una duración mínima que nos permita comunicar
todo aquello que sea necesario sobre las potencialidades de nuestro
producto. Cerrar agendas. Hay que saber realizar esta conversación vía
telefónica o por otro medio. Saber utilizar estos medios y utilizar nuestras
habilidades de comunicación de forma adecuada.

Debemos dotarnos de los recursos y materiales impresos o no impresos,


documentos, etc. que nos permitan apoyar la comunicación sobre el
producto que vayamos a realizar. Hay que crear estos documentos y
materiales. Presentaciones en powerpoint, etc. Hay que saber
confeccionarlos o saber a quién pedírselos para que nos lo desarrolle.
Sobre estos materiales llevaremos a cabo nuestra comunicación y traslado
de mensaje. O bien, aprender a utilizar la tecnología que podemos llegar
a utilizar como soporte de la presentación.

Hay que preparar nuestro discurso. Hay que saber escuchar las
necesidades, comentarios o aportaciones que nos vaya a plantear nuestro
potencial cliente. Por lo tanto, tenemos que saber dialogar. Debemos
establecer un marco de comunicación que permita cerrar acuerdos.
Tenemos que saber generar confianza a través de la comunicación.

Si tenemos miedo a hablar en público, debemos generar estrategias de


superación del miedo. Debemos aprender a superar este miedo para que
no suponga la imposibilidad de comercializar nuestros productos.

Con esta descripción, imagen del proceso ligado a la presentación de un


producto, podemos llegar a identificar los elementos que la componen:

1. Saber concertar encuentros con clientes.

2. Elaborar y saber utilizar los materiales de apoyo para la presentación


de productos.

3. Saber construir y exponer un discurso pertinente de cara a la


presentación de un producto y alcanzar una venta.

4. Aprender a superar el miedo a hablar en público

Ya tenemos las “secciones” que implican el desarrollo de la capacidad, de


la competencia para la presentación de un producto. Comenzamos el
trabajo pues, la experiencia, la práctica. De manera secuencial
proponemos empezar a practicar con el saber concertar encuentros. Para
poder adquirir esta habilidad, de nuevo, podemos volver a tener nuestra
imagen completa del proceso y posteriormente diseccionar en los factores
que definen el proceso para su logro.

Este modelo permite hacer comprensible y asimilable el itinerario de


aprendizaje. Identificaremos elementos en los que tendremos experiencia
previa, o bien competencias o habilidades ya adquiridas, bien del entorno
profesional, bien de otras esferas de nuestra experiencia personal.

La regla que hemos denominado “Agrupar”, se desarrolla a través de


técnicas que nos permitan lograr la adquisición de habilidades y
capacidades. Algunas de estas técnicas son las siguientes:

1. Absórbelo todo. Estate atento, mira, escucha y lee todo aquello que
se encuentra relacionado con las habilidades de emprendimiento, de
la esfera de las empresas, o del tipo de emprendedor/empresario
que se encuentra a tu alrededor.

Se basa en la tipología del aprendizaje por modelado. La imitación es un


poderoso elemento capacitador.

Busca posibilidades para poder acceder a una experiencia práctica.


Solicita la posibilidad para poder aprender. Habla con empresarios, o con
otros emprendedores. Habita espacios en los que se compartan
experiencias y formas de hacer como nuevos emprendedores. Los viveros
de empresas, los espacios compartidos por emprendedores o
empresarios, son un excelente ecosistema para adquirir este tipo de
habilidades, conocimientos, capacidades o modelos de desarrollo.

Recuerda que el objetivo que persigues es el de tener una imagen, una


película personal en la que “veas” cómo se lleva a cabo de manera correcta
una determinada acción o gestión.

2. Divide cada uno de los aspectos y capacidades que desees adquirir.


Cuanto más secciones, más aumentará tu capacidad para asimilar y
experimentar la acción concreta. Tendrás la opción de practicar de manera
más correcta cada uno de los eslabones en los que se compone una
capacidad o habilidad. Cuando desempeñes cada acción de manera
favorable, une y comienza a actuar de manera integradora cada uno de
los aspectos que has experimentado.
3. Reducir la velocidad. Es una idea simple. Realicemos cada una de las
acciones de manera lenta. Vamos a ralentizar cada uno de los segmentos
en los que se encuentren definidos la secuenciación de acciones. Con la
lentitud ponemos mayor atención a lo que realizamos. Nos paramos a
conocer, definir y ponderar los elementos de los que se encuentran
constituidas nuestras acciones. En definitiva, es una apelación a la
consciencia, a darnos cuenta de lo que está sucediendo, y de cómo
ejecutamos las acciones que llevamos a cabo.

Repetir

Acción, acción y más acción. Debemos pasar al terreno de juego,


exponernos al desarrollo de la práctica. Es aquí donde podemos lograr una
integración de las capacidades en nuestro repertorio de conducta y, por lo
tanto, en nuestro desarrollo competencial y del talento.

Aprender a sentirlo

Cuando nos pongamos a realizar el proceso de la tarea debemos prestar


atención a nuestros marcadores emocionales. ¿Cómo nos estamos
sintiendo?, ¿qué sensaciones son las que nos están guiando en la acción?
Sentir nos hace más conscientes de la tarea misma. De su grado de
evolución y de integración dentro de nuestro esquema de pautas de
respuesta y acción.

Tenemos que captar la evolución de nuestras sensaciones desde que


comenzamos a realizar una nueva conducta o una nueva acción, hasta
que la tenemos plenamente integrada dentro de nuestras capacidades.

Mientras escribo el libro, me doy cuenta cómo a medida que avanzo en la


redacción, logro integrar pensamiento y escritura de una manera más ágil.
Me doy cuenta de cómo el hecho de escribir se convierte en un hecho cada
vez más automático. Logro que las palabras “fluyan” a través del
ordenador. Esta idea de fluir, de dejarse llevar por la capacidad, por el
saber hacer, es la sensación que mejor caracteriza el despliegue de las
capacidades. Del talento.

Dan Coyle, en su obra Las claves del talento7, identifica las palabras de
las personas que se encontraban en un proceso de adquisición de
habilidades y competencias, en distintas disciplinas, en la posición de
aprender a sentirlo. Rescato algunas de ellas:

• Atención

• Conectarse

• Construirse

• Totalidad

• Error

Y me quedo con esta última, ya que es uno de los factores esenciales de


la práctica dirigida al crecimiento del talento. Hay que estar atentos a los
errores que cometemos. Debemos percibir (y es posible sin lugar a dudas)
cuáles son las conductas o las acciones que ejecutamos de manera
errónea o que no alcanzan los mínimos imprescindibles para evaluarlas
como correctas. Este es el nudo gordiano del despliegue de la práctica, es
decir, identificar qué tenemos que mejorar para producir a través de la
repetición nuevas formas de operar y responder.
Las fases del emprendimiento

Al momento de poner en marcha tus ideas, debes transitar por una serie
de “momentos” que te permitirán sentar sólidas bases para que tu idea se
convierta en un producto/servicio ganador. Cada momento es importante
porque te prepara para el siguiente escalón, y en la práctica, sólo la
planificación e inteligencia te podrá garantizar la superación de cada etapa
de tu idea de negocio.

Para poder analizar los componentes de un ecosistema emprendedor es


fundamental entender las fases de desarrollo en el momento de
emprender, como un proceso sistémico.

Las etapas de tu idea de negocio desde que es un emprendimiento hasta


llegar a ser una empresa, son siempre las mismas: Gestación y Nacimiento
de una idea, Descubrimiento, Puesta en Marcha, Desarrollo de la idea,
crecimiento de la idea, Consolidación/maduración como negocio o marca.
A continuación describiremos las etapas de tu idea de negocio.

Gestación y nacimiento de una idea


En esta primera fase, el emprendedor desarrolla competencias para
emprender, y estructura la idea de su proyecto. Esta fase no tiene una
relación directa con la edad o el nivel educativo y ni siquiera es igual entre
países. Los emprendedores no pueden darse cuenta de una manera clara
que está en esta fase, pues están en un proceso de aprendizaje inicial,
aquí están identificado una idea y están desarrollando una serie de
competencias que les permitirán llevar la idea a la práctica.

Los estudios nos indican que las mejores ideas suceden cuando estamos
relajados, cansados y distraídos. Vas a saber que nació una idea cuando
puedas escribirla. Los recursos asociados a esta etapa de tu idea de
negocio los provees tú mismo y son principalmente relacionados a tu
esfuerzo, tiempo, equipo, mentores y tecnología.

Descubrimiento

La palabra clave es pivotear (cuando la idea cambia o muta). Las ideas


pivotean constantemente durante la etapa de descubrimiento. Esto es
porque se someten a la prueba, ensayo, error, corrección. Se deben
validar y ser compradas por el cliente. Hay quienes piensan que las ideas
están en constante descubrimiento. En esta etapa de tu idea de negocio,
estás en el terreno de la investigación, planificación y viabilidad de
productos, servicios y conceptos; ya estás desarrollando el plan para tu
idea. Los recursos asociados a esta etapa siguen siendo principalmente
los tuyos, por lo que no conviene endeudarse, acceder a capital inicial u
otro medio de apoyo, ya que la idea aún está por validarse.

Puesta en marcha

A continuación, se desarrolla el modelo de negocios, se genera un


prototipo del producto o servicio y se prueba en el mercado. En esta fase
se desarrollan capacidades para el desarrollo de un prototipo y de un
modelo de negocio. En la mayoría de casos los emprendedores generan
modelos de negocio accidentalmente, mientras que generan un prototipo,
de una manera más intencional, pues sus habilidades técnicas ya fueron
desarrolladas y el conocimiento necesario ya aprendido.
Desarrollo de la idea

Ya te lanzaste al mercado después de haber culminado los estudios e


investigaciones del plan para tu idea. Estás en el terreno de la ejecución y
en este punto se diferencian los que dicen versus los que hacen. Las
palabras clave son cumplimiento y objetivos. Tendrás tropiezos y
vicisitudes, pero la realidad te enseñará que el plan para tu idea fue
excelente herramienta para considerar escenarios, prever dificultades y en
general, para ahorrar esfuerzos y costos, ya que lo que no fue viable en el
papel del plan para tu idea, tampoco lo será en la realidad de tu operación.
En esta etapa se habla de capital inicial, ya que es el requerido para
despegar tu emprendimiento. Sigue habiendo un fuerte componente de
recursos propios, entre los cuales tu esfuerzo y dedicación será la clave.
Los recursos originarios serán para poner la rueda a funcionar apostando
al crecimiento de tu idea.
Crecimiento de la idea

Ya superaste la prueba de mercado y los clientes demandan los servicios


o productos derivados de la ejecución del plan para tu idea. Tus ingresos
superan tus costos y te permiten generar ganancias para reinvertir en la
mejora constante de tu oferta. Si bien no existe una media, podemos
afirmar que estás en crecimiento al superar tus 2 o 3 primeros años. Estás
en el terreno de la ejecución y al superar los 3,5 años, dejaste de ser
emprendedor para convertirte en empresario. Cuando tus ingresos son
capaces de multiplicar la inversión asociada, debes considerar las
opciones de financiamiento que ofrece tu mercado. Ya sea bancario o
capital de riesgo, es muy importante que seas capaz de honrar tus
compromisos y devolver los recursos estratégicos que tomaste prestados
para crecer.

Consolidación/maduración como negocio o marca

Tu empresa ya tiene un puesto en el mercado y la demanda constante y


pacífica garantiza el buen desempeño de tu negocio. El plan para tu idea
te sirvió de guía para el arranque pero ahora es un mapa estratégico de
objetivos que debes revisar con la frecuencia que sea necesaria, de modo
de mantener el rumbo que deseas. Lo más probable es que el plan para
tu idea ha evolucionado en un plan de negocio enfocado en optimizar y
maximizar tus procesos operativos, de manera que con menor esfuerzo
obtengas mayores ganancias y consolides tu negocio. En esta etapa de
tu idea de negocio, los recursos que requieres están aparejados a
estrategias de expansión, internacionalización o diversificación entre otras,
y puedes entrar en la mira de fusiones o adquisiciones. En crecimiento y
consolidación/maduración, los recursos que requieras provienen de tu
operación.

Como puedes apreciar, para cada etapa de tu idea de negocio, el plan que
hayas preparado te ayudará a medir tu éxito y alcanzar tus
objetivos. También recuerda que el dinero es sólo un recurso y no
necesariamente lo requieres en las primeras etapas. No lo uses de excusa
para no arrancar.

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